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DOCTORADO EN GESTIÓN

PÚBLICA Y GOBERNABILIDAD

Curso: Gestión del Estado y Gobernabilidad

Trabajo: Resumen del Libro “La Ciudad de


Dios, de San Agustin”

Catedrático: Dr. Nicanor Asmat Vega

Doctorando: Anibal Ramón Ruffner

LIMA
2018
INTRODUCCIÓN

La Ciudad de Dios es un gigantesco drama en veintidós libros, síntesis de la historia


universal y divina, se divide en dos partes: una negativa de carácter polémico contra los
paganos (libros del I.-X), Subdividida, a su vez, en dos secciones: los dioses no
aseguran a sus adoradores los bienes materiales (I-V); menos todavía le aseguran la
prosperidad espiritual (VI-X); la otra positiva, que suministra la explicación cristiana de
la historia (libros del XI-XXII), subdividida asimismo en tres secciones: origen de la
Ciudad de Dios, de la creación del mundo al pecado original. (San Agustín, 1997)
La narración inicia con la partida de Agustín de Cartago, con un juego de palabras el
autor deja entrever el difícil proceso que Agustín había emprendido para entender su
existencia: «Buscaba el hilo de Ariadna para salir de su laberinto—laberinto del corazón
y de la inteligencia—. Dios tejía y destejía, y su divina Providencia iba insinuando las
veredas dé aquel regio camino que conducía a la ciudad eterna». Su camino lo
conduciría esta ocasión a la ciudad de Roma, donde «Agustín paseaba por sus calles
con la frente engallada, su porte grácil y ligero y, con todo, asombrado. La Roma de los
Césares asilaba ahora a un fugitivo».
Es el mismo Agustín que narra las razones por las cuales ha llegado a esta ciudad:
«Porque mi determinación de ir a Roma no fué por ganar más ni alcanzar mayor gloria,
como me prometían los amigos que me aconsejaban tal cosa—aunque también estas
cosas pesaban en mi ánimo entonces—, sino la causa máxima y casi única era haber
oído que los jóvenes de Roma eran más sosegados en las clases merced a la rigurosa
disciplina a que estaban sujetos, y según la cual no les era lícito entrar a menudo y
turbulentamente en las aulas de los maestros que no eran los suyos, ni siquiera entrar
en ellas sin su permiso...».
Pronto, Agustín dio cuenta que en Roma efectivamente había disciplina, pero faltaba
nobleza. Se lamenta sobre la Urbe, como lo hicieran en otros días Cristo y Jeremías
sobre Jerusalén. El texto indica la caída de Roma con las siguientes palabras «Roma
caería, porque su nobleza —la de los romanos— era simplemente cultura». Para
Agustín este término de nobleza implicaba una serie de valores y actitudes que los
ciudadanos deberían tener para mantener en pie la república. En la nobleza hay una
realidad muy honda, nos dice Agustín, «Es la victoria de las sociedades. Franqueza,
unión, nobleza, caballerosidad, todo, menos simulación».
Un hecho en la historia de la “gran ciudad” es motivo de reflexión para justificar la
existencia de esta obra de Agustín, a saber, La Ciudad de Dios, se trata del saqueo de
Roma por Alarico. Es el mismo texto quien declara que se trata de una «pretensión
ambiciosa querer buscar un motivo ajeno a la mente de Agustín», al hablar del origen
“inspirador” de esta obra. Pero cierto es que las huestes de Alarico ya habían sembrado
terror en las almas y que el saqueo y asolamiento de Roma «no fué más que una
circunstancia histórica que providencialmente halló un interprete».
Desde su cátedra, Agustín, humilde obispo de Hipona, escucha las palabras contra la
fe cristiana pronunciadas por los paganos, desde ahí, cuando la ocasión se presentaba,
alienta a los afligidos y deshace sus angustias.
Ya en su homilía de urbis excidio, considerada también como un «célebre discurso»,
Agustín realiza la maqueta de La Ciudad de Dios, «en este célebre discurso se hallan

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en comprimidos las grandes ideas que se desarrollan a través de los 22 libros de La
Ciudad de Dios». Esta famosa homilía aborda problemas que resonarán desde la
tribuna de la historia, «Dios castiga con frecuencia á justos y a pecadores, a unos para
probación y a otros para castigo; pero Dios siempre es justo» dice Agustín recurriendo
a las Escrituras y utilizando las figuras de personajes bíblicos como Job, Abraham, Noé
y Daniel, entre otras «mil y mil piruetas retoricas con argumentos piadosos y crudos en
su mayor parte».
Resulta incomprensible, nos dice el texto, que una obra como ésta se realizara sin un
plan predeterminado, «Agustín tenía un plan de la obra» aunque «suponer que la obra
fuera sistemática es imaginarse un absurdo», el proyecto de esta obra se encuentra
resumido en las Retractationes y en casi idénticos términos lo expresa en la Epistola ad
Firmun.
Lo que nos interesa ahora es enmarcar el tema de la propia obra, ya en el prólogo al
primer libro, Agustín, da una síntesis del plan «Trataré de las dos ciudades, en cuanto
el plan de la presente obra lo exija».
El texto dice que es justicia constatar que La Ciudad de Dios está estructurada en un
aparente desorden y resulta «paradójico que una obra con un programa bien definido,
como es ésta, se ejecute sin orden». Además, la obra deja muchos puntos por tocar,
«pero su propósito no es solucionarlo todo».
La Ciudad de Dios es considerada como una apología de la religión, cuya bandera era
el Dios uno: «Donde el mundo asentaba el pabellón de la soberbia y del poder, Cristo
fijó la bandera de la humildad y de la servidumbre». La filosofía no tardó en convertirse
en política, «El cristianismo ahora se presentaba ya como enemigo del estado», «El
mundo pagano siente el vértigo de su fin. La Roma decadente, el Imperio, se derrumba
y crece de nuevo la agitación de las mentes contra los cristianos». El texto halaga el
derrocamiento de los valores paganos por la lógica implacable de Agustín, quien, como
juez imparcial, «aprueba y reprueba, movido más por la verdad que por el capricho». Es
aquí que luce un aspecto fundamental de la tradición cristiana, el martirio, tomado por
Agustín como argumento apologético, es interpretado en La Ciudad de Dios como
«semilla de la nueva cristiandad».
Entre otros grandes valores destacados en La Ciudad de Dios se encuentran también
los milagros, «Lo impresionante, lo maravilloso, lo milagroso —digámoslo de una vez—
, cautiva el interés, la admiración del hombre». El milagro es señal inequívoca de la
presencia de Dios en la naciente comunidad (Iglesia): «Si no creen que se han realizado
estos milagros por medio de los apóstoles, para que se les creyese a ellos, que
predicaban la resurrección y la ascensión de Cristo, nos basta este grande milagro: que
el orbe de la tierra ha creído eso sin ningún milagro».
La historia, vista desde la perspectiva de La Ciudad de Dios, es para Agustín «la ciencia
que, sobre ciertos principios de interpretación, da sentido eterno a los hechos
humanos». Con esta obra, San Agustín, no se contenta con ser un mero expositor o
narrador de hechos, sino el de dar sentido a la historia, interpretar los hechos, y eso es
lo que precisamente realiza en La Ciudad de Dios.
Por ello, La Ciudad de Dios pudiese ser referida como hermenéutica de la historia cuyos
principios son: la providencia, que es para San Agustín «la clave de la solución para
todos los conflictos y para todos los enigmas», inseparable de la historia y que da
sentido a la interpretación de los aconteceres; Cristo en el centro de la historia, que «en
la concepción agustiniana de la humanidad, lo es todo», sin Cristo, nos recuerda San

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Agustín, la historia es ininteligible; y los dos amores, «Agustín trasladó el drama de su
vida a los acontecimientos de la historia», la carne y el espíritu en la vida de San Agustín
y lo santo e inmundo, lo social y lo individual en la base de La Ciudad de Dios.

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DEDICATORIA

Dedico este trabajo a mis hijas Cristina,


Diana y Daniela.

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ÍNDICE

1. Introducción ……………………………………………........................... 2 – 4

2. Dedicatoria …………………………………………………………………… 5

3. Índice ………………………………………………………………………….. 6

4. Resumen ……………………………………………………………………7 - 15

5. Conclusiones …………………………………………………………………16

6. Recomendaciones ………………………………………………………….. 17

7. Bibliografía …………………………………………………………………….18

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LA CIUDAD DE DIOS
SAN AGUSTIN

LA CIUDAD DE DIOS LIBRO V: EL DESTINO Y LA PROVIDENCIA

La astrología en el Imperio Romano

La palabra destino se ha ocupado tanto para designar a los astros a los


cuales se les atribuye el conocimiento del futuro, pero también se le
atribuye a la voluntad de Dios. Unos dicen que Dios es el que concede
el destino, otros dicen que los astros y otros dicen que los astros lo hacen
por la voluntad de Dios. Por supuesto, los peores razonamientos (desde
la perspectiva cristiana) serán asociados con que la predicción del
destino las hacen solamente los astros. Si los astros son los que dan el
destino de los hombres ¿para qué creer en Dios? No tiene sentido
recurrir a Dios cuando son los astros los que dan el comportamiento y el
futuro del hombre.

Sin embargo, San Agustín se concentra más en el tercer tipo de hombres.


Por otro lado, el concepto de los astros es la indicación de una predicción
y no el hecho determinante de algo que va a ocurrir. De hecho, Agustín
dice que justamente es esa la definición de los astrólogos mediocres,
pues no saben que hunden su propia teoría.

Los astrólogos y el problema de los gemelos Ya en tiempos antiguos,


Hipócrates, en palabras de Cicerón, decía que unos hermanos sufrían
las mismas enfermedades dando por cierto que estos eran gemelos.
Posidonio decía que los gemelos eran tales porque habían sido nacidos
bajo el mismo astro. En opinión de Agustín, el médico Hipócrates estaba
mucho más cerca de la verdad que Posidonio. En efecto, los gemelos
que están expuestos a condiciones similares tendrán la probabilidad de
tener los mismos padecimientos. No obstante, el mismo Agustín dice que
existen muchos gemelos que tienen comportamientos y padecimientos
dispares, a los cuales Hipócrates hubiera respondido sensatamente que
el fenómeno se debería a diversidad de alimentos o exposiciones. La
explicación que tienen los astrólogos para con estas teorías es decir que
existe un pequeño intervalo de tiempo entre el nacimiento de uno y otro
gemelo que hace que sean diferentes. De ahí se hace una diferencia, es
decir, realmente no serían gemelos porque se tendría que determinar la
hora, el segundo, el día y el mes. Si hasta el más mínimo número es
diferente, entonces el comportamiento será diferente; a esto es lo que
los astrólogos llaman horóscopo. Si esto fuera así, entonces los gemelos
nacidos justamente a la misma hora deberían ser totalmente iguales,
mientras que los gemelos, que, ridículamente, no lo son por un par de

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minutos deberán ser totalmente distintos a pesar de nacer el mismo día.
En el caso de estos ella para siempre, incluso aún cuando prefiere las
características del alma. Pero no por esto se debe pensar que el cuerpo
es culpable de los pecados, como si lo dijera Platón cuando dice que él
la corruptibilidad del cuerpo corrompe al alma. Es todo al revés. El alma
hizo corruptible al cuerpo. La misma biblia dice que el hombre no debe
vivir por el hombre, sino que vivir por Dios. Ni siquiera los ángeles
pudieron vivir por los ángeles, pues se dejaron corromper por los
pecados y el deseo. Los hombres no están supuestos a vivir como ellos
mismos, sino que vivir según los deseos del creador, lo mismo va para
todas las criaturas que tienen consciencia de Dios. De hecho, el amor
es una cosa totalmente buena y sólo puede tenerse en Dios; en nada
más:''Si alguno quiere al mundo, el Padre no lo quiere a él''(1 Juan
2:15)Esto quiere decir que el hombre que verdaderamente ama, ama a
Dios poniendo en segundo lugar todas las cosas que existen en el
mundo. ¿Por qué? porque todas las cosas de este mundo están sujetas
a la corruptibilidad. Quien ama las cosas de este mundo, tarde o
temprano tendrá que sufrir.Perfección y caída del hombre¿Acaso eran
tenían el pecado dentro Adán y Eva? ciertamente es difícil por no decir
imposible determinar si realmente los primeros seres humanos de la
tierra quisieron tocar es árbol. La verdad es queSan Agustíndice que no
tuvieron pecado alguno en sus corazones, sino que hicieron esto por
ingenuidad (pues en la ingenuidad no hay malevolencia o pecado
alguno).El vicio necesita del bienEntodo caso, aunque fuera esta una
mala decisión, un vicio o un pecado, esto no quita que la decisión haya
sido natural y por lo tanto: buena. ¿Por qué? porque todas las cosas que
necesitan de naturaleza (y el pecado necesita de esta) son buenas
porque todolo existente es verdadero y todo lo verdadero es
bueno.Estateoría ya había sido explicada antes en cuanto a que el mal
''no existe'', pues en realidad el mal sólo serían ''decisiones'' que se
toman a través del bien, es decir, ningún mal puede existirsin el bien. El
bien existe en sí mismo porque es verdadero, pero el mal que es falso
no puede existir porque las cosas falsas no existen, pero si existieran
tendrían que servirse de cosas verdaderas.Por ejemplo, si quisiera
mentir tendría que hacerlo a partir de cosas que existen, es decir, cosas
verdaderas. Está bien, quizás, el contenido no es cierto, pero eso no
quita que el mal se esté sirviendo de lo verdadero para
''existir''.Prevaricación de AdánLuego de comer el fruto prohibido, Adán
se volvió soberbio y desobediente. De hecho, estáescrito en la
bibliacomo Adán le reprocha a Dios tener una mujer que más encima el
dio el fruto prohibido:''La mujer que me diste por compañera me ofrecióel
frutoy comí''(Génesis 3:13-12)Como tantas veces dijoSan Agustín, el
peor de los pecados es la soberbia. El hombre cometió la soberbia y
siguió ejerciéndola para defenderse.

LíbidoDe acuerdo con la filosofía deSan Agustín, el hombre que piensa en


otra mujer ya está pecando. Debemos recordar que el pecado proviene
principalmente del alma antes que del cuerpo, y por supuesto,el
pensamiento de la infidelidad está en el alma y no en el cuerpo.Por lo
demás, recordemos que tanto Adán como Eva estaban desnudos y no

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sentían vergüenzael uno por el otro, pues aún no habían pecado.¿Qué
puede librarnos del pecado? justamente la razón que Dios dio al
hombre.La unión conyugalDesde un principio, los filósofos griegos
estaban de acuerdo con que el pudor debía tenerse. Quizás, los filósofos
cínicos eran los únicos que estaban de acuerdo con que no hubiera
problemas de hacer el coito en público. Sin embargo, pasando el tiempo
hasta ellos decidieron desistir de esta conducta.El mandato de Dios fue
muy claro después de que Adán y Eva cometieran la
prevaricación:''Creced y multiplicaos''(Génesis 1:27)Esto no quiere decir
que el hombre y la mujer deben desenfrenadamente procrear, sino que
deben hacerlo sólo por el hecho de traer a un ser vivo a este mundo, y
no por mero placer.

LA CIUDAD DE DIOSLIBRO XV: LAS DOS CIUDADES EN LA TIERRA

El hombre en la ciudad de Dios Agustín separa como ya sabemos el mundo


en dos ciudades: la de Dios y la del diablo (o la del hombre). También
hay dos tipos de ''ciudades'' que podemos describir como una eterna y
otra terrenal; por ejemplo la eterna sería el Reino de los cielos y la
terrenal esta misma en que vivimos. Esta ciudad terrenal está marcada
por la dicotomía Paz/Guerra donde nacen los vicios y ambiciones,
aunque también las cosas buenas y puras que Dios mandó al hombre a
construir. El primer hombre y fundador de la ciudad: Caín Sabemos que
el primer hombre en habitar la tierra fue un fratricida que dio muerte a su
hermano por envidia, exacto Caín que mató a Abel. Si nos detenemos a
analizar, este desenlace es muy parecida a la fundación de Roma, pues
esta comienza con el asesinato de Rómulo a Remo. Dónde y por qué
comenzó a pecar Caín? veamos la historia que nos muestra la biblia.
Caín y Abel fueron mandados a sacrificar animales como una orden de
Dios, sin embargo, Dios miró con displicencia los sacrificios de Caín,
mientras que a Abel se le felicitó. Esto, por supuesto, hizo que Caín se
sintiera muy mal a lo que Dios dijo: ‘‘¿Por qué estás triste? ¿No es
verdad que si ofreces bien y no divides bien pecas? Calma, él se
convertirá a tí y tú lo dominarás’’ (Génesis 4:6-7)

Este es quizás uno de los pasajes más oscuros y más mal interpretados de
la biblia. En efecto, la frase ''no es verdad que si ofreces bien y no divides
bien pecas'' no se entiende del todo.

San Agustín dice que su solución está en las palabras de Juan quien dice:
‘No como Caín, que estaba de la parte del malo y asesinó a su hermano.
Y ¿por qué lo asesinó? Porque sus propias acciones eran malas, y las
de su hermano, justas’’ (Juan 3:12) Lo que quiso decir Juan con este
extracto es que sus acciones, es decir, los sacrificios que hacía a Dios
eran malos desde el comienzo porque dividía mal, es decir, se dejaba
las porciones para él. Dios veía la envidia de su hermano Abel cuando
le dijo ‘‘¿por qué estás triste?''. ¿Pero qué se refería Dios cuando le dice

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a Caín ''él se convertirá a ti y tú le dominarás?'' por supuesto que no a
su hermanos sino que al pecado de la envidia. Luego de ser asesinado
Abel, Caín fue reprendido por Dios y mandado a construir una ciudad
con el nombre de Henoc, quien era justamente su hijo. De ahí surgieron
numerosas generaciones de hombres que llegan hasta la generación del
mencionado Abraham de la biblia. Los hombres en la época antigua Es
difícil creer en que hubo hombres muy altos de acuerdo no sólo a las
S.E., sino que también de acuerdo a los poetas y filósofos antiguos. Es
así que el mismo Virgilio decía: ‘Doce hombres de los más forzudos que
hoy produce la tierra difícilmente hubiera podido sustentar en sus cuellos
‘San Agustín no cree fantasioso creer en hombres e incluso en hombres
gigantes. Tenemos que en estos pasajes de la ciudad de Dios, Agustín
nombra un diente que con sus amigos vio en la playa de Utica (1).

Este diente era tan grande que si se le cortaba se podrían tener100 dientes
para cada hombre. Finalmente, Agustín asegura que existieron gigantes
en otros tiempos.

Hay algunas diferencias entre los números de edad que tenían los hombres
en el pasado. Diferencias, quiero decir, en cuanto a los textos hebreos y
los textos antiguos (cristianos).Por ejemplo:Como vemos existen ciertas
discrepancias entre los judíos y los cristianos, de hecho, se dice que
Matusalén pudo sobrevivir aldiluviopero en los textos bíblicos sólo se
habla de 8 personas que son las que estuvieron con Noé.Por
supuesto,San Agustín de Hipona adhiere a los textos bíblicos y no
hebreos a causa de su congregación. Recordemos que los textos
bíblicos se ordenaron por latinos y griegos, mientras que los judíos se
ordenaron por orden del rey egipcio Ptolomeo. Éste rey mandó a
interpretar los textos sagrados por medio de los Setenta intérpretes
judíos.

En todo caso, San Agustíndice que no se debe considerar como falsas las
interpretaciones de años que no coinciden con sus códices; llama a
considerarlas errores.El hombre y sus relaciones Agustín considera
como algo válido y genuino la unión conyugal del hombre para mejorar
la vida social. Sin embargo, ¿cómo se hicieron los parentescos si
losdescendientes de Adán y Eva eran hermanos? San Agustíndice que
lo único que quedaba era tener una relación con alguien que no tuviera
el parentesco de hermana.Desde Caín hasta NoéDesde esta parteSan
Agustíncomienza a decir los nombres de cada personaje bíblico:Abel:
DueloSet (tercer hijo de Adán):ResurrecciónEnos: HombreDesde las
generaciones de Set se llega hasta Noé, y desde Abraham hasta Cristo.
En todo caso, el escritor de la biblia dice muy poco sobre los
descendientes que siguieron después de Set, casi sólo diciendo los
nombres y la edad. Pasaron aproximadamente 200 (656 según los
hebreos) años después para que se pudiera hablar de Noé y
eldiluvio.¿Acaso esos hombres que siguieron a Henoc tenían hijos con
mujeres? ¿es acaso que se abstuvieron de tener hijos? probablemente,
diceSan Agustín porque al tener mucha más edad la pubertad les llegaba

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mucho después.Las mujeres y su relación con los hombresLa mujer fue
un problema en la biblia (así lo consideraSan Agustín), pues probó del
fruto prohibido, pero no sólo en esa ocasión arruinó los planes divinos
sino que también después.Las mujeres y los hombres son amados de
dos maneras, una por un amor bueno y por otra un amor malo. Por
supuesto, cuando se ama con un amor bueno es un amor eterno y
perfecto donde no toma parte la lascivia ni la perversión. Luego tenemos
el amor malo que está justamente basado en este amor rápido, temporal
que finalmente no tiene ningún otro fin que el placer.

¿El nacimientos de los gigantes?Agustín insiste que los gigantes existieron


en alguna parte de la historia de la humanidad. Lo respalda con la biblia
diciendo:''Cuando los hombres se fueron multiplicando sobre la tierra y
engendraron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas del hombre eran
bellas, escogieron algunas como esposas y se las llevaron. Pero el
Señor se dijo: Mi aliento no durará por siempre en el hombre; puesto que
es de carne, no vivirá más que ciento veinte años. En aquel tiempo -es
decir, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas del hombre y
engendraron hijos-habitaban la tierra los gigantes''(Génesis 6:1-4)De
este extracto de la biblia y de muchos otros se justifica la existencia de
gigantes que se metieron con mujeres en la historia
bíblica.Agustínconsidera a estos tanto como a los hombres ''hijo de
Dios''. Estos gigantes existieron antesdeldiluvioporque no pudieron
sobrevivir a él. En todo caso, uno de los profetas bíblicos llamado Baruc
hablaba sobre la extinción de estos:''Allí nacieron los gigantes, famosos
en la antigüedad, corpulentos y belicosos; pero no los eligió Dios ni les
mostró el camino de la inteligencia; murieron por su falta de prudencia,
perecieron por falta de reflexión''Sea como fuere,Agustínasegura la
existencia de estos seres, aunque no sabemos bien a qué se refiere con
gigantes, es decir, qué características tenían.El arca de Noéyel diluvio
universalAgustínno pone nunca en dudas las S.E. y tampoco lo hace
cuando se trata de hablar delArca de Noé. Ya he hablado previamente
delArcaen otra entrada de este blog, pues se ha puesto en duda a través
del tiempo por expertos, es decir, su navegación y su construcción no
parecen ser probables en sus tiempos.Nada impide, ySan Agustínestá
de acuerdo con esto, que elarcade Noé se tome de manera
alegórica.San Agustíndice que no todo se puede tomar con la
rigurosidad histórica de los historiadores formales. Sin embargo,San
Agustínno tiene inconvenientes en decir que eldiluvioal menos sí
existió.Contra los que no creen en eldiluvioMuchos hombres en contra
deldiluviodicen que no podría haber existido, ya que el monte Olimpo(2),
que es el más alto, está a una altura tal que no podría alcanzar ese aire
denso que se necesita para que exista la lluvia(3).PeroSan Agustínles
recuerda a estos hombres que la densidad de la tierra es mucho mejor
para generar agua que esa densidad que se encuentra cerca de las
nubes.Contra los que no creen en las proporciones delArcaMuchos
dicen no creer en las grandes proporciones que tenía elarca, peroSan
Agustínles pregunta ''¿por qué no creen en las proporciones del arca,
pero sí de las grandes ciudades?''.

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Otros problemas presentadosLa cantidad de animales y la cantidad de
alimento que debieron tener sería gigantesca e imposible de llevar a
cabo, pero no olvidemos que estaarcaestaba bajo la dirección de la
Santísima Trinidad (por lo que habría de dar algunas concesiones).

LA CIUDAD DE DIOS LIBRO XIX: EL FIN DE LAS DOS CIUDADES

Supremo bien y supremo mal Desde una concepción bien filosófica, el


hombre siempre está inclinado a hacer el bien de alguna forma para así
tratar de evitar el mal. El hombre se ve impulsado a buscar 4 cosas
fundamentales cuando requiere del bien: 1.El placer: lo agradable a los
sentidos 2.La tranquilidad: ausencia de molestia corporal 3.Las dos
anteriores a la vez 4.El placer y el Espíritu

El placer es uno de los conceptos más ''flexibles'' porque está sujeto a


múltiples interpretaciones, pues para muchos el placer es una cosa
diferente. De este modo, San Agustín postula que las distintas tribus o
sociedades que existen se forman a partir de las distintas visiones del
placer. Por otro lado, cuando el placer se combina con la tranquilidad da
como un total de12formas de placer o más bien, 12 formas sobre cómo
someter a la virtud por medio del placer, que, por cierto, es la forma de
vida más vergonzosa. De hecho, el número podría incrementar de forma
increíble si se suman todas las filosofías helénicas que tienen su propio
concepto del placer. Pensemos en los epicúreos, cínicos, estoicos,
académicos, etc. Con esto podríamos llegar al número de96sectas
filosóficas que se basan en el placer. Y, si a esto sumamos las teorías
del placer con el manejo de la política y el Estado, entonces nos daría
un total de288sectas.Otra forma del bien supremo Hablando de Estado
y otras cosas, recordemos que el mismo Aristóteles (y Platón de alguna
forma) definen tres modos de vida del hombre: vida contemplativa, vida
activa y mixta. Sin embargo, en ninguna de estas tres se encuentra el
bien supremo en palabras de San Agustín. Por otro lado, Varrón nos dice
que si bien hay 288 sectas enfocadas en el placer, estas pueden ser
reducidas drásticamente a sólo 3 sectas. ¿Por qué? porque finalmente
lo que se busca es el placer en sí, y no las distintas formas de placer, o
combinaciones que pueden existir junto con otros conceptos. ¿Cómo
podremos entre estas 3 sectas elegir la correcta? para eso debemos
investigar qué es el hombre. El hombre es un compuesto de alma y
cuerpo y por lo tanto, la filosofía a la que se debe adherir es aquella que
reúna estos dos componentes. El hombre que someta los bienes del
cuerpo a la virtud, será ese hombre feliz que se busca. El supremo bien
de los cristianos y los filósofos ¿Qué es, para un cristiano, el supremo
bien y el supremo mal? De acuerdo con San Agustín, todos los cristianos
consideran la vida como Supremo Bien y la muerte como el Supremo
Mal. En cambio, los filósofos han situado el Supremo Bien y el Supremo
Mal en la vida misma lo cual es un error garrafal, pues el alma que está
lejos de Dios no puede estar en el Supremo Bien, así como tampoco el
cuerpo puede estar lejos del alma. Las virtudes cardinales Ahora San
Agustín se propone analizar las virtudes cardinales (de Platón) y

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compararlas con el cristianismo: Templanza: Muy parecida a la
prudencia, la templanza es la guía que nos ayuda a vencer los placeres
carnales y mirar más hacia el espíritu.

Prudencia: la distinción entre elegir qué es malo y qué es bueno. Sin


embargo, aunque nos ayuda a evitar ese mal, no nos ayuda a eliminarlo.
Justicia: el objetivo de esta es de dar a cada uno lo suyo. De ahí que el
alma debe someterse a Dios y el cuerpo al alma, pero este no es un
descanso definitivo sino que siempre está en constante flujo, es decir, el
sometimiento de la carne por el alma no debería terminar. Fortaleza: el
objetivo de esta virtud es permanecer impávido a todos los dolores de la
vida. Sin embargo, aquí San Agustín hace una dura crítica hacia los
estoicos, quienes decían que aunque el hombre sufra los peores males
que le pueden tocar, este nunca debe lamentarse ni dejarse llevar por el
dolor, es decir, paradójicamente, debe enfrentar sus males
''estoicamente''. Para San Agustín, una vida siendo ciego, mudo,
paralítico, atormentado de dolores, no es una vida digna de llevarse y
por lo tanto no se le puede considerar feliz. En fin, el sólo hecho de que
exista la fortaleza ya habla de todos los problemas y males que tiene el
ser humano. Todas estas virtudes son tomadas en cuenta por San
Agustín pero no como el método de salvación espiritual, sino que más
bien son las virtudes que nos servirán para llevar una mejor vida
humana. Lo único que faltaría para que el hombre fuera feliz en esta vida
sería, que aparte de lograr las virtudes cardinales, entregara su devoción
y creencia a Dios.

Lo difícil que es vivir en sociedad Continuando con la crítica a los estoicos,


San Agustín plantea lo difícil que es vivir en sociedad y tratar de llegar a
acuerdos con los demás, sobre todo cuando ellos son tan distintos. Ya
Dios castigó a los humanos dándoles la diversidad de lenguas para que
su comunicación fuera aún más difícil. Los errores humanos provocan
terribles desgracias a quienes los padecen, pues un juez, debido a su
imperfectibilidad como hombre, puede torturar y condenar a un inocente
sin quererlo. El mundo es duro y cruel, pero es aún más duro y aún más
desgraciado quien se considera feliz a pesar de todos estos tormentos.
El hombre que vive feliz a pesar de la mala suerte o la mala vida que
lleva ha perdido el sentimiento humano (1).

Más aún es difícil tener muchos amigos, pues eso significa más
probabilidades de lamentarnos por ellos. Si les ocurre una desgracia o
tienen un importunio, será inevitable que no nos compadezcamos y nos
sintamos tristes. Quisiéramosque todos nuestros amigos estuvieran
bien, pero eso no depende de nosotros sino que a la suerte que tengan
aquellos en su vida. Sólo nos queda tenerfe y misericordia de
ellos.Recompensa de cumplir con esta vidaNadie estáfuera de todos los
pecados que existen en la vida, ni aún los hombres más santos que
existen. Todos viven en igualdad de condiciones cuando se trata de
hacer el bien (y el mal) por lo que el hombre sabio deberá elegir, aparte
de las cuatro virtudes cardinales, elegir a Dios para someterse.Tampoco

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se debe olvidar que toda acción tiende finalmente a la paz sea para bien
o para mal. Incluso el más malo de los hombres termina deseando la
paz, o ya la tiene incluso en el momento de guerra; por ejemplo, cuando
está con su familia desea que esta esté en paz.Las ordenes de DiosDios
ha querido que el hombre gobierne sobre las bestias y no que gobierne
sobre otros hombres. Sin embargo, de igual manera existen hombres
que son esclavos de otro, aunque este concepto no es perteneciente a
la naturaleza, sino que más bien al artificio del hombre.¿Cómo es que
un hombre se vuelve esclavo de otro? esto tiene nacimiento desde el
pecado, es decir, la esclavitud de acuerdo conSan Agustínviene desde
el pecado porque Dios distribuye las condiciones a cada uno. Es así que
dice en la biblia:''Quien comete pecado es esclavo del pecado''(Juan
8:34)En todo caso, las ciudades siempre tienden a tener una paz terrenal
que es la simple tranquilidad y la concordia entre las naciones, pero la
más importante paz es la del alma de los hombres porque es de ahí
donde se asemeja la tranquilidad al reino de los cielos.Las conductas del
cristianoEl buen cristiano no tiene dudas sobre la divinidad, al contrario
de como sí lo hacen los filósofos, sobre todo los Académicos que dicen
que ningún hombre puede tener certeza de nada. El buen cristiano si
tiene la certeza de que existe el reino de los cielos y que por lo tanto
debe comportarse de manera acorde para alcanzarlo.

Si un hombre quiere convertirse en cristiano, no importa quétipo de vida


lleva; si escontemplativa, activa o mixta. Lo único que importa es que
ese tipo de vidas no lo aparten de la fe, ni mucho menos de su amor al
prójimo. No valdría de nada que un hombre llevara un cierto tipo de vida
y no pusiera su fe en Dios.El concepto de Estado¿Cómo podrá sobrevivir
el cristiano en el Estado Romano? Según Varrón que se basa en la obra
deMarco Tulio Cicerónllamada ''La República'', el Estado esla Empresa
del pueblo. Si esto es así, entonces la verdad es que el Estado nunca
existió de acuerdo con la opinión de Varrón porque en el Imperio
Romano, el Estado nunca fue empresa de los pueblos.Por lo demás, se
supone que si el Estado es del pueblo entonces los ciudadanos tienen
el derecho de mandarlo y sin embargo no es así, es todo lo contrario.
Por lo tanto, en el Estado no habría justicia y sin justicia no hay derechos,
pues por eso se hacen los derechos, para dar justicia. Con todo esto, el
cristiano debe permanecer firme en sus propósitos.Definición de Estado
porSan AgustínNo contento con la definición de Estado de Cicerón
interpretada por Varrón, Agustín redacta su definición de Estado:''Es el
conjunto multitudinario de seres racionales asociados en virtud de una
participación concorde a sus intereses comunes''Por lo tanto, en esta
definición deSan Agustínno habrá problemas de ver si existe justicia o
no, pues los ciudadanos vivirán acorde a sus intereses. De este modo,
cualquier Estado podrá utilizar de este concepto porque el interés de
cada pueblo es variado. Todos se organizan para tener una especie de
deliberación ciudadana y actuar acorde a ella. Cabe destacar queSan
Agustínes el que dice que el concepto que él tiene de Estado puede
aplicarse a todos los reinos e imperios restantes.Porfirio y su defensa a
los judíosPorfirio que yaera un filósofo destacado tenía un oráculo para
el nacido en Belén. Un hombre le preguntaba a Apolo sobre su esposa

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porque ésta lloraba por Cristo y el oráculo contestó:''Más fácil te va a
resultar, creo yo, dejar letras moldeadas en el agua, o desplegar como
pájarotus leves alas y volar por los aires, que hacer entrar a una esposa
culpada de impiedad. Déjala que se obstine a su gusto en esas
engañosas tonterías, cantando mentirosaslamentaciones a un Dios
muerto,condenado por unosjueces llenos de rectitud,y a quien la más
ignominiosa de las muertes, entre férreosesclavos, segó su vida en la
flor de la edad''Por supuesto, Porfirio defiende aquí a los judíos que
condenaron a Jesús a la crucifixión. Entre otros oráculos y textos de
Porfirio,San Agustínasegura que el filósofo fue un adorador de la cultura
judía y la defendió hasta elfinal.

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CONCLUSIONES

La persistencia de astrólogos en la historia ha sido bastante dura, a pesar de las


evidencias mostradas contra ellos. ¿Es quizás que el ser humano no se conforma con
larealidad y busca por otros medios hacerse con otra verdad, aunque se le muestre que
no es lo correcto? pues así parece ser. No es tanto la persistencia de una doctrina, sino
que más bien la persistencia del ser humano de querer algo que le satisfaga en todo
sentido, ya que por la verdad no se ve atraído.

Queda establecido que el pecado proviene más del alma que del cuerpo, por supuesto,
el cuerpo es un mero instrumento de la razón y por esto quedaría relegado al segundo
lugar. Si todo mal es voluntario tal y como lo dice San Agustín, entonces no nos queda
otra que dirigir nuestro pensamiento hacia las cosas buenas (aunque todo lo que existe
es bueno).San Agustín de Hipona

Más que la descripción de las dos ciudades, San Agustín de Hipona recorre la historia
antropológica del hombre a través de la biblia. El hombre es el primer artífice de las
cosas manuales y abstractas hasta el día de hoy, su historia está vinculada con Dios y
su compromiso de llevar todos los preceptos divinos tanto del Padre como del Hijo en
la ciudad.

Por supuesto, el hombre no ha seguido del todo los preceptos divinos, aunque pareciera
ser que ciertos hombres han alcanzado de alguna manera una vida feliz y recta en esta
ciudad de Dios. ¿Será necesario seguir los preceptos para ser feliz?

Ciertamente es una gran ventaja pertenecer a esta ciudad de Dios y recibir la


recompensa divina del Reino de los cielos. Sin embargo, esta se ha llevado a cabo con
esfuerzo y lucha a través de la historia, pues muchos hombres derramaron sangre para
mantenerla en pie.

El hombre ha sido desobediente e insistente en su actuar y ha recibido todas las cosas


malas según sus actos, pero eso no debe desanimar a los demás para seguir pensando
que pueden ganarse el reino de los cielos.

La ciudad de Dios sigue con más libros.San Agustín de Hipona -La ciudad de Dios (Libro
XIX: El fin de las dos ciudades) (413). Este libro recibe su nombre de ver que las dos
ciudades: Jerusalén y Babilonia, se confrontan con sus pensadores, filósofos y reyes
que asentaban sus distintas doctrinas. Para hacer este interesante análisis, San Agustín
de Hiponase apoya del historiador Marco Terencio Varrón y de sus comentarios sobre
la historia que se desarrolla alrededor de la Iglesia y sus contrincantes paganos o
filósofos.

Faltaba colocar el tinte moral y espiritual en la obra de San Agustín. Si bien critica a las
filosofías helenísticas, San Agustín hace su propia manera de ver la vida contemplativa,
la vida activa y la vida mixta, pues estas no son nada si no son llevadas con la fe en el
Señor.

Por lo que podemos ver aquí, no se puede ser completamente bueno (a pesar de realizar
las mejores acciones) si no se tiene la fe y la creencia en Dios. Ni hablar de quien no
cree en estas cosas y se siente feliz, porque esa felicidad sería falsa, o más bien,
terrenal.

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RECOMENDACIONES

Es importante, cómo lo menciona San Agustín, que sea obligatoriedad del gobierno
asegurar que en los cargos más importantes se hallen personas que estén totalmente
capacitadas para su labor, de esta manera se previenen problemas que son propios de
la ignorancia. Por ejemplo, los jueces deben ser aptos para su labor, distinguiendo la
culpabilidad del condenado o su inocencia, teniendo como fin la justicia.

San Agustín acepta las decisiones tomadas en el ámbito político, pero entiende que
debe estar en manos de la Iglesia la tutela en lo referente a los aspectos religiosos. Hoy
en día, en un contexto bien distinto al que vivió San Agustín, las relaciones entre los
poderes políticos y religiosos siguen dando lugar a momentos de tensión.

La estimación positiva del estado se desprende de la idea agustiniana de que la


sociedad política sigue la tendencia natural del hombre de aunar esfuerzos para el bien,
a modo de una ampliación de la vida familiar. El estado vendría a ser entonces como
una gran familia, en la que los miembros cooperan y se ayudan mutuamente.

Si bien ha habido varios cambios históricos e ideológicos desde la época en que Agustín
escribe, la idea de la búsqueda de principios universales que lleven a la paz y la
conciencia a la vez de lo inevitable de las tensiones sociales y políticas que se dan en
el desarrollo histórico siguen manteniéndose vigentes en el debate político general.

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BIBLIOGRAFÍA

1. Agustín de Hipona, Obras de San Agustín, Tomo XVI. Biblioteca de Autores


Cristianos. Madrid 1958

2. DE AQUINO, T., (1988), Suma Teológica, Madrid, Editorial Biblioteca de


Autores Cristianos, IV Tomos, Traductor: José Capó et al.

3. CARBONERO Y SOL, L., (1985), Tomás de Aquino.-


Compendio de Teología, España, Editorial Orbis

4. http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Universidad_Pontif
icia_de_Santo_Tom%C3%A1s_de_Aquino&action=edit&se ction=1

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