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Historia del Pensamiento Militar: Rama de la Historia Militar que estudia la formación y

evolución de las concepciones teórico-militares y del progreso técnico-militar. Permite conocer las
regularidades y tendencias de estas actividades, determinar la dirección general del desarrollo de
la Ciencia Militar, su relativa dependencia de las condiciones económicas, y revelar los factores
que, en cada época, aceleraron o retardaron su desarrollo. El conocimiento del proceso de
evolución del pensamiento militar ayuda a descubrir nuevas regularidades y principios del Arte
Militar y de otras ramas de la Ciencia Militar, a comprender mejor su presente y a prever su
futuro. Como rama, el pensamiento militar se basa en la experiencia de las guerras, de las que es
su reflejo intelectual. Tomando como base esa realidad, la Historia del pensamiento militar se
convierte en depositaria de la experiencia bélica, que ayuda a lograr una representación
concentrada de los resultados más importantes del desarrollo de la actividad militar en una u otra
etapa de la historia. Tiene como base los trabajos teórico-militares elaborados en el pasado, así
como la actividad de determinados jefes y colectivos militares, que reflejaron sus posiciones
teóricas, las que pueden tener o no un fundamento y sistematización científicos, lo que se
evidencia en los resultados de las guerras.

EL PENSAMIENTO DE SIMÓN BOLÍVAR COMO MILITAR

La acción de Simón Bolívar y del ejército libertador, pasó a la historia universal, por ser el
primer ejército que salió a liberar pueblos, no a sojuzgarlos, ni a oprimirlos. El ejército Bolivariano
lucho, no para conquistar territorios, ni para esclavizar pueblos, ni apoderarse de tierras o
riquezas, sino para darles la libertad, inclusive fue creador de Estados y nuevas Repúblicas, como
el caso de Bolivia. No aceptó Bolívar, recompensas y las que se le otorgaron, las devolvía para la
inversión social, para pagar deudas públicas, o gastos militares.

El pensamiento de Bolívar sigue hoy vigente, en su clara posición en contra del Imperio
español y también avizoró el peligro del Imperio de Estados Unidos que estaba en proceso de
formación.

Clara es la posición de Bolívar y los patriotas, cuando en carta del 29 de Noviembre de


1818 expone:

“7º Últimamente declara la República de Venezuela que desde el 19 de abril de 1810, está
combatiendo por sus derechos; que ha derramado la mayor parte de la sangre de sus hijos; que ha
sacrificado todos sus bienes, todos sus goces y cuanto es caro y sagrado entre los hombres por
recobrar sus derechos soberanos, y que por mantenerlos ilesos, como la divina providencia se los
ha concedido, está resuelto el pueblo de Venezuela a sepultarse todo entero en medio de sus
ruinas, si la España, la Europa y el mundo se empeñan en encorvarla bajo el yugo español.”
Hoy la dignidad, soberanía de Venezuela y los Estados de la América del Sur, se ven
amenazados por el imperio de los Estados Unidos, pero igual a la conducta de Simón Bolivar, del
ejercito Bolivariano y pueblo soberano de ayer, nos corresponde asumir hoy, ante el momento
histórico que nos toca vivir, la defensa de la patria grande .La creación de las milicias populares,
del ejercito latinoamericano y caribeño unido, garantiza nuestra soberanía e independencia. Su
pensamiento antiimperialista sigue vigente.

Un pensamiento del Libertador: “Para nosotros la Patria es la América”. (Proclama a la


División de Urdaneta, 12 de noviembre de 1814)

NUEVO PENSAMIENTO MILITAR VENEZOLANO

Con la intención de que la nueva institución militar responda a los intereses del pueblo, en
lucha contra las injusticias y los intentos de dominación promovidos por los grandes centros
hegemónicos del poder mundial, en Venezuela se ha planteado dos grandes ejes teóricos como
fundamento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB): el ideario político-filosófico del
Libertador Simón Bolívar, y la visión integral de la seguridad y defensa consagrada en la Ley
Orgánica de Seguridad de la Nación (LOSNA).

La adopción del pensamiento Bolivariano en la propuesta de conformación de la nueva


FANB pretende contribuir al desarrollo de un ideario antiimperialista y profundamente social.
Bolívar defendió con ahínco la independencia y la dignidad del pueblo venezolano, así lo
demuestra su comunicación al enviado del gobierno estadounidense, B. Irving, para responder a la
intromisión de Estados Unidos (EEUU) en tierras venezolanas:

“Defendiendo los derechos de Venezuela contra la España ha desaparecido una gran parte
de nuestra población, y el resto que queda ansía por merecer igual suerte (…) lo mismo es para
Venezuela combatir contra la España que contra el mundo entero si todo el mundo la ofende”
(1818).

Bolívar había logrado identificar en el gobierno de EEUU un elemento de perturbación y


desestabilización para el desarrollo de los pueblos de América Latina. El Libertador se preguntaba,
en relación a ese gobierno y sus prácticas en contra de Venezuela “¿Qué hermanos son esos los
del Norte…?”, al darse cuenta de que no había esperanza de entablar unas relaciones respetables
con el gobierno estadounidense (Chávez, 2005). Asimismo recomendaba que “había que tener la
mayor vigilancia sobre esos americanos (estadounidenses) que frecuentan las costas: son capaces
de vender a Colombia por un real” (Bolívar).

La sagacidad del Libertador le permitió manifestar, en carta dirigida a Tomas Revenga, que
“jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros: ya ven decidida
la suerte de las cosas, y con protestas y ofertas, quien sabe si falsas, nos quieren lisonjear para
intimar a los españoles y hacerles entrar en sus intereses” (Bolívar, 1820). Este conjunto de
declaraciones revelan la carga antiimperialista que sostenía el ideario Bolivariano, que ahora sirve
de sustento para la formulación de la FANB como un órgano patriótico, popular y antiimperialista.

Asimismo, el pensamiento Bolivariano aplicado a la constitución de la FANB está colmado


de una profunda carga social. La obligatoria correspondencia que según el Libertador debía existir
entre el soldado y el pueblo, eran y son elementos fundamentales para el desarrollo y libertad de
la patria:

“un soldado no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el árbitro de las
leyes ni del gobierno; es el defensor de su libertad” (1814). La necesaria relación entre el ejército y
las y los ciudadanos, junto con la necesaria participación del pueblo en el mantenimiento de la
seguridad y defensa integral de la nación, se enmarcan hoy en el nacimiento de la nueva doctrina
militar de la revolución venezolana.

El otro eje teórico utilizado en el planteamiento de la nueva doctrina militar venezolana es


la visión integral de la seguridad y defensa nacional. El primero de estos conceptos se encuentra
desarrollado en la LOSNA en su artículo segundo, el cual establece que:

“La seguridad de la Nación, está fundamentada en el desarrollo integral, y es la condición,


estado o situación que garantiza el goce y ejercicio de los derechos y garantías en los ámbitos
económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar, de los principios y valores
constitucionales por la población, las instituciones y cada una de las personas que conforman el
Estado y la sociedad, con proyección generacional, dentro de un sistema democrático,
participativo y protagónico, libre de amenazas a su sobrevivencia, su soberanía y a la integridad de
su territorio y demás espacios geográficos” (LOSNA)

La visión de integralidad que se le imprime al concepto de seguridad de la nación,


entendida ésta como un fin, también se refleja en la concepción de la defensa nacional, definida
en el artículo 3 de la LOSNA como:

“… el conjunto de sistemas, métodos, medidas y acciones de defensa, cualesquiera sean su


naturaleza e intensidad, que (…) ejecute el Estado con la participación de las instituciones públicas
y privadas, y las personas naturales y jurídicas, nacionales o extranjeras, con el objeto de
salvaguardar la independencia, la libertad, la democracia, la soberanía, la integridad territorial y el
desarrollo integral de la Nación. “

Contexto mundial

La “guerra contra el terrorismo” que se inició en el 2001 luego de los ataques a las torres
gemelas en Nueva York, influye en la posibilidad de una intervención militar a Venezuela. Desde
esa fecha, Afganistán e Irak han sido invadidas y desbastadas por las fuerzas armadas
norteamericanas, alentadas y financiadas por el sector empresarial, vinculado a las tecnologías
militares, que convalida los conflictos en la medida que aumentan sus ganancias. Ambos países
fueron invadidos con pretextos falsos y/o dudosos, irrespetando y omitiendo las normas del
Derecho Internacional. Además, las crecientes amenazas contra el gobierno legítimo de Irán no
hacen más que reforzar la idea de que EEUU representa una amenaza a la soberanía e integridad
de la República Bolivariana de Venezuela.

Si bien es cierto que son claras las diferencias ideológicas y conceptuales que Venezuela
presenta con respecto a países como Irán, Irak y Afganistán, lo es también el hecho de que estos
tres países representan junto a Venezuela puntos geoestratégicos, en particular por los recursos
energéticos que poseen, fundamentales para la política de Seguridad de EEUU. Derivado de lo
anterior, y considerando el gobierno del presidente Hugo Chávez se ha enfrentado de manera
enérgica y sostenida al planteamiento de dominación desplegado por Washington, la posible
intervención norteamericana no se vislumbra como una posibilidad demasiado lejana. El informe
sobre la Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU de 2006 (NSS por sus siglas en inglés) plantea
que en “Venezuela, existe un demagogo [Chávez] ahogado en petrodólares, que está socavando la
democracia y busca desestabilizar la región” (NSS, 2006). El mismo documento plantea 3 niveles
de acción subsecuentes: “prevención y resolución de conflictos; intervención en el conflicto; y
reconstrucción y estabilización post-conflicto”.

En los últimos años, la presencia militar norteamericana cerca de Venezuela ha ido en


aumento. El apoyo económico-militar a Colombia a través del Plan Colombia y el Plan Patriota, así
como la movilización naval del Comando Sur estadounidense en el 2006, con más de 100
embarcaciones a Aruba, Curazao y otras islas del Caribe, son algunas acciones de
amedrentamiento que se han cernido sobre nuestro país. Si se tiene en cuenta este contexto, es
posible entender la necesidad que tiene Venezuela de buscar estrategias de defensa acordes con
sus capacidades para afrontar tal amenaza. Así, se ha descartado la idea de formar a la Fuerza
Armada Nacional en los procedimientos y tácticas de la guerra convencional (enfrentamiento
clásico entre dos ejércitos).

Dentro de este marco el Gobierno Bolivariano viene manejando la idea de la guerra


asimétrica, sustentada en la tesis de la guerra de guerrillas (guerras no convencionales), como
formas de defensa ante un eventual conflicto con EEUU.

El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, en un acto con


comandantes de las unidades orgánicas del Ejército Nacional afirmó que “para nosotros es inviable
el combate abierto (…) con el potencial invasor (EEUU) [por ello] debemos prepararnos para hacer
guerrilla” (2007).

Estas consideraciones, que se han resumido en la frase la guerra de todo el pueblo están
basadas en experiencias históricas en las que se han enfrentado ejércitos asimétricos con
resultados favorables para aquel en desventaja tecnológica y numérica. Los casos más ilustrativos
de guerra asimétrica o guerra de guerrillas son la guerra de Vietnam (1958 - 1975) que condujo a
que EEUU apresurase la firma de un acuerdo de paz, y la actual guerra en Irak, en la que las
fuerzas de resistencia han hecho que las tropas norteamericanas sigan sin poder controlar
enteramente el territorio.

Entre las personalidades que han hecho propuestas con respecto al nuevo pensamiento
militar venezolano y el papel de la FANB se encuentra Alberto Müller Rojas, quien ve el
planteamiento de una nueva doctrina militar “como una reactivación positiva de la capacidad
defensiva del Estado venezolano que se había debilitado para incorporarlos a un imperio en donde
no se reconocen fronteras”. De igual manera, defiende la tesis de la guerra de resistencia cuando
plantea lo siguiente:

“Todo el Estado debe prepararse para la posibilidad de un conflicto en la forma más


inmediata. No es el deseo que eso ocurra, pero vemos en el escenario internacional que están
tumbando gobiernos, como en los casos de Haití y Panamá, y colocan después a marionetas al
servicio del capitalismo. Entonces, Venezuela tiene que prepararse para eso, nosotros no
queremos pelear con nadie porque somos una zona de paz, tal y como se estableció en la
Constitución, tampoco tenemos desplegada ninguna fuerza para aumentar nuestro espacio de
influencia, pero debemos, tal y como decía Julio César en el Imperio Romano, “prepararnos para la
guerra si queremos la paz”.

Actualmente se busca un redimensionamiento de la estructura castrense, que tienda a


facilitar la incorporación popular en las tareas militares destinadas al resguardo de la seguridad y
defensa integral de la nación. Sin embargo, la participación popular dentro de la FANB también es
una tarea de difícil consecución y tiene que verse como un proceso histórico.

Por otra parte, la reconfiguración estratégica de la Fuerza Armada Nacional también


responde a las crecientes amenazas que plantea el afán de EEUU por controlar las reservas
petroleras del planeta. Además, la posición geoestratégica de Venezuela y su inmensa riqueza en
otros recursos naturales (reservas hidrológicas, gasíferas, mineras, biológicas, entre otras) son
elementos que lucen atractivos para los norteamericanos, ávidos de energía. Son estas
consideraciones las que han conllevado al estado venezolano a replantearse la concepción de
guerra de ejércitos regulares (guerra convencional) para asumir el planteamiento de la guerra
popular de resistencia o guerra de guerrillas (guerra asimétrica).

Las nuevas concepciones sobre la FANB debe ir complementadas con la renovación del
parque tecnológico-militar. Las recientes adquisiciones de material bélico (Sukhois, Fusiles AK-47,
helicópteros rusos, etc) se han realizado bajo el concepto de transferencia de tecnología, haciendo
que Venezuela cumpla con dos objetivos fundamentales: por un lado, moderniza su armamento y
por el otro, logra la independencia tecnológica. Sin embargo, esto no debe entenderse ni como el
desarrollo de una carrera armamentista con respecto a nuestros vecinos latinoamericanos, ni
como la pretensión de emprender alguna contienda o conflicto con país extranjero alguno. Por el
contrario, el objetivo central es consolidar la capacidad defensiva de Venezuela. Además,
Venezuela podría contribuir, a través de su modernización armamentista, a la materialización de
alguna propuesta de integración militar para América Latina que pudiera acelerar la conformación
de un gran sistema de seguridad regional que disuada toda aquella pretensión imperialista de
dominación.

La reestructuración de la organización militar representa un paso importante en la


consolidación de una patria realmente soberana y libre de ataduras foráneas. La concreción de la
FANB podría representar una de las bases fundamentales que sustentaría la nueva estructura del
Estado socialista venezolano. La fórmula pueblo-soldado, diseñada para sustentar el accionar del
nuevo estamento militar, aumentaría la participación popular en la medida en que incorporaría a
la población en la discusión sobre decisiones de seguridad y defensa integral de la nación,
contribuyendo así a la consolidación del proyecto de país consagrado en el espíritu de la
Constitución Bolivariana.

A pesar de la implementación de una nueva concepción militar en la conformación de la


FANB, su materialización se presenta como un proceso que será progresivo. Esto responde a la
visión conservadora que ha predominado en su seno históricamente, tendiente a preservar el
status quo y los privilegios de las élites políticas-económicas del país. La ruptura de los paradigmas
militares impuestos por el poder imperial extranjero, todavía presentes en la formación ideológica
del estamento militar venezolano, continuará provocando una resistencia importante en sectores
civiles y militares aliados a las políticas del gobierno estadounidense. Dicha resistencia tendrá que
ser enfrentada con la incorporación del pueblo en la estructura de la nueva Fuerza Armada
Bolivariana, para así acabar con los bastiones elitescos y pro imperialistas que aún pudieran estar
presentes en la estructura organizativa de la FANB. Debido a esto es de suma importancia tomar
en cuenta las instituciones de formación militar y su papel dentro de la forja de la FANB.

EJE DE PENSAMIENTO DE SIMÓN BOLÍVAR COMO MILITAR. EJERCITO LIBERADOR DE


PUEBLOS, NO OPRESOR, NI CONQUISTADOR, ANTI-IMPERIALISTA.

La acción de Simón Bolívar y del ejército libertador, pasó a la historia universal, por ser el
primer ejército que salió a liberar pueblos, no a sojuzgarlos, ni a oprimirlos. El ejército Bolivariano
lucho, no para conquistar territorios, ni para esclavizar pueblos, ni apoderarse de tierras o
riquezas, sino para darles la libertad, inclusive fue creador de Estados y nuevas Repúblicas, como
el caso de Bolivia. No aceptó Bolívar, recompensas y las que se le otorgaron, las devolvía para la
inversión social, para pagar deudas públicas, o gastos militares.

El pensamiento de Bolívar sigue hoy vigente, en su clara posición en contra del Imperio
español y también avizoró el peligro del Imperio de Estados Unidos que estaba en proceso de
formación.
Clara es la posición de Bolívar y los patriotas, cuando en carta del 29 de Noviembre de
1818 expone:

“7º Últimamente declara la República de Venezuela que desde el 19 de abril de 1810, está
combatiendo por sus derechos; que ha derramado la mayor parte de la sangre de sus hijos; que ha
sacrificado todos sus bienes, todos sus goces y cuanto es caro y sagrado entre los hombres por
recobrar sus derechos soberanos, y que por mantenerlos ilesos, como la divina providencia se los
ha concedido, está resuelto el pueblo de Venezuela a sepultarse todo entero en medio de sus
ruinas, si la España, la Europa y el mundo se empeñan en encorvarla bajo el yugo español.”

Hoy la dignidad, soberanía de Venezuela y los Estados de la América del Sur, se ven
amenazados por el imperio de los Estados Unidos, pero igual a la conducta de Simón Bolivar, del
ejercito Bolivariano y pueblo soberano de ayer, nos corresponde asumir hoy, ante el momento
histórico que nos toca vivir, la defensa de la patria grande .La creación de las milicias populares,
del ejercito latinoamericano y caribeño unido, garantiza nuestra soberanía e independencia. Su
pensamiento antiimperialista sigue vigente.

Un pensamiento del Libertador: “Para nosotros la Patria es la América”. (Proclama a la


División de Urdaneta, 12 de noviembre de 1814)

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