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CREACIÓN E INVESTIGACIÓN

Noel Francisco Corral Félix

Introducción

Este trabajo consistirá en una reflexión acerca de las maneras en las que es
posible utilizar recursos creativos para la elaboración de un proyecto de
investigación. Acotaré el tema centrándome en mi experiencia con el dibujo y sus
procesos en el desarrollo de mi investigación personal. Para ello, una parte de
este documento consistirá en el análisis del proceso que ha girado en torno a una
idea en específico manifestada con regularidad en mis dibujos.

Con el fin de darle a este documento un poco de contexto, es preciso indicar que
mi proyecto se centra en el estudio del dibujo como motivo y resultado de
imágenes que pudieran entenderse como “narrativas” debido a su contenido
visual. No será el interés de este trabajo en particular abordar los mencionados
aspectos narrativos de la imagen, ya que eso requeriría profundizar en ciertos
conceptos teóricos que abarca la investigación que salen sobrando para los fines
de este ensayo. Sin embargo, es conveniente mencionarlo para dejar en claro que
el objeto de estudio son cuestiones de dibujo, imagen y creatividad.

De igual manera, no está de más mencionar que se hablará partiendo de una


concepción del dibujo como una manera de pensar y de construir sentido nuevo,
así como desde una actitud receptiva a la propuesta de que los procesos creativos
(no solo en el campo de las artes) pueden figurar como métodos de análisis y
generación de conocimiento en una investigación académica de carácter serio y
riguroso. Se presume, pues, que las observaciones sobre el dibujo aquí expuestas
podrían ser igualmente aplicadas a otro tipo de expresiones vinculadas a la
creatividad. De ahí que el título no es “Dibujo e investigación”.

Por otra parte, es importante establecer que con este trabajo no pretendo
demostrar la eficiencia como recurso investigativo de la actividad artística y
posicionarla como una metodología infalible a la que se pueda recurrir de manera
cabal para abordar una investigación de cualquier índole y sobre cualquier tema.
Más bien, constituye un esfuerzo por detectar y puntualizar algunos de los
aspectos en los que la actividad creadora pueda y deba ser considerada como una
estrategia para investigar.

El debate en torno a la investigación en las artes ha sido un caldo hirviente desde


hace unas décadas. Particularmente, esto se debe a un escepticismo por parte de
la comunidad académica respecto a la idea de que la actividad artística en sí
misma se perfile como una manera de producir material cognitivo que resulte de
utilidad práctica no solo para el investigador-creador, sino también para la misma
academia, y el desarrollo de la sociedad y la cultura. Existe una especial tensión
dentro de estos debates cuando se intentan definir conceptos como metodología,
conocimiento, y por supuesto, investigación, así como a la hora de reconocer una
validación de carácter académico a los saberes generados desde estas instancias.

Henk Borgdorff (2006) hace una distinción entre investigación sobre las artes, para
las artes, y en las artes, siendo esta última la más controvertida y la de principal
interés para las cuestiones que orbitan este ensayo, ya que es la que supone una
indiferencia entre el objeto de estudio, los métodos de investigación, y el sujeto
investigador. No es muy difícil de imaginar los motivos por los cuáles esta
modalidad de la investigación genere tanta resistencia en los círculos académicos,
siendo el arte y sus procesos tan esquivos, de difícil delimitación y sistematización
aún por los mismos artistas (¡se ha hablado incluso de irracionalidad!), y siempre
variables de un sujeto a otro. Existen dudas (sobre todo en el ámbito de educación
superior) acerca de que si es conveniente que los estudiantes de un posgrado en
artes reciban becas o títulos de Maestría o Doctorado por la elaboración de
proyectos artísticos, poniendo en tela de juicio el alcance de estos para ser
considerados realmente como proyectos de investigación.
En palabras de Borgdorff,

La práctica artística puede ser calificada como investigación si su propósito


es aumentar nuestro conocimiento y comprensión, llevando a cabo una
investigación original en y a través de objetos artísticos y procesos
creativos. La investigación de arte comienza haciendo preguntas que son
pertinentes en el contexto investigador y en el mundo del arte. Los
investigadores emplean métodos experimentales y hermenéuticos que
muestran y articulan el conocimiento tácito que está ubicado y encarnado
en trabajos artísticos y procesos artísticos específicos. Los procesos y
resultados de la investigación están documentados y difundidos de manera
apropiada dentro de la comunidad investigadora y entre un público más
amplio (p. 61).

Pienso que las cuestiones de mayor interés aquí son el tipo de conocimiento y
comprensión que podrían brindar dichas prácticas artísticas, y la metodología o
estrategias llevadas a cabo para que ese conocimiento sea generado, así como el
valor que tiene ese conocimiento desde una perspectiva académica y las maneras
en las que podría ser explotado con fines investigativos. Para Bruce Archer (1995),
“The principal purpose of pursuing an MPhil or MRes degree programme in the
Arts, as in the Sciences, is to learn the methods of research appropriate to a given
field of enquiry; to advance knowledge in a given discipline; and to qualify for
admission to a PhD degree programme.” (p. 9)1

1
“El propósito principal de perseguir un título de Maestría en un programa de artes, así como en
ciencias, es el de aprender los métodos de investigación apropiados de un campo del conocimiento
dado; avanzar en el conocimiento de una disciplina determinada; y calificar para la admisión a un
programa de doctorado” (p. 9). (la traducción es mía)
Así mismo, Archer detecta que la investigación en disciplinas correspondientes a
las artes involucra:

 Expression in appropriate media;


 Creative reflection on human experience;
 The qualitative interpretation of meaning in human expression;
 Judgements of worth;
 The exploration of truth values in text;
 The categorisation of ideas, people, things and events;
 The tracing of, and commentary upon, the provenance of ideas, people,
things and events. (p.8)2

Como estudiante de Artes y productor de proyectos artísticos, más la experiencia y


sensibilidad que he desarrollado al realizar actividades artísticas (principalmente
dibujo y música), no tengo dudas al decir que la actividad artística y su desarrollo
está íntimamente ligada al ejercicio de la creatividad. Es decir, cualquier estudio
relacionado con procesos artísticos, siempre será, directa o indirectamente, un
estudio sobre la creatividad. Esa cualidad celosamente humana de la que tanto se
ha hablado y de la que se conoce casi nada. Tan escurridiza que, siendo el rasgo
que mejor define a la especie humana como tal, es también uno de sus mayores
misterios.

2
-Expresión en los medios adecuados;
-Reflexión creativa de la experiencia humana;
-Interpretación cualitativa del significado en la expresión humana;
-Juicios de valor;
-Exploración de juicios de verdad en el texto;
-Categorización de ideas, personas, cosas y eventos;
-Rastreo de la procedencia de ideas, personas, cosas y eventos. (p. 8)
(la traducción es mía)
Es importante destacar que la creatividad no atañe sólo actividad artística o a la
investigación en las artes, sino que es inherente a cualquier proceso o
metodología de investigación, sea esta correspondiente a las Ciencias Naturales,
Sociales, o Humanísticas. Es innegable que un proceso creativo estará tomando
lugar en el desarrollo de una investigación; en su ausencia, sería imposible incluso
el planteamiento de un asunto a investigar. Entonces, si se pretende justificar la
actividad artística como una metodología de investigación en sí misma, habrá que
analizar las maneras en las que la creatividad opera.
A grandes rasgos, José Antonio Marina (1993) se refiere a la creatividad como la
producción intencionada de novedades eficientes para la solución de problemas, a
la vez que habla de esta –la creatividad- como la característica esencial de la
actividad humana. Los problemas, dice Marina, “son una categoría muy universal,
de manera que se puede considerar que toda actividad creadora está resolviendo
algún tipo de problema”, incluyendo los artísticos.
Entre otras cosas, Marina propone que la creatividad es una capacidad que se
aprende y se desarrolla, y que institucionalmente es importante fomentarla. ¿Pero
qué pasa cuando el problema a tratar son los caminos de la creatividad misma? Si
tanto se ha estudiado y reflexionado desde varias disciplinas acerca de la función
de la creatividad, de su importancia en el desarrollo del individuo y de la sociedad,
o de su relevancia en la actividad humana en general, y aun así se muestra reacia
a ser del todo comprendida, tal vez sea pertinente considerar otros medios para
abordar su estudio. Si el problema es la creatividad, y la creatividad es en sí
misma una forma de dar solución a los problemas, parecería lógico que para dar
con dichas soluciones sea necesario ser creativo. Dicho esto, la siguiente cuestión
sobre la que habría que reflexionar sería entonces: ¿cómo se es creativo?

Durante una entrevista con Eduardo Punset en su famoso programa de televisión


REDES, Ken Robinson define la creatividad como el “proceso de tener ideas
originales que aporten valor” y hace hincapié en que la creatividad debe ser
entendida como una manera de enfrentarse a la vida, que puede ser aprendida y
enseñada, y cuya difusión debería ser tomada muy en serio por las organizaciones
educativas. Robinson se refiere a la capacidad de imaginar y crear como una
habilidad cuyo aprendizaje y desarrollo se lleva a cabo de la misma manera en la
que se aprende a hablar o a escribir. Hasta aquí, todavía podría parecer difuso
realmente en qué consiste la actividad creadora, y para complementar la
explicación, considero conveniente articular la actividad artística con otra práctica
muy similar: el juego. Johan Huizinga (1972) advierte en su Homo Ludens que el
juego es, entre otras cosas, un acto de libertad que estimula la fantasía y crea
ordenes nuevos. Tal vez convenga entender al arte como una forma de juego
superior al juego ordinario, ya que la obra interactúa con procesos anímicos
profundos del sujeto. Intentaré en los siguientes párrafos profundizar en esta
cuestión al hablar desde mi experiencia personal:

La única manera en la que se me ocurre definir la creatividad, es la de jugar y


experimentar con las posibles maneras de llevar a cabo una determinada tarea,
siempre con el objetivo de generar un conocimiento nuevo. Es aquí donde me
parece pertinente comenzar a hablar de Dibujo:

Desde que comencé en el programa de maestría, he luchado con una manera de


resolver imágenes que de algún modo había tomado control de mi forma de
dibujar, queriendo siempre tratar las imágenes que se manifiestan en mi
imaginación de una misma manera, como si solo así apareciesen en ese espacio
fantasmagórico de la mente que se parece tanto a donde ocurren los recuerdos. El
ejercicio constante de dibujar libre y desinteresadamente en mis cuadernos me ha
hecho dar cuenta de que es así precisamente como aparecen esas ideas: se
parecen a memorias. Son imágenes difusas, cambiantes, sin detalles. Puntos de
partida de infinitas posibilidades.

Me di cuenta que lo que intento siempre dibujar, no es una imagen como tal, sino
que correspondería más bien al recuerdo de un sentimiento, como cuando se
escucha una melodía y se recuerda algo que no se recuerda. Un sentimiento al
que realmente nunca consigo acceder, en los que tratar de dibujar lo que
“recuerdo que vi” siempre falla. Pero no es un fallo como tal, pues la imagen
resultante siempre será provocadora de otros sentimientos y otros mundos, que
estarán de alguna u otra manera habitando en la periferia de esa idea original. No
puedo sino pensar en una conocida anécdota en la que un entrevistador cuestiona
a Thomas Alva Edison sobre los casi mil intentos fallidos a la hora de realizar uno
de sus mayores inventos, a lo que él responde que no fracasó; simplemente
descubrió novecientas noventa y nueve maneras de cómo no hacer una bombilla.

Es debido a la experimentación con la amplia gama de posibilidades que ofrece la


disciplina del dibujo que he conseguido irme liberando de a poco de esas ataduras
del sentido y de la lógica racional. El dibujo ha sido para mí una manera para
experimentar con las posibilidades; una manera de abordar de miles de formas
distintas un mismo asunto. Curiosamente, las imágenes resultantes del dibujo libre
y despreocupado, pero no por ello irracional o incontrolado, evocan un sentimiento
que me resulta siempre más cercano a esa especie de memoria. Sospecho que
esto es porque en un momento el dibujo no trata de domar a esas bestias de la
imaginación, sino que ellas mismas devienen en dibujos.

Con el afán de profundizar y ejemplificar de una manera más clara lo mencionado


anteriormente, me gustaría dar cuenta de un proceso que ha girado en torno a
solucionar una idea específica que nació de un garabato con bolígrafo en una
servilleta, que lamentablemente no tuvo un destino distinto al de cualquier otra
servilleta, y acabó perdida en el fondo de un cesto de basura. En la infeliz
ausencia de su registro, no puedo más que describirla formalmente: una línea
horizontal hecha con tinta de bolígrafo negra que corta en dos el espacio en
blanco de la servilleta, y que podría responder a la división entre el cielo y la tierra
a la distancia, tres cubos negros que estarían por encima de la línea de horizonte,
como si flotasen sobre el terreno blanco, amplio y desértico. No imaginaba que
esa imagen, tan sencilla y espontánea, se quedaría tan anclada en mi cabeza que
he tenido que recurrir a dibujarla una y otra vez, siempre para poder descubrirla.
Para recordarla mejor, y saber por qué es tan importante.

El primer dibujo después de ese garabato en la servilleta, surgió en una hoja de


mis cuadernos, a manera de un apunte rápido y general, para que la idea no se
me olvidara (ver fig.1). Con el paso de los días, los motivos siguieron apareciendo,
siempre parecidos. Como si la imagen quisiera ser vista de esa manera. Como si
así hubiera sido vista por alguien hace mucho tiempo. (ver fig. 2, 3, 4 y 5).
Continué con la exploración de la misma idea: comencé a cambiar ligeramente los
elementos, agregando o quitando cosas en cada dibujo. Hasta que fue tal la
necesidad de poseer la imagen que había producido dibujos con un mayor nivel de
detalle y claridad en las formas, pero sentí que había perdido toda la sensación
que originalmente buscaba, y que solo había conseguido en los trazos rápidos y
automáticos en aquel primer garabato (ver fig. 6 y 7). No era esa la solución, había
que buscar otros caminos. Pero por más que intentara forzar el dibujo a parecerse
a esa visión, más me alejaba de ella. (ver fig. 8)

Fue muy curiosa la manera en la que esa sensación volvió a aparecer, de una
manera tan espontánea y misteriosa como aquella primera vez en la servilleta. Un
día como cualquier otro, al estar probando unos rotuladores nuevos, dibujé
nuevamente los mismos motivos, pero con nuevas variantes, y ahí estaba otra vez
esa fuerza evocadora de la imagen que me provocaba una suerte de déjà vu (ver
fig. 9 y 10).

Hasta aquí, podría entenderse que los resultados y beneficios de este tipo de
investigación ocurrirían en todo caso a un nivel subjetivo y personal. Con una
metodología tan ambigua como podría serlo la propia personalidad del creador,
cuyos resultados corresponderían más a una serie de accidentes felices que a
hechos concretos que puedan resultar siempre iguales si se repite el mismo
proceso de la misma manera. Es por ello que se habla de que los artistas son
incapaces de generar conocimiento, puesto que en muchas ocasiones no existe
una metodología clara en su trabajo, y que debido a esos procesos tan inquietos ni
siquiera ellos mismos son capaces de explicar sus procedimientos claramente y
justificar sus resultados sin caer en ambigüedades. Además, cuando se intenta
hacer una investigación en arte los resultados son siempre sospechosos porque
terminan en todos los casos, en mayor o menor grado, hablando del creador
mismo. Aquí intento abogar por el artista y su rol como investigador al proponer
que el estudio en (desde) el arte es en esencia un estudio de la creatividad, que
invariablemente arrojará resultados impregnados de las qualias del creador, ya
que los mismos actos de creación constituyen en sí mismos la metodología del
estudio de la creatividad.

Sobre lo anterior, Carole Gray y Julian Malins (1993) afirman que “La noción de
tener un ´procedimiento´ o proceso de trabajo (metodología) es una parte vital de
la actividad artística, por muy caótico a anárquico que pueda parecer.” (pp. 6)
Considero que al investigar desde la creación, se abordarán siempre las
inquietudes o los temas que se pretende investigar orbitando alrededor de ellos,
siempre buscando experimentar una sensación, provocar algo en el cuerpo o en la
psique. En mi caso, me he dado cuenta que aunque haya una imagen que se
piense vista, conviene no tratar de verla. En el dibujo siempre habrá más
preguntas que respuestas: no es como un oráculo que muestre la verdad a
manera de acertijos con las soluciones ocultas en sus símbolos al que se pueda
consultar cuando nos encontremos en aprietos. Es más bien algo así como darle
vueltas y vueltas a un mismo asunto. Seguir arrojando piedras a un tejado que
nunca se llena, con la esperanza de encontrar de repente algo nuevo e
inesperado. Y para darle una vuelta más a este asunto, podría hacer mención de
un comentario que Fernando Zamora hace al respecto en Imagen y razón: Los
caminos de la creación artística:

Sucede que, bajo la capa racional y ordenada de las investigaciones


científicas y artísticas, hay un sustrato en donde predomina lo imprevisible y
lo aleatorio: hay un drama interior, una aventura de las ideas e imágenes,
que en algún momento y de algún modo conducen a resultados científicos,
artísticos o teóricos.

Sin embargo, por más que se hable de procesos ambiguos, personales y


misteriosos, esto no quiere decir que dichos procesos no puedan ser sometidos a
observación y análisis rigurosos, de los que sea posible extraer conclusiones y
datos que puedan y deban ser considerados de interés y relevancia académica. Si
bien es cierto que he aprendido mucho acerca de mí mismo únicamente
reflexionando acerca de mi quehacer artístico y practicando el dibujo, también he
aprendido mucho sobre el dibujo mismo, la creatividad, las imágenes y el arte en
general. Conocimientos que soy capaz de detectar, demostrar, y compartir. Puedo
hablar mejor de dibujo ahora que hace dos años, y gracias a eso también puedo
hablar mejor acerca de mí mismo. Me parece muy acertada la observación que
hace Liliana Daza al decir que el arte es “…una disciplina que le ayuda al ser
humano a trascender en su desarrollo interno y en sus relaciones con los demás”.
(pp. 91). De igual manera, Ricardo Toledo, en su ensayo Investigación y Arte:
espacializar el pensamiento puntualiza que “El arte es un ejercicio que, al dar
cuenta de fuerzas que actúan constantemente sobre nuestra visión, expande los
límites de la sensibilidad humana y potencia cada vez con nueva intensidad las
fuerzas de la vida misma.” (p. 4)

Por lo ya mencionado, y con el único interés de ampliar la reflexión acerca de mi


relación con el dibujo, mencionaré a continuación una serie de reflexiones que
considero que vale la pena apuntar:

Una observación que resulta de mi actividad de dibujar es que estoy siempre


recurriendo al ejercicio de esta disciplina en momentos de especial tensión, como
cuando estoy asistiendo una lección en alguna clase, exponiendo una idea, o
durante una conversación. Muchos de los garabatos de mis cuadernos surgen
primero a manera de notas, pero no son datos registrados que pueda consultar y
recordar de qué se estaba hablando al momento de dibujar, sino que sería más
bien como una especie de colchón que aligera el peso de las palabras, como un
gesto más del lenguaje corporal. He notado que me es más fácil comprender y
comunicar algo valiéndome del dibujo. No se trata de que conciba un concepto a
manera de íconos que luego puedan ser explicados, como metáforas de lo que
escucho y hablo. Pienso que se trata más bien de un recurso o un camino que
toma mi pensamiento para detonar ideas y generar sentido, y que me permiten
comprender algo de una manera más amplia.
Otro comportamiento curioso es que nunca dibujo cosas que me sean ajenas.
Podría decir que sé de dónde viene la mayoría de la iconografía de mis imágenes.
No hay misterio en cuanto a su procedencia: Todas tienen elementos de mi
cotidianidad: películas y series de ciencia ficción, misterios, física, astronomía y
arqueología, extraterrestres, relatos fantásticos, desiertos, pinturas rupestres, etc.
Lo realmente curioso y desconcertante es que las imágenes que resultan de mis
dibujos me propician un encuentro distinto al de cierta realidad imaginada. La
manera en la que todos esos elementos aparecen siempre es inesperada. Cuando
hago un dibujo y veo su mundo, lo veo por primera vez, y siempre es nuevo.
Muchas veces siento como si no hubiera sido yo quien dibujó esas líneas en mis
cuadernos, como si yo no dibujara así. Como si esas imágenes no fueran parte de
mi mundo.

Pero esto no es algo que ocurra solo de allá para acá. La relación entre mis
dibujos y las imágenes de mi vida cotidiana es una calle de doble sentido. Mi
cotidianidad e intereses se ven también afectados por lo que veo en mis dibujos.
Como el interés cada vez más grande por cuestiones como la gravedad, el tiempo,
lo cíclico, y las imágenes mismas, que en un principio fueron motivos que localicé
en mis dibujos, y a partir de su detección, un interés posterior hacia ellos fue
desarrollándose y manifestándose en mis maneras de actuar.

¿Y no es eso de lo que se trata la investigación?, ¿No es el objetivo de investigar


el desarrollar conocimientos nuevos que estimulen el desarrollo integral del ser?,
¿Es que acaso no es el propósito de la investigación el indagar en los enigmas del
mundo humano?, y ¿Acaso no es eso el arte?

A manera de reflexión final, no me parece que esté de más mencionar que ciertos
autores defienden la actividad artística como trascendente a la actividad
académica, cuya naturaleza sistemática restringe o intenta moldear los actos
artísticos a sus reducidos parámetros, y que es el papel del artista romper con los
paradigmas al concebir al arte como un acto de resistencia a las instancias
establecidas. Toledo, por ejemplo, comenta lo siguiente al respecto:
“En un sentido amplio, tanto la creación artística y la contemplación de obras de
arte como la acción creativa en general, constituyen un paso previo a toda
posibilidad de racionalización, enunciación o acción política, ética, técnica,
arqueológica, etnográfica. La creatividad –artística, política o de cualquier otra
índole– es la base de una expresión renovadora que abre nuevas espacialidades
a la vida.” (p. 4)

De igual manera, Sandra Daza, al pensar al artista como un investigador, resuelve


que:

“…un creador-investigador que imagina o proyecta no puede dejar de hacerlo y


para que estos procesos de imaginación y creatividad se presenten es necesario
un rompimiento de paradigmas, pues debe ir en contra de lo que él mismo ha sido,
es decir un sujeto creador investigador, debe tener la capacidad de re-crearse a sí
mismo, constantemente, cambiar o mutar sus formas de ser, transformarse, saber
hacer uso y experimentación de nuevas técnicas, trascenderlas hasta llegar a
inaugurar el porvenir”. (p. 90)

La experiencia creativa de la que he venido hablando hasta ahora toca otras


aristas, las cuales no es posible desarrollar ahora pero sobre las cuales habrá que
seguir reflexionando, como podrían serlo las de orden pedagógico o social. Sin
embargo, no cabe duda que la exploración que he estado desarrollando de mi
proceso creativo tiene que ver con mi autoformación como individuo, que no es
ajena a mi relación con el mundo social. Sin mucho más que agregar, mencionaré
que me quedo con la reflexión de que está en el artista el cuestionar la naturaleza
de la investigación, e idear nuevos caminos para la construcción y comunicación
de sentido desde sus propias capacidades, y que ello no represente una falta de
rigor y seriedad a la hora de investigar.

Lo último que resta decir, es que es evidente que los caminos y alcances de la
creatividad aún distan mucho de ser comprendidos, y que su estudio merece
seguir siendo analizado desde cualquier área o campo del conocimiento que lo
permita.
BIBLIOGRAFÍA

 ARCHER, Bruce. The Nature of Research, en Co-design. Interdisciplinary


Journal of Design, Enero 1995, pp 6-13.
 BORGDORFF, Henk. El debate sobre la investigación en las artes, en
MEJÍA, Iván. Investigación Artística. Un mapa de la cuestión. Circulo de
Investigación Artística. México D.F. 2015
 DAZA, Sandra. Investigación-creación: Un acercamiento a la investigación
en las artes, en Horizontes Pedagógicos. Volumen 11. Nº 1. México, 2009 /
págs. 87-92

 GRAY, Carole & MALINS, Julian. Procedimientos/Metodología de


investigación para artistas y creadores. En Principles and Definitions: Five
Papers by the European Postgraduate Art & Design Group (Winchester
School of Art). Reino Unido. 1993 (Traducción de A. Sancho, 2013)
 HUIZINGA, Johan. Homo Ludens, Alianza/Emecé. Madrid. 1972
 MARINA, Jose Antonio. Teoría de la Inteligencia Creadora. Anagrama,
1993.
 REDES, episodio 89.
https://www.youtube.com/watch?v=TOHaSdZfwP4&t=306s

 TOLEDO, Ricardo. Investigación y Arte: Espacializar el pensamiento.


Ponencia presentada en el XII Congreso “La Investigación en la Pontificia
Universidad Javeriana”, durante el conversatorio sobre la creación artística
en la Pontificia Universidad Javeriana. 2013.
 ZAMORA, Fernando. Imagen y Razón: Los caminos de la creación artística,
en Arte y Diseño: Experiencia, Creación y Método, del mismo autor. México,
D. F.: UNAM, ENAP, 2002
Anexo de Imágenes

Fig.1

Fig. 2

Fig.3
Fig. 4

Fig. 6

Fig 5
Fig. 7

Fig. 8

Fig. 9

Fig. 10
Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Artes y Diseño

Posgrado en Artes y Diseño

Maestría en Artes Visuales

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Actividad de tutoría III

Profesor: Mtro. Sergio Koleff Osorio

Ensayo:

Creación e Investigación

Noel Francisco Corral Félix


516013327

Ciudad de México
22 de Noviembre del 2016

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