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Sinopsis
Suzy es una loca del control con su vida planeada: trabajar duro, encontrar
al hombre correcto y vivir felices por siempre. Su plan se detiene abruptamente
cuando su auto se descompone y un chico malo tatuado la rescata del costado de la
carretera.
El encuentro casual lleva a una noche de pasión y pone su mundo del revés.
¿Puede su ligue de una noche convertirse en algo real?
Men of Inked #1
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La Oscuridad
Suzy
Traducido por Flochi
La noche había sido perfecta. Había comido y bebido con mi mejor amiga,
Sophia, y aunque estaba agotada por el largo día laboral, sentía cierta serenidad.
Pasar tiempo con Sophia siempre me ponía feliz. Era como una hermana para mí,
especialmente cuando vivió conmigo por más de un año. Se sentía como si una
parte de mí faltara desde el día que ella se mudó, dejándome atrás.
Bailando en el asiento, gritando las letras, pensé en cómo quería que alguien
hiciera lo que la canción describía. Nadie me había hecho sentir de la manera que
JT cantaba sobre las mujeres. El volante tembló en mis manos y un sonido de
chirrido me sacó de mi trance de JT.
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Apoyando la cabeza contra el volante, cerré los ojos, respirando hondo.
Puse mi mano sobre mi pecho para sentir latir mi corazón, que latía con
tanta fuerza que juro que era audible. Visiones de películas de miedo inundaron
mi mente. Joven perdida al costado de la carretera hasta que es encontrada por un
apuesto extraño que acaba siendo un asesino serial.
¿Debería comenzar a caminar a Dios sabe dónde? ¿Me siento aquí y espero a que un
extraño me ofrezca ayuda? Nunca me gustó sentirme indefensa, era demasiado lista
para estar indefensa, pero era lo único que estaba sintiendo en este momento.
Podrían pasar horas hasta que alguien me encontrara en mi auto.
Agarré mi bolso, el teléfono muerto y las llaves y me bajé del auto. Mis pies
dolían por los tacones extra altos que llevaba. Apoyándome contra el auto, les di a
mis pies un momento para ajustarse, mientras miraba en ambas direcciones.
Ninguna de mis opciones cercana y estaba agotada. Mis pies gritaban por estar en
una posición de pie. Gracias a Dios mañana podía dormir luego de la manera que
esta noche había terminado. Había una gasolinera como a tres kilómetros y medio
atrás, mejor decidirme por lo que sabía que caminar a un futuro incierto. Golpeé el
botón de cerrar con mi llavero una vez más, ayudándome a aliviar mi TOC de
necesitar comprobar todo dos veces, antes de comenzar a caminar.
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hizo más fuerte a medida que las distancias se cerraban. Ondeé mis manos cuando
una figura quedó a la vista, pero el motociclista imbécil pasó a mi lado mientras yo
gritaba:
—Eh, ¿tienes un teléfono celular que pueda usar para pedir un auto? —
pregunté sin dar un paso en su dirección. No demasiado cerca, deja espacio para correr.
¿A quién demonios engañaba? No podría dar ni cinco pasos en estos malditos
zapatos.
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la mezclilla. Todo se aferraba a él. Quise tocarlo con un dedo para ver si se sentía
tan duro como parecía. ¿Qué demonios está mal conmigo?
—Oh, lo siento.
Mis dedos rozaron su palma, una pequeña corriente pasó entre nosotros.
Sus dedos se cerraron sobre mi mano cuando me aparté. Mi ritmo cardíaco que
estaba calmo, ahora comenzó a latir frenéticamente en mi pecho. Tenían que ser las
hormonas. No había tenido sexo en Dios sabía cuánto tiempo, dejé de contarlo
luego de tres meses. El hombre frente a mí no era mi tipo, pero eso no evitaba que
su atractivo sexual se me pasara por alto. Se veía como muchos problemas que no
necesitaba en mi vida.
—Déjame echar un vistazo y ver si hay algo que puedo hacer. ¿De acuerdo?
—preguntó, a la vez que comenzaba a girar la moto para iluminar con sus farolas
el capó.
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Bajó el soporte de la moto, se bajó y puso el casco sobre el asiento.
Presionando el pestillo del capó junto a mi asiento, lo observé desde la relativa
oscuridad de mi auto, mi rostro oculto por las sombras. Él era grande, más grande
de lo que pareció sentado en la Harley. Tenía que ser unos treinta centímetros más
alto que yo y se veía más sólido con la moto iluminando su cuerpo. Lo miré
fijamente, la boca abierta levemente, mi respiración superficial mientras lo miraba
como un trozo de carne a través de la brecha en el capó. Rezumaba masculinidad y
rudeza e intenté imaginarlo sin todas las ropas ceñidas. Los músculos de sus
brazos se tensaban cuando tocaba las partes bajo el capó.
¿Cómo sería estar con un hombre como él? Todos los hombres con los que
había salido no se ejercitaban. Eran sujetos agradables, pero la chispa que deseaba
siempre faltaba. La gente piensa que soy una buena chica, y lo soy, pero mi mente
está llena de pensamientos sucios que nunca podría compartir con un compañero.
Los he compartido con Sophia, pero ella no cuenta. Nunca nadie ha hecho algo
digno de fantasía conmigo. Apenas puedo vocalizar las palabras que son
necesarias para describir las cosas que quiero que me hagan, o que querría hacerle
a otra persona en este mundo.
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El último tipo con el que me había acostado era más del tamaño de un
pepinillo. Fue la experiencia sexual más insatisfactoria de mi vida. Él era un
profesor y yo quería a alguien que fuera educado y autosuficiente, pero fue
aburrido tanto dentro como fuera del dormitorio. Pensé que había encontrado eso
con Derek, Sr Pepinillo, pero me equivoqué. Él era una ruina y lleno con más
problemas mentales de los que haya sabido. Le tenía fobia a los gérmenes, lo que
era problemático al tener relaciones sexuales. Había saltado de la cama
inmediatamente después del sexo a ducharse y lavarse la suciedad. Suspiré para
mis adentros al recordar su necesidad de estar limpio, sin importar que era un
imbécil también.
—Tu auto es un poco difícil. Los autos extranjeros pueden ser complicados.
No puedo entender por qué no arranca —dijo caminando hacia la puerta del
asiento del conductor.
—Está bien. Gracias por intentar. —Me bajé sin querer estar atrapada
dentro. ¿Qué demonios voy a hacer ahora?
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—No lo sé. Simplemente nunca conocí a nadie que tuviera una y las
encuentro completamente aterradoras.
Poniéndolo suavemente sobre mi cabeza, pasó sus dedos ásperos por las
correas, casi acariciando mi piel, para ajustarlo a mi rostro. Inhalé profundamente
intentando llenar mis sentidos con él, olía diferente a cualquier otro hombre que
había olido. No olía a colonia barata pero había un aroma especiado a madera que
me recordó a casa. Cerré los ojos y me deleité con la sensación de su piel cálida
contra la mía.
Abrí mis ojos, calor arrastrándose por mi cuello por haber estado perdida en
su tacto.
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—Pon tus pies en los pedales y rodéame con tus brazos. No muerdo, bueno,
a menos que quieras que lo haga. —Sonrió y mi corazón se sintió como si estuviera
haciendo un tango en mi pecho mientras me presionaba contra su espalda. No
acababa de decirme eso, ¿verdad? Levanté los pies del suelo, dándole completo control
al extraño al que le estaba confiando mi vida. Trabé mis manos completamente
envueltas alrededor de él.
—¿Lista?
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El ruido del motor cambió y finalmente miré sobre su hombro. El
estacionamiento de The Neon Cowboy estaba atiborrado de motocicletas y era lo
más brillante por kilómetros. Había pasado conduciendo docena de veces, pero
nunca pensé en detenerme. Este no era el tipo de bar para chicos con motocicletas
veloces extranjeras, sino un lugar donde los motociclistas duros pasaban el rato,
bebían cerveza y recogían chicas.
—Si esto es lo más aterrador que has experimentado, tienes que salir más,
dulzura. Lo tomé lento contigo. —Sonrió y mi estómago se desplomó por su
pecaminosa sonrisa. Quería verlo encima de mí desnudo y moviéndose dentro y
fuera de mi cuerpo lentamente casi a un ritmo tortuoso. Todo sobre él hacía a mi
cuerpo convulsionar y gritar por atención. No era mi tipo. Prefería un amante de
los libros y un hombre que le gustaba pasar una tarde dentro mirando una película
o jugando Scrabble, no montando una motocicleta como un murciélago salido del
infierno en una Fat Boy para pasar el rato en un bar. Yo no era una bebedora de bar
y nunca lo sería.
Las luces exteriores me dieron una vista completa del hombre que se
llamaba a sí mismo City. Su cabello era más oscuro de lo que inicialmente pensé,
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casi azabache y unos tres centímetros más largo en lo alto, rozándose contra su
frente cuando lo sacudió. Era un revoltijo por el viento con el frente colgando sobre
su frente. No podía precisar el color de sus ojos, seguían ocultos detrás de las
lentes tintadas de sus gafas.
—Sí, qué suerte la mía. —Me reí e intenté actuar tranquila pese a que mi
cuerpo temblaba. Si eso era lento no creía querer saber cuál era su idea de rápido y
fuerte, ¿verdad? Mierda. Él tenía mi cerebro hecho un lío.
Quise gritar que no, pero no tenía opción. Nunca podría caminar por este
tipo de lugar por mi cuenta.
—Sí, tan lista como jamás lo estaré. —Comencé a caminar hacia la puerta y
sentí una mano en mi brazo, deteniéndome en seco. Miré sus dedos envueltos
alrededor de mi brazo y me giré hacia él.
—No puedes simplemente entrar en un lugar como este. Eres una intrusa.
Te comerán viva allí. No quiero que nadie te moleste. Tenemos que hacerlos creer
que estás conmigo así te dejarán en paz. ¿A menos que quieras la atención? —
preguntó con una ceja arqueada.
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—De acuerdo, me pegaré a ti como pegamento y te seguiré la corriente. —
Jesús, sonaba como una idiota. Siempre había sido una ratona de biblioteca. Era un
miembro de honor de la sociedad nacional, y cuando todos mis amigos salían de
parranda, me quedaba en mi dormitorio a estudiar.
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¿Sunshine? Nunca le dije mi nombre y él nunca lo preguntó. No me gustaba
la manera en que Tank me miró. Gracias a Dios no fue él quien pasó conduciendo
mientras estaba varada. Me miraba como un pedazo de carne, una comida para su
disfrute.
Los apodos no parecían ajustarse a ninguno de los hombres, salvo por Bear.
Sus brazos eran peludos y era grande, enorme, de hecho, con cabello oscuro y
rostro velloso. Se veía abrazable y amable con suaves ojos avellanas.
—No sabía que ibas a traer una mujer esta noche, City —dijo Bear.
—Cosas más locas han pasado, Bear —dijo atrayéndome más, sin dejar
espacio entre nosotros.
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—Muestra algo de respeto, idiota. No es cómo se le habla a una dama. —
City se paró a centímetros de la cara de Bear—. Discúlpate con la dama. Ahora. —
City se cernió sobre él mientras Bear permaneció fijo en su silla.
—No pasa nada, Bear —dije con una sonrisa falsa, esperando calmar la
situación.
—Vamos a sentarnos en la barra. —City miró a Bear, sin mover sus ojos.
—Lo siento. Pueden ser unos idiotas infantiles. Bear no tiene filtro —dijo
mientras apartaba una silla para mí. City tenía modales. No muchos de los
hombres con los que salí hicieron algo tan simple como retirar una silla para una
dama, era un arte perdido—. Él es un buen hombre, pero a veces su boca se suelta
y no piensa antes de hablar.
—Est{‖ bien,‖ en‖ serio…‖ lo‖ est{.‖ Gracias‖ por‖ quedarte‖ conmigo‖ —le dije
mientras nos sentábamos, llevando mi asiento más cerca de la barra—. ¿Por qué
me llamaste Sunshine?
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Quise‖decir‖“a‖ti”‖porque‖de‖alguna‖manera‖este‖hombre‖me‖hacía‖perder‖mi‖
agarre de la realidad.
—Ya bebí esta noche. Solo quiero algo dulce, sin licor.
—¿Quieres llamar a Triple A o algún otro? —preguntó sin quitar sus ojos de
mí. Eran de un increíble tono de azul y no pude apartar los ojos. Siempre me
habían encantado los ojos azules, pero los suyos eran casi turquesa. Sentí como si
estuviera mirando a través de mí, dentro de mí, viendo todo lo que escondía
debajo de la superficie. Lo deseaba, pero no quería admitir mi atracción. No podía
admitirla.
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ubicación y detalles de mi auto. No serían capaces de llegar por mi auto hasta la
mañana. Mierda. Le agradecí por ayudarme antes de terminar la llamada.
—Para nada, Suzy. No puedo dejarte aquí y salir por la puerta. Te tengo,
nena. —Giró su banco hacia mí y se inclinó en mi espacio—. ¿Dónde quieres que te
lleve luego de irnos? ¿A casa? —Arqueó una ceja, esperando mi respuesta y me
mantuvo en el sitio con su dura mirada.
¿Casa? ¿A la casa de quién se estaba refiriendo? City parecía ser el tipo que
tenía‖ mujeres‖ distintas‖ cayendo‖ de‖ su‖ cama‖ todas‖ las‖ mañanas…‖ o‖ tal‖ vez‖ las‖
pateaba antes de quedarse dormido. Sus dedos se rozaron contra el dorso de mi
mano y mi diálogo interno se evaporó.
—¿Dónde vives? —La risa que intentó ocultar detrás de su mano dejó claro
que me senté allí pensando más tiempo de lo que me di cuenta.
Carraspeé.
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—Necesito destrabar mi auto y luego un aventón a casa. Vivo como a quince
minutos‖ al‖ norte.‖ ¿Eso‖ est{‖ bien?‖ Quiero‖ decir,‖ no‖ quiero‖ que…‖ —Puso su dedo
sobre mis labios y detuvo mi oración a medias.
—No importa, te llevaré a cualquier parte —dijo con una sonrisa maliciosa
que hizo que mi pulso corriera y mi cuerpo se calentara. Se lamió los labios y miré
fijamente como una idiota. Mi sexo convulsionó ante la idea de sus labios sobre mi
piel. ¿Qué demonios estaba mal conmigo? Cada movimiento que él hacía y palabra
que pronunciaba se tornaba sexual, como filtrándose en mi cerebro. Necesitaba
echar un polvo; este hombre no estaba coqueteando conmigo, ¿o sí lo estaba?
—¿Quieres algo? No puedo comerlo todo —dijo cuando el plato fue puesto
frente a él.
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—Es la silueta de Chicago —dijo, mientras daba otro mordisco.
—¿Eres de allí?
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Rayo de sol
City
Traducido por Flochi
Pude haber hecho arrancar el auto con facilidad, pero no quise. Su belleza
captó mi atención y quería saber más de ella. Mierda, quería follarla. Simplemente
pude haberme ido y dejado allí para que se las arregle. Soy un idiota por lo
general, pero simplemente no pude.
Pude ver el miedo en sus ojos cuando entramos esta noche. Estaban
enormes como platos, su boca estaba abierta y miraba alrededor del cuarto como si
nunca antes hubiera estado en un bar. Los sujetos de aquí podían ser unos
imbéciles, especialmente cuando una mujer hermosa entra. Bear siempre fue un
completo idiota, pero tenía un punto. Yo quería follarla y quería que fuera sucio.
—¿Qué tal si te compro una verdadera bebida? Solo una. No vas a conducir
esta noche, ¿así que cuál es el daño?
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La observé morderse el labio.
—Bueno, cambiemos eso. ¿Mala cita? —pregunté. Miré a sus zapatos antes
de subir por todo su cuerpo antes de detenerme en su rostro—. ¿Cómo puedo
hacer que mejore?
—Ya no está tan mal. Esta noche comenzó estupenda, salí con una amiga,
pero mi condenado auto fue la cereza del postre.
—Estoy seguro que el auto no tiene nada grave —dije mientras le hacía
señas a la camarera—. ¿Sabes lo que quieres?
—Martini. Uno dulce, por favor. —Se acabó su daiquiri virgen. Ella no
maldecía y apenas bebía licor; no era como la mayoría de las chicas que conocía,
incluso sus ropas no eran tan sexys como esperaría para una chica de su edad.
—Sí, gracias. —Se veía fuera de lugar en un bar como este, pero la quería a
mi lado. Parecía ser una buena chica con una boca limpia, pero podía notar que su
mente estaba plagada de pensamientos perversos. Me miró, no fijamente,
observando cada movimiento y estudiando todo mi cuerpo. Me deseaba tanto
como yo a ella, aunque no quería admitirlo o no podía—. Vienes seguido aquí,
¿eh? Todos parecen conocerte.
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Ella se lamió los labios y juro que mi maldita polla saltó. Me acomodé
intentando evitar que mi erección llamara su atención. Observé sus piernas
mientras se movía en su asiento, frotándolas juntas antes de cruzarlas. La tenía y lo
supe, pero el truco era no asustarla.
—Sí,‖por‖la‖expresión‖de‖tu‖rostro‖diría‖que‖la‖respuesta‖es‖un‖“no”.
—Oh, eh, sí, maldigo. —Sus mejillas se encendieron y una pequeña sonrisa
se propagó por su rostro—. Estoy acostumbrada a cuidar mis palabras con los
chicos cerca todo el día.
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—Porque tengo que saber si lo tienes en ti. ¿Eres completamente una buena
chica? ¿O hay algo más debajo muriendo por salir? —Oculté la sonrisa y risa que
estaba tan cerca de liberarse de mis labios. El rosa de sus mejillas se propagó por su
rostro. Sé que la avergoncé, pero demonios, tenía que saber si tenía una
posibilidad.
—Sí, maldigo. ¿Qué te piensas que soy? No soy una niña, City. —Me
fulminó con la mirada a la vez que alzaba la bebida a sus labios y los envolvía
alrededor del borde. Mierda. Quería esos labios envueltos alrededor de mi pene,
tomándome profundo y succionándome.
—Nunca dije que lo fueras, nena. ¿Bebes además de esta noche? —pregunté,
ahora sonriendo porque sabía que ella estaba molesta. Me gustó el fuego que vi en
sus ojos cuando señalé sus cualidades de chica buena, a ella obviamente no le
gustaba ser etiquetada.
¿Chica buena maestra con padre policía? Qué buena suerte la mía.
—No hay nada malo con eso. Los daiquiris vírgenes no son siempre lo tuyo,
¿verdad?
—¿Por qué? ¿Tengo que ser bebedora? Quiero decir, ¿eso me hace menos
adulta?
—No, Suzy. Solo estoy intentando llegar a conocerte por quién eres, lo que
eres. —Sus hombros se desplomaron y pareció relajarse un poco con mis
palabras—. ¿Quieres otra bebida? Te bebiste ese rápidamente. —Me sorprendió
con lo rápido que acabó, mi pregunta sobre ella bebiendo había sido respondida,
pero quería verla enojarse un poco.
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—Ordena tu bebida e iré a hablar con mi amigo de allí rápido. Es mecánico.
Veré lo que puede hacer con tu auto esta noche. —Poniéndome de pie, le hice una
señal a Sandy y le indiqué a Suzy.
—Lo prometo, dos minutos, máximo. —Me alejé de Suzy cuando Sandy se
acercaba. Los buitres se abalanzarían en mi ausencia.
—Te gusta esa chica, ¿eh? Nunca supe que fueras un imbécil nervioso,
mucho menos sobreprotector de una mujer —dijo Bear.
—No lo soy, pero maldita sea, la mierda que sale de sus bocas me molesta a
veces.
—Dilo.
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—Su auto quedó parado en la carretera y no arranca. Es un arreglo fácil para
conseguir que se mueva otra vez, pero hay otros problemas con el mismo. ¿Crees
que puedas ocuparte por mí y dejarlo en su casa mañana?
—Las conseguiré para ti antes que nos vayamos. Gracias, hombre. —Me
paré rápidamente necesitando regresar con Suzy. Ya había pasado mucho tiempo.
—La dama no quiere hablar contigo. —Apreté mis manos en puños e intenté
mantener calmo mi temperamento por el bien de Suzy.
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—Aléjate de mi chica o no terminará bien para ti. —Crucé mis brazos sobre
mi pecho y me quedé allí, inmóvil. Si no fuera por Suzy, ya estaría echando al
malnacido, pero ella no parecía el tipo de chica de luchas de bar.
—Este idiota está molestando a mi chica. Creo que tiene que enseñársele
una lección. —Apreté mi agarre en el material que colgaba de su cuerpo.
Pude ver que su manzana de Adán rebotó cuando tragó. Sabía que Bear
cerraría el trato y el malnacido seguiría su camino sin que tuviera que golpearlo
hasta que se desmayara.
—Vamos, idiota. Hora de irse para ti. —Bear lo recogió y lo jaló hacia la
puerta con los pies arrastrándose a través de los tablones de madera—. No vuelvas
a mostrar tu rostro aquí de nuevo si sabes lo que te conviene.
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—¿Te encuentras bien? —le pregunté mientras flexionaba mis dedos pero
estudiaba su cara.
—Sí, estoy bien. Gracias por salvarme, nuevamente. —Ella me sonrió y miró
mi mano. Su sonrisa desapareció cuando vio la manera que movía mis dedos—.
¿Te encuentras bien?
—Sí, ese tipo daba miedo, pero no me lastimó. Gracias por regresar cuando
lo hiciste.
—Lo siento, debí prestar más atención y no haberte dejado. ¿No te ofendí al
ser posesivo y llamarte mi chica?
—Oh, no. Nunca he tenido a nadie que dijera eso sobre mí, jamás. —Sus
labios hicieron una mueca mientras se fijaba en mis manos. ¿Cómo era posible que
nadie‖la‖haya‖llamado‖“mi‖chica”?
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—Sí, bueno, yo no lo he escuchado. —Soltó mi mano y se giró lejos de mí,
saliendo de mi agarre.
No creía haber usado esas palabras cuando hablaba de una mujer excepto
por Joni. Un dolor agudo me pegó en el pecho cuando pensé en mi ex, la única
mujer que alguna vez amé. Tuve una reacción a Suzy como la que tuve cuando
conocí a Joni y ver a otro hombre molestándola me hizo ver todo rojo. Quería
protegerla distinto que con Joni. Me aclaré la garganta y negué con la cabeza
intentando deshacerme de mi amor perdido.
—Bueno, no es muy tarde para que suceda. No creí que estaría sentado esta
noche en un bar hablando con una mujer tan bella, pero aquí estoy. Tu historia
todavía no ha sido escrita.
Se frotó la frente.
—Me estoy sintiendo un poco mareada. No debí haber tomado dos tragos.
—¿Qué hay de mi auto? —preguntó con una voz susurrante cuando retiré
mi mano. Mi toque la había afectado basado en el tono de su voz. No era buena en
ocultar sus sentimientos.
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—Hablé con Tank al respecto. Va a encargarse de ello esta noche y
entregarlo a la mañana. Solo necesita las llaves.
—¿En serio? ¿Haría eso por mí? —Sus cejas se alzaron y sus labios se
entreabrieron.
—Sí y por mí. ¿Llaves? —Extendí mi mano hacia ella, listo para marcharme
de este maldito lugar.
Buscó en su bolso, sacando sus llaves y las puso en mis manos. Cepilló su
cabello sobre su hombro. Quería hundir mis dientes en ella. Quería escucharla
gemir, sin aliento debajo de mí. En verdad era hermosa. Tenía un atractivo sexual
minimizado en ella. No alardeaba de la belleza de su cuerpo y no creo que siquiera
tuviera una idea de lo increíblemente sexy que la encontraba. Era la típica chica de
al lado, la ratoncita de biblioteca intocable que todo chico quería conquistar.
Quería ensuciarla. Quería hacerla gritar palabras sucias mientras la follaba. Quería
corromper a esta chica de la peor manera posible. Ella sería un desafío y tal vez
había encontrado a alguien que valiera la pena mi tiempo.
—¿A casa? —Quería preguntarle si su casa o la mía, pero no creía que fuera
ese tipo de chica. Mi vida se había vuelto una interminable caravana de esas chicas
y‖no‖había‖algo‖en‖Suzy‖que‖dijera‖“llévame‖a‖casa‖y‖fóllame”.
—Sí —dijo.
Hice un gesto hacia Tank y caminó hacia nosotros antes de llegar a la puerta
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—Su auto está a dos millas al sur, hombre. ¿Puedes tenerlo para mañana? —
pregunté, mientras ponía las llaves en su mano.
—Gracias. —Se alejó sobre piernas temblorosas; las bebidas debieron tener
un mayor efecto de lo que pensé. Se apoyó en una mesa con el teléfono en su oreja
y su trasero sobresaliendo. Su falda estaba alzada, dándome una vista de la parte
trasera de sus piernas. Los músculos se flexionaban y movían mientras se mecía
hacia atrás y adelante. No me podía imaginar estando achispado y caminando con
esos malditos zapatos puntiagudos. Las mujeres estaban locas.
—Entendido. No hago trabajos de mierda, City. ¿Sientes algo por esta chica?
—No siento nada por ella, mi pene sí, pero solo se trata de otra mujer. Deja
de molestarme y hazme el favor.
Tank se rio.
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—Y una mierda lo eres, hombre. Amable, a veces, un caballero, jamás. —Lo
escuché decir mientras se alejaba girando las llaves en sus dedos.
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Bajo y sucio
Suzy
Traducido por Flochi
¿Acababa de decir rebotar? Hola, los noventas quieren sus frases de regreso.
Nunca había sido la chica popular, la que atraía al hombre sexy, pero diablos, esta
noche me sentía de manera extraña. Mis piernas eran como gelatina cuando
salimos de Neon Cowboy al estacionamiento. Estaba agradecida por la frialdad de
la noche y el aire fresco. City me ponía nerviosa y hacía que cada parte de mi
cuerpo gritara por su tacto.
No podía apartar mis ojos de ese bonito trasero cuando agarró el casco y se
giró hacia mí.
—¿Puedes ponerte el casco o quieres que lo haga por ti? —preguntó con su
cabeza ladeada y una sonrisa en sus labios.
—No hay problema, hermosa. —Cerré mis ojos. Podía sentir a mi cuerpo
mecerse sin importar cuánto intentara permanecer quieta. Se sentía increíble, como
estar volando en una nube. Abrí mis ojos para espiarlo cuando ajustó las correas.
El mundo parecía girar más rápido cada vez que cerraba mis ojos. Sus dedos
tocaron mi piel y juro que electricidad atravesó su mano. Quería más, necesitaba
más.
—Muy bien, sexy. Todo listo. —¿Sexy? Oh, Dios, deseaba a este hombre. Lo
observé subirse a la motocicleta y tenderme su mano.
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—Aquí vamos —susurré antes de agarrarlo y subirme a la moto.
—Sujétate. —Se movió contra mis piernas, todo mi cuerpo sintiendo como si
estuviera en llamas cuando envolví mis brazos alrededor de su torso y trabé mis
dedos. Sus músculos se movían debajo de mis yemas y quise frotarlos, no, deseaba
lamerlos. Apreté mis piernas dejando nada de espacio entre nosotros a la vez que
me inclinaba hacia delante apoyando mis senos contra su espalda.
—Tu casa. —Contuve el aliento en cuanto dije las palabras y esperé a que se
riera.
Me aferré con fuerza mientras cruzábamos por las calles del estado hacia su
casa. Ni siquiera sabía dónde vivía y no estaba prestando atención a nada salvo su
cuerpo y cómo se sentía contra mí y debajo de mis manos. Imágenes de él desnudo
flotaron en mi cerebro en tanto mi corazón corría acelerado en mi pecho casi tanto
como se movía la motocicleta. Perdí el sentido del tiempo y no pareció importarme
mientras me concentraba solamente en su dureza.
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gran terreno por lo que pude ver. La calle estaba alejada de la estructura con una
larga entrada conectando a las dos.
—No, dije en serio cada palabra. —Mi voz tembló y todo mi cuerpo pareció
estremecerse.
—Tengo que sacarte el casco. —Por amor de dios, por favor, ayúdame a
desaparecer. Me había olvidado del casco y tenía que verme como una completa
idiota allí parada con los ojos cerrados, esperando un beso, meciéndome en el
viento y llevando puesta la maldita cosa. Me había visto tan envuelta en el
momento que solo‖ podía‖ pensar‖en‖él,‖bes{ndolo,‖ viéndolo‖ desnudo,‖toc{ndolo…‖
solo a él. Sonreí y pude sentir el calor subiendo a mis mejillas. Mariposas llenaron
mi estómago y cerré mis ojos esperando que la escena vergonzosa que acababa de
ocurrir fuera rápidamente olvidada. Pude escucharlo riéndose suavemente
mientras deshacía las correas y lo sacaba de mi cabeza—. Linda.
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—¿Linda? ¿Qué cosa es linda?
—Estupendamente genial.
—Sí, eres linda. Inocente, pero con jodidas ganas de ser mala. —Puso el
casco en la moto, regresando su atención a mí. Me tocó la barbilla alzando mi
rostro para mirarlo a los ojos. La piel áspera de su pulgar se rozó por mi mejilla e
inhalé rápidamente—. Voy a hacerte maldecir así sea lo último que haga. Vas a
estar gritando maldiciones esta noche.
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boca. Nos alimentamos mutuamente de aire, sin dejar espacio o momento para
absorber nada que no fuera el otro.
Quería todo lo que este hombre tuviera para dar. Quería su promesa de
hacerme gritar palabras que no usaba. Inclinándose y agarrando mi culo, me alzó
en brazos, sin nunca romper el contacto con mi boca. Mi estómago daba saltos
como una montaña rusa, el movimiento y la excitación apoderándose de mis
sentidos. La anticipación burbujeaba dentro de mí en tanto me llevaba hacia su
casa y finalmente a su dormitorio.
—¿Suzy tiene garras? —preguntó contra mis labios, su aliento cálido cuando
acarició mi rostro. Cerré los ojos esperando que no quisiera entablar una
conversación en este momento. No quería hablar ni acobardarme. City era el
hombre más sexy que haya besado, mucho menos dormido—. ¿Lo quieres rudo,
hermoso o suave y lento? —preguntó con un fuerte apretón a mi trasero, pateando
la puerta para cerrarla.
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Susurró en mi oído a la vez que apretaba su dureza contra mí.
Estoy muda y esa es una rareza para mí. Los abdominales marcados que
lleva me hacen agua la boca y mis dedos ansían tocarlo. Cuando se aproximó,
pude ver claramente el intricado arte de su pecho y brazos. Un dragón negro
llenaba su caja torácica derecha y diseños tribales negros decoraban su hombro
derecho, pareciendo más rico contra su piel oscura. Nunca me llamaron mucho la
atención los tatuajes, pero en él quedaban bien y eran enloquecedoramente
increíbles.
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Un brillo captó mi atención y me incliné hacia adelante para poder tener un
mejor vistazo de su pecho. Había piercings pasando por cada uno de sus pezones y
me quedé aturdida. Los tatuajes se habían vuelto parte de la norma social, pero los
piercings era un poco tabú en mi mente. No tabú refiriéndome a que los
encontraba repulsivos, sino lo contrario. Quería jugar con ellos como si se tratara
de un juguete nuevo en Navidad.
—Sí. —Mi voz fue un poco más fuerte ahora; mi resolución más certera de
lo que había sido cuando solté las palabras antes de irnos del Neon Cowboy.
—¿Te gusta lo que ves? —preguntó, sus labios torciéndose en las esquinas.
Él sabía que se veía bien. Estoy segura que nunca tuvo un momento donde
dudara de su sensualidad o destreza sexual.
—Tu‖obra‖de‖arte‖es‖increíble‖y‖los‖piercings‖simplemente‖son…‖vaya.‖—No
sabía qué más decir. Me encantaba todo lo que veía y no podía esperar a ver el
resto.
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barrió contra mi labio inferior buscando su entrada y voluntariamente le di acceso.
Nuestras lenguas se enredaron a la vez que su mano exploraba mi cuerpo. Lo
deseaba, anhelaba su tacto. Gemí cuando su mano se frotó contra la tela de encaje
de mi sujetador. Me retorcí bajo sus dedos mientras diestramente trabajaba con mi
pezón, tirando y retorciendo.
—Siéntate —ordenó.
—Respira —dijo.
Inhalé con rapidez, sin darme cuenta que había estado conteniendo el
aliento. Quise cubrirme el cuerpo, pero su sonrisa torcida me hizo hacer lo
opuesto.
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Nuestras manos y bocas se entrelazaron y el sonido de nuestras bruscas
respiraciones y labios jalándose llenaron el aire. Abrí mis ojos para mirarlo y quedé
hechizada por su boca. Observé mientras me besaba y contemplé todos sus rasgos.
Sus largas pestañas marrones se apoyaban contra sus pómulos sobresalientes y
estaban enmarcados por unas cejas completamente oscuras. Había aparecido una
sombra en su mandíbula y se unía a sus patillas y ya no pude mantener mis dedos
quietos.
—Oh, Dios —dije, mientras mis ojos quedaban en blanco y mis párpados se
cerraban.
Apreté mis caderas contra su palma, rogando por más, cuando retiró sus
dedos y los volvió a empujar dentro. Quise palmear su polla a través de sus
vaqueros, pero su cuerpo era demasiado grande y su entrepierna estaba muy lejos.
Agarré su cabello, apuñándolo en mi mano mientras él gemía, provocando que la
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vibración contra mi pezón me empujara al borde. Su palma cálida y áspera
acariciaba mi clítoris mientras sus dedos entraban y salían, masajeando mi punto
G. Jadeos y gemidos salieron de mis labios mientras él trabajaba mi cuerpo como
un número de baile bien coreografiado.
—No has visto nada aún, dulzura. —Su profunda risa llenó la habitación.
—Oh, eh. —Mi estómago dio un vuelco. Necesitaba moverme—. No, déjame
—dije. Apartó sus manos del metal y se acercó a la cama. Arrastrándome como un
gato, me ubiqué justo frente a él y metí mis pies bajo mi trasero. Lo desabroché
lentamente, sacándolo de las presillas en un movimiento provocador. Un
movimiento causó que mis ojos miraran hacia abajo, estirándose contra la mezclilla
restrictiva podía ver un gran bulto.
Maldición.
—Mm hmm —dijo con una sonrisa en su rostro y un brillo en sus ojos
cuando apoyó sus manos en sus costados.
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Sonreía como si supiera algo que yo no. Un pequeño parche de vello
delineaba la parte superior de los vaqueros, sendero a la felicidad efectivamente.
Desabotoné sus vaqueros y lentamente bajé la cremallera con dedos más estables
de lo que pensé posible. El clic de la cremallera pasando por cada diente mientras
me tomaba mi tiempo hizo que mi corazón se acelerara. Saboreé el momento,
liberando su erección. Me incliné hacia adelante y presioné mis labios en el suave y
oscuro vello que había estado atrapado debajo de la tela. Su cuerpo se estremeció
ante el contacto y sus dedos se enredaron en mi cabello. La mezclilla de su vaquero
era áspera contra mi palma cuando la deslicé por sus enormes muslos para tocarlo.
Un pequeño bulto en la punta me hizo dudar antes de rodear con mis dedos los
costados, lamiendo un camino desde su ombligo hasta la cremallera.
Jesús.
—Nunca antes he visto algo así. —Extendí mi mano y pasé mi dedo a través
del metal brillante sobresaliendo—. ¿Se sentirá? —Me sentía como una completa
idiota, pero nunca había visto uno en persona, mucho menos tenido sexo con
alguien que tuviera partes extras.
—Te‖ dar{‖ una‖ sensación‖ diferente‖ al‖ principio,‖ m{s‖ cerca‖ de‖ tu‖ apertura…‖
algo de presión tal vez.
No quería tocarlo con mi dedo así que saqué la lengua y lamí alrededor de
la fría y lisa pieza. Sus caderas se sacudieron y su falo tembló por el contacto.
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Alargué la mano y apreté su erección en mis manos, siendo consciente del metal
sobresaliendo de la misma mientras lo trabajaba con mis manos y boca a la vez. Era
duro como piedra.
—¿Te hice daño? —Su cabeza estaba echada hacia atrás con su brazo
extendido, todavía un puñado de cabello en su agarre.
Le sonreí y el apodo de dulzura me hizo sentir toda dulce por dentro. Nadie
había sido tan descarado conmigo y eso hizo que la humedad se acumulara contra
la tela de mi falda. Me acerqué, acariciándolo y lo mantuve firme en mi agarre. Su
aroma almizclado era embriagador.
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—Pero no he acabado —dije mirándolo confundida y mis manos
acariciando su eje—. ¿No quieres que acabe? —Mis cejas se fruncieron mientras lo
observaba. Él sonrió y abrió el puño que sujetaba mi cabello.
—No hemos acabado. Quiero enterrar mi rostro entre tus piernas y hacerte
gritar de nuevo. —Bueno, mierda, ¿quién podía negarse a eso?
—¿Hice algo mal? —Sacudí la cabeza a la vez que bajaba la mirada a mis
piernas.
—Suzy, no hiciste nada mal. Demonios, fue perfecto. Quiero lamer, chupar
y luego follarte, dulzura. —Las palabras me dejaron jadeante y desenfrenada. Me
sentía hermosa y deseada.
Guio mi rostro hacia el suyo y aplastó sus labios contra los míos, chupando
mi lengua en su boca a la vez que me bajaba la falda por las caderas.
—Dilo, Suzy. —Su mano se llenó con mi cabello y la otra rodeó mi espalda,
me mantuvo en el lugar y no me dejó ir a otra parte. Hablar no era algo que soliera
hacer durante el sexo, y sin duda alguna, me llevaba más allá de mi zona de
confort—. Estoy esperando. —Mordió mi labio y me llevó de regreso al momento.
—Pruébame —dije, incapaz de mirar a otra parte que no fueran sus ojos
oscuros.
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hacia atrás y cerré los ojos. Calor inundó mis mejillas con la idea de él mirando mi
coño. Alcé la cabeza y lo miré mientras sonreía y pasaba sus manos a lo largo de
mis piernas, relamiéndose, y absorbí la vista frente a él. No en un solo punto, sino
a mí completamente, sus ojos vagaban por mi cuerpo antes de que su cabeza fuera
hacia adelante y yo cerrara mis ojos incapaz de mirar. Mi cuerpo se convulsionó
cuando sus labios tocaron la delicada piel justo a la derecha de mi sexo, suficiente
para causar que mi cuerpo ansiara más. Al succionar el lugar donde mis piernas se
encuentran con mi centro, mi cuerpo comenzó a temblar. Sus manos se deslizaron
hacia abajo por mis piernas, todo mi cuerpo estaba en llamas y anhelaba más.
Necesitaba más, pero esto se sentía más como una provocación. Sujetó mis tobillos
y levantó mis piernas, poniendo cada una sobre sus hombros.
—Sí.
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—Sí, ¿qué? ¿Qué deseas? —preguntó, sus ojos sin moverse de los míos, todo
su cuerpo inmóvil.
—Ten sexo conmigo. —Supe lo que él quería que dijera, deseaba que usara
la palabra‖con‖F‖y‖no‖habría…‖no‖podría.
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4
Maneras Perversas
City
Traducido por Flochi
Hay algo sobre corromper a una persona de la manera más pura. Ella no
juraba, o no le gustaba hacerlo, pero el sonido de ello hizo que mi polla se pusiera
más dura. Se veía preciosa acostada en mi cama con su cabello rubio
desparramado y sus ojos azules brillando en la vibrante luminosidad de la
habitación. No era musculosa por ejercitarse o delgada como un adicto al crack por
estar drogada. La mejor manera en que podía ser descripto su cuerpo era como un
clásico reloj de arena: pechos grandes y caderas curvilíneas unidas a una estrecha
cintura. Parecía casi angelical, su piel blanca contra el edredón negro.
—Eres como una pluma —dije, arrastrándome hacia arriba por su cuerpo y
tomando el condón en la mesita de noche.
Ella se rio, sus ojos agrandándose cuando rasgué el envoltorio del condón
entre mis dedos. Hay algo jodidamente inocente sobre ella y quería arrastrarme
dentro de su bondad y nunca irme.
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Sus ojos eran como platos cuando deslicé el condón sobre mi falo perforado.
Su coño brillaba mientras empujaba sus piernas, separándolas más con mis
rodillas. Quería desgarrarla, poseer su cuerpo y hacerla mía toda la noche. No
esperé una respuesta antes de poner mis labios sobre los de ella, consumiéndola y
persuadiendo su lengua a entrar a mi boca. Podría pasarme horas besándola,
explorando cada grieta y ser feliz, pero mis bolas estaban pesadas y latían,
necesitando la liberación. Capturando su pezón con mis dedos, lo pellizqué
levemente y lo giré entre las puntas. Ella gimió en mi boca y mi polla saltó a la
atención, ansiando estar dentro de ella.
Mi boca nunca abandonó la suya mientras capturaba todos los sonidos que
escapaban, esos que eran míos y solamente míos para devorar. Su cuerpo se
retorció bajo mi incesante persecución de su pezón y la abrumadora arremetida
contra su delicada piel. Quería que se viniera así, pero sabía que habría tiempo
para ello más tarde.
—A ti.
—¿Qué parte de mí? —No quería ponérselo fácil. Tenía la ilusión secreta de
observarla retorcerse con cada pregunta o provocación.
—Tu pene.
Dios…‖ ¿En‖ verdad?‖ Normalmente‖ pensaría que era una farsa, pero esta
chica era tan buena como podía ser y me costaría trabajo sacarlo para mí. Me
gustaba la idea de una conquista, alguien que podría corromper y hacer mía.
—La otra palabra. No te follaré hasta que la digas. —Podría tener las bolas
azules para entonces, pero finalmente lo diría. No me daría por vencido hasta que
lo hiciera.
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Capturé su pezón entre mis dientes, sujetando la punta mientras le pasaba
mi lengua.
—City, por favor —dijo a la vez que agarraba mi hombro casi rompiendo la
piel con sus uñas.
—Dilo.
—No estuvo tan mal, ¿no? —pregunté mientras sonreía contra su piel. Sabía
que se sentía incómoda, pero me importaba una mierda. Parecía el tipo de chica
que vivía en un mundo muy controlado y se ponía límites a sí misma y nunca los
cruzaba. La ayudaría a ir más allá de sus límites imaginarios.
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de estar dentro de ella, exactamente donde quería estar desde el momento en que
la vi.
Lamiendo sus labios, me miró con ojos vidriosos a la vez que decía
jadeando:
—Sí.
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Abrió sus ojos y exhaló antes de decir rápidamente:
—Fóllame.
»Tu coño se siente tan bien —gemí. No quería ser bueno con ella, ella no se
podía romper. Incrementé el ritmo mientras su respiración se volvía más
entrecortada y su cuerpo comenzaba a brillar en la luz. Podía sentir su cuerpo
ordeñándome, deseando más, y en ese momento, me detuve.
—Oye —gritó, y sus ojos se abrieron mostrando más pasión y odio de lo que
pensé posible—. Estaba tan cerca.
No hablé, pero jalé sus piernas más contra mi torso. Sus pies estaban cerca
de mi rostro y sus piernas sonrojadas contra mí. Las apreté, permitiéndome
agarrarme a ella y evitar que se moviera. Golpeé con fuerza dentro de ella,
embistiendo su cuerpo. La observé maravillado cuando sus tetas rebotaron por la
fuerza de mi cuerpo empujándose dentro de ella.
Comenzó a gritar:
—Oh, Dios.
—Es correcto, dulzura. Déjate ir. Siente todo de mí. Te deseo tanto.
Usé cada músculo de mi cuerpo para follarla. Quería que supiera que la
poseía y me pertenecía el orgasmo que tuvo en este momento. Su cuerpo comenzó
a temblar a la vez que sus piernas se apretaban y flexionaban contra mí. Apreté sus
piernas con más fuerza, no queriendo que se mueva.
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—Estás tan increíblemente apretada —dije mientras observaba su cuerpo al
borde del orgasmo: cubierta de su sudor, piel ruborizada y boca abierta perdida en
las sensaciones.
—¿Nunca qué?
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5
Solo en mis Fantasías
Suzy
Traducido por Flochi
—Nunca experimenté nada como esto —dije. ¿Cómo explicarlo sin sonar
patética? Maldita sea, nada en mi vida podía compararse a tener sexo con él. Había
tenido ligues de una noche en la universidad, pero esos chicos no sabían
exactamente lo que estaban haciendo.
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—¿Quieres volver a verme? —pregunté, incapaz de creer sus palabras.
Éramos polos opuestos y no sabía por qué querría verme otra vez.
—No‖ mentiré,‖ pensé‖ que‖ sería‖ “cosa”‖ de‖ una‖ noche.‖ Te‖ deseé‖ desde‖ el‖
momento que pasé junto a ti en la carretera. —Se movió a mi lado, envolviéndome
con sus brazos—. No eres como ninguno de mis amigos o las mujeres que conozco.
—Bueno, conocí a algunas de las personas con las que pasas el tiempo. —
Fruncí el ceño pensando en los chicos con los que se rodeaba. La mayoría de ellos
parecían sospechosos—. Se ven como fracasados o alguien que vería en Los
Estadounidenses Más Buscados. Para nada mi tipo.
—¿Así de mal se ven? —dijo en mi oído. Su tono bajo hizo que mi cuerpo
agotado volviera a vibrar.
Se rio.
—Paso la mayor parte del tiempo con mi familia que con esos imbéciles en
el bar. —Me rozó el cabello de la mejilla y bajó sus dedos por mi garganta antes de
apoyar su palma en mi pecho. Me sentí expuesta—. ¿Tienes frío? —preguntó
cuando temblé.
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—Un poco —mentí. Quería cubrirme el cuerpo. No me sentía tan desnuda
antes como acostada aquí hablando, completamente desnuda.
—Eh, estoy segura que estás cansado. Puedo quedarme si quieres. Depende
de ti. —No quería dejar a este hombre ardiente y apuesto e irme a una cama vacía.
No me eches como un pedazo de basura.
Agarró las mantas y cubrió nuestros cuerpos. ¡Sí! Por dentro estaba dando
volteretas y gritando de la emoción. Me jaló contra su costado y me envolvió con
sus brazos. Su cuerpo se sentía duro y cómodo. Apoyé mi frente contra su
mandíbula y pude escuchar su corazón latiendo en su pecho. Las sábanas eran del
algodón más suave que haya sentido, para nada algo que hubiera esperado. Pensé
que sería más un hombre de franelas o de ese tipo de sábanas que dan picazón, los
que encuentras en los hoteles.
—Mano, nena.
—Dame tu mano.
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—Perfecto —dijo.
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Mi cuerpo dolió cuando me estiré, intentando aliviar el dolor de mis
músculos al ser estirados y usados anoche. Necesitaba algo que usar y tenía que
encontrar un baño. Salí de puntillas de la cama y envolví la sábana alrededor de mi
cuerpo para mantener el frío a raya. Una camisa de franela colgaba detrás de su
puerta y la agarré, y la llevé a mi rostro, enterrándolo en el suave material. La pisca
de colonia y el almizcle de su piel hicieron que mi coño se apretara. Solté la sábana,
envolviendo la franela alrededor de mi cuerpo y froté la mejilla contra el puño. Me
sentí rodeada por City.
Caminando hacia la puerta que pensaba que era el baño, la abrí y encontré
su armario. Mierda. Estaba lleno con camisetas, vaqueros y sudaderas. Estudié el
contenido, pasando la mano sobre los suaves materiales que colgaban, antes de
cerrar la puerta. Solamente había dos puertas en la habitación y ninguna de ellas
llevaba al baño.
Una vieja tina con patas de garra y un lavabo blanco con pedestal llenaban
el baño blanco y negro. No parecía que le gustara mucho el color, lo que encontré
raro dado que se describía como un artista. Todo estaba limpio y brillaba. Podía
notar que se enorgullecía de su casa. Busqué en su baño por un cepillo de dientes
extra pero intenté no hacer ruido. Llamaron a la puerta y pegué un salto,
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golpeando algunas botellas bajo el lavabo y golpeándome la cabeza contra algo
duro.
Mi rostro seguía rojo cuando salí del baño y entré a la cocina intentando
evitar los ojos de City.
—No sabía lo que te gustaba, así que hice un poco de todo. —Puso la
espátula en el mostrador y caminó hacia mí. Era tan increíblemente apuesto. Me
lamí los labios y cerré los ojos.
—Voy a follarte aquí mismo, ahora. ¿Sí o no? —¡ODM, ODM, ODM, sí, sí, sí!
—Palabras,‖ Suzy.‖ Ahora‖ la‖ respuesta‖ necesita‖ ser‖ “sí,‖ fóllame,‖ City”‖ o‖ “no,‖
no‖quiero”.‖—¿Cómo podría decirle que no a este hombre? Pensé en la posibilidad
de nunca volver a verlo y quise una última oportunidad con él.
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Su boca se estrelló contra la mía y pude saborear el café y azúcar en su
lengua. Solamente podía escuchar nuestras respiraciones mientras el mundo
alrededor de nosotros se disipaba. Sus manos fueron bajando hasta mis muslos y
ahuecaron mi culo. Maldición, este hombre era puro pecado y quería ser su secuaz.
—Manos sobre la encimera —dijo con un tono imponente. Sí, señor. Con
gusto.
—Amo tu polla —gemí. Eso se me escapó, como si fuera algo que decía
todos los días.
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Todas las palabras sucias y la sensación de él acariciando mis
profundidades me llevaron sobre el borde. Mi cuerpo comenzó a temblar y gemí:
—City.
—Eso nos hace dos. —Estaba agradecida por los azulejos fríos. Mi cuerpo
estaba cubierto de sudor y mi piel estaba caliente por los golpes que había recibido.
Se retiró e instantáneamente sentí su pérdida. Esperé a que mis pies se volvieran a
relajar antes de intentar tambalearme a una silla. Se quitó el condón con un
movimiento rápido y lo arrojó a la basura. Me bamboleé hasta mi asiento,
agradecida de que estuviera a pocos pasos. Se acomodó dentro de sus pantalones y
caminó a la hornalla con una sonrisa maliciosa en el rostro.
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Le puse mantequilla a mi panqueca y lo observé por el rabillo del ojo
mientras agarraba la sartén de huevos de la hornilla. Un silencio incómodo llenó el
cuarto cuando miré a mi plato. Él acababa de follarme mientras la comida esperaba
en el fogón, ¿y ahora qué? Quería que la conversación siguiera fluyendo y pensé en
seguir su ejemplo.
—Todo —dije, moviendo mi panqueca para hacer espacio para los huevos y
el tocino—. Cinco hijos, vaya, tu madre debe ser una mujer increíble.
—Sí, creo que provocamos la mayor parte de sus canas, las que ahora tiñe
para mantener su apariencia joven. No somos la tradicional familia italiana.
¿Tienes hermanos o hermanas? —preguntó, poniendo huevos en su plato y
volviendo a poner la sartén en la hornilla.
—Una hermana, ella no vive aquí. Sigue en el norte donde crecimos. —Vertí
jarabe en mi única panqueca dorada antes de cortar un trozo.
Envidiaba a City. Tenía una gran familia y tienen un lazo que nunca tuve
con la mía. Él tenía algo que siempre quise.
—Supongo, pero tengo algunos amigos de los que soy más cercana que a
cualquiera de mi familia. —Puse el tenedor lleno de bondad mantecosa en mi boca
y dejé que se deslizara por mi lengua un minuto antes de masticarlo—. Mi mamá
como que es excéntrica y papá trabaja todo el tiempo, así que solo tengo a mis
amigos.
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—Maldita sea, eso apesta. Mi familia se junta todos los domingos para
comer y por lo general es ruidoso.
—¿Todos los domingos? —Veo a mis padres cada semana, pero a veces solo
era por una hora y las cenas solo sucedían en los días festivos. Intenté comer más
lento, no queriendo acabar todo en mi plato. No quería parecer un cerdo, pero
estaba hambrienta.
—Todos los domingos. Es exigido o mis padres pensarán que algo anda
mal. A veces mis abuelos vienen y resulta en un asunto que dura todo el día.
Mamá por lo general se levanta temprano para hacer la salsa y las albóndigas. Se
nos exige estar allí a las una para una comida temprana. —Sonaba bien. Nunca
tuve algo como eso en mi vida, nunca conocí de familias que hicieran ese tipo de
cosas además de las películas.
—Lo es, pero trabajo con mis hermanos y hermana y a veces se vuelve
demasiado. Entonces, nena, ¿puedo llevarte en una cita apropiada?
—No soy una niña buena, City. —No lo era y lo sabía. Las niñas buenas no
pensaban en las cosas que yo sí. No querían las cosas que yo quería y segura como
el infierno, no iban a casa con extraños—. Lo que hicimos anoche no habría pasado
si fuera una niña buena. —Le sonreí.
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—Eres una mujer, Suzy. El sexo no te hace una chica mala; te hace humana.
Esa mierda fue explosiva anoche y esta mañana yo necesitaba estar dentro de ti
nuevo. No cambiaría ni una maldita cosa. —Debió sentir que estaba incómoda con
toda la conversación—. No creo que seas mala. Si alguien lo cree, a la mierda ellos.
Me importa una mierda lo que cualquiera piense sobre mí.
—Gracias. Tengo una tonelada de cosas por hacer hoy. —Tenía que corregir
ensayos, era el final del período de notas y estas debían entregarse el lunes a la
mañana. Tenía que planear lecciones y pagar los impuestos antes de que el fin de
semana acabara. Mi trabajo nunca acababa, ni siquiera los fines de semana. Los
maestros no salían por la puerta los viernes y dejaban todo detrás, trabajábamos
los fines de semana y atravesábamos la puerta los lunes preparados para enseñar a
estudiantes no siempre interesados en aprender. Suspiré pensando en todo el
trabajo que tenía por hacer, pero yo era la única que podía llevarlo a cabo.
—No hay problema. Tengo que ir al trabajo al mediodía, así que no hay
apuro.
—¿Dónde tatúas?
pág. 64
—No creo que alguna vez haya escuchado ser descripto de esa manera. Mi
hermana hace toda la decoración. Somos los dueños de la tienda y abrió hace cinco
años. —Bueno, tal vez no era el artista muerto de hambre que pensé que era,
después de todo—. ¿Por qué no pasas alguna vez? Me encantaría acabar con tu
virginidad. —Comencé a ahogarme—. Tinta, nena, me encantaría ser quien te haga
tu primer tatuaje. —Se rio.
—Tal vez algún día te deje. Mis padres son muy anti-tatuajes y nunca
encontré nada que quisiera mirar por mucho tiempo. ¿Cómo escogiste los tuyos?
—pregunté.
—¿Y el pescado?
—Entiendo. Mis paredes de hecho son blancas, excepto por una azul en mi
habitación. No soy la típica chica rosa chicle.
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Comenzó a limpiar la cocina y poner los platos en el lavavajillas. Sus
músculos se ondulaban y flexionaban con cada movimiento. Mi boca se hizo agua
recordando‖cómo‖se‖sintió‖estando‖encima‖y‖dentro‖de‖mí…‖deseaba‖m{s.
—No.
—Dilo.
—Es Suzette.
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6
Demasiado bueno para ser cierto
City
Traducido por Flochi
—Déjame hacer eso por ti —dije a la vez que le indicaba que se acercara.
—Es un placer, confía en mí. —Le guiñé el ojo y observé a sus mejillas
tornarse rosas. Trabajé con las correas apartándolas lentamente, intentando
prolongar el final de nuestro tiempo juntos. Presentía que iba a mandarme de
paseo. Su lenguaje corporal no se correspondía con las últimas doce horas.
Necesitaba acordar otra cita con ella y cavar más profundo en la mujer que era en
vez de la mujer que fingía ser.
—Eh, supongo que esta noche está bien. —Me miró y luego a sus pies.
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—Dulzura, es solo una cita. Una cita verdadera, sin compromisos. —Tomé
su barbilla para mirarla a sus ojos azul cielo—. Como que nos saltamos la parte de
llegar a conocernos antes de tomarte. Te recogeré a las nueve. Usa algo abrigado.
—Tank lo arregló para ti y lo entregó como hace una hora. Está todo listo,
pero para responder a tu pregunta, no. Vamos a llevar mi moto.
—Oh. ¿Tienes su número así puedo pagarle? —preguntó, sus ojos grandes
mientras se mordía el labio.
—Suzy, déjame hacer algo bonito por ti. En verdad, no fue un problema.
Tank y yo lo solucionaremos. No quiero que se te averíe en alguna carretera rural
oscura otra vez.
—Bueno, ahora lo está. Las nueve de la noche y ropas cálidas. —Me incliné
hacia delante y la besé en los labios. La agarré por la nuca y la atraje más. El ligero
y dulce aroma de su perfume llenó mis fosas nasales, mientras probaba sus labios.
Todo sobre ella era jodidamente dulce y deseaba más. Consumí su boca y dominé
su cuerpo con mi beso. Quería dejarla con las rodillas inestables y deseando más
cuando me marchara. Rompí el beso, pero mantuve mi mano en el sitio y la
observé mientras se quedaba allí con los labios hinchados y sus ojos cerrados.
Exactamente la respuesta que quería.
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—Terminaremos ese beso más tarde. No puedo esperar a arrastrarme de
nuevo en el interior de ese delicioso coño tuyo esta noche. Tu número —dije antes
de que tuviera la oportunidad de marcharse. Programé su número en mi teléfono y
le envié un mensaje cuando caminaba hacia su casa. Ella regresaría por más.
—No es para tomárselo tan a pecho, mamá. Estoy aquí ahora, así que calma
la locura.
Mikey alzó las manos en el aire mostrando que se daba por vencido o que
estaba molesto, no sabría decirlo. Él es el gerente de la tienda ya que no tiene
pág. 69
talento artístico, pero es el perforador más bueno. Su verdadera pasión son las
peleas. Se había unido al circuito hace unos años y a menudo viaja fuera de la
ciudad por una pelea. Pelear con las manos y tatuar no se mezclaban. Mis manos
eran preciosas para mí. Las necesitaba para obrar mi magia y ver los rostros felices
de mis clientes.
Isabelle era la más joven y la única mujer además de mamá. Mis padres
siguieron intentando hasta que finalmente tuvieron a la princesita con la que
siempre soñaron luego de tener cuatro chicos subiéndose a las paredes y jugando a
las peleas. Ella era femenina y amable, pero si le caías mal a Izzy, te patearía el
culo. Todos éramos protectores con ella, pero le teníamos miedo también. En mi
familia, las mujeres gobernaban el nido y no las enfadabas. Ella tenía esa
personalidad imponente de mamá y dirigía con puño de hierro.
Mim mente seguía regresando a Suzette. Mamá estaría feliz si llevara a una
buena chica a casa por una vez, alguien que pudiera darle nietos algún día. No
estoy listo para eso. Mi polla estaba pensando en vez de mi cabeza. Aclárate, hombre,
demasiados coños allí fuera para sentar cabeza. Me estaba adelantando, pero Suzy
pág. 70
podría ser la primera chica respetable que haya conocido en un largo tiempo.
Nunca llevaba a las mujeres con las que había salido o dormido cerca de mi
familia. Ninguna de ellas tenía un futuro conmigo, y no sentía la necesidad de
someter a mi familia a una intrusa o una extraña.
—¿Qué, Iz? —Alcé los ojos y la noté estudiándome con los ojos
entrecerrados.
—Por nada.
—No hay nada que decir. Crees que eres una lectora de mentes, pero no lo
eres, hermanita.
—Te he conocido toda mi vida. Andas por aquí todo malhumorado y serio,
pero hoy diría que prácticamente estás brillando.
—Jódete, amor.
—Ooooh, jackpot. ¿Quién es? —Una sonrisa gigante se extendió por su cara
mientras se inclinaba hacia delante y me miraba a los ojos. No iba a dejarlo ir.
Todos dejaron lo que estaban haciendo para escuchar lo que tenía que decir y la
inquisición inminente de Isabella.
—Bien, Iz. La conocí anoche y voy a salir con ella esta noche. ¿Contenta?
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—Oh, vamos. Puedo notar por la mirada en tu rostro que ella es un poco
más que una simple cita. Quiero los detalles.
—¿Quién es?
—Tuviste sexo con esta chica. Puedo notarlo. —Izzy me clavó el dedo en el
pecho—. No puedes ocultarme nada.
La tienda fue un alboroto hoy. Todos tenían sonrisas en sus rostros. El otoño
siempre hacía a la gente feliz. Había estado coloreando una hermosa flor que había
tatuado en una cliente la semana pasada, pero ella no podía soportar más dolor
para acabarlo ese día.
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—Sí, no veo la hora de poder verlo acabado. Lamento haberme acobardado
el otro día, City. —Cerró los ojos cuando la aguja pinchaba la piel todavía
sanándose.
—Sí, como bebitos. Así que no te preocupes. Ahora quédate quieta así no me
equivoco. —Le palmeé la pierna con mis guantes de goma y me acomodé para
terminar el hermoso tatuaje.
—Una mujer. —No alcé la vista cuando le hablé y mantuve mis ojos
pegados a su tatuaje así no tendría que comerme mis malditas palabras.
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—Perra suertuda —murmuró.
Deslizó las manos por sus piernas de una manera seductora, pero no le
seguí el juego.
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—¿No quieres revisarme tú? —Pude escuchar el dolor en su voz, pero
demonios, no, no quería revisarla. Solamente tenía una persona en mi mente y era
Suzy mojigata.
—Pff, bien. —Se fue dando pisotones mientras tomaba mi teléfono y escribía
otro mensaje.
Suzy: No creo que sea una buena idea. La pasé estupendo contigo. Gracias por tu
ayuda.
Y un carajo la dejaría salirse tan fácil. Iba a ser mía otra vez.
Yo: ¿Novio?
Suzy: No. No soy una infiel. No creo que funcionaríamos, no somos compatibles.
Yo: Dulzura, se sintió que éramos compatibles esta mañana cuando mi polla estaba
enterrada dentro de ti y gritaste mi nombre. Nueve. Sin ataduras, solo DIVERSIÓN.
Conoces la palabra, ¿cierto?
Suzy: Nueve.
Pillada.
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Suzy abrió la puerta con una sonrisa en su rostro y un atuendo asesino.
—¿Quieres ayuda?
—No‖ estoy‖ acostumbrada‖ a‖ todo‖ esto…‖ —Indicó la moto, sus ojos todavía
ocultos mientras la jalaba hacia mí.
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—Vive un poco. Aprende a dejar ir.
—No es que lo sepas, pero soy una completa loca del control.
—Soy perfecta del modo que soy. —Me miró con los ojos entrecerrados, lo
que hizo que fuera más difícil dejar de reír. La mirada de la maestra enfadada puso
a mi pene duro como roca y mis bolas dolieron.
—No lo decía en ese sentido. Me refiero que tienes que aprender a tener
algo de diversión —dije, agarrando su barbilla tras ajustar las hebillas.
—Bueno, me gusta leer. Salgo con mis amigos a veces. Eh, me gusta ir a la
piscina. Me gusta jugar juegos. Hago muchas cosas divertidas. —Su cuerpo se
apoyó contra el mío y cerré mis ojos. Abajo amigo, no esta noche. Ella no mencionó ni
una sola cosa que pareciera divertida según mis estándares.
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—Calla.
—Bueno,‖esta‖noche‖vamos‖a‖agregar‖algunas‖marcas‖de‖“listo”‖a‖tu‖vida.‖—
Moví mi cuerpo, dejando nada de espacio entre nosotros.
—Está oscuro.
—Exactamente.
—¡Para!
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—¿Qué?
Suspiró.
—Lo hago.
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—Puedes y lo harás. Puede tomar un par de esas bebidas dulces que te
gustan, pero lo harás.
—Oh, joder.
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7
No soy una estirada, ¿o sí?
Suzy
Traducido por Flochi
¿Sabía lo que era un buen momento? Fui a la universidad y sabía cómo vivir
y dejarse ir. Mi vida se había envuelto tanto en el trabajo y terminar mi maestría
que olvidé lo que significaba dejarse ir y relajarse. Siempre me había presionado
más, queriendo progresar en la vida, no queriendo tener que preocuparme por la
siguiente cuenta que pagar. Vivía cómodamente y era feliz así. Disfrutaba
quedarme en casa y leer un buen libro. Diablos, era más barato que salir a un bar y
beber. Tenía que vigilar lo que gastaba y beber mi dinero se sentía tonto.
—Tomaré una margarita —le dije al barman, alcanzando mi bolso, pero City
puso su mano sobre la mía.
—Tomaré una Cerveza Yeungling, por favor —le dijo al barman y luego me
miró y dijo—: Yo me encargo de esto, Suzy.
pág. 81
sentía como si todo el mundo me observara, me volvía loca. Si él quería bailar, le
daría exactamente lo que pedía y haría el ridículo para probar que se equivocaba.
City recogió su bebida y me estudió. ¿Por qué tenía que ser tan
condenadamente sexy? No quería que me gustase, pero lo hacía. Su arrogancia no
era como la de otros hombres con los que salí; no tenía nada que ver con su carrera
o sus posesiones materiales. No, la suya era natural y sexual.
—Me gustaría decir que fueras más lento, pero a la mierda, me gusta
cuando estás achispada. —Se bebió su cerveza y apoyó contra la barra.
—Acaba tu bebida. —Los labios de City eran una línea dura y supe lo que
deseaba.
—¿Crees que puedes manejar todo esto? —Señalé mi cuerpo de arriba abajo.
Demonios, ¿de qué otra manera puedo postergarlo?
—Sé que puedo. —Se lamió los labios y no quise que me afectara, pero me
tenía—. Recuerdo la manera en que te moviste contra mi polla, dulzura. —Apartó
el cabello de mi hombro y mi espalda hormigueó.
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—Te lo advertí. —Me encogí de hombros y sonreí. Aquí vamos, mostrémosle a
este chico grande lo que tenemos.
—Piensas demasiado. Deja de hacer una lista de por qué no deberías estar
aquí. Siente las razones por las que deberías —dijo, y besó mis labios,
distrayéndome mientras presionaba su erección en mi estómago. Mis dudas se
desvanecieron. Me recosté contra su cuerpo y agarré sus pectorales, jugando con
los piercings debajo de su camiseta—. No comiences algo que no quieres terminar,
Suzette —susurró contra mis labios.
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—Siempre acabo lo que comienzo, City. —Sonreí y le guiñé un ojo antes de
presionar mis labios contra los suyos. No podía resistirme a él, al menos no en
persona. Viviría por esta noche y lidiaría con las consecuencias mañana. Nuestros
cuerpos fueron más despacio a medida que nos besábamos. Pasó sus dedos a
través de mi cabello y lo apretó en un puño, inclinando mi cabeza hacia atrás para
darle mayor acceso.
—Quiero probarte.
—Lo haré. —Pude ver sus ojos cambiar con sus palabras, sus pupilas
completamente dilatadas—. No hago falsas promesas.
Por una vez en mi vida, sentía que de verdad podía bailar. La música era
lenta y sensual y me dejaba mover sin sentirme como una idiota. Nos tocábamos
constantemente y nunca perdíamos el contacto visual.
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—Sí, estoy sedienta. —City me tenía loca. Sentía que estaba babeando, pero
mi boca gritaba por algo refrescante y mi cuerpo necesitaba un descanso de los
juegos previos en la pista de baile.
—¿Qué hay allí? —pregunté entrecerrando los ojos e intentando ver mejor,
pero la playa estaba rodeada de oscuridad salvo por el brillo de la luna en el
océano.
—Oscuridad.
—¿Y?
—Tú. Yo. Oscuridad. —La comisura de su boca se alzó y juro por Dios que
sus ojos casi centellearon.
—¿Qué? ¿Esto? —Lamí el borde una vez más; manteniendo mis ojos fijos en
él, y dejé que mi lengua vagara tanto como podía.
Dos pueden jugar sucio, City. Puede que no fuera la libertina con la que él
acostumbraba a estar, pero sabía cómo llamar la atención de un hombre.
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Sonriendo contra el vaso mientras tomaba otro sorbo y apartaba la mirada,
fingí no estar interesada. La sal sabía bien, mezclada con la dulce bebida ácida
mientras dejaba que el líquido perdurara en mi lengua antes de tragarlo. Mis
piernas se sentían hormigueantes a medida que el licor se esparcía a través de mi
sistema.
—Eso es todo. Vamos, Suzy. Tengo algo para que lamas. —Tomó mi mano y
comenzó a tirar de mí lejos del bar.
—Oh, sí, puedes. Dijiste que siempre acabas lo que empiezas, y voy a
aprovecharme de esa promesa, dulzura. —Mariposas llenaron mi estómago con el
conocimiento de que no íbamos a ver las olas. City tenía planes para mí y no podía
echarme atrás ahora.
Gruñó y se acercó a mí. Estábamos cara a cara, con él de pie sobre la arena y
yo con un pie en el escalón. No dijo una palabra en tanto extendió la mano y me
recogió. Me reí a medida que me acercaba contra su pecho.
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sombra de barba incipiente y pasé las yemas de mis dedos a lo largo de esta
recordando la noche anterior. Sus labios eran llenos, hermosos y gritaban por ser
besados. Sus cejas eran masculinas, sin embargo, prolijas, no con cera, sino
cepilladas. Su cabello oscuro se sacudía con cada paso y no pude evitar sonreír. Era
todo lo que quería y era exactamente el tipo del que huía.
—Solo vengo aquí para estar solo. Eres la primera chica que he traído aquí.
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8
Ángulos
City
Traducido por Flochi
—Mm. Pruébate. —Me incliné y presioné mis labios contra los de ella,
llevando mi lengua a través de su labio inferior.
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—Qué carajo, Iz.
—Tu atontado culo ha estado sentado ahí en la jodida la-la land por diez
minutos, sonriendo como un maldito paciente lunático. Des-pa-bí-la-te.
—Es hora de comer. Mamá ha estado pidiendo a todo el mundo que fuera a
la mesa. —Puso sus ojos en blanco en mi dirección, antes de alejarse.
—Iz, ¿cómo demonios se llama a los qué, dónde, por qué y cómo en
español? —Me miró confundida a la vez que me sentaba en la mesa.
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Yo: Espera hasta que sientas el resto de mis interrogaciones.
Puse el teléfono en la mesa y miré alrededor. Todos tenían sus ojos pegados
en mí en vez de la comida, como generalmente hacían.
—¿Qué?
—Solo una mujer, ma. —Le entregué mi plato mientras esperaba ser
servido. Mi madre era tradicional en muchas maneras, negándose a dejar que nos
sirviéramos. Ella era la que servía la comida y se sentaba última.
—Diablos, sí. —Me lamí los labios y moví mi plato más cerca al trozo
cerniéndose fuera de alcance.
Suspiré.‖Mujeres…‖la‖raíz‖del‖mal‖en‖este‖mundo,‖si‖los‖coños‖no‖fueran‖tan‖
perfectos renunciaría a ellos por la eternidad.
—Bien, ma. Te contaré sobre ella luego de comer. ¿Puedes, por favor, darme
un trozo?
—Claro, cariño. Puedes ayudarme a lavar los platos y contarme todo sobre
ella.
Demonios.
—Eres una imbécil, Iz. —Arrojarme bajo el autobús con mi madre había sido
una habilidad y la mantuvo a ella fuera del foco—. ¿Qué hay de Tommy? ¿Todavía
lo ves?
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—Bella, más vale que no estés viendo a ese hombre. No es más que
problemas —la reprendió mi madre. Iz me fulminó con la mirada a través de la
mesa. Se lo merecía su pequeño trasero chismoso por airear mis cosas en la mesa.
—Joey, agarra tu plato. Tenemos una cita con el fregadero y algunos platos
—dijo mamá detrás de mí. Alcé mi mirada hacia ella y la vi sonriendo y leyendo
sobre mi hombro. Demonios.
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Treinta años después no necesitábamos que se nos dijera nuestros roles en esta
familia. Mi padre era el líder, mi madre le decía a todo el mundo qué hacer y
nosotros hacíamos lo que se nos decía sin ser contestones.
—Nena, el corazón sabe lo que quiere. Tu hermana me dijo que has estado
actuando diferente. Está escrito en tu cara. A veces el destino interviene y te saca
del curso que hemos puesto en la vida.
—Joseph, sé el hombre que eres. Sé que eres reservado con tu corazón luego
de Joni, pero tiene que abrirte de nuevo en algún momento. Tienes que encontrar a
alguien para confiar en esta vida. ¿Esta chica vale esa confianza? ¿Vale la pena el
riesgo?
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—¿Qué? ¿Por qué no? —Se apoyó contra la encimera, cruzándose de
brazos—. Eres perfecto.
—Eso es porque soy tu hijo. Apenas soy perfecto, ma. —Limpié el último
plato y lo puse en el escurridor—. No sabes todo sobre mí, sin importar lo que
pienses.
—Sé más de lo que crees, cariño. Iz es una boca suelta, sabes. —Podría
azotar el culo de mi hermanita. Estoy seguro que ella no le cuenta a mamá sobre
todos sus romances—. Sé que eres un mujeriego. No te estoy juzgando, Joey.
Nunca traes a ninguna chica, pero te conozco.
Maldita Iz.
—Creo que esta chica ya me gusta. —Se rió. Amaba escuchar el sonido de su
risa—. ¿No sabe todo de ti y tu familia? —Ella alzó una ceja.
—Las listas están hechas para ser cambiadas. Tiene que conocer al Joey que
yo conozco. ¿Vas a pedirle salir? ¿Hacerla tuya? —preguntó.
—Ah, una chica lista también. Joey, no le pidas a una chica salir a través de
un mensaje de texto. Eso es lo que está mal con los chicos de hoy en día. Tiene que
escuchar tu voz cuando se lo pidas. Escribirle es demasiado impersonal y nunca lo
entenderá. Llama a la chica.
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—Mucho.
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9
Reglas rotas
Suzy
Traducido por Flochi
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criminal para enamorarse, pero eran la pareja más feliz que conocía y deseaba ese
tipo de amor.
—¿Horla?
—Hola, Suzette. —La vibración de su voz a través del teléfono hizo que mi
corazón se detuviera mientras tragaba el chocolate lentamente. Maldita sea, ¿por
qué tuve que comer el último trozo antes de responder? ¿Horla? Soné como si
tuviera un problema de habla.
—¿En serio?
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—Sí, ¿por qué? ¿Qué estás usando? —Por favor, no digas que estás desnudo.
—Sí. —Supe que pudo escuchar el cambio en mi tono cuando salió toda
entrecortada y baja.
—No lo sé, City. —Quería, Dios, cómo quería gritar ahora, pero necesitaba
pensar en él, en nosotros.
—No voy a negarlo, pero eso no hace que esté bien —dije, moviéndome en
las sábanas y apagando la televisión.
—City.
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—Duro como roca. —Su respiración cambió como lo había hecho cuando
me folló. Nunca podría olvidar los sonidos que el hombre hizo cuando se corrió—.
Viernes a la noche, Suzy. Sin excusas esta vez.
—Bien. Estaré pensando en ese dulce coño toda la semana, dulzura. Dulces
sueños. —Sus palabras fueron arrastradas y su tono sexy como el infierno.
—¿De qué estás sonriendo? Es lunes y nunca sonríes, perra —dijo Sophia
detrás de mí.
—No estaba sonriendo. —Me di la vuelta para verla sonriendo como una
lunática que acababa de escapar del loquero.
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—Tengo tanto que contarte. Vendré a verte en mi período de planificación.
—Estaré libre en el tercer período. Voy a llegar tarde, Sophia. Tengo que
correr, nena.
—Estaré allí, zorra. Calla. —Ella me sonrió como una mamá orgullosa.
pág. 100
—¿Viernes a la noche? No recuerdo que conocieras a alguien —interrumpió,
sus ojos mirando hacia arriba recordando nuestro tiempo en la barra de martinis.
—¿Moto? ¿Como las que conducen los borrachos aquí con motores
eléctricos o estamos hablando de las sensuales Harley?
—Sensuales.
—¿Su nombre?
—Como sea. Te estás muriendo por ser traviesa pero esos estúpidos
estirados con los que sales solo son hombres que hacen el misionero. Bleh. Sigue
hablando —ordenó.
—Oh, ahora estoy intrigada. Así que tu culo sufre una avería, es rescatado
por un sexy motero con tatuajes y piercings, y…
pág. 101
—¿Has hablado con él desde entonces?
—Sí, salimos en una cita el sábado por la noche y quiere que salgamos de
nuevo el viernes.
—Él‖no‖es…‖no‖es‖lo‖que‖estoy‖buscando.‖—Fruncí el ceño.
—Sí.
—Sí,‖pero…
—Tú y tus malditas listas. Si hubiera tenido una lista no tendría a Kayden y
Jett. No puedo imaginar mi vida sin ellos tampoco. No siempre podemos controlar
todo en la vida, a veces la vida salta y nos golpea en la cara.
—¿Te ha lastimado? —Se puso de pie y caminó hacia mí con sus cejas
fruncidas y su boca fija en una dura línea.
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—Escúchame, Suzy. Eres joven y tienes toda la vida por delante. Si quieres
estar con él, entonces hazlo. Deja de intentar meter a todo el mundo en tu molde.
Las reglas fueron hechas para ser rotas. Dale una oportunidad al hombre, nena. No
te está pidiendo que te cases con él, ¿verdad?
Sonreí y la abracé.
—No cambiaría un momento que haya tenido con él. Lo es todo para mí.
Toda mi vida, Suzy. Tienes que encontrar un hombre que te haga sentir completa.
El que te dé una razón para despertar cada mañana.
—Así que,‖ ¿simplemente‖ debería‖ disfrutar‖ del‖ “paseo”?‖ —Meneé mis cejas
en dirección a Sophia y reí.
—¿Qué?
—Estoy tan emocionada por ti, Suz. —Rebotó en el sofá haciendo que
nuestros cuerpos se sacudieran—. ¿Cuándo vas a verlo de nuevo?
pág. 103
—Sí, mamá. Entendido.
—Oh, ¿y Suzy?
—Quiero fotos.
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Anticipación
City
Traducido por Flochi
Yo: Sí, aquí acostado pensando en ti. Veinticuatro horas hasta escucharte gritar mi
nombre otra vez.
Yo: Joseph.
Nunca me sentí como un Joey, parecía infantil y el apodo City parecía calzar
mejor conmigo.
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Yo: ¿Camiseta sin mangas y pijamas?
Yo: Voy a imaginarte con tus piernas en mis hombros y tus hermosas tetas
rebotando por mi polla penetrándote.
Quería que hubiera una chica mala debajo, alguien que quisiera ensuciarse
conmigo. Acaricié mi falo lentamente e imaginé su apretado coño ordeñándome.
Suzy: Siempre quise que alguien me tomara por detrás y que me sujetara las
muñecas a los lados así no podría moverme.
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Me acaricié mi polla más rápido y con más fuerza que antes. Imaginé mis
manos envueltas en su garganta, observando su rostro sonrojarse, y sintiéndola
arañándome el pecho mientras empujaba mi pene dentro de ella. Líquido caliente
salió a chorros, aterrizando en mi abdomen antes de que pudiera evitarlo.
Suzy: ODM
Yo: Voy a follarte por detrás y sujetarte las muñecas con tanta fuerza que tus dedos
se adormecerán. Mi polla va a pulsar dentro de ti, golpeando todos los puntos que te hacen
gritar, dulzura.
Yo: Cuando vea tu cuerpo ruborizarse y transpiración en tu piel, voy a envolver mis
manos alrededor de tu garganta por detrás y aplicaré presión hasta que estés jadeando por
aire y ordeñando mi polla pidiendo más.
Suzy: Buenas noches, Joey. Estoy esperando ese paseo mañana a la noche ba haha.
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Apagué el sonido y me puse a mirar el techo. Planeaba darle más de lo que
pudiera manejar y hacer realidad todas sus fantasías. Suzy me estaba afectando y
agrietando el muro bien construido que mi corazón había creado luego de la
muerte de Joni. Aire, necesitaba aire. Salí de la cama de un salto y me puse una
camiseta y vaqueros. Necesitaba pensar y hacía eso mejor en la carretera o me
ayudaba a despejar la mente.
Tomando mis llaves y la chaqueta del sofá, me dirigí fuera. Incluso aunque
el almanaque decía octubre, el aire estaba húmedo y el sol hizo a mi piel arder,
pero sabía que haría frío en el aire a la noche. Los inviernos de Florida eran
bipolares. A veces calientes, a veces fríos, un maldito juego de adivinanzas para
mantenerte atento.
Intenté usar el jodido método de Suzy: hice una lista mental mientras
conducía. Ella tenía sus pros: jodidamente bella, muy inteligente, una carrera
matadora, independiente, amable, inocente, pero también tenía sus contras. Era
demasiado inocente y podía romper mi corazón en un millón de malditos pedazos.
Piensa, hombre. Tiene que tener otras fallas. Me gustaba la chica geek debajo del
cuerpo ardiente y bello. No estaba agotada y amargada por sus experiencias.
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Entré a la tienda temprano para encontrar a Mikey sentado en la recepción
hurgando entre papeles.
—Sabes, tal vez no fuiste bendecido con los genes familiares Gallo. Solo
diciendo.
—Lo sé, idiota. Solo estoy tirando de tu cadena. Estás susceptible esta
mañana, ¿no? —Arrojé mi bolso junto a mi silla y caminé hasta el escritorio.
pág. 109
—Escucha, ¿quieres que alguien más la folle? —preguntó a la vez que ponía
su mano en mi hombro. Él siempre está enamorado y busca mucho contacto, y eso
me ponía loco.
—No significa que tengas que casarte con ella, Joey. Solo asegúrate que no
quiera follar a nadie más. Hazla tuya, arriésgate.
—Por una vez, Mikey, tienes razón. Qué increíble milagro. —No podía
negarlo más. La deseaba y no podía soportar la idea de alguien más tocándola o
besando sus hermosos labios.
—Sabes que siempre te apoyo. Han pasado años, hombre. Joni querría que
fueras feliz. —Agarró el programa del mostrador cuando la puerta sonó y el resto
del grupo Gallo atravesó las puertas—. ¿Habrían sido amigas, Joni y esta chica?
Tenían ciertas similitudes. Joni habría pensado que Suzy era graciosa y
dulce.
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Viernes: Los mundos chocan
Suzy
Traducido por Flochi
Nunca me gustó ser llamada Suzette, pero la manera en que sonaba saliendo
de su boca me dejaba sin aliento. Siempre parecía susurrarlo en mi oído o decirlo
contra mis labios y eso me volvía loca. Quería escucharlo decir mi nombre esta
noche.
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—Hola. Suzy, ¿estás aquí? —Escuché la voz de Sophia llamándome desde la
puerta.
—No sé cómo puedes comer esa cosa Ragú fría. Puaj. —Arrugó la nariz,
abriendo la boca y metió su dedo dentro y fingió vomitar.
—Hola, mamá Guido, ¿qué andas haciendo aquí visitando a los pobres? —
Metí los fideos en mi boca y le hice una mueca.
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era la reina de la salsa y las albóndigas. Extrañaba cuando la casa solía llenarse con
el aroma a sus comidas y llegar a casa tras un largo día y que Kayden tuviera algo
divino en el fogón. Ahora éramos el Ragú y yo contra el mundo.
Mi teléfono sonó.
—¿Y?
Suspiró.
—Ocho, ¿está bien? Si vas a llegar tarde avísame, cara de zorra. Chau —dijo
a la vez que la puerta se cerraba detrás de ella.
Yo: Sophia dijo que estemos a las ocho. Recógeme alrededor de las menos diez para
estar a tiempo. A Sophia no le gustan las tardanzas.
City: Estaré allí a las seis treinta. Estate lista para mí, porque estoy duro como
piedra. Tengo planes para ese coño antes de ir a la BBQ.
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Faltaban cinco minutos para que el siguiente torrente de vándalos
atravesara la puerta. Mis clases de la tarde eran asesinas. No eran malos chicos,
pero eran desafiantes y mentalmente agotadores.
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12
Pasando la prueba
City
Traducido por Flochi
—Recuerdo que dijiste esas mismas palabras hace veinte minutos —gruñí
en el oído de Suzy.
—Oh, Dios, no puedo. Le va a tomar a Sophia una mirada para darse cuenta
lo que hicimos —dijo, tocándose la comisura de los labios.
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—Un placer conocerte, Sophia. —Extendí mi mano. El cabello de Sophia
estaba recogido en un moño descuidado en lo alto de su cabeza. Tenía una
brillante sonrisa blanca y ojos amables.
—Dijo grandes cosas de ti. —Se rió y sentí mis mejillas arder. Pude notar que
estas chicas juntas iban a ser un problema—. Entren. Kayden y Jett están en el patio
encendiendo la parrilla.
Extendí mi brazo para Suzy para que entrara delante mientras observaba a
ambas chicas entrar y me quedé atrás. Ellos vivían en un pequeño apartamento
que estaba decorado con distintas piezas que no combinaban pero que juntas
funcionaban. Sports Center estaba puesto en la televisión y había cosas de bebé
desperdigadas por todas partes.
Le extendí mi mano.
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Kayden puso al bebé en la curva de su brazo izquierdo antes de extender su
mano derecha hacia mí.
—Oh, Jett, ven aquí, bebé. —Alargando las manos hacia Jett, Suzy lo sacó de
los brazos de Kayden.
—Oh, basta, Kayden, sabes que te amo. Dame un beso —dijo frunciendo los
labios y cerrando los ojos.
—Se está poniendo tan grande —dijo Suzy mientras hacía rebotar al bebé en
sus brazos, palmeándole el trasero. Se veía natural con un niño en sus brazos,
como si fuera algo que hiciera a diario. Sus ojos estaban iluminados mientras Jett le
apretaba el pulgar.
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—Kayden no bebe. Es un alcohólico y ha estado limpio por un año ya. —
Miró a Kayden y Sophia antes de regresar su atención a arrullar al bebé en sus
brazos.
—Está bien, City. No es algo de lo que a las mujeres les guste hablar.
Siempre es el gran tema incómodo en el cuarto —dijo Kayden mientras me
entregaba la cerveza—. Puedo estar cerca del alcohol más no beberlo. —Se sentó en
el sofá y puso sus pies sobre la mesita—. Siéntate, deja que las damas hagan su
magia en la cocina. Nos ocuparemos de la carne como Dios planeó.
—Cocina, Suzy, pero deja que Sophia cocine. —La señaló, luego hacia la
cocina y chasqueó los dedos.
—Diablos, no. Fanático de los Browns, nacido y criado. —Se estiró poniendo
su mano libre detrás de su cabeza.
—¿No es broma? ¿Te gusta que lleve las de perder o el abuso? —Sonreí
antes de llevar la cerveza a mis labios.
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—Han tenido algunas temporadas horribles, pero los Browns tienen el
mercado arrinconado con la derrota.
—Te lo concedo —dije mientras inclinaba mi cerveza hacia él—. Suzy dijo
que ustedes tres vivían juntos.
—Eso es lo que ella dijo. —Sophia se rio entre dientes. Kayden agarró el
plato y la besó en los labios. Ella lo miró con una sonrisa atontada mientras él
retrocedía.
—Si eres una buena chica, dejaré que te ocupes de mi carne más tarde.
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—Un poco. —Me sentía contento con ellos tres. Casi podía sentir el vínculo
que los unía, el amor que sentían entre sí.
—Han soportado más que la gente en toda una vida y salieron del otro lado
con un lazo irrompible. Algún día te contaré su historia. Si el destino es real, son el
ejemplo perfecto. Fueron hechos para estar juntos. —Sonrió mientras los observaba
en el patio.
—¿Están casados?
—Todavía no, algún día, espero. Los dos han estado casados antes y usan
eso como excusa para no apresurar las cosas. —Arrugó los labios y puso los ojos en
blanco—. Les recuerdo que tienen un bebé. Supongo que soy anticuada. —Se
encogió de hombros.
Me aseguraba de no joder eso. Nunca follaba sin condón o tomaba ese tipo
de riesgos.
—Fui criado de esa manera también, pero no puedes negar lo que tienen.
Estoy seguro que con el tiempo lo harán.
—¿Kayden? Oh, por favor. Le gusta hablar con toda su mierda de macho,
pero es el más sensiblero. Solo me desea feliz, City.
Me rodeó con sus brazos mientras llevaba la moto lejos del edificio
intentando no hacer mucho ruido.
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—Kayden es conocido por encargarse de las cosas con sus propias manos,
pero dejaré perfectamente en claro lo nuestro. —Se rió en mi oído.
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Bifurcación en el camino
Suzy
Traducido por Elizabeth.d13
No quería estar sola nunca más y no podía desperdiciar el tiempo con City.
Me dolía el corazón por Kayden y Sophia y los envidiaba, quería lo que ellos
tenían, ese gran amor, el que puedes sentir y casi tocar, y no me conformaría con
nada menos. Tenía que alejarme de City y seguir adelante con mi vida.
—¿A dónde vas con tanta prisa? —Me alcanzó, agarrando mi muñeca,
jalándome entre sus brazos.
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manteniendo mi rostro contra su camiseta. Inhalé, disfrutando de su olor
almizclado en ella. Cerré mis ojos y retuve su olor.
—Nada. Solo estoy cansada. —Lo apreté y disfruté de sus tensos músculos.
No lo hagas, no parezcas una chica cuya cabeza está llena de cuentos de hadas.
—No es nada, City. Solo necesito dormir. Lo prometo. —La mentira salió
más fácil de lo que pensaba.
—Solo estoy cansada, en serio. —Me puse de puntillas y coloqué mis labios
contra los suyos. Esta podría ser la última vez que lo besaría. No podía perder más
tiempo con él sin arriesgar mi corazón. Podría fácilmente enamorarme de él, pero
no me arriesgaría al corazón roto que le seguiría—. ¿Me llamarás mañana? —dije
mientras retrocedía.
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—No esta noche, City. Quiero arrastrarme en la cama y quedarme dormida.
Si vienes, sé lo que pasará. —Le sonreí mientras una sonrisa astuta aparecía en su
rostro. Pasó su dedo por mi mejilla y quise apoyarme contra él, quería más—. No,
no. Ni siquiera lo pienses. —Solté una risita mientras intentaba besarme—. Abajo,
tigre.
—Hasta mañana, muchachote —dije con una media sonrisa y lo saludé con
la mano, antes de desaparecer dentro de la casa sin verlo alejarse. Tiré mis llaves
sobre la mesa, caminando por la oscura casa hacia mi habitación. Mis ojos se
sentían pesados y ardían por las lágrimas que se querían liberar.
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City: Es mañana, un minuto después de la medianoche.
Me arrastré bajo las sabanas, amando el fresco material contra mi piel. Miré
hacia el techo y observé como el ventilador formaba una sombra contra el fondo
blanco. No podía dormir y encendí el televisor rezando que el entretenimiento sin
sentido ayudara a calmar mis pensamientos y me ayudara a olvidarlo.
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delantero bajando la calle. Miré al sol que brillaba sobre la hierba húmeda y pensé
en él. No podía sentarme aquí todo el día y pensar en él. Tenía que encontrar algo
que hacer hoy para mantener mi mente lejos de él y avanzar hacia mi futuro.
—Hola, Suzy. ¿Qué harás más tarde? —Derek tenía una voz profunda, pero
no tenía ni la mitad del efecto en mí que la voz de City.
—Quería saber si querías ir a cenar esta noche y quizás jugar algo de mini-
golf. ¿Te gustaría ir conmigo?
—Oh,‖bueno…‖—Me mordí una uña mientras debatía una cita con Derek. Él
funcionaba en el papel y estábamos en los mismos círculos. Nuestros mundos eran
similares y podíamos relacionarnos el uno al otro. Quizás era el camino que
necesitaba seguir o, al menos, ayudaría a mantener mi mente lejos de City.
—Vamos, Suzy. Nos divertiremos. ¿Qué dices? —Su voz era esperanzada.
No podía culpar al chico por ser persistente, él nunca aceptaba un no por
respuesta.
pág. 126
—De acuerdo, Derek. —Pasé mi mano por la piel desnuda entre mis pechos,
amando la sensación de suavidad. Instantáneamente me sentí como basura por
decir que sí, cuando tolo lo que quería era correr hacia City.
—Maravilloso. No puedo esperar para verte esta noche. Adiós por ahora,
Suzy.
City me envió dos mensajes más antes de que Derek me recogiera para la
cena. Ignoré la urgencia de responder y terminé mi maquillaje, colocando mi lápiz
labial rojo antes de pasar el cepillo por mi cabello una última vez. La minifalda
negra ajustada y una camiseta sin mangas amarilla ayudaron a mostrar mi
desvanecido bronceado. Pronto, el frío invierno y el débil sol provocarían que mi
piel regresara a su casi fantasmal tono blanco. Agarrando mis stilletos negros con
tiras de mi armario, pensé en la última vez que los use: la noche en la que City
entró a mi vida. Puse mis sandalias Reef favoritas en mi bolso para más tarde
cuando mis pies dolieran y jugáramos al mini-golf.
pág. 127
—Guau, luces sexy, Suzy. —Sus fosas nasales se agrandaron cuando su
mirada recorrió mi cuerpo de nuevo.
—¿Lista? —preguntó.
—Suena genial.
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Miré por la ventana, observando los árboles pasar mientras Derek hablaba
sobre el trabajo. Esperaba los fines de semana para escapar del estrés y mi trabajo,
pero es todo de lo que Derek quería hablar. Escuché sus palabras y respondí
cuando hacía una pregunta, pero ya me encontraba aburrida. Agradecida de que el
viaje al restaurante no fuera tan largo, salí del auto mientras Derek trotaba hacia mí
y tomaba mi brazo, enganchándonos.
¿Por qué en el infierno pensé que esto era una buena idea?
—Bebida suena bien. —Recé para que algunas copas lo hicieran más
interesante y que cuando la noche acabara tuviera una puntuación mayor.
Nos saltamos el postre y nos dirigimos al Club Karma por bebidas. El club
abrió hace unos meses pero no había puesto un pie dentro. Tenía un aire a ciudad
grande y no el típico garito de pueblo. Las paredes eran rojo sangre decoradas con
fotos en blanco y negro de parejas desnudas y en varias posiciones sexuales. Luces
de colores rebotaban por el brillante suelo de baldosas negro mientras los
bailarines movían sus cuerpos uno contra el otro. Había un pequeña área para
sentarse con sofás llenos de parejas riendo y tocándose, y una larga barra en el lado
opuesto de la entrada.
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Sacudí mi cabeza y esperé a que el cantinero viniera en nuestra dirección.
Un gran espejo colgaba encima de las botellas de licor en la parte trasera del área
de servicio. Ver a la gente bailar con tales movimientos eróticos y metódicos, me
hizo pensar en City y en nuestro baile el último fin de semana. Nunca me sentí
sexy en la pista de baile, pero con él, fui capaz de sentir la música en vez de pensar
en mi siguiente movimiento.
—Uh huh. —No me giré para verlo, pero mantuve mis ojos en la escena del
espejo como si estuviera viendo un programa de televisión. Encontraría una
manera de retrasarlo. No podía ir a la pista de baile con él. De ninguna manera en
el infierno pasaría eso. Él no tenía la habilidad de hacerme bailar como City tuvo,
además sus torpes movimientos solo atraerían más atención cuando todo lo que
quería era mezclarme.
Sus dedos tocaron la piel de mis brazos y mi mano, mientras luchaba contra
el impulso de patearlo en las bolas. Continuó divagando sobre sus días de
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discotecas en la universidad y cómo dominaba la pista de baile, y la gente se
detenía‖ a‖ver‖“Su‖movimiento”.‖ Casi‖escupí mi bebida, rompí a reír con lágrimas
formándose en mis ojos. Podía imaginarme la escena. Derek pensando que la gente
se detenía para admirar su habilidad cuando en realidad estaban aturdidos o
entretenidos más allá de toda creencia.
Tomé el vaso con el líquido rosado, ahora medio vacío, y lo llevé a mis
labios. Le debía al menos un baile por sus esfuerzos. Tragué lo último del vaso y lo
dejé en la barra.
—Solo un baile.
—Perfecto —dijo, rodeándome con sus brazos, sus manos apoyadas un poco
demasiado cerca de mi trasero.
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como el de City, no había dureza en este. Las manos de Derek acariciaron mi
espalda mientras balanceaba nuestros cuerpos de un lado al otro junto con la
música, dejando que controlara nuestros movimientos. No hablé mientras nos
movíamos adelante y atrás con el ritmo. El tiempo pasó lentamente y me sentía
como si estuviera envuelta en sus brazos por horas sin un escape.
—Gracias.
—El baile, Suzy. Amé tenerte entre mis brazos —dijo, mientras alcanzaba mi
mano y la besaba.
—Eres un chico dulce, Derek. —Me sonrojé. No era un mal chico, solo que
no era City.
—¿Otra bebida?
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Bilis subió por mi garganta ante la visión de ellos dos juntos. Había pasado
todo el día tratando de olvidarlo sin éxito, pero él ya había seguido adelante con
alguien más.
—Aceptaré tu oferta, Derek. —No capaz de seguir viendo a City con otra
mujer, caminé hacia la barra con Derek detrás de mí. Derek solo tenía ojos para mí
esta noche y la sonrisa en su cara dejó claro lo feliz que estaba con mi respuesta.
A pesar de que había sido yo la que lo ignoró, aun así dolía verlo disfrutar la
compañía de otra mujer.
—Y otro Miller —dijo Derek antes de que ella se fuera—. Un shot, ¿huh?
—Es sábado por la noche y podría necesitar algo un poco más fuerte.
—No sabía que eras una bebedora, Suzy. —Tomó nuestras bebidas,
poniendo la mía enfrente de mí antes de tender un billete de veinte a la cantinera.
—No lo soy, pero qué demonios. ¿Por qué no? —Me encogí de hombros
antes de recoger el shot y olerlo. Algo de frambuesa u otra cosa, pero no estaba
segura. Pero funcionaría y ayudaría a calmar la punzada de celos que sentí al verlo
con la chica de rojo—. Por la vida y el amor —dije, levantando mi vaso antes de
tomar el dulce brebaje.
Me encogí de hombros.
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con la esperanza de que eso pusiera a mi cerebro en una niebla temporal. La
sensación de una mano tocando mi seno me hizo sacudirme, enviando lo último de
mi bebida al suelo—. ¿Qué demonios? —dije a la vez que bajaba la mirada para ver
la mano de Derek apartándose de mi pecho.
—Lo siento. —Sonrió—. Solo pensé que podría ayudar con ese pequeño
derrame. —Se chupó los dedos mientras miraba mi pecho.
—No importa qué tan ebria esté, no me tocas sin preguntar primero. ¿Está
claro?
—Hablo en serio, sabelotodo. No. Me. Toques. —Hice una pausa después de
cada palabra asegurándome de que entendiera. Girándome, miré hacia el espejo y
vi que vestido rojo aún estaba sentada en el regazo de City y mis uñas se clavaron
en la madera de la barra.
—Una más, Suzy. Prometo que mantendré mis manos quietas. No quiero
que la noche termine así. Por favor.
Estudié su cara y parecía sincero con esa sonrisa triste y ojos suplicantes.
Levanté mi dedo índice.
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—Excelente. —Levantó su mano en el aire y chasqueó sus dedos, tratando
de llamar la atención de la camarera.
—¿Estás bien para manejar? —pregunté. Tal vez estuviera ebria pero sabía
lo suficiente como para preguntar.
Escuchar la‖ palabra‖ “nena”‖ viniendo‖ de‖ su‖ boca‖ cuando‖ habló, me hizo
querer vomitar en sus zapatos. Todo sobre él me volvía loca y sabía que nunca
volvería a salir a otra cita con Derek. En el papel se veía bien, pero en persona era
un desastre espeluznante que me repugnaba y no hacía nada a mi libido.
—¿Por qué? —Me detuve y lo encaré, casi provocando que me cayera. Tomé
demasiado y no me había dado cuenta hasta ahora.
Recargada contra el auto, esperé a que abriera la puerta. Cerré mis ojos y me
sumergí en la sensación del aire fresco contra mi piel caliente y humedad. El aire
dentro del club se había sentido estancado. Mi enojo y dolor por City hicieron que
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mi cuerpo se sonrojara y sudara. Yo había hecho esto. Aparté a City. Había sido
una idiota y lo supe en el momento que lo vi con ella en sus brazos.
Los labios de Derek estuvieron contra los míos antes de que pudiera
reaccionar. Lo empujé, golpeando su pecho mientras me encerraba entre su auto y
él. Mis brazos se sentían como gelatina y no podía medir qué tan duro estaba
golpeándolo mientras el latido de mi corazón llenaba mis oídos.
—Me golpeaste. ¿Qué demonios? Solo te estoy dando lo que quieres, nena.
—Quítate de encima.
—Eres una provocadora con ese atuendo esta noche. Puedes negarlo todo lo
que quieras pero sé que me deseas.
—Yo…‖ —Sus labios estaban otra vez sobre mí antes de que pudiera
detenerlo. Luché contra él, levanté mi rodilla para que hiciera contacto con sus
bolas, pero no golpeé nada mientras su cuerpo volaba hacia atrás.
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—¿Por qué no eliges a alguien de tu tamaño, hijo de perra? —dijo City con
una mirada llena de odio puro.
—Esto no tiene nada que ver contigo, hombre —espetó Derek en su cara—.
Esto es entre la chica y yo. —Derek arañó las manos de City tratando de liberarse
de su agarre.
—¡No! ¡Le dije que se detuviera! —dije—. Pero, trabajo con esta escoria. No
lo lastimes.
City gruñó mientras su pecho se infló con las bruscas respiraciones que daba
mientras decidía su siguiente movimiento.
Derek jadeó por aire mientras trataba de pararse, pero colapsó en sus manos
y rodillas. Aire llenó mis pulmones y me di cuenta que estaba conteniendo la
respiración mientras esperaba que City golpeara a Derek frente a mis ojos. ¿Se lo
merecía? Demonios sí, pero no quería ser testigo o tener que lidiar con eso
después.
City se paró enfrente de mí, sus puños apretados a sus costados mientras me
miraba. Los duros rasgos de su rostro lucían más pronunciados por la ira. Sus
mejillas se flexionaron, sus fosas nasales se ensancharon mientras me estudiaba.
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—Lo‖si…‖siento.‖—No sabía qué otra cosa decir. No tenía una excusa—. No
sabía que tenía que responderte. Parecía que tenías tus manos llenas allí adentro de
todas formas. —Gruñí mientras hablaba.
—Morena, vestido rojo, casi te folla en el sofá. ¿Te suena? —¿Quién diablos
era él para cuestionar mis acciones?
—Mujer, no tienes idea de la mierda que estás hablando. —Dio un paso más
cerca y mi cuerpo instantáneamente reaccionó a su cercanía, humedad
agrupándose entre mis piernas.
—Cierra tu boca, Suzy. Te seguí hasta aquí porque te vi salir con alguien
que no conocía. Vine hasta aquí para ver cómo estabas. Kaylee no es nadie,
escúchame ahora, nadie. No vine aquí con ella o le pedí que se sentara en mi
regazo. Estaba tratando de ser amable con ella.
—Buenos, si ser amable significa que puedes toquetearla, diría que fuiste
muy agradable con ella.
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mi pecho mientras me derrumbaba. City envolvió sus brazos a mí alrededor y besó
mi frente. Se sentía tan bien contra mi cuerpo. Me sentía segura y cómoda con él,
sin importar que no fuéramos adecuados en el papel. No dijo nada, pero hizo
sonidos para calmarme mientras enterraba mi rostro en el suave material de su
camiseta. Mis dedos encontraron el piercing en su pezón mientras jugaba con el
mismo y trataba de recuperar mi aliento.
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Perdida en la inconciencia de City, no noté cuando llegamos a mi
urbanización y girábamos a través de las calles sinuosas hacia mi casa. Quizás me
quedé dormida, pero quería quedarme así para siempre, envuelta alrededor de su
cuerpo, libre de estrés en una bruma de satisfacción. Murmuré contra su camiseta
mientras giraba su moto, colocando sus pies en el suelo, asegurándolo y
palmeando mis manos.
—Dulzura, ya llegamos.
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—¿Por qué demonios no me llamaste hoy? Pensé que teníamos planes. ¿Qué
mierda hice mal? —Sus palabras me hicieron encogerme; la tristeza era evidente en
su voz.
—¿Distancia? ¿Para qué? —El espacio entre sus cejas se arrugó cuando
frunció el ceño.
—Mujer, piensas demasiado y es jodido. Me volví loco por ese idiota esta
noche y ¿cómo resultó para ti esa mierda? —Se detuvo por un momento antes de
continuar—. ¿Qué te hace pensar que no tenemos una oportunidad?
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—Me gustas mucho. Tanto que me asusta y no sé si podre lidiar con un
corazón roto cuando te vayas de mi vida. —Una lágrima se deslizó por mi mejilla
mientras hablaba.
—Nunca nos diste una oportunidad para ver si esto funcionaba. —Su dedo
se deslizó por mi piel, limpiando la lágrima.
—Me gustaría creer eso, pero te veías un poco demasiado cómodo con
Karen esta noche.
—No, supongo que no. —No quería pensar en el aspecto visual de otra
mujer sentada sobre él y adulándolo.
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—Déjame terminar. —Sacudí mi cabeza—. Me gustas, Joey. Nadie me ha
hecho sentir de la manera en que tú lo haces, pero no puedo arriesgarme a
enamorarme de ti. No puedo tener un corazón roto. —Mordí mi labio, tratando de
enfocarme en el dolor en lugar de la tristeza. No quería que las lágrimas fluyeran
libremente—. Creo que es mejor si nos detenemos ahora. El tiempo que pasamos
juntos fue increíble, pero no puedo hacerlo más. No puedo mentirme a mí misma.
—¿Puedo hablar ahora? —Me sonrió, pero era una sonrisa triste.
—Sí.
—¿Crees que no soy capaz de amar? —Me miró esperando por una
respuesta, su boca estaba en una firme línea mientras esperaba.
—No, simplemente no creo que sea quien eres ahora y no puedo esperar por
esa parte de ti. No sería justo para ninguno de los dos.
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ojos y pude ver el dolor en sus hermosas facciones—. La amaba más que nada en el
mundo y fue arrancada de mi vida.
—Un maldito conductor ebrio la chocó cuando ella venía a casa después del
trabajo y la mató al instante. —Dejó caer su cabeza, ocultando su rostro de mi vista.
Solo podía imaginar el dolor que sintió al perder al amor de su vida ese día de una
manera brutal—. Nunca me permití ser cercano a alguien más después de que ella
murió. Me jodió y no sabía si algún día sanaría de nuevo.
—Lo siento tanto, Joey —Besé su mejilla, dándole tiempo para organizar sus
pensamientos y esconder una pequeña parte de sí mismo.
—Me‖recuerdas‖mucho‖a‖Joni…‖tu‖amabilidad‖y‖tu‖naturaleza‖juguetona.‖Es‖
contagioso. Ustedes dos hubieran sido buenas amigas. Ella era mi luz y no podía
recordar la vida sin ella hasta el día en que murió. Pensé que mi corazón roto
podría matarme, Suzy. Estaba tan asustado de abrirme a alguien más de nuevo,
pero tú me hiciste querer intentarlo. No me dejes fuera. No te puedo prometer un
para siempre, todavía, pero quiero que seas mía, Suzy.
—Mujer, juro que a veces tengo que deletreártelo. Para una chica lista, a
veces me sorprendes. —Se rió entre dientes—. Quiero que seas mi novia. Mía y
solo mía; planeé preguntarte esta noche antes de que me rechazaras.
—Solo tú, Suzy. Quiero un compromiso total y es una calle de doble sentido.
Tu cuerpo es mío… nadie más. No he querido estar con una sola persona en
mucho tiempo.
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—De acuerdo —susurré, una sonrisa extendiéndose por mis labios. Mi
cuerpo vibró con excitación mientras sus palabras calaban. City quería que fuera su
novia. Guau.
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14
Suturas
City
Traducido por Flochi
Compartir la pérdida que tuve de Joni fue más fácil de lo que pensé. Era
muy infrecuente que hablara de ella y solamente mi familia sabía de mi pasado.
Sentí que Suzy necesitaba saber para comprender. Se lo debía. Iba más allá de una
relación casual al conocer a sus amigos y verla más de una vez. Mierda, la vi más
veces que a cualquier mujer a la que permití en mi cama desde Joni.
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pulgares sobre sus pezones endurecidos y miraba fijamente en sus ojos. Su boca se
abrió y aspiró una bocanada fugaz mientras echaba la cabeza hacia atrás.
Quise tomarla con fuerza y rápido, pero luego de la charla que tuvimos,
sabía que tenía que mostrarle el lado más dulce del sexo. No podía ser rudo con
ella, no esta vez al menos. Tenía que mostrarle que me importaba y no pensaba en
ella como un juguete que follar.
—Maldita sea, estás hermoso entre mis piernas. Solo quiero verte —dijo con
una sonrisa juguetona en su cara.
—Mantén tus ojos en mí. —Alcancé sus bragas de encaje y envolví mis
dedos dentro del material.
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Lo retiré rápidamente y el material se desintegró en mis manos.
—Te compraré unas nuevas, dulzura. No más charla, mi boca tiene otras
cosas más importantes que hacer. —Mis manos se deslizaron por sus piernas,
separándolas a la vez que llegaba a sus rodillas. Moví mi boca a la suave y sensible
piel de su pierna y lamí, haciendo que su cuerpo se estremeciera.
—Me estás matando —dijo, con voz entrecortada. Sonreí contra su piel
mientras mordía la piel y su cuerpo se crispaba—. Jesús —gritó y la cama se
hundió cuando su espalda cayó contra el colchón.
Mi lengua alivió la piel roja donde mis dientes habían dejado una marca, sin
dejar duda de dónde había estado y a quién le pertenecía. No podía esperar más
tiempo para probarla y sentirla en mi lengua a la vez que me movía hacia su calor,
inhalando su aroma antes que mi boca descendiera sobre su cuerpo. Enterré mi
nariz en su cabello rubio y olí su dulzura. Mi lengua se apoyó contra su clítoris a la
vez que comenzaba a rodearlo con la lengua, pero le negué el contacto que
deseaba. Lamí sus labios en mi boca, como un hombre hambriento, saboreando la
dulzura en mi lengua. Sus dedos se enredaron en mi cabello y empujé mi rostro en
su centro.
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Lamí hacia arriba, capturando las últimas gotas de su coño mientras chupaba con
fuerza su clítoris.
—Oh —dijo, sus ojos pegados a mi eje como si nunca antes hubiera visto
uno. Era tan fácil conmocionarla. Rasgando el envoltorio del condón con mis
dientes, lo hice rodar por mi miembro dolorido. No podía esperar más tiempo para
estar dentro de su lujurioso coño y buscar mi liberación.
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Me moví sobre su cuerpo y me acuné entre sus piernas.
—Por primera vez, voy a tomarte como mía. —Puse mi palma contra su
coño, ahuecándolo mientras este me aferraba por completo—. Nadie más te toca,
¿entendido, Suzette? —pregunté con los labios contra los de ella.
—Sí, Joseph. Soy tuya y únicamente tuya —dijo, mirándome a los ojos.
—Nada de ropa.
—Pero…
—No, sin peros, dulzura. He visto cada tramo de tu cuerpo, incluso ese
pequeño ano tuyo. Será mío también algún día.
Su sonrisa desapareció, pero sus ojos brillaron mientras salía de sus bragas y
arrojaba la camiseta al suelo. Se acurrucó contra mi cuerpo y apoyó su cabeza en
mi hombro.
—Mano, dulzura.
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Ella puso su mano en mi pecho, sin olvidar donde la puse la primera noche
que pasamos juntos. Mi corazón latía debajo de su palma mientras apoyaba mi
mano encima de la suya. Puse mis labios contra su frente.
—Lo estoy ahora —dije, moviendo mis dedos en su cabello—. ¿Qué sucede,
dulzura?
—¿De mí? —Aparté mi cabeza para verla a la cara apenas iluminada por la
luz de la luna atravesando las persianas.
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—No realmente. —Frotó mi pecho—. He tenido novios, pero solo un par.
Nunca me he sentido por ellos de la manera que me siento contigo, Joey. Me
asusta.
—¿Cómo te sentiste con ellos? —pregunté, más curioso sobre cómo se sentía
sobre mí que los anteriores hombres en mi lugar.
—Fueron agradables, pero no sentía mariposas cada vez que los veía.
Pasaríamos días sin hablar y estaba bien con eso, pero contigo siempre estoy
comprobando mi teléfono por si hay un mensaje. Me siento necesitada contigo,
Joey, y no me agrada.
—Trato. —La besé en la frente permaneciendo sobre la suave piel con mis
labios.
—¿Cuál fue tu relación más larga? —pregunté. No había sido el pilar del
comportamiento de una relación normal desde que perdí a Joni, pero tenía la
corazonada que ella había sido tan desafortunada como yo lo había sido.
—¿Lo amabas?
—Creo que lo amé, pero una semana después de decirle esas palabras, me
abandonó. Es el único hombre al que se lo he dicho, rompió mi corazón. —Le froté
los brazos para calmarla mientras hablaba—. Nunca me permití acercarme así con
nadie luego de eso. Fue durante mi primer año de universidad y luego de esa
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ruptura, pasé mi tiempo estudiando y evitando a cualquiera que sintiera que podía
llevar a una relación. —Ella bostezó y metió su cuerpo un poco más cerca del mío.
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15
Tatuajes y tormento
Suzy
Traducido por Guga
—¿Cómo te fue con el Sr. Perforaciones? —Sofía rió por lo bajo en el celular
mientras yo masticaba mi bagel.
—Ooo, alguien tuvo una pijamada. Me gustó él, Suz. Se ve rudo, pero puedo
ver un corazón tierno debajo. Me recuerda un poco a Kayden, pero espero que sin
la otra mierda.
—Casi arruiné todo con él, Sophia. —Agarré el vaso de leche de la encimera,
tomando un sorbo, mientras esperaba a que ella me gritara.
—¿Estás jodidamente loca? ¿Por qué demonios harías eso? ¿Qué sucedió? —
chilló, su voz chillona causando que mi oído zumbara.
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—Lo sé, sólo quería olvidar a City, hubo un épico desastre que te contaré
algún día. De todas maneras, City vino a mi rescate y me llevó a casa.
—Lo hago. Eres una chica increíble, mamacita. Cualquier hombre sería
afortunado de tenerte como su mujer. City fue lo suficientemente listo para darse
cuenta de eso. Kayden fue igual conmigo, pero su duro exterior se derritió. A veces
sólo tienes que dejarte llevar para conseguir las cosas buenas. Nada en la vida es
libre de riesgo, Suzy.
—Todos hemos sido heridos antes. Es parte del amor. Si nunca te hirieron,
entonces nunca has estado verdaderamente enamorada antes, Suzy. ¿Qué sucedió
con él?
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—Vaya, eso es horrible. No podría imaginarme perdiendo a Kayden. Sería
un total y completo desastre. No sé si amaría a alguien de la manera que lo amo.
No podría permitirme amar a nadie de esa manera de nuevo si él fuera arrancado
de mi vida.
—Sí, sólo me pregunto si él será capaz de hacer lugar en su corazón para mí.
Siempre estaré compitiendo con ella por su amor, me temo.
—Tú lo hiciste con Kayden —dije, sonriendo aún cuando ella no podía
verme.
—Chúpala.
—El pitilín de Kayden. —Comencé a reír por cuán inmaduro sonó eso.
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de risa. No es sexy, para nada. ¿Gracioso como la mierda? Sí, pero no vengas aquí
y jodidamente me hables. ¿Lo captaste?
—Tonta. Oh, y no lo llames pene. Usa las palabras más crudas y más sucias
que puedas pensar cuando hables con él. Los hombres lo aman sucio y rudo. Si
puedes encontrarlo en el libro de texto de salud del profesor, evítalo como la plaga.
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—Vamos, grandísima cobarde, entremos —dijo Sophia, tirando de mi brazo
mientras nos sentábamos en el estacionamiento de Inked. Una vez que Sophia
tenía algo en mente, era como una mujer italiana que yo conocía: totalmente
inflexible.
Mirando alrededor del local mientras Sophia hablaba con uno de los chicos
Gallo, contemplé todos los vibrantes colores sobre las paredes, rojos y naranjas con
amarillo en los techos. Ningún espacio en blanco invadía este reino de su vida.
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Me aproximé al hermoso arte en las paredes para dar una mirada más de
cerca. Las piezas sobre las paredes eran partes de cuerpos que habían sido
decorados con algo del trabajo más increíble que alguna vez haya visto. Volteé mi
cabeza y mi estómago se vino a pique. City estaba sentado al lado de una hermosa
morocha con su mano sobre su seno y su rostro a sólo pulgadas. Estaban riendo y
charlando, pero él no me veía. Se veían cómodos juntos, como si hubiera algo ente
ellos, o tal vez lo había habido en algún punto. Mi corazón golpeó contra mi pecho
y me sentí sonrojar mirándolos.
—Él está tocando el seno de una chica y simplemente no puedo mirar eso.
Duele verlo.
—Eres vulgar. Era más como se miraban el uno al otro. —Me encogí de
hombros.
—Estaba mirando a sus líneas. Calma la mierda antes que tengas un ataque
al corazón. Déjame ver. —Me empujó hacia atrás y espió a través de la entrada
hacia el área de tatuaje—. Mira —dijo, tirando de mi brazo y empujando mi cuerpo
para que viera lo que ella veía—. Él está concentrado en su arte. —Sujetó mi cuerpo
así no podía moverme y me forzó a mirar a City tocando a alguien más.
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—Llámame mojigata, pero no quiero ver esto. —Me aparté de su agarre—.
Iré a esperar en el auto, consigue tu tatuaje o lo que fuera. No puedo estar aquí,
Sophia.
—Hola, City.
Diablos. Quería que se fuera conmigo. Sabía que ella estaba yendo a escupir
sus tripas, o debería decir las mías, y decirle a él todo lo que sucedía. Me senté en
el auto y esperé por cerca de una hora. Incliné el asiento hacia atrás y cerré mis ojos
disfrutando de la calidez del sol. Abrí la ventanilla una pulgada así podía sentir la
fría ráfaga de viento sobre mi rostro de vez en cuando.
—Me asustaste como la mierda, Jesús. —Coloqué mi mano sobre mis ojos
para bloquear el sol mientras miraba fuera de la ventanilla para ver su hermoso
cuerpo.
—¿Por qué no estás dentro con Sophia? ¿Qué demonios estás haciendo aquí
fuera sola? ¿No querías verme? —Se veía herido, pero no podía hacer contacto
visual con él con los senos de la mujer fuera de mi mente.
—¿Vas a abrir tu puerta así podemos hablar cara a cara? ¿O voy a hablar a
través del vidrio como las visitas en prisión?
—Te veías como si tuvieras las manos llenas —dije y miré por el parabrisas
delantero evitando su mirada—. Estoy segura que tienes más senos que acariciar.
—¿Qué demonios estaba mal conmigo? La punzada de celos me golpeó duro y se
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sintió extraño. Nunca había sido una persona celosa. Nadie había provocado esta
clase de emoción antes que él.
—Abre la maldita puerta, Suzy. —Él tiró del picaporte, agachándose para
espiar a través de la ventanilla—. Así que eso es. ¿Estás celosa? —Rió.
—No estoy celosa. —¿Cuándo había retrocedido a actuar como una infantil
demente? Cálmate. Sabía que sólo era parte de su trabajo, pero era extraño para mí
y no podía discernir entre imagen y realidad.
Cerrando la puerta detrás de mí, me incliné contra esta antes que él colocara
sus brazos a ambos lados de mi cuerpo, clavándome contra el auto. Frotando su
bulto contra mi estómago, dijo:
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Quería marcar terreno y alejar a cualquier mujer que pensara que él podía
ser suyo. Su mano rodeó mi cuello, apretándome rudamente mientras estrellaba
sus labios contra los míos. Mis labios se abrieron, concediéndole acceso mientras él
empujaba su rígido eje contra mí.
—¿Estamos bien?
—Sólo no me gustó verlo, City, especialmente tan pronto luego de verte con
Kaylee. Tomará un poco de acostumbramiento de mi parte. —No podía perderme
en sus cristalinos ojos azules—. Lo siento, fui muy infantil —dije, mientras
apoyaba mi frente contra su mejilla.
—¿Qué tienes en mente? —pregunté con una ceja ladeada y una sonrisa.
Oh, diablos. Sabía que era un problema cuando lo vi y estaba parado justo
frente a mí. City sería la muerte para mí, pero demonios, al menos podría decir que
fue divertido mientras duró. Hice lo que nunca, jamás hice, tomé la iniciativa y me
zambullí sin tapar mi nariz.
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Fantasías
City
Traducido por Guga
—El placer es todo mío. —Él llevó su mano a sus labios y la besó.
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—Te haré compañía —se entrometió y volteé hacia él dándole una mirada
asesina.
—No mucho, dulzura. Los tatuajes son hechos con agujas así que hay algo.
—Acabaré pronto con Sophia. Sólo debo finalizar el color. —La besé,
asegurándome de dejarla sin aliento y su mente sólo se llenara con pensamientos
míos antes de dejarla en las capaces manos de mi idiota hermano menor—. No
dejes que Mikey te moleste. No es tan inocente como parece.
—De acuerdo, dulzura. Sólo no creas ni una maldita cosa que salga de su
boca, ¿me entiendes? —Le sonreí y todo lo que quería hacer era llevarla a casa y
follarla hasta dejarla loca, pero debía terminar el tatuaje de Sophia y dejar que esos
dos charlaran.
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—Entendido, grandulón. Ve a terminar ese tatuaje así yo puedo llevarla a
casa con Kayden antes que él comience a hacer sonar su teléfono. Estaré bien.
—Tienes que entenderla, City. Ella no es como la mayoría de las chicas. Está
en una clase única —dijo Sophia mientras levantaba la vista de su teléfono.
—Bueno, ¿por dónde debería comenzar? Estoy segura que te has dado
cuenta que ella no maldice, pero confía en mí, esa chica tiene una mente asquerosa.
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—Apoyó su cabeza en la silla y su cuerpo se puso menos tenso. Hablar parecía
ayudar a la gente a quitar su mente de la aguja raspando contra su piel.
—No quiero revelar todos sus secretos, pero necesita un tipo como tú.
—¿Qué significa eso? ─ Tenía una idea, pero quería oír a su mejor amiga
decirlo.
—Suzy es una loca del control. Necesita alguien que no renuncie a ella, pero,
y esto es un gran pero, también necesita a alguien que se interese por lo que ella
quiere. Ha estado con hombres que realmente no hacen honor a sus promesas en la
cama o la hacen sentir como una loca.
Ahora me intrigaba.
—Tiene esta fantasía acerca de ser raptada y vendida como esclava. —Ella
susurró las últimas palabras y levanté la vista hacia ella.
—¿Suzy?
—No estés sorprendido, Joey. Ella sólo quiere ser poseída, si entiendes lo
que quiero decir. Puede ser una loca del control, pero en la cama quiere ser usada y
controlada. ¿Piensas que estás a la altura del desafío? —Ella movió sus cejas arriba
y abajo con la más grande sonrisa pegada sobre su rostro.
—Creo que soy justo lo que el doctor ordenó. Dime más, esta mierda es
buena.
—Nadie le ha preguntado alguna vez, así que no esperes que sólo arroje esa
mierda. Tienes que sacársela.
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—Entiendo.
—Alto y claro y también creo que lo harías, Sophia. —Sophia no parecía del
tipo de no ser consecuente con sus palabras. Me recordaba a esas profesoras
estrictas que no quieres molestar en clase y conseguir esa mirada de profesora
enojada, pero sabía que era dulce también, porque Suzy no sería amiga de alguien
que no lo fuera.
—Él es complicado.
—Suzy mencionó algo junto con esas palabras acerca de Kayden. —Hundí
la pistola en lo negro para terminar el sombreado mientras atacaba el tramo de
inicio en el hermoso diseño sobre su pierna.
—Casi terminado, sólo unas pocas líneas más. ¿Valió la pena? —Sé la
respuesta, pero quiero oírla decir que valió la pena la lucha que siento ella tuvo
que soportar para encontrar el amor de su vida.
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—Aquí tienes, cariño. Incorpórate y mira al espejo. —Me incliné hacia atrás
en mi silla y estiré mi espalda.
—¿Qué piensas?
—Oh, Dios mío, City. Es increíble. Lo amo. —Volteó a un lado y se paró más
cerca del espejo—. El color es increíble.
—Él va a enloquecer. El tipo tiene una cosa por los tatuajes y tiene mi
nombre sobre él. No puedo esperar a mostrarle. —Ella sólo se paró allí y miró fijo
al espejo con una gigante sonrisa por su cara.
—¿Lo tiene?
—¿Valiente? Nunca dejaré a ese hombre, City. Nadie nunca me amará como
él lo hace.
—He visto la química que ustedes dos tienen. Hice mi parte en advertirte,
pero no puedo negarte el diseño que quieres. —Froté el bálsamo sobre su piel y lo
cubrí para mantenerlo limpio—. ¿Sabes cómo esto funciona y el cuidado posterior?
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—Tengo que usar el baño de damas. ¿Dónde está? —preguntó ella.
Quité mis guantes con un chasquido y los arrojé sobre la mesa. Hice sonar
mi cuello y rodeé la esquina para ver a Mikey y Suzy sentados en la silla charlando
y sentados un poco demasiado cerca con lo que normalmente estaría cómodo, pero
ese era Mikey.
—¿De qué demonios están hablando? —Sabía que Mikey quería encontrar
cualquier manera de avergonzarme; mi familia era fantástica para esa mierda.
—Nada de nada.
El rostro de Suzy se volvió rojo y apenas pudo mirarme a los ojos sin
romper en un ataque de risa.
Chupapollas. Algún día le haré pagar por toda esta mierda. Normalmente
no me importa una mierda, pero no quería que Suzy pensara de mí en la forma que
Mikey probablemente me había descrito. Gracias a los jodidos dioses que el resto
del grupo no estaba aquí hoy. Izzy estaría encima de Suzy interrogándola y
llenándole la cabeza con historias que deberían quedar en el pasado.
—No te preocupes. Michael sólo estaba recordando —dijo ella entre sus
dedos tratando de esconder su risa.
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Quise asfixiar al hijo de puta. Sabía que él tenía la habilidad de inventar
pavadas sólo para su diversión y mi vergüenza. Froté la parte trasera de mi cuello
tratando de controlarme y no golpearlo en la cara.
—Oh, nada.
—Le dije que dormiste con un osito de peluche y chupabas tu pulgar hasta
que tuviste diez. —Él se dobló de la risa y yo vi rojo.
—Vete a la mierda.
Rompí a reír. Esa fue la última vez que una mujer estuvo con la familia. Ella
rompió con Mikey poco después de nuestra cena de domingo.
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—Entendido. No te pongas nervioso, hombre. —Mikey se puso de pie
rápidamente y sonrió mientras las damas se acercaban al escritorio—. ¿Todo
damas, damas?
—Me alegra que estés feliz. Hazme saber lo que piensa Kayden de esto.
—Gracias.
—Cuando quieras, nena. Soy tu hombre si alguna vez necesitas más trabajo.
Dale a eso algo de tiempo para sanar. Te va a arder por un par de semanas. La
cadera es delicada. Cuida el tipo de ropa que usas, también.
—Vamos, dulzura. —Estiré mi mano hacia ella y colocó sus pequeños dedos
en mi palma.
—No he olvidado que te debo por tu pequeño despliegue de hoy. —Sus ojos
se abrieron mientras me miraba fijo—. Nunca rompo una promesa tampoco,
dulzura. —La besé y froté mi polla contra su estómago. No podía esperar a
enterrarme en su bonito pequeño coño—. Llegaré a eso de las ocho. Prepárate. —
Sonreí y dije adiós mientras las dos chicas salían del local en un ataque de risitas.
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17
Anhelos y deseos
Suzy
Traducido por Mags
—Jodí tu mundo.
—¿Engreído? —Lo había hecho. Nunca me había venido tan duro o tanto
como lo había hecho con él. Sabía todas las cosas correctas para hacer y todos los
lugares perfectos para tocar—. Si ese fue tu castigo, no funcionó.
—Espero que no sea la última sorpresa que te haya dado. —Cerré los ojos y
quise quedarme en este momento para siempre—. ¿Qué estás pensando, dulzura?
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Abrí los ojos y miré sus hermosos ojos azules.
—¿Diferente de alguien con quien has estado alguna vez? —Él arqueó su
ceja.
―Sí‖y‖no‖ sé‖si‖eso‖ sea algo bueno tampoco. —No quería decir que también
me hizo media neurótica. Los celos que sentí en la tienda de tatuajes eran algo
extraño para mí y no me gustó, ni un poco. Apenas lo conocía y me desanimó el
pensar en él con alguien más. Estaba empezando a cuestionar mi cordura.
—¡No! —Abrí mis ojos rápidamente, volteándome hacia él. Mis labios
rozaron los suyos y no cerré los ojos y tampoco él…‖nos miramos a los ojos por un
momento mientras me fundía con su cuerpo.
—Como dijiste, eres diferente a cualquiera que haya conocido alguna vez.
Eres como un maldito y gigantesco misterio para mí.
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—Soy un libro abierto. No oculto mis sentimientos y no me meto la pata.
Hago lo que tengo que hacer y digo lo que tengo en mente.
—Está bien, está bien. —Solté una risita mientras las lágrimas corrían por mi
rostro. Sus manos se quedaron quietas a mi lado y su lengua salió disparada y
lamió la lágrima de mi mejilla.
—Dulzura, tal vez deba preguntar qué te han hecho. Siento que esa lista es
más corta que lo que hicieron. ¿Te has venido antes teniendo sexo?
—Um.
—¿Sí o no? —Sentí que sus ojos azules miraban mi alma e intentaban
desentrañar todos mis secretos.
—En realidad, no. —Le di una sonrisa tímida sin realmente querer revelar
que nadie me había tocado como él lo hizo. City era lo suficientemente arrogante,
sin que supiera que era mi dios sexual personal.
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—No, a nadie le ha importado realmente si lo hacía.
—Malditos pendejos. —Sacudió su cabeza—. ¿Por qué las mujeres salen con
pendejos así? Sé que nadie ha golpeado tu trasero. ¿Qué es lo que quieres hacer y
que nadie te haya hecho nunca?
Oh, Dios mío. No podría estar más avergonzada de lo que me sentía en este
momento.
—No lo sé.
—Eso son patrañas, dulzura. Todos tienen fantasías. —Me acarició el cabello
con los labios y no me sentía tan bajo el microscopio, pero no quería que se riera de
mí.
—Dime una de los tuyas. —Le acaricié los brazos y tracé los tatuajes en su
piel. La obra de arte realmente era hermosa. Mis padres siempre me dijeron que los
tatuajes eran de mala calidad, pero en City eran obras de arte. Eran una línea de
tiempo de su vida y yo quería pelar las capas y escuchar la historia.
Suspiré.
—Juro que necesito que me examinen la cabeza. —Me cubrí mis ojos con las
manos. Pensaría que estoy loca.
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—Termina con eso. Sophia me dijo que ustedes dos leyeron muchos libros
indecentes. Las fantasías pueden volverse realidad, dulzura.
Tragué saliva y cerré los ojos. No quería ver su reacción cuando escuchara
esta.
—¿Violación o secuestro?
Abrí los ojos y me volví para mirarlo. Tenía una sonrisa en su rostro y las
mariposas que bailaban en mi estómago se calmaron.
—Sí.
—He leído muchos libros increíbles que tratan sobre el secuestro y ser la
propiedad de alguien. Realmente no quiero que una persona loca me rapte, pero
en los libros lo hacen parecer atractivo y sexy como el diablo.
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—Oh, Dios.
¿Por qué diablos sonó tan increíble? Malditos libros basura que alteraron mi
sentido del bien y el mal. Quería que me poseyera, que me arruinara.
Agarró mi torso y me puso boca abajo. Se movió más rápido de lo que creía
posible y estuvo detrás de mí en un instante. Agarró mis caderas y jaló mi culo en
el aire.
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—Estómago abajo, dulzura. —Empujó la parte baja de mi espalda—. Tu
cabeza también, solo tu trasero en el aire. —Enterré la cara en las sábanas y pude
olerlo en la tela.
Empecé a hiperventilar. Tuve sexo estilo perrito, pero esto era algo
diferente, nuevo. Sus dedos recorrieron mi humedad, acariciando mi clítoris y
apretándolo ligeramente. Una sacudida recorrió mi cuerpo y grité.
Bofetada en el culo.
Relajé mis músculos y cerré los ojos cuando sentí su mano sobre mí otra vez.
La cabeza de su polla tocó mi abertura y lo quise dentro de mí. Agarré las sábanas
y me preparé para el empalamiento que estaba a punto de soportar. A poyó su
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mano en la parte superior de mi culo mientras se empujaba dentro. Me sentí
atiborrada y supe que no estaba completamente dentro. Apreté las sábanas con
más fuerza cuando la sensación de él se hizo más abrumadora e intensa de lo que
había sentido antes.
Cerré los ojos con fuerza cuando un gemido escapó de mi boca que ya no
pude contener. Necesité gritar cuando el orgasmo se estrelló sobre mí, mi cuerpo
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poniéndose rígido. Mi núcleo se agarró a su eje cuando las réplicas me atravesaron
y su ritmo se hizo más intenso, y finalmente más errático. Él gimió y mi cuerpo se
relajó, pero mantuve mi culo en el aire solo debido a su duro agarre como roca.
—Mierda —murmuró.
Ninguno de los dos habló mientras estábamos allí. City había sido más de lo
que podía imaginarme. Me gustaba estar con él. Era fácil tenerlo cerca. Me hacía
sentir hermosa y deseada. Necesitaba apagar mi cerebro y dejar de pensar en las
razones por las que debería escaparme de él y disfrutar de nuestro tiempos juntos.
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Dolores de cabeza familiares
City
Traducido por Flower
Bear: Trae tu patético culo al Cowboy. ¿Dónde diablos has estado, hombre?
Suzy no estaría hasta la medianoche y un trago con los chicos estaba en los
planes.
Yo: Yendo en esa dirección, idiota. Guárdame un asiento y será mejor que tengas
una maldita cerveza fría esperándome.
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—Oye —gritó Bear, atrapando mi atención—. Casi envié una partida de
exploración en busca de tu culo —dijo cuando me acercaba a la mesa. Tank y los
demás se rieron.
—He estado ocupado, hijo de puta. —Un vaso helado estaba puesto
esperándome como esperaba que lo estuviera.
—Ocupado enclavado entre ese dulce culo rubio, supongo —dijo Tank
mientras giraba la botella de cerveza entre sus dedos.
—Jodidamente perfecto.
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Todos en la mesa se detuvieron, volviendo su atención para escuchar mi
respuesta.
—No pensé que vería el maldito día, amigo —dijo Bear con una sonrisa
cursi.
—Ella es demasiado bonita para estar con tu culo perdedor —dijo Tank
antes de que pudiera hablar.
—Estoy feliz por ti, hombre. Esto requiere otra ronda. —Tank se llevó los
dedos a los labios y silbó. Era tan grosero, pero la chica siempre corría cuando lo
oía llamar—. Otra ronda, dulces mejillas —dijo mientras le daba unas palmaditas
en el trasero.
—Sabes que tu culo dejaría este agujero por un pedazo de eso cada noche —
le dije a Tank mientras observaba cómo su trasero se balanceaba sobre sus shorts
mientras caminaba hacia la barra.
—No negaré esa mierda. —Se rió antes de golpear la mesa bruscamente
haciendo que todas las botellas saltaran.
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—Mierda —siseó Bear—. Hablando de perras, Kaylee estuvo aquí buscando
tu culo.
—Ella es patética. Metí mi pene en ella dos veces y no me deja que lo olvide.
Voy a aclarárselo a menos que uno de ustedes, muchachos, ¿quiera quitármelo de
mis manos? —Miré alrededor de la mesa y esperé a que alguien lo aceptara.
—A la mierda, no, esa perra me pone la piel de gallina. Odio a las mujeres
pegajosas —dijo Frisco, sacudiendo la cabeza.
Suzy: borracha y cansada. Sophia me lleva a casa, pero te invito a que te unas a mí.
—Rompe pelotas. Es tarde y trabajé todo el día. Me voy a casa. Gracias por
la bebida, Bear. —Le di la mano y me volví hacia Frisco—. Es bueno verte de
nuevo, amigo. Tank, tienes razón.
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medio sacar, exponiendo sus pechos. Tomó todo de mí no tomar una foto de ella y
recordárselo más tarde, pero no quería ser un idiota.
—Vuelve a dormir, dulzura. —La atraje con más fuerza, enterrando mi cara
en su cabello antes de quedarme dormido con sus suaves ronquidos.
—Mike, tú tampoco estás allí siempre, así que no seas un mártir y salta la
mierda. —Anthony apuntó con su tenedor a Mikey antes de apuñalar el ñoqui en
su plato.
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—Todos tenemos otra mierda que hacer. La tienda es por diversión y para
tener algo propio, así que quítate de nuestras malditas espaldas, Mike. Tú no eres
el jefe —dijo Izzy, enfatizando en que la palabra jefe suene como un gran
“jódete”—. Simplemente no eres un artista como el resto de nosotros. —Tomó el
vaso de vino y lo trajo a sus labios para ocultar su sonrisa. Izzy siempre había sido
una persona explosiva.
—Soy todo un artista como tú, hermanita. Solo prefiero usar mis manos para
otras cosas. Puede que no dibuje imágenes bonitas, pero puedo perforar cualquier
cosa y golpear a un bastardo en su trasero de un solo golpe.
Necesitaba hablar. La tienda estaba muy bien y todos nos llevábamos bien.
Los domingos a menudo nos ponían malhumorados porque queríamos hacer
cualquier cosa menos quedarnos atrapados en esta casa. Un aplazamiento de un
fin de semana sería jodidamente alucinante y una improbabilidad totalmente
estúpida.
—Pop, la tienda va genial. Estamos llenos. Todos aparecen en los días que
tienen citas. Estoy allí más que nadie y sé que el negocio es el mejor. Mike puede
organizar una mierda, pero sé lo que sucede dentro de las paredes de Inked. —
Empapé mi pan de ajo en la salsa casera de mi madre que se había extendido
alrededor de mi plato—. Tenemos que mantenernos ocupados durante el día y la
tienda ha hecho más que eso —dije.
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pasatiempos. —Oh, mierda. Todo el mundo odiaba que sus pasiones reales y sus
carreras soñadas se conocieran como un pasatiempo.
—Lo siento por eso. No es lo que quise decir. —Mi padre miró su plato
concentrándose en su comida, pero pude ver la sonrisa en su rostro. Amaba un
buen golpe al intestino y al ego siempre que fuera posible.
—Tengo una gran pelea después del primero del año. —Mikey intervino
para mostrarle a mi papá cuán lejos había subido.
—¿Por aquí?
—Michael, ¿por qué no puedes ser como tu hermano? ¿Ir por música o algo
sin violencia y derramamiento de sangre? —Se secó los labios con su servilleta y la
colocó sobre la mesa.
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—Sin oído musical —murmuró Mikey mientras ponía más comida en su
boca.
—Estaba bien con eso cuando pensé que era solo un hobby o una fase
pasajera, pero ahora, tengo miedo por ti, Michael.
—Tendré que hacer que los hombres vean a mi hijo patear algún culo.
—Lo hice, mamá, me envió un mensaje de texto. Es difícil para él llamar con
el trabajo —dijo Anthony.
—Me preocupo más por él. Está en tal peligro todos los días y no me gusta
que esté tan lejos. Necesito a todos mis hijos en esta mesa todas las semanas.
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regresaba. Si algo le sucediera, mi madre nunca se recuperaría. Tommy siempre
había sido un adicto a la adrenalina, pero esto era extremo. Que salte de un
maldito puente o practique paracaidismo como la gente normal; no arriesgarse a
que te disparen en la jodida cabeza cuando se den cuenta que estás allí para ayudar
a derribarlos.
—Dijo que estaba bien, mamá. Dijo que no te preocuparas, que está bien y
que vive la vida. Ya sabes, Tommy habría sido un gran actor. Él puede engañar a
los mejores. —Izzy siempre trataba de consolar a mi madre sobre el trabajo de
Tommy, pero siempre estaba ahí… la preocupación. Todos la sentíamos como una
tonelada de ladrillos esperando la llamada, pero afortunadamente no había
sucedido.
—Lo sé, cariño. —Mi madre sonrió a Izzy—. Siempre podía encantar a las
damas.
—¿Ella es tu novia?
—Sí.
—Sí, ma.
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—¿Cómo es ella, Michael? —Mi madre sabía que no iba a obtener mucho
más de mí que la semana pasada en la cocina. Sabía preguntarle al charlatán del
grupo.
—Ella es hermosa y se merece algo mucho mejor que ese punk. —Su cabeza
se movió en mi dirección y quise darle una bofetada.
—Las vacaciones están por llegar. Navidad, tal vez. ¿Es una chica católica?
—Lo sé, pero sigue siendo importante. Hace la vida más fácil. ¿Ella es
italiana?
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relación. Ella no podía ir ver más allá de la apariencia tatuada y la maltrecha
casucha que llamaba mi hogar. Necesitaba saber que era suficiente para ella.
Quería ser querido, lo bueno, lo malo y lo feo.
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19
Cuenta regresiva al viernes
Suzy
Traducido por Mags
Nunca había estado dispuesta a conformarme con nada menos que perfecto.
Una valla de estacas y un hermoso hogar no sirven para nada si se teme volver a
casa con el que se supone que debas pasar tu vida. Prefiero estar soltera a sufrir las
depresiones con las que algunas de mis amigas viven actualmente. Sophia y
Kayden eran la pareja más feliz que conocía y eran completamente opuestos, eran
el ying al yang del otro.
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interrogó toda la semana sobre City y cuándo volvería a verlo, pero no le conté el
plan que teníamos. Necesitaba su opinión.
—Hola, Suzy Q, ¿qué haces aquí? ¿No tienes grandes planes para esta
noche? —Me guiñó un ojo. No pude ocultar la sonrisa en mi cara. Sentí que la
electricidad y la alegría irradiaban de mi cuerpo—. ¿Cuántas horas hasta que lo
veas?
—Tal vez no voy a verlo esta noche. —Estaba tan llena de mierda y sabía
que no podía engañar a Sophia, pero a veces odiaba que ella pudiera leerme como
un libro abierto.
—Lo que sea, perra. Está escrito por toda tu cara. Vas a conseguir una polla
esta noche y por el sonrojo deslizándose por tus mejillas, diría que es increíble.
—Pendeja puritana. Todos los niños se han escapado de este lugar gritando
a las dos. No hay un alma al alcance del oído excepto nosotras. ¿A qué hora te
encuentras con él esta noche?
—Nos reuniremos a las siete. —Me dejé caer en uno de los cómodos sofás
mientras Sophia colocaba los libros sobre la mesa, sentándose a mi lado.
—Mis pies me están matando con estos malditos tacones. —Se quitó los
zapatos y se frotó los pies—. ¿Cuál es el plan esta noche?
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—Ni siquiera sé si puedo contarte. —Me encogí de hombros. Mi estómago
estaba revuelto, pensando en las posibilidades.
—Puedes y lo harás. Esta soy yo, niña. Conozco todos tus secretos más
oscuros. Mierda, solías echarte en la cama con Kayden y conmigo y cuestionarnos
sobre la vida sexual. No tenemos secretos. Sé que eres una perra pervertida debajo
de esa apariencia impecable.
—Es tu culpa. Estaba feliz con mi insulsa vida sexual y tuviste que
arruinarme con todas esas novelas basura.
Siempre quise tener sexo que fuera digno de charla de chicas y durante años
viví de las historias que Sophia y mis otras amigas que habían compartido
conmigo. Pero City había hecho que valga la pena hablar del sexo; finalmente
tendría algunas historias salvajes para compartir.
—Compartí una de mis fantasías con él y va a hacer que suceda esta noche.
—Cubrí mis ojos con mi mano, evitando su mirada. Tenía miedo de contarle algo
más, pero ella conocía todas las fantasías que tenía y siempre me aseguraba que era
normal y que mi cordura no había sido reemplazada por pensamientos impuros.
—¿No lo hiciste?
Sonreí y mis mejillas casi me dolieron por la sonrisa que había estado
plasmada en mi rostro todo el día.
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—No puedo creer que le dije, pero sí. Oh, Dios mío, está sucediendo esta
noche, Sophia.
—Estoy tan orgullosa de ti. —Me rodeó con sus brazos—. Mi bebé ya
creció. —Me apretó y me pasó la palma de la mano por la parte posterior de la
cabeza—. Dime más. Quiero saber sobre él. Ahora.
—Nunca has hecho esta mierda. Eres como yo solía ser: Srta. Estilo
Misionero. Espero detalles mañana y me refiero a un informe completo.
—Entendido, Sophia. Será mejor que vaya a buscar mis cosas y vaya a casa.
Quiero descansar un poco antes de verlo.
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—Todavía me dan mariposas cuando lo veo, Suzy. Esa es la diferencia,
sabes, esa sensación nunca se ha ido. Todavía estoy emocionada como la primera
vez que nos conocimos.
—No olvides llamarme, Suzy, o voy a cazar tu trasero —me gritó cuando la
puerta se cerró detrás de mí.
—Sí, City. No soñaría con entrar sola allí. —Me sentía enferma—. Esto no es
parte de tu plan, ¿verdad?
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—¡Demonios, no! Aún tendremos algunas bebidas primero. Necesito que no
pienses demasiado en todo esta noche. Te quiero un poco achispada para lo que he
planeado. —Se rió.
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Bajé mi ventana un centímetro, agradecida de haberla subido cuando llegué.
—¿Puedo ayudarte?
—¿Por qué una mujer tan bonita está sentada aquí sola? Entra, hermosa.
Demonios, me asustó.
—Gracias, pero voy a esperar aquí. —No podía soportar mirarlo más. ¿Por
qué no se aleja? Oí que una motocicleta llegaba al estacionamiento y se detenía al
lado de mi auto. Mirando a través de la ventanilla del pasajero, vi a City bajándose
rápidamente y acercándose al cabrón frente a mi ventana
—Solo le pedí que entrara a tomar algo. —Miró a City a los ojos y no se
movió. Él debía tener un deseo de morir.
—No quiere ser molestada. Vete a casa, maldito borracho. Deja de molestar
a todas las mujeres aquí o al menos a la mía. ¿Necesito poner ese mensaje en tu
estúpida cabeza a los golpes? —City lo agarró por la camiseta, arrugándolo en su
puño.
pág. 199
—Vamos, hombre. No sabía que ella es tuya. No tienes que perderla de
vista. Las cosas bonitas desaparecen todo el tiempo por aquí. —Él sonrió y se me
erizó la piel.
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—Tengo otro piercing que podría necesitar algo de atención —dijo con los
dientes apretados mientras frotaba su polla contra mí.
—No, estoy bien. Bebida primero, entonces puedes hacer lo que quieras
conmigo.
¿Acababa de decir eso? Necesitaba aprender a filtrar mis promesas, no era una
amante insulsa y aburrida, le gustaba su sexo duro, rápido y había mencionado mi
trasero. Ni siquiera lo pienses.
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sus patas traseras listo para atacar. Cuando habló de sus hijos y su señora, me
recordó más a un oso de peluche. Rápidamente aprendí que mi primera impresión
de él había sido incorrecta y que necesitaba ser mente más abierta. Una mierda más
salvaje había sucedido.
—¿Qué van a hacer esta noche? —preguntó Bear mientras tomaba el último
sorbo de cerveza.
—No mucho, Bear. Solo voy a secuestrar a esta hermosa criatura y usarla
como me parezca. —Me guiñó un ojo y miró a Bear con una sonrisa engreída.
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mesa me miraban. City se veía excitado cuando me guiñó un ojo con una sonrisa
torcida que hizo que mis bragas se mojaran, pero el resto parecía sorprendido. Tal
vez City los había puesto al tanto de nuestra pequeña aventura de rol que se
avecinaba.
Sonreí y saludé, el aire fresco tocó mi piel y salí a esperar que mi captor me
encontrara. Mi corazón tronó y mi estómago gorgoteó mientras me dirigía hacia mi
auto. Estaba lista para él.
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De lo que están hechos los
sueños…
City
Traducido por Flochi
—Mierda, todo lo que dijiste —dijo con una ceja alzada y una de sus
comisuras alzadas en una sonrisa.
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—Al menos el pene de alguien estará feliz esta noche —masculló Bear
cuando puso las llaves en el bolsillo de su chaqueta.
No me di la vuelta, pero caminé más rápido hasta que una mano se envolvió
alrededor de mi brazo.
—Te extraño, City. —Intentó rodearme con sus brazos, pero los agarré y la
obligué a apartarlos.
—Ahora no. Tengo que encontrarme con mi novia —dije, esperando que
tomaría el maldito indicio.
La dejé allí con la boca abierta y boqueando como un pez. Tenía que llegar a
Suzy. Ya la había dejado sola demasiado tiempo afuera. Maldita sea. Debía estar
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nerviosa ya, pero por otra parte, probablemente eso ayudaba a aumentar su
excitación.
—Perra —dijo furioso. Era el maldito bastardo que la había molestado antes
cuando llegué.
Lo agarré por la garganta antes de que pudiera dar otro golpe; estrellé su
cuerpo contra el suelo. La fuerza de su cabeza conectando con el concreto hizo un
sonido aterrador de su cráneo golpeándose. Subiéndome a horcajadas de él, lo
golpeé con mis puños, alimentándome del sonido de su mandíbula rompiéndose
bajo mis nudillos. Él gimió, pero me importó una mierda. Golpeó a una mujer, mi
mujer. Lo golpeé otra vez, agarré su cabeza y quise aporrearla contra el cemento
para ver toda su sangre gotear, pero un par de manos comenzaron a alejarme,
deteniéndome.
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—City, vas a matarlo —dijo Bear mientras intentaba apartarme.
—El maldito bastardo se merece morir. —Moví mi mano para golpearlo otra
vez pero Bear agarró mi muñeca.
Miré a Bear cuando se alzó sobre mí con los ojos abiertos de par en par.
—Suzy, vamos, dulzura. Despierta, hermosa. —Besé sus cálidos labios. Esta
era mi maldita culpa—. Lo siento tanto, Suzy. —Demonios. Sus ropas estaban en el
lugar, nada estaba rasgado, pero estaban sucias por estar en el suelo.
Sus ojos comenzaron a abrirse y sentí que podía respirar otra vez. Le sonreí,
tocando su mejilla.
—¿Qué sucedió? —Me miró con sus grandes y hermosos ojos azules. Pude
ver la confusión y el dolor en ellos.
pág. 207
—Lo siento, Suzy. Me atrasé dentro y aparecí demasiado tarde. Esto no
habría sucedido si no te hubiera obligado a vivir una de tus fantasías.
Me sonrió dulcemente.
—¿Qué hay de? —no tuvo que acabar la frase ya que supe lo que quería
saber.
—Está vivo. Quise matar al idiota, pero Bear me alejó. —Sollozos se abrieron
paso mientras su cuerpo comenzaba a temblar—. Shh, te tengo. Nadie va a
lastimarte de nuevo, Suzy.
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—Sí, rápidamente así podemos irnos.
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21
A veces la mierda necesita
quedarse con la ficción
Suzy
Traducido por Mags
—Una vez más, señora. ¿Qué pasó esta noche? —preguntó el doctor
mientras colocaba una pequeña luz en mis ojos.
—Dijo eso la última vez que hicimos esto. —Puse los ojos en blanco.
—Mi novio y yo estábamos en un bar esta noche y salí antes que él. Pensé
que estaba justo detrás de mí y cuando abrí el auto, alguien me agarró por detrás.
pág. 210
Cuando me di cuenta de lo que estaba sucediendo, ya estaba en el suelo y traté de
defenderme, pero no sirvió de nada. No recuerdo mucho más.
—Te vamos a mantener aquí toda la noche para observación. Tienes un par
de costillas magulladas, una laceración en el labio y una conmoción cerebral, pero
nada que pueda causar daño a largo plazo —dijo el doctor, mirando su
portapapeles—. Te llevaremos a una habitación normal lo antes posible para que
puedas descansar. Te daremos de alta por la mañana.
—¿Hay alguien aquí para verme? —No podía creer que City o que alguien
más no se hubiera presentado.
—¿Puede entrar ahora, por favor? —Me dolía el cuerpo, mi cara palpitaba y
mi cabeza latía por los efectos secundarios del ataque. Quería descansar mis ojos y
apagar la luz, pero necesitaba hablar con City. Tenía que averiguar qué sucedió y
por qué no fue él quien me encontró sola en el estacionamiento.
—Sí, haré que las enfermeras hablen con él y lo envíen. Nos vemos mañana,
señorita McCarthy.
—Gracias —dije con una sonrisa falsa. No tenía nada por lo que estar
agradecida. Todo lo que quería hacer era arrastrarme a mi propia cama y dormir
contra el cuerpo de City. Las crujientes sábanas del hospital, los colchones de
plástico y las finas mantas no eran mi idea de comodidad.
pág. 211
Eché mi cabeza hacia atrás sobre la delgada almohada de papel, apretando
mis ojos. Quería llorar, pero no me quedaban lágrimas.
—Hola tú.
Tocando mi mejilla con las yemas ásperas de sus dedos, estudió mi rostro.
Sus ojos recorrieron cada centímetro, deteniéndose en mis labios y pómulos.
—Dios, lo siento mucho, Suzy. Todo es culpa mía. —Tenía las cejas
fruncidas y líneas profundas en la frente.
—No fue tu culpa. Tuviste buenas intenciones. Te doy una A por esfuerzo,
pero una D en la finalización, muchachote. —Sonreí. Realmente no podría estar
enojada con él.
pág. 212
—No hagas bromas, dulzura. —Trató de mantener una cara seria, pero vi
una pequeña sonrisa tirar de la comisura de sus labios—. Podría haberte perdido
esta noche. —Apretó mi mano, sus ojos mirando a nuestras manos.
—Salí del bar después de bromear con los muchachos, pero me retrasé.
Traté de escapar lo más rápido posible. No quería que estuvieras afuera sola.
Nunca debería haberte llevado a ese bar. Maldita sea. —Se frotó la cara—. ¿Qué
pasó antes de llegar allí, dulzura?
—Fingí dejar caer las llaves cuando escuché a alguien detrás de mí. Pensé
que eras tú. Cuando me incliné para recogerlas, él me agarró por el cabello y me
hizo perder el equilibrio. —Hice una pausa, tratando de estabilizar mi voz—. Jaló
de mi cabello llevándome detrás del edificio e intenté liberarme de él. Pateé y grité,
pero nadie me escuchó. Me golpeó en la cara y me lanzó una sarta de insultos.
Pude saborear la sangre en mi boca. No recuerdo nada más hasta que desperté en
tus brazos. —Me acurruqué en él, necesitando la sensación de seguridad.
—Shh, dulzura. Nunca dejaré que te pase algo malo otra vez. —Se arrastró
en la cama y envolvió sus brazos a mí alrededor. Lloré en su pecho hasta que no
quedaron más lágrimas. Me acarició el cabello, me besó la cabeza y me meció hasta
que me calmé.
Jesús.
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—Dios mío, Suzy. Me he preocupado mucho por ti. —Corrió hacia mi lado
de la cama.
Vi movimiento por el rabillo del ojo, Kayden. Parecía enojado. Estaba más
enojado de lo que nunca lo había visto y lo había visto bastante loco a veces a lo
largo de los años.
—Podrías haber sido asesinada, por Dios santo, y tú. —Fulminó a City con
la mirada y lo señaló con el dedo—. Se suponía que debías protegerla de esta
mierda. ¿Cómo pudiste dejarla salir sola?
—Suzy, esto es entre City y yo. No lo detendré por mucho tiempo —dijo
Kayden.
—Deja que los chicos hablen. ¿Qué mierda pasó, Suzy? —Sophia se sentó
junto a mí, inclinando su cabeza antes de que ella tomara mi mano—. Dios, estaba
loca cuando City me avisó. Todo esto es culpa mía.
—Nadie tiene la culpa, Sophia. Salí y todo iba a la perfección. Supongo que
City se detuvo por un segundo y eso es todo lo que necesitó. —Sequé las lágrimas
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restantes de mi mejilla—. El mismo cobarde me había molestado antes y debe
haber estado esperándome. Fue estúpido pensar que podríamos vivir esa fantasía.
Ya no es tan sexy como suena.
Jesucristo.
—Sophia, sé que somos mejores amigas y todo eso, pero eso fue entre tú, yo
y Kayden. —Respiré hondo y traté de no enojarme. Sophia me amaba y también
Kayden. Siempre hablábamos sobre sexo y ellas eran las dos personas en el mundo
que nunca me juzgaron. Kayden fue el único hombre que me dejó preguntarle
sobre el tema y respondió honestamente sin hacerme sentir como una idiota—.
Estoy un poco avergonzada aquí. Te agradezco por tratar de darme lo que quiero,
pero ese era mi secreto que decir.
Me reí. Siempre volví loca a Sophia con todas mis pequeñas peculiaridades
y listas. La mujer vivía la vida en base a su intuición y yo quería que todo estuviera
planeado. Tenía listas para mis listas e incluso la incluía en mis listas cuando
vivíamos juntas.
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—Sé que le importa, Sophia. Vi el dolor en sus ojos esta noche. No creo
haber visto a nadie tan asustado por mí antes.
Podía oír las voces murmuradas de Kayden y City, pero no pude entender
las palabras.
—Sabes que Kayden es muy protector contigo. Solo está teniendo una charla
de hombre a hombre.
—No soy una niña, Sophia. Será mejor que Kayden lo trate amablemente. —
Crucé los brazos sobre mi pecho.
—Kayden siempre es amable. Solo están charlando. —Sonrió, pero pude ver
la preocupación en su rostro.
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¿Quién es el jefe?
City
Traducido por Mags
—Kayden, lo sé, hombre. Se suponía que debía estar justo detrás de ella.
Todo se jodió. —Mantuve mi contacto visual con él. No mostraría debilidad,
aunque sabía que todo sucedió por culpa de Kaylee y mi pasado. Mi puta polla
siempre causaba problemas.
—Sí, diría que sí. Si algo le sucede a ella, City, te patearé el culo. Puedo
parecer pequeño en comparación contigo, pero te aplastaré. Escucha mi mierda.
—Sé que no querías que sucediera nada de eso, City, pero espero más. —Dio
un paso atrás—. Ella es como una hermana para mí. Solo protégela y no tendremos
problemas. No quiero ser un idiota, pero tenía que decirte que la jodiste.
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—¿Estás planeando romperle el corazón, amigo? —Cruzó los brazos sobre el
pecho y lo miró—. Si esta mierda es solo un juego para ti, entonces necesitas
terminarlo ahora.
—Demonios, no, pero no sé dónde está su cabeza ahora. —Me froté los ojos,
exhausto por los acontecimientos de esta noche.
—No le des elección, City. Ella es rápida para pensar demasiado en todo.
Necesita un pequeño empujón a veces.
—Hola, señoras —dijo Kayden detrás de mí—. Suzy, ¿cómo estás, amor? —
Caminó frente a mí y se paró al lado de su cama.
—Será mejor que volvamos a casa, Suzy. Duerme bien y pasaremos a verte
mañana. —Besó a Suzy en la mejilla y Kayden hizo lo mismo.
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—No estaría en ningún otro lugar, Kayden.
—Los amo, chicos. City me cuidará bien. Vayan a casa, Jett estará despierto
pronto.
Oh, Dios. Su cara estaba hinchada con una pequeña cantidad de sangre seca
en la comisura de su boca. No quería que se viera magullada.
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La cama pequeña era perfecta mientras la acunaba en mis brazos. Ella
agarró mi camisa, apoyando su rostro en mi hombro. La rodeé con mis brazos,
quería que se sintiera segura y necesitaba saber que estaba bien.
Yo: No iré mañana. Dile a Mikey que reprograme mis citas. Gracias, hermano.
No quería darles los detalles, pero tuve que dar lo suficiente para librarme
de ellos. No tenía una maldita elección en el asunto. Tendría que cancelar la cena
con la familia. Mi madre querrá saber por qué, nadie se salía de la cena sin una
excusa legítima. Quería quedarme con Suzy durante el fin de semana y
asegurarme de que estaba bien antes de dejarla estar sola.
Yo: Situación en el bar esta noche. Necesito quedarme con Suzy. Dile a mamá que
no puedo ir y despeja mi agenda por un par de días al menos.
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Suzy no se movió mientras escribía con una mano tratando de no romper el
abrazo.
Yo: Molí a palos a un cabrón que la atacó. Está en el hospital esta noche y quiero
quedarme con ella después de que le den de alta. No le digas a nadie. No quiero que
enloquezcan. .
Yo: County Hospital, pero estamos bien. Mis manos están hinchadas. Estaré bien.
Intenté pensar en cosas felices; la risa de Suzy o cómo me besó, pero todo lo
que podía pensar era en su cuerpo inerte y su cara ensangrentada en mis brazos.
Seguí abriendo los ojos para recordarme que estaba bien. Esperé que el
agotamiento me tomara y borrara esa visión de mi mente.
Gruñí y esperé a que se fuera antes de cerrar los ojos nuevamente. Los
hospitales no son el lugar para descansar. El movimiento fuera de la habitación es
constante, las alarmas y los anuncios hacen eco en los pasillos, y la gente habla lo
suficientemente alto como para despertar a los muertos. Sentí como si un camión
Mack me hubiera golpeado. Tenía la espalda rígida, mis ojos ardían y mis manos
palpitaban. Quería largarme de aquí y meterme en una cama real con ella.
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—Hola —dijo, sonriendo.
—Tu hermano me dijo que sucedió algo y que estabas aquí con Suzy. Sabes
que no puedo dormir bien cuando me preocupo por mis hijos. —Se paró al lado de
la cama, mirando la cara de Suzy contra mi pecho.
—Estoy bien, mamá. No podía dejarla y quiero quedarme con ella cuando
salga por un par de días. No pensé que Mikey publicara un alerta.
—Siempre tan rápido para culpar a Michael, ¿no es así Joseph? Fue Anthony
quien me envió un mensaje de texto. Solo quería pasar y ver si ustedes dos estaban
bien. —Ella negó con la cabeza hacia mí.
—¿Qué pasó, hijo? —Mi mamá acercó una silla y esperó mi respuesta.
—¿Dónde estabas?
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—Neón Cowboy y estábamos saliendo después de tomar un par de tragos.
—Definitivamente no quería compartir que planeaba secuestrar a mi novia. El sexo
no era algo con lo que hablaba con mi madre a menudo, ni siquiera mi padre.
—Te dije que odio ese maldito bar. No hay nada más que problemas en ese
tipo de lugares. ¿No has aprendido nada de Thomas? —No estaba enojada, pero
pude ver el miedo en sus ojos.
—Sí, ma. Tengo amigos allí, clientes incluso, y me gusta allí. No voy a dejar
de pasar‖el‖tiempo‖por‖los‖“y si”.
—¿Está bien, hijo? —Se asomó por encima de mi hombro, sus ojos se
agrandaron cuando vio la cara de Suzy.
¿Cómo podría decirle que no a mi madre? Cuando ella ofrecía comida era el
más alto honor. Ella vivía para cocinar y cuidar a su familia. Si le decía que no,
sería un insulto enorme y habría mucho que pagar.
—Claro, mamá. Me encantaría que vinieras con algo de comida. —No quise
decir esa afirmación en su totalidad, pero sabía que la haría feliz.
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Salió de la habitación y pasé mis dedos por los moretones en su rostro. Eran
de un color más brillante y más visibles de lo que habían sido la noche anterior.
Comenzó a moverse ante mi toque y abrió los ojos y el costado se arrugó por la
sonrisa en su rostro.
—¿Te quedaste?
Ella hizo una mueca mientras la ayudaba a salir de mis brazos y me bajaba
de la cama.
—Niña mala, estás herida, solo descanso. —Me alegré de ver que su espíritu
no desapareció con los eventos del ataque—. Volveré enseguida o te sacaré de este
lugar.
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—Te ayudaré, dulzura. Luego tenemos que vestirte.
—Bien. Odio tener que necesitar ayuda para caminar, City. Esto es un poco
ridículo.
—Es para lo que estoy aquí. Eres mía y te cuidaré este fin de semana. Sin
discusiones. ¿Entendido? —Esperé su respuesta antes de tomar su mano.
—Sí, señor. Soy tuya por el fin de semana. Pensé que sería un poco
diferente,‖pero…‖—dijo sin terminar la frase y se encogió de hombros.
—Nos pasa a los dos. Vamos, cariño. —La ayudé a llegar al baño y luego
agarré la ropa. Las sacudí un par de veces para quitarle la suciedad antes de que
ella se vistiera.
—Eres el jefe.
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23
Diosa despampanante
Suzy
Traducido por Flower
Parpadeé y lo miré.
—¿Como qué? Solo pensaba en lo hábil que eres para atraparte los
pantalones. —Solté una risita.
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—Ya veremos. Yo decido cuándo y cómo. ¿Qué puedo conseguirte?
—Tu polla. —Sabía que cuando decía palabras “sucias” no podía resistirse.
Si continuaba negándose, seguro que no se lo pondría fácil.
—Mañana, dulzura.
Un puchero colgaba de mis labios, pero por dentro estaba feliz de al menos
obtener una concesión.
—Mi madre quiere traerte comida más tarde. ¿Estás de acuerdo con eso?
—¿En serio? —Mi madre nunca me había traído comida incluso cuando
tenía gripe. Siempre me defendí por mí misma, incluso si eso significaba
arrastrarme hasta la cocina para tomar un vaso de agua. Su madre, una mujer a la
que nunca conocí, me traería comida y tuve una punzada de celos. ¿Cómo hubiera
sido crecer en una casa como la suya?
—¡Palabra, palabra, palabra! ¿Tu mamá hace Ragu 1 como la mía? —Mi
madre nunca cocinó desde cero. Cuando era niña, pensé que Chef Boyardee 2 era lo
máximo hasta que crecí y me di cuenta que estaba más cerca de ser vómito en lata.
1 Guiso de carne cortada en trozos pequeños, rehogada y cocida en un recipiente bien tapado, al que
2 Marca de pastas en conserva
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City se rió y su sonrisa hizo que me doliera el pecho.
—Es bueno saberlo —dije—. Recuérdame que nunca cocine para ella, ¿de
acuerdo?
—Tal vez. —Besé su pezón, tirando del aro con mis labios. Él inhaló
bruscamente mientras mordía.
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No sé cuánto tiempo dormí, pero cuando me desperté, estaba sola en la
cama. Su lado todavía estaba tibio. Mis músculos se rebelaron y dolieron cuando
me estiré.
—Me veo como basura, City. No puedo hacer que me vea así.
Se sentó a mi lado.
Suspiré.
—No me dijiste.
—Lo siento. Vamos, solo un rápido hola. Te hizo lasaña. —Apartó el cabello
de mi cara, siguiendo la curva de mi mejilla.
Haría lo que sea que este hombre me pidiera. Una sonrisa, un toque o un
beso, y era completa y totalmente suya.
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Me miré al espejo, toqué la puntada de mi labio con mi lengua notando el
sabor mordaz de la sangre. No había necesidad de molestarse con el maquillaje.
No podía parecer peor como lo hacía y si ahora le gustaba, entonces la dejaría
impresionada cuando me viera lo mejor posible. Vestida con mi sudadera y
pantalón de chándal favoritas, salí para encontrarme con la señora Gallo.
—Ahí está —dijo City, levantándose del sofá con una sonrisa en su rostro.
—Gracias, señora Gallo, me siento mucho mejor. —Me moví para sentarme
al lado de City y agarré su mano—. Gracias por hacerme lasaña. Es una de mis
favoritas.
—Me voy a ir ahora y los dejo a ustedes dos niños para que disfruten su
comida. Solo quería decir hola. ¿Hay algo más que pueda hacer antes de irme?
—Señora G o Maria, por favor. Necesitas algo, solo haz que Joseph me
llame.
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—Tu madre es genial —le dije mientras lo rodeaba por la cintura.
—Ella puede serlo, pero es una pit bull cuando la cruzas, solo pregúntale a
mi padre —dijo—. ¿Quieres un poco de lasaña?
—¿Estás preparada?
—La pregunta es, muchacho, ¿estás preparado? —Lo quería y pensé que si
desafiaba su hombría, finalmente se derrumbaría. Todos los hombres son iguales
en ese sentido.
Él rió.
Mi rostro se calentó.
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—Necesito mi combustible para mejorarme. —Puse otra porción en mi boca,
cerré los ojos y emití un pequeño sonido en el fondo de mi garganta.
—Cinco.
—Más lento, Suzette —dijo City en mi oído mientras se mecía dentro y fuera
de mí—. No es un maratón. Quiero saborear estar dentro de ti.
Mis dedos se clavaron en sus hombros cuando los sentí flexionarse bajo mi
toque. Cada empuje me acercó a la liberación que anhelaba. Su respiración se
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volvió áspera mientras acurrucaba sus brazos debajo de mi cuerpo, inclinando mis
caderas.
Pasé mis dedos por su cabello y jalé su rostro hacia el mío forzando sus ojos
a que me viera.
City pasó el resto del fin de semana ayudándome. A pesar de que comenzó
pedregoso, terminó conmigo haciéndome sentir más amada y adorada que nunca.
No podía negar mis sentimientos por él por más tiempo. Mi lista ya no importaba.
Él me mostró que me cuidaría y me trataría de la manera que siempre quise. Mis
dudas sobre si él era el “indicado” habían desaparecido y fueron reemplazadas por
un destino que había sido sellado en el lugar donde comenzamos.
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24
Caliente por la maestra
City
Traducido por Elizabeth.d13
—Oh, por favor, llámame Kathy. —Batió sus pestañas—. ¿Estás aquí para
ver a Suzy? —Parecía sorprendida y su voz terminó con una alta nota chillona. Sus
ojos ya no miraban a mi cara, sino que viajaban por mis brazos.
—Sí, estoy aquí para ver a Suzy, Kathy. —Arqueé una ceja mientras ella me
registraba, desvistiéndome con la mirada. Ella parecía una dama bastante
agradable, pero no me gustó la manera en que dijo el nombre de Suzy y
ciertamente no estaba particularmente emocionado por la fantasía que ella debía
estar teniendo en su cabeza. Me aclaré la garganta, necesitando sacarla de su
neblina inducida por la lujuria.
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Kathy me dio direcciones para el salón de Suzy en el siguiente edificio.
Necesitaba asegurarme que estaba bien en su primer día de vuelta al trabajo
después del ataque. Estoy seguro que tuvo que explicar las heridas de su rostro
una y otra vez. La gente podía ser jodidamente despiadada.
Revise‖el‖cartel‖de‖la‖puerta‖y‖leí‖“101,‖Clase‖de‖la‖señora McCarthy”.‖El‖gran
salón de clases tenía mesas dispuestas en ordenadas filas y armarios alineados en
la pared opuesta. No había pizarrón en la habitación como había tenido cuando fui
niño, pero había una pizarra en la pared. Los problemas matemáticos que hacían
que mi maldita cabeza girara estaban escritos en la blanca superficie brillante.
—Estoy bien. Detente —dijo Suzy. Aceleré mi ritmo para descubrir qué
demonios estaba pasando.
—La dama dijo que te detuvieras. Creo que ya tuvimos esta conversación
antes idiota —Estábamos nariz con nariz y noquearía al hijo de puta.
Seguro que tenía un par de bolas de bronce pero mis puños eran de platino.
Apreté su camisa de vestir de mierda, tirando de su cuerpo contra el mío.
—Ella es mía, imbécil y cuando la dama dice detente quiere decir que te
detengas y detengas tu mierda.
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—¿Necesitas que alguien más pelee tus batallas, marica? Acosas chicas, pero
¿no puedes manejar a un hombre tu solo? —Suzy tenía lágrimas en los ojos
mientras la miraba por encima de la cabeza de él.
—Haré que te arresten por esto. —Limpió la sangre de su labio con el dorso
de su mano y me miró.
¿Ella usó dos palabrotas en su discurso? Esa es mi chica, pensé mientras sonreía
con orgullo.
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—¿Lo harías? —preguntó, alisando su camisa, limpiando la última gota de
sangre de su barbilla.
—Sí, estoy bien. Derek es un idiota. No creo que me vuelva a molestar. —Se
río contra mi pecho.
—Parece que te gusta cuando tengo mis bolas enterradas dentro de ti,
cariño. No te escucho reír entonces —susurré en su oído. Tembló en mis brazos
cuando las vibraciones de mis palabras tocaron sus oídos—. ¿Por qué no hacemos
un buen uso de tu escritorio?
Me golpeó en el pecho pero pude ver un brillo en sus ojos. Pensó en eso por
un segundo antes de responder.
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—De ninguna manera, señor. No seré despedida.
—Pensé que tal vez te volviste una chica mala usando todas esas
maldiciones en Derek. —Pasé mi dedo sobre su moretón pero ella ni se inmutó.
—Me voy asegurar que sepas que eres mía. —Ahuequé sus pechos,
apretándolos y pasando mis palmas por sus duros pezones—. Voy a follarte tan
pág. 238
jodidamente duro que mi pene será en lo único en lo que podrás pensar. No dejaré
ningún centímetro sin tocar, ningún poro sin besar y ni un hoyo sin llenar.
—¿Sin palabras?
—En mi casa, cariño. No quiero que nadie te escuche gritar cuando creas
que no puedes venirte de nuevo, pero lo haré.
—Tú sí sabes cómo ganar el corazón de una chica. —Se puso de puntillas y
me besó.
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25
Montando sucio
Suzy
Traducido por Flower
Joey me hizo gritar de éxtasis; había sido el primer hombre con el que no
tuve que fingir. Su sola voz hacía que mi piel se pusiera de gallina, su beso hacía
que el mundo se desvaneciera, y su polla… bueno, es jodidamente única y se sentía
increíble.
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Se volvió una adicción. No solo arruinó mi cuerpo, sino que encontró la
manera de hacerse parte de mi vida en muy poco tiempo. Invadió mis sueños y
cada pensamiento que tenía lo involucraba.
Verlo me recordó a la primera vez que lo vi. Pensé que me asesinaría en ese
camino rural. Parecía malo y peligroso, pero la única causalidad sería mi corazón.
¿Lo amaba? Es una palabra fuerte para usar en tan poco tiempo. ¿Podría seguir sin
él? Infiernos. No. ¿Lo quería en mi vida? Ahí le has dado. El amor es una palabra
que reservo para muy pocas personas en mi vida y no la estropearía por fantástica
que se moviera su polla y por lo duro que me hacía gritar. El amor vendría algún
día si no me mataba antes. Muerte por polla. No sonaba tan mal.
Su belleza no era solo externa. Tenía eso logrado a primera vista, pero
internamente era un príncipe azul. Nadie me había tratado como lo hacía. Tenía la
cantidad justa de hombre de las cavernas y Casanova que era destructiva para la
mente de una chica, especialmente la mía.
Sus labios suaves y húmedos se aplastaron contra los míos cuando jadeé y
su lengua lo tomó como una invitación abierta.
—No puedo decidir qué parte de tu cuerpo atacar primero. —Su lengua se
deslizó lentamente a través de mi labio inferior. Mi corazón latía en mi pecho y
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tenía que sentir el ritmo acelerado del golpe—. ¿Comienzo con esta bonita y
pequeña boca? —Mordió mi labio haciendo que un pequeño gemido escapara con
la idea de que mi lengua se envolviera alrededor de su pene—. ¿Utilizo esto en tu
apretado y pequeño coño o tu hermoso culo apretado? —Me apretó el trasero y
pude sentir su dureza contra mi estómago. Pensé en todas las formas en que podía
y me tomaría y un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
—No es tu decisión. Ver cómo chupas con los labios hace que me duela la
polla al sentir tu lengua tirando de mi piercing. De rodillas, sunshine. —El uso del
apodo de nuestra primera reunión, cuando mi mundo cambió para siempre, hizo
que mi interior se calentara.
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Ignoré su agarre, dándole la bienvenida al dolor mientras controlaba la
profundidad y la velocidad.
—No peleas justo, dulzura —dijo con voz temblorosa mientras se quitaba
los vaqueros.
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—No vi que me detuvieras —le dije, levantándome del piso. Extendió la
mano, agarró mi cuello y me atrajo hacia él, mientras aplastaba sus labios con los
míos.
—Estás usando pantalones con una cinturilla elástica. —Lo miró con
curiosidad—. Nunca conocí a una chica que llevara pantalones de vestir como
estos. —Sus dedos agarraron la pretina y la soltaron, golpeándola contra mi piel.
Oh, mierda. Tenía mis bragas de abuela también. No pensé que lo vería hoy.
Solo quería estar cómoda dado que entré en una andanada de preguntas sobre los
moretones y el labio roto. Cubrí mis ojos.
—Estoy seguro. Creo que es por eso que mi madre también los usa. —Su
pecho retumbó con una risa exuberante.
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—Vete a la mierda, City. —Me reí entre dientes, pateándolo con mi pie.
—Cuidado con mis joyas, princesa. —Me agarró el pie mientras yo hacía
otro—. Tengo una luchadora en mis manos. —Él agarró la parte inferior de mis
pantalones y les dio un fuerte tirón exponiendo mi ropa interior. Mierda.
—Esto es lo que soy, City. No soy una zorra y no me gusta una raya en el
culo todo el día mientras enseño.
—Oh no, es sexy. La mejor parte de ti es que no eres una zorra. Me hace
sentir especial que saques la mierda sexy solo para mí.
—Bueno, ya que es sexy, entonces puedo parar con toda la ropa interior
cuando te veo. —Solté una risita. Nunca lo haría, pero él quería fingir que era
excitante.
—Ooo, tengo una luchadora en mis manos esta noche. —Movió su cuerpo,
mientras cubría el mío antes de acomodarse entre mis piernas.
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La lujuria llenó sus ojos mientras tiraba de mis labios con sus dientes. Se
sacó la camiseta por la cabeza mientras se balanceaba en un brazo. Nunca me
cansaría de ver su cuerpo.
—Oye —grité.
—No te compraré otras nuevas, así que no preguntes. —Se rio antes de
acurrucarse entre mis piernas y lamerse los labios. La necesidad que sentía por él
nunca disminuyó como lo había experimentado con otros hombres, solo se
intensificó.
Cerré los ojos cuando su boca se cerró a mi alrededor y su lengua pasó sobre
mi clítoris. El calor de su boca me hizo derretir en el colchón. Agarré las sábanas,
necesitaba algo a lo que sujetarme para mantener mi cuerpo firmemente plantado.
No se apresuró mientras acariciaba y chupaba cada pliegue y cada centímetro de
mi núcleo. Miré hacia abajo, con ganas de echar un vistazo a su hermosa cara entre
mis piernas y me encontré con sus ojos azules mirándome. Sus ojos nunca dejaron
los míos cuando llevó mi cuerpo al punto de liberación. Mi cuerpo brilló cuando
cada músculo se tensó.
pág. 246
City abrió la envoltura del condón antes de acomodarse entre mis piernas.
El piercing empujó mi interior haciendo que mi cuerpo se contrajera. Sentí la
presión creciendo dentro de mi núcleo mientras bombeaba dentro de mí. Acunó mi
culo con su mano y mi mundo estalló a su alrededor y me siguió hasta el límite.
Los orgasmos múltiples siempre habían sido un mito, algo que leí en los
libros, pero con él eran una realidad. Lo que había comenzado como un viaje de
lujuria y hazañas carnales, ahora se había convertido en algo más. Vi al hombre
detrás de los músculos, tatuajes y piercings y no quería dejarlo ir. No quería ser
Suzy Q, la mojigata. Quería ser una mujer que pudiera soltarse y ser quien yo
quería en lugar de ser lo que todos esperaban.
Quería hacer algo que disfrutara o al menos esperaba que lo hiciera. City
enloquecería si le dijera lo que había planeado. Lo mantuve en secreto. Contacté a
Mikey para ver si me ayudaría a llevarlo a cabo.
pág. 247
26
Sorpresas
City
Traducido por Elizabeth.d13
El aire estaba un poco fresco mientras caminaba hacia las puertas de Inked.
El otoño avanzaba hacia el invierno en Florida y eso significaba noches frías y días
que se sentían como el Chicago de mi infancia. Era un cambio agradable, pero
anhelaba la calidez del verano en mi moto en lugar de la frialdad que azotaba mi
piel.
Puse mi oreja contra la puerta para escuchar su conversación pero las voces
se calmaron. Llamé a la puerta:
—En un minuto —gritó Mikey—. Tengo mis manos llenas. —Lo escuché reír
mientras me alejaba.
pág. 248
nunca dormíamos separados. La pobre, la estaba agotando con sexo a la mitad de
la noche. Ella me preguntó si estaba bien con dormir separados por una noche y
estuve de acuerdo, aunque no felizmente. Entendía, pero no me gustaba. La
erección con la que me levanté esta mañana necesitaba algo de atención, pero hice
lo que tenía que hacer.
—Oye, hermano. ¿Quieres venir dentro y ver mi hábil trabajo? —Se veía
demasiado feliz para esta hora de la mañana.
—¿Con quién estás trabajando sin cita? —No había ningún nombre en su
horario antes de las diez.
—Solicitud especial. Trae tu flojo trasero y ven a ver, idiota. —Su cabeza
desapareció y pude escuchar una conversación silenciosa.
—Mikey, he visto cada perforación de allí. —Me arrastré fuera del sofá para
hacer a mi hermano feliz porque podía ser como una perra en celo por el resto del
pág. 249
día. Además, podía golpear mi trasero si no lo hacía—. ¿Qué es tan especial acerca
de este? —pregunté, mientras entraba al cuarto y me detuve en seco.
¿Qué demonios?
—Tierra a City —dijo Mikey, y juro por Dios que quise golpear su contento
trasero fuera de esa silla.
—No te gusta, ¿cierto? —Ella frunció su ceño hacia mí y sus ojos empezaron
a brillar.
—No estoy enojado. Estoy un poco molesto de que mi hermano haya tenido
sus manos en tus hermosas tetas y que tú no me dejaras estar aquí para esto. —
Giré mi cabeza y le di a mi hermano una mirada mordaz.
Imbécil.
pág. 250
—Quería sorprenderte, Joey.
—La siguiente vez que toques a mi mujer, quiero estar aquí, hermano. ¿Me
entiendes?
—Entendido. Juro por Dios que es todo para ti. Saca ese palo fuera de tu
trasero y mira lo bien que resultó. Ella tiene unos perfectos pezones para piercings.
—Mikey, cuidado.
—Lo veo como otra parte del cuerpo para ser decorado. Calma la mierda. Sé
que ella es tuya.
—Significa mucho viniendo de ti, Joe. —Él palmeo mi hombro y nos dio un
momento a solas.
—Perfecta. Aunque pensé que dolería más de lo que hizo. Quiero hacerme
el otro eventualmente.
pág. 251
—¿Qué estás haciendo? —Sus ojos brillaron y ella sabía exactamente qué
tenía en mente.
—¿Qué mensaje?
—Sí, cariño. Pasamos cada noche juntos, entonces ¿porque tú tienes que
pagar renta cuando yo tengo un lugar por mi cuenta?
—Lo que sea que te haga feliz. Mientras te tenga en mi cama y mi moto en la
cochera, soy un hombre feliz.
—Oh, lo vamos a hacer. Desvístete, cariño. No te irás de aquí hasta que haya
borrado cualquier aroma que mi hermano dejó y mi polla esté satisfecha. —
Empecé a desabrocharme los pantalones y la vigilé cuidadosamente mientras ella
se empezaba a desvestir. Su pezón estaba rojo y ligeramente hinchando por el
piercing, y tendría que recordarme no tocarlo.
pág. 252
Cuando ella dio media vuelta, le di un golpe en el trasero causando que
saltara y gritara.
Moví mis ropas dentro del espacio de su cuarto. Ella me compró una
pequeña mesa de dibujo para usar por las noches y decoré el espacio con mi
trabajo y mis recuerdos de Harley. No quería invadir su espacio. Mudarnos juntos
era un gran paso, más un acto de fe.
—No, cariño. Mis cosas están bien aquí. —Desempaqué la última caja de
ropa, deslizándolos en el cajón que ella desocupó para mí—. Tú necesitas tu
espacio, especialmente en tu vestidor.
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—Cariño, ven aquí. —Tendiendo mi mano hacia ella, la puse en mi regazo—
. No hagas nada diferente solo porque estoy aquí. Soy alguien fácil con quien vivir.
No necesito de mucho. Tu cuerpo es en lo único por lo que estoy impaciente. Es
mío.
—¿Lo que sea que quiera? —Levanté una ceja, dándole una sonrisa traviesa.
—Sí. —Ella soltó una risita mientras la agarraba por la cintura, levantando
su culo sobre el tocador—. ¿Qué estás haciendo?
—Oh, mierda, City —gritó mientras chupaba con fuerza, llenándola por
completo con mi boca. Su cuerpo se crispó y se sacudió bajo mi lengua cuando se
vino en mi cara. Nunca podría tener suficiente de ella. Jadeó por aire, tragando con
los ojos muy abiertos mientras me miraba. El agarre en mi cuero cabelludo se alivió
cuando quedó inmóvil y su espalda se derrumbó contra la pared. Su camisón se
había deslizado de su hombro, exponiendo su pecho y el pequeño aro plateado
que me moría por tocar, pero no podía.
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Ajustando mi polla mientras me levantaba, besé sus labios, chupando el
último poco de aire que tenía, hacia mi boca.
—Te follaré todos los días, pero no nos cansaríamos mucho, dulzura. Tu
coño es jodidamente adictivo.
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—Aún no he acabado contigo, dulzura. Soy dueño de tu culo —susurré en
su oído.
—Dulzura, te amo más de lo que pensé que podría amar a otra mujer. He
querido decirte esas palabras, pero no quería que te volvieras loca.
—Te amo, City. Te amo por todo lo que eres. Eres todo lo que quería y el
único en el que pienso. Has invadido mi corazón y no puedo andar un día más sin
decirte esas palabras.
—Te amo. —El susurro de sus palabras contra mis labios calentó mi cuerpo
y envió una sacudida por mi sistema.
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Epílogo
Bendiciones de navidad
Suzy
Traducido por Elizabeth.d13
Solo han sido algunas semanas, pero han sido maravillosas. Mi casa era
pequeña pero todo parecía encajar bien con algunos ajustes por nuestra parte.
Estaba agradecida de que fueran vacaciones de Navidad y que pasaría las
vacaciones con City y su familia. Mis padres decidieron ir a un crucero en el Caribe
y dejarme atrás este año, y mi hermana tenía la familia de su marido para estar con
ellos. Si no fuera por City y la familia Gallo, hubiera sido la tercera rueda en el
apartamento de Sophia.
City pasó toda la mañana haciendo un desayuno especia para nosotros antes
de dirigirnos a la casa de sus padres. Me dijo que su mamá siempre hace pan
tostado Panettone cada navidad y él quería tratar conmigo la receta de su madre.
Había sido la mejor mañana de navidad desde mi infancia.
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“No‖te‖ preocupes,‖ amor,‖ ser{s‖ capaz‖ de‖manejarlo.‖ Solo‖toma‖ pr{ctica”. Era lindo
de su parte, pero yo sabía, o lo tenías o no lo tenías, claramente no lo tenía.
—¿Lista para ir, dulzura? —preguntó City desde la puerta del baño
mientras terminaba de aplicarme mi lápiz labial. Se veía guapo en un par de
vaqueros negros y un ajustado suéter gris. Quería desenvolverlo como a un regalo.
—Ya casi, Joey. ¿Me veo bien? —Me giré para enfrentarlo y observé sus ojos
viajar por la longitud de mi cuerpo antes de encontrarse con mi mirada.
—Puedo esperar. No soy una completa adicta a ti. —Me reí—. ¿Cargaste
todo los regalos?
—Oh, es muy lindo de su parte. Aunque no traje regalos para todos. —El
sentimiento de pánico me superó. Me había reunido con su familia un par de veces
y apenas empezaba a sentirme cómoda y ahora tenía que estar sentada en un
cuarto lleno de extraños.
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—Abriremos nuestros regalos después de que todos se vayan. Deja de
preocuparte, todos van a amarte tanto como yo lo hago.
City abrió la puerta a una casa llena; parecía estallar en las costuras. Su
madre vino hacia la puerta con una sonrisa en su rostro. Tenía cornamentas de
renos y un alegre suéter de Navidad. Parecía una madre y una que cualquier niño
hubiera tenido la suerte de tener.
—Supe que te amaría y sí, lo hacemos. Algún día, llevarás a mis nietos. —
Me sonrió y le hizo una mueca a Joey.
—Solo estoy viendo hacia el futuro, Joseph. Quiero pequeños corriendo por
los alrededores. Estoy tan vieja un sin tener tan si quiera uno. Trata de hacerme
feliz para las siguientes navidades, ¿lo harías?
—En un tiempo, Ma. Solo dame un abrazo y hablaremos de esto otro día. —
Miró sobre la cabeza de su mamá y supe que estaba avergonzado, pero pensé que
su madre era adorable. Las palabras de su madre me asustaron, pero era algo lindo
sobre qué pensar. Lo quería para mí tanto como fuera posible.
—Entra y agarra algo para comer antes de que la cena esté lista. Joseph,
preséntala a todo el mundo.
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—Sí, ma. —No siempre era el hombre más paciente, pero eso cambiaba
cuando estaba alrededor de su madre. La reverencia que se le dedicaba a una
madre en una familia italiana era algo para ver. Nadie jodía con ella o iba en contra
de su palabra.
—Suzy —gritó Izzy por encima de la gente y pude ver su mano moviéndose
en el aire haciéndome señas para que me uniera a ella.
—Feliz Navidad, Suzy. Estoy tan feliz de que vinieras. ¿Qué está haciendo
mi hermano?
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—Aún no, ¿sabes lo que es? —Entrecerré mis ojos hacia ella. Nunca me
gustaron las sorpresas y tal vez podía obtener la información de ella.
—Oh, claro que lo sé y mis labios están sellados, cariño. City estaría molesto
si yo arruino su sorpresa.
—Esta no, créeme. —Me sonrió y soltó una risita y mi corazón empezó a
golpear en mi pecho.
—Quiero agradecer a todos por venir hoy. No hubiera sido una Navidad sin
la familia y amigos. La cena está servida, sean libres de servirse.
—Sí, ama las celebraciones. Cada vez que pueda hacer que la gente coma, es
una mujer feliz. ¿Hambrienta?
—Acabo de comer como una tonelada de aperitivos, pero no quiero que ella
se moleste, así que me las arreglaré para comer más.
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—Mejor acostúmbrate, cariño. La comida es el quid de la cuestión en esta
casa —dijo mientras nos dirigíamos a la cocina.
Los invitados se fueron un par de horas después de que el café fuera servido
y el futbol acabara. Después de que la última persona se fue, su madre gritó desde
el vestíbulo:
Su madre se sentó al lado del árbol y esperó a que todo el mundo tomara
asiento.
—Los amo a todos, pero extraño a Thomas. Desearía que pudiera estar con
nosotros este año. —La sonrisa en su rostro se desvaneció mientras se limpiaba sus
ojos con el dorso de la mano. Sabía poco de Thomas, y él era el único hermano que
aún no conocía—. Llamó esta mañana y habló conmigo y su padre. Prometió estar
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aquí para el siguiente año. —Aclaró su garganta—. Estoy agradecida de que Suzy
pudiera unirse a nosotros.
—Para ti —dijo.
Lo puse sobre mi regazo y mire alrededor, notando todos los ojos sobre mí.
—¿Qué?
Tomó horas para abrir los regalos. Ellos variaban en todos los tamaños y
formas. Observé a la familia frente a mí con alegría. Nunca había experimentado
algo tan amoroso como la Navidad de la familia Gallo.
—Espera a ver el último regalo, pero en casa, solo para tus ojos. —Mordí el
lóbulo de su oreja y fui recompensada con un beso profundo.
—Oigan, quiero nietos, pero no aquí en el sofá, por favor. Hay un regalo
más debajo del árbol y es para Suzy. —Su madre sonrió mientras me entregaba el
último regalo.
La caja era pequeña, pero no era una caja de anillos. City se inclinó hacia
atrás y me miró para calibrar mi reacción. Miré a mí alrededor mientras desataba la
cinta. Era una sensación horrible ser el único que queda afuera, ser la sorprendida
y no la que esté sorprendiendo.
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—No, dulzura. Léela. Dale vuelta.
Señora Perkins
—Quiero comprar una casa para nosotros. Quiero que escojas la casa de tus
sueños o podemos construir en mi tierra.
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—Sí, dulzura. Todos poseemos una porción del viñedo. Dirigimos la tienda
de tatuajes porque no queremos andar de perezosos todo el día. Queríamos algo
que fuera completamente nuestro y separado de lo que heredamos.
Me acarició la cara.
—Me gusta mi pequeña granja. Fue suficiente para mí. Tampoco me gusta
que la gente conozca mi negocio. Demasiadas personas quieren cosas cuando
saben que tienes dinero. Dulzura, tienes que entender. Pensé que si alguna vez, y
no pensé que lo haría, encontraría a alguien que amara, tenía que saber que me
amaban y no mi dinero.
—Te amo por ti, Joey. —Las palabras salieron con facilidad y aunque sé que
me mintió durante meses, pude entender por qué—. Sin embargo, estoy feliz en mi
casa, no necesito comprar otra.
Su madre aplaudió.
—Entonces, ¿qué dices, cariño? ¿Podemos comprar una casa para nosotros?
Puede ser un nuevo comienzo, el comienzo de un viaje increíble. Nos tomaremos
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nuestro tiempo hasta que encontremos el lugar perfecto. Te amo, Suzy McCarthy y
esto es lo que quiero para nosotros.
Su beso me dejó sin aliento como siempre. Pensé en las palabras que Sophia
me dijo no hace mucho, mariposas, todavía sentía mariposas cada vez que lo veía.
La energía nerviosa nunca abandonó mi cuerpo y sentí la electricidad cuando nos
tocamos. Cuando es correcto, lo sabes. Él era el indicado. Mío.
FIN
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Próximo
libro
Michael Gallo ha encontrado su
vocación en la vida: quiere patear
traseros. Trabaja en Inked como
perforador, pero pasa sus mañanas
entrenando y soñando con ganar un
campeonato UFC. Michael está en
camino a conseguir su objetivo cuando
un encuentro fortuito altera su mundo para siempre. El título ya no es suficiente,
debe capturar a la mujer de sus sueños.
pág. 267
Sobre la autora
pág. 268
Créditos
Moderadoras
Flochi
Flower
Traductoras
Elizabeth.d13
Flochi
Flower
Guga
Mags
Diseño
Imalu Velásquez
pág. 269
pág. 270