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Hace 6 años el trabajo del carnicero era considerado mucho mejor que el de
cargador. En esa época la mayor parte de la carne era embarcada por
ferrocarril y ello requería mucho trabajo pesado. Casi todos habrían preferido
la fría monotonía de cortar carne en vez de cargar 90 kilos de carne de
vacuno, desde un vagón de ferrocarril hasta la plataforma de embarque. Fue
entonces cuando dos cargadores, JUAN PABLO y ROBERTO, comenzaron a
pensar en inventar un sistema de rieles portátiles que se adaptasen a los
vagones de carga que llegaban al frigorífico. Los dos lograron concretizar su
idea en un buen diseño. Con el paso del tiempo se logró pericia en su uso y la
tarea de descargar vagones se volvió muy sencilla.
A los conductores no les gustaba tener que descargar hasta 15.000 kilos de
carne de vacuno. En consecuencia, a menudo contrataban a vagos (personas
que se apostaban cerca de Lo Valledor en espera de esas oportunidades). La
tarifa era de un dólar por cada 400 kilos: o sea entre 30 y 35 dólares por
camión. Generalmente se tardaban dos horas en descargar un camión. Los
ingeniosos cargadores rediseñaron los rieles para usarlos con los camiones y
dieron a conocer que se podían utilizar con el pago previo de una propina de
dos dólares. Como el ferrocarril usaba cada vez más el servicio de vagones
plataforma, empezó a aumentar el número de camiones y también el de las
propinas.