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Medjugorge López González

Historia del Arte


Ensayo final
Victoria alada de Samotracia

Esta, además de ser una escultura que impone y juega con el contraposto, es todo un ícono
de una civilización que nos ha heredado mucho en diversos ámbitos del desarrollo humano.
Esta hermosa escultura de marmol fue encontrada en el Hierón de Samotracia, Santuario de
los dioses Cabiros situado a los pies del Monte Phengari en su lado norte, frente al mar, en
la isla griega de Samotracia, localizada al nordeste del Mar Egeo. El lugar de localización
hace pensar en una que otra paradoja, pues se habla de dioses del inframundo. Sin embargo,
desde el descubrimiento de su existencia en 1863 por el arqueólogo de hobbie originario de
Francia, Charles Champoiseau ha tenido un rol muy relevante en la historia del arte
helenístico.
Con su seductora curva praxiteliana y su
hermosa representación de los paños
mojados de Fidias, esta escultura nos
habla de una victoria, y no cualquier
victoria, sino una victoria naval obtenida
por los rodios en Side sobre Antíoco III
Megas, los cuales donaron
posteriormente el lugar sagrado y de
culto: Santuario de los Grandes Dioses o
Cabiros. Esto funciona como una
conmemoración, como representación de
la memoria colectiva que una vez existió
-y podría decirse que aún existe.
Además, la escultura lleva a su alrededor
la historia misma. La historia detrás y
delante de una civilización, de
costumbres, de tradiciones, de festejos,
de cultura, de belleza y estética, de
creencias a fin de cuentas. Si definimos a
la memoria colectiva como el proceso
social de reconstrucción del pasado
experimentado por un determinado
grupo, comunidad o sociedad y la historia
como la serie de fechas y eventos
registrados como datos y hechos, independientemente de si estos han sido experimentados
por alguien, podemos ver que esta escultura cuenta con ambas. Mientras que la historia trata
de mostrar las transformaciones de la sociedad, la memoria colectiva pretende asegurar la
permanencia del tiempo y la homogeneidad de la vida, como en un intento por mostrar que
el pasado permanece en el grupo junto con su identidad y sus proyectos. La Victoria de
Samotracia lleva en ese hermoso paño todo el periodo helenístico, pero además de ello, lleva
una conmemoración, un hecho que el autor tenía en mente al momento de crearla al igual
que sus compatriotas.

Ahora bien, cabe mencionar que el torso de la escultura es una representación del cuerpo
femenino, lo cual nos hace pensar en la importancia que se le estaba dando a las mujeres en
este momento de la historia y del desarrollo de los humanos, pues no se está hablando de
una mujer que alimenta a un infante o de una mujer que prepara los alimentos, sino que
estamos representando por medio de su cuerpo una abstracción que tiene un poder en sí
misma tan enorme, que no cabe imaginar la magnitud del significado: victoria.

Con esta escultura ya no se está hablando del hecho de erigir esculturas o estatuas de
Zeus como medio de expiación por las faltas en los juegos de Olimpia, sino como una
creación para el mismo pueblo y
para su triunfo haciendo
referencia a Nike (la diosa de la
victoria), la cual se representaba
a menudo como una pequeña
escultura alada en la mano de
otro dios más importante, como
el mismo Zeus o Atenea, sin
embargo, la escultura a la que
pertenecen estas letras es de un
tamaño enorme en comparación
con lo anterior, pues mide
aproximadamente 2,75 metros,
sin contar el pedestal en forma
de proa de navío, con el cual
mide 5,57 metros. Con ello,
podemos observar claramente la
diferencia de la importancia del poder, de los triunfos y de las creencias, pues este
hermosísimo torso sin rostro (que ha sufrido innumerables reconstrucciones para ser tal y
como lo apreciamos ahora) lleva en sí la magnitud del pensamiento y orgullo de una
comunidad.

Con todo ello, mi mente comienza a pensar sobre todas las influencias que hemos tenido de
diferentes culturas y periodos del desarrollo histórico y sobre todo, del desarrollo artístico; y
bien, enfocándome justamente en este periodo y en esta escultura, una relación muy
marcada que veo con el arte que representativo a nuestra Ciudad de México es el
Monumento a la Independencia que encabeza los íconos de la CDMX en la actualidad. Este
monumento, también llamado Ángel de la Independencia, tiene una similitud muy grande
con las victorias del periodo helenístico. Y es que los humanos somos la combinación de
muchas culturas, de muchas y diversas creencias, pero sobre todo, de muchos sentimientos
y por ello es que compartimos ciertos rasgos.

Es por toda esta belleza y representación que diversos literatos le han dedicado unas
cuantas líneas a la escultura, sin embargo yo nunca creeré en las palabras del poeta
italiano Filippo Marinetti, quien dijo en su Manifiesto Futurista que “un coche de carreras es
más bello que la Victoria de Samotracia”. Esta escultura merece un poema tal como el que
escribió Charles Baudelaire para Le Masque de Ernest Christophe; es más, esta escultura
podría bien ser objeto de inspiración para Himno a la belleza del mismo Baudelaire.

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