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1.

LEY DE “HOSPITALIDAD” DE ARCADIO HONORIO


(a. 398)
Los emperadores Arcadio y Honorio, Augustos, a Hosio,
magister officiorum.
Ordenamos que en cualquier ciudad en la que nos
encontremos o se encuentren aquellos que nos sirven, después de
haber alejado toda injusticia tanto de parte de los repartidores
como de los huéspedes, todo propietario posea plenamente en paz
y seguridad dos partes de su propia casa y la tercera sea
adjudicada a un huésped, de manera tal que la casa sea dividida en
tres partes. Que el propietario tenga la posibilidad de elegir la
primera; el huésped obtendrá la segunda que él desee; la tercera
deberá quedar para el propietario. Los obradores que están a cargo
de los mercaderes no sufrirán la antedicha división; han de
permanecer en paz y libertad, protegidos contra toda injusticia de
los huéspedes y serán utilizados a favor sólo de los propietarios e
intendentes […].
Obra completa: Código de Teodosio
Tomado de: MITRE, Textos, nº 1, p. 37.
Recogido por Mitre y traducido al castellano de la selección de:
A. GARCÍA GALLO, Manual de Historia del Derecho Español,
vol. II, Antología de fuentes del Antiguo Derecho, p. 362.
Edición de referencia: Th. MOMMSEN, Theodosiani Libri
XVI…, L. VII, 8, 5, p. 328.

2. REPARTO DE INGLATERRA ENTRE ANGLOS, JUTOS Y


SAJONES

Acudieron entonces [después del 449] gentes de los tres pueblos


más valientes de Germania, es decir, anglos, sajones y jutos.
De los jutos han salido los «Cantuari» y los «Victuari», es decir, la
tribu que posee la isla de Wight y el pueblo que hoy día en la provincia de
Wessex es llamado Juto, cara a la misma isla de Wight. De los sajones, es
decir, de esta región hoy llamada país de los Viejos Sajones, vinieron los
que se instalaron en Essex, Sussex y Wessex. En fin, de los anglos, es
decir, de este país que se llama Anglia, entre Jutlandia y Sajonia, que según
se dice quedó desde este momento desierto, surgieron aquellos que
poblaron East Anglia, South Anglia, Mercia y toda la raza de los
northumbrianos, es decir, estos pueblos que habitaban al norte del río
Humber… Las tropas de estos pueblos afluyeron en tan alto número a la
isla, y el elemento extranjero comenzó a crecer de tal manera, que para los
indígenas que los habían llamado empezaron a constituir objeto de terror.

Obra completa: Beda, Ecclesiastiace historiae gentis Anglorum.

Tomado de: MITRE, Textos, nº 4, pp. 39-40.

Recogido por Mitre y traducido al castellano de la edición de referencia:


Beda, Ecclesiasticae historiae gentis Anglorum, Amberes, Tipografía de
Iohannes Grauius, 1550, pp. 17-19.

3. INTRODUCCIÓN A LA «REGULA BENEDICTI» (HACIA EL A.


520)

Es manifiesto que hay cuatro linajes de monjes.

El primero es el de los cenobitas, que militan en comunidad, bajo una


regla y un superior.

El segundo es el de los anacoretas o eremitas, los cuales, no por el


reciente fervor de su conversión, sino después de una prolongada prueba en
el claustro, y diestros ya en consorcio de muchos, aprendieron a lidiar con
los demonios y salen bien instruidos de la tropa fraternal a combatir solos
en los yermos, seguros de que, sin socorro humano, sino sólo con su
facultad y el favor de Dios, pueden luchar contra sus apetitos y
pensamientos.
La tercera y torpísima casta de los monjes es la de los sarabaítas, que
sin prueba de ejercicios en el claustro como oro en el fuego y flexibles cual
plomo, conservando aún su alianza con el mundo, se ve que desdice su vida
de lo que a Dios promete la tonsura. Enciérranse éstos sin pastor, a dos o a
tres juntos, y a veces solos, no en los cortijos del Señor, sino en los suyos,
sin más ley que el placer de sus deseos, pues a lo que imaginan o eligen
llaman santo, y tienen lo que reprueban por ilícito.

El cuarto linaje de monjes es el que llaman giróvago, que giran toda


su vida por provincias, hospedándose a tres o cuatro días en diversas
celdas, siempre vagos, nunca estables, esclavos de la gula y de sus placeres,
y peores en todo que los sarabaítas, de cuyos procederes detestables y muy
lastimosos será mucho mejor que no tratemos.

Y así, omitiendo estas diferencias, vamos a ordenar con el favor


divino la Regla de los fortísimos cenobitas.

Obra completa: Benito de Nursia, Regula Monachorum

Tomado de: MITRE, Textos, nº 14, p. 47-48

Recogido y seleccionado por Mitre de: Regla de Nuestro Padre San Benito,
ed. Fr. Diego Mecolaeta, Madrid, 1829, cap. I, pp. 7-8).

4. LAS INQUIETUDES INTELECTUALES DE CARLOMAGNO

Hablaba con abundancia y facilidad y sabía expresar con claridad lo que


deseaba. Su lengua nacional no le bastó; se aplicó al estudio de las lenguas
extranjeras y aprendió tan bien el latín que se expresaba indistintamente en
esta lengua y en la materna. No le ocurría lo mismo con el griego, que
comprendía más que hablaba. Por lo demás, tenía una facilidad de palabra
que lindaba casi con la prolijidad.

Cultivó apasionadamente las artes liberales y, lleno de veneración hacia


aquellos que le enseñaban, los colmó de honores. Para el estudio de la
gramática siguió las lecciones del diácono Pedro de Pisa, entonces en su
vejez. Para las otras disciplinas su maestro fue Alcuino, también llamado
Albinus, diácono él también, sajón originario de Bretaña y el hombre más
sabio de entonces. Consagró mucho tiempo y labor en aprender junto a él la
retórica, la dialéctica y, sobre todo, la astronomía. Aprendió el cálculo y se
aplicó con atención y sagacidad en estudiar el curso de los astros. Ensayó
también a escribir y tenía costumbre de colocar bajo los almohadones de su
cama tablillas y hojas de pergamino a fin de aprovechar los momentos de
descanso para ejercitarse en el trazo de las letras, pero se inició en ello
demasiado tarde y el resultado fue mediocre.

Obra completa: Eginardo, Vita Karoli

Tomado de: MITRE, Textos, nº 34, p. 74

Recogido, seleccionado y traducido por Mitre de: EGINHARD, Vie de


Charlemagne, ed. L. Halphen, col. Les classiques de l´Histoire de France
au Moyen âge, París, Ed. Champion, 1938, pp. 74-77.

5. EXPLOTACIÓN DE UNA VILLA CAROLINGIA: SUS


INSTALACIONES Y DEBERES DE LOS CAMPESINOS HACIA EL
SEÑOR

Hay en Villeneuve un manso de señor, con habitación y otros


edificios en cantidad suficiente. Ciento setenta y dos bonniers de
tierras arables en las que pueden sembrarse ochocientos moyos. Hay
noventa y un arpendes de viñedo, donde pueden cosecharse mil
5 moyos; ciento sesenta y seis arpendes de pradera, donde pueden
recogerse ciento sesenta y seis carros de heno. Hay tres harineros,
cuyos censos producen cuatrocientos cincuenta moyos de grano. Otro
no está sujeto a censo. Hay un bosque de cuatro leguas de
circunferencia, donde pueden engordar quinientos cerdos.
10 Hay una iglesia bien construida con todo su mobiliario, una
habitación y demás edificios en cantidad suficiente. De ella dependen
tres mansos. Repartidos entre el cura y sus hombres hay veintisiete
bonniers de tierra arable y una ansange, diecisiete arpendes de viña,
veinticinco arpendes de pradera. Tiene a su cargo la labranza para el
15 señor de nueve perches y una ansange, y dos perches para los cereales
de invierno, y debe cercar cuatro perches de prado.
Actardo, colono, y su mujer, colona, llamada Eligilda, hombres de
Saint-Germain, tienen con ellos seis niños, llamados Ageto, Teudo,
Simeón, Adalsida, Deodata, Electardo. Cultivan un manso libre que
20 comprende cinco bonniers de tierras de labor y dos ansanges, cuatro
arpendes de viña, cuatro arpendes y medio de prado. Entrega para la
hueste cuatro sueldos de plata, y el otro año dos sueldos para la
entrega de carne, y el tercer año, para la entrega de forraje, una oveja
con su corderillo. Dos moyos de vino por el derecho de usar el
25 bosque, cuatro dineros para poder coger madera; para el acarreo, una
medida de madera. Ara cuatro perches para los cereales de invierno y
dos para los de primavera. Prestaciones con animales o a mano, tantas
como se le mande. Tres gallinas, quince huevos. Tiene que cercar
cuatro perches de prado […].
30 […] Adalgario, esclavo de Saint-Germain, y su mujer, colona,
llamada Hairbolda, hombres de Saint-Germain. Éste ocupa un manso
servil. Hadvoldo, esclavo, y su mujer, esclava, llamada Guinigilda,
hombres de Saint-Germain, tienen con ellos cinco hijos: Flotardo,
Girioardo, Airolda, Advis, Aligilda. Éstos ocupan un manso libre que
35 comprende un bonnier y medio de tierra arable, tres cuartos de
arpende de viña, cinco arpendes y medio de prado. Hace en la viña
cuatro arpendes. Entrega para usar el bosque tres moyos de vino, un
setier de mostaza, cincuenta mimbres, tres gallinas, quince huevos.
Los servicios manuales, donde se le mande. Y la mujer esclava teje
sargas con lana del señor y embucha las aves de corral tantas veces
como se lo mandan.
Ermenoldo, colono de Saint-Germain, y su mujer esclava; Focaldo,
esclavo, y su mujer, esclava, llamada Ragentisma, hombres de Saint-
Germain. Estos dos ocupan un manso servil que contiene dos
bonniers, una ansange y media de tierra arable, un arpende de viña y
dos arpendes y medio de prado. Debe este manso lo mismo que el
precedente. La mujer, esclava, y su madre, tejen sargas y embuchan a
las aves de corral tantas veces como se les manda.

Obra completa: Políptico de Saint-Germain-des-Prés

Tomado de: MITRE, Textos, nº 27, pp. 68-70

Recogido y traducido por Mitre de: G. DUBY, Economía rural y vida


campesina en el occidente medieval, Barcelona, Ed. Península, 1968, pp.
468-470.

Edición de referencia: A. LONGNON, Polyptique de l´abbaye de Saint-


Germain-des-Prés, París, 1886, pp. 218 y 230.

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