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Descartes: Sexta Meditación

De la existencia de las cosas materiales, y de la distinción


real entre el alma y el cuerpo
En Meditaciones Metafísicas (Trad. Vidal Peña, Ed. Alfaguara, pp. 61-75)

1 Las cosas materiales, la imaginación y el entendimiento

1.11 Descartes se aboca a establecer si existen las cosas materiales. Sabe que
puede haberlas como objetos de las matemáticas porque así las concibe
clara y distintamente (en su extensión, figura y locación)
1.12 Dios, en este sentido, puede producir todas las cosas que soy capaz de
distinguir con distinción, y no se juzga que algo le sea imposible, salvo lo
que implique contradicción L. p. 61
1.13 La imaginación, a su vez, también se halla involucrada en la evaluación
de la existencia de las cosas externas: la imaginación es la aplicación de
la facultad cognoscitiva del cuerpo y, luego, debería existir
1.14 Respecto de la imaginación, es importante distinguirla del entendimiento
y de la intelección y concepción: cuando imagino un triángulo no solo lo
entiendo como figura de tres lados, sino que considero a estos presentes
en mí en virtud de imaginar (formo una imagen mental) L2. p. 61
1.15 Si pienso en una figura de 1000 lados, un quiliógono, en cambio no seré
capaz de formar ninguna figura mental, aunque concebiré de manera
perfecta qué es dicha figura
1.16 Incluso si hiciese el esfuerzo de imaginar el quiliógono, no podré
distinguirlo del miriágono, una figura de 10000 lados, solo por medio de
la imaginación, cosa que sí puedo hacer mediante el intelecto
1.17 Luego, el intelecto y la imaginación son diferentes
1.18 Pero, entonces Descartes considera si, en cuanto cosa pensante, qué le es
esencial a su ser, imaginar o entender y concebir
1.19 Y concluye que, aunque dejara de imaginar, no dejaría de ser una cosa
que piensa; luego, imaginar parece depender de una facultad ligada al
cuerpo
1.20 De hecho, la manera de pensar que imagina vuelca el examen hacia los
cuerpos y considera en estos algo conforme a las ideas que el espíritu ha
concebido, o que ha percibido por los sentidos, ¿por qué?
1.21 Inferencia a la mejor explicación (hipótesis más probable para explicar
un fenómeno): es más fácil ver cómo existen las imágenes mentales si mi
cuerpo existe
1.22 Y a partir de ahí conjetura la probabilidad de que hayan cuerpos, ya que
no hay otra manera de explicar cómo se forma la imaginación y sus
contenidos
1.23 Enfatiza que solo conjetura la probabilidad de la existencia de las cosas
materiales en función de la potencia de imaginar, ya que no es posible
demostrar desde la naturaleza corpórea que reside en la imaginación
(imágenes mentales) la existencia de las cosas externas
1.24 Pero como uno imagina, además de la naturaleza corpórea que es objeto
de la matemática, otras cosas menos distintas como colores, sonidos,
sabores, dolores, etc., percibidos por los sentidos y la memoria),
Descartes se aboca a examinar qué es sentir

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1.25 Y lo hace en función de lo que creía verdadero antes del cogito, a la duda
metódica, y que puso entre paréntesis la existencia de las cosas externas y
a qué debería creer a la postre
1.26 En primer lugar, sentía que tenía manos, cabeza, pies, etc., y consideraba
dichos miembros como partes de su ser
1.27 Además de placer y dolor, sentía apetitos como hambre, sed, etc., todos
ligados a la corporalidad y sus inclinaciones, y también las cualidades
perceptibles de los objetos externos (dureza, calor, etc.)
1.28 Sin embargo, Descartes aclara que las cualidades de los objetos externos
se presentan a mi pensamiento mediante ideas, creía sentir algo distinto
desde donde provenían dichas ideas: los cuerpos
1.29 Hume? Existe, asimismo, una clara diferencia entre las ideas recibidas
por medio de los sentidos, vívidas y expresas que las que yo mismo podía
fingir meditando o las de mi memoria
1.30 Las primeras son vívidas
1.31 Luego, a partir de la vivacidad de las ideas de los sentidos, Descartes
colige que alguna otra cosa haya causado la vivacidad de las ideas
sensibles y de cómo las ideas meditadas se asemejan a las primeras
1.32 Advierte, siguiendo la línea de argumentación, que había considerado su
cuerpo como una instancia separada de otros cuerpos y “mía”, puesto que
no podía separarse de él y sentía apetitos y afecciones como placer y
dolor
1.33 Pero luego, Descartes recapitula, y considera que los juicios basados en
los sentidos, de cosas externas e internas, que le habían parecido
confiables no lo eran: ilusiones ópticas y dolores fantasmas
1.34 También otras razones para dudar: i) el sueño (representaciones de
sueños no implican existencia de objetos externos); ii) posibilidad del
genio maligno: fingiendo no conocer al autor de su ser, Descartes exploró
la posibilidad de que algo lo engañase, incluso respecto de la existencia
del mundo externo
1.35 Sin embargo, también ha admitido que todas las cosas que concibe clara
y distintamente pueden ser producidas por Dios, y así las cosas que puede
concebir separadamente que son distintas con necesidad  intuiciones
modales L. p. 65
1.36 Formalización de la IM cartesiana (A= mente y B= cuerpo):
1) Si A = B, entonces es necesario A = B
2) Si no es el caso que es necesario A = B, es necesario A ≠ B
3) Si es necesario A = B, es imposible A y no B
4) Pero, es posible A y no B (puedo concebir mente sin cuerpo)
5) No es el caso que es necesario A = B (MT 3-4)
6) Luego, es necesario A ≠ B (MP 2-5)
1.37 Un argumento adicional de Descartes es que aunque puedo imaginarme
sin cuerpo, sin imaginación (I) y sentidos (S), no puedo concebir que
exista imaginación y sentidos sin intelección, pues de I y S se sigue que
algo puede pensarse

2. Prueba de la existencia de los cuerpos

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2.11 Con respecto a la pregunta por las cosas materiales, Descartes luego sostiene
que hay una facultad pasiva de sentir, que involucra recibir las percepciones de
las cosas sensibles
2.12 Pero esa facultad activa, que produce las ideas de las cosas sensibles
2.13 Luego considera la posibilidad de que la facultad activa esté en mí ser. Rechaza
tal posibilidad, porque la existencia de tal facultad no presupone un acto
intelectual de su parte y a las ideas de esta facultad activa no contribuyo en
modo alguno, luego tanto la facultad como las ideas son independientes de mi
ser
2.14 Por lo tanto, como no tengo de manera formal o eminente tales ideas (nota 53
en p. 67), deben provenir de una substancia distinta de mí
2.15 Y esa substancia será o bien un cuerpo, o Dios mismo
2.16 Como ha mostrado que Dios no puede ser falaz, no puede haber mediación con
respecto a la realidad de esas ideas, sea formal o eminente
2.17 Luego, Descartes concluye que las cosas corpóreas existen L. p. 67
2.18 Pero, la realidad de esas cosas corpóreas, y que es objeto de la geometría
especulativa, está en dichos cuerpos y son concebidas de manera clara y distinta
2.19 Posteriormente, Descartes establece, con el fundamento de lo que la naturaleza
le enseña, que pensamiento (mente) y cuerpo no pueden estar absolutamente
desvinculados: pues, en efecto, no contemplamos mediante el entendimiento
que tenemos dolor o hambre, o cualquier otro modo confuso de pensar ligado a
las sensaciones de la corporalidad (Contra Cottingham? Se puede aplicar IM a
Animales: es posible que tengan modo confuso de pensar sin cogito, porque
puede ser posible separar la sensibilidad del pensar?)
2.20 Para fundamentar su tesis de que tenemos la sensación de interconexión y
entrelazamiento de cuerpo y mente, propone la dis-analogía del piloto y su
navío L. p. 68
2.21 Tal tesis, que ha producido polémica y que parece en contradicción con la
intuición modal de separabilidad de la mente respecto del cuerpo, se
fundamenta en que Descartes considera que res cogitans (pensamiento) como
substancia1 y res extensa como substancia2, conforman o componen una nueva
substancia, 3, que es más completa, el ser humano, que es un ens per se
2.22 No obstante, solo corresponde al espíritu, y no a la unión de este con el cuerpo,
conocer la verdad 
2.23 Además de estar en línea con trozo de cera, inferimos en el entendimiento la
existencia de las cosas externas y sus propiedades, falsando los juicios en que
atribuimos cosas como el calor al fuego, la dureza a la piedra, etc. 
2.24 Origen de la falsedad de los juicios, pese a bondad de Dios; también limitación
del conocimiento en virtud de nuestra finitud

3. Sobre la diferencia entre espíritu y cuerpo

3.11 Por otra parte, Descartes hace notar que existe una importante diferencia entre
el espíritu y el cuerpo: la divisibilidad
3.12 Este es el segundo argumento para mostrar que espíritu y cuerpo son
metafísicamente diferentes (p. 72)
3.13 En efecto, mientras el cuerpo es divisible y consta de partes, el espíritu no lo es
3.14 Tampoco pueden llamarse partes del espíritu las facultades de querer, sentir,
etc., ya que el mismo espíritu, como una unidad es quien concibe, siente, etc.

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3.15 Por el contrario, las cosas extensas pueden fácilmente ser divididas por el
espíritu en partes y por tanto no hay cuerpo que no sea indivisible L. p. 71
3.16 Aún así, Descartes hace algunas consideraciones naturalistas de cómo se
forman las sensaciones, por ejemplo, de dolor y sed, en función del sistema
nervioso y del cerebro
3.17 Tales estados mentales se activan en el cerebro mediante especie de tensores,
los cuales pueden activarse sin el concurso de las cosas externas
3.18 De ahí explica cómo es posible que a veces caigamos en el error de nuestros
juicios basados en los sentidos
3.19 Pero, además, explica cómo los sentidos las más veces nos ayudan y no
engañan en lo concerniente a la mantención de la salud y del cuerpo
3.20 Por lo mismo, y una vez que ha establecido la verdad del cogito y que Dios no
puede ser falaz, considera algo ridículas las dudas escépticas a las que se
sometió en el transcurso de su investigació n L8 p. 74
3.21 Tal reconocimiento no obsta a que debamos reconocer lo endeble que es
nuestra naturaleza y su inclinación al error en las cosas particulares y, por tanto
como lo falso, y debemos buscar lo verdadero con la ayuda de la razón

Adendum: argumento acerca de la existencia de las cosas materiales (p. 66-67)

I) Hay en mi facultad pasiva de sentir (recibir y reconocer ideas de cosas sensibles)


II) Tal facultad es inútil sin una facultad activa de sentir (mediante la cual se
forman y producen dichas ideas)
III) De I y II se sigue que tal facultad activa no puede estar en mí (porque no soy
más que una cosa que piensa y aquellas ideas se me representan a menudo
sin que contribuya en modo alguno a ello; incluso a despecho de mi
voluntad)
IV) De III se sigue que tal facultad activa debe estar necesariamente en una
substancia distinta de mí mismo
V) En esa substancia está formal o eminentemente toda la realidad que está
objetivamente en las ideas que esa facultad activa produce
VI) De IV y V se sigue que esa substancia será un cuerpo o Dios mismo
VII) Pero, sabemos que Dios no es falaz (luego no me envía directamente por sí
mismo esas ideas)
VIII) De V, VI y VII se sigue que la causa de esas ideas son las cosas corpóreas
IX) De VIII se sigue que las cosas corpóreas existen

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