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Las plantas medicinales

La situación económica actual, el deterioro del poder adquisitivo de las clases más
desposeídas, la crisis de los servicios de atención a la salud y una medicina cada día
más costosa, han hecho que se incremente el uso de las plantas como una
alternativa válida para enfrentar el proceso salud-enfermedad, práctica que se ve
reforzada por el hecho de ser medicamentos de eficacia comprobada.

En relación con el uso de las plantas existe un gran desconocimiento sobre como
emplearlas, sus principios tóxicos y su dosificación para lograr efectos terapéuticos.

Su uso además, deja al descubierto un proceso mágico, folklórico y científico, que


solamente alguien conocedor de esta tríada, puede relacionar para poder llegar a un
buen diagnóstico en caso de ingestión accidental, o de suministro inadecuado de
brebajes elaborados con plantas para alguna afección en el niño y/o en el adulto.

Para poder entender los beneficios y riesgos del uso de las plantas como
medicamentos, es necesario aprender a reconocerlas, aislar sus principios tóxicos,
comprender sus mecanismos de acción e intentar contrarrestrarlos, lo cual es una
tarea delicada que apenas está comenzando.

La variedad de estos agentes, su ubicación en la planta (hoja, semilla, tallo, etc.),


su biodisponibilidad estacional y las características intrínsecas del huésped humano,
dificultan a la persona desinformada correlacionar la variada sintomatología con el
contacto o la ingestión de plantas.

Por tales razones pretendo, apoyada en la experiencia adquirida en el Centro de


Información y Asesoramiento Toxicológico que funciona en el Hospital "José María
Benitez" de la Victoria - Estado Aragua, comunicarles los principios esenciales para
el reconocimiento y manejo de dichas intoxicaciones.

A continuación se describen las plantas más comunes:

Limón: Citrus aurantiifolia. Swingle (Rutaceae), contiene una furocumarina llamada


isopimpinelina, la cual tiene un efecto fotodinámico, que sólo se activa en presencia
de la luz solar; por eso cuando manipulamos alguna bebida o comida que tenga
limón o rodajas de limón y nos exponemos al sol, se nos mancha la piel. A este tipo
de mancha no se le debe aplicar ninguna crema, o ningún tratamiento, sólo hay que
cuidar de no exponerse al sol, porque se activa u oscurece la mancha; generalmente
suele desaparecer completamente a los tres meses.

Piñón: Jatropa curcas L (Euphorbiáceas), planta muy utilizada por la cultura


popular, se le confieren propiedades mágicas. Su látex blanquecino contiene una
toxoalbúmina llamada curcina, de sabor agradable; la semilla contiene la mayor
cantidad de toxoalbúmina. Cuando los niños ingieren estas semillas presentan las
siguientes manifestaciones clínicas: vómito y diarrea que se acompañan de dolores
abdominales, luego hipotensión arterial, sensación de malestar, debilidad y
trastornos respiratorios. En casos graves el paciente puede llegar al colapso, coma
y muerte. El tratamiento que se debe seguir en este caso es realizar el lavado
gástrico, administrar pequeñas cantidades de vino mezclado con partes iguales de
agua para precipitar la toxoalbúmina, fluidoterapia, permitir que el paciente vomite,
ya que muchas veces la acción emetizante del piñón favorece la eliminación del
tóxico. Igualmente no tratar la diarrea, administrar antiespasmódicos y cuidados
generales. Si el paciente ha sido tratado adecuadamente, su recuperación debe
ocurrir dentro de las primeras veinticuatro horas.

Jabillo: Hura crepitans (Euphorbiáceas), planta que se encuentra ampliamente


difundida en todo el país; su principio activo se encuentra distribuido en toda la
planta: semilla, flor y látex, y está representado por dos toxoalbúminas: hurina y
crepitina. El látex de esta planta causa inflamaciones de consideración cuando se
pone en contacto con la piel y con los ojos. Las semillas de este árbol al ser ingeridas
ocasionan fuertes dolores estomacales acompañados de vómito, diarrea, debilidad,
disminución de la frecuencia respiratoria, hiporreflexia y convulsiones. De acuerdo
con la intensidad del cuadro clínico puede ocurrir la muerte, pero si se atiende a la
brevedad posible, el pronóstico es favorable.

El tratamiento que debe aplicarse en este caso es practicar el lavado gástrico con
30 g de carbón activado en un litro de agua; permitir que el paciente vomite o
provocar el vómito; administrar pequeñas cantidades de vino mezclado con partes
iguales de agua, para precipitar las toxoalbúminas y fluidoterapia. Tratar las
convulsiones si se presentan. El resto de acuerdo con los síntomas.

Ñongué: Datura stramonium (Solanáceas), los principios activos de esta planta


son: un alto porcentaje de alcaloides como la belladona, hiosciamina, escopolamina,
ácido clorogénico y atropina. Las partes de la planta que contienen la mayor cantidad
de alcaloides son los frutos y las hojas. Cuando los niños o cualquier persona ingieren
partes de éstas, presentan todas las características de una intoxicación atropínica:
sequedad de las mucosas, fotofobia, piel caliente y enrojecimiento generalizado,
gran excitación psicomotriz, pupilas midriáticas, desorientación, delirio,
convulsiones, alucinaciones visuales y auditivas, crisis de terror o estado de euforia.
Además puede presentar retención urinaria, parálisis intestinal, fiebre, distensión
abdominal y vesical; coma seguido de muerte.

El tratamiento a aplicarse en caso de intoxicación por esta planta, consiste en


practicar el lavado gástrico con carbón activado al 20%, ó solución yodo yodurada
(lugol débil) o tanino (té fuerte). Administrar purgante salino (leche de magnesia o
sal de epson). Usar Prostigmine, a la dosis de 0,04 - 0,06 mg/kg de peso,
intramuscular en una sola dosis. De persistir los síntomas se repite la dosis a las
cuatro horas. Reducir la temperatura corporal y la rubicundez por medios físicos
(compresas frías). Fluidoterapia. Forzar la diuresis con furosemida. Si hay distensión
abdominal, colocar una sonda vesical y medir la diuresis. Tratar las convulsiones con
barbitúricos de acción corta. Vigilar la posible retención urinaria.

Berbería o Flor de la Reina: Nerium oleander (Apocináceas), ésta es una planta


que contiene gran cantidad de glicósidos cardiotóxicos: oleandrina, neoridina,
oleandrosina, glicósidos cianogénicos entre otros, los que le confieren su alta
toxicidad. Los principios activos se encuentran distribuidos en toda la planta,
principalmente en las hojas, ya que cuatro hojas de esta planta son suficientes para
matar a un niño.

El uso de esta planta debe ser externo, para baños en caso de lechina o inhalada en
caso de sinusitis.

El cuadro clínico que se presenta en caso de intoxicación es: bradicardia, diuresis


elevada, vasodilatación (a dosis bajas), vasocontricción (a dosis altas), aborto,
parálisis, vómitos, diarreas sanguinolentas, arritmias cardíacas, paro cardíaco hasta
ocasionar la muerte. El tratamiento a aplicarse en este caso es administrar atropina,
emético y lavado gástrico; otras indicaciones según síntomas.

Caña Muda: Difenbachia amoena (Araceae), los principios activos se encuentran en


toda la planta, especialmente en las hojas; la savia es ligeramente lechosa e irrita
la piel. El mayor porcentaje del principio activo está representado por el oxalato de
calcio, el cual es sumamente irritante e hipersensibilizante, y por proceso de
biotransformación se convierte en ácido oxálico el cual se presenta en forma de
agujas cristalizadas y se acumulan a través de los canalículos renales produciendo
una obstrucción mecánica.

Si se mastican las hojas de esta planta, puede producir edema de las cuerdas vocales
con pérdida del habla de manera temporal y en ciertos casos la pérdida puede ser
total; edema de la boca, sensación de quemazón en la boca, sialorrea y disfagia. Si
el contacto se realiza a nivel de los ojos, se produce congestión, lagrimeo, fotofobia
y edema palpebral.

El tratamiento que se aplica en este caso es: administrar antiácidos, demulcentes


cada cuatro horas, agua albuminosa (1 litro de agua más cuatro claras de huevo),
o aceite de oliva. Administrar esteroides, fluidoterapia, y si el contacto es a nivel de
los ojos, se deben lavar bien con abundante agua y aplicar colirio con esteroides y
referencia obligada a un oftalmólogo. En caso de ingestión no se debe practicar
lavado gástrico ya que su alto nivel de causticidad produciría más daño.

Tártago o Higuereta: Ricinus communis (Euphorbiáceas), esta planta contiene la


ricina, que es un principio activo, y la ricinina, que es un compuesto nitrogenado con
características de alcaloide, la cual le confiere niveles de toxicidad; el mayor
porcentaje se encuentra presente en las semillas; tres semillas son suficientes para
producir la muerte de un niño de cuatro años. El cuadro clínico que suele aparecer
después de la ingestión de esta planta es: cólico intenso, epigastralgia, vómito,
diarrea que puede ser sanguinolenta; taquicardia, hipertensión y colapso
respiratorio.
El tratamiento que se aplica es lavado gástrico con agua bicarbonatada o carbón
activado (30 g disuelto en 1 litro de agua). Si los síntomas no ceden, administrar
cada dos horas, pequeñas cantidades de carbón activado (una cucharada de carbón
activado en 60 ml de agua). Permitir que el paciente vomite o provocarlo.
Administrar antiespasmódico sin suprimir la diarrea. Fluidoterapia. Alcalinizar la
orina administrando bicarbonato de sodio, el resto del tratamiento es sintomático.
En casos graves practicar la exanguinotransfusión o diálisis. Vigilancia del
funcionamiento hepático y funcionamiento renal. La muerte puede ocurrir hasta
doce días después de iniciado el cuadro de uremia.

Yuca Amarga: Manihot esculenta (Euphorbiáceas), el principio activo está


representado por glicócidos cianogénicos, los cuales por descomposición hidrolítica
actúan sobre las enzimas o ácidos, liberando el ácido cianhídrico y posteriormente
se transforma en cianuro, el cual es poderosamente tóxico.

El principio tóxico está presente en todas las partes de la planta con más
concentración en las hojas y raíces.

Los síntomas que aparecen son iguales a los de una intoxicación cianhídrica, y los
más predominantes son: náusea, vómito, cólicos abdominales, diarrea, estupor,
convulsiones tónicas, opistótono, contractura de los maseteros, midriasis, coma,
disnea, abundantes secreciones, asfixia, bradipnea, apnea, cianosis y muerte. De
acuerdo con la intensidad del cuadro y el tiempo de aplicación del tratamiento, hay
posibilidad de recuperación si se logra superar la gravedad de la intoxicación en las
primeras doce horas. El tratamiento a aplicar es la inhalación de nitrito de amilo.
Una ampolla es igual a 0,2 ml, la cual debe aplicarse cada cinco minutos. Administrar
respiración artificial con oxígeno al 100%. Practicar el lavado gástrico seguido de un
laxante después de aplicado el antídoto.

Antídoto: nitrito de sodio, 10 ml de solución de nitrito de sodio al 2% endovenoso,


a una velocidad de 2,5 - 5 ml por minuto; debe suspenderse la administración
cuando la presión sanguínea sistólica llegue a 80 mm de mercurio. Tiosulfato de
sodio, preferiblemente o hiposulfito de sodio, 5 - 20 ml de solución de tiosulfato de
sodio al 25 % por vía intravenosa a una velocidad de 2,5 - 5 ml por minuto.

Se debe estar preparado para repetir el nitrito de sodio o tiosulfato de sodio, si


aparecen nuevamente los síntomas.

No hay posibilidad de distinguir la variedad tóxica de la no tóxica, por ello la yuca


no debe consumirse cruda sino muy bien cocida, ya que su principio tóxico es
termolábil y volátil. Los alimentos preparados con la yuca son atóxicos, debido a su
gran labilidad.

Fortuna o Curía: Alocasia índica var. metállica Schott, el principio activo de esta
planta es el oxalato de calcio, el cual por procesos de biotransformación se convierte
en ácido oxálico. Se encuentra distribuído en toda la planta especialmente a nivel
de las hojas y tallos.

El tratamiento que se aplica es igual al de la Caña Muda (Difenbachia amoena).


Ocumo Bravo: Alocasia macrarrhiza (L). Schott, llamado también falso ocumo; el
principio activo de esta planta es el oxalato de calcio, se encuentra distribuído en
toda la planta principalmente a nivel de las hojas y el tallo y el tratamiento a
aplicarse es igual al de la Difenbachia amoena o Caña Muda.

Peonía: Abrus precatorius (Leguminosae), el principio activo de esta planta es una


toxoalbúmina llamada abrina, que se encuentra en la semilla y se hace pejudicial
cuando es perforada y se ingiere. El jugo gástrico penetra la semilla extrayendo la
toxoalbúmina y como consecuencia se produce la intoxicación que en la mayoría de
los casos puede producir la muerte.

Estas semillas tienen un valor dentro de la cultura popular donde le confieren


propiedades mágicas para alejar las malas influencias.

La sintomatología que aparece después de la ingestión de estas semillas es: náusea,


vómito, cólico, diarrea sanguinolenta, sed, deshidratación, debilidad, transpiración
fría, pulso débil y acelerado, temblores de las manos, convulsión, parálisis de los
centros respiratorio y vasomotor.

Tiene un porcentaje de mortalidad del 5% y el tratamiento a aplicar en caso de


ingestión de estas semillas es el lavado gástrico, administrar carbón activado,
catártico salino y tratamiento sintomático y de sostén.

Manzanillo de Playa: Hippomane mancinella (Euphorbiáceas), esta planta


contiene los principios activos: brevifolín, alfa carotenos, uroshiol. Se encuentran
distribuidos en todas las partes del árbol, el cual segrega un látex blanco, venenoso
y cáustico. El fruto es altamente venenoso, este árbol expele un polen sobre todo
en las horas de mayor temperatura y es sumamente cáustico, por lo tanto colocarse
bajo la sombra de este árbol durante largo tiempo puede producir eczemas en la
piel que pueden llegar a convertirse en quemaduras de primer y segundo grado. El
humo de la leña de este venenoso árbol puede originar inflamaciones a nivel de las
mucosas.

La sintomatología que aparece después de estar en contacto con esta planta es la


dermatitis, al producirse inflamación y vesículas con formación de grietas en la piel,
exudaciones y formación de costras iguales a las que aparecen en caso de
quemaduras.

El tratamiento que debe aplicarse en este caso es similar al que se utiliza para tratar
las quemaduras, lavar el exceso de veneno con jabón azul y tratamiento tópico con
cremas. No debe usarse alcohol sobre la piel, ya que esparce el tóxico.

Parchita de Montaña: Passiflora adenopoda (Passifloraceae), llamada también


pasionaria o flores de la pasión, porque sus pistilos y el color morado que tienen sus
flores, presentan alguna semejanza con los instrumentos de carácter litúrgico que
se utilizan en la Semana Santa, cuando se conmemora la pasión y muerte de Nuestro
Señor Jesucristo. Los mercaderes de oficio han utilizado ésto de manera inadecuada,
para conferirle propiedades afrodisíacas a esta planta y relacionarla con la pasión
erótica que no tiene nada que ver con la pasión de Cristo.
Todas las especies de Passiflora contienen glicósidos cianogénicos; la mayor o menor
cantidad de glicósidos, el tiempo de floración, y el estado maduro de la planta,
condiciona el porcentaje del principio activo presente en ella. La mayor cantidad del
principio activo se encuentra en la corteza o fruto verde.

Los glicósidos cianogénicos presentes en esta planta al hidrolizarse liberan cianuro,


y en muchos casos de ingestión de esta fruta, se ha reportado fallecimiento de niños.

En cuanto a la sintomatología y tratamiento es igual al de la Yuca Amarga.

Parapara: Sapindus saponaria (Sapindáceas), esta planta tiene un fruto redondo,


pequeño, cuya semilla está envuelta con una gran cantidad de sustancias
gelatinosas compuestas por mucílagos y saponinas, razón por la cual antiguamente
se utilizaba para lavar la ropa, por sus propiedades jabonosas.

La semilla es muy dura y los niños la utilizan para jugar metras; cuando la ingieren
se han reportado casos de fallecimiento de niños por asfixia mecánica y en caso de
ingestión de la sustancia gelatinosa que recubre la semilla, se trata igual como si el
niño hubiese ingerido cualquier detergente. Se administra antiácido, emolientes y/o
cualquier protector gástrico. Los emolientes pueden ser leche, agua con miel, agua
albuminosa la cual se prepara con cuatro claras de huevos batidas en un litro de
agua y se añade sabor tipo frambuesa, fresa o vainilla para enmascarar el sabor
desagradable y de esa manera favorecer que los niños se la puedan tomar.

Algodón de Seda: Calotropis procera (Asclepiadaceae), esta planta tiene un fruto


globoso, el cual contiene en su interior unos filamentos nacarados, sedosos, que
según la medicina popular se fríen en aceite de oliva, se impregna un algodón y se
aplica para tratar las hemorroides.

Los principios activos presentes en esta planta son: tripsina, calotoxina, calotropina
y glicósidos cardiotóxicos que pueden llegar a ocasionar la muerte cuando se ingiere
cualquier parte de esta planta.

La sintomatología y el tratamiento a aplicar es el correspondiente a la patología


cardiológica.

Cayena: Hibiscus syriacus L (Malvaceae), esta planta se utiliza como infusión


sedante; se hierve el agua y cuando esté en pleno hervor, se apaga, se le añade
dos o tres flores de cayena, se tapa, se deja reposar y se le añade azúcar. Cuando
se prepara de esta manera no hay riesgo de que pueda producir alguna toxicidad,
pero cuando se cocinan las flores, los mucílagos y la saponinas presentes en ellas,
se liberan y pueden producir al ingerirlos, acidosis, irritación gástrica,
hiperexcitación, insomnio, todo lo opuesto a las propiedades sedativas que tiene
esta planta como infusión.

Los principios activos se encuentran principalmente en las flores, hojas y tallos.

A nivel de cultura popular se utiliza como champú y como baños tranquilizantes


antes de acostarse. La manera de prepararlo es poniendo a remojar en agua cierta
cantidad de hojas y flores, se deja en reposo durante quince minutos y luego se
utiliza siempre por vía externa; preparada de esta manera no se debe ingerir.

Coco de Mono: Lecythis Ollaria (Lecythidaceae), los efectos tóxicos que puede
producir esta planta, se deben a la presencia de un compuesto tóxico llamado
Selenium Cystathionina, que se forma cuando la planta crece en suelos seleníferos.
Este compuesto le confiere las propiedades depilatorias a las semillas.

La mayor cantidad del principio activo se encuentra en las semillas. El cuadro clínico
se caracteriza por: náusea, vómito, dolores musculares y convulsiones acompañado
de pérdida del cabello, vellos y de las uñas. Dependiendo del cuadro clínico puede
llegar a producirse la muerte si no se hace un diagnóstico adecuado a tiempo.

El tratamiento que se aplica en este caso es sintomático, dependiendo de la clínica


del paciente.

Merey del diablo: Blighia sápida (Sapindaceae), el fruto de esta planta contiene
hipoglicinas A y B, y al ingerirlo produce un síntoma conocido como la enfermedad
del vómito, que se presenta con una grave hipoglicemia, náusea, vómito,
hipotermia, convulsiones, hipotensión severa y muerte dentro de las 24 horas. El
porcentaje de mortalidad oscila entre 40 y 80%.

El fruto de esta planta forma parte del plato típico de Costa Rica, acompañado con
pescado salado, ya que cuando está completamente maduro desaparece su
toxicidad, pero se sugiere para evitar riesgos, no comerlo nunca.

El tratamiento que se debe aplicar en caso de ingestión de esta fruta es: lavado
gástrico, catártico salino (leche de magnesia o sal de epson), fluidoterapia,
administrar el Eucol� (oxoglurato de diarginina) endovenoso hasta 15 g por día, y
el resto sintomático dependiendo del cuadro clínico del paciente.

Hiedra o Higo Trepador: Ficus pumila L (Maraceae), los principios activos de esta
planta son las saponinas (sustancias con efectos irritantes que dan lugar a lesiones
celulares), y las semillas contenidas dentro del fruto contienen diversas clases de
ellas (principalmente la x-hederina).

El cuadro clínico que se manifiesta al ingerir los frutos de esta planta son: aparición
de manifestaciones irritantes del tracto gastrointestinal tales como: sialorrea,
náusea, vómito, diarrea, dolor abdominal y deshidratación severa. En algunas
personas el simple contacto con las hojas puede desencadenar erupciones cutáneas
eritematosas y el pronóstico depende del cuadro clínico.

El tratamiento que se aplica en este caso es la administración de demulcentes (agua


con miel, leche y/o agua albuminosa), antiespasmódicos, protectores gástricos,
antiácidos y el resto sintomático dependiendo del cuadro clínico del paciente.

Eucalipto: Eucaliptus globulus L (Mirtáceas), las partes utilizadas de esta planta son
la corteza del tallo, hojas y aceite extraído de las hojas. Sus principios activos son:
eucaliptol o cineol (80%), L pineno, canfeno, alcoholes etílico y amílico, ésteres de
los ácidos fórmico, acético, resina y taninos. Tienen propiedades antibacterianas,
antisépticas, antiespasmódicas, astringentes, bactericidas, balsámicas,
broncodilatadoras, diaforéticas, febrífugas y expectorantes. El mentol y el camphor
producen una sensación de refrescamiento sobre la mucosa nasal.

Esta planta es muy usada en la medicina popular para tratar el asma, fiebre, gripe,
rinitis y sinusitis.

Es conveniente informar que nunca se deben utilizar las tinturas y los extractos
puros, como también conocer cuándo se prepara una planta en cocimiento y cuándo
en una infusión. La esencia de eucalipto, a dosis demasiado altas, produce
dificultades respiratorias. Está contraindicado el uso de aceites esenciales en niños,
en particular en los asmáticos, porque se incrementan las secreciones que pueden
conducir a un broncoespasmo y como son capaces de atravesar la barrera
hematoencefálica, actúan a nivel del sistema nervioso central deprimiéndolo y
pudiendo producir convulsiones.

Flor Escondida: Phyllanthus niruri L (Euphorbiáceas), se utiliza la planta sin la raíz,


sus principios activos son flavonoides, quercitina 3 rutinósido, quercitina 3-
galactósido, ácido ursólico, B-sitosterol, alantoína, lignina, phillantina y se ha
reportado también la presencia de alcaloides tipo pirrolizidínicos. Se le atribuyen los
siguientes efectos: hipoglicemiante, antiséptico del tracto genito-urinario,
citostático, diurético, desintoxicante hepático y se recomienda su uso en caso de
diabetes, cáncer, ictericia, inapetencia y prostatitis.

Según el uso popular la llaman rompe-piedras porque destruye los cálculos renales.
La presencia de los alcaloides pirrolizidínicos en las hojas, tallos y flores en
concentraciones bajas, no llevan a contraindicar el uso tradicional de esta planta,
sin embargo, no se puede obviar que su uso continuado a altas dosis, puede producir
la posibilidad de veno-oclusión hepática y potencialmente es hepatocarcinógeno.

Fregosa: Capararia biflora L (Scrafulariaceas), se utilizan las hojas, las cuales


contienen meliacina, de estructura similar a la hirtina, además de flavonas y
derivados fenólicos. Las partes aéreas contienen harpagida y 8-0 benzoylharpagida
(o capriariosida) que son analgésicos. También contienen biflorina, considerada
como un antibiótico y fungicida tal como lo refiere Duke (1992).

Esta planta tiene efectos antiespasmódico, tónico digestivo, carminativo,


antidiarreico, hipotensor, vermífugo; se recomienda su uso en caso de diarrea,
flatulencia, hipertensión, parasitosis, malestar estomacal. La dosis letal de la
biflorina administrada por vía intraperitoneal en ratas es de 100 mg/kg, según la
referencia citada anteriormente. Cuando se administra a altas dosis la decocción de
las hojas actúa sobre el sistema nervioso central, provocando efectos
estupefacientes y depresivos según lo cita Morton (1981). Como vermífugo no se
debe utilizar muy concentrado porque puede producir parálisis.

Al respecto, se prepara usando 2 ó 3 cogollos, se cocinan y el agua sirve para curar


la diarrea y los resfriados. Otra manera de prepararlo es cocinando treinta gramos
de hojas y flores de fregosa en un litro de agua, dejando hervir por diez minutos.
Enfriar un poco y tomarlo tibio, tres tazas al día según indicaciones de Delens
(1992).

Gengibre: Zingiber officinalis (Zingiberáceas), la parte utilizada de esta planta son


los rizomas, sus principios activos son proteínas, carbohidratos, fósforo, calcio,
hierro y agua. La esencia extraída del rizoma contiene los terpenos: cineol,
felandreno, citral, borneol, los fenoles: gingerol, la gingerdiona y la
dihidrogingerdiona que han sido reportados como potentes agentes inhibidores de
la biosíntesis de las prostaglandinas in vitro, con una eficacia superior a la ofrecida
por la indometacina según referencia de Kiuchi y col (1982).

Esta planta tiene propiedades antitusivas que se deben a la presencia del 6-shogaol;
tiene también actividad antiinflamatoria comparable a la del ácido acetilsalicílico, al
inhibir la síntesis de prostaglandinas por interacción con la prostaglandina-sintetaza
según Robineau (1996) y Mascolo, N y col (1989); se ha demostrado
experimentalmente que el gengibre tiene una actividad antipirética comparable a la
del ácido acetilsalicílico administrado a la misma dosis, y también se le ha
comprobado actividad analgésica. El sabor acre y ardiente del gengibre se lo
atribuyen a la presencia de fenoles; tiene efectos antiespasmódicos, febrífugo,
antineurálgico, diaforético y carminativo.

Se recomienda su uso en caso de afonía, espasmos, fiebre, flatulencia, gripes,


herpes, impotencia e inapetencia. Está contraindicado para las mujeres en el primer
trimestre del embarazo porque es sumamente caliente y se cree que tiene
propiedades abortivas. Según Alonso (1998), la dosis letal para el 6-gingerol y el 6-
shogaol fue calculada en 250 mg/kg y 680 mg/kg respectivamente, considerando
que estas cifras son altamente superiores a la dosis de estos compuestos en los
preparados tradicionales de gengibre.

Para la preparación se utilizan los rizomas, se cortan en trozos y se cocinan en agua,


la cual sirve para la afonía. Según indicaciones de Delens, M y col (1992), cuando
se usa para gripe, resfriados y tos, se cocina durante diez minutos medio rizoma de
la planta (mas o menos 5-10g) machacado en 300 ml de agua, para reducir a una
taza, se le agrega jugo de limón y se endulza con miel de abeja. Se toma una taza
caliente antes de acostarse y otra por la mañana.

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