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ECOLOGÍA Y DESARROLLO HUMANO EN LA PRAXIS EDUCATIVA UNIVERSITARIA

(ECOLOGY AND HUMAN DEVELOPMENT IN UNIVERSITY EDUCATIONAL PRAXIS)

Franklin Darío González Chacón. fdarryo@gmail.com


Miriam Margarita Mejías Merlo. myriam.mejias55@gmail.com
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, núcleo Maracay

RESUMEN

Las universidades en general han experimentado transformaciones profundas que van desde la
actualización de sus contenidos programáticos, innovación de estrategias y recursos educativos hasta
concepción de nuevos estilos de pensamientos focalizados en realidades complejas donde se
encuentran sumergidas las comunidades que interactúan los actores universitarios. Ahora bien, la
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez promueve los principios filosóficos heredados
por el Maestro Don Simón Rodríguez, con el abordaje de temáticas ecológicas, ambientales y de
sustentabilidad de los recursos suministrados por el medio. Este preámbulo nos obliga a darle una
mirada a la interrelación que hombres y mujeres sostienen con el medio ambiente, en aras de
proteger los derechos humanos y garantizar el desarrollo humano. Durante esta narrativa se persigue
divulgar aspectos fundamentales de las categorías que convergen en la ecología del desarrollo
humano, teoría fundada por Urie Bronfenbrenner, basada en el progreso del individuo a través de los
diferentes escenarios en que se desenvuelve. Entonces, de qué manera contribuyen los facilitadores
al desarrollo humano desde su praxis en los ambientes de aprendizaje. La divulgación se promueve
mediante revisiones documentales con miradas multidiversas de expertos en ciencias naturales y
sociales, donde confluyen sapiencias ofrecidas por autores interdisciplinarios presentes en la
literatura especializada seleccionada, con rigurosidad requerida en estos estudios documentales.
Conviene reflexionar acerca de la transferencia ecológica ejercida por los participantes,
contribuyendo con la difusión de los sentires, experiencias, aprendizajes y conocimientos
significativos en su propio microambiente, de esta manera, se da un aporte extraordinario que
asegura el desarrollo humano.

Palabras Clave: Ecología, desarrollo humano, praxis educativa universitaria.

ABSTRACT

Universities in general have undergone profound transformations that range from updating their
program content, innovating strategies and educational resources to the conception of new styles of
thought focused on complex realities where the communities in which university actors interact are
submerged. Now, the Simón Rodríguez National Experimental University promotes the philosophical
principles inherited by Master Don Simón Rodríguez, with the approach of ecological, environmental
and sustainability issues of the resources supplied by the environment. This preamble forces us to
take a look at the interrelationship that men and women have with the environment, in order to
protect human rights and guarantee human development. During this narrative, the aim is to disclose
fundamental aspects of the categories that converge in the Ecology of Human Development, a theory
founded by Urie Bronfenbrenner, based on the development of the individual through the different
scenarios in which it operates. So, how do facilitators contribute to human development from their
praxis in learning environments? Dissemination is promoted through documentary reviews with
multi-diverse views of experts in natural and social sciences, where wisdom offered by
interdisciplinary authors present in the selected specialized literature converges, with the rigor
required in these documentary studies. It is convenient to reflect on the ecological transfer exerted
by the participants, contributing to the dissemination of feelings, experiences, learning and significant
knowledge in their own microenvironment, in this way, an extraordinary contribution is made that
ensures human development.

Keywords: Ecology, human development, university educational praxis.

Introducción

Nuestra cotidianidad nos permite vivenciar y sentir posturas irreverentes ante las prácticas de
ciertos individuos frente a temas como lo representan la ecología, la ecología humana, el desarrollo
humano y las nuevas tendencias producto de su complementariedad, para lograr las aspiraciones de
la Organización de las Naciones Unidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, cuya finalidad es
cumplir con los derechos económicos, sociales, culturales, de solidaridad, que a su vez confluyen en
los derechos humanos. No obstante, en ausencia de estos, es imposible disertar acerca del tópico
desarrollo humano, según la opinión de la Fundación Hazloposible (2018) señala que es:

Aquel centrado en las personas con el que una sociedad mejora sus condiciones de vida,
con la creación de un entorno social en el que se respeten los derechos humanos de todos
ellos. Por esto, dentro de la Agenda por el Desarrollo Sostenible, no podían faltar los
guiños a los Derechos Humanos. (párr. 4)

En este contexto, existe una estrecha relación entre el desarrollo humano y los derechos humanos,
sin dejar de lado al medio ambiente donde las personas se interrelacionan continuamente, añadiendo
que somos seres gregarios, nos caracterizamos por siempre estar en compañía de otras personas,
organizados en varias clases de agrupamientos sociales: pueblos, ciudades y naciones, donde se
trabaja, comercia, juega, se reproduce e interactúa de múltiples maneras. Aunado a esto, los seres
humanos combinamos la socialización con cambios intencionales en el comportamiento y
organizaciones sociales a través del tiempo, todo ello constituye lo que hoy en día conocemos como
sociedades humanas, pero se diferencian de un lugar a otro, de una era a otra y de una cultura a otra,
haciendo del mundo social un medio muy complejo y dinámico.
Desde esta perspectiva, desde hace varias décadas se ha dado una mirada diferente a los
escenarios donde se desenvuelven las personas, asumiéndose un pensamiento sistémico reflejado en
las interacciones de los diferentes elementos integrantes de las sociedades humanas, es decir los seres
vivos en su totalidad, deslastrándonos de una postura antropocéntrica y comenzar a incorporar la
naturaleza biocéntrica considerando otras especies animales y especialmente la plantas como
principal generador de oxígeno para el planeta. De igual manera, no debemos dejar de lado a los
elementos inertes, aun así contribuyen en gran medida a la existencia de seres vivos: agua, suelo, aire,
clima, entre otros.
Bajo esta tesitura, el pensamiento sistémico permite comprender con mayor facilidad la
interacción necesaria entre los elementos partícipes en los procesos sociales, a sabiendas que el
hombre es un ser interdependiente que actúa de manera interrelacionada con los demás,
aprovechando constantemente los recursos existentes a su alrededor, en ocasiones sin mesura para
alcanzar un fin común, generalmente satisfacer sus necesidades y cumplir con su propia
supervivencia. A juicio de Claude y Álvarez (2005) un sistema es: “un todo unitario organizado,
compuesto por dos o más partes, componentes o subsistemas interdependientes y delineados por los
límites identificables de su ambiente o suprasistema”. (p. 176)
Ahora bien, la sociedad generalmente estructurada por organizaciones de diversa naturaleza,
posee características propias y sostiene en sus integrantes variedad en estilos de pensamientos,
comportándose de manera sistémica al realizar actividades que permiten satisfacer las necesidades
individuales y colectivas, valiéndose de recursos financieros, materiales, tecnológicos y de
información, con la dirección del talento humano capacitado. En este contexto, se puede recalcar que
el dinamismo propio de las sociedades modernas las ha convertido en entidades complejas, a tal
punto que los caminos y medios tradicionales de sus procesos ya no son suficientes, imponiéndose
principios sistémicos e interdisciplinarios. De acuerdo con Vega (2001) “Los complejos sistemas en
tecnología, urbanización, trabajo social, relaciones internacionales, protección del medio ambiente y
en otros tantos campos de la vida contemporánea, piden cada vez más un acercamiento sintético en
términos de “sistemas”, llegando incluso a tornarse indispensable”. (p. 11)
Por consiguiente, reconociendo a las universidades como organizaciones sociales, en las cuales
interactúan continuamente sus autoridades, docentes/facilitadores, personal administrativo y
obrero, los estudiantes/participantes y la comunidad en general, ellas representan sistemas
complejos de relaciones humanas, laborales, gerenciales, administrativas, educativas, de
investigación y extensión e interacción con las comunidades, un vivo ejemplo de un sistema abierto
donde se intercambian experiencias, conocimientos y recursos de diversa índole, que deben ser
manejados prudentemente para el beneficio de todos y todas, procurando su sostenibilidad.
Sin lugar a dudas, las nuevas percepciones que le damos a las relaciones humanas, así como la
búsqueda de procesos homeostáticos capaces de favorecer la integración de las personas en los
múltiples escenarios sociales, promueven la aparición de conceptos más contextualizados a nuestras
realidades. Desde la posición de Morin, Ciurana y Motta (2006) en su afán de promover la educación
en la era planetaria en aras de educar con el propósito de despertar a una sociedad – mundo, asoman
el término planetarización, indicando que: “es un término más complejo que globalización porque es
un término radicalmente antropológico, que expresa la inserción simbiótica, pero al mismo tiempo
extraña, de la humanidad en el planeta tierra”. (p. 79)
Ciertamente, el término planetariedad está estrechamente cohesionado con el pensamiento
sistémico, que de acuerdo con Senge (2010) amerita: “un cuerpo de conocimientos y herramientas
que se ha desarrollado en los últimos cincuenta años, para que los patrones totales resulten más
claros, y para ayudarnos a modificarlos” (p. 16). Asimismo, constituye una filosofía de pensamiento
capaz de influir en el comportamiento de las personas frente a la conservación del medio ambiente
donde se desenvuelven y esa relación simbiótica necesaria en la que ambas partes obtienen beneficio
mutuo. En ese sentido, la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez a través de sus
principios Robinsonianos persigue esa armonía entre el hombre y su medio, garantizando el
aprovechamiento de las futuras generaciones en un ambiente sano.
Las universidades venezolanas dan cumplimiento a las disposiciones establecidas en el estamento
jurídico que en materia de educación ambiental y protección de los derechos humanos están
tipificados en el preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) como
madre de todas las leyes en el país, así como en varios articulados de la referida Carta Magna y en las
derivadas leyes, reglamentos y otras disposiciones. Sin embargo, hasta el momento las acciones en
esta materia no han surgido de manera efectiva, debido a que las instituciones universitarias deben
revisar sus pensum de estudios, praxis educativas y formación académica, alineados a las políticas del
Estado, estrategias diseñadas y puestas en marcha, proveyendo los recursos necesarios para su
materialización.
Ante lo precedente, las universidades son entidades de gran apoyo para la transformación social,
buscando en todo momento que las personas consigan la visión ecológica necesaria que tribute en el
desarrollo humano oportuno en estos tiempos de complejidad. La Universidad Nacional Experimental
Simón Rodríguez entre sus cometidos persigue la formación de profesionales en diferentes
disciplinas, críticos y reflexivos, capaces de contribuir activamente en los procesos de cambio de
aquellos hábitos que de una manera u otra afectan el equilibrio ecológico dentro de las comunidades
y el ecosistema universitario. Para ello debe contar con la participación de los mismos integrantes de
los imaginarios populares, previa caracterización de su entorno para recuperar, minimizar, mitigar,
resarcir los espacios afectados por los efectos contaminantes, todos inciden directa e indirectamente
en las capacidades de potenciar sus localidades e impiden el desarrollo endógeno.
Desde el punto de vista de Sevilla (2001) cuando una organización obtiene el éxito y se mantiene
en él es “…porque sabe seleccionar, capacitar y conservar al potencial humano preparado y deseoso
de aceptar el cambio y desarrollarse continuamente, desde el director general o más alto nivel, al
básico operativo, en la concepción de las organizaciones como un todo sistémico…”. (p. 28). Dicha
situación se refleja en las organizaciones universitarias con el compromiso del rector, decano,
director, subdirector, coordinador, entre otra figura de autoridad capaz de liderar procesos
ecológicos colaborativos tendientes al desarrollo humano de los actores universitarios.
En ese contexto, la ardua tarea de promover la ecología como práctica educativa, se centra en el
hacer de todos los miembros de la comunidad universitaria, autoridades, docentes/facilitadores,
estudiantes/participantes, personal administrativo y obrero, comunidad en general, es parte de la
dimensión ontológica, axiológica y praxeológica que fundamenta a la institución educativa. Los
conceptos teóricos de la ecología y del desarrollo humano no pertenecen a una unidad curricular en
particular, por el contrario, son valores característicos de todos los cursos que transversalmente
deben estar implícitos en sus contenidos y relacionarlos a su cotidianidad; de esta manera se
promueve la transferencia ecológica hacia las comunidades en general.

Ecología, sensibilizando el comportamiento humano

La comunidad universitaria representa un ecosistema humano, un macro sistema interactuante de


representantes de la propia universidad, empresas privadas, instituciones públicas, organizaciones
no gubernamentales y comunidades cercanas, cuyas relaciones simbióticas están apuntaladas al logro
de objetivos comunes, aprovechando mesuradamente los recursos que dispone cotidianamente. Uno
de los fines que persiguen estas casas de estudio, corresponde a la generación de conocimientos
disciplinares aplicables a sectores de la sociedad, como parte de las funciones de docencia,
investigación y extensión e interacción comunitaria. Como lo hace notar Sutton (2003) en relación a
los sistemas, sostiene:

Es un conjunto de partes, o de eventos, que pueden considerarse como algo simple o


completo, debido a la interdependencia e interacción de dichas partes o eventos. La teoría
de sistemas es una forma de pensamiento acerca del mundo, un enfoque a la solución de
problemas y al desarrollo del modelo, que incluye la consideración de una serie compleja
de eventos, o de elementos, como un todo sencillo. (p. 31)

En este orden de ideas, antes de ahondar en la concepción ecológica de las instituciones


universitarias, consideramos necesario pasearnos por las ideas de Sutton (2003), quien resalta que
no sólo la teoría de sistemas se limita a la interacción de elementos, además incorpora los eventos
sociales como parte de esa complejización en que se ven envueltas las personas, allí incluidos los
actores universitarios, bien sea por actividades dentro de la academia y aquellas correspondientes a
su núcleo familiar, comunitario, laboral, religioso, deportivo o cualquier otro que participe. Estos
sujetos comúnmente transitan macrosistemas, mesosistemas y microsistemas, sin detenerse a
distinguirlos, simplemente actúan espontáneamente, cumpliendo roles y ocupando estatus.
En vista que la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez está alineada a las políticas
de Estado, también dan respuesta a las necesidades colectivas de la comunidad, al desarrollo humano
de sus integrantes, que les permita alcanzar la mayor suma de felicidad posible, asumiendo una
cultura ecológica y adquiriendo conocimientos oportunos para su desarrollo endógeno, conservación
del entorno, minimización de posibles impactos ambientales, consumo sostenible de recursos.
Empleando las palabras de Sevilla (2001) referida a los educadores:
No deben olvidar que los intereses sociales de la enseñanza, radican en que la sociedad
debe mantener y progresar a través del progreso de la producción de bienes y servicios
única manera de hacer posible el desarrollo social sustentable. (p. 78)

Conforme a los propósitos de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez en


contribuir con el desarrollo de la nación, los programas socioproductivos han marcado la diferencia
ante otras instituciones de educación universitaria, incorporando a los actores universitarios y
sociales a la transformación del país tan anhelada por todos. Estas prácticas ameritan que se tenga
bien definido el gran significado de la ecología, definiéndola Sutton (2003) como “La ciencia que
estudia las interacciones de los organismos vivos y su ambiente”. (p. 25). Es por ello, que las personas
no pueden sobrevivir aisladamente, todos interactuamos en los espacios donde nos desenvolvemos,
pero también intervenimos sobre los componentes químicos y físicos del entorno inanimado.
Dentro del contexto de las ciencias biológicas, los espacios referidos anteriormente se les conocen
como ecosistemas, bien singular el término que fusiona la ecología con el sistema, simplemente
unidad básica de interacción organismo – ambiente que resulta de las complejas relaciones existentes
entre los elementos vivos e inanimados de un área dada, proceso que se proyecta en la realidad
hombre – ambiente en el devenir cotidiano, es por ellos, que nos acercamos al término ecología, como
el estudio de los ecosistemas. Al respecto, Roa (2005) sostiene que el ecosistema es: “La unidad básica
de interacción organismo – ambiente, o unidad fundamental de la biósfera que representa un nivel de
organización que funciona como sistema abierto donde están integrados los componentes animados
e inanimados de un área determinada”. (p. 31)
Como se ha venido figurando, la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR) es
un macrosistema, multidiversa, abierta, cargada de interacciones recursivas, compleja y
transdisciplinaria, impregnada de todas las características de organizaciones bien estructuradas, es
decir, la UNESR núcleo Maracay es un ecosistema social. En la opinión de Roa (2005) “Cuando la
ecología estudia los ecosistemas en cuanto a la forma en que influyen en los seres humanos la
influencia de estos se denomina ecología humana”. (p. 32). Por consiguiente, en nuestra casa de
estudio es relevante la realización de investigaciones bajo la mirada de la ecología humana, los actores
sociales interactuamos entre sí y a la vez con nuestro entorno, propio de las urbes aragüeñas, rodeado
del majestuoso Parque Nacional Henry Pitier y de la cálida gente del municipio Mario Briceño Iragorry
y demás localidades de la región.
De acuerdo con Arántegui (2010) comprendemos que la Ecología Humana es una disciplina
científica constituida en la primera mitad del siglo XX, siendo la Escuela de Sociología de Chicago la
cuna de estos estudios, donde Ernest Burguess y Robert Ezra Park presentaron la visión de la ciudad
como laboratorio social que permite el análisis desde un nivel físico-biológico, social y cultural. A
pesar de los grandes cambios que han tenido lugar en las relaciones entre los seres humanos y su
entorno a lo largo de la historia, el esquema sobre el que pivota el modelo permanece inalterable:
población, medio ambiente, organización social y tecnología son los cuatro puntos cardinales que
determinan los vínculos y las interacciones entre el ser humano y su entorno. En ese sentido, a
continuación, se representa en la (figura 1), la ecología humana.
Figura 1. Ecología Humana.
Fuente: Arántegui. (2010). Fundación General CSIC.

De lo anterior expuesto, se deriva el grado de complejidad que tiene esta interacción hombre –
ambiente, primero se presentan niveles físico, biológico, social y cultural, sostenidos en un andamiaje
figurados por la población, medio ambiente, organización social y tecnología. Se tejen redes de
interacción e interconexión ente ellas que a su vez proporcionan nuevas redes, un plexo robusto
necesariamente en comprensión para dar respuesta a las necesidades del hombre sin ocasionar
alteración alguna al medio ambiente por donde transita cotidianamente. La figura 1 nos muestra la
interacción entre el sistema social y el ecosistema, hombres y mujeres desarrollan sus actividades
humanas dentro del ecosistema, requiriendo para ello energía, materiales e información, simbiosis y
sinergia recursiva y armónica, buscando el equilibrio dinámico de las partes.
Desde el punto de vista de Sutton (2003) “Las necesidades y deseos de una población mundial en
expansión han requerido un control ambiental intensivo. De hecho, la intervención del hombre ha
creado ambientes completamente nuevos, que pueden denominarse ecosistemas humanos”. (p. 269).
Realmente la intención del ser humano en querer transformar su entorno para su plena satisfacción
sin considerar al resto de las especies vivas ha sido una práctica poco provechosa para el ambiente,
si bien es cierto permite acrecentar su confort social, también contribuye la disminución de recursos
proveedores de insumos básicos para su subsistencia, pero no se ha entendido muy bien esta relación
de transferencia de energías. En este orden de ideas, Sutton (ob, cit.) argumenta que la ecología
humana es:

El estudio de los ecosistemas desde el punto de vista de la forma en que afectan a los seres
humanos y en la que resultan afectados por ellos. La ecología humana incluye
conocimientos de muchas ramas del saber: aspectos químicos, económicos, políticos,
sociales, éticos, y también estrictamente biológicos. A medida que las interacciones del
hombre con el ambiente se hacen más drásticas, mayor número de personas se
preocupan de la ecología humana. (p. 26)

La Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez presente en los procesos de cambio en el


comportamiento social que ha venido presentando el hombre desde hace muchas décadas, fundada
en las ideas Robinsonianas en las mejores prácticas educativas, críticas y reflexivas, tendientes a la
transformación del ser ontológico, axiológico y epistemológico. Como lo hace notar Rubilar (2002)
ante la posición de Simón Rodríguez con respecto a la educación ante el entorno social:
En tal sentido su visión fue anticipadamente sistémica y dialéctica, al considerar la
Educación como proceso policausado y múltiple, cuya comprensión exige un enfoque
histórico-económico, incluyendo el análisis de variables como las condiciones geo-
ecológicas, económicas, culturales, étnicas, etológicas (costumbres), políticas, etc. Desde
tal perspectiva es que tenemos que leer sus textos percibiendo, en consecuencia, una
concepción educativa, que podríamos calificar de: activa, práctica, holística, integral, ética,
cívico-social, liberadora. Al predicar e implementar la no-discriminación en la Escuela,
fundando su doctrina en la libertad, el respeto al individuo y a los valores sociales (patria,
sociedad, productividad, moral) se constituye, además, en precursor efectivo del ejercicio
de los Derechos Humanos en la práctica y cultura escolares en nuestros sistemas
educativos nacionales. (p. 74)

En consonancia a la cita anterior, se percibe que el pensamiento Rodrigueano se encuentra


implícito en aspectos mencionados en el discurrir del ensayo: filosófico, humanista, espiritual,
sistémico, múltiple, ecológico, cultural, políticas, un enfoque complejo y multidisciplinario, que se
complementa al enfatizar su ímpetu como precursor de los derechos humanos, elemento
imprescindible para la prosecución del desarrollo humano, capaz de despertar ideas revolucionarias
para la época. No es casualidad que Rubilar (2002) indique de Don Simón Rodríguez:

…resulta un hombre primigenio al propiciar la necesidad de ‘conocer al niño y su


ambiente’ (principio tan caro a los futuros enfoques activistas) y de privilegiar el rol
formador democrático, en términos cívicos (‘ciudadano’) y productivos autonomistas
(‘industria pública’), pivotes de su postulada Educación Popular, cuyos principios animan,
entre otras, la Teoría Andragógica (Félix Adam, en Venezuela) o la Pedagogía del
oprimido (Paulo Freire, en Chile, El Salvador y Brasil). (p. 74)

No obstante, la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez núcleo Maracay, versa su


discurso dialógico en el entender al otro pero también en comprender los significados que el medio
ofrece desde su cotidianidad, los actores sociales se vuelven agentes multiplicadores de haceres y
saberes a sus espacios originarios. No debemos olvidar que la universidad es un macrosistema, toda
la estructura organizativa, sus colaboradores, procedimientos, normas, presupuestos, entre otros
elementos de la gestión universitaria. Por otra parte, los ambientes de aprendizajes se convierten en
mesosistemas, desarrollándose los contenidos de los cursos de cada programa, hacen vida los
participantes y el facilitador, presencia de experiencias, saberes e información que construyen nuevos
conocimientos, dando como resultado la transformación in situ que después será valorada.
En este sentido, el microsistema está representando por el entorno de cada uno de los
participantes, ese pequeño espacio originario en el que se desenvuelve cotidianamente con sus
afectos y comparte sus sentires, allí llegarán sus aprendizajes significativos y serán compartidos
fluidamente, sin barreras ni tapujos, natural y espontáneamente, reflexionada y contextualizada a su
propia realidad. En ese preciso momento se logra la transferencia ecológica: grado de conectividad del
ecosistema a través del flujo interactuante de información entre los subsistemas, lo aprendido en los
ambientes universitarios formales ha traspasado sus paredes y viajado dentro del ser de cada
participante, se ha convertido en un agente promotor de la transformación, mejor aún arquitecto del
desarrollo humano. Sin embargo, la validación ecológica confirmará el nivel de influencia que ha
generado en el comportamiento de las demás personas dentro de su propio entorno.
Desde esa premisa se cuestiona de qué manera las universidades contribuyen en el desarrollo de
prácticas sostenibles entre las sociedades y el medio ambiente a través de una educación
transformadora donde el estudiante/participante se sienta motivado y capaz de adaptarse a los
cambios donde estará inmerso, nuevas rutinas, hábitos de consumo, estilos de vida, en fin una
reingeniería de vida asociada a la visión ecosustentable. Siendo prudente la evaluación continua de lo
que ocurre en el ambiente, tomar medidas correctivas que mitiguen, resarzan y recuperen como
reacción ante las intenciones del desarrollo humano.

Desarrollo Humano: en busca de nuestras capacidades potenciadoras

Abordar este apartado implica haber internalizado lo referente a la ecología y la ecología humana,
ya que si logramos alcanzar el equilibrio necesario entre las interconexiones e interrelaciones entre
el ser humano con el medio, se interpreta que estamos en vías de la contribución al desarrollo
humano, sin olvidar la premisa sin derechos humanos no se obtendrá el desarrollo humano. El
Informe Nacional de Desarrollo Humano de Guatemala (s/f) considera que el desarrollo humano es:

Un paradigma de desarrollo que va mucho más allá del aumento o la disminución de los
ingresos de un país. Comprende la creación de un entorno en el que las personas puedan
desarrollar su máximo potencial y llevar adelante una vida productiva y creativa de
acuerdo con sus necesidades e intereses. Las personas son la verdadera riqueza de las
naciones. Por lo tanto, el desarrollo implica ampliar las oportunidades para que cada
persona pueda vivir una vida que valore. El desarrollo es entonces mucho más que el
crecimiento económico, que constituye sólo un medio —si bien muy importante— para
que cada persona tenga más oportunidades.

En este tenor, las universidades tienen un gran compromiso en formar integralmente a los
hombres y mujeres pensantes, críticos/as y reflexivos/as, que reconozcan, valoren sus propias
potencialidades, capacidades productivas y creativas, dando así respuestas a las realidades del
entorno. Se puede lograr con un modelo educativo andragógico, flexible, experimental, humanista,
contextualizado, todas estas cualidades existentes en la Universidad Nacional Experimental Simón
Rodríguez. No se puede negar que el desarrollo humano está articulado al quehacer del
docente/facilitador universitario, ellos ofrecen oportunidades al desarrollar las capacidades
humanas: las múltiples actividades que las personas pueden hacer o ser en la vida.
En consecuencia, las capacidades más notables para el desarrollo humano se traducen en el
disfrute de una vida larga y saludable, gozar de una buena educación, tener acceso a recursos
necesarios para alcanzar un nivel de vida digno y participar activamente en la vida comunitaria. Su
carencia imposibilita el abanico de alternativas disponibles y oportunidades posibles en la vida
permanecen inaccesibles. La Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez núcleo Maracay
promueve situaciones en los ambientes de aprendizaje garantes de la formación de seres humanos,
personas, profesionales y colegas con capacidades múltiples tendientes al desarrollo humano, pero
no se ha materializado ese cambio en la sociedad (microsistema), entonces no ha sido efectiva la
transferencia ecológica de los valores Robinsonianos. Dicho en forma breve, Rubilar (2002) asevera
que Don Simón Rodríguez:

Siempre tuvo en consideración “las necesidades y factores reales de nuestra América, en


función de afirmar y fortalecer una identidad diferenciada”. Esta focalización sistémica
en lo etológico, en lo ecológico natural y en lo educativo, inaugurados por los Simones
venezolanos como basamentos identitarios psicosociales y culturales de América Latina,
ha ocupado recurrentemente a nuestros principales artistas y pensadores… No menos
troquelante y expresiva es la impronta y proyección que han impreso a nuestra cultura
notables novelistas, pintores, ceramistas, cantautores, folcloristas y cientistas sociales. (p.
84)
Concebir una sociedad apuntalada al desarrollo humano, en la praxis más intrínseca del ser social,
no es cuestión de la postmodernidad, por lo contrario son prácticas que se han gestado desde mucho
tiempo atrás. Los filósofos, economistas y líderes políticos destacan desde hace tiempo que el
objetivo, la finalidad, del desarrollo es el bienestar humano. Como expresó Aristóteles en la Grecia
Antigua: “La riqueza no es, desde luego, el bien que buscamos, pues no es más que un instrumento
para conseguir algún otro fin”.
En aras de encontrar ese otro fin, determinaría el punto de encuentro entre el desarrollo humano
y los derechos humanos, teniéndose como propósito la libertad del ser humano, esencial para
desplegar las capacidades y profesar los derechos. Los hombres y mujeres deben ser libres para
seleccionar sus opciones y participar en la toma de decisiones que incidan sus vidas. El desarrollo
humano y los derechos humanos se ratifican mutuamente y contribuyen a garantizar el bienestar y la
dignidad de todas las personas, conciben el respeto propio y el de los demás. La Universidad Nacional
Experimental Simón Rodríguez núcleo Maracay estará siempre alerta en el ofrecimiento de planes y
estrategias complementarias a las acciones de sus actores universitarios y comunidades en general.

Ecología del Desarrollo Humano, alternativa para la complejidad social

La narrativa que hemos venido presentando durante este transitar argumentativo, nos aproxima
a la orilla de una teoría muy necesaria en estos tiempos de complejidad social, zarpamos en la
ecología, navegamos por la ecología humana, haciendo una parada en el desarrollo humano, toda una
enriquecedora experiencia epistémica, impregnada de matices ontológicos, axiológicos y
praxeológicos del quehacer docente dentro de la Universidad Nacional Experimental Simón
Rodríguez, aclarándose términos y posturas necesarias en la comprensión de esta teoría no muy
difundida, pero si tan necesaria, a tal punto que la Dirección del Sistema de Estudios y Experiencias
Acreditables a través del Programa de Estudios Abiertos la ha incorporado como una salida
académica en los estudios de maestría y doctorado.
Sobre este particular, las autoridades de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez
reconocen como parte del proceso de transformación universitaria alineada a los planes de la Nación
y estrategias del Estado, comenzar con cambios dentro de las instituciones que forman, los
facilitadores tienen esa primera acción hacia sus participantes y estos a su vez polinizarán a la
sociedad con sus conocimientos aprendidos significativamente bajo un modelo educativo innovador.
La base de la Teoría Ecológica del Desarrollo Humano también conocida como Teoría Ecológica de los
Sistemas de Urie Bronfenbrenner, consiste en un enfoque ambiental sostenido en el desarrollo de las
personas mediante los diferentes ambientes en los que se desenvuelve, y que a su vez, influyen en el
cambio y en su desarrollo cognitivo, moral y relacional.
Aun cuando esta teoría es producto del experimento realizado por el Doctor Urie Bronfenbrenner,
psicólogo de origen ruso, radicado en New York – EEUU (1917 – 2005) para exponer el desarrollo de
la conducta humana, a partir de los niños, no son despreciables sus resultados y extrapolables a todas
las personas dentro de la sociedad, comunidad o ecosistema social. Su aplicabilidad es amplia, se
puede practicar en el área de la psicología y en otras ciencias que nos ocupa, ciencias educativas y
ciencias sociales, partiendo de los planteamientos de Álvarez (2015) quien sostiene: “El Desarrollo
Humano se da en la interacción con las variables genéticas y el entorno, y expone de manera clara los
diferentes sistemas que conforman las relaciones personales en función del contexto en el que se
encuentran”. (párr. 2)
Conviene mencionar que Bronfenbrenner reconoce cuatro sistemas que rodean el núcleo primario
representado por el individuo, nombrados de adentro hacia afuera son: microsistema, mesosistema,
exosistema y macrosistema. Esta discriminación se ha mencionado anteriormente en este ensayo.
Desde nuestra praxis docente, el primero es el microsistema, el nivel más próximo donde se desarrolla
el participante, sus padres, núcleo familiar y amistades cercanas; seguidamente el segundo
corresponde al mesosistema, se aprecia la interrelación de dos o más entornos en los que se relaciona
activamente el participante, siguiendo el caso educativo serán los ambientes de aprendizaje, en sus
diferentes cursos, facilitadores y compañeros, se aceptan las interrelaciones de sus otros
microsistemas. En la figura 2 se visualizan los elementos que subyacen en cada subsistema y sus
interrelaciones.

Figura 2. Teoría Ecológica del Desarrollo de Bronfenbrenner. Fuente: Wikimedia Commons.


(2012).

También se encuentra como tercer nivel el exosistema, refiriéndose a las fuerzas que convergen en
los microsistemas, el participante no es entendido como un individuo activo, ejemplo las relaciones
de otros; por último, el cuarto es el macrosistema, viene a ser la Universidad Nacional Experimental
Simón Rodríguez, recinto complejo donde confluyen las particularidades de todos sus actores
sociales, condiciones sociales, culturales y estructurales que determinan en cada cultura los rasgos
generales de Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, los contextos, etc. en los que se
desarrollan autoridades, facilitadores, personal administrativo y obrero, los participantes y sociedad,
constituido por los valores propios de su cultura, costumbres, entre otros aspectos relevantes;
finalmente, el cronosistema ubicará el momento temporal que se esté viviendo y el grado de
estabilidad en el mundo del participante.
La Teoría Ecológica del Desarrollo Humano o Teoría Ecológica de los Sistemas de Urie
Bronfenbrenner contribuye en la comprensión de cómo el entorno del participante y todos los
sistemas en los que participa activamente influyen de manera determinante en su desarrollo y en su
aprendizaje, permitiéndole al facilitador considerar estrategias amigables y efectivas en el proceso de
enseñanza y aprendizaje.
Reflexiones Fugaces

El anhelado desarrollo humano debe ser producto de un proceso de cambios en diferentes aristas:
política, económica, social, cultural, tecnológica y ambiental, todas necesarias en procura de
maximizar la calidad de vida de las personas, aun cuando los Estados se abocan en invertir parte de
sus recursos económicos en el mejoramiento de las condicione de vida de ciudadanos y ciudadanas,
simplemente satisfacer sus necesidades primordiales, así se respetarían sus derechos humanos
básicos.
Sin embargo, difícilmente llegaremos a este statu quo si un elemento del sistema complejo donde
nos desenvolvemos representado por el medio, es continuamente impactado por las actividades
humanas, prácticas poco amigables al ambiente e irrespetuosas del derecho a la vida de todos y todas.
El gran ecosistema social testigo de interacciones múltiples exige de la ecología un tratamiento más
consciente y sensible de parte de actores de fuerza social. Las universidades constituyen ese músculo
humano capaz de gestar procesos de transformación, para ello sus integrantes ameritan la formación
permanente en materia ecológica, ecología humana, derechos humanos, desarrollo humano, todos
tributan a la ecología del desarrollo humano.
En este sentido, la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez en su malla curricular
ofrece el curso educación ambiental, insuficiente para lograr competencias en esta materia, siendo
necesario que facilitadores profundicen en su praxis académica en aras de educar, concientizar y
sensibilizar a los participantes, entes polinizadores a sus comunidades (microsistemas). La verdadera
transformación tiene su génesis en los ambientes de aprendizaje, interacciones e interconexiones de
experiencias y conocimientos previos favorecen la construcción de saberes significativos y
contextualizados aptos para su aplicabilidad.
Comprender la ecología del desarrollo humano sin lugar a dudas redundará sinérgicamente en la
transformación universitaria, sus actores inmersos en el pensamiento complejo alcanzarán niveles
de desempeño excepcionales, inter, multi y transdisciplinariedad complementan haceres académicos
y trascienden escenarios distantes, situándola dentro de otros contextos sociales deslastrándose de
prácticas antropocéntricas reemplazas por el sentir biocéntrico. Es necesaria la correlación de los
sistemas en que transitan las personas: microsistema, mesosistema, exosistema, macrosistema y
cronosistema.
Finalmente, el éxito de un sistema estriba de las interconexiones e interdependencia social entre
dicho sistema y los otros, su mirada ecológica exige la cooperación conjunta de diferentes contextos
y comunicación interna, sin desestimar que cada sistema posee roles, normas y reglas que configuran
el desarrollo del ser. Gracias al potencial acceso a los referidos subsistemas, contamos con la
capacidad de obtener mayor conocimiento social, oportunidades para aprender la resolución de
problemas, y acceso a novedosas formas de autoexploración.

REFERENCIAS

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Vega, L. (2001). Gestión Ambiental Sistémica. Colombia: Gestión Ambiental Sistémica.
SEMBLANZA DE LOS AUTORES

MIRIAM MARGARITA MEJIAS MERLO

myriam_mejias@hotmail.com
Celular: 0412 – 496 87 47

Posdoctorado en investigación UBA (2018). Doctora en Ciencias Gerenciales, UNEFA Caracas.


Magíster en Educación, mención: Gerencia Educacional. Profesor de Educación Integral, mención
Ciencias Sociales con mención honorífica: magna-cum laude, títulos obtenidos en la UPEL Maracay.
Personal Docente y de Investigación, condición ordinario, dedicación exclusiva, categoría agregado
en UNESR Maracay. Subdirectora de Educación Avanzada e Investigación UNESR Maracay desde abril
2012 – noviembre 2016.

FRANKLIN DARÍO GONZÁLEZ CHACÓN

fdarryo@gmail.com
Celular: 0414 – 451 44 33

Docente Asociado UNESR Maracay y Universidad de Carabobo, Analista de Gestión Humana Aviación
Militar Bolivariana - FANB. TSU Administración Contabilidad y Finanzas (IUTEPAL), Lcdo.
Administración Recursos Materiales y Financieros (UNESR), Lcdo. Contaduría Pública (UNA),
Especialista Derechos Humanos (UNA), Magíster Gerencia Ambiental (UNEFA), Doctor Ciencias de la
Educación (UNERG), Tesista Doctorado Ciencias Administrativas (UNESR) y Cursante Maestría
Administración de Negocios (UNA).

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