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El estilo indirecto libre 231

fue el. prime-ro en usar extensamente, a conciencia, esta técnica


narrativa:
El gran aporte técnico de Flaubert consiste en acercar tanto el
narrador omnisciente al personaje que las fronteras entre ambos se
evaporan, en crear una ambivalencia en la que el lector no sabe si
aquello que el narrador dice proviene del relator invisible o del pro-
pio personaje que está monologando mentalmente: «Oú done avait-
CAPÍTULO 4 elle appris cette corruption, presque inmatérielle a force d'étre pro-
fonde et dissimulée?» ¿Quién es el sujeto que piensa? ¿Es el relator
invisible o León Dupuis el autor de esta inquietante interrogación
EL ESTILO INDIRECTO LIBRE sobre la naturaleza de Ernma? La astucia consiste en haber recortado
la omnisciencia del narrador; ya no lo sabe todo, tiene dudas, su po-
der ha disminuido tremendamente, es idéntico al de un personaje [...]
La I~ngua nos permite ser nosotros mismos por- El lector tiene la impresión de que se ha producido la transubstancia-
que mas que cualquIer otro instrumento nos deja pe- ción, que es tal vez León y no el relator invisible quien se hace la
netrar en su funcionamiento,adaptado a nuestras exi- pregunta l.
gencIas,.convertirlo en una criatura totalmente nue-
va gracias a nuestra capacidad de creación. Por virtud de esta operación citativa, el narrador habla co-
(Manuel Alvar, La lengua como libertad) mo si fuera el personaje, sin dejar de ser el narrador. A seme-
Le langage re-produit la réalité. Cela est a entendre jante travestismo corresponde un travestismo gramatical: la des-
~e la maniére la plus Iittérale: la réalité est produite concertante sintaxis del EIL, que organiza su deixis entre los
a nouve~u par _le truchement du langage. Celui qui polos del pasado (tiempo de la narración) y el presente (tiempo
parle f~'t renartre par Son discours I'événement et de la conciencia del personaje), presente que se despliega en ese
son ~xpenence de I'événement.Celui qui l'entend sai-
srt d abord le discours et a travers ce discours, I'évé-
pasado: función clave del imperfecto. Cuando las señales gra-
nement reproduit. maticales son sutiles o simplemente confusas, resalta aún más
(E. Benveniste, Problemes de linguistique générale) la condición equívoca, inasible, del EIL, que lo hace depender,
para alcanzar identidad, de determinados contextos y no sólo
O bouche, l'homme est la recherche d'un nouveau
á

langa.ge auquel Ie grarnrnairien d'aucune langue n 'aura


de rasgos sintácticos oracionales. Quisiera mostrar, en lo que
nen a di re. sigue, que el EIL tiene su gramática, o, si se quiere presentar
(Apollinaire,La Victoire) esto de otro modo, que es preferible trabajar con un concepto
lingüístico (textual) de EIL. Es verdad que, si bien el EIL puede
explicarse, como lo explicaron los primeros y fundamentales es-
tudios de Bally y de M. Lips 2, desde una perspectiva Iingüísti-

1 Mario Vargas Llosa, La orgía perpetua, Barcelona, Bruguera, 1978, pp.


184-5.
2 Charles BalIy, «Le style indirect libre en francais moderne», Germanische
Romanische Monatsschritt, 1912, y «Figures de pensée el formes linguistiques»,
ibid., 1914; Marguerite Lips, Le style indirect libre, Paris, Payot, 1926.
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232 Polijonia textual El estilo indirecto libre
cia ficticia. Es la evocación de un mundo imaginario, de un mun-
ea, su reconocimiento depende de lo que hoy se llaman compe-
do en una conciencia. y el EIL parece representar, en pequeña
tencias literarias. El EIL es una forma de traslación de discurso
escala pero muy nítidamente, ese mismo proceso de reproduc-
específicamente literaria. Esto significa que es un fenómeno dis-
cursivo que ha de estudiarse en ciertas realizaciones del siste-
ción. De modo que podría decirse que todo relato literari~ -:-0
al menos los que presentan «focalización interna» o «Vlswn
ma lingüístico: en los textos que llamamos literarios.
En efecto, el EIL se origina en una operación que, convencio-
avec» J_ ilustran la forma de traslación que llamamos EIL. Yo
creo que este alcance metafórico de la noción de EIL, que le
nalmente, sólo le está permitida al discurso ficticio: articular
hace recubrir la noción misma de ficción, le quita rentabilidad;
verbalmente los contenidos de una conciencia. La estructura sin-
táctica oracional del EIL ha sido modelada por los requerimien- una categoría tan amplia deja de ser útil al análisis.
La teoría de la equivalencia entre el EIL y la literatura na-
tos de una operación literaria y sólo puede explicarse en virtud
rrativa, conjuntamente con la teoría gramatical de la inexisten-
del contexto literario. La oración Mañana era Navidad, por ejem-
cia del narrador literario (que ya hemos mencionado: Cap. 2,
plo, carece por completo de sentido si la aislamos de un contex-
§ 2), en la que el ElL desempeña un papel central, han enco~tra-
to de enunciación en el que se justifique la coexistencia de ma-
do terreno fértil en las inquietudes científicas de los últimos
ñana y era; ese contexto lo provee el texto literario.
quince o veinte años, en los cuales han florecido incansables
Para captar lo esencial de la operación literaria y analizar
especulaciones textuales, Y en los cuales la poética ha llegado
entonces el entramado lingüístico, no sólo hemos de hacernos
a ser una actividad crítica que sobrepasa largamente el «mero»
otra vez la pregunta que nunca suscita la respuesta definitiva:
análisis de obras literarias 4. El alcance filosófico de las nue-
¿de quién es el pensamiento, la percepción, la visión? (o, simple-
vas teorías relativas al EIL explica, creo, por qué se vuelve a
mente, ¿de quién es la realidad ?). También hemos de hacemos
estudiar con tanto interés y pasión polémica un recurso estilís-
una pregunta más perturbadora, porque revela la inestabilidad
tico que tuvo su apogeo en el realismo psicológico de la segu?da
de ciertos límites que creíamos seguros: ¿de quién es la voz?,
mitad del siglo pasado. Mientras a estas alturas de este SIglo
¿quién habla? Al tratar la oratio quasi obliqua, no dudábamos
ya no podemos suscribir sin reservas la ide~ de Ortega y Gass~t
de que la voz era la voz del narrador: como es de esperar, si
de que la psicología de seres humanos pOSibles es <da matena
creemos que el origen del texto literario es el narrador, perso-
propia de la novela» 5, Y los novelistas no se acercan a la con-
nal o impersonal, y si creemos que, del mismo modo que cual-
quier hablante, el narrador puede suscitar otros enunciadores J Todorov explica así los fenómenos extremos que caen corrie~te~ente. ba-
diferentes de sí, manteniendo, aun en el caso de esta polifonía, jo la denominación «estilo indirecto libre»: «Tous les cas de sty~e m~lrect hbre
su condición de locutor único, autor del texto. En el EIL, en se situent entre deux limites: d'une part, un dlscours rapporte qui aurait les
formes syntaxiques du discours indirect, mais qui garderait certain~s de,s carac-
cambio, este narrador se ha hecho unánime con el personaje
téristiques de la parole pragmatique; de l'autre, une v~sion de ~a. reahte ,~UI ~~
de tal modo que no sólo habla con sus palabras, sino que usur- serait pas cene du narrateur. mais cene du personnage decnt, la VISlOndite avec ,
pa el aquí y el ahora del personaje, la enunciación (o la imagen qui peut ne pas se laisser saisir par des formes Iinguistiques précises.» (<<Les
de una posible enunciación) del personaje. Esta usurpación ha- registres de la parole», Iournal de Psychologie, 64, 1967, pp. 271-272.).
ce difícil, a veces imposible, distinguir un discurso del otro. 4 Véase Elizabeth W. Bruss, Beautijul Theories. The Spectacle of Discourse
in Contemporary Criticism, Baltimore and London, Johns Hopkins University Press,
En los últimos años se ha relacionado el EIL con la noción 1982, esp. cap. 1. Véase también Jonathan Culler, On DeconstructlOn. Theory and
de la naturaleza de la literatura. El mundo ficticio es, en efecto, Criticism after Structuralism, Ithaca, Comell University Press, 1982, esp. pp. 17 s~.
~n mundo suscitado, presentado y expuesto desde una perspec- 5 Ideas sobre la novela, en Obras Completas, t. IlI, Madrid, Revista de OCCI-
tiva (visual, o ideológica) que es la perspectiva de una concien- dente, 1966, p. 417.
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ciencia de sus personajes con la pretensión científica del escal- guiente no son desacertadas en principio, pero no contribuyen
pelo y el gesto de superioridad de la mímica lingüística, los teó- a afinar las herramientas que nos permiten el análisis de los
ricos de la literatura se empeñan en deslindar y dar status lite- textos literarios:
rario y epistemológico a una técnica narrativa ya estudiada en Every discussion of Erlebte Rede [EIL] points implicitly to an un-
el primer cuarto del siglo, y relativamente menos usada en tex- canny doubling within the text of fiction that presents the character's
tos contemporáneos 6. La falta de coincidencia entre la vitali- mind. That doubling consists of two related acts of mental process
dad del fenómeno y el interés por su estudio quizá confirme, that be come verbal producto The act of writing, by which the author
para algunos, el temor de una obliteración del objeto por parte consciousness becomes text, produces a tale in which the character's
de la teoría: «not only has [literary] theory come into its own, mental acts are transcribed. The shifting point of intersection of the
but it seems to be nourishing itself as a separate institution, two transcriptions of mind is the ambiguous position of the narrator,
to which literature sometimes seems totally irrelevant» 7. En el the virtual locus of the superimposition of mental process and writ-

caso de los estudios y polémicas recientes sobre el EIL, no se ten product 9.

trata en realidad de una pululación teórica que deje atrás su


Si «transcribir» es convertir la conciencia propia en texto, y el
objeto original. la literatura, sino de que las especulaciones teó-
resultado es una historia en la cual se transcribe (siempre) la
ricas sobre los textos han llevado a revisar y replantear la fun-
conciencia del personaje, sin duda el EIL, como forma privile-
damentación lógica y epistemológica de la literatura. En ese nue-
giada de transcripción de la conciencia, sirve para explicar la
vo movimiento de la vida académica, el carácter especular de
naturaleza de la ficción narrativa, al explicar el mecanismo de
EIL y ficción tienta por igual a literatos y a lingüistas y permite
esa transcripción doble en su punto de juntura, que es el narra-
establecer una zona común, un lugar de encuentro de discipli-
dor. Pero si el autor se cita a sí mismo 10, ¿el acto de citarse
nas, objetos y métodos 8.
y el acto de citar a los personajes son actos idénticos, sea lo
La manipulación del EIL por parte de lingüistas y de críticos
que fuere «citarse»? ¿Podemos usar para ambas citaciones las
y teóricos de la literatura ha dado lugar a un análisis exhausti-
mismas categorías descriptivas? ¿O estamos abusando de las
vo del fenómeno, nunca logrado antes. Pero la extensión del
concepto de EIL que esta manipulación trajo consigo invalida metáforas?
Se abusa de las metáforas, en los textos teóricos, cuando,
en cierto modo la nueva precisión con que se h~ intentado
por desgaste o por confusión, las metáforas pierden su cualidad
describirlo.
de figuras, es decir, de intermediarias: dejan de ser explicativas
Por un lado el EIL es una traslación de discurso en el texto
y se confunden con el objeto que pretendían explicar. Para evi-
por otro lado es la traslación de discurso en que consiste el
tar ese riesgo, en este caso al menos, es conveniente proponer
texto: la dualidad es incómoda, aunque un sentido sea evidente-
un concepto restringido de EIL, tal como el esbozado en el capí-
mente más metafórico que el otro. Observaciones como la si-
tulo anterior. Hemos presentado el EIL como un discurso su-
6 El interés de la crítica anglosajona se debe también a otras razones, en-
tre ellas la necesidad de reparar un largo silencio sobre una técnica narrativa 9 John Paul Riquelme, «Dual Reflections on Transparency: Consciousness in
que había sido tan explotada por la literatura en lengua inglesa. Véase Roy Pas- Fiction», Comparative Literature Studies, XVII, 2, 1980 (part 1), pp. 166-67.
cal. The Dual Voice, Manchester, Manchester University Press, 1977, esp. Part 1. 10 Idea que debe relacionarse con las teorías sobre la manifestación del sí
7 Murray Krieger, Theory o] Criticism: a Tradition and its Systems, Balti- mismo (se/f) en la narración: desde Benveniste hasta Lacan. Véase, por ejemplo,
more, Johns Hopkins University Press, 1976, p. x. la bibliografía que cita Marshall Grossman en «The Subject of the Narrative and
8 Prueba de este nuevo interés por el EIL, y de sus alcances, es el número the Rethoric of the Self», Papers on Language and Literature, XVIII, 4, 1982,
de Poetics Today dedicado a «Narrators and Voices in Fiction»: 11, 2, 1981. pp. 398-415.
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bordinado, como un comportamiento del narrador citador; for- ma próxima al El y no al ED. Lo hemos dicho en el capítulo
malmente, el ElL es semejante al ED, pero tiene marcas grama- anterior: en los estilos indirectos, no hay duda alguna acerca
ticales que se perciben mejor en contraste con los otros estilos del hablante, el narrador está a cargo del discurso y su cita
tradicionales de transponer discurso. Una consideración «am- es sin duda la adopción de una realidad ajena (de la realidad
plia» del ElL (la que lo aproxima al concepto de vision avec; pasada por la conciencia ajena), pero no es la apertura del pre-
cfr. n. 3) debe dar papel secundario a las marcas gramaticales, sente en una conciencia, no es la articulación discursiva de la
contextuales y léxicas, y clasificar como EIL a todo discurso percepción de la realidad ajena dentro de su narrac~ón. ~icho
cuyo contenido pueda atribuirse a otro enunciador, cualquiera de otro modo: si se acepta el concepto amplio de oratio obliqua,
sea el indicio que permita hacer la atribución 11: el EIL apare- la ora tia quasi obliqua, ha de descartarse el concepto amplio
ce entonces como cita de proposiciones, es decir, como una for- de ElL, pues todo EIL que se reconozca sólo por los co~tenidos
del discurso evocado, y no por rasgos formales per'cep tib les en
11 Roy Pascal, por ejemplo, en su excelente análisis del EIL, atiende con gran
contexto, será reescritura de proposiciones, es decir, discurso
cuidado a todas las marcas formales perceptibles en los textos que examina, e
insiste en los riesgos de una confusión entre la perspectiva del personaje y la
indirecto. Yo encuentro grandes ventajas en distinguir el clási-
perspectiva del narrador, cuando el autor no maneja con la suficiente habilidad co ElL, ya ligeramente démodé, y la oratio quasi abliqua,. que,
las técnicas de traslación en EIL. Pascal considera que la función básica del EIL quizá, sirva para desentrañar algunas claves de la escntura
es la reproducción de procesos mentales, y esto lo lleva a afirmar, no obstante
contemporánea.
su empeño en delimitar traslación y relato del narrador, que en la novela del
Para ilustrar diferencias, y a riesgo de ser machacona, voy
siglo xx el EIL «emancipates itself from the subordinate position of indirect speech
and becomes identical grammatically with pure, objective, narratorial style. (The a tomar un ejemplo de un artículo que trata precisamente de
Dual Voiee, o. e., p. 108). En esos casos, prosigue Pasca!, la perspectiva del perso- distinciones epistemológicas y semiológicas que nos fueron úti-
naje usurpa la del narrador (lo contrario de lo que sucede, por ejemplo, en Flau- les para analizar la oratio quasi obliqua en el capítulo ante-
bert, donde el narrador usurpa la perspectiva del personaje pese a la expresa
rior 12. El ejemplo es el siguiente:
voluntad estética del autor). Es verdad que en la novela contemporánea el EIL
ha evolucionado hacia cierta obliteración del narrador, en un proceso de confu- (J) [Leonora] went into Nancy's room.
sión que analizo inira, en § 4. Pero lo que me parece desacertado es afirmar The girl was sitting perfectly still in an armchair, very upright,
que en estos casos el EIL «se vuelve idéntico» al estilo del narrador, es decir,
as she had been taught to sit at the convent. She appeared to
pierde identidad formal, pero sigue siendo EIL. Cuando el narrador, en su dis-
be as calm as a church; her hair fell, black and like a pall, down
curso (usando el pretérito narrativo, por ejemplo, y no el imperfecto) narra adop-
over both her shoulders. The Eire beside her was burning brightly;
tando la perspectiva de un personaje, no tenemos por qué tratar su narración
como el despliegue temporoespacial de la conciencia del personaje. Para que tal she must have put coals on. She was in a white silk kimono that
apertura, la de una conciencia en el acto de percibir, sentir, pensar, se produzca, covered her to her feet. The clothes that she had taken off were
debe haber alguna señal lingüística concomitante, cierto grado de mimetismo exactly folded upon the proper seats. Her long hands were one
lingüístico que nos advierta que hay otra situación de enunciación (percepción, upon each arm of the chair, that had pink and white chintz back.
sensación) dentro de la situación narrativa, otra voz en la voz que cuenta (justifi- Leonora told me these things 13.
cándose así la designación del EIL propuesta por Pascal: dual voice), o bien indi-
caciones contextuales inequívocas (véase el ejemplo (11) infra). La gramática del 12 Moshe Ron, «Free Indirect Discourse, Mimetic Language Games and the
relato literario ha creado los medios para hacer perceptible la convergencia de Subject of Fiction», Poetics Today, II, 2, 1981, pp. 17-40:
voces. Si no hay indicación de convergencia sino sólo de un desplazamiento del !3 Art. cit., p. 22. Traduzco, lo más literalmente posible:
foco, y el narrador adopta puntos de vista ajenos, e incluso mima idiolectos (cfr. Leonora entró en la habitación de Nancy.
Cap. 2, §§ 3 y 4), estamos leyendo el discurso del narrador, no el de la conciencia La chica estaba sentada, completamente inmóvil, en un sillón, muy derec~a,
del personaje. No toda atribución, en el sentido que le hemos dado al proceso como le habían enseñado a sentarse en el convento. Parecía estar tan tranquila
en el Capítulo 1, es EIL en la literatura, o la categoría de EIL se vuelve inservible. como una iglesia; el pelo le caía, negro y como un manto, sobre los hombros.
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238 Polifonía textual El estilo indirecto libre

La última línea de (1) ejemplifica lo que hemos llamado, a pro- la primera de las dos posibilidades que acabo de señalar, esto
es considerar que el narrador reproduce la visión de Leonora
pósito de Crónica de una muerte anunciada, justificación episte-
mológica explícita: el narrador personal de esta historia no fue
e~ Leonera. inferida y reconstruida a partir del relato de ella;
si se trata de EIL, citar la visión es citar la conciencia de Le~no-
testigo de lo que describe (Nancy en su habitación) e indica el
ra o más exactamente, rehacer el espectáculo de una reahdad
origen de su conocimiento. La información que podemos extraer
tal como es percibido por esa conciencia. Para justificar esta
de (1) (sin conocimiento alguno del contexto que rodea a (1) en
The Good Soldier), es que Leonora vio a Nancy en su habitación operación el narrador debe contar con su propio conocim~ento
de Leonora y de su modo de ver el mundo, aparte el mencI.ona-
en el momento y circunstancias descritas, y que luego refirió
do relato de Leonora. Leonora funcionaría como un espejo. y
su visión al narrador. La primera frase de (1) complementa la
el narrador describiría la conciencia de Leonora con todos los
justificación epistemológica; la' relación causal entre entrar y
datos a su alcance. Semejante operación no les está permitida,
ver es establecida por la disposición del texto; no hay lugar a
du~as sobre la perspectiva: Leonora es el «foco». La voz que en principio, a los narradores persona~izad~s, y nada nos autori:
articula esa focalización es la del narrador. Ahora bien: el na- za a pensar, contando sólo con la eVldencI~ de (1),. ~ue le este
permitida a este narrador particular. Esta ImposlbI.hd.ad basta
rrador no estuvo presente en la escena que cuenta; su relato
es de segunda mano, es una cita de otro relato. ¿En qué consiste para invalidar la interpretación d~l f.ragmento.de.scnptlvo de (1)
como narración en EIL. Si el pasaje intentara Imitar las percep-
la cita? ¿Qué se cita? La última frase menciona un acto de ha-
bla entre el personaje focalizador y el narrador 14. Podemos ciones de Leonera, tales percepciones -al menos en parte- de-
ben atribuirse a Leonora, no a un narrador autorizado. Por el
preguntarnos si el narrador describe la visión de Leonora re-
construyéndola a partir del relato de Leonora, o si en cambio doble reflejo de la realidad en Leonora y en el n~rrador t~l ~o-
mo a su vez la atribuye a Leonora, no sabemos que status l~gI~O
el narrador cita (reformula en oratio quasi obliqua) el relato que
debemos darle al relato, qué grado de certeza debemos atnbUIr
Leon~raJe hizo de su visión. M. Ron aventura que todo el pasaje
descriptivo de (1) puede ser interpretado como EIL. Desde mi a la descripción de Nancy, que puede ser tanto un hecho del
mundo ficticio como una visión -errónea, deformada, en todo
punto de vista, interpretar ese fragmento como EIL es elegir
caso sujeta a rectificación- no sólo de un pe~sonaje, Leono~a,
A su lado el fuego ardía, brillante; ella debía de haberle echado carbón. Llevaba
sino del narrador mismo (que es otro personaje). el cual, al m-
un. kimono blanco de seda que la cubría hasta los pies. La ropa que se había terpretar a Leonora, media entre ella y su visión. .
quitado estaba doblada cuidadosamente sobre las sillas indicadas. Tenía las lar- Hasta aquí le he dado al presunto EIL de (1) una sola .exp~I-
gas manos apoyadas en los brazos del sillón, cuyo respaldo estaba cubierto de cación, según la cual el narrador reconstruiría. la. expenencla
zaraza rosa y blanca.
de Leonora utilizando el relato de ella y su conOCimIento de ella,
Estas cosas me las contó Leonora. (Ford Maddox Ford, The Good Soldier,
New York, Vintage, 1927, p. 214.) para reconstruir una realidad tal como es vis~a por Leono~a.
. 14 La última frase sirve ante todo, como señala Ron, de justificación semió- M. Ron, en cambio, aplicando un concepto ampho de EI~, seg~?
tlC~, ya que responde a preguntas como ¿Quién le contó al narrador estas cosas?, el cual basta con que los contenidos retransmitidos se [dentifi-
¿como se convirtió la descripción de esta escena en el objeto de un acto de comu- quen como procedentes de otra conciencia, sugiere que el.frag-
nicación? (art. cit., p. 23). Esta justificación semiótica contiene la justificación
epistemológica que señalo, pues responde a preguntas del tipo ¿cómo puede des-
mento tendría, como EIL, no una, sino cuatro mterpretacIOnes
cribir el narrador personal lo que no ha visto?, etc. Recuérdese que al narrador posibles: a) la descripción representa la percepción que ~uvo Leo-
personal se le exige, en principio, un comportamiento lingüístico semejante al nora de la habitación b) representa el relato que le hIZOal na-
que se exige de narradores no ficticios, de acuerdo con reglas de verosimilitud rrador, c) es el relato que hace el narrador de la percepción
que no se aplican a la narración impersonal.
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que tuvo Leonora de la habitación, y d) es el relato que hace dríamos bautizar parole avec; la adopción de un punto de vista
el narrador del relato posterior de Leonora. Ron no elige ningu- ostensiblemente ajeno no acarrea la adopción de una enuncia-
na alternativa; indica, en cambio, que hay aún otra posibilidad: ción ajena, adopción que, veremos, es señal de ElL.
la de entender todo el fragmento descriptivo de (1) simplemente Las cuatro interpretaciones del pasaje de (1) entendido como
como relato del narrador (su perspectiva, su discurso). Antes ElL, en un texto tan explícito acerca de motivaciones epistemo-
de comentar estas posibles interpretaciones, insisto en que el lógicas y comunica ti vas, revelan la ambigüedad del concepto am-
ElL, como' fenómeno citativo de características sui generis, no plio de ElL, que no nos sirve, como se ve, para caracterizar ade-
puede identificarse casi nunca' fuera de contexto, y en que el cuadamente una operación descriptiva relativamente sencilla y
c?nte.xto de (1) es insuficiente. Pero aun así, gracias a la expe- sobre todo tan habitual como la de (1) (dentro y fuera de la lite-
riencra de muchas lecturas (experiencia que constituye otra cla- ratura). Si seguimos las instrucciones del narrador de The Good
s~ de contex~o), un lector avezado no encontrará asideros muy Soldier, tendremos que admitir, sin más, que el pasaje descripti-
firmes para Interpretar que todo el pasaje descriptivo de (1) es vo en cuestión es una versión del relato de Leonora: representa
ElL. Las observaciones que enmarcan el pasaje autorizan a en- de algún modo el relato (no la conciencia, sino el discurso) de
tender que hay, en la descripción, cierta contaminación del pun- Leonora, más o menos fielmente, adaptado a la situación comu-
to de vista del narrador y del punto de vista de Leonora; puede nicativa del narrador. No hay señales gramaticales de El, pero
entenderse también que el narrador adopta exclusivamente el la mención de un relato que sirve de fuente y la adhesión del
punto de vista de Leonora. Es plausible, pues, que los conteni- narrador, no al modo de hablar de Leonora (sólo hay indicios
dos de la descripción del narrador correspondan en gran medi- esporádicos de tal mímica) sino a los puntos de vista de Leono-
da a los contenidos del relato que el texto mismo nos indica ra, convierten la descripción de (1) en un caso muy claro de
como fuente. Pero el problema que esta interpretación plantea, oratio quasi obliqua. La interpretación del fragmento coincidi-
respecto del ElL, puede formularse así: cada vez que reconoce- ría pues con la cuarta posibilidad indicada por Ron: que se tra-
mos un punto de vista ajeno al del narrador, los contenidos po- ta del relato que hace el narrador del relato de Leonora (posibi-
sibles de otros discursos (mencionados, como en (1), o tácitos), lidad que subsume la segunda -reproducción del relato de
¿ debemos entender que estamos en presencia de ElL, es decir, Leonora- pues como veremos inmediatamente, la narración no
que la realidad representada es la realidad de la conciencia de excluye momentos de reproducción lingüística). El narrador ha
un personaje o un grupo, y no una realidad según el narrador, acomodado el discurso de Leonora al suyo, se lo ha apropiado
con eventuales vistazos a las realidades según uno u otro perso- enteramente, es su discurso, no el de Leonora, aunque el punto
naje? En ese caso, Crónica de una muerte anunciada, por ejem- de vista dominante sea el de Leonora: se citan las proposiciones
plo, también debería entenderse, salvando los discursos direc- de su discurso sin transcribir expresiones. Tal reformulación
tos, como un relato íntegramente narrado en ElL. No sólo los le está permitida al narrador personal, como hemos visto en
puntos de vista dejarían de pertenecer al narrador, sino el dis.- Crónica de una muerte anunciada.
curso mismo en cuanto fundador de la realidad ficticia. La pala- Es verdad que en el fragmento en cuestión se encuentran
bra del narrador quedaría socavada por una incertidumbre mu- huellas formales de pensamiento ajeno. La frase «she must have
cho más drástica de la que hemos señalado en la novela de Gar- put coals in» (e debía de haberle echado carbón») sugiere una
da Márquez: podemos sospechar, por ejemplo, que el crimen actividad perceptiva ajena al narrador; la modalización tiene su
de Sa~tiago Nasar no ha «sucedido» nunca, que es un espejismo origen en Leonora. En otros lugares del pasaje descriptivo de
colectivo. Pero la vision avec puede distinguirse de algo que po- (1) puede sospecharse también la articulación del pensamiento
POLlF. TEXTUAL. - 16
242 Polifonía textual El estilo indirecto libre 243

o la percepcion de Leonora, de modo que, intuitivamente, po- (deícticos, exclamaciones, etc.) pueden faltar, o ser ambiguas 16,
dríamos afirmar que en (1) hay frases en EIL. Cualquiera sea alguna señal, textual o contextual, indicará la reproducción de
la justificación epistemológica de esta reproducción, por momen- procesos de conciencia hechos en los términos (en su doble acep-
tos vemos la realidad en la conciencia de Leonora y tal como ción de 'límites' y 'palabras') de esa conciencia. Generalmente
Leonora podría haber articulado su percepción de esta realidad. el pretérito indefinido de aspecto perfectivo, típico del relato,
Sabemos que todo El puede presentar señales de mimesis lin- alterna con el imperfecto, que despliega el presente de una con-
güística, de modo que, dentro del esquema teórico que propone ciencia en el pasado; el entonces del narrador se funde con el
este libro, los momentos de polifonía más marcada del pasaje ahora del personaje, el allá con el aquí, etc. De este modo, la
de (1) pueden interpretarse sin violencias o bien como EIL o confluencia de puntos de vista se percibe como confluencia de
bien como instantáneas cuasi literales del relato de Leonora, voces, rasgo extraño a los ED- y El canónicos.
el que hizo al narrador y que a su vez refleja sus percepciones Si atendemos a la sintaxis oracional, la característica más
del cuarto de Nancy (como en un texto teórico, histórico, perio- importante del EIL es la ausencia o posposición del verbum di-
dístico, ciertas zonas de la transcripción indirecta aparecen en- cendi y la consiguiente supresión del subordinante. Las diferen-
trecomilladas). En cualquier caso, no encuentro justificación para cias entre los tres estilos serían como en (2):
interpretar todo el pasaje como EIL.
(2) ED: Galileo pensó: «La tierra se mueve».
Es hora de deslindar una noción estricta de EIL, aunque lue-
El: Galileo pensó que la tierra se movía.
go no podamos aplicarla siempre inequívocamente, pues -in- EIL: La tierra se movía (pensó Galileo).
sisto- el fenómeno es equívoco de suyo. Llamaremos EIL a la
técnica narrativa que consiste en transcribir los contenidos de Para que un enunciado, pese a la pos posición y sobre todo a
una conciencia (pensamientos, percepciones, palabras pensadas la ausencia de verbo de comunicación, se lea como discurso tras-
o dichas) de tal modo que se produzca una confluencia 15 en- ladado, debe contener algún signo formal accesorio: ser -en
tre el punto de vista del narrador y el del personaje, y que esa alguna medida- mimético, imitar o representar otro lenguaje
confluencia se manifieste, en la superficie del texto, en la super- (y, claro, otro punto de vista) distinto del lenguaje del narrador.
posición de dos situaciones de enunciación, la del narrador y la En el EIL esta mimesis se especializa en las categorías espacia-
del personaje: superposición de las referencias deícticas del na- les y temporales del personaje, lo que produce el efecto de la
rrador (tiempo pasado, tercera persona) y las del personaje (im- superposición de enunciaciones. Cuando tal superposición tiene
perfecto o condicional, adverbios de lugar y de tiempo coexis- expresión textual, o el contexto permite inferirla, la señal es
tentes con el «presente» de su conciencia). Se trata, pues, de segura: estamos ante EIL. El fenómeno se presenta así en la
la reproducción del discurso imaginario de una conciencia en mayoría de los casos; de otro modo, no podríamos proponer nin- .
su propio tiempo y espacio; aunque muchas señales formales guna noción «estricta» de EIL.
15 Puede hablarse también, como hace Dorrit Cohn, de fusión. (D. Cohn, La mimesis puede extenderse a la apropiación de idiolectos,
Transparent Minds. Narrative Modes for presenting Consciousness in Fiction, Prin- formas léxicas típicas, exclamaciones que no pueden someterse
ceton, Princeton University Press, 1978.) Yo he utilizado el término fusión, en a la subordinación ordinaria (cfr. Cap. 3, § 2), y «lenguajes» en
el capítulo anterior, para referirme a la solidaridad total de puntos de vista entre
narrador y personajes, manifestada como un discurso único en el que es difícil
distinguir locutor de enunciador (como en los textos de García Márquez estudia- 16 Por ejemplo los adverbios hoy y, especialmente, ahora, pueden reflejar
dos en el apartado § 5 de ese capítulo). Prefiero, pues, hablar de confluencia el punto de vista del narrador y no del personaje, y no constituir por lo tanto
discursiva, o mejor, de superposición, en el caso del EIL. señales de EIL.
245
- El estilo indirecto libre
244 Polifonía textual
Dorrit Cohn, por ejemplo, que puede así justificar la denomina-
el sentido de Bajtin (cfr. Cap. 2, § 4). La mimesis lingüística
ción «monólogo narrado»:
no está excluida del El ni en sus formas canónicas ni en sus
formas más libres. Pero en el EIL, respaldado por la mimesis My own term «narrated monologue» as an English equivalent for
de deícticos, por la reconstitución de una situación de enuncia- style indirect libre and erlebte Rede caJls for some justification and
qualification. The French and German terms ~ave generaJly design-
ción, este rasgo estilística 'contribuye a crear la ilusión de la
ated not only the rendering of silent thought In na:rate~ form: but
apertura de la realidad en una conciencia, en el lenguaje, «real», also the analogous rendering of spoken discourse, which displays iden-
posible, virtual, de una conciencia. El verbo que anuncia la cita tical linguistic features. 1 have deliberately chosen a term t~at ex.elu-
se vuelve innecesario, o puede posponerse. En efecto: un punto des this analogous employrnent of the technique. because In ~ liter-
de vista se adscribe sin ambigüedad a una tercera persona na- ary -rather than strictly linguistic- perspective the narratlOn of
rrada, presente como él y no como el origen de las categorías silent thought presents problems that are quite separa te, and far mo-
de la enunciación que en realidad es, si la expresión lingüística re intricate and interesting than those presented by its more vocal
del punto de vista se puede adjudicar sin ambigüedades a esa twin 17.

persona, y no al narrador. Los textos en EIL son claramente


polifónicos: el narrador actúa como locutor citador, y mantiene Mantendré en este trabajo la denominación «estilo indir.ecto. ~i-
ciertas categorías sintácticas propias, especialmente el pasado bre- (EIL) por varias razones. En primer lugar, la, denommac~on
narrativo y la tercera persona, pero los actos de habla -en este de Bally se ha seguido tradicionalmente en fra~ces y en espanol
caso los actos de percepción, sensación, pensamiento y discurso- y no veo la necesidad de imponer un nuevo rotulo. Desde otro
son cumplidos por el enunciador, en un aquí y ahora mime tiza- punto de vista, me interesa conservar la relación entre el EIL,
dos. El locutor no se hace cargo de la realidad convocada por el ED y el El, y, al hacerla, encuadrar el fenó.men.~ dentro ,del
la cita: la atribuimos a otro individuo, es la realidad de una tratamiento gramatical y estilística. La denommaclOn «monolo-
conciencia y no la realidad «cierta» del mundo ficticio, la que go narrado» (perfectamente adecuada a~ objeto prop~e~to por
autoriza el narrador. Los textos en ora tia quasi obliqua son tam- D. Cohn) evoca asociaciones con otr~s t~clllcas novelísticas co-
bién polifónicos, pero en ellos el narrador (que no deja las rien- mo el soliloquio, el fluir de la conciencia, etc., que quedan ~l
das del discurso, el control de su situación de enunciación) afir- margen de mis intereses en este trabajo. Finalmente,. la denomi-
ma la realidad ficticia. nación «estilo indirecto libre», por su índole gramatiCal, es a~e-
La situación de enunciación que el EIL evoca no suele ser, cuada si hemos de incluir en el fenómeno los casos de rranscrrp-
literalmente, de enunciación. Habíamos hablado hasta ahora a ción de discurso, como creo que debe hacerse. En efecto, el EIL
propósito del ED Y del El, de reproducciones de lenguaje, 'ya que reproduce palabras pronunciadas no sólo in~eresa de~?e una
se tratase de actos de pura locución o escritura, o de actos pro- perspectiva lingüística, como sugiere D. Cohn, Si~? también de~-
posicionales e ilocucionarios. Lo reproducido en EIL suele ser de una perspectiva literaria. Sin duda la operaCl~n de transcn-
un material no articulado, preverbal. Es verdad que los meca- bir palabras en EIL no es idéntica sino gram~tiCalmente a la
nismos sintácticos del EIL se aplican también a la reproducción de transcribir contenidos de conciencia no articulados v.er~~l-
de palabras pronunciadas: este empleo parece menos problemá- mente, pero eso no significa que el fenómeno de transcrrpcron
tico, por cuanto al reproducir palabras que se perciban como en EIL de palabras pronunciadas sea simple en todos los casos,
tales se elimina la ambigüedad inherente en la versión lingüísti- o poco interesante. Lo veremos más abajo.
ca de material no lingüístico o sólo en parte lingüístico. Algunos
17 D. Cohn, Transparenl Minds. o. e .• p. 109.
críticos excluyen de la categoría EIL la traslación de discurso;
246 Polifonía textual El estilo indirecto libre 247
ElElL es «libre» en cuanto «libre» significa, como en Bally, criben experiencias diversas de la realidad de la conciencia, per-
no subordinado, y también en cuanto «libre» puede significar cepciones originalmente desarticuladas, por lo general, se atri-
no sujeto a reglas estrictas en el uso de los deícticos. La expre- buyen a otro diferente del narrador, pero se atribuyen no sólo
sión «indirecto» es quizá la menos adecuada. Si el rasgo más como proposiciones, sino como tales palabras, por más imagina-
importante de toda traslación indirecta es la citación de un con- rias o virtuales que sean, y por más que se oscurezcan en las
junto de proposiciones y no de un enunciado que podamos re- zonas intermedias entre lo reflexivo y lo irreflexivo. El ElL na-
construir «a la letra» a partir de su traslación, sin duda el ElL rra la conciencia mimetizando su discurso imaginario o posible:
está lejos de ser «indirecto». Ya hemos visto que el ElL, por lo transcribe del mismo modo que puede transcribirse cualquier
crear la ilusión de mimesis lingüística, está más próximo al ED lenguaje no natural por medio de un lenguaje natural, haciendo
que al El, aunque persistan en él las huellas sin tácticas de la así comprensible un código desconocido. Al transcribir, el trans-
narración (la tercera persona, el pasado verbal). La denomina- criptor señala al mismo tiempo su presencia y su ausencia, con-
ción oratio quasi recta, usada por los teóricos rusos de la escue- tradicción que se percibe como una divergencia posible de reali-
la de Bajtin 18, es sin duda adecuada y, en este libro, su utili- dades en una divergencia de discursos (especialmente cuando
zación crearía una simetría significativa con la denominación hay ironía, como un discurso paralelo a la transcripción: véase
oratio quasi obliqua que hemos dado a un fenómeno en muchos Cap. 2, § 6), discursos que sin embargo convergen en un solo
sentidos opuesto. El rótulo oratio quasi recta sugiere, además, acto de hablar y en un solo locutor básico, el narrador. Roy
la cita directa, la reproducción idiomática por la cual estamos Pascal define el fenómeno como el de una voz «dual» 19; Dorrit
ciertos de que determinado pasaje, sin verba dicendi, relata pro- Cohn insiste en una coincidencia entre narrador y personaje que
cesos mentales o discursos originados en una conciencia dife- no se percibe como una duplicidad de voces o de perspectivas,
rente de la del narrador. Aunque, por las razones antedichas, sino como una identificación entre narrador y personaje, identi-
mantedremos la denominación que dio Bally al fenómeno que ficación que no involucra identidad 20. Esta identificación y con-
estudiamos, retendremos bien los caracteres lingüísticos de es- fluencia discursiva es el rasgo esencial del ElL como fenómeno
te fenómeno que justifican la nomenclatura de los teóricos rusos. discursivo propio de la literatura. Es posible, en efecto, repro-
ducir los contenidos de conciencia en ED y en El, pero en tales
casos el discurso del narrador, como discurso citador, muestra
2. LA MIMESIS DE LA CONCIENCIA autonomía formal: la ambigüedad es, en teoría, menor. La poli-
fonía del ElL se manifiesta como una confluencia de palabras
Volvamos ahora a los interrogantes de los que partimos: ¿«de y perspectivas: mayor ambigüedad.
quién es» la realidad cuando se narra en ElL? ¿quién ve, siente, Analicemos ahora algunos ejemplos de esta confluencia y de
percibe, y quién habla? En el ElL los contenidos de una con- esta ambigüedad. El fragmento (3), que copio a continuación,
ciencia nos llegan a través de discurso: la realidad del ElL es ilustra la forma tradicional de ElL, utilizada en una novela re-
una realidad en cuanto dicha (sentida, percibida, experimenta- ciente; los números dividen el texto para facilitar el análisis.
da, pensada ... pero manifestada, inevitablemente, a través de dis-
curso). En el ElL las palabras dichas o las palabras que trans- (3) 1 Angustiado, pensó o soñó: «¿Cómo he podido? ¿Por qué he po-
dido? 2 ¿Por qué se había precipitado sobre la muchacha? Ella

18 Véase especialmente Volosinov, Marxism. and the Philosophy of Langua-


ge, New York and London, Serninar Press, 1973. 19 The- Dual Voiee, o. e., especialmente Part 1.
20 D. Cohn, Transparent Minds, o. e., p. 112.
248 El estilo indirecto libre 249
Polifonía textual
se resistía y él la había golpeado 3 y, lleno de zozobra, se pre- tando como lectores). Pero en medio de la frase, donde comien-
guntó si le había pegado tambien cuando ya no se resistía y se za el segmento 3, el narrador recupera la voz y el punto de vista
dejaba desnudar. 4 ¿Qué había ocurrido, compañero? 5 Soñó o propios: sus tiempos de narrar, su saber, y el El canónico. Pode-
pensó: «No te conoces, Gall». 6 No, su cabeza a él no le hablaba mos releer y entender que desde el comienzo de la oración ha-
[ ••• ] 7 ¿En qué forma afectaría su vida este suceso? ¿Tenía aún bla el narrador solamente, o bien aceptar que el narrador reto-
razón de ser la decisión de Roma? ¿Debía renovarla después de rna su discurso en medio de la frase (retorna su discurso en me-
este accidente o revisarla? ¿Cómo explicar científicamente lo de
dio de su discurso ...), y esta interpretación me parece más acer-
esta madrugada? 8 En su alma -no, en su espíritu, la palabra
tada. En tal caso se comprueba en 3 una característica muy fre-
alma estaba infectada de mugre religiosa-, a ocultas de su con-
ciencia, se fueron almacenando en estos años los apetitos que
cuente del ElL: el hecho de que no coincide necesariamente con
creía desarraigados, las energías que suponía desviadas hacia oraciones gramaticales, que puede presentarse fragmentariamen-
fines mejores que el placer 21. te (siempre en frases no subordinadas a un verbum dicendi).
En el segmento 4 nos encontramos con lo que parece una
Galileo Gall, anarquista que ha ido a participar en la guerra cita directa, sin comillas y sin verbo introductor. Este ED que
de Canudos, exhausto y todavía entredormido, «piensa o sue- carece de marcas sintácticas o gráficas suele llamarse, según
ña», evoca los sucesos de unas pocas horas antes. El segmento vimos, para marcar la simetría con el ElL, «estilo directo libre»
1 inicia el párrafo con el discurso del narrador y una cita direc- (Cap. 2, § 5). Estas formas de ED sin acotaciones apare~en, con
ta. El narrador de esta novela es impersonal, un él sobrehuma- significativa frecuencia, junto al ElL, y, como en (3), Junto al
no autorizado a descifrar las intimidades de los personajes. En ED canónico y a formas de El. Hemos dicho antes que un rasgo
2, ya indicado el «tono» del texto por los verbos de comunica- sintáctico distintivo del ElL es la ausencia o posposición del
ción del principio, pasamos sin violencia a la conciencia del per- verbo de comunicación, y que esta elisión se compensa por el
sonaje, que piensa delante de nosotros; estos pensamientos son carácter mimético 'de la traslación, que señala la cita donde po-
articulados por el narrador: el pluscuamperfecto se había preci- dría verse simplemente texto del narrador. Añadamos ahora que
pitado señala la traslación de un hipotético «¿Por qué me he el EIL se percibe, además, en cuanto fenómeno textual, porque
precipitado?» semejante a las interrogaciones directas anterio- aparece en la vecindad de los ED y El, lo que, en términos sin-
res. Ella se resistía y él la había golpeado parece continuar la tácticos, equivale a decir que aparece en la vecindad de señales
articulación de los recuerdos de Gall; así, creo, es percibida la' claras, expresas, de traslación discursiva, que se encuentran en
frase en la lectura, ya que, si bien no presenta ninguna señal otras frases, pero en el mismo texto. Fuera de (3), la expresión
gramatical de ElL y bien puede reflejar la perspectiva del narra- ella se resistía y él la había golpeado no tiene ninguna marca
dor solamente, tampoco presenta ninguna señal clara de ruptura de EIL' si leemos la oración como EIL es a causa del contexto.
con el contexto, y tendemos a seguir leyendo, en la segunda ora- Vol~iendo al segmento 4, la pregunta ¿Qué había ocurrido,
ción de 2, lo que piensa Gall, los hechos de la mañana tal como compañero? presenta un vocativo que al parecer Gall se dirige
son recreados por Gall y «traducidos» por el narrador (Gall pien- a sí mismo, y por eso podemos interpretarla como ED (o EDL,
sa y no se comunica con nadie, con nadie diferente de él al si fuéramos a aceptar la categoría). Pero el verbo retiene elplus-
menos; el narrador transcribe y comunica su transcripción ~ su cuamperfecto de las traslaciones indirectas anteriores. Si el seg-
interlocutor, el narratario, cuya postura auditiva estamos adop- mento 4 fuera una reproducción sin más de las palabras de Gall,
tendríamos otra vez el pasado perfecto: «¿Qué ha ocurrido, com-
21 Mario Vargas Llosa, La guerra del fin del mundo, Barcelona, Plaza y Ja- .
nés, 1981, pp. 107-108.
pañero?». Por lo tanto puede decirse que en 4 se trata de una
251
250 Polifonía textual El estilo indirecto libre
. E d d ¡1l·llIlomentos
forma mixta de EIL y ED, posible en ese contexto pese a las del narrador y no del personaje. s ver a que, ea " ,
incompatibilidades sintácticas. La oración tiene, en realidad, dos de autoobjetivación nos sorprendemos pensando en cCl:om.ope~-
orígenes superpuestos: el narrador citador y Gall, el uno locu- samos y dada la p~rsonalidad de Gall, que todo !orUlJUmlaY o
, , ., . l' . d 1 te !le 8 no re-
tor y el otro enunciador. Gall se llama a sí mismo «compañero» quiere explicar, .«c1ent1hcamente», e inCISO e a pr 1
d 1 . CJlque en e
dentro de un discurso subordinado, es decir, citado, pero aquí sulta inveros1mIl en su voz. Po emos conc uir, pUlS, bi
todo aparece en el mismo nivel, dando lugar a una violencia segmento 8 coinciden, en la confluencia de dos vo:eS, ,', tam ien
. 11' ~ca1)a cosas a
gramatical y a una ambigüedad que sin embargo no perturba la función expresiva de Ga (que piensa y se ex¡.I , .
. ")
sí mismo que dialoga consigo mismo» y a UnCIQ'
1 f . 'n aomahuca y
.
la interpretación de 4: el punto de vista es el punto de vista , . ,¡ dbd y comu-
de Gall, reproducido, y el narrador hace de ventrílocuo, «silen- co~unicativa del narrador; esta fusión de expresrsa
. ' . . es sin d"da ti el narra-
cioso» por momentos, pero siempre presente. A la cita directa nicación en un d iscurso umco cuyo ongen . .
. . U la funcio-
de la parte 5 sigue el EIL de 6, donde él, en lugar de Gall, de- dor -locutor cítador-> es rasgo que tiene que ver ron
nuncia la voz del personaje que piensa en sí mismo. Más interés nalidad literaria del ElL. d
tiene el EIL del segmento siguiente 7, a causa del uso de los El ElL Y el ED son miméticos (con todas las sa!edhda es q~e
.' dif o'rnroporclO-
deícticos: este suceso, este accidente, esta madrugada, que seña- he reiterado en cuanto a mímeusmos. Y en 1 erens r''!'
, b d '6enestan con
lan la perspectiva espacial y temporal del personaje, y no la nes). Como ambos, segun aca amos e ver, se ma
del narrador, es decir, mimetizan la situación de enunciación gran frecuencia juntos en un texto, puede darse Lel(aS'2~SO de obre
Ell' D -so re
(o la «situación de pensamiento») de Gall. Esta mimesis es la erdido el hilo conductor de la voz que narra, EI j ~ f d
P . lídid "Coo'onun ano
única señal gramatical realmente exclusiva del EIL; si tal señal todo el ED sin marco, con acotaciones e 1 1 as-. - .
. ., di \IV yuxtaposr-

no apareciera en un porcentaje significativo de casos, no sería Veamos un ejemplo que nos perrnrtrra estu lar e~J l
'l" 1 dif
ción desde otro ángu 1o d e ana 1SlS: a I erenci
'a eJllre trasladar
~
&>

posible defender, como intento en este trabajo, que el EIL pue- . 13PIL'
de identificarse textualmente y describirse como categoría gra- pensamientos en EIL y trasladar percepclOnes en ....- •
. 1 b la Da vereda. Se
matical (en contexto, insisto). (4) 1Se detuvo. Unas huellas d e amma cruza ~
. b 1 . 2 E eci.i:::ientes.3 Son
En la parte 8 nos encontramos con un fenómeno muy co- puso en cuchllas para o servar as mejor. ram .
4 S d e'~evo de pie y
de danta. Gorda la condenada [...] e puso enu
mún, sobre el que volveremos más adelante: el personaje parece
siguió subiendo. 6 N
reflexionar sobre las palabras con las cuales está pensando (¿pen- 5 Venirse a enfermar Benita. Una mujer tan \lI1~'.6.. unca se
samos «con palabras» ?), corrige alma por espíritu, y explica (sin , . S·
cansaba. Nunca se poma triste. iernpre es '"
tal.·haoaclendo algo.
duda a sí mismo, objetivándose como interlocutor) por qué no , b E b b . doRo y cantaba.
Estaba pilando el rnaiz y canta a. sta a arre
debe usar la palabra alma. Creo que en estos casos hay una • 7 M . eS ees que yo me
Estaba lavando y cantaba. Sino una vez. ejr -, '
, . N I Y.W:o se que tu
evidente intrusión del narrador, que desmenuza un proceso men- vaya, Damián. Estas loca, mujer. o estoy 0(1 .•
' . I!ntll3er hIJOScomo
tal para caracterizar a su personaje. (No es admisible que tal quieres tener hijos. Yo te lo conozco. T u quieres
'anamos muchos
gesto indique aquí una actitud irónica, pues el personaje, a lo todos los hombres. y yo no los voy a tener. Ya ,IV •,
bonorra, Damián.
largo de la novela, está tratado con neutralidad, y no veo razón años juntos para saberlo. Yo soy como una vac
. ~ sa nada. ¿ Para
para entender que aquí se manifieste ningún juicio.) Intrusión No sirvo para nada. Las vacas h orras no srrvenjr .
. di T' -iaria mujer muy
qué sirven? Cállate, Benita, no igas eso. u ereu- .
porque tales reflexiones sobre el lenguaje de las reflexiones, len-
buena y yo te quiero mucho.
guaje del que Gall tendría conciencia mientras lo «articula» in-
8 Escupió. La boca le sabía amarga 22.
dica una minuciosa traducción, una voluntad de explicitud 'que . h b o·Q·ombras. Obras
señala la función de análisis y comunicación del análisis, propia 22 Arturo Uslar Pietri, «El venado», en Treinta om res y S<lS •
selectas, Madrid-Caracas. EDIME, 1953.
252 Polifonía textual El estilo indirecto libre 253

El primer párrafo (partes 1-4) contiene discurso narrativo y Compárese la mimesis del segmento 5 con la del s~gmento
una cita directa, la del segmento 3, que no está marcada por 2, Eran recientes. La parte 5, Venirse a enfer.mar Bemta. ~;za
ninguna señal de citación, pero que reproduce tiempo, espacio mujer tan sana, refleja nítidamente el pensamiento de Damián,
e idiolecto del personaje. En el segundo párrafo (partes 5-7) tam- y un punto de vista que es exclusivamente suyo Y que debe .ser
bién hay discursos directos sin marcas, como por ejemplo todo confirmado por otras informaciones del texto para ser consl~e-
el diálogo de la parte 7, entre Damián y su mujer Benita. Pero rado un hecho «cierto» del mundo del cuento. No sucede lo ~llS-
este discurso directo es reconstruido no por el narrador sino mo con la comprobación -que también pertenece al personaje-s
por el personaje en medio de un espacio textual que correspon- de que las huellas del animal eran recientes. Y esto se .~ebe a
de al discurrir de su conciencia mientras camina monte arriba. que 2 reproduce no un pensamiento, sino una percepclOn. Se
(Ha dejado atrás a su mujer moribunda, en manos del curande- trata, sin duda, de EIL; la atribución es inevitable en la s~cuen-
ro y de las mujeres; piensa en ella mientras anda sin rumbo.) da Se puso en cuclillas para observarlas mejor. Eran r~~zentes,
De modo que las citas directas del segmento 7 forman parte donde la segunda oración presupone el verbo de percepc~on m~n-
de la reproducción de los pensamientos de Damián, quien evoca cionado en la primera. El imperfecto eran es pues obligatorio.
(como en otros momentos del cuento) diálogos mantenidos con y la lectura de la frase como EIL tam~ién obligatona. ~m em-
su mujer. La coherencia textual exige que interpretemos las ci- bargo, una lectura descuidada que atnbuyera Eran recientes a
tas directas sin marcas del segundo párrafo como subordina- información proporcionada directamente por el narrador no al-
das, sernánticamente, al discurso interior del personaje Damián. teraría el sentido del párrafo, pues, en cualquier caso, Eran re-
Este discurso interior, a su vez, ha de considerarse representa- cientes es un hecho del mundo narrado.
do en EIL. Los segmentos 5 y 6, en efecto, corresponden a esta La traslación de percepciones suele dar cuenta de hechos que
forma de narrar. Pero mientras 6 presenta todas las marcas for- podemos tomar por ciertos en el mu~~o de la narr~ción 23. No
males de EIL (el imperfecto, que señala la intersección entre sucede lo mismo en el caso de traslación de pensamíentos o pa-
el pasado cumplido del narrador y la evocación de Damián), el labras. Si, en efecto, atribuimos al narrador segmentos e? EIL
segmento 5 carece de marcas gramaticales de EIL: aparte la eli- que corresponden a pensamientos o palabras del personaje, po-
sión del verbo (que puede darse en el ED), no hay huellas gra- demos tomar por un hecho cierto lo que se presenta como co~-
maticales de EIL. No hay tampoco indicación de El en el con- tenido de conciencia y está sujeto a corroboración: no adver,tl-
texto inmediato (del tipo de la que había en 3; por ejemplo, ver- riamos, entonces, el carácter polifónico del texto, y achacaría-
bos de procesos interiores como soñar, pensar, etc.). Si conside- mos al narrador actos de habla (pensamientos o discursos) que
ramos que el segmento 5 está narrado en EIL es por exigencias
de la coherencia textual: el nuevo párrafo inicia un espacio (vi- 2) Pero no en todos los casos (en contra de lo que sostiene Marie-Laure Ryan,
sual. y temporal en el mundo narrado) dedicado a las reflexio- «When "Je" is "Un Autre". Fiction, Quotation, and the Performative Analysis»,
nes de Damián, como en otros lugares del cuento. Pero, sobre P oe tiICS Toda"J'" 11 2 1981 ," pp 127·156' véase esp. p. 149),
.,
Se lee en Madame Bo-
d L '/
vary- Emma mit un chále sur ses épaules, ouvrit la fenetre et s accou ,a" a nUI
todo, es la imitación del lenguaje de Damián, en este caso de
étai; noire, Tenemos derecho a pensar, en el momento de leer, que etall nOl~e,
su registro coloquial, de su modo reticente, de su pensamiento donde se cita la percepción de Emma en ElL, refleja, quizá, una perCepCl?n
poco articulado, frases breves, rachas de recuerdos. El segmen- ligeramente distorsionada que no coincide con la reahdad del mundo ficticio.
to 5 está, en todo caso, en el filo del ED; llamar a esta traslación Del mismo modo, en el enunciado El enfermo se arropó, ti~tando, ,La habitacián
oratio quasi recta sería el mejor modo de caracterizarla. estaba helada, podemos suponer que al enfermo le parecía (eqUlvocadament~,
a causa de su fiebre, etc.) que la habitación estaba helada, pero que en la reali-
dad (del relato literario) no lo estaba,
254 Polifonía textual El estilo indirecto libre 255
él ha atribuido oblicuamente a un personaje. El segmento 6 del que se interesa por la rigurosa disección del personaje. La reali-
texto (4), donde Damián piensa que la mujer nunca había estado dad de dicto, en la novela realista, importa en cuanto es de dic-
triste «sino una vez» reproduce una realidad de dicto, una reali- to, en cuanto se produce en un espacio psicológico. Es el espejo
dad según Damián, a la medida de su perspicacia o de su com- lo que interesa: sus sombras y sus luces, sus deformaciones,
prensión de la mujer, y el lector no está obligado a tomar su su modo de absorber, rechazar, ocultar o producir imágenes.
realidad como una realidad cierta del relato. Las afirmaciones Cuando la realidad de dicto se postula como única realidad po-
en EIL pertenecen al enunciador, y aunque el locutor (el narra- sible, como en las novelas de García Márquez, el narrador re-
dor) engarce su discurso sobre ellas, marca la distancia, no las produce esa realidad sin reproducir su espacio generador, la
asume. La comprobación de esta distancia, evidente pese a la conciencia. Nos da por cierto lo que es visto como cierto, des-
confluencia de discursos, ha llevado a afirmar que el EIL suele truye diferencias lógicas para llegar quizá a la conclusión de
ser irónico, afirmación excesiva 24. que la verdad es inaccesible o ilusoria. El relato realista, en cam-
La función literaria del EIL es reproducir la realidad en la bio, presenta la realidad de dicto en cuanto tal, «dicha» o expe-
conciencia, es decir, la realidad según es experimentada por una rimentada, contrapuesta, por más sutilmente que sea, a una rea-
conciencia. Esto acarrea una reconstrucción figurada y forzosa- lidad objetiva que está más allá de la conciencia. Si sumamos
mente «lingüística» de actos de pensar, sentir, percibir. Figura- este escrúpulo de distinguir el mundo de dicto del mundo de
da: una licencia epistemológica y discursiva. Si los narradores re a la actitud científica que consiste en seccionar, observar,
literarios reprodujeran realmente, o intentaran reproducir, los registrar y reproducir lo más fielmente posible un objeto, no
procesos de conciencia, asistiríamos a un fárrago desarticulado, ha de extrañarnos que el EIL sea un recurso predilecto de la
no verbal. La literatura intenta una articulación lingüística de novela realista.
la realidad o de la conciencia de la realidad, una traducción. En (3) y (4) hemos visto a un personaje en el acto de tener
La traducción de la conciencia que se realiza por medio del EIL conciencia de algo y «expresarse», sin interlocutor o sin más
nos ofrece el espectáculo de una realidad en una conciencia, interlocutor que sí mismo, y a un narrador que no mueve la
imitando, por artificio, el lenguaje de esa conciencia: vemos la boca pero que está allí porque su misión es relatar y mimetizar
realidad según la conciencia y además la conciencia misma, ex- el pensamiento. Relatar y mime tizar: las operaciones simultá-
puesta así al escrutinio. Puede decirse con propiedad que en neas que constituyen los simulacros de discursos. Y siempre un
el EIL es dual el objeto de representación: el narrador reprodu- relator y un imitador, alguien que cuenta y nos comunica una
ce una conciencia que a la vez reproduce una realidad. La con- realidad en un pensamiento o percepción y el fenómeno mismo
trapartida «real» de la imagen reflejada queda fuera de nuestra de ese pensamiento o percepción, más su posible evaluación de
percepción (pero no por eso abolida). Vemos, como lectores, la ese pensamiento, percepción, o discurso. Contra lo que sostiene
realidad en la conciencia y examinamos esa conciencia en el ac- la teoría del narrador inexistente (véase Cap. 2, § 2) esas funcio-
to de experimentar la realidad. nes no le corresponden al autor empírico, sino al narrador cita-
Aunque pocas cosas tan fantásticas como la reproducción lin- dor, puesto que son funciones comunicativas (y sabemos que
güística de una conciencia, el EIL aparece en la novela realista la situación comunicativa literaria es parte de la estructura fic-
ticia, lugar de la transacción narrador-narratario). También le
corresponde al narrador ir entretejiendo los momentos de trans-
24 Lo sostienen Dan Sperber y Deirdre Wilson, «Irony and the Use - Mention
Distinction», en P. Cole, ed., Radical Pragmatics, New York, Academic Press, 198!. cripción de la conciencia con los demás momentos narrativos.
Véase el Capítulo 2, § 6, en este libro. El EIL, como ciertas plantas delicadas que crecen a la sombra
258 Polifonía textual
El estilo indirecto libre 259
(5), que es la primera de la novela, anuncia la perspectiva del
sargento: echa una ojeada. La comprobación el moscardón sigue conjunto observado) o por cualquier prejuicio sobre ellos; pue-
allí señala simultáneamente un hecho del mundo ficticio y el de ser, también, una reflexión del sargento y de otros como :1
contenido de una percepción (relacionada con una percepción sargento, evocada allí por el sargento y por el narrador a p~opo-
anterior del mismo personaje, presupuesta por el verbo seguir sito del rostro inalterable de Nieves. Lo que queda como CIerto
y por el deíctico allis. El moscardón sigue allí articula la percep- en el mundo de la novela es que el rostro del práctico perm.ane-
ción del sargento; como el texto introductor (El sargento echa ce inalterable en medio del calor y el cansancio; la anormalidad
una ojeada) está en presente, podemos considerar que la conti- de no sudar es una opinión que revela la exasperación del sar-
nuación el moscardón sigue allí está en EIL. Sin embargo, todos gento y el modo como los selváticos son vistos por el sarge~~o,
los segmentos siguientes en EIL utilizan, incongruente mente, los y quizá revele también (pero esto está sujeto a c?:roboraclOn,
tiempos del pasado. Incongruentemente porque esperamos que ya que no lo «dice» el narrador, ni es una per~e?ClOn del ~erso-
un discurso subordinado a otro en presente también esté en pre- naje atestiguada por el narrador) que los selváticos son mas re-
sente, y así diríamos que la percepción del rostro inalterable sistentes o más sufridos o simplemente que nunca sudan.
del práctico Nieves expresada en el presente (su rostro, muy bru- El EIL del segmento 4 señala también una actitud del sar-
ñido, permanece inalterable) debería dar lugar a una traslación gento, una opinión (poco acertada, a la luz de los hechos que
de pensamiento expresada también en presente: «Estos selváti- se relatarán luego). El EIL del segmento 6 es completa~ente
cos no son normales, ¿por qué no sudan? .. », ya que el segmento distinto. Pese a mantenerse, como los otros, en el plano distan-
2 traduce el pensamiento del sargento, motivado por su percep- ciado de los tiempos verbales pasados, esta fra~~ est~ Unida, a
ción del rostro de Nieves. Las percepciones del sargento (en 1, las percepciones del sargento como una percepcion mas.,Obser-
en 3, en 5, y probablemente también en 8), se registran en pre- vese que el sargento está atento al vuelo .del ~~scardon, que
sente: El sargento es el «foco» de la perspectiva narrativa, y abandona la frente de la monja, y a contmuacion oye lo que
el presente forma parte de esa perspectiva. Pero los pensamien- el práctico le dice, audición narrada en EIL. De ahí la conjun-
tos del sargento (en 2 y en 4) se retrotraen a un pasado que ción copulativa que une la visión del sargento y las palabras
no coincide con ese presente, y que sin embargo se refiere a del práctico: [el moscardón] se pierde trazando círculos en la luz
ese presente de modo indudable. Presente de la percepción y blanca y el práctico iba a apagar el motor, Sargento, donde la
pasado del pensamiento o de la conciencia de lo percibido se yuxtaposición de el práctico y la reproducc~ón de sus pal~bras
distancian abruptamente; la separación gramatical dibuja con señala la continuidad de lo visto con lo oído. Y he aquí uno
nitidez los planos distintos de lo que un personaje ve y al mis- de los rasgos más interesantes del EIL: cuando está dedicado
mo tiempo es un hecho de la ficción corroborado por el narra- a trasladar palabras pronunciadas, puede lograr el efecto de con-
dor (cfr. § 2 supra, y nota 23), y lo que un personaje piensa o vertirlas en palabras tales como son oídas por alguien. Es otra
siente como motivo de la percepción pero al margen de ella, vez la realidad en alguien, en una conciencia, pero esta vez la
en otro nivel de la realidad. La reflexión del sargento en 2 no realidad es discurso, discurso en tanto que percibido. El disc.ur-
sólo puede haberse articulado de otra manera en su mente, sino so en sí no importa tanto como el hecho de haber sido oído
que también puede ser como el resumen o el eco de una suma de algún modo; importa la manera de su percepción, su resonar
de reflexiones parecidas suscitadas a lo largo de un tiempo in- en el ámbito de una conciencia.
definido por la observación de los selváticos (nótese en el texto En el texto (5) todo se acomoda a un relato de percepciones.
el plural selváticos, que incluye a Nieves como elemento de un El efecto de los tiempos pasados en el segmento 6 del texto es
el de la palabra registrada por una conciencia una vez pronun-
POLlF. TEXTUAL. - 17*
260 Polifonía textual El estilo indirecto libre 261

ciada, en un pasado cercano, pero ya pasado, no en su devenir, bridas). Es interesante que el autor haya abandonado las licen-
como si el sargento «repitiera» lo que oyó mientras estaba dis- cias narrativas de sus novelas más célebres, y, en lo que aquí
traído con el moscardón. Puede pensarse, en efecto, que el sar- nos ocupa, que haya retenido las formas más tradicionales del
gento es el que narra lo que dijo Nieves (lo que él oyó), y que EIL, como ejemplifica (3), supra.
el narrador recoge el discurso oído junto con las demás percep- En (5) el discurso pronunciado que se traslada en EIL es per-
ciones. De ahí el vocativo Sargento que señala al locutor como cibido por el lector como discurso oído, como una percepción
focalizador, como el que oye. No oye el lector, como oye, en más incluso en el caso extremo de que el que percibe y el que
cambio, un discurso citado directamente por el narrador, sino había sean la misma persona. El discurso citado en EIL adquie-
que oye el personaje y se nos cuenta lo que oye el personaje. re, en efecto, un status de realidad incierta (mayor que la de
Esta coherencia en la perspectiva, que engloba percepciones dis- los ED y El, aunque en todos los casos concedamos a las pala-
tintas, explica el carácter híbrido del segmento 7. A primera vis- bras del personaje una credulidad más restringida que a la del
ta, en 7 salimos del ámbito de focalización del sargento; el na- narrador). D. Cohn, que, como hemos visto en § 1, supra, niega
rrador ya no narra en presente, pues no narra, como hasta este todo interés al EIL que traslada discurso, y lo excluye de su
momento, las percepciones del personaje. ¿Pero por qué el im- consideración de las formas de reproducción de procesos de con-
perfecto decía? 'El imperfecto indica otra vez EIL, que es segui- ciencia, apunta sin embargo un rasgo del EIL que demuestra,
do por ED. El narrador no se ha salido, en realidad, del punto a mi juicio, la dificultad de separar traslación de pensamiento
de mira del sargento. Entendemos que las palabras el corazón de traslación de discurso. Así, reconoce que el EIL deja latente
me dice que no habrá nadie pertenecen al sargento. Y aunque la relación entre palabras y pensamientos, puesto que nunca sa-
no sabemos con certeza si las dijo o las pensó, puede interpre- bemos si los pensamientos que el narrador «traduce» en EIL
tarse que las dijo 26. La propia respuesta se convierte en una han sido articulados de esa manera, o si han sido articulados
percepción más del sargento, y por eso aparece unida en parte en absoluto:
a su percepción anterior (las palabras de Nieves, en 6) por me- By leaving the relationship between words and thoughts latent,
dio de las formas del EIL, y en parte unida a los discursos pre- the narrated monologue casts a peculiar penumbrallight on the figu-
sentes del narrador por medio de un tiempo verbal, el futuro, ral consciousness, suspending it on the threshold of verbalization in
que engarza con el presente y no con el imperfecto del EIL. a manner that cannot be achieved by direct quotation. This arnbi-
He utilizado (5) para ilustrar funciones del EIL: las funcio- guity is unquestionably one reason why so many writers prefer the
nes de su ambigüedad. Un estudio más completo exigiría la con- less direct technique 27

sideración de toda esta novela, de los sistemas de traslación dis-


cursiva que la caracterizan. Señalo al pasar que, excepto en sus A mi juicio, esta ambigüedad se extiende a la traslación de
últimas novelas La tía Julia y el escribidor y La guerra del fin discurso en EIL. El efecto extremo de esa ambigüedad es dejar
del mundo, Vargas Llosa utiliza de manera innovadora los esti- al lector en la incertidumbre de que tales palabras hayan sido
los directos e indirectos (una muestra, en nuestro texto .(5), es pronunciadas; más comúnmente, las palabras se perciben como
la yuxtaposición de tiempos verbales presentes y pasados, la de- efectivamente pronunciadas, pero tal como las recoge un oyen-
signación anómala de los personajes que hablan, las frases hí- te: la conciencia en la cual esa realidad, que aquí es un discur-
so, sucede.
26 Lo corroboramos unas páginas más adelante: «Él se lo había dicho, ma-
dre Angélica, dejaba constancia, ni un alma, ya veían», 27 D. Cohn, Transparent Minds, o. c., p. 103.
262 Polijonia textual El estilo indirecto libre 263

Veamos primero dos ejemplos de ElL aplicado a discurso ignoremos la exacta configuración del pensamiento descifrado
en los cuales nada nos confirma que tales palabras hayan sido en ElL, sino porque, a veces, ignoramos si se trata de discurso
efectivamente pronunciadas. El primer ejemplo procede de Ma- o de pensamiento.
dame Bovary, y ha sido analizado por Ducrot con gran finura. El narrador se presenta, pues, como un locutor portavoz, co-
El segundo está tomado de un texto no literario: al analizar la mo alguien que traslada y que no afirma, que no toma a su car-
«literaturizacíón» del texto veremos cuál es el efecto literario go la afirmación: el acto del ventrílocuo. La realidad así creada
que explota el escritor, y por qué. permanece ambigua, en la «penumbral light» de la conciencia
Se trata, en el ejemplo de Madame Bovary, de un caso en de alguien. Ninguna cita directa o indirecta podría crear esa
el que enunciación y enunciado (el hecho de decir y lo dicho) , medida de incertidumbre. Hemos visto que, por el contrario,
no pueden separarse, puesto que la enunciación forma parte del el El explotado hasta sus últimas posibilidades confiere reali-
sentido del enunciado (cfr. Cap. 1, § 3). La expresión citada en dad ficcional a la realidad de dicto. La realidad de dicto de la
ElL puede reflejar tanto el significado como el significante de conciencia, la del ElL, es una realidad en la cual se ha suspendi-
la expresión original, o ambos; a esa ambigüedad se une otra, do toda afirmación sustentada por la autoridad del narrador,
que es la que aquí nos interesa: ¿las palabras en cuestión fue- que es mero locutor.
ron dichas realmente, o fueron pensadas, es decir, son la tra- El narrador omnisciente no requiere justificaciones episte-
ducción de un estado de ánimo no articulado originalmente en mológicas explícitas: la comunicación ficticia es anómala, pre-
forma lingüística? Los Bovary se despiden de Homais en la pla- supone la infalibilidad del narrador. Sí las requiere, en cambio,
za mayor de Yonville; el narrador dice: el narrador personal literario que mima actos narrativos corrien-
tes, y el narrador no literario. Todos nos valemos del derecho
(6) II fallut se souhaiter le bonsoir.
de contar o analizar los pensamientos ajenos, aunque al hacerlo
ejercitemos atribuciones más o menos ilegítimas. Procedemos,
Observa Ducrot que el narrador (Ducrot dice «Flaubert», sin más) generalmente, por inferencia: si alguien dijo X, pensaba, pues,
no afirma que fuera necesario darse las buenas noches y tampoco X, algo semejante a X, o lo contrario de X, si podemos justificar
afirma que los personajes creyeran en esa necesidad (el narra- la falta de correspondencia; si alguien hizo X, es decir, se com-
dor hubiera escrito, en ese caso, «i] leur Iallut»). Tampoco po- portó de este u otro modo, es porque pensaba o creía X; común-
demos entender que la frase en cuestión traslade necesariamente mente nos abrimos camino hasta el pensamiento ajeno a través
palabras pronunciadas por los personajes, una expresión como de comportamientos y palabras que usamos como hitos. El na-
«11 faut maintenant se dire bonsoir», Al traducir esas palabras rrador personal literario que reproduce pensamientos debe ate-
posibles, quizá dichas, quizá pensadas, en ElL, el narrador «se nerse a estas reglas; de acuerdo con las convenciones del géne-
place en un lieu intermédiaire, ou l'on ne distingue plus entre ro, el lector no acepta que un yo narrador sepa más de lo que
ce qui est réellement, ce qui est pensé par les personnages mis humanamente se puede saber, salvo que ese yo sea un ser fan-
en scene, et ce qu'ils disent» 28. Como realidad en la concien- tástico 29. En los textos no literarios, el ElL es un préstamo li-
cia, la realidad que el ElL describe puede haber tenido o no
expresión verbal; el narrador omnisciente no está obligado a ex- 29 Kate Hamburger (Die Logik der Dichtung, 1957) excluye del ámbito de la
plicar más; parafraseando a D. Cohn, la relación entre palabras ficción las narraciones literarias en primera persona, que, a su juicio, imitan
y pensamientos queda latente, pero -agrego- no sólo porque textos no literarios, especialmente autobiográficos. Según K. Hamburger, mien-
tras el pretérito usado en la ficción no tiene valor referencial (no se refiere al
28 O. Ducrot, «Analyses pragmatíques», Communications, 32, 1980, p. 56. pasado del locutor), el pretérito de un yo expresado como tal, es decir, a cargo
264 Polifonía textual El estilo indirecto libre 265
terario, una figura usada como tal figura, que tiñe de una ligera que a su vez registra confesiones de la culpable: «Sin escapato-
«ficcíonalidad» las afirmaciones del locutor. El locutor se vale ria, la mujer relató detalladamente el siniestro pacto que cele-
de una licencia epistemológica exclusivamente literaria: el gesto bró con Quinteros para eliminar a Esteban». Esta frase se en-
es retórico 30 en cierto sentido que puede asimilarse al de «or- cuentra hacia el final de la noticia, y podemos tomarla como
namental». Pero la audacia de reproducir lo irreproducíble. es- justificación epistemológica y semiológica (en el sentido del Ca-
to es, el pensamiento ajeno, trae aparejada a veces la intención pítulo 3, § 5). Pero el lector lee una historia contada por un
de hacer pasar por cierto lo que es incierto o conjetural. En narrador impersonal que no es un espíritu desencarnado y a
los textos teóricos, y de acuerdo con los postulados del género, la vez locuaz como el narrador impersonal literario, sino un pe-
el riesgo es mínimo; en el texto periodístico es mucho mayor, riodista que cuenta «hechos». El periodista anónimo relata lo
pues el texto periodístico es por definición la traslación de «he- que dijo la mujer, más lo que la policía seleccionó o interpretó
chos», como si tales hechos pudieran conocerse en bruto, sin de ese discurso, más las explicaciones adicionales de la policía
la mediación de otros, discursos (véase el Capítulo 3, § 4). El basadas a su vez en otros discursos ... Una complicada historia
fragmento siguiente, (7), corresponde a un texto periodístico. Se textual, como toda noticia periodística. El diario debe intentar,
trata de una noticia en la que se- ña¡:ra un -¿rimen. El titular suponemos, transmitir esa historia ordenada e imparcialmente,
dice «Triángulo amoroso con trágico final». Todo el relato es y además hacerla interesante, legible, puesto que el discurso pe-
la reescritura de un informe (nunca mencionado) t!e_la policía, riodístico es una mercancía que debe conformarse a las exigen-
de su discurso, tiene forzosamente valor referencia!. Aunque la exclusión de las cias de la compraventa, Como se trata de transmitir textos, es-
narraciones literarias en primera persona resulta injustificada si la analizamos peramos, como esperamos en los discursos teóricos e históri-
desde nuestra intuición de lectores, es indudable que la diferencia entre narra- cos, que el locutor use las formas de transmisión canónicas, in-
ción personal y narración impersonal requiere atención (más de la que finge con- cluida la oratio quasi obliqua. El EIL no está permitido, en cam-
cederle Genette: « ... enfin, l'importance du choix vocalique pourrait bien ne tenir
á aucun avantage ou inconvénient d'ordre modal, ou temporel, mais simplement
bio, ni como reproducción de pensamiento ni como reproduc-
au fait brut de sa présence: l'écrivaín, j'imagine, a un jour envie d'écríre te! récit ción de discurso. En el primer caso, porque el periodista no
á la premiere personne, ter autre a la troisierne, pour rien, comme ea, pour chan- puede otorgarse poderes sobrehumanos. En el segundo, porque
ger [...] pourquoí certains écrivent-ils á l'encre noire, et d'autres a l'encre bleu?», venimos viendo que en la práctica literaria el EIL que traslada
Nouveau discours du récit, Paris, Seuil, 1983, p. 77). El cuento «Las babas de!
discurso echa sobre el discurso una fundamental incertidumbre
diablo», de Cortázar, empieza así: «Nunca se sabrá cómo hay que contar esto
si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando acerca de su status mismo de discurso, Sin este efecto, sin esta
continuamente formas que no servirán de nada. Si se pudiera decir: yo vieron incertidumbre, el EIL que traslada discurso sería tan aceptable
subir la luna, o : nos duele el fondo de los ojos, y sobre todo así: tú la mujer en la literatura como fuera de ella (a diferencia del otro, del
rubia eran las nubes que siguen corriendo delante de mis tus sus nuestros vues- que se usa para transmitir percepciones, sensaciones, pensamien-
tros sus rostros. Qué diablos.»
tos). Lo que quiero mostrar es que el EIL usado para trasladar,
~ Propio de textos no literarios que muestran una «heightened subjectivitys,
segun W. J. M. Bronzwaer, Tense in the Novel, The Netherlands, 1970, p. 47. aparentemente, discurso, en un texto que por definición sólo
Esta mayor subjetividad se manifiesta, a la luz de los ejemplos de Bronzwaer, cuenta verdades comprobadas, sigue siendo tan ambiguo, aun
en la ac~itud «literaria» del historiador o el crítico que consiste en adoptar la en este contexto de verdades, como el de la literatura. Y de aquí
perspectIva de sus «personajes» en ciertos momentos del texto, como manifesta-
se deduce que el EIL que transmite discurso no puede excluirse
ción de simpatía, por ejemplo. En todo caso, y por vaga que sea la noción de
mayor subjetividad, Bronzwaer concluye correctamente que el EIL es una técni- del estudio de este fenómeno en cuanto técnica literaria. Pero
ca propia de la ficción, y que, fuera de la literatura, sólo aparece en textos que veamos el ejemplo. La mujer y su amante han matado al marido
poseen algún rasgo ficciona!.
en un lugar solitario:
266 Polijonia textual El estilo indirecto libre 267

(7) 1 La criminal pareja roció luego el rodado con nafta que debió pero ya sabemos, narrador y lector, que no lo era. La expresión
extraer del tanque, y lo incendió [...] 2 Parecía el crimen perfec- «las cosas se complicaron», en el segmento 3, señala otra vez
to. 3 Pero las cosas se complicaron porque el automóvil no fue la perspectiva (si no el discurso) de los culpables, ya que las
destruido por las llamas. (Clarín, Buenos Aires, 26 de agosto de cosas no se complicaron sino para ellos. El EIL, al novelizar
1978.)
una narración, noveliza al narrador mismo, que adquiere el po-
La oración 1 es la reformulación del discurso de la mujer, de der de juzgar a sus criaturas (¿cómo no, si lee sus pensamien-
su confesión (de la que no se ha hablado todavía) tal como fue tos ?), sea para censurarlas o para aprobarlas. Esta arrogancia
registrada y difundida por la policía. El verbo modal (debió ex- del narrador periodístico es típica de las noticias de policía, don-
traer) subjetiviza la traslación; pero la modalización puede co- de estos cambios de perspectiva, ya sea que indiquen una acti-
rresponder a cualquiera de los sucesivos locutores, que la refor- tud condenatoria o simplemente de condescendencia, están per-
mulación deja confundidos. La oración siguiente, 2, presenta un mitidos en cierto tipo de prensa.
imperfecto que abre otra dimensión en el relato. ¿A quién le Una vez franqueada la barrera de lo epistemológicamente le-
parecía? El cronista adopta la perspectiva de los asesinos y lo gítimo, y aplicado el EIL a la reproducción de frases probables
hace reproduciendo, además, su imaginario pensamiento en su o meramente imaginarias en discursos no literarios, el procedi-
imaginario momento de enunciación (de ahí el imperfecto), pen- miento conserva todavía una cualidad literaria que 10 hace ina-
samiento que, por ser un cliché, puede atribuirse a cualquiera, ceptable fuera de la lengua escrita. Al contrario de la oratio quasi
a un espectador igualmente imaginario, a un consenso que opi- obliqua, que es tan natural en la conversación, el EIL entendido
nara sobre el crimen. De todos modos, como se nos está retrans- como lo entendemos resultaría muy chocante en la lengua oral.
mitiendo un relato, podemos atribuir la expresión a la mujer, Esta cualidad literaria del EIL se manifiesta fuera de la litera-
o bien al amante (ya que se supone que ambos confesaron todo tura, y aun en los casos en que es cada vez más utilizado (a
«detalladamente» a la policía). Desde luego, esta atribución es medida que es menos utilizado en la literatura, precisamente)
injustificada. No sabemos ni podemos saber si los culpables di- tiene un carácter artificioso, afectado. Se utiliza, sin duda, por-
jeron, al llegar a este punto del relato, «Nos pareció el crimen que crea un efecto patético. Así lo ilustra el texto (8), extraído
perfecto». Menos podemos saber si pensaron, creyeron o sintie- de un artículo sobre el suicidio, extremadamente patético. La
ron lo que esas palabras expresan. Es plausible imaginar cual- autora relata el suicidio de su madre, y en un momento intenta
quiera de las posibilidades (que lo dijeron, que lo pensaron) pues reconstruir pensamientos o sentimientos que -es obvio- sólo'
el crimen fue, siempre según el relato del relato, muy cuidado- puede imaginar. Traduzco, subrayando las frases en EIL:
samente planeado. Pero ésta es una inferencia legítima, no un (8) Pereció porque se engañó a sí misma, creyendo que no valía.
«hecho». El periodista no debe presentar esta inferencia como Rechazó ayuda profesional porque, como a muchos de su gene-
un hecho más. Pero el periodista, quebrantando toda norma de ración, le pareció una vergüenza buscar asistencia psiquiátrica.
objetividad, se permite recrear palabras que no sabemos si fue- ¿Qué hubieran pensado los vecinos y los conocidos? La consu-
ron dichas o pensadas, y tampoco, en caso afirmativo, 'por quién, mió, al final. una insoportable depresión. Lo mejor que podía
y al hacerlo se inscribe en su relato como un sujeto evaluador, hacer por aquellos que la querían era desaparecer de su presencia,
puesto que el EIL que representa una expresión o pensamiento para siempre. No podía haber estado más equivocada 31.
sólo probables como si fueran hechos constatados tiene una in-
tención evidentemente irónica; el cliché oblitera su significado 31 Anne-Grace Scheinin. «The Burden of Suicide», Newsweek, 7 de febrero
literal con facilidad (cfr. Cap. 2, § 6). Parecía el crimen perfecto, de 1983.
268 Polifonía textual El estilo indirecto libre 269

La autora ha aprovechado, sobre todo en la segunda de las ora- ras consecuencias sólo comprendería más tarde, cuando, por cul-
ciones en EIL, el valor dramático de la reproducción de proce- pa de ese matrimonio, fuera un amargado, un pobre diablo en la
. sos mentales: asistimos a la articulación de un propósito en la vida. Él no deseaba para mí nada de eso, sólo lo mejor y lo más
mente de una mujer enferma. La atribución es fantasiosa, pero grande. En fin, que tratase por lo menos de no abandonar mis
verosímil, y de ahí el efecto conmovedor de la cita, que no se estudios, pues lo lamentaría siempre. Se puso de pie y yo tam-
bién me puse de pie. Siguió un silencio incómodo ... 32.
hubiera logrado con una traslación en El, menos dramática. El
ED, a su vez, hubiera atribuido a la suicida una expresión com-
Sin. duda el EIL que comienza en la tercera oración y ocupa
pleta, definitivamente articulada, que sobrepasaría lo que razo-
casi todo el fragmento es de los menos interesantes para un
nablemente puede atribuírsele; el EIL deja el pensamiento en
estudio lingüístico. La ausencia de verbo de comunicación y de
una zona imprecisa, la de la posibilidad, y tiene la ventaja de
subordinante es el único rasgo que lo diferencia del El canóni-
no provocar ruptura de contexto, de dejar la palabra, y la argu-
co. No hay aquí ninguna manipulación especial de los deícticos:
mentación, en la voz de la hija que analiza el error de su madre.
sólo una desnuda traslación de palabras. Es legítimo suponer
Volviendo a los textos literarios, nos queda por examinar al-
qUe el narrador repite palabras efectivamente pronunciadas, y
gún caso de EIL como traslación de discurso inequívocamente
talhbién que las repite con cierta exactitud: oímos al padre, y
pronunciado, y no ya de unas palabras que no sabemos si se
toqOS los lugares comunes del amor paternal, que al final va
esbozaron alguna vez en una conciencia o si salieron de ella pa-
SUavizando su intransigencia. Como el resto del diálogo entre
ra ser registradas por alguien. El fragmento (9) ilustra una na-
padre e hijo, el fragmento que he transcrito podría haber sido
rración personal, donde el EIL debe estar justificado para no
referido en ED. Pero el EIL logra un efecto que no logra el ED,
quebrar reglas de verosimilitud. El narrador y protagonista de
Y que llamaré «efecto de acumulación». El discurso pronuncia-
La tía Julia y el escribidor se ha casado contra la voluntad de
do es recogido por el oyente, que lo «relata»: en esa retransmi-
su padre. Cuando va a verlo recibe, entre otras, las siguientes
sión el discurso sufre un interesante enriquecimiento. Se vuelve
amonestaciones:
discurso en la conciencia del hijo, no -sólo- discurso recons-
(9) Me explicó que la falsificación de un documento público era algo tn.¡jdo por el narrador; en el ámbito de la conciencia del hijo,
grave, penado por la ley. [...] Después de esa exposición legal, el discurso adquiere un aspecto paradigmático, se convierte en
que profirió en tono helado, habló largamente, dejando transpa- la letanía del amor paternal, en los tópicos que -todos, algu-
rentar, poco a poco, algo de emoción. Yo creía que él me odiaba, nos, juntos o separados- han oído los hijos alguna vez de boca
cuando la verdad era que siempre había querido mi bien, si se de su padre. Registrado por la conciencia del hijo y así relatado,
había mostrado alguna vez severo había sido a fin de corregir
este discurso es una acumulación de discursos idénticos, una
mis defectos y prepararrne para mi futuro. Mi rebeldía y mi espí-
SUma de lugares comunes ya dichos, ya oídos. Quizás el padre,
ritu de contradicción serian mi ruina. Ese matrimonio había sido
ponerme una soga al cuello. Él se había opuesto pensando en en el ámbito de la verdad ficcional, no dijo todo eso a la vez
mi bien y no, como creía yo, por hacerrne daño, porque ¿qué y en ese orden; no lo sabemos, pues estas palab;ras han sido
padre no quería a su hijo? Por lo demás, comprendía que me expuestas a un doble proceso de transmisión. El lector oye con
. hubiera enamorado, eso no estaba mal, después de todo era un el que oye y cuenta: hijo respetuoso y asustado, narrador iróni-
acto de hombria, más terrible hubiera sido, por ejemplo, que me co, Como en todos los casos de relato de palabras en EIL, nos
hubiera dado por ser maricón. Pero casarme a los dieciocho años
siendo un mocoso, un estudiante, con una mujer hecha y derecha 32 Mario Vargas Llosa, La tía Julia y el escribidor, Barcelona, Seix Barral,
y divorciada era una insensatez incalculable, algo cuyas verdade- 19)7, p. 427.
270 Polifonía textual
El estilo indirecto libre 271
enteramos a la vez de lo que alguien dice, y de la influencia
de lo que dice en e! que oye 33. Junto al concepto de visión con, alguien que habla, piensa, siente, divaga, sueña. El caso al.que
tantas veces mencionado, y al de palabra con, que sugeríamos me refiero ahora es el de un narrador enredado en sus hilos:
arriba, podríamos proponer el de audición con, que es una audi- una incertidumbre de voces. La mezcla de estilos suele ser señal
ción con y también a través de alguien, registrada (y deformada) de este mundo de voces; mezcla que es un enredo, como ilustra,
en la conciencia de alguien, como efecto exclusivo de! ElL re- por ejemplo, el párrafo inicial del cuento de Cortázar «Pesa-
transmisor de discurso. dillas»:

(10) Esperar, lo decían todos, hay que esperar porque nunca se sabe
4. EL MUNDO ENTRE COMILLAS en casos así, también el doctor Rairnondi, hay que esperar, a
EN EL MUNDO ENTRE COMILLAS veces se da una reacción y más a la edad de Mecha, hay que
esperar, señor Botto, sí doctor pero ya van dos semanas que
Al comenzar e! apartado anterior abrimos unas preguntas. está como muerta, doctor, ya lo sé, señora Luisa, es un estado
Dijimos que para que las preguntas tuvieran sentido era mejor de coma clásico, no se puede hacer más que esperar. Lauro
internarse en las ambigüedades del ElL, y en las funciones que también esperaba, cada vez que volvía de la facultad se que-
cumplen esas ambigüedades, Pudimos reconocer, hasta aquí, unos daba un momento en la calle antes de abrir la puerta, pensaba
hoy sí [...] no puede ser que se vaya a morir a los veint: años,
límites: un tiempo verbal, un deíctico, la cohesión textual, nos
seguro que está sentada en la cama hablando con mama, p:ro
guiaron; y distinguimos la situación de enunciación, o de pensa-
había que seguir esperando, siempre igual m'hijito [...] Lo úmco
miento, o de sensación, del personaje, en la situación de enun- que duraba sin cambio, lo único exactamente igual día tras día
ciación de! narrador, la voz en la voz, las comillas dentro de era Mecha, el peso del cuerpo de Mecha en esa cama, Mecha
las comillas. flaquita y liviana, bailarina de rock Y tenista, ahí apl.astada y
Pero el ElL tiene propensión a difuminar sus límites. Por aplastando a todos desde hacía semanas, un proceso vI~al com-
inercia o por fascinación, el narrador que cuenta en ElL puede plejo, estado comatoso, señor Botto, imposible pronosticar, se-
enredarse en su tejido: el discurso, delicadamente, lo absorbe, ñora Luisa 34.
lo silencia, lo pierde en su laberinto. Ya no sabemos, entonces,
quién está a cargo del discurso. Quizá los personajes se narren Esperar, lo decían todos: lo decían todos, y lo recibimos, en la
solos, quizá narrador, personajes y lector (en todas sus figuras: lectura, como oído por todos, también por el narrador, que no
narratario, narratario ideal, lector implícito, lector de carne y es ninguno de los personajes del cuento pero que -como creo
hueso) estemos escribiendo la historia. que muestra bien este primer párrafo- está dentro del cuento,
Este fenómeno nada tiene que ver con los momentos, perfec- haciéndose eco de voces que parece oír. Esas voces surgen, por
tamente aprehensibles en sus términos y consecuencias lógicas, momentos, en diálogos nítidos (el médico dirigiéndose al p~dre
en que «habla» o «piensa» el personaje por medio de cualquier o a la madre de Mecha), pero esos diálogos están sumergidos
forma de citación directa marcada, sea una carta reproducida en e! gran diálogo sin guiones ni comillas qu.e co~stituye el cuen-
a la letra, sea el fluir de la conciencia. En esos casos e! narra- to. El ElL cumple su función abarcadora, sintetizadora: ~n (10),
dor mueve los hilos, y, como ya he dicho, por lo menos algo después del primer punto y del pensamiento, reconstruido, de
es cierto en e! mundo ficticio que construimos al leer: que hay Lauro, leemos había que seguir esperando. Frase que es un resu-
men de lo que le dicen a Lauro, de lo que Lauro, frustrada una
33 Sobre este fenómeno véase R. Pascal, The Dual Voiee, o. e., pp. 70 Y 74.
34 Deshoras, Madrid, Alfaguara, 1983.
274 Polifonía textual .El estilo indirecto libre 275

del narrador, que es por ejemplo el que advierte que Klaios y Une datos que posee (Rynos, la falúa, la pesca de pulpos) con
los suyos estaban solos en la isla, como siempre. Pero el narra- otros que imagina. Y entonces, sin solución' de continuidad, el
dor llama Klaios al que Marini llamó Klaios en las ensoñación narrador sigue contando lo que Marini ha empezado a contar.
en lo que nunca sucedió; ese detalle, y el uso del pretérito na- Deja de acompañar a Marini en su viaje y en su relato, deja
rrativo en la zona en que Marini sueña, confunden los discur- de superponer su voz, y cuenta como si contara, confunde los
sos: para confundir las realidades. Reproduzco el comienzo de planos porque deja de ser narrador, más acá, intermediario en-
la ensoñación, y algunas frases cuyo origen tiene que ser Mari- tre el mundo ficticio y su destinatario, y entra en ese mundo,
ni, aunque parezcan del narrador: se confunde con Marini, va a la isla. El EIL de 2, y el más equí-
voco de 4, son como puentes. que permiten acceder a la realidad
(11) I Ese día las redes se dibujaban precisas en la arena, y Marini del personaje como si fuera realidad del narrador, y por eso
hubiera jurado que el punto negro a la izquierda, al borde del realidad del lector. El narrador de toda la mañana de Xiros es
mar, era un pescador que debía estar mirando el avión. [oo.] un narrador falible, indigno de confianza, es un narrador al que,
2 Ya no tenía sentido esperar más. Mario Merolis le prestaría
luego, tenemos que rechazar de plano como tal narrador, que
el dinero que le faltaba para el viaje, en menos de tres días
se disfrazó de narrador sin serio: un caso, por cierto bien distin-
estaría en Xiros. 3 Con los labios pegados al vidrio, sonrió pen-
sando que treparía hasta la mancha verde, que entraría desnu-
to de los que estudia Booth, de unreliability (cfr. Cap. 2, nota
do en el mar de las caletas del norte, que pescaría pulpos con 7). Su relato era una mentira en la mentira, una irrealidad (la
los hombres, entendiéndose por señas y por risas. 4 Nada era isla) en otra: pero fue difícil (para mí, al menos) poner las comi-
difícil una vez decidido, un tren nocturno, un primer barco, llas simbólicas, y el texto, una vez que levanta los puentes (los
otro barco viejo y sucio, la escala en Rynos, la negociación in- del El y los del EIL) nos deja, como a Marini, en el vacío. El
terminable con el capitán de la falúa, la noche en el puente, efecto se explica -insisto- por la relación entre confluencia
pegado a las estrellas, el sabor del anís y del carnero, el amane- de discursos (y de realidades) y confusión de discursos (y de
cer entre las islas. 5 Desembarcó con las Primeras luces, y el realidades); el EIL, ya tantas veces confuso por sí mismo, sirve
capitán lo presentó a 'un viejo que debía ser el patriarca. Klaios
de acceso, fácilmente, a la indistinción drástica de realidades,
le tomó la mano izquierda y habló lentamente, mirándolo en
los ojos 35. donde ya no es EIL (al menos en el sentido que me empeño en
darle), sino discurso primario y no trasladado, cualquiera sea
En 1 oímos al narrador, desde el punto de vista de Marini que el crédito que merezca en cuanto a su valor de verdad ficcional.
observa la isla desde la ventanilla del avión. En 2 el EIL trans- ¿De quién es la realidad? En (lO), de todos, en una especie
mite en la forma acostumbrada los pensamientos del personaje; de ecolalia donde la realidad más cierta y brutal es la que no
a las dos oraciones se les podría agregar la acotación «pensó se describe, la de las pesadillas de la muchacha en coma. En
Marini». En 3 el pensamiento se traslada en El; el narrador avan- (11), es -momentáneamente y mortalmente- del personaje; lue-
za al primer plano porque debe recordamos, allí, antes de la go rectificamos, y cada uno tiene la realidad que le corresponde
confusión, que Marini tiene la cara contra el vidrio'. y en 4 hay (aunque la técnica narrativa del cuento lleve a meditar sobre
una zona imprecisa entre narración y EIL. Yo entiendo que Ma- la confusión, sobre el valor de la irrealidad). He escrito al pasar
rini se cuenta lo que va a hacer, como si lo estuviera haciendo. que Marini «se cuenta» la visita a la isla. Y antes hemos habla-
do de autoobjetivación. Debemos planteamos, para terminar,
el problema del EIL que presenta al personaje en funciones de
35 «La isla a mediodía», en Todos los fuegos el fuego, BuenosAires Suda- contar, y consciente de ello, como poniendo comillas dentro de
mericana, 1966. '
276 Polifonía textual -El estilo indirecto libre 277
las comillas que están dentro de las comillas ... Personajes que
amor de la Maga, entender cada piolincito saliendo de las cosas
miman al narrador, con la aquiescencia del narrador. Más exac- y llegando hasta sus dedos, cada títere o cada titiritero, como
tamente: narradores que se muestran escribiendo como si los una epifanía; entenderlos, no como símbolos de otra realidad
personajes se escribieran, en obras donde el tema, o la obse- quizá inalcanzable, pero sí como potenciadores (qué lenguaje,
sión, o el medio y el fin, es el lenguaje mismo. Seguiré con Cor- qué impudor), como exactamente líneas de fuga para una carre-
tázar, renovador del relato literario contemporáneo, merecedor ra a la que hubiera tenido que lanzarse en ese momento mismo,
de un análisis textual serio y cuidadoso, del cual las pocas ob- despegándose de la piel esquimal que era maravillosamente ti-
servaciones que estoy haciendo podrían ser un punto de partida. bia y casi perfumada y tan esquimal que daba miedo, salir al
rellano, bajar, bajar solo, salir a la calle, salir solo, empezar
Los dos ejemplos finales están tomados de Rayuela. En el
a caminar, caminar solo, hasta la esquina, la esquina sola, el
primero, que lleva el número (12), el paréntesis señala, de un
café de Max, Max solo, el farol de la rue de Bellechase donde ...
modo gráfico, la reflexión sobre la reflexión:
donde solo. Y quizá a partir de ese momento.
(12) ... Su vuelta al borde de la cama, imagen de una consternación Pero todo en un plano me-ta-fí-si-co. Porque Horacio, las pa-
progresiva que busca neutralizarse con sonrisas y una vaga es- labras ... Es decir que las palabras, para Horacio ... (Cuestión ya
peranza, dejó particularmente satisfecho a Oliveira. Puesto que masticada en muchos momentos de insomnio.) (Cap. 18, p. 89).
no la amaba, puesto que el deseo cesaría (porque no la amaba,
y el deseo cesaría), evitar como la peste toda sacralización de El paréntesis del segundo párrafo: (qué lenguaje, qué impudor)
los juegos (cap. 5, pp. 42-43). sobresalta como una apelación al lector, como si ¿quién?, ¿Ho-
racio Oliveira?, mostrara con el dedo las palabras acabadas de
El EIL comienza en "Puesto que ... », expresión en sí misma cita- escribir, cuando el lector, quizá distraído, trataba de compren-
tiva 36 que presupone una afirmación anterior, afirmación que der la angustia de Horacio borracho entre sus amigos del Club.
sólo puede haberse hecho el personaje. Esa reafirmación se ana- Como todo el pasaje está en EIL, debemos atribuir la observa-
liza entre paréntesis: el personaje se asegura a sí mismo "no, ción a Oliveira, y entonces lo vemos escribiéndose. Oliveira es-
no la amo», como si hubiera escuchado su propia afirmación cribiéndose dentro de la escritura del narrador que escribe el
y la quisiera corroborar. ¿Ante quién? (12) ilustra un diálogo escribirse de Oliveira: quizá sea ésa la estructura de significa-
de los que se mantienen con uno mismo, que al ser transmitido do, pero no percibimos las sucesivas capas de reescritura, sino
en EIL hace confluir a los «interlocutores . y al narrador. Es la confusión de escrituras. Lo mismo unas líneas más abajo: ba-
fácil desconfiar de esta realidad de Oliveira, especialmente por- jar, bajar solo, salir a la calle, salir solo ..., repeticiones de borra-
que la articula demasiado, quiere fijarla en palabras -de las cho, cuidadosas repeticiones del narrador, ritmo de una reali-
cuales él mismo desconfía más que nadie-o dad que (sabemos después) Oliveira estuvo a punto de compren-
En (13) el proceso es más complicado: der esa noche; y luego, en el último párrafo de mi cita, otra
(13) No ganaba nada con preguntarse qué hacía allí a esa hora y reflexión sobre la palabra (toda la experiencia anterior es de
con esa gente, los queridos amigos tan desconocidos ayer y ma- palabras) donde el nombre propio, en lugar de "él» o la elisión
ñana. [...] de elementos propios del EIL, tensa al máximo la autoobjetiva-
Si hubiera sido posible pensar en una extrapolación de todo ción y confunde las voces 37. La misma ambigüedad tiene el pa-
eso, entender el Club, entender Cold Wagon Blues, entender el
37 Sobre la eventual aparición del nombre del personaje en las traslaciones
36 Véase el análisis de Ducrot, «Analyses pragmatiques», arto cit. Cito Ra- del EIL, véase la distinción que hace Ann Banfield entre conciencia reflexiva
yuela por la ed. de Barcelona, Bruguera, 1979. y conciencia no reflexiva: «Reflective and Non Reflective Consciousness in the
Language of Fiction», Poetics Today, 11, 2, 1981, pp. 61-76.
POLlF. TEXTUAL. - 18
278 Polifonía textual /:./ estilo indirecto libre 279
réntesis final. Es imposible asignar zonas bien demarcadas; cuan- lo que contara estaría irremisiblemente falseado, puesto en
to mayor es la autoobjetivación y el proceso de pensar como orden" 39.
escribiéndose y leyéndose, más difícil distinguir narrador de Poner orden, re-producir experiencias: el narrador sólo pue-
personaje. de ser un intercesor entre la realidad y las subjetividades que
En esta forma de evolución contemporánea del EIL -EIL la perciben, la padecen, la inventan.
todavía identificable, todavía lugar de confluencia de la deixis
extra textual, la del personaje, y la anáfora del enunciado 39 Cortázar, 62. Modelo para armar, Buenos Aires, Sudamericana, 1968,p. 30.
narrativo-, el EIL ha dejado de ser una intrusión en la concien-
cia: ahora el narrador no es un espía, un voyeur, un chismoso.
El escenario del él, el otro, nadie, ha dejado de ser el escenario
del chisme:

Affinité possible de la paranoia et de la distanciation, par le relais


du récit: le «il» est épique. Cela veut dire: «il. est méchant: c'est le
mot le plus méchant de la langue: pronom de la non-personne, il an-
nule et mortifie son référent: on ne peut l'appliquer sans malaise a
qui l'on aime; disant de quelqu'un <<iJ",j'ai toujours en vue une sorte
de meurtre par le langage, dont la scene entiere, parfois somptueuse,
cérémonielle, est le potin 38.

El nuevo EIL) adensando la expresión de la subjetividad, bus-


cando la confluencia, instaurando la confusión, quiere borrar
la diferencia entre yo y él, entre la persona y la no persona,
y también entre yo-tú, continuamente renovados adán y eva de
la comunicación por palabras, y el ausente, él. Anular las dis-
tancias, alterar los papeles: todos -narrador, personajes, lector-
somos narrados, y todos narramos. Para eso hay que violentar
el lenguaje, arte de diferencias. El yo, él (a veces llamado Juan)
y tú de 62. Modelo para armar, novela proyectada por Rayuela,
agobiado por la experiencia inasible que incluye una noche de
Navidad en un restaurante, incomprensibles asociaciones de
ideas, y el anuncio de todo lo que va a suceder en la novela,
se obstina «en reavivar esa materia que cada vez se volvía más
lenguaje, arte combinatoria de recuerdos y circunstancias, sa-
biendo que esa misma noche o al día siguiente en la zona, todo

38 Barthes, Roland Barthes par Roland Barthes, Paris, Seuil, 1975, p. 171.
Prof, HECTOR AZZETTI
Prel. YOLANDA de AZZETTI
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MADRID
288 Polifonía textual

-, «Novedades en los servicios públicos», Un tal Lucas, Madrid, Alfaguara,


1979.
-, «Pesadillas», Deshoras, Madrid, Alfaguara, 1983.
Carlos Fuentes, Las buenas conciencias, México, Fondo de Cultura Económi-
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Ford Maddox Ford, The Good Soldier, New York, Vintage, 1927.
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, Buenos Aires, Sudamericana,
1967.
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-, Crónica de una muerte anunciada, Barcelona, Bruguera, 1981. ÍNDICE GENERAL
Lazarillo de Tormes, en Francisco Rico, ed., La novela picaresca española,
Barcelona, Planeta, 1967.
Ricardo Piglia, Respiración artificial, Buenos Aires, 1980.
Manuel Puig, Boquitas pintadas, Buenos Aires, Sudamericana, 1969. Págs.
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Luis Rafael Sánchez, La guaracha del macho Camacho, Buenos Aires, Edi- PRÓLOGO . 9
ciones de La Flor, 1977.
Arturo Uslar Pietri, «El venado», en Treinta hombres y sus sombras. Obras INTRODUCCIÓN.
El mundo entre comillas . 13
selectas. Madrid-Caracas, EDIME, 1953.
Ramón del Valle Inclán, Tirano Banderas, Madrid, Espasa Calpe, 1956. (1. a 1. Perplejidades . 14
ed.: 1926.) 2. Licencias . 20
-, Baza de espadas, Madrid, Espasa Calpe, 1971. (1. a ed. en folletín: 1932.) 3. Ficciones . 26
Mario Vargas Llosa, La casa verde, Barcelona, Seix Barral, 1976. (1. a ed.: 1965.) 4. El mundo entre comillas . 33
Pantaleon y .las visitadoras, Barcelona, Seix Barral, 1974.
La tía Julia y el escribidor, Barcelona, Seix Barral, 1977. 42
CAPÍTULO1. La citación .
La guerra del fin del mundo, Barcelona, Plaza y Janés, 1981.
1. Intertextualidad . 42
2. La cita como perversión . 46
3. Representación Y simulacro . 58
4. Uso y mención de la lengua . 64
5. Los estilos directos e indirectos . 77

CAPÍTULO2. La polifonía de la narración . 87

1. Discurso citado y discurso ficticio . 87


2. Narrador y autor implícito . 92
3. Diálogos . 114
4. Las voces del narrador . 122
5. Las citas en ED . 140
6. Ironía . 153
290 Polifonía textual
Págs.
CAPÍTULO 3. La oratio quasi obliqua 180
1. Narrar palabras . 180'f...
2. Ambigüedad y falacia . 182
3. Oratio quasi obliqua y EIL . 196
4. Reformulación y responsabilidad . 206
5. Discursos colectivos y ficción . 213

CAPÍTULO 4. El estilo indirecto libre . 230


1. Oratio quasi recta . 230
2. La mimesis de la conciencia . 246
3. Pensamiento y discurso . 256
4. El mundo entre comillas en el mundo entre comi-
llas . 270

BIBLIOGRAFÍA ...........................•........... 281

TEXTOS LITERARIOS ANALIZADOS . 287

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