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CUMANÁ, 14 DE MAYO DE 2019

BACHILLER: PEDRO QUIARO C.I: 26.419.765 7MO SEMESTRE ING. NAVAL-01

HISTORIA DE LA PROPULSIÓN NAVAL Y HÉLICES

La propulsión naval comenzó con la necesidad del hombre navegar por agua, puesto a
que usaban troncos ahuecados a modo de embarcaciones o cualquier otro tipo de material
flotante del entorno, siendo éstas las primeras embarcaciones, luego de eso se vieron en la
necesidad de conseguir o crear un mecanismo que lo impulsaran y se les ocurrió utilizar sus
brazos como una forma de impulsarse utilizando remos, es decir, propulsión a sangre. De esta
manera al hombre primitivo se le ocurrió la idea de unir dos o más troncos para formar balsas
que aprovechaban las corrientes para desplazarse, en donde emplearon timones como
sistema de direccionamiento de aquellas embarcaciones.

No obstante, los primeros poblados que consiguieron navegar por alta mar a remo y
vela fueron los fenicios y los egipcios, convirtiéndose así en las primeras civilizaciones
constructoras de barcos. Los poblados realizaban grandes estudios de los astros con los
cuales se guiaban con la estrella Polar durante y la noche y el sol durante el día. Los trirremes
que eran embarcaciones de tres hileras de remos estas galeras fueron necesarias por los
distintos imperios pues se usaban para acciones bélicas y así de esta manera se logró
perfeccionar las velas dando un gran salto en cuanto a la navegación pues llegaron a controlar
el viento casi por completo

Sin embargo, ésta navegación prevaleció durante mucho tiempo hasta que James Watt,
alrededor de 1765, hizo la primera máquina de vapor el cual fue un invento de uso práctico
gracias a la incorporación de un condensador externo que permitió cerrar el ciclo abierto del
vapor. A partir de entonces, se suceden diversas tentativas de conseguir aplicaciones prácticas
y eficientes de la máquina de vapor como fuerza motriz, en especial para la propulsión naval.
Es en 1783, el francés Jeffrey fue el primero en conseguir aplicar la máquina de vapor a un
buque; así, logró que una nave con un propulsor de ruedas de paletas. En 1804, John Stevens
desarrolla una máquina de vapor aplicada a una transmisión con hélices. En 1807, Robert
Fulton hace navegar su vapor de paletas. De ese modo, se establece el primer servicio regular
en buques a vapor. Y el último fue en 1824, donde Sadi Carnot presentó a la comunidad
científica sus trabajos sobre el segundo principio de la termodinámica; de esta manera se
consolidó el concepto del ciclo de vapor y facilitó, con esto, el desarrollo de las plantas de
propulsión a vapor en los buques, lo cual dio inicio a la era del vapor en la propulsión naval.
En 1894, Charles Parsons idea una nueva máquina más eficiente que el motor alternativo, la
Turbina a Vapor. Con la revolucionaria turbina, fueron definitivamente derrotados en la carrera
tecnológica los buques de propulsión a vela.

En 1897, Rudolf Diésel desarrolla el ciclo termodinámico de un motor basado en la


combustión al interior de sus cilindros de un combustible líquido derivado del petróleo, lo que
da inicio a otro capítulo en el desarrollo de la propulsión naval. Esto supondrá, a la larga, el fin
de los buques a vapor tradicionales, del mismo modo que estos supusieron el fin de la
propulsión a vela, limitando las plantas a vapor a ciertos usos particulares. Hasta que, en 1959,
se botó el USS “Longbeach” que fue el primer buque de superficie del mundo dotado de
propulsión nuclear (planta de vapor con un reactor nuclear en vez de calderas convencionales).
Esta fue una nave experimental en la que se probaron los más modernos sistemas de
propulsión y armamento. Esta nave tenía 14.200 toneladas de desplazamiento y más de 30
nudos de velocidad. Este tipo de propulsión aprovecha las ventajas de las diferentes formas
de propulsión, turbinas a vapor, motores Diésel, turbinas a gas y propulsión Diésel-eléctrica.

En el principio del siglo XX la hélice sustituyó a la rueda debido a su gran eficiencia,


reducido tamaño, reducida complejidad en el sistema especialmente se usaba en barcos de
guerra. La primera hélice se comenzó a utilizar en el año 400 A.C que se basaba en el diseño
del tornillo común para levantar o mover agua, de ahí su nombre. Las hélices consistían en
dos palas que de perfil tenían el tamaño equivalente al de una rotación de un tornillo
correspondiente en diámetro. Este diseño era el más común, pero los inventores
experimentaron diferentes tamaños de perfil y varias palas. El diseño de la hélice se estabilizó
alrededor de 1880. Las hélices son movidas por motores de combustión o turbinas. Las hélices
se clasifican básicamente en hélices de paso fijo y hélices de paso variable. Como su propio
nombre indica, una hélice de paso fijo es aquella cuyo paso es único y no es modificable por
mecanismo alguno; y las hélices con paso variable y reversible son hélices de tornillo en que
las aspas se han montado separadamente en el cubo, cada una sobre un eje, y en las cuales
el paso puede cambiarse y aún invertir, mientras la hélice está girando.
En síntesis, una embarcación requiere de sistema de propulsión con elementos como
hélices los cuales es la encargada de que el buque se mueva o se impulse en el agua. Este
elemento imparte velocidad y movimiento de la embarcación en una columna de agua en la
dirección opuesta a la dirección en la que se desea mover la embarcación. Por medio de una
fuerza llamada fuerza de reacción, es por ello que a la hora de diseñar una embarcación se
debe elegir estos elementos de manera adecuada, para que así contribuya a la eficiencia en
la propulsión y en consecuencia un ahorro de combustible.

Cabe agregar, que para el siglo XX fue el tiempo en el que el hombre se vio en la
necesidad de mejorar los diseños de los sistemas de propulsión. Es entonces donde probaron
novedosos diseños y medios alternativos de energía, entre los cuales el que más ha
prosperado ha sido el motor Diésel que en la actualidad es el más usado. No solo se produjeron
cambios a nivel de propulsión y generación de energía también en cuanto al diseño y
construcción de naves. También se produjo un aumento de eficiencia de la maquinaria con el
uso de turbinas a gas, energía nuclear., dando así mayor autonomía, velocidad y
maniobrabilidad a los buques actuales.

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