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Seminario Mayor “San Pío X”

Arquidiócesis de Huancayo

CONVIVENCIA VOCACIONAL
26 de febrero de 2018

Charla:
VALORES Y ANTIVALORES DE LA SOCIEDAD

Hasta ahora nos hemos centrado en el crecimiento personal como jóvenes,


actualmente es el tiempo de vivir esos valores que descubrimos juntos y
llevarlos a la sociedad. A veces se hace difícil y muy teórico hablar de los
“valores de la Sociedad”, pero lo más importante es preguntarse ¿Qué
puedo hacer yo para expandir estos valores en mi entorno?
Vivimos en una sociedad bastante diferente a la de unos años atrás.
En “nuestros” medios de comunicación se habla del “destape de la
sociedad”. Nuestra realidad social puede ser sintetizada por el título de una
canción del cuarteto británico The Beatles: “Let it be”. Ese “déjalo ser”,
poco a poco, se ha convertido desde un respeto hacia la diversidad, en una
“tolerancia” hacia cosas, actitudes y hechos que como cristianos no
podemos aceptar. Esa “nueva tolerancia” (expresión de Josh Mc Dowell)
nos anula como Iglesia, y, peor aún, nos acerca a la autodestrucción. Porque
si no son malos esos hechos o actitudes, ¿qué impide que nosotros los
practiquemos?
Vivimos en una sociedad que ha cedido a la ruina del consumismo
(el consumo les consume, en palabras del sociólogo Tomás Moulian). Todo
se ve, o se mide a través del dinero, o de cifras. De pronto, esto ha entrado
a nosotros. Creemos, que la base de nuestro éxito como Juventud, y por
qué no decirlo, como Iglesia, está en el crecimiento numérico.
Vivimos en una sociedad en que se ha producido una “liberación”
en el amor. Se plantea vivir un amor sin compromisos, sin papeles, sin
ligaduras. Ya nadie se atreve a proclamar la virginidad prematrimonial,
incluso, dentro de la misma Iglesia. Y uno, en la sociedad en que vivimos,
se encuentra, con libros, revistas o con información en Internet, que nos
presenta “la realidad”. Por ejemplo, una Declaración de los Derechos de
los Adolescentes, que señala: “Tengo el Derecho de pensar por mí mismo.
Tengo el derecho de tener relaciones sexuales con quién se me dé la gana.
Tengo el derecho de protegerme durante el acto sexual. Tengo el derecho
de comprar y usar preservativos. Tengo el derecho de expresarme a mí
mismo”. Lamentablemente, muchos “jóvenes cristianos” aceptan y toleran
estas afirmaciones, olvidando que nuestros cuerpos son “templos del
Espíritu Santo” (1 Cor 6,19).
El filósofo alemán Karl Marx señaló: “Los filósofos no han hecho
más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata
es de transformarlo”. Y nosotros, la juventud cristiana, la sal que sazona y
preserva y la luz que alumbra (Mt 5,14-16), debe hacer algo para no seguir
interpretando nuestra realidad en el evangelio, sino que debemos hacer
algo para transformarla, no sólo para beneficio nuestro, sino para la
edificación del cuerpo de Cristo (Ef 4,1-16).
La primera acción a realizar es preguntarnos: ¿qué ha causado esto?
Uno de los grandes problemas es sustentar nuestros pensamientos, valores
y determinaciones en las experiencias de otros. Debemos recordar que
experiencias hay de todo tipo. Los que no creen en Dios, creen que todo
depende del criterio y de la capacidad del hombre. Nadie puede cambiar
su criterio. Ellos son los arquitectos y jueces de su vida y destino. Basan su
vida en valores relativos (valores que cambian de acuerdo a la ocasión). En
cambio, los que creemos en Dios, creemos que existe un Ser Supremo que
creó la vida y que diseñó cómo la debemos vivir. Por lo cual, nosotros
basamos nuestra vida en los valores absolutos de la Palabra de Dios, que es
nuestra única regla de fe y conducta. En muchas ocasiones, escuchamos, que
“nadie conoce la voluntad de Dios”. Es como si Dios, jugara a la “gallinita
ciega con nosotros”. Pero Dios, en un acto de condescendencia tremendo,
reveló su voluntad a través de su Palabra.
La otra acción que debemos eliminar es la mediocridad. Si hay algo
que le desagrada a Dios, son los cristianos mediocres. La excelencia debe
primar en todo lo que hacemos. Si tú, amado joven, quieres ser diferente a
todo lo que se ha dicho, hay recordar algo, hay que hacer todo de corazón.
Qué maravilloso sería que hubiera abogados, que no se dejen llevar por la
corrupción, sino que tengan muy presente la justicia verdadera, la de Dios.
Qué maravilloso sería que hubiera médicos, que no sólo entregaran sanidad
a través de remedios, sino la sanidad que en muchos casos sólo Dios puede
dar. Qué maravilloso sería que hubiera profesores, que no sólo entregaran
los contenidos mínimos obligatorios de cada asignatura, sino también
enseñaran a amar al prójimo, a respetar la vida, tal cual como el Maestro
de Galilea enseñó. Qué maravilloso sería que hubiera ingenieros y
arquitectos, que no sólo formaran grandes inmobiliarias, sino también,
construyeran nuestros templos. Qué maravilloso sería que hubiera
Diseñadores gráficos, que no sólo trabajaran para las grandes empresas
publicitarias, sino también, diseñaran nuestras publicidades, nuestras
revistas, nuestros tratados para evangelizar a los que se pierden. En fin, qué
maravilloso sería ver a profesionales y técnicos en todas las carreras y áreas
de nuestra sociedad y que puedan desde sus profesiones extender el Reino
de Cristo.
Parece difícil. Más aún, cuando vivimos en medio de una tormenta
avasalladora que amenaza destruirnos. Posiblemente, abundarán las críticas
destructivas e injustificadas de quién menos nos esperamos, lo cual de
seguro, causara dolor. Sin embargo, hay que apostar por una vida auténtica
donde se manifiesten los grandes ideales que la palabra de Dios nos
presenta y nos motiva a expandir.

ACTIVIDAD

LOS DERECHOS HUMANOS


LOS PRINCIPIOS FUNDADORES
Tres dimensiones para la dignidad humana: IGUAL DIGNIDAD, LIBERTAD y SOLIDARIDAD
(son obligaciones).
Dos condiciones lógicas: UNIVERSALIDAD e INDIVISIBILIDAD
LOS DERECHOS HUMANOS MISMOS
A) Los derechos civiles (que permiten proteger a la persona):
1. derecho a no ser objeto de discriminación,
2. derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de la persona,
3. prohibición de la esclavitud y de la servidumbre,
4. prohibición de la tortura y de los tratos inhumanos, crueles y degradantes,
5. derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica y a igualdad ante la ley
6. derechos del justiciable: derecho a un recurso efectivo ante un tribunal
competente, derecho a no ser objeto de detención arbitraria, derecho a un tribunal
independiente e imparcial, derecho a una asistencia judicial, derecho a la presunción de
inocencia, derecho a ser juzgado sin efecto retroactivo,
7. derecho a no ser objeto de injerencias en la vida privada,
8. derecho al asilo,
9. derecho a una nacionalidad y libertad de cambiarla,
10. derecho a la protección de la familia.
Las libertades civiles y políticas
11. libertades de pensamiento, creencia y religión,
12. libertades de opinión y expresión,
13. libertades de reunión y asociación pacíficas,
14. libertad de circulación y de residencia en el propio país y a salir y regresar por
voluntad propia,
15. libertad de participación política.
B) Los derechos económicos y sociales
Los derechos a la dignidad en los intercambios y las relaciones sociales:
16. derecho a un nivel de vida adecuado (comida, energía, vivienda),
17. derecho a la protección de la salud,
18. derecho a un ambiente equilibrado,
19. derecho a la seguridad social,
20. derecho a la propiedad,
21. derecho al trabajo y a una remuneración equitativa, derecho al descanso y al
disfrute del tiempo libre.
C) Los derechos culturales
Los derechos a la identidad cultural:
22. derecho al respeto de la identidad cultural propia (ej. el propio idioma),
23. derecho a la información,
24. derecho a la educación y a la formación: educación escolar básica y formación
profesional y continua,
25. derecho a participar en la vida cultural de la comunidad,
26. derecho a acceder a los patrimonios, comprendido el patrimonio de la
humanidad.
LOS CONJUNTOS DE DERECHOS
A) Los derechos "estructurales"
Grupos de derechos humanos, derechos a participar en las estructuras necesarias
para favorecer todos los derechos humanos
a) derecho a la paz y al orden democrático,
b) derecho al desarrollo,
c) derechos de las futuras generaciones.
B) Los derechos de las personas vulnerables o “derechos categoristas”
No nos referimos aquí a nuevos derechos humanos, sino a medidas especiales para
algunas categorías de seres humanos que pueden encontrarse en situación de vulnerabilidad
I. derechos del niño,
II. derechos de la persona mayor y del minusválido,
III. derecho de la mujer a la igualdad,
IV. derechos de los extranjeros, de los inmigrantes y de los apátridas,
V. derechos de las minorías,
VI. derechos de los pueblos indígenas.

La Palabra de Dios nos presenta al Amor como el valor supremo: 1 Cor 13,
1 – 13. En forma personal y por grupos, elabora una lista de valores a
interiorizar y concretiza de qué modo, con qué actitudes y gestos, incluso
horarios concretos los practicarás en ti, en tu comunidad o en tu familia.
Puedes ayudarte del siguiente cuadro:

VALORES A PRACTICAR COMO JOVEN CRISTIANO


Valor Medios
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1.
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3.
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