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Manual de Derecho Comercial de Ricardo Sandoval Loacutepez Tomo I PDF
Manual de Derecho Comercial de Ricardo Sandoval Loacutepez Tomo I PDF
DERECHO COMERCIAL
TOMO I
ACTOS DE COMERCIO
NOCIÓN GENERAL DE EMPRESA INDIVIDUAL
Y COLECTIVA
Sección I
Nociones preliminares
Párrafo I
La producción y el consumo de bienes
Párrafo II
El cambio, la intermediación y el lucro
Párrafo I
La formación histórica del derecho comercial
Párrafo II
Nociones de derecho comercial y doctrinas sobre su contenido
12. Objeto del derecho comercial. Esta disciplina jurídica tiene por objeto
regular un sector de la actividad económica, el comercio, las personas naturales o
jurídicas que lo ejercen organizadas como empresa, los sujetos e instituciones que
los auxilian y los actos, contratos y operaciones que ejecutan o celebran para
llevar a cabo el tráfico de bienes, valores y servicios.
No siempre el dominio del derecho comercial estuvo determinado en esta
forma; pasó por diversas etapas en su generación. Antes de constituir una rama
especial estuvo confundido con el derecho común, nació como el derecho
profesional de los comerciantes, para convertirse más tarde en el derecho de los
actos de comercio, llegando a ser en nuestros días un conjunto de normas que
rigen la empresa comercial y los empresarios individuales o colectivos de
comercio.
Párrafo III
El derecho comercial confundido con el derecho común
Párrafo IV
El derecho comercial como derecho de los comerciantes
Párrafo VI
El derecho comercial como rama jurídica que regula la empresa
Párrafo VII
El derecho de la empresa
Párrafo VIII
El derecho comercial en Chile
Sección III
Fuentes del derecho comercial
Párrafo I
Aspectos generales
26. Noción de fuentes del derecho. Las fuentes del derecho son los modos o
formas a través de los cuales éste se exterioriza. En el sistema de derecho
romanista, al cual pertenece nuestro ordenamiento jurídico, la fuente por
excelencia es la ley. Dentro de esta última se comprende la legislación interna
representada por los códigos y leyes especiales y los tratados internacionales, que
al ser ratificados por el Estado, tienen fuerza obligatoria de ley. Junto con la ley se
consideran asimismo fuentes del derecho la costumbre, la jurisprudencia de los
tribunales, en determinados casos, y la doctrina de los autores. Los contratos tipos
pueden estimarse también como fuente generadora de normas, como lo
indicaremos más adelante.
En el derecho comercial chileno las fuentes formales son el Código de
Comercio y las leyes comerciales que lo complementan, el Código Civil y las
costumbres mercantiles. Sin embargo, en el derecho comercial contemporáneo, y
en especial en el derecho comercial internacional, los tratados y convenciones
internacionales ocupan un lugar destacado como fuente creadora de normas
jurídicas mercantiles, lo que se advierte claramente respecto de otras disciplinas
jurídicas cuyo carácter nacional se presta con menor facilidad al establecimiento
de reglas internacionales comunes. El tratado de Roma de 1957, que dio origen a
las Comunidades Económicas Europeas, fue la base de la formación del derecho
comunitario europeo, que en la actualidad se ha consagrado a través de Directivas
de la Comisión y del Tratado de Maastricht, que crea la Unión Europea.-
28. Noción de leyes comerciales. Son todas aquellas reglas que regulan la
materia comercial, por lo que dentro de ellas debemos considerar no sólo el
Código de Comercio, sino, en general, todas las leyes que lo complementan o
modifican, contenidas tanto en otros Códigos como en leyes especiales.
Cuando exista una materia regida por el Código de Comercio y al mismo
tiempo por una ley especial, sin duda debe aplicarse preferentemente esta última,
siguiendo las reglas de hermenéutica contenidas en el Código Civil. Ahora bien, si
se trata de un vacío en una ley mercantil especial, debe aplicarse en forma
predominante el Código de Comercio y no el Código Civil, de acuerdo con la regla
de interpretación que indica que los pasajes oscuros de una ley pueden ser
ilustrados por medio de otras leyes, “particularmente si versan sobre el mismo
asunto” (art. 22 inc. 2º del Código Civil).
Por disposición del artículo 2º del Código de Comercio, las normas contenidas
en el Código Civil se aplican con antelación a la costumbre mercantil,
contrariamente a lo que ocurre en otros países, en que esta última prevalece
sobre el derecho común, como es el caso particular de Italia.
Cuando una situación no está regida por la ley comercial ni por el derecho
común, debe recurrirse a las costumbres mercantiles, que, siendo fuentes
formales de esta disciplina jurídica, suplen el silencio del legislador cuando
cumplen con determinadas exigencias que este mismo ha impuesto.
Párrafo III
La costumbre comercial
Párrafo IV
Los tratados y convenciones internacionales
PRIMERA PARTE
LOS ACTOS DE COMERCIO Y LA
ORGANIZACION JURIDICA DE LA EMPRESA
Capítulo I
NOCIONES GENERALES SOBRE EL ACTO DE COMERCIO
Sección I
Conceptos y elementos del acto de comercio
Sección II
Los actos de comercio en el derecho positivo nacional
Párrafo I
Problemas que plantea la reglamentación vigente
Párrafo II
El rol de la voluntad de las partes
Párrafo III
La teoría de lo accesorio
Párrafo IV
Actos mixtos o de doble carácter
Párrafo V
El problema de la mercantilizad de los inmuebles
Capítulo II
LOS ACTOS MERCANTILES EN EL CODIGO
DE COMERCIO
Párrafo I
La clasificación de los actos mercantiles
Párrafo II
Análisis de los actos enumerados en el artículo 3º del Código de
Comercio
51. Compra y venta mercantil. De conformidad con este precepto legal: “Son
actos de comercio, ya de parte de ambos contratantes, ya de parte de uno de
ellos: 1º La compra y permuta de cosas muebles, hecha con ánimo de venderlas,
permutarlas o arrendarlas en la misma forma o en otra distinta, y la venta, permuta
o arrendamiento de estas mismas cosas”.
Este Nº 1º del artículo 3º del Código de Comercio comprende dos partes, que
deben ser estudiadas en forma separada. Una de ellas se refiere a la compra
mercantil y la otra a la venta de este mismo carácter, considerando las exigencias
diferentes para cada tipo de acto jurídico.
52. La compra mercantil. Para que la compra tenga carácter comercial es
menester, de acuerdo al Nº 1º del artículo 3º, que se reúnan los siguientes
requisitos:
1) Que verse sobre cosas muebles;
2) Que la compra sea hecha con el ánimo de vender, permutar o arrendar
estas mismas cosas obteniendo una ganancia o lucro comercial.
¿Qué alcance tiene esta norma? Significa que hay compras y permutas que,
no obstante reunir todos los requisitos generales indicados en el inciso 1º del Nº
1º, no son actos de comercio. Tales compras o permutas son las que acceden a
una industria no comercial.
El ejemplo que se acostumbra dar es el del agricultor que compra envases
(toneles) para guardar sus vinos y revenderlos después de llenos. Aquí,
examinando técnicamente la situación, llegaremos a la conclusión de que estamos
frente a un acto comercial: compra de cosa mueble hecha con ánimo de
revenderla y de obtener ganancia. No obstante, por aplicación del inciso 2º del Nº
1º del artículo 3º del Código de Comercio, dicho acto se convierte en civil por ser
accesorio de una industria de esta naturaleza.
Otros ejemplos que pueden citarse son los siguientes: Los directores de
colegios que compran libros y lápices para venderlos a sus alumnos; el médico
que compra un remedio para vendérselo a un paciente. En estos dos casos, el
acto considerado en sí mismo es comercial, pero por acceder a una actividad no
comercial (la enseñanza y la profesión médica) deben ser considerados como
actos civiles. No sucede lo mismo con las compras realizadas por un farmacéutico
en el giro de su negocio.
Hay una situación referente a la industria agrícola que se ha prestado para
muchas discusiones, aunque ya parece estar resuelta; es el caso del agricultor
que compra ganado para engordarlo y luego revenderlo. ¿Es éste un acto de
comercio? Si el agricultor pone ganado en un fundo ajeno, el acto es de comercio,
pero si la compra la realiza el mismo dueño del fundo, ¿debe comprenderse este
acto en el inciso 1º o en el inciso 2º del Nº 1º?
“Don Francisco Ugarte Zenteno, Juez de Comercio de Santiago, dirigió una
carta a este respecto al autor del Código, don Gabriel Ocampo, y a don V. Melchor
Concha y Toro, miembro de la Comisión Revisora del Código de Comercio. El
señor Ocampo opinó por lo primero, es decir, consideró el acto como mercantil,
porque reunía todos los requisitos exigidos en el Nº 1º y además por estimar que
no cabía la aplicación de la regla de excepción, porque este acto no pertenecía de
suyo a la industria agrícola. En cambio, el señor Concha y Toro, por estimar que
esa compra de animales no es más que un complemento de la industria agrícola,
uno de los tantos medios de aprovechar los pastos, sostuvo que esa compra era
civil, a virtud de esa regla de excepción a que nos hemos referido. Además,
agregó que, precisamente, se había citado como ejemplo de esta regla de
excepción esa compra de animales en una sesión de la Comisión Revisora.”
Actualmente la doctrina de los autores y la jurisprudencia de los tribunales
estiman que esa compra es civil y cae de lleno en el inciso 2º: sería una manera
de aprovechar el suelo, de trabajar mejor la tierra. Accede a la actividad agrícola.
La excepción está en el inciso 2º, en un solo sentido: se refiere a los actos de
comercio que por ser accesorios de actividades no comerciales deben ser
considerados civiles. El caso contrario no está planteado debido a que el Código
de Comercio enfoca el asunto sólo desde este ángulo. Pero la jurisprudencia y la
doctrina han extendido la aplicación del inciso en estudio a los casos en que actos
civiles por acceder a actividades comerciales deben ser considerados como actos
de comercio. Ejemplo: Falabella compra máquinas de escribir para el giro de su
negocio. Esta compra aparentemente civil se transforma en comercial por acceder
a una actividad mercantil.
66. Los actos formales de comercio. Nos corresponde ahora tratar un grupo
de actos que siempre tienen el carácter mercantil, para ambas partes, lo que
excluye la posibilidad de actos mixtos y la aplicación del principio de lo accesorio.
La naturaleza comercial proviene de la forma, del empleo de títulos de crédito
respecto de los cuales se ejecutan determinadas operaciones (emisión, endoso,
aceptación, aval, etc.), cualesquiera que sean su causa u objeto y las personas
que en ellas intervengan. Se les denomina actos formales de comercio o actos
mercantiles per se.
El artículo 3º Nº 10 del Código de Comercio, en su texto actual fijado por el
artículo 108 de la Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, declara mercantiles:
“Las operaciones sobre letras de cambio, pagarés y cheques sobre documentos a
la orden, cualesquiera que sean su causa y objeto y las personas que en ellas
intervengan, y las remesas de dinero de una plaza a otra hechas en virtud de un
contrato de cambio”.
La letra de cambio nació como un documento accesorio al contrato de cambio
y más tarde se convirtió en el medio de ejecución y de prueba del mismo. El
contrato de cambio está definido en el artículo 620 del Código de Comercio, como
“una convención por la cual una de las partes se obliga, mediante un valor
prometido o entregado, a pagar o hacer pagar a la otra parte o a su cesionario
legal cierta cantidad de dinero en un lugar distinto de aquel en que se celebra la
convención”. Los elementos del contrato son fundamentalmente: el objeto, que
consiste en pagar o hacer pagar una cantidad de dinero; el precio, que es el valor
prometido o entregado; la distancia loci, que es lugar distinto de aquel en el que se
celebra la convención, en el que debe pagarse la cantidad de dinero. Intervienen
en esta convención el librador, quien contrae la obligación de pagar o hacer pagar
la cantidad de dinero; el librado, que es la persona a quien se ordena que pague la
cantidad girada, y el tomador o beneficiario, que es aquel a quien debe pagarse el
dinero o a su cesionario legal. El contrato de cambio se perfecciona por el solo
consentimiento de las partes y puede probarse por cualquiera de los medios que
admite el Código de Comercio.
Ahora bien, como indicamos, la letra se emplea como un instrumento de
ejecución del contrato de cambio, pero no es la única forma de llevarlo a cabo,
porque bien puede ser con el uso de un pagaré domiciliario u otro instrumento.
Cuando la letra de cambio se utiliza para ejecutar el contrato de cambio, librador y
beneficiario deben ser siempre dos personas distintas y además debe constar el
elemento distancia loci. Pero la letra de cambio, además de servir para realizar el
contrato de cambio, una vez que se le incorporó la aceptación del librado, la
cláusula a la orden y sobre todo cuando se permitió que el librador pudiera ser
también beneficiario de la misma, entró a cumplir otras funciones, como la de
servir de medio de pago, que reemplaza el dinero; medio de circulación, porque
mediante su endoso se transfiere la prestación contenida en ella; medio de crédito,
en tanto contiene una prestación futura que puede cambiarse en una presente
mediante el descuento.
En la letra de cambio pueden intervenir, en general, las siguientes personas:
– Librador: Quien emite el documento;
– Librado: Persona a quien se ordena que pague la cantidad determinada o
determinable de dinero;
– Aceptante: Es el librado que admite pagar la letra firmándola en el anverso;
– Endosante: El que transfiere el documento por endoso;
– Endosatario: Quien adquiere la letra por endoso, y
– Aval: Persona que interviene para garantizar el pago del documento por
alguno de los obligados.
TITULO II
ORGANIZACION JURIDICA DE LA EMPRESA
Capítulo I
LA NOCION DE EMPRESA
Sección I
Concepto jurídico de empresa
77. Nos interesa precisar el significado jurídico del término empresa, por
cuanto durante mucho tiempo se sostuvo que en derecho comercial podía
emplearse la noción económica de este concepto. Muchos juristas han
hablado, en derecho, de la empresa como organización de los factores de la
producción (capital y trabajo), con propósitos lucrativos. Otros, aún influidos por la
noción económica, ven en la empresa un organismo vivo y dinámico integrado por
la actividad del empresario, el trabajo de los auxiliares de éste y de los bienes
instrumentales necesarios para conseguir el fin perseguido. Pero la concepción
organicista, que dominó durante el primer tercio del siglo XX, si bien sigue siendo
válida en el plano económico, no satisface las exigencias del derecho y está
siendo superada.
La doctrina de los autores de derecho comercial, analizando desde el ángulo
jurídico la totalidad del “fenómeno empresa” como unidad económica orgánica,
comenzó por separar el aspecto subjetivo del aspecto objetivo de este fenómeno;
comenzó a distinguir entre la actividad del sujeto organizador y el conjunto de
medios instrumentales por él organizados para realizar esa actividad, centrando la
idea de empresa sobre el primer aspecto, es decir, la actividad del sujeto que
organiza los diversos factores, y la noción de establecimiento comercial sobre el
segundo aspecto, esto es, los instrumentos materiales e inmateriales puestos al
servicio de la empresa. Así surge, con esta separación de aspectos o elementos,
la concepción jurídica de la empresa, como forma o modo de actividad económica.
La idea de empresa como actividad del empresario parece consagrarse en el
Código de Comercio español, cuando en varios de sus preceptos denomina
“empresa” al objeto o actividad a que se dediquen las sociedades.
Párrafo I
Caracteres de la empresa en sentido jurídico
Párrafo II
Caracteres de la empresa en sentido económico
Párrafo III
La idea de empresa en el derecho nacional
Sección II
Concepto jurídico de empresario
Sección III
Clasificación de la empresa
Capítulo II
EL EMPRESARIO INDIVIDUAL DE COMERCIO
Párrafo I
Requisitos para establecer la calidad de comerciante
Análisis de los requisitos. Para ser comerciante, de acuerdo con nuestra ley
positiva, se requiere reunir tres condiciones: capacidad para contratar, dedicarse
al comercio y hacer de él su profesión habitual.
a) Capacidad para contratar. Se trata de capacidad de ejercicio, esto es, de
la aptitud legal para ejercitar los derechos de que se es titular y para contraer
obligaciones válidamente. No puede ser de otra forma, puesto que se trata de
personas que van a dedicarse al comercio.
Párrafo II
La capacidad para ejercer el comercio
Párrafo III
Las prohibiciones y limitaciones para comerciar
94. Principio. Si bien es cierto que aún existe en nuestro régimen jurídico-
económico el principio de libertad de comercio, en el último tiempo se han venido
imponiendo tales restricciones fundadas en intereses de orden general, que
reservan ciertas actividades comerciales al Estado o a las empresas públicas
dependientes de él. En consecuencia, el Estado, ejerciendo la dirección de la
economía nacional, controla particularmente determinadas ramas de comercio (se
habla entonces de comercios reservados) o bien toma ciertas medidas limitando el
ejercicio del comercio para ciertos individuos. Veamos estos diversos aspectos
separadamente.
Sección II
Las obligaciones de los comerciantes
Párrafo I
La obligación de llevar libros de contabilidad
102. 1) El libro diario. En él “se asentarán por orden cronológico y día por día
las operaciones mercantiles que ejecute el comerciante, expresando
detalladamente el carácter y circunstancias de cada una de ellas” (art. 27 del
Código de Comercio). Es sin duda un libro importante que constituye la base de la
contabilidad.
108. a) Idioma en que deben llevarse los libros. El artículo 26 del Código de
Comercio establece que los libros deben llevarse en idioma castellano.
116. Requisitos que deben cumplir los libros de comercio para tener
valor probatorio. Las exigencias están contenidas en el artículo 35 del Código de
Comercio y son las siguientes:
a) Juicio entre comerciantes;
b) Causa de comercio, y
c) Que los libros se lleven de acuerdo al artículo 31 del Código de Comercio.
Párrafo II
La obligación de inscribir ciertos documentos en el Registro de
Comercio
123. Objeto. Con el objeto de resguardar los intereses de los terceros que
contratan con los comerciantes, ciertos actos por ellos celebrados están sujetos a
una determinada publicidad.
Esta publicidad consiste en la inscripción de estos actos o mejor dicho de los
documentos en que ellos constan, en un registro especialmente creado para este
efecto.
De conformidad con lo prevenido en el artículo 20 del Código de Comercio, en
la cabecera de cada departamento se llevará un registro en que se anotarán todos
los documentos que, según el Código de Comercio, están sujetos a inscripción.
Lleva el registro el conservador de comercio, que en la generalidad de los casos
es el mismo Conservador de Bienes Raíces.
Sección III
La intervención del Estado en la actividad económica mercantil
Párrafo I
Legislación antimonopólica
Párrafo II
Figuras o modalidades de la actividad monopólica
Párrafo III
Instituciones del Decreto Ley Nº 211
Párrafo IV
La protección del consumidor
Sección I
Los agentes dependientes del empresario de comercio
Párrafo I
Mandato de los factores o gerentes de comercio
164. Forma y prueba de este mandato. Los factores deben ser investidos de
un poder especial otorgado por el propietario del establecimiento cuya
administración se le encomienda.
El poder será registrado y publicado en la forma prescrita en el Párrafo I, Título
II del Libro I, artículo 339. Esto significa que el mandato debe otorgarse por
escritura pública para los efectos de la prueba y que se trata de uno de los actos
que deben inscribirse (art. 22 Nº 5º del Código de Comercio).
165. La capacidad. Pueden ser factores no sólo las personas que tengan la
libre administración de sus bienes sino también, de acuerdo con el artículo 13 del
Código del Trabajo, los que sean capaces para celebrar el contrato de trabajo,
esto es, los mayores de 18 años y los menores de 18 años pero mayores de 15,
siempre que obraren con el consentimiento de su representante legal o de las
personas que los tengan a su cuidado. Respecto a los menores de 15 años,
además, es necesario que hubieren cumplido con la obligación escolar.
166. Las facultades y deberes del factor. El mandato de los factores tiene
por objeto confiarle a una persona la administración de un negocio. De lo que se
desprende que son de la naturaleza de este contrato todas las facultades de
administración (art. 340 del Código de Comercio).
Todo mandato implica actos de administración, pero las facultades pueden
restringirse por la voluntad del mandante, de suerte que, para calificar los poderes,
es necesario tener a la vista el instrumento en el cual se ha conferido el mandato.
En la práctica, pueden presentarse tres situaciones con respecto a las
facultades de los factores, a saber: 1) que el comitente en su mandato se limite
sólo a reproducir el contenido de la disposición del artículo 340 del Código de
Comercio; 2) que le dé al factor menos facultades que las indicadas en dicho
precepto legal, y 3) que amplíe las facultades del artículo 340, otorgándole más
poderes que los allí consignados.
El Código de Comercio ha exigido, como ya dijimos, escritura pública para la
celebración de este contrato; pero vale la pena destacar que la omisión de dicho
instrumento no acarrea la nulidad del acto con respecto a los terceros (art. 24 del
Código de Comercio). La omisión de la inscripción del contrato tampoco anula el
acto frente a terceros. La escritura pública y la inscripción tienen por objeto
permitir que los terceros se enteren de las limitaciones o modificaciones conferidas
a los factores en cuanto a sus facultades, de suerte que, si no cumple con esta
formalidad de publicidad, siendo el mandato nulo entre mandante y mandatario, no
podrán alegarse las limitaciones en contra de los terceros y el acto celebrado en
virtud de este mandato obligará al mandante si se ha ejecutado dentro de las
facultades que la ley confiere a los mandatarios, aunque en el caso concreto de
que se trate no las tenga.
2) Actúa a nombre propio. El artículo 328 expresa que los factores pueden
actuar a nombre propio. Se trata de un caso de mandato sin representación; el
principal dice a su mandatario: “Señor, no me represente en este encargo, actúe
en su nombre”. Sin embargo, no debemos olvidar que el mismo artículo 328 se
encarga de indicar que el principal responde de las obligaciones nacidas del acto
celebrado por su mandatario frente a los terceros en los casos que señala, de
donde resulta que, no obstante obrar el mandatario en nombre propio, obliga al
mandante. El factor deberá acreditar que a él no le corresponde responder de las
obligaciones, porque de otra manera no se libera de su cumplimiento.
El artículo 329 indica la forma de hacer efectiva la acción en el caso que
estudiamos; el tercero puede dirigirla contra el factor o contra el principal, pero no
contra los dos juntos. Esto evidencia que el factor también queda obligado y a la
postre puede ser él quien deba cumplir las obligaciones. En consecuencia, surge
la necesidad de regular las relaciones entre mandatario y principal. El mandatario
alegará que al contraer dichas obligaciones se encontraba en alguno de los casos
de excepción del artículo 328 del Código de Comercio, de donde resulta la
importancia que tiene otorgar el poder en forma y practicar la inscripción
correspondiente, puesto que en caso contrario el mandato es nulo entre factor y
principal.
170. Las prohibiciones del factor. Guardan relación con la naturaleza del
encargo que se le confía y son una consecuencia de él. En general, puede decirse
que les está vedado ejecutar por su cuenta los mismos actos cuya ejecución se
les ha encomendado, lo que equivale a decir que se les exige dedicación exclusiva
a los negocios que el mandato comporta. De no existir esta prohibición, resultaría
que el mandante o principal podría verse fácilmente perjudicado por la
competencia desleal que pudiera hacerle su propio factor, sin recibir ninguna
sanción. Esta prohibición dura lo que rige el mandato; no puede extenderse más
allá, porque carecería de valor.
Si el factor contraviene esta prohibición y como consecuencia de ello se
produce un daño para el principal, está obligado a una indemnización de acuerdo
con las reglas generales. Ejemplo: mal uso de una patente o de una marca de
fábrica. La contravención tiene señalada, por lo demás, una sanción en el mismo
artículo 331 del Código de Comercio, que expresa que por el hecho de contravenir
a la prohibición se aplican al comitente los beneficios que produzcan las
negociaciones del factor o dependiente, quedando las pérdidas de cargo exclusivo
de ellos.
Finalmente, diremos que en la práctica resulta más conveniente establecer la
prohibición contractualmente que dejar esto entregado a la reglamentación legal.
La segunda prohibición consiste en que no puede delegar el mandato, salvo
autorización expresa al respecto en el instrumento constitutivo del poder. Esta
prohibición se justifica porque el contrato es intuito personae.
Existe un caso en el cual debe hacerse una delegación forzosa: cuando el
factor del demandado actúa ante los tribunales de justicia y requiere de un
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión. Sin embargo, esta delegación
es más aparente que verdadera, por cuanto delega el poder para los efectos de
que el profesional represente a su principal en el juicio de que se trata.
En general, podría producirse la delegación del poder cuando fuera necesaria
para la buena administración del negocio encargado de acuerdo con el artículo
340 del Código de Comercio, pero se ha estimado que esta delegación sólo puede
existir para casos expresamente señalados y no puede tener un carácter general.
171. La terminación del mandato de los factores. La causal más común por
la que se pone término al mandato es la revocación que de él hace el mandante.
En materia civil existe amplia libertad para revocar el mandato, aunque
recientemente, y en especial en Francia, ha surgido la tendencia que sostiene que
sólo se puede revocar el mandato siempre que no resulten perjuicios para el
mandatario. En derecho comercial es discutible, sobre todo si se tiene en cuenta
que el mandato de los factores participa de las características de la prestación de
servicios y del mandato propiamente tal. El Código de Comercio distingue dos
situaciones:
1) Contrato a plazo fijo. El artículo 332 expresa que “no es lícito a los
factores o dependientes ni a sus principales rescindir sin causa legal los contratos
que hubieren celebrado entre sí con término fijo…”
Por su lado, el artículo 333 del Código de Comercio señala cuáles son las
causales que justifican la terminación del contrato por parte del principal. Otro
tanto hace el artículo 334 del mismo cuerpo legal, que indica las causales que
autorizan al factor o dependiente para poner término al contrato.
Sección II
Los agentes auxiliares independientes
Párrafo I
La comisión mercantil
Respecto del Nº 2º del mismo artículo 284 del Código de Comercio debe
decirse:
a) Hay entrega real cuando las mercaderías están a su disposición, y
b) Hay entrega virtual cuando el comisionista, antes que las mercaderías se
hallen a su disposición, pudiere acreditar que le han sido expedidas con una carta
de porte o con un conocimiento (art. 286).
Debemos agregar que para que se haga efectivo el derecho de retención del
artículo 284 del Código de Comercio, deben concurrir los siguientes requisitos:
1) Que se haya declarado judicialmente el derecho de retención,
2) Que las cosas que se retienen hayan llegado al comisionista en virtud de
una relación contractual que lo autorice para pedir retención.
Por último, diremos que la comisión conferida por muchos comitentes produce
entre ellos obligaciones solidarias a favor del comisionista, del mismo modo que la
aceptación colectiva de varios comisionistas produce obligación solidaria a favor
del comitente (art. 290 del Código de Comercio).
Párrafo II
Los corredores de comercio y los martilleros
185. El corredor privado. Desempeñan el mismo papel que los públicos, esto
es, prestan su mediación en los negocios de los comerciantes. Para que estemos
en presencia de la actuación de un corredor es necesario que se reúnan dos
presupuestos.
a) La mediación debe ser relativa a actos de comercio (art. 48), y
b) La mediación debe ser prestada a comerciantes (arts. 7º y 48).
186. Principios legales aplicables. Se les aplican las disposiciones que se
refieren a los corredores oficiales o públicos, pero sólo en aquella parte que dice
relación con la esencia de la función que prestan. La jurisprudencia de nuestros
tribunales ha dicho: “Al corredor de comercio que no es oficial público porque no
tiene nombramiento del Presidente de la República, le son aplicables, sin
embargo, las disposiciones del Título III del Libro I del Código de Comercio en
cuanto son compatibles con la circunstancia de carecer de dicho nombramiento,
ya que el mencionado Código autoriza a cualquiera persona que reúna las
condiciones legales para ejercer libre ante esta clase de mandato comercial, sin
exceptuarlas expresamente de las obligaciones impuestas a los corredores”.
189. Libros que debe llevar el corredor. Los corredores están obligados a
llevar un registro foliado en el cual deben asentar, día por día, por orden de
fechas, todas las compraventas, seguros, préstamos a la gruesa y, en general,
todas las operaciones ejecutadas por su mediación (art. 56 Nº 3º Código de
Comercio).
Los registros de los corredores no prueban la verdad del contrato a que ellos
se refieren; pero estando las partes de acuerdo acerca de la existencia del
contrato, se estará, para determinar su carácter y condiciones, a lo que conste de
los mismos registros (art. 60).
Capítulo IV
LA EMPRESA COLECTIVA
Párrafo I
El concepto y los requisitos del contrato de sociedad
Generalidades. Cuando dos o más personas se juntan para llevar a cabo una
empresa de la cual todos van a soportar los mismos riesgos y gozar del provecho,
se habla de una sociedad.
203. c) El objeto. De acuerdo con el Código Civil (art. 1460), todo contrato
debe tener por objeto una o más cosas que se trata de dar, hacer o no hacer. El
objeto de un contrato es, en consecuencia, la prestación que se compromete a dar
un contratante (el conjunto de derechos y obligaciones que éste genera).
Debemos distinguir el sentido que se da a la noción de objeto en el derecho
común, esto es, la entrega del aporte, del sentido que se da en el derecho de
sociedades, en que el objeto es la realización de la empresa (por ejemplo, la
fabricación de aviones).
El objeto que debe figurar en los estatutos sociales es la actividad a que se
dedica la empresa. Debe tratarse de un objeto lícito, es decir, que no sea contrario
al orden público o a las buenas costumbres, porque en caso contrario la sociedad
sería nula.
205. 2º) Requisitos especiales del contrato de sociedad. Para que haya
sociedad es necesario que se aporten en común ciertos bienes con la mira de
repartir los beneficios que provengan de la explotación de tales bienes. Pero
además se requiere que las personas que se unen en sociedad tengan la
intención de compartir en un pie de igualdad las vicisitudes que la realización de la
empresa pueda presentar.
Los requisitos especiales de la sociedad son, entonces: los aportes, los
beneficios, la intención de formar la sociedad; esta última se conoce con la
expresión de affectio societatis.
Veremos separadamente cada uno de los elementos especiales del contrato
de sociedad.
Párrafo II
La personalidad jurídica
Sección II
Los diversos tipos de sociedades
Párrafo I
Sociedades civiles y comerciales
c) Las sociedades en comandita. En ellas hay dos tipos de socios: los que
aportan bienes para constituir el capital social, llamados socios comanditarios, y
los que tienen a su cargo la administración exclusiva de la sociedad, llamados
socios gestores. Se trata de sociedades de carácter mixto, por cuanto los socios
comanditarios o capitalistas se rigen, en principio, por las normas de las
sociedades de capitales, en tanto que los socios gestores se rigen por reglas
aplicables a las sociedades de personas. Hay dos clases de sociedades en
comandita: la en comandita simple y la por acciones.
Párrafo IV
Ventajas y desventajas de las diferentes clases de sociedades