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Para Portellano (2005). La Neuropsicología Infantil es una


neurociencia que estudia las relaciones entre la conducta y el cerebro en
desarrollo, con el objetivo de aplicar los conocimientos científicos de
dichas relaciones para tratar de corregir en la medida de lo posible las
consecuencias derivadas de las lesiones cerebrales que se han producido
a lo largo del período infantil (Aylward, 1997; Teeter, 1997).

Esta ciencia, también denominada Neuropsicología del Desarrollo,


surge a partir de los años sesenta del pasado siglo, como fruto de las
aportaciones realizadas por diferentes especialidades como
Neuropediatría, Psicología del desarrollo, Terapia física y ocupacional,
Psicología clínica infantil, Psicología pediátrica y Psicología escolar. En su
proceso de formación ha dado lugar a diversas especialidades:
Neuropsicología clínica infantil, Neuropsicología pediátrica,
Neuropsicología del Desarrollo temprano, Neuropsicología cognitiva infantil
o Neuropsicología de la edad escolar (Reynolds, 1997; Goldstein &
Reynolds, 1999). Como fruto del interés del interés suscitado, han ido
apareciendo den el panorama internacional diversas publicaciones
científicas especializadas en el tema: Child Neuropsychology y
Developmental Neuropsychology. Sin embargo, el número de manuales
que versan sobre Neuropsicología infantil todavía sigue siendo muy escaso.

La Neuropsicología infantil no es una versión miniaturizada de la


Neuropsicología del adulto, por lo que no se pueden estudiar las relaciones
conducta-cerebro en la infancia con los mismos criterios, simplemente
“rebajando” los niveles de exigencia, sino que se deben emplearse criterios
específicos y diferenciados (Obruttz & Hyndt, 1986). Sin embargo, aunque
se asume este importante factor diferencial, todavía persiste una excesiva
tendencia a la sobregeneralización de los resultados obtenidos en el
ámbito de la investigación neuropsicológica, equiparando el daño
cerebral infantil al del adulto (Berembaum, 1998).
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Al igual que sucede en el ámbito de la Neuropsicología del adulto,


en la Neuropsicología infantil también existen diferentes tendencias con
una orientación más preocupada por el estudio del sistema nervioso o bien
por el del comportamiento, por lo que es necesaria una aproximación más
integradora o psiconeurológica, siguiendo el modelo de unidades
funcionales propuesto por Luria. Desgraciadamente también en la
Neuropsicología infantil persiste una visión sesgada de las relaciones
cerebro-conducta, predominando una concepción excesivamente
neurologicista que en ocasiones pierde de vista que el único output posible
del sistema nervioso es la conducta. Más recientemente el sesgo se viene
produciendo desde aproximaciones de signo cognitivista radical que se
despreocupan del procesamiento neural de la información, para centrarse
casi en exclusiva en el estudio de los procesos cognitivos incurriendo en
casos extremos una Neuropsicología infantil estática y descerebrada.
Además, existen diferencias en la orientación dependiendo de cada país,
y así, se comprueba que la corriente neuropsicológica infantil de
orientación cognitiva tiene un desarrollo más sólido en países como Gran
Bretaña e Italia mientras que en otros como Francia o España tiene un
mayor peso el abordaje psiconeurológico inspirado en Luria.

La Neuropsicología del Desarrollo ha ido incrementando su


importancia por varias razones médicas y socioeducativas. En primer lugar,
la mejoría en las condiciones asistenciales ha propiciado el incremento en
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la supervivencia de niños de riesgo biológico que anteriormente fallecían


al nacer o durante los primeros meses de vida, con la consiguiente
aparición de nuevas poblaciones pediátricas anteriormente inexistentes.
Dichas poblaciones, como los niños con muy bajo peso al nacer, tienen
mayor riesgo de presentar alteraciones neurocognitivas. Por otra parte, la
creciente escolarización de niñas y niños en edad pre-escolar incrementa
el número de casos de disfunción cerebral que anteriormente pasaban
desapercibidos hasta el inicio de la escolaridad obligatoria.

La introducción de la neuroimagen funcional permite obtener


importantes datos heurísticos, explorando al niño cuando realiza una
determinada actividad mental de una forma fiable y no invasiva. Sin
embargo, el problema de técnicas como la Tomografía por Emisión de
Positrones o la Resonancia Magnética Funcional es su excesivo coste y las
dificultades para su mantenimiento, por lo que el mayor éxito de su
utilización se da en la investigación neuropsicológica más que en la
evaluación convencional. Por otra parte, la excesiva artificiosidad y
aparataje de las técnicas de neuroimagen todavía sigue constituyendo
una limitación en su uso. No obstante, es previsible que el abaratamiento
de las técnicas de neuroimagen facilite su utilización como sistema de
evaluación neuropsicológica infantil en un futuro no muy lejano.

La creciente utilización de la informática abre enormes posibilidades


de aplicación en el tratamiento del daño cerebral infantil, dadas sus
múltiples ventajas, ya que los niños tienen una mayor facilidad para su uso
al estar normalmente más familiarizados que las personas de mayor edad.
Los programas de rehabilitación mediante programas de software pueden
ser de gran utilidad en la recuperación de trastornos de memoria, atención
o funciones ejecutivas. Sin embargo, hay que señalar algunas limitaciones
derivadas de la utilización de la informática en el ámbito del daño cerebral
infantil, como su escasa capacidad de generalización o la falta de
validación ecológica, al tiempo que la limitada capacidad para
interactuar entre el terapeuta y el paciente. En un futuro la utilización de la
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informática en la rehabilitación del daño cerebral en niños y niñas no va a


entrar en colisión con la de otras técnicas más tradicionales de
neurorrehabilitación, que permiten la existencia de una relación directa
entre el niño y el terapeuta.

Referencia Bibliográfica

Portellano, J. A. (2005). Introducción a La Neuropsicología. Editorial


Mc Graw Hill. España.

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