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REPUBLICA BOLIVARINA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL P. POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA.


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
"RÓMULO GALLEGOS"
HOSPITAL GENERAL GUATIRE-GUARENAS

PROFESORA: BACHILLERES:
Dra. Eva, Salas. Lara, Marjorie C.I: 20.521.555
Medina, Rosvely C.I:18.318.625
Mejías Grecia C.I: 19.633.723
Rodríguez, Alexis C.I: 20.334.482
Tovar, Víctor C.I: 20.398.304
4to año de Medicina
Marzo 2013.
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_________________________________________________pag.4

1) ____________________pág.05
 Signos y síntomas___________________________________pág.05
 Etiopatogenia de Trastornos Mentales Orgánicos __________pag.08
 Factores ambientales - Factores socioculturales ___________pag.12
 Clases sociales y status socioeconómica_________________pag.13
 Organización familiar ________________________________pag.14
 Educación – Ocupación______________________________pag.15
 Transculturización__________________________________pag.17
2) _________________________________ pag.20
 Síntomas subjetivos_________________________________pag.21
 Síntomas fisiológico _________________________________pag.22
3) __________________pag.23
 Epidemiologia______________________________________pag.24
 Causas científicas___________________________________pag.27
 Diagnostico Diferencial_______________________________pag.28
 Criterios de Diagnostico según DSM IV__________________pag.29
 Criterios de Diagnóstico según CIE 10___________________pag.31
 Clasificación del TAG________________________________pag.32
 Tratamiento________________________________________pag.33
4) ___________________________________pag.36
 Epidemiologia______________________________________pag.36
 Síntomas _________________________________________pag.37
 Características_____________________________________pag.40
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 Causas___________________________________________pag.41
 Factores Desencadenantes___________________________pag.42
 Tratamiento________________________________________pag.42
5) _____________________pag.49
 Epidemiologia ______________________________________pag.50
 Síntoma y Diagnostico_______________________________pag.51
 Evaluación de un paciente____________________________pag.54
 Tratamiento________________________________________pag.55
6) ______________________________________pag.58
 Criterios de Diagnostico según DSM IV __________________pag.59
 Diagnóstico Diferencial_______________________________pag.60
 Psicopatología de la Fobia____________________________pag.66
 Tratamiento________________________________________pag.66

7) ___________________pag.68
 Epidemiologia ______________________________________pag.69
 Etiopatogenia______________________________________pag.70
 Psicopatología______________________________________pag.71
 Formas Clínicas ____________________________________pag.73
 Evolución y Pronostico ______________________________pag.75
 Diagnóstico Diferencial ______________________________pag.76
 Tratamiento:_______________________________________pag.76
8) _____________________________________________pag.81
9) ____________________________________________pag.83
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Las enfermedades mentales o trastornos psicológicos son alteraciones de


los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, consideradas como anormales
con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el individuo. Se puede
tratar de alteraciones en el razonamiento, el comportamiento, la facultad de
reconocer la realidad o de adaptarse a las condiciones de la vida.

La enfermedad mental, debido a su naturaleza única y diferenciada de otras


enfermedades, están determinados multifactorialmente, integrando diversos
elementos, teniendo todos estos factores un peso no sólo en la presentación de la
enfermedad, sino también en su fenomenología, en su desarrollo evolutivo,
tratamiento, pronóstico y posibilidades de rehabilitación.

De acuerdo al desarrollo de esta investigación, y la influencia que han de


tener múltiples entidades tanto sociales como familiares se describen de qué
manera se pueden presentar enfermedades mentales y su desencadenantes, así
como trastornos emocionales tales como; trastornos de ansiedad, de pánico, por
stress post-traumáticos, fóbicos y obsesivos compulsivos. De manera tal, que para
su mayor comprensión y entendimiento empleamos diversas fuentes de
información que nos revelara su definición, síntomas, diagnósticos, tratamiento e
incluso criterios diagnósticos; que nos permitirá reconocer de manera más rápida
que tipo de trastorno presenta el paciente y, tener un mayor porcentaje de
probabilidades de realizar un diagnóstico precoz más certero, debido al auge que
ha tenido y están presentando las enfermedades mentales actualmente.
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Un trastorno es un patrón comportamental o psicológico de significación


clínica que, cualquiera que sea su causa, es una manifestación individual de una
disfunción comportamental, psicológica o biológica.

En la mayoría de los casos, los síntomas van acompañados de angustia e


interferencia con las funciones personales:

 : dolores, trastornos del sueño.


 tristeza, miedo, ansiedad.
 dificultad para pensar con claridad, creencias
anormales, alteraciones de la memoria.
 conducta agresiva, incapacidad para
realizar las tareas corrientes de la vida diaria, abuso de sustancias.
 percepción visual o auditiva de cosas que otras
personas no ven u oyen.

El estudio de las causas ha sido un tema difícil, porque a mediados del siglo
XIX se pensaba que las causas de la locura eran demonológicas, por eso a los
enfermos mentales se les llamaba poseídos. A partir de mediados del siglo XIX,
cuando comienza la era científica se hace referencia a numerosos factores que
tienen actuación en el individuo.

Desde siempre se había constatado que los trastornos psiquiátricos


aparecían con una especial frecuencia en las familias de enfermos mentales. Eran
pues, en parte hereditarias. Sin embargo, la noción de herencia era vaga.
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Hasta finales del siglo XVIII, en las ciencias de la naturaleza dominaba el


estatismo: los caracteres de las especies se transmitían idénticos desde la
Creación.

Lamarck dio el golpe de gracia a este dogma, demostrando que las


especies evolucionaban y se transformaban en el curso del tiempo. Propuso una
teoría según la cual estas transformaciones eran producidas por el medio y la
resumió en la fórmula: "la función crea al órgano".

Esta noción será sustituida por la de la selección natural de las variaciones


espontáneas, expuesta por Darwin en 1859 en su obra El origen de las especies.

Para Lamarck, las modificaciones provocadas por el medio sobre un


organismo se transmiten a los descendientes. Esta "herencia de los caracteres
adquiridos" sólo comienza a ser puesta en duda a partir de los trabajos de
Mendel, en 1865, y sobre todo a partir del descubrimiento del papel de los
cromosomas por Weismann, en 1892.

Para Morel, la especie humana, como todas las demás, era originalmente
perfecta. Pero las agresiones ocasionales del medio provocaban afecciones
patológicas, especialmente del sistema nervioso central, el órgano más sensible, y
éstas se expresaban mediante trastornos mentales.

En virtud de la herencia de los caracteres adquiridos, estas afecciones eran


transmitidas a los descendientes y, si las agresiones patógenas persistían, se
agravaban de generación en generación.

Esta "degeneración", señalada también ocasionalmente por modificaciones


morfológicas, los "estigmas físicos", desembocaban finalmente en trastornos
mentales profundos, como la idiocia (o idiotez), que, asociada a la infertilidad,
causaba la extinción del linaje degenerado.
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Morel enumeró causas patógenas múltiples: el clima, la constitución del


suelo, la alimentación, el abuso del alcohol o el uso del opio y la consanguinidad,
entre muchas otras.

Según su teoría, la naturaleza de los trastornos degenerativos dependía


menos del agente causal que de la profundidad de la degeneración, comenzando
por el "temperamento nervioso" y finalizando en el retraso mental. La doctrina de
Morel fue el primer intento de establecer una teoría biológica de la herencia en
psiquiatría.

A pesar de las bases erróneas de sus premisas, será la única durante


medio siglo. Por esta razón, fue adoptada a principios del siglo XX por los grandes
psiquiatras, como Magnan, en Francia, Kraepelin, en Alemania o Kraft-Ebing, en
Austria.

Por tanto se dice que la herencia es la condición biológica por la cual se


trasmiten caracteres de los ascendentes a los descendientes y que el riesgo de
padecer una enfermedad mental está incrementado en quienes tienen familiares
con patología psiquiátrica. En una familia en la que hay esquizofrenia, la
probabilidad de que un familiar de primer grado tenga también el cuadro es
cercana a 10%, pero si se usa una definición mucho más laxa, como personalidad
esquizoide, la probabilidad parece ser mucho más alta, cerca del 25%. Esto se
relaciona con la existencia de genes predisponentes que en diferentes dosis o
combinaciones pueden causar patología "menor".

La gran mayoría de las veces, las enfermedades mentales no son


determinadas por una mutación única ni un gen específico, más bien la herencia
es poligénica y multifactorial, es decir, se requiere la combinación de muchos
genes predisponentes, situados en diferentes cromosomas, así como
probablemente factores ambientales desencadenantes para que se dé la
enfermedad.
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Genética o hereditaria: enfermedades específicas:

 Esquizofrenia: 16,4% en descendientes, 0,85% de la población.


 Epilepsia: 0,3% de la población, en los descendientes no se puede
establecer pero si hay alteraciones.
 Oligofrenias: hay algunas que son hereditarias y se dan con mayor
frecuencia en descendientes de oligofrenias.
 Psicosis maniaco depresiva: 0,44% en población, 35% en descendencia.

Es el agente que causa disfunción metabólica del cerebro, daño en su


estructura o ambos, y es condición necesaria para la aparición del síndrome. En
su modo de acción debemos tomar en cuenta:

 Se refiere a la mayor cantidad o intensidad en la acción


del agente: así, el mayor grado de hipoglicemia, hipoxia, toxina circulante,
etc., o la mayor severidad de un traumatismo encéfalo craneano,
aumentarán la probabilidad de disfunción cerebral.
 . Tal como sucede en
quemaduras severas, cirugía, infecciones, etc. Así, por ejemplo, en el
delirium postquirúrgico, se aúnan los factores de estrés por la intervención,
dolor postoperatorio, insomnio, medicación antálgica, desequilibrio
electrolítico, infección, fiebre y pérdida sanguínea. Factores de toxemia,
hipoxia, alteraciones del Ph sanguíneo potencian su efectividad y pueden
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causar un síndrome de delirio. En un anciano, un infarto cardíaco causa


hipotensión arterial que lleva a un estado de delirium en un 13% de casos.
 . El daño o disfunción
cerebral puede ser:

 De tipo global o generalizado, tal como en la insuficiencia metabólica


cerebral por déficit en el aporte de oxígeno, glucosa, vitaminas y
otros substratos esenciales; o en las encefalopatías metabólicas de
origen hepático, renal, pulmonar, etc.; o en los trastornos
estructurales generalizados, sean degenerativos o vasculares y que
causan los síndromes de delirium, estado confusional y/o demencia.
 De tipo localizado o selectivo; así, la acción sobre la región reticular
del tallo cerebral causa entorpecimiento de la conciencia; algunas
drogas y virus tienen afinidad específica por el sistema límbico; el
LSD 25 produce una hipersincronía en el hipocampo; la falta de
tiamina daña las estructuras diencefálicas provocando un síndrome
amnésico.

 Si la alteración es repentina e intensa (crisis hipertensiva,


hipoglicémica, hipocalcémica) o rápidamente progresiva (invasión de una
neoplasia maligna), se puede producir grados variables de entorpecimiento
de conciencia, delirium o crisis convulsiva. Si el cambio es lento y
prolongado (crecimiento de un tumor cerebral, hematoma subdural crónico,
intoxicación crónica con barbitúricos o monóxido de carbono, hipotiroidismo
crónico, anemia perniciosa, deficiencia nutricional prolongada, procesos
degenerativos del sistema nervioso central) o si los trastornos patológicos
se repiten a menudo (traumatismos cefálicos en boxeadores, reiterados
infartos cerebrales, crisis hipoglicémicas), se presentará una psicopatología
de inicio gradual y de curso subagudo o crónico, de tipo demencia, a veces
irreversible. Si el trastorno patológico es único (intoxicación por CO2, paro
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cardíaco, un TEC), resultará un grado de déficit psicológico estacionario,


sea global o selectivo, que salvo casos muy severos, puede ser
compensado permitiendo una buena adaptación y competencia. La
patología de un curso irregular como en los cuadros cerebro vasculares,
resulta incierta e impredecible y en los estados iniciales puede dar lugar a
depresiones severas y/o ansiedad, a veces con tendencias suicidas.
Pueden, además, presentarse síntomas psicóticos.

Se refiere a las variadas características de cada paciente, tales como:

 El factor etiológico tiene efectos psicopatológicos diversos según la


edad del paciente. En un niño, adolescente, o adulto joven frente a un TEC,
tumor cerebral, infección o intoxicación, son frecuentes las manifestaciones
de tipo delirium o estados confusionales, con somnolencia e irritabilidad.
Los daños irreversibles, moderados o leves tienden a causar trastornos de
conducta y déficit cognoscitivos circunscritos más que una demencia o
síndrome amnésico. Entre los 40 y 60 años se incrementa la tendencia a la
patología crónica cerebral acompañada o no de trastorno cognoscitivo. Es
una regla dictada por la experiencia clínica considerar que toda persona
con más de 40 años, que presenta un cambio de personalidad, tiene algún
tipo de enfermedad cerebral, primaria o secundaria, de inicio reciente, a
menos que se demuestre lo contrario. Después de los 60 años, en que es
común un grado variable de degeneración cortical compensado, es
frecuente que en relación con factores orgánicos o psicológicos aparezcan
alteraciones cognitivas que no se producirían con un cerebro normal.
Infecciones respiratorias, urinarias, anestesia general, deshidratación,
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drogas, estrés psicológico, en un anciano, suelen causar un delirium que, si


no recibe tratamiento adecuado, puede convertirse en déficit permanente.
 Los mismos factores orgánicos o de
estrés psicosocial, en personas de la misma edad, determinan diferentes
tipos y severidad de respuestas patológicas según la susceptibilidad de la
persona afecta, lo que podría deberse a una predisposición genética y/o a
factores adquiridos neurofisiológicos o psicológicos; son ejemplos, la
conducta agresiva en casos de embriaguez patológica en personas con
daño del lóbulo temporal por TEC; los estados de delirium y síntomas
alérgicos con dosis terapéuticas de digoxina, antidepresivos tricíclicos,
ansiolíticos, penicilina; el delirium y alucinosis desencadenados por la
abstinencia de alcohol, barbitúricos o sedantes en personas dependientes.
 Es evidente que muchas personas tienen una
predisposición psicológica permanente para responder con sintomatología
cognoscitiva o psicótica a una amplia variedad de factores que deterioran el
normal funcionamiento cerebral. Hay factores estructurados de la
personalidad que parece tienen importancia predisponente como aquellos
relativos al campo perceptivo cognitivo y a síntomas de ansiedad por
empleo inadecuado de los mecanismos de defensa del ego.
 El antecedente de daño cerebral de
cualquier origen predispone al delirium; igualmente, la presencia de
enfermedades sistémicas crónicas renales, cardiovasculares, autoinmunes,
hepáticas o pulmonares, favorecen estados de delirium, confusionales o
demenciales. La deprivación del sueño y/o su fragmentación puede iniciar
un delirium, especialmente en ancianos.
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El exceso o defecto de la estimulación sensorial, el aislamiento social


(pérdida de contactos interpersonales), poca familiaridad con el medio circundante
(hospitalización, cambio de casa, por ejemplo) puede causar algún grado de
deterioro cognoscitivo o anormalidad de conducta en una persona con deficiente
proceso de información por daño cerebral. La población anciana es la más
vulnerable a estas influencias ambientales que pueden facilitar el comienzo de un
delirium o agrava

Sin dejar de considerar los múltiples factores etiopatogénicos de las


enfermedades mentales, los factores sociales y culturales son los que en realidad
definen que condiciones serán consideradas como problemas psicosociales y lo
que se debe hacer a fin de resolverlos.
El hombre como miembro de una colectividad depende para su relación
salud-enfermedad de. Las condiciones de vida en el hogar, en el trabajo, en, la
escuela y en las diferentes formas que en su sistema de relación le obliga a
actuar. Cobran importancia las oportunidades económicas y culturales que la
Sociedad ofrece a sus miembros.
La enfermedad psico-social, adquiere mayor o menor importancia social.

Según su asociación con los siguientes factores:


 Índices de morti y morbilidad;
 Grado de incapacidad productiva;
 Forma en que ocasiona el rompimiento de normas y leyes establecidas;
 Distribución y frecuencia en el conglomerado social.

Los factores sociales y culturales actúan no solamente en forma independiente


sino que se interrelacionan con los físicos y biológicos para formar el panorama
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total en que se desarrolla el fenómeno epidemiológico de las enfermedades


mentales: aparición, difusión, mantenimiento y prolongación de los problemas.

Se ha dicho que esta interrelación es tan íntima y variada que en


determinados casos no se podrá prescindir de ninguno de esos factores, mientras
que en otros casos, serán unos y otros los que intervengan directamente.
En general hay condiciones culturales y sociales que influyen sobre el nivel de
Salud Mental de las colectividades. Al analizar la multiplicidad de causas que
intervienen en la aparición del desequilibrio de la relación salud-enfermedad,
siempre encontramos que estas derivan de imperfecciones de la organización
social humana.

Las clases sociales existen en cualquier sistema de gobierno. Estas clases


tienen, un ambiente propio, en donde se desenvuelven sus participantes. En el
sistema social imperante en nuestros países sub-desarrollados el Sistema de
Salud se ve compuesto por un sector privado que es altamente diferenciable del
resto de los sectores de ese sistema; es más, la diferenciación existe aún dentro
del mismo sector privado. Todo lo anterior guarda una estrecha relación con el
status socio-económico en cuanto a la adquisición de los servicios de Salud.
Algunas enfermedades mentales se distribuyen en su frecuencia de una
manera diferente en las distintas clases sociales y algunas como la
Farmacodependencia son generalmente más frecuentes entre los jóvenes de las
clases sociales dominantes, esto posiblemente debido a que su status
socioeconómico les permite mayores facilidades para la adquisición de fármacos.
Es observable por otra parte que trastornos psicosociales como el alcoholismo, la
prostitución y la delincuencia presentan índices más elevados en las clases
dominadas.
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El retraso mental como producto de la desnutrición y de los traumas del


parto es también ostensiblemente más frecuente en las clases socialmente
desprotegidas.

A través del tiempo el hombre ha tenido la necesidad de agruparse en,


Conglomerados humanos, para satisfacer sus necesidades, por lo que ha tenido
que formar sociedades que, directa o indirectamente están ligados a fenómenos
salud-enfermedad.

Las características socio-poblacionales deben ser siempre consideradas en


los estudios epidemiológicos de las enfermedades mentales, ante todo cuando se
investigan factores etiopatogénicos de trastornos psicosociales. La emigración de
la población rural a las ciudades trae consigo su ubicación en lugares periféricos y
carentes de los elementos básicos necesarios para el fomento y prevención. De
los trastornos psicosociales que comúnmente se generan en estos grupos
marginados.

"La unidad nuclear de la Sociedad" (como se le ha dado en llamar a la


familia) se organiza teniendo como fin básico la perpetuación de la especie. Esto
implica la necesidad de una estructuración en sus miembros que permita que en
ella se lleven a cabo las funciones necesarias, no sólo para que la perpetuación se
realice sino también, para que eso suceda en la mejor forma.

La familia en su organización muestra diferencias que están de acuerdo! a


Múltiples factores socio-culturales y presenta un marcado dinamismo. "La
estructura familiar se presenta paulatinamente afectada en su solidez y los
patrones culturales por tanto tiempo establecidos y tendientes a mantener dicha
estructura cambian aceleradamente una adecuada adaptación a las mismas en los
miembro: integrantes del grupo familiar aunados a otros distintos cambios socio-
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económico; propician una gran inseguridad y la desintegración familiar es cada


vez mayor.

Es dentro del ambiente familiar donde el hombre logra adquirir los


elementos con los cuales forma su manera de ser, donde se estructura su
personalidad y siendo esto así se podrá entonces comprender la gran importancia
que la organización familiar tiene para la Salud Mental, cuando se afirma que gran
parte de los trastornos mentales guardan una estrecha relación con la
personalidad del hombre mentalmente enfermo.

La falta de educación es otro factor que reduce las posibilidades de


encontrar formas diferentes de trabajo, de acción y de vida, y el panorama de
funcionamiento se estrecha aún cuando esto sucede en alguien que debe
desenvolverse en un grupo donde esta limitación afecta a la minoría. Este es uno
de los factores del fracaso que sufre el campesino generalmente analfabeta, que
llega a la ciudad en busca de mejores condiciones de trabajo.
En una población donde el analfabetismo impera tanto en forma simple
como funcional los riesgos de una enfermedad psico-social no son reconocidos y
por lo tanto no son evitables. Las campañas preventivas no son lo suficientemente
asimilables y la protección que puede darse es mínima.

El trabajo, a través de las distintas etapas de desarrollo de la humanidad,


ha planteado un conflicto permanente de carácter médico-social, o más bien
biológico social, a la vez que nuestro estado de salud está íntimamente ligado a
las exigencias físicas, psicológicas y del ambiente donde se desarrolla una
ocupación, ya se trate en el medio rural donde las faenas agrícolas tienen mayor
significancia, o bien en el medio urbano, donde la industrialización y
especialización técnicas son cada día mayores.
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En el ambiente laboral donde el hombre pasa gran parte de la vida teniendo


que guardar relaciones estrechas con otras personas, el resultado puede
traducirse en una situación de agrado o de insatisfacción. Frecuentemente el
empleado industrial se ve sometido a situaciones de stress constante por la
precisión con que necesariamente debe trabajar, por el intenso ruido o por
vapores tóxicos a que se le somete.

La sensación constante de explotación que el hombre siente y vive se


traduce con frecuencia en una sensación de vacío que quita a la vida su razón de
ser. Este estado vivencial de ser explotado en su sistema social que se vuelve
asfixiante, puede ser en gran parte responsable de actos de violencia externa que
el hombre hace a sus semejantes y en ocasiones a sí mismo, uno de cuyos
extremos puede ser el suicidio. Si al factor ocupacional se le agrega la falta de
protección legal que en algunos países tienen los trabajadores, fácilmente se tiene
una idea del grado de inseguridad que vive, lo que afecta su estado de salud
mental que a su vez disminuye su capacidad de producción y esto aumenta su
inseguridad ante la posibilidad de un despido inminente por tal razón. Se forma así
un círculo vicioso que encierra al hombre y ahoga sus posibilidades de vivir
satisfactoriamente.

Es probable que el origen de la religión data del momento mismo en que el


hombre busca explicación a fenómenos para él desconocidos, muchos de los
cuales siguen siendo desconocidos. Y es probable además, que su origen esté
relacionado con la necesidad social del orden establecido por normas o leyes.
Casi todas las religiones contemplan el respeto de leyes que permiten la felicidad
y cuyo rompimiento es motivo de infelicidad, de gravísimos castigos.
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Muchas de estas leyes por otro lado reprimen al hombre, le impiden


expander sus necesidades bio-fisio-psico-sociales. Aún cuando algunas religiones
han comprendido la necesidad de cambios y aún cuando los intentan, lo cierto es
que las transformaciones-culturales se suceden con una velocidad vertiginosa que
hace prácticamente imposible que puedan realizarse las expresiones del cambio.

En un intento por responder si la distribución y frecuencia de las


enfermedades mentales es uniforme en el mundo, el tener como base los factores
biológicos de un cerebro humano único o, por el contrario, varía en el mundo de
un lugar a otro, de un estrato social a otro, incluso de un momento histórico a otro
en el mismo lugar y determina las posibles causas de las enfermedades mentales,
es que desde los primeros tiempos se enfoca desde psiquiatría el medio cultural
de donde proceden los pacientes.

La respuesta no es simple, en ella va implícita la determinación de


causalidad en psiquiatría, que es multifactorial, donde cada factor no es suficiente
ni necesario por sí mismo. Se ha pretendido buscar una uniformidad biológica, en
la cual lo cultural solo aporta la empaquetadura, la patoplastia o forma de
manifestación.

Por otra parte, se ha señalado la causalidad cultural o social de la


enfermedad mental, en las conocidas como trastornos menores, con gran
interdependencia del medio social con una referencia a problemas del vivir, como
cuestión esencial de estas enfermedades.

Esta cuestión no es nueva; sus orígenes se remontan al dualismo


cartesiano, se hace más evidente con el desarrollo de la antropología cultural del
siglo XIX y a comienzos del XX, con la aparición de las llamadas Escuelas
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Culturales del Psicoanálisis que critican a Freud, porque universalizó teorías que
elaboraron en un estrato social, en un medio cultural y en un momento dados.

Más avanzado el siglo XX, se describen cuadros psiquiátricos propios de


diferentes culturas no occidentales calificadas como exóticas, que se estudian con
el criterio de psiquiatría folclórica con un tono despectivo.

Fernando Ortiz, estudioso cubano de las culturas africanas en Cuba y el


Caribe, propone el término transcultural para este tipo de aproximación y describe
todo el proceso que termina con la transculturación.

El fenómeno de la transculturación no hay que buscarlo en lejanas costas,


ocurre en un medio social propio, se relaciona con clases y estratos sociales, el
determinante de las subculturas originadas por la inequidad, la pobreza o la
riqueza. Se llega así a las clasificaciones psiquiátricas como el DSM-IV y la CIE-
10, todavía como apéndice y criterios folclóricos de una manifestación que se hace
cada vez más dominante, no sólo en las enfermedades mentales.

Las ideas acerca de la etiología y patogénesis de las enfermedades reflejan


una serie de aspectos del funcionamiento de la cultura en la que se desarrollan.
Tienen que ver, generalmente, en las sociedades occidentalizadas, con los
postulados de la ciencia positiva.
Por lo menos en apariencia, ya que se sabe muy bien que detrás de las
teorías científicas se esconden, la mayor parte de las veces, rescoldos de
creencias mítico-mágicas, de convicciones religiosas y de prejuicios políticos.

El caso de la psiquiatría folclórica es distinto. Se ha destacado que su


característica principal es de no coincidir con lo aceptado por la "cultura oficial" de
la comunidad en la que se desarrolla, sino, más bien, reflejar creencias
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pertenecientes a grupos culturales cuya significación política y cuya influencia en


el manejo del poder han ido desapareciendo, perdiendo vigencia.

Las doctrinas etiológicas y patogénicas de la psiquiatría folclórica, en


general, son una interesantísima mezcla de ideas basadas en las culturas
autóctonas más o menos influidas por la presión de las fuerzas culturales
dominantes y, entre ellas, principalmente, la religión impuesta.

A pesar de estas influencias cada grupo y subgrupo cultural mantiene un


conjunto bastante coherente de creencias que conforman verdaderos conceptos
etiológicos y patogenéticos cuyo estudio puede ser de extraordinaria importancia
histórica y antropológica. Anteriormente, al referirnos al "daño", hicimos notar que
presentaba variantes que vale la pena investigar más de cerca.

En las zonas más "primitivas" de nuestro territorio, donde la urbanización no


es predominante, como en las zonas de los Andes, el síndrome toma otra
característica: la enfermedad no es producida por los hombres, sino por la
naturaleza. Es la montaña o el río los que "roban el alma" y a los que hay que
obligar, por medio de maniobras mágicas, a devolverla.

No parece desacertado suponer que esa variante muestra con toda claridad
la influencia de los factores sociales y geográficos sobre las ideas nosológicas del
pueblo: en las regiones de cultura menos ciudadana, es la naturaleza el enemigo
con el que hay que enfrentarse para recuperar la salud, propiciándola por medio
de maniobras mágicas. En los lugares en los que ya existe una agrupación
citadina, la naturaleza pasa a un segundo plano y es el hombre el enemigo al que
hay que afrontar y es él quien produce el "daño". En estos casos en los cuales, los
síntomas puede decirse que son los mismos aunque la interpretación difiera, el
curandero debe emplear sus conocimientos y el paciente está obligado a seguir
sus indicaciones para reglar su vida con sus semejante.
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Es bastante difícil definir el término de “trastornos emocionales” o afectivos,


ya que es un fenómeno que está interrelacionado con muchos otros trastornos; del
carácter, de conducta y dificultades de aprendizaje. En este sentido, existe cierta
confusión entre sus causas, sus efectos y los efectos asociados a él.

Tomando en cuenta lo anterior, se ha usado este término para referirse


indistintamente a otros trastornos, como desadaptación emocional y desorden
mental entre otros.

Intentando una delimitación de perturbación


emocional, la entenderemos, centrándonos
en los estudios de Newcomer, como:
“Un estado del ser, caracterizado por
aberraciones en los sentimientos que tiene
un individuo con respecto a sí mismo y al
medio ambiente. La existencia de la
perturbación emocional se deduce del
comportamiento. Por lo general si una persona actúa de una manera que le es
perjudicial a ella y/o a los demás, puede considerarse en un estado de
perturbación emocional.”(Newcomer, 1993)

Bravo, L. (1984), plantea que los trastornos emocionales infantiles son


consecuencia de insuficiencia en los procesos psicológicos adaptativos frente a
experiencias del ambiente y frente a las propias necesidades instintivas. Agrega
además, que estos trastornos son derivados de la angustia y de los mecanismos
psíquicos insuficientes para controlarla.

Los trastornos emocionales pueden dividirse en:

- Trastornos afectivos derivados del ambiente (en base a las actitudes del medio
frente a él)
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- Trastornos conflictivos sintomáticos (Con causa ambiental, pero los síntomas se


mantienen pese a desaparecer la causa).

- Trastornos estructurales de la personalidad (debido a fallas en las funciones


toicas).

1) preocupación.
2) inseguridad.
3) miedo o temor.
4) aprensión.
5) pensamientos negativos (inferioridad, incapacidad).
6) anticipación de peligro o amenaza.
7) dificultad de concentración.
8) dificultad para la toma de decisiones.
9) sensación general de desorganización o pérdida de control sobre el
ambiente.

1) hiperactividad.
2) paralización motora.
3) movimientos torpes y desorganizados.
4) tartamudeo y otras dificultades de expresión verbal.
5) conductas de evitación.
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1) síntomas cardiovasculares: palpitaciones, pulso rápido, tensión arterial alta,


accesos de calor.
2) síntomas respiratorios: sensación de sofoco, ahogo, respiración rápida y
superficial, opresión torácica.
3) síntomas gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarrea, aeorofagia,
molestias digestivas.
4) síntomas genitourinarios: micciones frecuentes, enuresis, eyaculación
precoz, frigidez, impotencia.
5) síntomas neuromusculares: tensión muscular, temblor, hormigueo, dolor de
cabeza tensional, fatiga excesiva.
6) síntomas neurovegetativos: sequedad de boca, sudoración excesiva,
mareos.
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La ansiedad es una de las emociones humanas básicas, y suele


manifestarse cuando nuestra integridad espiritual, mental o física se ve
amenazada. Se reconoce por su carácter desagradable, una suerte de "dolor
emocional", asociado a la percepción o el temor de un desenlace negativo en una
situación incierta o de riesgo. La ansiedad suele manifestarse con inquietud,
nerviosismo y aumento del estado de alerta. Al componente psicológico de este
estado se le denomina expectación aprensiva. Además, son comunes un número
variable de molestias
físicas, entre las más
habituales sensación de
constricción o vacío en
la región epigástrica, "un
nudo en la garganta",
pulso y frecuencia
respiratoria aumentadas,
sudoración y tensión
osteomuscular.

La ansiedad o el estrés, son normales, inherentes al individuo. Son


adaptativos y funcionales. Sin una cuota de ansiedad los sistemas biológicos no
podrían vivir, aprender, reproducirse, proyectarse en el futuro. Sin esa cuota de
ansiedad sería imposible sorprendernos, enamorarnos, enojarnos; la vida
carecería de interés, valor, sabor.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada, o GAD por sus siglas en inglés, es


una enfermedad real. Se puede tratar con medicamentos y terapia. Si sufre de
GAD, usted se preocupa todo el tiempo por su familia, su salud y su trabajo, aún
P á g i n a | 24

cuando no hay motivo. A veces su preocupación no es causada por nada


específico, pero aún así se siente tenso(a) y preocupado(a) todo el día. También
sufre de dolores y malestares sin razón y también se siente cansado(a) a menudo.
Todas las personas se preocupan de vez en cuando, pero las que padecen de
GAD se mantienen preocupadas constantemente, sienten miedo de que vaya a
ocurrir lo peor y no se pueden relajar.
Para efectuar el diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada, los
especialistas se basan en los criterios diagnósticos del DSM-IV o del CIE-10, dos
clasificaciones de las enfermedades consensuadas por especialistas de diferentes
nacionalidades y reconocido prestigio.

El diagnóstico de desórdenes mentales aunque ha mejorado muchísimo no


está exento de dificultades. Así, por ejemplo, en los trastornos de ansiedad nos
encontramos con un grave problema, como es la alta comorbilidad, de manera que
se estima que tan sólo uno de cada tres pacientes presenta un único trastorno.
Los otros dos (de cada tres) presentan más de un trastorno.

Veamos un primer estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 8.098 sujetos,
en el que se encontró que el 17,2% de la población había padecido algún trastorno
de ansiedad en el último año.

Figura 1
P á g i n a | 25

Como puede verse en el cuadro, un 8,8% de la población ha tenido en el


último año de su vida uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes,
generalmente no muy invasivo, la fobia simple. Otro 7,9% de la población ha
tenido un trastorno de ansiedad mucho más discapacitante, la fobia social. El 2,3%
de las personas ha tenido ataques de pánico. Un 2,8% ha desarrollado agorafobia
sin pánico. Y se encuentra que el 56% presenta más de un trastorno de ansiedad.

Un tipo de estudio diferente fue coordinado por la OMS (Organización Mundial


de la Salud). En esta ocasión se entrevistaron a 25.916 sujetos, en centros de
atención primaria de 14 países.

Figura 2

En este estudio no se siguieron los criterios DSM, de la Asociación de


Psiquiatras Americanos, sino los criterios CIE-10, de la OMS. No se tomaron
muestras poblacionales, sino muestras de pacientes que acuden a su médico de
Atención Primaria.
P á g i n a | 26

Otro estudio similar al anterior fue realizado en España, por Chocrón y


colaboradores (1995)

Figura 3

Como vemos en el cuadro 3, en atención primaria, en España, siguiendo


criterios del DSM-III-R, se han encontrado unos resultados de una prevalencia de
13.8% para trastornos de ansiedad. En cuanto a síndromes más concretos arrojan
cifras de ansiedad generalizada de 7.3%, un 3% de trastorno de pánico y un 3%
de trastorno obsesivo compulsivo.

No todo el mundo tiene la misma probabilidad de desarrollar un trastorno de


ansiedad, sino que existen claramente una serie de factores de riesgo que pueden
ser diferentes según cada trastorno (Horwath y Weissman, 1995):

 Ataques de pánico: sexo femenino, edad media

 Agorafobia: sexo femenino, raza afro-americana, (entorno rural-urbano,


datos contradictorios)

 Fobia social: sexo femenino, 18-29 años, educación baja, solteros, clase
baja
P á g i n a | 27

 Ansiedad generalizada: sexo femenino, edad menor 30, raza afro-


americana

 Trastorno obsesivo-compulsivo: no diferencias sexo

Los trastornos de ansiedad son enfermedades con una base biológica,


aparte de las consideraciones psicológicas y sociales.” Al respecto me permito
señalar que el considerar los trastornos de ansiedad como así también la
depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y otros trastornos mentales como
enfermedades con base biológica, es en el estado actual del conocimiento
científico solamente una teoría, que no ha podido ser comprobada científicamente.
Con respecto al origen y causa del trastorno de ansiedad la teoría propuesta por la
psiquiátrica biológica es que es de origen genético y bioquímico, sin embargo, no
se han llegado a pruebas concluyentes al respecto, por lo que también, se debería
seguir considerando las causas biológicas de los trastornos mentales solamente
como hipótesis.

En los últimos 20 años han surgido otras teorías para explicar estos tipos de
trastorno, como también sus causas los cuales son vistos como procesos
psicológicos, me refiero específicamente a la teoría cognitiva constructivistas post-
racionalista. Desde el punto de vista de la teoría cognitiva post-racionalista los
trastornos mentales se ven como procesos complejos y que están referidos al
contexto de vida de la persona y a su significado personal

Esta perspectiva deriva de los modelos del Self (Si-mismo), que es una
manera de entender la experiencia humana individual en la cual la persona es
vista como un sistema complejo autoorganizado (multiprocesal y multimodal) en
interacción permanente con un medio que es fundamentalmente social, (mundo
intersubjetivo) también complejo y autoorganizado en la que este individuo trata de
mantener su identidad personal durante todo su ciclo de vida. La psicopatología
P á g i n a | 28

aparece cuando una persona en una situación de vida no puede procesar


emociones críticas por volverse demasiado rígida en la manera de procesar su
significado personal. En el caso del ataque de pánico, el miedo que la persona
experimenta en una situación de sentirse desprotegido en un mundo amenazante
es elaborado como miedo a morirse de un ataque cardíaco o un derrame cerebral,
en una fobia social el temor al juicio negativo de los otros es elaborado como una
gran incomodidad nerviosismo y tensión. En el trastorno obsesivo la experiencia
de incertidumbre es procesada como pérdida de control, que incrementa la
actividad cognitiva (pensamientos e imágenes intrusivas) y conductas ritualistas.

síntomas se
explican por los efectos fisiológicos directos de una enfermedad (p. ej.
hipertiroidismo).
hay una sustancia -
droga, medicamento o tóxico-, que provoca los síntomas de ansiedad. (P. ej. gran
ansiedad tras la ingesta de excesiva cafeína.)
la inquietud excesiva se
relaciona con la posibilidad de sufrir un ataque de pánico -trastorno de angustia-,
con pasarlo mal en público -fobia social-, engordar -anorexia nerviosa-, temor a
padecer una grave enfermedad -hipocondría-, presentar múltiples síntomas físicos
o con la preocupación, en la infancia, por el
bienestar de los seres queridos o por el hecho de estar alejado de ellos o del
hogar -trastorno de ansiedad por separación-.
no son
sencillas preocupaciones por problemas cotidianos, sino, más bien, pensamientos
P á g i n a | 29

intrusos, importunos, que suelen ir acompañados de rituales compulsivos para


reducir la ansiedad que generan.
- si la ansiedad generalizada sólo se
da en el transcurso de un trastorno por estrés postraumático, se diagnostica,
únicamente, éste último.
- sólo se establece este diagnóstico
cuando no se cumplen los criterios para el diagnóstico del resto de trastornos de
ansiedad, se debe, además a un estresante, y no se prolonga más allá de 6
meses desde la desaparición del estresante.
-
la ansiedad aparece sólo en el transcurso de éstos. Además existen
otros síntomas específicos de cada uno de estos dos grupos.
- : las preocupaciones son más controlables (p. ej.
se pueden posponer) e interfieren menos en la actividad diaria de la persona. Son
además menos intensas, menos perturbadoras y menos duraderas, y se
relacionan más con factores desencadenantes No suelen acompañarse de
síntomas físicos como tensión muscular, irritabilidad, o impaciencia. Aunque en
niños es más frecuente que se den este tipo de síntomas físicos.

A. Ansiedad y preocupación excesivas (expectación aprensiva) sobre una amplia


gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar),
que se prolongan más de 6 meses.
B. Al individuo le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación.
C. La ansiedad y preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas
siguientes (algunos de los cuales han persistido más de 6 meses).

Nota: En los niños sólo se requiere uno de estos síntomas:


P á g i n a | 30

1) inquietud o impaciencia
2) fatigabilidad fácil
3) dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco
4) irritabilidad
5) tensión muscular
6) alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el
sueño, o sensación al despertarse de sueño no reparador.

D. El centro de la ansiedad y de la preocupación no se limita a los síntomas de un


trastorno; por ejemplo, la ansiedad o preocupación no hacen referencia a la
posibilidad de presentar una crisis de angustia (como en el trastorno de angustia),
pasarlo mal en público (como en la fobia social), contraer una enfermedad (como
en el trastorno obsesivo-compulsivo), estar lejos de casa o de los seres queridos
(como en el trastorno de ansiedad por separación), engordar (como en la anorexia
nerviosa), tener quejas de múltiples síntomas físicos (como en el trastorno de
somatización) o padecer una enfermedad grave (como en la hipocondría), y la
ansiedad y la preocupación no aparecen exclusivamente en el transcurso de un
trastorno por estrés postraumático.
E. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan malestar
clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes
de la actividad del individuo.
F. Estas alteraciones no se deben a los efectos fisiológicos directos de una
sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad médica (p. ej.,
hipertiroidismo) y no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno del
estado de ánimo, un trastorno psicótico o un trastorno generalizado del desarrollo.
P á g i n a | 31

La característica esencial de este trastorno es una ansiedad generalizada y


persistente, que no está limitada y ni siquiera predomina en ninguna circunstancia
ambiental en particular (es decir, se trata de una "angustia libre flotante"). Como
en el caso de otros trastornos de ansiedad los síntomas predominantes son muy
variables, pero lo más frecuente son quejas de sentirse constantemente nervioso,
con temblores, tensión muscular, sudoración, mareos, palpitaciones, vértigos y
molestias epigástricas. A menudo se ponen de manifiesto temores a que uno
mismo o un familiar vayan a caer enfermo o a tener un accidente, junto con otras
preocupaciones y presentimientos muy diversos. Este trastorno es más frecuente
en mujeres y está a menudo relacionado con estrés ambiental crónico. Su curso
es variable, pero tiende a ser fluctuante y crónico.

El afectado debe tener síntomas de ansiedad la mayor parte de los días


durante al menos varias semanas seguidas. Entre ellos deben estar presentes
rasgos de:

a) Aprensión (preocupaciones acerca de calamidades venideras, sentirse "al


límite", dificultades de concentración, etc.).

b) Tensión muscular (agitación e inquietud psicomotrices, cefaleas de tensión,


temblores, incapacidad de relajarse).

c) Hiperactividad vegetativa (mareos, sudoración, taquicardia o taquipnea,


molestias epigástricas, vértigo, sequedad de boca, etc.).
P á g i n a | 32

En los niños suelen ser llamativas la necesidad constante de seguridad y


las quejas somáticas recurrentes.

La presencia transitoria (durante pocos días seguidos) de otros síntomas,


en particular de depresión, no descarta un diagnóstico principal de trastorno de
ansiedad generalizada, pero no deben satisfacerse las pautas de episodio
depresivo, trastorno de ansiedad fóbica, trastorno de pánico o trastorno obsesivo-
compulsivo.

TRASTORNO DE ANGUSTIA SIN AGORAFOBIA

TRASTORNO DE ANGUSTIA CON AGORAFOBIA

AGORAFOBIA

FOBIA ESPECÍFICA

FOBIA SOCIAL

TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO

TRASTORNO POR ESTRÉS AGUDO

TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADO

TRASTORNO POR ANSIEDAD DEBIDO A ENFERMEDAD MÉDICA

TRASTORNO POR ANSIEDAD INDUCIDO POR SUSTANCIAS

TRASTORNO DE ANSIEDAD NO ESPECIFICADO


P á g i n a | 33

Si no se tratan, los trastornos de ansiedad pueden tener consecuencias


graves. Por ejemplo, algunas personas que tienen ataques de pánico recurrentes
evitan a toda costa ponerse en situaciones que temen podrían desencadenar un
ataque. Esta conducta evasiva puede crear problemas si está en conflicto con
requisitos del trabajo, obligaciones familiares u otras actividades básicas de la vida
diaria.
Muchas personas que tienen trastornos de ansiedad no tratados son
propensas a otros trastornos psicológicos, como depresión, y tienen una mayor
tendencia al abuso de alcohol y otras drogas. Sus relaciones con familiares,
amigos y compañeros de trabajo pueden volverse muy tirantes y su desempeño
laboral puede decaer.

Por supuesto. La mayoría de los casos de trastornos de ansiedad pueden


ser tratados satisfactoriamente por profesionales de la salud y la salud mental
apropiadamente capacitados. Varias investigaciones han demostrado que tanto la
terapia de conducta como la terapia cognitiva y de conducta (CBT) pueden ser
muy eficaces para tratar los trastornos de ansiedad. Los psicólogos usan la CBT
para ayudar a los pacientes a identificar y aprender a controlar los factores que
contribuyen a su ansiedad.

La terapia de conducta implica usar técnicas para reducir o detener las


conductas no deseadas asociadas con estos trastornos. Por ejemplo, una táctica
implica tratar a los pacientes con técnicas de relajación y respiración profunda
P á g i n a | 34

para contrarrestar la agitación y la hiperventilación (respiración rápida y superficial)


que acompañan a determinados trastornos de ansiedad.
A través de la terapia cognitiva, los pacientes aprenden a entender cómo sus
pensamientos contribuyen a los síntomas o trastornos de ansiedad y cómo
modificar aquellos patrones para reducir la probabilidad de ocurrencia y la
intensidad de la reacción. La conciencia cognitiva aumentada del paciente se
combina a menudo con técnicas conductuales para ayudar a la persona a
enfrentar y tolerar gradualmente situaciones de temor en un entorno controlado y
seguro.

Conjuntamente con la psicoterapia, la medicación adecuada y eficaz puede


desempeñar un papel importante en el tratamiento. En los casos en que se usa
medicación, la atención de los pacientes puede ser manejada por un terapeuta en
colaboración con un médico. Es importante que los pacientes se den cuenta de
que algunos fármacos tienen efectos colaterales, que deben ser controlados
atentamente por el médico que los receta

Los psicólogos autorizados para ejercer están altamente calificados para


diagnosticar y tratar los trastornos de ansiedad. El entrenamiento extenso a cual
se sujeten los psicólogos incluye el conocimiento y uso de una variedad de
psicoterapias, incluso CBT o terapia cognitiva y de conducta.
A veces, los psicólogos usan otros métodos además de la psicoterapia individual.
La psicoterapia en grupo, típicamente con personas que no son relacionadas pero
que tienen un trastorno de ansiedad, es una manera eficaz de proveer apoyo.
Además, la psicoterapia entre familia puede ayudar a los miembros de la misma a
entender la ansiedad que siente su ser querido, y aprender nuevas formas de
interactuar que no agraven su ansiedad ni los comportamientos relacionados con
la ansiedad.Las personas que sufren de trastornos de ansiedad también podrían
P á g i n a | 35

considerar una clínica de salud mental u otros programas de tratamiento


especializado dedicados a tratar trastornos específicos de ansiedad como pánico
o fobias disponibles en su zona de residencia.

La gran mayoría de las personas que padecen trastornos de ansiedad


pueden reducir o eliminar sus síntomas y regresar a una vida normal al cabo de
varios meses de psicoterapia apropiada. Muchas personas notan progresos en la
eliminación de síntomas y la recuperación de su capacidad de funcionar al cabo
de unas cuantas sesiones de tratamiento. Es muy importante entender que los
tratamientos para los trastornos de ansiedad no surten efecto al instante. El
paciente debe sentirse cómodo desde el principio con el tratamiento general
propuesto y con el terapeuta con el que está trabajando. La cooperación del
paciente es fundamental, y debe haber una fuerte sensación de que el paciente y
el terapeuta están colaborando como un equipo para remediar el trastorno de
ansiedad.

Ningún plan da buenos resultados con todos los pacientes. El tratamiento


debe adaptarse a las necesidades del paciente y al tipo de trastorno, o trastornos,
que tiene. El terapeuta y el paciente deben trabajar juntos para evaluar si el plan
de tratamiento está bien encaminado. A veces es necesario realizar ajustes al
plan, dado que los pacientes responden de manera diferente al tratamiento. No
hay duda de que varios tipos de trastornos de ansiedad pueden afectar
gravemente la función que desempeña una persona en el trabajo y el entorno
familiar y social. Sin embargo, las posibilidades de una recuperación a largo plazo
para la mayoría de las personas que buscan ayuda profesional son muy buenas.
Las personas que tienen trastornos de ansiedad pueden trabajar con un terapeuta
calificado y experimentado, como un psicólogo autorizado para que les ayude a
recuperar el control de sus sentimientos y pensamientos, y últimamente el control
de sus vidas.
P á g i n a | 36

Trastorno de pánico, crisis de angustia o ataques de pánico es un tipo de


trastorno de ansiedad en el cual alguien tiene ataques repetitivos de intenso miedo
de que algo malo vaya a ocurrir en el momento menos pensado.

En los primeros episodios estos síntomas


generalmente se presentan sin motivo aparente y
luego se agregan crisis asociadas a situacones o
lugares (por ejemplo, salir o quedarse solo,
espacios encerrados o con mucha gente). Como
consecuencia de lo anterior, es común que la
persona se sienta preocupada por volver a tener
una crisis y experimente una tendencia por evitar
situaciones o lugares que se perciben asociadas al
riesgo de nuevas crisis. Esta vivencia es en
extremo desagradable y se acompaña de miedo intenso y un impulso irresistible a
huir o buscar ayuda.

Como consecuencia de las crisis se produce un estado de temor a que


estas se repitan llamados ANSIEDAD ANTICIPADA. La mayor parte de las
personas afectadas desarrolla conductas de evitación, a las que llamamos
AGROFOBIA y que tienen por fin no exponerse a situaciones que se asocian con
un mayor riesgo de nuevas crisis de pánico.

Se estima que al menos un 3% de la población, alrededor de medio millón


de personas en Chile, se verán afectadas por este problema en algún momento de
sus vidas. El transtorno de pánico suele comenzar entre la secunda y la tercera
década de la vida, aunque puede presentarse en personas de cualquier edad,
P á g i n a | 37

incluso en niños. Es dos a tres veces más frecuente en mujeres que en hombres.
El trastorno de pánico afecta con mayor frecuencia a personas que también
padecen de enfermedades del ánimo como depresión o bipolaridad, y de otros
trastornos por ansiedad, como ansiedad generalizada, ansiedad social y estrés
post traumático.

Una crisis o ataque de pánico comienza de repente y con mucha frecuencia


alcanza su punto máximo al cabo de 10 a 20 minutos. Algunos síntomas pueden
continuar durante una hora o más. Un ataque de pánico se puede confundir con
uno cardíaco.

Los ataques de pánico pueden incluir ansiedad respecto a estar en una


situación donde un escape pueda ser difícil (como estar en una multitud o viajando
en un auto o autobús).

Una persona con trastorno de pánico a menudo vive con miedo de otro
ataque y puede sentir temor de estar sola o lejos de la

Los ataques de pánico no se pueden predecir. Al menos en las primeras


etapas del trastorno, no hay ningún desencadenante que comience el ataque. El
recuerdo de un ataque pasado puede provocar ataques de pánico.
P á g i n a | 38
P á g i n a | 39

Es ansiedad o evitación de situaciones donde es difícil escapar o


encontrar ayuda en caso de que se sufra un ataque de pánico. En estos casos, el
miedo no es una sola situación (como en la fobia específica), sino a una amplia
gama de ellas, como por ejemplo, lugares públicos (especialmente si están
concurridos), grandes almacenes, transportes públicos, lugares lejanos a la propia
casa, conducir por una autopista, etc. Aunque puede darse sin ataques de pánico,
suelen ir muy asociados.
P á g i n a | 40

Esta enfermedad comprende tres elementos principales:

Constituyen la principal manifestación de trastorno. Se caracterizan por ser


episodios de angustia de intensidad extrema, inicialmente de comienzo brusco y
sin motivo aparente, con intensos síntomas físicos, asociados a sensaciones de
muerte, terror o descontrol. Con el curso de la enfermedad también se presentan
crisis de intensidad limitada, del tipo que el paciente siente que "puedo controlar".
Estas crisis leves tienen gran importancia en la evolución de la enfermedad, ya
que suelen pasar desapercibidas, y de este modo
favorecen la persistencia de síntomas residuales y
luego de recaídas.

Estado de preocupación casi permanente, por


temor a que las crisis se repitan. Aparece o
aumenta su intensidad cuando debe enfrentarse
una situación temida y puede llegar a ser el síntoma que más sufrimiento produce,
ya que acompaña a la persona de un modo continuo

Se intenta evitar situaciones o lugares que se asocian con nuevos episodios, o


bien, con la dificultad de huir o recibir ayuda oportuna en caso de una nueva crisis,
Ejemplos comunes son evitar salir o viajar solo, espacios cerrados, muy
concurridos o aislado, reuniones sociales, usar transporte público y cruzar túneles.
P á g i n a | 41

Existen numerosas evidencias que apoyan la existencia de una


desregulación de funciones de Sistemas
Nervioso Central, específicamente en una
estructura llamada amígdala y que se sabe
regula la respuesta al miedo. Asimismo, existe
una predisposición familiar a presentar el problema. No se hereda la
enfermedad sino una mayor suceptibilidad a enfermar.

La mayor parte de las personas que sufren trastorno de pánico han


experimentado situaciones de vida relacionadas con pérdidas, abandono,
separaciones, u otros eventos de la vida
significativos, previas al inicio de los síntomas.
Estos mismos antecedentes se pueden
identificar en la infancia o adolescencia de las
personas afectada.

Las personas con trastorno de pánico parecen


tolerar con mayor dificultad situaciones en las que se
ven amenazadas sus relaciones interpersonales
importantes. Suele existir el antecedente de un estilo
familiar aprensivo y sobre protector. Además, al p
resentar crisis de pánico, produce gran inseguridad y
dependencia, incluso en personas previamente muy bien adaptadas.
P á g i n a | 42

Tomando en consideración lo anterior, el trastorno de pánico puede ser


entendido como una enfermedad, en la cual un sistema de alarma del organismo
se encuentra más sensible, favorecido por factores biográficos y ambientales.

 Consumo de cocaína y marihuana


 Consumo excesivo de alcohol
 Síndrome de privación de alcohol
 Consumo de "pastillas para adeldazar"
 Consumo excesivo de cafeína(café y bebidas cola)
 Consumo tabaco
 Enfermedades físicas de la tiroides, bajas bruscas
de la presión arterial o la glicemia, asma bronquial
y trastornos del ritmo cardíaco
 Ejercicio físico extenuante
 Trasnochar en exceso

El objetivo de la terapia es ayudarlo a desempeñarse bien durante la vida


diaria. Una combinación de terapia cognitiva conductista (TCC) y medicamentos
funciona mejor.

Los tratamientos efectivos para el trastorno de pánico deben incluir


medicamentos específicos, formas particulares de psicoterapia y una adecuada
educación acerca del trastorno. La combinación de estos tres tratamientos
produce los mejores resultados, aliviando a la gran mayoría de las personas
afectadas.
P á g i n a | 43

A continuación se describen los objetivos de un plan de tratamiento para pacientes


con TP: en una primera fase, el énfasis está puesto en la erradicación, en lo
posible completa, de la tríada sintomática característica, y luego en el tratamiento
de los factores de riesgo que facilitan eventuales recaídas. Se espera que la
remisión de síntomas se produzca en la misma secuencia de su gestación, es
decir, en primer término la disminución progresiva de la frecuencia e intensidad de
las crisis de pánico, y en la medida que esto ocurra, también se alivian la ansiedad
anticipatoria y las conductas fóbicas.

OBJETIVOS
ERRADICACION DE SINTOMAS

- Crisis de pánico mayores


limitadas

- Ansiedad anticipatoria

- Conductas de evitación fóbica

PREVENCION DE RECAIDAS

- Factores de riesgo

- Síntomas residuales

- Comorbilidad

- Conflictos intrapsíquicos
ambientales
P á g i n a | 44

El medio más eficaz para tratar las crisis de pánico, tanto mayores como
limitadas, es un adecuado uso de psicofármacos. Las crisis limitadas (menores o
"abortivas") se reconocen porque el paciente se refiere a ellas en términos de
"pude controlarla". En comparación a la intensidad y dramatismo de las crisis
mayores, estas últimas suelen pasar desapercibidas o se confunden con ansiedad
anticipatoria. Son más frecuentes que los episodios mayores, y suelen dar cuenta
de la persistencia de conductas fóbicas residuales. Dado que estas crisis deben
responder al tratamiento farmacológico, constituyen un buen indicador para la
adecuación de las dosis de medicamentos. Es importante la búsqueda sistemática
de estos síntomas en sucesivos controles, a fin de posibilitar una recuperación
completa. El principal factor que contribuye a la disminución de la ansiedad
anticipatoria es la menor frecuencia e intensidad de las crisis de pánico, como
también la consiguiente mejor capacidad para enfrentar situaciones previamente
temidas. A su vez, las conductas fóbicas responden a la progresiva y exitosa
exposición a las situaciones o lugares antes evitados.

La literatura coincide en que las recaídas son relativamente frecuentes, aun


cuando a mediano y largo plazo se informan tasas muy variables (entre 1/3 y 2/3
de los pacientes tratados). Los especialistas, la pesquisa y tratamiento de los
factores de riesgo, minimiza la reaparición de las crisis de pánico. La persistencia
de síntomas residuales (crisis limitadas o conductas de evitación) pronostica casi
con certeza una mayor tasa de recaídas.

La larga duración del tratamiento está relacionada con el necesario proceso


de recuperación sintomática y con el tiempo necesario para el tratamiento de otros
factores de riesgo. La comorbilidad del TP tiene relación con patología emocional
y física; es frecuente la asociación con síntomas depresivos secundarios a las
P á g i n a | 45

limitaciones que produce el TP, como también con episodios depresivos mayores.
Todos los otros trastornos por ansiedad específicos se pueden presentar
asociados al TP en una mayor proporción que su prevalencia en población
general. También debe evaluarse con especial cuidado la presencia de abuso o
dependencia a sustancias psicoactivas, en particular alcohol, ya que puede
asociarse tanto al inicio del TP (como parte de un síndrome de privación), o bien,
como un medio de autotratamiento.

En el diagnóstico diferencial con enfermedad física deben considerarse


todos aquellos cuadros con síntomas comunes con el TP, como por ejemplo
taquicardias paroxísticas, feocromocitoma, trastornos tiroídeos; por ello, a la
evaluación médica y de laboratorio de rutina debe agregarse una evaluación
tiroídea. La mayor probabilidad de sufrir recaídas puede deberse a la persistencia
de vulnerabilidades psicológicas que hayan contribuido al episodio en tratamiento.
En la medida de lo posible es deseable en esta fase la evaluación y eventual
tratamiento por parte de profesionales especialistas, ya que existen evidencias
que sugieren fuertemente la participación de elementos psicológicos y ambientales
en la génesis del TP.

Se enumeran los medios (tabla N° 1) que están a disposición del tratante, y


que deben ser tomados en consideración a fin de optimizar los resultados
terapéuticos. Los dos primeros puntos, educación y farmacoterapia, son siempre
necesarios y deben constituir la base de todo tratamiento, sea este llevado a cabo
por el especialista o por el médico no especializado en psiquiatría. El énfasis inicial
en compartir con el paciente información acerca de la condición que lo aqueja,
permitirle expresar y dar respuesta a sus dudas, discutir en conjunto en qué
consistirá el tratamiento, qué se espera como resultado de éste y en qué plazo,
P á g i n a | 46

permiten desde la primera entrevista aliviar la habitual desesperanza de obtener


mejoría que acompaña estos pacientes, disminuir sus aprensiones sobre posibles
consecuencias negativas del uso de psicofármacos, y por último, comprender y
aceptar que se encuentran aquejados de una enfermedad "legítima" que requiere,
y para la cual existe, un tratamiento con buen pronóstico.

Información y educación

Farmacoterapia

Terapia conductual

Psicoterapia

En relación a terapia conductual, en la mayor parte de los pacientes es


suficiente estimular en el curso del tratamiento la autoexposición a las situaciones
temidas y evitadas, sobre la base de que comprendan que los temores fóbicos se
extinguen gradualmente en la medida en que son confrontados (en presencia de
un tratamiento farmacológico eficaz que evite la recurrencia de crisis de pánico).
Algunos pacientes son muy reticentes a realizar por sí mismos esta parte del
tratamiento y requieren derivación a terapia especializada formal. Asimismo, debe
sugerirse en todos los pacientes que ello sea posible, la derivación a tratamiento
psicológico, a fin de identificar, comprender e intentar fortalecer las
vulnerabilidades psíquicas personales (en muchas ocasiones no conscientes), que
pudieron haber contribuido a la génesis del trastorno.
P á g i n a | 47

Se esquematiza el modo de administrar los psicofármacos de uso más


habitual en el tratamiento del TP.

ISRS
Fármaco Clonazepan Clomipramina
(FLX)*
Dosis
0,5-1,5 5 5-10
(md/día)
1,5 20 37,5
Inicial
(1,0-4,0) (10-40) (25-100)
Tratamiento
* ISRS: Inhibidores selectivos recaptura serotonina.
FLX: Fluoxetina.

En la promera columna aparece clonazepam, que es la benzodiazepina, en


conjunto con alprazolam, cuya eficacia terapéutica ha sido establecida. En los
últimos años clonazepam ha desplazado a alprazolam como fármaco de elección,
debido a ventajas farmacocinéticas que facilitan su administración y posterior
suspensión, aun cuando la eficacia de ambos es comparable. Clonazepam puede
ser indicado en sólo dos tomas diarias, en tanto que alprazolam requiere de 3 a 5
tomas, y suele presentarse angustia interdosis. La ventaja de iniciar el tratamiento
con una benzodiazepina es conseguir un alivio más inmediato, y poseer un
recurso para el tratamiento de las crisis que persistan en las primeras semanas de
tratamiento. Debe considerarse evitar esta familia de fármacos cuando existan
antecedentes de abuso o dependencia, lo cual se observa en forma ocasional en
pacientes con TP. Las dosis deben ajustarse individualmente de acuerdo a
tolerancia y respuesta. El efecto adverso más común es somnolencia inicial.
P á g i n a | 48

Se puede escoger la asociación con fármacos de la familia de los


inhibidores selectivos de serotonina (se ejemplifican dosis para fluoxetina), o bien,
un tricíclico, entre los cuales clomipramina en bajas dosis ha demostrado ser el
más eficaz. Las dosis iniciales, en ambos casos, deben ser extremadamente bajas
para evitar exacerbar las crisis de pánico luego de las primeras administraciones
del fármaco. Los efectos adversos más comunes de los inhibidores selectivos de
serotonina son gastrointestinales y frenación de la libido. En el caso de
clomipramina puede presentarse aumento de peso y con mayor frecuencia afecta
la función sexual. La decisión de tratar a los pacientes con monoterapia o terapia
farmacológica combinada debe decidirse caso a caso, tomando en consideración
antecedentes de la respuesta a los tratamientos previos y características
individuales de la presentación del trastorno (por ejemplo comorbilidad con
depresión). Los plazos de tratamiento no deben ser inferiores a 6 meses, pero por
lo general se requiere entre uno y dos años antes del retiro gradual de los
fármacos.
P á g i n a | 49

El trastorno por estrés postraumático o TEPT es un trastorno psicológico


clasificado dentro del grupo de los trastornos de ansiedad. Se caracteriza por la
aparición de síntomas específicos tras la
exposición a un acontecimiento estresante,
extremadamente traumático, que involucra un
daño físico o es de naturaleza
extraordinariamente amenazadora o
catastrófica para el individuo.

El trastorno por estrés postraumático


es el conjunto de los síntomas que aparecen
como consecuencia de este hecho traumático.

Es una severa reacción emocional a un trauma psicológico extremo. El


factor estresante puede involucrar la muerte de alguien, alguna amenaza a la vida
del paciente o de alguien más, un grave daño físico o algún otro tipo de amenaza
a la integridad física o psicológica, a un grado tal que las defensas mentales de la
persona no pueden asimilarlo.2 En algunos casos, puede darse también debido a
un profundo trauma psicológico o emocional y no necesariamente algún daño
físico, aunque generalmente involucra ambos factores combinados. Si una madre
o un padre es afectado, el TEPT puede causar consecuencias negativas para la
relación padres-hijo y el desarrollo del niño
P á g i n a | 50

El TEPT ha sido asociado a multitud de hechos traumáticos de diversa


índole:

terremotos, tsunamis, huracanes, incendios,


erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra, inundaciones, etc. Tragedias
provocadas por la mano del hombre: guerras; atentados terroristas; asesinatos;
agresiones físicas violentas; tortura; secuestro; diversas formas de abuso sexual;
distintas formas de maltrato psicológico o emocional como el acoso laboral.

caídas, golpes, ahogamientos, accidentes


automovilísticos, aéreos, ferroviarios o navales (naufragio); derrumbamientos,
explosiones, incendios; infartos repentinos,5 muertes violentas de algún familiar,
etc.

El trauma es la incapacidad de un sujeto para responder adecuadamente a


la intensidad de un aflujo de excitaciones demasiado excesivo para su psiquismo
producido por determinado acontecimiento experimentado. El bloqueo de la
actividad motriz externa (imposibilidad de reaccionar) aumenta la posibilidad del
estrés postraumático. La función del Yo es evitar estos estados traumáticos,
tamizar y organizar la excitación recibida descargándola motrizmente o ligándola a
pensamientos y palabras.

El trastorno por estrés postraumático es generado por los efectos


patógenos duraderos que este incidente traumático provoca en toda la
organización psíquica. Las probabilidades que tiene un incidente de producir un
trastorno por estrés postraumático se hayan directamente relacionadas con su
carácter de imprevisto.

El TEPT puede o no desarrollarse en una persona que ha estado expuesta


a un acontecimiento traumático dependiendo de factores predisponentes
individuales (vulnerabilidad) y de la naturaleza del evento traumático. A más
P á g i n a | 51

traumático el acontecimiento, más probabilidades de que se origine, y a menos


vulnerabilidad individual previa menos probabilidades de generarlo.

Para hacer el diagnóstico de trastorno de estrés postraumático con base en


los criterios de la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales, se requiere lo siguiente:

La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en el que se ha


presentado lo siguiente:

1.La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno o más


acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física
o la de los demás.

2. La persona ha respondido con temor, desesperanza u horror intensos. En


los niños estas respuestas pueden expresarse mediante comportamientos
desestructurados o agitados.

3. El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a


través de una o más de las siguientes formas:

I. Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que


provocan malestar y en los que se incluyen imágenes,
pensamientos o percepciones. En los niños pequeños esto
puede expresarse en juegos repetitivos donde aparecen
temas o aspectos característicos del trauma.
II. Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento. En
los niños puede haber sueños terroríficos de contenido
irreconocible.
P á g i n a | 52

III. El individuo actúa o tiene la sensación de que el


acontecimiento traumático está ocurriendo. Se incluyen la
sensación de revivir la experiencia, ilusiones, alucinaciones y
flashbacks. Los niños pequeños pueden reescenificar el
acontecimiento traumático específico
IV. Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos
internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto
del acontecimiento traumático.
V. Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o
externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del
acontecimiento traumático.

*Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de


la reactividad general del individuo, tal y como indican tres o más de los siguientes
síntomas:

 Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones


sobre el suceso traumático

* Mecanismo de disociación psíquica que es una alteración temporal de las


funciones de integración de la conciencia que separa el acontecimiento traumático
ocurrido de los sentimientos generados por este para sentir como si eso le hubiera
pasado a otro

* Mecanismo de evitación que puede producir la amnesia total o parcial de


un aspecto puntual del acontecimiento traumático

* Embotamiento psíquico de la capacidad de respuesta del individuo por el


temor, la desesperanza o el horror

* Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan


recuerdos del trauma
P á g i n a | 53

* Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma

* Reducción acusada del interés, la participación en actividades


significativas y la disminución de la reactividad al mundo exterior, denominada
«anestesia emocional»

* Sensación de desapego o enajenación frente a los demás

* Restricción de la vida afectiva y disminución de la capacidad para sentir


emociones, especialmente las que hacen referencia a la intimidad, ternura y
sexualidad en aquellos que han sido víctimas de un trauma sexual

* Sensación de un futuro desolador, pesimismo

* Síntomas persistentes de aumento de la activación, tal y como indican dos


o más de los siguientes síntomas:

 Insomnio de conciliación o de mantenimiento


 Irritabilidad o ataques de ira
 Dificultades para concentrarse
 Hipervigilancia
 Sobresaltos
 Síntomas de ansiedad o aumento de la activación (arousal) que no
existían antes del trauma

El tiempo mínimo de evolución de los síntomas es de un mes. Las


alteraciones provocan malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de
otras áreas importantes de la actividad del individuo. El trastorno es agudo si los
síntomas persisten menos de tres meses. Su prolongación hará que se considere
crónico. En los casos en los cuales los síntomas se inician después de seis meses
de padecido el evento traumático, se considerará de inicio demorado.

A diferencia del DSM IV TR los criterios diagnósticos de investigación de la


CIE-10 no establecen una duración mínima de los síntomas y no se consideran
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indispensables los síntomas por aumento de la activación, pudiendo ser


sustituidos por la incapacidad de recordar aspectos importantes que generaron el
trauma.

En primer lugar se presentan algunos principios generales del proceso de


evaluación clínica de este tipo de trastornos, destacando el papel de la entrevista
dentro del mismo y enumerando algunos de los instrumentos más utilizados.

En segundo lugar, se enumeran los síntomas mas comúnmente


relacionados con el trastorno por estrés postraumático y se describen brevemente
algunas de las patologías asociadas en este trastorno y que requieren en la
mayoría de las ocasiones de una evaluación y/o tratamientos específicos.

El profesional que trabaja con este tipo de pacientes debe considerar el


carácter multidimensional y necesariamente complejo de este tipo de trastornos.

Una entrevista clínica global y multidimensional es una estrategia de


evaluación de primer orden para el adecuado diagnóstico del estrés traumático.

Un adecuado proceso de entrevista permite al paciente relatar su


experiencia y sus impresiones del evento, teniendo la oportunidad de expresarse
con libertad en un entorno seguro, empático y no crítico.

Los pacientes (y a menudo sus familiares más cercanos) necesitan sentirse


comprendidos y apoyados mientras tratan de encontrar un significado a la
experiencia recientemente vivida.

La entrevista también facilita una "alianza de trabajo" efectiva, necesaria


para el normal desarrollo del proceso terapéutico en etapas posteriores, así como
una ocasión única para el establecimiento de una adecuada relación terapéutica
(rapport), imprescindible para el éxito terapéutico.
P á g i n a | 55

Además, la entrevista permite extraer los detalles de la experiencia vivida


por el sujeto, evaluar los niveles pasados y presentes de funcionamiento del sujeto
y determinar la modalidad de tratamiento así como los objetivos terapéuticos más
adecuados en cada caso concreto.

El tratamiento puede llevar largo tiempo, lo que podría explicar la alta tasa
de personas que lo abandonan. Algunos investigadores han descubierto que un
25% de las personas con TEPT abandonan el tratamiento. No obstante, si se
continúa con el tratamiento (usualmente una combinación de medicamentos y
sicoterapia) es posible observar mejoría.

las personas responden al estrés severo de maneras muy


diferentes. Su médico podría recomendar medicamentos en caso de síntomas
prominentes. Hay numerosos tipos de medicamentos que normalmente se recetan
para tratar la TEPT.

 los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS),


los antidepresivos tricíclicos y muchos nuevos antidepresivos se usan para tratar
problemas crónicos de ansiedad, depresión e irritabilidad. Los ISRS incluyen la
sertralina (Zoloft), la paroxetina (Paxil), la fluoxetina (Prozac), y la citaloprama
(Celexa). Si un ISRS no funciona o no tolera los efectos secundarios de ese
medicamento, su médico podría sugerirle uno de los antidepresivos relativamente
nuevos, como la venlafaxina (Effexor), o uno de los viejos antidepresivos
tricíclicos, como la imipramina (Tofranil) y la amitriptilina (Elavil).

 las benzodiacepinas son una familia de medicinas que funciona


bien en el tratamiento contra la ansiedad, incluidos los síntomas de TEPT. Estos
P á g i n a | 56

incluyen el diazepam (Valium), el alprazolam (Xanax), el clonazepam (Klonopin) y


el lorazepam (Ativan). Estos medicamentos brindan alivio rápido para los
síntomas de la ansiedad; no obstante, muchos pacientes temen que estos
medicamentos causen dependencia. Afortunadamente, al menos en un estudio a
largo plazo, los veteranos con TEPT no desarrollaron problemas atípicos cuando
se los medicó con benzodiazepinas. Como alternativa, los médicos podrían
recetar el ansiolítico buspirona (Buspar). La buspirona tarda más tiempo que las
benzadiacepinas en hacer efecto, pero podría ser más segura a largo plazo en
ciertos pacientes.

 son medicamentos usados también para el


tratamiento de los problemas de ánimo. A veces se recetan solos y otras en
combinación con antidepresivos o ansiolíticos. Algunos ejemplos son el ácido
valproico (Depakote) y el litio (se vende en varias marcas comerciales).

 : estos se dividen en dos grupos agonistas alfa


adrenérgicos (por ejemplo, el prazosin y la clonidina) y betabloqueadores(como el
propranolol y el metoprolol). Estos medicamentos alteran las vías nerviosas que
ocasionan los síntomas físicos de ansiedad, como temblor y percepción de
latidos rápidos. Aunque en teoría tales medicamentos podrían bloquear los
síntomas de TEPT, los estudios controlados no han aún probado su efectividad
para prevenir este trastorno.

el principal objetivo de la sicoterapia es ayudar a la persona a


afrontar los recuerdos dolorosos y manejar las reacciones físicas y emocionales y
el estrés, y hay varias técnicas que pueden ayudar. Independientemente de la
técnica usada, es útil enseñarle al paciente sobre las respuestas humanas al
trauma. La sicoterapia y la educación pueden ayudar a los miembros de la familia
a entender el trastorno y a afrontar sus efectos.

Si tuvo una experiencia aterradora, esta puede cambiar su visión del


mundo. Lidiar con el estrés de una situación traumática puede ser más difícil si se
ve como víctima y su propia imagen se centra en su experiencia como víctima. Si
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la sicoterapia refuerza esta creencia, puede resultar contraproducente. En la


sicoterapia, usted puede reconocer esa estrategia, la violencia y la maldad son
experiencias humanas, que el deseo de venganza o compasión es normal, pero
que muchas partes de su vida siguen bajo su control. El objetivo es ayudarlo a
llevar una vida óptima a pesar de su experiencia aterradora.

Las siguientes son técnicas que pueden ayudar:

 se enfoca en cómo el trauma ha afectado su


capacidad para manejar las emociones o para calmar su ansiedad en momentos
estresantes. La sicoterapia considera las experiencias inigualables de su vida.
Las personas a menudo se vuelven abrumadas por un recuerdo específico de
situaciones traumáticas, por eso no es una buena idea dedicar mucha atención al
trauma mismo, especialmente en las fases tempranas de la sicoterapia. En las
fases finales, cuando usted se siente más seguro, puede afrontar ideas y
situaciones que se interpongan en su camino y le devuelvan el concepto de yo
que antes tenía de su persona. Reconstruir las situaciones traumáticas debería
ser un objetivo a cumplir.

 ayuda a tratar de cambiar el pensamiento que


sigue un trauma. Existen varios tipos que tienen como objetivo enseñarle a una
persona a reconocer el origen de los síntomas y modificar sus reacciones
sicológicas y físicas que recuerdan el trauma.
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Los trastornos fóbicos se definen en base a la presencia de un miedo


persistente e irracional a un objeto, actividad o situación específica, que provocan
un deseo imperioso a evitar dicho objeto, actividad o situación (estímulo fóbico).
La persona es capaz de reconocer que el miedo es excesivo o irracional en
proporción a la peligrosidad real del objeto, actividad o
situación. Los miedos irracionales, las crisis de angustia
y las conductas de evitación están presentes en las
diferentes modalidades de los trastornos fóbicos.

1. Agorafobia

2. Fobia Social

3. Fobia Específica

El cuadro clínico de la agorafobia consiste en múltiples y variados temores y


conductas de evitación centradas en tres temas principales:

1. Miedo a abandonar el hogar

2. Miedo a quedarse solo

3. Miedo a encontrarse lejos del hogar en situaciones en las que uno pueda
encontrarse molesto, ridículo e indefenso (temor a sufrir síntomas desagradables
en situaciones de las que no puede escapar fácilmente o conseguir ayuda con
facilidad.)
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 Forma De Inicio: Crisis De Angustia, Fobias, Evitación De Situaciones (No


Siempre Presente)
 Miedo Prevalente: Autobuses, Trenes, Metros, Aviones, Ante Multitudes,
Ascensores, Supermercados, Hacer Colas Y Viajes A Cierta Distancia Del
Hogar.
 Evolución: Fobias específicas, trastornos depresivos.

A. Aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar


puede resultar difícil (o embarazoso) o donde, en el caso de aparecer una crisis de
angustia inesperada, más o menos relacionada con una situación, o bien síntomas
similares a la angustia, puede no disponerse de ayuda.

Los temores agorafóbicos suelen estar relacionados con un conjunto de


situaciones características, entre las que se incluyen estar solo fuera de casa;
mezclarse con la gente o hacer cola; pasar por un puente, o viajar en autobús, tren
o automóvil.

B. Estas situaciones se evitan (por ej. se limita el número de viajes) por temor a
que aparezca una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia, o se hace
indispensable la presencia de un conocido para soportarlas.

C. Esta ansiedad o comportamiento de evitación no puede explicarse mejor por la


presencia de otro trastorno mental como fobia social ( ej. evitación limitada a
situaciones sociales por miedo a ruborizarse), fobia específica (por ej. evitación
P á g i n a | 60

limitada a situaciones aisladas como los ascensores), trastorno obsesivo-


compulsivo (por ej. evitación de todo lo que pueda ensuciar en un individuo con
ideas obsesivas de contaminación), trastorno por estrés postraumático ( por ej.
evitación de estímulos relacionados con una situación altamente estresante o
traumática, o trastorno de ansiedad por separación ( por ej. evitación de
abandonar el hogar o la familia).

Agorafobia:

-Trastornos paranoides,

-Trastornos postraumáticos,

-Trastornos depresivos: depresión mayor, depresión atípica

La ansiedad que se experimenta en una Fobia social debe distinguirse de la


ansiedad normal y adaptativa que la mayoría de las personas sienten cuando
deben actuar ante otras personas, o cuando tienen que estar con desconocidos.
Mientras que un nivel normal de ansiedad, ayuda a las personas a intentar hacer
las cosas de la mejor manera posible, la Fobia Social suele causar una ansiedad y
un malestar extremos y, en muchos casos, una
evitación absoluta de todas las situaciones sociales.

Cuando la ansiedad ha llegado a este punto,


suele causar el suficiente malestar e interferencias en
el comportamiento normal de las personas, y por
tanto, es considerada patológica. La persona puede
tener una fobia social limitada a una o a varias formas
de presentación. La fobia social se describe como
generalizada si el miedo social se extiende a la
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mayoría de la situaciones sociales, en oposición al miedo circunscrito a algunas.


Es una patología más grave e incapacitante. Es de inicio más temprano y con
mayor grado de comorbilidad con depresión atípica y alcoholismo.

Cuando el paciente se ve forzado o sorprendido por la situación fóbica


experimenta una profunda ansiedad que se acompaña de varios síntomas
somáticos y cognitivos, y puede aparecer una crisis de angustia en respuesta a las
situaciones temidas.

En la fobia social el principal miedo del paciente es que pueda actuar de


forma que se sienta humillado o avergonzado ante los demás. Los sujetos con
fobia social temen/evitan las situaciones en las que se les podía requerir
interactuar con otras personas. Las fobias sociales típicas: temor a hablar, comer
o escribir en público, utilizar lavabos públicos y asistir a fiestas o entrevistas.

Su miedo es que la gente pueda detectar y ridiculizar su ansiedad en


situaciones sociales.

(Trastorno de ansiedad social)

A. Temor acusado y persistente por una o mas situaciones sociales o actuaciones


en público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al
ámbito familiar o la posible evaluación por parte de los demás. El individuo teme
actuar de un modo (o mostrar síntomas de ansiedad) que sea humillante o
embarazoso.
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B. La exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi invariablemente


una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de
angustia situacional.

Nota: En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches,


inhibición o retraimiento en situaciones sociales donde los asistentes no
pertenecen al marco familiar.

El individuo reconoce que este temor es excesivo o irracional.

Nota: En los niños puede faltar este reconocimiento.

D. Las situaciones sociales o actuaciones en público temidas se evitan o bien se


experimentan con ansiedad o malestar intensos.

E. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa o el malestar que


aparece en la(s) situación(es) social(es) o actuación(es) en público temida(s)
interfieren acusadamente con la rutina normal del individuo, con sus relaciones
laborales (o académicas) o sociales, o bien producen un malestar clínicamente
significativo.

F. En los individuos menores de 18 años la duración del cuadro sintomático debe


prolongarse como mínimo 6 meses.

G. El miedo o el comportamiento de evitación no se deben a los efectos


fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una
enfermedad médica y no pueden explicarse mejor por la presencia de otro
trastorno mental (p. ej., trastorno de angustia con o sin agorafobia, trastorno de
ansiedad por separación, trastorno dismórfico corporal, trastorno generalizado del
desarrollo o trastorno esquizoide de la personalidad).
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 Trastornos de la personalidad por evitación


 Trastorno esquizoides
 Trastorno paranoide, agorafobia,
 Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
 Trastornos depresivos,
 Esquizofrenia

Las fobias específicas son miedos circunscritos a objetos, situaciones o


actividad específicos. El síndrome tiene tres componentes básicos:

1) La ansiedad anticipatoria desencadenada ante la posibilidad de enfrentarse al


estímulo fóbico.

2) El temor central

3) La conducta de evitación mediante la que el paciente minimiza la ansiedad.

A. Temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por


la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos (p. ej., volar,
precipicios, animales, administración de inyecciones, visión de sangre).

B. La exposición al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta


inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia
situacional.
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Nota: En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches,


inhibición o abrazos.

C. La persona reconoce que este miedo es excesivo o irracional.

D. La(s) situación(es) fóbica(s) se evitan o se soportan a costa de una intensa


ansiedad o malestar.

E. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar


provocados por la(s) situación(es) temida(s) interfieren acusadamente con la rutina
normal de la persona, con las relaciones laborales (o académicas) o sociales, o
bien provocan un malestar clínicamente significativo.

F. La ansiedad, las crisis de angustia o los comportamientos de evitación fóbica,


asociados a objetos o situaciones específicos, no pueden explicarse mejor por la
presencia de otro trastorno mental, por ejemplo, un trastorno obsesivo-
compulsivo(p. ej., miedo a la suciedad en un individuo con ideas obsesivas de
contaminación), trastorno por estrés postraumático(p. ej., evitación de estímulos
relacionados con un acontecimiento altamente estresante), trastorno de ansiedad
por separación(p. ej., evitación de ir a la escuela), fobia social(p. ej., evitación de
situaciones sociales por miedo a que resulten embarazosas), trastorno de angustia
con agorafobia, o agorafobia sin historia de trastorno de angustia.

Especificar tipo:

 Tipo animal
 Tipo ambiental (p. ej., alturas, tormentas, agua)
 Tipo sangre-inyecciones-daño
 Tipo situacional (p. ej., aviones, ascensores, recintos cerrados)
 Otros tipos:(p.ej., evitación fóbica de situaciones que pueden provocar
atragantamiento, vómito o adquisición de una enfermedad; en los niños,
evitación de sonidos intensos o personas disfrazadas).
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ACROFOBIA ALTURAS

AILUROFOBIA GATOS

ARACNOFOBIA ARAÑAS

ORNITOFOBIA PÁJAROS

BRONTOFOBIA TRUENOS

CANCEROFOBIA CÁNCER

CLAUSTROFOBIA ESPACIOS CERRADOS

CINOFOBIA PERROS

HIPOFOBIA CABALLOS

INSECTOFOBIA INSECTOS

MISOFOBIA SUCIEDAD

NOSOFOBIA ENFERMEDAD/LESIÓN

NICTOFOBIA OSCURIDAD

OFIDIOFOBIA SERPIENTES

RODENTOFOBIA ROEDORES

TANATOFOBIA MUERTE

VENEROFOBIA ENFERMEDADES VENÉREAS

 Fobias Específicas: 11,3 %


 Agorafobia:5,6 %
 Fobia Social:2,7 %
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 GÉNERO: La Fobia Social Es 70 % Más Frecuente En Mujeres, Y Con Un


Inicio Temprano En La Adolescencia.
 HERENCIA: 30 –40 %
 COMORBILIDAD: depresión atípica (hipersomnia, hiperfagia, falta de
energía, crisis de angustia frecuentes)

Para la teoría del aprendizaje, la ansiedad fóbica se considera una


respuesta condicionada, adquirida a través de la asociación del objeto fóbico
(estimulo condicionado) con una experiencia nociva (estímulo incondicionado). La
experiencia nociva (descarga eléctrica) produce una respuesta incondicionada de
miedo, dolor, malestar. Si el individuo recibe con frecuencia una descarga eléctrica
cuando entra en contacto con el objeto fóbico, entonces, por un fenómeno de
condicionamiento contiguo, la aparición del objeto fóbico -por sí solo-puede
suscitar una repuesta de ansiedad (respuesta condicionada).

Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento


específico de las fobias específicas son los basados en técnicas de modificación
de conducta. He aquí una relación de aquellas técnicas consideradas más
efectivas:

 Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y de


las fobias en particular: mecanismos básicos, procesos de
condicionamiento, explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones
entre pensamiento, emoción y acción.
 Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes,
utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad,
contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema. Para
P á g i n a | 67

más información sobre estos procedimientos puede consultarse el apartado


Ir de mal en peor del menú de la izquierda.
 Respiración diafragmática lenta y relajación muscular progresiva.
 Exposición controlada y progresiva a situaciones temidas
 Desensibilización sistemática: combinación de técnicas de relajación con el
enfrentamiento gradual a estímulos fóbicos.
 Prevención de respuesta o inundación: consiste básicamente en impedir las
respuestas de evitación
 Modelado operante Inicialmente el paciente observa a un modelo, otra
persona, que se enfrenta a las situaciones que él teme sin sufrir
consecuencias desagradables. Después el paciente, progresivamente, con
ayuda del terapeuta trata de emitir respuestas adaptativas a la situación, a
pesar de que persista cierto grado de ansiedad.
 Medicación: En el tratamiento de las fobias simples no se aconseja el uso
de psicofármacos, salvo en algunos casos al inicio del tratamiento, o si
existen problemas depresivos.
 Materiales de autoayuda, como complemento de la terapia, y/o soporte de
las "tareas para casa".

Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en


el tratamiento de las fobias simples. Se ha de tener en cuenta no obstante, que
estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que requieren también
un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y convenientemente
articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es de la fobia, sino de la persona que lo
padece, en relación, naturalmente, con la demanda que efectúa .
P á g i n a | 68

Etimológicamente la palabra obsesión viene del latín obsidere: asediar,


bloquear. Los Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC) se caracterizan por la
inusitada aparición de vivencias irracionales, experimentadas como impuestas y
extrañas al Yo y que producen angustia, malestar y disgusto. El conocimiento de
estas múltiples y variadas dolencias tiene una larga historia. En la Edad Media
eran consideradas como indicadores de posesión demoníaca, por el contenido
frecuentemente sexual o blasfemo, y tratadas, por esta razón, con exorcismos o
torturas, incluyendo la hoguera. Descritas por Esquirol en 1838, fueron
consideradas por mucho tiempo como manifestaciones de melancolía y depresión.
Ya en nuestro siglo, Janet y Freud elaboraron diversas hipótesis acerca de su
psicogenia y propiciaron formas de psicoterapia para su tratamiento.

Todos, sin duda, hemos pasado por momentos en los que una idea o
imagen surge de pronto en nuestra mente sin ninguna advertencia. Puede tratarse
de ideas o imágenes totalmente inconsistentes, o asuntos o situaciones que -
pensamos- no deberíamos haber hecho o deberíamos haber hecho de distinta
forma.

Este tipo de pensamientos forman parte de nuestra vida y la mayoría de la


gente no se preocupa por ellos y puede olvidarlos fácilmente. Para otros, sin
embargo, estos pensamientos impertinentes y no deseados pueden convertirse en
lo que los psicólogos llaman "obsesiones". Y muchas de estas personas no
pueden deshacerse tan fácilmente de estas obsesiones. Ése es el llamado
trastorno obsesivo compulsivo o TOC.
P á g i n a | 69

Es probable que ninguna persona haya dejado de experimentar, en algún


momento de su vida, algún pensamiento obsesivo, comportamiento compulsivo o
vivencia similar, aunque sin mayor trascendencia por su fugacidad o
inconsistencia. Así mismo, muchos pacientes con trastornos ligeros o medianos
del TOC pueden mantener cierto grado de eficiencia social y tolerar sus molestias
de modo tal que nunca llegan a buscar ayuda médica y menos psiquiátrica. Por
ello, los estudios existentes se refieren sólo a casos de cierta gravedad con
resultados a menudo dispares y contradictorios. Así, la tasa de TOC en la
población general es informada como baja, aunque algunos investigadores la
consideran tan alta como el 2 al 3% (Robins). Otros autores calculan que su
proporción en pacientes psiquiátricos ambulatorios está alrededor del 1% y en
ningún caso sobrepasa el 5% del total de los llamados trastornos neuróticos. La
edad de inicio más frecuente es la adolescencia y la juventud temprana; el 65% de
casos se presenta antes de los 25 años y menos del 15% después de los 35 años
(Rasmussen y Tsuang). La edad promedio de inicio es de 20 años. La
personalidad premórbida sólo entre 50 a 70% tiene rasgos obsesivos lo cual
confirma el hecho que no todos los sujetos con trastorno anancástico de la
personalidad, antes conocido como personalidad obsesiva, desarrollan en la
enfermedad; ello hace considerar que son entidades distintas y su relación sólo se
da en cuanto configura una predisposición factible de ser movilizada por
desencadenantes psicológicos y/o sociales. A pesar de la extendida opinión de
que las mujeres son más proclives, estudios recientes señalan una equiparidad,
destacando un predominio entre personas solteras, su mayor frecuencia en las
clases altas y medias, así como en personas de buena capacidad intelectual y un
elevado o mediano nivel cultural. Algunos autores estiman que en el 66% de casos
existen factores desencadenantes concretos y que las ideas obsesivas más
frecuentes se refieren a contaminación o contagio, impulsos agresivos o sexuales,
pensamientos relacionados con el cuerpo y/o necesidad de simetría y precisión;
P á g i n a | 70

mientras que las compulsiones más frecuentes están vinculadas a revisar o


verificar, lavarse o cuidar la limpieza y contar o numerar.

También se ha puesto en evidencia que buen número de casos está


vinculado a trastornos depresivos, y otros, a trastornos de ansiedad.
Lamentablemente, la falta de precisión y concordancia en cuanto a conceptos
fenomenológicos y psicopatológicos y la falta de claridad en la delimitación de
subgrupos dificultan la investigación y hacen discutibles los resultados.

1. apoyan una participación hereditaria señalando una clara


relación con el fenotipo A, que configuraría una predisposición factible de ser
movilizada por desencadenantes psicológicos y sociales.

2. señalan cierta
conexión con un substrato hipofuncional del sistema neuroendocrino, hipótesis
que, últimamente, con técnicas de imagenología se ha comprobado.

3. Para los p es la resultante de una fijación a niveles pregenitales


y fenómenos regresivos a la etapa anal-sádica, en que un Yo débil se enfrenta
a un Super Yo muy estricto y cruel, utilizando mecanismos de anulación,
formación reactiva, aislamiento y racionalización que le permiten controlar
imperfectamente sus pulsiones agresivas.

4. Algunos casos son desencadenados por (encefalopatías,


parkinsonismo, tuberculosis, etc.) o factores psíquicos (problemas sexuales,
matrimoniales, duelo, etc.)
P á g i n a | 71

5. Dentro de los se ha señalado las culturas rígidas y


autoritarias, donde los valores educativos predominantes son el exagerado
cumplimiento de las normas morales y religiosas y un excesivo énfasis en la
limpieza, el orden y la culpa. También se ha descubierto una significativa
relación con familias poco numerosas, así como preponderancia en los hijos
mayores.

Hemos de señalar como síntomas obsesivo-compulsivos los siguientes:

1. , es un pensamiento absurdo y extraño que se introduce


en la vida psíquica en contra de la voluntad de la persona causando un
sentimiento de malestar, ansiedad y fastidio. Debe diferenciarse de la idea
sobrevalorada en la cual existe un engarce eutímico entre la idea y la
persona, es decir que el sujeto acepta como comprensible la vivencia y
concuerda con ella; así como de la idea delusiva en la que el individuo tiene
plena convicción de su certidumbre, mientras que en la obsesiva hay clara
conciencia de su condición de absurdo y ajeno.

2. , se presenta como un deseo imperioso de realizar un


determinado acto innecesario o absurdo, el cual suscita una actitud de
rechazo y oposición configurándose una creciente angustia y pugna por
controlar el acto. Se diferencia de la idea obsesiva en que aquella no
implica esta pulsión a actuar; y de los pensamientos impuestos u otros
fenómenos psicóticos del Yo, en que éstos últimos son vivenciados en
forma pasiva respecto a disposiciones emanadas del exterior, generalmente
de otros seres o personas.
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3. es el desarrollo de diversas actividades que pueden


ir desde gestos, movimientos limitados y pequeños, hasta conductas
globales y complejas que tienen la característica de obedecer a urgentes
pulsiones internas que se imponen al Yo, violando su autodeterminación y
generando sentimientos desagradables y rechazo. Algunos autores
incluyen en este tipo de síntomas los tics de tipo psicógeno. Se debe
diferenciar de los actos impuestos, la iteración patológica o estereotipada y
los actos automáticos, en los que no se establece el conflicto ni se presenta
la angustia concomitante.

4. es una creciente ansiedad en relación con la


sensación de haber efectuado algún acto o pensamiento en forma
incorrecta por lo que se siente la imperiosa necesidad de repetirlo una y
otra vez. También se presenta como un estado de inseguridad ansiosa que
hace difícil, y a veces imposible, tomar una decisión pese a la necesidad de
ella. Se diferencia de la duda normal en que en ésta, una vez ratificado o
rectificado el acto, el individuo experimenta una sensación de conformidad
serena; así como en el estado de inseguridad normal en que examinadas
las opciones, se arriba racionalmente a una decisión que es aceptada
plenamente.

5. es una serie compleja de movimientos, actitudes y


ceremonias que realiza el individuo para evitar la angustia,
experimentándola como algo imperativo e imprescindible, cargado de una
serie de significados muy peculiares y subjetivos, aparentemente
incomprensibles. Se diferencia de otros tipos de actos rituales en que éstos
últimos tienen una significación cultural para un determinado grupo de
personas o comunidades.
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Conviene señalar, desde el punto de vista clínico, en qué tipo de entidades se


presentan las vivencias descritas. Al respecto, existe una marcada discrepancia,
tanto en las apreciaciones hechas por diversos autores cuanto en las propuestas
por las distintas corrientes psiquiátricas. Con un fin estrictamente pedagógico nos
referimos a las tres formas clásicas:

1. configurado por la aparición de uno o


más de los síntomas descritos y que pueden darse como una dolencia
autónoma, como dependiente de enfermedades orgánicas, entre las que
debe destacarse los síndromes orgánico cerebrales crónicos
particularmente vinculados a la epilepsia y a la demencia, o los que forman
parte de cuadros psicopatológicos complejos como las depresiones,
esquizofrenias y psicosis involutivas.

2. entidad nosológica cuya etiología


multifactorial está en proceso de decantación; cuya evolución progresiva
está precisada como un cuadro recurrente que tiende a la cronicidad e
invalidez psíquica, y cuyo tratamiento también ha sido delimitado conforme
lo apreciamos en el acápite correspondiente. El síntoma axial es la angustia
creciente y el sufrimiento interminable que deviene de la tremenda lucha
interna que estos pacientes experimentan, entre las vivencias obsesivo
compulsivas que se les imponen y el deseo de expulsarlas de su vida
mental; esta profunda pérdida de la autonomía y libertad aprisionan al
paciente, de tal modo, que todo su quehacer va circunscribiéndose
progresivamente a esta pertinaz y desigual batalla, anulando en forma
gradual su energía y sus capacidades para enfrentar los problemas
cotidianos. Existen grados variables de compromiso y muy diversas formas
de presentación, dependientes de la sintomatología predominante y del
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contenido o la peculiaridad de la misma; baste citar, como ejemplo, los


cientos de temas obsesivos que han sido descritos.

Pujoy y Savy (1982) los clasificaron en:

a) Religiosos, sagrados y metafísicos;

b) De pureza y protección corporal;

c) Referentes a la moralidad;

d) De protección hacia los peligros exteriores;

e) De orden y simetría;

f) De precisión y cabalidad; y,

g) Referentes al paso del tiempo.

Confundidos éstos con los diferentes tipos de actos, impulsos insólitos


repetitivos y punzantes, la atmósfera de incertidumbre y duda, los desconcertantes
y singulares rituales, constituyen un extraño y multiforme mosaico de vivencias
difíciles de sintetizar y homogenizar. Sin embargo, es en la práctica clínica donde
podemos detectar con claridad el mundo del obseso y establecer fácilmente su
diagnóstico.

3. : o antigua Personalidad
Obsesiva Compulsiva, es un trastorno permanente de la actitud del
individuo frente al mundo y frente a sí mismo; constituye un estilo de vida,
una forma de existir caracterizada por una profunda inseguridad que se
manifiesta en la duda iterativa y angustiante, en la enorme dificultad para
tomar decisiones, la excesiva pulcritud en la higiene, el vestido o la imagen,
la imperiosa necesidad de orden y limpieza, la exacta administración del
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tiempo y el meticuloso cumplimiento de las normas, así como una rígida


tendencia al perfeccionismo.

Podemos sintetizar la evolución natural de los TOC del modo siguiente:

1. Después que Pollitt describió la historia natural de las neurosis obsesivo-


compulsivas, Pujoy y Savy (1968) precisaron las siguientes formas de
evolución:
1.1. Formas clínicas que implican un comienzo insidioso en la adolescencia
con oscilaciones temporales que permiten una adecuada adaptación
socio-laboral.
1.2. Formas malignas cuyo empeoramiento progresivo determina una
creciente invalidez y, algunas veces, estados de pseudoalienación.
1.3. Formas de remisión duradera y buena adaptación social luego de
episodios de variable intensidad.
1.4. Formas intermitentes con episodios que pueden durar meses y años.
1.5. Formas de comienzo tardío que empiezan más allá de los 50 años y son
más bien excepcionales.
1.6. Formas que presentan episodios psicóticos en el curso de su evolución
en los cuales se mencionan síndromes confusionales pasajeros,
episodios depresivos, psicosis aguda, descompensaciones
esquizofrénicas, etc.
1.7. Formas infantiles que pueden evolucionar hacia la remisión, el trastorno
obsesivo franco o la esquizofrenia.

2. Los síndromes obsesivo-compulsivos que se presentan asociados a otros


trastornos psiquiátricos o que aparecen como complicaciones de los
mismos, siguen, en su mayoría, la evolución de las enfermedades de base
aunque en algunos casos se independizan, parcial o totalmente, pese a que
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la enfermedad principal haya remitido o continue, constituyendo una entidad


autónoma y generalmente de mal pronóstico.

3. Los rasgos de personalidad y los trastornos anancásticos de la


personalidad, en general, se mantienen estacionarios, acentuándose con la
senilidad o cuando se presentan condiciones ambientales adversas como
situaciones de excesiva tensión, episodios traumáticos, tragedias familiares
o asunción de elevados niveles de responsabilidad. Por lo tanto, el
pronóstico correcto sólo debe efectuarse luego de una cuidadosa
evaluación de la sintomatología, de los factores etiopatogénicos que hemos
descrito y de una meticulosa observación del curso de la enfermedad en
cada paciente. Asimismo, deben estimarse las posibilidades de tratamiento
tanto farmacológico como psicoterapéutico y de modificación ambiental, de
acuerdo a la idoneidad de las instituciones, equipos profesionales y las
condiciones socioeconómicas de la familia.

Las diversas formas en que se presentan los TOC exigen efectuar el


diagnóstico diferencial de las siguientes entidades, que sólo enumeraremos dado
que sus descripciones figuran en otros capítulos de este texto. Se hará con:
trastornos fóbicos, depresivos, esquizofrénicos, orgánico cerebrales crónicos
(particularmente la epilepsia), procesos demenciales y trastornos de la
personalidad (particularmente anancástica).

El tratamiento más eficaz para el trastorno obsesivo compulsivo es la


exposición y la prevención de la respuesta, consiste en exponer al paciente a un
entorno o estímulo aversivo (como puede ser tocar un objeto “contaminado”: la
tapa del water) y lograr que evite el ritual compulsivo de lavarse las manos. La
hipótesis subyacente es que la ansiedad disminuye al efectuar el individuo
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suficientes contactos con un objeto que le repugna y comprobar que de ello no se


siguen consecuencias nocivas. Los dos factores principales del tratamiento por
exposición son que se haga in vivo (en una situación real) y que se evite la
respuesta, fundamentalmente a base de que el paciente ejerza gran fuerza de
voluntad y no lleve a cabo el ritual acostumbrado. Cuando no sea posible que el
paciente experimente con el objeto real, se le indica que imagine la situación que
desencadena la reacción compulsiva.

Se ha recurrido a combinar los efectos de la prevención exposición/ritual de


diversos ensayos para analizar la eficacia general del tratamiento en distintos
entornos. Los resultados de estos “meta-análisis” sugieren que el tratamiento
conductual es eficaz para controlar los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo
y superiores al nulo tratamiento. Pero los meta-análisis presentan inconvenientes:
el primero es que, dada la combinación de ensayos, siempre se produce una
mezcla en detalles específicos de un determinado experimento, como por ejemplo
la manera en que se aplicaron diversos tratamientos; o tal vez en uno de ellos se
incluyeron ejercicios a domicilio y en otro no. Se han agrupado, además, con
diverso grado de control y éstos, por otra parte, difieren en duración, implicación
del terapeuta, rigor del control del ritual y empleo de exposición imaginaria
(cuando no es posible el tratamiento in vivo), por lo que hay razones para llegar a
la conclusión de que los resultados de los meta-análisis no son concluyentes.

No obstante, independientemente de la confusión de combinar los


resultados de varios ensayos, se ha observado que los pacientes con trastorno
obsesivo-compulsivo mejoraran si acuden semanalmente al terapeuta y practican
además por su cuenta la exposición con prevención de respuesta.

Tal vez la principal ventaja de este método sea la generalización de los


resultados o el efecto que ejerce sobre el propio trastorno obsesivo-compulsivo. A
veces, por ejemplo, el efecto del tratamiento queda restringido al estímulo
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concreto y al acto compulsivo asociado y no se generaliza a otros entornos y


estímulos. Esta faceta sigue siendo objeto de investigación.

Como sucede en casi todas las terapias, se trabaja para descubrir la mejor
combinación de tratamientos. En el caso del trastorno obsesivo-compulsivo se han
probado diversos elementos combinados con variado grado de éxito. A
continuación damos los resultados de varios tratamientos complementarios
experimentales:

En general, con el empleo de exposición en imaginación (en la que el


paciente se imagina la exposición a los estímulos), en contraste con la exposición
real, se consigue paliar los síntomas y mantener los beneficios del tratamiento,
pero no es tan eficaz como la terapia in vivo.

La terapia autodirigida, que incluye acceso a la información y ejercicios de


relajación, no parece ejercer efectos positivos sobre los síntomas asociados al
trastorno obsesivo-compulsivo.

Con otro enfoque cognitivo-la terapia racional-emotiva consistente en


sesiones dirigidas por el terapeuta y ejercicios en casa-se obtuvieron beneficios
pero menos que los logrados con el grupo sometido a exposición y tratamiento
exclusivo de prevención de respuesta.

No parece haber diferencia entre la terapia individual y a de grupo en


cuando reducción de síntomas en el trastorno obsesivo-compulsivo y las dos
parecen igualmente eficaces en el momento del tratamiento y seis meses
después. El tratamiento en grupo es mucho más económico y eficaz, pues se llega
a reunir mucho mayor número de pacientes por menos gasto.

No hay diferencia en cuanto al resultado tratando a los pacientes


individualmente o integrando a los miembros de su familia. La severidad del
trastorno obsesivo-compulsivo disminuye en ambos casos, pero con la exposición
con prevención de respuesta combinada con un intenso programa de apoyo
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familiar -incluida ayuda a los ejercicios a realizar en casa, terapia de relajación e


intervención en la prevención de la respuesta- se logró más mejoría.

Muchos de los pacientes prefieren el tratamiento médico del trastorno


obsesivo-compulsivo porque les asusta la exposición con prevención de
respuesta, y el 25 por cierto de los pacientes rechazan este tratamiento. Al fin y al
cabo, éste les obliga a enfrentarse a su miedo. Se necesitan más ensayos clínicos
para analizar el empleo de medicación seguida de entrenamiento en la exposición
con prevención de respuesta para reducir la obsesión y la compulsión ligada a
ella. Son necesarios también más estudios en que se analicen los factores que
provocan el miedo a participar en la exposición con prevención de respuesta, tanto
más cuanto que este método es con gran diferencia el más eficaz para tratar el
trastorno obsesivo compulsivo.

Se han recomendado varios niveles de tratamiento farmacológico en los


trastornos obsesivo-compulsivos, empezando por la estrategia principal con
inhibidores de la recaptación de serotonina como la clomipramina, la fluoxetina, la
sertralina, la fluvoxamina y la paroxetina.

Hay evidencia científica fundamentada de ensayos bien diseñados y bien


realizados que reflejan la eficacia de los inhibidores selectivos de recaptación de
serotonina en el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo. Los estudios a
gran escala demuestan que aproximadamente entre el 40 y el 60 por ciento de los
pacientes respondieron a esta clase de medicación con promedios de mejoría
aproximados entre el 20 y el 40 por ciento. La medicación combinada a terapia de
exposición es el mejor régimen y el primer paso en el entrenamiento obsesivo-
compulsivo.

El tratamiento farmacológico requiere aproximadamente entre cuatro y ocho


semanas de prueba adecuada, y se demostrado que los inhibidores de la
recaptación de serotonina son más eficaces que otros tipos de antidepresivos.
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Esta clase de medicación tiende a ser bien tolerada por casI todos los
pacientes, pero conlleva ciertos efectos secundarios; los efectos colaterales
asociados a la fluoxetina, fluvoxamina, paroxetina y sertralina incluyen
nerviosismo, insomnio, intraquilidad, náuseas, diarrea y problemas sexuales. El
empleo de clomipramina va asociado a sequedad de boca, cansancio, mareos,
problemas sexuales y adquisición de peso. La clormipramina se ha asociado
también a problemas de tensión arterial y de frecuencia cardíaca.

Las perspectivas del tratamiento obsesivo-compulsivo se sitúan sobre dos


planos: primero, lo que atañe a iniciativas para evaluar y perfeccionar los
tratamientos, y, segundo, en el desarrollo de nuevos tratamientos. Un posible
camino de investigación es el empleo de técnicas muy perfeccionadas de
neuroimagen con las que se han documentado cambios de la actividad cerebral
tras el éxito de un tratamiento con inhibidores de la recaptación de serotonina o de
la terapia de exposición. Resultados que ponen de relieve las posibilidades de la
neuroimagen cerebral como medio de predicción sobre qué pacientes
responderán al tratamiento o en qué medida. El tratamiento para infección por
estreptococos, incluidos los antibióticos y la exanguinotransfusión puede también
ser prometedor.
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La enfermedad es consecuencia de la interacción entre la constitución y el


medio, «lo que se hereda no es la enfermedad mental, sino la disposición a
padecerla».

La aparición de la enfermedad en un sujeto, aun en los casos de herencia


de carácter dominante, dependerá de factores tanto sociales, culturales como en
el ámbito familiar, pueda que transcurra toda su vida sin que manifieste la
enfermedad si no concurren desencadenantes.
Los trastornos emocionales son un fenómeno que esta interrelacionado con
otros trastornos como el carácter, la conducta y dificultades de aprendizaje todo
esto va a depender de la insuficiencia de los procesos psicológicos frente a
experiencias propias o no; y las propias necesidades instintivas.
Hay adaptaciones que el ser humano debe aprender a sobrellevar como por
ejemplo la ansiedad y el estrés debido a que estos estímulos se ven y se viven a
diario, de no saber controlarlos; pueden evolucionar y convertirse en trastornos
donde se es constante las preocupaciones, temores, miedo, obsesiones y fobias
cuando aún no hay motivo.

Hay varios tipos de enfermedades y trastornos mentales, cada uno es


diferente de la otra, y pueden cursar de diversas formas, en pacientes con
angustia el paciente sufre de malestar, dolores y constantes sufrimiento a pesar de
no tener motivos, hay quienes cursan con ataques de pánico donde no
encontramos ningún desencadenante el cual estimule el ataque, mientras que hay
otra presentaciones donde sí se conoce el desencadenante, pero se comienza a
evitar por medio a que se repita la misma escena.

Mientras que existe una condición donde aparecen síntomas consecuencia


de un hecho, que es considerado para el individuo, extraordinariamente
catastrófico hablamos de trastornos de pánico; y encontramos enfermedades
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donde la evolución conlleva a una angustia creciente y un sufrimiento interminable,


el cual permite la perdida de la autonomía y de libertad al paciente, de tal modo,
que en estas enfermedades metales el paciente queda anulado de forma gradual
su energía y sus capacidades para enfrentar los problemas cotidianos.

Hay varios factores que ponen a una persona bajo el riesgo de desarrollar
estas enfermedades mentales durante su vida. Estos factores incluyen el entorno
social, la lesión cerebral, abuso de sustancias y la falta de atención prenatal, y la
lista se incluyen también los factores hereditarios. Esto significa que hay
posibilidades que una persona desencadene una enfermedad mental más
adelante en la vida, si hay antecedentes familiares de la misma, aunque, no hay
ninguna garantía con respecto a eso, según estadísticas, aumentarian las
probabilidades de desarrollar una trastorno mental.
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Http://Espectroautista.Info/Tests/Emotividad/Bienestar-Emocional/GAD7

Http://Www.Clinicadeansiedad.Com

Escuela.Med.Puc.Cl/Publ/Boletin/Psiquiatria/Angustiapanico.Html

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