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ECOPEDAGOGÍA ASOCIADA A COMPLEJIDAD, UN PARADIGMA ALTERNATIVO ANTE UN

DESARROLLO NO SOSTENIBLE

Rodríguez B., Oscar


1. Médico Cirujano Universidad Nacional de Colombia, Docente Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales UDCA

El enfoque del paradigma ecológico propuesto por Fritjof Capra, el cual se ha utilizado para lograr
una comprensión adecuada de la ecología y la sostenibilidad desde los puntos de vista vivencial,
participativo y multidisciplinario. Este paradigma ecológico aparece como una propuesta para
una educación que visualice el desarrollo de manera integral desde los aspectos humano,
ecológico y sostenible, logrando un aprendizaje significativo que incentive expectativas,
motivaciones, valores y experiencias en un contexto social y cultural determinado desde los
diferentes escalafones de la sociedad como los son la familia, la comunidad y la escuela.

Existe desde hace varias décadas un creciente fenómeno de agotamiento y mal uso de los
recursos naturales en cabeza de una capitalismo mal concebido y sobredimensionado, lo que ha
conducido a una emergencia planetaria dada por una política mundial de desarrollo no sostenible,
y con esto me refiero a que no se está pensando en el planeta que se tiene y el que se les dejará
a las generaciones por venir. Existe una urgencia en el cambio de los conceptos y reflexiones
realizadas por los seres humanos en ese sentido, por lo que con el surgimiento de este
paradigma educativo social y complejo, se responde a un contexto sociocultural que promueva
el desarrollo sostenible basado en el bienestar humano y ecológico, satisfaciendo las
necesidades humanas sin destruir la naturaleza y pensando en las generaciones venideras. Para
Capra, este fenómeno reflexivo se propicia comprendiendo la vida en todos los niveles de los
sistemas vivientes proponiendo la enseñanza desde la “ecoalfabetización” que permita
comprender mejor la ecología y la sustentabilidad. La ecología se centra en el ser humano, con
la naturaleza a su servicio, pero como fuente de todo valor que no puede estar por debajo ni por
encima del ser humano. Adicionalmente, entendiendo el paradigma ecopedagógico como
multidisciplinar, traigo a colación a Morín que ayuda a enlazar el enfoque de Capra de este
paradigma con los sistemas complejos teniendo presente el todo y las partes, el contexto y los
procesos, los intercambios, la continuidad, el equilibrio, el orden y el caos, la autoorganización,
y los valores. Hay una red de relaciones en una comunidad para lograr la sostenibilidad, y la
educación debe incentivar en esa red el pensamiento crítico, el cuestionamiento y la
experimentación de acuerdo con su contexto cultural.

La Conferencia de Río y el Foro Global hacia Sociedades Sostenibles y Responsabilidad Global


en 1992, tuvo un punto coyuntural que fue la socialización del desarrollo sostenible, la equidad,
la calidad de vida y la ética ambiental, y se postuló a la educación ambiental como un recurso
para evaluar y abordar adecuadamente ese desarrollo sostenible. Y para Capra, lo sostenible en
una comunidad tiene que ver no solo con el crecimiento económico o el desarrollo, sino con toda
la trama de la vida. Insisto aquí que la educación desde el paradigma ecológico significa innovar
y cambiar patrones y estructuras establecidas, partiendo del reconocimiento de la diversidad y
complejidad del ser humano para alcanzar mejor calidad de vida en las sociedades actuales y
en las que vendrán.

Si se tiene en cuenta la ecopedagogía mediante la ecoalfabetización se podría modificar la


educación desde las experiencias de vida, la participación directa y la consideración de las
relaciones entre múltiples disciplinas científicas, concibiendo según la visión compleja de Morín
las relaciones de los fenómenos en sus dimensiones físicas, biológicas, sociales, culturales y
psicológicas, utilizando enfoques interdisciplinarios, multidisciplinarios y transdisciplinarios. La
educación para la sostenibilidad debe sobrepasar diferencias culturales, raciales, sociales o de
otra índole, promoviendo un pensamiento crítico de acuerdo al contexto de la sociedad. El
paradigma ecológico es una alternativa para el desarrollo de la sociedad mediante el equilibrio
sostenible con la naturaleza.

El llegar al entendimiento y comprensión de la Tierra como un sistema vivo que está en continua
evolución y cambio ha permitido el despertar en el ser humano de una sensibilización y nueva
percepción, al reconocer a la Tierra como nuestra comunidad de la vida, apartando cada vez
más la visión antropocentrista que puso una brecha entre el ser humano y el planeta. Aparece
con el paradigma ecológico una creciente preocupación por mantener el planeta sano,
garantizando para la especie humana la supervivencia y la sustentabilidad.

Han pasado muchos siglos para que la humanidad llegara al reconocimiento de la Tierra como
un sistema vivo y se concibiera que la Tierra es un sistema vivo y dinámico, y que el ser humano
es sólo un hilo en el entramado del tejido de la vida. La forma como el ser humano se ha venido
relacionando con la Tierra dice mucho del tipo de pensamiento que ha regido a la sociedad. El
excesivo énfasis puesto en el método científico y en el pensamiento analítico y racional ha
provocado una serie de actitudes profundamente antiecológicas y la noción de sustentabilidad
ha sido modificada, entendiendo que el verdadero desarrollo no sacrifica a las generaciones
futuras por privilegiar a la generación presente, no irrespeta la vida de los sistemas y
comunidades que alberga, y no permite inequidades entre los diferentes sectores de la sociedad.
Se debe percibir que el ser humano no tiene únicamente unas necesidades específicas, sino que
esas necesidades van emergiendo en la vida misma, producto de una interacción con el
ambiente. En esa interacción, el ser humano es una parte activa, tal como lo manifiestan
Hinkelammert & Mora (2009): “el ser humano, en cuanto ser natural (parte de la naturaleza),
corporal, viviente, no es un sujeto con necesidades (específicas), sino que es un sujeto
necesitado”. El desarrollo sustentable para muchos autores y me adhiero a esta postura requiere
de condiciones básicas como la factibilidad económica, ser ecológicamente apropiado, ser
socialmente justo, ser culturalmente equitativo, ser respetuoso y no tener discriminación de
ningún tipo. La idea del desarrollo sustentable se constituye en una oportunidad para, desde lo
cotidiano y lo local, generar escenarios más solidarios, saludables, justos, equitativos, y
respetuosos con la Tierra.

Con el paradigma ecopedagógico, aparece una visión en la cual el camino más seguro es el de
la educación, pero no desde un sistema basado en el capital, el consumo, la dominación, y la
explotación de la Tierra, sino desde una apuesta diferente teniendo como sustento la educación
a partir de la Ecopedagogía. La ecopedagogía propone una apuesta para la promoción del
aprendizaje del sentido de las cosas a partir de la vida cotidiana y una ruta que permita desarrollar
nuevas relaciones del ser humano consigo mismo y con la Tierra. Se trata de concebir una
pedagogía que coloque al ser humano en armonía con todas las criaturas vivas, y que le permita
reconocer a la Tierra como el planeta del que forma parte. Los aportes brindados por la
ecopedagogía invitan a fomentar una educación que propicie el desarrollo social, económico y el
respeto y amor por todo aquello que rodea al ser humano y su interacción con el planeta, es
decir, la ecopedagogía trasciende más allá de la educación ambiental, la cual promueve
solamente la conservación de los recursos para propiciar el mejoramiento de las condiciones
para todos y cada uno de los seres vivos que comparten el sistema vivo llamado Tierra.

El comprender y explicar las nuevas estrategias de aprendizaje que pretende la ecopedagogía


en la actualidad, está en relación con la globalización, la tecnología y el medio ambiente
cambiantes, lo que obliga a una comprensión y explicación que se adapte al entorno propio de
las escuelas y de los estudiantes y docentes. En ese sentido, es como si la educación hubiera
acelerado su dinamismo. La teoría del pensamiento complejo concibe que la realidad se
comprende y se explica simultáneamente desde todas las perspectivas posibles, y este es un
concepto que es plasmado en la ecopedagogía. Tanto la realidad como el pensamiento y el
conocimiento son complejos y debido a esto, es preciso usar la complejidad para entender el
mundo. El desarrollo del pensamiento complejo en la ecopedagogía es apto para unir,
contextualizar, globalizar, pero al mismo tiempo para reconocer lo singular, individual y concreto.
En la actualidad la sociedad necesita ciudadanos pensantes, activos, reflexivos, competitivos,
emprendedores y racionales capaces de implicarse en la formación de la comunidad. La
educación tiene que abordar la comprensión de manera directa y en sentido interpersonal,
intergrupal y a escala planetaria. De ahí que la ciudadanía planetaria comprende obligaciones
éticas que nos vinculan tanto con la sociedad como con los recursos naturales del planeta de
acuerdo con nuestro rol social y en la perspectiva del desarrollo sustentable y que exigen un
ejercicio crítico y consciente de la ciudadanía, esto es comprender, interesarse, reclamar y exigir
los derechos ambientales al sector social correspondiente y a la vez estar dispuesto a ejercer
una propia responsabilidad ambiental. Se trata de una ciudadanía inclusiva, solidaria y de
corresponsabilidad, una ciudadanía que permita superar el mito del progreso y poner a
disposición de la humanidad y de la Tierra todos sus conocimientos para curar, mejorar, convivir,
esto, si realmente interesa la conservación de la vida.
La ecopedagogía no es una pedagogía más, al lado de otras pedagogías. Ella tiene sentido como
proyecto alternativo global, en que la preocupación no se limita a la preservación de la naturaleza
o al impacto de las sociedades humanas sobre los ambientes naturales, sino en un nuevo modelo
de civilización sustentable desde el punto de vista ecológico que implica un cambio en las
estructuras económicas, sociales, culturales y espirituales. La ecopedagogía está ligada a
cambiar las relaciones humanas, sociales y ambientales que se tienen hoy. Aquí está el sentido
profundo de la ecopedagogía o de una pedagogía de la tierra. La ecopedagogía necesita todavía
recorrer un largo camino, y precisa no sólo del debate académico y de la construcción teórica,
precisa, sobre todo, ser experimentada en la práctica.

Entender al ser humano como parte del entramado social y no como el elemento principal que
ocupa la máxima jerarquía dentro del ambiente es fundamental para estructurar los procesos
educativos. La mirada antropocéntrica en muchas ocasiones ha impedido establecer vínculos
directos que permitan modificar la conducta y reestructurar al sujeto éticamente. El hombre es la
única especie capaz de alterar el equilibrio natural. Las acciones educativas se deben dirigir a
objetivos que están más allá de ellas, y deben buscar el preservar o transformar la vida de la
comunidad donde se efectúan. La educación no es una acción políticamente neutral, y en frase
de Paulo Freire, “la educación siempre está a favor de alguien y de algo, y, concomitantemente,
en contra de alguien o de algo”. La ecopedagogía se compromete con una verdadera educación
democrática dando origen así a la escuela ciudadana. La escuela que se comprometa con la
tarea de la formación de la ciudadana planetaria debe concebir una clara comprensión de la
relación existente entre comprensión y acción, preparando para mejorar la existencia. Este
ejercicio exige personas comprometidas con el proceso de ecohumanización, lo que implica
autonomía, juicio crítico, valentía y colaboración, y esto se vuelve hoy aún más exigente, porque
ahora el círculo de la responsabilidad se extiende más allá del ámbito cercano que rodea
nuestras vidas para alcanzar los límites del planeta Tierra, exigiendo unas lúcidas y sabias
acciones locales y globales.

La educación se encuentra sumida en una mala visión ya que pone como pilares el ejercicio del
control y la dominación de la sociedad. La educación debiera ser fundamentada en la adquisición
de conocimientos alcanzados desde la cotidianidad de la vida y la interdisciplinariedad, la
multidisciplinariedad y la transdisciplinariedad. Teniendo en cuenta la complejidad y la teoría de
los sistemas complejos, para lograr entender las relaciones de los fenómenos en sus múltiples
dimensiones. Al abordar la enseñanza desde el punto de vista ecológico, se logra una mayor
integralidad del conocimiento de la sociedad y de quienes la componen. El concepto de
educación para la sustentabilidad debe abarcar la equidad a todos los niveles incentivando el
pensamiento crítico. El paradigma ecológico permite buscar el desarrollo mediante el equilibrio
con la naturaleza.

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