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Rudolf Steiner por lo que para entender la gran importancia que tienen los Cuentos de Hadas
dentro de Pedagogía Waldorf se me hace necesario realizar una aproximación a dicho
concepto.
La Antroposofía, como filosofía, busca elaborar una comprensión global del hombre y del
mundo. Es la ciencia que estudia la “sabiduría del humanidad”, una manera de ver y de
interpretar el mundo a partir de una profunda observación del ser humano.
La Pedagogía Waldorf forma parte de esta Antroposofía, que fue creada en 1919 por el filósofo
austriaco por Rudolf Steiner.
La pedagogía Waldorf se fundamenta en la idea de que el ser humano está constituido por
cuerpo, alma y espíritu. Esta estructura tripartita es uno de los principios que caracteriza este
modelo pedagógico y se manifiesta en el querer, sentir y pensar.
Steiner desarrolló un concepto de estructura cuádruple para los minerales, las plantas, los
animales y los seres humanos. Para la Antroposofía, el ser humano está formado por un
cuerpo físico, un cuerpo etéreo y un cuerpo astral o sensible y finalmente el Yo.
Para la Antroposofía, el ser humano está formado primeramente por un cuerpo físico, el cual
nos identifica con la parte terrenal, este cuerpo está relacionado con el reino mineral. Para
fortalecer este cuerpo físico se necesita de agua y una buena alimentación; por un cuerpo
etéreo el cual está constituido por las fuerzas formativas que dan vitalidad al cuerpo físico y
que nos permiten el debido funcionamiento de nuestro organismo, este cuerpo etéreo está
relacionado con el reino vegetal, es el que estimula las sustancias y las fuerzas del cuerpo físico
para que se sintonicen y den paso a diversos procesos tales como el de crecimiento, siendo
este la esencia del mismo. Se necesita tener buenos hábitos y ritmo para fortalecer el cuerpo
etéreo. El ser humano también está conformado por un cuerpo astral o sensible contiene
anhelos, pasiones, dolor, emociones e instintos, todo lo que carecen el resto de las criaturas
que solo tienen cuerpo físico y etéreo, está relacionado con el reino animal. El cuerpo astral
está formado por el alma consciente, alma racional y el alma sensible, este cuerpo astral se
fortalece a través de la meditación y su esencia es el movimiento.
Y finalmente, el Yo, quien es el portador del germen del espíritu, es la expresión del alma
superior y su función es según Steiner ennoblecer, depurar el resto de los cuerpos y
perfeccionarlos.
Minerales, plantas, animales y seres humanos tienen un cuerpo físico; se les puede observar y
por ello se consideran fenómenos materialmente perceptibles. Las plantas, los animales y los
seres humanos tienen una vida propia que Steiner caracteriza como su cuerpo etéreo. Los
animales y los seres humanos hacen uso de sus sentidos y de su capacidad de moverse de una
manera consciente y, muchas veces, inteligente. Se comunican con su entorno. Según Steiner,
las capacidades de la consciencia, como el sentir, moverse, estar despierto y comunicarse, son
cualidades del cuerpo astral. Por encima de ello, el ser humano posee la capacidad de
reflexionar y la de ejercer disciplina sobre sí mismo. Steiner adjudica esas cualidades al Yo,
cuya función según Rudolf Steiner es ennoblecer, depurar el resto de los cuerpos y
perfeccionarlos. El cuerpo físico, etéreo y astral, más el Yo son conceptos antroposóficos y en
la pedagogía Waldorf son clave.
Para la Pedagogía Waldorf unos de sus principios básicos es el fomento del desarrollo integral
de la persona entendiendo que somos una individualidad de espíritu, alma y cuerpo. Desde
este método educativo intentan integrar pensamientos, sentimientos y voluntad, para alcanzar
así unos de sus metas fundamentales, el desarrollo de una individualidad libre.
Por tanto, la educación debe abarcar el cuerpo, el alma y el espíritu mediante los métodos
educativos que ellos consideran más adecuados
Sus principios educativos esenciales son tres: el respeto al desarrollo individual de cada niño, el
trabajo en equipo de los maestros y la colaboración continúa entre la escuela y la familia.
Steiner divide las etapas evolutivas por las que va pasando el niño y la niña en septenios, o
ciclos de siete años, en los que se producen transformaciones a nivel físico, anímico y
espiritual. En el primer septenio se configura el cuerpo físico; en el segundo, el cuerpo etéreo;
y en el tercero, el cuerpo astral.
La figura del maestro, crucial en esta pedagogía, así como la colaboración continua entre la
escuela y la familia son principios pedagógicos del método Waldorf.
Según Steiner en este primer septenio se configura la formación del cuerpo físico. El niño y la
niña van conociendo el mundo a través de las percepciones sensoriales y, a la vez, va
desarrollando su voluntad. En la formación del cuerpo físico el movimiento es esencial, por lo
que el juego ocupa un papel primordial en la vida del niño. La educación debe proporcionar un
entorno o medio físico adecuado y afectuoso donde el maestro sea un modelo a imitar, ya que
en la primera infancia aprenden por imitación.
La Pedagogía Waldorf considera que los niños y las niñas no están preparados para adquirir
conocimientos intelectuales abstractos como la lectoescritura o las matemáticas hasta la
primaria a los siete años de edad.
Rudolf Steiner organizó los 12 sentidos en tres bloques de cuatro sentidos cada uno:
1. El primer bloque se corresponde a los sentidos corporales, es decir, aquellos que nos
informan sobre nosotros mismos.
2. El segundo bloque los componen los sentidos emocionales, que nos informan sobre el
entorno, y a los que respondemos con agrado o disgusto. Estos se corresponden en gran
medida con los sentidos clásicos.
Sentido térmico.
Sentido del gusto.
Sentido del olfato.
Sentido de la vista.
3. Finalmente viene el bloque de los sentidos cognitivos o sociales, que nos ayudan a percibir
a otros seres humanos.
La introducción del concepto del tiempo se hace poco a poco, mediante el ritmo. El ritmo es
un estado de contrastes y según la Pedagogía Waldorf el pensamiento y la memoria están dentro de unos
ciclos rítmicos. Por lo que los ritmos bien diferenciados crean vitalidad y fortaleza para el niño. Digamos
que en Waldorf no hay ‘horarios’ sino ritmos diarios, semanales, mensuales y anuales.
El ritmo semanal
El ritmo mensual consolida las funciones vitales del pensamiento, la conciencia y la memoria del
niño y de la niña. Es por ello que el Jardín de una Escuela Waldorf cada 4 semanas hay cambio de
temas, los salones cambian de decoración, hay nuevos juegos de palabras, las rondas cuentan
nuevas historias, el ambiente está dispuesto para un cambio. Este es el ritmo mensual, el que
marca las temáticas principales.
Por ello se trabajan los cuentos durante 4 semanas para ayudar a fortalecer el desarrollo de la
memoria del niño y de la niña.
El ritmo anual
En el caso de la pedagogía Waldorf, el ritmo anual lo marcan las fiestas del Año y las
características más destacadas de las estaciones. Celebrando así el gran respeto por el ritmo de la
naturaleza y sus cambios de Estaciones.
1. El contacto con la naturaleza es muy importante y por ello las escuelas tienen un espacio
exterior con árboles, estructuras de madera, piedras flores. En el calendario escolar se
celebran el paso por las diferentes estaciones del año. Se trabaja en tres niveles: el amor
innato por la naturaleza, su comprensión a través de una base científica y el cuidado activo
de la misma. Todas las escuelas Waldorf tiene huerto y acostumbran a estar ubicadas en
un paraje natural.
2. Una educación impregnada de artes. Desde la primera infancia la música, la pintura o
el modelado están presentes en las actividades diarias que se realizan en la escuela. La
educación se entiende como un obrar artístico, en un ambiente libre y creador, el arte
no se imparte junto a otras materias sino que es algo integrado de forma orgánica en
toda la metodología de educación.
Aprenden básicamente por imitación. Se potencia el juego creativo, el canto y las actividades de
tipo práctico: elaboración de pan, confección de muñecos de trapo… así como actividades
artísticas; pintura, dibujo con acuarelas naturales, modelado…
3. Los materiales son naturales de... madera, telas, lana, ceras,… etc. Se intenta ofrecer
materiales no estructurados para dejar que el niño/a pueda darles el significado que desee
en cada momento. Los juguetes no son objetos perfectamente acabados y por ello las
muñecas y muñecos están realizados con materiales nobles y naturales, evitando delimitar
sus rasgos para que los niños/as puedan proyectar sobre ellos su emoción y su
imaginación y darles vida sin sugerencias fijas establecidas de antemano.
Un sólo tutor por cada etapa de desarrollo. El vínculo entre los niños y las niñas y el
maestro/a se considera muy importante, el amor y el respeto hacia el niño/a son algo
básico, por eso se mantienen durante cada etapa evolutiva a la misma persona. En la etapa
infantil, los niños y niñas de 3 a 6 años comparten la misma aula y la misma maestra
durante 3 años. El plan de estudios Waldorf de las etapas de escolarización obligatoria
está dividido en 12 cursos, 8 primaria, 2 de secundaria y 2 de bachiller aunque en
ocasiones los adapten según los requisitos del Ministerio de Educación.
mezclados con personajes reales. Son estereotipos definidos con rasgos simples y
polarizados (bueno/malo), evolucionan psicológicamente a lo largo del cuento y tienen
nombres apartados de los cotidianos, tiempo y lugar ambientados en “el país de nunca
jamás”, irreales, remotos y llenos de maravillas (Nabiza, 2000, pág. 6).
Los cuentos de hadas tienen un final feliz aunque al principio de su creación los cuentos
clásicos infantiles no poseían un final feliz, sino más bien una moraleja explícita o
implícita.
procede de la expresión francesa Contes de fée, usada por primera vez en la colección de
Madame D'Aulnoy en 1697. Aunque ponga énfasis en el papel de las hadas, la mayoría
de cuentos no incluyen en absoluto. Algunos folcloristas prefieren el término
Märchenpara referirse a los cuentos de hadas y Sage para los mitos (denominación
alemana), ya que en muchas culturas no existe diferenciación y se incluyen en un mismo
vocablo (Nabiza, 2000, pág. 5).
En las actividades que forman parte de la clase diaria y semanal los cuentos de hadas son la base de
la enseñanza a nivel preescolar ya que su importancia radica en fomentar la fantasía con la lectura
o narración de cuentos, cuentos de animales, cuentos de hadas,….Por ello está previsto en el plan
didáctico de las escuelas Waldorf que todos los días al final de la clase los niños/as reciban su
narración.
En la Pedagogía Waldorf se sugieren, entre otros los cuentos de los hermanos Grimm que
contienen los antiguos misterios del mundo.
Se trabaja hasta tres semanas, dando a los niños/as la oportunidad de impregnarse y guardar las
imágenes del cuento. Cuando hago referencia a las imágenes de los cuentos no me refiero a las
ilustraciones que pudieran contener sino a la imagen que se proyecta en nuestro interior cuando
escuchamos o leemos una narración. Mediante las imágenes de los cuentos pueden recibir toda la
sabiduría que transmiten y nutrirse de ella, ya que si se hiciese de una manera más conceptual o
cognitiva no serían capaces de comprender. Los adultos muchas veces también recurrimos al uso
las imágenes para explicarnos mejor y favorecer así la comprensión de aquello que queremos
expresar.
Para la Pedagogía Waldorf y citando al especialista Dan Udo de Haes, quien plantea que a
comienzos de la Edad Media los cuentos de hadas aportaban, a través de su lenguaje imaginativo,
contenidos muy profundos al ser humano adulto que, en aquellos tiempos, aún no estaba tan
desarrollado intelectualmente como en el presente.
Para la pedagogía Waldorf gracias a los cuentos de hadas, como los de los Hermanos Grimm, los
personajes principales se enfrentan a retos, a sus miedos… y las niñas y los niños observan que
estas dificultades o retos forman parte de la vida también y que si los afrontas obtienes grandes
recompensas. Los niños y las niñas consideran los personajes de los cuentos como arquetipos de
las vida ya les permite prepararse para la vida al mismo tiempo que lo hace en un espacio seguro
ofreciéndoles un refugio ya que el escenario de los cuentos de hadas es siempre irreal y fantástico,
está en su imaginación y ellas y ellos pueden sentirse seguros y confiados de imaginar y ensayar su
valentía y su coraje en ese mundo de cuento que estará allí siempre cuando lo necesiten.
La pedagogía Waldorf sostiene que los personajes de los cuentos de hadas reflejan de alguna
manera elementos del interior de cada individuo, aspectos de nosotros mismos y de nosotras
mismas, es como si los personajes fueran metáforas de nuestro propio sentir para conectar con
nosotras y nosotros y con nuestro camino.
Los cuentos de hadas están repletos de arquetipos: el lobo, la madrastra perversa, el hada, la
madrina,…
Carl Jung
Los arquetipos son figuras o modelos originales universales, patrones que sirven como
ejemplos primarios. Muchos de ellos proceden de la mitología griega y funcionan como
modelos de personajes que explican una determinada manera de ser. Un buen arquetipo no es
nada fácil de crear. Su esencia reside en la habilidad de proyectar en él un carácter absoluto y
único.
Los arquetipos son usados en gran parte de la literatura tradicional para simbolizar
emociones, sensaciones o imágenes como el bien, el mal, la maternidad, la tiranía, la
heroicidad, la maldad, etc. A partir de ese arquetipo, de ese primer molde se van construyendo
nuevos modelos.
Los arquetipos de Carl Jung representan el inconsciente colectivo que compartimos como un
modelo universal todos los seres humanos independientemente de nuestra cultura, de nuestro
sexo biológico o sea cual fuera nuestro lugar de residencia o época.
A través de la narración de los cuentos de hadas los niños y las niñas pueden hacer uso de
los arquetipos representados en la ficción para enfrentarse a conflictos humanos básicos. El
mundo simbólico les puede ayudar a entender el mundo que les rodea, a la vez que les ayuda a
crecer interiormente.
Carl Gustav Jung fue el primero que definió por primera vez el término de inconsciente colectivo
como el conjunto de símbolos o imágenes (arquetipos) primordiales en la sociedad humana que
trascienden el tiempo y que moldean nuestra individualidad.
“Hasta que no hagas consciente lo que llevas en tu inconsciente, este último dirigirá tu
vida y tú lo llamarás destino”
Según Jung un modo de llegar a ellos es mediante los sueños, de ahí que muchas de
sus investigaciones se centraran en el campo de lo onírico.
Para Carl G. Jung los sueños son revelaciones del inconsciente colectivo. El sueño para esta
corriente de pensamiento supone una historia que el soñante se cuenta para comprenderse a
sí mismo, razón por la que en él todos los personajes que aparecen representan partes
interiores suyas. Los hechos y los sujetos que aparecen en nuestros sueños son tomados de la
realidad para contar cuestiones trascendentes que de otro modo el soñante permanecería
ciego a ellas. Los personajes que aparecen dan vida a las diferentes facetas psicológicas del
sujeto y se concretan en los conceptos de la sombra, el ánima, el ánimus y el sí-mismo. Estas
facetas personales suelen ser desconocidas para el que sueña o pueden encontrarse
reprimidas. Al identificar esos arquetipos que habitan en nosotros y en nosotras y entendamos
su mensaje entonces habremos dado un gran paso en lo que en términos junguianos se
denomina el proceso de individualización.
Los personajes que aparecen con el mismo sexo que el protagonista suelen ser un reflejo de su
sombra, es decir, de la parte interior desconocida de la persona. Estos personajes ponen en
evidencia cualidades que el protagonista se niega a ver en sí mismo, razón por lo que con
frecuencia adoptan el aspecto de figuras malvadas; aunque no siempre es así, pues esto depende
del grado de integración consciente que se tenga de esa parte desconocida de uno. Además, los
personajes del mismo sexo pueden representar facetas del sí-mismo, y en este caso serán
personajes benéficos, seres que propician el avance aunque tenga que ser a través del sufrimiento.
Cuando aparece algún personaje principal de diferente sexo que el protagonista, este ser
representa la parte del individuo, masculina o femenina según el caso, que le falta. Es decir, si el
protagonista es masculino, su parte complementaria, aquella que necesita desarrollar e integrar en
su personalidad, es la femenina y se denomina ánima; y si la protagonista es mujer, su parte
complementaria se llama ánimus y representa los valores masculinos que deben ser integrados en
su persona. He aquí, para esta corriente interpretativa, el porqué los cuentos tradicionales suelen
acabar en boda, pues vistos desde esta perspectiva integradora, la boda representa la conjunción
de los opuestos dentro de una misma persona, por lo cual el matrimonio se entiende que se
produce a nivel simbólico en el interior de uno mismo.
En los cuento también todos los personajes que se presentan son partes del mismo individuo,
por lo que a través de la trama lo que se narra es la manera de armonizar todas las diferentes
facetas para conseguir el crecimiento personal.
Algunos de los pasos que se consideran fundamentales para ese crecimiento y que se desarrollan a
través de los episodios de los cuentos son: la separación de los padres, la confrontación con la
sombra (el lado oscuro de la personalidad, en que se encuentran los aspectos
desconocidos y generalmente despreciados por nosotros, como la rabia, la envidia, los
celos, etc.), el encuentro con la pareja o parte psíquica opuesta, el desarrollo del yo consciente y
la adaptación a la realidad.
Los niños y las niñas se identifican con los personajes de los cuentos y así pueden
conectar con los sentimientos de abandono, rechazo, nacimiento de hermanos, celos, el
hecho de ser el (la) hijo(a) preferido(a) o… etc. Y así pasarán por pruebas, con la
ventaja de poder pedir ayuda a seres fantásticos o animales humanizados. Esos
animales representan tendencias humanas arquetípicas. No representan los verdaderos
instintos de los animales, sino nuestros instintos animales, esto es, si el tigre representa
en la historia la agresividad o la codicia no es aquella característica realmente del tigre,
sino es nuestra propia agresividad y codicia. Los animales son portadores de la
proyección de factores psíquicos humanos.
Los especialistas que han estudiado la dinámica de cuento de hadas resaltan los
siguientes:
- La superación de las frustraciones narcisistas.
- La superación de los conflictos edípicos.
- La superación de las rivalidades fraternas.
- La renuncia a las dependencias de la infancia.
- La obtención de un sentimiento de identidad y de autovaloración.
- Un sentido de obligación moral.
- El encontrar apoyo y confianza tejiendo vínculos.