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INFORME ANUAL

2018
INTRODUCCIÓN GENERAL

Enemigos del pueblo

Nunca imaginé cuando empecé a soñar con ser periodista que algún día sería
tachado de enemigo del pueblo.

El informe sobre el estado de la libertad de prensa en el mundo que la sección


española de Reporteros Sin Fronteras elabora todos los años, deteniéndose en cada
país y tratando de que se reconozca el trabajo de cada periodista en particular, con
su nombre y su peripecia, los asesinados, los encarcelados, los torturados, los
desaparecidos, los perseguidos, que hoy presentamos, vuelve a ser muy poco
halagüeño. Soplan malos vientos para la libertad de prensa en el mundo, porque
soplan malos vientos para la libertad.

El historiador estadounidense Timothy Snyder lleva años investigando los estragos


que el nazismo y el comunismo causaron en la placa tectónica política que va desde
los Países Bálticos al Mar Negro, en el corazón de Europa. Dijo Snyder en una
entrevista reciente que “Putin y Trump tienen miedo de los periodistas y los odian
porque comprenden algo que nosotros también hemos de entender: que los hechos
son los que hemos de contar para ser libres”.

Comentando la edición en español de Verdad y mentira en la política, de la


pensadora Hannah Arendt, recuerda el ensayista Daniel Capó que “una política
desligada de la verdad se corrompe desde dentro y termina convirtiendo al
Estado en una maquinaria que destruye el Derecho”. De ahí que “el correcto
funcionamiento de la democracia exige proteger la verdad de los hechos frente
a la fuerza persuasiva de la falsedad y la intoxicación”. La necesidad de un
periodismo fundado en hechos, no en falsedades ni en intoxicaciones, un
periodismo que luche a brazo partido por la verdad, es condición necesaria
para la existencia de una democracia. Pero no suficiente.

Hablando del gran pensador polaco Leszek Kolakowski, uno de los mayores
expertos en el marxismo, el editor de la revista peruana Etiqueta negra, Julio
Villanueva Chang, escribió: “La doctrina de ‘no hay hechos, sólo interpretaciones’
anula la idea de la responsabilidad humana y los juicios morales; en efecto,
considera de igual validez cualquier mito, leyenda o cuento, en relación con el
conocimiento, como cualquier hecho que hayamos verificado como tal, de
conformidad con nuestras normas de investigación histórica”. Lo que pretenden
Putin, Trump, y cada vez más dirigentes de la vieja Europa con pulsiones
autoritarias que dejan en entredicho y a los pies de los caballos los fundamentos
que construyeron la Unión Europea, es que hay verdades alternativas, verdades
útiles a una visión política determinada. Y cuando las investigaciones periodísticas
dejan al descubierto que eso no es así, que las connivencias entre el poder
mafioso y el poder político son estrechas, que se miente a sabiendas, que se
miente con descaro, los periodistas son literalmente amordazados, eliminados,
asesinados.

El año 2018 ha estado marcado por una escalada tal de ataques contra periodistas
que la revista Time eligió “Persona del año” a los “guardianes” de la libertad de
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2018
prensa. Puso como ejemplo a periodistas que esgrimen la necesidad democrática
básica de que los ciudadanos sepan, no solo lo que ocurre a su alrededor, sino lo
que está detrás de las noticias. ¿Por qué asesinaron en 2017 a Daphne Caruana
Galizia en Malta? ¿Por qué asesinaron en 2018 a Ján Kuciak en Eslovaquia? ¿Por
qué en lo que va de 2019 han asesinado ya a Ahmed Hussein-Suale, el periodista
de investigación más famoso de Ghana, y al periodista mexicano Rafael Murúa
Manríquez?

En 2018, el inaudito asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado


de su país en Estambul (donde al parecer fue descuartizado y su cuerpo hecho
desaparecer por agentes enviados por el gobierno de Riad) ha dado visibilidad a
decenas de otros periodistas que han pagado con sus vidas su compromiso con la
sociedad, es decir, con la verdad. Según RSF, en 2018 al menos 80 periodistas
fueron asesinados por realizar su trabajo en todo el mundo con absoluta impunidad.
Además, otros 348 informadores fueron detenidos arbitrariamente. Países como
Turquía, China o Irán son las mayores cárceles de periodistas del mundo, mientras
que Siria o Yemen se han convertido en auténticos agujeros negros informativos,
donde no se sabe a ciencia cierta qué está ocurriendo, debido a la persecución
hacia los reporteros en medio de estos conflictos.

En su Diario escribe Ana Frank que “el papel es más paciente que los hombres”.
Nuestro papel es electrónico, aunque esperamos que tenga vida más allá de
internet, que sea útil para poner fin a esa tendencia de convertir a los periodistas en
enemigos del pueblo. En el enemigo a batir, por aguafiestas, por empeñarse en
tratar de explicar que no hay soluciones simples a problemas complejos, y que si
arrojamos al niño de los hechos con el agua sucia de la propaganda al final lo que
peligra es todo el edificio democrático, toda el agua del conocimiento que nos
permitiría saber en qué mundo vivimos, qué políticos sin escrúpulos mienten o
desinforman o intoxican buscando chivos expiatorios que les permitan mantenerse
en el poder aplastando al disidente, al que pregunta, al periodista que busca por
encima de todo la verdad para que “el pueblo” sepa a qué atenerse. Por eso les
invitamos a leer despacio este informe que es un mapamundi de esa lucha por un
bien precioso como es la libertad de prensa. No permitamos que llegue un día en
que lo añoremos porque, con él, habremos perdido la democracia.

El Informe Anual 2018 demuestra cómo en el mundo se mantienen preocupantes


tendencias hacia la prensa heredadas de años anteriores, mientras se acentúan
otras, como la violencia de la población hacia los informadores. Asia continúa
registrando las cifras más elevadas de asesinatos de periodistas, y países como
China o Vietnam nos muestran un año más el implacable crisol de su censura, pero
ha sido en la India o Bangladesh donde hemos visto la cara más virulenta del
extremismo religioso de la población hacia los periodistas. La intimidación y acoso a
los profesionales locales también ha sido una realidad creciente en Oriente Medio,
otra región tradicionalmente caracterizada por la férrea censura religiosa y el
elevado número de periodistas muertos en la cobertura del sinfín de conflictos que
perduran y se generan en la región. Una condena no menos real en África,
continente de prolongadas guerras y aguejeros negros informativos donde la vida
del mensajero vale tan poco con tanta frecuencia. Como demuestra un año más la
cifra de periodistas asesinados en México, representante de un continente donde,
pese a la mejora, la prensa se ve azotada de manera constante por la violencia
proveniente de tan diferentes frentes. Entre ellos el presidente estadounidense, que
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2018
este año ha explotado su término fake news, copiado a escala mundial tanto en
regímenes autoritarios como en democracias que no actúan de manera impecable
en la defensa de la separación de poderes y trata de intimidar a la prensa que
practica el escrutinio con rigor.

En Europa, a comienzos de año, dos reporteros italianos del semanario L’Espresso


fueron agredidos mientras cubrían un acto conmemorativo de la extrema derecha. El
director de la revista lamentó que el ministro del Interior, Matteo Salvini, no
encontrara ninguna palabra para condenar la agresión. Y ante las agresiones de
algunos grupos de chalecos amarillos franceses a los informadores, el secretario
general de nuestra organización, Christophe Deloire, pidió a los dirigentes del
movimiento que condenen los crecientes actos de violencia contra los periodistas.
Algo que también hemos visto, y condenado, en la cobertura de la situación en
Cataluña, contra periodistas cercanos o contrarios al independentismo.

Pawel Adamowicz era alcalde de la ciudad polaca de Gdansk, cuna del movimiento
Solidaridad, desde 1998. Fue asesinado el pasado 14 de enero a cuchilladas
mientras protagonizaba un acto público. El Gobierno ultraconservador polaco ha
atizado una forma cada vez más radical de polarización política y social, y para ello
no ha tenido empacho en recurrir a los medios. En una actitud que recuerda a la
reacción de Donald Trump cuando acusó a los medios que habían recibido paquetes
bomba en Estados Unidos de atizar el odio, la televisión pública polaca culpó a la
oposición, de la que formaba parte Adamowicz, de “caldear las emociones”. Yuliya
Shavlovskaya, que ayuda a los inmigrantes a través de una ONG, dice que el
asesinato del popular alcalde es fruto de la polarización del discurso político: “Hay
tanto discurso del odio por todas partes, especialmente desde los medios públicos...
Pero nadie pensó que las palabras llevarían a los hechos”.

En su carta anual a sus 1.550 empleados, el editor del New York Times, Arthur G.
Sulzberger, les dijo a comienzos del pasado mes de enero: “Cuando solo el Times
produce más palabras en una semana que Shakespeare en toda su vida, el mundo
no necesita más contenidos -ya tenemos suficientes hasta el apocalipsis-, sino más
del mejor periodismo”. Simon Kuper, periodista del Financial Times, en una reciente
columna titulada ‘Malas noticias acerca del periodismo’, recordó que Steven Pinker,
profesor de psicología en Harvard, no deja de hacer hincapié en que el mundo de
las noticias se suele centrar en hechos a expensas de tendencias más influyentes y
reveladoras a largo plazo, como por ejemplo la ampliación de la esperanza de vida
en todo el mundo. Los periódicos podrían haber publicado el titular de que 137.000
personas salieron de la extrema pobreza ayer cada día de los últimos 25 años. Pero
no lo han, no lo hemos hecho. ¿Porque no es noticia? ¿O porque solo nos gustan
las malas noticias que ratifican la especie de que todo va a peor? El periodista
holandés Joris Luyendijk argumenta que la publicación de informaciones que
exponen la corrupción del establishment lo que a menudo hace es cebar la ira
populista. Y en tercer lugar Kuper recuerda: “cada periodista contemporáneo sabe
de su despreciable, irrelevante, influencia en los puntos de vista de la gente, y lo
sabemos”. Incluso el influyente Financial Times.

En un artículo en El País, el analista Moisés Naím decía que el aumento de la


desigualdad económica, la precariedad y la sensación de injusticia social son
algunas de las causas de la polarización política. “La popularización de las redes
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sociales y la crisis del periodismo y de los medios de comunicación tradicionales
también contribuyen a alentarla. Las redes sociales como Twitter o Instagram solo
permiten mensajes cortos. Tal brevedad privilegia el extremismo, ya que cuanto más
corto sea el mensaje, más radical debe ser para que circule mucho. En las redes
sociales no hay espacio, ni tiempo ni paciencia para los grises, la ambivalencia, los
matices o la posibilidad de que visiones encontradas encuentren puntos en común.
Todo es o muy blanco o muy negro”. Eso hace mucho más difícil llegar a acuerdos.

Escribió hace muchos siglos el poeta persa Rumí:

“El amor es una cualidad de Dios.


El miedo es un atributo
de los que piensan
que sirven a Dios”

Tal vez debiéramos frecuentar a los poetas y guardar silencio más a menudo, para
pensar en si estamos siguiendo un camino completamente equivocado. Miedo y odio
son dos síntomas crecientes en el mercado de las noticias, en el mercado político de
la realidad. Y el periodista no es ajeno a ese campo magnético tan tóxico, convertido
en enemigo del pueblo, muñeco para el pim pam pum, el tiro al blanco de los que
quieren imponer el silencio y quedar impunes.

¿Por qué es necesario el periodismo? ¿Por qué los partidos y los poderes, todos los
poderes, no quieren periodismo, sobre todo un periodismo honesto y crítico, que les
deje en evidencia? ¿Por qué hace falta un contrapoder? ¿Por qué hace falta RSF?
¿Por qué es imprescindible la verdad?

Timothy Synder dedica su último libro, El camino hacia la no libertad, a los


periodistas. En la entrevista que citaba al principio (que publicó Juan Cruz en El País
Semanal), el historiador estadounidense insistía en por qué son tan importantes los
reporteros: “porque veo lo que pasa cuando desaparecen. Cuando los periodistas se
van, sobre todo los locales, se crea una oportunidad para que los autoritarios
gobiernen desde la desconfianza. Gracias a los reporteros sabemos de la guerra
global. Para combatir la desigualdad global nada hay mejor que periodismo de
primera mano”.

Porque no queremos abandonar toda esperanza. Porque no queremos vivir en una


sociedad cínica y desalmada. En la que prime el sálvese quien pueda. Porque el
dolor será atroz y lo pagarán mucho más caro los que tienen menos recursos. El
periodismo no nos salva, pero trata de crear una sociedad más justa, menos
desigual. Y para eso sirven, o deberían servir, los periódicos. Por eso es
imprescindible buscar la verdad a toda costa, aunque duela. Y lamentar el asesinato
de cada periodista que pierde la vida en ese empeño. Porque con ese mensajero
silenciado muere la palabra que, como el agua, debe aliviar, debe permitir que
crezca el conocimiento, fluya la verdad.

Alfonso Armada
Presidente de la sección española de Reporteros Sin Fronteras
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2018
ÁFRICA

INTRODUCCIÓN ÁFRICA

Ser periodista en África es sumamente peligroso

El periodismo en África es una actividad extremadamente peligrosa. Seis periodistas


fueron asesinados en el continente por causas directamente relacionadas con su
actividad informativa: tres en Somalia, país en guerra desde hace años y el más
peligroso de todo el continente para periodistas, por disparos de la policía y por
atentados del extremismo islámico; y otros tres en la República Centroafricana, en
este caso por disparos de asaltantes, durante un episodio relacionado con la
intervención de fuerzas rusas en el conflicto. Pero, hubo más episodios de violencia
a lo largo de 2018: un periodista murió también asesinado en Liberia, apuñalado y
arrojado a la calzada desde un coche, sin que se recoja su caso en el Barómetro de
RSF, debido a la falta de una investigación exhaustiva. Otros dos periodistas
salvaron su vida milagrosamente: uno sobrevivió a la explosión de una bomba
colocada en su coche en Somalia, y otro logró escapar de otro vehículo, en Kenia,
en el que trataron de matarle los guardaespaldas de un ministro, molesto por la
publicación de su aventura con una amante. En Malí, el responsable de la Comisión
de la Verdad y la Reconciliación del país (que dimitió poco después), citó a un
bloguero en su despacho para propinarle una paliza monumental y obligarle a beber
su propia orina por haber publicado que esa Comisión apenas tenía actividad, ni
ofrecía resultados.

El riesgo para los periodistas en África aumenta si pretenden llevar a cabo


investigaciones independientes sobre el desempeño de los gobiernos, o los
numerosos casos de corrupción que afectan a muchos de ellos. Pero en muchas
ocasiones el peligro está en interesarse en algo tan elemental como los candidatos
en unas elecciones, incluidos los de la oposición, o por cubrir las manifestaciones de
protesta de los ciudadanos cuando hay una subida de precios, por ejemplo.

Difundir en África aquello que a un gobierno autoritario no le guste, o que moleste al


ejército o la policía, puede tener terribles consecuencias para el reportero que lo
escriba, lo fotografíe o lo relate en la radio, y además muy serias repercusiones para
los medios que decidan publicarlo.

Hay países en África que son verdaderos agujeros negros para la información, como
Eritrea o Guinea Ecuatorial, donde sencillamente no hay prensa que informe de
nada, por la desaparición de los propios medios y la encarcelación de los
periodistas, en el caso de Eritrea, o por la instauración de una censura total y
absoluta, caso de Guinea Ecuatorial. En otros países con aparente libertad de
información, las detenciones e intimidaciones de los periodistas, o las restricciones,
cierres, multas y suspensiones de medios son tan frecuentes que resulta imposible
informarse de lo que sucede en ellos de forma regular. Un dato que resume la
situación: la tercera parte de los países africanos está en los últimos puestos de la
Clasificación Mundial de RSF sobre la libertad de información y ningún país africano
está entre los veinte primeros puestos.
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Este año en concreto, a la tendencia generalizada de endurecer las leyes que
regulan la información y los medios en cada país se ha añadido una nueva medida
restrictiva sobre internet iniciada por Uganda y seguida con entusiasmo por otros
países como Tanzania, Zambia y Benín: gravar con tasas e impuestos
desmesurados el uso privado de las redes sociales y la telefonía, con la excusa de
no fomentar “los chismes” en la red, y encarecer hasta límites imposibles las
licencias para abrir páginas web, como si se persiguiera en realidad controlar la
información en línea y silenciar la blogosfera.

A destacar también respecto al endurecimiento de las leyes, el caso de Mauritania


donde se promulgó una nueva normativa aun más dura sobre la blasfemia, que la
castiga con la muerte, incluso aunque haya arrepentimiento y que se puede aplicar
retroactivamente, lo que mantiene todavía en prisión, y en paradero desconocido, al
bloguero Mohamed Cheikh, condenado a la pena capital hace cuatro años y,
posteriormente, a dos años de cárcel, ya cumplidos, por cuestionar en un post las
leyes laborales islámicas del país.

África es el continente con mayor número de depredadores de la libertad de


información, ya que sigue albergando hasta diez, algunos ya alejados del poder,
pero aún en la lista de RSF. Sin embargo, a pesar de toda esta carga de terror y
extremas dificultades que tratan de estrangular el periodismo en África, también se
deben reseñar algunas señales de esperanza: los gobiernos de Gambia y de Etiopía
han dado algunos pasos alentadores en relación a la libertad de información. Las
necesarias reformas en sus leyes se demoran más de lo deseado, pero en ambos
países se ha liberado a periodistas, han vuelto muchos que estaban exiliados desde
hacía años y se han reabierto cientos de sitios de internet y publicaciones antes
proscritas, además de crearse nuevas.

Macu de la Cruz

ANGOLA

Aunque el presidente de Angola, João Lourenço, prometió al ser elegido, en


septiembre de 2017, que respetaría la libertad de prensa y mejoraría las leyes
relacionadas con ella, después de la larga dictadura de José Eduardo dos Santos,
esas promesas no se han cumplido y la mejora de la libertad de información en
Angola sigue siendo muy limitada.

En julio, finalmente fueron absueltos los periodistas Rafael Marques de Morais (autor
del libro Diamantes de sangre) y Mariano Bras, que habían sido juzgados, acusados
de difamación, por un artículo crítico, que el primero escribió y el segundo publicó en
el diario O Crime, sobre el ex-fiscal general del estado João María de Sousa. En el
artículo, se acusaba al ex fiscal de haber adquirido terrenos de forma ilegal. El
tribunal reconoció que los periodistas se limitaron a ejercer su derecho a informar.
RSF, no obstante, insistió en pedir a las autoridades la revisión de la legislación
sobre prensa, ya que en Angola se castiga la difamación de modo que el gobierno
puede suspender a los medios, sin que medie la intervención de ningún tribunal.

Además, bajo el Gobierno de Lourenço, se han establecido precios y tasas


claramente desorbitadas para abrir nuevos medios de comunicación: 730.000 euros
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por abrir una emisora de radio y 2,3 millones de euros por un canal de televisión, lo
que hace imposible su creación.

BENÍN

Siguiendo el ejemplo de Uganda, el gobierno de Benín implantó un impuesto por el


uso de las redes sociales, desde el mes de julio. El decreto firmado por el presidente
Patrice Talon especifica el precio de un céntimo de euro por megabyte utilizado en el
acceso a una red social, que cobra mensualmente el proveedor del servicio,
actuando como recaudador para el Estado. Esta medida supone una barrera y un
elevado coste en la difusión de información a través de Internet y, según entienden
los periodistas del país, lo que esconde es el propósito de evitar el uso de las redes,
como plataformas que han generalizado la divulgación de información y que el
Gobierno considera un peligroso contrapoder. El propio ministro de Economía
declaró que el impuesto trataba de impedir usos demasiado lúdicos de las redes y la
trasmisión de imágenes críticas con el poder.

Antes de la implantación de este impuesto, en el mes de mayo, el diario La Nouvelle


Tribune, cercano a la oposición, fue sancionado con una suspensión “hasta nuevo
aviso”, por publicar caricaturas y comentarios que el jefe del Estado consideró
ofensivos e insultantes, a pesar de que las leyes del país no permiten sanciones de
ese tipo por los delitos de opinión. Cuatro medios audiovisuales fueron sancionados
con la suspensión de emisiones hace dos años por motivos similares. Tres de ellos
han reabierto a lo largo de los últimos meses, pero Sikka TV, propiedad del principal
opositor al presidente, no tiene licencia aun a pesar de que una orden judicial de
2017 obligaba a concedérsela.

BURUNDI

Solo unos pocos medios sobreviven en Burundi al constante acoso y presiones del
gobierno, que se intensificaron desde el intento de golpe contra el presidente Pierre
Nkurunziza, en mayo del 2015. Decenas de periodistas huyeron al exilio entonces y
nunca han vuelto. Los medios que sobreviven, SOS Médias Burundi, o el semanario
digital Iwaku, lo hacen gracias a su red de reporteros anónimos, que usan
smartphones o a las web espejo de RSF.

Un periodista de Iwaku, Jean Bigirimana, permanece desaparecido desde julio de


2016. Aunque varios testigos vieron que lo detenían miembros del servicio de
inteligencia, las autoridades jamás se han referido a su desaparición. En mayo,
durante la campaña del referéndum por el que se decidió aprobar una polémica
enmienda de la Constitución para alargar durante décadas el mandato del
presidente, que ahora se hace llamar “eterno guía supremo”, la mordaza del
gobierno sobre la información se hizo implacable. Numerosos periodistas sufrieron
breves detenciones, varios medios fueron suspendidos y aumentaron las
intimidaciones a los reporteros, a quienes se expulsaba de los mítines y se les
confiscaban grabadoras y cámaras, hasta que borraran sus grabaciones. El acoso
fue asfixiante contra los reporteros que pretendían cubrir la campaña de forma
imparcial y buscaban la opinión de los opositores al gobierno. La emisión local de la
BBC, así como Voice of America (VOA) y también otras emisoras locales, como
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Radio Insanganiro y el periódico Renouveau Burundi sufrieron suspensiones en su
actividad de hasta seis meses, por decisión del Gobierno.

CAMERÚN

Las frecuentes detenciones de periodistas, cada vez que indagan o publican


informaciones que no convienen al gobierno o que tratan de temas sensibles, como
el terrorismo o el separatismo en las zonas de habla inglesa, hacen de Camerún un
país peligroso para los reporteros. El acoso y la presión sobre los medios fueron
especialmente insidiosos durante las elecciones presidenciales de octubre.

La detención más escandalosa que afecta a la prensa camerunesa es, desde hace
dos años y medio, la de Amadou Vamoulke, un informador de gran prestigio en el
país, que dirigió la radiotelevisión pública durante once años, entre 2005 y 2016,
hasta su detención. Desde entonces permanece en prisión preventiva sin que la
fiscalía haya podido justificar su procesamiento, ni probar sus acusaciones.
Oficialmente está acusado de malversar casi seis millones de euros, aunque
ninguna auditoría lo sostiene, ya que en realidad se trata de apuntes contables con
traspasó del déficit de unas partidas a otras. Ningún testigo ha apoyado la acusación
y, al contrario, todos insisten en que su gestión fue ejemplar en honradez y de alto
nivel profesional. Un comité internacional creado para su rehabilitación por la Unión
de la Prensa Francófona considera que la acusación y la detención son en realidad
un castigo por tratar de hacer valer principios éticos en su gestión, tanto económica
como informativa.

En 2018, ha habido más detenciones arbitrarias:

En marzo, el periodista Caristan Isseri, del diario Le Jour, pretendía entrevistar al


ministro de Transportes, que acababa de ser destituido, pero los guardaespaldas del
ministro le desnudaron, le maltrataron y le encerraron en una jaula para perros
durante varias horas.

En octubre, durante las elecciones presidenciales en las que el presidente, Paul


Biya, se hizo con la victoria e inició su séptimo mandato, varios periodistas de los
medios más importantes fueron detenidos durante horas, cuando cubrían una
marcha pacífica organizada por un opositor. El acceso a los sitios de Internet donde
se informaba de candidatos de la oposición resultó imposible, y muchos periodistas
no pudieron acceder a numerosos colegios electorales, ni a la proclamación de
resultados en muchos lugares si sus medios eran sospechosos de favorecer a la
oposición.

En noviembre, fue detenida y acusada ante un tribunal militar de delitos contra la


seguridad del Estado la presentadora de un programa de Equinoxe TV, Mimi Mefo,
por haber cubierto la información del asesinato de un misionero estadounidense y
recoger que entre los sospechosos estaba el Ejército. Finalmente, el presidente Paul
Biya ordenó que fuera puesta en libertad.

CHAD
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2018
Chad es uno de los más activos censores en Internet del África subsahariana.
Durante todo el año, coincidiendo siempre con noticias políticas o sociales que
provocaron protestas y tensiones, la conexión a la red fue interrumpida por las
autoridades, impidiendo el acceso a redes sociales y restringiendo el funcionamiento
de las webs. En Chad no se toleran los artículos que critiquen la impunidad o
critiquen de algún modo al presidente Idriss Deby y los reporteros que lo hacen son
sistemáticamente detenidos.

En enero, los medios de comunicación dejaron de publicar o trasmitir durante 24


horas para denunciar los frecuentes ataques a periodistas y los cierres habituales de
radios comunitarias. La protesta la lanzó la Unión de Periodistas de Chad en
colaboración con otras asociaciones de prensa.

En febrero, durante las manifestaciones de protesta en la capital, Yamena, por las


medidas de austeridad del Gobierno, algunos periodistas de diferentes medios
fueron agredidos y amenazados por las fuerzas de seguridad, que detuvieron a
varios, a quienes prohibieron publicar imágenes o textos de las protestas. También
en febrero, inició su publicación una nueva revista trimestral de información y
análisis, pero solo dos días después de ponerse a la venta, su director, Inoua
Doulguet, fue detenido durante varios días por la policía, acusado de falsificación por
haber lanzado la publicación en la capital, cuando la autorización le fue otorgada en
otra ciudad.

En septiembre fue secuestrado y suspendido durante tres meses el semanario Al-


Chahed por un artículo de análisis y opinión sobre las fuerzas rebeldes del Chad,
donde se señalaba a Qatar como su posible apoyo.

COMORAS

La libertad de prensa en Comoras no está especialmente amenazada y no son


relevantes en el país los ataques a la prensa, pero la celebración en julio de 2018 de
un referéndum para modificar la Constitución suscitó una serie de incidentes contra
varios periodistas, que se vivieron como un ataque contra el colectivo de prensa y
provocaron numerosas protestas, ya que desde el poder no se toleró ninguna voz
discrepante con las reformas propuestas.

Una periodista del principal diario, Al-Watwan, Faïza Soulé Youssouf, fue
amenazada directamente por el ministro del Interior por haber publicado en Le
Monde un artículo en el que reflejaba algunas críticas a la reforma constitucional,
que finalmente aprobó, entre otras cosas, mandatos presidenciales más largos y
reiterados, eliminar la obligación de que la presidencia se turne entre las tres islas
principales y la inclusión del rito chafí del islam sunita como la única religión oficial. A
la misma periodista se le retiró la acreditación para cubrir las votaciones por trasmitir
en directo algunos incidentes entre votantes y gendarmes.

El director de este diario, Ahmed Ali Amir, fue destituido de su cargo por decreto
presidencial después de la publicación de un editorial en el que se consideraba
esencial que hubiera un debate fructífero y plural sobre la reforma constitucional.
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Después del referéndum, en el juicio contra los que provocaron incidentes, otro
periodista de la emisora HaYba FM fue abofeteado por un policía.

Como consecuencia de estos hechos sin precedentes, los periodistas de Comoras


crearon un Comité de Defensa de la libertad de prensa para las islas del Índico.

REPÚBLICA DEL CONGO

En julio, fue puesto en libertad Ghys Fortuné Bemba, editor del diario independiente
Talassa, después de sufrir 18 meses de detención preventiva, acusado de
amenazas a la seguridad del Estado. Un tribunal de Brazzaville, la capital, acordó su
libertad, aunque mantuvo la acusación.

El editor fue detenido en enero de 2017 y su periódico cerrado por reproducir un


artículo de opinión de un ex líder rebelde que había protagonizado enfrentamientos
con elEejército durante el año 2016. El acuerdo entre los rebeldes y el Gobierno
pudo ser determinante para que el periodista quedara en libertad, después del
agravamiento de salud que había sufrido en los últimos meses.

ERITREA

El régimen de uno de los peores depredadores de la libertad de prensa, Issaias


Afeworki, no ha cumplido ni una sola de las recomendaciones de RSF, ni tampoco
las del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, entre las que
estaban dar pruebas de vida de los periodistas que mantiene encarcelados desde
2001, permitir de inmediato visitar a los detenidos, en particular a la Cruz Roja,
permitir trabajar a los medios independientes y autorizar también la entrada de
medios extranjeros. Por todo ello, y a pesar de que en los últimos dos años dejó de
estar en el último lugar de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa
(pasando al penúltimo), Eritrea sigue siendo un agujero negro para el periodismo y
la mayor cárcel de periodistas del África subsahariana.

Once reporteros continúan desde hace años detenidos sin que se hayan dado
pruebas de su estado, no existe ni un solo medio independiente en el país y sólo
desde Radio Erena, con base en París, se difunde información creíble desde el exilio
sobre Eritrea.

En abril, el Gobierno eritreo presentó su primer informe ante la Comisión Africana de


Derechos Humanos afirmando que sus “principios fundamentales garantizan el
derecho de los ciudadanos a expresar su opinión sin interferencias”. Dicho
documento es una clara negación de la realidad, por lo que RSF presentó su propio
informe, elaborado por la sección sueca, donde se recoge que Eritrea es una de las
mayores cárceles de África para informadores, y que 17 años después de que las
autoridades acabaran con todos los medios independientes del país sigue sin
saberse si los periodistas encarcelados siguen vivos, en particular el periodista
sueco-eritreo Dawit Isaak, galardonado con el premio Guillermo Cano de la
UNESCO en 2017, que lleva 17 años preso sin haber sido presentado nunca ante
un tribunal, sin juicio y sin cargos.

ETIOPIA
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2018

Coincidiendo con el cambio de Gobierno, en abril, empezaron a notarse en Etiopía


nuevos vientos más favorables para las libertades políticas y en especial para la
libertad de información, aunque el necesario y prometido cambio legislativo aún no
se ha producido. En junio, el nuevo gobierno de Abiy Ahmed, después de levantar el
estado de excepción y liberar a algunos periodistas detenidos, ordenó el desbloqueo
de 264 sitios web y publicaciones digitales que habían estado parcial o
permanentemente silenciadas, durante los últimos años. Se restableció, por ejemplo,
la red Oromo Media Network, la televisión por satélite Esat, o digitales de oposición
como Zehabesha, entre otros muchos. El posterior cambio de gobierno en octubre,
con la única mujer jefe de estado en África, Sahlework Zewde, ha agrandado las
expectativas.

El año comenzó de forma esperanzadora y enseguida frustrante en Etiopía: en


enero, el Gobierno prometió poner en libertad a más de 500 detenidos, activistas y
opositores, para propiciar la reconciliación nacional y RSF instó al primer ministro a
que incluyera en esta medida a dos periodistas y un bloguero condenados a duras
penas de prisión. Todos ellos estaban acusados de terrorismo, aunque el motivo real
de sus detenciones fueron artículos de opinión, en los que se criticaba al Gobierno
por utilizar la legislación antiterrorista para encarcelar a informadores. Finalmente,
en febrero, el Gobierno concedió la libertad a los dos periodistas, Eskinder Nega y
Woubshet Taye, que ya llevaban en prisión siete años. La amnistía benefició en toral
a 750 presos políticos, pero dos días después de entrar en vigor, el 16 de febrero, se
instauró de nuevo el estado de excepción en el país.

En marzo, fue expulsado William Davison, corresponsal del periódico británico The
Guardian, que llevaba siete años acreditado en Addis-Abeba y además era el
presidente de la asociación de prensa extranjera. Los agentes de inmigración le
conminaron a abandonar el país de inmediato si no quería ser encarcelado. Davison
llevaba meses intentando renovar su acreditación, pero su solicitud era denegada
una y otra vez. En sus reportajes, siempre abordaba temas molestos para el
Gobierno, como la corrupción y las consecuencias de la instauración del estado de
excepción.

Poco después, más de cuarenta organizaciones no gubernamentales pidieron al


Ejecutivo instaurado en abril el levantamiento del estado de excepción y la libertad
de un grupo de presos políticos, entre ellos dos periodistas, que habían sido
detenidos junto a líderes de la oposición cuando celebraban la amnistía de 750
presos, anteriormente mencionada. Uno de los periodistas detenidos fue Eskinder
Nega, que acababa de ser excarcelado después de cumplir seis años de prisión. La
liberación de Nega llegó con la entrada del nuevo Gobierno, que permitió, además,
el desbloqueo de cientos de publicaciones digitales y varios canales de televisión.

GABÓN

En febrero de 2018, se creó un nuevo organismo para controlar a los medios de


comunicación en Gabón, el HAC (Alta Autoridad para la Comunicación), que
sustituyó al antiguo Consejo Nacional de la Comunicación. Sus nueve miembros se
eligen directamente por el presidente de la República y los presidentes del Senado y
la Asamblea Nacional y tiene autoridad administrativa y ejecutiva. Desde su
INFORME ANUAL
2018
creación, la injerencia desde el poder sobre la información en Gabón ha aumentado
notablemente y el año estuvo salpicado de constantes sanciones y suspensiones a
diferentes medios de comunicación, dejando claro que el nuevo organismo protege
los intereses del poder, en lugar de garantizar la libertad de prensa.

El 30 de abril, los 700 trabajadores de la radio televisión pública, Radio Gabón y


Gabón TV, protagonizaron una huelga sin precedentes, durante la cual sólo se
emitieron dos noticias en cada canal. La protesta fue organizada por la Unión de
Profesionales de la Comunicación, que denunció la aplastante injerencia del poder y
la descarada manipulación informativa que practica el Gobierno, que llegó este año
a la interrupción de cualquier programa que se estuviera emitiendo en directo si lo
ordenaba el ministro de Comunicación, con una mera llamada telefónica. La protesta
incluyó, además, la denuncia del impago de salarios y el abandono y desidia sobre
los equipos de trabajo, que han quedado obsoletos en muchos casos. En los últimos
dos años, la radiotelevisión pública en Gabón ha bajado enormemente su calidad y
ha abandonado la independencia editorial que mantuvo en otro tiempo.

El canal de televisión más popular de Port Gentil (capital económica del país) Media
+, fue suspendido durante un mes, en julio, por negarse a recibir a una delegación
del HAC.

En agosto, el canal de televisión France 2 fue suspendido durante un año (luego, la


sanción se redujo a tres meses), y el periódico Echos du Nord lo fue durante un
mes, por orden del HAC. Ambos medios publicaron en esas fechas informes e
investigaciones sobre el enorme enriquecimiento de la familia del presidente, Ali
Bongo, gracias a las comisiones de las petroleras francesas Elf y Total. También se
suspendió durante un mes al periódico La Loupe por publicar comentarios sobre
familiares de miembros del Gobierno.

En noviembre, el periódico Amanecer fue suspendido durante tres meses, y su


editor inhabilitado durante seis, por publicar un artículo sobre la salud del presidente.

GAMBIA

El régimen represivo del expresidente Yahya Jammeh, en la lista de depredadores


de RSF desde 1994, marcó una era de terror en Gambia durante 23 años para la
población en general y los periodistas en particular. Más de cien profesionales de los
medios se vieron obligados a abandonar el país. Pero, desde la toma de posesión
del nuevo presidente, Adama Barrow, unos 30 periodistas exiliados han vuelto y
continúan los retornos. No se producen detenciones de reporteros, y la prensa en
Gambia ha experimentado un crecimiento y una apertura sin precedentes. Terminó
el monopolio de las noticias para la radiotelevisión pública, se creó el primer canal
privado de televisión, comenzaron sus emisiones 16 estaciones de radio
comerciales y comunitarias, y varios periódicos semanales se convirtieron en diarios.

Pese a este esperanzador resurgir, las antiguas leyes sobre prensa del régimen
anterior han seguido vigentes sin que se hayan completado las reformas, que se
hacen imprescindibles. Y algunos resortes del pasado no han sido todavía
erradicados.
INFORME ANUAL
2018
En junio, la policía golpeó brutalmente al director de una emisora local en Faraba
Banta, mientras cubría una manifestación de protesta de los vecinos contra la
contaminación de sus arrozales. El periodista, que había vuelto del exilio en febrero
después de nueve años, y que fue torturado y encarcelado durante el régimen
anterior, fue incluso detenido y la policía no le devolvió su equipo de trabajo. Esta
actuación policial fue considerada inaceptable por el ministro de Comunicación.

En agosto, dos periodistas de la radiotelevisión nacional fueron atacados, cuando


cubrían el funeral de la madre del anterior dictador en la aldea donde fue enterrada.
Entre los atacantes, algunos llevaban brazaletes de seguridad del partido del ex
presidente.

GHANA

Ghana es el país africano mejor situado en la Clasificación mundial de RSF. En


2018, ocupó el puesto número 23. El periodista más famoso de Ghana es Anas
Aremeyaw Anas, ganador de numerosos premios internacionales por sus
investigaciones contra la corrupción.

Anas es en realidad un seudónimo, ya que practica el llamado “periodismo


encubierto” y trabaja con máscara, a pesar de lo cual este año fue objeto de muy
serias amenazas de muerte en junio, inmediatamente después de que se hiciera
público su documental El jugador número 12, en el que se desvelaba la corrupción
generalizada en todo el aparato administrativo del fútbol del país. El presidente del
Gobierno destituyó a la cúpula directiva y desmanteló la institución después de ver
las grabaciones de Anas, en las que se evidenciaba cómo aceptaba un soborno el
presidente de la Asociación de Fútbol. Todos los partidos programados fueron
cancelados en Ghana y el escándalo alcanzó a muchos implicados, también de
otros países, incluidos árbitros que tuvieron que renunciar a actuar en el Mundial,
cuando la BBC difundió el documental.

Anas recibió amenazas, mensajes de intimidación, y vio cómo daban vueltas


alrededor de su casa vehículos sospechosos y también cómo eran amenazados sus
amigos y colaboradores, por hombres armados que intentaron entrar en sus
domicilios. Un diputado implicado en el escándalo llegó a decir en un programa de
televisión que Anas debería ser ahorcado y le amenazó con destruir su carrera. RSF
pidió una urgente investigación sobre estas amenazas, que no deben quedar
impunes.

Hay que recordar que, en 2015, las investigaciones de Anas sobre la corrupción en
el poder judicial llevaron a la suspensión de hasta 34 jueces, de los que se probó
que aceptaban sobornos.

GUINEA

Publicar investigaciones periodísticas que puedan molestar a miembros del


Gobierno, la policía o el ejército puede dificultar, impedir o hacer peligrosa la tarea
para los periodistas que se atrevan a hacerlo en Guinea. Este año no ha sido
especialmente peligroso, sin embargo, se ha mantenido firmemente esa mordaza
contra el periodismo desde el poder.
INFORME ANUAL
2018

En enero, fue atacada la casa del editor de la publicación digital Dépêche Guinée,
en Conakry, después de que publicara la investigación sobre el asesinato en 2012
de la Directora Nacional del Tesoro, en el que participaron altos funcionarios de la
gendarmería nacional. Varias balas cruzaron la sala de estar del domicilio del
periodista, después de que hubiera recibido amenazas de muerte unos días antes.
La denuncia presentada contra los desconocidos que agredieron su domicilio no ha
sido investigada.

En junio, fue detenido ilegalmente y encarcelado durante dos semanas el editor del
digital Nouvellesdeguinee.com, acusado de difamación y calumnias por publicar un
artículo en el que se acusaba al ministro de Justicia de recibir sobornos, en concreto
un apartamento en España, a cambio de otorgar a una empresa la construcción de
una nueva prisión. La ley guineana no castiga la difamación con pena de prisión, así
es que incluso en el supuesto de que la información fuera difamatoria, no hubo
justificación para tal detención.

Y en noviembre fue suspendida la acreditación del corresponsal de Radio France


International, la agencia France Press y también corresponsal de RSF en Guinea,
Mouctar Bah, después de publicar una información donde se recogía la
responsabilidad de miembros del ejército en la muerte de dos hombres, según
testigos de los hechos y familiares de las víctimas, y en el que no quisieron aportar
su versión las autoridades militares. La suspensión se mantendrá y según la
advertencia oficial no se volverá a estudiar una nueva solicitud de acreditación hasta
febrero de 2019.

GUINEA ECUATORIAL

Hasta el mes de marzo, no obtuvo la libertad el humorista gráfico Ramón Nse Ebalé,
que pasó seis meses encarcelado en Malabo, desde septiembre de 2017, acusado
de falsificación y delitos monetarios, a pesar de que un tribunal había ordenado su
puesta en libertad varias semanas antes. El propio fiscal retiró los cargos al no
encontrar pruebas claras contra él. En realidad, la detención se debió a las viñetas
que había publicado de Teodoro Obiang Nguema, que no gustaron al presidente
ecuatoguineano.

Obiang Nguema, presidente de una dictadura desde hace 34 años (celebra


elecciones, pero el partido gobernante obtiene regularmente cerca del 99% de los
sufragios), está en la lista de depredadores de la información de RSF, desde 1979.
La censura de los medios de comunicación en Guinea Ecuatorial está regulada por
ley y es total. Todos los periodistas de los medios estatales son funcionarios y se
limitan a difundir propaganda gubernamental. Los pocos periodistas que se
arriesgan a ejercer de forma independiente son detenidos por la policía.

MAURICIO

La reforma de la Ley de Información y Telecomunicaciones que se aprobó en


noviembre ha despertado las alarmas de los periodistas, ya que ha convertido esa
norma en una herramienta de intimidación y acoso, según analizan amplios sectores
de la profesión en los principales medios del país.
INFORME ANUAL
2018

Las enmiendas, que fueron aprobadas antes de las elecciones parlamentarias,


amplían las sanciones previstas por la publicación de informaciones a través de
Internet, si cualquiera presenta una queja por cualquier clase de publicación,
incluidos hasta los “me gusta” usados en las redes sociales. El nuevo texto amplía
tan vaga y ampliamente las posibilidades que prácticamente cualquier publicación
podría considerarse un delito, y, además, se ha duplicado la pena máxima que
puede imponerse, de los 5 hasta los 10 años de prisión.

KENIA

La presión del poder político sobre los medios y los periodistas para controlar la
información molesta para el poder ha aumentado a lo largo del año hasta cotas
insoportables, que llevaron a un grupo de periodistas del grupo mediático más
grande del país a renunciar a sus puestos de trabajo y a otro reportero a sufrir un
intento de asesinato, que casi acaba con su vida. Además, la ley reguladora de la
información endureció de forma drástica las penas contra la difamación.

En febrero, el Gobierno suspendió las emisiones de cuatro canales privados de


televisión y una decena de emisoras de radio por desafiar la prohibición de cubrir los
actos convocados por el líder de la oposición, Raila Odinga, que se negó a
reconocer los resultados de las elecciones presidenciales y programó una toma de
posesión presidencial simbólica. El propio presidente amenazó a los medios que se
atrevieran a informar sobre esos actos cortándoles la señal. Un tribunal ordenó al
Gobierno que se reanudaran las emisiones, pero el ministro del Interior impidió que
pudieran hacerlo durante varias semanas dos de los canales de televisión
castigados: Citizen TV y el canal comunitario Inooro TV.

En marzo, ocho periodistas de Nation Media Group, el mayor grupo de


comunicación en Kenia, renunciaron a su trabajo a través de un comunicado titulado
Nos negamos a ser silenciados, en el que denunciaron el sometimiento de la
empresa a los dictados del Gobierno y su creciente tendencia a violar la libertad de
prensa. Fue la culminación de una serie de incidentes que siguieron a la
persecución del Gobierno contra los medios que cubrieron las informaciones del
opositor Odinga, cosa que no hizo Nation Media Group. La protesta por no cubrir
esa información del director del canal de televisión del grupo supuso su despido y
posteriormente la renuncia de estos ocho periodistas.

En mayo, se promulgó una nueva ley reguladora de la información, que castiga con
penas desproporcionadas de cárcel y multas desorbitadas la difusión de noticias
falsas y la difamación en Internet.

Y en agosto, varios periodistas fueron atacados por informaciones relacionadas con


dirigentes políticos. La policía golpeó a un redactor del Daily Nation y le retuvo
durante varias horas, cuando informaba sobre un conflicto entre las autoridades
locales y una empresa de saneamiento. Unos días antes, un cámara y un fotógrafo
del mismo periódico y del canal NTV fueron golpeados y también retenidos por la
policía por grabar y fotografiar unas controvertidas obras de construcción de un
hotel.
INFORME ANUAL
2018
Pero, el ataque más grave se produjo en septiembre contra el periodista Barrack
Oduor, de Nation Media Group, que sufrió un intento de asesinato, y estuvo a punto
de morir, cuando estaba recabando datos sobre el supuesto adulterio del
gobernador de la región de Migori. El reportero se citó en un hotel con la joven
amante del gobernador y con el asistente de éste, el cual invitó a ambos a discutir el
delicado asunto en otro lugar. En el coche al que subieron dos hombres comenzaron
a golpearlos. El periodista logró salir del coche y escapar de sus atacantes, pero la
joven fue encontrada muerta en un bosque de la zona, dos días después.

LIBERIA

En abril, fue asesinado el reportero de radio y televisión Tyron Brown, que trabajaba
para la emisora Super FM. Su cadáver fue encontrado en una calle de un suburbio
de Monrovia, donde había sido lanzado desde un automóvil después de recibir dos
puñaladas. RSF pidió a las autoridades una investigación exhaustiva sobre el
asesinato, que se produjo en medio de un clima de creciente hostilidad y presión
desde el poder contra los periodistas, a pesar de las promesas del nuevo presidente
de Liberia, George Weah, de defender la libertad de prensa.

Solo unos días antes, la plantilla al completo del diario FrontPage Africa fue detenida
e interrogada por la policía judicial, en relación a un reportaje sobre los socios del
partido gobernante.

El periodista de la BBC Jonathan Paye-Layleh huyó del país por temor a represalias
de los partidarios del presidente Weah, después de que éste lo amenazara durante
una rueda de prensa, en marzo, acusándole de haberse posicionado en su contra
durante la guerra civil.

El viceministro de Información declaró públicamente que sería deseable que los


medios fueran empobreciéndose y quebrando a lo largo de los próximos años. El
alcalde de Monrovia hizo también explícito su desprecio por la prensa y los
periodistas en las ruedas de prensa que ofreció durante el año y en las que suele
proclamar: “me traen sin cuidado las críticas de los medios a este Gobierno”.

MADAGASCAR

Varios incidentes preocupantes tuvieron lugar en el otoño, coincidiendo con la


primera vuelta de las elecciones presidenciales, en las que se disputaron el máximo
cargo del país dos ex presidentes y que se saldaron con un empate. Por un lado, se
impidió que pudieran publicarse sondeos electorales, y por otro, se silenció a los
medios que pudieran apoyar a la oposición.

El Ministerio de Exteriores alertó a la embajada alemana de su gran preocupación


por la publicación de sondeos de opinión en la revista Politikà, que financia una
fundación alemana. Según las autoridades, publicar sondeos ponía en peligro el
orden público y la seguridad del Estado. Finalmente, la presión logró que el propio
editor de la revista eliminara las páginas que recogían los resultados de la encuesta,
que había encargado un día antes de que se publicara.
INFORME ANUAL
2018
Solo unos días más tarde, el Ministerio de Comunicación ordenó a un parlamentario
de la oposición, propietario de una emisora de radio en la región de Morondava, el
cierre de su estación por “incitar a los disturbios”, ya que en la emisora se había
criticado una decisión judicial sobre un caso de robo de ganado. Las mismas críticas
se habían comentado en otras emisoras sin que las autoridades ordenaran cerrarlas,
pero esa emisora en concreto, Frequency Menabe, es muy popular en la región y
pertenece a un miembro de la oposición.

MALÍ

Varios incidentes a lo largo del año contra medios y contra periodistas, siempre
provenientes de las áreas de poder, confirmaron un año más que Malí no es un
escenario libre y seguro para ejercer el periodismo. El incidente más grave tuvo
lugar en noviembre, cuando el editor de una publicación digital fue salvajemente
golpeado por los guardaespaldas del responsable, precisamente, de la Comisión de
la Verdad y la Reconciliación de Malí, que dimitió unos días después.

En febrero, fueron secuestrados dos periodistas del digital Mali Actu junto a su
director, Salif Diarrah, por cuatro hombres armados y sin orden judicial, que les
tuvieron varios días en las instalaciones de Interpol en Bamako, sometidos a
interrogatorios. Los periodistas fueron liberados dos días después, pero el director
fue retenido varios días más y hasta meses después tuvo que pasar revisiones
semanales ante la policía y no recuperó su pasaporte, sus teléfonos y su ordenador.
El motivo de las detenciones ilegales fue que Mali Actu había difundido el
comunicado de una asociación que pedía la dimisión del ministro de Trabajo, debido
a la difusión de un vídeo pornográfico en las redes sociales del que el supuesto
protagonista era el ministro.

La cobertura de las elecciones presidenciales celebradas en julio registró varios


incidentes contra periodistas: durante la campaña, una docena de periodistas de
diversos medios fueron perseguidos y acosados por la policía cuando informaban
sobre una marcha organizada por la oposición y prohibida por las autoridades, y
unos días antes de las elecciones los tres miembros del equipo de TV5 Monde
llegados a Malí para cubrirlas fueron detenidos durante varias horas en el
aeropuerto y sometidos a un severo interrogatorio.

Una vez celebrada la primera vuelta electoral, en agosto, el gobernador de Bamako


decidió cerrar y clausurar Radio Renouveau FM, donde se suele hablar de la
corrupción del Gobierno y se apoya a la oposición, acusando al responsable de uno
de los programas de “incitación al odio y a la revuelta”, todo ello sin solicitar la
intervención del órgano regulador de la comunicación, el único competente en Malí
sobre los medios.

En noviembre, el editor de Malimedias.com, El Hadji Hamidou Touré, fue golpeado,


maltratado, amenazado y humillado (le obligaron a beber su propia orina), por los
guardaespaldas del coronel Abdoulaye Makalou, que dirigía la Comisión de la
Verdad, la Justicia y la Reconciliación de Malí, y que le había convocado en la sede
de la Comisión. El propio coronel Makalou le amenazó con matarle si contaba lo que
había sucedido. A pesar de esas amenazas, el editor presentó una denuncia ante la
gendarmería. Unos días antes, El Hadji Hamidou Touré había publicado en
INFORME ANUAL
2018
Facebook la notoria falta de resultados de la Comisión, y el coronel insistió en que la
cita tuviera lugar en la sede de la Comisión y no en un lugar público. El editor
consintió en acudir allí solo si podía ir acompañado de un primo suyo, el cual pudo
escuchar cómo se ensañaban con él los guardaespaldas desde una habitación
contigua y después observar la gravedad de las heridas causadas. El coronel
Makalou dimitió de su puesto unos días después.

MAURITANIA

La insistencia de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, junto a


RSF, para que las autoridades pongan en libertad al bloguero Mohamed Cheikh
Mkhaitir ha sido un clamor durante todo el año, especialmente en mayo, cuando se
pronunciaron públicamente contra la nueva ley sobre la blasfemia y la apostasía,
que impone la pena de muerte para todo acto considerado blasfemo, incluso aunque
haya arrepentimiento. Esta nueva ley parece dirigida expresamente contra
Mohamed Cheikh Mkhaitir, que fue condenado a muerte en diciembre de 2014 por
escribir un artículo criticando el sistema de castas mauritano, titulado La religión, la
religiosidad y los herreros. El tribunal supremo redujo su pena en 2017 a dos años
de cárcel, pero, aunque la condena estaba ya entonces cumplida, todavía no ha sido
puesto en libertad.

La atención y las críticas sobre el sistema laboral mauritano desata casi de manera
sistemática la persecución de periodistas desde el poder. En marzo, fue expulsado
del país, después de tres días de detención y aislamiento, el periodista marroquí Seif
Kousmate, que había viajado a Mauritania para elaborar un reportaje sobre la
esclavitud. Aunque la policía le confiscó fotografías, el periodista pudo recuperar su
ordenador y la cámara y publicar el reportaje. El año anterior, una periodista
francesa también fue expulsada por el mismo motivo.

Mauritania no abolió la esclavitud hasta 1981, que ahora está penada con 20 años
de prisión, pero el tema sigue siendo tabú y, según datos de Amnistía Internacional,
43.000 personas siguen sufriendo esclavitud en el país.

MOZAMBIQUE

Es creciente en Mozambique la presión contra medios y periodistas, en cuanto se


cuestiona cualquier actuación del Gobierno. En los casos más graves, se produce
violencia contra los periodistas, pero los planes del Gobierno contra la prensa se
centran sobre todo en la asfixia económica.

En abril, el periodista Ericino de Salema, que comenta la actualidad política en


varios medios y en el canal privado STV, fue secuestrado durante varias horas por
dos individuos que le causaron serias heridas y múltiples fracturas. Fue encontrado
en una carretera a pocos kilómetros de Maputo y trasladado de inmediato a un
hospital en estado grave. Los análisis y críticas de Salema se centran habitualmente
en la actividad del presidente y del Gobierno. Poco antes del secuestro, había
recibido amenazas por opinar que el ministro de Finanzas debía dimitir debido a la
nefasta gestión de la reestructuración de la deuda del país.
INFORME ANUAL
2018
En agosto, se hizo público un decreto, aunque luego se pospuso su entrada en
vigor, que regulaba unas tasas astronómicas sin precedentes para poder ejercer el
periodismo, tanto para periodistas particulares, como para medios. Por ejemplo, la
acreditación para ejercer a un periodista extranjero se cifra en 7.200 euros, y en
2.000 si solo visita el país para un reportaje. Si el periodista enviado es
mozambiqueño, la tasa es de 450 euros (más de siete veces el salario mínimo
local). Y las licencias para emitir para radios y televisiones se fijaron entre 11.500 y
43.300 euros, dependiendo del tipo de canal y su difusión. El proyecto es establecer
esas tasas antes de las elecciones previstas para octubre de 2019.

NÍGER

El acoso policial contra los medios se ha dejado sentir durante todo el año de forma
creciente. En enero, la policía requisó el equipo de una reportera del periódico
independiente L'Enquêteur que cubría una manifestación, y poco después
destrozaron las cámaras de dos periodistas de los canales de televisión Radio-Tv
Labari y Tv Ténéré, en otra manifestación.

En marzo, la Radio-Tv Labari fue clausurada por un oficial de policía después de


que los responsables del canal se negaran a entregarle una copia del informativo
que había emitido el día anterior, donde se recogía una protesta en la capital, que
había sido prohibida por las autoridades, y una entrevista con uno de los activistas.
Los responsables de Radio-Tv Labari explicaron que sólo el Alto Consejo de la
Comunicación puede hacer esas peticiones, pero la policía cerró el medio.

En abril, el periodista Baba Alpha, que trabajaba para el canal de televisión


Bonférey, en Niamey, fue expulsado del país nada más salir en libertad, tras cumplir
una condena de un año de prisión por uso de documentación falsa. El periodista,
conocido por sus posiciones críticas con el poder, no pudo ver ni siquiera a su
familia. Las autoridades le trasladaron de inmediato desde la prisión a la frontera con
Malí, porque según el decreto firmado por el ministro del Interior “su presencia
amenazaba la seguridad del Estado”.

NIGERIA

El acoso policial sobre los periodistas dedicados a la actualidad política ha sido


constante a lo largo del año, en especial cada vez que las informaciones que se
publicaban señalaban diversos casos de corrupción policial.

En enero, dos periodistas permanecieron detenidos diez días por orden del director
de la policía, después de publicar un artículo crítico sobre las operaciones policiales.

Al mes siguiente, Tony Ezimakor, director del diario Daily Daily en Abuja, también
estuvo detenido una semana por no revelar sus fuentes. En el artículo que había
publicado, informaba de la apropiación indebida de fondos sobre el rescate que
supuestamente pagó la administración nigeriana para liberar a las 82 niñas de
Chibok secuestradas por Boko Haram, en abril de 2014.

En agosto, fue detenido durante varios días el periodista Samuel Ogundipe, de la


publicación digital Premium Times, por haber divulgado el informe oficial sobre una
INFORME ANUAL
2018
operación de seguridad del Estado sin revelar sus fuentes. Cuando se iba a tratar en
el Parlamento la destitución del presidente del Senado, que acababa de unirse a la
oposición, varios agentes del servicio secreto encapuchados bloquearon el acceso
al edificio durante varias horas. El informe de esta operación policial, en el que se
acusaba al jefe de la Seguridad del Estado de haber actuado por su cuenta por
intereses políticos personales, fue lo que publicó el periodista, que se negó a revelar
la fuente que le había proporcionado el documento, lo que propició su dentención.

REPÚBLICA CENTROAFRICANA

La República Centroafricana, envuelta en un conflicto armado desde 2013 entre la


coalición de milicias musulmanas Seleka y los grupos cristianos de autodefensa
Anti-Balaka, sigue siendo extremadamente peligrosa para ejercer el periodismo.
Tres periodistas rusos fueron asesinados durante el verano, unos días después de
su llegada, cuando se disponían a grabar un documental sobre la presencia de
mercenarios rusos en el país.

La noche del 29 de julio, Orkhan Dzhemal, conocido reportero de guerra


independiente, el documentalista Alexander Rastorguyev y el cámara Kirill
Radchenko fueron asesinados por hombres armados no identificados cerca de
Sibut, una ciudad a 300 kilómetros al norte de la capital centroafricana, Bangui. No
se ha informado sobre ninguna clase de avance en la supuesta investigación sobre
estos asesinatos, salvo lo que contó en su momento el conductor del vehículo,
contratado por los periodistas rusos, que también resultó herido en el ataque, pero
que logró huir. El conductor declaró que los autores de los disparos, que habían
interceptado el vehículo, fueron nueve secuestradores vestidos con turbante, que no
hablaban ni francés, ni sango, idioma oficial del país.

El documental lo había encargado una publicación digital del ex magnate de la


industria petrolera rusa Mijaíl Jodorkovski, que ahora vive en el exilio y es uno de los
principales oponentes del presidente ruso Vladímir Putin. Jodorkovski confirmó el
encargo, pero los reporteros no se habían acreditado ante las autoridades, ni en la
embajada rusa en Bangui. Rusia ha intensificado considerablemente su presencia
militar en la República Centroafricana, desde que Francia retiró sus efectivos en
octubre de 2016. Al presidente del país lo protegen ahora soldados rusos, que
además proporcionan entrenamiento a las Fuerzas Armadas Centroafricanas.

Por otra parte, este año quedó pospuesto el juicio por el asesinato de la joven
fotoperiodistas francesa Camile Lepage, muerta a tiros en una emboscada cuando
hacía un reportaje sobre la milicia Bakala, en mayo de 2014. Estaba previsto que el
juicio se celebrara a principios de 2018. La familia de la joven fue informada de que
el expediente del caso había desaparecido en las dependencias judiciales, donde
son continuos los cambios de magistrados, debido a la extrema inestabilidad
política.

REPUBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO

Hasta 121 ataques contra medios y periodistas contabilizó este año RSF en la RDC,
la mayor parte cometidos por autoridades políticas, administrativas o de seguridad.
Además, se mantuvo el cierre arbitrario de cinco medios de comunicación, a pesar
INFORME ANUAL
2018
de las reiteradas promesas del Gobierno de reabrirlos antes de las elecciones
presidenciales. Estos medios habían sido clausurados en diferentes fechas durante
los dos últimos años y ninguno de ellos pudo volver a publicar, lo que ha
empobrecido al extremo el debate y la trasparencia durante las elecciones,
celebradas finalmente el 30 de diciembre solo en una parte del país y en medio de
grandes carencias democráticas. A lo largo del año, hasta 15 periodistas han sufrido
detenciones de más de 48 horas, el doble que el año anterior, algunos, como el
director del periódico satírico Le Grognon, que estuvo detenido durante más de un
mes. Otros sufrieron despidos, como tres reporteros de la RTV Congoleña, por
haber cubierto una manifestación contra el Gobierno. Internet sufrió apagones y
cortes en cada ocasión que los acontecimientos políticos causaban preocupación al
Gobierno.

El año comenzó con el secuestro durante varios días del director de la emisora
RTVE Graben Beni y una docena de sus colaboradores, durante una emboscada
por fuerzas uniformadas en la ciudad de Beni, en la región Kivu Norte.

En enero, también fue atacado por hombres armados el domicilio del periodista
Tshivis Tshivuadi, presidente de la organización Periodistas en Peligro, socia de
RSF en la RDC, al que intentaban secuestrar y que no pudieron llevarse por no estar
en el domicilio. Un mes antes, Periodistas en Peligro había presentado su informe
anual, en el que acusaban a las autoridades de ser responsables del 90% de los
ataques a la prensa, lo que provocó las amenazas públicas del ministro de
Comunicación contra la organización.

A lo largo del año, varios redactores de emisoras y medios locales en Kasai Central
fueron golpeados, agredidos y en ocasiones detenidos por los guardaespaldas del
gobernador en diferentes ocasiones. Este gobernador, Alphonse Ngoyi Kasanji,
figura en la lista de depredadores de la libertad de prensa de Periodistas en Peligro.

En julio, se vieron obligados a esconderse durante varios meses el director y el


editor de un documental encargado por una ONG y emitido en Internet, que recogía
la historia de más de 2.000 personas expulsadas de las tierras que el presidente
Joseph Kabila reclama como propias, en el Este del país.

En septiembre, sufrió un secuestro de dos días el reportero Hassan Murhabazi, de


Svein Radio, que fue amenazado con la muerte si no callaba. Unos días antes,
había dedicado su programa a hablar de Emmanuel Ramazani, el candidato a la
presidencia designado por el presidente Kabila. Las llamadas le advertían de que le
dejara en paz.

En octubre, fue encarcelada varios días en Kinshasa, la capital, una periodista del
semanario La Percée, acusada de difamar a altos funcionarios del Banco Comercial
del Congo, por sus informaciones sobre el despido de casi 1.000 empleados en el
año 2000, muchos de los cuales ya han muerto sin haber cobrado las
indemnizaciones a las que tenía derecho. También en octubre, fueron detenidos
cinco redactores de AfricaNews por sus investigaciones sobre la presunta corrupción
en la gestión de una escuela de policía.

RUANDA
INFORME ANUAL
2018

Ruanda adoptó un nuevo Código Penal, el pasado mes de septiembre, que ha


mantenido el carácter extremadamente represivo contra la libertad de información y
los periodistas en ese país, uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo en
África. Hacer una simple caricatura de cualquier político o alto funcionario, o escribir
un comentario o un artículo crítico sobre su gestión, se penaliza con dos años de
prisión y multa de 500 euros, penas que se duplican si el objeto de la caricatura o el
artículo es el presidente del Gobierno. En el nuevo Código, se elimina como delito la
difamación sobre individuos, pero se establece como delito grave el insulto y la
difamación sobre el presidente, con penas de hasta 7 años de prisión y multas de
más de 6.000 euros.

El presidente de Ruanda, Paul Kagame, está en la lista de depredadores de la


libertad de prensa de RSF, desde el año 2000. Ocho periodistas fueron asesinados
o siguen desaparecidos, desde las matanzas raciales de hace 24 años y varias
decenas se vieron obligados a exiliarse.

SOMALIA

Un año más, Somalia fue el escenario de la máxima violencia contra los periodistas
en África, registrando tres asesinatos de informadores, en 2018. Aunque la mayor
parte de los crímenes contra reporteros suelen ser obra del grupo terrorista islamista
Al-Shabaab, los asesinatos rara vez son investigados, así es que nunca se identifica
a los autores y nunca son llevados ante la justicia. Esta impunidad sigue exponiendo
a los periodistas a las peores atrocidades en Somalia.

El 26 de julio, fue asesinado a tiros Abdirizak Kasim Limaan, cámara del canal de
televisión Somali Broadcasting Services (SBS), por los disparos de un agente de
policía en un puesto de control en Mogadiscio. RSF pidió de inmediato la detención
del agente responsable, sin que hasta la fecha se haya producido.

El 18 septiembre, fue asesinado el periodista radiofónico Abdirizak Said Isman, que


recibió múltiples puñaladas de atacantes sin identificar, cuando salía de Voice of
Peace, una emisora local de Galkayo, en la frontera sur de Puntlandia, donde el
control lo ejerce un gobierno semiautónomo. Las últimas informaciones de Said
Isman se habían centrado en el deterioro de la seguridad en la zona, debido a la
actividad del grupo radical islamista Al-Shabaab y, un día antes de su asesinato, una
llamada anónima a la emisora advirtió de que “se tomarían medidas”, si se seguía
informando sobre Al-Shabaab.

El 22 de diciembre, un coche bomba hizo explosión cerca del palacio presidencial en


Mogadiscio, la capital, causando la muerte de 16 personas, entre ellas el periodista
Awil Dahi Salad, un veterano reportero de Universal TV y otros dos empleados del
canal. Salad, siempre comprometido con la reactivación de los medios de
comunicación en Somalia, había vuelto a su país después de varios años de trabajo
en el extranjero.

Además, también en diciembre, resultó herido muy grave en un atentado con bomba
en Mogadiscio, el director de una ONG defensora de la libertad de prensa en
Somalia, Ismail Sheikh Khalifa. Una bomba colocada debajo de su automóvil hizo
INFORME ANUAL
2018
explosión en el centro de la ciudad, cuando se disponía a volver a la oficina. El
atentado iba dirigido claramente como advertencia contra todos los periodistas
somalíes. Ismail Sheikh Khalifa era un conocido defensor de la libertad de prensa y
sus programas en Radio Star FM eran muy populares, hasta que abandonó la
emisora para fundar la ONG Periodistas de Derechos Humanos, dedicada a la
defensa de los reporteros en Somalia.

Pero, además de la violencia directa contra los periodistas, hubo otras incidencias
en Somalia contra la libertad de prensa: en febrero fue detenido durante siete días el
periodista de televisión Mohamed Aabi Digaale, responsable de la oficina de
Universal TV en Hargeisa, por agentes de la unidad antiterrorista, sin que se le
permitiera la asistencia de un abogado. El tribunal que ordenó su detención
consideró “incitación al terrorismo” la difusión en dicho canal de una información en
la que los vecinos de la zona de El-Afwayn se quejaban de las injerencias de la
policía en los frecuentes enfrentamientos entre tribus.

En mayo, dos canales de televisión privados en Somalilandia, SBS y SOMNews,


fueron suspendidos por las autoridades, que acusaron a sus responsables de no
respetar la neutralidad, después de que ambos medios informaran de las protestas
populares que sacudieron la ciudad de Las Anod. Un reportero de SBS, otro de
Bulsho TV y un periodista freelance fueron también detenidos aquellos mismos días,
en todos los casos por la misma causa, es decir, cubrir e informar de las
manifestaciones y protestas que provocan en la zona la reanudación de las batallas
entre los dos bandos: quienes defienden la independencia de Somalilandia (que
autoproclamó su autodeterminación en 1991, pero no es reconocida por la
comunidad internacional) y quienes defienden Puntlandia como parte del estado
somalí.

SUDÁN

El pasado año, se han producido en Sudan un total de 52 incautaciones arbitrarias


de publicaciones periodísticas y se ha detenido a decenas de reporteros a los que
jamás se ha acusado formalmente de nada, pero se les ha tratado de impedir que
pudieran informar de lo que estaba pasando en el país. Sudán ha asistido, así, a una
ola de detenciones y confiscaciones sin precedentes, que en todo momento ha
convertido a los periodistas en el objetivo a batir, para que fuera silenciado el
creciente descontento popular, que se ha traducido por numerosas protestas
durante todo el año.

En enero, las autoridades confiscaron ocho periódicos según salían a la calle, sin
explicaciones, ni control judicial de ningún tipo. Los secuestros de las ediciones se
extendieron rápidamente a otras siete publicaciones más. El motivo fue que
difundían informaciones relativas a la subida del precio del pan. Las confiscaciones y
secuestros se volvieron a producir en días sucesivos, cuando se publicaron
informaciones sobre las protestas que siguieron a la subida del precio de alimentos
básicos, en las que murió al menos una persona.

Unos días más tarde, agentes del servicio nacional de inteligencia llegaron a detener
hasta 18 periodistas, la mayoría redactores de medios nacionales, pero también de
medios internacionales como la BBC, Al-Arabiya, Reuters o France Press, mientras
INFORME ANUAL
2018
cubrían las manifestaciones de protesta, que se prolongaron varios días en Jartum y
otras ciudades. Catorce de los detenidos fueron liberados al día siguiente, pero la
detención se prolongó varias semanas en el caso de la periodista Amal Habani, del
digital Al-Taghyir, y los redactores Kamal Karrar, del diario Al-Midan; Ahmed
Jaddein, del diario Al-Jareeda, y Haji Abdelrahman El Moz, del diario Akhbar El
Yowm, a pesar de que ninguno fue acusado formalmente de nada.

Un mes después, en marzo, otros dos periodistas del diario independiente Al-
Jareeda, Ashraf Abdelaziz y Hassan Warrag, fueron condenados a un mes de
prisión, acusados de difamación por haber publicado, en noviembre de 2017, un
caso de corrupción y haberse negado a pagar la multa de más de 900 dólares, con
la que hubieran evitado la cárcel.

En junio, arreció el acoso de los servicios secretos contra la prensa, con nuevos
secuestros de periódicos independientes. En el caso del diario Al-Tayyar, por
publicar columnas de opinión en las que se sostenía que sería muy beneficiosa para
la economía del país la renuncia del presidente Omar al-Bashir, en la lista de
depredadores de la libertad de información de RSF, desde hace 30 años. En los
interrogatorios a los que fue sometido uno de los periodistas, la policía le recordó
que criticar al presidente es traspasar una línea roja. En el caso del diario Al-Jareeda
fue por denunciar la persecución de los medios desde el Gobierno.

En noviembre, los servicios secretos propusieron una especie de tregua en su acoso


a los medios, a cambio de que todos los directores firmasen una carta, denominada
“carta del honor”, que prohibía cualquier publicación sobre sus actividades que no
proporcionen ellos mismos y cualquier información sobre las relaciones exteriores de
Sudan.

La tregua duró sólo unos días, ya que en diciembre de nuevo la subida de precios
de alimentos y combustible volvió a provocar protestas generalizadas y la
consiguiente represión contra los medios y los periodistas por informar sobre ello.
Hubo al menos 37 muertos, según Amnistía Internacional, en los enfrentamientos
con la policía, pero los servicios secretos pretendieron en todo momento impedir a
los periodistas cubrir los acontecimientos, practicando numerosas detenciones,
agrediendo a reporteros (tres de ellos resultaron heridos) y organizando redadas y
registros en varios periódicos. Incluso se ordenó a las imprentas que no imprimieran
nada sin el permiso previo del servicio de inteligencia.

SUDÁN DEL SUR

No existe periodismo libre en Sudán del Sur prácticamente desde su independencia.


en 2011. La censura constante sobre los medios y las amenazas a los periodistas
impiden que pueda ejercerse. En sus siete años de existencia, han sido asesinados
en el país siete periodistas. El presidente, Salva Kiir, extremadamente autoritario
desde su proclamación en 2011, está en la lista de depredadores de la información
de RSF, desde entonces.

TANZANIA
INFORME ANUAL
2018
El año comenzó bajo la sombra de la desaparición, en noviembre de 2017, del
periodista Azori Gwanda, corresponsal del periódico The Citizen (en suajili
Mwananchi), mientras investigaba una serie de misteriosos asesinatos de policía y
funcionarios en la región de Pwani. Un año después, el reportero sigue
desaparecido y la inclinación del Gobierno tanzano de silenciar a todos los medios
de comunicación posibles se ha intensificado extraordinariamente, sobre todo con la
implantación de una nueva ley que impide en la práctica publicar libremente en
Internet.

En abril, se aprobó y entró en vigor la Ley de contenidos en línea, que endurece e


intensifica el control de las publicaciones en Internet, empezando por las tasas
exorbitantes que se exigen para incluir las publicaciones en el registro obligatorio del
país. Los permisos de publicación deben renovarse cada tres años y las tarifas son
anuales. Por ejemplo, mantener un blog cuesta 900 dólares, una cantidad
astronómica en relación con el salario mínimo. Aparte de eso, la nueva norma
establece que cualquier contenido que pueda provocar desorden público o
amenazar la seguridad nacional será sancionado con un año de prisión y elevadas
multas de más de 2.000 dólares. Las organizaciones de derechos humanos
denunciaron que el Gobierno pretende conseguir silenciar la blogosfera, ya que la
nueva ley impide en la práctica que puedan crearse páginas web.

En junio, al cumplirse los plazos para regularizar el pago de las tasas establecidas,
empezaron a ser evidentes las consecuencias de esa ley: se prohibió la publicación
de noticias en foro Jamii, el más popular del país, por no cumplir, entre otros, con los
requisitos de identificar sus fuentes y a sus suscriptores si lo piden las autoridades, y
pagar las elevadas tasas establecidas.

En noviembre, dos activistas de la organización internacional Comité para la


Protección de Periodistas fueron detenidos durante varias horas y sus pasaportes
retirados cuando visitaban el país.

UGANDA

En febrero, fue secuestrado durante una semana Charles Etukuri, reportero de News
Vision, al poco de publicar un artículo en el que relacionaba a la agencia de
contrainteligencia con la muerte de un empresario finlandés de sistemas de
seguridad, detenido por estos servicios un día antes de ser encontrado muerto en un
hotel de Kampala. En realidad, el periodista fue detenido ilegalmente por los
servicios de contrainteligencia, que lo liberaron después de que el periódico
presentara ante el juzgado un recurso de habeas corpus.

En junio el presidente del país, Yoweri Museveni, que lleva 32 años en el poder,
aprovechó un discurso televisado para insultar y amenazar públicamente a los
medios de comunicación, especialmente a los medios privados independientes, a
quienes llamó “estúpidos”. El ataque más feroz lo propinó al Daily Monitor, el
principal periódico del país, al que amenazó con “cuidarlo” de cerca. El Daily Monitor
lleva tiempo advirtiendo del gran peligro que supone el aumento de la deuda del
país.
INFORME ANUAL
2018
En julio, entró en vigor la aplicación de un nuevo impuesto que penaliza y encarece
el uso de todas las redes sociales en internet. Los usuarios de cualquier red social
tienen que pagar al estado una tarifa diaria por usar dichos servicios. El Parlamento
justificó la medida -que, en realidad, pretende el control de la información en línea y
provocó numerosas protestas al entrar en vigor- como necesaria para combatir “los
chismes” en Internet. El año anterior, Uganda había creado una brigada especial de
especialistas en informática para vigilar los contenidos de las redes sociales.

En agosto, la policía militar cargó con extrema violencia y brutalidad contra varios
periodistas que cubrían las protestas en Kampala por la detención del popular
cantante Bobi Wine, que además es diputado en la oposición. Los reporteros
gráficos de Reuters y del semanario The Oberver, así como otros reporteros del
canal NTV, fueron golpeados reiteradamente y obligados a borrar el contenido de
sus cámaras y teléfonos. Posteriormente, el ejército anunció, sin dar nombres ni
detalles, que los responsables de las agresiones a periodistas habían sido
detenidos.

ZAMBIA

El Gobierno de Zambia anunció, durante el verano, la imposición de un impuesto


para gravar el uso de las redes sociales en Internet y también otro impuesto, con un
coste diario de 3 céntimos de euro, para todos los usuarios de telefonía móvil que se
instalen aplicaciones para hacer llamadas telefónicas gratuitas. La justificación de la
medida es, según el Gobierno, la gran pérdida de ingresos que supone para el
Estado el uso libre de las redes sociales.

Este tipo de normas, que suponen en la práctica una barrera contra la libertad de
información, se han empezado a extender en varios países africanos después de
que Uganda implantara en junio un impuesto por el uso de las redes sociales.

ZIMBABUE

Desde que Robert Mugabe, uno de los peores depredadores de la libertad de prensa
del mundo, abandonó el poder en noviembre de 2017, los ataques a la libertad de
prensa han disminuido en Zimbabue, pero persiste aún demasiada violencia contra
los periodistas.

En abril, un reportero fue detenido por tomar fotos en una reunión entre los
miembros de la formación gubernamental ZANU-PF, cuando celebraba elecciones
primarias, y al menos cuatro periodistas fueron agredidos después de las elecciones
generales del 31 de julio. En todos los casos, las agresiones provienen desde la
esfera del poder o bien las fuerzas de seguridad, o los activistas de los partidos
políticos e incluso, directamente, de los propios líderes políticos.

Por ejemplo, en mayo, el ministro de Finanzas, Terrence Mukupe, amenazó con dar
una paliza al periodista Blessed Mhlanga, del NewsDay, durante un programa de
radio en directo. El reportero había publicado un artículo comentando una grabación
en vídeo de una reunión del partido gobernante, ZANU-PF, en la que se escuchaba
al ministro asegurando que los militares no reconocerían al candidato de la
oposición, Nelson Chamisa, aunque ganara las elecciones generales de julio.
INFORME ANUAL
2018
Cuando el periodista fue a poner una denuncia ante la policía por las amenazas
recibidas se encontró con que el ministro lo había denunciado ya a él, imputándole
agresiones.
INFORME ANUAL
2018
AMÉRICA

INTRODUCCIÓN AMÉRICA

Ligera mejoría en el continente americano

Reporteros Sin Fronteras observó una ligera mejoría en la situación de la libertad de


prensa del continente americano. Sin embargo, en numerosos Estados de América
Latina persisten problemas como la impunidad, la violencia contra los periodistas y
las políticas autoritarias frente a la prensa. México retiene el triste récord de
periodistas asesinados: nueve. Pese que el país no está en guerra, operan con
inusitada violencia los narcotraficantes, muchas veces amparados por poderes
politicos e institucionales. En total han sido 19 los informadores muertos en diversos
países de América.

Costa Rica disfruta de un sólido marco jurídico en materia de libertad de información


y con condiciones que permiten ejercer la profesión periodística de una manera
relativamente libre. Así, este país es el mejor calificado de América Latina (10º) en la
Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de 2018 que elabora RSF. No
obstante, Costa Rica perdió 4 posiciones debido a las presiones que ejercieron las
autoridades sobre los reporteros, especialmente durante la campaña electoral, a
finales de 2017.

En el lado opuesto se encuentra Cuba, que se sitúa en el puesto 172 y que año tras
año sigue siendo el país peor valorado del continente. El régimen castrista
monopolizó casi por completo la información. El ya expresidente, Raúl Castro, hizo
callar a las voces disidentes sirviéndose de la policía y de los servicios de
inteligencia. Las autoridades persiguen a los medios de comunicación privados –que
no están autorizados por la Constitución–; se suele detener a periodistas y
blogueros, que en no pocas ocasiones se ven obligados a exiliarse.

Venezuela (143º) experimentó la mayor caída del continente y perdió 6 posiciones


en la edición de 2018 de la clasificación. En 2017 el gobierno del presidente Nicolás
Maduro siguió distinguiéndose por sus excesos autoritarios. La prensa
independiente y la de oposición, al igual que los corresponsales extranjeros, fueron
constante blanco de la policía y de los servicios de inteligencia venezolanos. Los
periodistas son objeto cada vez más frecuente de más agresiones durante las
manifestaciones, detenciones arbitrarias –durante las cuales suelen ser sometidos a
agresivos interrogatorios–, así como la destrucción de sus equipos. También se ha
convertido en una rutina que se expulse del país a reporteros extranjeros que no son
del agrado de las autoridades.

En Bolivia (110º, -4) la prensa sobrevive en medio de una gran precariedad. El


gobierno de Evo Morales, quien llegó a la presidencia en 2006, amordaza a los
medios de comunicación críticos. Los funcionarios no dudan en atacar en público a
los periodistas de oposición o en instruir procesos judiciales para acallarlos. El
reportero Wilson García Mérida fue acusado de sedición, y Yadira Peláez
Imanereico se enfrenta a un proceso penal por “violencia política”.
INFORME ANUAL
2018
En Centroamérica y en México la violencia y la impunidad siguen propiciando que el
miedo y la censura reinen. En El Salvador (66º), Guatemala (116º, dos víctimas
mortales), Honduras (141º) y México (147º, con nueve periodistas asesinados), los
reporteros que investigan el crimen organizado y la corrupción han de hacer frente a
intimidaciones, amenazas y violencia física. A menudo se ven obligados a
desplazamientos forzosos para ponerse a salvo. Si optan por permanecer en el lugar
donde desempeñan su tarea eso puede suponer que paguen con su vida su
compromiso informativo.

Como en años anteriores, varios gobiernos de estos países gangrenados por el


tráfico de armas y de droga mostraron su incapacidad para poner freno a la
violencia. Cuando cuentan con mecanismos de protección de periodistas –como es
el caso de Honduras y México–, la mayor parte de las veces resultan ineficaces,
especialmente en lo que respecta a la prensa local independiente.

Brasil (102º, +1), que también afronta problemas como la corrupción y la violencia,
sigue sin lograr bajar de la cota 100 de la clasificación. Este año se han
contabilizado cuatro asesinatos. En un contexto de extrema tensión y de
polarización política –como reveló la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en
2016–, la libertad de información está lejos de ser una prioridad para las
autoridades. Aunque las agresiones a la prensa han disminuido ligeramente, siguen
siendo frecuentes durante las manifestaciones. Cuando los periodistas investigan
casos de corrupción de políticos y funcionarios suelen enfrentarse a intimidaciones y
a procesos judiciales abusivos. Esta situación de vulnerabilidad es más evidente en
las regiones aisladas, y durante la campaña electoral que llevó a la presidencia al
ultraconservador Jair Bolsonoro.

Ecuador (92º) ascendió 13 puestos en 2018 de la clasificación. Este progreso –el


mayor del continente americano en esta edición– se explica en parte por la elección
del presidente Lenin Moreno, en mayo de 2017, que permitió calmar las tensiones
entre el Gobierno y numerosos medios de comunicación privados.

En Argentina (52º, -2), la guerra mediática entre el Gobierno y la prensa que marcó
el mandato de Cristina Kirchner se mitigó con la llegada de Mauricio Macri a la
presidencia, en diciembre de 2015. No obstante, la situación sigue siendo
preocupante: los medios de comunicación más críticos a menudo son acusados de
calumnia y son obligados a comparecer ante tribunales civiles.

En Colombia (130º, -1), la firma de los acuerdos de paz entre el Gobierno y las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 2016, suscitó grandes
esperanzas que aún están lejos de cumplirse. Colombia sigue siendo uno de los
países más peligrosos del continente para los periodistas; las agresiones y los
secuestros siguen siendo frecuentes. Grupos armados, como el Ejército de
Liberación Nacional (ELN), intentan hacer callar a los medios de comunicación
alternativos o comunitarios que investigan sus actividades, lo que genera agujeros
negros de la información, sobre todo en zonas rurales. Es el caso de un equipo de
reporteros ecuatorianos que murieron a manos de un grupo disidente de las FARC
en la frontera de su país con Colombia.
INFORME ANUAL
2018
En el primer año de Gobierno del presidente Donald Trump, Estados Unidos perdió
dos puestos: en la edición 2018 de la clasificación, el país pasó a la casilla 45 entre
180 países, continuando una tendencia negativa. Se produjo un asesinato de un
bloguero en extrañas circunstancias y cuatro periodistas y una asistente de ventas
murieron en el asalto al periódico The Capital Gazette. En cambio, Canadá, su
vecino del norte, ganó cuatro puestos gracias al establecimiento de medidas para
garantizar la confidencialidad de las fuentes periodísticas. En octubre de 2017 el
Parlamento aprobó por unanimidad una “ley escudo”, la Journalistic Source
Protection Act, que protege a escala federal la confidencialidad de las fuentes. De
todos modos está todavía por determinar cómo se aplicará la nueva ley escudo en el
caso de Marie-Maude Denis, periodista de investigación de Radio Canadá: el
Tribunal Supremo de Quebec le exigió en marzo que revelara sus fuentes de un
caso de corrupción.

Es importante recordar que la llegada de Trump a la Casa Blanca no ha hecho sino


acentuar el deterioro de la libertad de prensa. Los informantes pueden ser juzgados
al amparo de la Espionage Act si proporcionan información de interés público que el
Gobierno considere perjudicial para sus intereses, y los periodistas aún no cuentan
con una "ley escudo" que les permita proteger a sus fuentes. A esto se suman los
exhaustivos registros a los que son sometidos los periodistas (y sus equipos) en las
fronteras estadounidenses y el hecho de que se haya prohibido la entrada en el país
a periodistas extranjeros que han cubierto asuntos delicados, como la situación en
Kurdistán o las FARC.

El declive de Estados Unidos en materia de libertad de prensa no sólo es una mala


noticia para los periodistas que trabajan en el país sino que también ha tenido
consecuencias nefastas a escala internacional. Ahora es común que se use el
término fake news (noticias falsas) para perseguir a medios de comunicación, tanto
en regímenes autoritarios como en democracias.

Sol Fuertes

ARGENTINA

Los años de Gobierno de Cristina Kirchner estuvieron marcados por una guerra
mediática entre las autoridades y ciertos grupos de prensa. Con la llegada de
Mauricio Macri a la presidencia, en diciembre de 2015, la tensión se relajó. Sin
embargo, en el país sigue existiendo una fuerte polarización entre los medios de
comunicación públicos y los privados. La Ley de Medios adoptada en 2009
constituía un avance en el pluralismo, pues garantizaba una mejor distribución de las
frecuencias entre los medios públicos, privados y comunitarios. Sin embargo, la ley
fue modificada cuando Macri llegó al poder. La nueva legislación favorece la
concentración de los medios y beneficia a los grandes grupos.

El fotógrafo Roque Azcurraire, que trabaja para el medio comunitrio La Garganta


Poderosa, fue agredido violentamente y detenido de manera arbitraria el 26 de mayo
por la Prefectura Naval (PNA), fuerza federal complementaria de la policía, cuando
esta realizaba un operativo en un barrio de Buenos Aires y en el que, según testigos
presenciales, fueron cometidas acciones ilegales.
INFORME ANUAL
2018
BOLIVIA

En Bolivia los medios de comunicación cuentan con un tentador incentivo para evitar
comentarios adversos hacia el Gobierno o el presidente Evo Morales, en el poder
desde 2006. En virtud del Decreto Supremo 181, adoptado en 2009, la publicidad
oficial no se otorga a medios de comunicación que "mienten", "hacen política
partidista" u "ofenden al Gobierno”. Estas presiones financieras no son nada
desdeñables, no en vano Bolivia es uno de los países más pobres de Suramérica.
Los periodistas que incomodan al Gobierno son víctimas de encarnizamiento
judicial, como muestran los casos de Wilson García Mérida (desde 2016) y de
Yadira Peláez Imanereico (desde 2017). A estos casos se suman las detenciones
arbitrarias de reporteros, así como un alto grado de impunidad, lo que atiza la
autocensura.

Reporteros Sin Fronteras denunció la amplia campaña de descrédito contra Yadira


Peláez Imanereico y pidió que se retiren los cargos presentados contra ella. Los
hechos se produjeron tras la denuncia por acoso sexual presentada por la
periodista, en diciembre de 2016, contra Carlos Flores Menacho, entonces director
de Canal 7. Peláez Imanereico, experiodista de Canal 7, cadena pública del grupo
Bolivia TV (BTV), que depende del Ministerio de Comunicación de Bolivia, se
enfrenta desde entonces a tres procesos penales emprendidos por miembros del
Gobierno de Evo Morales y personas cercanas a él.

Semanas después de ser denunciado por acoso sexual, el directivo pidió a los
empleados de BTV que firmasen un escrito en el que se ponía en tela de juicio la
seriedad y el profesionalismo de la reportera, y lo envió a todas las instituciones
públicas del Estado, entre ellas, el Ministerio de Comunicación.

El 6 de marzo de 2017 Peláez decidió hacer público el caso. Dos días después,
Flores Menacho fue suspendido de su cargo en BTV y presentó una demanda por
“difamación” y “calumnias” contra la periodista. Los siguientes meses la reportera
tuvo que superar numerosos obstáculos para preparar su defensa: el Gobierno
boliviano le prohibió el acceso a edificios públicos y se negó a entregarle
información.

Además, la periodista se enfrenta a otras dos acusaciones. La primera, presentada


por la ministra de Comunicación y exgerente del Canal 7, Gisela López, que le
acusa de “acoso político" y “violencia política" contra mujeres. La ministra niega las
acusaciones de Peláez. La segunda acusación fue presentada por la actual
responsable de Canal 7, Fabiola Rollano Peña, que le acusa de “corrupción pública”.

Según los datos del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), los
funcionarios bolivianos han utilizado demandas por difamación y otros cargos
penales para intimidar a periodistas.

BRASIL

Brasil sigue siendo uno de los países más peligrosos de América Latina para ejercer
el periodismo: se registran amenazas, agresiones durante las manifestaciones y
asesinatos. El país carece de un mecanismo nacional que proteja a los periodistas
INFORME ANUAL
2018
amenazados o en situación de riesgo. A esto se suma el clima de impunidad, nutrido
por una corrupción omnipresente, lo que dificulta aún más la labor informativa. La
elección del ultraderechista Jair Bolsonaro el 28 de octubre como presidente de
Brasil hace temer un mayor encarnizamiento contra le prensa. Este año, cuatro
periodistas han sido asesinados.

En apenas dos días fueron asesinados dos periodistas en Brasil: Ueliton Bayer
Brizon, propietario del canal de noticias Jornal de Rondônia, y Jefferson Pureza
Lopes, presentador de un programa en Beira Rio FM.

Bayer Brizon fue asesinado el 16 de enero en Cacoal (Rondônia). Según la prensa


local, murió alcanzado por las balas que le disparó un individuo desde una
motocicleta cuando el reportero se desplazaba también en moto con su mujer.

Bayer Brizon solía publicar noticias relacionadas con la política local de Cacoal. Era
presidente municipal del partido PHS y concejal suplente.

Un día después, el 17 de enero, dos individuos asesinaron a Pureza Lopes en su


domicilio de Edealina (Goiás). La policía investigó a un concejal de la ciudad a raíz
del crimen.

Reporteros Sin Fronteras pidió a las autoridades brasileñas que dieran prioridad al
móvil profesional en la investigación del asesinato del periodista de radio Jairo
Sousa, que ocurrió el 21 de junio en Bragança (Pará), frente a la emisora Rádio
Pérgola.

Sousa, que denunciaba con frecuencia casos de corrupción en los que podrían estar
involucrados políticos locales, recibió varios disparos por dos individuos desde una
motocicleta.

El reportero recibía amenazas regularmente y llegó a cambiarse el número de


teléfono varias veces. Había comentado las amenazas con su abogado días antes
de su asesinato, y usaba ocasionalmente chaleco antibalas.

A Marlon Carvalho, de 37 años, lo mataron a tiros en su casa en Riachão do Jacuípe


(Bahía) el 16 de agosto. Abiertamente crítico con las autoridades locales, Carvalho
trabajaba para dos emisoras, Gazeta y Jacuípe. También publicaba vídeos a diario
en su página de Facebook sobre supuestos casos de corrupción y confabulación
entre funcionarios locales y grupos delictivos. Un amigo lo describe como una
persona popular que "molestaba a muchos políticos".

"Esto es para que te calles y dejes de decir tonterías por la radio", le dijeron a
Sandoval Braga Junior los dos pistoleros que irrumpieron en su estudio el 21 de
septiembre y lo inmovilizaron en el suelo. Después le dispararon en la pierna, le
rompieron la tibia y se fueron.

Gerente de Radio União FM en Jaguaruana, una pequeña ciudad de Ceará, y


presidente de la Asociación de Radio y Televisión del Estado de Ceará (ACERT),
Braga Junior suele criticar a las autoridades y políticos locales en sus programas de
INFORME ANUAL
2018
radio. Otro locutor, Hamilton Alves, escapó milagrosamente a un ataque en el estado
norteño de Rondônia en abril.

Las emisoras de radio locales tienen una función clave en Brasil, especialmente en
las ciudades pequeñas y medianas del interior, donde son una popular fuente de
noticias, y a menudo la única.

El 5 de febrero, la sede de TV Bandeirantes, en Curitiba, fue blanco de un ataque


con cócteles molotov. Un agente de seguridad resultó herido leve. Otro ataque
violento se produjo contra la sede del Jornal dos Bairros do Litoral (Paraná). El 26 de
marzo, un individuo disparó cuatro veces contra la sede del periódico en Paranaguá.
No hubo víctimas. El 7 de abril, al menos ocho periodistas fueron víctimas de
agresiones por manifestantes que se reunieron frente al Sindicato de los
Metalúrgicos para apoyar el expresidente Luis Inácio Lula da Silva, condenado a
ocho años de cárcel. Reporteros de las radios CBN, Bandnews FM y Jovem Pan, y
de los canales Bandnews, Rede TV y Globosofreram fueron agredidos física y
verbalmente cuando cubrían el ingreso en prisión de Lula.

Las agresiones a la prensa se habían producido también en las protestas cuando se


decretó la orden de prisión para Lula. Los vehículos de Bandnews FM y de Correio
Brazilense sufrieron desperfectos en São Paulo y Brasilia. En João Pessoa
(Paraíba), los manifestantes atacaron la sede de TV Cabo Branco, afiliada local de
Globo.

La elección de Jair Bolsonaro el 28 de octubre como presidente de Brasil estuvo


marcada por nuevos ataques a la libertad de prensa. El clima de odio en el que está
inmerso el país americano hace cada vez más complicado ejercer el periodismo.
Pocos minutos después del anuncio oficial de su elección, Bolsonaro se
congratulaba de su victoria electoral en Facebook Live “pese a las críticas e insultos
de los grandes medios”.

Horas antes, su responsable de prensa, Carlos Eduardo Guimarães, mandaba el


siguiente mensaje a una lista de periodistas que habían informado en la campaña:
“¿Así que estábamos cerca del empate? ¡Sois el mayor engaño del periodismo en
Brasil! BASURA”.

En las celebraciones posteriores a la elección, los periodistas del diario Folha de


São Paulo –que ya habían sido víctimas de ataques durante la campaña electoral–,
del periódico O Povo y del canal Verdes Mares fueron agredidos e insultados por
partidarios del presidente electo. Un equipo del canal France24 recibió un
tratamiento similar: intimidaciones, insultos e invitaciones a “volverse a su país”.

Folha de Sâo Paulo sufrió numerosos ataques tras destapar, el 18 de octubre, que
Bolsonaro habría recibido donaciones ilegales en su campaña. Según un reportaje
publicado algunos empresarios habrían hecho pagos ilegales para beneficiar a
Bolsonaro, promoviendo una campaña de desinformación, así como para influir en el
electorado a través de wastsapp. El 19 el Tribunal Superior de Brasil abrió una
investigación.
INFORME ANUAL
2018
La empresa WhatsApp, que ya había suprimido miles de cuentas sospechosas de
difundir información falsa durante la campaña a través de una herramienta de
detección de spam, inició por su parte una investigación interna sobre el caso.
También afirmó que estaba tomando “todas las medidas legales necesarias” para
impedir el envío masivo de mensajes desde cuentas que registren un
comportamiento anormal con el fin de que no puedan ser usadas para propagar
desinformación.

Este caso, conocido como #Caixa2doBolsonaro, tuvo un gran impacto en el país y


provocó la ira del candidato y de sus seguidores. “Folha de São Paulo es la mayor
fake news de Brasil y ya no tendrá más la publicidad del Gobierno”, afirmó
Bolsonaro, hablando de "prensa vendida, mis condolencias", en un vídeo que envió
a sus partidarios el 22 de octubre.

Patrícia Campos Mello, la veterana periodista de Folha de São Paulo que reveló el
caso, sufrió llamadas anónimas, insultos y amenazas en las redes sociales por parte
de simpatizantes de Bolsonaro. Su cuenta de whatsapp fue pirateada y se vio
obligada a cerrar el acceso público a su cuenta de Twitter.

El 20 de octubre el Sindicato de Periodistas de São Paulo denunció las presiones


que habían sufrido numerosos periodistas del grupo Record, uno de los más
importantes del país y propiedad del pastor Edir Macedo, fundador de la Iglesia
Universal del Reino de Dios y abiertamente próximo a Bolsonaro. Según el sindicato,
estos colegas “sufren presiones permanentes de la dirección de la emisora para que
las noticias favorezan al candidato a la presidencia Jair Bolsonaro”.

El 21 de octubre el Tribunal Electoral del estado de Río ordenó que se confiscaran


miles de ejemplares de una edición especial sobre las elecciones del diario Brasil de
Fato. El juez que dictó la orden señaló que el semanario tenía “claramente el
objetivo de hacer propaganda electoral a favor del candidato Fernando Haddad [...]
mientras que contiene elementos peyorativos sobre su adversario, Jair Bolsonaro”.

Un juez del estado de Río prohibió el 17 de noviembre cualquier información,


después de que TV Globo emitiera –el 14 de noviembre–, dos reportajes basados en
información obtenida de la investigación policial sobre los disparos mortales a la
concejala y activista de derechos humanos Marielle Franco y a su conductor,
Anderson Gomes, el 14 de marzo.

TV Globo explicó que sus informaciones se cuidaron de no revelar datos que


pudiera poner en peligro a los testigos o amenazar la investigación policial.

Pero el juez prohibió a TV Globo difundir más informes sobre la investigación policial
con el argumento de que “las filtraciones de la investigación del caso son muy
perjudiciales porque exponen los datos personales de los testigos y amenazan el
progreso de la investigación”. La cadena dijo que apelará el fallo.

RSF publicó el 29 de noviembre un informe Los periodistas, la pesadilla de la mafia.


En él citaba a Brasil, país asolado por los cárteles de la droga, donde ha habido
asesinatos de periodistas por miembros de estas mafias. Por ello, cada vez más
profesionales optan por poner en común su trabajo y emprender investigaciones de
INFORME ANUAL
2018
forma colaborativa en grandes consorcios internacionales. Una respuesta colectiva
frente a los tentáculos de la mafia.

CANADÁ

Un juez del Tribunal Supremo de Quebec, Jean-François Edmond, ordenó el 22 de


marzo a la periodista de investigación Marie-Maude Denis revelar sus fuentes de
una investigación en curso sobre un caso de corrupción que implica a dos políticos.

La defensa de los acusados argumentó que la cobertura mediática del caso había
impedido que uno de los políticos presuntamente involucrados en el caso fuera
sometido a un proceso justo y equitativo. El juez entendió que el interés público en
este caso prima sobre la privacidad de las fuentes y era por lo tanto aceptable forzar
a la periodista a declarar.

“Esta decisión ignora no solamente la ley federal recientemente adoptada, sino el


principio fundamental de confidencialidad de las fuentes en un trabajo periodístico.
Este principio fundamental permite a los periodistas mantener su independencia
frente a la presión gubernamental”, afirmó Margaux Ewen, directora de la oficina de
América del Norte de RSF.

COLOMBIA

La firma de los históricos acuerdos de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), en septiembre de 2016, redujo las tensiones
en el país y desató grandes esperanzas. Sin embargo, estos acuerdos no han sido
aplicados y el estado de la libertad de prensa sigue siendo preocupante para RSF.
Los periodistas colombianos se enfrentan a la amenaza permanente de las
“bacrims”, bandas criminales formadas por paramilitares, implicadas en el tráfico de
droga, y siguen sufriendo con frecuencia agresiones, amenazas de muerte y
secuestros. Los grupos armados, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN),
intentan acallar a los medios de comunicación alternativos o comunitarios que
investigan sus actividades, lo que deja sin cobertura informativa muchas áreas,
sobre todo en el mundo rural. Dos periodistas ecuatorianos, junto con su chófer,
fueron asesinados en la frontera con su país.

Reporteros Sin Fronteras condenó con firmeza el asesinato de un equipo de


periodistas del diario ecuatoriano El Comercio, secuestrados el 26 de marzo por un
grupo disidente de las FARC, en la frontera entre Ecuador y Colombia.

El 12 de abril fueron difundidas fotografías en las que aparecían los cuerpos del
periodista Javier Ortega, del fotógrafo Paul Rivas y del chófer, Efraín Segarra. La
veracidad de las imágenes fue confirmada por el presidente de Ecuador, Lenin
Moreno. Habían sido secuestrados el 26 de marzo por el Frente Oliver Sinisterra
FARC-EP, grupo disidente de las FARC. Habían viajado a la provincia de
Esmeraldas, en la frontera con Colombia, para cubrir choques entre las fuerzas de
seguridad y grupos armados, que se han vuelto frecuentes en la zona.

Desde que se dio a conocer el secuestro se difundió información contradictoria. El


11 de abril, un comunicado de FARC-EP, afirmaba que los tres habían perdido la
INFORME ANUAL
2018
vida tras operaciones militares lanzadas por ambos Gobiernos en la zona, y se
acusaba a las autoridades de no haber demostrado voluntad de negociar. La
información que fue desmentida por los Gobiernos de Quito y Bogotá.

Varias organizaciones no gubernamentales reconocieron el despliegue


gubernamental para encontrar los cuerpos y el trabajo de recuperación,
identificación y entrega a sus familias. Sin embargo, lamentaron el mal manejo de la
información.

En el informe Los periodistas, la pesadilla de la mafia se citaba a Colombia, país


castigado por los cárteles de la droga, y donde varios periodistas han sido aesinados
por miembros de estas mafias.

CUBA

Cada año, Cuba sigue siendo el país peor calificado en materia de libertad de
prensa de toda América. La muerte de Fidel Castro, en 2016, no produjo ningún
cambio en esta república socialista de partido único: el régimen castrista, en el poder
desde 1959, sigue monopolizando la información. La Constitución veta la existenia
de medios de comunicación privados. Detenciones abusivas, arrestos, amenazas,
campañas de descrédito, confiscación de material y cierre de sitios web suelen ser
las formas de acoso cotidiano, a las que se suma un arsenal de leyes restrictivas.
No obstante, la mejora progresiva de la cobertura de internet en la isla permite a las
voces independientes y a los blogueros hacerse oír, aunque en ocasiones se ven
obligados a exiliarse.

RSF y la organización pro libertad de prensa Fundamedios USA expresaron su


satisfacción de que el periodista Serafín Morán Santiago hubiera recibido asilo
político en los Estados Unidos el 11 de octubre. Pero Morán Santiago, que estuvo
detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados
Unidos desde abril, nunca debió haber sido arrestado.

El juez falló a favor de la solicitud de asilo de Morán, el 11 de octubre, tras una


audiencia que duró más de cuatro horas. La solicitud de asilo de Morán se presentó
alegando que fue objeto de tortura y persecución por su trabajo como periodista
independiente en Cuba y sus críticas al Gobierno de La Habana.

"En RSF estamos profundamente aliviados porque a Serafín Moran Santiago se le


haya concedido asilo en los Estados Unidos, aunque nos sentidmos frustrados de
que haya tenido que pasar seis meses en un centro de detención de Texas antes de
ser puesto en libertad", declaró Margaux Ewen, directora de la oficina de RSF en
Norteamérica”.

Morán Santiago, periodista independiente para múltiples medios de comunicación en


Cuba, explicó a RSF que estuvo en el punto de mira de las autoridades por cubrir las
cuestiones políticas –incluida la conducta indebida de la policía–, y los derechos
humanos.

ECUADOR
INFORME ANUAL
2018
La elección del presidente Lenín Moreno, en mayo de 2017, permitió rebajar las
tensiones entre el Gobierno y numerosos medios de comunicación privados después
de tres mandatos consecutivos de Rafael Correa (2007-2017), dramáticos para la
libertad de la prensa en el país. Correa no dejó de controlar la agenda de los medios
de comunicación, sin dudar en atacar personalmente y en público a la prensa crítica
con su Gobierno. La Ley Orgánica de Comunicación (LOC), adoptada en 2013 –que
a menudo ha sido desviada de su objetivo original y empleada contra los periodistas:
despidos, procesos judiciales por difamación, multas– debería ser reformada por el
actual Gobierno.

Reporteros Sin Fronteras condenó el asesinato de un equipo de periodistas del


diario ecuatoriano El Comercio, secuestrados el 26 de marzo por un grupo disidente
de las FARC, en la frontera entre Ecuador y Colombia. El 12 de abril fueron
difundidas fotografías de los cuerpos del periodista Javier Ortega, del fotógrafo Paul
Rivas y del chófer, Efraín Segarra. El equipo del diario ecuatoriano El Comercio fue
secuestrado el 26 de marzo por el Frente Oliver Sinisterra FARC-EP, disidente de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Habían ido a la
provincia de Esmeraldas, en la frontera con Colombia, para cubrir la violencia en
zona fronteriza.

El 11 de abril, un comunicado firmado por el Frente Oliver Sinisterra FARC-EP


afirmabó que los reporteros de El Comercio habían perdido la vida tras operaciones
militares de los Gobiernos ecuatoriano y colombiano en la zona, acusando a las
autoridades de no haber demostrado voluntad de negociar, aseveració que fue
desmentida por las autoridades de los dos países.

EL SALVADOR

Los medios de comunicación se enfrentan a la violencia generalizada que azota a El


Salvador. En los últimos años varios periodistas han sido asesinados y también se
han registrado diversos casos de agresiones. La libertad de información no ha
dejado de perder terreno desde que Salvador Sánchez Cerén fue elegido presidente
en 2014.

El mandatario, que no respeta el derecho al acceso a la información pública, ha


acusado a los medios de comunicación de emprender una “campaña de terror
psicológico” contra su Gobierno. El marco legislativo salvadoreño apenas protege a
la prensa y los periodistas que investigan temas relacionados con la corrupción o las
finanzas públicas y padecen intimidaciones y presiones por parte de funcionarios.

En ese contexto, medios de comunicación como la Revista Factum y el periódico


digital El Faro han sufrido amenazas, intimidaciones y encarnizamiento judicial tras
haber dado a conocer casos de abuso de poder y de violencia policial.

ESTADOS UNIDOS

En los últimos años ya se habían registrado atentados contra la libertad de prensa,


reconocida en la Primera Enmienda de la Constitución de 1787. Sin embargo, la
situación se ha deteriorado aún más: en su primer año de Gobierno, el presidente
Donald Trump no ha hecho sino minar el derecho de los periodistas a ejercer su
INFORME ANUAL
2018
oficio. En una serie de ataques verbales a periodistas, Trump ha calificado a la
prensa de "enemigo del pueblo estadounidense", ha intentado impedir el acceso a la
Casa Blanca de reporteros de varios medios de comunicación y ha usado con
frecuencia el término fake news (noticias falsas) para desacreditar al periodismo
crítico. Un tiroteo en la redacción de The Capital Gazette dejó cinco muertos. Un
bloguero de Chicago fue asesinado.

El 30 de mayo, Zachary Stoner, bloguero y periodista de música con sede en


Chicago, fue asesinado. Aunque la mayor parte del trabajo de Stoner estaba
relacionado con el rap y los gangs locales, había recibido amenazas por su
cobertura del caso Kenneka Jenkins, hallado muerto en un frigorífico de un hotel de
Chicago en septiembre de 2017.

Un individuo armado atacó en junio la redacción de The Capital Gazette, un


periódico local de Annapolis (Maryland), provocó la muerte de cinco personas y
varias más heridas. Las víctimas mortals fueron los periodistas Gerald Fischman,
columnista y responsable de la sección de opinión; Rob Hiaasen, asistente del
director y columnista de la edición del fin de semana; John McNamara, reportero de
deportes; Wendi Winters, reportera, y Rebecca Smith, ayudante del departamento
de ventas de la empresa.

Un tribunal federal impuso un total de 63 meses de cárcel a Reality Winner,


informante de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), que se declaró culpable, el
26 de junio, de violar la Ley de Espionaje del país. Winner es la primera de dos
informantes juzgados bajo la administración Trump.

El 6 de marzo, el senador Ted Cruz y 18 miembros del Congreso enviaron una carta
al Fiscal General Jeff Sessions urgiendo al Departamento de Justicia a investigar a
Al Jazeera, un medio de comunicación fundado por el Gobierno catarí, para aclarar
si debe o no debe inscribirse a tenor de la Ley de Registro de Agentes Extranjeros
(FARA). La carta manifestaba su preocupación por que los contenidos de Al Jazeera
pudieran afectar a los intereses estadounidenses y suponer una amenaza para la
seguridad nacional, por su “cobertura favorable” hacia organizaciones terroristas
extranjeras –según la opinión del Departamento de Estado– y sus emisiones
radicalmente “antiamericanas”, “antisemitas” y “antiisraelíes”. Al Jazeera rechazó
esas acusaiones en un escrito enviado al Congreso, recordando que un regulador
británico de comunicaciones acababa de investigar y desestimar acusaciones
semejantes lanzadas contra la compañía.

La carta de los congresistas se envoi después de que el Departamento de Justicia


obligara en agosto a la corresponsalía en Washington de RT América (una
organización de medios financiada por el Kremlin) a registrarse como agente
extranjero al amparo de la FARA. Tras esta designación, el Ministerio de Justicia
ruso tachó de agentes extranjeros en Rusia a varias organizaciones de medios
estadounidenses, incluidas Voice of America, Radio Free Europe/Radio Free Liberty
y siete organizaciones afiliadas.

Desde su acceso a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump no ha


dejado prácticamente una semana sin atacar y denigrar a los miembros de la
prensa, a quienes acusa de divulgar "noticias falsas" y no cumplir correctamente con
INFORME ANUAL
2018
su labor. En una de sus últimas invectivas, vía, Twitter, Trump anunció que se
concederán premios a los medios más "corruptos y tendenciosos".

En respuesta a sus constantes ataques contra los medios y al anuncio hecho por el
presidente Reporteros Sin Fronteras lanzó una campaña en las redes sociales
titulada "¡Bravo Donald!". Concebida por la agencia de publicidad BETC, la campaña
muestra a depredadores de la libertad de prensa como el presidente chino, Xi
Jinping; el líder supremo iraní, Ali Khamenei; el presidente turco, Recep Tayyip
Erdogan, y el líder venezolano, Nicolás Maduro, felicitando a Tramp por el esfuerzo
y creatividad demostrados en denigrar la libertad de prensa y en vilipendiar a los
periodistas.

RSF expresó su preocupación por la tendencia de los usuarios de internet a difundir


información falsa al suplantar a periodistas y medios de comunicación en las redes
sociales. Los hechos ocurrieron después del tiroteo en una escuela secundaria en
Parkland, Florida, a primeros de febrero, en el que fueron asesinadas 17 personas.

La periodista del Miami Herald Alex Harris se descubrió a sí misma en una cuenta
falsa mientras cubría el tiroteo el 14 de febrero. Dos tuits de una cuenta de Twitter
con su nombre difundieron información ofensiva e inexacta sobre el tiroteo y la
naturaleza de su investigación sobre el tiroteo.

El 27 de marzo, el Departamento de Justicia denunció a Terry Albury por haber


incumplido la Ley de Espionaje tras haber supuestamente filtrado información
clasificada a un reportero, según informó el Minneapolis Star-Tribune.

“El uso de la Ley de Espionaje para criminalizar la difusión de información como si


se tratara de espionaje es muy preocupante”, afirmó Margaux Ewen, directora de la
oficina de América del Norte de RSF. “Las filtraciones son la esencia del periodismo
de investigación y la persecución por parte del Gobierno a los informantes tras
acusarlos de espionaje tiene repercusiones directas para la libertad de prensa”,
advirtió.

Los medios de Estados Unidos, que se cuentan entre los más protegidos del mundo,
se enfrentan a desafíos que amenazan la libertad de prensa. Es la conclusión de
una investigación sin precedentes sobre libertad de prensa llevada a cabo en enero,
un año después de la investidura del presidente Donald J. Trump.

Publicado el 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, el informe señala que


los ataques del presidente Trump a los medios de comunicación, a través de su
cuenta de Twitter y en conferencias de prensa, están ensombreciendo un entorno ya
de por sí hostil hacia los periodistas en Estados Unidos.

Al acusar abierta y de forma virulenta a periodistas y medios de mentir y difundir


noticias falsas, la actual administración estadounidense corre el riesgo de minar la
Primera Enmienda y crear una cultura de intimidación y hostilidad en la que los
periodistas se encuentren desamparados.

Sin embargo, el informe también señala amenazas anteriores a la llegada de Trump


a la Casa Blanca. Muchas ya estaban presentes bajo la administración de Barack
INFORME ANUAL
2018
Obama, que se sirvió de la Ley de Espionaje de 1917 de forma tan frecuente contra
informantes que se alcanzó una cifra récord de juicios.

Entre otras amenazas a la libertad de los medios en Estados Unidos, se cuenta


suuesta campaña contra las noticias falsas (fake news), que desencadenó Sinclair
Broadcast Group, una de las empresas más grandes de comunicación en Estados
Unidos, y que impuso a sus afiliados locales. La campaña, que denuncia las
historias falsas (fake stories) en los medios nacionales con guiones y orientaciones
obligatorias desde la cúpula de la empres amenaza a la independencia editorial y
credibilidad de los medios locales.

En un vídeo ampliamente difundido el 31 de marzo, decenas de presentadores de


medios locales de grupo Sinclair recitaron un discurso idéntico denunciando a otros
medios nacionales estadounidenses.

El grupo Sinclair posee el mayor número de canales locales de televisión de Estados


Unidos y la empresa está actualmente en negociaciones para comprar Tribune
Media por 3.900 millones de dólares. La compra proporcionaría al grupo 42 canales
más, con lo que sumaría un total de más de 200 canales de televisión en propiedad.

RSF expresó su preocupación por el deseo declarado por el multimillonario


estadounidense y cofundador de Tesla, Elon Musk, de establecer un sistema de
calificación digital para los periódicos y así socavar la confianza en los medios, que
se ha debilitado notablemente tras la llegada de Trump a la máxima magistratura de
Estados Unidos.

Por otra parte, la fiscalía confiscó los registros telefónicos y el correo electrónico
correspondiente a varios años de la reportera Ali Watkins, de The New York Times.
La medida se enmarca en una investigación sobre James A. Wolfe, del Comité de
Inteligencia del Senado, acusado de mentir al FBI sobre sus contactos con tres
reporteros. Wolfe, que también estuvo en contacto con Watkins durante tres años,
negó haber filtrado información clasificada a periodistas.

La Agencia de Protección Ambiental (EPA), que analiza la contaminación del agua


en Estados Unidos, celebró el 22 de mayo una reunión a la que se les impidió el
acceso a la agencia AP, el canal de television CNN y E&E News (especializado en
información ambiental). Cuando la periodista de AP Ellen Knickmeyer intentó
atravesar un puesto de control, los agentes de seguridad le impidieron el paso y la
echaron. La prohibición fue revocada cuando AP informó de que su reportera había
sido sacada del edificio por la fuerza.

Al día siguiente, la agencia estatal volvió a restringir el acceso de la prensa a la


reunión, esta vez vetando la entrada a reporteros de Politico, E&E News y Crown
Publishing, así como a un productor de CNN. Varias de las organizaciones
informativas excluidas –como CNN y AP– habían publicado historias críticas sobre la
dirección de la EPA.

La abierta hostilidad de Donald Trump hacia varios corresponsales en la Casa


Blanca se agudizó durante una conferencia de prensa el 7 de noviembre. El cruce
INFORME ANUAL
2018
de palabras desembocó en la retirada de la credencial de prensa del corresponsal
de la CNN, Jim Acosta.

Horas después, la secretaria de prensa del presidente, Sarah Huckabee-Sanders,


explicó en Twitter que el pase de prensa de Acosta había sido suspendido por
"ponerle la mano encima" a una asistente de la Casa Blanca que acercaba el
micrófono a los periodistas en la sala de prensa. Pero la cobertura en directo de C-
SPAN del evento dejó en evidencia las palabas de Huckabee-Sanders. La secretaria
de prensa compartió un vídeo manipulado para que pareciera que Acosta se
comportaba de manera agresiva con la empleada de la Casa Blanca. En respuesta,
CNN calificó la decisión "represalia" basada en "un incidente que nunca sucedió".

El juez federal Timothy A. Kelly falló a favor de que la Casa Blanca le devolviera su
credencial a Jim Acosta. Sin embargo, el magistrado hizo hincapié en la naturaleza
limitada de esta orden y recordó que la Casa Blanca puede volver a revocar la
credencial del periodista de la CNN si actúa de mamera indebida.

Durante esa misma conferencia de prensa otros reporteros también fueron blanco
de la hostilidad del presidente. Cuando el reportero de NBC News Peter Alexander
defendió el trabajo de Acosta como periodista, Trump le respondió: "Tampoco soy
muy fan de los tuyos". Este reproche venía precedido de otro incidente en el que el
presidente ordenó a la periodista April Ryan, corresponsal en la Casa Blanca para
American Urban Radio Networks, que se sentara cuando intentó hacerle una
pregunta después de que él diera el turno a otro reportero. Días después la calificó
de “asquerosa” y “perdedora”. También, el presidente acusó a la reportera de PBS
Newshour Yamiche Alcindor de formular una "pregunta racista" cuando ella señaló
que algunos interpretan su profesado "nacionalismo" como un espaldarazo al
nacionalismo blanco.

Apenas unas semanas antes, la CNN recibió tres paquetes sospechosos que se
asemejaban a las 14 bombas de fabricación casera que se cree que un simpatizante
del president envió a otros medios críticos hacia Trump.

Las relaciones del presidente con la prensa son conflictivas, y sus expresiones
denigrantes hacia tres mujeres periodistas de color fueron ampliamente
denunciadas.

RSF se hizo eco del rechazo a las expresiones del president Trump hecha por la
International Women’s Media Foundation y la National Association of Black
Journalists. Las mujeres y personas de color son víctimas en ocasiones de
amenazas concretas que las hacen particularmente vulnerables al acoso.

El 3 de abril, el periodista independiente Manuel Durán Ortega fue acusado de


desorden público y de obstrucción de una carretera cuando cubría en Mempis,
Tennessee, una manifestación contra las políticas migratoriaspara su portal
informativo en español Memphis Noticias. Los cargos presentados en su contra
fueron retirados, pero la policía lo entregó al Servicio de Control de Inmigración y
Aduanas de Estados Unidos, que lo mantiene detenido en un centro de Luisiana.
Durán Ortega es salvadoreño e inmigrante sin papeles desde 2006.
INFORME ANUAL
2018
Ortega Durán no es el único periodista extranjero detenido por los servicios de
inmigración y que podría ser deportado. El reportero mexicano Emilio Gutiérrez Soto
y su hijo de 24 años, detenidos en diciembre de 2017 por agentes de inmigración,
actualmente se encuentran en un centro de detención en espera de la respuesta a
su solicitud de asilo.

RSF expresó su preocupación por el nuevo conjunto de reglas establecidas para los
periodistas en las conferencias de prensa de la Casa Blanca. La administración
Trump adelantó la nueva normativa el 19 de noviembre, cuando anunció que se
devolvía el pase de prensa al corresponsal de CNN, Jim Acosta.

Según las nuevas reglas, los reporteros pueden hacer "una sola pregunta" en una
conferencia de prensa. La repregunta, una práctica tradicional para los reporteros de
la Casa Blanca, solo estará permitida "a voluntad" del presidente u otros cargos de
la Casa Blanca. Las reglas también precisan que los reporteros deben "entregar
literalmente" el micrófono cuando se les indique que lo hagan.

"Las nuevas reglas para conferencias de prensa de la Casa Blanca parecen


convertir en comportamientos indecorosos y punibles las prácticas que, durante
mucho tiempo, se han entendido como fundamentales para la manera en que los
reporteros realizan sus actividades durante las reuniones informativas oficiales",
señaló Margaux Ewen, directora de la oficina de RSF en Norteamérica.

GUATEMALA

Las esperanzas que suscitó la elección de Jimmy Morales, en enero de 2016 –tras
la renuncia del presidente Otto Pérez Molina, debido a un escándalo de corrupción–,
pronto fueron defraudadas. Guatemala sigue minado por el crimen organizado y la
impunidad. Los reporteros padecen amenazas y agresiones si denuncian casos de
corrupción en los que estén implicados políticos y gobernantes. Estaba previsto que
se aprobara un mecanismo nacional de protección de periodistas en 2016, pero el
proyecto se aplazó.

Dos periodistas fueron asesinados en extrañas circunstancias. RSF pidió a las


autoridades que abrieran una investigación para aclarar el asesinato de Laurent
Ángel Castillo Cifuentes y Luis Alfredo de León, encontrados en una finca cercana a
Santo Domingo.

El 1 de febrero, cortadores de caña de azúcar encontraron los cuerpos de Castillo


Cifuentes, corresponsal de Nuestro Diario, y De León, de Radio Coatepeque.
Estaban atados de pies y manos y tenían heridas de bala en la cabeza.

Según información de los medios de comunicación locales, los reporteros salieron


de Coatepeque para cubrir actividades del Carnaval de Mazatenango
(Suchitepéquez), lugar donde encontraron e identificaron sus cadaveres.

Hasta el momento se desconoce el móvil de este doble homicidio. Según una fuente
cercana a la familia de Laurent Castillo, citada por el diario Prensa Libre, el
periodista había cambiado de teléfono porque había recibido llamadas que
pretendían extorsionarle. Sin embargo, al parecer eran amenazas de muerte.
INFORME ANUAL
2018
Laurent Castillo escribía sobre todo reportajes para las secciones de deportes y
cultura de su periódico.

HAITÍ

RSF instó a las autoridades haitianas a seguir investigando la desaparición de


Vladjimir Legagneur, un fotoperiodista independiente que desapareció en una de las
zonas más peligrosas de la capital, Puerto Príncipe, el 14 de marzo.

Según la esposa de Legagneur, Legagneur fue a hacer un reportaje sobre las


condiciones de vida en Grand-Ravine, un barrio extremadamente pobre de
Martissant en el ha sufrido habido enfrentamientos violentos entre bandas rivales.

Legagneur tiene 30 años y lleva un año trabajando como freelance. Antes trabajó
para el diario Le Matin, la agencia de noticias digital Loop Haïti y otros medios de
comunicación. Además de las noticias, cubre temas sociales y trabaja para
organizaciones no gubernamentales.

HONDURAS

La prensa hondureña ha sufrido una lenta caída desde hace casi una década, desde
el golpe de Estado de 2009. El grado de impunidad en Honduras –país gangrenado
por la violencia del crimen organizado y la corrupción– es uno de los más elevados
del continente. Los periodistas que trabajan para los medios de comunicación de
oposición o comunitarios a menudo son agredidos o amenazados de muerte, y en
muchos casos se ven obligados a exiliarse. Por otra parte, suelen emprenderse
procesos judiciales abusivos contra periodistas por difamación, delito que suele ser
castigado con penas de prisión y que puede llegar a ser sancionado con la
prohibición de ejercer el periodismo.

El 27 de enero Juan Orlando Hernández fue investido como presidente para un


segundo mandato. Antes, el 5 de enero, en Choluteca, Kevin Castillo, que trabaja
para Televida, fue golpeado por militares, que tiraron su cámara al suelo y la
rompieron.

El 12 de enero, en Tegucigalpa, César Silva, Rony Martínez, José Flores y Pedro


Amador, de Une TV, así como Claudia Mendoza, corresponsal del espacio “Primer
Impacto”, de Univisión, y Gerson Maldonado, de TV Azteca, fueron golpeados por
militares, que destruyeron su material de trabajo. El 20 de enero, también en
Tegucigalpa, la capital, miembros de la policía le fracturaron una pierna al
corresponsal de la cadena iraní Hispan TV, Dassaev Aguilar Moncada, al lanzar una
bomba de gas lacrimógeno.

A principios de año, diez periodistas reconocidos por su posición crítica frente a las
autoridades vieron cómo se difundían en Facebook fotografías suyas, asociadas a
los medios de comunicación para los que trabajan, acompañadas del mensaje:
“conozca los asesinos de la democracia y la verdad”. Estos son Gilda Silvestrucci
(Radio Globo); Dasaev Aguilar Moncada (Hispan TV); Rony Martínez, César Silva,
Ivis Alvarado, Mauricio Rivera, Edgardo Castro y Jorge Aldana (UneTV); Ariel D.
INFORME ANUAL
2018
Vicente (Prensa Libre), y Jairo López (Canal 21), quien ya había sufrido campañas
similares en 2017.

Defensores de los derechos humanos y de la libertad de expresión, como Eddy


Tabora, director de C-Libre, también se vieron afectados por estas acusaciones, que
fueron ampliamente difundidas en las redes sociales. Por esta razón, el 18 de enero
se presentó una denuncia ante el Ministerio Público, pero las autoridades no
abrieron ninguna investigación por este caso.

Frente a este estado de cosas, el 21 de enero la Conadeh pidió al Estado hondureño


que investigara las amenazas a periodistas, identificara a sus autores materiales e
intelectuales y presentara los requerimientos necesarios para su sanción penal.
También reafirmó que es urgente que ofrezca protección a los periodistas.

El 18 de enero, Ismael Moreno, director de Radio Progreso, denunció que existía un


boicot contra su medio de comunicación –sabotearon su antena– debido a la
difusión de información relacionada con las protestas ciudadanas.

Por querer cubrir el conflicto minero en el departamento de Colón, varios periodistas


fueron víctimas de actos de violencia, amenazas e intentos de soborno.

El 27 de octubre, en la comunidad de Guapinol, cerca de Tocoa (Colón), los


periodistas Rigoberto Mendoza, Vitalino Álvarez , Erick Mendoza y Osman Corea
(de Comunicaciones Mendoza); Wenceslao Canales (Canal 29); Donaldo
Domínguez, Jennifer Molina y César Obando (Radio Progreso); Jhony Castillo
(Canal 5) y Miguel Dubón (Radio Globo) fueron agredidos por la policía y el Ejército
hondureños cuando cubrían el desmantelamiento de un campamento de activistas
defensores del medio ambiente.

Se sospecha que la empresa minera Inversiones Los Pinares obtuvo de forma ilegal
un permiso de perforación y de explotación en la región de Guapinol, que alberga
una reserva natural protegida. Más de 350 pobladores de la zona establecieron un
campamento de resistencia para protestar por las actividades de esta empresa
privada.

Según testimonios recabados por RSF, Inversiones Los Pinares incluso intentó en
varias ocasiones comprar el silencio de los periodistas: les ofreció 4.000 lempiras
(unos 150 euros) a cambio de que no informaran sobre lo que acontecía.

Los periodistas que rechazaron el soborno y que acudieron al lugar cuando se


desmantelaba el campamento fueron agredidos por policías y militares.

MÉXICO

Patria de los cárteles de la droga, México sigue siendo uno de los países más
mortíferos del mundo para los medios de comunicación. Si los periodistas cubren
temas relacionados con la corrupción de las autoridades (sobre todo los Gobiernos
locales) o con el crimen organizado, padecen intimidaciones, agresiones, y pueden
ser asesinados a sangre fría. Numerosos periodistas han desaparecido en el país;
muchos otros se han visto obligados a exiliarse. La impunidad, que se explica por la
INFORME ANUAL
2018
corrupción generalizada, alcanza niveles insólitos y alimenta el círculo vicioso de la
violencia. Este año han sido asesinados nueve periodistas y varios más sufrieron
atentados fallidos. Dos grupos poseen casi todos los canales de televisión.

El año empezó mal para la prensa. El 13 de enero, el periodista Carlos Domínguez


Rodríguez fue asesinado en plena calle en Nuevo Laredo (Tamaulipas). Unos
encapuchados sacaron a Domínguez Rodríguez de su automóvil mientras conducía,
y a plena luz del día lo asesinaron a cuchilladas a sangre fría.

Domínguez Rodríguez era columnista del diario Noreste Digital y del digital
HorizontedeMatamoros. Sus colegas, a los que RSF entrevistó, destacaron su
independencia. Tenía casi 40 años de experiencia y siempre había sido muy crítico
con las autoridades locales, especialmente con el ex alcalde de Nuevo Laredo,
Carlos Cantú Rosas, y con la actual alcaldesa de San Nicolás, Verónica Castellanos.

El día antes de su asesinato publicó un editorial muy comprometido en el que


señalaba directamente los fracasos de la política de seguridad del Gobierno federal
y la impunidad que reina en el país desde hace casi dos décadas.

Pocas horas después del suceso, el gobernador de Tamaulipas, Francisco García


Cabeza de Vaca, condenó los hechos en un comunicado, y se comprometió a que el
crimen no quedase impune.

Pamika Montenegro presentaba “El Sillón TV”, un canal de YouTube en el que,


interpretando el personaje La Nana Pelucas, hacía sátira de los políticos locales. El
5 de febrero la youtuber fue asesinada en un restaurante de Acapulco, en el estado
de Guerrero.

El periodista Leobardo Vázquez Atzin fue asesinado a balazos frente a su casa, en


Gutiérrez Zamora (Veracruz), el 21 de marzo. Vázquez Atzin, de 42 años, trabajó
hasta 2017 en el diario La Opinión de Poza Rica. Hasta su muerte administraba una
página en Facebook.

Ana Laura Pérez, presidenta de la Comisión Estatal de Atención y Protección de


Periodistas (CEAPP), señaló que no había noticia de que hubiera sido amenazado y
que el reportero no había acudido al CEAPP para solicitar ayuda. Sin embargo,
colegas de Vázquez Atzin señalaron que recientemente había recibido amenazas de
funcionarios y que planeaba presentar una denuncia y solicitar medidas de
protección.

Juan Carlos Huerta Martínez, de 45 años, fue asesinado en su coche cuando salía
de su casa, el 15 de mayo, en Villahermosa (Tabasco). Hombres armados que
circulaban en un automóvil gris abrieron fuego contra él.

Huerta Martínez obtuvo la concesión del canal de radio 620AM, por el que transmitía
su programa “Panorama sin reservas”, en el que abordaba temas de política.
También era presentador de “Notinueve”, del Canal Nueve.
INFORME ANUAL
2018
"Llegaron para asesinarlo”, afirmó el Gobernador del Estado de Tabasco, Arturo
Núñez Jiménez, horas después de que ocurrieran los hechos, confirmando así que
era una ejecución.

El 24 de mayo, fue asesinada a golpes en su domicilio Alicia Díaz González en


Monterrey (Nuevo León). La periodista trabajó para los diarios El Norte y La
Moneda. En enero de este año se había incorporado a El Financiero, diario para el
que cubría temas relacionados con las empresas locales, el sector inmobiliario,
cuestiones fiscales y la inversión pública.

El 29 de agosto, Javier Rodríguez Valladares fue asesinado a tiros en plena calle, en


la Colonia Supermanzana 29 de Cancún (Quintana Roo). El reportero realizaba una
entrevista a un artesano, quien también fue asesinado.

Rodríguez Valladares tenía 28 años y trabajaba como cámara en la cadena local


Canal 10. Según sus colegas, ocasionalmente abordaba temas relacionados con la
política local.

El joven cámara es el tercer periodista asesinado este año en Quintana Roo. Le


precedieron Rubén Pat y José Guadalupe Chan Dzib, que eran director y periodista
respectivamente del semanario digital Playa News.

La octava víctima fue Mario Leonel Gómez Sánchez, asesinado el 21 de septiembre


en Chiapas. La víspera, el Gobierno de México había anunciado que reduciría
drásticamente los recursos financieros que asigna al Mecanismo de Protección para
Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.

Gómez Sánchez fue asesinado cuando salía de su casa, en el municipio de Yajalón.


Individuos que circulaban en motocicleta le dispararon en plena calle. El reportero,
de 40 años, era corresponsal del diario El Heraldo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y
cubría información diversa, entre ella temas de política y actos violentos, que se
habían incrementado en la región.

Desde 2010 recibía amenazas de muerte y mensajes anónimos en los que le pedían
que dejara de publicar información sobre corrupción de funcionarios. En tres
ocasiones denunció estas amenazas y solicitó medidas de protección. Según el
procurador de Justicia del Estado de Chiapas, contactado por RSF, en septiembre
de 2017 le asignaron dos escoltas, que le fueron retiradas en diciembre de ese
mismo año porque el reportero así lo solicitó. Según sus familiares, tuvo medidas de
protección en 2016, por un breve periodo, y se las retiraron sin explicaciones.

El 1 de diciembre, fecha en la que Andrés Manuel López Obrador se convertía en


presidente de México, encontraron el cuerpo sin vida del periodista Jesús Alejandro
Márquez Jiménez, en el estado de Nayarit. RSF pidió a las autoridades locales que,
en su investigación, consideraran como prioritaria la profesión de la víctima como
móvil del crimen y también al nuevo presidente que haga de la protección de los
periodistas una prioridad de su mandato.

Márquez Jiménez, fundador del diario digital Orión Informativo y excolaborador del
diario local Crítica Nacional Noticias, fue encontrado acribillado a balazos el 1 de
INFORME ANUAL
2018
diciembre en Tepic (Nayarit). Su familia había denunciado su desaparición ese día.
Apareció su cuerpo horas más tarde, al borde de un camino, con impactos de bala.

En Orión Informativo, Márquez Jiménez había denunciado enérgicamente y de


forma directa las relaciones de funcionarios y políticos locales con el crimen
organizado.

En las últimas elecciones locales fue candidato a regidor de Tuxpan por el partido
Movimiento Regeneración Nacional. Según la primera información recabada por
RSF, vecinos de Tecuala lo acusaron de difamación seis meses antes.

El nuevo presidente mexicano se comprometió a luchar contra la corrupción. La


mayoría de los periodistas asesinados en México investigaban casos en los que
políticos locales estaban conchabados con miembros del crimen organizado.

Actualmente, el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos


Humanos y periodistas ofrece más de 3.500 medidas de protección. Entre ellas se
cuentan escoltas policiales, cámaras de vigilancia, refugio o dispositivos como
botones de pánico. Con la reducción del presupuesto podrían suspenderse algunas
medidas de protección y no podría tratar nuevas solicitudes.

Con ocasión del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, que
se celebró el 30 de agosto, Reporteros Sin Fronteras lamentó que 21 periodistas
estén desaparecidos en México (casos registrados desde 2003), un récord en el
continente americano. De algunos de ellos no se tiene noticia desde hace por lo
menos 15 años.

En México suele mencionarse la responsabilidad de los cárteles de la droga en los


casos de desaparición. A menudo, los allegados de las víctimas sospechan de la
presunta implicación de funcionarios. En ningún caso prosperan las denuncias de
las familias y las investigaciones se estancan.

Consciente del problema, el Gobierno mexicano creó el 16 de febrero la Fiscalía


Especializada en Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada, cuyo
objetivo es “prevenir, investigar, sancionar y erradicar los delitos en materia de
desaparición forzada de personas y desaparición cometida por particulares”, pero
esta medida no ha estado acompañada de ningún plan de acción estratégico
concreto en el caso de los periodistas.

El 23 de noviembre, Rodrigo Acuña Morales, de 40 años, regresaba a su casa, junto


con su hijo de un año, cuando fue atacado por dos hombres armados, quienes le
hirieron de gravedad en los pulmones. El reportero fue trasladado al hospital de
Tuxpan en estado crítico.

Rodrigo Acuña Morales es colaborador del diario Voz de Tenayuca, para el que
cubre la información policíaca, y director del medio de comunicación digital El Diario
de Tepetzintla.

El 22 de noviembre en Cozumel (Quintana Roo), la periodista Ana Ledesma escapó


milagrosamente a un intento de asesinato.
INFORME ANUAL
2018

El 23 de marzo, horas después de que se cumpliera un año del asesinato de la


periodista Miroslava Breach Velducea, el gobernador del Estado de Chihuahua,
Javier Corral Jurado, se comprometió con Reporteros sin Fronteras y Propuesta
Cívica a entregar la investigación a la Fiscalía Especial para la atención de Delitos
cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE).

También pidieron a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México


(CNDH) que vigile que las autoridades estales no sigan obstaculizando el ejercicio
de los derechos de las víctimas, haciéndoles las recomendaciones necesarias.

Reporteros Sin Fronteras y Propuesta Cívica (socia de RSF), registraron entre enero
y mayo 45 casos de agresión a periodistas y 4 ataques a medios de comunicación,
relacionados con la cobertura de las elecciones. El 1 de julio los ciudadanos votaron
para elegir a quienes ocupan 3.406 puestos públicos: presidente de la República,
senadores, diputados federales y gobernadores de 9 de los 32 estados del país.

La Ciudad de México, Puebla y Morelos son los estados donde se han producido
más agresiones, si bien estas regiones no se encuentran entre las más violentas
para la prensa en el país.

En otras regiones afectadas por el crimen organizado, como Tamaulipas, Veracruz y


Guerrero, también ocurren este tipo de agresiones, pero en estas zonas los
periodistas –que a menudo se ven obligados a autocensurarse– no lo denuncian por
temor a represalias, lo que ha generado la existencia de zonas grises donde ya no
circula la información.

La Conferencia Nacional de Procuración de Justicia, que se celebró el 11 de


Octubre en la Ciudad de Oaxaca, y que reunió a procuradores y fiscales de todo el
país, aprobó el Protocolo Homologado para la Investigación de Delitos cometidos
contra la Libertad de Expresión. Los delitos cometidos contra periodistas, cuya cifra
de impunidad asciende a 99,6%, ubica a México en los primeros lugares de violencia
contra periodistas y medios de comunicación a escala mundial.

En el informe Los periodistas, la pesadilla de la mafia, que RSF publicó el 29 de


noviembre, se cita a México como un país asolado por los cárteles de la droga,
donde ha habido asesinatos de periodistas por miembros de estas mafias. Por ello,
cada vez más periodistas optan por poner en común su trabajo y emprender
investigaciones de forma colaborativa en grandes consorcios internacionales. Es
una respuesta colectiva frente a los tentáculos de la mafia.

NICARAGUA

Censura, intimidaciones, amenazas. Las elecciones presidenciales en las que Daniel


Ortega fue reelegido para un tercer mandato consecutivo (noviembre de 2016)
estuvieron marcadas por una serie de ataques contra los medios de comunicación
nicaragüenses, sobre todo independientes y de oposición. El gremio periodístico
está muy estigmatizado en Nicaragua. Los periodistas suelen ser víctimas de
campañas de acoso, de detenciones arbitrarias y de amenazas de muerte; en las
manifestaciones a menudo son agredidos, pues se considera que toman partido. La
INFORME ANUAL
2018
Constitución de Nicaragua sólo tolera las críticas "constructivas", un término
impreciso que permite al Gobierno censurar y limitar la libertad de información. Este
año, un periodista fue asesinado mientras transmitía en directo protestas contra el
régimen.

El periodista Ángel Eduardo Gahona fue una de las numerosas víctimas de la ola de
protestas y e indignación que sacude a Nicaragua desde el 18 de abril. Los
enfrentamientos entre manifestantes –muchos de ellos estudiantes– y la policía,
acusada de un uso excesivo de la fuerza, han dejado un saldo de al menos 42
muertos y 48 desaparecidos, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos
(Cenidh).

Ángel Gahona, de 42 años, era director del noticiero El Meridiano y corresponsal de


Canal 6 Nicaragua. Fue asesinado el 22 de abril de un disparo en la cabeza cuando
transmitía en directo en Facebook Live las manifestaciones en Bluefields. Aún se
desconoce la identidad del asesino, pero según colegas del diario La Prensa,
cuando ocurrieron los hechos solo la policía y los agentes antidisturbios estaban
armados.

El Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones (Telecor) ordenó que dejaran de


difundirse cuatro canales de televisión –Canal 100% Noticias, Canal 12, Canal 23 y
Canal 51– que informaban sobre las protestas. Una operación de censura
denunciada el 24 de abril por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Por otra parte, desde el inicio de las manifestaciones se registraron en el país varios
ataques informáticos a medios de comunicación del Estado o cercanos al Gobierno
del presidente Daniel Ortega, reivindicados por el colectivo Anonymous.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y Reporteros Sin Fronteras (RSF), en


una conferencia de prensa celebrada en Managua a mediados de agosto,
demandaron al Gobierno de Daniel Ortega el cese de la violencia, así como que se
investigaran y sancionaran las agresiones, y se respete el cumplimiento de las
medidas cautelares reclamadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos a periodistas y sus familiares.

Ambas organizaciones consideraron que la libertad de prensa se halla bajo un claro


acoso por parte de autoridades y agencias policiales y señalaron que la
responsabilidad política y jurídica de esta regresión en el ejercicio de las libertades
corresponde en términos políticos, jurídicos e históricos al Gobierno que encabezan
el presidente Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

Ambas organizaciones aplaudieron el creciente uso de las redes sociales para


difundir contenidos noticiosos, lo que permitió a la población participar y estar
informada frente a la censura oficialista. Asimismo, destacaron que los medios de
comunicación y los periodistas estén desarrollando modelos de solidaridad y
autoprotección, y propusieron que fueran extendidos a sus colegas del interior del
país.
INFORME ANUAL
2018
El 24 de noviembre, el periodista de Radio Corporación Gustavo Jarquín fue
detenido e insultado por tres policías, cerca de las oficinas de la emisora, en
Managua. “Ah, vos trabajás en la radio terrorista, golpista”, le dijo uno de los policías
que lo golpearon violentamente en la cara.

Ese mismo día, unos policías amenazaron de muerte a Miguel Mora, director y
propietario del Canal 100% Noticias y a su esposa, Verónica Chávez, presentadora
del programa “Ellas lo dicen”. La policía llevaba varias semanas acosando al
periodista, quién se percató de que hay individuos que lo vigilan fuera de su casa y
de su trabajo. El 25 de noviembre, un dron sobrevoló durante varias horas su casa y
su jardín. El 30 de noviembre, lo subieron a la fuerza a una patrulla de policía; los
agentes lo golpearon y lo amenazaron de muerte mencionando a miembros de su
familia. Desde el 24 de noviembre, Miguel Mora fue detenido seis veces por la
policía. Fue presentada una denuncia de las autoridades contra él por incitar al odio
y por difundir campañas de odio en su canal y su web.

Carlos Salinas Maldonado, periodista y editor del digital confidencial.com.ni, y


corresponsal de El País en Nicaragua, sufrió frecuentes ataques informáticos y
campañas de acoso en internet. A veces, patrullas de policía vigilan su casa. El 27 y
el 28 de noviembre, unos hombres que circulaban en motocicleta lo siguieron en el
trayecto de su casa a la redacción de Confidencial y le gritaron: “estás cagado,
verdad, estás cagado”.

La censura y los intentos de desestabilización adoptan formas variadas. El 30 de


noviembre, el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor)
pidió a las empresas operadoras de cable que dejaran sin servicio al Canal 100%
Noticias sin ofrecer ninguna explicación. Y lo mismo les ha ocurrido a lo largo del
año a numerosas empresas: Canal 12, Telenorte, CDNN23, Canal 12, Canal 23 y
Canal 51, entre otros. Días antes, en el departamento de León, agentes de policía
irrumpieron en la casa de Álvaro Montalván, director de Radio Mi Voz, donde se
encuentran las instalaciones de la emisora, y desmantelaron las antenas.

Los medios de comunicación comunitarios y las radios locales, alejados de los


centros urbanos, padecen de lleno esta purga mediática. El 23 de noviembre, en el
departamento de León –uno de los más afectados por la censura y la represión
donde los partidarios del Gobierno sandinista y la Policía Nacional son
particularmente activos–, miembros de la redacción de Radio Darío fueron
interceptados, insultados y detenidos arbitrariamente por la policía antimotines, que
los dejaron en libertad horas después. Con anterioridad, las instalaciones de la
emisora fueron incendiadas y destruidas por simpatizantes de Daniel Ortega.

En Matagalpa, miembros de la redacción de Radio Vos sufrieron una suerte similar.


El 3 de diciembre, un grupo de policías se presentó al lugar desde donde opera
actualmente Radio Darío y ordenó apagar los equipos a la vez que intimidó a los
empleados. También RSF registró otros casos de periodistas perseguidos en León;
de Eddy López, corresponsal del diario La Prensa; de Álvaro Montalván y de varios
trabajadores de Radio Mi Voz.

La noche del 13 de diciembre, la policía asaltó, sin orden judicial, la redacción del
Confidencial, dirigido por un hijo de la expresidenta Violeta Chamorro.
INFORME ANUAL
2018

RSF también lamentó y denunció la detención arbitraria de Luis Sánchez Sancho,


periodista y columnista del diario La Prensa, de 76 años, quien pasó seis días
detenido tras un accidente de tráfico banal, así como el exilio forzado de Carlos
Pastora (Canal 10), de Edgardo Pinell (VOS TV y Canal TV) y Jaime Arellano,
conductor del programa “Jaime Arellano” en La Nación, transmitido por 100%
Noticias, y de Goette-Luciak, quien el 25 de noviembre decidió salir del país. Goette-
Luciak, periodista independiente de nacionalidad austríaco-estadounidense, vivía
desde hacía tres años en Nicaragua, donde trabajaba como corresponsal de
diversos medios de comunicación internacionales, entre ellos el diario británico The
Guardian. Su dirección fue publicada en las redes sociales, donde se incitó a
asesinarlo. Amenazado de muerte, el reportero se vio obligado a esconderse y
finalmente fue detenido por la policía. El 1 de octubre, fue expulsado del país.
Actualmente vive en Estados Unidos.

TRINIDAD Y TOBAGO

La polémica ley que penaliza la difamación, enmendada en 2014, permite castigar


con multas y hasta con dos años de cárcel la publicación de información falsa,
difamatoria y malintencionada. En Trinidad y Tobago la mayoría de los medios de
comunicación son privados. El Gobierno sólo ofrece la publicidad oficial a las
publicaciones que lo favorecen. Un veterano presentador de radio fue asesinado el
19 de octubre.

Reporteros Sin Fronteras manifestó su consternación tras saber que Ricardo ‘El
Gladiador’ Welch, veterano presentador de radio, fue asesinado el 19 de octubre en
las inmediaciones de su domicilio.

Al presentador le dispararon desde un vehículo. Recibió tres tiros en el pecho, según


Trinidad Express. El asesino iba con otros dos hombres. Welch perdió el control de
su coche y chocó contra un muro.

“La muerte de Welch es una pérdida devastadora para la comunidad de los medios
de comunicación en Trinidad y Tobago”, afirmó Margaux Ewen, directora de la
oficina de América del Norte de RSF. “Urgimos a las autoridades a que investiguen
este asesinato para aclarar quién lo ordenó y si estuvo relacionado con el ejercicio
de su actividad profesional”.

Welch había trabajado para numerosas emisoras, incluida Power102 FM, una radio
especializada en temas internos de la isla. Según fuentes de RSF, su trabajo
incomodaba a políticos y llevó a sus oponentes ante los tribunales, además de
animar a sus oyentes y compañeros a hacer los mismo. Welch ganó en abril de
2017 una denuncia por difamación contra sus colegas de More 104.7 FM, que le
habían acusado de ser homosexual.

VENEZUELA

Nicolás Maduro, en el poder desde 2013, se empeña en hacer callar a la prensa


independiente y sigue controlando la información. En repetidas ocasiones el
INFORME ANUAL
2018
presidente ha mencionado una “guerra mediática" para desacreditar a los medios de
comunicación nacionales e internacionales que critican a su Gobierno.

Los periodistas trabajan en un clima muy tenso, en particular desde la crisis política
y económica que comenzó en 2016. En 2017 se registró un número récord de
detenciones arbitrarias y de actos de violencia contra periodistas, a manos de las
fuerzas del orden y de los servicios de inteligencia venezolanos.

Las autoridades con frecuencia expulsan de su territorio a periodistas extranjeros.


Una ley adoptada en 2010 contempla que el Gobierno pueda sancionar cualquier
contenido.

Reporteros Sin Fronteras pidió a las autoridades venezolanas que pongan en


libertad al periodista alemán Billy Six, detenido el 17 de noviembre en Caracas y
juzgado por un tribunal militar por rebelión, espionaje y haber "violado una zona de
seguridad". Podría ser condenado por ello a 28 años de cárcel.

Hasta la fecha las autoridades venezolanas no han presentado pruebas que


sustenten las acusaciones, ni han difundido información relativa al caso. Pero según
la organización no gubernamental Espacio Público, Billy Six fue detenido el 17 de
noviembre en el estado de Falcón por el Servicio Bolivariano de Inteligencia
Nacional (Sebin) y trasladado al El Helicoide, la sede del Sebin, sin orden judicial. El
periodista habría entrado al país por la frontera con Colombia, por vía terrestre.

Six está acusado de espionaje y de violación de zona de seguridad por tomar fotos
durante los desfiles militares de Caracas con motivo de la celebración de la
independencia, el 5 de julio de 2017 y de 2018. También por cubrir un mitin de
campaña en el que intervino el presidente Maduro, en mayo de 2018.

El Nacional, emblema del periodismo venezolano, dejó de venderse en quioscos, a


mediados de diciembre. Seguirá informando en versión digital.
INFORME ANUAL
2018
ASIA

INTRODUCCIÓN ASIA

Un año más, el continente más peligroso del mundo para la prensa

El continente asiático es, por segundo año consecutivo, el más mortífero para la
prensa en el mundo. Con casi una treintena de informadores asesinados, en Asia se
instigan las peores tendencias de acoso a la prensa, a través de asesinatos y
encarcelamientos de informadores, pero también a través de una forma de presión e
intimidación que este año ha cobrado especial virulencia en países como India o
Bangladesh.

La alarma se dispara por tratarse de presiones que provienen, no sólo de las


autoridades, sino de amplios sectores de la población, que se suman a campañas
de acoso e intimidación a periodistas, la mayoría por motivos religiosos. Periodistas
como Rana Ayyub o Ravish Kumar, en la India, o el bloguero Asaduzzaman Noor,
en Bangladesh, han vivido auténticos calvarios.

El fanatismo religioso ha sido la principal causa de los asesinatos en el continente,


donde destaca Afganistán, con 14 informadores asesinados. El atentado contra un
autobús de Tolo TV, reivindicado por el autodenominado Estado Islámico, fue el más
mortífero de los ataques suicidas que ocurrieron en el país.

En Pakistán o Filipinas continúa siendo muy peligroso investigar actividades


relacionadas con el narcotráfico o con políticos locales. Ambos países tienen en
común, además de tres asesinatos de periodistas en 2018, los intentos de censura
por parte de las autoridades a reconocidos medios del país. En Filipinas el acoso
fiscal a la web Rappler y a su presidenta, la periodista Maria Ressa, amenaza, no
sólo la supervivencia del medio, sino la libertad de Ressa, que se enfrenta a una
posible pena de diez años de cárcel. En Pakistán, la obsesión de censurar las
declaraciones del ex primer ministro Nawaz Sharif llevó a la retirada de la
distribución de uno de los medios más antiguos del país, el periódico Dawn.

La censura no retrocede en el continente. Las autoridades de Vietnam han batido


récords este año emitiendo la sentencia más elevada jamás recibida por un bloguero
por actividades relacionadas con informar y opinar. Vietnam y China continúan
siendo las prisiones más grandes del mundo de informadores junto con Turquía y
Egipto. Pese a las contadas veces que ponen en libertad a algunos presos –y que
suelen terminan en un exilio inmediato– la realidad es que año tras año ingresan en
sus cárceles periodistas y blogueros en un goteo sin fin.

Especial importancia cobra la censura a las actividades relacionadas con


determinadas comunidades, como la uygur en China, la rohingya en Myanmar, o la
pashtum en Pakistán. El encarcelamiento y condena de dos periodistas de Reuters,
Wa Lone y Kyaw Soe Oo, en Myanmar, puso de manifiesto la inflexibilidad del
Gobierno liderado por Aung San Suu Kyi, empeñada en matar al mensajero pese a
las presiones internacionales y pese a la condena militar que reconoce la
culpabilidad del Ejército birmano en la matanza de civiles de la comunidad rohingya.
INFORME ANUAL
2018
Mientras, varios países continúan endureciendo sus respectivas legislaciones para
mermar las actividades de la prensa. Destacan iniciativas como la australiana de
redefinir el concepto de espionaje para castigar la mera posesión de información
clasificada, o la persecución a la “difusión de falsedades en internet” de Singapur. La
esperanza de un cambio de rumbo en Malasia se ha visto truncada con la no
derogación de la restrictiva ley de noticias falsas, pese a las promesas del nuevo
presidente.

Finalmente, la crisis política en Sri Lanka ha demostrado una vez más que los
medios de comunicación son uno de los principales objetivos cuando se desata el
caos. Políticos y sus simpatizantes ocupan inmediatamente redacciones, cortando o
modificando sus emisiones.

Lucía Campoamor

AFGANISTÁN

Afganistán ha sido en 2018 el país más mortífero del mundo para la prensa, con 14
periodistas y dos trabajadores de medios asesinados. El atentado contra un autobús
de Tolo TV puso de manifiesto la brutalidad de los radicales islámicos contra los
informadores, que llevan años siendo su blanco deliberado.

En enero el periodista Baz Mohamed Shiwarir y el cámara Mohammad Rafiq


resultaron heridos en un doble ataque en la provincia de Nangarhar.

El 25 de abril, Abdul Manan Arghand, de Kabul News, fue asesinado, un mes


después de que la policía le advirtiera de un inminente ataque talibán sobre su
persona.

A finales de abril el autodenominado Estado Islámico se atribuyó el atentado suicida


contra un autobús de Tolo TV que mató a nueve periodistas en el centro de Kabul.
Ese mismo día, Ahmad Shah, de la sección en pashto de la BBC, fue asesinado por
individuos sin identificar en la provincia de Khost.

En mayo la ofensiva de los talibanes sobre la ciudad de Farah elevó el ya enorme


riesgo de los periodistas que ejercen en la región.

En junio una nueva amenaza talibán advertía a los medios de comunicación


financiados por “ocupantes” de que pagarían las “consecuencias de su mal
comportamiento hacia los mujahedeen si no se corregían de inmediato”.

En julio Mohammad Akhtar, empleado para la oficina de Agence France-Presse en


Kabul, murió en el atentado suicida contra el vicepresidente Abdul Rashid Dostum.

La sangría de informadores continuó el segundo semestre del año con el asesinato,


en septiembre, de otro reportero de Tolo News TV, Samim Faramarz, y su cámara,
Ramaz Ahmadi, tras un atentado suicida en Kabul. En octubre Mohammad Salim
Inghar, cámara de la televisión estatal afgana, murió en el atentado suicida de los
talibanes contra las instalaciones del gobernador de la provincia de Kandahar. Y en
INFORME ANUAL
2018
diciembre los secuestradores del propietario de Enikas TV, Zalmi Latifi, mataron a su
chófer, Kandehar, en una calle de Jalalabad.

Además, este año se conocieron las tasas que los talibanes imponen a numerosos
medios bajo graves amenazas, que llevan a muchos de ellos a pagar o a prescindir
de gran parte de la plantilla sobre el terreno para buscar otras formas de difusión
que no pongan en riesgo a sus trabajadores. Los impuestos ascienden a cantidades
como los 25.000 euros pagados por el canal privado Ghaznavian en la provincia de
Ghazni.

Reporteros Sin Fronteras pidió de manera constante protección para la prensa de


cara a las elecciones de octubre y más adelante, en diciembre, volvió a hacer un
llamamiento a todos los países implicados en conseguir una paz para el país, que no
podrá lograrse sin una prensa libre y sin que sus profesionales puedan ejercer su
trabajo sin exponer su vida en ello.

AUSTRALIA

La iniciativa gubernamental para legislar sobre los contenidos en internet es, desde
hace años, la principal amenaza para la libertad de prensa en Australia.

Si la ley de Seguridad pone en riesgo el ejercicio del periodismo, a través de sus


disposiciones sobre secretos de Estado y espionaje, este año el Gobierno del primer
ministro Malcom Turnbull prevé una actualización legislativa donde el concepto de
espionaje consistiría, no sólo en trasladar comunicaciones clasificadas, sino incluso
en recibirlas y conservarlas. Las penas ascendían a cinco años por conservar y
poseer, y 15 por transmitir.

La definición de “información clasificada”, además, se resume a “aquella que pueda


causar daños a los intereses de Australia”.

Mientras, el país sigue manteniendo los agujeros negros informativos en que ha


convertido los centros de detención de inmigrantes que tiene en islas del Pacífico.
Los periodistas tienen que solicitar costosísimos visados para visitarlas, cuando no
tienen totalmente vetada la entrada, como en la isla de Manus, que tiene prohibido
todo acceso.

BANGLADESH

El fanatismo religioso es la principal amenaza para el ejercicio del periodismo en


Bangladesh. Mientras las autoridades amplían la legislación que persigue la
blasfemia, sectores de la población hacen campañas que llegan a pedir la pena de
muerte para informadores a los que acusan de ofender al islam.

El bloguero Shahajahan Bachchu fue asesinado, en junio, en una emboscada en


Dakha. Era conocido por sus escritos sobre temas religiosos, y defendía la
tolerancia religiosa y el ateísmo.

A principios de año otro bloguero, Asaduzzaman Noor, fue detenido y acusado de


blasfemia por supuestamente criticar al islam en sus cuentas de Facebook y
INFORME ANUAL
2018
Youtube. Se exponía por ello a una sentencia de 14 años de cárcel sobre la base de
la ley de Información y Comunicación del país. A la presión legislativa de los
informadores en Bangladesh se une la durísima presión de algunos sectores
sociales. Varios grupos islamistas amenazaron con “consecuencias” si no le
condenaban a muerte.

También en enero el Gobierno propuso una legislación digital que no eliminaba la


criminalización de la difamación o la blasfemia, además de los contenidos que
pudiesen “causar desórdenes públicos” o “difundir propaganda contra la Guerra de
Liberación o el Padre de la Nación”. A este arsenal legislativo se suma la definición
del concepto de “espionaje”, limitada legalmente a la “grabación secreta de cualquier
tipo de información”. La prensa se manifestó en octubre frente al Club de Prensa
Nacional de Dhaka para pedir cambios en la ley de Seguridad Digital, que además
suprimía la confidencialidad de las fuentes, prohibía la cobertura de actividades
públicas de las autoridades y empleaba un lenguaje ambiguo que amenaza el
ejercicio del periodismo en Bangladesh.

En agosto, los simpatizantes del partido en el Gobierno lincharon al periodista


Mahmudur Rahman cuando salía de un tribunal en Kushtia, donde había acudido
por una denuncia por difamación interpuesta contra él por sus comentarios sobre
políticos relevantes, incluido el primer ministro.

Ese mismo mes, la huelga de estudiantes en Dhaka desató una ola de violencia
contra la prensa. El fotoperiodista Shahidul Alam fue detenido en su domicilio por
cubrir en Facebook las protestas. Apareció finalmente ante un tribunal con señales
de tortura y fue acusado de “difundir miedo y pánico”. Con anterioridad la policía
había denunciado a 28 usuarios de redes sociales por sus fotos y vídeos sobre las
protestas. Alam no fue puesto en libertad hasta el 20 de noviembre, 107 días
después de ser encarcelado y torturado.

En noviembre las autoridades denegaron de nuevo la libertad bajo fianza solicitada


para el bloguero Limon Fakir, preso desde el mes de abril y acusado de “lenguaje
blasfemo contra el profeta”.

A finales de año el Gobierno ordenó el bloqueo de medio centenar de web de


noticias para evitar la difusión de “rumores” de cara a las elecciones del 30 de
diciembre.

MYANMAR (BIRMANIA)

La crisis de la comunidad rohingya (minoría musulmana a la que no se le reconoce


la nacionalidad birmana) y el juicio a los periodistas de Reuters que intentaron
cubrirla el año anterior protagonizaron la lucha por la defensa de la libertad de
prensa a lo largo de todo 2018.

Wa Lone y Kyaw Soe Oo fueron sentenciados el 3 de septiembre a siete años de


cárcel después de que la justicia birmana les hallara culpables de violar la ley de
Secretos de Estado por investigar la matanza de civiles de la comunidad rohingya
por parte de soldados birmanos en la localidad de Inn Dinn, pese a que el propio
Ejército castigó a sus responsables con penas de diez años de prisión. El testimonio
INFORME ANUAL
2018
del oficial de policía que reconoció haberles dado los documentos clasificados por
los que fueron acusados los periodistas fue la única prueba de un caso que tuvo en
vilo a la comunidad internacional.

Pero el Gobierno, liderado por Aung San Suu Kyi, galardonada con el Premio Nobel
de la Paz, se mostró insensible a las presiones internas y externas y continuó su
campaña contra los medios de comunicación que abordan la situación de los
rohingya. En junio prohibió a Radio Free Asia utilizar el término “rohingyas” para
referirse a la comunidad musulmana perseguida en el Estado de Rakhine. Las
autoridades pretendían que se utilizase en su lugar la expresión “personas que
creen en el islam en el estado de Rakhine”.

En agosto Reporteros Sin Fronteras pidió a la red social Facebook más


transparencia en su control de contenidos, un año después de que fuera utilizada
por militares retirados para difundir propaganda, y por budistas fundamentalistas que
la emplearon para propagar odio y hacer exhortaciones al exterminio de los “perros
musulmanes”, y otras apelaciones criminales e insultos en referencia a los rohingyas
de Rakhine.

En septiembre el columnista Ngar Min Swe fue hallado culpable de sedición por
haber “escrito comentarios abusivos en Facebook contra Aung San Suu Kyi, líder del
Gobierno, que daban una impresión equivocada sobre ella”. Se refería al comentario
que había publicado sobre el beso en la mejilla que le dio a Barack Obama en una
visita del expresidente estadounidense a Birmania en 2017.

RSF pidió en varias ocasiones a Aung San Suu Kyi cambios en la política hacia la
prensa. Pero de nuevo en octubre, las autoridades detuvieron a tres periodistas de
Eleven Media en aplicación del código penal, que castiga con penas de cárcel la
publicación de información que pueda “alarmar o atemorizar al público”. Kyaw Zaw
Lin, Nayi Min y Phyo Wai Win fueron puestos en libertad bajo fianza a los pocos
días, pero seguían enfrentándose a un proceso judicial únicamente por haber
abordado el presupuesto regional del estado de Yangon.

CAMBOYA

El periodismo independiente está en ruinas en Camboya. En estos términos se


pronunciaba el informe publicado en febrero por Reporteros Sin Fronteras sobre la
situación de la libertad de prensa en el país.

Destaca en el cerco a la libertad de información el acoso al periódico Cambodia


Daily. Los medios viven una constante amenaza de cierre por el impago de las tasas
que reclama el ministerio fiscal. A principios de año las autoridades ordenaron a los
proveedores de servicios de internet que bloquearan el acceso oficial al diario.

En mayo, un empresario próximo al Gobierno compró el Phnom Penh Post, el último


medio independiente que quedaba, también acosado por el Gobierno, que exigía al
periódico el pago de elevadas tasas fiscales. Tras la compra se despidió a su editor
y varios periodistas relevantes dimitieron.
INFORME ANUAL
2018
En junio se produjeron nuevas restricciones a la libertad de prensa con las
elecciones generales. La Comisión Nacional Electoral elaboró un código de
conducta para la cobertura de los comicios que multaba con 7.500 euros las
entrevistas en las inmediaciones de los puestos de votación, y la publicación de
“ideas propias para sacar conclusiones” o la difusión de noticias que pudiesen
“afectar a la estabilidad social y política”, o causar “confusión y pérdida de confianza
en el proceso electoral”.

En agosto se conoció la sentencia a seis años de cárcel impuesta al australiano


James Ricketson, realizador de documentales, detenido desde junio de 2017 por
grabar con un dron, y acusado por la fiscalía de ir a Camboya con la “intención de
incitar al odio”. Había tenido que ser trasladado de la cárcel al hospital en meses
anteriores por su delicado estado de salud, y el 21 de septiembre obtuvo el perdón
de las autoridades.

Ese mismo mes fueron puestos en libertad Uon Chhin y Yean Sothearin, pero
seguían acusados de espionaje.

COREA DEL SUR

Las conversaciones históricas que tuvieron lugar entre Corea del Norte y Corea del
Sur en octubre estuvieron empañadas por la iniciativa surcoreana de prohibir la
cobertura de dicha reunión en la zona desmilitarizada entre ambos países al
periodista Kim Myong-song, desertor de Corea del Norte en 2002 y periodista del
diario conservador surcoreano Chosun Ilbo desde 2013.

La prohibición ni siquiera había sido solicitada por Corea del Norte, pero las
autoridades surcoreanas alegaron “circunstancias especiales” e insinuaron que su
presencia y su conocida trayectoria podían interferir en las conversaciones.

Además, el Comité Olímpico Internacional prohibió a Reuters la cobertura de la


ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang por
haber publicado imágenes bajo embargo antes de tiempo. Pese a las disculpas de la
agencia y orden a sus clientes de no publicación, el COI se mantuvo inflexible.

CHINA

El año que la Asamblea Nacional Popular aprobó el cambio legislativo que permitirá
a Xi Jinping convertirse en presidente vitalicio, China continuó ampliando su poder,
censura, vigilancia y represión sobre los informadores, nacionales y extranjeros.

La detención y encarcelamiento de periodistas no sólo continúa siendo una


constante en la República Popular China, sino que el régimen mantiene durísimas
condiciones de detención que en muchas ocasiones ponen en peligro la integridad
física de los prisioneros.

En enero fue detenido el editor de nacionalidad sueca Gui Minhai, bajo estricta
vigilancia después de haber sido puesto en libertad en octubre del año anterior,
cuando viajaba a Pekín para recibir tratamiento médico por su delicado estado de
INFORME ANUAL
2018
salud. A mediados de año Reporteros Sin Fronteras pidió al Grupo de Trabajo de
Detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas que examinara su caso.

El periodista ciudadano Zhen Jianghua cumplió en marzo seis meses de detención


“incomunicada”, prevista en la legislación china, pero limitada a ese periodo de
tiempo. Se le acusaba de “incitar a la subversión contra una autoridad del estado”.
Su delito, gestionar la web que documenta las actividades de la sociedad civil bajo el
título Human Rights Campaign in China, y la plataforma Across the Great FireWall,
para intentar eludir la censura.

En junio, las autoridades incrementaron la censura ante la proximidad del


aniversario de la matanza de Tiananmen. Conocidos periodistas y blogueros fueron
brevemente detenidos, forzados a unas “vacaciones” bajo escolta policial, o
retenidos bajo arresto domiciliario.

En julio se produjo la sentencia más severa de los últimos 15 años por subversión.
El periodista ciudadano Qin Yongmin fue condenado a 13 años de cárcel, después
de haber pasado más de tres años detenido por “asamblea ilegal” y por “utilizar
internet y medios extranjeros” para intentar “derrocar la autoridad del Partido
Comunista Chino”. Su delito, además de dirigir Human Rights Watch China, crear el
grupo “Rose Team” para pedir una transición pacífica a una democracia
constitucional.

Ese mismo mes, el periodista independiente Chen Jieren, crítico con los abusos de
los responsables del Partido Comunista Chino, fue detenido y acusado de
“extorsión”, “chantaje” y “operaciones ilegales” en la provincia de Hunan, según
fuentes locales.

Apenas semanas después, también por extorsión, el caricaturista Jiang Yefei fue
sentenciado a seis años y medios de cárcel. Residente en Tailandia desde 2008,
había sido “repatriado” en 2015 a petición de las autoridades chinas. Reporteros Sin
Fronteras pidió al Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de Naciones
Unidas que analizara su caso.

En agosto el profesor Sun Wenguang, conocido por sus declaraciones contra la


censura y la propaganda china, fue detenido por la policía cuando participaba en
una entrevista en directo para Voice of America. Ese mismo mes se cumplió un año
de la detención, sin juicio, del periodista Zhen Jianghua, acusado de “incitar a la
subversión contra un poder estatal”.

En septiembre saltaron las alarmas sobre el estado de salud en prisión de Huang Qi,
fundador de la web de derechos humanos 64 Tinwang y galardonado en 2016 por
Reporteros Sin Fronteras con su Premio a la Libertad de Prensa. Detenido desde
2016, en julio de 2018 se volvió a posponer su juicio, alargando una prisión
provisional por “divulgar secretos de Estado”, unos cargos que siempre se ha
negado a confesar. En noviembre, una coalición de organizaciones no
gubernamentales insistió en el creciente deterioro de su estado de salud, y
Reporteros Sin Fronteras llevó su caso ante el Grupo de Trabajo de Detenciones
Arbitrarias de Naciones Unidas.
INFORME ANUAL
2018
A finales de octubre, un tribunal de la provincia autónoma de Mongolia Interior
condenó a los periodistas Zou Guangxiang y Liu Chengkun a doce y ocho meses de
cárcel, respectivamente, por revelar la existencia de una investigación abierta contra
el dirigente del grupo Yili Industrial.

En noviembre desapareció en la región de Xinjiang el reconocido fotoperiodista Lu


Guang, ganador de varios premios World Press Photo. Su familia tardó días en
saber que estaba retenido por las autoridades.

Ante estos niveles de persecución, muchos informadores chinos optan por el exilio,
como el cineasta Dhondup Wangchen, que huyó a Estados Unidos en enero, o Liu
Xia, viuda del premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, que voló a Alemania en julio.
Wangchen estaba bajo arresto domiciliario después de haber pasado seis años
encarcelado por proyectar en Pekín el documental Dejando atrás el miedo a una
delegación de periodistas extranjeros con motivo de los Juegos Olímpicos de 2008.
La libertad y la autorización para salir del país a Liu Xia se produjo tras una reunión
entre el primer inistro Li Keqiang y la canciller alemana Angela Merkel.

Pero la presión no termina fuera de las fronteras chinas. Una vez en el extranjero,
muchos denuncian persecuciones a sus familiares o allegados, como el periodista
Chen Xiaoping (Sam Chen), residente en Estados Unidos, que aseguraba que las
autoridades chinas mantenían detenida a su mujer, Li Huaiping, para intentar
impedir que él hiciera declaraciones comprometedoras sobre líderes chinos. Li
Huaiping había sido secuestrada de su casa de Guangzhou cuatro meses antes.

En marzo, Reporteros Sin Fronteras pidió de nuevo a las autoridades chinas que
dejaran de acosar a los familiares de periodistas de la versión en lengua uyghur de
Radio Free Asia residentes en Estados Unidos.

La censura a la realidad de la comunidad uyghur persigue a numerosos


informadores. El periodista ciudadano Ilham Tohti cumplió en enero su cuarto año
encarcelado en China, después de haber sido condenado en 2015 a cadena
perpetua por escribir sobre temas de la comunidad uygur.

El columnista sudafricano Azad Essa denunció en septiembre la cancelación de su


columna ‘En el fin del mundo’ del grupo Independent Media, parcialmente controlado
por inversores chinos, tras escribir sobre la persecución a la comunidad uyghur.

Y a finales de julio las autoridades detuvieron a cuatro miembros del Xinjiang Daily
acusándoles de “duplicidad” en la sección uygur del periódico, una forma de
denominar a la supuesta oposición secreta a las políticas del Estado.

En paralelo, la prensa extranjera está lejos de librarse de la férrea vigilancia de las


autoridades chinas. A principios de año, los periodistas del Club de Corresponsales
Extranjeros de China publicaron un informe alertando del incremento del acoso a los
periodistas extranjeros, desde dificultades en la obtención o renovación de visados
(como el de Megha Rajagopalan, o el de Victor Mallet), a la existencia de zonas
prohibidas (como la región de Xinjiang), amenazas, agresiones, o presión a sus
fuentes.
INFORME ANUAL
2018
Las quejas se volvieron a repetir en mayo, junto a la Asociación de Periodistas de
Hong Kong, tras varias agresiones de la policía, en Pekín y Sichuan, a periodistas
de Hong Kong. Posteriormente en julio, el informe anual de la Asociación de
Periodistas de Hong Kong describía no sólo las agresiones físicas sino también las
presiones económicas y judiciales de la Administración china en Hong Kong.

En agosto las autoridades chinas intentaron impedir que el Club de Corresponsales


Extranjeros de Hong kong se reuniera con Andy Chan, fundador del primer partido
pro independencia. Y un mes después, en septiembre, funcionarios del Ministerio de
Asuntos Exteriores chino se presentaron en las reuniones editoriales del periódico
South China Morning Post. Su paso a manos del conglomerado chino Alibaba en
2016 ha aumentado la influencia de Pekín en este diario histórico fundado en 1903.

En agosto el ministro de Exteriores chino vetó a un periodista japonés del diario


Sankei Shimbun la cobertura de una reunión diplomática entre autoridades chinas y
japoneses.

En septiembre también la Comisión de Asuntos del Ciberespacio, controlada por el


presidente Xi Jinping, castigó a la web australiana ABC con diez días de suspensión
por “dañar el orgullo nacional (de China)”. En octubre se ordenó el bloqueo de la
web con sede en Estados Unidos, IP Video Market (IPVM), dedicada a la industria
de la vídeo vigilancia. Y la presión de las autoridades chinas obligó al cierre in
extremis, en noviembre, de la exposición organizada por el Hong Kong Free Press y
Amnistía Internacional de las obras del caricaturista australiano de origen chino
Badiucao.

En noviembre la delegación china excluyó a varios medios internacionales de sus


reuniones con motivo del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC)
celebrado en Papúa Nueva Guinea. Entre los vetados, el grupo australiano ABC y el
diario local The National Newspaper.

La presión del Gobierno chino también afecta a los periodistas de Taiwan –no
reconocido por Naciones Unidas como Estado independiente– y nunca acreditados
para cubrir las Asambleas Generales de la ONU y otras reuniones, como la
Asamblea Mundial de la Salud de Ginebra.

Finalmente, este año también ha sido testigo de los intentos de renovación por parte
de Google de una iniciativa abandonada en 2010 para no ceder a las demandas de
censura de China. El proyecto, presentado bajo el nombre Dragonfly, pretendía
retomar la creación de un buscador para el mercado chino. Decenas de ONG
alertaron todo el año de los riesgos en materia de censura y vigilancia digital de los
usuarios. Una vigilancia incrementada también en 2018 con el traspaso de la gestión
de los contenidos almacenados en Apple iCloud China a manos estatales chinas.

FILIPINAS

El proceso judicial contra la web de noticias Rappler y su presidenta, Maria Ressa,


ejemplificó el acoso de las autoridades al periodismo independiente, en un país un
año más marcado también por asesinatos de profesionales de la información.
INFORME ANUAL
2018
Edmund Sestoso, locutor de DyGB 91.7 FM en la ciudad de Dumaguete, recibió
varios disparos cuando volvía a su domicilio, el 30 de abril, después de emitir su
programa Tug-anan sa Power 91 sobre temas locales, incluidos política y conflictos
armados. Murió a los pocos días en el hospital.

Un mes después, Dennis Denora, editor del periódico local Trends and Times, de la
ciudad de Panabo, fue asesinado de la misma manera, por dos individuos en
motocicleta que se dieron a la fuga.

En julio, Joey Llana recibió 14 disparos en el pecho, según la policía cuando se


trasladaba a su trabajo en Radio DwZR de la ciudad de Legazpi. Había recibido
amenazas con anterioridad. Su asesinato llevó al portavoz presidencial Harry Roque
a asegurar que se investigaría la seguridad de los medios.

En noviembre se conoció el proceso iniciado por el Departamento Filipino de Justicia


contra la web de noticias Rappler y su presidenta, la periodista Maria Ressa. Las
acusaciones de evasión de impuestos podían suponer penas de hasta diez años de
cárcel bajo el código penal filipino.

La presión judicial a este medio fue el último episodio de una reiterada estrategia de
acoso por parte de las autoridades. Ya a principios de año, en enero, la Comisión de
Operaciones de Bolsa de Filipinas, le retiró la licencia, y en febrero, el Gobierno
prohibió la entrada al palacio presidencial a una de sus corresponsales, Pia Ranada,
por “falta de confianza” y porque el presidente estaba “irritado” con ella, según el
portavoz presidencial.

Además, al presidente Rodrigo Duterte se le atribuye un ejército de dutertards, o


ejército de trolls informáticos, en el que se habrían invertido 175.000 euros.

Un ataque informático bloqueó, en febrero, la web de noticias independiente Kodao


Productions. El ciberataque se producía en medio de una escalada de tensión entre
los aliados del presidente Duterte y medios de comunicación de distinta ideología
que critican las políticas gubernamentales. Entre ellos, la red de medios católicos,
que seguía temiendo el cierre de 54 de sus emisoras por la no renovación de su
licencia, bloqueada en el Congreso desde enero de 2017.

HONG KONG

Las interferencias chinas en el desarrollo del periodismo en Hong Kong adquieren


diversas formas. Ya sea por la adquisición de los principales medios, ya sea a través
de chantajes sobre el presupuesto en publicidad, ya sea con una presión directa a
los propietarios.

El ciudadano suizo Gui Minhai, propietario de una editorial de Hong Kong, lleva años
encarcelado en China acusado de airear la vida privada de los líderes chinos. Fue
detenido en Tailandia en 2015 y apareció meses después en China, todavía
detenido. Las autoridades chinas aseguraron haberlo pueso en libertad en 2017,
pero seguía bajo vigilancia. Y en enero de 2018 fue detenido de nuevo en un tren
cuando viajaba a Pekín para pedir una segunda opinión médica sobre una
INFORME ANUAL
2018
enfermedad neurológica. Se le trasladó a Nngbo, donde se le acusa de “difundir
secretos de Estado al extranjero”.

En mayo se conocieron las agresiones a los reporteros Chui Chun Ming, cámara de
Now TV, y Edward Lui, de Comercial Radio. El primero fue agredido por la policía
cuando intentaba entrevistarse con un abogado defensor de derechos humanos en
la capital china. El segundo por dos civiles en Sichuan, adonde se había trasladado
para cubrir el aniversario del terremoto de 2008.

En julio el informe anual de la Asociación de Periodistas de Hong Kong alertaba


sobre la situación de los informadores y el aumento de la censura y la autocensura.
Ejemplo de ello fue la dimisión de la periodista Shirley Yam del South China Morning
Post (SCMP), después de que le retiraran uno de sus artículos donde exponía las
conexiones de un empresario de Singapur con el Partido Comunista Chino.

Un mes más tarde el Club de Corresponsales Extranjeros de Hong Kong sufrió la


presión de las autoridades chinas que intentaron impedir la reunión organizada con
Andy Chan, fundador del primer partido pro independencia. El Ministerio de
Exteriores chino envió a un representante para instar al Club a cancelar el evento,
que terminó celebrándose entre manifestaciones pro gubernamentales y una fuerte
presencia policial.

En septiembre de nuevo representantes del Ministerio de Exteriores chino


presionaron a la prensa, en esta ocasión presentándose para asistir a una reunión
editorial del South China Morning Post.

En octubre las autoridades denegaron la renovación del visado al editor del Financial
Times Asia, el británico Victor Mallet, además de vicepresidente del Club de
Corresponsales Extranjeros de Hong Kong. Pese a no ofrecer ninguna explicación
oficial, todo apuntaba a una represalia por la reunión organizada con el líder
independentista.

En noviembre la presión de las autoridades chinas canceló a última hora la


exposición en Hong Kong del caricaturista australiano de origen chino Badiucao. La
exhibición formaba parte de la Semana de la Libertad de Expresión organizada por
la web de noticias Hong Kong Free Press con el apoyo de Amnistía Internacional y
Reporteros Sin Fronteras.

INDIA

El año de 2017 dejó como herencia un alarmante incremento de asesinatos de


periodistas en el país. Una tendencia que ha decrecido ligeramente en cifras en
2018, pero no en violencia. El año ha estado marcado también por el aumento
exponencial de las campañas en internet contra periodistas y las revelaciones de la
Operación 136, de la web Cobrapost, cuyo trabajo de investigación mostró que la
mayoría de los grupos de prensa del país recibe fondos del partido en el poder a
cambio de una cobertura favorable.

El periodista Sandeep Sharma fue asesinado en marzo, atropellado


deliberadamente por un camión en la localidad de Bindh, del estado de Madhya
INFORME ANUAL
2018
Pradesh. Investigaba la denominada “mafia de la arena”, sobre la obtención ilegal de
materiales por parte de empresas de construcción. Había denunciado con
anterioridad amenazas de muerte.

Ese mismo mes dos reporteros fueron de nuevo brutalmente embestidos por otro
vehículo en la localidad de Bhojpur, del estado de Bihar. Navin Nischal y Vijay Singh
murieron en el acto.

El periodista Shujaat Bukhari fue asesinado en junio, en Cachemira. Tenía


protección policial desde el año 2000, y fue asesinado apenas una semana después
de que Naciones Unidas pidiera una investigación por la violación de derechos
humanos en esa región.

En octubre una guerrilla maoísta mató al cámara Achyutananda Sahu en una


emboscada en una zona rural del estado de Chhattisgarh, un día antes de la brutal
agresión al periodista Chandan Tiwari, secuestrado y hallado inconsciente en una
zona forestal del estado de Jharkhand. Murió mientras era trasladado al hospital.

La presión de varios sectores de la población contra los periodistas adopta niveles


impensables que han creado un clima irrespirable y muy peligroso para ejercer el
periodismo. Máxime en el caso de las mujeres. El caso más grave se produjo en
noviembre, con las agresiones por parte de fundamentalistas hindúes a decenas de
periodistas, sobre todo mujeres, que cubrían la entrada por primera vez al templo de
Sabarimala de mujeres de 10 a 50 años, después de que el Tribunal Supremo del
país levantara la prohibición vigente.

Patricia Mukhim fue blanco, en abril, de un intento de asesinato con queroseno que
provocó un incendio en su casa de Shillong. Culpó al Gobierno y a algunas
“organizaciones” del ataque.

Rana Yyyub sufrió un auténtico infierno ese mismo mes cuando se publicó una
información falsa que le atribuía la petición de libertad de los detenidos por violar y
asesinar a una menor. Los insultos, montajes pornográficos y hasta llamamientos en
las redes a violarla alcanzaron dimensiones inéditas.

Y Swathi Vadlamudi fue blanco de amenazas en redes sociales después de ser


acusada por las autoridades de ofender los sentimientos religiosos por publicar en
Twitter una caricatura sobre las manifestaciones de nacionalistas que pedían la
libertad de los detenidos por una violación múltiple y asesinato de una niña de ocho
años de una comunidad musulmana.

También el periodista Ravish Kumar fue blanco de una campaña especialmente


virulenta contra su persona, que incluía videos con amenazas de muerte de
supuestos simpatizantes del grupo nacionalista Bajrang Dal. Kumar acababa de
publicar el libro La voz libre, donde describía el declive de los medios en India desde
que Narendra Modi tomó posesión como primer ministro en 2014.

Y la periodista Swati Chaturvedi recibió decenas de amenazas de muerte después


de ser galardonada con el Premio al Coraje 2018 de Reporteros Sin Fronteras.
INFORME ANUAL
2018
Los procesos electorales son momentos de especial tensión. Durante las elecciones
municipales de mayo en el estado de Bengala Occidental varios activistas y
partidarios de los candidatos agredieron a una decena de periodistas.

Separatistas y fuerzas de seguridad agredieron a periodistas en el valle de


Cachemira en el mes de junio. El largo conflicto en esta región se agudiza desde
2016. Las fuerzas de seguridad están involucradas en toda una serie de abusos,
como la detención del periodista Aasif Sultan. Medio centenar de policías irrumpió
en su domicilio, le agredieron y le exigieron que “explicara su ideología política” por
supuestamente “dar cobijo a un periodista.

En julio se produjo un nuevo ataque contra la residencia de un informador.


Desconocidos lanzaron una granada de gas lacrimógeno a la casa del periodista
Fahad Shah, cofundador de la web Kashmir Walla. Un grupo paramilitar había
vandalizado su coche un mes antes.

En agosto RSF pidió la ilegalización de un grupo nacionalista hindú que lanzó una
campaña contra la prensa para “reclutar voluntarios” en redes sociales para luchar
contra los medios que publican “contenidos distorsionados que pueden dañar los
sentimientos religiosos o romper la armonía social”.

A la violencia ejercida en las calles y la presión vertida en internet se suman los


procesos judiciales y detenciones para censurar e intimidar a la prensa.

La periodista Rachna Kharia, de The Tribune, fue denunciada en enero por revelar
que se podía comprar información personal de mil millones de ciudadanos de la
base de datos Aadhaar, previo pago de 6,5 euros a una cuenta de WhatsApp.

Kamal Shukula, editor del portal de internet Bhumkal Samachar, fue denunciado por
sedición por compartir en Facebook una caricatura sobre la negativa de un tribunal a
investigar el asesinato de un juez en 2014.

En febrero las autoridades pusieron en libertad al fotoperiodista Kamram Yaousuf,


detenido meses antes durante una manifestación en Cachemira. La agencia
antiterrorista india le acusaba de “no ser un verdadero patriota” porque sólo cubría
actividades “anti-nacionales”.

En diciembre el periodista Kishorechandra Wangkhem recibió una notificación oficial


de las autoridades de Manipur que le informaban de su inminente detención
provisional durante un año, a la espera de juicio, para “impedir que actúe de ninguna
forma perjudicial a la seguridad del Estado”. El origen de la denuncia, haber
calificado de “títere” del primer ministro Modi y de un grupo paramilitar nacionalista al
jefe del Gobierno local.

También la prensa extranjera tiene dificultades para ejercer su profesión en India. Al


periodista australiano Amruta Slez las autoridades le preguntaron por las actividades
que iba a desarrollar en el país, los eventos a los que iba a acudir y le pusieron un
guía para que le “acompañara”.

INDONESIA
INFORME ANUAL
2018

La muerte en prisión de Muhammad Yusuf, en Kotaburo, el 10 de junio, hizo saltar


las alarmas sobre la situación de la libertad de prensa en Indonesia. El periodista
había sido detenido semanas antes tras denunciar expropiaciones ilegales de tierras
de una empresa de aceite de palma.

Al arsenal legislativo de la ley antiblasfemia y de las de transacciones electrónicas y


de información –principales causas del elevado nivel de autocensura– se sumó la
entrada en vigor en marzo de la nueva ley de Prensa, que prevé el encarcelamiento
de periodistas si faltan al respeto a los parlamentarios del país. Varias
organizaciones de la sociedad civil recurrieron la ley ante el Tribunal Constitucional.

Mientras, las autoridades indonesias continúan dificultando el acceso de la prensa a


Papúa Nueva Guinea. Rebecca Henschke, editora de la BBC para Indonesia, fue
detenida y expulsada al poco tiempo de llegar a la isla con un permiso especial para
cubrir una operación militar. Fue acusada de “herir los sentimientos de los soldados”
por su cobertura de la gestión de una crisis de malnutrición infantil.

JAPÓN

La puesta en libertad en octubre del periodista Jumpei Yasuda, secuestrado en Siria


desde 2015, puso de manifiesto las graves violaciones de la libertad de prensa en
Siria, pero a la par la elevada presión que el periodista sufrió en su país natal a su
regreso. RSF lamentó la excesiva crítica de numerosos comentaristas que le
responsabilizaron en exclusiva de su secuestro, por haber desoído las
recomendaciones de las autoridades japonesas, y le culparon de las molestias y
publicidad negativa causada a su nación.

Un mes antes, en septiembre, el periodista Shunsuke Yamaoka terminó


hospitalizado y operado de un hombro por una caída en el metro de Tokyo.
Yamaoka afirmó no creer que fuera un accidente tras sus investigaciones sobre los
vínculos del primer ministro Shinzo Abe con la mafia japonesa. Aseguraba haber
recibido varias amenazas e incluso intentos de incendiar su casa.

MALASIA

Con motivo de la Revisión Periódica Universal de Malasia en Naciones Unidas,


Reporteros Sin Fronteras alertó del declive de la libertad de prensa en el país en los
últimos cinco años.

El Gobierno de Najib Razak incrementó su acoso a la prensa de cara a las


elecciones generales de 2018 y puso en marcha una nueva legislación “anti noticias
falsas” con penas de seis años de cárcel y multas de más de 87.000 euros por la
publicación, impresión, difusión o transmisión de “noticias, informaciones, datos e
informes” sobre Malasia y sus ciudadanos que sean “total o parcialmente falsas”. La
ley se aplicaba igualmente al contenido publicado en el extranjero y por medios
extranjeros.

El vencedor de las elecciones de mayo, Mahathir Mohamad, prometió la derogación


de la ley de “noticias falsas”, así como las leyes de prensa, sedición, seguridad
INFORME ANUAL
2018
nacional y comunicaciones que llevan décadas limitando el ejercicio del periodismo
en el país. Sin embargo, poco tiempo después de tomar posesión, afirmó que la ley
de “noticias falsas” no sería derogada.

Cabe recordar además la creación por parte del Gobierno anterior de una
plataforma, (Sebenarnya.my), para “comprobar noticias” y “corregir” las
consideradas falsas.

Además, la presión económica es desde hace años una amenaza para los medios
de comunicación en Malasia, que se exponen a elevadas multas que ponen en
riesgo su supervivencia. En enero un tribunal de apelación ordenó a la web de
noticias Malaysiakini a pagar 79.000 euros como indemnización por una denuncia
por difamación presentada por los gestores de una mina de oro en el estado de
Pahang por haberse hecho eco de los riesgos para la salud de los habitantes de los
alrededores causados por los métodos de extracción del oro.

MALDIVAS

A principios de año, el Gobierno del presidente Abdullah Yameen declaró el estado


de emergencia y prohibió a la prensa la cobertura de las actividades de la oposición.
La medida de excepción se produjo tras la oleada de manifestaciones de los
partidos de oposición, que la policía contuvo duramente, llegando incluso a emplear
la violencia contra los informadores que las cubrían, y la decisión del Tribunal
Supremo del país de poner en libertad a los líderes de la oposición detenidos.

El Gobierno se negó a acatar la decisión del Tribunal Supremo y el ministro de


Defensa advirtió que las “emisiones en directo y los programas en los medios de
comunicación podían desatare el caos, confusión y discordia en la sociedad”. El
canal Raajje TV suspendió sus emisiones por las amenazas recibidas y la retirada
de la protección policial que tenía hasta la fecha. Y varios periodistas de las webs de
noticias Avas y Mihaaru fueron interrogados por la policía por haber difundido
declaraciones del ex vicepresidente del país, que está encarcelado.

Reporteros Sin Fronteras, el Comité para la Protección de Periodistas y la


Federación Internacional de Periodistas alertaron sobre las restricciones a la prensa
a causa del estado de emergencia, cuyas directrices amplió el Gobierno. La policía
agredió y detuvo a varios informadores en las manifestaciones del 16 de febrero en
la capital, Malé. Hussain Hassan, de Raajje TV, llegó a ser hospitalizado
inconsciente y tuvo que volar a Sri Lanka al día siguiente para recibir tratamiento
médico tras sortear a los agentes que intentaban evitar que saliera del país.

El acoso a los profesionales de este medio continuó en marzo, cuando Mohamed


Wisam y Amir Saleem fueron detenidos y acusados de elaborar un vídeo difundido
en Youtube sobre policías enmascarados que mostraban su oposición al Gobierno.
El líder del grupo parlamentario del partido en el poder, Ahmed Nihan, había
acusado horas antes a Raajje TV de estar involucrada en la difusión de un “vídeo
antigubernamental”.

Meses más tarde, en septiembre, la autoridad reguladora de los medios en Maldivas


impuso una multa récord a Raajje TV de 110.000 euros por los comentarios de un
INFORME ANUAL
2018
jurista de la oposición durante una cobertura en directo de una manifestación en
marzo, apenas días antes de que se levantara el estado de emergencia.

NAURU

En agosto el Gobierno de la República de Nauru, en Micronesia, prohibió la


cobertura del Forum de las Islas del Pacífico a la televisión pública australiana ABC
por el “acoso” y “falta de respeto” a su presidente.

Ese mismo mes se produjo la fusión entre Fairfax Media y la televisión Nine
Entertainment. Una fusión que amenaza el pluralismo mediático del país.

NEPAL

El presidente del Tribunal Supremo, Gopal Parajuli, ordenó al Consejo de Prensa de


Nepal que se asegurada de que el diario Kantipur Daily se abstuviera de publicar
informaciones criticándole. Esta violación de la libertad de prensa por parte del
poder judicial, utilizando sus atribuciones con fines propios, no es la única amenaza
para el ejercicio del periodismo en Nepal.

Pese a que el máximo responsable del más alto tribunal del país fue apartado de su
puesto más adelante, en septiembre entraron en vigor nuevos artículos del código
penal que limitaban la libertad de informar. La nueva legislación eleva a tres años de
cárcel la publicación de informaciones “confidenciales” y penaliza también publicar
información privada, grabar conversaciones y obtener imágenes sin permiso.
Igualmente, la “falta de respeto” a alguien, directamente o a través de sátiras, puede
llevar a sus autores a la cárcel.

PAKISTÁN

El poder de traficantes y políticos locales continúa siendo la principal amenaza para


el ejercicio del periodismo en Pakistán, un país demasiado acostumbrado a perder
anualmente víctimas mortales en el gremio de los informadores.

Zeeshan Ashraf Butt fue asesinado el 27 de marzo en Begowala, en la provincia de


Punjab. Le disparó el alcalde Iniran Chhema cuando intentaba entrevistarle a la
salida del ayuntamiento. El periodista se había desplazado a la localidad para cubrir
las protestas desatadas por los nuevos impuestos a comerciantes.

Abid Hussain fue tan brutalmente agredido en la misma provincia de Punjab que
murió al día siguiente en un hospital. “Hoy te vamos a dar una lección por escribir
contra nosotros”, le advirtieron sus asaltantes. Hussain era autor de numerosos
artículos sobre el tráfico de drogas en la provincia.

En octubre, de nuevo un periodista paquistaní rompió el código de silencio sobre las


actividades de los narcotraficantes. Sohail Kkan fue asesinado en Haripur, a 60
kilómetros de Islamabad, justo después de haber pedido protección policial por las
amenazas recibidas con anterioridad.
INFORME ANUAL
2018
Mientras, los servicios de Inteligencia continúan persiguiendo a la prensa. En enero
las autoridades ordenaron el cierre de Radio Mashaal, a petición del espionaje
paquistaní, porque sus contenidos eran “contrarios a los intereses de Pakistán” y “en
línea con una agenda de Inteligencia hostil”.

Ser periodista en Pakistán supone hacer frente a varios enemigos de la libertad de


prensa, entre los que destacan las autoridades. En marzo se produjo de nuevo un
nuevo ejemplo del acoso constante de las fuerzas de seguridad de la región de
Sindh, una provincia marcada por el feudalismo y el conservadurismo tribal. Rafakat
Ali Jarar, del Daily Koshish, y Kamran Sahito, fueron detenidos por la policía, que
tardó varios días en reconocer que estaban bajo su custodia. Jarar fue acusado de
terrorismo y Sahito de allanamiento de morada.

En abril se suspendieron las emisiones de GEO TV en el 80% del país, mientras el


Gobierno negaba su responsabilidad y la Autoridad Reguladora de Medios ordenaba
su restablecimiento. Sin autor reconocido, las sospechas de la suspensión se
volvieron contra el Ejército y su control de las redes de cable de todos los distritos,
incluidas las emisiones de GEO TV.

Ese mismo mes medio centenar de periodistas lanzó una recogida de firmas para
protestar por la censura de varios medios de comunicación que se negaban a dejar
de cubrir las actividades que el Ejército quiere mantener al margen del escrutinio
informativo.

El diario The News censuró a tres colaboradores de sus páginas de opinión y se


negó a publicar un editorial de Mosharrat Zaidi que quería abordar el movimiento
Pashtun Tahafuz, que defiende los derechos de la minoría pashtum y denuncia las
violaciones de sus derechos por parte de los militares.

Igualmente se censuraron las palabras del primer ministro apartado por el Tribunal
Supremo en 2017, Nawaz Sharif.

Un mes más tarde las autoridades retiraron la distribución de Dawn, uno de los
diarios más antiguos del país, por publicar una entrevista con el ex primer ministro.
Se acusó al diario de “intentar minar la soberanía o integridad de Pakistán como un
país independiente”. En septiembre las autoridades detuvieron al periodista Cyril
Almeida por la entrevista.

En julio la campaña electoral estuvo marcada por numerosos ataques a la prensa. El


deseo de control del Ejército puso de manifiesto su resistencia a someterse a la
democracia. El 13 de julio las autoridades censuraron la cobertura de la detención
del ex primer ministro, condenado a diez años de cárcel días antes.

Finalmente, una redada en noviembre de la policía en el Club de Prensa de Karachi,


sin orden judicial, supuso un acto de intimidación y provocación contra los
profesionales de la información sin precedentes en el país.

PAPÚA NUEVA GUINEA


INFORME ANUAL
2018
El país acogió en noviembre el foro de la Cooperación Económica Asia Pacífico, al
que acudió, entre otras autoridades, el presidente chino Xi Jingping. A varios
periodistas acreditados para el evento pertenecientes al canal australiano ABC y al
periódico The National Newspaper se les vetó el acceso al acto en el que iba a
participar la delegación china.

Además, el ministro de Comunicaciones anunció en mayo su intención de bloquear


el acceso a Facebook durante un mes para “identificar y retirar a los usuarios que se
escondan tras cuentas falsas” o “publican información falsa”. Para muchos el
verdadero motivo era silenciar las críticas al Gobierno, especialmente las
acusaciones de corrupción.

SINGAPUR

La batalla legal contra la difusión de noticias en nombre de la seguridad, o de


combatir la circulación de informaciones falsas, fue la principal amenaza para la
libertad de prensa en Singapur en 2018.

En marzo las autoridades aprobaron la prohibición de tomar imágenes de escenarios


de ataques terroristas. La medida permitiría a los agentes de seguridad obligar a
cualquier informador a que dejara de hacer su trabajo en la cobertura de
acontecimientos de interés público. Según la legislación, incumplir esta nueva norma
podría implicar penas de hasta dos años de cárcel y 13.000 euros.

Ese mismo mes un comité parlamentario creado a principios de año para “ver
maneras de que Singapur pueda evitar la difusión de falsedades en internet”
preparaba la “ley anti noticias falsas”. Pese a invitar a organizaciones de la sociedad
civil a las audiencias del comité parlamentario creado a tal efecto, la iniciativa seguía
suscitando temor. Desde que el Gobierno anunciara su intención de legislar sobre
noticias falsas muchos periodistas y blogueros han recordado que ya están
expuestos a ser encarcelados o procesados si representan una “amenaza para la
seguridad nacional” o si van en contra de “grupos religiosos o raciales” sobre la base
de la legislación vigente en el país.

En noviembre, el bloguero Terry Xu, editor de The Online Citizen (TOC), fue
interrogado por la policía, que le confiscó sus equipos electrónicos en una incursión
en su propio domicilio. Los hechos se produjeron tras un comentario publicado en
internet criticando la “corrupción al más alto nivel” del partido en el Gobierno y su
“alteración de la Constitución”.

SRI LANKA

Los medios de comunicación fueron uno de los principales blancos de la crisis


política desatada en octubre, cuando el presidente Maithripala Sirisena destituyó al
primer ministro Ranil Wickramasinghe y nombró en su lugar a Mahinda Rajapaksa,
quien ejerció como presidente de 2005 a 2015, y fue incluido entonces en la Lista de
Depredadores de la Libertad de Información elaborada por Reporteros Sin
Fronteras.
INFORME ANUAL
2018
Simpatizantes del partido de Rajapaksa invadieron las redacciones de varios medios
estatales y tomaron el control de los canales Rupavahini y ITN, y las emisoras que
pertenecen al la Corporación de Radiodifusión de Sri Lanka.

También forzaron a los periodistas del Daily News y a dos semanarios del grupo
Lake House, Silumina y Sunday Observer, a cambiar sus portadas de los días
siguientes. El editor del Sunday Observer, Dharisha Bastians, fue forzado a ceder su
control editorial. Y los titulares, las fotos y los editoriales de los días siguientes
subrayaban el regreso del expresidente al poder.

El presidente terminó disolviendo el Parlamento y convocando elecciones para


noviembre de 2019 en medio de una gran incertidumbre y de acusaciones de
inconstitucionalidad por parte de la oposición.

En paralelo, Reporteros Sin Fronteras denunció el acoso de la unidad antiterrorista


de la policía al periodista de etnia tamil Uthayarasa Shalin, trabajador para Tamil
Guardian y Valampuri, e interrogado por la cobertura de un festival hindú en junio.
En concreto, por haber tomado una foto en el interior de un templo donde se veía un
mapa de la tierra tradicional tamil, al norte y este de Sri Lanka.

TAIWÁN

Publicar “noticias 30% falsas” fueron las acusaciones del alcalde de Taipei, Ko Wen-
Je, al periódico Storm Media, en enero, por publicar detalles de la preparación de un
evento supuestamente confidencial. En Taiwán, pese a ser la única democracia de
habla china en el mundo, sus políticos se permiten algunos excesos como este.

En septiembre Reporteros Sin Fronteras pidió a Naciones Unidas que acreditara a


los periodistas de Taiwán para que cubrieran sus eventos, incluida la Asamblea
General y la Asamblea Mundial de la Salud, y se desoyeran las presiones chinas
para denegarles las acreditaciones sobre la base de que su pasaporte no está
reconocido. Cabe recordar que Taiwán, sobre el que China reclama su soberanía,
no está reconocido por Naciones Unidas. La negativa a acreditar a sus periodistas
ya había ocurrido con anterioridad.

TAILANDIA

La Comisión Nacional de Radiodifusión y Telecomunicaciones suspendió en febrero


las emisiones del canal Peace TV durante quince días por emitir la Dirección de la
democracia tailandesa, en octubre de 2017, donde entrevistaba a simpatizantes del
Frente Nacional Unido por la Democracia y Contra la Dictadura. El movimiento,
también llamado camisas rojas, está vinculado al ex primer ministro en el exilio
Thaksin Shinawatra.

Tailandia es uno de los países más estrictos del mundo en materia legislativa en
cuanto a libertad de prensa y de expresión. La junta militar, liderada por el general
Prayuth Chan-o-cha, utiliza la dura ley de difamación para perseguir a periodistas y
blogueros.
INFORME ANUAL
2018
En febrero, el presidente de la organización francesa de expatriados Monde-ADFE,
Yamine Boudemagh, presentó una denuncia por difamación ante un tribunal penal
de Bangkok contra el editor del periódico francés LePetirJournal.com, Pierre
Queffélec. El motivo, haber publicado una entrevista con el diputado francés Thierry
Mariani, representante de ciudadanos franceses en el extranjero. Pero, en lugar de
acudir a la justicia francesa por tratarse de dos ciudadanos franceses, Boudemagh,
que se consideraba difamado en los comentarios de Mariani, decidió acudir a la
justicia tailandesa.

La colaboración de las autoridades tailandesas en perseguir a la libertad de


información y de expresión se puso también de manifiesto en la condena, en julio,
del caricaturista político chino Jiang Yefei. En julio, un tribunal chino de primera
instancia le condenó a seis años y medio de cárcel por supuestamente “incitar a la
subversión contra el Estado” y “cruzar ilegalmente la frontera” con Tailandia, donde
vivía refugiado desde 2008. Fue repatriado en 2015, a petición de las autoridades
chinas, en el mismo avión que el editor sueco Gui Minhai y el activista de derechos
humanos Dong Guangping, sentenciado también a tres años y medio.

VIETNAM

El anuncio, en enero, por parte de un general veterano, de la creación de un “ejército


informático” de 10.000 miembros para combatir a la disidencia online dio el
pistoletazo de salida a un curso marcado por el endurecimiento del control de las
actividades en internet de sus ciudadanos, en especial de sus blogueros,
perseguidos desde hace años en el país. Vietnam ha batido en 2018 el récord de la
condena más elevada impuesta por actividades relacionadas con la difusión de
información y la crítica.

El goteo de sentencias fue constante a lo largo del año. En febrero, el bloguero Ho


Van Hai fue condenado a cuatro años de cárcel por “propaganda antiestatal” en un
juicio a puerta cerrada en Ho Chi Minh. La sentencia, dictada más de un año
después de su detención, prevé además dos años de arresto domiciliario posteriores
a su excarcelamiento. Había sido detenido en noviembre de 2016 por escribir sobre
educación y medio ambiente, pero sobre todo por hablar de un vertido tóxico de la
compañía taiwanesa Formosa, responsable de uno de los mayores desastres
medioambientales de la historia de Vietnam.

Ese mismo mes las autoridades condenaron también al bloguero Hoang Duc Binh a
14 años de prisión por haber publicado un vídeo en redes sociales, el año anterior,
donde un pescador pretendía presentar una queja contra la empresa Formosa.

También en febrero la policía interrogó a la periodista Pham Doan Trang y la puso


bajo arresto domiciliario, dos semanas después de recibir el premio Homo Homini de
la organización no gubernamental People in Need. Los agentes alegaron para
detenerla, cuando se disponía a viajar a Hanoi a visitar a su madre, la necesidad de
“trabajar” con ella sobre su libro Chính Trị Bình Dân (Política para todos).

En abril, varios informadores del grupo Hermandad para la Democracia (que


denuncia violaciones de los derechos humanos) fueron sentenciados a elevadas
penas de cárcel. Nguyen Van Dai, a 15 años de prisión y cinco de arresto
INFORME ANUAL
2018
domiciliario; el periodista Truong Minh Duc y el bloguero Nguyen Trung Ton, a 12
años de cárcel y tres de arresto domiciliario; Nguyen Bac Truyen, a once años de
cárcel y tres de arresto domiciliario; la bloguera Le Thu Ha, a nueve años de cárcel;
Pham Van Troi, a siete años de cárcel y uno de arresto domiciliario; y un séptimo
bloguero, Nguyen Van Tuc, a 13 años de cárcel y cinco de arresto domiciliario por
“intentar derrocar la administración del pueblo” con publicaciones “hostiles al
Estado”.

Los mismos cargos –“intento de derrocar a la administración del pueblo”–


condenaron al bloguero Le Dinh Luong meses después, en agosto, a 20 años de
cárcel, la pena más elevada jamás recibida en Vietnam por actividades relacionadas
con la información al público. Su delito también fue criticar a la empresa Formosa.

En julio, el periodista independiente Le Anh Hung fue detenido por cubrir las
manifestaciones contra la aprobación de una nueva ley de seguridad informática, y
por analizar la posible pérdida de soberanía que podría constituir la creación de
zonas económicas especiales en el país. En octubre un tribunal de Hanoi decidió
alargar dos meses más su prisión provisional por “abusar de las libertades
democráticas”.

En septiembre la policía detuvo al bloguero Ngo Van Dung en la capital, Ho Chi


Minh. Semanas después su familia desconocía su paradero. Con anterioridad había
estado cubriendo las manifestaciones contra el proyecto de creación de zonas
económicas especiales, y también había publicado un video analizando la sentencia
a nueve años de cárcel impuesta a Tran Thi Nga en 2017 por “propaganda
antigubernamental”.

En octubre, un tribunal de Hanoi condenó al bloguero Do Cong Duong a nueve años


de cárcel por “abusar de las libertades democráticas” por publicar artículos y vídeos
sobre derechos humanos, en concreto sobre las recientes expropiaciones forzadas
que sufren muchos ciudadanos ante la creciente urbanización del país.

Vietnam, junto con China, es desde hace años la prisión de blogueros más grande
del mundo. El encarcelamiento de informadores y críticos de internet es constante,
pese a contados y concretos excarcelamientos. Como el de la bloguera Nguyen
Ngoc Nhu Quynh, conocida como Me Nâm (Madre Seta), puesta en libertad en
octubre después de haber sido sentenciada en 2016 a siete los de cárcel por
“propaganda anti estatal”. Se exilió a Estados Unidos inmediatamente.

En paralelo, la ley de seguridad informática aprobada en junio, copiada del modelo


chino, para su entrada en vigor en enero de 2019, aumentaba el arsenal legal para
perseguir a la disidencia. Sus artículos octavo y decimoquinto criminalizan la
“negación de los logros de la revolución”. La “ofensa a los héroes nacionales” y la
“difusión de información distorsionada que pueda crear confusión entre el público”.
Además, permitía a las autoridades exigir a plataformas como Google o Facebook la
censura de cualquier contenido considerado inadecuado por ellas, así como el
almacenamiento de información para poder aportársela si lo consideraban oportuno.

Pero no sólo la disidencia más independiente sufre la férrea persecución de las


autoridades. En julio el Ministerio de Información anunció la suspensión de la web
INFORME ANUAL
2018
Tuoi Tre Online durante tres meses por información “no verídica”. La web es la
versión en internet del periódico reformista Tuoi Tre, fundado en 1970 por el
Sindicato de Juventudes Comunistas de Ho Chi Minh. La suspensión, acompañada
de una multa de 8.300 euros, se produjo por no retirar un comentario crítico sobre el
presidente Tran Dai Quang por una posible ley de manifestación.
INFORME ANUAL
2018
ASIA CENTRAL

INTRODUCCIÓN ASIA CENTRAL

Salen de prisión de periodistas encarcelos desde hace décadas

Los avances significativos en Uzbekistán no ocultan una región marcada por la


persecución, mayoritariamente jurídica, a sus informadores. Las multas impuestas
por los tribunales ascienden a cantidades tan elevadas que amenazan la
supervivencia de los medios críticos.

Uzbekistán mantiene su política de poner en libertad a informadores detenidos de


larga duración a raíz de la muerte del presidente Islam Karimov. Pero la salida de la
cárcel de Yusuf Ruzimuradov se produjo sin que se investigasen las torturas
recibidas en prisión. El país tiene pendiente abordar la situación de los derechos
humanos en sus cárceles.

Las legislaciones que regulan la difusión de noticias falsas y la difamación son tan
severas que han llevado a varios medios y periodistas a ser condenados en
Kazajistán, Kirguizistán y Tayikistán con penas de cárcel o elevadísimas multas.

El control –o bloqueo– de medios no afines al Gobierno es una constante en la


región, donde ha aumentado también el estricto seguimiento de las actividades en
internet. Mientras, la sombra de metodologías perversas, como los ingresos en
centros psiquiátricos de disidentes, no termina de disiparse. La bloguera Ardak
Ashim fue ingresada en uno de ellos en Kazajistán por sus comentarios críticos con
las autoridades.

Lucía Campoamor

KAZAJISTÁN

La batalla por la sucesión del presidente Nursultán Nazarbáyev, después de tres


décadas en el poder, repercutió directamente sobre los medios de comunicación del
país. La ambigüedad de la legislación que regula la “difusión de información falsas”,
criticada por varios expertos internacionales, como el Comité de Derechos Humanos
de Naciones Unidas, continúa siendo una herramienta recurrente en la persecución
a medios y profesionales.

El recurso a los ingresos en hospitales psiquiátricos para acallar a los informadores


no parece haberse erradicado aún de la región. En marzo, la bloguera Ardak Ashim
fue ingresada en uno de la localidad de Shymkent tras sus comentarios críticos con
las autoridades.

En abril, la policía hizo sendas redadas en las dependencias de la revista Forbes


Kazakhstan y la web de noticas Ratel.kz por una queja por “difundir noticias falsas”.
Cuatro periodistas de ésta última fueron brevemente detenidos y se enfrentaban a
una posible condena a cinco años de cárcel por abordar la supuesta corrupción
atribuida al exministro de Finanzas, Zeinulla Kakimzhanov.
INFORME ANUAL
2018
En septiembre, el periodista francés Vincent Prado fue detenido en la ciudad de
Aktau cuando trabajaba para una productora francesa y para el canal francés M6.
Pese a llevar acreditación de prensa, pasó varias horas bajo custodia hasta ser
puesto en libertad. Las autoridades le multaron con 140 euros y le prohibieron
trabajar en la región.

KIRGUIZISTÁN

Pese al pluralismo mediático que le distingue de los países de su región, en


Kirguizistán ejercer el periodismo sigue siendo una actividad sometida a durísimas
presiones en forma de astronómicas multas y prohibiciones de viajar al extranjero
que sofocan la libertad de prensa.

En febrero, el Tribunal Supremo mantuvo la multa de 60.000 euros al periodista


Kabai Karabekov por haber ofendido al nuevo presidente, Sooronbay Jeenbekov.
Además de tener prohibido viajar al extranjero el periodista corría el riesgo de se
encarcelado si no pagaba.

Ese mismo mes el Tribunal Supremo rechazaba la petición de los responsables de


la web de noticas Zanoa de pagar escalonadamente la multa de 500.000 euros
impuesta en noviembre del año anterior.

También en febrero la periodista Elnura Alkanova fue acusada de “obtener y divulgar


información sometida a confidencialidad comercial” en su cobertura de la
controvertida privatización de Ferghana, la web de noticias prohibida desde 2017.

Los medios de comunicación asociados a la oposición, como Sentyabr, simpatizante


del partido Ata-Meken, o NTS, vinculado al líder Omurbek Babanov, sufren también
la persecución de las autoridades que llegan a obligarles suspender sus actividades
temporalmente, cuando no indefinidamente, por denuncias a sus contenidos o
financiación.

UZBEKISTÁN

La libertad de uno de los periodistas presos desde hace más tiempo en el mundo ha
marcado la realidad de la libertad de prensa en el país. El año 2018 ha visto salir de
la cárcel a Yusuf Ruzimuradov, tras 19 años entre rejas. El reportero del periódico
Erk fue detenido en 1999 y condenado a 15 años de cárcel por “conspirar contra el
Estado”, una sentencia ampliada en dos ocasiones.

La presidencia de Shavkat Mirziyoyev, en el cargo desde 2016, trajo la destitución


del máximo dirigente de los temidos Servicios de Seguridad del Estado. La actitud
de las autoridades hacia los informadores encarcelados en el país se ha modificado
sustancialmente, pese a que los medios todavía están bajo un amplio control
gubernamental y muchas webs de noticias siguen inaccesibles en el país.

En mayo, las autoridades pusieron en libertad al bloguero Hayot Nasriddinov y al


periodista Bobomurod Abdullaev. Una decisión “histórica” de la justicia uzbeka,
aunque no completa, por obviar una investigación sobre las torturas sufridas en
prisión.
INFORME ANUAL
2018

La situación de los derechos humanos en el país todavía necesita abordar los


encarcelamientos motivados políticamente, la censura en internet, las torturas, y una
falta de competencia real en los procesos electorales, como recordaron varias ONG
al presidente Shavkat Mirziyoyev en su visita a Estados Unidos en el mes de mayo.

TAYIKISTÁN

El caso Mirsaidov y la escalada de censura en internet protagonizaron las


violaciones a la libertad de prensa en 2018 en Tayikistán.

El periodista Khayrullo Mirsaidov fue condenado a 12 años de cárcel en julio por un


tribunal de Khujand, de la provincia de Sughd, por “desvío de fondos públicos”,
“falsificación” y “difamación”. Había sido detenido el año anterior tras publicar una
carta abierta acusando de corrupción a dirigentes veteranos de la provincia. El juicio
se produjo a puerta cerrada y la sentencia generó numerosas protestas. La fiscalía
acusó a la cobertura de los medios de “exceder los límites de la ética periodística” y
de ser “un obstáculo a la aplicación de la justicia”.

Un mes después varios diplomáticos y representantes de organizaciones


internacionales pedían a las autoridades la libertad de Mirsaidov en el juicio de
apelación, que terminó poniendo en libertad al periodista y conmutando su sentencia
por una multa de 7.300 euros y el 20% de su salario en dos años.

En noviembre se produjeron numerosas manifestaciones para protestar por la


censura en internet que bloqueó el acceso a varios medios independientes, redes
sociales y servicios de mensajería, como la web Asia-Plus, Facebook, YouTube,
WhatsApp, Telegram, y las redes sociales rusas VKontakte y Odnoklassniki. Las
autoridades negaron cualquier interferencia, atribuyendo a “problemas técnicos” la
responsabilidad en el bloqueo de todas las plataformas citadas. Sin embargo, el
acceso a internet es monopolio del Gobierno desde principios de 2018, lo que le
permite bloquear cualquier contenido sin tener que pedirle que lo haga a ningún
proveedor de internet.
INFORME ANUAL
2018
EUROPA

INTRODUCCIÓN EUROPA

Una prensa cada vez menos libre

Los Gobiernos europeos continúan en su empeño por legitimar el espionaje de las


comunicaciones de periodistas con nuevas iniciativas legislativas. En un informe
filtrado a los medios en junio, se reveló que República Checa, Chipre, Estonia,
Finlandia, Irlanda, Italia, Polonia, Suecia y Reino Unido pretenden disminuir los
controles a los exportadores de programas de vigilancia. El informe circuló con
motivo de la propuesta de ley para reforzar las regulaciones en la Unión Europea a
la exportación de tecnología de este tipo. Si la revisión del reglamento no se adopta
a principios de 2019, hay un riesgo de que se posponga debido a las próximas
elecciones. Reporteros Sin Fronteras y otras organizaciones advierten del peligro
que suponen los programas de vigilancia para los informadores y sus fuentes.

El asesinato del periodista Ján Kuciak en Eslovaquia en febrero se convirtió en un


punto de inflexión para el periodismo en el país. Kuciak fue asesinado junto a su
prometida tras publicar un artículo en el que apuntaba a la controversia en las
relaciones entre un empresario y varios políticos eslovacos. Su muerte sirvió para
recordar el peligro al que se enfrentan los periodistas todavía en Europa. Un riesgo
creciente en regímenes represivos como Rusia y Turquía, pero también en países
de la Unión Europea donde los grupos de extrema derecha están en el poder, o en
Italia, donde cientos de periodistas continúan bajo protección policial por amenazas
de la mafia. En Bulgaria, la periodista de televisión TVN Viktoria Marinova fue
asesinada a plena luz del día en octubre. Aunque todavía se desconocen las causas
detrás de este brutal crimen, Marinova acababa de emitir un reportaje sobre el
fraude de fondos europeos en Rumanía y Bulgaria. Bulgaria es el peor país
calificado dentro de la Unión Europea, pero no es el único donde el despliegue de
violencia y amenazas contra los periodistas es parte del día a día.

Otra tendencia alarmante es el desmantelamiento de los medios de comunicación,


incluidos entes públicos, así como la censura creciente desde la llegada a los
Gobiernos de grupos ultraderechistas en varios países europeos, como son los
casos de Austria, Polonia o Hungría entre otros. La concentración de medios de
comunicación en manos de unos pocos, generalmente grandes grupos editoriales u
oligarcas cercanos al Gobierno es también una situación común a varios estados.
En algunos casos, como en Reino Unido, la seguridad nacional ha servido como
excusa para aplicar una política más restrictiva frente a la prensa. De hecho, Gran
Bretaña se erige como el peor calificado de Europa occidental en la Clasificación
Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF). Entre las
principales consecuencias de este panorama están la falta de pluralismo en la
información y en muchos casos la autocensura de los periodistas por miedo a
represalias.

En Rusia continúa la atmósfera asfixiante contra los que cuestionan el discurso del
Kremlin y defienden un periodismo independiente y de calidad. La presión sobre los
medios de comunicación críticos con el Gobierno ha obligado a muchos a echar el
cierre tras perder su financiación y después de que algunos de sus trabajadores
INFORME ANUAL
2018
fuesen detenidos. Además, el buscador ruso Yandex ha eliminado toda referencia a
medios de comunicación bloqueados, convirtiéndose en copartícipe de la censura.

En Turquía este año han comenzado a resolverse los juicios contra los periodistas
detenidos acusados de participar en el intento de golpe de estado de julio de 2016.
Varios informadores han sido condenados a cadena perpetua, y se han repartido
condenas de entre ocho y quince años de cárcel. Para el Ejecutivo de Recep Tayyip
Erdogan y su entorno el periodismo independiente es sinónimo de crimen. La
pluralidad de los medios turcos murió finalmente con la venta del grupo de medios
más grande, Doğan Media Company, a un conglomerado de empresas cercano al
Gobierno. Nueve de las diez publicaciones más leídas y las televisiones más vistas
en Turquía pertenecen a empresarios afines al Gobierno.

El punto positivo del año lo ponen Suiza y Portugal. El primero porque sus
ciudadanos han apostado por seguir financiando la radiotelevisión pública, que
hubiese desaparecido en caso contrario. El segundo, por aprobar nuevas leyes que
incrementan las sanciones en casos de crímenes cometidos contra informadores,
que entran a formar parte del grupo de “personas protegidas”.

Patricia Alonso

ALBANIA

En Albania, la falta de pluralidad en los medios y los ataques contra periodistas


ponen en jaque la libertad de prensa.

El panorama de los medios siempre se ha caracterizado por la delgada línea que


divide a éstos de la política y los negocios. Según un informe publicado por
Reporteros Sin Fronteras y la Balkan Investigative Reporting Network (BIRN) en
marzo de 2018, el 80% de los periodistas en Albania denunciaron manipulaciones y
autocensura en su trabajo diario debido a la concentración de medios en manos de
unos pocos. El primer ministro, Edi Rama, ha llegado a calificar a los periodistas de
“basura”, “veneno” y “enemigos públicos”.

En septiembre, un reportero del canal de televisión Report TV, Julian Shota, fue
amenazado a punta de pistola por el propietario de un bar en la localidad de Laç
cuando se disponía a grabar la noticia de una explosión en dicho establecimiento.
Cuatro días antes, individuos sin identificar dispararon armas automáticas contra el
hogar de la periodista de investigación Klodiana Lala en Tirana. RSF ha hecho un
llamamiento a las autoridades albanesas para que condenen estos ataques y
protejan a los periodistas que investigan eventos sospechosos o casos relacionados
con el crimen organizado.

Albania cerró el año con una propuesta de ley para crear un registro de medios
online y asegurarse de que sus operadores “respetan sus obligaciones con la
seguridad nacional y la seguridad pública”. Además, designa una autoridad
responsable de controlar que esos medios no publiquen contenidos que atenten
contra la moral pública. De aprobarse, la nueva legislación podría afectar seriamente
a la libre circulación de información.
INFORME ANUAL
2018
ALEMANIA

En Alemania, nuevas leyes hacen crecer la preocupación sobre la seguridad de los


periodistas y el estado de la libertad de prensa.

Si bien es cierto que un sistema judicial independiente y sólidas garantías


constitucionales crean un ambiente de trabajo favorable para los periodistas, existen
irregularidades.

En enero, Reporteros Sin Fronteras y otras cinco organizaciones de la sociedad civil


interpusieron una queja contra los poderes otorgados a la agencia de Inteligencia
alemana en cuestión de vigilancia. La nueva ley autoriza a la agencia a espiar a
periodistas extranjeros fuera de la Unión Europea y compartir la información
recabada con otras agencias de inteligencia. Esto pone en peligro investigaciones
internacionales del perfil de los Paradise Papers.

Por otro lado, el número de ataques contra periodistas aumentó en 2018 por primera
vez en dos años.

ARMENIA

En Armenia, continúan las agresiones contra periodistas en un año marcado por la


“revolución de terciopelo”.

Armenia ha vivido este año momentos convulsos y con ellos ha aumentado la


preocupación por la libertad de prensa en el país. En abril, durante la llamada
“revolución de terciopelo”, Reporteros Sin Fronteras denunció actos de violencia
contra periodistas en Ereván, la capital. Varios informadores sufrieron ataques
mientras utilizaban sus cámaras y éstas fueron arrojadas al suelo para detener la
grabación.

Con la llegada del nuevo Gobierno la situación de los medios de comunicación no ha


mejorado. El 17 de septiembre la policía registró la sede del portal de noticias
Yerevan.Today, violando la confidencialidad de sus fuentes periodísticas. El registro
se llevó a cabo apenas una semana después de que el citado medio publicase una
conversación telefónica entre dos miembros de la inteligencia armenia en la que
discutían el posible procesamiento del anterior presidente, Robert Kocharyan, y su
ministro de Defensa en conexión con las protestas de 2008. Reporteros Sin
Fronteras califica lo ocurrido de violación a los principios de protección de las
fuentes periodísticas, un derecho garantizado por la legislación armenia y el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos.

AUSTRIA

En Austria, la extrema derecha se ensaña con los medios críticos y la televisión


pública, poniendo en peligro la libertad de prensa en el país.

Como ha sucedido en otras partes de Europa, desde la llegada del partido


ultraderechista al Gobierno la libertad de prensa en Austria ha ido en declive. El
Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) amenazó en abril con despedir a
INFORME ANUAL
2018
corresponsales extranjeros de la cadena pública ÖRF “si no se comportaban
correctamente”. El motivo de las amenazas fue la cobertura de las elecciones en
Hungría, que según miembros del partido fue sesgada. El director de ÖRF salió en
defensa de los corresponsales y, en concreto, de la “excelente cobertura” de las
elecciones en Hungría por parte del periodista Ernst Gelegs.

Sin embargo, unos meses más tarde, en julio, RSF denunciaba la prohibición hecha
por la cadena pública de que sus periodistas publicasen opiniones políticas en sus
redes sociales, incluidos sus perfiles privados.

A finales de septiembre, se filtró a la prensa un email en el que el ministro de Interior


austriaco ordenaba a las fuerzas policiales a limitar al mínimo la comunicación con
medios críticos con el Gobierno, en concreto el centrista Kurier, el centro-izquierda
Der Standard y el izquierdista semanal Falter. RSF hizo un llamamiento al Gobierno
austriaco para que cesen este tipo de prácticas contra los medios de comunicación
que amenazan la libertad de prensa.

AZERBAIYÁN

En Azerbaiyán, continúa la guerra del Gobierno contra periodistas y medios de


comunicación con el encarcelamiento sistemático de informadores y el cierre de
varios diarios y webs de noticias.

Con motivo de las elecciones presidenciales de abril, RSF pidió al Banco Mundial
que pusiera como condición para futuros préstamos a Azerbaiyán la puesta en
libertad de los periodistas encarcelados por cubrir casos de corrupción en el país. Al
menos ocho periodistas y dos blogueros continúan en prisión en 2018 en relación a
sus publicaciones. Otros periodistas han tenido que exiliarse después de que
miembros del Gobierno los amenazasen a ellos y sus familias como consecuencia
de sus trabajos de investigación. Algunos periodistas han llegado a ser intimidados
en su exilio en Francia o Georgia.

Por si esto fuera poco, el Gobierno continúa bloqueando páginas de noticias y


cerrando medios de comunicación, cegando de manera sistemática el pluralismo
mediático en Azerbaiyán.

El año se cerró con la preocupación creciente por el bloguero Mehman Huseynov,


en huelga de hambre en la cárcel en señal de protesta por los nuevos cargos contra
él. Huseynov está en la cárcel desde marzo de 2017, acusado de “difamar” a un
policía, de quien dijo lo había torturado durante una detención previa.

BIELORRUSIA

En Bielorrusia, aumentan el acoso y los ataques contra informadores por parte del
Gobierno.

El acoso a periodistas, especialmente a aquellos que trabajan con medios


extranjeros, ha alcanzado proporciones inéditas. En 2018 se estrenaba con el
bloqueo de la popular web de noticias Charter97, un acto de censura condenado por
Reporteros Sin Fronteras y la Unión Europea. El motivo del bloqueo, según el
INFORME ANUAL
2018
ministerio de Información, es que las noticias publicadas dañaban los intereses
nacionales de Bielorrusia. El 2 de febrero, los blogueros Dzmitry Alimkin, Yury
Paulavets y Syarhey Shyptsenka fueron condenados a cinco años de libertad
condicional tras más de un año de prisión preventiva por criticar al Gobierno.

Durante las elecciones municipales del 18 de febrero, varios periodistas y blogueros


fueron expulsados de algunos colegios electorales en Minsk durante el recuento de
votos, en lo que se podría calificar como un acto de censura. Andrei Kozel, cámara
de Belsat TV, fue golpeado y detenido por la policía por negarse a interrumpir su
emisión en directo en Facebook.

Además, nuevas leyes favorecen una mayor represión contra medios críticos con las
autoridades. Por ejemplo, en mayo ya se habían impuesto 48 multas contra
informadores por sus actividades. En julio, el periodista independiente Zmitser Halko
fue condenado a cuatro años de libertad condicional y trabajos forzados, acusado de
usar de la fuerza contra un oficial de policía que entró en su casa en noviembre de
2017. Halko es conocido por su trabajo en Ucrania y por ser muy crítico con el
Gobierno bielorruso.

Otra periodista bielorrusa que vive exiliada en Polonia, Natallia Radzina, recibió
amenazas de muerte por continuar sus publicaciones en Charter97 tras el bloqueo la
web. El bloguero Syarhey Pyatrukhin también fue detenido durante días y se
enfrenta a tres años de trabajos forzados por describir el trato que recibió cuando
fue detenido en febrero. Otros cuatro periodistas fueron detenidos en agosto
acusados de acceder a información online de manera ilegal en la web de la agencia
gubernamental de noticias BelTA, a pesar de que lo hicieron utilizando sus cuentas
de suscriptores.

BOSNIA-HERZEGOVINA

En Bosnia-Herzegovina, la retórica nacionalista y los continuos ataques contra


periodistas ponen en entredicho la libertad de prensa.

Las divisiones étnicas en Bosnia-Herzegovina son cada vez más palpables en los
medios de comunicación. Los periodistas son blanco de ataques y amenazas con el
fin de disuadirlos de hacer su trabajo, y la concentración de los medios de
comunicación en manos de unos pocos complica aún más la situación de la libertad
de prensa.

La noche del 26 de agosto, un periodista de investigación de BN TV, Vladimir


Kovačević, sufrió un ataque brutal a las puertas de su hogar en Banja Luka, capital
de la República Srpska. Dos hombres enmascarados lo golpearon con barras de
acero por su cobertura del movimiento opositor Justicia para David. Reporteros Sin
Fronteras reclamó al presidente Milorad Dodik que ponga fin a sus continuos
insultos contra los periodistas, a los que califica de “traidores” y “espías”, y condenó
los ataques selectivos que se suceden en el país.

BULGARIA
INFORME ANUAL
2018
En Bulgaria, la falta de libertad de prensa se saldA con un asesinato y varios
ataques contra periodistas de investigación.

El 6 de octubre la periodista de la televisión TVN Viktoria Marinova fue asesinada a


plena luz del día en Ruse, una ciudad al norte del país. Aunque todavía se
desconocen las causas detrás de este hecho brutal, Marinova acababa de emitir un
reportaje vinculado a la investigación publicada con anterioridad por el diario Bivol
sobre el fraude de fondos europeos en Rumanía y Bulgaria. Previamente, dos
periodistas de Bivol habían sido detenidos durante seis horas en relación con esta
misma investigación. En mayo, el reportero Hristo Geshov fue atacado a las puertas
de su casa después de haber recibido amenazas de muerte por su trabajo sobre la
corrupción reinante en Cherven Bryag, al noroeste de Bulgaria.

Ese mismo mes, Reporteros Sin Fronteras hizo público un informe que refleja que la
corrupción y la concentración de medios en manos de políticos y oligarcas ha hecho
mella en la libertad de prensa en Bulgaria, situando al país como el peor calificado
dentro de la Unión Europea. Un segundo informe publicado en julio advertía de los
riesgos y dificultades para los periodistas de investigación en el país, que finalmente
se saldaron con y varios incidentes violentos y posiblemente la muerte de Marinova.

CHIPRE

En Chipre, los medios de comunicación están cada vez más politizados en medio de
la polémica en torno a la exportación de programas de espionaje. Además, los
medios de se encuentran bajo una creciente influencia de la iglesia ortodoxa y los
partidos políticos, mientras que el delito por difamación sigue estando castigado con
hasta cinco años de cárcel. Ambas condiciones son un obstáculo para libertad de
prensa.

Por otro lado, en junio se filtró a la prensa un documento de trabajo en el que consta
que Chipre, junto a otros ocho países de la Unión Europea, planea paralizar la
propuesta de ley europea para controlar la exportación de programas de vigilancia.
Reporteros Sin Fronteras y otras organizaciones advierten del riesgo de que estos
programas sean utilizados para espiar a periodistas y sus fuentes, así como a
defensores de los derechos humanos.

CROACIA

En Croacia, la libertad de prensa mejora ligeramente, pero continúan las amenazas


y la injerencia del Gobierno en los medios públicos.

En enero, una delegación internacional de representantes de la libertad de prensa,


entre los que se encontraban miembros de RSF, concluyeron que la situación en
Croacia ha mejorado, aunque aún queda un largo camino por recorrer.

En agosto, la organización condenó la decisión del fiscal croata de no procesar a un


veterano de guerra por emitir amenazas de muerte contra periodistas de la web
Index.hr por su trabajo. Anteriormente, el 2 de junio, el periodista Vojislav Mazzocco,
reportero del mismo portal, fue amenazado por teléfono por el ministro Tome
INFORME ANUAL
2018
Medved tras la publicación de una noticia en la que hablaba de los esfuerzos de
Medved por encontrar trabajo a su hijo.

ESLOVAQUIA

En Eslovaquia, el asesinato del periodista Ján Kuciak se convierte en un punto de


inflexión en las malas relaciones entre el Gobierno y los medios de comunicación.

El fin de semana del 24 de febrero de 2018 el periodista de investigación eslovaco


Ján Kuciak fue asesinado junto con su pareja. Kuciak, de 27 años, estaba
especializado en la cobertura de casos de evasión de impuestos a gran escala para
la web de noticias Aktuality.sk. Su último artículo hablaba de la controversia en las
relaciones entre el empresario Marián Kočner y varios políticos del país.

La mala relación del primer ministro, Robert Fico, con los medios es evidente en los
insultos y acusaciones emitidas contra varios periodistas por el político y otros
miembros de su partido en los últimos años. Los informadores eslovacos temen que
en este ambiente no se haga lo suficiente por resolver el asesinato de Kuciak, que
se ha convertido en un momento crítico para el periodismo eslovaco.

Los medios de comunicación se encuentran cada vez más en manos de los


oligarcas, e incluso la independencia de la cadena pública RTVS ha sido violada por
partidos en el Gobierno, con varios programas suspendidos y cambios en los
equipos de algunas publicaciones. En marzo, la directiva de la cadena prohibió a sus
periodistas llevar distintivos en solidaridad con Kuciak. Los que obviaron la
prohibición fueron calificados por el director de RTVS como “revolucionarios”.

El 15 de mayo, el grupo policial encargado de la investigación del asesinato de


Kuciak y su prometida confiscó el teléfono de la periodista checa Pavla Holcová.
Holcová había trabajado con Kuciak en un proyecto de investigación sobre crimen
organizado y corrupción. La reportera fue interrogada durante ocho horas y obligada
a revelar sus fuentes. Tras negarse, el fiscal ordenó descargar la información de su
teléfono móvil. Esta y otras actuaciones llevaron a más de 300 periodistas y editores
a hacer públicas sus dudas sobre la independencia de la investigación en una pieza
editorial en el diario Spectator en agosto.

Entre septiembre y octubre cuatro personas fueron detenidas en relación al


asesinato, incluyendo una mujer identificada como Alena S., que solía trabajar para
Marián Kočner como traductora. Reporteros Sin Fronteras reclamó de las
autoridades que se investigara también el posible rol de Kočner en el entramado.

ESLOVENIA

En Eslovenia, la falta de pluralismo en los medios fuerza a experimentados


periodistas al exilio, mientras las nuevas generaciones violan los preceptos éticos de
la profesión.

El panorama de los medios de comunicación en Eslovenia se enfrenta a varios


desafíos vinculados a la concentración de la prensa en manos de los oligarcas
locales. La práctica totalidad de los propietarios de los medios eslovenos se
INFORME ANUAL
2018
encuentran bajo investigación por crímenes de corrupción, crimen organizado y
terrorismo. La televisión pública RTV Slovenija continúa siendo una plataforma de
propaganda política para los principales partidos políticos.

Reporteros Sin Fronteras denuncia las dificultades a las que se enfrentan en su


trabajo los periodistas independientes, algunos de los cuales han tomado la decisión
de dejar su profesión o emigrar. Mientras tanto, las nuevas generaciones parecen
estarse adaptando al actual sistema, arriesgando su profesionalidad y ética.

ESPAÑA

Aunque no con el mismo nivel de crispación que el año anterior, el foco de atención
se ha posado, de nuevo en 2018, sobre Cataluña, que ha vuelto a ser testigo de un
clima de hostilidad con los periodistas, especialmente duro para los reporteros a pie
de calle. El entorno de polarización extrema que vive la política catalana se ha
trasladado a unos medios, cuyos profesionales acaban siendo las principales
víctimas de las tensiones para informar. El año comenzaba con el ataque al
periódico digital con sede en Barcelona Crónica Global, reivindicado por la
asociación juvenil independentista y anticapitalista Arran, en lo que constituye un
hecho insólito desde el fin del terrorismo de ETA.

A la brutal agresión sufrida por el fotoperiodista Jordi Borràs, presuntamente a


manos de un miembro de la Policía Nacional, se sucedieron los puñetazos recibidos
por un cámara de Telemadrid, que cubría una protesta contra los lazos amarillos, los
símbolos con los que los independentistas reivindican la liberación los políticos
encarcelados por proclamar unilateralmente la independencia de Cataluña, en
octubre de 2017. Como era previsible, en el aniversario del 1 de octubre -cuando se
cumplía un año del referéndum ilegal, que las fuerzas españolas de seguridad
trataron de impedir con duras cargas-, se produjeron, durante los directos, toda
clase de hostigamientos a reporteros de las cadenas de televisión españolas, por
parte de manifestantes independentistas. Del mismo modo, como era previsible, el
12 de octubre, fiesta nacional de España, periodistas de medios catalanes sufrieron
las mismas increpaciones y muestras de agresividad, por parte de manifestantes
españolistas. RSF hace un llamamiento a que la situación se normalice y a que los
medios colaboren para ello, si bien cree que los incidentes están lejos de haber
terminado.

La polémica reforma de la corporación pública RTVE y la pugna de los partidos


políticos en torno a cómo implementarla ha sido otro de los hechos clave del año
pasado. La reforma que se aprobó en septiembre de 2017, con el consenso inicial
de los grupos parlamentarios, pretendía poner fin a años de politización, bajo el
mandato del ex presidente Mariano Rajoy. La nueva norma prevé la elección por
concurso público del presidente y del Consejo de Administración de la corporación,
en un proceso transparente y monitorizado por el Parlamento. Sin embargo, las
rencillas entre grupos parlamentarios han hecho imposible aún la aplicación de la
nueva ley. El nombramiento de una Administradora Única de la Corporación, con
carácter provisional, ha calmado temporalmente las aguas, si bien urge que se
desbloquee el desacuerdo partidista sobre el modo en que ha de realizarse el
concurso para designar al presidente y al Consejo de RTVE.
INFORME ANUAL
2018
En el capítulo de las televisiones de propiedad pública, 2018 destaca también por el
polémico sesgo independentista que la CCMA (Corporació Catalana de Mitjans
Audiovisuals) -que engloba a la cadena TV3 y a la emisora Catalunya Ràdio-aplica a
sus contenidos informativos, según denuncia la oposición, y por una decepcionante
renovación de sus órganos de Gobierno, que mantiene la opacidad y la falta de
independencia en la elección de sus miembros. Todo ello ha sido denunciado por
sus profesionales.

2018 ha sido también un año controvertido para la libertad de expresión en España y


su impacto en la libertad para informar. Un exceso de condenas amparadas en
delitos como enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona u ofensa a los
sentimientos religiosos ha creado un clima con demasiadas rigideces para el libre
ejercicio de la expresión y la información.

De igual modo, los periodistas se han seguido topando con obstáculos por
atribuírseles un deber que en ningún modo les corresponde: el de la custodia de los
casos bajo secreto sumarial. La revelación de secretos se sigue usando como arma
arrojadiza contra los profesionales de los medios. Especialmente llamativo ha sido el
caso de la redactora de la delegación de Europa Press en Palma de Mallorca y del
periodista de Diario de Mallorca, a quienes la Policía Nacional confiscó los teléfonos
móviles, ordenadores y otro material de trabajo, para dar con el autor de una
filtración.

Por último, RSF quiere llamar la atención sobre la siempre aplazada reforma de la
“Ley Mordaza”, que el PSOE se había comprometido a derogar en la oposición.
Pese a los atisbos de negociación con el resto de fuerzas parlamentarias para dejar
sin efecto algunos de sus artículos más polémicos, y aunque los grupos políticos en
el Congreso se han reunido para abordar tímidamente el asunto, la norma sigue
vigente y en pie, penalizando a ciudadanos anónimos y periodistas.

ESTONIA

Estonia apoya la exportación libre de programas de espionaje, poniendo en riesgo a


los periodistas.

En términos globales, la situación de los medios de comunicación en Estonia es


positiva. A pesar de ello, el país es uno de los nueve estados que apoya leyes
europeas más laxas sobre la exportación de programas de vigilancia. Reporteros Sin
Fronteras y otras organizaciones advirtieron en junio del riesgo que esto supondría
para periodistas y defensores de los derechos humanos, ya que los softwares de
espionaje podrían ser usados en su contra y en contra de sus fuentes.

FINLANDIA

Finlandia se mantiene estable a pesar de haber perdido el liderazgo en el ranking de


la libertad de prensa. Durante cinco años consecutivos Finlandia se mantuvo a la
cabeza de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin
Fronteras.
INFORME ANUAL
2018
En 2017 perdió el liderazgo y no lo ha vuelto a recuperar. Noruega, Suecia y Países
Bajos están por delante.

Finlandia es uno de los nueve países europeos que apoyan la relajación de las leyes
que regulan exportación de programas de vigilancia. Según Reporteros Sin
Fronteras y otras asociaciones, este tipo de programas presentan un riesgo para los
periodistas y sus fuentes, ya que pueden ser utilizados en su contra y para favorecer
tareas de espionaje por parte de las fuerzas de seguridad.

Por otro lado, la organización celebra la sentencia judicial emitida en octubre contra
Ilja Janitskin y Johan Bäckman, responsables del acoso online durante cuatro años a
la periodista de investigación Jessikka Aro. Aro investigaba el papel del Kremlin en
la manipulación de la opinión pública finesa.

FRANCIA

Francia mantiene las garantías para el libre ejercicio del periodismo, aunque no
cesan las amenazas a la libertad de prensa.

En términos globales, la prensa goza de libertad y se encuentra protegida por ley,


aunque el aglutinamiento de los medios de comunicación en manos de pocos
grupos editoriales provoca conflictos que amenazan la independencia editorial. El 16
de enero, por ejemplo, el Tribunal de Comercio de París ordenó a la revista
Challenges retirar de su web un artículo sobre las dificultades financieras de una
gran empresa francesa, en lo que se podría definir como un acto de censura.

Otro problema durante 2018 ha sido la violencia policial ejercida contra algunos
reporteros, especialmente fotógrafos, durante las protestas de abril y más
recientemente las protestas de los “chalecos amarillos”. En algunos casos los
informadores fueron amenazados con ser detenidos si no entregaban sus equipos.
Pero también sufrieron amenazas por parte de los manifestantes.

Tras un proceso de dos años, finalmente el 5 de junio se resolvió el proceso por


difamación contra France 2 y uno de sus periodistas. Otro proceso que acaparó
titulares fue el iniciado por un grupo luxemburgués y su subsidiaria en Camerún
contra tres medios de comunicación y dos ONG por difamación. El auto hace
referencia a los artículos publicados por todos ellos sobre las protestas de los
trabajadores de varias plantaciones en el país africano y sus condiciones de vida.

Por otro lado, dos hombres fueron procesados por acosar a la periodista Nadia
Daam como resultado de su reportaje en Radio Europe 1 criticando a los “trolls”. No
ha sido la única en recibir amenazas por su trabajo. El verificador de noticias de Le
Monde Samuel Laurent suspendió su cuenta de Twitter temporalmente por el
continuo acoso online al que es sometido. En ocasiones, los insultos y amenazas
han sido obra de políticos.

GRECIA

Grecia progresa, pero continúan las amenazas contra periodistas y medios desde el
Gobierno y grupos de ultraderecha.
INFORME ANUAL
2018

A pesar de algunos avances en cuestión de libertad de prensa en Grecia, periodistas


y medios de comunicación siguen a merced del Gobierno y especialmente de grupos
de extrema derecha. En agosto, Reporteros Sin Fronteras denunció una campaña
online de amenazas y acoso de grupos neo-nazis y de extrema derecha contra
Stratis Balaskas, un reportero de la isla de Lesbos especializado en cubrir la
actualidad sobre los refugiados.

El 8 de septiembre, la policía golpeó al periodista Tasos Aslanidis durante una


manifestación en la ciudad de Tesalónica. Pocos días después, otros tres
periodistas del diario Fileleftheros fueron detenidos tras se acusados de difamación
por el ministro de Defensa, Panos Kammenos, tras publicar una historia que lo
involucraba en un caso de corrupción con fondos europeos.

El 17 de septiembre, las oficinas centrales de la radiotelevisión Skai, una de las


principales de Grecia, quedaron seriamente dañadas tras la explosión de una bomba
junto al edificio.

HUNGRÍA

En Hungría, el primer ministro reparte los medios de comunicación entre sus amigos
oligarcas.

Son tiempos difíciles para la libertad de prensa en Hungría, especialmente tras la


reelección, el 8 de abril, de Viktor Orbán como primer ministro. Desde su vuelta al
poder en 2010, Orbán ha transformado completamente el panorama de los medios
de comunicación en Hungría, y el número de medios independientes ha caído en
picado. Miembros del Gobierno se han negado sistemáticamente a responder las
preguntas de ciertos periodistas, y las amenazas contra los corresponsales han ido
en aumento.

En mayo, la Open Society Foundation (OSF), organización patrocinada por el


financiero George Soros, entre cuyos objetivos está apoyar la libertad de prensa,
anunció su traslado de Budapest a Berlín después de que el Gobierno anunciase
tres nuevas leyes conocidas popularmente como Stop Soros. Estas leyes permitirían
prohibir las operaciones de la OSF en Hungría por suponer “un riesgo para la
seguridad nacional”.

Una de los últimos medios críticos con el Gobierno, Hir TV, fue finalmente adquirido
por un amigo del primer ministro el 5 de julio. Como era de esperar, el nuevo
propietario dio un giro radical a la línea editorial de la cadena y despidió a alguno de
sus periodistas más prestigiosos.

El 12 de septiembre, el Parlamento Europeo votó a favor de aplicar a Hungría el


artículo 7, que permite retirar a un estado miembro su derecho de voto en el Consejo
Europeo por suponer una grave amenaza a los valores comunes de la Unión
Europea.

IRLANDA
INFORME ANUAL
2018
Irlanda ha mostrado su rechazo a regular la exportación de programas de vigilancia,
que organizaciones de derechos humanos advierten que podrían usarse en contra
de los periodistas y sus fuentes.

En junio se filtró que nueve países de la Unión Europea, entre los que se encuentra
Irlanda, estaban trabajando en reducir los controles a los exportadores de
programas de vigilancia. La noticia contrasta con lo demandado por RSF y otras
organizaciones de derechos humanos, que denuncian que dichos softwares pueden
ser utilizados para espiar a periodistas. La campaña iniciada por los nueve países
miembro podría afectar a la aprobación del proyecto de ley que regula la exportación
de estos bienes, especialmente si ésta no se aprueba antes de las próximas
elecciones al Parlamento europeo, en mayo de 2019.

En materia de medios de comunicación, Irlanda sufre además una concentración


malsana de la propiedad, lo que constituye una amenaza a la pluralidad de la
prensa.

ITALIA

En Italia, continúan las amenazas de muerte y los casos de difamación contra los
periodistas de investigación.

El grado de violencia contra los periodistas italianos sigue siendo preocupante. En


abril, Daniele Lupo, del canal de televisión La7, fue abofeteado por el ex ministro de
Comunicaciones de Silvio Berlusconi en respuesta a una pregunta realizada por el
reportero. La misma semana, Giorgo Mottola, reportero del canal público Rai 3,
recibió una respuesta similar tras mostrar unas fotografías en televisión de la
supuesta construcción ilegal de un hotel cerca de Roma. Poco después, la policía
italiana hizo públicos los planes de la mafia siciliana de asesinar a Paolo Borrometi,
reportero de investigación.

A pesar de que las amenazas de la mafia contra los informadores continúan, el


ministro del Interior, Matteo Salvini, amenazó en junio con retirarle la protección de
que periodista y escritor Roberto Saviano, estrechamente protegido por la policía
desde que en 2006 divulgara informaciones comprometedoras para la Mafia. Salvini
hizo públicas sus amenazas después de que Saviano criticase la hostilidad del
Gobierno hacia los migrantes. En julio, la periodista Marilú Mastrogiovanni recibió
nuevas amenazas de muerte por su cobertura del crimen organizado en Puglia.
Ignorando el riesgo al que se enfrentan los reporteros que cubren temas
relacionados con la Mafia, en septiembre la policía italiana registró la casa y revisó
los aparatos electrónicos del periodista de investigación Salvo Palazzolo, violando la
confidencialidad de sus fuentes.

En 2018 las amenazas a la libertad de prensa no vinieron únicamente de la Mafia.


La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura inició
un proceso judicial contra el periodista británico afincado en Roma John Phillips,
acusado de difamación por su cobertura de los supuestos casos de corrupción y
nepotismo en la organización. El caso todavía no se ha resuelto. Otros periodistas,
como el verificador de noticias David Puente, han sido sometidos a acoso online en
respuesta a su trabajo.
INFORME ANUAL
2018

Italia es además uno de los nueve países europeos que apoyan la reducción de
impuestos a la exportación de software de vigilancia, que podría ser usado para
espiar a periodistas y sus fuentes.

MALTA

En Malta, el asesinato de la periodista Daphne Caruana Galizia sigue sin resolverse


mientras la libertad de prensa cae en picado.

Distintas organizaciones de derechos humanos comenzaron el año pidiendo mayor


protección para los periodistas y reiterando la necesidad de hacer justicia por el
asesinato en Malta, el 16 de octubre de 2017, con una bomba lapa colocada en su
vehículo, de la periodista de investigación Daphne Caruana Galizia.

En abril, el consorcio de periodistas de investigación Forbidden Stories hizo público


el proyecto Daphne Project revelations en colaboración con Reporteros Sin
Fronteras y más de 18 medios de comunicación, que daba seguimiento a los
reportajes y artículos de investigación de la reportera asesinada sobre la corrupción
del Gobierno de La Valetta.

En respuesta, el Gobierno maltés inició una agresiva campaña en los medios y


redes sociales llamando a salir a la calle el 1 de mayo para protestar contra lo que
calificó “una provocación de la familia Caruana”. En junio, el magistrado encargado
del caso, Anthony Vella, fue apartado de la investigación, lo que ha supuesto un
retraso en su resolución.

A mediados de octubre, una misión internacional de Reporteros Sin Fronteras


señaló que las autoridades maltesas no están cumpliendo con su deber en proteger
y garantizar la libertad de prensa y expresión, y de poner coto a la impunidad
persiguiendo a los responsables del asesinato de Caruana Galizia.

MONTENEGRO

En Montenegro, dos periodistas sufrieron sendos ataques en 2018 por coche bomba
y arma de fuego en represalia por su trabajo de investigación.

La autocensura y la seguridad de los periodistas continúan siendo grandes retos en


Montenegro. El 1 de abril, un coche bomba explotó frente a la casa del periodista de
TV Vijesti Sead Sadikovic, especializado en temas de corrupción y crimen
organizado. Desde un principio, la policía sospechó del vínculo entre el ataque y el
trabajo de Sadikovic. El 8 de mayo, la periodista Olivera Lakić, de la revista Vijesti,
recibió un disparo a la puerta de su casa en Podgorica. En 2012, Lakić fue también
víctima de un ataque similar. Reporteros Sin Fronteras reclama a las autoridades
montenegrinas que cesen en sus ataques verbales contra los informadores y
ofrezcan la protección necesaria para que puedan realizar su trabajo.

En septiembre, el periodista Jovo Marinovic fue galardonado con el premio Peter


Mackler 2018 por la ética en su trabajo. Desafortunadamente, Marinovic no pudo
acudir a la ceremonia en Nueva York porque tiene prohibido dejar Montenegro,
INFORME ANUAL
2018
donde se enfrenta desde 2015 a cargos relacionados con sus publicaciones sobre
crimen organizado, contrabando y corrupción.

PAÍSES BAJOS

En los Países Bajos, las autoridades holandesas violan sistemáticamente la ley de


espionaje contra periodistas y sus fuentes.

Holanda siempre se ha mostrado protector con los periodistas y la libertad de


prensa. En febrero de 2018, el parlamento aprobó una ley para garantizar la
protección de las fuentes si los periodistas son citados a comparecer en casos
criminales. A pesar de ello, todavía existen retos asociados al deterioro del ambiente
político y social en Europa.

La madrugada del 26 de junio, una furgoneta se estrelló deliberadamente contra el


edificio del diario De Telegraaf en Ámsterdam. Unos días antes, un misil antitanque
fue disparado contra otro edificio, base de las revistas Panorama y Nieuwe Revu.
Aunque en un principio las autoridades trataron los casos como aislados, De
Telegraaf y Panorama son conocidos por sus coberturas del crimen organizado, lo
que podría haber motivado los ataques.

Por otro lado, a pesar de la ley aprobada en febrero, el 4 de julio la televisión pública
NOS reveló que la fiscalía había dado permiso a la policía para intervenir el 29 de
marzo el teléfono de un reportero sin haber pedido permiso oficial previo. En los
últimos meses, al menos otros dos casos de espionaje se han hecho públicos en los
que fuentes periodísticas fueron llevadas ante la justicia por “divulgar información
confidencial”. RSF hizo un llamamiento a las autoridades a que cesara sus
constantes violaciones de la ley de espionaje contra los informadores.

POLONIA

En Polonia, el ambiente político amenaza la integridad de los medios de


comunicación y la seguridad de los periodistas.

La libertad de prensa es una de las principales víctimas de la nueva política que


reina en Polonia. En ese ambiente, Reporteros Sin Fronteras celebró en marzo la
decisión del fiscal de desestimar los cargos de terrorismo contra el reportero de
investigación Tomasz Piatek. Piatek fue acusado tras la publicación en 2017 de un
libro en el que mostraba los supuestos vínculos del ministro de Defensa, Antoni
Macierewicz, y los servicios secretos rusos.

El 22 de julio, la periodista bielorrusa exiliada en Polonia Natallia Radzina denunció


amenazas de muerte por su trabajo en la web Charter97, muy crítica con el
Gobierno de Bielorrusia. Radzina asegura que las amenazas vienen de su país de
origen, pero Reporteros Sin Fronteras pidió a las autoridades de Polonia, donde
reside, que ayuden a identificar a los responsables y hagan lo necesario para
proteger a la periodista.

Precisamente Polonia es uno de los nueve países europeos que solicita leyes más
laxas para la exportación de programas de vigilancia. RSF y otras organizaciones
INFORME ANUAL
2018
advierten del riesgo de que dicho software se utilice para espiar a periodistas y sus
fuentes.

PORTUGAL

En Portugal, nuevas leyes aprobadas en el Parlamento incrementan el nivel de


protección de los periodistas.

Reporteros Sin Fronteras celebró que el Parlamento portugués adoptara en 2018


nuevas leyes en su Código Penal que incrementan las sanciones en casos de
crímenes cometidos contra informadores, siguiendo así las recomendaciones de la
organización. Los periodistas se incluyen desde febrero dentro del grupo de
“personas protegidas”, lo que supone que las amenazas, difamaciones e insultos
contra ellos son tratados como crímenes serios.

REINO UNIDO

En Reino Unido, nuevas leyes en materia de seguridad nacional sirven de excusa


para recortar libertades a los medios y violan la confidencialidad de las fuentes
periodísticas.

La seguridad nacional es la excusa perfecta para muchos Gobiernos para aplicar


una política más restrictiva frente a la prensa, también en Reino Unido, que se erige
como el peor calificado de Europa occidental en la Clasificación Mundial de la
Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras. Aunque hay planes de derogarla, la
sección 40 de la Crime and Courts Act 2013 sigue vigente y continúa siendo fuente
de preocupación por las medidas de sanción que prevé, que pueden obligar a un
editor de prensa a asumir el costo de todas las demandas presentadas en su contra.
La autocensura es una de las consecuencias más preocupantes de esta ley.

Por otro lado, el 30 de enero, la corte de apelaciones de Reino Unido decretó que la
Investigatory Powers Act, la legislación más severa en la historia del país en materia
de vigilancia, era incompatible con las leyes europeas. Aunque no se hizo referencia
específica a la libertad de prensa, se trata de un éxito para los medios, pues la
legislación no ofrece suficientes mecanismos de protección a los periodistas ni a sus
fuentes.

Gran Bretaña es también uno de los nueve países europeos que abogan por la
reducción de las tasas de exportación de programas de vigilancia. Este tipo de
software de espionaje pone en peligro a los periodistas y sus fuentes, y por ende la
libertad de prensa.

El 6 de junio se presentó un proyecto de ley en la Cámara de los Comunes en


materia de medidas antiterrorismo y seguridad de fronteras. Algunas de sus
disposiciones podrían afectar a la libertad de prensa y a la protección de las fuentes
periodísticas, como la cláusula que criminaliza expresiones de opinión
“imprudentes”. La corte europea de Derechos Humanos sentenció el 13 de
septiembre que el nuevo régimen de vigilancia masiva de Reino Unido violaba la
Convención Europea de Derechos Humanos.
INFORME ANUAL
2018
En noviembre, el periodista británico Peter Humphrey solicitó la revocación de la
licencia a la cadena de televisión estatal china CCTV-CGTN por “violar el código de
radiodifusión”. En 2013 Humphrey fue obligado a confesar por las autoridades
chinas en televisión y cree que CCTV-CGTN ha violado al menos veinte normas del
código de radiodifusión británico. La cadena, en expansión, planea abrir una nueva
oficina en Londres próximamente.

REPÚBLICA CHECA

En la República Checa las amenazas e intimidaciones desde el Gobierno ponen en


riesgo la libertad de los medios.

Teniendo en cuenta que el primer ministro, Andrej Babis, dirige dos de los diarios
más influyentes del país, no es de sorprender que la independencia de los medios
en la República Checa esté amenazada. El 27 de enero, miembros del equipo del
presidente, Milos Zeman, empujaron y golpearon a varios periodistas intentando
impedirles hacer su trabajo. El propio presidente insulta y amenaza a los medios con
asiduidad. Una de sus últimas bromas de mal gusto ocurrió en octubre, cuando el
presidente dijo: “Amo a los periodistas, por eso puede que organice un banquete
para ellos esta noche en la embajada saudí”, en alusión al asesinato del periodista
saudita Jamal Khashoggi en el consulado de su país en Estambul.

Por otro lado, la República Checa es uno de los nueve países europeos que apoyan
la reducción de las normas de exportación de programas de vigilancia. RSF y otras
organizaciones advierten de los riesgos de que este tipo de softwares se utilicen
para espiar a periodistas y sus fuentes.

Anteriormente visto como un ejemplo de integración en la Unión Europea, República


Checa se ha convertido en una preocupación debido a las amenazas a la libertad de
sus medios y contra los informadores.

RUMANÍA

En Rumanía, aumentan las presiones y amenazas contra medios de comunicación y


periodistas de investigación.

El 10 de agosto, 15 periodistas fueron víctimas de la violencia policial ejercida


durante una manifestación anti-corrupción en Bucarest. Reporteros Sin Fronteras y
ActiveWatch denunciaron los hechos por considerarlos un intento deliberado por
detener a los informadores en la realización de su trabajo.

El 9 de noviembre, la web de noticias de investigación RISE Project recibió una carta


de la Autoridad de Protección de Datos amenazando con una multa de hasta 20
millones de euros si no revelaba sus fuentes en una serie de artículos publicados en
colaboración con la web búlgara Bivol sobre la supuesta malversación de 21
millones de euros de fondos europeos. Reporteros Sin Fronteras considera
alarmante que Rumanía intente hacer uso de la ley europea de protección de datos
para violar la confidencialidad de las fuentes periodísticas.

RUSIA
INFORME ANUAL
2018

En Rusia, continúa imperando una atmósfera asfixiante para los que cuestionan el
discurso del Kremlin y defienden un periodismo independiente y de calidad.

Reporteros Sin Fronteras solicitó una investigación independiente sobre la muerte


del periodista Maxim Borodin, que falleció al precipitarse por el balcón de su casa el
12 de abril. Vyacheslav Bashkov, abogado de derechos humanos, declaró que
recibió una llamada de Borodin un día antes de su muerte, alarmado por los ataques
que había sufrido en meses anteriores.

En términos generales, continúan las presiones del Gobierno sobre los medios de
comunicación independientes. El 19 de enero, el bloguero Alexander Valov,
responsable de BlogSochi, fue detenido acusado de extorsionar al político y
parlamentario Yury Napso. Su detención se basa únicamente en la denuncia
realizada por un asistente de Napso, que no aportó prueba alguna, y continúan las
sospechas sobre la viabilidad del proceso. El 26 de diciembre fue condenado a seis
años en prisión y una multa de nueve mil euros.

El 24 de enero, la web Russiangate fue obligada a echar el cierre un día después de


publicar una investigación sobre los bienes sin declarar del jefe del Servicio Federal
de Seguridad. Aunque Russiangate retiró el artículo, perdió su financiación y se vio
obligada a cerrar indefinidamente. En septiembre, la Duma (Parlamento) aprobó
condenas de prisión para aquellos que no eliminen contenido cuando así se solicite.

Acciones similares, como el registro injustificado de la vivienda de algunos


periodistas, han ocurrido de manera sistemática durante todo el año. La justicia rusa
también ha utilizado las leyes a su favor para ordenar a varios medios a retirar
informaciones y/o imágenes basándose en que “violan el derecho de privacidad”.
Otro medio que publicó su último número en abril tras un incesante acoso sin
precedentes fue Novye Kolesa, que decidió echar el cierre después de la detención
de su director, la incautación de parte de su equipo y la pérdida de anunciantes.
Otros medios han sido obligados a pagar sumas desproporcionadas de dinero por
publicar ciertos artículos o por uso de “lenguaje obsceno”. Además, el buscador ruso
Yandex ha eliminado toda referencia sobre medios de comunicación bloqueados,
participando así en la censura.

Según ha podido comprobar Reporteros Sin Fronteras la desinformación en los


medios de comunicación rusos también viene motivada por la omisión de malas
noticias, como la muerte de más de 60 personas en un incendio en un centro
comercial.

Por otro lado, el 13 de abril una corte de Moscú ordenó el bloqueo de la red de
mensajes encriptados Telegram, después de que sus desarrolladores se negasen a
entregar los códigos de encriptación a la agencia de inteligencia rusa.

El periodista ucraniano Roman Sushchenko fue sentenciado en junio a 12 años de


cárcel en una prisión de alta seguridad por espionaje tras un juicio a puerta cerrada.
Por su parte, el reportero Victor Korb fue acusado de propaganda terrorista por
publicar una transcripción del discurso dado por el disidente político Boris Stomakhin
durante un juicio público.
INFORME ANUAL
2018

El periodista Leonid Makhinya continúa desaparecido desde julio, mientras que otros
periodistas han sufrido ataques contra su vida, como Yulia Zavyalova, a cuyo coche
le cortaron los frenos; o Pyotr Verzilov, cofundador de la web Mediazona, que fue
envenenado.

El punto positivo lo pone la puesta en libertad, después de tres años, del reportero
Alexander Sokolov, aunque permanece bajo control judicial.

SERBIA

En Serbia, aumenta la violencia verbal y física contra periodistas de investigación,


en ocasiones desde medios de comunicación afines al Gobierno.

Serbia se ha convertido en un país donde ejercer el periodismo puede ser peligroso.


Las amenazas contra periodistas llegan incluso desde algunos medios de
comunicación cercanos al Gobierno. Es el caso de la periodista Tamara Skrozza, del
semanatio Vreme, que fue acusada de “enemiga del estado” por Pink TV, una
cadena de televisión cercana al presidente Aleksander Vucic. Una Hajdari, Dragan
Janjic, Nikola Radisic y Tatjana Vojtehvski también fueron objeto de insultos y
difamaciones.

Tampoco se libran de las intimidaciones los informadores extranjeros. En febrero, el


periodista belga Philippe Bertinchamps, afincado en Belgrado, fue amenazado con
ser expulsado del país por suponer “un obstáculo al orden público y a la seguridad
nacional”. Finalmente, a Bertinchamps, casado con una fotoperiodista serbia y padre
de una niña de cinco años, le fue concedida una extensión de su permiso de
residencia por un año.

En junio saltaron todas las alarmas tras la desaparición del periodista de


investigación Stefan Cvetkovic, después de que su coche fuera encontrado
abandonado con el motor y las luces encendidas. Cvetkovic fue encontrado con vida
y en buen estado dos días después. En octubre, el editor de Zif Info, Zeljko
Matorcevic, fue herido gravemente de un golpe en la cabeza.

Reporteros Sin Fronteras ha hecho un llamamiento a las autoridades serbias a que


condenen el alarmante número de amenazas y ataques verbales y físicos contra los
periodistas, y que investiguen aquellos casos aún sin resolver.

SUIZA

En Suiza, los ciudadanos apuestan por seguir financiando la radiotelevisión pública


en medio de una nueva crisis del sector.

En marzo, los votantes suizos rechazaron la iniciativa No Billag, que proponía el fin
canon radiotelevisivo. De haberse aprobado, hubiese supuesto el fin de los servicios
públicos de radio y televisión. Sin embargo, no son todo buenas noticias. La crisis de
los medios ha supuesto restructuraciones en el sector, lo que ha empobrecido la
diversidad de información.
INFORME ANUAL
2018
TURQUÍA

En Turquía empiezan a repartirse condenas contra los periodistas acusados de


terrorismo mientras desaparecen los últimos medios independientes del país.
Continúa el encarcelamiento sistemático de periodistas. A pesar del fin de estado de
excepción, que se mantuvo en vigor durante los dos años posteriores al intento de
golpe de estado de julio de 2016, el nuevo sistema presidencialista, con Recep
Tayyip Erdoğan a la cabeza, mantiene poderes muy similares. Al menos 34
informadores continúan en prisión, incluyendo nuevas detenciones ordenadas este
año. Turquía sigue siendo, tras China, la mayor cárcel de periodistas del mundo, lo
que ha convertido la profesión de informador en una las de mayor riesgo.

La pluralidad de los medios turcos terminó por morir con la venta del grupo de
medios más grande, Doğan Media Company, a un conglomerado de empresas
cercano al Gobierno. Entre las publicaciones que cambian de manos se encuentran
el dirio Hurriyet, el canal 24h CNN Türk y la agencia de noticias DHA. Nueve de los
diez periódicos más leídos y las televisiones más vistas en Turquía pertenecen a
empresarios cercanos al Gobierno.

En enero, Ankara demandó una cobertura más “patriótica” de la misión de Turquía


en la localidad siria de Afrin. El entonces primer ministro, Binali Yıldırım, se reunió
con los editores de diferentes medios de comunicación para ejercer presión.

El resto de 2018 transcurrió entre juicios y condenas a los periodistas acusados de


propaganda terrorista, algunos de los cuales llevaban ya 18 meses en prisión
preventiva. Varios informadores fueron condenados este año a cadena perpetua por
su trabajo, mientras que para otros se pidieron penas que rondan entre los ocho y
15 años de cárcel. El periodista turco-alemán Deniz Yücel fue puesto en libertad
después de un año en prisión, pero se enfrenta a una condena de 18 años.

En marzo se realizaron nuevas detenciones entre los trabajadores del diario pro-
kurdo Özgürlükçü Demokrasi, y se dictó sentencia contra más de 25 periodistas
acusados de apoyar al clérigo Fethullah Gülen, a quien Ankara considera artífice del
intento de golpe de estado de julio de 2016.

Uno de los juicios más esperados y más polémicos fue el del diario Cumhuriyet,
cuyos trabajadores se enfrentaban a penas de entre ocho y catorce años por apoyar
grupos terroristas. El ex editor jefe, Can Dundar, y el reportero Ilhan Tanir, ambos en
el exilio, serán finalmente juzgados por separado. Cumhuriyet es hoy en día uno de
los últimos medios independientes en Turquía. En julio, el diario se enfrentó a un
nuevo juicio en relación a su participación en los Paradise Papers (fondos de figuras
y empresas turcas en paraísos fiscales). Berat Albayrak, ministro de Economía y
yerno del presidente, denunció al periódico por la información que lo acusaba de
tener dinero en esos paraísos.

En este ambiente, y en medio de la extinción del periodismo crítico, se celebraron


las elecciones presidenciales de junio de 2018. Eran las primeras bajo el nuevo
sistema presidencialista, y como era de esperar los medios hicieron una campaña
totalmente sesgada. Se ignoraron las protestas que ocurrieron en diferentes partes
del país y el canal público TRT dedicó 68 horas al partido AKP de Erdoğan, mientras
INFORME ANUAL
2018
el principal partido opositor, el republicano CHP, recibió menos de siete horas. Otros
partidos apenas disfrutaron de unos minutos de antena.

Otro de los juicios más polémicos fue el de los periodistas del diario Zaman, que se
celebró finalmente en julio. Seis columnistas fueron sentenciados a entre ocho y diez
años y medio de cárcel, acusados de intentar derrocar al Gobierno, en lo que se
calificó como un juicio “kafkiano” y un veredicto político.

En octubre, el juicio contra el representante de Reporteros Sin Fronteras en Turquía,


Erol Önderoğlu, se retrasó por séptima vez en dos años. La nueva fecha prevista es
el 28 de enero. Önderoğlu se enfrenta a 14 años de prisión por “hacer propaganda
de una organización internacional” e “incitar al crimen” al participar en una campaña
solidaria con el periódico pro-kurdo Özgür Gündem.

Por si las presiones del Gobierno no fueran notorias, en julio, uno de los capos de
mafia turca amenazó de muerte a varios periodistas. En la Turquía de hoy el crimen
es hacer periodismo, y las pruebas son los artículos publicados por los periodistas.

La represión contra los medios en Turquía amenaza la libertad de prensa también


en la autodenominada República Turca del Norte de Chipre.

A pesar de que la libertad de expresión está garantizada por la Constitución en las


dos partes de la isla, en la práctica, el norte de Chipre se encuentra fuertemente
influenciado por la presencia de más de 30.000 soldados del ejército turco, que
limita la cobertura de los sucesos políticos.

A principios de año, el periódico Afrika fue atacado por manifestantes después de


que el presidente turco, Tayyip Erdoğan, calificase públicamente al diario como
“inmoral” por describir la ofensiva en la localidad siria de Afrin como “la nueva
ocupación de Turquía”.

UCRANIA

En Ucrania, aumentan las preocupaciones por los ataques a los medios de


comunicación de cara a las elecciones de 2019.

Puede que Ucrania no esté oficialmente en guerra con Rusia, pero las
consecuencias del conflicto no son sólo visibles en la población, también en los
medios de comunicación. En febrero, las oficinas de la web de noticias de
investigación Chetverta Vlada fueron atacadas en un intento por intimidar a los
periodistas locales. El ataque ocurrió tan sólo cinco días después del robo de los
servidores que alojaban la página. Chetverta Vlada es un portal especializado en
exponer casos de corrupción.

En mayo, el periodista ucraniano Kyrylo Vychynski, director de la agencia rusa RIA


Novosti en Ucrania, fue arrestado bajo cargos de alta traición. En las pruebas contra
Vychynski, acusado de hacer propaganda en apoyo de la anexión de Crimea en
2014, se incluyeron piezas de opinión escritas por otras personas y publicadas en la
web de RIA Novosti Ucrania.
INFORME ANUAL
2018
Por otro lado, tras un año de cautiverio en Donetsk (en el este del país, capital de los
separatistas que desafían al Gobierno de Kiev con el apoyo de Moscú), el periodista
Stanislav Aseyev “confesó” en agosto en el canal ruso de noticias Rossiya 24 haber
espiado para Ucrania, en línea con las acusaciones hechas por las autoridades de la
autoproclamada república de Donetsk. Reporteros Sin Fronteras teme que Aseyev
fuera presionado para hacer esas declaraciones y pide su puesta en libertad de
inmediato.

Los ataques a la libertad de prensa también han llegado desde la propia justicia
ucraniana. En septiembre, una corte de Kiev ordenó requisar el teléfono de la
periodista Natalia Sedletska para acceder a su registro de llamadas y mensajes y su
localización, violando así la confidencialidad de sus fuentes.

A esto se suma que el canal público de noticias, UA: Pershyi, dejó de emitir en
octubre en algunas zonas del país debido a falta de fondos. Precisamente la
transformación de la radio televisión ucraniana en un ente independiente fue uno de
los mayores éxitos de la revolución de 2014. Entre sus varios programas de
reportajes de investigación se encuentra Skhemy, especializado en la cobertura de
casos de corrupción de alto nivel. Su labor es más importante que nunca teniendo
en cuenta que la mayor parte de los medios se encuentran en manos de unos pocos
oligarcas.

Otra de las amenazas contra la liberta de prensa en Ucrania es la tentativa del


Parlamento de adoptar, de cara a las elecciones de 2019, un proyecto de ley que
introduciría penas de hasta tres años de prisión por difamación. Este tipo de leyes a
menudo se traducen en la autocensura de los periodistas por miedo a represalias
cuando escriben sobre temas sensibles.
INFORME ANUAL
2018
MAGREB - ORIENTE MEDIO

INTRODUCCIÓN MAGREB – ORIENTE MEDIO

Represión, censura y violencia en Oriente Medio y el Magreb

Una violencia atroz une a los países de ambas regiones árabes en una mortífera
sintonía, que hace que naciones con una historia, estructura y planteamientos
diferentes, acaben convergiendo.

Impedir el acceso y sobre todo que se difunda información transparente, rigurosa y


contrastada forma parte del acoso al que han sido sometidos durante este año los
profesionales, activistas e internautas que han trabajado en Oriente Medio y el
Magreb, arriesgando, la mayor parte de las veces, sus vidas. El año ha concluido
con 8 periodistas muertos: un saudí, dos sirios y cinco yemeníes; 10 de los 13
periodistas ciudadanos que han muerto en todo el mundo perdieron la vida en Siria
(ocho) y en Yemen (dos), y casi la mitad de los colaborados de medios en Siria
(uno) y en Yemen (uno).

Las guerras de Siria y Yemen, con bombardeos sobre la población civil, entre los
que también hay informadores; los enfrentamientos entre facciones del polvorín que
sigue siendo Libia; la represión institucionalizada de Irán, Egipto, todos los países
del Golfo, con especial mención para Bahréin y Arabia Saudí; la ya instalada y
escasamente combatida autocensura en países del Magreb como Marruecos,
Argelia o Túnez; y la impunidad, a menudo apoyada por la inacción de Occidente,
con la que se limita la libertad de expresión en los Territorios Ocupados y en Israel,
son algunas de las situaciones que, un año más, marcan el lamentable estado de la
libertad de expresión en Oriente Medio y el Magreb.

Las armas con las que cuentan los regímenes autoritarios y teocráticos también
coinciden y no son solo de fuego: Ley contra el terrorismo, Ley contra el cibercrimen
o contra delitos informáticos, Código Penal que incluye la pena de muerte por
atentar contra “la seguridad del Estado”, prohibición de ejercer el derecho a reunión
y asociación alegando causas de “traición a la patria, la bandera, la religión”… Las
personas que siguen creyendo en la libertad de expresión continúan intentando
difundir la información de sus investigaciones, de los hechos que contrastan o ven
con sus propios ojos para denunciar, pedir que se rindan cuentas y se asuman
responsabilidades. Lo hacen a través de las redes sociales, y, cuando son
censuradas y bloqueadas, buscan otras formas de seguir accediendo a ellas y de
compartir esos conocimientos. La complicidad de los periodistas ciudadanos, los
activistas, internautas y colaboradores de los medios crece cuanto más fuerte es la
represión de los regímenes y, más se recrudecen éstos, más se convierten en la
única fuente de información.

De los 171 periodistas encarcelados en el mundo 71 están en Oriente Medio y el


Magreb; también lo están 68 de los 148 periodistas ciudadanos y casi la mitad (7 de
16) de los colaboradores. El papel que juegan ya es imprescindible, porque los
periodistas extranjeros sufren las limitaciones de visados, autorizaciones y permisos
para ejercer su labor en estos países. A los profesionales locales se les intimida y
acosa cada vez más, y al final son las mismas personas que forman parte de las
INFORME ANUAL
2018
manifestaciones, las que sufren las consecuencias de las medidas económicas y
sociales restrictivas, las que pasan la información y dan acceso a las imágenes que
muestran lo que ocurre en realidad.

Un tuit, una entrada de Facebook, un comentario o un mensaje por alguna red social
están siendo motivo suficiente para que en todos los países de ambas regiones se
detenga de forma “provisional”, permaneciendo durante meses, a veces años, sin
que se conozcan los cargos y sin que se celebre el juicio. Es una realidad que ha
dejado de sorprender en países donde la represión es feroz, y donde visibilizar los
casos, hacer que se hable de cada persona que sea detenida o desaparecida,
permite al menos dar a conocer lo que está pasando para ejercer presión e intentar
cambiar la situación.

El caso de Jamal Khashoggi, periodista saudí exiliado en Estados Unidos, que entró
el 2 de octubre en el consulado de su país en Estambul para hacer un trámite que le
permitiera casarse con su prometida turca, y no volvió a salir, mostró la descarada
impunidad con la que Arabia Saudí dispone de la vida de sus ciudadanos. Fue
torturado, descuartizado y disuelto en una sustancia química por un operativo
presuntamente ordenado por el príncipe heredero Mohamed bin Salman Al Saud.
Unos meses antes, el príncipe había ordenado una campaña de detenciones contra
las activistas de derechos humanos y blogueras del país, que llevan años
reivindicando que se deje de considerar a las mujeres menores de por vida. Estas
detenciones contrarrestaron los avances que dio el país en los derechos de las
mujeres, como la histórica autorización para conducir de las saudíes. El país del
Golfo, líder de la coalición árabe en la ofensiva militar que ha provocando una crisis
humanitaria que afecta a la mitad de la población de Yemen, retiene en sus cárceles
a 28 periodistas e internautas; la mayoría no han sido juzgados y algunos ni siquiera
conocen los cargos de los que se les acusa.

Siria, uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, ha seguido
registrando este año la muerte de periodistas e internautas en bombardeos. El
régimen de Bachar al Assad ha recuperado dos terceras partes del territorio, por lo
que decenas de periodistas y activistas que colaboran con medios están en peligro,
pues llevan años denunciando las graves violaciones de derechos humanos
realizadas por el régimen en las zonas que ahora está siendo recuperadas, como
Quneitra, en la frontera con Israel, o Deraa, junto a Jordania. Los secuestros son un
arma de guerra en el país. El japonés Jumpei Yasuda fue liberado después de tres
años de cautiverio, pero quedan otros de los que apenas se tienen pruebas de vida.

La sisificación- en referencia al presidente Abdel Fatah Al Sisi- ya es una realidad en


Egipto, donde se confirmó la sentencia a 10 años de cárcel para el investigador,
experto en grupos yihadistas en el norte del Sinaí, Ismail Alexandri, que lleva tres
años encarcelado, y el fotógrafo Mohamed Abu Zeid, conocido como Shawkan, fue
finalmente condenado a cinco años de prisión, solo tres semanas antes de que
cumpliera esa misma pena, por lo que ahora se espera que no haya más excusas
para liberarle cuanto antes. El régimen de Abdelfatah Al Sisi anunció a finales de
año una nueva ley que obligará a los periodistas onlinea pagar por trabajar.
Cualquier web o blog que tenga más de 5.000 seguidores será considerado un
medio online, por el que se deberá pagar un registro que cuesta 33.000 euros. En
INFORME ANUAL
2018
caso de no obtener el registro tendrá que desaparecer o arriesgarse a ser multado
con entre 50.000 y 100.000 euros por incumplir la ley.

En Irán, las protestas antigubernamentales de principios de año se extendieron por


más de 100 ciudades, en las que la represión fue recogida por medios digitales que
sufrieron una fuerte censura. En especial, Majzooban Noor. También se decretó un
bloqueo total de Telegram, el servicio de mensajes que utilizan 40 millones de
personas en el país, y 15 años después de la muerte de la fotógrafa Zahra Kazemi,
detenida en las puertas de la cárcel por hacer fotografías a familiares de presos, no
se han asumido responsabilidades, ni se ha llevado a cabo una investigación
independiente.

La grave situación humanitaria en la que se encuentra sumida la mitad de la


población de Yemen apenas está siendo cubierta por los medios de comunicación.
De hecho, el movimiento hutí ha declarado una guerra abierta a los periodistas, a los
que considera más peligrosos que los aliados de la coalición árabe que encabeza
Arabia Saudí. El pasado año, ha muerto el periodista Anwar al Raka por inanición y
a consecuencia de las torturas a las que fue sometido tras ser secuestrado por los
hutís en un puesto fronterizo de la capital. Su delito: llevar un carnet de prensa.

En Bahréin, unos tuits sobre las condiciones de encarcelamiento que estaba


sufriendo y contra la ofensiva saudí sobre Yemen, han hecho que Nabeel Rajab sea
condenado a cinco años de prisión. Y ya son 15 los periodistas, internautas y
colaboradores a los que se les ha retirado la nacionalidad, desde 2012. Una medida
que el régimen de los Khalifa utiliza como arma intimidatoria. En cambio, en Irak
siguen siendo los secuestros y el bloqueo cada vez más amplio del acceso a
Internet los cauces con los que se ejerce la represión. La ola de protestas por casos
de corrupción, el desempleo y las precarias condiciones de vida a las que está
sometida gran parte de la población fueron el foco en el que se concentraron
muchos periodistas e internautas que acabaron figurando en listas, siendo
perseguidos e intimidados y que trabajaron bajo mucha presión.

El caos y la división que marcan la realidad de Libia han empeorado para los
periodistas extranjeros, que, tras el reportaje que publicó la CNN en noviembre de
2017 sobre los casos de esclavitud en los centros de migrantes subsaharianos, han
visto más restringido el acceso al territorio. Y también para los periodistas locales, ya
que con la aprobación del artículo 13 del Decreto número 555, la milicia Al Radaa,
conocida por reprimir y acosar a los periodistas y sus colaboradores, se ha
convertido al oeste del país en una unidad contra el crimen, la delincuencia y el
terrorismo, con amplios poderes para vigilar y actuar contra los que consideren que
desestabilizan el país. También en los Emiratos Árabes Unidos se ha creado, en
2018, una Fiscalía de Delitos de Tecnologías de la Información, que investiga y
enjuicia delitos, entre los que incluyen la expresión pacífica de opiniones.

En Marruecos, los efectos en los medios de la protesta Hirak en el Rif se han


apuntalado con la pena de 4 años de cárcel para Abdelkabir al Horr por “apología
del terrorismo” y la de Hamid El Mahdaoui, a 3 años de cárcel por haber grabado
una manifestación en Al Hoceima. También se ha confirmado el acoso judicial al
periodista Taoufik Bouachrine, condenado finalmente a 12 años de cárcel por un
caso de violencia sexual, tras un juicio a puerta cerrada plagado de irregularidades.
INFORME ANUAL
2018

En los Territorios Palestinos e Israel, se produjo una ofensiva por parte del Ejército
israelí por las movilizaciones que comenzaron a finales de marzo, en
conmemoración de la Gran Marcha del Retorno, en la que murieron dos periodistas
palestinos que iban identificados con chalecos y cascos en la Franja de Gaza, y
nueve resultaron heridos de diversa gravedad en las siguientes semanas.

ARABIA SAUDÍ

Existen claras líneas rojas que acotan la capacidad de acción y los movimientos de
los periodistas, activistas y defensores de los derechos humanos en Arabia Saudí
pero, como se ha podido comprobar este año con el caso Jamal Khashoggi, el
régimen carece de límites para ejercer la repression, llegando a cometer un
asesinato fuera de sus fronteras.

La conmoción expresada por la comunidad internacional, incluso por altos


mandatarios que tampoco son ejemplo de defender los derechos humanos, no ha
llegado a cuestionar la contundencia con la que la familia de los Al Saud gobiernan
el país, la inmunidad innata a la que nadie puede enfrentarse, hagan lo que hagan.

Al final de 2018, había 28 periodistas e internautas encarcelados; muchos de ellos


no conocen el delito que se les atribuye y todos pasan por un largo período de
prisión preventiva a la espera de un juicio en el que se cometen irregularidades y en
el que se acaban dictando sentencias sumarias. El rey Salman bin Abdulaziz Al
Saud sigue formando parte de la lista de “depredadores” de RSF, quien al suceder a
su hermano Abdallah en la autocracia medieval que rige el país, también heredó la
hostilidad hacia la libertad de expresión.

Siete años después de que el Ministerio del Interior prohibiera las concentraciones
públicas, incluidas las manifestaciones pacíficas; de comprobarse que en los dos
años de ejecución de la Ley de Asociaciones no se ha creado ninguna organización
independiente de derechos humanos en el país; y de que se haya cumplido el primer
año de aplicación de la nueva Ley Antiterriorista, que incluye la pena de muerte por
delitos de “terrorismo” sin que exista una definición clara del término, el régimen
saudí ha alcanzado la represión absoluta contra periodistas e internautas, ante la
inacción de Occidente.

RSF se ha unido a siete organizaciones de derechos humanos para hacer un


llamamiento a Arabia Saudí para que adopte ocho medidas concretas que terminen
con la grave violación de los derechos humanos de la población, que incluye la
persecución, encarcelamiento y torturas hacia los profesionales de la comunicación.
El mensaje también se dirigió a los líderes de los 20 países más poderosos del
mundo que se reunieron en Argentina para una cumbre de dos días, pidiéndoles que
no normalicen sus relaciones con el régimen saudí hasta que no se obtengan
concesiones importantes respecto a la libertad de prensa. Era la primera aparición
del príncipe Mohammad bin Salman desde el asesinato del periodista Jamal
Khashoggi, que presuntamente él mismo ordenó. Khashoggi fue torturado hasta la
muerte en el consulado de Arabia Saudí el 2 de octubre, cuando intentaba hacer un
trámite burocrático para casarse con su prometida turca.
INFORME ANUAL
2018
Era un reconocido periodista, que trabajó para varios periódicos en árabe e inglés,
incluido Okaz, y fue redactor jefe del diario Al Watan. En diciembre de 2016, las
autoridades saudíes le denunciaron después de que criticase al presidente de
Estados Unidos, Donald Trump. Seis meses después, decidió exiliarse e instalarse
en ese país para convertirse en columnista de The Washington Post.

También se ha creado una coalición de 160 organizaciones que pide a la ONU que
se realice una investigación independiente y que el régimen saudí asuma su
responsabilidad por el asesinato de Khashoggi.

Uno de los casos más emblemáticos de la represión de los Saud es el del bloguero
Raif Badawi, condenado en 2014 a diez años de cárcel y a 1.000 latigazos por
“insultar al islam”. No podrá abandonar el país en los siguientes diez años tras
cumplir la condena y deberá pagar una multa de un millón de rials (226.000 dólares).
A pesar de los esfuerzos por visibilizar la situación de Badawi, no se ha logrado
avanzar durante este año en ningún aspecto.

El nombramiento del príncipe heredero Mohammed bin Salman, conocido como


MBS, se observó como un posible proceso paulatino hacia la apertura, porque
aboga por un islam más moderado (ha permitido que 30 años después vuelvan a
proyectarse películas de Hollywood en el país), y lideró los cambios que han
otorgado visibilidad a las mujeres, levantando el veto para que puedan conducir,
autorizándolas a crear su propia empresa, a formar parte del ejército o a ir al teatro y
a los estadios, pero el ministro de Defensa más joven del mundo (tiene 33 años)
también lanzó este año una fuerte campaña contra las activistas de los derechos de
las mujeres, con las que no quiere compartir el reconocimiento internacional de los
cambios. Desde que Bin Salman se convirtió en príncipe heredero, se ha doblado el
número de periodistas y blogueros encarcelados en el país.

Tres mujeres: una periodista, una columnista y una bloguera fueron encarceladas
sin que hubiera ningún cargo contra ellas. Eman al Nafjan es una bloguera que
escribía sobre política y derechos de las mujeres. La detuvieron en mayo
acusándola de amenazar “la seguridad y estabilidad” del reino, y los medios saudíes
aseguraron que era una “traidora”. Al concluir el año, sigue esperando ser juzgada.

Los periodistas son espiados y utilizados para llegar hasta disidentes al régimen,
cuando no ejercen la autocensura por las amenazas de ser encarcelados acusados
de traición. Este sistema es el que hace que muchos permanezcan en silencio.
Cuando desapareció Khashoggi, el régimen recordó a los saudíes que la Ley de
Crímenes Electrónicos permite encarcelar durante 5 años a los que “difundan
rumores o noticias falsas”.

Al mismo tiempo, el régimen difundió hashtags en Twitter en los que se apuntaba


que cualquier crítica al reino saudí es una traición o una falta de patriotismo. “Todos
somos Salman y Mohammad”, refiriéndose al rey y al príncipe heredero; “El reino
saudí rechaza las amenazas”, o “Parad a los enemigos de la patria”, son algunas de
las entradas que se difundieron miles de veces en las redes sociales.

El periodista Saleh al Shehiwas acusó a la familia real de corrupción y nepotismo en


televisión en diciembre de 2017 y dos meses después fue condenado a cinco años
INFORME ANUAL
2018
de prisión por “insultar a la corte real”. Dos columnistas, el economista Essam al
Zamel y el académico Abdullah al Malki, están siendo juzgados por compartir
informes y por los análisis a menudo críticos sobre la situación política y económica
del país.

Loujain Al- Hathloul, Aziza Al-Youssef, Nassema al Sadah (o Nassima al Sada), y


Nouf Abdulaziz al Jerawi, fueron detenidas de forma arbitraria sin conocer de qué se
les acusa, durante meses. Son tres mujeres activistas por los derechos de las
mujeres que, como muchos otros detenidos, se enfrentan a una posible pena de
muerte en un juicio injusto ante el tribunal contra terrorismo, cuando lo que hicieron
fue ejercer sus derechos a la libertad, la asociación o la asamblea.

El periodista Saleh El Shihi desapareció en diciembre de 2017 y no fue hasta febrero


cuando su familia supo que estaba detenido, al conocer que había sido condenado a
cinco años de cárcel. En cambio, de Turad Al Amri, quien desapareció en noviembre
de 2016, tras haber publicado unos tuits condenando las medidas drásticas contra la
prensa saudí y el bloqueo de medios online, aún no se tienen noticias.

La pista de Fayez ben Damakh, un conocido poeta y periodista se perdió en


septiembre de 2017, cuando estaba a punto de lanzar un canal de noticias en
Kuwait. Según los medios locales, fue secuestrado y extraditado a Arabia Saudí, sin
que todavía haya una confirmación oficial de lo ocurrido.

Y el escritor y periodista ciudadano yemení Marwan Al-Muraisy, establecido en


Arabia Saudí desde 2003, permanece incomunicado desde el 1 de junio. Tiene más
de 100.000 seguidores en Twitter y es posible que fuera detenido por algún
comentario en Internet relacionado con algún activista, intelectual o periodista
detenido.

En 2018, seguían cumpliendo sus condenas el periodista Alaa Brinji, redactor de Al


Sharq, El Bilad y Okaz; Waleed Abu al Khair, fundador del Observatorio de
Derechos Humanos en Arabia Saudí, y Fadhel al Manafes, periodista ciudadano y
defensor de derechos humanos, que no podrán salir de prisión hasta 2029; Nazir al
Majid, escritor y periodista para Al Hayat y Al Sharq, entre otros; Saleh al Shehi,
periodista de Al Watan; Ali Al Omari, fundador del canal de televisión 4Shabab;
Malek al Ahmad, director de varios medios, fundador de Al Mohayed (El Imparcial);
Mohamed Saud al Bishar, reportero y columnista, para medios como el diario saudí
Twasul; el empresario y columnista de varios medios, entre ellos Okaz, Jamil Farsi; y
el bloguero y predicador reformista Salman al Awdah (o Salman Ouda), que fue
condenado a muerte en septiembre por 37 cargos, entre los que figuran “encabezar
un grupo terrorista” e “incitar a la opinión pública a oponerse al líder” del país.

ARGELIA

Los casi 20 años de Abdellaziz Bouteflika en la presidencia del país marcan el


control de unos medios argelinos que, en el Magreb, siempre se caracterizaron por
la crítica, la calidad de sus investigaciones y la capacidad de poner en cuestión los
aspectos tanto económico y sociales como políticos a los que se enfrentan los
ciudadanos.
INFORME ANUAL
2018
Las elecciones presidenciales de 2014 marcaron un fuerte acoso a la libertad de
expresión, y en las de 2019 es previsible que mantengan el control de los cada vez
más escasos y acotados, en lo económico y lo judicial, medios críticos con el
régimen de los generales.

A la vez que se normaliza el férreo control, el régimen proporciona algunos gestos


para mantener una mínima imagen de libertad de expresión de cara exterior. El 9 de
noviembre los periodistas Abdou Semmar, redactor jefe de Algérie Part, y Merouane
Boudiaf, colaborador del mismo medio, fueron puestos en libertad condicional con
cargos por difamación, tras una audiencia de diez horas en un tribunal de Argel.
Llevaban detenidos desde el 25 de octubre de 2017. En cambio, Adlène Mellah,
director de los espacios Algérie Direct y Dzair Press, detenido al mismo tiempo que
Semmar y Boudiab, sigue en prisión.

Pocos días después de que Bouteflika comenzara la campaña electoral con un


mensaje dirigido a la nación por la fiesta nacional del 1 de noviembre, Said Chitour,
colaborador de medios internacionales como la BBC o The Washington Post, fue
puesto en libertad, tras 16 meses encarcelado. Los Servicios de Inteligencia le
detuvieron en el aeropuerto internacional de Argel acusándole de haber violado el
artículo 65 del código penal (que puede conllevar la cadena perpetua) por tener
contactos con servicios de inteligencia extranjeros. Ha cumplido la pena completa de
cárcel que le impuso un tribunal de Argel, pero todavía tiene prohibido ejercer su
profesión durante un año.

Los periodistas argelinos son acosados también por sus propios compañeros de
profesión. Es lo que les ocurrió a Semmar, Boudiaf y Mellah, con el acoso mediático
de su caso en el canal de televisión Ennahar, propiedad de Anis Rahmani, que es
uno de los denunciantes. Este medio difundió elementos de la investigación
preliminar, que supuestamente eran confidenciales hasta no ser presentados ante la
oficina del fiscal. Ennahar TV ha violado el artículo 56 de la Constitución y los
convenios internacionales ratificados por Argelia en materia de libertad de prensa,
gozando de una completa impunidad por parte de las autoridades.

A pesar de las campañas en el exterior para visibilizar la situación del bloguero


Touati Merzoug, a finales de mayo fue condenado a diez años de cárcel y una multa
de 360 euros por un tribunal de Béjaia. Tras un año de prisión provisional, fue
acusado de tener “relaciones cómplices con una potencia extranjera” por una
entrevista que hizo por Skype y que publicó en una red social el 9 de enero de 2017.
El diplomático israelí al que entrevistó afirmó que existe una oficina israelí en Argel
desde la década de los noventa. En julio, Merzoug emprendió una huelga de hambre
para protestar contra la desproporcionada sentencia que le han impuesto. La
condena fue recurrida en junio y se le rebajó a 7 años.

BAHRÉIN

Siguiendo los pasos de Arabia Saudí, el país más pequeño del Golfo Pérsico
mantiene una férrea política represora hacia los periodistas, y sobre todo hacia los
blogueros y activistas de derechos humanos que desde las revueltas de 2011 no
han dejado de intentar alzar la voz.
INFORME ANUAL
2018
La mayoría chií está gobernada por una minoría suní, bajo el control absoluto de la
familia Al Khalifa. Las reivindicaciones siguen siendo las mismas siete años
después: la histórica discriminación a la que es sometida la comunidad chíi y una
reforma política que lleve a una apertura hacia la democracia. El rey Hamad bin Isa
Al Khalifa es uno de los “depredadores” de la lista de RSF desde hace veinte años,
por haber sometido a un hostigamiento incesante a periodistas, fotógrafos y
blogueros, y permitir que puedan ser condenados a cadena perpetua o a usar como
método disuasorio, para que se conviertan en profesionales dóciles, la retirada de la
nacionalidad.

Nabeel Rajab, detenido en junio de 2016 y condenado a cinco años de cárcel por
haber publicado unos tuits criticando las condiciones de una cárcel en Bahréin y la
intervención liderada por Arabia Saudí en Yemen, es un ejemplo de la persecución
sistemática a la que son sometidos los activistas de derechos humanos que
colaboran con medios de comunicación.

Más de 50 organizaciones, entre las que figura RSF, han escrito una carta a las
autoridades bahraníes para que liberen a Rajab y se retiren los cargos que hay
contra él. También piden una investigación independiente e imparcial sobre el
maltrato recibido por Rajab en la cárcel. Los cinco años a los que fue condenado, en
febrero de 2018, se añaden a la sentencia de otros dos años por criticar a las
autoridades del país en entrevistas en televisión, que data de julio de 2017.

A Hassan Mohammed Qambar, un fotógrafo independiente, que en 2011 colaboraba


con Russia Today Arabic y con Ruptly, le acusaron de haber “quemado ruedas
provocando daños en una torre eléctrica”, “haber causado disturbios y caos” y de
“pertenecer a una organización terrorista”, a pesar de que, como pudo averiguar
RSF, los interrogatorios a los que fue sometido versaron sobre su trabajo como
fotoreportero. Ha sido condenado a más de 100 años de cárcel.

Entre abril de 2011 y febrero de 2012, fue encarcelado acusado de vandalismo y de


difundir noticias falsas. Cuando recuperó la libertad reanudó su trabajo. La Agencia
de Seguridad Nacional empezó a perseguirle. Su casa fue asaltada en más de 60
ocasiones, hasta que fue detenido de nuevo, a mediados de 2018.

Desde 2012, se ha retirado la nacionalidad a un total de 579 personas, entre ellas a


15 periodistas y ciudadanos periodistas que se encuentran en prisión por haber
realizado su trabajo. Ahmed Al Mousawi fue detenido en 2014, cuando estaba
haciendo fotos a una manifestación antigubernamental y sentenciado en noviembre
de 2015 a diez años de cárcel y a la pérdida de la nacionalidad.

En el caso del periodista Mahmoud Al Jaziri y el bloguero Ali Al Maaraj, se les retiró
la nacionalidad en octubre de 2017, durante un juicio político junto a otras cinco
personas alegando que pertenecían a una célula terrorista. Al Jaziri, que trabajaba
en Al Wasat, un periódico que en 2017 era próximo a las autoridades, fue
condenado a 15 años de cárcel. Y Al Maaraj, que ya había pasado más de dos años
en prisión por “insultar al rey” y “abusar de información tecnológica”, a cadena
perpetua.
INFORME ANUAL
2018
Bahréin no ha firmado la Convención de Naciones Unidas de Reducción o Retirada
de la Nacionalidad (1961), pero sí que ha rubricado la Carta árabe de Derechos
Humanos en la que se especifica: “todo el mundo tiene derecho a tener una
nacionalidad; a nadie se le puede arrebatar de forma arbitraria o ser privado fuera de
la ley de su nacionalidad”.

Por el momento, las autoridades bahreníes han convertido la acción de retirar la


nacionalidad en un arma de represión, sin tener en cuenta las graves consecuencias
que conlleva tanto para la persona afectada, que queda completamente
desprotegida, como para su familia.

Esa es la razón por la que cada vez hay más profesionales que optan por el auto
exilio. A Ali Abdel Iman, fundador de la web de noticias BahreinOnline; Abbas
Busafwan, presentador de televisión, y el bloguero Hussein Yousef les retiraron la
nacionalidad en enero de 2015, sin que fuera ni siquiera necesario que pasaran por
un juicio, porque hay una enmienda de 2014 que permite al Ministerio del Interior
retirar la nacionalidad a quien se considere que ha ayudado “al enemigo del Estado”,
o cuya lealtad a Bahréin sea cuestionable. Un castigo que afecta también a los hijos
de la persona a la que se quita la nacionalidad, por lo que el hijo de Ali Abdel Iman
nació apátrida en Reino Unido.

EGIPTO

El periodismo independiente está muriendo en Egipto. Lo que algunos periodistas


califican como la sisificación de los medios, en referencia al presidente Abdel Fatah
Al Sisi, es la vuelta a la peor represión de la libertad de expression, con el añadido
de que los militares están ejerciendo un control bajo la premisa de que en Egipto el
mero hecho de ejercer el periodismo se convierta en un delito.

La represión absoluta no se limita a momentos concretos, como podía pasar durante


la época de Hosni Mubarak, sino que se ha armado con leyes que no dejan ningún
resquicio para la crítica. El año en el que Sisi ha sido reelegido con el 97% de los
votos -en un proceso electoral plagado de irregularidades, calificado por la oposición
como “una mascarada”-, y en el que su único rival, Musa Mustafa Moussa, era su
aliado (hizo público que era partidario del president), se cerró con el anuncio de una
nueva ley de prensa por la que los periodistas tendrán que pagar para trabajar.

Los periódicos online tienen que solicitar un registro y para las webs que han sido
bloqueadas será casi imposible conseguirlo. Los artículos 34 y 36 de esta nueva
norma estipulan que deben depositar en una cuenta bancaria 33.000 euros y que es
necesario un depósito inicial de 2.450 euros. Unas cantidades completamente fuera
del alcance del nivel de vida del país e inasumibles para las webs independientes.

En caso de no solicitar el permiso en un tiempo muy breve, se enfrentan a multas


que van desde los 50.000 a los 150.000 euros. La web Marryat ya ha suspendido
sus actividades, mientras estudia posibles gestiones legales para enfrentarse a esta
nueva situación. No quieren arriesgarse a ser multados y perder la posibilidad de
seguir trabajando.
INFORME ANUAL
2018
La coercitiva ley también plantea, en el artículo 19, que cualquier web personal, blog
o red social que tenga más de 5.000 seguidores será considerada un medio de
comunicación. El Consejo Supremo para la Regulación de los Medios es el
encargado de bloquear o suspender las cuentas personales si considera que
publican “noticias falsas”.

Para los periodistas que han intentado ejercer su profesión en Egipto, el año ha
estado marcado por las detenciones arbitrarias, los interrogatorios, la desaparición,
juicios sin garantías, el cierre o bloqueo de medios online, y la sensación de que la
gravísima situación sigue yendo a peor.

El 24 de diciembre, el periodista Ismail Alexandrani supo que la condena de 10 años


de cárcel se mantiene. Se le acusa de “divulgar secretos de Estado” y “pertenecer a
un grupo prohibido” y lleva más de tres años en prisión preventive, a pesar de que la
duración máxima de la misma son dos años. Detenido el 29 de noviembre de 2015
en el aeropuerto de Hurghada, es un conocido investigador especializado en los
grupos yihadistas del norte del Sinaí, y se ha mostrado siempre muy crítico con el
Gobierno egipcio y con el papel del ejército en la política. En 2016, fue candidato al
premio Libertad de Prensa de RSF, escribía para MadaMasr (un medio online
censurado desde mayo de 2017), Saflir Arabi, Al Jazeera English y Orient XXI.

En Egipto se ha duplicado el número de periodistas y periodistas ciudadanos


encarcelados, en relación al barómetro del año pasado, lo que indica el aumento de
la desprotección. El Grupo de Detenciones Arbitrarias de la ONU ha reconocido que
Hisham Gaafar, detenido en octubre de 2015 por “pertenecer a un grupo prohibido”,
y cuyo estado de salud es delicado, es uno de ellos. La alusión a un “grupo
prohibido” se refiere a los Hermanos Musulmanes, que lideraban el gobierno que fue
derrocado por los militares con un golpe de estado, en 2013. En el caso de Gaafar,
las autoridades egipcias incumplen la Convención Internacional de Derechos Civiles
y Políticos ratificada por el país árabe, porque el periodista necesita urgentemente
ser operado.

También se ha superado el plazo de prisión preventiva en caso de Mahmoud


Hussein Gomaa, un periodista egipcio de la televisión Al Jazeera que ha completado
su segundo año en la cárcel acusado provisionalmente, porque no ha pasado aún
por un juicio, de incitar al odio, publicar noticias falsas y pertenecer a una
organización prohibida.

En diciembre, el bloguero Wael Abbas y el realizador de documentales Momen


Hassan fueron liberados provisionalmente, porque no se les han retirado los cargos,
tras pasar más de siete meses en la cárcel acusados de estar conectados con el
conocido como Caso 441, con el que las autoridades se refieren a la existencia de
“células mediáticas de los Hermanos Musulmanes” y cuya acusación es la “afiliación
y apoyo a un grupo terrorista y difusión de noticias falsas”.

Pero, el caso que está recibiendo una de las mayores movilizaciones, y que con más
virulencia se están comportando las autoridades egipcias es el de Mahmoud Abou
Zeid, un fotoperiodista conocido como Shawkan, que el 14 de agosto cumplió cinco
años en prisión. Tres semanas antes, un tribunal le condenó a cinco años de cárcel,
por lo que el fiscal asegura que saldrá a mediados de febrero de 2019. Shawkan,
INFORME ANUAL
2018
Premio UNESCO-Guillermo Cano 2018, fue detenido cuando estaba cubriendo lo
que se convirtió en la matanza de Rabaa, una protesta multitudinaria a favor del
depuesto gobierno de los Hermanos Musulmanes, que se dispersó con tanta
violencia que hubo más de 800 muertos. Le acusaron de intento de asesinato,
pertenencia a un grupo ilegalizado, participación en una manifestación ilegal y de
posesión de armas, cuando lo único que tenía en las manos era su cámara.

El último medio víctima de la represión oficial ha sido el diario Al Mesryoon (“Los


egipcios”) cuya redacción fue tomada por las fuerzas de seguridad y que ha
quedado bajo la tutela de Akhbar El Yom, que fue lo mismo que le ocurrió a este
último periódico, cuando lo asignaron a Daily News Egypt. El Sindicato de
Periodistas se ha convertido en una instancia progubernamental, por lo que no
queda la posibilidad de unirse en un frente común.

Ratificada el 18 de agosto, la Ley de cibercrimen impone medidas restrictivas


draconianas a los derechos digitales, autoriza la vigilancia masiva de
comunicaciones y legaliza el método del Gobierno de la censura online, que
comenzó en la primavera de 2017 y que ha permitido que se bloqueen más de 500
páginas de Internet, incluida la de RSF. Una ley que viola el artículo 57 de la
Constitución egipcia, en la que se protege la privacidad y las garantías de
confidencialidad del correo.

Los blogueros han estado especialmente en el punto de mira de las autoridades este
año. Es el caso de Shadi Abu Zeid, popular por sus vídeos satíricos seguidos por
miles de personas en las redes sociales, incluida una famosa broma sobre el gasto
de la policía egipcia, en enero de 2016. Formaba parte del equipo de Abla Fahita,
una comedia de televisión suspendida por ser demasiado atrevida. Le detuvieron el
6 de mayo bajo la sospecha de “publicar mentiras” y “pertenencia a un grupo
ilegalizado”, a pesar de que los Hermanos Musulmanes son el centro de sus críticas.
Otro caso es el de Sherif Gaber, detenido en el aeropuerto el 2 de mayo. Había
empezado un blog, tras llevar años exponiendo sus ideas en las redes sociales. Le
acusan de defender el ateísmo. Y el bloguero Mohamed Radwan Mohamed, más
conocido como Mohamed Oxygen, está detenido desde el 6 de abril por sus
entrevistas con el público y con figuras conocidas sobre temas políticos y sociales,
que le han hecho ganar cientos de miles de seguidores en Facebook y Youtube.

A pesar de la presión a los periodistas extranjeros, con la amenaza constante de


que se les retire la acreditación o de que no se les facilite el permiso de grabación
(para trabajar en la calle), que deben renovar cada mes a pesar de ser
corresponsalías permanentes, el Gobierno se concentra en el control de los medios
nacionales. Adel Sabry, director del diario digital Masr al Arabiya, está recluido
desde el 3 de abril, cuando miembros de las fuerzas de seguridad cerraron las
oficinas de su medio argumentando que estaba operando ilegalmente, porque no
tenía licencia del Servicio de Información del Estado (SIS), un trámite que ni siquiera
existe. Masr al Arabiya fue multada con 50.000 libras egipcias (2.300 euros) el 1 de
abril por reproducir información de un artículo de The New York Times sobre
presuntas irregularidades durante las elecciones. Mohamed el Sayed Salah, director
del diario Al Masry Al Youm, fue despedido por la gerencia del periódico el 4 de abril,
después de que el medio fuera multado con 150.000 libras egipcias (7.000 euros) y
INFORME ANUAL
2018
de verse obligado a modificar un titular, en su edición del 29 de marzo, sobre los
incentivos utilizados para que los egipcios voten.

La fobia mediática actual ha llevado a detener, durante 15 días, a dos periodistas


que hacían un reportaje sobre el encanto de los viejos tranvías de Alejandría, como
sospechosos de terrorismo y de poseer “equipo fotográfico” que podría utilizarse
para difundir “noticias falsas”. El país es una enorme cárcel para los periodistas, y
los medios de comunicación que se atreven a ejercer la profesión son considerados
el enemigo.

La involución es alarmante porque, a finales de 2012, había un bloguero en la cárcel


acusado de blasfemia y un conocido activista, Alla Abdel Fattah, había pasado unos
meses en prisión el año anterior, pero cinco años después Abdel Fatah está de
nuevo entre rejas, ya lleva tres años, y le acompañan al menos 30 periodistas
egipcios detenidos mientras informaban o investigaban.

Por si no fuera suficiente que prácticamente solo queden medios estatales o


privados que han sido adquiridos por grupos empresariales vinculados a los
servicios secretos, la fiscalía estableció, a mediados de marzo, líneas telefónicas
para que la población denuncie “informaciones falsas” de los medios. Y las
autoridades llegaron a reconocer a principios de año haber ordenado el boicot a
medios extranjeros como la BBC, exigiendo a funcionarios del Gobierno y miembros
de la élite egipcia que no concedan entrevistas.

EMIRATOS ÁRABES UNIDOS

La arbitrariedad con la que las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos (EAU)
limitan la libertad de expresión y de asociación ha marcado un año más los escasos
intentos de informar sobre lo que ocurre en el país.

Como muchos otros Estados, los EAU utilizan la Ley contra el terrorismo (2014) para
incluir la labor de los informadores, activistas y defensores de derechos humanos,
cuyas críticas se convierten en “amenazas contra la seguridad del Estado” o en
“incitación al odio y el caos”. En respuesta a la difusión en redes sociales de las
revueltas árabes que comenzaron a finales de 2010 y el efecto que tuvieron sobre
diferentes países, las autoridades emiratíes aprobaron, en 2012, una Ley de Delitos
Informáticos que es la que está permitiendo que, por publicar un tuit o escribir una
entrada en Facebook, se condene a sentencias muy duras, que incluyen multas
imposibles de pagar para un ciudadano medio.

Con la creación de la Fiscalía de Delitos de Tecnologías de la Información, para


investigar y enjuiciar delitos que incluyen la expresión pacífica de opiniones, las
autoridades pueden bloquear páginas web y ejercer un control minucioso de las
cuentas en redes sociales personales y profesionales.

La evolución negativa hacia la institucionalización de la censura contrasta con la


libertad de expresión que recoge la Constitución, que ya en los años ochenta una ley
comenzó a restringir, obligando a que todo lo que se publicase pasase por un censor
si había críticas a las políticas nacionales, la economía, la familia gobernante, la
religión o las relaciones de los EAU con sus aliados.
INFORME ANUAL
2018

En mayo, el conocido bloguero y defensor de los derechos humanos Ahmed


Mansoor fue condenado a 10 años de cárcel, al pago de 1 millón de dírhams
(233.000 euros) y a una orden de vigilancia de tres años a partir de su liberación. Se
le acusa de haber criticado las políticas del país. Detenido en marzo de 2017, ha
pasado más de un año en prisión preventiva a la espera del juicio. Anteriormente,
había sido sentenciado a tres años de cárcel en 2011 por “usar internet para insultar
a los EAU y a sus líderes”. Fue perdonado ese mismo año, pero se le prohibió
abandonar el país.

El 13 de diciembre, el periodista jordano Tyseer al-Najjar completó los tres años de


cárcel a los que fue condenado por atacar el “prestigio y la reputación” del Estado,
en publicaciones de Facebook. Al-Najjar trabajaba desde abril de 2015 para el
periódico emiratí Dar, cuando se le aplicó el artículo 29 de la Ley de Cibercrimen.
Además de la pena de cárcel, se le impuso una multa de 115.000 euros que no ha
podido pagar, y que, según la ley, le obligará a estar otros seis meses extra en
prisión. A Al-Najjar le detuvieron en el aeropuerto, cuando se disponía a regresar a
casa. Su familia no supo dónde estaba retenido, ni se le permitió ver a un abogado
hasta más de un año después de su detención.

En una carta dirigida al ministro de Asuntos Exteriores emiratí, RSF y Human Rights
Watch han pedido a las autoridades de los EAU que liberen a Al-Najjar, porque no
puede pagar la elevada suma de la multa.

IRAK

Quince años después de la ofensiva estadounidense contra el régimen de Saddam


Hussein, el país sigue siendo uno de los más peligrosos para los periodistas. El
acceso a los visados es siempre un proceso largo y tedioso, pero en las elecciones
parlamentarias de mayo se permitió el acceso, dejando la responsabilidad a los
profesionales de lo que les pudiera pasar al trabajar en según qué zonas. Para los
periodistas extranjeros, el apoyo de los fixer (la persona que traduce y colabora en la
producción y logística del trabajo), es casi imprescindible para intentar reducir al
máximo la inseguridad.

Los periodistas están en el objetivo de los francotiradores de las milicias pro-


gubernamentales, así como de las milicias de la oposición, entre las que se incluye
al autodenominado Estado Islámico. Y los periodistas iraquíes están obligados a
trabajar en un entorno muy politizado y, a menudo, son utilizados como herramienta
política.

Además de los enfrentamientos políticos, la prensa cubre la grave situación socio-


económica del país y los casos de corrupción que siempre suponen una amenaza
mayor para una clase política muy alejada de la crítica democrática.

Las detenciones e intimidaciones contra periodistas en Internet crecieron motivadas


por la ola de protestas de julio. Ahmad al Abdi, redactor jefe de la oficina de Dijlah
TV en la ciudad de Nayaf (160 kilómetros al sur de Bagdad) y dos de sus cámaras
fueron agredidos con gases lacrimógenos, insultados y amenazados, a pesar de ir
INFORME ANUAL
2018
correctamente identificados como periodistas. Acabaron detenidos durante tres
horas, mientras cubrían las protestas en el aeropuerto de Nayaf, el 13 de julio.
Le ocurrió lo mismo al corresponsal de Al Nujaba TV, Isaa Al Atwany, cuando cubría
las protestas por el desempleo, la corrupción y la pobre gobernanza de Babil, al sur
de Bagdad, al ser atacado por la policía. Llegaron a romperle un brazo y luego se
disculparon, en un gesto inusual.

Muchos periodistas han recibido mensajes de advertencia, “avisos”, o amenazas


claras y directas por parte de las fuerzas de seguridad o de las milicias pro-
gubernamentales. Es el caso del reportero Haydar Sakleh, de Asia Sat, cuando fue
detenido junto con su fotógrafo brevemente por los miembros de la milicia chíi
progubernamental, Asaib Ahl Al Haq, durante las manifestaciones de Najaf. Les
obligaron a firmar un documento en el que se comprometían a dejar de cubrir las
protestas. Un requisito al que se sometió a al menos otros cuatro periodistas durante
esos días, según la ONG que defiende a periodistas Observatorio de Libertades
Periodísticas (JFO, en sus siglas en inglés). Sakleh también sufrió lo que él relató
como un ataque premeditado, al lanzar la policía una granada contra él, cuando
esperaba fuera de la oficina del gobernador, identificado como periodista, para
entrevistarle. Tuvo que ser sometido a una operación por las heridas que la
explosión le causaron en la oreja.

La policía trabajó esos días con listas de periodistas locales y nacionales a los que
vigilaba de cerca, mientras estaban trabajando; les llegó a perseguir hasta sus
casas, como aseguró que le ocurrió a Haider Hadi, uno de los pocos periodistas
independientes de la ciudad chií de Karbala (100 kilómetros al suroeste de la capital
iraquí).

A mediados de julio, el acceso a Internet quedó bloqueado, siendo imposible


conectarse a las redes sociales durante días, y con un acceso parcial y muy lento a
la red por las tardes. Los periodistas tuvieron que trabajar a través de VPN y sin
poder publicar en tiempo real lo que estaba pasando en las calles. La explicación
oficial fue: “por razones de seguridad y después de que los manifestantes hubiesen
abusado de las redes sociales”.

Es la primera vez, desde la ofensiva de 2003, que Irak se veía sometida a una
desconexión tan masiva. Desde el exilio, el periodista Oday Hatem, que dirige en
Francia la Asociación de Defensa de la Libertad de Prensa, explicó: “El objetivo
principal es ser capaces de terminar con las manifestaciones sin ser vistos y
restringir la cobertura de los medios internacionales lo máximo posible”.

También hubo un caso de detención breve, a modo de advertencia, a un periodista


que investigaba en Falluja un caso de corrupción para la televisión Sharqeya, un
canal que según JFO intentó cerrar el gobernador de Al Anbar, en diciembre de
2017, por estar dirigido por su rival político, el empresario Saad Al Bazzaz. Le
ocurrió algo similar a Hossam Al Kaabi, un reportero de Nayaf, acosado
repetidamente por su cobertura de un caso de corrupción en el que está implicado el
antiguo equipo directivo del aeropuerto local. El silencio del canal NRT se logró al
tener que cerrar por razones financieras, por no poder asumir los 15 millones de
dinares (10.745 euros) como fianza por la orden de arresto contra Al Kaabi.
INFORME ANUAL
2018
Las graves violaciones contra la libertad de la prensa siguen teniendo un foco
particularmente virulento en el Kurdistán iraquí. En el quinto aniversario de la muerte
del editor Kaza Germyani, aún no se ha logrado que se reabra el caso para aclarar
responsabilidades y que la violencia contra los periodistas no quede impune. Editor
de la revista Rayal, a Germyani le dispararon al salir de su casa en la ciudad de
Kalar, suroeste del Kurdistán iraquí, mientras investigaba la corrupción política y tras
haber recibido amenazas del partido en el poder, la Unión Patriótica del Kurdistán
(PUK) en la región de Sulaymaniyah. La familia pidió en vano que se investigara a
dos oficiales del PUK, que le aseguraron que “pagaría con el precio más alto la
publicación de sus reportajes”. El caso se resolvió con la sentencia a cadena
perpetua, en 2015, de un hombre que confesó el crimen, a pesar de que se retractó
en varias ocasiones.

Durante la última década, siete periodistas han sido asesinados en el Kurdistán


iraquí a manos, según sus familiares, de maleantes u oficiales de la seguridad de los
dos partidos mayoritarios de la región, el KDP y el PUK, o de miembros de la
seguridad nacional. Sólo en dos de los casos se inició una investigación incompleta.

Saif Hilal Al Azawi, editor de Adhamiya News, una página de Facebook que
proporciona información sobre esta zona situada al nordeste de Bagdad, fue
secuestrado el 1 de octubre por miembros de las fuerzas de la seguridad especial
iraquíes, según narraron testigos a la JFO. Se desconoce su paradero, por lo que se
considera que es una desaparición forzosa, y las acciones judiciales emprendidas
contra él tras acusarle de hacer “chantaje a políticos” a través de publicaciones
online han quedado pendientes.

IRÁN

Sin posibilidad de que exista una prensa independiente, el régimen islámico que
ostenta el poder en Irán mantiene un férreo control sobre la información y la opinión.
La fuerte reacción de todas las organizaciones de derechos humanos y de los
ciudadanos en las redes sociales ante el discurso de Nowruz, el año nuevo persa
que se celebra el 21 de marzo, fue una clara muestra de la incapacidad del líder
supremo, el ayatolá Ali Jamenei, “depredador” en la lista de RSF, de reconocer la
realidad del país.

Jamenei aseguró que “no se persigue o presiona a nadie por sus pensamientos u
opiniones”, obviando que durante 2018 no ha habido una semana que no se han
registrado casos de detenciones, condenas, intimidaciones o falta de libertades que
oprimen a los ciudadanos.

A pesar de la existencia de la Carta de Derechos Civiles, anunciada en diciembre de


2016 por el presidente Hassan Rouhani, en la que se recogían derechos y
protecciones que ya existían en la Constitución, no hay un mecanismo para que se
implemente y se convierta en una realidad. El país cuenta con una prohibición de
facto de las libertades de expresión, asociación y asamblea, que han servido de
excusa para imputar a periodistas, activistas y sindicalistas a los que se ha acusado
de “actuar en contra de la seguridad nacional”, “propaganda contra el Estado” y
“asamblea y colusión para perpetuar el desarrollo nacional”.
INFORME ANUAL
2018

Las aplicaciones y redes sociales se han convertido en el único espacio, cuando no


son censuradas o bloqueadas, en las que es posible expresarse. Hace 39 años que
el control de la información es implacable en Irán, lo que lleva a que se haya cerrado
el año con 9 periodistas y 20 internautas encarcelados. Las restricciones para
conseguir un visado o para obtener una acreditación de prensa han obligado a
muchos medios extranjeros a trabajar con periodistas locales, que a su vez
arriesgan mucho.
La conexión por satélite para acceder a televisiones extranjeras, prohibidas por ley
pero que llega a ver el 70% de la población en ciudades como Teherán, es otra
ventana que rompe el cerco informativo.

Desde la llegada al poder de Jatami, en 1997, al menos 350 medios han sido
cerrados, más de 800 periodistas y ciudadanos periodistas han sido detenidos e
interrogados negándoles sus derechos, y 500 de ellos han acabado en la cárcel con
sentencias desde los 3 meses a los 19 años. Además, millones de páginas de
Internet han sido censuradas por informar con libertad e independencia.

El año comenzó con la detención, el 3 de enero, de diez ciudadanos periodistas y la


restricción a las redes sociales para controlar la ola de protestas
antigubernamentales que estaban viviéndose en más de 100 ciudades, en las que
murieron 17 personas y 17.000 fueron detenidas. Mohammad Sharifi Moghdam,
Mohammad Reza Sharifi, Faezeh Abdipour y Kasra Nouri, de la web Majzooban
Noor, fueron detenidos por los servicios secretos y encarcelados en la prisión Evin
de Teherán. Las autoridades bloquearon el acceso a Instagram y a los mensajes
instantáneos de Telegram, que tiene 40 millones de usuarios en el país, por “animar
a una revuelta armada”, según el ministro de Telecomunicaciones, Mohammad-
Javad Azari Jahormi. Facebook y Twitter son inaccesibles en el país, desde 2009.

El Gobierno estudia la posibilidad de establecer un Halal Internet (en referencia a la


comida Halal, que los musulmanes consideran pura por haberse cercenado mirando
a la Meca y con un corte en el cuello), una red nacional de información que restrinja
el acceso a las redes sociales.

A finales de enero, la periodista y defensora de derechos humanos Narges


Mohammadi, completó los mil días detenida. Fue condenada a 16 años de cárcel,
porque ha recibido tres sentencias: cinco años por “reunirse y conspirar contra la
república islámica”, un año por “propaganda antigubernamental” y diez por trabajar
con Legam, una campaña para la abolición de la pena de muerte en Irán. Ha estado
hospitalizada varias veces, en una ocasión tuvo una hemorragia uterina, fue
operada, y a los dos días la enviaron de nuevo a prisión; otra vez por una
inflamación de la vesícula biliar y los riñones.

En mayo, un tribunal de Irán ordenó la prohibición completa de Telegram, la


aplicación de mensajes más popular en el país, por “alterar la seguridad nacional,
permitiendo a países extranjeros espiar a Irán y acceder a mucha información sobre
el país y sus ciudadanos, difundiendo insultos sobre lo que es sagrado y religioso,
diseminando publicidad anti islámica y noticias falsas para confundir a la opinión
pública, y por estar siendo usada por DAESH [Estado Islámico] para dañar la
seguridad nacional”.
INFORME ANUAL
2018

Las autoridades sugirieron a los usuarios de Telegram que se pasasen a Soroush,


un servicio de mensajería creado por empresas asociadas a la radio y televisión
nacional, que está bajo el completo control del Estado.

En junio, el bloguero Hengamed Shahidi fue detenido y varios periodistas


ciudadanos golpeados, cuando intentaban grabar manifestaciones en Teherán. Los
medios nacionales e internacionales tienen prohibido cubrir las manifestaciones, por
lo que la única fuente de información directa son los vídeos y fotos de los periodistas
ciudadanos. Además, las autoridades confirmaron la detención de Hengameh
Shahidi, a la que acusan de haber volado a la isla de Kish, en el sur del país. Algo
que su familia niega, advirtiendo que la detuvieron al salir del hospital donde le
atendieron por una dolencia de corazón, después de haber publicado varios tuits
sobre las condiciones en las que estuvo detenida el año pasado.

Arrestado el 22 de mayo, el abogado y el editor de Dolat e Bahar, Mohammad


Hossein Hidari, no pudio comunicarse con su familia hasta más de un mes después
de ser detenido. Desconocen de qué se le acusa y la web que edita ha sido
bloqueada.

El 10 de julio, se cumplieron quince años desde la muerte de la fotógrafa iraní-


canadiense Zahra Kazemi, como consecuencia de las torturas y el maltrato al que
fue sometida en la cárcel de Evin, después de haber fotografiado a familiares de
detenidos fuera del recinto. RSF condenó de nuevo la completa impunidad de los
responsables, y apuntó al fiscal de Teherán Said Montazavi por haber cometido
muchos crímenes contra periodistas.

Sepideh Moradi, Avisha Jalaledin y Shima Entesari, ciudadanas periodistas de la


web Majzooban Noor, han recibido una sentencia de cinco años de cárcel por parte
de la Corte Revolucionaria por “reunirse y conspirar contra la seguridad nacional”.
Una sentencia que fue respondida con la negativa de sus 10 colegas hombres de
comparecer ante el tribunal.

A finales de junio, el bloguero Sakhi Righi, que lleva encarcelado nueve años, estuvo
un mes en huelga de hambre para protestar por su detención y por las condiciones
del encierro. Pide que se tenga en cuenta la ley que dice que los prisioneros que
cumplan un tercio de la condena pueden optar a la libertad provisional, puesto que
de los 20 años a los que fue sentenciado ya ha pasado más de dos años de ese
tercio.

En Agosto, dos miembros del comité editorial de Majzooban Noor, Saleholldin


Moradi y Reza Entesari, y el hermano del último, Sina Entesari, un periodista
ciudadano que colaboraba con la web, recibieron una sentencia de siete años de
cárcel. El periodista ciudadano Mohammad Sharifi Moghadam y el miembro del
comité editorial Kasra Nouri fueron condenados a doce años. Mostafa Abdi, de la
dirección del comité editorial, fue el que recibió la pena mayor, 26 años.

En el mismo mes, a Amir Hossein Miresmaili, periodista de Jahan Sanat, se le


impuso una condena de 10 años de cárcel por un tuit en el que criticaba
indirectamente al ayatollah Sayyid Ahmad Alamolhoda, un líder fundamentalista que
INFORME ANUAL
2018
representa a Jamenei en la ciudad de Mashhad. En la publicación, sugirió que el
octavo imán de los chíies, conocido como iman Reza, no era un fundamentalista, y
que era cercano a los jóvenes de hoy: “el imán come patatas fritas y yogurt, es como
nosotros”, rezaba el tuit por el que se le sentenció.

Ejlal Ghavami, periodista independiente y defensor de derechos humanos en


Sanandaj, al noroeste del Kurdistán, fue acusado de “publicar noticias falsas para
disgustar a la opinión pública” con tres artículos sobre presos de conciencia. Se
desconoce la fecha del juicio. Y Shoja Hossein Zadeh, otro periodista ciudadano del
Kurdistán, fue sentenciado a 74 latigazos por un tribunal criminal local, por insultar al
presidente Rouhani en un artículo satírico.

En octubre, al periodista ciudadano Saeed Malekpour, detenido durante los últimos


10 años, se le denegaron cuidados médicos, pero tuvo que ser trasladado a un
hospital al sufrir un ataque de corazón. Solo le permitieron quedarse dos días,
haciendo caso omiso de las recomendación de los facultativos. Era un diseñador de
webs que vivía en Canadá, y al que se le detuvo cuando fue a visitar a su familia a
Irán. Le condenaron a la pena de muerte conmutada en cadena perpetua, en
noviembre de 2010, por crear webs “pornográficas” y por “insultar los sagrados
principios del islam” al crear una aplicación para compartir fotos que, sin él saberlo,
se usaba para transmitir imágenes pornográficas.

El año concluyó con el comienzo del cumplimiento de la condena a un año de cárcel


de Salehaldine Ranjbar, editor de Oromieh Dang, de Telegram, en el noroeste de la
provincia de Azerbaiyán Occidental, condenado por “incitar a la revuelta”, al cubrir
manifestaciones sobre una estudiante de 13 años que sufrió acoso sexual. Assal
Mohammadi, una periodista ciudadana detenida el 4 de diciembre en su casa de
Teherán, había escrito algunos artículos en varias webs y tuiteado sobre las huelgas
de trabajadores de la compañía de azúcar Haft-Tappeh en las que pedían un
aumento de salario. Las autoridades no han informado sobre la razón de la
detención y su paradero. El segundo editor de web condenado en menos de un mes
fue Mohammad Hossein Heidari, de Dolat e Bahar, que tendrá que pasar tres años
encerrado por “publicar información falsa para causar disturbios entre la opinión
pública”.

Todavía en el último mes del año, Hengameh Shahidi, editor del blog Oaineveste,
fue condenado a 12 años y nueve meses de cárcel y se le ha prohibido unirse a
grupos políticos o a cualquier actividad mediática online, así como abandonar el
país. Su delito, según su familia, es haber revelado irregularidades del sistema
judicial y la crítica a altos oficiales.

Entre las escasas buenas noticias, a principios de noviembre, Massaoud Kazami,


antiguo reportero del diario Shargh, fue liberado. También recuperó la libertad Potiya
Nourm, un periodista ciudadano que había trabajando para la web sufí Majzooban
Noor, tras ocho meses detenido. Y en septiembre, el antiguo editor del periódico
Shahrvand y de la agencia de noticias gubernamental Irna, Abdol Reza Davari, salió
de la cárcel tras 15 meses por haber “insultado” a Jamenei en un comentario de
Facebook.

ISRAEL
INFORME ANUAL
2018

El sistema establecido en Israel para controlar, acosar e incluso agredir a los


periodistas que cuestionan o dejan constancia de las actuaciones de las fuerzas del
orden o del ejército, ha convertido el país en un lugar en el que aparentemente
existe un funcionamiento eficaz en la gestión de permisos y acreditaciones, pero en
el que todo se basa en amenazas e intimidación, cuando un medio o un periodista
no se pliega al discurso establecido.

La mayor parte de las agresiones, que en ocasiones acaban con la vida del
profesional, se producen en manifestaciones o concentraciones de las facciones
palestinas en Cisjordania o en la Franja de Gaza, así como en los asentamientos de
colonos más polémicos o en el casco viejo de la ciudad, donde las medidas de
seguridad son muy altas y la tensión se dispara al menor incidente.

A finales de julio, los soldados israelíes detuvieron “por razones políticas” a seis
periodistas palestinos en Cisjordania. Cuatro de ellos, el jefe de la delegación de
Ramallah, Alaa Rimawi; los reporteros Mohamed Hamdan y Qoteiba Hamdan y el
cámara Hosni Injas trabajaban para la televisión Al Quds, con sede en el Líbano.
Este canal fue acusado por el Ministerio de Defensa israelí de “incitar al odio” y de
ser un “ala de la propaganda” de Hamás, el movimiento que controla la Franja de
Gaza.
También detuvieron en su casa a Mohamed Anwar Mouna, periodista de la agencia
Al Quds Press, considerada próxima a Hamás, y director de una emisora de radio
local, Nablús. Y la columnista Lama Khater fue arrestada el amanecer del 24 de julio
por soldados israelíes, en medio de una ola de detenciones de palestinos
considerados partidarios de Hamás, en Ramallah y Qalquiliya. Según Al Jazeera,
con el apresamiento de Khater, las fuerzas de seguridad israelíes cumplen su
promesa de detenerla si continuaba escribiendo.

El ejército israelí defiende que está en su derecho de realizar detenciones en ciertas


zonas de Cisjordania, aunque el territorio esté bajo el control de la Autoridad
Palestina. Alega razones de seguridad nacional y actúa sin informar ni coordinarse
con las fuerzas de seguridad palestinas. Según MADA, una ONG que defiende a los
periodistas palestinos, el ejército israelí cerró 17 medios de comunicación palestinos
el año pasado, acusando a algunos de ellos de proporcionar secuencias de vídeo a
cadenas de televisión partidarias de Hamás, como Al Aqsa y Al Quds. Los cierres
fueron acompañados de detenciones de periodistas, algunos de los cuales
estuvieron retenidos durante varios meses.

Algunos de los detenidos el 30 de julio ya han pasado por las cárceles israelíes
antes. Mohamed Hamdan estuvo varios días preso en febrero por grabar una
manifestación en apoyo a los presos palestinos, y Rimawi permaneció 12 años
encarcelado en Israel. Mouna también fue detenido varias veces por el ejército
israelí en los últimos años.

Existe una propuesta de ley, presentada por el partido conservador Yisrael Beitenu,
que modificaría el artículo 2 del Código Penal sobre “traición”, en particular el párrafo
103, que versa sobre la “propaganda derrotista”. Pretende castigar con diez años de
cárcel las grabaciones de soldades israelíes, por “dañar la seguridad del Estado”, y
cinco años por “dañar la moral de los soldados”. Esta nueva criminalización del
INFORME ANUAL
2018
ejercicio de la profesión periodística en Israel, que incluye la prohibición de la
publicación de los vídeos o audios en redes sociales y medios de comunicación,
viola el derecho a la información. El ministro Tzachi Hanegbi ha reconocido que la
propuesta de ley puede mermar la libertad de expresión y ha sugerido que sólo se
aplique cuando se dé la “obstrucción de un soldado en el ejercicio de su profesión”,
y que se limite la pena a tres años de cárcel.

En el punto de mira de esta propuesta de ley están organizaciones y asociaciones


críticas con la ocupación israelí de los Territorios Palestinos y con la militarización
del Estado, como B’Tselem, MachsomWatch y Breaking the Silence, así como los
partidarios de la campaña internacional “Boycott, Divestment and Sanctions (BDS)”.

En 2016, un vídeo de un periodista ciudadano que llevaba una cámara de B’Tselem


ayudó a probar que el soldado israelí Elor Azaria disparó a un palestino en la cabeza
cuando permanecía herido en el suelo. En abril de este año, cuando Israel usó la
fuerza contra los residentes de Gaza, que se manifestaban cerca de la frontera,
matando al menos a 132 personas, de nuevo dos vídeos de soldados israelíes
causaron controversia. El primero mostraba a un francotirador israelí disparando a
un ciudadano. El ministro de Defensa israelí dijo que el soldado se había
comportado de manera adecuada, al contrario de lo que hicieron los que le
grabaron. En el otro video, se mostraba a miembros del grupo Boycott from Within
increpando a soldados israelíes preguntándoles: “¿Están contentos vuestros padres
cuando volvéis a casa después de haber matado a civiles? Habéis matado a 21
civiles inocentes en la organización del terror de la que formáis parte”.

Al igual que los periodistas palestinos y los extranjeros, los profesionales de medios
de comunicación israelíes críticos con la gestión gubernamental, o que dan voz a los
palestinos, también son considerados una “amenaza nacional”. La respuesta de los
periodistas y organizaciones israelíes a la propuesta de ley contra la grabación y
difusión de vídeos en los que aparezcan soldados israelíes es contundente: “Si el
Gobierno está avergonzado por la ocupación, debería trabajar para acabar con ella.
En cualquier caso, los contenidos sobre la vida ocupada continuarán”, advirtió
B’Tselem. Y el 17 de junio, el reportero y columnista israelí Gideon Levy escribió en
el periódico Haaretz: “Violaremos esta ley con orgullo. No dejaremos de publicar
contenidos. No dejaremos de escribir”.

El caso omiso a la identificación como periodistas, con chalecos y cascos donde se


lee con claridad “TV” o “Press”, volvió a comprobarse durante los enfrentamientos en
la Gran Marcha del Retorno (30 de marzo), que convocó a miles de palestinos en la
frontera de la Franja de Gaza. RSF pidió en mayo a la Corte Penal Internacional
que, basándose en el artículo 15 del Estatuto de Roma, investigue los disparos del
ejército israelí contra periodistas palestinos. La actuación de los militares israelíes
está considerada por el derecho internacional como una violación del derecho
humanitario, un crimen de guerra, que este año ha terminado con la vida de dos
reporteros palestinos: Yaser Murtaja, un fotógrafo de 30 años, cofundador de la
agencia independiente Ain Media; y Ahmed Abu Husserin, de 27 años, periodista de
Radio Shaab y Bisann News.

LÍBANO
INFORME ANUAL
2018
Un informe elaborado por RSF y por el Centro SKeyes para la Libertad de Prensa y
Cultura de la Fundación Samir Kassir, publicado el 6 de diciembre, cuestiona la
supuesta apertura de los medios libaneses. A través del Media Ownership Monitor
(Monitor de Propiedad de los Medios), se desvela que los 37 principales medios del
país están en manos de grupos políticos y de ciertas sagas familiares ricas, a
expensas de los intereses de políticos locales y extranjeros.

Hay, al menos 12, famosas familias en el sector mediático. La familia Hariri es la que
más medios acumula y es la única presente en prensa, radio, televisión e Internet.
Controla el 29,6% de lo que se imprime (Al Mustaqbal, The Daily Starand Annahar),
el 7,8% de la audiencia radiofónica (Radio Orient) y el 7,8% de la audiencia
televisiva (Future TV).

Los medios libaneses padecen un elevado grado de politización y polarización,


como ocurre en muchos países árabes. Pero, en el caso del Líbano siempre se ha
transmitido que existe libertad de información, que es posible informar sin líneas
rojas. El Monitor ha comparado la situación de Líbano con otros 16 países (Albania,
Brasil, Camboya, Colombia, Ghana, Marruecos, México, Mongolia, Perú, Filipinas,
Serbia, Sri Lanka, Tanzania, Túnez, Turquía y Ucrania), dando como resultado que
el 78,4% de los medios son propiedad directa del Estado, de partidos o de políticos.
La investigación revela los nombres de los dueños de los medios libaneses, sus
intereses, estructuras y conexiones subyacentes, y cuestiona las obsoletas
disposiciones legales que impiden garantizar la transparencia y evitar conflictos de
intereses. Puede consultarse el informe íntegro en inglés y en árabe en:
https://lebanon.mom-rsf.org

Las amenazas, intimidaciones, detenciones, enjuiciamiento, negación de permisos,


el rechazo a la petición de entrevistas, confiscación de equipos y deportación son
algunos de los métodos denunciados por los periodistas que durante el último año
han intentado cubrir la situación de miles de refugiados en el país, que las
organizaciones de derechos humanos consideran la “mayor crisis humanitaria de
este siglo”.

Es lo que le ocurrió a Alessandro Puglio, del periódico italiano La Repubblica,


cuando envió su reportaje, en el que incluía entrevistas con los refugiados, quienes
le aseguraron que “eran tratados como animales”. Puglio fue insultado en las redes
sociales y amenazado legalmente como método de intimidación, ejemplo para otros
periodistas.

Los procesos judiciales también han puesto el foco en el trabajo de los periodistas
libaneses. Marcel Ghanem, conductor del programa de entretenimiento Kalam el
Nas (“Lo que se dice”), de la televisión LBCI, fue acusado de difamación, en febrero,
por permitir a dos periodistas saudíes que criticasen a las autoridades libanesas en
un programa emitido en noviembre de 2017.

También el antiguo editor del periódico online NOW, Hanin Ghaddar, fue condenado,
el 12 de enero, en ausencia por un tribunal military a 6 meses de cárcel,
supuestamente por haber “difamado al Ejército libanés” durante una conferencia
impartida en Washington en 2014, en la que dijo que el ejército daba un trato
preferente a los militantes del grupo chií Hezbollah.
INFORME ANUAL
2018

LIBIA

Dos realidades marcan la escasa información que sale de Libia: por una parte, la
ausencia de periodistas extranjeros por las dificultades para obtener el visado y por
el elevado grado de peligrosidad del país, debido a la inestabilidad política interna y
al enfrentamiento que se mantiene, siete años después de las revueltas que
desencadenaron en una guerra civil y en la caída de Muammar Gaddafi tras más de
décadas en el poder; y por otra, el éxodo de periodistas locales que trabajaban para
medios internacionales o que en 2011 crearon medios independientes, que son
acosados o cerrados. Un total de 67 informadores han abandonado el país y 8
medios de comunicación libios están trabajando desde otros países árabes.

El 20 de diciembre, se produjo el último caso: Ismail Ali Bouzriba, periodista de la


agencia de noticias Libyan Cloud y Ajdabia TV, fue detenido por las autoridades del
Este del país, cuando cubría un evento cultural en la ciudad de Ajdabiya, acusado
de ser el corresponsal de Anaabaa TV, un medio de comunicación prohibido en la
parte del país que está bajo el control del general Khalifa Haftar.

En el Oeste del país, bajo el mandato del primer ministro, Fayez Al-Sarraj, desde
marzo de 2016, la situación no es muy diferente. El Gobierno de Acuerdo Nacional
(GNA, en sus siglas en inglés), reconocido por la comunidad internacional, se
interpone y hace peligrar constantemente el trabajo de los periodistas.

El reportaje de la CNN (de noviembre de 2017) sobre la venta de migrantes


subsaharianos como esclavos en Libia endureció los requisitos para obtener un
visado y el control sobre los periodistas libios que trabajan como traductores o fixers
(producción y logística) de medios internacionales.

El Departamento de Medios Extranjeros (FMD) del Ministerio de Asuntos Exteriores


libio es el encargado de autorizar los visados a periodistas. Antes, se podían obtener
en el consulado de Libia en Túnez, pero ahora el trámite debe realizarse
directamente con el FMD en Trípoli, resultando un proceso lento y tedioso con el
objetivo de que apenas se viaje al país magrebí. Los periodistas están intentando
obtener el visado a través de las representaciones diplomáticas en capitales
europeas, sobre todo en París, donde antiguos funcionarios del consulado libio
ofrecen sus servicios como intermediarios por 150 euros.

Una vez que se logra acceder al país, cualquier desplazamiento, entrevista o visita
requiere de uno o varios permisos. Un reportero asegura haber esperado 10 días
para obtener una autorización para visitar un campo para migrantes, y una periodista
malgastó 8 de los 15 días que estaba autorizada a permanecer en el país esperando
la autorización para hacer entrevistas en las calles de Trípoli.

A mitad año, el FMD rescindió las acreditaciones de todos los corresponsales de


medios extranjeros con sede en Trípoli alegando “la creación de nuevos
procedimientos”. RSF pudo saber que, entre las nuevas reglas, los periodistas
deberán llevar siempre una vestimenta visible con la palabra “Press” y el logo AMD,
convirtiéndose en blanco fácil para las milicias.
INFORME ANUAL
2018

El acoso se traduce en interrogatorios intimidatorios a periodistas locales que


trabajan con medios internacionales y el acompañamiento por agentes de los
servicios de Inteligencia, que vigilan a los profesionales extranjeros. “En el FMD me
dijeron que era necesario, desde el reportaje de la CNN, y que el Gobierno ya no
podía permitir a los periodistas trabajar por su cuenta”, asegura un reportero. Otro
afirma que los acompañantes tienen un control total sobre los periodistas.

Además, el 7 de mayo entró en vigor el artículo 13 del Decreto Nº 555, que convierte
a la milicia Al Radaa (1.500 combatientes al mando de Abderraouf Kara, un caudillo
salafista), responsable de secuestrar, detener y torturar a muchos periodistas y de
saquear en dos ocasiones la sede de Annaba TV, en una unidad contra el crimen, la
delincuencia y el terrorismo, con amplios poderes de vigilancia técnica para
interceptar “información que pueda comprometer la seguridad, la paz social o la
seguridad nacional (…) en redes sociales y en medios de comunicación”.

Los ex periodistas Suleiman Qashout y Ahmed Yaacoubi fueron secuestrados por


miembros de Al Radaa, el 29 de abril. Sus familias no tienen noticias de ellos desde
entonces. Qashout y Yaacoubi son los organizadores del Premio Septimus, que
otorga cada año a medios de comunicación, periodistas y artistas libios.

En 2019, se celebrarán elecciones generales en las que se elegirá al presidente y a


los miembros de la Cámara de Representantes (Parlamento). Será una buena
ocasión para comprobar si el Gobierno de Sarraj está interesado en cambiar la
imagen de control férreo, que cada vez se acerca más a la situación a la que Gadafi
sometía a los profesionales de los medios.

MARRUECOS

La autocensura y las marcadas líneas rojas sobre el contenido informativo son


factores que afectan a la escena mediática marroquí desde hace décadas, pero la
situación actual, con la existencia casi nula de prensa independiente es alarmante.
El régimen de la monarquía alauí siempre ha ejercido un férreo control sobre lo que
se publica o difunde, impidiendo incluso la entrada de publicaciones extranjeras o
retirando de los quioscos ejemplares, pero la apertura o al menos el intento de
desafiar lo establecido que se ha producido en otros países árabes, gracias al
impulso de las revueltas árabes, ha tenido un efecto contrario en Marruecos.

Los medios online son los que han sufrido un mayor acoso, acusados de difundir
noticias falsas o de estar contribuyendo a la inestabilidad del país, cuando no son
vinculados con alguna organización terrorista. Incluso medios que nacieron a
principios del siglo con una pretensión profesional mucho más crítica, sin dejar de
ser respetuosos con la monarquía y de olvidar como funciona el sistema, han dejado
de luchar por ese espacio de expresión y libertad.

El mismo silencio mediático que se impone al Sáhara Occidental, un territorio que


según la ONU está pendiente de descolonización y que desde mediados de los años
70 administra Marruecos, que a su vez lo considera “sus provincias del sur”; existe
en el Rif, tras las manifestaciones y reivindicaciones del año pasado, siendo otro
territorio que mediáticamente ha caído en el olvido.
INFORME ANUAL
2018

Abdelkabir Al Horr, fundador del digital de información generalista Rassdmaroc, fue


condenado el 1 de febrero a cuatro años de prisión firme tras ser acusado de
apología del terrorismo, de incitar a una manifestación no autorizada en la región del
Rif y de insultos al tribunal. Según su abogado, le recriminan sus publicaciones
sobre el movimiento de protesta Hirak en una página de Facebook, que no
administra desde 2016.

También el editor del portal de Internet Badil.com, Hamid el Mahdadoui, ha sido


condenado a 3 años de cárcel por no “informar sobre una amenaza para el Estado
relacionada con su seguridad interna” a las autoridades. Le detuvieron en Al
Hoceima, norte del país, mientras grababa una manifestación en julio de 2017 y se
le relaciona con el movimiento de protestas Hirak del Rif, porque obtuvo una
información de un marroquí asentado en Holanda, que le aseguró que se había
enviado armas a los manifestantes. Mahdadoui ya había pasado un año en prisión
por sus críticas a las autoridades, en los comentarios que colgaba en Youtube.

A principios de diciembre, se triplicó la multa que el periodista Taoufik Bouachrine


tendrá que pagar hasta los 1,4 millones de dírhams (130.000 euros) por supuestos
daños causados a los ministros de Agricultura y Economía. Aseguró en un artículo
que ambos cambiaron un artículo de la Ley de Finanzas de 2016 para su beneficio
personal. Además, en noviembre, el editor del periódico Akhbar al-Youm fue
condenado a 12 años de cárcel por un caso de violencia sexual que siempre negó, y
que incluye el pago a ocho supuestas víctimas de entre 100.000 y 500.000 dirhams
(10.000 y 50.000 euros.) El acoso judicial al que se ha sometido a Bouachrine
muestra la intención de, no solo impedirle que siga ejerciendo su profesión, sino
también de ahogar económicamente al diario.

Detenido en febrero e imputado por tráfico de personas, abuso de poder con


intenciones sexuales, secuestro e intento de secuestro, el juicio se realizó a puerta
cerrada. Se produjeron varias irregularidades, que hacen sospechar sobre si ha sido
un juicio justo: las autoridades presionaron a algunos demandantes que llegaron a
negar haber presentado alguna queja contra el periodista, y el tribunal rechazó las
solicitudes de la defensa de presentar una prueba pericial alternativa. Bouchrine
estaba en el punto de mira de las autoridades marroquíes desde hace mucho
tiempo. En 2009, fue juzgado por publicar una viñeta en la que no se mostraba
respeto hacia la familia real y la bandera nacional; en 2015, por un artículo en el que
se consideró que había menoscabado “la reputación de Marruecos” y, a principios
de 2018, por haber difamado a dos ministros del Gobierno.

Además, en enero comenzó el juicio contra Mohamed Ahdad y Abdelhak Belachgar,


de los diarios Al Massae y Akhbar Al Yaoum, y contra los periodistas Kaoutar Zaki y
Abdelilah Sakhir, del diario digital Aljarida24, por publicar extractos de una
investigación parlamentaria confidencial sobre las sospechas de corrupción en el
Fondo de Pensiones de Marruecos. Se enfrentan a una posible sentencia de entre
uno y cinco años de cárcel y una multa de 1.000 a 10.000 dirhams (de 100 a 1.000
euros) por “divulgación de secreto profesional” y “complicidad”. El juicio debería
haberse celebrado el pasado mes marzo.

SIRIA
INFORME ANUAL
2018

Con 11 periodistas, internautas y colaboradores de medios muertos y 14


encarcelados en 2018, Siria es uno de los países más complejos e inaccesibles
sobre los que informar de todo el mundo.

Las facciones y grupos armados, además del régimen de Bachar al Assad, no


respetan el trabajo de los profesionales y han ejercido una represión que hace casi
imposible obtener información independiente. La guerra civil en la que se ha
convertido, siete años después, la revuelta que nació de un movimiento popular sin
precedentes en el país, ha propiciado que los periodistas sufran intimidaciones,
detenciones, secuestros y asesinatos. Al mismo tiempo, en el país se han creado
muchos medios, la mayoría digitales, que intentan transmitir una versión
independiente de lo que ocurre, sufriendo un feroz acoso y arriesgando mucho.
Algunos trabajan desde países cercanos, como Turquía, y otros directamente con el
apoyo de periodistas en el exilio.

La labor de los periodistas ciudadanos ha sido fundamental en zonas donde no han


podido acceder los profesionales durante meses, a veces años, algo de lo que
también son conscientes las facciones en conflicto y el régimen. Por su parte, los
periodistas extranjeros se enfrentan a las trabas burocráticas para obtener un visado
oficial que les permita acceder a la zona controlada por el Gobierno, que al concluir
2018 era de tres cuartas partes del territorio, pero sólo la mitad de los 19 puestos
fronterizos terrestres (en octubre, se reabrieron las fronteras con Jordania y con los
Altos del Golán). Algo que será imposible lograr si se ha accedido anteriormente de
forma clandestina a las zonas “rebeldes”, durante los primeros años de la revuelta, o
a las que estuvieron bajo el poder de grupos como el autodenominado Estado
Islámico. La recuperación de zonas que han estado durante años fuera del control
del régimen ha generado otro punto de preocupación para los periodistas,
internautas y colaborados de los medios, por las posibles represalia del régimen.

El 12 de marzo, el fotógrafo Bashar Al-Attar, que trabajaba para Arbin Unified Media
Office, murió por las heridas de un bombardeo ese mismo día en Gouta Oriental. Y
cuatro meses después, Mostafa Salama, de Sama Channel, corría la misma suerte,
mientras cubría el avance del ejército sirio en Kuneitra, al suroeste del país.
Además, la muerte de Niraz Saied, un reconocido fotógrafo sirio-palestino en una
prisión del régimen sirio, donde permanecía recluido desde hacía tres años, se supo
a mediados de julio. Su familia no había tenido ninguna información oficial sobre su
paradero desde que fue detenido el 2 de octubre de 2015, cuando intentó abandonar
el campamento de refugiados de Yarmouk, en el sur de Damasco, huyendo de las
amenazas de los milicianos del autoproclamado Estado Islámico, que controlaba el
lugar. Un amigo de la familia y la Asociación de Periodistas Sirios aseguran que
murió 18 meses después de haber sido detenido, como consecuencia de las
torturas.

El primer periodista ciudadano que murió en 2018 fue Abdul Rahman Al Yacine,
periodista independiente para Al Souria Net, el 20 de enero, en un bombardeo en
Gouta Oriental, cerca de la capital, cuando el régimen estaba realizando una
ofensiva para recuperar el enclave. También fallecieron en bombardeos Sohaib
Aion, Fouad Mohamed Al Hussein, durante un ataque ruso sobre la ciudad de
Tarmala, en Idlib, y Ahmed Hamdan, en Harmouriya. Un misil guiado del régimen fue
INFORME ANUAL
2018
el que acabó con la vida de Moammar Bakkor a las afueras de Hama, y en el caso
de Ahmed Aziza ocurrió en Urum al Kobra, al oeste de Alepo. El 23 de noviembre,
perdieron la vida Hamoud Jneed y Raed Fares, que era el fundador de Radio Fresh.
También en 2018, murió asesinado un colaborador de medios en Gouta Oriental,
Khaled Hamo, que era ingeniero de sonido de una agencia de prensa.

En enero, un año después de que fuera secuestrado el fotoperiodista independiente


sudafricano Shiraaz Mohamed, sus compañeros aseguraron haber obtenido una
prueba de vida. También fue liberado, tras 6 meses en cautividad, el periodista
ciudadano Hossan Mahmoud, a quien secuestró el grupo radical Tahrir al Sham,
pero el mismo grupo, que liberó a otros dos informadores durante la primera mitad
del año, sigue reteniendo a Amjad Al Maleh que fue detenido a la vez que
Mahmoud, cuando estaban informando en el norte de Idlib.

El 19 de octubre, recuperó la libertad el periodista japonés Jumpei Yasuda, quien


pasó tres años retenido y recibió muchas críticas desde su país, acusándole de
haber ido a Siria, a pesar de que las autoridades niponas recomiendan lo contrario, y
considerándole “el único responsable” de su secuestro. Yasuda cubre la región
desde 2003 y fue secuestrado por primera vez en Irak durante tres días. Decidió ir a
Siria en junio de 2015 para investigar el asesinato de su colega, Kenji Goto, a manos
del autoproclamado Estado Islámico.

En cambio, no hay noticias, desde el 17 de marzo, de Hado Monajid, reportero en la


cadena de televisión Orient News, quien desapareció en el Este de Gouta, un
enclave rebelde sitiado cerca de Damasco. En ese momento, según la Asociación
de Periodistas Sirios, unos 75 periodistas estaban en peligro en la zona por la
ofensiva militar para retomar el control y los fuertes bombardeos.

Quince organizaciones, entre las que se encuentra RSF, han enviado una misiva a
la ONU, al cumplirse el quinto aniversario de la desaparición de la periodista y
abogada de derechos humanos Razan Zaitouneh y de tres compañeros suyos,
Samira Khalil , Nazem Hamadi y Wael Hamada. Todos fueron secuestrados cuando
estaban investigando en el Centro de Documentación de Violaciones de Douma y la
zona permanecía bajo el control de las fuerzas rebeldes.

La frontera con Turquía es otro punto especialmente complejo para trabajar. Los
soldados turcos hirieron a Ibrahim Ahmad y Gulistan Mohamed, dos periodistas sirio-
kurdos de la agencia ANHA/Hawa, en la ciudad de Tal Abyad, el 2 de noviembre.
Ambos estaban cubriendo los enfrentamientos entre las fuerzas turcas y kurdas,
apenas a doce metros, cuando el ejército turco cruzó el paso fronterizo y disparó.

Una situación similar se ha vivido en la región de Afrin, 250 kilómetros al oeste,


donde los militares turcos comenzaron una intervención en enero, apoyados por la
oposición al régimen sirio, y realizaron al menos cuatro secuestros de periodistas.
Permanecieron retenidos durante un mes con la excusa de que “carecían de
permiso para hacer fotografías”. Al cierre del año, mantenían en su poder al fixer
Redwan Khalil y a los asistentes Kaniwar Khelif, Hasan Khelif e Issam Abas, todos
trabajadores de la televisión Al Hurra.
INFORME ANUAL
2018
En la región desmilitarizada de Quneitra, en la frontera con Israel, docenas de
periodistas quedaron expuestos ante el avance del Ejército ruso. Estaban atrapados
en el suroeste de Siria, desde que el régimen recuperó la región de Deraa (en la
frontera jordana). Son periodistas que trabajan para canales de televisión sirios -
Orient News , Syria TV, Al Jisr TV y Halab Today TV-, empleados de las agencias de
noticias internacionales -AFP y Reuters-, y corresponsales de redes de noticias
locales y organizaciones, como Yaqeen, Shahed y Nabaa, que temen ser ejecutados
o encarcelados, porque han cubierto el levantamiento popular, y han ayudado a
documentar las violaciones de derechos humanos cometidas por el régimen sirio.

TERRITORIOS PALESTINOS

Ejercer el periodismo en los Territorios Palestinos, tanto en Cisjordania como en la


Franja de Gaza, conlleva un grado de violencia y unas dificultades burocráticas que,
a pesar de haberse convertido en una rutina para los profesionales, no dejan de ser
alarmantes.

Los periodistas extranjeros tienen que plegarse a las exigencias y el control, a


menudo humillante, por parte de las autoridades que dominan el territorio, tanto los
dos grupos políticos palestinos peponderantes, Al Fatah (Autoridad Palestina) en
Cisjordania, y Hamas, en la Franja de Gaza, como por las autoridades israelíes que
vigilan lo que ocurre en toda la zona.

Los enfrentamientos entre las facciones palestinas o con Israel son cíclicos, están
marcados por gestos, decisiones, ataques, que, dependiendo de los intereses
politicos, se pueden llegar a convertir en ofensivas.

En 2018, la violencia volvió a estallar durante la llamada “ Gran Marcha del Retorno”,
convocada el 30 de marzo, el Día de la Tierra palestina, en la que los palestinos
acuden a la frontera israelí en la Franja de Gaza para recordar que miles de sus
compatriotas han sido expulsados de sus hogares. La protesta duró seis semanas y
en ella se pidió la devolución de los “territorios ocupados”.

La tensión en estas situaciones es máxima y apenas hace falta un pequeño gesto


para que se desate el enfrentamiento armado. Este año, el anuncio del presiente
estadounidense Donald Trump de trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel
Aviv a Jerusalén fue una provocación añadida. Los francotiradores israelíes
atacaron a los manifestantes desarmados, matando a 241 personas, incluidos
médicos, personas con discapacidad, 37 niños y 2 periodistas. De los 24.000
manifestantes heridos, 4.500 recibieron impactos de bala, entre ellos al menos 20
periodistas que estaban cubriendo lo que estaba ocurriendo. Las protestas se
prolongaron durante varios días, produciéndose una segunda oleada de
manifestaciones el 6 de abril, con la quema de neumáticos, piedras y cócteles
molotov palestinos, para hacer frente al gas lacrimógeno y la munición real israelí.

Yaser Murtaja, un fotógrafo independiente de 31 años que cofundó la Agencia Ain


Media, y Ahmed Abu Hussein, un reportero de 25 años de los medios Shaab y
Bisann News, ambos identificados como periodistas con un chaleco antibalas y un
casco en el que estaba escrita la palabra “Press”, perdieron la vida pocos dias
después de ser alcanzados por los francotiradores israelíes.
INFORME ANUAL
2018

Según el relato de testigos como el periodista Rami El Sharafi, que se encontraba a


700 metros de la frontera, Ahmed Abu Hussein recibió un impacto “directo y
deliberado”, a pesar de llevar un casco azul en el que se leía con letras en amarillo
fluorescente “TV”, tal y como confirma un vídeo no profesional que se difundió en las
redes sociales.

También fueron alcanzados en las manifestaciones al este de la Franja de Gaza, el


cámara de la televisión argelina nacional ENTV Omar Hamdane, que recibió un
impacto en un pie; el reportero de Al Jazeera Wael Dahdouh, en la mano derecho; el
cámara de Zain Media Mohammad Abu Dahrouj, en la pierna izquierda y el fotógrafo
independiente colaborador del periódico pro-Hamas Palestine Yasser Qdeih, que
recibió el impacto en el estómago y fue trasladado a cuidados intensivos del Hospital
Europeo de Gaza.

Dos periodistas, Abdullah Al Shorbagi, del medio pro Hamás Khan Younis Media
Network, y Nihad Fuad, reportero de la radio comunitaria Forsan Al-Erada, recibieron
disparos en el pie izquierdo y en la cabeza, respectivamente, cerca de la ciudad de
Khan Younis. Y Farhan Hashem Abu Hadayd, reportero de la web Safad Press, en
la pierna izquierda, cuando se encontraba en el este de la ciudad de Rafah.

A Youssef al Kronz, un fotógrafo independiente, le tuvieron que amputar la mayor


parte de su pierna izquierda, después de que fuera alcanzado a 750 metros de la
frontera. También iba claramente identificado como periodista. Hubo también
heridos por los gases lacrimógenos o por los disparos de bala: el cámara de la
televisión Al Aqsa Khalil Abu Adhra fue uno de los más afectados.

Israel viola sistemáticamente la Resolución 2222 del Consejo de Seguridad de la


ONU para la protección de los periodistas, adoptada en 2015, y evita que se realicen
investigaciones independientes para determinar responsabilidades en estos ataques
contra la libertad de prensa.

El 30 de julio, 6 periodistas de conocidos medios pro-Hamas fueron detenidos por


soldados israelíes en Cisjordania por “razones políticas” y por “incitar al odio”,
considerados un “ala de propaganda de Hamás” y una “plataforma para extender el
mensaje de la organización terrorista”. Entre ellos, había cuatro trabajadores de la
televisión Al Quds, el delegado de la oficina Alaa Rimawi (que anteriormente pasó
12 años en las cárceles israelíes), los reporteros Mohamed Hamdan (detenido ya en
febrero durante unos días por cubrir una manifestación de prisioneros palestinos),
Qoteiba Hamdan y el cámara Hosni Injas. También detuvieron a Mohamed Anwar
Mouna (encarcelado ya varias veces, fue interrogado sobre supuestas actividades
políticas que negó), de la agencia pro-Hamás Al Quds Press, y a la columnista Lama
Khater, a la que ya habían amenazado de que si continuaba escribiendo la
detendrían, según apunta Al Jazeera.

Las autoridades israelíes han prohibido a la cadena de televisión Al Quds ejercer el


periodismo en el territorio israelí, pero, no solo restringen su trabajo en Israel, sino
que imponen también su dictamen en Cisjordania. Según la organización no
gubernamental MADA, que defiende a los periodistas palestinos, 17 medios han sido
INFORME ANUAL
2018
cerrados en el último año, acusados de proporcionar imágenes a las cadenas pro-
Hamás Al Aqsa y Al Quds.

Se vivió una situación de tensión interna, a mediados de junio, cuando el Sindicato


de Periodistas Palestino convocó una manifestación para boicotear las
informaciones de la Autoridad Palestina en Cisjordania. La policía atacó a los
manifestantes y a al menos 17 periodistas se le impidió grabar, fueron detenidos a
golpes y sus cámaras destrozadas. Según MADA, una periodista fue golpeada hasta
que cayó al suelo, a pesar de que estaba enseñando su acreditación, y unas
imágenes de Al Quds TV muestran como un hombre vestido de civil intenta quitarle
su móvil a un periodista mientras grababa la escena. Los hombres que agredieron a
los periodistas les increpaban: “¿Eres periodista? Vete y sé periodista en tu casa”.

TÚNEZ

En noviembre, doce países se comprometieron en el Foro de Paz de París a


proporcionar garantías democráticas para que la información y la libertad de opinión
sean una realidad. La defensa de la libertad, la independencia, el pluralismo de las
noticias comprendida en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 es
la base de la Comisión de Información y Democracia, impulsada por RSF y por la
Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi.

Túnez es uno de los 12 países (el resto son: Burkina Faso, Canadá, Costa Rica,
Dinamarca, Francia, Letonia, Lituania, Líbano, Noruega, Senegal y Suiza) que han
respondido a esta iniciativa. “La democracia está bajo una profunda crisis que
también es sistemática en el espacio público (…) con rumores, desinformación,
periodismo de baja calidad y constante violencia contra los periodistas. Tenemos el
deber de encontrar las causas estructurales y de tomar medidas (…) para evitar que
los regímenes despóticos las exploten”, declaró durante el acto de presentación,
Christophe Deloire, presidente de RSF.

La Comisión está compuesta por 25 personalidades de 18 nacionalidades, entre los


que figuran Premios Nobel como Amartya Sen, Joseph Stiglitz y Mario Vargas Llosa
y el Premio Sakharov Hauwa Ibrahim. Así como especialistas de nuevas
tecnologías, abogados, periodistas y antiguos mandatarios de organizaciones
internacionales.

Pese a lo esperenzador de que Túnez se incorpore a esta iniciativa, la


independencia mediática en el país sigue estando lejos de ser una realidad. Tras
aprobar la Constitución más avanzada del mundo árabe, en 2014, que aboga por la
igualdad entre hombres y mujeres y la libertad de conciencia y culto, y leyes
históricas para el avance de los derechos de las mujeres, como la Ley contra la
violencia de género (en 2017), el país magrebí que dio el impulso determinante a las
revueltas árabes de 2011, tiene ahora la posibilidad de sustituir a la Alta Autoridad
Independiente de la Comunicación Audiovisual por una Instancia de Regulación de
lo Audiovisual (debe ser reemplazada antes de mayo de 2019), en la que se
respeten los estándares internacionales de libertad de expresión y tenga
competencia para garantizar la independencia editorial de los medios frente al poder
político y económico.
INFORME ANUAL
2018
En enero, los periodistas franceses Michel Picard (freelance para varios medios,
incluido Radio France International) y Mathieu Galtier, fueron detenidos brevemente
e interrogados, tras haber cubierto la primera visita del presidente Béji Caïd Essebsi
al barrio popular de Ettadhamen, durante el séptimo aniversario de la revolución
tunecina. Los periodistas estaban cubriendo los diez días de protestas contra la
austeridad. “Me sorprendió que vinieran a mi casa y me conmocionó el hecho de
que la Guardia Nacional me preguntase de forma explícita y directa por los nombres
de las personas con las que había hablado en Teborka”, explicó Galtier, reportero de
Libération.

El presidente Essebsi criticó el trabajo de los medios extranjeros durante las


protestas asegurando: “el mundo entero nos ha herido (…) ha habido exageraciones
en la prensa extranjera”. Aún así, la Ley de Prensa tunecina “prohíbe las
restricciones de la libre circulación de noticias e informaciones, o las restricciones
que puedan perjudicar a los ciudadanos de su derecho a una información libre,
plural y transparente”.

También el periodista tunecino Nadim Boumaud, de Tunisia Review, aseguró que el


7 de enero un policía le cogió teléfono mientras estaba haciendo una cobertura en
directo de una de las protestas contra la campaña anti-austeridad y el coste de la
vida en la que se gritaban eslóganes como: “Fech nestannew? (¿A qué estamos
esperando?)”.

YEMEN

La grave situación humanitaria que vive el país, con casi la mitad de la población (14
millones de personas) que carecen de seguridad alimentaria, apenas está pudiendo
ser cubierta por la prensa extranjera en el terreno por las dificultades para acceder al
territorio y el elevado nivel de inseguridad. La ofensiva liderada por Arabia Saudí
para terminar con los hutís, que pertenecen al popular movimiento chíi Ansar Allah, y
restaurar el poder al expresidente fugitivo Abdu Rabu Mansur Hadi, se lanzó en
marzo de 2015 y, según el Centro Legal para Derechos y Desarrollo de Yemen, ya
se ha cobrado la vida de al menos 15.000 personas.

Los hutis forman parte de la lista de “depredadores” de RSF desde 2011, por
cometer brutales asesinatos desde que tomaron el control de la capital, Saná, y de
la mayor parte del país, tres años más tarde. Al hacerse con el control de los
canales de televisión (Al Yazeera, Al Yamane-Chabab, Yemen-Digital Media)
detuvieron a muchos periodistas, que fueron torturados en las cárceles. El líder del
movimiento, Abdil Malik al Huti, declaró una guerra abierta contra los periodistas, a
los que considera más peligrosos que los combatientes aliados a la coalición árabe.

Los profesionales están constantemente expuestos a amenazas, ataques y


secuestros, además de los bombardeos de la coalición árabe. El periodista Anwar al
Rakan murió por inanición y por las secuelas de las torturas, el 2 de junio, tras haber
pasado un año detenido por los hutíes. Fue liberado en un estado terminal, sin que
su familia hubiera tenido información sobre su paradero anteriormente. El Sindicato
de Periodistas Yemení explicó que la causa de que fuera detenido en un puesto de
control de la capital, cuando se dirigía a su provincia natal, fue que llevaba una
INFORME ANUAL
2018
acreditación de prensa. Los hutíes tienen en la actualidad al menos a otros 10
periodistas y 1 periodista ciudadano retenidos.

En 2018, también murieron Ahmed Al Hamzi, director de la Agencia Sabaa, por un


ataque de morteros, el 30 de agosto; Isaa Al- Nuaimi de Yemen Shabab, el 1 de
agosto; Abdullah Al Qadri, de Belqees TV y colaborador de AFP, por las heridas
mientras cubría unos enfrentamientos en Bayda, el 13 de abril, y Mohamed Al
Qadesi, corresponsal de Belqees TV, el 22 de enero.

El 21 de febrero, Awad Kashmim, editor del periódico progubernamental 30


November, fue detenido e incomunicado. Poco antes, había publicado un post en las
redes criticando las operaciones militares en el oeste de Mukalla, la capital de la
provincia de Hadramout, contra Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP). También
Abdel Wahab Nomran, reportero del diario Yemen al Youm, fue detenido de forma
arbitraria en condiciones similares, tras cubrir un encuentro de simpatizantes del
expresidente Ali Abdallah Saleh (asesinado en diciembre de 2017). Le mantuvieron
incomunicado durante una semana, en la que asegura que fue torturado.

Dos periodistas ciudadanos perdieron la vida intentando contar lo que está pasando
en el país. Ali Abu Al Haya murió el 17 de mayo por las heridas de un ataque y
Oussama Salem, que cubría los enfrentamientos de Taiz, falleció el 27 de enero.
También perdió la vida Omar Ezzi Mohammed, colaborador de medios, tras un golpe
de la coalición árabe contra la radio Al Maraweh en Hodeida, a mediados de
septiembre.

Permanece detenido, desde el 3 de diciembre, el periodista Sabri bin Mukhashin,


que trabaja para varios medios yemeníes, sin que se conozcan los cargos que se le
imputan, pero perdió la libertad tres días después de haber criticado en Facebook al
gobernador de la provincia por la vigilancia y censura online a la que son sometidos
en Mukalla. Mukhashin sufre diabetes y sus condiciones de salud son muy malas.

En septiembre, RSF junto con otras cinco ONG, escribió una carta a las autoridades
saudíes para pedir la liberación del escritor yemení Marwan Al -Muraisy, detenido el
1 de junio. La familia no sabe por qué fue arrestado, ni dónde se encuentra. Al
Muraisy tiene más de 100.000 seguidores en Twitter, y es posible que su detención
corresponda a la publicación de tuits críticos y a sus vínculos con activistas,
intelectuales y periodistas que han pasado por la cárcel.

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