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UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA

ESCUELA DE POSTGRADO

MAESTRÍA EN DERECHO CON MENCIÓN EN CIENCIAS PENALES

TEMA
“EL POSITIVISMO”

CURSO
FILOSOFÍA DEL DERECHO

DOCENTE
DR. JOSÉ JULIO GOICOCHEA ELÍAS

PRESENTADO POR
xxx
xxx
xxx

SEMESTRE
I

TACNA – PERÚ
2019
Universidad Privada Escuela de
de Tacna Postgrado

Dedicatoria
A Dios, a nuestros Padres, a nuestro
Docente del curso (Filosofía del Derecho) y
a nuestros compañeros que les pueda
servir en su conocimiento la información
organizada en este trabajo.

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ÍNDICE

Pág.

Dedicatoria ................................................................................................................................ 1

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 3

CAPÍTULO I: ANTESCEDENTES Y EVOLUCIÓN DEL POSITIVISMO EN EL PERÚ ....... 4

1. Origen e historia del positivismo ....................................................................................... 4

2. El positivismo en el Perú .................................................................................................... 8

CAPÍTULO II: ASPECTOS GENERALES DEL POSITIVISMO ............................................. 11

1. Conceptos del Positivismo ............................................................................................... 11

2. Características del positivismo ........................................................................................ 11

3. Acepciones al término positivo ........................................................................................ 11

4. La filosofía como modo de saber positivo ..................................................................... 12

5. Principales Autores del Positivismo ................................................................................ 13

6. Comparación entre el positivismo lógico y el positivismo clásico comteano ........... 15

7. Influencias del positivismo en las ciencias sociales ..................................................... 16

8. Post-positivismo ................................................................................................................. 16

CAPÍTULO III: PROBLEMÁTICA Y PERSPECTIVAS DEL POSITIVISMO JURÍDICO Y


NEOPOSITIVISMO ....................................................................................................................... 19

1. Circunstancia actual del positivismo............................................................................... 19

2. Problemática y perspectivas del positivismo jurídico................................................... 20

3. Neopositivismo ................................................................................................................... 23

CONCLUSIONES .......................................................................................................................... 25

BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................. 26

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INTRODUCCIÓN

El positivismo aparece en la historia a finales del siglo XIX y comienzos del siglo
XX, en la época de la revolución industrial, coincidiendo con el decaimiento del
sentido metafísico y religioso del conocimiento.

El hombre al no obtener de la religión respuesta a sus interrogantes fija su


atención en la ciencia, la que le brinda seguridad y confianza. Este se convierte
en un ser que encuentra respuestas lógicas al estudiar en forma analítica cómo
funcionan los objetos que se encuentran a su alrededor.

En este panorama es que se origina el positivismo, término utilizado por primera


vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero
algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David
Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán Immanuel Kant.

A partir de este momento, la realidad se va a encontrar limitada por coordenadas


de: tiempo, espacio y masa, puesto que solo considera la posibilidad de estudiar
científicamente los hechos, los fenómenos, el dato experimentable, lo observable,
lo verificable para lograr el progreso de la sociedad, y ello, solo se puede alcanzar
a través de la ciencia, considerada desde Hegel, como la expresión más pura de
la Racionalidad de la cultura. Esta, se propone a entender el mundo real, definir
sus relaciones, leyes y características de la manera más objetiva,
independientemente de la subjetividad de los investigadores, de los orígenes y
condiciones psicosociales del descubrimiento o de sus aplicaciones prácticas,
utilizando en todo momento, la verificación en la experiencia y en
la observación de los fenómenos. Concepción que se expande hacia todas las
ramas del saber, inclusive hacia los hechos sociales que también
son tratados como cosas.

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CAPÍTULO I: ANTESCEDENTES Y EVOLUCIÓN DEL POSITIVISMO EN EL


PERÚ

1. Origen e historia del positivismo

El derecho positivo no era desconocido en la antigüedad ni en la edad media,


existiendo una clara distinción entre lo que era derecho natural y derecho
positivo.

GIOVANNI TARELLO señala que “en latín medieval se llamó iuspositivum el


derecho que ha sido puesto y producido, o impuesto, por un sujeto
individualizado, para contraponerlo a aquel derecho que no ha sido puesto por
ninguno pero está inscrito en la naturaleza, en el orden natural de las cosas…
De esta manera, continúa, se ha llamado derecho positivo humano a aquel
puesto por alguna autoridad humana y derecho positivo divino a aquel puesto
por Dios mediante mandato directo”1.

Karl OLIVECRONA señala que “la expresión ius positivum se halla en una
obra de Abelardo que data de alrededor de 1140. Es dice, el primer ejemplo
que se registra, aun cuando probablemente Abelardo no inventó la expresión
muy conocida… Abelardo define “derecho positivo” como aquel que ha sido
instituido por el hombre por motivos de utilidad o de honor, o bien aquel que se
basa únicamente en la costumbre o en la autoridad de los textos escritos…El
derecho positivo, a diferencia del derecho natural, tiene su origen en la
actividad humana. Tal actividad no tiene por qué ser un acto legislativo;
Abelardo incluye, bajo el término derecho positivo, el derecho consuetudinario
y el derecho basado en textos de autoridades. Pero, de alguna forma, el “el
derecho positivo” debe de haber sido “establecido” o “puesto” por los
hombres”2

En las definiciones de TARELLO y ALIVECRONA aparece el concepto de una


producción humana consignada por razones de conveniencia o preferencia,
pero ajenas al mandato del derecho natural.

El positivismo solo comienza a perfilarse como doctrina en la medida en que


esta normas dictadas por la autoridad o consentida por ella, en el caso del
derecho consuetudinario, dejan de ser equiparadas o analizadas a la luz del
derecho natural, mientras que el derecho natural se utiliza como rasero para
decidir sobre su validez o sobre su invalidez, el iuspositivismo no existe. Existe
el reconocimiento del derecho positivo, pero ésta era una categoría del
iusnaturalismo.

1
TARELLO, Giovanni; “Cultura Jurídica y Política del Derecho”. Ed. Fondo de Cultura Económica, Mexico,
1995, 1 Ed.
2
OLIVECRONA, Karl “El Derecho como Hecho”. Ed. Labor Universitaria, Barcelona 1980, 1era ed.

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La vinculación del poder a los designios de Dios o de alguna persona escogida


o autorizada por él para ejercerlo, hacía por cierto difícil el desarrollo del
iuspositivismo. Es la separación del poder temporal de la Iglesia del poder de
los reyes y monarcas, el abono necesario para el paulatino desarrollo del
iuspositivismo. No hay, por cierto, una reptura inmediata. Los monarcas
emancipados de Roma no pretenden desconocer los dictados del derecho
natural, pero ya rechazan la superioridad de un intérprete único. Poco a poco
se van considerando los intérpretes autorizados de la voluntad divina, como
que pensaban que tenían un derecho de tal naturaleza para ser reyes. No
renuncian de inmediato, sin embargo, a la legitimación que presta el derecho
natural. Sólo con la laicicización de la sociedady con el desarrollo del
racionalismo humano se va abandonando, bastante después, esta pretensión
legitimadora.

Jurgen HABERMAS señala que “a medida que las imágenes religiosas del
mundo se disuelven en convicciones últimas de tipo subjetivo y privado y las
tradiciones de derecho consuetudinario quedan absorbidas por el derecho de
especialista, que hacen un usus modernus de él, queda rota la estructura
trimembre del sistema jurídico. El derecho se reduce a una sola dimensión y
sólo ocupa ya el lugar que hasta entonces había ocupado el derecho
burocrático. El poder político del príncipe se emancipa de la vinculación del
derecho sacro y se torna soberano. A él le compete la tarea de llenar por su
propia fuerza, por medio de una legislación política, los huecos que deja tras
de sí ese derecho natural administrado por teólogos. En adelante todo derecho
tiene su fuente en la voluntad soberana del legislado político” 3. Al decir su
fuente se tiene que entender, en primer momento, la fuente inmediata de la
ley, el acto eficiente, pero que no pueda hablarse desde un primer momento
de una renuncia al papel legitimador del derecho natural, lo que hay es una
independización del intérprete y un acrecimiento de lo que cada autoridad
entendía como sus facultades de plasmar mejor ese ordenamiento natural.

BOBBIO, señala que el desarrollo del Estado moderno y la transfiguración del


Juez en órgano del Estado lo obliga a dejar de lado consideraciones que no
hubieran sido ratificadas por ese organismo. “Antes de la formación del Estado
moderno, dice el profesor italiano, el Juez en la resolución de controversias, no
estaba obligado a escoger exclusivamente normas emanadas del órgano
legislativo del Estado, sino que tenía una relativa libertad de elección en la
determinación de las normas a aplicar; podía deducirla de las reglas
consuetudinarias o bien de las elaboradas por juristas, o bien, podía resolver
el caso en cuestión a través de criterios equitativos, obteniendo la regla a
aplicar a través de la razón natural. Todas estas reglas estaban en el mismo

3
HABERMAS Jurgen “¿Cómo es posible la legitimidad por vía de legalidad?”, en “Doxa” Cuadernos de
Filosofía del Derecho, N° 5, Universidad de Alicante. Alicante 1988.

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plano; entre todas ellas el Juez podía extraer las normas a aplica, y, por tanto
eran todas a la vez fuentes del Derecho… Pero con la conformación del
Estado moderno, el Juez, de órgano libre de la sociedad pasa a ser órgano del
Estado, mejor dicho, pasa a ser un auténtico funcionario del Estado. Este
hecho transforma al Juez en titular de uno de los poderes del Estado, el
Judicial, subordinado al Legislativo; e impone al mismo Juez la resolución de
las controversias únicamente a través de las reglas emanadas del órgano
legislativo que puedan (tratándose de normas consuetudinarias o de derecho
natural) ser reconocidas de alguna forma por el Estado. Las normas son
descartadas y ya no encuentran más aplicación en los juicios; esta es la razón
por la que, con la formación del estado moderno, el derecho natural y el
positivo no son ya considerados de igual manera; es decir, solamente el
derecho positivo (establecido y aprobado por el Estado) es considerado como
el único y verdadero derecho: es el único que encuentra ahora aplicación en
los tribunales”4

Este fue, sin duda, un factor fundamental, puesto que aún en las épocas
primeras de la emancipación del poder temporal y de la configuración del
Estado moderno, quienes desempeñaban la función de jueces no podían
discutir que la interpretación auténtica del derecho natural venía consagrada
por las autoridades del Estado. Al resolver los conflictos de acuerdo a ese
criterio, las normas de derecho se fueron identificando cada vez más con los
dictados de la autoridad, y se fue abandonando la tesis de la existencia de un
derecho paralelo que podría tener también vigencia en su confrontación con el
derecho positivo. Los tratadistas y la sociedad en su conjunto fueron
asumiendo que la ordenación social se daba de acuerdo a las pautas dictadas
por el jefe de Estado, y poco a poco fue perdiendo sentido práctico el cotejar
esas órdenes con las de un sistema externo no definido expresamente en
normas de común conocimiento.

Otro de los factores que contribuyeron a la consolidación del iuspositivismo fue


el auge del racionalismo. La tesis que sostiene que la razón es capaz de
captar el derecho natural y reducirla a un Código, donde se encuentran las
respuestas a las interrogantes que puede plantear la sociedad, ayuda,
conjuntamente con el principio de la separación de poderes, a que se
considere que el derecho natural está plasmado por esas normas cuyo
descubrimiento ha sido encargado por la sociedad a los representantes del
pueblo. Dentro del esquema de división de poderes es a ellos y sólo a ellos a
quienes compete desentrañar ese código natural y ponerlo al alcance de
todos, los jueces, de quienes se desconfiaba por su actuación previa al
servicio de la monarquía, fueron confinados expresamente a ser la boca de la

4
BOBBIO, Norberto; “El positivismo Jurídico”. Ed. Debate. Madrid, 1993. 1era edición.

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ley, quedando el espíritu de la misma en manos de los legisladores. La razón


ya había plasmado el derecho natural y sólo restaba su aplicación concreta.5

La nueva legislación, la emanada como consecuencia de las revoluciones


francesa y americana y que se consolidaba dentro del evolucionismo inglés,
estaba basada en el derecho natural. Se aludía a él como fuente de
legitimación.

OLIVECRONA señala que “el derecho positivo era la expresión de la voluntad


general en el sentido de la voluntad de todos los miembros. Pero la voluntad
general habría de guiarse por la razón, es decir, por la ley natural”. Esto se
señaló no solamente en la Declaración de los Derechos del hombre y el
Ciudadano de 1798, sino se asumió en sí en el Code Civil. De esta forma se
pretendió desaparecer la diferencia entre el derecho natural y el derecho
positivo.

Otro argumento que abonó en la consolidación del iusposiivismo y de la


asunción de un solo derecho, fue de naturaleza política, y estuvo representado
“por las presiones ejercitadas por el régimen napoleónico sobre los
reorganizados institutos de enseñanza superior del Derecho con el fin de que
fuese enseñado solamente el Derecho positivo y se dejasen aparte las teorías
generales del Derecho y las concepciones iusnaturalistas6

Finalmente dentro de esta evolución, la categoría de positivismo que los


estudiosos asignan al francés Augusto COMTE consolida la noción al
vincularla a lo que dicho pensador había estimado como el tercer y más
avanzado estadío del desarrollo humano. El hombre ya había superado
entonces, señalaba el pensador galo, las etapas teológicas, en la que todos
los fenómenos son explicados a partir de causas sobrenaturales o a la
intervención de seres divinos y el estado metafísico. “en el cual el pensamiento
recurre a principios e ideas que son concebidos como existentes más allá de a
superficie de las cosas y como constitutivos de las fuerzas reales que actúan
en la evolución de la humanidad”. Es el tercer estado, el positivo, “el que se
limita a la observación empírica y la conexión de los hechos, siguiendo los
métodos utilizados en las ciencias naturales”

Con este paso, se produce también la emancipación del derecho natural y se


comienza a considerar como derecho sólo las órdenes que se perciben como
vigentes en la sociedad. Si importa lo que se ve y que se puede probar
experimentalmente, la ley como fenómeno de expresión del poder actual es lo
que más se acomoda a dicha concepción. El Derecho pasa a ser lo
promulgado. Las estimaciones sobre su validez basadas en criterios ajenos a

5
BOREA ODRÍA, Alberto “Derecho y Estado de Derecho” Editorial Gráfica Monterrico S.A.
6
BOBBIO, Norberto; “El positivismo Jurídico”. Ed. Debate. Madrid, 1993. 1era edición.

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la vigencia misma y a lo que se percibe en los hechos inmediatos, como


ordenación social no forman parte del mundo del derecho. Aceptar estudiar la
ciencia de la ordenación social a partir de estos parámetros resultaría contrario
a la ciencia. El Derecho pasa a ser, entonces, el sistema normativo emanado
del poder. Lo demás es filosofía o metafísica. El iuspositivismo no centrará su
atención en averiguar las causas que dan origen a las normas, sino en
descubrir la mecánica de funcionamiento de los sistemas de ordenación social.

2. El positivismo en el Perú

La primera referencia a las ideas positivas se encuentra según David


Sobrevilla en el curso de Filosofía Elemental (Ayacucho 1854) de Sebastian
Lorente (Murcia 1813 Lima 1884) destacado pensador y pedagogo español,
que llego al Perú en 1842, invitado a dirigir el recién creado Colegio de
Guadalupe.

Lorente, adherente al pensamiento liberal de la época transformó desde sus


cimientos la educación peruana, prácticamente modernizo toda su estructura y
contenidos curriculares, tanto en el colegio Guadalupe, San Carlos y San
Marcos. Sin embargo, contra lo pensado por Sobrevilla, algunos autores como
Rubio Fatacciolo que ha estudiado la presencia de Lorente en el país expresa
que su pensamiento filosófico educativo estaba muy distante del positivismo.

Dicha afirmación puede ser cierta dado el acendrado catolicismo y culto a la


metafísica de Lorente, pero en la clausura del año escolar de 1875, propone
en su memoria como Decano de la Facultad de letras que “la historia razonada
de la filosofía dará a conocer los principales sistemas, procurando vivificar las
doctrinas de las ciencias con el sentir de los grandes pensadores, luz y gloria
de la sabiduría humana”

Años antes que se iniciara la guerra con Chile el positivismo científico


importado de Europa se expresó en las aulas de la Universidad Mayor de San
Marcos. Jorge Basadre manifiesta que en la década del 70 en las facultades
de medicina y ciencias ya se enseñaba doctrinas de Lamarck y de Darwin.

En 1871 Juan Francisco Elguera, siguiendo a Spencer, resaltaba la Ley de la


evolución expresando en la inauguración del año académico “Que la filosofía
moderna ha descubierto y que siendo la base de un nuevo sistema filosófico
está llamado a hacer una revolución en el pensamiento a cambiar nuestra
teoría general de las cosas y a dar un nuevo impulso a todas las ciencias y al
desenvolvimiento de la humanidad”.

Tres años después (1874) José Antonio Barreda, decano de la facultad de


jurisprudencia, en su memoria se ocuparía de las relaciones entre derecho
natural y el positivismo.

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Después de la guerra con Chile, el positivismo prosiguió con mayor énfasis.


Augusto Salazar Bondy da cuenta que en 1885 Carlos Lisson en discurso,
pidió la difusión simultánea del idealismo alemán y el positivismo, para el
citado filósofo dicho año marcó su inicio y expresa que 1915 fue el de su
término.

El positivismo también dejó sentir su influencia en la literatura peruana en la


persona de Mercedes Cabello de Carbonera, quien en 1876, expresó sus
ideas sobre dicha corriente de la siguiente manera “ya que el arte es hoy la
florescencia magnifica que en su mayor apogeo ha producido la ciencia,
hagamos que la escuela realista sea la expresión de la filosofía positiva, cuya
fórmula se adapta admirablemente al ideal del arte, pues que dice: “El amor
por principio, el orden por base y el progreso por fin”

Para Víctor Andrés Belaunde, el positivismo propiamente dicho irrumpió con la


tesis de Javier Prado “La evolución de la idea filosófica en la historia” (1891),
en la que despliega un profundo conocimiento de la filosofía positiva de
Spencer. Un año antes bajo el esquema positivista había presentado su tesis
“El método positivo en el derecho penal”. El positivismo para Belaunde,
representa como reforma fundamental, la explicación del método de la
observación y de experiencia a la sociedad, a su juicio tuvo una doble
expresión en dos teorías máximas: la de la evolución y la del materialismo
histórico.

Hubo medicina positiva, vale decir experimental que tuvo en Daniel Alcides
Carrión a su mejor exponente; filosofía con Javier Prado (1871 1921), Jorge
Polar (1856 1932), y Alejandro Maguiña (1864 1935), sociología con Carlos
Lisson (1823 1831), Joaquin Capelo (1852 1928), Carlos Wiesse (1859 1945)
y Mariano H. Cornejo (1866 1942).

También influenció en el campo del Derecho con Julián Guillermo Romero


(1861 19259, Víctor Maurtua (1856 1919), José Matías Manzanilla (1867
1947), Manuel Vicente Vallarán (1873 1958) y Ángel Gustavo Cornejo, en la
historia con Manuel Nemesio Vargas, Pedro Dávalos y Lisson (1863 1942) y
Horacio Urteaga (1879 1932).

Jorge Basadre refiriéndose a una nueva actitud que floreció hacia fines del
siglo XIX, manifiesta que ello se debió a la presencia de una corriente que
denominó “sociologismo Positivista” que influenció en las obras de los citados
autores. El sociologismo positivista, contribuyó sin duda alguna al avance y
desarrollo de la ciencia, su presencia fue oportuna porque coincidió con el
esfuerzo nacional de levantar económicamente al país y darle un nuevo
derrotero. Basadre en este sentido expuso que el sociologismo positivista:
“Llegó en una época en ya se había enfriado bastante el entusiasmo ingenuo
de las primeras décadas republicanas, y en que existía un capital de

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experiencia en el camino hasta entonces recorrido. Parecía haber madurado el


momento de hacer un examen de conciencia y de trazar nuevas bases
realistas para el porvenir nacional”7

7
https://www.politikaperu.org/el-positivismo-en-el-peru.htm

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CAPÍTULO II: ASPECTOS GENERALES DEL POSITIVISMO

1. Conceptos del Positivismo

Etimológicamente el Positivismo viene del latín Possitum, lo cual significa que


es lo que está puesto frente de mí, es decir son realidades externas a mí.

El positivismo es una corriente filosófica fundada por Auguste Comte a


mediados del siglo XIX, influenciado por la anarquía postrevolución francesa y
por el rápido avance experimentado por las ciencias naturales, el positivismo
afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico o
positivo (real), derivado del método científico.

El positivismo es sistema filosófico basado en la experiencia y el conocimiento


empírico de los fenómenos naturales, consiste en no admitir como válidos
científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la experiencia,
rechazando por tanto toda noción a priori (juicio racional) y todo concepto
universal y absoluto.

2. Características del positivismo

A continuación se presentan las principales características que definen a la


corriente filosófica denominada Positivismo:
 Rechaza las nociones a priori y los conceptos o creencias de tipo
universal que no hayan sido comprobados.
 El positivismo se basa en que los hechos empíricos son los que
fundamentan el conocimiento.
 Promueve como válido el conocimiento de carácter científico
respaldado por el método científico.
 El método científico debe ser aplicado tanto a las investigaciones
científicas como humanísticas.
 El conocimiento que se obtiene del positivismo debe ser objetivo.
 Las pruebas documentadas son las más importantes, no sus
interpretaciones.

3. Acepciones al término positivo

 positivo como real en oposición a lo quimérico


 positivo como útil en oposición a lo inútil
 positivo como certero en oposición a lo indeciso
 positivo como preciso en oposición a lo vago
 positivo en oposición a lo negativo en cuanto pretende organizar y no
destruir.

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4. La filosofía como modo de saber positivo

El nombre de filosofía designa “el sistema general de las concepciones


humanas”. Pero esta filosofía ha de ser positiva, y este adjetivo designa

¿Qué es un saber positivo? El saber positivo es un saber que responde a un


principio fundamental: nada tiene sentido real e inteligible si no es la
enunciación de un hecho o no se reduce en última instancia al enunciado de
un hecho. El vocablo “positivo” tiene, según COMTE, al menos seis
acepciones:

1) Se entiende por positivo lo real por oposición a lo quimérico


2) Algo es positivo cuando es útil
3) Algo es positivo cuando es cierto y no indeciso
4) Un conocimiento es positivo cuando realmente es un conocimiento
preciso, riguroso y estricto
5) Es positivo lo que se opone a lo negativo
6) Es positivo aquello que es constatable por oposición a aquello que es
inconstatable.

Es el último carácter el que resume a los otros cinco y, por tanto, la positividad
se resume en constatabilidad. ¿Qué es la constatabilidad?, ¿Qué es, por
tanto, la positividad?

1) La positividad se halla constituida por ser un carácter que afecta a las


cosas en tanto que, en una o en otra forma, se nos manifiestan.
Manifestarse se dice fenómeno
2) Estos fenómenos son algo con que el hombre se encuentra. En cuanto
encontrados en su condición de fenómenos, las cosas son algo que
está ahí.
3) Estas cosas, así puestas como fenómenos, han de poder encontrarse
de una manera sumamente precisa: solamente en cuanto observables.
No se trata de ir por detrás de los fenómenos a aquello que se
manifiesta en ellos, sino de tomar el fenómeno puesto ahí en y por sí
mismo. Algo es positivo solamente en la medida en que es observable.
4) Es necesario, además, que el observable sea verificable para
cualquiera.

La unidad de estos cuatro caracteres es lo que llamamos un hecho.

 Si estos hechos han de servir para un saber positivo, es necesario que


sean observados y verificados con máxima precisión y rigor. Sólo
entonces adquieren su cualidad decisiva: la objetividad. Hecho es
hecho objetivo. Y como el medio para lograr esta objetividad es el
método científico, resulta que los hechos son los hechos científicos.

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5. Principales Autores del Positivismo

5.1. Auguste Comte

a) Ley de los tres estadios:

Cada etapa es indispensable e inevitable para la evolución a su estado


posterior.

 Fase teológica o ficticia: en ella domina la imaginación.

 Fetichismo: adoración a objetos a los cuales se les atribuyen


espíritus.
 politeísmo: se reemplazan los elementos materiales por
elementos ficticios (dioses) generalmente invisibles.
 monoteísmo: se reduce la cantidad de dioses a solo uno,
acercándose a un ser holístico

 Fase metafísica o abstracta: es la etapa de transición y preparación


para acercarse al estadio positivo. Sustituye los elementos
sobrenaturales, reemplazándolo por entidades y términos abstractas,
pero que dan cuenta a las mismas problemáticas que intenta resolver la
teología. Se considera a la naturaleza como la máxima entidad.

 Fase positiva, real o científica: en ella predomina la observación por


sobre la imaginación. Considera a la observación como la única base al
conocimiento verdadero. Las explicaciones científicas o positivas están
dadas por el descubrimiento de leyes.

b) Carácter Social del espíritu positivo:

El positivismo de Comte se contextualiza en el periodo de anarquía


postrevolución francesa, ante lo cual postula la idea de progreso basada en
una reforma mental y social. Para este fin, el positivismo desconoce al
individuo y entrega supremacía a la colectividad (sociedad o humanidad).

c) Ley enciclopédica o jerarquía de las ciencias:

Plantea una clasificación jerárquica de las ciencias ordenadas según la


naturaleza de los fenómenos estudiados y a su nivel de complejidad o de
dependencia, que además concuerda con el origen histórico de tales
disciplinas, la jerarquía en orden ascendente en cuanto a importancia, es la
siguiente:

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 matemáticas
 astronomía
 física
 química
 biología
 sociología o física social

5.2. Émile Durkheim

Este sociólogo francés perfeccionó el positivismo de Comte promoviendo el


realismo epistemológico (la realidad existe con independencia del hecho de
ser pensada) y el estructural funcionalismo. Es considerado pionero en la
aplicación sistemática de los métodos científicos en la sociedad.

a) Positivismo social: plantea que las ciencias sociales deben ser


holísticas, es decir, estudiadas como una totalidad, en la cual el todo es
mayor a la suma de sus partes, es decir la sociedad prima por sobre el
individuo. Para Durkheim el objeto de estudio de la sociología, son los
hechos sociales que cumplen con las siguientes características:

 Exteriores: existen con independencia al pensamiento; “si existen


antes que él, de ello se deducirá que existen fuera de él.”,
(Durkheim, refiriéndose al conjunto de prácticas heredadas
culturalmente, tales como el lenguaje, el sistema crediticio, las leyes,
etc.).
 Coercitivos: porque regulan y/o restringen la vida de las personas.
 Colectivos: el hecho social se da en sociedad o en grupo, no
individualmente.

Además propone estudiar los hechos como si fueran cosas, por lo que
su intención era estudiar los hechos sociales con el mismo rigor y
objetividad con que se estudian los objetos naturales.

b) Estructural funcionalismo: postula que la estructura social (hechos


sociales externos) pueden ofrecer explicaciones de otros hechos
sociales. El funcionalismo sostiene que cada parte de la sociedad tiene
una función de integración y de mantenimiento del sistema, concibiendo
a la sociedad como un organismo o sistema interrelacionado. Durkheim
creía que la explicación de los hechos sociales consistía en explicar sus
causas y funciones, es decir identificar las causas y funciones que
cumplen las partes que forman nuestra sociedad. Cualquier conflicto no
es funcional sino una anomalía.

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5.3. Herbert Spencer

El positivismo de Spencer se caracteriza por su carácter evolucionista y


orgánico, Spencer concibe a la sociedad como un organismo que
evoluciona de formas simples a formas complejas de acuerdo a la ley de la
vida (sobrevivencia del más fuerte).

a) Darwinismo social: es la concepción positivista que sostiene que la


evolución social puede ser explicada por las leyes de la evolución
biológica, (teoría de la evolución de Charles Darwin). De este modo,
tanto los individuos como la misma sociedad están expuestos a la
competencia por la sobrevivencia.

b) Teoría de la mano invisible: Spencer toma la teoría de Adam Smith


para aplicarla en la sociedad, en otras palabras, sostenía que si en la
sociedad se dejaban los problemas solos, éstos se resolverían
naturalmente, como si una mano invisible regulara a la sociedad.

5.4. John Stuart Mill

Utilitarismo o teoría de la felicidad: es una teoría ética, puesto a que está


formulado en el “principio de mayor felicidad”, que sostiene que uno
debe actuar siempre con el fin de producir la mayor felicidad en la mayor
cantidad de personas, dentro de lo razonable, pero, distinguiendo entre
felicidad y satisfacción (derivada de la sensación) y dando mayor valor a
la primera. En otras palabras todos los seres humanos tenemos como
único fin alcanzar el placer (felicidad y satisfacción), y todos nuestros
deseos están orientados a ella.

6. Comparación entre el positivismo lógico y el positivismo clásico


comteano

 En el positivismo lógico desaparece la pretensión utópica de la reforma


social, la idea de humanidad, la idea de religión, el determinismo histórico y
la concepción del positivismo como la culminación del ascenso humano
hacia un final absoluto.

 Comparte con el positivismo comteano su ideal de distanciamiento de toda


concepción metafísica, la importancia de la experiencia en la formación del
conocimiento y la búsqueda por la unificación de la ciencia.

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7. Influencias del positivismo en las ciencias sociales

a) Metodología: tiene por base la observación y la experiencia, por lo tanto


es inductiva y su objetivo es alcanzar la mayor correspondencia con los
hechos (objetividad), por lo que predomina su carácter cuantitativo.

b) Técnicas: se recurre a la observación, comparación, recolección de datos


empíricos, encuestas, procedimientos estadísticos y preguntas cerradas.
Rechaza la utilización de entrevistas (preguntas abiertas) y de
observaciones libes. Traduce en signos concretos todos los conceptos
abstractos de las hipótesis (operacionalización). Se cree en la noción de
reproductividad, es decir, se puede reproducir un experimento en
condiciones controladas dadas por la manipulación de variables, por lo que
se desglosa la realidad en variables dependientes y variables
independientes.

8. Post-positivismo

Paradigma Interpretativo: se centra en el estudio de los significados de las


acciones humanas y de la vida social.

 Cuestiona que el comportamiento de los sujetos este gobernado por


leyes generales y regularidades, por lo que desecha la generalización y
la investigación nomotética. Se centra en la comprensión de lo que es
único y particular del sujeto (ideografía).
 La realidad es múltiple, dinámica, holística y construida.
 El mundo solo se puede comprender subjetivamente. Existe una
dependencia entre el sujeto y el objeto.
 Propone un pluralismo metodológico.
 Concepción epistemológica monista (el sujeto se funde con el objeto).
En el objeto de estudio se incluye el sujeto investigador. Ambos se
influencian mutuamente.
 No existe, ni se propone una neutralidad valorativa.

a) Hermenéutica: su significado etimológico es “arte de interpretar”, la


hermenéutica tiene como misión descubrir los significados de las cosas,
interpretar lo mejor posible las palabras, los escritos, los textos, los
gestos y, en general, el comportamiento humano.

La hermenéutica plantea un método ya que el significado de las


acciones humanas no siempre es tan evidente, y se hacen necesarias
ciertas normas, reglas o técnicas que ayuden a hacerlo más claro.

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Su máximo exponente es William Dilthey quien clasifica las ciencias en


ciencias naturales y en ciencias humanas o del espíritu, la diferencia
entre ellas radica en que las primeras explican y están basadas en una
racionalidad instrumental, mientras que las segundas comprenden y
están basadas en una racionalidad histórica . Además plantea un
historicismo hermenéutico, es decir, para comprender la historia es
necesario contextualizarse en la época.

b) Fenomenología: fue fundada por H. Husserl quien plantea un método


basado en la intuición intelectual. Éste método se fundamenta en la
reducción fenomenológica o epojé, que consiste en la suspensión de la
conciencia del sentido común. Sostiene que toda observación da lugar a
una interpretación, ya que, todas las acciones tienen un sentido, aunque el
actor no haya tenido la intención de significar algo.

c) Etnometodología o investigación cualitativa: la etnografía corresponde


al estudio de las etnias, basada en el análisis del modo de vida de una raza
o grupo de individuos, mediante la observación y descripción de su
comportamiento e interacción, para así describir sus creencias, valores,
motivaciones y perspectivas.

Planteamientos:

 Estudia al individuo dentro de la sociedad, considera que todo debe ser


interpretado, nada habla por si solo. “Para hacer etnografía es
necesario adentrarse en el grupo y aprender su lenguaje y costumbres,
para hacer adecuadas interpretaciones de los sucesos”.
 Resalta el aspecto cualitativo y comprensivo por sobre los aspectos
cuantitativo y explicativo de la sociología positivista.
 Sostiene que las ciencias sociales no pueden tener ningún enfoque
objetivo generalizador, por lo que va en contra de la nomotética y
defiende la ideografía.

d) Teoría crítica o escuela de Frankfurt: es una escuela de influencia


marxista que tiene por finalidad la transformación de la realidad. Plantea
dos grandes críticas;

1. crítica a la sociedad occidental capitalista y consumista


contemporánea.
2. crítica al modelo sociológico imperante de tipo empirista y positivista.

Respecto a la última se desprenden los siguientes planteamientos:


 relación dialéctica entre praxis y teoría (sostiene que ambos son
indisociables), “la práctica es teoría en acción”.

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 Rechaza la neutralidad valorativa.


 Rechaza la concepción instrumental de la razón abogando por una
concepción emancipadora del hombre.

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CAPÍTULO III: PROBLEMÁTICA Y PERSPECTIVAS DEL POSITIVISMO


JURÍDICO Y NEOPOSITIVISMO

1. Circunstancia actual del positivismo

a) El carácter social del espíritu positivo

Es aparentemente, una reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas


éstas, no queda un objeto independiente para la filosofía, sino ellas
mismas; la filosofía se convierte en teoría de la ciencia. Así, la ciencia
positiva adquiere unidad y conciencia de sí propia. Pero la filosofía, claro
es, desaparece; y esto es lo que ocurre con el movimiento positivo del siglo
XIX, que tiene muy poco que ver con la filosofía.

Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que
efectivamente hace. Y hemos visto que:
 Es una filosofía de la historia (la ley de los tres estados).
 Una teoría metafísica de la realidad, entendida con caracteres tan
originales y tan nuevos como el ser social, histórica y relativa.
 Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la sociedad; hasta el punto
de que la sociología, en manos de los sociólogos posteriores, no ha
llegado nunca a la profundidad de visión que alcanzó en su fundador.

Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del


positivismo, el que hace que sea realmente, a despecho de todas las
apariencias y aun de todos los positivistas, filosofía.

b) El positivismo y la filosofía

Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El


saber positivo se atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin
intervenir, sin saltar por encima para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya
no pide causas, sino sólo leyes. Y gracias a esta austeridad logra esas
leyes; y las posee con precisión y con certeza.

Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la
historia, y la reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta
relación se da el carácter histórico de esta filosofía, que puede explicar el
pasado entero.

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2. Problemática y perspectivas del positivismo jurídico.

De todas las diferentes versiones en que se ha presentado el paradigma


positivista a lo largo del siglo en que alcanzó preponderancia, la que logró
mayor perdurabilidad en el tiempo ha sido la que se denomina habitualmente
"positivismo analítico", o más sencillamente "concepción analítica del
derecho".

Si se intenta ahora precisar el calificativo de "analítico", es necesario decir


algunas palabras acerca de la concepción analítica del pensamiento filosófico.
De un modo muy general, puede sostenerse que la concepción analítica de la
filosofía se caracteriza:

 por la primacía otorgada al estudio del lenguaje como "lugar" filosófico;


 por el uso de métodos de carácter analítico-descompositivo en el
estudio de ese lenguaje; y
 por su concentración en las problemáticas lógicas, metaéticas y de la
acción humana, con la consiguiente preterición del resto de los temas
de la filosofía práctica, en especial de los ético-normativos.

También en general, puede decirse que dentro de esta filosofía de orientación


analítica es posible distinguir dos grandes corrientes: la primera, que se
identifica principalmente con el positivismo lógico, tiene una clara impronta
empirista y toma a las ciencias positivas, la lógica formal y las matemáticas
como modelo para sus análisis lingüísticos; y la segunda, que considera al
lenguaje ordinario y a los juicios del sentido común como el punto de partida
de la filosofía.

Si bien, se dice que el positivismo jurídico se encuentra en crisis, debido al


redescubrimiento de la eticidad del derecho, pero esto no implica de ningún
modo que la corriente predominante en la filosofía jurídica actual haya
retornado lisa y llanamente al iusnaturalismo clásico; es más, ni siquiera que
se considere a sí misma como propiamente iusnaturalista.

Por el contrario, se observa una importante tendencia, entre pensadores no-


positivistas o antipositivistas se afirman que es necesaria la búsqueda de una
nueva vía que, sin recaer en el temido iusnaturalismo, provea al derecho de
ciertos elementos que aparecen como racionalmente indispensables: ante
todo, de una justificación racional de la obligación jurídica, más allá del mero
factum del poder coactivo, sea éste estatal o social; y en segundo lugar, de
una instancia de apelación ética, desde la cual sea posible juzgar crítica o
valorativamente los contenidos del derecho positivo.

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Se puede afirmar que la crisis terminal del positivismo jurídico, es motivada


principalmente por su incapacidad para dar respuestas aceptables a los más
exigentes problemas etico-jurídicos de la sociedad, a lo que se le suma la
radical insuficiencia metaética de las respuestas elaboradas para esos mismos
problemas por las diferentes versiones del constructivismo.

Estas insuficiencias pueden reducirse fundamentalmente a dos:

Por una parte, la pretensión de extraer los contenidos de la eticidad del mero
procedimiento formal del razonamiento práctico, y por la otra, la objetividad
deóntica que pretenden alcanzar los constructivistas a través de
procedimientos, acuerdos o consensos racionales, no pasa de ser una
objetividad incapaz de servir de fundamento válido a una normatividad
especialmente "fuerte" como la jurídica.

Dicho de otro modo, una objetividad que no alcanza su fundamento más allá
de la conciencia y de la voluntad humana, sea ésta subjetiva o intersubjetiva,
resulta radicalmente insuficiente para justificar racionalmente exigencias que
se plantean de modo absoluto o sin excepción.

Lo más que puede pretenderse, a partir de un fundamento de este tipo, es


arribar a un acuerdo, siempre provisorio y revocable, acerca de ciertos
parámetros de la convivencia, pero jamás a fundamentar rigurosamente
normas de derecho inexcepcionables, como lo son, por ejemplo, las de orden
público o las de carácter penal.

Ahora bien, es evidente que un conjunto de doctrinas jurídicas que no pueden


justificar adecuadamente ni los contenidos, ni la fuerza deóntica de la
normatividad jurídica, no están en condiciones de presentarse como
explicaciones completas y consistentes acerca del derecho y, menos aún, de
proponerse como alternativas válidas y superadoras tanto del iuspositivismo
como del iusnaturalismo.

Y si a esto le sumamos el ya mencionado agotamiento del positivismo, se


hace notorio que las doctrinas iusnaturalistas tienen una insustituible tarea por
delante: fundamentalmente la de proponer una instancia de fundamentación y
crítica de las estructuras jurídicas que exhiba la necesaria solidez
argumentativa y la suficiente fuerza racional.

Por otra parte, han aparecido en el horizonte intelectual de nuestro tiempo


toda una serie de nuevos problemas y realidades que sólo pueden adquirir
sentido normativo desde una perspectiva teorética de carácter objetivo; entre
ellas vamos a destacar tres.

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La primera es la necesidad de justificación racional y determinación nocional


de los derechos humanos. En efecto, estos derechos poseen, según todos sus
defensores y hasta sus detractores, una característica permanente: son
"previos", tanto en sentido deóntico como cronológico a cualquier derecho
positivo; esto significa que no sólo no son conferidos originariamente por la
legislación positiva de las diversas naciones, sino que se poseen aún en el
caso de que esa legislación los desconozca o aún cuando los niegue
expresamente. De aquí se sigue que la noción misma de estos derechos
reclama la existencia de una instancia deóntica y valorativa transpositiva;
dicho de otro modo, la existencia y validez de ciertos derechos cuyo título
radica en la sola homínida de sus sujetos, remite necesariamente a una
instancia de apelación y fundamentación de carácter transpositivo y
deónticamente fuerte, ya que de lo contrario no podríamos hablar
estrictamente de "derechos" y menos aún de derechos absolutos. Y es
evidente, según lo que venimos afirmando, que esta instancia sólo puede
encontrar su lugar propio en una perspectiva filosófica decididamente
iusnaturalista.

La segunda de las problemáticas que requieren ineludiblemente una respuesta


de parte del iusnaturalismo, es la que corresponde a la actual exigencia de
una ética ambiental, surgida de la presencia acuciante de la crisis ecológica.
La remisión al iusnaturalismo es aquí todavía más notoria, toda vez que la
existencia misma de una ética ecológica supone la aceptación de dos
afirmaciones centrales: i) la existencia de un orden en la naturaleza,
independiente de la razón y del querer humanos, y ii) que ese orden es, en
algún sentido al menos, éticamente normativo para el hombre. Ahora bien,
esas dos afirmaciones forman parte del núcleo central de las tesis
iusnaturalistas, cualquiera que sea la versión del iusnaturalismo que se tome
en consideración y, por lo tanto, es tarea propia del mismo iusnaturalismo
desarrollarlas y explicitarlas.

Finalmente, los desafíos de la biotecnología y de la biomedicina que han dado


origen a la contemporánea Bioética, implican también una inevitable remisión
a los datos de la naturaleza biológica humana a los efectos de conformar una
normatividad de carácter ético. Esto es absolutamente innegable, toda vez que
aún las más "constructivistas" versiones de la Bioética necesitan tomar apoyo
nocional y deóntico en las realidades estudiadas por la biología humana; así
por ejemplo, resulta indiscutible que los datos aportados por la biología de la
reproducción, han de ser tomados en cuenta decisivamente en el momento de
formular las normas éticas referidas al aborto provocado. En otras palabras,
también aquí resulta necesario aceptar que existe un cierto orden objetivo en
la naturaleza, y que ese orden determina de algún modo la normatividad del
obrar humano en el ámbito de la biomedicina; es decir, dos afirmaciones
innegablemente iusnaturalistas.

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De todo lo expuesto hasta ahora, se desprende con claridad que el


iusnaturalismo, cualquiera sea la forma concreta con que se presente, tiene en
los tiempos actuales al menos dos responsabilidades de primer orden: (i) la de
otorgar una fundamentación adecuada a la normatividad jurídica y (ii) la de
constituir una instancia de valoración y crítica del derecho positivo. Pero
además, esta responsabilidad se acrecienta en razón de la existencia de toda
una serie de nuevas problemáticas eticojurídicas que requieren, para su
solución integral y coherente, la adopción de un punto de partida
iusnaturalista. Dicho en otras palabras, ocurre que, sin un replanteo o
reformulación de la teoría del derecho natural, los más relevantes desafíos que
la contemporaneidad arroja a la inteligencia ética, no sólo no alcanzan una
respuesta satisfactoria, sino que ni siquiera resulta posible iniciar seriamente el
camino de su resolución.

Por lo tanto, y como se desprende de las razones expuestas, la solución a los


problemas que se plantean al iusnaturalismo en la actualidad no puede venir
sino de una tercera vía que, a la vez que se enmarque en la rica tradición de la
teoría realista del derecho natural, intente repensar sus doctrinas centrales y
dar una respuesta adecuada, plausible y operante a los nuevos problemas que
presenta la sociedad postindustrial y posmoderna.

3. Neopositivismo

El neopositivismo es la visión filosófica nacida del empirismo moderno en la


experiencia del Círculo de Viena, cuyos miembros más representativos,
durante las persecuciones antisemitas en Europa, emigraron a los Estados
Unidos y a Inglaterra, donde desarrollaron sus ideas.

Es característica del neopositivismo la reducción de la filosofía al análisis del


lenguaje, tomado tanto de la ciencia como de la vida común del hombre. La
doble realidad del lenguaje produce las dos corrientes del neopositivismo,
como filosofía del lenguaje científico y del lenguaje común. Las dos dependen
del principio dogmático que Wittgenstein codificó en su Tratado lógico-
filosófico, a saber, que las afirmaciones hechas sobre las realidades existentes
solamente tienen sentido si se prueba su verificabilidad; la única excepción a
este principio se refiere a alguna de estas afirmaciones: las enunciaciones
lógico-matemáticas que no pueden verificarse, pero que gozan de veridicidad
en cuanto que sus términos de base son verdaderos.

Es ésta una forma de tautología científica. De aquí la negación que hace el


neopositivismo de las verdades metafísicas: no tienen ningún significado, en
cuanto que no pueden someterse a ninguna verificación empírica. La corriente
de la filosofía del lenguaje científico, que sigue a R. Carnap y a H.

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Reichenbach, desarrolla sobre todo la metodología de la ciencia cuantística,


probabilista, de la física y de la matemática. En ella confluye también la lógica
matemática contemporánea, sobre todo la corriente de la lógica formal, que
considera los axiomas como las afirmaciones de fondo de las que la
matemática puede sacar las deducciones lógicas. La otra corriente, dedicada
al análisis del lenguaje común, y que sigue a Popper, Ayer y otros, considera
por el contrario el lenguaje como un juego cuyas reglas intrínsecas es preciso
captar debidamente (Wittgenstein).

La hermenéutica del lenguaje consiste precisamente en el uso que se hace de


él. A partir de esta afirmación se deduce que, para comprender lo que el
lenguaje común afirma sobre una realidad, no hay ninguna necesidad de tener
en cuenta que esa realidad sea realmente existente en sentido substancial.
Por consiguiente, el mundo de la experiencia queda plenamente identificado
con la escala de los significados propios del lenguaje común

El neopositivismo es el resurgimiento del positivismo pero con mayor fuerza,


consiste en que un enunciado tiene sentido si puede verificarse, de ahí la
importancia de la lógica en este corriente La interpretación será de carácter
parcial e interpretativo. Contexto en que surge el neopositivismo: en medio de
las guerras mundiales se reúnen en Viena un grupo de científicos y filósofos,
por eso es llamado el círculo de Viena, este se disuelve en 1933 Llamado
también positivismo lógico El neopositivismo platea un derecho puro libre de
todo rasgo de político, moral, ético, ideológico.

Teoría de Hans Kelsen sobre el neopositivismo: Defendió una idea


positivista teniendo presentes las ideologías y moralidades, por supuesto
excluyendo el derecho natural, se debe tener por objeto las leyes propias del
derecho, el análisis de estas deberá ser preciso y objetivo. Contemplando
además los sistemas jurídicos, pues sostenía que toda norma se derivaba de
otra, su famosa pirámide normativa. Hay una norma fundamental es la
constitución de un estado de donde se desprende todo el ordenamiento
jurídico y de donde emana el poder de la nación. Pone como ejemplo entre
moral y derecho, que la justicia de deriva de la moral, así se establecería
entonces las relaciones entre ambos. Kelsen establece el neopositivismo
como teoría pura del derecho, pues se trata de determinar que es y cómo se
fundamenta el derecho pues esta teoría es una ciencia del derecho Para
Kelsen el estado es una institución distinta al derecho pues su misión es el
orden jurídico, su objeto el orden social. Las normas son obedecidas no por
ser buenas o justas, simplemente porque han sido producidas de determinada
manera como ha sido establecido por la norma fundamental.

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CONCLUSIONES

PRIMERO.- El positivismo es la concepción del pensamiento científico,


como manera de buscar la verdad, y filosófico como posición
epistemológica, que consideran como elementos del conocimiento: la
observación y la experimentación. En la investigación que del positivismo
hemos realizado vemos al fundador del mismo, en la ciencia moderna;
Augusto Comte. De Comte tratamos la manera en que construyó el
modelo; su objetivo fue crear una ciencia alejada de posiciones poco
científicas, poniéndola por base para que la sociedad elevara su nivel de
bienestar.

SEGUNDO.- El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución


de un saber positivo es la condición de que haya autoridad social suficiente, y esto
refuerza el carácter histórico del positivismo. Este es, en definitiva, el aspecto más
verdadero e interesante del positivismo, el que hace que sea realmente, a
despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas, filosofía. Es
real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La
mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus
leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias. Todo esto es
inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es
la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene al fin ante las
cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo leyes de los
fenómenos.

TERCERO.- Finalmente, creemos que el Positivismo consiste en la base que


señala la realidad y la tendencia constructiva para el aspecto teórico de la
doctrina, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o
singular, las cuales tiene un objeto o componente principal, que es la filosofía y el
gobierno de una sociedad.

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BIBLIOGRAFÍA

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