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Egipto
Bernardo Pérez Fernández del Castillo hace alusión a lo expuesto por Don
Jerónimo González Martínez, respecto a que en la sociedad egipcia existían dos
clases de oficinas: “la bibliozeke demosion logon (archivo de negocios), en donde
se conservaban las declaraciones hechas cada catorce años, que servían de base
a la percepción del impuesto, y la enkteseon bibliozeke (archivo de adquisiciones),
regida por funcionarios análogos a nuestros Registradores (Bibliofilakes) que
intervenían en la contratación inmobiliaria y en la transmisión de derechos de igual
Grecia
Según Bernardo Pérez Fernández del Castillo, el aporte de Grecia al derecho
registral son los mojones que se colocaban en propiedades que estaban gravadas
con hipotecas, siendo aquellos una expresión de publicidad elemental.
Pérez Fernández del Castillo, para aclarar lo anterior, cita a Jerónimo Gonzales
Martínez y expresa que “estudiadas fríamente las instituciones griegas, sin manías
arqueológicas, debe reconocerse que los oroi (sillares en que debían inscribirse
los débitos) fueron en un principio simples mojones (termini di confini), y si más
tarde se colocaron en los campos o cerca de los edificios gravados con hipotecas
son siempre medios de una publicidad elemental, noticias sin sanción, no
condiciones indispensables para la validez de la hipoteca o para hacerla eficaz
contra tercero.”
Roma
Sobre el aporte al Derecho Registral de la cultura romana, existen dos principales
posturas adoptadas por los tratadistas: una que establece que el Derecho
Romano no realizó ningún aporte al Derecho Registral, simplemente una limitada
publicidad registral, y otra que indica que, aunque fuera limitada la publicidad
registral, sí existe un aporte, pues desde ese tiempo ya se dotaba de seguridad
jurídica a los actos y negocios celebrados. Luis Carral y de Teresa, al referirse al
mismo tema, dice que “la publicidad registral no existió en Roma. La Publicidad
Registral es creación germánica. En Roma existió la “Mancipatio” , la “In Jure
Cessio”, y la “Traditio”.
Mancipatio
Antonio Ortega Carrillo de Albornoz, narra que la mancipatio “era un instituto
típicamente romano. Contemplado en las XII Tablas, que probablemente era ya
conocida mucho antes por los romanos que la utilizaban como venta al contado.
En la época clásica Gayo la recuerda como un modo formal y solemne de
transmitir la propiedad de las cosas mancipables.” La mancipatio es el primer
antecedente de requisito formal de validez de un acto jurídico, que fue regulado en
una ley escrita. Carral y de Teresa establece que la mancipatio “…existía
únicamente respecto de la “Res Mancipi”, no importando que se tratase de bienes
muebles o inmuebles. Es una forma de contratación esencialmente formalista,
porque las frases rituales, los gestos y la actitud general de los intervinientes, son
el elemento sin el cual las partes no pueden quedar obligadas, ni surtir efectos los
actos que celebren.” La mancipatio era el último paso para logar que un acto
jurídico surtiera efectos legales, lo cual aplicado al presente es lo que se simplificó
a las inscripciones hechas ante un funcionario, pues si no se realizaba tal y como
especificaba la ley, la mancipatio no surtía efecto alguno y, en consecuencia, no
se transmitía la propiedad. Pérez Fernández del Castillo sintetiza que “…la
mancipatio consistía en un procedimiento comercial efectuado sólo por
ciudadanos romanos. Tenía por objeto la transmisión de la res mancipi: fondos
itálicos, esclavos y animales de tiro o carga. Se realizaba en presencia de cinco
testigos y se utilizaba un portabalanza y un trozo de bronce (randusculum). El
Derecho germánico
Los germanos históricamente heredaron ciertas figuras utilizadas por los romanos,
lo cual les proporcionó una buena base para mejorar lo que los romanos ya
habían creado; y es por esa razón que para entender el Derecho germánico se
deben tomar en consideración los acontecimientos y culturas que influenciaron la
creación de las figuras jurídicas propias. Bernardo Pérez Fernández del Castillo
dice que: “el antiguo derecho germano, el seguidor del derecho romano, no era
común a todos los reinos que formaban parte de lo que en la actualidad es la
República Federal Alemana. Tal y como sucedió en Roma, la transmisión de
inmuebles se realizaba en dos etapas: por un lado el negocio jurídico, y por otro el
acto traslativo de dominio. La Gewere y el Auflassung, eran las formas de
transmitir la propiedad.” Los germanos siguieron un sistema similar de transmisión
de propiedad al de los romanos, principalmente en cuanto al procedimiento básico
de celebración de enajenación dividido en dos etapas: La celebración de un
negocio jurídico y la transmisión de dominio. Lo innovador que agregó el
ordenamiento jurídico germánico fue que se simplificaron ciertos procedimientos y
se le dotó de mayor seguridad jurídica a sus actos jurídicos mediante la creación
de registros.
Gewere
Bernardo Pérez Fernández del Castillo explica que “la Gewere se integraba por
dos aspectos: la entrega al adquirente, y la desposesión o abandono del
enajenante”. La Gewere es una institución muy parecida a la traditio del derecho
romano, con el agregado que en esta institución era un requisito indispensable la
entrega física de la cosa que se tratara.
Solemnidad ante el Thinx
Bernardo Pérez Fernández del Castillo resume que es “una forma solemne de
transmisión de inmuebles. No hay que olvidar que los germanos desde las épocas
muy primitivas distinguieron entre muebles e inmuebles y los reglamentaron de
distinta manera, lo que no sucedió en Roma. Esta forma solemne se llevaba a
cabo mediante ciertos ritos y simbolismos que se ejecutaban ante asamblea
popular o ante el consejo comunal (thinx o mallus); la ceremonia era presidida por
el Thinxmann, que era el jefe de la asamblea o el consejo, y el adquirente
quedaba investido de la titularidad de la cosa (vestidura).” Esta institución es una
figura que también surge de la herencia romana, específicamente de la mancipatio
y, como tal, estaba llena de formalismos y ritos que al final lograban dar
nacimiento a la vida jurídica a los contratos celebrados entre dos o más personas.
Aufassung
Bernardo Pérez Fernández del Castillo explica que “la aufassung, podía ser
judicial o extrajudicial. El primero, al igual que la in jure cessio, era un juicio
simulado; el adquirente demandaba al enajenante la entrega de la cosa, éste se
allanaba a la demanda y el juez resolvía favor del actor entregándole judicialmente
la posesión. En el extrajudicial el contrato se perfeccionaba con la inscripción de la
transmisión de la propiedad en el libro territorial. A este sistema se le conoce como
registro constitutivo.”