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Es por eso que la Fitoterapia tuvo que aggionarse a esta situación, para dar
validez científica a sus postulados. De ahí que inició un largo derrotero para
validar científicamente cada uso empírico que se le atribuía. Fue así que
comenzaron a hacerse rigurosos estudios en animales, ensayos clínicos,
estudios toxicológicos, cuantificación de principios activos y demás, que dieron
origen así a otro término: la Fitomedicina.
Para poder entender los beneficios y riesgos del uso de las plantas como
medicamentos, es necesario aprender a reconocerlas, aislar sus principios
tóxicos, comprender sus mecanismos de acción e intentar contrarrestrarlos, lo
cual es una tarea delicada que apenas está comenzando.
Así es. Los fitomedicamentos están avalados por las normativas de los
principales países del mundo. En Argentina están contemplados en el decreto
144/98 que regula a todos los medicamentos, y en las resoluciones de ANMAT
2671, 2672 y 2673. La Organización Mundial de la salud también los avala, así
como las principales farmacopeas de todo el mundo.
1. Pasionaria
¿Cómo prepararla?
En infusión, toma una taza de infusión elaborada con las mismas cantidades
de hojas de pasionaria y de frambueso, 3 veces al día para los períodos
dolorosos. Para el insomnio toma media o una cucharadita de flor de la
pasionaria seca en una taza de agua infundida durante 15 minutos, por las
noches. Para las menstruaciones dolorosas o las jaquecas tensionales, toma la
infusión de pasionaria 3 veces al día. Se pueden utilizar dosis reducidas para
calmar la hiperactividad en los niños.
En tintura toma 2-4 ml (40-80 gotas) en agua 3 veces al día para la tensión
nerviosa, la tensión arterial elevada asociada al estrés nervioso o para reducir
la intensidad de los ataques de hiperactividad en los niños.
En extracto de fluido toma hasta 2 ml (40 gotas) En agua dos veces al día
para reducir el dolor por herpes y jaquecas de tipo nervioso.
2. Valeriana
3. Manzanilla