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Tratamiento de La Anorexia Nerviosa
Tratamiento de La Anorexia Nerviosa
I. Recuperación ponderal
No ocurre lo mismo con la alimentación nasogástrica y la parenteral con las que se deberá ser
extraordinariamente prudente y este método no debe ser nunca el recurso frente a la falta de
personal, o como solución excesivamente médica ante una paciente que esconde, tira, o pone
dificultades a la alimentación.
Bien distinto es que en el programa de tratamiento dietético se incluya la alimentación por sonda
como refuerzo negativo frente a una actitudes puntuales de rechazo de la alimentación, en esos
casos puede estar aconsejada la sonda, pero sólo aplicada de una manera puntual, en un
programa concertado y nunca dejarla permanente, que no sea una comodidad y sí un recurso
terapéutico.
III. Tratamiento psicológico
En este sentido la psicoterapia de apoyo, las técnicas de relajación y las sesiones psicoeducativas
facilitarán el que la paciente no vea el programa conductual como excesivamente coercitivo
dándole la visión de que únicamente está ingresada para ganar peso.
Para el modelo conductual la anorexia nerviosa sería un conjunto de conductas reforzadas por
factores ambientales, que gratifican la delgadez, y por estímulos aversivos provocadores de
ansiedad, la anoréxica no comería para evitar la ansiedad que le provoca pensar en el aumento de
peso.
Con una acción más específica sobre el apetito se utiliza la ciproheptadina, un antihistamínico
orexígeno especialmente indicado en la anorexia restrictiva y mucho menos en la purgativa.
De más amplia difusión han sido los antidepresivos, tanto la amitriptilina como la clomipramina se
han mostrado efectivas en la anorexia nerviosa especialmente cuando se ha constatado la
existencia de depresión asociada. Los efectos secundarios de los antidepresivos tricíclicos son los
inconvenientes más importantes excepto la ganancia de peso que conlleva su utilización
. Los modernos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina se han utilizado en el
tratamiento de la anorexia nerviosa.
V. Terapia familiar
Aunque al principio se mantenía a la familia alejada del tratamiento de las muchachas anoréxicas,
progresivamente se fue implicando a la familia en los programas de tratamiento, tanto a nivel
ambulatorio como en régimen de hospitalización.
Para la elección del régimen de tratamiento, ingreso hospitalario, hospital de día o tratamiento
ambulatorio, no debemos guiarnos únicamente por el peso y la salud física del paciente, hay otros
índices que nos ayudarán a tomar una decisión clínica muchas veces trascendental. Aunque el
programa sea ambulatorio igualmente se precisa un programa de intervención complejo y bien
estructurado que contemple las tres áreas de intervención: el peso, la figura y las cogniciones. Se
necesita un programa de monitorización de comidas que asegure una dieta capaz de revertir el
proceso de la malnutrición y facilite la intervención psicoterápica.
La familia deberá tener una información exhaustiva de la patología, sus complicaciones físicas y los
riesgos de ciertas conductas de las pacientes, no sólo de la necesidad de tratamiento sino también
cuál es el más correcto y qué modelo es el más efectivo. Otro aspecto a valorar por la familia y la
propia paciente son los costes del tratamiento, no únicamente los costes económicos: aunque los
seguros sociales costeen los gastos, en esta patología hay otros costes: la paciente tal vez deba
sacrificar temporalmente estudios o trabajo y la familia al monitorizar y controlar sus conductas
relacionadas con la alimentación deberá organizar y organizarse de manera diferente.
Tratamiento en hospitalización
Indicaciones de la hospitalización
a/ Complicaciones físicas
Ya hemos repasado anteriormente cuáles son las complicaciones médicas más usuales, la cuestión
primordial está en decidir cuál es el marco hospitalario adecuado: las áreas médicas o las
psiquiátricas. En principio debemos considerar que si la complicación es severa: infecciones
severas, graves desequilibrios metabólicos, importantes y crónicas alteraciones cardiovasculares o
patología mayor abdominal, los cuidados deben ser dispensados en las áreas médicas, en
ocasiones quirúrgicas y desgraciadamente en algunos casos por los servicios de medicina
intensiva.
Con pérdidas de peso superiores al 15% con complicaciones médicas no graves tales como:
anemias ferropénicas, hipoproteinemias, alteraciones electrolíticas agudas y reversibles o
alteraciones funcionales del aparato digestivo, está mejor indicado el ingreso en unidades
psiquiátricas.
b/ Pérdida de peso
La pérdida de peso severa, más del 25 al 30% del que les corresponde por edad y talla, es motivo
suficiente y justificado para la hospitalización. Generalmente en estos casos la hospitalización
precoz, y un tratamiento intensivo mejora el pronóstico al abortar el proceso de elaboración de las
cogniciones alteradas con relación al peso, figura y la alimentación. En estas ocasiones el
programa ambulatorio, más lento, puede dar lugar a la estructuración de más patología.
c/ Complicaciones psíquicas
Ansiedad: Cuando la ansiedad ante el alimento, actuando éste como estímulo fóbico, sea muy
intensa, la paciente puede quedar bloqueada, si el tratamiento ambulatorio y la ayuda familiar se
muestran incapaces de resolver esta situación, se puede considerar la oportunidad de ingresar a la
paciente. Igual determinación se puede tomar cuando la paciente presente una depresión severa
o más aún si presenta ideas de suicidio. La desadaptación social, las dificultades para comunicarse
con otras personas, su familia, amigos o terapeuta, pueden crear una situación de fracaso ante el
tratamiento ambulatorio.
-Pérdidas de peso de un 25 a 30%, del que corresponde en aquel momento por edad y estatura.