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Una gamita se comió toda la miel de un panal de abejas y fue picada por avispas, dejándola ciega. Su madre la llevó con un cazador amigo de un oso hormiguero que les dio una pomada y lentes para curar a la gamita. Después de veinte días con los lentes puestos, la gamita recuperó la vista y le llevaba plumas de garza al cazador en agradecimiento por su ayuda.
Una gamita se comió toda la miel de un panal de abejas y fue picada por avispas, dejándola ciega. Su madre la llevó con un cazador amigo de un oso hormiguero que les dio una pomada y lentes para curar a la gamita. Después de veinte días con los lentes puestos, la gamita recuperó la vista y le llevaba plumas de garza al cazador en agradecimiento por su ayuda.
Una gamita se comió toda la miel de un panal de abejas y fue picada por avispas, dejándola ciega. Su madre la llevó con un cazador amigo de un oso hormiguero que les dio una pomada y lentes para curar a la gamita. Después de veinte días con los lentes puestos, la gamita recuperó la vista y le llevaba plumas de garza al cazador en agradecimiento por su ayuda.
venenosas; antes de beber el agua en el río, hay que ver que no
haya caimanes”. Vivían la gamita muy contenta comiendo el
pasto del bosque, un día llevado por la curiosidad, fue y dio cabezazos a un panal de abejas, que estaban en el hueco de un árbol. pues al ver que salieron unas abejitas y no lo hacían nada, se acercó y empezó probar con la puntita de la lengua, era miel riquísima que se lo comió todo en dos minutos. Y muy contenta la gamita se lo contó a su madre, y está la reprendió seriamente que la miel es rica pero que las abejas, y las avispas pican.
Un día olvidando el consejo de mama se fue a buscar más miel, y
de pronto vio una colmena y ésta era muy grande y los que volaban eran más grande que los anteriores, se dijo entonces cuanta miel, debe haber. Y se acercó y le dio cabezazos. Pero esta vez salieron cientos, miles de avispas y lo picaron todo el cuerpo y diez lo picaron en los ojos. La gamita quedó ciega, su madre al encontrarlo y verlo se desesperó y la llevó a la gama ciega, paso a paso hasta su cubil, con su cabeza de su hija recostada sobre su pescuezo.
No teniendo remedios, y sabiendo que al otro lado en el pueblo
vivía un cazador, y era muy bueno y que tenía remedios, este hombre era amigo del oso hormiguero. Decidió ir a visitar a su amigo el oso hormiguero, en el camino un tigre casi lo come Llegó cansada y sin aliento, el oso hormiguero al oír lo sucedido se compadeció de la gamita ciega, y le dio una cabeza de víbora muy seca, diciéndole preséntate con esto y te atenderá. Volviendo la madre a su cubil, donde estaba la gama ciega, su hija quejándose del dolor, emprendieron al pueblo, con mucha cautela, porque en el pueblo había muchos perros, pues llegaron a la casa del hombre y tocaron ¡Tan!, tan! el hombre les preguntó y ellas respondieron somo las gamas. Más antes de que el hombre hablara nuevamente, La madre dijo “Tenemos la cabeza de víbora” para que supiera que son amigos del oso hormiguero. El hombre los hizo pasar y chequeó a la gamita ciega y le dio una pomada para los ojos, y unos lentes amarillos. y le dijo por veinte días que no vea la luz, y luego saldrá con los lentes. Tal como lo dijo el cazador la gamita ciega se sanó. Y su madre al verlo nuevamente a su hija muy feliz, lloraba de felicidad. La gama ciega en agradecimiento lo llevaba al cazador plumas de garza, y él le daba un jarro lleno de miel, así se hicieron amigos el cazador y la gamita ciega. Esto ha sido un breve resumen de la obra la gama ciega. dos cachorros de Coatí y de dos cachorros de hombre
Un Coatí, tenía tres hijos. Vivían en el bosque, comiendo
huevitos de pajaritos, raíces, frutas. Cuando los coaticitos fueron grandes, su madre los reunió en una planta de naranjo y les dijo. Ya son grandes y desde ahora empezaran a buscar su comida solos. El mayor, como le encanta los cascarudos, puede encontrarlo en los palos podridos ahí hay bastante cucarachas y cascarudos. El segundo como le gusta la fruta; lo encontrará aquí en este naranjal que hoy estamos reunidos. El tercero como le gustan los huevitos de pájaros los encontrara en todo el lugar, porque en todo lugar hay nido de pájaros. Una recomendación le doy nunca vayan a las granjas El primer día el mayor, ye el segundo, se han alimentado fácilmente el tercero solo consiguió 5 huevitos, tres de tucán y dos de tórtolas. Siendo esto muy poca comida y quedándose de hambre toda la noche, a día siguiente se sentó muy triste a la orilla del monte. Y contemplaba la granja. Un canto fuerte, lo llamo la atención y dijo que huevos grandes debe tener. Corrió de prisa, y al llegar vio de lejos una casa y a un hombre y al ave que cantaba, y se dijo que zonzo soy, es un gallo. Teniendo deseo de comerse unos huevos de gallina, esperó que anocheciera y fue al gallinero, y en la entrada, vio en el suelo un solo huevo, y clavo los dientes en el huevo., TRAC, un golpe en la cara, y un fuerte dolor en el hocico. Era en una trampa. El perro con sus ladridos hizo venir al hombre, y este tenía dos hijos (un varoncito y una hija), quienes aquella noche no tenían sueño y estuvieron jugando, quienes lo pidieron como mascota evitando que lo matara. Lo pusieron en la jaula que antes había sido de un gato montés y dejaron junto al gallinero. Cuando era más de medianoche, llegó su madre y sus hermanos y el coaticito empezó a llorar, pidiendo para que lo sacaran. Intentaron cortar con los dientes el alambre y no pudieron, trajeron limas para cortar los fierros, empezaron a cortar, pero el ruido hizo despertar al perro. Al oír el ladrido tuvieron que huir al monte. A la mañana siguiente los niños con su mascota le pusieron por nombre diecisiete, le dieron carne, uvas, huevos de gallina. Estaba feliz el coaticito por tanto cariño y por las cosas ricas que comía. Por dos noches el perro durmió muy cerca de la jaula del coaticito y la familia no pudo acercarse para el rescate. A la tercera noche apareció la familia y empezaron a cortar la jaula con la lima. El coatecito le dijo mamá no quiero irme. los niños me tratan bien, son cachorritos como yo, y me van a dejar andar libremente si me porto bien. Y se quedó el coaticito, su familia lo visitaba todas las noches, y él les daba pan. Al cabo de quince días el coaticito andaba suelto, el mismo se iba adormir. Una noche la familia lo encontró muerto una víbora lo había picado. Ellos vengaron matando a la serpiente. Y como querían a los niños el segundo coatecito que era muy parecido, se quedó y al muerto se lo llevaron a enterrar al bosque. Los niños extrañaron algunas cosas del coaticito. Pero se acostumbraron, su familia lo iba a ver todas las noches y él les guardaba pedacitos de huevos duros. Y a él le contaban la vida de la selva.