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EL EVANGELIO QUE ANUNCIAMOS LAS MUJERES

Queridas hermanas, queridos hermanos, les enviamos una nueva homilía del Evangelio
que anunciamos las mujeres. Nos alegramos y agradecemos los ojos y la voz nueva de
mujeres que se atreven a decir y orar el evangelio para nuestras comunidades. Estas van
enriqueciendo nuestra capacidad de comprender y ampliar el mensaje de Jesús.
Pueden encontrar todos los comentarios anteriores en Facebook, Mujeres Iglesia Chile, y
en la página de la Revista Mensaje: https://www.mensaje.cl/category/noticias/iglesia/.

“…Vino de mañana, siendo aún obscuro al sepulcro; y vio la piedra quitada”


(Jn. 20,1-9)

El relato de la Resurrección de Jesús es la clave del misterio cristiano, tanto así que se
repetirá en reiteradas ocasiones en el Nuevo Testamento que, si Jesús no hubiera
resucitado vana sería nuestra fe (cf.1Co 15,14). El Evangelio que proclamamos este
Domingo de Resurrección presenta algunas claves relevantes para iluminar nuestro
proceso de fe en la actualidad.
Quisiera centrar la mirada en la Revelación dada a una mujer. En el contexto histórico de
Jesús, seguramente un escándalo, y tal vez en nuestro tiempo aun un poco también,
asumiendo nuestra Iglesia clericalista y gobernada por hombres.
Es en este contexto que el Evangelio nos presenta de manera magistral la valentía de
María Magdalena, su coraje e ímpetu, que rompe las barreras y temores de la noche.
Todos los apóstoles estaban atemorizados y escondidos, ante la decepción y el fracaso de
la muerte en cruz del Maestro. Ella decide salir, no paralizarse y fruto de esta convicción
descubre lo nuevo. Ante la duda, florece la esperanza y la posibilidad de transformación
del Señor, que no está en el sepulcro.
La obscuridad genera angustia, andar a tientas, no tener claridad para ver con exactitud.
María Magdalena va en la madrugada, en la obscuridad de la noche al sepulcro, “lugar de
los muertos”. Este acto de valentía nos pone hoy en sintonía con los propios desafíos que
debemos abordar como discípulas y discípulos de Jesús. En esta larga noche que estamos
viviendo como Iglesia, en estos días de sepulcro, mal oliente, con podredumbre, frío y
sombrío, el relato de la Resurrección vuelve a encender la esperanza.
Resucitar es abrir el sepulcro, ventilar; es meterse en la oscuridad y la muerte, para salir
de allí renovados. Es dejar las vendas, las amarras y el sin sentido, la inmovilidad del
cuerpo yaciente se reactiva soltando todo aquello que daña, que lastima, que enceguece y
no permite mirar, abrazar, caminar.
Resucitar es volver a creer sin haber visto, volver a creer cuando solo hay vestigios de una
posible esperanza que alberga el corazón, aun sin tener la certeza o convicción de lo
verdaderamente ocurrido.
Que en este Tiempo Pascual podamos volver a mirar nuestras propias limitaciones que no
nos permiten resucitar y transformar nuestras vidas. ¿Qué vendas debo quitarme para
vivir con mayor plenitud? ¿Qué espacios son “lugares de muerte/sepulcros en mi propia
vida?
Que la fuerza de Jesús resucitado permita sobreponernos a la noche, y a pesar de andar a
tientas, volver a confiar y poner nuestra esperanza en Él.
¡Feliz Pascua!

Roxana Espinoza Guzmán


Directora Colegio Victoria Prieto
Corporación Educacional Arzobispado de Santiago

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