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M AT R I M O N I O
Para la Iglesia Católica, el matrimonio es un sacramento y una institución cuya esencia está en la creación divina
del hombre y la mujer. El matrimonio católico es perpetuo: no puede romperse según los preceptos religiosos (a
diferencia del matrimonio civil, donde existe el divorcio). Una persona separada, por lo tanto, no puede volver a
casarse por Iglesia.
El término matrimonio proviene del latín matrimonĭum. Se trata de la unión de un hombre y una mujer que se
concreta a través de determinados ritos o trámites legales. En los últimos años, cada vez más Estados han
aceptado el matrimonio entre personas del mismo sexo, con lo que esta unión conyugal ha dejado de ser
patrimonio de la heterosexualidad.
El lazo matrimonial es reconocido a nivel social, tanto a partir de normas jurídicas como por las costumbres. Al
contraer matrimonio, los cónyuges adquieren diversos derechos y obligaciones. El matrimonio también legitima la
filiación de los hijos que son procreados por sus miembros.
EL SIRWIÑACU
El enamoramiento o noviazgo tal como se conoce en la ciudad no es practicado en las comunidades y donde se
suele observar (irpnaqasiña) es producto de la aculturación.
Un factor que puede provocar descontento es el dilatar la formalización de la unión marital. Es la comunidad
entera que se inquieta cuando trascurre demasiado tiempo de unión de dos jóvenes sin boda, pues se piensa
que puede tener consecuencias negativas para todos y en especial para la pareja (warmi ripuniw q'añuchasix,
chachax chachaw ).
LA OFICIALIZACIÓN DEL MATRIMONIO
Primero se efectúa el waynaw irpantasi, es decir el hombre se lleva a su prometida a su casa. Los padres del
jóven deben siempre reaccionar ante este hecho con una lacónica reprensión antes de declararlos juntos
(chikt'apita). A veces los padres desaprueban si ven que en uno u otro existe resistencia, pero generalmente llega
a feliz término.
Después de esta primera charla, los familiares del hombre deben rendir honores a los padres de la novia
apartándole licores y comidas. Este es el sart'aña, es decir el acto formal de pedir la mano al cual asisten ambos
novios. Los familiares del novio aportan licores y comida (umañ manq'aña) como se indica arriba a esta visita que
es la última porque aquí se resolverán todos los pormenores y especialmente la fecha en que se celebrará la
fiesta matrimonial (en el mundo aymara, la boda es ante todo la fiesta comunitaria). En esta última visita l lamada
irpaga o irpaqasiña, y que se realiza generalmente de noche, durando la conversación hasta el amanecer, se
pregunta a los novios el porqué se han propuesto ser marido y mujer (kunjamats, kawkjamats juchar puripta) o si
hubo engaño en el compromiso (k'tich ar churarqitu).
LOS PADRINOS DEL MATRIMONIO
A los ojos la comunidad y de la familia, el yerno (tulqa) y la nuera (yuxcha'a) , es decir los novios, alcanzan a
través del matrimonio la categoría de “gente completa”, llegan a ser jaqi (gente), cumplen el jaquichasiña
(hacerse gente). Por esta razón a los recién casados se los llama los machaq jaqui (las nuevas gentes) en otras
comunidades los llaman machaq uta (nueva casa).
Existen dos clases de padrinos. Por un lado el jach'a awki y la jach'a tayka o padrinos mayores, y por otro el jisk'a
awki y la jisk'a tayka o padrinos menores. Es sobre los padrinos mayores que recaen las principales
responsabilidades. Estos padrinos son elegidos por los padres del novio o pueden presentarse también
voluntariamente. Los padrinos menores son elegidos por los padres de la novia o por los padrinos mayores. A los
padrinos menores se los llama también t'aqa awki y t'aqa tayqa o padrinos de “destete”, es decir de separación
de los hijos de sus padres. Se llama también q'ra parinu si este es ajeno a la comunidad. A los padrinos menores
se los llama también ara parinu , porque ellos aportan el aro o anillo de matrimonio.
LOS VALORES EN LA IMAGEN DE LA COMUNIDAD.