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Se propone que los alumnos desarrollen propuestas tridimensionales que muestren el contraste y

posiciones proyectuales de las arquitectas y diseñadoras elegidas con la finalidad explicita de reflexionar
críticamente sobre contenidos teóricos y procesos proyectuales empleados
BESONIAS ALMEIDA  Estudio mixto

Integrantes: María Victoria Besonias y Guillermo de Almeida

DATOS: MARIA VICTORIA BESONIAS

- Nacionalidad: España, Madrid


- Estudios: FADU
- Profesión. Forma Independiente desde 1975
Profesora de Arquitectura de FADU
Miembro del Cuerpo de Jurados del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Bs As
Titular estudio BAKarquitectos desde el año 2000 al 2012

DATOS: GUILLERMO DE ALMEIDA

- Nacionalidad: Argentina, Buenos Aires


- Estudios: FADU
- Profesión. Forma Independiente desde 1975
Profesor de Arquitectura de FADU y UM
Miembro del Cuerpo de Jurados del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Bs As
Titular estudio BAKarquitectos desde el año 2000 al 2012

Besonías relata su experiencia en los años de formación. Comenta que en aquel momento existían
ciertos prejuicios respecto a la proyección económica de una profesión y a la posibilidad del ejercicio
profesional efectivo de la mujer. A pesar de esto, ella no recibió presiones, elige en absoluta libertad.
Le gustaba dibujar y le interesaba la escenografía. Escucha comentarios sobre el curso de ingreso a
arquitectura y decide su futura carrera. “Era un lugar, no para estudiar, sino para disfrutar. Fue eso lo
que, en realidad, me atrajo desde un comienzo. Yo recuerdo ese curso más como una apertura
cultural que como formación académica.” Cuenta además sobre el origen humilde de su familia, su
padre era carpintero, y la satisfacción de ingresar a la Universidad, que fue posible gracias a la
enseñanza pública.

Besonías trabaja durante toda la carrera, hecho que condiciona su cursado, y comenta que en esa
situación eran muy pocas las compañeras mujeres. En ocasiones fue la única mujer del curso. A
mediados de su segundo año se produce la “Noche de los Bastones Largos”, hecho que significa un
quiebre para Besonías, un quiebre entre una visión romántica de la militancia y el reconocimiento del
riesgo, de la participación y acción responsable y efectiva para cambiar el mundo. Menciona una
anécdota sobre su proceso proyectual en aquel año, la búsqueda de referentes y la revelación de que
la arquitectura y el proyecto se encuentran en la espacialidad. Refiere al entusiasmo que, desde
aquellos años hasta hoy, le provoca enfrentarse a un nuevo tema de proyecto. A finales de la década
del 60, la situación política del país y de la universidad es muy compleja y en 1971 se interrumpen las
clases. Besonías y Almeida, que ya eran pareja en esos años, participan de tomas de la facultad, en
manifestaciones, en equipos técnico-políticos comprometidos con una militancia más radicalizada en
el peronismo de izquierda. Luego, en 1973, se les presenta a ambos la posibilidad de realizar un viaje
de egresados por Europa, hecho que les permite, a pesar de un debate interno, evitar las lamentables
circunstancias del país en esos años. El viaje se extiende durante seis meses, por Francia, Italia,
Grecia, España. Al regreso del viaje, Besonías concluye sus estudios y recibe el título de grado en
1974.

A partir de 1975 Besonías y Almeida forman un estudio profesional, donde trabajan de manera
independiente por veinticinco años. En 2000, asociados con el arquitecto Luciano Kruk, forman BAK
arquitectos, donde continúan trabajando hasta 2012 cuando deciden dar por finalizada la experiencia
y retomar el estudio de la pareja.

OBJETIVO: Asumir la duda como un desafío y un valioso material creativo para la producción
arquitectónica. En entender dicha producción como oportunidad de reflexionar sobre los conceptos
que la sostienen, y como presencia física que constituye la esencia y sentido de la arquitectura a
través del carácter emocional de los espacios. En construir con un repertorio acotado de formas y
materiales, no solo como elección estética, sino como principio ético de valorización y manejo
consciente de los recursos disponibles. En abandonar las certezas y avanzar sobre fronteras
desconocidas, en actitud de un paulatino y meticuloso despojo de lo que no es, para acceder a lo
esencial. En promover nuevos temas de investigación y concreción como motor de la práctica,
descreyendo de la especialización y asumiendo cada nuevo trabajo como un desafío singular.

REFLEXION "la presencia física del proyecto es la encargada de otorgarle sentido y carácter
emocional a los espacios".

“Si nuestro propósito es hacer arquitectura, es necesario trabajar con modestia, pericia y
responsabilidad ética y social, cuidándonos de no caer en actitudes pretenciosas o exhibicionistas”

"Hace ya bastante tiempo me encontré con un texto de Alvar Aalto donde sostenía que para que un
edificio pudiera ser considerado una obra de arquitectura debía cumplir con cuatro cuestiones
esenciales: resolver el problema planteado, no empeorar el lugar, proponer una buena construcción y
demandar un mantenimiento razonable.
Quedé muy sorprendida, ya que así enunciados estos propósitos parecen por demás obvios. Sin
embargo, con sólo caminar por nuestras ciudades atentos al tema en muchas oportunidades (sin
duda, en demasiadas) podemos verificar que no lo son. Entonces si nuestro propósito (y hablo en
plural, ya que la profesión siempre se ejerce en equipo) es hacer Arquitectura, era necesario cumplir
sin concesiones con los preceptos del maestro, trabajando con modestia, pericia y responsabilidad
ética y social.

De manera que ante cada nuevo encargo nos proponemos enfrentar el problema planteado de la
manera más receptiva, sin supuestos, sin prejuicios, considerando esa realidad social, cultural,
económica y tecnológica que le da marco como una oportunidad para producir transformaciones,
nunca como un impedimento.

Respecto del lugar, el compromiso que asumimos es empaparnos de los datos que dan cuenta de su
geografía y su historia, ya que nuestra obra tiene que incorporarse a esa situación preexistente
potenciando sus valores y modificando sus carencias. En relación con la construcción, entendemos
que, si bien proyectar es un acto intelectual, su objetivo es poder materializar el concepto en un hecho
concreto: la obra. Entre aquella primera decisión y su consumación en objeto tangible media siempre
un proceso de producción, que si no fue considerado desde el esbozo de las primeras ideas va a
derivar en una sumatoria de soluciones parciales.

El cuarto punto tiene que ver con asumir una actitud ética respecto de los recursos disponibles,
racionalizando su uso en la etapa de ejecución de la obra, pero fundamentalmente optimizando
aquellas soluciones que determinan su futuro mantenimiento, ya que un edificio tiene una vida útil que
compromete a varias generaciones.

Por último, entendemos que debe considerarse una quinta condición del hacer arquitectónico (que sin
duda Aalto cumplía sin proponérselo ni advertirlo): que las obras sean el producto de un intenso
trabajo que se sostiene impulsado por el deseo de concretarlas, nunca por obligación, ya que
si no existe una verdadera pasión por lo estamos haciendo el agotamiento dará paso
irremediablemente a la mediocridad.

Es necesario que ese trabajo además de intenso sea creativo, que se desarrolle caminando entre la
audacia y la prudencia, en ese umbral que por un lado nos libra de certezas paralizante ayudándonos
a abordar los problemas que no tienen solución conocida, pero que a la vez nos ancla a una realidad
insoslayable donde sólo es posible materializar nuestros sueños".
ENTREVISTA: Arq Juan Molina y Vedia. “Yo alumno, Yo arquitecto”
JMV:-Bueno, la idea es, con toda la gente, es partir de un relato que empieza con yo alumno y va pasando a yo
arquitecto en el momento que quieran y en la medida en que quieran. Y bueno, ese es el…en el primero, con
Testa, Solsona y Álvarez, le agregamos el tema de la cocina de la arquitectura, que después no quisimos insistir
con es ...

MB:- El otro día cuando escuchaba el relato de Gastón y de Alejandro... los dos hablaban del tema de que la
elección de la carrera había tenido que soportar ciertas presiones familiares, sociales en el sentido de si era o no
una carrera aprovechable desde el punto de vista económico. Bueno, yo como mujer en aquel momento, en que
nadie esperaba que una mujer viviera de la profesión, no tuve nunca ningún tipo de presión. Elegí completamente
en libertad. Elegí porque se juntaron como varios temas. A mí me gustaba desde siempre dibujar. Me gustaba
mucho dibujar. Y me crucé con alguien, que no lo pude rescatar del recuerdo, con alguien, un chico, en algún
momento, que estaba haciendo el curso de ingreso. Y bueno, me habló maravillas de ese curso. Me dije entonces,
“bueno, esta es mi carrera”. Antes había intentado entrar…no, no había intentado sino que había pensado en
hacer escenografía. Pero estuve averiguando y solamente se cursaba en La Plata. A La Plata era complicado ir,
en mi casa enseguida me dijeron “no, descartá eso”. En ese sentido, no tuve libertad para seguir lo que en ese
momento había elegido. Pero hoy me alegro de que haya sido así (risas). Con ese relato de este chico que estaba
haciendo el curso de ingreso me metí de cabeza. Además estaba, era verano de manera que si yo…

JMV:-¿Qué es lo que te atrajo de lo que contó el chico?

MB:-Me dijo que se dibujaba mucho, que había una materia que era Introducción Cultural en la cual se hablaba
sobre autores, se veía cine. A mí me pareció muy fascinante. Era un lugar no para estudiar sino para ir a disfrutar.
Era eso lo que, en realidad, me atrajo desde un comienzo. Y efectivamente fue así. Yo recuerdo ese curso más
como una apertura cultural que como formación académica.

MB:-Yo lo que recuerdo de ese curso es estar muy contenta. Es decir, muy contenta de haber llegado a la facultad
porque mi familia es una familia humilde. Mi papá era carpintero. Es decir, nadie soñaba con alguien en la
universidad. Es una cosa fantástica, posible gracias a la enseñanza pública, gracias a que existe la Universidad
de Buenos Aires: que podamos…que yo pude ser arquitecta. Seguramente no hubiera podido en ningún otro
país. La Universidad me brinda la posibilidad de serlo. Yo tuve que trabajar toda la carrera. Digamos, con más
años dedicados a la carrera pude terminar la carrera. Así que lo que a mí me fascinó de todo ese curso de ingreso
fue, primero, tener que venir a Buenos Aires. Yo era del conurbano. y llegar a la gran ciudad era encontrarse con
un mundo más interesante. Descubrí a Arlt, Borges, literatura que en casa no tenía, ya te digo éramos una familia
humilde de manera que en casa había pocos libros. Casi todos tenían que ver con el PC, porque mi papá era del
Partido Comunista. Entonces tenía, por ejemplo, los libros de Álvaro Yunque……

MB:-Álvaro Yunque, que leí desde chica. Después los libros de Jorge Amado que leí de adolescente. Y después
había libros, me acuerdo, de historias rusas. Y bueno cuando yo empiezo el curso de ingreso empiezo a conocer
otras cosas que me abren un mundo fascinante. Leer a Cortázar, sobre todo a Roberto Arlt era un autor que me
llegaba en ese momento, que me llegaba muy profundo. Y después fueron las clases de dibujo, y las películas
en el cine Unión, no sé si vos te acordás.

MB:-Bueno, recuerdo ir a ver buen cine y los comentarios luego en las clases. Eran todas materias que a mí me
gustaban. Me gustaba mucho. Matemáticas, me interesaba mucho Dibujo. Todo esto para mí me introdujo en un
mundo interesante. Así que yo estaba fascinada con el curso de ingreso. Estaba fascinada. Y bueno, con ese
entusiasmo entré así, boom, a la Facultad. El primer año de la Facultad fue maravilloso. Estábamos en un lugar
fantástico que eran los galpones. Un lugar que parecía pensado para estudiantes de arquitectura: todos los
talleres abiertos participando de un mismo espacio muy ruidoso y de una actividad contagiosa.

JMV:-Sí.

MB:-Y lo que también recuerdo del curso del ingreso…claro, yo, desde el primer año, tuve que elegir turno noche
porque trabajaba. Y me llamaba muchísimo la atención de ese turno era que no había mujeres. Me encontré…por
ejemplo, con que en las clases de taller de matemática, era la única mujer. Y en resto de las materias éramos
contaditas en la facultad porque la matrícula femenina estaba toda la mañana. Así que eso era una ventaja para
las valientes que nos animábamos a la noche (risas). En ese primer año yo cursaba arquitectura en el taller de
Ibarlucía y me acuerdo de que me fue muy bien pero no me daba cuenta de por qué me había ido muy bien.
Cuando me decían “mirá, está muy bien tu trabajo, esto está muy bien”…yo había llegado a hacer un trabajo muy
bueno pero en realidad no me daba cuenta de por qué estaba muy bueno. Lo mismo me paso al año siguiente
en Arquitectura…bueno Arquitectura I se interrumpió con… “Arquitectura” no se llamaba, “Diseño Arquitectónico”.

MB:-Ahora también, recuerdo que…yo no sé en qué, si era en Visión…salíamos a dibujar a Recoleta, el


parque…me acuerdo de estar dibujando al aire libre. Sería los sábados porque yo iba a la noche y lo recuerdo de
día.. Todo lo que estaba relacionado con el dibujo lo recuerdo de una manera muy placentera. Me acuerdo haber
gozado mucho,…en realidad gocé de toda la facultad , nunca me pesó la carrera. Nunca deseé terminarla, eso
que se extendió unos cuantos años. Pero para mí fue siempre muy placentera, aún en las materias que menos
me gustaban. No sé por qué pero encontraba una manera de darle la vuelta como para que me interesaran.
Bueno, con el taller de Borthagaray… al poco tiempo, a los pocos meses, se produjo la Noche de los Bastones
Largos.

JMV:-A mitad de año más o menos. Renunciamos.

MB:-Exacto. Esa noche la recuerdo como…me parece que en mí se produjo una situación de quiebre. Yo militaba,
no en la Facultad, no militaba como estudiante sino que militaba en el Partido Comunista y ya había participado
de unas cuantas manifestaciones-por distintos motivos, ya no recuerdo, que me hacían sentir que había un gran
riesgo en la militancia, que no era un juego de adolescentes. Las corridas, los gases, el miedo. Es decir, me
costaba cada vez más salir a manifestaciones porque me sentía en peligro. Y esa noche en la Facultad sentí lo
mismo que en las manifestaciones: que la militancia imponía un riesgo y que yo tenía que repensar si quería
correrlo o no. Recuerdo esa noche como decir “bueno, pucha, qué pasó”. Hasta ahora era la calle pero ahora
llegó a la Facultad, ese lugar protegido, que sentíamos como protegido ya no lo está más.

MB:-Así que bueno, te digo que fue esa noche una noche que recuerdo especialmente como eso, como te dije,
como de quiebre entre pensar la militancia de una manera como romántica, más relacionada con “¿qué voy a
hacer?”, “¿cómo yo participo y ayudo para que el mundo cambie?” Una visión completamente romántica. Hasta
decir “¿qué es lo que arriesgo para que esto suceda, lo que creo que va a suceder?” Incluso también uno
empezaba a sentir la imposición del Partido, “hay que poner el cuerpo porque hay que ir a ponerlo”. Ese tipo de
cosas. Después de eso, el segundo año, tercer año sería de la Facultad, lo tengo absolutamente borrado. Con
decirte que ni recuerdo qué proyectos hice. No sé por qué quedó muy borrado. Me anoté creo que…ya
Borthagaray no estaba, o sea que me anoté en Martín.

MB:-Pero nada, quedó así. Quedó…el recuerdo de la llegada a Ciudad Universitaria y la sorpresa de entrar por
la ventana y la situación de este edificio. A mí también me pareció, en aquel momento, bastante fascinante.
Aunque no se veía, teníamos una sola planta me parece.

JMV:-Sí, me parece que sí.

MB:-Inmenso, tan grande, esta cosa del rebote del sonido, el patio, ese gran agujero en el medio, todas esas
cosas. Me pareció como un edificio muy imponente y de alguna manera atractivo, a mí me pareció atractivo. Y la
escalera me parecía muy graciosa, me parecía sumamente graciosa.

JMV:-¿La de madera?

MB:-Claro, acceder a semejante edificio por una ventana. Y ese año estuve anímicamente mal, pasé por una
situación personal complicada y dejé. Por supuesto me iba mal también en Diseño, que era la materia por la que
yo venía a esta Facultad. Entonces dejé, abandoné a mitad de año y al año siguiente, cuando quise retomar, ya
no podía elegir el taller porque perdías la continuidad y ya perdías la posibilidad de elección. De manera que ibas
a una computadora que te mandaba a un taller. Y la computadora me mandó, boom, boom, boom, a Casares. Y
yo estaba rabiosa de haber caído en Casares porque sabía que era un taller elitista y uno con su corazoncito
proletario y qué sé yo. Estaba muy furiosa de caer en Casares. Pero bueno, tampoco tenía posibilidades de hacer
ninguna otra cosa. Era Casares o Casares. De manera que empecé en Casares [con] bastante disgusto y al
principio no daba pie con bola, se ve que el hecho de haber dejado ese año y lo pasado el año anterior…estaba
muy desubicada. Me acuerdo que trabajaba muchísimo en maqueta. Que yo no sé si era que trabajaba yo o que
se acostumbraba a trabajar en maqueta. Me parece que yo elegía esa manera de trabajar porque tenía una cosa
que a mí me conectaba con lo material de una obra, que era que yo estudiaba mucho tiempo en el taller de
carpintería de mi papá y también le diseñaba muebles. Desde que entré al curso de ingreso papá me
pedía…-porque no hacía muebles standard sino que tenía clientes que le pedían el amoblamiento completo de
un dormitorio o un comedor- que le hiciera perspectivas de los ambiente con sus muebles….hacía eso. Y lo que
era muy interesante es que estaba, a través de papá, muy conectada con las cuestiones de cómo se construía el
mueble. Entonces de alguna manera…no sé a qué vino esto, por qué pasé a este tema de la construcción. ¿Qué
te estaba contando?

JMV:-Que hacías maquetas.

MB:-Ahí está. Entonces me parece, que en aquel momento no nos exigían maqueta pero yo la hacía porque no
me alcanzaba con los planos para entender mi proyecto . Recuerdo ese primer cuatrimestre de diseño
arquitectónico III, con Casares, haber trabajado por lo menos con tres o cuatro maquetas y que eran
permanentemente rechazadas por mi ayudante. Y yo sin enterarme muy bien de cuál era la causa. Es decir,
entendía que estaba mal pero muy bien no sabía cuál era el motivo por el cual no conformaba a mi ayudante. Por
supuesto, vos sabrás y todos te lo habrán contado, que uno copiaba arquitectura desesperadamente. La consigna
era crear en estado virgen, pero…era imposible. Y entonces uno iba a copiar arquitectura donde fuera. Papá me
había regalado una colección: “Los nuevos caminos de la arquitectura”, y también me había comprado el libro
de Bullrich, “Arquitectura contemporánea argentina”. A la biblioteca no tenía oportunidad de venir porque yo
trabajaba hasta las siete de la tarde…yo llegaba a la Facultad a las ocho, a la hora de comienzo de la clase. Es
decir, no podía pasar antes por la Biblioteca. También consultaba el suplemento…de La Nación me parece que
era, ¿no? El primer suplemento de arquitectura.

JMV:-Puede ser. Sí, sí.

MB:-Bueno, el suplemento de arquitectura de La Nación que coleccionábamos En cuanto aparecía el tema era
un repasar las hojas de todos estos machetes, digamos. Hoy lo llamamos…

JMV:-Referentes.

MB:- Referentes, sí. Hoy sería una magnífica manera de trabajar con referentes y en aquel momento era un
pecado, era un pecado que uno debía ocultar. Mirá, tanto debía ocultar que recuerdo haber encontrado en un
diario, que tiene que haber sido La Nación…encuentro una obra, un proyecto ganador en un concurso, que era
un edificio, creo que una municipalidad, no sé si es un proyecto que está hecho o no, pero que tenía…era un
edificio en bandejas dando a un patio central. Como si fuera esta Facultad pero de alguna manera las bandejas
iban inclinándose para que la visión fuera más del todo. Entonces veo eso y digo “esto es mi proyecto”. Yo creo
que también teníamos que proyectar una municipalidad, no me acuerdo bien. Entonces hago una maqueta y
cuando se la muestro al ayudante me dice…”esto era lo que estaba esperando”. “Esto era lo que estaba
esperando”. En ese momento yo creo que... en ese momento yo descubro la arquitectura. Me parece que en ese
momento me doy cuenta de que es algo más que darle forma a funciones, empaquetar funciones, que es lo que
yo recuerdo haber hecho en otras oportunidades. Por ejemplo en una escuelita que hice…mirá ahora me
acordé…una escuelita que hice en Arquitectura II, ese año que tenía borrado. Nos habían pedido una
escuela. Hice todas aulas redondas y un zoom redondo. Era, de alguna manera, poner en forma funciones. Acá,
por primera vez me parece…por ahí ahora desde acá lo redondeo…me parece que entendí que ese proyecto no
era una suma de habitáculos sino que era fundamentalmente ese gran patio y esas bandejas a las que iban a dar
distintas funciones. Es decir, que el proyecto era una espacialidad.

JMV:-Sí.

MB:-Ahí me fue muy bien con ese proyecto y ese año…después, al año siguiente, hicimos una especie de
instalaciones administrativas para el mercado central. Y la cátedra organizó un concurso del que participaban
todos los alumnos de la noche y de la mañana. Me fue muy bien y gané una suscripción a tres revistas extranjeras,
así que estaba muy contenta. Con este premio al año siguiente ya tenía tres colecciones anuales de revistas
más que se sumaban a mi pequeña biblioteca. Desde ahí para mí la arquitectura, fue siempre la materia sobre la
que yo ponía toda, casi toda mi energía. Esperaba el tema, con mucha ansiedad porque tenía muchas ganas de
ejercitar. Muchas, muchas ganas de proyectar. Y te digo que me pasa hasta hoy. Me pasa que me entusiasmo
mucho, que cuando tengo un tema me siento cargada de un entusiasmo que es muy lindo, que lo disfruto mucho.
Por eso te digo, que disfruté mucho de mi carrera porque si las otras materias no me interesaban tanto, esa
materia, que era arquitectura, valía por todas. Después yo creo que… que la Facultad, el país, se fue complicando.
Empezaron las tomas de la Facultad la represión cada vez mas fuerte…creo que en el año ´71 se cortaron las
clases.
MB:. Y también fue una cosa maravillosa, ver tipos que mezclaban profesión con política con una postura ante la
vida. Era muy interesante, personalidades muy fascinantes, algunas que uno no llegaba a entender porque desde
la Argentina…eran tipos…yo los veía como demasiado libertarios o demasiado desprejuiciados. Uno, todavía
acá, estaba atado a una serie de prejuicios que esta gente parecía haber superado.

MB:-…si estamos hablando del ´71 y yo me recibo en el ´73.

JMV:-Ahí hay un grupo estudiantil muy neto.

MB:-Muy neto.

JMV:-Donde están Chávez y Jaime Sorín también.

MB:-Yo empiezo a participar de la Juventud Peronista.

JMV:-¿Y el PC cómo…?

MB:-Y el PC quedó abandonado.

JMV:-¿Antes?

MB:-Sí, sí, sí. Bastante antes. Yo lo debo haber abandonado… en el segundo año de la Facultad. Se me hacían
muy gravosas…la obligatoriedad de concurrir a las manifestaciones. Yo decía que a mí me costaba mucho, que
yo debería poder trabajar de otra manera, estar en otro lugar y si no lo abandoné antes fue por que…yo sabía
que para mi papá era muy sentido.... no sé si sabrás pero en el PC alguien te hacía el carnet. Es decir, algún
afiliado anterior te hacía tu carnet. Era como tu presentador.

JMV:-Ah, no sabía, no.

MB:-Bueno, indudablemente mi presentador había sido papá. Entonces era toda una ceremonia ¿viste? Tenías
que ir a desafiliarte del partido. Es también una cosa que recuerdo como una gran tristeza, ¿no? A mí me costó
mucho decir que no era más comunista. Decírmelo a mí no, porque hacía tiempo que me lo había dicho. Pero
decírselo a mi papá y decírselo al partido también. Entonces, no sé, creo que me habrá costado un año, el trámite
de terminar de decirle a los demás lo que ya tenía dicho para mí. Bueno, ahí empecé a…militar en el peronismo
que fue también otro disgusto para mi papá, ¿no? Entender que yo podía militar en el peronismo.

JMV:-Sí. Es exactamente el camino de Sorín ese.

MB:-Claro. Pero lo entendió. Lo entendió porque papá era, ante todo, una persona que luchaba por un mundo
mejor. …y lo entendió porque, claro, en ese momento había una izquierda peronista muy importante. Por eso
también lo entendió, porque yo no estaba militando en la derecha peronista sino que estaba militando en la
izquierda.

JMV:-Y bueno, estabas en el ´71.

MB:- Con las luchas dentro de la Facultad. De esos momentos lo que más me ha quedado grabado son las tomas
de la Facultad, que yo creo que fueron dos. O no sé si las agrupo, si fue una. Pero yo las recuerdo como una
cosa terriblemente angustiante. Recuerdo estar encerrada en la biblioteca, que estaba en el segundo piso, del
lado del río.

JMV:-Ah, sí.

MB:-. …ya estábamos de novios con Guillermo me parece…y me acuerdo que escapando yo entré a la biblioteca
y Guillermo, después me enteré, se metió en el bar. escapando de la policía

MB:-Me acuerdo la desesperación de patear las ventanitas de abajo y sacar la cabeza para respirar. Y los
pañuelos tapando la nariz y la boca…hasta que al final salimos con muchísimo miedo. Nos iban dando patadas
y empujones y uno nunca sabía…y uno escuchaba gritos y tropezones y nunca sabías bien, en realidad, cómo
terminaba esa noche. Y eso …fue también muy angustiante. Y yo creo que fueron dos tomas así, muy grosas.
Que también nos marcaban con un miedo. Como decir, “bueno, la militancia es algo complejo”. Era algo a lo que
uno se debía pero que también, desde adentro de uno, sentía como un rechazo porque era poner en riesgo
cosas… uno no sabía cuántas cosas estaba poniendo en riesgo en realidad. … se había gestado la conformación
de los equipos político-técnicos, habíamos empezado a trabajar en un barrio por Moreno con gente de un barrio
pobre; ibas metiéndote en la militancia más radicalizada , cada vez más comprometido. Yo creo que, de alguna
manera, nos salvamos de no ser uno de los desaparecidos porque nos fuimos al viaje de egresados. Que fue
también una cosa muy particular porque Guillermo nos anotó, a mí…jamás se me hubiera ocurrido anotarme en
COVA.

JMV.-El viaje de egresados.

MB:- Si, nunca había imaginado que yo podía hacer un viaje, no teníamos recursos nunca me había imaginado
que iba a hacer un viaje a Europa,

JMV:-Sí.

MB:-Y teníamos que vender una serie de rifas, que era de lo más engorroso, año a año.

JMV:-Sí, yo me acuerdo, durante años se hizo eso.

MB:-Y lo fuimos cumpliendo de manera que nosotros en el ´73 estábamos en condiciones de viajar. Y, bueno,
era la oportunidad. Ahí sí dije “uy, Mariví puede ir a Europa”. Y para mí fue una cosa impresionante…decir “voy
a ir a ver las obras de Le Corbusier”, “voy a ir a ver…”. Era para mí una cosa tan importante que no había militancia
que me la impidiera. A la vuelta podía seguir con mi compromiso

JMV:-Sí.

MB:-Porque a muchos de nuestros compañeros de militancia, no les parecía nada bien. Era una actitud…no de
un militante más bien de un garca irse en un viaje de egresados a disfrutar de arquitectura a Europa. Es decir,
había que poner el lomo acá y estar. Era visto como una frivolidad esto de viajar. Y así me lo hicieron sentir más
de uno. Pero, yo dije “mirá, esto será una frivolidad, pero yo me voy”. Y nos fuimos. Y yo creo que eso fue lo que,
de alguna manera, nos salvó de un compromiso cada vez mayor porque íbamos dando pasos cada vez más
comprometidos en el tema de la militancia. De los compañeros, con la que estábamos vinculados en el barrio,
desapareció el matrimonio con el cual nosotros estábamos trabajando. Fueron dos desaparecidos. Y dentro del
barrio muchísima gente más.

JMV:-¿En qué año te fuiste?

MB:- Me fui en abril del ´73. Nos enteramos de la muerte de Perón en Basilea. Y nos enteramos también de la
muerte del cura…

JMV:-Mugica.

MB:-Mugica, nosotros estábamos en Roma. O sea que las noticias eran muy angustiantes la cosa estaba cada
vez más enferma. Y cuando nosotros llegamos…ya había muerto Perón, ya habían echado de la plaza a
Montoneros, ya habían pasado a la clandestinidad. Es decir, ya estaba claro que había que salir de escena.
Entonces ya…nosotros perdimos contacto con esa gente, con los equipos político-técnicos, con todo. Ahí
perdimos contacto con la militancia del PJ. Volviendo al viaje fue, indudablemente, inolvidable. Yo creo que
fue…también el hecho de poder mirar, tocar, meterte dentro de esas obras que habían sido estudiadas era una
cosa…yo me acuerdo la emoción de estar dentro de la Ville Savoie Era una cosa fascinante.

MB:-Sí, sí. La caminamos. No estaba bien el parque. Pero la casa estaba muy bien mantenida.

JMV:-La habían reconstruido.

MB:-Sí. Lo que no se podía visitar era la casa de los cuidadores pero estábamos solos cuando la recorrimos, la
casa. Así que la gozamos para nosotros solos y me acuerdo que me acosté en la poltrona del baño (risas).

JMV:-Sí.

MB:-Habré hecho todas las ceremonias que se hacen en la casa. Fue muy fascinante para mí .También disfruté
muchísimo todo Roma, del barroco de Roma. Porque además teníamos muy fresca toda la historia de…era una
materia que a mí también me gustaba muchísimo con lo cual yo tenía muy frescas todas esas obras. Entonces
íbamos a ver también la… ¿Cómo se llamaba? Cuatro fuentes. San Carlino de…

JMV:-San Carlino alle Quattro Fontane.


MB:-De las Quattro Fontane.

JMV:-En la esquina….

MB:- Llegar ahí. ... ese lugar era maravilloso, un lugar del que yo había leído tanto y estar era muy emocionante.
El claustro de San Carlino lo recuerdo también como una cosa que me impresionó mucho. Y, después, la otra
cosa que para mí fue un descubrimiento…que, claro, yo no conocía arquitectura espontánea de Argentina.
Después fui al Norte y conocí cosas que me gustaron mucho. Pero la arquitectura espontánea de España, de los
pueblos blancos españoles, fue también una cosa maravillosa. La arquitectura espontánea también en Italia. Me
acuerdo lo interesante que era Sasso, un pueblo cavado en la montaña, que estaba deshabitado, completamente
abandonado.

JMV:-¿Los Trulli viste?

MB:-No, los Trulli no los vi. Pero otros compañeros sí…porque viajamos, trescientos por COVA. De manera que
nos íbamos encontrando en distintos puntos y nos pasábamos los datos. Nos encontramos un grupo en Atenas
Y por supuesto, estar en la Acrópolis era como tocar el cielo. Disfrutar de su historia, de la arquitectura espontanea
de sus playas. Todo el viaje fue una experiencia inolvidable…no sé, la Torre Eiffel. Me puse debajo y vi lo que
era la pata de la Torre Eiffel, una de las cuatro patas. Era una cosa enorme, de una escala nunca imaginada
desde los libros de estudio. Bueno, ese viaje era un descubrir y descubrir y emocionarte. Otro lugar también
lindísimo, el pabellón…

JMV:-¿Suizo?

MB:-Claro, el pabellón suizo, sí, sí.

MB:- Nosotros estuvimos seis meses en Europa. Estuvimos cirujeando porque vivíamos con nada, con un huevo
duro al día y una sopa. Nos habíamos llevado desde Buenos Aires en el avión, embalados, cajones con comida.
Fijate que loco. Porque, bueno, porque todo era carísimo. Entonces, como nosotros queríamos hacer un viaje
muy largo…

JMV:-Había que tener, claro.

MB:-Fuimos con provisiones que nos fueron durando. Y, además, habíamos comprado con otro matrimonio una
combi, entonces dormíamos en la combi, dormíamos sobre un suelo de lata. Dormimos un mes así, hasta que
compramos unos colchoncitos.

MB:-Claro. O por ejemplo, me acuerdo haber pasado toda Francia con pan, una baguette, y paté. No comíamos
otra cosa. Y en Galicia nos quedamos sin dinero. Entonces yo tenía, después, que viajar a Oviedo porque ahí
tenía familia mi papá. Teníamos mucha familia en Oviedo y ahí íbamos a estar mantenidos. Pero calculamos mal
y nos quedamos sin dinero. Y teníamos que pasar un montón de días. Teníamos la llegada prevista para tal fecha.
No podíamos llegar antes a ese lugar. Entonces salimos a la ruta y, como viajábamos siempre a dedo, le
comentamos al tipo que nos levantó, un muchacho joven, lo que nos estaba pasando. “Ah, no se preocupen” nos
dice. “Nosotros estamos instalados con mi familia en una carpa en la playa. Tú Guillermo puedes venir conmigo
a vender. Yo vendo bolsas de nylon en los mercados”. En los mercados de pescado, de Galicia. “Y mi mujer está
con mis cuatro niños en la carpa. Así que tú Mariví te puedes quedar a cuidar los niños con mi mujer” (risas).
Hicimos eso, como por quince o veinte días.

JMV:-Y, decime, de la época esa de la Facultad ¿qué influencias de revistas o de personajes, aparte de Corbu ,
que me dijiste, y de Roma…¿Vos cuál te acordás? ¿En qué talleres terminaste los últimos años?

MB:-En Casares.

JMV:-Ah, siempre ahí.

MB:-, seguí todo el tiempo en Casares.

JMV:-¿Y te daba clases Casares?

MB:-Yo jamás lo vi a Casares. No, miento. Una vez dio una teórica a la noche. Y después estaba Rousiñol. Era
el adjunto.
MB:-Sí. Era el encargado del turno noche. Venía cuando se armaba algún tipo de exposición, cuando el docente
elegía los trabajos más interesantes para que los viera el adjunto. Probablemente me debe haber hecho alguna
crítica porque yo estaba entre los trabajos destacados. Pero la verdad que no recuerdo. No recuerdo como nada
destacado. Ningún docente destacado.

JMV:-¿Vos hiciste algunos concursos con algún equipo, trabajos fuera? Es decir, formación de arquitectura en
esos años fuera de la Facultad.

MB:-No. Trabajaba en una empresa constructora.

MB:-Recuerdo también entre los arquitectos admirados, a Testa y mirá que casualidad la empresa donde yo
trabajaba licitó la Biblioteca Nacional.

JMV:-¿Ah, sí?

MB:-Sí, hice los cómputos de hormigón. Yo en esa empresa trabajé con la obra de Lugano. Lugano I, II. Haciendo
los planos de Lugano I, II, dibujando los planos de…no redibujando porque esta era una empresa constructora,
los planos eran parte de la licitación. Pero no recuerdo por qué yo redibujaba planos. No sé por qué la empresa
redibujaba. También hacía muchísimos cómputos porque, claro, licitaban todo el tiempo.

JMV:-Claro.

MB:- Trabajaba con un arquitecto y un ingeniero que se llamaba Finkelstein.

JMV:-Ah, vos te recibiste en el ´73.

MB:-Dejé de cursar en el ´73 y me recibí en el ´74 después que volvimos.

JMV:-Ah, hiciste ese viaje y después debías algunas materias.

MB:-Claro. Debía Historia. Y nos recibimos con Historia con Guillermo. Yo tenía la posibilidad de quedarme a
trabajar en la empresa constructora. Una vez recibida, por supuesto me aumentarían el sueldo por el título. Pero
en ese momento Guillermo me propone que tiremos…que tire la toalla en la empresa y pongamos un estudio.

JMV:-Claro.

MB:-En mi casa se vuelven locos porque, claro, era dejar una cosa segura por la nada.

JMV:-La aventura.

MB:-Por la aventura. Y ahí nos largamos a poner un estudio. Y mira vos!, nuestro primer trabajo fue una
instalación de mobiliario en una financiera. Nosotros diseñamos los muebles y los construye mi papá. Ese fue
uno de nuestros primeros trabajos.

JMV:-Y en los muebles de la casa de Mar Azul se ve ese origen de dibujadora de muebles.

MB:-Claro. Y estos muebles eran muy interesantes, eran unos muebles para una financiera. Mostradores,
escritorios, era un equipamiento importante, estábamos muy contentos con el trabajo. Utilizamos linolium para
los mostradores, que era un material nuevo en ese entonces. Asi que fue un trabajo de diseño y también de
investigación. …

JMV:-Claro, el linóleo.

MB:-…el linóleo. ha sido una constante en mi vida profesional. Nunca he tenido un trabajo igual otro. Siempre he
salpicado de un tema a otro, todo el tiempo casi todo el tiempo. Y eso también, para mí ,es muy interesante.
Diseño para habitar – Construir TV – Besonias Almeida – 2017 – Casa B.A

La casa se adapta al terreno y las necesidades de la gente que lo habita, en este caso, ellos.
A partir de esto, la tecnología y la disponibilidad economía, se empieza diseñar.

Almeida: Búsqueda de antecedentes en relación con el territorio próximo, a la vida del comitente y a los
hechos culturales que hacen a la vida y la inserción de la casa.
Besonias: Importancia del asoleamiento, y a partir de esto, q ambientes me conviene orientar. Ver cómo
vivir la casa, y ver como se relaciona con el exterior. A partir de esto, surgen idea.

Almeida: Formacion en relación a disfrutar el espacio. Diseño y preocupación con un lenguaje espacial,
desde los limites, las texturas, los reflejos, los colores.. definirlo y calificarlo.
Besonias: Esquema primero a mano alzada, que rápidamente se pasa a compu para plantear alternativas
de proyecto + maqueta electrónica (sk)

Ambos están muy conectados por la naturaleza, la recuperan en el interior y se relacionan con el exterior.

Almeida: Obras simples en cuanto al diseño de planta, pero complejas en cuanto a la espacialidad
proyectual. Diseño y habitabilidad van de la mano, concepto fundamental. Hacer algo para vivir bien
Besonias: Experimentación ya que es propia.

Besonias: Hormigon a la vista. Resuelve temas, ya que es muy dúctil, permite diferentes formas, y grandes
luces sin apoyos intermedios. Envejecimiento noble y sin mantenimiento.
Almeida: Abstracción del concepto. Pensar el negativo de la pared a la hora de hacer hormigon.
Capacidad de ver al reves la casa ya que empiezan por el encofrado. El material te permite que las
imperfecciones sean parte del diseño. Sentir el error como parte del diseño.
“El único lujo que quiero tener, es el espacio”

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