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INTRODUCCIÓN AL TRABAJO SOCIAL

FICHA DE CÁTEDRA

El Rol del trabajador social

Reflexiones acerca del rol definido teóricamente y el


rol desempeñado en la práctica profesional.

Lic. Ana Romina Alvaro

AÑO 2003
NTRODUCCIÓN

Trabajo social como profesión se ha configurado a la luz de sucesivas


transformaciones histórico-sociales, las cuales contribuyeron a la construcción de su
especificidad1 y a los elementos constitutivos de la misma; pero a la vez originaron
un marco de ambigüedades y contradicciones que condicionaron la posibilidad de
consolidar una base teórica que responda a las necesidades de la profesión, y
permita redireccionar la intervención, proyectando la misma en la práctica concreta.
Desde los antecedentes del Trabajo Social, hasta el momento de su
institucionalización, las concepciones acerca del objeto y el sujeto de intervención,
los objetivos específicos, como así también el rol profesional, han asumido diferentes
posicionamientos, lo que posibilitó mirar hacia adentro de la profesión, a partir del
análisis del presente pero con una visión crítica del pasado, generando un espacio
de reflexión y construcción profesional abierto hacia el futuro.
El roí profesional definido desde la teoría y el rol efectivamente desempeñado en
la práctica profesional constituye el eje de esta ficha de cátedra, la cual tendrá como
objetivo fundamental definir los lineamientos teóricos provenientes del ámbito
académico acerca del rol profesional y en qué medida son contradictorios con los
requerimientos explícitos provenientes de la demanda social y laboral con relación al
rol de! trabajador social.

El rol del trabajador social

La especificidad del Trabajo Social puede ser definida como un aspecto dinámico,
en continua construcción, permitiendo de este modo, la redefinición de sus
elementos constitutivos. El rol profesional es una parte constitutiva de la
especificidad, y como tal se resignifica constantemente.
Genéricamente, rol es un concepto que puede ser definido como el pape! que
ejerce una persona cuando ocupa una posición, y de la cual se espera una
determinada conducta mientras ejerce ese rol.
Las expectativas en torno al rol desempeñado proviene de dos líneas:
> En primer lugar, las expectativas que los demás tienen acerca de la conducta de
quien ocupa una posición y ejerce un determinado rol. Es decir todo lo que los
demás esperan que esta persona realice en el ejercicio de su rol. Esto configura el
"deber ser para los demás", un primer aspecto de la estructura del rol.
> Por otra parte, se encuentran las expectativas que se tienen acerca de la propia
conducta mientras se ocupa una posición determinada. Es decir, todo lo que uno
mismo espera realizar mientras ejerce un determinado rol. Este segundo aspecto
se constituye en el "deber ser para sí mismo".
> Finalmente se encuentra un tercer aspecto, el cual se refiere a lo que
efectivamente se hace en la práctica profesional. Frecuentemente en este ámbito
se produce un antagonismo entre los anteriores aspectos.

1
La existencia o no de especificidad profesional se constituye en un tema que provoca posturas opuestas. Desde una
postura histórico-crítica (Montano, Faleiros, Iamamoto, etc.) consideran innecesaria la búsqueda de especificidad
profesional; Y desde una postura endógena (García Salord, Kisnerman, etc.) tratan de consolidar la especificidad
profesional resignificando sus elementos constitutivos: objeto, sujeto, objetivos, marco teórico y metodológico.
Considero que la búsqueda de especificidad, responde a una necesidad interna del Trabajo Social, por consolidar una
identidad profesional que permita incrementar la calidad de la intervención profesional.
Teniendo en cuenta esta estructura genera! del rol, en Trabajo Social el "deber
ser para los demás" se configura de acuerdo a los requerimientos que provienen de
las instituciones y de los sujetos sociales, quienes se constituyen en usuarios de los
servicios de las mismas. Por otra parte el "deber ser para sí mismo " se configura por
aquello que el trabajador social espera de sí en el ejercicio de su rol profesional,
según los lineamientos teóricos, metodológicos y éticos que provienen del ámbito
académico.

1o Aspecto: "Deber ser para los demás" (institución-sujetos sociales).

La intervención profesional en el ámbito institucional se desarrolla entre dos tipos


de demandas, en primer lugar una que proviene de la propia institución, y otra de los
sujetos sociales (usuarios) quienes acuden a la institución en busca de recursos y/o
servicios sociales, para satisfacer sus necesidades.
Vicente de Paula Faleiros 2 , desde una perspectiva crítica considera que las
instituciones forman parte de un entramado político y social, las cuales son un nexo
entre el estado y la sociedad, pero fundamentalmente organizadas para defender los
intereses de ciertos sectores sociales quienes a través de ías instituciones
fragmentan y particularizan las problemáticas y tipifican a los sujetos sociales que se
acercan a las instituciones, quienes son etiquetados como usuarios o clientes de los
servicios que presta dicha institución, estos últimos definidos como "favores" que
realiza el estado; transformando de este modo la figura de sujeto de derecho por la
de sujeto pasivo receptor de los beneficios de la política social.
Tradicionalmente, la institución se constituye en el espacio laboral de los
trabajadores sociales. La misma requiere del profesional un rol instrumental basado
en la elaboración de informes, la realización de visitas domiciliarias, trámites,
gestiones y la provisión de recursos asistenciales. Dichas actividades se constituyen
en fines en sí mismas lo que no permite profundizar el abordaje del objeto de
intervención.
El "deber ser para los demás" implica que el trabajador social debe ejercer un rol
de mediador entre las demandas, expresión de necesidades sociales y la institución
quien provee de los recursos para satisfacer las mismas. El trabajador social debe
facilitar este intercambio a través de tres líneas de acción, la atención directa, la
derivación hacia otros profesionales u otras instituciones, y la orientación.3
Se requiere del trabajador social un rol relacionado básicamente con la dimensión
asistencial para la sobrevivencia, es decir que se provea de recursos materiales, que
puedan solucionar parcialmente, problemas de salud, alimentación, vivienda, etc.
Se exige del profesional, rapidez e inmediatez en la atención de las problemáticas;
transformando de este modo el proceso de intervención en un procedimiento
burocrático y espontáneo que no permite superar el nivel de la demanda.

2° Aspecto: "Deber ser para el trabajador social"

En los años posteriores al movimiento de reconceptualización3, se configuró un


nuevo "deber ser para el trabajador social", originado en los ámbitos de formación
académica.
Desde un nivel teórico, el rol del trabajador social puede ser definido como
asistencial- educatívo (tomando como referentes teóricos a Kisnerman y a Mercedes
Gagneten quienes definen concretamente el rol profesional), enmarcado en un
proceso compuesto por dos dimensiones, una referida a la sobrevivencia, es decir a
la provisión de recursos materiales, necesarios para elevar el nivel de vida de los

2
Faleiros, Vicente de Paula. Trabajo Social e Instituciones. Editorial Humanitas; Bs.As. 1992
3
La Reconceptualización fue un movimiento originado en la década de los sesenta, el cual implicó un fuerte
cuestionamiento y crítica hacia el interior de los ámbitos académicos del Trabajo Social, acerca de la formación que se
impartía desde los mismos, como así también del rol profesional que se ejercía sobre todo en las instituciones. Este
movimiento permitió mirar la realidad desde otras perspectivas, como así también develar el papel que cumplía el
trabajador social en relación con el estado y con los sujetos sociales; de este modo se puede decir que la
Reconceptualización se constituyó en una matriz a partir de la cual se originaría un nuevo "deber ser" para el trabajador
social. 3
sujetos sociales. Y otra dimensión referida a lo político-organizativo, la cual se
relaciona con la apertura de espacios en los cuales se haga efectiva la participación
de los sujetos sociales en la superación de sus problemáticas. Revalorizando su
condición de sujeto de derecho.
Dicho proceso permitirá no sólo reconocer cuáles son los problemas que
obstaculizan la vida cotidiana de los sujetos de intervención, sino también identificar
cuantitativa y cualitativamente los recursos con los que cuentan, a fin de que puedan
hacer uso de los mismos en la resolución de sus problemáticas.
Este proceso se inicia, con el primer contacto que el trabajador social tiene con los
sujetos sociales a través de la demanda, y es competencia del profesional dinamizar
el desarrollo del mismo, activando ambas dimensiones del rol y de esta forma
superar el nivel de la demanda.
El rol del trabajador social se basa en dos pilares fundamentales, uno teórico-
metodológico, y otro ético-político.
El primer binomio tiene como elemento fundamental, la ética. Aspecto que debe
estar presente en toda acción profesional, sobre todo cuando se trabaja con
personas.
La ética se relaciona con la responsabilidad que se pone en práctica mientras se
ejerce el rol profesional, esto implica reflexionar constantemente sobre qué se hace,
cómo se lo hace y porqué se lo está haciendo en el marco de la intervención
profesional. Dicha reflexión debe atravesar tres ámbitos del Trabajo Social:
> Ambito académico: porque se constituye en un espacio de formación
profesional, y de generación de conocimiento científico.
> Organizaciones profesionales: se constituyen en espacios representativos del
trabajador social, en la reivindicación de sus derechos como asalariados en el
mercado laboral.
> Campos de intervención profesional: espacios en los cuales se mantiene un
contacto directo con los sujetos sociales, quienes se constituyen en sujetos de
intervención.
Hablar del aspecto político en Trabajo Social, es hacer referencia a dos
categorías; la ciudadanía y el Trabajo Social como parte de un proyecto político. En
primer lugar, ser ciudadano implica ser un sujeto de derecho, con posibilidades
concretas de participar en la elección de los representantes, pero también poder
acceder a mecanismos de control de los actos de dichos representantes, con el
propósito de hacer efectivo el cumplimiento de los derechos sociales.
Uno de los desafíos del Trabajo Social es la revalorización de la ciudadanía, a
través de la puesta en marcha de la fase educativa del rol, transmitir horizontalmente
contenidos que fortalezcan la formación ciudadana, potenciando la participación y
canalizando la misma en organizaciones colectivas, a partir de las cuales se originen
procesos inclusivos que fortalezcan la democracia.
Por otra parte hablar de política en Trabajo social, exige reconocer que el mismo
forma parte de un proyecto político determinado. Históricamente el rol del trabajador
social fue el de mediador entre el estado y la sociedad; el mismo se constituyó en
ejecutor de la política social y su intervención tendía (¿tiende?) a cumplir con los
objetivos de un proyecto político en un determinado momento de la historia.
Reemplazando en algunos casos los objetivos de organización y movilización, por
los de adaptación y domesticación.
Se puede decir entonces que ambos aspectos del rol profesional mantienen una
relación contradictoria, (la cual se refleja en la práctica profesional), ya que difiere
aquello que la institución y los sujetos sociales requieren del trabajador social y
aquello que el profesional espera realizar de acuerdo a los lineamientos teóricos,
metodológicos y éticos provenientes del ámbito académico:

4
Contradicciones

La relación antagónica entre los aspectos que configuran la estructura del rol
profesional, se expresa en un conjunto de elementos contradictorios,
encontrados durante un trabajo de campo realizado en una institución estatal;
los cuales permiten develar al menos en un caso concreto, cómo se configura el
rol en la práctica profesional y de este modo conocer, si mantiene una relación
contradictoria con el rol declamado académicamente, y cuáles son los factores
que no permiten una articulación entre ambos. Es importante aclarar que las
contradicciones y los factores obstaculizadores referidos al rol profesional, no
son inherentes a todas las instituciones, pero pueden constituirse en indicadores
parciales, sobre lo que está sucediendo en la práctica profesional.

♦ Institución:
- Desde la misma se requiere del trabajador social, un rol cuyas características
se relacionan con, la realización de visitas domiciliarias, la elaboración de
informes socioeconómicos, la realización de trámites y gestiones, tendientes
a la provisión de recursos materiales. Se necesita que el profesional de
trabajo social, priorice lo "urgente de lo importante", es decir que su
intervención debe ser rápida y eficaz, el profesional debe organizar sus
estrategias de acción según los recursos institucionales disponibles y debe
seleccionar a los beneficiarios de los mismos certificando y dando fe de la
situación de pobreza de los sujetos sociales.

♦ Especificidad profesional:
- Los trabajadores sociales identifican confusamente su rol, con objetivos y
funciones pertenecientes a los programas y proyectos en los cuales trabajan,
por ejemplo ante la problemática de los chicos de la calle, el rol fue definido
como, la reinserción de los niños al ámbito social y familiar, cuando en
realidad este planteo es uno de los objetivos generales de un proyecto
institucional. Por otra parte, consideran que en Trabajo social existe un único
rol, (el cual no pudo ser definido concretamente), con distintas características
según los campos de intervención y las problemáticas que se abordan. De
este modo se el rol profesional se despliega en un amplio abanico de
posibilidades: formador, capacitación, acompañar, promotor, prevención,
agente de cambio, etc.
- Entre los "roles" mencionados se definió el de educador social, el ejercicio del
mismo consiste en decirles a los sujetos sociales que deben hacerse cargo de
sus problemáticas. Este concepto se contradice con lo establecido por el ámbito
académico, ya que ser educador social, implica un proceso en el cual se trabaja
conjuntamente con los sujetos sociales, aportando el profesional todo un bagaje
de conocimientos científicos, promoviendo una relación dialéctica de enseñanza
y aprendizaje entre el trabajador social y los sujetos sociales. Como se podrá
observar este es un concepto más amplio que e trasciende al anterior; ya que no
es lo mismo decirles a los sujetos que realicen tal o cual acción, que iniciar "con"
el trabajador social, un proceso de participación consciente.
- Por otra parte, teniendo en cuenta la definición del rol de educador social desde
el un nivel teórico, el mismo hace referencia explícita sobre la participación activa
de los sujetos sociales; en esta práctica concreta pudo constatarse que dicha
participación se dificulta, fundamentalmente por la magnitud de la demanda, el
ritmo vertiginoso de la intervención profesional y además porque las
profesionales deben priorizar lo urgente de lo importante, según el mandato
institucional.
- La dimensión del rol referida a la asistencia para la sobrevivencia, se identifica
sólo con el mandato institucional; cuando desde ¡a teoría se reconoce
explícitamente esta dimensión como parte constitutiva del rol profesional. La
misma debe considerarse como un punto de partida para iniciar otros procesos
que se refieran a la organización social.
La negación de la dimensión antes mencionada, se debe a que no hubo una
correcta resignificación de la misma, es decir que, la provisión de recursos
materiales para mejorar la calidad de vida de los sujetos sociales, es también
considerarlos como sujetos de derecho, amparados por la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, en la cual se establece que toda persona tiene
derecho a tener un nivel de vida adecuada, que le asegure entre otras cosas, la
alimentación, la vestimenta y la vivienda.
La escisión del rol en objetivos y funciones, se relaciona con la definición del
objeto de intervención que se hace desde esta práctica profesional concreta.
Desde el ámbito académico se establece que el objeto de intervención se
construye, a partir del primer contacto que el trabajador social tiene con un campo
de problemas presentes en la realidad, pero también es importante conocer la
esencia de esa realidad, es decir comprender la relación que existe entre el
sujeto y su necesidad, las representaciones que guían su accionar y las
estrategias de superación que genera para solucionar sus problemas. De esta
forma el objeto de intervención se irá construyendo porque cada situación y cada
sujeto son diferentes. Al contrario en la práctica profesional estudiada, el objeto
de intervención está establecido a priori {problemáticas psicosociales,
desnutrición, maltrato, etc.) fragmentado en diversas problemáticas a partir de las
cuales se define y "etiqueta" al sujeto de intervención (niños maltratados, chicos
de la calle) identificándolo en algunos casos como objeto y no como sujeto,
cuando teóricamente el objeto de intervención del Trabajo Social son los
problemas sociales en la medida en que obstaculicen la vida cotidiana de los
sujetos sociales. Lo planteado permite comprender cómo el rol se modifica,
según la perspectiva de la profesionales, de acuerdo a las problemáticas que
abordan, por ejemplo si el problema es la desnutrición, el rol en este caso sería
capacitar a las madres de los niños para que esto no suceda, si el problema son
los chicos de la calle, el rol profesional sería la reinserción social de los niños.
A partir de lo mencionado anteriormente, se puede decir que desde un nivel
teórico, existe una clara tendencia a configurar un "deber ser para el trabajador
social", basado en la revalorización del sujeto como portador de derechos, activo,
capaz de participar en el proceso de superación de sus problemáticas, junto a!
trabajador social, este último desempeñando un rol asistencia! pero también
educativo vinculado a la organización, con el objetivo de instrumentar a los sujetos
sociales, para que puedan traducir sus necesidades derechos sociales, en un marco
de plena democracia política y social, y en el reconocimiento de los Derechos
Humanos como principio unificador.
Por el contrario en la práctica profesional, prevalece fa implicancia del "deber ser
para los demás", es decir los requerimientos que provienen sobre todo de la
institución.
Según estos requerimientos, el trabajador social debe ser mediador entre las
demandas, expresión de necesidades sociales, y la institución que posee los
recursos para satisfacerlas. El rol que debe ejercer tiende más a la asistencia para la
sobrevivencia que a la organización de los sujetos sociales.
La dimensión referida a la sobrevivencia, es la que prevalece, pero en muchos
casos no se concreta, debido a que la burocracia institucional paraliza la provisión de
los recursos a quienes lo requieren, además, la elección de los beneficiados 6 se
realiza mediante un sistema de "favores" implementado por el poder político
internalizado en la institución.
La dimensión referida a lo político-organizativo, no llega a desarrollarse, a pesar
que en el discurso aparezca el rol de educador social, al menos en esta práctica
profesional no se lleva a cabo. Sin embargo es importante aclarar que, la intención
de desarrollar esta dimensión existe en algunas profesionales.
Entre los factores que se encontraron, (los cuales se constituyen en
obstaculizadores de la articulación del rol teórico y el rol en la práctica profesional) se
pueden mencionar:
> Factores externos: el poder político, representado en la figura del director de la
institución, quien ejerce influencia y presión sobre las profesionales, a través
de la implementación de un sistema de sanción, el cual es sutil, no presenta
violencia explícita; y se activa cuando las trabajadoras sociales no quieren
cumplir con objetivos políticos. La sanción consiste en trasladar a las
profesionales a otras dependencias o se suspenden los proyectos en los que
trabajan. De este modo se produce una ruptura en el proceso de intervención.
Otro de los factores es la política social, definida como un instrumento de la
institución, concebida la misma como una concesión que el estado realiza para
disminuir las desigualdades sociales. Es decir que está dirigida hacia un
conjunto de personas que no fueron beneficiadas por el mercado. De este
modo se configura un tipo de política social, correctiva, paliativa y
compensatoria que lejos de disminuir las desigualdades sociales, las consolida
ya que ataca los efectos de las problemáticas y no las causas que las generan.
La política social implementada desde la institución estudiada, está compuesta
por un conjunto de programas y proyectos que persiguen fines cuantitativos,
es decir que se trata de abarcar a un gran número de personas y beneficiarlas
con los recursos de la política social. La ejecución de dichos programas es
competencia de las trabajadoras sociales, quienes en algunos casos
desconocen el financiamiento de los mismos.
> Factores internos: la falta de autocrítica de las profesionales con respecto a su
rol profesional, no permite reconocer las propias responsabilidades,
depositando todo lo negativo en la institución o el estado. La reflexión es
importante porque permite redireccionar la intervención profesional
constantemente.
La formación de las trabajadoras sociales de la institución, no les permite
visualizar incoherencia entre la teoría y la práctica, y por otra parte esto hace
que coincida en alguna medida aquello que esperan de su rol profesional con
lo requerido por la institución.
La escasa capacitación entre las profesionales, no les permite tomar contacto
con nuevas producciones teóricas, las cuales son imprescindibles para
redefinir y ampliar la óptica del propio quehacer profesional.
Por último, el abismo entre los profesionales de ambos ámbitos (académico e
institucional) es sin duda un factor importante. Desde la institución, se critica a
los profesionales de la academia la falta de contacto con la realidad y la
imposibilidad de acceder a las producciones teóricas elaboradas por los
mismos.

Conclusiones
La superación de los factores mencionados anteriormente, será posible en la
medida en que desde el colectivo profesional se acepten las limitaciones
7
contextúales, pero sin utilizarlas como excusas de las propias limitaciones
profesionales, para modificar la "mirada" frente a una realidad que atenta
contra los derechos de los sujetos sociales. El trabajador social no debe
convertirse en un rehén de los mandatos institucionales, sino comenzar a
revalorizar cada espacio laboral, originando cambios paulatinos que se
proyecten hacia el exterior, transformando cualitativamente la intervención
profesional y la relación con los sujetos sociales.
Será a través del aporte y el intercambio entre ambos espacios (académico e
institucional) lo que permitirá desentrañar la contradicción entre el rol
declamado académicamente y el rol despeñado en la práctica profesional. Se
hace por ello necesario la formación de alianzas entre los distintos
profesionales, no desde la homogeneidad, sino desde la diferencia, pero sobre
la base del consenso, el cual tenga una proyección concreta en la realidad,
resignificando de este modo el Trabajo Social en un proceso de construcción
constante.

Bibliografía

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• Trabajo final de tesis. Alvaro , Ana Romina (2003): Contradicciones entorno al Rol
del trabajador social. El Rol teórico versus el rol en la Práctica profesional. Lic. en
Trabajo Social, facultad de Filosofía y Letras. UNT.

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