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El pensamiento ético de Simón Bolívar (1783-1830), tiene un alcance universal y una gran riqueza
ideológica que se materializa en la trascendencia de sus ideas que esbozan un escenario histórico
cultural en que se desarrollaron los nuevos Estados Nacionales de América del Sur. Es un pensamiento
legitimado en razón de una postura concreta antiimperialista. Plantea la dignificación social, el
patriotismo y la independencia nacional; valores que están en la esencia misma de los proyectos que
orientaron su acción liberadora. El corpus ético que fundamentan la educación cívica ciudadana y que
hoy día se levantan frente a las pretensiones dominadoras de los centros de poder, tiene su cimiento en
el espíritu ético del pensamiento de Bolívar.
Independencia.
Bolívar tenía la absoluta determinación que los pueblos americanos deben ser libres de toda
dominación extranjera, teniendo la capacidad de decidir sobre su propio destino, capacidad que era
innegociable.
Igualdad
Insistía en una república de iguales, sin privilegios.
Justicia Social
Bolívar consideraba que la Republica y la libertad no podían existir en una sociedad con injusticia
social, a su pensar era deber republicano corregir las desigualdades sociales, equilibrar los poderes, los
saberes y las virtudes de sus habitantes. Para Bolívar este valor era la virtud esencial, siendo ésta el
establecimiento de un nuevo orden que ha de tener en su base el reconocimiento de la igualdad de
derechos de todos los seres humanos, la oportunidad y la condición externa para una buena vida.
IDEAS EDUCATIVAS
Simón Bolívar tuvo ideas muy claras sobre la educación, a la que atribuía una enorme importancia, al
extremo de afirmar: “Las naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo paso en que
camina la educación”.
A través de sus discursos, cartas, proclamas, leyes y escritos varios, expuso sus ideas acerca de la
educación que debía darse a las nuevas repúblicas. En muchos de sus escritos hay párrafos, frases y
hasta páginas enteras sobre educación, tanto en su aspecto doctrinario o teórico, como en los aspectos
prácticos. Al respecto habría que recordar sus decretos sobre el sistema educativo de la Nueva Nación
Boliviana pero, más que todo, recordar su proyecto: El Poder Moral (Angostura, 1819), para
percatarnos de sus acertadas ideas pedagógicas.
Porque es ahí, en su célebre discurso ante el Congreso de Angostura y en el anexo a la Constitución,
presentada a ese mismo Congreso, en la Constitución de Bolivia y en el pliego de recomendaciones
para la educación de su sobrino Fernando, donde se condensan -más claramente- las ideas pedagógicas
del Libertador. Además, cabe mencionar el interés que puso en el establecimiento de las “escuelas
lancasterianas” así como en las distinciones que dispensó a José Lancaster, cuando éste llegó a
Colombia, en busca de un ambiente propicio para su método.
Aceptaba Bolívar la necesidad de educar al hombre en la sociedad y para la sociedad, puesto que dice:
“Bueno es que el ciudadano sea un literato, un sabio, pero antes de eso debe ser un ciudadano. Saber
sus obligaciones sociales es el primer deber de un republicano, la primera de sus obligaciones es vivir
de una industria que no le perjudique a otro, directa ni indirectamente”. Con esto Bolívar se adelanta,
con gran visión, al objetivo que hoy día se asigna a la educación contemporánea: la transmisión de los
códigos de la moderna ciudadanía y la formación de ciudadanos capaces de actuar como miembros
activos de una democracia participativa.
Bolívar consideraba la educación como una función y responsabilidad del Estado, “El Gobierno debe
ser maestro”, afirma en uno de sus escritos, y en otro párrafo reafirma: “La educación literaria y civil
de la juventud es uno de los primeros y más paternales cuidados del Gobierno. Queda así establecido,
para las nuevas repúblicas, el principio democrático de la educación como un derecho de todos los
ciudadanos”.
Es notorio el interés de Bolívar por la educación de la mujer. A este respecto, son muy significativas
las siguientes disposiciones: “Que entre tanto y sin pérdida de tiempo se proceda a establecer en cada
ciudad capital de Departamento una escuela primaria con las divisiones correspondientes para recibir a
todos los niños de ambos sexos que estén en estado de instruirse”.
En la ciudad de Cuzco (Perú) fundó un colegio para niñas, cuya creación y reglamentación fueron
establecidas por decreto firmado por el propio Libertador. En uno de los “considerando” de ese decreto
dice: “La educación de las niñas es la base de la educación de las familias”, con lo cual Bolívar se
adelantó a la propia UNESCO, que hoy prioriza la educación de las mujeres, principalmente de las
campesinas.
Se puede afirmar que Bolívar se preocupó por todos los aspectos de la enseñanza, desde las
matemáticas, hasta el lenguaje, sin olvidar la estadística, la educación física, la disciplina, la recreación,
las condiciones físicas de los locales, los premios y castigos a los educandos, la formación de los
educadores, a los que llamó “directores”, como una manifestación del aprecio que dispensaba a quienes
se dedican a la labor docente.
El sueño de Bolívar de dar a los pueblos una completa libertad de expresar su pensamiento, de ejercer
el derecho a la educación y la cultura, de escoger libremente a sus gobernantes y de disponer de las
riquezas del suelo que les es propio, sigue siendo una aspiración por la cual aún luchan los pueblos de
América. Porque, como escribió José Martí, Bolívar está “en el cielo de América, vigilante y ceñudo,
sentado en la roca de crear”... “Lo que no dejó hecho, sin hacer está todavía”.
El cultivo Bolivariano de la idea de la libertad e independencia estuvo muy vinculado a la educación y
a la cultura, ambas muy deterioradas en su época en los pueblos latinoamericanos y de lo cual da fe en
el Discurso de Angostura, el 15 de febrero de 1819: “Uncido el Pueblo americano al triple yugo de la
ignorancia, de la tiranía, y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos
de tan perniciosos maestros, las lecciones que hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiado, son
los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza y por el vicio se nos ha
degradado más bien que por la superstición…”
Bolívar fue uno de los primeros en analizar la realidad social latinoamericana, considerando la
educación como una necesidad para el ejercicio de la vida pública vista en dos direcciones: la primera,
en la educación que ha de tener el gobernante para orientar los destinos de su nación; y la segunda, en
la visión que ha de tener el gobierno para potenciar en los ciudadanos una vida con templanza,
sabiduría y valores morales legítimos.
IDEAS ADMINISTRATIVAS
Confiscación de Bienes
Esta medida adoptada por Simón Bolívar para contrarrestar la corrupción imperante en la
administración de Hacienda Pública en la que declara: “todo aquel que fuere convencido de haber
defraudado los caudales de la Renta Nacional del tabaco, o vendiéndolos clandestinamente fuera del
estanco, o dilapidándolos con el robo o manejos ilícitos, será pasado por las armas, y embargados sus
bienes para deducir los gastos y perjuicios que originen”.
IDEAS SOCIALES
El pensamiento liberal del Libertador, formado en las ideas de la Revolución Francesa, lo inclinaba a
favorecer los derechos y la igualdad social. Desde los primeros años de la independencia, el Libertador
comprendió claramente que el problema de las desigualdades e injusticias sociales heredadas del
período colonial debían ser resueltas para atraer a las grandes masas populares a la causa de la
independencia. La experiencia de la primera y segunda República había demostrado que la mayoría de
los esclavos, pardos e indígenas se habían sumado a las tropas realistas de Monteverde y Boves, gracias
al mensaje demagógico que estos caudillos transmitían a un pueblo sencillo. Además, las clases
populares no se sentían identificadas con el proyecto independentista de lo mantuanos, pues para el
pueblo, los mantuanos, dueños de tierras y de esclavos, eran sus opresores. Ante esa situación, Bolívar
tomó una serie de medidas para favorecer a los esclavos, a los indígenas y en general a todas las clases
populares.
Como gobernante y estadista Bolívar demostró una gran preocupación sobre las clases populares y
tomo medidas destinadas a eliminar privilegios e injusticias mediante la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley. El pensamiento y la obra social del libertador sirvieron de fundamento al
modelo democrático venezolano que vivimos actualmente. Dentro de estas ideas sociales encontramos: