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Ynduráin, Domingo.

“El humanismo moderno”, Humanismo y Renacimiento en

España, Madrid, Cátedra, 2001, pp. 57-76.

¿Alguna vez ha quedado completamente claro el término humanismo? ¿Cuándo nació el

concepto y a que se refiere cuando alguien lo usa? Es pues el cultivo de las

humanidades (entendiendo estas como el conjunto de estudios referentes a la

literatura, el arte y demás ciencias humanas) o quizás el movimiento intelectual

cuyo auge se dio en Europa y que rompiendo las tradiciones escolásticas piensa

exaltar la naturaleza humana con apoyo de los grandes maestros griegos y latinos.

Domingo Ynduráin trata de unir ambas en este texto pues el autor nos señala

aspectos generales que nos pueden ayudar y tal vez definir de una vez por todas al

humanismo.

El mayor problema quizás resulta en el orden pues quizás lo primero que tendríamos que

hacer antes de unir ambas vertientes es explicar de dónde viene el termino o quienes

fueron las primeras personas en hacer un tratado o estudio humanista y sobre que

hablaron cosa que Ynduráin deja para después lo cual da como resultado una lectura

que por momentos se siente desordenada, pues el primer apartado en el que trata de

definir el origen del término resulta sumamente corto y parece que más adelante

existen cosas que pudo haber incluido para ayudar al lector no especializado a una

lectura estructura cronológicamente.

Este es otro punto en el que el autor falla pues aunque el texto que nos ofrece nos da un

horizonte amplio y general del tema, muchos de las citas que ofrece como modelo

de autoridad vienen directamente de textos escritos en latín como es el caso de las


etimologías de San Isidoro de Sevilla lo cual puede causar desinterés para todos

aquellos ajenos al tema puesto que no se ofrece una traducción.

Sorprende además que parece nunca ser claro en cuanto a lo que quiere conseguir

escribiendo este texto pues por momentos se siente que es un texto meramente

informativo, que nos ayude a conocer el concepto de humanismo, así como

desligarlo del tabú en el que se han encasillado a todos los humanistas pues se

piensa que lo que se hace no es digno de ser una ciencia, y por momentos parece

también ser una crítica al mismo humanismo como en el apartado final donde nos

habla de las contradicciones que los mismos humanista han mantenido a lo largo

de la historia y que probablemente seguirán manteniendo. Es esto paradójico quizás

pues dentro del texto nos dice que la literatura y su ejercicio se consideraban

menores y sin valor sin embargo el latín era necesario y para aprenderlo había que

leer en latín. Tal vez Ynduráin hace esto como un honor a la contradicción

medieval.

No todo es malo en el texto pues Ynduráin jamás pierde la objetividad al realizarlo siempre

se mantiene en una posición estoica sin valor a juzgar nada y esto se agradece en un

texto que pretende entrar en el canon de lo que se considera de investigación.

Además las fuentes de las que toma sus escritos son verdaderos modelos de autoridades a

los que nos es verdaderamente difícil juzgar sin tener un alto vasallaje de

conocimientos acumulados, pues quien se podría poner a discutir las palabras de

Cicerón o San Isidoro de Sevilla responsables de mucho del conocimiento que

conservamos actualmente.
Es curioso pero parece que a Ynduráin lo que menos le importa es destacar el papel de lo

humano en el humanismo, pues si bien a lo largo del texto comprobamos que lo que

el autor trata de hacer es dar un panorama general, más que dar la definición

absoluta del humanismo, no podemos evitar sentir que se inclina más por la

definición que lo coloca como aquella ciencia social rebelde que se sale de los

patrones rígidos de la escolástica, le preocupa poco entender la esencia de lo

humano en el humanismo ese espíritu creador que Sócrates despreciaba y por el cual

los poetas fueron expulsados de su república pues se les consideraba imitadores en

tercer grado, pues hablaban de las pasiones aquello que no le es ajeno a nadie y que

resulta ser el principio de todo desde la primera existencia del ser humano, pasando

por el romanticismo e incluso con aquellos fríos y calculadores hombres de ciencia,

pues quien se atrevería a investigar algo que no lo apasiona.

En resumen se puede considerar el texto de Ynduráin como un tratado sumamente

interesante con algunas fallas pero que ciertamente ayuda a empezar a entender el

gran y complejo problema que es el humanismo.

Al final parece que el concepto del humanismo seguirá causando estragos en los años por

venir y que una definición universal está lejos de ser alcanzado sin embargo queda

en todos y cada uno de nosotros dar nuestra definición, hacer un tratado que

reivindique o que trate de explicar todo lo que abarca ser un humanista y estudiar a

las humanidades, pues el nombre lo dice, somos los encargados de desenmarañar

aquello que nos proporciona el nombre como especie.

Alberto Antonio Romero Ochoa.

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