Está en la página 1de 4

¿Cómo se llevó a cabo la Reforma Agraria de 1969?

Nicanor Domínguez Faura


NOTICIAS SER, 2019-07-03

Días antes del 50 aniversario del Decreto Ley 17716, del 24 de junio de 1969,
publicamos en Noticias SER una nota sobre los antecedentes que llevaron a esa
importantísima decisión del Gobierno Militar del General Juan Velasco Alvarado. No
es posible comprender ese evento histórico sin conocer y entender el debate
nacional que lo precedió por más de una década, desde mediados de los años 50.
Don Jorge Basadre, nuestro “historiador de la República”, en las últimas páginas un
libro de memorias y reflexiones titulado ‘La vida y la Historia’ (1975), escribió: “Hacia
1950 nada en el Perú hacía prever los cambios radicales que hemos vivido luego y,
sin duda, seguiremos viviendo, fenómeno, por cierto, sin precedentes ni parangón
en nuestra historia. […] lo que aconteció el 3 de octubre de 1968, [fue una] crisis
hegemónica, fenómeno de carácter rupturista según la terminología de Gramsci.
Los mandos castrenses decidieron encabezar y, a la vez, orientar audazmente un
movimiento [popular campesino] que venía fermentando desde muy abajo y que, de
otro modo, hubieran tenido que combatir tarde o temprano [como ocurrió con las
guerrillas de 1962-1966]. Optaron por romper radicalmente con la plutocracia
nacional y foránea y, dejando a un lado a las clases medias, tratar de acercarse al
pueblo en un esquema distribucionista, de arriba abajo, controlando la incitación al
provecho económico de la empresa individual y también la economía de mercado.
Constatemos aquí, asimismo, que resultó muy fácil destrozar a la derecha
económica y que ella ya no reaparecerá [predicción errónea de Basadre, NDF]. Ha
comenzado el gobierno de los mestizos [otra afirmación debatible de Basadre,
NDF], fenómeno antes intermitente o muy compartido” (cap. IX, secc. XI).
El interés de Basadre en entender el proceso de los años 1950-1970 lo hizo
plantearse el estudiarlo a profundidad: “Sería muy extenso intentar aquí [en La vida
y la Historia’ el examen de los orígenes, de la trayectoria y del futuro de la
Revolución Peruana [del General Velasco]. El autor cree que es un ineludible deber
suyo, como hombre que se ha dedicado (aunque no exclusivamente) al período
histórico que siguió a la proclamación de la Independencia, estudiar en forma
minuciosa la crisis de la República en el siglo XX y analizar cómo el futuro debe
otorgar libertad y justicia a todos los peruanos. Dicho trabajo está ya en preparación”
(1975, cap. IX, secc. XI). Su fallecimiento en 1980, por desgracia, nos privó de este
fascinante estudio.
En una reciente entrevista periodística, el dirigente agrario Zózimo Torres Claros,
hoy con 85 años de edad, ha recordado: “Previo a la reforma agraria hubo un
proceso de lucha en los años sesenta, desde los sindicatos. Yo fui dirigente sindical.
Organicé el sindicato entre los trabajadores de la hacienda Huando [valle de Huaral].
Eso fue un logro. Luego vinieron a buscarme de otra hacienda para pedirme que los
ayudase a organizarse. La reforma agraria generó un impacto en la sociedad, nos
dio más igualdad. Fue un acto de justicia”. Y doña Faustina Meza Huincho, de 78
años, antigua residente en la hacienda Yanaututo (Lircay, Huancavelica), dice: “Un
día dijeron: Ya no va a haber hacienda; nosotros [el Gobierno de Velasco] estamos
entregando [tierras] a cada comunero. Ahora todos tienen su chacra. No sé qué
[otro] presidente ha hecho eso, ¿no?”.
El historiador y sociólogo Nelson Manrique ha escrito un “Sucinto balance de la
Reforma Agraria” que magistralmente resume el proceso. Aquí, para entender el
proceso y sus alcances, recurrimos nuevamente a la traducción de algunas
secciones del libro sobre Historia del Perú del historiador norteamericano Daniel
Masterson.
* * *
“Cuando Velasco anunció el programa de la Reforma Agraria, hizo eco a las
[supuestas] palabras de Túpac Amaru II: «Campesino, el patrón ya no comerá más
de tu pobreza».” (p. 173)
“No hubo un modelo común en la Reforma Agraria peruana como sí lo hubo, por
ejemplo, en México con el «ejido» (propiedad comunal de la tierra). La estructura de
la Reforma Agraria peruana se inspiró sólo mínimamente en el ayllu y en la
comunidad campesina andina. Modelos colectivistas de Europa Oriental y un rol
dominante en la toma de decisiones por los «técnicos» nombrados por el gobierno
fueron la realidad fundamental de la Reforma Agraria. Puede decirse que el
gobierno militar no confiaba en que los campesinos peruanos lograran la transición
entre haber sido arrendatarios y convertirse en propietarios productivos por sí solos.
La esperanza del programa de la Reforma Agraria era doble: acabaría con las
injusticias en el campo mientras que incrementaría la producción agrícola, ya que
más tierra sería cultivada que en el supuestamente ineficiente sistema de hacienda”.
(pp. 173-174)
“Las altamente eficientes haciendas azucareras de la Costa, algunas de propietarios
extranjeros, fueron expropiadas primero. Esto señaló que el gobierno no estaba
rehuyendo la difícil decisión de controlar agro-empresas comerciales eficientes y
altamente lucrativas. Lo que inmediatamente resultó problemático, sin embargo, fue
la cuestión de a quiénes pasarían esas propiedades: a los arrendatarios
permanentes o a los trabajadores temporales que vivían fuera de esas tierras. Era
más fácil y más eficiente otorgar la propiedad a los trabajadores permanentes, y así
se hizo. Los «yanaconas» (trabajadores temporales o estacionales) quedaron fuera
de los beneficios de la reforma. Quizás los planificadores militares estaban
preocupados por conflictos si trataban de incluirlos en la reforma. Muchas
subdivisiones de las tierras era otra posible preocupación, pero los trabajadores
estacionales, tanto en las haciendas de la Costa como en las de la Sierra,
prolongaron su descontento hasta mucho después del final del Gobierno Militar en
1980”. (p. 174)
“La Reforma en la Sierra vio la eliminación del sistema de hacienda por primera vez
desde el siglo XVI. Con el hundimiento del sistema de haciendas las obligaciones
laborales feudales [o mejor, «señoriales»] que estuvieron asociadas al sistema por
cientos de años fueron abolidas. La entrega de tierras a las masas indígenas del
Perú fue extremadamente importante. Pero la abolición de las obligaciones
laborales, que eran en realidad [en opinión de Masterson] una forma apenas velada
de esclavitud, fue de monumental importancia. La Reforma Agraria les devolvió sus
vidas a los campesinos. Las obligaciones laborales, que con frecuencia llegaban
hasta 200 o más días al año, llegaron ahora a su fin. La mayoría de los estudiosos
que describen el programa de Reforma Agraria del gobierno de Velasco como un
fracaso soslayan este desarrollo clave”. (p. 174)
“Entre los factores que afectaron severamente el éxito de la Reforma Agraria estuvo
la falta de inversiones. El gobierno era la única fuente de inversión y su capacidad
financiera decayó significativamente para mediados de la década de 1970. Los
«técnicos» eran a menudo ingenieros agrónomos que hablaban muy poco quechua,
y no estaban familiarizados con las formas de vida de la Sierra. Sin embargo, los
«técnicos» recibieron la mayor autoridad en la toma de decisiones. Esto produjo
tensiones significativas con el tiempo en las cooperativas agrarias. También
surgieron problemas entre los residentes indios de las antiguas haciendas y
aquellas comunidades indígenas vecinas cuando ambos grupos reclamaban tierras
en disputa. Al principio de la Reforma, los planificadores del gobierno proyectaban
que la producción agrícola se incrementaría en un 4 por ciento en el período de
1971 a 1975. Esto era extremadamente optimista, por decir lo menos. Los
hacendados serían compensados por sus tierras con bonos del gobierno de 20 a 30
años de duración, que podían ser amortizados más rápidamente si se invertían en
empresas industriales. Este plan también fue un fracaso. Si la antigua élite agraria
continuó invirtiendo en el Perú, lo más probable es que lo hiciera en terrenos para
construcción urbana, y no en la industria. El argumento se ha planteado muchas
veces, que hasta ahora no ha habido vitalidad en la naciente burguesía industrial
peruana. Al final, la producción agrícola se estancó en durante el gobierno de
Velasco, como con frecuencia ocurre durante una gran reforma agraria. Con la
población de Lima creciendo a gran velocidad, el Perú comenzó a importar
cantidades substanciales de alimentos (incluso papas) y a subsidiar esas
importaciones para mantener los precios bajos”. (pp. 174-175)
“¿Qué puede decirse sobre el alcance de la Reforma Agraria? Que fue masiva en
sus dimensiones y casi sin precedentes en su velocidad. Las fuentes difieren en los
detalles exactos, pero una cuidadosa y confiable evaluación de Fernando Eguren
[publicada en el año 2006] indica que se expropiaron 15,826 propiedades entre junio
de 1969 y junio de 1979 en todas las regiones del Perú. La tierra redistribuida
alcanzó aproximadamente a 23 millones de acres, entregada a 370,000
beneficiarios. Estos totales serían equivalentes al tamaño del estado de Indiana en
los Estados Unidos. La Reforma Agraria peruana figura entre una de las más
comprehensivas alguna vez intentadas en América Latina, incluso sobrepasando
las de México y Cuba. El ritmo de la Reforma fue muy rápido. La mayor parte de
ella se completó antes de que Velasco dejara el poder, y estuvo terminada al final
del Gobierno Militar en 1980. México, por su parte, no redistribuyó tierras en forma
sustantiva hasta un cuarto de siglo después de que la Revolución comenzara en
1910”. (p. 175)
* * *
Como se aprecia, un proceso complejo, en un país tan complejo como el nuestro.
Con muchas expectativas y esperanzas, y muchos problemas y fallas. Como dijera
Basadre en 1975 (cap. IX, secc. XI): “Grandes y fundamentales cambios han
ocurrido y están ocurriendo en nuestro país, en 1968-1975, muchos loables, otros
sujetos a minucioso y estricto examen que ojalá se pueda hacer libremente. El Perú
no volverá a ser el país de antes”.
--

Traducido de: Daniel Masterson, ‘The History of Peru’ (Westport, Conn.: Greenwood Press, 2009).
Fernando Eguren, ed., “Reforma Agraria y desarrollo rural en el Perú”, en: Reforma Agraria y
desarrollo rural en el Perú (Lima: CEPES, 2006).
Jorge Basadre [1903-1980], La vida y la Historia: Ensayos sobre personas, lugares y problemas
(Lima: Banco Industrial del Perú, Fondo del Libro, 1975).
Wilber Huaca, “La Reforma Agraria fue un acto de justicia para los campesinos”, La República (Lima),
sábado 29 de junio de 2019. <https://larepublica.pe/politica/2019/06/29/la-reforma-agraria-fue-un-
acto-de-justicia-para-los-campesinos/>
Nelson Manrique, “Sucinto balance de la Reforma Agraria”, La República (Lima), martes 2 de julio
de 2019. <https://larepublica.pe/politica/2019/07/02/sucinto-balance-de-la-reforma-agraria/>

También podría gustarte