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Teoria General de Los Titulos de Credito
Teoria General de Los Titulos de Credito
DERECHO COMERCIAL
TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO,
LETRA DE CAMBIO, PAGARE, CHEQUE Y TÍTULOS
ELECTRÓNICOS O DESINCORPORADOS
TOMO II
MANUALES JURÍDICOS N° 84
Derecho Comercial 3
DERECHO COMERCIAL
TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS
DE CRÉDITO, LETRA DE CAMBIO,
PAGARE, CHEQUE Y TÍTULOS
ELECTRÓNICOS
O DESINCORPORADOS
TOMO II
1
JEAN LIMPENS, Les Contrate en Droit Comparé, Faculté Internationale de Droit Comparé, Strasbourg, 1967, p. 5
Derecho Comercial 7
jurídicamente la circulación de los bienes, derechos o servicios. Por esta razón, las
normas reguladoras de la Teoría General del Contrato son comunes a los contratos
civiles y comerciales; por ejemplo, en lo relativo al acuerdo de voluntades. 2 Con
todo, las codificaciones mercantiles, al tratar en general de los contratos
comerciales, contienen reglas especiales relativas a su forma, prueba, interpretación,
efectos, etc.
El contrato como instrumento jurídico de la circulación es una de las
instituciones más permeables a las nuevas ideas y cambios del sistema económico.
La debilitación del carácter individualista y liberal del derecho comercial se
manifiesta con mayor intensidad a propósito de los contratos.
El principio de la libertad en cuanto a la forma se ha visto afectado por el
intervencionismo estatal, que obliga a realizar un buen número de operaciones de
acuerdo a fórmulas rígidas preestablecidas, contrariando de esta suerte la rapidez de
las transacciones mercantiles, pero destinadas a proteger el interés de terceros y del
público en general. Por otra parte, el principio clásico de la autonomía de la voluntad
imperante en la materia, resulta asimismo disminuido. La realidad demuestra que no
es frecuente en la actualidad que el contrato sea discutido por las partes en un plano
de igualdad y con absoluta libertad de contratar o no. En la mayoría de los contratos
comerciales la igualdad es meramente teórica, por ocupar una de las contratantes (el
empresario) una posición económica privilegiada que le permite imponer su ley a los
clientes. La rapidez misma del tráfico mercantil impide la discusión minuciosa de
los contratos para adecuarlos al interés específico que puedan tener las partes
contratantes, lo que les lleva a establecer contratos tipos, de contenido rígido y
predeterminado que se repite en una serie interminable de contratos iguales, en los
que la voluntad de las partes juega apenas un papel visible. En el comercio banca-
rio, en el bursátil, en el de seguros, en el de transportes, por señalar algunos, los
contratos se elaboran sobre bases uniformes, cuyo contenido está determinado de
antemano en cláusulas que rara vez sufren modificaciones por exigencias de los
clientes, prácticamente obligados a contratar en esas condiciones unilaterales
impuestas por el empresario.3
El título de crédito, al incorporar en su contenido una prestación que puede
exigirse al obligado a su vencimiento, constituye un vehículo privilegiado de
circulación. En efecto, el título de crédito en cuanto a su contenido puede ser:
representativo de dinero, de mercaderías o de participación social. En el título de
crédito representativo de dinero, la prestación consiste precisamente en pagar una
suma de dinero a su vencimiento. Permite, en consecuencia, realizar actos de cambio
2
RODRIGO URÍA, Derecho Mercantil, 18a ed., Madrid, 1992, p. 560.
3
URÍA, op. cit., p. 561.
8 Ricardo Sandoval López
o tráfico mercantil sin moneda, llegando así, en cierta forma, a sustituirla. Además,
como la circulación se realiza con un documento que contiene una promesa de pago
diferido, se posterga con ello la exigibilidad de la deuda, realizándose, en esta forma,
la función de crédito. A su turno, como esta promesa de pago diferido está contenida
en un documento, puede circular, como la moneda, mediante la circulación del título
que la contiene. En fin, nada impide que el acreedor pueda cambiar el valor futuro
que representa la promesa de pago diferido por un valor presente, mediante la
operación de descuento. Así, podemos apreciar cómo un título de crédito
representativo de dinero cumple la función de reemplazar a la moneda, de realizar la
circulación con pago diferido y de servir de base al crédito en el descuento.
En el título representativo de mercaderías la prestación contenida en el
documento permite exigir al obligado la entrega de determinados bienes. Entre los
títulos de esta clase figuran: la carta de porte, el conocimiento de embarque, los
certificados warrants. Lo importante es que estos títulos permiten, mediante la
transferencia del documento, transferir las mercaderías, sin que sea necesaria la
tradición material de las mismas, sin desplazamiento físico de ellas. Esto facilita
enormemente la circulación de los bienes, dándole al tráfico seguridad, rapidez y
certeza, evitando demoras, inconvenientes de la celebración de contratos y de
realizar la tradición o entrega de los bienes, en cada caso.
Los títulos de participación social son aquellos que reconocen determinados
derechos, ya sea de asociado o de acreedor, de la entidad que los emite. Mediante el
título el poseedor puede ejercer los derechos que éste le confiere, pero puede
también cederlo, con lo cual transfiere su cuota social o parte de interés social, su
derecho de usar conjuntamente de los bienes sociales y otras prerrogativas de orden
institucional o pecuniario que comporta la calidad de socio. De esta suerte también
se facilita, en este plano, la circulación.
Derecho Comercial 9
Capítulo I
TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO
Sección I
2. Noción de título de crédito. Los títulos de crédito son una de las más
significativas creaciones del derecho comercial. Tullio Ascarelli afirma que "si nos
preguntasen cuál es la contribución del derecho comercial a la formación de la
Economía moderna, tal vez no podríamos apuntar otra que haya influido más
típicamente en esa Economía que la institución de los títulos de crédito". 4 Ellos se
han convertido en instrumentos de representación y movilización de la riqueza,
aportando la certeza, rapidez y seguridad que requiere el tráfico mercantil de
nuestros días.
La noción de título de crédito, que corresponde a la traducción literal de la
expresión alemana Wertpapiere, evoca un documento que no sólo acredita la
existencia y contenido de un derecho, sino que lo constituye y sirve para su
transferencia. Por ello es que se dice que estos documentos incorporan o
materializan un derecho en su texto. A partir de esta idea la doctrina ha elaborado
mayoritariamente una noción esencial de título de crédito, que consiste en un
documento transferible cuya posesión es necesaria para ejercer el derecho literal y
autónomo que en él se representa. Se trata de un concepto restringido o estricto,
afirmado por la doctrina italiana5 y acogido por las reglas del Código Civil italiano
de 1942. La jurisprudencia del Tribunal Supremo español se ha hecho eco de esta
noción en una sentencia de 27 de diciembre de 1987, señalando que al título-valor
"conviene la definición descriptiva de documento de un derecho literal destinado a
la circulación, capaz de atribuir de modo autónomo la titularidad del derecho a su
propietario y que confiere suficiente legitimación al poseedor para recabar el
cumplimiento del derecho que incorpora".6
4
TULLIO ASCARELLI, Teoría general de los títulos de crédito, México, 1947, p.3.
5
CÉSAR VIVANTE, Trattato di Diritto Commerriale, 5a ed., Milano, 1924, vol. III, p. 123.
6
JOSÉ MARÍA DE EIZAGUIRRE, "Las imposiciones a plazo como objeto de garantía pignoraticia. Una contribución a la
dogmática de los títulos-valores". Revista de Derecho Bancario y Bursátil, España, Nº 25, enero-marzo 1987, p. 186.
10 Ricardo Sandoval López
11
En este sentido: GABRIEL RIOSECO ENRÍQUEZ en Conferencia sobre Teoría de los Títulos de Crédito, Concepción, 1979,
inédita.
12 Ricardo Sandoval López
12
VIVANTE, Trattato de Diritlo Commerciale, Milán, 5a ed., 1929, t. III, Nº 951
13
URÍA, ob. cit., N° 726; GARRIGUES, ob. cit., p. 605; FELIPE DE J. TENA, Vítulos de crédito, Editorial Porrúa, 3a ed.,
México, 1956, p. 10.
14
TENA, ob. cit, N° 3, p. 10.
15
Ibídem.
16
TENA, ob. cit., p. 11.
Derecho Comercial 13
Ascarelli17 en orden a que esta institución "es una de las mejores demostraciones de
la capacidad creadora de la ciencia jurídica de los últimos siglos".
Por otra parte, siendo el título de crédito un instrumento destinado a la
circulación, era necesario que se le sometiera a una disciplina especial, a un mismo
tiempo de rigor y de privilegio, que fundamentalmente se propusiera afianzar en
beneficio del público, aun sacrificando a veces intereses respetables, la más segura y
rápida transmisibilidad de estos documentos.18
En consecuencia, la relación jurídica primitiva, el derecho preexistente al
nacimiento del título, sufre profundas modificaciones al perder su condición estática,
para adquirir una condición dinámica distinta de la primera. Tal variación no se
advierte con la misma claridad cuando el documento permanece en manos del
primer poseedor, teniendo el deudor enfrente al sujeto de la relación primitiva o
fundamental, como cuando éste entra en circulación desplegando las características
que le son propias.
Messineo19 pone de manifiesto la preponderancia del documento sobre el
derecho contenido en él, distinguiendo los títulos de crédito de los títulos ordinarios
o constitutivos. A su juicio, en los títulos ordinarios, el documento es algo accesorio
respecto del derecho mencionado en él; de ahí que la titularidad del crédito
(derecho) decida también la pertenencia del documento. Pero en materia del título de
crédito -agrega-, por el contrario, lo accesorio no es ya el documento sino el
derecho, en el sentido de que el derecho sobre el documento decide la pertenencia
del derecho mencionado en él y de que la posibilidad de ejercer tal derecho depende
de la conservación del mismo instrumento.
Con mayor agudeza, yendo al fondo mismo del asunto, Rocco 20 distingue tres
situaciones:
a) En la mayoría de los casos el documento desempeña una función meramente
probatoria, para acreditar la existencia de la relación jurídica, pero sin tener con ella
ninguna conexión necesaria. La relación existe por sí sola con independencia del
instrumento, el que, por estar destinado a probarla, la presupone. En consecuencia,
la relación jurídica produce todos sus efectos, aun cuando falte el documento, con tal
que pueda acreditarse de otra forma.
b) En otros casos el documento desempeña una función más importante, uniendo
a su valor probatorio el carácter de constitutivo de la relación jurídica, condición
17
TULIO ASCARELLI, Appunti de Diritto Commerciale
18
TENA, ob. cit., N° 6, p. 12.
19
FRANCESCO MESSINEO, I titoli di crédito, Padua, 2a ed., 1933, t. I,
pp. 7 y 8.
20
ALFREDO ROCCO, Principios de Derecho Mercantil, traducción española,
Madrid, 1930, N° 70.
14 Ricardo Sandoval López
necesaria para su existencia; lo que ocurre en los casos en los cuales la ley exige que
la voluntad se exteriorice en forma escrita. El documento no puede faltar, porque es
la forma como se manifiesta una voluntad generadora del derecho. El instrumento y
la relación jurídica están en estrecha conexión, pero ésta es incompleta, porque si
bien es cierto que el documento es necesario para generarla, subsisten sin embargo
como dos entidades separadas, en el sentido de que una vez creada la relación
jurídica, ésta vive en forma independiente del documento.
c) Por último, hay situaciones en las cuales la conexión entre el documento y la
relación jurídica es no sólo originaria sino permanente. En estos casos; no sólo no
nace el derecho si la declaración de voluntad que le dio origen no se consigna en un
documento, sino que el documento y el derecho subsisten compenetrados, de tal
manera que el instrumento es condición necesaria y suficiente para atribuir el
derecho. De esta suerte, quien tiene el documento tiene a la vez el derecho. "Los
documentos que tienen la virtud de atribuir un derecho son, precisamente, los títulos
de crédito."21
Esa compenetración del derecho en el título, esta objetivación de la relación
jurídica en el papel, es el fenómeno que en doctrina se conoce como incorporación,
rasgo característico de los títulos de crédito.
El concepto de incorporación criticado por Vivante22 por su esterilidad dogmática
y por Bracco23 por carecer de una elaboración adecuada a la preeminencia que se le
otorga para explicar los caracteres de los títulos de crédito, es sin embargo
ampliamente aceptado por la doctrina de otros autores. Felipe de J. Tena señala que
no existe el menor peligro de que alguien tome la expresión "derecho incorporado en
el título" en su sentido natural y propio y de que sea un elemento de confusión.
"Nadie va a creer que el derecho -elemento ideal- pueda residir en un pedazo de
papel, porque nadie ignora que el único sujeto posible de derecho es el hombre." De
modo que cuando hablamos de incorporación del derecho en un título de crédito, lo
que queremos significar, sencillamente, es la "relación de necesidad" de que nos
habla el propio Bracco, en virtud de la cual el que es poseedor de un título es, por
eso mismo, titular del derecho, y para ser titular del derecho es preciso ser poseedor
del título, conforme a un principio que apenas si sufre excepciones. Tal metáfora,
por lo demás, como algunas otras de que se vale el lenguaje de la ciencia, nos parece
feliz, ya que lejos de oscurecer o perturbar la exposición de las ideas, las simplifica
y aclara, lo cual depende de que los efectos propios de la llamada incorporación se
21
Rocco, ob. cit., N° 70.
22
VIVANTE, ob. cit., t. III, N° 923.
23
BERTO BRACCO, La legge uniforme sulla cambíale. Padua, 1935, N° 188.
Derecho Comercial 15
5. Estructura del título de crédito. Los elementos del título de crédito son,
fundamentalmente, dos:
-El documento en cuanto soporte material (bien mueble), y
-La relación obligacional en él representada que constituye su contenido
económico.
Estos dos elementos al reunirse dan origen al título de crédito, que no solamente
es la suma de ambos, sino que nace a la vida jurídica como un ente nuevo. Entre
ambos elementos existe una especialisima vinculación; en el decir de algunos
autores, se encuentran compenetrados en un consorcio indisoluble. Sin embargo, a
pesar de esta compenetración entre el documento y la relación obligacional en él
representada, los elementos del título de crédito son autónomos.
a) El sustrato material: el título de crédito es una cosa mueble. No cabe duda
que pertenece a la categoría jurídica de los bienes muebles debido a su materialidad
de instrumento documental (papel). Como tal puede ser objeto de relaciones reales:
tenencia, posesión, propiedad, usufructo, puede reivindicarse, como lo reconoce el
artículo 82 de la Ley de Quiebras.
Se reafirma el carácter de cosa mueble desde el punto de vista cartular, ya que su
régimen de circulación está regulado según esa naturaleza, con las modificaciones
propias que resultan de los títulos de crédito. Sin embargo, este bien mueble que es
24
TENA, ob. cit., N° 8, p. 16.
25
TENA, ob. cit., N° 8, p. 16.
26
Proyecto de Ley Uniforme sobre Títulos-Valores para América Latina, INTALBID, 1967, p. 19.
16 Ricardo Sandoval López
apariencia, la apariencia que resulta de haber llegado el título a sus manos por el
camino que la ley ha trazado para su circulación. Eso nada importa. Aquí la
apariencia vale más que la realidad, la legitimación más que el derecho, y para
emplear una terminología usada por Vivante, la propiedad formal vale más que la
propiedad material. La apariencia ha sido elevada al rango de la esencia misma. 28
Como puede apreciarse, la legitimación está dominada por el dogma de la
apariencia jurídica. La posesión del título engendra apariencia de titularidad del
derecho, y con el fin de favorecer la circulación se libera al poseedor de demostrar
que es titular del crédito. La apariencia actúa así tanto en favor del tenedor como
respecto del obligado. A este último se le libera de la deuda si paga en favor de quien
tiene la apariencia, aunque no sea el verdadero titular del derecho; al tenedor le
exime de demostrar su condición de acreedor y es el deudor quien tendrá que
demostrar que el poseedor no tiene derecho de recibir la prestación para negar
válidamente el pago. Pero sería peligroso extender al máximo los efectos de la
apariencia. La buena fe juega también en esta materia un rol importante. En rigor,
sólo el poseedor legítimo tiene derecho a la prestación contenida en el título, y si el
deudor sabe que no es legítima la posesión de quien se presenta como tenedor del
documento, debe rehusar el pago. En definitiva, sólo libera el pago hecho de buena
fe.
No obstante, la legitimación por la posesión sobre la base de la apariencia hace
posible el ejercicio del derecho por quien siendo titular aparente no sea en realidad
titular verdadero. Este es un fallo de esa construcción jurídica -señala Uría-, 29 siendo
las exigencias del tráfico y la rápida circulación las que imponen ese eventual
sacrificio del verdadero titular (propietario del título), no poseedor, frente al
poseedor, titular aparente. Pero ese sacrificio sólo es compatible con la buena fe del
deudor.
Messineo es, sin embargo, quien expone en forma más profunda el contenido y
los efectos de la legitimación que caracteriza a los títulos de crédito: "Por el hecho
de exonerar al poseedor del título de la demostración de que él es titular del derecho
que contiene, no se establecen únicamente reglas particulares en materia de prueba;
en definitiva, se habilita para el ejercicio del derecho aun al que eventualmente no es
en realidad titular del mismo derecho, con tal que se halle en posesión del
documento y lo exhiba. Ciertamente, puesto que el deudor está siempre dispensado
de investigar el modo con que el presentante del título obtuvo su posesión y de
indagar, por lo mismo, la efectiva pertenencia del derecho, estándole más bien
prohibida semejante investigación; y puesto que al poseedor del documento le
28
Ibídem.
29
URÍA, ob. cit., N° 726, p. 664
20 Ricardo Sandoval López
puede legitimarse aun el no propietario, con tal que también sea poseedor".30
Por último, digamos que la ley, al prescribir la forma como se adquiere un título
de crédito, establece al mismo tiempo como se obtiene la legitimación. Tal
afirmación pudiera parecer inexacta y contradictoria si se piensa que la legitimación
hace abstracción de la titularidad del derecho, contentándose con la propiedad
formal, con la apariencia nacida de la regular posesión del instrumento, pero tal
contradicción no existe si tenemos presente que la legitimación no muestra sus
caracteres peculiares ni produce sus efectos tan propios sino cuando el derecho
incorporado en el documento se ejercita por poseedores sucesivos, distintos del
primero. Únicamente entonces tienen aplicación las normas propias de la institución,
porque únicamente entonces la propiedad material queda en la sombra, tan sólo
vislumbrándose a través del ropaje exterior de la posesión lograda conforme a la ley
de la circulación del título.31
Tratándose de títulos nominativos, es decir, de aquellos que se expiden en favor
de una persona determinada, la legitimación produce sus efectos cuando el
propietario los ha adquirido mediante su ley de circulación, esto es, cumpliendo con
el mecanismo de la cesión, ya sea contando con la aprobación del deudor cedido o
mediante su notificación.
Cuando se trata de títulos a la orden (vale decir, aquellos en los que se consigna
una obligación contraída a la orden de una persona determinada) es necesario
distinguir dos situaciones para saber cómo opera la legitimación. En primer lugar, es
propietario del título, y por tanto legitimado, el beneficiario del mismo, o sea el que
como tal figura en el texto del documento, y, en segundo lugar, se considera
propietaria a la persona que justifique su derecho mediante una serie no
interrumpida de endosos, que constituyen la forma como ellos circulan. En el primer
caso el título no ha circulado, en tanto que en el segundo ha entrado ya en
circulación. El poseedor de un título a la orden que lo presenta a su cobro sin que
haya sido endosado, no sólo prueba que está legitimado, sino que acredita además
que es propietario del mismo. En cambio, el tenedor que lo presenta al cobro
habiéndolo adquirido no directamente del suscriptor sino de algún endosante, no
demuestra con ello su derecho de propiedad sobre el título, sino que acredita
solamente su derecho a cobrar del deudor la prestación respectiva, comprobando que
es aquella persona cuyo nombre cierra la cadena de endosos que figuran en el
documento. En consecuencia, puede ser falso alguno de los endosos, puede que
alguno de los endosantes haya sido incapaz, puede haberlo adquirido por robo y
aprovecharse de un endoso en blanco contenido en el, etcétera. En ninguno de estos
30
MESSINEO, ob. cit., t. I, Nos 8 y 9, citado por TENA, ob. cit., N° 13, p. 20.
31
TENA, ob. cit., N° 15, p. 22.
22 Ricardo Sandoval López
casos puede decirse que el tenedor del título sea también su propietario. Sin
embargo, el suscriptor debe reputarlo dueño y tiene derecho a hacerlo, por cuanto si
cumple la obligación respecto de él queda definitivamente liberado. Este es el
significado pleno de la legitimación.
Tratándose de títulos al portador, es decir, aquellos documentos que, sin tener la
designación del acreedor, permiten al que los presente exigir la prestación en ellos
contenida, su cesión se hace entregando el título, con lo cual la legitimación se
simplifica en grado sumo. Este es el único requisito formal para obtener la
legitimación. Al igual que en el caso de los títulos a la orden, es jurídicamente
irrelevante la buena o mala fe del poseedor, siempre que de la mala fe no tenga
noticia el suscriptor, o siempre que teniéndola se encuentre en la imposibilidad de
demostrarla.
Lo normal es que la legitimación, la propiedad y la titularidad sean lo mismo o
que se radiquen en una misma persona. Propiedad es un concepto de señorío, es la
plenitud de las potestades que se pueden ejercer sobre una cosa determinada. La
titularidad, en cambio, se ubica en el ámbito de las relaciones personales entre
acreedor y deudor. En virtud de ella el sujeto activo tiene derecho a exigir la
prestación del sujeto pasivo. El titular es el acreedor del vínculo obligacional.
Entre ambos conceptos del derecho común se sitúa la legitimación. Ella es una
situación jurídica propia del derecho cambiario, que exige sólo la investidura formal
para ejercer los derechos que emergen de un título de crédito. La preeminencia del
documento sobre el derecho justifica la legitimación y sus efectos. Cuando se habla
de propiedad del título se refiere a la propiedad del derecho incorporado en el
documento o cosa nueva cuya adquisición es originaria.
Sección II
Párrafo I
ámbito de esas relaciones podrá ser enervado por alguna excepción basada en el
mencionado negocio causal, lo que no empece para considerar la existencia de la
característica literalidad.
Numerosas disposiciones de la Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré,
consagran la característica en estudio: a propósito de la emisión de la letra, de las
cláusulas facultativas, de la alteración, adulteración, aceptación, endoso y aval de la
misma.34 La jurisprudencia también la reconoce.35
P á r r a f o II
37
En este sentido lo expone don GABRIEL RIOSECO ENRÍQUEZ, Profesor de Derecho Comercial, en Conferencia sobre los
Títulos de Crédito, Concepción, 1979, inédita.
30 Ricardo Sandoval López
cambiaria existe una convención ejecutiva que resulta ser la causa del título de
crédito, toda vez que mediante la concertación de esta convención, el acreedor y el
deudor cumplen la relación fundamental.
- En opinión de otro sector de la doctrina, la causa de los títulos de crédito se
localiza en el negocio jurídico por el cual se entrega o transmite el título, que se
denomina "pactum cambiando".
En las dos doctrinas expuestas se distinguen tres tipos de relaciones, a saber:
-La relación fundamental;
-La convención ejecutiva o pactum cambiando, que sirve para cumplir la relación
fundamental o para entregar o transmitir el título, y
-La relación cambiaría, en virtud de la cual se contrae la obligación cambiaría.
Esta relación abstracta reconoce su causa -aunque se halla desvinculada
jurídicamente de ella- en el pactum cambiando o en la convención ejecutiva.
Por último, una tercera teoría postula que la causa de los títulos de crédito se
encuentra en la relación fundamental, por-que es el presupuesto económico jurídico
que justifica la obligación documental asumida por el girador. Es una posición más
precisa y evidentemente más lógica que permite dar una solución más realista al
problema de la causa en los títulos de crédito.
Si volvemos a considerar la distinción causa-fuente y causa-fin, en relación con
la causa de los títulos de crédito, puede afirmarse que la causa-fuente no puede faltar
porque es su propia forma de exteriorizarse, documentalmente, con virtudes
constitutivas y dispositivas. La causa-fin es la relación funda-mental.
Establecida la conclusión que formulamos, veamos a continuación las diversas
proyecciones que tiene en el ámbito de las relaciones cambiarías.
1. Teniendo presente la vinculación de los dos elementos que forman la estructura
del título de crédito (documento y declaración documental), hay que concluir que es
el título, en tanto instrumento que documenta la relación en él incorporada, el que
está informado del carácter abstracto y no la obligación, que se encuentra vinculada
a una relación fundamental.
2. Si la causa-fuente nunca puede faltar por ser el acto externo de voluntad, la
causa-fin puede faltar y ella es la causa del título de crédito, supuesto el caso de su
emisión con fines económicos.
3. La relación entre quienes están vinculados por la relación fundamental y
quienes no lo están, tiene distinta relevancia jurídico-doctrinaria. La situación entre
el emisor y el beneficiario directo no ofrece duda porque están ligados por la
relación fundamental. No ocurre lo mismo con los terceros sucesores del
documento. Para la legislación cambiaría el portador legitimado es un tercero de
buena fe, que no participó en el negocio o relación fundamental, y como su voluntad
Derecho Comercial 31
38
"Que la letra de cambio es un efecto de comercio y constituye, por lo tanto, un título de crédito esencialmente
negociable que se refiere a una obligación de dinero, transferible de manera fácil y expedita y destinado a circular
libremente de manera similar a la moneda; en consecuencia, la letra debe constituir un título completo, que se basta a sí
mismo, en virtud de los elementos que le son propios y característicos, destinado a circular por lo que él representa,
independientemente de cualquier otro título o documento y de la operación que le dio origen;
Que desde el momento en que se extiende la letra de cambio se crea un vínculo esencial entre el documento y el
crédito incorporado a él, de manera que cualquier acto jurídico concerniente a la circulación o extinción de ese crédito ha
de recaer siempre, precisamente, sobre el documento;
Que la obligación que emana de una letra de cambio tiene la característica de ser comercial, rigurosa, literal, autónoma y
abstracta. Comercial, porque el art. 3o N° 10 del Código de Comercio la califica de acto de comercio, cualquiera que sea
su causa u objeto y las personas que en ella intervengan. Rigurosa, porque el rigor de la promesa de pago no puede estar
sujeto a ninguna condición y porque el deudor debe estar listo para cancelarla en el plazo indicado en el título. Literal,
porque debe estarse a los términos en que ha sido extendida y su valor y eficacia se determinan de acuerdo con la
redacción de la letra. Autónoma, porque, como se ha dicho, se basta a sí misma y tiene vida propia. Por último, es
abstracta porque es independiente del contrato o negociación de que emana" (C. de Apelaciones de Santiago, 26 de enero
de 1983, Gaceta Jurídica 1983, N° 33, p. 48). Como puede apreciarse, este fallo recoge los elementos y características de
la letra de cambio en cuanto título de crédito.
Derecho Comercial 33
39
Véase, en particular, URIA, ob. cit., N° 729, p. 667.
34 Ricardo Sandoval López
cumple a cambio de la entrega del título, para evitar que siga en circulación.
Sección III
26. Títulos al portador. Son aquellos que se emiten sin mencionar en su texto al
beneficiario o que apareciendo éste se les adiciona la cláusula "al portador". Esta
clase de títulos contribuyó a la elaboración de la teoría general de los instrumentos
de crédito; actualmente se les considera como la expresión última de la propiedad
mobiliaria.
Los títulos al portador son los que más se identifican con las cosas muebles y
respecto de la incorporación del derecho en el documento, podemos señalar que ella
aparece realizada íntegramente. Tal identificación con las cosas muebles es el
fundamento de la circulación de los títulos al portador que debe efectuarse por la
entrega del documento. Es preciso enfatizar, en esta clase de títulos, la innegable
preeminencia que existe del documento sobre el derecho.
Por tratarse de título-cosa, la simple tradición del documento es suficiente para
quedar legitimado en el ejercicio del derecho. Los requisitos de legitimación de un
título al portador son, en consecuencia:
-Posesión del título;
-Presentación al sujeto requerido de pago.
Atendidas las características ya destacadas, los títulos al portador no son
susceptibles de reivindicación. En efecto, la posibilidad de ejercer la acción
reivindicatoria se dificulta porque frente al interés del que ha perdido
involuntariamente la posesión, por hurto, robo o extravío, están los derechos del
poseedor de buena fe que lo adquirió según su ley de circulación. Además, hay un
interés indirecto representado por la seguridad y confianza que deben informar los
negocios mercantiles. Ante esta pugna de intereses se prefiere el derecho del nuevo
portador de buena fe del título y no obsta a la regularidad de su legitimación la
circunstancia de que el transmitente u otro anterior se apropiare indebidamente del
documento, siempre que el portador actual desconozca este hecho. Es precisamente
esa ignorancia la que legitima al portador y lo pone a salvo de la reivindicación del
título. Lo complejo de la solución radica en fijar, legislativamente, un principio
general que teniendo en cuenta los valores jurídicos y económicos de la circulación
no lesione el interés indirecto.
La doctrina se ha pronunciado por la no reivindicación de los títulos al portador,
Derecho Comercial 37
27. Títulos a la orden. Son los que, concebidos en forma esencial a nombre de
determinada persona, facultan a ésta, de modo expreso o implícito, a transmitirlo sin
intervención del deudor. Es fundamental destacar el carácter facultativo que tiene la
transmisión del documento, de tal modo que, si no circula mediante endoso, siempre
sigue siendo un título de crédito.
No existen fórmulas sacramentales para concebir esta clase de títulos. Cuando el
documento lleva las palabras "a la orden", se deja constancia en forma explícita que
se trata de esta clase de títulos. En cambio, se hace constar en forma implícita este
carácter cuando en la redacción del documento se incluye una denominación que
tácitamente comprende la cláusula "a la orden".
Los títulos a la orden circulan mediante endoso, que es una declaración
documental literalizada al dorso del instrumento, con la firma de quien la otorga. El
endoso es traslaticio, legitimante y vinculatorio.
El portador de un título a la orden, para ejercer los derechos documentales, debe
acreditar su legitimación activa por los siguientes actos:
-Posesión del documento;
-Exhibición del mismo al requerido;
-Cadena ininterrumpida y regular de endosos.
La referida continuidad de los endosos supone la regularidad formal del sistema
documental. Basta que ella sea formal y externa para que el título circule
válidamente y puedan hacerse valer los derechos en él contenidos, sin que ella
resulte afectada por endosos en blanco o extendidos por incapaces o por mandatarios
fuera de los límites de sus poderes.
También se exige como requisito legitimante la identificación personal del
portador. Este requisito debe probarlo el portador y si no cumple con él no puede
ejercer los derechos del título. El deudor tiene la carga pasiva de comprobar la
38 Ricardo Sandoval López
28. Títulos nominativos. Son los documentos que se giran a favor de determinado
sujeto y tanto su emisión como sus sucesivas trasmisiones deben inscribirse en el
registro del emisor. Estos títulos no son completos en su literalidad, porque no puede
prescindirse del registro del emisor. El creador del documento ha querido mantener
el control del nombre del tenedor y con ese propósito los emite a un nombre
individual.
En doctrina se les niega el carácter de títulos de crédito a los documentos
nominativos. León Bolaffio sustenta esta posición fundado en los siguientes
argumentos:
a) Por estar sometido al registro, el documento no es atributivo en cuanto a
derecho documental. No puede considerársele autónomo ni literal;
b) Tal registro reviste la forma de consentimiento del emisor, que es
imprescindible para que opere la transferencia, y
c) El emisor al estar facultado para no permitir la transmisión lesiona los
caracteres esenciales de los títulos de crédito.
Se refuta la doctrina negatoria señalando que el creador al girar el título en esta
forma asume el deber o carga de registrar cada transferencia, por lo que
jurídicamente no puede negarse a ello. Vivante destaca que la inclusión de los títulos
nominativos está justificada tanto en la práctica mercantil como por su naturaleza
jurídica. Agrega que el que niega el carácter de título de crédito al documento
nominativo, porque es necesaria la cooperación del deudor, comete el error de
buscar en todos los títulos de crédito el carácter de mulos al portador, que circulan
sin cooperación alguna y sin conocimiento del deudor. Siendo así, debería negar tal
carácter a los títulos de crédito a la orden, que deben circular con la cooperación del
deudor inmediato. Ahora bien, en el caso de que el emisor de un título nominativo
pueda oponerse a la transmisión, indudablemente que ese documento deja de ser
título de crédito.
Los títulos que se emiten nominativamente son las acciones, los bonos o
debentures. En algunos casos la carta de porte, el conocimiento de embarque y los
certificados warrants se emiten en forma nominativa. Los requisitos de legitimación
de esta clase de títulos son los siguientes:
-Posesión del título;
-Presentación al deudor;
-Cadena de traspasos y registro de los traspasos en el registro del emisor del título;
-Identificación del portador.
Derecho Comercial 39
31. Los efectos de comercio. Efecto de comercio es aquel que puede jugar entre
comerciantes un rol análogo al de la moneda, tanto como ésta tiene un poder
liberatorio.
Partiendo de ahí, podemos reconocer la existencia de un efecto de comercio
cuando se reúnen las características siguientes:
-Que se trate de un título negociable, es decir, transmisible por procedimientos
rápidos de derecho comercial no sometidos al régimen más solemne del derecho
civil;
-Que el valor en moneda corriente esté indicado en él, bajo el beneficio de los
riesgos de insolvencia, y veremos cómo la ley se ingenia para reducir estos riesgos.
Se sabe entonces lo que ellos representan y no se tiene que suponer lo que ellos
podrían significar en caso de ser vendidos. Un cheque de $ 20.000 vale $ 20.000, en
tanto que un conocimiento que da derecho a la entrega de tal cantidad de
mercadería, que será descargada de un navío en tal puerto, no tiene un valor
absolutamente determinado;
-La indicación del valor en moneda no es solamente apreciativa, ella es
normativa; el efecto da derecho a percibir una suma de dinero; en otros términos, él
representa un crédito en dinero;
-Por último, este crédito es pagadero a corto plazo. La rapidez es una ley del
comercio. Si bien es cierto que los comerciantes piden a veces créditos a mediano y
largo plazo, no es ésta la forma usual empleada para pagar sus deudas.
Sin embargo, el efecto de comercio no es moneda. Tres diferencias lo separan
por lo menos: en primer término, la moneda, se presenta bajo la forma de cortes fijos
de valor redondo, en tanto que los efectos de comercio, correspondiendo a
operaciones dadas y diferentes las unas de las otras, tienen valores irregulares. Por
otra parte, la moneda tiene curso forzado, vale por ella misma y la confianza que ella
inspira corresponde a la confianza en los destinos de la nación, en tanto que el efecto
de comercio vale primero por la firma de aquel que se obliga. En fin, la moneda
representa por naturaleza un valor vencido o, más exactamente, posee un valor
extratemporal, en tanto que el efecto de comercio tiene un valor limitado en el
tiempo y medido en el tiempo: limitado, porque él no valdrá nada después de cierto
lapso; medido, porque corrientemente no da derecho al pago de la suma indicada
sino a la llegada de una fecha de vencimiento.
Esta última diferencia parece la más característica. Cuando el comprador de un
establecimiento de comercio paga a su vendedor suscribiendo pagarés de valor igual,
por ejemplo de $ 100.000 pagaderos de mes en mes, el 15 de cada mes, y cuando
esos pagarés son garantidos o avalados por un gran banco, las dos primeras
diferencias se escurren. Queda la tercera, que parece entonces esencial. Sin embargo,
Derecho Comercial 41
32. Diferentes efectos de comercio. En nuestro país, los efectos de comercio más
conocidos son: la letra de cambio, el pagaré, el cheque y la carta orden de crédito.
No existe, como en otros países, la factura protestable, aun cuando en un proyecto
de ley sobre instrumentos negociables está prevista su creación.
En los capítulos IX y X estudiaremos en particular los aspectos principales de los
efectos de comercio que hemos mencionado.
En fin, hemos señalado que las personas jurídicas emiten títulos que confieren
derechos de asociados o de acreedores, denominados "valores mobiliarios", que son
susceptibles de una negociación fácil, de una cotización en bolsa de valores y que, al
igual que los otros instrumentos que hemos analizado, facilitan la circulación del
crédito y de la riqueza.
33. Títulos causales y abstractos. Atendiendo a los efectos que la causa tiene en
la vida del título, pueden clasificarse en causales y abstractos.
Son títulos de crédito causales aquellos en los cuales se menciona expresamente
la causa en el documento y ella se mantiene unida al mismo en todos los aspectos
jurídicos. El ejemplo clásico de esta categoría de títulos está representado por las
acciones de sociedades anónimas. En el derecho nacional, el artículo 19 del
Reglamento de Sociedades Anónimas, Decreto Supremo N° 587, publicado en el
Diario Oficial de 13 de noviembre de 1982, dispone que "Los títulos de acciones
llevarán el nombre del dueño, el nombre y sello de la sociedad, la fecha de escritura
social y la notaría en que se haya otorgado, la indicación de la inscripción de la
sociedad en el Registro de comercio... ". La indicación del nombre de la sociedad
emisora y sus formalidades de creación constituyen la expresión de la causa de los
títulos de crédito llamados acciones.
40
RENÉ RODIÉ y ROGER HOUIN, Droit Commercial, "Effets de commerce", Precis Dalloz, 6a ed., París, 1973.
42 Ricardo Sandoval López
35. Los títulos de crédito impropios. Existe una serie de documentos respecto de
los cuales se llega a la conclusión que no son títulos de crédito, porque no tienen
todos los caracteres esenciales y comunes que les son propios, a los que se les
denomina títulos de crédito impropios.
Pertenecen a esta categoría documentos tales como los pasajes marítimos, aéreos,
de autobuses, de ferrocarriles y del metro. También se encuentran en este mismo
grupo los billetes de lotería, la tarjeta o ficha de la guardarropía, la entrada, el abono
o contraseña para un espectáculo, la tarjeta de cualquier apuesta o juego de azar, el
ticket de estacionamiento, los recibos de bienes entregados en reparación o para
limpieza, la tarjeta de embarque o boarding pass, el recibo del equipaje, el carnet de
socio y todas las tarjetas de crédito bancadas o comerciales o de cajero automático.
En la doctrina los títulos impropios se han agrupado en dos categorías,
atendiendo a su grado de complejidad; los comprobantes de legitimación y los
títulos de legitimación. Los primeros son simples documentos probatorios que
permiten al deudor cumplir la prestación, respecto del sujeto que presente el
documento, quedando en consecuencia liberado de ella, como por ejemplo, los
pasajes de ferrocarril, de autobuses o de metro, que se emiten por lo general al
portador, aunque frecuentemente se les declara intransferibles, porque se refieren a
derechos que no pueden ser objeto de circulación.
Los títulos de legitimación son también instrumentos probatorios de una
obligación nacida de un contrato cuya celebración acredita el título, de suerte que si
hay divergencia entre el tenor del título y el documento que contiene el contrato,
prevalece este último. Así, por ejemplo, si hay diferencia entre un recibo de depósito
y contrato mismo, primará lo previsto en el documento que contiene el contrato.
Los títulos valores impropios son documentos que se emiten masivamente y los
destinatarios o acreedores son un conjunto de personas anónimas. En esta clase de
documentos el acreedor sólo tiene que exhibir el título para exigir la prestación de
que se trata, por lo que queda legitimado activamente y por parte del deudor, el
cumplimiento de la obligación frente al tenedor aparente, importa liberación o
legitimación pasiva. Constituyen ejemplos de esta clase de títulos los billetes de
lotería, el pasaje del metro o del autobús, la entrada o el abono para el espectáculo.
Por su parte, los documentos de legitimación no se emiten en masa y el
beneficiario no es totalmente anónimo, de manera que el documento cumple
solamente la función de legitimación pasiva, en cuanto a que el deudor se libera
pagando al portador aparente. Sin embargo, estos documentos no constituyen títulos
de legitimación activa, en el sentido que se pueda exigir el cumplimiento de la
prestación con la sola exhibición de ellos, sino que más bien el deudor puede
negarse a cumplir la obligación exigiendo pruebas de su condición de tenedor
44 Ricardo Sandoval López
Sección IV
tenor material del título y ella incumbe al suscriptor por el solo hecho de haberlo
emitido, independientemente del contrato que al origen puede haber intervenido o
debía intervenir entre el primer portador beneficiario y él mismo.
Esta teoría, discutida por numerosos autores en Francia, explica la existencia de
un derecho propio y directo en todo poseedor del título, sin que se le puedan oponer
excepciones nacidas de los otros portadores anteriores. El título al portador termina
por incorporar en el instrumento el derecho de su poseedor a exigir la prestación.
Sin embargo, los títulos al portador son individualizados por cuanto pueden
identificarse por un número de orden en una serie, indicada por letras o por cifras.
En materia de sociedades anónimas, la mayoría de las legislaciones prohíbe la
emisión de acciones al portador, como es el caso particular de nuestro derecho.
41. Diferentes valores mobiliarios. En nuestro país, los valores mobiliarios más
conocidos son las acciones de las sociedades anónimas, los bonos o debentures que
éstas mismas emiten y los pagarés que emiten diferentes servicios del Estado,
personas jurídicas de derecho público. Tuvimos la ocasión de estudiar las acciones
como partes alícuotas en que se divide el capital de una sociedad anónima y en
cuanto a los derechos que ellas confieren a su titular. Aquí nos referimos a ellas
desde otro punto de vista, consideradas como instrumentos negociables que
contribuyen a la circulación de la riqueza.
Los bonos o debentures son títulos de crédito de tipo uniforme que se emiten en
serie y que representan un derecho de crédito (una obligación) en contra de la
sociedad anónima que los ha emitido. En nuestro medio, sólo las sociedades
anónimas constituidas y domiciliadas en Chile y las agencias de sociedades
anónimas extranjeras autorizadas pueden emitir bonos o debentures (arts. 1 o y 5o de
la Ley N° 18.045, sobre Mercado de Valores).
Conviene destacar, finalmente, que los bonos son documentos negociables que
dan a su titular el carácter de acreedor de la sociedad anónima emisora, pero no el
carácter de socio de ella.
Sección V
43. Carta de porte. Definición legal. En conformidad con los términos del
artículo 173 del Código de Comercio, "llámase carta de porte del documento que
las partes otorgan para acreditar la existencia y condiciones del contrato, y la
entrega de las mercaderías al porteador".
El concepto legal tiene la virtud de describir el origen y las funciones propias de
la carta de porte. En efecto, el documento proviene de un acuerdo de las partes del
contrato de transporte terrestre y no de la voluntad ni como una obligación impuesta
a una de ellas, lo que se confirma con el tenor del artículo 174 del Código de
Comercio, que dispone: "Convenidos los contratantes en el otorgamiento de la
carta de porte, deberán extenderla y firmarla por duplicado”.
47. Aspectos formules del conocimiento de embarque. Sin duda que el primer
aspecto formal que se deduce de la definición legal del conocimiento de embarque
es que se trata de un documento y que se otorga por escrito. A este respecto interesa
considerar la disposición del artículo 978 del Código de Comercio, que previene que
cuando se emplea la expresión por escrito, en el párrafo 3o, que regula el transporte
marítimo, se entiende que ella comprende el telegrama, el télex, u otros medios que
estampen, registren o repitan lo expresado por cada parte mediante instrumentos o
aparatos diseñados para tal efecto. De esta suerte, el conocimiento de embarque
como documento emitido por escrito puede expedirse por cualquiera de los medios
antes señalados e incluso está reconocida la posibilidad de emitirlo mediante el
empleo de computadores.
Por otra parte, una de las indicaciones del conocimiento de embarque es la firma
del transportador o de la persona que actúe en su nombre. Según el artículo 1014,
inciso 2o, del Código de Comercio, se entiende que el conocimiento de embarque
firmado por el capitán de la nave que transporte las mercancías, lo ha sido en
nombre del transportador. La firma del conocimiento de embarque, de acuerdo con
lo previsto en el inciso 3 o de la disposición recién citada, puede ser "manuscrita,
impresa en facsímil, perforada, estampada en símbolos o registrada por cualquier
otro medio mecánico o electrónico". Es interesante destacar que las diversas
alternativas de estampar la firma en el conocimiento de embarque que admite
nuestra legislación son el fruto de la inspiración del Libro III del Código de
Comercio, relativo al comercio y la navegación marítimos, en el Convenio de las
Naciones Unidas sobre el Transporte Marítimo de Mercancías suscrito el 31 de
Derecho Comercial 51
del contrato de transporte de mercancías por mar. Fuera de los casos en que se haya
hecho reserva y en la medida de esta última, el conocimiento de embarque hace
presumir, salvo prueba en contrario, que el transportador ha tomado a su cargo o, en
el evento de haberse extendido con la indicación embarcado, que ha cargado las
mercancías, tal como aparecen descritas en dicho documento.
El carácter de título de crédito representativo de mercancías del conocimiento de
embarque se reitera con la disposición del artículo 1020 N° 2o del Código de
Comercio, según la cual no se admite al transportador prueba en contrario, si el
conocimiento de embarque ha sido transferido a un tercero, incluido el
consignatario, que ha procedido de buena fe basándose en la descripción de las
mercancías que figuraba en ese documento.
Finalmente, insistimos en que las normas del Código de Comercio que
reglamentan el conocimiento de embarque, inspiradas en las Reglas de Hamburgo de
1978, no dejan duda acerca de las funciones probatorias, constitutivas y dispositivas
del documento como elemento integrante de la estructura de este título de crédito.
Sección VI
54. Cambio de soporte. Aparte del problema que suscita la noción de título de
crédito, los elementos de su estructura, la vinculación existente en ellos, la
imposibilidad de incluir dentro del concepto un cierto número de títulos que se
emplean en la actividad mercantil, se ha planteado desde un tiempo a esta parte la
cuestión del elevado número de títulos de crédito que se emiten, las dificultades del
manejo de ese enorme volumen y el costo que ello implica. Los títulos valores están
siendo víctimas de su propio éxito, porque las dificultades no sólo se suscitan
respecto de los que se emiten masivamente, como las acciones, bonos y debentures,
sino que también en relación con aquellos de emisión individual, como son las letras
de cambio, cheques, pagarés, etc.
La emisión masiva de títulos de crédito hace que, en ciertos supuestos, ellos no
resulten apropiados para cumplir la función económico-jurídica que se deseaba
lograr con su empleo, en especial la de ser instrumentos de representación y
vehículos de movilización de los derechos y de la riqueza en general. Los problemas
derivados de la masificación de los títulos valores se intenta superar con el empleo
de la securitización, que permite representar en un solo documento miles de títulos,
con el uso de la contabilidad y de la informática. Gracias al empleo de la informática
se puede lograr que los títulos de crédito emitidos cumplan su función en la
circulación, esto es, el traspaso de los derechos en ellos representados, no obstante
que el título permanezca inmovilizado o que la transferencia del derecho tenga lugar
aun en el caso en que el documento mismo se haya emitido. Esto último importa que
la conexión permanente o el consorcio indisoluble entre el sustrato material
(documento) y la declaración de contenido obligacional (derecho representado), que
dan origen al título de crédito, deja de ser relevante, toda vez que el título con el
empleo de la informática se ha desmaterializado, en cuanto a que se omite el soporte
material o documento sobre papel.
Nos parece que más que haberse desmaterializado el título de crédito, ha
cambiado el soporte de su creación. Mediante el empleo de medios electrónicos,
como por ejemplo con el uso de un computador, es posible hacer anotaciones que
sirven para crear y probar la existencia de un derecho en favor de cierto titular y
45
EDUARDO SFEIR SFEIR, Almacenes Generales de Depósito Warrants, Legislación Chilena y Norteamericana, Editorial
Jurídica Conosur, 1996, p. 261.
58 Ricardo Sandoval López
mediante otra anotación es posible registrar la transferencia del derecho hacia otra
persona. Siendo esto así, en el soporte electrónico se pueden registrar los elementos
característicos de un derecho, a saber: el sujeto titular, el contenido, extensión y
modalidades del derecho, una referencia técnica de la operación de adquisición y de
traspaso de ese derecho. Además, el soporte electrónico facilita el registro de los
datos característicos del derecho, puede reproducirlos cuando se desee, para entregar
al titular un documento para justificar su legitimación como para permitir la
negociación de dicho derecho.
El reemplazo de los títulos de crédito por anotaciones en cuenta de los derechos
que se incorporaban en dichos documentos, se debe a un significado diferente que se
le ha dado desde el punto de vista jurídico a la anotación contable. En efecto, antes
la anotación contable siempre hacía presumir la existencia de la entrega de una cosa,
por ejemplo, el pago mediante la entrega de dinero o un documento representativo
de dinero. Ahora, se considera que la anotación contable tiene valor propio, sin que
sea necesario la entrega de una cosa o de un título de crédito. Al ser de esta manera,
la anotación contable produce los efectos del título traslaticio de dominio, sin que se
requiera conectar el derecho a un documento, siendo suficiente el sólo asiento
contable. En otros términos, la anotación en cuenta se convierte en el registro
constitutivo del derecho de que se trata, juega el papel constitutivo que desempeña el
soporte documental del título de crédito, sólo que con la anotación en el registro
electrónico no será necesario el documento de papel.
La sustitución del soporte de papel de los títulos de (rédito por anotaciones
contables hechas mediante el empleo de medios electrónicos se ha recogido en
diversos ordenamientos jurídicos, tanto respecto de los títulos emitidos masivamente
como acciones de sociedades anónimas. En este caso se eliminan los títulos como
soporte de la representación de los derechos, aunque a veces no se suprime (oda
utilización de papel en el sistema operativo que se configura y además esa
eliminación del soporte documental se justifica porque existe una amplia gama de
elementos o medios auxiliares, tales como recibos, resguardos, notas, lisiados, que
tienen carácter confesorio o informativo. Tratándose de los títulos representativos de
dinero o efectos de comercio, que se emiten individualmente, se sigue recurriendo al
título como instrumento en el que se representan o incorporan los derechos, pero se
le inmoviliza y se le sustituye en la circulación por indicaciones o referencias hechas
a través del sistema informático con empleo de medios electrónicos, por ello se
denomina truncamiento del che-que, letra de cambio o pagaré en su caso,
aprovechando la experiencia francesa de la lettre de change relevé, o letra de cambio
incorporada al soporte electrónico.
En la materia que estamos tratando debe considerarse la existencia del principio
Derecho Comercial 59
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Derecho Comercial 67
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Derecho Comercial 69
Capítulo II
LA LETRA DE CAMBIO
Sección I
Aspectos generales
cláusula "a la orden", permitiendo así la transferencia del título sin las solemnidades
del derecho común. Siendo instrumento a la orden, circula por el endoso, facilitando
al mismo tiempo la operación de descuento, mediante la cual puede mutarse el valor
futuro o prestación que contiene la letra por un valor presente, multiplicando su
función económica de instrumento de crédito.
En una etapa posterior se llega a la autonomía o independencia de la letra de
cambio con respecto al contrato de cambio que le dio origen. Para ello fue necesario
reestudiar los antecedentes históricos y buscar las raíces más profundas de este tipo
de instrumento. Como antecedente histórico se tiene ahora en cuenta a la stipulatio
romana, forma de obligarse que consiste en el pronunciamiento de ciertas fórmulas
sacramentales cuya omisión impide que surja el vínculo obligacional. También se
trata de explicar el origen de la letra de cambio remontándose a los contratos
literales (contratos lite-ris del derecho romano), entre los cuales se destaca la
"nómina transcripcia", que tiene similitud con algunos aspectos documentales de la
letra de cambio tal como existe en la actualidad.
Pero lo más destacado son los aportes doctrinarios. Karl Einert, jurista alemán,
expuso en forma orgánica los avances científicos logrados hasta entonces,
sistematizando las ideas que rompieron con las nociones contractualistas y causales,
mantenidas hasta su época, haciendo resaltar el caracter autónomo del instrumento.
Por su parte, los juristas alemanes Liebe y Thöl sostuvieron que la obligación nace y
tiene eficacia en el ámbito de las relaciones cambiarías por el solo acto o negocio
formal y abstracto, originado por el firmante de la letra, independientemente de las
motivaciones prácticas o económicas que pudo tener en cuenta este sujeto para
suscribir el documento. Se aprecia aquí el grado de abstracción y su corte
esencialmente racionalista que rompe con los antiguos moldes del derecho común.
El jurista Einert proclamó sus famosos cuatro principios que, gracias a su
admirable y equilibrado fundamento teórico, constituyen hoy en día la base esencial
del sistema banca-rio. Los principios formulados por Einert son los siguientes:
a) La letra de cambio es la moneda de los comerciantes. Tan pronto como lo
planteara fue criticado aduciendo que la letra de cambio no tiene curso forzoso como
el dinero, que no se le atribuye poder liberatorio y que el acreedor la recibe por la
solvencia del acreedor, es decir pro solvendo y no pro soluto. Sin embargo, se
sustenta el principio distinguiendo las funciones técnico-jurídicas de las funciones
económicas que cumple la letra de cambio. Sólo bajo este último aspecto se
identifica la letra de cambio con el papel moneda, lo que es cierto desde el punto de
vista económico. Tampoco puede perderse de vista que la letra de cambio funciona
como instrumento de pago impropio, cuyos efectos liberatorios o cancelatorios
quedan postergados hasta el vencimiento del mismo y a su pago efectivo.
72 Ricardo Sandoval López
la ley, por el cual el librador ordena al librado pague una cantidad de dinero a la
persona designada o a su orden". Se trataba de una definición clásica, inspirada en el
Código de Comercio francés, que no correspondía al verdadero rol de la letra de
cambio en la actividad económica de nuestros días y que, además, tenía el
inconveniente de emplear la expresión "mandato", la que podía interpretarse en el
sentido que ella tiene en el derecho común, vinculando a la letra con la idea de
contrato y en consecuencia con la noción de causa, que le son ajenas.
La Ley N° 18.092 no da una definición de letra de cambio, sino que se limita a
señalar sus aspectos formales. Para fines didácticos podemos definir la letra de
cambio como un título de crédito que contiene la orden, no sujeta a condición, de
pagar una cantidad determinada o determinable de dinero, en la época fijada en ella
o a su presentación, que obliga a cumplirla para con el beneficiario designado o a su
orden o con el portador legítimo, al aceptante, al librador, a quienes la hayan hecho
circular por endoso traslaticio y a los que garanticen su pago por alguno de los
nombrados.
La Corte de Apelaciones de Santiago, en sentencia de 25 de noviembre de 1983,
publicada en Gaceta Jurídica 1983, N° 42, p. 39, ha dado la siguiente definición de
letra de cambio: "Dentro del concepto contemporáneo de la letra de cambio, ésta
aparece como un documento incausado, propio del comercio humano, que
reemplaza al dinero y en virtud del cual su portador tiene derecho a exigir del
ejecutado el pago de la suma de dinero que ella consigna".
Sección II
53
"El artículo 1o de la Ley N° 18.092 establece que la letra de cambio debe contener, entre otras menciones, la
indicación de ser letra de cambio, escrita en el mismo idioma empleado en el título.
La indicación es un término que significa acción y efecto de indicar. A su vez, indicar es dar a entender o significar una
cosa con indicios y señales. De acuerdo con el sistema que impera en todo nuestro derecho actual y especialmente en la
rama comercial, no puede sostenerse que los indicios o señales que debe contener un documento para ser letra de cambio
deban consistir en términos solemnes, pues el formalismo ha sido desterrado de las leyes modernas, siendo las
instituciones lo que son por su naturaleza y no lo que se dice que son. Lo importante es que del tenor del documento no
quepa duda de que se trata de una letra de cambio, en sus aspectos formales.
De este modo, reuniendo los documentos en cuestión los requisitos de forma a que se refiere el artículo 1o de la ley
indicada, constando en los formularios que contienen los datos, informaciones, indicios y señales propios de una letra de
cambio, que incluso mencionan textualmente las palabras 'se servirá pagar por esta... de cambio', solo puede concluirse
que se trata de dichos instrumentos de crédito y no de otros, sin que sea indispensable que aparezcan encabezados con las
palabras sacramentales 'Letra de Cambio'." Santiago, 23 de enero de 1986, Gaceta Jurídica N° 67, p. 48 (C. 2" y 3 o, p. 48).
Disentimos del criterio seguido en este fallo, porque la exigencia de incluir en la letra la indicación de ser letra de cambio
se estableció, siguiendo la Ley Uniforme de Ginebra, para individualizar al documento y diferenciarlo de otros títulos de
crédito representativos de dinero, y dicha exigencia se cumple solamente con las expresiones "Letra de Cambio" escritas
en el mismo idioma empleado en el título. El fallo no considera la característica de la formalidad, propia de los títulos de
crédito abstractos como es la letra, en los cuales la falta de indicación de la causa en el documento se reemplaza por el
rigor en el cumplimiento de las exigencias formales, sin cuya observancia el titulo no es una letra de cambio sino que se
convierte en un documento diverso y no produce los efectos jurídicos de esta clase de títulos. Tampoco se aviene la
sentencia transcrita con la característica de literalidad, que es esencial y común a todos los títulos de crédito, según la cual
el contenido, extensión y modalidades del derecho incorporado se determinan sólo por el tenor del documento y lo que no
está en el documento "no existe en el mundo".
54
- "De la exigencia del artículo 1" N" 1 de la Ley N" 18.092 de que la indicación de ser letra de cambio debe
inscribirse en el mismo idioma empleado en el título, se deduce que la letra de cambio puede redactarse en cualquier
idioma, por difícil o poco conocido que sea, y no, necesariamente, en castellano.
Por su parte, de los artículos 16 y 17 del Código Civil se desprende que la forma de los instrumentos que se otorgan en
país extranjero se determina por la ley del lugar en que se extienden y se refiere a lodo acto o contrato que se celebre,
conforme al principio internacional de derecho privado, que establece que la forma de los actos y contratos se rige por la
ley del lugar en que han sido otorgados, doctrina aplicable también a las letras de cambio para establecer si ella es regular
en cuanto a su forma, en el país en que fuere expedida.
Nuestra jurisprudencia participa de la doctrina consagrada en el Código de Bustamante de que cada uno de los actos a
que da origen la letra de cambio, en el camino que recorre, queda sujeto a la ley del Estado donde el acto se ejecuta. Esta
es la regla general, así el giramiento se rige por las leyes donde se hace; la aceptación, en conformidad a la legislación del
Estado en que se efectúa; lo mismo ocurre con el endoso, el protesto, el aval, el pago, etc.
El hecho de que el ejecutante no haya acompañado junto con su demanda y agregación de letras de cambio su
traducción o haya solicitado que el tribunal designara perito como lo dispone el artículo 347 del Código de Procedimiento
Civil, no quita a los documentos la calidad de títulos ejecutivos, ya que para que revistan tal calidad sólo es necesario que
cumplan en su forma con las leyes del lugar en que fueron otorgados y hayan sido aceptados de acuerdo a las leyes en que
se exige su cumplimiento.
En consecuencia, procede rechazar la excepción de falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las
leyes para que el título tenga fuerza ejecutiva fundada en este hecho". Tercer Juzgado de Letras de Concepción, 8 de
noviembre de 1983, Gaceta Jurídica N" 33, p. 46. Nota: la Corte Suprema acogió el recurso de queja interpuesto por el
ejecutante en contra de la Corte de Apelaciones de Concepción, que había revocado el fallo de primera instancia con fecha
27 de septiembre de 1984, rol N" 5.469, con lo cual se confirma la doctrina de la sentencia transcrita.
Derecho Comercial 77
deudores.
6. El lugar y la época de pago. Durante la vigencia del artículo 633 del Código
de Comercio, el lugar en que debía verificarse el pago sólo se incluía en el
documento como enunciación obligatoria del mismo, si éste era distinto de aquel en
que el librado se hallare domiciliado.
En la actualidad, el artículo 1o de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré
contempla, entre las enunciaciones que debe contener la letra, el lugar y la época del
pago. El lugar del pago es sin duda importante de señalar para saber dónde debe
cumplirse la prestación que consiste en pagar una suma de dinero y para los efectos
del protesto por falta de pago, que debe recabarse ante el notario del lugar del pago.
Cuando la letra de cambio se emplea como medio de circulación, de pago o de
crédito, no es trascendente señalar el lugar del pago. Concordante con lo que
acabamos de expresar, el artículo 1 o N° 6 de la ley en estudio prescribe: "No
obstante, si la letra no indicare el lugar del pago, éste deberá hacerse en el domicilio
del librado señalado en el documento". Así guarda también relación con la regla del
derecho común que dispone que el pago debe hacerse en el domicilio del deudor
cuando no se ha estipulado en la convención (art. 1588 del Código Civil). La
enunciación del lugar del pago no es esencial en la letra de cambio; es un elemento
de la naturaleza.
Con respecto al lugar del pago conviene asimismo tener presente la regla
contenida en el artículo 5o de la Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, sobre Letra
de Cambio y Pagaré. Esta norma establece que la letra de cambio puede girarse para
ser pagada en el domicilio de un tercero, ya sea en la localidad en que el librado
tenga el suyo o en otra distinta. Como la letra de cambio es un título de crédito, uno
de cuyos rasgos característicos es la literalidad, tal convención debe figurar en el
texto de la misma, de manera que el obligado y el portador legítimo puedan, con el
simple examen o lectura del título, advertir que ella debe pagarse en el domicilio de
un tercero. Esta norma contiene en el fondo una modalidad que puede emplearse en
el giro o emisión de la letra de cambio, pero para que tenga efectos cambiarlos debe
estar literalizada.
Asimismo, vale la pena señalar que, de conformidad con lo previsto por el
artículo 43 de la Ley N° 18.092, el librado puede indicar en su aceptación un
domicilio o residencia diferente del que resulte del texto de la letra, para que en ella
se efectúe el pago, siempre que esté ubicado en la misma provincia. Agrega esta
disposición en su inciso 2° que "la aceptación para pagar en cualquier lugar fuera de
dicha provincia produce los efectos señalados en el inciso segundo del artículo
precedente", esto es, equivale a un rechazo de la aceptación.
Finalmente, digamos que, según el artículo 53 de la Ley N° 18.092, siempre que
80 Ricardo Sandoval López
el tenedor de una letra de cambio aceptada fuere un banco o una sociedad financiera,
ya sea como beneficiaría o como endosataria del título, el pago deberá hacerse en la
oficina que tenga en su poder la letra y que esté situada en la comuna en que
corresponda hacer el pago. Debe informarse al aceptante del lugar preciso en que se
efectuará el pago.
En cuanto a la época de vencimiento o del pago, el legislador, al igual que en el
artículo 633 del Código de Comercio, hoy derogado, emplea correctamente esta
expresión, ya que efectivamente, según la forma como se gira la letra de cambio,
hay un período, lapso o época de pago. Cuando la letra no contiene una fecha de
vencimiento se considera pagadera a la vista o presentación. La época de
vencimiento es también una enunciación de la naturaleza del documento; no es
esencial.
En virtud de lo previsto por el artículo 48 de la Ley sobre Letra de Cambio y
Pagaré, la letra puede ser girada: a la vista, a un plazo de la vista, a un plazo de la
fecha del giro y a día fijo y determinado. Agrega esta norma que no vale como letra
de cambio la girada a otros vencimientos o a vencimientos sucesivos. Cuando
tratemos del vencimiento y pago de la letra de cambio explicaremos estas diversas
formas de convenir la época del pago.
7. La firma del librador. El girador o librador es quien crea o emite el efecto de
comercio denominado "letra de cambio", de suerte que su firma no puede faltar en el
título de crédito, pues es un elemento esencial. Si no contiene la firma del librador,
no debe considerársele como letra de cambio (art. 2 o de la Ley N° 18.092). Bajo la
responsabilidad del librador, su firma puede estamparse por otros procedimientos
que se autoricen en el reglamento (que deberá dictarse) y en los casos y con las
formalidades que en él se establezcan (art. 1o).
Girar o librar una letra puede hacerse por cuenta propia o en nombre y
representación de otra persona, siendo aconsejable, en este último caso, que se
exprese por cuenta de quién se actúa. Sin embargo, de acuerdo con la norma
contenida en el artículo 8o de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré, la persona que
firma una letra de cambio como representante o a ruego de otra, de la que no tiene
facultad para actuar, se obliga por sí misma en virtud de la letra; y si hubiere pagado,
tiene los mismos derechos que tendría el supuesto representado. Agrega la
disposición que esta misma regla se aplica al representante que se ha excedido en su
poderes.56
56
El artículo 1" N° 3 del Decreto Ley N" 3.475, de 1980, sobre Impuesto de Timbres y Estampillas, grava con un
tributo del 0,1% sobre su monto por cada mes o fracción que medie entre la emisión del documento y la fecha de
vencimiento del mismo, no pudiendo exceder del 1% la tasa que en definitiva se aplique. Sobre base imponible de letras
de cambio en blanco, véase Manual de Consultas Tributarias N° 79, julio de 1984, p. 11002.
La renovación del plazo de vencimiento, según el inciso 3 o del N° 3 del artículo 1 o, debe quedar afecta al impuesto
Derecho Comercial 81
57
"Al tenor de lo dispuesto en el artículo 2" de la Ley N" 18.092, la falta de firma del librador en una letra de cambio
no trae aparejada la nulidad del documento", C. Talca, 18 de agosto de 1988, en Jurisprudencia al Día, sentencia 193, p.
885 (C. 1, p. 885).
La Corte Suprema declaró sin lugar el recurso de queja interpuesto contra este fallo, con fecha 5 de junio de 1989, Rol
Nº 8.346, con lo cual se mantuvo la doctrina contenida en él.
Concordamos con la doctrina de la sentencia transcrita precedentemente, porque el hecho que una letra de cambio no
tenga una de sus enunciaciones esenciales implica que no valdrá como letra de cambio, es decir, no producirá los efectos
jurídicos que la normativa vigente reconoce a este título de crédito, pero no significa que sea nula, sino que se convierte
en un acto jurídico diferente, en este caso, un instrumento privado que da cuenta de la existencia de un derecho y de una
obligación, en el caso de estar suscrito por alguna persona, que puede ser utilizado como documento base para constituir
un título ejecutivo por confesión de deuda o reconocimiento de firma, pero no beneficia de las características de
necesariedad, literalidad, autonomía, abstracción ni formalidad propias de la letra de cambio, ni tampoco está amparada
por las acciones cambiarías.
58
"Los artículos 1o y 2o de la Ley N° 18.092 establecen que valdrá como letra de cambio sólo el documento que contenga
todas las exigencias contempladas en el primer precepto citado, entre las cuales figura la firma del librador, esto, la
persona que ordena pagar una cantidad determinada de dinero, y de acuerdo a los antecedentes de autos, el documento de
autos no contiene la firma del librador, pues la estampada en él corresponde a la persona a quien se ordenaba hacer el
pago, esto es, el librado".
"Se han infringido, por tanto, los artículos 434 y 435 del C. P. C, al atribuirle al referido documento el carácter de letra
de cambio". Fallo de primer grado, Osorno, 1° de octubre de 1997. C. de Valdivia, 12 de marzo de 1998, y Corte Suprema,
22 de diciembre de 1998, Gaceta Jurídica N° 222, p. 59.
82 Ricardo Sandoval López
los vicios que puedan originarse en las sucesivas transferencias del documento.
Equivale también a decir que la declaración documental que contiene el título de
crédito letra de cambio es de naturaleza unilateral, abstracta, con prescindencia
objetiva de la relación fundamental que pudo existir al origen del documento, ya que
la incapacidad de alguno de los firmantes, la existencia de firmas falsas o de
personas imaginarias o la circunstancia de que por cualquier motivo el título no
obligue a alguno de los signatarios, no invalida las obligaciones que derivan del
título para las demás personas que lo suscriben. En otras palabras, quienes
intervienen en la letra con la aposición de su firma quedan obligados por este hecho,
con prescindencia de la relación fundamental y los vicios que se generen en la
transferencia del título.
65. Enunciaciones posteriores al giro. No obstante que el legislador reglamenta
detalladamente las menciones que debe contener la letra de cambio, bajo sanción de
que si no las contempla el documento que se extienda no será considerado como
letra, ello no significa que el giro o emisión sea un acto único en el cual el librador
llene todas las exigencias legales del título.
Se permite, en consecuencia, que puedan incorporarse enunciaciones al
contenido de la letra con posterioridad de su creación o libramiento. En efecto, el
artículo 11 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré señala: "Sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 2o, si la letra de cambio no contiene las menciones de que
trata el artículo 1o, cualquier tenedor legítimo podrá incorporarse antes del cobro del
documento, sujetándose en todo ello a las instrucciones que haya recibido de los
obligados al pago de la letra. Si se llenare en contravención a las instrucciones, el
respectivo obligado podrá eximirse de su pago probando tal circunstancia. Esta
exoneración de responsabilidad no podrá hacerse valer respecto del tenedor de
buena fe.
Todo lo anterior no obsta al ejercicio de las acciones penales que fueren
procedentes".
Es curiosa esta disposición legal, no sólo porque constituye una novedad con
respecto a la legislación anteriormente en vigencia, sino porque crea una excepción
que puede oponerse al pago por el obligado probando que se incorporaron las
enunciaciones de la letra en contravención a sus instrucciones, a menos que se trate
de un tenedor de buena fe. Como la buena fe se presume, el obligado deberá probar
la mala fe del tenedor legítimo que no cumplió sus instrucciones en el lleno del
documento, para eximirse del pago, sin perjuicio de intentar las acciones penales
correspondientes por abuso de firma en blanco, falsificación, etc., según sea
procedente. Esta norma importa el reconocimiento de la letra en blanco, es decir,
aquella que al tiempo de su emisión está incompleta.
Derecho Comercial 83
a) Indicación de la comuna dentro de la cual esté ubicado el lugar del pago. Esta
enunciación puede ser útil sobre todo en las grandes aglomeraciones urbanas, como
Santiago, Concepción, Valparaíso, Viña del Mar, que han debido dividirse por
razones de orden administrativo en numerosas comunas. Así, el obligado tendrá
mayor información para ubicar el lugar del pago del título de crédito.
b) La cláusula de ser reajustable la cantidad librada, que se expresará mediante la
palabra "reajustable" u otra igualmente inequívoca. Esto constituye efectivamente
una novedad en relación con el derecho anteriormente aplicable en la materia. Al
permitir que la cantidad girada pueda variar como consecuencia de la variación que
experimenta un indicador determinado, se está reconociendo que se pretende
preservar "el valor" de lo que se ha dado o pagado con motivo de la creación del
título. Se trata de mantener el valor de la prestación que contiene la letra: pagar una
suma de dinero, reconociendo los efectos jurídicos que ocasiona la depreciación
monetaria.
Establecida la posibilidad de agregar la cláusula de reajuste en la letra de cambio,
el legislador reglamentó asimismo la forma como opera. En efecto, de acuerdo con
lo previsto por el artículo 14 de la ley en estudio, en las letras con cláusula de
reajuste la cantidad librada se ajustará conforme a las reglas que el documento
señale. Si no se indica el sistema de reajuste en el título de crédito, se aplica el de las
operaciones de crédito de dinero vigente a la época de la emisión de la letra. El
régimen de reajuste en las operaciones de crédito de dinero está reglamentado por la
Ley N° 18.010, de 27 de junio de 1981, sobre la base del valor de la unidad de
fomento.
Finalmente se expresa que la indicación de sistemas de reajuste prohibidos por la
ley se tendrá por no escrita.
c) La cláusula de intereses, los que corren desde la fecha en que la letra se gira
hasta la de su pago efectivo, a menos que en el título se indiquen otras fechas. Los
intereses se calculan sobre la cantidad reajustada, si la letra contiene la cláusula de
reajuste, salvo mención expresa en contrario. Con la reajustabilidad de la cantidad
librada se pretende, como dijimos, conservar el valor de la prestación, que siga
siendo el mismo desde la fecha de la emisión del título hasta la de su pago, que se
pueda pagar la misma cantidad de bienes o servicios con la suma librada en una u
otra ocasión. En cambio, con la cláusula de intereses se pretende remunerar al
capital por el crédito que se instrumentaliza en la letra de cambio. De ahí que el
interés se calcule sobre la cantidad reajustada, en su caso, a menos que se exprese lo
contrario.
Constituye asimismo una novedad interesante permitir que en la letra de cambio
se puedan pactar intereses, lo que antes quedaba sólo reservado al pagaré.
Derecho Comercial 85
61
El artículo 6" del Decreto Ley N° 1.533 señala que los intereses se consideran líquidos cuando en el título o en la ley se
establece la forma para determinarlos. Así, la letra de cambio que contiene la forma de determinar los intereses tiene
liquidez como título ejecutivo.
62
"De acuerdo con las cláusulas denominadas 'devuelta sin gastos', 'regreso sin gastos' o 'sin protesto', el portador
queda dispensado de la obligación de protestar la letra por falta de aceptación o por falta de pago. El objeto de tal
estipulación es el de evitar al portador negligente las molestias y gastos del protesto y las consecuencias legales que de tal
omisión se deriven", C. San Miguel, 16 de abril de 1984, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 81, sec. 2 a, p. 40 (c. 11,
p. 43); véase además: Gaceta Jurídica N° 46, p. 81.
Sabemos que la consecuencia legal más importante de la falta de protesto oportuno y formal es el perjuicio de la letra,
esto es, la caducidad de las acciones indirectas del portador contra el librador, los endosantes y los avalistas de ambos, a
menos que la letra lleve inserta precisamente la cláusula devuelta sin gastos o sin obligación de protesto. El aceptante y su
avalista nunca pueden invocar en su favor el perjuicio de la letra, porque son deudores contra quienes se ejercita la acción
directa, que no requiere de protesto.
86 Ricardo Sandoval López
71. Obligaciones del librador. El librador común, esto es, el que gira la letra en
su propio nombre y por su propia cuenta, tiene obligaciones con los tomadores o
beneficiarios y con el librado. Trataremos separadamente de estas obligaciones.
72. Obligaciones del librador con el o los tomadores. Bajo la vigencia del
Código de Comercio (art. 627, hoy derogado), el emisor o creador de una letra de
cambio tenía como obligación, en primer término, la de extender a favor de los
tomadores el número de ejemplares que ellos exigían, con tal que lo pidieran antes
del vencimiento. Esta obligación no se consigna en el texto de la Ley N° 18.092, en
actual vigencia.
Fundamentalmente, el librador de una letra de cambio está obligado a garantizar
a los beneficiarios, hasta el último portador, la aceptación y pago del documento.
Siendo el girador el que crea el título, es el primer obligado al pago del mismo, lo
que es totalmente normal, salvo cuando el librado admite el encargo y acepta pagar
el documento, caso en el cual el librador se mantiene sólo como garante de la
promesa incorporada al título.
La garantía se refiere a la aceptación y al pago de la letra. Cuando el artículo 623
del Código de Comercio, hoy derogado, definía el concepto legal de librador,
definición que hoy echamos de menos en el nuevo texto legal, no había duda que
siendo el girador el que contrae la obligación de hacer pagar la cantidad convenida y
libra o emite el documento, garantizaba o estaba obligado a la aceptación y pago de
la letra.
El artículo 10 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré dispone que el librador
garantiza la aceptación y el pago de la letra de cambio. Si el beneficiario no obtiene
del librado la aceptación de la letra, debe protestarla por falta de aceptación v hacer
efectivos sus derechos contra el librador, aun antes del vencimiento, como se
88 Ricardo Sandoval López
73. Obligaciones del librador con el librado. Durante la vigencia del Código de
Comercio en la materia, el emisor o creador de la letra de cambio tenía una serie de
obligaciones con el librado fundadas en el supuesto vínculo contractual existente
entre ambos: el mandato que el primero confería al segundo. Así, de acuerdo con los
artículos 648 y 649, hoy derogados de nuestra principal codificación mercantil, el
librador debía comunicarle oportunamente al librado el encargo que le hacía en la
letra; estaba obligado a cubrirle los desembolsos que hubiere verificado para llevar a
cabo el mandato; a pagarle la comisión respectiva y a poner en sus manos, antes del
vencimiento, los fondos destinados al pago de la cantidad librada.
La Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, no consigna ninguna de las
obligaciones antes mencionadas del librador para con el librado. Sin duda que no se
trata de un olvido del legislador en este sentido, sino de un cambio fundamental
destinado a desvincular la letra de cambio, título de crédito, de toda raigambre
contractual o convencional. Lamentablemente el legislador de 1982 no fue lo
bastante osado como para establecer en forma expresa que la letra de cambio
contiene una promesa unilateral de pagar una cantidad de dinero; que esta
declaración documental es no recepticia, en el sentido de que no depende de la
voluntad del sujeto a quien se dirige; que es una declaración incondicionada, en
cuanto a que su exigibilidad no está sujeta a contraprestación por parte de quien
favorece; que es, en principio, una declaración irrevocable, en cuanto a que una vez
formulada e instrumentalizada no puede dejarse sin efecto, y que se trata de una
promesa de pago vinculante, que obliga a cumplir la prestación correspondiente.
Sin embargo, no puede negarse el avance que significa la promulgación de la
Ley Nº18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, en cuanto a la consagración de
algunos principios de la Teoría General de los Títulos de Crédito que analizamos en
esta obra, particularmente el de la independencia de las firmas, contenido
expresamente en el artículo 7o, y el de la autonomía, en el artículo 28. De las
disposiciones de los artículos 7o y 79 de la ley se desprende que la declaración
incorporada al documento en la cual está formulada la promesa de pagar la cantidad
girada, obliga a los firmantes en la medida que hayan intervenido en el título
Derecho Comercial 89
Sección III
formales básicas: debe ser un acto escrito; debe contener la firma del endosante, y
debe literalizarse al dorso del documento.63 -–
76. Naturaleza jurídica y función económica del endoso. Antiguamente la
circulación de los derechos se realizaba mediante el procedimiento de la delegación
y con este criterio se ha pretendido explicar también la función de los títulos de
crédito en las operaciones de cambio. De esta manera, el endoso aparece como una
nueva delegación en la cual el beneficiario juega, a su turno, el rol de delegante y el
nuevo portador asume el carácter de delegado. Se complementaba esta doctrina
señalando que el librado habría aceptado de antemano al nuevo acreedor. Ya hemos
destacado que tanto la cesión de créditos como la idea de delegación fueron
reemplazadas en el proceso de circulación de los bienes y derechos por los títulos de
crédito. Son nociones superadas y lo propio puede decirse respecto del endoso
concebido como una nueva delegación.
El endoso debe considerarse como una forma particular de hacer circular los
títulos a la orden, diversa de la cesión de créditos mercantiles, cuya naturaleza es la
de un acto jurídico unilateral, documental, escrito, mediante el cual se hace efectiva
la declaración destinada a transferir el documento, a entregarlo en cobro o a darlo en
prenda.
Nos interesa asimismo destacar la función económica que cumple el endoso en
los títulos de crédito a la orden. En efecto, el beneficiario o portador de una letra de
cambio puede hacer circular la promesa de pago contenida o incorporada al
documento mediante el endoso. De esta suerte, como la letra se adquiere por su
valor nominal, hoy incluso reajustable y con intereses, en razón de las garantías que
recubren su pago, un comerciante puede, en consecuencia, pagar a sus acreedores
endosando el documento sin necesidad de recurrir al dinero efectivo o a otros títulos
de crédito. Puede también, gracias a la circulación del título por el endoso, transferir
la promesa de pago que el documento contiene, generalmente librada a una fecha
futura, a un Banco, que estará dispuesto a cambiar ese valor diferido por uno
presente, aplicando un interés o cobrando una remuneración por esta operación,
llamada "descuento".
Como podemos apreciar, el endoso, junto con permitir jurídicamente la
transferencia del título, facilita la circulación del crédito incorporado en él, lo que en
63
"La hoja de prolongación en que se estampa el endoso de una letra de cambio o pagaré y regulado por el artículo 17 de
la Ley Nº 18.092, no es una solemnidad especial, sino sólo un trozo de papel, que no está sujeto a formalidad alguna y que
sólo se adhiere al documento. La razón de la existencia de una hoja de prolongación es permitir la escrituración de
circunstancias adicionales para las cuales ya no existe espacio en el documento mismo, posibilitándose que ello se
consigne en dicha hoja. Lo que interesa es que el acto jurídico que en ella se expresa corresponda a una manifestación de
voluntad, lo que resulta independiente del lado de la hoja en la que ella conste. Las formalidades especiales, cuyas
omisiones acarrean la nulidad del acto de que se trata, son de derecho estricto y para que produzcan tales efectos tienen
que estar expresamente señaladas", C. Suprema, 8 noviembre 1988, R.D.J., t. 85, sec. 1 a, p. 220 (C. 6, p. 202). Gaceta
jurídica N" 101, p. 23, y Jurisprudencia al Día, sent. 149, p. 701
Derecho Comercial 91
formales para que el acreedor o portador pueda ejercitar válidamente las acciones
que emanan del título. Tratándose de títulos a la orden, estas condiciones son:
-Posesión del documento;
-Presentación o exhibición del título, e
-Identificación del portador.
La legitimación pasiva significa que el deudor se libera si paga el título a quien
ha llegado a poseerlo formalmente por su ley de circulación. No tiene para qué ni
por qué investigar quién es el dueño o verdadero titular del derecho, sino que basta
la legitimación formal.
La justificación económica y jurídica de la institución de la legitimación en los
títulos de crédito, tanto en su aspecto activo como pasivo, radica en el
acrecentamiento de la confianza que, a través de la simplificación de las formas,
redunda en favor de la circulación.
64
GABRIEL RIOSECO ENRIQUEZ, comentario inédito de la Ley N° 18.802 y su incidencia en la circulación de los títulos de
crédito a la orden.
65
Corte de Apelaciones de Concepción, 7 de octubre de 1964, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. LXI, seo 2 a, p. 72;
Corte Suprema, 22 de octubre de 1980, t. LXXVII, sec. 1a, p. 35; t. LXXVII1, sec, 2a, p. 184.
Derecho Comercial 99
66
"De conformidad con lo dispuesto en las normas de la Ley N" 18.092, que rige las letras de cambio, cuando no ha
existido circulación del documento, esto es, cuando no ha sido endosado, el deudor puede oponer al portador excepciones
personales, ya que el artículo 28 de este texto legal prohibe hacerlo sólo con respecto a los portadores posteriores, ello
porque coinciden en el primer caso los sujetos activo y pasivo de la obligación cambiaría y del negocio causal", C.
Santiago, 22 agosto 1990, R.D.J., t. 87, 2a parte, sec. 1a, p. 167 (C. 1", p. 168).
67
"No es admisible que el deudor (aceptante) pueda oponer al tercero adquirente —extraño al negocio causal— defensas
ajenas al contexto literal del instrumento, porque el derecho de portador no deriva del tradente, romo ocurre en el derecho
común, sino que va naciendo en cada uno de los sucesivos traspasos que se producen con su circulación, lo que obsta a la
acumulación de vicios que pudieran derivarse de cada transferencia", C. Concepción, 11 octubre 1984, Revista de
Derecho Universidad de Concepción N° 177, 1985, pp. 15 y 16
100 Ricardo Sandoval López
quedando al arbitrio de cedente y cesionario convenir los pactos que les convengan
sobre la transferencia del título. Se admite, según lo dispuesto en el inciso final del
artículo 32, el endoso en comisión de cobranza de letra vencida o protestada por
falta de pago, con los efectos que le son propios indicados en el artículo 29 del
mismo texto legal.68
88. Endoso en comisión de cobranza. El efecto que se persigue con esta forma de
transferencia de la letra es encomendar su cobranza. En los términos del artículo 29
de la ley sobre la materia, el endoso que contiene la cláusula "valor en cobro", "en
cobranza" o cualquiera otra mención que indica un simple mandato, faculta al
portador para ejercer todos los derechos derivados de la letra, salvo los de endosarla
en dominio o garantía.
La persona que recibe una letra de cambio por endoso en cobro puede, en
consecuencia, cobrar y percibir incluso judicialmente, la cantidad librada en el
documento. El endosatario en cobranza facultado para cobrar judicialmente la letra
tiene todas las facultades propias del mandatario judicial, comprendidas también
aquellas que conforme a la ley requieren mención expresa. Sin embargo, el
mandatario sólo puede comparecer ante los tribunales en la forma que exige la ley
(art. 29) .69-70
El cesionario de la letra por endoso en cobranza puede a su turno endosar el
documento, pero este endoso sólo produce los efectos propios del endoso en cobro.
Por otra parte, la letra de cambio que contiene la cláusula "no endosable" es
susceptible de ser transferida por endoso en comisión de cobranza, con los efectos
68
"Frente al texto expreso de la ley, no cabe duda de que el endoso en cuestión tiene el valor y efectos de una cesión
ordinaria, es decir, transfiere el dominio del crédito al cesionario, pero sin que éste pueda dirigirse solidariamente en
contra de cada uno de los endosantes, pues este efecto es propio de los endosos traslaticios en las letras y otros efectos de
comercio y no se extiende a la simple cesión ordinaria. Ello no significa que, para que tenga existencia jurídica,
transfiriendo el dominio del instrumento sea necesario que se cumpla con los requisitos a que se refiere el Título XXV del
Libro IV del Código Civil, entre otros, la notificación por el cesionario al deudor o la aceptación por éste, según lo
prescrito por el artículo 1902 de dicho cuerpo legal, ya que el artículo 1908 del indicado Código exceptúa expresamente
de dichos requisitos a estos documentos, al expresar que las disposiciones de dicho Título no se aplican a las letras de
cambio, pagarés a la orden, acciones al portador y otras especies de transmisión que se rigen por el Código de Comercio o
por leyes especiales", C. Santiago, 23 enero 1986, G. J. N° 67, p. 48 (C. 3 o y 4o, p. 48).
69
"El endoso verificado a un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, así como lo autoriza para perseguir la
acción principal emanada del pagaré mismo, también lo habilita para ejercitar la acción accesoria, como lo es la acción
real hipotecaria, puesto que el pagaré e hipoteca como garantía están incluidos en un solo contexto de las relaciones
comerciales habidas entre las partes. En consecuencia, al resolverse de este modo no existe transgresión de ley", 1. C.
Suprema, 8 agosto 1985, R.D.J., t. 82, 2 a parte, sec. 1a, p. 56; 2. C. Suprema, 16 abril 1986, R.D.J., t. 83, 2a parte, sec. 1a,
p. 30.
70
Carece de personería para comparecer en juicio a nombre de su mandante, el endosatario en comisión de cobranza
de un cheque que inicia demanda ejecutiva contra el girador, fundado en la gestión de reconocimiento de firma, deducida
previamente por aquél.
El mandato que confiere el endoso en comisión de cobranza -regulado en el artículo 29 de la Ley N° 18.092, aplicable al
cheque por remisión del artículo 11 inciso 3 o de la ley del ramo- debe entenderse en el sentido que sólo faculta para
notificar el protesto de ese documento, pero no lo autoriza, dado su carácter excepcional, para entablar acciones que no
emanan directamente del cheque, como es la citación a confesar deuda o reconocer firma, que reglamenta el artículo 435
del Código de Procedimiento Civil", C. Santiago, 12 septiembre 1991, G.J. N° 135, p. 61.
Derecho Comercial 101
89. Endoso en garantía. Se reconoce este endoso porque lleva las expresiones
"valor en garantía", "valor en prenda" u otra equivalente, que traducen el propósito
del endosante de constituir en prenda el título.
Según la norma del artículo 30 de la ley aplicable en este dominio, el endoso en
garantía faculta al portador para ejercer todos los derechos emanados de la letra,
cobrarla judicial y extrajudicialmente y aplicar sin más trámite su valor al pago de su
crédito, con obligación de rendir cuenta al endosante.
Transferida la letra por endoso "valor en garantía", el endosante no responde de
la aceptación o pago del documento, salvo pacto expreso en contrario. 71
El endosatario en garantía, mientras mantenga la letra en su poder, debe practicar
todas las diligencias necesarias para conservar los derechos emanados de ella. En
efecto, debe cumplir todas las cargas legales que se imponen al portador: protestar la
letra por falta de aceptación, por falta de fecha de aceptación y por falta de pago,
para evitar que caduquen los derechos.
El endosatario en garantía puede asimismo endosar la letra. Sin embargo, su
endoso sólo vale como endoso en cobro.
Es interesante destacar que el legislador atribuye al endoso en garantía el efecto
indicado en el artículo 28 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré, es decir, que el
deudor cedido de una letra por endoso en garantía no puede oponer al demandante
71
"La frase 'el endoso en garantía faculta al portador para ejercer todos los derechos emanados de la letra' empleada en el
artículo 30 de la Ley N" 18.092, no implica que el acreedor prendario pueda servirse de las letras de cambio prendadas
para solicitar la quiebra del aceptante, sino para cobrarlas judicialmente y también extrajudicialmente", C. Santiago, 20
diciembre 1991, G.J. Nº 139, p. 69 (C. 4", p. 70).
102 Ricardo Sandoval López
Sección IV
La aceptación de la letra
90. Noción previa. Cuando la letra de cambio se emite por el librador sólo
contiene su firma, lo que convierte a éste en el primer obligado al pago del
documento. Durante la corta vida del título se va recubriendo de otras firmas que
tienen la virtud de crear la obligación al pago: la firma del librado cuando admite
pagar la cantidad girada; la del o los avales que garantizan el pago; la del
beneficiario que la endosa transfiriendo su dominio y constituyéndose también
garante del pago; y, en fin, las de los demás endosantes, asimismo responsables.
Estas firmas generan obligaciones independientes, según lo previsto en el artículo 7 o
de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré. La aceptación de la letra es un acto
formal de comercio.73
72
"En oficio ordinario N° 2157, la Superintendencia de Valores y Seguros fija el alcance de los efectos de la quiebra del
asegurador respecto del aceptante de letras de cambio, endosadas en garantía por el asegurador", G.J., 1983, p. 138.
73
"De acuerdo al N° 10 del artículo 3" del Código de Comercio, la aceptación de la letra de cambio es un acto formal de
comercio, mercantil 'per se' ", C. San Miguel, 14 diciembre 1990, G.J. N° 126, p. 55 (C. 18, p. 58).
74
GEORGES RIPERT, Traite élémentaire de Droit Commercial, 6a ed., Rene Roblot, París, 1970, N° 2.265, p. 40.
Derecho Comercial 103
92. Pluralidad de librados. Suele ocurrir que el librador gira la letra en contra de
varias personas. Según el artículo 4° de la ley vigente en la materia, en este caso
todas ellas se consideran librados, a menos que expresamente se hubiere designado
algún orden, situación en la cual se entiende como librado sólo al que aparezca en
primer lugar en el documento y los demás como librados subsidiarios en el orden
señalado. Lo que el legislador quiso indicar en la disposición recién citada es que
cuando existe pluralidad de librados, el creador del título promete al tomador o
beneficiario y a todos los portadores sucesivos un conjunto de personas como
aceptantes, llamadas conjuntamente a la aceptación. De esta suerte, si todos los
librados conjuntos se niegan a prestar la aceptación, el girador no cumple con lo
prometido al tomador y portadores sucesivos, naciendo en consecuencia, su
responsabilidad por garantía de aceptación. Pero nada impide que el llamamiento a
la aceptación contenga un orden según el cual deba requerirla el portador. En este
caso el llamado es alternativo, pues se entiende librado el mencionado en primer
lugar y los demás son librados subsidiarios en el orden indicado.
Cuando la letra se gira a varios librados conjuntos, sin designar algún orden,
denegada la aceptación el título deberá protestarse por falta de aceptación respecto
de todos ellos. Si el llamado es alternativo, el portador debe ir protestando la letra
por falta de aceptación a medida que ella se va negando por los librados en el orden
75
Véase supra Nos 12 y 13.
76 25
"Las obligaciones, en los casos de los instrumentos negociables, nacen del acto voluntario y unipersonal de la persona
que interviene en ellos, manifestando su voluntad, a veces, por su sola firma y contrayendo las obligaciones que en cada
caso determina la ley, según la naturaleza de esa intervención. No nacen, pues, tales obligaciones de un acuerdo de
voluntades y tampoco se requiere para contraerlas de una vinculación jurídica preexistente, de la cual en todo caso se
desvinculan" (Corte Suprema, 22 de octubre de 1980, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. LXXVII, año 1980, sec. 1 a,
p. 127)
104 Ricardo Sandoval López
señalado.
En fin, conviene destacar que, según el artículo 45 de la ley, habiendo varios
librados, cualquiera que sea la forma en que estén designados, el que acepta la letra
se obliga al pago.
requerirse entre las 9 y las 18 horas, salvo que el lugar señalado para la aceptación
fuere el de una institución bancaria o financiera, en cuyo caso sólo puede hacerse
dentro del horario de funcionamiento para la atención al público.
No podemos dejar de destacar que la nueva ley ha reglamentado en forma más
adecuada que el Código de Comercio la presentación de la letra a la aceptación,
precisando lo relativo al lugar, tiempo y forma, manteniendo su carácter facultativo
para el portador, salvo las excepciones indicadas.
Por último, conviene remarcar que el portador de la letra no está investido de
poder suficiente para exigir del librado la aceptación de la misma; carece de derecho
para ello, por cuanto entre él y el girador no existe vínculo jurídico alguno. El
portador no tiene intervención en el acto de emisión del título de crédito; sólo ha
llegado a ser su titular por alguna forma que legitima su derecho. En cualquier caso,
requerido el librado de la aceptación de la letra, debe prestarla o negarla en el día en
que el portador se la presente, salvo que aquél exija que se le haga una segunda
presentación al día siguiente (art. 41). Agrega esta norma que los interesados sólo
pueden alegar que tal exigencia (la relativa al hecho de que se haga segunda
presentación) ha quedado incumplida si así consta del protesto. El librado carece de
facultad para exigir este segundo requerimiento, si el primero se efectuó en el último
día del plazo en que la letra puede ser presentada a la aceptación. Finalmente, el
artículo 41 establece que el portador no está obligado a dejar la letra en poder del
librado.
Bajo la vigencia del artículo 667 del Código de Comercio se contemplaba la
posibilidad de que el portador dejara la letra en poder del librado al requerirle su
aceptación, en cuyo caso éste debía devolvérsela en el día de su presentación.
Agrega la norma citada que no devolviendo la letra en el término indicado, el
librado quedaba responsable de su pago, aun cuando no la hubiera aceptado. La
doctrina había atribuido distinto fundamento a este caso de aceptación de la letra de
cambio, que, a nuestro juicio, era una sanción por la conducta antijurídica del
librado que impedía de esta suerte al portador protestar oportunamente el documento
para conservar sus derechos contra el librador y endosante. La nueva ley no
reglamenta de manera alguna esta situación y se limita sólo a disponer que no es
obligatorio para el tenedor dejar la letra en poder del librado al tiempo de requerir su
aceptación.
contrato de promesa, del cual nace una obligación de hacer: aceptar el documento.
De suerte que si el contrato de promesa cumple los requisitos del artículo 1554 del
Código Civil, en caso de incumplimiento, el que prometió la aceptación está
obligado a recubrir los gastos de protesto y recambio si la letra se giró por cuenta del
librador. Girada la letra por orden o cuenta de un tercero, los daños y perjuicios
comprendían, a más del protesto y recambio, las sumas que el librador por cuenta
hubiera anticipado al ordenador bajo la fe de la promesa de aceptar (art. 666 del
Código de Comercio, hoy derogado). Pero en este caso se trataba de una aceptación
extracambiaria y el incumplimiento de la promesa originaba responsabilidad
contractual del que la había formulado y podía verse expuesto a la demanda de
cumplimiento forzado o de resolución, en ambos casos, con indemnización de
perjuicios.
Por otra parte, la obligación de aceptar podía tener su origen en la propia ley; ello
ocurría cuando el girador había hecho previamente la provisión de fondos al librado
para que admitiera el encargo de pagar la suma librada. El Código reglamentaba en
el artículo 649 los casos en que se entendía hecha la provisión de fondos. Siendo
esto así, el librador podía exigir del librado la indemnización de los gastos que por la
falta de aceptación o de pago había cubierto al portador de la letra. La
indemnización comprendía los gastos de recambio y de protesto, siempre que el
librador probara quo había hecho la provisión de fondos. El librado que se negaba a
aceptar no quedaba en ningún caso obligado a pagar el importe de la letra, sino a
reparar los perjuicios directos y previstos que originaba su falta de aceptación.
La Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, no expresa fundamento convencional
ni legal de la obligación de aceptar la letra. Ello se explica porque creemos que el
propósito del legislador ha sido precisamente el de desvincular la emisión de la letra
de cambio de las relaciones contractuales que puedan darle origen. La aceptación,
siendo un acto unilateral que se perfecciona por la firma del obligado en la letra,
mediante la cual queda responsable cambiariamente de su pago, no necesita de un
fundamento convencional o legal para producir sus efectos.
Esto último explica también que la legislación actual no contenga reglas relativas
a la provisión de fondos como existían bajo la vigencia del Código de Comercio en
materia de letra de cambio (arts. 648, 649, 650, 651, 652, 653, 654, 676 y 677), lo
que hace innecesario todo el estudio relativo a estos medios que debía poner el
librador en manos del librado para que cumpliera el encargo de pagar la letra.
en deudor cambiario.
77
"No apareciendo firmadas por el aceptante las letras que dieron origen a la ejecución y sólo por llevar una impresión
digital, que puede o no corresponder al deudor, dichas letras carecen de un elemento que les es esencial y, por
consiguiente, las que se cobran en este juicio adolecen de nulidad" (Corte Suprema, 6 de octubre de 1983, Fallos del Mes
Nº 299, p. 569).
Creemos que la doctrina de este fallo no es justa en la medida que deja fuera de posibilidad de obligarse en una letra de
cambio a las personas que no saben firmar, pero ella se aviene con el carácter formal de esta clase de títulos de crédito y
con las condiciones que deben reunirse para su ejecuti-vidad.
108 Ricardo Sandoval López
ley.
En fin, la ley permite que el aceptante pueda señalar en su aceptación un
domicilio o residencia diferente del que resulte del texto de la letra, para que en
dicho lugar se efectúe el pago, siempre que esté ubicado en la misma provincia. La
aceptación para pagar en cualquier lugar fuera de dicha provincia equivale a un
rechazo de la misma (art. 43).
Sección V
La garantía y el aval
110 Ricardo Sandoval López
100. Generalidades. El crédito que emana de una letra de cambio puede ser
caucionado de diferentes formas, a saber:
-Por la solidaridad de las obligaciones cambiarías;
-Por el aval, y
-Por otras garantías extracambiarias.
la condición de que la letra haya sido protestada oportuna y eficazmente por falta de
pago. En caso contrario, la letra se perjudica, esto es, caducan las acciones
cambiarías que el portador puede tener contra el librador, endosante y los avalistas
de ambos. Con todo, el perjuicio no produce sus efectos en caso de quiebra del
librado o aceptante ocurrida antes del vencimiento, o de haberse estampado en la
letra la cláusula "devuelto sin gastos" o "sin protesto".
102. El aval. El pago de la letra de cambio puede asimismo caucionarse con una
fianza cambiaría denominada "aval". El concepto de aval está definido por la ley
sobre Letra de Cambio y Pagaré en los siguientes términos: "El aval es un acto
escrito y firmado en la letra de cambio, en una hoja de prolongación adherida a ésta,
o en un documento separado, por el cual el girador, un endosante o un tercero
garantiza, en todo o en parte, el pago de ella" (art. 46).
A diferencia del concepto de aval definido en el artículo 680, hoy derogado, del
Código de Comercio, que autorizaba la fianza cambiaría sólo a un "tercero extraño a
la letra de cambio", la legislación vigente en la actualidad permite que ella pueda
darse por el girador o librador, por un endosante y por un tercero, siendo esto último
lo que sólo se admitía antes. En efecto, el inciso final del derogado artículo 684 del
Código de Comercio señalaba que el librador, endosante y aceptante de la letra no
pueden otorgar aval.
Resulta curioso que el propio girador pueda ser aval, porque este tipo de garantía
no es sino una fianza cambiaría y la fianza siempre implica que un tercero extraño
responde por el deudor principal. Por otra parte, no se divisa el interés en que el
librador sea también aval, por cuanto, como acabamos de tratarlo, él es
solidariamente responsable del pago de la letra al portador, junto con los endosantes
y aceptantes, aunque esta garantía no significa que sea codeudor solidario sino
simplemente subsidiario.
Por lo demás, en la definición de aval del artículo 46 de la Ley N° 18.092, sobre
Letra de Cambio y Pagaré, no se dice expresamente que el aval garantice
solidariamente, en todo o en parte, el pago de la letra. La ley se limita a indicar que
el girador, un endosante o un tercero garantiza, en todo o en parte, el pago de ella.
En cambio, la definición del artículo 680, hoy derogado, del Código de Comercio,
indicaba sin lugar a duda alguna, expresamente, que un tercero extraño a la letra de
cambio afianzaba solidariamente su pago. Ahora bien, como la solidaridad sólo nace
de la convención, del testamento o de la ley, requiere texto expreso para que se
entienda que se ha establecido. Sin embargo, del inciso final del artículo 47 en
relación con el artículo 79 se colige que el aval está solidariamente obligado al pago
de la letra, siempre que no haya establecido limitaciones al otorgar su aval. En los
112 Ricardo Sandoval López
demás casos deberá estarse a la forma como el aval fue concedido para determinar
su alcance.
Creemos, asimismo, que tampoco representa una apreciable ventaja el que se
permita que el endosante se constituya en aval, ya que vale respecto de él lo que
dijimos a propósito del librador. Con todo, si el endosante otorga aval sin
limitaciones, se entenderá obligado en los mismos términos que el aceptante y no
será sólo deudor subsidiario en defecto de los demás endosantes y del librador.
Pensamos que la legislación actual, en este aspecto, no logra mejorar
técnicamente la institución del aval.78
103. Formalidad del aval. La ley señala que el aval es un acto escrito y firmado
en la letra, en hoja de prolongación adherida a ésta, o en un documento separado.
Agrega que la sola firma en el anverso de la letra o de su hoja de prolongación
constituye aval, a menos que esa firma sea del girador o del librado.
Asimismo, el aval puede perfeccionarse en el dorso del documento, letra de
cambio, y en este caso debe contener, además de la firma del avalista, la expresión
"por aval" u otra equivalente.
Según la forma como el aval se constituye en la letra misma o en documento
separado, su alcance es diverso. Cuando el aval se otorga en la letra misma y en la
hoja adherida a ella o al dorso con la expresión "por aval", está literalizado,
incorporado al documento, soporte material del título de crédito. De suerte que
tendrá efectos cambiarios, esto es, circulará juntamente con la letra y cualquiera que
tenga el título en su poder se informará del contenido, extensión y modalidades del
aval otorgado. Por el contrario, los derechos que emanan de un aval otorgado en
instrumento separado no se transfieren por el endoso. Otorgado el aval en
documento separado, debe, además de la firma del avalista, expresar que el acto es
un aval e identificar claramente la letra a la cual concierne.
El aval conferido en documento separado carece de valor cambiario, porque no
circula junto a la letra, no tiene mucho atractivo como caución para este tipo de
título de crédito, en el cual la literalidad juega un rol importante.
104. Efectos del aval. La fianza cambiaría puede otorgarse con o sin
limitaciones. En el primer caso, el artículo 47 de la ley sobre la materia repite lo que
establecía el artículo 682 del Código de Comercio, en cuanto a que el aval puede
limitarse a tiempo, caso, cantidad o persona determinada.
78
"La obligación como fiador y codeudor solidario respecto de deudas futuras, válida según el artículo 2339 del Código
Civil, cualquiera sea su amplitud, no constituye al obligado en aval de un pagaré suscrito con posterioridad, si el tercero
no ha firmado el correspondiente documento cambiarlo en calidad de tal, identificando claramente el título al que se
refiere", C. Santiago, 5 diciembre 1991, G.J. Nº 138, p. 41 (C. 10 y 11, pp. 41 y 42).
Derecho Comercial 113
79
"El aval del aceptante de una letra de cambio se encuentra en la misma situación que éste.
En consecuencia, si la falta de protesto oportuno no puede favorecer al aceptante, tampoco puede favorecer al aval" (C.
Apelaciones de Santiago, 7 de marzo de 1983, Nueva Gaceta, año 6, vol. VI, p. 24).
"Si el deudor principal ha caído en quiebra, nada obsta para que se siga la ejecución exclusivamente en contra del aval,
más aún si ni siquiera se notificó de la demanda al deudor principal" (Nueva Gaceta, año 6, vol. VI, p. 23).
"Responsabilidad del avalista, protesto extemporáneo no lo beneficia, alcance de la cláusula 'devuelta sin gastos' o 'sin
obligación de protesto'." Véase Corte de Apelaciones Pedro Aguirre Cerda, 16 de abril de 1984, Gaceta Jurídica 1984, N°
46, p. 81.
114 Ricardo Sandoval López
Sección VI
80
"En los documentos pagaderos a la vista no cabe referirse a la 'fecha de vencimiento' propiamente tal, términos a los
que, por no encontrarse definidos especialmente en la Ley N° 18.092, corresponde darles su significado natural y obvio,
cual es el 'cumplimiento del plazo de una deuda', el que en el caso de los señalados documentos, es pagadero a su
presentación, esto es, en cualquier momento.
Respecto de los mismos documentos, no deben cumplir con carga impositiva de ninguna especie, salvo que no sea la del
pago del impuesto con que se gravó el giro original del mismo...", C. Suprema, 22 de junio de 1988, R.D.J., t. 85, 2 a parte,
sec. 1a, p. 110.
81
"El pagaré es un título que debe ser presentado al suscriptor para su pago, y en el caso específico del extendido a la
vista es esa presentación, mediante la cual se reclama su cancelación, la que determina, precisamente, su fecha de
vencimiento, la cual ha dependido de la voluntad del beneficiario.
El derecho potestativo del poseedor del título, según resulta de lo dispuesto en los artículos 49, 52 y 107, de la Ley N°
18.092, debe hacerse valer dentro del plazo de un año contado desde la fecha de giro del documento. En el supuesto de no
cumplirse tempestivamente con esta carga de presentar el título a la vista para su cobro, éste quedaría sin valor a menos de
ser protestado oportunamente por falta de pago. Ahora, si se liberó a su beneficiario de la obligación de protesto mediante
la cláusula que válidamente puede pactarse de conformidad con el N° 4 o del artículo 13 de la Ley N° 18.092, esta dispensa
de protesto no puede entenderse ni tampoco hacerse extensiva a una liberación de la carga de presentar el título para su
pago dentro del plazo de un año que establece el artículo 49 de la ley. La presentación del documento al cobro y su
protesto por falta de pago son actos diversos y cumplen también diferentes funciones. El título de crédito es de
presentación o exhibición, en el sentido de que el deudor no está obligado a pagarlo mientras no le sea exhibido,
presentación que es, al mismo tiempo, una carga y un poder para el acreedor cambiario. El protesto, en cambio, constituye
por esencia un acto jurídico solemne, destinado fundamentalmente a comprobar en forma indubitable que el título fue
efectivamente presentado al suscriptor para su pago dentro del plazo correspondiente y también para probar si este último
efectuó o no dicho pago", C. Suprema, 30 de junio de 1986, G.J. N° 72, p. 59.
Derecho Comercial 115
Capital $ 50.000
Reajuste 1.500 3% (1% mensual)
Intereses 9.270 18% sobre capital reajustado.
TOTAL $ 60.770
Capital $ 50.000
Reajuste 3.000 6% (1% mensual)
Intereses 9.540 18% sobre capital reajustado.
TOTAL $ 62.540
anticipado.
La letra girada a la vista es pagadera el día de la presentación y si no se paga
dentro del plazo de un año contado desde la fecha de emisión, queda sin valor, salvo
que se proteste oportunamente por falta de pago.
109. ¿A quién debe hacerse el pago? Al igual que en el derecho común, el pago
debe hacerse al acreedor (art. 1576 del Código Civil); sin embargo, en este caso
conviene precisar que debe tratarse del acreedor cambiarlo. Se trata de la persona
que está legítimamente en posesión del título. Puede tratarse del tomador o
beneficiario si la letra no ha circulado y nada obsta a que éste sea el propio librador.
Cuando la letra ha circulado por el mecanismo del endoso traslaticio de dominio, el
acreedor cambiario es el portador legítimo, el que obtiene su derecho por una serie
no interrumpida de endosos formalmente ejecutados. A este respecto el artículo 26
de la ley vigente en la materia dispone: "El tenedor de una letra de cambio se
considera portador legítimo si justifica su derecho por una serie no interrumpida de
endosos, aunque el último esté en blanco". En consecuencia, no debe haber "saltos"
en la cadena de endosos. Estos últimos deben ser formalmente válidos en cuanto a
que debe cumplirse con la ley que regula la circulación del título, sin atender a
vicios de fondo como, por ejemplo, incapacidad, mandatario sin atribuciones,
etcétera.
El que paga una letra de cambio no está obligado a cerciorarse de la autenticidad
de los endosos; ni tiene facultad para exigir que ésta se compruebe; pero debe
verificar la identidad de la persona que la presenta al cobro y la continuidad de los
endosos, so pena de quedar responsable si paga a portador ilegítimo del documento
(art. 31).
110. Constancia del pago. Interesa al obligado que paga el tener el documento en
su poder con constancia de que está pagado. Hemos puesto de relieve al tratar la
Teoría General de los Títulos de Crédito la importancia que tiene el documento para
exigir la prestación en él contenida. Quien detenta el documento puede ejercer los
derechos que de él emanan. De esta suerte, una vez pagado, el obligado que cumple
la prestación tiene un interés primordial en obtener la restitución del título y su
cancelación, pues así tendrá la certeza de que no le será cobrado otra vez y él a su
turno, contando con el documento, podrá exigir reembolso de quien corresponda,
según el caso.
A este respecto, el artículo 54 de la Ley N° 18.092, vigente en la materia,
dispone: "El librado que paga la letra de cambio puede exigir que ésta se le entregue
con la constancia del pago".
118 Ricardo Sandoval López
112. Lugar de pago. La letra debe pagarse en el lugar que ella indica. No
obstante, si la letra no indica el lugar del pago, éste debe hacerse en el domicilio del
librado señalado en el documento. Por otra parte, no debemos perder de vista que el
librado puede señalar en su aceptación un domicilio o residencia diferente del que
resulte del texto de la letra, para que en él se efectúe el pago, siempre que esté
ubicado en la misma provincia. Cuando la aceptación se hace para pagar en
cualquier lugar fuera de dicha provincia, equivale al rechazo de la misma.
Conviene, asimismo, señalar que cuando el portador de una letra aceptada es un
banco o una entidad financiera, ya sea como beneficiaría, ya como endosataria, el
pago deberá hacerse en la oficina que tenga en su poder la letra y que esté situada en
la comuna en que corresponda hacerse el pago. Este hecho se informa al aceptante
mediante comunicación escrita dirigida por el banco o entidad financiera, con diez
días de anticipación, a lo menos, a su vencimiento, indicando el nombre del
beneficiario, monto de la letra, fecha de vencimiento y lugar preciso en que debe
efectuarse el pago.
113. Prohibición del pago. La letra de cambio como título de crédito que
interviene en la actividad mercantil sirviendo de medio de circulación, de pago y de
crédito, debe estar revestida de cierta seguridad, es decir, que, salvo hipótesis muy
excepcionales, la promesa de pago que ella contiene no puede "desincorporarse" del
documento ni entrabarse su pago.
Siguiendo este principio, el artículo 57 de la Ley 18.092, de 14 de enero de 1982,
aplicable en la materia, establece que no puede prohibirse ni entrabarse por
resolución judicial el pago o circulación de la letra de cambio, salvo en caso de
quiebra de su portador o de cualquier otro suceso que prive a éste de la libre
administración de sus bienes. Como veremos más adelante, en caso de sustracción o
extravío se prohíbe también el pago de la letra de cambio.
La ley permite decretar la retención, prohibición o embargo sobre el crédito,
Derecho Comercial 119
Sección VII
116. Oportunidad del protesto. Es necesario hacer un distingo según la causa que
origina el protesto. El protesto por falta de aceptación debe hacerse el día siguiente
hábil de la presentación de la letra a la aceptación. Recordemos que cuando la letra
es girada a un día fijo y determinado o a un plazo contadero de la fecha de giro,
puede ser presentada para la aceptación dentro del plazo de su vencimiento (art. 35).
Si se rehúsa la aceptación, se dejará constancia auténtica de este hecho al día
siguiente hábil de la presentación de la letra a la aceptación.
Tratándose de letra girada a un plazo contadero de la vista o que deba ser
presentada a la aceptación en un plazo determinado en virtud de cláusulas
especiales, el librado debe fechar su aceptación. La fecha debe ser la del día en que
la aceptación se ha dado, a menos que el requirente exija que se ponga la del día de
su presentación. Si el librado rehúsa fechar su aceptación, el portador para conservar
sus derechos contra el librador y los endosantes, debe protestar la letra por falta de
fecha de aceptación, al día siguiente hábil de aquel en que se produjo dicho hecho.
El protesto por falta de pago debe hacerse al día siguiente hábil del vencimiento
de la letra. Deberá tenerse en cuenta lo que ya se ha dicho respecto de los días que
no son hábiles para requerir la aceptación y el pago (sábados, feriados y 31 de
diciembre), caso en el cual deben requerirse al día siguiente hábil; en consecuencia,
el protesto deberá practicarse, a su turno, el día subsiguiente.
Sin embargo, no podemos perder de vista que la letra de cambio puede
protestarse antes de su vencimiento, en los casos señalados en el artículo 67 de la
Ley de Quiebras, que contiene el efecto inmediato de la declaratoria denominado
exigibilidad anticipada de las deudas del fallido. Según la norma recién citada, estos
casos son los siguientes:
-Quiebra del aceptante;
-Quiebra del librador de una letra de cambio no aceptada, y
-Quiebra del suscriptor de un pagaré a la orden.
Derecho Comercial 121
El contenido es el siguiente:
a)La constancia de haberse entregado el aviso de (ilación para el requerimiento y
la fecha en que tal entrega se realizó;
b)La relación de que el librado no aceptó la letra en los términos en que ella fue
girada, o que no fechó la aceptación o que no pagó íntegramente, según el caso. En
el evento de pago parcial debe expresar su monto;
c)Un resumen de lo que exprese el librado para no aceptar, no fechar la
aceptación o no pagar la letra, si comparece a la citación; o la constancia de que el
librado no compareció o nada dijo;
d)El número con que el protesto aparece en el registro de protesto que lleva el
funcionario que lo efectuó;
e) El monto de los impuestos y derechos cobrados;
f) La fecha, hora y lugar del protesto, y
g) La firma del funcionario que practica la diligencia.
123. Depósito del importe de la letra. Aun cuando la nueva ley ha formulado
mayores exigencias en orden a precisar el lugar de pago de la letra de cambio y
evitar dificultades para el obligado en este orden de cosas, se le permite asimismo
que pueda depositar su importe en la Tesorería Comunal respectiva, cuando en ella
se hubiere señalado la comuna que corresponda al lugar del pago. Por tal razón, el
artículo 70 de la ley sobre la materia dispone que el funcionario, antes de estampar
la diligencia del proceso por falta de pago, debe verificar en la Tesorería Comunal
correspondiente si se ha efectuado algún depósito destinado al pago del documento,
siempre que en él se hubiere señalado la comuna correspondiente al lugar del pago.
Agrega la norma recién citada que cuando el depósito fuere suficiente para pagar
la letra, intereses y reajustes, en su caso, se omite el protesto. Por el contrario, si el
depósito no fuere suficiente para pagar la letra, sus intereses, reajustes y gastos, en
su caso, el funcionario debe dejar constancia de ello y protestar la letra por el saldo
insoluto. Tratándose de letras reajustables no necesita indicar el monto de dicho
saldo insoluto.
En fin, el funcionario a cargo del protesto retira el depósito bajo recibo y entrega
Derecho Comercial 125
letra, fecha de su vencimiento y lugar preciso en que debe efectuarse el pago. Las
sociedades anónimas bancarias o las entidades financieras deberán llevar un registro
diario en el que se hará constar el envío de cada uno de dichos avisos, su fecha y el
nombre y domicilio del destinatario. Al término de cada día un funcionario
autorizado del mismo banco o sociedad financiera certificará el cierre del registro
respectivo;
b) La falta de pago del documento se certifica al dorso del documento o en hoja
de prolongación con expresión, además, de la constancia de haberse enviado el aviso
a que se refiere la letra a), el número que se asigne a esta actuación en el Registro de
Letras no Pagadas, la fecha y lugar de la diligencia y la firma del representante
autorizado del banco o de la sociedad financiera, según corresponda.
128. Ineficacia del protesto hecho por bancos o financieras. Carecen de efectos
jurídicos los protestos hechos por estas entidades cuando se hubieren omitido el
aviso al aceptante, el número, la fecha de la actuación o la firma del representante
del banco o sociedad financiera, según el caso.
embargo, se puede anticipar que la reforma parece no tendrá gran acogida por las
limitaciones con que se creó este sistema de protestos. En efecto, sólo se aplica en
los casos ya señalados cuando los bancos o las entidades financieras tienen las letras
en su poder como beneficiarios o endosatarios y salvo instrucciones en contrario.
Por otra parte, las formalidades a que está sujeto este protesto suponen la existencia
de registros de avisos remitidos y de letras protestadas, que deben llevarse día a día
y certificarse su cierre diario, la remisión misma de los avisos y constancia de la
falta de pago con las enunciaciones que la ley indica, todo lo cual supone que los
bancos o las sociedades financieras dediquen uno o más funcionarios, por oficina,
para efectuar estas labores, por las que dichas entidades no pueden cobrar suma
alguna y son responsables de las obligaciones tributarias que ellas generan. Siendo
esto así, creemos que los bancos o las sociedades financieras cuando sean
beneficiarios de las letras las remitirán al notario para que las proteste y cuando sean
endosatarios pedirán al cliente instrucciones expresas de hacer protestarlas ante
notario.
En fin, la utilidad de estos protestos es, asimismo, relativa si se piensa que no
tienen el carácter de personales para los efectos de contar con un título ejecutivo
según el artículo 434 N° 4 del Código de Procedimiento Civil. Será siempre
necesario, en consecuencia, preparar la vía ejecutiva cuando una letra de cambio se
haya protestado por un banco o por una sociedad financiera, poniendo dicha
diligencia en conocimiento del obligado por notificación judicial.
130. Nulidad del protesto. La nulidad del protesto por falta de alguno de los
requisitos que la ley exige para su validez puede intentarse ante los tribunales por
quien tenga interés en ella.
Sin embargo, el artículo 77 de la ley de la materia establece que el tribunal podrá
desechar la nulidad de un protesto cuando el vicio no hubiere causado un efectivo
perjuicio al que lo invoca.
Sección VIII
136.Pago hecho por el endosante. El endosante que paga la letra de cambio tiene
acción de reembolso a su elección en contra de:
• el librador, que ha garantizado la aceptación y el pago del título al tomador o
beneficiario, a todos los endosantes y hasta el último portador;
• el aceptante, quien al admitir la orden del librador queda obligado en forma
directa y principal al pago de la letra;
• los endosantes anteriores, quienes al transferir el documento mediante esta
forma de circulación, comprometen su responsabilidad solidaria al pago del mismo.
Sólo puede intentar la acción de reembolso contra los endosantes anteriores, de
quienes ha derivado su derecho, el endosante que paga, pero no respecto de los
endosantes posteriores, y
• los avalistas del librador, del aceptante y de los endosantes anteriores.
Tratándose del pago hecho por endosante, el artículo 84 de la ley cambiaría le
autoriza para tachar su endoso y los que le siguen.
137.Pago hecho por avalista. Cuando paga la letra de cambio el avalista, tiene
acción de reembolso en contra de la persona que ha garantizado con su aval y de los
demás firmantes del título respecto de los cuales tenga acción cambiaría de
reembolso la persona avalada. Así, el avalista de un endosante que paga la letra tiene
acción cambiaría de reembolso en contra de dicho endosante y podrá dirigirse
asimismo contra el librador, aceptante y endosantes anteriores y de sus avalistas.
Cuando se trata de avalistas conjuntos se les aplica la norma contenida en el
artículo 2378 del Código Civil, que dispone que el fiador que paga más de lo que
proporcional-mente le corresponde es subrogado por el exceso en los derechos del
acreedor contra los cofiadores.
140. Pago hecho por extraño a la letra. La ley permite, siguiendo las reglas
generales del derecho común (art. 1572 del Código Civil), que cualquier tercero
extraño puede pagar la letra y haciéndolo se subroga en todos los derechos del
portador emanados del documento. En este caso, el portador debe dejar constancia
en la letra del nombre de la persona que le hizo el pago.
Sección IX
Sección X
145. Acciones del portador. Las acciones del portador contra los obligados al
pago de la letra de cambio (aceptante, librador, endosantes y avalistas de ellos)
prescriben en el plazo de un año, contado desde el día del vencimiento del
documento. Así lo dispone el artículo 98 de la Ley N° 18.092, de 14 de enero de
1982, sobre Letra de Cambio y Pagaré.83
Como puede apreciarse, el plazo de prescripción de estas acciones se reduce
bastante en relación con el que contemplaba el Código de Comercio (art. 761), que
era de cuatro años. Aunque la nueva ley no lo dice expresamente como lo hacía el
Código de Comercio, debemos entender que la prescripción es una forma de
extinción de las acciones cambiarías que opera sin perjuicio de la caducidad de las
mismas en los casos señalados por la ley.84
Aquí se plantea el problema en relación con la prescripción iniciada bajo el
imperio del Código de Comercio, que normalmente, según lo dispuesto en el artículo
25 de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, debería regirse por la legislación
elegida por el prescribiente. Sin embargo, el artículo transitorio de la Ley N° 18.092
establece que las letras de cambio giradas y los pagarés suscritos con anterioridad a
su vigencia se regirán por las disposiciones aplicables en el momento de su emisión,
lo que vino a crear dudas al respecto.
La prescripción extintiva de las acciones cambiarías del portador en contra de los
deudores principales y en contra de sus garantes, provenientes de letras de cambio
giradas antes del 15 de abril de 1982, cuyo plazo de cuatro años corrió totalmente
antes de la fecha indicada, no presenta dificultad alguna pues debe entenderse que se
83
"La Ley N" 18.092, que contiene normas sobre letras de cambio y pagare, constituye una ley de carácter especial, cuyas
disposiciones deben aplicarse con preferencia a las del Código Civil, en lo que pugnan con estas últimas. En el caso
sublite el artículo 100 de la ley precitada predomina sobre el artículo 2519 del mencionado cuerpo de leyes", C. Suprema,
6 de mayo de 1997, G.J. Nº 203, p. 43.
84
"Es aplicable al caso sublite la normativa de la Ley Nº 18.092, por lo que, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 98 de
ese texto legal, no es posible revivir un título ejecutivo prescrito", C. Suprema, 25 de marzo de 1997, G.J. N° 201, p. 40.
136 Ricardo Sandoval López
rige solamente por el artículo 761 del Código de Comercio, vigente en esa época.
Cuando el tiempo de prescripción de estas mismas acciones no alcanzó a
cumplirse antes del 15 de abril de 1982, la tutela de certeza jurídica, según una
primera interpretación, se regiría por los artículos 761 del Código de Comercio y 25
de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, lo que equivale a decir que podrían
prescribir en cuatro años o en un año, a elección del prescribiente. Los cuatro años
deberán contarse desde que empezaron a transcurrir, esto es, desde el vencimiento
del documento, y el plazo de un año se contaría desde la vigencia de la Ley N°
18.092. Para postular esta interpretación se argumenta que el artículo transitorio de
la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré no habría modificado la norma del artículo
25 de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, porque cuando el legislador ha
querido hacerlo lo ha señalado expresamente, como sucedió en el caso de la Ley N°
6.162, que redujo los plazos de prescripción, a la cual le dio efecto retroactivo para
aplicarla a los plazos cuyo transcurso ya se había iniciado con anterioridad a su
vigencia. Otro tanto ocurrió con la Ley N° 16.952, cuyo objeto fue asimismo reducir
plazos de prescripción.
Según esta primera doctrina, es lógico que el prescribiente elija el plazo de
prescripción de un año, que le será más favorable a su interés de ver extinguida la
deuda.
Puede también sostenerse que la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes sólo es
aplicable en aquellos casos en los cuales una ley no ha contemplado normas para
regir situaciones intermedias o anteriores a su vigencia, ya que ésa es la finalidad de
dicha ley, como su nombre lo indica. Ahora bien, la Ley N° 18.092, sobre Letra de
Cambio y Pagaré, contempla expresamente una regla para determinar su efecto en el
tiempo y ella es la contenida en el artículo transitorio, según la cual las letras de
cambio giradas y los pagarés suscritos con anterioridad a su vigencia se regirán por
las disposiciones aplicables en el momento de su emisión. Agrega que, sin embargo,
se aplicarán sus normas en cuanto a la forma de realizar los protestos si vencieren
con posterioridad a su vigencia. Como puede apreciarse, el legislador se ha
preocupado de señalar reglas destinadas a regir situaciones anteriores a su entrada en
vigor, lo que excluiría la aplicación de las reglas de la Ley de Efecto Retroactivo de
las Leyes, dentro de las cuales está el artículo 25 de ella, que conduce a la solución
anterior. Cuando la Ley N° 18.092 en su artículo transitorio se refiere a las
"disposiciones aplicables en el momento de su emisión", sólo se está refiriendo a las
reglas aplicables en materia de letras de cambio y pagarés y no a las normas sobre
efecto retroactivo de las leyes, las que huelga aplicar porque es la propia ley
cambiaría como ley especial la que resuelve el problema.
Al ser de esta manera, la prescripción se regiría por el artículo 761 del Código de
Derecho Comercial 137
148. La tacha de falsedad de la firma en la letra. Con el objeto de poner fin a los
numerosos abusos que se cometían en las gestiones de preparación de la vía
ejecutiva por los obligados que oponían tacha de falsedad a su firma, obligando al
ejecutante a renunciar al procedimiento de apremio y a plantear un juicio ordinario,
que generalmente nunca se iniciaba, la Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y
Pagaré, establece una figura delictual y una pena para sancionar esta práctica dolosa
y un procedimiento para continuar la ejecución.
De conformidad con lo previsto en el artículo 110 de la ley sobre la materia,
cualquiera persona que en el acto de protesto o en la gestión preparatoria de la vía
ejecutiva tachare de falsa su firma puesta en una letra de cambio o pagaré y resultare
en definitiva que la firma es auténtica, será sancionada con las penas indicadas en el
artículo 467 del Código Penal, salvo que acredite justa causa de error o que el título
en el cual estampó la firma es falso. Claro está que después de tachada la firma que
finalmente resulta ser auténtica, se pretenderá siempre la justa causa de error o se
pretenderá que el título en el cual ella se estampó es falso. Es de esperar que el
hecho de que el legislador haya establecido un delito tipo en estos casos constituya
un elemento para disuadir a quienes intenten tachar de falsa su propia firma.
Por otra parte, cuando se tachare de falsa la firma, en los casos de que trata el
140 Ricardo Sandoval López
inciso 1o del N° 4o del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, la tacha se
tramita como incidente y corresponde al demandante acreditar que la firma es
auténtica. Puede hacerlo por los medios probatorios que la ley franquea, en
particular, informe de peritos, peritaje calígrafo.86
Si se acredita la autenticidad de la firma, el tribunal lo declara así y el documento
constituye título ejecutivo. Las apelaciones que se interpongan durante el incidente
de tacha de falsedad de la firma se conceden en el solo efecto devolutivo.
A pesar de que la ley contempla ahora un procedimiento a seguir cuando se
opone tacha de falsedad en la gestión preparatoria de la vía ejecutiva, el incidente de
tacha de falsedad, el demandado en un juicio civil y el inculpado o procesado en el
juicio criminal por el delito establecido en el artículo 110 de la ley sobre la materia
pueden oponer como defensa o excepción la falsedad del título o la de su firma y
justificarla en dichos procesos.
BIBLIOGRAFÍA
86
Corte Suprema, 25 de julio de 1984: "El actor podrá usar todos los medios de prueba legal, dentro de los cuales está la
confesión judicial, y no está impedido de usar para demostrar el hecho de que se trata, pues ni remotamente la ley
equipara la indicada tacha (de falsedad de la firma) a una confesión prestada en juicio, sino a un medio para impedir que
se configure un título ejecutivo, a menos que, como se dijo, el demandante pruebe la autenticidad de la firma respectiva".
En el fallo transcrito se sienta la doctrina de que en la tramitación incidental de la tacha de falsedad de firma, procede la
confesión judicial como medio de probar la autenticidad de la firma. Véase G. J. N° 49, 1984, p. 51
Derecho Comercial 141
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144 Ricardo Sandoval López
Capítulo III
EL PAGARE Y LA CARTA ORDEN DE CRÉDITO
Sección I
Aspectos generales
Sección II
cláusula "a la orden" puede circular mediante el endoso, interviniendo en la vida del
documento endosante y endosatarios. Asimismo, una vez creado el documento por la
sola voluntad del suscriptor, puede garantizarse su pago por el o por los endosantes
con la intervención de avalistas de aquel o de éstos.
legal citada, pueden omitirse el lugar y la época de pago, que no son esenciales, ya
que la propia ley suple el silencio del emisor en estos casos. Si el pagaré no indica el
lugar del pago, se entenderá que éste debe efectuarse en el lugar de su expedición, y
si no contuviere la fecha de vencimiento, se considera pagadero a la vista.
157. Legislación aplicable. Este título de crédito se rige por las normas
contenidas en el Título II de la Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, sobre Letra
de Cambio y Pagaré. En lo que no sean contrarias a su naturaleza y a las
disposiciones del Título II de la Ley N° 18.092, son aplicables al pagaré las normas
relativas a la letra de cambio (art. 107).
Sección III
158. Concepto. Mediante este documento una persona se dirige a otra para que
entregue a un tercero la cantidad que necesita o que determina. Se denomina "carta"
porque antiguamente se adoptaba la forma epistolar para redactar estos documentos.
Es una carta orden porque efectivamente contiene una orden y de crédito porque se
funda en el crédito que gozan los que intervienen en ella.
El artículo 782 del Código de Comercio señala que "las cartas órdenes de crédito
tienen por objeto realizar un contrato de cambio condicional, celebrado entre el
dador y el tomador, cuya perfección pende de que éste haga uso del crédito que
aquél le abre". Ese título de crédito tiene la ventaja sobre la letra de cambio y el
pagaré que permite retirar dinero sobre varias plazas a la vez, en tanto que la
promesa de pago que contienen tanto la letra como el pagaré sólo se cumple en un
lugar determinado. Siendo así, se emplea por personas que se desplazan de un lugar
a otro para evitar el riesgo de llevar dinero en efectivo, aun cuando este último
objetivo se consigue con el empleo de otros títulos, como el cheque viajero, la tarjeta
de crédito, el vale vista bancario, etc. Sin embargo, la carta orden de crédito
conserva su utilidad práctica tratándose de individuos que desean efectuar diversas
operaciones mercantiles en distintos lugares y no saben de antemano, con certeza,
las cantidades de dinero que requerirán para concluirlas. Por esta misma razón, la
carta orden de crédito, por lo general, se emite a la vista, quedando a disposición del
beneficiario determinar la época de pago dentro de un plazo máximo fijado en el
documento.
159. Naturaleza mercantil de la carta orden de crédito. Hemos visto que la carta
orden de crédito es un mecanismo jurídico para ejecutar un contrato de cambio
condicional (art. 782 del Código de Comercio). Por su parte, el artículo 3 o N° 10 del
Código de Comercio, en su texto fijado por el artículo 108 de la Ley N° 18.092,
sobre Letra de Cambio y Pagaré, declara formalmente comerciales "...las remesas de
dinero de una plaza a otra hechas en virtud de un contrato de cambio". De esta
suerte, la carta orden de crédito como instrumento que realiza un contrato de cambio
condicional es un acto de comercio.
162. Obligaciones del dador de la carta. La persona que expide la carta orden de
crédito debe cumplir las siguientes obligaciones:
a) Redactar el documento cumpliendo con las formalidades legales ya indicadas;
b) Pagar al corresponsal la cantidad que éste entregue al tomador en virtud de la
carta (art. 787);
BIBLIOGRAFÍA
Derecho Comercial 153
Capítulo IV
EL CHEQUE
Sección I
Nociones generales
88
Véase supra N° 5.
89
Véase supra Nos 11, 12 y 13.
158 Ricardo Sandoval López
166. Funciones económicas del cheque. El cheque se utiliza, ante todo, como
sustituto del dinero o instrumento de pago. Cumple efectivamente tal función
cuando el banco contra el cual se emite el documento lo paga al beneficiario. Para
desempeñar esta función es esencial que el cheque se conciba tan sólo como un
documento a la vista, esto es, pagadero a su presentación al banco. El cheque
empleado como instrumento de pago sirve al mismo tiempo como medio de prueba
de haberse efectuado el pago, cuando efectivamente es pagado por el banco librado.
El cheque es un medio de pago ágil y rápido que puede emplearse para efectuar
múltiples pagos independientes entre sí; por ejemplo, A deudor de B le entrega un
cheque girado a su orden contra el Banco X, el beneficiario del cheque puede
endosarlo a C, de quien es a su vez deudor, y C puede entregarlo a su acreedor D y
así sucesivamente puede transferirse cuantas veces se desee, hasta que su último
portador lo cobre ante el banco girado.
Derecho Comercial 159
porque la emisión de los mismos con cargo a los depósitos en las cuentas corrientes
origina el llamado dinero giral o moneda bancaria escritural. Por cada peso
depositado en los bancos, ellos pueden prestar una cantidad mayor, de manera que
con ciertas limitaciones el cheque es uno de los medios de que se vale el Estado para
cumplir con los fines de su política monetaria.
Sección II
171. Menciones del cheque. Al igual que los otros títulos de crédito, el cheque
debe emitirse cumpliendo ciertas enunciaciones o menciones indicadas por la ley.
De conformidad con lo previsto en el artículo 13 de la Ley de Cuentas Corrientes
Bancarias y Cheques, las menciones son las siguientes:
a) Nombre del librado. Se trata de una enunciación esencial que en nuestro
medio, pone en evidencia que el cheque sólo puede emitirse en contra de un banco.
En la práctica esta indicación viene impresa en grandes caracteres en el formulario
que se emplea para girar el cheque.
Como el cheque es un documento pagadero a la vista o presentación no requiere
la aceptación del banco librado. El girador del cheque y el banco al cual se ordena
su pago están vinculados, como ya vimos, por la operación de cuenta corriente
bancaria.
b) El lugar y la fecha de expedición. El lugar del giro es una enunciación de la
naturaleza del cheque, porque si no se indica, la ley presume que se ha extendido en
la plaza donde funciona el banco librado (art. 13, inciso 5o).90
Puede advertirse que el lugar del giro tiene importancia para determinar el plazo
90
-91 Véase C. Temuco, 14 de agosto 1992, Recurso de Protección, Revista de Derecho Universidad Católica de la
Santísima Concepción, vol. I, N" 1, pp. 107-111, y el comentario de Hernán Silva Silva
162 Ricardo Sandoval López
de caducidad del cheque. El portador debe presentarlo al cobro dentro del plazo de
sesenta días, contados desde su fecha, si el banco librado estuviere en la misma
plaza de su emisión, y dentro de noventa días, si estuviere en otra. Este plazo es de
tres meses para los cheques girados desde el extranjero. El plazo de días es de días
corridos. Con todo, el girador puede revalidar un cheque caducado expresándolo así
con su firma en el documento.
La fecha del giro nunca puede faltar.91 Ella es fundamental para establecer la
capacidad del girador, quien puede verse afectado por alguna situación que lo prive
de la libre administración de sus bienes, por ejemplo, en el caso de ser declarado en
quiebra. Además, la fecha de expedición del cheque es el punto de partida para
contar el plazo de la presentación al cobro del documento (60 ó 90 días o tres
meses);
c) La cantidad girada, en letras y números. Es el objeto o contenido del título y
siempre debe referirse a una suma fija de dinero, que puede ser moneda nacional o
extranjera, según el tipo de cuenta corriente bancaria contra la cual se expida.
En caso de diferencia entre la suma expresada en letras y números, el banco
protesta el cheque "por mal extendido", en circunstancia que, tratándose de un
cheque pago de obligaciones (art. 11, inciso 3o), debería aplicarse la solución
prevista para la letra de cambio, en el artículo 6 o de la Ley N° 18.092, según la cual
valdrá la suma escrita en palabras, y
d) La firma del librador. La firma traduce la intención del girador de emitir la
orden y obligarse a su pago. Es la causa fuente de la obligación cartácea incorporada
al título de crédito. Se trata simplemente de la rúbrica del librador, pues la ley no
exige que se señalen su nombre y apellido. En la práctica reciente los bancos suelen,
con el consentimiento del cliente, indicar en el formulario donde se emite el cheque,
el nombre, apellido e incluso la profesión del girador. Tales datos no se exigen por la
ley, pero contribuyen a "personalizar" un tanto el cheque.
Los bancos pueden autorizar a determinadas personas, generalmente empresas o
instituciones, para estampar en sus cheques, mediante procedimientos mecánicos, la
cantidad girada y la firma. Para los efectos civiles y penales, la firma estampada
mecánicamente se entiende manuscrita por la persona cuya rúbrica ha sido
reproducida.
De conformidad con lo previsto en el artículo 9 de la Ley N° 18.092, sobre Letra
de Cambio y Pagaré, aplicable al cheque pago de obligaciones en virtud de la regla
contenida en el artículo 11, inciso 3 o de la Ley de Cuentas Corrientes Ban-carias y
Cheques, puede sostenerse que, en lugar de la firma, toda persona puede estampar su
impresión digital en un cheque, siempre que lo haga ante un notario o ante un oficial
91
Derecho Comercial 163
banco ante el cual se puede cobrar. El cruzamiento del cheque obedece a razones de
seguridad.
Por último, considerando la forma en que se emite para su circulación, el cheque
puede ser nominativo, a la orden o al portador.
Trataremos por separado las principales clases de cheques.
sirvió de garantía, su uso posterior por la persona a cuya orden se giró el documento no puede mejorar el origen, la
naturaleza ni la calidad de éste.
Por lo tanto, corresponde absolver al querellado (girador) de la acusación de ser autor del delito de "giro doloso de
cheque".
(C. Santiago, 27 octubre 1980, R. t., LXXVII, sec. 4a, p. 195. C° 4o y 5o pp. 199-200.)
II. "Si bien el cheque puede girarse en pago o en comisión de cobranza, nada se opone a que los particulares, en uso de
la libertad contractual que domina en el ordenamiento jurídico chileno, acuerden que la presentación del cheque quede
supeditada a determinadas circunstancias y la sometan a una limitación, y, como se trata de una convención legalmente
celebrada, es una ley para los contratantes, que el acreedor debe cumplir absteniendo se de llevar el documento al banco
sin el consentimiento del deudor, porque frente al hecho o condición, materia del acuerdo de las partes, no es exigible, no
se debe pagar a su presentación y carece de los efectos penales y civiles a él anexos."(C. Suprema, 1 o agosto 1979, F. del
M. N° 249, sent. 1, p. 236; C° 6o p. 240.)
III. "Si un cheque no fue girado en pago de obligaciones ni en comisión de cobranza, conforme a lo preceptuado en
el artículo 11 de la ley del ramo, sino para garantizar determinada renegociación, quiere decir que ese documento no
puede dar lugar al procesamiento y detención de su giradora."
(C. Suprema, 14 de septiembre 1982, F. del M., N° 286, sent. 3, p. 3899; C° 1 o, p. 389.) (*) Emitió voto contrario el
Ministro Sr. Luis Maldonado B.
IV. "El cheque girado en garantía y sin fecha no reúne los requisitos que señala el artículo 13 de la ley del ramo, y, por
lo mismo, mal puede reputarsele cheque y valerse de él para ejercer la acción penal correspondiente."
(C. Suprema, 30 de agosto 1982, F. del M., N° 285, sent. 5, p. 346, C° 1º, p. 346.)
V. "El inculpado captaba dinero para colocarlo a terceros, suscribiendo un documento denominado 'acuerdo
estrictamente confidencial', en el cual entre otras cláusulas dejaba constancia del dinero recibido y de un cheque que el
inculpado entregaba en garantía.
En estas condiciones dicho encausado no ha podido ser sometido a proceso como autor de los delitos de giro doloso de
cheques, materia de cuarenta y cinco querellas, porque los instrumentos entregados por él a los querellantes no cumplen
con las exigencias del Art. 10 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarías y Cheques."
(C. Suprema, 17 mayo 1990. F. del M. N° 378. sent. 6., p. 229 C° 1 o y 2o pp. 228 y 229). (*) Dos votos en contra de
este fallo de mayoría.
VI. "El cheque entregado al mandatario con sólo la firma del librador se
perfecciona formalmente como tal cuando dicho mandatario escribe las
menciones que faltan.
Aunque las partes expresaran que el cheque se entregaba en garantía. desde el punto de vista jurídico, en la especie, se
dio en pago de obligaciones. El cheque en garantía no existe. Frente a la ley representa un concepto sin sentido. Porque el
cheque sólo puede ser girado en pago o en comisión de cobranza. Sin embargo, nada se opone a que los particulares, en
uso de la libertad contractual, acuerden o entiendan que un cheque se complete y se tenga por emitido con posterioridad a
su entrega material y que su presentación al pago se supedite a determinadas circunstancias, como el incumplimiento de
otros compromisos.
Puesto en movimiento el cheque, y si se reúnen los requisitos legales, el juez del crimen debe procesar al girador, a
menos que resulte establecido que el cheque se llenó cometiéndose el delito de falsificación o de abuso de firma en
blanco.
No obsta al procesamiento la circunstancia de que el girador diere aviso de la substracción del cheque, hecho cuya
falsedad le constaba, ni que se anticipara a denunciar una tentativa de estafa ordenándose la incautación del documento."
(C. Santiago, 28 agosto 1970, R. t., LXVII, sec. 4a p. 332; C° 2o a 5o, pp. 333-334.)
VII. "Establecido que según lo convenido entre las partes, los cheques se harían efectivos en caso de no ser pagadas las
letras de cambio representativas de la misma deuda, la presentación al cobro de aquellos es legítima, supuesto que la
condición se ha cumplido."
(C. Santiago, 11 agosto 1970, R. t„ LXVIII, sec. 4 a, p. 15 C° 4 o y 6o, p. 16.) (*) "La sentencia que contiene esta
doctrina no incurre en falta ni abuso." (C. Suprema, 14 enero 1971, R., citada en el texto.)
168 Ricardo Sandoval López
Sección III
182. Cheque nominativo. Tiene este carácter cuando indica la persona a quien
VIII. "La Ley de Cheques sólo ampara desde un punto de vista penal a los cheques girados en pago de obligaciones o
en comisión de cobranza.
El documento de que se trata fue girado bajo condición y en garantía, según consta de la instrucción numerada
agregada al cheque, circunstancias que se desprenden de la simple lectura de la referida instrucción. Por esta razón, no
concurre en la especie el requisito del art. 274 N" 1 del Código de Proc. Penal para someter a proceso al girador del
cheque.
(C. Suprema, 9 marzo 1989, F. del M. N° 364, sent. 8., pp. 74.) (*) Voto en contra de dos ministros de la C. Suprema.
IX. En general sobre cheque en garantía véase la jurisprudencia de los artículos 11, 13, 22 y 42 de la Ley de Cuentas
Corrientes Bancarias y Che
ques en "Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas" Código de Comercio, Tomo II, Editorial Jurídica de Chile,
3a edición 1994, puesta al día por el autor de este Manual.
93
"Si se deduce claramente de los antecedentes del proceso que el cheque de que se trata fue dado en garantía, situación
no prevista para esta clase de documentos, y que no cumple con ninguna de las exigencias del artículo 11 de la Ley de
Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques al no haberse comprobado que hubiere sido entregado en pago de obligaciones o
en comisión de cobranza, documento que por lo demás aparece con una fecha posterior a la de su giro -caso llamado
"cheque a fecha"- trasgrediéndose el artículo 13 de la citada ley, debe concluirse que el documento en el cual se apoya la
querella no puede ser considerado jurídicamente como cheque y por consiguiente no puede dar origen al delito
pesquisado, debiendo acogerse el recurso de amparo dirigido contra el mandamiento de prisión emanado del auto de
procesamiento que se hace descansar en la supuesta infracción a la ley de cheques."
(C. San Miguel, 21 febrero 1990. R. t„ LXXXVII sec. 2a p. 25.)
94
Véase la jurisprudencia de los artículos 11 y 13 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques en "Repertorio de
Legislación y Jurisprudencia Chilenas" Código de Comercio. Tomo II. Editorial Jurídica de Chile, 1994. 3 a edición
puesta al día por el autor de este Manual.
Derecho Comercial 169
Sección IV
185.Explicación previa. Los efectos jurídicos del cheque son las obligaciones y
derechos que se generan tanto en la relación entre el banco y el girador como en la
relación entre este último y el beneficiario.
Analizaremos, en primer lugar, las obligaciones del beneficiario o del portador,
para referirnos posteriormente a las obligaciones del girador.
Las obligaciones del beneficiario del cheque son fundamentalmente dos, a saber:
1a Presentar el cheque al cobro dentro de los plazos legales, y
2a Protestar el cheque por falta de pago.
Derecho Comercial 171
187. Actitud del banco. Cuando el portador presenta el cheque al banco dentro de
los plazos legales, éste procede a examinar su conformidad desde el punto de vista
formal, es decir, si contiene las enunciaciones propias de su libramiento. Si el banco
determina que el cheque no está conforme, puede negarse a pagarlo. Ante esta
actitud del banco, el portador no puede reclamar, porque ninguna relación jurídica lo
vincula con la entidad financiera. Cuando el banco estima que el cheque está
conforme, procede a su pago, siempre que la cuenta corriente contra la cual se ha
girado esté vigente y provista de fondos suficientes, disponibles y oportunamente
96
"Para computar el plazo que señala el art. 23 de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancadas y Cheques, no debe
incluirse en la cuenta el día en que éste se giró, ya que el plazo debe ser completo y no lo sería si lo contáramos desde la
fecha en que fue girado y hasta el día en que fue cobrado".
"En el caso de autos, el cheque no está caducado y fue debidamente protestado".
C. Santiago, 18 noviembre 1993, Gaceta Jurídica, año 1993, noviembre, N° 161, p. 81. Por sentencia de fecha 25 de
noviembre de 1993, la Corte Suprema confirmó el fallo que sustenta esta doctrina.
172 Ricardo Sandoval López
189. Formalidades del protesto del cheque. Es un acto escrito sujeto a ciertas
formalidades, que son básicamente las siguientes:
a) que el protesto se estampe al dorso del documento o
en una hoja de prolongación adherida a él;
b) que se exprese la causa de la negativa de pago;
c) que se indique la fecha y la hora del protesto, requisito para determinar el
plazo de prescripción de las acciones;
d) que se contenga la firma del banco librado. En virtud de lo previsto por la Ley
N° 18.818, de 1o de agosto de 1987, no se exige ahora que el protesto contenga la
firma del portador. No se necesita la intervención de ningún ministro de fe en el
protesto del cheque;
e) que el protesto se realice en el momento de la negativa de pago.
Todo protesto debe ser requerido por el portador al banco, salvo en el caso del
protesto por falta de fondos, que se realiza sin necesidad de requerimiento.
embargo, la negativa de pago del cheque por el banco librado puede obedecer a
diversos motivos o causales, que analizaremos a continuación.
1o Falta de cancelación. Si falta el timbre o la firma de cancelación, el banco
debe rehusar el pago del cheque, porque no puede pagarlo sin cumplirse esta
formalidad.
Sólo ocurre en los cheques que se echan por canje, porque en ventanilla se exige
la cancelación como trámite para el pago.
2o Mal extendido. Cuando faltan algunos requisitos para considerar el documento
como cheque (ejs.: enmendado, no corresponde al talonario entregado al titular de la
cuenta).
3o Caducado. Cuando se presenta al cobro fuera de plazo.
4o Falta de portador legítimo. Cuando el cheque lo cobra una persona que no es
su legítimo portador. Los bancos indican la causa de la falta de portador legítimo:
"falta endoso", "cheque nominativo".
5o Falso o firma disconforme. Cuando la firma es visiblemente disconforme, el
banco protesta el cheque por "falso". Cuando la firma es dudosa, no es idéntica a la
del cliente y el banco tiene duda, protesta por "firma disconforme".
6o Orden de no pago. Puede ser del portador, en cuyo caso tiene valor
suspensivo.
Puede provenir del girador. Puede estar fundada en causas legales o no. Cuando
no existan causas formales para repeler el cheque, el banco debe protestar por orden
de no pago.
Es conveniente que se trate de una orden de no pago legítima; el banco lo
expresa en el protesto: "orden de no pago legítima y extravío".
7o Cuenta cerrada. Si presenta al cobro un cheque girado con posterioridad al
cierre de la cuenta, debe protestarse por cuenta cerrada.
Si el cheque se ha girado antes del cierre de la cuenta y se presenta al cobro
dentro de los plazos de caducidad después del cierre de la misma, éste deberá
pagarse o protestarse en forma ordinaria. Si se han reservado fondos, los cheques se
pagan. Si no hay fondos, el protesto se hará por falta de fondos.
8o Falta de fondos. No existen fondos disponibles suficientes para pagar el
cheque.
Disponibles. Que no estén embargados. Que no se trate de valores en canje.
Otros protestos:
-Falta firma giradora;
-Falta firma registrada.
194. Obligaciones del girador. El girador del cheque está vinculado con el
Derecho Comercial 175
195. Responsabilidad por el pago del cheque. En contra del pago del cheque
efectuado por el banco pueden reclamar:
-el portador legítimo del cheque, que no fue quien lo presentó al cobro, y
-la persona de cuya cuenta corriente se debitaron impropiamente los fondos.
El portador legítimo puede reclamar cuando el banco paga el cheque a otra
persona que lo presentó al cobro. Ello ocurre cuando se ha notificado la pérdida,
hurto o robo del cheque y no obstante el aviso del portador o la orden del juez, el
banco lo paga a quien lo cobra. En este caso, la responsabilidad del pago es para el
banco, quien deberá indemnizar los perjuicios irrogados al portador legítimo del
cheque. La situación planteada no se presenta a menudo en la práctica, porque el
banco admite y obedece las órdenes del portador, del girador o los decretos
176 Ricardo Sandoval López
196.Pago de cheque falsificado. El banco responde del pago que haya realizado
de un cheque falsificado o adulterado, en los siguientes casos:
a) Cuando la firma del girador es visiblemente disconforme con la dejada en
poder del banco para su cotejo o comprobación;
b) Cuando el cheque tiene raspaduras, enmendaduras u otras alteraciones
notorias, y
c) Cuando el cheque no es de la serie entregada al girador para su uso.
Por el contrario, responde el girador cuando la firma es falsificada en un cheque
de su propia serie y no es visiblemente disconforme. Ello implica que el girador ha
sido descuidado con su talonario permitiendo que otras personas puedan falsificar su
firma, lo que no atrae la atención del banco pagador porque dicha firma no es
visiblemente disconforme.
Lo mismo sucede cuando las raspaduras, enmendaduras u otras alteraciones no
son notorias, esto es, perceptibles a simple vista.
Sección V
200. Ineficacia del cheque en relación con el banco. El documento puede perder
su valor por la disolución del banco contra el cual se ha expedido.
La disolución del banco puede ser voluntaria o forzada. Los bancos en nuestro
país deben organizarse como sociedades anónimas abiertas sujetas a autorización y
fiscalización de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras. Un
banco puede disolverse por la expiración del plazo por el cual fue convenido o por
acuerdo de la Junta General de Accionistas. Estas causas de disolución no son
frecuentes en la práctica, porque las sociedades anónimas bancadas se pactan con
plazo indefinido y resulta inusual que puedan disolverse anticipadamente. Más
178 Ricardo Sandoval López
crédito;
-que los fondos fueron retirados con posterioridad al giro;
-que los fondos no estén disponibles por haberse trabado embargo sobre la
cuenta corriente en un juicio seguido contra el girador o por corresponder a valores
que han sido acreditados provisoriamente mientras el banco procede a su cobro ante
otros bancos;
d) Destrozo del cheque. Cuando el documento, elemento material del título,
pierde su integridad por destrozo o mutilación, el banco rehusa su pago.
Teóricamente si se presentara la mitad del documento al banco no podríamos
suponer que el banco pagaría la mitad del valor del cheque;
e) Pérdida del cheque. El ejercicio del derecho representado en el cheque, esto
es, la facultad de cobrar la suma girada, requiere estar en posesión del documento. Si
el cheque se extravía, el beneficiario no podrá ejercer los derechos emanados del
documento.
Sección VI
203. Diversos delitos. Con motivo del giro o del uso del cheque pueden cometerse
varios delitos, a saber: -giro fraudulento de cheque; -estafa;-abuso de firma en
blanco; -tacha de firma auténtica; -otras defraudaciones y engaños.
Bancarias y Cheques.
La acción puede consistir en la ejecución de cualquiera de estos hechos:
-girar el cheque sin tener previamente fondos suficientes y disponibles en la
cuenta corriente;
-retirar los fondos después de expedido el cheque;
-girar contra cuenta corriente inexistente, y
-revocar la orden de pago fuera de los casos previstos en la ley.
En todas estas situaciones el banco rechazará el pago del cheque y el portador
deberá requerir el protesto del documento.
La omisión, que se une a una cualquiera de las acciones indicadas anteriormente,
consiste en:
-no consignar fondos suficientes en la cuenta corriente del tribunal para cubrir el
capital, intereses y costas, dentro de tres días hábiles, contados desde la notificación
judicial del protesto del cheque al girador.
El delito se entiende configurado cuando concurren tanto la acción como la
omisión indicadas.97
207. Delito de estafa. El uso del cheque también puede ser constitutivo de delito
de estafa, como sucede, por ejemplo, cuando una persona engaña a otra, con ánimo
de defraudarla, valiéndose de un cheque del cual no es beneficiario ni portador
legítimo. La estafa puede revestir numerosas formas, que en el ámbito de este
trabajo no podemos describir.
208. Delito de falsificación. En todos los casos en los cuales se falsifica la firma
del girador o se altera el nombre del beneficiario o la cantidad girada, se comete
97
Véase la jurisprudencia de los artículos 22 y 42 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques en: "Repertorio
de Legislación y Jurisprudencia Chilenas". Código de Comercio. Tomo II. Editorial Jurídica de Chile. 3 a edición 1994,
puesta al día por el autor de este Manual
182 Ricardo Sandoval López
209. Abuso de firma en blanco. Este delito puede cometerse cuando el cheque se
extiende con la sola firma del girador, sin llenar las enunciaciones de su contenido.
El artículo 470 N° 3 del Código Penal sanciona a los que cometieren alguna
defraudación, abusando de firma de otro en blanco y extendiendo con ella algún
documento en perjuicio del mismo o de un tercero.
BIBLIOGRAFÍA
ÍNDICE
1. Introducción....................................................................................................................................................7
CAPITULO I
TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO
10. ENUMERACIÓN............................................................................................................ 24
11. LA NECESARIEDAD....................................................................................................... 24
12. LA LITERALIDAD.......................................................................................................... 25
13. CARÁCTER AUTÓNOMO DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO...........................................................27
CAPITULO II
LA LETRA DE CAMBIO
CAPITULO III
EL PAGARE Y LA CARTA ORDEN DE CRÉDITO
CAPITULO IV
EL CHEQUE