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San Agustín de Hipona y su construcción de la Historia

Por María C. Blas Pérez

San Agustín de Hipona (354-430) se encuentra entre los autores occidentales que desde la

Antigüedad comenzaron a aportar a la Historia como disciplina. Conocido por definir los dogmas

de la cristiandad y considerado teólogo medieval antes que historiador, sus ideas también

contribuyeron al desarrollo de la disciplina al sentar las bases para futuras líneas del pensamiento

histórico aun así los fines de estas fuesen refutar sus preceptos. Aunque el propósito del presente

ensayo es exponer las aportaciones de San Agustín de Hipona al pensamiento histórico, es

fundamental conocer un poco sobre sus etapas formativas. En obras como Confesiones y La

ciudad de Dios es donde mejor puede discernirse la visión de la Historia que caracteriza a San

Agustín, por lo que en el presente escrito me referiré principalmente a estas.

Agustín nació en 354 en Tagaste, al norte de África. Su madre Mónica era cristiana y su

padre un funcionario romano. Ambos padres anhelaban que su hijo fuese maestro de oratoria

para que entrara en “los altos escalafones del servicio imperial.” 1 Siguiendo estos deseos, sus

padres pagaron sus estudios en Tagaste y eventualmente lograron costear sus estudios en Cartago

con la ayuda de un vecino terrateniente. Luego de terminar sus estudios se convierte en maestro

en Cartago. El joven Agustín se topa con la lectura del Hortensio de Cicerón, resultando en un

interés por la búsqueda de la verdad. 2 En esta búsqueda conoce la doctrina del maniqueísmo, que

proponía que los seres humanos sólo encontrarían la verdad negando las inclinaciones carnales y

corporales. 3 Eventualmente se separa del maniqueísmo, no quedando convencido ante sus

maestros, sin embargo, esta doctrina y su posterior conversión al cristianismo fueron las

1
Fernando Picó, “Pensadores en tiempos de crisis,” en Historia General del Occidente Europeo, siglos V al XV (Río
Piedras: Ediciones Huracán, 1997), p. 53.
2
Fernando Picó, “Pensadores en tiempos de crisis”, en Historia General…., p. 53.
3
Fernando Picó, “Pensadores en tiempos de crisis”, en Historia General…., p. 54.
2

experiencias que lo llevaron a escribir las Confesiones y La ciudad de Dios. Desilusionado con el

maniqueísmo, continúa estudiando y en el transcurso se topa con la corriente filosófica del

neoplatonismo. El neoplatonismo, por su similitud con el cristianismo, termina llevando a San

Agustín hacia el cristianismo, un evento que marca su vida y cambia el rumbo de sus escritos y

como plantea Picó: “tuvo grandes consecuencias para la historia intelectual de Europa.”4 En

Milán, luego de escuchar a Ambrosio, se comienza a interesar por el estudio de las escrituras y

eventualmente se bautiza bajo el cristianismo en el año 387. Cuando se convierte en obispo de

Hipona es que Agustín hace su contribución al pensamiento teológico cristiano e

inconscientemente a la disciplina Histórica.

A pesar de que las Confesiones y La ciudad de Dios presentan enfoques distintos, pues la

primera es una autobiografía y la segunda trata la historia de la humanidad, en ellas encontramos

similitudes en pensamiento y estructura.5 San Agustín escribe las Confesiones años después de

haberse convertido al cristianismo alrededor de 398 al 400, obra que le sirvió de base y punto de

partida para La ciudad de Dios empezada para el año 410. Al escribir La ciudad de Dios, San

Agustín se suma a la lista de escritores latinos que investigaban el porqué de la decadencia del

imperio romano.6 Viviendo en los aun siglos formativos de la cristiandad y al convertirse a esta

nueva religión, no es de sorprender que la perspectiva utilizada en ambas sea una religiosa. Es en

esta perspectiva religiosa donde puede encontrarse una de sus aportaciones al pensamiento

Histórico: el providencialismo. Para San Agustín los sucesos, individuales o colectivos, buenos o

malos, eran obra de la Providencia, Dios. La Providencia “no sólo actúa por sí misma en lo

4
Fernando Picó, “Pensadores en tiempos de crisis”, en Historia General…., p. 54.
5
Victorino Capanaga, “Las Confesiones o el genio religioso de San Agustín,” en Obras de San Agustín, 4ta ed.,
editado por Victorino Capanaga (Madrid: Editorial Católica, 1969) I:182.
6
Emilio Mitre, “Las grandes etapas del pensamiento histórico (I): De la Antigüedad al fin del Antiguo Régimen,” en
Historia y pensamiento histórico. Estudio y antología (Madrid: Cátedra, 1997), p. 33.
3

íntimo de la conciencia sino por medio de causas externas, sean personas o acontecimientos.” 7

En La ciudad de Dios el providencialismo de San Agustín aparece desde los comienzos de su

obra. En el primer libro el teólogo discute cómo los romanos imputaban los males de Roma a los

cristianos. Pero San Agustín, en defensa de la cristiandad, aseguraba que la razón por la cual

muchos romanos pudieron salvarse de las manos de los bárbaros fue por el respeto que los

invasores tenían a los cristianos y a sus templos y porque estos romanos se proclamaron

cristianos para salvarse. Según San Agustín la misericordia que tuvieron los bárbaros con los

romanos no surge directamente de los invasores, sino que fue la Providencia que actuó a través

de los bárbaros por lo que exhorta a los romanos a reconocer la capacidad de la Providencia en

“corregir y acrisolar con las guerras las depravadas costumbres de los hombres,” refiriéndose a

los bárbaros.8

San Agustín dedica gran parte de sus libros a discutir cómo la sociedad romana desde sus

orígenes mostró conductas deshonestas y unos dioses impotentes e ineficientes, lo que

eventualmente los llevó a su destrucción. Por otra parte, San Agustín también explica las razones

por la cual el Imperio Romano fue uno de esplendor, aun así no reconocían al “verdadero Dios.”

Según San Agustín, Dios notó que dentro de las deshonestidades y la carencia de virtud que

prevalecía entre los romanos existían hombres buenos, trabajadores y virtuosos que

comprometidos con la república la hacían crecer por el amor a la patria y no por enriquecerse. 9

Además de premiar a los romanos con ver su imperio crecer, la Providencia permitió su duración

“…con el fin de que los ciudadanos de aquella eterna ciudad, en tanto que son peregrinos aquí,

7
Victorino Capanaga, “Las Confesiones o el genio religioso de San Agustín,” en Obras de San Agustín…, I:194.
8
San Agustín de Hipona, La ciudad de Dios, Parte I, en Obras de San Agustín, 2da. ed., editado por José Morán,
(Madrid: Editorial Católica, 1964) 16:5.
9
San Agustín de Hipona, La ciudad de Dios, Parte I, en Obras de San Agustín…, 16:278.
4

observen con diligencia y sobriedad aquellos ejemplos…” 10 Por lo tanto, la Providencia

intervenía en los pueblos con el fin de educar a los futuros miembros de la ciudad de Dios. Para

Agustín el construir una historia de la humanidad tiene un fin moralizante. Su visión

providencialista de la Historia queda clara en sus ejemplos, sin embargo, hay afirmaciones que

son aún más explícitas: “Indudablemente, la divina Providencia constituye los reinos

humanos.”11

Previo a escribir La ciudad de Dios, San Agustín había escrito las Confesiones en donde

puede apreciarse el providencialismo y una similitud en estructura. De la misma manera en que

San Agustín comienza discutiendo la decadencia de la humanidad, representado en Roma,

comienza su autobiografía relatando lo distante que se encontraba de Dios desde su infancia y

luego al seguir el maniqueísmo. Para Agustín todo acontecimiento en su vida era un paso más

cercano a Dios y resultado de la intervención de la Providencia. En el transcurso de la búsqueda

de la verdad en distintas sectas y religiones, el teólogo relata cómo la Providencia lo guió para

que se encontrara con personas que lo acercarían al cristianismo: “Tú me inspiraste entonces la

idea-que me pareció excelente- de dirigirme a Simpliciano, que aparecía a mis ojos como un

buen siervo tuyo y en el que brillaba tu gracia.” 12

El providencialismo de San Agustín propone un ser supremo, omnisciente, omnipotente,

y perfecto. No obstante, esta idea no sólo refleja el modus operandi de San Agustín para relatar

la Historia de la humanidad, sino también la corriente filosófica del neoplatonismo que ganaba

10
San Agustín de Hipona, La ciudad de Dios, Parte I, en Obras de San Agustín…, 16:284.
11
San Agustín de Hipona, La ciudad de Dios, Parte I, en Obras de San Agustín…, 16:278.
12
San Agustín de Hipona, Las confesiones, en Obras de San Agustín, 5ta ed., editado por Ángel Custodio (Madrid:
Editorial Católica, 1968) 2: 310.
5

terreno en el cristianismo desde sus comienzos. 13 Esta corriente filosófica partía de las ideas de

Platón sobre la existencia de un mundo espiritual más allá del mundo de la materia y en el que

reinaba un ser supremo y perfecto, creador de todo. Las criaturas debían aspirar a la unión o al

acercamiento a este mundo espiritual. San Agustín cita constantemente a Platón y dedica libros

de La ciudad de Dios a explicar las similitudes entre esta corriente filosófica y la “verdad” del

cristianismo. 14 Cabe mencionar también cómo la estructura de ambas obras presenta el uso del

neoplatonismo pues comienzan en una decadencia, es decir, alejados de Dios, y terminan

reconociendo a Dios y uniéndose a él. Su Historia, individual o colectiva, es lineal.

El pensamiento de San Agustín no tardó en influenciar a sus contemporáneos. Osorio, un

discípulo hispano escribe la primera historia de la humanidad utilizando el providencialismo, el

cristocentrismo y la historia con fines moralizantes siguiendo el ejemplo agustiniano.15 Además

de las influencias en la Edad Media, la propuesta providencialista de la historia puede

encontrarse posteriormente en los siglos diecisiete y dieciocho en figuras como Bossuet, quien

aseguraba una relación entre la sucesión de los imperios y la historia del pueblo de Dios.16 En el

siglo dieciocho, el pensamiento histórico comienza a alejarse de estas nociones religiosas de la

historia.

La visión providencialista y cristocéntrica de San Agustín no es la historia de la

humanidad que estamos acostumbrados a leer debido a la objetividad que intenta conseguir la

disciplina en la actualidad. Sin embargo, es interesante como en el siglo pasado todavía era usual

encontrar perspectivas religiosas en que se justificaba el dominio cristianismo y prevalecía el

13
Enciclopedia Católica Online, 12 de diciembre de 2008, accesado el 4 de marzo de 2014,
http://ec.aciprensa.com/wiki/Neoplatonismo#.UxqBX4W9bRd.
14
San Agustín de Hipona, La ciudad de Dios, Parte I, en Obras de San Agustín…, 16:426.
15
Fernando Picó, “Pensadores en tiempos de crisis”, en Historia General…., p. 56.
16
Emilio Mitre, “Las grandes etapas del pensamiento histórico (I): De la Antigüedad al fin del Antiguo Régimen,”
en Historia y pensamiento…, p. 46.
6

concepto de la otredad esperando ser cristianizada, como en el caso de la Historia de América y

el Caribe. La visión agustiniana es un reflejo del tiempo en que vivió su autor, y el analizar su

punto de vista y metodología, contribuye a analizar la historia que se escribe en la actualidad con

ojos críticos y siempre conscientes del contexto histórico.


7

Bibliografía

Brown, P. R. L. “St. Augustine’s Attitude to Religious Coercion.” The Journal of Roman Studies, vol. 54,
partes I y II (1964): pp. 107-116.
Capanaga, Victorino. “La Ciudad de Dios o la dialéctica de la Historia.” En Tomo I de Obras de San
Agustín, 4ta ed., editado por Victorino Capanaga. Madrid: Editorial Católica, 1969. pp. 234-258.
Capanaga, Victorino. “Las Confesiones o el genio religioso de San Agustín”. En Tomo I de Obras de San
Agustín, 4ta ed., editado por Victorino Capanaga. Madrid: Editorial Católica, 1969. pp. 182-215.
Deferrari, Roy J. and M. Jerome Keeler. “St. Augustine’s “City of God”: Its Plan and Development.” The
American Journal of Philology, vol. 50, no. 2 (1929): pp. 109-137.
De Hipona, San Agustín. La ciudad de Dios, Parte I. En Tomo 16 de Obras de San Agustín, 2da. ed.,
editado por José Morán. Madrid: Editorial Católica, 1964.
De Hipona, San Agustín. La ciudad de Dios, Parte II. En Tomo 17 de Obras de San Agustín, 2da. ed.,
editado por José Morán. Madrid: Editorial Católica, 1964.
De Hipona, San Agustín. Las confesiones. En Tomo II de Obras de San Agustín, 5ta ed., editado por
Ángel Custodio. Madrid: Editorial Católica, 1968.
Mitre, Emilio. “Las grandes etapas del pensamiento histórico (I): De la Antigüedad al fin del Antiguo
Régimen.” En Historia y pensamiento histórico. Estudio y antología. Madrid: Cátedra, 1997.
pp.23-52.
Picó, Fernando. “Pensadores en tiempos de crisis.” En Historia General del Occidente Europeo, siglos V
al XV. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1997. pp. 50-62.

Recursos electrónicos

Enciclopedia Católica Online, 12 de diciembre de 2008, accesado el 4 de marzo de 2014,


http://ec.aciprensa.com/wiki/Neoplatonismo#.UxqBX4W9bRd.

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