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Capítulo 3: La conquista.

El autor comienza identificando dos intrusiones europeas en el continente americano.


La primera de los escandinavos en la costa nororiental, donde mantuvieron colonias del siglo
IX al XV. Una vez extinguidos sus asentamientos, su hazaña quedó en el olvido porque nunca
se percataron que habían alcanzado otro continente.

La segunda intrusión tuvo una naturaleza absolutamente distinta. A finales del siglo
XV los españoles desembarcaron en las Antillas, y rápidamente, en medio siglo dominaron
gran parte del Nuevo Mundo.

El autor explica que el triunfo de los españoles debe entenderse por las circunstancias
políticas, más que por la tecnología de los conquistadores, la cual evidentemente, era
superior. La inestabilidad de las relaciones internas entre los aborígenes desequilibró la
solidez de las instituciones de los imperios. Por ejemplo, los Tlaxcaltecas se convirtieron en
los auxiliares de Cortés. En el caso del imperio Inca, éste se encontraba en plena guerra civil
por la sucesión en el trono entre Huáscar y Atahualpa. Así pues, una vez roto el equilibrio de
la economía, sociedad y cultura de los pueblos indígenas, su población comenzó a declinar
rápidamente.

El estado español, fuerte y unificado que ostentaba una tradición de conquista, estaba
detrás de las huestes indianas, proporcionándole objetivos, apoyos y nexos. Castilla sabía
cómo sobreponerse ante la adversidad numérica del adversario.

1. El derrumbe de la población indígena.

El período entre el descubrimiento y el máximo hundimiento de la población autóctona


del Nuevo Mundo, será comprendido como la conquista. Es decir, hasta mediados del siglo
XVII en Nueva España y poco después en partes de Perú.

Dos teorías: bajista y alcista.

La bajista era defendida por Rosenblat (1954): Desde 1492 a 1650, América pasó de 13,3
millones de habitantes a 10 millones, ósea sufrió una baja de 3,3 millones o una cuarta parte
de la población total inicial. El mínimo absoluto de población indígena para Rosenblat se da
en 1825, con 8,5 millones.
La alcista era defendida por Dobyns: Sustenta por su parte la idea de una caída abismante
de la población. Que los naturales quedaron reducidos al 5% o 4% de la cantidad anterior a
la entrada de los europeos. De 90-112 millones bajaron a 4,5 millones a mediados del siglo
XVII.

El autor comienza viendo la situación que aconteció en México central, la región mejor
estudiada hasta el momento. A pesar de esto, los datos omiten importantes segmentos de la
población, anotándose en la mayoría de los casos, únicamente a los varones adultos. Continúa
describiendo los métodos para levantar esta información, los cuales omitiré por su escasa
importancia para la finalidad del curso. Según Cook y Borah, en la primera parte de la
conquista, preció un tercio de los indios de México central, quedando un 4% de la población
originaria a comienzos del siglo XVII. En Perú, entre los años 1570 y 1620 la población
aborigen se redujo hasta la mitad: de 1.264.530 individuos de todo sexo y edad hasta 589.033.
El ritmo parece ser más lento que en el caso de México, pero aun así, es bastante fuerte. Por
otra parte, las Antillas corroboran plenamente la noción de una caída abismante.

En conclusión, la declinación fue indudablemente catastrófica. Pero, ¿cuáles fueron sus


causas? En primera instancia, las enfermedades y las hambrunas, posteriormente las guerras
y las condiciones laborales.

1.1 La tesis homicídica.

Teoría propuesta por Kubler en 1942, que según el autor debiera llamarse “del
genocidio”, porque comprometió la muerte de etnias enteras. Teoría que arranca del famoso
panfleto de Las Casas “Breve relación de la destrucción de las Indias Occidentales” y que se
convirtió en la fuente fundamental a favor de la “leyenda negra”. Las Casas establece que la
pérdida de la población responde a la acción directa de los conquistadores: Matanza,
crueldades y esfuerzos sobrehumanos.

Esta tesis, en primer término, comprende factores militares. Lo más importante a tener
en cuenta que el terror sistemático como instrumento psicológico compensaba la debilidad
numérica del invasor. El sometimiento, la mayoría de las veces era voluntario a causa del
miedo.
Por otro lado, debemos considerar que la economía de los indígenas era de subsistencia,
por lo cual, cualquier alteración negativa sobre las cosechas provocó fuertes desajustes,
ocasionando el hambre, y por consiguiente, el aumento de la mortalidad. Efectos similares
causó la extracción de mano de obra masculina para tareas militares.

1.2 El desgano vital.

Los estudios establecen que a principio del siglo XVII nos encontramos frente a una
constante baja en la cantidad de hijos de las familias indígenas. ¿Por qué se produce esta baja
en la fertilidad? Causas socioeconómicas y psicológicas se complementan para dar una
respuesta. Las acusaciones de los encomenderos contra el carácter esquivo y la holgazanería
de los indígenas evidencian fehacientemente el desánimo con que los nativos vivían en una
sociedad que había dejado de ser la suya. La forma irreversible y desmedida con la que operó
la conquista quedó grabada en la conciencia de los indígenas. El desmoronamiento tan brusco
de su concepción de mundo, sus creencias y sus costumbres les causaron una impresión de
desamparo total al haber sido abandonos por sus dioses. Les abandonaron las ganas de vivir.

El tema se extiende más allá de meros sentimientos individuales, sino que estamos frente
a una frustración colectiva. Las mujeres, fatigadas por los trabajos se habían rehusado a tener
hijos. El aborto se había transformado en una práctica común.

1.3 El reacondicionamiento económico y social.

Una vez asentados los españoles en América, buscaron traer de vuelta los alimentos a los
que ellos estaban acostumbrados. Las plantaciones de caña se extendieron rápidamente por
las tierras calientes del continente, desplazando el cultivo que acostumbraba a trabajar la
población nativa. Se produjo un desequilibrio en el ganado, los puercos, cabras y las ovejas
de Castilla no tardaron en desplazar a los rebaños de llamas y alpacas domesticadas en Perú.

En la primera etapa lo más importante para los conquistadores fue la mano de obra
indígena, una vez acondicionados éstos, y aplacada su sed de botín y metales; el español
comienza a recordar las ventajas económicas y el prestigio que les otorgaba la posesión de la
tierra. Con el objetivo de fomentar la instalación hispana, las autoridades otorgaron
generosamente mercedes de tierras a los nuevos pobladores.

1.4 Las epidemias.


Constituyen la causa fundamental del derrumbe demográfico. Las epidemias y pestes eran
regular en Europa, de ninguna manera el fenómeno tomó por sorpresa a los españoles.

Las epidemias se generaron al exterior del continente y se propagaron por medio de


vectores comunes. Para su desarrollo, influyeron fuertemente la desnutrición y la baja de los
usos alimenticios.

La más devastadora fue la viruela, desbaratando la resistencia militar de los aztecas y


matando al sucesor de Moctezuma. La segunda fue el sarampión. Evidentemente, los
españoles de América no quedaron exentos de contagio.

Así pues, la población dejó vacantes gran cantidad de tierras y desbarató la


encomienda. Tal situación, propició el surgimiento del latifundio que caracterizó a América
latina durante los siglos posteriores.

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