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ESCRITORIO JURÍDICO

Querales, García & Asociados


Av. 8, esquina calle 12, Edf. Jandal, Piso 1, Oficina Nº 7, Teléfonos: 0254
2316035 y 0412-7726528, San Felipe, Yaracuy. Correo Electrónico:
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CIUDADANO
JUEZ DEL JUZGADO PRIMERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y
TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO YARACUY
SU DESPACHO.-

Nosotros, JIMMY J. QUERALES BOYANO y CARLOS B. BARRIOS AVENDAÑO, abogados


en ejercicio, de este domicilio, titulares de las cédulas de identidad números 15.389.838 y
2.573.266 respectivamente e inscritos en el Inpreabogado bajo los números 171.150 y
8.215 correspondientemente; actuando en este acto en nombre y representación judicial
del ciudadano ANTONIO LINO DE JESÚS PESTANA, quien es portugués, mayor de edad,
viudo, actualmente residente en la República Portuguesa y portador de la cédula de
identidad n° E-80.398.909; en su propio nombre y en su carácter de único accionista y
representante legal de la sociedad de comercio “INVERSIONES M.J DELMAR C.A.”, inscrita
originalmente por ante el Registro Mercantil del Estado Yaracuy, en fecha 18 de enero de
2007, bajo el n° 53, Tomo 321-A; representación la nuestra que consta en instrumento
poder autenticado por ante el Registro Público con Funciones Notariales del Municipio
Bruzual del Estado Yaracuy, en fecha 22 de noviembre de 2017, bajo el n° 51, Tomo 28,
Folios 203 al 205; que mostramos a efectus videndi y cuya copia simple anexamos al
presente escrito -conforme con el primer aparte del artículo 429 del Código de
Procedimiento Civil- distinguido con la letra “A”; ante usted, respetuosamente ocurrimos
para exponer:
En nombre de nuestro representado antes identificado, nos damos por citados en el
presente juicio distinguido con el n° 14.876, que cursa por ante ese juzgado, y quedamos a
derecho para la secuela procesal de autos, renunciando expresamente al lapso del
emplazamiento.
Consecuentemente, en lugar de contestar la demanda, proponemos la siguiente

CUESTIÓN PREVIA:
Los demandantes, suficientemente identificados en autos, en la relación de los hechos
de su Escrito Libelar, alegaron:
“(…) y el mobiliario que dicha compañía tiene ubicado en la avenida 10
esquina calle 9, Edificio Mimo, Chivacoa, Municipio Bruzual del Estado
Yaracuy, descrito en el inventario N° INJDM0001 el cual anexamos marcado
con la letra “A”. (…)”.
Luego, en el “Petitorio” u objeto de la pretensión del mismo, alegaron también:
“(…) DEMANDAMOS con el carácter que antecede, al ciudadano ANTONIO
LINO DE JESÚS PESTANA, (…), PARA QUE CONVENGA VOLUNTARIAMENTE EN
CUMPLIR CON (…) O EN CASO CONTRARIO A ELLO SEA CONDENADO, por el
Tribunal: (…) SEGUNDO: En cumplir con la obligación legal y contractual de
protocolizar el documento definitivo de compra venta, para la venta definitiva
de la compañía INVERSIONES M.J DELMAR C.A. y su mobiliario propiedad del
mismo, (…). Y que en la definitiva la sentencia que se dicte me (Sic.) sirva de
para (Sic.) inscribir la venta de la compañía INVERSIONES M.J DELMAR C.A. y
su mobiliario (...).”
Es decir, es indudable que -según su pretensión- tal mobiliario, mueblaje o enseres,
forman parte del objeto de la misma; por lo que en el Libelo de la Demanda ha debido
determinarse con precisión tal mobiliario, describiendo sus signos, señales y
particularidades que puedan determinar su identidad.

Como su usía conoce, con el Libelo de la Demanda “… el actor expresa formalmente su


voluntad de solicitar la ayuda concreta del Estado para conseguir coactivamente la
realización de un determinado interés sustancial que de esa tutela ha menester,
presentándose el libelo de demanda en la realidad jurídica como el germen de la relación
procesal sin el cual el organismo del proceso no puede nacer. El libelo, por tanto, es el
umbral del edificio del proceso (litis limen), el acto condición de su existencia, el punto
temporal desde el cual principia el juicio ordinario su vigencia. Desde ese momento la
acción está deducida, propuesta, intentada (actio inchoata)…” 1

Así considerado el Libelo de la Demanda, es desatinado que los accionantes se


limitasen a señalar que el “mobiliario” que forma parte de su pretensión, está descrito en
un inventario adjuntado, que -dicho sea de paso- no está suscrito por nuestro
representado. Han debido cumplir estrictamente con la norma del artículo 340.4 del
Código de Procedimiento Civil, apartándose de la dejadez y relacionarlos en el cuerpo del
Escrito Libelar, pues dicha norma es meridianamente clara cuando preceptúa que es en el
Libelo de la Demanda propiamente dicho, en el cual han de determinarse con precisión los
signos, señales y particularidades que puedan determinar su identidad, tratándose -como
se trata en efecto- de bienes muebles.
Ahora bien, como quiera que los accionantes hicieron caso omiso a lo dispuesto por el
ordinal 4° del artículo 340 del Código de Procedimiento Civil, es por lo que oponemos
contra ellos, la Cuestión Previa del ordinal 6° del artículo 346 eiusdem, por defecto de
forma de la demanda.

Finalmente, pedimos a ese órgano de justicia que, en defecto de la subsanación a que


se refiere el artículo 350 del mismo código adjetivo, declare CON LUGAR la cuestión previa
opuesta, mediante el respectivo fallo interlocutorio.
Es tutela judicial efectiva, en San Felipe, a la fecha de su presentación.

Los apoderados judiciales del demandado.-

1
Loreto, Luis. “¿Cuándo Comienza el Juicio?”. Ensayos Jurídicos. Ediciones Fabretón, Caracas,
1970, págs. 271 y 274)

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