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Palabras Claves: Caribe, mestizaje, definiciones del Caribe, visiones del Caribe, colonización,

plantación, dominación, resistencia.

Los términos están cargados de historia, de ideologías y discursos, de imaginarios. Para hablar del
Caribe hay que definirlo, y debemos exigir y exigirnos una definición de cada Caribe del que
hablamos. El Caribe es tan antiguo como América y desde aquí se haya definido América –el Caribe
es contemporáneo (Gatzambide-Geigel, 1996).

Existen muchas posibilidades de delimitar el Caribe y de definirlo desde adentro o desde afuera.
Esto se debe, entre otras razones, a su localización en un área de intersección entre unidades
macrorregionales en el sentido de continente culturales, lo que implica una participación y
presencia de aquella tanto en el ámbito cultural, político, económico como en la historia
territorial.

Una de sus características más destacada fue siempre la pluralidad contradictoria y los contrastes
en sus dominadores y dominantes. (Sandner, 1983)

A continuación señalamos algunos investigadores del Caribe, que lo han definido desde diversas, y
hasta divergentes visiones, lo que enriquece su estudio y abre la posibilidad de construir nuestra
propia definición a fin de abordarlo como objeto y sujeto de estudio.

Ø Quince Duncan “El Gran Caribe: Naturaleza y Cultura como conceptos dinámicos” Traducción
Libre del Documento Paz en los Océanos. Documentos Técnicos No. 41, 1997.

Duncan nos dice “...El Gran Caribe es más que un mar. Desde el punto de vista cultural, el Gran
Caribe es un área que se extiende desde New Orleáns en el norte hasta las Guyanas al sur del
continente, incluyendo, de paso, a Veracruz, la Costa Atlántica de Centroamérica y la parte
septentrional de Sudamérica, las Islas del Caribe y abarcando la totalidad de Belice y la mayor
parte del istmo de Panamá. Se puede describir el Gran Caribe como una zona con una vasta
diversidad cultural, pero al mismo tiempo, los tradicionales lazos con las potencias coloniales de
los siglos XVI y XVIII por una parte, y la presencia decisiva de la cultura africana, por otra, le han
dado al Gran Caribe ciertas características que lo distinguen como un ente cultural con una
identidad única”

Ø Alberto Abello Vives. Investigador y Exdirector del Observatorio del Caribe colombiano. “El
Caribe objeto de estudio”
El economista Abello Vives en su texto “Caribe visto por Benítez Rojo” asegura que “el Caribe no
existe. No existe una única representación sobre esta porción del globo terráqueo que pueda ser
compartida por quienes abordan su conocimiento. Son muchas las visiones que existen sobre el
Caribe: desde adentro de la misma región y desde afuera de ella. El Caribe como concepto, se ha
ido construyendo históricamente. Como región, su concepto se encuentra en construcción”.

Continua presentándonos distintas visiones, entre ellas se encuentran aquellas que lo consideran
como una sección de América Latina. Para otros, se homologa a las Antillas, Mayores y Menores.
Desde la Commonwealh, las referencias con las islas angloparlantes o West Indies. Para quienes
escudriñan la matriz africana, las exenciones culturales del Caribe trepan por Norteamérica y
descienden por Sudamérica. Para Estados Unidos, la Cuenca del Caribe, cuando diseña su
estrategia geopolítica particular. Los organismos internacionales y las agencias multilaterales como
La CEPAL, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario
Internacional, cada una presenta al mundo su “propio” Caribe.

Un primer criterio al que se accede para dar respuesta a la pregunta qué es el Caribe es, por obvias
razones, la geografía. Se piensa inmediatamente en la ubicación del Caribe como mar, como
accidente geográfico, y se marca su área en el Trópico de Cáncer.

La utilización de una visión estática de la geografía constriñe a llamar Caribe al conjunto de


territorios, insulares y continentales, cuyas costas bañadas por el mar Caribe, y excluye a otros
territorios que ancestralmente han estado vinculados a las dinámicas sociales, económicas y
políticas de esta área del planeta, como son el caso de El Salvador, Bahamas, Guyana, Surinam y
Guayana Francesa, en los que durante el poblamiento precolombino, el Descubrimiento, la
Conquista y la Colonización de sus territorios fueron ensartados, como cuentas de un mismo collar
con el resto de los territorios del Caribe. La historia de estos territorios no pueden desligarse del
Caribe, así sus playas no sean bañadas por el mismo nombre o se encuentren por fuera de ese mar
semicerrado.

Así, se es del Caribe sin estar en él. Como esa ciudad caribe de Panamá en el Pacífico o Veracruz en
la costa del Golfo de México, conectada al Caribe en la ruta de los galeones y por la ruta del
danzón y el bolero.

¿Pertenece o no el Golfo de México al Caribe? ¿Es ese otro accidente geográfico diferenciado del
mar semi-cerrado? Si lo fuese, ¿la aplicación del sólo criterio geográfico acaso no traería confusión
sobre las resistentes vínculos de la economía y la cultura de Veracruz –en la costa mexicana- con el
resto del Caribe a lo largo de la historia? Pero, incluir a Veracruz, si se aplicasen otros criterios
distintos al geográfico, invitaría entones a la consideración de Nueva Orleáns –y por tanto de
Estados Unidos- como otras piezas integrantes del rompecabezas del Caribe. ¿Acaso Florida? Y la
costa sobre el Golfo de México no asegurarían entonces la pertenencia de Estados unidos al mapa
del Caribe?

Aplicar simplemente criterios geográficos en la búsqueda de los límites del Caribe produce una
visión imprecisa de la región. Es evidente aquí que se requiere para su examen de otros cristales
para lograr una mejor resolución del Caribe, por lo que se recurre al lente de la cultura como
segundo criterio a la mano.

Después de las anteriores reflexiones, continúa Abello afirmando que si bien el Caribe supera los
límites geográficos estrechos del Mar caribe, tampoco es ilimitado. El Caribe es una geografía y
unas culturas derivadas de un proceso que arranca en las profundidades de la historia pero que
brota con el Descubrimiento de América y que requiere, precisamente, de otras percepciones
como la historia y la política para que éstas contribuyan a explicarlo. ¿Cómo hacer estudios como
éste amparados en una definición del Caribe? ¿Cómo promover igualmente la integración política
o comercial bajo esta perspectiva? Una definición del Caribe para tales fines pasa entonces por
una toma de decisión, por la política, Ya en 1975, Leslie Manigat escribía “dígame cuál es su
definición del Caribe y le diré cuál es su posición política”

Adentrarse en la historia nos conduce a nuevos mapas coloreados con las líneas de los procesos
que se han dado. Las carencias de la geografía, pues es necesario recalcar que el Caribe no es un
punto en el mapa, las llena la historia. La geografía hay que verla en la historia y la historia tiene
sentido en la medida que no se puede separar del espacio. El Caribe es un “monumental molino
histórico” que hilvana sus territorios desde los tiempos precolombinos, donde se realiza
posteriormente el encuentro de culturas (nativas, africanas, europeas y asiáticas) que lo convierte
en una región única, no repetida en parte alguna del planeta, y que se incorpora a la economía
mundial desde el momento mismo que le expedición de Colón suelta amarras en busca de las
Indias.

Para entender el Caribe, y sus componentes es necesario recurrir, además de la geografía y la


política, a la cultura, la geohistoria y la economía.

No existe una única representación del Caribe. El Caribe está entonces in constructo y hay que
asumirlo como tal, más allá de convertirlo en un problema de investigación. El Caribe resulta difícil
de codificar, pues en ese ejercicio de ser construido como concepto no cesa de reconstituirse.
Ø Gabriel García Márquez. Escritor colombiano. “Algo más sobre literatura y realidad” El
Espectador, Bogotá, 1 de julio de 1981

El Nóbel de Literatura nos expresa que “….el Caribe en rigor se extiende (por el norte) hasta el sur
de los Estados Unidos, y por el sur, hasta Brasil. No se piense que es un delirio expansionista. No:
es que el Caribe no es sólo su área geográfica, como por supuesto lo creen los geógrafos, sino un
área cultural muy homogénea...”

En el artículo el Premio Nóbel afirma “en el Caribe, a los elementos originales de las creencias
primarias y concepciones mágicas anteriores al Descubrimiento, se sumó la profusa variedad de
culturas que confluyeron en los años siguientes en un sincretismo mágico cuyo interés artístico y
cuya propia fecundidad con inagotables. La contribución africana fue forzada e indignante, pero
afortunada”

Ø Antonio Benítez-Rojo, cubano “La Isla que se repite”

Benítez Rojo, en el texto “La isla que se repite” considera que el Caribe es un meta-archipiélago
cultural, que carece de límites y de centro. Este archipiélago está integrado por un conjunto de
islas y cada isla es la copia de una que se repite entre la desembocadura del Missisippi y la
desembocadura del Amazonas. El archipiélago Caribe, dentro de su turbulencia historiográfica y su
ruido etnológico y lingüístico, dentro de su generalizada inestabilidad de vértigo y huracán,
pueden percibirse los contornos de una isla que se “repite a si misma”, desplegándose y
bifurcándose hasta alcanzar todos los mares y tierras del globo, a la vez que dibuja mapas
multidisciplinares de insospechados diseños.

En su obra “Significación del ritmo en la estética caribeña”, Benítez Rojo escribe “Si partimos de un
criterio geográfico, el Caribe estaría comprendido por las Antillas Mayores y Menores, y por los
territorios que bordean el Mar Caribe, quedando entonces excluidos aquellos que miran para el
Golfo de México: así como las Bahamas, Barbados, Guayana, Cayenne y Surinam, naciones que
generalmente son consideradas caribeñas. Por otra parte, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y
Panamá, que tomamos como naciones centroamericanas, quedarían incluidas como caribeñas,
mientras que El Salvador no lo sería. Tampoco sería la Ciudad de Panamá, que da al Pacífico,
aunque sí lo sería Colón, junto al lado caribeño del Canal. Si en vez de seguir el criterio geográfico
seguimos uno socioeconómico, estudiar el Caribe en los términos de la Plantación América, es
decir, las partes del continente americano donde se desarrolló una economía de plantación
esclavista. No obstante, si uno fuera a seguir estrictamente este criterio, el Caribe incluiría,
además de las Antillas, una gran parte de los Estados Unidos y el Brasil, así como las regiones
costeras del norte de América del Sur y la franja occidental del antiguo Virreinato del Perú, la cual
mira hacia el Pacífico.
Ø Sergio Ramírez, escritor nicaragüense “El Caribe somos todos”

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, al lamentar la muerte de Jorge Amado, para algunos el
escritor caribe de Bahía, Brasil, anotaba “....siempre diré que el Caribe, más que un concepto
geográfico, es un concepto cultural. Un concepto de una enorme variedad y un enorme
poder....Las fronteras del Caribe son móviles, están donde está el mestizaje creativo que se
multiplica tanto en las islas como en tierra firme”

Ø Oscar Collazos, escritor colombiano. Un Intruso del Pacífico. IV Seminario Internacional de


Estudios del Caribe, 1999.

“...El Caribe se prolonga hasta el Ecuador y, exactamente, hasta la ciudad portuaria de


Guayaquil...el Caribe entra por el Canal de Panamá, corre por toda la franja del Pacífico hacia el
sur, salta por Buenaventura por lo villorrios del Cauca y de Nariño, llega al norte de Ecuador a las
costas de Esmeralda y acaba por crear una estación provisoria y casi final en Guayaquil”

Ø Francisco Avella, docente e investigador Universidad Nacional, sede San Andrés. “El Caribe:
bases para una geohistoria”

Sustenta Francisco Avella que desde el método geográfico tradicional, consistente en establecer
de antemano un marco territorial y político estable, para un país, un conjunto de regiones o de
países, el Caribe sería un conjunto que conforma hoy un bloque de 36 países. A nivel internacional,
el Caribe parece más una colcha de retazos, que una región políticamente integrada. En cierta
manera la fragmentación geográfica, expresa también una fragmentación política que los
mecanismos de integración no han podido superar a partir de las diferentes organizaciones
internacionales con objetivos e intereses divergentes (CARICOM, Asociación Estados del Caribe,
Grupo de Contadora, Grupo de los Tres, etc.)

Considera que el Caribe fue:

1- Una tierra abierta a la colonización y a las invasiones,

2- con la consecuente destrucción de las población autóctona,

3- un lugar de esclavitud para implantar por la fuerza, personas (ni siquiera, familias, poblados ni
tribus como en la colonización europea), que venían del Africa,
4- un escenario de las guerras entre las potencias europeas imperiales por su dominio. Hoy con
el fin de la guerra fría y el triunfo económico del área del Pacífico, es

5- un área más en proceso de marginalización, que de apertura al mundo en pleno proceso de


globalización.

El Caribe solo es conocido por irrigar música, el son, el mambo, el calypso, el souk, la socca, el
reggae y la salsa. También por algunos textos filosóficos menores escritos en forma de poesía
(Walcott, de Trinidad), o de novela (García Márquez, Campentier) o simplemente de canciones (El
negrito del Batey). Como lo muestra Hurbon, (1988) para el caso de Haití, el Caribe es visto como
el reino de la barbarie, la brujería, los “zombis”, los caníbales, los dictadores y las “banana
republics”. Y si no fuera por las publicaciones, las películas “soft” y los catálogos de promoción
turística que hoy muestran el Caribe de la carta postal, el mar, la playa y el cocotero, cuando no el
de las tres Ss “Sea, Sand and Sun” (Dollfus, 1997), o como actualmente el de las cuatro S´s, end
Sex.

¿Qué es el Caribe? La respuesta puede ser muy simple: una imagen especular de Europa, que
rechaza los molde o el espejo con que se le quiere mirar, por lo cual es incomprensible al
pensamiento europeo, o como lo señala Lara (1998), se vuelve un “... un personaje indefinible,
pues no se puede entender con las normas habituales”

En el texto “Bases geohistóricas del Caribe colombiano” plantea que “El Caribe es un personaje
complejo que escapa a nuestras medidas y a nuestras categorías, que no se puede definir con
nuestras normas habituales (Oruno Lara, 1998)

El Caribe, su descubrimiento, o, mejor, su encuentro fue una equivocación. Colón buscaba las
Indias Orientales y encontró lo que hoy llamamos las Indias Occidentales.

“Mar de los Caribes”, mar semicerrado que está situado entre el arco de las Antillas y el
continente americano, el núcleo que estructura lo que hoy se llama “el Gran Caribe”, el cual
abarca no sólo la cuenca de dicho nombre, sino su entorno exterior.

Durante la colonización posterior al descubrimiento, el Caribe pasó a ser uno de los factores
fundamentales en el proceso de acumulación en Europa.

El Caribe fue también campo de experimentación de la economía de plantación impuesta por los
imperios inglés, francés y holandés, y los procesos asociados a su explotación: reemplazo y
destrucción de la mano de obra indígena, en su gran mayoría cambiada por la esclava, traslado
masivo de poblaciones del África y mestizaje asociado a la colonización.

Después de la gran importancia que tuvo en el siglo XIX con la perspectiva de apertura del Canal
de Panamá, el Caribe se convirtió en el centro geopolítico en donde los Estados Unidos
implantaron su hegemonía a partir de la Segunda Guerra Mundial a través del sistema de bases
estratégicas (mísiles en Cuba).

En los años 70, frente al ímpetu del Área Pacífica (triunfo industrial de Japón y de los nuevos
“dragones industriales”) el Caribe cede su importancia estratégica, y pasa a ser un área secundaria
en el juego geopolítico y comercial internacional.

Con la caída del Muro de Berlín y los demás procesos de distensión, el Caribe se convierte en el
Mediterráneo de los americanos o más comúnmente, en el patrio trasero de los Estados Unidos.

Ø Antonio Gatzambide-Geigel. Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe.


Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. “La invención del Caribe en el siglo XX”

El autor al abordar el panorama histórico que acompaña a la palabra Caribe, se plantea dos
preguntas esenciales ¿desde cuándo se llamó Caribe a ese mar delimitado por las Antillas,
Centroamérica y parte de la costa norte de América del sur? y ¿cuándo pasó el Caribe del mar a la
geografía imprecisa de las masas de tierras que lo rodean? Comparada con tres denominaciones:
Caribe insular, Caribe geopolítico y cuenca del Caribe, la expresión Caribe cultural posee la
amplitud suficiente para abarcar a Afro-América Central.

A continuación nos presenta en primera instancia un panorama histórico de la palabra “Caribe”.

“La primera traducción de la palabra caribe a un idioma europeo se remonta a 1492. En el diario
de su primer viaje a América, el genovés Cristóbal Colón tomó nota de unos “caribes” o
“caníbales”, siempre al este de los arahuacos antillanos que le daban las noticias. En el transcurso
de ése y del segundo viaje al año siguiente, Colón identificó a los “caribes” como habitantes
antropófagos de lo que hoy llamamos Antillas Menores y otras partes de ese “Nuevo Mundo”.

Hoy vemos que, comenzando por el propio Colón, los europeos bautizaron con el nombre de
“caribes” a los aborígenes que resistieron la conquista de sus tierras ancestrales en las Antillas.
Luego les sumaron otros amerindios a quienes querían “rescatar para la evangelización, léase
esclavizar en sus minas, pesquerías de perlas y siembras”. La reacción española ante la resistencia
de los ayayanos (Habitantes de la isla Ay-Ay, conocida ahora como Santa Cruz), resume el primer
destino histórico de la palabra caribe: nativo rebelde o esclavizado.

Para los hispanoamericanos el Caribe es ese mar de conquista y pillaje, luego de piratas, corsarios
y contrabandistas y, finalmente de escenario secundario de sus guerras de independencia.

El Caribe, en tanto denominación de una región geográfica, es un invento del siglo XX. Esta
invención arranca precisamente de la transición en nuestra región de la hegemonía europea a la
estadounidense.

Gaztambide-Géigel explica las tres principales tendencias en que se han agrupado las definiciones
del Caribe como región geográfica y un poco de su historia, centrando el estudio en el manejo del
término en el siglo XX y en la base geopolítica de las tendencias. Éstas son:

a) El Caribe insular o “etnohistórico”

Sinónimo de las Antillas o de las West Indies, por lo que suele incluir a las Guyanas y a Belice, y
pude llegar hasta las Bahamas y Bermuda. Esta acepción es la más utilizada en la historiografía y
otros estudios sobre la región porque es la única que coincide con los usos más antiguos, y con las
identidades internacionales internas de la región. Además pone el énfasis en la experiencia de la
plantación azucarera esclavista. El Caribe antillano viene de las luchas independentistas en lo que
quedó de Antillas españolas: Cuba y Puerto Rico luchando por la abolición de la esclavitud;
República Dominicana, por su liberación de Haití, y luego todos frente a España.

b) El Caribe geopolítico

Se refiere al Caribe insular, América Central y Panamá, sobre todo después de 1945; hasta
entonces, eran las repúblicas antillanas y América Central, incluyendo a Panamá. Ésta es la más
utilizada en la historiografía y otros estudios sobre las relaciones con los Estados Unidos. Esta
tendencia es la única engendrada exclusivamente en los Estados Unidos y es tan antigua como el
imperialismo intervensionista.

c) La cuenca del Caribe o Caribe “tercermundista”


A los Caribes anteriores, éste añade a Venezuela y por lo menos parte de Colombia y de México.
Ésta es la tendencia más reciente. Se popularizó con la contraofensiva estadounidense cuyo
garrote se blandió contra Cuba desde 1979 y cuya zanahoria bautizó como “Iniciativa de la Cuenca
del Caribe” el presidente Ronald Reagen en 1983. Se trataba realmente de un Caribe geopolítico
que excluía a países como Cuba y Nicaragua.

La designación de “tercermundista” responde a lo que hayan asumido algunas élites, sobre todo
de las “potencias regionales”, México, Colombia y Venezuela, desde la Segunda Guerra Mundial.
Es decir, las élites dominantes de esos países quieren acercarse a Caribe por sus propias
aspiraciones geopolíticas; incorporan además de la geopolítica de la hegemonía, la geopolítica de
la resistencia latinoamericana.

Y finalmente añade el Caribe cultural o Afro-América Central. ¿Qué tienen de común todas las
formaciones sociales bañadas por el mar Caribe y las demás incluidas por virtud de la historia, la
geopolítica o la conveniencia metodológica de algunos investigadores? Se puede considerar el
Caribe como las partes de Afro-América o de la América de las plantaciones, que incluye el sur de
los Estados Unidos, el Caribe insular, Brasil y todos aquello lugares donde prevaleció la plantación*
como organización socio-económica predominante. Esta sería, entonces, la única definición
estrictamente intelectual del Caribe. Lo que tienen en común todos estos Caribes tan diversos y
contradictorios, debemos centrarnos en la plantación*.

* Plantación: propiedad dedicada al cultivo de productos tropicales para la exportación con mano
de obra esclava, compuesta mayormente por esclavos africanos o descendientes de ellos, y a
partir del siglo XIX, después de la abolición de la esclavitud, incluyera también peones criollos,
mulatos y mestizos y asiáticos importados. La plantación caribeña contemporánea, incluye tanto
las centrales azucareras y sus contornos como los latifundios bananeros, las maquilas y las grandes
cadenas hoteleras.

La identidad etnocultural mestiza, pero marcadamente afroamericana, fraguada en esas


plantaciones puede ser la base de un consenso metodológico, pues coincidiría con experiencias y
proyectos de la región. El Caribe-cultural, por lo tanto, es todo lo que queda entre el sur de los
Estados Unidos y el norte de Brasil: un Afro-América Central.

Ø Socorro Ramírez, Politóloga e internacionalista del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones


Internacionales, Universidad Nacional de Colombia. “El Gran Caribe: ¿estrategias aisladas,
opuestas o convergentes?

Nos plantea la internacionalista Ramírez que desde mediados de los años noventa se ha
comenzado a denominar Gran Caribe a la amplia cuenca geográfica que va desde México hasta la
Guyana Francesa y que comprende las islas. Todo el istmo centroamericano y los países
continentales de Sudamérica que tienen costa sobre este mar. Esta denominación, que no incluye
las costas estadounidenses, permite distinguir la región tanto del Caribe insular como de la
denominada Cuenca del Caribe, que, en la versión estadounidense, tenía un claro sesgo
ideológico.

La idea de conformar un Gran Caribe surge en el contexto histórico creado por los vacíos e
imperativos que marcan la actual situación de la región y sus perspectivas. Negativamente, nace
del doble vacío dejado por la transformación del antiguo colonialismo y por la desaparición del
significado geopolítico que, a lo largo de la Guerra Fría, le dieron especial importancia al Caribe
insular y a Centroamérica respectivamente. De manera positiva, obedece dos imperativos que
determinan las posibilidades actuales y futuras de las islas, el istmo y también de los países
costeros: los procesos de globalización en curso y la presencia hegemónica de los Estados Unidos.

Ø Gerhard Sandner. “Estructuración espacio-política-geográfica y geopolítica en la región Caribe,


1983”

“La Región Caribe es América Latina, Angloamérica, Europa y África a la vez, pero nada de esto en
forma directa o inmediata, sino porque con diferencias históricas o regionales considerables en
cuanto al cuño del contexto respectivo. Es difícil delimitar al Caribe. Detrás de las diferentes
delimitaciones y definiciones que actualmente se usan, aparecen perspectivas e intereses muy
diferentes. Estas tentativas se pueden clasificar en tres grupos:

Importancia de la plantación colonial y capitalista, la denominación externa de tipo colonial con


sus mutaciones y sus cambios históricos o elementos de cultura material y espiritual en las
sociedades fundamentalmente pluralistas.

“Commonwealt Caribbean”, es decir las antiguas colonias británicas.

Concepto de una gradación de áreas definidas según la identidad de orientación o “envoltura


caribe”. Leslie Manigat distingue:

- Una subregión central definida por “Clear Caribbean Identity”: las islas, Belice y las tres
Guyanas;

- Una región más amplia de “Common Caribbean Appartenance”, que incluye América
Central, Colombia y Venezuela;

- “Specific Caribbean Involvement”, México, los Estados Unidos, Brasil, Francia, Inglaterra,
Holanda y

- en forma más extensa con “General Caribbean Interest”, incluyendo Japón y algunos países
africanos”.
Ø Andrés Serbin, investigador. “Percepciones mutuas y relaciones actuales”, 1990.

El Caribe anglófono aparece como un conjunto de Estados predominantemente insulares (con


excepción de Guyana y de Belice) de reducido tamaño territorial y restringida población. Por su
parte, los Estados latinoamericanos, tanto insulares como continentales, presentan magnitudes
territoriales y demográficas más significativas. Ambos Caribes se diferencian en la existencia de
características culturales, sociales, políticas y económicas distintivas:

Diferencias lingüísticas y tradiciones culturales e intelectuales distintivas. En América Latina ha


persistido, junto con la lengua española, la tradición hispana ligada a la Iglesia Católica. En cambio,
en el Caribe de habla inglesa ha persistido una vinculación cultural e intelectual con Gran Bretaña,
y más recientemente, con Estados Unidos, que remite a la tradición y a los estilos cognitivos
anglosajones.

Sistema de estratificación sociorracial e identidades etnorraciales diferenciadas por matrices


coloniales distintas. En América Latina un sistema de estratificación social básicamente asociado a
la existencia de clases y niveles sociales, y a ideologías nacionales que predominantemente
revalidan el carácter mestizo de sus poblaciones a partir de la mayor o menor mezcla de indígena,
europeos de distinto origen y africanos. En el Caribe anglófono, se ha ido decantando un sistema
de estratificación sociorracial que enfatiza en el origen étnico y los rasgos raciales de su población
en el marco de ideologías nacionales que subrayan una identidad afro-caribeña, no obstante la
existencia de otros grupos étnicos como chinos, javaneses y europeos.

Sistemas y culturas políticas diferenciadas y consolidadas en períodos históricos distintos. Los


Estados latinoamericanos presentan economías relativamente diversificadas y de un potencial
endógeno de crecimiento más significativo. Las economías anglófonas, desarrolladas a partir de la
economía de plantación, se presentan como poco diversificadas, particularmente abiertas y
vulnerables frente a factores económicos externos.

Ø Jean Stubbs. University of North London. “Reflexiones acerca del Gran Caribe. Identidades
múltiples en el mundo del Atlántico”

“El Gran Caribe podría ser definido según su organización, pero también por su geografía,
geopolítica, historia, cultura, idioma e identidad. El término caribe, según se aplica a la región, fue
un invento de los Estados Unidos en su expansión hacia el sur a finales del siglo XIX, pero
materializado en la Iniciativa de la Cuenca del Caribe de los años 80. (Gatzambide-Geigel, 2000). La
perspectiva de “cuenca” ha sido apropiada por el tercer mundo y el Caribe. De esta manera, la
noción de Caribe ha sido y sigue siendo, redefinida y reinterpretada dependiendo de fuerzas
externas e internas. Esto es lo que sucede ahora con la creciente importancia de las diásporas del
Caribe, a tal punto que el Caribe es visto como una transnacional, más allá de su relación colonial y
postcolonial”
Ø Ester Lozano de Rey. “Colombia es Caribe”

La autora nos dice que definir el Caribe, o cuenca del Caribe, o Gran Caribe en el contexto de la
geopolítica, ha sido una tarea que a través de los tiempos ha pretendido enmarcar la diversidad de
esa región bajo los numerosos aspectos de su esencia como naciones. Nos referimos unas veces al
Caribe anglófono, al Caribe francófono, al Caribe hispano, etc.

Varias definiciones han sido planteadas. Van desde la de Estados Unidos, basada en criterios
estratégicos, la cual es formulada a partir del estado de Florida, con el conjunto del Caribe insular,
los países centroamericanos y las tres Guayanas, pasando por la denominación de West Indies, la
cual restringe a la región a los Estados y territorios insulares, con base en la configuración histórica
común basada en los procesos de colonización, hasta las siglas en el presente, cuando buscando su
integración, los países de la región hacen presencia en su política multilateral en los principales
foros de concertación hemisféricos, agrupados como la Comunidad del Caribe – CARICOM- y la
Asociación de Estados del Caribe –AEC- entre otras.

La heterogeneidad de la región es evidente. Involucra 38 territorios insulares y países


continentales de gran diversidad idiomática: español, francés, inglés, holandés, patois, cróele,
papiamento; con más de seis religiones: católica, musulmana, hinduista, protestante, episcopal,
vudú, entre otras; múltiples etnias: negros, mestizos, blancos, hindúes, etc.; a más de que en
tamaño territorial, número de pobladores e ingreso per cápita, también existen enormes
desigualdades. Por ejemplo, mientras el territorio de México cubre 1.958.201 Km2 y el de
Colombia 1.141.748 Km2, el de Bermudas apenas alcanza 54 Km2. Contrastan también los
98.831.000 habitantes de México con los apenas 9000 de Anguila.

Ø Andrés Bansart, profesor Universidad Simón Bolívar, Caracas. “¿Identidad o identidades


culturales en el Caribe?

La región se va definiendo con respecto a otras regiones de las Américas o del mundo. ¿Cómo
definir este Caribe? ¿Cómo archipiélago mediterráneo en las Américas? ¿Cómo el archipiélago con
las costas étnicamente parecidas a las de Colombia o Venezuela? o ¿cómo el “Gran Caribe”, la gran
cuenca de este mar mediterráneo? Mejor no responder a estas preguntas para dejar a cada
caribeño, a cada ser individual o colectivo, contestarlas (o ir respondiendo) desde sus YO y sus
OTROS, desde sus ayer y sus ahoras, también desde sus proyectos de desarrollo.
Una sola respuesta podría plantearse como un acto de fe: frente al pensamiento que se quiere
único, frente a una potencia económica que quisiera ser una gran holding planetario, frente a una
fuerza político-militar que decidiría imponerse al resto del planeta el Caribe rico de sus identidades
múltiples seguirá siendo una respuesta cimarrona y una esperanza de diversidades, imaginaciones
y reflorecimientos.

Ø Norman Girvan. “Reinterpretar el Caribe” University of the West Indies. Revitsa Mexicana del
Carine No. 7, 2000

En el artículo Girvan analiza la manera en que la noción de Caribe ha sido -y está siendo-
redefinida y reinterpretada, en función del interés por ofrecer respuestas a las influencias externas
y a los procesos internos. Una posición apropiada es sostener que no hay una definición “precisa”
o consumada; la definición del Caribe podría fundamentarse en el idioma y la identidad, en la
geografía, en la historia y la cultura, en la geopolítica, en la geoeconomía o incluso en la
pertenencia a un organismo regional. El Caribe del mañana no será exclusivamente una
concepción anglófona o hispánica; y no estará atado exclusivamente a un espacio geográfico o a
una definición. Será una comunidad que comparta intereses y estrategias económicas, sociales y
políticas, con la inclusión de diferentes idiomas y expresiones culturales.

¿Qué se entiende por Caribe? La respuesta con frecuencia tiene que ver con la perspectiva que se
adopte y el contexto en que se presente. En la región, los anglófonos acostumbran hablar y pensar
acerca del Caribe refiriéndose a las islas de habla inglesa o a los estados miembros de la
Comunidad del Caribe (CARICOM). Algunas veces la frase “the wider Caribbean” es empleada para
aludir, en realidad, a “los otros”. En la bibliografía hispánica, El Caribe suele aludir a las islas donde
se habla español solamente, o a Las Antillas ¾toda la cadena de islas. No hace mucho se comenzó
a distinguir entre El Caribe insular ¾las islas¾ y El Gran Caribe (Greater Caribbean) o la cuenca
completa. Entre los académicos, “el Caribe” es una categoría socio-histórica que nombra a una
zona cultural caracterizada por el legado esclavista y el sistema de plantación. Comprende las islas
y partes contiguas de tierra continental y puede extenderse hasta incluir la diáspora caribeña
allende al mar. Como anota un académico, existen en realidad muchos Caribes (Gaztambide-
Geigel, 1996, 84).

Tal diversidad se refleja en lacomposición de las organizaciones regionales. CARICOM nació como
un grupo de estados anglófonos principalmente, aunque recientemente incluyó a Surinam y
procura incorporar a Haití. CARIFORUM está conformado por las entidades caribeñas firmantes de
la Convención de Lomé, e incluye a CARICOM, Haití y la República Dominicana. La Asociación de
Estados del Caribe (AEC) reúne a estados de toda la cuenca. La mayoría de los territorios coloniales
en el Caribe no pertenecen a CARICOM, CARIFORUM o a la AEC; sin embargo, muchos son
miembros del Comité de Cooperación y Desarrollo Caribeño (CCDC) de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL). La CCDC excluye a gran parte de los Estados de la cuenca;
la membresía se corresponde rígidamente con la pertenencia al Caribe insular.

En resumen, la definición del Caribe podría fundamentarse en el idioma y la identidad, en la


geografía, en la historia y la cultura, en la geopolítica, en la geoeconomía o incluso en la
pertenencia a un organismo regional. El término en sí mismo tiene una peculiar historia. Se originó
en la intención de los soldados españoles por descalificar a los aborígenes que se resistían a la
conquista. Los caribes fueron acusados de caníbales y, por tanto, indignos de compasión.
Gaztambide-Geigel (1996, 76, 83) ha mostrado que el nombre de Caribe comenzó a ser usado para
denominar a la región al final del siglo XIX, en el contexto de la expansión estadounidense hacia la
frontera sur. Expresiones posteriores de tal denominación fueron la Comisión Anglo-Americana
del Caribe (organizada en 1942, y conocida después como Comisión del Caribe) y la Iniciativa de la
Cuenca del Caribe, impulsada por el presidente Ronald Reagan en la década de 1980. De modo
que tanto el nombre como su aplicación posterior a una zona geográfica fueron invenciones de los
poderes imperiales.

Lo que resulta significativo son las redefiniciones subsecuentes del concepto Caribe, elaboradas
por académicos de la región como expresiones de resistencia intelectual y política. Esto fue
particularmente notable en el caso del New World Group, que surgió en el Caribe anglófono
durante la década de 1960. Guiada por las ideas del antropólogo estadounidense Charles Wagley y
forjada en los primeros trabajos de los nacionalistas radicales C. L. R. James (1938)[1][1] y Eric
Williams (1944, 1970),[2][2] el grupo presentó una visión del Caribe como parte integrante de la
“plantación americana”. Las similitudes en cuanto a historia y cultura fueron destacadas para
contrarrestar las diferencias en lenguaje o influencia colonial. En palabras de Best:

Es cierto que [el Caribe] incluye las Antillas ¾Mayores y Menores¾ y las Guyanas... Pero muchas
veces el Caribe también incluye el litoral que rodea nuestro mar..., lo que estamos tratando de
abarcar en nuestro esquema es el fundamento cultural, social, político y económico de la
“plantación de azúcar”, variante del pensamiento colonial (Best, 1971, 7).[3][3]

Para Best esta definición resultó básica en el intento de fijar un vínculo entre la reflexión
intelectual y la libertad caribeña. Existe un paralelismo entre la posición asumida por el
antropólogo haitiano Jean Casimir (1991, 75-77) y el historiador puertorriqueño Gaztambide-
Geigel (1996, 90-92). Este último considera al Caribe como parte de Afro-América Central, y señala
que tal nombre procede de una concepción etnohistórica de la región.

La visión regional del Caribe no se limita a la perspectiva etnohistórica. Como muestra de


resistencia, la noción de “cuenca”, del poder imperial, ha sido invertida por algunos. La visión con
que Gaztambide-Geigel caracteriza al tercermundismo tiene antecedentes, al menos, desde la
década de 1940 y ha sido revitalizada por las élites de México, Colombia y Venezuela, mediante el
llamado Grupo de los Tres (G3). Más tarde esa visión se consolida con el nacimiento de la AEC y
del Foro de la Sociedad Civil de El Gran Caribe, una organización no gubernamental. Sin embargo,
se entiende que esas organizaciones tienen como objetivo enfatizar la cooperación y fomentar
intereses comunes; cualquier expresión antihegemónica, en caso de presentarse, no se plantea de
manera explícita.

Por lo tanto, la noción de Caribe ha sido -y está siendo- continuamente redefinida y


reinterpretada, en función del interés por ofrecer respuestas a las influencias externas y a los
procesos internos. Una posición apropiada es sostener que no hay una definición “precisa” o
consumada; el contenido depende más bien del contexto, pero ello debe especificarse con
claridad cuando se emplee con propósitos descriptivos o analíticos (ver por ejemplo la Tabla 1).
Desde el punto de vista conceptual resulta útil distinguir dos variantes: el Caribe insular (una
categoría sociohistórica más que geográfica, que incluye las islas, las tres Guyanas y Belice) y el
Gran Caribe (la cuenca). Desde el punto de vista de los organismos regionales, es necesario
distinguir el Caribe de CARICOM, el de CARIFORUM y el de AEC. En el nivel cultural, la creciente
importancia de la diáspora del Caribe insular hacia Norteamérica y Europa ha sido reconocida, así
que el Caribe no es sólo multilingüe, también es trasnacional.

Tabla 1. Los Caribes

Nombre

Cobertura

Principios

Organismos

La Cuenca del Caribe

(Estados Unidos)

Continente e islas

Geopolítico/ hegemónico

ICC

El Gran Caribe 1

(Greater Caribbean)

Continente e islas

Geoeconómico/ cooperación

AEC
El Gran Caribe 2

(Greater Caribbean)

Continente e islas

Geosocial/ anti-hegemónico, nacionalista

CRIES, Foro Civil

Plantación Caribeña o “Afro-América Central”

Islas, las tres Guyanas y “el Caribe” / comunidades negras en tierra continental

Etnohistórico / anti-hegemónico

AECA

Insular o Isla caribeña

Islas, las tres Guyanas y Belice

Etnohistórico

CCDC, AE, CCD

Caribe de CARICOM

Estados anglófonos, Surinam, Montserrat

Cooperación económica, fuertes lazos culturales y lingüísticos

CARICOM

Caribe de GPACP

CARICOM, República Dominicana, Haití

Neocolonial / negociación, en transición

CARIFORUM

SIGLAS:

AE Asociación de Economistas del Caribe.

GPACP Grupo de países africanos, caribeños y del Pacífico signatarios de la Convención de


Lomé con la Unión Europea (UE).

CARICOM Comunidad del Caribe. Sus miembros son 13 Estados anglófonos, Surinam y
Montserrat, un territorio dependiente de Inglaterra. Haití ha sido admitido en principio, pero el
trámite aún no ha concluido.
CARIFORUM Miembros caribeños del GPACP. Los miembros son el CARICOM, la República
Dominicana y Haití.

AEC Asociación de Estados del Caribe. Todos los miembros son Estados de El Gran Caribe,
más tres territorios franceses ultramarinos (no ratificados como miembros asociados).

ICC Iniciativa de la Cuenca del Caribe

CCDC Comité Caribeño de Desarrollo y Cooperación de la CEPAL (Comisión Económica para


América y el Caribe). Todos los Estados miembros pertenecen al Caribe insular únicamente más los
territorios ultramarinos de Holanda y Estados Unidos, así como tres territorios dependientes de
Inglaterra

Foro Civil Foro de la Sociedad Civil de El Gran Caribe.

CCD Centro Caribeño de Desarrollo, un conglomerado de organizaciones no


gubernamentales del Caribe insular.

CRIES Coordinación Regional de Investigación Económica y Social, una red de centros de


investigación ligados a organizaciones no gubernamentales.

AECA Asociación de Estudios del Caribe

TABLA 2. ESTADÍSTICAS BÁSICAS DEL GRAN CARIBE

Población miles

Área

Km2

Densidad Pers/Km2

PIB 1995 per cápita

PIB 1995 US$Mn.


Independencia (año)

Idioma

México

90,100

1,967,183

46

2,775

250,038

1810

Español

Venezuela

21,852

916,445

24

3,433

75,016

1811

Español

Colombia

35,900

1,141,748

31

2,120

76,112

1810

Español

G-3

147,852
4,025,376

37

2,713

401,166

Costa Rica

3,424

51,000

67

2,697

9,233

1821

Español

El Salvador

5,662

21,040

269

1,673

9,471

1821

Español

Guatemala

10,621

108,889

98

1,364

14,489

1821
Español

Honduras

5,654

112,080

50

696

3,937

1821

Español

Nicaragua

4,124

130,700

32

464

1,913

1821

Español

Panamá

2,622

75,517

35

2,827

7,413

1903

Español

Istmo

32,107

499,226

64
1,447

46,456

Cuba

10,964

114,525

96

1,113

12,200

1959

Español

República Dominicana

7,250

48,308

150

1,663

12,055

1844

Español

Haití

7,180

27,750

259

285

2,043

1804

Francés

Insular que no forma parte del CARICOM


25,394

190,583

133

1,036

26,298

Antigua & Barbuda

64

440

146

6,640

427

1981

Inglés

Bahamas

279

13,864

20

12,258

3,420

1973

Inglés

Barbados

264

431

613

7,120

1,883
1966

Inglés

Belice

217

22,966

2,696

584

1981

Inglés

Dominica

74

751

98

2,574

190

1978

Inglés

Granada

98

344

285

2,344

230

1974

Inglés

Guyana

780

216,000
4

809

631

1966

Inglés

Jamaica

2,500

11,424

219

1,762

4,406

1962

Inglés

Santa Lucia

145

616

236

3,083

448

1979

Inglés

San Kitts y Nevis

42

269

156

4,642

195

1983

Inglés
San Vincent y Grenadines

110

389

283

2,032

224

1979

Inglés

Surinam

409

163,820

1,066

436

1975

Holandés

Trinidad & Tobago

1,262

5,066

249

4,101

5,175

1962

Inglés

CARICOM

6,244

436,380

14

2,923
18,249

Aruba

82

188

434

16,810

1,370

Holandés

Antilles Holandesas

207

783

265

7,871

1,632

Holandés

Territorios holandeses

289

971

298

10,388

3,002

Anguilla

10
91

113

5,932

61

Inglés

Montserrat

10

102

98

5,155

52

Inglés

Islas Vírgenes Británicas

18

150

122

18,487

339

Inglés

Islas Caimán

32

260

123

28,125

900
Inglés

Islas Turks y Caicos

15

417

35

7,021

103

Inglés

Territorios británicos

85

1,020

83

17,106

1,454

Guyana francesa *

141

91,000

9,908

1,397

Francés

Guadalupe *

447

1,705

262
7,585

3,390

Francés

Martinica *

360

1,060

340

10,895

3,922

Francés

Departamentos franceses

948

93,765

10

9,187

8,709

Puerto Rico

3,700

9,065

408

11,450

42,364

Español

Islas Vírgenes (E.U.)


102

342

298

13,163

1,340

Inglés

Territorios de E.U.

3,802

9,407

404

11,495

43,704

Caribe Insular * *

36,762

732,126

50

2,759

101,416

El Gran Caribe

216,721

5,256,728

41

2,533

549,038
* Información PIB 1992.

** Miembros de Caricom, Cuba, República Dominicana, Haití y territorios dependientes.

Fuente: basado en información de Ceara Hatton, 1997, Anexo Tabla 1.

DEFINICIONES DEL CARIBE COLOMBIANO

Ø Alberto Abello. Economía y Sociedad del Caribe colombiano al finalizar el siglo XX, economista,
profesor e investigador.

Geográficamente el Caribe continental está conformado por un territorio continental, un territorio


insular, el archipiélago de San Andrés y Providencia, y un amplio espacio marítimo. La zona
continental incluye un territorio que aparece dividido, de acuerdo al actual ordenamiento político-
administrativo de Colombia, en nueve departamentos. Además de los siete departamentos en el
continente tradicionalmente conocidos como costeños – Atlántico,. Bolívar, Cesar, Córdoba, La
Guajira. Magdalena y Sucre-, la geografía del Caribe incluye los golfos del Darién y de Urabá cuya
jurisdicción corresponde a dos departamentos, Antioquia y Chocó, que se consideran parte de
otras regiones de Colombia.

En términos estrictos, el litoral continental del Caribe colombiano va entonces desde Cabo
Tiburón, en la frontera con Panamá, hasta Castilletes, en la frontera con Venezuela. Actualmente,
el Caribe colombiano tiene una extensión territorial de 132.288 Km2, 10% del territorio nacional,
repartidos en un área continental de 132.218 Km2 y otra insular de 70Km2. La longitud de la costa
sobre el Mar Caribe es de 1600 Km.; la zona económica exclusiva de Colombia en este mar es de
aproximadamente 536.574 Km2.

Ø Francisco Avella. “Bases geohistóricas del Caribe colombiano”

La visión interna es la visión de sus propios habitantes quienes la designan como la “costa
Atlántica” Esta designación revela la “desidia geográfica” mediante la cual la nación ha cedido y
perdido extensos territorios en el Caribe.
El Caribe colombiano es uno de los sitios geográficamente más variados de la tierra: posee la
montaña litoral más alta del mundo, 5775 metros, los tipos de vegetación más diversos, desde las
zonas subdesérticas tropicales hasta bosques más húmedos en la parte baja, correspondientes a
los diversos gradientes de humedad y, prácticamente, todos los climas correspondientes al
gradiente de altitud. Es dueño de una de las área humedales más importantes del mundo, 320.000
hectáreas inundadas en forma permanente, y 900.000 de hectáreas que se inundan por más de
seis meses, lo mismo que la isla fluvial más grande de la tierra, Mompox.

Desde el punto de vista marítimo, la cuenca del Caribe colombiano comprende unos 589.160 Km2,
con unos 1330 Km. de costa, en donde se encuentran una gran variedad de ecosistema marinos
tropicales que comprenden desde los estuarios del río Magdalena hasta las islas oceánicas de San
Andrés y Providencia.

La parte sur del Caribe occidental ha sido asiento de culturas indígenas cuya importancia se mide
por el aporte tecnológico a procesos como los de la invención de la cerámica utilitaria, la
orfebrería del oro y la domesticación de la yuca (Lavallé, 1995).

Hoy parece necesario tomar una decisión: llamarla en todos los textos región Caribe, no sólo
porque está bañada por el mar Caribe, sino porque la historia del Caribe le da sentido a la historia
de los pueblos que la habitan. Sus raíces hay que encontrarlas en el contexto más amplio del
Caribe. El Caribe colombiano está mucho más ligado cultural, ideológica y socialmente al Gran
Caribe que a Bogotá”.

BASES GEOHISTORICAS DEL CARIBE COLOMBIANO. Avella, Francisco. 2000. En: Revista Aguaita No.
3. Observatorio del Caribe colombiano, Cartagena de Indias, pag. 26 a 32.

El objeto de este artículo es simple: mostrar como primera parte y muy rápidamente, por debajo
de la visión que cada cual puede tener del Caribe colombiano de que ideas está tejido, qué hilos lo
componen, de qué está hecho, es decir su contenido. Como segunda parte, mostrar menos
rápidamente como está tejido, es decir mostrar su “forma”. Y como tercera y última parte,
mostrar rápidamente y en forma hipotética cuál sería desde el punto de vista de la geohistoria su
estructuración no en el sentido de las partes que lo componen sino de las relaciones que hacen
que, por una parte, pertenezca a:
* Un país de 4 esquinas (amazónica, orinocense, pacífica y caribe), que la Universidad
Nacional busca entender a través de sus sedes de Leticia, Arauca, Tumaco, que aún no ha iniciado,
y la de San Andrés que se creó en 1966, pero que sólo lleva dos años de actividades permanentes,
y por la otra

* A la cuenca del Gran Caribe, tal vez el más grande crisol de culturas del planeta, y el mixer
cultural más importante de la historia, pues todo lo que ingresa a su territorio, lo integra, lo vuelve
suyo, lo vuelve Caribe, desde la economía y la política, hasta la música, (me gusta más el “Let´s be”
de Celia Cruz que el de los mismos Beatles), así haya tenido como origen Europa, África o Asia, o la
región Andina, como en mi caso personal.

¿Qué es el Caribe?

Oruno Lara (1998:3), el más importante “caribólogo” (no sé si exista esta profesión) francés
escribía: “Hoy tenemos las mismas dificultades a circunscribir el Caribe que tuvo Fernand Braudel
(1964) para delimitar el Mediterráneo en la época de Felipe II…el Caribe es un personaje complejo
que escapa a nuestras medidas y a nuestras categorías….Personaje que no se puede definir con
nuestras normas habituales”. Y podríamos agregar que no se puede entender con la racionalidad
con la que otros buscan explicar Europa, por ejemplo. (Levy, 1997:3)

¿Qué es lo que se llama Caribe a través de la historia?

El Caribe ante todo es uno de los grandes problemas filosóficos modernos. Su ”descubrimiento”, o,
mejor, su encuentro fue una equivocación. Colón buscaba las Indias Orientales y encontró lo que
hoy llamamos las Indias Occidentales, y, de paso, un continente llamado posteriormente
“América”, con el nombre de su cartógrafo, y no “Colombia” por el de su descubridor.

De este encuentro, nace un personaje central: el “otro”, que junto con el “individuo” constituyen
los pilares de la “modernidad”. De aquí que el principio de “alteridad”, o sea la creación del “otro”,
haya sido pensado convenientemente para no tener que sojuzgar al “prójimo” al igual que a sí
mismo. Pues hasta ese momento se creía que todos los pueblos creados por Dios ya estaban
reseñados en la Biblia.

Colón encuentra, de pronto, otros hombres, “pobres y desnudos”, sin lugar en la creación bíblica,
pero cuya generosidad lo impresionó hasta el punto de creer que podría convencerlos “por el
amor y la amistad y no por la fuerza” (Fergusson, 1999:12). Creyendo haber encontrado el paraíso
perdido, Colón regresa, pero Europa cambia rápidamente el esquema de su pensamiento: aparece
el monopolio de decidir sobre el destino de la humanidad, de definir quiénes eran los “otros” (“los
descubiertos”), y quienes seguían siendo los “mismos” (los que aparecían en el relato bíblico).

De este modo, se afirma la existencia de alguien que es diferente pero que al mismo tiempo es tan
parecido, tan igual que puede ser “el mismo” dependiendo de donde se sitúe el “yo”, el que juzga,
como observador o como observado (Hartog, 1980). Es en ese juego especular, en el que las
imágenes se miran ellas mismas como a través de espejos, que ha quedado atrapado desde ese
entonces el pensamiento eurocentrista (Todorov, 1982), que tiene su expresión más reciente en el
avance de los partidos de extrema derecha.

Pero como en todo paraíso el pecado original existe, por definición, los divulgadores de la
“invasión” para unos, y del “descubrimiento” para otros, descubrieron que “el otro” no sólo era un
salvaje sino que era “caníbal”. De aquí todas las variaciones que de “khan”, como el emperador de
la China, a cuyas tierras Colón creía haber llegado, o de “can” como perro, o de “cariba”, con la
connotación de comedor de carne, se orientaron a producir en la imaginación europea un ser
antropófago, lascivo, que engendraba hijos, que luego devoraba (Lestringant, 1996).

Luego, a partir de estas imágenes, se justificaba que este salvaje fuera redimido por la esclavitud.
Desde que la reina Isabel la Católica autorizó esclavizarlos en 1505, prácticamente en todos los
demás sitios donde los indígenas fueron declarados “caribes” se les acusó de las mismas
atrocidades (Ibid).

Este parece ser el origen de la palabra usada para llamar “mar de los Caribes” al mar semicerrado
que está entre el arco de las Antillas y el continente americano, que es el núcleo que estructura lo
que hoy se llama “el Gran Caribe”, que incluye no sólo la cuenca de dicho mar, sino su entorno
exterior. Algunos incluyen hasta el nordeste del Brasil, la desembocadura del Amazonas y el
Orinoco que constituye el territorio original de donde el grupo de lengua “karaib” se dispersó a
través de las Antillas Menores, y de quienes Colón escuchó hablar en su primer viaje, bien al norte,
en lo que hoy son las Bahamas.

Durante la colonización que siguió al descubrimiento, el Caribe pasó a ser uno de los factores
fundamentales en el proceso de acumulación en Europa. Fue la llave de oro de América. Oro que
no sólo sirvió para dar vano esplendor al imperio español sino también para pagar sus deudas con
las casas de comercio y de préstamo hanseáticas, lo que causó su decadencia finalmente.

Fue también el campo de experimentación de la economía de plantación impuesta por los


imperios inglés, francés y holandés, y los procesos asociados a su explotación: reemplazo y
destrucción de la mano de obra indígena, en su gran mayoría cambiada por la esclava, traslado
masivo de poblaciones del África, mestizaje asociados a la colonización española que marcaría su
destino para siempre.

Después de la gran importancia que tuvo en el siglo XIX con las perspectivas de apertura del Canal
de Panamá por los franceses y luego con la apertura real por los americanos en el siglo XX, el
Caribe se convirtió en el centro geopolítico en donde los Estados Unidos implantaron su
hegemonía desde la Segunda Guerra Mundial a través de un sistema de bases estratégicas, que
tuvo su coyuntura más álgida con la instalación de misiles en Cuba, un país que había cambiado de
campo político con la Revolución, haciendo evidente el conflicto este-oeste a 90 millas de los
Estados Unidos.

En los años 70, frente al ímpetu con el que el “Área Pacífica” entra a la historia después del triunfo
industrial de Japón y de los nuevos “dragones industriales” de la cuenca (Corea del Sur, Taiwán,
Hong Kong, Singapur), el Caribe cede su importancia estratégica, y pasa a ser un área secundaria
en el juego geo-político y comercial internacional, hasta el punto de que algunos autores empiezan
a estudiar su situación futura en el “siglo del Pacífico” (Brabevoy-Wagner, 1993)

Con la caída del Muro de Berlín y los demás procesos de distensión que conducen a conformar hoy
un mundo unipolar, el Caribe se convierte en el Mediterráneo de los americanos (Musset, 1994:1),
o más comúnmente en el patio trasero de Estados Unidos.

Hoy el Canal de Panamá perdió importancia estratégica, por lo cual es devuelto a los panameños.
Ahora resulta más barato transportar la carga hacia Europa a través de los ferrocarriles y los
oleoductos norteamericanos. Y la situación política ya no se analiza en términos de un conflicto
bélico, sino de acuerdo con la capacidad competitiva de los países en el mercado mundial. En este
contexto, el Caribe entra al tercer milenio.

¿Cuál es su destino?

El Caribe no sólo está formado por las ideas, a partir de las cuales la historia lo ha modelado. Esta
historia tejida con los hilos de la historia de sus diferentes regiones, que le han conferido un
sentido, que identifica en la diversidad, que expresa una pertenencia que representa a los
habitantes de esta parte de la tierra en el resto del mundo. Este lugar, como el Mediterráneo de
Braudel, no sólo une por la historia sino que separa por las distancias, el aislamiento y la
insularidad, aunque, al fin y al cabo, el mar es capaz de unirlo todo.

¿Qué es lo que se llama Caribe desde el punto de vista geográfico?


Gerard Sandner (1982:8-16), el mejor “caribólogo”, anotaba que “a las variaciones históricas y
conceptuales en la terminología del Caribe, corresponden a las variaciones y delimitaciones que
reflejan diferencias fundamentales en los conceptos básicos de la definición de “Área Caribe” o
“Región Caribe”.

Diferenciando cuatro grupos de acuerdo con la tradición de la geografía regional, a indicadores


culturales, históricos y socioeconómicos, como el “Rimland” insular euroafricano y el “Mainland”
continental euroindio, a las delimitaciones de las fronteras de países y estratos, y finalmente a
criterios etnohistóricos que reflejan una “identidad caribe”, como la de Manigat (1976).

Sandner muestra con este ejercicio que “el problema de la delimitación y la definición del Caribe
aparece como un rito inicial en todos los estudios que se dedican a esta región” (Ibid, p. 9). Pero lo
que expresa cada mapa, en el fondo, son los intereses de quien fabrica las cartas, hasta el punto
en que, como dice Manigat: “Definiciones competitivas y conflictivas reflejan intereses
competitivos e ideologías en conflictos, así que bien podríamos decir: dígame cuál es su definición
en el Caribe y le diré cuál es su definición en política” (Ibid).

El más reciente “caribólogo” inglés, James Ferguson (1999), señala en su libro “La historia del
pueblo Caribe”, que las Indias Occidentales, las Antillas, son “diferentes nombres para una misma
región, que reflejan diferentes percepciones y mitos…En este libro he tratado de estudiar la región
como un todo, mirando no sólo lo que separa las agrupaciones de las diferentes islas, sino lo que
tienen en común histórica y culturalmente”.

La consecuencia es que la presencia del Caribe continental, la de los pueblos que desde Miami,
bordeando el Golfo de México hasta las Guayanas (habitando una región que comprende tanto el
Caribe como mar interior, como la cuenca de su borde exterior) no tienen historia. No son parte
del “Carribbean People” y el libro no hace una sola alusión a su existencia. Lo que refleja,
evidentemente percepciones puesto que para este autor, originario de la isla de Inglaterra, el
pueblo caribe es exclusivamente el mundo insular.

¿Qué es lo que se llama Caribe colombiano?

Queremos hacer énfasis en que por encima de la visión que cada cual pueda tener del Caribe lo
que se quiere mostrar es simplemente. Cuál es su sentido. Para evitar una larga disertación
académica, se ha preferido citar algunos ejemplos de las maneras cómo las visiones geográficas
han contribuido a formar el Caribe colombiano.
La primera visión, que se ha llamado interna, es la que tienen sus propios habitantes sobre su
región, lo que designan como “Costa Atlántica”. Se ha tomado a propósito para señalar la “desidia
geográfica” por la cual la Nación ha cedido y perdido extensos territorios en el Caribe y que, de no
superarla, va a continuar perdiendo.

Y también para mostrar como uno de los logros más importantes en el proceso de regionalización
de Colombia, el artículo 7 de las reformas a la Constitución de 1886, que crea los Consejos de
Planeación con sus respectivos Consejos Regionales llamados Corpes, o sea la primera posibilidad
de que las regiones existieran legalmente se hizo inducida por un error geográfico. Un error que
no se puede achacar a la costumbre como algunos pretenden, sino a la falta de visión hacia fuera
que caracteriza al país, pues desde 1773 los ingleses lo registraban así en sus cartas. Y, por lo
menos, a partir de la independencia, se sabe que Colombia no está bañada por el Océano
Atlántico, sino por el Mar Caribe o de las Antillas, como aún insisten en llamarlo los franceses.

Este error ha sido corregido por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC; (1995) desde la
edición de las últimas cartas en 1995, afortunadamente, no sólo por el cambio de nombre, sino
porque por primera vez aparece el Caribe insular como parte del territorio nacional: ya no
aparecen las islas de San Andrés y Providencia, en Urabá, en La Guajira, o en la Amazonía, donde
quedara un campo para incluirlas en un mapa en donde parecían no caber, no porque nadie las
quisiera sino por problemas de escala.

Por el Corpes Costa Atlántica, que en la edición del interesante Mapa Cultural del Caribe
colombiano (1993), hubiera podido aclararlo, pero dejó pasar la oportunidad por falta de
conciencia sobre el Caribe. De paso, hay que decir que el libro tampoco enfatiza en el contexto
más amplio al que pertenece Colombia. Sólo se menciona que: “En Colombia se hace cada día más
necesario afinar el conocimiento de su cultura a partir de sus regiones y de su vínculo con el
contexto latinoamericano” (p.17). De resto, el Caribe aparece más como una localización que
como un contexto, más como algo que contiene una región, que como algo que la forma, la
identifica y le da sentido.

Visión externa

Una visión externa sobre la región es la de Jacques Gilard (1984), uno de los mejores “caribólogos”
franceses, (ya casi estamos seguros que sino existe la profesión si existe el oficio de caribólogo), en
su monumental tesis de geografía cultural, la más importante que se haya escrito sobre una región
en América, titulada “García Márquez y el grupo de Barranquilla”, plantea que para entender a
García Márquez era necesario tomar en consideración el mundo de donde había salido. Gilard
señala que “hemos dicho que él se comporta como un hombre de la Costa (Atlántica), región de la
cual hemos señalado ciertas particularidades, al menos para establecer un contraste con el
interior andino de Colombia. Además hemos señalado ese rasgo fundamental de un escritor que
sin dejar de ser colombiano, se define en función de la cultura caribe. Aquí hay el signo de una
mutación la cual no se ha tenido en cuenta: García Márquez, en un cierto momento, cometía una
transgresión” (p. 4, Tomo III).

¿Cuál es la transgresión? Según Gilard, la transgresión consiste en que García Márquez, sin dejar
de ser colombiano, pasó a pensar como caribe, no sólo como costeño. Esta interpretación
particular de su trabajo, que no es explícita, es la que permite demostrar la hipótesis con un
inmenso acervo documental, de que la universalidad del escritor se gana más a partir de una
visión del Caribe que de cualquier otra visión. Sin embargo, a pesar de las dos mil páginas de la
tesis de Gilard, en el capítulo de la Literatura Caribe de la “Enciclopedia Universalis”, García
Márquez no figura como uno de los premios nóbeles caribeños.

¿Qué es lo que se llama Caribe colombiano en este siglo?

Eduardo Posada Carbó (1998) en su libro sobre la historia regional de la Costa Caribe colombiana
(1870-1950) escribe que: “El Caribe colombiano es conocido indistintamente como el litoral, la
costa atlántica, y la costa” (p. 25). Más adelante señala: “El Caribe colombiano, que para los
propósitos de este trabajo se define por los límites de los antiguos estados soberanos de Bolívar y
Magdalena…”

Lo que hay que señalar es que Posada Carbó trabaja magistralmente una parte del Caribe
colombiano, que en 1870 estaba aún formalmente compuesto por el Archipiélago de San Andrés y
Providencia, que incluía las islas Mangle (o Corn Mangle), la Miskitia, Panamá, Urabá, y la Guajira.

El historiador Alfonso Múnera, en su libro “El fracaso de la Nación: Región, Clase y Raza en el
Caribe colombiano (1717-1810)”, anota: “En los albores del siglo XIX, el Caribe colombiano
abarcaba en sus tres grandes provincias de Cartagena de Indias, Santa Marta y Riohacha una
extensión aproximada de 150.000 kilómetros cuadrados. Sus costas se extendían a lo largo de
1.600 kilómetros desde el Golfo de Urabá hasta la península de la Guajira” (p. 55) Y, en nota al pie
de la misma página, agrega: “Es muy difícil describir con exactitud el territorio de las tres
provincias que conforman la región Caribe. No conozco un solo documento del siglo XVIII que
contenga un estimativo aproximado de su área. Faltando esto, me he limitado a sumar la
extensión de los actuales departamentos de la costa Caribe y el área de Urabá, tal y como
aparecen registrados en el Instituto Codazzi, Geografía de Colombia, vol. I (Bogotá, 1984), p. 270”
En este aspecto, Múnera incluye la Guajira y Urabá, pero no hace referencia a la parte de la Nueva
Granada que se extendía “…desde el Cabo Gracias a Dios hasta el río Chagres” (IGAC, 1986:22),
que era más fácil de administrar desde Cartagena que desde la capitanía General de Guatemala.
Tampoco incluye a Panamá que en el período era parte integral del Virreinato.

En la primera mitad del siglo XX y en el siglo XIX, el Caribe continental se empezó a llamar Costa
Atlántica tanto en Centroamérica como en Suramérica. Algunas regiones de Nicaragua (los
departamentos de Zelaya Norte y Sur), se llaman Atlánticas a pesar de que una universidad se
llama Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua, Uracán. Lo mismo
sucede actualmente en Costa Rica, Honduras y Panamá, en donde se utiliza todavía el término
Costa Atlántica en las cartas oficiales.

Aunque no hay una razón precisa para saber por qué se empezó a hablar de Costa Atlántica en el
caso colombiano, “la expresión “Costa Atlántica” –el nombre de un periódico publicado en
Barranquilla en la década de 1880- había adquirido una connotación especial desde mediados del
siglo”. (Posada Carbó, 1998:411). Y es posible que se haya utilizado desde años antes como se
puede ver en algunos textos y cartas de los años de la Independencia.

En el siglo XIX, antes de la Independencia, Colombia no existía. Sin embargo, la historia patria,
cuyo sentido mítico de comunidad imaginada es el de suponer que es una entidad que siempre ha
existido y siempre existirá, comienza desde los pobladores originales llamándolos “los primeros
colombianos” o “los primeros habitantes de Colombia”, y ahorramos las citas pues está
prácticamente en todos los textos escolares.

Pero lo que si existía era el Caribe, por lo menos a partir del siglo XVI, cuando se inició la Leyenda
Negra del Caribe antropófago, etc., y, expresamente, desde 1775 como se puede ver en la mayoría
de las cartas geográficas inglesas de la época, mar del cual tomaron su nombre todas las regiones
costeras. En esa época, el Caribe, ancho y profundo, unía, no separaba, a pesar de haber sido
campo de las potencias europeas.

Al Caribe le da sentido su conceptualización geográfica. Desde ese punto de vista, está compuesto
por una archipiélago de las islas que apareciera que nada las uniera, separadas irremediablemente
de un continente, cuya parte centroamericana es uno de los sitios menos poblados del trópico, y
tal vez de los más abandonados de la tierra, no sólo después del ciclón Mitch, sino desde mucho
tiempo atrás, cuando parte de esas tierras pertenecían a Colombia.

Pero, precisamente, por falta de esa visión geográfica, explicable en un estudiante de postgrado,
como se señaló al comienzo de este artículo, no es explicable en un país como Colombia. Por eso,
a manera de conclusión de esta segunda parte, en donde se busca responder a la pregunta ¿qué
es lo que llamamos Caribe? habrá que hacer como hacía la gente de los primeros tiempos en
Macondo, “señalar las cosas con el dedo”, pues, desafortunadamente, desde el punto de vista de
la elaboración conceptual, de lo que le confiere sentido a la región Caribe colombiana, apenas
estamos en el rito de iniciación del cual habla Sandner para el Caribe en general en 1982.

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