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Utopía, ciudad e

ilusionismo en el
Renacimiento*

Efrén Giraldo Quintero

21
Resumen Abstract
Partiendo de considerar que, antes que nada, el Stemming from the consideration that, first
pensamiento utópico se manifiesta como of all, utopic thinking manifests itself as
invención literaria y creación imaginativa, el literary invention and imaginative creation,
ensayo indaga en las relaciones entre la literatura the essay searches in the relationship among
utópica renacentista, la iconografía de las utopic Renaissance literature, the iconography
arquitecturas pintadas del período y las distintas of the architecture in paintings of the period,
visiones occidentales sobre lo urbano. and the different Western visions of what is
Los procedimientos representacionales de la urban.
pintura del quatrocentto son asimilados con The representational procedures of
la búsqueda de verosimilitud en el relato quatrocentto painting are related with the
compuesto, en cada uno de sus momentos, por search for verisimilitude in the narration
Moro, Bacon y Campanella. Los dispositivos y composed, at each of its moments, by More,
estrategias narrativas presentes en los tres Bacon and Campanella. The narrative
escritores encuentran en el ilusionismo y las devices and strategies of the three writers find
distintas iconografías sobre lo urbano todo un a whole resulting situation in illusionism
correlato, que no hace más que mostrar la and in the different iconographies about the
unidad de visión estética que subyace a todo city. This does nothing more than show the
intento por crear sociedades y civilizaciones aesthetic vision that lies in every attempt to
ideales. create ideal societies and civilizations.

*Texto  leído  en  el  Centro  Colombo  Americano  de  Medellín  el  4  de  septiembre  de  2003,  con  el  título 
La  utopía  renacentista  y  la  tradición  de  lo  posible,  en  el  ciclo  de  conferencias  La  decadencia  de    la  utopía.

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tos escalonados de significación, la descripción aña-
de una nueva sorpresa poética: curiosamente, vemos
que la red evoluciona y que, por si fuera poco, es
I efímera. En efecto, cuando la red de hilos es tan in-
trincada que ya no se puede pasar por el medio
En el capítulo quinto de Las ciudades invisi- todos se van, dejando el testimonio de los antiguos
bles, esa obra que redimensionó nuestra visión de lo nexos. (¿No es, de hecho, esta imagen la que nos lleva
urbano, Calvino hace describir a Marco Polo un cu- a designar las relaciones humanas como lazos?)
rioso grupo que sobresale entre la abigarrada y aérea El texto, eficaz síntesis de nuestros hábitos
serie de laberintos, retículas, telarañas y meandros fundacionales, no se detiene en la explicación poé-
que aparecen a lo largo de la obra. El poder de sínte- tica de la evolución y posterior involución de las re-
sis y la brevedad impiden la paráfrasis, por lo que laciones ciudadanas: va incluso más allá, y añade un
transcribimos el texto en su totalidad, según aparece testimonio visual que sobrevive a los muros y a los
en la edición de 1972: huesos. (Las imágenes del muro, como pervivencia
En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida
de la cultura, y de la conservación del hueso, como
de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos
de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros, perduración de la naturaleza, son también
según indiquen las relaciones de parentesco, intercambio, emblemáticas.) La originalidad y riqueza del texto
22 autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos que residen, entonces, no en una figuración poderosa-
ya no se puede pasar por el medio, los habitantes se marchan:
mente visual del mundo social, sino en la visión
las casas se desmontan; quedan sólo los hilos y los soportes
de los hilos. sobre el insaciable deseo de complejización social,
Desde la cuesta de un monte, acampados con sus trastos, los
política y cultural que las ciudades y su inmejorable
prófugos de Ersilia miran la maraña de los hilos tendidos y testimonio físico han legado a la posteridad.
los palos que se levantan en la llanura. Y aquello es todavía Hay aquí, en resumen, una teoría sobre las rela-
la ciudad de Ersilia, y ellos no son nada.
ciones y su historicidad, además de una aguda re-
Vuelven a edificar Ersilia en otra parte. Tejen con los hilos flexión sobre cómo el espacio testimonia y hace
una figura similar que quisieran más complicada y al mismo
tiempo más regular que la otra. Después abandonan y se
palpables esas relaciones. En tal sentido, los hilos y
trasladan aun más lejos con sus casas. las redes nos remiten a las obras artísticas, científi-
Viajando así por el territorio de Ersilia encuentras las ruinas
cas y religiosas de la producción humana. De ahí que
de las ciudades abandonadas, sin los muros que no duran, el texto logre, además, un conciso retrato del decurso
sin los huesos de los muertos que el viento hace rodar: utópico occidental, valiéndose del tiempo y el espa-
telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma .1 cio, las dimensiones directamente implicadas en los
Aparte de la delicadeza imaginativa y la suges- proyectos de reformismo social y en la creación de
tión poética, que le permiten al autor proyectar nues- sociedades ideales.
tra condición de exiliados del espacio moderno, de En el presente ensayo se verá cómo la utopía
eternos creadores de símbolos, sorprenden la agudeza renacentista, heredera ya de una sólida tradición li-
y la intrepidez de la alegoría. Observamos que las teraria y filosófica que se remonta al mundo hebreo
relaciones humanas están ilustradas, no sólo por los y a Platón, asumió el espíritu de conquista de la
hilos que unen los ángulos de las casas, sino que, naturaleza y descubrimiento del mundo2 presente
además, el entramado posee unas señas de identidad en los grandes maestros de la pintura y la literatura
cromática que establecen diferencias entre los tipos de los siglos XVI y XVII , y creó algunos universales alta-
de relación. Pese, entonces, a que se dan ya dos ámbi- mente racionalizados que condicionan el desarrollo

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de la futurología occidental. Aceptando que, para la tan esta interpretación en el tiempo y en el espacio.
utopía, la representación verosímil de lo espacio-tem- El contrato lo proyecta en el pasado, a veces arcádico
poral es imprescindible, nos centraremos en la rela- y pastoril; la utopía, en el futuro o en un lugar leja-
ción existente entre los descubrimientos plásticos sobre no, casi siempre insular y geometrizado. Sin embar-
la representación de la realidad en Masaccio, Piero, go, el contrato social es un mito más explicativo de
Leonardo y Bruneleschi y la definición de fronteras una realidad ya existente, mientras que la utopía es
técnicas y estilísticas en la literatura utópica de Moro, una especulación, cuyo diseño futurista descuella
Bacon y Campanella. sobre cualquier análisis del presente; es ideada para
proponer una visión imaginativa de las ideas socia-

II les de alguien, lo cual reafirma su carácter de inven-


ción poética y, casi siempre, su dependencia de
En primer lugar, debemos anotar que la utopía estructuras retóricas propias de la novela, la crónica
es una invención estrictamente literaria, pertenecien- y el relato de viajes o aventuras. Asimismo, su paren-
te a los terrenos de la ficción narrativa, emparentada tesco con la racionalización propia de otras esferas de
con el mito del contrato social, la otra concepción de la cultura.
lo social conocida por la civilización occidental. Así, pese a esta índole imaginativa y decidida-
Ambos mitos empiezan con una interpretación del mente ficciosa, términos como utopía, utópico o 23
presente, la sociedad que encara el narrador, y proyec- antiutopía han venido a tener significados que nos

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hacen olvidar sus ilustres antecedentes poéticos y en el ahora y en otro mundo de su propia creación; la
narrativos del Renacimiento. Tales expresiones, ade- utopía, en tal sentido, expresará la intervención del
más de haber ingresado en el habla cotidiana para hombre en él a través de la imaginación artística.
designar lo imposible o irrealizable, son materia de De otro lado, es necesario reconocer que la eti-
estudio político, filosófico y sociológico, con lo que queta utópica es de cuño renacentista y que, pese a
se olvida su orientación fantasiosa. Cabría, sin em- dar el rótulo de utopías a obras como La república,
bargo, preguntarse hasta qué punto el carácter visio- La ciudad de Dios o el Apocalipsis cristiano, es en
nario del arte y la literatura no podría ilustrar este período de racionalismo y autonomía del arte y
derivaciones conceptuales tan relevantes como la que la política donde debemos fijar el punto de partida
presenta la utopía.3 De igual manera, hay que consi- de esta peculiar aventura retórica e imaginativa. En
derar cómo las ideas filosóficas y los grandes concep- un período donde el orden social medieval se rompía
tos se enmarcan en las restricciones y posibilidades nuevamente en Estados ciudades o naciones, gober-
expresivas del género literario. En este sentido, sería nados desde una ciudad capital; en una época que
interesante cotejar el contenido de las filosofías vivía el surgimiento de los estados nacionales, que
más significativas de occidente con esas opciones intenta una explicación de la naturaleza y la socie-
de significación otorgadas por el tipo de discur- dad por medio de distintos modelos, era inevitable
so: el diálogo, el ensayo, el discurso, el aforismo, que la utopía surgiese como género y aun como for-
24 el tratado. La utopía o el contrato social serían ma de ver la historia del mundo. Así, las utopías
vistos, así, a la luz de sus estrategias retóricas, no manifiestan descontento con el naciente individua-
de los meros contenidos. lismo, rechazo de la desorganización social y una
Sin embargo, no se apuesta aquí por una mirada gran aversión por las prácticas políticas de su época.
a la utopía en términos de estricta ficción. Se trata Tienen, pues, una profunda carga de crítica social, al
simplemente de reconocer que, en esas construccio- mezclar, como ocurría en la política de Platón o
nes (la mayoría de las veces coherentes y armónicas Aristóteles, aspectos de ética, economía y derecho, no
como las grandes composiciones sinfónicas), la vi- diferenciados en la naciente teoría política.
sión de mundo se nos ofrece con un velo de invención De otro lado, una circunstancia geopolítica dará
literaria y plástica, tan ligero en ocasiones que revela un estímulo realista a la imaginación utópica del
un universo cargado de símbolos y resonancias ocul- Renacimiento: el descubrimiento de América. De este
tas de enorme poder persuasivo.4 modo, no será entonces sólo el cambio de orden so-
Así, la proyección de sociedades, la creación de cial, unido al logro de la autonomía artística, cien-
mundos o la construcción de proyectos de reforma tífica o ideológica, lo que permitirá la adopción e
social y política tienen una hermandad profunda instauración del género en los marcos narrativos de
con esas otras expresiones de la eterna aspiración del la época, sino que ocurrirá un despertar de la con-
hombre a evadirse, renovarse y consolarse por la ima- ciencia de la evasión y la reforma (el no aquí y no
ginación: Como asevera Jean Servier, la poesía o los ahora, que el romanticismo empleará como progra-
cuentos de hadas surgen infaliblemente en el espíri- ma), de la mano de símbolos como el viaje, los mun-
tu del lector de utopías, talvez porque el hilo conduc- dos paralelos o el descubrimiento de civilizaciones
tor es el sueño 5, la utopía es más una tentativa por supuestamente secretas u ocultas para el ojo
suprimir con la imaginación, con el sueño, una si- centroeuropeo. Relatos como El libro de las mara-
tuación conflictiva, que por destruir el orden exis- villas, de Marco Polo; los Viajes, de Sir John, de
tente. 6 Escindido, el hombre puede vivir en el aquí y Mandeville; o el Diario de a bordo, del propio Co-

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lón ayudarán a consolidar un conjunto de imágenes de un estado ideal y perfecto, Utopía (vocablo griego
que dan a la especulación futurista una probabili- que significa no hay tal lugar). En su segunda par-
dad de realización en lejanas comarcas o islas igno- te, por intermedio de la descripción y narración de
radas. Durante largo tiempo, el descubrimiento del Hytlodeo, presenta el país: Utopía es una isla artifi-
Nuevo Mundo seguirá siendo la fuente de todas las cial, compuesta de cincuenta y cuatro ciudades bor-
promesas, la atracción del sueño compensador, ar- deadas de montañas que la protegen de los vientos.
quetipo del camino que conduce a la ciudad radian- Utopo, el fundador de la sociedad en la isla, nos dice
te, situada en los confines del Océano. el narrador, cortó el istmo que la unía a tierra; apare-
ce, así, la imagen simbólica de escisión y
artificialidad. La sección de tierra firme implica, en
III este sentido, la adopción del marco de verosimilitud,
como en el sueño de Alicia, las visiones de Macbeth o
Como es sabido, son las obras de Moro, la locura de Don Quijote. La explicación de las razo-
Campanella y Bacon las que inauguran el género. nes para creer en lo imposible estará al orden del día.
Una bagatela literaria, que casi sin darme cuen- Fantasía reclamará sus marcos, para hacernos tole-
ta se escapó de mi pluma . Así describe Tomás Moro rables las visiones.
(1478 1535) la obra que diera a la luz en la prima- La ciudad del sol, el diálogo del dominico ita-
vera de 1516. En dos libros, presenta allí la imagen liano Tomasso Campanella (1568 1639), al igual 25

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que su antecesora, sienta las bases para la organiza- citamente en la Utopía de Moro, y que, en este caso,
ción de un Estado, coincidiendo con ella en la pre- se corresponden con las formas urbanas: En la ciudad
eminencia de la comunidad de los bienes, la negación de Campanella aparece una casta de sacerdotes, pre-
de los valores comerciales, el rechazo del dinero y la sidida por un jefe supremo a quien asisten tres prín-
aceptación de una especie de religión natural, que cipes. El primero rige los aspectos relativos a la guerra;
comporta la existencia de un ente como principio el segundo se ocupa de las ciencias, para lo cual dis-
metafísico. pone de varios auxiliares de cada rama del saber, y el
Como será común en el pensamiento utópico y tercero regula la procreación y la puericultura, en
antiutópico posterior, ambas obras coincidirán en una especie de eugenesia sometida al dictamen del
presentar una sociedad altamente ritualizada, donde curso de los astros.
la individualidad (en hábitos como el vestuario, la Por su parte, La nueva Atlántida de Francis
gastronomía y el uso del tiempo libre) está sometida Bacon (1561 1626) retoma el tópico de la isla,
a los principios abstractos de la conducta grupal. El presente en Moro, y sitúa su sociedad ideal en un
rito, directamente emparentado con la desper- reino ultramarino adonde el narrador y sus acompa-
sonalización y la pérdida de identidad del individuo, ñantes llegan arrojados por una tormenta que los
marcará aquí el nacimiento de las rutinas seriales, acomete luego de zarpar del Perú. Los nativos, que les
que aterrorizarán al occidente del futuro, desde la piden identificarse como cristianos, los conducen a
26 estratificación genética de Huxley y la pérdida del una especie de residencia para extranjeros, adonde el
nombre propio en Zamiatin, hasta la geometrización gobernador de esta institución va a buscarlos para
del rascacielos cosmológico de Ballard y la sicología exponer el funcionamiento de la sociedad a la que
de la predicción criminal en Asimov; desde el absur- han llegado. El gobernador pide a los viajeros que
do lenguaje referido de Swift hasta la artificial cons- hagan preguntas, a fin de satisfacer su curiosidad.
trucción de la identidad de Philip K. Dick. La No obstante, pese a que las preguntas pretenden ave-
ciudad del sol difiere de Utopía, no obstante, en riguar por qué la isla era antes desconocida en Euro-
algunos postulados sobre el funcionamiento social, pa y quién había fundado la comunidad, el resto de
pese a que, como se verá después, mantiene algunos la obra se centra en una digresión del gobernador
de los símbolos y estrategias narrativas convenciona- sobre la Casa de Salomón, organismo que, mediante
les del género. Es ésta la segunda utopía, pero es qui- el cultivo y desarrollo de la ciencia, rige la vida de la
zás la primera en establecer una organización isla.
deliberadamente científica de la comunidad, a la Pero, pese a estas diferencias en el funcionamien-
vez que figura como la más deudora de la imagina- to social respecto de Moro y Bacon, derivadas de la
ción pictórica. Así como la era de Moro está signada creciente racionalización científica y cultural, el
por la figura de Colón, la metáfora del viaje y el fundamento de La ciudad del sol residirá en su
paisajismo de la escuela flamenca, la de Campanella geometrización del espacio y en el hecho de que a las
discurrirá bajo el signo de la revolución copernicana, imágenes arquitectónicas corresponda, como ya se
la imagen del científico que descifra el libro de la señaló, un orden social y administrativo completa-
naturaleza y los hallazgos pictóricos del pleno Rena- mente simétrico, y casi visual: situada en una llanu-
cimiento. ra ecuatorial, la del sol es una ciudadela edificada
Hay que anotar, por ello, que tales diferencias de sobre un monte, rodeada de siete pares de muros
concepción tienen que ver esencialmente con la ma- concéntricos, cada uno dedicado a un astro, y que
yor racionalización de aspectos no abordados explí- constituye, en conjunto, desde el punto de vista de la

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defensa militar, una dificultad creciente para una Resulta apenas evidente cómo una descripción
fuerza enemiga. En la cima del monte hay una lla- semejante refleja el estrecho maridaje que empieza a
nura muy extensa en cuyo centro surge un templo desarrollarse entre el pensamiento utópico, la re-
admirablemente construido y que, al igual que la flexión política y las nuevas doctrinas del credo ar-
ciudad en general, posee una estructura compleja e quitectónico florentino. No en vano el vocabulario
intrincada de bóvedas, columnas, arcadas, lámparas, arquitectónico (columnas, arcadas, peristilos, gale-
celdas y adoquinados. Observemos el siguiente pasa- rías, escaleras y capiteles) y plástico (pinturas, ador-
je, donde Campanella describe la estructura de la no, decoración, dibujo) permean el estilo de
Ciudad, desplegando un estilo tanto o más visual Campanella, dotando a su relato de una completa
que el de Calvino: realidad constructiva y un foco de alusiones
Se halla dividida en siete grandes círculos o recintos, cada racionalistas. Cuando Campanella habla de las cua-
uno de los cuales lleva el nombre de los siete planetas. Se tro puertas orientadas hacia los cuatro puntos cardi-
pasa de uno a otro recinto por corredores y por cuatro puertas,
orientadas respectivamente en dirección de los cuatro puntos nales es obligado pensar en las experimentales villas
cardinales. [...] Desde allí, se contemplan inmensos palacios, de Palladio, por ejemplo la famosa Villa Capra, co-
unidos tan estrechamente entre sí a lo largo del muro del nocida también como La Rotonda, donde el gran
segundo círculo que puede decirse que forman un solo edificio.
A la mitad de la altura de dichos palacios surge una serie de
arquitecto de Vicenza modifica el secular concepto
arcadas que se prolongan a lo largo del muro de todo el de fachada única y principal, dirigiendo la vista y los
círculo, sobre las cuales hay galerías y se apoyan en hermosas itinerarios de sus habitantes hacia varios puntos de 27
columnas de amplia base que rodean casi totalmente el
vista, tal como lo expone el utopista; asimismo, unas
subpórtico, como los peristilos o los claustros de los monjes 7.
líneas más adelante del fragmento citado, cuando el
narrador se ocupa de la descrip-
ción del templo que está en el
centro de la ciudad y se detiene
en exponer todos los pormeno-
res arquitectónicos de la bóve-
da que cubre el altar y de los
frescos que la adornan, nos ve-
mos obligados a asociar el re-
lato con un referente signi-
ficativo: la audacia brunell-
eschiana en la construcción de
la cúpula para la catedral de
Santa María dei Fiore, asenta-
da en tambor octogonal, proe-
za muy pronto emulada por
Alberti, Bramante y Miguel Án-
gel, y que volverá este elemen-
to arquitectónico un emblema,
no sólo de la arquitectura del
período, sino de la ciudad
renacentista.

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IV de empresas urbanísticas, como la fundación de la
primera ciudad, Santo Domingo, en 1496, y, en el
siglo XVI, de La Habana, Guatemala y Panamá.
Lo ya señalado permite inferir que esta peculiar
organización narrativa y simbólica de la utopía Por ello, la ciudad utópica, con sus idea-
renacentista está asociada a dos fenómenos cultura- lizaciones y geometrizaciones, es la de las obras ar-
les: la adopción del proyecto urbano como reflexión quitectónicas de Roma y Florencia, cuando no la de
sobre la situación del hombre en el espacio tiempo y las arquitecturas pintadas del período. Más tarde,
la búsqueda de un ilusionismo pictórico como aná- habiendo ya heredado los estudios teóricos
lisis de las leyes de la naturaleza. Examinemos, para renacentistas y la proyección utópica aplicada al ur-
los propósitos de nuestra pesquisa, cada uno de los banismo, los urbanistas y arquitectos barrocos con-
dos fenómenos. tarán con la perspectiva, el símbolo de la
racionalización renacentista. Algunos pintores
En la sociedad, aun tal como la conocemos hoy,
renacentistas habían renovado fundamentalmente
el símbolo de proyecto consciente es la ciudad, con su
diseño de calles, edificios y murallas, y con el com- la representación del espacio, pasando de la imagen
plejo ciclo económico de producción, distribución, plana a la sugestión de tridimensionalidad, esto es,
consumo y desarrollo de relaciones que ella estable- racionalizando de manera convincente y verosímil
ce, y de la que es magnífico testimonio poético el el lugar donde las figuras de lo real podían interactuar.
28 Con este descubrimiento, atribuido a Bruneleschi y
texto de Calvino. La utopía, y sobre todo la
renacentista, es una visión de la ciudad planificada y divulgado por León Batista Alberti, el creciente pres-
de una sociedad dominada por la ciudad. Vale la pena tigio de los fundamentos matemáticos y geométricos
anotar, sin embargo, que, pese a la aceptación del para imitar la naturaleza y engañar al ojo, se abrió
Renacimiento como inicio de la modernidad en to- un campo nuevo y prometedor, apenas comparable
dos los órdenes, la idealidad de la ciudad utópica no con los otros hallazgos técnicos que asombrarían a
se corresponderá nunca con la realidad histórica del la época, obligando a mirar las nuevas obras con una
urbanismo en los siglos XV, XVI y XVII. Mientras el pen- especie de estupor, que con el tiempo se volvería reve-
samiento utópico elaboraba geométricas ciudades rencia y asombro.
ideales influido por los progresos arquitectónicos y El modelado del volumen en Giotto y Masaccio,
pictóricos, la vida de los grandes centros europeos se que hacía como si las figuras sobresaliesen de los
desenvolvía en los viejos ambientes medievales, en marcos y cobraran vida a los ojos del espectador; el
las plazas irregulares y pintorescas y en las estrechas e logro de la representación de los efectos de la luz en
intrincadas callejuelas de atávico diseño. Salvo por Piero della Francesca, cuyos frescos y tablas eran una
las reformas arquitectónicas y las construcciones de fiesta de sombras e iluminaciones pasmosas; el des-
plazas o monumentos, el esquema urbano del Rena- cubrimiento de la atmósfera y la anatomía por
cimiento se sometió al medieval, y hubo que esperar Leonardo, que hacía literalmente vivir a todo aque-
hasta el barroco para que se acometieran empresas llo apresado por su pincel; la representación de la
urbanas consecuentes con la imaginería utópica y emoción y el carácter individual por Donatello, que
las conquistas científicas y artísticas del Renacimien- hacía asistir a los observadores al espectáculo de la
to. Sólo el creciente proceso de colonización de Amé- sensibilidad y los sentimientos con la vivacidad de
rica, tierra virgen donde todo idealismo se permitía, los seres de carne y hueso. En todo esto, cabía eviden-
la confluencia de la proyección futurista y la confir- temente la pregunta de Wilde en torno a si el arte
mación del pasado arcádico, animará el desarrollo imitaba la vida o si la vida seguía siendo referente de

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la creación del hombre. ¿Qué había ocurrido con es- te alejados de las esferas estéticas como la nueva or-
tos genios, para que llevaran a los escritores de uto- ganización del trabajo, las técnicas comerciales y los
pías a anhelar el verismo y la credibilidad visual en nuevos sistemas de gobierno.
sus reformas y proyectos regenerativos? Quizás nunca Pero, así como la reflexión humanista sobre el
establezcamos esta correlación, pero es asimismo evi- espacio tiene su instrumento en los métodos del ilu-
dente que tal impulso fue común a ambas búsque- sionismo pictórico, también el tiempo tendrá su he-
das, como lo demuestra el análisis detallado de las rramienta analítica y poética en la reflexión sobre
descripciones de los textos utópicos, donde, evidente- pasado, presente y futuro ofrecida por el relato utópi-
mente, se nota que, al describir sus ciudades ideales, co. La validez de la utopía estará dada, entonces, por
los utopistas pensaban términos de unidad, armonía las posibilidades miméticas del lenguaje, que le per-
y racionalidad, rasgos a todas luces característicos de mite al narrador emplear, al modo pictórico, una
la pintura y la arquitectura renacentistas. Tales pa- suerte de ilusionismo metafórico, que vuelve verosí-
trones de coherencia y verismo serían, en su desarro- miles e históricamente coherentes las propuestas de
llo, muy impresionantes para el público, a sabiendas reformismo social y humano y los ideales de ciudad
de que estos principios aún hoy hacen considerar el y hombre allí contenidos. Capítulo aparte merece el
Renacimiento con una especie de respeto sacro, como hecho de que, llamativamente, el estilo del relato
ideal estético de todos los tiempos, admitiendo aún utópico es de una visualidad pasmosa, como lo prue-
su correspondencia con fenómenos tan aparentemen- ba el fragmento de Campanella y el hecho de que, a 29

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su modo, las topografías de cada utopía se correspon-
dan con la imagen legada por las escuelas pictóricas
próximas a cada utopista: ¿no es acaso diferente la
evocación paisajística de las obras de Moro y Bacon,
V
tan deudora del paisajismo flamenco, de la raciona- El comentario de un par de pasajes podría pare-
lidad composicional de Campanella, tan cer insuficiente cuando nos preguntamos hasta qué
emparentada con la imagen del paisaje que nos han punto estas concepciones racionales del espacio en la
legado Leonardo o Rafael? pintura y en el urbanismo influyen, o son influidas,
Debemos, sin embargo, remarcar la preponde- por el mismo espíritu que anima las intrincadas abs-
rancia de la perspectiva, no sólo como artificio técni- tracciones de la utopía. A la hora de buscar correla-
co de la pintura o la arquitectura, sino también, al ciones, influencias o imaginarios de época, habría
modo de Panofsky, como símbolo de hondas repercu- que acudir a verificaciones e investigaciones de or-
siones psicológicas y culturales y como convención den filológico, que pongan en evidencia documental
de gran utilidad comunicativa. Aparece una concep- algunos diálogos entre los pensadores, los artistas y
ción panorámica de la ciudad, animada por una vi- los reformadores, sin confiar mucho en los llamados
sión teatral, que ordenará el mundo bajo la égida del espíritus de época o en las psicologías de períodos y
punto de fuga, del ojo rector desde donde puede verse culturas, tal como lo ha ridiculizado Gombrich9. Es
30 todo lo que ocurre o acontece. La línea recta, que rige difícil no pensar en una influencia mutua, dado que
las vías, los accesos y el entramado general de la ciu- se sabe, por un lado, de la divulgación de ilustracio-
dad utópica, implicará, ya en el plano estrictamente nes que acompañan las ediciones de libros utópicos
urbanístico, la adopción de la perspectiva y la supe- y, por otro, de la eventual observación, por parte de
ditación de lo particular a las leyes del conjunto y la los escritores utópicos, de las obras maestras de los
alineación de los objetos en las coordenadas dictadas artistas italianos y flamencos.
por la perspectiva. Supondrá, asimismo, una con- Para todos es fácil reconocer un vínculo estrecho
templación soberana desde un solo punto de vista, entre el fundamento racional del ilusionismo plás-
metáfora suprema del poder principesco, que todo lo tico del Renacimiento (perspectiva, estudio de la
abarca y todo lo dirige8 . Así, el control, la seria- naturaleza, análisis de la expresión facial, ilumina-
lización y la uniformidad de los individuos se con- ción) y las técnicas narrativas y descriptivas de la
vertirán, de la mano de la racionalización conjunta composición utópica. Un vínculo relacionado con la
del espacio y el poder, en imaginario que prevalecerá verosimilitud y la adopción de representaciones con-
hasta las aventuras sociológicas más intrépidas de la vincentes. Separadas por unas cuantas décadas, esas
ciencia ficción. Las urbes infinitas, simulacros y sus- dos explosiones estéticas e ideológicas darán lugar a
titutos del mismo mundo, de J. G. Ballard, tienen algunas de las elaboraciones culturales más impor-
así, en la geometrización espacial y la uniformidad tantes sobre la relación del hombre con el enigma
ritual de Campanella, su antecedente más notable. temporal y espacial. Aun en el caso de caóticos retra-
En este sentido, de la simétrica Ciudad del Sol y la tos de sociedades en decadencia como los que nos
Torre de Babel de Breughel al rascacielos de Ballard y legó el siglo XX, los complejos sistemas de control
el desierto entramado de muros de Hopper y De Chirico apoyados en una nueva visión del espacio urbano
o las alarmantes masas urbanas de Grozs habrá un hilo siguen siendo las imágenes de base, compañía de
conductor: el de la utopía como garantía de la eterna nuestras pesadillas y esperanzas, alimentadas por la
preocupación racional por el tiempo y el espacio. cultura de masas.

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Recurriendo a la metáfora implícita en el texto Bibliografía 
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Platón, Breughel, Huxley, Cyrano... Cuando la ma- Hauser,  Arnold,  Historia  social  del  arte  y  la  literatura,  Madrid, 
raña de sueños, fantasías y abstracciones se vuelve Grijalbo,  1990. 
Moro,  Tomás;  Campanella,  Tomasso;  Bacon,  Francis,  Utopías 
intransitable, nuevas visiones y nuevas concepciones del Renacimiento, México, Fondo de Cultura Económica,  1975. 
reinician la tarea de contar y pintar la relación del Servier,  Jean,  La  utopía,  México,  Fondo  de  Cultura  Económi­ 
ca,1982. 
hombre con el medio. Nosotros, los lectores de uto-
Wölfflin,  Heinrich,  El  arte  clásico,  Madrid,  Alianza,  1992. 
pías, desde la cuesta del monte, vemos esa Ersilia, Notas 
cuyo tejido de sueños y pesadillas se reinventa al es- 1  Calvino,  Italo,  Las  ciudades  invisibles ,  Traducción  de  Aurora 
Bernárdez,  p.  61. 
tilo de Aracne, cuyas telas maravillan a los hombres
2  La  expresión,  ya  clásica  en  los  estudios  renacentistas,  es  de 
y dioses que habitan la tumultuosa y laberíntica rea- Michelet. 
lidad del universo. 3  Tal  es  el  caso  del  Edipo  rey  y,  según  el  estudio  de  Foucault,  el 
nacimiento  de  las  formas  jurídicas. 
4  Prueba  de  esta  persuasión  la  constituye  la  misma  puesta  en 
práctica  de  las  utopías:  desde  los  hospitales  fundados  en 
América  por  don  Vasco  de  Quiroga,  hasta  los  falansterios  de 
Fourier  y  la  granja  en  imitación  del  Walden  II,  de  Skinner. 
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5  Servier,  Jean,  La  utopía,  p.  105. 
6  Op.  Cit.  p.  105. 
7  More,  Thomas;  Campanella,  Tomasso;  Bacon,  Francis,  Uto­ 
Ilustraciones:  Andrés  Quiceno  Grisales,  estudiante  de  la  Facultad  pías  del  Renacimiento,  pp.  143­145. 
de  Artes  de  la  Universidad  de  Antioquia. 8  Recordemos  el  caso  del  palacio  de  Versalles,  encargado  a 
Mansart  por  Luis  XIV ,  y  que  enlaza  la  aspiración  política  del 
absolutismo  con  un  proyecto  arquitectónico. 
9  Gombrich,  Ernst,  En  busca  de  la  historia  cultura,  en:  Ideales  e 
ídolos,  p.  47. 

Universidad de Antioquia / Facultad de Artes 

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