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Introducción y clasificación de los

trastornos de conducta alimentaria


Mª Dolores Castillo Sánchez, Mª Teresa León Espinosa de los
Monteros, Carmen Mª Linares Labrador, Macario Castillo Sánchez,
Mercedes Cabrera García y José Antonio Naranjo Rodríguez

INTRODUCCIÓN.
Los trastornos de conducta alimentaria se caracterizan por una alteración del
comportamiento ingestivo de un individuo que presenta una serie de conflictos
psicosociales y estima que su resolución está inevitablemente condicionada por
el logro y/o persistencia de un estado de delgadez. Los trastornos de la alimenta-
ción no son una patología moderna, ni un problema nuevo ya que algunos fueron
conocidos y descritos en la antigüedad, lo novedoso en cambio, es la virulencia
con la que se están presentando en las últimas décadas en las sociedades indus-
trializadas y el cambio de actitudes que ésta ha tenido en sus conceptos de salud
y de ideal estético. El incremento en los últimos años ha conducido a que durante
la última década se haya producido una gran proliferación de investigaciones a
fin de poder determinar, por una parte, los principales factores implicados en la
adquisición y mantenimiento de estos trastornos de conducta alimentarios y, de
otra, desarrollar instrumentos de evaluación y procedimientos terapéuticos po-
tentes para poder tratar dichos trastornos y potenciar las vías para su prevención.
Los trastornos de conducta alimentarios (TCA) han existido siempre y hay
descripciones de ellos a lo largo de la historia. Ya en el Corpus hipocraticum,
conjunto de enseñanzas y tradiciones médicas atribuidas a Hipócrates de Cos
(460-377ac) se recoge “Los efectos de un régimen debilitante y prolongado que
son difíciles de reparar, y lo mismo sucede con los de una repleción extrema y
continuada”. Galeno en el 155, describe un cuadro de adelgazamiento morboso
y la kynos orexia o hambre canino como sinónimo de la bulimia. En la civiliza-
ción romana era habitual en banquetes y fiestas la ingesta masiva de alimentos,

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Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia

seguida de conducta purgante. Posteriormente en la edad media y hasta nuestros


tiempos, diversos autores (Morton, Gull, Laségue, Crip, Palazzoli, Spitzer, etc.),
describen y definen la anorexia y la bulimia nerviosas. Por tanto, puede concluir-
se que los TCA han existido siempre, pero la historia nos demuestra que su sig-
nificado ha variado sustancialmente a lo largo del tiempo, lo que ha supuesto un
reto para la medicina y otras disciplinas, ya que siendo una enfermedad de clínica
y sintomatología constante y clara, la etiopatogenia ha sido un enigma cambiante.
Desde antiguo el hecho de comer ha tenido una connotación social, resultando
de la comida el momento de encuentro de los individuos para compartir conoci-
mientos y experiencias, propiciándose la relación y la empatía. Por otra parte, el
hombre ve determinadas sus acciones y sus decisiones a lo largo de la historia
por múltiples factores externos e internos; entre estos últimos deben reseñarse
los instintos o impulsos primarios, entre los que hay que mencionar el hambre
(necesidad de ingerir alimentos para mantener la vida, la homeostasis, y también
para obtener placer), y la sexualidad (promovida por la necesidad de perpetuar
la especie, fuente de placer, y condicionante además de requisitos estéticos para
la autoestima y la atracción). El ajuste de éstas necesidades básicas a los requeri-
mientos que supone la existencia en una sociedad marcada por normas que varían
en función de aspectos culturales, religiosos o estéticos supone en muchas oca-
siones la génesis de conflictos y a veces la frontera es estrecha entre lo que puede
ser patológico o normal en lo que concierne a la alimentación, sirva de ejemplo
el caso de Gandhi, artífice de la independencia de la India, mantuvo durante su
vida una alimentación hipocalórica y restrictiva, siendo un personaje admirable,
pacifista y profundo en sus convicciones, enérgico y resuelto en sus formas de
ejecutarlas, algunos se podrían preguntar si ¿Gandhi fue anoréxico?. La mayoría
de los autores estarían de acuerdo en que no lo fue y si nos atenemos a los crite-
rios diagnósticos de la DSM, no los cumple.
Los trastornos de conducta alimentarios (TCA) están en los medios de comu-
nicación que nos informan sobre su alta causalidad social, el incremento de su
frecuencia, la sintomatología, medidas terapéuticas, etc. Éste interés creciente
por parte de medios de comunicación, población, personal médico, etc. puede ser
debido en parte al incremento en la frecuencia, pero también puede influir el que
afecta a individuos muy jóvenes, la elevada mortalidad, el que un número eleva-
do de casos se convierta en formas crónicas, las frecuentes hospitalizaciones, la
necesidad de tratamientos especializados, el incremento de las formas purgativas
(más agresivas) y de las formas atípicas de TCA, con presentaciones clínicas a
veces muy aparatosas en chicas muy jóvenes (rápida instauración del vómito,

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Introducción y clasificación de los trastornos de conducta alimentaria

severidad de la desnutrición, comorbilidad con otras patologías como depresión,


trastorno obsesivo compulsivo, o trastornos de personalidad) que en muchos ca-
sos no cumplen todos los criterios diagnósticos de DSM IV o CIE 10 para poder
ser diagnosticadas de AN purgativa o BN. La gran divulgación de estas patolo-
gías en los medios de comunicación ha tenido diversas consecuencias, entre ellas,
la de contribuir a que la población conozca diversos aspectos de estas patologías,
lo que puede influir en un aumento de la detección de casos, pero también ha
contribuido a un incremento de la demanda asistencial en los servicios sanitarios
de personas que se pueden considerar normales. Por otra parte los medios de
comunicación tienen un papel fundamental en la divulgación de los factores so-
cioculturales que tanta importancia tienen como causa de los TCA.
La sobrevaloración del aspecto físico con paralela pérdida de otros valores, la
modificación de los hábitos alimentarios, la pérdida de la entidad de la familia como
elemento contenedor y favorecedor de la comunicación, la acción nociva de los
medios de comunicación por la excesiva y mal hecha divulgación de éste problema
ha favorecido una situación social de “moda de la anorexia”, lo que ha llevado a ser
utilizado el trastorno alimentario por muchas adolescentes como forma de autoafir-
mación y rebeldía frente a los padres u autoridad. Otro factor ha sido el fenómeno de
“contagio” entre jóvenes basado en la rivalidad en cuanto al aspecto y la capacidad
para adelgazar que se lleva a cabo en grupos de adolescentes, ya que disponen de
gran información acerca de dietas, formas de purgas, etc.
La mayoría de las anoréxicas que se diagnostican hoy
día, son radicalmente distintas fenomenológicamente a
las clásicas intelectuales místicas, son chicas adolescen-
tes muy influenciadas por la sociedad que prima en ex-
ceso la imagen, la belleza (la delgadez se ha convertido
en ideal de belleza), la preocupación por el aspecto físi-
co puede llegar a convertirse en una obsesión, una manía
que gobierna la vida personal y social: ejercicio, dietas,
masajes, purgaciones, conversaciones monográficas, etc.
Pero además participamos de una sociedad consumista,
despilfarradora y superficial en la que los referentes espi-
rituales y las inquietudes trascendentales se han perdido,
en contraposición, calan otros mensajes publicitarios que
identifican cuerpos 10 con felicidad, y en los que la fami-
Figura 1.

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Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia

lia y resto de sociedad tiene escaso poder de contención. En este contexto no


tiene demasiado sentido el sacrificio, es por lo que en lugar de una dieta muy
restrictiva que supone sacrificio, es por lo que en lugar de una dieta muy res-
trictiva que supone sacrificio, comienzan pronto a vomitar o utilizar laxantes o
diuréticos, complicando con ello el proceso.
Los trastornos de conducta alimentaria son trastornos psicológicos que com-
portan graves anormalidades en el comportamiento de la ingesta; es decir la base
y fundamento de dicho trastorno se halla en alteraciones psicológicas, de ellos los
más conocidos son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, pero también se
incluyen otros como los trastornos no especificados, los trastornos por atracón y
otros trastornos atípicos (pica y rumiación que pueden darse en la edad infantil y
en trastornos mentales). Suelen caracterizarse por:
1. Gran preocupación por el peso corporal y la figura.
2. Percepción alterada de la imagen corporal.
3. Dietas extremas o ayunos.
4. Episodios de sobreingesta.
5. Combinación de ayunos prolongados y sobreingesta.
6. Sentimiento de falta de control sobre la ingesta (en atracones).
7. Pueden cursar con adelgazamiento (anorexia nerviosa, anorexia bulímica),
con normopeso (bulimia) y con sobrepeso (comedores compulsivos).
A partir de los años 60, se da en los países desarrollados e industrializados
un incremento de los trastornos de conducta alimentaria, AN primeramente y
posteriormente BN. En España, se produce un incremento de estas patologías a
finales de los setenta, éste progresivo incremento se debe principalmente a facto-
res socioculturales entre los que los estereotipos y valores estéticos referentes al
aspecto físico cobran una especial importancia, cerca del 80%- 90% de los prepú-
beres tienen la conciencia de que estar delgado es lo más deseable, más del 50%
de las muchachas prepuberes siguen una dieta o adoptan otras medidas de control
de peso, sin embargo sólo un pequeño porcentaje desarrolla TCA, por lo que
deben también estar implicados otros factores como la predisposición genética,
psicológica o metabólica, influyen además la presencia de hábitos alimentarios
inadecuados, baja autoestima, miedo a madurar o crecer, padres con expectativas
demasiado altas respecto a los hijos, etc. La regulación neuroendocrina juega un
papel importante en la génesis y mantenimiento del comportamiento alimentario
(los factores hormonales parecen más una consecuencia de la desnutrición que
acompaña a la anorexia que una causa).

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Introducción y clasificación de los trastornos de conducta alimentaria

En un estudio de 2012 realizado a los adolescentes de México se estimó que la


prevalencia de anorexia, bulimia y el trastorno por atracones se estima en 0.5%,
1.0% y 1.4%, respectivamente. Entre 83 y 100% reportan discapacidad y todos
aquellos con anorexia y casi la mitad de aquellos con bulimia y atracones repor-
tan discapacidad grave. Sin embargo, ni una cuarta parte con uno de estos trastor-
nos ha recibido tratamiento a pesar de la discapacidad que generan. Hay mayor
prevalencia de trastornos comórbidos, conducta suicida y adversidades psico-
sociales en jóvenes con trastornos alimentarios que en aquellos sin ellos. Los
hallazgos muestran una brecha entre las necesidades de atención y el tratamiento
para estos trastornos en nuestra población adolescente. Señalan la importancia de
programas para la prevención de conductas alimentarias riesgosas, la detección
temprana con un enfoque en grupos vulnerables (por ejemplo quienes han sufrido
alguna adversidad como abuso sexual), y la reducción de barreras para la búsque-
da y utilización de servicios.
Otro estudio realizado en Gran Canaria en 2013 demuestra que la prevalencia
global de trastorno de la conducta alimentaria fue de 4,11% (5,46% de mujeres,
2,55% de hombres). Empleando los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR, la
prevalencia para la anorexia nerviosa fue de 0,19%, para la bulimia nerviosa de
0,57% y para el trastorno de la conducta alimentaria no especificado de 3,34%.
En relación a los grupos de edad, según el estudio, la prevalencia de diagnósti-
co de TCA más alta la encontramos entre los participantes de 18 años en adelante
con un 8,26%, seguida de los de 16 y 17 años con un 4,07%. Entre los partici-
pantes más jóvenes (≤ 13 años y 14-15 años) encontramos datos de prevalencia
diagnóstica similares: 3,90% para los alumnos de 13 años o menos y 3,5% para
los de 14 y 15 años. Destacar que el mayor número de prevalencia de bulimia
nerviosa (2,50%) la hallamos en el grupo de mayor edad.
Hoy día los TCA fundamentalmente AN y BN, constituyen uno de los pro-
blemas que inciden de una manera importante en la Salud Pública, pues afectan
directamente a las personas que los padecen, y repercuten sensiblemente en los
familiares, amigos, y personas que rodean al enfermo, están de actualidad y son
de gran importancia médica y social por la elevada mortalidad, y el incremento
de la prevalencia. Han pasado a ser objeto de gran cantidad de estudios. J.C.
Mingote, opina que en España “se puede hablar de una epidemia de trastornos
en la conducta alimentaria”. Según afirmó este experto durante la mesa redonda
“Controversias en trastornos de la conducta alimentaria” , dentro del Programa de
Formación Continuada del Colegio de Médicos, “hace diez años estas patologías
eran prácticamente desconocidas en nuestro país y ahora estamos a la cabeza

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Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia

de Europa”. En opinión del Dr. Mingote, una de las causas del aumento de la
prevalencia es que existe “un vacío en la atención al adolescente” y una infraes-
tructura “penosa” en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria.
Este experto afirma asimismo que “el niño es atendido por el pediatra, pero no
hay una atención específica del adolescente, que se encuentra en un período de
desorientación corporal”.
Antiguamente los trastornos de conducta alimentaria (AN y BN) eran consi-
derados enfermedad rara, sin embargo dado el incremento en jóvenes ha pasado a
ser una de las enfermedades crónicas más frecuentes de los adolescentes. Actual-
mente, se calcula que en nuestro país hay unas 500.000 personas que sufren éste
tipo de trastornos de la alimentación, el 95 % de las cuales son mujeres. De cada
100 afectados, 30 no se recuperan, y el resto tiene secuelas
físicas y psíquicas de por vida.
Además, la tendencia va en aumento, incrementandose
hasta un 15% el número de casos anuales. La diferencia entre
sexos, es debida a la distinta socialización de las mujeres y
hombres en relación especialmente con su imagen corporal,
las mujeres aprenden desde niñas que lo más importante es
gustar a los demás, ser guapas y atractivas; muchas conside-
ran la belleza como su atributo más valioso y basan su auto-
Figura 2. Ciertas estima en aspectos estéticos, en lugar de tener en cuenta su
imágenes publici- inteligencia, y aptitudes psicológicas.
tarias pueden in-
fluir en el desarro- Una de las razones fundamentales, que pueden explicar el
llo de la Anorexia incremento de los trastornos de la conducta alimentaria, es el
nerviosa. Tomado impacto sociocultural, sobre todo en los países desarrollados
de: budoucnost. (ya que la prevalencia de estos trastornos es baja en países en
misto.cz/_Mail_/ vías de desarrollo). La presión social por la imagen estética de
image/shz2.gif.
delgadez, especialmente reclamada a la mujer está afectando
a la aparición de mayor número de casos de anorexia y bulimia nerviosa cada
año, así como también a una mayor preocupación por perder peso de las personas
obesas o con sobrepeso.
En la actualidad parece evidente que la etiología de los trastornos de conducta
alimentaría (AN, BN y TNE) sean trastornos multicausales en los que convergen
múltiples factores (genéticos, psicológicos, socioculturales, cognitivos, en con-
tinua interacción, que hacen más difícil la solución de los mismo. En cuanto al
diagnóstico, requiere descartar otras enfermedades y reconocer estos trastornos

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Introducción y clasificación de los trastornos de conducta alimentaria

cuando aparecen con otros síntomas, como aparición tardía de la pubertad, ame-
norrea primaria o secundaría, asociada a otras patologías (renales y cardiovascu-
lares) por el riesgo inmediato que suponen para la vida de la paciente.
La multicausalidad de estos trastornos implica un abordaje terapéutico igual-
mente interdisciplinar, con atención especializada donde se sumen conocimientos
médicos y psicológicos, siendo fundamental el tratamiento psiquiátrico y nutri-
cional, actualmente el tratamiento se debe llevar a cavo en unidades especializa-
das “Unidades de Anorexia” y el tratamiento abarca varios aspectos:
1. Establecer y mantener una relación de confianza durante todo el tratamien-
to.
2. Restablecer un peso adecuado y controlar los efectos derivados de la mal-
nutrición.
3. Mejorar el comportamiento alimentario.
4. Mejorar el psiquismo de la paciente.
5. Mejorar el área social.
Desde el Ministerio de Sanidad se favorece la constitución de un grupo de tra-
bajo multidisciplinar para abordar el problema de la anorexia y la bulimia nervio-
sa y desarrollar iniciativas que permitan su prevención y tratamiento. «Se trata de
un problema multicausal en aumento que requiere un abordaje multidisciplinar».
En el campo asistencial se están potenciando los servicios clínicos implicados en
el tratamiento de estos trastornos, para lo que se han puesto en marcha unidades
de hospitalización de agudos en diversos hospitales españoles. También el Mi-
nisterio de Sanidad ha anunciado una intensificación de las acciones dirigidas al
diagnóstico precoz y al tratamiento de pacientes con trastornos alimentarios, es-
pecialmente la anorexia y la bulimia. Estos trastornos son una de las prioridades
de los Programas de Prevención y Promoción de la Salud, y cuentan con parte del
presupuesto que la Dirección de Sanidad Pública ha distribuido entre las Comu-
nidades Autónomas.
Muy interesante y novedoso es el programa de tratamiento que la profesora de
la Universidad de Valencia, Concha Perpiñá, presentó en San Sebastián, un pro-
grama pionero en el mundo para tratar la anorexia utilizando la realidad virtual,
el cual ha conseguido hasta el momento buenos resultados. Este programa de
tratamiento de la anorexia se inició, a través de la cooperación de las universida-
des de Valencia, Castellón y Politécnica de Valencia, sobre un grupo de pacientes
clínicamente diagnosticados de anorexia. Perpiñá explica que el tratamiento: per-

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Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia

mite «poner a la paciente cara a cara con la imagen que ella tiene de sí misma, y
ver cómo existe una discrepancia entre la percepción que tiene de sí misma y la
real. Es una estrategia ventajosa porque ella se encuentra dentro de una pantalla
y puede verificar que existe una discrepancia de su propia percepción». El Hospi-
tal Provincial de Castellón y la unidad de Salud Mental de Vila-Real ofrecen un
sistema pionero en el tratamiento de las alteraciones del comportamiento alimen-
tario, principalmente la anorexia nerviosa. Este sistema, en cuyas investigaciones
han participado miembros de la Universidad Jaime I de Castellón e investigado-
res de la Universidad Politécnica de Valencia, está basado en el uso del ordenador
y una serie de programas de realidad virtual para que los pacientes puedan ver
en la pantalla aquello que ellos perciben como modelo de belleza y a partir de
ahí compararlo con la realidad para observar las diferencias. Los investigadores,
conscientes de la importancia que los jóvenes dan a los medios de comunicación
y a la informática, intentan sustituir las críticas familiares sobre la delgadez, por
un sistema más objetivo como es la pantalla del ordenador.
Pero también internet está colaborando al aumento del número de casos, últi-
mamente preocupa la proliferación en internet de sitios «pro-anorexia» que ofre-
cen trucos para «ser delgada y linda» y proponen «dietas extremas». Cientos de
psiquiatras y nutricionistas estadounidenses están alarmados por la cantidad de
sitios de Internet para adolescentes que ofrecen información peligrosa vinculada
a una de las enfermedades de la época: la anorexia nerviosa. Su «negocio» es
dar consejos y trucos a las jovencitas que, insatisfechas por sus cuerpos, son
capaces de cualquier cosa a cambio de estar delgadas. Año a año, en Internet, se
multiplican los sitios que conducen a las jóvenes hacia la anorexia. «Si no eres
flaca, no eres linda»; «Ser delgada es más importante que estar sana»; «No te
olvides de contar las calorías para comer sin culpa». Así comienza el decálogo de
la anoréxica irreductible publicado por «Bloody Brick Road», una de las tantas
direcciones de la red que, día a día, recibe la visita de millones de adolescentes. Y
no es la única: según el semanario norteamericano «Time» hay más de 400 sitios
que, en pro de un ideal de belleza distorsionado, sugieren padecer hambre a las
jóvenes insatisfechas con su cuerpo. Buena parte de los textos están presentados
como confesiones, tiene la forma de diario o manual de consejos online y están
firmados por chicas orgullosas de su condición física. Algo así como: «¿Quieres
saber cómo ocultar la pérdida de peso para que tus amigos y tus padres no te insis-
tan para que comas?»; «¿Buscas consejos para animarte a las dietas extremas?»;
«¿Quieres conocer un truco para superar los análisis clínicos?». En síntesis, una
peligrosísima lista de «sugerencias» que podría titularse «Cómo hacerte mal sin

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Introducción y clasificación de los trastornos de conducta alimentaria

que te descubran en el intento». «El agua es suficiente para sobrevivir» es otra de


las claves, una de las más recurrentes, de ésta clase de sitios de Internet.
Generalmente, suele aparecer rodeada de imágenes de actrices y modelos que
podrían ser llamadas «esqueléticas». Algunas fotos, incluso, están retocadas para
que las envidiadas estrellas parezcan aún más delgadas de lo que son, y hasta
suelen aparecer algunas sorprendentes premisas (a las que uno de estos sitios
rebautizó como «Thinspirations», o «Inspiraciones para ser flaca »), del tipo:
«Ningún alimento tiene mejor sabor que sentirse flaca». Hasta ahora, el cine, la
TV y las revistas eran los reincidentes acusados de difundir la anorexia, una en-
fermedad que, en nombre de una perfección estética prácticamente inalcanzable,
devora día a día la salud y la vida de miles de adolescentes. Pero la avalancha
de páginas de Internet «pro-anorexia» ya puede ser considerado un nuevo frente
para los especialistas que trabajan en el tema: «La edad promedio» de la apari-
ción de la anorexia está bajando año a año, y ya afecta a las preadolescentes, que
pasan cada vez más tiempo frente al ordenador y son cada vez más vulnerables a
la proliferación de este tipo de sitios.
Por ello, tenemos que destacar la importancia de la prevención, ésta para ser
eficaz debe reducir el riesgo, ya sea suprimiendo las causas que los provocan o
logrando que el individuo sea invulnerable a ellas. Además, las labores preventi-
vas deben de cubrir los niveles individual, familiar y social, estando implicados
en la prevención no solamente el personal sanitario, si no que es muy importante
la prevención por parte de padres, profesorado o asociaciones juveniles. Se estará
realizando prevención cuando desde las distintas instancias se trabaje ya desde
la infancia en los valores personales, olvidados frecuentemente por los físicos,
como la belleza, se les ayude a desarrollar un juicio crítico sobre el ideal de be-
lleza, a formarse sus propios valores, y a respetar las diferencias interpersonales.
Otro objetivo importante en la prevención es enseñar a los pequeños lo que es una
alimentación normal, «qué es una comida equilibrada, cómo se debe comer, con
qué frecuencia », etc.

CLASIFICACIÓN.
Los TCA son entidades o síndromes, y no enfermedades especificas con una
causa, curso y patologías comunes. La presentación de estas patologías en la
comunidad adopta la forma de un continuum: desde lo que podemos considerar
actitudes y conductas de riesgo hasta los trastornos clínicamente establecidos, así
en los últimos años el aumento de la BN y de AN ha ido paralelo al aumento de
trastornos no especificados o atípicos. En la tabla 1 se refleja la actual clasifica-
ción de los trastornos de conducta alimentaria.

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Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia

Tabla 1. Clasificación de los trastornos de conducta alimentaria.


CLASIFICACION CIE-10 CLASIFICACION DSM-IV
1. Anorexia nerviosa. A. Trastornos de la conducta alimentaria:
2. Anorexia nerviosa atípica. 1. Anorexia nerviosa.
3. Bulimia nerviosa. 2. Bulimia nerviosa.
4. Bulimia nerviosa atípica. 3. Trastornos de la conducta alimentaria
5. Hiperfagia en otras alteraciones psico- no especificado, incluye el trastorno por
lógicas. atracón.
6. Vómitos en otras alteraciones psicoló-
gicas. B. Trastornos de la ingestión y de la con-
7. Otros trastornos de la conducta alimen- ducta alimentaria en la infancia o niñez:
taria: disminución psicógena del apetito y 1. Pica.
pica de origen orgánico en adultos. 2. Trastorno de la rumiación.
*También distingue: 3. Trastorno de la ingestión alimentaria
- Trastorno de la conducta alimentaria de la infancia o la niñez.
en la infancia.
- Dificultades y malos cuidados alimen-
tarios.
- Anorexia o disminución del apetito
sin especificar.
- Pica en la infancia.

Los nuevos trastornos de la conducta alimentaria


Ortorexia
Descrita por primera vez por un médico norteamericano en 1996, aunque fue
en el año 2000 cuando se dio a conocer, se puede definir como una obsesión por
la comida sana hasta niveles que se deben considerar patológicos.
No se ha reconocido de una forma oficial en los manuales terapéuticos de tras-
tornos mentales, pero sí parece estar confirmado que tras la obsesión por un menú
escrupulosamente sano subyace con bastante frecuencia un trastorno psíquico.
La preocupación patológica por la comida sana lleva a estas personas a con-
sumir alimentos de tipo orgánico, vegetal, ecológico, puro, sin ser tratado por
productos artificiales ni conservantes. En muchas ocasiones suprimen la carne,
la grasa y algunos grupos de alimentos que no se reemplazan correctamente por
otros que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales.

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Introducción y clasificación de los trastornos de conducta alimentaria

La obsesión viene dada por el intento de búsqueda de una mejor salud, aunque
el resultado sea el opuesto. A veces la motivación procede de los temores hacia
los conservantes y colorantes de la industria alimentaria o a los fertilizantes o
pesticidas . Son capaces de buscar estos alimentos donde sea o pagar cantidades
astronómicas por ellos.
Potomanía
Es un deseo frecuente de beber gran cantidad de líquido de forma compulsiva
con agradable sensación de placer. Se le denomina también como polidipsia psi-
cogénica y es una patología mental. Superar los 4 litros diarios nos puede llevar
a una hiperhidratación con consecuencias graves.
Drunkorexia-ebriorexia
El término fue acuñado para expresar la tendencia de algunas jóvenes que
tienen la obsesión de estar delgadas y a la vez cuando salen tienen apetencia
por el alcohol. Para equilibrar ambas situaciones y conocedoras de la gran can-
tidad de calorías que proporciona el etanol, lo que hacen es restringir su ingesta
alimenticia. La situación se desequilibra aún más cuando durante las etapas de
ingesta alcohólica tienden a comer para evitar que el alcohol les haga estragos
con mayor facilidad y toman alimentos poco aconsejables como dulces o Snacks,
consiguiendo una alimentación insana y nada cardiosaludable.
Diabulimia
La diabulimia consiste en utilizar leal control de la insulina que exige la dia-
betes para perder peso. Reducen las dosis de insulina con el fin de bajar peso de
forma intencionada, el organismo al no tener suficiente insulina, no puede apro-
vechar todos los azúcares, tiene un menor aprovechamiento energético y se pier-
de peso. Con los niveles elevados de glucosa en sangre, es posible la aparición de
cetoacidosis. No aparecen vómitos ni atracones compulsivos.
Flexitarianismo
Se refiere a aquellas personas que basan su alimentación en una dieta vegeta-
riana, pero de manera ocasional consumen algunos productos de origen animal.
Defienden que ser flexitariana es más sano que ser omnívoro, al ingerir más fibra
y menos grasa saturada. Dicen que con una dieta de un 90-95% vegetariana al-
canzan mejor salud cardiovascular, descenso de presión arterial y colesterol.
Sadorexia
Se puede considerar un trastorno alimentario de segunda generación y viene
de comportamientos anoréxico, bulímico y ortoréxico combinados con un mal-

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Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia

trato corporal y empleo de métodos de adelgazamiento masoquistas. También se


conoce como “Dieta del dolor”. Se emplea para llegar a una delgadez extrema,
visible sólo a ojos de los demás y que puede inducir a la persona a unos aconteci-
mientos finales de orden catastrófico.
Personas con baja autoestima, deprimidas, que les haya llevado a esta situa-
ción algún acontecimiento familiar, personal, social y que buscan en la sadorexia
la posible salida. Es el grado más extremo de la anorexia y por desgracia, en los
medios de comunicación social que propugnan estos trastornos es frecuente leer
opiniones sobre este grave trastorno. Buscan la perfección dentro de un mundo de
imperfección, llevándoles a veces a la muerte.
Síndrome del comedor nocturno
Se caracteriza por la ingesta de más del 25% del total de calorías, que hay
que ingerir diario, durante la noche, falta de sueño, de al menos media hora y
anorexia matutina, con poca o nula ingesta de alimentos en el desayuno. A veces
se asocia con un descenso del ánimo. A esta anorexia matutina le acompaña una
hiperfagia en la tarde-noche, con ingesta de más del 50% del total calórico des-
pués de la cena; despertarse una o más veces durante la noche; ansiedad y tensión
al acostarse; duración de más de 3 meses y no cumplir los criterios de bulimia o
trastorno por atracón. Afecta un 0.5-1% de la población general y a una 6-40% de
los obesos y de personas que hayan sido intervenidas de cirugía bariátrica.
Vigorexia
Se refiere a un deseo de ganar masa magra, no grasa y una alteración de la
imagen corporal por lo que se veían pequeños y débiles cuando eran grandes y
musculosos. Los sujetos tenían pensamientos obsesivos sobre su cuerpo y reali-
zaban una práctica de ejercicio físico compulsiva para agrandarlo. Se puede con-
siderar un trastorno grave de la conducta alimentaria acompañado de alteraciones
en la percepción de la forma y el peso corporales.
Hay casos de alimentación extrema en cantidad y reducida en variedad, pero
no se ha demostrado que haya conducta alimentaria patológica de forma sistemá-
tica.
Se calcula que afecta entre el 1 y el 10% de los usuarios habituales de gim-
nasios. En España se calcula que el 0.48% de la población general está afectada,
lo que supone unas 20.000 personas. Si consideramos que es más típicamente
masculino el proceso, uno de cada 2000 estaría afectado.

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Introducción y clasificación de los trastornos de conducta alimentaria

Permarexia
Es un trastorno de la alimentación relativamente moderno, donde la persona
piensa que todo lo que come engorda y le lleva a probar varias y diferentes dietas,
la mayoría de las veces desequilibradas y poco saludables y dentro de la categoría
de “dietas milagro”. Hay expertos que piensan que es el paso previo a la anorexia
o la bulimia, por lo que hay que identificar bien las señales de esta permarexia.
Contar calorías constantemente, mirar etiquetas nutricionales con pavor, consu-
mo constante de suplementos polivitamínicos, diuréticos o alimentos dietéticos,
fluctuar de peso constantemente,…
La solución es compleja sobre todo por ser un trastorno más típicamente fe-
menino, dónde los cánones de belleza empujan a tener una figura esbelta que
realmente es difícil de conseguir. Se debe concienciar a la población que lleva
una dieta saludable.
Pica (seudorexia)
Es un trastorno en el que existe un deseo irresistible de comer o lamer sus-
tancias no nutritivas (como tiza, yeso, bicarbonato, algodón, pegamento,…) real-
mente según el tipo de sustancia que se ingiera se le va dando nombre al trastor-
no, siendo la geofagia (consumo de tierra) el más estudiado, porque además se ha
utilizado como antidiarreico efectivo en otras épocas.
Bulimarexia
Trastorno que se puede catalogar como subtipo de anorexia y bulimia; en rea-
lidad es un proceso que combina situaciones de hiperactividad y negaciones a
comer típicas de anorexia con atracones y purgas clásicas en la bulimia. Le dife-
rencia de la anorexia las situaciones las situaciones de alimentación compulsiva y
de la bulimia la pérdida de peso que se presenta habitualmente. Otro nombre que
se le da a este trastorno es el de bulimia restrictiva.
Síndrome de descontrol alimentario
Es una forma incompleta de bulimia en la que no se cumplen todos los cri-
terios. Atracones, pero sin conductas compensatorias o purgativas y con menos
alteración perceptiva del propio cuerpo. Ha habido en los últimos años un incre-
mento de estos atracones, sobre todo un crecimiento mayor en mujeres jóvenes,
aunque no hay una diferencia tan marcada entre sexos con un 30-70 de propor-
ción hombre mujer, decir que lo sufren el 8-10% de los obesos.

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Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia

Trastornos de la conducta alimentaria no especificados


- Manorexia: es la anorexia referida a los hombres que tienen pánico por
engordar y se ven siempre gordos y poco favorecidos. Suelen exagerar el
deporte que realizan y también restringen su dieta.
- Pregorexia: aparece en las mujeres embarazadas que durante este periodo
les horroriza estar gordas y realizan dietas. En ocasiones, aparte de hacer
dieta, se inducen el vómito teniendo problemas para el desarrollo y buen fun-
cionamiento del proceso. Es muy peligroso para la madre y para el hijo. Se
debe tratar con la máxima celeridad y eficacia.

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