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Licenciatura en filosofía
Preseminario
Gina Tatiana Quilaguy Mogollón
lfl_gtquilaguym412@pedagogica.educo
2015132025
Descartes allí demuestra que el ser humano tiene dos facultades que le
permiten comprender, una que corresponde a su imaginación propiciada por el
cuerpo (los sentidos) y el recuerdo de la experiencia con lo exterior, con lo
extenso en nuestra mente, y la pura intelección como la esencia de nuestra
mente, lo que nos permite comprender, sin necesidad de poseer un cuerpo:
“[…] saber lo verdadero de ellas (las cosas puestas fuera de nosotros) parece
que le pertenece a la mente sola, pero no al compuesto’’ (Descartes, AT, VII,
83), sin embargo, dice que ambas tienen lugar en la mente, aunque menciona
que gracias al cuerpo tenemos la capacidad de sentir cosas externas, a pesar
de que este sea pasivo. Aun así, no deja de primar a la mente, pues esta es la
que comanda diversas acciones de forma activa, como sujeto agente; de
hecho, párrafos antes lo afirma: “[…] concluyo correctamente que mi esencia
consiste únicamente en que soy una cosa pensante’’. (Descartes, AT, VII, 78)
Pues Descartes dice que el alma del hombre es quien determina los
espíritus animales del cuerpo para que realicen actos voluntarios; la manera en
la que se concibe la unión es debido a unas nociones primitivas del compuesto:
como el cuerpo, que es el que nos brinda extensión, nos permite tener una
noción de ser, de vernos a sí mismos como unidad que posee una duración y
por el cual es posible pensar en la forma que este adquiere y su movimiento.
Por otra parte, está el alma, por la cual se produce nuestro pensamiento y tiene
inclinaciones de voluntad según las afecciones del cuerpo. Y finalmente el
compuesto, que permite concebir la fuerza empleada por el alma para mover el
cuerpo y la fuerza del cuerpo para influir en el alma, produciendo en ella
sensaciones y pasiones. Y si esto es así, ella pregunta qué determina esa
pulsión del alma sobre el cuerpo, pues le parece imposible que algo inmaterial
pueda impulsar el movimiento de un cuerpo:
Con todo lo anterior podemos ver que Descartes está inclinado por
pensar que el alma es inmortal, a pesar de que no lo podamos experimentar,
pues es suficiente para él que sea posible separar por medio de nuestro
intelecto lo que nos hace percatarnos de la experiencia que proporcionan
nuestros sentidos o cuerpo.
REFERENCIAS: