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La sociedad maya se fue construyendo de modo gradual y paulatino, desde que sus
antecesores se instalaron en Guatemala en los albores de la historia humana, por el año 2.500
antes de la era cristiana. De a poco se fueron extendiendo por la península de Yucatán (actual
sur de México), llegando hasta Belice, Honduras y El Salvador, hasta convertirse en un
imperio merced a sus conquistas; mutando sus pequeñas aldeas en majestuosas ciudades,
donde se construyeron monumentales templos en honor y para adoración de sus dioses.
Su sociedad tenía una estructura jerárquica, que era encabezada por su máximo dirigente
político: el “Halach Unic”, habiendo uno por cada ciudad-estado, ya que el imperio era una
confederación integrada por ciudades-estados, políticamente independientes yen general
rivales entre sí. Este “Halach Unic”, especie de rey con poderes ilimitados, que era
reemplazado por sus herederos a su muerte, constituía, junto con el consejo de nobles que lo
asesoraba, con los sacerdotes (cuyo jefe supremo era el “Ah Kin May”) y con los mandatarios
provinciales (“Batabs”) el primer escalón de la cadena social, que era, además de
jerarquizada, inamovible, regida por un sistema de castas (no se podía cambiar de una clase a
otra). En un segundo escalón a nivel de importancia, se ubicaban los comerciantes, luego los
artesanos y campesinos, que constituían la mayor parte del pueblo, estando en último lugar
los esclavos.
Hacia el siglo IX las ciudades comenzaron a perder población, tal vez por conflictos internos
entre las ciudades estados, o por catástrofes naturales, quedando circunscriptos a la zona
norte de Yucatán.
Los mayas no contaron con recursos naturales demasiado favorables. Sin embargo, a pesar
de la pobreza de su suelo pusieron ingenio y trabajo para aprovechar sus recursos escasos y
obtener de ellos el mayor provecho.
Al principio no fue así ya que usaban la tierra hasta agotarla. Quemaban los bosques usando
la técnica de roza, y luego de sacado el beneficio se retiraban a otro lugar para hacer lo
mismo. Luego se establecieron cerca de los ríos y crearon sistemas de regadíos
estableciéndose de modo permanente.
De entre sus cultivos se destacó el maíz, que estaba además relacionado con su religión.
También cultivaron zapallo, ají, frijoles, tabaco, algodón, vainilla, chile, tomate, mandioca y una
baya globosa de cáscara color verde, denominada zapote negro. Desconocieron el arado,
usando en su reemplazo palos puntiagudos, denominados bastones plantadores. La
explotación agraria se hacía de modo comunitario.
Tomaban en cuenta para el cultivo la influencia de los astros, en cuyo conocimiento eran muy
versados.
Comerciaban sus artesanías en otras regiones, siendo muy hábiles en la práctica de
intercambio, a pesar de no conocer ni la rueda ni los animales de carga o de tiro. Sin embargo,
abrieron caminos de piedra para poder desplazarse a través de la selva. En general usaban el
trueque, aunque también idearon a modo de moneda, el uso de piezas de cobre, plumas o
granos de cacao. Organizaban mercados y ferias.
Entre sus artesanías eran hábiles tejedores de algodón, en hacer adornos con plumas, teñir
telas, y muy buenos alfareros y orfebres, aunque el hierro y el bronce les fueron desconocidos.
También cazaban y recolectaban frutos.
Al igual que la mayoría de las civilizaciones antiguas los mayas eran politeístas. En Europa, en
la Edad Media, los pueblos ya habían adotado el monoteísmo, pero en América se continuaba
con la adoración de múltiples divinidades.
La religión estaba involucrada en todos los aspectos de sus vidas, de tal modo que su jefe
religioso, que era el sacerdote supremo o Ah Kin May tenía funciones no solo religiosas sino
también políticas. Otros integrantes de menor jerarquía de la casta sacerdotal eran los que
practicaban el culto común, y otros, los que se dedicaban a tributar a los dioses, para calmar
su ira, sacrificios humanos.
Tenían libros que recopilaban sus preceptos religiosos, como el Popol-Vuh o Libro de
Consejo, donde se relata la creación del mundo, que fue hecho cuatro veces, ante sucesivos
fracasos. Está redactado en escritura jeroglífica, que los españoles se encargaron de recopilar
en formato de códices. El libro original fue trascripto por los aborígenes en el siglo XVI, al
alfabeto latino y más tarde fue traducido al español por un fraile. El pueblo conocía el
contenido de los libros sagrados a través de sus sacerdotes. Los libros del Chilam Balam
fueron escritos por los sobrevivientes mayas en el siglo XVII.
Entre los mayas, los primeros dioses creadores, que intentaron formar la criatura humana
usando fango, fueron Kukulkán, conocido como “Serpiente Emplumada”o Qucumatz o Dios de
las Tempestades, dueño de la sabiduría; Huracán o Tohil, que provocó una gran inundación
por el mal comportamiento de los Hombres, misteriosamente parecido a nuestro diluvio
bíblico, y Tepeu, Dios del Cielo, que participó también en el resto de los intentos de crear al
hombre cuando fracasó hacerlo con barro por ser un material demasiado blando. El segundo
intento fue hacerlo con madera, pero resultó un ser sin alma, para luego lograr éxito, en el
tercer intento, cuando lo fabricaron con maíz.
El Dios del Maíz era Ah Mun; el del Sol: Ahau Kin, mientras que Ix Chel era la Diosa Luna, que
provocaba catástrofes naturales. La Diosa del suicidio, práctica bien vista socialmente, era
Ixtab.
Chac era el dios de la lluvia, representado con ojos llenos de lágrimas y colmillos retorcidos,
mientras que el que recogía a los muertos en combate, era Ek Chuah.
Alejado de los hombres, estaba el creador, Hunab, cuyo hijo y señor de los cielos era Itzamna,
que impartió a los hombres sabiduría y se representaba con la figura de un anciano.