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BERNARD EISENSCHITZ
L I
Cartel del estreno comercial El hecho de que el último plano tomado desde el avión, filmado por Kaufman
de L’Atalante (Jean Vigo, 1934) cuando el montaje ya estaba en marcha, no figure en el film, anima a pensar que se
con el título de Le Chaland qui passe trata del último montaje que Vigo llegó a supervisar (aunque esto resulta discutible,
ya que este plano fue añadido antes de grabar la música).
Para Philippe y Bompoint, esta copia es “probablemente el
primer montaje original de Louis Chavance”4; “seguramente
una de las primeras antes del nuevo montaje ‘sacrílego’”,
escribe Philippe, y continúa: “Con esta copia, estamos final-
mente en posesión de un patrón del film”5.
Un año después de la muer te de Vigo, sus amigos
se esfuerzan por reconstruir el film, a veces a par tir de
copias únicas (Bruselas, 1935). En 1940, Henri Beau-
vais, administrador de Gaumont en 1934 y de la que
se independiza con la sociedad Franfilmdis, compra los
derechos y los materiales, reconstituye por sus propios
medios una versión conveniente de l’Atalante, “en su
pureza, en su belleza”, afirmará incluso Henri Langlois
cuarenta años más tarde 6 . El primer mérito de Beau-
vais consiste en restablecer la música de Jauber t y los
fragmentos de la banda sonora que habían sido susti-
tuidos por “Le Chaland qui passe” (o casi, pues todavía
se oyen unas notas de Le Chaland durante unos segun-
dos, cuando el tío Jules toca el acordeón para Juliette).
4. Fax de Bompoint a Gaumont fecha- Sin embargo, han desaparecido bastantes escenas o se han acor tado y la
do el 23 de febrero de 1990, que cita en calidad de la imagen es mediocre. Pese a todo, L’Atalante se estrena final-
su conferencia “L’Atalante de Jean mente en París, durante la Ocupación, para la reaper tura del Studio des
Vigo, l’histoire d’une restauration” Ursulines 7 . Esta copia del Atalante estrenada en 1940 con el logotipo de
[L’Atalante de Jean Vigo, historia Franfilmdis (en adelante, “1940”) es la que ha sido proyectada durante más
de una restauración], Groningen, tiempo, unos cincuenta años, en un estado de deterioro que se acentuaba
septiembre de 1993. con el paso del tiempo: en salas de ar te y ensayo y en cineclubs, en la tele-
5. Dossier de prensa del film, fechado visión y, en los últimos años, en edición VHS.
en 1990, que presenta una versión más De Le Chaland qui passe así como de la versión de 1940 existen, o más bien exis-
desarrollada del comentario del film de P. tían, copias muy diferentes hasta que desaparecieron las del Chaland qui passe y se
Philippe De l’Atalante à l’Atalante. retiraron las de L’Atalante en 1990. Por ejemplo, Salles Gomes escribe8 que en Le
6. Emisión canadiense Parlons ciné- Chaland, la presentación del fonógrafo y el insomnio (es decir, el montaje paralelo de
ma, más conocida por el título de Anti- los dos amantes) había desaparecido por completo; sin embargo, figura en la única
cours, extraída del pack DVD Integral Jean copia de esta versión accesible en la actualidad9. Ahora bien, esta secuencia del
Vigo, edición francesa. insomnio que Salles Gomes había tenido la alegría de volver a encontrar en la versión
7. P.E. S ALLES G OMES : op. cit., pág. de 194010 había desaparecido, sorprendentemente, de las copias que circulaban
227. todavía en la década de 1980 y en la edición VHS.
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Beauvais cede, o vende, los materiales de trabajo del film a la Cinémathèque
française. Henri Langlois calcula que el metraje ronda los “cinco o seis mil metros”11; Cartel de L’Atalante
el metraje visible hoy en día se acerca más a los tres mil. Después de la Liberación, (Jean Vigo, 1934)
CNDP, 2002.
II 13. N ATHALIE B OURGEOIS , B ERNARD
En el libro de la Cinemateca francesa sobre L’ Atalante13, la cronología de B. Beno- B ENOLIEL , S TÉFANI DE L OPPINOT [eds.]:
liel y la comparación de las tres versiones (Le Chaland, “1940” y “1990”) establecida L’Atalante de Jean Vigo, Ciné-
por Nathalie Bourgeois14 proporcionan una base de trabajo útil. Hay que añadir: 1) mathèque française, 2000.
un elemento de comparación esencial, la copia inglesa de 1934, que N. Bourgeois no 14. Ibíd., págs. 67-71.
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18. Según Pierre Philippe: “Interven- “Cumpliremos el deseo de Vigo haciendo que el tío Jules se pelee contra sí
dríamos incluso en el propio ritmo del mismo”, escribe Pierre Philippe, que le encarga al Studio Exposure una sobreimpre-
film… asignaríamos un nuevo lugar a esos sión que resulta bastante confusa. En el guión publicado20, Vigo indica efectivamente
instantes en que se expresa una noción un “larguísimo encadenado”, “de manera que –añade– haya en ciertos momentos
del tiempo dilatado, al mismo tiempo dos tíos Jules luchando en pantalla”. Todos saben que el rodaje de un film es diferen-
que de movilidad, cierta lentitud desde te del film sobre el papel, sobre todo para los cineastas poetas, y que la inspiración
luego deseada por Vigo”. Qué más pode- del guión no es la del rodaje. Si la sobreimpresión no se realizó en la cámara (como
mos decir, sino que en este caso es lo habría hecho Boris, hermano de Mijail Kaufman y de Dziga Vertov), es porque el
contrario. cineasta tendría desde ese momento urgencias mayores.
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Secuencia 9: después de la discusión de la radio, se añadió un plano de Juliette
subiendo a cubierta y sentándose. El plano en perspectiva de Jean sobre la cubier-
ta, avanzando a tientas en busca de Juliette está también modificado. Esta vez ha
sido alargado: empieza bastante antes, con el chaval lanzando una caja al agua, y ter-
mina bastante después, con el tío Jules saliendo rozando cámara por la izquierda. El
plano original (en “1934”) duraba diecinueve segundos, el de la versión de 1990,
treinta y nueve. Por el placer de añadir “bellas imágenes” (lo que es indudablemen-
te el caso), los restauradores se despistan con el tío Jules y el chaval y difuminan
la bella linealidad de la escena, donde el espectador se quedaba con Jean buscando
casi a ciegas a Juliette, por primera vez desaparecida, sin saber su paradero más L’Atalante
Sabemos que “1990” restableció el plano del cigarrillo en el ombligo del tío Jules,
conocido durante tanto tiempo por una simple foto y cortado, como se decía de
forma poco verosímil, por la censura; es más probable, si es que llegó a montarse
alguna vez, que fuese a petición de los exhibidores y del distribuidor.
De forma totalmente extraña, el plano del gato que mira al tío Jules inclinarse
sobre Juliette, antes de pasar entre ambos, se traslada, en “1990”, al final de la
secuencia, tras la salida de Juliette y Jean, antes de que el tío Jules replique “¡Se han
olvidado de ella!” Sin explicar lo inexplicable (e injustificable), Nathalie Bourgeois
comenta: “Según el efecto Kulechov, el gato es, en el primer caso, testigo del des-
propósito [testigo activo, de hecho, como vemos en el siguiente plano], de la otra 19. Mencionado por NATHALIE BOUR-
forma, observa el desorden del camarote”21. GEOIS, pág. 69.
Tras el arrebato de Jean, Juliette, sentada en su cama, se levanta, se mira en el 20. Œuvre de cinéma, pág. 244.
espejo y oye la voz en off de Jean que le habla: “No estés enfadada conmigo, venga. 21. Op. cit., pág. 69.
Entiéndelo, he perdido la cabeza cuando te he visto con ese viejo chiflado que se 22. “1934”, Le Chaland, “1940”.
deja tomar el pelo. Y encima estamos en París, con las ganas que tenías de venir 23. Sobre ella hablará Jean Dasté en
desde hace tanto tiempo. ¡Para una vez que termino la faena pronto!”22. De manera más de una ocasión en el material filmado
inexcusable, sin otra razón que la de justificar un añadido a continuación de una de la entrevista, por otra parte decepcio-
secuencia que les gusta, Philippe y Bompoint eliminan esta voz en off, primera alusión nante, que llevó a cabo Pierre Philippe
a la “locura” de Jean23. (Cinemateca Gaumont).
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Secuencia 13: este encadenado de siete planos adicionales muestra a Jean bus-
cando a Juliette, y tranquilizándose (“Venga, seguro que vuelve a aparecer”), al tío
Jules, por el contrario, buscándola en medio de las enrevesadas estructuras metálicas
del puerto fluvial, y a Juliette que sale al fin con toda tranquilidad de otra barcaza,
donde pasan hombres cargados con sacos de carbón. En cuanto a la narración, la
escena repite la primera desaparición “inocente” de Juliette en cubierta, muestra a un
Jean ya extrañamente indiferente a su suerte y anticipa, aunque a contratiempo, la
partida del tío Jules a París en su busca.
Sin duda, esta es la escena a la que hacía alusión el montador Louis Chavance
cuando contaba cómo había aceptado Vigo cortar lo que era bello en virtud de la
continuidad:
Había tres planos de Michel Simon persiguiendo a Dita Parlo en las dársenas de la
Villette. Esos planos eran admirables por su calidad fotográfica y ese esplendor es lo que
se puede lamentar, pero los tres decían lo mismo desde el punto de vista del lenguaje ci-
nematográfico y Vigo, que tenía un sentido agudo de la sintaxis de las imágenes –su-
brayado mío–, las había filmado exclusivamente para escoger lo mejor. Después, empezó
a amarlas, como se ama lo que es bello. Pero sacrificar dos de ellas le permitía no ceder
L’Atalante
ante el resto, lo que no era poco”24.
(Jean Vigo, 1934)
sentados, pues según este montaje no pueden haber cogido ya sitio; sin embargo, (Jean Vigo, 1934)
ante el Hôtel de l’Ancre, y sube después por la fachada. No hay duda de que se trata
de evitar el raccord de una panorámica ascendente con una panorámica descenden-
te sobre la misma fachada. Esta figura tan poco convencional no tiene nada de sor-
prendente en los dos autores de À propos de Nice, donde podemos apreciar más de
un ejemplo. En este acortamiento aparece del modo más claro la ideología del “buen
raccord”, que reduce un plano de once segundos a un flash de cinco segundos, pri-
vándole de toda respiración.
Secuencia 31: El Palace Chansons es el episodio en el que la banda sonora difiere
más de una versión a otra. En “1934”, la música de ensueño del paseo por París pro-
sigue y se funde en el bullicio del interior. En Le Chaland qui passe, se trata por
supuesto de la canción del mismo título que escucha Juliette (de ahí la eliminación de
un inserto con el título “Canto de los marineros”). “1990”, ilustrativo, acompaña el
plano del pabellón exterior con una versión estruendosa de “La madre Michel”. En la
copia de 1934, que tendría que haber servido aquí más que nunca de “patrón”, Juliet-
te escucha el “Canto de los marineros” a capella, cantado por “ella y Jean”: una alu-
cinación auditiva (¿compartida por el tío Jules cuando llega delante del Palace?) simé-
trica a la alucinación visual de Jean bajo el agua. Los amantes no necesitan la palabra
ni su presencia para comunicarse; lo que confirma el guión. Después de empezar a
escuchar el “Canto de los marineros”:
L’Atalante (Jean Vigo, 1934)
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454. Juliette escucha la música pegada al espejo del aparato.
Voz de Jean dirigiéndose a Juliette.
Juliette se turba.
Aparece en el espejo la cabeza del tío Jules cerca del rostro de Juliette, que vacila.
No se trata en este caso de una simple intención (como en el caso del tío Jules
luchando consigo mismo), sino de un efecto realizado sobre la película (con la dife-
rencia habitual entre guión y film).
Philippe y Bompoint, que no vieron aquí sino una escena de gramola, sustituyen el
canto de los dos amantes por la versión orquestal con coro de los títulos de crédito
(reproduciendo el sonido, ¡con el mismo cambio brusco sonoro!).
Secuencia 34: en el dossier de prensa de 1990 del Studio Exposure, responsable
de los trucajes de esta versión, se describe la última manipulación:
Una vez más, no se trata del plano que fue filmado, sino del que tendría que haber
sido filmado. Esperemos que las imágenes trémulas de Rossellini o de Rouch no
corran jamás la misma suerte.
III
A pesar del “descubrimiento capital” –en palabras de P. Philippe– de la copia de
1934, la versión de Philippe y Bompoint es, más que el regreso a un estado origina- 28. Véase, en efecto, la descripción de
rio, un nuevo montaje en realidad, hasta el punto de que Louis Chavance figura este rodaje aventurado que ofrece BORIS
desde entonces entre los créditos del “montaje original”. Los nuevos autores se KAUFMAN: “El avión, en lugar de ascender,
toman licencias, sin complejos: “Elimino las cosas feas y restablezco las bonitas”29, había caído en un campo de puerros”, en
denunciando de antemano a los “vigólatras más doctrinarios” y a los “guardianes del Ciné-Club n° 5, febrero de 1949.
templo” con algo que objetar. Y más adelante, el montador explica a algunos profe- 29. Entrevista de Pierre Philippe en la
sores: “L’Atalante y Zéro de conduite están plagados de faltas de gramática cinemato- cadena de televisión FR3 (Cinemateca
gráfica, cuyo inventario podría entretener a cualquier cinéfilo avispado”30. Gaumont).
Philippe y Bompoint se esmeran, con ayuda de los elementos de trabajo, en qui- 30. Carta citada en PATRICK PERROTTE:
tar esas cosas feas y en rectificar la gramática de Vigo. Pierre Philippe, que sin embar- “À propos de la restauration de
go ha realizado filmes, puede escribir que “Vigo, en las circunstancias particulares de l’Atalante réalisée en 1990 par Jean
la realización de l’Atalante, no podía a todas luces darse el lujo de rodar ni siquiera Louis Bompoint” (sic) [Sobre la res-
una imagen que no sirviera para consumar su proyecto”. tauración de l’Atalante realizada en 1990
Constatación que contradice cualquier experiencia práctica, el estado mismo de por Jean Louis Bompoint], en la Web
los materiales y su propia restauración. Esta última descarta por supuesto –¿cómo www.ailesdudesir.com.
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L’Atalante
(Jean Vigo, 1934)
podría ser de otro manera?– escenas conservadas entre los materiales de trabajo.
Por citar tan solo tres, cuyo lugar es conocido puesto que figuran en el découpage31:
un despertar muy sensual de Jean y Juliette (principio del n° 121, justo antes de la
escena de la radio). Él se está aseando, ella lo abraza por la espalda, hace punto32. Un
plano de Juliette en el camarote del tío Jules antes de la llegada de este (principio del
n° 186): ella descubre sus hombros, se mira en el espejo, se compara con la foto de
la mujer desnuda, oye entrar al tío Jules. Finalmente, Jean se marcha a por el visado
de los papeles de a bordo (n° 208); en la toma, un transeúnte –se parece a Cabuche
en La Bête humaine (La bestia humana, Jean Renoir, 1938)– mira hacia la cámara33.
Resultaba una empresa admirable restablecer una versión completa comparando
las copias antiguas, buscar la mejor calidad de imagen en cada plano (muchas proce-
den de “1934”, identificables por las rayas y las marcas del final de la bobina que las
31. JEAN VIGO: op. cit. restauraciones digitales, por suerte, no lograban borrar todavía hace quince años),
32. Parece que Lherminier, que com- obtener una calidad de imagen espléndida y un contraste homogéneo, muy denso y
pleta el découpage, ha visto esta escena, oscuro, a diferencia de la copia de 1934, sin duda mucho más clara. Se puede admi-
que ha perdido el sonido: JEAN VIGO: op. tir que estas tonalidades corresponden más al trabajo de Kaufman y Vigo tal y como
cit., pág. 245. se conoce por otro lado.
33. Estos tres planos se citan en mi Lo que resulta extraño son las intervenciones en el montaje, la reducción o el
film Les Voyages de l’Atalante (Los viajes alargamiento de los planos, como si la versión original fuera extensible y reductible a
de l’Atalante), incluido en el paquete DVD placer, una serie de imágenes sin ritmo donde se podría, sin ningún daño, comprimir
La obra íntegra de Jean Vigo, que inicia una o extender las duraciones como un acordeón. Es la ausencia total de reflexión histó-
parte de las reflexiones aquí desarrolladas. rica, pues nada en esta versión es justificable si no obedece a otro objeto que el
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gusto y la intuición de los “directores artísticos”. Puede que su pasado fuera brillan-
te –Philippe fue el primero en desenterrar algunos incunables de la Cinemateca Gau-
mont, como Le Mystère des roches de Kador (El misterio de las rocas de Kador, Léon-
ce Perret, 1912), obras que, desgraciadamente, troceó para una emisión de
comentario humorístico–, pero desde luego no garantizaba en absoluto una idea
seria de la restauración. Se apoyaron en declaraciones que les habrían hecho ciertos
testigos, privilegiando aquellas que más debían ponerse en tela de juicio. Uno de los
dos restauradores mantiene una agitada polémica contra la versión de 2001 y contra
el libro de la Cinemateca francesa, pretendiendo por ejemplo que “las bobinas de
l’Atalante fueron destruidas durante la Ocupación” por la Gestapo, por tratarse de un
film “subversivo”, que Gaumont ordenó la restauración de 1990 “pues el copyright
iba a pasar a ser de dominio público” (todavía no lo está a día de hoy); para comba-
tir una “visión intelectualizante” que atribuye a los Voyages de l’Atalante [Los viajes de
l’Atalante], inventa incluso una segunda cámara en el camarote del tío Jules, sin dis-
tinguir una toma de otra34. Como si en el decorado hubiese cabido una segunda
cámara, cuando hasta un miope se daría cuenta de que en una de las tomas Dita
Parlo coge el colmillo del elefante con una mano, ¡y con las dos en la otra!
La concepción de la restauración de 1990 consiste en suponer y fabricar las inten-
ciones del cineasta. Por el contrario, cabe recordar lo que decía en 1976 uno de
los mejores conocedores del film y uno de los primeros actores de su renacimien-
to, Henri Langlois (lo que explica tal vez en parte que su “reconstrucción” no haya
sobrevivido):
Teníamos entre cinco y seis mil metros de material filmado. Tras la Liberación, hice
que se tirasen copias, conseguí unos bonos de emisión. Descubrí cosas magníficas, tan
magníficas que Vigo las había retirado, porque lo que él buscaba era la simplicidad abso-
luta. Hice una versión donde incluí esas escenas, por curiosidad, para ver el resultado. So-
berbio. Pero del tipo que todo el mundo exclamaría: “¡Aaah!” Pero no es lo que quería
Vigo. Lo que él quería era justamente esta simplicidad, esta pureza total, la línea más
simple posible. La simplicidad del gran arte. Así que eliminó todas estas escenas35.
IV
Con su decisión de “revisar” once años más tarde uno de los grandes filmes fran-
ceses, Gaumont manifestaba modestia y discernimiento ante la complejidad del pro-
blema. La firma se veía alentada por las críticas a la versión “1990” vertidas por los
historiadores del cine y por la propia Luce Vigo, y también estimulada por la ayuda 34. Véanse todas estas observaciones
nada despreciable que había aportado el Ministerio de Educación Nacional, que, al en PATRICK PERROTTE: “À propos de la
incluir el film en el programa de bachillerato, necesitaba copias y DVD. Dicha revisión restauration…”.
se llevó a cabo tras un debate público en junio de 2001, en el Festival de Cinema 35. Anticours.
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Ritrovato de Bolonia, entre cuyos participantes se encontraban Peter von Bagh, Ber-
nard Benoliel, Martine Offroy (Gaumont), Luce Vigo y un servidor.
A diferencia de 199036, el tiempo necesario para realizar un Jean Vigo Integral en
DVD era limitado, al igual que los medios técnicos para trabajar en L’Atalante. No
hubo ni montaje nuevo, ni comparación sobre la mesa, sino una discusión entre Luce
Vigo, Martine Offroy, Manuela Padoan (directora de la Cinemateca Gaumont) y
Émile Breton acerca de las escenas que había que restablecer o descartar; Manuela
Padoan se encargó de realizar el trabajo. Se trataba, pues, de acercarse al máximo a
la “línea más simple posible” representada en “1934”, eliminando las modificaciones
más chocantes de “1990” y conservando siempre el montaje general y el etalonaje.
Los títulos forman parte de la totalidad plástica de un film: se han restablecido los
títulos de crédito originales. Con sus errores y su grafía sobria y banal, semejante a la
de Zéro de conduite, resultan menos anticuados, a estas alturas, que los de 1990. (Este
36. “¡Esta restauración ha costado una ha sido completado al final del film con una lista exacta de colaboradores y funciones).
pequeña fortuna!”, decía al respecto J.-L. Secuencia 5: el plano de la lavadora se ha suprimido, así como el trucaje posterior
Bompoint. del tío Jules luchando contra sí mismo.
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Secuencia 9: se ha restablecido la duración original del plano de Jean avanzando
por la cubierta.
Secuencia 12: se ha restablecido la voz en off de Jean sobre Juliette que se mira en
el espejo.
Secuencia 13: se ha suprimido la segunda desaparición de Juliette.
Secuencia 16: se ha cortado el final del plano exterior del café, con la patada en el
trasero al chaval.
Secuencia 18, del merendero: se ha restablecido la continuidad de 1934 y se ha
suprimido la primera estrofa (en realidad la segunda) del vendedor ambulante.
Secuencia 30: el plano que termina con la panorámica sobre el Hôtel de l’Ancre
recupera su duración original.
Secuencia 31, del Palace Chansons: el canto a capella de Jean y Juliette sustituye a
la versión orquestal y coral.
Se ha restablecido el ritmo original del plano del avión.
La sociedad Lobster, que había restaurado el sonido en 1990, realizó una nueva
restauración beneficiándose de los progresos técnicos logrados desde entonces
(excelente labor del ingeniero de sonido Nicolas Teichner), aunque seguía dominán-
dole la preocupación de la inteligibilidad y sobre todo de la “adaptación al gusto con-
temporáneo”. Así, la escena en la que Jean descubre la fuga de Juliette, que siempre
había sido muda, incluida en “1990”, pasó a tener ridículamente efectos sonoros. En
un documento corto que acompaña Zéro de conduite incluido en el DVD37, Serge
Bromberg –que parece ignorar el esplendor de las rugosidades sonoras deliberadas
en los filmes de Renoir, Dreyer, Vidor, Hitchcock o… Vigo– declara ingenuamente
que las bandas sonoras de los inicios del cine sonoro estaban “hechas con trozos de
sonido por aquí y por allá”, “completamente desequilibradas”, y que “debemos adap-
tar estas bandas sonoras al canon actual”, cuestionándonos lo siguiente: “¿Jean Vigo
habría hecho la misma elección en 1934 si hubiera contado con las mismas técnicas
que nosotros en la actualidad?” Sigamos este razonamiento sin exagerar: ¿por qué no
decir que habría escogido el color y el dolby?
Por tanto, “2001” está lejos de haber rectificado todas las modificaciones de
“1990”. Hay que ver en ella una prefiguración de la copia ideal, y podría argumentar-
se que se trata simplemente de un contratipo de “1934”, al que se le ha añadido el
plano del avión final.
V
Dos incógnitas y un deseo. Las incógnitas son las pistas aún por explorar para los
investigadores futuros: por una parte, una indagación sobre la salida de L’Atalante en
Londres, en otoño de 1934, con la esperanza de saber más sobre la copia “1934” 37. Jean Vigo, le Son retrouvé [Jean Vigo,
hallada en el Archivo Nacional de Cine y Televisión. Por otra, un examen de las el sonido reencontrado], realizado por
copias que se encuentran en el Gosfilmofond y en el VGIK (Instituto Estatal de Cine- Éric Lange.
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