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Historia del pueblo Tacana

Los tacanas es un pueblo originario del norte de La Paz, asentados


desde épocas preincaicas entre los ríos Beni, Madre de Dios, Madidi y
Tuichi, extendiéndose según el Plan de Manejo elaborado en el 2005,
por el Rió Madre de Dios abarcando territorios de Bolivia, Brasil y Perú
en sus áreas limítrofes, y formando una especie de arco sobre la frontera
con este último país. Están dispersos en el Departamento de La Paz, en
la Provincia de Iturralde, donde se encuentran la mayoría de la población
Tacana; en el Departamento del Beni, en la Provincia Ballivián; y en el
Departamento de Pando en las Provincias Madre de Dios y Manuripi. Los
Tacanas son el pueblo indígena más numeroso de los que componen la
familia lingüística Tacana, a la que también pertenecen los esse ejjas,
cavineños, araonas, toromonas, reyesanos o maropas.

Época preincaica
Durante el periodo preincaico e incaico; los tacanas ocupaban parte del
territorio correspondiente al Antisuyo de los Incas, eran intermediarios
comerciales entre los incas y los pueblos amazónicos, abasteciendo a
los incas con “pieles y plumas de animales exóticos, frutos, resinas,
vainillas y otros recursos naturales de la región. Existen datos que
sostienen que la interacción entre las tierras altas y bajas data desde
1200 después de Cristo (Zúñiga, 2005). Las relaciones con el imperio
incaico se evidencian en los restos arqueológicos en los diseños en los
tejidos de la cultura tacana, en los que se encuentran vestigios de la
cultura quechua. Si bien la historia prehispánica es aún poco conocida,
existen ruinas y hallazgos posiblemente de la influencia incaica en
territorio Tacana, “Una muestra de la presencia del incario son las ruinas
del Cuartel de los Incas en las cercanías de Ixiamas” (Zúñiga, 2005).

Época de la Colonia
Durante los siglos XVI y XVII los españoles enviaron más de veinte
expediciones en busca del legendario Dorado o Paitití, de estas
experiencias, el primer registro acerca de los tacanas es de 1539,
durante la expedición realizada por Pedro Anzures quien ingresando por
los caminos del actual Perú, en un intento de ubicar la región de
Moxos, llego a los llanos de Apolobamba donde primero conoció noticias
de la familia tacana, asentada sobre los márgenes de los Ríos
Omapalcas, Diabeni o Beni y el Tuichi (Zúñiga, 2005). Durante las
incursiones militares de los españoles algunos grupos nativos colaboraron
por interés en instrumentos metálicos y alianzas militares, aunque también
hubieron intentos de resistencia organizada como la federación interétnica
(Zúñiga, 2005). No se registra ningún tipo de dominación directa ni
existen rastros de presidios militares ni poblaciones españolas
permanentes en la zona. Un hecho de gran importancia durante este
periodo fue la entrada militar de 1606 a la cabeza del Capitán Español
Legui Urquiza, cuando todos los grupos de indígenas tacanas se
reunieron en una gran Asamblea para determinar su posición frente a
las continuas tentativas españolas. La actitud por la cual optaron fue la
no-violencia, considerando que la negociación era la estrategia más
adecuada para garantizar su libertad y “continuar siendo dueños
incondicionados de la única cosa que para los Tacana era importante:
sus tierras” (Zúñiga, 2005), asegurando de esta manera, el acceso y
uso de los recursos naturales en todo el territorio por el cual se
desplazaban. Los relatos historiográficos muestran que el estado de
dispersión de las comunidades indígenas en misiones, de las cuales
surgen las misiones de Aten en 1699; Santísima Trinidad de Yiariapu en
1713 (actualmente Tumupasa); San José de Uchupiamonas en 1716
(que actualmente es un cantón con el mismo nombre); y en 1721, San
Antonio de Isllamas, hoy Ixiamas. Las misiones franciscanas concentraban
diversos grupos, la mayoría pertenecían a la familia lingüística Tacana,
pero mantenían importantes diferencias culturales. De las llamadas
Misiones de Apolobamba, las reducciones de Tumupasa, San José de
Uchupiamonas e Ixiamas, llegaron a ser el núcleo principal de los habitantes
tacanas (Zúñiga, 2005). En San José de Uchupiamonas la lengua original
es el tacana, “pero por las naciones traídas de otros lugares se convirtió
en una verdadera torre de Babel”, hablándose en la actualidad el
quechua con entonaciones e influencia tacanas (Machicao, 2000).
Tumupasa fue conformada por diversos pueblos, entre ellos tacanas,
pamainos, saparunas, toromonas, araonas, marcanis y chuyulos
(Chilluvos). Finalmente, Ixiamas fue inicialmente conformada por araonas,
marcanis, toromonas, huacayanas, guarisas y tacanas, predominando esta
última.

Época Republicana
Después de más de dos siglos de penetración y actividad religiosa, civil
y militar en las misiones de Apolobamba la independencia y creación de
la República de Bolivia, dieron lugar a nuevos cambios en los patrones
de asentamiento y la economía de los Tacanas (Zúñiga, 2005). A fines
del siglo XIX durante el auge económico de la extracción de la goma y
la castaña, los tacanas fueron reclutados por la fuerza para atender las
demandas de mano de obra. Este proceso provoco la dispersión de los
grupos, dando origen a la formación de pequeñas comunidades sobre las
riberas de los ríos Madre de Dios, Beni y Manuripi. Esta época no estuvo
desprovista de injusticias, existieron “excesos como el látigo, el cepo,
enganches obligatorios, incluso venta de indígenas por industriales sin
escrúpulos, enfermedades y las deudas contraídas de por vida en las
pulperías por los avíos y adelantos (llamados habilitos) (Zúñiga, 2005).
Durante la Guerra del Chaco (1932-1935), más de cien tacanas fueron
reclutadas por el general Federico Román de las comunidades asentadas
a lo largo de los ríos Beni y Madre de Dios. Hoy aún viven algunas
personas mayores, protagonistas de la guerra, después de la participación
en la Guerra del Chaco, recién descubre ante los tacanas sus derechos
como bolivianos. La revisión histórica realizado por Wentzel, citado por
(Zúñiga, 2005), demuestra la evolución del Norte de La Paz a partir de
la fundación de la Provincia Iturralde en 1938 y sus efectos sobre la
población tacana. En 1939 se establecen escuelas estatales en las áreas
rurales, y con esta actividad se inicia la declinación del idioma tacana y
la discriminación. Del mismo modo incide el servicio militar sobre la pérdida
de su identidad cultural. Si bien, se los considera hoy como “indígenas
invisibles” por el proceso de aculturación forzada que vivieron a través
de la historia (Zúñiga, 2005), asevera que los tacanas nunca dejaron de
considerarse indígenas y mantuvieron su modelo tradicional de uso del
territorio y sus recursos.

Década de los 70
En esta época se inicia la explotación forestal por parte de empresas
madereras provenientes de Santa Cruz y se intensifica con la apertura
del camino San Buenaventura – Ixiamas en 1990. La apertura de
caminos también propició la colonización espontánea con la migración de
indígenas aymaras y quechuas del área andina hacia La Provincia
Iturralde, que se asientan sobre territorio tacana. En 1970 se produce un
cambio en las políticas de desarrollo aplicadas para la región, en un
intento de convertir al Norte de La Paz en un polo de desarrollo, en
1971, surge CORDEPAZ (Corporación Regional de Desarrollo de La
Paz) que prácticamente monopolizó la representación del Estado en la
zona, sin cumplir adecuadamente con las tareas que se le asignaron
(construcción de carreteras, proyectos económicos, colonización,
investigación y extensión agrícola), para el potenciamiento agroindustrial y
el proceso de colonización que deseaban impulsar. En 1987, facilitado
por la construcción de carreteras, empresas madereras, en su mayoría
de Santa Cruz, consiguen la dotación de concesiones forestales y
empiezan a explotar mara de una de las últimas grandes reservas en
Bolivia. CORDEPAZ instalo un puesto de control de regalías en San
Buenaventura, pero fue insuficiente (Zúñiga, 2005). La actividad forestal
implico nuevamente el acceso a salarios temporales durante la época de
zafra de la madera, muchos tacanas fueron empleados en las
barracas de las concesiones forestales otorgadas en la zona,
promoviendo la migración temporal de algunos miembros de la familia. A
pesar de que en 1989 se revocaron temporalmente las concesiones
forestales en la provincia Iturralde, hasta 1991 cinco empresas madereras
seguían extrayendo madera. Actualmente el régimen forestal vigente desde
1996, exige la adecuación de las concesiones forestales a una serie de
normas técnicas que aspiran a controlar de manera más transparente la
actividad forestal, incorporando a este proceso la participación de las
comunidades indígenas. Sin embargo, en el marco de desarrollo actual,
se evidencia el divorcio entre la necesidad y la posibilidad de participar
de las comunidades tacanas, debido a que las oportunidades están
orientadas por criterios de competitividad y mercantilización de la
economía forestal. En 1990, con el ingreso de numerosas empresas
madereras a la región, algunos jóvenes líderes tacanas empezaron a
preocuparse por tener una organización que les permita enfrentar la
situación de despojo de las tierras que, como pueblo, habían ocupado
tradicionalmente y el irracional aprovechamiento de sus recursos naturales.
Es, en esta circunstancia que un grupo de tacanas decide enrolarse a la
Marcha Indígena por el Territorio y la Dignidad que conmovió al país por
aquellos años. Los tacanas que participaron en dicha movilización fueron:
Anastasio Chipunavi, Silvestre Chao, Jacinto Chao y Víctor Cartagena
(Zúñiga, 2005). En diciembre de 1992, con el apoyo del Instituto para el
Desarrollo Sostenible de la Amazonia (IDSA) y del Servicio Holandés de
Cooperación Técnica y Social se realizó un Encuentro del Pueblo Tacana,
en él participaron las comunidades de Tumupasa, Santa Rosa de
Maravilla, Macahua, Carmen Pecha, Santa Fe, San Pedro y San José de
Uchupiamonas. En este encuentro se decidió la creación de una entidad
que represente a todas las comunidades tacanas y se decidió el nombre
de “Consejo Indígena de los Pueblos Tacana” (CIPTA). Las principales
motivaciones para crear esta organización fueron: la constatación de que
con los procesos de construcción de la carretera y el arribo creciente de
colonizadores y extractores de madera, los pueblos que desde siempre
habitaron la región, se estaban quedando sin tierras así como también de
una creciente pérdida de la cultura. Durante 1993, entre las gestiones
más importantes se deben mencionar la contratación de abogados, con el
apoyo del IDSA, para la elaboración de los Estatutos y Reglamentos del
CIPTA, la promulgación de la Resolución Ministerial No. 0118/93 del 13
de julio de 1993 del Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios
mediante la cual el Estado boliviano reconoce al CIPTA como entidad
representativa de las comunidades tacanas de Tumupasa, Santa Rosa de
Maravilla, Napashi, Altamarani, Buena Vista, Macahua, Carmen Pecha,
San Pedro y Santa Fe, las que por ese entonces conformaban el CIPTA
y la solicitud ante el Agente Cantonal de Tumupasa para la dotación de
un terreno con la finalidad de construir la sede del CIPTA (A. D. C.
Docs. Personería Jurídica CIPTA. 1993. Informe del II Encuentro de los
Pueblos Tacanas, Resolución Ministerial No. 0118/96. Documento de
solicitud dotación de lote para la construcción de sede del CIPTA). En 1995,
se inició el trámite para el reconocimiento de la Personalidad Jurídica del
CIPTA, lográndose en 1996 mediante Resolución Prefectural No. 037/96
del 14 de marzo de 1996 (A.D.C, Docs Personería Jurídica, 1996). En
esta época se inició la de demanda de Tierra Comunitaria de Origen
(TCO), también una de las gestiones más importantes de este periodo
fue la realización del Estudio de Caracterización de la TCO Tacana a
través de la entonces Secretaría de Asuntos Étnicos y del Programa de
las Naciones Unidas (PGMF Carmen Pecha, 2005). En abril de 1997 el
CIPTA presentó ante el Instituto Nacional de Reforma Agraria la TCO de
Tierra Comunitaria de Origen – Tacana, la misma que fue admitida el 5 de
enero de 1998. El 15 de mayo del 2003 es consolidada su demanda y
obtienen una propiedad agraria de 325.327,2625 ha; bajo la modalidad
reconocida como tierra Comunitaria de Origen (TCO); según consta el
Titulo Ejecutorial Nº TCONAL 000037. Desde el punto de vista del
ecosistema, las comunidades Tacana de la provincia Abel Iturralde
pueden ser repartidas en tres zonas: sur, centro y norte que
corresponde más o menos a la división cantonal de la provincia.
1) Los Tacana del “Sur”, cantón de San Buenaventura
2) Los Tacana del “Centro” cantón de Tumupasa
3) Los Tacana del “Norte” cantón de Ixiamas

https://www.google.com. La cultura Tacana

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