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venenosas; antes de beber el agua en el río, hay que ver que no

haya caimanes”. Vivían la gamita muy contenta comiendo el


pasto del bosque, un día llevado por la curiosidad, fue y dio
cabezazos a un panal de abejas, que estaban en el hueco de un
árbol. pues al ver que salieron unas abejitas y no lo hacían nada,
se acercó y empezó probar con la puntita de la lengua, era miel
riquísima que se lo comió todo en dos minutos.
Y muy contenta la gamita se lo contó a su madre, y está la
reprendió seriamente que la miel es rica pero que las abejas, y
las avispas pican.

Un día olvidando el consejo de mama se fue a buscar más miel, y


de pronto vio una colmena y ésta era muy grande y los que
volaban eran más grande que los anteriores, se dijo entonces
cuanta miel, debe haber. Y se acercó y le dio cabezazos. Pero
esta vez salieron cientos, miles de avispas y lo picaron todo el
cuerpo y diez lo picaron en los ojos.
La gamita quedó ciega, su madre al encontrarlo y verlo se
desesperó y la llevó a la gama ciega, paso a paso hasta su cubil,
con su cabeza de su hija recostada sobre su pescuezo.

No teniendo remedios, y sabiendo que al otro lado en el pueblo


vivía un cazador, y era muy bueno y que tenía remedios, este
hombre era amigo del oso hormiguero. Decidió ir a visitar a su
amigo el oso hormiguero, en el camino un tigre casi lo come
Llegó cansada y sin aliento, el oso hormiguero al oír lo sucedido
se compadeció de la gamita ciega, y le dio una cabeza de víbora
muy seca, diciéndole preséntate con esto y te atenderá.
Volviendo la madre a su cubil, donde estaba la gama ciega, su
hija quejándose del dolor, emprendieron al pueblo, con mucha
cautela, porque en el pueblo había muchos perros, pues llegaron
a la casa del hombre y tocaron ¡Tan!, tan! el hombre les
preguntó y ellas respondieron somo las gamas. Más antes de que
el hombre hablara nuevamente, La madre dijo “Tenemos la
cabeza de víbora” para que supiera que son amigos del oso
hormiguero. El hombre los hizo pasar y chequeó a la gamita
ciega y le dio una pomada para los ojos, y unos lentes amarillos.
y le dijo por veinte días que no vea la luz, y luego saldrá con los
lentes.
Tal como lo dijo el cazador la gamita ciega se sanó. Y su madre al
verlo nuevamente a su hija muy feliz, lloraba de felicidad.
La gama ciega en agradecimiento lo llevaba al cazador plumas de
garza, y él le daba un jarro lleno de miel, así se hicieron amigos el
cazador y la gamita ciega. Esto ha sido un breve resumen de la
obra la gama ciega.
dos cachorros de Coatí y de dos cachorros de hombre

Un Coatí, tenía tres hijos. Vivían en el bosque, comiendo


huevitos de pajaritos, raíces, frutas. Cuando los coaticitos
fueron grandes, su madre los reunió en una planta de
naranjo y les dijo. Ya son grandes y desde ahora empezaran
a buscar su comida solos. El mayor, como le encanta los
cascarudos, puede encontrarlo en los palos podridos ahí hay
bastante cucarachas y cascarudos. El segundo como le
gusta la fruta; lo encontrará aquí en este naranjal que hoy
estamos reunidos. El tercero como le gustan los huevitos de
pájaros los encontrara en todo el lugar, porque en todo lugar
hay nido de pájaros. Una recomendación le doy nunca vayan
a las granjas
El primer día el mayor, ye el segundo, se han alimentado
fácilmente el tercero solo consiguió 5 huevitos, tres de tucán
y dos de tórtolas. Siendo esto muy poca comida y
quedándose de hambre toda la noche, a día siguiente se
sentó muy triste a la orilla del monte. Y contemplaba la
granja. Un canto fuerte, lo llamo la atención y dijo que
huevos grandes debe tener. Corrió de prisa, y al llegar vio
de lejos una casa y a un hombre y al ave que cantaba, y se
dijo que zonzo soy, es un gallo.
Teniendo deseo de comerse unos huevos de gallina, esperó
que anocheciera y fue al gallinero, y en la entrada, vio en el
suelo un solo huevo, y clavo los dientes en el huevo., TRAC,
un golpe en la cara, y un fuerte dolor en el hocico. Era en
una trampa. El perro con sus ladridos hizo venir al hombre,
y este tenía dos hijos (un varoncito y una hija), quienes
aquella noche no tenían sueño y estuvieron jugando,
quienes lo pidieron como mascota evitando que lo matara.
Lo pusieron en la jaula que antes había sido de un gato
montés y dejaron junto al gallinero.
Cuando era más de medianoche, llegó su madre y sus
hermanos y el coaticito empezó a llorar, pidiendo para que
lo sacaran. Intentaron cortar con los dientes el alambre y no
pudieron, trajeron limas para cortar los fierros, empezaron a
cortar, pero el ruido hizo despertar al perro. Al oír el ladrido
tuvieron que huir al monte.
A la mañana siguiente los niños con su mascota le pusieron
por nombre diecisiete, le dieron carne, uvas, huevos de
gallina. Estaba feliz el coaticito por tanto cariño y por las
cosas ricas que comía. Por dos noches el perro durmió muy
cerca de la jaula del coaticito y la familia no pudo acercarse
para el rescate. A la tercera noche apareció la familia y
empezaron a cortar la jaula con la lima. El coatecito le dijo
mamá no quiero irme. los niños me tratan bien, son
cachorritos como yo, y me van a dejar andar libremente si
me porto bien. Y se quedó el coaticito, su familia lo visitaba
todas las noches, y él les daba pan.
Al cabo de quince días el coaticito andaba suelto, el mismo
se iba adormir. Una noche la familia lo encontró muerto una
víbora lo había picado. Ellos vengaron matando a la
serpiente. Y como querían a los niños el segundo coatecito
que era muy parecido, se quedó y al muerto se lo llevaron a
enterrar al bosque.
Los niños extrañaron algunas cosas del coaticito. Pero se
acostumbraron, su familia lo iba a ver todas las noches y él
les guardaba pedacitos de huevos duros. Y a él le contaban
la vida de la selva.

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