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Las elecciones

en tiempos de
Leonel Fernández

Filiberto Cruz Sánchez


Título original de la primera edición, abril 2014:
Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

Idea de la Portada:
El autor
fcruz1955@gmail.com

Edición al cuidado del autor

ISBN: 978-9945-452-63-1

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Índice General

• Introducción ............................................... 5

• Las elecciones parciales de 2006 ............... 09

• Las elecciones presidenciales de 2008 ...... 21

• Tercer período de gobierno y reforma


constitucional ......................................... 41

• Últimas elecciones parciales de 2010 ........ 50

• Los intentos reeleccionistas de


Leonel Fernández ................................... 61

• Hacia el control de las tres nuevas cortes .. 70

• Las elecciones presidenciales de 2012 ...... 77

• Fuentes periódicas ..................................... 97

• Perfil del autor ........................................... 98


4 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

“Todo el mundo sabe que el


presente será algún día Historia. Creo
que la principal tarea del investigador
social es intentar concebirlo como
Historia ahora, mientras es todavía
el presente y mientras está todavía
en nuestras manos el poder de mo-
delarlo y dirigirlo” (Paúl M. Sweezy.
El presente como Historia).
Filiberto Cruz Sánchez 5

Introducción

Después de la muerte de Trujillo, en República


Dominicana se celebraron las primeras elecciones
libres y democráticas el 20 de diciembre de 1962.
Fueron ganadas con una diferencia superior a los 310
mil votos por el Partido Revolucionario Dominicano
(PRD) y su líder de entonces, el profesor Juan Bosch.
Viriato Fiallo y la Unión Cívica Nacional (UCN)
aceptaron su derrota y no hablaron de fraude, ni hubo
impugnaciones.
Pasada la guerra civil de 1965, se celebraron
nuevas elecciones el primero de junio del año siguien-
te; en ellas participaron Bosch, por el PRD, y Joaquín
Balaguer, por el recién fundado Partido Reformista. Las
elecciones se realizaron estando el país ocupado por las
tropas norteamericanas que lo invadieron el 28 de abril
de 1965 para impedir el restablecimiento del gobierno
democrático derrocado en septiembre de 1963. Las
elecciones del primero de junio de 1966 fueron ganadas
por Balaguer, pero Bosch las calificó de fraudulentas.
Una de las modalidades del fraude electoral consistió
en el uso del terror contra Bosch. Mientras Balaguer
6 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

recorría el país protegido por soldados norteamerica-


nos, Bosch se limitó al uso del programa radial del
PRD porque temía hacer campaña directamente con el
pueblo. Balaguer y su partido ganaron las elecciones
con más de 250 mil votos de diferencia.
El 16 de mayo de 1968 se celebraron elecciones
municipales para elegir nuevos síndicos y regidores.
En esas elecciones parciales no participó el PRD por-
que Bosch ordenó su abstención desde su autoexilio.
El Partido Reformista ganó con amplio margen las
elecciones municipales y sólo en Navarrete se de-
nunciaron irregularidades, lo que motivó a la Junta
Central Electoral a celebrar nuevas elecciones en ese
municipio que de todas maneras fueron ganadas por
el reformismo.
Durante los 12 años de Balaguer, se celebraron
elecciones en 1970, en 1974 y en 1978. En las de 1970
y 1974, Balaguer se reeligió cómodamente porque,
siendo Bosch el líder de la oposición, las llamó “ma-
tadero electoral”. En las elecciones de 1970 hubo abs-
tención total de la oposición y en las de 1974 hubo un
retiro de los dos grandes bloques opositores que Bosch
y Peña Gómez habían organizados para enfrentar el
continuismo impenitente del Presidente Balaguer. Am-
bas “elecciones” se desarrollaron en medio del terror
oficial y no figuran entre las elecciones libres, limpias
y democráticas de la época contemporánea.
En las elecciones de 1978, el desgaste del go-
bierno se combinó con factores externos desfavorables
y Balaguer fue derrotado. Las viejas prácticas frau-
dulentas y los arrebatos de candidaturas triunfantes a
Filiberto Cruz Sánchez 7

nivel congresual matizaron los intentos del reformismo


por retener el poder ejecutivo ilegalmente, poniendo
nuevamente al país “al borde del caos”.
Un nuevo ciclo democrático se inauguró en toda
América Latina con la victoria electoral de Antonio
Guzmán Fernández y el PRD en 1978. Dos nuevas
elecciones presidenciales se celebraron durante los
gobiernos del PRD. En las de 1982 participaron tres
fuerzas políticas bien diferenciadas entre sí. Bosch fue
presentado por su nuevo partido, el PLD; Balaguer por
el Partido Reformista y el PRD presentó a Salvador
Jorge Blanco, quien ganó las elecciones. Sus resulta-
dos fueron aceptados por la oposición y nadie habló
de fraudes.
Tampoco hubo fraude en las elecciones de
1986, cuando Balaguer retornó al poder. Lo que sí es
objeto de debates todavía es el destino de más de 80
mil votos emitidos a favor de Jacobo Majluta Azar,
candidato presidencial del PRD, quien fue presentado
también por un movimiento externo llamado La Es-
tructura. Los votos a favor de ese movimiento no se
le sumaron al candidato del PRD porque la Comisión
de Asesores Electorales y la JCE alegaron un doble
rayado en su boleta y decidieron otorgarle el triunfo
al doctor Balaguer.
Con el retorno de Balaguer al poder volvió
también la época de los fraudes electorales, ahora
más escandalosos que los cometidos en el período de
los 12 años. Balaguer estaba viejo, cansado y ciego y
pensaba morir en el poder. En 1990 hizo malabares para
retener el poder mediante un fraude que Bosch llamó
8 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

colosal. Incluso, con relación al tema del fraude, uno


de sus discípulos publicaría después un libro titulado
“Origen de un poder usurpado”.
Pero el padre de todos los fraudes en tiempos de
Balaguer ocurrió en las elecciones de 1994 contra Peña
Gómez. Las pruebas abundan tanto como las flores en
primavera. El país volvió a vivir un ambiente de guerra
civil y si no estalló fue por la rápida intervención de
los poderes fácticos, que apadrinaron unas aceleradas
negociaciones políticas que terminaron con el “Pacto
por la Democracia”, donde se contempló, entre otros
aspectos, la celebración de nuevas elecciones, dos
años después.
En las elecciones de 1996 hubo dos vueltas elec-
torales, cuyos resultados fueron aceptados por todos los
participantes. Nadie habló de fraude, nadie impugnó
sus resultados. Parecería que las viejas modalidades
de los fraudes anteriores habían desaparecidos.
En las elecciones parciales de 1998, siendo
Leonel Fernández el nuevo Presidente de la República,
no hubo fraude; tampoco en las presidenciales del año
2000 ganadas por Hipólito Mejía y el PRD. Dos años
después hubo elecciones de medio término y las denun-
cias de fraude se limitaron a la provincia de Santiago de
los Caballeros, hechas por el Partido de la Liberación
Dominicana (PLD). En el año 2004, Leonel Fernández
y el PLD arrasaron en las elecciones, volvieron al poder
y nadie habló de fraude. Incluso, se recuerda que una
hora después, el Presidente Mejía reconoció su derrota
electoral, en un gesto nunca visto en el país.
Filiberto Cruz Sánchez 9

Las elecciones
parciales de 2006

Seis procesos electorales se habían celebrado


en República Dominicana, entre 1996 y 2004, sin que
asomaran viejas o nuevas expresiones fraudulentas.
Que todos los partidos y agrupaciones políticas acep-
taran sus resultados sin formular graves denuncias de
fraudes y sin impugnaciones, de seguro que fue uno
de los grandes aportes a la transparencia electoral
conquistado con el “Pacto por la Democracia”, del 10
de agosto de 1994. Ese acuerdo desmanteló el sistema
político, judicial y electoral balaguerista que se nutría,
en cada elección, de numerosas maniobras para perpe-
tuar en el poder al viejo caudillo.
Sin embargo, en las elecciones municipales y
congresuales del año 2006, estando Leonel Fernán-
dez en el poder por segunda ocasión, volvieron las
denuncias de fraudes por parte de los partidos mayo-
ritarios de la oposición que participaron aliados en
esos comicios.
10 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

Las elecciones intermedias de 2006 serían una


segunda oportunidad para el proyecto político totali-
tario que ya había concebido la cúpula del PLD. Se
recuerda que el Congreso y los ayuntamientos eran
controlados, en su mayoría, por el PRD desde las
primeras elecciones parciales celebradas en 1998.
De manera que desalojar al principal partido opositor
de esos órganos estatales, era crucial para la nueva
estrategia de dominación trazada por el partido go-
bernante.
En los meses de la campaña electoral de 2006,
los principales partidos contendientes vivían situacio-
nes diferentes. El PLD había retornado al poder después
que arrasó en las eleccio-
nes nacionales de 2004. Su
Presidente y líder, Leonel
Fernández aún gozaba de
mucha popularidad por su
capacidad histriónica y su
entrega a la práctica polí-
Presidente Leonel Fernández
tica neo patrimonialista.
En su discurso de rendición de cuentas, pronunciado
ante la Asamblea Nacional el 27 de febrero de 2006,
dijo que el año anterior sería “reconocido en la historia
nacional como el Año de la Recuperación”, aportando
de inmediato las acostumbradas cifras maquilladas
que en marzo de cada año resume y publica el Banco
Central de República Dominicana.
El PRD había retornado a la oposición, aunque
tenía aún mayoría en el Congreso y en los ayunta-
Filiberto Cruz Sánchez 11

mientos. Arrastraba la derrota electoral de 2004 y la


población todavía no olvidaba el desastre institucional
y económico ocurrido en los dos últimos años del go-
bierno de Hipólito Mejía, quien impulsó una reforma
constitucional muy cuestionada en julio de 2002 para
restablecer la reelección presidencial consecutiva, pro-
vocando así una nueva división en el PRD. En marzo
de 2003 estallaron los escándalos de los fraudes ban-
carios que ahondaron la crisis social y económica de

millones de dominicanos, circunstancias que vinieron


a favorecer al PLD en las elecciones presidenciales del
año siguiente.
Por su parte, el PRSC había obtenido una vo-
tación muy baja, cuando presentó al ex senador por
Santiago, Eduardo Estrella, candidato a la presidencia
en las elecciones de 2004. Desde que fue echado del
poder en 1996, el PRSC ha sido, según el fenecido
Font Bernard, “la hoja seca desprendida de un árbol
otoñal”. En la segunda vuelta electoral de 1996 apoyó
al PLD mediante un pacto para cerrar el “camino malo”
que, según una frase de Balaguer, lo representaba la
candidatura de Peña Gómez. En las primeras elecciones
parciales de 1998, celebradas después de la reforma
constitucional de 1994, el PRSC perdió su hegemonía
en el Congreso y los ayuntamientos del país; quedó
relegado a un lejano tercer lugar, al obtener el 16 por
12 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

ciento de los votos, 17 diputados y 2 senadores. En las


elecciones presidenciales de 2000, llevando por última
vez a su líder histórico como candidato, prácticamente
quedó empatado en el segundo lugar con el PLD, al
obtener algo más del 24 por ciento de los votos. En las
elecciones de 2002, estando Balaguer vivo todavía, re-
tornó al tercer lugar, sacando 37 diputados, 2 senadores
y 11 síndicos. Balaguer murió el 14 de julio de 2002,
dejando a su partido huérfano de
un auténtico liderazgo de relevo.
Tras la muerte del nonagenario
caudillo colorao, el PRSC ja-
más ha tenido cohesión interna.
En las presidenciales de 2004
presentó a Eduardo Estrella,
sacando un 8.6 por ciento, su
votación más baja hasta enton- Eduardo Estrella

ces. Se recuerda que un sector importante del PRSC,


derrotado en las primarias internas de 2003, se alió
al PLD y desde entonces ha sido bautizado el partido
“bisagra” o la “carnada de otros partidos”.
En las elecciones de medio término de 2006,
el PLD buscaba afianzarse en el poder. A pesar de que
en las cámaras legislativas, todavía controladas por
el PRD, se habían aprobado dos reformas tributarias
millonarias, un acuerdo Stand-by con el FMI, las re-
negociaciones de la deuda externa y dos proyectos de
presupuestos, el partido de gobierno aún no se sentía
seguro y no confiaba en el equilibrio de poderes que
debe regir la vida democrática de la nación. Para
Filiberto Cruz Sánchez 13

arrasar en las elecciones, era necesario recurrir a todas


las manipulaciones posibles porque en la actividad
política, según los discípulos de Juan Bosch, “todo
es válido y se hace lo que conviene”. En los meses
previos al 16 de mayo de 2006, la alta dirigencia del
PLD aplicará un nuevo esquema fraudulento que será
seguido, corregido, mejorado y ampliado en futuras
elecciones.
Entre las nuevas modalidades fraudulentas
practicadas en las elecciones de 2006 se citan:
(a) Un intenso tráfico de electores que fueron
“trasladados”, por conveniencia, de una provincia a otra,
dependiendo de las debilidades o fortalezas de los candi-
datos oficialistas. Por ejemplo, se conocieron los casos
de 6 mil 887 cambios de empadronamiento electoral
registrados en los meses previos a las votaciones y el de
unas 80 personas que “trasladaron” su residencia a una
misma calle. Otros 172 mil electores, según Agripino
14 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

Núñez Collado, fueron “dislocados” o cambiados de


sus lugares de votación “sin su consentimiento”;
(b) La compra de delegados de los partidos
opositores para que firmaran en blanco las actas corres-
pondientes y se ausentaran de los recintos al momento
del conteo de los votos;
(c) Colocación de dos dirigentes del PLD, bien
identificados, frente a los centros de mayor concurren-
cia de votantes; uno de ellos observaba a las personas
visiblemente más pobres y auxiliándose de una laptop,
verificaba que no era un simpatizante del PLD y de
inmediato le ofrecía una suma de dinero para que se
abstuviera de votar;
(d) De acuerdo al testi-
monio de Víctor Gómez Ber-
gés, candidato a senador por
la provincia Santo Domingo,
“otra acción fraudulenta” con-
Víctor Gómez Bergés
sistió en desmontar “urnas
falsas” de vehículos, acción
que la atribuyó al Secretario de un Colegio Electoral
del municipio Santo Domingo Norte, las que fueron
mostradas a los “observadores extranjeros, quienes
nada hicieron”; y
(e) El secuestro de autoridades electorales, o la
amenaza velada de represión y muerte, para provocar
las pérdidas o extravíos de actas electorales con resul-
tados desfavorables al partido de gobierno.
Filiberto Cruz Sánchez 15

Y entre las viejas expresiones fraudulentas que


se combinaron con las nuevas, citamos:
(a) El uso avasallante de los recursos públicos
a favor de los candidatos del gobierno;
(b) La compra de personajes de la oposición,
vía el transfuguismo o la sonsaca, que se “pasaron”
al PLD;
(c) La ampliación de los programas sociales de
ayudas a miles de personas pobres;
(d) La descalificación de los contrarios median-
te el recurso de la campaña sucia o negativa;
(e) El descuartizamiento del PRSC;
(f) La neutralización de miles de simpatizantes
del PRD; y
(g) La producción de un nivel de propaganda
próximo a la inundación.
Para viabilizar su estrategia y darle apariencia
de fortaleza, el PLD se ganó el apoyo de numerosos
16 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

grupos minoritarios, enarbolando la consigna de “Un


Congreso para el Progreso”. Formaron parte de la
alianza, el Bloque Institucional Social Demócrata
(BIS), la Alianza por la Democracia (APD), la Unión
Demócrata Cristiana (UDC), la Fuerza Nacional
Progresista (FNP), Partido Liberal de la República
Dominicana (PLRD), Partido de los Trabajadores
Dominicanos (PTD), el Consejo Presidencial Refor-
mista (CPR), el Partido Reformista Popular (PRP) y
el Movimiento Izquierda Unida (MIU). Esa amalga-
ma de grupos conservadores, de derecha e izquierda,
formaron el “Bloque Progresista”.
Mientras el PRD y la fran-
quicia PRSC formarían la “Gran
Alianza Nacional” (GANA), lla-
mada también “Alianza Rosada”,
la cual resultó un desastre en todo
el país porque muchos dirigentes
provinciales y municipales de
ambos partidos que fueron desplazados, terminaron
siendo presentados o atraídos por la “magia seductora”
del partido de gobierno.
Con un padrón de 5,369,064 votantes, unos 10
mil candidatos de todo el país compitieron por 2,488
cargos a senadores, diputados, síndicos, vice síndicos,
regidores y suplentes de regidores. El último boletín
emitido por la JCE arrojó el siguiente resultado. El
total de votos municipales emitidos fue de 3,012,325,
equivalentes al 56 por ciento del total de inscritos, para
Filiberto Cruz Sánchez 17

una abstención de un 44 por ciento. El PLD y aliados


sacaron 1,391,115 votos, para un 46 por ciento; el PRD
y aliados conquistaron 1,058,049 sufragios, para un
35 por ciento, en tanto el PRSC y aliados computaron
425,562 votos, para un 14 por ciento. El PLD ganó 67
sindicaturas, el PRD, 53 y el PRSC, 27.
En el nivel legislativo, donde siempre vota
menos gente, se emitieron 2,991,031 sufragios, de
los que el PLD obtuvo 1,556,331 votos, para un 52

por ciento; el PRSC sumó 697,152 votos, para un 23


por ciento, mientras el PRD quedó en tercer lugar con
655,852 votos, para un 22 por ciento. El PLD obtuvo
22 senadores y 96 diputados; el PRD 6 senadores y 60
diputados y el PRSC, 4 senadores y 22 diputados. En
total se eligieron 32 senadores y 178 diputados.
Cuando en una contienda no se juega limpio,
los perdedores alegan la ocurrencia de algún tipo de
18 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

trampa o fraude, pero raras han sido las veces en que


sus alegatos hayan prosperados, ya sea mediante los
recursos de la denuncia, la demanda de anulación, re-
visión, reconteo o la tradicional impugnación. El PLD
y sus aliados arrasaron gracias a que buscaron el apoyo
de los líderes locales de los partidos de oposición que
se rindieron ante las tentaciones del poder. Una mayor
compactación de la oposición era la garantía para un
mejor desempeño electoral.

Con las dos terceras partes del Senado y una


holgada mayoría en la Cámara de Diputados, el Pre-
sidente Fernández se sintió más cómodo en su segun-
do período de gobierno. A partir del 16 de agosto de
2006, cuando se inició la nueva legislatura, no serán
necesarios los acuerdos con la oposición que fueron
tan frecuentes en los dos primeros años de su segun-
do mandato. Se sentía orondo y más despejado para
anunciarle al país sus nuevos planes de gobierno. El
Filiberto Cruz Sánchez 19

27 de mayo, cuando ya se conocían los resultados


casi definitivos de los comicios, Fernández anun-
ció que a partir de agosto iba a convocar a todos
los sectores del país para que “por consenso y con
espíritu democrático” se realizara otra reforma
constitucional.
La victoria electoral del PLD y
sus aliados fue un espaldarazo al Pre-
sidente Fernández que durante toda la
campaña se lanzó a las calles para res-
paldar a sus candidatos, con todo el
dinero y la logística estatal. Tan pron-
to se conocieron los resultados defini-
tivos de las votaciones, el Presidente daba la impresión
de que había sido confirmado en su cargo. Era como un
voto de confianza.
Con la mayoría en las cámaras legislativas,
sometió un conjunto de leyes de reformas institu-
cionales, algunas de ellas sugeridas por organismos
financieros internacionales. El año concluyó con la
aprobación de una tercera reforma tributaria, más
agresiva que las anteriores.
Muy pronto, los altos funcionarios del go-
bierno, miembros también del Comité Político del
PLD, iniciaron una frenética campaña por la reelec-
ción presidencial. Se recuerda que en la reforma
constitucional de 1994, la reelección presidencial
consecutiva quedó prohibida, pero fue restablecida
en la reforma del mes de julio de 2002 durante el
20 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

gobierno de Hipólito Mejía.


En realidad se trató de una
vuelta al pasado, de un retro-
ceso político e institucional
que originó, en parte, la de-
rrota electoral y otra división
del PRD en el año 2004. Des-
Hipólito Mejía de luego, esa contra reforma
despertó también la ambición
reeleccionista del Presidente Fernández de cara a las
elecciones de 2008.
Filiberto Cruz Sánchez 21

Las elecciones
presidenciales de 2008

Las elecciones presidenciales de 2008 fue-


ron precedidas por procesos convencionales en los
partidos y agrupaciones políticas. En el PLD asoma-
ron algunos dirigentes que buscaban competir con el
Presidente y líder de ese partido. El más decidido de
ellos fue Danilo Medina, ex candidato presidencial en
las elecciones del año 2000. Medina había sido alto
funcionario de los gobiernos de Leonel Fernández y
hombre de su entera confianza, pero renunció a la Se-
cretaría de Estado de la Presidencia el 7 de noviem-
bre de 2006 y el 13 de diciembre anunció al país que
buscaría la candidatura presidencial por su partido.
Valiente decisión que lo llevó a enfrentar al Presiden-
te Fernández y toda la parafernalia estatal.
La campaña interna en el PLD tomó un giro
que amenazaba su unidad interna. Los altos funcio-
narios del gobierno, algunos de ellos presidenciables,
22 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

declinaron sus aspiracio-


nes y se sumaron al tren
de la reelección, mientras
12 senadores y 49 diputa-
dos del PLD apoyaron a
Danilo Medina. En el acto
donde Leonel Fernández
Danilo Medina defendió su derecho a la
reelección, celebrado el
25 de marzo de 2007, el historiador y alto dirigente
del PLD, Euclides Gutiérrez Félix dijo que nunca ha-
bía escuchado al ex Presidente Juan Bosch criticar la
continuidad en el poder de líderes de la talla de Fidel
Castro o Ho Chi Ming. Esas declaraciones del funcio-
nario y dirigente político las rechazó el Presidente del
Partido Revolucionario Social Demócrata, Hatuey De
Camps, en un extenso artículo publicado en el Listín
Diario el 3 de abril, donde presentó una amplia docu-
mentación reveladora de que Bosch siempre objetó
la reelección presidencial. Medina, por su parte, se
quejó de “la campaña despectiva” desplegada por sus
compañeros de partido durante el proceso interno.
En las primarias internas del PLD, celebradas
el domingo 6 de mayo de 2007, Fernández ganó la
nominación presidencial con 403,577 votos a su fa-
vor, para un 71.55 por ciento, mientras Medina obtu-
vo 160,505 sufragios, para un 28.35 por ciento, en un
proceso donde se usaron todos los resortes del poder.
“El Estado se impuso, numéricamente ganó el Esta-
do”, fueron las frases lacónicas usadas por Medina
Filiberto Cruz Sánchez 23

para justificar su derrota ante sus seguidores. Fer-


nández fue proclamado oficialmente el 27 de enero
de 2008 candidato presidencial del PLD en un acto
público celebrado en el Palacio de los Deportes de
Santo Domingo.
Por su parte, el PRD ha-
bía escogido al ingeniero y hom-
bre de negocios Miguel Vargas
Maldonado candidato Presiden-
cial, en una convención cele-
brada el 28 de enero de 2007.
Vargas Maldonado derrotó a
Milagros Ortiz Bosch con cerca Milagros Ortiz Bosch

del 80 por ciento de las votaciones. Ortiz Bosch era la


pre candidata de la “Corriente Unitaria”, que agrupó a
los demás presidenciables del PRD, mientras Vargas
Maldonado se agenció el apoyo de la facción de ex
Presidente Mejía.
En tanto que el Partido Reformista Social Cris-
tiano había elegido al señor Amable Aristy Castro su
candidato presidencial, quien sería
proclamado el 3 de agosto de 2007.
El cuadro electoral quedaría comple-
tado con la escogencia de otros cua-
tros candidatos presidenciales por
parte de agrupaciones políticas de
Amable Aristy Castro menor incidencia electoral.

Leonel Fernández gozaba aún de mucha popu-


laridad. El pueblo seguía ilusionado con sus promesas
24 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

y su capacidad histriónica. Le favorecía también el


hecho de que la propaganda oficialista siempre satani-
zó a los gobiernos del PRD, en especial la administra-
ción de Hipólito Mejía. Nadie duda de que Fernández
aún estaba en su mejor momento político. Su segundo
gobierno exhibía la estabilidad macroeconómica, la
baja inflación, la estabilidad de la moneda y el cre-
cimiento económico como sus mejores éxitos. Ante-
riormente había sorprendido al país con el anuncio
de la construcción del primer Metro subterráneo del
Caribe y numerosas obras de infraestructura. Cada
obra pública construida en sus gobiernos la hacía
con financiamiento exter-
no, de gran incidencia en
el aumento de la deuda pú-
blica. Entre septiembre de
2004 y diciembre de 2006,
el Congreso le aprobó tres
reformas tributarias que
elevaron los impuestos al consumo y le aportaron al
fisco más de 80 mil millones de pesos. Le favorecía
también las divisiones y las deserciones internas en
los dos principales partidos de la oposición.
Sin embargo, cada reelección presidencial ha
resultado muy costosa y traumática para la sociedad
dominicana. Los presidentes reeleccionistas han re-
currido a numerosas trampas y maquinaciones para
retener el poder sin observar un ejercicio ético, plu-
ral y decente de la actividad política. Casi siempre
controlan todos los poderes públicos, presionan a los
Filiberto Cruz Sánchez 25

sectores económicos hasta arrodillarlos ante sus pies;


estimulan el transfuguismo, la sonsaca y la división
de sus adversarios; recurren al vergonzoso espectácu-
lo del clientelismo, o la compra de la fidelidad ajena;
invaden los espacios públicos y los medios de comu-
nicación con su propaganda ruidosa y repetitiva has-
ta el cansancio; averiguan todas las debilidades y las
“indelicadezas” de sus contrarios para descalificarlos
ante la opinión pública; en fin, han sido muy variadas
las prácticas aberrantes de los presidentes que buscan
continuar en el poder al precio que sea, caiga quien
caiga.
En la campaña electoral de 2008, que se ace-
leró a partir de febrero, las encuestas independientes
siempre reflejaron las ventajas del candidato-presi-
dente, pero nadie daba por seguro su victoria elec-
toral. Para retener el poder en la primera vuelta, los
estrategas del PLD apostaron a los siguientes cinco
aspectos esenciales:
a) Desmembrar al PRSC hasta reducir su vota-
ción a no más de un 5 por ciento;
b) Neutralizar, o comprar, a 300 mil simpati-
zantes del PRD;
c) Incrementar los programas asistencialistas
del gobierno;
d) Descalificar al principal candidato de la
oposición mediante campaña sucia o negativa, y
e) Producir un nivel de propaganda política-
electoral muy próximo a la saturación.
26 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

Lograr esos cinco aspectos de la estrategia


electoral del PLD y su candidato no era difícil, siem-
pre que se contara con la principal logística que era y
sigue siendo el dinero público. Con relación al PRSC,
“la meta era fácilmente alcanzable, porque sus diri-
gentes nunca se han movido por ideales, y encuentran
natural irse de un lugar a otro, siempre que haya car-
gos o dinero, o ambos a la vez”, según la opinión de
Carlos Beicochea, un asesor colombiano, experto en
fraudes electorales, contratado por el PLD.
En efecto, revisando las páginas de los perió-
dicos, que diariamente van contando la historia, po-
demos hacer una breve cronología sobre las “renun-
cias” y los “desprendimientos” de altos dirigentes del
PRSC que se fueron “pasando” a la locomotora sin
rumbo de la reelección. El pri-
mero en anunciar su respaldo al
continuismo fue Héctor Rodrí-
guez Pimentel, en un acto cele-
brado el domingo 3 de febrero
en el “Club San Carlos” de la
Héctor Rodríguez Pimentel capital. Allí se dieron cita des-
tacados dirigentes nacionales y
provinciales del PRSC que no aceptaron al candidato
oficial de su partido. Al hacer uso de la palabra, Leo-
nel Fernández se definió asimismo “representante de
las fuerzas históricas del balaguerismo”. El siguiente
en dar el paso sería Johnny Jones, acompañado de su
familia y dirigentes de su partido. Jones anunció su
Filiberto Cruz Sánchez 27

integración el 13 de marzo en un encuentro realizado


en su residencia; allí el candidato reeleccionista dijo:
“Yo a veces siento que el elogio mayor que algunas
personas quisieran tributarme, es decirme: usted se
me parece a Balaguer, usted se parece a Balaguer”.
El viernes 28 de marzo, altos dirigentes de la marca
PRSC, encabezados por Carlos
Morales Troncoso, Leonardo
Matos Berrido, Margarita Álva-
rez (viuda Peynado), Humberto
Salazar y Arístides Fernández
Zucco, anunciaron la forma-
Carlos Morales Troncoso
ción del “Consejo Presidencial
Reformista” para apoyar la reelección del Presiden-
te Fernández. Tres días después, Alexandra Izquier-
do, líder del “Consejo Electoral Reformista”, también
se adhirió al continuismo, al igual que la familia de
Miguel Ángel Cotes Morales, sus parientes y amigos,
quienes se sumaron el 5 de mayo, el mismo día en
que la “Sociedad Patriótica Amigos de la República”,
encabezada por lo más rancios dirigentes del balague-
rismo, anunciaban su apoyo al Presidente Fernández.
Así, la estrategia de descuartizar al PRSC resultó tan
exitosa que ese partido apenas obtuvo 187,645 votos,
para un 4.59 por ciento, su votación más baja hasta
entonces.
El segundo aspecto de la estrategia reeleccio-
nista era neutralizar, o comprar, a 300 mil miembros
y simpatizantes del PRD. El primer golpe en ese sen-
tido se anunció el 18 de septiembre de 2007, cuando
28 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

numerosos dirigentes del PRD, de varias provincias,


anunciaron la formación de la “Unidad Nacional
con Leonel”, integrada por los ex senadores Alejan-
dro Santos, de Salcedo; Sucre Muñóz, de Barahona;
Dignócrates Pérez (alias Santico), de Pedernales;
Francisco Bautista, de Elías Piña; Félix Rodríguez,
ex Presidente del Comité Municipal del PRD en San
Francisco de Macorís; el ex diputa-
do Carlos Lalane, entre otros. El 12
de febrero de 2008, otro numeroso
grupo de dirigentes del PRD anun-
ciaron su adhesión a la reelección de
Fernández, pero a través del Bloque
Institucional Socialdemócrata.
Durante la campaña electoral, continuaron las
denuncias de la oposición acusando al gobierno de
estimular el transfuguismo, la sonsaca y la ubicación
de activistas para retenerle sus cédulas de identidad
hasta después de las votaciones. Al enterarse de esas
acciones, el candidato del PRD, Miguel Vargas Mal-
donado, calificó al Presidente Fernández de ser “un
mercader sin escrúpulos”. Se recordará que el 25 de
marzo de 2008, el señor Franklin Almeyda, director
electoral de campaña del PLD y Secretario de Estado
de Interior y Policía, afirmó que su partido disponía
de un sofisticado sistema de información electoral que
le permitía saber por cuál partido sufragará cada ciu-
dadano en las esperadas elecciones presidenciales.
El tercer punto de la estrategia oficialista con-
sistió en incrementar los programas asistencialistas
Filiberto Cruz Sánchez 29

del gobierno a favor de segmentos poblacionales po-


bres y muy pobres. Esos programas sociales se ha-
bían iniciados tímidamente en los últimos meses del
gobierno de Hipólito Mejía, pero se incrementaron
durante el segundo gobierno de Fernández, llegando a
beneficiar a casi 600 mil familias de escasos recursos
económicos. Era el mayor esquema clientelar jamás
visto en el país, aplicado en los centros urbanos de
mayor concentración de votantes. No se incluyeron
en los programas de ayuda económica, los repartos
de alimentos, canastas y regalos de enseres domés-
ticos que los camiones del Plan Social de la Presi-
dencia hacían en las giras proselitistas del Presidente.
Tampoco los fondos derrochados por los legisladores
a través del “barrilito” y el “cofrecito”.
Entre el 5 y el 12 de abril de 2008, el periódi-
co Hoy publicó dos reportajes, veraces y contunden-
tes, escritos por el periodista Juan Bolívar Díaz que
revelaban hasta dónde llegaba el ventajismo y el derro-
che de los fondos públicos a fa-
vor del candidato reeleccionista
y los dirigentes y militantes del
PLD. Ambos reportajes estaban
basados en un amplio legajo de
documentos divulgados en la te-
Juan Bolívar Díaz levisión por la periodista Nuria
Piera que daban cuenta de que
en diversas instituciones del Estado existían unas no-
minillas ocultas, llamadas “Nómina CB”, que paga-
ban salarios de 3 y 4 mil pesos mensuales a más 42
30 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

mil presidentes de Comités de Base del PLD, que en


esos años implicaron más de 5 mil millones de pesos
provenientes del erario. Ante las evidencias de la de-
nuncia, el Presidente Fernández la justificó, alegando
que “el gobierno se cae cuando no puede incorporar a
gente de la sociedad a algún mecanismo de supervi-
vencia”.
Los subsidios a los combustibles y la electrici-
dad, más los diversos programas de ayuda económica
directa, absorbieron más de 70 mil millones de pesos
del Presupuesto Nacional durante el año 2008.
El cuarto aspecto de la estrategia electoral
del PLD era desacreditar al principal candidato de la
oposición recurriendo a la campaña sucia, o negati-
va. La campaña para res-
tarle méritos al contrario
empezó en enero con el
escándalo que provocó en
España el “caso Marbella”.
Ante el interés del partido
Miguel Vargas Maldonado
gobernante de vincular al
candidato del PRD con el
caso, Vargas Maldonado retó a Leonel Fernández a
debatirlo públicamente, ocasión en la que ambos can-
didatos deberían explicarle al país el origen de sus
grandes fortunas. Vargas Maldonado dijo que quien
tenía relación con el escándalo de corrupción estatal
ocurrido en España era Fernández, a quien no le reco-
nocía “ningún tipo de acción productiva en sus años
de vida”.
Filiberto Cruz Sánchez 31

De inmediato, el Comité Político del PLD exi-


gió a Vargas Maldonado que le explicara al país “la
genialidad de haber construido una casa en La Ro-
mana, valorada en 800 millones de pesos mientras
se desempeñaba como Secretario de Obras Públicas”
durante el gobierno de Hipólito Mejía. También em-
plazó al candidato del PRD a que dijera cómo adqui-
rió, por un (1) millón de pesos, 577 mil metros cua-
drados de terrenos en una área protegida de El Limón,
en Samaná y que luego vendió al Estado dominicano
por 12 millones de dólares; o la compra del “Hotel
Hispaniola” por la “irrisoria” suma de 16.5 millones
de dólares para venderlo después a un
grupo de inversionistas españoles por
23 millones de dólares.
Ante tan duras acusaciones, el
PRD presentó fotografías y documen-
tos en los que el señor Nelson Solano
Guzmán, un hombre acusado de tráfico de heroína y
extraditado a Estados Unidos en 2006, aparecía junto
a Fernández en una residencia de Puerto Plata, quien,
además, había sido beneficiario de una supuesta con-
cesión para construir la carretera Santo Domingo-San
Cristóbal-Baní. Los voceros del PLD negaron la acu-
sación y ripostaron que era Miguel Vargas Maldona-
do quien debía explicarle al país su vinculación con
un caso de narcotráfico que se ventilaba en una Corte
de Miami, en Estados Unidos.
En el período de la campaña electoral, la pro-
paganda mediática del PLD se enfocó también en
vincular al candidato del PRD con la pasada gestión
32 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

de gobierno de Hipólito Mejía. La publicidad polí-


tica del PLD siempre satanizó la administración del
ex Presidente Mejía. Todas las angustias de los do-
minicanos eran de su exclusiva responsabilidad. Por
tanto, un eventual triunfo de Vargas Maldonado sig-
nificaría la vigencia del gobierno satánico de Mejía,
al cual le había servido el candidato en su condición

de Secretario de Obras Públicas. Había pues que


mantener vivo en el imaginario popular los aspectos
más negativos del pasado gobierno perredeísta. Para
alejarse de tal asociación, el candidato del PRD y su
equipo de campaña concibieron la idea de reemplazar
la marca PRD, su bandera blanca, sus siglas, su jacho
prendío y sus ‘viejos robles’, por la imagen juvenil,
fresca y sonriente del candidato, que se ‘vendía’ con
las siglas MVP, un acrónimo en inglés muy popular
entre los fanáticos del béisbol de las Grandes Ligas.
Filiberto Cruz Sánchez 33

Al final de la campaña, los estrategas del candidato


opositor trataron de remediar esa distorsión, pero ya
era tarde.
La campaña de las descalificaciones entre los
voceros de ambos candidatos continuó hasta unos días
antes de las elecciones. Nuevas vinculaciones con el
narcotráfico, de operaciones financieras dudosas, de
compras y ventas de propiedades, de cancelaciones
de visados y de pasquines difamatorios que circula-
ron a través de correos electrónicos y redes sociales
seguían formando parte del “marketing electoral” de
los candidatos con mayores posibilidades de triunfo.
En su discurso de cierre de campaña, pronun-
ciado en la cabecera del puente “Francisco del Rosa-
rio Sánchez” de la capital, el Presidente Fernández
mostró al público allí reunido una versión ampliada
de la “Tarjeta Solidaridad” que Vargas Maldonado y
su comando de campaña habían impreso y distribuido
entre miles de sus seguidores. El candidato reeleccio-
nista pidió a la gente romper y tirar a la basura la
“falsa” tarjeta por considerarla un engaño.
En respuesta a tan duros ataques, Vargas Mal-
donado respondió, dos días después, en su mitin de
cierre de campaña con las siguientes palabras:
“Para compensar por el aumento del costo de la
vida..., la Tarjeta Solidaridad co-
menzará a entregar 2 mil pesos
mensuales a cada beneficiario.
Todos aquellos que han recibido
la tarjeta “Miguel Vargas” que les
hemos entregado, guárdenla. Con
34 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

esa tarjeta, recibirán la ayuda del gobierno a partir del


16 de agosto próximo.
“El pasado lunes (13 de mayo), esa tarjeta fue
pisoteada por el candidato reeleccionista. Entiendo su
reacción; él no la necesita, ni la necesitará después
del 16 de agosto.
“Ningún ex presidente del mundo tiene una
Fundación más multimillonaria que la exhibida por
quien, en 92 días, se convertirá en ex Presidente de
la República Dominicana. A diferencia de él, que ha
incumplido todo lo que prometió, yo, Miguel Vargas,
siempre he cumplido mis compromisos. La tarjeta
que he entregado es un compromiso con los pobres y
lo voy a cumplir.
“Si el candidato reeleccionista quería pisotear
algo, por la irritación que le produce la inminencia de
su derrota, entonces debió pisotear la falta de transpa-
rencia en la construcción del Metro de Santo Domin-
go por 40 mil millones de pesos, por cuyos vagones
Filiberto Cruz Sánchez 35

pagamos un sobreprecio de 2,200 millones; debió pi-


sotear también, la compra sin licitar, de aviones Tu-
canos al Brasil por 3,100 millones; o las nominillas
que han consumido 20 mil millones, para pagar sin
trabajar, a todos los presidentes de comités de base
y de comités intermedio del PLD; o la sobrevalua-
ción del edificio de la Suprema Corte de Justicia por
1,047 millones; o el escandaloso
préstamo con la Sun Land para
la Policía por 4,500 millones; o
el uso desconocido dado a los 25
mil millones de Petrocaribe; o
el oscuro contrato con la ENA-
DE por 15 mil millones; o el escandaloso contrato de
la Isla Artificial por 5 mil millones; o la asignación
de contratos y obras a un narcotraficante de heroína
por 5 mil millones de dólares; o las comisiones de
2,100 millones estipuladas en el contrato de la planta
de carbón con la Sichuan; y debió pisotear también,
la desaparición de los 130 millones de dólares, del
préstamo clandestino con la Sun Land. Eso fue lo que
debió pisotear. ¡Pero nunca una tarjeta que va a be-
neficiar, en nuestro gobierno, a 600 mil familias po-
bres!”.
En su afán por retener el poder a cualquier
precio, el quinto y último aspecto de la campaña del
Presidente Fernández y el PLD consistió en produ-
cir un nivel de propaganda política y electoral muy
próxima a la saturación. La mayoría de las emisoras,
los programas de televisión, incluyendo los canales
36 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

intervenidos por el Estado, la propaganda gráfica, los


interactivos, las páginas de los periódicos, las redes
sociales y los correos electrónicos fueron copados por
una amplia red de voceros, analistas, comentaristas y
articulistas al servicio de la reelección.
Un informe del movimiento cívico Partici-
pación Ciudadana, difundido el 15 de mayo de 2008,
resumía que el PLD y las instituciones del gobierno
habían gastado en publicidad política
más del 73 por ciento de las inver-
siones totales hechas por los partidos
políticos en ese reglón. De los 871.4
millones de pesos gastados en publi-
cidad política en la campaña electo-
ral, el PLD gastó, según el informe, 282.3 millones,
para un 34.07 por ciento; las entidades públicas al
servicio de la reelección gastaron 368.3 millones,
para un 39.31 por ciento, sumando más del 73 por
ciento; mientras el PRD gastó 123.1 millones, para
un 14.85 por ciento, seguido del PRSC con gastos de
69.7 millones, para un 8.42 por ciento. De los cana-
les de televisión intervenidos por el Estado, el PLD
absorbió el 91 por ciento de la publicidad, mientras
la cadena radial del PLD la integraban 120 emisoras,
contra 34 del PRD.
La estructura de campaña del PLD estaba
integrada por los más encumbrados funcionarios del
gobierno, quienes conminaban a sus empleados a
asistir a las actividades reeleccionistas. Un editorial
del periódico El Día, del 9 de mayo, titulado “Un
Filiberto Cruz Sánchez 37

espectáculo vergonzoso”, daba cuenta de que ‘una


turba’ había confrontado el día anterior “a los
militares que trabajan en la seguridad del Instituto
Dominicano de Recursos Hidráulicos (INDRI) para
reclamar que le sean entregados cinco galones de
gasolina a cada uno y sus ‘dietas’, entre 1,500 y 2,000
pesos, para asistir a las actividades del Presidente
Leonel Fernández”.
Además, el PLD compró el apoyo de doce
agrupaciones políticas minoritarias que revivieron el
“Bloque Progresista”. Tenía el respaldo además de
614 movimientos de apoyo, de grupos muy influyen-
tes del PRSC y de numerosos dirigentes provinciales
del PRD que se sentían “marginados” y “maltratados”
por la alta dirigencia de ese partido.
Mientras la propaganda reeleccionista intoxica-
ba a la opinión pública, el Presidente Fernández mon-
tó todo un espectáculo con la inauguración del Metro
de Santo Domingo. Después de
la acostumbrada rendición de
cuentas que los mandatarios do-
minicanos deben hacer cada 27
de febrero ante las cámaras le-
gislativas, el mandatario se di-
rigió a la estación del Centro de
los Héroes para subirse al “tren
del progreso”. La mega obra
aún no estaba terminada, pero la necesidad política
de dar un golpe de efecto ante la opinión pública es-
taba por encima de ciertos retrasos y los vagones del
38 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

tren empezaron a pavonearse de un lado a otro sobre


los rieles. Era conducido por un sonriente y eufórico
Presidente, acompañado de un amplio séquito de fun-
cionarios e invitados especiales. El debut se hizo en el
mejor de los momentos y se convirtió en un arma de
guerra con miras a la batalla final. Y mientras el pre-
sidente-candidato hacía el primer recorrido, Vargas
Maldonado se movilizaba en el interior, denunciando
que el Metro “le quitó 40 mil millones de pesos a las
provincias del país”.
Era muy difícil que en medio de tantas circuns-
tancias adversas el PRD y su candidato presidencial
ganaran las elecciones. La mayoría del país todavía
creía en Leonel Fernández. Su política de construir
voluntades favorables a costa del erario se reflejaba
en las encuestas independientes que lo situaban muy
cómodo en la primera posición. Le favorecía además
que el PRD seguía dividido y ya sumaba dos derrotas
electorales consecutivas. De manera que la suerte es-
taba echada y sólo había que esperar el escrutinio de
las votaciones.
Con la presencia de cientos de observadores
nacionales y extranjeros y un padrón de 5,764,986
millones de votantes, distribuidos en 13,075 Cole-
gios Electorales, las elecciones del viernes 16 de
mayo de 2008 transcurrieron con relativa calma, a
pesar de algunos incidentes y actos represivos del go-
bierno contra ciertos personajes de la oposición. Los
resultados fueron los mismos pronosticados por las
cuatro firmas encuestadoras de mayor credibilidad.
Filiberto Cruz Sánchez 39

De los votos válidos emitidos, el PLD y sus aliados


obtuvieron 2,199,734 votos, para un 53.83 por ciento;
el PRD y aliados 1,654,066 votos, para un 40.48 por
ciento; el PRSC 187,645 votos,
para un 4.59 por ciento; el PR-
SD y aliados, que presentaron a
Eduardo Estrella, 19,309 votos,
para un 0.47 por ciento; el PRI,
que presentó a Trajano Santana,
1,533 votos, para un 0.04 por
ciento; el MIUCA, que presen- Guillermo Moreno

tó a Guillermo Moreno, 18,136


votos, para un 0.44 por ciento; en tanto que el PAP,
que llevó a Pedro de Jesús Candelier, cosechó 6,118
votos, para un 0.15 por ciento. La abstención fue de
1,650,743 electores, para un 29 por ciento.
Jamás se podrá establecer con precisión el costo
real de la reelección presidencial de 2008. Las versio-
nes de los economistas oscilan entre los 70 y los 220
mil millones de pesos, sacados de los fondos públicos.
Para establecer un costo aproximado, habría que ver a
cuánto ascendió la congelación de los precios de los
combustibles y la tarifa eléctrica durante los seis meses
de la campaña. Se recuerda que el gobierno decidió
absorber los aumentos en los precios internacionales
de los derivados del petróleo para no afectar a la po-
blación mientras durara la campaña electoral. Además
habría que estudiar el monto de los subsidios a granel
otorgados por el gobierno a favor de cientos de miles
de familias pobres. También los gastos en publicidad
40 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

y propaganda, en nominillas ocultas, en las “Nóminas


CB”, en el “barrilito, el “cofrecito”, en la compra ma-
siva de opositores, en contratos de obras fantasmas, en
los gastos excesivos y acelerados del Metro y otras or-
gías financieras hechas sobre el cadáver de la patria.
Los informes y las evaluaciones del proceso
electoral abundaron también tan pronto todos los
participantes aceptaron, con evidente resignación,
sus resultados. La misión de observadores de la Or-
ganización de Estados Americanos (OEA) rindió un
amplio informe al respecto y entre sus conclusiones
se resalta el aspecto central del fraude electoral de
2008, que fue “la utilización de recursos del Esta-
do por parte del Poder Ejecutivo para favorecer la
reelección del candidato oficialista”. No hubo pues
en aquellas elecciones una expresión libre de la vo-
luntad popular, sino la expresión de una voluntad
comprada por el uso masivo y sin escrúpulos de los
recursos públicos.
Filiberto Cruz Sánchez 41

Tercer período
Tercer período
de gobierno
de gobierno
yy reforma
reforma
constitucional
constitucional

Leonel Fernández acababa de reelegirse y el


16 de agosto de 2008 inició su tercer período de go-
bierno, considerado el más desastroso en los aspectos
sociales, económicos, financieros, éticos e institucio-
nales. En su extenso discurso de juramentación reco-
noció que en 1978, con la victoria electoral del PRD,
se inició el actual ciclo democrático que vive Améri-
ca Latina. A pesar de “los vientos huracanados” que
soplaban desde el exterior, volvió a resaltar los éxi-
tos de su segundo gobierno en algunos aspectos de
la economía. Dijo que la economía dominicana había
crecido más de un 9 por ciento en los últimos años;
que en vez de déficit, hubo superávit en el año 2007
42 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

de un 0.1 por ciento con relación al Producto Interno


Bruto (PIB); que la inflación promedio del período
fue de un 7.1 por ciento; que se produjeron “reduccio-
nes históricas” en las tasas de interés; que hubo esta-
bilidad de la tasa de cambio; que el flujo de capitales
y la inversión extranjera aumentaron las reservas in-
ternacionales del Banco Central; que el déficit cuasi
fiscal de esa institución se redujo de un 3.6 por ciento
en 2004, a un 1.8 por ciento con relación al PIB, al
igual que el gasto social del gobierno, que pasó de un
7.5 por ciento en 2004, a un 9.1 por ciento en 2007.
En su discurso analizó la crisis global que
abatía al mundo industrializado, destacando los altos
precios del petróleo y de los alimentos, las turbulen-
cias en los mercados de capitales, la caída abrupta del
sector hipotecario, especialmente en los Estados Uni-
dos; factores que condujeron “a una desaceleración
del crecimiento económico a nivel mundial”. Para
mostrar el impacto que los altos precios del petróleo
habían tenido en la economía dominicana, dijo que la
factura petrolera del país pasó de 1,667 millones de
dólares en 2004, a 6,500 millones en 2008. Aunque el
pronóstico relacionado con el monto final de la factura
petrolera al cierre del año 2008 resultó fallido, porque
fue mucho menor, el interés del reelecto Presidente
era resaltar el contraste entre la situación calamitosa
de la economía global con el buen desempeño de la
economía nacional en el último cuatrienio.
Por supuesto que el Presidente Fernández no
se refirió en su discurso a las tres reformas fiscales
Filiberto Cruz Sánchez 43

aprobadas en su segundo gobierno, ascendentes


a más de 80 mil millones de pesos; no se refirió a
los 670 millones de dólares recibidos, producto
del acuerdo con el FMI firmado el 31 de enero de
2005; tampoco hizo mención de la renegociación
de la deuda externa del país llevada a cabo en ese
año ascendente a 344 millones de dólares; olvidó

los 300 millones de dólares de los bonos soberanos


colocados en el mercado internacional en enero de
2006; no mencionó el incremento de la deuda pública
externa, que pasó de 6,379.77 millones de dólares en
2004, a 8,322.8 millones de dólares en 2008; habló,
eso sí, del superávit fiscal del 2007, pero “olvidó” el
déficit fiscal de 2008, ascendente a 56 mil millones de
pesos.
Un aspecto esencial de la economía domini-
cana, que nunca aparece en las estadísticas oficiales,
pero que ejerce un fuerte impacto en el crecimien-
to económico, es la llamada economía subterránea,
44 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

vinculada al lavado de activos, casi siempre prove-


niente de la corrupción administrativa y del narcotrá-
fico internacional, un negocio sucio que ha registrado
en los últimos doce años un auge sin precedentes en
el país. Rara será la ocasión en que la clase política
y los economistas se refieran al impacto de las acti-
vidades ilícitas en la economía, principalmente en el
sector inmobiliario, donde los grupos mafiosos hacen
fuertes inversiones que contribuyen a dinamizar otras
actividades económicas.
Más adelante, el Presidente Fernández enu-
meró en su discurso los aspectos del “Programa Ma-
croeconómico de Mediano y Largo Plazo” que su
tercer gobierno se proponía ejecutar en los siguien-
tes cuatro años. No nos corresponde analizarlos este
apartado, pero sí diremos que habló también de los
“anhelos” de “una revolución democrática” que con-
sistía “en la construcción de un Estado moderno,
transparente, con equidad de género y eficiente, al
servicio de los ciudadanos”. Ya en su período ante-
rior se había logrado, según sus palabras, “una de las
reformas más profundas de la historia nacional en el
área de la administración pública”, con la aprobación
de once leyes orgánicas que mejoraron la eficiencia y
la transparencia de algunas instituciones estatales.
A la “revolución democrática” debía seguirle
una “revolución moral”. De nada servirían las refor-
mas “si al mismo tiempo no logramos prevenir, per-
seguir y castigar esa hidra de siete cabezas” que es
la corrupción pública, “que erosiona la credibilidad y
Filiberto Cruz Sánchez 45

legitimidad del sistema político democrático”. La “re-


volución moral” que anunció el Presidente Fernández
implicaba una política de “cero tolerancia frente a la
corrupción”, que establezca como norte “el sentido de
la ética, la integridad y la transparencia”.
Y entre las reformas políticas pendientes es-
taban la unificación de las elecciones congresuales
y municipales con las presidenciales, la reforma del
sistema electoral, la ley de partidos políticos y la nue-
va reforma constitucional. Para la aprobación de las
reformas políticas era necesario “un gran consenso
nacional”. En ese sentido, abogó por un pacto “entre
los distintos sectores políticos del país para debatir y
aprobar el Proyecto de Reforma Constitucional, que
luego de una masiva, democrática y entusiasta Con-
sulta Popular, tendré el honor de someter, durante los
próximos días, por ante nuestras cámaras legislati-
vas”.
Se recuerda que el Presidente Fernández ha-
bía emitido el 3 de agosto de 2006 un decreto, donde
designaba una comisión de juristas con la misión de
elaborar, mediante consultas públicas, un anteproyec-
to de reforma constitucional. Algunos de los expertos
constitucionalistas designados, renunciaron después,
alegando que las principales propuestas debatidas y
aprobadas en las consultas populares ya realizadas,
habían sido eliminadas. Entre las propuestas aproba-
das en las consultas hubo una que cambiaría por com-
pleto el procedimiento a seguir para futuras reformas
constitucionales. El Presidente Fernández creía en la
46 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

modificación constitu-
cional siguiendo la vie-
ja forma de la Asamblea
Revisora, en tanto que
algunos expertos cons-
titucionalistas abogaron
por la Asamblea Constituyente, un procedimiento más
avanzado, más democrático, más plural y más parti-
cipativo que la Asamblea Revisora. El anteproyecto
fue entregado al mandatario el 9 de abril de 2007,
pero sería el 18 de septiembre de 2008, casi un mes
después de iniciarse su tercera administración, cuan-
do lo envió al Congreso Nacional, donde permaneció
más de un año esperando el debido consenso entre las
élites políticas para su aprobación.
El PLD y sus aliados no tenían los votos nece-
sarios para imponer la nueva reforma constitucional.
En las elecciones parciales de 2006, el PLD obtuvo
22 senadores y 96 diputados; el PRD ganó 6 sena-
durías y 60 diputaciones, mientras el PRSC obtuvo
4 senadores y 22 diputados. De acuerdo al artículo
118 de la Constitución vigente, era necesario que la
nueva reforma se aprobara con la mayoría de las dos
terceras partes de los miembros de la Asamblea Na-
cional, compuesta por la sumatoria de 32 senadores y
178 diputados. De los 210 miembros que integrarían
la Asamblea Nacional, el PLD tendría 118, el PRD 66
y el PRSC 26 asambleístas. Era necesario contar con
144 votos permanentes en la Asamblea Nacional para
aprobar todas las reformas sugeridas, algo imposible
Filiberto Cruz Sánchez 47

si tomamos en cuenta que en los tres partidos exis-


tían grupos políticos con distintos intereses.
La reforma constitucional permanecía en el
limbo hasta que el 14 de mayo de 2009, Leonel Fer-
nández y Miguel Vargas Maldonado firmaron el Pacto
de las Corbatas Azules en el Hotel Jaragua de Santo
Domingo. En una “declaración conjunta en torno a la

Fernández y Vargas, mientras firmaban el “Pacto de las corbatas azules”.

reforma constitucional”, ambos líderes, en sus cuali-


dades respectivas de Presidente de la República y de
ex candidato presidencial del PRD, acordaron propo-
ner a la Asamblea Revisora siete temas relacionados
con la nacionalidad, la congelación de la matrícula de
los miembros de la Cámara de Diputados, la elección
de legisladores dominicanos residentes en el exterior,
la elección de diputados por representación nacional,
la unificación de las elecciones presidenciales, con-
gresuales y municipales en un mismo año; establecer
las disposiciones constitucionales necesarias para la
modernización de las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional y restablecer la prohibición de la reelección
presidencial consecutiva.
De esa manera, el Presidente Fernández logró
que la Asamblea Nacional se convirtiera en Asamblea
Revisora y aprobara, sin mayores contratiempos, una
nueva y voluminosa Constitución que resultó ser un
traje a la medida para el mandatario que ya había con-
cebido la idea de perpetuarse en el poder sin impor-
tar las consecuencias, los medios y los compromisos.
Miguel Vargas Maldonado aún no era el Presidente
del PRD, pero tenía el control casi absoluto de sus
diputados, síndicos y la mayoría de su Comisión Po-
lítica. Él era el dueño, el jefe del PRD en aquel mo-
mento porque la incidencia de Hipólito Mejía se ha-
bía desvanecido mucho. Leonel Fernández sabía que
sin el concurso de los diputados del PRD, su reforma
constitucional no pasaría en la Asamblea Revisora y
jamás volvería a ser Presidente. Además, su gobierno
vivía un mal momento, con el pueblo tirado en las
calles levantando reivindicaciones muy sentidas por
todo el espectro social.
El pacto con su rival en la campaña electoral
de 2008 no era conocido en el PRD, ni siquiera por el
ex Presidente Mejía. Tampoco fue discutido ni apro-
bado previamente por los organismos competentes
del partido. Al firmar el pacto con Leonel Fernández,
Vargas Maldonado jamás imaginó que rehabilitaría
políticamente al ex Presidente Hipólito Mejía y de-
jaba abierta la posibilidad para que el Presidente Fer-
nández optara por volver a la presidencia en futuras
Cada reelección presidencial ha resultado muy
costosa y traumática para la sociedad dominica-
na. Los presidentes reeleccionistas han recurrido
a numerosas trampas y maquinaciones para rete-
ner el poder sin observar un ejercicio ético, plural y
decente de la actividad política. Casi siempre con-
trolan todos los poderes públicos, presionan a los
sectores económicos hasta arrodillarlos ante sus
pies; estimulan el transfuguismo, la sonsaca y la
división de sus adversarios; recurren al vergonzo-
so espectáculo del clientelismo, o la compra de la
fidelidad ajena; invaden los espacios públicos y los
medios de comunicación con su propaganda ruido-
sa y repetitiva hasta el cansancio; averiguan todas
las debilidades y las “indelicadezas” de sus contra-
rios para descalificarlos ante la opinión pública; en
fin, han sido muy variadas las prácticas aberrantes
de los presidentes que buscan continuar en el po-
der al precio que sea, caiga quien caiga.

elecciones. La nueva Constitución, de 277 artículos


y 19 “disposiciones transitorias”, sería promulgada el
26 de enero de 2010. Se reconoce que posee aspectos
avanzados, algunos retrógrados y otros que aún si-
guen siendo objeto de debates.
En la decimosegunda disposición transitoria
se estableció que “todas las autoridades electas me-
diante el voto directo en las elecciones congresuales
y municipales del año 2010, durarán en sus funciones
hasta el 16 de agosto de 2016”.
50 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

Últimas elecciones
parciales de 2010

En las elecciones intermedias de 2010 se libró


una jornada llamada “la guerra de los seis años” por-
que las autoridades electas permanecerían en sus car-
gos hasta el 16 de agosto de 2016, conforme quedó
establecido en la nueva Constitución. Ser senador,
diputado, síndico o regidor durante seis años era un
privilegio difícil de renunciar, de manera que luchar
e invertir grandes sumas de dinero para conquistar un
cargo despertó grandes apetencias personales y mu-
cho interés de las élites políticas por controlar impor-
tantes resortes del poder estatal.
Para el Presidente Fernández era vital que su par-
tido “barriera” en los comicios del 16 de mayo de
2010 para eliminar el poder de veto de la oposición
en el Congreso, o porque aún estaba pendiente la
Filiberto Cruz Sánchez 51

conformación del Consejo Nacional de la Magistra-


tura (CNM), un órgano colegiado, encargado, según
la nueva Constitución, de nombrar a los jueces de la
Suprema Corte de Justicia, del Tribunal Constitucio-
nal y del Tribunal Superior Electoral, en tanto que las
nuevas cámaras legislativas nombrarían a los jueces
de la Junta Central Electoral, a los integrantes de la
Cámara de Cuentas y el Defensor del Pueblo.
El viernes 23 de abril, en horas de la tarde, el
Presidente Fernández andaba en campaña por Puer-
to Plata, como parte de los recorridos que hizo por
todo el país apoyando a los candidatos provinciales y
municipales de su partido. En la noche vaticinó que
el PLD ganaría las 32 curules del Senado de la Re-
pública. Sus declaraciones buscaban condicionar a la
opinión pública de que ganaría todas las senadurías
para que nadie alegara ignorancia a la hora de los re-
sultados. Toda la estrategia del oficialismo se focalizó
en ganar las 32 senadurías del país. Con relación a los
diputados, síndicos y regidores, el plan era ganar la
mayor cantidad posible, porque resultaba imposible
impedir que los demás partidos no obtuvieran sus re-
presentantes locales debido a que el sistema electoral
permitía que un partido ganara la senaduría, sin que
ello implicara, por ejemplo, que el segundo partido
más votado sacara por lo menos un diputado.
Ganar las 32 senadurías era vital para la nueva
estrategia por dominar todos los órganos del poder
estatal, garantizando así la permanencia del nuevo
52 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

orden de corrupción e impunidad instaurado gracias a


la construcción de una voluntad popular mayoritaria.
Para “arrasar” en las elecciones parciales de
2010, el Presidente Fernández volvió a “desguañan-
gar” las finanzas públicas. El 3 de mayo, el econo-
mista Andrés Dauhajre hijo publicó en el diario El
Caribe un artículo de opinión intitulado Dictadura
con respaldo presupuestal. Veamos la síntesis demo-
ledora que hizo el economista con relación al uso y
abuso de los recursos del Estado en la campaña elec-
toral de ese año:
“Cada uno de
los Ministros, con
las cuentas del Pre-
supuesto Nacional
a su disposición, ha
asumido la tarea de
traer el triunfo en la
provincia que le fue asignada. La aparición simultá-
nea de los Comedores Económicos ambulantes y el
Presidente en las provincias; el arreglo relámpago de
calles días antes de la llegada del Presidente en su
recorrido de apoyo a los candidatos del PLD; la pre-
sencia de los candidatos a senadores y síndicos de las
provincias en la inauguración de obras; el uso de los
vehículos, combustibles y personal del Estado para
facilitar el transporte de la militancia peledeísta en las
caravanas y actos de masas; la compra de dirigentes
de la oposición con recursos del Presupuesto Nacional;
Filiberto Cruz Sánchez 53

el uso de las cuentas del Gobierno para forrar de arri-


ba abajo las provincias y los municipios con vallas y
afiches de los candidatos del PLD; el pago de dinero
a los hogares de personas pobres para que permitan
colocar en sus paredes exteriores, afiches de los can-
didatos a senadores, síndicos y diputados del PLD; la
inundación de los canales de televisión, las estaciones
de radio y los periódicos de anuncios del PLD y sus
candidatos, pagados con recurso públicos y cargados
a las cuentas de promoción, publicidad y propaganda
del Gobierno; el envío de decenas de patanas del Plan
Social de la Presidencia, con todo tipo de bienes para
ser donados en las provincias, previo a la llegada del
Presidente Fernández
para crearle un buen
ambiente al Presiden-
te del PLD y sus can-
didatos, y otras veces,
simultáneamente con
la llegada del Presi-
dente del principal
partido político de oposición, con el objetivo de de-
bilitar las actividades de campaña de los candidatos
del PRD; el uso de periódicos y canales de televisión,
en poder del Estado luego de la crisis bancaria del
2003 o capturados por la fuerte inversión publicitaria
del Gobierno, para destacar “lo bueno del PLD” y “lo
malo del PRD”; y el más perverso de todos: el uso
de los recursos públicos en forma de efectivo y de
electrodomésticos de todo tipo, para estimular a los
54 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

pobres a que vendan su cédula a cambio de dinero


del Estado o de la entrega de una nevera, una estufa,
un televisor o cualquier otro electrodoméstico, como
quedó comprobado recientemente en la provincia
María Trinidad Sánchez.
“A todo lo anterior
debemos incluir el uso de
los recursos del Estado
para pagar a analistas y
periodistas, por el servicio
de defensa del Gobierno en
todos los medios de comu-
nicación escrita, radial y
televisiva del país, lo que
llevó a Juan Bolívar Díaz a plantear que “nunca hubo
tantos reporteros, comentaristas y hasta presentado-
res de noticias asalariados del Estado”.
En la campaña electoral de 2010 se repitió todo
el esquema fraudulento ejecutado en las dos cam-
pañas inmediatas anteriores. Las votaciones trans-
currieron con relativa calma, pero las denuncias de
fraudes en numerosas provincias y municipios las
hicieron incluso varios candidatos del PLD.
Con un padrón de 6,116,997 electores, distri-
buidos en 13,250 Colegios Electorales, a nivel con-
gresual se elegirían 32 senadores, 178 diputados, 5
diputados nacionales o por acumulación de votos y 20
diputados al Parlamento Centroamericano (PARLA-
CEN). A nivel municipal se elegirían 155 alcaldes
Filiberto Cruz Sánchez 55

y vice alcaldes, 1,149 regidores y sus suplentes, 229


directores y subdirectores de distritos municipales y
715 vocales de distritos municipales, para un total de
4,016 cargos.
Esa cantidad representó un aumento de un 65
por ciento de nuevos cargos a elegir con relación a
las elecciones congresuales y municipales de 2006.
Así lo dispuso la Ley 176-07 y su modificación,
la Ley 341-09, que aumentó los cargos de 2 mil 434
en 2006, a 4 mil 016 en 2010. Los nuevos cargos a
elegir, en virtud de la Ley 341-09, fueron los 229
directores y subdirectores de igual número de distritos
municipales y los 715 vocales de los mismos que
serían electos por primera vez en virtud de la nueva ley
de municipalidades. Además, se elegirían 44 nuevos
regidores, 5 diputados nacionales y 20 al PARLACEN.
Una disposición transitoria de la nueva Constitución
relegó para las elecciones presidenciales de 2012 la
elección de los 7 diputados que representarían a los
dominicanos residentes en el exterior.
De los inscritos en el padrón electoral, 3,451,872
votaron en el nivel congresual, mientras 3,497,916
votaron en el nivel municipal, para una diferencia de
46,044 votos a favor de las elecciones municipales.
Los votos emitidos ascendieron a 3,451,368, mientras
los votos válidos fueron 3,310,382. El PLD y sus alia-
dos alcanzaron 1,804,727.00 de votos, para un 54.62
por ciento; el PRD y aliados, 1,384,256 votos, para
un 41.89 por ciento. La abstención en ambos niveles
de elección rondó el 44 por ciento.
56 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

Sin alianzas, el PRD obtuvo a nivel congre-


sual 1,272,536 votos; a nivel municipal alcanzó
1,453,340 votos, para un total de 2,725,876 sufra-
gios, superando la votación individual del PLD en
ambos niveles con 40 mil 250 votos. Al resultar el
partido más votado individualmente, el PRD recupe-
ró la casilla número uno en la boleta de votación de
las próximas elecciones.
En cuanto a la distribución de los cargos ob-
tenidos, el PLD y sus aliados obtuvieron 2,132, para
un 52.8 por ciento; el PRD y aliados 1,740, para un 43
por ciento; el PRSC 94, para un 2.3 por ciento; UDC,
31; MIUCA, 8; PPC, 6; PDI, 5; MIUP, 2 y ASD, 1.
De los partidos que acudieron solos a las elecciones,
el PRSD ganó 11 cargos; DXC, 3 y el PRI, 3. Vistos
de otra manera, los resultados definitivos de la JCE,
Filiberto Cruz Sánchez 57

publicados entre el 2 y el 6 de julio de 2010, esta-


blecieron que el PLD y sus socios políticos, agru-
pados en el “Bloque Progresista”, ganaron 31 sena-
dores, 102 diputados, 92 alcaldías y 573 regidores;
el PRD se quedó fuera del Senado, pero obtuvo 73
diputados, 57 alcaldías y 520 regidores; en tanto que
el PRSC ganó un senador (sin alianza, en la provincia
La Altagracia) y 31 regidores.
Antes de que la JCE emitiera su resolución
avalando los resultados definitivos de las elecciones,
las denuncias de fraudes y las impugnaciones en nu-
merosas provincias y municipios alborotaron la opi-
nión pública. El esquema fraudulento ejecutado en las
dos elecciones anteriores, volvió a funcionar a la per-
fección, dos años después. Usaron sin control todos
los recursos del Estado para comprar lealtades. Las
pruebas históricas de ese vendaval sin rumbo están
en las páginas de ciertos diarios impresos y digitales
que publicaron imágenes de personeros del oficia-
lismo “tirando la puerta por la ventana”. Asimismo,
repitieron hasta el cansancio que ganarían en las 32
provincias, para condicionar a la opinión pública y
restarle así impacto a las denuncias de fraudes que
esperaban. En las provincias donde el PRD mostraba
mayor fortaleza, montaron un operativo de compra
masiva de cédulas en los últimos días de la campaña.
Para el día de las votaciones, la JCE, controlada por
el PLD, nombró como presidentes y secretarios de
los Colegios Electorales a miles de activistas de ese
58 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

partido para variar en las actas de votación la volun-


tad de los electores.
Algunos de los jueces de la JCE se entrega-
ron en cuerpo y alma a la estrategia del gobierno de
impedir, a cualquier precio, que el PRD ganara por
lo menos un senador. Nadie entiende cómo el partido
más votado, que recuperó la casilla número uno en
la boleta de votación, no ganara un senador. El PRD
presentó las pruebas de los fraudes en provincias
donde nunca había perdido unas elecciones. Hubo
fraudes en Azua, en Independencia, en Dajabón, en
San José de Ocoa, en La Vega y en Pedernales. El
más inmoral, el más escandaloso, se ejecutó en Pe-
dernales, donde, según el último boletín oficial, el
candidato a senador por el PRD, Saturnino Espinal,
había ganado. Ese triunfo, ese único triunfo, echaba
por el suelo la estrategia del oficialismo; por tanto,
había que buscar la forma de variar los resultados,
sin guardar siquiera las apariencias. La “solución”
estaba en el municipio de Oviedo, donde se difundió
la noticia de que allí se habían anulado 119 votos. La
Junta Electoral del municipio, en una sesión secre-
ta, donde no participó el delegado del PRD, decidió
validar parte de los votos nulos y de ellos le asignó
56 al PLD y 19 al PRD, con los cuales la ventaja de
23 votos que tenía el PRD fue anulada. Y así, por un
acto de magia, vino a suceder que el PLD ganó la
senaduría de Pedernales con una ventaja final de 14
votos.
Filiberto Cruz Sánchez 59

Pero las denun-


cias de fraudes también
las hicieron tres candida-
tos a diputados del PLD
en la capital. El diputado
Domingo Páez denunció
haber sido víctima de una
Domingo Páez conspiración en la que es-
tarían implicados miem-
bros de su partido y el alcalde del municipio Santo
Domingo Este, quienes “sobornaron a funcionarios
de los Colegios Electorales y delegados políticos del
PLD” para evitar su elección. Carlos Peña, que tam-
bién aspiraba a diputado, denunció que fue víctima
de una “mafia electoral” orquestada por compañeros
de su propio partido para quit arle votos a su candi-
datura. De igual manera se pronunció Norma Molina,
quien solicitó la revisión de las actas de varias mesas
donde afirmó no le contaron sus votos.
Las pruebas de los fraudes y las numerosas im-
pugnaciones sobre resultados
electorales no impidieron que
la Junta Central Electoral emi-
tiera su veredicto final. El Pre-
sidente de la Cámara Admi-
nistrativa de la JCE, Roberto
Rosario Márquez, estaba de-
cidido a cumplir su misión en
ese órgano. Él era miembro Roberto Rosario
del Comité Central del PLD y fue nombrado en el
organismo electoral para entorpecer los reclamos de
los partidos de oposición. Él, al igual que otros jueces
de la JCE, no disimulaban sus aspiraciones de formar
parte de una de las tres nuevas cortes, cuyos miem-
bros, muy pronto serían designados por el Consejo
Nacional de la Magistratura.
Los intentos
reeleccionistas de
Leonel Fernández

El mapa político de la República quedó teñi-


do de morado después del 16 de mayo de 2010. Era
la cuarta victoria consecutiva del PLD desde 2004.
Haber ganado “la guerra de los seis años” despertó
de inmediato las ambiciones reeleccionistas del Pre-
sidente Fernández. Mientras se apagaba la tea de la
discordia por los fraudes electorales, pensaba en la
escogencia del segundo miembro del Senado que
formaría parte del Consejo Nacional de la Magis-
tratura. Debido a que el PRD se quedó fuera de ese
organismo, había que escoger al único senador del
PRSC que fue elegido sin alianza con el PLD. Ese se-
nador era Amable Aristy Castro. El senador higüeyano
62 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

ostentaba también el cargo de Secretario General de la


Liga Municipal Dominicana y se pasó casi tres meses
vacilando, pensando en si seguía al frente de la LMD
o si se juramentaba como senador. La indefinición
de Aristy Castro fue hábilmente aprovechada por el
PLD, que tenía el control casi absoluto del Senado de
la República. El 29 de septiembre de 2010 sorprendie-
ron al país, designando al senador Félix Vásquez “re-
presentante del partido de la oposición que ostentaba
la segunda mayoría” en ese cuerpo legislativo. Esa
designación fue calificada por el Secretario General
del PRSC, Ramón Roge-
lio Genao, de ‘golpe bajo’,
‘palo acechao’, ‘desafortu-
nada’ y ‘apresurada’, recor-
dando que el senador por la
provincia Sánchez Ramírez Ramón Rogelio Genao
había sido electo en la bole-
ta electoral del PLD. Por su parte, Aristy Castro cali-
ficó la designación de su compatriota como “un atro-
pello a la Constitución de la República”, advirtiendo
que elevaría un recurso de inconstitucionalidad ante
la Suprema Corte de Justicia.
El siguiente “golpe de efecto” era la designa-
ción de los cinco jueces de la Junta Central Electoral,
el órgano encargado de organizar y dirigir las asam-
bleas electorales del porvenir. Sus jueces, integrados
por un Presidente y cuatro miembros, más sus suplen-
tes, son designados “con el voto de las dos terceras
Filiberto Cruz Sánchez 63

partes de los senadores presentes”, según el artículo


80, numeral 4, de la nueva Constitución. Con el PRD
fuera del Senado, los senadores oficialistas, en su se-
sión del 6 de octubre de 2010, designaron a los cin-
co jueces electorales. Por sus “aportes” al “triunfo”
electoral del PLD en las elecciones recién concluidas,
Roberto Rosario Márquez fue ascendido de rango,
al ser designado Presidente del máximo organismo,
acompañado de otros cuatros miembros, dos de ellos
de reconocida filiación política peledeísta. Si el PRD
hubiese ganado varias senadurías, otra hubiese sido la
composición de la JCE que organizará las elecciones
de 2012.
El Senado nombró también, el 30 de noviem-
bre, a los 5 miembros de la Cámara de Cuentas, un
organismo guardián y fiscalizador de los bienes pú-
blicos del país. La señora Lice-
lot Marte de Barrios, del litoral
reformista, fue ratificada Pre-
sidenta del organismo, junto
a otros cuatro miembros que
formaron parte de las ternas
aprobadas previamente en la Licelot Marte de Barrios
Cámara de Diputados. Al igual
que en la JCE, el PLD aseguró la mayoría entre sus
integrantes.
Mientras amarraba el control de las cámaras
legislativas, del Consejo Nacional de la Magistratura,
de la Junta Central Electoral y la Cámara de Cuentas,
64 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

una febril y precipitada campaña se abrió paso a favor


de una nueva reelección del Presidente Fernández.
Aún no habían acabado las denuncias de fraudes y las
impugnaciones a las elecciones parciales de mayo,
cuando a finales de junio aparecieron las primeras va-
llas publicitarias en la capital y en Santiago promo-
viendo otra reelección. En la medida que avanzaba
el año, la campaña fue tomando cuerpo, mientras el
mandatario respondía a los periodistas que lo cues-
tionaban al respecto que “el pueblo tendría la última
palabra”.
La Constitución de la República prohíbe en su
artículo 124 la reelección presidencial consecutiva,
pero la repuesta lacónica del Presidente de que la so-
beranía descansa en el pueblo, originó un gran debate
nacional entre los defensores del continuismo mesiá-
nico y los voceros de la sociedad civil, opuestos a
que la nueva Constitución fuera violada por su propio
progenitor. En sus primeros meses, el debate se centró
en torno a si ese artículo tenía o no efecto retroactivo.
Algunos pensaban que el Presidente Fernández podía
optar por otro período presidencial en 2012 porque
el mandato del artículo 124 sólo era aplicable para
aquel que ocupara la presidencia a partir del período
2012-2016, olvidando que Leonel Fernández fue re-
electo en 2008 con la anterior Constitución, en cuyo
artículo 149 se establecía la posibilidad de la reelec-
ción presidencial por dos períodos consecutivos, pero
prohibiéndole de por vida su derecho a volver a la
presidencia o la vice presidencia de la República.
Filiberto Cruz Sánchez 65

La opción de la “irretroactividad selectiva” era


muy complicada y de seguro que crearía muchas ten-
siones en la sociedad dominicana. Los gestores del
continuismo así lo entendieron, pero encontraron en
la Constitución de 2010 nuevos argumentos favora-
bles para sus propósitos. El 15 de octubre, el Presi-
dente de la Fuerza Nacional Progresista, Marino Vi-
nicio Castillo, aliado del
gobierno, planteó que un
referendo decidiera la
reelección del Presidente
Fernández. La propuesta
de Vinicio Castillo re-
sultó muy interesante y
al parecer estimuló aún
Marino Vinicio Castillo
más a los promotores
de la reelección. El 10 de noviembre, 24 senadores
anunciaron su respaldo al Presidente Fernández y
en los primeros días de diciembre un nutrido grupo
de ex dirigentes del proyecto presidencial de Danilo
Medina se adhirieron a la fuerte vorágine del conti-
nuismo.
En su encuentro con periodistas y directores
de medios de comunicación celebrado en el palacio
presidencial el 20 de diciembre, Fernández descartó
otra modificación constitucional que viabilizara una
eventual reelección. Dijo que jamás intentaría modifi-
car la Constitución para servirse de ella, pero expresó
su simpatía con la idea del referéndum aprobatorio
previsto en el artículo 272 de la nueva Constitución.
66 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

El año 2011 empezó con muchas asignaturas


pendientes. En la Liga Municipal Dominicana fue
electo, el 26 de enero, Johnny Jones nuevo Secretario
General, en sustitución del renunciante Amable Aris-
ty Castro. Se recuerda que el nuevo encargado de la
LMD y alto dirigente del PRSC apoyó la reelección
del Presidente Fernández
durante la campaña elec-
toral de 2008. Los partidos
políticos mayoritarios se
preparaban para escoger
temprano, en primarias
internas, a sus candidatos
presidenciales, mientras
en el Congreso debían
aprobarse numerosas le-
yes orgánicas contempladas en la nueva Constitución
de la República.
El tema de la reelección presidencial mantenía
en suspenso a la sociedad debido a que el Presidente
Fernández seguía recibiendo nuevas manifestaciones
de apoyo a su proyecto continuista. En un masivo
acto celebrado el 27 de marzo en el Palacio de los
Deportes de la capital, los gestores del continuismo
le entregaron al mandatario más de dos millones
de firmas de personas que apoyaban una tercera
reelección presidencial.
Por su parte, el PRD había escogido, en su 27
Convención Extraordinaria celebrada el 6 de marzo, a
Filiberto Cruz Sánchez 67

Hipólito Mejía candidato presidencial. Mejía derrotó


a Miguel Vargas Maldonado con el 53 por ciento de
los votos válidos emitidos, resultado que de inmediato
fue impugnado por Vargas Maldonado y sus seguido-
res, quienes alegaron que más de 300 mil peledeístas
y reformistas votaron en la Convención a favor de Hi-
pólito Mejía. La derrota de Vargas Maldonado revivió
la crisis interna del PRD, y aunque Vargas Maldona-
do aceptó su derrota, las heridas y los resentimientos
personales entre los altos dirigentes del partido conti-
nuaron su agitado curso.
La situación interna del PLD era muy diferen-
te. A pesar de que rodaban varios aspirantes a la no-
minación presidencial, el grueso de su militancia es-
peraba con impaciencia que el Presidente Fernández
acabara con su prolongado suspenso. En su discurso
dirigido a la nación la noche del viernes 8 de abril
anunció que declinaba sus aspiraciones. Fue en ese
discurso donde quedó al desnudo la trampa tendida
a Miguel Vargas Maldonado cuando, el 14 de mayo
de 2009, firmó con el reelecto Presidente el llamado
Pacto de la Corbatas Azules que contemplaba, entre
otros aspectos, la prohibición de la reelección presi-
dencial consecutiva.
Fernández reconoció que ciertamente el artí-
culo 124 de su Constitución prohibía la reelección
presidencial, pero citó el artículo 110 sobre la “Irre-
troactividad de la ley”, destacando las opiniones de al-
gunos juristas en el sentido de que el artículo 124 sólo
68 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

era aplicable para el período siguiente, 2012-2016. El


Presidente “olvidó” que él fue reelecto en 2008 en
virtud de la Constitución anterior, cuyo artículo 189
establecía que tan pronto un Presidente fuera reelecto
en un segundo período consecutivo, “nunca jamás”
volvería a ser Presidente.
Pero donde el Presidente Fernández destapó
sus reales intenciones cuando engañó a Miguel Var-
gas Maldonado con la supuesta prohibición de la re-
elección presidencial, fue cuando dijo que su Consti-
tución poseía dos artículos que dejaban abierta la op-
ción de la reelección, aunque con un procedimiento
bastante complicado. Citó en su discurso los artículos
210 y 272 que crearon dos nuevas figuras, una del Re-
ferendo Consultivo y otra del Referendo Aprobatorio.
La vía del referéndum la había lanzado al ruedo de la
opinión pública Vinicio Marino Castillo y era la única
constitucionalmente válida, pero de difícil aprobación
en la Cámara de Diputados, donde el PRD, el PRSC y
los seguidores de Danilo Medina de seguro se opon-
drían a un nuevo atropello al orden constitucional.
Sería por razones políticas, no por razones le-
gales o constitucionales, que el Presidente Fernández
declinó sus aspiraciones continuistas, dejando el cam-
po abierto a los demás presidenciales del PLD que
muy pronto serían escogidos en una sesión de su Co-
mité Central. En los comicios internos del PLD por la
nominación presidencial, realizados el 27 de junio de
2011, participaron cuatro candidatos: Danilo Medina,
Filiberto Cruz Sánchez 69

José Tomás Pérez, Francisco Domínguez Brito y Ra-


dhamés Segura. Medina ganó las primarias con más
del 87 por ciento de los votos válidos emitidos. Lla-
mó la atención el alto número de electores que res-
pondió negativamente con relación a la consulta de
si se extendía o no el mandato de las autoridades del
PLD. Un 67 por ciento votó por el Sí, un 33 por cien-
to, por el No. En las primarias para escoger el candi-
dato presidencial peledeísta votaron un (1) millón, 40
mil 348 electores, menos de la mitad de las firmas de
personas que apoyaban la reelección del Presidente
Fernández.
Hacia el control de las
tres nuevas cortes

Escogidos los dos principales candidatos presi-


denciales, un nuevo conflicto se había producido en
el Congreso con la aprobación de las leyes orgánicas
del Consejo Nacional de la Magistratura y del Tribu-
nal Constitucional, ambas aprobadas en la Cámara de
Diputados con mayoría simple, cuando su aprobación
requerían dos tercios de los diputados presentes. Fal-
taban otras leyes complementarias por aprobar, pero
los votos del PLD en esa cámara no alcanzaban las
dos terceras partes. El impasse se resolvió el 30 de
mayo de 2011, cuando el Presidente Fernández y Mi-
guel Vargas Maldonado, ahora en su calidad de Presi-
dente del PRD, volvieron a firmar un segundo pacto
denominado Acuerdo Institucional para la Aproba-
ción y Desarrollo de las Leyes Complementarias de
la Constitución.
Fernández y Vargas, mientras firmaban un segundo acuerdo.

Ese segundo pacto entre Leonel Fernández y


Vargas Maldonado desbordó la paciencia de Hipólito
Mejía. En una carta publicada el 2 de junio de 2011,
el aspirante presidencial les recordó a los firmantes
que antes también ellos habían acordado “verbalmen-
te aprobar la Ley de Partidos Políticos, y esa promesa
quedó sepultada en el olvido”. Adelantó su opinión
de que “el PRD no debería realizar ni avalar acuerdos
de aposento para seleccionar” a los nuevos jueces de
los órganos constitucionales.
Tan pronto fueron aprobadas las nuevas leyes,
con el consenso de todos los partidos políticos re-
presentados en el Congreso, el Presidente Fernández
convocó en agosto al Consejo Nacional de la Magis-
tratura. Sus integrantes eran ocho miembros y en caso
de empate, el mandatario tenía un poder especial para
desempatar cualquier decisión, aunque la previsión
era innecesaria porque Fernández contaba con cinco
miembros a su favor.
72 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

Ese órgano constitucional lo integran el Pre-


sidente de la República, el Presidente del Senado, un
senador perteneciente al partido de la oposición que
ostente la representación de la segunda mayoría, el
Presidente de la Cámara de Diputados, un diputado
del partido de la oposición que ostente la representa-
ción de la segunda mayoría, el Presidente de la Supre-
ma Corte de Justicia, un magistrado de la Suprema
Corte de Justicia escogido por ella misma y el Procu-
rador General de la República.
De los ocho inte-
grantes del CNM, el
oficialismo tendría
cinco miembros, a
saber: el Presidente
de la República, el
Presidente del Se-
nado, el senador por
la provincia Sánchez Ramírez, Félix Vásquez, elegido
en la boleta del PLD, quien pasó a ser “el representante
de la segunda mayoría” del Senado; el Presidente de
la Cámara de Diputados y el Procurador General de la
República, nombrado por el Poder
Ejecutivo. En cambio, el PRD sólo
tenía un representante por los di-
putados y los dos restantes serían
el Presidente de la Suprema Corte
de Justicia y otro magistrado esco-
gido por el pleno de tan alto orga-
nismo judicial. Si el PRD hubiese Félix Vásquez
Filiberto Cruz Sánchez 73

ganado por lo menos un senador en las elecciones de


2010, o si el Senado de la República hubiese designa-
do a Amable Aristy Castro en lugar del senador Félix
Vásquez, probablemente se hubiese presentado un
empate en el pleno del CNM. Ese escenario resultaría
nada agradable para el Presidente Fernández a la hora
de designar a los nuevos jueces de las tres nuevas cor-
tes. Obedeciendo a ese cálculo, había que impedir, a
cualquier precio, que el PRD ganara un solo senador
en las pasadas elecciones, para que, en vez de cuatro,
fueran tres los integrantes del CNM no manipulados
por el Presidente Fernández. Con cinco miembros a
su favor en el CNM, Fernández nombraría a jueces
complacientes con el nuevo sistema de dominación,
corrupción e impunidad implantado desde 2004.
Antes de elegir a los jueces
de las tres nuevas cortes, había
que guardar las apariencias. Se
hicieron llamados públicos a
los abogados interesados en ser
evaluados para jueces de una de
las cortes a que depositaron sus
currículos. Cientos de abogados
ingenuos atendieron el llamado. Después vinieron las
evaluaciones y las objeciones públicas a los aspirantes,
pero todo se redujo a un espectáculo, porque,
finalmente el Presidente Fernández se quedó con el
control de la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal
Constitucional y el Tribunal Superior Electoral. En
la SCJ fueron designados 17 jueces, en el TC, 13 y
74 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

en el TSE, 5. Las evaluaciones posteriores hechas a


la “hoja de servicio” de cada uno de los magistrados
designados en las nuevas cortes, revelaron que una
amplia mayoría está vinculada políticamente con el
jefe de Estado y Miguel Vargas Maldonado.
Todos los resortes del poder quedaron así bajo
el control del Presidente Fernández y su partido. Sólo
quedó pendiente la escogencia del Defensor del Pue-
blo. El dominio casi absoluto de todas las institucio-
nes públicas por parte del partido gobernante dio ori-
gen a un interesante debate en los medios de comuni-
cación, en el sentido de si en la sociedad dominicana
existía ya una “dictadura moderna”, una “dictadura
constitucional” o una “dictadura de partido único”.
Esa concentración de poderes en un sólo partido fue
resaltado también en medio de una campaña electo-
ral que subía de tono en la medida que avanzaba el
año.
Filiberto Cruz Sánchez 75

Danilo Medina fue proclamado candidato pre-


sidencial del PLD en un masivo y lucido acto cele-
brado el domingo 28 de agosto de 2011 en el Palacio
de los Deportes de Santo Domingo. Las encuestas lo
situaban muy lejano en la simpatía popular con rela-
ción al candidato presidencial del PRD. Medina te-
nía por delante importantes retos. Debía elegir a su
compañero o compañera de boleta y ratificar, en su
momento, las alianzas políticas con los grupos que
antes formaron parte del “Bloque Progresista” y los
movimientos externos, pues era un secreto a voces
que su partido venía desgastándose en el ejercicio
del poder por su reconocida capacidad devoradora
en el manejo de las fi-
nanzas públicas. Desde
las elecciones de 2006,
el PLD veía disminuir
su votación individual
en cada jornada electo-
ral. De manera que la
elección del candidato
o la candidata vicepre-
sidencial y las alianzas
políticas ocuparían su
atención por el resto del
año.
Margarita Cedeño
En los primeros días
de noviembre, Medina anunció al país que la señora
Margarita Cedeño, esposa del Presidente Fernández,
sería su compañera de boleta. La Primera Dama de la
76 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

República gozaba de mucha popularidad y en algún


momento se pensó que sería la candidata presidencial
del PLD. Desde el “gabinete” de la Primera Dama
manejaba un holgado presupuesto, superior incluso
al de varios ministerios juntos, circunstancia que le
permitió echar adelante importantes programas de
asistencia social. Su escogencia como candidata vi-
cepresidencial unificó al PLD y cuando concluyó el
año 2011, la brecha entre el candidato oficialista y
el principal candidato de la oposición se había re-
ducido bastante, según reflejaban las encuestas más
creíbles.
Filiberto Cruz Sánchez 77

Las elecciones
presidenciales de 2012

La situación de los dos principales partidos


políticos durante la campaña electoral de 2012 era
muy diferente. La marca PRD había escogido a sus
candidatos varios meses antes que el nuevo grupo
corporativo llamado PLD. Esa circunstancia se reflejó
en las primeras encuestas, cuando el binomio Hipólito
Mejía-Luis Abinader alcanzó hasta un 58 por ciento
en la intención del voto de los electores. Tan elevada
simpatía despertó de inmediato un excesivo triunfa-
lismo en el entorno del ex Presidente Mejía que, en
vez de ayudar, dificultó las oportunidades de un pacto
ganador entre el candidato triunfante y el derrotado
Miguel Vargas Maldonado, quien, en lo adelante, ja-
más ocultó sus resentimientos con la alta dirección
de su partido, ahora cobijada bajo la jefatura del can-
didato presidencial. Las rebatiñas y las divisiones
internas, basadas en vie-
jos rencores personales y
actitudes de venganzas,
jamás cesaron en el PRD
durante los meses de la
campaña electoral, sien-
do así un factor de per-
turbación que afectó las
Luis Abinader
posibilidades del partido
blanco de retornar al poder.
En el aspecto de la unidad interna, el PLD su-
peró sus dificultades tan pronto Danilo Medina se dio
cuenta que necesitaba el apoyo del Presidente salien-
te y jefe de su partido para ganar la presidencia de
la República. La escogencia de la señora Margarita
Cedeño, candidata a la vicepresidencia, representó un
acto de transacción forzada entre el ‘danilismo’ y el
‘leonelismo’, las dos principales facciones del partido
morado. En los primeros meses de 2012, el PLD lucía
más cohesionado internamente que el PRD, circuns-
tancia que redujo a cinco puntos la ventaja de Mejía
sobre Medina.
La cúpula del PLD ya tenía suficiente expe-
riencia de cómo ganar unas elecciones. Cuando re-
tornaron al poder en 2004, concibieron un proyecto
de dominación política y económica de larga dura-
ción. En las elecciones parciales de 2006 se alzaron
con la mayoría en el Congreso y en los ayuntamien-
tos. Para lograr ese objetivo, recurrieron a viejas y
nuevas formas de fraudes electorales, al igual que en
la campaña reeleccionista de 2008 y en las elecciones
intermedias de 2010. De manera que volver a repetir
sus “hazañas”, antes, durante y después de las presi-
denciales de 2012, no le resultaría extraño a ningún
ciudadano que haya vivido la experiencia de las últi-
mas cuatro elecciones, celebradas en los últimos dos
gobiernos de Leonel Fernández.
Todo el esquema fraudulento de los tres pro-
cesos anteriores fue seguido, corregido y ampliado,
según las evidencias, de las que fuimos testigos ocu-
lares. Entre las viejas prácticas manipuladoras, utili-
zadas por el oficialismo para construir una voluntad
favorable al reciclaje presidencial, podemos citar las
siguientes:
a) Un uso exacerbado, irrespetuoso y sin es-
crúpulos de todos los recursos y logística del Estado a
favor del candidato Danilo Medina. Los economistas
difieren en cuanto al monto de los recursos del erario
usados para financiar la costosa campaña del PLD.
Las cifras manejadas al respecto son muy variadas.
Se recuerda que el Presidente Fernández declaró, en
una actividad pública celebrada en Nueva York, que
su gobierno dispondría de 40 mil millones de pesos
para ganar las elecciones. Y una mirada al déficit fis-
cal con que cerraron las finanzas públicas durante el
año 2012, ascendente a 187 mil millones, según el
gobierno, ó 205 mil millones de pesos, según el FMI,
representa la mejor pista para establecer algún monto
aproximado.
80 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

b) Los programas asistencialistas, de ayudas


en efectivo, comida, combustibles, electricidad, esco-
laridad, becas, electrodomésticos y nominillas ocul-
tas, beneficiaron a más de 800 mil personas pobres,
focalizadas en los centros urbanos de mayor concen-
tración de votantes. Además, durante los meses de la
campaña el gobierno absorbió las alzas en los precios
de los combustibles y la tarifa eléctrica.
c) Un Presidente en campaña, encabezando
uno de los tres frentes de movilización popular con-
cebidos por los estrategas de la campaña oficialista.
En los meses previos a la votaciones, el Presidente
Fernández inauguró numerosas obras de infraes-
tructura, construidas en su último gobierno. En cada
inauguración se hacía acompañar de altos funciona-
rios del gobierno, quienes no ocultaban el uso de la
logística estatal. Cuando visitaba las provincias, en
plena campaña, los camiones del Plan Social de la
Presidencia se adelantaban y los repartos de cajas con
Filiberto Cruz Sánchez 81

alimentos y enseres domésticos eran la garantía de un


masivo recibimiento.
d) Muchos dirigentes y militantes de los dos prin-
cipales partidos de oposición, decidieron probar en la
“agencia libre”, esperando ser tocados por “las ofertas
seductoras” del gobierno. La lista de los “firmados” y
“contratados” durante la campaña es más extensa que
las anteriores. Existía la necesidad política de vender
la sensación de que todo el frente opositor se derrum-
baba. Las deserciones, la sonsaca y el transfuguismo
de dirigentes enviaban un mensaje deprimente a la
mayoría de la población votante que aspiraba a un
cambio real de gobierno.
e) La campaña sucia y la negativa no podían
faltar en los meses previos a las elecciones. Se recuer-
da que en la campaña de 2008, Miguel Vargas Maldo-
nado fue vilipendiado por la propaganda avasallante
del continuismo. Ahora que el principal candidato de
la oposición era un ex Presidente, que buscaba una
segunda oportunidad, la propaganda sucia y engañosa
era utilizada con mayor sorna, tratando de descalifi-
carlo. Un grupo político aliado del gobierno, experto
en campaña de deformación de imagen, se encargó
de montar una sistemática campaña en la televisión,
advirtiéndole a la gente “el peligro de olvidar”. El go-
bierno de Mejía, que había terminado en 2004, era
responsabilizado de todas las angustias de los domi-
nicanos, mientras una red de comentaristas pagados se
encargaba de manipular las pifias en que incurría el as-
pirante presidencial en sus declaraciones y discursos.
82 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

Otros temas martillados en los medios de co-


municación contra Mejía fueron “sus relaciones con
el cartel de Sinaloa”, las conspiraciones contra el go-
bierno haitiano de Michel Martelly, las amenazas de
muerte contra Vargas Maldonado, los pinches telefó-
nicos y los ‘jaqueos’ de cuentas en Internet, las ad-
vertencias de Mejía de no pagar a los suplidores del
gobierno, la incertidumbre bancaria, la fuga de capi-
tales, el alza descomunal que vendría en la prima del
dólar, el “incremento” de la fortuna personal de Me-
jía, el robo del filete de las trabajadoras domésticas y
las supuestas ofensas proferidas al Presidente Barack
Obama de los Estados Unidos, que motivó al Senado
de la República a emitir una resolución de “desagra-
vio” al mandatario estadounidense.
Por su parte, la oposición no se quedó de bra-
zos cruzados en medio de una campaña tan agresiva
Filiberto Cruz Sánchez 83

y donde estaban envueltos tantos intereses. En febre-


ro, Marcos Martínez, un abogado y comunicador de
Santiago de los Caballeros, que declaró su “indepen-
dencia” política, provocó un escándalo internacional
cuando divulgó la especie de que la Primera Dama de
la República, Margarita Cedeño de Fernández, poseía
una supuesta cuenta millonaria en un bando de Dina-
marca, acusación que fue calificada de “mendaz” por
parte de la alta dirigencia del PLD. El tema atrajo la
atención pública durante buen tiempo de la campaña,
hasta que fueron desempolvados otros “expedientes”,
ahora relacionados con los casos de corrupción admi-
nistrativa, la fortuna del senador por San Juan de la
Maguana, Félix Bautista, y otros altos dirigentes del
PLD.
f) El uso intensi-
vo, sistemático, por to-
dos los medios posibles,
de la publicidad políti-
ca y las encuestas para
condicionar a la opinión
pública nacional e inter-
nacional de que Danilo
Félix Bautista
Medina ganaba en pri-
mera vuelta con más del
50 por ciento de los votos. Una amplia red nacional de
comunicadores, locutores, presentadores de noticias,
periodistas, comentaristas, interactivos, articulistas y
plumíferos hacía su labor cada día, por radio, pren-
sa, televisión y redes sociales. Por cada cien spots
84 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

“pasados” por radio y televisión, más del ochenta por


ciento correspondía al candidato oficialista. En cada
calle, carretera o avenida del país, la propaganda grá-
fica de Danilo y Margarita inundaba los espacios pú-
blicos. Más de 40 encuestas, pagadas por el gobierno,
se difundieron antes de las elecciones. Todas daban
como ganador a Danilo Medina. En ocasiones se di-
fundían dos y tres encuestas en un mismo día.
De acuerdo a la Fundación Justicia y Trans-
parencia, entre enero y abril de 2012 los partidos po-
líticos gastaron 4,500 millones de pesos, de los cua-
les, un 74.7 por ciento correspondió al PLD, mientras
el PRD gastó casi el restante 25 por ciento. El gasto
general en publicidad, entre febrero y mayo, según
la empresa AGB-CDI Dominicana, ascendió a 876.3

millones de pesos; de esos, el PLD y sus aliados gas-


taron 503.3 millones, para un 58 por ciento; en tanto
que el PRD y aliados gastaron 199.2 millones, para
un 23 por ciento. Unas 17 firmas encuestadoras, la
mayoría al servicio del gobierno, publicaron más de
60 “estudios de mercado”, llevándose más de 100 mi-
llones de pesos durante la campaña.
Filiberto Cruz Sánchez 85

g) La compra masiva de cédulas es una vieja


práctica de los grupos políticos que no creen en la
transparencia electoral. Sin la presentación de la cé-
dula en los centros de votación, ningún ciudadano o
ciudadana podrá ejercer su derecho al voto, aunque
sus generales, huellas y fotografías estén impresas
en el padrón electoral. En cada elección siempre ha
estado presente la compra y venta de cédulas. Casi
siempre, el comprador ha detectado previamente,
por algún medio, la simpatía política del posible
vendedor, regularmente una persona de escasos re-
cursos económicos. Las denuncias de compras de
cédulas casi siempre ocurren uno o dos días antes
de las votaciones. Para prevenir cualquier inconve-
niente, el vendedor opta por obtener un duplicado
del documento. Entre el 12 de abril y el 19 de mayo,
la Junta Central Electoral admitió haber otorgado
395,968 duplicados de cédulas a personas que su-
puestamente la habían extraviado. Una revisión de
los diarios dominicanos, correspondientes a los días
finales de la campaña, nos permite leer las declara-
ciones de importantes líderes políticos, empresaria-
les y religiosos, condenando la práctica inmoral de
la compra masiva del documento por parte de per-
soneros del oficialismo. La compra de cédulas de
identidad por parte del oficialismo incluso fue ad-
mitida por los observadores de la OEA. Se recuerda
también que en una cañada de un barrio de Santiago
fue encontrado un saco con 88 cédulas, válidas para
votar.
86 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

En cuanto a las alianzas políticas, en la medida


en que avanzaba la campaña se iban definiendo dos
grandes polos electorales. La lucha fue tan cerrada
que no hubo espacio para una tercera fuerza electoral.
Sólo existieron dos posibilidades, o se estaba con el
gobierno, o se estaba con la oposición. El PLD logró
revivir el “Bloque Progresista”, integrado además por
el PRSC, BIS, UDC, PQDC, FNP, PTD, PPC, PDP,
PCR, PLRD, PAL y PASAVE. También formaron
parte de la alianza más de mil movimientos externos
y otros grupos minoritarios, no reconocidos por la
JCE.
La alianza encabezada por el PRD era menos
aparatosa; la integraban el MODA, PRSD, PHD,
PDI y la ASD. Un sector importante del PRSC, en-
cabezado por el senador Amable Aristy Castro se
apartó de la franquicia y decidió apoyar la candi-
datura de Hipólito Mejía. También Taína Gautreau
Filiberto Cruz Sánchez 87

y Luis Incháusti, ex dirigentes del PLD. Las alianzas


del PRI y el PNVC con el PRD fueron anuladas en
los primeros días de marzo, la primera por la JCE y la
segunda por el TSE, dos órganos electorales contro-
lados por el PLD.
Participaron solos, la Alianza por la Demo-
cracia (APD), que presentó a la presidencia a Max
Puig; el Frente Amplio,
que presentó a Julián
Serrulle; el Partido Do-
minicanos por el Cam-
bio (DXC), que presen-
tó a Eduardo Estrella y
el Partido Alianza País
Max Puig
(ALPAÍS), que presentó
a Guillermo Moreno.
Muchos temores existían en torno a la lim-
pieza de las elecciones debido al control que tenía el
partido de gobierno sobre la JCE. El frente opositor
dudaba de la conducta del Presidente del organismo,
miembro del Comité Central del PLD y abogado en
ejercicio. De los cinco miembros del pleno de la JCE,
tres de ellos eran militantes del PLD, uno era del PRD
y el restante del PRSC, aliado al oficialismo. La crisis
de confianza estalló cuando el Presidente de la JCE,
Roberto Rosario Márquez, presionó la renuncia del
Gerente del Centro de Informática, Miguel Ángel
García para colocar en ese importante Departamento
al señor Franklin Frías. Varios meses duró el conflicto,
88 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

hasta que el 6 de febrero los presidentes del PRD y el


PLD firmaron un nuevo pacto, ahora para resolver el
impasse en torno al centro de informática. Era el ter-
cer acuerdo firmado entre Miguel Vargas Maldonado
y Leonel Fernández. Acordaron formar en lo adelante

una Gerencia de Informática colegiada encabezada


por Frías, pero integrada por otros técnicos sugeridos
por el candidato presidencial del PRD, el PLD y la
Iglesia católica.
Al disiparse las dudas en torno al Centro de Infor-
mática de la JCE, la limpieza del padrón y la trans-
misión de los resultados electorales, la brecha entre
los dos principales candidatos se achicaba, en medio
de una guerra de encuestas que daban favorito a uno
y otro contendientes. Un 63 por ciento de la pobla-
ción votante había expresado su inconformidad con
la situación vivida en el país en los últimos años. Los
responsables de la campaña del candidato oficialista
Filiberto Cruz Sánchez 89

conocían mejor que nadie esa opinión mayoritaria de


la población, que deseaba un cambio real de partido
de gobierno. Para congraciarse con la simpática idea
del cambio, el candidato del gobierno asumió un nue-
vo eslogan que fue repetido hasta el hastío durante el
resto de la campaña.
Al PLD lo favorecía el haber escogido a un
nuevo candidato presidencial y una candidata a la
vice presidencia que gozaba de mucha simpatía en-
tre las mujeres; también el haber recibido el apoyo
del Presidente Fernández y toda la parafernalia es-
tatal. Desfavorecían al candidato oficialista el hecho
de tener que cargar con todo el desgaste y el cansan-
cio que generaba en la población una larga gestión
de gobierno corrompida, derrochadora, devoradora
e insaciable de recursos provenientes de un masivo
endeudamiento externo, de cinco reformas tributarias
agresivas, de operaciones mafiosas, de cobros de ju-
gosas comisiones, de tráfico de influencia, de obras
sobre evaluadas, de contrabando de combustibles, de
importaciones desleales y mafiosas de rubros agríco-
las, dando origen a una nueva oligarquía que ahora
compite con la oligarquía tradicional dominicana.
Mientras al candidato del PRD lo favorecía la
voluntad mayoritaria de cambio en la población vo-
tante y el haberse ganado el apoyo de la juventud
desempleada y la clase media, golpeada por la vora-
cidad fiscal del gobierno. Desfavorecían a Hipólito
Mejía el haberse enfrentado a toda la maquinaria del
gobierno, su tasa de rechazo que rondaba el 40 por
90 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

ciento, su pasada gestión de gobierno, que fue nueva-


mente satanizada por el cerco mediático tendido por
el oficialismo; sus deslices discursivos, que eran ‘ex-
plotados’ por los francotiradores al servicio del conti-
nuismo, su constante amenaza de someter a la justicia
a los ladrones del gobierno y el rol de “Caballo de
Troya” jugado por el Presidente de su partido, antes,
durante y después de las elecciones.
La suerte estaba echada y sólo faltaba la
llegada del 20 de mayo para ver cómo se expresaría la
voluntad de 6,502,968 electores, distribuidos por todo
el país en 14,470 Colegios Electorales. Ya se habían
disipados los temores con relación a la transmisión
de los resultados electorales, desde los centros de
votación hasta el centro de cómputos de la JCE. La
atención final de los partidos se enfocó en motivar a
la gente para que ejercieran su derecho al voto lo más
temprano posible. Es bien conocida la expresión de
que las elecciones se ganan en las mesas de votación.
De manera que los partidos políticos se tomaron muy
en serio la selección y la preparación de sus delegados
Filiberto Cruz Sánchez 91

ante los centros de votación para evitar que fueran


tentados por los contrarios. La experiencia vivida en las
tres elecciones anteriores, cuando muchos delegados
de los partidos de oposición se vendieron a los agentes
del oficialismo, había que evitarla en esta nueva
ocasión. Había además que elevar la vigilancia en las
filas de votantes y en los alrededores de los centros,
donde fueron vistos muchos personeros del gobierno,

incluyendo agentes militares, comprándole la cédula


a personas que, mediante llamadas telefónicas, ya
habían sido identificadas como simpatizantes de la
oposición. Incluso, en Alicante, España, la Cónsul
dominicana Eddy Peña “fue apresada por la Guardia
Civil española por haber sido encontrada infraganti
con su cartera llena de cédulas y una fuerte cantidad
de dinero”, según denunció Hipólito Mejía.
92 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

De acuerdo con varias encuestas a boca de ur-


nas realizadas hasta las dos de la tarde, la candidatura
de Hipólito Mejía llevaba una cómoda ventaja con re-
lación al candidato oficialista. Esa tendencia del voto
alarmó de tal manera al gobierno que de inmediato
ordenó desatar en todo el país una intensa ola represi-
va contra los dirigentes del PRD, mientras ordenaba
el cierre violento de varias emisoras de radio, cana-
les de televisión y medios digitales que el oficialismo
veía muy inclinados a favor de la oposición. El plan
era sembrar el terror psicológico entre los simpatizan-
tes del PRD que aún no habían votado para provocar
su masiva abstención en horas de la tarde. A mayor
represión, mayor abstención. Así ocurrió en el Distri-
to Nacional, en la provincia Santo Domingo y otras
ciudades del interior, donde se registraron elevados
niveles de abstención.
Uno de los actos más salvajes contra la oposi-
ción ocurrió en la provincia Sánchez Ramírez, donde
un general de la Policía Nacional apresó a un diri-
gente del PRD y lo mantuvo durante 45 minutos de
rodillas en el pavimento, a plena luz del Sol.
En resumen, la compra masiva de cédulas el
día de las elecciones y la represión desatada en horas
de la tarde contra el PRD en todo el país, fueron, a
última hora, los dos factores decisivos del rebase del
último fraude electoral ejecutado en el tercer gobier-
no de Leonel Fernández.
Filiberto Cruz Sánchez 93

El cómputo definitivo arrojó los siguientes re-


sultados: PRD y aliados obtuvieron 2,130,189 votos,
para un 46.95 por ciento; PLD y aliados 2,323,463
sufragios, para un 51.21 por ciento; Alianza por la
Democracia 5,066 votos, para un 0.11 por ciento;
Frente Amplio 6,553 votos, para un 0.14 por ciento;
Partido Dominicanos por el Cambio 9,343 votos, para
un 0.21 por ciento y el Partido Alianza País 62,296
votos, para 1.37 por ciento. La abstención a nivel na-
cional fue de un 28.4 por ciento.
El PRD fue el partido más votado individual-
mente, al obtener 1,911,503 votos, para un 42.13
por ciento; en segundo lugar quedó el PLD, con
1,711,972 sufragios, para un 37.73 por ciento; mien-
tras el PRSC obtuvo 266,487 votos, para un 5.87 por
ciento. Con las alianzas, el PLD ganó en 18 provin-
cias y 84 municipios; el PRD en 14 provincias y 71
municipios. Solo, sin alianzas, el PRD ganó en 28 de
94 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

las 32 provincias. El PLD, solo, ganó en San Juan de


la Maguana, en San Pedro de Macorís, en el Distrito
Nacional y la provincia Santo Domingo.

Cédulas encontradas en una cañada de Santiago.

Un aspecto novedoso de las elecciones del 20


de mayo fue la elección, por primera vez en la historia
electoral del país, de siete diputados que representa-
rán a los dominicanos residentes en el exterior. En la
nueva Constitución de 2010 se estableció que en las
siguientes elecciones presidenciales, correspondiente
al tercer domingo de mayo de 2012, se elegirían a
los nuevos diputados de ultramar. A partir de las elec-
ciones de 2004, la diáspora dominicana sólo votaba
para elegir al Presidente y al Vicepresidente. Ahora,
con un padrón de 328,649 mil dominicanos, el voto
en el exterior se organizó en tres circunscripciones.
La primera quedó conformada por parte de Estados
Unidos y Canadá, la segunda por el Estado de La Flo-
rida, Puerto Rico, Panamá, Venezuela y las islas del
Filiberto Cruz Sánchez 95

Caribe y la tercera por siete países europeos. Votaron


en el exterior 164,538 dominicanos y dominicanas,
para un 50.06 por ciento. El PRD y aliados ganaron
las elecciones en el exterior, tanto a nivel presidencial
como congresual; alcanzaron 62,899 votos, para un
45.67 por ciento, mientras el PLD y aliados sumaron
54,911, para un 39.87 por ciento. De las siete diputa-
ciones, el PRD ganó cuatro, el PLD tres.
Otros resultados interesantes de las elecciones
fueron los siguientes: que el voto del PRD “se concen-
tró en las demarcaciones con menos incidencia de la
pobreza, mientras que el voto del PLD se concentró en
las provincias con mayores niveles de pobreza”, según
un estudio de Julián Valdez, director del Observatorio
Político Dominicano, un organismo de la Fundación

Desfavorecían al candidato oficialista el hecho


de tener que cargar con todo el desgaste y el can-
sancio que generaba en la población una larga ges-
tión de gobierno corrompida, derrochadora, devo-
radora e insaciable de recursos provenientes de un
masivo endeudamiento externo, de cinco reformas
tributarias agresivas, de operaciones mafiosas, de
cobros de jugosas comisiones, de tráfico de influen-
cia, de obras sobre evaluadas, de contrabando de
combustibles, de importaciones desleales y mafio-
sas de rubros agrícolas, dando origen a una nueva
oligarquía que ahora compite con la oligarquía tradi-
cional dominicana.
96 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

Global, Democracia y Desarrollo (FUNGLODE).


Otro resultado sería que a mayor pobreza, mayor
participación de las provincias en las elecciones. Por
ejemplo, Elías Piña, la provincia más pobre del país,
con un 74.6 por ciento de incidencia de la pobreza,
fue la de mayor participación electoral, con un 75.4
por ciento. Los casos del Distrito Nacional y Santiago
resultaron al revés.
El gobierno surgido de las elecciones del 20
de mayo de 2012 será recordado en la historia políti-
ca dominicana como un gobierno legal porque así lo
aceptaron los poderes del Estado encargados de or-
ganizar las elecciones y proclamar a los candidatos
ganadores, pero será un gobierno de origen espurio
por la forma fraudulenta de su elección.
Filiberto Cruz Sánchez 97

Fuentes periódicas

ara la redacción del presente ensayo nos auxi-


liamos de los diarios dominicanos Hoy, Listín Diario,
Diario Libre, El Día, El Nuevo Diario, El Nacional,
La Información, El Caribe, diarios digitales, portales,
informes de organismos nacionales y extranjeros, ar-
tículos de opinión, proclamas, espacios pagados, en-
cuestas de opinión electoral, discursos presidenciales,
discursos de campaña, pactos, resultados electorales
consultados en el portal de la JCE, denuncias ante la
OEA, entre otras fuentes. Casi todas las referencias
están citadas a lo largo del presente texto, excepto al-
gunas, las cuales conservamos entre cientos de recor-
tes periodísticos. Por ahora no quisimos abrumar a los
lectores con las acostumbradas citas de fuentes, sus
fechas de edición y sus páginas porque los cuatro pro-
cesos electorales analizados en el presente texto son
muy recientes, son los más recientes, están muy fres-
cos entre nosotros y creo que nadie pondría en duda
el origen de las fuentes que sirven de sustento para su
redacción. Los lectores sí podrán estar de acuerdo o
no con ciertos enfoques del libro, pero jamás dudar de
sus fuentes de sustentación, los diarios, que día a día
van tejiendo memorias y contando la historia.
98 Las elecciones en tiempos de Leonel Fernández

PERFIL DEL AUTOR

Filiberto Cruz Sánchez es


historiador, periodista e inves-
tigador, con más de veinticinco
años de experiencia docente en
la Universidad Autónoma de
Santo Domingo, donde osten-
ta la categoría de Profesor Ad-
junto en las Escuelas de Historia y Antropología y de
Comunicación Social. Es miembro Correspondiente
Nacional de la Academia Dominicana de la Historia
y del Colegio Dominicano de Periodistas. Entre sus
obras están: Historia de República Dominicana,
Mella, Biografía de un Prócer, Los Medios de Comu-
nicación en República Dominicana, Introducción a
la Publicidad, La guerra de los seis años, Historia del
Periodismo Dominicano, Historia Colonial Domini-
cana e Historia Moderna Dominicana. Actualmente
realiza otras investigaciones. Ha publicado en diarios
impresos y digitales cientos de artículos de opinión y
reportajes sobre temas históricos, políticos y cultura-
les, en torno a los cuales es un asiduo disertante.

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