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Trabajo parcial de Lenguajes Artísticos

Estudiante: Robert Francisco Rojas Marquez (U20191E693)

1. Grecia: Venus de milo

Fue creada durante el período helenístico, que se extendió desde el siglo IV a.C.
hasta el siglo I a.C. Este fue un período de gran cambio en Grecia, ya que el
poder político se desplazó de las ciudades-estado hacia los reyes y gobernantes
helenísticos.
Durante este tiempo, el arte griego también evolucionó significativamente. Los
artistas comenzaron a representar figuras humanas de manera más realista y
emotiva, y también experimentaron con nuevas técnicas y materiales. La Venus
de Milo es un ejemplo de esta evolución artística. Fue creada en el siglo II a.C.
por un escultor desconocido y se cree que representa a la diosa griega del amor y
la belleza, Afrodita.

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La Venus de Milo es una de las esculturas más reconocidas, conocidas e
icónicas del mundo. Fue llamada así por haber sido hallada en la isla de Melos.
De hecho, deberíamos hablar de la Afrodita de Milo por ser una escultura griega,
y Venus es una diosa romana. Respecto al contexto en que se elaboró esta
escultura, Gombrich dice:

El gran despertar del arte a la libertad tuvo lugar en los cien años,
aproximadamente, que van del 520 a.C. a 420 a.C. La gente de Grecia
comenzaba a interesarse por las obras en sí mismas, dejando de lado sus
funciones políticas o religiosas. Las diferentes escuelas artísticas
estimulaban una comparación y una competencia entre los artistas, es así
como a través de esfuerzos cada vez mayores, forjaron la variación que
hoy admiramos en el arte griego. En 408 a.C., durante un breve lapso de
paz que procedió a la guerra de Atenas, se añadió una balaustrada
esculpida al pequeño templo de la Acrópolis dedicado a la diosa de la
victoria; sus esculturas y ornamentación revelan el cambio de gusto hacia
la delicadeza y el refinamiento (p. 99)

Es en esta cúspide del arte griego donde lo modélico y lo individual se


mantenían en un nuevo y delicado equilibrio. Tal como describe la escultura
Bedrossian (2021), “está hecha en mármol blanco, mide 2.11 metros de altura
contando el diminuto pedestal. Muestra una cabeza pequeña con el cabello
finamente recogido. La mitad superior está descubierta con una ligera rotación
del busto que le provee sensación de movimiento.” Como observamos en la
imagen, el cuerpo parece estar en un movimiento helicoidal. Su sensualidad está
constituida por la línea oblicua imaginaria que enlaza su hombro derecho y su
pierna izquierda, su vestido que apenas tapa su pubis, la insinuación leve de su
rodilla izquierda que se flexiona hacia adelante. Asimismo, la cantidad de
pliegues contrasta con la parte superior del busto.
La escultura es mimética ya que representa a una mujer y la toma como idea
principal; probablemente se usó a una modelo para su realización. La
legitimidad indiscutible es otra importante característica de esta obra ya que
tiene un valor incalculable, pues representa una cultura griega helenística

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inclinada a la armonía en el arte y su reconocimiento ha sido dado por expertos
en el arte a lo largo de la historia.

El poeta peruano, César Vallejo, en su poemario Trilce le da una insólita


interpretación a la Venus de Milo, de modo que la escultura representa “un
abrazo incompleto”. El poema es el XXXVI y la segunda estrofa empieza así:

¿Por ahí estás, Venus de Milo?


Tú manqueas apenas pululando
entrañada en los brazos plenarios
de la existencia,
de esta existencia que todaviiza
perenne imperfección. (vv. 7-12).

El modelo por excelencia para la construcción de un mapa corporal es la figura


de la Venus de Milo, tomada esta vez no como esencia de la belleza clásica, sino
como paradigma de la carencia (Franco, 1976, p. 87). Por falta de sus dos
brazos, su abrazo es imposible: “Tú manqueas apenas pululando”. Aquel
pululando denota una asimilación a nosotros, los seres imperfectos. Recordemos
que la Venus de Milo representa la belleza, la armonía y, sobre todo, la
perfección. Pero Vallejo nos dice aquí que la perfección es ilusoria, que en todo
lo existente hay un matiz de la imperfección. Y en el siguiente verso que dice
«entrañada en los brazos plenarios / de la existencia,» (vv. 9-10) nos indica que,
en efecto, la Venus de Milo pertenece más a una elaboración humana que a una
inspiración divina. La existencia tiene brazos plenarios, al contrario de la Venus
de Milo, que no tiene los dos brazos. Y entendemos mejor este verso con el que
le prosigue: «de esta existencia que todaviiza / perenne imperfección.» (vv. 11-
12) El neologismo «todaviiza» encierra el sentido de un devenir temporal, y lo
que causa la imperfección. Vallejo nos informa a través de estos versos que la
existencia deviene en una incesante imperfección, que a pesar de pugnar por
“ensartarnos por el ojo de una aguja” y de, a lo largo de la historia, buscar la
perfección para “tocar el cielo” o alcanzar la capacidad de los dioses, somos
seres compuestos de imperfección y que es necesario aceptarnos tal y como
somos, para evitar una búsqueda imposible de una felicidad absoluta, una

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exaltación permanente o una respuesta abarcadora de todas las cosas que nos
rodean.

La Venus de Milo, en mi opinión, ha sido la escultura más bella que la Grecia


helenística nos ha dado. Desde su inspiración hasta cada uno de sus detalles,
posee una belleza divina que exalta y deslumbra a cualquier contemplador. Se ha
escrito y hablado mucho de su perfecto cuerpo, sin embargo, lo que suscita más
mi admiración es su rostro ya que es uno de los más bellos que he visto en una
escultura. Si vemos su rostro de perfil podemos ver que su nariz se una a su
frente casi sin ninguna curvatura. Su mentón contrasta con sus mejillas y casi
está a la altura de la punta de la nariz. Sus ojos poseen una serena y
despreocupada belleza. En general, cada parte de su cuerpo está bien trabajada.
Pero, sobre todo, me pareció prodigioso la interpretación filosófica de César
Vallejo el cual nos da a entender que el ser humano puede estar carente de
aquellos dos brazos y, por lo tanto, ser incapaz de abrazar u obtener lo que más
anhela: un amor infinito, una respuesta definitiva o una solución a los problemas
existenciales.

2. Roma: Estatua de prima porta.

La Estatua de Prima Porta es una de las esculturas más famosas de la antigua


Roma. Fue creada durante el período imperial romano, que se extendió desde el

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siglo I a.C. hasta el siglo V d.C. En este período, Roma se convirtió en una
potencia mundial y su arte y arquitectura reflejaron su estatus imperial. La
Estatua de Prima Porta fue creada alrededor del año 20 d.C. durante el reinado
del emperador Augusto, quien es representado en la escultura. Augusto fue el
primer emperador romano y su reinado se caracterizó por una política de
estabilidad y consolidación del poder imperial. La Estatua de Prima Porta es un
ejemplo de cómo el arte romano fue utilizado para glorificar a los líderes
políticos y militares y transmitir mensajes ideológicos a la sociedad romana. La
estatua fue encontrada en la villa de Livia Drusilla, la esposa de Augusto, en
Prima Porta, Italia, y se cree que fue comisionada por el propio Augusto para
promover su imagen y legitimar su gobierno.

Gombrich (1950) describe la estatua como "un retrato idealizado del emperador
Augusto". Asimismo, destaca que la estatua se hizo en el siglo I d.C. y que
representa al emperador como un guerrero victorioso, con una armadura y una
túnica corta. También comenta sobre los detalles de la escultura, como la
serpiente que se enrosca alrededor de los pies de Augusto, simbolizando su
descendencia de la diosa Venus. (p. 214). Como escribió Montiel (2015), la
imagen thoracata de Augusto está inspirada en el Doríforo de Policleto, no sólo
en su posición de contraposto, sino en la disposición del rostro y el cabello, que
se actualiza y renueva. (p. 4).

Ahora bien, tratemos sobre un elemento enaltecedor de esta estatua: la coraza.


Esta indumentaria procura la descripción de los éxitos bélicos con una
exposición clara y detallada. Asimismo, se puede observar una disposición de
figuras y escenas que representan diversos dioses y personajes de la mitología
romana, así como acontecimientos históricos importantes de la época de
Augusto. Se mencionan detalles específicos, como la presencia de dos esfinges,
la figura de Caelus, el carro del Sol, la loba capitolina, la figura de Marte,
Hispania y la Galia vencidas, entre otros. La coraza es cerrada por la figura de
Tellus, la diosa de la tierra.

En mi opinión, la Estatua de Prima Porta es una obra de arte que representa al


gobernante romano que está al nivel de los dioses griegos y romanos. Copia la

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postura del Doríforo, pero tiene una modificación que lo cambia todo: el gesto
del Adlocutio. Este gesto genera un ritmo imperial, ya no se encuentra andando
sin rumbo como el Doríforo, sino que señala una direccionalidad clara y precisa.
Si el Doríforo siempre estaba en el centro de una plaza, el Prima Porta estará al
frente. No se podrá ver su espalda. El desnudo no es digno de un emperador. Sin
embargo, representa en su pecho sus victorias contra el Imperio parto. El estilo
formal es griego, pero la ideología que tiene detrás es romana. Una misma
estética cambia completamente de sentido por la cultura que la realiza y el
objetivo es claramente político. Está descalzo como los dioses, pues había que
mostrar a Augusto como un líder joven, fuerte, poderoso e inquebrantable.
Había, además, que mostrarlo como un hombre excepcional y prodigioso,
comparable sólo con los héroes del olimpo y la persona más adecuada para
gobernar Roma.

3. Gótico: Catedral de Colonia

La Catedral de Colonia es una impresionante catedral gótica ubicada en la


ciudad alemana de Colonia. Fue construida durante el siglo XII, un período en el
que Alemania estaba en el proceso de convertirse en un estado unificado bajo la
dinastía de los Hohenstaufen. Durante este período, la Iglesia Católica
desempeñó un papel importante en la política y la sociedad alemanas. Los
Hohenstaufen eran aliados cercanos de la Iglesia y promovieron la construcción
de grandes catedrales como un medio para mostrar su devoción y su poder
político. La Catedral de Colonia se construyó en un lugar de culto previo que se
había utilizado desde la época romana. La construcción comenzó en 1248 y se

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prolongó durante siglos debido a interrupciones por guerras y dificultades
financieras.

Gombrich describe la catedral como "una de las iglesias más grandiosas y más
bellas del mundo" y destaca su tamaño y majestuosidad. Gombrich también
señala que la construcción de la catedral comenzó en el siglo XIII y se prolongó
durante varios siglos, con diferentes arquitectos e influencias estilísticas. En
particular, destaca la forma de la fachada occidental, que está adornada con
torres gemelas y esculturas detalladas. (p. 295).

Navascués (2019) expresa que: “el descubrimiento de un plano original de la


catedral de Colonia le dio al asunto otra dimensión, la copia litográfica de la
misma, incluso un calco, en el que, añadiendo y completando con la pluma, se
podía ver al completo su perfil con sus dos torres gemelas” (p. 12). Esta cita
describe el perfil artístico de las dos torres gemelas de la Catedral de Colonia.

José María Samper (1828-1888), en un viaje que hacía por Europa, describe esta
obra arquitectónica con sus propias palabras:

Entre los numerosos edificios religiosos de Colonia ninguno llama la


atención en presencia de esa catedral admirable que los eclipsa a todos.
En efecto, es tan imponente y grandiosa aquella construcción, que no
obstante la falta de sus torres en la parte superior y la fealdad de las
armazones y los materiales que la rodean, con motivo de los trabajos
emprendidos para terminarla, produce en el ánimo del espectador una
emoción de asombro, respeto y admiración que no se disipa en muchas
horas. Esa catedral ha pasado por las más graves vicisitudes. La primera
piedra de sus cimientos fue puesta a mediados del siglo XIII, y los
trabajos de construcción, después de una lentitud secular, quedaron
suspendidos enteramente en 1509. En el siglo XVIII el capítulo
metropolitano degradó torpemente las admirables obras interiores del
monumento, verificando modificaciones del gusto más bárbaro. Durante
las guerras de la revolución francesa la catedral estuvo convertida en
almacén de forrajes. Por último, los reyes de Prusia, desde 1820 hasta la

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actualidad, han tomado interés por hacer terminar la construcción, y
actualmente se trabaja en ella con un empeño que hace esperar que al
cabo el mundo podrá admirar en su plenitud ese monumento grandioso,
que es una de las más sublimes creaciones del arte gótico. (p. 292-293).

Personalmente, creo que la catedral de Colonia es una obra de arte excepcional y


un verdadero tesoro cultural. La riqueza de su decoración, su tamaño imponente
y su impactante presencia en el paisaje urbano hacen que la catedral de Colonia
sea un lugar de visita obligada para cualquier amante del arte y la arquitectura
gótica. Es un testimonio de la habilidad y la visión de los constructores y artistas
de la época, que crearon una obra que ha sobrevivido durante siglos y sigue
inspirando a generaciones de personas a través de su belleza y majestuosidad.

4. Renacimiento: El nacimiento de Venus

En el año 1480, Italia se encontraba en el apogeo del Renacimiento, un período


de gran florecimiento artístico y cultural. En Florencia, en particular, el poder
político y económico se encontraba en manos de una clase emergente de
mercaderes y banqueros, que financiaban el mecenazgo de artistas y eran
grandes admiradores del arte y la cultura clásica. La obra "El nacimiento de
Venus" de Sandro Botticelli es un reflejo de esta época, ya que se inspira en la
mitología clásica y representa una deidad pagana, la diosa Venus, en lugar de
una figura cristiana.

En su obra "Historia del Arte", Gombrich (1950) señala que Botticelli combinó
hábilmente la elegancia y la gracia de la tradición clásica con una sensibilidad

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cristiana que reflejaba la moralidad y la espiritualidad renacentistas. Según
Gombrich, el gesto modesto de Venus y la suave inclinación de su cabeza
sugieren una pureza y modestia cristianas, mientras que las ninfas que la rodean
y los vientos que la llevan reflejan la elegancia y la gracia clásicas. Además,
Gombrich destaca la composición armoniosa y simétrica de la obra, que enfatiza
la belleza y la perfección del cuerpo humano. La concha en la que Venus está
sentada se asemeja a una especie de cuna, lo que sugiere la idea de un
renacimiento, y la luz dorada que envuelve a la diosa simboliza la divinidad y la
eternidad. (p. 269).

Como dijo Ortega (2011): "el mito del nacimiento de Venus ha sido una fuente
recurrente de inspiración para los poetas españoles de vanguardia y ha formado
parte importante en su obra literaria" (p. 1-2).

Personalmente, creo que el Nacimiento de Venus es una obra excepcionalmente


hermosa y simbólica que muestra la elegancia y la gracia del Renacimiento.
Botticelli logró capturar el espíritu de la época al combinar elementos clásicos y
mitológicos con una técnica pictórica refinada y una gran habilidad en la
representación del cuerpo humano. La figura de Venus es especialmente
llamativa, con su belleza y sensualidad idealizadas, pero también muestra un
toque de naturalismo y realismo en la forma en que está representada. La
composición de la obra, con las figuras dispuestas de forma equilibrada y
armónica, es también una muestra del interés del Renacimiento por la armonía y
la proporción.

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Bibliografía:

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