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INTRODUCCIÓN

La cuarta carta de Paulo Freire titulada “De las cualidades indispensables parael
mejor desempeño de las maestras y los maestros progresistas pertenece al libro
“Cartas a quien pretende enseñar”. En este libro el autor expone su pensamiento
sobre aspectos de gran relevancia que tienen que ver con lapráctica educativa,
aspectos que están relacionados con el contexto social, económico y político que
influyen directamente en el sistema educativo. Como su nombre lo indica estas
cartas están dirigidas a quien pretende enseñar: los docentes.

DESARROLLO

En la cuarta carta Freire trata sobre las cualidades indispensables, necesariasque


todo educador debe poseer en su práctica. Estas cualidades no son innatas sino
que se van adquiriendo a través de un proceso. Freire habla de educadores
progresistas, ya que su intencionalidad es aportar a favor de una escuela
democrática y más que nada educar para Freire es una práctica política, la
educación no puede apartarse de la política, es por esto que los educadores van
adquirir esas cualidades que se van a relacionar con la opción política de cada
educador. La primera cualidad que menciona Freire es la humildad, una cualidad
imprescindible si queremos alcanzar el sueño democrático, es más que nada
saber escuchar y ser consciente de que nadie es dueño de la verdad todos
conocemos una parte de la realidad, no existen el “sabelotodo” sino que somos
seres inacabados y que continuamente estamos aprendiendo. Aunque
tengamos un nivel de competencia mayor a otras personas debemos dejar
quenos cuestionen porque somos sujetos enseñantes y aprendientessimultáneam
ente. Por otra parte adoptar una actitud de humildad es reconocernos a nosotros
mismos y a los demás como personas es abrir camino para los nuevos
conocimientos, obligándonos a revisar nuestros conocimientos previos. A la
humildad se le suma la amorosidad con la que se relaciona la maestra con sus
alumnos y sobre todo con el trabajo en si, porque ser docente no significa el
simple hecho de tener un título y no tiene sentido estudiar años para recibirse si
después no lo vamos a hacer con amor, el título lo que hace más que nada es
habilitar al docente para ejercer esa profesión. El amor tiene que ver con la pasión
por educar que es lo que le da sentido y sobre todo el valor para afrontar las
dificultades que se les presenta en lo cotidiano y que interfieren en su práctica
docente. Hay que reconocer que los alumnos son sujetos que vienen a los centros
de enseñanza a aprender y no tienen la culpa de las negatividades que afronta la
educación. El docente progresista ama lo que hace y lucha por sus derechos, no
por esto abandona a sus alumnos. Los derechos que como todo ciudadano
puede denunciar y hacer que se respeten. De ese amor luchador del educador se
desprende otra cualidad que es la valentía, el docente debe de tener una fuerza
de voluntad que lo ayude a pelear por su sueño. Esa valentía enseña a que el
docente pueda defenderse y así pueda dominar el miedo. Pero ser valiente no es
una tarea sencilla, es tener una conciencia recta y asumir los errores, es decir
afrontar las consecuencias de mis actos ya que las mismas a veces pueden
ser duras. La valentía no asegura el éxito inmediato pero a la larga tiene
resultados positivos. Es muy importante asumir que tenemos miedo porque a partir
de ahí vamos a poder reflexionar acerca de que opción es la mejor para enfrentar
ese miedo. Es importante que el docente pueda manejar el miedo y adquirir la
experiencia necesaria como para correr cada vez menos riesgos y así ir
construyendo más valentía, porque no hay miedo sin valentía, todo sea por
alcanzar su sueño político algo que vale realmente la pena. Por otra parte se
señala en esta carta a la tolerancia como otra cualidad o virtud que tiene que tener
el docente para poder actuar en un clima de democracia. Es la responsabilidad del
docente de que haya tolerancia en el salón de clases, el mismo debe transmitir a
sus alumnos respeto hacia las diferencias culturales, de raza, religión, etc. Sobre
todo debe aceptar los defectos y virtudes de sus alumnos. Ser tolerante no
significa dejar que nos desvaloricen, avergüencen o nos humillen, sino de poner
límites y hacer que se respeten, así como tampoco debemos dar permiso a las
injusticias. Para que haya un clima de tolerancia en el salón todos deben de
conocer los derechos y deberes de cada uno aceptar la diversidad, aprender a
escuchar, dejar los prejuicios de lado. Todo autoritarismo es provisto de prejuicios
que no nos deja ver más allá y que no reconoce que somos inconclusos. El autor
agrupa la decisión, la seguridad, la tensión entre la paciencia y la impaciencia y la
alegría de vivir como cualidades que deben ser cultivadas por los docentes
progresistas. Decidir es algo esencial del docente, que implica a la convivencia en
el salón con sus alumnos. Dentro del aula al docente se le van a presentar durante
su formación problemas diarios los cuales tienen que ser solucionados de alguna
forma. Esta situación requiere de la capacidad de decisión del docente a quien no
le resultará algo fácil, pues decidir significa poder elegir de forma consciente una
alternativa para aplicarla después. La elección consiste en comparar y pensar cual
es la que más se adecua a la situación. Que el docente sepa decidir es muy
importante porque les trasmite seguridad a los alumnos y más cuando ellos son
partícipes de esa búsqueda de solución, y puedan opinar yc onfrontar, porque esto
es lo que hace a la democracia. De esta forma el docente está demostrando a sus
alumnos cómo se puede decidir y una vez más cooperando con la buena
convivencia que va más allá de la escuela, va hacia la sociedad, la familia, etc. La
seguridad tiene que ver con la aptitud que adopta el docente para desempeñar su
tarea. La buena disposición y la buena onda van a obrar de manera positiva en
esa práctica. Por otra parte para estar seguro de lo que hace, el docente debe
tener competencia científica, tener bien claro los objetivos a cumplir y cómo tiene
que actuar para lograrlos. Tiene que fundamentar su acción, por qué actúa así y
no de otra manera, adoptando una postura crítica que le ayude a pensar en la
consecuencia de sus actos. Reflexionar acerca de la práctica educativa y ver si de
la forma en que está enseñando está teniendo en cuenta a todos los alumnos o
no. Es importante en este sentido lograr una educación justa porque la justicia es
la base para aprender, a partir del momento en que somos justos estamos
enseñando en términos de igualdad. Esto no quiere decir como dice Freire que un
docente tenga que gustarle todos los alumnos por igual porque el gusto es un
derecho y es lógico que no todos responden de la misma forma, unos participarán
mejor o peor que otros. Pero lo que no debe hacer es demostrar preferencias por
determinados alumnos y excluir al resto. La seguridad está conformada entonces
por cumplir con la obligación, responsabilidad y compromiso del docente de
enseñar en términos de justicia e igualdad evitando los prejuicios. El autor habla
de una tensión que debe existir entre la paciencia y la impaciencia y que debe
formar parte de la práctica en los educadores progresistas. Lo que nos trata de
explicar Freire es que esta virtud se logra cuando estas actitudes no se dan de
forma aislada. Ser paciente por si solo es dejar pasar por alto un montón de cosas
como una forma de acomodarse a las situaciones, esperar y dejar que todo
pase. Ser impaciente por si solo es actuar de forma impulsiva ante las situaciones
es lo contrario de la paciencia en este caso no se espera, existe un activismo
ciego señala Freire. Un ejemplo de impaciencia es que el docente quiera que los
alumnos aprendan rápido un tema nuevo y no tenga en cuenta el tiempo que los
alumnos precisan para aprender. A la virtud de vivir la tensión entre la paciencia
y la impaciencia es decir actuar impacientemente paciente se le aplica lo que
Freire llama la “parsimonia verbal”. El docente parsimonioso sería aquel que logra
controlar sus emociones e impulsos actuando de una manera tranquila y segura
alcanzando una enseñanza libre de obstáculos. Lo ideal es mantener ese
equilibrio siempre y no ser un día demasiado paciente y al otro día estallar por
perder la paciencia rápidamente. Ese desequilibrio y que también es común en los
padres como lo señala el autor lo que hace es que los jóvenes tengan un des
equilibrio emocional que los limite en su aprendizaje y en su crecimiento. Ser
parsimonioso con nuestros alumnos es transmitir seguridad y demostrarles que
sabemos enseñar con amor. Para completar la reflexión acerca de las cualidades
es importante dice Freire discutir un poco sobre la alegría de vivir. Es una virtud
fundamental que está por sobre todas las cosas ya sean feas, tristes que nos
desaniman. Es aprender a vivir dispuesto a superar las cosas difíciles. No queda
otra que contribuir a una escuela alegre porque la realidad que nos obstaculiza
podrá o no podrá cambiar. Los docentes seguirán sufriendo injusticias, serán mal
pagos, prejuiciados pero no deben abandonar las ganas de seguir peleando por lo
suyo porque es un derecho innegable por el solo hecho de existir. Pero la lucha
tiene que ser grande y unida para que sean reconocidos y respetados. El conflicto
es imprescindible en los docentes progresistas que necesita romper con
lo tradicional y crear nuevos horizontes. La educación progresista aspira a mejorar
los ambientes de aprendizaje y es fundamental que se apliquen las cualidades
mencionadas por Paulo Freire, aunque signifique una lucha constante siempre
debemos tener por sobre todas las cosas, la alegría de vivir. Sin ella no seremos
capaces de enfrentar la realidad que nos toca vivir hoy en día.

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