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Mayas

En el apogeo del periodo Clásico, el corazón de la zona maya fue el triángulo que
tiene como vértices a Palenque (Chiapas), Tikal (Guatemala) y Copán (Honduras).
Ahí prosperó una población numerosa que practicaba la agricultura quemando el
bosque para aprovechar las húmedas tierras de origen volcánico. En esa zona se
desarrollaron muchas ciudades-estado, gobernadas por una poderosa clase de
guerreros y sacerdotes que ejercían la autoridad sobre el resto de la sociedad. Los
mayas crearon un avanzado sistema de escritura, que ha sido descifrado poco a
poco en las décadas recientes. La escritura era utilizada para registrar las hazañas
guerreras de los gobernantes, para anotar la cuenta del tiempo y también con
propósitos religiosos.

El movimiento de los cuerpos celestes y la medición del tiempo interesaban


muchísimo a los mayas. Organizaron un calendario sumamente preciso, que
utilizaban no sólo para medir el tiempo, sino también para predecir las fechas que
según sus creencias serían propicias o desdichadas para los hombres. Una fuente
importante de riqueza fue el comercio. En Teotihuacan se fabricaba cerámica muy
apreciada y había muchísimos talleres que producían instrumentos cortantes de
obsidiana, que obtenían en los yacimientos de la región. Los mayas no eran una
cultura urbana “verdadera”; los centros urbanos fueron utilizados casi enteramente
como centros religiosos para la población rural que los rodeaba. (Quezada, S.
2001).

Aztecas

Generalmente llamamos aztecas a los habitantes de los territorios conquistados


por Hernán Cortés, aplicándo, por tanto, ese término no sólo a los propios aztecas
sino también a los mexicas. Los principales cultivos son: maíz, tabaco, chiles, fruta
y maguey. Los aztecas, y tal vez ya los teotihuacanos mil años antes, hablaban
una lengua llamada náhuatl. La escritura mezclaba pictogramas, ideogramas y
signos fonéticos. Los poemas aztecas podian ser recitados o cantados al ritmo de
tambores y trompetas. Algunas veces incluían palabras que no tenían ningún
significado y que sólo servían para marcar el ritmo. Frecuentemente eran
dedicados a los dioses, pero también trataban de otros temas como la amistad, la
guerra, el amor y la vida. Algunos reyes fueron famosos poetas, como por ejemplo
Nezahualcoyotl de Texcoco (1402-1472). Según los aztecas el mundo fue creado
y destruido cuatro veces. Luego fue creado por los dioses por quinta vez. Ellos
hicieron la tierra y la separaron del cielo. Después el dios Quetzalcóatl creó los
hombres y las plantas que los alimentan. La astronomía era una de las ciencias de
más tradición para los aztecas. Gracias a sus observaciones determinaron con
gran precisión las revoluciones del sol, de la luna, de venus, y, tal vez, de Marte;
agruparon las estrellas en constelaciones (que no coinciden con las nuestras);
conocieron la existencia de los cometas; la frecuencia de los eclipses de sol y de
luna; y pudieron crear un complejo calendario.

La medicina también tuvo un gran grado de desarrollo. Con su conocimiento de la


naturaleza distinguieron propiedades curativas en diversos minerales y plantas.
Los sacrificios humanos religiosos (que incluían la extracción del corazón y el
desmembramiento del cuerpo) favorecieron un buen conocimiento de anatomía.
Sabían curar fracturas, mordeduras de serpientes. Posiblemente hubo
“odontólogos” encargados de realizar deformaciones dentales. Aunque la medicina
era practicada por hombres y mujeres, parece ser que sólo las mujeres podrían
encargarse de ayudar en los partos. La medicina estuvo muy ligada a la magia,
pero el hecho de no atribuir la causa científicamente correcta a cada enfermedad
no significó que no se aplicase el remedio conveniente. Los aztecas fueron hábiles
escultores. Realizaban esculturas de todos los tamaños, diminutas y colosales, en
ellas plasmaban temas religiosos o de la naturaleza. Captaban la esencia de lo
que querían representar y luego realizaban sus obras con todo detalle. En las
esculturas de gran tamaño solían representar dioses y reyes. Las pequeñas se
reservaban para la representación de animales y objetos comunes. Se usó la
piedra y la madera y, en ocasiones se enriquecían con pintura de colores o
incrustaciones de piedras preciosas. El emperador azteca poseía un poder
ilimitado, que abarcaba todas las cosas y todas las personas. Junto a él, los
guerreros y sacerdotes formaban el grupo social de mayor poder. Los guerreros
eran el principal apoyo del emperador y permitió la creación de un imperio muy
poderoso pero aislado políticamente. Apenas había grupos sociales intermedios.
Si acaso, los comerciantes enriquecidos de la capital, que conseguían ascender
intercambiando sus riquezas por prestigio en las fiestas que organizaban y
ofreciendo alguno de sus esclavos como víctima de un sacrificio ritual (cosa poco
frecuente por ser muy costosa). La mayor parte de la población eran artesanos,
agricultores, servidores públicos, etc., que se organizaban en grupos de
parentesco llamados calpulli. También había esclavos que se usaban para el
trabajo agrícola, el transporte, el comercio o el servicio doméstico. Algunos lo eran
temporalmente, hasta que pagaran una deuda o una condena. Otros eran
prisioneros de guerra que podían ser sacrificados a Huitzilopochtli.
Incas

Los Inca (del quechua, inka, „rey‟ o „príncipe‟) es el nombre genérico de los
gobernantes cusqueños, con equivalencia a soberano, quienes establecieron un
vasto imperio en los Andes en el siglo XV, muy poco antes de la conquista del
Nuevo Mundo por los españoles. El nombre también se aplica por extensión, a
todos los súbditos del Imperio incaico o Incanato. Inca es, arqueológicamente, el
nombre de una cultura y un periodo prehispánico. Hacia 1525, el territorio bajo
control inca se extendía por la zona más meridional de la actual Colombia, por
Ecuador, Perú y Bolivia y por zonas de lo que hoy en día es el norte de Argentina
y Chile, abarcando un área de más de 3.500 km de norte a sur, y de 805 km de
este a oeste. Los investigadores estiman que esta inmensa región estuvo habitada
por una población de entre 3,5 y 16 millones de personas de distintas culturas
andinas. Los incas fueron gobernantes que recopilaron y dieron gran extensión a
una serie de costumbres que ancestralmente existían en los Andes. Su valor no se
halla tanto en su capacidad creativa, sino en su habilidad para difundir, ordenar y
administrar el sistema andino en un amplio territorio. La base de la cultura y la
organización andina se encuentra en el parentesco, es decir, en el ayllu, un
conjunto de personas que se consideran parientes pues creían descender de un
antepasado común. Éstos están a su vez unidos por vínculos de reciprocidad, es
decir, están comprometidos a ayudarse mutuamente en las labores cotidianas; a
este tipo de trabajo se le conoce con el nombre de ayni. También tienen la
obligación de trabajar juntos para el beneficio de todo el ayllu: este trabajo se
conoce como minca. Los miembros de un ayllu responden a la autoridad de sus
curacas (caciques), que son los encargados de regular las relaciones sociales, de
ejecutar las fiestas, de almacenar recursos, repartir las tierras entre su gente y
disponer de la mano de obra. La economía inca no conoció ni la moneda ni el
mercado, por lo tanto los intercambios y la fuerza laboral se obtenían a través de
lazos de parentesco o por reciprocidad. Entre parientes existía un intercambio de
energía constante, pero también se daba trabajo para la autoridad, conocido como
mita. El inca pedía como tributo exclusivamente mano de obra, que era enviada a
trabajar sus tierras, a hacer cerámica, a construir andenes o grandes obras
arquitectónicas. A cambio, el inca devolvía estos servicios organizando rituales,
manteniendo los caminos, repartiendo bienes en caso de necesidad o en fiestas;
esta relación por la cual el inca devolvía el trabajo del ayllu se conoce como
redistribución. En el cenit de su poderío, los incas habían desarrollado un sistema
político y administrativo no superado por ningún otro pueblo nativo de América. El
Imperio incaico era una teocracia basada en la agricultura y en el sistema de
ayllus, o grupos de parentesco, dominada por el inca, que era adorado como un
dios viviente.

En la organización política inca llama la atención la existencia de un sistema de


poder dual, donde todas las autoridades aparecían siempre emparejadas: por
ejemplo, en el caso del inca, se propone la existencia de dos incas que gobiernan
en simultáneo, un inca hanan („arriba‟) y un inca hurin („abajo‟). De igual forma, las
autoridades a nivel local eran también duales: a nivel de los ayllus, las máximas
autoridades fueron los curacas; todo ayllu tenía dos curacas, uno hanan y otro
hurin. Por debajo de los incas, se encontraban las familias de los antiguos incas,
las cuales formaban grupos de parentesco conocidos como panacas („familia
noble‟), quienes se encargaban de mantener el recuerdo del inca fallecido, de
realizar ceremonias en su nombre y de cuidar de sus bienes y alianzas hechas en
vida. Las panacas tenían gran influencia en la decisión del nombramiento de los
sucesores al cargo de inca. Debajo de este sector se encontraban los jefes de los
pueblos conquistados por los incas, los cuales, en caso de no ser rebeldes,
recibían una educación cuzqueña y una serie de privilegios.

CARACTERISTICAS

Información adicional Literatura Azteca: el papel que utilizaban los aztecas estaba
elaborado con la corteza de un árbol. Con él formaban tiras que luego doblaban y
aseguraban con tapas de madera en los extremos. En esos libros se podían
observar diferentes figuras y elementos: líneas, cuadrados, hombres, animales,
etc., los cuales constituían sus principios religiosos y ceremoniales, sus cuentas,
observaciones astronómicas y sus técnicas para sembrar la tierra. La poesía y la
prosa: los dos grandes géneros de la literatura náhuatl fueron la poesía y la prosa.
En cada uno de ellos se tratan temas relacionados con el orden del cosmos, los
dioses, las costumbres y las festividades religiosas. La expresión poética estaba
vinculada a otras artes como la danza y el teatro. De acuerdo con su contenido, la
poesía náhuatl puede ser: religiosa, si se encuentra en poemas en los que los
protagonistas son los dioses y además se alude a la relación entre seres humanos
y divinidades; épica, si exhibe el alma colectiva, es decir, todo cuanto constituye la
riqueza histórica, religiosa y legendaria de una sociedad, como, por ejemplo, las
hazañas de los héroes y su labor en la conformación del Imperio azteca; lírica, si
es aquella en la que el poeta expresa sus emociones, quejas y reflexiones, y
examina la existencia humana, la vanidad del mundo y la muerte. Literatura Inca:
debido a su carácter oral, todo lo que conocemos de ella hoy proviene de
versiones posteriores a la Conquista, es decir, ha sido escrito a partir del siglo XVI,
y traducido del quechua al castellano. La literatura quechua o incaica tuvo,
principalmente, dos vertientes: la oficial y la popular. La vertiente oficial contiene
las manifestaciones literarias impuestas o dirigidas por la corte del Inca, con el
propósito de inmortalizar los acontecimientos más importantes como, por ejemplo,
la formación y el origen del Imperio o las grandes hazañas de los soberanos.
Estas manifestaciones tenían, por tanto, una finalidad educativa. Los creadores de
esta literatura oficial eran los amautas, maestros encargados de transmitir la
cultura del Imperio. La vertiente popular agrupa las canciones y los poemas que
expresaban los sentimientos de las comunidades. Celebraba los diferentes
sucesos de ayllu, como la siembra, la cosecha, las fiestas familiares, etc. Los
creadores de esta literatura popular eran los haravicus o poetas. La lírica: del
mundo andino, igual que la de otras culturas, nace y se desarrolla con la música.
Al comienzo, los poemas son solo un acompañamiento para la música; poco a
poco, los versos van adquiriendo independencia.La lírica se caracteriza,
especialmente, por su tono rural. Los elementos campesinos, la tierra, los cultivos,
los animales domésticos, están siempre presentes, y sirven para expresar mejor
los sentimientos del poeta. La lírica quechua tuvo, principalmente, dos formas:
Haylli. Eran composiciones e himnos dedicados a los dioses, a los incas o a la
tierra, cuando esta daba su fruto. Harawi. De tono confidencial e íntimo,
expresaban la subjetividad del poeta: el amor, la nostalgia, la soledad, etc.

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