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Sacarificacion Del Almidon
Sacarificacion Del Almidon
En la industria alimentaria, las enzimas se utilizan para recuperar subproductos, para facilitar la
fabricación, para mejorar el aroma y para estabilizar la calidad de los alimentos. El número total
de enzimas de interés para este tipo de industria es básicamente limitado si se compara con los
millares de enzimas que han sido estudiadas. Las enzimas mas utilizadas son las carbohidrasas,
las proteasas y las lipasas. Se emplean también unas pocas oxidorreductasas y una sola
isomerasa. La mayoría de estas enzimas son de origen microbiano, y solo unas pocas proceden
de animales o vegetales superiores.
Normalmente, las enzimas solubles son desactivadas por el calor, una vez que el tratamiento del
alimento se da por el calor, una vez que el tratamiento del alimento se da por concluido. En
ocasiones se permite que continúe su actividad para que desarrollen el aroma y la textura
deseados, pero nunca se reutilizan. Los recientes avances en tecnología enzimática han
conducido ala preparación de enzimas, células microbianas u orgánulos celulares inmovilizados
que, en principio, pueden ser recuperados del medio de reacción para volver a ser utilizados.
La mayoría de estos almidones están constituidos por una mezcla de amilosa y amilopectina. La
amilosa es un polímero lineal de unidades de glucosa (hasta 6.000) unidas por enlances
glicosidicos α-(1, 4). La amilopectina es un polímero muy ramificado con cadenas cortas de
amilosa(10-60 unidades de glucosa) unidas por enlace α-(1, 6).Aquellas enzimas capaces de
hidrolizar estos enlaces α-(1, 6) han despertado gran interés por su capacidad para hidrolizar
totalmente el almidón en glucosa (figura 4.2).
La hidrólisis del almidón se puede plantear principalmente:
1. En procesos en los que sea necesario eliminar el almidón; por ejemplo, en el procesado de la
caña de azúcar.
2. En procesos enlos que se obtenga un hidrolizado de utilidad para el hombre, como la
obtención de los jarabes ricos en glucosa.
En ambos tipos de procesos se emplean enzimas de diferentes clases. Esta hidrólisis enzimática
sucede en tres etapas (Figura 4.3):
a. Gelatinización: sucede a 60'C, temperatura a la cual las partículas de almidón se
hinchan hasta que finalmente se rompen. Como consecuencia se obtiene una suspensión
de carácter viscoso. A continuación se añade una o-amilasa (EC 3.2.1 .1) termoestable
de Bacillus subtilis que hidroliza parcialmente el almidón, reduciendo la viscosidad. De
esta manera se obtiene un preparado gelatinoso (30-357o de sólidos) que se someterá a
una licuefacción posterior.
b. Licuefacción: cuyo objetivo es la obtención de dextrinas de menor tamaño y solubles.
En esta segunda etapa se emplean las α-amilasas termoestables de Bacillus
stearorhermophilus y Bacillus licheniformes a 103-107 ºC durante 5-10 minutos.
Posteriormente se disminuye la temperatura a 95ºC y el tratamiento continúa durante
tres horas para permitir la obtención de oligosácáridos de 8- 12 unidades de glucosa,
que son los sustratos adecuados para la etapa posterior.
Para conocer el grado de hidrólisis del almidón durante las diferentes etapas se recurre a la
expresión “equivalentes de dextrosa” (DE), que es igual a:
La glucosa pura tiene una DE=100, mientras que la maltosa pura tiene un DE=50 y el almidón
tiene un valor de DE=0. Durante la hidrólisis del almidón el DE aumenta, y así el almidón
licuado con un DE=8-12 es apto para la sacarificación, donde se obtendrá un jarabe con un
DE=45-98
.
Los jarabes ricos en glucosa tienen un valor DE=97 aproximadamente y se emplean en la
preparación de bebidas refrescantes y caramelos, en panadería y en destilerías. Las α-amilasas
de origen fúngico son menos estables al calor que las bacterianas, pero se emplean mucho en la
producción de jarabes ricos en maltosa a partir del almidón. Estos jarabes (DE=40-50)
contienen un 45-60% de maltosa y un 2-7% de glucosa, no son higroscópicos y no cristalizan
tan fácilmente como los jarabes ricos en glucosa. Se emplean para la preparación de caramelos,
mermeladas y postres congelados por su resistencia a la aparición de color.
Los jarabes ricos en fructosa son empleados como edulcorantes en bebidas refrescantes,
conservas, salsas, yogures y frutas enlatadas. La fructosa posee un 120-180 % del poder
edulcorantes de la glucosa, y es menos cara que la sacarosa. La glucosa isomerasa (EC 5.3.1.5),
enzimas que cataliza la conversión de la glucosa en fructosa, es producida por diferentes
microorganismos como el Bacillus coagulans, Actinoplanes missouriensis, Streptococcus
olivaceus, etc.
En la obtención de los jarabes ricos en glucosa se han introducido las enzimas hidroliticas del
almidón en forma inmovilizada. La inmovilización covalente de la α-amilasas de Bacillus
licheniformis en soporte formados por polímeros de alcohol polivinilico ha originado derivados
enzimáticos de gran utilidad para la hidrólisis continua del almidón. En la inmovilizacion de las
α- amilasas se han empleado con éxito otros soportes como poliamidas, microesferas e
hidrogeles. Por otra parte, en la inmovilización de la amiloglucosidasa se han empleado
soportes como partículas de hueso, laminas de colágeno y en polímeros de poliuretano.
Los jarabes ricos en fructosa se obtienen industrialmente por isomerización de los jarabes de
glucosa mediante la utilización de una glucosa isomerasa inmovilizada. Esta enzima, tras su
purificación, se puede inmovilizar en una resina celulósica, o bien cristalizar y reticular
posteriormente.
2. Hidrólisis de la sacarosa
3. Hidrolisis de la celulosa
Madera
La composición de la madera
Celulosa
Es un polisacárido estructural formado por glucosa que forma parte de la pared de las células
vegetales. Su fórmula empírica es (C6H10O5)n, con el valor mínimo de n = 200.Sus funciones
son las de servir de aguante a la planta y la de darle una protección vegetal. Es muy resistente
a los agentes químicos, insoluble en casi todos los disolventes y además inalterable al aire
seco, su temperatura de astillado a presión de un bar son aproximadamente unos 232,2 °C.
Función de la celulosa
La celulosa es un polisacárido estructural en las plantas ya que forma parte de los tejidos de
sostén. La pared de una célula vegetal joven contiene aproximadamente un 40% de celulosa; la
madera un 50 %, mientras que el ejemplo más puro de celulosa es el algodón con un
porcentaje mayor al 90%.
A pesar de que está formada por glucosas, los animales no pueden utilizar la celulosa como
fuente de energía, ya que no cuentan con la enzima necesaria para romper los enlaces β-1,4-
glucosídicos; sin embargo, es importante incluirla en la dieta humana (fibra dietética) porque
al mezclarse con las heces, facilita la digestión y defecación, así como previene los malos
gases.
Hay microorganismos (bacterias y hongos) que viven libres y también son capaces de
hidrolizar la celulosa. Tienen una gran importancia ecológica, pues reciclan materiales
celulósicos como papel, cartón y madera. De entre ellos, es de destacar el hongo Trichoderma
reesei, capaz de producir cuatro tipos de celulasas: las 1,4-β-D-glucancelobiohirolasas CBH i
y CBH II y las endo-1,4-β-D-glucanasa EG I y EG II. Mediante técnicas biotecnológicas se
producen esas enzimas que pueden usarse en el reciclado de papel, disminuyendo el coste
económico y la contaminación.
Sacarificación
Proceso por el cual se transforman mediante hidratación las sustancias sacarígenas en azúcar.
LA SACARIFICACIÓN DE LA MADERA
Memoria preparada a solicitud de la FAO en relación con la labor del Cuadro Técnico sobre
Química de la Madera
Pocos procesos de química industrial cuentan con una historia que pueda compararse a la de la
sacarificación de la madera. Desde los albores de la química orgánica, los hombres de ciencia
quedaron intrigados por el hecho de que la mayor parte de los residuos celulósicos está
compuesta en sus dos terceras partes por hidratos de carbono, que, sometidos a un adecuado
tratamiento, pueden convertirse en azúcares útiles como alimento o para la preparación de
productos químicos.
No parece descaminado suponer que, dados los medios tecnológicos con que hoy se cuenta y
gracias a una adecuada labor de investigación, podrá llegarse a procesos de elaboración que
permitan un eficaz aprovechamiento de los residuos celulósicos. La importancia de hallar tales
procesos de elaboración puede juzgarse considerando sus consecuencias posibles.
Los residuos celulósicos, considerados como materia prima químico, son una fuente de azúcares
hexosos y pentosos. La porción principal, las hexosas, son equivalentes al azúcar obtenido de
las fuentes ordinarias. Las pentosas, en cambio, son únicas, ya que, a partir de ellas, puede
obtenerse el furfurol, producto químico que no se obtiene de otras fuentes. Los pentosanos
contenidos en las mazorcas de maíz desgranadas (zuros) y en el bagazo constituyen ahora la
fuente principal de furfurol. No obstante, el contenido de pentosanos en la madera es demasiado
bajo para justificar una inversión económica basada en este solo producto.
Las breves consideraciones que anteceden nos llevan a la conclusión de que, si bien pueden
conseguirse beneficios indirectos ideando un proceso de sacarificación técnicamente posible, el
factor decisivo será siempre de tipo económico. Para que pueda considerarse de valor, el
proceso industrial debe permitir la producción de azúcar a un precio que compita con el del
azúcar o el de las melazas de cofia en el lugar en que se aplique.
El volumen y naturaleza de los azúcares que puedan obtenerse de la madera, así como los
procesos que exige la necesaria hidrólisis, vienen determinados por los polisacáridos de la
madera.
El principal polisacárido en todos los materiales de plantas leñosas es la celulosa, análoga desde
el punto de vista químico y físico al algodón hidrófilo en el sentido de que es fibrosa, posee una
alta resistencia a los álcalis y es muy difícil de hidrolizar con producción de glucosa.
RESUMEN
La biomasa celulósica se ha vuelto un producto interesante para ser aprovechada como materia
prima en la fabricación de biocombustibles, especialmente el etanol. El paso crítico en su
conversión a etanol, implica la degradación de los polisacáridos a azúcares fermentables, en un
proceso denominado sacarificación. La celulosa, el componente principal de la biomasa, es un
polisacárido de difícil degradación en condiciones de tratamiento moderadas. Las
investigaciones más recientes en el campo de los biorecursos, se han enfocado hacia el
desarrollo de ciertos pretratamientos de la biomasa o la celulosa bajo los cuales se logra que
estos materiales sean de más fácil degradación a azúcares fermentables. El presente artículo
resume los resultados más sobresalientes, sin ser exhaustivos, de los pretaratimentos de la
celulosa y la biomasa para su conversión a productos fermentables por la ruta etanólica.
1.- INTRODUCCIÓN
2.- PRETRATAMIENTOS
Procesos de sacarificación
La conversión de materiales celulósicos en azúcar parece a primera vista constituir una simple
disociación hidrolítica de los enlaces de los glucósidos. Según esto debería esperarse una
reacción simple, con reducido gasto para la fábrica que a ello se dedique. En la realidad, sin
embargo, la celulosa es un polisacárido único entre todos los conocidos y posee una extremada
resistencia a la hidrólisis. Los enlaces de los glucósidos se disocian fácilmente, pero la
estructura cristalina de la celulosa da por resultado una baja accesibilidad para el ácido diluido
que de ordinario se emplea como catalizador. En consecuencia, la temperatura y concentración
del ácido necesarias para conseguir la reacción en un tiempo razonable ocasiona una grave
descomposición de los azúcares resultantes. Enfrentados con esta realidad, solamente se
presentan unas cuantas soluciones alternativas para una hidrólisis práctica.
Las materias primas celulósicos pueden agruparse, en líneas generales, en dos grandes clases:
residuos agrícolas, que se recolectan cada año, y residuos de madera, que pueden irse
recolectando de continuo y según se precise. Ambos constituyen excelentes materias primas, ya
que su disponibilidad es ilimitada, continua y a bajo precio en los lugares en que se producen.
Sin embargo, las cosechas anuales de ordinario constituyen una materia prima cara, si se
considera el coste de su recogida y almacenamiento. En su mayoría, tienen además una densidad
volumétrica muy baja, lo que exige medios y aparatos muy grandes durante la fase hidrolítica.
Otro inconveniente de las cosechas anuales es que están sujetas a las variaciones estacionales, lo
que exige ciertas modificaciones del proceso de elaboración. La madera como materia prima
suele ser superior a las cosechas anuales, pero presenta, - también sus inconvenientes. Su
densidad volumétrica es baja y el coste de su manipulación y preparación para la sacarificación
es elevado, incluso cuando se utilizan los mejores métodos y equipos disponibles. Por ejemplo,
la manipulación de trozas y el desmenuzado de éstas en el proceso Scholler supone
aproximadamente medio centavo de dólar por cada libra de azúcar producida.
El proceso deberá adaptarse con todo cuidado a la naturaleza física y química de la madera
disponible. El procedimiento por ácido fuerte fija ciertas limitaciones a la materia prima; el
serrín, disponible con frecuencia a bajo coste (incluido el de manipulación), no es adecuado.
Todo procedimiento que exija madera desmenuzada sin corteza hace aumentar grandemente el
costo de la materia prima.
La única forma práctica de convertir la celulosa en azúcar parece ser la hidrólisis ácida, lo que
exige que todos los procedimientos utilicen ácidos, al menos durante la fase hidrolítica. Este es
uno de los puntos principales que han de considerarse, ya que el tipo del ácido y su
concentración influyen de manera decisiva sobre el coste de funcionamiento de la fábrica. En
los procesos con ácido clorhídrico fuerte, la mayor parte de las instalaciones deben ser
resistentes a los ácidos, y las estimaciones sobre el coste de las fábricas (8) muestran una
depreciación que asciende al menos a medio centavo por libra de azúcar producida, tomando
como base una fábrica de gran volumen. Esto asciende a más de 200 dólares de capital invertido
en la fábrica por cada tonelada anual de producto, situando así a la empresa en la categoría de
fábricas de productos químicos caros, comparable con una fábrica de pasta al sulfato que
elabore un producto a 200 dólares por tonelada. Las fábricas que se sirven del ácido diluido
exigen una instalación mucho menos resistente a la corrosión, y el capital invertido es algo
inferior a la mitad de la cifra citada.
Las necesidades térmicas de la fábrica dependen, sobre todo, de la aplicación definitiva de los
productos resultantes de la hidrólisis. Cuando se trata de glucosa cristalina o de melazas, las
necesidades calóricos totales son enormes. En el método Bergius es preciso el calor para
recuperar los ácidos fuertes utilizados en la primera hidrólisis, mientras que en el proceso por
ácido diluido el consumo principal radica en la evaporación de las soluciones diluidas para
obtener las melazas. Cederquist (52) se ha servido de métodos para aumentar la concentración
de azúcar en los productos obtenidos por el proceso de hidrólisis por ácido diluido, con lo que se
consigue una ventaja económica para este proceso. En el caso en que el azúcar haya de
utilizarse en solución para la producción de levadura, alcohol u otros productos fácilmente
separables de la solución diluida, las necesidades térmicas disminuyen notablemente,
confiriendo a los procesos por ácido diluido una ventaja decisiva sobre los por ácido fuerte.
El costo de los productos químicos para los procesos por ácido diluido es reducido, ascendiendo
a menos de--un cuarto de centavo por libra de azúcar. En el proceso por ácido fuerte tiene
mayor importancia, habiendo sido estimado por Schoenemann (8) en más de medio centavo por
libra de azúcar producida, aun después de aprovechar al máximo todos los métodos modernos
de recuperación. El costo de los productos químicos para el proceso con ácido sulfúrico fuerte
hace a éste poco aconsejable, excepto en determinadas circunstancias en que el ácido pueda
utilizarse para otras aplicaciones sucesivas. Este caso se estudia más adelante en la presente
memoria.
Estudiando las obras publicadas sobre la sacarificación de la madera se aprecia que la mayor
parte de los esfuerzos desplegados lo han sido en estudios en fábricas experimentales, y en los
aspectos tecnológicos, más que en la química básica del proceso. Es preciso investigar con
mayor profundidad el aspecto químico, en especial sobre el fraccionamiento de los materiales
celulósicos, la cinética de la hidrólisis de la celulosa y la descomposición del azúcar, así como
en cuanto a la modificación de la celulosa antes de la hidrólisis.
Fraccionamiento del material celulósico. - La hidrólisis previa del material celulósico, con la
separación de los azúcares distintos de la glucosa, se viene considerando desde largo tiempo
como un paso aconsejable en los procesos de sacarificación. La concentración de la glucosa en
una fracción y la separación de pentosas y de otros azúcares en otra fracción favorece un mejor
aprovechamiento. Se sabe muy poco del comportamiento de las diversas especies en los
procesos de hidrólisis previa, y no se cuenta con datos que permitan elegir una serie de
condiciones que armonicen en la mejor forma posible el rendimiento y la pureza de la glucosa
fracción principal.
Los trabajos primeros sobre cinética de la hidrólisis de la madera con ácidos diluidos se deben a
Thiersch y a Lüers , y se referían al perfeccionamiento del proceso Scholler. Resultó que el
proceso de sacarificación por ácido diluido consistía en una reacción consecutiva de primer
orden. Otros trabajos posteriores del Laboratorio de Productos Forestales confirmaron estas
conclusiones y mostraron que las dos velocidades de reacción quedan ifluídas en modo diferente
por los cambios en la concentración y en la temperatura del ácido. Una elevada temperatura
favorece los rendimientos altos, hecho que abre la posibilidad de que un proceso bifásico rápido
pueda conducir a rendimientos comparables favorablemente con los obtenidos en otros procesos
más complicados. Contribuye a creerlo así un informe de Cederquist sobre un proceso bifásico
ideado en Suecia durante la segunda guerra mundial.
En teoría, esta relación podría quedar ventajosamente afectada protegiendo el azúcar (lo que en
efecto se consigue en el proceso Scholler alejándose de la zona de reacción), o modificando la
celulosa de tal suerte que su velocidad de hidrólisis quede incrementada.
La irradiación con rayos catódicos ocasiona cambios químicos en los materiales orgánicos. La
superficie de cristalita de la celulosa no constituye una barrera para los rayos, y se producen
cambios químicos en toda ella. El efecto de esto es un incremento de la accesibilidad de la
celulosa y por consiguiente de la velocidad hidrolítica. Esto último se consigue a expensas de la
conversión de parte de los hidratos de carbono en materiales distintos. El efecto último, sin
embargo, es muy favorable.
Existe un cierto número de facetas comunes a todos los procesos de hidrólisis de la madera que
presentan graves obstáculos de tipo económico. Se refieren a los costes de los productos
químicos y a la adquisición, almacenamiento y manipulación de la madera. Dentro de la fábrica,
la corrosión y la energía térmica necesaria son problemas primordiales. Los residuos
hidrolizados presentan a su vez otros problemas de manipulación. Todas estas dificultades
podrán paliarse aplicando técnicas nuevas y más perfeccionadas. Schoenemann, en una
publicación reciente, demostró que gran parte de los problemas tecnológicos a que ha obedecido
el resultado antieconómico del proceso Bergius podrían rectificarse. Manifiesta asimismo que,
en Alemania, el producto último más práctico de la sacarificación de la madera es la glucosa.
Para obtener un máximo de glucosa cristalizada, la solución final debe ser de la máxima pureza
posible, lo que se consigue con una hidrólisis previa de la madera en que se extraen los hidratos
de carbono extraños, y por la aplicación del procedimiento de recambio de iones para purificar
la solución azucarada final.