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TRATADO GENERAL DE SOCIOLOGIA

TRATADO GENERAL
DE

SOCIOLOGIA
L ti I S RECASENS SICHES
Investigador de Tiempo Completo (:0 el Centro de Estudios Filosóficos y Pro-
tesor en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de
México; ex Catedrático de la Universidad de Madrid; ex Profesor de la "Gra-
duate Paculty of the New School foc Social Research" de Nueva York; ex
Profesor de la Escuela. de Derecho de "New York University"; ex Funciona-
rio Técnico de las Divisiones de Derechos del Hombre y de Bienestar Social dI.:
las Naciones Unidas; Vicepresidente del "Institut Jntemanonal de Philosoph¡c
du Drcit et Sociologie juridique"; Profesor visitante en las Universidades
de Puerto Rico, La Habana. Guatemala. San Salvador, Tegucigalpa. Santiago de
Chile, Concepción, San Marcos de Lima, Buenos Aires, La Plata. Santa Fe,
Rosario, Sao Puulo, Río de janetro, Caracas. Maracaibo,l.os Andes y IJtr:JS.

VIGESIMOSEGUNDA EDICrON
REIMPRESION DE LA TERCERA EDldoN

EDITORIAL PORRUA, S. A.• Argentina No. 15


MEXICO, 1991
Primera edición, 1956

ae. edici6n, substancialmente rcnovnde y acrecentada, 1960

COPYRWHT 1991@ BY LUIS RECASENS SICHES


Artistas No. 35, México 20, D. «'.
Esta edición es propiedad de la EDITORIALPORRUA,:::;. A.
Argentina No. 15, México, D. F. Queda hecho cl registro
y el depósito Que determinan las respectivas leyes en todos
los paises de habla española, Reservados todos los derechos,

ISBN 968.432·065·5

IMPRESO Y HECHO }O:N MEXICO

rHii\TED AND MADE IN MEXICO


A la memoria de mi hijo Sebastián
A mi hija Martha-Luisa
A mis nietos Andrea, Claudia y Mathias
Crevenna Recaséns

I
'1
PROLOGO A ESTA TERCERA EDICION

L" pl'esellle edicion -lel'cel'tI- de este "Tratado General de Socio-


logía.'!, en parangóJI con las dos anteriores, se caracteriza por las siguien-
les nouedades:
1) Contiene nad« menos que 77 adiciones, entre elias.: 22 bastante
largt/S -smclnso UJ! nuera capítulo . el XI-, muchas de extensión medra-
na, J' otras brenes. Los añadidos N/ás importantes tratan temas o aspectos
l/O estudiados en las dos ediclones precedentes. AlgunoJ son el resumen
critico de ias I/UeI'tlS contribuciones- de largo alcance producidas en los
últilJloJ cinco (//In,· -por cierto ,1/1I1(brlJ. Recuérdese que la Sociología des~
/J!JéJ de IOJ deraueos y [rirolidade: el/ que CtlYó en otro tiempo, pur el
contrario en nuestros días. ya sólidall!ente constauid«, auanz« y ceece y se
Juper" constantemente, sentan« ti sen/una diríamos. Por eJO, UIl libro in-
troductorio, d estinad o principalmente ti ofrecer una iniciación adecuada a
estos estudios debe recoger! eniocáudolas e'u una perspectiva correcta, las
JlIU:l!{/J nport aciones.
2) COI/tiene además reelaboraciones, reaiustes y pulimentos de mi
/'ropia labor en el cmllpo de 1" Sociologia.:
3) Contiene asnnismo ..,,/,Iementos de rej erencias bibliográficas basta
el díd -dPI'OXillladamente y en gel/eral hasta mediados de T95~, COSa
illdispe,,-,able en nn libro qlle h" sido escrito "10 sólo 1'011 1111 propósito [or-
matioo, sino rambién injornratiuo, en ClIJ'tlJ páginaJ el lector interesado
plleda hallar medios ptll'a trabajos e iJII'estig"ciolleJ por su propia cuenta.
I 4) Gran cdlltid"d de supresiones de /láginas, ¡;áN'afos y líneas de me-
1I0r importancia Ipe figllrabal/ en las dos ediciones precedentes. 'fuve que
proceder a esas omisiones para compellJar, al menos parcialmente, el ali-
mento que 10J muchos miadidoJ ¡m/dical1. Me pal'eció conveniente hacer
t ales am put aciones de /'"rles 110 esenciales porque estimo adecuado poner
1í'>lIiles ,,1 crecimiento de este libro, es decir, restringirlo a lo que resulte de
lodo 1'"11/0 indispensable en 111/ "Tratado General de Sociología", cuyo
uolumen, por otra parle, tiene que exceder de. las posibilidades de tiempo
de que se suele dis poner en un curso anua] de esta materia, En efecto, de
O rdhmrro , el catedrático de SOciología. no dispone del número de horas
de clase qlle sea suficiente para cubrir lodos los temas expuestos en el pre-
sent e libro, por lo cual tiene que hacer la selección de cuestiones que le
/"¡rezc,, más o/'ortlma r-rhabituaimente en un curso de 75 clases, se puede
vi i
VlIl PROLOGO A ESTA TEI?CERA EDICloN

llegar a exponer sólo unas tres cuartas parteJ del contenido de este uoln-
men. Pero quien' I",.rque un libro de introdteccián 'a la sociología tiene de-
recho a que se le ofrezca por lo metros todo lo que figuI'a en la presente obra,
~) Aparecen impresas en caracteres de menor tamaño IIIIIChaJ espe-
cificaciones pormenorizadas o exposiciones de menor importancia, de las
cuales puede prescindir ,1 estudiante para la preperacián de su 'curso, o el
lector interesado sólo en los <'Oncept().f básicos y el! las línea! generales.
En relaciáu con el problema de la extensián de este libro, 'debo hacer
una aclaración. Probablemente todo lo que está expuesto aqllí en"seiscientas
y tamas páginaJ hubiera podido ser escrito condensadamente el! trescientas,
Sin duda, pero con una diferenáa: con la diierenci» de que mientras que
la lectura de este libro con la extensián presente que tiene, dicen muchos
estudiosos que resulta amable y que no plantea dificultades, por el contra-
rio, tal uez la lectura de un compendio de estilo conciso obligaría 1I 1111
esjuerzo pmOJo. Con esto nada ganaría el lector. Reconozco que mi ex-
posición suele ser aclaratoria, reitera/ir/a: e incluso, a ceces, insistentemente
machacona. Pero es qlle está animada siempre de un propósito de meridiana
claridad. y de cortés alllabilidad. No s610 el filósofo está oiJIigado a la COI'·
tesia de la claridad. Lo está también todo escritor, incluyendo el que trata
temas cientijicos.
Deseo destacar qlle las páginas nueras de esta tercera edición estudian
o amplían, entre otros muchos, el análisis de los siguientes temas:
Sociología e Historia.
Nuevos tipos de problemas planteados por la automatizl/ciÓn.
Critica de los t.újos intentos de "sociología zoológica",
El análisis de la vida humana, tanto por el bumanismo trascendental,
como también y sobre todo por la ciencia de nuestros días (Nade], Mon-'
tagu, Fromm, Rank, Kirn, etc.}.
La percepcián del yo ajeno y la comulúdad humana radical.
La expresión, fenómeno humano esencial.
Las vigencias sociales.
El control social.
El aumento y las nuet'as formas de la expresión colectiva (la tiranía
d. la técnica -¡unck, Geblen, etc.-; el hombre "perteneciente a 14 orga-
nizacián -Whyte-; la "multitlld solitaria" de Riesman; "las autoridades
El1lónimas e Invisible]" según Fromm; etc.},
El cambio socio-cultnral-histórico.
La supuest4naturaleza humana. Primera y segunda naturelez« del bom-
hre.
Pactores sociales en la mortandlld.
Nuevas criticas de la teoría de los instintos.
Propllgllnd" y psicoenélisis.
PIWUJGO /f ESTA TERCERA EDICJ01\ ix

Algulios [actores inconscientes en Id ÍlJlel'(.{(ci6JJ (la compensariá»; ht


racionalización; la idelltif;(aúóJl/ la regresián; )' la proye(ción).
L" dinámica histórica en el seno de 1" [amili«.
i'vlayores aclaraciones en sociologia urbana y sociología rural,
Origen moderno de 10J f.'·u/,oS nacionales,
Su/,lemenfOJ a i a JUt ¡mugía de la técnica.
EIl suma, pues, COII todas las novedades de esta tercera edición lile he
propuesto recoger criticamente las más importantes adquisiciones con que
Se ha benejiriado la sociología eII los tíltimos cuatro años, )' asimismo tlll
pulimento )' superación de mis propias uportaciones,

DR. LUIS RECASÉNS SICHES.

México, D. F., 1 de octubre de 1959.


PROLOGO A LA PRIMERA EOICION
Ene libro ,:0 es una !egunda edició1} de tni obra Lecciones de Sociología (Editorial Porrúa 1
Hermanos J Cte., México, 1948), sino que es 1111 libro I1JJ('t ' (J . No llega al quiNce por cien/o
Jo que ea el presente libro ha sido aprovechado del texto de MS "Lecciones",
La presente obra ha sido escrita (011 el propósito de ofrecer (ó los estudiantes y a los
estudiosos de Sociología, un panorama de todos los lemas substanciales de esta disciplina,
dispuestos en un orden articulado, a la altura del tiempo presente )' desenosettos en un estilo
fácil, que me esforcé por hacer atractiva y basta ~[1}leR.O en la medida de lo posible.
He omitido en es/e libro el relato y la dÚCUÚÓtl critica de las -varias, doctrinas so-
ciológicas. Silz embargo, la referencia a ellas aparece en 10I momentos oportunos (/J hilo ¡lel
desenoolcimiento sistemático de las cuesttiones, cuando tal reierencia es obligada¡ y además
ella quedá siempre como guía en mi pensamiento al escribir el presente volumen. La Óexperiencia
propia, y también la a¡rma que he podido observar en Imit1ersidadn de cerios paises, me hall
convencido de que lo más importante es ofrecer directamente Ul1 conocimiento cientijico de 10I
bccbos socia/es. El análisis crítico )' minucioso de las aportaciones doctrinales de las grandes
escuelas sociológicas 'IOS compete a los especialistas empeiiados el! la de/JUraci611 y en el ad'l'
lamo de es/a disciplina y puede- hallar cabida en publicaciones particularmente dedicadas a
estos lemas, pero 110 parece conoeniense qlle sed indnído in extenso en mr .mrso o tratada ge-
neral de Sociología. Claro es que en éste resalta necesario hacerse eco de esas cuestiones, en
algnna medida, pero 'lO en tanta que llegue a restar el espacio obligado e indispensable para
el conocimiento cimtíjico directo de las realidades sociales, que es lo 'lite más impar/a el1 un
libro de es/e género.
Mien/rtls que son, I}un, muchos los tomas aquí suprimidos de los que figuraban en las
"Lecciones", en cambio, son también mucbos los temas lluevas -110 incluidos en ellas- ~.
los que 'he dado cabida en el presente libro, por eiemplo, en/re otros: [unciones prácticas de la
Sociología¡ auxilio que la Sociología puede prestar para el tratamiento de los "problemas so-
ciales"; las cic}lcias de "las políticas", estudio sobre la perJOnnlidad concreta del individuo¡
anélisis de los ingredie;¡/es sociales de la personalidad i"dividua1; /a mI/lira como herencia
social; el tipo básico de personalidad ceractoristico de cada cultura¡ la integración social de
la cu//ura¡ los varios tipos de modos colectivos de conducta¡ el cambio social; los deseos so
ciales fundamentales; la interaccián y sus varios tipos; las cíeses principotes de procesos aso-
ciativos (acercamiento, ajusú, acomodación, transmlturacián, amalgamación y fusión) y de cada
proceso de oposición (competencia, rivaJidtld, conjlicto, lucha); las clases sociales¡ la familia¡
la c()f1llmidad local (sociología rural y sociología urbal1a)¡ la nación: factores sociales que
operan sobre el legislador y el juez,' elcétera" etcétera.
La mayor par/e de los lemas que son comunes a mi libro Lecciones de Sociología y al
presente volumen han sido reelaborados en éste de modo substancial, y enriquecidos conside-
rablemente, a la vez que su exposición ha sido hecha más sencilla J más fáflil.
Aunque sin la pretemidn de sistema pleno y definitivo, lo cual sería todavía prematuro
en la etapa aclual de la Sociología, ofrezco aquí las cuestiones en un orden articulado y cohe-
rente, es decir, en Jllla estructura de to/alidaJ organizada.
Si bien esta obra contiene varios resultados de mis propias meditaciones e investigaciones,
en general /f'dla sobre todo de presentar un cuadro objetivo de la ciencia sociológica de nees-
/1'0 tiempo, tan comprensivo como ha sido posible' dentro de la extemión Jimi/ada de sus
páginas.

XI
xii PROLOGO A LA PRIMERA EDlCION

Bu rUdro obietioo o/ruido en el presente libro tllá plleJlo al día. Tiene ello luma im-
po,/a"úa, porque,JoI adelttnlOI de la Sociología el' JOI ülsimos lustros han sido de lall14 monta,
que las me;o,es ob,as escritas hau quince afios y entes, por bU~l1as que sean J auuque conserven
parle de Sil valor, ,esullall hoy mllY dllliruadas: pueden seguír teniendo un alto inl"és
para el especialista! pero son inadecuadas (amo guía para los eSlIlJiantes que se inicia» en el
estudio de la Sociología, ti quienes se debe da, una f,iJió" a la altura del momento ./Clual.
Una f'isi6n tal t i lo que be querido ofrecerles en este libro.

DR.. LUIS RF.CASÉNS SICHES.


INDICE GENERAL
DEDICATORIA .. o o ••• , o o •••• o , •••••••••••••••• , ••• o ••••••••••••• , • • v
PRÓLOGO A ESTA TERCERA EDiCiÓN ,................. vii
PRÓLOGO A LA PIUMf:.RA EDICIÓN '..... . , ' , . ,. Xl

CAPITULO PRIMERO
OBJETO Y PROPOSITO DE LA SOCIOLOGIA. SUS DIFERENCIAS
Y RELACIONES CON OTRAS DISCIPLINAS
J.-Preliminares sobre la fundación de la Sociología, sus desenvolvimientos
enciclopédicos, su revisión crítica y su actualidad ,', .. :.:. J
2.-Primer esbozo sobre el objeto de la Sociología, Diferencias entre ésta y otras
ciencias afines. Relaciones entre los hechos sociales y sus factores y sus con-
tenidos o' o ••• o •• o , • o , •• , •••• o • o • , • o ••• o o o •• , • • • • • • • • • • • • • • • • • • 4
3.-Dimensión científica de la Sociología. Explicación y comprensión de los he-
chos sociales o •• , •••• , •••• , ••••••• o , o •••••• o • o ••••••••••• , • • 7
4.-Conceptos generales, tipos, regularidades. Diferencia entre conceptos socio-
lógicos y conceptos históricos o o ••••••• o o ••••• o • , •••••••• o • • • 8
5·-Sociología e Historia , , ,.... ' 9
6.-La Sociología no es una ciencia normativa sino una ciencia teórica, 'Su di-
ferencia de la filosofía social . o •••• , ••••• , 12

CAP¡TIILO JI
LAS FUNCIONES PRACTICAS DE LA SOCIOLOGIA
l.-Aunque la Sociología es una ciencia teórica tiene una función práctica '5
2.-funciÓn práctica de la Sociología para el legislador. Atención que la filo-
sofía del derecho presta a la materia O realidad social o • • • • • • • • ·, •••• 16
3.-Sociología general e investigación social concreta al servicio de fines 'prác-
ticos . o ••••••• o ••••••••••••• , •••••• o •••••••• o o ••••••••••••••• 18
{.-Clima mental desfavorable: para la Sociología, }' ocasiones favorables qu<.:
incitan :t la investigación SOCiológica . o ••••• o ••••• o ••••••••••••••
'9
5.-M~tivos para la fundación de la ~ociología por Augusto Comre y Lorenzo
Srein o o o • o •••••••••••••••• ; ••••••••••••••••••••••••••••••••• 21
6.-Aclaraciones suministradas por I:í Sociología general a la acción social
práctica .. o •••••••••••••••••••••••••••••• o ••••••••••••••••••••

22
'~ 7.-La aportación de la investigación social concreta a la acción social ....
~.-La sociología y los llamados "problemas sociales" en nuestro tiempo (fa.
\'0" oC> miliares, urbanos, rurales, étnicos, educativos, alimenticios, higiénicos,
1o/~ ~conól~.icos,. labo:al~s, industriales, de asimilación de grupos atrasados, de
r mvcncron, internacionales ) ."" o ••• o ••••••••••••••• o ••••••••

'7
"0 •

9·-Nuevos tipos de problemas sociales planteados por la automatización "


lo.-Fines }' medios en relación con la Sociología y la filosofía social. El pro·
blema del amoralismo o de la moralidad de: la investigación social ....
.I l.-La integración de estudios sociales varios en la formulación de las "po-
líticas" o •••• o ••••••••••••• o •••• o •••• o ••••• o o •••••
34
xv
xvi INDlCE GENERAL

CAPITULO 1II
PRECEDENTES, FUNDACION y PRIMEROS PASOS DE LA SOClOLOGIA
l.-Tardía fundación de la Sociología. Otros estudios sobre lo social. Filo-
sofía social. Precedentes de la Sociología . . _ . 37
"1.-0tros precedentes de la Sociología en el arte y la ciencia políticas, en la
ciencia' histórica, en la ciencia del Derecho y en la ciencia de la economía. 39
3.-0tros precedentes de la Sociología en el romanticismo alemán y en Hegel. 4'
4.-Precedentes en la escuela tradicionalista o de la restauración . 4r
·5.-Precedentes en la filosofía social del siglo XIX . • . . . • . • • . . . • • . . . . . . • 4'
6.-ta obra de Romagnosi " . 42
7.-Fundación de la Sociología por Augusto Comte . 42
Personalidad espiritual y filosofía de Augusto Comte . 42
El POSltlV1S~O • . • . . • • . • . • . . • • • . • • • • . • • • . • . • • . • . • • . • • . . . . . . 42
La ciencia. Las leyes científicas. La ciencia socia 1 •.....•.......• 42
El orden sistemático e histórico del desarrollo del intelecto. La cln-
sificación de las ciencias .
La Sociología de Comte .
Sociología y Psicología , .
Las leyes sociológicas .
Estática y Dinámica sociales. Orden y Progreso .
Estática social. El "consensus" ideológico .
Dinámica social. La ley de las tres etapas .
La humanidad. La sabiduría universal .
El idealismo sociológico .
La política positiva .
La religión positiva .
8.-La ciencia de la sociedad de Stein .
9.-La aportación de Proudhon .
ro-e-Carlos Marx y la Sociología .
1T.-La Sociología de Spencer .
Personalidad de Spencer .
Universo, energía y evolución .
Sociedad y evolución .
Organicismo spenceriano .
Clasificación spenceriana de las sociedades .
• Filosofía política y jurídica de Spencer , .

CAPITULO IV
LAS "ARIAS EXPERIENCIAS DE LO SOCIAL
l.-Múltiples aspectos de la experiencia de lo social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5'
2.-La convivencia, hecho radical en la vida del hombre 53
3·-Los varios grupos en los que vive o participa una persona humana . . . . . . 54
4·-Experiencia de lo social como afinidades y diferenciaciones 55
'j.-Conocimientos y modos de conducta aprendidos de los demás ,;6
6.-Las funciones transitivas de la vida humana mentol n al prójimo . 51-
INDICE GENERAL xvii
7--COnductas individuales influidas por tomar en consideración a otra per-
sona ;. 57
S.-La red de interacciones , _. 58
9.-Normas y mandatos 60
ro.-Experiencia de 10 social como facilidades y ayudas: el legado cultural y la
organización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61

CAPITULO V
LA SOCIOLOGIA COMO CIENCIA DE DETERMINADOS HECHOS
HUMANOS CON SENTIDO
r.-Problemas metodológicos 64
2.-Sobre si la Sociología es o no una ciencia de la naturaleza . . . . . . . . . . . . 65
3.-Escuelas sociológicas naturalistas .. . . . 66
4.-E1 monismo fisicista '; _. . . . . . . . . . . 67
5.-EI biologismo organicista , :......... 67
6.-Otras direcciones biologistas ',' , . 68
7.-El darwinismo social 69
8.-EI neopositivismo y el conductismo (behaviorism) 69
9·-Crítica de la Sociología naturalista ,........ T[
lo.-La Sociología naturalista es incapaz de aprehender lo humano .. 74
II.-EI problema sobre la interpretación del sentido de los hechos humanos
sociales , ,.... 75
A) Teoría de Max Weber ,. . .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . 75
B) Otras aportaciones a la Sociología comprensiva o interpretativa;
Cooley, Maclver, Znaniecki Mises, Schütz, Nadel, Parsons ... 80
12.-Más aclaraciones y mayores precisiones sobre el "sentido" o "significa-
ción" en Sociología. El sentido de algunas conductas subconscientes O
inconscientes, y de meros obrares expresivos 83
13·-Análisis de la acción teleológica ,' ,... 85
14.-La comprensión de lo humano 87
15.-La Sociología no es una ciencia del espíritu, sino que es una ciencia de
determinados hechos humanos Sg
16.-Concepción sociológica del romanticismo alemán. Su crítica R')
17·-Concepción sociológica de Hegel. Su crítica ",....... 91
18.-La Sociología tampoco es una ciencia de la cultura , ,.. 94
19.-Relaciones entre la Sociología y las ciencias de la cultura 9S
2o.-Influencia recíproca entre las formas y los contenidos sociales'. La Socio-
logía de la cultura 9S

CAPITULO VI
EL PROBLEMA DE LA DEFINICION DE LO SOCIAL
r.c--Dificultades para la definición de 10 social 100
2.-Necesidad de una idea clara sobre lo social 101
3.-La revisión crítica en Sociología sobre la definición de lo social 105
4.-La filosofía en la revisión critica 10"
s.-El planteamiento ontológico sobre el ser dl' lo so(I.1I .........•..•... 10...
, .';

xviii INDICE GENERAL

6.-Importancia y consecuencias prácticas de una definición dara y rigorosa de


la sociedad 107

CAPITULO VII
ESTUDIO DEL HOMBRE COMO INTRODUCCION AL ESTUDIO
DE LA SOCIEDAD. LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL
Y SUS INGREDIENTES SOCIALES
l.-El estudio del hombre como base para el conocimiento de lo social 1°9
2.-Refercncia a la vida humana y a sus caracteres esenciales 1 11
3.-La vida humana tiene que hacerse a sí misma 115
4·-Capaeidad de ensimismamiento y capacidad de proyección al exterior . . . 117
5.-Variedad de objetos en el mundo en que vivimos.................. 118
6.--:--La interpretación social del mundo como ingrediente de la vida humana. 119
7.-EI hombre puede anticipar mentalmente el futuro. El lenguaje. Los sím-
bolos.............................. "9
S.-Ingredientes de la "personalidad" concreta individual del hombre. 1:;::1
9.-Unidad empírica de la "personalidad" individual 123
lo.-El yo y la circunstancia 124
II.-El yo del hombre .. 125
I2.-La identidad del yo para sí mismo y para los demás '. 127
I3·-lngredientes sociales de la personalidad individual ..............•.. 129
14.-La personalidad del niño y el medio social. . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 131
15·-Las neurosis causadas por desintegración de la estructura social. . . . . . .. 131
I6.-El yo en su mundo o contorno determinado es albedrío o libertad 1.:)2
17.-Albedrío y leyes sociológicas 135
lB.-Igualdades y desigualdades entre los hombres. La unidad de cada perso-
nalidad individual _ , " 137
19.-Plasticidad y variedad de lo humano 142

CAPITULO VIII •
EL SUPUESTO Y LA BASE DE LAS RELACIONES INTERHUMANAS.
ESENCIALIDAD y FUNCIONES DE LO SOCIAL
l.-Preliminares 146
2.-La percepción del prójimo y la comunicabilidad con él, como supuesto y
fundamento radical de toda relación interhumana y de la sociedad. . . . . 147
3.-La percepción del "yo ajeno". La experiencia del nosotros. El "tú" y el
"otro" 150
4.-La inteligibilidad de la vida humana 155
5.-La percepción de los "yos ajenos" contribuye a perfilar la percepción
del propio yo, y a configurar la propia personalidad '56
6.-c--Esencialidad de lo social en la vida humana: el aserto aristotélico y su
superación 157
7.-Esencial correspondencia entre el yo, y el tú, o. el otro 15R
8.-La vida humana sólo puede partir de una base social. Socialidad e histo-
ricidad ,.................................... 159
9.-Carácter necesario de la historicidad del hombre. .. . . . .. . . . . . . . . . . . . 160
\~
INDICE GENERAL xix

lo,-Sociedad e Historicidad ' o.. • • • •• • 161


II.-La razón vital y la razón histórica . . . . . . . . . . •. . . . . . . . . . . . . . 162

CAPITULO IX
LA CULTURA Y SU FUNCION EN LA SOCIEDAD. CULTURA OBJETIVA,
CULTURA SUBJETIVA, CULTURA COMO HERENCIA
Y PATRIMONIO SOCIAL
l.-Los objetos culturales 164
a.c.-Culrura como vida humana objetivada " 165
3.-Estruetura de las objetivaciones de la "ida humana 166
4.-La cultura vivida en la sociedad 166
5.---eambios en la cultura 167
6.-La cultura como sistema de funciones de la vida humana 170
7.-AsPectos, y dimensiones sociales del mundo de la cultura: la cultura como
herencia social 17r
8.--Clasificación e integración de los objetos y pautas culturales 173
9.-Integración de los varios elementos culturales en el individuo y en la so-
ciedad '74
Io.-Influencias socio-culturales en la configuración de la personalidad: estu-
dios de M. Mead, Benedict y otros. Caracterización por Madariaga y Sa-
muel Ramos . _. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 17M
I,J .-EI factor individual en la personalidad socialmente configurada ] 83
1 ~.-Vaciados ambientes y subsectcres dentro de una misma cultura particular 184
I3.-Influencia de las experiencias infantiles en la formación de la persona-
lidad 1~¡!
14.-Categorías universales de la cultura.............................. Tf14

CAPITULO X
MODOS COLECTIVOS DE CONDUCTA. CREENCIAS, USOS, COSTUMBRES,
RITOS, SIMBO LOS, ETC.
I.~La sociedad se constituye y consiste en los modos sociales de conducta. . rH6
2.-La no substantividad de la sociedad ]87
3.-ReaJidad social como conducta humana influída por la interacción y como
pautas de comportamiento vigentes en un grupo.... .. . . . . .. . . . . . .. ]HH
4.-Divcrsos tipos de modos de vida: modos individuales y modos no indivi-
duales 189
5_-Clasificación de los modos de vida no individuales en "intenndividuales"
y "colectivos" 191
6.-Modos interindividunlcs de vida por imitación o copia .. _ _. 191
7.-Modos colectivos de vida por copia de: pautas comunales 192
S.-Combinaciones y mezclas de los modos individuales con los modos no in-
dividuales en la vid. real .. , ,........... '9H
9.-Componentes colectivos de la persobalidad individual. Personalidades so-
ciales del individuo creadas por los modos colectivos de conducta 199
r o.c.-Divcrsos grados posibles de adhesión a los modos colectivos 204
r rc--Rclacioncs intcrindividualcs }' relaciones colectivas _ _. . . 205
xx INDlCE GENERAL

12.-Mezcla y entrelace de las relaciones colectivas con las interindividuales 207


1.3.-Teoría de Durkheim sobre el hecho social . 208
14.-La presión de los modos colectivos. Diferencia entre la presión específi-
camente colectiva y otras presiones . 209
15'-I.as vigencias sociales " ." ." , " " ." . 2Il
·I6.-Diversas clases de modos colectivos de conducta: intelectuales, sentimen-
tales, creencias o convicciones, hábitos, usos. costumbres, derecho . 214
\ 17.-Modos colectivos intelectuales y emocionales . 21 5
18.-Creencias o convicciones sociales . 216
19.-Hábitos, usos, costumbres, convencionalismos . 21.7
20.-Reglas del trato social . 21 9
21.-El Derecho . 221
22.-Ritos y ceremonias ................•........................... 221
23:-Símbolos y unidad colectiva . 222
24.-Sanciones premiales y punitivas de los modos colectivos . 222
25·-Los modos colectivos implican un crédito de confianza a los demás . 223

CAPITULO XI
EL CONTROL SOCIAL
l.-Concepto de control social. Sus principales niveles y formas. Diferencia
entre controles individuales y controles sociales 225
2.-Supuestos de los controles sobre la vida humana 227
3.-Principales medios y formas de control social 230
4.-Aumentos y nuevas peculiaridades de las presiones colectivas y controles
sociales en nuestro tiempo 033
5.-La tiranía de la técnica .. " " . .. . . . . . . .. 235
6.-El hombre "perteneciente a la organización" 236
7.-Tipos de carácter personal y sociedad. La "muchedumbre solitaria" de Ries-
man _. 237
8.-Las "autoridades anónimas e invisibles" según Ecich From 243

CAPITULO XII
LA SOClALIZAClON DE LA CONDUCTA. LA MENTALIDAD COLECTIVA.
INDIVIDUO Y SOCIEDAD
l.-Los modos colectivos se originaron en individuos 247
2.-La socialización de un comportamiento individual. El poder social 248
3.-Rasgos específicos de los modos colectivos de conducta o hechos sociales.
Su magnitud peculiar '................................ 249
4.-EI llamado psiquismo colectivo ~ .. . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . .. .. 252
s.-La formación de nuevas conductas colectivas 253
6.-Las conciencias o actitudes sociales del individuo suscitadas por la colee-
tividad _., , 254
7.-Conciencia o alma colectiva 256
8.-Individuo y Sociedad. El hombre situado a la vez dentro y fuera de la
Sociedad _ _ _. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 258
9.-El destino individual y la vida social 258
lNDICE GENERAL xxi

CAPITULO XIII
EL PROGRESO Y EL CAMBIO SOCIAL
l.-Historicidad humana y progreso 260
2.-Principios sobre el progreso 265
3,-La condición social y el factor individual del progreso . . . . . . . . . . . . . .. 266
4,-La sociedad como condición del progreso 266
5.-El individuo, agente del progreso 268
6.-EI cambio socio-cultural-histórico 269
7.-El cambio o transformación de los modos colectivos. . . . .. . .. . . . . 271
S.-Los ingredientes de la invención 213
9.-Diversos grados del cambio histórico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
Io.--Colectividades y situaciones relativamente al margen de la historia .. , 275
II.-Carácter tradicionalista de los grupos primitivos 277
I2.-Conservadurismo, progresismo y radicalismo 278
13.-Sociedades relativamente estáticas 280
14.-Sociedades dinámicas. Los factores del cambio social 280
1. Factores externos de la naturaleza 280
n. Cambios en el número y en la composición de la población 281
m, T rastornos sociales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 281
IV. Determinantes culturales 281
A) Adopción de una fe religiosa 281
B) Desarrollo de la filosofía 282
e) Descubrimientos científicos 283
D) Inventos técnicos 283
V. Factores económicos " . .. . . . . .. . .. .. 283
VI. Comunicación y contactos entre los varios pueblos y culturas .. 284
15·-Correlaciones entre los cambios sociales 284
16.-La moda '. . . . . . . . . .. 285

C....PlTULO XIV
LOS FACTORES FISICOS y LA VIDA SOCIAL
l.-Ecología 289
' 2.-Alcance y papel en Sociología del estudio sobre la influencia de la natu-
raleza física en la existencia humana y en la vida colectiva 290
3·-Tipos de factores físicos que influyen en la sociedad 291
4·-Estudio correcto de los factores físicos; y monismo sociogeografista 291
s·-Factores fisicoquímicos y su modo de acción sobre la vida humana .. , 292
é.c--Diferencia entre factores puramente físicos y factores antropofísicos .. 292
7·-Diferencia entre causas agentes directas y causas agentes indirectas .. ',' 293
S.-Diferencia entre causas agentes (de todas clescs j y condiciones...... 293
9·-Diferencia entre la satisfacción de las necesidades biológicas y los hechos
culturales superiores 294
ro.c.-Diferencia entre comunidades menos}' más civilizadas en cuanto al influjo
de los factores físicos '. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 294
II.--Influencia inversa de los factores humanos sociales culturales sobre el
medio físico ' , ,.... 295
xxf /ND/CE GENERAL

r a.c-Principalcs hechos colectivos influidos por factores físicos........... 295


13.-EI influjo de los factores cósmicos en la vida humana social.".. . . . . . . 293
T4--Factores geográfico, " 295
I5.-Efectos sociales de los factores climáticos ". . . 297
I6.-La influencia de la fauna y de la flora en las relaciones, las estructuras
y los procesos sociales 298
17.-Influencia de los recursos inorgánicos naturales en las relaciones, las es-
tructuras y los procesos sociales _ _. ".. __ _. 299
IR.-Los factores físicos y el concepto de riqueza 30C

CAPITULO XV
CONDICIONES y FACTORES DIOlOGICOS y FACTORES PSICOlOGICOS
r.-Preliminares. La llamada "naturaleza humana" 307
2.-Ejemplos de factores biológico, 305
3·-la edad 305
+-Difercnciación sexual 306
5.-la fecundidad 306
6.-La lucha biológica por la existencia :.............. 306
7.-la salud y la enfermedad. La mortalidad ," 307
S.-La herencia ...............•...•.............................. 3013
9.-L05 instintos. Su diferencia de los hábitos 310
Io.-Los hábitos .•................................................ 31')
r rs--Papcl de los instintos y de los hábitos en la vida humana y especialmente
en la social. .. .. . . . . . .. . . . . . . . . . ... . .. . . . . . . . . . •. . .. . . . . . . . . . 314
12.-L05 deseos o necesidades sociales fundamentales del hombre.......... 315
1. Deseos de respuesta emocional por parte de otros individuos.. 316
Il. Deseo, de seguridad ' 316
III. Deseos de nuevas experiencias 316
IV. Deseos de reconocimiento ,.... 517
V. Deseos de ayudar 3I7
VI. Deseos de ser libre y de autoafirma rsc _. . . .. 317
13·-Lis actitudes 317

CAPITULO XVI
RAZAS Y SOCIOLOGIA
r.z--Eercrcs involucrados en el concepto vulgar <1,. raza. Fallidos intentos de
la antropología para aclarar este concepto 319
2.-La ciencia genética contemporánea y las "razas" _. . . . . .. 322
3.-Crítica" de los viejos conceptos de raza 3. la luz de la gcnétil':l contcm-
poránea 326
4.-Cruces y variedades intermedias ;..................... 328
5.-Círculos sociales o grupos colectivos determinados por un criterio étnico. 329
6.:.....-Influencia del medio y de las funciones en las diferencias. orgánicas· . .. 330
7.-Pueblos o naciones y razas 331
8.-Paridad fundamental de todos los hombres. El problema de la capacidad
en la, diferentes estirpes 33'
lND1CE GENERA.L xxiii

9·-Raza y cultura. Raza y lengua ...... ... ... ... .... 333
Io.-Exposición de las doctrinas racialistas 334
A) Doctrinas con pretensiones de una Filosofía de la Historia: Go-
bineau y Chamberlain 335
B) Doctrinas antropométricas: Lapouge y Arnrnon 336
C) Doctrinas racialistas de la herencia: Galton y Pearson 336
D) La fraudulenta concepción racista del nazismo alemán 337
1 r.-Crítica de las doctrinas racialistas 338
-r a.c-c-Ccnciencia racial, prcjuc¡o y discriminación racial. como hechos reales.. 340
13·-Pn:juicios y discriminación como formas colectivas de comportamiento.. 341
14.-F:lctorcs que generan prejuicios :.............. 342
I5.-E1 "círculo vicioso" en el desarrollo de los prejuicios.............. 345

CAPITULO XVII
l.A INTERACClON SOCIAL. LAS RELACIONES SOCIALES
l.-Cnncepto de la interacción humana 347
2.-[;1 interacción y el enfoque formalista de la misma, según Sirnmcl 348
3.--Crítica de J;¡ doctrina formalista de Sirnrncl sobre la interacción 349
4.-Estudio )' análisis psicológico de la interacción. Acciones transitivas }' ac-
ciones intransitivas 350
5.--1a relación social :\52
6.-L1. relación social según Wiesc como una situación de· distancia 354
7.-EI carácter recíproco de la acción social 355
s.c--Lotcracción que produce imitación 355
9.-L1 imitación, la sugestión y la propaganda 358
r o.c.-Propaganda y Psicoanálisis 360
Il,-Imitación consciente y deliberada 362
I~.-La acción colectiva..Cooperación por similitud y por división del trabajo. 363
J 3.--1.:1 múltiple variedad de pro<.:('sos de interacción. . . . .. . . . . . . . . . . . ... 365
14.--Jnteracción en presencia e interacción en ausencia.................. 366
15.-Diferencias entre la interacción en presencia y la interacción .1 distancia 367
16.-Interacciones en presencia interferidas por la influencia de persona$ o
• grupos ausentes. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 368
'l.-Interacciones que: producen Facilitación e interacciones que producen in-
hibición 370
[H.-Algunos factores "inconscientes ('11 1.1 intcrurción 37 1
19.-La compensación _. '. . . . . . 37 1
20.-l.a racionalización 37 2
::n.--La idcntificn-ión _ _.................... 373
2::!.-La n:grcsiún ~ _ ' 37?,
23.-~-L; .. proyección _ _ - . . . .. 373

CAPITULO XVIII
In'I.ACIONES y PROCESOS SOCIALES I'N GENERAL
1.--.ConCt-PlO-d-: rctarion social y concepto de proc('so soci.rl )' rom-xión entre
:1I11hos _ " :)74
xxiv INDICE GENERAL

2.-Conceptos más restringidos y específicos de relación social y de pro-


ceso social / "......................... 375
3.-Diversas clasificaciones genéricas de las relaciones sociales........... 376
4·-Reladones "interindividuales" y relaciones "colectivas" -. . . 377
5.-Relaciones primarias y relaciones secundarias ........•.............. 377
6.-Re1aciones sociales organizadas y relaciones sociales relativamente espon-
táneas o en plasticidad 378
7.-~elaciones sociales po.r interpenetraci6n o fusión parcial y relaciones so-
ciales por convergenCia 380
8.-Clasificación de las relaciones sociales en relativamente pasivas y en activas 382
9.-Relaciones de dominación y relaciones de colaboración en paridad ..... 383
Io.-Los procesos sociales como movimiento o cambio en las relaciones sociales
y corno producción de esas relaciones '" . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . .. 386
11 .-Análisis del proceso social según Wiese 387
I2.-Procesos asociativos y procesos de oposición 388

CAPITULO XJX
PROCESOS ASOCIATIVOS
I.-Contactos y procesos asociativos ..•.............................. 390
2.-Procesos asociativos: sus factores iniciadores 391
3.-Procesos de acercamiento o aproximación 391
4.-Procesos de ajuste . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 392
5·-Procesos de acomodación 393
6.-Procesos de transcuLturación 394
7.-Procesos de asimilación :.... 395
8.-Amalgamación o mestizaje 398
9·-Integración, unión o fusión 399
ro-e-Procesos de cooperación 401

CAPITULO XX
PROCESOS SOCIALES DE OPOSICION y DISOCIATIVOS
l.-Impulsos antisociales, disociativos y de oposición ... ...... ... .. 403
2.-Actitudes de oposición y disociativas. Actitudes restrictivas 404
3.-Com~~~ncia. Rivalidad 405
4,-OposLclon .' 407
5.-ConfLicto y lucha 408
6.-Terminación de los conflictos .. , , , . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 413
7.-Combinación entre procesos .disociativos y procesos de cooperación 415

CAPITULO XXI
FORMACIONES, COMPLEJOS O GRUPOS SOCIALES. SUS DIVERSOS
TIPOS. CLASIFICACIONES VARIAS
l.-Nociones generales sobre las formaciones o los complejos o grupos sociales 416
2.-El problema terminológico en esta materia " 418
).-·foormaeiones, complejos o grupos sociales en relación con las varias clases
de pluralidades humanas: de clase; de agregación; y de interactividad 418
INDICE GENERAL xxv

4·-Materiales de los grupos sociales ' . 420 .


5.-EI problema de la clasificación de los grupos o complejos sociales . 4 20
6.-elasificaci6n de los grupos en cuanto al número de sus componentes:
pareja; trío; grupos mayores '-# •• • • • 4 20
7·-Importancia del número en los complejos o grupos sociales . 42 2
8.---Clasificación desde el punto de vista de la duración . 4 23
9.--Clasificación desde el punto de vista de la proximidad en el espacio .. 4 23
IO.---Clasificaci6n desde el punto de vista .del grado de intimidad entre los
miembros " ' , " .
1L-GrupoS primarios y grupos secundarios .
l2.-Clasificación basada en el grado de la distancia social entre el hombre
individual miembro de un grupo y este grupo .
I3.-La diferencia entre comunidad y asociación establecida por Toennies. Ul-
teriores desarrollos de esta distinción h.
428
I4.-Clasificación en grupos no institucionalizados y grupos institucionalizados 43 1
I5.-~~a institución según Hauriou : . 43 1
I6.-Grupos suscitados por la naturaleza y grupos de pura creación humana 433
I?-Grupos totales o suprafuncionales y grupos especiales o funcionales .,. 433
18.-Clasificación de los grupos por su tipo de ubicación en el espacio . 434
I9.-Clasificación estructural u orgánica de los grupos . 434
2o.-;-Interferencias múltiples y combinaciones de las varias clasificaciones de
los grupos sociales . 435
21.-Pertenencia de cada persona a múltiples grupos sociales . 436

CAPITULO XXII
LAS MUCHEDUMBRES
r
l.-LaS muchedumbres. Sus diversas clases............................ 437
2.--Características de las muchedumbres en sentido estricto ', . . . . .. 438
3.-Muchedumbres excitadas O activas .. _. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 438
4·-La muchedumbre turbulenta 439
s.-Caracteres de la acción de las muchedumbres turbulentas 443
6.-Cambio de dirección en la conducta de la muchedumbre turbulenta 444
7.-Muchedumbres presas de pánico 445
8.-Los valores y las multitudes turbulentas 445
9.-EI auditorio o público 446

CAPITULO XX/lI
GRUPOS SOCIALES PERMANENTES NO ORGANIZADOS. CIRCULOS
y CLASES SOCIALES
l.-Los círculos sociales. . .. .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 447
2.-Círculo social y usos y costumbres 448
3.-Coneurrencia interferente o secante de varios círculos sociales 449
4.-Los estratos o capas sociales: clases, castas y estamentos 449
5.-Dificultades para la definición y la delimitación de las clases sociales 450
6.-Criterios determinantes de la estratificación en clases sociales 451
7.-Detenninación y descripción de la clase social 452
xxvi INDlCE GENERAL

8.-Concienci'l de clase. .. . .. . .. . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . . .. . .. . . . . .. 453


9·-Circulación entre las clases y movilidad vertical 456

'" CAPITULO XXIV


LOS ENTES COLECTIVOS INSTITUCIONALES, EN GENERf..L
r.-Conceptos fundamentales. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .. 458
::l.-Diferencia entre instituciones con finalidades objetivas y asociaciones de
provecho personal _. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 459
3.-Definición de los grupos o entes institucionales. Su permanencia, sus fun-
ciones y sus ingredientes 460
4.-La realidad no substantc de los entes institucionales. . . . . . . . . . . . . .. .. 46l
5.-Factores que han suscitado el error de pensar los entes institucionales "co-
mo substantes 462
6.-Ideales, deseos, experiencias técnicas, psicológicas y sociales, y estructuras
para la superación de obstáculos, en los entes institucionales _464

CAPITULO XXV
LA FAMILIA
l.-Naturaleza y cultura en la familia 466
T-Tipos varios de familia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . .. 467
T-La familia moderna en las sociedades occidentales 469
,...L-Características generales de la familia 469
,2;...-Comunidad y asociación en la familia. La regulación jurídica del matri-
monio _. . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 47T"
..,0 "'-Formación y desenvolvimiento de la familia occidental ronremporánen L. 475
7.-La acción de la familia sobre la personalidad de sus miembros 474
8. Intimidad y socialidad en la familia 477
9:=--Evolución" y cambios de la familia monógama _. . . . . . . 477
ro::::=-La dinámica histórica en el seno mismo de la familia ". . . . . . . . . . . . . . . 47B
~

CAPITULO XXVI
LA COMUNIDAD LOCAL. SOClOLOGIA RURAL y SOCIOLOGIA URBANA
l.-La comunidad local. Sus "arios tipos: aldea, villa, ciudad, gran ciudad.
Sus características generales _. . . . . . . . . . . . . . 471,)
2.-Ingredientes comunitarios, e ingredientes asociativos ('O la comunidad local 4~L~
3.-Contrastts entre lo vida rural y la vida nrbao» 483
A) Menor o mayor población 483
B) Grado de menor o mayor densidad de población 4fL~
C) Dependencia predominante de la agncultura o de la industria,
comercio u otras profesiones ."............................ 4~4
D) Diferente!'> efectos de las ocupaciones rurales y de las urbanas en
la configuración de la personalidad :...................... 4R4
l.'.:) Relativa autarquin frente a intensa interdependencia .... ..... .. 4H)
1'.1 Relativamente poca división del trabajo frente a una gr:lfl divcr.
sificuión de especializaciones .. _ __ . . . . . . . . . . . . . ..¡.x",
INDlCE GENERAL xxvii

G) Vida relativamente simple frente a vida muy compleja 485


H) Mayor número de relaciones primarias o personales frente a ma-
yoc número de relaciones impersonales o funcionales 486
1) Mayor presión colectiva frente a menor control social 486
1) Estructuras estáticas Frente a dinamismo. Monotonía }' regula.
ridad frente a variedad y cambio 487
K) Mayor tolerancia en el ambiente urbano que en el rural. 487
L) Permanencia de la población frente a movilidad de ésta 488
M) Angosto horizonte cultural frente a amplias perspectivas 488
N) Rigidez o estabilidad en la estratificación social frente a movili-
dad vertical .......................................•... 490
O) Tradicionalismo frente a individualismo asociativo 490
P) Sentido conservador frente a sentido progresista .....•....... 490
Q) Sanas costumbres frente a focos y ocasiones de corrupción 490
R) Diverso grado en el sentimiento de comunidad 491

CAPITULO XXVII
LA NACJON
r.-La nación pertenece al tipo de comunidades totales 492
2.-La horda, el clan, la gens, la sippe : :........... 493
3·-La tribu 494
+-Variedad de las realidades empíricas cubiertas con el nombre de "nación" 495
s.-La nación no se constituye ni se define por la comunidad de sangre .. 495
6.-La nación tampoco es comunidad de lengua 497
7.-Tampoco la configuración geográfica es constitutiva de la nación 497
R.-Un pasado común como factor de la nación : 498
9·-CuItura y nación 499
ro---Solidaridad en el presente y hacia el futuro (amo factores determinantes
de la .nación 500
JI .-Nación y Estado ...... ... ......... ...... .......... 502
12.-EI Estado como factor en la formación de la nación ,." ," 503
13.-La conciencia de formar parte de una nación como condición de perte-
nencia a ésta 505
14.-Variedades en la actitud de los diversos sectores de una nación respecto
de ésta 506
1 ;.---Comunidadcs supranacionales 50,

CAPITULO XXVIlI
SOCIOLOGIA DE LA CULTURA Y DE LA HISTORIA

h) INTRODUCCION A LA SOCIOLOGIA DE LA CU LTURA


r.c--Las estructuras}' los procesos sociales en relación con los contenidos de
la cultura _. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . soR
2.-Cultura }' vida. Relaciones entre las formas de la "ida}' las obras cultu-
rales. Relaciones entre la Sociología y las ciencias de Lt cultura 509
3.-Sociología de la Historia....................................... 512
xxvrii IN DICE GENERAL

B) EL M~NISMO DEL IDEALISMO ABSOLUTO DE HEGEL


4.-Resumen de la sociología y filosofía de la historia de Hegel 5' 4
5.-Critica de la doctrina social e histórica de Hegel 5'6

C) EL MONISMO EcoNaMICISTA O MATERIALISTA-HISTOJtICO DE CARLOS MARX


6.-Resumen de la concepción economicista de la sociedad, de la cultura y
de la historia de Marx........................................ 5'7
7.-Comentarios para la interpretación de la concepción económica o mate-
rialista de la sociedad, la cultura y la historia de Marx 519
a) Supuestos y fundamentos hegelianos 5'9
b) El materialismo histórico es sólo un ensayo de la teoría de la
sociedad, de la cultura y de la historia, y no una filosofía ma-
terialista general 520
e) Monismo y determinismo de la teoría economicísta de la socie-
dad y la historia de Marx 52I
d) Contradicción entre el materialismo histórico y la política socia-
lista 522
e) Rectificaciones esenciales introducidas por los revisionistas a la
tesis del materialismo histórico 524

D) CRITICA SOBRE EL MONISMO ECONOMICISTA O MATERIALISMO HISTQRICO


S.-Enfoque de conjunto 527
9.-Defectos y errores que el monismo economicísta heredó de Hegel. .. .. 527
Io.-EI errOr característico de todos los monismos. .. . . . . .. . ... .. . ... . . . 527
1 l.-Crítica del concepto de relación causal como fuerza eficiente unilateral •. 528
12.-Imprecisión del concepto de factor económico. Ingredientes espirituales
entrelazados con lo económico , 529
13:-Los factores de creación espiritual, olvidados por la interpretación econó-
mica de la historia ... ...... ... ... ...... ... ...... ... 530
'4·-El olvido del papel del individuo creador ' " , .. 53'
'5.-La primacía de lo humano propiamente dicho sobre la naturaleza es la
verdad, y no lo. es el determinismo económico 532
,6.-No todas las luchas son por motivos económicos. " .. , " . 533
17.-La historia universal no es solamente lucha. .. . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 533
·.i
IS.-EI espectáculo de la historia contradice el determinismo económico. . . . .. 533
19.-Residuo positivo de la interpretación económica 534

CAPITULO XXIX
LA DINAMICA SOCIO-CULTURAL.HISTORICA
l.-El problema de la relación entre las varias clases de factores que inter-
vienen en la producción y en el desarrollo social histórico de la cultura.. 535
2.-Ideas y fuerzas reales en el proceso histórico-social de la cultura. Direc-
trices de Max Scheler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 536
3·-La función de los factores ideales y la función de los factores reales en
el proceso dinámico de la cultura............. 537
INDICE GENERAL xxix

A) Ley de articulaciÓn o cooperación entre los factores ideales y los


reales en el proceso de realización de la cultura 538
B) ley de relación entre la realidad histórico-social, existente en un
determinado momento y la acción ulterior del espíritu sobre ella 539
C) La relación concreta en cada situación histórica entre las posibili-
dades idealesy los factores reales. La historia que es y la historia
que pudo haber sido 540
4.-El problema sobre la unidad de la historia universal de la culturo. Expo-
sición crítica de Spengler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 540
s.-Desarrollo crítico sobre Spcnglcr. El proceso universal de la civilización
según Alfred Weber 544
6.-Las fuerzas humanas de trascendencia espiritual según Alfred Weber. .. 547
7.-La historia y el problema de nuestro destino 547

CAPITULO XXX
SOCIOLOGIA DEL LENGUAJE
l.-Algo sobre la esencia del lenguaje 548
.2.-La Sociología del lenguaje como iniciación a la Sociología del conocirnien-
too Temas de la Sociología del lenguaje ..... 550
3.-El lenguaje, función objetivarxc y encarnación del espíritu 551
4.-EI lenguaje, condición, factor y producto de la vida social 552
5.-EI lenguaje en general y las lenguas en particular .. . . . . . . . . . . . .. 553
6.-EI idioma como sistema coordinado de cultura ........... 554
7·-EI lenguaje como hecho social 554
8.-El idioma condicionado e influido por la sociedad y por la cultura con-
creta de ella 555
9.-EI idioma, expresión de una comunidad. El proceso de diferenciación so-
cial manifestado en la lengua '. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. "557
lo.-EI idioma como reflejo de fenómenos sociales 557
I I .-la difusión y la reducción del área de los idiomas, trasuntos de fenóme-
nos de poder social 558
I2.-Sociología del lenguaje y Sociología del conocimiento. . . . . . . . . . . . .. . 558
I3·-EI lenguaje como factor de socialización 559
I4.-El idioma como Factor de integración y conservación del grupo. 559
I S.-El idioma, vehículo de representaciones éticas y políticas. Su influjo sobre
los fenómenos sociales 560

CAPITULO XXXI
SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO O DEL SABER
l.-Noción sumaria sobre la tarea de la Sociología del conocimiento 561
.2.-Breve resumen sobre los principales antecedentes.y trabajos de Sociología
del conocimiento _. __ . . . . . . 562
La teoría de los ídolos de Bacon _ _. . . . . . 562
La teoría de las ideologías de Carlos Marx. La superación crítica de
esta teoría ')62
Algunas elaboraciones <.1<: Nietzsche _.. _. . .. 5ó3
xxx lND1CE GENERAL

La teoría social del pensamiento según Durkheim y su escuela. La apor·


tación de otros sociólogos franceses : 563
La teoría de los residuos y las derivaciones de Vilfredo Pareto . . . . . 564
\ La Sociología 'del saber de Max Scheler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 565
La Sociología del conocimiento de Mannheim 567
A) La vinculadón del conocimiento a la existencia humana social
según Mannheim ;67
B) La penetración del proceso social en la estructura del conoci-
miento _. _.................. .. 569
e) La SOCiología del conocimiento no implica una derivación hacia
el escepticismo ni hacia el irracionalismo, sino tan sólo el pro-
grama de una gnoseología relacionista . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 569
D) El pensamiento político y social especialmente condicionado por
factores colectivos 570
E) El concepto de ideología y el concepto de utopía. . . . .. . . . .. 57'
Breve alusión a los estudios de Sorokin en Sociología del conocimiento 572
Mención de la realización de Bertrand Russell 572
3.-Algunas consideraciones y algunos ejemplos de la influencia de la realidad
social histórica en la filosofía jurídica y política 573
4.-':"La influencia del conocimiento sobre la sociedad. La inteligencia, el inte-
lectual y la ciencia en la vida colectiva . . . . . . . . .. 574

CAPITULO XXXII
SOCIOLOGIA DEL DERECHO
l.-Diferenciación 'entre las siguientes disciplinas: A) Ciencia dogmática o
técnica del Derecho positivo; B) Filosofía del Derecho; C) Historia del
Derecho; y D) Sociología del Derecho 578
2.-El Derecho como hecho social. Temas de la Sociología del Derecho 581
3.-Tipos de necesidades sociales que el Derecho trata de satisfacer 583
A) Resolución de los conflictos de intereses 584
B) Organización del poder político ... .. .... ... .... 586
C) Legitimación del poder político. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 587
D) Limitación del poder político ..................•........ 588
4.-Los principales tipos de intereses que demandan protección jurídica ... 589
5.-El deseo de certeza y de seguridad como motivación del Derecho positivo,
y la necesidad de cambio 589
6.-EI "Derecho vigente" como resultado del poder social predominante. El
"hecho constituyente" como origen del sistema formal del Derecho vi-
gente 59'
7.-La acción del poder social en el apoyo y desenvolvimiento ulteriores del
Derecho 593
8.-EI poder social no es relación de violencia material 596
9.-Análisis de los factores de la producción y transformación del Derecho . '. 59H
lo.-Tipología sociológica de los varios entes colectivos en relación con el
Derecho 60.:;
lI_.-Uniformidades sociales preexistentes y Derecho... .. 604
r 2.-La lucha por el Derecho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 60ó
¡NDICE GENERAL xxxi
13.-Fuerzas conservadoras y fuerzas reformadoras en el Derecho 607
I<f.-Fuerzas sociales que actúan sobre la legislación 608
A) Consideraciones generales 6o~;
B) La acción de la opinión pública sobre la legislación ooooooooo 609
C) Oposición entre los varios intereses 610
D) Acción de Jos grupos organizados sobre la legislación........ 610
E) Acción de los partidos políticos sobre la legislación ooooo•... o 6Il
F) Medidas de hostilidad para influir sobre la legislación .. o. o. 612
G) La acción de los juristas sobre la legislación ·612
Is.-Influencia de los factores sociales en las sentencias judiciales y en las re-
soluciones administrativas ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 613
I6.-EI Derecho positivo constituido actúa como una poderosa fuerza social 614
I7.-EI problema del reconocimiento o de la adhesión a las normas jurídicas 6x6

CAPITULO XXXIII
TECNICA y SOCIEDAD
l.-La técnica en las sociedades adelantadas de hoy en día . . . . . . . . . . . . . .. 619
2.-La variedad de las técnicas o •• o • o o ••• o o o o • o o • o • o •• o o • o •• o •• o o ••• 621
3.-La esencia de la técnica. Su raíz vital y su finalidad o • o ••• o o •••••••• o 622
+-Tres etapas de la técnica: técnica del azar; técnica del artesano; .récnice
del técnico o... oo•... ooo.•.•... o.•........•. o. o... o. ooooo.• o. 626
5·-Técnica y espíritu o ••••• o o ••••• o o •••••• o • o o ••• o o o o .' • o o • o o' o. •• 629
6.-La técnica como factor de cambios sociales o • o o ••• o o o • o o ••••• o • o. 630
7·-También el espíritu influye sobre la técnica o o o • o ••••• o o •• , •• o. 632
8.-Ejemplo de las muchas}' varias influencias ejercidas por un invento téc-
nico: .la radio o o o •• o •••• o ••• o o ••••• , o ••••• o' •••••• o • o o •• o •• o • o 633
A) Sobre uniformidad }' difusión . o. o.. o oooo oo.• o 634
B) Sobre las diversiones y entretenimientos o • o o • o ••••• o • :. 634
e) Sobre el transporte o.•.......... o..•... ooo. o.. o.... oo. .. 634
D) Sobre la educación o. 00 . oo o o.. o.. o.. o' 6'\4
E) Sobre la difusión de la información o' oo.•.... o oo... oo. o 634
F) Sobre la industria y el comercio, y sobre las profesiones o..... 634
G) Sobre e! Derecho}' la Política .. o o.. o.. o' o. o. o o. o 635
H) Sobro otros inventos 635
. l) Sobre otros varios aspectos o ooo o. : '0 . oo o 635
9o-Tecnlca y guerra •... ooo... o.. o.. o. o. o. o.. o.. o. o. oooo... ooo. .• 635
ro.e-Efectos sociales de las técnicas biológicas (higiene y medicina). o o •• •• 636

CAPITULO XXXIV
SOCIOLOGIA DEL ARTE
l.-Temas de la sociología de! arte :......... . .. .. .. .. 638
a.c-elndividualidad }' sociedad en la creación artística o o o ••• o ••••••••• o.. 638
3.-EI arte responde a una necesidad de la vida humana o • • • • • 639
4.·-elasificación de las artes . o • o •••• o •••• o •• o •• o o o •••• o o •• o·. • • • • •• 640
50-Arte y juego ... oo. oo. oo.. o..... o. o.. ooo. o' .... ooo... o.. o. o.. o 64r
6.-Implicación de creador y espectador en el arte. Relación social entre ambos 644
xxxii lNDICE GENERAL

7.-Presenóa del arte en todas las sociedades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 645


8.-11 influencia social en la producción artística: individualidad creadora y
contorno social 645
9.-Influenóas del arte sobre las realidades sociales. El "Público del Arte" .. 649
ro.-Efectos sociales del arte _. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 649
A) Arte y diversión 649
B) Arte y educación 650
e) Arte y propaganda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 65 r
D) Desconfianza de los regímenes cerrados frente' al arte . . . . . . .. 651
E) Funciones e instituciones sociales suscitadas por el arte .... . .. 652
INDICE ALFABÉTICO DE AUTORES • . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . • . • . • . . . . . . • . 653
INOICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 661
v
. ;'"
....

CAPiTULO PRIMERO

OBJETO Y PROPOSITO DE LA SOCIOLOGIA. SUS DIFERENCIAS


Y RELACIONES CON OTRAS DISCIPLINAS
SUMARIO:-l. Preliminares sobre la /1fl1daciólJ de /a Sociología, SU! desen-
oolrimientos encicíopédiros, su revisión ahíta ')' su aclllaJidaJ.-2. Primer
esbozo sobre el objeto de la Soá%gía. Diferenáas entre ésta y otras ciencias
«[ines. Relaciones en/re los hechos socia/es y sus [actores ) JIU conteni-
d01.-3. Dimensión científha de la Sociología. Explicación y comprensión de
lo! hechos sociales.-4. Conceptos generales, tipos, regularidades. Diferencia
entre COI}ceptOJ JOciOJÓgitOI y conceptos hiJlórüos.-"). Sociología e HiJto-
,.ia.-6. La Sociología 110 es una ciencia normativa sino una ciencia teórica.
Su difl'rencia de la filosofía social.

l.-PRELIMINARES SOBRE LA FUNDACION DE LA SOCIOLOGIA, SUS


DESENVOLVIMIENTOS ENCICLOPEDICOS, SU REVISION CRITICA
y SU AcruALIDAD
, Una idea relativamente satisfactoria de una ciencia no se puede lograr en el
momento de iniciar su estudio, por vía de una definición. sino solamente cuando
uno se ha familiarizado con sus problemas; por lo tanto, no al comienzo de un libro
O de un curso, sino al final. Es-ta observación, que generalmente, en mayor o menor
grado, es válida respecto del estudio de cualquier ciencia, tiene muy especial apli-
cación al estudio de la Sociología, por razón de las particulares características
de su fundación, de su desarrollo, de la discusión crítica sobre su objeto, sus
temas y sus métodos, y del formidable crecimiento que ha tenido en nuestros días.
Cuando la Sociología fué fundada como una ciencia independiente por el
pensador francés Augusto Comte ('798-'857), creador del positivismo, recibió
un contenido que, en cierto modo y hasta cierto punto, tenía proyecciones enci-
clopédicas: como ciencia de la existencia colectiva del bombre v.
se debía fundar
en las demás ciencias, pero al mismo tiempo incluirlas en alguna manera a todas
ellas. Aunque Comte quiso que la Sociología fuese una ciencia de igual carácter
que las demás ciencias, es decir, empírica e inductiva, por otra parte consideraba
que la Sociología comprendía dentro de sí en algún modo los objetos de todas
las demás ciencias, porque el hombre en su realidad colectiva incluye dentro de sl
la totalidad de las leyes que rigen el mundo; y porque además la hlmlallidad o
espíritu humano en su desarrollo histórico absorbe en sí y refleja todas las leyes
de los fenómenos en los cuales se basa y de los cuales ha surgido.
Tal tendencia hacia lo enciclopédico se desarrolló en la producción sociológica
de algunas escuelas positivistas -aunque no en todas. Al caer en la. cuenta de la
SOl;lol<J¡:i:O._l.
2 SOClOLOGIA EN EL PROXIIIIO PASADO

influencia que lo social ejerce sobre todo lo humano -y también sobre el mundo
físico, a través de la acción técnica del hombre-c-, se hizo caer bajo el- dominio
de la Sociología todas las ciencias del hombre. (v. g., Psicología, Historia, etc.),
}' de la cultura o de los productos humanos (Filología, Teoría del arte, Jurispru-
dencia, Ciencia Política,' etc.) , e incluso las ciencias exactas y las naturales en la.
medida en que éstas se hallen condicionadas por factores colectivos.'
Esas tendencias enciclopédicas suscitaron, a fines del siglo XIX y comienzos
del xx, una multitud de estudios monográficos sobre los más variados temas, a
título del aspecto social que cada uno de ellos pudiese presentar; pero las más
de las veces sin una clara visión de cuál debiera ser su entronque con la Sociología.
No se veía la diferencia entre el método o punto de vista sociológico aplicable
al estudio de muy variados ternas, y la Sociología como ciencia aparte con objeto
propio.
Desde comienzos del segundo decenio del siglo xx, y aún algunos años antes,
se hizo sentir cada vez más intensamente la necesidad de proceder a una revisión
crítica de los supuestos sobre los cuales se debe apoyar la Sociología, del objeto
propio de esta ciencia, de los temas que ha de estudiar, de los métodos adecuados,
y finalmente de la función práctica que pueda desempeñar."
Esta revisión crítica ha producido varios resultados muy favorables y satisfac-
torios, sobre todo en lo que atañe a aclarar cuál es el objeto propio de la ciencia
sociológica, también en lo relativo a los métodos adecuados para ella, y asimismo
en lo que toca a sus relaciones con otras ciencias afines. Mientras que hasta hace
. unos veinticinco años la disparidad y la heterogeneidad de los contenidos de los
libros de Sociología eran enormes, en los últimos lustros se ha progresado mucho
en llegar a un acuerdo sobre males son los temas fundamentales de esta disciplina,
y en gran parte también sobre los métodos adecuados.
Sucede, además, que ,hI. enorme crisis general de nuestro tiempo, que afecta
todas las dimensiones de la vida humana y de modo muy especial a la existencia
1 Esta tendencia enciclopédica se manifestó ya en cierto modo en la obra de Cm.HE iCours
de Pbilosopbie Positiue, Paris, 1930-42; Systeme de Politique Positioe, 0« Traité de Sociologie
inslilua'lI la Religion de í'Humanité, Paris, 1851-1854)_ Se manifestó también en la como
posición de algunas obras muy voluminosas, con contenido enciclopédico y a la vez con la
pretensión de constituir un sistema total, por ejemplo en las obras de: SPENCER (Principie!
of Sociology, tres tomos, 1876-1896); SCHAEFFLE, A., (Bau und Leben des soziaien Koerpers,
1881, Abriss der Soziologie, 1906, en las que intenta una unificación sistemática de las
ciencias culturales, sociales y naturales, al hilo de una idea. organicista); OPPENHEIMER (Syslem
der Soziologie, 1922-26); WARD (Lester F.), (Dynamic Sociology, 1883; The Psycbic [aaors
of Cioilization, 1893; PMe Sociology, 1903; Applied Sociology, 1906, en las que ofrece
una' concepción del mundo, abarcando lo cosmológico, lo biológico y lo psicológico); GID-
DINGS (Franklin) (The Principies of Sociology, 1896; Blements of Sociology, 1898; lndmtíoe
Sociology, 1906; Descritnioe amJ Historical Sociology, 1906; Smdies in tbe Tbeory of Human
Sociesy, 1922; The Sciemiiic Sludy o] Human Societv, 1924; en las que expone la evolución
de la vida social desde las llamadas sociedades animales hasta las colectividades. históricas
contemporáneas; y desarrolla su teoría de -la conciencia de la especie y. de la conducta pi u-
ralista}; WORMS (Pbilosopbie des Sciences Sociales, 1903·1907, sobre la base de ideas or-
ganicistas y evolucionistas).
2 Cfr. RECASÉNS SICHES (Luis), La actual revisión critica de la Sociología, Revista Me-
xicana de Sociología, Año 1, Núm. 1, 1939; WJESE, Fondo de Cult. Econ., México. 1943;
SIMMEL (Jorge), Sociología, trad. de J. Pérea Bances, 1. Rev. de Occidente, Madrid. 1926,
pp. 11 Y ss.: BLONDEL (Ch.). Psicología Colectiva, Edit. Amer., México, 1945. pp. 14 Y 52;
MAclvER (R. M.), Comunidad. Estudia Sociológico, trad. de J. Prados Arrate, Ed. Losada,
Buenos Aires, 1944. p. 21.
LA SOCIOLOGIA EN LA ACTUALIDAD 3

colectiva del hombre, ha ejercido y sigue ejerciendo una vigorosa influencia sobre
la entraña misma de la Sociología teórica, en tanto que, por un lado, estimula
a pensar y estudiar más agudamente los temas relativos a la contextura y mecánica
de la sociedad. y por otro lado ofrece un amplísimo campo de observación de
fenómenos colectivos en ferrnentación.s
Nótese también que, en nuestro tiempo, cada día la Sociología suscita un in-
terés más vivo y apremiante, y estimula un creciente número de estudios. No
sería aventurado decir que la Sociología lleva camino de convertirse en el tema
central de esta época, en la ciencia protagonista de la cultura presente. Este papel
principal que está asumiendo la Sociología en nuestros días, no es producto casual
de ningún azar, ni resultado caprichoso de una moda intelectual;" antes bien es
el fruto muy significativo del estadio actual de nuestra cultura, así como ram-
bién el efecto de los graves y urgentes problemas prácticos en el tiempo de hoy.
Por una parte, el pensamiento de nuestra época, al dedicar singular y pre·
ferente atención a la existencia humana, como tema primario, básico y central
de la filosofía, ha podido suministrar a la Sociología los supuestos fwndamel1taleJ
y la cimentación de que antes habla carecido, r
con ello ha contribuído decisiva-
mente a aclarar el objeto¡ los temas y los método! de esta ciencia. y ha facilitado
su progreso en términos que parecen fabulosos, y con un paso mucho más seguro
del que tuviera antaño.e
Por otra parte. aumenta constantemente el número de requerimientos que
se le ,hacen a "Ia Sociología desde varios qlmpos. La conciencia de la crisis de
nuestro tiempo ha aumentado en los estudiosos el vehemente deseo de entender
lo que está pasando hoy en día, para 10 cual es necesario lograr una comprensión
de la sociedad,' de sus estructuras, de sus procesos, y sobre todo de las trans-
formaciones que está experimentando en el presente.
Algunas de esas preguntas son tan viejas como la sociedad misma. Otras se
centran sobre todo en los cambios del mundo en que vivimos. Estas preguntas
tienen desde luego un sentido teórico, tratan de conocer y entender determinadas
cosas; pero además la mayoría de las veces son formuladas porque se siente la
necesidad de conseguir ideas claras sobre las realidades sociales, paraafrentar con
seguridad los problemas prácticos que afronta el hombre de nuestros días.
Estas preguntas son planteadas no sólo por los estudiosos, sino también por
los profeslonistas dedicados a problemas sociales, por los estadistas, por los inter-
:1 cfr. MEDINA ECHAV.A1UÚA (José), ¿Es la Sociología simple manifestaóón de una époc.J
critica? {Rev. Mexicana de Sociología, Año .1, Vol. 1, Núm. 2, 1939; MANNHEIM (Karl),
Libertad y 1,lallificadól1, Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 1941, (trad. cast. de
R. Landa); AYIILA (Francisco), Tratado de Sociologia, Tomo JI. Sistema de Sociología,
Ed. Losada, Buenos Aires, 1947, pp. 3·64.
4 Dicho sea de paso, hay que hacer constar muy taxativamente que 1.:15 llamadas modas
mteteauales no son fenómenos banales, sino por el contrario algo muy serillo Tal V('Z
la moda intelectual sea el modo normal y debido de traducirse en su desenvolvimiento de Ia
cultura. Claro que puede haber modas intelectuales rtvolas; pero las hay -la mayor parte
de ellas- muy justificadas. Estas modas intelectuales representan el hecho de que 1:1 aten-
ción se fija preferentemente en unos temas, porque se ha llegado a la madurez mental para
enfocarlos y tratarlos, y también porque son planteados ouuo cuestiones urgentes por 1.1
situación histórica de la época,
:. Me refiero al pensamiento de José Ortega r Gasser. Max Scheler. Karl juspers,
Murtin Heidegger, Mead, Cooley, john Dewey, Collingwood. Gabriel Marcel, Chevalier. Eran-
cisco Romero, Frondizi, Romano Muñoz, G;J(lS, Martas, etc
4 DIFERENCIA ENTRE SOCIOLOGIA y OTRAS CIENCIAS FRONTERIZAS

nacionalistas, -por los legisladores, por los funcionarios de la administración pública.


por los directores de empresas privadas. Todos ellos desean que la Sociología les
ayude a entender la complejidad de los hechos humanos colectivos en un grado
que no se habla logrado antes. Se cree que a menos que se pueda desarrollar una
ciencia de las relaciones humanas a un nivel de progreso comparable con el que
han logrado las ciencias naturales y la técnica contemporáneas, la humanidad está.
abocada al desastre en un próximo futuro.
Todas esas particulares características y circunstancias de la Sociología, que,
acabo de esbozar, hacen superlativamente difícil si· es que no prácticamente lID-.
posible, dar mediante unas breves frases una idea adecuada de la Ciencia Socio-
lógica. Más que una definición inicial, ha de ser el trato con los problemas
sociológicos lo que suministre al estudioso una idea satisfactoria de esta ciencia.
Por otra parte, sin embargo, no parece conveniente entrar de lleno en ma-
teria sin haber antes dado alguna descripción sobre lo que la Sociología se pro-
pone. Por el contrario, parece inexcusable suministrar un esbozo sobre el objeto
y los caracteres fundamentales de la Sociología.

2.-PRIMER ESBOZO SOBRE EL OBJETO DE LA SOCIOLOGIA. DIFEREN·


CIAS ENTRE ESTAY OTRAS CIENCIAS AFINES. RELACIONES ENTRE
LOS HECHOS SOCIALES Y SUS FACTORES Y SUS CONTENIDOS
La SociologJa es el estudio científico de los hechos sociales, de la convivencia.
humana, 'de las relaciones interbumanas, en cuanto a su realidad o ser efectivo.
Aunque muchas otras ciencias diferentes de la Sociología, se ocupan de as-
pectos sociales del hombre, ninguna hace del hecho de la convivencia y de las
relaciones interhumanas su tema central de estudio.
Aunque cada una de esas otras ciencias tocan aspectos sociales de la vida
del hombre, ninguna de ellas tiene como tema propio y específico el hecho social
en tanto que tal. Por el contrario, la Sociología es la única ciencia que quiere
estudiar el hecho social específicamente, el hecho de la convivencia y de las actí-
vidades y de las relaciones Interhumanas. "Como sociólogos estamos interesados en
las relaciones sociales -dice el profesor norteamericano Maclver-c-," no porque
tales relaciones sean económicas. o políticas, o religiosas. sino porque SOn al mismo
tiempo sociales. Si dos personas se encuentran en el mercado. no son por eso
meramente dos 'hombres económicos'. sino dos seres humanos, y entran en rela-
cienes que no son meramente económicas. La vida del hombre es multilateral". En
efecto, la vida del hombre tiene dimensiones y funciones varias: religiosa, moral,
jurídica, política, económica, artística, etc. Ahora bien, todas esas dimensiones o
funciones se dan y se desarrollan en la. existencia social del hombre, esto es, del
hombre en tanto que tiene relaciones con sus prójimos. La Sociología tiene como
tema central la investigación de esas relaciones y actividades interhumanas.
Los hombres están en relaciones unos con otros. Es así, porque el hombre es
esencialmente sociable, dicho sea de paso. no sólo por las razones que ya Aristóteles"
• 6 Cfr. M....cívsa (R. M.), and P....GE (Charles H.), Society, An ¡'l~rOdJJClory An.::lysis,
Rinehart & Co., Nueva York, 1950, pp. 5 Y ss.
7 Cfr. ARISTÓTBLES, Política, lib. 1, c. 1 y 2. Sobre este punto véase: RECASÉNS SICHES
(Luis), Lecciones de Sociología, Editorial Porrúa. S. A. México, 1948. pp. 8. 52-53. 327-330.
.. --

DIFERENCIA ENTRE SOCIOLOGIA y OTRAS CIENCIAS FRONTERIZAS 5

expuso, sino también por razones mucho más profundas: lo social es un ingre-
diente esencial de la vida humana. hasta el punto de que ésta no sería posible
ni siquiera concebible sin su componente social, según mostraré más adelante.
Constitutiva y esencialmente el hombre está en comunidad, por tanto en co-
municaci6n con sus semejantes, independientemente de las cosas concretas que haga
o no haga. Sobre este hecho básico de la conmnidad humana, se desarrollan múl-
tiples y variadas relaciones entre los hombres, al impulso de necesidades, de eme-
cienes, de tendencias, de determinados estados ede ánimo. Unas veces los seres hu-
manos se aproximan unos a otros movidos por la necesidad, el interés, la simpatía,
el amor. la atracción sexual, etc. Otras veces las relaciones son de oposición,
determinadas por rivalidad, concurrencia, antipatía u odio, y pueden originar ale-
jamiento o lucha. Los hombres, juntos en mayor o menor proximidad, o alejados
en mayor o menor oposición O antagonismo, realizan una serie de obras: religión,
arte, ciencia, técnica, economía, política, Derecho, etc.; y al hilo de esas tareas se
afanan por el logro de ideales (santidad, belleza, verdad, utilidad, riqueza, poder,
justicia, etc.), En la realización de esas actividades y obras, se producen a lo largo
del tiempo una serie de hechos (históricos) que se ordenan cronológicamente.
Para estudiar cada uno de los aspectos ~encionados de la vida humana hay
una disciplina especial (filosófica o científica 'según los casos). Así, de la socialidad
o sociabilidad se ocupa la Ontología de la vida humana, o la Antropología filo-
sófica. De los factores psíquicos que actúan como base, como condición o COIDO
motor de la vida humana- y de sus hechos de relación social, se ocupa la Psicología.
Las acciones y obras en los varios campos de la cultura son examinadas por las
ciencias culturales }' sociales particulares como, por ejemplo, la Teoría del arte,
la Ciencia del Derecho, la Ciencia de la Economía, la Filología, etc. La considera-
ción y la especulación sobre los valores en que cada uno de esos campos de la
cultura debe inspirarse corresponde a la Filosofía. El desarrollo concreto de los
hechos humanos sociales en el transcurso del tiempo es el terna de la historia.
En cambio, la Sociología concentra su atención en la dimensión social de la
conducta humana, y en las relaciones sociales por ella engendradas. Se fija en
los hechos sociales en tanto que tales. Su tema es lo social, y no lo psicológico,
ni 10 cultural, ni lo axiológico, ni lo histórico. Formular simplemente con claridad
esta distinción no implica necesariamente el adoptar una postura o concepción for-
malista, a la manera de Simmel O de Wiese. 8
Según estos representantes del formalismo, la consecuencia de esta diferenciación entre
Sociología por una parte. y Psicología, ciencias de la cultura, Axiologfe e Historia, por otra
parte, sería pedirle a la Sociología que apartase a un lado por entero lo psicológico, lo econó-
mico, jurídico, político, artístico. lingüístico, etc., la consideración de las valoraciones, y lo his-
tórico, y ebstrayese el puro cuadro de las relaciones y procesos sociales, para llevar a cabo una
especie de Geometría social de la vida humana, de la cual se hubiese expulsado el estudio de
todos los factores psíquicos, de todos los contenidos culturales, de todo Jo histórico, y de toda
filosofía, para quedarse única y exclusivamente con el obrar imerhumano, en su pura realidad,
sin consideración de su origen, de sus fuerzas motrices, de sus temas, de sus desarrollos con-
cretos y de su filosofía. Esto es lo que Wiese propugna, aunque a decir verdad sólo hasta

11 Cfr. RECASÉNS SICHES (Luis), Lecciones de Sociología, Editorial Porrúa S. A. 1948


~pÍlulo"XIV ("El Formalismo Sociológico"). pp. 175.-212; IJ'/it'u. Colección •"Grandes $0:
cl~log~s , Fondo ~c C~lt. Econ. 1943; AYAL¡\ {Francisco}, Tratado de Sociología, tomo J,
HUI0TliJ de J~ Sociología, Ed. Losada, Buenos Aires, 1947. pp. 191·193.
6 OBJETO PROPIO DE LA SOCIO LOGIA

cierto punto, pues después de haber formulado ese plan formalista para. abstraer lo social,
diríamos químicamente puco, frente a todos los factores, contenidos y proyecciones; sin embargo.
dice que esta abstracción debe constituir sólo la primera fase de estudio, en la cual se analice
lo específicamente social en cuanto a sus elementos. sus formas, sus estructuras, su movimiento
y sus combinaciones; pero que, después de cumplida esta tarea, se deberá realizar otra labor, a
saber: se deberá reintegrar lo social al conjunto entero de la vida humana para hacer compren-
sibles sus relaciones con todos los demás ingredientes y aspectos de ésta; y .así, por ejemplo, se
deberá estudiar las conexiones de lo social con la biología del hombre, y con su marco geográ-
fico; la relación recíproca de lo social con los factores, leyes y fenómenos psicológicos; las
mutuas conexiones de lo social COn los. productos culturales (religión, filosofía, ciencia, eco-
nomía, Derecho, política, etc.); y lo social en el proceso de la historia. Esta reintegración de
lo social al complejo de la vida humana vendría a' atenuar considerablemente el programa for-
malista presentado por Wiese: como primera faena de la ciencia sociológica. Ahora bien, aunque
estas páginas preliminares no son él lugar adecuado para una discusión sobre el "formalismo",
del que Wiese es uno de los más destacados representantes, quiero solamente advertir que el
hecho de que yo haya glosado en cierto modo y sólo hasta cierto punto alguno de sus razona-
mientos para mostrar las diferencias que median entre Sociología y otras ciencias de lo humano,
no implica de ningún modo una adhesión a su concepción formalista. He querido tan sólo llamar
la atención del lector hada la diferencia entre el tema sociológico y otros temas diversos de éste,
aunque con él relacionados en alguna medida, mayor o menor.

Yo no creo sea recomendable, ni siquiera posible, la abstracción de lo social,


que Wiesc propugna, frente al resto de los ingredientes que intervienen en la
vida del hombre, que la cimentan, que la condicionan, que actúan en ella, o que
de ella manan como producto. No es posible tajar, separar en absoluto, lo social de
tales otros ingredientes. Pero, en cambio, sí es posible concentrar atención pre-
ferente sobre lo social, en tanto que social, y prestar tan sólo una atención secun-
daria a los demás ingredientes, únicamente en la medida en que la consideración
de esos otros ingredientes puedan servirnos para comprender lo social en tanto
que tal. Se trata en definitiva de encontrar y mantener el foco de nuestra aten-
ción, que es 10 social en tanto que tal, aunque de nuestro cuadro no podamos
eliminar otros objetos; pero esos otros objetos, son lugares laterales o más lejanos
de nuestro cuadro, cuyo punto central deberá ser siempre lo social en tanto que
tal. La Sociología no debe intentar el estudio de todo lo que sucede en la sociedad
o bajo la influencia social, pues un estudio tal comprendería todas las actividades
y todas las ciencias. Esto representaría una recaída en el ya mencionado "enciclope-
dismo sociológico", que tantas confusiones y estragos produjo. El estudio socio-
lógico se hallar.i en su camino con factores y hechos psíquicos, con creencias reli-
giosas, COn fenómenos políticos, con procesos económicos, con estructuras jurídicas,
etc., y nada de eso podrá ser abstraído y dejado enteramente a un lado. Pero el
estudio sociológico no se interesa por lo psicológico en tanto que psicológico, ni
por lo religioso en tanto que religioso, ni por lo político en tanto que político,
ni por lo económico en tanto que económico, ni por lo jurídico en tanto que ju-
rídico, etc.: sino se interesa por esos aspectos solamente en la medida en que
la consideración de esas actividades y obras culturales pueda arrojar alguna luz
sobre los hechos, relaciones y procesos sociales, en tanto que tales, y en la medida
en que la índole de esos contenidos culturales influya sobre la estructura de las
relaciones y sobre los caracteres de los procesos sociales.
Así, pues, el objeto de la Sociología es el estudio científico de los hechos
sociales, los cuales incluyen: relaciones interhumanas, es decir, situaciones de re-
SOCIOLOGIA COMO CIENCIA 7

lación e influencia recíprocas entre los hombres; procesos sociales, o sea movi-
mientos entre los hombres, unos respecto de otros; complejos, grtlpOS, formaciones
o estructuras integradas por la conducta entrelazada de las personas que son miem-
bros de tales configuraciones, entre las cuales las hay laxas como la clase social,
o la comunidad cultural, altamente organizadas corno las asociaciones, corporacio-
nes; v. g., el Estado, pasando por un sinnúmero de modalidades diferentes, y por
un sinnúmero de grados intermedios dentro de cada modalidad.
Consiguientemente, la Sociología debe estudiar desde las relaciones más sim-
ples, y minúsculas, por ejemplo, el hecho de la pregunta que un viandante dirige
a otro inquiriendo sobre una dirección, hasta los grupos sociales más complicados
como la nación y el Estado, )' hasta las más extensas como la comunidad cultural
-p. e., la comunidad de la cultura occidental- y la comunidad humana --<]ue
comprende a todos los individuos de la especie humana.

3.-DIMENSION CIENTIFICA DE LA SOCIOLOGIA. EXPLlCACION


y COMPRENSION DE LOS HECHOS SOCIALES

Apunté ya que el estudio sociológico debe ser científico. Por de pronto esto
quiere decir 9ue tal estudio no debe limitarse a ser una mera descripción superficial
de lo observable a primera vista, sino que debe ser un 'estudio analítico que su-
ministre una adecuada comprensión y explicación de los hechos sociales.
No son estas páginas preliminares del Cap. 1 el Jugar oportuno para dar una
ideal cabal y exacta de 10 que significan esos dos términos, "comprensión" y
"explicación". Más adelante en este libro se precisará el sentido y alcance de esas
dos palabras. Por ahora, es oportuno hacer notar tan sólo lo siguiente. El estudio
de los hechos sociales demanda que entendamos el "sentido',' que éstos ~tienen.
Los hechos sociales son hechos humanos. Ahora bien, todos los hechos humanos, a
diferencia de los fenómenos de la naturaleza, por ejemplo, de los fenómenos físicos,
aparte de su realidade psicobiológica perceptible, tienen esencialmente un sentido
o significación. Un fenómeno físico, por ejemplo, la lluvia, puede solamente ser
"explicado" en cuanto a sus causas y a los efectos que produce; y más allá de esto
nada hay que: decir, pues la lluvia como hecho físico no tiene significación. El
conocimiento de un fenómeno físico se agota en el esclarecimiento de sus causas
}' en la indagación de sus efectos. Por lo contrario, un hecho humano, por ejem-
plo, el apretón de manos, aparte de todas las causas que lo hayan producido y
aparte de los efectos que:: engendre, tiene una dimensión esencial de sentido, de:
significación; verbigracia, el querer su expresión de amistad, de respeto, de con-
sideración, de compañerismo, etc. No podemos darnos cuenta cabal de 10 que
un hecho humano sc.i, a menos que des.. ubramos su sentido o significación. Como
los hechos sociales 501'1 hechos humanos, hechos de y en la existencia del hombre)
han de ser estudiados primordialmente en cuanto a su sentido o significación, es
decir, deben ser "comprendidos".
Si bien la "comprensión" de los hechos sociales es un demento esencial e in-
dispensable de su estudio. este estudio no se agota en ella. Requiere además de la
\
comprensión, que procedamos también a la "explicación", perque los hechos hu-
manos aunque tienen sentido no son puros sentidos abstractos, sino que son reali-
8 CONCEPTOS SOCJOLOGICOS y CONCEPTOS HlSTORICOS

dades concretas, en el espacio y en el tiempo, las cuales realidades tienen un


sentido. Porque tienen un sentido es necesario que intentemos comprenderlas. Pero,
porque son realidades producidas por causas, y engendradoras de efectos, es ne-
cesario que además tratemos de explicárnoslas en cuanto a su proceso catlJal, esto
es, precisa que indaguemos sus causas y sus efectos.

4.-CONCEPTOS GENERALES, TIPOS, REGULARIDADES. DIFERENCIA


ENTRE CONCEPTOS SOCIOLOGICOS y CONCEPTOS HISTORICOS
Importa subrayar aquí que la Sociología no trata de hechos o sucesos singu-
lares, sino que se ocupa de conceptos generales, de tipos, de regularidades y del
funcionamiento de la realidad social. O diciendo lo mismo con otras palabras: la
Sociología 'no es Historia, a pesar de que sean muchas y muy estrechas las rela-
ciones que con ella tenga; no es descripción de acontecimientos concretos y singu-
lares, sino que es estudio de la realidad social, en cuanto a su índole, a sus estruc-
turas y a su funcionamiento. En términos de pura metáfora --que por 10 tanto
no deben de ninguna manera ser tomados literalmente-c-, cabría decir que entre la
Sociología y la Historia media una diferencia análoga a la que se da entre la Física
y la Geografía o la Astronomia.
Francisco Ayala ha conseguido exponer acertadamente la distinción entre la
historia y la sociología en los términos siguientes: "En el despliegue de la vida
humana, hay un elemento de creación originaria, absolutamente individual, único;
pero este elemento singular aparece y se .realiza dentro de estructuras limitadas,
que son susceptibles de repetición y que, en efecto, se repiten. Hacia el primero
apunta el interés de la Historia; hacia el segundo, el de la Sociología. Para acla-
rarlo con un ejemplo: César será objeto de la Historia, mientras que la Sociología
se ocupará del cesarismo." "Ya Comte señaló la necesidad de distinguir entre 'la
búsqueda abstracta de las leyes fundamentales de la sociabilidad' y 'la historia
concreta de las diversas sociedades humanas'." "El concepeo de 'nación' es, por
ejemplo, dentro de su innegable historicidad, un concepto sociológico; histórico es,
en cambio, el concepto de la 'nación francesa', o 'alemana'. El concepto de' 'mo-
narquía' es sociológico; histórico, .el de 'la monarquía española'. El concepto de
'partido político' es sociológico; histórico, el de 'el partido inglés tcry'. Pero junto
a esos conceptos sociológicos cuyo contenido histórico aparece muy visible -pues
'partidos políticos' no los hay fuera del régimen democrático de gobierno, las 'mo-
narquías' tienen también su demarcación en el tiempo histórico y 'naciones' no
existieron siempre-, se dibujan otros más amplios, como acaso el de 'familia',
que hunde sus raíces en la vida biológica, hasta llegarse al de 'sociedad' en gene·
ral, que engloba los resultados de la socialidad,. cualesquiera que ellos sean, con tal
que pertenezca a la existencia humana. Todos, pues, en mayor o menor medida,
ofrecen la nota de historicidad y, por consiguiente, requieren ser captados en la
perspectiva histórica, si no ha. de desvirtuarse su esencial condición en el curso
de la operación cognoscitiva. Y, en la necesidad que la Sociología tiene de ordenar
los ..conceptos extraídos de la común experiencia social, puede echar mano, entre
otros criterios, .dcl grado de concreción histórica o de abstracción que presenten. "9 ".

; Cfr. ob, cit., pp. 85·86.


RELACIONES ENTRE LO SOClOLOGICO y LO HISTORICO 9

5.-S0CIOLOGIA E HISTORIA
Considera correcta la distinción ofrecida por Francisco Ayala entre Sociología
e Historia establecida en el párrafo transcrito al final del epígrafe precedente.
Pero el problema de la diferencia entre Sociología e Historia y sobre todo el pro-
blema de. las relaciones entre esas dos disciplinas son asuntos muy complejos que
oErecen muchas y variadas facetas. Examinaré sumariamente algunas de esas facetas.
Está bien caracterizar la historia, como lo hace Francisco Ayala y como en
.diversas variantes lo han hecho muchos otros.> diciendo que es el estudio de la
creación única. individual. singular. Pero el mismo Ayala limita esta afirmación
al reconocer que en las realidades humanas hay una escala que va desde la uni-
cidad hasta la repetición, que va desde la concreción singular a la abstracción
más o menos generalizada. A este respecto Braudel'> dice que la historia no es
solamente la diferencia, lo singular, lo inédito -lo que no se verá dos veces.
Lo inédito no es nunca por completo inédito; por el contrario, .cohabita con lo
repetido o regular. Parece que en los hechos históricos podemos advertir una
parte de singularidad única, y una parte de regularidad.!" Y ambas dimensiones
se hallan íntimamente combinadas; hasta el punto de que, Sociología e Historia
son una sola y misma aventura del espíritu, "no como el anverso y el reverso de
un mismo tejido, sino como este tejido mismo en todo el espesor de sus hilos"
"Sociología e Historia -<lice Julián Marias- son dos disciplinas insepa-
rables, porque una y otra consideran la misma realidad, aunque en perspectivas
distintas. La historia se encuentra en el seno mismo de la sociedad, y ésta sólo
históricamente es inteligible; a la inversa, ao es posible entender la historia más
que viendo a qué sujeto acontece, y este sujeto es una unidad de convivencia o
sociedad, con estructura propia, tema de la sociología. Sin claridad respecto a las
formas y estructuras de la vida colectiva, la historia es una nebulosa; sin poner
en movimiento histórico la "Sociología", ésta es un puro esquema o un reper-
torio de datos estadísticos que no llegan a aprehender la realidad de las estruc-
turas y, por tanto, la realidad social. - ... La falta de claridad sobre el sujeto de
la historia ha llevado inevitablemente a una aceptación de unidades aparentes, por
ejemplo, a la proyección en el pasado de unidades actuales, o bien a la iden-
{ tificación de las unidades actuales, o bien a la identificación de las unidades poli-
ticas con las sociedades reales, en vista de que algunas veces coinciden; o, por
último, cuando se ha tenido conciencia del problema, a un mero empirismo infor-
mativo .--es decir, a la renuncia a la historia-e- ... Miradas las cosas desde el otro
lado, la SOCiología sin historia cae en un formalismo que sólo considera relacione')
abstractas y está muy lejos de convertirse ea conocimiento real, o si no engendra un
10 Así, MANTOUX (Paul) -e--Histoire el sociologie, en Reo. de Synlhese bissorique,
1903- decía que lo particular, 10 que sólo sucede una vez es del dominio de la historia.
Emite BREHIER -c-citado. por BRAUDEL (Fernand}, Histoire el Sociologie en Traité de Socio-
logie, publié sous la direction de Georges GURVITCH, vol. 1, Presses Universitaires, París,
1958, p. 86-- sostiene que lo que se repite en la vida pasada pertenece al dominio de la
Sociología. BARDEL (Eric) -s-Histoire, sdenu du concret, Paris, 1946- con un sentido
existencialista subraya la singularidad del hecho histórico.
11 Cfr. ob. rit, en la nota precedente, p. 86.
12 Cfr. LACOMBE (Paul), La science de Pbistoire ... en R~vlu de synlheJe binoeique,
1900, p. 32.
lO RELACIONES ENTRE LO SOCIOLOGICO y LO HISTORICO

empmsmo paralelo al histórico, en que a la acumulación de sucesos corresponde una


acumulación de datos. Si en la historia se ha solido contar que han pasado muchas
cosas, sin saber en rigor a quién le han pasado, la sociología al uso localiza ciertos
hechos prescindiendo de que pasan, esto es, de que su realidad consiste en haber
acontecido. El resultado es en ambos casos el mismo: la ininteligibilidad. Sólo se
aclara un poco el problema si se tiene presente que vida histórica y vida social O
colectiva son dos dimensiones que se complican recíprocamente, y que ambas son
incomprensibles si no se sabe primero' qué es vida en su sentido primario y radi-
cal, esto es, vida humana individual. El análisis de la vida humana en esta su rea-
lidad efectiva descubre en ella ia sociedad y la historia como constitutivos suyos,
en ella radicados" ,13
Se podría decir que el objeto de la Sociología está .dentro de una realidad
esencialmente, necesariamente, histórica: la vida humana. Pero mientras que la
historia se fija en las características individuales y singulares de cada hecho, la So-
ciología tiende a la abstracción, a la tipificación, y al descubrimiento de regula-
ridades. Claro que en la descripción, la reconstrucción y la comprensión de los
hechos singulares y concretos el historiador maneja conceptos generales -más o
menos generales, pero no individuales- de índole sociológica, porque de no ser
así, el quehacer del historiador se convertiría en algo inefable, inexpresable, in-
comunicable; y acaso en algo todavía más difícil, en algo incomprensible para
el historiador mismo; pues los materiales de la experiencia deben ser ordenados,
para lo cual hace falta usar conceptos clasificatorios. La realidad humana -como,
en fin, toda realidad- es siempre concreta e individual; pero si queremos apre-
hender esa realidad, y entenderla, entonces es necesario manejar conceptos, tipos,
puntos de referencia, sobre cuyo telón de fondo se Podrá destacar las singulari-
dades y las unicidades. Ahora bien, esas singularidades y concreciones no podrían
ser captadas ni comprendidas sin disponer de aquel, telón de fondo. Por otra parte,
la Sociología, por ser una ciencia que estudia determinadas realidades humanas,
tendrá que manejar no sólo conceptos especiales, abstractos -p. c. mando, ruego.
Derecho. etc.-, sino que tendrá que operar con muchos conceptos que tienen ori-
gen empírico, conceptos que se han ido formando a través de la experiencia.
Respecto de lo primero, de que la Historia tiene que manejar conceptos ge-
nerales, es decir, sociológicos, esto es tan cierto y es tan importante, que a la Socio-
logía le corresponde suministrar a la Historia el sistema de categorías o de con-
ceptos básicos de que la ciencia de la Historia ha menester, entre otros, por
ejemplo, los conceptos que delimiten lo que es un "hecho histórico". Precisamente
gracias a este auxilio, a esta fundamentación, que la Sociología puede suministrar
a la Historia, y está ya suministrándoselo, la Historia podrá llegar a ser lo que
siempre quiso ser pero no había podido logrado: una ciencia.
Con conmovedora ingenuidad, en el fondo con notoria torpeza, el gran histo-
riador alemán Ranke había dicho que la Historia se propone averiguar las cosas
que han pasado tal y como efectivamente han pasado. Pero ¿qué cosas? Claro, la
Historia no se ocupa de las cosas, la naturaleza; por ejemplo, no se ocupa de los
13 Cfr. MARÍAS (Julián), La eJt,urtu,a social, Teoría y AJé/odo. Sociedad de Estudios
}' Publicaciones. Madrid. 1955. p. 32-33.
RELACIONES ENTRE LO SOCIOLOGICO y LO HISTORlCO 11

eclipse, que han ocurrido. "Se supone que en la Historia se trata de lo que ha
pasado, ocurrido, acaecido al hombre".u
Pero si la Historia se ocupa sólo de lo que le ha acontecido al hombre o de
lo que el hombre ha hecho, no se ocupa de todo lo 'J'Il' ha pasado al hombre, ni
de todo Jo que éste ha realizado o intentado. lmaginémosnos una comisión de
historiadores que ha recibido el encargo de escribir la Historia de su país, sin que
quienes le han dado esta tarea hayan puesto ninguna limitación en cuanto • l.
extensión de esta obra. ni en cuanto a los gastos que la misma vaya a ocasionar,
ni en cuanto .1 tiempo para llevarla a cabo. A pesar de que a la comisión de
historiadores se le ha pedido que su obra sea lo más rica posible, que aspire a
acercarse a lo completo, y a pesar de que no se ha establecido ninguna limitación
de espacio, ni de tiempo, ni de presupuesto económico, lo cierto es que dichos
historiadores no recogerán, no pueden recoger, no deben recoger muchos hechos
humanos que acontecieron en su país en esos dos siglos, por ejemplo, no recogerán:
los amores entre dos adolescentes, Juan y María, sus peleas y reconciliaciones, etc.;
ni la bronca del inquilino de un departamento con la portera, acaecida cierto día;
ni el dolor que el muchacho José sufrió por un reprobado en sus exámenes; ni
la quiebra del pequeño tendero de la esquina; etc. Ninguno de tales hechos y del
sinnúmero de sus similares se ha recogido en aquella Historia -a pesar de que
ésta podía. abarcar centenares de volúmenes-, sencillamente porque esos hechos,
aunque humanos, por lo visto no son becbos históricos. Parece, pues, que no todos
los hechos pertenecen a la Historia. Sólo los hechos humanos que tienen rango
histórico son los que la Historia debe recoger. Ahora bien, ha de ser la Socio-
logía, principalmente en su parte básica -en la ontología de lo social y en un
estudio general de Sociología de la cultura-, con algunas implicaciones filosóficas,
la que tendrá que explicar cuáles hechos humanos son los que pertenecen a la
Historia, y por qué; es decir, tendrá que suministrar a la Historia los cimientos
y las categorías de que antes había carecido; pues las que quisieron darle Hegel
}' Marx fueron meros caprichos arbitrarios, pero no los fundamentos y los con-
ceptos básicos de la Historia, auténticamente suyos.
Respecto de la delimitación de los hechos históricos, dice certeramente América
Castro: "Los estudiosos de la realidad extrahumana saben, por lo menos, en dónde
se hallan los objetos de su intención cognoscitiva --en la tierra o en el firma-
mento. El historiógrafo, no, pues el tema de la historia corre a lo largo de la
Huencia del vivir, y ha de ser captado a diferentes niveles de valor y mediante
criterios de valoración y estructuración creados por el historiógrafo. La obra de éste
vendría a ser. por tanto, una cierta visión estructurada de 10 provisto de dimensión
social, realizado por un agente digno de ser historiado, en y desde el curso de su
vida, y a suficiente altura de valor." Abara bien, en una nota de pie de página,
precisamente al fin del párrafo transcrito, América Castro reconoce que los his-
toriadores necesitan, para precisar estas ideas, un auxilio, auxilio que no puede ser
otro que el de los filósofos y el de los sociólogos. Dice Castro: "Los conceptos
aquí manejados requerirían una fundamentación rigorosa. Habría que decir cuáles
san las condiciones peculiares del hecho historiable, y que merecidamente le con-
fieren esa cualidad y calidad." Más adelante añade América Castro que los hechos
u Cfr. ORTEGA y GASSET (José), Obras Completos, tomo V, Madrid. 1947, pp. 17.20.
12 SOCIOLOGIA y FILOSOFIA SOCIAL

históricos son "formaciones originadas en y desde el continuo curso de la vida


de alguien, y siempre engranadas en el vivir de otro alguicn't.v'
Esto fue ya visto antes por José Ortega y Gasset.P la realidad del hecho
humano histórico no es loilt¡ue éste, como suceso bruto, aislado y por sí parezca
tener, sino 10 que signifique en la vida de unos hombres. "Un mismo hecho ma-
terial tiene las realidades más diversas, inserto en vidas humanas diferentes: el
hecho de que caiga una teja sobre un transeúnte y lo desnuque puede ser o no ser
bistárico, según quien sea la víctima. La teja que desciende sobre un transeúnte
desesperado y anónimo, y es la liberación para él; constituye un hecho que no
pertenece a la Historia. Pero la que tropieza con la nuca de un genio joven es una
catástrofe histórica de importancia universal. Es necesario, pues, recurrir de cada
hecho bruto al sistema unitario de la vida a quien el hecho paaó.vque vivió el hecho.
La Historia en su primaria labor, en la más elemental. es ya interpretación que
quiere decir inclusión de todo hecho suelto en la estructura de un sistema vital."
Por eso, la filosofía de la vida humanal al poner en claro cuál es la estructura
de ésta, suministra tanto a la Sociología como a la ciencia histórica una sólida
base y un sistema de categorías. Algunas de las bases y algunas de las categorías
de la Historia las recibirá ésta de la filosofía de la vida pero a través de la So-
ciología, porque los sujetos de la historia son derermjnudos grupos sociales.
La realidad histórica "se halla. en cada momento constituida por un número
.de ingredientes variables y un núcleo de ingredientes invariables -relativa O ab-
solutamente constantes·".l1 Esas constantes caen del lado de la Sociología, y cons-
tituyen las estructuras de la realidad histórica.

6.-LA SOCIOLOGIA NO ES UNA CIENCIA NORMATIVA SINO UNA


CIENCIA TEORICA. SU DIFERENCIA DE LA FILOSOFIA SOCIAL
De los hechos sociales le interesa a la Sociología su realidad efectiva, su ser
real. La Sociología no se ocupa de ideales normativos para la conducta social, no
formula juicios de valor, no suministra una pauta para la organización o la reforma
de la sociedad, no ofrece recetas ni métodos para actuar sobre las realidades sociales.
Se limita a estudiar los hechos sociales tal y como ellos son. Quiere enterarse de
cómo el la sociedad, y no se plantea el problema de cómo debe ser. Es una ciencia
del ser y no una teoría del deber ser. La determinación de los ideales -tema
-que desde luego 'tiene superlativa. importancia y ofrece el máximo interés- no
pertenece a la Sociología: es objeto de otro tipo de conocimiento, del conocimiento
-que se desarrolla en la llamada Filosofía social, política y jurídica, y en un plano
práctico, en las técnicas de acción social.
A las meditaciones sobre los ideales que deben inspirar la organización y el
funcionamiento de la sociedad, podemos llamarlas Filosofía social, politica y ju-
rídica, para distinguirlas de la Sociología propiamente dicha -la cual, como ya
'se ha expresado, estudia las realidades colectivas en su modo de ser efectivo.

re Cfr. CASTRO (América), Origen, Ser y Existir de les Españo/es¡ Colección "Ser y
Tiempo", Taurus, Madrid, 1959, pp. 147 Y 150.
16 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), ob. y lug, cit. en la nota precedente.
11 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), Obras Completas, tomo ¡V, Madrid, 1947, pp. 53.\
T siguientes.
SOCIOLOGIA y FILOSOFIA 13
Adviértase que el distinguir tajantemente entre Sociología, como indagación
de las realidades sociales, y Filosofía social, como meditación sobre valores e ideas
normativas para la acción de dirigir la colectividad, no supone de ninguna manera
restar ni legitimidad ni importancia a este estudio del deber ser. La pregunta sobre
la realidad y la pregunta sobre el ideal normativo son cuestiones diferentes; pero
ambas cuestiones son por entero legítimas. Y.no es preciso encarecer la superlativa
importancia que tiene. este segundo tema, es decir, el de la Filosofía social. Lo
que ocurre es que ambos estudios no deben ser confundidos; ni tampoco deben ser
mezclados; sobre todo, en la Sociología, estrictamente como tal. no deben ínter-
venir puntos de vista de normaci6n ideal. Y digo que sobre todo debe mantenerse
con todo rigor la independencia .de la Sociología frente a la indagación filosófica
de los ideales; porque, en cambio, seguramente la Filosofia de los ideales sociales
habrá: menester de algunos supuestos sociológicos; por la sencilla razón de que
precisa conocer la realidad que ha de constituir el substrato y la materia, en que los
valores deben ser llevados a práctico cumplimiento. La Sociología debe elaborarse
con independencia de la teoría de los ideales sociales, mientras que, en cambio,
la filosofía sobre los ideales habrá menester de algunos fundamentos sociológicos.
Por fin, es preciso notar que si bien la teoría sobre los ideales sociales pertene-
ce a la Filosofia social, sin embargo no agota la totalidad de ésta, pues constituye
tan 5610 una de sus partes, La filosofía social, además de elaborar una doctrina
sobre los valores ideales que engendren normas para la existencia colectiva, se
plantea también otros· problemas, algunos con carácter previo; así, por ejemplo:
la cuestión sobre el sentido y el fundamento de la sociedad en la vida humana
-tema entroncado con la Metafísica y con la Antropología filos6fica-; los su-
puestos de nuestro conocimiento del prójimo; las categorías. condicionantes de las
relaciones con los demás seres humanos -temas éstos a la vez de Teoría del co-
nocimiento y de Ontología.
(Ahora bien, mientras que la Sociología, estrictamente como tal, debe perma~
necer completamente separada de toda consideración filosófica sobre los ideales, en
cambio, para fundarse sobre bases sólidas y claras necesita ineludiblemente el
auxilio de la Teoría del conocimiento de lo social y de la Ontología de lo social
(o sea del estudio sobre qué clase de realidad es la realidad social).
Cierto que lo mismo podría decirse de todas las -demás ciencias, ya que todas
se apoyan sobre supuestos, de los cuales ellas no pueden dar cuenta' ni justificación,
pues el estudio de los mismos pertenece a la Filosofia.
Pero aparte de esto --que nada singular representa respecto de nuestra dis-
ciplina-, ocurre con la Sociología algo especial que la atañe de modo singular.
Se trata del hecho de que la Sociología no ha contado sino hasta hace poco tiempo
con el mínimo indispensable de fundamentación que delimite estrictamente su
objeto, y aclare de modo suficiente sus más elementales supuestos,' Es por estoque,
a pesar de que la Sociología constituye una ciencia especial, necesita todavía hoy
una fundamentación filosófica de sus supuestos más indispensables.
Ahora bien, repitamos una vez más, que este apoyo que la Sociología tiene
que pedir a la Filosofía, se refiere exclusivamente a una fundamentación ontoló-
gica, es decir, definidora de la esencia de lo social, y gnoseol6gica, esto es, deeer-
minadora de las categorías o conceptos básicos que ha de manejar; y de ningún
14 SOC10LOG1A y FlLOSOF1A

modo involucra consideraciones de normatividad ideal, las cuales deben quedar


enteramente excluidas de la consideración scciclógica.w
Con razón afirma Or:tega y Gasset que, en términos generales, "ningún co-
nocimiento de algo es suficiente -esto es, suficientemente profundo. radical, si
no comienza por descubrir y precisar el lugar y modo, dentro del orbe que es
nuestra vida, donde ese algo hace su aparición, asoma, brota y surge, en suma,
existe". Esto que es aplicable a todo, tiene una aplicación muy especial, y doble-
mente- reforzada, a la realidad social, porque lo social es can-vivencia y com-pre-
sencia.

18 GARCÍA MORENTE, M., Lecciones preliminares de filosofía, Tucumén, 1938•. p. 25.


Véase también: DUFRP.NNE {Mikel}, Bxistencialisme el Pbilosopbie, en "Cahiers Int. de Soc."
1, l. 1946; MERLEAU·PONTY (Maurice), LA Pbilosopbie el la Sociologie, en "Cahiers Iat.
de Soc." lO, 1951; GANON (Isaac), Resumen General de Sociología, Montevideo, 1952,
pp. 18.41; MARiAS (Julián), La El/maura de lo Social, Teoría y Método, Sociedad de
Estudios y Publicaciones. Madrid, 1955; ORTEGA y GASSET (José), El Hombre y la Geure,
obrn póstuma, Rev. de Occidente, Madrid, 1956; ROMI!RO (Francisco), Teorin del Hombre,
Losada, Buenos Aires, 1954; POSAD." (Adol fo), Principios de Sociología, 2' ed., Jorro, Madrid,
tomo Il. pp. 225 Y ss. Para el punto de vista contrario. que quiere cortar toda relación entre
Sociología y Filosofía, véase: MEDlNA ECJ-JAVARRfA (José), Sociología: Teoris y Técnica. Fondo
de Culto Bcon., México, 1941. .
CAPITULO II

LAS FUNCIONES PRACTICAS DE LA SOCIOLOGIA


SUMARIO:-l. Aunque la Sociología es una ciencia teórica time ftlla función
práctica.-2. Función práctica de /a Sociología para el legislador. Atención
que la [ilosoi¡a del derecho presta a la materia o realidad social.-3. Socio-
logía general e investigación social concreta al servicio de fines prácticoJ.-4.
Clima mental desfavorable fiara la Sociología, y ocasiones favorables que
incitan a la investigación iodo/ógica.-'5. Motivos para la !mldadó11 de la
Sociología por AuguJJO Comte y Lorenzo Stein.':-6. Aclaraciones snminis-
t,ttdas por /a Sociología general a /a acción social prácJica.-7. La aportación
. de /a investigación social concreta a /a acción socia/.-S. La sociología ;; los
llamados "problemas sociales" en nuestro tiempo (¡ami/¡are!, »rbanos, rurales,
étnicos, educativos, alimenticios, higiénicos, económicas, laborales, industriales,
de"asimilación de grupo; atrasados, de invención, internacionalesJ.-9. Nue-
vos tipos de problemas sociales planteados por la automatización.-lO. Fine!
y medios en relación con la Sociología y la filosofía social. El problema del
amoralismo o de la moralidad de la investigación social.-lI. La integración
de estudio! sociales varios en la [ormulación de las "políticas",

r.-AUNQUE LA SOClOLOGIA ES UNA CIENCIA TEORICA


TIENE UNA FUNClON PRACTICA
Que la Sociología es y quiere ser una ciencia teórica de los hechos sociales,
tal y como éstos son y tal y como funcionan, no significa que la Sociología no
tenga una función práctica. La tiene y ciertamente de superlativa importancia, de
largo alcance y máximo interés, para la política de la .legislación, para la política
de la administración, para la ciencia del Derecho, y para todas las tareas de re-
forma y de mejora de todos y cada uno de los aspectos de la vida social.
(La SocioJ.ggía-ella-S..~-P-Qr sí misma y pula más-..lli!-Ruede suministrar nin-
gún ide~" ~gerir n.iE.S!:!:...~écEi~~~-ª--cdón, ya que ella estl,dia ún;cawerll.e
-lo que es!...l no fo:..mu/a ;uicjos_d.e_1!.a1o.r.., ni inquiere fo que aebe ser o lo que deba
fiacerse. Lo que Jebe ser o lo que deba hacerse. se fuoda sirm....pIe en estimaciones,
~oraciones,_en criterios¿xi_olggicos -....29bre los cuales nada saben las ciendas
puramente teóricas, como la _Sociología.
-Pa.-rapropc)Qerse un ideal, o par;-{ormular un plan de acción práctica enea..
minada a mejorar realidades sociales, no basta con tener ideas claras respecto de
los valores pertinentes, por ejemplo, sobre la justicia, o sobre la prosperidad eco-
nómica, o sobre la educación, o sobre la salubridad, etc. Eso es desde luego nece-
sario e indispensable, pero no es suficiente para intentar una acción práctica. Es
necesario e indispensable además tener una idea cabal y correcta de los materiales
15
16 SERVICIO PRACTICO DE LAS CIENCIAS TEORICAS

sobre los cuales y con los cuales se va a intentar esa acción práctica. Quien se
proponga mejorar, reformar, remodelar o corregir cualquier parte o aspecto de
la vida social, según determinados criterios de valor -por ejemplo. conforme a la
justicia, a la pa2, a la utilidad, a la riqueza, a la salud, etc.- necesitará, además
de una idea clara sobre esos valores, también un profundo conocimiento de la reali-
dad social, de los materiales y estructuras concretas de las realidades particulares,
sobre las cuales va a. proyectar su acción reformadora; necesitará conocer las con-
diciones. leyes y reacciones de esos materiales; necesitará hallar los medios a la vez
correctos y eficaces pára que su acción tenga el éxito deseado; necesitará hallar las
técnicas adecuadas para que su obra sea suficiente, es decir, para que ésta logre
resultados; Ahora bien, esos conocimientos son suministrados por la Sociología.
_La Física y la Química no son ciencias prácticas; no suministran ninguna regla
de comportamiento ni acción; por el contrario, son ciencias teóricas ue estudian
la manera efectiva de ser de determinadas rea es. as es patente que los
conocimlentos e esas ciencias son indíspensa es para el arquitecto y para el in-
geniero. Cierto que ni la Física ni la Química no ofrecen al arquitecto ninguna
orientación para edificar una casa, ni al ingeniero para construir un puente; pero
cierto también que esos técnicos necesitan indispensablemente conocer las condi-
ciones y las leyes fisicoquírnicas de los materiales con los que van a trabajar. De
modo análogo cabe observar que la Biología, que es una ciencia teórica encami-
nada al conocimiento de los hechos de la vida orgánica, estudia tan sólo las leyes
de esos hechos, y no formula ninguna regla de tratamiento; pero, asimismo, es
verdad que el higienista y el médico precisan ineludiblemente 'un gran acopio de
saber biológico, para mejorar y curar los organismos humanos. Pues bien, de pareja
manera, quienquiera que se proponga actuar sobre la sociedad, para orientarla
hacia determinados fines, para mejorar el logro de esos, para realizar determinados
valores, ha menester indispensablemente de un conocimiento de los hechos sociales
y de cómo éstos funcionan efectivamente.
Tan verdad es eso, que cuando la Sociología fué fundada como ciencia autó-
nema por Augusto Comte (1798-1857) en Francia, y en Alemania por Lorenzo
Stein (1815.1890), a pesar de_ que se le asignó un conocimiento puramente teórico
de las realidades sociales,_ ambos autores trataron de buscar con sus resultados
los conocimientos fácticos que son necesarios para el reformador, que SOn indis-
pensables para una tarea de ingeniería social. A la Sociología, como a todas las-
demás ciencias teóricas, le interesa conocer las realidades, ver los hechos tal y
como son. Pero con el ver, Augusto Comte se proponía capacitarse para actuar:
"ver para prever", esto es, saber Cómo son las cosas, para estar en condiciones de
medir el resultado de la acción sobre ellas.

2.~FUNCION PRACTICA DE LA SOCIOLOGIA PARA EL LEGISLADOR.


ATENCION QUE LA FILOSOFIA DEL DERECHO PRESTA A LA

e con~der.a.-~
Se
MATERIA O REALIDAD SOCIAL
es la Sociologi~-,_co.mo
)a. ciencia teórica de las realidades
~. uno de los instrumentos indispensables para abOCdár ~i tratamieñfOde:
los problemas sociales prácticos. J . --
SOCIOLOGIA E IDEALES ¡URIDICOS 17
\
Entre esos problemas sociales prácticos. figuran, ante todo, los problemas
que se le plantean a quienes afrontan la tarea de hacer normas jurídicas, al legis-
I~.¿I~ ~~ieta31,"nentos, al juez, '1~ crea precedentes./Los valores
jurídícos..» eciter'ios ideales de Derecho. son solamentrdirectrices generales, prin-
cipios orientadores abstractos, que por sí solos no suministran aún una regulación
jurídica aplicable directamente a la vida de 1In pueblo. Esos principios han de ser
aplicados o proyectados sobre la realidad social concreta de un determinado pue·
blo, en un cierto lugar y en una cierta situación histórica. Sólo de la aplicación
de esos valores o principios axiológicos a una realidad social concreta .se puede
sacar el programa ideal de Derecho adecuado para tal situación particular.
Con diversas modalidades doctrinales, esto es )0 que han sostenido los más grandes filó-
sofos del Derecho. Así, por ejemplo, ya San Isidoro de Sevilla. dijo que :'1:1 ley debe ser honesta,
justa, posible, conforme a la naturaleza y a las costumbres patrias. conveniente al lugar y
-tiempo, necesaria, útil ..... (E,it etaem Iex honesta, ;usla, possibilis, Je~u"dum naluram, se-
~undlJm pauiae (onsuetudinem /0(0 tempo,ique conveniens, netessaria, IIJilis ...tI) Elymologia-
mm, Lib. V. c. XXI. '
I Según Santo Tomás de Aquino y los ulteriC?r~s desarro~!Bs d_e su doctri~~ llevados a cabo
por, JaéSCUetá....,éSpan01néb.,los"""'Siglósiv"'('fXvii.l~incipios raciO'ñiTe;"""'de valor inmutable
.. ara toda condu~a, pero e~ principios tie~ el cará~t~r 4~,,"-ªkecl"!~ _~$!:1fsimas~~ por
s s no cons ltuyen todavla normas directamente aplicables a la regulacIón j!e una soc~eaad.
Para obtener te es normas, es preciso referir esas directrices generales a la realiaad, conCreta que
se trata de normar, y fabricar normas especificas combinando dichos criterios racionales con los
materiales sociales particulares que se intenta regular. La misma doctrina persiste .en muchos
neo-tomistas contemporáneos, por ejemplo, en el P. Georges Renard.a quien dice que el Derecho
natural es para el jurista como la noción de lo bello para el artista: lo bello no es una recta
para fabricar obras maestras; es, 'al igual que lo justo. un principio de discriminación.. De
diez cases, en nueve el Derecho natural no tiene solución alguna que proponer; se limita a
juzgar las soluciones que se le proponen como posibilidades dentro del cuadro de una dererml-
nada realidad social, en un cierto momento y en cierta situación histórica.
Aunque sobre una diferente base doctrinal, otros filósofos del Derecho llegan a solucio-
nes, las cuales, en cierta medida, son parecidas a la idea de un Derecho natural de contenido
variable que fué esbozada, por Santo Tomás de Aquino y desenvuelta ulteriormente por los más
eminentes filósofos escolásticos. Recordemos también a RudoJf Stammler.a quien, inspirado en
la filosofía neo-kantiana, entiende que hay una sola y única idea de justicia, con valor absoluto
,Y universal; pero esa idea única de justicia, que es una especie de método ordenador de. los ma-
teriales 5~ciales concretos, Jos cuales hoy y aquí son diferentes de ayer y allí, al ser aplicada
a los vanos contenidos de la vida social de los múltiples pueblosy momentos históricos en.
gendra ideales jurídicos diversos, cada uno de los cuales tiene sólo u'n valor relativo a la sociedad
concreta, al tiempo y a las circunstancias particulares que se tuvieron a la vista.
. y otros filósofos del Derecho -permítase a quien escribe estas páginas 'el referirse a sí
mismo-e-s han mostrado que, si bien Jos valores jurídicos son objetos ideales con validez a priori
la puesta en práctica de las exigencias n?rmativas que fluyen de esos valores hay que JJevarl~
a cabo en, sobre, y ron IIna nlaJena soátd que es eu"rialffUn/e bis/6,ita, como lo es la vida

t Vé,ase: RECASÉNS SICHES (Luis), La Jilosofía del Derecho, d, NanciJ(O Suárez, ton
rm. F:s/Jidlo sobre sus ArJle(eJenus en la, Palríllira > en la EUQlás/ita, 2· ed. Editorial Jus
México, 1947. ' •
• 2 Cfr .. R.ENAR.D (Georges), Inlr04uuión Fi/osó/ica al ES/lidie del Dereebo, trad. de San-
tiago Cuchillos Manterola, Buenos Aires, 1947. .
~ Véa.se': RECASÉNS SlqlES (Luis), Di"e~cionesContemporlÍneasdel Pensamienlo ¡urídito;
La Pilosojia del Deruho en e,1 SIglo XX, Edil. Labor, Barcelona, Buenos Aires, 1928. caps. JI
y IIl; Tratado General de Pilasojía del Dorecbo, Editorial Porrúa S. A. México 19'9 pp.
453.457. ' • • J •

.. Véase: RECASÉNS SIOfES (Luis). TraJado Gentr~1 de Fjlosoflt~ de/ Derecho, Editorial
Porrúa, México, 19'9, PI''' 422-478.
/ 18 SERVICIO PRACTICO DE LA SOCIOLOGIA

humana, es decir, que es tl(Jria en los diversos Jugares y cambiante en el transcurso del tiempo;
y, por lo tanto, hay fuentes de historicidad para Jos ideales jurídicos --creo que hay nada menos
que cinco fuentes de historicidad. Una de esas fuentes consiste precisamente en el hecho de la
variedad de materias sociales, y la diversificación 'l modificación de éstas en el proceso histórico
ytOS consiguientes cambios que experimenta la vida humana. Otra. fuente de variedad y de
ca bio consiste en el hecho de las particulares necesidades concretas en cada situación y mo-
m to históricos. Otra fuente deriva del aleccionamiento que suministra la experiencia práctica
so~re el modo más eficaz de desenvolver las tareas concretas asignadas al Derecho.

3.-S0CIOLOGIA GENERAL E INVESTIGACION SOCIAL CONCRETA


AL SERVICIO DE FINES PRACTICOS
Ese conocimiento de la realidad social comprende varios aspectos. Aun cuando
el legislador va a tener que habérselas COn una realidad social concreta, singular,
sucede que todas las realidades sociales particulares, .aparte de las características
singulares y peculiares que cada una de ellas pueda tener, realizan la esencia, las
notas, los principios, las leyes y los rasgos generales de lo social, que son estudia-
<los en la Sociología general. El legislador necesita imprescindiblernente un co-
nocimiento sociológico general, porque todas las sociedades humanas, por debajo
o aparte de las concretas singularidades de cada una, tienen la índole genérica
de 10 social, caen dentro de alguno de los tipos de los grupos señalados por la
Sociología general, desenvuelven procesos que son. también analizados por la So-
ciología general, y son campo de realización de las regularidades que ésta examina.
Claro es que además de ese conocimiento sociológico general, que familiariza
con la realidad colectiva in genere, con sus tipos principales, con sus estructuras"
y con sus procesos, el legislador necesita también un conocimiento de la realidad
social singlllar de su pueblo en un determinado momento histórico. Esto requiere
desde luego un conocimiento singular de esa particular realidad, el cual implica
desde luego la posesión de antecedentes históricos, pero además y principalmente
también un estudio de esa determinada realidad actual concreta. Ahora bien, ese
"estudio de una realidad social concreta aunque no es Sociología general, porque
'no trata de la sociedad en general, sino de una singular sociedad en un cierto
itigar y en un determinado momento, tiene que desenvolverse y llevarse a cabo
desde un punto de vista sociológico; es decir, tiene que partir de un enfoque tipi-
camente sociológico, tiene que manejar las categorías y las nociones básicas socio-
lógicas, tiene que usar los métodos de investigación sociológica. No basta con
proceder a una descripción superficial de aquello que se ve. Por el contrario, no
debe uno detenerse en la periferia visible -que a veces puede resultar cngafiosa-,--,
sino que es necesario proceder al análisis científico de esa concreta realidad social:
investigar sus factores efectivos -factores de índole varia-; calibrar .Ia fuerza
de cada uno de esos factores; averiguar su auténtica estructura; estudiar las ac-
ciones y reacciones que en ellos tienen lugar; medir la resistencia de lo" existente y
su grado de maleabilidad 'para el cambio; anticipar mentalmente los efectos que
una intervención reformadora pueda producir; buscar las condiciones y las fuerzas
sobre las cuales tal reforma pueda apoyarse; pulsar cuál es la opinión pública
predominante; hallar medios para fortalecerla, o, en su caso, para contrarrestarla
e ida sustituyendo por otra nueva. En suma, es necesario lograr un buen conocí-
~iento de una singular realidad social concreta.
SERVICIO PRACTICO DE LA SOCIOLOGIA 19

Ahora bien, este conocimiento social concreto requiere tener un dominio de


la teoría sociológica general, de todos los métodos y de todas las técnicas de la
investigación sociológica, para sobre tales bases proceder al estudio analítico y ver-
daderamente científico de aquella realidad particular.'

4.-CLIMA MENTAL DESFAVORABLE PARA LA SOClOLOGIA,


y OCASIONES FAVORABLES QUE INCITAN A LA
INVESTIGAClON SOClOLOGICA
El legislador necesita ese conocimiento sociológico general, y ese conocimiento
singular de la realidad concreta para la cual va a legislar, porque las realidades
sociales tienen por así decirlo su propio peso específico, sus propias leyes fácticas,
sus acciones y reacciones propias, sus resistencias y sus fuerzas específicas. Las
realidades sociales no son una materia dócil, dúctil, fácilmente maleable para que
el legislador pueda configurarlas a su albedrío, según el designio que haya con-
cebido. Se había supuesto que lo eran, con irrazonado optimismo, bajo el influjo
de una tendencia intelectualista, sobre todo en las épocas relativamente tranquilas
de la 'historia, en las cuales la sucesión de Jos acontecimientos sigue un ritmo sose-
gado sin grandes transformaciones. En esas épocas y sobre todo bajo la influencia
de una actitud intelectualista, los encargados de dirigir los asuntos sociales --legis-
ladores, políticos, funcionarios- y los pensadores que meditan sobre estas tareas
tendían a suponer que el meollo de sus problemas consistía en hallar los ideales
correctos, y, sobre la base de éstos formular los programas corespondienres; y ten-
dían a creer que, una vez cumplida esa faena de establecer ideales y formular
programas, la realización práctica de éstos no ofrecería graves dificultades. Lo
creían así, porque partían del supuesto intelectualista -aunque de ordinario no
expresado-e- de que la materia social se deja estructurar y moldear sin dificultades
al arbitrio del gobernante.
A tal modo de pensar en este aspecto se le llama actitud intelectualista: con-
siste en estimar -algunas veces implícitamente-, que lo .importancc es averiguar
5 Véase sobre Sociografía hispano-americana: GARCÍA CALDERÓN (Feo.), Las Condi-
ciones Sociológicas de América Lasiue, 1912; BUNCE (Carlos Octavio), Nuestra América,
Buenos Aires, 1918; PAREDES (Angel), Sociología General Aplicada a las Condiciones de
América, Quito, 1924; VENTURINO (Agustín), Sociología General Americana, 1930; Socio-
logía Primitiva Cbile-Indiana, Madrid, 1927-1929; 1930; LEVENE {Ricardo}, Poíitica CJ¡I·
tural, Argentina y Americana, Buenos Aires, 1937; POBLETE TRONCOSO (Moisés), EvoIJci6n
del Derecho Social en América, Santiago de Chile, 1924; LÓPEZ DE MI;SA (Luis), Disertación
Sociológica, Bogotá, 1939; VALENCIA (Guillermo), El Proceso de la Cultura Americana
(Sociología Especial de América), 1942; MONIEGAS (Germán), América, Tie,.la Firme, 1944;
PALZA (Humberto}, El Hombre como Método, La Paz, 1939; LEAO (A. Cameiro), El
Sentido de la Sociología en las Américas, 1943; Panorama Sociológico do Brasil, Inep, R,íQ
de jaoeíro, 1958; ECHÁNOVE TRUJILLO (Carlos), Sociologio Mexicana, Ed. Cultura, México,
1948; ALvAREz ANDREWS (Osear), Bases para un Estudio de una Sociología Latino-Americana,
en "Ciencias Sociales", Unión Panamericana, Washington, D. e, VI·24, 1953; Las Fuerzas
Sociales, México, 1954; Caracteres Generales de las Sociedades Latino-Americanas, 19.57; Po-
VIÑA (Alfredo), La Socioiogia Nacional y sus Antecedentes Americanos, en "Ciencias Sociales",
Unión Panamericana, Washington, D. c., VI·24, 1~53; Nueva Historia de la Sociologle Latino-
Americana, Assandrí, Córdoba (R. A.t, 1959; CALDERA (Rafael), Sociología Venezolana,
Caracas, 1956; CANCHOLA (Antonio), Relaciones Sociales y Económicas de la Ciudad y
el Campo en México, en "Rev. Mex. de Soc.", X1X-l, 1957; GARCÉS (Gabriel), La Sociología
Rural e" América Latina, en "Universidad de San Carlos", XXXVI, Guatemala, 1956.
20 INTELECTUALlSMO y RACIONALISMO DESFAVORABLES

Jo que se debe hacer, pues cuando esto se haya esclarecido, el cumplimiento de


ello será dado por añadidura.
Una extrema manifestación de esa actitud intelectualista en materia política
la hallamos en Platón. Ya su maestro Sócrates había adoptado un máximo intelec-
tualismo en el campo de la moral: para Sócrates la claridad mental sobre la hu-
mana naturaleza lleva al conocimiento de lo que se debe hacer; y el conocimiento
sobre lo que se debe hacer produce necesariamente una conducta moral adecuada¡
la justa estimación tiene como efecto la acción justa; por lo tanto, la virtud
puede ser aprendida; y nadie es malo voluntariamente, es decir, a sabiendas. Por
otra parte, esa actitud supone que toda acción moralmente mala descansa sobre
una falta de conocimiento correcto. Platón en La República lleva la actitud inte-
lectualista al campo político, al afirmar que "hasta que los filósofos sean reyes,
o los reyes y príncipes de este mundo posean el espíritu y el poder de la filosofía
de suerte que se reúnan en la misma persona el poder político y la sabiduría ...
los Estados no remediarán sus males... y s6lo entonces nuestro Estado tendrá
una posibilidad de vida y contemplará la luz del día" (V. 473); palabras en las
_cuales, engranadas con el contexto y. con el resto del pensamiento. platónico, se
manifiesta la tendencia a suponer que. el problema político de mayor importancia
es el de determinar sabiamente, filosóficamente, el ideal, pues tan pronto como
éste haya sido contemplado y formulado con claridad, el cumplimiento práctico
del mismo seguirá sin tropezar con graves' dificultades. Esa actitud intelectualista
ha solido llevar consigo además el supuesto racionalista de que 'la realidad tiene
estructura o contextura racional y se comporta racionalmente. El clima intelectua-
lista ha influido en varios períodos de la teoría poIíticae. incluso de la acción,
por ejemplo,. en la filosofía medioeval, en algunas corrientes -no en todas--
del Renacimiento, en la filosofía idealista, .en el pensamiento de la Ilustración o
Iluminismo, y en el espíritu de la Revolución Francesa.
El intelectualismo es, 'como dice Ortega y Gassel, "la idolatrla de la inteligencia,
que aísla el pensamiento de su encaje, de su función ... la vida humana".'
Ni qué decir tiene que el clima mental de culto a la razón pura de tipo mate-
mático. y de actitud intelectualista, es inadecuado para dedicar atención suficiente
a .Ios problemas sociológicos. Por el contrario, cuando, por motivos o causas que
sea, el político, el legislador y el filósofo advierten que la realidad social presenta
resistencia a la fácil realización de sus planes, porque es una realidad con una con-
. sistencia propia y con unas leyes propias. la Ola! no se deja moldear -dócilmente, como
no se tenga debida cuenta de que es necesario proceder a un estudio sociológico.
Estudios sociológicos ocasionales, bajo el estímulo de aquella necesidad, fueron
desenvueltos, en mayor o menor medida, en casi todas las épocas de la Filosofía
.política. Pero la Sociología como programa de su ciencia autónoma nació precisa-
mente en una época de dislocación de la sociedad -aunque no fuera propiamente
de crisis integral-, en la que habiendo sido demolidas en Francia y otros países las
estructuras y las formas de vida colectiva del Viejo Régimen, al embate de la Re-
volución, se sentían las dificultades con que tropezaba el propósito de establecer un
nu...,ro orden. No cabe duda de que este problema impresionó poderosamente a los
aos fundadores de la Sociología, a Augusto Comte y a Lorenzo de Stein,
«1 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), El Hombre y la Genu (Obras Inéditas), Revista de
Occidente, Madrid. 1957. p. 50:
\,

lNGENIERJA SOCIAL COMO MOTIVO 21

S.-MOTIVOS PARA LA FUNDAOON DE LA SOCIOLOGIA


POR AUGUSTO COMTE y LORENZO STEIN
A propósito de la fundación de la Sociología como disciplina independiente
por Augusto Comte (1798-'875) conviene recordar cuál fué la formación inte-
lectual y profesional de éste, y cuales fueron las experiencias de su época.' Había es-
fudiadc en la Escuela Politécnica, en la que adquirió, junto con una preparación en
las ciencias matemáticas y de la naturaleza, el espíritu de ingeniero que utiliza el co-
nocimiento científico para tecnología, la cual se encamina a la satisfacción de nece-
sidades prácticas. Y, así, en efecto, se hallaba animado no s610 por su afán teórico,
sino también y sobre todo por un deseo pragmático. Esta dirección se sintetiza en su
frase "ver para prever", que inspira toda su obra.
Como particular incentivo para emprender su Sociología, actuó sobre Comte el
conjunto de experiencias posteriores a la Revolución Francesa. El sentido progresista
de que estaba animado Comte le indicaba que, en contra de lo que querían y ser
fiaban los reaccionarios, el pasado no debía, ni siquiera podía volver. Pero, de otro
lado, experimentaba los efectos de la Revolución como una crisis, en la que habían
derrumbado y disuelto las bases y las estructuras sobre las cuales había estado edifi-
cada antes la existencia colectiva. Sentía que era necesario salir de esa situación me-
diante una reorganización que se inspirase en las enseñanzas, de la Sociología, para ins-
talar los nuevos cimientos y las nuevas formas de la vida social. Para realizar esto,
entendía que era preciso tener en cuenta las leyes efectivas de los fenómenos sociales
--cosa que los revolucionarios habían olvidado-- y establecer unos nuevos poderes
sociales que se basaran sobre las nuevas convicciones científicas, con las cuales se
habían superado las viejas creencias, en las que se había apoyado la sociedad anterior
a la Revolución. Para Comte las nuevas convicciones eran las que se derivaban de la'
filosofía positivista, es decir, de la' aplicación a la vida de los métodos y resultados
científicos -de la ciencia empírica,' es decir, de observación y experimento--, espe-
cialmente de los de la nueva ciencia social. En la "fundación de la Sociología, Lorenzo
van Stein (18.15-1890)8 por su parte insistió mucho sobre la diferencia entre la so-
ciedad, que es la unidad total de la existencia colectiva, y el Estado, el cual constituye
nada más que la forma de la vida pública, y está muy lejos de agotar la realidad
social que es mucho más vasta y compleja. La ciencia social es la ciencia de las rea-
lidades colectivas con las cuales precisamente tiene que trabajar el legislador, quien
en su labor deberá partir de la situación efectiva de esas realidades.
Los hechos de la crisis integral y gigantesca de nuestro tiempo han contribuido
poderosamente a aumentar el interés y la atención por los estudios sociológicos. Ea
tal situación de crisis se hacen patentes con mayor relieve e intensidad las discre-
pancias entre viejas normas y las realidades sociales que parecen galopar desbocadas.
Se hacen patentes también los conflictos y las -luchas entre múltiples nuevas rcndcn-
das, ninguna de las cuales ha logrado instalarse predominantemente en la existencia
colectiva. Por otra parte, la. situación general de crisis por la que atravesamos I1e\'J
a muchos sociólogos a plantearse la pregunta sobre el valor instrumental de esta cien-
cia en la angustia del presente, es decir, a plantearse la rcc:gunta de host.r (IU~ punto la

Véase el cap. III de este libro.


.. Véase {': cupttuíc JII de este libro.
22 SOCIOLOGIA PARA LA ACCION y REFORMA SOCIALES

Sociología puede ayudarnos primero para el diagnóstico de nuestro tiempo, y después


para intentar con alguna probabilidad de eficacia el tratamiento práctico de la crisis.."

6.-ACLARACIONES SUMINISTRADAS POR LA SOCIOLOGIA GENERAL


A LA ACCION SOCIAL PRACTICA
Ya indiqué que en la función práctica que los estudios sociológicos pueden
desempeñar con el objeto de ilustrar sobre los métodos posibles y eficaces para
lograr los fines de mejora que se propongan, hay que distinguir entre Sociologla ge-
neral e Investigación focial concreta.
La primera la Sociología general, es necesaria e indispensable en todo caso para
todos quienes proyecten tareas de regulación -legislador, sus consejeros técnicos-s-,
para quienes estén encargados de aplicar normas, o guarden algún contacto con dicha
aplicación de normas -jueces, abogados, funcionarios ejecutivos-. para quienes
ejerciendo alguna clase de poder social quieran aplicar éste a la mejora de fa exis-
tencia colectiva -c-educedores, políticos, directores de empresas de varias clases-s-,
etc. Porque cualesquiera que sean los sectores o aspectos de la vida social que se
intente tratar, todos ellos son hechos sociales, y por lo tanto, son hechos cuyos ele-
mentos e ingredientes esenciales y cuyos tipos y cuyas leyes son estudiados en la
Sociología general. A título de pura metáfora, esto es, de una comparación -pero
jamás como una identificación-, se podría decir, que en este campe sucede algo
parecido a lo que pasa con los especialistas en alguna rama higiénica o médica, quie-
nes para dedicarse a su especialidad, independiente de cual ésta sea, necesitan inelu-·
diblemente un hondo .conocimiento de Biología, Anatomía y Fisiología generales.
Así, análogamente, todos quienes tienen que ver en alguna manera con cuestiones
sociales, por particulares que éstas sean a veces, han menester necesariamente de
hondos rigorosos conocimientos de Sociología general, y sobre todo precisamente
de las realidades y hechos fundamentales.
Esté conocimiento es tanto más necesario, cuanto que 'sucede que, si bien a
veces legisladores y proyectistas geniales han tenido certeras visiones sobre deter-
minados aspectos particulares de la realidad social, en cambio, frecuentemente se
advierte can espanto que muy a menudo hay una horrible falta de ideas claras
sobre los temas sociológicos fundamentales. A este respecto observa José Ortega y
Gasset:"? "Sería pavorosa, si pudiera realizarse, una encuesta donde apareciesen con
todo rigor las ideas que en los hombres más influyentes del planeta -no hablemos
del resto-- se ~nen a vocablos como 'sociedad', 'colectividad', 'masa', 'uso', 'opinión
pública', 'individuo humano', 'revolución', 'Estado', etc. Sobre todo, si luego se com-
para la tosquedad primitiva de esas ideas con la precisión de conceptos a que se ha
llegado en las técnicas de la naturaleza. Es como si habitásemos encima de un labo-
ratorio donde san manejados los explosivos más violentos por hombres de quienes
supiéramos que no tenían la menor noción de sus ingredientes. La crisis económica,
9 Cfr. MEDINA. ECHAV.AR.RJA (José), ¿Es la Sociología simple manifestación de una épo~a
crítica? en "Re v. Mex. de Soc.", Año 1, Núm. 2, 1939; MANNHEIM (Karl), Libertad)' Pla-
nificación, trad. deR. Landa, Fondo de Cultura Económica, México, 1941; AVALA (Francisco),
Sistema de la Sociología, Edit. Losada, Buenos Aires, 1947, cap. 1; GURVITCH (Georges),
La Vociuion Acmelle de la Socioiogie. en "Cahiers Int. de Soc.". J, 1.
10 Cfe. ORTEGA y GASSET (José), OINar Completar, Rev. de Occidente, Madrid, 1.947.
Tomo V, p. 206.
e

ACLARACION DE CONCEPTOS BAS/COS PARA LA ACC/ON 23


que es de cuanto hoy acontece la dimensión más notada por el hombre medio, ha
puesto de manifiesto la insuficiencia de la economía, que parecía la más adelantada
entre las ciencias sociales ... La natural reacción ante esa falla habría sido revisar
a fondo el corpus de las ideas económicas, con la serena confianza mis firme ... L1
más sobria meditación bastaría para presumir que la defectuosidad de la economía
tradicional procede de que es una ciencia social particular, cuyos cimientos estarán
al aire mientras no exista una ciencia fundamental sociológica, como no es posible
una buena óptica o una buena acústica si no existe una buena mecánica:'
A esto hay que añadir algo, incluso tal vez de peores consecuencias. Algunos
sujetos deseosos de racionalizar su conducta injustificable para con otros hombres,
elaboraron doctrinas que se han proyectado del modo más funesto en la vida prác-
tica, mediante las cuales se ha tratado de legitimar los crímenes más atroces, por
ejemplo las fechorías de los Estados totalitarios, y muchos descabellados prejuicios
}" comportamientos discriminatorios. En lugar de atenerse a los hechos y de proceder
a su análisis, sucede que se entronizan mitos deleznables (nacionales, étnicos, cla-
sistas, de jefatura, que de modo blasfemo se autodenominan providenciales, de su-
puestas tradiciones -falsificadas-, de consagración de palabras vacías de auténtico
sentido, etc.). y se toma esos mitos baratos como base para la acción social, con lo
cual se suelen producir efectos catastróficos. n .
Cualquier estudio sobre un particular aspecto de una determinada realidad social
'concreta, por ejemplo, sobre los hechos de discriminación racial en una cierta locali-
dad, serviría relativamente de muy poco, y arrojará muy escasa claridad sobre el pro·
blema, si quien lo hace no tiene un conocimiento correcto y a fondo de los conceptos
sociológicos básicos, un conocimiento adecuado de qué son relaciones colectivas a
diferencia de relaciones interindividuales, de la esquematización y funcionalidad de
las calificaciones sociales, de la relación entre creencias y acción, de la diferencia
entre comunidad r asociación, etc. En efecto, hay muchos estudios de investigación
social sobre temas concretos, en los que se ofrece una rica colección de datos "en
bruto", descripciones muy minuciosas, pero muy superficiales, de hechos escogidos al
azar, al buen "tun-tún", abundancia de estadísticas pero sin ningún método para
la interpretación de los fenómenos contados. Tales estudios, a pesar de que en apa·
riencia ofrecen el aspecto de una labor científica, tienen muy poco de científicos,
}' tienen muy poca utilidad para orientar después una acción práctica, porque apenas
aclaran nada sobre sus temas, precisamente porque no fueron elaborados sobre la
base indispensable de los supuestos fundamentales de una Sociología general con-
cebida con rigor. Tales estudios son el equivalente de 10 que serían estudios sobre
fenómenos físicos en los cuales se produjese una copiosa observación, pero sin haber
tomado en cuenta los conceptos básicos -de la ciencia física, ni haber empleado los
métodos matemáticos propios de ella; o el equivalente de 10 que sería la descripción
de un organismo animal, hecha por quien no tuviese una idea adecuada de las cé-
lulas, de las diversas clases de éstas, de los tejidos y sus tipos, y de la fisiología
general. Por ello, hay que encarecer que toda tarea de investigación social concreta
se desarrolle sobre la base y bajo la luz de los conceptos sociológicos fundamentales,
11 Cfr. Mox'r....GU (Ashley), Tbe Biosorial N¡:¡l1lrc 01 M¡:¡n, Grave Press, Nueva York,
1956, pp. 10 }' ss.
!
24 INTERPRETACION DE LOS DATOS

y empleando los métodos adecuados para la comprensión y. la explicación de los


hechos que se quieren estudiar."

7.-LA APORTACION DE LA INVESTIGACION SOCIAL CONCRETA


A LA ACCION SOCIAL
Por otra parte, en cambio, la investigación social sobre temas concretos no pue-
de ser sustituida por una mera especulación constructiva dimanante de los conceptos
fundamentales de la Sociología general. Adviértase, ante todo, que a! fin y a! cabo,
los conceptos fundamentales de la Sociología general, que es una ciencia de hechos,
no son ideas puras o construcciones. meramente racionales, sino que se refieren a
realidades. Pero aun siendo así, esos conceptos generales no bastan para suministar
un conocimiento de fenómenos singulares y concretos. Para conocer esos hechos reales,
si bien hay que" apoyarse en los' conceptos generales, precisa observarlos en su
realidad particular, investigar sus causas y condiciones y rastrear sus efectos.

S.-LA SOCIOLOGIA y, LOS LLAMADOS "PROBLEMAS SOCIALES" EN


NUESTRO TIEMPO (FAMILIARES, URBANOS, RURALES, ETNICOS,
EDUCATIVOS, ALIMENTICIOS, HIGIENICOS, ECONOMICOS, LA-
BORALES, INDUSTRIALES, DE ASIMILACION DE GRuPOS
ATRASADOS, DE INVENClON, INTERNACIONALES)
La función práctica de los conocimientos sociológicos no se limita solamente a
ilustrar la tarea legislativa sobre los que se pudiera llamar los grandes temas en la
estructuración de la sociedad, por ejemplo, la organización constitucional, el régimen
administrativo, el problema agrario, las directrices económicas, la eficaz defensa social,
los sistemas educativos, etc. La {unción práctica de' los conocimientos sociológicos se
extiende además a un sinnúmero de cuestiones particulares y de detalle, pertenecientes
12 Sobre métodos para la investigación social concreta, véase: YOUNG (Pauline V.),
Mélodos Ciensíjicos de Inoestigacián Social, trad. de Angela Müller Montie!, Inst. de Inv.
Soco Univ. Nal. Autónoma de México; MEDIN.... BcHAVARRÍ.... (José), Sociología: Teoría y
Técnica, Fondo de Cultura Económica, México, 1941, especialmente el cap. V; GERM....NI
(Gino), La Sociología Científica: Apuntes para J.U Fundamentación, Inst. de Inv. Soc., Univ.
Na!' Aut. de México, México, 19'56; AGUIRRE BELTRÁN (Gonzalo), Teoría de la InveJlig~ción
Intercnltural, en "Ciencias Sociales", Unión Panamericana, pp. VII-37, 1956; ELMER (Manuel
Conead), Social Research, Prentice-Hall, 1939; GOODE (WiIliam J.) & HA'IT (Pa.ul K.),
Methode in Social Researrb, McGraw-HilJ, 19n; FISHER. (R. A.), SlaJislicdl MethadJ lar
Rneauh WorkerJ, 12a. ed. Ofiver & Boyd, Edinburgo, 1954: PARTEN (Mildred), Suroeys,
Polls and Samples, Harper, Nueva York, nueva ed. 1954; LEWIN (Kurt), Field Tbeory in
Social Science, Dorwin Cartwright, L ....ZARSFELD (P, P.) & ROSENlJERG (M.), -eds.-
The Language of Social Researcb: A Reader in the Methodology 01 Social Researcb, Free
Press, Gtencoe, 1955; ] ....HODA. (Marie), DEUTSCH (Morton), COOK (Stuart W.), Researcb
MethodJ. in SoCial Relalions, Dryden Press, Ncw York, (dos tomos), 1955 y 1956; GEE
(Wilson)¡ Social Science Researcb Metbods, Appleton-Century-Crofts, New York, 1950; RAy
(Wilbert S.), A Laboratory Manllal [or Social PJy.h%gYI Amer. Book Co., New York, 1951;
STEWARD (Julian H.), Area Researcb. Theory and Practice, Social Science Research Council,
New York, 19'0; MERTON (Robert K.), FISKE (Marjorie) & KENDALL (Patricia L.), The
PocIIsed ínteroiew, The Free Press, Glencoe, 1956; FENNLASON (Annc F.), Bssemials in Inter-
viewing, Harper, New York, 1954; LrNS (Mario), Operations of Sociologicoi Inquiry, ]ournal
de Comercio, Río de janeiro, 19'6; KAHN (Robert L.) & CANNELL (Charles F.), The
DynamicJ o/ Interviewing, Wiley, Nueva York, 1957; M .... IER (Norman R. F.), Tbe Ap·
praisal InJeNliew: Obieaives, MelbodJ, and Ski/iJ, Wiley, Nueva York, 1958.
SOClOWGIA y PROBLEMAS SOCIALES 25
a todos los aspectos de la vidasocial; y cubre todos los llamados "problemas sociales"
o sea los problemas planteados por el hecho de desajustes O fracasos individuales O
colectivos respecto de las pautas o de los propósitos de varios grupos."
Así, por ejemplo, se pide orientación al sociólogo para mejorar las relaciones fa-
miliares por medio de normas jurídicas, pero también y sobre todo por medios edu-
cativos y por servicios de consejo, los cuales ilustren sobre la elección de consorte,
sobre las relaciones entre esposos, sobre las relaciones entre padres e hijos, sobre el
modo de tratar a los llamados '''niños difíciles", sobre la articulación entre hogar y
escuela, sobre los procedimientos para zanjar, superar, o sencillamente conllevar dife-
rencías matrimoniales, sobre los procedimientos para suavizar asperezas en el contacto
con los parientes políticos, para amoldar los gastos del hogar a los ingresos, etc.
Se pide también ilustración al sociólogo para mejorar tanto las' comunidades ur-
banas como las rurales; y para planear la fundación de nuevas comunidades o vecin-
dades que ofrezcan a sus miembros colaboración mutua en la solución de problemas
varios, oportunidades educativas y de recreo. o diversión, viviendas decorosas, ser-
vicios higiénicos adecuados, ayuda en caso de necesidad urgente, y otras facilidades.
Se busca el consejo .del sociólogo para poner en práctica medidas que afronten los
graves problemas suscitados por el enorme y rápido crecimiento de muchas ciudades,
por la inmigración a ellas de gentes de origen rural que afluyen a los grandes cen-
tros urbanos y que hallan serias dificultades para adaptarse al tipo de vida de éstos,
el cual les resulta no sólo extraño, sino incluso contrario a los modos de existencia
aldeana. Se pide ilustración al sociólogo para desenvolver medidas que sean condu-
centes para tratar los problemas sociales de muy varia índole, que se suscitan por
las grandes aglomeraciones de población en los centros industriales y mineros.
La investigación social contemporánea ha hecho y está haciendo importantísimas
aportaciones para supritmir: o por lo menos para amortiguar considerablemente, las
tensiones, los conflictos, y las varias formas de discriminación dañina que se originan
en' los perjuicios raciales, especialmente en los países donde habiendo diversos grupos
étnicos, el dominante establece diferenciaciones en detrimento de los demás. La biblio-
grafía de los últimos veinticinco años, sobre todo en la lengua inglesa, de estudios
sobre discriminaciones, tensiones, recelos y prejuicios entre diversos grupos raciales
comprende muchísimos millares de volúmenes y folletos. Algunos contienen estudios
puramente teóricos, de los cuales se deriva la prueba de la injustificación de los
prejuicios. Otros, además, sobre la base de observaciones, entrevistas, cuestionarios,
y hasta experimentos sociales (provocados), suministran la explicación de\ .cómo

13 Cfr. NORSDOCK (Joha Eric), McDoNA6H (Eduard C.), VINCENT (Melvin J.), A~41y.
zing Social Probíems, Dryden Press, Nueva York, 1950; ATTEBERRY (Gcorge C.), AUb,ÍE
(John L.), HUNT (Elgin F.), lntroduaion Jo Social Scienoe. A Survffj 01 Social RrobletAf,
MacMiIlan, Nueva York, 1947; ELLIOT (Mabel A.), & MERRILL (Francis E.), Social Disor-
ganizatitJn, Harper, Nueva York y Londres, 1941; NEUMEYER (Martin H.), Social Problems
and the Cbanging Sacie/y, Van Nostrand, Nueva York, 1953; REINHARDT (James M.),
MEAOOWS (Paul), & GILLEITE (John M.), Social Problems and Social Policy, Amer. Book c.,
Nueva York, 1953; FARIS (Robert}, Social Disorganizasion, Ronald Press, Nueva York, 1955;
HORTON (P. B.), & LESLIE (G. R,), Tbe Sociology 01 Social Problems, Appleton-Century,
Nueva York, 1955; LANDIS (Paul H.), Social Problems, Lippincott Co. Chicago, 1959; AL-
VAREZ ANDREWS (Osear), La Sociología y los Problemas de la Hora Presente, en "Universidad
de San Carlos", Guatemala, Oct-Dlc., 1956; BERNARD (Jessie), Social Problems at Midcen-
1ury, Dryden Press, Nueva York, 1957; WALSH (Mary Elizabcth) & FURFEY (Paul Hanly),
Social Problcms and Social Action, Prentice HaJ/, Englewcod Cliffs, N. ]., 1958.
26 SOCIOLOGIA y PROBLEMAS SOCIALES'

tales prejuicios nacen irracionalmente, y se desarrollan después fomentados consciente'


o inconscientemente por ciertas tendencias oscuras de la psique humana, y también.
por determinados intereses. Otros trabajos, aprovechando los esclarecimientos teóri-
cos, proponer;t diversos métodos para combatir esa terrible enfermedad social: mé-
todos jurídicos, como por ejemplo, la prohibición bajo sanción penal de ciertos tipos.
de discriminación: la abolición de la segregación --en escuelas. ejército, etc.-; la
nulidad de contratos en que se prohiba la ulterior transmisión de una propiedad, o-
el arrendamiento de la misma a miembros de cierto grupo racial; métodos educativos
para poner en práctica en los niños; métodos reeducativos para adultos, en el taller,
el sindicato, el colegio profesional, las diversiones, etc.; técnicas' para provocar la
convivencia entre gentes de los diversos grupos en un plano de igualdad; procedi-
mientos para persuadir sobre la estupidez de los prejuicios, etc.1-1
En el campo de los problemas educativos se busca en la Sociología y en las.
investigaciones sociales concretas orientación para contestar adecuadamente una mul-
titud de preguntas, como por' ejemplo las siguientes: ¿Cuál es el papel que des-
empeña el intelectual? ¿Conviene aumentar su influencia, y en el caso positivo, qué
procedimientos serían eficaces para lograr este propósito? ¿Cuáles serían los medios
pertinentes de una educación para la democracia? En los países fascistas y comu-
nistas la educación está ligada a un adoctrinamiento unilateral y fanático, lo mal
constítuye un ultraje contra el espíritu y contra la dignidad del hombre. ¿Qué
pueden hacer las escuelas y cuál sea la manera más eficaz de hacerlo, para enseñar
a la gente a pensar por cuenta propia e independientemente? ¿Hasta qué punto las.
escuelas resultan aburridas y con poco interés para muchos estudiantes?; ¿por qué >:
¿de qué modo podría remediarse esto? ¿Cuáles serían los procedimientos más efi-
Caces para ofrecer iguales oportunidades educativas a toda la población de un país?
¿Cuáles son los tipos de educación que la experiencia muestra como más eficaces
para la vida postescolar? ¿Qué procedimientos de selección serían aconsejables para
el ingreso en facultades universitarias, en escuelas técnicas, en escuelas agrícolas?
¿Debiera en los establecimientos de educación superior fijarse un rupo cerrado de
alumnos en relación con las necesidades sociales y con las oportunidades para el
ejercicio de cada profesión? ¿Para la enseñanza técnica elemental es mejor la es-
cuela, ·0 la instrucción por aprendizaje en el taller ?15
Al sociólogo se le dirigen hoy también una serie de preguntas en el campo
de la diela allmenticia y de la higiene. ¿Cuáles son las causas, probablemente di-
versas pero concurrentes, de que muchas gentes tengan una dieta alimenticia defi-
ciente o unilateral? ¿Por qué medios podrtasc eficazmente persuadir a esas gentes
de que debieran cambiar su dieta por otra más adecuada, y qué medios prácticos
podría ofrecérseles para que pudiesen realizar tal cambio? - a

Otros de los problemas en cuyo estudio tiene que colaborar decisivamente el


investigador social son los de la excesiva dniglla/dad económica entre las varias
clases del país, y los relativos al baío nivel de vida de algunos grupos. A este respec-
u Véase: The Main Types and Cauus 01 Discrimination (Memorandum SllbmiJled by
Ihe Se",etary Genend), United Nations -e-Commission 00 Human Rigbts, Sub-Commission 00
Preventlon of Discrimination and Prctectlon of Minorities, Lake Success, Nueva York, 1949.
(Contiene una copiosa bibliografía.)
u Cfr. AzEVEDO (Fernando de), Sociología de la Eduraáón, trad. de E. Champurcfn,
Fondo de Cultura Econ., México, 3· ed., 1954; DEWEY (Joho) , Democracy and Edecasion,
MacMillan, Nueva York, 1936.
SOCJOLOGIA y PROBLEMAS SOCIALES 27

to, el investigador social estudia primero los hechos relativos a la distribución de


los ingresos nacionales, es decir, la suma de los ingresos de todos los habitantes del
país, la clasificación de esos ingresos en diferentes grados por familias e ihdivi-
ducs, la clasificación por profesiones, por regiones, por diferencia entre zonas ur-
banas y zonas rurales. Estudia después las causas de las desigualdades en ingresos.
Investiga también cómo y en qué medida la desigualdad de ingresos se refleja en
los varios niveles de vida. Y, por fin, sobre tales bases puede sugerir las ·condicio·
nes que los hechos imponen a los planes para aliviar tales problemas sociales.
Otro de los problemas sociales, para cuyo enfoque práctico se pide la ayuda
del conocimiento sociológico y de la investigación social concreta, es el problema
de la inseguridad económica, el cual comprende el de la desocupsrión, y de las
medidas de protección y de alivio. El investigador social debe aclarar cuáles sean
en determinado lugar y en un cierto momento las causas del desempleo, estudiar
cuáles han sido los resultados de los diversos sistemas o métodos que han sido ya
ensayados para prevenirlo y para remediar sus efectos, y sacar de esas experiencias
las elecciones que de ellas se desprendan. Conexas con la inseguridad económica
son las cuestiones sobre el ahorro, sobre la inversión de los ahorros, etc.
Aparte de los problemas sociales que el Derecho del Trabajo trata de re-
solver o de aminorar, hay otra serie de problemas en este mismo campo que no caen
bajo la acción directa de esa rama jurídica: problemas de las llamadas relaciones
industriales, entre los que figuran, por ejemplo, relaciones entre patronos y obreros
y de Jos obreros entre sí, desde los puntps de vista de la satisfacción y contento de
unos y otros; cuestiones sobre si, y como, la emulación y el estímulo pueden au-
mentar la eficacia y al mismo tiempo la euforia de los trabajadores; cuáles sean
los sistemas de oportunidades para ascensos que la experiencia ha mostrado más
eficaces; de qué modo la colaboración entre la dirección de la empresa y los obreros
opera sobre la satisfacción interior de éstos, entre obreros y capataces, entre obre-
ros y directores técnicos, entre obreros y gerencia, entre directores técnicos y ge-
rencia, etc., y resultados de los varios métodos ensayados paca disminuir y suavizar-
los rozamientos; espíritu de grupo entre los trabajadores de una misma empresa
.y entre los de un mismo oficio; solidaridad entre los de oficios diversos; etc.
En los países en donde coexisten grupos de índole y de nivel cultural muy
diferentes, la tarea de elevar a los de nivel bajo o de asimilar a lo! pertenecientes
a culmras pretéritas a los modos de vida de los grupos de culturas más desarrolla-
das es una empresa que requiere del aleccionamiento del sociólogo y del inves-
tigador social. Estos habrán de proceder primero a un estudio de los hechos tal
y como son. De ese cuadro analítico se podrá desprender lo que se puede hacer,
en qué condiciones puede hacerse, y cuáles sean los métodos que puedan resultar
más eficaces respecto de una determinada realidad concreta.
El progreso y la mejora de una sociedad puede depender en gran medida de
la, cantidad de nuevos inventos que se produzcan en ella en todos los órdenes:
filosófico, científico, tecnológico, pedagógico, artístico, económico, etc. la Socio-
logía en términos generales, y la investigación social concreta respecto de un deter-
minado lugar, muestran cuáles son las condiciones más favorables para la invención
--entre ellas, por ejemplo, la plena libertad académica, la libre discusión en todos
los órdenes, el espíritu de superación, el deseo siempre de algo mejor, la más amplia
superficie de contactos espirituales con otros pueblos, el amor por la aventura espiri-
28 SOClOLOGIA y PROBLEMAS SOCIALES

tual, li posibilidad de ocio para dedicarse a las más desinteresadas actividades de la


inteligencia (las cuales suelen ser después. por añadidura, las más fructíferas en
adelantos prácticos)-; y la investigación social concreta sobre un determinado pue-
blo pondrá de manifiesto qué condiciones y factores especiales pueden allí fomentar
mejor las invenciones. Aunque en general parece deseable favorecer el aumento de
invenciones. sucede a veces, especialmente con algtlnos inventos tecnológicos, que
éstos suscitan graves problema! sociales. Puede ocurrir que algunos adelantos técnicos
originen desempleo; que otros inventos, máquinas que desarrollan velocidades fabu-
losas o con una fuerza fantástica. produzcan en quienes las manejen o en quienes
simplemente se sirvan de ellos perturbaciones o desajustes psicológicos, perniciosos
no s610 para quienes los sufran, sino también para la sociedad en torno; o que otros
inventos pongan en peligro nada menos <¡ue la supervivencia física de la comunidad
nacional o incluso del género humano. De ese campo sale una de las invitaciones
a la vez más incitantes y más difíciles de cumplir para la investigación en nuestros
.dias. Las grandes dificultades de esos problemas, sin embargo, constituyen el mayor
estímulo para que el saber sociológico y la investigación social aumenten su empeño
hacia un tratamiento de tales. peligros.
También del campo de los problemas internacionales del presente salen angus-
tiosas llamadas de auxilio en dirección a los sociólogos e investigadores sociales. 005
guerras mundiales en el transcurso de una generación, y la perspectiva de lo que pu-
diera ser una -tercera guerra mundial, han hecho de la necesidad de una organización
para la paz de! mundo e! problema más urgente de nuestro tiempo. Los proyectos para
el mismo fin formulados en otros siglos; e incluso el Convenio de la Sociedad de
las Naciones, expresaban sobre todo la meta deseada, pero habían puesto poca aten-
ción relativamente sobre las realidades efectivas. La Carta de las Naciones Unidas
y un sinnúmero de actividades realizadas ya por esta Organización revelan en alguna
medida una conciencia más clara de las condiciones de hecho, -asl como una decidida
acción sobre algunos de los factor"es sociales de los cuales depende la paz. Se va
abriendo camino entre los varios pueblos, de tan diversos antecedentes históricos, de
tan diversas religiones e ideologías, de tan diversos sistemas jurídicos, la idea de que
todos ellos tienen efectivamente intereses comunes. Se ha manifestado además la con-
vicción de que no puede haber paz duradera, ni pacífica convivencia internacional,
'Si no se da un respeto universal por los derechos fundamentales del ho~bre -y
una de las actividades más notables de las Naciones Unidas es la de trabajar y es-
forzarse en una protecci6n internacional de tales derechos-; tampoco puede rnante-
nerse la paz, mientras haya pueblos y grupos sumidos en la miseria o sin poder bene-
ficiarse de muchos adelantos -consideración que motiva otras muchas actividades del
Consejo Económico y Social, y del Departamento de Ayuda Técnica, así corno muchas
de las tareas emprendidas por el Consejo de Tutela respecto de los territorios no
autónomos o coloniales, y también la acción desarrollada por varias de las institu-
ciones especializadas de la Organización, como, por ejemplo, la Organización Mundial
de la Salud, la Organización para la Alimentación y la Agricultura, y la UNESCO.
Por haber comprendido que muchos de los obstáculos que se interponen para una
pacífica convivencia y efectiva colaboración internacionales son debidos a falacias o
ideas harto confusas sobre lo que sean y signifiquen la nación, el Estado, la raza, el
idioma, la economía y el progreso, varios órganos de las Naciones Unidas se esfuer-
zan en desvanecer prejuicios y perjudiciales mitos sobre estos temas y a tal fin em-
SOCIOLOGIA y PROBLEMAS INTERNACIONALES 29

prenden y encomiendan estudios que sirvan para un mejor esclarecimiento de esas


cruciales cuestiones. Y los órganos políticos de la Organización han acordado que
la Secretaría General tenga entre su personal numerosos sociólogos e investigadores
sociales, quienes con sus estudios contribuyen a arrojar una mayor luz sobre esos pro-
blemas.t? Por otra parte, fuera de la Organización de las Naciones Unidas, pero vi·
vamente interesados por sus propósitos, hay muchos sociólogos y múltiples institutos
de investigaciones sociales que producen estudios sobre los hechos sociales que
preocupan a la Organización, informes científicos sobre tales hechos, sugerencias y
propuestas para muy varios problemas sociales en el plano internacional."

9.-NUEVOS TIPOS DE PROBLEMAS SOCIALES PLANTEADOS


POR LA AUTOMATIZACION
_A'lt~_~_.d~u~C?~~.o~!?~ha el_neologismo"inglés au.tom~iofl.~ra usado.. en mu-
~ª~~I?9ºne~3.-..§f>5X~.~.!E.~~~~.qu~ de !l!9.do.~~xEusivo,~en eLJ.:~p~e_~?s ~
avances técnicos.Y~~.2rdinari? con referenci~~a~rte~~Qs1.!r.e~~j,?~! ~~.~sm2S .~esti .
..Fdo~ a ~i§..Ill!E.1.!.i!.....eL~.fu~g;o.h!l.m~o.Y,P!~u~i.r resultados con mayor rapidez y....efica-
cia. Pero desde hace unos pocos años viene usándose esta palabra en conexión con má-
-qüinas automáticas que se autocontrolan, que realizan automáticamente UA propósito,
que le autocorrigen para llevar a buen término el eumplimiento de una finalidad
-tales cerno por ejemplo: los computadores electrónicos que en unas seis horas rea-
lizan las funciones de las nóminas para decenas de millares de empleados y extienden
los cheques para cada U,OO de ellos (con descuentos. gratificaciones, etc.); los Ilarna-
dos cerebros electrónicos, capaces de. realizar en pocas horas operaciones matemáticas
que requerirían muchos años de trabajo por un cuerpo de numerosos especialistas;
los aparatos similares que cumplen las funciones de contabilidad en grandes corn-
pañías de seguros. Y al aplicar esta palabra a tales inventos técnicos y a su uso. se
plantea dramáticamente el problema de hasta qué punto esos mecanismos y procesos
de automatización pueden aumentar la desocupación y pueden jubilar muchas activida-
des humanas, y pueden suscitar grandes cambios en las valoraciones. y acaso también
estragos en el espíritu de las gentes, y, por otra ·parte, al ofrecer mucho ocio pueden
también abrir nuevos horizontes al perfeccionamiento humano siempre y cuando las
16 Cfr. UNlTED NATIONs SECRETARIIo,T. These Rights and Preedoms, Nueva York, 1950;
Yearbooé 01 Human Rigbts, 1947, 1948, 1949, 1950, 1951, 1952, 1953, 1954, United Nations,
Nueva York (hay también edición en francés); RrelimilJary Repon O" tbe Wor/d Social Silua-
/iOI1, United Naticns, Department of Social Affairs, Nueva York, 1952 (hay también edición
en francés); lnurnaJiofl{Zi Survey 01 Programmes o/ Social Deoelopment, United Nations,
Department of Social and Economic Mfairs, Nueva York, 1955 (hay también edición en
francés); Repo'l on ¡he Wo,ld Soáal Si/uaJion -c-relativo a los últimos años-, United Nations,
Nueva York, 1957; lfllerTUUianaJ SJlrvey of Programmes 01 Social Deoelopmem -relativo a
medidas desde 1954 a 1958-, United Nations, Nueva York, 1959.
1'1 Véase, por ejemplo: NORnIROP (F. S. C.), Conremporery [srisprudence and mema- í

tional 1.4w en "The Yale Law journal", Vol. 61, N/5, 1952; Pbilosopbical Antbropoíogy and
Wor/d Law, en "14 Transactions of the New York Academy of Sciences", 109·12, 1951; DOR-
SEY, Two Obieaioe Bases for a Wor/d~wide Lega/ Ordar en "Ideological Diferences and
World Order", edito by F. S.·C. Northrop, Nueva York, 1949; AsH (Maurlce) , An '"Ana/ysis o]
Power, wi/h SpeáaJ Reierence /0 lnternasional Polines, en "World Politics", enero, 1951;
BoASSON (Ch.) ,Soá%gi(a/ ASpeC'l.I o/ Law and lnsemasional Aa';us/men/,-, North-Holland
Publishing Co., Amsterdam, 1950; NORTHROP (F. S. C.)~ Tbe Taming 01 Nlltion:-"Á SIN")
01 /he CulfNraJ Bau~ 01 Inl~na/iona/ Policy, McMillap. New York 1952.
30 PROBLEMAS SUSCITADOS POR LA AUTOMATIZACION

gentes aprendan a utilizar ese ocio ventajosamente. Parece correcto traducir la voz
. inglesa automaiion por automatización.
El impacto sobre las realidades sociales de las nuevas máquinas computadoras,
que comprenden las llamadas "unidades pensantes" ha sido descrito por Norbert
Wiener, autor de la teoría de la cibernética. Con tal palabra, acuñada por Wienec,
éste trata de denotar una nueva ciencia: la ciencia de las comunicaciones y del control
recíproco. tanto en las máquinas como en los organismos vivos. El vocablo cibernética
tiene como raíz etimológica una palabra griega que significa "timonel"; y con ella
se intenta designar el hecho de que un dispositivo inserto en una máquina para
orientar la actividad de ésta siempre hacia un determinado resultado, opera de modo
que cuando la máquina se desvía de ese propósito, automáticamente ese dispositivo
restablece la dirección hacia dicho propósito, por ejemplo: la brújula, que automá-
ticamente restablece la dirección de su manecilla hacia el norte magnético, el tor-
pedo que automáticamente "busca" su blanco, ete. Las cosas, los fenómenos físicos,
los organismos y las máquinas producen en el medio exterior que las rodea 'modifi-
caciones; así como sufren modificaciones causadas por ese medio exterior. Y sucede
que a veces 10 que sale_ hacia fuera de alguno de esos seres retorna a ellos ejerciendo
por tanto una nueva influencia sobre ellos. En esos fenómenos de entrada y salida
y de regreso, podemos distinguir dos clases: a) señales, es decir, los. fenómenos
ópticos, acústicos, táctiles, crc., que constituyen un lenguaje, esto es, que sirven para
transmitir información inteligible; y b) ruidos que son los fenómenos que forman
un lenguaje, que no transmiten información ninguna.
La cibernética, según Wiener, su fundador, comprende la teoría de la .información y su me-
dida; el concepto de comunicación com un problema estadístico en el cual los mensajes no
enviados juegan un papel igual al de los mensajes enviados; la teorfá de la predicción estadística
de las consecuencias de eventos distribuidos en el tiempo; "la teoría de la relación entre mensaje
y ruido; la teoría de los aparatos para control y sus propósitos y sus aplicaciones a los mecanismos
de servicio; los computadores eléctricos; y la factoría automática.
En cibernética se emplean los siguientes términos: A) Texto, que denota toda información
contenida o comunicada en las señales que forman un lenguaje cualquiera. B) Cifra o clave. que
es un sistema. de transformación de las señales de un lenguaje cualquiera, que haga ininteligible el
texto, o sea que lo convierta en ruido -por ejemplo las ondas de la radio....,... para. quien no co-
nozca, la clave. C) Me'lSaje, que es el texto transmitido en clave. O) Desciírar, o sea reconvertir
el mensaje a su texto original.

Creo que es oportuno dejar aquí a un -Iado la pretensión de Wiener y otros


cultivadores -de la cibernética de aplicar ésta a la explicación de la conducta humana
considerando al hombre como un organismo comunicativo -Cosa a mi juicio super-
lativamente inadecuada y que nunca suministrará un conocimiento suficiente ni del
comportamiento ni de las obras de los hombres. Pero, en cambio, parece conve-
niente aludir a los problemas sociales que la automatización suscita.
Ya otra vez en la historia la máquina produjo un formidable golpe sobre la
cultura con efectos de largo alcance. Aquel enorme impacto fue llamado la Revo-
lución Industrial, la cual concierne a la máquina tan sólo como un substituto del
músculo humano. Ahora -empezamos 10 que se puede llamar la Segunda Revolución
Industrial.
La primera Revolución Industrial desplazó a los animales y a los hombres en
tanto que fuentes de cncrgía, sin afectar grandemente otras funciones humanas. El
hombre dejó en gran parte de ser una fuerza física y se convirtió en vigilante de la
.PROBLEM,jS SUSCIT,jDOS POR L,j ,jUTOM,iTIZ,jCION 31
.máquina, La Segunda Revolución Industrial va a desplazar -está desplazando ya-
actividades humanas de dirección y control. Esto no es absolutamente nuevo, porque
-desde largo tiempo atrás se manifestó la tendencia a convertir las máquinas y las
factorías en automáticas: por ejemplo. fabricación de tornillos sin que un operario
vigile el avance del tomo y regule éste manualmente. Pero esta automatización se
-está presentando hoy en proporciones de enorme magnitud y de larguísimo alcance,
-en virtud del empleo de nuevos descubrimientos eléctricos.
Wiener ofrece un cuadro de lo que será una fábrica de automóviles, y espe·
cialmente su departamento de montaje, en el futuro. en la era automática. La se-
cuencia de operaciones será controlada por algo parecido a una máquina computadora
actual de alta velocidad, que es una especie de máquina lógica, que realiza funciones
lógicas: confronta diversas proposiciones unas con otras y saca algunas de las con-
'secuencias debidas. las instrucciones a una máquina tal son dadas por un sistema
.de cinta electro-magnética completamente predeterminado. Tales máquinas compu-
tadoras pueden tratar y resolver problemas muy complicados y muy diversos. La
máquina computadora representa el centro de la factoría automática, pero no toda
.Ia factoría. Por una parte, la máquina computadora recibe sus instrucciones deta-
lladas a través de elementos parecidos a órganos sensoriales, tales como células
fotoeléctricas, condensadores para la lectura, medidores de concentración de iones
·de hidrógeno, y una serie de muy varios instrumentos de control que forman eléc-
tricamente a estaciones remotas. Por otra parte, el sistema de control que debe incluir
además instrumentos de acción en el mundo exterior, por ejemplo, agarraderas eléc-
tricas. El instrumento, sea un torno, sea un remachador, etc., deber ser conducido al
lugar de las superficies sobre las cuales ha de operar, mediante un mecanismo fo-
toeléctrico disparado, por ejemplo, por manchas de pintura especial. En general, las
factorías tienen una contabilidad de costos que provengan del departamento mecánico,
pueden ser enviados directamente por éste a la máquina computadora por operadores
humanos de vez en cuando. Ahora bien, la gran masa de la labor oficinista puede
ser substituida por las máquinas computadoras. E incluso una parte de la" corres-
pondencia con el exterior puede ser manejada mediante tarjetas horadadas con un
mínimum de intervención humana.
La automatización producirá una disminución en la demanda de trabajo fabril
que consiste en la mera repetición de las mismas operaciones. Producirá la posibilidad
de ocio para las grandes masas de li población, cuya jornada de trabajo quedará
reducida a pocas horas. Producirá posibilidades culturales nuevas. Así como producirá
.probablemente la invitación a nuevas frivolidades y un aumento de las oportunidades
.para el vicio. En suma, producirá la necesidad de múltiples reajustes en varios as-
pectos de la vida humana. Y seguramente se llegará a conseguir esos reajustes o
reacomodacíones. Pero, de momento, en el período intermedie de adaptación, si es
-que los progresos de la automatización se presentan de un modo fulminante, es
posible que eso lleve a un período transitorio de desastrosa confusión;"
18 Sobre fa automatización y sus consecuencias véase: ERRO (Luis Enrique), Acerca de
Cibernética, Cuadernos Americanos NIl 3, 1955 (Mayo-Junio); WIENER {Norbert}, Cybernetics,
Wiley, Nueva York, 1942; The Human Use 01 Human Beings: Cybemetics and Soáety, Second
Edition Revised, Doubleday, Garden City, N. Y., 1956; FRlEDMANN (Georges), Problemas
hunzaineJ du marbinisme industriet, Patis, 1946; DIEBOLO (John), Automation: The Advetn o/
tbe AlIfomaJi~ Psaory, 1952; ARENDT (Hannah), The Human Condition, Doubleday, Garden
City, N. Y., 1959.
32 FINES Y MEDIOS

ro.-FINES Y MEDIOS EN RELACION CON LA SOCIOLOGIA y LA


FILOSOFIA SOCIAL. EL PROBLEMA DEL AMORALISMO O DE
LA MORALIDAD DE LA INVESTIGACION SOCIAL
La Sociolo ¡a, como a se ha explicado. estudia en términos generales las rea-
lidades e lo colectivo~, ~_modo· de ser real y efectivo, sin emi~i!' Vi1nraclones~'
La formulación de juicios devalor, de estimaciones, y por 10 tanto la detenninacroo
de valores y de ideales no compete a la Sociologia; compete a la Axiologla o Esti-
mativa social, O la Uamadaf$tica social. que es una parte de la Filosofía social.
la Investigación social~e temas concretos tampoco formula jUicios' de valor
o estimativos. Trata sólo de averiguar nexos 'concretos de causa y efecto en un par-
ticular orden de hechos sociales, y. sobre esta clase, se aventura a formular predicciones
de probabilidad, .de modo similar a como el meteorólogo pronostica sol, lluvia o
granizo. Respnndiendo a consultas que se le hagan pnr los que tienen la responsabi-
lidad de dirigir asuntos sociales, el investigador social debiera poder decir qué es
lo que muy probablemente sucedería si en una .determinada y concreta situación ser
cial se tomasen unas ciertas medidas o se desarrollara una cierta política, y debiera
pnr lo tanto ser capaz de ofrecer, cuando se le pidiese, un programa técnico para
la consecución del fin que cllegislador, director de asuntos sociales, reformador, etc.,
haya adoptado. Por ejemplo: el técnico de la investigación social, debiera ser capaz
de formular una determinada suma de ingresos, y que grave, en la proporción que el
legislador haya decidido, a los diversos grupns de la nación; y debiera además ser
capaz de predecir qué efectos vaya a tener el sistema de impuestos sobre las inver-
siones, los ahorros, ei consumo, la producción y la renta total del país, así como
también sobre las próximas elecciones políticas. Pero oi a la Sociología ni a la inves-
tigación social le compete decidir si se debe o no se debe adoptar un programa tal.
Esta decisión le compete en el campn teórico al filósofo social, y en el campn prác-
tico a quien sea responsable por la toma de decisiones, a quien le esté encomendado
resolver sobre la política a seguir, en el Estado, en el municipio, o en cualquiera otra
determinada institución pública o privada.
, Subrayando el carácter neutro de la Investigación social respecto de valores y
fines el sociólogo norteamericano Lundberg'v ha escrito: "La aplicación del conoci-
miento científico implica evidentemente algunos juicios de valor. Este problema se
hace presente en iguales términos en otras ciencias. Después de saber cómo se pro-
duce dinamita" y los efectos que ésta produce, queda en pie la cuestión: ¿Deberemos
arrojarla desde aviones para destruir catedrales y ciudades, o deberemos usarla para
construir carreteras a través de las montañas? Después de conocer los efectos de
ciertas drogas y gases, tenemos todavía que contestar la pregunta: ¿Las deberemos
usar para aliviar el dolor y prevenir enfermedades, o las deberemos usar para destruir
pnblaciones innocuas y desvalidas? En ciencias tan formidablemente desarrolladas
como la Física o la Química, no hay nada que conteste a estas preguntas. Ni les
corresponde tampoco a las ciencias sociales contestar (excepto condicionalmente, esto
es, hipotéticamente) la cuestión sobre la forma de gobierno que debiéramos tener,
o la pregunta sobre qué trato debiéramos dar a las otras razas, O sobre si debiéramos
19 Cfr. LUNDDERG (George A.)," Can Sciesce S"ve Vsl, Longman, Green, Nueva York,
1947; Poundatiom 01 Sociology, MacMill.an, Nueva York, 1938, 1 parte.
ETIeA E INVESTIGAClON SOCIAL 33

tolerar o perseguir determinados grupos religiosos, O sobre si hasta qué grado se de-
bieran mantener los derechos y libertades fundamentales del hombre y del ciudadano,
u otras muchas preguntas que nos agitan." Sin embargo, sigue razonando Lundberg.
aunque a la Investigación Social técnica no le corresponda tomar decisiones sobre los
fines, puede ilustrar muchísimo a poner en claro los efectos de diversas políticas
o dé diversos métodos de acción, y de tal suerte tiene superlativa importancia para
ayudar a la gente a decidir de modo inteligente lo que de veras quieren; pues la
descripción de los efectos muy probables de cada uno de varios programas diferen-.
tes y contrarios, al aclarar lo que pasaría si adoptase este o "aquel programa, influirá
seguramente para que la gente aclare y decida.lo que verdaderamente quiere conseguir.
Este punto de vista está sostenido por algunos de los que cultivan la' Sociolo-
gía y la Investigación Social concreta y técnica. Sin embargo, tal punto de vista de
neutralidad o diferencia respecto de valores y finalidades ha sido enérgicamente
impugnado por otros cultivadores de las ciencias sociales, por considerar que cons-
tituye una peligrosa fuente de amoralismo, cuando no .de funesta desmoralización.
Así, por ejemplo, el profesor George Simpson-" observa que si -bien es correcto decir
que el investigador social no debe inyectar sus propios y personales juicios de valor
en las indagaciones que realice y deformar éstas subrepticiamente, o pretender que
aquellas sus estimaciones son un resultado de sus pesquisas científicas, en cambio,
no es lícito separar absolutamente las ciencias sociales de los juicios axiológicos.
Debiera empezarse por reconocer que la misma posibilidad del ejercicio de la irrves-
tigación social implica y requiere determinados juicios de valor, por ejemplo, que es
valioso y, por lo tanto, deseable, que se asegure la oportunidad de descubrir la ver,'
dad, cualquiera que ésta sea, libre de toda consigna oficial; que se asegure que los
hombres pueden libremente dirigirse por su razón; y que se den las oportunidades
necesarias para el desarrollo multilateral de la persona individual, independientemente
de la posición económica, del origen, de la raza, o del credo. Pór otra parte, los
investigadores sociales no deben convertirse en meros servidores de quienes estén
en el poder, y preocuparse de contestar solamente las preguntas que los gobernantes
hagan, sino que ellos mismos son quienes deben plantearse las preguntas que brotan
precisamente del análisis de las realidades sociales. y justamente para perfeccionar
la sociedad conforme a .Ios valores de los cuales la misma ciencia social es solidaria.
Para dedicarse a las. ciencias sociales es necesario haber aceptado los valores que están
implicados en la devoción a la razón y a la verdad, y en la libertad que es necesaria
para que los científicos puedan investigar sobre los problemas sociales, sin mied .
de ser perseguidos -<amo lo son en los países totalitarios (soviéticos o fascistas).
Sucede que aquel punto de vista de la indiferencia respecto de los fines ha
sido exagerado desmedida e ilegítimamente. Tal punto de vista tiene su plena jus-
tificación en tanto que hace patente que la Sociología y la Investigación Social es-
tudian solamente hechos y'no pronuncian valoraciones ni deciden sobre los fines que
deben ser propuestos. Esto es indiscutiblemente correcto. la exageración" indebida,
que es realmente fuente no sólo de graves errores, sino también. además de funestos
efectos en la vida práctica, consiste en querer reducir ilegítimamente el campo
de los estudios sociales a mera Sociología e Investigación social concreta. expulsando de
~u Cfr. SIMPSON (George), Afafl ;11 Society: P"e/,ue lo Sociology and tbe Social Sciences,
Doubleday, NUe\'3 York, 19H. pp. 74·82; Scienc~ as Mo"aliIY, The Humanist Press. Yellow
Springs, Ohiu, 19.53. .
SoeloIO(l'ia.--3.
34 ETICA E INVESTIGACION SOCIAL

ese campo la Filosofía social, la Filosofía Política y la Filosofía Jurídica. Es cierto


que la Sociología y la Investigación social concreta, así como la técnica, no emiten
juícios de valor, no formulan estimaciones. Los juicios estimativos o axiol6gicos ins-
pirados en criterios éticos corresponden a la Filosofía social en la teoría, y al político,
administrador o dirigente social, en el campo práctico. Ahora bieri, si en abstracto
media esta gran diferencia entre la Sociología y la Filosofía social, en cambio las
personas dedicadas a estudios sociales deben entrenarse en estos dos campos. Quien
se inspire solamente en la Filosofía social, pero carezca de conocimientos sociológicos.
corre riesgo muy inminente de convertirse en un soñador cuyos proyectos fracasarán
al ser llevados a la práctica, o provocarán resultados contrarios al fin que se pro-
ponía. J~y.k!L~~~fQqn~!~!1:1~~~",en, S9(;i~~gi~ y. adguiera eL e~miento técnico
de bu.~n__~i~~R~=~ocial~pero: olvide las enseñanzas d.L!~_~Eilos.o(ía social, se
converti_rá__ ~rl,""un-:.·experto·':'" amoral_o inmoral, dispuesto a_.~~1l4~~s.l.!~-ii_~rvidos a-"
-quréñ.':'Sea,....induso...a-un-tirano-monstruoso o a un jefe demente.
Que la Sociología Y.Ja Investigot_ción socialn_<? a~iñfte!íTú1~·de valor, ni señalen
~~~.coxre_c.tº§-!!f>__quier.c-decir..q1J.eJa-ciencia Y.Ia. filosofía,nada-Eueaan y deban
decir..sobre_tales_ptQblemas_~timaci6D-y-<ie...9;krminafión de metas,J ue eso,
asuntos¿ que. son.~.vitales_~p'ata los hO.!!!~J~s,-ºªY!!!Lq~q!1_~ar librados ~~a~a
fortuito....arbitrio..de quienes tienen, eLpf>~~!.. P'!9! .b.l!-C:er ~ decisiones....No es así, porque
hay.Filosofía social, polltica y jurídica, la cual hace un enjuiciamiento intelectual en
materia de valores, fines y programas. Es además no sólo posible sino también obli-
gado un enjuiciamiento ético sobre los medios: cabe que los medios que sean eficaces
para la realización de una finalidad, sin embargo, deben ser decididamente recha-
zados por ser malos desde un punto de vista ético.
La mera Investigación social no decide sobre los fines, sino que informa sola-
I mente sobre la eficacia de los medios; pero la Investigación Social. cuya función
práctica es solamente instrumental, no debe- de ningún modo erigirse en señora en
el campo de los estudios sociales; con lo cual se suscitaría un clima de Iornoralismo
L y de anarquía. Por el contrario, debe quedar subordinada en sus funciones de utili-
\ zación práctica a la filosofía social. Y, es más, la Investigación social debe ser dirigida
J por la Filosofía social, para determinar qué temas se debe investigar, y cuáles son los

l
fines para los que debe hallar medios que. sean eficaces y además éticamente correc-
tos. En todo eso debe atenerse a las directrices que reciba de la Filosofía social.

rr.-LA INTEGRACION DE ESTUDIOS SOCIALES VARIOS EN LA


FORMULACION DE LAS "POLITICAS"
En los últimos años se ha desarrollado en los Estados Unidos de Nortcamérica lo
que se le ha dado el nombre de rrpoJiey sciences", esto es, las ciencias que se ocupan
de la determinación de las políticas a seguir en las varias instituciones sociales.» No
se trata solamente de la "política" en el sentido primordial de este vocablo, es decir,
de la acción encaminada al gobierno del Estado, o de otros entes públicos, aunque
21 Cfr. LERNER (Daniel) & LASSWELL (Harold D.) -editors-, Tbe Poliey Sciences:
Rertml Dlflllopmen/s in Scope anJ Me/hoJ (with the Editorial Collaboration of Harold H.
FlSHER, Ernest R. HILGARD, Saul K. PADOVER, Ithiel de Sola POdL & C. Eaton ROTHWE:LL),
Stanford University Press, California, 1951; LEYS (Wayne A. R.), Etbirs lar Poliey Dicisiom,
Prentice-Hall, Nueva York, 1952; BOUGLÉ {Celestin}, De la sacialogié á faclion sociale. Paris,
PLANEACION DE LAS POLlTlCAS 35
~ desde luego incluya también ese tipo de actividades•.. sino que se trata de un
concepto mucho más amplio. Este concepto más amplio comprende el arte de
orientar y llevar a cabo los fines a que apuntan las más varias instituciones socia-
les, incluyendo directamente los entes públicos, y también las organizaciones pri-
vadas. En inglés a las actividades relativas al Estado se las llama "politics", palabra
que designa la ciencia o el arte del gobierno político; mientras que aquel sentido
más general es expresado con la voz rrPOlicY"J vocablo que significa una deter-
minada línea de acción adoptada en vista a realizar eficazmente un determinado
fin. En este último sentido se habla hoy de las ciencias de las políticas, que están
desaiImllñQ.oJ~ con au~Eicio? •muy.. pr~.~tedóreS;- y~se ~ habla ~biénde -las p:!'so·
..n.as~u.e...!l~eJ;mi!1a!1_-!,!_política ¿~egt:i!_~~ liña_il}.~i~n" ,~J!....s:nt~ la .
paJaIml..fli'JilÜ:a~s_e.~usa., a, m,nudo. pa!~ignar la ,líeea3e ,conducta '1'!e se_eyge
t~2-EE)r..l1na org~i~c~ón..... s~i~c~9 _P~~ .... individuo; ..y. _~s~..s~ habla dé !a &

'l?2!ítica de un gObierno", de-..k-:..'política de unaEpresa industrial", o incluso


~a-"'po¡¡t<c-a-de-una•.persona".
Yo opino que la formulaci9.fld.Y_~i~01cióI:L.9~..!!.napolítica orJin~~~<?!!~~
ta de cuatro elementos: a) ...}a detcrminac_i~n de--'02--?~..s:_e~~que~6n se debe
o~ieniar; b) _~I_estudio. á .fondo , y..minucioso .de.la .rea/ida,'-.!.o..'l.crf!la. con .la. que
:Uno se-erifren~~"'y' sob&y..CQn.J.a~~:lJ_~ se. tiene. que..trabajar; .!L~e~._~ger.,_ ya _CQn-_
cretamcnte los ~"oP.1!.itos ....Q... filles _dctermin-!do.$..-~!ie-se ... tr.~ta ..de ~ alcanzaren..-~a
reil"iaa-d C:º-.I!f.reta;._y-tiJ..-lil selecci~n __4t~ los .medios mejores,..fl1ejores ~ tanto ~ desde
el punto de vista ético, como en el aspecto P..ráCfico d_~e(l<;ª~.iLpE3_~Qll~~glJ.ir,_e1
CüiiipfiiñiCñtoae-I"ost'ines o· P..f.Q_Bósito.L.q~...§~ºglÓ..
Para la tarea a), determinación de los valores, y para la parte de la tarea dJ,
que consiste en dictaminar sobre la admisibilidad o inadmisibilidad ética de los
medios, es la filosofía social la llamada a suministrar los criterios.
La tarea b), o sea el estudio de la realidad social particular, se tiene que
llevar a cabo sobre la base del conocimiento SOCiológico general y por la contri-
buci6n de la Investigación social concreta.
La tarea c) consiste en proyectar o aplicar los juicios de valor sobre la rea-
lidad social concreta para ponderar, entre las diversas posibilidades que en ésta
se ofrezcan, cuál entre ellas, por ser mejor que las otras, merece y debe proponerse
como fin. En esta tarea se combinan a la vez la idea de los valores pertinentes y
el conocimiento sociológico de la realidad concreta.
Una parte del problema de la tarea d), la de desechar los medios éticamente
. malos se ha de hacer, como ya se indicó, a la luz de los juicios de valor estable-
cidos por la tarea a).
La otra parte del problema de la tarea d}, o sea la selección de los medios
más eficaces para la real izaci6n del propósito adoptado, ha de resolverse por la.
Investigación social, la cual, apoyada en las leyes sociológicas generales y en el
conocimiento de la realidad particular. trata de predecir las consecuencias proba-
bles de los varios procedimientos posibles, y, en consecuencia, elige los mis eficaces.
Ocurre a menudo que respecto de una cierta institución se ha concebido con cla-
ridad y con acierto cuáles deben ser los fines a' cuya realización se encamine; pero.
en cambio, hay todavía dudas, o han surgido dudas a la luz de experiencias pre-
téritas, sobre si los medios adoptados san los eficaces. Supongamos que se ronsi-
dera que a la institución de la adopción de menores se le ha dado los fines co-

~.
36 PLANEACION DE LAS POLITICAS

rrectos, por ejemplo, ante todo el proporcionar a huérfanos o niños desamparados


un verdadero hogar, que les asegure la existencia y que les eduque del mejor modo
posible, y sólo en segundo lugar colmar los deseos de aquéllos a quienes la Na-
turaleza o las circunstancias les han negado este beneficio. No se discute la corree-
ción del propósito; pero puede suceder, por ejemplo, que el órgano encargado
de realizar las averiguaciones previas a la adopción (sobre los antecedentes de
los solicitantes y del menor) haya fallado en la tarea de recoger esos datos con
la acuciosidad y la. certeza debidas; o puede ocurrir que el órgano encargado de
vigilar a los padres adoptivos no desempeñe satisfactoriamente esta misión. En-
tonces se plantea un problema relativo a la eficacia de los medios, sin que se ponga
en cuestión lo acertado del fin pronuesto. Muchas veces instituciones públicas, y
también privadas. piden el auxilio de investigadores sociales, una opinión de éstos
que las ilustre sobre los medios más eficaces para aumentar la eficiencia de los'
mecanismos administrativos ya existentes y de su personal, sin modificarisustan-
cialmente los fines señalados y la política establecida.
Este sistema de organización de los varios conocimientos que deben colaborar
en la formulación de la política a seguir por las instituciones sociales, incluyendo
entre éstas tanto las públicas como las privadas, aclara satisfactoriamente cuál sea
la función- respectiva que cada uno de esos conocimientos debe cumplir. Este sís-
tema determina con precisión y claridad lo que se debe preguntar a la filosofía
(estimativa) social, jurídica y política; y lo que se debe preguntar a la Sociología,
y lo que se debe pedir a la Investigación social concreta.
Con este sistema que propongo se resuelven dos problemas muy importantes.
Se resuelve el problema del peligro de que la Investigación social se desenvuelva
en un ambiente de amoralismo, y al garete de los vientos que soplen según el
capricho de los poderes. Y se resuelve también otro problema de gran alcance:
el problema de. una articulación entre las varias ciencias sociales -teóricas y prác-
hcas- al hilo de una función de servicio a los hombres.
CAPíTULO III

PRECEDENTES, FUNDACION y PRIMEROS PASOS


DE LA SOCIOLOGIA
SUMARIO:-l. Tardía fundación de la Sociología. Otros estudios sobre
lo social. Pilosoiía socia/o Precedentes de /a Sociologia.c-a, Otros preceden-
les de /a Sociología en el arte y la ciencia políticas, en la ciencia históf'ica,
en la ciencia del Derecho y e11 la deuda de la economía..-3. Otros prere-
den/es de la Sociología en el romanticismo alemán y en Hegel,-4. Precedentes
en la escuela tradicionalista o de la r'estauración.-"j, Precedentes e-n la filosofía
social del siglo X1X.-6. La obra de Romagnosi.-7. Fundación de las Socio-
logía por Augusto' Comte: su personalidad espiritual y filosofíaj El positivismo;
La ciencia, las leyes cieT1lí/ic4S, la ciencia social; El orden sistemático e bistérico
del desarrollo del intelecto, j /a dasilicacióll de las ciencias; Caracteres del ob-
jeto de la Sociología y SU! métodos; Sociologia y Psicología; Las leyes soda-
lógicas; Estática y dinámica soda/es, orden )' progreso, Estática social, el
"consenms" ideológico; Dinámica social y la ley de las t r es etapas,' LA huma-
!lidad y la sabiduría ulúf1ersal; El idealismo sociológico; La política positiva;
La religión positit¡a.-8. La ciencia de la sociedad de Slein.-9. La apormción
, de Proudholl.-lO. Carlos Marx y la Sociologia.c-Aí . La Sociología de Spencer:
Su personalidad: Unioerso, energía y evolución; Sociedad y evolución, OrganidJ-
TIlO spenceriano; ClaJificación de las 'sociedades; Filosofía político )' jm"idica.

I.-TARDIA FUNDACION DE LA SOCIOLOGIA. OTROS ESTUDIOS SOBRE


LO SOCIAL. FILOSOFIA SOCIAL. PRECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA
(~omo se ha indicado ya, Ja Sociología como programa de una ciencia inde-
Pe.ndiente sobre los ~~hos sociales nace en el segundo tercio ~kl sis!2..-XI~...f..<?lL!..as
obras de Augusto Comte y torcaz yoo Stcin...4 A primera vista parece rarísimo )'
desconcertante que la sociedad, que es algo tan próximo al hombre }' algo tan
esencialmente importante para él, na haya constituído objeto de una especializada
consideración científica hasta el siglo XIX. Este hecho del tan tardío origen de la
, Sociología parece demasiado extraño para que podamos aceptarlo así, sin más.
Hay.que mirar más de cerca este asunto. Al hacerlo, caeremos en la cuenta
t
de que la cosa no es tan simple como parecía a primera vista. Si bien es cierto
1 que la Sociología como ciencia autónoma empezó' a desenvolverse en el siglo pasado.
es asimismo cierto que hubo aportaciones al estudio sociológico a Jo largo de toda
¡ la historia de nuestra cultura occidental, desde la Antigúedad c);'"\sic:l, bien que
\
tales estudios no se presentasen como un cuerpo científico independiente, sino
como incidencias, supuestos o complementos de otros tipos de estudio sobre la
sociedad: de estudios filosóficos. políticos. jurídicos}' económicos.
1I
SOCIOLOGIA EN LA FILOSOFIA ANTIGUA y MEDlOEVAL
38 1
En efecto, la sociedad fué objeto de estudio desde remotos tiempos, sólo que «.
predominantemente desde el punto de vista valorativo o normativo ideal. para
determinar pautas de justicia y de utilidad. Además era tomada na tanto como
sociedad simplemente, sino contemplada en una de sus formas mayúsculas, en el
Estado.
La consideración del Estado en la Antigüedad clásica, en el Medioevo y en
la Edad Moderna fué absorbida en gran parte por la meditación filosófica sobre
los fines y el ideal de la organización política. Lo que interesaba ante todo y sobre
todo era poner en claro c6mo debe ser el Estado para que cumpla con sus fines
correctos, P~.ra que sea bueno. Y como quiera que el Estado es el órgano del
Derecho, resulta que la pregunta sobre el fin del Estado viene a coincidir en al-
guna medida con la cuestión sobre el ideal del Derecho. Así, la sociedad se enfocó
sobre todo desde el punto de vista de la Filosofía jurídica y política, cual sucedió,
por ejemplo, en la República de Platón, la Politice de Aristóteles, la República de
Cicerón, el tratado De regimine principium (atribuído a Santo Tomás de Aquino
o a su discípulo Egidio Romano), el tratado De legibns del P. Francisco Suárez,
S. I.; las obras de A1thusio, Grocio, Tomasio, Pufendorf, Locke, y el Contrato
Social de Rousseau,
Esas obras;' así como todas las demás de índole similar, buscan el ideal para
el Estado, emiten juicios de valor, proponen los fines correctos, y eligen los medios
adeeuados para la consecución de esos fines. Pero sucede que incluso los tratados
más idealistas y abstractos de filosofía política y jurídica, que van en pos de la
determinación de criterios de valoración para el Estado, tienen que enfrentarse con
algunos temas básicos de Sociología, especialmente aunque no exclusivamente de
Sociología política.
Así, por ejemplo, Platón en los primeros libros de su República estudia las causas que
engendran la sociedad, el proceso de división del trabajo en ésta, la estructura de la ciudad,
y, al final, hace una especie de Sociología política sobre las formas defectuosas de gobierno
que se apartan del ideal, y analiza ei tránsito de una a otra de esas formas; y en su libro
La! Leyes, en el que planea la realización aproximada, prácticamente viable, del ideal de
Estado, hace no pocas observaciones sobre aspectos de la realidad social-política. Y la Po-
li/ira de Aristóteles es no sólo un estudio sobre los ideales, sino también una especie de
tratado a la vea de Ciencia y <le Sociología del Estado, en el cual además se aborda la des-
cripción. y análisis de otras instituciones sociales y de varios tipos de grupos colectivos, como
por ejemplo, la familia, la sociedad doméstica, las fraternidades, etc.
Aunque en menor proporción, algo parecido sucede también con las obras de los Padres
de la Iglesia -c-recuérdese sobre todo a San Agustín (354·430)-, y con los grandes filósofos
escolásticos de la. Edad Media -piénsese, por ejemplo, en Santo Tomás (1225-1274)-, quie-
nes.e- aunque principalmente preocupados en hallar los. principios éticos, tienen conciencia de
las realidades humanas. Así, San Agustín toma en cuenta la realidad de los hombres corrom-
pidos por el pecado, lastrados por apetitos, concupiscencias y ambiciones, y trata <le halJar el
tipo de instituciones que reduzcan al mínimo los efectos de tales tendencias, y que permitan
realizar la justicia en una mayor medida. Y Santo Tomás elabora una concepción de Derecho
natural flexible, dentro de la cual se toman en consideración las diferencias y las tiánsforma-

1 Véase: RE.CASÉNS SICHES (Luis), Lecciones de Sociología, Editorial Porrúa, S. A.,


México, 1948, pp. 49·61.
2 Véase: RECASÉNS SICHF..5 (Luis}, Tratado General de Filosofía del Derecho, 4 8 ed.,
Editorial Porrúe, S. A., México, 1959, pp. 430-433; La Filosofía del Derecho de Francisco
Suárez, con un Estudio sobre SIlS Antecedentes en la Patrística y en la Escolástica, 2- ed.,
Editorial Ius. México, 1947.
SOCIO LOGIA EN LA FILOSOFIA MODERNA 39

• cienes históricas de la materia social y, al tratar temas concretos, como por ejemplo la pro-
piedad, tiene a la vista las condiciones sociales de su tiempo.
En las obras de la escuela clásica del Derecho Natural, cuyos principales representantes
fueron AJthusio (1557·1638), Grecia (1583-1654), Tomasio (1655-1728) y Pufendorf (1632-
1694), a pesar de la tendencia racionalista, de razón matemática deductiva, que las anima,
hallamos algunos análisis psicológicos sobre la vida social y sobre diversas colectividades
(por ejemplo, la familiar, la gremial, la política, la eclesiástica y la internacional).
El Leviatban de Hobber (1588-1679) contiene no .pocas observaciones sobre hechos
sociales y de psicología social.
El gran filósofo monista judío-holandés, de origen español, Benito B. Spinoza (1632-1677)
sostiene que la realidad social y política debe ser estudiada en su objetividad real, tratando
de comprenderla tal y como es.
El genial filósofo suizo Juan jacobo Rousseau (1712-1778), en su Con/ralo Social¡ que
es un tratado de -filosofía política y jurídica encaminada a establecer con todo rigor el criterio
de justificación del Estado y las pautas ideales de carácter racional, analiza varios aspectos de Ja
realidad social, especialmente de la política, y toma en cuenta las variedades históricas en el
espacio y en el tiempo. y, en su Discurso sobre los odgenes de la derigualdad en/re /OJ bom-
bres, descubre nada menos que la historicidad (concebida como progreslvidad ) como ca-
ractcrfstica esencial del hombre.s

2.-0TROS PRECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA EN EL ARTE Y LA CIENCIA


POLITICAS, EN LA CIENCIA HISTORICA, EN LA CIENCIA DEL DERECHO
Y EN LA CIENCIA DE LA ECONOMIA
Hubo importantes contribuciones al conocimiento sociológico también en las
obras dedicadas al arte de la política, es decir, dedicadas a dar consejos para la
acción práctica en la vida pública, por ejemplo, sobre: cómo llegar al poder, esto
es, cómo apoderarse de los resortes del mando, cómo conservarlo, cómo llevar a
cabo eficazmente tal O cual empresa, cómo educar al príncipe para que tenga éxito
en su gobierno, etc. Como ejemplos de ese tipo de estudios de arte o técnica
política recordemos las enseñanzas de los sofistas en la Grecia de la Antigüedad,
la obra de Maquiavelo ('469-'527) El Príncipe, que, aparte de la critica que
merezca desde el punto de vista ético, es considerada como una gran aportación
no s610 al arte, sino también a la ciencia de la política, y tantas otros libros de-
dicados' a la formación práctica del gobernante.
Entre las grandes obras de ciencia política, con el ra.ngo de clásicas en el pasado, las
cuales contienen conocimientos de tipo sociológico, 'pueden recordarse como ejemplos desta-
cados las siguientes: De la República (1576) del francés Juan Bodin (1:530-1596), que
contiene copiosas observaciones sobre hechos sociales; El Efpíritu de las Leyes de Montes-
quieu, donde se sostiene que hay leyes que rigen los hechos sociales y políticos, y aplica
al estudio de éstos un método de observación empírica e histérica; algunos ensayos sobre ternas
políticos del filósofo inglés David Hume (1711-1776) que contienen descripciones de hechos
sociales; Consideraciones sobre la Recolucián Francesa (1791) del inglés Edmundo Burke
(1729-1797), considerado como un historicista pre-roméntico, quien considera h1.5 naciones
como productos gestados espontáneamente por la historia, en los que rigen las leyes de la
tradición, etc .

. 3 Véase mis comentarios a los libros de ROliSSEAU, Discurso- robre 10$ orígenes de la
deJigua/dad entre los hombres, y El Coninuo Social, de próxima publicación. Véase también
en términos más resumidos mis libros: Tratado General de Pilosoiíe del Derecho, l ' ed.,
Porrúe, México, 1959, pp. 435-439; Y Lecciones de Sociología, Bdit. .Porrae, México, 1948,
pp. 61, 329 Y 332.
<lO SOCIOLOGIA EN LAS CIENCIAS POLITICAS, /URlDlCAS, eic.
Algu[~s obras de Filosofía y Teoría de la Historia i~du)'eron observaciones e interpre- •
taciones c:te carácter sociológico, aunque muchas veces VIOlentaron los hechos reales para
encajarlos: en construcciones preconcebidas. Particular importancia como precedente de la
Sociologíii tiene la Introducción a la Ciencia de la Historie (1375) del autor árabe medioeval
Aben )al.dún, quien estudió la influencia que el medio material y cultural t,iene sobre la
sociedad, '~uien analizó la forma sedentaria de vida que se desenvuelve en las CIUdades y que
crea la cultura, pero que lleva a la molicie, y a la forma nómada, que entraña una fuerte
solidaridad comunal y una dura disciplina, y que lleva a la conquista de la ciudad, después
de lo cqal desaparece por' asimilación a la existencia urbana,·
ii~e también destacadlsimo rango la contribución del gran pensador italiano Juan
Bautista Vico (1688-1744), cuya obra Ciencia Nuera, que intenta una teoría y filosofía de
la histaha y de los productos culturales, contiene muchos elementos sociológicos, aunque algo
fonad~ para articularlos en la malla de su sistema preconcebido de la sucesión reiterada de
tres estadios (patriarcal-monárquico, heroico-aristocrático, y humano-democrático) en un mo-
vimie;rtto de repetición en forma espiral.e Y, en calidad de otros ejemplos ilustres de con-
tribuóones "de la Filosofía de la historia al conocimiento sociológico, recordemos también
los OiJCUI'fof (17'0) de Turgot, en los que sostiene la ley de la evolución histórica progre-
siva:" y el Cuadro bistórico (179'4) del pensador francés Condorcer (1743-1794), que
mantiene la tesis del progreso "ilimitado de la humanidad, y trata de explicar los tipos de
inserdependencia entre los varios fenómenos sociales. Y. en el mismo campo, aunque con
tendencia diferente, hay que mencionar también como ejemplos destacados las contribuciones
~t dos pre-romdnticos .ulernanes: de ]. H. Herder (1744-1803), quien en sus Ideas para
in Pilosoiía de la Historia de la Humanidad (1784-1791) subraya la vinculación entre el
nombre y la naturaleza y la vinculación entre las generaciones y los indi v iduos: y de Móser
(lno-1794), que en su obra Paníasias Patriáticns ofrece la descripción de varias clases sociales,
y estudia la relación entre los fenómenos colectivos y sus bases económicas."
La. Ciencia y" sobre todo la Teoría Jurídica han suministrado conocimientos muy impor-
tantes a la Sociología. Hay que reconocerlo así, a pesar de la mutua antipatía que ha me-
diado frecuentemente entre sociólogos y juristas desde la época de Comte hasta hace relativa-
mente poco tiempo -y que en ciertas áreas todavía subsiste, aunque" ya en baja, pues los
malentendidos y prejuicios de una y otra parte se v an desvaneciendo, Cierto que la. Ciencia
del Derecho se ocupa" de normas, y no de describir las realidades sociales tal y como éstas
son. Mas por otra parte es también cierto que el Derecho constituye una forma de vida
humana colectiva, no la única, pero sí en efecto aquella en la que todas las características de
lo social alcanzan su grado más extremo de maximaliaación.t Pues bien, el estudio del De-
recho, que cuenta 'con una tradición milenaria, al poner de manifiesto las características del
Derecho, ha encontrado en éste algunas notas que le son propias exclusivamente en tanto
que Derecho, pero ha. hallado en él también otras características que posee por ser una
forma social de vida, y, que por lo tanto, tiene en común con otras formas colectivas de
existencia.v La Sociología ha recogido muchas enseñanzas de la Teoría jurídica.

4>Véase: AGR ....MONTR (Roberto), Sociología, 4 4 ed., Cultural, La Habana, 1947. Tomo
11, pp. 761-63; ORTEGA y GASSET (J.), Obras Completas, tomo 11, 1946, pp. 661·679.
[; Cfr. YICCO (Ciambatista), Ciencia Nuevd, Pról. y trad. de José Camer , Colección de
Textos ClásICOS de Filosofía, Centro de Estudios Filosóficos de la U.N.A.M.. El Colegio
de México, 1941. Sobre Vico: MENDIET.... y NÚÑEZ (Dr. Lucio), Juan Bautista Vico, Pre-
cursor d~ la ~odologia, en "Rev. Mex. de Soc.", XV, 1, 19~3; POVIÑA (Alfredo), Vico,
Imp. Un¡v, Córdoba, 1937.
El Véase: POVIÑ.... (Alfredo), Sociologia, 3 4 ed., tomo 1, Assandri, Córdoba (R. A.), 1.9'54.
r Véase,: ~ECASÉN~ SIC.HES (Luis), .Lecc~olles de Sociología, Ed. Porrúe, 1947, pp. 61-62;
AyAL.... (FranCISCo), Historia de la Sociología. Ed. Losada. Buenos Aires. 1947, pp. 46·48;
CONDORCET q. A), Bosqueio de un Cuadro Histórico de 101 Progresos del Espiritn Humano,
trad. de Domingo Barnés, 1921; HERDlER (J. G.), Ideen Ztlf' Phi/osophie der Mensebheil
Riga, 1787-91. '
8 Véase RECASÉNS SICHE5 (Luis). Tratado General de Filosofía del Derecbo. Edit.
Porrúa, México, 19'3. pp. 193-194 .
• Véase la ob. cit. en la nota precedente, pp. 128-129.
I
SOCIOLOGIA EN LA FlLOSOFlA POLlTlCA 4.1

Por otra parte sucede que muy frecuentemente el ordenamiento jurídico constituye no
solamente una normatioided, una regla de conducta, sino que además traduce en gran medida
una Normalidad, una regularidad de ciertos hechos sociales, el modo real de ser de éstos.
De aquí resulta que la ciencia jurídica positiva lleva encapsulada dentro de sí un apreciable
caudal de saber sociológico.

3.-0TROS PRECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA EN EL ROMANTICISMO


ALEMAN Y EN HEGEL
Ya he mencionado a los pro-románticos alemanes Herder y Móser. He de añadir ahora
que el pensamiento del romanticismo alemán en su fase de plena madurez elaboró una serie
de doctrinas sobre la sociedad. pero, más que como Sociología, a guisa sobre todo de Pi-
losofía de la historia, y también como base para una política tradicionalista y ultraconser-
vadera. El famoso teórico del Estado, Adam Müller, en su obra Elementos del arte político
(1809), considera la comunidad estatal como un organismo vivo y como engarce de las ge-
neraciones anteriores con las siguientes. Propiamente la concepción romántica de la sociedad
y de la política se desarrolló hasta sus máximos extremos en las doctrinas de la Escuela
Histórica del Derecho, en Alemania, cuyos principales representantes fueron Puchta, Hugo y
Savigny; sobre lodo este último; y más tarde, en combinación con teorías tradicionalistas,
Federico Jutio Stahl. Pero es precisamente a la escuela histórico romántica alemana, a la que
se consagrará en este mismo libro una más amplia exposición -en otro capítulo.
Schelling (1755-1BH), el filósofo idealista alemán de tendencia análoga al romanticismo,
desarrollé una teoría del Estado en una dirección casi mística y esbozó la teoría del Espíritu
objetivo como base de una Filosofía de la Historia.
Aunque con importantes diferencias frente al 'Romanticismo, Hegel (i 770·1831), profesó
una teoría similar sobre la sociedad, a manera de filosofía del Espíritu objetivo y de Filosofía
de la historia. Considera la sociedad como un ente substante, como revelación de unos estadios
dialécticos del espíritu objetivo; y al Estado como una etapa superior en el desenvolvimiento
del espíritu objetivo y como un todo orgánico; y construyó una concepción especulativa de
filosofía de la historia como revelación del espíritu universal.

4.-PRECEDENTES EN LA ESCUELA TRADICIONALISTA


O DE LA RESTAURACION
Con un sentido análogo al del Romanticismo alemán, con igual propósito ultracouserva-
durista y con una pareja tendencia divinificadora del Estado y de la historia, hallamos en
Francia las doctrinas de la llamada filosofía política de la. 'contrarrevolución o restauración,
cuyos principales representantes fueron: Luis Gabriel Ambrosio Bonald (1754-1840), quien
en su obra Teoría del poder político y religioso (1796) muestra el deseo de ·volver a la
sociedad francesa del siglo XVII, cuya unidad y coherencia fueron destruidas por las libertades
individuales; y sostiene que el lenguaje --que fué creado por Dios- condiciona el pensa-
miento, por 10 que se debe volver a las vías tradicionales; y el Conde José María de De
Maistre (1753-1821) aristocrático y monárquico a ultranza, que en sus escritos Ensayo sobre
el principio general de ItU constituciones polisiras (1814), Sobre el Papa (1819) y Ve/adaJ
de San Petersburgo (1821) sostiene que las instituciones sociales y políticas son .anteriores
y superiores al individuo. En una vía similar hallamos a Juan Donoso Cortés (1808-1853).
(1808-1853).

5.-PRECEDENTES EN LA FILOSOFIA SOCIAL DEL SIGLO XIX

1 Como antecedente más próximo de Comte. debe recordarse la obra. del Conde de Saint
Simon (1760·1825), filósofo social francés, que en algunos aspectos puede valer como pre-
cursor de varias tendencias: socialistas, positivistas, de tecnocracia y de inte.rnacionalismo.
42 FIWSOFIA POLlTICO-SOCIAL DEL SIGLO XIX
¡
Carlos Fourier (1772·1837) -c-reformador social francés,· animado de un espíritu raclo-
nalista-c-, despreciaba la sociedad de su época y predicaba un ceden social cooperativo. Se
basaba no sólo en la observación del desbarajuste económico de la. sociedad, sino también
en un estudio psicológico del hombre. Distinguía entre: las pasiones afectivas, que deter-
minan el nacimiento de los $rupos sociales y los fenómenos de combinación, por una parte;
y las pasiorleJ distributioas, que conducen a clasificaciones y diferenciaciones entre los entes
colectivos, y a la formación de estructuras jerárquicas. Creía ver la raíz de los males, que
aquejaban a la sociedad de su tiempo, en el hecho de que ésta se hallaba escasamente adap-
tada a la libre expresión de los deseos humanos; por lo cual era preciso ajustar la sociedad y
el medio a. la manera de ser del hombre. Con ese (in ideó un tipo de organización social
cooperativa compuesta de 1620 individuos, llamada fala,ute,.¡o, de la cual con la ayuda de
algunos partidarios llevó a cabo experiencias en Norteernérica, que fracasaron.
También procede recordar al socialista inglés Roberto Owen (1771-1858), quien realizó
una serie de estudios sobre hechos colectivos, por ejemplo, sobre el municipio COmo célula
de la sociedad, y sobre algunas formas de organización.
Slmonde de Sismcndi (1773-1842) historiador y economista suizo, partidario de una
directriz socialista, contribuye también con sus estudios al análisis de las realidades sociales.

6.-LA OBRA DE ROMAGNOSI


Romagnosi (1761-1835), jurisconsulto y pensador jurídico italiano, en su obra Institeciones
de f;JoJofía rivil o ;uriJprudenria teórica (1839). Considera la "ciencia de los hechos sociales"
similar a la Anatomía o la Fisiología. "La ciencia de la sociabilidad será "finalmente entronizada,
y la erudición, las ciencias naturales, las bellas artes, formarán en su cortejo".

7.-FUNDACION DE LA SOCIOLOGIA POR AUGUSTO COMTE


Person<tJídad espírüua! y [ilosoil« de Augusto Com/e
El pensador francés Augusto Comte ('798-'857) ocupa un lugar importante
en la historia de la filosofla como creador de la dirección positivista; y a la vez
superlativamente destacado en la doctrina. social como fundador de la Sociología,
cuyo nombre además se debe también a él."
El positivismo. Por positivismo se
entiende la dirección filosófica (en teoría
del conocimiento), que reduce la posibilidad de éste al campo de lo positivo, es
decir, de lo dado en la experiencia; y que, por lo tanto, niega que pueda haber
conocimiento fundado, justificado, más allá de los límites de los puros datos de
la experiencia; con lo cual rechaza toda metafísica, así como toda indagación so-
bre principios del deber ser, es decir, toda teoría de normas ideales.
La ciencia. Las leyes científica!. La rienda social. Cornte concibe -Ia ciencia
como estudio de las relaciones constantes que guardan entre sí los fenómenos de
la experiencia. La idea de ley cienttjira consiste en la regularidad que hallamos
en la coexistencia y en la sucesión de los fenómenos. Y pretende llevar a cabo
este programa científico aplicándolo al estudio de los hechos sociales.
El orden sistemático e bistárico del desarrollo del intelecto, La r!asífirlUíón de
las ciencias. Cornte considera que el intelecto humano sigue un determinado orden
10 COMTE (Auguste), Cours de Pbilosopbie positioe, 6 vols., París, 1830-42; SYJléme de
politique poJiliv/!,Paris. 1851-54. Sobre Comte, véase:ALLENGR,Y, Euai bistorique el crilique
ssr la sociologie cbez A. Comte, Paris, 1900. MARVIN, (F. S.), Comie, trad. de S. Echavarrla.
Fondo de Culto Econ., México, 1941 ;_LACROJX (S.), La Sociologie de AuguJle Comte, Presses
Univ., París, 1956; RECASÉNS SICHES (Luis), Algunas Notas JObré la Idea del Progreso
en la Obra de AugJU10 Comte, Rev. Mex. de Sociología, XIX, 5, sept-dic., 1957, pp. 662-683.
COMTE 43

de desarrollo, el cual orden es, a la vez, un orden sistemático, impuesto por las
mismas leyes del pensamiento, y un orden cronológico, es decir, aquel en el que
efectivamente se ha ido desenvolviendo en el curso .de la historia.
La mente parte del estudio de lo más simple y general y avanza progresiva-
mente hacia la investigación de los más complejo y particular; es decir, los cono-
cimientos se ordenan en una serie de complejidad creciente y de generalidad de-
creciente. De esta suerte, distingue seis ciencias fundamentales, que se estructuran
en el orden siguiente: la Matemática, que estudia la cantidad (números y dimen-
siones) que es 10 más simple y lo más indeterminado; la Astronomia, la cual
añade a la cantidad la fuerza de las masas de atracción en el firmamento; la
Física, la cual añade a la cantidad y a la fuerza el estudio de las diferencias cua-
Iitativas entre los enerpos y entre las energías (calor, luz, etc.); la QuEmica, que
aporta el conocimiento de las diversidades cualitativas en la estructura íntima de
los cuerpos; la Biología, que estudia los' fenómenos de la vida, en los cuales a la
materia bruta se añade la organización. A las cinco ciencias mencionadas se añade
. en sexto lugar, como coronación de la jerarquía del conocimiento. la Sociología,
que estudia la realidad de la sociedad, en la cual los seres vivos se unen entre si
por vínculos diversos de los puramente biológicos de sus organismos, y que cons-
tituye el máximo grado de concreción y complejidad en el universo.

LA Sociología de Comte
El objeto de la Sociología es el más complejo de todos. Comprende dentro de sí
los objetos de todas las demás ciencias, porque el hombre implica la plena rota-
lidad de las leyes que gobiernan el mundo; y además la Humanidad o esplritu
humano en evolución absorbe en ~í y refleja todas las leyes de los fenómenos en
los cuales se basa y de los cuales ha surgido.
La Sociología nace en Cornte con la pretensión de ser una ciencia de igual
carácter que las demás, 'positiva, es decir, empírica e inductiva.
Comte considera que la realidad social es un todo complejo, que se halla
integrado por múltiples y diversas partes estrechamente entrelazadas. Por lo cual,
la realidad social debe ser estudiada en su totalidad y en las relaciones reciprocas
de las partes que la componen. "Todo estudio aislado de los varios elementos de la
sociedad es. por la naturaleza misma de la ciencia, profundamente irracional y
será siempre esencialmente estéril". La interdependencia \de los elementos de la
¡ sociedad justifica e invoca la existencia de una ciencia especial, que la estudie
; con una pretensión sintética y totalizante.
! Ahora bien, la índole de ciencia positiva que Comte atribuye a la Sociología
no implica que ésta pueda constituirse como mera prolongación de otras ciencias
(Física, o Biologla), y manejando solamente los conceptos elaborados por ellas,
sino que, por el contrario, la Sociología tiene un carácter independiente, porque
los fenómenos sociales, por su complejidad, constituyen un objeto nuevo.
Sociologte y Psicologia. Adviértase la ausencia de la Psicología en el sistema
de las ciencias de Augusto Comte. Ello se explica y se justifica en su pensamiento,
por dos razones. En parte, la considera incluída dentro de la Biología, pues el
hombre representa la forma más elevada de ser viviente, y puede y debe ser
estudiado por métodos de observación objetiva. Por otro lado, los contenidos del
44 COMTE
t
1
espíritu humano son explicables tan sólo por virtud de la sociedad; es decir, la
riqueza de la psique humana es debida a su carácter social. O lo mismo dicho con
otras palabras: el hombre posee una conciencia social, esto es, una conciencia en
la que se acumulan las experiencias del pasado y son utilizadas para orientar y mo-
dificar su comportamiento actual. Ahora bien, la: Sociología no puede estudiar de
la actividad mental nada más que aquello capaz de repercutir sobre la evolución
colectiva, es decir, los fenómenos, de la vida intelectual y de la activa. Pero, en
cambio, los hechos emocionales son propiamente individuales; de aquí que Cerote
esboce el programa de una séptima ciencia que trate del individuo, y que se coloque
después de la Sociología. Esta séptima ciencia sería la Antropología O Moral,
que combina los puntos de vista biológicos y sociológicos, que se interfieren nc-
cesariamente ea el individuo.
Lar leyes sociolágicas. El problema de la Sociología consiste en hallar las
leyes o regularidades que rigen los fenómenos humanos en conjunta. La conducta
individual puede aparecernos como imprevisible. Pero, en cambio, los hombres
en sociedad ponen en práctica comportamientos que no dependen de las volun-
tades individuales, sino que responden a algo que actúa por encima O aparte de
éstas; y la Estadística patentiza que, en conjunto, tomadas en masa, las conductas
humanas muestran uniformidades y regularidades que justifican el propósito de
la Sociología de estudiar las "leyes" de la estructura y desarrollo de la colectividad.
Estadísticas y Dinámica sacia/es. Orden y Progreso. Ahora bien, el progreso
humano se verifica dentro de un orden social, que implica un gobierno y dominio
de las pasiones contrarias a la paz y a la cooperación. El progreso no hace otra
cosa que perfeccionar las estructuras permanentes de toda sociedad (las cuales
son la religión, la propiedad, la familia, el lenguaje y el acuerdo entre los poderes
espirituales y los materiales). De aquí que s~ deba distinguir dos aspectos: el
estático (orden) y el dinámico (progreso); y de aquí, también, que el dinamis-
010 colectivo, el movimiento progresivo, pueda efectuarse tan sólo dentro delirnar-
co de las estructuras permanentes, es decir, dentro de un orden social.
En la Estática social estudia las leyes de coexistencias o estructuras funda-
mentales que determinan el orden y la conservación de la colectividad. En la
Dinámica social considera la sucesión que determina el movimiento progresivo.
Estática social. El uco11JenJUJ" ideológico. Concibe la sociedad como un or-
ganismo, producido y mantenido por el C011JenSUJ ideológico, es decir, por la par-
ticipación en unas mismas ideas, o mejor expresado, en unas mismas convicciones,
y por la tendencia a actuar homogéneamente; por tanto, como una especie de
organismo espiritual (claro que sin substantividad), aglutinado por los pensa·
mientas iguales o análogos de sus miembros.
Dinámica social. La ley de las tres etapas. El movimiento dinámico de la
sociedad en la historia se expresa en la llamada ley de los tres estados, .0 etapas,
por las que pasan el pensamiento humano y correlativamente las organizaciones
sociales en estricta congruencia: el teológico, el metafísico y el positivo.
En la primera de estas etapas -o sea en la teológica, llamada. también mito-
lógica- predomina la fantasía; los procesos naturales SOn referidos a la acción
de seres místicos personales, de dioses, demonios, duendes y espíritus. A las meno
clonadas características del pensamiento en el estadio teológico, corresponden de-
terminados tipos de organización social: formas bastante. homogéneas, inicio de
COMTE 45
todas las artes, comienzo de las técnicas domésticas, formación de un clero y de
un culto organizados y predominio de los sacerdotes y de los guerreros. El poder
espiritual pertenece al representante de Dios en la tierra; y el poder material a
los jefes militares, reyes y emperadores, que son también los elegidos por Dios.
En la segunda etapa., o sea en la metaiisica, a la que se llega gra~almente,
la explicación del mundo referida a seres divinos de carácter personal es sustituida
por la referencia a principios abstractos (sustancias, causas, esencias, mónadas, etc.),
construidos por el pensamiento lógico, mediante los cuales se cree poder llegar a
un conocimiento absoluto de la íntima autenticidad de todos los seres. Este estadio
viene a constituir una especie de etapa intermedia entre el anterior teológico, y el
siguiente positivo. Esta etapa metafísica suscita situaciones sociales en las que
ejercen funciones predominantes los filósofos y los jurisconsultos; y en ella se da
la iniciación del régimen industrial y el nacimiento de los grandes Estados. Abarca
la historia de los paises europeos occidentales desde la Reforma religiosa hasta la
Revolución francesa. Ahora bien, la Revolución, perfectamente justificada frente
al estado de cosas anterior, produjo un gran desorden social, imposibilitando toda
jerarquía. El estadio metafísico ha desempeñado el papel de pr~parar el adveni-
miento de la etapa positiva. .
El estado positivo, desde el punto de vista del pensamiento, se caracteriza
porque en él se reconoce la imposibilidad de comprender la esencia absoluta de
la realidad y, por tanto, la ciencia se propone tan sólo aprender las relaciones cons-
tantes entre los fenómenos, mediante la observación y el experimento; es decir, no
busca causas últimas, sino que investiga únicamente las leyes, que expresan la
coexistencia (estática) de los hechos y su sucesión causal. Este estado positivo pro-
ducirá un nuevo tipo de sociedad, en el cual. el poder espiritual estará en manos
de los científicos, y el poder temporal o político en manos de los industriales. En
este estado positivo se establecerá una jerarquía social basada en la dirección de
los componentes. El desenvolvimiento de esa etapa positiva vendrá a superar la
lucha, que se prolongaba todavía en la época de Cornte, entre los revolucionarios
(que estaban en lo cierto al querer eliminar todo lo que estorbaba, pero que -por
ser sólo críticos- carecían de bases para establecer la nueva organización) y los
reaccionarios (quienes comprendían que era necesario organizar y restablecer jerar-
quías, pero erraban en su deseo de resucitar pretéritas estructuras ya caducadas).
El progreso deriva de un instinto que impulsa al hombre a disminuir ince-
san temen te el mal y a desarrollar en plenitud su vida física, moral e intelectual.
Toda la sucesión de los hombres a través de la historia debe ser considerada como
un solo hombre, que subsiste siempre y que aprende continuamente. Esto no im-
plica que el progreso se verifique siempre en dirección rectilínea, sino que, por el
contrario, hallamos oscilaciones.
LA Humanidad. La sabiduría univetVaJ. Para Comte, lo verdaderamente real,
que compendia en sí todas las leyes del universo, que constítuye la más complicada
combinación de ellas y que además las refleja en el conocimiento, es la Humanidad
en su conjunto total a lo largo de la Historia.
Comte habla de una especie de sabiduría universal, que surge con la aparición
de la vida, que se manifiesta en el arte, en la religión·; en el sentido común y en
todas .Ias demás producciones del espíritu, y de la cual la ciencia es una prolonga-
ción abstracta. Todas estas manifestaciones, en su conjunto y en su evolución pro-
,

46 COMTE
,
gresíva, vienen a reflejar y compendiar la trama del universo. Y como todas estas
manifestaciones se dan dentro de n sociedad y por virtud de la existencia colec-
tiva, resulta que la historia de lo social, cuya más íntima estructura es consecuencia
del pensamiento, compendia y abarca eso que puede llamarse sabiduría universal.
Esa' totalidad del espíritu humano en su evolución progresiva es lo que constituye
la sabiduría universal, porque es trasunto de las mismas leyes que rigen al mundo
en su totalidad.
Ahora bien, esa sabiduría universal no constituye en manera alguna un espí-
ritu objetivo, substancializado --corno OCUrre en Hegel-. sino tan s610 el con-
junto de los pensamientos de todos los individuos,. condicionados socialmente, que
van formando la sabiduría de la' humanidad a ·10 largo de la historia, y que vienen
a reflejar la estructura del universo.
El idealismo SOciológico. Como ya se indicó, ]0 decisivo en las formas de la
organización son las ideas que predominan en la mente de los hombres. Es al tipo
de pensamiento preponderante, al que corresponde la forma concreta de la es-
tructura social en un momento dado. Y los cambios históricos en la sociedad se
deben a las modificaciones del pensamiento, del modo de concebir el mundo.
La humanidad progresa, porque la mente humana se desarrolla.

La política poú/ha. Cerote trazó los planes de una política, que él llama positiva, la
cual se propone la conciliación del orden con el progreso. Téngase en cuenta que el móvil
principal del pensamiento de Comte era la reorganización de la sociedad. Para llevar a cabo
esa reorganización emprendió primero la reforma intelectual, con el fin de tomar como base
las leyes y las previsiones de la ciencia y, Fundándose en ésta, intervenir en la realidad
colectiva. La ciencia social, injertada sobre el conjunto de las otras ciencias, debe propor-
donar los supuestos Indispensables para la nueva organización social.
.La Revolución había destruido (justificadamente) el sistema anterior de creencias y
consiguientemente había disuelto las viejas estructuras sociales correlativas a aquéllas; pero
con sus instrumentos puramente críticos no podía suministrar un pensamiento que crease
la unidad social. La Sociología positiva ha de dar la base para la elaboración científica de la
política. Gracias al positivismo será posible que un nuevo poder espiritual, es decir, unas
nuevas convicciones, erijan el sistema de creencias a la altura de las nuevas circunstancias,
y que sobre él se funde la nueva organización.
El progreso y el orden son indivisibles, como, en la Biología, la vida y la organización;
pero en la época de Comte, según éste, se hallaban separados.
La religión positiva. De las consideraciones expuestas concluye Comte la necesidad de
una nueva religión que, fundada sobre el espíritu positivo, logre la restauración del sentí-
miento unificado. que dé base y calor para la acción. La religión es el poder de regular
las voluntades individuales y de enlazarlas. El nuevo pensamiento suministra, para sustituir los
conceptos de las viejas religiones, la idea de la Humanidad, perfectamente positiva, capaz de
ser analizada. y conocida por la Historia, algo así como la Providencia del individuo, que
puede y debe ser venerada en sus grandes hombres y en sus invenciones; e implica el sentido
del a/trllÍImo y de la solidaridad.
Mediante esta nueva religión, en la que Dios es sustituldc por la Humanidad. a la que
Comte llama también "Gran Ser", espera lograr la unificación de las creencias y de las
prácticas. Esta religión funda la Ética, representante del sentimiento de altruismo.
Establece un calendario de santos positivos, los grandes hombres que han prestado señalados
servicios a la Humanidad; instituye un sacerdocio compuesto por los sabios. que sintetizan
y coordinan los resultados de las ciencias, incorporándolas al beneficio social; y estatuye
un repertorio de sacramentos simbólicos.
OTROS PRECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA 47

8.-LA CIENCIA DE LA SOCIEDAD DE STEIN


En cierto modo, cabe considerar también al economista y filósofo político
.alemán Lorenz von Stein (r815-1890) como uoo de los fundadores de la Socio-
logía. Srein arranca de la Filosofía del Derecho de Hegel, por lo cual, claro es,
su pensamiento nada tiene de naturalista, sino que está orientado en sentido his-
'toricista-culturista, sin alinearse de modo estricto, no obstante su fuente originaria,
-en la sistemática del idealismo absoluto y dialéctico de su maestro.
Desenvuelve Stein la distinción entre sociedad y Estado: la sociedad es la
unidad de la existencia colectiva, mientras que el Estado constituye nada más que
la forma de la vida pública: Insistir en esta diferencia entre la sociedad y el Estado
'tiene gran importancia para la fundación de la Sociología, porque ésta es cabal-
.rnente la ciencia de las realidades colectivas con las cuales tiene que trabajar el
legislador, quien inevitablemente ha de partir de la situación efectiva de esos
'hechos. La obra principal de Stein es la Ciencia de la sociedad (1850). Su titulo
,expresa ·ya un programa de sociología como ciencia de las realidades colectivas.'!

9.-LA APORTACION DE PROUDHON


El francés Pedro J. Proudhon (1809-1865) fué un destacado pensador social y político,
-en cuya obra hallamos abundantes materiales de observación sociolégica.w
Proudhon considera que la sociedad no es tan sólo una suma de individuos, sino que
en ella se va tejiendo una especie de razán colectioe, que la constituye en un ser con exis-
tencia propia, aunque no constituya una realidad substante, independiente de los individuos.
Es algo parecido, en cierto modo, a aquel concepto de la sabiduría universal de Comte.
Proudhon establece la importante diferencia entre las.' comunidades no vo/un/arias y las
-atociaciones (olllrt«lualcs¡ y pone como ejemplos de las primeras la familia y la n:LCi60.
Hizo además estudios sobre las costumbres de las diversas clases sociales y sobre los
.hechos de guerra, desde un punto de vita propiamente sociológico.

10.-eARLOS MARX Y LA SOCIOLOGIA


La obra de Carlos Marx (1818-1893) contiene un sistema de filosofía de la histeria;
por otra parte una doctrina económica; y además también una doctrina política, encaminada
'a la acción práctica socialista.
Es preciso señalar de manera concreta tres doctrinas suyas, que han tenido un impar.
tante alcance para los estudios sociológicos: a) la de la itJlerprelaúón rconomicista de la
.hiJloriaj b) la de la lucha de dasesj y () .Ja de la ideología.
La interpretación econcmicista de la historia, doctrina de Marx que se conoce también
'con el nombre (más impropio) de materialismo histórico, constituye un ensayo monista
(es decir, unilateral) de explicación de todas las formaciones y procesos sociales y de
"todas las funciones y obras culturales, así como del acontecer histórico; todo ello como
-efectcs de lo que ocurre en la substancia económica constituida por los factores de la pro-
-duccién de los bienes materiales. Esa substancia económica se desenvuelve en un movimiento
dialéctico, entendido éste rigorosamente a la manera hegeliana.
Desde hace ya sesenta años y cada vez más al correr del tiempo, la crítica (incluso la
producida en algunos sectores de las mismas escuelas marxistas) ha invalidado po~ completo

11 STEIN (Lorenz van), Dis Gersel/uha/ls/ehre, Sttutgart, 1856. Sobre Stein: GaÜNF.ELD.
Die Geselluha/lslehre VOIJ Lorenz Stein, 1908.
12 Sobre Proudhon, cfr. DUPllAT (J.), Prosdhon, sociotogue el moraJiste; CUVILLIER,
Prosdbon, trad. de M. L. Díez Canedo, Fondo de Cult. Econ., México, 1939.
I,
48 OTROS PRECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA \
el propósito monista de reducir exclusivamente la explicación de los fenómenos sociales. de
los acontecimientos históricos y de las obras de cultura al factor económico, y por el contrario
se ha ido abriendo paso una interpretación pluralista y de correlaciones funcionales entre
los diversos elementos que componen la vida humana .. Sin embargo, esa doctrina de Marx ha
dejado un residuo positivo. y ha ejercido una influencia. Polémica. Ha dejado un residuo
positivo, porque aunque quede rechazado el monismo economiciste, es necesario reconocer
el importantlslmo papel que los factores económicos desempeñan en la configuración colectiva
y en la dinámica de las sociedades. Ha ejercido además un influjo por vía polémica porque
la .PJe$.~cja de la tesis marxista ha suscitado fecundas controversias. Más adelante. al
tratar, en este mismo libro: los problemas fundamentales de la Sociología. de la cultura y de
la. historia estudiaré con algún detenimiento este rema.w
También la teoría de la lucha de clases, según la cual la historia aparece como el des.
envolvimiento dialéctico de una constante contienda entre el estrato social oprimido y el domi-
nante, ha obrado como estímulo de muchas discusiones al curso de las cuales se han desarro-
liado fecundos análisis socioléglcos.
Por fin. tuvo importancia para la Sociología la teoría marxista de la ideología, que
consiste en explicar que los idearios (sobre todo los sociales. y políticos) de la clase domi-:
nante son expresión (aunque muchas veces inconsciente) de los intereses suscitados por las
relaciones económico-sociales. Esta tesis, después de haber perdido en otros autores la dimen.
sión unilateral y sectaria que tuvo originariamente, ha suscitado en nuestros días fructíferos
desarrollos de la Sociología de la cultura, que ponen de manifiesto de qué manera se halla
condicionado el pensamiento por la situación" social y por los factores colectivos.

II.-LA SOCIOLOGIA DE SPENCER


Personalidad de Spencer
El destacado filósofo inglés del siglo XIX Herbert Spencer (1820-1903) llevó
a cabo una obra muy importante en el terreno de la Sociologia; y su pensamiento
ha ejercido intensa y dilatada influencia, no sólo en su país, sino también en
Norteamérica. Es el filósofo del evolucionismo aplicado al Universo entero y, por
tanto, también al estudio de la sociedad.':'
Algunos historiadores de la filosofia alinean la obra de Spencer dentro de la
corriente positivista. Pero si esto pudiera resultar acertado en determinados as-
pectos, es preciso no olvidar que hallamos como supuesto, y a la vez como entraña
fundamental del pensamiento de Spencer, toda una metafísica (la hipótesis de
la 1~ universal de la evolución; y además la referencia a un ser en sí, el cual,
aunque incognoscible, no es definido sólo negativamente, sino que constituye el
objeto de una conciencia indefinida, y es la "fuerza" que constituye el fondo de las
cosas de la cual es una manifestación la realidad sometida a la evolución).

Universo, energía y evolución.


El acontecer del Universo entero consiste en. una constante distribución de la materia
y el movimiento. Y ambos conceptos, el de materia y el de movimiento, son especificaciones
de la energía: porque la materia se mide por su peso (que es atracción), y el movimiento es
efecto de fuerzas.

Véase el cap. XVII de este libro.


13
H SPENCER (Herbert}, Social Statics, nueva OO., Londres 1868' The Srudy o/ Soáolol:Y
Londres, 1873; The Principies o/ Sociology, Londres, 1876; PoÚrical l~S/itutions. Londres, 1882;
The Man f'USUJ the Srare, Londres, 1884. Sobre Spencer: RUMMEY (J.), Spencer, trad. de T.
Muñoz Melina. Fondo de Cult. Econ., México, 1944. POSADA (Adolfo), Principios de Sociología,
2' ed.. Jorro, Madrid, 1930 tomo I. pp. 91·95, tomo. 11, 149.03.
SPENCER, 49 '
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~.
1...::,,'
Spencer explica dinámicamente la constitución y los procesos de todos los sectores del
Universo como producto de la ley general de la evoluci6n. Esta ley consiste en que "de la
homogeneidad indeterminada e incoherente se va pasando a una heterogeneidad definida y
coherente". De la nebulosa homogénea e incoherente, se produjo, por dispersión del calor,
el sistema solar con toda su heterogeneidad y coherencia. En Ia vida orgánica encontramos
por doquier una diferenciación creciente. Esta diferenciación es todavía mayor en la vida
espiritual, y alcanza un grado más alto en la sociedad. Así pues, esta ley de la evolución
representa el principio monista que constituye, y que, a la vez, sirve para explicar la natu-
raleza inorgánica. la orgánica, lo humano y la sociedad.

Sociedad )' evolución


También aplica a la sociedad ~I principio de la evolución, cuya presencia cree hallar
en el desenvolvimiento desde la familia, a través de la tribu, del pueblo, hasta el Estado, .si
como también en otros procesos de .desarrollo de las colectividades ----.que mencionaré ~s
adelante en esta misma exposición.

Organicismo spenceriano
Spencer ofrece una interpretación organicista de la sociedad; es decir, la compara a un
organismo animal; pero lo que a este respecto dice tiene tan sólo un alcance metafórico.
pues comprende perfectamente que, en verdad, la índole de las sociedades aunque presente
alguna semejanza con la estructura y las funciones de los organismos biológicos, es esencial-.
mente diversa de la de éstos; y que propiamente las sociedades no constituyen auténticos
organismos, análogos a los animales. sino otra cosa, la cual, si bien tiene algunas de las
características de los organismos, tiene también notorias diferencias con ellos; por 10 que
aplica a las sociedades la denominación de .tupraorganiImos.

Clasificaci6n spenceriana d. las soci.dades


Spencer estudia en su Sociología descriptiva diversos tipos de sociedades. Entre las va-
rias clasificaciones que establece, mencionaré dos ejemplos: el que toma como punto de vista
para la dasificaci6n el graJo de (omp/e¡idaJ, y el que se funda. en cuál sea la (re~nciil
fundamelIza! que anima a los componentes de la colectividad y la correlativa estructura fun-
damental de ésta. (militar o industrial) .
. En la sociedad militar hay un gobierno centralizado, las más de las veces monárquico;
impera en la colaboración un régimen jerárquico y coercitivo; se profesa una religión auto-
titaria; se desenvuelve una rígida diferenciación en clases; se favorece en el drculo doméstico
el absolutismo del varón; la mujer ocupa un nivel bajo; se exalta las capacidades -de fuerza.
de conquista; se regula todos los aspectos de la vida, entre ellos la producción económica;
toda la vida esté enfocada directa o indirectamente a satisfacer las necesidades de la guerra;
., se considera que los individuos deben ser meros instrumentos a.J servicio de la comunidad.
En Ja sociedad predominantemente industrial se tiende a la paz y a la democracia; se des-
arrollan libremente millares de centros de vida económica; el poder se halla distribuído entre
un mayor número de sujetos; prepondera el sistema de la cooperación libre; se extienden
cada vea más al revés de lo que sucede en las sociedades de tipo militar, se considera que
los individuos no existen para beneficio del Estado, sino, por el contrario, que el Estado
existe para beneficio de los individuos; y se otorga a éstos una serie de derechos que salva-
guardan grandes espacios de sus actividades frente a la coacción del poder público.
Spencer manifiesta su franca simpatía por la sociedad de tipo industrial; y condena, en.
cambio, la de carácter miJitar. En el fondo se trata de la diferencia y antítesis entre la concep-
ción humanista de la vida y del Estado (la cual viene a coincidir con lo que Spencer llama
tipo industrial) y la concepción transpersonalista y totalitaria. (representada en el tipo mili-
tu), oposición estudiada no sólo desde el punto de vista estimativo o de valoración, sino
contemplada en las realizaciones sociológicas en sus dos extremos.
__lol0.t•• - 4 .
~
1
SPENCER
I
1
Spencer considera. que el socialismo constituye una nueva derivación del tipo militar
y feudal del Estado, po~ue implica el desarrollo de la centralización, el aumento del área
del poder del Estado, la decadencia de la iniciativa individual y la subordinación del indi-
viduo a la sociedad. Las relaciones económicas difieren considerablemente- '''de las políticas
y son mucho más complejas que éstas; por lo cual no pueden ser reguladas como no sea
mediante una burocracia esdavizadora. La tendencia a aumentar la intervención del Estado
llevará a la transformación de regímenes industriales y cuasi-populares en una especie de
comunidades militares, organizadas para una situación de guerra permanente, bajo un rena-
cimiento 'del despotismo.

Filosofía política y ¡«rídic" de S)encer


El individuo para vivir necesita adaptarse a la vida social, en lo cual consiste propia-
mente la moralidad. La meta de esta adaptación, o sea el grado supremo de la moral, consis-
tirá en una concordia conciliadora entre el egoísmo y el altruismo. .
La idea de justicia o principio jurídico fundamental es el siguiente: "Cada cual puede
hacer 10 que quiera, siempre y en cuanto que no perjudique a la igual libertad de los demás:'
Este principio se completa con el de que "cada cual debe soportar las consecuencias de la
propia naturaleza y de la propia conducta". Considera" que de estos dos principios se siguen
los derechos naturales de libertad de conciencia, de culto, de pensamiento,' de palabra, de lo-
comoción, de libre cambio, etc., y el de propiedad.
La única misión del Estado debe consistir en la tutela y garantía de los derechos indi-
viduales, en la medida en que éstas sean necesarias; y el Estado debe garantizar una esfera
cada vez más amplia a la libre iniciativa individual. )
A medida que la sociedad va desenvolviéndose, según la ley de la evolución progresiva,
aumenta la heterogeneidad en su estructura. y en sus funciones, la cual implica una libertad
cada vez mayor de las partes (es decir, de los individuos); y esta libertad significa un mí-
nimum "de acción gubernamental coercitiva.
I
¡
_(CAPÍTULO IV)'"
LAS VARIAS EXPERIENCIAS DE LO SOCIAL
I
1 SUMARIO:-l. Múltiples aspectos de la experiencia de /0 Jocia/.-2. La con-
vivencia, hecho radical en la vida del hombre.-3. Los varios gmpos en los
.que vive o participa una persona humana.-4. Experiencia de lo social como
dfinidades y diierenciaciones.s-ó, Conocimientos y modos de conducta aprendidos
de /0$ dcmás_--6. Las funciones IraflSilivas de la vida humana mentan al prá-
¡imo.-7. Conductas individuales inf/aMas por lomar en consideración a aira
perJona.-8. La red de intc.racciones.-9. Normas j mandaJos.-lO. Bxperien-
,
cia de Jo social como facilidades y ayudas: el legado cultural y la organización,

r.-~TIPLES
».
ASPECTOS DE LA EXPERIENCIA DE LO SOCIAL ~

l Al analizar nuestra ,,¡da hallamos en -ella una multitud de ingredientes 50-


ciales• ..ll1la IDuJtiiud de rnyx--COpiosas Y muy v.aria.dSlS ~ias cleJo...social.
Nos encontramos ante todo con.....d---.hecho_de.-qu.e--ll9__sstaffi.QL?.2los, sino que
.por.el cop.!!'!ri~arn~lgiup_con_otros...seres_bJJJIlanos,_con~los .cuales rorudvnnos..
Algunos de esOS pró'Hmos están muy cerca de nosQtg)s. como por ej!!!ln1o ~Jlu~stros
familiares-~L Otros se hallan más" di"st-ªntes.~~como.~ nuestros--connacionales.-de--m.ras
-regiones-.del país. aunque tarnhién-convivimos_c0!L.!.I!os de alguna manera.
Los demás seres humanos con los cuales convivimos no se presentan como
multitud amorfa situada sobre un mismo plano, sino que por el contrario se pre-
sentan f~~mando grupos varios, en distintos planos y muchasvece.s interferentes
entre sí(- ~o por ejemplo, la familia, la vecindad la duda -laJl,llciQn!~~1 _círculo
cultural, en" en as a I a como con"unto' desde otros puntos
<te vista0. escue a, e CIrculo cultural,c.Ja.. mutuali ad ..qe__ a~ill~Q,da., ...etc,

~
La exfstenda-de-esóstan variadosjjrupos o círm!.os sociales entraña a la vez
.dos~Oiiieiios: tén6menos dehomogel1eldad o afm/¡¡¡¡¡ entre I'O'S--rilrem-
- .bros _de __ c~.~a. g!".2p0:--é?rej~p.1,2.. _~aracterísticas na9.E.!!aIeS1o-~~; ~ Y.r~~o~e!",os
A~ diferenciaci6nv.verslgra~iaJ lasAijfe.rencias_.que: se.dan entre.las..yar!,~s, profesiones,
----..
entre las distintas.
- - -- .._
clases sociales,
.... "'-.- .'" etc,
-

lEÍ ",mJr~os ~ada nuestro propio interior nos encontramos con .H~e est.~.f.!l0S
#!!!/P!.~~O!,..P!l!-i!!fJ'!!.ns,ia.!..."'~iaJ~En~efectól-la 4mayor parte de nuestras ideas
no nos lian salido del fondo de nuestra interioridad original y espontáneamente,
sino que las hemos aprendido de ~ o se nos han ocurrido debido en parte
a sugestiones recibidas de otros seres humanos.
Lo mismo puede decirse de muchos de los modos de conducta que practicamos.
Muchas de las man-eras de nuestros comportamientos las hemos aprendido de otras
personas.
jI
I ....,
"'J¡i.

52 VISTA PANORAMICA DE EXPERIENCIAS SOCIALES

Algo similar sucede con las metas que algunas veces nos proponemos alcanzar
con nuestra acción. Hemos concebido tales propósitos 'bajo la influencia que sobre
nosotros ha ejercido el ver lo que hacen otros individuos; o incluso bajo la presión
que sobre nosotros han ejercido otras personas o grupos.
La observación nos muestra que muchas de las conductas humanas por su misma
esencia. y claro que también de hecho, se dirigen a otro- sujeto, por ejemplo: pregun~
tar, comunicar, rogar, mandar, pedir, amar, odiar, regañar. etc.
Muchas otras conductas que no se dirigen intencionalmente a otro, sino que te-
vierten sobre el mismo sujeto agente, por ejemplo, vestirse de determinada manera.
o que versan sobre objetos. verbigracia, la fabricación de un instrumento. son afec-
tadas por el hecho de que el sujeto agente toma en consideración la existencia de otras
personas humanas. Así, se viste de un cierto modo, porque van a verlo determinadas
personas sobre las cuales desea producir una especial impresión¡ '·0 fabrica un instru-
mento esperando que obtenga la' aprobación o la admiración de otras ·gentes.
tOtr~s veces, la mayor parte de las veces, muchas conductas independientemente
de ~al sea su objeto -lo mismo si se dirigen a otras personas, que si versan sobre
cosas- están influidas por el círculo social dentro del cual se desarrollan, por los tlSOS
o costumbres que prevalecen .dentro de tal. círculo)En ocasiones, el sujeto que pone
en práctica esas conductas tiene conciencia de cómo las mismas experimentan la in-
fluencia de los modos propios del grupo; pero en otras ocasiones aunque. dicha
influencia existe efectivamente, la persona actuante no tiene clara conciencia de ella.
(El modo de actuar de los demás influye sobre nuestro propio obrar, así como
nudtra acción ejerce una influencia sobre otros seres humanos, por ejemplo, sobre
los miembros del mismo grupo o círculo social. Vivimos en una red de múltiples
planos de reciprocas ¡nf/'/Icncías con otras personas, o sea de interacciones'
Otras experiencias sociales consisten en el hecho de que obedecemos a varias
autoridades -padres, maestros, funcionarios públicos-e-, así como en el hecho de que
sentimos la presión de múltiples y variadas normas, por ejemplo, reglas de Derecho,
costumbres y los usos de los diversos 'círculos sociales en que participamos. Así, la
acción de otros hombres, bien en forma de mandatos personales, o en la forma de
normas establecidas -Derecho, costumbres, ctc.-, la experimentamos como un con-
junto de frenos y de limíteciones para nuestra conducta.
Pero en otros aspectos, la existencia y la acción de otras gentes nas ofrece un
sinnúmero de facilidades para poder llevar a cabo muchas acciones y para realizar
muchos propósitos, que no podríamos poner en práctica si no contásemos con la ayuda.
que recibimos de los demás. Esta ayuda consiste en la transmisión de ideas, de cono-
cimientos, de técnicas; consiste también en el auxilio y cooperación que hallamos en I
muchos hechos de organización social, y en múltiples. instituciones, que nos asisten
para la satisfacción de un sinnúmero de necesidades, y para el cumplimiento de un
sinnúmero de propósitos.
Todos esos aspectos de nuestra existencia, que he mencionado en los párrafos' an-
teriores, y otros varios, constituyen experiencias o testimonios de lo social corno 'ín-
grediente, ~omo factor, como condición y como marco o contorno de nuestra vida.
Tales aspectos muestran cómo lo social está presente en todos los aspectos de nuestra
vida. Según cuales sean esos aspectos, el papel desempeñado por lo social es diferen-
te, en cuanto a la función que cumpla, en cuanto al alcance que- tenga, en cuanto al
vigor que desarrolle, en cuanto al tipo de influencia que ejerza¡ pero en todo caso.
VISTA PANORAMICA DE EXPERIENCIAS SOCIALES 53
\
en alguna medida mayor o menor, con volumen más grande o más pequeño. con in-
fluencia más o menos fuerte. se halla siempre presente.
Vamos ahora a examinar un poco de cerca algunos de los aspectos de esas
múltiples y variadas experiencias de lo social. En ese estudio un poco más detenido,
que ofrezco a continuación, aún no se procede a un análisis minucioso y concienzudo
de cada uno de esos aspectos. Tal análisis sobre cada uno de esos aspectos se ofre-
cerá en ulteriores capítulos de este libro.

( 2.-LA CONVIVENCIA. HECHO RADICAL EN LA VIDA DEL HOMBRE ~


(IU hombre, en su vida, desde el comienzo de ella hasta el fin, se encuentra con /
otros'-ltombres. siempre y necesariamente. sin excepción. La presencia del prójimo
en nuestra propia vida no es un hecho accidental. Es, por el contrarío, un hecho
universal y necesario. En el contorno en que se halla el sujeto humano figuran siem-
pre necesariamente otros seres humanos. Incluso cuando un individuo se queda solo
por algún ~iempo, como le pasa a Robinscn o a un eremita, O a quien se aísla por
un rato, y no tiene ante sí mismo a otros prójimos en presencia material inmediata,
tiene sin embargo ante sí el testimonio de otros seres humanos en una forma di-
{erente, por ejemplo, en la forma de ideas, sugestiones u otras experiencias o ense-
ñanzas que de ellos recibió antes, en la forma de preocupación de huir de ellos, en
el r;cuerdo, y en su ininterrumpida capacidad de reanudar el trato con ellos.
{ Es ya hora de que se destierre de una vez y para siempre la superficial banalidad
de empezar a- hablar de lo social como de un hecho consistente en que un número de
personas se reúnen para la consecusión de determinados fines. Eso explicará a lo sumo
y tan s610 en un aspecto parcial el fenómeno de las asociaciones concretos, que se
fundan a la vista de determinado propósito, Pero no constituye ni un remoto estudio
sobre el hecho de la sociedad, becbo que es anterior a cualquier fenómeno de aso-
ciacián singular, y'que es la condición de la posibilidad de ésta. Para que 'unas gentes
se asocien con el propósito de realizar un fin en común, es ineludiblemente necesario
que estén ya antes en sociedad, en algunas relaciones sociales.
Por otra paf~e, aunque la idea del fin servirá sin duda para entender}' explicar
muchos hechos sociales, tal idea no interviene ni juega ningún papel en el hecho
básico de la convivencia radical de los hombres, como elemento esencial de toda vida
humana. Antes de pensar en el fin A o en el fin BI antes de imaginar ningún pro-
pósito, antes de considerar las asociaciones que sería bueno fundar, los hombres están
ya en sociedad; cada individuo se encuentra conviviendo con otros. Y esto no es así
por azar, sino por necesidad; no es así por accidente, sino por esencia.
~ rTampoco parece científicamente correcto empezar a hablar de la sociedad apun-
tando hacia lo que se ha llamado vagamente "sociabilidad". Es cierto que en el hom-
bre hay tendencias de sociabilidad, o, dicho de otro modo, es cierto que el hombre
presenta aspectos "sociables", pero es igualmente cierto, dicho sea de paso, que, pre-
senta también otras tendencias "antisociales", pues lo uno y lo otro constituyen
hechos de experiencia en la realidad del ser humano. Convendrá desde luego hacer
más adelante análisis de las "tendencias sociables" del hombre, así corno también
de sus "tendencias antisociables", y averiguar el respectivo papel que jueS3 cada una
de las tendencias de ambos tipos opuestos en los hechos sociales. No cabe duda de que
I 54 CONVIVENCIA, SOCIABILIDAD Y ANTlSOCIABILIDAD

tal estudio es no sólo conveniente. sino que es necesario, y de que arrojará no poca
luz sobre muchos temas de la Sociología. Lo que es pertinente es empezar el estudio
sociológico con el tema de la "sociabilidad", pues éste dista mucho de ser el primer
tema. y dista también enormemente de poder interpretar y explicar lo que es realmente
básico y primario en el hecho de la .sociedad humana. No se debe empezar por la mi-
tad. Por de pronto, el dato verdaderamente primero, la auténtica base radical es el
hecho de la convivencia, en suma, el hecho de que el hombre convive con sus seme-
jantes siempre y necesariamente, en armonía O en oposición con ellos.
Hasta aquí se ha hablado de convivir con los demás, con el prój imo. Ahora bien,
estas expresiones tienen un carácter abstracto, que es preciso rectificar convirtiéndolo
en concreto. para que la descripción del hecho de la convivencia sea conecta. El hom- -
bre se halla conviviendo COn otros hombres, en número mayor o menor en cuanto a la
presencia inmediata de ellos, en determinados círculos de vida o grupos sociales.

3.-LOS VARIOS GRUPOS EN LOS QUE VIVE O PARTICIPA UNA


PERSONA HUMANA
La experiencia a lo largo de un día muestra a un sujeto que él pertenece a rnúl-
tiples y varios grupos. En sus primeros pensamientos matutinos usa interiormente su
lengua materna, la cual delimita una colectividad, a saber, la que hable ese mismo
idioma. por ejemplo, el círculo de las gentes que tienen el castellano como medio ori-
ginal de expresión. Además se halla viviendo en el seno de su familia -<omunidad
familiar-e-, con los demás miembros de la euai guarda una serie de relaciones de va-
riados tipos, tales como sentimiento de solidaridad; lazos emocionales; homogeneidad
. de formas de vida; autoridad (ya ejerciéndola como el padre y la madre sobre los
hijos, o estando sometido a ella. como los hijos respecto a sus padres); lazos econó-
micos, ya de responsabilidad o de dependencia; actividades educativas; etc. Se halla
también viviendo en un determinado grupo local, aldea o ciudad, que comprende un
conjunto de varias relaciones con sus convecinos. Se encuentra también en una comu-
nidad nacional, a cuyo destino está ligado y en el cual tiene una participación. Per-
tenece asimismo a otros grupos: profesional o de ocupación -es estudiante, o abo-
gado, o sacerdote, o militar, o ingeniero, o albañil, o actor, etc.-; deportivo -cultiva
la natación en compañía de otros, O juega al fútbol-s-: religioso ---es miembro de
una iglesia o confesión-; político --es miembro o simpatizante de determinado par·
rtido--; económico --está en una determinada posición de riqueza o pobreza, figura
entre los productores, o los distribuidores, o los consumidores de bienes y servicios.
Los múltiples grupos sociales en los que participa el hombre los hay de muy
diversas clases, desde diferentes puntos de vista: en cuanto a su carácter, los.hay
necesarios (la familia) y eventuales (un club deportivo); en cuanto a su dura!ión
los hay permanentes (la nación) y transitorios (el público de un teatro); en
cuanto al tamaño, los hay grandes, (como un círculo cultural determinado por el
idioma) y muy pequeños (una tertulia); por su estructura, los hay laxos (un
círculo ideológico, una clase social). y los hay organizados (una asociación); etc.
No es este lugar el adecuado para tratar a fondo y en detalle de qué tipo de rea-
lidad tengan los grupos sociales. Este problema será examinado más adelante, en el
capitulo XX de este libro. Por ahora, importa aquí solamente llamar la atención sobre
el hecho de que los grupos mencionados como ejemplos, y todos los demás grupos so-
V ARJEDAD DE GRUPOS 55
ciales son realidades, aunque ahora no se defina con rigor qué clase de realidad consti-
tuyen. Baste aquí con observar que los grupos sociales son realidades, porque sen algo
con lo cual el hombre tiene que contar y cuenta en su vida: el hombre reconoce la
existencia de tales grupos, los ama o los combate según los varios casos, acomoda su
propia vida a pautas predominantes en esos grupos, o lucha contra esas pautas. se
sacrifica por ellos, les da dinero, o se aparta de ellos, O incluso los traiciona.'

f.-EXPERIENCIA DE LO SOCIAL COMO AFINIDADES


Y DIFERENCIACIONES
La pertenencia a grupos sociales y la participación en ellos nos ofrece dos tipos
de experiencias: a) la experiencia de rasgos comunes entre todos los miembros del mis-
mo grupo. por ejemplo, una ciudad; b) la experiencia de diferenciaciones dentro del
mismo grupo (Xl! virtud de funciones diversas desempeñadas dentro de él, p. C" auto-
ridades, particulares, etc.; r] la experiencia de diferenciaciones dentro de un grupo,
por virtud del hecho de la pertenencia a otros grupos que son secantes; estudiantes,
abogados, obreros manuales, etc., y d) la experiencia de afinidades con los miembros
del grupo que se corta o es secante con el grupo elegido primariamente como ejemplo.
así, homogeneidad con los estudiantes de otras ciudades.
Si visitarnos una pequeña ciudad, vieja y con fuertes tradiciones, y al dar' una
vuelta por ella observamos a sus gentes, percibiremos que entre éstas existe al~ así
como UQ aire de familia, ciertos estilos comunes de vida, y múltiples semejanzas de
varios órdenes.t Percibiremos, por ejemplo, cierta peculiaridad en su acento; descu-
briremos semejanzas entre sus sentimientos; la misma admiración por su catedral,
por su fuente pública, la misma envidia e inquina contra la ciudad rival situada en
las cercanías, y un mismo culto o un mismo terror hacia determinadas ideas, similar'
curiosidad en relación con ciertos detalles, insinuaciones análogas, indagaciones se-
mejantes, silencios parejos, En suma, percibiremos que hay una unidad de matiz
. peculiar en muchos modos de vida de los habitantes de esa ciudad. Y quizá advirtamos
también que parece existir cierta armonía entre esos rasgos de los habitantes y el
aspecto de la ciudad, las líneas de sus monumentos, e incluso el paisaje que la enmar-
ca. T9dos esos rasgos comunes,.ss.~jEi!!.:!:!~!1 e~s_!~tp~ja!1_~as .determinan que aql.:le-/
Ha ciudad se nos aparezca como un grupo con una cierta unidad, diferente de otros
grupos, por ejemplo, diferente de otras pequeñas ciudades. Esto es una experiencia
de lo social, de un grupo, como un conjunto de rasgos comunes o análogos.
Ahora bien, ese mismo ejemplo de la pequeña y vieja ciudad tradicional nos ofre-
ce a la vez otro espectáculo: el de un conjunto de claras diferenciaciones, bien"deli-
mitadas, entre los diversos sectores de las gentes que la integran. Mientras estamos
"sentados en un banco de la plaza vernos transitar múltiples y diversas personas: gentes
que pertenecen al llamado mundo elegante; otras que llamamos artesanas; otras que
son trabajadores manuales; otras que son oficinistas; otras que son dependientes de
comercio. Vemos militares, clérigos y paisanos: entre estos últimos advertimos prole.
sionistas libres (abogados, médicos; ingenieros, etc.), funcionarios públicos, industria-
l Cfr. BOGARDUS {Bmory S.), Sociology, Mad1:illan, Nueva York, 194'. pp. 3-12.
2 Cfr. BOUGLÉ (C.), ¿Qué el /4 SOl%gía?, trad. de Naaario Domínguez, Edil. América,
México, 194'. pp. 29 Y ss.
1
56 HOMOGENEIDADES Y DIFERENCIACIONES

les, comerciantes. Notamos la existencia de grupos deportivos. orfeones, cofradías reli-


giosas, tertulias de escritores, aficionados a la música. En fin de cuentas, vemos que
dentro de esa ciudad hay muchas y muy variadas demarcaciones, O múltiples y diversos
círculos sociales, y diversos grupos que se entrecruzan en el círculo de tal población.
Cada uno de esos círculos o grupos se diferencia de los demás; y dentro de cada uno
rigen especiales modos de vida comunes para sus componentes; sin perjuicio de que,
aparte de esas diferencias, haya por otro lado caracteres semejantes de todos los habi-
tantes de esa ciudad, sean damas elegantes, militares, obreros, abogados. orfeonistas
o jugadores de fútbol. Por una parte, los habitantes de esa ciudad muestran las ca-
racterísticas comunes de que se ha hecho mención. Por otra parte, dentro de cada
círculo especia! se han formado particulares modos de vida, determinados por el
oficio, la profesión, la posición económica, la educación, la afición, la creencia, etc.
Ahora bien, nótese que cada uno de esos círculos especiales (p. e., el de la gente
elegante, el de los abogados, el de los orfeonistas, el de los cofrades, etc.) no es nece-
'sanamente excluyente de otros círculos, sino que por el contrario muchos grupos se
cortan entre sí, de modo que la pertenencia a uno de esos círculos no excluye la per-
tenencia a otros, sino que, por el contrario, es compatible con estar adscrito a otros
grupos. Así, se puede pertenecer a la vez al circulo de la gente elegante, al de los
abogados, al de los aficionados a! fútbol, al de los amantes de la música, al de
los partidarios de la democracia, al de los fieles de determinada religión, etc,
Por otra parte, adviértase que, si bien esos círculos especiales mencionados y otros
varios integran el grupo más amplio de los habitantes de aquella ciudad, sucede a la
vez que casi todos esos circulos especiales rebasan o trascienden los límites de tal po·
blacián y [ormen part.e de grupos especia/es mucho más grandes que están extendidos
en otros lugares, dentro y aun fuera del país. Por ejemplo: entre los aficionados a la
música --que moran en aquella ciudad- y todos los demás aficionados residentes en
otros lugares, hay especiales riesgos comunes y relaciones; hay modos comunes de vi-
da entre los abogados de muchos paises; también entre los obreros; y de parejo modo

-
entre los fieles de la misma Iglesia; y entre los militares de las varias naciones, etc.

APRENDlD~~
C 5·-CONOCIMIENTOS y MODOS DE CONDUCTA
DE LOS DEMAS '"
Si analizamos y catalogamos los conocimientos que tenemos acumulados y los mo-
dos de conducta que practicamos, veremos que una mayoría tanto de los unos como de
...J
los otros no los hemos logrado por puro esfuerzo de nuestra mente, sino que, por el
contrario, los hemos aprendido de otro! humanos, directa o indirectamente,)
(En efecto, desde la infancia, pero no solamente durante ella sino a lo largo de
nuestra vida,}copiamos conductas de nuestros semejantes. A veces imitamos el com-
portamiento de otros individuos, de nuestros padres, hermanos, amigos o conocidos.
Otras veces adoptamos como pauta de acción lo que hace la generalidad de los demás,
los otros miembros del mismo grupo.
0:mitamos o reproducimos no solamente modos de acción práctica, sino también y
en ghn volumen, conocimientos, ideas, creencias, opiniones, etc'JEn ocasiones, la imi-
tación se lleva a cabo por observación directa de la conducta del prójimo vivo que te-
nemos ante nosotros. Pero en muchas ocasiones nos inspiramos en lo que pensaron
y en lo que hicieron gentes que ya no existen pero cuya huella o recuerdo ha per-
LO I1PRENDIDO DE LOS DEMI1S 57

sistído, bien depositado en Jibros, monumentos, tradiciones, leyendas, usos, costum-


bres, y además repetido por sucesivas generaciones hasta las actuales. j

rA este respecto, hay que destacar especialmente el idioma. En la lengua materna


se ~ntienen un sinnúmero de ideas, de representaciones de las cosas con peculiares
matices, el archivo de una cultura, la expresión de una idiosincrasia, todo lo cual ha
venido elaborándose a lo largo del tiempo, de siglos, por obra de la interacción y
colaboración entre las gentes de un mismo grupo nacional o cultural. El escritor fran-
cés Paul Valery ha llamado al idioma el máximo uso colectivo intelectual.
Así, pues, aun en aquellos momentos de nuestra vida en que no estamos en rela-
ción directa y viva con otras personas humanas, viéndolas, hablándolas, actuando sobre
ellas, estamos sin embargo el) relación con pensamientos, sentimientos e invenciones
de otras gentes(Cuando un hombre piensa en la intimidad a solas consigo mismo. usa
en ese su pensamiento el idioma. Por 10 tanto su pensamiento, aun en el caso de
que sea originalmente individual suyo, está socialmente condicionado por las" paIa-
I]ras que emplea, en las cuales se contienen el modo de ver e interpretar cosas e ideas
de otras. gentes~ de las generaciones sucesivas qlie fueron acuñando el idioma.)
(De otras personas individualmente, o de otros grupas de personas, apren~emos
no solo pensamientos f modos de conducta,--S.in.o_además también propósitos y finali-
dades para nuestra acción)Así, los oficios y las profesiones constituyen esquemas de
acción al servicio de una finalidad, los cuales han sido ya inventados por otros
y se han convertido en canales o caminos preestablecidos y socialmente configurados.

( 6.-LAS FUNCIONES TRANSITIVAS DE LA VIDA HUMANA )


MENTAN AL PROJIMO
( Si fuese posible, que desde luego no es en modo alguno, la existencia de un hom-
bre aislado, el cual no hubiese de hecho encontrado a ningún prójimo, y procediése-
mos a analizar la estructura y las funciones de su vida, hallaríamos en éstas la mención
o referencia al "otro sujeto". Porque el hombre es esencialmente un sujeto que puede
y tiene que preguntar, comunicar, amar, rogar, etc.'Todas esas funciones transitivas
~uponen como objeto a otra persona. que es preguntada, comunicada, amada, rogada,
,etc. Por esencia esas funciones, aun previamente a haberse actualizado dirigi1ndose 9-
otra persona, están mentando, indicando o señalando al "otro", incluso antes de que
éste se haya hecho presente de hecho. (
(Así, pues, aun dejando provisionalmente a un lado la experiencia actual que se
tenga de los "otros", el mero análisis de la vida humana, de las funciones del yo, pone
de manifiesto lo social como un ingrediente esencial y necesario de nuestra existencia)
Véase. por lo tanto, cómo lo social tiene raíces mucho más profundas y esenciales de
lo que jamás sospecharon quienes durante siglos se sentían mentalmente satisfechos
con repetir rutinariamente la frase de que "el hombre es un animal sociable". Claro
que 10 es, pero no sólo por las razones biológicas que se solía mencionar, sino que
además por otras razones mucho más profundas y decisivas.

(
7.- eOND UCTAS INDIVIDUALES INFLUIDAS POR TOMAR
CONSIDERAOON A OTRA PERSONA
E~
~)
(I4:ay un sinnúmero de conductas del individuo que éste configura de determinada
manera, por virtud del hecho de que en ellas toma en menta a otra pe"JonaJ
¡
58 ACCIONES TRANSITIVAS

~o es este el momento de proceder a una clasificación sistemática y detallada de


los comportamientos. No obstante, sin acometer ahora esa tarea, importa llama! la
atención del lector sobre dos clases de comportamientos en los cuales una persbna
toma en consideración a otra u otras y esto influye en la configuración dé su
conducta:
• A) Conductas transitivas, en sentido social, es decir, acciones que recaen direc-
lamente sobre la otra persona, por ejemplo: preguntar, notificar, pedir. rogar, mandar,
exhortar, besar, p(;:gar~ regañar. halagar, etc.
o B) Conductas no transitivas, en sentido social, esto es, conductas que no constitu-
yen acciones que directamente se vierten sobre otro sujeto. sino que recaen sobre la
misma persona actuante, o sobre cosas, o sobre ideas, etc, pero en las ~ales conductas
su sujeto se orienta o es influído por el hecho de tomar en consideración a otras per-
s?nas.(A veces la persona actúa sobre sí misma, p~r ~jemplo, se acical.a o se. viste de
CIerta manera para agradar a otras gentes; habla en CIerta forma para ImpreSionar fa-o
vorablemente a otros sujetos; se entrena para triunfar en un concurso; se prepara para,
desta&.r sobre los demás en el ejercicio de una determinada actividad.lEn actividades.
que recaen sobre cosas materiales muchas veces el sujeto obra de cierta manera 'por
virtud de la influencia que sobre su. acción ejerce el hecho de que está tomando en
menta a otras personas, por ejemplo: pinta la fachada de ~~ casa para excitar la ad-
miración de los vecinos; se afana en descubrir una idea, un procedimiento,' en in-
ventar un aparato o un remedio que sirva para el beneficio del prójimo, o medita
pa~a hallar un solución a un problema social. etc. ''.
((Las conductas socialmente transitivas no sólo toman en consideración a la; otra
pets),na, sino que además se dirigen a ella, se encaminan a producir en. ella un efecto
directo e inmediato!) La .substancia misma de esas conductas, por así decirlo, está.
esencialmente referida al "otro". El sentido esencial de esas conductas consiste en
la referencia a la otra persona. Tanto es así que, si no hubiese tal otra persona, esas
conductas carecerían por entero de sentido. No se puede notificar a nadie, pedir a
nadie, regañar a nadie. Estos actos tienen "alguien" como término de ellos.
(Las conductas socialmente n'o transitivas no se refieren en esencia a ot~ sino
que se refieren al mismo sujeto, o se refieren a cosas, o se refieren a ideas.. oc lo
tanto cabe perfectamente la posibilidad de que tales conductas se lleven a ca o sin
tomar en consideración a otra persona) Así, cabe en lo posible que una persona se
acicale en cierta forma, sencillamente porque esto le produce a ella una satisfacción,
o que decore y amueble de determinado modo su casa, porque esto le produce un
placer, o que se dedique apasionadamente a un especial estudio porque en ello en-
cuentra el cumplimiento de un íntimo afán. o que componga versos o música para
su propio deleite. Pero cabe también que al realizar cualquiera de esas acciones se
deje influir además por otros motivos en los cuales se toma en menta a otras perso-
nas, y que. mediante esas acciones intente asimismo producir determinados efectos
sobre el prójimo, tal y como se ha relatado ya.

S.-LA RED DE INTERACCIONES


I
¡Interacción quiere decir acción recíproca, esto es, el hecho de una recíproca: in-
fluencia entre dos o más sujetos, que es 10 que sucede cuando una persona ha ejer-
cido sobre mí una influencia, la cual me lleva a mí a comportarme de una cierta
LA TOMA EN CONSIDERACION DE OTRA PERSONA 59

manera, que refluye como acción sobre aquella persona; ésta a su vez reacciona de
cierta manera con otra conducta, que opera de nuevo sobre mí, y así sucesivamente.
Cabe poner como ejemplo un caso bien sencillo: la presencia de una muchacha her-
mosa, de talante simpático, obra sobre José llevándole a dirigirle una mirada son-
riente; este acto de José producirá sobre ella un determinado efecto, agradable -en
cuyo caso responderá positivamente, verbigracia con una mirada de satisfacci6n- o
desagradable -en cuyo caso volverá la espalda o lanzará una mirada de enojo o de
desprecio--; Jo uno u 10 otro, a su vez, actuará sobre José, es decir, influirá sobre
lo que José vaya a hacer a continuación; y así sucesivamente.
La existencia de esas acciones recíprocas implica que sus sujetos se hallan en
una relación social, implica que en algún modo constituyen una relación social. Las
relaciones sociales pueden ser de una variadísima y muy extensa multiplicidad, según
el número de personas envueltas en ellas, según el grado de intimidad, según la
duración, según la materia sobre la que versan; "desde la unión efímera para dar
un paseo, hasta la familia; desde las relaciones 'a plazo', hasta la pertenencia ,a un
Estado; desde la convivencia fortuita en un hotel, hasta la unión estrecha que s~g­
nificaban los gremios medioevales"."
.... Cada persona es un centro y una fuente de efectos psicológicos en la vida de
otras personas; puede producir interés y proporcionar conocimiento; puede ejercer
efectos estimulantes, desalentadores o paralizantes; puede suscitar una relación posi-
tiva de cooperación, o negativa de repulsa o de oposición. Las emociones, los pen-
samientos y el obrar de una persona actúan como fuerzas que ponen en movimiento
las actividades psíquicas de otras personas. Todas las relaciones sociales, de cualquier
clase que sean, de solidaridad, de colaboración, de sospecha, recelo, o aversión, así
como también todos los hechos de acción conjunta, son productos de interacciones:'
Incluso las ulteriores relaciones entre grupos, o entre individuos y grupos, des-
cansan sobre los fenómenos primarios de acción recíproca entre individuo e individuo.
La realidad de los grupos sociales consiste en fin de cuentas en una red de in-
teraciones entre los individuos que integran tales grupos. Entre éstos, incluso .los
en apariencia más compactos, más fuertes, más duraderos, más grandes, como por
ejemplo, el Estado, se componen según muestra un último análisis de una tupida y
complicada red de influencias recíprocas entre las gentes de que están formados. Esas
acciones recíprocas entre sus miembros han formado combinaciones relativamente
estables por virtud del hábito y de la inercia, así como por virtud de la fuerza que
tiene una estructura organizada, combinaciones que actúan con un formidable vigor.
Pero, en última instancia, no son otra' cosa que complejos de interacciones: la in-
fluencia que los que mandan ejercen sobre los que obedecen, y la acción que éstos
ejercen sobre aquéllos; las múltiples interacciones entre los que obedecen; los hábitos
creados en unas y en otros por esas acciones recíprocas, de.
"Adv~~~i'_que...la_int"-ra5fión_ <k....que_5e-habI;¡..J'!l~Q<;¡Q),QgLa_01_~cialmente.
diferente de lajnt~mcción en ~ Qmp--o_~de.lo..s.f.enóm~v.Q§. biológicos. .s~-!r!-t~de 'una
_.iríteracción human~y.JlQ..-q.uímica,_,niJis.k_a,hni.híclógica: ss ~ decir,..se trata de un:a
iiJ:tef.a€eió-n-psíqüica._~sta.!?o~s.s~_ ~~lIu~n~ia r~íF!09-.uno~_~on ~ otros, _D9: como l o
es~é",--un infusorio con otroinfu.?o!i~poLvirtud de las,altera~,i'ones 9-uímicas q~ce_p~

3' Cfr. SIMMEL (J.), Sociología, trad. de ). Pérez Bances, Madrid, Rev. de Occidente,
1926, fascículo J, cap. 1. ¡

4, Cfr. AsCH (Saloman E.), Social Psycbology, Prentíce-Hall, Nueva York, 1952, parte 111.
60 TODA SOCIBDAD BS INTBMCCION
(
'duzcan en el medio en que floten, sino por vía de las emociones y pensamientos de
otras personas. La interacción humana es interacción psíquica: emociones que tropie-
zan COn emociones del mismo signo o de signo contrario en otros, deseos que se
unen o que caen en conflicto con otros deseos, pensamientos de un sujeto que hablan
a pensamientos de otras personas, 'Y viceversa, acciones que son reforzadas por otras
acciones semejantes suscitadas en otros sujetos: A menudo no hay retardo entre la
acción de· una persona y su efecto sobre otra persona. Incluso a veces podemos anti-
cipar el pensamiento y los sentimientos de otras personas que COnocemos. De esta
suerte, acontece COn frecuencia que de hecho estamos conectados simultáneamente
con otros procesos psíquicos de otras personas."

9.-NORMAS y MANDATOS
./ Otra experiencia de lo social consiste en el hecho de que sentimos la existencia
~_p-e:rsonas ,-ºmo_limíEiCi~QmenIs:p;rraderemri[f~dos cóOOportanll~os.
:C~portamien~s_q~p~~ prohibidos. y como presión para obrar de deterrnináda
manera --conductas ordenadas o 'ñrnl1'UaOas. O, dicho con otras palabras. nos e(iCQñ':"=
tra1ños con, normas, deter1l';1iñiaar por otras gentes, y con autorídades estatuidas por
cS~9p.as •. <!ut_q~d~queñOs~airiBen mandato~.J En suma, nos enconErartlOs-con
que una gran parte de nuestra conducta está contro/aJa socialmente. 6
Nos encontramos con costumbres, convencionalismos, estatutos, reglamentos, le-
yes jurídicas. etc, que tienen una pretensión normativa, es decir, que no' son sola-
mente hábitos de hecho o menos usos, sino que prescriben deberes. Cada grupo,
p. e., la familia, la clase social, el círculo profesional, la comunidad de fe religiosa,
la clase social, la agrupación. de juego, la nación, el Estado, etc., tiene sus propias
normas.
En el hecho de la existencia de esas reglas puede haber fenómenos de hábito,
de repetición por inercia o por ~ecanización de una misma conducta. Pero aparte de
esa base de hábito, que se dé en algunas de esas reglas, tales reglas tienen una
pretensión normativa: no son leyes causales de la naturaleza, sino que son preceptos:
Ro-expresan un modo forzoso de los hechos, sino que prescriben deberes. Las normas
no son la enunciación de lo que ha sucedido, sucede, o sucederá forzosamente, sino
de lo que debe ser cumplido por el hombre, aunque sea posible que alguien no lo
cumpla de hecho. Precisamente porque en el mundo real cabe que no se cumpla lo
.que la norma estatuye, por eso la norma tiene sentido como tal. norma. Si lo que
la norma exprese se realizara siempre y necesariamente, entonces la norma perdería
su carácter de "deber ser", dejaría de "prescribir", dejaría de constituir tal norma,
y se convertiría en una ley fenoménica, esto es, en la enunciación de una COnca-
tenación causal constante de hechos. Una norma que rezase "debe suceder lo que
efectivamente sucede" O "debes comportarte del mismo modo como realmente te
5Cfr. ob, cit. en la nota precedente.
No. t:ng~ en absoluto ningún .escrúpulo en usar palabras "controlar" y "control", pues,
11
aunque ongmarramente de procedencia francesa, adquirieron plena carta de naturaleza en cas-
tell~.n0 d~,e hace ~;ios siglos, -así, p. e., en el Derecho español de Indias figura la "insti-
tuClO~ del ccntralcr - ; a pesar de lo cual todavía hay algunos puristas que siguen haciendo
aspavientos ante esos vocablos.
NORMAS Y MANDATOS 61
comportas" no seda una norma, carecería de sentido normativo. Se prescribe o se
preceptúa aquello que pudiendo no hacerse debe sin embargo ser cumplido.'
~. Cierto que muchas normas sociales tienen sus raíces en _la condición misma del
hombre, en las necesidades humanas, en la estructura real de la colectividad, en la
repetición' efectiva de muchas conductas durante largo tiempo, en ciertas tendencias
psicológicas. A pesar de ello, las normas no son expresión de hechos, sino que son
preceptos; pueden ser puestas, o quitadas, o reformadas; y no entrañan una necesidad
causal, esto es, una relación forzosa de causa a efecto.
Las normas no operan directamente-como causas inexorables sobre los hechos
del comportamiento, sino que se dirigen al pensamiento y a los sentimientos de las
personas a quienes gobiernan y llevan consigo un sentido de obligación.
~ Sin embargo, las normas sociales e' er e e sus sujetos una cierta esión,
q~Euede revestir los más vanos grados ,de intensida y tversas ormas. Pue e ser
....la leve presión que consista en el temor a la crítica, que la violación de la norma
suscite en otras personas del mismo grupo; o puede ser más fuerte, como el miedo a
ser expulsado de ese grupo; o puede revestir el máximo grado de presión, la impo-
sición inexorable, o imposición de un cumplimiento forzado como sucede con las
normas jurídicas. Las sanciones por ineumplimiento o violación de normas sociales
_p~eden ser vagas :::s~n ndICúlo, suscitar burlas. o críticas-~..:.cLpue~en]er
~ ~oncretas =como por eJemplo:-nevar a cab--oU"na prestación compensatoria, o
quedar aisl.¡Jo·del-grupo;-o-ser-óojclo-de una-¡>ena:8¡
.,. ... ~~ veces liSnoifiias-óO~ COflsfitüYen ~'Úii--órganoespecializado para velar por su
cumplimiento, para especificar su interpretación ·en cada caso ruando fuese necesario,
1 para imponer las sanciones por su incumplimiento. Esto es 10 que pasa con la rna-
yor parte de las costumbres que rigen' en muchos grupos sociales. Pero otras veces,
las normas sociales, además de los preceptos generales por ellas establecidos, insti-
tuyen autoridades para velar por su cumplimiento, para especificar mandatos indivi-
dualizados, y para imponer sanciones, por ejemplo, la autoridad paterna o materna
en la familia, el jefe de un grupo de juego, el obispo, la junta directiva de una
asociación voluntaria, el gobierno y los funcionarios del Estado.
Normas y autoridades, de muy varias clases, constituyen, pues, experiencias de
regulación y control social de la conducta,. esto es, experiencias de presiones sobre
nuestras actitudes y obrares, presiones que tienden a lograr que nuestro comporta-o
miento se acomode a determinados tipos. adoptados por el grupo; por 10 tanto, ex-
periencias de frenos y estímulos para nuestro. comportamiento. . )

(IO.~EXPERIENCIA DE LO SOCIAL COMO FACILIDADES Y AYUDAS:


~ EL LEGADO CULTURAL Y LA ORGANIZACION
___Qe--los_de.ID~bre~ibimos-un_sinnúmero, .do.importantlsimas f acilidades_y_
aY.!'das para nuestra vida en.múltiple~l'.variados aspectos de ésta.
- - - .... Recibiinbs~de '~Uosel idioma, el. cUal compreñde unarsíntesis....interpretativa del
~~ndo, incluyendo~e~ COSiS:Jilat~i~I~;.._~~,. artéf~~-..ro.!!~ptos morales~­
crc=enci~;:'representaiiones sobre .•nº~qa~~laciones 4><;ºQ.~ IQs_demás, etc.
j' . t, Véase sobre este punto: RECASÉNS SICHES (Luis), Tratado General de Pilosoiía dfl
Derecho, l' ed., Edit. PPfCÚ2, México, 1959, pp. 116·119.
s Cfr. MAdvER (R. M.) & PAGE (Charles H.), Sor;ety: An lntroductory Ana/y!i!,
Rinehart, Nueva York, 1950, pp. 138 Y ss. ..
\ \

COOPERACION y ORGANIZACION
I
62

Recibimos de la generacron inmediatamente anterior a la nuestra una acumu-


lación compendiada y cribada de las experiencias, los conocimientos y las enseñanzas
de las generaciones anteriores a lo largo del proceso de la historia universal. La so-
ciedad funciona, pues, como vehículo de transmisión del legado cultural del pretérito
de la humanidad, y como instrumento de transmisión de las experiencias, de los
descubrimientos y de los progresos que en el presente realizan otras gentes.
Además de esa formidable ayuda para resolver o tratar la mayor parte de los
problemas de la existencia humana, consistente en la transmisión de las enseñanzas
de otras personas pasadas y presentes, lo social se manifiesta también como auxilio
prestado activamente por vía de cooperación y de organización. La mayor parte de
nuestras necesidades no las satisfacemos por acción individual directa. No vamos a
capturar los animales cuya carne comernos, ni los sacrificamos, sino que compramos
la carne en tiendas y mercados, los cuales constituyen una organización complicada.
La organización se basa en formas de división del trabajo, a veces muy complicadas.
v ~4me-!.2...2e los bienes de los cuales nos servimos esE!n.. . producidos eh talle-
res yAábr,lfas, Si entramos en una fábtj0,. a_dyertiremos ~~~! lado de la organización
'ffial'erhtl-délas máqdinas -fas' cuales dicho ~so_hañ sido 'producidas por
otros seres humanos-en-otras-.organizaaones- exiS"ttunaco~E!§aa 9Fg~niti.dón
de las múltiples y diversas tareas de los hombres que intervienen en la fábrica. Si
miramos.. d~erca~1a--estructtI':'K"~y_fun~ionamiento-d~Jábroca:- nos daremos cuenta
de cluc,.. . además-ae~ización interna, existe.~mbién-un...enfronque y concierto
erticulado..... en~re los trabajos -de 'la' fábrica, con ,-u~iad~ultitl1a de trabajos rea-
lizados fuera dellMáb@- por-gentescextr~s'!Ja..ernpresa. Para que la fábrica pueda
funcionar, no basta con que desde losairectbres'-a~los_peones cada cual cumpla con
el cometido que le ha sido asignado en la estructura de la empresa; además de esto
es necesario que pueda contar con que un ingente y variado número de otros grupos
ajenos a la fábrica realicen también una serie de diversas labores, por ejemplo, hay
que contar: con que el mercado de comestibles esté abastecido, pues mal podrían
trabajar quienes no contasen con los medios para la alimentación precisa; con que
operen los medios de transporte -de las personas, para que los obreros y directores
se trasladen cotidianamente de sus domicilios a la factoría, y de carga para que lle-
guen los materiales que van a ser transformados o utilizados-; con que funcionen
las comunicaciones postales, telefónicas y telegráficas; con que estén en movimiento
las empresas suministradoras de fuerza motriz y de luz; con que trabajen otras in-
dustrias que proporcionan materiales o accesorios para esta fabricación; con que haya
~ unos tribunales que en caso -de conflicto delimiten los derechos y deberes recíprocos
entre los componentes de la empresa, y entre la empresa y las personas ajenas a la
misma; COn que haya una fuerza armada que protej a estos derechos, imponga
el cumplimiento de los fallos judiciales, y vele por el mantenimiento del orden
público; con que haya un poder politico que legisle, y un gobierno que ejecute y
administre; etc.
Todo esto nos hace advertir que vivimos insertos en una variada multiplicidad
de organizaciones conectadas entre sí, dentro de las cuales cada una de sus partes
cumple una función que está articulada con las demás o en interdependencia de éstas.
Este entrelazamiento o interdependencia rebasa hoy las fronteras nacionales y se
extiende por el mundo entero. Se han multiplicado no sólo las relaciones entre los
varios Estados y éstos con la comunidad internacional, sino que también se han
COOPER.AClON y OR.GANIZACION 63

multiplicado los contactos y los vínculos de los individuos y grupos de cada pueblo
con las gentes de otros pueblos. Esto ocurre en terreno científico, en el campo de la
interdependencia económica, en los recíprocos influjos políticos, en los movimientos
sociales, en la universalización de la técnica, en la intercomunicación (transporte, y
medios de información y difusión), en el crecimiento del comercio internacional y
en tantos y tantos otros aspectos. La contemplación de estas experiencias pone de
manifiesto que de hecho existe una real interdependencia entre los seres humanos,
una real sociedad humana universal, no sólo en potencia sino en acto.


!
!
,I

CAPiTULO V

LA SOCIOLOGIA COMO CIENCIA DE DETERMINADOS HECHOS


HUMANOS CON SENTIDO
5UMARIO:-1. Problemas metodológicos.e-a: Sobre Ji la Sodología es o 110
tina deuda de /a nalllraJeza.-3. Escuelas sociológicas nalura1úlas.-4. El
monismo fiJicista.-"J. El biologismo organicisld.-'-6. Otras direcciones biolo-
giStdS.-7. El darwinismo Joda/.-S. El neopositioismo y el conductismo (beha-
viorism).-9. Crítica de /a Sociología natura/ista.-lO. La Sociología naturaiista
es incapaz de aprehender Jo humaoo.-ll. El problema sobre la nuerpretacián
del un/ido de Jos hechos humanos sociales. A) Teoría de Max Weber, B)
Otras aportaciones a J... Sociología comprensiva o interpretativa: Cootey, Mac-·
loer, Znaniecki Mises, Scblitz Nadel ParsQl1,t.-12. Más aclaraciones y mayores
preéiJiones sobre el "sentido" () "signiíicación'' en Sociología. E/ sentido de algu-
nas (on¿u(JaJ subconscientes o inconscientes, ) de meros obrare! expresivoJ.-l3.
Análisis de la acción teJeológica.-14. La comprensión de lo humano.-IS. La
Sociología no es una ciencia del espíriJu. sino que es una ciencia de determinados
hechos humano!.-16. Concepción sociológica del romanticismo alemán. Su
rrítira.-17. Conüpción sociológica de Hegel. Su rrílira.-18. La Sociología
tampoco es una ciencia de la ruJtura.-19. Relaciones entre la Sociologia y las
ciencias de la cul/ura.-20. II1JluE!JJcia recíproca. en/re las [ormos y los conte-
nidos sociales. La sociología de la cultura.

(l.-PROBLEMAS METODOLOGICOS
Se trata de poner en claro qué es lo que el sociólogo trata de conocer, en qué
actitud mental debe aproximarse a ese su objeto de estudio para aprehenderlo correc-
tamente. cuáles san los conceptos básicos que debe manejar para capturar mental-
mente ese objeto, cuáles SOn los' supuestos intelectuales de los que arranca y sobre
les que se apoya para su investigación, y de qué procedimientos auxiliares debe hacer
uso. El esclarecimiento de estas cuestiones nos dirá cuáles SOn los hechos que de-
bemos estudiar. de qué manera debemos mirar esos hechos, y qué es lo que debemos
averiguar respecto de esos hechos.
Cuando no se aclaran previamente esos ternas metodológicos, se corre el riesgo
de que si no toda por lo menos una gran pa<te de la labor resulte estéril. Por ejemplo,
si tratamos de conocer un determinado tipo de hechos sociales, v, g.: la colectivi-
zación de un cierto modo de conducta, y nos atenemos exclusivamente a datos esta-
dísticos. sin investigar los motivos reales que han impulsado a los miembros de un
grupo a aceptar aquella manera de comportamiento, y sin estudiar el sentido que dicho
comportamiento tenga para el grupo y para sus componentes, nos habremos quedado
a mucho menos de la mitad del camino: tendremos unas cifras estadísticas, pero to-
talmente mudas para la interpretación y explicación de aquella conduta social. En
64
PR.OBLEMAS METODOLOGICOS

efecto, personas que hacen lo mismo pueden hacerlo por motivos diferentes y con-
trarios, con fines diversos. y en un alcance también divergente.
Cuando se trata esos temas metodológicos con autenticidad, y con propósito de
andar bien equipado para la investigación, se comprende que no son cuestiones tan
ásperas como hubieran podido antojársenos a primera vista, y que no son tampoco
cuestiones bizantinas. Son temas incitantes y estimulantes, cuyo planteamiento es
inexcusable, y que tienen un alcance decisivo para el éxito de la tarea sociológica.
Conviene dedicarles sólo el tiempo imprescindible, sin detenerse en ellos .mor-
bosamente más allá de lo indispensable, para no retardar la aplicación de ese instru-
mental metódico al conocimiento de los hechos que queremos entender y explicar.

2.-S0BRE SI LA SOCIOLOGIA ES O NO UNA CIENCIA DE


LA NATURALEZA
La principal cuestión sobre el objeto, los supuestos y el método de la Sociología
es determinar si esta ciencia puede o no puede constituirse y desarrollarse como una
ciencia de la naturaleza. .
Considerar que la Sociología es una ciencia de la Naturaleza quiere decir:
a) Que piensa que el objeto de la Sociología es una realidad de la Notnraleza.
esto es, una realidad compuesta de hechos análogos a los fenómenos estudiados en
otras ciencias naturales, C0r.10 p. e. la Física, la Astronomía, la Biología, etc.
b) Que consiguientemente se quiere aplicar a la Sociología las mismas cateoorias
o los mismos conceptos fundamentales que manejan las ciencias .de la Naturaleza, por
ejemplo, principalmente, la pura causalidad y la cantidad.
e) Que, por 10 tanto, se quiere emplear-los métodos típicos de las ciencias de la
Naturaleza, verbigracia, la mera observación empírica de hechos perceptibles por los
sentidos. la medición y la cuantificación de esos hechos, y la expresión de sus rela-
ciones por medio de símbolos geométricos, aritméticos y algebraicos.
Negar que la Sociología eS una ciencia de la Naturaleza, comparable por ejem-
plo a la Física o la Biología, y afirmar, por el contrario, que es una ciencia de ín-
dole. distinta, quiere decir que se advierte que en los hechos sociales, a fuer de hechos
humanos, se da algo que no existe en el mundo de los fenómenos naturales, a saber:
un sentido o una signiiicacián. Los hechos sociales, como todos los hechos humanos,
están esencialmente determinados y calificados precisamente por el sentido o signi-
ficación que tengan. La Sociologí:l debe, por' lo tanto, según las direcciones anti-
naturalistas, estudiar los motivos, los propósitos; en suma, el sentido o significación
de la conducta social y de los hechos sociales.
t Las escuelas antinaruralistas hacen notar que el intento de hacer de la Socio-
10gl3 una ciencia de la Naturaleza parte de una concepción angosta y mutilada de
la ciencia. Las ciencias naturales no son las únicas que existen. Hay otras ciencias
que estudian no fenómenos de la naturaleza física o biológica. sino otra clase de
hechos, a saber: conductas humanas, y obras del hombre, como por ejemplo, obras
de arte, utensilios tecnológicos, códigos. idiomas, etc. En efecto, las conductas hu-
manas son estudiadas por la Psicología, la Sociología, la Historia: las obras humanas
o productos culturales son estudiados por las lJamadas ciencias de la cultura, como
por ejemplo. la Ciencia del Derecho positivo, la Filología, la Teoría del arte, etc,
So"¡"ln¡,:ja._~.

-
,
¡

LA SOCIOWG1A NO ES CIENCIA DE LA NATURALEZA

Frente a los objetos de las ciencias de la naturaleza, Física, Biología, etc., éstas
tratan de averiguar las reaciones constantes entre los fenómenos, sus causas y efectos.
En cambio, las ciencias de la conducta humana viva, como yor ejemplo, la Psi-
cología, y también las ciencias de los productos humanos u obras hechas yor los
homhres, aunque traten también de esclarecer las edllsas de eSOI becbos, consideran
que esto no es posible sin además entender el sentido humano de tales hechos. El
sentido humano de la conducta y de las obras se manifiesta a veces en el hecho de
que lo que el hombre hace tiene una motivación y una finalidad.
La naturaleza no conoce motivaciones ni finalidades; pero la conducta. del hom-
bre y sus obras se explican s610 en la medida en que entendamos su sentido, o sus
motivaciones y finalidades.
Ahora bien, aunque toda. concepción antinaturalista de la Sociología se basa sobre el
reconocimiento del supuesto a que acabo de referirme, no hay una sola escuela entinaturalista,
sino varias. Todas las escuelas antinaturalistes coinciden en sentar que no es posible constituir
y desenvolver la Sociología como una ciencia de la Naturaleza, y que, por el contrario. debe
estudiar los "sentidos" o "signiiicaciones" de los hechos sociales. Pero hay discrepancias
entre varias escuelas respecto de cómo se debe desenvolver la ciencia sociológica: mientras
que algunas tienden a aproximarla a una especie de Filosofía de la Historia (p. e., las hege-
lianas), otras tienden a asimilarla a las ciencias de la cultura (p. e., en cierto modo Dilthey),
y, por fin, otras insisten en que aun cuando la Sociología debe estudiar los sentidos, esos
sentidos son siempre de hechos humanos vivos, y que, 'Por lo tanto, la Sociología debe ser
considerada como una ciencia de becbos humanos dotados de sentido.

3.-':ESCUELAS SOcrOLOGICAS NATURALISTAS


La Sociología fué enfocada como una ciencia de la naturaleza por algunas direc-
ciones positivistas del siglo XIX y del siglo xx; también por las doctrinas entroncadas.
por el materialismo filosófico general; asimismo por algunas doctrinas evolucionis-
tas; y también por la escuela conductista.
Por el positivismo se entiende la dirección filosófica en teoría del conocimiento,
fundada por Augusto Comte, que reduce la posibilidad del conocimiento científico
al campo de la experiencia sensible, y que, por consiguiente, niega que pueda haber
conocimiento fundado o justificado más allá de los límites de los puros datos de la
experiencia. Cornte concibe la ciencia como estudio de las relaciones constantes entre
los fenómenos de la experiencia.
Adviértase, sin embargo, que a pesar de que Comte fué el padre del positivismo,
y de que en principio quiso aplicar este punto de vista a la Sociología por él fundada,
de hecho rebasó "la angostura de su propia doctrina, y reconoció que el hecho social
tiene una índole peculiar irreductible a lo físico y a lo biolágico; y sostuvo consi-
guientemente que la Sociología no puede constituirse como mera prolongación de
otras ciencias naturales (Física, Biología) y manejando solamente los conceptos ela-
borados por éstas, sino que, por el contrario, tiene un carácter independiente, en
virtud de los fenómenos sociales por su complejidad constituyen un objeto nuevo,
diferente de los objetos de la Naturaleza. Algunos de los discípulos de Comte, los
más ilustres, por ejemplo. Durkheim, continuaron evadiéndose de la estrechez del
positivismo a ultranza, y subrayando la índole específica de los hechos sociales,
Pero ha habido escuelas, unas positivistas y otras materialistas. que han enfocado
la sociedad como un fenómeno de la naturaleza, y han querido aplicar a su estudio
ESCUBLAS NATURALISTAS

los mismos,métodos de la Física, la Mecánica, la Biología, etc. Así, por ejemplo, las
doctrinas fisicistas, rnecanicistas, energetistas, biologistas, organicistas, racialistas, etc.
E incluso contemporáneamente pervive el programa naturalista en la obra de algunos
sociólogos, de los conductistas [behaoiorlsts], como Neurath, Lundberg y Dodd,

Q-EL MONISMO FISICISTA


Llámase monismo fisicista aquella corriente de pensamiento que trata de con-
cebir la totalidad del universo (no sólo la naturaleza inorgánica, sino también la
orgánica, también la psique, también las ideas, y, asimismo, la sociedad) como puro
juego de unas mismas leyes físicas y mecánicas. ASÍ, por ejemplo. la sociedad es
concebida como un sistema astronómico de sujetos y de grupos de sujetos, que for-
man una estructura dinámica regida por las mismas leyes de atracción y repulsión,
que gobiernan los átomos, el firmamento y las psiques.
El norteamericano H. Ch. Carey (1793-1879)1 explicó que el hombre tiende a gravitar
hacia sus semejantes; que la asociación es una variante de la ley de gravitación molecular;
que la gravitación social se da. en razón directa de las masas (por ejemplo. de las ciudades)
y en razón inversa de Ja distancia; que la centralización es una manifestación de la fuerza
centrípeta, y la descentralización es un caso de la fuerza centrífuga; que el movimiento nace
del calor y el calor resulta de Ja asociación; etc. El ruso Voronof2 intentó desenvolver un
mecanismo social, según el cual Ja asociación y la cooperación son una multiplicación de
fuerzas; la lucha y la guerra son una sustracción de fuerzas; la organización social es un
equilibrio de fuerzas; la decadencia de las sociedades se produce por una desintegración
de fuerzas, etc. El rumano H8!etS y el francés Barcelée consideran al individuo como un
punto material, y a su medio social como un campo de fuerzas; y sobre esta base tratan
de establecer una serie de fórmulas mecánicas. La llamada Energética social, que es una
variedad del fisicismo -c-representada por el belga Solvay,~ el alemán Osrweld,e el fU!:O
Bechteref y otros-, considera la vida social como un fenómeno de transformación de la
energía biológica, la. cual a su vez es una transformación de reacciones fisicoquímicas básicas;
y explica los varios hechos sociales como diversos tipos de transformaciones de energía.

;6)-EL BIOLOGISMO ORGANICISTA


El biologismo organicista no procede tanto de la tendencia positivista, como más
bien de filosofías materialistas, y sobre todo evolucionistas. No me refiero aquí a
los autores antiguos y modernos que para describir las sociedades las han comparado
a organismos biológicos y han usado metáforas tomadas del campo de la Zoología.
SIllO a los sociólogos que han sostenido al pie de la letra que las colectividades hu-
manas son en sentido estricto organismos de tipo animal."
] CAREY (Henry 01.) Principles of SOcid/ Srience, 3 vols. Filadelfia. 1858-9.
I

a VORONOr-, Fundamentos de la Sociología -en ruso-e, 1909. Sobre este autor cfr. SORO-
KJN (P. A.), Contemporary Social Tbeories, Nueva York. 1928, cap. I. •
8 H .... RET (Spiro C.), A1éc4l1ique social, París y Bucarest. 1910 .
.. BARCEJ.Ó (A.), Essais de mécanique sociale, Paris, 1925.
) e SOLV.W (E.), Qoestions d'énergétique sorirde, Bruselas, 1910.
tl OST\'07ALD (W.), Energetiscbe Crundlagcu der Kulmrioissenscbaítc», Leipzig. 1909.
. r T.05 principales sociólogos orgcnlcistns son: J.ILIENFEI.D: Gedonqen iibt'f dil!. So:iJftúrst'''J-
chall der ZukuJJft, 5 vcls. 1873-1881: Znr VCl'teidi~~u1Jg der or¡;twischen MelhoJe in der Sozio-
logiv, 1896; en francés, LJ. IlalhoJo/!,ie sociale, IS96; NOViCOV: Couscienco el t'oJoJllé sod.des,
18.9~; Le tbéorie organiqlle des societés, deieme de l'org.ansrismo, 1899; La crifiqlli.' du J..'tr.
U'fIIISlIJe social, 1910; el profesor sueco KJELI.EN. Des Slrr.rl als Lebemtorm. 1<)17: OSC.... R
ESCUELAS NATURALlSTAS

Las doctrinas del biologismo organmsta sostienen que la sociedad es un orga-


nismo biológico, con cuerpo y psique; que su constitución (anatomía) y su funcio-
namiento (fisiología) son iguales a los que se dan en los organismos animales; que
el organismo social está sometido a las mismas leyes que el animal (nacimiento, des-
arrollo en edades, sucesiva diferenciación de órganos y especialización de funciones,
reproducción, regeneración, enfermedad, envejecimiento y muerte); que tiene teji-
dos, por ejemplo: epitelial -representado por las instituciones protectoras del pa·
trimonio, de la salud, de la seguridad-, óseo --constituido por la tierra, las calles,
los edificios, etc.-. vascular -integrado por las instituciones económicas-, nervioso
-representado por el gobierno y la red de autoridades, o según algunos autores, que
se entregan a un símil barato, por los telégrafos y tcléfonos-; etc.

6.-0TRAS DIRECCIONES BIOLOGISTAS


Algunos han intentado desarrollar la Sociología sobre la base del substrato biológico del
hombre. Aquellos que se han fijado en la constitución orgánica y en los rasgos corporales
han querido explicar los hechos sociales y culturales, y las diferencias entre ellos mediante la
referencia a los diversos tipos somáticos -a los cuales algunos han señalado correspondencias
psíquicas. A esta dirección pertenecen las escuelas hereditarias.e y también racialistas.?
Otros autores, 'también dirigidos por una tendencia biologista, se han fijado preponde-
rantemente en la influencia que sobre los hombres ejerce el medio físico (geografía, clima,
factores cósmicos, fauna, flora, etc.) y han querido explicar los vaciados hechos sociales como
efectos 'de los diferentes ambientes o marcos naturales. Los autores geograltslas 1 0 han insistido
sobre los diversos efectos de los varios factores geográficos en, la psicología y en la conducta
del hombre, y en la organización social, los procesos sociales y los destinos históricos de los
grupos; y han intentado exponer como efectos de influencias geográficas y climáticas todo
k;énero de hechos humanos.

(Hcrtwig}, Der Sldat els Organismus, 1922; J. C. BLUNTSCHALL, Lebre 110m modemen Stsat,
187:>; Al/~emeil1e' Statislebre: Gesammeite Kleine Srbrijtes, 1879; SéHAEFFLE, Bau und Lehel~
de! sozialen Korpors, 1875-76; y Abriss dar Soziologie, 1906: HAECKEL, Generelle Morph%gie
der Orgenismen, 1856; Natiir/iche Schiipfung!geschichte, 1868; Monismus und Naturgesetz,
1906; ESPINAS, Des societés anima/es, 1877; v de EI"e O" ne pas etre os du postulat de /a Socio-
logie, en Rev. Philos., 1901; PrOGET, La vie socia/e, /a mora/e el le progrés, 1894; G. DE GREEF,
lntroducticn a la Sodologie, 1886-89; Le transtormisme social, 1895; La streaure généra/e des
sociétés, 1908; ROBERTO ARDIGO, Sociología, en Opere, 1897; SALILLAS, La teori« básica bio-
analógica, Madrid, 1901.
, ,8 ~fr. GAnoN (Francis}, Heredil(.iry Genios, 1869; Eng/ish Mcn of Science, 1874; In.
qutrses mto Human FacullY and lts Deoelopment, 1883; Natural lnberita nce, 1889; Notewortby
Families, 1906, esta última obra en colaboración con E. SCHUSTER PEARSON (Karl), Malhema.
ticol Coutributions to tbe Abeory 01 Eooíution (publicadas en "Proceedings of the Royal
Society" y en "Biometrika"}; The Scope and tmportame 01 tbe Stare of tbe Sciencos 01 National
Eegenics, 2' ed. 1909.
D Véase e'1. cap. XV <le este libro.
10 Son autores geografistas: BUCKLE (H. T.), History 01 Ci11i1ization Eng/and, Londres,
185,7-1861;.DEMOLlNS (Edmond), Les grandes roetes de penples, París, 1901; La Classiíicatíon
Jo,,!'a1e, ~atl.s, 1905; RATZEL {Friedrich}, Poíitiscbe Geographie, Leipzig, 1897; Antbropogeogm-
phie, Leipaig 2' ed., 1899; VALLAUX (Camille} , Géographie socia/e, París, 1908; REPARAZ
(Gonzalo de), Geografía y Potitico, Madrid, 1929; MACKINDER (Sir Halford John) The Ceo-
g1aphica/ Piuot 01 History, Londres, 1904; HAUSHOFER (Karl), Geopo/ilik des 'Pazi/ischc17
Oz~a,!s, 1924; C!renzen in ibrer geogeapbiscbne »nd politischen Bedentung, Berlín. 1927; Ceo-
pO/¡lIk der P:lI1ideeI1¡ 1,931;. ~1JNTINGT,ON (E). Cirilization aud Climate, New Haven, 1915;
CELERIER (Píerre) , Géopolitíqtee el Géostmtegie, Prcsses Univ. de France, Paris, 1955.
• "C:.
o O~Q~'vI"
ESCUELAS NATURALISTAS
1e-I,¡'i',1'''
L...
69

(j}EL DARWINISMO SOCIAL


Algunos sociólogos, sobre todo de fines del siglo XIX, tomaron como base los conceptos
de la "lucha por la existencia", de la "adaptación al medio", y de la "supervivencia de Jos
más aptos" de la teoría de la evolución biológica de Carlos Darwin (1809-1892).
El sociólogo austríaco Luis Gumplowícz (1838-1909)11 sostenía que la base de la vida
social no es psicológica sino biológica; que desde su comienzo la' humanidad estuvo consti-
tuida por diversos grupos étnicos que libraban entre sí una lucha constante; que el Estado
nació como efecto de guerras entre razas; que incluso los fenómenos culturales, como la Re-
ligión, la Moral y el 'Derecho, pueden ser explicados tan s610 como efectos de la lucha por I~
existencia; y que la .historia universal es meramente una continuación de la historia natural.
.Gustevo Ratzenhofer (l824.1904),l~ también austríaco, general, pensador y sociólogo, opinaba
que uno de los factores sociales más importantes -aunque no eJ exclusivo-e- es la ley de la
lucha biológica, por la cual cada. uno, individuos y grupos, tiende a crecer }' ganar espacio
entrando en conflicto COn los demás, desenvolviéndose así la ley de una especie de hostilidad
general y de la dominación de Jos fuertes sobre los d.ébiles. También se inspiran en u0=iccn-
cepción naturalista de huella darwiniana sobre la lucha por la ...vida los italianos Vaccaro
(n. 1854),13 De Marjnis,H y el ruso Novicov (1849-1912).15

@EL NEOPOSITIVISMO y EL CONDUCTISMO (BEHAVIORISM)


Fundándose en la dirección llamada neopositivismo o positivismo lógico, Otto
Neurath'" sostiene que es científicamente previsible y controlable todo lo que se da
en el espacio y en el tiempo y puede ser expresado en símbolos comprensibles; y apli-
Ca este principio a la Sociologla,
El término "conductismo", traducción del vocablo inglés bebeoiorísm, se acuñó
por una dirección psicológica, desarrollada principalmente en los Estados Unidos,
la cual quiere atenerse exclusivamente al estudio del comportamiento externo, des-
cartando la introspección como método, y la conciencia como hipótesis. Se ha desen-
vuelto una dirección similar en el campo de la Sociología, principalmente por los pro·
fesores norteamericanos George A. Lundberg" y Stuart C. Dodd.w
Lundberg parte de la teoría de la ciencia y del método científico elaborada sobre
la base de las ciencias naturales, especialmente de la Física; y sostiene que esa teoría
debe aplicarse sin modificación ninguna a la Sociología. Los datos de la Sociología
son efectos muy complejos, pero esta complejidad tiende a explicarse mediante un
'1 GUMPLOWICZ (Ludwig), Del' Rasseneampt, lmubl'uck, 1883 -hay trad. esp. "La Lucha
de Razas", Madrid, sin fecha-; Sozioloige »nd Politie, Leipzig, 1892 -hay trad esp. "La
Sociología y la Política", Madrid, s. f.
]2 RATZENHOFER (Gustav}, Die soziologiscbe Ereenntnis: positioe Pbilosopbie des sosia-
len Lebens, Leipzig, 1393; Soziotogier positioe Lebre von memcblirben WuhJt'1 Beziebungen,
Leipzig, 1907. Sobre Ratzenhofer, así como sobre Gumplowicz, véase POSAD.. . (Adolfo), Prin-
ripios de Sociologia, 2' ed., Jorro, Madrid, torno L pp. 155-166.
u V .....CCt\RO {Michelangelo) , La lona per /' esistenza e i suoi ejeui nell' umaTlilá, Roma,
1886. Le basi del diriuo e de/lo Stao, Tur ín, 1893.
14 M . . . RIN¡s (Enrico De), Sistema.de sociotogla, Turín. 1901.
15 Novrcov (J. A.), LeJ lunes entre los sociérés bumaines el leur pbascs mccesires. París,
1893; La cl'iliqJlc du JarwiuiJme social, París, 1910.
16 NEURATH (Gtto) , Empiriscbe Soziologie: des wissenscbnítlicbe Geh¡JII da Gcscbicbte
«nd Netioneloeeouomie. Viena, 1931; Modern Atan in tbe j\falil/~, ]939.
17 I.uNDBERG {George ), Social Researcb, Nueva York, 2" N .• 1942; FOIIIIJ.Iti01/J ¡JI
Sociology, Machfillan, Nueva York, 1939; Cal: Sri('ilc(' San' UJ? Lungman, Gn.'.en. Nu('\:\
York. 1947.
18 Dono (Stuart Cartee), Dimensions 01 Society. Nueva York, 1942.
/ BL CONDUCTISMO

estudio minucioso y rigoroso. Mediante tal estudio, se advierten ciertas uniformida-


des que pueden convertirse en base para la formulación de leyes científicas, expre-
sables mediante simbolismo" matemático. La cuantificación en Sociología se halla ro-
,,

clavía en mantillas, porque la Sociología es una ciencia joven, que está empezando
• pisar terreno firme en la medida en que se desenvuelve según esos principios cien-
tíficos (que propugna Lundberg).
En los días de la Física precientlfica los cuerpos eran descritos como calientes
o fríos. Sólo cuando se dispuso de termómetros se pudo medir la temperatura. Lo
que ocurrió largo tiempo ha en la Física está ahora empezando a suceder en la So-
ciología, gracias a la sustitución de las descripciones cualitativas por las mediciones
exactas. Sostiene Lundberg que se debe descartar la visión interna, los intentos de
interpretación, y proceder a la observación objetiva de los hechos sociales al igual
<¡ue se hace con los fenómenos meteorológicos. Para hacer esto necesitaremos con-
ceptos e instrumentos que agudicen nuestra observación, que nos permitan verificarla,
y expresarla en fórmulas adecuadas. Pero tales instrumentos no existen ya hechos
y preparados gratuitamente en ningún campo. Tuvieron que ser inventados en cada
uno de los campos científicos. Así, por ejemplo, tuvo que ser inventado el concepto
de caloría y el calorímetro. Así, en el campo de las ciencias sociales, se ha tenido
que inventar el concepto de "unidades de ingresos económicos" o de niveles de vida,
y escalas para medir esos fenómenos.
Lundberg rechaza que los motívos, las valoraciones y las actitudes requieran un
método de estudio diferente del empleado por las ciencias naturales. Todo el mundo
reconoce que no hay que preguntar por los motivos de los huracanes, ni de las bac-
'terias; pero, en cambio, muchos siguen preocupándose por los motivos de la con-
ducta humana y de los hechos sociales. Ese estudio de los motivos no es científico,
arguye Lundberg: depende, de las preferencias subjetivas de quien se plantea la pre-
guata, El mismo acontecimiento puede ser atribuído a motivos económicos, al com-
plejo de Edipo, o a la conjunción de los planetas, según que quien se plantee la
cuestión sea. un economista, un psicoanalista freudiano, o un astrólogo. Para un cien-
tífico, los motivos de una piedra que cae cuesta abajo, o de un muchacho que mata
a su padre, son simplemente el conjunto total de circunstancias que intervienen en
un hecho, las cuales pueden ser objeto de cabal estudio cientifico en ambos casos.
Cuando la interacción de todos los factores o componentes de una situación ha sido
descrita, entonces los "propósitos" y los "motivos" quedan también descritos.
Lundberg sostiene que, gracias a ese método conduotÍsta, la Sociología va en-
trando en su etapa verdaderamente científica. Hay investigadores que están acumu-
lando pacientemente datos sobre la conducta humana, en tal forma, que, cuando esta
labor madure, será posible un tipo de generalización que antes no se había conocido.
Otros investigadores están dedicados a la tarea no espectacular, pero fundamental,
de clasificar las multitudes de grupos humanos y de formas de conducta, .como un
primer paso hacia la formulación de generalizaciones. Otros están iniciando la cons-
trucción de tablas para la medición cuantitativa, gracias a la cual se puede predecir
DO s610 las tendencias en cuanto nacimientos, muertes, matrimonios y divorcios, sino
también los probables grados relativos de felicidad en el matrimonio, el probable
éxito o fracaso de la libertad condicional para reos que cumplieron parte de su pena,
la futura distribución de la riqueza en determinado lugar, la división del trabajo,
la movilidad social, y otros muchos hechos sociales. Además, en los últimos años,
BL CONDUCTISMO 71

observa Lundberg, se han inventado importantes instrumentos para medir la opinión


pública, la condición o posición social, la participación en grupos, y muchos fenó-
menos de comunicación y de relaciones interpersonales. Finalmente, otros investi-
gadores están inventando y probando nuevos sistemas de expresión,,simbólica, de
tipo matemático, para representar los fenómenos sociales. . ." .
Estas ideas de Lundberg han hallado una entusiasta acogida en su colega de la
universidad de Washington, el profesor Dodd, quien ha intentado simbolizar con-
cepeos sociológicos fundamentales mediante expresiones matemáticas.
Hay que advertir, incluso antes de proceder al examen crítico de estas doctrinas
de Lundberg y Dodd, que ellas han tratado de uncir a su carro canductist« o bebaoio-
rista de un programa de Sociologla como ciencia natural, muchas conquistas; descu-
brimientos y teorías de notoria importancia que son obra de otros sociólogos no con-
ductistas, ,que en modo alguno excluyen la idea de que los fenómenos sociales, en
tanto que hechos humanos, puedan ser estudiados también, pero no excJuJivamente,
desde el mismo punto de vista que los fenómenos flsicos. Se puede rechazar el con-
ductismo o behaviorismo, en lo que tiene de exclusividad y de limitación, y, sin em-
bargo, aprovechar como suplementarios algunos de los métodos que propugna, los
cuales, precisamente integrados con el punto de vista de las· ciencias de lo humano,
pueden-mostrarse mucho mas fecundos que dentro de la angostura conductista.

~TICA DE LA SOCIOLOGIA NATURALISTA)


El ar~nto principal y decisivo contra la Sociología naturalista consiste en
mostrar que lo humano, a cuya área pertenecen los fenómenos sociales, constituye
un mundo por completo diverso-del reino de la naturaleza física y biológica, aunque
1 se halle apoyado e inserto en ésta. Cierto que el hombre tiene naturaleza (flsica, bio-
, Iégica Y psicológica); pero él no es naturaleza, sino que es algo distinto, aunque
vive en la naturaleza y con ella.
Cierto que las leyes de la naturaleza (flsica y biológica.) tienen que influir
sobre lo humano, ya que 'iI hombre está en la naturaleza y participa de ella; pero
no explican ru!icientMlente lo humano, porque el hombre es algo diferente de la
naturaleza. El hombre participa en la naturaleza, pero a la vez está por encima de
ella. Su conduela tiene sentido o rigni!itaci6n, está inspirada en finalidades, y se
orienta por estímaciones, es decir, por referencias a juicios de valor. El hombre tiene
hinaria, por virtud de su capacidad para aprovechar las experiencias de sus seme-
jantes, pretéritos y contemporáneos. AsI, pues, ninguna ciencia pura de la naturaleza, •
ni la Física, ni la Biología, ni cualquiera otra, puede captar la esencia de lo humano,
ni puede, consiguientemente, entender los hechos sociales en su auténtico ser. Sobre
el tema de que las realidades humanas tienen sentido o significación, lo cual no
existe en el mundo de la naturaleza, se insistirá amplia y minuciosamente en las
rúbricas siguientes de este capítulo.
Pero ya ahora parecen oportunas otras crIticas sobre la Sodologla naturalista,
con referencia especial al monismo fisicista y al organicismo biólogista.
A) El monismo [isicista no sólo es incapaz de explicar los hechos sociales, sino
que tampoco puede ni siquiera explicar los fenómenos biológicos y los psicológicos;
porque los fenómenos biológicos y psicológicos, aunque en éstos se verifiquen y
cumplan las leyes flsicas, constituyen una realidad nueva, si la comparamos con la
72 CRITICA DE LOS NATURALISMOS

realidad meramente física. Así, los cuerpos orgánicos se diferencian de la realidad


puramente física, aun cuando no existan independientemente de ésta y aun cuando
se apoyen sobre ésta -ya que las leyes físicas rigen en los organismos biológicos-s-,
porque .presentan algo irreductible a las puras leyes físicas. U na relación similar
podemos advertir entre el ser psíquico y el organismo biológico: lo psíquico no
puede ser reducido a lo simplemente orgánico; lo psíquico constituye algo diferente
de lo orgánico; a pesar de que se presenta unido a lo orgánico, portado por fenó-
menos biológicos del organismo.w
B) Toda la Sociología del fisícismo desconoce lo le)' lógica de 'jue debe haber
una relación de convivencia entre el snieto y el predicado en un juicio que pretenda
ser definitorio. Si, por ejemplo, al decir que el hombre es un animal con dos ojos,
pretendemos enunciar solamente lo que en tales palabras se manifiesta, tal juicio es
correcto. y nada hay que objetar contra él. Pero si pretendemos dar con eso una defi-
nición del hombre, entonces cometeremos ese grave error de la inconveniencia del
predicado respecto del sujeto, por ser mucho más amplio que éste, ya que hay mu-
chos otros animales que también tienen dos ojos. Si se dice que la relación de amor
es un fenómeno de atracción, este aserto es correcto; pero con tal juicio no se de-
fine 'ni remotamente 10 que sea -la relación de amor. El carácter anticientffico de
esos juicios mucho menos extensos (p. e., relación amorosa); 0, dicho Con otras
palabras, se pretende definir algo por un predicado que no lo es exclusivo, sino que
se aplica a muchas otras cosas esencialmente diferentes.
Con ese error resulta además que el fisicismo social desfigura implkitamente
]05 hechos físicos, dándoles un carácter humano que no tienen. Si se pretende definir
exhaustiva y completamente la lucha como sustracción de fuerzas, resultaría que toda
sustracción de fuerzas en física debiera ser definida como una lucha, lo cual carece
de sentido. Si se define el amor como atracción, resultaría que la atracción del imán
al hierro debiera ser definida como amor, 10 cual es grotesco.
Algo parecido puede argüirse frente a la Sociología biologista. Es de un pobre
simplismo y notoriamente pueril querer explicarse la sociedad mediante una mera
referencia a las leyesbiológicas. Del hecho de que las leyes biológicas sean aplicables
a los individuos humanos, en cuanto al organismo corporal de éstos, se trata de sacar
la burda conclusión de que" la sociedad es un organismo biológico. A este respecto,
critica brillantemente y certeramente Sorokin.w "Las reglas de la suma o de la mul-
tiplicación aritmética son igualmente aplicables al cálculo aritmético de los hombres,
de los animales, de las piedras, etc. ¿Se seguirá por eso que el hombre sea un buey,
• o que el buey sea una piedra, o que todos los objetos sean idénticos? Las leyes de
la mecánica o de la química SOn aplicables al hombre, a la piedra y a la planta.
Pero, ¿se habrá de concluir por eso que el hombre, la piedra y la planta sean una
misma cosa? De la misma manera del supuesto de que las leyes de la Biología sean
,aplicables al hombre, no Se sigue que la sociedad humana sea un organismo ani-
mal ... La aplicabilidad de ciertas leyes a diversos objetos no significa una identidad
III Cfr. HARTMANN (Nicolai), Des Problem de! geistigen Seins. Unterstabnngen ZUr Grund.
legung der Gescbicbisspbílosopbie und Geisteswissenscbaiten, 1933; ROMERO (Francisco), Filo-
sofía Contemporánea. Bstedios y No/as. Primera Serie, Buenos Aires, 1941; Programa de 'lila
Filosofía, Buenqs Aires, 1941; Filosoiía de la Persona yo/ros Ensayas, Buenos Aires; 1944;
Teoría del Hombre. Buenos Aires, 1953.
20 SOROKIN (Pitirim A). Contemporary Sociological Tbeories, Nueva York, 1938, cap. IV.
CRITICA DE LOS NATURALlSAlOS 73

de naturaleza entre ellos. .. Podemos admitir que la sociedad humana constituya


una especie de unidad, euyos miembros se hallan en relación de interdependencia.
Pero es falso deducir de ello que la sociedad humana sea un organismo, tan sólo
porque un organismo es una especie de unidad. El sistema solar, un automóvil, una
planta, un animal, o el hombre, todas esas cosas represen\an especies de unidades
con partes interdependientes. Mas no por eso podemos concluir que la sociedad sea
la misma unidad que el sistema solar, el automóvil, la planta, el animal y el hombre,
r.i que todos esos objetos sean idénticos."
Nótese además que las doctrinas organicistas emplean el concepto de organismo,
con una extrema vaguedad e imprecisión, lo cual constituye fuente de crasos errores
y de resbaladizos equívocos.
En tales doctrinas se olvida que la noción de organismo no procede prístina-
mente de la Biología, sino que, por el contrario, el origen de este concepto está en
el de organización, empleado por el pensamiento social, político y sobre todo ad-
ministrativo. Este concepto fué tomado en préstamo ya por los naturalistas antiguos,
para explicar la estructura interdependiente y la correlación funcional que se dan
en los seres biológicos. En efecto, la primera noción fué la de organización adrni-
nistrativa ; y, después, ésta fué llevada a la Biología y convertida en la de organismo,
porque ocurre que en las plantas y en los animales parece que sus componentes y
fenómenos hayan sido sometidos a una estructura de organización. Ahora bien," su-
cede que el concepto de organismo, originario del pensamiento social, llevado
después a la Biología, al ser trasladado de nuevo a la Sociología ha sido usado
irreflexivamente, en forma asaz confusa -y muy vaga, como una especie de comodín,
que para todo sirva. Bajo ese concepto queda oculta la auténtica realidad, el sentido
y la complejidad peculiares de las realidades y de los procesos sociales.
Aunque en apariencia haya ~Igunas semejanzas entre los entes colectivos y los
organismos biológicos, también es cierto qne existen notorias diversidades de gran
importancia, y muchas de ellas esenciales. Veamos algunas de esas diferencias, a
cuya luz podemos darnos cuenta de que el mundo de lo social es un mundo esen-
cialmente diverso del mundo de lo bio-orgánico:
A) Mientras que los elementos que componen el organismo biológico están
unidos por contacto, forman un lodo continuo -al menos para la experiencia sen-
sible- o cuando son movibles (como los glóbulos de la sangre) siguen una ruta
prefijada, por el contrario, los elementos que componen la sociedad (individuos y
grupos) mantienen una unión purameflte discreta -no constituyen un todo com-
pacto, concreto, inescindible, como el cuerpo animal-; ni están trabados por contacto
material, antes bien unidos tan sólo por vínculos psíquicos; ni tienen un lugar o
sitio fijo, como los miembros del organismo, antes bien gozan de una cierta movi-
lidad, la cual crece en razón directa al desarrollo de la sociedad; ni en esa movilidad
siguen una ruta fija.
B) El organismo superior muere si se separan de él algunas de sus partes, mien-
tras que la sociedad puede subsistir aunque sea privada de cualquier elemento.
C) A diferencia de los organismos animales superiores, que son simétricos,
la sociedad es asimétrica.
D) Es nna pura fantasía, lindante con lo pintoresco o bufo, la supuesta repro-
ducción de las sociedades; así como su imaginado sexo; y, en suma, también -aun~
que ello resalte mcnosc--, todas las demás funciones biológicas que se le atribuyen.
-,
74 CRiTICA DB LOS NATURALISMOS

B) En la sociedad o en los entes colectivos no hay una subjetividad propia y


consciente, sino tan sólo la integración de las subjetividades conscientes de los ín-
dividuos que componen el grupo.
F) La comunidad es una cuestión de grado, sin límites precisos, mientras
que el organismo biológicn es un sistema cerrado,
A este respecto dice MacIver: ¿Es la ciudad de Edimburgo un organismo
social? Pero es parte de la comunidad de Escocia. ¿Y es Escocia un organismo?
¿Pero ésta es parte de la comunidad del Reino Unido? ¿Es éste un organismo? Pero,
a su· vez, se halla envuelto e involucrado en otra comunidad más amplia.2 1
Adviértase, además, que las doctrinas. organicistas, a pesar de que pretenden
consistir en una mera observación de la realidad mediante métodos na.turalistas,
están inspiradas por un prejuicio político, el cual casi siempre-es el deseo de subor-
dinar absolutamente el individuo al Estado y de glorificar la guerra.. Esto es tanto
más escandaloso, cuanto que esas teorías tratan de presentarse como expresión de
un estudio científico, ajeno por entero a credos, ideales y pasiones, revestido con
la blanca' bata dé! laboratorio, frío, sereno, imparcial; y, en e! fondo, resulta en
muchos casos que constituyen e! disfraz de una mala pasión deshumanizadora.
Profesar una u otra convicción polltica resultaría respetable en todo caso; pero lo
que ya no es digno de respeto; sino por e! contrario de condena, es su intención
fraudulenta (enmascarar una actitud política COn e! revestimiento de una pseudo-
ciencia naturalista) . Esto constituye un engaño intolerable.

Io.-LA SOCIOLOGIA NATURALlsrA ES INCAPAZ DE APREHENDER


LO HUMANO
La Sociología naturalista se muestra por entero incapaz de aprehender e! hecho
social, porque éste, a fuer de humano, no puede ser captado por la pura categoria
de la causalidad física, ni por esquemas biológicos, ni reducido a mera expresión
cuantitativa; pues además de los ingredientes apresables por tales procedimientos, e!
hecho social tiene algo que escapa a esos métodos, a saber, tiene sentida o lignifica.
cián, Los métodos de la Sociología naturalista pueden ser utilizados en alguna me-
dida como auxiliares para conocer ciertos aspectos de los hechos sociales; pero el
conocimiento de la esencia misma de los hechos sociales requiere otro método
adecuado para comprender su sentido o significación.
Mientras que los fenómenos u objetos de la naturaleza resultan conocidos
exhaustivamente en la medida en que se esclarece cuáles son sus causas y cuáles
son los efectos a que dan lugar, es decir, son explicados plenariamente mediante
una indagación sobre sus conexiones causales, en cambio, el conocimiento de los
hechos humanos requiere además la integración de! estudio de su causalidad en
otro tipo de conocimiento, que consiste en la i'1ferpretación de IU sentido, La atraco
ción del hierro por el imán se explica totalmente por una ley de causalidad física;
así también la calda de los cuerpos por gravitación, el relámpago, la lluvia, etc.; y
de igual manera todos los fenómenos que ocurren en e! mundo de la naturaleza.
Pero, en cambio, el apret6n de manos, e! beso, la bofetada, la lucha entre dos su-
jetos a brazo partido, la formación de una cofradía o de un sindicato, aunque sean
21 Cfr. MAdvER (R. M.). ComMnidaJ: Un Estudio Soriol6gho, trad. por J. Prados Arrar-
te, Edit. Losada, Buenos Aires, 1944, p. 93.
CIUT/CA DEL CONDUCT/SMO 75

hechos cuya causalidad psico-física podemos descubrir, no quedan suficientementé


explicados por el esclarecimiento de esa causalidad, por ejemplo, por el descubri-
miento de todas las causas que llevan a los movimientos corporales en los cuales
esos hechos se manifiestan. Tales hechos sociales son conocidos adecuadamente tan
sólo en la medida en que comprendamos el apretón de manos como saludo, e! beso
como expresión de amor o de respeto, la bofetada como propósito de ofensa o de
castigo, la lucha como oposición, competencia, defensa u odio, la formación de la
cofradía o del sindicato a luz de sus fines, etc.
Claro que además de los sentidos en los hechos sociales hay causas y efeclos.
Pero sucede que incluso las conexiones causales están interferidas por la acción
psicológica que mana de! sentido o siguificación de la conducta humana. Hay una
diferencia esencial, dice Madver,22 desde el punto de vista de la acusación, entre
un pape! que corre impulsado por e! viento, y un hombre que corre perseguido
por una multitud. El papel no conoce el miedo, ni el viento conoce el odio, En
cambio, sin e! odio de la multitud perseguidora y el miedo. del hombre perseguido,
ni éste correría ni la multitud lo perseguiría. Si tratamos de reducir e! miedo a
sus concomitantes corporales, entonces lo que sucede es que hemos reemplazado
la realidad miedo por esos concomitantes corporales, con lo cual ha desaparecido
precisamente la esencia del hecho que queríamos estudiar. Cuando se trata de
conocer hechos que tienen una raíz interna, psíquica, es necesario estudiarlos a la
luz de esa raíz, De lo contrario no podemos conocerlos adecuadamente, sino sola-
mente lograr un conocimiento de factores antecedentes, concomitantes o subsecuen-
tes, e! cual nada nos dirá sobre la realidad específica de aquellos hechos, es decir,
un conocimiento de los faclores biológicos y Físicos, pero ningnna idea sobre el
hecho humano social en tanto que tal.

II . ....,EL PROBLEMA SOBRE LA INTERPRETACION DEL SENTIDO


DE LOS HECHOS HUMANOS SOCIALES
El sentido o )lignificación de los actos y de los productos humanos ha sido
especialmente objeto de estudio por el pensamiento contemporáneo desde fines del
siglo XIX. En esta investigación en términos generales se han distinguido sobre
todo los trabajos de los filósofos germanos Brentano, Husserl, Dilthey y Scheler.
Con especial aplicación a la Sociología hay que tomar en cuenta principalmente
los estudios de! gran sociólogo alemán Max Weber, de los ilustres sociólogos nor-
fearnericanos Cooley, MaeIver, Znaniecki, van Mises y Parsons, y del filósofo
Schülz. Después se ha conseguido afinar todavía con más rigor en este tema.

A) Teoría de Max Weber


Max Weber (I894-r920), alemán, sin duda uno de los más grandes colosos
de la Sociología -tanto por sus esclarecimientos sobre el objeto y el método, como
por sus formidables realizaciones sobre teinas· concretos-, dedicó especiales re-
flexiones al problema de la interpretación de! sentido del obrar social.
22 Cfr. MACIvER (R. M.) & PAGE (Ch. H). Sodety.. An Introductory Ana/ysis, Rineha..n.
Nueva York. p. 628.
76 EL SENTIDO Y SU INTERPRETACION

Weber23 definió la Sociología como: "Ciencia que se propone entender el


obrar social, interpretando SJJ sen/ido, y mediante ello explicar causalmente su des-
arrollo y sus efectos."
Por acción u obrar humano, según Weber, se entiende: "una conducta humana (hien
consista en un hacer, bien en un omitir, o bien en un tolerar, 10 mismo internos que extcmox}
:'1. la cual la persona liga un sentido subjetivo", Por tanto, no son obrar humano los puras
hechos fisiológicos (respirar, digerir, ete.) , que se producen por el automatismo orgánico. y en
los que el sujeto no pene un sentido suyo, pensado por su propia cuenta. Tampoco son obrar
humano los meros netos reflejos, ni lo son los procesos inconscientes o subconscientes, porque
a ellos no va ligada ninguna intencionalidad subjetiva, ni, en suma, nada de lo que pueda
ocurrir en el hombre, pero no hecho por éste con un sentido propio.

Ahora bien, no todo obrar humano es obrar social. Este, el obrar social¡ es
una especie de aquel género. Por obrar social se entiende, según Weber, "aquél en
en cual el sentido mentado por su sujeto agente se refiere a la conducta de otra
u otras personas, orientando hacia ésta o éstas su desarrollo efectivo". Es decir,
el sujeto agente del obrar social da a éste un sentido, consistente en tomar en
consideración la conducta (real o posible, la que ha visto o la que desearía ver)
de otra persona (presente -a la que saluda dándole la mano' o a la que insulta de
palabra- o ausente -a la que escribe una carta); }' orienta de hecho su pr?pio
obrar hacia esa otra persona. Al saludar a otra persona o insultarla, o escribirle
una carta, practicamos unas conductas que están referidas a ese prójimo, es decir,
practicamos unos comportamientos cuya intcncionalidad se encamina a otro ser
humano, unas conductas que se ocupan de otra persona. Pero hay algo más, a
saber: que tales conductas no solamente se refieren a otro sujeto, se ocupan de
otro sujeto, sino que en su desarrollo o efecto se orientan O dirigen hacia ese otro.
Weber trata de precisar con todo rigor el concepto de sentido' que aquí viene
en cuestión, así como el método para la interpretación de ese sentido. A la Socio-
logía no le interesa el sentido de las ideas puras, por ejemplo, la validez a priori
de una conexión matemática. Tampoco viene en cuestión el sentido cristalizado ob-
jetivamente en una obra cultural, por ejemplo, en un tratado científico, o en un
poema, O en un artefacto tecnológico, etc. Lo que le importa a la Sociología es
el sentido .rubjetivo que efectivamente anima a la conducta, y que ha sido realmente
pensado por el agente de ésta.
Correlativamente a las dos acepciones del sentido (objetivo, de ideas puras u
obras culturales; y subjetivo, de conductas, como intencionalidad efectivamente vi-
vida en la conciencia del sujeto) hay dos métodos de interpretación: a] racional
(lógica), que es la interpretación empleada por las ciencias de ideas, así, vcrbi-
gracia, por la matemática; y b) por reoiviscencia (eil1fii.h/end Necberlebnis}, que
consiste en reconstruir, en revivir en nuestra conciencia lo que ha ocurrido en la
conciencia. del prójimo, valiéndonos de una especie de imaginación que reproduce
en nuestra conciencia lo que sucedió en la conciencia de otra persona. Este se-
23 WEBER (Max), Economía y Sociedad, tomo 1, trad. de J. Medica Echavarrta, Fondo
<le Cult. Econ., México, 1944, cap. 1. Sobre Weber, véase: RECASÉNS SlCHES (Luis), Exposi-
ción y crítica de la teoría del obrar social y de su comprensión, en Rev. Mex. de Soc., VIII, 1,
1946, pp. 59·78; también Lecciones de Sociología, Ed. Porrúa, México, 1948, pp. 213-231. Para
puntos de vista críticos, véase LINS (Mario), A transjormocao d, Logica conccituul da Sociología,
Río de ]aneiro, 1947.
EL SENTIDO Y SU INTERPRETACJON 77

gundo método es el que debe usar la Sociología, pues entender el obrar social
quiere decir comprender el sentido pensado subjetivamente por sus agentes.
La posibilidad de esta segunda interpretación, es decir, de la interpretación
¿,el sentido subjetivo depende de la capacidad de revivir, de repensar, de volver a
sentir lo que ocurrió en la conciencia del sujeto agente cuyo obrar deseamos en-
í tender. Será relativamente fácil si se trata de comprender, esto es, de revivir en
¡
nuestro ánimo, el obrar de sujetos próximos a nuestro mundo, esto es, de cultura
igual o similar a la nuestra en el presente. Pero. en cambio, será difícil cuando
estudiemos hechos remotos a nuestra cultura, O lejanos en el tiempo. La interpre-
i tación del sentido subjetivo por reviviscencia puede tener diversos grados:
A) La comprensión del sentido actual (presente), mentado realmente en. un
obrar, por ejemplo: un' estallido de cólera, manifestado en muecas, interjecciones;
o la conducta de un leñador; O el acto de disparar un revólver contra otra persona.
Interpretar el sentido actual de esas conductas quiere decir percatarnos de lo que
cada una de esas acciones significa en el momento en que las vemos, pero de nada
más, pues desconocemos sus antecedentes.
B) La comprensión explicativa de los antecedentes del obrar y de sus motivos
anteriores; es decir, darnos cuenta no sólo de que fulano se ha encolerizado, sino :
además entender también los hechos que han motivado su ira; darnos cuenta no sólo
de que el leñador está cortando troncos, sino comprender además que eso lo hace
como trabajo remunerado con un salario para ganarse la vida, o bien como dis-
tracción y ejercicio corporal para contrarrestar el entumecimiento causado por su
labor sedentaria de oficinista:" darnos cuenta de que quien dispara su revólver es
un atracador. O es un atacado que trata de defenderse legítimamente, o es un agra-
viado que intenta vengar una ofensa, o es un policía que quiere capturar a un
delincuente que huye. Esta segunda interpretación, la explicativa, complementa la
primera, es decir, la actual: capta las conexiones de sentido en las cuales cstd inserta
la significación actual del obrar ya entendida previamente.
Claro que la comprensión del sentido subjetivo (en sus dos grados, la actual
y la explicativa) constituye un intento de interpretación basada en una hipótesis.
y no una verdad obvia con suficiente autoevidencia. Es una hipótesis que requiere
prueba; prueba que es difícil conseguir en grado plenario. aunque sea hacedero
lograrla muchas veces en grado de bastante verosimilitud.
Sentido subjetivo de un obrar humano 10 es propiamente el mentado de- beebo
por la conciencia de un sujeto en una de sus conductas. Ahora bien. mediante la
interpretación por reviviscencia de conductas concretas de un sujeto sé podrá tra-
bajar en una labor biográfica, o, si la conducta en cuestión tiene categoría histórica,
se podrá trabajar en una tarea de historia; pero no en una labor propiamente
sociológica, pues la Sociología no puede consistir en una mera colección de datos
biográficos e históricos. Aunque no expuesta en la forma en que acabo de hacerlo.
esta dificultad se halla presente en el pensamiento de Max Weber. 'pues éste ofrece
un ensayo para superarla de un modo tal, que se pueda desembarcar en una tarea
auténticamente sociológica. Weber muestra que además de los sentidos o signifi-
caciones reales. existentes de hecho en las conductas concretas, cabe trabajar con
otras dos figuras o especies de sentido (también subjetivo), a saber: el sentido ge-
neralizado o promedio; y el sentido típico.
78 EL SENTIDO "TIPICO"

El sentido .genérico es el sentido promedio de una serie de casos similares,


logrado por una generalización inductiva en el estudio de una multitud de con-
ductas similares. Por ejemplo: cabe hablar del sentido genérico de la conducta de
los buenos estudiantes en sus relaciones con el profesor, basándose para ello en los (
rasgos coincidentes o uniformes en la mayor parte de los casos semejantes.
El sentido tipi:» es un sentido construido conceptualmente sobre la base de 1
imaginar un cierto proceso de conducta como determinado puramente por motivos
racionales. Una conducta tal, plenamente racional, no suele darse casi nunca en la \
¡
realidad; pues en los comportamientos reales ordinariamente intervienen también
factores irracionales (afectivos, instintivos, supersticiosos, apetitivos, etc.). El sen-
tido típico o tipo ideal no describe un proceso de conducta concreto, sino un proceso
que se supone responde exclusivamente a determinados motivos racionales, sin mez-
cla con otros motivos. No describe un proceso individual. ni siquiera un proceso
generalizado o promedio, sino un proceso típico. Ese tipo entraña un grado de ge-
neralización y de abstracción, pues no se limita a recoger; como 10 hace el "sentido
generalizado", las uniformidades reales, sino que está constituído exclusivamente
con esquemas racionales al servicio del propósito de una cierta conducta.
El esquema de conducta contenido en el tipo no se halla nunca realizado plena-
riamente en los hechos concretos; pero la construcción intelectual del sentido típico
es un instrumento conceptual que nos orienta para el conocimiento de una realidad
concreta, mostrando lo que en ella coincide con el tipo, Y señalando por contraste
todo lo que no coincide con él y que aparece como desviaciones de éste, 10 cual
facilita entonces el registrar la intervención de los factores irracionales de múltiples
clases. La influencia de esos factores irracionales es la que explica la desviación de
la línea de conducta que pudiera esperarse en el supuesto de que el obrar estuviera
determinado racionalmente según determinados fines propuestos. Por ejemplo, para
la explicación de un pánico bursédl será conveniente imaginar primero cómo se
desarrollaría la acción si estuviera exenta de todo influjo por afectos y tendencias
irracionales, para introducir después en la explicación de los hechos concretos las
"perturbaciones" causadas por la intervención de factores irracionales.
Por contraste frente a los tipos ideales de obrar racional, señala Weber otros
dos modos no racionales de conducta: la conducta emocional, o sea la determinada
por efectos o estados sentimentales; y la conducta IrtUiiú"nal, que es la determi-
nada por virtud de una costumbre vigorosamente arraigada. Esta última conducta,
la determinada tradicionalmente, está ya en la frontera, y aun a veces más allá,
de lo que puede llamarse plenamente un obrar con sentido, y se asemeja en cierto
modo al comportamiento meramente reactivo, pues ocurre a veces que algunas con-
duetas usuales se aproximan al tipo de una reacción habitual a estímulos que operan
regularmente, y tienen por lo tanto algo de automatismo biológico. .
Hasta qué punto la conducta real coincide Con tipos intelectualmente estable-
cidos es COsa que s610 puede mostrárnoslo la experiencia. De hecho, lo que sucede
en nuestro conocimiento de la conducta social es lo siguiente: primero recogemos
de la experiencia una serie de observaciones: después urdimos la fórmula. inter-
pretativa, mediante la cual tratamos de comprender y explicarnos las acciones so-
ciales en cuestión; pero, finalmente necesitamos una comprobación de esa fórmula
mediante la experiencia, ya que con la sola hipótesis, por plausible que ella pueda
parecernos racionalmente a primera vista, si no conseguimos verificarla como ha-
EL SENTIDO "TIPICO" 79

biéndose realizado en efecto -en alguna medida- en los comportamientos objeto


<le estudio, no conseguiriamos ningún resultado satisfactorio.
El conocimiento de un obrar social es correcto, cuando uno entiende corno ccin-
cidentes el acto externo y el motivo, y reconoce que el nexo entre ambos tiene
pleno sentido. Lo que le interesa a la Sociología es la correcta interpretación causal
del obrar típico, la cual consiste en que haya u03: congruencia entre las relaciones
causales y las conexiones de sentido en los hechos estudiados. Si estableciésemos so-
lamente meras regularidades causales, meras correlaciones entre hechos y nada más,
esto es, sin haber entendido ninguna conexión de sentido, entonces tendríamos
únicamente probabilidades estadísticas no comprensibles. "Tan sólo aquellas regu-
laridades estadísticas que corresponden al sentido real comprensible de una acción
constituyen tipos de obrar capaces de ser comprendidos, es decir, son-leyes socio-
lógicas". Leyes sociológicas son, pues, "determinadas probabilidades típicas, con-
firmadas por la observación, de que, dadas determinadas situaciones de hecho" se
desenvuelvan en la manera esperada ciertas acciones sociales que son comprensibles
por sus motivos típicos y por el sentido típico mentado por los sujetos de la acción".
La mayor parte de los conceptos típicos constituídos por la Sociología son
-esquemas racionales, expresivos de la relación de la conducta con los fines o con
los valores que la inspiran y cuya realización se propone. Sin embargo, la Socio-
logía trata también de conocer hechos sociales de carácter no racional, por ejemplo,
de índole mística, profética, emocional, etc. Para el estudio de esos hechos, sobre
la base de una reviviscencia sentimental de su sentido) la Sociología también tiene
<¡ue construir conceptos típicos adecuados, tipos relativos a esos comportamientos.
Los tipos construídos por la Sociología" como instrumentos para el adecuado
conocimiento de las conductas sociales, no son ideas puras, sino que los elabora-
mas a la vista de la observación de hechos reales, a la vista de configuraciones y
procesos históricos, incitados por esos datos, y con el propósito de explicárnoslos
interpretando su sentido. Así, por ejemplo, los tipos de "obrar capitalista", de
"ciudad moderna", de "feudalismo", de "Estado burocrático". Esos conceptos tipos
se apartan (en alguna medida mayor o menor) de las realidades históricas singu-
lares o concretas; pero sirven precisamente para el conocimiento de éstas, en tanto
'que permiten ordenar conceptualmente los hechos, estableciendo el grado de aproxi-
mación de éstos a uno o a varios de los conceptos-tipos. Una misma realidad his-
jÓrica puede corresponder en parte al tipo feudal, en parte al tipo burocrático, en
otro de sus aspectos al tipo caudillista, etc. Para que con esas palabras se exprese
algo unívoco, la Sociología debe construir esos conceptos típicos; Pero nunca se da
en los hechos históricos la realización plena ni exclusiva de ninguno de esos tipos.
Aunque constituida como ciencia diferente de las ciencias naturales, la Sociología imita de
éstas su modo de analizar las realidades complejas, reduciéndolas a sus ingredientes relativa.
mente elementales y aislando mentalmente el modo de actuar de cada uno de ellos. Claro está
que los hechos designados por tales conceptos típicos no se dan en estado de pureza en la
realidad. Tampoco en la realidad se produce una reacción física en un espacio absolutamente
vado, que es el supuesto empleado a veces por la Física.

Hay que aclarar que, aunque hasta ahora en esta exposición se ha venido ha-
blando del sentido subjetivo como algo presente en la conciencia de la persona
<¡ue obra, sucede de hecho que hay diferentes grado! de esa conciencia de la signifi-
cación de la conducta) según los casos. Acontece muchas veces que el agente de la
80 MAYOR O MENOR CONCIENCIA DEL SENTIDO

conducta humana social no tiene plena conciencia clara del sentido mentado en su
obrar, limitándose a "sentir" de modo más o menos vago esa significación, pues
actúa por. hábito, o por instinto, o por móviles subconscientes. En eso se da una
serie muy variada de gradaciones. Una diáfana y total conciencia del sentido men-
tado en el obrar constituye de hecho un CdSO limite, La Sociología debe tomar en
cuenta esas varias gradaciones, en sus análisis de los fenómenos sociales; pero esto
no impide que construya sus conceptos sobre la base del sentido mentado en la
conducta social, como si ese sentido fuese plenamente consciente -aunque de hecho
no siempre lo sea- y como si la acción se efectuase orientada conscientemente por
ese sentido -a pesar de que en ocasiones la acción se desenvuelva impulsada oscu-
rarnente por otros mecanismos.
. Las fronteras entre un obrar con sentido subjetivamente mentado, y un modo
de conducta simplemente reactivo, que no lleva aparejada la mención de un sentido,
san elásticas y difuminadas. El obrar que sigue puramente una tradición, el cual
ofrece un gran interés para la Sociología, se halla en la frontera entre el obrar con
sentido mentado y la conducta puramente reactiva. En ciertos procesos psicofísicos
únicamente los especialistas, pero no los agentes de tales procesos, .descubren un
sentido comprensible, el cual para el agente late sólo en la subconsciencia. Hay
otros procesos psicofísicos que no constituyen un obrar dotado de sentido, sino
solamente hechos biológicos.
Ahora bien, los fenómenos y objetos de la naturaleza física y biológica (carentes de sen-
tido) vienen en cuestión para las ciencias del obrar humano -y por ende para la Sociologla-e-,
dice Max Weber, en tanto que influyan en alguna manera sobre la. conducta humana. Pueden
influir sobre la conducta humana de diversas maneras: a) como ocasión para ella, por ejemplo.
los nacimientos, la sucesión de la.'> edades; b) en tanto que condición, por ejemplo, determinad u'>
marcos geográficos, como las costas, que hacen posible la pesca, ciertos estados pslcoflsicos de
euforia, que facilitan el desarrollo de determinadas conductas; c) como estímulos y [adlidades,
o como obstáculos y d;j;cul¡ades, por ejemplo: ciertos climas estimuian el trabajo, mientras
que otros climas lo dificultan; la automatización de un comportamiento por ejercicio continuado
de éste facilita. su realización; y d) como resultados del obrar humano, por ejemplo, hábitos,
cansancio, enfermedades profesionales, ete.

Probablemente hay algunos conceptos de Weber que necesitan ser revisados y


superados, como se verá más .adelante en este libro. Pero, en términos generales,
su aportación ha sido muy importante para la orientación metodológica de la Socio-
logía contemporánea, y para mostrar la imposibilidad de una Sociología naturalista.

B) Otras aportaciones a la Sociología comprensiva o interpretativa: Cooley,


MacIver} Znaniecei, Mises! Scbtitz! Nadel, Parsons

En los Estados Unidos varios sociólogos dirigentes han segúido un camino


similar al proyectado y adoptado por Weber.
Cooley.t'' una. de las figuras de mayor influencia en la Sociología del primer cuarto de
siglo, profesor que fué de la Universidad de Wisconsin, sostenía que era necesario en la inter-
pretación de los datos sociológicos usar el método de la "introspección simpática.", mediante

:!4 Cfr. COOLEY (Ch. H.), Human Nature and tbe Social Order, ed. rev, Nueva York.
1922; Sociologicol T.hcory and Social Reseercb, Nueva. York, 1930; lntrodmrory Socioíogv.
(con la col. de R. B. ANGELL Y L. J. CARR), Nueva York, 1933. -
OTRAS ACLARACIONES SOBRE EL SENTIDO 81

el cual se puede llegar a los motivos y a las actitudes de las personas cuya conducta se inves-
tiga, en suma, se puede "comprender" en el sentido de Weber.

Robert M. Maclver parte de la distinción entre hechos externos (biológicos. geo-


gráficos. técnicos) y hechos internos o de conciencia. Los hechos internos contienen
los siguientes ingredientes que son esenciales para el análisis sociológico: acti-
tudes, motivos, significaciones y valores. Los hechos internos no son mecánicos, ni
nerviosos, ni biológicos, y por lo tanto no son explicables por la Psicología biológica.
Son fenómenos de conciencia. Ahora bien, la conciencia es tina cualidad de la
vida que tiene 'lue ser explicada en su propio plano, r no mediante intentos de
reducirla a otros planos. Maclver ha llevado a cabo un importante estudio sobre
la causación social, y sostiene que, a menos que entendamos el "sentido" -en la
acepción de Weber- que tiene la conducta social, comprendiéndolo mediante el
análisis de los motivos, las actitudes y las valoraciones, no podremos llegar a las
causas últimas de la conducta social. 25
Florian Znaniecki (n. en lBB2), de origen polaco, ciudadano norteamericano, profesor de
la Universidad de IIIinois en Urbana, famoso por un monumental estudio sobre el campesino
polaco en Europa y en Nortearnénca, ha subrayado lo que él llama el "coeficiente humano"
en Sociología, que comprende los factores psicológicos básicos. Llegó a esta doctrina sobre la
base de estudiar un número ingente de documentos personales, sobre todo autobiograffes. y
proceder después por inducción a conclusiones generáliaades.w
Ludwig Mises,27 antiguo profesor de la Universidad de Viena, después naturalizado en
los Estados Unidos, profesor de la Universidad de Nueva York, ha llevado lt cabo una severa
crítica del naturalismo en Sociología. Observa ante todo que el objeto del conocimiento socio-
lógico no es reductible a ninguna imagen captablc por los sentidos. Por 10 tanto ni la So-
ciología ni las ciencias sociales pueden basarse en la experiencia sensible, que es característica
de las ciencias naturales. La experiencia social es experiencia de hechos históricos.
Por otra parte, añade Mises, las ciencias sociales no pueden emplear el experimento de la
misma manera y con igual alcance que lo hacen las ciencias naturales. Generalmente es impo-
sible o al menos muy dificil "experimentar" en el campo social. Desde luego no puede hacerse
en grande, porque la materia social son grupos humanos que la mayor parte de las veces no
pueden estar bajo el pleno control del sociólogo, como pueden estar bajo el control del físico
los factores que intervienen en el experimento que éste hace en su laboratorio Cabe llevar
:1 cabo algunos experimentos sociológicos en pequeña escala sobre relaciones sociales relativa-
mente simples, cuyos sujetos estén controlados por el investigador, o sobre pequeños grupos
que se hallen en el mismo caso. Pero. aun dejando a un lado el hecho de esa imposibilidad
o por lo menos de esa dificultad y limitación, hay otro hecho que determina que el experi-
mento social. incluso en Jos casos en que este pueda llevarse a cabo, no tiene el mismo rango
de validez, ni la misma significación que el experimento en física. En los expenmentos físicos
Jos di v ersos elementos variables son observados en estado de aislamiento; el control de las
condiciones de cambio proporciona al experimentador la posibilidad de asignar a cada efecto
su causa suficiente. El físico colecciona hechos; formula después una hipótesis para explicarlos ;
y acude finalmente al experimento, para que el resultado de éste diga si la hipótesis era (0-
rrecta o no. Su teoría no puede hallarse en contradicción con ninguno <le esos hechos. Una
sola discrepancia entre su teoría y un hecho basta para inval idar y desechar la teoría. En cam-
bio, los hechos socia!es son muy complejos. No se puede aislar cada uno de sus componentes
para observar su acción separadamente de la acción de los demás; no se puede observar Cldlcs
serían los efectos del cambio en uno solo de los factores, permaneciendo iguales los airoso
~~ Véase nota 23 de este Cap.
2G Cfr. ZNANII:CKI (Floriun}, The Hetbod 01 Sociology, Nueva York, 1934; Social Aaions.
Nueva York, 1940.
~:- Cfr. M.ISES (Lud~jg), Social Science and NOIJlm! Science, en "journa! of Social Piulo-
sophy and jurisprudence , VII, 3, abril, 1942.
So~lol"e-la.---e.
82 OTRAS ACLARACIONES SOBRE EL SENTIDO

Observa edemás Mises que la mesura cuantitativa de los fenómenos sociales, que algunos
sociólogos han intentado, es sólo parcial, y 'muy relativa, porque en la conducta humana no
hay las relaciones constantes que se dan en los fenómenos físicos, por ejemplo, diferentes indi-
viduos valoran las mismas cosas de diferente manera, Y la valoración cambia incluso en el
mismo individuo cuando cambia la situación de éste.
Los físicos, advierte Mises. observan sus objetos de estudio desde fuera. La piedra que cae
no tiene alma ni intimidad. Por el contrario, cúando tratamos de conocer hechos humanos,
tenemos que preguntarnos qué es lo que pasa dentro de sus sujetos, lo cual podemos compren.
der porque nosotros somos seres humanos homogéneos a ellos. Lo que hace posible la ciencia
social es la capacidad de entender o comprender el sentido de las acciones humanas.

Alfred SchütZ28 hace, entre otras, las siguientes observaciones sobre el proble-
ma del método en la Sociologla y las ciencias sociales.
Todos 103 partidarios del naturalismo y dN conductismo (o behaviorismo)
suponen sencillamente que su objeto de estudio, es decir, la realidad social, está
ahí ya dado, como un dato inequívoco; y no se preocupan de aclarar los supuestos
sobre los cuales se basa precisamente ese término "realidad social", Por ejemplo,
no se preoropan .de analizar lo" que sea intersubjetividad, interacción, intercomuni-
cación y lenguaje, que son precisamente supuestos fundamentales de toda realidad
social. Creen' sin razón ninguna que todos esos problemas están ya resueltos, o
mejor dicho, que 'tales problemas no existen. Ahora bien, no puede haber cono-
cimiento científico de lo social si antes no se han aclarado esos supuestos que cons-
tituyen la esencia misma de la realidad social.
El mismo aspecto externo de una conducta social -dice Schütz-, por ejemplo,
el desfile 'de una tribu, tal como puede captarlo la cámara cinematográfica, puede
tener para sus agentes significaciones muy diversas. Lo que interesa al sociólogo
es saber si ese desfile constituye una danza de guerra, la preparación de un trueque
comercial, la recepción de un embajador amigo, u otra cosa diferente.
El método de la comprensión de los sentidos o significaciones del obrar hu-
mano no es un invento de los sociólogos que lo propugnan para su ciencia. Es
el procedimiento usado espontánea y ordinariamente por todo el mundo en sus
relaciones sociales cotidianas y en su trato con los objetos culturales (por ejemplo.
Cuadros, artefactos técnicos, etc.). Las gentes, en su vida cotidiana, no se contentan
con observar el aspecto externo de la conducta de sus semejantes, sino que se
preguntan: ¿Qué dice fulano? ¿Qué quiere mengano? ¿Qué se propone perengano?
¿Para qué sirve esa máquina? ¿Qué expresa aquel dibujo?
Que la comprensión sociológica es subjetiva no quiere decir que sea arbitraria
y que dependa solamente del observador. Quiere decir sólo que se trata de com-
prender el sentido que la acción tuvo para el actuante, y no. el sentido que pudiese
tener para otra persona. Pero ese sentido subjetivo es un objeto para el obser-
vador. Por lo tanto, el conocimiento sociol6gico aspira a ser objetivo, conocimiento
objetivo de los sentidos subjetivos de la conducta social.
El gran antropólogo y sociólogo británico S. F. Nadel, insiste en "identificar
la conducta no s610 como expresión, sino también como un efecto de procesos
mentales y estados de conciencia, es decir, como resultado de motivaciones". Por
otra parte, "no es la <introspección' tan temible y sospechosa como se la hace apa-
recer algunas veces, Esta palabra es inexacta y desorientadora. Podemos hablar. con
28 Cfr. SCHün (Alfred), Concept dlld Theory Formntion in tbe Soda/ Sciences, en "jour-
nal of Philosophy", LI, 9, abril, 1954,
OTRAS ACLARACIONES SOBRE EL SENTIDO 83

Kohler, de 'experiencia directa'. ya que todo lo que hacemos cuando 'introspeccio-


r-amos' es observar lo que nos es dado de modo más directo e inmediato en toda
forma de experiencia ... : escrutinio de los datos presentes en nuestra conciencia,
que procede precisamente... con la misma validez que el escrutinio empírico
de los llamados datos 'objetivos' del mundo físico, , ,""
Talcott Parsons, profesor de Sociología en la Universidad de Harvard, ha sido vigorosa-
mente influido por la obra de Max Weber y ha procedido a Un3 revisión crítica y una supe-
ración de la metodología de éste, las cuales habrán de ser muy fértiles en la Sociología del
próximo futuro.w

I2,-MAS ACLARACIONES Y MAYORES PRECISIONES SOBRE EL


"SENTIDO" O "SIGNIFICACION" EN SOCIOLOGIA, EL SENTIDO
DE ALGUNAS CONDUCTAS SUBCONSCIENTES O INCONSCIENTES,
Y DE MEROS OBRARES EXPRESIVOS
Trataré de suministrar al lector algunas aclaraciones y precisiones sobre el "sen-
tido" en la forma más sencilla, dejando a un lado varias implicaciones filosóficas
-cuyo desarrollo no sería pertinente aquí-, teniendo a la ·vista principalmente el
interés sociológico, y usando el lenguaje más llano y corriente.
Los puros fenómeno; de la naturaleza, contemplados exclusivamente desde el
punto de vista de su realidad, constituyen una experiencia de hechos ante nosotros;
pero carente; de toda significación. Por ejemplo, la percepción de un color nos da
intuitivamente la "apariencia de ese color: pero un color es algo ante nosotros que
vemos, pero que no tiene un sentido, que no está dotado de una significación. La
caída de una piedra constituye otra experiencia sensible. Frente a ese fenómeno
ante nosotros, podemos preguntarnos por su dependencia de otros fenómenos, esto
es, por sus relaciones de ctltuaJidad (causas y efectos), pero no podemos pregun-
tarnos qué significación O sentido tenga, sencillamente porque no lo tiene. Los
hechos y los objetos de la naturaleza constituyen exclusivamente experiencias sen-
sibles, pero no son cosas "inteligibles", no tienen significación, no "expresan" nada.
Hay, por el contrario, en el mundo muchas otras' cosas, las cuales, además de
sus componentes sensibles cuando los tengan -no siempre los tienen como su-
cede con las ideas puras-, poseen otra dimensión que es esencial a ella, la dimensión
de sentido o significación, por ejemplo: ideas, palabras, gestos. muecas, exclama-
ciones, pensamientos, estados sentimentales, apetitos, deseos, propósitos. acciones,
costumbres, libros, estatuas, cuadros, artefactos, etc. Salvo las ideas puras -c-abstrai-
das de toda forma verbal hasta donde esto sea posible, si es que lo sea':-,
todas las demás casas mencionadas y un sinfín de análogo jaez, además de sus
componentes sensibles, tienen la dimensión esencial de constituir expresiones de
algo que es inteligible, comprensible, translúcido para nuestra conciencia, de algo
que 110J el homogéneo. "La palabra que oímos no es más que un ruido; una secu-
dida material del aire. Sin embargo, no pretende absorber nuestra atención sobre
es Cfr. NADEL (S. F.), Fundal1lCIJlos de Antropología Social, trad. de F. M. Torner,
Fondo de Cultura Económica, México, 195'. pp. 81 Y 87-88.
;;'1 Cfr. PARSQNS {Talcott] , Tbe Stmcmre 01 Social A,(/iOIJ, Free Press, Glencoe, 111., 1937;
En:IJs in Sociological Tbeory Pure ami Applied, Free Press, Glencoe, II!., 1949; The Social
SYI!em, Free Press, 111., 19'1.
·.
84 EXPRESION, SENTIDO E INTELIGIBILIDAD

~to que ella es, sobre ella misma como sonido, sino, al contrario, nos invita a
que reparemos en ella tan sólo lo preciso para que la entendamos. Mas lo que se
entiende de la palabra no es su sonido (fenómenos de la naturaleza) que sólo
se oye; lo que se entiende es el sentido o significación que ella ~xpresa, que ella
representa". No vemos nunca el cuerpo del hombre como simple cuerpo, sino
que siempre como carne, es decir, COmo una forma espacial cargada ... de alusiones
.a una intimidad. En el mineral, nuestra percepción descansa y termina sobre su
aspecto. En el UlCrrO humano, el aspecto na es un término donde concluye nuestra
percepción, sino que nos lanza hacia un más allá que ella representa, hacia un
alma. .. La Carne del hombre... tiene significación, expresa un sentido. Los
griegos a 19 que tiene sentido llamaban IOgOI, y los latinos tradujeron esa palabra
en la suya verbo,.u Así, pues, carne, gestos emocionales, actitudes de nuestro cuerpo,
mirada, palabras, gritos, exclamaciones, pensamientos, conductas, etc, poseen una
significación. Esa significación podemos entenderla. Esto no quiere decir que siem-
pre la entendamos, y que la entendamos bien; quiere decir que, en principio, hay
la posibilidad de entender, de comprender, todas CS;l.S cosas, aunque en ocasiones
pueda ser difícil entenderlas bien, O podamos equivocarnos en nuestra interpreta-;
ción. Es lo mismo que pasa, por ejemplo, can una complicada y difícil teoría ma-
temática: es inteligible, a pesar de que yo tal vez fracase en el empeño de entenderla.
De lo dicho se sigue con toda evidencia que el reino de los objetos o hechos
ésencialmente dotados de sentido es muchísimo más extenso y variado que el campo
de conductas en las que el sujeto de ellas pone un sentido intencional. O sea, hay
que rectificar a Max Weber, y ensanchar muchísimo el campo de los hechos con
senñdo, o lo que es lo mismo, el campo del obrar humano. Para Weber, según ya
expuse, obrar humano es aquel al cual la persona liga conscientemente -por 10
menos en principio-- un sentido subjetivo. Pues bien, despues del análisis que
he presentado, resulta que el "obrar humano" de Max Weber no es un género,
,~tnO solamente una especie de otro género más extenso, del género de las cosas y
hechos con sentido. Así, por ejemplo, la expresión de la cara, de la mirada, ciertos
gestos o muecas emocionales, los semblantes, los complejos en la acepción del
psicoanálisis, .los hábitos, 10$ resentimientos inconscientes, etc., según Max Weber,
'no caerían bajo el concepto de "obrar humano" con sentido. Ahora bien, contra
'esa opinión de Max Weber hay que afirmar que esos hechos son hechos con sen-
tido, están dotados de significación, son inteligibles o comprensibles, aunque el
sujeto de ellos no haya puesto intencionalmente una significación, e independiente-
mente de quc el sujeto de ellos tenga o no tenga cqpciencia de ella, o del grado
más o menos claro de conciencia que de ella tenga. La digestión, la respiración o la
secreción del páncreas son hechos meramente biológicos, no son propiamente he-
chos humanos, no tienen sentido o significación. Pero, en cambio, un temar o un
resentimiento, que al ser reprimidos desaparecieron de la conciencia y se sumieron
en la subconsciencia o en la inconsciencia son, a pesar de eso, hechos humanos
COn sentido, con significación, y, por lo tanto, son inteligibles O comprensibles.
Tal vez Max Weber presintió esto, aunque no de modo suficientemente claro, y
presintió la dificultad que ello plantearía a su definición del obrar humano rcle-
vante para la Sociologia; porque Weber, despues de haber desenvuelto su teoría
::1 Cfr. ORl'EGA y GASSF.T (José), Obra! completos, Madrid, 19.-17, tomo VI, p. :in.
CRITICA DEL COSCEPTO DE SE,\T[[)() on II"EIJU, 35

sobre la acción humana social, tal }' como se ha expuesto ya unas paginas atrás,
añadió que el grado de conciencia del sentido subjetivo por parte del agente puede
ser vario, y que la total y clara conciencia de ese sentido constituiría solamente un
caso extremo o límite, y que, por lo tanto, la Sociología debe ocuparse también de
las conductas mecanizadas por el -hábito, y de las movidas por el instinto. Pero esa
observación, formulada de un modo tímido y marginal, y un bastante a contrapelo
de la teoría que antes expuso, no basta para salvar la dificultad que plantea su de-
finición del obrar humano,' demasiado angosta y restringida. En cambio, mediante
el análisis que acabo de ofrecer se ilumina este tema debidamente, se desvanecen
las dificultades que la doctrina de Weber suscita, y se puede dar entrada por la
puerta grande al auxilio que a la Sociología puede prestar el estudio incluso psico-
analítico de muchos obrares humanos, que tienen sentido, aunque soterrado en la
inconsciencia o en la subconsciencia, y cuya traída a la superficie y cuya interpreta-
ción servirá para explicar determinadas conductas de relevancia social.
Hay que prevenir además un error que a veces se comete, sobre todo implíci-
tamente: el error de dar por supuesto. sin ulterior meditación sobre ello, que sentido
O significación es equivalente a un pensamiento de finalidad, a una posición de
fines utilización de medios. Cierto que muchos obrares humanos y entre ellos mu-
chos obrares sociales -la mayor parte de ellos- constituyen acciones enderezadas
a la realización de fines. Esas 'conductas son las que tienen mayor importancia para
la Sociología. Pero 110 son los únicos obrares humanos sociales COIl sentido o Jig~
nijicaciá». Hay otros obrares con sentido y significación, llenos de sentido, los cuales
sin embargo no representan una acción dirigida al cumplimiento de fines, sino
que constituyen reacciones sentimentales o estados anímicos frente a determinadas
situaciones -por ejemplo. un movimiento de odio o de resentimiento (que puede
tener gran relevancia social); la expresión de un alborozo sin finalidad concreta,
como ciertas danzas; una reacción de miedo ante un peligro, real O imaginario,
dc.-; la comunicación simplemente por sentir la necesidad de comunicarse con el
prójimo, aun cuando ya sepamos que él sabe lo que vamos a decirle; la conducta
de resentimiento motivada por complejos o factores inconscientes; etc., etc.

&ANALI515 DE LA ACCION TELEOLOGICA


Por lo que respecta a la acción teleológica -es decir, a la conducta que responde
al hecho de haberse propuesto un fin, haber elegido los medios para conseguirlo, y
poner en práctica esos medios-, es necesario suministrar un análisis, mediante
el cual se supera la exposición superficial que se ha venido dando.
Conviene huir de una interpretación harto simplista de la estructura teleológica
o finalista del humano hacer, que fué corriente en el pensamiento del siglo pasado.
Según ese pensamiento, que debemos desechar -por insuficiente-s-, se entendía la
finalidad como una anticipación mental invertida de la causalidad: se pensaba que,
el fin era el efecto deseado, que se anticipaba mentalmente; y el medio era la causa;
que se buscaba como adecuada para producir el fin (efecto) apetecido. Yo no diq!
que esto constituya un error, pero sí que es insuficiente. porque en tal explicación
no aparece la auténtica raíz humana del proceso teleológico o finalista. El hacer
finalista del hombre se califica en virtud de tener un porqué o ffiutivaciónvila/J y un
para qué o finalidad. El porqué O motivación vi/di consiste en la conciencia de una
86 MOTIVOS, FINES Y MEDIOS

penuria que urge satisfacer; consiste en el sentir una necesidad, que es preciso colmar
por propia cuenta -ya que la solución no nos es dada automáticamente por un me-
canismo de instinto-c-, lo que incita '3 buscar, a imaginar algo, con lo que se pueda
llenar ese vacío. El porqllé vital, es pues, la conciencia de esta necesidad, que el
hombre tiene que resolver por propia cuenta: la conciencia de 1/11 problema.
Platón suministró una certera caracterización del problema teórico, esto es, del
problema de conocimiento; pero su esquema puede ser aplicado a todo género de
.problemas. Decía Platón que el hombre es el único ser que tiene problemas, pues
I ni Dios ni los animales los tienen; en efecto, la bestia es limitada, ignorante, no

sabe, pero no sabe que no sabe y por tanto no siente la necesidad de saber; Dios lo
sabe todo y por consiguiente no tiene problemas; pero, en cambio, el hombre, que
no sabe, sabe que no sabe l sabe que necesita saber eso que no sabe; es decir, el
hombre tiene conciencia de su propia ignorancia y de la necesidad de remediarla.
_ ~1"E;ttendiendo esta caracterización a todo género de problemas numanos, cabría
decir --que el hombre es un ser desamparado, menesteroso, que no tiene resuelta la
satisfacción de muchas de sus penurias por mecanismos automáticos, sino que tiene
que lanzarse a inventar por su propia cuenta aquello con lo cual habrá de colmarlas .
.l a conciencia de la necesidad, de la penuria, es el porqué vital, el motivo. Eso que
imagina, con lo cual habrá de. satisfacer su necesidad o resolver su problema, es de-
cir, el objeto que va a buscar o fabricar. con el cual solucionará su penuria, es lo
que constituye el para qué o [in de su comportamiento. Las actividades puestas en
práctica para lograr la realizaci6n de ese para qt¿é O fin constituyen los medios (es
decir, las causas eficientes cuyo efecto será la finalidad apetecida). Adviértase que,
en esta explicación del sentido de los actos humanos, no se define la finalidad sirn-
plernente como una inversión mental anticipada de una relación de causalidad (pen-
samiento de un fin -efecto todavía no producido-- y de un medio --causa adecuada
para aquel fin o efecto-, que es la forma como habitualmente se había definido
en las teorías del siglo XIX), sino que además se añade algo nuevo muy fundamental.
que había sido inadvertido en aquellas doctrinas tradicionales, a saber, añade la in-
serción de este anticipo mental invertido de la causalidad en una raíz vital humana.»
.En este punto,· advertirnos una vez más la satisfactoria concordancia entre la
filosofía de la vida humana (tal y como fué establecida por José Ortega y Gasset)
y posteriores resultados del análisis científico empírico. As], uno de los más grandes
psicólogos del presente, Erich Frornm, dice: "La primera característica que distingue
la existencia humana de la animal es negativa: la relativa ausencia en el hombre de
una regulación instintiva en el proceso de adaptación al mundo circundante ... El
hombre es el más menesteroso de todos los animales: pero esta misma debilidad
biológica es la base de su fuerza, la primera causa para el desarrollo de sus cuali-
dades específicamente humanas... El hombre es el único animal para quien su
propia existencia constituye un problema que tiene que resolver por sí mismo y del
cual no puede escapar." 33

32 Cfr. RECASÉNS SICHES (Luis), Tratado General de Filosofía del Derecho Edit Porrúa
México, 19~9, pp. 74·77. ' . ,
. 33 Cfr. FROMM (Erich), Mall [or Himselj: An lnquir yinto the Psyrh%gy of Etbics,
Rineharr & Co., Nueva York, 1947, pp. 38·40.
MOTIVOS, FINES Y MEDIOS 87

I4.-LA COMPRENSION' DE LO HUMANO


Como ya se ha señalado insistentemente, los hechos humanos tienen sentido o
significación. Lo tienen no sólo los haceros finalistas, las conductas teleolágicas,
sino que lo tienen también otros hechos humanos que son sencillamente expresivos
-c-expresivos de un sentido-- o que son la reacción humana -no meramente bio-
lógica- ante la circunstancia, como una alegría o un mal humor o talante. Ahora
bien, lo que caracteriza todo sentido o significación es que en pri-ncipio es com-
prensible, inteligible. Digo en principio, pues, según advertí ya, la operación de
comprender o entender el sentido de un determinado hecho humano puede resultar
según los casos más o menas fácil o más O menos difícil; pero si se trata. de un
hecho humano y no de un mero fenómeno biológico, aquél puede ser comprendido,
aunque el comprenderlo a veces requiera un esfuerzo de ardua realización.
Mientras que el hombre frente a los objetos y fenómenos de la naturaleza se
halla frente a algo externo )' extraño a él, en cambio, el sujeto frente a los hechos
humanos -propios y ajenos- y frente a los resultados objetivizados de éstos, es
decir, frente a las obras efectuadas por las acciones humanas, se encuentra con algo
que es expresián de vida humana.
En efecto, es característica de la vida humana que ella, sus acciones y sus
obras, pueden ser entendidas o comprendidas;
Lo inteligible o comprensible "no es solamente el reino de los hechos humanos.
Lo son también las ideas puras: las leyes lógicas, las conexiones matemáticas, los
valores, etc. Esto último ha sido bien sabido .desde que la Filosofía fué iniciada en
la Grecia antigua. Lo que se ha empezado a descubrir desde fines del siglo XIX,"
y se ha ido analizando cada vez con más rigor, es que el lagos no se agota en la
lógica y la matemática, en la razón pura de tipo geométrico. sino que tiene otras
provincias, entre ellas el lagos de lo humane." Por eso, 10 humano, -p. e., una
acción heroica o un simple ademán de entusiasmo, el Quijote O una interjección
de disgusto-e, es inteligible. es comprensible, porque es lagos, aunque se trate de
un lagos -diferente de la razón matemática. Se trata de sentidos humanos, de sen-
tidos vitales, de estructuras de vida humana, entre cuyos elementos se dan conexio-
nes de significaciones referidas al sujeto, al mundo concreto en que él está, a la
relación del sujeto con éste, a su modo de reaccionar frente a éste, a la relación
del sujeto con sus semejantes, a la relación del sujeto con su propio pasado y 'con
el pasado de los demás y de los que fueron. en otro tiempo. Ahora bien, puesto
que esas estructuras entre los componentes de un hecho humano resultan Com-
prensibles, podemos decir que presentan conexiones congruentes, o, lo que es
lo mismo, se puede decir que hay un lagos de 10 hwnano. Cuando conozco todos
los antecedentes y todos los componentes de una determinada situación humana.
puedo entender la conducta del sujeto o de los sujetos implicados en aal situación.
como algo lógico desde el punto de vista humano, como algo "razonable". Lógico
:if, DILTHEY (Wilhem). El M1IIuio Histórico, trad., pról. y notas de Eugenio Imaz, fond.
de', Cult. Econ., México, 1944.
35 Cfr. RECASÉNS SJCHES (Luis), Nuet-a Filosofía de 14 lnterpretecián dt'! Derecho, Colee-
ción Dianoia, Centro de Estudios Filosóficos de la U.N.A.M., Fondo de Cult. Econ.• México.
1956.
88 INTELIGIBILIDAD DE LO HUMANO

no qUIere decir aquí racional en el s.en~ido de la razón matemática, sino sencilla-


mente "comprensible", "inteligible" J "razonable".
La posibilidad de comprensión del comportamiento humano, del propio y del
ajeno, es lo que hace posible las ciencias de lo humano, la Psicología comprensiva,
lo Sociología y las ciencias de la cuLtura.
En principio hay siempre la posibilidad de comprensión de las conductas hu-
manas, de las propias y de las ajenas, aparte de que tengamos más o menos éxito
en los diversos casos en que nos propongamos .esa interpretación.
Pero es que en ese campo de la aprehensión mental de lo humano, ocurre
lo mismo que en el sector de la captación de los hechos externos de la naturaleza,
a saber, hay que distinguir entre el conocimiento vl/lgar y el conocimiento rigoroso,
cicntí[ico. Difiere considerablemente el conocimiento de los rayos solares, de la
lluvia, de los árboles, .etcérera, que tiene el hombre vulgar del que posee el cientí-
ficq. Ahora bien, incluso el hombre vulgar tiene algún conocimiento del mundo
exterior que le rodea, aunque sea un conocimiento al buen tun-tun, en el que figu-
ran visiones verdaderas mezcladas con otras falsas y todo ello de modo fortuito
e inconexo. Del mismo modo, es diferente el conocimiento que el hombre vulgar
tiene sobre su propia vida, que el logrado por uno de los sujetos que consiguió
iluminar y profundizar certeramente en su autobiografía. Análogamente, son muy
diversos los conocimientos que las varias gentes tienen sobre la vida de los pró-
jimos que tratan, según cual sea la aptitud de, aquellas gentes para representarse
lo que ocurre en las existencias ajenas. Y está bien distante el conocimiento que
de las experiencias de los antepasados tiene el hombre de la calle y el que posee el
ducho en' Historia. Sin embargo, todo sujeto humano tiene algún conocimiento,
más o menos grande, más o menos profundo, más o menos claro, sobre lo que
le ha sucedido en su vida pretérita; y ese conocimiento influye en lo que va ha-
ciendo después. Y también todo sujeto tiene capacidad para entender al." prójimo,
mejor o menos bien, pero en alguna medida. Y todos, por ignorantes que sean
<le la historia, participan en las experiencias pretéritas que la sociedad les ha trans-
mitido, verbigracia, en forma de convicciones aprendidas, de usos o costumbres.
Esa participación en las experiencias y en las elaboraciones del prójimo en el
pretérito, por ejemplo, siguiendo usos y costumbres, existe de hecho incIuso para
aquellas personas que al vivir la herencia colectiva no se percatan, o que se perca-
tan sólo parcialmente, del sentido de los usos y costumbres que siguen.
También, pues, en el conocimiento del sentido de la conducta social hay grados
muy diferentes en cuanto a claridad y hondura, desde el grado mínimo que pueda
tener el sujeto que obra relativamente mecanizado por el hábito y la inercia colee.
tiva, hasta el grado más alto de ilustración, rigor y profundidad, que pueda con-
seguir el sociólogo profesional.

15·-LA SOCIOLOGIA NO ES UNA CIENCIA DEL ESPIRITU, SINO QUE


ES UNA CIENCIA DE· DETERMINADOS HECHOS HUMANOS
Petra dejar debidamente aclarado el problema sobre el objeto y el método de
la Sociología, no basta con haber hecho patente que la Sociología no es una ciencia
de la naturaleza, sino que es una ciencia de una cierta clase de hechos humanos,
por tanto, de hechos cuya explicación requiere la comprensión de su sentido. Es
LA SOCIOLOGIA r:STUDlA HECHOS REALES 89

necesario además poner bien en claro que, aun cuando la Sociología ha de ocu-
parse en comprender el sentido de los hechos humanos que estudia, su objeto no está
constituido por "sentidos", sino por becbos., por [enomenos bnuranos, los males
tienen sentido, pero son realidades efectiv.as que se dan «:0 el espacio y en el "tiempo.
y que, por consiguiente, han de ser estudiadas como tales realidades.
Es necesario hacer esta: aclaración complementaria por la siguiente razón. Su-
cedió que en el siglo XIX se cultivó la Sociologia no solamente por las rutas del
positivismo, con un propósito de asimilarla, más o menos, a las ciencias de la
naturaleza -según se ha relatado ya en este capítulo-e, sino que se la. desenvolvió
también por un camino completamente diferente de aquél, por el camino de la
Filosofía de la Historia, en relación con las corrientes del Romanticismo alemán
y del idealismo absoluto dialéctico de Hegel. Aunque median grandes diferencias
entre el Romanticismo alemán y Hegel, las filosofías sociales de ambos (que lle-
van encapsulada toda una sociología) guardan un notorio paralelismo.

16.-CONCEPCION SOCIOLOGICA DEL ROMANTICISMO ALEMAN.


SU CRITICA
El romanticismo alemán -que es el romanticismo en plenitud, extremo, de
intensidad y extensión máximas, a diferencia del romanticismo en otros países, el
cual no rompió radicalmente con la noble tradición humana del Cristianismo y
de la Ilustración, ni con los valores de la razón, ni con el pensamiento democrático-
Jiberal- desembocó en una filosofía social mística. nacionalista. estatólatra, ado-
radora de la colectividad, y devota de la autocracia.w
Se caracteriza el romanticismo alemán por los siguientes rasgos:
A) Es una explosián frenética del sentimiento y UII repudio a la razón, al
intelecto, que se considera incapaz tanto para la teoría, como también para ser guía
en la práctica. Es un deseo de fundirse emotivamente con los misterios de la na-
turaleza y de la historia -las cuales, ambas, son divinizadas, esto es, consideradas
Como Dios mismo, como Dios entendido en sentido panteísta, es decir, como di-
suelto en el proceso cósmico e histórico. Y es un deseo de sustituir la concepción
filosófica, racional, del universo, por una visión poética, con la cual se espera po-
der saltar mágicamente a la entraña auténtica de las cosas y de los hechos.
B) El romanticismo alemán tributa adoración a la vida en sus azares incalcu-
lables, en sus misteriosas concreciones. como poder espontáneo y sagrado. como
fuerza arcana, que no puede ser comprendida por el intelecto, sino tan s610 captada
mediante una especie de abrazo emotivo. Y de tal suerte, se orienta en un sentido
tradicionalista, porque 10 tradicional es la expresión del espíritu en el seno arcano
del tiempo. La tradición, para el tradicionalista, vale porque no es obra de la razón
individual -limitada, impotente, inerte-, sino que se la supone producto de una
fuerza vital, reputada infinita, que actúa recóndiramente.
e) Pretenden los románticos alemanes luperar 101 dualismos que habían sido
admitidos por el pensamiento anterior, unificar los contrarios, fundir los opuestos.
Así, tienden' a JII/,erar el dualismo entre Dios y el 'mundo, profesando una tesis
16 Cfr. RECASÉNS SICHES (Luis), El Romanticismo Alemán y el Romanticismo Francés, en
"Cuadernos Americanos", IV, 6, 1945; también: Tratado Gen"a1 de Pilosofía del Derecho,
l ' ed., Edit. Porrúa, 19)9, pp. 439·443, 478, )06.
90 .PENSAMIENTO SOCIAL DEL ROMANTICISMO ALEMAN"

panteísta; tienden a bOll,.ar Jos contornos diferenciales entre el sujeto y el objeto,


pues uno y otro se funden en' una especie de abrazo emocional, mágico; tienden.
a 'suprimir la discrepancia entre el ser real y el deber ser ideal, negando que haya.
ideales por encima de la realidad concreta de lo histórico, y creyendo que las.
normas válidas para la sociedad pueden ser conocidas tan s6lo auscultando atenta.
y reverentemente las palpitaciones de la historia y siguiendo el curso instintivo de-
la tradición; también tienden a superar la distinción entre cuerpo y alma, consi-
derando que toda materia está animada y que todo espíritu cobra expresiones ma-
teriales. Todo ser les aparece como algo vivo, como animado por un principio>
espiritual oculto, que va dando testimonio de sí en una serie de manifestaciones-
ostensibles. Y por esta vía establecen el concepto sociológico fundamental del Ro-
manticismo alemán, el alma nacional O del pueblo, entendiendo esta expresión en
sentido literal, es decir, como un ente psíquico que es una realidad substante.
Como manifestación precursora pero muy moderada, del romanticismo social, hay que'
citar la obra del inglés Edmundo Burke (1729·P97),3i quien criticó el racionalismo revolu-
cionario, tendiente a derivar de principios ideales y abstractos la constitución de un Estado;
V quien di6 una teoría de la nación como producto de un lento desarrollo histórico orgánico.

Las representaciones típicas del Romanticismo maximalista y exagerado en Ale-


mania fueron: la Escuela Histórica del Derecho, representada principalmente por
Savigny; las doctrinas del estatismo exacerbado de Adam Müller y de Ludwig Jahn;
algunas corrientes entroncadas con la filosofía de Schelling y con la de Hegel; y-
posteriormente la filosofía política y jurídica de Sthal.
La Escuela Histórica Alemana del Derecho, especialmente Savigny (1778-
I86I)':~S sostiene la existencia real de un abma colectiva (nacional o popular)
-Volksgeist-. como substancia psíquica de carácter orgánico aunque misteriosa.
y arcana, de la cual manan todos los fenómenos de cultura (Derecho consuetudi-
nario, lenguaje, arte popular, costumbres, tradiciones, etc.). Cree que el senti-
miento es la fuente de todas las ramas de la cultura. Niega que sea posible construir
intelectualmente ideales jurídicos; pues éstos cabe recogerlos tan sólo de la tra-
dición, en la que se manifiesta la realidad del espíritu nacional. Es por eso que'
considera la costumbre como la [uente primaria y auténtica de Derecho! ya que-
ella constituye el testimonio genuino y no adulterado de la convicción del alma.
colectiva. Supone que en el curso histórico natural existe una razón inmanente,
que nada tiene que ver con la razón abstracta, sino que representa una especie de
misteriosa providencia productora de los acontecimientos; pero una providencia en-
tendida de modo panteísta, es decir, estimando que el proceso de la historia es el
desenvolvimiento de Dios mismo en el curso de los hechos, verdadero proceso
sacro. Defiende 111 tradición y opone la máxima hoJltilidad a todo proceso revolu-
cionario. El alma nacional o espíritu del pueblo es una realidad viviente y orgánica,
que se desenvuelve en el tiempo y en el espacio, como principio animador o fuerza
activa de la existencia social. La sociedad, por tanto, sobre todo en la suprema de
sus formas, en la comunidad nacional, es, según esa concepción romántica alemana,
3i Cfr. BURKE (Edmund), Textos Políticos, trad. de V. Herrero, Fondo de Cult. Econ.,
México, 1942. .
38 Cfr. SAVIGNY (F. G.), Vom Beruf unserer Zeit zur GeuJzgeb1J1JR> 1814 -h:1Y trad. cast.
"De la vocación de nuestra época para la legislación", Edlt. V. Suárez, Madrid.
PENSAMIENTO SOCIAL DEL ROAIANTICISMO ALEMAN 91

una sustancia psíquica autóno.ma¡ con vida propia e independiente, que actúa por sí
misma. Consiguientemente. en esa concepción, los indioidaos quedan pavorosamente
disminuidos, reducidos tan .sólo a /a condición de simples marionetas movidas por
los hilos que acciona recónditarnente el alma nacional. Y, al quedar rebajados de tal
manera, los seres humanos sufren una completa desvaloración como personas in-
dividuales; pierden toda dignidad ética; y representan tan sólo medios o instru-
mentos de que se sirve el alma nacional para reflejar sus creaciones entrañables.
La teoría de Adam Müllec (l779·1829rl ll sosnenc que la nación es un todo inmenso,
infinitamente dinámico y vivo, alianza de las generaciones precedentes con las sucesivas, orga-
nismo vivo con propia alma, verdadera armonía divina, espíritu popular que configura la
histona ; y preconiza una, vuelta a la Edad Media. En un sentido similar Friedrich Ludwig
Jahn (1778-1852);10 quien llega a un extremo nacionalismo; considera el espíritu del pueblo
como una energía que circula por las venas de la nación, determinando modos exclusivos de
pensar, sentir, amar, odiar y creer; profesa un culto al primitivismo teutón; y clama por un cau-
di![o que realice la unidad nacional, por vía autocrática, creando un Estado omnipotente.

17.-eONCEPCION SOCIOLOGICA DE HEGEL. SU CRITICA


No parece oportuno en un tratado de Sociología el exponer el sistema filosó-
fico de Hegel, ni siquiera con el exclusivo propósito de explicar su teoría sociológi-
ca, porque tal vez no sea discreto requerir del lector no especializado 'en filosofía
el esfuerzo que requiere la comprensión de aquel sistema. Por otra parte, es in..
excusable mencionar a Hegel, por dos razones: primero, porque su sistema Filosó-
fico contiene toda una teoría de la sociedad; y segundo, porque ha habido sociólogos.
que han sido influídos vigorosamente por el pensamiento de Hegel, tanto en el
siglo XIX -por ejemplo, Marx-u como en el siglo xx -por ejemplo, Othmar
Spann 402 y Giovanni Gentile." Me limitaré, pues, a esbozar algunas de las ideas.
capitales de Hegel con relevancia directa para su teoría sociológica, aun a sabien-
das de que tal alusión parcial no puede ofrecer un cuadro adecuado del pensamiento
de Hegel."
Hegel cree hallar la realidad universal, única, absoluta, en lo que él llama
espíritu [Gcist} y que acaso sería más exacto traducir por pensamiento, idea o
lagos. Hegel entiende todo 10 real como un proceso espiritual, como un sistema
de pensamiento dialéctico, que se revela en el cosmos. "Lo que es racional es real;
lo que es real es racional", He aquí la famosa frase que resume el panlogismo de
Hegel y que figura en el prólogo de su Filosofía del Derecho, Lo racional es la.
idea o el espíritu conociéndose a sí mismo; y nada hay que sea más real. Y la reali...
8:) Cfr. MÜLLER (Adam), Blemente der SI4aukut1J/ J 1810; hay trad. casto de E. Imaz, con.
el título de "Elementos de Política", Rev. de Occidente, Madrid, 1935.
en Cfr. JAHN (Wetke), publico por Euler, 1884, 1887. Sobre )I1HN, cís. VIERECK, P...
Melapo/ilics: Prom the Romentics fO HÍlI~1 New York, 1941.
n Véase el cap. XXVI de este libro,
42 $PANN {Othmar}, TOle and lebendige WisselllchaflJ Viena, 1921; Der wahre Slaa/..
Viena, 1924; Gesellscbaitspbitosopbíe, 1929; Gesellscboítsíebre, Leipaig, 1930.
~3 GENTILE (Giovanni), Lo! Fundamentos de la Filosofía del Derecho, trad. de E. Cam-
polongo, Bd. Losada, Buenos Aires, 1944~ Teoría generale dello spirito come aNO puro, 1916.
H HEGEL (G. W. F.), Enciclopedia de la! Ciencias Pilosójicas, trad. esp. de E. Ovejero.
y Maury, Madrid, 1918; Filosoíía del Derecho, trad. de F. E. González Vicén, Madrid, 1935;
Filosofía de la Historia Unirerssl, trad. de José Gacs, Editorial de la Universidad de Puerto,
Rico, 1953.
92 LA SOCIEDAD Y EL ESTADO SEGUN HEGEL ,
t

dad es siempre revelación del espíritu, del proceso dialéctico del pensamiento. La
realidad única, universal, absoluta, es lo que Hegel denomina espíritu. Mas para
entender lo que significa espíritu en Hegel, conviene mejor llamar a esto idea.
Hegel brota de la tradición filosófica del idealismo, según la cual no tiene sen-
tido hablar de la realidad de una cosa, sino en cuanto está en el pensamiento. Sólo
como pensadas Son en oerded las COsas. El pensamiento consiste en darse cuenta
de sí mismo. Ahora. bien, será preciso que todo lo demás que no parece pensa-
miento, que todo lo pensado. pueda ser comprendido como un medio de que el
pensamiento necesita para darse cuenta de sí mismo. Y, a51, el pensamiento se des-
arrolla dialécticamente, en un complicado proceso en que va buscándose a sí mismo.
El pensamiento comienza por pensarse a sí mismo como natsraleza. como
infinita reversión cósmica; es pensamiento o espíritu dormido, wugelttdo] que no
tiene conciencia de sí mismo. Luego perfecciona su idea y se descubre como l!idd
orgánica, como animal, que es ya una concentración frente a la dispersión de lo
material. En medio de la naturaleza animal se descubre al hombre, que es el suje-
to que se da ya cuenta de sí mismo.
Pero el sujeto individual (el espiritu mbjetivo, como lo llama 'Hegel) no es
"una idea suficiente del pensamiento, porque cada uno de nosotros se da cuenta
de sí mismo en tanto que elemento del contorno natural y de los demás hombres;
yo me veo como pensamiento, pero todo lo demás me parece como no siendo
pensamiento, como limitación y determinación; Mientras el pensamiento se deje
algo fuera de sí, que no entienda como propio de sí mismo, no se tiene una idea
adecuada del espíritu. La individualidad del sujeto es una idea insuficiente, par-
cial. El espíritu tiene que avanzar sobre ella a otra má.s completa y más adecuada
con su realidad. Cada uno de nosotros consiste en sí mismo, pero nuestras ideas I
preferencias] deseos, normas] nos oienen en Sil inmensa mayoría impuestas por el
contorno social. El yo es espíritu, idea, que ha cobrado conciencia de sí; pero es
espíritu que no actúa por su propia cuenta, pues lo que. piensa, lo que hace, esta
inspirado por la cultura del pueblo en que vive, por sus costumbres, por sus nor-
,
mas jurídicas. Es espíritu consciente, pero no libre, porque está determinado por
los pensamientos, usos, costumbres, del marco social y sobre todo estatal, que lo
circunscribe y que 10 inspira. Pero entonces resulta que nuestro )'0 está] nU'1101
que en nosotros] en nuestro pueblo] es decir] en el conjunto de normas y modali-
dades intelectuales que eje-rcen presión sobre nosotros. Fuera de cada individuo
hay una realidad, que no es material, sino que es espiritual, y que, por otra parte,
no es de ningún sujeto individual: es el Espíritu Objetivo]. rnáximarnente reali-
zado en el Estado.
El Espirit« Objetivo] en su suprema encarnación que es el Estado] es libre,
porque Se determina a sí 'mismo: por ejemplo, crea sus propios usos, dicta sus
normas jurídicas, etc. (Adviértase la terrible paradoja que guarda este concepto
de la libertad en Hegel, pues con tal palabra, trata de expresar precisamente el
concepto contradictorio a lo que los latinos y los anglosajones entendemos por li-
bertad. Nosotros entendemos por libertad, un estar libre, exento de mandato o de
interferencia del poder público en la esfera de determinadas actividades nuestras,
un disfrutar de un margen de holgura. donde no penetra la regulación taxativa de la
norma jurídica; es, por tanto, un estar libre frente al Estado, frente al Derecho.
Por el contrario, para Hegel el grado máximo de libertad se predica del Estado;
,
LA SOCIEDAD Y EL ESTADO SEGUN HEGEL 93

ahora bien, nótese que para que el Estado sea plenamente libre necesita no tropezar
con ningún límite en su autodeterminación, por tanto, no estar limitado por las
franquicias de los individuos, lo cual equivale para éstos a un sometimiento ab-
soluto, sin hueco ninguno de libertad.') Nótese que en Hegel lo colectieo cons-
tituJe la realidad máxima, al propio tiempo que ocupa el rango supremo. El
pueblo, la nación no es la simple agregación de individuos (la cual sería tan sólo
"vulgo"). El fin del Estado consiste en que un tal agregado de individuos llegue
a existir y a actuar. El Estado es la unidad del pueblo frente a su dispersión en
meros individuos. La existencia de éstos como tales es un simple error de visión.
El .individuo vive "de" }' "en" su pueblo, porque sólo la nación consiste en una
interrupción que el Espíritu Objetivo se da a sí mismo.
Ceda pueblo¡ cada Estado, es Ul1 Espíritu Objetivo, una interpretación que el
Espíritu Universal se da a sí mismo; es un sistema de ideas jurídicas, morales, cul-
turales, etc., en el cual viven y se forman los individuos. Es decir, los espíritus
objetivos particulares que tienen su realidad en los diversos Estados, son sólo
momentos en la evolución de la Idea universal del Espíritu Universal. y tienen que
desarrollarse en un proceso dialéctico. Pero en cada época, entre los múltiples Esta-
dos que en ella hay, uno de ellos actúa como protagonista, mientras que otros
cumplen tan sólo el papel de comparsas' de éste. Protagonistas, han sido, entre
otros, Grecia, Roma, y a la sazón en que escribía Hegel. Jo era. el Estado prusiano.
La historia es. pues; el proceso de autorrevelación del espíritu. En la sucesión de
los Estados protagonistas encarna el Espíritu Universal.
Para entender la entraña del pensamiento hegeliano, es preciso dirigir la aten-
ci6n al desenvolvimiento dinámico del espíritu, esto es, al proceso dialéctico. La
dialéctica es una especie de lógica en movimiento. Mientras que la lógica tradicio-
nal había considerado los conceptos como estáticos, como perfilados y conclusos,
en cambio, Hegel muestra que en toda posición mental, tesis, se contiene 10 que
ella es, pero al propio tiempo también el germen de su negación, a la que nos
sentimos: impelidos; pero a la· vez, cuando tratamos de asentarnos en esa nega~
ción. anritesis, tampoco podemos reposar tranquilamente en ella, pues ésta con-
tiene también la invitación para la negación de sí misma, la cual es en cierto modo
una rcafirmación, síntesis, de la primera postura, sólo que de regreso, es decir,
superada; y, así sucesivamente.
En el pensamiento de Hegel la ciencia de la sociedad se convierte en metafísica
del Espíritu objetivo y en Filosofía de la Historia. como construcción dialéctica.
A:,Í, pues, en el sistema hegeliano, la sociedad queda substancializada. Se la
concibe- como espíritu objetivo, como un ser en sí y por sí, con vida propia, des-
envolviéndose en un sistema dialéctico.
... Además, la Sociología queda convertida en Filosofía de la Historia, ya que
el sujeto del devenir humano es el espíritu objetivo. Pero se trata de una Filosofía
de la Historia, la cual, aunque acuse rasgos geniales, no bus~a propiamente la razón
que efectivamente se da en el acontecer histórico, sino que intenta llevar a éste
una razón extraña a él. un sistema fabricado ficticiamente. Cierto que en ese sis~
tema hallamos puntos de vista certeros para la comprensión de algunos procesos
históricos; pero cierto también que. muchas veces, Hegel fuerza violentamente la
realidad de Ia historia para encajarla dentro de su esquema preestablecido, defor-
94 CRITICA DE LAS DOCTRJNAS ROMANTlCA y HEGELIANA

mándola y haciéndole perder autenticidad, hasta que quepa dentro de las mallas
conceptuales de su construcción dialéctica.
la orientación hegeliana, que convierte a la Sociología en metafísica del es-
píritu objetivo ha sido cultivada en el siglo xx, entre otros, por Othmar Spann en
Alemania, y. hasta cierto punto, por Giovanni Gentile en Italia" Ese tipo de
pensamiento sociológico, o mejor dicho pseudosocíológico, ha constituido la base
de las concepciones políticas totalitarias que endiosan al Estado y suprimen la
dignidad moral del hombre.
Dos críticas principales merece la Sociología inspirada en el Romanticismo
alemán o en el pensamiento de Hegel:
IQ Los objetos estudiados por la Sociología no son ideas, no son espíritu puro,
sino que son hechos reales, empíricos. que se dan en el espacio y en el tiempo, y
que hay que estudiar como tales hechos, aunque esos hechos sean diferentes de los
fenómenos de la naturaleza, porque son hechos humanos, en los cuales se da
efectivamente un sentido o significación. Además, se debe tener en cuenta que la
vida humana, si bien es una realidad diferente de las realidades de la naturaleza,
se da en la naturaleza, tiene soportes naturales (p. e., biológico), y está enmarcada
e influída por fenómenos naturales (p. e., geográficos. climáticos). la Sociología
hegeliana. y hasta cierto punto también la romántica, evaporó la realidad efectiva,
empírica, de los hechos sociales. y trató de convertirlos en un reino de ideas.
2 9 La Sociología romántica y la hegeliana sientan gratuitamente, sin ninguna
razón, el supuesto de que la sociedad constituye una realidad substante,. substancial,
es decir. con existencia en sí y por sí, independientemente de la existencia de los
individuos, -crlma nacional} según Savigny, y Espíritu Objetivo según Hegel.
Esa supuesta substancialización de la sociedad es una pura fantasmagoría, que
no sólo carece en absoluto de todo apoyo en los datos de la realidad, sino que
además está contradicha y refutada por todos los testimonios de la experiencia.
En efecto, la teoría romántica que afirma, por medio de una especie de con-
fesión poética, la existencia de un aima nacional, como realidad substante, cons-
tituye un mero desvarío de una fantasía calenturienta, pues no hay ningún argu#
mento serio, ni de experiencia ni de razón, que sirva para apoyar este aserto.
El llamado por Hegel Espíritu Ob¡etívo no es en verdad una realidad indepen-
diente, sino que es. solamente la objetivización, la obra de vidas humanas, y fué
siempre ar:tes de objetivarse, espíritu subjetivo de seres humanos, pensamiento,
emoción O conducta reales de personas individuales.

IB.-LA SOCIOLOGlA TAMPOCO ES UNA CIENCIA DE LA CULTURA


El reconocimiento de que los hechos sociales, a fuer de humanos, posean esen-
cialmente sentido, es decir, que estén dotados esencialmente de significación,~ no
debe llevar a constituir la Sociología como una pura ciencia de sentidos o de signi-
ficaciones O sea como una ciencia sistemática de ideas, alineándola Con las demás
disciplinas de sentidos culturales, tales como son. por ejemplo. la ciencia del
Derecho, la del Arte, la del Lenguaje, etc.
Aunque los fenómenos de que se ocupa la Sociología están dotados de sentido:
10 que la Sociología estudia no es el conjunto de unos sentidos abstraídos de los
.v. Véase las notas 42 y 43 de este capítulo.
.DIFERENCIA ENTRE SOCIOLOGIA y CIENCIAS DE LA. CULTURA 95
hechos reales en que tales sentidos se han gestado. como si éstos fueran una especie
de estructuras ideales autónomas. Por el contrario, lo que la Sociología estudia es
el conjunto de unos becbos humanos específicos, los becbos sociales, en tanto que
hechos, en el espacio y en el tiempo, como "realidades empíricas, s610 que tomando
en consideración el sentido de que están dotados, pues la comprensión de ese sen-
tida es necesaria para explicar el proceso real de tales hechos.
Se entenderá mejor lo que quiero subrayar, si se compara el tema de las
llamadas ciencias culturales o del espíritu (Jurisprudencia, Filología, Teoría del
Arte, Teoría de la Religión, Teoría de la Técnica, etc.), con la misión de la Psico-
logía y de la Sociología, El mundo histórico del Arte, del Derecho, de la Filosofía,
de la Ciencia, del lenguaje, etc., está constituido por una serie de estructuras
ideales de sentidos objetivizados, Cierto que esos sentidos han sido gestados en
vidas humanas, han brotado en determinado momento del tiempo, en un lugar del
espacio, dentro del marco de una concreta realidad humana, dentro de una singu-
lar circunstancia histórica, y se hallan por 10 tanto condicionados en su orto y en
su desarrollo por una serie de factores reales. Pero, aunque así sea, aunque tales
sentidos se realicen en procesos reales. en procesos vitales. en un campo social,
.aunque puedan tener una vigencia histórica limitada en el espacio y en el tiempo,
na obstante todo ello, es innegable que esos sentidos constituyen estructuras ideales,
pensamientos objetivizados, que pueden ser objeto de un peculiar conocimiento
científico, el cual se ocupa primordialmente tan sólo de su significación, de sus
conexiones lógicas y no toma en cuenta en primer plano su realización empírica,
na se ocupa principalmente ni de modo directo de su efectividad, ni de su devenir.
Por el contrario, a diferencia de las ciencias de la cultura, la Sociología trata
de conocer no ideas, sino hechos, los hechos humanos sociales, que son realidades
y no ideas, sólo que esas realidades por estar dotadas de sentido se hallan deter-
minadas hasta cierto punto, O por lo menos influídas en alguna medida, por su
sentido; y entonces resulta que para explicarnos tales realidades es necesario tomar
en consideración su sentido.
Cierto que los hechos humanos -y entre ellos, los hechos sociales- tienen
una estructura de sentido, pero no son solamente ese sentido; son vida, son historia,
ciertamente sometidas a formas. Ahora bien, esas formas no son puras formas
abstractas --cristalizadas ya en su' objetivación, como los sistemas jurídicos, las
obras de arte, las doctrinas científicas-c-, sino que son formas de vidas humanas,
son formas de cuerpos y de almas, formas de voluntades y destinos, formas en
devenir, en las que se va configurando la realidad humana a través del tíempo.v

I9.-RELACIONES ENTRE LA SOCIOLOGIA y LAS CIENCIAS


DE LA CULTURA
1'" Los hallazgos de las ciencias de la cultura al interpretar los sentidos cristalizados en el
Derecho, en el Arte, en la Tecnología, en los esquemas económicos, etc., pueden "ayudar al JO-
ciólogo a conocer y comprender los sentidos subjetivoJ reales, efectivos, de las condnaas vioas
en las que tales obras se gestaron.
2' Pueden ayudar al sociólogo también para estudiar adecuadamente las conductas sociales
en las que esas obras culturales viven de nuevo, se re-viven, se repiten por los miembros de un

eo Cfr. FREYER (Hans), Sociología como ciencia de realidad -trad. casto de Francisco
..Ayala-, Edit. Losada, Buenos Aires, 1943.
96 MUTUOS SERVICIOS ENTRE SOCIOLOGIA y CIENCIAS DE LA CULTURA

grupo, por ejemplo: las conductas de cumplimiento del Derecho vigente, la repetición de un can-
to popular, la reiteración de una opinión pública.
39 Pueden asimismo ayudar al sociólogo en su estudio de los comportamie~tos hum~nos
en Jos cuales se reforma. el legado cultural del pretérito, por ejemplo: las accrones SOCIales
a través de las cuales se reforma el Derecho de ayer y se crea otro nuevo; los hechos' humanos que
determinan el olvido de un viejo estilo artístico y la adopción de otro nuevo; los hechos res-
ponsables por la modificación del sentido de un viejo vocablo; etc.
49 Las ciencias de la cultura. pueden ayudar a la Sociología también a establecer los sen-
tidos típicos, en la acepción de Max Weber, como instrumentos metódicos con qué acercarse
mejor al conocimiento de los hechos sociales efectivos.
He aquí, pues, cuatro modos. aunque éstos no sean los únicos. en que las ciencias de la
cultura pueden prestar importante ayuda al sociólogo.
Pero hay que señalar también la relación inversa, es decir, el auxilio qne ltl Sodologin ha
de suministrar a las ciencias de la cultura. Es tan importante este auxilio que hay muchas es-
cuelas y muchos autores que a las ciencias de la cultura las llaman ciencias sociales porticulares.

Cierto que las ciencias de los productos culturales se ocupan primordialmente


de las significaciones objetivadas e~ ellos; por ejemplo, la Ciencia del Derecho ve
a éste principalmente como un conjunto de significaciones normativas objetivadas
en leyes, reglamentos, sentencias judiciales, costumbres jurídicas, etc.; la ciencia
del lenguaje estudia éste también como una serie de sentidos objetivados en pala.
bras, expresiones, frases, giros, etc.; la Teoría del Arte estudia las obras artísticas
como formas de expresión estética. Sin embargo, aunque las ciencias de la cultura
atienden principalmente a las ideas objetivadas en las obras humanas, este punto
de vista no debe ser exclusivamente único. Por el contrario, las ciencias de la cul-
tura necesitan integrar su punto de vista principal con otros puntos de vista, a
saber, con el punto de vista psicológico y con el punto de vista sociológico.
Las significaciones o sentidos objetivados en las obras culturales (p. e., Derecho,
arte, lenguaje, etc.) no son ideas /Jllras con validez en sí y por sí, independientes
de la mente de los hombres, no son ideas con una contextura propia independiente,
como puedan serlo por ejemplo los principios lógicos O las verdades matemáticas.
Por el contrario, son la objetivación de pensamientos reales de determinados hom-
bres¡ quienes los pemaron en un cierto momento de su vida, en unas condiciones
concretas, bajo la acción de unas especificas experiencias¡ por singulares motivos,
y posiblemente en vista a la realización de unos fines particulares. En suma, tales
pensamientos objetivados en obras culturales nacieron efectivamente como conté-
nidos y modos de unas vidas humanas reales, vidas que desenvolvieron en un
cierto lugar, en un cierto tiempo, en unas determinadas circunstancias, y además
nacieron precisamente en vista de esas realidades concretas. Entonces resulta obvio
que, au~ cuando las ciencias culturales se fijen sobre todo en las significaciones ob-
jetivadas, no deben de ninguna manera prescindir de considerar que esos sentidos
que estudian se gestaron realmente en unas determinadas situaciones de vidas hu-
manas, y para esas vidas. No se puede dejar a un lado totalmente el contexto vital
en el cual y para el cual se originaron tales productos humanos u obras culturales.
Resulta, pues, claro, tlUC el punto de vista sociológico no debe quedar elimi-
nado del campo de las ciencias de la cultura, sino que, por el contrario, debe
hallarse presente en ellas. Cierto que lo tiue- más interesa a las ciencias de la cultura
es el estudio de: los sentidos objetivados en las obras humanas. Pero para comprender
MUTUOS SERVICIOS ENTRE SOClOLOGIA y CIENCIAS DE LA CULTURA 97

correctamente esos sentidos. que son sentidos creados por hombres concretos en una
cierta situación, es necesario atender también al estudio de esa situación de la cual
y para la cual brotaron los sentidos contenidos en las obras culturales. Se puede
estudiar matemática con plena abstracción y total olvido de situaciones vitales. de
condiciones históricas, de necesidades concretas. y de fines determinados, porque la
validez de las ideas matemáticas no guarda relación ninguna con situaciones vitales
o 'con condiciones históricas. Pero las normas del Derecho positivo, Jas obras lite-
rarias, las creaciones de las artes plásticas, ·Ios idiomas, etc., aunque contengan sen-
.. tidos ideales, son productos humanos que se desenvolvieron por determinados motivos,
parJ. lograr ciertos fines, en unas vidas concretas que se dan en un cierto tiempo,
en un lugar y en una situación singulares. Y cabe decir qlle esas condiciones reales
-psicológicas, sociales e históricas- se reflejan siempre en algún modo y en alguna
medida en los sentidos de esas obras culturales.
De tal suerte el estudioso de las obras culturales necesita aplicar puntos de
vista psicológicos, sociológicos e históricos al análisis de sus temas.
1_0 expuesto en los párrafos anteriores tiene por objeto desterrar la idea que
predominó en algunas escuelas, tanto escuelas sociológicas como escuelas de las cien-
cias culturales. de que se debía establecer una separación tajante entre el punto 'de
vista y objeto de las ciencias de la conducta humana (Psicología, Sociología) por
un lado, y las ciencias de los productos culturales por otro. Este es un error que
resulta funesto en una doble dirección: tanto para la Sociologla," como para las
ciencias culturales. Así, por ejemplo, eso es lo que intentó hacer con el. Derecho
la Escuela Exegética francesa de! siglo XIX. la cual quiso convertir la ciencia ju-
rídica en una teoría puramente deductiva sobre la base del código de Napoleón.
La separación total entre la realidad de las conductas en que se gesten obras. culturales,
por una parte, y las obras gestadas, por otra parte, lleva a fatales deformaciones tanto en la
Sociología como en las ciencias de la cultura. .
Adviértase que Jo que aquí se discute no es si debe o no haber una dualidad tle cienci.ls
a este respecto. es decir, si por una j-arre se debe elaborar las ciencias de la conducta humana
(Psicología, Sociología, Historia), y, por otra parte. las ciencias de la cultura (Jurisprudencia,
Filología, Teoría de Arte, ete.). Tal división del trabajo en esas dos especies de ciencias parece
muy conveniente; y de hecho, nos encontrarnos con que generalmente se ha practicado esa divi-
sión del trabajo. Así, hay por un lado unas ciencias que consideran las conductas humanas corno
becbos, fijándose en su estructura }' en su desenvolvimiento dinámico, como son la Sociologfa
y la Psicología; y, por otro lado, ha}' las ciencias de la cultura que atienden especialmente a las
s;gtti/;úlciones que brotaron de la acción humana y que se objetivaron en sus resultados.
Lo que se discute aquí es otra cosa, es una cosa diferente de la diversificación de especia.
lidad entre ciencias de la conducta y ciencias de la cultura. Lo que se discute aquí es si dentro
del ámbito doméstico de cada una de esas dos especies de ciencias debe darse una ex...Iusividad
total de un solo punto de vista, es decir; $i los ciencias de la cultura deben n 110 deben pres-
cindir de tomar en consideración Jos actos vitales y las circunstancias históricas, y si las ciencias
de la conducta deben o no deben dejar a un lado por entero la referencia a los contenidos de
.. e~a conducta. Pues bien, esta pregunta entiendo que debe contestarse negativamente: las ciencias

4~ SIMMEL (J.), Sociología. trad. de J. Pérez Bances. Rev. de Occidente, Madrid, 1926,
dos tomos; WIESE (Leopold van), System der allgemeinrn Soziologie als Lehre 1'011 den sozialen
ProZt?JJCJl und sozidlen Gebilden der MellSchen, 1933; Soziologie: Geuhichle 1m' }{au/Jlprobleme,
" ed., Berlín, 19~4. Sobre estos dos autcres.tvéase: RECASÉNS SICHES (Luis), IY/;ese, Fondo de
Cult. Econo .. México. 1943; Lecciones de' Sociología Edil.' Porrún. México, 1948, cap. VI
("ELFormalismo Sociológico"); PINTO FERREIRA, Jlml W'ie¡e Imd die zeitgenoessiscbe Bezic-
bllnplebre, Río de ]aneiro, 1941.
lOOl'loloc-ia._'1.
98 MUTUOS SERVICIOS ENTRE SOCIOLOGIA y CIENCIAS DE LA CULTURA

de la conducta (Psicología. Sociología) no dtben dejar de tomar en cuenta los contenidos de esa
conducta; y parejamente, las ciencias de la cultura no deben prescindir del estudio del contexto
vital social e histórico de las obra! culturales

Aunque las ciencias de las conductas humanas (como la Psicología y la Socio-


logía) consideran éstas preponderamente desde el punto de vista de su realidad,
como estructuras, mecanismos y procesos, sin embargo para la correcta inteligencia
de tales fenómenos tienen que comprenderlos en tanto que referidos a sus contenidos.
Debe ser así, porque la relación entre acto y sentido. entre forma vital y con-
tenido, entre Sociología y cultura es muy intima. No se trata de una mera relación
del tipo de la que se da entre el soporte y lo soportado, o entre el continente y el
contenido, o entre el vehículo y lo transportado, Por el contrario, la relación entre:
la conducta viva y la obra o resultado de esta. conducta es muy íntima y de ca-
rácter recíproco. En efecto, el modo de ser real de la conducta influye notablemente
en la obra realizada con tal conducta. Y, viceversa, la índole de la obra que se quiere
realizar influye en la configuración de la conducta COn la cual se intenta hacer esa
obra. Por lo tanto, al estudiar los hechos sociales como conductas vivas, debemos
tomar en cuenta los contenidos albergados y los resultados gestados en tales conduc-
tas. Y, al revés, cuando estudiamos las obras culturales, no podemos separarlas de las
vidas concretas en las cuales y para las cuales dichas obras se dan en su realidad efectiva.
Así, pues, en resumen puede decirse lo siguiente: I9· Bien está que haya dos
tipos de ciencias de las realidades humanas: las ciencias de las conductas reales (Psi-
cología, Sociología); y las ciencias de las obras objetivadas (ciencias de la cultura).
2 9 Las ciencias de las conductas estudian predominantemente los hechos reales
del comportamiento, que son hechos humanos con un sentido subjetivo, desde el
punto de vista de su realidad efectiva. En cambio, las ciencias de la cultura estudian
predominantemente los resultados objetivos de las obras humanas.
39 Pero aunque la Sociología estudie predominantemente los' comportamientos
sociales. las interacciones, en cuanto a sus formas y desenvolvimientos, no puede
desentenderse de la referencia a sus contenidos y a sus resultados, es decir, de la
"referenciaa las obras creadas en tales comportamientos. Y, de análoga manera, sólo
que a la inversa, aunque las ciencias culturales atiendan predominantemente el sen-
tido encarnado en los productos humanos, como expresiones obj etivadas de ideas,
no pueden olvidar los hechos en los que tales obras se produjeron, ni tampoco ol-
vidar aquellos otros hechos reales a los que dichas obras siguen aplicándose.
49 Consiguientemente hay una relación de ~utua ayuda entre la Sociología y
las ciencias de la cultura. porque halta cierto punto hay entre ambas una ínter-
penetración.

20.-INFLUENCIA RECIPROCA ENTRE LAS FORMAS Y LOS


CONTENIDOS SOCIALES. LA SOCIOLOGIA DE
LA CULTURA
Los hombres conviven, se influyen recíprocamente entre sí, participan en creen-
cias y sentimientos comunes, comparten modos de vida colectivos, juegan juntos,
cooperan, luchan, se aproximan unos a otros, o a veces se distancian los unos de
los otros, constituyen asociaciones particulares con fines definidos. Ahora bien, todas
esas conductas tienen un contenido, por ejemplo: los hombres se influyen rccípro-
MUTUOS SERVICIOS ENTRE SOCIOLOGIA y CIENCiAS DE LA CULTURA 99

camente "en amor. en política, en economía, etc.: participan en común en creencias


que 'son técnicas, religiosas. políticas, erc.; juegan a juegos varios; cooperan para
empresas de mutua defensa, de producción de bienes materiales, de propaganda pú-
blica, etc.; luchan por rivalidad amorosa, por concurrencia mercantil, por triunfar
en una campaña electoral, por obtener el mismo puesto.. etc.; constituyen asocia-
ciones deportivas, culturales, financieras, etc.
Ahora bien, sucede que, como se indicó ya, los caracteres de las [ormas y de
los procesos Joda/es influyen sobremanera de realizar las diversas tareas, esto es,
influyen sobre los contenidos cnlmreles, En efecto, cual sea el número de los hombres
que integran una comunidad o una sociedad, las especiales estructuras de su agru-
pación. el tipo de, procesos o desenvolvimientos sociales que entre ellos tengan lugar,
etc., son factores que condicionan las obras (jurídicas, políticas, artísticas, etc.)
que se vayan a gestar, y que influyen sobre las características que esas obras vayan
a tener. Así, por ejemplo, el mero número o cantidad de las gentes que integren
una comunidad o asociación política opera condicionando los caminos posibles: sólo
se podrá elegir un régimen de democracia directa y un régimen de democracia re-
presentativa si se trata de una colectividad de poco número de gentes, como un
cantón suizo pequeño, cuyos miembros pueden de hecho reunirse todos ellos en un
valle; pero si, por el contrario. se trata de una colectividad de millones. entonces
hay solamente la posibilidad de un régimen de democracia representativa, puesto que
la directa queda excluida por mero factor del número.
Pera. además. hay también, a la inversa, una influencia de la indole de raJ.1
función cultural, de cada tarea que se va a desarrollar, sobre 'a¡ formal y 101 procnOJ
sociales. Así, por ejemplo.. no podrá tener la misma estructura y organización un
ejército que un ateneo científico: la índole del quehacer militar exige que se esta-
blezca una rígida y brutal disciplina, mientras que el carácter de la. tarea científicl
requiere un régimen de libre discusión. Un ejército sin disciplina severa no sería pro-
piamente un ejército, sino una turbamulta armada; y, en cambio, un ateneo científico
organizado con principios de disciplina militar haría imposible de todo punto una
auténtica labor intelectual seria y fructífera.
El influjo que los actos y las formas sociales ejercen sobre los contenidos de
la vida humana- y sobre las obras de la cultura, por una parte, así como también por
otra parte la influencia inversa -la que la especial índole de cada contenido cultu-
ral ejerce sobre las realidades sociales->, constituyen temas que deben ser estudiados
en perspectivas de conjunto por la Sociología general. Pero el análisis particular y
profundizado de estos temas es encomendado a la llamada Sociología de la Cultura,
la cual consta de dos partes: una primera parte que estudia aquellas relaciones recí-
procas entre realidades sociales y cultura en f!..&J1el',d.: runa segunda parte en la cual se
investigan esas mismas relaciones de mutua influencia entre esos dos factores. de
modo singular en cada una de las ramas especiales de la cultura: lenguaje, conocí-
miento (vulgar, científico, filosófico). Derecho, técnica, arte, etc. La primera parte
es la Sociología de la Cultura en general. La segunda parte está integrada por las
Sociologías especiales del lenguaje, conocimiento, Derecho, arte, técnica, etc.


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CAPÍTULO VI

EL PROBLEMA DE LA DEFINICION DE LO SOCIAL


SU1rARIO:-:-1. Dííimlsades para la dt'jilJidólJ de lo Jod.tl.-2. Necesidad de
fina idea clara sobre lo !odal.-3. LA rflt'i.ri6n crítica e!l" Sociología sobre
la de!hlición de /0 Jocia/.-4. La filosofía en la rer¡jióll (rí/iea.-5. El ¡dan-
teamiento ontológico sobre el ser de lo socia/.-6. Impar/dl/cia y ronsemencias
práctica! de Ul1a defhlición clara y vigorosa de la sociedad.

I.~DIFICULTADES PARA LA DEFfNICION DE LO SOCIAL


Según he expuesto ampliamente en el capítulo III, todo ser humano tiene coti-
dianamente desde que 'despierta a la vida una varindisimu multitud de experiencias
inmediatas de lo social. Sin embargo, a pesar de esa inmediata presencia de lo social
en nuestra vida, ruando tratamos de enterarnos con rigor }' precisión de qué cosa
sea lo social, y de definirlo en forma clara, esto parece que se convierte en objeto
huidizo de vaga silueta, parece corno si se nos escabullese. ¿Que es eso de la sociedad
en que yo estoy ton otros seres humanos? ¿Dónde está la sociedad, en mí y en ellos,
o entre ellos y yo? ¿Sólo entre mi y los otros, o también dentro de mí y dentro de los
otros? ¿Se da la sociedad en el espacio, o se da en un ámbito distinto del espacio
geográfico? ¿Es la sociedad un conjunto de hombres articulados de cierta manera, o
es sólo el conjunto de relaciones entre ellos? ¿Es la sociedad una cosa substante, como
por ejemplo un organismo o un alma, o por el contrario se halla constituida sola-
mente por una serie de modos de vida y por U1U trama de relaciones interhumanas?
Esas dificultades para asir intelectualmente a primera vista lo social explican
en parte el hecho de que se haya demorado tanto el nacimiento de la Sociología.
El pensamiento no ha logrado fácilmente la aprehensión intelectual de 13. sociedad;
y se ha quedado entre sus manos las más de las veces tan sólo con la huella de lo
. social. De aquí que muchas disciplinas especiales -dc lo social hayan nacido y se ha-
yan desarrollado mucho antes que la Sociología general; así, por ejemplo, la Ciencia
del Derecho y la Ciencia de la Economía; ya que en ellas se estudian improntas de
lo social, pero no lo social propiamente dicho. Otras veces se atendió a los fines
de las actividades sociales y entonces se hizo filosofía valorativa, axiologla jurídica,
política y social. Otras veces la atención se paró sobre todo en la persona agente en
la vida social) y así se hizo principalmente Psicología.
Tal vez otra circunstancia explica también en parte que la atención científica
no se haya fijado hasta muy tarde en el problema básico de la Sociología, es decir,
en la esencia y realidad específica de la sociedad. La inmediatez y la universalidad
del fenómeno social, en el cual se halla inserta nuestra vida, determinan quizá que

100


DIFICULTADES PARA LA DEFINlClON DE LO SOCIAL 101

no se pare la suficiente atención en él y gue se tienda a tomarlo como un hecho


natural; corno ocurre, por ejemplo. en la famosa afirmación aristotélica de que el.
hombre es un animal social, la cual fué repitiéndose rutinariamente a través de los
siglos, en todo el pensamiento antiguo, en el medioeval )' en no poca part~ del mo-
derno. Aunque dicha afirmación sea verdadera, es insuficiente y superficial. en la
forma en que la emitió Aristóteles y la repitieron después otros, pues con ella
se despacha trivialmente el estudio filosófico y científico del hecho de la sociedad.

2.-NECESIDAD DE UNA IDEA CLARA SOBRE LO SOCIAL


El lograr una idea clara de lo social, sobre todo de qué clase de J'ea/íddd es eso
que se llama la sociedad, tiene una importancia decisiva, tanto desde el punto de
vista teórico, como desde el punto de vista práctico.
Aclarar con rigor lo que lo social sea, y entender qué tipo de realidad es lo
social. es una tarea ineludiblemente necesaria para que la Sociología pueda consti-
tuirse sobre base sólida y desenvolverse como una ciencia con objeto propio.
Por sorprendente que parezca, es un hecho que durante casi un siglo la mayor
parte. de los más famosos libros de Sociología P.Q nos han dicho nada claro sobre
qué es lo social, sobre qué es la sociedad, ni siquiera en ellos se ha intentado un
poco en serio poner en c!aro los fenómenos elementales en que el hecho social con-
siste. A este respecto observa justamente Ortega y Gasset' que "las obras en las cuales
Augu~o Comte inicia la ciencia sociológica suman por valor de más de cinco mii
páginas con letra bien apretada. Pues bien, entre todas ellas no encontramos líneas
bastantes para llenar una página, que se ocupen de decirnos lo que Augusto Comte
entiende por sociedad . . . El libro ... Principios de -Sociolog/a de Spcncer (1876-
1896) no contad. menos de 2,500 plginas. No creo que lleguen a cincuenta las lí-
neas dedicadas a preguntarse el autor qué cosa sean esas extrañas realidades de que
la obesa publicación se ocupa ... No es esto decir, ni mucho menos, que en estas
obras, como en algunas otras, falten entrevisiones, J veces g("ni:;,.!c~, de ciertos pro·
blemas sociológicos. Pero careciendo de evidencia en lo elemental, eses aciertos que-
dan secretos y herméticos, ir-asequibles para el lector normal. Para aprovecharlos,
tendríamos que hacer Jo que su~ autores no hicieron: intentar traer bien a luz esos
fenómenos preliminares y elementales, esforzarnos denodadamente, sin excusa, en
precisarnos qué es lo social, qué es la sociedad. Porque sus autores no lo hicieron,
llegan como ciegos geniales a palpar ciertas realidades -ro diría, a tropezar con
e11a5-; pero no logran verlas y mucho menos esclarecérnoslas".
Con razón observa el ilustre sociólogo norteamericano Maclver- que han sido
escritos muchos volúmenes de Sociología que no han contestado la pl'egunt.1 prelimi-
nar sobre ·10 que sea el .hecho social o que la han contestado erróneamente. Ahora
bien, una ciencia general de la sociedad que no tenga respuest.l a esta cuestión
es un tanto. inútil. Y en otro lugar advierte certeramente ti mismo Maclvcr- que el
fracaso en la verdadera comprensión de la diferencia entre lo individual y lo social,
1 Cfr. OR.TEGA Y GASSliT (José), Obras Completas, Revista de Occidente, Madrid. 1946,
tomo V, pp. 292-294.
:: Cfr. MAcIvER (R. M.), Comunidad: Estudios Sociotágicos, trad. de Prados, Buenos
Aires. 1944, p. 21.
I Cfr. MAClvER (R. M.\. ob. cit. en la nota precedente. p. 87.
102 URGENCIA DE UNA IDEA CLARA SOBRE LO SOCIAL

así como también la creación de falsas distinciones, ha sido una fuente principal de
error sociológico.
Las circunstancias especiales que enmarcaron el nacimiento de la Sociología con-
tribuyeron a privar de claridad a la mente sobre la esencia de la sociedad: de un
lado el positivismo, preconizador de que la única fuente de conocimiento es la ex-
periencia. engendró las corrientes naturalistas que quisieron hacer de la Sociología
una mera ciencia de. la naturaleza (parecida a la Física, o a la Geografía, o a la
Biología): y, de otro lado, las direcciones romántica y hegeliana, a cuyo calor se
produjeron también importantes conatos de Sociología, con su oscura fantasmagoda
r sus frenesíes místicos, intentaron concebir la sociedad como una realidad substante
e independiente de los seres humanos que la integran, tratando de explicarla como
un alma colectiva de naturaleza psicológica (tal es la tesis romántica) o como un es-
píritu objetivo a manera de sistema dialéctico de ideas (según pretendió Hegel).
Aclarar con rigor y precisión lo que 10 social sea es una tarea necesaria para
fundamentar la Sociología, y para desenvolver esta ciencia con alguna seguridad. Este
esclarecimiento además· dotará a la Sociología de un tema propio de estudio. dife-
rente de otros temas colindantes o conexos con él, que se estudian en otras dis-
ciplinas. Con esto se desvanecerán un gran número de equívocos y de confusiones
que aquejaron a la Sociología en sus primeros ochenta años (aproximadamente)
desde su funda cié'l.
Así Blondcl hacía notar la "desagradable impresión de. confusión y de deseen-
cierto que se experimentaba cuando en el estudio de esas materias se pasaba de los
autores alemanes a los autores italianos, ingleses, norteamericanos o franceses e in-
duso, en cada lengua, de un.. autor a otro". "Razón por la cual, Mauss y Febvre
estaban de acuerdo en deplorar que en realidad nadie sabía por dónde andaba, en-
tre todas las ciencias alemanas que tratan de los problemas psicológicos planteados
por la vida en sociedad"."
En efecto, la producción sociológica ha presentado en el próximo pretérito, un
paisaje de gran diversidad y heterogeneidad, según las diversas escuelas. No se tra-
taba sólo de múltiples discrepancias, de diferentes teorías, de controversias, de
opuestas doctrinas, de discusiones metódicas. Si toda la diversidad se hubiese redu-
cido a eso, no habría por qué hacer sobre ella comentario especial, ya que tales
variedades las hallamos en el seno de todas las ciencias. En definitiva, el conocirnien-
to científico ha progresado siempre, y sólo puede progresar, a través de un proceso
de libre discusión, "en donde se confrontan recíprocamente diversos puntos de vista,
diferentes opiniones, etc. Ahora bien; las variedades que hallamos en las obras so-
ciológicas de antaño no se reducen a eso; sino que afectaban además y muy princi-
palrncnte a la concepción sobre el contenido central y mínimo de la Sociología. y.
asf, ocurría que bajo el mismo nombre de Sociología había obras varias, cll-ros temas
apenas tenían semejanza entre sí. Es decir, las divergencias no se reducían tan sólo
a los supuestos teóricos, a la orientación doctrinal, a la manera de tratar las cues-
tiones y a las soluciones propuestas, sino que además afectaban a la misma delimi-
tación de 10 que es. objeto de estudio. Tal cosa se debía sobre todo a que, hallándose
presente el ingrediente social en muchísimas realidades y en todas las humanas, el
4 Cfr. Bl.O~DEL (Ch.), Psicología Coleaioa, trad. de N. J. Domínguez, Editorial América,
México, }945, pp. 14 Y 52.
URGENCIA DE UNA IDEA CLARA SOBRJ! LO SOCIAL 103

sociólogo se encontraba ante un dilatadísimo paisaje, del que destacaba en cada caso
aquellos componentes que atraían su atención con preferencia. De aquí que se haya
sentido, por los más destacados sociólogos del siglo xx, necesidad de proceder a la
delimitación de los temas característicamente propios de esta ciencia, sin perjuicio I
de admitir una serie de proyecciones marginales hacia otras zonas colindantes. \
Esta imprecisión que dominó durante largo tiempo en las obras de Sociología,
respecto del contenido de ésta y de sus problemas capitales, se debió sobre todo a
que la mayor parte de ellas daban por supuestas las definiciones de la sociedad y del
individuo, ateniéndose tan sólo a las nociones vulgares (harto turbias) sobre la una
y el otro. Ahora bien, mientras no se llegue a determinar y aislar mentalmente la
realidad social, en tanto que tal, no podrá constituirse la Sociología sobre una base
firme y desarrollarse con limpieza.
Lograr una idea clara sobre lo social tiene también una importancia para la
vida práctica de la humanidad. Muchos de los más graves conflictos, de las más
angustiosas experiencias, y de las más pavorosas catástrofes por las que se ha pasado
y se está pasando todavía en el siglo xx, se deben en gran parte -a deplorables con-
fusiones mentales sobre 10 que sea la sociedad y el individuo y lo que sean las rela-
ciones entre aquélla y éste, sobre qué cosa sea una nación, sobre el verdadero agente
del progreso; y sobre otros temas capitales de Sociología.

3·-LA REVISION CRITICA EN SOCIOLOGIA SOBRE LA DEFINICION


DE LO SOCIAL
En el siglo xx se ha desarrollado por diferentes caminos y en varios países una revrsron
crítica en Sociología, una especie de examen de conciencia y de propósito de enmienda respecto
del pretérito de esta disciplina, sobre Jos problemas de cuál sea el objeto de esta ciencia -es
decir, determinación de lo social-e-, sobre sus supuestos y sobre los métodos adecuados.
Una de las primeras voces con potencia' y acierto que se oyó clamar por tal revisión fué la
del gran sociólogo alemán Georg Simmel (1858.1918) quien abogó porque se terminara con
el vago e irresponsable enciclopedismo que había dominado la Sociologfa del siglo XIX y de
10$ comienzos del XX' Y averiguase cuál es y en qué consiste el objeto propio de esta ciencia.
y Simmel contribuyó con una aportación de gran alcance a este propósito: con la teoría de la
iJ1Jer4Cdó1J y de las formas socialesv
Ya bastantes años antes el sociólogo francés Gabriel Tarde (1843-1904) acometió una
tarea similar aunque con' menos rigor con su teoría de lo social como imiJaci61J contrapuesto
a 10 individual como iml(!nci6n.6 Y el gran coloso de la Sociología francesa Emilio Durkheim
(1859-1917), aunque su obra está todavía afectada por cierta tendencia enciclopédica, con su
teoría del hecho socia/ esclareció algunos puntos fundamentales! -
Desarrollando en grande un programa hasta cierto punto parecido al de Slmmcl. el soció-
logo alemán Leopold ven Wiese (n. 1876) ha contribuído con análisis rigorosos a la deter-
minación conceptual de 10 social. A pesar de la angostura de su sistemas formalista, y de las
críticas que a éste puedan dirigirse justificadamente, ha aportado considerable precisión mental
y ha arrojado mucha luz sobre varios temas básicos.s
La máxima figura de la Sociología europea en el siglo xx, el alemán Mas, \X't"ber (1864.
1920), con su teoría del obrar social --de la que me he ocupado detalladamente ('O el capi-

5 Véase la nota N9 46 del cap. V de este libro.


6 Véase: R:ECASÉNS SICHES (Luis), LA Sociología de la [mi/ación d~ CabJ'iel Tarde, en
"Lex: Revista Jurídica", México, N" 1, 1946; también: Luciones de Sociología} Edit. Porrúa.
México, 1948, cap. XVI.
7 Véase: RECASÉN5 SICHES (Luis), La teoría del hecho social .regún DJI"¡!.h~im, en "E1
Foro: Órgano de la narra Mexicana". JII, 3, México, 1946. pp. 34~ Y ss.
s Véase b lJ,;lLI NI' 46 del cap. V de este libro.
104 REVISION CRITICA DE LA SOCIOLOGIA

tulo V de este libro-- ha suministrado, aunque sólo en pacte, esclarecimientos de decisiva


importancia sobre 10 social.9
En el empeño de contribuir a una daca determinación de qué sea lo social han trabajado.
además de los ya mencionados, varios otros sociólogos de este. siglo, entre ellos, por ejemplo,
Blondel.w Bouglé,l1 ROSS,12 Znaniecki.w Ginsberg.w Maclver.te Talcett Persons.te José Ortega
y Gasset•.rr Raúl Orgaz,18 Francisco Ayala.,19 y Alfredo Poviña 2 0 y quien escribe estas páginas.
La necesidad de una: revisión critica sobre los supuestos, fundamentos, objeto, método y
alcance de la Sociología no ha significado, ni debe significar, que mientras se sustancia este
proceso, haya de quedar detenida la investigación concreta. Quien renuncia a hacer, hasta que
haya concluido sus meditaciones previas sobre el hacer y sus reflexiones sobre las bases y el
método, queda condenado a esterilidad y, en la medida que contagie a otros esta abstención,
obra como vituperable rémora del progreso científico. La revisión crítica debe operarse sobre
la marcha, sin que ésta se detenga; es decir. pueden y deben coexistir las tareas de investigación
COn las labores que pretende la 'nueva cimentación. Una vez lograda ésta, posible-y aun proba-
blemente se tienen que revalorar muchos de los resultados conseguidos anteriormente; pero esto
cabe hacerlo con facilidad; y representa una enorme ventaja contar con un caudal cada vez mayor
de datos, observaciones, etc., aunque después todo ello deba ser sometido a una reelaboración.
De todas maneras hay que advertir que esa labor de revisión crítica y de nueva fundamen-
tación, que se inició poco más o menos de modo deliberado hace unos cuatro o cinco decenios,
y que se fué ampliando y profundizando, está ya en una gran parte cumplida satisfactoriamen-
te y rindiendo importantísimos beneficios en los nuevos libros de Sociología. Pueden quedar
-en fin de cuentas siempre quedarán-, cabos sueltos que atar, ternas que demandan todavía un
más refinado análisis. Al fin y al cabo, no hay ninguna tarea científica que pueda nunca con-
siderarse como terminada. Por el contrario. todas deben quedar siempre abiertas, para nuevas
sugestiones, para nuevas revisiones y para reelaboraciones. Pero en conjunto cabe observar que
la Sociología hoy en una gran parte ha salido ya de las nebulosas confusionanas y de las inde-

9 Véase también RE.CASÉNS SICHES (Luis), Expolición y Critica de la teoría del obrar
social y de 111 comprensión ugún Max Weber, en "Rev. Mex. de Soc.", 111, 3. 1946; Lecciones
de Sociología. Edil. Porrúa, México, 1948, cap. XV.
10 BLONDBL (Ch.), oh. cit. en la nota N~ 4 de este cap.
11 BOUGLÉ (C), ¿Qué el la Sociologíai, trad. de Nazario J. Dominguez, Edil. América,
México, 1954; Eléments de Sociologie -en col. con I. Raffauit-, Pacis, 1930.
u Ross (Edward Alsworth), Social Control, Nueva York, 1901; Tbe Fonndations 01
Sociology, 1905; Soda/. Psydx)logy, 1908; Tbe Principies 01 Sociology, 4- ed., Nueva York.
1938.
u ZNANIEC<.I (Florian), Tbe Polisb Pedsant in Burope and America, en coi. can W. I.
THOMAS, Boston, 1918-2D; Cultural Realit], 1919; The Laws QI Social Psicbology, Chicago,
1925; Tbe MethoJ 01 Sodology, Nueva York, 1934; Social Actíons, Nueva York, 1936.
u GINSBERG (Morris), Manual de Sociología, trad. de ]. Medina Ecbavarrta, Edil. Losada,
Buenos Aires, 1942; The Piychology 01 Soúe/y: The Role 01 reason ana JJ7iJl, Londres, 19'28;
Studies in SociologYI Londres, 1932.
15 MAcIvER (R. M.), Comnnidad: Estudio Sociológico, trad. de ]. Prados, Edil. Losada,
Buenos Aires, 1944; Elementi 01 SocialScieñce, Londres, 1921; Sacie/y: lts Structure, ana
Cbanges, Nueva York, 1931; Sacie/y: An Introductory Analysi! --en col. con Ch. PAGE-,
Rinehart, Nueva York, 1950; Causación Social, trad. de M. González y E. Imaz, Fondo de
Cult. Econ., México, 1949.
16 Véase la lista de las principales obras de Talcott P.. . RSOKS en la nota 3D del cap. V del
presente libro ..
11 ÜRTEGA y GAS9ET (José), La Rehelión de las Masa.!, 1929; En torno a Galileo 1931'
Ensim~smamiento y Alteración, 1939; Ideas y Creencias, 1940; Historia como Sistema' y Dei
Imperio Romano, 1941. Hay una edición de sus Obras Completas, en 6 tomos, Revista de Occi-
dente, Madrid, 1946-47. .
18 O.R..GAZ (Raúl).. E!t;,dio¡ de Sociología, Córdoba, Arg., 1915; La Sociología Actual, 1927;
Introducción a la Sociología, 2 ed., Buenos Aires, 1937; Sociología: l. lntroducrión y Teoría
del Grupo lnssiturionslizado, Córdoba. Arg. 2' ed. 1946.
19 Av,ALA (Francisco), Tratado de Sociología: 1, Historia de la Socioiogio; /l. Sistema
d~ la SOCl%gla; lll. Nomenclator Bio-hibliográfico de la Sociología, Edit. Losada, Buenos
Aires, 1947 -tres tomos.
20 POvtA'A (Alfredo), Cuestiones de OntO/Olra Sociológica, Alenandri; Córdoba, 1949
REVISION CRITICA DE LA SOCIOLOGIA 105

cisiones en que vivió durante -Iarge tiempo, y va avanzando y realizando nuevos descubrimientos
con paso más fírme.s!

.j.-LA FILOSOFIA EN LA REVISION CRITICA


La Sociología no es filosofía; es una ciencia con objeto propio y determinado. Su objeto
es la realidad social, lo social, o dicho con otras palabras, los comportamientos y relaciones
sociales. Es, por consiguiente, una ciencia que se ocupa de determinados hechos, o mejor dicho,
de determinado aspecto de ciertos hechos humanos.
A pesar de que la Sociología no es ni debe ser fllosoffe, todavía necesita del auxilio de la
filosofía para fundamentarse sobre bases sólidas y diáfanamente claras. Cierto que, en princi-
pio, lo mismo podría decirse de todas las demás ciencias, pues cada una de ellas s~ apoya sobre
supuestos, <le los cuales la ciencia particular no puede dar suficiente cuenta ni justificación,
pues el estudio de estos supuestos pertenece precisamente a la Filosofía. Que suceda 10 mismo
con la Sociología no tiene, por 10 tanto, nada de singular ni excepcional. Pero es que. aparte
de eso que .les pasa a todas las ciencias, acontece con la Sociología algo especial que la atañe de
modo particular, en sus relaciones con la FilosofIa.
Por 'Una parte, sucede que la Sociología, como se ha relatado ya, no ha contado hasta
hace poco tiempo con el mínimo indispensable de fundamentación que delimitase y aclarase
su objeto, y explicase de modo suficiente sus supuestos. Para llenar ese gravísimo vacío ha
necesitado del auxilio de la. Filosofía. Y ha necesitado y necesita de ese auxilio tanto más
-más todavía "que otras ciencias- porque el objeto de la Sociología no es fácil de recortar
dentro del ámbito de la realidad compleja del mundo, pues está estrechamente trabado "con lo
que los objetos en general y totalitariamente son: y, estando enlazadas con esos objetos, las so-
luciones que se dan a los 'problemas propiamente filosóficos de la ontologta.y de la gnoseología
repercuten en ... la Sociología" .22
Por otra parte, el objeto sociol6gico se halla estrechamente entroncado con la vida humana.
Pero el estudio de la vida humana es esencialmente un tema, o mejor dicho, es el tema de la
Filosofía.
y es precisamente la filosofía de nuestro tiempo la que puede suministrar y ha suminis-
trado ya una aportación decisiva para la aclaración y rigorosa determinación de lo social.. Esto
no había sucedido en anteriores períodos del pensamiento humano.
En efecto, la filosofía de nuestro tiempo ha progresado muchísimo en el conocimiento
esencial de lo humano. Por eso parece no s610 discreto, sino también obligado, que la Socio-
logía se beneficie hoy de esas nuevas conquistas, gracias a las cuales se pueda esclarecer la
esencia de lo social, y dotar a la ciencia sociológica de sólidas bases y de certeras perspectivas.

s.-EL PLANTEAMIENTO ONTOLOGICO SOBRE EL SER DE LO SOCIAL


En el curso de este libro el estudio de lo social se planteará no sólo como de-
terminación y definición de su esencia, sino también desde el punto de vista onto-
lógico, es decir, preguntándonos sobre q.ue clase de ser es eso que llaman sociedad.
21 Sobre teoría sociológica, principalmente norteamericana, pero no de modo exclusi-
va, en nuestro tiempo, véase: BECKER (Howard} & BOSKOFF (Alvin) --eds.-, Modern
Sociological Theory in Con/inuiJ] and Change, 19:57. El sociólogo hindú Radhakamal MUKERJEE,
profesor de la Universidad de lucknow (India), en su obra The Prontiers 01 Social Science,
1957, desarrolla una teoría general de la sociedad que constituye una integración de pensamien-
tos europeos, americanos y orientales, dentro del marco de un conocimiento social, que ha sido
derivado filosóficamente, estadísticamente y experimentalmente. Véase también: GIITLER (Jo.
sepr B.) --editor-, Reoiew 01 Sociology. Anatysis of a DeraJe, 1958; COSER (lewis A.) &
ROSENBERG (Bernard), Sociological Theory: A Book 01 Readings, 1957. Véase también: NETO
(Antonio Luiz Machado), O Problema Epistemológico em Sociologia, Babia, 1959.
22 Cfr. GAJtdA MORENTE [Manuel}, Lecciones Preliminares de Fiíosoiía, Tucumán, 1938,
p. 25 -hay una nueva ed. publicada por Ed. Losada, Buenos Aires.
106 EL SER DE LO SOCIAL

Por una parte, es necesario aprender a distinguir entre las diversas regiones del
ser, entre lo que pudiera llamarse las varias zonas del mundo, por ejemplo: lo cor-
póreo inorgánico, lo corpóreo orgánico, lo psíquico, lo ideal, 10 humano, los valores,
lo trascendente (Dios, la humanidad, etc.) , la cultura, etc. Por otra parte, es tam-
bién necesario estudiar las diversas acepciones de la palabra ser. ·0, dicho COn otras
palabras, las diversas categorías dentro de cada región.
En el Universo, o conjunto de todo cuanto hay, hallamos diversas regiones
o zonas de JeTeJ. Todo cuanto encontramos y todo cuanto presentimos en el Uni-
verso es en alguna manera, ora fuera de mí, ora dentro de mí. Pero la palabra ser
no significa 10 mismo aplicada a Dios, o aplicada a una montaña, o aplicada a un
sentimiento, o aplicada a un teorema matemático, .0 aplicada al valor justicia, o
aplicada a una estatua, un código, o aplicada a un destino humano, a una vocación,
o a una preocupación, o aplicada a una asociación, etc. Cada uno de los tipos de
seres citados como ejemplos -y los demás que podrían mencionarse- pertenece
a una diferente zona o región del Universo. Así, pasando revista a los ejemplos
mencionados, podría decirse que Dios es el Ser Absoluto; que la montaña es na-
turaleza corpórea; que el sentimiento es un fenómeno psíquico; que el teorema
matemático es un ser ideal; que la justicia es un valor; que la estatua y el código
son obras culturales, O sea productos objetivados del obrar humano; que el des-
tino, la vocación, y la preocupación son elementos de la existencia humana; que
la asociación es una realidad social; etc.
Pero no sólo es preciso aprender a distinguir entre las diversas regiones o zonas
del ser, sino que además necesitamos también saber diferenciar las varias acepciones
radicales y primarias de la palabra ser, las varias categorías, dentro de cada región.
Las categorías son los diferentes sentidos irreductibles de la palabra ser. Para mos-
trar esos diversos sentidos o acepciones radicales, podemos referirnos a una COsa real,
por ejemplo, a una bola de billar; de ella cabe decir que es; pero también podemos
decir que Su color crema eJf; y asimismo que es igual a otra bola de billar. Ahora
bien, entre las tres acepciones de- la palabra es, aplicadas a la bola, al color. y a la
igualdad, hay diferencias radicales e irreductibles; es decir, se trata de sentidos cada
uno de ellos igualmente primario, no derivado de otro , que no se constituye por
la diferencia específica dentro de un género común, y que, por lo tanto no se puede
reducir a otro sentido más general.
En efecto, la bola es un ser substantivo! substante, una substancia, es decir, algo
con propia existencia (que no necesita de otro, para ser). En cambio, el color de la
bola es algo que no es independiente de otro algo, antes bien, que está apoyado
sobre otra cosa (sobre la bola); constituye lo que se llama una cualidad o modo de
ser de una cosa. Y, por fin, la igualdad (que la bola tiene con otra) es algo, pero
algo que no es con independencia de otro algo, ni tampoco adherido a una cosa
O las dos cosas, sino que es algo que existe en/re dos cosas (las dos bolas) cuando
mi mente las compara; en suma, la igualdad no es una cosa substantiva, ni una cua-
lidad, sino que es una relación. Valgan estos ejemplos como exhibición muy somera
.}' parcial de diferenciación entre categorías varias del ser real.
Si he llevado al lector, estudioso de Sociología, a asomarse a esas perspectivas
filosóficas -aunque sea. sólo en rápida y fragmentaria ojeada- ha sido porque,
cuando acometamos el tema de la definición de lo social, precisará preguntarnos
qué clase de Ser es la sociedad: a qué región ontológica pertenece y dentro de (pié
EL SER DE LO SOCIAL 107

categoría está. Hacerlo así no constituye imperialismo de filósofo, 'antes bien urgencia
retentaria e indeclinable, para despejar de tenebrosos nubarrones el área de la Socio-
logía, y para dotar a ésta de sólidas bases y de objeto claramente delimitado. La
necesidad de proceder a un planteamiento rigoroso, en el terreno filosófico, del
problema sobre el ser de la sociedad, viene impuesta, entre otras razones, notoria-
mente por el hecho de que muchos sociólogos del siglo XIX -y también algunos
del xx- han hecho metafísica gratuita, es decir, o bien romántica, poética, O bien
sin saber que la hacían, o bien sin el sentido de responsabilidad intelectual que esta
tarea requiere. Así, hubo quienes substancial izaron la sociedad; ora considerándola
como una especie de animal gigantesco, cual lo hicieron los organicistas biológicos;
ora concibiéndola como un alma nacional, según sostenían los románticos; ora como
un espíritu objetivo, según el pensamiento de Hegel. Ya se ha visto cuán injustifica.
das y erróneas soo todas las teorías que consideran la sociedad como un ser substante.
Sumidas ya' en pleno descrédito esas grotescas fantasmagorías substancializado-
ras de la realidad social, sucede que la mayor parte de los sociólogos contemporáneos,
que aspiran a definir con claridad lo social, sostienen que 10 social está constituido
tan sólo por interacciones, influjos recíprocos. Sucede, sin embargo, que esta carac-
terización tal vez no represente una definición suficiente de la realidad de lo social
y, convenga entender la sociedad más a fondo y con mayor agudeza de perfiles,
como especiales modos o formas de vida; y además también como relaciones y como
interacciones.

6.-IMPORTANCIA y CONSECUENCIAS PRACTICAS DE UNA DEFINICION


CLARA y RIGOROSA DE LA SOCIEDAD
Este tema de definir esencialmente la sociedad, determinando a qué zona del ser
pertenece y qué clase de ser tiene, no sólo constituye una importante especulación teó-
r-ica -que permitirá una fundamentación segura de la Sociología-, sino que además
posee enorme y decisiva importancia práctica. Probablemente gran número de las
tragedias que ha sufrido la humanidad, y sobre todo las de nuestro tiempo, sean
en alguna medida consecuencia de la falta de claridad mental respecto de lo que es
la sociedad y de lo que son los diversos entes colectivos, sobre todo el Estado.
Aunque la Sociología no contiene en manera alguna pensamientos valoradores,
sin embargo la concepción que se tenga sobre cuál sea la realidad de lo social habrá
de influir decisivamente en la estimativa y, por lo tanto, directamente en el enfoque
práctico de los problemas políticos y sociales.
Así, por ejemplo, si se concibe la sociedad corno un ser substante, con exis-
tencia propia e independiente, esta tesis constituirá un fundamento para las doctri-
nas políticas que quieren esclavizar al sujeto humano. En efecto, cuando se piensa
la sociedad, y sobre todo el Estado, como una cosa substante con vida propia, enton-
ces se tiende a que el individuo quede anonadado ante el volumen imponente y
autónomo de ese ser. Es más, entonces el hombre queda degradado, convertido en
mera cosa, en simple ingrediente, privado de toda dignidad personal. Esto es lo
que sucede cuando se presenta el Estado como un organismo gigantesco con cxis-
tencia propia; o cuando se le piensa COmo un alma nacional substante y efectiva;
o cuando se le concibe como un espíritu objetivo; o cuando se le imagina corno
una substancia moral superior y ajena a los individuos.
~ "

108 IMPORTANCIA PR,1CTICA DE LA ONTOLOGIA SOCIAL

Por el contrario, si se entiende que la sociedad no es una realidad en sí y por


sr, aparte e independiente de los sujetos individuales, sino tan sólo una forma de
vida y una organización de éstos; y que el Estado es un~ especie de agencia para
la mejor gestión de sus intereses comunes, será muy difícil que sobre estas bases
rueda tenderse a sacrificar a los individuos en homenaje a la sociedad y al Estado,
pues no tiene sentido sacrificarse a puras formas de organización.
Para determinar en Filosofía política qué es lo que el individuo debe al Estado
y lo que éste debe a los sujetos humanos, es necesario tener una clara idea sobre
cuál sea la realidad' de ese ente social. Y, asimismo, para poder enfocar estimativa-
mente otra serie de cuestiones, hace falta también una clara visión sociológica, ver-
bigracia: el problema de la relación de un Estado con los demás y de la estructura
de la comunidad internacional; el problema de la relación del Estado con otros entes
sociales, como la nación. la región, las asociaciones, etc. Seguramente mucha de la
turbiedad sobre estos temas políticos es efecto de la confusión que reina en las
conciencias en cuanto a los conceptos de esos entes sociales.
Por eso, la averiguación de qué clase de ser constituya la sociedad no es úni-
camente un importante problema teórico. Es a la vez un problema "pavorosamente
práctico", como dijo Ortega y Gasset, en el que se ha estado náufrago, y del cual
es preciso salir a flote con ideas claras, que reemplacen las turbiedades durante tan
largo tiempo padecidas. "En este afán presente de averiguar 10 que es la sociedad
nos va a todos la vida." Tan nos va la vida en ello, que ha estado a punto de .ir-
senos definitivamente¡ y a muchísimos. se les fué. "Cabe decir' que ia inmensa
mayoría de los- hombres actuales podernos y debemos considerarnos muy concreta-
mente como 'supervivientes', porque todos ... hemos estado a punto de morir
por razones sociales."23 En efecto. en la mayor parte de las grandes convulsiones
<Jue han asolado a la humanidad en este siglo, y muy en particular en los- atroces
acontecimientos recientes, y en los gravísimos peligros que subsisten ante nosotros,
"ha intervenido, muy principalmente, como su causa decisiva, la confusión que lo')
contemporáneos padecen respecto de la idea de la sociedad.vw

%3 aro ORTEGA y GASSET (José), El Hombre y la Gente (Obras Inéditas), Revista de


Occidente, Madrid, 1959, pp. 81 Y ss.
u Cfr. Ob. , lllg. ril. en la nota precedente.
CAPíTULO VII

ESTUDIO DEL HOMBRE COMO INTRODUCCION AL ESTUDIO


DE LA SOCIEDAD. LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL
Y SUS INGREDIENTR'i SOCIALES
SUMARJO:-l. El estudio del hombre 'como base IJara el conocimiento de lo
socia/.-2. nejt!ft'ncia a /a vida humana y a SU! raracteres eseJ:cia/eJ.-3. La
t'ida humana tiene que hacerse a sí miJma.-4. Capacidad de ensimismamiento
y capacidad de proyeccián al exrerior.c-ó, Variedad de objetos en el mundo
en que .t'it'imos.--6. La interpremcián social del mundo como ingrediente de la
tiJa hU1fit1Il.-1.-7. El hombre puede anticipar mentalmente el [umro. El !é.'1!guaie.
Los simb%J.-S, Ingredientes de la "personalidad" concreta ;'ldifl;df{t/! del
homhre.-9. Ul1idad empírica de la "personalided" inditlidual.-lO. El yo )' la
circrItlJt:meia,-ll. El yo del hombre.-J2. La idemidad del )'0 par:l si mismo
.1 para los demJs.-13. Ingredientes sociales de la pcrsonalidsd hldhidual.-14.
L.~ !'cl"Jo'I.1fid:ul d..1 niiio y el medio socia/.-D. LaI nenrosrs callsudas 1101'
JeÚl/ugraciól1 de la estmct ura soc;al.--16. 'EI )'0 en Sil mundo o COIIMr1!O
dete-minodo es albedrío o libertad.-l7. Albedrio y leyes Iociológiccl.f.-18.
19ua/Jades )' deúXllaldades entrelos hombres. La unicidad de cada personali-
dad indj-¡:idu:JI.-19. Plasticidad y variedad de lo humano.

1 -EL ESTUo!O DEL HOMBRE COMO BASE PARA EL CONOCIMIENTO'


DE LO SOCIAL
El conjunto de las formas, de las interacciones, y de los procesos que se dan
catre los hombres, all cual llamamos sociedad, se da y se desenvuelve en la.- vida
humana. Si queremos entender y explicar adecuada }' correctamente lo social, o sea
los hechos sociales, conviene para ello que analicemos, aunque sea sólo brevemente,
la realidad de la vida humana. Todos 105 hechos y actividades sociales son conducta
humana, y a fuer de tal, tienen su origen, su campo), su proyección en la vida del
hombre. Por consiguirot~J imP2~tudiar al hombre,,,--y~que-s! ::~.F~~trº......el
~. - _._----" ----
agente y el obj~Jo de todas las llamadas actividades sociales. En efecto, los hechos
...... ~--.----~
~ociales del hombre ~alen> l; al hombre van.a parar. Por eso;el estudio de la vida
~human.Ldebe constit~la~_hase dc;_ l~ol'Q"gía. así" como ,I"e-fas-"arncias sociales
particulares ~y también, como se verá, detiscicncias de la cultura. De hecho,

ilañ¡;frt"¡aoae una son~epciºñdel·homb?e. - - ...


---
tedas las grandes teorías sociológicas, al igual que las _grandes filosofías sociales,
"
Carece de toda justificación e incluso carece de sentido hablar de asociaciones I
animales (hormigas, abejas, 'e incluso gorilas ). porque las diferencias que separan
las interacciones animales frente a la vida humana social san de tal monta y son
tan complejas, que determinan una esencial distinción de especie y no simplemente
\09
ESTUDIO DEL HOMBRE COMOBIISE
no
de grado, como observa Ashley Montagu, uno de los más ilustres antropólogos de
nuestro tiempo. Tiene suma importancia que nos demos cuenta de las diferencias
esenciales entre el ser humano y los demás animales, porque el no haber compren-
dido correctamente esas diferencias ha llevado a graves confusiones, por parte de
los científicos de otros tiempos, en el estudio de la índole biosocial del hombre.
Desde un cierto punto de vista -c--muy cparcial -"el hombre es u?-_.'!.-Q,tmjll. Pero
es tambiéñiñüch~o-iñás que eso: C'Sün animal" húmano;- uñ aniína.~~q~~_crea. 0!J~
una criatura cap~z dé' úa~c:ender todi" anima}.~_ y está en:¡;eligro ~ g~~ des<;gI~
:::11. nivel. 51.e ",u_Q. animal pervertido.."fu_<!_l)_~O...olvida ..este~_hecho~_.l
El análisis de lo social, que se va a desenvolver más adelante en este libro,
mostrará que lo social es un conjunto de modos o formas de vida humana, y de
interacciones entre los hombres. Por eso, veamos antes qué es eso que se llama exis-
tencia humana, para averiguar después qué sean dentro de ella y para ella los he-
chos sociales.
En el siglo xx se ha adelantado muchísimo en el estudio del hombre: Mientras
que en otras épocas se atendió sobre todo a determinados componentes del hombre,
buscando su auténtica esencia, más allá de aquellos componentes, aunque sin des-
<leñar en modo alguno los datos valiosísimos. que el. estudio de esos componentes
orgánicos y psíquicos suministra. En efecto, hoy se desenvuelve como base central
de todos los estudios sobre lo humano (tanto de las ciencias de la conducta -Psi-
cología y Sociología-, como de las ciencias sociales particulares y de las ciencias
de la cultura) una indagación de Antropología filosófica. Y, además, por otra
parte, se utiliza can formidable provecho los nuevos descubrimientos realizados
por la Psicología contemporánea. Esos adelantos, formidables, permiten dotar a las
'Ciencias de lo humano, entre ellas a la Sociología, de unos fundamentos mucho más
sólidos, a la vez que mucho más claros que los que antes hubieron de rener.s
Es sin duda cierto que en nuestros días se ha avanzado portentosamente en el
conocimiento esencial de lo humano, así como en el conocimiento de los fenómenos
psíquicos, y de las condiciones de otros órdenes que enmarcan y condicionan a
éstos, y que influyen sobre éstos. Sin embargo, sería erróneo suponer qlH: se ha
recorrido ya la mayor parte del camino en ese estudio. Por el contrario, sería más
correcto decir que se está empezando a explorar con éxito los caminos COHcctOS.
La prosecución de esa empresa probablemente habrá de suministrar en el futuro
resultados todavía más sorprendentes de los que tenemos ya hoy.

1 Cfr. ~ONTAGU (Ashley), Tbe Biosorial Notare 01 Mall, Grave Press, Nueva York
1956, pp. 9 y ss.
2 La filosofía del siglo xx se ha centrado en el estudio de la vida humana. No me
refiero solamente, ni siquiera principalmente, al "existencialisrno a. la manera de Heidegger
(que desde luego constituye una genial contribución, pero de cuya orientación disiento}, o a
la manera de Sartre (cuya obra ciertamente de alto rango es un testimonio de desesperanza),
sino que pienso sobre todo en las decisivas contribuciones de Max Scheler (preparando el
camino), José Ortega y Gasset, Jaspers, Casstrer, de Cooley, Mead, John Dewey, Collingwood,
Francisco Romero,' David Garda Bacra. Francisco Miró Quesada, Risieri Frondoai, Romano
. Muñoz, en el existencialismo cristiano de Gabriel Marcel, de Cbevalier, y de otros varios. Ln
Psicología contemporánea ha producido contribuciones de enorme calibre en el estudio de lo
humano y sobre todo' en el análisis de la personalidad. Véase, p. e.• en el campo psicológico
la colección de estudios de 39 autores. publicada por KLUcx.HON (Clyde), y MURRAY {Henry
A.), Personaíity in Neture, Sociesy, Jnd Culture. A. Knopf, Nueva York, 1950. .
LA VIDA HUMANA 111

2.-REFERENCIA A LA VIDA HUMANA Y A SUS CARACTERES


ESENCIALES
Ante todo hay que advertir que aquí la palabra vida no se emplea en la
acepción de biología. Se usa esa expresión en el sentido que tiene en la filosofía
contemporánea, que, por cierto. coincide en gran parte con la acepción corriente
'lue tiene este vocablo en el lenguaje habitual y cotidiano, como expresión de lo
que somos, de lo que pensamos, sentimos y hacemos, de lo que nos pasa y nos
preocupa. la empleamos en el sentido que tiene, verbigracia, en las siguientes fra-
ses: "La vida es a vece~ fácil, pero en ocasiones se torna dificultosa"; "la vida nos
plantea muchos problemas que tenemos que resolver"; "cada cual tiene que vivir
su propia vida"; "la vida es en algunos momentos alegre y placentera, pero en
otros resulta tristey hasta llega a convertirse en pesada carga"; "la vida es dolor
y preocupación"; "la vida tiene sus triunfos y sus fracasos"; "la vida nos carga
con una serie de responsabilidades". En suma, el concepto filosófico de "vida hu-
mana" coincide con el significado que esta voz tiene en las expresiones que acabo
de poner como ejemplo; es decir, con el sentido que tiene como existencia huma-
na, o, 10 que es lo mismo, con el sentido referido a lo biográfico, según José
Ortega y Gasset.
4 vida humana', eq sentido-pEepiG-y-originario. es la de fada cual. vista desde.
s1!a-rnismaryor~anto;-<!S-5iemj>re.-Ja-,,11Ía.Ja_~~ individual. Para (Q!!1-'l<!i:.
dad del Iengu~e la llammos a veces "nuestra vida", pero. ha de entenderse que
con esta expresión se denota la vida de cada cual, y no la de los otros, ni una. su-
puesta vida plural y común, -c-según atinadamente observa José Ortega y Gasset.
Tratemos de cobrar contacto reflexivo con la realidad de la vida humana. Para
ello me inspiraré principalmente en el pensamiento de José Ortega y Gasset quien
ha sido el primero en meditar sobre este tema y en esclarecerlo certeramente."
¿Qué es nuestra vida? Nuestra vida es' lo ue somos lo ue hacemos, todo lo
que nos sucede. todo lo que sentimos. todo lo que nos preocupa, todo lo que a-
cernas en cada uno de IQs~il'QS jnstaotes' -Y.. por ende, está compuesta de una
.á~ie...de"".suGesos-muchos-de-los 0'3 les -acaso la mayor parte- par~t;t humilfk5
o__tri:\dales.-Gterto que, a veces, la vida parece tomar tensión, encabritarse, con-
centrarse, densificarse. Pero tan vida son esos momentos dramáticos, como las ho-
ras vulgares.
"Vida es todo lo que hacemos; ero eso no sería vida si no nos diéramos en-
\", ta de, gue 10 hacemo§. Es la vi a una re 1 ad e peculiarísima condición, que tiene
el privilegio de darse cuenta de sí misma. de saberse. Pero este saberse no es un
3 la filosofía de la vida fué iniciada por José Orteee y Gasset con la afirmación hecha
ya en 1914, en su libro Mea;laÚOneJ del Qui;ote de que "yo soy yo y mi circunstancia." y
desenvuelta ulteriormente en muchas tie sus sucesivas obras (Véase: ORTlGA y GASSET (José),
Obras Completes, seis tomos, Madrid, 1947. Sobre Ortega y Gesset, véase: RECASÉNS SICHES
Pensamiento Español en el Siglo, estudio induldc en le obra conjunta de Giorgio DEL
VECCHIO, Filosoiía del Derecho, y Luis Recaséns Siches, Estudios de Pilosoiía del Derecho,
tomo 11, Parte Histórica. U.T.E.H.A., México, 1946; José Ortega y Gasset: Algunos lemas
capitales de su Pilosoiía. Dianoia. N9 2, México, 1946; MARiAs (Julián), La filosofía de la
raZÓJJ vital, Madrid, 1948; y la colección de Estudios sobre José Ortega y Gesset publicada por
"Cuadernos Americanos" N9 1 de 19'6 (por Alfonso REYES, José GAOS, Luis RECASÉNS S,-
CHES, erc.) , y en vol. aparte.
112 SUJETO Y MUNDO

conocimiento intelectual, sino ese carácter de presencia inmediata de la vida para


cada cual. Sentirse, darse cuenta, verse, es el primer atributo de la vida". La vida
es, pues, intimidad COn nosotros mismos, un saberse y .darse cuenta de sí misma,
un asistir a sí misma yun tomar posesión de sí misma.
Así pues" el acto vital se presenta como un ser distinto de todos los demás
seres: no consiste en un esta" ahí l en un ser en sí, sino en un ser para sí, en un
pensarse a sí mismo, a la vez que en un hacerse a sí propio; por ende, consiste en
pura agilidad, en dinamismo constante. La vida eJ,f pues, en la medida en que su
se
ser activo presenta a sí propia. +

Ahora bien, ¿de qué es que nos damos cuenta? Pues nos damos cuenta a la
vez del propio yo _Y.: del mundo, contorno o circunstancia que rodea al yo.
Adviértase, con todo rigor, que la vida humana no es sólo el sujeto. sino la
indivisible unión yl correlación entre el sujeto y los objetos, .entre el. yo y el
mundo. Vivir es darme. cuenta de mí mismo, hallándome en un mundo de cosas,
que me sirven ° que se me 9ponen, y de las cuales estoy ocupándome; por tanto,
es a la vez darme cuenta de ese mundo de cosas.
A mi vida pertenezco no sólo yo, sino también todas las cosas y seres del
universo que estén ahí, en derredor de mí, formando mi contorno, mi circunstan-
cia, pero que jamás se funden con el cada cual que uno es, que constituyen lo
otro.. lo ajeno y fuera de nosotros; como 10 forastero, el mundo que nos oprime,
comprime y reprime.'
El "yo" solo no puede ser; porque yo no .serta si no tuviese un mundo de
qué ocuparme. si no hubiera cosas qué pensar, qué sentir, qué desear, qué repeler,
qué conservar, qué transformar, qué utilizar o qué destruir. Pero tampoco puedo
hablar de un modo- presente como algo independiente de mí, porque el yo no es
uno de tantos seres que en el mundo hnya, sino aquel ser que da testimonio dé las
otras cosas. Para que yo pueda hablar del mundo, es preciso-que' yo exista con él,
y no sólo como una parte suya, sino como garantia de SI/ existencia. Mundo y ro,
yo y mundo, forman una correlación inescindible. Superando a la ve¡. el realismo
y el idealismo, nos hemos encontra do con que hombre y mundo son en la vida
igualmente reales. no menos primariamente el uno que el otro. "El mundo -c-dice
Ortega y Gasset- es .la maraña de asuntos ... _ en que. el hombre está, quiera o
no enredado, }' el hombre es el ser que, quiera O no, se halla consignado a nadar
en ese mar de asuntos ... "
No se trata en manera alguna de rescindir en el error del idealismo subjeti-
vista, el cual consideraba el mundo como un producto del yo. Por el contrario,
está justificado afirmar que el mundo es objetivo, algo que el sujeto halla ante
sí, frente a sí; pero algo que tal y como se le presenta depende en alguna medida
del sujeto, pues sin sujeto no hay el mundo concreto al que el sujeto se refiere.
"Mi mundo" concreto está constituido por objetos reales, que sor.. probable-
mente con independencia de mí; pero el número de los objetos que componen mi
mundo, la forma y la estructura en qtl~ se me parecen, la perspectiva en que se
articulan y la significación que tienen para mí, todo eso depende en. alguna rna-
ncra de mi. yo concreto.

4. Cfe. ORTEGA y GASSET (José), El Hombre y la Gen/e (Obras Inéditas}, Revista de


Occidente. Madrid, 1959. pp. 73 Y ss. .
RECIPROCA RELACION ENTRE EL SUJETO Y SU MUNDO 113

Cierto que mediante una construcción intelectual -que, desde luego, estará
justificada-e- cabe que no~ refiramos a un "mundo en si", "el mundo", pura y
simplemente, el cual comprenda la totalidad de cuanto hay, y sin hallarse limitado
ni configurado por la perspectiva del sujeto humano. Peco esa idea de "el mundo
total y en sí" es una construcción intelectual, desde luego correcta y justificada,
pero no es dato de experiencia. Cada sujeto no tiene ante sí la totalidad del mundo
-todos sus objetos- síno algunos de ellos. Así, por ejemplo, en el mundo de los
griegos no había microbios ni .vitaminas, pues aunque de hecho hubiese esas cosas
los griegos no las conocían. Tampoco cada sujeto tiene ante sí "objetos" pura y
simplemente, sino objetos relacionados con él, vistos desde su personal perspectiva.
El mundo en sí, total, no limitado ni estructurado por ninguna perspectiva singular,
sino visto desde todas las perspectivas posibles. no es el mundo. que tiene ante sí
el yo humano, sino el correlato de la Conciencia Divina.s
Así, mi mundo, nuestro mundo, es el conjunto de objetos que tomo en cuenta,
con los cuales tengo o tenemos que habérnoslas de alguna manera, para aprovechar-
los, utilizarlos, O para transformarlos, o para apartarlos, o para destruirlos. As],
pues, "vivir es encontrarnos en un mundo de cosas, que nos sirven O que se nos
oponen, que nos atraen o que repelemos, que amamos o que odiamos; es encontrar-
nos en un mundo de cosas ocupándonos de ellas". La vida consiste en la compre-
sencia del yo con su mundo, en la coexistencia de mi mundo conmigo, como
elementos inseparables, inescindibles, correlativos. Consiste el vivir en el hecho de
que el hombre está siempre sumergido en una circunstancia, es decir, en un mundo
de objetos que 10 circundan, los cuales forman su contorno o su marco concreto,
dentro del cual y COn el cual tiene que ir elaborando su propia existencia.
Primariamente, es decir, en la relación inicial del hombre con el mundo, con
su mundo, éste no se le aparece como una realidad que se componga de cosas,
o sea de algas que posean un ser por sí y en sí. Por el contrario, su mundo le
aparece al yo como un conjunto de facilidades y dificultades, ventajas y desventajas,
de instrumentos, utensilios, enseres, medios que sirven -para sus finalidades, as-
piraciones o urgencias, O de estorbos, faltas, trabas, limitaciones, privaciones, tro-
picios, obstrucciones, escollos, rémoras, obstáculos. Así Ortega y Gasset dice que
para el hombre su mundo consiste en un sistema de importancias (es decir, de
algas que importan, positiva o negativamente}, asuntos o pragmata.
Con este hallazgo de la nueva filosofía de la razón vital -de José Ortega y
Gasset- coincide la-antropología social del eminente profesor inglés S. F. Nadel,
quien dice que "los objetos aparecen no sólo como puntos de partida de los pro-
cesos mentales, sino 'como sus puntos finales o metas, de ~uerte que asumen Iam-
bién, por encima de los acentos 'presentacionales', el de una exigellci<1 al yo: la de
acatar el estado de cosas, o la de evitarlo, o. en general, la de hacer algo en relación

o Sobre este punto puede consultarse otro libro mío donde trato con maj'ur extensión de
los supuestos y desarrollos de esta doctrina. Véase Luis RECAS~:NS SICHES, Tratado General de
Pilosoúa del Derecho, Edit. Porrea. México" 1953, pp. 47-49. 80·8'2. 248-249. :nl·532, Cfr.
también SCHELER (Max), Der Pormalismus in der E/hil! ... 2' ed., pp. 384 Y ss .• 497 y s:-..
629 y ss. Sobre la correlación de los objetos (l1O el sujeto. desde otro punto ..k vista. LUND~Ela;
(George k), Fonndations o/ Sociology. 1939. cap. I.
f/ 114 COSAS PRESENTES Y COSAS LATENTES

con él. El yo se convierte en el asiento de tensiones y apremios, en punto de par-


tida de movimientos o esfuerzos ... "6
Mi mundo, nuestro mundo -c-advierte Ortega y Gasset-, en cada uno de los
instantes de mi vida se compone de unos pocos seres presentes, y de muchísimos
latentes. Sólo hemos visto, sólo podemos ver media naranja; pues la otra mitad
no aparece, no puede aparecer jamás en nuestra percepción. Puedo ciertamente, dar
vueltas alrededor de la naranja o hacerla girar en mi mano; cuando veo su segun·
da cara me acuerdo de la que vi antes y la sumo a aquélla. La mitad de la na-
ranja ·que no veo no me es presente; pero sí me es compresente.
Cuando estoy encerrado en mi gabinete de trabajo y con las persianas corridas
tan sólo veo éstas, las paredes, el suelo y el techo pero, sin embargo, admitimos o
suponemos la existencia de todo el edificio, de la ciudad, del país y del resto del
mundo. Todo eso no nos es presente en actualidad, pero nos es oompresente,
porque una experiencia acumulada nos indica que," a pesar de no' hallarse a la
vista, existe, y se puede y se tiene que contar con su posible presencia en otro
momento. Lo creemos así por virtud del hábito adquirido en haber tenido cons-
tancia de ello otras veces. Hemos, pues, de distinguir entre lo que nos es acmal-
mente y lo que nos es habitualmente --en forma velada, inaparente.
Mi mundo se compone de múltiples y variados seres; pero no todos ellos
ocupao un primer plano. Por el contrario, "siempre vemos una cosa destacando
sobre otras a que no prestamos atención". Resulta, pues, que mi mundo posee
siempre dos términos: la cosa o cosas que vemos con atención, y un trasfondo sobre
el cual aquéllas se destacan, es decir, un término lejano al que llamamos horizonte,
el cual, ciertamente, está ahí, mas 10 vemos casi siempre en forma de desatención,
porque estamos concentrados en otra cosa que en aquel instante tiene más impor-
tancia. El horizonte nos es presente, pero, diríamos, en forma vaga y difuminada.
Ahora bien, más allá del horizonte perceptible' en un determinado momento, está
el resto de nuestro mundo, no presente, antes bien, sólo latente.
Mi mundo, nuestro mundo, patente o semipatente --en término de horizonte-
constituye lo que solemos llamar el contorno, mi contorno en un determinado
momento. Pero más allá de esa linea del contorno en cada instante determinado
hay una inmensidad latente, un mundo latente que no es ni misterioso ni incapaz
de aparec~r como presente en un cierto momento, sino que se compone de cosas
que hemos visto o podernos ver, bien que no las estemos viendo en ese momento."
La Sociología contemporánea ha llegado a conclusiones similares a las esta-
blecidas por la Filosofía de la vida humana en nuestros días. Así, por ejemplo,
Kurt Riezler" dice: "Desde el principio y para siempre, el hombre es un hombre
en un ambiente o contorno. Este contorno o ambiente es el contorno o ambiente
del hombre. El hombre y el contorno están relacionados uno con otro en la unidad
de una estructura relacional." Tanto el hombre como su ambiente son variables,
así como las relaciones ente ambos son variables también. Todas las cosas humanas
son lo que son dentro del marco de esta relación entre el hombre y su contorno.
G Cfr. NADEL (S. P.), Fundamentos de AnlropologÍtz Social, trad., de F. M. Temer.
Fondo de Cultura Económica, México, 19", p. 325.
1 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), El Hombre 1 /a Gente (Obras Inéditas). Revista de
Occidente, Madrid, 1957, pp. 86-91.
8 Cfr. RJEZLEll (Kurt). Man: Mutable and In'mutable, Regnery. Chicago, 19:10. p. 4.
\
HOMBRES, CONTORNO Y ACCION 115

Hay una recíproca correlación entre el hombre y su contorno o ambiente. Por lo


tanto, no se debe pensar separadamente por un lado los datos humanos, y por
otro los datos del ambiente o contorno. Por el contrario, hay que considerar ambos.
tipos de datos (del hombre y del ambiente o contorno) como recíprocamente rela-
cionados e interdependientes. .
El hombre y el ambiente no están referidos el uno al otro como hechos rígidos.
Cada uno de los dos posee una cierta flexibilidad más allá de los límites que pre-
sente en un cierto momento. Ambos están recíprocamente relacionados no sólo en
cuanto lo que cada uno es efectivamente en un determinado instante, sino también
en cuanto a sus potencialidades, "El hombre es -dice Riezler- lo que él puede
hacer" I claro que debiera añadirse que eso 10 es potencialmente. y que de hecho
es lo que hace, es decir, la realización de la potencialidad que elige ser, desdeñando
las otras potencialidades.
Obsérvese además que la relación entre el hombre y su ambiente O contorno
lleva siempre consigo el hecho de que el hombre toma una actitud frente a cada
una de las diversas cosas que halla en su contorno, esto es, en su mundo. En efecto,
frente a los objetos varios adopta actitudes de interés o de fastidio, de cuidado o
de descuido, de aprovechamiento o de rechazo, de conservación o de destrucción,
o de transformación; y respecto de los objetos que son otros sujetos, es decir, respec·
to de los otros seres humanos, adopta además actitudes de amor u' odio, de amistad,
de simpatía o antipatía, etc.

3.-LA VIDA HUMANA TIENE QUE HACERSE A SI MISMA


La vida humana no es una cosa que tenga su ser ya hecho, terminado, com-
pleto, como, por ejemplo, la piedra; ni es tampoco un objeto con trayectoria pre-
determinada, como la órbita del astro, o el desarrollo del ciclo vegetativo de la
planta, o la conducta instintiva del animal. Es todo lo contrario; es algo completa-
mente diverso: es un hacerse a sí misma} porque la- vida no nos es dada hecha;
es tarea; tenemos que hacérnosla en cada instante. En cada momento, la vida se
hall" en la forzosidad de resolver el problema de sí misma.
"Al hombre le es dada la forzosidad de tener que estar haciendo siempre
algo, so pena de sucumbir, mas no lo es, de antemano y de una vez para siempre,
presente lo que tiene que hacer. "9
Vivimos en una circunstancia, contorno o mundo determinado, limitado; pero
no nos hallamos insertos en él como 10 está el tornillo en su tuerca o el clavo
metido en la madera; antes bien, por el contrario, nuestra inserción en ese mundo
es relativamente suelta. con un cierto margen de holgura -mayor O menor, pero
siempre en alguna medida-, es decir, ante una pluralidad determinada y concreta
de posibilidades vitales, ante un cierto número de caminos a seguir o de cosas
que hacer. Estas posibilidades se dan siempre en número plural; pues incluso la
vida que imaginemos como más estrecha y angustiosa en un determinado momento,
que pareciera ofrecer nada más que una senda, no contendría una sola posibilidad,
sino dos: la de aceptar ese destino y la de evadirnos de la existencia.
:.t Cfr. ORTEG.... y G .... SSET (José), El Hombre y la Gente (Obras Inéditas), Revista de
Occidente, Madrid, 1959, p. 66.
LA VIDA SE HACE A SI MISMA

"El hombre, cada hombre, tiene que decidir en cada instante 10 q~e va a
hacer, lo que va a ser en el siguiente. Esta decisión es intransferible: nadie puede
sustituirme en la faena de decidirme, de decidir mi vida. Cuando' me pongo en
'manos de otro, soy yo quien ha decidido y sigue decidiendo que él me dirija: no
transfiero, pues, la decisión, sino tan sólo su mecanismo. En vez de obtener la norma
de; conducta del mecanismo que es mi inteligencia, me aprovecho del mecanismo de
la inteligencia de otro"."
La vida es siempre un hacer algo concreto, positivo o negativo, pues si bien
cabe eso que se llama no hacer nada, eso en definitiva también es un hacer vital,
es un decidirse por una de las posibilidades que el contorno ofrece, por la no
actividad y por dejarse llevar por la corriente.
El hacer vital consiste en un determinar qué voy a ser, qué voy a hacer en
el próximo instante; por tanto empieza por ser lo que aún no SOYI empieza por ser
futuro, en ocuparme de lo que he de hacer, o lo que es lo mismo, en pre-ocuparme.
A veces, con frecuencia, parece que el hombre no decide en cada instante lo
que va a ser, lo que va a hacer en el momento siguiente, sino que, por el contrario,
parece que sigue uria trayectoria prefijada con más larga anterioridad y no decidida
inmediatamente antes. Esto es verdad: pero esto' no contradice la observación que
se ha hecho aquí de que el hombre tiene que decidir lo que va a hacer en el m~·
mento venidero. No contradice aquella observación, porque, en tales casos, lo
que sucede es que el hombre tomó una decisión no para el momento inmediata-
mente próximo,' sino para más tarde, por ejemplo, hoy decide lo que va hacer
mañana, o a fines de la semana próxima Cuando se enfrente con un problema
que anticipa mentalmente; o, .en otros casos, acontece que el hombre toma una
decisión no sólo respecto de lo que va a hacer en seguida por una vez, sino
respecto de una conducta que va a repetirse muchas veces o incluso un sinnúmero
indefinido de veces; por ejemplo, el estudiante decide a comienzos de curso que
va a asistir a todas las clases, o un comerciante en un momento crucial de su
existencia resuelve que va a llevar sus negocios siempre con honradez. Adviértase.
sin embargo, que ninguna de esas decisiones, ni las tomadas con anticipación, ni
las tomadas con un propósito de validez o aplicación repetida, constituye una re-
solución irrevocable. Por el contrario, esas decisiones anteriores pueden ser mo-
dificadas en cualquier momento, no tienen nada de absolutamente inexorable. Con-
siguientemente, si el sujeto no modifica o rectifica una decisión tomada con ante-
rioridad. tácitamente la está ratificando, la está manteniendo °
corroborando.
Frecuentemente también la repetida puesta en práctica de una decisión ori-
gina ~n hábito . una forma mecanizada de conducta. La pregunta de hasta qué punto
sea posible y cómo sea posible romper un hábito plantea un problema de otra
índole, a saber: el problema de las condiciones y las limitaciones que los mecanis-
mas biológicos y psíquicos concretos ponen al ámbito de lo elegible para un sujeto,
esto es, al campo de las posibilidades concretas que la vida le depare, y entre las
cuales tiene que escoger en cada uno de los momentos de su existencia. Puede
suceder que una conducta que en un inicio fué el resultado de una libre elección
de la persona, la ser -repetida innúmeras veces se mecanizó, se automatizó, se con-
ll} Cfr. ORTEGA y GASSET (José), Obras Comp/e/~s, Madrid. 1947, tomo V, p. 23.
ENSIMISMAMIENTO Y ALTERACION 117
<,
\
virti6 en un hábito, que se desenvuelve por sí mismo, hasta, el punto de que para ".
romperlo sea necesario contar con energía y habilidad especiales.

4.-CAPAClDAD DE ENSIMISMAMIENTO Y CAPACIDAD DE


PROYECCION AL EXTERIOR
El animal vive siempre pendiente de las cosas y de los hechos que están
en su derredor. Si queremos hallar las diferencias entre el hombre y el anima],
Ortega y Gasset dice que para esto lo mejor es buscar la comparación con el simio,
pues "el pájaro y el crustáceo son formas de vida demasiado distantes de la nuestra
para que, al confrontarnos con ellos, percibamos otra cosa que diferencias gruesas
abstractas, vagas de puro excesivas. Pero el simio se parece tanto a nosotros, que
nos invita a afinar el parangón ... ", Los simios están "constantemente alerta, en
perpetua inquietud, mirando, oyendo todas las señales que les llegan de su derre-
dar, atentos, sin descanso, al contorno, como temiendo que de él llegue siempre
un peligro al que es forzoso responder automáticamente Con la fuga o con el mor-
disco, el mecánico disparo de un reflejo muscular. La bestia, en efecto, vive en
perpetuo miedo del mundo, y a la vez en perpetuo apetito de las cosas que en él
hay}' que en él aparecen. , . Son los objetos y acaecimientos del contorno quienes
gobiernan la vida del animal, le traen yle llevan como una marioneta. El animal
no rige. su existencia, no vive desde sí mismo, sino que está siempre atento a lo
que pasa fuera de él, a lo otro que él ... , vive siempre alterado, enajenado: ... su
vida es constitutiva alteración't.v
Por el contrario, al hombre le sucede algo por entero diferente. Cierto que
el hombre, lo mismo que el animal, se halla prisionero del mundo, cercado de
cosas que le espantan, de cosas que le encantan, obligado de por vida, inexorable-
mente, 'quiera o no, a ocuparse de ellas, "Pero con esta diferencia esencial: que el
hombre puede, de cuando en cuando, suspender su ocupación directa con las cosas,
desasirse de su derredor, desentenderse de él, y sometiendo su facultad de aten-
der a una torsión. radical -incomprensible zooI6gicamente-, volverse, por decirlo
así, de espaldas al mundo y meterse dentro de sí, atender a su propia intimidad
0, lo que 'es igual, ocuparse de sí mismo y no de lo otro, de las cosas. Pensar,
meditar ... El poder que el hombre tiene de retirarse virtual y provisoriamente del
mundo, y meterse dentro de si, o dicho con un espléndido vocablo: que el hombre
puede ensimismarse", "EI mundo es la total exterioridad, el absoluto fuera, que no
consiente ningún fuera más allá de él. El único fuera de ese fuera que cabe es,
Frecisamente, un dentro, un intus, la intimidad del hombre, su sí mismo que está
constituido principalmente por ideas... "Esa atención hacia dentro, que es el
ensimismamiento, .es el hecho más antinatural, más ultrabiológico ... Son tres rno-
mentas diferentes que se repiten a lo largo de la historia humana en forma cada
vez más complejas y densas: 1 9, el hombre se siente perdido, náufrago en las
cosas; es la alteración,. 2 9, el hombre, con un enérgico esfuerzo se retira a su
intimidad para formarse ideas sobre las cosas y su posible dominación; es el en-
simismamiento, la vida contemplativa .. . la theoria; 39 , el hombre vuelve a su-
! I Ollnr." y G....SSET (José), El Hombre)' Id Gente (Obras inéditas), Revista de Occi-
dente, Madrid, 19~7, pp. 36·49.
1/
' 1· ENSIMISMAMIENTO, CARACTER.1STICA DEL HOMBRE

mergirse en el mundo para actuar en él conforme a un plan preconcebido; es la


acción, la vida activa, la praxis.
/ "El destino del hombre es, pues, primariamente acción. No vivimos. para
pensar, sino al revés: pensamos para lograr pervivir." Ahora bien, "acción no es
cualquier andar a golpes con las cosas en torno o con los hombres: eso es lo
infrahumano, eso es alteración. La acción es actuar sobre el contorno de las COS3.S
materiales o de los hombres, conforme a un plan preconcebido en una previa con-
templación o pensamiento. No hay, pues, acción auténtica si no hay pensamiento;
f no hay auténtico pensamiento, si éste no va debidamente requerido a la acción.
y virilizado por su relación con ésta".
El ensimismamiento como caregoría filosófica para definir esencialmente lo
humano ha sido descubierta por José Ortega y Gasset. Pero una vez nos sorprende
muy agradablemente la coincidencia entre las verdades de la nueva filosofía y
los hallazgos de lo mejor de la ciencia empírica actual. El gran psicólogo Erich
Fromm dice que "podemos definir al hombre como el animal que puede decir yo,
que puede tener conciencia de sí mismo como entidad independiente. El animal,
por estar dentro de la naturaleza sin trascenderla, no tiene conciencia de sí mismo,
no necesita. un sentimiento de identidad. El hombre, apartado de -Ia naturaleza, do-
tado de razón y de imaginación, necesita formarse concepto de sí mismo, necesita
decir y sentir: yo soy yo. . .. y tiene que ser capaz de sentirse a sl mismo como
sujeto de sus acciones't.w

5·-VARIEDAD DE OBJETOS EN EL MUNDO EN QUE VIVIMOS


Nótese cuán rica es la variedad de. cosas que hallamos en el mundo en que
vivimos. Esa variedad es muy grande incluso para el' primitivo que nunca se movió
de su lugar natal. Es muchísimo más rica para el hombre culto en una civilización
avanzada.
En el mundo en que vivo hallo, entre muchas otras cosas: árboles, montañas,
estrellas, lluvias, colores, formas geométricas, deseos, amores, dolores de muelas,
sentimientos religiosos. leyendas, números, ideas morales, oraciones, automóviles,
códigos, etc..Hallo también a mis prójimos, a los otros seres humanos y a sus
obras. Y me encuentro también a mí mismo, a mi yo, que tiene que vivir entre
y con todas las demás cosas, así como con los otros sujetos humanos.
Para introducir algún orden, aunque sea nada más que elemental y provisional
sin pretensiones de exhaustivo, cabe decir que me encuentro con: cosas reales ex-
ternas de carácter físico inorgánico, COmo las montañas y los astros y los fenómenos
meteorológicos; cosas reales externas de índole orgánica, como plantas y animales;
hechos que se dan en mi intimidad, fenómenos psíquicos como una preocupación,
un amor, un deseo, un pensamiento; cosas fantásticas forjadas por la imaginación,
como el centauro; entes ideales como el triángulo; nuestros prój irnos, unos conocí-
dos y otros desconocidos, unos amigos y otros enemigos; obras o resultados de la
acción humana, como utensilios, códigos, estatuas, cuadros, poemas, instituciones
sociales, como el Estado, la universidad; el presentimiento o la fe o la convicción
12 Cfr. FROMM (Erich), Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea, 2' ed., Fondo de.
Cultura Económica, México, 1958, p. 57.
DIFERENTES TIPOS DE SERES EN EL MUNDO 119

en realidades trascendentes, como la de Dios, la otra vida, la inmortalidad, de. Y


el hombre se encuentra consigo mismo, como sujeto. esto es, con su propio yo, y
se encuentra además con su persona que es la realidad integral de su propio ser.1 3

6.-LA. INTERPRETACION SOCIAL DEL MUNDO COMO INGREDIENTE


DE LA VIDA HUMANA
. Observa Ortega y Gasset que el hombre para resolver el problema de su
propia vida, para decidir 10 que va a hacer, lo que va a ser, para elegir entre las
varias rutas que le ofrece el mundo en que vive, no tiene más remedio que esfor·
zarse en conocer, mejor o peor, las cosas entre las cuales vive, las cuales son las
quederermínan el ámbito de las posibilidades -que el contorno depara a su propia
existencia. Necesita hacerse una idea, más o menos cabal, más o menos correcta,
pero en todo caso una interpretación al menos para su propio uso de lo que es"
la circunstancia, contorno o mundo en que vive. Ahora bien, sucede que al encono
trarnos viviendo nos encontramos no sólo en la tierra con las cosas de ésta, sino
que nos encontramos también en la sociedad, nos hallamos entre los otros hombres.
En esos otros hombres entre los cuales caímos al llegar a -la vida, especial-
mente los de mayor edad, tienen y utilizan ya una interpretación del mundo en
torno, tienen ya algunas ideas sobre las cosas que están a nuestro alrededor. Esa
interpretación o esas ideas constituyen lo que suele llamarse "el pensamiento de
nuestra época en la sociedad en que vivimos". Entonces resulta que ese "pensa-
miento" de los demás entra a formar parte de nuestra circunstancia, de nuestro
contorno, nos envuelve, nos penetra y nos lleva. Uno de los componentes del mundo
en que vivimos es el conjunto de convicciones ambientes con que nos encontramos.
Sucede que, sin darnos cuenta, nos hallamos instalados en esa red de soluciones ya
hechas para muchos de los problemas de nuestra vida. Desde nuestro nacimiento,
ejecutamos un esfuerzo constante de recepción, de absorción, en la convivencia
familiar, en la escuela, en el trato social, en la lectura, de esas ideas ajenas, las
más de ellas convicciones colectivas, las cuales de ese modo van penetrando en
. nosotros frecuentemente antes de que hayamos sentido auténticamente los proble-
mas de los cuales tales ideas quieren ser solución. Y, a menudo, acontece que ruano
do brota en nosotros genuinamente la efectiva angustia ante un problema vital, 'Y
queremos de veras hallar su solución, no sólo tenernos que luchar con ese problema,
sino que nos encontramos presos en las soluciones recibidas del prójimo y tenemos
que luchar también con éstas.

7.-EL HOMBRE PUEDE ANTICIPAR MENTALMENTE EL FUTURO.


EL LENGUAJE. LOS SIMBOLOS
DI hombre puede anticipar mentalmente el futuro. Puede anticiparlo mediante
Su imaginación, porque su mundo es para él un mundo de objetos cognoscibles; y
precisamente en gran parte trata de conocerlos, para poder saber a que atenerse res-
pecto de ellos, para prever 10 que de ellos puede esperar. para aprovecharlos o es-
13 Cfr. RECASÉNs SICHES (Luis), Trredo Genoral de Filosofía del Derecbo. EJiIMi:l!
Porrúa, México. 1959, pp. 135-141.
;¡ \
120 FUTURO, LENGUAJE Y SIMBOLOS',

quívarlos. Puede también anticipar el futuro, porque es capaz de comunicación' con


los demás hombres en términos del lenguaje, por .tanto, en términos objetivados,
)" aprender de ellos sobre sus experiencias, así como sobre las experiencias de las
gentes anteriores.
Esta capacidad de anticipar mentalmente el futuro dota al hombre de enormes
poderes, en romparación, por ejemplo, con los animales. Pero, a la vez, esa capacidad \
le proporciona también muchos quebraderos de cabeza, inquietudes y dolores, .
En efecto, porque el hombre es capaz de pensar en el futuro, no sólo en el '
futuro próximo, sino también lejano, el hombre tiene conocimiento de que ha de
morir. También siente la angustia de la amenaza de' peligros remotos, es decir, que
no han asomado aún, pero los cuales él imagina como posibles o probables en un
futuro. Vive no sólo en un mundo de cosas y de hechos de la naturaleza, sino tam-
bién en un mundo de representaciones simbólicas de esas cosas y de esos hechos.
así como en un mundo de- ideas. Cuando esas representaciones simbólicas predo-
minan, por encima de lo que perciben sus sentidos en el presente, se siente a veces
desgarrado y preocupado por peligros que imagina -certera o equivocadamente.
A este respecto observa el profesor Arnold Green> que un reno percibe a un
lobo como un peligro por la patente conducta de éste, por su gruñido, y por su
pelambre levantada. Hasta cierto punto, el significado de la amenaza presente puede
haberse formado por las experiencias pasadas del reno. Sin embargo, el reno no
percibe ni puede percibir el mundo en derredor suyo a través de una pantalla· de
estereotipos lingüísticos. Por el contrario, el hombre se forma una idea del mundo
mediante el lenguaje. En efecto, el hombre puede percibir una amenaza incluso cuan-
do no puede verla, oírla u olfateada.
Puede decirse que el hombre no Vive simplemente en un mundo de otros .seres
humanos, sin más, que puedan presentársele según los diversos casos como amena-
zantes o como amistosos, sino que vive en un mundo de creyentes, ateos, herejes,
comunistas, capitalistas, obreros organizados, gentes privilegiadas, naciones amigas
y naciones enemigas.
El hombre pude percibir también amenazándole en el futuro -no oteable con
los sentidos- la muerte, la consunción por hambre, la enfermedad, y miles de
peligros para su modo de vivir, dioses airados, y horripilantes trasgos.
El lenguaje -a través del cual se anticipan sus peligros- no sólo esclaviza
en ese sentido al hombre, sino que 10 hace el más ','inhumano" de todos los seres.
S6lo el hombre tortura y mata a sus semejantes por razón de que, en su imaginación,
constituyen una amenaza para preciosas representaciones simbólicas.
Ahora bien, las representaciones simbólicas en la mente, positivas o negativas,
no son irreales. Por el contrario, son el meollo mismo de la mente del hombre y
de la sociedad. Sucede que el hombre no vive tanto pura y simplemente entre otros
hombres, sino que vive más bien con otras personas calificadas como padre, hermano,
amigo, adversario, defensores y enemigos de la humanidad; y vive bajo el deber,
la fidelidad, la lealtad, el prejuicio, el amor- y el odio, Solamente el hombre puede
definir esos conceptos para sí mismo. Un joven puede estar intrigado sobre si una
muchacha está enamorada de él o simplemente "enamorada..del amor"; y es obvio
u Cfr. GUBN (Arnold W.), Socioíogv: I1.n I1.nalyuJ 01 Li/~ in Mod~rn Society, MacGraw-
Hill, Nueva York, 1952, pp. 71 1 ss,
FUTUR.O, LENGUAJE Y SIlofBOLOS 121
que no puede trazarse una distinción tajante entre las dos cosas. Sucede en verdad que
nuestras emociones y las palabras que usamos para expresarlas están ligadas recí-
procamente. Nuestros conceptos verbales no s610 expresan una emoción, sino que
además la canalizan y la fortifican. a

B.-INGREDIENTES DE LA "PERSONALIDAD" CONCRETA


INDIVIDUAL DEL HOMBRE
La personalidad concreta de cada individuo humano constituye el resultado de
la íntima combinación de múltiples y muy variados ingredientes, entre los que figu-
ran los mencionados a continuación:
A) Factores biológicos "constitucionales" como: los factores genéticos (genes,
cromosomas, etc.); los ingredientes químicos determinados por las glándulas de
secreción interna (tiroides, suprarrenales, pituitaria o hipófisis, timo, sexuales);
estatura; pigmentación; tipos somáticos (por ejemplo, tipo respiratorio, o tipo di-
gestivo, o tipo muscular, o tipo cerebral); acuidades o deficiencias visuales, audi-
tivas, táctiles, olfativas, etc.; degeneraciones heredadas; etc.
B) Grado de desarrollo biológico, v. gr., la edad.
e) Condiciones, componentes y [actores biológicos adquiridos, como por ejem-
plo: los efectos de alimentación (ora excesiva pero equilibrada, ora completa y
equilibrada, ora equilibrada pero insuficiente, ora incompleta pero abundante, ora
incompleta y escasa); los efectos de determinadas bebidas intoxicantes; los efectos
de ciertas drogas; los efectos del entrenamiento físico; los efectos del sedentarismo;
los efectos de los diversos climas sobre el organismo; las enfermedades contraídas; etc.
D) Condiciones y [actores psíquicoJ rr constitucionales" 1 como por ejemplo: el
carácter frío o apasionado, nervioso o tranquilo; extroversión o íntraversión (hasta
donde esos tipos no sean adquiridos por la influencia del medio social ambiente
o por la .educación}; capacidades y talentos innatos; deficiencias y limitaciones in-
natas; los instintos, en la muy pequeña cantidad en que éstos existen; los varios
"tipos psíquicos" constitucionales de temperamento, tal y como han sido clasifica-
dos por Kretschmer, Jung, SheIdon y otros."
E) Condiciones y [actores psíquiCOS adquiridos, como por ejemplo: los hábitos,
formas mecanizadas o automatizadas de conducta que se han ido constituyendo bajo
la influencia de factores varios, por inicial decisión voluntaria, bajo la presión del
ambiente social, por educación, por la presión de ciertas necesidades, etc.; aptitudes
y habilidades desarrolladas por entrenamiento y ejercicio; deseos estimulados por
15 Cfr. GREEN, oh, cit. en la nota precedente, p. 72.
16 Las aludidas clasificaciones incluyen a la vez natas físicas y notas psíquicas. Kretschmer
señala los siguientes tipos: a) plcnico-ciclotimico (braquicéfalo, corta estatura, obeso: inestable
emocionalmente, sociable, tranquilo, erc.) ; b) -asténico-esqeizotímico (dolicocéfalo, alto, delga-
do: con sentido de su individualidad, emotivo, desdeñoso, arrogante, concentrado, etc.); c) al/é-
tico, que es una variante del asténico (erguido, muscular, con rasgos mentales parecidos a los
del esquizotímico. Jung se refiere a dos tipos: el introvertido {introspectivo, sensitivo, sincero,
radical, engreído, ensimismado) y el extrovertido (no autoanalltico, no suspicaz, despreocupado,
cuidadoso de 00 lastimar a los demás, tendiente al compromiso, activo}. Sheldcn ha descrito
tres tipos somático-pslquicos: 1) endomórjirO·viscefotónÜo (predominio del aparato digestivo,
de reacciones lentas, comodón, sensual, amistoso, expresivo, sincero); 2) meJomorjo-Jomalotónho
(huesudo, musculoso, duro: decidido, aventurero, valiente, enérgico, activo, dominante, deseen-
siderado, rudo); 3) eclomorfo-c~~b,oJ6nüo (esbelto, fino, de intestino delgado, ligero: super-
sensible, introvertido, ensimismado, de reacciones rápidas e intensas, solitario, tímido, original).
122 FACTORES DE LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL CONCRETA

determinadas urgencias y también por el contorno social; reacciones, afanes, deseos


suscitados por el trato COn otros seres humanos (amor, odio, resentimiento, simpatía,
antipatía, emulación, superación, etc.); constelaciones y procesos psíquicos subcons-
dentes o inconscientes, pero que influyen sobre la vida consciente, los cuales son
accesibles al estudio psicoanalítico; los efectos de las experiencias vitales.
F) Componentes y [actores sociales y culturales, por ejemplo: todo lo que el
sujeto ha aprendido de los demás seres humanos, tanto de los otros individuos con
quienes ha estado en contacto directo (padres. hermanos, compañeros, convecinos,
etc.), como lo q~e a través de éstos ha aprendido de las convicciones, creencias y
opiniones preponderantes en los grupos a los que pertenece, como también de las
generaciones pasadas, mediante el proceso social de transmisión de la cultura; todas
las presiones que manan de las convicciones colectivas vigentes, de las costumbres,
de los usos, presiones que determinan en el individuo una adaptación mayor o me-
nor a esas reglas sociales de comportamiento; las necesidades suscitadas por contagio
o por imitación dentro de un cierto grupo social, las cuales el individuo no sentida
fuera de ese ambiente colectivo, pero las cuales experimenta fuertemente dentro de
él¡ la estandarización de muchas de sus respuestas a determinadas situaciones o a
determinados hechos, estandarización que ha sido modelada por factores sociales
(p. e., en nuestra sociedad todo el mundo come tres veces al día, y una de ellas
alrededor del medio día); la profesión o el oficio, que san carreras o trayectorias
que han sida trazadas y establecidas socialmente, algo así como rutas socialmente
predeterminadas; la clase social a que se pertenece, hecho que determina ciertas
formas especiales de conducta (p. e., comportarse como un "caballero", o como un
gañán"); la fe religiosa que se profese; las convicciones políticas que se tenga;
el hecho de pertenecer a una gran nación, cargada de glorias en el pretérito, y car-
gada de responsabilidades de largo alcance en el presente, o a una nación pequeña
que no actúa como protagonista en los acontecimientos históricos, o a una tribu
primitiva; el hecho de tener como lengua materna un idioma meramente vernáculo,
o un idioma que es vehículo de comunicación universal en el mundo de alta cultura,
como el español, el inglés, el francés, o el alemán; la posición económica, de exce-
sivo alcance (que abre posibilidades enormes, pero que al mismo tiempo puede
embotar las iniciativas y suscitar todos los vicios que florecen en la ociosidad), des-
ahogada, término medio, modesta (que puede ser un estímulo muy fecundo), pobre,
o indigente, las responsabilidades familiares (como padre, o como hijo menor de
quien cuidan sus padres, o Como hijo que debe subvenir a las necesidades de su
madre viuda y de sus hermanos, etc.) j el hecho de tener muchos amigos o pocos;
el hecho de pertenecer a una sociedad rural, a una pequeña ciudad tradicional, o
a una gran urbe; el hecho de pertenecer a una sociedad continental o a una sociedad
insular, por los diferentes tipos de problemas colectivos que una u otra plantean
(por ejemplo, en la defensa, en la cooperación COn otros pueblos); el hecho de
pertenecer a. una comunidad costeña (que, por ejemplo, esté situada en las grandes
rutas de comunicación .marítima) o a una comunidad situada tierra adentro, ora
ubicada en las grandes rutas de intercambio civilizatorio (como Suiza) o alejada de
ellas; y tantos y tantos otros hechos y factores socio-culturales, que intervienen en
la personalidad del Individuo.!r .
¡; Véase: MURRAY (Henry A.). & KLUCKHOHN (Clyde), OUI/ine 01 a Concetnion 01 Per-
JO/Mlily en el libro Pcrsonoliry in Namre, Sociery ami Culture, editcd by Clyde KL1JCKHOHN
FACTORES DE LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL CONCRETA 123

Esta enunciación de algunos de los ejemplos de los muchos y muy variados com-
ponentes de la personalidad COncreta del individuo, enunciación que es muy resumida
y que dista mucho de ser completa, da idea de hasta que punto la personalidad hu-
mana es superlativamente complicada.

9.-UNIDAD EMPlRICA DE LA "PERSONALIDAD" INDIVIDUAL


Adviértase, sin embargo, que en toda personalidad esa complejidad de variados
y heterogéneos ingredientes se da formulando una relativa organización unitaria;
0, dicho con otras palabras, el resultado de esos múltiples y variados factores presenta
una cierta unidad. Presenta una unidad de resultado, al menos relativa.
Aparte de eso, hay además la unidad racial del "yo", la identidad de éste a
través de todas las vicisitudes varias por la que pase el desarrollo de la persona in-
dividual. Pero del yo, y de su unidad, me ocuparé más adelante en este capítulo..
Ahora, aquí se trata de mostrar que todos los varios factores componentes de
la personalidad individual se hallan integrados entre sí formando una cierta orga-
nización. Sucede, sin embargo, que muchas veces algunos de los procesos integradores
de esos componentes se dan ocultos, más allá del alcance de la introspección, por
ser inconscientes, o porque el individuo no tiene suficiente aptitud para proceder
.11 análisis de muchos ingredientes que son el efecto de factores externos.
La personalidad concreta del individuo es una especie de totalidad relativamente
organizada de esos múltiples componentes o factores, pero no es una totalidad ya
hecha, no es una cosa estática, sino que por el contrario es una totalidad dinámica,
siempre en proceso cambiante, más o menos, pero indefectiblemente en movimiento.
La relativa unidad de la personalidad es algo que se está realizando en cada
acto entre los componentes que intervienen en aquel acto, y además es algo que se
va realizando sucesivamente entre una serie de actos. Es decir, la personalidad pre-
senta un cierto grado de unidad o de totalidad organizada en cada una de sus ope-
raciones funcionales, y además presenta un cierto grado de unidad o de totalidad
organizada en su desenvolvimiento progresivo hacia determinadas metas, a través
de largo tiempo o incluso de la vida entera.
La personalidad individual es una especie de continuo dinámico. -Se puede, en
principio, intentar descubrir los factores actuantes, la organización de éstos y su
resultado en la personalidad de un individuo en un cierto momento. Pero lo que
sea verdad respecto de ese momento, puede ya no serlo respecto de otro momento.
Adviértase que en la personalidad hay componentes constantes, por ejemplo,
los constitucionales biológicos y psíquicos, así como también la unidad del yo, pero
hay mudlos otros componentes que pueden variar, como son los factores adquiridos,
& Henry A. MuRR.AY, Knopf, Nueva York, 1950; CATTELL (Raymond B.j, Peaonality: Ji 5ys-
t ematic The~relic~ ~n.d Faclual Sludy,. McGraw-HiII, ~ueva York, 1950; MEAD {Margaret},
Cultural Discontieeities and Personolisy Transforma/Ion, Assoc. Press, Nueva York, 1954;
WEBER (AIfred), Geiuige Einordnang de, Soziologie, en Einführlmg in die Soziologie, beraus-
gegeben von Alfred WEBER, Piper, Munich, 1955; BORCH {Herbcrt ven}, Grundlgaen del'
Gescbicbtssoziologie, en Einlrihl'uJlg in die Soziologie, herausgegeben von Alfred \VI;BER,
Piper, Munich, 1955; ALLPORT (G. W.), Becoming, Basic Considerations for a PI)'cbology
01 Personality, Yele Univ. Press, 1955; HALL (Calvin S.), & LINDZEY (Gardncr),·Theorie.r. of
Personality, Nueva York, 1957; ARGYRlS (Chris), Personalisy d1Jd Organizatíon: Tbe Co:!!lhl
benoeen 5)'Jlern and tbe bzdit,jdua!, Harper, Nueva York. 195i; THOkPE (Louis P.), Pt'I";·'J-
'u":)'; /In 1I1lerdi.rciplilzar)' APl"'oac1J, V:J.n Nostrand, Princeton. 1958.
124 UNIDAD EMPIRICA DE LA PERSONALIDAD

tanto somáticos como mentales, y también y sobre todo los factores sociales y cultu-
rales. Así como también varían los modos de integración o combinación entre esos
factores, por ejemplo, la aceptación o repulsa que el sujeto haga de determinadas
presiones colectivas, la prosecución sucesiva en la práctica de un hábito, o la de-
cisión de hacer todo lo posible para romperlo, el cambio de opinión, el ca~bio de
actitud producido bien por la acción de factores culturales o sociales, o bien por
decisión individual deliberada y voluntaria.

IO.-EL YO Y LA CIRCUNSTANClA
El somero análisis ofrecido aquí de la personalidad concreta del individuo -aná-
lisis que recoge en términos breves los resultados de los mejores y últimos estudios
antropológicos, biológicos, psicológicos y sociológiccs-s-;" viene a confirmar lo apun-
tado por José Ortega y Gasset'? hace treinta y un años cuando dijo: "Yo soy yo
y mi circunstancia." En efecto, hemos observado cómo los componentes de la
circunstancia, del contorno, se entretejen con mi propio yo, y pasan a formar
parte de mi propia personalidad individual, interviniendo en la organización de ésta,
y pasan de ese modo a integrar mi propia personalidad.
Ahora bien, adviértase que en esa frase de Ortega aparece dos veces la pa·
labra "yo", y que esta palabra tiene significados diferentes la primera y la segunda
vez. La primera vez, cuando dice "yo soy", el vocablo "yo" significa "mi persona-
lidad", la cual comprende la circunstancia como uno de ·sus componentes. En cam-
bio, la segunda vez, cuando dice "yo soy y mi circunstancia" aqui el pronombre "yo"
expresa la unidad radical e invariable de un sujeto, expresa uno de los componentes
de la humana existencia, a saber, el sujeto que coexiste con los objetos, los cuales
están indisolublemente asociados con él mismo, y euyo conjunto es lo que se llama
mi contorno, circunstancia o mundo. La primera vez la palabra "yo" expresa algo
que consta de dos ingredientes, yo mismo y mi circunstancia. La segunda vez, en
cambio, la palabra "yo" denota solamente uno de esos dos ingredientes, a saber,

18 Cfr. ob. cit. en la nota precedente; LINTON (Ralph}, The Cultural Baceground o/ Persa-
nality, Appleton, Nueva York, 1945; SOROKIN (Pitirim A.), Society_ Culture and Persona/ity:
Tbeir Strucssre and DynamicJ, Harper, Nueva York. 1947; MURPHY (Gardner), PersonaJiJy:
A Biosocial Approach to Origins and Structure, Harper, Nueva York, 1947; AseH (Solomon),
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de Heiestos, Ciesp, Sao Paulo, 1959. pp. 225·255. '
111 En su libro "Meditaciones del Quijote"; véase Obras completas, Madrid, 1947. tomo l.
UNIDAD EMPIRICA DE LA PERSONALIDAD 125
}'O mismo, como distinto de la circunstancia con la cual convivo y que se me mete
dentro de mí o que se combina conmigo. Esta segunda acepción es, por lo tanto,
en comparación Con la primera, más restringida; expresa solamente uno de los
componentes de la primera, a saber, apunta al yo como mero sujeto. En la pri-
mera acepción significa la suma o integración del sujeto con su circunstancia o
contorno; en la segunda acepción significa solamente el sujeto.

Il.-EL YO DEL HOMBRE


Hay que preguntar ahora qué sea eso del yo como sujeto, cuál sea el sentido
que tenga la palabra "yo" en la segunda acepción, es decir, como mero sujeto, como
el sujeto que se integra con su circunstancia y que al combinarse con ésta pro·
duce su propia personalidad.
En esa acepción se llama "yo" el sujeto que vive y tiene que vivir con todas
las cosas que pertenecen a su circunstancia o contorno, cosas entre las cuales figuran,
en primer lugar, su propio cuerpo y su propia alma, y también su mundo social,
y más allá su mundo físico."
El yo no es el cuerpo, ni tampoco es la psique (es decir, los resortes anímicos
concretos, de percepción, apercepción, abstracci6n, representación, memoria, inte-
ligencia, sentimiento, carácter, tendencias, impulsos, voluntad, etc.): El propio
cuerpo y la propia psique forman parte del contorno O circunstancia que envuelve
al sujeto e integra la personalidad concreta de éste. Son el propio cuerpo y la pro·
pie psique las envolturas más próximas del sujeto, son componentes que, entretejidos,
forman parte de su personalidad, junto con otros factores, por ejemplo, con fac-
tores sociales y culturales que se integran con ellos. Cada sujeto tiene que vivir
con las realidades de su propio cuerpo, de su propia psique y mediante ellas. El yo
es el sujeto que tiene que vivir con las cosas y entre las cosas, de las cuales hay
unas, su psique y su cuerpo, que le son superlativamente próximas, ingredientes ne-
cesarios de su personalidad, envolturas que le acompañan siempre inseparablemente.
Se comprenderá que "yo" no soy mi cuerpo, al advertir que en ocasiones con-
trapongo mi yo al cuerpo que poseo: desearía que éste. tuviese músculos más vigo-
rosos, mayor resistencia para Jos catarros. Cierto que tengo que vivir con ese cuerpo,
que no puedo eludir, del cual no puedo escaparme; pero la raíz íntima de mi yo
no se identifica con el soma que me envuelve y que a la vez penetra en mi perso-
nalidad, la condiciona y la influye. En fin de cuentas, desde hace siglos se ha con-
siderado el cuerpo como algo distinto del "yo", aunque se halle íntimamente unido
a él y aunque ejerza sobre él múltiples, variadas y muy importantes influencias.
Análogamente, se comprenderá que "yo" na soy mi psique, pues de ésta puedo
decir algo semejante a lo que se ha mostrado respecto del cuerpo: también se puede
contraponer el "yo" a la propia psique, y, así, encontrarse deseando tener una me-
moria de mayor volumen y más ágil, o una imaginación más rica. Sólo que la
psique constituye una envoltura del yo todavía mucho más próxima y más ínti-
mamente unida y compenetrada con él, que su propio cuerpo.
20 Véase: RECASÉNS SICHES (Luis), Tratado Gelleral de Filosofía del Derecbo, Edil. PI)_
rrúa, México, 1959, pp. 72 Y ss.; ORTr,GA y G.... ssrrr O.), OhraJ Cfl1ll/l/dl/S, 1947. torno (XV).
pp. 76. 399·400.
126 EL YO DEL HOMBRE

En el cuerpo, a lo largo de su desenvolvimiento biológico se producen rnúl-


tiples y variadas modificaciones. De modo análogo la psique pasa sucesivamente
por muy varios estados de ánimo, por cambios en actitudes, convicciones, habili-
dades, preferencias, y va experimentando importantes y hasta: hondas transforma-
ciones. Sin embargo. a través de todas esas vicisitudes corporales y psíquicas, el "yo",
que es el sujeto que las experimenta, que las vive, y cuya personalidad va cam-
biando en alguna medida y en algún modo, sigue siendo el mismo. Sigue cambiando
la urdimbre dinámica de la vida de ese sujeto. pero el sujeto, el "yo" sigue siendo
el mismo. Acaso cambie la circunstancia física de la vida, porque el sujeto cambió
de residencia; acaso cambie el ambiente social en que vive, porque el sujeto" cam-
bió de marco colectivo; quizá se produzcan nuevas experiencias, que afecten al
carácter, a las actitudes, a los deseos y a los propósitos del sujeto. Pero el sujeto
al que le pasan todos esos cambios sigue siendo el mismo sajeto, el mismo "yo", al
cual le acontecen todas esas variadas aventuras.
Quizá, a primera vista, pueda parecer de difícil comprensión ese concepto de
la realidad del yo como algo distinto no sólo del cuerpo sino también del alma;
difícil tan sólo por el influjo tradicional de pensamiento materializante o corporei-
zante que tiene a pensar todo ser como cosa o substancia yacente. Y, sin embargo,
si nos despojamos de la inercia de esa tradición, advertiremos con toda facilidad
y de modo evidente esa realidad del yo; que es la más obvia, patente e inmediata
entre todas. Basta con que estrujemos el sentido del pronombre personal de pri-
mera persona en singular: "yo", el sujeto al que le pasan múltiples vicisitudes
corporales y psíquicas, y que sigue siendo el mismo a través de ellas; el "quien"
al que se le desarrolla y transforma su cuerpo, y cuya alma atraviesa por pensa·
mientes, emociones y tendencias del más diverso jaez; yo, que tal vez he visto
cómo mi carácter se va modificando, y que asisto también al cambio de los demás
elementos que constituyen la urdimbre de -mi vida, y a quien me ocurren diversas
aventuras; "yo", quien se salva o se hunde.
La diferencia entre la psique y el "yo", el sujeto entrañable, fué ya vista por
los primeros grandes pensadores cristianos, por algunos padres de la Iglesia. en
función del fin ético trascendente, religioso, del hombre, es decir, de su salvación.
Si bien emplearon la expresión "salvar el alma". es patente que bajo ese vocablo
"alma" no entendían el conjunto de realidades, facultades, potencias y mecanismos
de índole psíquica, sino el yo, como sujeto permanente, el yo como sujeto de su
vida y de su misión moral."
Los resultados de este análisis filosófico de la vida humana han sido confir-
mados por lo mejor de la ciencia del presente. Según la filosofía de la vida el
hombre está en la naturaleza y es parte de ella; pero él esencialmente no es na/u·
raleza. Tiene componentes de naturaleza (su cuerpo, su psique) y además está alo-
jada en la naturaleza. Pero él 110 es naturaleza, sino quien tiene que vivir con la
naturaleza, manejándola, y estando sometido a ella en muchas relaciones. Pues bien,
el gran psicólogo 'de nuestro tiempo, Eeich, Frornrn, ha dicho posteriormente y de
modo paralelo: "El hombre es parte de la naturaleza, está sujeto a' sus leyes fisicas,
incapaz de cambiarlas, y, sin embargo, trasciende el resto de la naturaleza. A pesar
de ser una parte de la naturaleza, constituye una magnitud aparte y diferente de
21 Cfr. RECASÉNS SICHF.5, oh. cit. en la nota precedente, pp. 80-82.
EL YO DEL HOMBRE 127

la. naturaleza. Arrojado a este mundo en un lugar y tiempo accidentales, es sacado


de él también accidentalmente. Dándose cuenta de-sí mismo, el hombre comprende
su debilidad, su carencia de poder y las limitaciones de su propia existencia."

!2.-LA IDENTIDAD DEL YO PARA SI MISMO Y PARA LOS DEMAS


Desde otro punto de vista podríamos referirnos al yo como identidad personal
a lo largo de la vida de un individuo, y por debajo de todas las variedades y cam-
bios de ésta. El eminente psicólogo y sociólogo norteamericano Solomon E. Asch"
ilustra la importancia del sentido de la identidad personal con la siguien.te expe·
rienda: El drama "El Guardia" del escritor húngaro Molnar presenta un intrigante
problema. "Un famoso actor, que es muy celoso, se disfraza de arrogante oficial
ruso y hace insinuaciones a su propia esposa, para probar la virtud de ésta. Se las
<ompone para verla en varias ocasiones y le declara su amor. Sus esfuerzos hallan
correspondencia por parte de ella. Cuando el marido ultrajado hace reproches a
:su mujer por su infidelidad. ella defiende tenazmente su reputación, alegando que
-ella le reconoci6 desde el primer momento. Pronto el 'atribulado marido se convence
-de aqueUo que tanto deseaba creer. El público, sin embargo, queda con la duda
respecto de si la mujer es efectivamente virtuosa o sólo astuta. ¿Cuál es la razón
-de las dudas y de la angustia del marido? ¿Por qué se desespera cuando, bajo el
-disfraz de oficial ruso, logra conquistar a su propia mujer? ¿No fué él mismo quien
-ejerció con éxito sus poderes de fascinación? ¿No debiera decir que su mujer, al
sucumbir al oficial ruso, estaba enamorada de él mismo, su marido? No es impro-
bable que la esposa originariamente, la primera vez, se enamoró de él porque él era
un soberbio Hamlet y un soberbio Don Juan y que ella admiraba esas dotes de
actor más que sus cotidianas hipocondrías y banalidades. ¿Qué razón había para
·que el marido se .sintiese infeliz porque su mujer había quedado impresionada por
-él en el papel de brillante militar? Tal vez no podamos contestar esas preguntas
de un modo preciso. Sin embargo, parece que el actor tenia razón para sentirse
.angustiado, porque temí. por el lugar de su propio yo respecto de su esposa".
"El filósofo Josiah Rpyce" planteó un problema semejante y más comprensi-
'ble. Formula la siguiente pregunta: ¿Cómo sentiría un hombre a quien le arreba-
~ran su novia y se la sustituyesen con otra muchacha que poseyese exactamente
todas las mismas características de aquélla -la misma figura, cara, cabello, incluso
.los mismos intereses, aficiones, pensamientos, y recuerdos del pasado? ¿Si a ese
hambre se le diera tal noticia amablemente y se le dijese que desde todos los
.puntos de vista la substituta era indistinguible del original, se sentiría contento? ¿Acep.
'taría esa 'definición operacional' de identidad? ¿O, por el contrario. su reacción ...
constituirla una buena prueba del carácter de su devoción? El problema planteado
por Royce es el de la comedia de PirandeIlo Como tú me desees. El marido perdió
de vista a su esposa, a la que sigue amando continuamente. Muchos años más tarde
22 Cfr. FRQMM (Erieh), Man [or Hímsetí: An lnquiry into tbe Psycbologv o/ Btbics,
Rinehart & Co., New York, 1947, p. 40.
:!3 Cfr. AsCH (Saloman). Soda/ PJyrhoJogy, Prentice-Hall, Nueva York, 1952, pp. 280.
283. Sobre este problema, que plantea el drama de Molnar, véase,McGlLL (V. J.), A Phi/o-
sopber Mee!! a Novetist, The Dragan Press, Ithaca, N. Y., 1932.
24 Cfr. Rores (Josiah), The 1f7o"¡d and the Individual, 1900,
128 Li IDENTIDAD DE 1\11 YO PARA LOS OTROS

descubre a una mujer que es exactamente igual a su esposa: tiene la misma cara
y los mismos encantos. Ella insinúa que es la esposa desaparecida y se va a vivir
con él. Pero el marido sigue torturado por la duda de que ella pueda no ser la
misma mujer que él amó ... Si por 10 menos ella quisiera decirle que es la misma
persona,. la desgracia que él está sufriendo terminaría. Sin embargo, ella se niega
a decirle-tal cosa, pues parece que desea que el marido la ame por lo que es ahora,
independientemente de que sea o no la mujer que desapareció. Ella promete hacerse
a sí misma tan igual a la otra mujer como sea posible. Pero el hombre no halla
aquietamiento para sus dudas. y. por fin, se separan".
La identidad personal tiene dos aspectos mutuamente relacionados: la identid-ad
del yo, para el propio )'0, el sentido que una persona tiene de ser idéntica a sí
misma, a pesar de todas sus variaciones y cambios"; y el reconocimiento de esa iden-
tidad por los otros. Tener una identidad significa sentirse uno mismo el yo que es;
y significa además que los otros me conozcan como la misma persona.
Sobre este último punto, Asch da ilustraciones tomadas también del campo de
la dramaturgia;" En la comedia de Plauto "Los Mellizos", dos hermanos gemelos
idénticos no se conocen uno a otro y cruzan sus respectivos caminos. El círculo
social en que se mueve cada uno de los dos no sabe de la existencia del otro gemelo.
Así, resulta que sus respectivas identidades son continuamente confundidas por los
parientes, amigos y conocidos, dando ello lugar a muchas marañas y situaciones con-
tradictorias. Sin embargo, las dificultades quedan resueltas rápidamente tan pronto
como los dos personajes son identificados y sus respectivas acciones atribuí das corree-
tamente a uno u otro. Independientemente de los efectos cómicos que se producen,
esta pieza teatral hace observar cuán radicalmente quedan minadas las. condiciones
de una acción por esta simple perturbación en el campo social. La identidad de la
persona para sí misma y su identidad para Ics demás son una condición estricta-
mente necesaria para que se den en el campo social unas relaciones ordenadas.
"Encontramos un dilema más serio y más profundo en el "Anfitrión' de Plauto
y. en la adaptación de Moliere. El dios Mercurio finge ser el sirviente Sosia frente a
la casa del amo de Sosia, Anfitrión. Cuando Sosia llega con un mensaje de su amo,
Mercurio lo detiene, y violentamente, con pruebas irrefragables, establece que él es
\,
Sosia. No sólo ha adoptado la forma corporal de Sosia, sino que además tiene cono-
cimiento de todo Jo que le ha pasado a Sosia, incluso del mensaje secreto de su amo.
Todo esto produce en Sosia el efecto de que se tambalee en una mar de dudas. Sosia
nunca había dudado de que él era él mismo y de que no había otro igual a él. Pero
la evidencia es tan abrumadora, que ya algunas dudas empiezan a perturbar la creen-
cia sobre su propia identidad que antes habla sido axiomática para él. Cuando re-
gresa maltrecho a su amo, Anfitrión le pregunta: "¿quién te pegó?" A esto Sosia
contesta: "[Bueno, yo mismo, el otro yo que está en casa!" Su dificultad es mis \
profunda que la de los hermanos de "Los Mellizos" de Plauto. A éstos les pasaba
que los' confundían uno con otro, mientras que a Sosia no lo confunden con nadie.
. Desde todos los puntos de vista su lugar está plenamente ocupado, }' no hay lugar
para el Sosia extra. Nos reímos de Sosia cuando él duda de su propia identidad,
pensando que estaba equivocado al dejarse llevar por la duda, pues incluso si hu.
biese encontrado un regimiento de Sosias idénticos, no habría tenido razón en ceder
I
;::, Cfr. ob, cit. en la nota Nv 14 de este cap., p. 283.
IDENTIDAD DE MI YO PARA LOS OTROS 129

en lo más. mínimo, pues ninguna edición duplicada de él podría de ningún modo


arrancarlo o desposeerlo de sí mismo ni de su pasado".
Ahora bien, el estudio del "yo" interesa sobré todo a la filosofía, a la religión,
a la moral. Al sociólogo, en cambio, le importa sobre todo el análisis de la persona-
lidad individual concreta, y en este análisis le importa principalmente descubrir los
i~p;redientes y factores sociales de esa personalidad, y los modos como esos compo-
nentes sociales se combinan y están en recíproca influencia con los factores bioló-
gicos y psíquicos individuales, así como también con otros elementos del mundo.
Sin embargo, era necesario mencionar el "yo", por dos razones. Primera, para
distinguirlo de lapersonalidad individual concreta, como todo dinámico y cambiante,
que está inzegrada por la múltiple variedad de factores a que se ha hecho ya alusión
aquí. Segundo, porque, para adquirir una idea adecuada de la personalidad indio
vidual concreta, es imprescindible haberse formado un concepto adecuado del "yo".
Esto es así, por las razones que explico a continuación.
En efecto, el yo es el principio de unidad real plenaria de la personalidad indi-
vidual concreta, es la realidad que dota a ésta de verdadera unidad. Hay que distin-
guir entre esa unidad radical del yo, que determina que el sujeto SC'd el mismo a
través de todos los varios desarrollos y modificaciones de su personalidad; por una
parte, y la relativa unidad empírica que se produce en cada momento del proceso
d. integración de los componentes de la personalidad. El siguiente ejemplo aclarará
esta diferenciación. Habitualmente se da una unidad, una especie" de" organización
o integración unitaria entre los componentes de la personalidad. Sin embargo, COmo
efecto de determinadas enfermedades mentales puede darse el desdoblamiento o la
disociación de la personalidad, en cuyo. caso ya no existirá .aquella unidad empírica.
""En cambio, a pesar de tan grave perturbación de la conciencia, el "yo" a quien le
ocurre ese patológico proceso de desdoblamiento o de disociación, es el mismo,
Forque el yo constituye la unidad del sujeto humano por debajo de todas sus
variaciones y sus cambios, al menos para ciertos efectos.
Cierto que lo esbozado aquí respecto del "yo" dista mucho de cubrir todos los
problemas filosóficos que pueden suscitarsc sobre el "yo". Una obra de Sociologia
no puede entrar en esos, problemas. Por el hecho de que" tiene importancia para la
Sociología, me ocuparé más adelante solamente del problema del libre albedrío,
aunque sólo de modo muy sucinto, y también teniendo en cuenta principalmente
los aspectos relevantes para el conocimiento sociológico.

r3.-INGREDlENTES SOCIALES DE LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL


Ya se expuso el hecho de que la personalidad concreta de cada individuo se
halla integrada y determinada por múltiples y variados factores de diversas dases. 26
Entre esas varias clases de factores o componentes que integran la personalidad, fi-
guran los ingredientes de carácter social.
°
Dentro de la clase de ingredientes factores sociales de la personalidad los hay
de muy variados tipos, por ejemplo: ideas transmitidas por el prójimo a nuestro
J alrededor; ideas aprendidas en los libros; moldeos o configuraciones que son el
efecto de la influencia ejercida sobre nuestros modos de pensar, de sentir, de reac-
21; En el epígrafe N~ 7 de este cap.
Soelolol'h••- " .
130 INGREDIENTES SOCIALES DE LA PERSONALIDAD

cionar, de actuar, por otros seres humanos, bien por determinadas personas con
quienes hemos estado en extensa e íntima relación, como por ejemplo. nuestros
padres, hermanos, amigos de infancia, bien por los miembros de los grupos a los
que- pertenecemos (v. g.: vecindad, comunidad local, estirpe étnica, escuela, co-
munidad nacional, círculo cultural, clase social, profesión, etc.); modos de com-
portamiento que son en alguna medida la reacción frente a conductas de otras gentes
con quienes hemos estado o estamos en trato; maneras de comportamiento que son
el resultado de las lecciones sacadas de experiencias de anteriores relaciones sociales;
actitudes y prácticas configuradas por la presión de la opinión pública dominante
de las creencias colectivas preponderantes, de las costumbres en vigor; actitudes y
acciones que representan una imitación --consciente o inconsciente-- de otras perso-
nas; hábitos adquiridos en el cumplimiento de modos sociales de vida; hábitos for-
mados en el ejercicio de una profesión; la huella efectiva dejada en el subconsciente
por experiencias infantiles -p. e.: los "complejos" en el sentido dado a esta
palabra por el psicoanálisis-, o la huella más o menos consciente impresa por ex-
periencias en la edad adulta; las ambiciones estimuladas por el ejemplo de otros
individuos; la euforia y optimismo producidos por triunfos sociales; el apocamiento,
la desconfianza, o la inseguridad que previos fracasos crean en el ánimo; prefe-
rencias, aficiones, entusiasmos o fobias que se le meten a uno dentro por contagio
del medio social ambiente en que se vive; etc.
Esa lista de ejemplos de componentes sociales de la personalidad no pretende
ser exahustiva, ni es ofrecida en forma clasificada. Por el contrario, pretende sola-
mente ofrecer algunos ejemplos que pongan de manifiesto cuán múltiples y cuán
variados son los factores e ingredientes sociales de la personalidad.
A pesar de la heterogénea variedad de esos factores y componentes, todos ellos
son incluidos en el grupo de factores sociales, porque cada uno de ellos. indepen-
dientemente de cual sea su índole, ha entrado a formar parte de la personalidad
por virtud de influencias sociales. Lo mismo si se trata de unas ideas matemáticas
aprendidas en la escuela, que si se trata de una actitud creada por el ejercicio de
determinada profesión, que si se trata de una arrogancia transmitida por el orgullo
del grupo, ete., en todos los casos tales factores han pasado a formar parte de la
personalidad por virtud de relaciones interhumanas.
Hasta cierto punto puede decirse- que en la personalidad se refleja en alguna
medida el mundo social y cultural en que se vive. Las situaciones sociales en que
un individuo está inmerso, y la cultura en que participa, configuran en gran pro-
porción su personalidad, así como también moldean en no pequeña medida el
desenvolvimiento concreto de su vida.
Los factores e ingredientes sociales moldean la personalidad y la "ida en gran l
medida, pero no totalmente, porque según se expuso ya, la personalidad está in- i
tegrada por una varia multiplicidad de factores, entre los .cuales si bien ciertamente
figuran los factores sociales como muy importantes. éstos no son los únicos, sino
que por el contrario, figuran otros muchos y varios factores individuales. Recuér-
dese, por ejemplo, el yo profundo, es decir, la raíz intransferible e insobornable de
t
la propia individualidad. Recuérdese asimismo los factores biológicos y psicológicos
constitucionales. Y, además, téngase en cuenta también la acción individual crea-
dora y el reflujo que esta propia inventiva opera sobre la personalidad.
INGREDiENTES SOCIALES DE LA PERSONALIDAD 131

Con referencia al último punto mencionado, es decir, la acción creadora indi-


vidual, debe, sin embargo, tenerse en cuenta que la acción propiamente individual
trabaja en su mayor parte reelaborando materiales que se dan en el contorno social
y cultural. Ordinariamente el individuo elige particularmente y crea o inventa
sirviéndose de los materiales que halla a su disposición en el contorno socio-cultural
en que vive. Cierto que excepcionalmente puede aportar algo nuevo por su propia
inventiva individual, descubrir por si mismo una idea antes no pensada por nadie,
crear una nueva forma de conducta, fundar una nueva institución sin precedentes,
hallar algo de lo que anteriormente no se tenía ni remota noticia. Sin embargo,
incluso en esos casos en que la acción netamente individual se presenta como
decisiva y teniendo la máxima importancia, no se trata de una acción plenamente
y exclusivamente individual, sino de una acción en que notoriamente predomina
lo individual, la creación o inventiva individual, pero acompañada por otros In-
gredientes no individuales e influída en alguna medida por factores no individuales.
En primer lugar, adviértase, corno ya se observó antes, que el pensamiento se des-
arrolla mediante palabras, y recuérdese que el lenguaje es típicamente un producto
social. Nótese también que el más original descubrimiento de una nueva idea, se
suele gestar en la crítica de ideas anteriores recibidas por el vehículo de la sociedad.
Cuando Einstein crea su teoría de la relatividad -una de las más grandes y orígí-
nales invenciones de nuestro siglo-- arranca de una crítica de la física newtoniana
y toma además en consideración el alcance y la significación que pudieran tener
los experimentos realizados por Michelson y Morsley, y maneja el nuevo, instru-
mental matemático creado en ·el siglo xx y que ha aprendido de sus autores.

r4.-LA PERSONALIDAD DEL Nll':IO y EL MEDIO SOCIAL·


Los estudios contemporáneos sobre el desenvolvimiento infantil han mostrado
que la personalidad del niño, sus sensaciones, percepciones, memoria, lenguaje,
moralidad, pueden crecer solamente en un medio social. Si un niño recién nacido
es separado de tal ambiente social, y si sobrevive biológicamente a tal separación
-lo cual es muy diflcil- su cuerpo crecerá. pero el niño na se desa~rollará ni
mental ni moralmente. En los casos del tipo llamado "niño-globo", tales sujetos
ClStán a un nivel puramente animal desde el punto de vista psicológico y' ético."

I5.-LAS NEUROSIS CAUSADAS POR DESINTEGRACION DE LA


ESTRUcruRA SOCIAL
La estructura mental y moral de la personalidad depende del medio social am-
biente, hasta tal punto, que sucede que cuando se produce una desorganizaci6n en
la estructura colectiva y en el sistema de valores socialmente vigente, la vida mental
y moral de los individuos experimenta una desintegración. Esto es lo que suele
pasar en períodos de revolución, guerra, calamidades catastróficas, así como en si-
tuaciones de crisis. En tales circunstancias suele aumentar la criminalidad, especial-
men:e la delincuencia juvenil, y crece el número de desórdenes o desajustes men-
27 Cfr. SoROKIN (Pitirim A.), Socitty. Col/lI" and P,rlonality: Tbeir StrllrtlJrf' nnd
Dynamics, Harper•. Nueva York, 1947. p. 344.
132 NEUROSIS POR DESINTEGRACION SOCIAL
'\
tales- Observa Sorokin 28 que muchos estudios sobre las causas de las enfermedades
mentales, especialmente de varias psiconeurosis. han mostrado que esos desórdenes
se de&~n en gran medida a las particulares condiciones socio-culturales del amo
biente. En un mundo en e! que el orden social se desintegra, y en e! que pierden
vigencia las valoraciones sobre las cuales se habían apoyado la vida humana, sucede
que las neurosis tienden a aumentar, y que se producen fenómenos de relativa des-
integración de la personalidad. La sensación de inseguridad, propia por ejemplo
de una época de crisis, en la que las valoraciones de antaño han perdido cuerpo e
influencia y no han sido substituidas por unas nuevas valoraciones firmemente
establecidas y generalmente aceptadas, al producir un estado mental de azoramiento,
de desorientación, tiende a desintegrar en parte la personalidad. A veces, efectos
parecidos se producen por la tremenda impresión que producen inesperadas expe·
riencias violentas, o también el paso brusco de un sistema de organización- social
a otro sistema contrario.

16.-EL YO EN SU MUNDO O CONTORNO DETERMINADO


ES ALBEDRIO O LIBERTAD
El análisis de la vida humana, resumido en los párrafos anteriores, me ha
sugerido un nuevo enfoque y una nueva solución para el debatido tema sobre el
libre albedrío o libertad de! hornbre.P"
Puesto que el yo se halla inserto en el mundo, es decir, en su circunstancia,
con un hueco o ámbito, esto es, no de modo fijo, sino ante un repertorio plural
de posibilidades, cabe afirmar que el hombre es albedrío. La libertad, o mejor
el albedrío, no es una cosa, ni una facultad, ni una energía. Por el contrario, 'el
albedrío consiste en el peculiar tipo de inserción del yo en su circunstancia, en
una inserción con holgura, la cual, en cada instante de la vida, depara varios ca-
minos, entre los cuales tiene que elegir el sujeto por su propia cuenta y riesgo, y
bajo su responsabilidad.
En efecto, no hállome inserto en el mundo en que estoy y vivo como el clavo
lo está en la tabla, ni como el tornillo lo está en su tuerca, sino que, por el con-
trario, aunque el mundo que constituye mi circunstancia es limitado y está deter-
minado, estoy en él con un hueco dentro del cual puedo elegir entre varias
posibilidades.
Opino que esta cuestión sobre el libre albedrío fué planteada siempre de un
modo incorrecto, tanto por los que lo afirmaban, como por los que lo negaban,
pues unos y otros pensaban en el libre albedrío como en algo que se puede tener
o se pued« no tener. Así, los indeterministas sostenían que el hombre tiene libre al-
bedrío, mientras que los indeterministas decían que el hombre no tiene libre albedrío.
El error de ambos consiste en suponer que el albedrío sea una cosa, o una facultaá,
o una energía, que se pueda tener o no tener, como por ejemplo, se tiene estómago,
memoria (con mayor o menor capacidad) o vigor mental (en más o menos cuantiosa
medida). Pero el albedrío no es una cosa, ni una fuerza que se pueda tener o no
tener: es sencillamente la situación de hallarse entre varias posibilidades, las que
28 Cfr. ob. cit. en la nota precedente, pp. 353 y ss.
20 Cfr. RECASÉNS SICHES (Luis), Tratado General de Filosofía del Derecho, Edit. Porrúa,
México, 1959. pp. 83·97. .
LIBRE ALBEDRIO
" ..
133

depara el contorno de cada sujeto en cada uno de los momentos de la vida de éste.
El sujeto no está forzosamente predeterminado a seguir una de esas posibilidades y
dejar las demás. Por el contrario, tiene que elegir entre esas posibilidades. Vivir es
hallarse siempre,. efectivamente o potencialmente, en un cruce de caminos, teniendo
que elegir uno entre ellos. Por eso el hombre es albedrío.
Ese repertorio de caminos es diverso para cada sujeto; y es diverso también res-
perto del mismo sujeto en cada uno de los momentos de su' vida. La variedad en los
repertorios de posibilidad está determinada por la variedad de las pesonalidades con-
cretas-de los varios individuos y de sus respectivos contornos) así como por la va-
riedad de esas personalidades y de esos contornos en cada momento. Por éSO, no
todos los sujetos humanos pueden hacer las mismas cosas, .ni uno puede tener las
mismas posibilidades en todos los instantes. Pero cada uno de ellos, en cualquier
coyuntura de su vida, se halla ante más de una sola posibilidad.
En parte, las posibilidades concretas de cada sujeto dependen de la realidad
particular de su propia personalidad individual, así de su temperamento, de su ta-
lento, de su fuerza de voluntad, etc.
En parte, las posibilidades concretas de cada individuo están determinadas tam-
bién por las características y aptitudes de su cuerpo. Así, no todos pueden físicamente
hacer las mismas cosas, por ejemplo, trepar por una fachada, como lo hacía un sujeto
que exibía esa habilidad por las principales capitales del mundo y que se llamaba
a sí mismo "el hombre mosca".
La naturaleza exterior que nos enmarca ofrece. por una parte, una serie de fa-
cilidades -que determinan para el hombre que habita allí algunas posibilidades-,
y, por otra parte, presenta obstáculos y dificultades para la acción humana, las cuales
determinan la imposibilidad de hacer muchas cosas, por ejemplo. volar sin un apa·
rato adecuado. Esa circunstancia natural contiene leyes constantes, por ejemplo,
las físicas y químicas, iguales en todos los -lugares. Pero además presenta pecu-
liaridades en cada lugar, p. e., el marco geográfico y las condiciones climáticas.
No circunda al hombre solamente la naturaleza exterior en estado virginal, sino
además todo el mundo de la técnica -y de la cultura en general- que se interpone
entre la naturaleza y el ser humano. determinando una importante ampliación y mo-
dificación de las posibilidades, y aumentando formidablemente la potencia de la
persona. Puede decirse que en gran parte entre el hombre y la naturaleza se da todo
el aparato de la cultura, la cual comprende la técnica, y ésta constituye una transfor-
mación de la naturaleza y -un dominio sobre ella.
La sociedad condiciona también positiva y negativamente el número, la índole
y la calidad de las posibilidades para la vida de una persona humana, de muy varias
maneras, por ejemplo:
A) El patrimonio social que integra la personalidad concreta del individuo, es
decir, todo lo que. éste ha aprendido de los demás y de la tradición histórica, de-
termina una serie de posibilidades particulares de conducta.
B) La realidad de los prójimos circundantes (pocos o muchos, propios u hostiles,
inteligentes o torpes, deseosos de cooperación o, por el contrario. tendientes al ais-
lamiento, etc.) , con la serie de múltiples y variadas influencias que ejercen sobre
una determinada persona humana, determinan para ésta posibilidades e imposibili-
dades, facilidades y dificultades en su comportamiento.
134 LIBRE ALBEDRIO

e) Los grupos sociales, entre ellos el Estado, en los cuales participa una persona,
abren a ésta posibilidades de conducta mediante la garantía de una serie de líber-
tades y mediante varios estímulos, y cierran otras posibilidades por prohibiciones O
restricciones que imponen a la voluntad.
D) La cooperación, que ofrezcan o nieguen muchos grupos sociales, especial-
mente los organizados, condiciona notoriamente el ámbito de posibilidades para la
conducta de una persona.
E) Es obvio que la posición económica, la cual es un hecho social, amplía o
limita el campo de las posibilidades que se le 'ofrecen a una persona humana en las,
sucesivas etapas de. su vida.
F) La acción del medio colectivo ambiente (conjunto de factores sociales que
envuelven nuestra vida y actúan sobre ella) es otro de los determinantes sociales
de las posibilidades que se deparan paraIa conducta de un sujeto.
Así, pues, el ámbito vital concreto y el conjunto de posibilidades que éste ofrece
son diferentes para cada sujeto, según cuáles sean las capacidades de su psique, las
aptitudes de su cuerpo, el lugar donde esté, la educación que haya recibido, la situa-
ción social que ocupe, los medios económicos de que disponga, la atmósfera colectiva
que respire, las ventajas de que disfrute, las restricciones que sufra, etc. Este ámbito
concreto, delimitado por los componentes del contorno y la estructura que formen,
constituye lo que está determinado en la vida humana de cada sujeto. Pero dentro de
ese hueco, el hombre halla ante sí siempre la posibilidad de diversas conductas en
cada momento; y el hombre tiene que elegir por su propia cuenta algunas de esas
conductas posibles para él, puesto que no se halla predeterminado a emprender foro
zosamente una sola de ellas. Los caminos que se abren ante cada sujeto -yen cada
momento de su vida- son diferentes en cuanto a la cantidad y en cuanto a la ca-
lidad, de los que se ofrecen a otros sujetos. Por ejemplo, no pueden hacer lo mismo
un acróbata analfabeto, un profesor de filosofía, el presidente de una república, un
petimetre, y un poeta. Muchas de las cosas que uno de eIJos puede hacer están fuera
del campo de las posibilidades de los demás, y viceversa. Talento, salud, cultura,
nacionalidad, lugar en que se habite, eec., son determinantes de posibilidades y de
imposibilidades. Pero todo individuo humano puede hacer, en cada instante de su
vida, más de una sola cosa. Por eso todo yo humano es albedrío.
La determinación de cuál sea el repertorio de vías posibles para el comporta-
miento de un sujeto humano en un determinado momento habría de comprender un
estudio combinado de análisis psicológico, de dictamen biológico, de ponderación de
los factores geográficos, de examen del medio cultural, de determinación de su
educación, de. averiguación de su capacidad económica, etc.
El hecho' del yo, inserto en un ámbito o margen determinado, pero con alguna
holgura dentro de éste, 'pudiendo decidir entre las varias posibilidades que le depara,
no presenta una excepción en el cumplimiento de las leyes causales de la naturaleza.
Lejos de esto, constituye simplemente la irrupción de .un plus de causalidad en la
serie de los fenómenos de la Naturaleza. La decisión del yo, al traducirse en con-
ducta, no viene a romper el norma! cumplimiento de las leyes causales, sino que
ingresa en el mundo de la causalidad natural en forma de un nuevo fenómeno na-
tural; inserta en la serie de nexos causales algo así Como causas primeras que no
emanan de otras causas naturales anteriores, pero que sí producen efectos reales
UBRE ALBEDRIO 135

posteriores. Es lo que Kant llamó acertadamente causalidad por libertad, a diferencia


de la pura causalidad de la naturaleza.

q.-ALBEDRIO y LEYES SOCIOLOGICAS


Pudiese parecer a primera vista que el hecho de que el yo es albedrío habría
de hacer imposible toda investigación de leyes sociológicas, puesto que el albedrío
implica que no se pueda predecir con seguridad la conducta de una persona humana.
Sin embargo. esa dificultad no es tan grave como puede parecer a primera vista.
No lo es por varias razones.
En primer lugar la Sociología no trata de investigar Ias leyes de la conducta de
un individuo humano. Por el contrario, se propone indagar sobre la conducta social
genérica de un gran número de sujetos, de los sujetos que integran los varios
grupos colectivos. Ahora bien, sucede que aun cuando las variaciones pueden ser
grandes en cuanto a los comportamientos individuales, en cambio son muchísimo
menores cuando se trata de multitud de com portamientos, porque entonces muchas
de las variaciones se compensan recíprocamente y de ese modo no se alteran gran-
demente los resultados promedio.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que la Sociología se ocupa no de compor-
tamientos individuales, sino de modos genéricos de conducta. Ahora bien, sobre éstos
la influencia ejercida por factores netamente sociales. por ejemplo. por el ambiente
colectivo, es mucho mayor que la que se da sobre comportamientos singular y pecu-
liarmente individuales.
Hay que tener en cuenta además que la Sociología no puede establecer leyes
exactas como las de las física, sino solamente reglllaridade! O 'generalíaaciones con un
amplio margen de excepciones. Independientemente de la idea que se tenga sobre
el albedrío, es un hecho que la ciencia, ni la psicológica ni la sociológica, puede
formular leyes exactas sobre el comportamiento humano. Ni siquiera los apasionados
de la hipótesis determinista han considerado posible un programa de previsión
exacta de la conducta sino a lo sumo un intento de predecir probabilidades.
Claro que aparte del problema que el albedrío plantea, hay otros problemas
relativos a este punto, como, por ejemplo, el hecho de cuán enorme y complicada
es la multitud de factores que intervienen en la conducta humana, hecho por el cual
resultaría impracticable poder abarcar mentalmente todos los factores y todas las
recíprocas influencias entre ellos. En todo caso, a lo más que puede aspirar la So-
ciología es a formular generalizaciones o regularidades, las cuales no excluyen c:xcep*
cienes. Se trata de 10 que se ha llamado generalidad de conducta: las gentes, so-
cialmente, de modo habitual se comportan aproximadamente de cierta manera.
Respecto de esas regularidades o generalizaciones. recuérdese la exposición sobre
la doctrina de los tipos según Max Weber.::O Supuesto un determinado fin O el re-
COnocimiento de un cierto valor, se estableo: cuál sería la línea racional de conducta
congruente con aquel fin o con aquel valor. Ahora bien, hay factores no racionales
que se interfieren en el comportamiento real. La discrepancia de la conducta real
can el tipo muestra y permite calibrar esos otros factores.
JO En el cap. V, epígrafe 11, de este libro.
LEYES SOCIOLOGICAS

Sin perJUIcIO de! libre albedrío individual, es posible establecer previsiones de


probabilidad sobre la conducta social. En primer lllgar! téngase en menta que en gran
parte e! ámbito de las posibilidades del comportamiento viene delel'milltJlio por la
realidad de la circunstancia, es decir, por las condiciones existentes en una determi-
nada situación social histórica. El estudio de esa circunstancia delimita cuáles sean
las posibilidades en cuanto a los hechos sociales, es decir, cuáles sean las cosas que
pueden ocurrir y cuáles las que no pueden ocurrir.
ElI segando lugar, hay mecanismos psicolágicos los cuales, bajo la illflttencia de
la interaccián social, es decir, bajo la influencia de las relaciones interhumanas de
determinados tipos, funcionan de una manera regular. Ahora bien, esos mecanismos
psicológicos ejercen una gran influencia en el comportamiento social, y sirven de
base para establecer regularidades y predicciones de probabilidad. Es así, porque hay,
por 10 menos en gran medida, maneras homogéneas de reaccionar ante determinadas
situaciones. Así, por ejemplo, la llamada "ley de la oferta y de la demanda" reposa
en una regularidad de ese tipo, en la comprobación de que los hombres desean
comprar tan barato y vender tan caro como sea posible.
En tercer lugar, hay regularidades que derivan del acatamie11to o adhesión que
los individuos prestan a ·deter:minadas regla! sociales de conducta, como p. e.,
costumbres, usos, opinión pública, normas jurídicas, que imperan dentro de deter-
minado grupo. Un individuo que para saludar estrecha la mano obedece a una norma
consuetudinaria; y los millones que cotidianamente siguen esa práctica muestran
una regularidad, que está determinada por ese tipo normativo de conducta. 31
En cuarto lugar, aunque el hombre es albedrío, cuando contemplamos no a un
solo individuo, sino a un gran número de ellos, con ciertas características comunes,
puede observarse que hay bajo determinadas condiciones una manera de decisión que
se presenta en la mayoría de los casos. Cabe, entonces, establecer por inducción la
comprobación de que hay una forma mayoritaria de comportamiento. Esta comproba-
ción se limita a registrar lo que sucede ordinariamente, pero no entraña ninguna
negación de! albedrío de un individuo como tal individuo; porque e! hecho de que
la mayoría de individuos se suela comportar de una cierta manera, no interpone a
ningún individuo la forzosidad de que obre precisamente así, sino que deja intacto
su albedrío, para .decidirse por una posibilidad contraria.
ElI quimo lugar, hay muchas conductas sociales -desde luego no todas ellas, ni
tal vez la mayoría de ellas- que responden a esqllemas racionales para la realización
de determinados fines, o para el cumplimiento de ciertos valores. Tales esquemas
de comportamiento resultan predecibles con relativa facilidad. En este punto, sin
embargo, se debe tener en cuenta el hecho, tantas veces ya apuntado, de que rara
vez los esquemas racionales son llevados a la práctica plenamente, en un ciento por
ciento, pues sufren la interferencia de factores no racionales. Pero incluso la acción
de esos factores irracionales, la cual suele ser- el resultado de ciertos mecanismos
bio-psicológicos, suele presentar un desenvolvimiento regular, lo cual permite esta-
blecer regularidades respecto de tal acción de dichos factores irracionales.
Aparte de las leyes sociológicas que consisten en tmiformidatks empíricas pre-
dominantes/ hay otro tipo de leyes sociológicas relativas a lo cambios sociales. Esas
leyes registran los módulos según los cuales suelen producirse los cambios en las es-
al Cfr. ORGAZ (Raúl A.). lll/rod"uión 4 la Sociologia, 2' ed., Buenos Aires, 1937.
LEYES SOC/OLOG/CAS 137

tructuras sociales, en las instituciones, por ejemplo, la sucesion de las formas de


gobierno, la evolución de las costumbres, la substitución de unas convicciones pre-
dominantes por otras, etc.
Varios sociólogos, p. e., Richard, han hecho notar que las llamadas leyes socio-
lógicas son leyes tendenciales es decir, expresan tendencias que son puestas de ma-
nifiesto por el estudio de los hechos sociales, con la ayuda de la estadística, y por
un atento análisis de la historia. 8 2 En otros términos, pero con un sentido análogo..
Max Weber considera las regularidades sociales como probabilidades típicas que
permiten esperar un cierto desenvolvimiento de una conducta social, bajo la presencia
de ciertas condiciones:
Finalmente, es preciso darse cuenta de algo que ya se apuntó antes, a saber, "de
que las leyes sociológicas son leyes de masa, es decir, que se refieren a modalidades
genéricas de conducta y grupos, prescindiendo de las singularidades individuales.

IS.-IGUALDADES y DESIGUALDADES ENTRE LOS HOMBRES.


LA UNICIDAD DE CADA PERSONALIDAD INDIVIDUAL
El hecho de que el hombre es a la vez semejante a sus prójimos y diferente
de todos ellos, hasta el punto de que cada individuo es único, lo expresa Erich From
elegantemente diciendo: "Un individuo representa la especie humana. Es un ejem-
pIo específico de la humanidad. Pero sucede que a "la vez es él y es lodos: es un
individuo con sus peculiaridades, y en este sentido es único; y al mismo tiempo es
representante de todas las características de la especie humana.s"
Todos los seres humanos son a la vez iguales y desiguales entre sí. Son iguales
desde ciertos puntos de vista, pero son diferentes unos de otros desde otros puntos
de vista. Cada hombre en ciertos respectos es: a) parecido a todos los otros hombres;
b) parecido a algunos otros hombres, y c) diferente de todos los demás bombres.s-
1. Es parecido a todos los demás hombres: a) en un conjunto de caracteres bio-
lógicos; b) en un conjunto de caracteres psicológicos; y' c) también en cuanto al
sistema de funciones que constituyen la vida propiamente humana.
A) Desde el punto de vista anatómico y fisiológico los cuerpos de todos los
seres humanos son parecidos: tienen análoga estructura (tienen cabeza, tronco, ex-
tremidades, idénticas funciones, andan erectos, etc.).; poseen los mismos órganos
(corazón, estómago, pulmones, etc.); realizan idénticas funciones (respiratoria, cir-
Iatoria, digestiva, etc.}. Todos los hombres están sometidos a las mismas leyes na-
turales (físicas, químicas, biológicas). no sólo en cuanto a su propio ruerpo, sino
también respecto de la naturaleza circundante. Todos los seres humanos experimentan
las mismas necesidades orgánicas, como la de comer, beber, etc. .
E) Desde el punto de vista psicológico todos los seres humanos son similares,
porque poseen en alguna medida análogos mecanismos, tales como los de la sensa-
ción, percepción, apercepción, memoria, imaginación, generalización, abstracción, ra-
32 Cfr. RiCHARD (Gasten), La Sociologie générale el les lois sociologiqnes, 191.2; La loi
morale, les lois namrelles, el les íois sociales, 1937.
33 Cfr. FROMM (Ecich), MaR [or Him.relf: All lnqlliry in/o Ihe Psycbotogv 01 Btbics,
Rinerhart & Co., New York, 1947, p. 38.
3-& Cfr. KLUCKHOHN (Clyde), and MURRAY (Henry A.), Personality Pormation: The De-
terminants, en Personality in Nalure, Society, and Culture, edited by Clydc Kluckhohn and
Henry A. Murray, Knopf, Nueva York 1950, pp. 35 }' ss.
138 SEMEJANZAS ENTRE LOS HOMBRES

ciocinio, reacciones emocionales, sentimientos de amor, aversión, tendencias, impulsos,


deseos, deliberación, decisión. voluntad, etc.; y porque todos en alguna manera rea-
lizan las funciones propias de tales mecanismos.
C) Desde el punto de vista de las funcione; de la vida htsmana. En toda vida
humana en mayor o menor proporción hallamos presentes una serie de funciones, O
mejor dicho, un sistema de [unciones, tales como: la función de conocimiento del
mundo en torno y de los prójimos, la función técnica para hallar acomodo en la na-
turaleza y dominar en alguna medida al servicio de la satisfacción de las próximas
necesidades, la preocupación religiosa por el más allá, la expresión artística de emo-
ciones, la organización social incluyendo la organización jurídica, las actividades de
tipo económico, etc.
Estos son los tres tipos de constantes universales de lo humano, que determinan
una esencial similitud entre todos los seres de la especie humana.
Además, desde en punto de vista diferente del de la observación de los hechos,
a saber, desde e! punto de vista ético y fiJosófico-juridico, puede y debe hablarse
también de igualdad, pero en otro sentido enteramente diverso, es decir, de igual
moral y jllrídica de todos los hombres, lo cual quiere decir igualdad en dignidad,.
en los derechos fundamentales o esenciales de todo individuo humano, igualdadfor-
ma! ante e! Derecho, e igualdad de oportunidades. Ahora bien, esto, aunque tiene
máxima importancia, no pertenece al estudio que aquí se esboza. como base para el
conocimiento sociológico.
2. Aparte de las 'similitudes entre todos los seres de la especie humana. cada
hombre es parecido desde varios puntos de vista a algunol otros hombres. Estas ca-
racteristicas similares que se dan entre algunos hombres, consisten en rasgos de las
más diferentes clases.
Puede haber semejanza de un hombre Con otros por razón del tipo constitucional
bio-psíquico (ciclotímico o pícnico; cerebral, circulatorio, respiratorio o muscular;
etc.), por razón de ciertas características somáticas, como la forma de la cabeza (alar-
gada, aplastada O redonda), la estatura, la pigmentación de la piel, e! color de los
ojos, la clase del cabello, la forma de la nariz, etc., en suma, por razón de lo que
se suele llamar diferencias raciales; por razón del sexo; por razón 'de la edad; etc.
Las semejanzas de una persona con algunas otras pueden consistir también en
afinidades psicológicas, p. e., la posesión de un talento de la misma índole (ma-
temático, filosófico, poético, musical, práctico, ctc.} y la carencia de 'determinados
talentos o habilidades especiales; el ser introvertida o extrovertida; el predominio
de lo intelectual 'sobre lo emocional, o viceversa; la acentuación de determinadas
tendencias o sentimientos (afán de poder, vanidad, etc.) : y la debilidad de otros
sentimientos o afanes; etc.
Otras semejanzas entre muchos hombres están determinadas por causas sociales
y culturales. Así, por ejemplo, las semejanzas que se dan entre los miembros de un
grupo social, por ejemplo. de una nación, de una profesión. de un círculo de cultura,
de una clase social, etc. Así, por ejemplo: los miembros de una nación presentan
ciertas características comunes; los marinos de todo el mundo, independientemente de
cuál sea su país, tienden a manifestar rasgos semejantes; asf también las personas
que durante muchos años han ejercido autoridad sobre otras suelen desarrollar un
sistema similar de reacciones; y lo propio acontece con quienes han adquirido. el
hábito de la obecíencia rígida}' no tuvieron ocasión de desenvolver sus individuales
DIFERENCIAS ENTRE LOS HOMBRES 139

iniciativas; las gentes que tienen la misma lengua materna presentan un similar es-
tilo mental; los ciudadanos educados en el ejercicio activo de la democracia tienen
muchos rasgos en común, pero de sigrio- contrario, los súbditos educados en un ré-
gimen autocrático; etc.
3. Pero sucede que, Sin perJuICIO de las analogías universales entee todos los
seres· humanos, y sin perjuicio también de las semejanzas entre muchos seres hu-
manos por razón de la posesión de ciertas características especiales, cada individuo
bsmano es diferente de Iodos los demás individllos humanos.
Esta 1Inicidad de cada individuo es precisamente esencial a lo humano. Ser hom-
bre quiere decir ser un individuo único, diferente de todos los demás, incanjeable,
intransferible, singular, irreductible al cualquier otro. •
Tal unicidad ha sido subrayada vigorosamente tanto por la filosofía, especial-
mente por el pensamiento contemporáneo, como por las ciencias empíricas de lo
humano, la antropología, la psicología y la sociología.
El filósofo y sociólogo judío-alemán Max Scheler -uno de los más grandes
pensadores del siglo xx- ha demostrado que la persona es una individualidad con-
creta, singular y única. que es el correlato de su mundo en el cual ella se vive a
sí misma, y que además constituye una vocación y una perspectiva particular para
la realización de los valores.v
José Ortega y Gasset" ha descrito el yo índividual como un proyecto singular
de vida, que nuestra voluntad puede realizar o no, pero cuyo plan 00 depende de
los pensamientos ni de la voluntad del sujeto, sino del hecho inesquivable de ser
cada quien algo así como un personaje programático único. "El yo es, por lo tanto.
un proyecto de su vida. Pero no se trata de un proyecto ideado por él ... , prefe-
rido libremente. Este proyecto se lo encuentra ya formado al encontrarse viviendo.
Los antiguos usaban confusamente de un término cuyo verdadero significado coin-
cide con ese que he llamado proyecto vital: hablaban del Destino y creían que
consistía en las cosas que. a una persona le pasan. Pronto se advierte' que' una misma
aventura puede acontecer a dos hombres y, sin embargo, tener en la vida de uno
y otro valores distintos y hasta opuestos, ser paratvqo una delicia y para otro un
desastre. Lo que nos pasa, pues, depende para sus efectos vitales, que es lo decisivo,
de quien seamos cada uno. Nuestro ser radical, el proyecto de existencia en que
consistimos, califica y da uno u otro valor a cuanto nos rodea. De donde resulta
que el verdadero Destino es nuestro ser mismo. Lo que fundamentalmente nos pasa
es el ser que somos". " ... Es vano pretender modificar ese que somos. Si en vez
de ser nuestro auténtico yo fuese s610 algo nuestro --como el traje, el cuerpo, el
talento, la memoria, la voluotad-, podríamos intentar corregirlo) cambiarlo, pres-
cindir de él, sustituirlo. Pero ahí está, es nuestro ser mismo, es el que queramos o
no tenemos que ser". "Somos nuestro Destino, somos proyecto irremediable de una
existencia. En cada instante de la vida notamos si su realidad coincide o no con
nuestro proyecto, y to~o lo que hacemos para darle cumplimiento".
35 Cfr. SCHELER (Max) , Der Pormalismns in der E¡/;ik... 2' cd., 1921, pp- 284 Y ss.,
497 y 629 Y ss. (Hay traducción española "Etica'"}
SS., .
36 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), Obras Completas, Madrid, Rev. de Occidente, 1947,
tomo IV, pp. 77 y ss.
140 UNICIDAD DEL INDIVIDUO HUMANO

En otro lugar, Ortega y Gasset" ha hecho notar que el concepto de "individuo"


pertenece a la clase que algunos denominan conceptos "ocasionales", como son, por
ejemplo, además del de "individuo", los conceptos "aquí" y "éste". "Tales conceptos
o significaciones tienen una identidad formal que les sirve precisamente para asegurar·
la no-identidad constitutiva de la materia por ellos significada o pensada ... Todo
<oncepto es una significaci6n general .Ó: Pero mientras en los otros conceptos la
generalidad consiste en que, al aplicarlos a un caso, singular, debemos pensar
siempre lo mismo que al aplicarlos a otro Caso singular, en el concepto ocasional,
la generalidad actúa invitándonos a no pensar nunca lo mismo cuando 10 aplicamos.
Ejemplo máximo." el propio concepto "vida" en el sentido de vida humana. Su
significación, en cUanto significación, es, claro está, idéntica; pero lo que significa
es no sólo algo singular, sino algo único. La "ida es la de cada cual".
Por mi parte, yo he insistido en otro lugar J S sobre el hecho de que cada perso-
na es tal, precisamente porque encarna una dimensión iridividualísima y única, in-
transferible, incanjeable, privatísima, exclusiva; así como sobre los siguientes he-
chos: A) Esa dimensión tiene su correspondencia en una peculiar e individual cons-
telación de valores, en un destine singularmente propio. B) La persona individual.
representa un punto de vista único sobre el mundo y sobre la tarea en la "ida, y,
por lo tanto, encarna una singular perspectiva, teórica y práctica.
Estos son los resultados a que ha llegado la filosofia respecto de la persona
individual. Ahora bien, por otros caminos, por los caminos de la ciencia empírica,
se ha llegado a los mismos resultados.
El antropólogo Kluckhohn, profesor de Antropología en la Universidad de Har-
vard, y el psicólogo Murray, director de la clínica psicológica de Harvad, en una
obra común" dicen: " ... Hay el hecho ineludible de que un hombre desde muchos
puntos de vista no se parece a ningún otro hombre. Los modos de percibir, sentir.
necesitar y comportarse de cada individuo tienen modalidades características, que
no se encuentran duplicadas por las de ningún otro individuo. Esto en parte tiene
su origen en la combinación <mica de los materiales biológicos, que la persona ha
recibido de sus padres. 0, diciéndole más exactamente, el radical carácter único de
cada personalidad es el producto de incontables y sucesivas interacciones entre la
constitución del individuo... la cual va progresivamente madurando, y las diferentes
situaciones ambientales, desde el nacimiento en adelante. Una secuencia idéntica de
tales factores determinantes no se reproduce jamás. En este respecto es necesario
subrayar la importancia de los "accidentes", esto es, de los acontecimientos que no
son predecibles respecto de ningún individuo sobre la mera base de un conoci-
miento general de su ambiente físicó, social y cultural. Un niño se pierde en
un bosque y sufre hambre y las inclemencias del tiempo. Otro niño por poco
se ahoga por una inundación súbita en ~n barranco. Otro niño pierde a su madre
y es educado por una anciana abuela, o su padre se casa de nuevo y su crianza es
encomendada a una madrastra de personalidad psicopática. Aunque las persona·
hdades de los varios niños que han experimentado un mismo trauma de uno de
los· tipos mencionados se parecerán frecuentemente unas a otris en ciertos aspectos,
111 Cfr. ORTI:C.... y GASSET (José), Obra! Completes, tomo VI, pp, 3' Y ss.
as Véase: R.ECAS~NS SICHES (Luis), Tratado General d~ Filo!ofía del DNUho, Edit.
Porrúa, 19B, pp. 105-106, 249-250, 256-2'9, 269-271.
3D Cfr. ob, cit. en la nota 24 de este cap., pp. 37 y ss.
UNICIDAD DEL INDIVIDUO HUMANO 141

sin embargo, las diferencias entre esas personalidades pueden ser todavía más
notables. Esas diferencias pueden ser debidas, en parte, al hecho de que la situa-
ción traumática en cada caso tenía rasgos únicos, y en parte porque en el mo-
mento del trauma la personalidad -de cada niño, la cual entonces ya era única,
respondió de, una manera única. Así, pues, hay unicidad en cada ambiente; pero
todavía hay más: hay también unicidad determinada por el número, las especies,
y el orden temporal de las situaciones críticamente determinantes encontradas en
el curso de la vida."
El psicólogo norteamericano Gardner Murphy" hace notar que ya G.,W. AIlport
mostró elocuentemente que la personalidad es siempre única; y que muchos de los
mejores trabajos sobre este tema se centran hoy en día en este principio, que ha
quedado sólidamente establecido.
Todo 10 expresado hasta aquí sobre el carácter único de cada personalidad in-
dividual, se refiere a la personalidad como tal. Se refiere tanto a la personalidad
concreta de cada individuo, en tanto que resultado unitario del conjunto de los va-
rios componentes que la integran, como asimismo a la dimensión también exclusiva
y única del yo. La unicidad del yo profundo, así como la unicidad en la constelación
de todos los ingredientes que intervienen en cada personalidad, determina la uni-
cidad de la personalidad de cada individuo, el hecho a la vez profundo y visible de
que cada individuo es, desde ciertos puntos de vista, difer:ente de todos los demás
individuos de la especie humana} y de que constituye un sujeto único, exclusivo,
Incanjcable, insustituible. Ahora bien, además de esta unicidad, que se predica de
la personalidad como una unicidad, cabe que observemos las varias diferencias par·
ticularcs que se dan entre los varios individuos desde otros puntos de vista.
La observación común y cotidiana nos muestra que las personas humanas di-
fieren entre sí en muchísimos de los caracteres físicos y psíquicos.
Aparte de las diferencias en cuanto a sexo, tipo sanguíneo, huellas digitales,
tipo de constitución orgánica y edad, los seres humanos difieren también en otros
caracteres físicos, como por ejemplo, estatura, fisonomía, vigor muscular, agilidad,
timbre de voz, color de los ojos, color de la piel, etc.
Difieren también los seres humanos en cuanto a caracteres psíquicos, por
ejemplo, en cuanto a los talentos especiales, en cuanto al grado de inteligencia, en
cuanto a la aptitud para la abstracción, en cuanto a la capacidad, volumen, exactitud
y persistencia de la memoria, en cuanto a la rapidez de la evocación, en cuanto al
vigor de la fantasía, en cuanto a la fuerza de voluntad, en cuanto al temperamento
emocional, etc. La experiencia común y cotidiana nos muestra que en cuanto a
inteligencia, hay grandes filósofos como Aristóteles y hay idiotas. En arte hay
grandes pintores, como Velázquez, y gentes cuyos dibujos disminuyen el valor del
papel en que los hicieron. En un millar de niños elegidos al azar que dedican igual
cantidad de horas y de esfuerzo para aprender a leer, unos adelantarán el doble
o el triple de lo que adelantan oeros.» Hay quienes poseen un talento matemático,
mientras que carecen de comprensión para la literatura; mientras que otros, que
descuellan en la filosofía, son incapaces de realizar una suma sin equivocarse.
-J'I Cfr. MURPHY {Gardner}, Personality: A Biosocial Approach lo Origins al1d Strucmre.
Harper, Nueva York, 1947, pp- 43 Y ss.
4'1 Cfr. THORNDtKE (E. L.), Human Neture and tbe Social Order, MacMilIan, Nueva
York. 1940, p. 221.

",
142 UNICIDAD DEL INDIVIDUO HUMANO

Difieren también los varios individuos en cuanto a sus aficiones y deseos. Una
persona renunciará a la comida para poder ir a escuchar de pie una ópera, mientras
que otra persona no escucharía esa ópera aunque la ejecutasen al pie d~ su ~'~ntana.
Una mujer auxiliará a los desvalidos sin otra recompensa que la satisfacción que
le proporciona el alivio que les dió, mientras que otra persona no se preocupará de
ellos más que del polvo que pisan' sus pies: La mayor parte de las gentes prefiere
la compañía, pero hay i-ndividuos que prefieren la soledad, como los eremitas.
El fondo decisivo de nuestra individualidad consiste sobre todo en un sistema
nato de preferencias y desdenes, algo así como una batería emocional de preferen-
cias y de repulsiones. "Antes de que conozcamos lo que nos rodea vamos lanzados
por el corazón en una u otra dirección, hacia unos u otros valores". 42
Se diferencian unos individuos de otros por la trayectoria singular y única de
la vida de cada cual. El pasado de cada individuo influye sobre su presente, entre
otras razones porque provee a la persona con un fondo de experiencias a su espalda,
las cuales actúan como un aleccionamiento.
También se diferencian los individuos entre sí por determinantes sociales, por
ejemplo: .por los grupos a los que pertenecen, por .las funciones que realizan, tales
como la profesión de cada uno, el papel que desempeñan en los grupos en que
participan, la opinión que cada cual merece a los demás miembros de un grupo,.
por el rango que ocupan en los varios grupos de que forman parte, por la _posi-
ción económica que tienen, por el influjo mayor o menor que ejercen sobre otros
sujetos, por la acción más o menos fuerte que los demás desarrollan sobre ellos, etc.
Hay un enorme número y una enorme variedad de diferencias entre los indi-
viduos, las cuales se deben a determinantes culturales: lo que ha aprendido cada
uno, cómo 10 ha aprendido, la iIifluencia que eso que aprendió ejerce efectivamente
sobre su vida, qué clase de influencia sea ésta, hasta dónde y qué manera actúe
sobre su propio pensamiento, sobre sus emociones y sobre su conducta, etc
En cuanto a las funciones de la vida humana, las cuales son constantes en
cuanto a- su presencia, puede decirse que esas mismas funciones son realizadas siempre
de diversa r:nanera. En efecto, el hombre hace siempre las mismas cosas} pero las hace
siempre de modo diferente. Ahora bien, esta observación que en cierta medida tiene
validez para las vidas individuales, se aplica sobre todo a la caracterización de la
variedad de culturas, correspondiente a la variedad de situaciones social-históricas.
.Los hombres cumplen siempre funciones religiosas, de conocimiento, de expresión
artística, técnicas, económicas, políticas, jurídicas, etc. Pero el Derecho es vario en
los diversos pueblos y cambia a lo largo del tiempo. También el Arte es vario}' unos
estilos van sustituyendo a otros. Y lo mismo puede decirse de las demás ramas de
la cultura, en cada una de las cuales se manifiesta, se cumple y se objetiva una de las
funciones propias de la vida humana.

19.-PLASTlCIDAD y VARIEDAD DE LO HUMANO


Lo humano, es decir, los desarrollos y 'Ias realizaciones de la vida de los hom-
bres, presenta una variedad, que no tiene pareja con nada en el mundo.
<12 Cfr. THORNDIKH (E. L.), ob. y lug. rit, en la nota precedente.


PLASTICIDAD Y V AR/EDAD DE LA VIDA HUAIANA 143

Es cierto que en todos y cada uno de los sectores del Universo observamos una
.muy rica variedad, hasta el punto.de que de cada realidad concreta podemos predicar
la dimensión de ser única, de ser diferente de todas las demás de la misma especie.
No sólo cada árbol es único, sino que también son únicas cada una de sus hojas.
El examen matemático y microscópico ha demostrado que cada copo de nieve es
'único. Lo es también cada formación geológica. Esta unicidad de cada una de las
<osas en el mundo eu relación con sus semejantes de la misma especie no depende
probablemente de los componentes de cada cosa, sino más bien de la combinación y
-de la interacción entre esos componentes. A pesar de esa unicidad de cada una de
las cosas de una especie, ha sido posible elaborar un conocimiento científico de ellas,
porque la ciencia con sus métodos de análisis, medida y .conceptualización logra
aprender los caracteres generales; y así, aunque cada árbol es diferente y cada hoja
-es única, hay una decida botánica; y a pesar de que cada copo de nieve es único
.hay una ciencia de la cristalografta."
Ahora bien, la variedad de lo humano no es un caso más de la variedad que
.hallamos entre las cosas de cada una de las especies de seres que en el mundo hay.
Es una variedad en cuanto a las diferencias no solamente mucho más extensa que
-cualquiera otra de las variedades que encontramos en el Universo dentro de la misma
especie de seres. Es, además, una variedad de una categoría diferente de todas las
-otras variedades. En una variedad ontológica. Tanto, que para aprehender lo hu-
mano no sirven las categorías ni los conceptos manejados por las ·ciencias de ideas,
ni por las ciencias de la Naturaleza. Por el contrario, hay la necesidad de hallar
'otras categorías y otros conceptos. Porque sucede que en lo humano hallamos no
·sólo una gran variedad en cuanto a la personalidad concreta de cada individuo, por
razón de la variedad de las concreciones de múltiples y varios ingredientes bicló-
.gicos y psicológicos, concreciones cuyo resultado es la personalidad de cada sujeto.
"Hallamos desde luego tales variedades, y, por consiguiente, el carácter único de cada
.personalidad individual. Pero, esto, en definitiva sería algo parecido -aunque sólo
'hasta cierto punto-- a la variedad que encontramos dentro de cada una de las es-
'pecies de cosas en el mundo. Tanto es así, que, a pesar de esas variedades humanas,
se han podido desarrollar una ciencia biológica del hombre, y una ciencia psicoló-
.gica de la personalidad. a la cual no trata solamente de los casos singulares, sino de
las leyes de organización de los componentes de la personalidad. Pero sucede que
-además de esas variedades biológicas y psicológicas, y consiguientemente de la per·
sonalidad, hay otro tipo de variedad, que es muchísimo mayor, y de otra índole:
.la variedad en cuanto a la realidad concreta de 10 que cada vida humana es. Siguiendo
.3 Ortega y Gasset, pensemos en un minuto "todas las cosas que el hombre ha sido,
-es decir, que ha hecho de sí -desde el salvaje paleolítico hasta el joven surrealista
-de Parfs"." De la hembra paleolítica han salido Santa Teresa de Jesús, Madarne de
Pompadour, Helen Keller y Eleanor RooseveLt. Del primitivo que no puede contar
.arriba de cinco salieron Newton y Einstein. Pensemos 'en la variedad. sustancial que
·se da entre tantos y tantos seres humanos, por ejemplo: entre Sócrates, San Fran-
ósco de Asís, Gengis-Khan, Isabel la Católica, Casanova, Charles Chaplin y Trotzky.
43.Cfr. ob, y lug, cit, en la nota Nq 30 de este cap.
44Cfr. ORTEGA y G .... SSET (José), Obras Completos, Madrid, Rev. de Occidente, 1946.
eomc VI, pp. 34 Y ss.
144 PLASTICIDAD Y VARIEDAD DE LA VIDA HUMANA

"Mientras tanto, el cuerpo y la psique del hombre, su na/l/raleza no ha expe-


rimentado cambio alguno importante al que quepa claramente atribuir aquellas efec-
tivas mutaciones. Por el contrario, si ha acontecido el cambio JfJjJ(:Jncial de la realidad
vida humana ... La vida humana no es, por tanto, una' entidad que cambia acciden-
talmente, sino al revés, en ella la sustancia es precisamente cambio. Como la vida
humana es un 4rama,... quiere decirse que la sustancia sería su argumento" .•~
Estas consideraciones ponen de manifiesto que las variedades y los cambios en
las realidades concretas de la vida humana rebasan no sólo considerablemente en ex-
tensión todas las variedades que se den entre los seres de la misma especie en otros
reinos del mundo, sino que pone también de manifiesto el hecho de que esas varíe-
dades y mutaciones humanas son de una categoría diferente. La vida humana hemos
de pensarla no sólo como naturaleza, sino principalmente como historia. El hombre
es 10 que ha hecho y 10 que hace, es su historia. Por eso el estudio de lo humano
necesita manejar caregorfas diferentes de aquellas usadas por las ciencias de ideas
y por las ciencias. de la naturaleza. En la investigación sobre esas nuevas categorías,
propias de lo humano, trabajó hace unos decenios el filósofo alemán Dilthey, y en
nuestros días sobre todo José Ortega y Gasset," y el filósofo inglés Collingwood.';
Así, Collingwood, coincidiendo en esto con Ortega }(Gasset, observa que la 'ciencia de la
naturaleza humana' quebró porque incurrió en el gravísimo error de querer usar un método
parecido. al de las ciencias naturales, al de la física o al de la biología. El elemento realmente
nuevo en el pensamiento de hoy en día es el centrar el estudio de 10 humano alrededor de la
historia. La historia ocupa en el mundo presente una posición análoga a la que la física ocupó
en el siglo XVII: se reconoce a la historia como una forma especial y autónoma de pensamiento,
últimamente establecida, cuyas posibilidades aún no han sido completamente exploradas. La
manera correcta de investigar la mente humana es el usÍr Jos métodos de la historia. La Historia,
según Collingwood, no es la descripción de los sucesivos acontecimientos humanos, sino el es-
tudio de aquellos acontecimientos que son la expresión externa de pensamientos. El conocimiento
histórico no se interesa solamente por el pasado remoto. Si bien es verdad que pensando his-
tóricamente re-pensarnos y re-descubrimos el pensamiento de Hammurabi y Salón, también es
verdad que de la misma manera descubrimos el pensamiento de un amigo que nos escribe una
carta, o de un extraño que cruza la calle. Y es también pensando históricamente como puedo
descubrir lo que pensé hace diez años, al leer lo que entonces escribí, O lo que pensé hace cinco
minutos, al reflexionar en una. acción que realicé entonces, la cual me sorprende cuando des-
cubro lo que hice. Ast, pues, según Collingwood, la ciencia de lo humano se resuelve en' histo-
ria. Este pensamiento es parecido al que muchos años antes expresó Ortega y Gasset diciendo
que "el hombre no tiene naturaleza, sino que tiene .. , historia".
Esas afirmaciones ponen de manifiesto una notoria verdad respecto de la realidad de la vida
humana, la cual es esencialmente varia y cambiante; pero, en mi opinión, incurren en una
exageración indebida. Si bien es verdad que la vida humana no es una cosa ya hecha, ni es
tampoco el desenvolvimiento de un proceso o de un ciclo constante, sino que por el contrario
es algo que se tiene que hacer, y se va haciendo, en cada momento, y que en cada momento
y por cada individuo se hace de un modo vario, sin embargo también es verdad que hay en
el ser humano algunas dimensiones constantes. Ya me ocupé de esas dimensiones constantes,
pero quizá convenga recordarlas resumidamente aquí. Hay las constantes biológicas, las psico-
lógicas, el sistema de funciones de la vida humana propiamente como tal. Pero hay algo más
y de mayor importancia, que es también constante: la dimensión religiosa y ética del hombre.

'u Cfr. DILTHEY (W.), Obras 1. In1rodllqiólJ a las Ciencias del Espíritu, VI. Psicologla )'
Temía del Conocimiento, VJI. El Mundo Histórico. versión, prólogo y notas de Eugenio Jmaz
Fondo de Cultura Econ., México, 1944 y 194:L '
"'1 Cfr. ORTEGA Y GASSET (José), Obras Completes, seis tomos, Madrid, 1947 .
..~ Cfr. COLl.INGWOOD (R. G.), The Idea 01 History, Oxford, Clarendon Prcss, 1946' A'J
E!SilJ O}J Melaphyúcs, Oxford, Clarendon Press, 1940. '
PLASTICIDAD Y VARIEDAD DE LA VIDA HUMANA 145

Podríamos dintinguir entre los elementos constantes de lo humano, por una


parte, y la esencial variedad y mutabilidad de la existencia humana en sus concre-
ciones reales, es decir, en su realidad cultural-histórica, por otra parte.
Es notable y, a la vez, muy satisfactorio el hecho de que en este punto
de la plasticidad de lo humano, al igual que en otros puntos, se ha producido un
paralelismo, o aun diríase mejor una concordancia, entre los resultados de la fi-
losofía contemporánea y de las ciencias empíricas. Parece que la plasticidad esen-
cial de la vida humana, en. tanto que tal vida humana -tal y corno se ha expuesto--
tiene una correspondencia en otro plano de la realidad humana, en el plano bio-
lógico. En efecto, el gran antropólogo Ashley Montagu dice: "En tanto que animal
el hombre es de todos los seres vivos el más plástico, el más adaptable, el más
educable. De hecho, el rasgo singular que por sí solo basta para distinguir al
hombre de todos los demás animales es su carácter de edrrcabilidad."48 En parte.
el hombre decide individualmente lo que va a ser su vida, mejor dicho, puede
decidirlo. Sucede empero que, por otra parte, un gran número de seres humanos
resultan moldeados por la realidad colectiva circundante, hecho que es también una
prueba de la plasticidad de lo humano, porque la realidad colectiva, el ambiente
social, que moldea, es muy vario en .los diversos lugares y es además cambiante, es
lo uno y a la vez lo otro en un grado por completo desconocido en los contornos
del mundo puramente animal. La variedad de culturas es asombrosamente enorme,
sin parangón con otras variedades en el reino de lo no humano.

ea Cfr. MONTAGU (Ashley), The Biosocial Nalure 01 Mal1, Grove Press. Nueva York,
19%, pp. 9 y ss.
CAPiTULO VIII

EL SUPUESTO Y LA BASE DE LAS RELACIONES INTERHUMANAS.


ESENCIALIDAD y FUNCIONES DE LO SOCIAL
SUMARIO;-l. Preliminares.e-á. La percepción del pró;;mo y la conuoncabi-
lidad con él, como supuesto y fundamento radical de toda relación ínter-
humana y de la sociedad.-3. La percepción del "yo ajeno". La experiencia
del nosotros. El "tú" y el "011'0".-4. La inteligibilidad de la vida humana.-Oj.
La percepción de los "YOJ ajenos" contribuye a perfilar la percepciól1 del propio
yo, y a cOll!lp,ul'ilr la propia perJOnalidad.-6. Esencialidad de lo social en
la vida humana: el aserto aristotélico y su luperación.-7. Esencial correspon-
dencia entre el yo, y el tú, o el 011'0.-8. La tJida humana sólo puede pt:1flir de
una base social. Socialidad e hiJf.Oricidad.-9. Carácter necesario de 'la hiJ-
soricidad del hombre.-IO. Sociedad e HiJtoricidad.-l1. La razól1 f1ital )'
/a razón bistórica.

// r.-PRELIMINARES
/ / / La existencia humana es esencialmente una existencia social, incluso la exis-
/ tencia del ermitaño en el bosque, la de Robinson Crusoe en su isla, y la de un preso
en su celda.
Al hablar de la esencialidad de lo social en la vida humana, no se piensa en la
pertenencia y participación en un cierto grupo social o en otro grupo determinado,
por ejemplo, la familia, el grupo de juego, la comunidad religiosa, la tribu, la na-
ción, la escuela, el club o la asociación mercantil. Todos esos grupos presuponen
la existencia de lo que podríamos llamar el hecho social básico de la sociedad en
términos generales, porque nacen o son .creados de ella como suelo nutricio, y
sobre ella como base, y dentro de "ella como marco necesario.
Vale, pues, la pena de detenerse a contemplar y analizar ese hecho social
básico, la sociedad en términos generales. que es la fuente y el cimiento de todos
'los muchos y muy variados grupos concretos, de esa sociedad en términos generales,
en la que todos los hombres han vivido. tienen que> haber vivido, y viven, para que
. sea posible que participen en grupos concretos, o funden asociaciones particulares.
Por hecho social básico, o sociedad en términos generales, no se entiende un
grupo previo cronológicamente a los otros grupos, o un grupo más extenso que
todos los demás grupos, dentro de cuyo perímetro éstos surgirán y se desarrollarían.
No es eso. Se trata de otra cosa. Se trata de lo que podría ser llamado los deterrni-
nantes o constituyentes esenciales de lo social en la vida humana.'
1 RIIiZLER (K.), Mal1: Mlltah/eandInmutable. Regnery, Chícago, 1950, p. 16.

146
/
EsnC1ALlDAD DE L.-i RELAClON CON EL PRO//NO 147

2.-LA PERCEPCION DEL PROJIMO y LA COMUNICABILIDAD CON EL,


COMO SUPUESTO Y FUNDAMENTO RADICAL DE TODA RELACION
INTERHUMANA y DE LA SOCIEDAD
Entre las muchas y diversas cosas qUé hallo en el mundo, encuentro a los
demás hombres. Ahora bien, adviértase que respecto de los demás hombres me hallo
en una actitud muy diferente de la que tengo con las (osas y fenómenos de la na-
turaleza. A los demás hombres no los encuentro en el mismo estado de ánimo en que
hallo una piedra o un árbol, sino que los encuentro como seres peculiarísirnos. con
los cuales tengo una relación especiallsima, "diferente de aquella relación en que
estoy con la fuente, con la nube, con el sol, con la montaña o con el árbol. Siento
<jllC en alguna medida soy afín a ellos; y sé o barrunto que a ellos les ocurre lo
mismo conmigo. No me resultan opacos como los objetos y los fenómenos de la na-
turaleza; por el contrario, tengo la impresión de que SOn en parte permeable!; :J. mi
comprensión, y de que ellos pueden entenderme a mí en cierta medida.
Aunque desde cierto punto de vista pudiera decirse que el hombre vtve en
la Naturaleza, sin embargo, la relación que yo tengo con las cosas de la Natura-
Ieza es la de estar en ella y ante ella. En cambio, es diferente el tipo de relación
con los demás hombres, pues aun cuando es cierto que también estoy en la sociedad
y .11l1e ella, asimismo es cierto que además estoy con ella. Es decir, estoy con los
dem.ls hombres, co-estoy. con-viuo con ellos, (o-existo con ellos.
Este singular tipo de relación con el prójimo lo ha expresado con maravillosa
justeza José Ortega y Gasset diciendo:" "Yo cuento con la piedra y procuro no
tropezar con ella o aprovecharla sentándome en c11:1.. Pero la piedra no cuenta con-
migo. También cuento con mi prójimo como con la piedra; pero a diferencia de la
piedra, mi prójimo cuenta también conmigo. No sólo él existe para mí, sino que
yo existo para él. Esta es una coexistencia pcculiar isima, porque es mutua: cuando
veo una piedra, no veo sino la piedra -pero cuando veo a mi prójimo, a otro
hombre, no sólo le veo a él. sino que veo que él me ve a mí-, es decir, que en el
otro hombre me encuentro siempre también yo reflejado en él ... la realidad que
llarrurnos compañía o sociedad sólo puede existir entre dos cosas que canjean mu-
tuamente su ser ... : yo te acompaño o estoy en sociedad contigo en la medida que
tú sientas que existes para mí, que estás en mí, (¡ue llenas una parte de mi ser; en
suma, yo te acompaño, convivo O estoy en sociedad contigo en la medida en que
yo sea .tú."
Si golpeo una piedra con el martillo la piedra no se entera de mi acción sobre
ella; y lo único que le pasa mientras golpeo se reduce a quebrarse, fraccionarse. Y
propiamente no debiéramos decir que eso le ptlsa, pues IJ. piedra ni padece ni bate,
sino en que ella se producen mecánicamente ciertos efectos. Lo mismo podríamos
decir de la relación del hombre con la planta.
Ahora bien, el animal nos plantea especiales y difíciles problemas. Por una
parte, fuerza es reconocer que la relación del hombre con el animal en algunos as-
pectos se parece a la relación que guarda con los otros hombres. Cuando qUiero
hacer algo con un animal tengo el convencimiento de que yo existo para él, y que,
2 Cfr. ORTEGA y GASSF.T (José), Esqucmn de l,/J Crisis, Madrid, 19·j2, pp. 21 Y S~.; El
Hombre )' la Gente, Madrid, 1957, pp. 112 Y ss.
148 RELACJON ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL

por tanto, si ve que voy a actuar sobre él prepara .su reacción a ese mi esperado
acto, y cuando éste se ha producido, puede producirse también la reacción del animal.·
"Mi acto, -insiste Ortega y Gasset, de quien son estas observaciones-, aun en
estado de puro proyecto, va al animal; pero vuelve a mí en sentido inverso, anti-
cipando la réplica del animal ... Cuando me acerco al caballo para ensillarlo, cuento
desde luego con su posible coz .. :'
Adviértase la diferencia esencial entre mi relación con la piedra y la planta,
por una parte, y mi relación con el animal. La piedra me es, pero yo no le 10'1
a la piedra en absoluto. No cabe, pues, comunidad entre la piedra y yo. Por el con-
trario, en el caso del animal la relación es por entero diferente: "no s~10 el animal
me es animal y tal animal -mi comportamiento varía según sea la especie: no
me comporto igual frente a un jilguero y frente a un toro-- ... sino que también
yo Je JOY, a saber, le soy otro animal". Decir que el animal y yo somos podría tener
ya alguna dosis de sentido. el cual sería imposible en absoluto si intentáramos decir
absurdamente que la "piedra y 'yo somos". El animal y yo somos, porque mutua-
mente nos somos, porque hay entre los dos alguna mutualidad o reciprocidad; por~
"que no sólo él existe para mí, sino que también yo existo para él; por lo tanto,
coexistimos.
La palabra social parece indicar ya de buenas a primeras una realidad de com-
.portamientc recíproco: '.'no sólo yo soy centro emisor de actos h~cia otro ser, sino
que ese otro ser es también centro emisor de actos hacia mí y, por tanto, en mi
acción tiene que estar ya anticipada la suya, se cuenta con la suya porque en la suya
se cuenta también con la mía: ... los dos actuantes se responden mutuamente, es
decir, se corresponden".
Ahora bien, sucede que el animal puede corresponder sólo a un reducido re-
pertorío de actos míos, y hacerlo únicamente con un repertorio también muy exiguo
de actos suyos. La mutua relación entre el animal y yo es, pues, muy limitada, y,
a la vez, bastante confusa.
Es curioso que varios sociólogos del siglo XIX -incluso algunos del siglo
xx- tuvieron la ocurrencia de hablar de sociología itnimal, pero teniendo a la vista
no las posibles y limitadas relaciones entre hombres y animales, sino algunas con-
ductas de las hormigas y de las abejas, así como de los grupos formados por los
gorilas y otros mamíferos. Ahora bien, lo que parece evidente es que aquellas for-
mas de conducta animal, de organización, aunque a primera vista pudiesen guardar
una similitud (aunque remota) con estructuras sociales, constituyen hechos, en tanto
que regidos por el instinto, por completo diferentes de los comportamientos pro-
piamente humanos.
Por otra parte, la relación entre el hombre y el animal, aunque contenga re-
ciprocidad, mutualidad, no parece que pueda ser considerada como un hecho social.
Ya se ha señalado que la coexistencia o convivencia entre el hombre y el animal es
muy limitada, y además muy confusa. El animal se nos presenta con un Ser muy
ambiguo, que nos azora. "No sabemos bien cómo tratarlo, porque no vemos clara
su condición. De aquí que en nuestra conducta con él nos pasamos la vida oscilan-
do entre tratarlo humanamente o, por el contrario, vegetalmente y aun mineralmente".
Por el contrario, el otro hombre, como dice el profesor argentino Francisco
Romeros no es para el "yo" propio una "cosa", un fragmento de una realidad que
3 Cfr. ROMERO (P.)", T ..orlo del Hombre. Ed. Losada, Buenos Aires, pp. 293 y ss.
LA nELACION CON EL OTRO HOMBRE 149

le pasa radicalmente extraña y ajena. Se le parece como un objeto el cual es a la


vez un sujeto, como un semejante CJ.ue es un otro. El otro es también un yo, pero
es otro yo.
La naturaleza no tiene opinión sobre nosotros, observó certeramente Nietsche.
Por eso nos sentimos tan tranquilos en la pura naturaleza; pero los otros hombres
sí tienen o pueden tener esa opinión sobre mí.
El otro es otro yo; pero un yo diferente del mío. El otro es algo que está más
allá de mí, aunque yo barrunte, o incluso llegue a tener la convicción de que es
análogo a mí. Pero me es trascendente "la vida del otro -dice Ortega y Gasset-
no me es realidad patente como lo es la mía: .. ' es sólo una presunción o una
realidad presunta -todo 10- infinitamente verosímil. probable. plausible que se quie-
ra- pero no radicalmente incuestionable", como realidad primordial.
La vida del otro, aunque no Sea una realidad incuestionable, es decir, primaria,
radical, es, sin embargo, una realidad; porque por realidad entiendo todo aquello
con lo cual tengo que contar. Ahora bien, aunque la realidad del otro no sea autén-
ticamente una realidad primaria, lo cierto es que yo la vivo como si lo fuese.
En mi relación con el otro la reciprocidad se presenta como evidente, y, ade-
más, como ilimitada en principio -aunque en cada caso concreto pueda tropezar
can confines. Pero, al menos en principio, en términos genéricos, el otro es capaz
de responderme tanto como yo a él. El otro -a/tcr- es propiamente el término
de una pareja. Por C$O la relación de uno con el otro se llama alternar. "Decir
que no alternamos con alguen, es decir, que no tenemos con él 'relación social'."
Sucede, empero, que el otro es aquel con quien no solamente puedo sino que ade-
más tengo de alternar -aunque yo no lo desee, "pues aún en el caso que yo prefiera
que el otro no existiese. porque lo detesto, resulta que yo irremediablemente existo
para él )' esto me obliga, quiera o no, a contar con él y con sus intenciones sobre ~
mí, que tal vez son aviesas. El mutuo contar con la redprociáad, es el primer he-
cho ... social", es más, a mi entender constituye el supuesto básico y radical" de todos
los demás hechos sociales.
Husserl vió con toda claridad que "el sentido 'del término hombre implica. una
existencia reciproca del uno para el otro; por tanto, una comtrnidad de hombres, una
sociedad"."
Ahora bien, esto es verdad no sólo esencialmente, objetivamente, estructural-
mente, lógicamente. Lo es también en la efectiva sucesión temporal: porque lo pri-
mero que: le 'lparece en su vida a un hombre son los otros hombres; porque cada
hombre nace en una familia y ésta no existe aislada; porque el mundo en que va
a vivir comienza por ser un mundo compuesto de seres humanos.
Es, pues, esencial al hombre el estar desde su inicio abierto al otro, el tener
que contar COn el otro. Esto, sin embargo no determina de qué modo esté abierto,
si. favorable o desfavorablemente. "El robar O asesinar al otro, implica estar pre-
vramentc abierto a él. ni m.is ni menos (lllC para besarle o sacrificarse por él.
- ... Estar abierto al otro es algo pasivo: es menester yue .i b;15~ de una aber-
tura )'0 actúe sobre él y él me corresponda o reciproque. No importa qué sea
I Cfr HUSSf"RL (Edmund), fttedilalio1/J Canésinmes, París. 1931, p. 110.
150 LA RELACION CON EL OTRO HOI\lBRE

lo que hagamos: curarle yo a él una herida, o darle un puñetazo al que corres-


ponda y reciproque con otro" ,G
Ahora bien, si por una parte el "otro". que es otro yo, se presenta como algo
homogéneo al propio yo, como algo que me es próximo, que en principio me es inte-
Iigible, en cambio, por otra parte, presenta también una dimensión de extrañeza,
preséntese como algo ajeno, porque es algo que no puedo nunca poseer enteramente,
porque es algo que tiene una independencia irreductible, algo único -semejante a
mí-, pero nunca completamente igual, ni enteramente penetrable, como algo huraño
hasta cierto punto, "porque ninguna otra estructura real es tanto 'ella misma' como
el )'0, ninguna es tan rebelde a la mediatización, a convertirse en 'lo mÍo',"a
El "otro" se me presenta potencialmente como sujeto de amistad o enemistad.
Un ro, una persona humana, puede tener por amigo, en el sentido cabal del término,
solamente a otro ro, a otra persona humana; pero tampoco hay para él otro riesgo
de enemistad verdadera que la que le venga de otro yo. Las cosas de la. Naturaleza
y aun las de la cultura pueden manifestársenos como útiles o nocivas, gratas o des-
agradables, como facilidades o como dificultades, como favorables o desfavorables,
pero no como amigas o enemigas. Algurias de ellas podemos ponerlas a. nuestro
servicio aprovechando directamente su utilidad o disponiéndolas artificiosamente de
modo que nos rindan otras utilidades. Respecto de otras que parecen perjudiciales,
podemos esquivar su nocividad, y aun .transformar ésta en provecho. Como no hay
en las cosas un centro que n05 conozca o comprenda, ellas ni asienten a nuestros
fines, ni los contrarían intencionalmente. Incluso la amistad que parece brindarnos
en ciertos casos un animal es forzosamente incompleta y hasta cierto plinto ilusoria;
le prestamos, sin darnos cuenta de ello, un rudimento de humanidad, tras el cual
lo único cierto es la capacidad de una ciega adhesión emocional. En cambio, cuan-
do entro en contacto con otra persona, no soy necesariamente neutral, porque ésta
es otro yo, y sé que esa otra persona puede adoptar una actitud favorable u hostil
frente a mí. Claro que eventualmente puede darse una relación neutral O de indi-
fcrencia respecto de otra persona.' Lo que aqul se subraya es que también puede
darse una relación positiva de afecto O una relación negativa de odio, así como un
sinnúmero de grados intermedios. En efecto, la relación puede ir desde el amor, o
la plena amistad, que implican una perfecta solidaridad y compañia, hasta el odio,
o la enemistad extremada, la radical hostilidad qlle desea el aniquilamiento del otro,
pasando por un sinfín cle matices intermedios, tanto en la escala positiva (amor
tibio, amistad fría, solidaridad parcial, simpatía, etc.), como en la escala negativa
(antipatía, desprecio, detestación, etc.).

3.-LA PERCEPClON DEL "'YO AJENO"'. LA EXPERIENCIA DEL


·'NOSOTROS"'. EL "'TU"' Y EL "'OTRO"'
El primer problema que se presenta es el de la percepción del prójimo, como
tal prójimo, es decir, como un yo homogéneo al propio" Que este hecho existe es

5 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), El Hombre J' la Gente (Obras inéditas), Revista de Occi-
dente, Madrid, 1957 pp. 113·138.
II Cfr. ob. cit. en la nota precedente, p. 194.
1 Aunque aprovecho algunas certeras ideas de Francisco Romero, en este punto concreto
discrepo de él. Mientras que Francisco Romero cree que "con el yo ajeno, si entra en efectiva
relación con el nuestro, nunca somos neutrales", en cambio yo creo que es posible que se dé
esa relación de neutralidad, aunque ella no sea frecuente.
PERCEPCION DEL YO AJENO 151

Fatente, y a su descripción he dedicado ya algunas consideraciones fundamentales.


Pero no basta con verificar ese hecho de la convivencia, de la co-existencia recípro-
(a. Sería necesario, además, proponerse el esclarecimiento de los supuestos de ese
hecho y de los procesos en los cuales se realiza. Ahora bien, este problema, aunque
sobre él se ha producido ya importante literatura," se halla todavía en mantillas
respectO de algunos de sus puntos. .
Parece que la percepción del "yo ajeno", es decir, el prójimo corno un alter ego
no es el resultado de un raciocinio implícito, como sería el concluir que puesto que
veo un cuerpo análogo al mío puedo suponer que por debajo de ese cuerpo hay una
subjetividad también semejante a la mía. No es propiamente eso lo que sucede. Por
el contrario, la observación de los hechos muestra que se da una percepción inmedia-
ta del yo ajeno. Se ha. observado que los niños, en su primera infancia, manifiestan
interés por los rostros humanos, mucho antes de que sean capaces de reaccionar a es-
tímulos cromáticos simples: y que, parejamente, su atención se despierta primero
hacia la voz humana, que hacia estímulos acústicos simples." De estos hechos y de
otros análogos, se puede deducir que la expresión es 10 primero que el ser humano
aprehende de una existencia que se halla fuera de él; de suerte que los fenómenos
puramente sensibles se perciben tan sólo en la medida en que se integran en
unidades psíquicas de expresión.
Paréceme oportuno mencionar el ensayo de fundamentación del conocimiento
l' de la metafísica del "tú", llevado a cabo por el ilustre filósofo mexicano Manuel
Cabrera. Afirma que el conocimiento del tú junto con el yo (o conciencia de la
especie: "nosotros") es un dato absolutamente primario. Es imposible explicar el
tú por el yo, puesto que hay algo del tú que no se explica por el yo. Tampoco es
posible explicar el yo por el tú, porque hay algo del yo que no se explica por el
tú. Yo y tú es decir, "nosotros", es un fenómeno absolutamente primario. La con-
ciencia de la especie humana tiene su apoyo en el ser de esa especie: el yo, lejos
de carecer de pllertas y ventanas, está anclado inmediatamente en la realidad, que,
desde luego, se manifiesta corno ente social: es decir, es esencialmente en sociedad,
porque es un ser intencional.!?
Ortega y Gasset dice que del otro homhre que está presente de hecho ante mí,
t:.:.ngo "sólo un cuerpo, un cuerpo que ostenta su peculiar forma, que se mueve, que
maneja cosas ante mi vista, es decir, que se comporta externa o visiblemente ...
Pero lo sorprendente, lo extraño y lo últimamente misterioso es que siéndonos
presente sólo una figura y unos movimientos corporales, vemos en ello o a través
de ello por esencia invisible, algo que es pura intimidad, algo que cada cual sólo
8 Véase: CASO (Antonio), Sociología, Edil. Porrúa, que enfoca certeramente el pwbknu;
CABRERA MACIÁ (Manuel), Bases par.l "!Id [andomentorián de 1" Sociología (Melttfí.ric.t de /.J.
solidarid.tdl, México, Ed. Cultura, 1938, donde se ofrece la exposición y crítica de las doc.
trinas del juicio por analogía de la proyección sentimental y de la apresentación una lógicu
}' una nueva doctrina del autor muy interesante y sugestiva; SCHELER. (Max), Jr-·t'un und' Formen
drr SJ1l1/hllhie (hay trad. casto "Esencia y formas de la simpatía", por José Gaos. Edit. Losada.
Buenos Aires, 1942); LIPPs {Theodor}, Dus Bewssstsein ron [remden lcben; STOLTENBEIH¡
(H. 1.), Sozialpsycbologie, 1914; MUNSTliRDERG, Grundziige der Psychologie; ERDMANN (13.).
Reprodsiuions pswbologie; FREUD (S.), lcbanalyse und Mdssenpsychologie (hay trad. cast. en
la ed. de obras comt'l~tas); GHINN (M. W.), Tbe AfenJ(zl Deoelopment 01 iS Cbild, en Univ.
P. of California, Stud., vol. 1-4.
9 Cfr. GHINN. ob. rit.: KOFKA (K.). Die Grtmdhll(eII der psychiscben Eu!U'icklung, 1921.
pp. 224-248; Y SCHELER, Esencia y formas de la simpatía, pp. 333 y ss.
1') Cfr. CABRERA MACIÁ (Manuel}. B,t.r~s pm'(t mra f1lIld.:I1JIl'"Iaciórt de 'lJ Sociologi.i.
152 PERCEPCION DEL YO AfENO

de sí mismo conoce directamente: su pensar, sentir, querer, operaciones que, por


sí mismas, no pueden ser presencias a otros; que son no-externas ni directamente
se pueden exteriorizar. Porque no ocupan espacio ni tienen cualidades sensibles por
eso son, frente a toda la extremidad del mundo, pura intimidad. Pero ya en el
animal no podemos ver su cuerpo sin que éste, además de señalarnos como los de-
más colores y resistencias una cierta corporeidad, no sea señal de algo completamente
nuevo, .... Su intimidad .... Cuando un cuerpo es señal de una intimidad que en
lo1 va como inclusa y reclusa, es que el cuerpo es carne} y esa función que consiste
en señalar la intimidad se llama expresión . . . El cuerpo del otro, quieto o en mo-
vimiento, es un abundantísimo semáforo que nos envía constantemente las más va-
riadas señales o indicios o barruntos de lo que pasa en el dentro que es el otro
hombre".
Según Max Scheler, la experiencia o el sentimiento de pertenecer a una comu-
nidad en la que soy compañero, ce-hombre, es radicalmente originaria; porque es
esencial a muchos de los actos primarios de mi conciencia el referirse intencional-
mente a otros sujetos (p. e.: amar, dominar, obedecer, alabar, prometer, etc.). In-
duso un originario Robinson, es decir, un ser humano que nunca hubiese visto seres
semejantes suyos, ni hubiese percibido ninguna señal ni huella de ello_s, tendría una
idea del "tú", del yo ajeno, y de la comunidad en general; y pensaría: "yo sé que
hay comunidades y que pertenezco a una --o a varias-; aunque no conozca a los
individuos que las constituyen, ni los grupos empíricos de aquellos con quienes
están compuestas las comunidades existentes". Tendría la evidencia a priori --en
sentido objetivo y subjetivo-s-, de la existencia de un "tú" en general y de su per·
tenencia a una comunidad. Esta evidencia se fundaría en la conciencia del vacío o
de la no existencia presente de los sujetos concretos con qué llenar una serie de actos
emocionales y de tendencia, que .esencialrnente se refieren a otro; la conciencia de
faltarle la esfera del tú, con la cual llenaría esos actos.'>
Con referencia al conocimiento de los yos ajenos y a mis relaciones Con ellos,
la palabra 110S0l1VJJ es empleada en diversas acepciones. Ortega y Gasset emplea la
palabra nosotros para expresar la convivencia. En la actitud normal, natural, coti-
diana, creemos todos los hombres vivir en un mismo y único mundo, bien que la
auténtica realidad sea otra: la de que cada uno vive en su propio mundo. Pero
aunque así sea, resulta, sin embargo, que las reacciones de los demás a mis actos
me hacen colegir que entre el mundo mío y el mundo de cada uno de ellos hay
elementos comunes; es decir, coincidimos en la visión de ciertos gruesos compo-
nentes del mundo. Esto nos lleva a que de hecho creamos que todos los hombres
viven en un mismo mundo: viven con los otros en un presunto mundo único, por
tanto nuestro; en suma, conviven, Para que haya convivencia es necesario salir del
simple y pasivo estar abierto al otro, y que yo actúe sobre él y que él me respon-
da o reciproque. Yo y él hacemos juntos algo -p. e., ayudarnos o pegarnos- y al
hacerlo nos somos. A este sernas mutuamente Ortega y Gasset le llama nostridad
o nostrismo.w
Ahora bien, según la extensión y el alcance de la nostridad, resultan diferente.s
acepciones en uso de la palabra nOJo/rOJ.
11 Cfr. SOiELER (Max), Esencia 1 [ormas de la simpatía, pp. 327 Y ss.
u Cfr. ORTEGA y G.ASSET (José), El Hombre 1 la Gmll (Obras Inéditas), Madrid, Rev.
d. Occídeate, 19)7, p. B8.
LA CONCIENCIA DEL "NOSOTROS" 153

Si decimos "nosotros los hombres", entonces expresa la suma total de los "yos",
expresa la conciencia de la radical y esencial comunidad humana. Pero esa palabra
"nosotros" se la emplea también frecuentemente en una extensión mucho más li-
mitada, expresando solamente una zona parcial de coincidencia, más o menos perma-
nente, o más o menos ocasional, por ejemplo. al decir: nosotros los mexicanos,
Jos de nuestra familia, los occidentales, los cristianos, los abogados, los pertenecien-
tes a tal clase social, los adherentes a cierto partido político, los vecinos de este
barrio, los enfermos del estómago, los lectores de determinado diario, los asisten-
tes a una representación teatral... Cualquier grupo humano puede constituir un
"nosotros" cuando hay alguna coincidencia o concordancia, la cual puede ser de
tipos muy diversos, y puede ser incluso mínima, y aun al margen de una pugna
muy enconada, como cuando dos adversarios dicen a un tercero que trata de mediar
entre ellos: "no se meta en lo que no le importa, pues este asunto es nuestro y lo
arreglamos nosotros",U
Se ha observado acertadamente que el individuo tiene en su conciencia una
experiencia directa del nosotros, es decir, de su pertenencia a grupos sociales, Esta
pertenencia en muchos casos se la siente como un dato primario, incluso se la siente
en ocasiones como algo anterior a la conciencia de la propia individualidad desde
el punto de vista cronológico.
A este respecto Francisco Ayala.w una de las mentes más finas y más cons-
tructivas en el análisis y en la comprensión de los fenómenos sociológicos, presenta
este tema en los términos siguientes: "¿Cuál es el sentido que, en términos gene-
rales, tiene la experiencia del nosotros? La estructura de esta experiencia nos revela
en ella una operación diferenciadora practicada con vistas a la reducción y afir-
mación de la propia personalidad que, antes de alcanzar el yo, trata de concretarse,
por 10 pronto, en vivencias de grupo. La conciencia del nosotros aísla al grupo de
que formamos parte trazando una divisoria entre nosotros-y 105 demás, mediante
la cual comenzamos a adquirir perfil y substantividad frente al resto indiferenciado
de 10 que existe, del conjunto de los seres humanos. La literatura ha fingido, y
a veces con enorme eficacia dramática, casos de amnesia tarr completa que aniquila
el pasado y borra de la conciencia la continuidad del yo: en la línea de fuego, un
soldado ha sufrido, por ejemplo, el terrible accidente como secuela de una grave
herida, y al restablecerse de ésta ignora todo acerca de sí mismo. No sabe siquiera
cuál de las patrias en lucha es la suya. ¿Se imagina el alivio que produciría al hom-
bre caído en una situación semejante poder afirmarse siquiera en el marco de una
nación; poder decir nosotrOS incluyéndose entre sus miembros? Ello equivale a de-
jar de flotar en 10 amorfo e indeterminado y comenzar a hallarse a sí mismo
como participante en un grupo frente a los demás; ello equivale a tener ya una prí-
mera respuesta que dar y darse a la pregunta por el propio ser, aunque sea todavía
tan poco individualizadora. Las experiencias del nosotros son, en suma, escalones
indispensables para alcanzar la noción del yo, sin la que el hombre estaría perdido
en la Naturaleza, con una vaga conciencia de sí mismo, sombra dudosa como la que
guia los pasos de la bestia sobre la superficie del planeta. Esa noción aguda y pre-
13 Cfr. ROMERO (Francisco), ob. cit., p. 286.
14 Cfr. AYALA (Francisco), Tratado de Sociología, tomo 11: Sistema de la Sociología, Edit.
Losada, Buenos Aires. 1947, pp. :55-56.
154 LOS V ARIOS GRADOS DE INTlilUDAD CON EL OTRO

cisa del yo se encuentra, pues, apoyada en diversas nociones previas de comunidad.


y ello, por cierto, en una doble dirección. Primero en cuanto concurren múltiples
experiencias del nosotros en una sola individualidad, que puede pe~enecer al mis-
mo tiempo a una comunidad nacional, a otra religiosa, a otra de clase social, etc.
Cada una de estas comunidades, es, en st, independiente de las demás. Y cada una
de las infinitas experiencias del nosotros puede servir de punto de apoyo a la pec#
sana individual frente a otra cualquiera de las comunidades a que pertenece, y que.
con su tendencia natural a la exclusividad, amenace diluir y esfumar el yo irreduc-
tible incluido en ella. Claro está que esta concurrencia de diversas experiencias del
nosotros -en cuanto implican comunidad de vida y de destino- son.: al mismo
tiempo que condición del individualismo típico de la civilización occidental; oca-
sión de frecuentes conflictos que han torturado con exceso a las almas poniéndolas
ante profundas colisiones de deberes -pues los respectivos cuadros sociales se apa-
recen al individuo inserto en ellos imponiéndole los correspondientes cuadros va-
locativos, que él capta como sistemas de normas. Y, así, toma en seguida el aspecto
de caso de conciencia y vacilación entre deberes opuestos cualquier conflicto, por
ejemplo, entre Religión (o Iglesia) y Estado, entre clase social y Nación. Pero con
esto resulta que, en toda sociedad algo compleja, la concurrencia de diversas ex-
pcricncias del nosotros sobre un mismo sujeto humano destaca su individualidad
frente a las pretensiones absorbentes de cada una de ellas".
Ordinariamente en la sociología contemporánea, al "otro" se le denomina el
"tú". En estas mismas p(¡ginas ha aparecido tal denominación. Sin embargo, es in-
teresante anotar que Francisco Romero entiende que sería conveniente reservar la
denominación "pi" P-1fa el semejante que ha entrado en relación muy cercana -yo
diría interindividual, es decir, de tal tipo <]ue la relación se da entre dos auténticas
personas individuales, precisamente en 10 que, }' por lo que, cada una de ellas tiene
de individual. Y, en cambio, en los demás casos para designar a un prójimo con
el cual no se ha establecido tal relación cercana, intcrindividual, próxima, podría
usarse la expresión "el otro", o, simplemente, "él".
Una opinión similar es la que aparece en la obra póstuma de Ortega y Gasset.
Dentro de la realidad del "nosotros" O nostridad, que puede llamarse trato, el otro
ap.3.rece en grados de diferente proximidad o lejanía, El grado máximo de cercanía
es 10 que se llama intimidad: el otro me resulta. un individuo inconfundible, in-
canjeable. Entonces el otro se ha convertido en tú. "Y como esto me pasa no sólo
con uno, sino con bastantes otros hombres, me encuentro con que el mundo huma-
no me parece como un horizonte de hombres, cuyo círculo más inmediato a mí está
lleno JI: tús .. , Más allá de ellos se hallan zonas.,. ocupadas por hombres de
los que sé menos, hasta la línea del horizonte humano en que se hallan los indio
viduos parJ. mí cualesquiera, intercanjcables .. _, aquellos otros .. , con quienes no
he entrado en actual sociedad, pero que "ca como "semejantes" y, por tanto, como
seres COIl quienes tC'ngo una sccialidad potencial, que cualquier evento puede con-
vertir en actual."!"

l,!i Cfr. ORTEG.>\ Y GASSET (José). El Hombre J I~ C,nu, Rev. de Occidente, Madrid,
19~9. pp.- 178-179_
EL LOGOS DE LO HUMANO 155

4.-LA INTELIGIBILIDAD DE LA VIDA HUMANA


Podemos partir del dato primario. de que es característico de la vida humana
el que ella es susceptible de ser entendida. Entendemos la propia vida, y podemos
entender las ajenas. Ahora bien, eso, que como dato nos es patente, r.l~l >t nume-
rosos problemas en cuanto a su explicación. ¿Cómo y por qué somos (":lp~":es de en-
tender nuestra propia vida y también las ajenas ?lG
En las varias situaciones de la existencia humana hallamos conexiones de sig-
nificaciones, algo aSÍ como estructuras de sentidos, relacionadas con la perspectiva
vital de cada momento, esto es, relacionadas con la circunstancia en que brotan y
con la especial inserción del sujeto en esa circunstancia.
Esos nexos de significaciones no son lógica abstracta, de tipo matemático.
Pero son logos, sólo que de un tipo diferente de la lógica pura tradicional. Si son
comprensibles, inteligibles, como efectivamente lo son, es que tienen su propia
lógica, la cual es una lógica o un legos diferente de la lógica pura abstracta, ma-
temática, a saber, es una. lógica vital o lógica de lo humano. Esta lógica de lo hu-
mano, o de la vida, aunque sea diferente de la. lógica de la. razón pura, es lógica,
porque tiene sentido, porque es comprensible, PO(CIUC implica congruencias.F
Cuando conozco todos los antecedentes y todos los componentes que integran
una situación de la vida humana, puedo entender el proceso de la conducta del su-
jeto, de mí mismo o de otro, como algo perfectamente lógico-vital; lógico, se
entiende, dado el tipo de sujeto que sea, habida cuenta de su temperamento, del
repertorio de sus convicciones, del conjunto de hechos que en ese momento cir-
cunscribcn su existencia, de las posibilidades 'lue. se le ofrecen, de los propó-
sitos que le animan y de los fines que persigue. Esto no anula el albedrío; pues
en cada instante, supuestos todos los componentes a que acabo de aludir, que-
dará libre para el sujeto el decidirse por alguna de las posibilidades que se le
deparen. Por eso, no puedo prever respeGto de un prójimo con absoluta certeza. y
de modo exacto cuál vaya a ser su comportamiento futuro. Pero cualquiera que éste
Sé a, tina vez realizado ya, lo puedo comprender en su congruencia de sentido, si
me S()l1 conocidos todos los elementos de la situación vital en e¡ue se produjo.
Claro es, que esa comprensión no se efectúa ni mucho menos siempre; ni si-
quiera, ruando se consigue, llega a una radical profundidad y a una total plenitud.
Pero en principio, es posible tanto respecto del. propio yo, corno respecto de un yo
ajeno; pues tenemos la experiencia de casos de grandes autobiografías, en las que
el sujeto llegó a comprender satisfactoriamente el proceso de su propia vida; te-
nemas, asimismo, casos de lograda comprensión de vidas ajenas en biografías que
te A este respecto DILTHEY sostiene que hay estructuras propias de la vida humana, cons-
tituklas por nexos de significaciones, .por relaciones de sentidos. Pero no se trata -c-adviértcse
bien, para evitar un grave error- de conexiones entre puras id::ls; no .se trata de conexiones .de
lógica meramente abstracta. Por el contrnno, se trata de conexiones vinculadas a la perspectiva
de cada momento vital, es decir, de conexiones relacionadas con la circunstancia en que brotan
i' con la especial inserción del sujeto de esa circunstancia. Esas conexionc~ est~n regidas .por
categorías diversas de las propias de la na tumleza ; pero tan claras -o pudiera. incluso decirse,
todavía más claras-c-, que los vínculos de causalidad. que rigen entre los fenómenos de la
naturaleza, y perfectamente aprehensibles mediante un método de comprensión. Cfe. DILTHEY
(W) EJ Mundo Histórico, trad. de E. Imaa, Fondo de Cult. Econ., México. 1944.
¡, Sobre la lógica de lo humano, o "Legos de lo Razonable" véase mi libro: Nueoa
Filosofía de la Interpresacián del Derecho¡ Colección "Dianoia". Centro de Estudios Filosóficos,
U.N.A.M., Fondo de Cultura Económica, México, 1956.
156 INTELIGIBILIDAD DE LO HUMANO

un sujeto forma de otro; y también ejemplos de éxitos conseguidos en ensayos


de comprender un pedazo de historia. Así como también tenemos ejemplos de
fracasos mayores o menores en el propósito de entender procesos humanos, propios
o .ajenos O históricos.
Bueno será traer a colación algo de lo que sobre este punto dice Ortega Gasset:
"Actos externos, fisonomía, gesticulación me permiten presenciar el vivir del otro
hombre en proceso de hacérserne en tú . . . Ese presencia no es ver patente ante mí
esa vida: es entreverla, hacérmela compresente, sospecharla." V ea, o mejor dicho
"entreveo las sucesivas vivencias del prójimo: sus percepciones. sus reacciones a
éstas, sus sentires de agrado o de desagrado, sus contrariedades, sus entusiasmos, y
a veces también SU5 propósitos y sus pensamientos. Generalmente es más fácil darse
cuenta de los estados emocionales que de los pensamientos íntimos del pr6j imo,
Así, pues, no veo o entreveo íntegramente su vivir, pero sí grandes porciones de
él; mientras que otras zonas permanecen ante mí a oscuras o en penumbra.P
Ahora. bien, en la aprehensión mental de lo humano, ocurre lo mismo que en
los demás sectores del conocimiento. En primer lugar, hay que distinguir entre el
conocimiento vulgar y el conocimiento rigoroso. En segundo lugar, hay que registrar
la flaqueza y las limitaciones de la mente humana, la cual muchas veces fracasa,
incurre en equivocaciones o no pasa de una aprehensión meramente parcial. Pero,
en principio, hay siempre la posibilidad de comprensión de las conductas humanas,
de las propias y de las ajenas, aparte de que tengamos o no éxito en los varios
casos en que intentemos esa interpretación, o de que el logro sea mayor o menor.
De la mayor o menor comprensión recíproca entre 10s hombres dependerá
la configuración y estructura de sus relaciones interhumanas y, por lo tanto, de
la sociedad. Frente a una persona de mi mismo círculo cultural, de educación
similar, de carácter parecido, etc., se podrán establecer relaciones de comunidad
muy extensas. En cambio, frente a una persona de un círculo cultural remoto,
verbigracia, para nosotros occidentales frente a un extremo oriental o frente a un
primitivo, percibiremos una Zona más grande de opacidad; resultará más difí-
cil la mutua comprensión respecto de muchas cosas. Ahora bien, ésas constitu-
yen tan sólo diferencias de extensión y de grado de claridad en cuanto a la
mutua inteligencia; pero no diferencias esenciales, pues, en principio, todo sujeto
humano percibe a cualquier otro sujeto humano, por remoto que sea, como un
prójimo. Lo percibe como un ser que en principio es homogéneo a él, por muchas
y grandes que puedan resultar las zonas opacas concretas. Es decir, percibe 'que
hay algo de recíproca inteligencia, aunque ésta resulte difícil en algunos aspectos.

S·-LA PERCEPCION DE LOS "YOS AJENOS" CONTRIBUYE A PERFILAR


LA PERCEPCION DEL PROPIO YO, Y A CONFIGURAR LA
PROPIA PERSONALIDAD
Las relaciones can los otros sujetos humanos contribuyen a perfilar COn
mayor claridad y precisión la percepción del propio }'O, en contraste r en coin..
cidencia . Con los yos de los demás. De éstos le llegan por intuición al propio
yo como de un espejo muchas de las dimensiones °
muchos de los elementos
H Cfr. ORTEGA y GA~<¡F.T (José), El Hombre y la Gel/le (Obras Inéditas), Rev. de Occi-
dente, Madrid, 19~7, pp. 186·187. ~.
PERFIL SOCIAL DEL PROPIO YO 157

que se dan en su propia imagen. La constitución del sentimiento que se expresa


con la palabra "nosotros" acentúa la conciencia de rasgos comunes. Por otra parte,
la percepción del hecho de las individuales ajenas, puede en muchos casos acen-
tuar el sentido de la propia individualidad.
Pero las relaciones. mejor dicho las interacciones entre los varios yos, contri-
buyen en gran volumen a ir integrando y configurando la. personalidad concreta
de cada individuo. Las impresiones de gozo, fuerza, seguridad, que recibe de su
trato afortunado con otras personas, las cuales de algún modo le son favorables.
o sobre las cuales ejerce influencia o dominio, y también las impresiones que le
llegan de una oposición O resistencia que consigue vencer, contribuyen positivamen-
te a perfilar y fortalecer su propia personalidad. 0, por el contrario, el sentimiento
de depresión o de desmedro, originado por actitudes displicentes o adversas de otras
personas, actúan negativamente contrayendo y debilitando la personalidad.
No sabemos qué clase de personalidad hallarlamos en un hombre que hubiese
crecido en soledad, si es que esto fuese posible --que no lo es. Contendría algunas
actitudes respecto de su propio cuerpo, aSL como respecto de las cosas en torno;
pero faltarían las actitudes respecto de valores, ambiciones, reputación, vergüenza,
etc. La Psicología contemporánea ha mostrado que la conciencia que un niño tenga
de sí mismo como persona, como ser humano con propia individualidad, depende
en gran parte de sus relaciones con otros seres humanos. La interacción social su-
ministra muchos ingredientes para la formación de la propia personalidad; y, así,
éste va configurándose a través de largos procesos de interacción con los demás.
Los ingredientes de ambición, lealtad, generosidad, envidia, etc., no podrían darse
si el contorno o ambiente no contuviese las condiciones necesarias para la aparición
de esas características. "La relación de dependencia en que el niño está respecto de
los adultos --observa Asch-1 9 sirve de punto de partida concreto. Cuando el niño
pide auxilio, cuando pide que lo levanten, o que le den un objeto, establece contacto
con los impulsos y acciones de otras personas. Las, emociones y las reacciones de
éstas tienen una relación directamente perceptible con los impulsos del niño. Cuan-
do el adulto limita o restringe al niño, éste experimenta entonces no sólo las
demandas de su propio impulso, sino también la tenacidad del otro ser humano
que se le opone. En esta interacción surgen emociones de confianza, cólera, temor,
amor y odio, las cuales contienen referencias a sí mismo y a los demás. Una fase
ulterior y más importante de este proceso consiste en el hecho de que los adultos
desde un principio se dirijan al niño como a una persona, como a un ser que siente
y percibe. El niño observa que sus acciones producen alegría, preocupación, diver-
sión, ira o desdén. En las emociones que todo eso suscita en él, en las respuestas
que sus propias acciones producen, en las esperanzas que los demás ponen en él,
se da cuenta de que tiene una existencia para los demás. La consecuencia es que
siendo objetivo para los demás, se convierte en objetivo para sí mismo".

6.-ESENCIALIDAD DE LO SOCIAL EN LA VIDA HUMANA: EL ASERTO


A:R/STOTELICO y SU SUPERACION
Lo social forma parte esencial, necesaria, de la vida humana, como componente
ineludible de ella, hasta el punto de que un hombre no social sería imposible. Un
10 Cfr. AsCH (Saloman), Social Psycbologv. Prentice Hall. Nueva York, 1952, pp. 286 Y ss.
158 EL COMPONENTE SOCIAL ES ESENCIAL AL HOMBRE

hombre no social constituiría un absurdo del mismo grado que la enunciación de


un círculo cuadrado.
Cierto que la socialidad del hombre ha sido afirmada desde muy antiguo, in-
cluso mucho antes de que Aristóteles escribiese su famosa frase "el hombre es un
animal social", frase que ha sido repetida constante y rutinariamente. Desde luego
se encierra una innegable verdad en aquel aserto aristotélico y en las demostraciones
que lo acompañan. Pero aunque Aristóteles tuvo. palmariamente, una certera visión
en dicho punto, distó mucho de haberse acercado a la entraña de este tema. Atinada
fué su intuición de que quien no estuviese en sociedad sería o un ente subhumano
o un ente superhumano, pero 110 propiamente un hombre. Pero, en cambio, los ar-
gumentos aducidos para justifirnr la socialidad humana (por ejemplo, la existencia
del lenguaje), aunque importante, son meramente secundanos."-' Hoy estamos en
condiciones, gracias a la filosofía de nuestro tiempo, de profundizar en este tema
l' de llegar hasta la entraña de la socialidad.

7.-ESENCIAL CORRESPONDENCIA ENTRE EL YO, Y EL TU, O EL OTRO

Recuérdese que ya en páginas anteriores he mostrado que el }'O se da en CO~


rrespondecia con el tú; que el yo tiene la evidencia a priori de la existencia del
tú; que hay una experiencia radical del convivir can el prójimo; y que hay en la
vida un afán indecible de compañía, de sociedad.
Aunque es cierto que el hombre necesita de la ayuda de sus semejantes para
su propia subsistencia biológica, no constituye esto el fundamento racial de la so-
ciedad humana. Pues entre otros mamíferos superiores hallamos también el hecho
de similar necesidad biológica de auxilio reciproco y, en general, entre muchos de
los animales esta necesidad respecto de sus progenitores. Entre los hombres se da
asimismo ese: hecho de que se necesitan entre sí biológicamente.
Pero en los hombres se da además algo nuevo (nuevo, respecto de los animales,
}'J que en éstos no 'existe): una necesidad estrictamente humana de convivencia,
consistente en que nuestra vida requiere a los demás, como término inteurional de
muchos de sus actos propiamente dichos. A este respecto, dice muy justamente Gaos,
que "ser hombre consiste en vivir un conjunto de actos, (amo los de percibir
el mundo circundante, sentir amor o aversión por las cosas }' las personas convivien-
tes en él, etc., es decir, en actos que tienen por su propia naturaleza estos objetos,
y <.]ue por 10 tanto no pueden darse sin ellos. En este conjunto de actos, en que
la vida y el ser del hombre consisten, ocupan aquellos cuyo objeto son nuestros
prójimos, un término primero, fundamental, por respeto a aquellos otros que tienen
por objeto cosas, no personas. La convivencia entre J1OS0/,.OS es condición de nues-
tra convivencia con todo lo demás, que es. en un sentido mucho menos propio
con-vivencia. El hombre 'necesita, pues, de los demás seres humanos, no como de la
causa o el medio biológico que son también los animales padres o los alimentos
que unas especies suministran a otras, sino como objetos de los actos en que consiste
su vida, esto es, un ser específicamente humano. Ahora bien, estas relaciones de
au AIIISTÓTHES, Política, 1, 2, 1253a.
EL COMPONENTE SOCIAL ES ESENCIAL AL HOMBRE 159

actualidad y objetividad son esencialmente distintas de toda relación aun de fina-


lidad meramente biológica, no se diga de causalidad física". 21

s.-LA VIDA HUMANA SOLO PUEDE PARTIR DE UNA BASE SOCIAL.


SOCIALIDAD E HISTORICIDAD
Esta misma esencialidad de lo social, creo que podemos enfocarla desde otro
punto de vista, y demostrarla, desde él, radicalmente, con estricto rigor. Se trata
del punto de vista de la índole esencialmente histórica del hombre. Ahora bien,
historicidad y socialidad son notas íntimamente solidarias, y mutuamente impli-
.cadas.
Ya Rousseau mostró genialmente que lo que caracteriza de modo esencial al
hombre es la progresividad, la cual implica su capacidad de comunicación con
el prójimo y de poder aprender y aprovechar lo realizado por éste. No sólo por la
inteligencia se define el hombre, decía Rousseau; pues, aunque imagináramos un
hombre muy inteligente, capaz de descubrir por sí mismo las más importantes ver-
dudes teóricas y prácticas, si toda esa sabiduría no pudiese comunicarse, perecería
con dicho individuo; y sucedería que los demás -sus coetáneos y sus succsores-
tendrían que empezar de nuevo desde el principio; y así sucesivamente.
Según expuse ya, vivir es hallarnos en el mundo, dentro del cual la circunstancia
-o contorno concreto en que estamos insertos nos ofrece un repertorio plural de po·
sibilidades, entre las que tenemos que elegir por nuestra propia cuenta, para ir
tejiendo en cada instante la trama de nuestra existencia. Recuérdese que vivir es
tener que decidir en cada momento lo que vamos a hacer en el instante siguiente,
seleccionando alguna de las posibilidades que nos deparan,
Ahora bien, para elegir entre algunos de los caminos que nos ofrece la cir-
cunstancia, es necesario que rengamos algún pensamiento sobre esa circunstancia, es
decir, precisa que tengamos alguna interpretación de las cosas que hay en el COn·
torno, esto es, que nos formemos una representación del mundo en que vivimos.
Esa interpretación de las cosas que nos rodean -de la cual tenemos indis-
pensable necesidad-e- puede ser de las más diversas especies: simple o complicada,
mágica o racional, fragmentaria y relativa tan sólo al contorno inmediato o total,
verdadera o falsa, etc.
Pero sea cual fuere, precisamos inevitablemente una interpretación, porque sin
ella no podríamos elegir y, por tanto, no podríamos hacer nada, o lo que es lo
.misrno, no podríamos vivir, en el sentido humano de la palabra, Porque vivir es
precisamente estar eligiendo.
'EI animal no se halla en esta necesidad, porque para él la vida se resuelve
en una serie de mecanismos instintivos y reactivos; y porque para el animal,
el mundo no está constituido por objetos, sino tan sólo por los complejos de
estímulos que le circunscriben y afectan su sensorio, determinando en él las reac-
ciones correspondientes. Pero, en cambio, el hombre no tiene resueltos sus pro-
blemas mediante mecanismos automáticos (instintivos y reactivos); porque, aunque
en el hombre hay instintos y fenómenos reflejos, éstos no bastan ni remotamente
21 Cfr. G.. . os (José), Individuo y Sociedad, artículo en la "Revista Mexicana de Sociolo-
gía", Año l. Vol. 1, NI! 3, p. 13; URIBE Vn.L'EGAS (Osear), De la mportencic y Variedad de
í

la Experiencia Comnnicatim. en "Rev. Mcx. de Soc.", XVIII·3. Sept.-Dic. 1956,


160 LA VIDA HUMANA SE APOYA EN EL LEGADO SOCIAL

para trazar el camino de su existencia humana y para dar a ella un contenido


entre los varios posibles. El hombre necesita, para tejer las tramas de su vida.
una interpretación, una idea del mundo que le rodea, una, la que sea.
Pero sucede también que cuando el hombre viene a la vida, al despertar su
conciencia, no se halla provisto de antemano con esa interpretación. Ahora bien,
como precisa ineludiblemente esa interpretación y como no la posee, tiene que
tomarla de allí donde puede encontrarla; y donde la encuentra es en la sociedad,
en los prójimos mayores, que a su vez resumen la tarea realizada por los antepasados.
Así, pues, empezamos a vivir apoyándonos sobre la interpretación que del
mundo tienen las gentes que viven a nuestro lado, nuestros padres, nuestros maes-
tros, las personas de mayor edad que nos rodean. El hombre comienza a vivir no
en el vacío. sino apoyándose en lo que han hecho otros hombres. Sobre el nivel
histórico de lo que los hombres han pensado y hecho ya. comienza mi vida.
Después, al correr del tiempo. podemos reformar -y de hecho reformamos, mu-
cho o poco-- aquella interpretación recibida de la generación anterior; la incre-
mentamos con nuevos pensamientos, la rectificamos en algunos puntos, la some-
temos a crítica y la reconstruimos. Al advenir una nueva generación principiará
su vida sobre un nivel distinto del que había cuando despuntó la nuestra.

9.----{;ARACTER NECESARIO DE LA HISTORICIDAD DEL HOMBRE


Por eso, dice Ortega y Gasset,22 el hombre es siempre heredero; el hombre
de hoyes forzosamente distinto que el de ayer; porque, cuando el hombre de hoy
comienza a vivir, encuentra un acervo de dogmas, de convicciones, de modos de
vida, que no había cuando empezaba la existencia del de antaño. A su vez, el hom-
bre de hoy, que vive en una nueva circunstancia, en un mundo distinto del que
encontró el hombre de ayer al iniciar su vida, modificará por su propia cuenta ese
legado recibido. Las nuevas aportaciones que nuestra generaci6n haga a la inter-
pretaci6n del mundo, que recibimos nosotros al iniciar nuestra existencia, deter-
minarán que la nueva generación se encuentre con otro punto ge partida di!eren~e
del que tuvimos nosotros. En efecto, nosotros habíamos tomado como base para
nuestra vida, la interpretación suministrada por la generación anterior; mientras
que los que nos sucedan tomarán como punto de arranque la interpretación a que
hemos llegado nosotros, la cual es diferente, en mayor o menor grado, de la que
nosotros habíamos recibido como apoyo inicial. Por eso, se puede decir con todo
rigor que el hombre de mañana será necesariamente diferente del de hoy.
El caballo de hoyes tan idénticamente caballo corno los caballos de hace
dos mil años; y los .caballos del año 2000 serán caballos iguales a los de hoy; cada
caballo estrena su ser caballar. Aunque algunos animales sean capaces de ser ob-
jeto de una especie de proceso educativo, no transmiten a sus sucesores ni las ex-
periencias ni las enseñanzas que hayan adquirido. Por el contrario, el hombre, que
se caracteriza esencialmente por tener tradición, no estrena jamás su ser humano,
su humanidad, sino que lo recibe ya configurado por las gentes del pretérito in-
mediato, porque su vida se va moldeando sobre el patrón de las experiencias acu-
2:l Cfr. OR'lEGA y GASSET (José), Esquema de la C,.iJiJ, Madrid, Revista de Occidente,
1942; e Historia como sistema, Madrid, Revista de Occidente. 1941.
,-
ESENCIAL HISTORICIDAD DEL HOMBRE 161

muladas anteriormente y resumidas por la generación anterior. Por eso, el hombre


es siempre otro que el que fué; y el de mañana será diferente al de hoy. El de
hoyes distinto del de ayer, porque sabe o conoce ese ayer, y porque 'en virtud de
eso ha modificado la herencia recibida, aportando nuevas experiencias, nuevos co-
nocimientos, rectificaciones, en suma, .cambios, al tener que ir tejiendo por su pro-
pia cuenta su existencia presente.
Así, resulta que el hombre no tiene un ser dado, hecho, sino que tiene 9ue
hacérselo; más para ello comienza partiendo de: 10 que han hecho los demás, sobre
cuyo nivel él podrá adoptar su propia contribución (grande o pequeña). La con-
dición para el progreso se da en la sucesiva acumulación de inventos, de experien-
cias, de conocimientos y de técnicas, etc.
Una vez más encontramos que puntos descubiertos y aclarados por la meta-
física de la vida, han sido después confirmados y reforzados por estudios cientí-
ficos empíricos. Respecto del tema de la historicidad, Erich Frornrn afirma que,
comparada con la de todos los demás organismos, la existencia humana se halla
en un estado de constante desequilibrio; pues la vida del hombre no puede ser
vivida repitiendo una pauta de la especie: cada hombre tiene él que vivir. "El
hombre es el único animal que puede aburrirse, experimentar tedio, estar des-
contento, sentirse deshauciado del paraíso."... El hombre tiene que resolver el pro-
blema de su existencia por su propia cuenta. "No puede regresar al estado per-
humano de armonía con la naturaleza: tiene que proceder a desarrollar su razón
hasta que se convierte en señor de la naturaleza y de sí mismo. El surgimiento de
l.t razón ha creado una dicotomía dentro del hombre, que fuerza a éste a afanarse
constantemente por nuevas soluciones. El dinamismo de su historia es esencial a
la 'existencia de la razón que es la causa de su desarrollo, y por virtud de tal
dinamismo crea un mundo propio, en el cual puede sentirse a gusto consigo mis-
mo y con sus semejantes. Cada etapa que alcanza le deja descontento y perplejo.
y precisamente esa misma perplejidad le impulsa a buscar nuevas soluciones.':"

ro.-SOCIEDAD E HISTORICIDAD.
La que acabo de mostrar nos pone en contacto mental con la historicidad, es
decir, con la esencia histórica del hombre. Decir que los hombres son diferentes
en cada momento de la historia contribuye no solamente el resultado de una ob-
servación de los hechos. Es esto, pero es también algo más y muy importante: es
la consecuencia que se deriva mediante el análisis de la estructura y del movimiento
de nuestra vida. Como en cada tiempo el hombre comienza su existencia partiendo
de un nivel histórico diverso del que halló la generación de sus padres, su vida
se desenvuelve sobre un plano diferente, al q~e a su vez la nueva generación apor-
ta nuevas modificaciones; y así sucesivamente.
La historicidad esencial del hombre no implica que no haya elementos fijos
en nuestra vida. Los hay desde luego y muy importantes. En primer lugar, regis-
tremos la homogeneidad de las almas y de los cuerpos de todos los hombres. Ade-
más de esos componentes biológicos y psíquicos constantes, hay también, por lo
~;l efe rfl.OMM [Erich}, AJan /01' Himselj: AIl -/I/(/lIir)' iut a Jh~ Psycbology o/ Etbics,
Rinehart & Co., New York, 1947. pp. 40.41.
SOcloloa1a._11.
162 ESENCIAL HIsi'ORICTDAD DEL HOMBRE

que se refiere a la estructura de la vida humana, en tanto que tal --es decir, en
tanto que humana-, unos elementos permanentes, representados por un sistema
persistente de funciones (religión, conocimiento, técnica, economía, Derecho, arte,
etc). Esas funciones son las constantes de La vida humana a través de todos los
tiempos. En tal sentido cabe decir que el hombre hace siempre las mismas cosas.
Pero a esto hay que añadir que esas mismas cosas la! hace siempre de diferen-
te manera, en virtud de su esencial historicidad; porque el hombre aprende de los
otros hombres, de las gentes que le precedieron y de sus contemporáneos; y por-
que eso que aprende no tiene forzosamente que permanecer invariable a través
del decurso de su existencia, sino que cada persona lo puede reelaborar -algunas
en grande y otras en pequeño-- por su propia cuenta; y muchas de esas reelebora-
ciones individuales se socializan y pasan a integrar y modificar el acervo colectivo.
Por eso con razón observa Julián Marías que "no hay historia más que si hay
muchos hombres, no s610 simultáneos, sino sucesivos; pero tampoco absolutamente
sucesivos --es decir, en promociones sin imbricación- sino parcialmente coexis-
tentes, de manera que el hombre de otro tiempo, el anciano, conviva con el de este
tiempo y se encuentren los dos o más tiempos cualificados en un mismo presen-
te".2. Las" generaciones se solapan: en parte superpuestas, en parte discrepantes.

II.-LA RAZON VITAL y LA RAZON HISTORICA


La vida se va haciendo a si misma al hilo de la razón vital y de la razón his-
tórica. Según lo ha mostrado certeramente Ortega y Gasset,2lS la razón vital es el
conocimiento que el individuo humano tiene de 10 que él ha sido, de 10 que le
ha pasado, de lo que ha hecho, de lo que ha vivido, y de la serie de consecuen-
cias prácticas que extrae de ese conocimiento. De aquí que el hombre nunca haga
una cosa la segunda vez del mismo modo como la hizo por vez primera; pues,
al emprenderla por segunda vez, tiene la experiencia de la primera vez, la OJal
le coloca sobre una nueva base que no tenía antes. El hombre va acumulando en
su memoria su propio preeéríto.; y" éste le sirve de aleccionamiento. Por eso, su
vida, en cada uno de sus sucesivos momentos, es siempre otra diversa de la que
fué. La diversidad podrá ser mayor o menor; muy grande o muy pequeña, o con-
sistir tan sólo en un leve matiz diferencial; pero se da siempre.w
Ahora bien, sobre el hombre influye no solamente 10 que él ha sido, sino
también 10 que fueron las demás gentes que le precedieron y lo, que están siendo
sus contemporáneos. Aprende no sólo de sus propias experiencias, sino también
de las ajenas: de las experiencias de los demás individuos, cuya conducta conoce;
pero sobre todo de la acumulación de las experiencias de las demás, convertidas
en patrimonio social, que se va formando a lo largo de la historia, las cuales cons-
tituveu lo que se llama razón histórica.
Todos, incluso los más ignorantes, participan en las experiencias pretéritas
ce!ectivizadas, que la sociedad les ha transmitido, verbigracia, en forma de Con-
y! ..:ciones aprendidas, de usos o de costumbres.

:!4 Cfr. MARÍAS (Julián), La Estructura de /0 Social. Madrid, 1955.


"!.5Cfr. ORTEGA y GASSET (José), La Historia como sistema, 1941, pp. SS Y ss.
:':6 Cfr. RECASÉNS SICHES (Luis), Tratado General de Pilosoií« del Derecho, Editorial
Porrúa, México, 1959, pp. 141-147, 470·472.
RAZON VITAL Y RAZON HISTORIeA 163

Esa participación en las elaboraciones de la razón histórica, concretadas en. el


patrimonio social vigente, existe de hecho incluso para quienes al vivir la herencia
colectiva no se percatan del sentido de los modos sociales que practican. Pues esa
falta de percatarse no importan para el hecho de la participación en los resultados
de las experiencias históricas. Es así, porque el hombre otorga una especie de voto
de confianza (aunque sea nada más que limitada y relativa) & sus antepasados y
a sus contemporáneos, y acepta los resultados de las experiencias de éstos. Preci-
samente esto es lo que sucede muchas veces cuando uno observa un uso o costumbre:
se cumple lo usual, sin "que uno se haga cuestión del intrínseco sentido de esa
conducta, limitándose a aceptarlo, precisamente porque es uso, porque los demás
lo hicieron y lo siguen haciendo.
CAPÍTULO IX

LA CULTURA Y SU FUNCION EN LA SOCIEDAD. CULTURA


OBJETIVA, CULTURA SUBJETIVA, Y CULTURA COMO
HERENCIA Y PATRIMONIO SOCIAL
SUMARIO;-l. Los" objetos cU/¡JJra/es.-2. Cultura romo vida humana obie-
rivada.-3. Bstmcmra de las obietioaciones de /a vida humana.--4.. La cultura
vivida en la sociedaJ.-5. Cambios en la cultura.-6. La cultura como sistema
de [unciones de la vida humana.-7. Aspectos y dimensione; sociales del mun-
do de -la (u/Jura: la cultura como herencia socia/,-S. Clasificación e íntegra-
cián de los objetos y pautas cu/turales.-9, Integración de /01 varios elementos
culmrales en el individuo y en la ¡ocicdad.-IO. Influencias socio-cultura/es en la
configuración de la personalidad: estudios de M. Mead, Benedict y otros. Carac-
terizaciones por Madariaga y Sameel Ramos.-11. El [aaor individua! en la
personalidad socialmente ronfigurada.-12. Variados ambientes y sabsectores
dentro de tina misma mlmra particular.-l~. Influellci:1 de las experiencias
infantiles en la formación de la persona/idad.-14. Categorías universales de la
cultura.

l.-LOS OBJETOS CULTURALES


Hay en el mundo una serie de objetos que no son hechos ni cosas producidos
por la naturaleza, sino que son creados por los hombres, o resultados de .actividades
de éstos, por ejemplo: utensilios, máquinas, estatuas, cuadros, leyendas,· mitos, ple-
garias, poemas, libros .(con múltiples y variados contenidos: científicos, filosóficos,
técnicos, literarios. etc.), recetarios, máximas y reglas de conducta (morales, sociales,
jurídicas), modos consuetudinarios de comportamiento (usos, hábitos), valoraciones,
instituciones, etc.
Tales .objetos no son propiamente vida humana auténtica, es decir, viva, pero
constituyen rastros, huellas, resultados O productos de vidas humanas. Esas cosas
constan de ingredientes materiales (por ejemplo, el mármol de la estatua, o el papel
y la tinta del libro) o psíquicos (verbigracia, el recuerdo -de una virtud O de una
canción); pero su ser esencial, lo que son peculiarmente no consiste en esos com-
ponentes, sino en su sentido o lignificaciól1) esto es, en constituir la expresión de
intencionalidades humanas. Una herramienta tiene materia física; pero su ser es-
pecífico, peculiar, es decir, lo que tiene de herramienta, no consiste en el metal de
que está compuesta, ni en su forma geométrica, sino en constituir algo que encarna
un sentido humano, esto es, un trebejo fabricado por el hombre para un fin utili~
tario. Un cuadro, una estatua, constan de materiales -tela, tabla, mármol, bronce,
barro, etc-, de colores y de formas; pero su "ser cuadro" no consiste en esos roa.
164
OBJETOS CULTURALES 165

teriales configurados y coloreados, sino en su peculiar sentido, en constituir obras


de arte, obras humanas que expresan una intencionalidad estética.
Es corriente llamar "mundo de la cultura" al conjunto de esos objetes. Pero
me parece preferible denominarlo vida humana nbjetil'Cu/a.. por varias razones muy
fundadas, que paso a exponer seguidamente. t

2.-CULTURA COMO VIDA HUMANA OBJETIVADA


Vida humana objetivada u objetivaciones de la vida humana no son tan s610
las obras preclara.'), sino también todas las manifestaciones -en número ingente-
de las actividades de los hombres, que dejan una huella o signo expresivo, por muy
humildes que sean: el letrero indicador en una carretera, el hacha de sílex rudimen-
taria, el consejo trivial contenido en un refrán, la indicación "se prohibe fumar",
la forma elemental de un trueque, el convencionalismo intrascendente, la carta fa-
miliar, la superstición rudimentaria, la más simple receta de cocina, etc.
Esas cosas no constituyen espíritu objetivo, como algunos pensadores han pre-
tendido," sino pensamiento humano objetivado. Su índole, su ser esencial consiste
en pensamiento; pero adviértase bien, en una peculiar forma de pensamiento, por·
que no es pensamiento vivo, es decir, no es pensamiento que está. "siendo pensado,
producido por una mente, sino pensamiento ya pensado, ya hecho, ya separado de
la conciencia en que se gestó, pensamiento objetivado, pensamiento" cristalizado,
pensamiento convertido ya en una cosa, es decir, en objeto.
Esos pensamientos congelados, confiscados, objetivados, fueron antes, cuando
se producían, fenómenos activos en una vida individual. El Quijote, por ejemplo,
en los momentos en que era escrito contituyó un pedazo de la vida palpitante de
Cervantes. Pero después de escrito, y aun después de muerto su autor, sigue ahí
como un conjunto de pensamientos cristalizados, que pueden ser revividos, vueltos
a pensar por quienquiera que lea esa novela. lo mismo puede decirse de todos los
demás objetos de esta clase, por ejemplo, de unas reglas morales, como las virtudes
franciscanas; de un esquema de organización industrial, como el fordismo; de un
utensilio, como el automóvil; de un cuadro, como "Las hilanderas" de Velázquez ;
de una estatua, como la venus de Milo; de una composición musical, corno el bolero
de Ravel ; de un código; de un tratado científico; y también de cualquier objetivación
modesta de unos pensamientos, verbigracia, una epístola trivial. 2
I Cfr. RECASÉNS SICHES (Luis), Vid« HU1JJ¡wa, Soáeddd y Derecho, 3' ed., Editorial
Porrúa, México, 1953, pp. 93-106.
:! La meditación científica y filosófica sobre esos objetos. producidos por el hombre en
su vida y a lo largo de su historia, tiene remotos precedentes, aunque nada mds que embriona-
rios, ya en el pensamiento antiguo. (Véase MONDOLFO (R.), EH los orígenes de 1.1 Filoso/i.1
iJe la culture, Ed. Imán, Buenos Aires, 1942. Precedentes más próximos en la obra. genial de
Juan Bautista VICO, que en este punto se anticipó mucho a su tiempo, y en algunos estudios
de BAYlm, VOLTAIRE, Moerresoumu, TURGÚT, CONDORCF.T y LESSING. Cfr. REC......"..ÉNS $ICH"E$
(Luis), EJJudioJ d~ Pilosoiía del Derecbo, 3' ed. como adiciones a la Filosofia del Derecho de
G. del Vecchio, U.T.E.H.A.. México, 1946, tomo 1. pp. 168 Y ss.} Pero propiamente el estudio
de esos objetos comenzó a ocupar de modo central la atención filosófica desde principios del
siglo XIX. por virtud del influjo del romanticismo y del pensamiento de HEGH, pues ambos
subrayaron que, aparte de los problemas normativos ideales (que eran los que" rnás habían pre-
ocupado a la filosofía desde sus inicios hasta. entonces}. se debe estudiar la realidad de les
productos humanos en la historia; es decir, que aparte de Ja meditación sobre el Derecho que


166 OBJETOS CULTURALES

3.-ESTRUCTURA DE LAS OBJETIVACIONES DE LA VIDA HUMANA


Estas cosas culturales u objetivaciones de la vida humana poseen una estructura
análoga a la de la vida humana propiamente dicha, esto es, de la vivida por los
individuos. pues en fin de cuentas son su producto, son su cristalización. Tienen,
por consiguiente, la estructura de los humanos haceres, es decir, son obras expresivas,
o san además obras Con un propósito y entonces responden a un porqué o motivo,
y se orientan hacia un para qué o finalidad.
Pero tales objetos, aun poseyendo la misma estructura de la vida humana, en
tanto que cristalizados, carecen de todo dinamismo --que es lo que caracteriza a
la vida de los individuos-, no cambian, son inmóviles. rígidos, inertes. No son el
hacer, sino lo hecho¡ no son acto, sino cosa; DO son agentes, sino huella.

4.-LA CULTURA VIVIDA EN LA SOOEDAD
Las objetivaciones de la vida humana, en tanto que cristalizaciones, son inca-
paces de transformarse por sí misma, porque en definitiva no son vida auténtica,
sino fotografias de vida que fué.
Por eso constituye monstruoso error pensar esos productos como realidades subs-
tantes vivas, con movimiento propio, cual lo hicieron Hegel y los románticos ale-
manes. No hay un espíritu objetivo como realidad substante; no hay un alma nacional
ni colectiva con existencia propia, distinta de las almas individuales. Esos objetos
no son espíritu objetivo aparte, sino objetivaciones del espíritu de sujetos humanos.
La cultura no vive por sí misma; antes bien es algo que fabrican los hombres. Ya
fabricada, queda ahí, tal Y como fué hecha, fósil, petrificada.

debe de ser. r de los ideales éticos puros, y de los principios de la Estética, y de los prin-
cipios de la Lógica. etc., se debe estudiar la realidad del Derecho histórico, la de las costumbres
efectivamente producidas, la de las obras de arte creadas por los hombres, la de los ensayos
científicos elaborados en el proceso humano, etc. Ahora bien, sucedió que las dos corrientes de
pensamiento mencionadas -romanticismo y HEGEL- incurrieron en el gravísimo error de con-
siderar esos objetos como una realidad independiente con vida propia, aparte las vidas de los
individuos, como manifestaciones de la supuesta alma nacional (según los románticos), como
espíritu (según HEGEL).
Después, la Teoría de la cultura. y de la. historia ha tenido una serie de múltiples desen-
volvimientos, en cuyo curso y tras no pocas peripecias ha logrado depurada precisión en su
última fase, entroncéndose con la filosofía actual del humanismo trascendental. De ello se habla-
rá rpás adc., -tte, cuando resulte necesario dar el concepto del objeto cultural y el concepto de lo
SOCIVJl)J!,ll.lJ, para delimitar con todo rigor los perfiles de éste y sus diferencias con las obras
cristalizadas A guisa de mero anticipo indicador, y tan sólo como guión enumerativo, es opor-
tuno recordar aquí, para no dejar trunca la exposición del desenvolvimiento de la teoría de la
cultura --cuyos precedentes quedan ya mencionados-c-, los siguientes momentos (que no son los
únicos, pero probablemente sí los mas importantes}: la contribución del pensamiento de CO.MTE;
la interpretación psicológica de WUNDT; la escuela sudoccidental alemana -WINDEI.BAND,
R1CKERT, USK, MÜNCH, etc.-, que desarrolló una doctrina de inspiración neo-kantiana; las
capitales ;ipvt~aciones de GUILLERMO DILTHEY, que se propuso hacer la teoría del conocimiento
de la historia y de las ciencias del Derecho, del Estado, del Arte, etc., como expresión -de fun-
ciones esenciales de la conciencia humana que se desarrollan históricamente; los trabajos de sus
discípulos MAX FRJSCHEISENKOHLER y. EDUARDO $PRANGER; .la obra del gran filósofo judío-
germano MAX SCHELERj la de su continuador NIKOL\l HARTMANNj la de los norteamericanos
J~ES y DEWEYj la .inspiración de. la. Metafísica de la vida de josé ORTEGA y GASSET; y, por
• fin, la tecrfa de la Vida humana objetivada en la cual trato de llevar más lejos las consecuencias
de dicha filosofía de la vida o humanismo trascendental.
CULTURA COMO PATRIMONIO SOCIAL VIVO 167

Claro que esta caracterización de "inerte" se refiere solamente a las objetiva-


ciones de la vida en tanto que tales, en tanto que expresadas en símbolos o formas
petrificadas. Ocurre, sin embargo, que tales objetivaciones de la vida que quedan
ahí. como pensamientos expresados en un libro, o en una ley, o en una estatua, o
en una máquina, etc., están a la disposición de otros seres humanos. Esos otros
seres humanos, al leer el libro, a! cumplir o aplicar una ley, al contemplar la es-
tatua, al utilizar la máquina, vuelven hasta cierto punto a pensar de nuevo los
pensamientos depositados en tales objetos, viven de nuevo, re-viven la vida humana
objetivada en esas cosas. De tal manera las objetivaciones de vida humana, cristo-
lizadas, inertes, cobran nueva vida efectiva y actual en las conciencias y en las
conductas de las nuevas personas que sucesivamente piensan y viven otra vez las
significaciones insertas en tales cosas.
Una objetivación de vida humana, que está ahí como pensamiento conver-
tido en cosa a la disposición de todos, para que lo repitiese quien quiera hacerlo,
como un bien de aprovechamiento comunal, cuando en efecto ese pensamiento es
repensado por un individuo, vuelto a ser vivido por una persona, cobra nueva vida
en la existencia rea! de esa persona.
Si una objetivación de vida humana, en lugar de ser re-pensada o re-vivida por
un individuo o por unos pocos individuos, es re-pensada o re-vivida por la totalidad
O por la mayoría de los que integran un grupo social, entonces ese objeto pertenece
al patrimonio cultural de ese grupo social, es un ingrediente de ese grupo social,
puesto que constituye un modo colectivo de vida de los miembros de ese grupo.
Unas líneas más abajo describiré la cultura como herencia y patrimonio social.
El hecho de que las objetivaciones de la vida humana, u objetos cultura!es, son
re-vividos. re-pensados, re-actualizados sucesivamente por nuevos seres humanos, ya
individua! o ya colectivamente, explica el hecho de que ta!es objetos, a pesar de
ser e116s en sí inertes, cristalizados, adquieren vida, cambian y evolucionan.
Claro que no son esos objetos por sí mismos, como tales objetivaciones o cris-
talizaciones de vida humana. los que vuelven a vivir, y los que mudan, se trans-
forman y evolucionan. Lo que vive son las vidas humanas en las que tales objetos
son vividos de nuevo. re-pensados, re-actualizados, re-practicados, etc. Yesos ob-
jetos cambian y evolucionan no por sí solos, sino al ir pasando a través de la acción
de nuevas vidas humanas, en las que se modifica en' mayor o menor parte la rea-
lidad original de tales objetos.

5.-eAMBlOS EN LA CULTURA •
En efecto, las nuevas personas, que re-actualizan o re-viven esos objetos cul-
turales, re-elaboran o re-crean, en mayor o menor proporción lo que antes había
sido elaborado O creado por otros.
Los sucesivos sujetos que piensan otra vez las obras culturales, que leen un
libro, que cumplen un reglamento, que contemplan una obra de arte, etc., no se
suelen limitar a reproducir fotográficamente en su conciencia el pensamiento .cris-
talizado en tales productos, sino que muchas veces añaden,. suprimen, rectifican y
aportan innovaciones a las obras anteriores que reviven, y de tal suerte las modifican,
o crea~ otras nuevas, aunque inspiradas por las pretéritas, bien de manera positiva
O bien por vía polémica. Una obra -de ciencia, de arte, de derecho, etc.- contiene
168 EVOLUCION y TRANSFORMACIONES DE LA CULTURA VIVA

r~nsamientos que tal vez no obtuvieron en ella un desarrollo correcto ni plenario;


o premisas de las cuales no se actualizaron todas las consecuencias; o barruntos no
desenvueltos; o contradicciones no zanjadas. Pues bien, sucede que cuando esa obra
es pensada de nuevo por otros individuos, en los nuevos pensamientos vivos de
éstos, las ideas antes pensadas por el autor (y que quedaron cristalizadas en la obra)
logran el desarrollo o la corrección que no tuvieron en aquella obra; o bien sucede
que incitado el nuevo sujeto por la obra anterior crea otra nueva para sustituirla.
Así, también,. ocurre que al vivir una vieja costumbre, los sujetos que la re-
viven, que la están cumpliendo de nuevo, sienten que esa añeja pauta de comporta-
miento ya no está en congruencia con las nuevas realidades del presente. Entonces, si
la discrepancia o la inadecuación es enorme, suele suceder que algunos inician un
movimiento de rebeldía contra aquella costumbre, dejan de cumplida, o incluso hacen
una ofensiva activa contra ella, A esos algunos se unen otras gentes, y a éstas más y
más gentes, hasta que la costumbre. deja de serlo, el uso cae entonces en des-uso, y
deja de ser cumplido, e-s decir, la forma de conducta en él encarnada deja de ser
re-vivida, y queda ah¡ nada más que como forma inerte y arrumbada o desechada.
O puede suceder también que en una costumbre de antaño las gentes que hoy si-
guen cumpliéndola adviertan algunas inadecuaciones O desajustes con el presente, y
que más o menos conscientemente, más o menos deliberadamente, introduzcan en la
misma costumbre algunos cambios, algunas modificaciones. La iniciativa que uno o
varios tuvieron en modificar en parte aquella pa~ta consuetudinaria de comporta-
mientos adoptada e imitada por un número cada vez mayor de gente, hasta que
la vieja costumbre queda reformada.
Al re-vivir una institución jurídica de antaño, suele acontecer que las gentes
que la cumplen o la aplican perciben el hecho de que algunos defectos aquejan a
tal institución, ora porque siempre los tuvo -y la experiencia sucesiva ha ido ha.
riéndolos más notorios-, ora porque el cambio de las circunstancias la hacen in-
adecuada para la época posterior a la de su creación. Y entonces a alguien se le
ocurre que sería conveniente modificar esa institución. Al hacer pública esa opinión,
varios concuerdan con ellaj-después son muchos los que la apoyan; y, por fin, aquella
opinión, que se convirtió en poderosa corriente de opinión pública, opera eficaz-
mente sobre el legislador o sobre los jueces, y la norma en cuestión, o su interpre-
tación, es modificada o es sustituida por otra.
De esa manera, la cultura, el arte, la técnica, fas costumbres, el Derecho, etc.,
constituyen los modos reales de vida social --que son vividos real y efectivamente
por los hombres, y, en la medida en que nuevas personas introducen modificaciones
en ese legado del pretérito, cambian y evolucionan. Ahora bien, téngase presente
que los productos culturales no viven por si mismos una vida propia, sino que re-
ciben por así decirlo prestada su vida de los hombres que los viven, o expresado
con exactitud, que los re-viven; ni evolucionan por si mismos én virtud de una
intrínseca fuerza interior, o de un dinamismo propio, sino que cambian porque
nuevas gentes, al establecer nuevos contactos con ellos, los remoJdean, los transfor-
man, los re-elaboran.
El hecho de que esas modificaciones y ampliaciones que la cultura Ya cobrando
a lo largo del proceso histórico se deban siempre a la acción de los únicos sujetos
vivos, que SOn solamente los individuos, no quiere decir de ninbTÚn modo que se
pueda explicar la cultura tan sólo en función de factores individuales. Por el con-
FACTOR.ES SOCIALES EN LA PR.ODUCCION DE LA CULTURA 169

tracia, la producción, el cambio y el crecimiento de la cultura u/án siempre bajo la


influencia importantísima y a veces decisiva de varios factores sociales.
Cierto que agente creador de cultura solamente puede serlo el individuo, porque
Id. obra cultural es un producto de vida humana objetivada; y únicamente el indi-
viduo es el sujeto de vida humana. Recuérdese otra vez que nadie ha visto jamás
un grupo que tenga una conciencia propia, piense, suf ca, goce, anhele y desee. Só-
lo los individuos piensan, sufren, gozan, anhelan y desean.
Pero sucede que en la producción de la obra cultural por individuos reales de
carne y hueso actúan muchos otros factores que no son indivduales, sino que son
de carácter social histórico. Esos factores no producen directamente la obra cultural,
pero actúan sobre los hombres reales que la producen, bien como inspiración, bien
como necesidad, bien como estimulo, bien como ayuda, bien como presión) etc.
Los Factores sociales que actúan e influyen en la producción de la cultura son
múltiples y de muy variada índole. Por de pronto, sólo a modo de unos pocos ejem-
plos, mencionaré los siguientes: los sentimientos, las ideas, formas de vida, pautas
de conducta que el sujeto ha aprendido de los demás, de los demás vivos y de los
antepasados muertos a través de los vivos, precisamente por el hecho de pertenecer
a. una serie de colectividades (nación, círculo de cultura, etc.); todo lo que ha apren-
dido de gentes pertenecientes a otros grupos (por ejemplo, a otros pueblos, a otras
tradiciones, a otra civilización, etc.}, y que ha obrado como estímulo para revisar,
completar, o reformar el propio patrimonio cultural; la incitación que para él han
representado las influencias que ha recibido de los, prójimos con quienes está en
interacción; los acicates que le ofrecen las situaciones sociales concretas en que vive.
acicates positivos, que sirven de inspiración, y acicates negativos, por carencia, por
necesidad, 'que obran disparando la imaginación en busca de nuevas actividades o
creaciones con qué satisfacer esas urgencias; los auxilios y las facilidades que ha ob-
tenido de otras personas y de los grupos a que pertenece, o con los cuales está en
contacto, para llevar a cabo su propia obra; la cooperación y ayuda que ha recibido
de otros individuos o de colectividades, para completar una obra cuya realización
excede las posibilidades individuales; etc.
A la luz de las consideraciones que anteceden se hace claro cuán inadecuada
es la palabra evolución para referirse a los cambios en la cultura. Como certeramente
hace notar el profesor Paul Kim", de la Universidad de Francfort del Meno, la pa-
labra evolución resulta adecuada tan sólo para seres dotados de una ley interior de
crecimiento, los cuales experimentan un proceso de formación y de configuración
de carácter orgánico hasta que llegan a su forma y estructura completa. Por eso es
ilegitimo emplear la palabra evolución para designar los cambios culturales, pues
éstos se operan por virtud de las interferencias de nuevas vidas humanas, bajo el
estímulo de muy variados factores. En los cambios culturales no se trata de nada
parecido a la evolución del huevo en pollito, ni de la transformación de la' oruga
en mariposa; no se trata de que lo nuevo haya salido de 10 anterior, donde ya es-
taba contenido en germen. Se trata de un hecho de un tipo por completo diferente:
de un hecho humano, de un hecho histórico.
.. Cfr. KIRN (Peul}, Eiff/úhrlln¡: in d;~ Gescbicbtsv-íssenscbaír, Dritte durcbgesehcne
Allfla~e, Gruyter, Berlín, 1959, pp. 84-85.
170 CULTURA COMO SISTEMA DE FUNCIONES VITALES

6.-LA CULTURA COMO SISTEMA DE FUNCIONES DE LA VIDA HUMANA


En el conjunto de obras culturales u objetivaciones de la vida humana, vemos
la expresión de una serie de funciones de ésta. Vemos que los hombres "han hecho
y hacen siempre en su vida --en todas las épocas y en todas las situaciones históri-
cas- las siguientes tareas: preocupaciones sobre la dependencia de una realidad
superior trascendente (religión), ensayos de conocimiento, regulación moral del
comportamiento, tentativas de. dominio de la naturaleza en torno (técnica), expre-
sión artística de emociones, normación jurídica de las relaciones sociales. activi-
dades económicas, etc. Seguramente esas funciones responden a la esencia misma
de la vida humana y constituyen notas constantes de ésta.
El contenido de la ciencia, del arte, de la filosofía, de la técnica, del Derecho,
deJa-economía, etc., ha variado y varía históricamente: es diverso en los varios
pueblos y en las sucesivas épocas. Pero si tales' funciones varían en cuanto a sus
resultados o productos, en cuanto a sus formas y estructuras, y en cuanto a sus
contenidos, en cambio todas ellas' persisten como quehaceres esenciales de la vida
humana con .fUS mismos sentidos funcionales.
Por ejemplo, el sentido funciona! de la técnica es lograr un ámbito de segu-
ridad en la circunstancia natural en que el hombre se halla y conseguir algún do-
minio sobre ésta; pues .bíen, ese sentido funcional o intencional lo hallaremos en
todas las múltiples y variadlsimas manifestaciones de la técnica en los diversos
pueblos y la sucesión de los tiempos. Y lo mismo cabe observar respecto del sentido
funcional de cada una de las otras ramas de la cultura o funciones de la vida hu-
mana; persiste a través de sus diversificaciones y de sus cambios históricos el mismo
sentido funcional en cada una de eUas, si bien sus productos sean muy diferentes
en cada situación y en cada época. Así, para poner algunos' otros ejemplos: el con-
tenido del Derecho de hoy en una nación difiere del que tuvieron los ordenamientos
jurídicos de"otros pueblos y de otras épocas; pero la función a que se encamina el
Derecho de todas las comunidades y de todas las etapas es la misma: la seguridad
en la vida colectiva queriendo orientarse hacia la justicia. Por diverso que sea el
contenido del pensamiento de Tales, Parménides, Sócrates, Platón, Aristóteles, San
Agustín, Descartes, Leibnitz, Kant, Hegel, Husserl, ete., todas las filosofías res-
ponden a la misma necesidad funcional: la de encontrar una certidumbre radical y
fundamental, es decir, una verdad primaria {que no se funde en otra y se baste
a si propia) y que sirva de base 'para todas las demás. Todas las múltiples y he-
~erogéneas manifestaciones del arte tienen seguramente en común una función ex-
presiva al servicio de un afán de sublimación.
El número de funciones que integran la vida humana y que se manifiestan en
sus objetivaciones o mundo de la cultura, no es indefinido, antes bien, cabe asegurar
que es determinado. Quizá el análisis de la estructura de la vida humana y de sus
funciones no haya llegado a suficiente "grado de madurez, para que quienes nos
haUamos empeñados en esa investigación podamos desde luego afirmar cuál es el
número de dichas funciones; pero, sí' parece bastante fundado suponer que se trata
de un número concreto.
Además, parece también que esas varias funciones, que integran la existencia
humana, no se dan a manera de meco repertorio, es decir, tan sólo las unas al lado
CULTURA COMO SISTEMA DE FUNCIONES VITALES • 171
de las otras, antes bien, por el contrario, articuladas entre sí, formando sistema,
presididas por una unidad de la vida humana.
Creo, asimismo, que esas funciones acaso tengan que ser clasificadas entre pro-
pias de la vida individual y características de la vida colectiva.

7.-ASPECTOS y DIMENSIONES SOCIALES DEL MUNDO DE LA CULTURA:


LA CULTURA COMO HERENCIA SOCIAL
Además de los factores sociales que intervienen en la producción de la cultura,
factores de los cuales se ha hecho ya mención, hay que estudiar otros aspectos y
dimensiones sociales del mundo de la cultura, sin perjuicio de insistir después
con mayor detenimiento en aquellos factores.
Hasta aquí, en este capítulo, se ha hablado de la cultura en términos abstractos,
es decir, generales; y de tal manera se ha definido el mundo de la cultura como
el conjunto de objetivaciones de la vida humana, objetivaciones de la conducta con
sentido, que queda ahí como un patrimonio a la disposición de otras gentes, y que
en gran parte es re-vivido por sucesivas gentes, tanto individual como socialmente.
Pero ahora aquel estudio general y abstracto debe ser completado con la consi-
deración de la cultura desde el punto de vista sociológico, como la herencia social
de un grupo que es reactualizada y modificada por las gentes de ese grupo, en la
medida en que ellas reviven esos modos de existencia y los cambian.
En este sentido se suele definir la cultura eoJP.o el conjunto de creencias, pautas.
de conducta (mental, emocional y práctica), actitudes, puntos de vista, valoraciones,
conocimientos, utensilios, arte, instituciones, organizaciones, lenguaje, costumbres,
etc., compartidos y transmitidos por los miembros de una determinada sociedad. En
suma, cultura en ese sentido es /0 que los miembros de una determinada sociedad
concreta aprenden de SIlS predeCesores y contemporáneos en esa sociedad, y lo q"e
le añaden y modifican. Es la herencia social "ti/izada, revivida y modificada.
A veces no se da la debida importancia a la influencia de la cultura concreta
sobre la vida humana, ni se calibra el decisivo alcance que tiene en ésta, porque esa
cultura es algo así como el aire que se respira, tan próximo, tan obvio, que no se
para mientes en ello. Es algo así como el pedazo de tierra en que se apoyan nuestros
pies, esencial para sostenernos, y en el cual rara vez pensamos. Se cae en la cuenta
de lo que la cuLtura COncreta de un grupo representa para los individuos que per-
tenecen a ese grupo, cuando observamos personas de diferentes culturas, y advertimos
los contrastes que su vida presenta con la nuestra. Cierto es que esta observación es,
muy antigua. El primer hombre que penetró en un campo extraño y se encontró
con que no podía hablar con la gente de allí ni entender todo lo que allí veía, tuvo
que cobrar conciencia de lo que significan las diferencias entre las varias culturas.
Durante siglos, viajeros e historiadores han coleccionado datos e informaciones
sobre diferencias culturales, pero muchas veces, sin sistema ni método, más bien con
el espíritu de quien colecciona curiosidades, sobre todo en lo que se refiere a los
modos de vida de pueblos no europeos.
Cuando se pasó del mero coleccionar curiosidades a la investigación científica
sobre la conducta humana, fueron perfilándose nuevos puntos de vista en esta tarea.
Se cayó en la cuenta de que para la comprensión de la vida humana en general son
172 • LAS DIFERENCIAS ENTRE LAS VARIAS CULTURAS

más importantes las semejanzas entre las varias sociedades y culturas que las dife-
rendas, por grandes que éstas sean. Así, dice Linton .... el hecho de que todas las
sociedades tienen alguna especie de organización familiar, en definitiva, es mucho
más significativo que el hecho de que las mujeres del Tibet de la clase social baja
ordinariamente tienen varios maridos. El primer hecho suministra una pista para
entender las necesidades y las potencialidades de la humanidad "en general, mientras
que el segundo constituye un pequeño problema especial, que puede ser resuelto
solamente a la luz de la situación y de la historia locales.
También ha ido abriéndose camino el punto de vista de que muchos problemas
pueden enfocarse y resolverse solamente cuando se estudia la cultura de una deter-
minada sociedad en su conjunto, como una especie de todo sistemático, porque hay
una correlación recíproca, una mutua interdependencia entre los varios aspectos o
las varias ramas de esa cultura particular. Así, por ejemplo, para entender las mo-
dalidades que el matrimonio presenta en una particular cultura, aunque podemos
aprender algo comparando esas modalidades con las modalidades del matrimonio
en otras culturas, aprenderemos mucho más estudiando las correlaciones que el
matrimonio presenta en esa particular sociedad con otras instituciones, con sus
creencias, con su economía, Con sus ideales, etc. .
El sociólogo se halla, pues, ante el hecho de la existencia de múltiples y variadas
culturas, cada una de ellas como herencia social y como modos de la vida efectivos de
una sociedad particular. La palabra "cultura", usada en singular, exprc!a en térmi-
nos abstractos un concepto general, que cubre la totalidad de las culturas particulares.
Pero el hecho real con el que nos encontramos es el de la multiplicidad y variedad
de culturas particulares, tanto en el pretérito como en el presente. Tal variedad,
sin embargo, no excluye, como ya se explicó, que haya dimensiones comunes 'Ille
permitan lograr un concepto general de cultura tal y como lo he expuesto en pá-
ginas anteriores; ni excluye, tampoco, que las varias culturas, además de las ilotas
que integran la noción genérica de cultura, presenten semejanzas muy importantes
por debajo de sus diferencias.
La cultura en tanto que existente, es decir, no sólo corno huella de las ac-
tividades del ayer, sino como patrimonio revivido y reactualiaado en el presente
por un grupo de seres humanos, constituye el conjunto de los modos o pautas de
la vida de las gentes que integran una determinada sociedad. Esas pautas son en
su mayor parte la herencia cultural transmitida socialmente por el grupo.
Claro que cada individuo, a pesar de esa su herencia socio-cultural, en 'ciertos
aspectos de su vida sigue siendo un individuo, y por tanto produce ciertas formas
de conducta únicas, suyas propias. La cultura es una serie de pautas de conducta
humana heredadas, o recibidas, de los contemporáneos, algo así como unos papeles
roles predeterminados. Sin embargo, en el cumplimiento de esas pautas o en el
desempeño de esos papeles, el hombre añade algunas aportaciones propias no con-
tenidas en la pauta o en el role preexistente. Y lo que uno o vanos hombres afia-
den o modifican puede ser adoptado por los otros miembros del grupo. De esta.
.suerte, la cultura heredada sufre modificaciones. En efecto, cuando los hombres-
cooperan, compiten o caen en conflicto, se introducen constantemente variaciones
~ Cfr. l_INTON (RaJph), Th6 CUJIUf"J Bltskgl'OliflJ (JI P".sondJify, Appleton, Nueva York.
1945, pp. 29 Y 5S.
CULTURA COMO HERENCIA SOCIAL 173

en las pautas o en los papeles preestablecidos, modificaciones de las cuales al-


gunas son incorporadas desde entonces a tales pautas o roles. Claro que las mo-
dificaciones O innovaciones individuales no son incorporadas a la cultura viva del
grupo sino hasta que tales modificaciones o innovaciones son socializadas, es decir,
sino hasta que son 'adoptadas por los demás miembros del grupo, y. por con-
siguiente, transmitidas sucesivamente. .
Las culturas cambian también por causa de otros fenómenos, por ejemplo,
en virtud de contactos establecidos por una cultura con otras culturas, hecho que
puede acontecer de muy diversas maneras. Gentes de una cultura visitan sociedades
con cultura diferente, y. al regresar a su propia colectividad, relatan lo que vieron
y mereció su admiración y su adhesión, lo ponen individualmente en práctica, y
hallan imitadores en su propio grupo. Los portentosos medios de ínter-comunica-
ción y de información en nuestro tiempo ponen en contacto a las gentes con los
modos de vida de g~pos remotos y heterogéneos: y de esos contactos nacen imi-
taciones, fusiones o combinaciones de modos de vida de diversos pueblos. Así,
el cinematógrafo, el autobús, la radio y la televisión son poderosísimos agentes de
información, de comunicación, de reciproco conocimiento, sobre todo de difusión
de las pautas culturales de los pueblos más adelantados del mundo occidental, y,
consiguientemente, dan ocasión a que las gentes de un círculo cultural adopten
modos de vida de las gentes de otro círculo. La conquista militar y la anexión
política determinan también fenómenos de fusión entre l~s culturas d~J pueblo
vencedor y del pueblo vencido, ocurriendo a veces que, cuando la del último tiene
un nivel más alto, suela extenderse sobre la del primero y predominar sobre ella;
por ejemplo la cultura griega conquistando a los romanos vencedores.
En términos generales, uno de los modos más importantes de cambio cultural
es la acumulación progresiva de nuevos descubrimientos, de nuevos conocirnien-
tos, de nuevas ideas, de nuevos artefactos, de nuevas técnicas, de nuevas formas de
vida. Tal acumulación se' produce por diferentes caminos.
Por una parte, como ya se indicó, la acumulación puede ser debida a in-
venciones y descubrimientos realizados dentro del mismo círculo cultural por nue-
vos individuos,' quienes consiguen que el grupo adopte sus innovaciones.
Por otra parte. el contacto entre los varios pueblos origina que unos adopten
modos de vida de otros o los combinen con los suyos propios.
4 transmisión histórica de la cultura por el vehículo de la sociedad hace po
sible la acumulación de las invenciones del presente a la herencia cultural.

8.-CLASIFICACION E INTEGRACION DE LOS OBJETOS


Y PAUTAS CULTURALES
Ya se ha apuntado que el mundo de la cultura en general, así como cada
cultura concreta, o sea cada patrimonio socio-cultural particular, consta de una ri-
quísima variedad de materiales: idioma, conocimientos (vulgares, científicos, filo-
sóficos), creencias (religiosas, morales, políticas, sociales, etc.) , idearios, leyendas,
tradiciones, símbolos, formas usuales de comportamiento, normas de conducta (re.
Iigiosas, morales, jurídicas, higiénicas, del trato social, agrícolas, culinarias, mé-
dicas. erc.), máximas valorativas o estimaciones, refranes, formas de organización
social, formas de organización política, estructuras o instituciones jurídicas, pau-
174 CLASIFICACION DE LOS OBJETOS CULTURALES

tas y organizaciones económicas, novelas, dramas, poemas, canciones, estatuas, pín-


tucas, composiciones musicales, bailes, edificios, utensilios, trebejos, artefactos,
máquinas. modos y prendas de vestir, bailes, ceremonias, etc:
Algunos sociólogos contemporáneos (Scheler, Alfred Weber, Sorokin, etc.),"
se han preocupado de intentar una clasificación de los tan variados materiales que
constituyen el patrimonio cultural. No parece que un libro de la índole del pre·
sente sea el. lugar adecuado para discutir críticamente los más importantes de esos
ensayos de clasificación. Por otra parte, los intentos de clasificación de Max
Scheler y de Alfred Weber apuntan no tanto a la clasificación de materiales, sino
más bien a la de los diversos tipos de factores que intervienen en el proceso de
producción y de desarrollo hist6rico de la cultura.' Por estas dos razones, me li·
miraré a exponer aquí la clasificación formulada por Sorokin,' en la cual se seña-
lan tres clases de elementos culturales: 1) los ideol6gicos; 2) los relativos a l.
conducta; y 3) los materiales.
r) Elementos ideol6gicos. Este grupo de elementos culturales comprende la
totalidad de ideas, valoraciones y normas. Este grupo abarca la religión, la filosofía,
la ciencia, la ética, el Derecho, las bellas artes, y el idioma oral y escrito.
2) Elementos relativos a la condurta. Este segundo grupo incluye la totalidad
de las pautas o de los esquemas a través de los cuales aparecen objetivados, mani-
festados y socializados, en la conducta efectiva, las ideas. las significaciones, los
principios, las valoraciones y las normas. Claro es que generalmente no todas las
máximas, las valoraciones y las normas aparecen objetivadas y manifestadas en for-
mas de comportamiento, ni las que parecen objetivadas y manifestadas lo están
con fidelidad, pues frecuentemente se da una divergencia entre los principios,
valoraciones y normas por una parte, y los modos usuales de conducta, por otra.
3) Elementos materiales de la cultura. Este grupo comprende los objetos ma-
teriales, cosas y energías bio-físicas, utensilios) artefactos, instrumentos, etc.

9.-INTEGRACION DE LOS VARIOS ELEMENTOS CULTURALES


EN EL INDIVIDUO Y EN LA SOCIEDAD
Se presenta ahora la cuestión de averiguar cuáles son las relaciones que se
dan entre los varios elementos culturales que se han mencionado en la clasifica-
ción expuesta en el epígrafe precedente.
Esta cuestión sobre las relaciones entre los varios elementos culturales se plan-
tea en dos planos: a) relaciones entre Jos varios elementos culturales de fina mis.
ma clase, es decir, qué relación por ejemplo tienen entre sí los varios elementos
culturales del grupo ideológico) o en qué relación se dan los varios elementos del
grupo material; y b) relaciones entre las tres clases de elementos c"lturales: ideo.
lógicos, de conducta, y materiales.
s Cfr. SCHELER (Max}, Die lVissm/ormetl und die Gesellscha/t, 1928 (hay trad. esp. de
José Gaos, bajo el título "Sociología del Saber", Rev. de Occidente, Madrid, 1935); WEBER
(Alfred), Kulturgescbicbte als Ksltursoziologie, 1935 (hay trad. esp. de Luis Receséns Siches
bajo el título de "Historia deO/a Cultura". Fondo .de Cultura Económica, México, 1942); So-
ltOIGN (Pitirim A.), Society, Culture al1d Personalíry Their Stmcture and Dyuamics. A SYIJem
01 General Sociology, Harper, Nueva York, 1947. .
6 Expongo algunas de las doctrinas de Max Scheler y de Alfred Weber sobre Sociología
de la cultura en el cap. XXV1II de este libro.
7 Cfr. ob, cit. en la Nota N' 4 de este capítulo, pp. 313 Y ss.
lNTEGRAClON DE WS OBJETOS CULTURALES 175
Sorokis ha analizado este problema y lIega • la conclusión de que los hechos
culturales, en sus mutuas relaciones de unos con otros, pueden darse en tres tipos
de relación: a) integrados (solid'ttios); b) no integrados (neutrales); y e) con-
tradictorios (antagónicos).
Dos o más hechos culturales están in/egrados o en tina relacián solidaria, cuan-
do entre elIos media una mutua coherencia lógica o estética. Así, por ejemplo,
pueden considerarse como integrados o solidarios los siguientes hechos culturales:
la lógica aristotélica, la matemática. la geometria, la legislación ateniense. También
las catedrales góticas, la Summa de Santo Tomás de Aquino, el Tratado De Moo
narchia de Dante, el canto gregoriano. otro ejemplo: la filosofía de Descartes, la
nueva física matemática de Galileo, Kepler y Newton, las doctrinas de Derecho
natural de la Escuela Clásica (AJthusio, Grocio, Tomasio, Pufendorf, ete.) , la
doctrina política de la democracia liberal, la Plaza de la Concordia en París, las
Declaraciones francesas de derechos del hombre y del ciudadano.
Dos o más hechos culturales no están integrados o Ion neutrales entre sí, cuan-
do no guardan ninguna relación entre sí, ni de coherencia, ni de incompatibilidad,
limitándose simplemente a coexistir, por ejemplo: un poema modernista, el fútbol,
la cocina francesa, la teoría de la relatividad, y la fe Católica. Ninguno de esos
elementos es afín de los demás, pero tampoco es incompatible con ellos.
Dos o más hechos culturales son contradictorios o antagónicos, cuando resul-
tan lógica o espiritualmente compatibles, aunque de hecho puedan coexistir en un
determinado individuo O en un cierto grupo. Así, por ejemplo, fe cristiana y fas-
cismo; filosofía idealista y nazismo; derechos del hombre y militarismo; regla de
lucro individual y socialismo; etc.
En las épocas Claramente delimitadas, notoriamente definidas, con una co-
herencia espiritual, sólidamente establecidas, con un sentido de seguridad, hallamos
sistemas ideológicos combinados, en los cuales las mismas ideas, valoraciones y nor-
mas, o las ideas, valoraciones y normas mutuamente complementarias, se hallan
articuladas en una recela científica, en una doctrina filosófica, en una fe religiosa,
en unas convicciones políticas, en unos estilos artísticos literarios, en unas cos-
tumbres y en unas normas jurídicas. Así, por ejemplo: Grecia en el siglo v a. de
c.; la Roma republicana; la cultura católica medioeval; los siglos de oro españoles;
la cultura deIa Ilustración en la Europa del siglo XVllI.
En cambio, en las épocas de grave crisis' histórica hallamos precisamente lo
contrario: la aglomeración de hechos culturales antagónicos y contradictorios, sin
que ningún sistema coherente logre establecerse como base fundamental de la so-
ciedad, ni como patrimonio cultural realmente común. Cabalmente lo que carac-
teriza a las grandes crisis históricas (la que se dió entre el hundimiento del mundo
clásico y la instalación de la cuLtura cristiana; la de la caducación de la Edad Me-
dia hasta el establecimiento del mundo moderno occidental; y la de nuestro tiempo)
es el hecho de que las valoraciones y creencias sobre las cuales se había edificado
la vida en el pretérito han perdido vigencia, y de que' aún no se ha establecido
an nuevo sistema congruente de valoraciones para substituir al que naufragó o
está naufragando. Entonces, suele acontecer que como no hay sistema coherente
en vigor de modo efectivo -el pretérito hizo o está haciendo quiebra, y aún no
hay otro nuevo efectivamente establecido--- coexisten en confusa aglomeración o
176 INTEGRACION DE LOS OBJETOS CULTURALES

en franca pugna recíproca valoraciones, pri.neipios e ideales contrarios y antagó-


niros dentro de un mismo grupo."
Ahora bien, como se apuntó ya, la cuestión sobre la integración O no inte-
gradón se da no solamente respecto de los múltiples elementos que pertenecen 9.
una misma categoría cultural, por ejemplo, respecto de los hechos u objetos de la
cultura ideológica --tal y como se acaba de mostrar someramente-, sino que se da
también respecto de las relaciones entre- las tres categorías culturales: la ideoló-
gica, la relativa a la conducta, y la material. Y el problema se da en dos planos:
en el slIbjetitJo individual} y en el objetivo social. .
¿Practica siempre un hombre lo que su cultura ideológica predica? ¿Repre-
senta el aprovechamiento que hace de los bienes de su cultu ra material la fiel ex-
presión de los principios, valoraciones y normas que profesa?
Por una parte, es patente que la cultura ideológica constituye la base de la
vida humana, individual y social. Por otra parte, es también un notorio hecho de
experiencia que casi nunca hay una plena concordancia entre los principios y va-
loraciones reconocidos en vigor por un individuo o por los miembros de un gru-
po, y la conducta efectiva. "Ni siquiera existe una tal concordancia plena entre aque-
llos principios y valoraciones por una parte, y las pautas de la conducta reconocidas
Como vigentes, por otra parte. Así, pues, cabe decir que nunca existe una plenaria
integración entre las tres categorías de elementos culturales en una persona ni en
los miembros de un grupo, ni siquiera en las pautas reconocidas como vigentes,
aunque sí se dé alguna integración parcial o incompleta. El ser humano no es
perfectamente lógico y racional; ni es tampoco enteramente ilógico e irracional.
Es ambas cosas, parcialmente y a la vez. .
Claro que antes de analizar el problema de la .integracíón entre los elementos
ideológicos y las pautas de conducta, y los objetos materiales, se plantea el pro-
blema de saber hasta qué. punto la cultura ideológica de una persona está inte-
grada, y en qué medida no 10 está. Esto varía de persona a persona, así como de
grupo a grupo. Pero siempre hay una parte, mayor o menor, de integración de
los elementos ideológicos. En todo caso hay un mínimo de tal integración, salvo
en los plenamente idiotas. Sin un mínimo de conocimiento, el cual implica .siempre
necesariamente alguna integración de ideas, ningún individuo podría sobrevivir.
Incluso las tribus más primitivas han subsistido durante decenios o siglos; y si
perecieron, esto fué debido no a una total carencia de conocimientos, sino a calami-
dades externas. Esto significa, pues, que incluso las tribus más primitivas tienen un.
mínimo de lógica y de conocimiento, que es necesario para su supervivencia. Toda
persona humana, al actuar como tal, en sus relaciones con las demás, se sirve del
lenguaje. Ahora bien, todo idioma es un sistema coherente de significaciones.
Además la experiencia muestra que generalmente la cultura ideológica total de
las personas de mente sana se halla parcialmente integrada por una serie de sistemas
de ideas, valoraciones y normas lógicamente' coherentes, entre sí; y que, en parte,
contiene también algunos elementos no integrados y aun contradictorios o antagó-
rucos. Así, por ejemplo, hay casos en que la ideología política y nacional de una
.ij
s Cfr. MANNHEIM (Karl), AfellJch ui,d Gesellscbaís iu Zeitolter des UmIHlIIJ. Leiden,
1935. Ed. inglesa revisada y ampliada: Mall and Society iu an Age o/ Reconsrmaion. Nuevo
York, 1940 (hay trad. de R. Landa. bajo el tít. Libertad y Plallificación Social, Fondo de Culto
Econ., México, 1942).
-.

lNTEGRAC10N DE LOS OBJETOS CULTURALES 177
persona contradice algunas normas de su, fe cristiana. Esta última le prescribe:
"ama a tu prójimo, incluso a tu enemigo", mientras que su credo político y na-
cional le dice, sobre todo en tiempo de guerra: "debes ser patriota y matar a tus
enemigos". Hay muy pocos cristianos, sea cual fuere su ideología política, que
ofrezcan la otra mejilla. Análogamente, muchas de sus ideologías profesionales en
parte no guardan relación y en parte están en oposición con sus ideologías religiosa.
moral, política y naciona!. Cuando está en el templo sinceramente profesa el prin-
cipio "ama a tu prójimo". Como hombre de negocios, en su despacho, cree con no
menor sinceridad en la máxima de "el negocio ante todo", y en su corolario de com-
petencia despiadada. Como patriota, especialmente en tiempo de guerra, cree sin-
cetamente en el deber de sacrificarse por su país; pero. como comerciante o como
trabajador, intenta obtener el mayor provecho o el ~salario más alto q~e pueda, sin
tomar en cuenta ningún deber de sacrificio." Aparte y además de esas pautas con-
r
tradictorias, se atiene también a otros principios, valoraciones pautas sobre dife-
rentes asuntos, que no están ni en armonía ni en contradicción con otras creencias
suyas, por ejemplo, prefiere la música ligera, juega ajedrez, disfruta con la tele-
visión, siente entusiasmo por el baile flamenco, t gusta de la cocina con chile.
Las. contradicciones, así como aglomeración de elementos neutrales, se deben
principalmente -aunque -ha de modo exclusivo-s- a dos razones:
A) El hecho de la variedad, heterogeneidad y contradicción parcial entre las
varias necesidades de un individuo tanto de las biológicas come. de las socio-culturales.
B) El hecho de que una misma persona pertenezca a vanos grupos sociales,
entre cuyos principios, normas, ideales y propósitos no haya siempre armonía.
Tratemos ahora de la cuestión de hasta qué punté la conducta efectiva y la
utilización de los objetos culturales materiales guarde armonía con la cultura ideo-
lógica de una persona, es decir, de la cuestión de la integración entre las tres
categorías de elementos culturales (la ideológica, la de la conducta y la material).
En términos generales se puede decir que la total conducta manifiesta. y la
totalidad de elementos de cultura material de una persona nunca están completa-
mente integradas con su cultura ideológica, ni tampoco enteramente integradas entre
sí. Esto es así, por varias razones. En primer lugar, téngase en cuenta que los varios
elementos de su cultura ideológica nunca están perfectamente integrados entre sí
en un todo armónico, sino que hay también meros conglomerados, e incluso contra-
dicciones. Adviértase también que hay principios, valoraciones y normas que no hallan
expresión o articulación con la conducta manifiesta, ni con el uso de los objetos
materiales. Y, por fin, ocurre también que en la conducta efectiva con frecuencia
se interfieren factores subconscientes, impulsos biológicos, hábitos, etc.
En esta cuestión, de la integración de las formas de conducta y el uso de los
objetos materiales con la cultura ideológica, se pueden registrar diversos niveles de
divergencia o de concordancia.
Un grado muy grande de divergencia está representado por los hipócritas, que
practican algo opuesto o diferente de 10 que predican; por los casos de mentira,
engaño, insinceridad O falsedad intencionales.
Otros casos de divergencia o falta de integración son debidos a la intervención
de impulsos biológicos, de pasiones, de .intereses. Entre las gentes qu~ suscriben los
10l Cfr. SOROKlN (Pitirim A.). ob. cit. en la Nota N9 4 de este cep., pp. 327 y ss.
SOClolo&,fa._llII.

178 INTEGRACION DE LOS OBJETOS CULTURALES

valores y las normas de moderación en el COmer y en el beber, hay sin embargo


algunos glotones y alcohólicos. Desde tiempo inmemorial la humanidad ha exaltado
el valor de la paz; y, sin embargo, una paz justa y duradera es todavía una mera
esperanza, y la guerra ha seguido siendo una triste realidad. Casi todos son en su
cultura ideológica mucho más sabios, sensatos, racionales, nobles, generosos, y al-
truístas que lo que en su conducta realizan de- tal cultura ideológica.
Añádese a todo esto el hecho de que muchas veces los hombres, para tratar
de eludir la acusación que mana de las contradicciones en que incurren, para tratar de
justificar conduotas que se oponen a algunos principios que profesan, tejen falsas
racionalizaciones, excusas o legitimaciones de esas conductas.w las normas funda-
mentales "no matarás", "no mentirás", "amarás a tu prójimo" son violadas a me-
pudo por actos de matar, mutilar, herir, arruinar, calumniar, infamar y engañar al
prójimo, todo ello en nombre de "Dios", la "Humanidad", la "Justicia", el "Pro-
greso", la "Patria", el "Proletariado", un "Mundo Mejor para el Futuro", etc.
La observación de tales discrepancias y contradicciones no debe, sin embargo,
determinar una pintura demasiado negra, pues pone de manifiesto solamente uno
de los aspectos de la realidad, pero no la realidad entera tal y como ella cs. La
realidad muestra, en otras de sus facetas. que una parte de la cultura ideológica oc
una persona o de un grupo social halla expresión y realización adecuada, o por lo
menos aproximada, en la cultura práctica y material de esa persona, o de ese grupo.
Las conclusiones alcanzadas sobre la integración de la cultura de un individuo
son aplicables en general -sólo con muy ligeras variantes- a los círculos culturales,
es decir, a las áreas culturales, así como a los grupos organizados o institucionales.
En definitiva, hay una constante interacción entre el individuo y los grupos a los
qne él pertenece. Lo que ocurre en el individuo es en parte el reflejo de las pautas
del grupo. Y, viceversa, las pautas del grupo se encuentran constituídas por las
conductas de las personas que pertenecen a ese grupo.

IO.-INFLUENCIAS SOCIO-CULTURALES EN LA CONFIGURAC10N DE LA


PERSONALIDAD: ESTUDIOS DE M. MEAD, BENEDlCT y OTROS.
CARACTERIZACIONES POR MADARIAGA Y SAMUEL RAMOS
Cuando en el capítulo VII de este libro se analizó la personalidad concreta del
individuo y se pasó revista a los múltiples y variados tipos de componentes que la
integran, se mencionó ya, como muy importantes, los factores culturales y sociales.
Más adelante, insistiré en los ingredientes y factores sociales de la .personalidad.
"'Nunca encontraremos a un hombre en general, observa Asch.l l Lo que siem-
pre hallamos es una persona nacida dentro de una determinada sociedad en una
particular etapa del desarrollo de ésta. No hay hombres en general, como tampoco
hay ambiente o contorno en general. Desde su nacimiento, el individuo está inserto
en sit~aciones concretas que son características de su tiempo y del lugar donde vive.
El modo como es alimentado, sostenido, llevado y arropado, y el tipo de solicitud
y de disciplina que se le da cuando niño, son modalidades específicas de la sociedad
donde ha nacido. Al crecer, se encuentra con que allí ~e dan especiales relaciones
10 ·Cfr. SOROKIN, ob. cit., p. 330; PARETO (Vilfredo), Tranao di sociologia generale Plo-
rencia, 1916; BOUSQUET (G. H.), Précis de Sociolagie d'aprés Vii/reJo Poreto, Paris, '1925.
11 Cfr. ASCH (Saloman), Social Psycbologv, Prentice-Hall, Nueva York, 1952, pp. 365 r ss.
DIFERENTES TIPOS SOCIO-CULTURALES DE PERSONALIDAD 179
entre hombres y mujeres, entre jóvenes y viejos. En una sociedad, se encontrará con
que la enfermedad es atribuída a infracciones de las normas morales, mientras que
en otra lo es a violaciones de las reglas de higiene. Según cual sea la sociedad en
que viva, se encontrará con diferentes concepciones sobre 10 que es considerado como
decente y lo que es considerado COmo vergonzoso."12
Parece, pues, adecuado estudiar aquí al hecho de cómo diferentes culturas rno-
delan de diferente manera la personalidad.
Este hecho, que desde luego puede ser observado fácilmente en cada una de
las culturas históricas, ha sido especialmente ilustrado por estudios llevados a cabo
por notables antropólogos. Siguiendo directrices trazadas por los grandes maestros
Boas.P Malínowskit- y otros, varios investigadores han estudiado y comparado las
respectivas personalidades de miembros de diferentes culturas.
La famosa antropóloga Margaret Meadw llevó a cabo serios estudios sobre las
culturas y los caracteres personales de varias áreas culturales en Samoa y en las islas
del Almirantazgo en Nueva Guinea, y comparó los resultados entre sí y además
con los rasgos de los norteamericanos. Como ejemplo más representativo, resumiré
los resultados de sus estudios sobre caracteres sexuales, espirituales y temperarnen-
tales entre grupos primitivos de Nueva Guinea: los Arapesh, los Mundugumor y
los Tchambuli, grupos diferentes desde el punto de vista cultural, aunque homogé-
neos desde el punto de vista étnico.
Los Arapesh son una sociedad cooperativa, en la que se acentúa y se estima la gentileza,
la atención y la mutua ayuda. Aceptan la naturaleza como buena y minimalizan las diferen-
cias de edad y sexo. El ideal Arapesh consiste tanto pata los hombres como para las mujeres
en ser amables, afectuosos. maternales y no agresivos.
Los Mundugumor, que fueron sotes una tribu caníbal, sao pendencieros y hostiles. Dan
una prima al valor físico y la violencia. A los niños se les trata rudamente, y se les da una
educación espartana. El ideal Mundugumor es igual para los dos sexos: tanto los hombres
como las mujeres deben ser violentos, con espíritu de competencia, con actitud sexual agre-
siva, celosos, prontos para percibir y vengar el insulto, y aficionados a la exhibición, a la acción
y a la lucha. Desdeñan a las gentes amables y tranquilas, porque éstas contradicen la tradi-
ción <le que tanto hombres como mujeres deben ser orgullosos, ásperos y violentos, y de que
los sentimientos tiernos son inadecuados para ambos sexos.
El tercer grupo. los lacustres Tcharnbuli, posee una cultura artística muy elaborada. en
la cual las ceremonias tribales tienen gran importancia. En contraste con los Arapesh y los
Mundugumor, los Tchambuli han diferenciado tajantemente los respectivos papeles del hombre
y de la mujer. Las mujeres son quienes ejercen el verdadero poder; ellas pescan, manufactu-
ran y controlan el comercio. Son las que toman la iniciativa en el cortejar; son tolerantes; y
aprecian los juegos y los espectáculos teatrales ofrecidos por los hombres. Los hombres tienen
sus propios clubes; son pendencieros, coquetos, astutos y recelosos.

1:! Esta observación sociológica no afecta a la legitimidad y verdad de la tesis según la


cual hay valores ideales objetivos, justificables filosóficamente. Véase: REC.....SÉNS SICHES (Luis),
Tratado Genera/ de Pilosojia del Derecho, Edil. Porrúa, México, 1959, pp. 58-72. 195-198,
404-405,417-418,422-470,472-476, 531-541.
l:l Cfr. 130."5 (Franz), Tbe Mind (JI Primitire Mdll} Nueva York, 1911; General Anthro-
potogy, 1938.
JI Cfr. Mt\lI:-.'O\VSKI (Bronislaw}. Crime and CUJIOm in Savd¡,e Society, 1926; Sex "lid
Repression in Saoage Society, 1927; Tbe Sexual Lije 01 Sat'a¡,cJ in Nortb-Westem MelaileJia,
1929; Freedom al1d Ciuiíizstion, Rey, Nueva York, 1944, ,
L-, Cfr. ME.. . D {Margaret}, Sex dl1d Temperamesu in tbree Primitire Socieries. Murrow,
Nueva York, 1935. Coming o/ ARe in Samoa. Morrow, Nueva York, 1928; Grotl'ing Up in
NeU' Glfilletl, Mnrcow, Nueva York. 1930.
180 DIFERJ!NTES TIPOS SOCIO·CULTURALES DE PERSONALIDAD

La conclusión que saca Mead de ese estudio comparativo es que algunas de las
creencias predominantes sobre supuestas características innatas masculinas y feme-
ninas son erróneas. La supuesta naturaleza humana en este respecto, como en
muchos otros, es superlativamente maleable, y se determina sobre todo por la con-
figuración cultural que se le imprime durante la primera infancia. 1 6
. Ruth Benedict" explica que cada círculo socio-cultural ha seleccionado y oro
ganizado de modo especial una parte del extenso ámbito de posibilidades en. cuanto
a intereses y tipos de conducta. ;.. esta selección especialmente organizada es a lo
que ella llama "pautas culturales". Ha analizado en detalle tres culturas: la Zuñi
de Nuevo México, la de los Dobu de Nueva Guinea, y la Kwakiutl en la isla de
Vancouver en la costa del Pacífico.
Los Zuñi acentúan las ceremonias rituales y los convencionalismos, hasta el punto de cohibir
sobremanera la iniciativa individual. Tienen como ideal la persona llena de dignidad, afable,
cortés, que evita tanto las desviaciones de la pauta común, como el caudillaje. La moderación,
la SUAvidad y la. sobriedad; y apenas hay conflictos o sentido de culpa.
Por el contrario. los Dabu de Nueva Guinea son violentos, competidores, suspicaces y
traicioneros. Eogañan y creen en la magia. Cada persona. y cada aldea parece ser hostil a las
demás. La'madre arregla el casamiento de su hija atrapando al muchacho que encuentra en trato
intimo con ésta. El marido debe pasar años alternos en la aldea de su mujer, durante los
cuales sufre humillaciones, tratado como un extraño. Y su mujer sufre. de modo semejante el
año siguiente cuando reside en la aldea de su marido. En las actividades económicas rige una
competencia implacable, y todas las ventajas se obtienen a expensas del rival derrotado. Triun-
fa socialmente quien mediante engaños consigue desplazar a otros. Le suspicacia reina en todas
las relaciones sociales, incluso entre marido y mujer. La hechicería y brujería sao medios nor-
males y prestigiosos para conseguir la realización de los propios" prop6sitos en detrimento de
otras personas. La. vida en Dobu fomenta formas extremas de animosidad y malicia. Mientras
que muchas sociedades han reducido al mínimo la animosidad y la malicia por medio de sus
instituciones, Jos Dobu exaltan esas actitudes al grado máximo. Toda la existencia aparece
como una lucha implacable, en la cual los antagonistas mortales son lanzados unos contra otros,
en una feroz competencia por cada uno de los bienes de la vida.
Los indios Kwakiutl, de "la isla de Vancouver, en el Norte del Pacífico, son idealistas y
competidores, y llevan su pasión por la propiedad privada a dividir no solamente la tierra,
sino también las playas, el fondo del mar, las canciones, los mitos y los titulas, repartiendo
todas esas cosas entre los varios individuos. El tema principal de la cultura Kwakiutl es la
voluntad de superioridad y de autoglorificaci6n.

Tales estudios no deben interpretarse rígidamente en el sentido de que se


suponga que el ambiente cultural modela de un modo determinista la personalidad.
La influencia modelante de la cultura concreta ambiente se proyecta sobre la realidad
de la personalidad individual, la cual es diferente en cada sujeto, no sólo en cuanto
al yo profundo, sino también en cuanto a los componentes de ella y a la singular
organización de esos componentes. Las influencias culturales, que son desde luego
grandes y vigorosas, vienen a aumentar el número de aquellos componentes, y se
combinan con los de~ás componentes, así como también con la organización total
y unitaria de la personalidad. La misma Ruth Benedict ha declarado lo siguiente:
"Ningún antropólogo que tenga experiencia de otras culturas ha creído jamás que
16 Cfr. MEAD (Nfargaret), Sex and Temperament in three Primitioe Societies, Morrow,
Nueva York, 1935, p. 279.
11 Cfr. BENEDIcr [Ruth}, Panems of CNlture, Houghton Mifflin, Boston, 1934 (hay una
nueva ed. de bolsillo, Mentor Books, Nueva- York, 1950) .


INGREDIENTES INDIVIDUALES Y FACTORES SOCIALES 181

los individuos sean autómatas, que ejecuten los decretos de la civilización a la que
pertenezcan. Ninguna ·cultura hasta ahora observada ha sido capaz de borrar las
diferencias entre los temperamentos de las varias personas que pertenezcan a ella.
Se da siempre un proceso de dar y recibir ... Esta relación (de recíproca influen-
cia entre ,.. individualidad y la cultura en la que ésta se halla inserta) es tan
estrecha, que no es posible tratar de pautas culturales, sin considerar al mismo
tiempo especialmente su relación con la psicología individual:'"
El antropólogo Ralph Linton y el psicoanalista Abram Kardiner-" empezaron
conjuntamente una serie de exploraciones sobre la relación entre cultura y perso-
nalidad, estudiando datos de varias sociedades primitivas y de una aldea norteame-
ricana. Llegaron a la conclusión de que cada cultura tiende a crear un "tipo básico
de personalidad", el cual consiste en el conjunto de características que son afines
con el ámbito total de las instituciones comprendidas .dentro de una determinada
cultura, características que presentan la mayor parte de los miembros de una sociedad,
como resultado de las anteriores experiencias que tienen en común.
Adviértase que ese concepto de "tipo básico de personalidad" no se refiere a
la personalidad total de un cierto individuo, sino más bien a aquellos aspectos que
éste tiene en común con los demás miembros de la misma sociedad, y que 10 dis-
linguen frente a los miembros de una cultura diferente. .
Salvador de Madariaga, en su libro Ingleses, Franceses, Españoles, Ensayo d.
Psicología Colectiva Comparada'° dice que una ojeada a los pueblos inglés,' francés,
y español, permite observar cierta unidad ... debida a un conjunto de ideas generales
común a toda civilización europea. Pero si ahondando bajo la corteza de las ideas
conscientes, se intenta penetrar e~ la zona de las ideas subconscientes) de .las reac-
ciones primarias frente a la vida, se verá cómo en cada' uno de estos tres pueblos
se afirma una actitud distinta, característica de cada uno de ellos, _que constituye
la norma de su conducta, la clave de sus emociones, y el motor de su acción. Esas
actitudes caracteristicas son respectivamente: para el inglés, fdir 1'''''; para el fran-
cés, le droil; para el español, el honor.
"Fajr play es un término de depme. Nótese ya este primer punto: sport, acción pura.
Pai, play designa la adaptación perfecta del jugador al juego considerado, en su conjunto. Rige
las relaciones del j cgador con sus compañeros de equipo y también con sus adversarios. sin los

18 Cfr. ob, cit. en la nota precedente. pp. 2B·4.


tn Cfr. LINTON (Ralph), Poreword al libro de KARDINER (A.), The Individual and His
SoúetJ, Columbia University Press, Nueva York, 1939; KARDINER (A.), Psycbological Pron-
ti.,s 01 Society, Columbia University Press, Nueva York; LINTON (Ralph), Tbe SI1#/y 01 Mano'
An lntroduaion, Nueva York, 1936; The Science 01 Man in the Wo,ld Crisis -editor-, Nueva
York, 1945; Cultural Background 01 Personality, Appleton, Nueva York, 1945. Véase también:
SARGENT (S. Stansfeld}, Social Psyrhology: An IntegrttJit:e Interpreta/ion, Ronald Press, Nueva
York, 1950, cap. 3; LETORNEAU, La psyehologie ethnique: Mel1tali/e des races el des peupl.J,
Schleicher, París, 1910; LÉYY-BRUHL (L.), Les [onaíons mentale dans les societés inleriellres,
Alean, París, 6' ed., 1922; La mentalit; primitive, Alean, Paris, 1921; l/ome primitioe, Alean,
Paris, 1927; PAULHAN (Fr.), Les transiormasions sociales des sentimenss, Flammarion, Peris,
1920. KROEBER (A. L.) & KLUCKHOHN (Clyde) y otros, Culture: A Critieal Reoiew 01 Con-
eepts and Deíinitions, Harvard Univ. Press, 1952; CRUZ VELEZ (Danilo), Nueva Imagen del
Hombre y de la Cultura. Univ. Nac. de Colombia, Bogotá, 1948. GÓMEZ ROBL'EDA (José).
Imagen del Mexira"o, México, 1948; ZEA (Leopoldo), Candencia y Posibilidad del Mexicano,
México, 1952; URANGA (E.), Anélisis del Ser del Mexicano, Porrúa, México, 1952; GON7..ÁLEZ
PINEDA (F.), El Mexirano: Su Dinámira Psicosocial, Editorial Pax-México, 1959; RAMÍREZ
(S.), El Mexirano: Psicología de sus Motivaciones, Edit. Pax, México, 1959.
20 2' ed., Espasa-Calpe, Madrid, 1931.
182 EJEMPLO DE COMPARACION ENTRE TRES TIPOS DE PERSONALIDAD

cuales no sería completo el juego. Aquí se ve aflorar la sabiduría ... Sabiduría. Vista de con-
junto. Intuición del todo como un solo juego, y de la oposición como una colaboración. El
fair play exige cierta abnegación del individuo ante el equipo y aun del equipo ante el juego.
Pero esta abnegación no es anulación. Lejos de ello. Lleva al individuo a su rendimiento máxi-
mo en un conjunto perfectamente organizado. Esta apreciación ~ intuitiva e instantánea del
y
equilibrio entre el individuo la colectividad es la característica del fair play. m [oir play no
puede reducirse a fórmulas, y se eleva por encima de todas las reglas, es espíritu vivo. Inasi-
ble, es exacto; elástico, es exigente; y se adapta a los contornos móviles de la vida como el
guante a la mano. Como todo espíritu viviente, no' se manifiesta más que en acciones concre-
tas. . .. es acción".
"Le droil es una idea. Es la soluci6n que el espíritu calculador ha hallado al problema
del equilibrio entre el individuo y la colectividad. Le droit es una linea geométrica que, en
el mapa intelectual, define las fronteras de la libertad de cada cual. Mientras. que el fair play
se adapta a la acción en cada momento con un perfecto empirismo, le droit traza a priori un
cuadriculado de reglas a las que la acci6.n ha de adaptarse. No es ... , como el [air play, simulo
téneo con la acción, sino que la precede. y mientras el fair play funde al sujeto y al objeto
en el acto, y activo, no es subjetivo ni objetivo, por ser lo uno y lo otro a la vez, le droit es
fríamente objetivo, y a las protestaas del ser rebelde a la geometría, opone la infalibilidad
de la inteligencia. Le droit es inteligencia".
"El honor es una especie psicológica, cuya idea bastante embrollada, requiere cuidadoso
ajuste ... Para comprender mejor los hechos, remontérnonos a los textos ... a tres de ellos,
en 105 que se manifiesta la idea del honor con toda claridad, El primero es aquella cuarteta
que dice con voz enérgica y autoritaria el alcalde de Zelamea, inmortalizado por Calderón:
-"Al rq la hacienda y la vida -se ha de dar; pero el honor -es patrimonio del alma; -y
el alma sólo es de Dios."- El segundo, un trozo del Romancero, que relata un famoso epi-
sodio de la leyenda del Cid. Desterrado, el Cid necesita dinero, que pide prestado a dos judíos
de Burgos, dejando en prenda dos cofres lleno! de arena, que asegura encerrar oro. Victorioso
y rico más tarde, devuelve el préstamo dando al mensajero las instrucciones siguientes: "Ro-
garles heis de mi parte --que me quieran perdonar; --que con acuita lo fice --de mi gran
necesidad; --que aunque cuidan que es arena -10 que en los cofres está -quedó soterrado
en ella --el oro de mi verdad.v-c- Finalmente, el tercer texto es el curioso Romance del conde
de León: -Ese conde Don Manuel -c-que de LOOn es nombrado -hizo un hecho en la corte
--que jamás será olvidado, --con Doña Ana de Mendoza, .-:lama de valor y estado: -y es
que, después de comer, -c-andándose paseando -por el palacio del rey, -y otras damas a
su lado, -y caballeros con ellas --que las iban requebrando, -a unos altos miradores, -por
descanso se han parado, -y encima de la leonera -la Doña Ana ha asomado, -y con ella
casi todos, -e-cuatro leones mirando, -<uyos rostros y figuras -ponían temor y espanto.-
y la dama por probar -<uál era mas esforzado,' -c-deióse caer el guante, -al parecer, des-
cuidado: --dice que se le ha caído -muy a pesar de su grado, Con una voz melindrosa --de
esta suerte ha propasado: -'¿Cuál será aquel caballero --de esfuerzo tan señalado --que saque
de entre leones -c-el mi guante tan preciado? -Que yo le doy mi palabra --que será mi
requebrado; -será entre todos querido, -entre todos más amado.' -Cído lo ha Don Manuel,
-e-caballero muy honrado, --que de la afrenta de todos -también su parte ha alcanzado. -Sacó
la espada de cinta, -c-revolvié su manto al brazo; --entró dentro de la leonera, -al parecer
demudado.- Los leones se lo miran, -ninguno se ha meneado -sali6se libre y exento -por
la puerta do había entrado. -Volvió la escalera arriba, --el guante en la izquierda mano, _y
antes que el guante, a la dama -un bofetón le hubo dado, --diciendo y mostrando bien -su
esfuerzo y valor sobrado: -'Tomad, tomad, y otro día, -por un guante desastrado -o pon-
dréis en riesgo de honra -a tanto buen fijodalgo; -y a quien no le pareciere -bien hecho
lo ejecutado, -a ley de buen caballero -salga en campo e dernandallo'.'
"Estos tres ejemplos nos permiten observar el honor actuando en la vida. Estos ejem-
1'105 acusan sentido positivo. Se manifiesta con toda evidencia en el episodio del Cid, cuyo
carácter utilitario es evidente. Pero el romance del Conde de León es quizá más instructivo
todavía. - ... Conviene insistir sobre la índole, por decirlo así, razonable y práctica del honor.
- ... El honor consiste en alzar al individuo por cima de toda ley-exterior -sea esta ley es-
pontánea y natural (fai,. play) o calculada e intelectual (droi/); es, pues, una ley subjenvn, el
EJEMPLO DE COMPARACION ENTRE TRES TIPOS DE PERSONALIDAD 183
imperativo que todo hombre bien nacido lleva en si. Pero esta emancipación... de toda "ley
social no es admisible más que paca los hombres bien nacidos, es decir, aquellos que están
dispuestos a no usar de su libertad para fines mezquinos. Como garantía, el hombre bien na
cldo da su propia sangre ... El Cid deja. en prenda dos cofres de arena; pero es para ir a
batirse. y 10 que garantiza el préstamo no es la arena, sino 'el oro de su veracidad'. Oro, porque
la veracidad es la del Cid. hombre bien nacido. El Conde de León se permite este acto inaudito
para un caballero: pegar a una mujer. Pero acaba de salir de la jaula de los leones y está
dispuesto a firmar con su sangre la sentencia que acaba de dictar contra la dama demasiado
ligera que quiso jugar con el honor.-Porque el honor, ya lo dice el alcalde de Zalamea, es
patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios. El Rey, es decir, la sociedad, el equipo,
no tienen derechos sobre nuestra alma, ni, por tanto, sobre nuestro honor. En 'todo instante, el
alma permanece libre de entenderse con su Dios y de obrar en consecuencia. Subordinación
total de la sociedad al individuo salvo esta prueba ti posteriori: la oferta de la vida (física, o
en el caso del hombre 'deshonrado', moral)."
"Hemos visto al [air play coincidir con la acción; le Jroil precederla; el honor la sigue.
En la norma inglesa, regla y acción se confunden; en la norma francesa, la regla se impone
a la acción; en la norma española, la acción se impone a la regla. La naturaleza, aliada de la
razón en el inglés, sometida a la razón- en el francés, triunfa con el español de la razón y la es-
claviza. El honor es, pues, subjetivo, inefable, incomunicable. El bonor el pasión",
"El grupo /nir play-droit-bonor nas conduce al grupo acción-inteligencia-pasión. Guardé-
monos de la puerilidad de amputar dos tercios de sus facultades a cada uno de los tres pue-
blos. Nuestra hipótesis general se limitará, pues, a sentar que el centro de gravedad psicológica
de cada uno de ellos se halla: para el pueblo inglés, en el cuerpo-voluntad: para el pueblo
francés, 'en la inteligencia; para el pueblo español, en el alma; y que la reacción natural de
cada uno de esos tres pueblos en la vida es: para el inglés, la acción; para el francés, el pen-
samiento; para el español, la pasión".

A continuación Madariaga desenvuelve en su citada obra un minucioso estudio,


que en gran parte explica esas tres variantes de la personalidad, en función del in-
flujo de cada uno de los tres medios culturales e histórico-sociales que analiza. Inde-
pendientemente del asentimiento o de la discrepancia que en el lector puedan suscitar
algunos puntos de ese estudio, éste constituye un análisis de gran interés para las
relaciones entre los factores socio-culturales y la personalidad, el cual ofrece un
gran· interés y estímulos muy valiosos.
Sarnuel Ramos, en su famoso libro El Perfil del Hombre y la Cr.iI/lIra en AU-
xico," analiza la personalidad del mexicano en función de los factores socio-culturales
históricos, examinando las relaciones recíprocas entre la una y los otros. la riqueza
de cuestiones estudiadas al hilo de este tema hace prácticamente imposible resumir
en unas pocas líneas esta egregia obra de Sarnuel Ramos, por lo que tengo que con-
tentarme solamente con recomendar encarecidamente su lectura. .

n.-EL FACTOR INDIVIDUAL EN LA PERSONALIDAD SOCIALMENTE


CONFIGURADA
Ya se hizo notar antes que la verificación de la gran influencia que el medio
cultural ambiente ejerce en la confjguración de la personalidad no debe oscurecer
otros aspectos o dimensiones muy Importantes de la personalidad, que no pueden
~, 2" ed., Editorial Pedro Robredo, México, 1938_ Véase también los excelentes estudios
ya citados (en la nota 18) de GÓMEZ ROBLEDA '(José), ZEA (Leopoldo), GON7.ÁUi'". PINE-
DA (F.), El Mexir""o.' Sil Dinámica Psico-Social, Edit. Pcx, México, 1959: RAMiREZ (S'lnli~lg(l)
El MexictllJo.· P.fir'ologíd de SIIS MOlit:'ldoJleJ. Edil. Pax, México. 1959.
184 INDIVIDUALIDAD Y AMBIENTE EWLA PERSONALIDAD

explicarse en función de esa influencia, sino están determinados por características


individuales.
En definitiva, la personalidad' concreta individual. desde cierto punto de vista,
debe ser considerada como una configuración de respuestas que el individuo va des-
arrollando en función de su propia realidad bio-psíquica, de la singtllaridad tlnica
de su yo, así como en función de sus experiencias en la vida. Por consiguiente, bajo
las mismas influencias socio-culturales se desarrollan. tipos muy varios de persona-
lidad individual, aunque entre todos ellos suelen darse, hasta cierto punto. carac-
terísticas comunes, e incluso algo así como una fisonomía espiritual similar, preci-
samente por obra de aquellas comunes influencias, en suma, por obra de los rasgos
semejantes, que Linton 1Iama "tipo básico de personalidad", debido a la acción
configurante del medio cultural concreto.

r2.-VARIADOS AMBIENTES Y SUBSECTORES DENTRO DE UNA MISMA


CULTURA PARTICULAR
Pero a esta observación, que acabo de reiterar, debe añadirse otra relativa a otro
género de variantes dentro del mismo círculo cultural, a las variantes debidas a que
en todo círculo cultural hay hasta cierto punto diferentes sub-sectores. Así, por ejem-
plo, dentro de la misma cultura existen varias clases sociales, diferenciaciones por
sexo y por edad, múltiples profesiones, diversos credos políticos, etc. Así, pues, en
muchos casos, diferentes configuraciones personales en las respuestas.o reacciones so-
ciales son características respectivamente para hombres y mujeres, para adolescentes
y adultos, para los miembros de la clase superior y los de la inferior, para paisanos
y militares, para intelectuales y hombres de negocios, amos y sirvientes, etc. A esos
aspectos se les puede llamar personalidades funcionales o situacionales las cuales
están, por· decirlo así, colocadas sobre el "tipo básico de personalidad"."
ASÍ, pues, cada círculo socio-cultural, además de su propio "tipo básico de per·
sonalidad", tiene también su propia serie de personalidades funcionales y situacionales.

r3.-,-INFLUENOA DE LAS EXPERIENOAS INFANTILES EN LA


FORMACIONDE LA PERSONALIDAD
Aparte de los factores constitucionales -tanto biológicos como psicológicos-s-,
y aparte de la unicidad del yo de cada individuo, en cuanto a los determinantes
socio-cultúrales de la personalidad, se considera hoy en día que para estos deter-
minantes socio-culturales, los primeros anos infantiles tienen una gran influencia
en la configuración de muchas actitudes características de la personalidad.

14.--CATEGORIAS UNIVERSALES DE LA CULTURA


En la sección 6 en este 'mismo capítulo, esbocé ya la hipótesis de que seguramente la
vida humana social abarca un conjunto de funciones esenciales y constantes, por ejemplo: len.
guaje, religión, conocimiento, técnica, economía, derecho, arte, etc. Apunté también que muy
fundadamente puede suponerse que esas funciones esenciales de la vida humana, las cuales
se manifiestan en el mundo de la cultura,. son en un número determinado; y que, además,

ZZ Cfr. LINTON (Ralph), Cultural Bildground 01 PerJonaJÍly¡ Appleton, Nueva York,


1945, p. 130.
LO PERMANENTE Y LO VARIABLE EN EL HOMBRE 185
están inter-relacionadas formando un sistema, al menos en principio -sin perjuicio de las faltas
de integración concreta que podamos advertir en las diversas culturas históricas. La experiencia
histórica, y asimismo la antropológica, muestra que en todas las sociedades humanas se ha
producido y se produce: religión, conocimiento, economía, técnica, arte, política, derecho, etc.:
y el análisis filosófico de la vida humana tiende al resultado de que eso no ha sucedido ni
sucede por casualidad, sino que obedece a Ja estructura misma de la humana existencia.
Ahora bien, a la constatación de esa esencialidad y constancia de las funciones de la vida
humana, que se manifiestan socialmente en la cultura, hay que añadir algo más. La Socio-
logía y la Antropología contemporáneas han demostrado,' por observación empírica, que hay
elementos constantes y generales entre todas las varias culturas; o, dicho en otras palabras,
han mostrado que las variantes culturales, que desde luego son muchísimas' y con una asom-
brosa diversidad, tienen, sin embargo, sus límites. Así, por ejemplo, se ha mosteado que las
relaciones familiares son constantes, a pesar de las muy variadas foemas que toman en cada
cultura particular. Se ha descubierto también que hay constantes universales en todos los idio-
mas: todos constan de vocales y consonantes; todos tienen la forma de expresión "sujeto-
predicado", así como el genitivo o denotación de posesión; todos contienen en alguna manera
la expresión de los tres pronombres personales' (yo, tú, y él); etc. Se ha hallado el hecho
sorprendente de la generalidad de un mismo simbolismo en regiones las unas muy apartadas
de las oteas, y entre las cuales no hubo comunicación, como se hizo manifiesto en algunos tra-
bajos de Freud,2S y de otros.
A la luz de esos datos y de muchísimos otros similares, se confirma desde tal punto de
vista --el de la observación empírica del hombre a través de la historia y el del estudio antro-
pológico de las varias culturas-U se confirma una realidad que se ha formulado también
desde el punto de vista filosófico: la realidad de que es esencial característica del hombre el
ser siempre diferente y no obstante siempre el mismo. El hombre hace siempre lo mismo,
pero eso mismo que hace siempre, lo hace siempre de maneras diferentes. El hombre cumple
siempre las mismas funciones, pero siempre las desenvuelve de diversa manera: hace las mis-
mas cosas, pero cada vez en forma nueva.
Como dice A. Irving Ha1lowell,25 profesor de Antropología- en la Universidad de Pennsyl-
venia, los antropólogos, aunque a. veces no 10 hayan formulado expresamente, han, :5UPlH.'S':O
o presentido que hay constantes psicológicas y culturales: emociones, como odio y pena, auto
conciencia y pensamiento reflexivo, un esquema de valores éticos, una concepción del mun-
do, etc. Las diversidades culturales y los denominadores comunes de la cultura son dos aspectos
esenciales de la realidad total del hombre.
El filósofo alemán Kurt Riealer, después ciudadano norteamericano y profesor de la Nue-
va Escuela para la Investigación Social de Nueva York, publicó en 1950 un notable libro con el
muy significativo título: "El Hombre: lo Mutable y 10 Inmutable en EI",26 en el cual aborda
precisamente este tema, el tema sobre cuál sea 10 permanente del hombre en el ilimitado cam-
bio y en la variedad de sociedades y de culturas.

23 Cfr. FREUD (Sigmund), Totem y Tahú¡ trad. de L. Ballesteros, Madrid, 1923; Psicología
de las Masas y Análisis del Yo, trad. id.' Madrid, 1924.
u Cfr. KLUOCHOHN (Clyde}, Universal Categories 01 ClIlture¡ en ICROEBER (A. L.)
--editor-, Anthropology Toda" The Univ. of Chicago Press, 1954, pp. 507 Y ss.
:!5 Cfr. HALLOWELL {Irving}, Psychology and Anlhropology en el libro Por a Science 01
Man, edited by John GILLlN, MacMillan, Nueva York, p. 225.
26 RftEZLER (Kwt), Man: Mlllah/e and Immlllahle, Regnery, Chicago, 1950.


( . CAPiTULO X )

MODOS COLECTIVOS DE CONDUCTA, CREENCIAS, USOS,


COSTUMBRES, RITOS, SIMBOLOS, ETC.
SUMARIO;-l. La sociedad se constituye y consiste en /01 modos sociales de
(OndU(la.-2. La no JUbslanli1.'idad de la Ioeiedad.-3. Realidad social como
conducta humana inf/uída por /a interacción y como pautas de comportamiento
vigentes en un grupo.-4. Diversos tipos de modos de vida:' modos individu".
les y modos no indit'iduales.-5. Clasificación de los modos de tlida no in·
dit'idudles en "interindioidusles" y "coleetivos".--6. Modos interindividuales
de vida Ijar imitación a capia.-7. Modos roleaivos de vida por copia de
pautaI cotIJlmaleJ.-8, Combinaciones JI mezclas de los modos individeales
con los modos no indit'idua/es en la vida rea/.-9. Componentes colectivos de
la personalidad inditlidua/. Personalidades sociales del individuo weaaas por los
modos coleaioos de conducta.-IO. Diversos grados posibles de adhesión a
los modos co/ectivos.-ll. Relaciones interindividuales J relaciones roleai-
t l as.- 12. Mezcla y entrelace de las re/adanes colectivas con las interindivi-
duales.-13. Teoría de Durkheim sobre e/ hecho social.-14. La presión de
101 modos coleaioos. Diferencia entre la presión especJlicam'ente colectiva y
otras prniones.-15. Las vigencias sociales.-16. Diversas clases de modos
coíeairos de conducta: intelectuales, sentimentales, creencias" o convicciones, há.
bisos, IIS0I, costumbres, derecho.-17. Modos coleaioos inteleasales y emocio-
f]ales.-IS. Creencias o convicciones Jociales.-19. Hábitos, usos, costumbres,
eonI1ellciollaliJmoJ.-20. Reglas del trato Jocial.-21. El Derecho._22. Ritos y
eeremonias.-23. Símbolos J unidad colec/iva.-24. Sanciones premia/es y pp-
nitivas de los modos colectivos.-2'5. Los modos coíectioos implican IIn crédito
de confianza a los demás.

l.-LA SOCIEDAD SE CONSTITUYE Y CONSISTE EN LOS MODOS


SOCIALES DE CONDUCTA
La sociedad es el conjunto de unos especiales modos de" conducta, de Jos modos
de conducta del individuo que son influidos por otros seres humanos, presentes o
distantes, pero tomados en consideración; además, de los modos de conducta en que
el agente orienta su obrar hacia otra persona; también de los modos de conducta
influídos por las obras objetivadas de los demás, esto es) aprendidos de la heren-
cia socio-culrucal; de los modos de conducta articulados con los comportamientos
de otras j)(:'[sonas. En suma, cabe anticipar que la realidad de lo social consiste
en un variado conjunto de formas de comportamiento, así como en una compli-
cada red de interacciones. Todas las afirmaciones que anteceden van a ser objeto
de ?etenido cs,tudio, así, como t~mbié.l~ ~c ju~ti~jca(ión suficiente. Si se anticipan
aqUJ, es tan solo por vra de onentacron preliminar. Pero cada uno de esos aser-
IXó

NO HAY ALMA COLECTIVA 187

tos, y otros varios más concomitantes, serán el resultado de rigorosos análisis


sobre la realidad social.

2.-LA NO SUBSTANTIVIDAD DE LA SOCIEDAD


A través de las páginas anteriores del presente libro, se ha puesto de ma-
nifiesto suficientemente que la sociedad no es una realidad substante, es decir.
que no es un entre sí y por sí, con existencia aparte de la de los hombres in-
dividuales que la forman.
Entiéndase bien, que reconocer que la sociedad carece de realidad substantiva
no es negar que tenga realidad; es tan sólo percatarse de que la realidad efectiva
que tiene la sociedad no es una realidad de tipo substante, sino una realidad
de otra categoría, a saber, probablemente una realidad de tipo modal o .cualitati-
\'0, y, además, de tipo relacional. O dicho con otras palabras: la realidad de la
sociedad consiste en una serie de peculiares modos de vida y además en unas pe~
culiares relaciones interhurnanas. Así, la sociedad tiene una realidad: pero esa rea-
lidad no es substante, sino modal y relacional. Las únicas realidades substantes en
la sociedad son los individuos que la forman o que intervienen en ella.
Tal vez convenga insistir todavía más en la crítica contra las varias doctrinas
que han concebido la sociedad como un ente substantivo.
Respecto de las teorías organicistas, después de su exposición en el capítula.
V de este libro, ofrecí ya una crítica de ellas.
En cuanto a las doctrinas que han querido definir la sociedad como un alma
colectiva o como una mente colectiva, también he expuesto ya en diferentes pa~
sajes de esta obra numerosas y destructoras críticas.
Desde luego salta a la vista que la teoría romántica, que afirma, por una
especie de confesión poética, la existencia de un alma nacional O espíritu popu~
lar (en el sentido de una realidad psíquica substante), constituye mero desvarío
de una fantasía calenturienta, pues no hay ningún argumento serio ni de expe-
riencia ni de razón, que sirva de apoyo a este aserto.
Pero ha habido otras teorías sociológicas que, en términos más moderados
}' con visos de apariencia más científica, han afi rmado la existencia de un psi.
quismo colectivo o de una mente social. Así, por ejemplo, William MacDougalP
define un espíritu. como un sistema de fuerzas mentales o finalistas; y, en este
sentido, toda sociedad humana organizada en forma elevada, puede considerarse
que está en posesión de un espíritu colectivo. Por otra parte, Durkheim muestra
ciertos equívocos en este tema, pues a veces habla de una conciencia colectiva.
La definición de un espíritu en el sentido de alma Como sistema organizado.
de fuerzas mentales o finalistas es totalmente inadecuado. Pues, como atinadamen-
te observa Meclver,e cuando hablamos del alma del individuo suponemos algo,
más y mucho más importante que esto: la posesión de una unidad distinta ,de
la. de un mero sistema. Cierto tille cuando dos o más seres humanos llegan a un
acuerdo, surge cierta relación entre las fuerzas finalistas de cada mente y las de
la~ otras. "Mas, ¿por qué hemos de llamar alma a la interrelación de las fuerzas"

1 MACDoUGALI. (W.), PIJch%lO, Borne Univcrsny Librar}', pp. 238·39.


2 MAcIvER (R. M.), Comunidad: Estudio Sociológico, trad. casto por]. Prados Arrarte,
Buenos Aires, ed. Losada, 1944, pp. 96 y ss.
188 NO HAY ALMA COLECTlVA

mentales? ¿Podemos decir que el sistema así creado piensa. quiere, siente yac·
túa? ... ¿Si un número de espíritus construye por su interactividad una organización,
de la que se dice que sólo puede ser descrita en términos del espíritu, debemos
adscribir a tal organización la índole de las fuerzas que la han construido? En
tal caso, un espíritu colectivo pensaría la estructura total de la colectividad de
la cual sería presumiblemente el sujeto", Pero lo cierto es que ese supuesto es-
píritu colectivo no comunica su pensamiento a las almas individuales: pues, si se lo
comunicase, podrían aprender directamente de ese espíritu colectivo, lo que tan sólo
logran aprender con dificultades por el estilo de esa estructura.
Por el hecho de que los hombres piensen o actúen de diferente manera como
miembros de un grupo de como lo hacen cuando lo hacen individualmente opo-
niéndose a la colectividad, o en relativo aislamiento, no se sigue de ninguna ma-
nera que en el primer caso no sean aquellos quienes piensan o actúan sino que sea
un sujeto colectivo o un alma social. Quienes piensan Son siempre los sujetos in-
dividuales, s6lo que influídos por las relaciones sociales en las que se hallan in-
sertos. Cierto que en los entes colectivos -p. e., comunidades, asociaciones, ctc.-,
de las fuerzas en cooperación y en competencia que los integran surgen como re-
sultantes sus instituciones, sus costumbres y demás caracteres, todo ello formando
una especie de unidad. Pero no hay en absoluto ningún argumento que demuestre
que a esa unidad resultante le corresponda un alma propiamente dicha. A este
respecto, comenta MatIver, que tan carente de todo fundamento es hablar de un
espíritu colectivo, en tanto que alma transindividual, como hablar del árbol co-
lectivo, más allá de los árboles de la naturaleza. Una colección de árboles es un
bosque, capaz de ser estudiado como una unidad; as! también una colecci6n de
hombres es una sociedad, la cual constituye una unidad mucho más determinada;
pero una colección de árboles no es un árbol colectivo, como tampoco es un alma
o persona colectiva una colección de espíritus individuales.
La sociedad no tiene una vida distinta y aparte de la de sus miembros in-
dividuales. Concebir la sociedad como un ser substantivo implica el grave error
de creer que las cualidades se dan en las cosas y Ias relaciones san independientes
de las cosas en que se dan. Las cualidades se dan en las cosas y las relaciones
entre ellas. Ni las cualidades ni las relaciones constituyen seres independientes."

3.-REAUDAD SOCIAL. COMO CONDUCTA HUMANA INFLUIDA
POR LA INTERACCION y COMO PAUTAS DE COMPORTAMIENTO
VIGENTES EN UN GRUPO
De la verificaci6n de que las únicas realidades substantivas que hallamos en
la sociedad sean los individuos, no se sigue necesariamente que la sociedad con-
sista única y exclusivamente en un mero tejido de vidas individuales, ni en puras
relaciones interindividuales. En esta equivocación incurrieron algunos ilustres soció-
logos, que hicieron la oportuna y justa crítica de las doctrinas que conciben la so-:
ciedad como una realidad substante; así p. e., Tarde, Simmel, Wiese, Ross y Weber.
La. sociedad además de estar formada por relaciones interindividuaies consiste tam-
bién, como expondré, en un conjunto de especiales modos de vida.
a Véase el cap. V (epígrafes 9, 16 Y 17) Y cap. VI {enlgrafe 5) de este libro.
CONDUCTA SOCIAL DE LOS INDIVIDUOS 189

Desde luego, es cierto que la sociedad la componen y la viven sólo los hom-
bres -esto es, los individuos. Pero ocurre que en alguna medida -mayor o me-
nor- la conducta toda del hombre está influida por factores sociales.
Incluso cuando el hombre obra como individuo, como persona única, su obrar
está influido hasta cierto punto, incluso cuando tiene rasgos de originalidad, por
lo que ha aprendido de los demás -tanto de la herencia socio-cultural, como de
otras personas vivas-; está influido por la acción que los demás ejercen sobre
él, positivamente --como incitación-, o negativamente --como estímulo que sus-
cita una reacción contraria; está influido por tomar a veces en consideración a
otras personas, para llamar su atención, para obtener su aprobación o su benevo-
lencia, para conseguir su colaboración, para emularlas, para hostigarlas, para moles-
tarlas, para combatirlas, etc.; está influido por la huella o rastro que pretéritas ex-
periencias en el trato con los demás han dejado impresas en la personalidad del
individuo actuante; está influido Por el hecho de que el hombre, aun cuando se
desenvuelva con originalidad, maneja un conjunto de ingredientes (ideas, proce-
dimientos, experiencias) que ha recibido ''de otros o de la herencia socio-cultural, .
Además, en lo que los individues piensan, sienten, hacen, y en lo que no
piensan, no sienten y no hacen en tanto que miembros de un grupo, de una colee-
rividad, se da algo que no es suyo y propia y auténticamente individual, sino que
es una serie de unos modos colectivos de comportamiento. Es verdad que quien
otoe de esos modos colectivos es el individuo y sólo el individuo] ya que los gru·
pos, en tanto que tales, no son sujetos de vida en la acepción estricta de esta
palabra, pues los grupos ni piensan, ni sienten, ni se proponen fines, ni sufren,
ni gozan. Pero esos modos colectivos de vida (p. e.: costumbres, usos, conven-
cionalismos, tradiciones, opinión pública, etc.) son algo que puede y debe ser
diferenciado de la vida predominantemente individual, en la que se manifiestan
los acentos de la personalidad única del individuo.
. . Lo social es un conjunto de hechos de la vida humana, pero no como algo
individualmente privativo o exclusivo de un sujeto, sino como hechos que se pro-
ducen en la coexistencia y en la convivencia de los hombres.'

4·~D1VERSOS TIPOS DE MODOS DE VIDA: MODOS INDIVIDUALES


Y MODOS NO INDIVIDUALES
Ya he mostrado q\le tan s610 vive el individuo, en la acepción humana del
vivir. Pero el individuo vive diversos modos de vida -no solamente puede vi-
virlos, sino que tiene que vivirlos. Entre esos varios modos de vida, es decir,
entre lo que el sujeto vive, entre las cosas que vive, cabe distinguir lo que es
propiamente individual suyo, y lo que no es auténticamente individual de él. Así.
pues, el individuo puede vivir dos clases de modos de vida: individuales y 110 in-
dividuPies. Adviértase que esos dos tipos, individual y no individual, ambos los
vive el sujeto tanto en sí mismo como en sus ~elaciones con los otros; es decir,
• Cfr. ORTEGA y GASSET (José), El Hombre y la Gente. Obras Inéditas Revista de Occi-
dente, Madrid, 1957, pp. 23 Y ss. •
190 AlaDOS INDIVIDUALES Y MODOS NO INDIVIDUALES

esos dos tipos de vida, se dan ambos tanto en la existencia íntima de la persona
consigo misma, como también en sus relaciones con los demás.
En la caracterización que a continuación ofrezco sobre esos dos tipos de mo-
dos de vida, voy a proceder a una descripción de cada una de esos tipos en si-
tuación de pureza. Sin embargo, es necesario que el lector tenga presente en todo
momento el hecho de que en la realidad de la vida nunca se dan esos tipos puros
(puramente individuales, y puramente no individuales), sino que, por contra, en
las conductas reales de los hombres siempre aparecen mezclados ambos tipos. 5610
que sucede que en algunas conductas notoriamente predomina el tipo de modo
individual, mientras que en otros comportamientos prepondera el tipo de modo no
individual. Precisamente por eso tiene sentido y es conveniente proceder a una ca-
racterización de cada uno de esos .rncdos en estado de pureza; porque, poseyendo
el concepto puro de modo individual y el concepto puro de modo no individual,
al observar las realidades concretas de cada caso, podremos fácilmente calibrar
lo que éstas poseen dé individual y lo que contienen de no individual.
Constituye vida humana individual, "de modo individual de vida, en sentido
estricto, aquello que el sujeto vive con radical originalidad, en tanto que persona
profunda y entrañable, como sujeto único e insustituible; es decir, los modos pri-
vativos y exclusivos creados por él, a su propia medida, como algo singular. Son,
pues, vida humana individual: los pensamientos que pienso como íntimamente
propios, como algo prístino; las. emociones que me ' brotan como genuinamente
mías; los afanes auténticamente míos; las decisiones tomadas íntegramente por
mi cuenta, no sólo en cuanto al acto de decidirme, sino también en lo que se
refiere al contenido de la decisión, en la medida en que éste ha sido elaborado
por mí; las actividades ruyo plan he inventado por mi propia obra; lo que cons-
truyo por virtud de mi ocurrencia personal.
Pero los modos individuales de vida, es decir, los comportamientos -men-
tales, emotivos y prácticos- creados por la propia individualidad, constituyen so-
lamente una parte, y por cierto pequeña, de la vida humana. la existencia del
hombre se compone además y sobre todo de una enorme cantidad de contenidos
mentales, sentimentales y prácticos, que no han surgido en el hontanar de la in-
dividualidad única e incanjeable, sino que han sido tomados de modelos ajenos,
esto es, .copiados de otros sujetos, copiados de módulos de vida humana objeti-
vada, que están ahí, y que pueden ser repetidos, revividos por nuevas personas.
Tal ocurre ruando pienso pensamientos que he aprendido de otros hombres; cuando
mis sentimientos adoptan, por contagio o por imitación, el tono de las emociones
del prójimo; o cuando sigo, en mi obrar, patrones. que han regido o rigen conduc-
tas ajenas. En esos casos, tales actos o comportamientos se componen de dos ti-
pos de ingredientes, a saber: un ingrediente individual (la decisión) y unos ingre-
dientes objetivos y ajenos, que consisten 'en el contenido de lo que se hace, el
cual se toma de algo que está ya ahí configurado, ya hecho previamente por otro
o por. otros sujetos. En tales casos, el qllerer becer, lo que hago emana de mí
como individuo; pero lo qlle hago, el contenido de mi acción, no procede de mí,
sino que lo tomo de otro o de otros; es previamente una forma de vida hu"
mana ya objetivada, que recojo o recibo, por propia decisión, en mi conducta.
MODOS INDIVIDUALES Y MODOS NO INDIVIDUALES 191

5.-CLASIFICACION DE LOS MODOS DE VIDA NO INDIVIDUALES


EN "INTERINDIVIDUALES" y "COLECTIVOS"
En los casos de modos de vida "no individuales" -es decir, en los casos en
los que no vivo creaciones mías originales, sino que, por el contrario, oriento
mi mente o mi conducta conforme a una instancia distinta de la mía propia-,
se distinguen dos clases diferentes de obrar: a)interindividuales; y b) colectivos.
Obrar interindividual de una persona es aquél en el cual la conducta- de la
persona está decisivamente influida por su relación con otro u otros individuos
en tanto que tales individuos. Esto puede suceder de dos maneras: a) porque copie
'o imite un comportamiento de oteo individuo, que éste ha formado como conducta
individual suya; y b) porque la conducta de una persona está decisivamente in-
fluída por la conducta individual de otra; sin que esa influencia sea precisamente
la de suscitar una imitación o copia, sino que consista en otro tipo de influencia,
p. e., en estimular un complemento, una articulación, o una contradicción.
Obrar colectivo es aquél en el cual la conducta de un individuo está dccisi-
'vamente influida y determinada por pautas genéricas que dominan en un grupo.
·en las cuales, participan los miembros de ese grupo en su calidad de tales miem-
bros; y 110 como individuos lí1~ico.r. Esto sucede cuando el individuo actúa de acuer-
-do con los usos, las costumbres, las valoraciones vigentes en un cierto grupo. Su-
-cede también cuando como miembro de un grupo cumple en éste con funciones
especificas en el esquema de división del trabajo dentro de dicho grupo, p. e., cuando
'actúa como directivo, como representante del grupo, o como ejecutor de los acuerdos
-de los directores de éste, o con una misión singular por cuenta de éste, etc.

,ó.-MODOS INTERlNDIVIDUALES DE VIDA POR IMITACION O COPIA


Los modos interindividuales de vida por imitación o copia se dan en los casos
-en que un individuo toma como contenido, o sea como modelo, de su propio obrar
la conducta que tuvo otro individuo singular, y que 'constituye invención propia y
·original de éste, expresión del yo personal de éste. Tal es el' caso en que copio
'0 imito el comportamiento que fué original y propio de otro individuo, porque
estimo que esa conducta es valiosa y merece ser. adoptada como. modelo. Eso es lo
-<Jue ocurre cuando se toma como ejemplo la conducta 'de un santo' (verbigracia,
cuando uno se guía por las virtudes de San Francisco de Asís); o de un guerrero
(el general que quiere imitar lo que Napole6n hacía); o de un maestro (el es-
·ecitor que quiere imitar el estilo de otro, porque le parece muy bello); de un co-
nocido (al que se considera leal, enérgico y prudente); o de un actor (al que se
admira por su elegancia y apostura); o cuando uno se orienta por la opinión de
'Otra persona a la que se reputa inteligente; o, en suma, cuando uno copia cualquier
.rnodo de ser O de comportarse de otro individuo, propio o individual de él, por con-
siderado digno de adoptado como modelo.
Estos comportamientos pueden ser llamados modos interindioidnales de vida
O -vida interindioidual, porque, en ellos un sujeto establece una relación de copia
con el comportamiento de otra persona individual; precisamente en lo que ésta
tiene de individuo, por estimar que lo que ella hace o hizo es algo valioso (bueno,
sensato, bello, elegante, conveniente. sano, etc.) , digno de ser adoptado como pa-
,
192 MODOS INTERlNDIVIDUALES

trón de conducta. En esos casos, sucede que un indioiduo, por su propia e indi-
vidual decisión, copia o reproduce la conducta de otro individuo (conduela que
éste inventó o diseñó como un producto individual suyo). Así, pues, el individuo
que copia pone de su propia cosecha la decisión de copiar, de imitar, de reprodu-
cir, pero lo que copia es la conducta ;nd;v;,.uaJ de ojro individuo. La forma objeti-
vada de vida que reproduce es la expresión de una vida individual de otro sujeto.
Hay que advertir que, esos casos en que se produce la conducta (que puede
ser tanto pensamiento como acción) de otro sujeto individual, aunque el contenido
de ese pensamiento es tomado de fuera, sin embargo, es intimizado por el sujeto
que lo copia; él le presta una sincera adhesión, y de ese modo pasa a ser también
parte propia del sujeto que lo copia. Aunque él no haya inventado ese comporta-
miento, lo hace suyo íntimamente, se indentifica con el mismo, porque le parece va-
lioso. Precisamente por eso es por 10 que lo copia. Adviértase, claro es, que me
refiero a los casos en que se toma como modelo otra conducta, consciente y delí-
beradamente, por sincera adhesión, por auténtica devoción, y no s610 como resultado
de un mecanismo de imitación reactiva; pues esto último constituye más bien un
fenómeno psico-biológico, que sólo pertenece propiamente a 10 humano, como caso
límite o marginal, por ocurrirle a un sujeto humano¡ y que habrá de estudiar la So-
ciología s610 como fenómeno de naturaleza, en cuanto influya en los hechos sociales.
De los modos "interindividuales" que no son por copia sino por interacción
entre individuos en tanto que tales individuos, es decir, en tanto que personas
únicas, me ocuparé más adelante en este mismo capítulo, al tratar de las "relacio-
~~ L.:es interindividuales".

~'.f' 7·-MODOS COLECTIVOS DE VIDA POR COPIA DE PAUTAS COMUNALES


Los modos colectivos de vida por copia de las pautas comunales, se dan en 10<;
casos en que un sujeto copia la conducta comunal, anónima, genérica, corriente, con-
suetudinaria, es decir, no una conducta individual de un individuo en tanto que in-
dividuo, sino una conducta generalizada, usual, de los miembros de un círculo co-
lectivo. Esos comportamientos que el individuo toma de otros sujetos -pero no de
un individuo concreto, singularmente determinado-c-, es decir, esos comportamientos
cuyo modelo no es un modo ajeno de conducta individual, sino que constituye un
tipo de comportamiento general, algo así como un patrimonio mostrenco, en el
cual participan innúmeras personas en su calidad anónima de pertenecientes a un
determinado círculo humano, son los que propiamente constituyen modos colectivos
de vida o vida colectiva estrictamente dicha.
Muchos de los pensamientos, de los sentimientos y de los comportamientos que
se dan en el individuo, no proceden originariamente de éste, ni tampoco los ha
tomado éste de una conducta ajena -individual de otro individuo (determinado e
insustituible en tanto que individuo), antes bien, representan la puesta en práctica
de modos generales de vida de un grupo de sujetos. Representan conductas irnper- _
sonales, verbigracia, 10 que hace la gente, lo que hacen los demás, Jo que hacen
las personas bien educadas, 10 que hacen los colegas, lo qu~ hacen los camaradas,
lo que hacen los deportistas, Jo que hacen los correligionarios, lo que hacen o pien-
MODOS COLECTIVOS 193
san Jos copartidarios, en suma, 10 que hacen los miembros de un grupo, no en tanto
que individuos --es decir, no en tanto que fulano o mengano de tal, sino en
tanto que miembros de un círculo colectivo.
Se trata de conductas que realiza el hombre no como individuo -intransferible
e incanjeable--, sino como sujeto de un círculo o de un grupo (clase, profesión,
grupo, nación, Estado, área cultural), en su calidad de miembro o participante y,
por lo tanto, como un ente genérico, intercambiable, sustituible, fungible.
Ser y actuar como miembro de una clase social, de una colectividad profesional,
de una comunidad de creencia, de una corriente de opinión pública, de un partido,
como ciudadano. como funcionario, como universitario, como abogado, como mili-
tar, como liberal, etc., no es ser ni actuar com individuo singular en pura expresión
del yo profundo y auténtico, sino que es ser o ejercitar una función abstracta, des-
empeñar un papel o role; constituye no tanto ser la persona individual genuina que
cada cual es, como más -bien representar un personaje. Cuando el sujeto actúa según
alguno de esos modos colectivos de conducta! ejecuta un repertorio de actos (men-
tales, emotivos o prácticos) que no provienen de él como individuo singular, de
los cuales no es autor responsable, y que tampoco provienen de otro sujeto individual
como individuo, sino que están definidos impersonalmente como algo genérico/ es.
supeditar la propia individualidad , algo común de un grupo social.
Tomemos como ejemplo lo que ocurre con los usos, que son. algo prototípica-
mente colectivo. Juan lleva corbata porque ha visto que la nevan los demás. Pero,
¿quiénes son los demás? ¿Acaso Pedro, Luis, José, etc.? Ahora bien, fijémonos
atentamente en que los demás no son un conjunto o agregado de individuos, tomados
en tanto que individuos, es decir, un conjunto que reúna y comprenda lo que cada
uno de ellos tiene de singularmente individual; no son la reunión que abarque lo
que Pedro tiene de Pedro, lo que Luis tiene de Luis, y así, sucesivamente, inclu-
yendo lo que cada uno tiene de individuo diferente de los demás individuos. Pues,
adviértase que Pedro lleva corbata, también porque la nevan los demás; y dentro
de los demás figura también Juan, que es quien habíamos tomado como punto de
partida, es decir, quien se había formulado primero la pregunta; y así, sucesivamente.
Ninguno al cumplir el uso arranca de tomar en cuenta a otro individuo en lo que
éste tiene de individuo, sino que parte del hecho de una vaga y genérica totalidad
--<¡ue naturalmente tolera excepciones-; parte del hecho de los demás, dentro de
los cuales figura también él. .
Nos encontramos- con un hacer que sirve de modelo a mi hacer en mi vida,
consistente en un modo comunal de comportamiento, que no tiene coma responsable
a un sujeto individual, auténtico; porque cada uno de los sujetos que integran ese
grupo O totalidad cumple esa conducta porque la realizan los demás. Los demás son
todos, o casi todos, o la mayoría de los que forman parte de un grupo o círculo,
pero ninguno en particular o concreto; así, pues, son todos pero nadie en concreto
O singular. De esta suerte ocurre que cuando buscamos a un sujeto responsable de
un modo colectivo de vida, por ejemplo, de un uso, nos encontramos con que no
hay un sujeto real que sea efectivamente responsable de esa forma de vida, sino
la referencia vaga, genérica y difusa a "los demás", la referencia al grupo. Los
modos sociales de vida son formas que no son de nadie en particular; son modos
genéricos comunales, tópicos.
SOCI"I"l'ill._I~.
194 MODOS COLECTIVOS

En su último libro, de póstuma publicación, Ortega y Gasset' ha dado a


"te punto una formidable expresión. Muchas de las ideas y opiniones en las cuales
y desde las cuales vivimos, muchas de nuestras formas de conducta práctica -los
usos-, todo eso, aunque pensado y ejecutado por nosotros, no es nuestro, porque
nosotros no somos los responsables ni los auténticos protagonistas de tales conductas.
Aquí aparece el pronombre impersonal se -lo que se piensa, lo que se hace- "que
significa." sí, alguien, 'pero con tal que no sea ningún individuo determinado. Este
se . . . nombra un alguien que es nadie; como si dijéramos un hombre que no sea
precisamente ni' éste, ni ése, ni aquél, etcétera; por tanto que sea ninguno... El
se significa cualquier hombre con tal que sea ninguno. En francés la COSa aparece
aún más clara: por se dice emplea el on dit, El impersonal es aquí on - .. .la con-
tracción y residuo de horno, hombre-: un hombre que no es ningún hombre deter-
minado, y COmo todos los hombres son siempre determinados -son éste, ése,
aquél- un hombre que no sea hombre. El titulo que la gramática de a este pro-
nombre se es ... el de pronombre impersonal. Pero el hombre, si es propiamente
hombre, es personal... Más aquí tenemos un hombre impersonal - "on", Je-
que hace 10 que se hace, y dice 10 que se dice; por tanto, un hombre inhumano.
En lugar de sujeto real responsable de los modos colectivos, lo que hallamos es
un consenso común que rige en un grupo. Si el grupo es amorfo, por ejemplo, una
clase social, ese consenso común es lo que hallamos como base o apoyo del modo colec-
tivo; p. e., de un uso O de una costumbre. Si el grupo está organizado, institucionali-
zado, por ejemplo, una corporación o una asociación, entonces posee normas según las
cuales determinados miembros del grupo, en la medida en que ajustan su conducta. a.
ciertas normas, funcionan como representantes del grupo. Entonces se da una persona-
lidad del grupo, construida por tales normas como un término conceptual de imputa.
ción de la conducta de los órganos de ese grupo. Entonces, lo que, en las condiciones
previstas por la ley O los estatutos de una corporación O asociación, hacen los sujetos
que tales normas consagren como órganos del grupo no es atribuído O imputado a
los individuos reales que lo ponen en práctica, sino que es imputado a la colectividad.
Esta imputación normativa, por virtud de la 'cual una determinada conducta no se
imputa a su sujeto real que obra sino que por virtud de la norma vigente' se imputa
~a otro sujeto, por ejemplo a una asociación, al Estado, etc., se da con toda claridad..
con toda precisión, y con todo relieve, en el campo jurídico. Es el famoso autor de
la teoría pura del Derecho, Hans Kelsen, quien ha mostrado esa imputación esta-
blecida por la norma jurídica." Por ejemplo, cuando un juez sale de paseo con su
e Cfr. ORTEGA y GASSBT (José), El Hombre y la G~nte, Revista. de Occidente, Madrid,
19l7, pp. 220 Y ss.
6 KELSEN (Hans)"; Hauptprobleme det' Staaureehulehre enlwkk.~lt tUlS der Lebre 110m
Recbtssasz, 1911; Der soziologiscbe und J~r ;urististhe Sl4aJsehegrill, 1922; A/tgemeine Slaals-
lebre, 1925 (hay trad. españole de Luis Legas Lecambra, T,orla Gen4ral ·d~l Estado, Labor, Bar-
celona, 1934); Grundriss siner aJlgemeinen Tbeorie des Stllates, 1926 (hay trad. española de
Luis Recaséns Siches y Justino de Azcárate, Compendio d~ una Teoría G~n~ral del Estado. con
un Estudio Preliminar sobre /a Teoría Pura del Derecho 1 del Eslitdo· de Luis Recaséns Siches,
.2- ed., Editorial Bcsch, Barcelona, 1934); Di, reine ReehtIl~hre, Inédito en alemán (hay trad.
.esp. del último texto de Kelsen, por Jorge G. Tejerina, publicada por Losada, Buenos Aires,
1941, con el título de La Teoría PUfa del Derecho, con prólogo de Carlos Cossio); Gen,ral
Theory 01 Law 4n4 Sl4Ie, Harvacd UDiversity Press, 1945 (hay trad. esp. de Eduardo Garda
Máynez, Teoría Gener4l del Derecho y Jel Estado, Imprenta Universitaria, México, 1950). Sobre
Hans Kelsen, cfr. RECASÉNS SIOI·BS (Luis), Direcciones COntemporáneas del Pensamiento ]u,l-
dico, Barcelona; 1929, cap. V; Estudio Preliminar sobre la T~or¡a Pura del Derecho y del Estado
MODOS COLECTIVOS 195

familia, ese comportamiento se imputa a la persona individual del juez; lo mismo


ocurre ruando escribe una carta privada a un amigo. Pero cuando el juez escribe
una sentencia, esa sentencia no se imputa al individuo que desempeña el papel de
juez, sino que se atribuye al Estado, el cual es un centro lógico de imputación al
que se atribuyen todas las conductas de sus órganos, esto es, de sus funcionarios.
Esto sucede en el campo jurídico, porque así lo establecen las normas de Derecho,
con todo rigor y con toda claridad.
Ahora bien, en el campo social no jurídico ocurre algo semejante, sólo que sin
el rigor de perfiles y sin la clara precisión que se dan en el área del Derecho. Desde
luego en los grupos sociales organizados o institucionalizados, como por ejemplo
una asociación con unos estatutos, se da ciertamente una situación parecida a la del
campo jurídico en cuanto a la conducta de los individuos que funcionan como ór-
ganos de la asociación. Es más, cuando hay estatutos, la mayor parte de las veces
éstos constituyen normas jurídicas. Pero aparte y "además de eso, sucede que la
conducta de los miembros de la asociación muchas veces es referida no s610, o no
tanto, a esos miembros en tanto que individuos, sino que más O menos vagamente
es atribuida al grupo. Esto sucede también con los grupos no organizados, por cjern-
plo un grupo profesional, o una comunidad local. Así, acontece que ante la con-
ducta de un médico, muchas gentes comentan esa conducta diciendo: "los' médicos
son así", esto es, no dicen "este médico es así", sino que la conducta de ese mé-
dico la imputan genéricamente al grupo de los médicos. Al comentar un comporta-
miento de cierta persona de determinada ciudad, en vez de referirlo a esa persona
singular, consideran la conducta como manifestación de una peculiar manera de
ser de los vecinos de dicha ciudad. En ocasiones, tales juicios son notoriamente
injustos, porque generalizan indebidamente atribuyéndola a la colectividad, o mejor
dicho, a todos o a la mayoría de los miembros de ésta, la conducta que es singu-
larmente propia solamente de uno, O de unos pocos individuos que pertenecen a
tal colectividad, y que guarda una dependencia del hecho de pertenecer a ese ·grupo.
Sin embargo, en otras ocasiones esa atribución puede ser correcta: lo será, cuando
la conducta en cuestión no es manifestación de algo individual por parte de quien
la.realiza, sino que es expresión de pautas propias de ese grupo social.
Lo colectivo está, pues, constituí do por las uniformidades o conformidades de
pensamiento, de emoción Y' de conducta práctica, que se producen entre los hombres
reunidos formando un grupo o círculo. El modo colectivo de vida no constituye
una conducta original o inédita; es la repetición de una conducta que se ha conver-
tido en forma de un grupo, en manera generalizada de comportamiento.
Lo colectivo, pues, es lo diferente de 10 individual o personal; es lo común¡
diverso de 10 singular. El sujeto, al comportarse según modos colectivos, renuncia

como Prólogo al "Compendio de una Teoría General del Estado" de Kelsen, Bosch, Barcelona,
1934; LEGAZ LACAMBRA (Luis), Kelsen, Estudio Crítico de la Teoría Pura del Derecho y del
Estado, Bosch, Barcelona, 1933; COSSIO (Carlos), Prólogo al libro de Kelsen "La Teoría Pura
del Derecho", Losada, Buenos Aires, 1941¡ Hans Kelsen, el [urista de la Epoca Contemporánea,
Buenos Aires, 1941; NIETO ARTETA (Luis Eduardo), La lnterpretacián Exacta de /a Teoría Pura
del Derecho, 1942; EBENSTEIN (W.), La Teoría Pura del Derecho (trad. esp. de J. Malagén},
Fondo de Cultura Económica, México. 1947; KUNZ (Josef L.), La Teoría Pura del De,w/'o
(Cuatro Conferencias de la Escuela Nacional de Jurisprudencia), Imprenta Universitaria, Mé-
xico, 1948; IlYas ist die reine RechfJleh,e? (en "Forum der Rechtsphilcsophie", ed. por Ernst
Sauer, 19.50).
196 MODOS COLECTIVOS

a forjar por si mismo su propia conducta y opta por configurarla según un patrón
comunal.
Cuando yo pienso algo porque se me ha ocurrido a mí, radicalmente, pienso
como indi~iduo. Cuando pienso un pensamiento ajeno pero que lo he hecho mío
sinceramente, por íntima y radical convicción. hasta el punto de que, aunque lo
recibí de otro, lo he convertido en algo propio, de lo cual me siento ya individual-
mente responsable y que pertenece ya a mi entrañable acervo, puede también decirse
que pienso también como individuo, aunque sea sólo secundariamente. Pero, en
QlllIlbio, si pienso algo porque lo he recibido como opinión dominante, porque una
corriente general de pensamiento se me ha metido dentro o me ha subyugado, en
este caso mi mente es substracto de algo no individual, de la opinión pública (es de-
cir, no' privada de uno o de otro, sino tópica, comunal), que es algo colectivo.
Cuando frente a una determinada situación o a un cierto estímulo, brota ge-
nuinamente en mí una emoción, que constituye una "reacción auténtica de mi yo,
entonces vivo un modo individual de vida. No importa que esa reacción emotiva
pueda parecerse a las de otros en casos análogos. Basta con que ese sentimiento se
haya producido en mí, como respuesta íntegramente mía. Mas por el contrario, si
ante una determinada circunstancia reacciono emocionalmente en una cierta forma,
por virtud del influjo del medio ambiente, porque se me ha concagiado el modo
habitual de reaccionar de los demás, porque me he acostumbrado a reaccionar como
lo hacen los otros, entonces soy sujeto de un modo colectivo, me he dejado conta-
minar por un modo general de sentir,
Si ante un problema práctico que me plantea la vida, lo afronte por mi propia
cuenta, fabrico por mí mismo la solución que me parezca a mí mejor, y la llevo a
ejecución, entonces vivo un modo individual de vida; entonces estoy inventando,
creando una forma de conducta, una cosa, una doctrina o receta, un instrumento,
etc., por mi mismo, bajo mi singular responsabilidad. Pero, en cambio, si ante un
problema me atengo para resolverlo a la solución que suelen darle el común de las
gentes, si adopto la forma generalmente admitida, entonces soy sujeto de un modo
colectivo de vida.
Cuando obro en expresión de mi singular intimidad, respondiendo a mi indi-
vidual manera de ser, entonces obro como individuo, soy sujeto de mi auténtica
vida individual. Pero cuando actúo como miembro de un grupo o de un círculo,
en tal casa mi conducta viene configurada" por una serie de consideraciones ajenas
a mi persona individual, así, por ejemplo: porque me siento miembro de ese círculo
o grupo y adapto mi comportamiento" a sus usos, a- sus formas características; o
porque tomo en cuenta la índole del grupo, sus intereses, su misión colectiva. Es
corriente sorprenderse uno a sí mismo pensando: "yo de buena gana, por mí, harta
tal o cual cosa, pero como perteneciente a esta clase social, o a ese grupo profesional,
o a ese partido, o a esa colectividad,-he de amoldarme a sus modos propios de
conducta, a sus usos, a su significación, a las funciones que desempeño dentro de
ese grupo o círculo social, O a la representación que del mismo me toca".
Como he mostrado, lo colectivo es lo no individual, es lo general, lo común,
lo uniforme, lo repetido. Pero aunque lo colectivo sea lo no individual, es vivido
por los individuos y sólo por éstos; porque únicamente los individuos son sujetos
de vida humana en el sentido propio de esta palabra. Lo colectivo es vivido, siempre,
MODOS COLECTIVOS 191

por los individuos, pero no es lo que dimana de los individuos en tanto que tales.
10 colectivo es una conducta en la que el individuo es el actor, pero no 111 autor?
Hay que advertir, además, que en la conducta colectiva del individuo existen
dos momentos o ingredientes individuales. Cierto que la conducta configurada segúr:.
un molde general o uniforme, en suma, lo colectivo, no es un modo individual, sino
precisamente el contrario; pero, en cambio, es acto individual la decisión que el
sujeto toma de someterse a un modo colectivo, porque bien puede el sujeto optar
por la resolución contraria, es decir, por rebelarse contra el patrón comunal de corn-
portamiento. Y es también individual el acto de ejecutar la conducta colectiva,
porque, aunque social, tan sólo por el individuo puede ser cumplido.
Ahora bien, de hecho ocurre que las circunstancias inducen y presionan a los
hombres a acomodar su conducta en muchos aspectos a esquemas y carriles colec-
tivos, así como a líneas establecidas por grupos organizados.
Así, en los modos colectivos de cada cultura se determina el tiempo, el lugar,
el orden y la manera de ciertas conductas, y de satisfacer" varias necesidades. Por
eso, en este campo puede darse un conflicto entre el individuo y el grupo que es-
bIece esos modos colectivos. Así, ya en la infancia, el niño desea el alimento cuando
siente la necesidad de él, pero la madre cumpliendo con lo pauta establecida, se lo
da a intervalos fijos. Más tarde, la escuela impone un esquema rígido en cuanto a
las clases. Y en la edad adulta el individuo se encuentra con que hay relojes mar-
eadores para su trabajo, citas qué cumplir, usos, costumbres, reglas a qué acomodarse.
Si una persona viviese guiada únicamente por su tiempo orgánico y subjetivo. ac-
tuarla tan sólo bajo el estímulo de sus necesidades o impulsos) al compás de éstos.
Así, por ejemplo, una sensación de soledad le llevaría a" buscar compañía de un
amigo; una curiosidad intensa le incitaría a buscar la solución a determinado pro·
bIema. Pero bajo la situación que ordinariamente prevalece hay en día) sobre todo
en comunidades urbanas altamente organizadas, las gentes viven conforme a planes
y horarios predeterminados colectivamente. El estímulo para comer no es la sensa-
ción de estómago vacío. sino el pito de la factoría, o las manecillas de su reloj,
indicando que el momento prefijado para ello ha llegado. Una anotaci6n en su
agenda decidirá sobre el encuentro con otras personas, sobre el orden de su trabajo,
etc. En suma, el orden efectivo de muchas conductas queda determinado por usos,
costumbres, convencionalismos, tradiciones, es decir. por modos colectivos preesta-
blecidos. Y s610 una parte de la conducta de una persona se determina por lo que
se le ocurre Individualmente.s
Los modos colectivos -observa José Ortega- y Gassct- "son pautas del com-
portamiento que nos permiten prever la conducta de los individuos que no conoce-
mos y que, por tanto, no son para nosotros tales determinados individuos. La relación
interindividual sólo es posible con el individuo a quien individualmente conocemos,
'7 BOUGLE (Qu'éJ¡-ce que la Sociologiei, Paris, 1907), dice que la sociedad se manifiesta.
en fenómenos de los cuales el individuo es el teatro, pero no la razón suficiente.
s Cfr. MURRAY (Henry A.) & KLUCKHOHN (Clyde}, Out/i!1e o/ a Conception 01 Persona-
Ji/] en el libro editado por ambos Personalisy in Nature, Societ] and Culture, Knopf, Nueva
York, 1950, pp. 18-20. Véase también: MAUS (M.), Rapports réels el pratiques dt la Psycbologie
ti de la Soriologie en "journal de Psychologlc", 15 de diciembre de 1924; BOUTHOUL (Gaston),
Traiti JI Sociologie, Parot, Perle, 1949, pp. 108 Y ss.
198 MODOS COLECTIVOS

esto es, con el prójimo (= próximo). los usos nos permiten la casi-convivencia
con el extraño"."
Sobre la descripción y el análisis del tipo de obrar colectivo del individuo, que
consiste en que éste como miembro de un grupo cumple con funciones específicas
dentro del esquema de división del trabajo. insistiré más adelante al ocuparme de
las relaciones colectivas.

8.--COMBINACIONES y MEZCLAS DE LOS MODOS INDIVIDUALES CON


LOS MODOS NO INDIVIDUALES EN LA VIDA REAL
Ya llamé la atención del lector sobre el hecho de que los tres tipos de modos
de vida (individua/es, interindividuales y colectivos) que he presentado en el aná-
lisis precedente, cada uno de ellos aparte de los otros dos, no se dan en la realidad
de la existencia humana de ese modo separado, puro e independiente. Por el con-
trario, los hallamos, en la vida humana, los unos mezclados con los otros, forman-
do mútiples combinaciones.
Así, por ejemplo, no cabe que en la realidad se dé un modo de vida individual
en estado de química pureza, sin mezcla con ningún ingrediente colectivo. Porque
incluso los pensamientos que pienso en radical soledad e intimidad, que me parece
que han brotado originalmente en el fondo de mi conciencia, que los he fraguado
por mis propios medios, los pienso empleando para ello vocablos, sirviéndome de
un lenguaje interior. Ahora bien, el lenguaje es un uso social intelectual, es un pa-
trimonio colectivo de significaciones mentales, cristalizadas en las palabras y en los
giros, por vía de generalización, y socializadas. Cierto que con las voces y las dic-
ciones comunales pueden el pensador y el poeta construir obras originales, que
constituyen pedazos de vida auténticamente individual; pero en esas obras figuran
unos ingredientes colectivos, a saber, las palabras, las especiales perspectivas sobre las
cosas que encarnan en los vocablos y que son modos colectivos de la mente, puesto
que el individuo los ha encontrado en su medio colectivo y de allí los ha tomado.
En los casos de modos interindividuales de conducta hallamos la presencia de
formas individuales del sujeto que los adopta y asimismo la de ingredientes co-
lectivos. Es muy difícil que cuando un sujeto toma como modelo, para su propio
comportamiento, la conducta de otra persona, copie ésta con fidelidad fotográfica.
Más bien lo que suele ocurrir es que, al imitarla, introduzca acentos y matices in-
dividuales suyos propios. Por otra parte, esa conducta ajena singular y determina-
da, que copia, probablemente no será original de la persona imitada en un ciento por
ciento, sino que probablemente en tal conducta, aunque pueda haber mucho de propio
y singular de su autor, habrá también elementos tomados del contorno colectivo.
Asimismo en la prñcrica de las formas colectivas de conducta hall-amos in-
terferencias de ingredientes individuales e interindividuales. Muchas veces un su-
jeto decide cumplir un uso, adaptarse a un patrón colectivo de comportamiento,
pero al hacerlo, imprime a su obrar unos acentos individuales. Al seguir una for-
ma de cortesía consagrada. por la costumbre, la práctica de un modo peculiar suyo,
en el cual se revelan rasgos propios de su personalidad individual: en el apretón
(1 Cfr. OR'ITGA y GASSET (José), El Hombre j' la Gel/te, Madrid, 1957, p. 27.
MEZCLA DE INGREDIENTES INDIVIDUALES Y COLECTIVOS 199

de manos -modo colectivo-e- pone un calor efusivo o un tono de frialdad, Hue


expresan algo de carácter individual o interindividual.
A veces sucede que, por virtud de la interferencia de los acentos individuales
de quienes practican los modos colectivos, resulta que se operan en tales modos
colectivos procesos de transformación. En efecto, acontece que algunos de los ma-
tices individuales, que, en el cumplimiento de modos colectivos -p. e., de usos-,
introducen quienes lo cumplen, son copiados por otros sujetos, se van generali-
zando, y de tal suerte llegan a modificar dichos modos.
En realidad, todo cuanto piensa. siente o hace el hombre tiene a la vez di-
mensiones individuales y dimensiones colectivas.
Tiene dimensiones individuales, porque en ello hay siempre algo que no
puede ser explicado suficientemente como un modo colectivo ni como un producto
social. Por mucho que haya que en gran parte sea debido a conductas aprendidas
por los demás, siempre habrá algo que expresa acentos de la individualidad. Pero,
por otra parte, también lo inverso es cierto, como ya se ha mostrado. En efecto,
las conductas más personales están siempre influidas en alguna medida, mayor o
menor, por el medio social.
La persona humana está integrada por una raíz individual y a la vez por una
serie de enseñanzas aprendidas en el medio social: es una mezcla entrañable de
ingredientes individuales y de modos colectivos.

9·-COMPONENIES COLECTIVOS DE LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL.


PERSONALIDADES SOCIALES DEL INDIVIDUO CREADAS POR LOS
MODOS COLECTIVOS DE CONDUCTA
En el capítulo Vll de este libro ("Estudio del Hombre como Introducción al
Estudio de la Sociedad: la Personalidad Individual y sus Ingredientes Sociales")
mostré los muchos y variados componentes que integran la personalidad concreta
de cada individuo. Mostré que entre los varios tipos de ingredientes que com-
ponen la personalidad individual, figuran muchos -elementos y factores sociales.
Mostré asimismo en aquel capítulo que cada personalidad individual tiene
una triple unidad: a) una unidad empírica en cada "lPomento, la cual es el re-
sultado de una peculiar combinación de todos los ingredientes de la persona en
un cierto instante; b) una unidad empírica a lo largo del tiempo, porque, a pesar
de los cambios que la personalidad experimenta en el decurso de la vida, hay al-
guna conexión real entre esas sucesivas etapas; y e) una unidad radical andada en
la IInidad del yo profllndo, de la. raiz única y exclusiva de cada personalidad, en
la conciencia de la propia identidad esencial a través de la vida.
La tercera dimensión de la unidad de la personalidad individual 'es la ver-
dadcramente básica: es la que consiste en el' sentimiento del yo profundo y único
que cada quien es, del yo privativamente propio, singular, incanjeable, insobornable.
que es el sujeto auténtico de la vida de cada cual, del yo individualísimo.
Pero la individualidad irreductible de cada persona no radica exclusivamente
en ese yo profundo, --el cual es, desde luego, su base radical. Desde luego se
funda en última instancia, sobre ese yo profundo. Pero la individualidad peculiar
de cada persona sobre dicha base se teje también con muchos otros ingredientes
de la personalidad. La concreta y peculiar individualidad de cada persona depende
200 COMPONENTES COLECTIVOS DE LA PERSONAUDAD

también en no pequeña parte de sus componentes biológicos -constitucionales y


adquiridos-, de sus componentes psíquicos -también innatos y adquiridos-, y
desde luego en gran medida de sus componentes sociales, es decir, de como ha
sido configurado en muchos aspectos por el medio colectivo de los grupos en que
se desenvuelve, por lo. que ha aprendido de la herencia cultural así como también
de sus contemporáneos, de los usos que practica, de la profesión que ejerce, de
las funciones colectivas que desempeña, etc.
Esos componentes sociales de la personalidad individual no se coleccionan
simplemente como elementos adquiridos, sino que se combinan con los factores
biológicos y psíquicos peculiares del individuo, y con su yo profundo entrañable.
Tanto el yo profundo como l6s factores biológicos y psíquicos reaccionan frente
a las influencias sociales. AhoJa bien, es el resultado de la acción de los factores
sociales y de la reacción individual frente a éstos, l~ que va tejiendo muchos as-
pectos de la personalidad de cada individuo. En esos aspectos se entremezclan ín-
timamente 10s factores individuales con los factores sociales. La combinación --en
acciones y reacciones recíprocas- entre ambos determina muchos de los rasgos
peculiares de una personalidad individual.
Así, pues, aparte de la unicidad del yo profundo, único y exclusivo de cada
persona, hay también una individualidad peculiar en cada uno, determinada por la
singular combinación entre sus ingredientes, de los cuales muchos son sociales.
Entre los ingredientes de índole social los hay de varios tipos. Los hay de
origen ínter-individual, por ejemplo: un amor logrado o un amor contrariado pue-
den determinar que una personalidad individual quede configurada de una u otra
manera; tener buenos amigos o carecer de ellos son hechos que pueden influir de
manera diferente en la figura de una personalidad individual; haber cosechado
muchos éxitos o haber sufrido graves fracasos son hechos que pueden ejercer in-
fluencia en el modo de ser de una persona; etc.
Integran la personalidad individual también factores sociales de tipo colec-
tivo, hábitos, usos, costumbres, oficio, profesión, pertenencia a determinados gru-
pos -p. e., el militar, un partido político, la vida urbana o la rural, etc.
Un análisis, llevado a cabo mediante métodos de abstracción intelectual, pue-
de conducimos a distinguir .entre los varios ingredientes y factores de la persona-
lidad individual, y mostrarnos cuales son propiamente individuales -p. e., la pe-
culiaridad del yo profundo y único, los rasgos temperamentales bío-psíquícos->, y
cuales SOn los debidos a influencias sociales, por ejemplo a la educación, a la na-
cionalidad, a la profesión, a la posición económica, a la clase social, etc.
Claro es que los componentes o factores individuales de la personalidad tie-
nen una mayor profundidad, una mayor fijeza, que los componentes sociales. Pero
sería un error suponer yue- los componentes sociales· son siempre meramente pe-
riféricos, superficiales. En ocasiones, algunos componentes sociales, sobre todo los
de tipo colectivo, pueden tener poca profundrdsd, estar, por así decirlo, s6lo como
adheridos en las capas externas de la personalidad. Pero en muchas otras ocasiones
los componentes sociales llegan a penetrar muy hondo en la personalidad, llegan
a moldeada decisivamente y a influir en su destino.
Adviértase en primer lugar que muchos de los modos sociales o colectivos de
vida vividos pOr el sujeto dependen de una decisión individual de éste, quien ante
todo, tuvo que decidir ---explícita o implícitamente-- si se supeditaba a una roa-
COMPONENTES COLECTIVOS DE LA PERSONAUDAD 201

nera colectiva de conducta o si, por el contrario, quería forjarse por su propia cuen-
ta. un comportamiento singular. Adviértase, además, que el individuo, después. en
el caso de haber resuelto adoptar un modo colectivo, tuvo que elegir, entre el te-
pertorio de vías sociales que se le ofrecían ante sí, aquéllas que más se adecuan
a su singular persona, es decir, a su vocación, a su jernperamento, a su personal
programa de existencia. Por lo tanto, resulta que muchos de los modos sociales
de vida adoptados por el sujeto, aunque no sean obra suya, sino patrimonio co-
munal, fueron elegidos por el individuo, prefiriéndolos a otros, en virtud de sus
predilecciones individuales. En la decisión de optar por cierto modo colectivo y de
rehusar otros modos colectivos se manifiesta un rasgo del yo individual.
En segundo lugar, aunque los modos colectivos constituyan algo impersonal.
tipificado, nivelado, al ser cumplidos por el sujeto, penetra en la realización de ellos
un acento individual.
Las dos observaciones que anteceden muestran cómo la individualidad inter-
viene en alguna medida, aunque ésta puede ser pequeña, en la realización de los
modos colectivos, primero en tanto que los elige, y segundo, también en tanto que
pone al cumplirlos cierta matización personal. Hay, pues, alguna proyección de!
yo individual en el yo social de la persona.
Además, de otro lado, hay también una penetración inversa, es decir, una
penetración de lo social en e! individuo. En electo, e! ejercicio de determinados
modos colectivos de comportamiento, de unas ciertas funciones sociales, ejerce po.
deroso influjo sobre la personalidad, hasta el punto de intervenir en la configura-
ción de la intimidad de! individuo. Algunos ejemplos patentizarán Con todo re-
lieve esa influencia de la vida social sobre e! yo individual profundo.
El idioma es típicamente un modo colectivo. Con mucho acierto, la lengua
ha sido calificada por e! poeta francés Paul Valery como el más importante de
los usos sociales de carácter intelectual. "Con el vocabulario y la sintaxis -dice
Blonde!- adoptamos desde la infancia cierta concepción del universo, y de la ma-
nera cómo las cosas se ordenan en él ... Lo primero es la palabra, después la idea,
después, algunas veces, la cosa; y la cosa no sería para nosotros lo que ella' es sin
la idea que de ella tenemos. ni la idea sin la palabra. El niño habla de! mar,
sabe que es grande, que es verde o que es azul, antes de haberlo nunca visto.
Nuestras conciencias de adultos están llenas de mares semejantes, de los que jamás
veremos las riberas y de los que ni siquiera adivinaríamos la existencia, si la co-
lectividad no nos revelase por medio del lenguaje que existen, y que existen de
tal o cual manera... Un pensamiento formado en el lenguaje tiene que ser un
pensamiento socializado" .10 Así, pues, de esa manera una serie muy numerosa e
importante de modos colectivos, en este caso de modos mentales, no s6lo se incor-
pora a la personalidad, sino que llega a afectar en ella Zonas muy profundas.
Muchas de nuestras actitudes, de nuestros movimientos, gestos, rasgos fiso-
nómicos e incluso de nuestras risas y lágrimas se ajustan a las formas consagradas
por los usos. Ahora bien, es sabido cuán grande es el influjo que la expresión fi-
siológica ejerce sobre los estados afectivos. Resulta, pues, que una mímica regu-
lada en parte según modos colectivos tendrá que engendrar una emoción tam-
bién en parte socializada. •

10 BLONDEL (Charles), Psicologia colectiva, trad. de N. Domínguez, Ed. América, México,


1495, p. 112.
202 COMPONENTES COLECTIVOS DE LA PERSONALIDAD

En el proceso de educación, aprendemos una múltiple y riquísima serie de


modos mentales, de reglas de comportamiento íntimo y externo, -de costumbres teó-
ricas y prácticas, de hábitos relativos a los más variados asuntos (morales, del tra-
to social, higiénicos, de trabajo, etc.). Todo eso constituye modos colectivos de
conducta (intelectual, afectiva, moral, biológica, de intercambio, técnica, etc.), mu-
chos de los cuales no quedan tan sólo adheridos de modo 04erno, sino que lle-
gan a penetrar en la intimidad. Así, p. e., los hábitos de trabajo, de puntualidad, los
modos de cortesía y las buenas maneras practicadas siempre e invariablemente,
los usos de la civilización, la sumisión a las normas jurídicas. .Ias costumbres se-
guidas, en suma, muchos modos colectivos de conducta, constituyen no s610 actitu-
des proyectadas hacia fuera, sino que obran también hacia dentro, dotando a la per-
sona íntima de una serie de cualidades que vienen a integrar su yo individual.
Se dice, con razón, que hay profesiones que imprimen carácter, con lo cual
se trata de expresar el hecho efectivo de que los sujetos que las practican se com-
portan según los módulos de su profesión no sólo en los actos mediante los cuales
la ejercen, sino también en los otros aspectos de su conducta, Así, se dice, que se
reconoce al militar, fuera del cuartel, aunque vista de paisano; y al sacerdote,
fuera del templo, aunque vaya de seglar.
Hay que notar que no todos los modos sociales o colectivos, adoptados por
el individuo, enraízan en él con un igual grado de profundidad. Hay un enorme
número de ..formas de conducta que representan tan sólo modos puramente arti-
ficiales, adaptaciones periféricas a un patrón colectivo. Hay, en cambio, otros mo-
dos colectivos que, aunque como tales proceden del exterior, han llegado a. pene-
trar con bastante profundidad en la persona, hasta el punto de constituir ya una
parte auténtica de ésta. Adviértase también que el grado más externo o más ínti-
mo de incorporación de los modos colectivos a la persona íntima varía en los di-
ferentes sujetos. Por ejemplo, hay soldados quienes, aunque sean fieles cumplidores
de las ordenanzas y de la disciplina, no han incorporado a su propia persona los
modos militares de conducta, y lan pronto como salen del cuarte! se desprenden
de ellos con tanta facilidad como se quitan el uniforme. Y, en cambio, hay tam-
bién militares para quienes los modos castrenses llegan a constituir una nueva per-
sonalidad, de la que no pueden desprenderse ni siquiera en al intimidad de su ho-
gar, y que conservan incluso cuando están solos consigo mismos.
También es mucha la variedad en lo que toca a la respectiva. cuantía de los
elementos colectivos y de los acentos individuales que integran las varias personas
individuales. Hay sujetos que, aun habiendo recibido muchísimos elementos sociales,
conservan muy vigoroso el acento de su yo individual, la conciencia de su singu-
laridad, la raíz insorteable de su persona profunda; son las gentes de las que se
dice que tienen un marcado carácter individualista. Pero hay también sujetos en los
cuales las influencias de lo colectivo han casi anulado las potencialidades de su
individualidad, .y los han convertido en miembros de rebaño, en seres gregarios,
cual sucede, por ejemplo, con muchos alemanes y rusos, en los que una pésima
educación de fetichismo por lo colectivo ahogó el yo individual, llegando a deshu-
manizarlos en gran medida -ya que lo auténticamente humano es siempre individual.
y hay sujctos en los que la combinación entre su yo individual y las incorporaciones
sociales a éste se da en una relación de correcto y sano equilibrio, es decir, de tal
modo que lo colectivo no ahoga lo verdaderamente humano, creador y vivo, que es
COMPONENTES COLECTIVOS DE LA PERSONALIDAD 203

10 individual, sino al contrario representa un repertorio de facilidades, de auxilios


y de estímulos, para realizar del modo más fecundo el programa de vida personal;
y, al mismo tiempo. de tal modo que el individuo hace más eficaz su conducta
para sí propio y para los demás adaptándose a las vías de la disciplina social, sin
que esto tronche la verdadera fuente de la vida, que es siempre lo individual.
Todo lo explicado bajo este epígrafe pone de manifiesto que no es posible
trazar una línea tajante entre la personalidad individual de un ser humano y su
personalidad social, porque los ingredientes individuales y los sociales andan estre-
chamente entremezclados y combinados.
Ahora bien, sentado lo que antecede, se puede ciertamente en alguna medida,
limitada, distinguir entre la personalidad individual y las personalidades sociales de:
un hombre, las cuales representan su participación en determinados modos colectivos
de comportamiento, o el desempeño de algunas funciones colectivas.
A este respecto, Wiesc l l ha apuntado hacia la diferencia entre el yo individual
que vive su vida propia e intransferible, y el sujeto de las relaciones sociales, el cual
constituye algo que es funcionario y "genérico.
Subraya Wiese que cada individuo humano es un yo consciente. La cantidad
de ser un yo, la yoidad, consiste en la unicidad, es decir, en constituir algo único.
Ser individuo o poseer yo auténtico quiere decir que es algo irreductible, algo
privativo que no se puede identificar con otros, una magnitud irreductible a los
demás. No hay dos yos entre los cuales se dé una relación de pura identidad. La
individualidad del ser humano consiste en ese yo privativamente propio, hondo, en
el que radica el ser peculiar de cada una. y que es efectivamente el sujeto auténtico
de la vida de cada cual: el centro de nuestra existencia, el que realmente vive. el
que sufre y goza, el que anhela, quiere y teme. Distinguible de ese yo auténtico e
individualismo, es el yo social. que cada sujeto posee a manera de corteza o de
investidura, que ha ido siendo labrada por su participación en la vida social. En-
tiéndase bien, que ese yo social, de que habla Wiese, no es sujeto colectivo, sino
una especie de cualidad o de carácter poseído por el sujeto individual, una especie
de faz adherida a éste. El yo social es como el sello o la imprenta, que las situaciones
y los procesos sociales van dejando sobre el individuo. El yo social es acuñado
sobre el individuo como resultado del influjo que sobre él ejerce la vida colectiva.'>
Ese yo social se halla sometido a las presiones de la colectividad: sujeto a los in-
flujos de los modelos colectivos. Por eso, el yo colectivo del individuo viene a
cristalizar en tipos genéricos. El yo social no representa una emanación de la inti-
midad hacia el exterior, sino más bien lo contrario: un producto configurado por
el contorno desde fuera hacia adentro.
Esta distinción establecida o mejor dicho solamente apuntada, por Wiese, pone
de manifiesto una diferencia efectiva. Pero no parece del todo exacta en los términos
en que Wicsc la formula. Más que diferenciar entre el yo profundo por un lado y
11 Cfr. WIESE (Leopold van), Svstem der allgemeinen Soziologie, 1933, pp. 140 Y SS.; RE-
CASÉNS SICHES (Luis), WicIe, Fondo de Cultura Económica, México, 1943, pp. 83 Y ss.
1:: WIESE no se refiere a 10 colectivo propiamente dicho, sobre lo cual no ha ofrecido un
concepto adecuado porque pata él la vida social se reduce a meras relaciones Interhumenas;
y considera el yo social como el resultado que las relaciones interindividuales y los entes sociales
van dejando sobre el sujeto. Pero yo, aprovechando la fecunda intuición de WIESE, trato de
completarla y de superarla poniéndola en relación con el coocepto de lo colectivo que he ex-
puesto. Así, pues, no transcribo la teoría de WIESE sino una adaptación de ella.
204 COMPONENTES COLECTIVOS DE LA PERSONALIDAD

el que Wiese llama "yo social", habría que diferenciar entre la individualidad au-
téntica, la cual está integrada por el yo profundo y único de cada ser humano y los
demás caracteres también individuales de su personalidad y la personalidad social,
a personalidades sociales portadas o desempeñadas por el sujeto de relaciones so-
ciales. Pero hay que observar que la individualidad auténtica está integrada no SO~
lamente por el yo profundo y único que cada ser humano es, sino que además está
integrada asimismo por los demás caracteres también individuales de su personalidad,
tales como, por ejemplo, los factores temperamentales biológicos y psicológicos, las
peculiares combinaciones entre estímulos exteriores y la reacción individual del
sujeto a esos estímulos, e incluso la especial estructura individual que el sujeto da
a varios de los componentes sociales de su personalidad. Es pues esa individualidad
auténtica comprensiva de todos los ingredientes y de las formas, a que he hecho
alusión, la que se diferencia de los papeles, roles o funciones colectivas desempe-
ñados por un individuo en el aunplimiento con los modos colectivos de conducta
propios de un determinado grupo.
En ese sentido se podría decir que el individuo es portador O cumplidor de una
serie de personalidades sociales, correspondientes a las varias esferas de vida colectiva
en que participa, por ejemplo, como nacional, como ciudadano, como convecino, co-
mo correligionario, como profesional, como copartidario, como cooperante, como
consocio, como colega, etc. Ahora bien, aunque desde luego cabe distinguir esa
serie de diversas personalidades colectivas desempeñadas o cumplidas por el indi-
viduo, según las varias manifestaciones colectivas· en que interviene, también es
cierto que el conjunto combinado de todos ellos viene a formar una especie de per-
sonalidad colectiva del sujeto individual.

Io.-DIVERSOS GRADOS POSIBLES DE ADHESION A LOS


MODOS COLECfIVOS
Cierto que en la supeditación de un sujeto a modos colectivos de conducta puede
darse una dosis de adhesión sincera y entrañable a los mismos. Pero esto no es en
manera alguna esencial al modo colectivo. Esa sincera adhesión se da respecto de
muchos modos colectivos que vive el individuo, por ejemplo, respecto de las formas
nacionales de comportamiento. E incluso cabe decir que, respecto de no pocos modos
colectivos, esto es deseable. Pero también hay otros muchos casos en los cuales no
existe identificación del individuo con los modos colectivos que vive. Puedo cum-
plir plenariamente un uso, comportándome de modo estricto conforme a él, aunque
en el fondo de mi alma sienta enorme desprecio por el mismo, porque lo encuentre
ridículo e injustificado; y cumplirlo por otros motivos, verbigracia, por propia con-
veniencia -para no irritar a los miembros del grupo en que rige---, o por respeto
a los demás, o por estimar que es preferible que haya ese uso, aunque risible C?
estúpido, a que no haya, ningún uso, es decir, ninguna regla de conducta.
Ahora bien, esa falta de sincera adhesión, que es posible al practicar modos
colectivos de comportamiento, no puede darse, en cambio, en el caso de la vida
interindividual, es decir, ruando un individuo toma como modelo la conducta in-
dividual de otro sujeto, verbigracia, de un santo, de un maestro, de un héroe, etc.
Porque entonces se toma como paradigma a otro individuo, precisamente porque se
GRADOS DE ADHESION A LOS MODOS COLECTIVOS 205

estima que su comportamiento individual es valioso, porque se siente uno Intima-


mente adherido a él, identificado con él. Pero eso es así, porque la relación con el
individuo que se considera ejemplar no es precisamente vida colectiva, sino vida
interindividual, no es patrón homogéneo de conducta para un grupo, sino vincu-
lación entre dos individuos, trabada entre dimensiones individuales de cada uno.

Ir.-RELACIONES INTERINDIVIDUALES y RELACIONES COLECTIVAS


la diferenciación que he establecido entre vida interindividual y vida colectiva
puede ser aplicada al conjunto de las relaciones interhumanas.
En definitiva y genéricamente, se trata siempre de relaciones interhumanas, no
sólo cuando dos. o más sujetos se relacionan activa y recíprocamente, sino también
cuando uno adopta como guía o modelo para su obrar la conducta de otro u otros.
Son relaciones interindividuales aquellas en las que un individuo, en tanto que
individuo, se relaciona con otro sujeto en tanto que individuo. Es decir, cuando la
interacción entre ellos se establece por virtud de cualidades individuales del una y
cualidades individuales del otro; cuando la aproximación, el alejamiento o la par-
ticipación del uno respecto del otro se efectúa en méritos de las cualidades indi-
viduales de ambos; cuando el uno toma en consideración al otro, precisamente por
rasgos individuales de éste, y éste responde al primero orientándose cabalmente
por las características de él. Esto es 10 que, por ejemplo, acontece en el amor (y
también en el odio), en la amistad (yen la enemistad personal), en la simpatía
(yen la antipatía), en el tomar como modelo ejemplar a otro sujeto, en la devo-
ción hacia un maestro, etc. En esos casos -yen los similares- quienes se relacio-
nan son dos o mis individuos, en 10 que cada uno de ellos tiene de individual.
En efecto, en una relación de amor, se quiere a la amada, se va hacia ella, por
ser ella quien es, por considerarla como única --es decir, en lo que tiene de pecu-
liarmente individual- y, por tanto, no se la juzga sustituible por cualquiera otra,
Lo mismo, fundamentalmente, aunque en grado de menor intensidad y volumen,
OCUrre en las relaciones de amistad; al amigo se le estima por las cualidades que
posee como ser singular; y el nexo amistoso se traba, por así decirlo, entre personas
con nombre' y apellido, esto es, individualmente determinadas. A quien considero
como modelo valioso, como ejemplar (en virtud, o en sabiduría, o en laboriosidad,
o en dinamismo, o en arrojo, o en elegancia, etc.) y trato de imitarlo, le tomo en
consideración por virtud de las cualidades individuales que le son singularmente ca-
racterísticas precisamente porque esa persona es diferente del común de las demás. u
En todos los ejemplos citados de relaciones interindividuales, la relación se
establece entre individuos singularmente determinados, no sustituí bies pura y sim-
plemente, y en virtud de sus dotes individuales. Por lo tanto, en esos casos, la re-
lación finca en zonas íntimas de los yos vinculados, en _el fondo entrañable de las
individualidades. Esto ocurre sobre todo en el máximo de los ejemplos puestos, a
saber, en el amor, especialmente cuando éste es plenario y perfecto, pues entonces
13 La fecunda sugerencia inicial para la teoría que desarrollo en el texto sobre al dife-
rencia entre relaciones interindividuales y relaciones colectivas la debo a mi venerado maestro
José ORTEGA y GASSET.
206 RELACIONES INTERINDIVIDUALES y RELACIONES COLECTIVAS

se da el hecho de que se busca complemento, realización y descanso en otro yo


concreto, singular, hacia el cual uno se siente irresistiblemente atraído.w
La distinción entre las relaciones ínrerindivíduales y las relaciones colectivas no
es de mero grado cuantitativo. no es de mera intensidad asociativa, sino que consti-
tuye una diferencia cualitativa. Veamos ahora en qué consisten las relaciones pro-
piemente colectivas, en contraste diferenciado! frente a las relaciones interindivi-
duales. Claro es que voy a ofrecer una caracterización de las relaciones colectivas
en su pureza, en estado químicamente puro, diríamos, esto es, aisladas de cuales-
quiera otros componentes heterogéneos, con los cuales aparecen de hecho entre-
mezcladas en la realidad. Pero mediante una labor de abstracción intelectual es
posible aislarlas en su esencia pura.
Las relaciones coleetiyas propiamente dichas, a diferencia de las interindivi-
duales, no se establecen entre los yos entrañablemente y auténticamente individuales
de los sujetos, no se establecen entre sus peculiares individualidades, sino que, por
el contrario, se tienden entre las funciones colectivas que desempeñan las personas,
es decir, entre sujetos intercambiables, sustituibles, fungibles. Son, por ejemplo, las
relaciones entre connacionales, entre conciudadanos, entre convecinos, entre colegas,
entre compañeros, entre correligionarios, entre copartidarios, entre consocios, entre
personas de la misma clase social, entre integrantes de un grupo o de un círculo,
entre gentes bien educadas, etc. Esas relaciones propiamente colectivas no enlazan
las intimidades, no vinculan los yos profundos, sino que dan como puentes entre
los estribos constituídos por determinados comportamientos externos de los sujetos,
en cuanto a su común pertenencia a un determinado círculo colectivo.
El sujeto de las relaciones colectivas no es ni el individuo genuino, ni el hom-
bre .entero, sino que es una especie de yo social, de personaje acuñado desde fuera
por los modos colectivos de vida, .un sujeto genérico, funrionarizado, esquematizado,
algo así como un papel preestablecido que se desempeña. En la relación con el colega,
con el convecino, con el gendarme, con el vendedor, con el empleado de correos,
no me relaciono con las personas auténticas que esos hombres son, sino con las
funciones o papeles que cumplen, es decir, con el róle que desempeñan según un
modo colectivo de conducta. Cierto que el colega, o el gendarme, o el vendedor, son
seres humanos, cada uno con su propia individualidad, personas privadas singulares;
por ejemplo, es un hombre honesto, un buen esposo y un buen padre de familia,
0, por el. contrario, un sirvengüenza, un parrandero; es simpático o antipático; es
un individuo satisfecho, o lleva en su alma el peso de una frustración; alienta nobles
ideales o se mueve por estímulos mezquinos; siente devoción por el arte o por el
deporte o es indiferente a esas cosas, etc.; en suma, ese colega, o ese gendarme, o
aquel vendedor, es un ser humano con una serie de características individuales.
Pero cuando yo me relaciono con el colega solamente en tanto que colega, o con el
gendarme en lo que tiene de gendarme, o can el vendedor tan sólo como tal, no
me relaciono con el ser' humano singular, individual, que auténticamente es, sino
que me relaciono únicamente can el yo social o función colectiva que desempeña,
con e! pape! genérico que cumple.
14 Este fenómeno ea-citado por WIESF. cerno el caso de la máxima intensidad asociativa;
pero no sabe darse cuenta de que constituye una categoría de las {armas de relación que es
típicamente distinta de las relaciones colectivas, cuya caracterización ofrezco a continuación.
RELACIONES INTERJNDlVlDUALES y RELACIONES COLECTlVAS 207

De lo expresado en el párrafo anterior se sigue que los sujetos de las relaciones


colectivas no están determinados individualmente, es decir, que son sustituíbles.
Mientras que mi amada o mi amigo no pueden serlo cualquiera, en, cambio, mi
colega es cualquiera que ejerce la misma profesión que yo. Connacional. convecino,
funcionario, etc., puede serlo cualquier sujeto humano que reuniendo determinadas
-condiciones genéricas, ponga en práctica unos ciertos modos colectivos de compor-
tamiento predefinidos.

n.-MEZCLA Y ENTRELACE DE LAS RELACIONES COLECTIVAS


- CON LAS INTERINDIVIDUALES
Claro es que en la realidad se dan muchos hechos en los que aparecen rnez-
.cladas relaciones sociales con relaciones interindividuales. La. delimitación de cada
uno de esos dos conceptos es llevada a cabo por la teoría, mediante procedimientos
de abstracción intelectual. Pero las formas, modos e ingredientes, que la mente se-
para, andan muchas veces entretejidos y mezclados en la realidad de la vida. Veamos
.ahora algunos ejemplos de combinaciones de relaciones interindividuales con rela-
-ciones colectivas, y también, viceversa, de relaciones colectivas, con las que se en-
tremezclan algunos nexos interindividuales.
Como ejemplo de la presencia de ingredientes colectivos en relaciones funda-
.mentalmente interindividuales, advirtamos que en un amor, o en W1a amistad, por
mucha intensidad y autenticidad que estos vínculos tengan, seguramente se mezclan
actitudes que han sido suscitadas por contagio o copia de módulos sociales. Hay
usos sociales referentes al amor, referentes a la amistad, llegan a filtrarse incluso
en el más genuino de los amores o en la más verdadera de las amistades.
Viceversa, vemos también muchas veces la presencia de ingredientes interindi-
viduales en relaciones que son fundamentalmente colectivas. He hablado del colega,
<id correligionario, del vecino, como ejemplos de categorías colectivas, de yos so-
-ciales; peco es muy difícil hallar en la realidad al colega químicamente puco, en
el que no veamos otra cosa que al colega; antes bien, el colega me resultará simpático
·0 antipático; y lo mismo ocurrirá con el correligionario, el vecino y todos los demás
personajes sociales. Ahora bien, lo que tienen de colega, de correligionario, de ve-
cino, representa funciones sociales, algo genérico alejado de su intimidad individual;
pero lo que tienen de simpáticos o de antipáticos, constituye relaciones interindi-
viduales, porque eso lo tienen en tanto que individuos, en tanto que sujetos sin-
gulares, y no en tanto que representantes de una categoría colectiva.
. Amor artificial y amistad tibia constituyen relaciones mixtas de nexos colectivos
y de vinculaciones interindividuales. Si se trata de amor auténtico y plenario, o de
amistad verdadera, entonces nos hallamos ante hechos de características relaciones
interindividuales. Pero en el caso de que esos vínculos sean meramente- tibios, en-
tonces se mezclan en no pequeña dosis con nexos de tipo colectivo, a saber, con los
tipos de relaciones características entre personas de la misma educación, entre co-
nacidos, entre compañeros. Si la amistad fuese genuina, constituiría una relación
trabada en las médulas de las individualidades. Si, por el contrario, se tratase tan
sólo de una relación entre colegas, entre compañeros, o entre conocidos, entonces
tendríamos una pura relación colectiva trabada en la periferia de los sujetos. Pero
208 MEZCLA DE RELAClONES COLECTIVAS E INTERlNDIVIDUALES

en el caso de la llamada amistad tibia, se da una relación interindividual deficiente,


mezclada con una relación colectiva, la cual viene a cubrir -superficialmente-- los
huecos de aquélla.. )

13.-TEORIA DE DURKHEIM SOBRE EL HECHO SOCIAL


La teoría de Durkheim sobre los hechos sociales puede en gran parte aplicarse
al análisis de los modos colectivos de conducta, los cuales son uno de los casos
típicos de hecho social.
. Según Durkheim.P los hechos sociales son fenómenos de indole mental, los
cuales se han formado, en última instancia, por aportaciones de datos o ingredien-
les psíquicos (por tanto, de los individuos), pero que, una vez constituidos como
tales hechos sociales, cobran una nueva magnitud y notas peculiares, que ya no son
reductibles a los ingredientes individuales, ni explicables por éstos.
Que los hechos sociales son fenómenos de carácter mental quiere decir que todo
10 que es social consiste en representaciones o es un producto de representaciones.
Pero esas representaciones o pensamientos. que constituyen la sociedad, no son
representaciones originadas en la conciencia individual, ni explicables por medio de
ésta; ni tomando en cuenta una conciencia individual•. ni siquiera considerando una
serie de éstas en tanto que tales. Por el contrario. dichas representaciones, que cons-
tituyen los hechos sociales. aunque se hayan formado por aportaciones de individuos,
al combinarse -éstas, forman un producto nuevo, con dimensiones y cualidades que
no hallamos en los pensamientos individuales, y que son tan sólo. explicables como
resultado de la estructura social. Es decir, en el producto o resultado de esas apor-
taciones humanas. no hay una mera suma. sino algo cualitativamente nuevo. En
términos metafóricos. podríamos imaginarnos la representación mental constitutiva
del hecho social como una especie de síntesis química, que. si bien se ha formado
con determinados elementos, una vez surgida. tiene propiedades nuevas que no ha-
llamos en ninguno de los elementos aislados. Por ejemplo. siguiendo la imagen
comparativa antes iniciada: el agua se forma con dos partes de hidrógeno y una.
de oxígeno mezcladas en determinadas condiciones -v. g.: a través de la chispa
eléctrica-; pero una vez que ya se ha constituído el cuerpo nuevo. no hallamos
en él ni hidrógeno ni oxígeno. sino una cosa nueva, agua. la OJal posee' caracteres
diferentes de los propios de aquellos elementos con que se ha compuesto. La aso-
ciación constituye un proceso de síntesis -parecida a la química- de los pensa-
mientos individuales. síntesis que engendra un producto nuevo, a saber. la repre-
15 Emilio Durkheim (1859.1917) fué profesor en la Sorbona., y uno de los más grandes
sociólogos europeos de fines del siglo XIX y del xx. Sus principales obras son; De /a division
du /.TavaH social (1893); Les régíes de /a métbode sociologiqee (1895); Le suieide¡ élude de
sociologie (1897); La Sociologie en France au XIX siécle (1900); Deux lois de l'éoolusion pénale
(1900); De la définiliol1 del [enoménes religieux (1889); La Socioíogia e iI lUO dominio scien-
lijico -en Rlv. Ital. de Soc., 1900-; De la métbode objetive en Sociologie (1901); Pédagogie
el sociologie (1903); Sociotogie el Sciences sociales (1903); De la méthode dan! les sciences:
Sociologie el science el sciences socia/es (1910); On tbe relasion of Soeiology lo Ihe Social
Sciences anJ lo Pbilosopby -en SocioJogicaJ Papers (1905)-; Les formes elementeires de la vie
religieuse (1912); Sociologie el Pbilosopbie (1924); Educa/ion el Sociologie (1922); Vedu.
cation morale (1922); Le socialisme. S4 définition. ses débuIJ. La doctrine Saint-Simonienne
(1928); LeCOl1S de Soriologie: Physique des Moeurs el du Droit, Avant-Propos de Hüseyin
Nail Kubali, Introduction de Georges Davy, Presses Universitaires, Paris, 1950.
EL HECHO COLECTIVO SEGUN DURKHEIM 209
sentación colectiva O hecho social. Dice textualmente Durkheim: "La sociedad no
es una simple suma de individuos; por el contrario, el sistema formado por la
asociación de éstos representa una realidad específica, que posee unos caracteres
propios. Sin duda, no se puede producir nada colectivo, si no hay conciencias in-
dividuales; pero esta condición necesaria no es suficiente ... hace falta además que
esas conciencias individuales se asocien, se combinen, y que se combinen de una
cierta manera. Es de esta combinación de lo que resulta la vida social; y es esta
combinación lo que la explica." El pensamiento y la conducta del grupo son dife-
rentes de 10 que pensarían y harían sus miembros si estuviesen aislados.
Los hechos colectivos -por ejemplo: mitos religiosos, creencias y mitos, con-
viccion-es morales vigentes, usos y costumbres, leyes jurídicas, instituciones, idiomas,
sistemas económicos de producción y de cambio-- se presentan como un dato ob-
jetivo, como representaciones que están ya constituídas a manera de algo exterior
a las conciencias personales, como representaciones colectivas que son independientes
de las representaciones individuales, puesto que las hallamos como cosas fuera de
nosotros. Es decir, los hechos sociales son externos: el individuo los encuentra COmo
constituidos independientemente de él, como algo objetivo.
Los hechos sociales o representaciones colectivas son cosas, pero, entiéndase
bien, cosas inmateriales.
Precisa comprender bien el alcance de ese carácter de exterioridad. Hay que
entender la exterioridad de que habla Durkheim en el sentido de que ~e trata de
algo que tiene su origen más allá de una conciencia individual o de varias COn-
ciencias individuales sumadas -por ejemplo, las condiciones de la estructura del
grupo-- y cuyo ser, una vez constituído, rebasa los límites de la -conciencia individual.
Los hechos sociales son coactivos -dice Durkheim-c-, esto es, ejercen sobre
los individuos una presión, a la cual éstos, sólo corriendo algún peligro, pueden
intentar sustraerse. Es decir, los hechos sociales son realidades que ejercen sobre
nosotros una presión; son realidades con las que tenemos que contar, querámoslo
O no. Son como a manera de fuerzas que nos presionan o de corrientes que nos
arrastran, para configurar nuestros comportamientos. 'Son formas de conducta (mea-
tal, práctica, religiosa, moral, jurídica, etc.) que los individuos hallan no sólo como
externas y establecidas con anterioridad y cuyo origen suelen ignorar muchas veces,
sino además como fuerzas reales que tratan de moldear el comportamiento ejerciendo
una presión. El individuo tiene o bien que ceder ante esa presión, o bien que librar
una batalla para contrarrestarla, por su propia cuenta y riesgo.
Los grados de esa presión son diversos: desde la acción que ejerce una opinión
dominante, o la que se deriva de la moda o de cualquier otro uso, hasta la presión
máxima de la norma jurídica, la cual trata de evitar por todos los medios cualquier
infracción. También el lenguaje ---que es un hecho social- tiene ese carácter co-
activo: las palabras, como ideas cristalizadas con peculiares matices. los giros, los
modismos, ejercen un poderoso influjo, al que a veces es muy difícil sustraerse.

'4.-LA PRESION DE LOS MODOS COLECTIVOS. DIFERENCIA ENTRE


LA PRESION ESPEClFICAMENTE COLECTIVA y OTRAS PRESIONES
Entiendo que se debe afinar un poco más en la doctrina de Durkheim sobre
la presión de los modos colectivos. A continuación ofrezco un análisis más de.'
tallado y profundo sobre esa presión de las formas colectivas de conducta.
::;0<'I<>IOl'í ... __ 14,
210 PRESTON EJERCIDA paR LOS MODOS COLECTIVOS

Precisa insistir sobre'el carácter especlficamente social o colectivo de esa pre-


sión, porque hay que diferenciar de ellas otras presiones, que operan también sobre
la conducta de los hombres.
En efecto, hay otro tipo de presión que cualquiera obra humana puede ejer-
cer sobre el sujeto que la contempla. Esta presi6n deriva de la incitaci6n que la
obra de cultura ejerza 'sobre quienes se pongan en contacto con ella. Así, la lectura
de un tratado científico no s610 produce como efecto la comprensión por el lector
de los pensamientos en ella contenidos, sino que además actúa sobre éste, provo-
cando en él un comportamiento mental activo, verbigracia: le suscita una franca
adhesión, o le induce a objeciones, o le sugiere dudas. La contemplación de una
obra de arte aotúa sobre el contemplador estimulando en él un gocl' estético, o
bien una repulsa. El contacto con la huella de una virtud moral de un sujeto
ejemplar promueve determinados estados de ánimo, por ejemplo: el deseo de imi-
tarlo, el arrepentimiento por propios descarríos cometidos, la admiración, el res-
peto, etc. Es decir, en todo caso, la aprehensión de los sentidos cuajados en cual-
quier objetivaci6n de vidas humanas incita al sujeto que los aprehende a un de-
terminado comportamiento mental 0, a veces también, a una conducta externa.
También los objetos de la naturaleza ejercen sobre el hombre una serie de
presiones, que influyen en el comportamiento. Los factores de la naturaleza que,
en contacto con el hombre. suscitan en éste. necesidades, actúan sobre su conducta.
Así, por c~mplo, el hambre le incita a procurarse alimento y buscarlo; el frío, a
buscar cobijo o abrigo; la visión de una garrida moza estimula la complacencia;
una bocanada de aire fresco excita el deseo de aspirarlo, etc. En suma, los fe-
nómenos de la naturaleza -al igual que todas las demás cosas de los más dis-
tintos jaeces que en el mundo hay- son objetos con los cuales tiene el hombre
que contar en su vida, bien /para aprovechados, bien para esquivarlos, bien para
transformarlos. En este sentido, puede decirse que los hechos de la naturaleza, como
todas las demás realidades, ejercen una presi6n sobre el hombre. Y como la manera
de ser de las realidades de la naturaleza es diferente de la manera de ser de otros
objetos, cabe hablar también de uria presión específica de los fen6menos y cosas
naturales sobre la conducta humana.
Pues bien, los modos colectivos de vida ejercen también una presión; pero
esa presión es especifica de ellos y distinta de las otras presiones que pueden de-
rivar por una parte de los fen6menos naturales y por otra de las obras cultura-
les. Esa presi6n de los modos colectivos no es la influencia que toda obra ob-
j etivada de vidas humanas ejerce sobre quien la contempla. Es una presión que.
además de aquélla, es peculiar de los modos sociales cuando están dotados de vi-
gencia, es decir, cuando tienen realidad actual y efectiva, o sea, cuando son de
hecho cumplidos por los sujetos de un. grupo. Esa acci6n característica del como
portamiento colectivo sobre el individuo constituye una especie de presión; la cual,
unas veces, es algo así como un impulso, o mejor, como una fuerza de arrastre
que experimenta el sujeto para conducirse del modo social imperante; otras veces
es algo así como una acción configuradora que moldea algunos aspectos de su ser
según el modo columnal; en ocasiones, es algo así como la penetración en su vida
de los pensamientos genéricos de los demás.
Que esta presi6n. específic~ de los modos colectivos de conducta, en lo que
ellos llenen de colectivos, es diferente de la otra presión que pueda dimanar de
PRESION EJERCIDA POR LOS MODOS COLECTIVOS 211

su contenido, se advierte con claridad mediante la siguiente consideración. Es po-


sible que un individuo repute que determinado uso carece de justificación. que
crea que su contenido es estúpido: en tal caso, el contenido de ese uso no ejerce
sobre dicha persona ninguna presi6'n que incite a cumplirlo, sino al revés, provo-
ca una repulsa; pero, por el hecho de que se trata de un uso que efectivamente
cumplen todos los pertenecientes al grupo, aquella persona experime?ta una pre-
sión, específicamente colectiva, de comportarse según dicho uso. Cutndo el case
es diferente, es decir, cuando la persona se siente convencida del valor positivo
de un determinado uso, entonces se suman dos presiones, a saber: la presión que
deriva del convencimiento de la bondad del uso, y además la presión que pro-
viene del hecho de Su carácter colectivo vigente.
La existencia de esa presión se comprueba en el hecho de que cuando uno
quiere comportarse de manera diversa del modo social vigente, tiene qu~ hacer un
esfuerzo par no dejarse llevar por lo que hacen los demás; tiene que oponer una
eñergía interna para resistir el influjo de los pensamientos o de las conductas co-
munales. Cierto que se puede nadar contra la corriente, do arriba, mas para ello
es menester poner en acción una fuerza propia que venza la fuerza de la corriente.
Asimismo, uno puede obrar de modo distinto y aun contrario de lo que determina
el uso; mas para hacerlo precisa contrarrestar con su propio vigor la presión que
el uso ejerce. Se puede vestir contrariamente a la moda; pero para hacerlo es ne-
cesario tener la valentía o la presencia de ánimo de resistir las criticas, las cen-
suras o burlas que ese proceder suscite. Se puede pensar enteramente lo contrario
de lo que es la opinión general, mas para ello urge la necesaria entereza, que
no ceda ante al influjo de las convicciones comunes. Se puede uno resistir al em-
pleo de modismos corrientes del idioma que no le agraden, pero tendrá que des-
arrollar especial atención y vigilancia para evitar, que por contagio, se le metan
sin sentir en el lenguaje propio.
Esta presión puede ser de muy diversos grados y asumir diferentes formas,
pero, en mayor o menor cuantía, de uno u otro modo, existe siempre en todas las
manifestaciones de lo colectivo. En cuanto al grado de fuerza de esa presión, ella
puede ser desde muy pequeña, verbigracia, la que ejercen algunos usos poco im-
portantes, hasta tan grande e intensa, que resulte irresistible, como la que imponen
las normas jurídicas, las cuales no toleran rebeldía, pues tratan de aniquilarla inexo-
rablemente, realizándose a todo trance.

I5.-LAS VIGENCIAS SOCIALES


Parece oportuno, es más, imperativo, hablar aquí de un nuevo concepto so-
ciológico, o por lo menos de una nueva formulación q~.1C apHccc en el pensamiento
sociológico de José Ortega y Gasset y que Julián Marías ha desenvuelto ulterior-
mente con mayores detalIes y de modo muy logrado: el concepto de vigencia so-
cial, el cual viene a dar precisiones más finas y rígorosas al precedente estudio
sobre la presión de los modos colectivos."
16 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), El Hombre y la Gente (Obras Inéditas), Revista de
Occidente, Madrid, 1957, pp. 305 y ss.; MARiAS (Julián), La Estructura de lo Social: Teoría
y Método, Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid, 1955. pp. 81·124.
212 PRESION EJERCIDA POR LOS MODOS COLECTIVOS

Hay opinIOnes -c-observa Ortega }' Gasset- que son dichas como cosa que
va de suyo y en que, al decirlas, se cuenta desde luego con lo que se llama "todo
el mundo" las admite. Otras, en cambio, son enunciadas con el matiz más o menos
acusado, de que no son opiniones admitidas; a veces, con pleno carácter de ser
opuestas a las comúnmente admitidas. En el primer caso hablaremos de opiniones
reinantes; en el segundo. de opiniones particulares... Las opiniones particulares
son emitidas COn brío, como haciéndolas subrayadamente constar, 0, viceversa, tí-
midamente, con temor a disgustar, pero casi siempre con cierta interna vehemencia
que procura ser persuasiva y contagiosa ... Con conciencia de que aquella opinión
particular necesita para tener alguna existencia pública, que el opinante o todo un
grupo de afines la afirmen, declaren, sostengan, apoyen y propaguen. Todo eso
se hace aún más patente cuando lo comparamos a la expresión de opiniones que
sabemos o suponemos admitidas por ese "todo el mundo". A nadie se le ocurre
decirlas como un descubrimiento propio ni como algo que necesite nuestro apoyo ...
Nos basta con referirnos a ellas ... con una mera alusión, y, en vez de tomar la
actitud de sostenerlas, hacemos 10 inverso, las mentamos para apoyarnos en ellas ...
y es que, en efecto, esas opiniones son usos establecidos ... que ... se imponen a
todos, que ejercen sobre todos su presión". Son vigencia!. La vige11cia se da no
s610 en la opinión, sino en todo uso, en toda costumbre; yo me atrevería a decir
en todo modo colectivo de conducta.
Es más, Ortega y Gasset sostiene que la vigencia es el carácter más sustantivo
del hecho social y de la sociedad como conjunto de los hechos sociales. lo que
dota a la realidad social de una dimensión diferente de lo individual.
los dos caracteres principales de la vigencia social son: 1 9, que la vigencia
social, sea del origen que sea, no se nos presenta com algo que dependa de nuestra
individual adhesión, sino que, por el contrario, es indiferente a nuestra adhesión,
el/á ahí, tenemos que contar con ella y ejerce, por tanto, sobre nosotros su coac-
ción, pues ya es coacción o presión el simple hecho de que, queramos o no, te..
nemas que contar con ella; y, 2 9, viceversa, que, en todo momento, podemos re-
currir a ella como a una instancia de poder en que apoyarnos.
Observa Julián Madas que "vigencia. en el uso normal de la lengua, es el
estado o condición de 10 vigente; lo vigente 'tiene vigencia' o 'está en vigencia';
y lo vigente, oígens, es quod viget, lo que está bien vivo, lo que tiene, por tanto,
vigor ... En español, la palabra vigencia se usa sobre todo en lenguaje jurídico:
una ley vigente es una . ley que está en- vigor, que tiene 'fuerza de ley', que ac-
tualmente obliga .. :.
"Vigencia es, pues, lo que está en vigor, lo que tiene vivacidad, vigor o fuer-
za; todo aquello que encuentro en mi contorno social y con lo cual tengo que contar.
En este carácter estriba el vigor de las vigencias. Si en mi mundo social existe
una realidad respecto a la cual los individuos no tienen que tornar posición, de la
cual pueden desentenderse, con la que, en suma, no tienen que contar, no es una
vigencia. En la sociedad, por ejemplo, existen individuos y grupos de individuos
que son vegetarianos; pero yo no tengo por qué ocuparme de ellos y de su ve-
getarianismo; no me es forzoso adherir o discrepar; puedo muy bien no pensar en
ello, no hacerme cuestión de si el vegetarianismo es conveniente o no; esto sig-
nifica que ni se trata de una vigencia. En cambio, tengo que contar con que otros
individuos y otros grupos tienen afición al fútbol: cuando voy a tomar un auto..
LAS VIGENCIAS SOCIALES

bus en día de partido encuentro que no puedo tomado, porque ya está ocupado
por lasque quieren verlo; al abrir un periódico encuentro numerosas páginas
dedicadas a ese espectáculo; el oficinista no me atiende porque está ocupado en
predecir los resultados de los partidos del domingo; si soy empresario de teatros
veo que mi público es disminuído por la afición al fútbol, etc.; es decir, ésta es
una vigencia frente a la cual tengo que tomar posición. con la cual tengo que
habérmelas de un modo o de otro".
"De un modo o de otro; porque el que algo sea vigente no quiere decir que
yo tenga que adherir a ello; puedo muy bien discrepar; pero ahí está lo impor-
tante: tengo que dilcrepa,." Si yo no soy vegetariano, no discrepo del vegetaria-
nismo; simplemente no soy vegetariano, y aquí termina el asunto, es decir, en
rigor no ha empezado; del fútbol, en cambio, no tengo más remedio que ocuparme,
porque, en sí mismo o en sus consecuencias, viene a mí y tengo que hacer algo
con él:'invitaciones a presenciar el partido, apreturas en los vehículos públicos,
ausencia de taxis cuando me hacen falta, distracción del empleado, conversación
sobre el" tema por parte "del peluquero, imágenes de futbolistas que me asaltan "al
abrir el periódico, y que me encantan o me enojan si tal vez prefiero hallar las
de una actriz de cine o un premio Nobel; páginas de prosa que tengo que leer o
saltar; términos futbolísticos que irrumpen en el lenguaje. Al discrepar es, Como
mejor compruebo la realidad de la vigencia. su resistencia, su coacción, a la cual
me pliego o me tengo que rechazar mediante un esfuerzo. Esto quiere decir que
el auténtico modo de realidad de lo social no es el simple 'estar ahí', sino
la presión, la coacción, la invitación, la seducción; lo característico de lo social
no es el 'estar' sin más, sino el estar actuando, Por eso es inmejorable la ex-
presión 'vigencia': lo propio de los ingredientes que componen la vida colectiva
es su vivacidad, su vigor; pero a la vez hay que subrayar que no son acciones;
su vigor se ejercita con su presencia, a veces con su simple inerte resistencia,
como el muro que me cierra el paso".
"Conviene salir al paso de un equívoco. Al decir que tengo que contar
con las vigencias, podría entenderse que ese contar es forzosamente aGtivo,"
que es un expreso atender a ellas, con conciencia clara. No hay tal. Esa ac-
titud mía sólo se da en dos casos: cuando la vigencia no es plefla o cuando yo
personalmente discrepo de ella. En otros casos, yo cuento con ella en forma pa-
siva, siendo informado y conformado por ella, comportándome de acuerdo con ella,
sometido a su influjo tan imperioso como automático. Así como estoy sujeto a la
ley de la gravedad o a la presión atmosférica, estoy sometido a las vigencias. Ha-
bitualmente no pienso en la gravedad 0- en la presión del aire, pero me comporto
con/ando con ellas; no dejo el libro en el aire, porque se caería; no pongo sobre
mi pie un gran peso, porque lo aplastaría; no me atrevo a transportar un piano
por(lue pesa demasiado; vuelo en un avión contando COn que el aire resiste. Nor-
malmente voy por la calle siguiendo su acera, sin "pensar en ello, orientado en
mi marcha por su previa estructura.
Cuando voy a. beber agua cuento con que está fría, sin haber pensado en
ello ni un instante, y sólo reparo en su temperatura si por azar está caliente; del
mismo modo, cuando en la calle hablo a un transeúnte, cuento con que entenderá
la lengua del país, y sólo me hago cuestión de ello si por azar no está sometido
a la. vigencia general lingüística, que surge expresamente al ser incumplida.
214 LAS VIGENCIAS SOCIALES

"Esto significa <:.~?' e-tamos inclusos en un mundo social que no se compone


de cosas, sino de ciertas realidades acluantes y, como veremos' en seguida, mis-
teriosas y más extrañas de 10 que parece, que ejercen presián activa o pasiva, po-
sitiva o negaJiva, sobre nosotros y con las cuajes tenemos. que contar, queramos
o no, sepámoslo o no. Esta actuación de las vigencias se ejerce según ciertas Ií-
neas estructurales, no de un modo informe; pero, vistas las cosas desde el otro
lado, lo que llamamos estructura consiste muy principalmente en la disposici6n,
contenido, intensidad y dinamismo de las vigencias".
las vigencias se producen dentro de un área determinada en la que es pre-
cisamente donde imperan.
A diferencia de lo que sucede con las normas jurídicas, las demás. vigencias
sociales no son ni promulgadas ni derogadas. Resulta que a través de determi-
nadas procesos, más o menos únicos o más o menos rápidos de los que me ocu-
paré en el capítulo siguiente (que versa sobre la socialización de la conducta), se
van constituyendo vigencias colectivas, las cuales persisten mientras persistan los
fenómenos de poder (convicciones, creencias, inercia, erc.).
Adviértase que las vigencias no suelen ser convencionales, es decir, no han
sido convenidas, acordadas. De aquí que no resulte adecuado el vocablo "con-
vencionalismo" para designar algunos usos sociales.
Como se ha expresado ya "las vigencias vigen en un ámbito, son presiones
ejercidas dentro de un medio cerrado, y estas presiones se ejercitan desde los lí-
mites y por una masa social determinada por ellos, Es decir, los límites están ac-
tuando sobre el individuo sometido a una vigencia, y en la medida en que el hom-
bre la conoce, le son presentes oscuramente esos límites ...",
Ahora bien, el apoyo de poder que sostiene una vigencia y le da su fuerza
puede variar mucho.
"El hombre no siente igualmente la presión que le viene de su familia -'en
esta casa no se bebe alcohol'- o la que procede de un círculo amplísimp -'tal
insulto es intolerable-; una mujer no se siente sometida del mismo modo a la
moda que empezó a ser vigente en el otoño que a la milenaria obligación social
de esperar la iniciativa amorosa del varón: si acorta intempestivamente su falda
o conserva el moño recién cortado en su medio social, tendrá que afrontar las
represalias de una 'sociedad' de minimo 'espesor' temporal; si decide declararse
al hombre de quien se ha enamorado, tendrá que vencer la presión de cente-
nares de generaciones superpuestas".

r6.-DIVERSAS CLASES DE MODOS COLECTIVOS DE CONDUCTA:


INTELECTUALES, SENTIMENTALES, CREENCIAS O CONVICCIONES,
HABITOS, USOS, COSTUMBRES, DERECHO
Sería difícil, casi imposible, enumerar todos los modos colectivos de com-
portamiento. Ni siquiera sería fácil enumerar solamente los diversos tipos de mo-
dos colectivos, porque éstos son muchísimos. Incluso intentar meramente una cla-
sificación de los tipos de modos colectivos resultaría empresa muy dificultosa, la
cual en todo caso no podría ser llevada a cabo satisfactoriamente dentro del
espacío reducido de este capitulo. Piénsese que la 'sociedad, en términos generales,
LAS VIGENCIAS SOCIALES 215
y cada uno de los gropos sociales, se constituye en y gracias a los modos colectivos
que le son especialmente propios. .
En cambio, parece obligado ofrecer una caracterización de algunas de las
formas principales de modos colectivos. Así, voy a describir a continuación los
siguientes ~pos de modos colectivos: modos intelectuales; modos emocionales; cre-
encias o convicciones sociales; hábitos sociales; usos; costumbres; y Derecho.

17.-MOOOS COLECTIVOS INTELECIUALES y EMOCIONALES


Hay en el individuo una enorme cantidad de pensamientos, de asociaciones, de representa-
ciones, de operaciones mentales, de sentimientos, "que no se deben a él como individuo, y que
no son tampoco el resultado de unos mecanismos psíquicos generales, antes bien, que son
efecto de lo colectivo. enseñanza o imitación social. Estos modos mentales recibidos de lo. colee-
tivo son de enorme cantidad.
En la mera percepción de la mayor parte de objetos hay ingredientes debidos a 10 colectivo.
Al llevar la sensación virgen al marco de la nomenclatura, la configuramos según el modo co-
lectivo que es la palabra aprendida. Ahora bien, adviértase que el Jenguajees un modo mental
colectivo, es un repertorio de conceptuacioaes que el individuo. ha hallado preronstituído, que
existe antes que él y en torno de él.
Es mayor el suministro de lo colectivo en los objetos de la. cultura, en aquellos que son
obra humana. "La interpretación de la mayor parte de esos objetos implica una iniciación so-
cial ... Cuando decimos: he aquí un rosario o he aquí un aparato telefónico, nuestra afirmación
sobrepasa enormemente la simple comprobación de las formas en efecto percibidas; supone un
conocimiento de técnicas religiosas o científicas, que debemos exclusivamente a nuestro medio
social. La percepción, incluso de las distancias y la de los intervalos de tiempo, que parecen
por su naturaleza depender tan estrechamente de la intuición sensible, no pueden sin embargo
llegar a precisarse sino gracias a la utilización de los sistemas de medida de los cuales nos ha
provisto la colectividad".11
"Tampoco es nuestra memoria propiamente personal la. que proporciona a nuestro pasado la
consistencia, la continuidad, la objetividad, en una palabra, que lo caracteriza a nuestros propios
ojos", antes bien, eso 10 debemos a ."la intervención de factores sociales, al referir constante-
mente nuestra experiencia individual a la experiencia común de todos los miembros de nuestro
grupo, a su inserción en marcos colectivos, a los que referimos los acontecimientos a medida
que son producidos". Así, todos los sistemas. cronológicos para medir el tiempo son instituciones
soda les: los calendarios, la determinación del punto de partida de una cronología, primera
Olimpíada, fundación de Roma, Nacimiento de Jesucristo, huída de Mahoma. De otro lado.
nuestra vida se halla dividida en años, meses, semanas, días, horas, minutos. Pero esas son
medidas objetivas que hemos aprendido de la sociedad, y que constituyen pautas colectivas para
la mensura del tiempo, las cuales no coinciden con nuestra pura experiencia personal; según ésta,
los años pasan más aprisa a medida que envejecemos, hay días fugaces como relámpagos y mi-
nutos interminables. Por otra parte,"muchos acontecimientos de nuestra vida los tenemos ordena-
dos en nuestra memoria no según las fechas históricas; y, así, lo referimos a la etapa anterior a la
Segunda Guerra Mundial. al tiempo de la duración de ésta o al período posterior. Nuestra
vida se halla entretejida con la existencia de los grupos de que formamos parte, aunque no
hayamos tenido participación directa en muchos de los acontecimientos de éstos. De esta suerte.
incluso los recuerdos que parecen más personales están penetrados por la experiencia del grupo,
depositada en los modos colectivos. Muchas veces, nuestros recuerdos no son puras reproduc-
ciones realizadas exclusivamente por nuestra memoria personal, sino reconstituciones y recoas-
trucciones del pasado en función de la experiencia y de la lógica colectiva.w
. Las emociones parecen tener acentos individuales más marcados. Y, sin embargo, en ellas
hay también ingredientes colectivos. Ocurre que al 1000 de esta dimensión individual de los

17 Cfr. BLONDEL, Psicología colectim, trad. casto publicada por Bdit. América, México,
1941. pp. 138 y ss.
18 Cfr. BLONDEL, ob. cit., pp. 146 Y ss.
216 MODOS MENTALES

sentimientos, éstos tienen también la característica de ser muy comunicables, hasta el 'punto de
que con razón se ha dicho que las emociones son más contagiosas que las ideas. Por otra
parte, los modos colectivos pretenden regular muchos estados emocionales. A tenor de estas
pautas sociales, hay, según las diversas circunstancias, sentimientos que son impuestos, otros
recomendados, otros permitidos. otros tolerados y. por fin, otros prohibidos. Fijémonos especial-
mente, como ejemplo, en los sentimientos impuestos o recomendados por los modos colectivos,
verbigracia, como consecuencia de una hazaña o de un crimen, ante una obra pictórica maestra,
en la audición de una sinfonía egregia, en la visita a una catedral, en el cumplimiento de los
deberes religiosos, al recibir la noticia de la victoria o de la derrota de nuestros ejércitos. "Estos
sentimientos -dice BLONDEL- tienen su vocabulario y su sintaxis propios, aprendidos por nos-
otros de nuestro mundo circundante. .. Vibren o no en nuestros corazones a su unísono, nos
sentimos obligados a experimentarlos y debemos experimentarlos siempre, respetando su sintaxis
y su vocabulario. Saber que un sentimiento debe tomar cuerpo, utilizar la expresión que le
es peculiar, es hacerlo presente a nuestra conciencia e introducirlo. en ella desde fuera. Por una
emoción que suba del corazón a 105 labios, [cuántas hay que bajan de Ios labios al Corazón!".10

rS.-CREENCIAS O CONVICCIONES SOCIALES


La convicción O la creencia no es un fenómeno intelectual, aunque a veces posea
ingredientes intelectuales. La convicción es sobre todo un fenómeno emocional; es
decir, algo que forma parte de nuestro ser, algo que está efectivamente incorporado
a nuestra vida, algo que somos de hecho. Cierto que hay convicciones que están
justificadas intelectualmente; pero la fuerza que tienen como convicciones no deriva
principalmente de esa su justificación intelectual, sino de un arraigo sentimental
en nuestro ser. 'Las convicciones no consisten tanto en pensamientos que pensamos,
sino en pensamientos que somos. Y hay convicciones que persisten a despecho de
su injustifícación intelectual.
Muchas veces las convicciones no aparecen clara y distintamente como tales en
la conciencia. Con frecuencia operan como un elemento subconsciente que configura
el carácter del individuo actuante. Adviértase que el obrar conforme a las propias
convicciones suele convertirse en hábito, lo que dota a éstas de un formidable poder.:!'O
Claro es que, al momento inicial de formarse una convicción, ésta tuvo que
ser consciente, pues representó la solución dada por la mente a un determinado
problema. Ahora bien, que haya sido consciente en el instante inicial no quiere decir
que haya conocido las raíces emocionales, aunque éstas quizá hayan pasado inad-
ve-rtidas para el sujeto. Mas no por ese no darse cuenta de ellas dejan de existir
tales raíces emotivas y de constituir la fuerza mayor de la convicción.
La vida del hombre. se apoya de hecho sobre el repertorio de convicciones o
creencias acerca del mundo y acerca de sí mismo. Para decidir lo que va a hacer,
el hombre tiene, quiera o no, que formarse un plan que le parezca como justificado
ante sí mismo. Pero ese plan y esa justificación implican que nos hemos formado
alguna idea de lo que es el mundo y las cosas en él, y nuestros actos posibles sobre
el, idea en la que creemos efectivamente.
La casi totalidad de esas convicciones no se las fabrica robinsonescamente el
individuo, sino que las recibe del medio social en que vive. En ese medio social,
a veces se dan convicciones muy diferentes. Unas San supervivencia herrumbrosa y

ID Cfr.BLONDEL, ob. cÍI., pp. 188 Y ss.


2\1 Cfr.Tlli¡\SHEFF, An InJ,-qJucJion JO Sociology 01 1Au', Cambridge, Mas., 1939, pp. 72
Y S5.j ORTEGA y GASSET (J.), ld~aJ y Creencias, 1940, pp. 11 Y ss.
REALIDAD SOCIAL DE LAS CONVICCIONES 217

torpe de otros tiempos. Pero hay un sistema de convicciones vivas que representa
el nivel superior del grupo en el presente.»
Quien profesa las creencias o tiene las convicciones es el individuo, porque
sólo el individuo es capaz de pensar y de sentir. Pero la mayor parte de las con-
vicciones que tiene las ha recibido como convicciones que predominan y rigen en
el grupo social. Esas convicciones, las cuales son modos colectivos de pensamientos.
se le meten desde fuera hacia dentro por virtud de la presión que es característica
de' los modos colectivos, o le arrastran como una especie de corriente poderosa. Pero.
es más, el individuo tiende de por sí a coincidir con las opiniones de los demás.
Cuando el hombre tiene un problema, su primer movimiento suele ser preguntar a
los demás sobre lo que piensan de tal problema, buscar apoyo en una creencia do-
minante para resolverlo.
La convicción o creencia, precisamente porque na es una mera opinión, una
idea, sino una realidad establecida, sobre la cual se apoya la vida humana, es difícil
que pueda, existir bajo la forma de creencia individual. Normalmente es un hecho
colectivo. Ordinariamente no se cree por cuenta propia, sino junto con los demás;
se cree en común. La creencia actúa como instalada en el contorno social, en forma
de vigencia colectiva.2 2
Claro es que las creencias fueron primero ideas, pero que lentamente llegaron
a ser absorbidas por la colectividad, consolidándose como una realidad de ésta.
Los tipos o las clases de creencias son .de gran multiplicidad y variedad. Hay
creencias o convicciones en materia religiosa, sobre el mundo físico (clima, lluvias,
etc.), sobre el organismo humano (prácticas de alimentación, de ejercicio, de pre-
vención de enfermedades, medidas terapéuticas, etc.), sobre la naturaleza humana,
sobre qué es conveniente, decoroso, decente hacer respecto de uno mismo y respecto
de los demás, etc.
La mayor parte de las creencias o convicciones incluyen valoraciones, las cuales
suelen servir de base para pautas de conducta y para enjuiciar el comportamiento de
la gente. Puede haber creencias o convicciones que costituyan principalmente re-
presentaciones, ideas sobre el mundo, las cosas O las gentes. Pero incluso las creen-
cias o convicciones de este tipo suelen o bien contener un matiz estimativo, o bien
servir de base para otras creencias que son fundamentalmente valoraciones.

19·-I-1ABITOS, USOS, COSTUMBRES, CONVENCIONALISMOS


Suele llamarse hábito una forma de condccta ql!e ha sido mecanizada, a veces
incluso automatizada p~r repetición, y que se pone en práctica, y que sigue repitién-
dose en una especie de movimiento de inercia. Los hábitos son formas adquiridas
de conducta, pero cuando se han constituído ya como tales hábitos vienen a cons-
tituir lo que se llama una especie de "segunda naturaleza'·.2S
Esta caracterización del hábito se refiere a formas de conducta que el individuo
mecan iza o automatiza. Ahora bien, puede existir un hábito puramente, o más bien
~l Cfr. ORTEG.\ y GASSET (J.). Obras Completes, Madrid, 1947, tomo IV, p. 342. Véase
también: LE BON (Gustave). Les Opinions et les Croyances, Flarnmarion, París, 1918.
~~ Cfr. ORTl:GA y GASSE"f (J.), Obras Completas, tomo VI, p. 6t.
:n Cfr. DEWEY (John), Human Nature and Conduct, Modern Library, Random, Nueva
York, 1930; SARCENT (S. Stansfeld). Social Psyehology, Ronald, Nueva York, 1950, pp. 168-
172; EssERTlf;R (Daniel), Psycbologíe et Socioíogie, Pcris, Alean, 1.927.
218 REAliDAD SOCIAL DE LAS CONVICCIONES

predominantemente. individual, a saber, el creado por la repetición de un modo in-


dividual de conducta. Pero las más de las veces el individuo forma sus hábitos bajo
la influencia de múltiples factores sociales, por ejemplo, bajo la influencia de los
sentimientos de admiraci6n y de la imitaci6n que su propia conducta ha suscitado
dentro del grupo. Muchas veces varios hábitos de un individuo se forman por el
hecho de que éste imita hábitos ya establecidos en los demás del grupo.
Se habla de hábitos sociales, cuando un hábito es practicado de modo similar
por un gran número de gentes. El hecho de que un hábito se haya convertido en
social. esto es, en un modo colectivo de comportamiento, puede ser debido a dos
tipos diferentes de causas, .así como también a la mezcla de ambos tipos: A) Puede
ser debido al hecho de la imitaci6n, tanto 16gica como al6gica, que muchas gentes
hacen del hábito de un individuo. B) Puede ser debido también al hecho de que
diversas personas, sin copiarse ni depender Ias unas de las otras, reaccionan de modo
similar frente a estímulos parejos. e) o puede ser debido también a una mezcla
de reacciones similares con imitaciones.
Cuando un hábito social no es solamente el hecho de la mera conciencia de
las conductas habituales de muchos individuos, sino que además de eso es también
ofra cosa, es un modo colectivo de comportamiento ya establecido, que está alll,
como una pauta o ruta que invita a ser seguida, y que ya ejerce la característica
presión de los hechos sociales, entonces suele ser llamado fjJO. 26
En nuestros medios urbanos fumar en pipa es un hábito de unos pocos indio
viduos. Fumar cigarrillos es un hábito social muy extendido. Pero ese hábito de
fumar cigarrillos no llega a constituir verdadermente un uso social, porque en rea-
lidad no constituye un modo colectivo de conducta característica de ningún grupo
social, salvo el caso de los j6venes que entran en ese hábito considerándolo como
una forma de iniciaci6n en las maneras de conducta adulta.
Los flSOS, en tanto que meros usos y nada más que como tales, son modos co-
lectivos de conducta, pero no Son considerados como obligatorios. Pasear los jéve-
nes de ambos sexos por la plaza principal de una ciudad provinciana a determinada
hora todos los días o determinados días de la semana, comer pavo el día de Navi-
dad, comenzar la temporada de baños en el mar en determinada fecha, desayunarse
cotidianamente con huevos y jamón, son usos, modos colectivos de comportamiento,
los cuales ejercen una cierta presión, pero no contienen ninguna dimensi6n de obli-
gatoriedad. Es decir, los miembros del grupo social donde tales usos rigen no con-
sideran que aquellas personas que no los cumplen han infringido ninguna norma
obligatoria. Sencillamente se apartaron de un camino, el cual es seguido por mucha
gente, incluso tal vez de la mayoría, pero. que no es considerado como obligatorio.
El uso consiste, pues, en una regularidad de hecho en la conducta, sin que esa
regularidad entrañe ningún sentido normativo. En ese respecto, puede decirse que
el uso no está dotado de "validez", puesto que nadie exige su cumplimiento.
En cambio, cuando un uso es considerado como pauta obligatoria de compor-
\tamiento dentro de un grupo social, entonces recibe el nombre de costumbre. Así,
.
\ 2{ En esta materia la terminología empleada por los diversos autores es muy varia. Así,
por ejemplo, Max Weber llama JJJO a lo que yo aquí denomino bsbito social, llama costumbre
a 10 que yo denomino uso,- y llama convención a algo parecido a lo que yo designo como
costumbre. Véase WEBER (Max), Economía 1 Derecho, tomo J, trad. de J. Medina. Echavarrfa,
Fondo de Cult. ECOD., México, 1944, pp. 27 Y ss.
HABITOS, USOS Y COSTUMBRES 219
pues, costumbre es un uso del que se predica "validez", "normatividad" y por con-
siguiente, obligatoriedad. Las costumbres relativas al trato social, a la etiqueta, al
modo de vestir, a las formas de saludo, a ciertas expresiones epistolares, eec., son
consideradas como normas válidas, como pautas obligatorias de comportamiento
dentro del grupo social.
Claro es que las fronteras entre el mero lISO y la costumbre no suelen ser ta-
jantes, sino que por el contrario, en ocasiones aparecen difuminadas o borrosas. A
este respecto Max Weber observa acertadamente que el tránsito del uso a la cos-
tumbre es fluido, como lo es también -podría añadirse- el tránsito del hábito
social al USO. 2li
A través de las costumbres pueden manifestarse y de hecho se manifiestan
muy diversos tipos de normas: morales, del trato social -esto es, del decoro, de
la decencia, de la cortesía, de la etiqueta, etc.-, higiénicas, técnicas y jurídicas.
En las sociedades primitivas, y también en grupos poco organizados, todas las.
normas de conducta suelen presentarse bajo forma consuetudinaria. La· costumbre
aparece como instancia reguladora de toda la conducta. En la costumbre primitiva
se involucran preceptos religiosos, imperativos morales, reglas de trato (decoro, de-
cencia, cortesía, etc.), preceptos jurídicos, m6dulos técnicos, recetas médicas, etc.
El hombre primitivo rige su vida casi exclusivamente por costumbres, que para él
tienen a la vez significación religiosa, moral, de decoro, jurídica, política y técnica..
Pero, claro es que no distingue netamente esos varios aspectos: es primitiva cos-
tumbre de múltiples y diversas dimensiones; se presenta como algo previo a la di-
ferenciaci6n de éstas, como una norma indiferenciada, que es todo esto a la vez·
(religión, moral, decoro, derecho, técnica, etc.) y nada de esto en particular ni
con plenitud."
Mientras que Iós usos, puesto que no son obligatorios, no llevan aparejadas.
unas sanciones para su incumplimiento, en cambio, las costumbres sí están provistas
de sanciones de diversos tipos, por ejemplo risa o burla, crítica, censura, aparta.. .
miento del grupo, O expulsión del grupo.

2o.-REGLAS DEL TRATO SOCIAL


Como ejemplo de un tipo importante de costumbres, mencionaremos aquellas-
en que se expresan las llamadas reglas del trato social: la decencia, el decoro, la
buena crianza, la correcci6n de maneras, la cortesía, la urbanidad, el respeto social•.
gentileza, las normas del estilo verbal, del estilo epistolar, las exigencias sobre el
traje, el compañerismo, la caballerosidad, la galantería, la atención, el tacto social,
la finura, etc, etc. Pensemos en la innúmera cantidad de actos y de prohibiciones.
que nos imponen dichas reglas: el saludo en sus diversas formas, toda una serie
de actitudes que revelan consideración para los demás, las visitas de cortesía, las
invitaciones, los regalos, las propinas y aguinaldos, la compostura del cuerpo cuando-
estamos reunidos con otras personas, la forma del traje según las diversas situaciones,
la buena crianza en la mesa, las f6rmulas de la comunicación epistolar, las reglas.
Z:i Adviértase. sin embargo, que Max Weber usa una terminología diferente, según he ex-
puesto en la nota precedente. Aquí, al citar a Weber. he convertido su terminología a la mía.
au Véase: RECASÉNS SICHES (Luis). Tratado General de Filosofía deí Derecho, l' cd...
Editorial Porrúa, México 1959. caro VI.
220 HABITOS, USOS Y COSTUMBRES

del juego, las de la conversación, la asistencia a determinados actos, el evitar en el


lenguaje las palabras reputadas como ordinarias o groseras, los homenajes de ga-
lantería y, en suma, todos los especiales deberes de comportamiento que derivan
del hecho de pertenecer a un determinado círculo social (clase, profesión, edad,
afición, vecindad, etc.). De ordinario, a estas reglas se las ha llamado "convenció-
nalismos sociales"; pero reputo que esta denominación es superlativamente infor-
tunada, porque evoca la Idea de convenio, de convención, la cual es precisamente
todo lo contrario de la esencia de estas normas."
Obsérvese que el volumen de las reglas del trato y de los deberes que éstas
imponen es formidablemente grande y abarca un sinnúmero de aspectos de nuestra
vida social. Y nótese también que la impresión efectiva de esas normas es muy
intensa; tanto, que muchas veces la sentimos Con mayor intensidad que la voz de la
conciencia moral o que la intimidación del Derecho. En alguna ocasión el Derecho
a pesar de su coercitiva pretensión de imponerse inexorablemente, se ha mellado en
la práctica, se ha mostrado ineficaz para suprimir determinados comportamientos
que tenían una honda raigambre en reglas usuales del trato social: así, por ejemplo,
en el caso del duelo en otra época, el cual sólo desapareció cuando perdieron vi-
gencia social las reglas usuales que lo mantenían, y fueron sustituidas por otras
convicciones normativas, según las cuales los lances de honor se consideraron como
Cosa ridícula. lo cual ilustra sobre el potente vigor efectivo que tienen muchas re-
gias del trato-social.
Adviértase, además, que las reglas del trato social no tienen una versión uni-
versal, ni siquiera generalizada, sino más bien una serie de versiones particulares y
diversas para cada círculo social. Un aeta que para un muchacho es admisible, puede,
en cambio, resultar indecoroso en un anciano; y lo plausible en un anciano, cabe
que sea inconveniente en un joven. El traje perfecto para un obrero manual resultará
indecoroso para un funcionario. Lo lícito para un seglar puede ser escandaloso en
un sacerdote. Ciertas diversiones permitidas socialmente a un saltimbanqui le están
vedadas a un magistrado. El concepto medioeval del honor para los caballeros no
regía entre los villanos. Unas eran en la Edad Media las costumbres de los comer-
ciantes y otras las de la aristocracia. Lo que es permitido al nacional puede resultar
intolerable al extranjero, o viceversa. Las palabras que no serían criticadas cuando
las profiera un arriero serán tenidas por groserías en un sirviente doméstico, etc.
Esta adscripción de las reglas del trato a una esfera colectiva determinada es una
de las características más notorias de tal tipo de normas. El decoro, la decencia, la
conveniencia, la cortesía, son algo muy diverso en' cuanto a su contenido según del
círculo social de que se trate. Esas reglas rigen siempre en un determinado círculo
(más o menos amplio) de personas, en una esfera colectiva especial, yue obtiene
su delimitación en virtud de puntos de vista varios para cada esfera: por la edad,
por el parentesco, J>or la profesión, por la vecindad, por la raza, por la religión,
PO! la política, por la posición económica, por la clase, por la adscripción a de-
terminadas actividades (orfeonistas, deportistas, estudiantes, turistas).
Cada grupo social, de cualquiera clase que sea) tiene usos y costumbres cspe·
(jales propias de él, que constituyen pautas obligatorias de comportamiento.
:!. Véase: RECA.<;ÉNS SICHES (Luis), ob, vit, en la nota prccedcnrc, cap. IV, "La, Rl'gl:lS
del Trato Social: Su Diferenciación de las Normas Morales r de L1S Normas juridicns"
REGLAS DEL TRATO SOCIAL 221

2I.-EL DERECHO
Las normas jurídicas -independientemente de que sean Derecho escrito (leyes.
reglamentos, contrates, resoluciones, sentencias. etc.) como si son Derecho no es-
crito (verbigracia, consuetudinario)- son. a diferencia de las meras reglas sociales,
preceptos dotados esencialmente de impositividad inexorable, esto es, de coercitividad
(esencial posibilidad de forzar al cumplimiento). Representan, al menos en prin-
cipio, el grado de mayor intensidad en la presión de los modos colecrivos.w

22.-RITOS y CEREMONIAS
Se llama rito a una serie de actos -dispuestos en procedimiento rítmico, dirigidos al mismo
fin y repetidos sin variación en determinadas ocasiones. Puede haber citos individuales rela-
cionados con menesteres rutinarios de la vida cotidiana, como por ejemplo en el orden de los
actos de vestirse, o en el arreglo de una habitación, etc. Pero la mayor parte de los ritos son
sociales -y éstos son los que interesan aqui-, los cuales tienen como sentido y objeto dar al
cumplimiento de ciertos modos colectivos de vida una especial solemnidad, que infunda res-
peto y suscite emociones comunes en los miembros del grupo reunidos. Hay ritos religiosos,
los cuales aparte de su carácter sacro, contribuyen a infundir devoción, reverencia, sentimiento
de dependencia, corrientes emocionales de fusión con la -comunidad de los fieles, etc. Hay ritos
políticos, los hay meramente sociales -como los practicados en ciertas reuniones de confra-
ternidedes-c-, los hay agrícolas, mercantiles -sobre todo en sociedades primitivas o antiguas. etc.
El rito contribuye a delimitar con más precisión y con más rigor al grupo o al círculo so-
cial. fundiendo emocionalmente a sus miembros, y diferenciándolos de las otras gentes no
miembros, las cuales sueíen ' permanecer frías ante los actos que, por el contrario, suscitan
fuertes emociones en los participantes.w
El concepto de ceremonia es muy próximo al de rito. Algunos autores usan ambas pula-
bras como sinónimas. Sin embargo, el concepto de ceremonia es algo más extenso o compren-
sivo que el de rito. Mientras que el rito implica una precisión rítmica y una repetición exacta
de unas formas instituidas, en cambio ceremonia significa cualquier procedimiento establecido
para dar dignidad y solemnidad a un acto social y subrayar de ese modo su importancia o tras-
cendencia. Así, por ejemplo, las formas especialmente solemnes con que se recibe a un héroe,
con que se confieren honores y premios, con que se celebran aniversarios o conmemoraciones.
Claro es que las ceremonias comprenden o no actos de carácter ritual, o pueden organizarse
°
para una sola vez de modo diferente en cada ocasión.w
Tanto los ritos como las reermonias son medios poderosos para mantener vivo el senti-
miento de pertenencia a un grupo, para .conservar la adhesión a sus modos colectivos, para
unir más estrechamente a sus miembros, y para afirmar y reforzar su significación y su estruc-
tUta. Además, las insignias, los trajes ceremoniales, las solemnidades, mantienen la distancia
entre los dirigentes y el público, y la jerarquía, que es la base de la organización del grupo.
"Pero el ceremonial -c-observa Agramonte- ejerce mayor -influencia en la mente irreflexi-
va -t-por eso RevilIe lo denomina 'anestesia de la conciencia', y Tarde 'sonambulismo ~ocial'-­
que en la mente crítica, pues el espíritu crítico advierte el abismo que suele abrirse entre la
pompa, el ceremonial y la realidad subyacente, muchas veces criticable. A veces un rey incapaz
es coronado con toda pompa. Y el espíritu crítico ve en esto algo vacío y hasta contradic-

as Véase: Rr:CASÉNS SICHES (Luis), oh. cijo en la nota N'" 27, caps. H, lIT, VII y VIl!.
Véase también el cap. XXXI de este libro.
¡:!J Cfr. MAclvER (R. M.) & PAGE (Charles H.), Society: An Introductory Anaiysis,
Rinebart, Nueva York, 1950, pp. 150 Y ss.: AGRAMONTE (Roberto), Sociología, 4' cd., t. Il.
Cultural La Habana, 1947 pp. 498 y ss.; BERNARD (L. L.), Social COnJl'Ol, MacMillan. Nueva
York, 1939, pp. 468 y ss.
ao Cfr. Obras citadas en la nota precedente.
222 RJTOS y CEREMONIAS

torio. Sin embargo, para el grueso de la gente las coronaciones de los reyes, las investiduras
de los presidentes. etc., ejercen un efecto positivo, pues estas ceremonias tienen el poder de
materializar, por as! decirlo, esas abstracciones que son 'el Estado', 'las leyes') 'la unidad na-
cional', etc. De ahí igualmente la eficacia de Jo~ símbolos.. :\81

23.~SIMBOLOS y UNIDAD COLECTIVA


La adecuación de la conducta a los modos colectivos y el reconocimiento de la
autoridad de puestos no llegaría a cuajar, y los ritos y ceremonias carecerían de
sentido, si no fuera por el hecho de que el hombre social tiene la capacidad de crear
r de usar símbolos. Un símbolo -dice MacIver- es la representación externa de
un sentido o de un valor, la cual. por asociación, transmite una idea o estimula
un sentimiento. o ambas cosas a la vez.S 2 Toda comunicación, por medio del lenguaje
o por otro procedimiento, se verifica mediante símbolos. Pero aquí se hará refe-
rencia a los símbolos, solamente desde el punto de vista de la función que los sirn-
bolos cumplen como factor de la unidad del grupo. La unidad del grupo, y también
sus valores culturales, suelen hallar expresiones simbólicas. Así, por ejemplo, en
la nación, mediante la bandera, el escudo, el himno patrio.
El gran filósofo Ernest Cassirerw observa que a diferencia del animal, el hombre
00 vive en un mundo de hechos crudos y solamente al compás de sus necesidades
y deseos inmediatos, sino que vive además y principalmente en un mundo de sím-
bolos. El lenguaje, la religión, el arte, la política, los grupos sociales, constituyen
parte de ese mundo simbólico, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica.
El hombre no se enfrenta con la realidad de un modo inmediato y directo; no suele
verla cara a cara. Se ha envuelto a sí mismo en formas lingüísticas, en imágenes
artísticas, en símbolos, de tal manera que ve las cosas a través de la interposición
de esa urdimbre simbólica. .
Para los diversos papeles o roles qne desempeña en los varios grupos sociales
en los -que participa ha creado símbolos mediante los cuales se intenta representar
no sólo esas funciones en su realidad, sino sobre todo la idealización de esas fun-
ciones tal y como se cree que debieran ser. A veces los hombres mueren por los
ideales que tienen de una institución tal como ella debiera ser -y no tanto la
institución tal y como ella es. El profesor Arnold de la Univesidad de Yale ha es-
crito una obra "Los símbolos del Estado", 84. e.p. donde estudia las ceremonias y las
teorías subyacentes de las instituciones sociales, especialmente de las instituciones
políticas y jurídicas, mostrando el papel importantísimo que los símbolos juegan
en la vida social. No es posible resumir aquí ese trabajo, pero he creído conve-
niente y aleccionador mencionarlo.

24·-SANCIONES PREMIALES y PUNITIVAS DE LOS MODOS COLECTIVOS


La palabra sancián puede significar tanto una recompensa para quien cumple determinada
norma --ordinariamente de una manera óptima y sobresaliente-c-, como también un acto de

81 Cfr. AGR.. . MONTE (R.), ob. cit, en la nota NI! 25, p. 499.
32 Cfr. MAcIvER & PAGE, ob. cijo en la. nota N9 25, pp. 0,3 Y ss.
33 Cfr. CASSIRER (Ernst}, Antropología Pilosoiíco: Introducción a una Filosoj¡a -de la Cul-
tura, trad. de E. Imez, Fondo de Cultura Econ., México, 1945, cap. II.
Si Cfr. ARNOLD (Thurman W)., The Symbo/s oi Govermnent, Yale University Press, 1948.

.)
SANCIONES 223
imposición forzada (p. e" la ejecución forzosa en el procedimiento jurldicc}, como también
un castigo. Pero habitualmente esa palabra se usa en las dos últimas acepciones mencionadas
sobre todo en el Derecho-e-, y especialmente en la tercera --como castigo- en Sociología.
Lo colectivo es, como ya se ha mostrado, una configuración uniforme de la conducta en
determinados aspectos, un consensus corno decía Comte, o una conformidad COIDO dice Maunier.
Moldea las maneras de pensar, de sentir y de comportarse; gobierna las creencias. las nociones
y los razonamientos. los gestos, las palabras y las conductas. En esa conformidad, se hace pa-
tente la existencia de la presión característica de lo colectivo. .
Ya indiqué que las formas y las intensidades de esa presión son diversas. Hay modos
colectivos establecidos por la fe religiosa. otros por las normas jurídicas -las cuales consti-
tuyen la maximilización de todos los caracteres de lo social y particularmente de la intensidad
de presión-; otros por la opinión, por las costumbres, por los usos; otros por hábitos consti-
tuidos casi por contagio; y otros que casi son- libres, pues se limitan "a ser sugeridos o reco-
mendados, pero sin crear propiamente obligaciones. Existe lo impuesJo (por la religión, por el
decoro, O forzado inexorablemente por el Derecho), lo aC(lsJumbrad(l, lo usual, lo hablJuaJ,
lo acepJado y lo meramente /o/91"ado.
Estas diversidades dan origen a muy diferentes sanciones de los modos colectivos, entre las
Cuales se pueden destacar, como ejemplos -no como clasificación exhaustlva-c-, las siguientes: 8s
Sanciones religiosas: la infracción de un modo colectivo es considerada cama pecado que
acarrea una expiación sobrenatural y además el estigma social y, a veces, la expulsión de la
comunidad de los fieles (excomunión).
Sanciones jurídicas: la infracción de un modo colectivo entraña una ilegalidad, que la
coacción del Derecho trata de evitar a todo trance, o de subsanarla también n todo trance, si se
trata de una mera ilegalidad; y que además reprime con una pena, si se trata de un delito.
Las sanciones por inobservancia o violación de las normas de un grupo institucionalizado,
por ejemplo, de una asociación, suelen consistir en multas, en suspensión temporal de la ca-
lidad de socio, o en expulsión.
Las sanciones por incumplimiento o infracción de Jos modos colectivos de los grupos no
.rígidamente organizados, por ejemplo, de Jos llamados círculos sociales, suelen consistir en va-
rias formas de censura por parte de la opinión 'predominante de los miembros del grupo.
Esta censura o reprobación puede tener /muy diversos grados: desde la expulsión acompa-
ñada de persecución e-cerno por ejemplo, la puesta en el índice, la declaratoria de exclusión,
la negativa para todo roatacto o relaciótt- hasta la mera sanción satlrica o del ridículo, qu~
entraña una especie de desaprobación o depreciación.

25.-LOS MODOS COLECTIVOS IMPLICAN UN CREDITO DE CONFIANZA


A LOSDEMAS
El sujeto puede adaptar su conducta a determinado modo colectivo, por di-
versas razones.
Puede cumplir un modo colectivo, verbigracia, un uso, por mero contagio, es
decir, por imitación mecánica. Puede cumplirlo también, por sentirse identificado
sinceramente con él. O puede también cumplirlo simplemente por efecto de la pre-
sión que el modo colectivo ejerce, cediendo a ella. O puede además" aunque no
esté íntimamente identificado con el modo colectivo, admitirlo y acomodarse a él,
una especie de crédito de confianza otorgado implicitamente a los demás.
En efecto, en el acomodarnos en muchos de nuestros quehaceres a lo colee-
tivo, a lo que hacen los demás, va implicito un crédito de confianza que abri-
mos a nuestros antepesados y a nuestros coetáneos. Creemos que aquello que hacen
86 Cfr. GURVITCH (Gecrges) , La Vocalion Actuelle de /a Sociologie, Presses-Universitaires
de Prance, París, 1950; DAVY (Georges), Sodo/Jogle GtnérIJ/e, Presses Univ. de France, París,
1951; STURZO (Luigi), La socieJá, lua natUra e Jeggi, Atlas, Busto Arsizio, 1949; GANON (1.),
Resumen de Soci%gla General, Montevideo, 1952.
224 . CREDlTO DE CONFIANZA A LOS DEMAS

los demás ofrece alguna garantía de acierto. Eso que hacen los demás podrá no
ser lo mejor, pero probablemente tampoco sea lo peor.
Esa especie de crédito, de voto de confianza a 10 colectivo suele darse en la
mayor parte de las conductas sociales: unas veces en forma expresa, otras de modo
implícito, otras, casi subconscientemente; pero casi siempre en algún grado.
La amplitud de ese voto de confianza a 10 colectivo varía mucho según los
diversos individuos; pues los hay de temperamento acomodaticio, dócil, sin gran
iniciativa personal, propensos, por lo tanto, a aceptar las formas comunales de con-
ducta; mientras que otros, dotados de agudo sentido crítico, tienden a someter
a examen ante el fuero de su propia conciencia los modos sociales.
Pero, incluso esos últimos, los sujetos con una fuerte individualidad dotada
de vigoroso sentido crítico, aplican éste sólo a determinadas cuestiones, pero en
otras no tienen más remedio que aceptar los modos colectivos, pues no es posible
un hombre que no copie nada de los demás ni del pasado; ya que si fuese así,
tendría que comenzar a resolver por su propia cuenta todos los problemas de su
vida, con 10 cual no podría apenas pasar de una existencia puramente rudimen-
taria, si es que podía llegar a mantenerse en ésta.
También varía ese voto de confianza a 10 colectivo según las especiales carac-
terísticas de cada situación cultural y de cada momento histórico. Pero esto re-
quiere consideración aparte.
CAPíTULO XI

EL CONTROL SOCIAL
SUMARIO:-l. Concepto de control social. SJIJ principaln niveles )' [orm,ss.
Diferencia en/re controles individuales J controles JodaleJ.-2. Supue.rlos de
los controles sobre /a vida humana.-3. Principales medios y [armas de control
JOcial.--4. Aumentos J nueva! pecI¡liaridader de las presiones roleaivas J (0'1-
Ira/es sociales en nuestro ¡iempo.-5. La tiranía de la lémica.-6. El hombre"
"perteneciente a la Organhación".-7. Tipos de carácter psrsona/ y sociedad.
La "muchedumbre soíitnrio" de Riesman.-B. LAl "outoridedes anónimas e inrisi-
hiel" segrín Ericb Promm.

l.-CONCEPTO DE CONTROL SOCIAL. SUS PRINCIPALES NIVELES v


FORMAS. DIFERENCIA ENTRE CONTROLES INDIVIDUALES Y
CONTROLES SOCIALES
Esta expreslon "control social" ha sido puesta en uso y generalizada sobre
todo por los sociólogos norteamericanos. Con esas palabras se trata de designar
en conjunto todas las normas colectivas así como también las autoridades y los
poderes sociales, que a diferentes niveles y de diversas maneras, regulan la con-
ducta humana en sus aspectos o resultados exteriores. Por lo tanto, dentro de esa
denominación quedarían incluidas realidades sociales muy diferentes, pero todas
ellas con el denominador común de querer norrnar la conducta humana externa,
y de regularla efectivamente en una gran medida. Quedarían comprendidas dentro
de ese concepto, por ejemplo, las siguientes realidades: usos, costumbres, converi-
cionalismos, determinados preceptos religiosos atingentes a aspectos sociales del
comportamiento, convicciones éticas, normas jurídicas, autoridades familiares, ecle-
siásticas, pedagógicas, jurídicas -legislador, gobierno, funcionarios con mando,
agentes ejecutivos (como policías), ministerio público, jueces, carceleros-«, dcter-
minados entes colectivos (por ejemplo: los colegios profesionales, los sindicatos,
las asociaciones deportivas, etc.) j la mirada vigilante de los miembros conocidos
de un mismo grupo, relativamente pequeño; etc. etc. En suma, Ilámase control
social al conjunto de medios, precisamente sociales o con repercusiones sociales poHa
ordenar y regular el comportamiento humano externo en muy diversos aspectos.
]. S. Roucek define la expresión control social como "un término colectivo para

1 Cfr. ROUCEK (Joseph S.) and Associates, Sori.¡/ Control, 2' ed. Van Nostrand, Nueva
York, 19%. Véase también: BERNARD (L. L.), Social Control in ¡JI Socioíogivat /tIpeCIJ,
MacMillan, Nueva York, 1939; LANDIS (Paul H.), Social Control: Social Org,mi::¡JúQI1 ,md
Social Disorganization III Process, Lippicontt, Filadelfia, 1939; GURVITCH (Georges}, Social
Control, en Twentietb Century Sociology, compilada por Georges Gurvitch y Wilbcrt E. Moore,
Pbilosophical Librar}-. Nueva York, 194'5; BF.RGER (Morroe}. ABF.L {Theodorc ) & PACE {Char-
So"rol .. lt"ia._I~.
225
226 DIVERSAS FORMAS Y NIVELES DE CONTROLES

aquellos procesos, planeados o no, por medio de los cuales los individuos son
enseñados, persuadidos o compelidos a adaptarse a los usos y a las valoraciones de
los grupos de que forman parte".
Las medidas o los procesos de control social operan a tres niveles diferentes,
o sea en tres formas diversas: a) control ejercido por un grupo sobre la (00 4

ducta de los miembros de otro grupo, por ejemplo una oligarquía política sobre
la totalídad del -pueblo; b) control ejercido por un grupo sobre los miembros in-
tegrantes de éste, verbigracia, por medio de los usos o de las costumbres que im-
peran en un círculo, 11 través de las autoridades de una asociación; y e) control
ejercido por unos individuos sobre otros individuos. sea por influencia carismá-
tica, sea por "virtud del prestigio. sea usando la fuerza, etc.
Es obvia la diferencia entre control social y autocontrol. En todo control
social nos encontramos con una autoridad colectiva -personificada o difusa, co-
legiada o individual (pero que en este caso habla en nombre de un grupo), etc.-
que influye sobre otros, mientras que. por el contrario, el autocontrol se refiere al
intento que hace un individuo para regular su propia conducta de acuerdo con una
valoración, con una norma, o con un propósito que ha concebido previamente, o
con un deseo suyo.
Parece que la idea más genérica de control de la conducta humana denota
algún modo de intervención o de presión O de estímulo del comportamiento vo-
ltmtario. En cambio, los instintos --en la mínima o casi nula medida en que exis-
ten en el hombre-, los actos reflejos y los movimientos biológicos automáticos,
aunque todos ellos son factores que pueden influir en la conducta, sin embargo
no suelen quedar incluídos dentro del concepto de control, porque no se dirigen
I la persona individual como instancia de decisión,
No obstante, puede haber algunos fenómenos biológicos que provoquen con-
sideraciones mentales y por esta vía influyan en una decisión \ que libremente
tome el sujeto, Así. las perturbaciones gastrointestinales, que' produzcan en ciertos
sujetos algunos manjares o algunas bebidas, pueden suscitar en éstos la libre decisión
de autoliinitarse en sus comidas y en sus libaciones.
Puede haber controles basados en una instancia objetiva, pero referidos esen-
cialmente a la vida individual. Tales, por ejemplo: la influencia que ejercen las
creencias religiosas y las convicciones estrictamente morales. Pero puede suceder
que esas regulaciones, aunque esencialmente se hallen referidas a la persona como
individuo, cuenten además por añadidura con una especie de traducción al mundo
de las realidades sociales, como, por ejemplo, a entes colectivos. mal una orga-
nización eclesiástica, o a modos colectivos de vida, cual serían las costumbres en
materia ética. En los casos citados nos encontraríamos con el hecho de que con-
troles no sociales; aunque objetivos, referidos al individuo, producen "dobles" en
el mundo de lo social, es decir, producen controles correspondientes o paralelos en
el campo social.

les H.) --editors-, Social Control and lndillidual Freedom in Modern SocieJ] (Ensayos por
estudiantes de Robert M. Maclver), Van Nostrand, Nueva York, 1954; lAPIERE (R. T.),
A Theory 01 Social Control, McGraw-HiIl, Nueva York, 1954; KUHNE (Otto), Allgemeine
S.0zioJogie: Lebenswissesscbaitiicbea Aujriss ibrer Grundprobleme, Dunckler & Humblot, Ber-
IlO, 1958, pp. 50S Y ss.
AUTOCONTROL y CONTROL SOCIAL 227

Hay controles individuales de carácter subjetivo, cual son los impuestos por
los deseos, las aspiraciones, los afanes o los anhelos que alienten en una persona.
Entonces, esa persona, para _conseguir la realización de sus propósitos norma ella
misma su conducta de modo adecuado: se autocontrola para lograr la realización
de lo que apetece, selecciona los medios para el cumplimiento de su objetivo.
En los múltiples y variados casos de autocontrol, este control trata de poner
prácticamente al sujeto de acuerdo consigo mismo, de llevarle a la empresa de
realizar su propio programa de vida, de facilitarle la lealtad a si mismo, de con-
seguir su individual autenticidad. Yeso es así, incluso cuando el propósito o el
modelo que un individuo se haya puesto a si mismo esté inspirado por vías so-
ciales -sea por imitación interindividual, sea por haber hallado un estimulo sin-
guiar en realidades colectivas. En estos casos el origen de la meta o del proyecto
no es individual, sino que es social -ora interindividual, ora colectivo--; pero
el acto de adoptar esa meta o ese proyecto, ese acto si es individual, porque res-
ponde a una libérrima decisión propia de la persona.
En cambio, los controles sociales consisten en algún modo la presión de una
autoridad, coerción, estimulo, de carácter colectivo, que viene desde fuera y tiende,
a modelar la personalidad y la conducta del sujeto en concordancia con las COn·
vicciones vigentes, con lo ordenado en los modos colectivos, o con lo dispuesto
por las autoridades de entes sociales, Toda forma de control social trata de producir
una especie de conformidad, de solidaridad y de continuidad en un grupo.

2.-SUPUESTOS DE LOS CONTROLES SOBRE LA VIDA HUMANA


Pero antes de desenvolver el tema sobre el control social y las muy diversas
maneras de éste, debemos prestar atención a algunos supuestos sobre los cuales se
basa dicho control social, así como también otros controles de la vida humana.
En términos generales y a pesar de muy hondas diferencias en cuanto a con-
cepciones filosóficas, el hombre ha sido casi siempre considerado como un ser
moral, es decir, como un sujeto sobre el cual recae la misión de cumplir deter-
minadas normas, o de participar en un reino de valores, o de llevar a cabo la rea-
Iización de unos ciertos fines. Y todo eso como una tarea que debe ser desarro-
Ilada por el sujeto por su propia cuenta y riesgo, bajo su personal responsabi-
lidad, como obra suya propia. Claro que este punto aparece con diáfana nitidez
en una concepción que reconozca que el hombre es albedrlo. Sucede, sin embargo. __
que la idea de que sobre el hombre recaen múltiples y variados deberes, de que
su existencia es rarea a realizarse por sr propio, figura, aunque parezca raro, tam-
bién en concepciones deterministas.
El ser humano no es algo asl como una paja o como una hoja que sea rno-
vida fatalmente al impulso de los vientos, según por donde éstos soplen; .no es
un pedazo de la naturaleza inserto en variados complejos de fuerzas ciegas; no
es un momento en una maquinaria que se mueve de modo inexorable en la Ca-
dena de la casualidad. Por el conrrario, el hombre es un centro propio de acción,
sobre cuyas posibilidades pesan Uamadas normativas.
Los valores. los fines fundados en éstos, y las normas al servicio de dichos
fines, son de varios tipos: religioso. moral, jurídico. del trato social decente lo>
decoroso, higiénico. médico, técnico. etc.
228 SUPUESTOS DE LOS CONTROLES SOBRE LA VIDA

Muchos de esos imperativos preséntanse con carácter incondicionado, cate-


górico, cual sucede, por ejemplo. con los preceptos religiosos, los principios mo-
rales, las normas jurídicas. las reglas del trato social, etc. ,
Pero hay otros imperativos condicionados o hipotéticos. los cuales se refieren
a las conductas necesarias para realizar un Fin, supuesto que el sujeto se halle
interesado en conseguir dicha meta, por ejemplo: si quieres conservar la salud de-
bes observar determinadas reglas; si quieres curarte de una determinada dolencia
debes poner .en práctica ciertos comportamientos; si quieres producir determinada
COSll, tienes que atenerte a los métodos conducentes; etc.
Lo normativo. es decir, cualquier norma del tipo que sea implica el suponer
que entre las múltiples y muy variadas posibilidades de comportamiento hay unas
q\le son debidas, es decir, de cumplimiento obligatorio, otras que están prohibidas,
y otras que quedan como libres, o sea como permitidas. Cualquier norma cons-
tiruye una selección entre las posibilidades del comportamiento humano, selec-
c;Pn que se basa en un juicio de preferencia, y este juicio de preferencia se funda,
a su vez, en un juicio de valor.
Nótese además que los requerimientos o las consecuencias de esos juicios de
villa! no se realizan de un modo automático, es decir, no SOn de cumplimiento
forzoso. El hecho de que algo sea considerado como valioso no lleva anexa la
garantía de que eso vaya a cumplirse forzosamente, de modo ineluctable. O sea, con
otras palabras: ni los valores, ni las valoraciones, constituyen resortes reales o ef'ec-
tivos que se disparen necesariamente hacia la consecución de su meta.
En un tratado de sociología no quiero abordar los problemas filosóficos sobre
el valor, de los cuales me he ocupado en otros libros míos. Aquí me importa re-
ferirme a los valores en una actitud que podríamos llamar neutral respecto de
las varias controversias filosóficas en estimativa o axiología. Esto es, estoy haciendo
respecto de los valores observaciones que pueden ser suscritas lo mismo por quienes
profesen una, concepción subjetivista que por aquellos que consideren que los va-
lores tienen una entidad objetiva. De esta índole son las observaciones que he
formulado, y que son las necesarias para formarnos una idea somera sobre los con-
troles de la vida humana.
" Es obvie, según he apuntado ya, que los valores no obtienen una realización
automática, que se funde y se mueva por su pura condición de tales valores. En-
tonces, quien esté interesado en el cumplimiento de unos valores, debe producir
estímulos. establecer mecanismos, o montar dispositivos que propicien la efectua-
ción de tales valores. Así, por ejemplo, en el campo de los valores religiosos y
morales --en el estricto sentido de esta palabra, moralidad en su acepción estríe-
ta, como cumplimiento del supremo destino-s- para favorecer la realización de
ellos se acude a la enseñanza, esto es, al adoctrinamiento, a la predicación, al es-
tímulo del amor de Dios y de la caridad para con el prójimo, al aliciente de la.
esperanza" de un premio -satisfacción de la propia conciencia, cielo-- o al temor
de castigos -remordimiento, inuerno-c-, a entusiasmos místicos, al sentimiento de
respeto a la ley moral. etc.; y en esos campos actúan diversas autoridades --el
sacerdote. la familia, los maestros, etc. En el terreno de las valoraciones, finali-
dades y normas relativas al trato social, los controles suelen efectuarse mediante
las sanciones que el grupo impone, las más de las veces espontáneamente, al in.
fractor -e-censura, exclusión, etc. En la esfera ,de lo jurídico las normas cuentan
AMOR. Y ODIO 229

con numerosos y rígidos controles -autoridades legislativas, ejecutivas y judicia-


les, especialmente- el ministerio público, los tribunales, la policía, etc.-, y el control
. tiene la característica de la imposibilidad illexorabh, -es decir, de la coercitividad
que en principios no tolera ninguna rebeldia ni ningún incumplimiento."
Con la materia de los diversos tipos de control sobre la conducta humana se
relaciona en alguna medida importante, la concepción que se tenga de la natura-
leza del hombre. por ejemplo, de si éste es substancialmente bueno, 0, por el con-
trario, espontáneamente malo. No es posible tratar aquí de todas las implicaciones
de estos temas, ni menos de las diversas doctrinas que se han producido sobre ellos
en la historia. Pero sí habré de formular a continuación algunas observaciones
fundarnentalísimas.
En los mecanismos biopsíquicos o psíquico-biológicos que existen en el hombre,
figuran 10 mismo tendencias, apetitos, impulsos hacia valores positivos, que tenden-
cias, apetitos e impulsos hacia disvalores o antivalores, figura tanto la capacidad de
amar como la de odiar; figura no sólo el deseo de elevación sino también el de
rebajamiento; figuran disposiciones constructivas y disposiciones destructoras; alien-
tan inclinaciones sociales y movimientos antisociales; laten deseos de superación y
de mejora, por una parte, y se dan, por otra parte, también conformismos; existen
resortes de obediencia y afanes de rebeldía. Tan real es 10 uno como 10 otro. Po-
siblemente, es más, muy probablemente o casi seguro, muchas de las actitudes y
tendencias negativas (de odio, destrucción, etc.) no sean primarias, no sean innatas,
sino que sean efectos de la frustración del impulso y afán de amor, de amar y de
ser amado, según sostiene, entre otros, Ashley Montagu -de 10 cual me ocuparé
en el capítulo XV (epígrafe r }. Pero, con independencia del problema del origen
de los tipos de impulsos y factores, se ha de tomar en cuenta el hecho de que real
y efectivamente nos hallamos con que en la vida humana actúan los dos tipos de
tendencias, las positivas y las negativas.
Los valores pueden ser realizados por los hombres gracias a la existencia de los
mecanismos positivos. Sin embargo, para la realización de los valores es necesario-
establecer y poner en movimiento controles que detengan y _sometan las tendencias
negativas. .
. A este respecto observa Sorokin que el hombre es no sólo un ser sensato, amante
de la paz, altruísta, compasivo, sino que es también un sujeto lleno de rencor, cruel-
dad y bestialidad. No sólo tiene una conciencia clara, con aguda mirada, sino que
a menudo resulta ciego; no sólo es amable ycreador, sino también salvaje y dcstruc-
toro No sólo es bondadoso y tolerante, sino también agresivo; no sólo trabaja, sino
o

que siente también el aliciente de la la pereza. No sólo desea tranquilidad y se-


guridad, sino que además siente también amar por la aventura. Y a este respecte-
recuerda las palabras de Pascal: "EI hombre es como un ángel, con un diablo.
oculto debajo,"
La segunda observación, que precisa hacer, tan fundamental COmo la primera:.
es que el campo cubierto por la llamada "naturaleza humana" es muchísimo menos.
extenso de lo que habitualmente se había creído. El hombre puede hacer con su
propia vida las cosas más diversas qUl: UIlO pueda imaginar; y, de hecho, en la I~is-
, .2 Cf~. RECASENS SICHr:S (Luis). Tratado Geneml de f;l(}J"o!;1/ drí Derecho, Editorial PMrúA.
Ml·XIl.:0, 1959, pp. lH2-186. 2119-211, 228·230.
230 AMOR Y ODIO

toria tenemos la evidenciación de esta fantástica plasticidad de lo humano, según


expuse ya en la seoción 18 del capl tuIo VII en este libro. En el desarrollo de cada
uno de los muy diferentes tipos de ser humano que han existido y de los muchos
otros que pueden existir, intervienen a la vez factores de iniciativa individual e
influencias del medio social ambiente, -de los modos colectivos imperantes. .
La tercera observación fundamental que debe hacerse aqul, es la de que el
hombre, aunque nace sin llevar dentro un mecanismo automático de control, posee
sin embargo los resortes que lo hacen potencialmente regulable, es decir, que hacen
posible que sobre él puedan actuar diversos tipos de control, entre los cuales tipos
figuran las varias formas de control social.

3·-PRINCIPALES MEDIOS Y FORMAS DE CONTROL SOCIAL


Son tantos en número y tan variados los medios de control social, y tan di-
ferentes las formas que presentan, que serfa aventurado intentar una claslficscíón;
y sería todavla más arriesgado cualquier intento de sistematización en esta materia.
Por eso renuncio a todo propósito de enumeración exhaustiva y de cuadro sistomi·
tico. Me limitaré a mencionar tan sólo algunos de los mecanismos de control social:
A) El uso de la violencia material directa, de la fuerza bruta: matanzas, con-
quistas, pillaje, encadenamiento, esclavizaci6n, encierro, etc.
B) El empleo de la intimidación y el miedo para asegurar mediante la amenaza
de la fuerza la realización del propósito deseado. Este es el método empleado por
el atracador contra su vlctima; el puesto en prictica por un conquistador para ím-
ponerse a las poblaciones que esclavizó -..1, exempla g,aI;", por los nazis en los
paises ocupados, por los soviéticos sobre Hungrfa y otros paises satélites dominados
por el Imperio Comunista Ruso; etc.
e) El Derecho, el cual es la forma de la intimidación justificada, legitima, pues
caracteriza esencialmente a las normas jurfdicas la nota de impositividad inexorable,
esto es, de poder ser implicadas mediante la fuerza. Contienen pues las normas ju-
rfdicas una amenaza de medidas violentas para el caso de su incumplimiento: por
ejemplo, la amenaza de la ejecución forzosa en la vla civil o el apremio en la vla
administrativa, y la amenaza de una sanción penal en el caso de delitos.
D) El empleo de fraudes o engaños para mediante ellos conseguir el someti-
miento de otras personas. Estos procedimientos los haIlamos en múltiples terrenos:
en el político, en el mercantil, y en otros.' AsI, antiguos reyes, nobles, magos, cau-
dillos y privilegiados mantenían en obediencia a sus súbditos y a sus subordinados
haciéndoles creer que poseían dotes sobrenaturales, Censurables procedimientos pues·
tos. en prictica por algunas agencias anunciadoras de hoy en día tratan de conseguir
compradores para productos mediante engaños, AsI, hay multitudes de agentes, li.
bres en principio, que aceptan una especie de esclavitud moral como vlctimas de
los fraudes empleados por el comerciante explotador, por el director de la moda,
o por los que van en pos del poder poHtico a toda costa. De hecho gran número
de mercachifles y politicastros adquieren formidable coritrol sobre las masas en virtud
de artimañas netamente fraudulentas. Los métodos de propaganda fraudulenta van des-
a Cfr. BERNAJU) (L. L.), SotilJ Control in lIs Soci%gitaJ ..1.Sp1(11, MacMillan, Nueva
York, 1929.
MEDIOS Y FORMAS DE CONTROL SOCIAL 231
de el engaño. que a veces llega a constituir la figura jurídica. de la estafa, hasta el
uso sutil y avieso de técnicas inspiradas en descubrimientos realizados por el psico-
análisis, técnicas que se encaminan a controlar la conducta por la acción sobre las
zonas inconscientes o subconscientes. Y en efecto, se ha denunciado la existencia de 10
que se llama los "persuadidores ocultos".' Entre esos dos extremos, del engaño bur-
do y la refinada maniobra de raíz psicoanalítica, se da una numerosa escala de va-
nades grados intermedios: el anuncio capcioso; la deliberada irritación nerviosa, los
métodos avasalladores, etc.
E) Por procedimientos de propaganda y métodos de persuasión no fraudulentos
los cuales, sin intención de engaño, se limiten a llamar la atención sobre las bon-
dades de determinadas mercancías, o sobre las virtudes de ciertos hombres públicos, o
sobre la verdad de ciertas ideas, etc. Claro es que resulta dificil que en las reali-
dades comerciales y políticas se dé ese tipo de propaganda pura, de mera publicidad ..
sin elementos de engaño. Pero en todo caso, hay que señalar en principio esta po-
sibilidad, o los casos en que la forma honesta de propaganda es la preponderante,
aunque no tal vez exclusiva. Aparte de los campos de propaganda y publicidad en
materia mercantil y en materia política hay un sinnúmero de terrenos en el cual
se puede dar una acción persuasiva de buena fe que se encamina a que otros
reconozcan determinadas verdades, determinados valores, determinados ideales, etc.
F) Por procedimientos educativos, en los cuales se combinan múltiples y va-
riados métodos formativos, informativos, enriquecedores, refinadores, vigorizantes
orientadores, etc., de la personalidad.
G) Por medio de esclarecimientos científicos y técnicos, esto es, ~r ilustracio-
nes y enseñanzas sobre hechos científicos a los que se ligan efectos técnicos be-
neficiosos, como p. e., consejos higiénicos, excitativa a usar las vacunas pertinentes, etc.
H) La literatura y el arte. La influencia de la literatura y el arte, como medio
de control social, puede efectuarse sin que haya existido ningún propósito previo
en esa dirección. Pero puede suceder también que la literatura y las artes sean uti-
lizadas adrede con finalidades preconcebidas de control social. Como ejemplos de
10 primero --es decir, de efectos espontáneos no preconcebidos ni planeados--, te-
nemos la influencia que determinadas obras literarias ejercen al poner en ridículo
convencionalismos y costumbres euyo sentido ha caducado. Se produce entonces el
efecto de la debilitación o desaparición de algunas de esas rostumbres, porque mu-
chos sujetos les niegan adhesión y observancia. la famosa novela "Sin' Novedad
en el Frente" de Erich María Remarque contribuyó a desacreditar en grandes secto-
res del mundo y especialmente en algunos círculos alemanes el espíritu militarista.
Así como la novela "Las Aventuras del Cabo Asch" ha producido el efecto de
desacreditar hondamente la vida del cuartel. Ejemplos de los segundo, esto es, de
la influencia previamente planeada de obras de arte y literarias lo son todos los casos
en que gobiernos totalitarios, prostituyendo letras y artes, las utilizan como instru-
mento para el manejo de sus súbditos: y, en escala menor, también toda la literatura,
el teatro y el cine inspirado en móviles propangadistas
1) La distribución del poder económico. la administración o' distribución de
la riqueza y de la pobreza por quien tenga poder para Jlevarla a cabo, o al menos
para propiciada, constituye obviamente un poderosísimo medio de control social,
.. Cfr. PACKARD (Vanee), The/Hidden PUJNadns, Cardinal, Nueva York, 1958.


232 MEDIOS Y FORMAS DE CONTROL SOCIAL

1) La acción del conductor, del guía, del líder, del caudillo por una especial
influencia que mana de su persona, por algo así como un efluvio carismático" por
un poder de sugestión y de seducción que determina que, sin coacción, sin intimi-
dación, un gran número de gentes 10 sigan con entusiasmo. Max' Weber 5 describe
la dominación carismática como aquella "que descansa en la entrega ... a la santidad,
heroismo o ejemplaridad de una persona y las ordenaciones por ella creadas o re-
veladas ... Se obedece al caudillo, carismáticamente calificado, por razones de con-
fianza personal en la revelación, heroicidad o ejemplaridad, dentro del círculo en
que la fe en su carisma tiene validez", Y más adelante añade Max Weber" que "debe
entenderse por carisma la cualidad, que pasa por extraordinaria (condicionada má-
gicamente en su origen, lo mismo si se trata de profetas que de hechiceros, árbitros,
jefes de cacería o caudillos militares), de una personalidad, por cuya virtud se la
considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas --o por lo menos
específicamente extracotidianas y no asequibles a cualquier otro-, o como enviado
de Dios, o como ejemplar y, en consecuencia, como jefe, caudillo, guía o líder. El
modo como habría de valorar la cualidad en cuestión, sea desde el punto de vista
ético, estético u otro cualesquiera, es COsa del todo indiferente en lo que atañe a
nuestro concepto, pues lo que importa es cómo se. valora por Jos dominados caris-
máticamente, por los adeptos.
K) La acción de la autoridad fundada en ordenamientos considerados como
legítimos desde el punto de vista racional; es decir, la llamada dominación racional
por Max \X'eber.' la cual "descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones
estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a
ejercer la autoridad (autoridad legal)". Tal es el tipo de control ejercido por las
autoridades jurídicas sobre todo en los países civilizados de la cultura occidental
moderna, principalmente por los [nncionaríos legítimos; por los directores mesu-
radas, equilibrados y racionalizados de organizaciones colectivas tanto simples (de
mero provecho para sus miembros) como institucionalizadas (al servicio de fun-
ciones continuadas y valiosas para la sociedad).
L) Por virtud del poder que ejercen las tradiciones, basado en la creencia en
la santidad de las formas tradicionales "que rigieron desde lejanos tiempos, y en
la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad (autoridad
tradicional)" -por ejemplo: mandos señoriales y feudales, mando de los andanas;
costumbres de origen inmemorial, etc.
M) El ofrecimiento o espectativa de ventajas o beneficios --en posición social,
en lucro económico, en ascensos o promociones, en rango profesional, en fama, en
recompensas o premios de diversas clases, etc. Los hombres se mueven no sólo paca
evitarse sinsabores, perjuicios, penalidades, sino que se mueven también, }' sobre lodo..
para satisfacer ambiciones, apetitos, deseos de vivir mejor, de disfrutar más, de
conseguir mayores contentos y placeres.
Los ejemplos que anteceden lo son de procedimientos o técnicas de control
social, pero no de las maneras, las formas y las instancias que éste. El control sociai
es ejercido de manera difusa por modos colectivos de conducta (hábitos sociales, usos,
i Cfr. W1!BI::R (Max), Ecouomia y 'Sociedad, torno J, trad. de José Mcdina Ecluvarr¡a,
Fondo de Cultura Económica, México, 1944, pp. 224-2~, 252·~3.
G Cfr. WEBER {Max}, ob. cis., pp. 224·35_
7 Cfr. W¡:¡DF.l: (Max). ob. cis., pp. 224, 23~.~2.
MEDIOS Y FORMAS DE CONTROL SOClA.L 233

costumbres, convicciones, creencias, etc.) sostenidos y apoyados por la totalidad o


por la inmensa mayoría de los miembros de un grupo, los cuales pueden y suelen
reaccionar con críticas, censuras y exclusiones contra los infractores. Puede el con-
trol social ser ejercido además por entes institucionales como, por ejemplo. la familia,
las asociaciones privadas (culturales, sindicales, deportivas. etc.), la iglesia, etc. Tarn-
bién puede el control social ser ejercido por instituciones públicas como el Estado
(y los entes subordinados que lo integran, por ejemplo, municipios); por las es-
cuelas en todos sus grados; por la prensa como factor que contribuye a formar la
opinión pública; etc.

~.-AUMENTOS y NUEVAS PECULIARIDADES DE LAS PRESIONES


COLECTIVAS y CONTROLES SOCIALES EN NUESTRO TIEMPO
En las páginas precedentes puse de manifiesto ante el lector que toda realidad
colectiva, propiamente tal, entre otros rasgos, posee la característica de ejercer una
presián, o una fuerza de atracción. sobre los hombres que o bien están insertos en
dicha realidad, es decir, en la urdimbre de sus conductas, o bien se hallan próxi-
mos a ella. Las realidades colectivas y. entre ellas las "vigencias" colectivas son,
pues, realidades dinámicas que poseen una acción configuradora, o que ejercen una
presión. o que tienen que ser tomadas en cuenta para que uno consiga contrarres-
tarlas. Esto es propio de todas las realidades y vigencias colectivasry podemos des-
tacado especialmente. aunque no exclusivamente, en las tradiciones, las creencias, las
conviciones, las supersticiones, los prejuicios, la opinión pública, los usos, las cos-
tumbres, las normas jurídicas, etc. Así pues, donde quiera que haya una realidad
o vigencia colectiva hallaremos ese componente, activo, presionante o succionante.
Sin embargo, los hechos que van a se: estudiados en el presente capítulo presentan, .
en parangón con los del próximo pasado, no sólo un aumento de las presiones
colectivas, sino también además unas nuevas y muy peculiares modalidades de dichas
presiones.
En páginas anteriores he expuesto también que en cualquier situación socio-
cultural-histórica hallamos la presencia de factores sociales y colectivos en la for-
mación y composición de la personalidad concreta del individuo, como he ilustrado
con los ejemplos aducidos, en las secciones 7. 12, Y 14 del capítulo precedente. Pero
en nuestro tiempo se advierte además un hecho especial, a saber: se advierte el he-
cho de que la presión colectiva ha aumentado _extraordinariamente en "área y en
intensidad; la presión que configura el carácter de la personalidad individual mo-
delándola. en una actitud no sólo de conformismo, sino de devoción hacia las pautas
comunes del grupo y hacia la estructura organizada de éste.
El hecho de que haya aumentado enormemente el grado de las presiones co-
lectivas y de que éstas hoy en día se presenten, sobre todo en las grandes urbes y
los grandes centros industriales y mercantiles, con nuevos caracteres constituye un
fenómeno de nuestro tiempo que merece estudio especial, como lo ha obtenido ya
por muy destacados investigadores.
Este crecimiento de las presiones colectivas y las peculiares modalidades nuevas
del control social no puede de ninguna manera conceptuarse como un fenómeno de
tradicionalismo ni de conservadurismo; porque no se trata en manera alguna de
eso; no se trata de un refuerzo de las costumbres añejas. Nada. de eso. La atmósfera
234 NUEVAS PRESIONES COLECTIVAS EN NUESTRO TIEMPO

colectiva de nuestra época no es propicia a realidades de signo conservador. Carac-


teriza nuestro tiempo un fabuloso grado de cambio social, lo mismo en extensión
que en intensidad, y a un lempo cada vez más acelerado. Se trata de otra cosa, según
se verá en las exposiciones que siguen.
Por otra; parte. he de advertir que el aumento enorme de los controles sociales
y de las presiones colectivas no es un hecho que acontezca únicamente en los países
totalitarios -hoy en día en los pueblos sometidos al totalitarismo soviético, que
estrangula las individualidades y aplanadoramente impone pautas de homogeneiza-
ción, de estandarización, no limitadas a aspectos externos de la vida, sino que abar-
can dimensiones íntimas del espíritu. Claro, en naciones sometidas a regímenes
totalitarios este proceso de desindividualización alcanza grados monstruosos y esca-
lofriantes. Al fin y al cabo, los regímenes totalitarios -tanto [os de tipo fascista,
como los de tipo comunista- constituyen una especie de diabólica maquinaria para
la desindividualización, para la deshumanización del hombre, para convertir a éste
en autómata, o, lo que es lo mismo, en bestia. Es verdad que el hombre no cons-
tituiría propiamente un ser humano sin la sociedad. Cierto, los ingredientes socia-
les son una dimensión esencial del hombre. Pero es también esencial a 10 humano
la individualización, única, instransferible, centro de gravitación último y básico de
la persona. Por eso, cuando se intenta extirpar los com¡xmentes estrictamente indi-
viduales, incajeablemente únicos, de la persona, esto equivale a una empresa de
deshumanización, o sea de bestializaci6n. Ahora bien, el crecimiento de la presi6n
colectiva sobre el individuo se produce en volumen, con intensidad y de modo mons-
truoso en los pueblos maltrechos por regímenes totalitarios. Pero sucede que ad-
vertimos un crecimiento de la presión colectiva también, aunque en medida mu-
chísimo más pequeña, con menor gravedad y sin componentes atroces, en los pueblos
que viven en regímenes de libertad individual y de democracia. Claro que entre esos
pueblos y los que gimen bajo el totalitarismo hay diferencias enormes y esencia-
lísimas. La presión colectiva en los países totalitarios no es solamente social, sino
que es, además y substancialmente, control político, coacción ;uríJica, por lo tanto,
irresistible, Irrefragable. Por el contrario, la presión colectiva -cuyo crecimiento
constatamos también en los países libres- es presión simplemente social, esto es,
presión colectiva que no lleva aparejada una impositividad inexorable.
Pero, aunque desprovista de dimensiones compulsivas, aunque exenta de ím-
positividad 'inexorable, los controles sociales con sus presiones colectivas ha aumen-
tado considerablemente -podr~amos decir, pavorosamente-, en los países civili-
zados libres. Aumenta en algunos de éstos el conformismo con las pautas colectivas,
el deseo de adaptación perfecta a los grupos en que se participa, el gusto por la
homogeneidad, las tendencias hacia 10 uniforme, y el culto por 10 organización.
Estos hechos han sido denunciados por varios sociólogos en varios países y sobre
todo en los Estados Unidos de Norteamérica.
Este aumento de la presión colectiva -no compulsoria- sobre el individuo
se hace patente en muchos aspectos de la realidad norteamericana presente, aunque
no sólo en ella, pues hay algunas manifestaciones similares en otros países. Esto
no quiere decir que el problema en los Estados Unidos y en otros países super-
industrializados, se .haya decidido definitivamente en favor de la colectivización es-
piritual de la persona humana. De ninguna manera. Mientras que en Ios países
totalitarios, cual sucedió en Italia y en Alemania, y cual está aconteciendo ~n los
NUEVAS PRESIONES COLECTIVAS BN NUESTRO TIEMPO 235
paises soviéticos hoy en día, la supresión de las libertades individuales es un hecho
de violencia impuesto brutalmente, por el contrario, en los Estados Unidos siguen
vivas las convicciones en favor de los derechos fundamentales del hombre, incluso
en quienes sin darse cuenta de ello están actuando en e! proceso de la colectivización'
de opiniones y de aumento del conformismo. Este hecho abre la esperanza de que
e! proceso de aumento de las presiones colectivas pueda ser contrarrestado por los
mismos norteamericanos. Si, por una parte, es patente que ha ido en aumento ese
proceso socializante, de tiranla colectiva de la opinión, que no por ser difusa deja
de ser muy fuerte, por otra parte, es también cierto que suenan con gran energía
VOCes norteamericanas contra tales hechos, advirtiendo sobre los enormes peligros
del conformismo y propugnando la vuelta al noble y fértil sentido individualista
que fué el construdor de la grandeza de los Estados Unidos.
El incremento de las presiones colectivas y el hecho de la aparición de nuevas
modalidades de éstas ha sido estudiado por varios sociólogos y psicólogos de nues-
tro tiempo, desde diferentes ángulos de contemplación, y en cuanto a diversas ma-
nifestaciones de tales fenómenos.
Algunos se han fijado en el hecho de cómo la estructura de la técnica con-
temporánea tiende muchas veces a imponer terribles exigencias a quienes la pro·
ducen y la sirven.
Otros SOciólogos, como Williarn H. Whyte [r., han analizado sobre todo la
enorme influencia, anónima, inconcretable, pero vigorosisima, que la "organización".
sobre todo las grandes organizaciones industriales, mercantiles, financieras, e incluso
pollticas, ejercen sobre los que prestan servicio en ellas.
El famoso sociólogo David Riesman y sus colaboradores Nathan Glazer y Rouel
Denney han estudiado los hechos peculiares de presión colectiva amorfa y cambiante
que engloban en el sugestivo titulo de la "multitud solitaria".
El gran psicólogo de nuestros dlas Erich Fromm, .por su parte, ha examinado
y descrito magistralmente el hecho de las autoridades anónimas, invisibles, y ena-
jenadas, que actúan en nuestro tiempo.
No diré que en los mencionados estudios y en Otros similares se trate de los
mismos hechos. Pero, en verdad, se trata de hechos, los cuales, aunque diferentes,
son todos ellos manifestaciones varias de aumentos en las presiones colectivas, y de
nuevas formas de éstas. .

5.-LA TIRANIA DE LA TECNICA


Refiriéndose a la realidad norteamericana de hoy en día un agudo observador
alemán, Robert Jungk, observa que después que los pioneros hubieron ocupado
y conquistado hacia r890 todo el territorio de su propia nación, la energía de
aquellos formidables luchadores se canalizó en el anhelo de dominar las fuerzas
de la naturaleza mediante la técnica inspirada por la ciencia. Mientras que otras
naciones pleiteaban por provincias, islas o fajas de terreno' -a veces salva-
jo-, los norteamericanos se afanaban frenéticamente en establecer laboratorios
y factorias. Los nuevos exploradores y guías fueron grandes empresarios finan-
. cieros, cientlficos y técnicos, ansiosos de aumentar cada vez más el control y
la utilización de todo cuanto existe en la naturaleza, y de crear de nuevo, de
reorganizar un cosmos reformado por el hombre, regido por la previsión y do-
236 PRESION DE LA ORGANIZACION PARA LA TECNICA

tado de eficiencia. Todo ha de ser sometido en la naturaleza al control del hom-


bre: las nubes y el viento. las plantas y los animales, e incluso el firmamento.
Ahora bien, sucede que esta magna empresa, esta empresa ilimitada, ha ido. en
alguna medida y desde cierto punto de vista, avasallando a los hombres. Aun-
que el propósito consiste en poner la naturaleza al servicio del hombre, resulta
que a veces el hombre queda sometido a la técnica. Y la formidable movilización
y organización de energías humanas, que tal empresa impone, ha propiciado el au-
mento de las presiones colectivas y ha restringido el ámbito efectivo de la libertad.
En los días de la exploración, la conquista y la colonización del Oeste. cualquier
persona podía establecerse por su propia cuenta. asociándose con quien libremente
eligiese, con un equipo de caballos o bueyes y un carro cubierto lleno de provisiones,
lanzándose hacia tierras desconocidas que le prometían riqueza. El suelo todavía no
explotado le estaba esperando; cosechas y ganancias abundantes recompensaban sus
esfuerzos con satisfacciones tangibles. j Cuán diferentes son los nuevos exploradores
y guías! No son propietarios de sus laboratorios, talleres y campos de pruebas. In-
cluso ellos mismos son concebibles solamente como la vanguardia de un gigantesco
ejército industrial. Detrás de la construcción y del lanzamiento de cada cohete, de-
trás de cada fisión de un átomo, detrás de cada experimento químico, detrás de cada
cerebro electrónico, hay un aparato técnico sumamente desarrollado, una enorme
suma de sacrificios, de tiempo, fortaleza, dinero y libertad individual. El explorador
de hoy es concebible sólo en relación can la jerarquía de la empresa conjunta.
Pero hay todavía algo más y más grave: resulta que elnuevo explorador, él mis-
mo está sujeto a la aplicación de métodos iguales a los que él aplica a la conquista de
la naturaleza. En efecto, él mismo es observado científicamente, probado en cuanto
a sus aptitudes, utilizado en todas sus potencialidades, y, como cualquier otrojns-
trumento, es descartado cuando deja de ser plenamente aprovechable. La' iniciativa
puramente individual, la rebeldía, la disidencia, son factores considerados como ad-
versos, pues introducen incertidumbre o imprevisibilidad en un proceso que debe
estar plenamente controlado. El ideal es el tipo de hombre que se adapta a la oro
ganización, que funciona de acuerdo con las pautas establecidas. Por otra parte, a
ese tipo de hombre le es más difícil disfrutar el ocio de que disponga, disfrutar
auténticamente lo que el mundo le ofrece: le consume el temor y la preocupación;
y no siente el goce de una nueva creación.s

3·-EL HOMBRE "PERTENECIENTE A LA ORGANIZAClON"


Una de las denuncias más resonantes de las nuevas y fuertes presiones colee-
tivas ha sido la de William Whyte Jr. Observa Whyte que hoy en día hay un
conjunto de convicciones vigentes según las cuales se considera como legítimas
muchas de las fuertes presiones de la colectividad sobre el individuo. Rige in-
cluso la creencia -descabellada- de que el grupo colectivo es una fuente de crea-
tividad o de inventiva; rige también la convicción de que la "pertenencia" al gru-
po es una necesidad suprema del individuo; rige la fe en los poderes y virtualidades
de la "organización", hasta el punto de que las gentes llegan a adorarla indiscriruina-
8 Cfr. )UNGK (Robert ) }, TOmOTf'OUI ji Already Here, translated by Murgucrite Waldmao,
Simón and Schuster, Nueva York, 1954, pp. 5·11.
PRES/ON DE LAS GRANDES ORGANIZACIONES 237

damente. Y todo esto resulta más impresionante en la Unión Norteamericana la


historia de cuyas grandes realizaciones es.tá impregnada de esforzado individualis-
mo y de heroica iniciativa personal,"

4.-T1POS DE CARACTER PERSONAL y SOCIEDAD. LA "MUCHEDUMBRE


SOLITARIA" DE RIESMAN
Los autores de lengua inglesa suelen emplear la palabra cerécter para desig-
nar determinados aspectos de la personalidad humana, a saber, los aspectos que
no dependen tanto del temperamento bio-psíquico, sino que se han ido configu-
rando más bien por la acción de factores sociales, de experiencias, y cuyo resul-
tado viene a constituir una especie de contextura y a la vez de fisonomía psi.
cológica y moral. Pues bien, algunos sociólogos contemporáneos han llevado el
cabo muy ilustrativas investigaciones sobre los nexos entre el carácter y el tipo
de grupos sociales, y sobre todo de sociedad global -sobre todo de la nación- en
que se vive. De esas indagaciones, .una de las más interesantes es la realizada por
David Riesman, Nathan Glazer y Reuel Denney en el ya muy famoso libro "La
Muchedumbre Solitaria" .1.0
Pero en dicho libro los mencionados autores emplean la palabra "carácter"
todavía en una acepción más restringida: ni siquiera como expresiva de ese sector
de la personalidad, formado sobre todo por las experiencias que el sujeto ha te-
nido, sino tan sólo como expresiva de una parte más pequeña, a saber, de la par~
te que consiste en la organización más o menos permanente, condicionada por
factores sociales e históricos, de los impulsos y satisfacciones de un individuo, es
decir, el conjunto de disposiciones o 'mejor dicho de actitudes con que enfoca el
mundo y a la gente. "Carácter social" es aquella parte del carácter que es com-
partida entre los componentes de grupos sociales importantes, y que es el producto
de la experiencia en esos grupos. Esta noción de carácter social permite hablar del
carácter de clases, grupos, regiones y naciones.
¿Cuál es la relación entre carácter social y sociedad? Sucede, observan Riesman
y sus colaboradores, que cada sociedad parece conseguir en sus miembros el partí-
cular carácter social que ella necesita. ¿Por qué, y de qué manera sucede esto?
Parece que por virtud de varios factores, desde el entrenamiento en la infancia
a la influencia de necesidades históricas objetivas, a través de múltiples y muy
variados caminos. Erich Fromm dice que "para que cualquier sociedad pueda fun-
cionar bien, sus miembros deben adquirir la especie de carácter por virtud del cual
desean actuar del modo como tienen que actuar como miembros de la sociedad o de
una clase especial dentro de ésta. Tienen que desear lo que objetivamente es necesa-
río que haga. La [nerza externa es reemplazada por la compulsián interna y por la
Il Cfr. WHYTE, ]r. (Williarn H.), The Organizasion Man, Doubleday, Carden City, Nueva
York, 19'8, pp. 7 Y ss. Véase también: DI FILlPPO (Luis), Un Conítiao Histórico: Sociedad
o Individuo, en "Universidad: Publicación de la Universidad Nacional del Litoral", Santa Fe,
38, jul-D¡c., 19'8; La Agonía de la Razón! Colmegna, .Santa Fe, R. A, 1958.
lU Cfr. RIESMAN (David), GLAZER (Nathan) & DENNEY (Reuel), The Lonelv Crowd:
A SJudy 01 sbe Cbanging American Cbaracter Abridged by the authors, Doubleday, New York,
19)). pp. 18 Y ss.
238 CARACTER SOCIAL Y SOCIEDAD. TRES TIPOS

particular especie de energía humana que se canaliza por los rasgos del carácter."
Resulta, pues, que el grupo social suele asegurar cierto grado de conformidad
de los individuos que lo componen. En cada grupo social tal modo de asegurar
¡,¡ conformidad es imbuldo dentro de la intimidad del niño, y después es ora es·
timulado, ora frustrado, en la experiencia adulta.
Riesman y sus colaboradores estudian principalmente la relación entre el ca-
rácter social de la personalidad -en la acepción particular antes indicada- y
los rasgos de una determinada sociedad, con especial referencia a dos situaciones,
dos épocas, que ellos llaman dos revoluciones de la humanidad occidental desde
la Edad Media. El primero de esos procesos de cambio -desde luego superlati-
vamente complicado-- nos apartó decisivamente de los modos tradicionales de vi-
da orientados hacia la familia y el clan;' y este proceso de transformación o revo-
lución abarca el Renacimiento, la Reforma, la Contrarreforma, la Revolución In-
dustrial y las revoluciones pollticas de los siglos xvn, XVlll y XIX. Cierto que ese
proceso, sigue todavía su curso; pero sucede que en los países más adelantados del
mundo está dejando paso a otro tipo de revolución, a saber: a toda una serie de
desenvolvimientos sociales asociados con un llira;e de una era de prod'IIcción a una
era de CCJnSU'11lo. El primer proceso de cambio lo entendernos bastante bien; pero,
el nuevo proceso de transformación que está empezando, aupque ha sido ya re-
gistrado por muchos sociólogos y filósofos, aún no ha sido descrito, interpretado,
calificado y valorado suficientemente.
Las sociedades cuya cifra de población es relativamente estacionaria porque
un alto coeficiente de nacimientos es contrarrestado por una enorme mortandad,
cual sucedía a fines de la Edad Media, desarrollan en sus miembros más repre·
sentativos UP típico carácter social cuya conformidad está asegurada por su ten-
dencía a seguir la tradición: son gentes dirigidas por la tradición, y la sociedad
en que viven es una sociedad que descansa sobre pautas tradicionales.
En cambio, las sociedades en las cuales se produce algo así como una explo-
síón en el número de sus miembros, UP formidable y acelerado crecimiento de su
población, que es lo que sucedió desde el siglo xvn en el mundo de Occidente,
las sociedades cap un desarrollo transitcric de su población suscitan en sus míem-
bros más representativos un típico carácter social, cuya conformidad se asegura por
su tendencia a adquirir pronto en la vida un conjunto de metas intimizedss. Se
trata de gentes cuya vida está dirigida desde la intimidad de ellas, es decir, por
mecanismos íntimizados, por resortes insertos en su interioridad; y la sociedad en
que viven es una sociedad que se apoya sobre la dirección interna que mapa de
las conciencias.
En tercer lugar, y finalmente, la sociedad cap un descenso incipiente de po_o
blací6n --o comparativamente con un aumento menos ace1erado--, que es algo de
lo que existe actualmente en algunos de los países más avanzados, produce en sus
miembros más representativos un carácter social cuya cOl1formidad es asegurada por
su tendencia a resullar influibles por las espectalivas y por las prefemlCias de IUJ

11 Cfr. FaOUM (Erich}, Individual mld Social OriginJ o/ Neurosis, en P~rJollalitJ :11
Nature, Soáety and Cslture, edited by Clyde Kluckhohn and Henry Murray, New York,
Alfred A. Knopf, 1948.
TIPO DIRIGIDO POR LA TRADICION 239

prójimos. S~ trata de gentes que están dirigidas por otros; y la sociedad en la cual
esas gentes viven se funda en una dirección que viene desde fuera.
En el tipo de carácter -y claro es, también de sociedad- dirigido por la tra-
dición, nos encontramos con un orden colectivo relativamente invariable; y en-
tonces resulta que la conformidad del individuo tiende a ser dictada en gran me-
dida por las relaciones de poder entre los varios grupos de edad y sexo, los cla-
nes, las castas, las profesiones, etc. -rclaciones que han persistido durante siglos
}. que han sido modificadas a lo sumo sólo levemente y de modo lento a través
de las sucesivas generaciones. Una cultura tradicional controla detalladamente to-
das las formas de conducta, de modo que es muy poca la energía que se dirige
a buscar nuevas soluciones para viejos problemas, 'Por ejemplo. agrícolas y médi-
<os. a los cuales las gentes se han ya aclimatado. Observa Riesman que, a pesar
de la obediencia fundamental a las tradiciones, esto no resulta necesariamente in-
compatible con una valoración muy alta del individuo; y sucede en algunos casos
que la persona es estimulada a desarrollar sus aptitudes. su iniciativa y sus as-
piraciones, bien que dentro de un área muy limitada. En las sociedades basadas en
la tradición. el individuo desempeña una relación funcional bien definida res-
pecto de los otros miembros del grupo. Si el individuo no es suprimido, enton-
<es '.'pertenece", está en una relación de pertenencia al grupo, y no está "de más",
sobrante. como le sucede al sujeto sin trabajo 'en nuestra sociedad contemporánea.
Ahora bien, en virtud de esta "pertenencia". las metas de su vida que hayan sido
elegidas personalmente por él contribuyen sólo muy poco a configurar su destino.
pues éste tiene su lugar, en gran parte pre-determinado, dentro del grupo.
El carácter determinado por tina dirección íntima es el predominante en la
sociedad moderna, en la sociedad occidental que surgió con el Renacimiento. la
Reforma y el Iluminismo (o Ilustración), y cuyos rasgos principales empiezan a
desvanecerse en nuestro tiempo. Tal sociedad moderna, en la cual la conformidad
se asegura mediante la dirección Intima individual, prcsenta los siguientes rasgos:
aumentada movilidad personal; rápida acumulación de capital; expa-nsión casi cons-
tante --expansión intensiva en I~ producción de bienes y en la procreación de se-
res humanos, y expansión extensiva en la exploración, la colonización y el impe-
rialismo. Ese carácter dirigido desde la raiz íntima puede arreglárselas para vivir
socialmente sin necesidad de un apoyo poderoso y directo de la tradición; lo cual.
sin embargo, no quiere decir que no rinda obsequio a algunas tradiciones. La
fuente de dirección para ese tipo de carácter individual es "intensa", en el sen-
tido de que la raiz de la inspiración ha sido colocada en temprana edad po, los
padres o los mayores y encaminada hacia metas generalizadas, aunque, sin cmbar-
gOl ineludibles. En las sociedades regidas por la tradición, la conducta es de ot-
dinario regulada de modo muy detallado. Por el contrario. en las sociedades en
las cuales cobra importancia el hecho fundamental de que los individuos se auto-
dirijan desde su interioridad, no basta con que se dé un cumplimiento externo
ton las reglas pcrmenorizadamente establecidas; pues surgen demasiadas situaciones
nuevas, inesperadas. que no pueden hallarse previstas en un código. Para afrontar
los problemas es necesario contar con personas que hayan logrado un vigoroso ca-
rácter altamente individualizado y con un gran sentido de responsabilidad.
Como se advirtió ya. el carácter individualizado dirigido desde su propia in-
terioridad no supone que se halle exento del peso de tradiciones. Nada de eso.
240 . TIPO AUTODlRIGIDO

Para él hay tradiciones que limitan sus propias finalidades y restringen su elec-
ción de medios. Pero, dentro de esos límites, el individuo tiene que resolver por su
propia cuenta y bajo su propia responsabilidad.
El mecanismo psicológico que rige a ese individuo autodirigido interiormente
es descrito por Riesman y sus colaboradores como un giróscopo psicológico. El
giróscopo es un aparato que consiste en una rueda en rotación, montada de tal
manera que su eje puede autodirigirse libremente en la dirección previamente de-
terminada, y es capaz de mantener la misma dirección absoluta en el espacio a
pesar de los movimientos de las partes sobre las cuales está montada y de las
partes que la rodean. Una vez que esa especie de giróscopo psíquico ha sido ins-
talado por los padres o por otras autoridades. mantiene a ese tipo de persona
"en su curso". Ese tipo de individuo, que se autodirige desde su interioridad, se
convierte en capaz de mantener un delicado equilibrio entre las demandas de la
meta que estableció y los golpes que recibe en su contorno externo.
La persona dirigida por la tradición apenas piensa de sí misma como un
individuo. Todavía mucho menos se le ocurre que pueda configurar su propio des-
tino en términos de metas personales perennes. Tampoco se le ocurre que el des-
tino de sus hijos pueda separarse del destino del grupo familiar.
Por el contrario, las personas autodirigidas individualmente cobran un sen-
timiento de autocontral, de control sobre sus propias vidas; y ven' a sus hijos
también como individuos que deben emprender por su cuenta una carrera.
A medida que la proporción de nacimientos empieza a ir disminuyendo se pro-
duce entonces el hecho de que las gentes tienen abundancia de medios materiales
y que además disfrutan de ocio. Ahora bien, resulta asimismo que tienen que pagar
por esos cambios, aceptando verse insertos en una sociedad centralizada y buro-
cratizada y en un mundo que se ha encogido y que está agitado por mayores y
mayores contactos entre estirpes étnicas, nacionalidades y culturas, -todo ello
acelerado por la industrialización. Bajo esas nuevas condiciones, la dura resistencia
y el enérgico espíritu de empresa de los tipos autodirigidos individualmente desde
sus interioridades van resultando cualidades menos necesarias. Por otra parte, resulta
que el problema ya no viene planteado por el contorno material, sino por otra gente.
Cuando las gentes se mezclan mucho más ampliamente y se convierten en más sen-
sibles, más sensitivas, las unas a las otras, sucede que las tradiciones -ya muy
disminuídas durante el período de la industrialización- quedan todavía mucho
más atenuadas. El control giroscópico ya no es lo suficientemente flexible; yen·
tonces se necesita un nuevo mecanismo psicológico. Además, la "psicología de la
escasez" de muchas personas autodirigidas individualmente va cediendo el ca-
mino a una "psicología de la abundancia", capaz de un consumo lujoso y derro-
chador de ocio y de los bienes sobrantes. Por otra parte, aumenta el número de
_ los consumidores que no producen. el de los ancianos, lo cual es otra ocasión para
la prodigalidad y para el carácter que la abona. Riesman cree advertir sobre todo en
la clase media superior de las más grandes ciudades de los; Estados Unidos la apa·
rición de un nuevo carácter humano social al que llama el tipo "dirigido por otros",
Mientras que el tipo de la persona individualmente autodirigida desde dentro es
tal vez todavía el característico de la "vieja" clase media -el banquero, el tendero,
el pequeño empresario, el ingeniero orientado por las necesidades de su técnica,
ctc.-, en cambio, el tipo de la persona "dirigida por otros" se está convirtiendo
TIPO DIRIGIDO POR OTROS 241
en lo característico de la "nueva" clase media --el burócrata, el empleado a sueldo
en los grandes negocios, etc. Es un hecho notorio el fabuloso aumento del número
de empleados de todas las categorías, no sólo en los servicios públicos, sino también
en las empresas industriales, mercantiles y financieras.
"La educación, el ocio, los servicios, todo eso, va acompañado de un mayor con-
sumo. de palabras e imágenes suministradas por los nuevos medios masivos de ce-
rnunicación. Los acontecimientos políticos son experimentados a través de pantallas,
por virtud de lo cual de ordinario los hechos son atomizados y personalizados -o
pseudopersonalizados."
Para grandes cantidades de gente, esos desarrollos llevan a cambios en la senda
del éxito y -al requerimiento de una conducta más "socializada". Se produce, tamo
bien una relajación de las viejas pautas de disciplina en la educación de los hi-
jos: el grupo constituido por los iguales o "pares" (el grupo de los que tienen la
misma edad y pertenecen a la misma clase, con quienes se está asociado) se con-
vierte para el niño en mucho más importante que la autoridad familiar, la cual
también resulta menoscabada cada vez más por la influencia de la escuela. Además
estas presiones son reforzadas por los medios masivos de comunicación: cine" radio,
televisión, historietas gráficas y, en general, medios de cultura popular. Bajo estas
condiciones surge un nuevo tipo de carácter al que Riesman y sus colaboradores
llaman el hombre dirigido por otros, para el cual su guía son sus contemporáneos
ora aquéllos que él conoce, ora aquéllos con los cuales está en ralación indirecta, a
través de amigos y a través de los medios masivos de comunicación. Entonces resulta
que ese nuevo tipo va guiado en su vida por el esfuerzo de percibir y atender las se-
ñales ,que manan de los otros.
Claro que importa mucho determinar quiénes sean esos "otros": si son el
círculo inmediato del individuo, al mismo nivel de éste, o si son un círculo "supe-
rior", o si son las voces anónimas de los medios masivos de comunicación. Importa
determinar si el individuo teme la hostilidad de personas a las que ha conocido
casualmente, o sólo la de aquéllos que "cuentan". Pero la necesidad que este tipo
humano siente de la aprobación y dirección por parte de otros va más allá de las
razones que llevan a la mayor parte de las gentes en toda época a preocuparse
mucho de lo que los demás piensan de ellas. En alguna medida esta preocupación
de cómo piensan de uno ciertas personas de cierto círculo. es un fenómeno ceei
universal. Pero, en cambio, respecto del tipo dirigido' por otros, se trata de un
fenómeno muy diferente; pues ese tipo hace de la opinión que los demás ten-
gan sobre él, la fuente principal de su dirección, así como también el área prin-
cipal de su sensibilidad. Ese nuevo tipo necesita mantener constantemente una res-
puesta en su contacto con los demás, tanto en el trabajo como en el juego. No se
trata solamente de un deseo de homogeneización o de estandarización externa. por
ejemplo, en cuanto a signos materiales de bienestar. en cuanto a instrumentos de
comodidades, sino que además se trata también de lograr un emparejamiento a
otros muchos niveles 'en otros muchos campos, algunos de ellos internos.
Riesman y sus colaboradores han procedido a un estudio' comparativo de los
tres tipos, para destacar mejor los perfiles diferenciales de cada uno de ellos,
Se puede apreciar las diferencias entre los tres tipos desde el punto de vista
de la sanción o del control emocional de cada uno de ellos. La pe1lIona dirigida por
la tradición siente el impacto de su cultura como una unidad, hasta el punto de que
,
80<'10101:1",_16,
/
242 TIPO DIRJGIDO POR OTROS

otras personas con las cuales está en concacto cotidiano esperan DO tanto que
se comporte como un cierto individuo, sino más bien simplemente que cumpla
típicamente las. pautas establecidas. Consiguientemente, la sanción para su conducta
tiende a consistir en el miedo de ser avef"gonzmio.
La pef"sona antodirigida desde Sil interioridad desde muy temprano incorporó
aquella especie de giróscopo psíquico que le pusieron sus padres y que puede recibir
más tarde señales de otras autoridades que se asemejan a sus mayores. Esa persona
va por la vida con menos independencia de la que aparenta, pues obedece a ese pilo-
taje íntimo. El hecho de apartarse de 10 que indica ese pilotaje, ora como respuesta
a impulsos internos, ora como respuesta a las voces fluctuantes de los contemporáneos•
. , puede conducir al sentimiento de clllpa. Ahora bien, puesto que 10 que se ha inte-
riorizado no es tanto detalles de conducta sino más bien principios generales, re-
sulta que la persona autodirigida desde su intimidad es capaz de una gran estabilidad.
Con el tipo cuya ca.ra.cterizadón se acaba de recordar, contrasta el tercer tipo..
es decir, el de la persona dirigida por otros, la cual aprende a responder a las seña-
les de un círculo considerablemente más" amplio que el de sus padres. Atenta al
ambiente social que la enmarca, esa persona dirigida por otros, se asemeja hasta
cierto punto al tipo dirigido por la tradición: ambos viven en, y de, un ambiente
colectivo, y ambos carecen de la capacidad que tiene el individuo autodirigido
interiormente para andar solo por sí propio. Sucede, empero, que la índole de ese
ambiente colectivo es muy diferente en los dos casos. La persona dirigida por otros
es cosmopolita, en cierto sentido se encuentra en casa en cualquier parte, y en nin-
guna parte, y es capaz de una rápida intimidad, bien que superficial con cada quien,
así como de responder a cada uno. Mientras que, por el contrario, el sujeto diri-
gido por la tradición se siente pertenecer a su grupo tradicional.
La persona dirigida por la tradición toma sus propias señales de los demás,
pero éstos se presentan de un modo monótono. Esa persona no necesita de un equi-
po complicado para recibir las señales de los demás. La persona dirigida por otros
tiene que ser capaz de recibir señales tanto' de lejos como de cerca. Las fuentes son
múltiples y los cambios son rápidos. Pero el equipo receptor no necesita ser muy
complejo. En contraste con los controles de verg,jenza y culpa, encontramos, en
cambio, en la- persona dirigida por otros, una palanca psicológica peculiar: una
ansiedad difusa. Este control no se parece. a un giróscopo; es más bien un radar.
Riesman y sus colaboradores, a pesar de la importancia que han dado al análisis
de los Ir,:" tipos de carácter que han estudiado, advierten, sin embargo, que no se
debe superestimar el papel del carácter en el proceso social. Hacen notar que la
sociedad puede cambiar más rápidamente que el carácter, o, viceversa, puede suceder
10 contrario. Por otra parte, es preciso comprender que las descripciones dadas se
refieren a tipos puros, fabricados por procedimientos de abstracción mental. Ahora
bien, en los hechos reales no existe ni puede existir una sociedad o una persona,
que dependa por entero de la tradición; ni tampoco perteneciente en U)1 ciento por
ciento al tipo de la dirección íntima; ni tampoco que encaje por entero en la figura
de la dirección por otros. De ordinario todas las personas, al igual que todas las so-
ciedades, poseen los tres componentes. Por tanto, al calificar individuos y grupos
como pertenecientes a uno de los tres tipos, se trata tan sólo de una cuestián de
grado, es decir, de cuál de los tres componentes tiene preponderancia decisiva. Es
también posible que un individuo pueda cambiar, en el Curso de su vida, de un
TIPO DIRIGIDO POR OTROS

tipo a otro. Es posible, pero no es probable, pues a menos que los. individuos estén
completamente locos -y resulta que nunca están ((JmpJetamenle locos-, organizan
'sus caminos en su ambiente social y de ordinario los siguen.
Podemos describir los últimos, siglos de la historia occidental en términos de
una sucesión gradual en el predominio de los tres tipos descritos. El tipo dirigido
por la tradici6n es desplazado por el tipo autodirigido íntimamente; y a éste le
sucede el tipo dirigido por los otros, aunque este tercer tipo se presenta s6lo en
algunas zonas.
También cabe observar, en grado relativo, la diferente distribuci6n de los tres
tipos en las varias regiones de la tierra. En Asia y en Africa, as! como en regiones
agrícolas de Europa y de Híspanoamériea ha predominado el tipo dirigido por la
tradición. Los tipos autodirigidos íntimamente predominan en las zonas rurales y
en las pequeñas ciudades de los Estados Unidos y Canadá, en el noroeste y en el
centro de Europa, en las grandes ciudades de todos los países occidentales, y tal
vez en Turquía y en algunos lugares de Asia. Y se nota el comienzo en el predo-
minio del tercer tipo, de la persona dirigida por otros en los grandes centros me-
tropolitanos de los Estados Unidos y acaso también en algunas grandes ciudades del
noroeste europeo.
Claro es que la mezcla de gentes de los' tres tipos de carácter, asl como de
diferentes creencias religiosas y de diversas estirpes étnicas, se encuentra por do-
quier como resultado de la industrialización y de la colonizaci6n.
Se debe además destacar la observación del siguiente hecho. Hay tipos auto-
dirigidos Intimamente en las zonas urbanas de Norteamérica que pueden ser llevados
hacia un resentimiento o una rebelión. Pueden resultar incapaces de adaptarse, por·
. que carecen del equipo receptor adecuado para las señales de radar que de un modo
creciente van dirigiendo las actividades y conductas en la tercera fase. Pueden re-
husar adaptarse por causa de reprobar desde el punto de vista moral lo que los
signos del tiempo presente traen. O pueden sentirse desanimados por el hecho de
que las señales, aunque desde luego suficientemente atractivas, sin embargo, no
parecen referirse a ellos -lo que sucede a gentes que sufren alguna discrimina-
cién-«; o experimentan desaliento por el hecho de que carecen de la flexibilidad
y de la sensibilidad para con otros, que son precisas para la adaptaci6n cambiante.

5.-LAS "AUTORIDADES ANONIMAS E INVISIBLES"


SEGUN ERICH FROMM
Hay autoridades manifieJla.! y [roncas, como por ejemplo, el mando del padre,
del maestro, del Estado, etc. Pero hay también autoridades anónimas, invisibles, ena-
jenaáa.!, como por ejemplo, la de la opinión pública de un grupo. la presi6n ejercida
por unas creencias colectivas vigentes.
La autoridad manifiesta de un mando personalizado implica un titulo de superio-
ridad de quien manda sobre el mandado, el cual es en ese respecto inferior a quien
manda. Ese titulo puede ser legítimo, por ejemplo el del padre, o puede ser ilegítimo
como el de un secuestrador sobre su víctima.
Las autoridades manifiestas son clasificadas por Erich Fromm en dos tipos --<[ue
en alguna manera coinciden, al menos parcialmente, con la distinción entre título
legitimo y título Ilegítimo que he esbozado yo en el párrafo procedente. Los dos ti-
/
244 LAS AUTORIDADES ANONIMAS E INVISIBLES

pos señalados por Frornm son los siguientes: A) Autoridad nacional, en la que los
intereses del mandante y del mandado se orienten en la misma dirección, cual suce-
de en las relaciones entre maestro y estudiante, entre padre e hijo;' es decir, la supe-
rioridad constituye la condición para ayudar a la persona sometida. B) Autoridad
irracional o inbibítorie, por ejemplo la del amo sobre el esclavo; en la que los ínte-
reses de ambos son antagónicos: el .arno desea explotar al esclavo todo lo posible, y
el esclavo procura defender lo mejor que puede un mínimum de felicidad; lo que es
ventajoso para el uno es perjudicial para el otro.
Que las convicciones colectivas vigentes, al igual que todo modo colectivo de
conducta, todo hecho social, ejerzan una presión sobre los miembros del grupo o
círculo de que se trate, constituye un hecho que podemos calificar como normal.
En fin de cuentas, se trata precisamente de la específica realidad de lo colectivo.
Ya expuse que el modo de ser real de lo colectivo consiste precisamente en el hecho
de que de su vigencia mana una presión.'> No veo yo inconveniente en calificar esa
presión corno autoridad, según lo hace Erich Frommt": como autoridad anónima.
Está bien esta calificación. Recuérdese que al caracterizar los modos colectivos de
comportamiento, insistí mucho en que tales modos constituyen pautas genéricas, im-
personales, anónimas, de todos pero -de ninguno en particular, y en que, por tanto,
no tienen tras de sí un auténtico sujeto genuinamente responsable. Este es un rasgo
esencial de lo colectivo que hace de ello que sea una realidad fría, mecánica, in-
sensible. sin verdadera alma, e incluso algunas veces resulte desalmada, como dice
Ortega y Gasset.
Entiendo que en términos generales los modos colectivos de comportamiento,
con la presión específica que les caracteriza, constituyen una autoridad anónima.
Donde quiera que nos encontremos con unos modos colectivos de conducta nos ha-
llaremos ante- un hecho de autoridad anónima. Ahora bien, aquí y en este momento
no se trata de insistir en este rasgo esencial de los modos colectivos en tanto que
vigentes, tal y como 10 he expuesto ya en el capítulo precedente. Se trata de otra
cosa: se trata de llamar la atención sobre un hecho muy peculiar de algunas socie-
dades de nuestros días, hecho que consiste en que está produciendo un nuevo
tipo de alf.!!!..ridad impersonal, anónima, a la que corresponde un nuevo tipo de con-
formidad, una-nueva manera de docilidad. Este hecho ha sido estudiado sobre todo
p.or. el gran PSiCólo{o y sociól~go Erích Fromm. Se trata de otro aspecto del ere-
CImiento de las presiones colectivas en el mundo de nuestros días, en contraste con
ti mundo del siglo XIX y de comienzos del xx.
Este creciente aumento de la conformidad, de la docilidad a pautas colectivas,
no constituye una vuelta a un tipo de sociedad primitiva. o no primitiva pero tra-
dicionalista y fuertemente conservadora, en la que exista un cuerpo muy numeroso·
de costumbres, de convencionalismos, que rijan muy pesadamente la conducta de
los individuos, obligándolos y presionándolos a obedecer tales reglas. No es pre-
cisamente eso. Malamente puede producirse un fenómeno de regreso tradicionalista
en una sociedad en_ profunda crisis, en la que. por tanto, las valoraciones que rigie-
12 Véase en este libro, el cap. X, epígrafes 13, 14 Y 15, y el cap. XVIII, epígrafe 9.
l3 Cfr. FROM}.( (Erich), Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea, 2' ed., Fondo de
Cultura Económica, México, 1958, pp. 84·91 Y 130·140.
LAS AUTOR.IDADES ANONIMAS E INVISIBLES 245

ron en el pretérito han perdido mucha fuerza si es que han naufragado, sin qu~
hayan sido sustituidas por un nuevo sistema de valoraciones con efectiva vigencia.
Sería muy difícil instalar de nuevo en nuestro tiempo un cuerpo de tradiciones vi-
gorosas. En algunos lugares se puede haber intentado eso inauténticamente; peco el
resultado fué un fracaso con apariencia de grotesca parodia. Es un hecho muy dife-
rente: es el hecho de querer concordar con IOJ demás, de no discordar de ellos, en
lo que piensan, en lo que hacen, en lo que manifiestan. Todo eso que los demás
piensan, dicen y hacen la mayor parte de las veces no responde a una vieja regla
colectiva, a una costumbre tradicional, sino que más bien se acomoda a una pauta
colectiva inestable, determinada por la concordancia -más o menos eventual- de
los miembros de un grupo, quienes desean sobre todo coincidir con sus compañeros.
Hasta cierto punto se trata de otro aspecto del hecho estudiado por Riesman. al que
éste llama el tipo bumano dirigido por otros.
Refiriéndose especialmente -pero no de modo exclusivo- a la sociedad nor-
teamericana de nuestros días, o al menos a algunos de sus sectores, Fromm observa
que "a mediados del siglo xx la autoridad ha cambiado de carácter: ya no es una
autoridad manifiesta, sino anónima, invisible, enajenada". Ya no preponderan ni
las órdenes de una persona, ni de una idea, ni de la ley moral. "Sucede que todos
nos sometemos, tanto o más que lo haría la gente en una sociedad autoritaria".
Pero, ¿a qué es lo que nos sometemos? A algo invisible, intangible, y no obstante
muy real y eficaz: a la opinión pública de nuestros convecinos, de nuestros como
pañeros de trabajo, de nuestros conocidos, al imperativo de la ganancia económica,
a determinados lemas que, por así decirlo, flotan en el ambiente, a 10 que por ca-
sualidad se ha impuesto como tónico dominante en la conducta de los miembros de
un grupo, a las "sugestiones" de nuestros parientes y amigos, de nuestros colegas.
"Mientras hubo autoridad manifiesta, hubo conflictos y hubo rebeliones contra
una autoridad irracional. En el conflicto con los mandatos de la propia conciencia,
en 1:1 lucha contra la autoridad irracional, se desarrollan la personalidad y particu-
larmente el sentimiento de sí mismo. Me siento a mí mismo como "yo" porque
"yo" dudo, "yo" protesto, "yo" me rebelo. Aunque me someta y me sienta derrotado,
me siento a mí mismo como "yo": "yo", el vencido. Pero si no tengo conciencia
de la sumisión ni de la rebelión, si me gobierna una autoridad anónima, pierdo el
sentido de la identidad, me convierto en "uno", en una parte de "eso", El me-
canismo mediante el cual opera la autoridad anónima es la conformidad. Debo hacer
10 que todo el mundo hace; en consecuencia, debo adaptarme, no ser diferente, no
"sobresalir"; debo estar dispuesto a cambiar de buena voluntad, de acuerdo con
los tipos de cambio o, modelo; no tengo que preguntar si estoy en lo cierto o no,
antes bien si estoy adaptado, si no soy ... "diferente". La única cosa ... permanente
es ... esa buena disposición al cambio". La autoridad en sus formas manifiestas va
haciéndose menos necesaria, porque la autoridad del conformismo ejerce un vigoroso
control social. "La virtud está en adaptarse y en ser como los demás. Ser diferente
es el vicio..La falta de conformidad es castigada no sólo con palabras de censura,
sino a veces con sanciones crueles como el ostracismo del grupo. Se dice que por
viltud de que la sociedad se ha hecho tan compleja, el individuo sólo puede tener
sentido en la medida en que contribuya a la armonía del grupo. Y se insiste en
que todos van en el mismo barco".
246 LAS AUTORJDADES ANONIMAS E INVISIBLES

Ahora bien, después de describir esos hechos, Fromm los comenta diciendo:
"Esa vida de concesiones, esa vida 'exterior' es vida de aprisionamiento, de vacío
interior, y de depresión. Todos van 'en el mismo barco', pero ... ¿A dónde va el
barco? Nadie parece tener la menor idea; ni, en cuanto a eso, les parece muy hábil
no suscitar ni siquiera la pregunta:'
CAPITULO XII

LA SOCIALIZACION DE LA CONDUctA, LA MENTALIDAD


COLEctIVA. INDIVIDUO Y SOCIEDAD
SUMARro:-l. Los modos coleaivos se originaron en inJi.viJllos.-2. La so-
cialiZAción de rm comportamiento individual. El poder sodaJ.-3. Rasgos especi-
iícos de /01 modos colectivos de conducla o becbos sociales, Su magnitlld PUII-
/iar.-4. El l/amado psiquismo co/e~#vo.-5. La !o",uu;ón de nllevas conduda.I
colerlittaJ.--6. Las conciencias o tUtillldes sociales del individuo SIIU;Iad4s por
la co/eclividaJ.-7. Conciencia o alma coJecliva.-8. Individuo , Sociedad. El
hombre ú/u"¿o a la vez. den/ro , fuera de la JociedaJ.-9. El JeJlit1J() inJifli.
dual y la vida sodal.

l.-LOS MODOS COLECI1VOS SE ORIGINARON EN INDIVIDUOS


Percatémonos de que lo que hoy es modo colectivo de conducta, es decir, un
patrón objetivado y socializado, antes inicialmente, en el momento de ~rotarJ tu,vo
que ser creación o invención de un individuo. o producto de las creaaones o ID·
venciones de varios individuos. (Repito que esa cabeza O esas cabezas individuales
no se dan actuando en el vado, sino en la textura de una serie de influjos o iocita-
ciones que provienen del medio social.) Los modos colectivos son reglas que cons-
tituyen objetivaciones de conductas humanas, son pensamientos cristalizados, cosifica-
dos, que se han convertido en senderos comunales. Ahora bien, en rigor, en el sentido
propio de la palabra, sólo el individuo es sujeto capaz de comportamiento humano,
de comportamiento con sentido intencioual. Por lo tanto, los modos colectivos, como
formas de comportamiento, tienen que haberse engendrado en conciencias de indio
viduos. Pero además, los modos colectivos son pensamientos objetivados; por eso,
en tanto que pensamientos, tienen que haber brotado en los únicos sujetos capaces
de ~sar, es decir, en los individuos. No existe una conciencia relativa, en el sen-
tido de una realidad substante que piense y actúe por su propia cuenta. Si hallamos
pensamientos cristalizados, esos pensamientos que están ,abora objetivados tuvieron
que ser pensados en algún momento, es decir, cuando se forjaban, por seres capaces
de pensar, esto es, por individuos. La cosa no tiene discusión posible. Imaginar
una conciencia colectiva pensante, como unidad anímica, es suposición no sólo gra-
tuita, sino notoriamente falsa; es barullo, confusión, embriaguez romántica, pala-
brería barata,'no s6lo carente de todo apoyo en la experiencia y de toda justificaci6n,
sino además taxativamente contradicha por la experiencia.
Lo que hoy es costumbre ----es decir, un pensamiento cristalizado y socializado
respecto de determinadas conductas- tuvo que ser antes, cuando surgía, pensa-
miento de un individuo O producto de los pensa.mientos de varios individuos.
247
248 GESTACION INDIVIDUAL DE LO COLECTIVO

Las llamadas profesiones son instituciones sociales, así la de médico, la de


filósofo, la de comerciante, la de militar, etc. Pero hubo una vez, antes de que esas
profesiones existieran - 3 modo de repertorios prefijados de comportarnientos-. en
que un sujeto o varios sujetos las inventaron; es decir, tuvo que liaber alguien que
por primera vez pusiese en práctica tales comportamientos. Una vez realizados la
primera vez, ocurrió que coetáneamente O después. otros sujetos. considerando que
tales comportamientos satisfacían una serie de. necesidades. siguieron la misma o
similar ruta trazada por los iniciadores de aquellos comportamientos; y de esa suerte,
lo que primero fué fruto de una creación individual o de varias creaciones in-
dividuales, se convirtió después en modo colectivo 0. institución social.
César inventó una nueva forma de mando político; después, desaparecido él,
perduró esa forma como módulo genérico, como el modo político que se llamó ce-
sarismo, y que ha sido reproducido por otra serie de gobernantes, na Con uf? sen-
tido de copia interindividual, sino como reproducción de algo convertido ya en
patrimonio mostrenco,
Alguien inventa una nueva forma de traje; pero después ésta se convierte en
moda, es decir, se socializa dentro de un determinado círculo colectivo. Lo que
inicialmente es obra de uno o de varios individuos 'se transforma después en mo-
do de conducta colectiva, cuando los demás hombres pertenecientes a un círculo
social lo adoptan COmo patrón genérico de conducta, no copiándolo del inventor,
sino tomándolo ya como patrimonio comunal.

2.-LA SOCIALIZACION DE UN COMPORTAMIENTO INDIVIDUAL.


EL PODER SOCIAL
Ahora bien, aunque es desde luego cierto que lo que en un determinado mo-
mento aparece como modo colectivo tuvo que formarse antes como invención in.
dividual o como combinación de invenciones individuales, también es cierto que
la creación individual o la suma de creaciones individuales experimentan un pro-
ceso de transformación, al convertirse en modo colectivo.
Por de pronto, para que una conducta inicialmente individual se transforme
en modo colectivo, es preciso que a esa conducta individual se adscriba un poder
social, en cuya virtud y por cuya función logre colectivizarse. El poder social por
obra del cual se colectiviza un comportamiento, que en un principio fué indivi-
dual, no es necesariamente una cualidad intrínseca de ese comportamiento; suele
consistir en el influjo que éste sea capaz de ejercer sobre los demás, lo cual. si
bien puede ser debido en parte a ciertas características del comportamiento, cabe
que dependa de factores extrínsecos que apoyen esa conducta.
El pensamiento o la decisión de un gobernante que monopolice el máximum
de poder social, por ejemplo, de un omnímodo dictador, -se socializa rápidamente,
casi de un modo automático, convirtiéndose en norma jurídica dotada de irnpo-
sición inexorable, y por tanto deviene en seguida modo colectivo.
Otras veces, una conducta individual, un invento (de cualquier orden) se
colectiviza en virtud de la adhesión que los valores que contiene suscitan en los
componentes de un CÍrculo social. Mas para ello es necesario que se dé una re.
lación de afinidad entre el invento y la comprensión. las necesidades, la sensi-
bilidad o Jos deseos de las. gentes que integran el círculo colectivo. Ha habido
SOCIALIZACION DE LA CONDUCTA 249

genios incomprendidos en Su época, cuya obra a pesar de su alto rango no operó


sobre la sociedad de su tiempo. Para que un invento se socialice, es menester que
haya ana relación de congruencia entre éste y la circunstancia social en que se da.
Cuando las gentes comprenden el valor de un invento, cuando se sienten sedu-
cidas por la bondad de una nueva conducta, por la utilidad de un nuevo trebejo,
por la justicia de un nuevo programa político. por la belleza de una nueva can-
ción, por las ventajas de una nueva forma económica, por la certeza de una nue-
va teoría, entonces adoptan esa nueva creación como forma comunal de' conducta.
y así, cuando esto ocurre, refiriéndonos a los ejemplos citados; convierten en cos-
tumbre la nueva virtud, emplean usualmente el nuevo trebejo, se adhieren al nue-
vo programa político opinando y actuando de acuerdo con él, 'cantan la nueva can-
ción, adoptan la nueva forma económica, hacen de la nueva teoría una convicción
vigente, una creencia efectiva. Mas puede suceder que una invención, por valio-
sa que sea, no halle reconocimiento 'común, y entonces permanezca cama objetiva-
ción de una vida individual, pura y simplemente, sin lograr colectivizarse.
, Hay veces, también, en que una conducta individual se socializa rápidamente,
por virtud de fenómenos de contagio, es decir, de imitaciones alógicas, y llega por
medio de ese procedimiento a tener efectos sociales enormes.
Otro de los poderes en virtud de los cuales se socializa un comportamiento
individual es el prestigio de su autor. Las gentes adoptan 10 que hace una deter-
minada persona, no porque nadie se lo imponga, tampoco porque comprendan esq
como valioso, sino sencillamente porque esa persona tiene prestigio, tiene fama
de inteligente, o de virtuosa, o de "elegante, o de afortunada.
Otro de los tipos de poder social, que determina la colectivización de una
conducta, es el caudillaje. Claro es que dentro de este concepto de caudillo o líder
habría que proceder a una clasificación de subtipos; verbigracia, el carismático, e~
decir, aquel al que se atribuye una cualidad extraordinaria, fuerzas sobrenaturales
O sobrehumanas o por lo menos excepcionales y ejemplares (profeta, enviado de
Dios, hechicero, jefe ejemplar, héroe) y es seguido P?r el grupo en virtud de ra-
zones, de confianza, de fe que se tiene en él, estableciéndose entonces entre él y
su masa una colectivización de carácter emotivo;' el caudillo democrático que in-
terpreta el sentir del grupo; etc.2

3·~RASGOS ESPECIFICOS DE LOS MODOS COLECTIVOS DE CONDUCTA


O HECHOS SOCIALES. SU MAGNITUD PECULIAR
En las páginas que preceden inmediatamente, se ha mostrado que lo que hoy
es modo colectivo, tuvo antes que ser invención individual o serie de invenciones
individuales, convertidas después en módulo comunal, en virtud de un proceso
de socialización, es decir, en virtud de un proceso de transformación de lo personal
en colectivo.
1 Cfr. WEBER (Max), Economía y Sociedad, tomo 1, trad. castellana de Medina Echava-
rria, Fondo de Cultura Económica, México, 1944, pp- 22', 2'2 Y ss.
2 Cfr. YOUNG (KimbaIl), Soci.d PS1cha/og], 3" ed., New York, Crofts & Co., 19'6,
pp. 226·256; LA PIERI! (Richard T.), y FARNSWORTH (Paul R.), Social Psycbology, 2' ed.,
New York, McGraw·Hill, 1942, pp- 296 Y ss. .
250 CARACTERlSTlCAS DE LOS MODOS COLECTIVOS

Ahora bieo, llegado este momento y, recordando a tal respecto los estudio.
de Durkheirn, creo necesario formular esta pregunta: ¿Constituyen los hechos so-
ciales o modos colectivos, cuando ya están constituidos, algo espeáficamente nuevo
y diferente de las invenciones individuales que los originaron?
Claro es que, desde luego, los modos sociales tiene frente a los modos indi-
viduales la típica diferencia de constituir una forma colectiva, es decir, anónima.
impersonaJ, común, típica, genérica, funcionaria, tal y como los he caracterizado
detalladamente en páginas anteriores; a distinción de los modos individuales, que
son expresión auténtica de la persona. creación viva. Esto es notorio, y no creo
que sobre ello sea necesario insistir más.
Pero además nos preguntamos, siguiendo la metáfora de Durkheim, si en
la elaboración de un modo colectivo, o de una institución social, se produce una
especie de reacci6n de química mental, por la que desaparecen los ingredientes con
los cuales se forma, y entonces surge un cuerpo nuevo.
Adviértase, en primer lugar, que, desde luego, la conversión de un modo in-
dividual en colectivo, es decir, su socialización, aporta nuevos caracteres, los que
han sido ya explicados, es decir, los propios de los modos sociales..Pero pueden
suceder dos cosas: a) que el modo colectivo sea el mismo modo individual, sólo
que privado de su acento individual y convertido en carril común; b) puede acae-
cer también que el modo colectivo se forme por la fusión y combinación de múl-
tiples y variadas aportaciones individuales, y entonces con todas ellas se constituya
una nueva forma de conducta, que no se parezca a ninguno de los componentes
individuales que contribuyeron a su elaboración.
Hay modos colectivos que se reducen al hecbo de que una conducta indivi-
dua! se socializó. Esos modos colectivos, por ejemplo, el uso de determinado tre-
bejo inventado por un individuo, tienen autor conocido, un individuo. Lo ,que
primero fué creación de éste, obtuvo después generalización entre todos los miera-
bros de un grupo. Se trata sencillamente de una conducta individua! que se h.
socializado. Claro es que al socialízarse ha perdido los matices individuales y se
ha tornado vía comunal. Esta transformación no es ciertamente pequeña; porque
un comportamiento individual al convertirse en colectivo suele perder su genuina
autenticidad, suele perder finura, suele perder parte de su calidad, suele embas-
tecerse, suele tornarse más tosco y más simple. La cosa es clara: las rutas co-
munales, los procedimientos genéricos, no pueden albergar la riqueza que es pro·
J'ia de un alma individual; por ser algo general y de todos, ya no expresan la
delicada complej idad de un espíritu individual; son más bien vías de pública uti-
lización en las que desaparecieron los finos matices que sólo puede tener 10 in-
dividual, que es lo verdaderamente auténtico. Es lo que sirve para muchos; pero
precisamente por eso no sirve a ninguno con la intensidad con que servía a su
autor, puesto que éste lo hizo para su propia medida. Al dejar de ser algo a la
singular medida de Wl individuo, gana en amplitud, pero pierde en delicadeza,
pierde en intensidad, pierde en ajuste exacto. Pero fundamentalmente es lo mis-
rno que un individuo había creado para sí propio, sólo que adaptado a las neceo
sidades genéricas de todos. Cierto que además tiene de nuevo algo que no poseía
como conducta individual, a saber, la vigencia colectiua, es decir, el hecho de que
es reconocido y observado generalmente como patrón de conducta por todos Jos
CARACTERISTICAS DE LOS MODOS COLECTIVOS 251
integrantes de un círculo social, y que, como tal, el individuo lo halla preconstituído
y ejerciendo una presión sobre él.
Pero, de otro lado, hay también hech~ colectivos, modos sociales, que aun-
que hayan tenido que formarse con aportaciones humanas, éstas no fueron ini-
cialmente las de un solo individuo, sino las contribuciones de muchos sujetos. Y
entonces OCUrre que con todas las múltiples y a veces diversas aportaciones indi-
viduales fué gestándose un nuevo modo de comportamiento de índole colectiva.
En tal caso) el modo colectivo no es igual, en ocasiones ni siquiera similar, ol
nmguna de las conductas individuales con cuya combinación se formó. A tales
casos seda aplicable la expresión durkheiminiana de un proceso de química men-
tal, que da origen a la formación de algo nuevo, bien que empleando esta ex-
presión nada más que con el alcance de un símil imaginativo, y nunca al pie de
la letra. Tal es el caso de! idioma. Claro es que éste no tiene un origen mágico,
ni misterioso; ha tenido que formarse -<omo cualquier otro hecho humano--
con aportaciones de los hombres; pero han intervenido en su constitución y en
su desarrollo un sinndmero de contribuciones y también un sinnúmero de factores
modificantes, hasta constituirse como modo comunal de expresión de los compo-
nentes de un grupo. Es lo que sucede con determinadas costumbres, en las cuales.
ha ido decantando como modo colectivo el resultado de complejlsimos procesos
de combinación y de reclproca adaptación de un sinnúmero de conductas indivi-
duales. Es también lo que sucede con la formación de ciertas corrientes de opi-
nión pública, que no representan tan sólo una opinión individual socializada, sino
que constituyen e! compromiso de varias opiniones individuales. Es lo que ocurre,
asimismo, con varias instituciones, que han ido gestándose en virtud de la con-
currencia de muchos y muy diversos factores.
Para aclarar y precisar todavla más los conceptos referidos, se puede acudir
• otra comparación usada por Blondel, al exponer y comentar la teoda de Dur-
kheim, "Lo social tiene en lo psicológico su condición virtual. Mas esta virtua-
lidad, abandonada a ella misma, resultada inerte e impotente. El individuo no
puede por su solo esfuerzo mental producir ninguno de los efectos que son pe-
culiares a lo social. Como el pedernal, el individuo es rico en chispas. Mas para
sacar fuego de la piedra, es preciso golpearla con un eslabón. Y no es ella quien
produce e! fuego, sino e! golpe que recibe. Para dar vida a las representaciones
colectivas, es preciso que los individuos, en los cuales se halla su condición vir-
tual, entren en cantacto y en choque, a fin de que, asl puedan ellas brotar de
ese contacto y de ese choque. Y de la misma manera que la intensidad de la chis-
p. depende de la habilidad y 1;\ fuerza con que ha sido el golpe sobre la piedra,
así, la lndole de las representaciones colectivas depende de! modo como se haya.
establecido el contacto entre los miembros del grupo. Por consiguiente, para que
haya sociedades y representaciones colectivas, evidentemente es necesario que haya
hombres capaces de asociación y esplritus humanos capaces de pensamiento. Mal,
para que las sociedades, las representaciones colectivas sean tales O cuales, es de-
todo punto necesario que entre los hombres y los espíritus se establezca el con-
tacto de una cierta manera y no de otra. La morfologla de los grupos es el factor
que rige la índole de las instituciones y que especifica las representaciones colec-
tivas correspondientes. Jamás el análisis abstracto de la conciencia individual, ni
el conocimiento, por profundo que sea, de lo cual ésta es virtualmente capaz.

252 CONDUCTA EXPRESIVA DE UNA SITUACION SOCIAL

permitirán comprender las diversas formas adoptadas en el curso de las edades


por los grupos, ni las distintas orientaciones adoptadas por su pensamiento.">

4.-EL LLAMADO PSIQUISMO COLECTIVO


En la formación de determinados modos colectivos interviene la combinación
de las aportaciones individuales bajo el influjo de ciertos factores sociales, los
males son los agentes condicionantes, sugeridores. estimulantes e incluso confi-
gcrantes de las contribuciones individuales con que se forman esos hechos colee-
eivos, y son las causas de la homogeneidad de esas contribuciones y también el
horno a cuyo calor se fragua el hecho social. Es decir, sucede a veces, que, bajo
el influjo de determinados factores y condiciones sociales, se producen conductas
. humanas de individuos, las cuales son realizadas por éstos no en expresión de su
yo singular. sino como expresión de la situación social en que todos ellos se ha-
Han igualmente. Así, actúan de modo recíproco las 'conductas homogéneas o si-
milares de todos ellos, influyendo las unas sobre las otras y éstas sobre aquéllas.
y así ocurre que, como efecto de este encontrarse sometidos a Iguales influencias
y de este influirse mutuamente, se produce como resultado una modalidad de vida
~ue es ya colectiva desde el primer momento.' Cada una de las conciencias indivi-
duales tiene la justa impresión de hallarse penetrada por las conciencias de los
demás miembros del grupo, .de hallarse más o menos fundida con otras, de obrar
a la vez espontáneamente y bajo el influjo de las conciencias del prójimo, como
moviéndose todas ellas en la misma dirección y formando un comportamiento con-
corde o mutuamente integrado, que ya es, desde el primer momento, un modo
colectivo. Fenómenos de este tipo, que constituyen conductas que son innovadoras
y que a la vez se constituyen desde el primer momento en comportamientos colecti-
vos, los podemos observar claramente en las situaciones de gran efervescencia .social:
en las" revoluciones, en las guerras, en las conmociones religiosas, en las etapas de
profundas reformas políticas, O sociales, movidas por entusiasmos comunes.
Este psiquismo colectivo no es exclusivo tan sólo de esas situaciones de efer-
vescencia social máxima, sino que se da también en otras fases más tranquilas, pero
de modo menos voluminoso y menos intenso, corno combinación de influencias
recíprocas de las actitudes sociales de los individuos -bajo una misma circunstan-
,(13-, contribuyendo a formar directamente nuevos modos comunales.
Ahora bien, debe quedar claro, sin lugar a dudas, que eso que podemos llamar
psiquismo colectivo no se halla constituido por fenómenos psíquicos que tengan
por sujeto a la colectividad como un ente substantivo. ni siquiera con vida propia
independiente de las vidas de los. sujetos individuales. Ese psiquismo colectivo
carece de subjetividad propia; es decir, no existe un sujeto colectivo con psiquismo
propio. No hay en puridad más que las almas individuales. Lo que sucede es que
los fenómenos de esas almas individuales, bajo la acción de factores y condiciones
de la circunstancia social, y bajo el recíproco influjo que se produce entre ellas,
constituyen combinaciones, urdimbres dinámicas, haces articulados, 'cuya forma y
modo de ser contribuye a determinar las aportaciones mismas producidas por los

;s Cfr. BLONDEl., Int,odnrtioJJ á JIl Psycbologie collectice, cap. 11. (Hay trad. cast. de este
libro "Psicología colectiva", publicada por Editorial América, México, 1945.)
CONDUCTAS COLECTIVAS 253

individuos (no como tales, sino como miembros de un grupo) y engendra módulos
de comportamiento que son ya colectivos desde el momento en que nacen.
En esos casos, aunque quienes piensan son los individuos (no olvidemos que
Son los únicos que pueden pensar) y aunque lo que piensan es algo nuevo -c-no
la conformidad a un modo preestablecido---, sin embargo, eso que piensan, lo
piensan no en su carácter de individuos, sino en la actitud de desempeñar una
función social creadora, es decir, reflejándose en su conciencia (siempre individual)
las aspiraciones, las necesidades, los deseos concordes de una multitud de sujetos,
de los integrantes de un grupo, Tales aspiraciones y deseos no son sentidos por
cada uno de ellos en cuanto personas singulares. sino en tanto que participamos en
el grupo, y, además, sintiendo cada uno en su conciencia el influjo de las con-
ciencias cjcnas y ejerciendo a la vez sobre éstas su propia acción concomitante.
Es decir, se forma una corriente colectiva con una serie de aportaciones que pro-
vienen de individuos, las cuales se producen en la misma dirección. bajo la presión
de una común circunstancia, y. brotan homogéneas por obra del recíproco influjo
que entre ellas se da. Es decir, los individuos que actúan no ·se adaptan a los modos
colectivos anteriormente establecidos, antes bien, tratan de innovarlos. Por lo tanto,
inventan algo nuevo; pero eso que inventan no constituye la proyección de su vida
individual, de su yo singular. sino que les viene sugerido bajo la acción de una
determinada situación social -p. e., de una situación injusta, caducada-, e inspi-
rada por análogos pensamientos que se producen en otros individuos en virtud de
las mismas influencias. Se forma esa corriente de psiquismo colectivo -entiéndase
bien. no un alma colectiva, sino fenómenos psíquicos de individuos, pero suscitados
por circunstancias sociales e influídos por una recíproca interacción.
El psiquismo colectivo es una realidad, pero no una realidad substantiva, sino
la realidad de un proceso de recíprocos influjos entre las mentes de los individuos,
funcionando éstas no en manifestación de sus respectivas singularidades, sino en
función de algo común, y bajo el influjo de unos mismos problemas comunes y de
de un mismo contorno social.

5.-LA FORMACION DE NUEVAS CONDUCTAS COLECTIVAS


Hay comportamientos sociales que constituyen la observancia o puesta en prác-
tica de modos colectivos preconstituídos, verbigracia: el cumplimiento de un uso
O costumbre, el emplee: de una frase hecha, la acomodación a una regla jurídica.
Pero refiriéndonos sobre todo a los casos. examinados en la rúbrica anterior,
hay que registrar también conductas creadoras de un grupo de sujetos, las cuales,
~unque de individuos, no son conductas individuales, sino que se constituyen como
colectivas. Es decir, lo que cada individuo hace no es lo suyo individual y peculiar,
sino que es el resultado de una serie de recíprocas interacciones entre los compo-
nentes del grupo, y precisamente en tanto que tales y respondiendo todos a unos
parejos estímulos deIa circunstancia social. Bajo el influjo de ésta. cada individuo,
no en función de su singular individualidad, sino en función de su pertenencia al
grupo y de su inserción en la situación social determinada en que se encuentra, y
además recibiendo la influencia de la conducta de sus compañeros, obra de una.
cierta manera, pero eso que hace influye a la vez sobre todos los demás; y así, el
comportamiento de cada uno influye sobre los comportamientos de todos los demás,
254 CONDUCTAS COLECTIVAS

y éstos obran sobre el comportamiento de aquél, en una serie de reciprocas influjos


de cada cual 'sobre todos y todos sobre cada cual. Y de esta guisa, se va formando
una corriente de conducta propiamente colectiva, la cual tiene los caracteres de los
modos colectivos preconstituldos, s6lo que con la diferencia de que, mientras que
éstos se hallan ya configurados de antemano, aquella conducta colectiva se está
produciendo dinámicamente, por virtud de ese proceso de las acciones de individuos
en reciproco influjo y en el desempeño de funciones sociales.
Téngase presente que la conciencia o la mente del individuo se halla influida
poderosamente por su pertenencia a los grupos sociales. Ocurre, pues, que muchas
veces, cuando actúa, su mente, sus emociones y sus conductas prácticas están im-
.pregnadas de materiales colectivos.
Con esos materiales colectivos puede realizar una obra relativamente personal
verbigracia, cuando un poeta con los materiales del idioma -pensamiento comu-
nal- crea originalmente.
Otras veces, se deja llevar por la inercia de los modos colectivos y se limita a
reproducirlos fielmente en su comportamiento.
.Otras veces, se acomoda fundamentalmente 'a los modos colectivos, pero in-
traduciendo en ellos nuevos matices o leves cambios, los cuales pueden ,quedarse
como meras acentos individuales, pero pueden también influir sobre los demás.
llegar a socializarse, y quedar incorporades al modo colectivo anterior.
Pero, a veces, ocurre también que, impregnado de los elementos de una deter-
minada situación colectiva, reacciona frente a ésta, no en funci6n de su singular
individualidad, sino como inserto en ese marco social, y lo que hace, presionado
por el contorno e influido por los demás que se hallan en igual estado, de manera
análoga a lo que hacen los demás a.la vez que él, viene a constituir 'Ya elemento
integrante de una conducta colectiva.
A este respecto tiene una gran importancia la situaci6n concreta colectiva.

6.-LAS CONOENClAS O ACTITIJDES SOCIALES DEL INDIVIDUO


SUSCITADAS POR LA COLECTIVIDAD
Los individuos que componen un grupo desarrollan propiedades o modos de
reacción, que no desenvuelven cuando se hallan fuera del grupo, ni siquiera cuando
se producen reacciones entre ellos aparte del grupo. Por lo tanto, para descubrir,
esas potencialidades de los individuos, es preciso estudiarlos como elementos en el
grupo. En el grupo se producen fen6menos mentales (claro es" entiéndase bien, en
los individuos que lo componen) que no se dan en los individuos fuera del grupo.
y por tanto esos fen6menos mentales no son la mera suma de las conciencias de
sus componentes individuales como unidades independientes.
Según MacDougall,' hay que distinguir entre la mentalidad excesivamente emo-
cional, impulsiva, violenta, tosca y brutal de la multitud, y la mentalidad colectiva
de un grupo organizado. Hay cinco condiciones importantes que elevan la menta-
lidad colectiva a un nivel más alto, que la multitud desorganizada no puede alcanzar.
La primera de estas condiciones, que. es la base de todas las demás, consiste
en un cierto grado de co,"i",tidad en la exinenci« del gru]«. La continuidad 'puede
• Cfr. MACDoUG"-I. (W.), 7'h. GI'OIlP ¡\¡i/,d, 1920, pp. 49·l0; también, B.ow,," (.J. F.).
PJJrhoJogy dlld tbe Sod,¡'¡ Order, 1936, pp. 6' Y 55. ' .
MENTALIDAD COLECTIVA 255

ser de dos tipos: predominantemente material, es decir, la persistencia del sistema


o estructura de- posiciones que son ocupadas por una sucesión de individuos. Claro
es que hay muchos grupos organizados en los cuales se dan combinadas ambas for-
mas de persistencia.
La segunda condición, que es muy importante y que resulta esencial para toda
forma de existencia colectiva altamente desarrollada, consiste en que los miembros
del g,u/Jo tengan una idea adeNJada de éste, de su índole, de su composición, de
sus funciones y de sus posibilidades, así como de las relaciones de los individuos con
el grupo. Esta conciencia, que los individuos tengan del grupo, suscita especiales
emociones relacionadas con la vida del grupo.
Una tercera condición, que puede ser muy favorable para el desarrollo de la
mentalidad colectiva del grupo, es el hecho de la interaccián de éste con otros g'u-
pos similares, especialmente en forma de conflicto o rivalidad, porque ello constituye
a fomentar el conocimiento y el amor del propio grupo.
En cuarto lugar, la existencia de tradiciones, costumbres y UJOl, que determinan
las relaciones entre los componentes del grupo, las de éste con aquéllos, y las de
éste con los demás grupos.
Un. quinto factor es la organi7ACión, consistente en la diferenciación y espe-
cialízación de los componentes del grupo -.tanto de los individuos como de los
subgrupos (clases, estamentos, etc.), que lo integran.
Acontece que los modos colectivos preestablecidos contribuyen muchísimo a
formar la conciencia o yo social de los individuos, creando en éstos determinadas
actitudes. No son tanto los hábitos de los individuos los que contribuyen a formar
los modos colectivos, por ejemplo, las costumbres; sino más bien, en la mayor parte
de las veces, suele suceder 10 contrario, es decir, que las costumbres establecidas
moldean las actitudes y los hábitos de los individuos." De esta suerte, se crea en
éstos. una serie de peculiares disposiciones, de modos de reaccionar ante los acon-
tecimientos, de sentir, de pensar, que no son la expresión del fondo individual y
singular de cada uno, sino efecto de la influencia configurante de las interacciones
dentro del grupo. Ahora bien, cuando cambian las circunstancias -c--necesidades,
instituciones, etc.- del grupo, los componentes de éste se ponen a actuar innova-
doramente, pero no como individuos, antes bien, reaccionando como miembros del
grupo. En esas reacciones intervienen múltiples tipos de factores.
Por una parte, intervienen las previas configuraciones ~ yos sociales- crea-
dos por los modos colectivos preestablecidos, que determinan unas especiales formas
de reaccionar ante los nuevos acontecimientos. Es así, por virtud de que tales mo-
dos crearon una peculiar mentalidad, la cual no consiste tan sólo en repetir los usos
constituidos, sino que además implica ciertas posturas peculiares de enfrentarse con
nuevos problemas.
Por otra parte, inntervienen también las características de los nuevos problemas
con los cuales tienen que tratar los miembros del grupo, precisamente en tanto que
pertenecientes a éste; pues sucede que muchas uniformidades de comportamiento
responden al hecho de que todas o la mayor parte de las personas, que participan
5 Sobre este punto, véase OEWEY (John), Human Nalure ami Condea, An lrurodurtion
to Social PJych%gYJ The Modero library, New York, pp. 60 Y ss. Véase también: Bournoui,
(Gastan), Traité -de Soriologie, 2· ed., París, 1949, pp. 157 Y ss.
256 UNIDAD DE ESTILO Y CONCIENCIA DEL "NOSOTROS"

en éstas, al tener que enfrentarse con las mismas situaciones, reaccionan de modo
semejante. Claro es que ante una misma situación varias personas pueden reaccionar
de modo diferente. Pero cuando se trata de un grupo de personas, las cuales, en
tanto que miembros de ese grupo, tienen ciertas características comunes, entonces
es más probable que la mayor parte "de esos sujetos reaccionen creadoramente ante
la nueva situación de un modo similar, en virtud de dos factores: en virtud de
poseer previamente una mentalidad' pareja, y también por causa de la identidad
de la situación objetiva.

7.-CONCIENCIA O ALMA COLECTIVA


Ya se ha mostrado y razonado hasta la saciedad y de modo enteramente jus-
tificado que no existe una conciencia colectiva, en el sentido propio y auténtico de
la palabra conciencia. El grupo carece de psiquismo propio. Nadie ha visto jamás
ni podrá nunca tener experiencia de que haya un alma colectiva pensante, con
emociones propias y con la voluntad propia, los únicos que piensan, sienten, quieren,
tienen necesidades, son los individuos: daro está que los individuos reales, es decir,
los individuos en sociedad, con una gran parte de su ser colectivizado. Todo cuanto
se ha dicho sobre una supuesta conciencia colectiva, como conciencia propia de
la colectividad, es pura fantasía, palabrería barata, infundio gratuito.
Pero, en cambio. muchas otras veces se ha empleado l. expresión conciencia
colectiva para denotar otra cosa; y entonces tal expresión resulta legítima y designa
una realidad, en la que es necesario que el sociólogo pare mientes. Se trata de ex~
presar fenómenos que tienen su sede en las conciencias de los individuos, pero que
no tienen su origen ni explicación en- las almas individuales, sino que representan
el reflejo o el efecto en éstas de modos colectivos de la vida. Se trata de una
unidad de estilo, de una concordancia en convicciones, en pensamiento, en erno-
cienes, en tendencias, en afanes, etc., de los integrantes de un grupo, precisamente
por el hecho de su pertenencia a éste.
En ~se sentido metafórico se puede llamar alma nacional al peculiar estilo de conducta
que manifiestan todos los integrantes de una nación, Incluso en-sus asuntos puramente perso-
nales. Ese peculiar estilo no es expresión de las cualidades individuales de cada uno de los
nacionales, sino una serie de modos concordes de 'comportamiento, de modos colectivos. La
generalidad de este estilo de conducta se explica porque todos sus portadores han sido iafluídos
por los mismos modos colectivos de conducta, por los mismos factores scciates."
T ambién puede hablarse metafóricamente de conciencia colectiva cuando de hecho, en un
determinado momento, o también de un modo permanente, una multiplicidad de individuos
concuerdan en una convicción, en un estado de ánimo, en un afecto, en una tendencia, o en
un obrar. Entonces en el alma de cada uno de los individuos participantes activamente en esos
modos concordes de comportamiento, brota la conciencia de un nosotros. Por ejemplo: cuando
un grupo, una nación, un equipo deportivo, han conseguido un señalado triunfo, y los perte-
necientes a él experimentan un estado de ánimo que expresan diciendo "nosotros hemos ga-
nado". En este caso no se trata solamente de una mera suma de estados de ánimo homogéneos.
Se trata de eso; pero también de algo más, a saber: del hecho de una concordancia interactiva
entre los estados de ánimo de todos los componentes de la colectividad, la cual forma una

G Cfr. VIERKANDT (A.), Pilosojía de la Sociedad y de la Historia, prólogo de Ricardo


Levene, Buenos Aires. 1934, pp. 9 y 40-41. Muy atinados son sus conceptos en las páginas
citadas; pero. no así los contenidos en otros pasajes, en los que parece recaer en algunas con-
fusiones romanticoides.
LO COLECTIVO DESHUMANIZADO 257
especie de íntima unidad. Cada uno de los individuos experimenta entonces que lo que él
siente no es algo suyo peculiar, sino. el reflejo' de esa un.idad.

Según Bouglé -uno de los más destacados discípulos y continuadores de la


obra de Durkheim-c-, la conciencia colectiva no es una realidad, literalmente en-
tendida como conciencia; no tiene una sede diferente de las conciencias de los indi-
viduos, sino que se da en éstas en tanto qu~ unidas entre sí por ciertas relaciones,
las cuales actúan como causas. Precisamente por el hecho de que tales relaciones son
causas, no basta con analizar lo que pasa en uno de los elementos tomado aparte,
en una conciencia individual. para adivinar el comportamiento del conjunto. Estos
estados de conciencia, comunes a los miembros de un grupo, no son tan sólo un
capital inerte. sino que actúan y reaccionan los unos sobre los otros; constituyen,
coordinados entre sí, un sistema. y, ciertamente un sistema actuante, cuyas tendencias
se defienden por medio de instituciones. Para comprender las condiciones de esta
vida propia, no basta con que nos examinemos a nosotros mismos. Es preciso que cada
cual salga de sí mismo y observe en una ZOna externa a él, en los hechos su-
ministrados por la historia, la etnografía, la estadística y especialmente en el mo-
vimiento de las instituciones, las tendencias reales de las sociedades. Allí encon-
traremos lo que nos evoca la idea de la conciencia colectiva. Es una idea directriz,
una especie de hipótesis de trabajo que nos salvaguarda contra las explicaciones
prematuramente individualistas. Pero, en todo caso, se debe evitar concebir la con-
ciencia colectiva como una realidad hecha y actuante por sí misma; más bien es un
producto histórico, cuya génesis nos será explicada mediante una serie de análisis
convergentes de toda clase.' .
No olvidemos que, como lo ha expresado agudamente Ortega y Gasset en una
obra póstuma, la colectividad es algo humano; pero es lo humano sin el nombre,
lo humano sin el espíritu, lo humano sin alma, lo humano deshumanizado. En
efecto, lo que yo he llamado modos colectivos de conducta son, al decir de Ortega
y Gasset "acciones humanas nuestras a las que les faltan los caracteres primordiales
de lo humano, que no tienen un sujeto determinado, creador y responsable de ellas,
para el cual ellas tengan sentido". Se trata de una acción humana; "pero irracional,
sin espíritu, sin alma, en la cual actúo como el gramófono a quien se impone un
disco que él no entiende, como el astro rueda ciego por su órbita ... como el ave
nidifica. He aquí un hacer humano irracional y desalmado". Y es que lo colectivo
parece como si fuera algo humano, pero deshumanizado, mecanizado, materializado."
y Simone Weil dice que lo vegetativo y colectivo son dominios en los cuales ei
bien absoluto -relacionado con Dios- no penetra. Lo social es irreductiblemente
el dominio del príncipe de este mundo. Las realidades sociales como la familia, las
tradiciones, la cultura, etc., son instrumentos relativos, son intermediarios para va-
lores más altos. El gran peligro -observa Simone Weil- es que puede convertirse
en un ídolo; y entonces 10 relativo es tomado como absoluto y venerado como un
bien. Entonces lo colectivo ahoga a la persona rodeándola de muros que le im-
1 Cfr. BOUGLÉ (C.), Bilall de la Sociologie Francaise Contemporeine, Paris, 19?I:O;. pp.
10-12.
!$ Cfr. ORTEGA y GASSET (José), El Hombre y la Gel/le, Revista de Occidente. Madrid.
1957, pp. 208-209.
l';CH"10Ioelu._17.
258 HOMBRE Y SOCIEPAD

piden llegar a lo real: lo colectivo se convierte en una pantalla entre el hombre, la


·.naturaleza y Dios.'

S.-INDIVIDUO Y SOCIEDAD. EL HOMBRE SITUADO A LA VEZ DENTRO


Y FUERA DE LA SOCIEDAD
. El hombre está a la vez dentro y fuera de la sociedad. Por una parte, el
hombre constituye un ingrediente de la sociedad; y además lleva lo colectivo den-
tro de su "misma estructura humana. Pero, de otro lado, puede oponerse a la so-
ciedad como contemplador de ella, como crítico y como reformador de ella.
Somos a la vez, por una parte, materiales o componentes de la sociedad, y,
por otra parte, sujetos individuales que podemos enfrentarnos con ella para con-
templarla, para tratar de dominarla, o de reformarla, o de combatirla. Pero in-
cluso cuando nos oponemos a la sociedad, mental o prácticamente -verbigracia,
COmo. políticos que quieren dirigirla, o como revolucionarios que desean destruir-
la y sustituirla por otra-, no dejamos -de pertenecer a esa colectividad. Somos
pues, en la sociedad a la vez objetos y sujetos, dirigidos y directores, materia
intervenida y agentes de intervención. La sociedad, que podemos contemplar como
si estuviéramos fuera de ella y sobre la cual podemos actuar, constituye además
la forma de nuestros destinos vitales, el marco en el cual nos desarrollamos.
Los hombres, respecto de la sociedad, no somos como sillares de piedra co-
locados unos junto a otros. No somos meros. componentes, sino que somos además
los motores vivientes y activos de la sociedad. Los modos electivos, en tanto que
tales, como formas objetivadas de vida, como cristalizaciones, son en sí mismo
estériles. Pero esos modos colectivos, en tanto que revividos por los hombres, los
cuales los modifican y les van imprimiendo nuevos matices y cambios, reciben el
calor de las existencias humanas vivientes.

1 9·-EL DESTINO INDIVIDUAL Y LA VIDA SOCIAL


Este \hallarse a la vez dentro y fuera de la sociedad tiene otro sentido o
acepción. La vida del hombre está incluida dentro de un destino social. La so-
ciedad es uno de los modos del destino humano, una de las formas en que el
hombre tiene que' realizarse. Y lo que en la sociedad ocurre moldea gran parte
de la existencia del hombre. Pero, de otro lado, la individualidad entrañable, el
destino singular de la persona, queda fuera de la sociedad.
En efecto, el hombre para ser humano, necesita la sociedad. Pero la socie-
dad no absorbe todo su ser; pues éste en su raíz esencial es la individualidad
íntima e Insustituible. Nada podría hacer el hombre sin la sociedad; pues si el
hombro ·viviera en aislamiento no podría realizar su esencia humana. estaría ab-
sorbido por la circunstancia exterior, pendiente de los peligros de ésta para de-
fenderse de ellos, pendiente de sus necesidades orgánicas para hallar el modo de
satisfacerlas -y aun esto de muy mala manera, si es' que le resultaba posible y
no perecía - víctima de los factores del contorno. Mas, de otro lado. si el indi-
viduo fuese absorbido totalmente por la sociedad. es
decir, por lo colectivo. que-
". Cfr. VALENTIB (María Eugenia). Lo SocilZl J lo Absoluto en el Pensamiento de Simone
1IYeiJ, en "Ideas y Valores", N9 7-S, Bogotá, 1953.
DESTINO INDIVIDUAL Y SOCIEDAD 259

daría deshumanizado,· pues habría dejado de ser individuo, y por tanto quedaría
convertido en autómata o en bestia. Un hombre enteramente socializado. colec-
tivizado, que no conservase la raíz íntima de su singular individu~lidad. sin nada
de pensamiento propio. antes bien recibiéndolo del medio social para todas las
situaciones de su vida; teniendo mecanizados sus sentimientos, uniformada su con-
ducta en todos los aspectos, habría perdido su raíz propiamente humana, pues
ésta consiste en la individualidad autónoma con un destino propio. insustituible,
inranjeable. En ese estado de colectivización integral, sucedería además que que-
darían totalmente ahogadas las fuentes creadoras que son siempre las individuales.
Así, pues, el hombre si estuviera solo no podría constituir realmente un ser
humano. Para desenvolverse como tal precisa indispensablemente de la sociedad.
Fuera de ella no cabe la existencia humana. El hombre, para realizar efectiva-
mente su esencia humana, tiene que hallarse socializado en no pequeña parte.
Pero, de otro lado, para ser efectivamente un ente humano, tiene también que
COnservar fuera de lo social la raíz de su propia individualidad y tiene que culo
tivar las 'fuentes creadoras propias de ésta. Podemos decir, metafóricamente, que
debemos estar a medias dentro de la sociedad y a medias fuera de ella -sin que
con esta expresión se quiera indicar que sea precisamente tal proporción mate-
mática la debida o la constitutiva del equilibrio conveniente. Se trata tan sólo de
expresar que también en este punto la estructura de la vida humana se muestra
. como bipolar, es decir, que tiene que desarrollarse con equilibrio entre dos polos,
el individual y el social, participar en ambos en forma de tensión balanceada.
"El hombre está. solo y al mismo tiempo está relacionado -dice, Erich Fromm
Está solo, en tanto en cuanto que es una entidad única, no idéntico a ningún otro,
y que tiene conciencia de su propio yo como una entidad separada. Tiene que
estar solo cuando ha de juzgar o tomar decisiones meramente por medio del poder
de su razón. Y, sin embargo, no puede soportar una soledad total, un no estar
en relación con sus prójimos. Su dicha depende de la solidaridad que-experimente
COn sus prójimos, y con las generaciones pasadas y futuras";"

10 Cfr. F'ROMM (Erich). Man [or Himselí: An lnquir"j into /he PsyrholoXY 01 Etbies.
Rinehart & Co., New York, 1947, p. 43.
CAPITULO XIII

EL PROGRESO Y EL CAMBIO SOCIAL


SUMARIO:-l. Historicidad humana y progreso.-2. Principios sobre el pro-
greso.-3. La condición soda/ y el [actor individual del progreso.--4. La socie-
dad como condición del progreso-e-á, El individuo, agente del progrcIo.-:-6. El
cambio socio-cultural-bistáricoe-ví, El cambio o tranjormacián de Jos modos (O-
/cCfivos.-8. LOI ingredientes de /a invencióll.-9. Diversos grados del cambio
hislÓrico.-lO. Colectividades y Ji/Ilaciones relativamente a/ margen de la bis-
loria._11. Carácter tradicionalista de los grupos p,.imitivoJ.-12. Conserva-
durismo, progresismo y radica/hmo.-O. Sociedades relativamente estáticas.:-:
14. Sociedades dinámicas. Los [actores del cambio social: I. Factores externos
de la n4luraleza. n. Cambios en el número y en la composición de la población.
111. Trastornos sociales. IV. Determinantes culturalel: ,A) Adopción de una lf
religiosa. B) Desarrollo de /a iitosoíto. C) Descubrimientos cientíjicos. D) l u-
Ventas técnicos. V. Factores económicos. VI. Comunicación y contactos entre
los varios pueblos y .u/luras.-15. Correlaciones entre /01 cambios sociales.s-:
16-. La moda.

l.-HISTORICIDAD HUMANA Y PROGRESO


Ver una ilustración de los raros vestidos de hace tan sólo cincuenta años, leer
la historia de las peregrinas costumbres e ideas que prevalecieron en otros tiem-
pos y en otros lugares de la tierra, leer las predicciones que antaño se hicieron
de las maravillas por venir -p. e. las novelas de Julio Verone--, cumplidas con
creces superlativas en el mundo de hoy, oír el anuncio de los portentos que se es-
pera ver realizados en el próximo mañana, todo eso nos pone de manifiesto el
incesante cambio de la sociedad humana.'
Ya en el capítulo VIII, se mostró que el hombre es esencialmente histórico,
esto es, que al revés de lo que sucede con los animales, el hombre es en cada
lugar y en cada tiempo diferente de como es en otros lugares, de como ha sido
en otras épocas, y de como será en el futuro. Se mostró también que esa variedad
en el espacio y ese cambio a través del tiempo son datos de experiencia -as1 lo
atestigua el hecho de la -historia-s-; pero, aparte de ser eso -datos de experien-
cia- son también algo más que eso, son manifestación de una dimensión esen-
cial de la vida humana. S~ mostró asimismo cuál es el mecanismo esencial de
la historicidad: el hombre cambia, porque cada generación toma necesariamente co-
mo punto de apoyo para su vida el legado cultural que recibe de la generación
precedente; pero en el decurso de su vida va introduciendo modificaciones en esa

1 Cfr. DAVIS (Kingsley}, Human Sociesy, The MacMillan Co., 9th Printing, New York,
1957, p. 621.

260
EL CAMBIO SOCiAL 261
herencia cultural, añade nuevos conoomrentos, nuevas experiencias, algunas in-
venciones, arrumba otros elementos, introduce correcciones. en determinados pun·
tos. La generación siguiente se encontrará con una base, con una estación de par-
tida, con una herencia cultural. diferente en alguna medida, mayor o menor, de
la que tuvo la generación anterior, base o herencia en la que esa nueva genera-
ción va a introducir también modificaciones; y así sucesivamente.
La historicidad abarca un sinnúmero de aspectos de la vida humana: abarca
el mundo de la rultura ideológica, abarca las formas culturales de la conducta in-
dividual y social, y abarca la cultura material, técnica, o utilitaria. Por ejemplo. el
cambio histórico afecta: los conocimientos -que generalmente van aumentando 1
depurándose--; las aplicaciones tecnológicas de esos conocimientos; las ideas sobre
el hombre y las instituciones sociales -así, sobre la familia, la nación, la comu-
nidad internacional, etc.-; las estructuras y' los procesos económicos; los estilos Ii-
terarios y artísticos; la realidad de las costumbres; los grupos; el Derecho; etc., etc.
Los hechos del cambio social han fascinado la mente humana desde largo
tiempo ha; y tales hechos todavía plantean algunns de los más graves problemas
sociológicos aún no resueltos. Por ejemplo: ¿cuál es la dirección del cambio social?
¿Encamínase hacia alguna finalidad o, por el contrario, se desenvuelve ~ la deriva
de modo puramente casual? En caso de que haya tal finalidad, o de que, por lo
menos haya algún sentido, ¿va el cambio social hacia el progreso, hacia la degene-
ración, hacia alguna catástrofe, o. hacia una mera extinción? ¿Cuál es la forma del
cambio social? ¿Cual es el /"",po del cambio social? ¿Es hoy más rápido que en
el pasado, y 10 será mañana más que hoy? ¿Cuál es la causa del cambio social?
¿Cuáles son las condiciones del cambio social? ¿Quién es el agente productor del
cambio social? ¿Cuáles son los factores que lo estimulan? ¿Hasta qué punto y có-
rr.o puede ser controlado el cambio social?2
Claro es que el cambio social constituye una parte de algo más enérgico, ol
saber, del cambio cultural o histórico.
El cambio histórico ha sido concebido de diferentes maneras en las varias eta-
pas del pensamiento humano. Ya en l. Antigüedad clásica se produjeron algunos
pensamientos en los que se apunotaba la idea del progreso (así, por ejemplo, en
Hesíodo, Esquilo. Tucídides, Platón, Aristóteles. Polibio, Lucrecio, .Cicerén, Séne-
ca).' También hubo esbozos de esta idea en la Anotigüedad Cristiana y en la Edad
Media (San Agustín, San Vicente de Lerins, Santo Tomás de Aquino, y Roger
Bacon)." Sin embargo, por otra parte, tanto en la Antigüedad como en los tiem~,
pos medioevales, circulaba una concepción de la historia como un proceso regresi-.
yo. como una ida de lo mejor a lo menos bueno y a lo peor. En la mitología an·
tigua se hablaba de que hubo en tiempos remotos una edad de oro, en la que
todo era felicidad, abundancia y bienestar. Pero a esa edad le sucedieron períodos
más broncos y menesterosos. Por otra parte, el dogma bíblico del estado original
de inocencia de Adán y Eva en el Paraíso, de su caíd. en el pecado original, y
de la consiguiente degeneración de la naturaleza humana, incitó a algunos a pensar
:!Cfr. DAVIS, ob. J lug, cit.
:JCfr. The Idea of Progress: A Colleaion oi Reedings. Selections by Frederick J. TEGGART,
Revised, with Introduetion by Gecrge H, HILDEBRAND, Unlversity of California Press, 1949,
" Cfr. CAso (Antonio), La IdC4 J~/ Progreso en /4 Edad Medh~, en la. "Revista de fa
Escuela Nacional de Jurisprudencia", tomo VIII, N' '1, México. julio-septiembre, 1946; y
TEGGAllT, ob, eit, ea la nota precedente.
262 LA IDEA DEL PROGRESO

la historia como un proceso de decadencia, en la medida en que el pecado sigue


dominando y aumentando.
Pero la idea del progreso, no sólo como una finalidad estimable, pues en este
aspecto había prevalecido en muchas situaciones históricas antiguas --.aunque no
en ¿odas-- y también en la Edad Media, sino además y principalmente como la
creencia de que el progreso es una ley histórica de hecho, de forzoso cumplimiento,
fué ganando cuerpo y dominó en la Edad Moderna del Mundo Occidental, hasta
convertirse en el siglo xvrn en la convicción básica tal vez más honda y más arrai-
gada, sobre la cual se asentaba la vida humana. individual y social. Los grandes
forrnuladores de esa idea fueron, entre otros: Leibniz (1646-1716), Mandeville
(1670-1733), Montesquieu (1689-I755), Hume (17 II-I766), Turgot (17Z7-
1781), Helvetius (1715-1771), Ferguson (17z3-1816), Adam Smith (1723-1790),
Robertson (1721'-1793), Kant (1724-1804), Herder (1744-1803), Condoreet
(1743-1794), Hegel (1770'1831), Comte (1798-1857), Marx (1818-1883), y
Speneer (1820-1903),'
La idea del progreso estriba en la creencia de que la civilización se ha mo-
vido, se va moviendo y se moverá en una dirección deseable. En este sentido, la
idea del progreso es una concepción de la historia, según la cual hay un deter-
minado aceden en la sucesión de los acontecimientos, orden que realiza una mejora
en la realización de los valores, y orden que es considerado como una ley causal.
A veces la idea del progreso se refirió a la hum-anidad como un todo, otras
veces a la vida particular de las varias sociedades, y otras veces a determinadas
ramas culturales.
La idea del progreso, observa Manuel G. Morente" "hállase contenida en to-
das las actitudes fundamentales que el pensar moderno ha adoptado ante los más
hondos problemas de la vida -tanto individual como colectivá-, de la conducta
y de la historia. Pocas regiones de- nuestra cultura habrá que estén intactas de
las consecuencias que la idea de progreso acarrea ... Penetra en el comercio social
de los hombres por las puertas de la técnica, anima las esperanzas de todos, esti-
mula los deseos, orienta los esfuerzos y ofrece la pauta más espontánea y natura!
al hombre moderno, cuando éste quiere representarse el pasado de la especie hu-
mana e intenta imaginar su futuro".
Al hombre moderno le ha aparecido el progreso como una realidad indubi-
table e indubitada. Claro que, en general, no se ha pensado. el progreso como una .
línea recta ascendente sin interrupciones o desviaciones. Los datos de la historia,
y las experiencias vividas en determinados períodos, han obligado a darse cuen-
ta de que ha habido y hay situaciones en la vida de los pueblos, y aun de grandes
sectores de la humanidad, las cuales han constituído interrupciones en el ascenso,
o retrocesos, o descensos, o desviaciones. Sin embargo, se consideraba tales solu-
ciones de continuidad o caídas como peripecias transitorias, las cuales, si bien cons-
tituyen eclipses u ocasos temporales, SOn superadas después de manera que se vuel-
s Véase la antología de TEGGART citada en la nota 1 de este cap. Además: BURY (J. B.),
Tbe Idea of Progress: An Inquiry in/o its Origin and Grouub, Dover, Nueva York, 1955;
SALOMON CA.), The Tyrallny o/ Progress: Reileaions on tbe Origins of Socioíogy, Noonday
Press, Nueva York, 1955; RECASÉNS SICHES (Luis), Algunas NO/tU sobre la Idea del Progreso
en Itz obra de Augll.S1U Comte, en la "Revista Mexicana de Sociología", XIX·3. Sept-Díc., 1957.
6 Cfr. G. MORENTE (Manuel), Ensayos sobre el Progreso en el volumen Ensayos, Rev. de
Occidente, Madrid, 1945, pp. 89 Y ss. Véase también: GROSS (Feliks), Enfoque Valorativo
del Cambio Social, Rev. Mex. de Soco XX.l, 1958.
LA IDEA DEL PROGRESO 263

ve a recobrar la. altura perdida y desde ella se asciende nuevamente. Así, muchas
veces se ha representado el progreso en metáfora gráfica no como una línea recta.
sino como una trayectoria sinuosa, con altibajos, pero ascendente en su conjunto.
La fe progresista en el siglo XIX -<lice Ortega y Gasset- cloroformizó al
europeo y al americano para esa sensación radical de riesgo que es -sustancia del
hombre. Porque si la humanidad progresa inevitablemente, quiere decirse que po.
demos abandonar todo alerta, despreocuparnos, irresponsabilizarnos,... y dejar
que. .. la humanidad nos lleve inevitablemente a la perfección y a la delicia...
Marchando así, segura hacia su plenitud, la civilización en que vamos embarcados
sería como la nave de los feacios de que habla Homero, la OJal, sin piloto, nave-
gaba derecha al puerto. Esta seguridad es la que estamos pagando ahora."
En el siglo xx, precisamente desde que se inicia y difunde la conciencia de la
crisis integral de nuestro tiempo, la fe en el progreso como ley forzosa de la
causalidad histórica se resquebrajó considerablemente. No se renunció ciertamente
a seguir pensando el progreso como el curso. deseable en el desenvolvimiento de
la historia. Tampoco se perdió la esperanza de que el progreso continuase des-
envolviéndose en el futuro. Ni se renunció a seguir poniendo todos los esfuerzos
al. servicio del progreso. Todas esas actitudes siguieron en pie, con firmeza, in-
cluso diríamos con más ahinco. Lo que pasó fué otra cosa: pasó que muchos
empezaron a dudar seriamente de que el progreso fuese una ley causal de la his-
toria, de que el progreso fuese una forzosidad ineludible. Por un lado, se adver-
tía que si bien el progreso científico se presentaba precisamente en nuestro tiempo
como un hecho evidente y de volumen gigantesco, y con él también el progreso
técnico en todos los órdenes -c-ingenierla, higiene, medicinal etc.-" en cambi..l
el progreso ético distaba mucho de aparecer como· notorio; es más, había serios
motivos para dudar si en realidad existía como hecho comprobable en nuestra
tiempo, o si, por el contrario, nuestra época parecía constituir un testimonio na
sólo de inexistencia del progreso moral y político, sino de un retroceso. Esos te-
mores se acrecentaron cuando se produjeron caídas verticales en algunas regiones
occidentales del mundo, por ejemplo, la caída de Nemania en '933 en una fran-
ca bestialidad y en una acción sistemática de criminalidad colectiva al triunfar en
ella los nazis. Y durante la Segunda Guerra Mundial se sintió la horrible angustia
de que si. llegasen a ganarla los nazis pudiera acabarse de raíz la civilización cris-
tiana occidental.
Independientemente de aquellos trágicos accidentes, que felizmente parecen
haber sido ya superados, sigue en pie el interrogante sobre el progreso ético de los
hombres. Por una parte, a pesar de todas las deficiencias y de las catástrofes de
nuestro tiempo -p. e., las acontecidas en las dos guerras mundiales, con sus se-
cuelas de brutalización, de desorden, de dcsajuste-, se observa que positiva-
mente ha seguido el progreso social en muchos órdenes de cosas: la idea de los
derechos del hombre, no sólo de las garantías individuales, sino también de los
derechos sociales, económicos y educaciones va abriéndose más anchos caminos:
la ideá de "bienestar para todos" se ha convertido de hecho en el 'tema de casi
todos los pueblos del mundo. Por otra parte, sin embargo, también san hechos
7 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), El Hombre y la Gente (Obras Inéditas), Revista de
Occidente, Madrid, 1957, pp. 46·47.
LA IDE1 DEL PROGRESO

patentes los que de las matanzas y crueldades en nuestra época han aumentado pa-
vorosamente en número y en atrocidad, en comparación con la vida del siglo XIX;
y aquéllos en que se manifiesta que e! respeto hacia los valores espirituales es
menor que el que imperaba en el siglo pasado. Ahora bien, también es verdad,
que, nunca tal vez con tanta intensidad como ahora se está planteando en el te-
rreno práctico e! problema de cómo conseguir un progreso ético de la humanidad.
El tema de este capítulo --en un libro de Sociología- no es el de apuntar
directrices prácticas, ni tampoco el de realizar una investigación filosófica en el
problema del progreso. He mencionado esos hechos, tan sólo para mostrar que
.debido a ellos se ha producido en nuestro tiempo un cambio respecto de la fe
en el progreso. Ya hay muchos que no 10 consideran una ley de ineludible for-
zosidad en la causalidad histórica ~para todos los aspectos de la vida humana y
para todos los tiempos y lugares-, aunque crean que de hecho la historia en su
conjunto acusa una línea progresiva, y mantengan la esperanza de que siga siendo
así en e! futuro. Sólo que hoy se extiende la conciencia de que para alimentar tal
esperanza es necesario mantener y aumentar los esfuerzos deliberados al servicio de
ese ideal, pues de otra manera pudiese aciagamente ocurrir que el progreso ético
naufragara, y que en ese naufragio se hundiese la cultura toda, incluso el progreso
científico que hasta ahora ha venido siendo un hecho patente e innegable.
Desde luego, el progreso científíco y técnico constituye un hecho evidente, y
por lo tanto más allá de toda posible discusión. Pero hoy se tiene conciencia de
que las cosas no están tan claras en todos los demás órdenes de la vida humana.
Ahora bien, esta observación no implica. que se niegue que hay también notorio
progreso en otros muchos campos diferentes del científico y .el técnico.
Ahora bien, acaso sea pertinente recordar aquí lo que de modo certero observ6
José Ortega y Gasset sobre la dramaticidad esencial de! hombre. Todo 10 que e!
hombre ha logrado "está siempre en riesgo de perderse y en grandes dosis se ha
perdido, muchas veces de hecho en el pasado y hoy estamos a punto de perderlo
otra vez. [Hasta ese grado, a diferencia de los demás seres del universo, el hom-
bre ... es ... viviente problema, absoluta y azarosa aventura, es, por esencia, drama!
Porque sólo hay drama cuando no se sabe lo que va a pasar, sino que cada ins-
tante es puro peligro y trémulo riesgo ... -no hay adquisición humana que sea
firme. Aun ·10 que nos parezca más logrado y consolidado puede desaparecer en
pocas generaciones. Eso que llamamos civilización -todas esas comodidades físicas
y morales, todos esos descansos, todos esos cobijos, todas esas virtudes y disci-
plinas habitualizadas ya, con que solemos' contar y que en efecto constituyen un
repertorio o sistema de seguridades que e! hombre se fabricó como una balsa, en
el naufragio inicial que es siempre el vivir-, todas esas seguridades san seguri-
dades inseguras que en un dos por tres, al menor descuido, escapan de entre las
manos de los hombres y se desvanecen como fantasmas. La historia nos cuenta de
innumerables retrocesos, de decadencias y degeneraciones. Pero no está dicho que
no sean posibles retrocesos más radicales que todos los conocidos incluso el más
radical de todos: la total volatización de! hombre como hombre... La suerte de
la cultura, el destino de! hombre depende de que en el fondo de nuestro ser man-
tengamos siempre vivaz esta dramática conciencia . . .".8
8 Cfr. ORTEGA y GASSET (J.), ob, cit. en la nota precedente.
LA IDEA DEL PROGRESO 265

2.-PRINCIPIOS SOBRE EL PROGRESO


Paréceme muy útil' para obtener claridad de ideas en esta materia del progreso los prin-
cipios que sobre él enunció el ilustre filósofo español Manuel G. Morente."
"El primero se referirá a la realización de los valores; el segundo, a la intuición y esti-
mación de los valores por el hombre; el tercero, a las normas que deban tenerse en cuenta
para los juicios sobre el progreso universal". .

Primer grupo: Realización de va/ores


1" Todo descubrimiento o invención de un valor constituye progreso.
2" Toda transformación de una cosa en bien (bonificación) constituye progreso.
3" Toda institución destinada a realizar un valor es progreso, por imperfectamente que
desempeñe su cometido.
4" Toda mejor realización de un valor ya realizado es progreso. Esta mejor realización
de un valor puede llevarse a cabo de varios modos: por depuración, por facilitación, por inten-
sificaci6n, etc.
5~ Todo aumento de bienes en cantidad constituye progreso.
6~ Toda disminución de males constituye progreso. porque la e1iminaci6.n de un mal no
debe considerarse como la simple negación de una cantidad negativa, sino como la producción
de un positivo valor.
7~ Todo aumento de males constituye retroceso.
8~ La conversión de un bien-medio en bien-fin no constituye progreso y puede constituir
detención o retroceso.
Segundo grupo: Estimación de oslores
1~ Todo aumento en la capacidad humana para estimar valores es un bien y un progreso.
29 Toda rectificación de aberraciones estimativas constituye progreso. Esta rectificación
puede referirse tanto a la denuncia de estimaciones en sí mismas falsas. como al restableci-
miento de la auténtica jerarquía entre los valores.
Estos dos principios contienen propiamente el fin de la educación humana.

Tercer grupo: [uicio sobre el progreso MniverJal


1~ El fomento y desarrollo de un valor inferior con detrimento de otro valor superior es
un retroceso. En cambio, el descubrimiento de que ello acontece y la rectificación consrgurente
constituye progreso. Por ejemplo: la abolición de la esclavitud, que menoscaba el superior va-
lor de la dignidad humana.
29 El fomento y desarrollo de un valor superior con detrimento de uno inferior puede
ser retroceso, y desde luego plantea siempre la cuestión técnica de lograr- el paralelo desarrollo
de ambos valores. Los valores no son en sí incompatibles. Sólo .la técnica de su realización
puede ponerlos en conflicto. Pero cabrá siempre describir un método de realización que elimine
la incompatibilidad.
310 El progreso universal resulta de los progresos particulares, pero teniendo esencialmente
en cuenta la jerarquía entre los valores.
A estos principios formales del progreso podrán, sin duda, agregarse otros ... La lista
anterior es, sin duda, un primer- ensayo e insuficiente. S610 la he expuesto como ejemplo de
lás evidencias que se desprenden sin esfuerzo de la definición del progreso como realización
de valores".
He creído muy conveniente transcribir esos conceptos de Manuel G. Morente como una
muy importante ilustración y una decisiva aclaración del tema del progreso. Pero 'debo ahora
llamar la atención sobre el hecho de que el estudio sociológico no debe ser interferido por
los puntos de vista axiológicos, esto es, por juicios estimativos. Por eso, en un estudio socío-

{I Cfr. ob. cit. en la nota 6, pp. 134-35.


·266 INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL PROGRESO

lógico es más adecuado hablar simplemente de cambios hist6ric~s en lugar de hablar de pro-
greso, dejando a la filosofía social y de la cultura la función de emitir juicios de valor.

5.-LA CONDICION SOCIAL y EL FAcrOR INDIVIDUAL DEL PROGRESO


Caro que para progresar necesita el hombre dos requisitos. POI una parte, ser
capaz de aprovechar el pasado. de beneficiarse con las conquistas logradas por sus
predecesores. Pero, de otro lado, precisa tener la capacidad de hacerse libre de le>
que fué ayer, para estar en franquía de ser de otro modo, es decir, de corregir y
aumentar la herencia cultural recibida.
Porque el hombre es esencialmente social, puede recoger la herencia cultural
de las anteriores generaciones, empezar sobre el nivel conseguido por los que le
precedieron. La sociedad desempeña el papel de transmisora de los resultados con-
seguidos por las generaciones pretéritas y por los coetáneos.
Porque es individuo! es decir, un sujeto que vive por su propia cuenta, que
tiene que hilar su propia existencia. se puede liberar del pasado, corregirlo. superarlo,
aumentar el caudal de las experiencias y de los inventos, mejorar.

4.-LA SOCIEDAD COMO CONDICION DEL PROGRESO


Convendría insistir algo más sobre lo uno y lo otro, es decir, sobre cómo la.
sociedad es la base, y el individuo es el agente del progreso.
Sin sociedad sería imposible el progreso; y aún más. sería imposible la vida
humana, se entiende como humana. Recordemos el argumento de Rousseau, de que
si el -hombre no pudiese absorber y aprovechar las enseñanzas obtenidas por sus
antepasados, entonces cada individuo tendría que comenzar de nuevo y no sería
posible perfectibilidad alguna; y que ha debido transcurrir muchisimo tiempo antes
de que hayan podido surgir las instituciones que nas son habituales.
.Se hace difícil. tal vez imposible. imaginarnos un ser humano desarrollado en
completo aislamiento y que fuese humano. Probablemente, ni siquiera podría vivir
biológicamente, es decir, como animal. porque sucumbiría? las fuerzas hostiles de
la naturaleza circundante, ya- que, careciendo del instinto orientador de las bestias,
difícilmente sería capaz de hacer frente a la satisfacción de sus necesidades y a
salvarse de los peligros. Pero, aun. suponiendo que lograra sortear los graves riesgos
de los factores de la naturaleza brava, entonces llevaría a lo sumo una vida de tipo
puramente animal -aunque poseyese latentes sus aptitudes humanas:'
El primer hombre, Adan, según la Biblia, para constituir verdaderamente un
hombre, tuvo que aparecer como un ser sobrenatural: la ausencia de previa sociedad,
le quedó suplida mediante la comunicación directa de Dios, de quien aprendió lo
indispensable.
Si se llegara a desarrollar un hombre en completo aislamiento. en la difícil hi·
pótesis de que sobreviviera biológicamente, carecería de vida espiritual -aunque
poseyese larvadas aptitudes para ella. Un hombre en tales condiciones ignoraría todo
lenguaje y, por consiguiente. carecería de abstracción, de imaginación, de sentido
religioso, artístico, cognoscitivo, etc.; sería propiamente u':l animal. Todo 10 que:
realmente posee de más el hombre, lo ha añadido la sociedad a ese supuesto
"hombre natural", Sólo el "hombre histórico", que la sociedad elabora con la mate-
LA SOCIEDAD COMO CONDlCION DEL PR.OGR.ESO 267
tia prima de aquel ser, es el hombre verdadero, que conocemos en la experiencia.
Por el contrario, el supuesto hombre natural representa tan sólo una ficción lograda
por preeedimientos mentales de abstracción. lO Los individuos históricos presuponen
ya a la sociedad y la llevan dentro de sí mismos. El hombre real y efectivo es un
animal refundido por la sociedad.t ' Bajo la acción del medio social, bajo la presión
de la colectividad, el espíritu se afirma y se desarrolla en el hombre, hasta el pun-
to de dominar al animal.
No es posible imaginar a un hombre que no copiase nada a sus antepasados,
ni de sus contemporáneos. Ese supuesto hombre -que no se da ni puede darse en
la. realidad-, tendría que comenzar a resolver por su propia cuenta todos, abso-
lutamente todos los problemas de su vida (cuáles alimentos tomar, dónde encon-
trarlos, cómo apoderarse de ellos, cómo vestirse, cómo guarecerse, etc.; para todo lo
cual tendría 'lue forjarse por sí mismo una interpretación de las cosas). En suma,
un hombre tal tendría que inventar por sí propio todos los quehaceres que su exis-
tencia le planteara perentoriamente. Y en el in verosímil .C3,$O de que fuese posible
atender a todos los problemas urgentes para su subsistencia, no le quedaría tiem-
po libre para vacar a ninguna faena propiamente espiritual. La sociedad nos da
resueltos una serie de problemas de nuestra existencia -mediante las enseñanzas
que nos transmite sobre múltiples experiencias anteriores, mediante las organizaciones
que nos facilitan el solventar muchas tareas, mediante las condiciones que nos su-
ministra, etc. Gracias a eso, podemos despreocuparnos de muchísimos problemas
perentorios y vacar a nuestra vida auténtica, a nuestra vida propiamente individual;
y vivir algunos momentos nuestra propia y privativa existencia, inventando en ella
. algunos modos singulares (humildes o egregios, pero propios; genuinos). Esto na
sería posible si tuviésemos que resolver, cada cual por sí mismos, los problemas de
la vida. Aunque los momentos de vida individual, es decir, de aquella en la cual
sentimos y vivimos nuestro propio yo, son los culminantes en nuestra existencia.
ellos son posibles tan sólo gracias a la base que nos suministra la sociedad.P
Lo que los hombres de determinado momento son, y el modo cómo lo son, tan
sólo en una pequeñísima parte se debe a ellos mismos y a las circunstancias del
momento. La explicación de la mayor parte de ello la hallamos en el pasado. Los
modos culturales y sociales son en gran parte un legado histórico. Los pueblos del
mundo contemporáneo son los herederos de las culturas que se han desenvuelto
en el pretérito.'>
Nuestra vida concreta en muchos aspectos, ha sido configurada por la sociedad
y por la historia. Esto es aS1, porque lo colectivo actúa no sólo como agente de. las
influencias contemporáneas, sino también como transmisor de las enseñanzas pre~
téritas a lo largo de todo el" proceso de la historia universal. Muchas de las cosas
que hacemos las-o hacemos porque nuestros predecesores hicieron lo que hicieron.
Así, por ejemplo, producimos alimentos, en lugar de limitarnos a recolectados,
porque algunos de nuestros remotos antepasados aprendieron el modo de producirlos;
re Sobre la idea del "estado de naturaleza", cfr. DEL VECCHIO (GiOCRio), l/ concetto de//a
narura e i/ principio del diritto, Bolonia, 1922.
11 Según expresa felizmente DVRKHEIM (Cfr. BLONDEL, Psicología colectiva, Ed. América,
México, 194~, p. 79).'
12 Sobre esto ha insistido mucho y muy certeramente José ORTEGA y GASSET.
13 Cfr. LA PIERE (Richard T.), Socioíogv, Mc·Graw.Hill B. c.. 1946, pp. 67 Y ss.
268 LA SOCIEDAD COMO CONDlCION DEL PROGRESO

hablamos español, porque los predecesores de nuestros predecesores crearon un te-


soro de palabras y de frases que llamarnos lengua española; llevamos zapatos. por·
que alguien en el pasado aprendió a hacerlos y utilizarlos. Los estadounidenses
fabrican automóviles haciendo uso de lo que fué inventado en las civilizaciones
anteriores a la griega (la rueda, el martillo y otros utensilios, el trabajo de los
metales), por los griegos (la alta matemática, el principio de la palanca, etc.),
por los italianos (el vidrio, etc.), por los germanos (el motor de gasolina, etc.) I por
los ingleses (la dínamo eléctrica, etc.), junto con algunos descubrimientos realizados
por los norteamericanos.t-
La situación concreta en que los hombres se hallan en cada momento de la
historia es ei resultado de las etapas elaboradas en el pretérito. En cada momento
social-histórico, el pasado ofrece un repertorio de condiciones para el obrar humano,
o las cuales, en unión de otras condiciones de diversas índoles, determinan el ámbito
de las posibilidades concretas, dentro del cual se mueve la acción creadora humana,
conjugando con las condiciones y las posibilidades su acción espontánea.w

5.-EL INDIVIDUO, AGENTE DEL PROGRESO


Pero si bien es patente que la sociedad, como 'vehículo de transmisión de las
experiencias y de las enseñanzas acumuladas en el pasado y como instrumento de
cooperación, es la condición que hace posible la vida humana y la condición para
que pueda darse el progreso, en cambio el agente creador, el autor del progreso
es siempre el individuo. Es así, sencillamente porque el progreso es siempre efec-
to del pensamiento creador, y tan sólo el individuo piensa.
En efecto, nadie ha visto nunca ni verá jamás un grupo pensante. Sólo la
conciencia individual es sujeto de pensamiento. Y, por lo tanto, s610 el individuo
es capaz de crear, en el sent:i.do genuino de la palabra, de inventar.
"El proceso básico implicado en el desarrollo de la cultura consiste en inven-
-ción. Todas las creaciones culturales, casi todas las cosas que los hombres hacen
y usan como miembros de una sociedad, han sido inventadas en algún tiempo, y
en algún lugar, por algún individuo. Todas son productos del ingenio humano", re
Cierto que el individuo, para pensar, y para crear, necesita apoyarse en las en-
señanzas de los demás, que ha recibido por vía social; necesita también contar con
la ayuda de una ingente serie de prójimos. por ejemplo. de todos aquellos que
contribuyen o facilitan la satisfacción de sus necesidades, de los que le ayudan en
labores previas solidarias, etc.; necesita además de estímulos que halla en la sacie-
-dad. Todo eso es obvio, y por sabido no requiere ulterior comentario. Adviértase
que cuando hablo del individuo, me refiero al individuo real, al que efectivamente
existe, el cual está en gran parte socializado; y no aludo a un individuo solitario
o

ajeno a la sociedad, pues ya se ha mostrado que un hombre tal no existe, y si


existiera no sería de hecho un ente humano.
O dicho con otras palabras, es cierto que el individuo para pensar, para in-
ventar, para crear, necesita estar en no pequeña porción socializado y hallarse en
u Cfr. -PAHLOW (Edwin W.), ManJ Greai AdvenJure. An lntrodsction Jo World History,
1942, pp. 12·14. .
]5 Cfr. WIEBER (Alfred), Historia de la Cultu"ra, Trad. de L. Recaséns Siches, Fondo de
Cultura Económica, México, 1941.
16 1..A PIBRE (Richard T.), Sociology, McGraw-Hjll, Nueva York, 1946, pp. 74 Y ss.
EL INDIVIDUO COMO AUTOR DEL PROGRESO 269

sociedad. Pero quien piensa es el individuo y no el grupo. Y para crear algo nuevo,
para modificar lo que ha recibido, precisa ser capaz de emanciparse parcialmente
de lo que ha recibido y aprendido de los demás. Porque si careciese de esa aptitud
de liberarse de los modos ajenos y especialmente de los colectivos, nada nuevo po.
dría hacer; se limitaría a repetir inertemente lo que había recibido del contorno social.
Démonos cuenta de que los modos colectivos de vida son siempre representa-
ciones del pasado -remoto de milenios o siglos. o reciente de días, pero, en de-
finitiva, son pasado--; son formas de vida que fué antes, y que van reiterándose.
Lo colectivo. en tanto que modos de vida objetivada, en tanto que cristalizaciones
de comportamientos, constituye algo que por sí sólo es inerte, mecánico, estéril.
Entiéndase bien. lo colectivo es así, algo inerte y cristalizado, tomándolo en
su pureza, es decir, abstraído de sus interferencias con las nuevas aportaciones, de-
jando a un lado los cambios que experimenta al ser revivido por las sucesivas gentes
en los sucesivos momentos de sHS vidas.
Lo colectivo, por sí sólo y sin más, no es nunca original ni creador. La sociedad
ni siquiera siente ella necesidades originariamente; sencillamente porque el grupo,
como tal grupo, es incapaz de sentir. Quien siente las necesidades, quien sufre y
se afana es el individuo. En efecto, aun cuando es frecuente emplear frases como
"la nación sufre", "la nación quiere", etc., se trata tan sólo de expresiones figuradas
y abreviadas. Así, por ejemplo, cuando se decía "Francia sufre bajo la ocupación
de los nazis", con ello se .quería decir que los franceses, precisamente por ser fran-
ceses y en tanto que franceses, padecían una serie de pavorosas penalidades. "Francia"
no es un sujeto diverso del conjunto de los individuos franceses, sino tan sólo la
expresión para designar ese conjunto colectivo. En ese ejemplo, como en cualesquiera
otros similares, 10 que se trata de denotar es una aflicción, una necesidad, sentida
por una serie de individuos, pero no por razones individuales, sino por virtud de
su pertenencia a un grupo social, y en tanto que miembros de él. De esta suerte,
pues, asl como s610 los individuos son capaces de sentir, de querer, así también
sólo ellos son capaces de pensar, de crear, de innovar.

6.-EL CAMBIO SOClO·CULTURAL·HISTORICO


En varios lugares precedentes de este mismo libro se ha mostrado el hecho
de la variedad' y el hecho del cambio en la vida del hombre. Se ha subrayado ma-
nifiestamente que el contenido de la existencia, lo que el hombre es y hace en su vida,
es su obra propia; se ha puesto en evidencia la fabulosa plasticidad de la existencia
humana, pues en ésta caben las más diferentes realizaciones en medida imprevisible.
Asimismo se ha hecho patente que la historicidad, la condición histórica, es esencial
al ser humano. hasta el punto de que tiene forzosamente que haber variedades si~
muItáneas y también tiene que haber necesariamente, ineludiblemente, cambios al
correr del tiempo, de modo que es de todo punto inevitable que el hombre de hoy
sea diferente del hombre de ayer, y que el de mañana vaya a ser diverso del presente.
Se ha indicado además cuáles son las conscantes de la vida humana: a) estructuras
y mecanismos biológicos; b) repertorio de determinados resortes psíquicos; y e)
sistema de las funciones de la existencia. Y se ha aclarado que con esas constantes
el hombre hace siempre de su vida algo diferente, un nuevo argumento, le da un
270 CAMBIO SOCIO·CULTURAL·HISTORICO

nuevo contenido. Incluso se llegó a observar que cabría decir que aunque tal vez
el hombre hace siempre las mismas cosas, desenvuelve las mismas funciones, esas
mismas cosas o funciones las hace siempre de diferente manera.
Este cuadro de resumen de todos esos puntos, ya suficientemente esclarecidos.
sugiere que en verdad de lo que debiéramos hablar es de cambio humano, de trans-
formaciones de la vida humana, dentro de las cuales están comprendidos todos los
hechos del cambio cuLtural y del llamado cambio social. Y sugiere todavía más:
sugiere que es muy difícil abstraer, aislar hechos de cambio social frente a otros
hechos de cambio humano.
Cierto que en un principio quizá cabría pensar en cambios humanos puramente
individuales, verbigracia aquellos relativos a ideas estrictamente originales de una
persona, a sentimientos auténticos y privativamente propios, a invenciones genuinas,
a actitudes singulares, etc. Pero incluso respeoto de esos casos -se podría, y se de-
bería, formular preguntas sobre implicaciones socio-culturales de tales cambios, sea
como antecedentes sociales, sea como efectos sociales, Cabría preguntar hasta qué
punto y de qué manera hubo factores sociales e incentivos en la cultura preexistente
qne. estimularon aquellos pensamientos originales de W1 individuo, o sus reacciones
emotivas; y cabría asimismo preguntar si esos hechos originalmente individuales
tuvieron después al manifestarse repercuciones sociales. Ahora bien, las más de las
veces esos dos tipos de preguntas habrían de obtener respuestas afirmativas.
Sin embargo, por otra parte, se debería establecer, por lo menos en principio,
una diferencia: la diferencia entre los cambios humanos que no tienen categoría
histórica, y los otros cambios que pertenecen de lleno a la historia. Determinadas
zonas puramente pritWas de una vida individual experimentan cambios, que no per-
tenecen a la historia mientras permanezcan recluídos en el ámbito estrictamente privado.
Antes de formular ninguna clasificación de los cambios humanos, se debe en-
tender con toda claridad que todas las modificaciones y variaciones y transforma-
ciones lo son de hechos humanos, de realidades humanas, y nunca simplemente de
cosas extra-humanas. Es posible que al contemplar los hechos de cambio social de-
bamos tomar a veces en consideración algunas modificaciones acontecidas en la
naturaleza -por ejemplo, una inundación que obligó a emigrar-, pero lo que
interesa no es la transformación' de la naturaleza como tal, sino el cambio humano,
que ella provocó. También se tendrá que hablar de cambios en productos técnicos,
utensilios, máquinas, todo lo cual son cosas, pero no son rosas naureles, sino que
son cosas humanas, producidas por el hombre, empleadas por el hombre, y que
suscitan cambios en su vida.
Una vez hechas las 'advertencias que anteceden, y teniendo a la vista las reser-
vas y las limitaciones que de las mismas se siguen. podemos clasificar los hechos
de cambio humano, las más de las veces social, o con antecedentes sociales, o con
efectos sociales; en tres grupos:
A) Cambios en los componentes materiales de. la cultura: inventos técnicos, rná-
quinas, trebejos, prácticas higiénicas, procedimientos médicos, etc.
E) Cambios en las normas vigentes (hábitos, usos, creencias, convicciones,
valoraciones, costumbres, reglas jurídicas) y en las instituciones (familia, comunidad
local, nación, corporaciones de pertenencia obligatoria, asociaciones libres, etc.).
e) Cambios en las personas reales, en los seres humanos efectivos, en el rno-
do de ser concreto de los individuos.
CAMBIO SOClO·CULTURAL-HISTORICO 271

Caro que esta clasificación no implica divisiones tajantes entre sus tres miem-
bros, pues es obvio que los cambios en los objetos materiales, así como también
los cambios en las normas e instituciones sociales, producen modificaciones en la
personalidad viva. Así como es verdad también 10 inverso: que el cambio en la per-
sonalidad repercute socialmente provocando transformaciones en la cultura material
-yen las normas y en las instituciones sociales. Hay, pues, entre las tres dimensiones
recíprocas influencias en todos los sentidos, así como también superposición de los
tres tipos de cambios.
Por una parte, algunos de los cambios institucionales más enormes y de más
larga envergadura, fueron precedidos de hondas modificaciones en las personali-
dades de los individuos; por ejemplo, la Revolución Francesa que es una magna
traducción al campo pclltico-jurídico de la nueva personalidad del hombre occiden-
tal moderno: racionalista, inteleotualista, superlativamente dinámico, siempre insa-
tisfecho y deseando algo mejor, con incontenible afán de superación, idealista, con
veneración por la ciencia, etc.
Por otra parte, en la historia hallamos también ejemplos de signo contrario:
importantes cambios en la personalidad provocados por una guerra, por una revo-
lución, por una transformación activa y deliberada, de acuerdo con la cual las gentes
cambiaron, o fueron forzadas a cambiar. El cambio del orden objetivo suele deter-
.minar un cambio correspondiente en la mentalidad de las gentes."
Otro punto de vista desde el cual se puede clasificar el cambio socio-cultural-
histórico es el de la mayor continuidad o mayor brusquedad en las .transformaciones.
Toda vida humana está en proceso de cambio, de cambio mayor o menor. rápido o
lento, de alcance más o menos largo, de área extensa o reducida, pero, en fin de
cuentas, está cambiando siempre. Y como en definitiva los hechos sociales están
formados por procesos y por situaciones de comportamientos humanos, y por insti-
tuciones -esto es, por objetivaciones de actividades revividas-, resulta que, por
10 tanto, también las, realidades sociales están en cambio constante. Ahora bien, hay
cambios, la mayor parte de ellos, que se producen como resultados de la combinación
de muchísimos y muy variados factores, los cuales a su vez están cambiando. Pero
hay otros cambios los cuales son principalmente debidos a un determinado aconte-
cimiento, perfectamente identificable, y cuyos efectos pueden ser seguidos y estu-
diados con toda claridad, por ejemplo: un invento (la máquina de vapor, la radio);
una conquista; una revolución; la implantación de una reforma agraria; la puesta
en práctica de un nuevo sistema educativo; etc.
También hay que distinguir los diversos grados de velocidad en el cambio so-
cio-cultural-histórico. Pero de esto se hablará aquí más adelante.

7.'-EL CAMBIO O TRANSFORMACION DE LOS MODOS COLECTIVOS


Grave error es suponer, como han pretendido algunos, que los modos colectivos
y los productos sóciales sean capaces por sí y nada más que por sí, de engendrar
nuevas formas, nuevas instituciones y creaciones, Las innovaciones, las invenciones
17 Cfr. RANK (Otro), Beyond PsychO/OKY, Dover Publica.tions, Nueva York, 19:58, pp. lB
Y ss. Para otros aspectos, véase también: ZIMMERMAN (Carie C.). Faterns o/ Social Chanxe.
Public Affairs Press, Washington, D. c., 1956.
'272 CAMBIO SOCIO·CULTURALHISTORlCO

sólo pueden producirse por aportaciones individuales. Y las aportaciones individua-


les innovadoras requieren un liberarse parcialmente de los modos colectivos recibidos.
Los modos colectivos, considerados abstractamente, son formas objetivadas de
vida humana, cristalizaciones. Mas para que esos modos colectivos tengan realidad
actual, precisa que sean revividos, realizados, cumplidos por los individuos, que son
los únicos sujetos auténticos de vida. ¿Cómo podríamos imaginar que una forma
social fuese capaz, por sí misma y nada más que por sí propia, de originar nuevas
formas sociales, sin pasar por el crisol de nuevas acciones individuales? Es de todo
punto imposible. Lo social vive únicamente en la medida en que es realizado por
individuos. Y cuando un modo colectivo se 'modifica, mucho o poco, aunque sea
muy poco, ello es siempre debido a aportaciones producidas por individuos, las cuales,
a su vez, se incorporan a las formas sociales anteriores, es decir, se colectivizan.
• Lo colectivo evoluciona o cambia -lenta e insensiblemente o de manera
brusca- merced a un proceso de interacción entre lo dado social y las nuevas
aportaciones fecondantes de Jos individuos.
Un modo colectivo es por de pronto una objetivación de vida humana, la cual
se ha socializado. Es decir, primero fué creación de uno o de varios sujetos, pe-
dazos de sus vidas. Quedó después objetivada en alguna manifestación sensible, de
modo parejo a lo que sucede con otras manifestaciones de la vida humana; y,
además, por ser aceptada y revivida como módulo o patrón de la conducta de
un grupo, se socializó.
Ahora bien, el modo colectivo de conducta tiene realidad presente como tal,
no como mera objetivación de una vida que fué, sino tan sólo en la medida en
que es revivido por un grupo de sujetos, en la medida en que es puesto de nuevo
en práctica por los miembros de un círculo social. Modo colectivo lo es únicamente
cuando esa objetivación de vida humana se ha convertido en regla de comporta-
miento para los miembros de un grupo en tanto que tales. Si un modo fué en otro
tiempo patrón del comportamiento de un círculo social, pero hoy ya no nge,
entonces ·005 hallaremos ante algo que fué un modo colectivo, pero que actualmente
ya no lo es. Si sigue informando efectivamente la conducta de un grupo, entonces
nos hallaremos ante un modo colectivo que tiene realidad actual.
Sucede que, cuando un modo colectivo es cumplido actualmente, puede sufrir
una serie de cambios (grandes o pequeños) en virtud de las nuevas aportaciones
que reciba de las gentes que 10 vivan.
En una manera social o en una institución colectiva, .al ir siendo vivida una
y otra vez por nuevas gentes, ocurre algo similar a 10 que pasa con las demás
obras objetivadas de la existencia humana, a saber: al ser vivido el modo anterior
por otros sujetos, éstos no suelen limitarse a una copia exacta de lo que fué, sino
suelen aportar nuevos matices, correcciones, innovaciones.
Esos nuevos matices, esas innovaciones, por de pronto constituyen aportaciones
de vida individual que se interfieren y combinan con los modos colectivos preexis-
tentes. Pero esas innovaciones) primeramente obra individual, pueden colectivarse
y, por tanto, incorporars~ al uso anterior y modificarlo."
la Otros problemas muy interesantes acerca. del cambio social y sobre todo acerca del
"tiempo social", están muy bien tratados por el ilustre sociólogo uruguayo Isaac GANaN
(R~J1Jmen de Soda/ogíA General), tomo Il, Montevideo, 1952. pp. 535 y 55.
EL CAMBIO DE LOS MODOS COLECTIVOS 273

Así. pues, ninguno de los modos, formas e Instituciones sociales, en tanto que
objetivaciones de la vida humana, viven en sí y por sí, ni se transforman autónoma-
mente, sino por la interferencia de nuevas conductas individuales que se socializan.
Queda, pues, claro, que el factor de todo cambio y, por tanto, de todo progreso
es siempre el individuo, pues sólo él tiene capacidad para crear nUC\'3S formas de
existencia. Naturalmente que para que la innovación individual sea algo más que eso
y se convierta en cambio colectivo, es preciso que se socialice, es decir, que sea incor-
porada al modo colectivo.
La velocidad, la intensidad y el área del cambio socio-cultural-histórico son
muy diferentes según la región, según la época, y según las circunstancias.
El grado de la velocidad del cambio va desde la máxima lentitud que se ad-
vierte en los pueblos primitivos -tanta es la lentitud en ellos que llegamos a tener
la impresión de que allí no hay cambio, aunque lo haya, como se verá en el epí-
grafe 9-, hasta la rapidez vertiginosa en los progresos técnicos en una de las
sociedades más dinámicas del mundo occidental como lo es la de los Estados Unidos
de Norteamérica.
Pero si bien hay cambios rápidos, los que afectan a la técnica en las socie-
dades occidentales, por el contrario el cambio de los modos colectivos, es decir,
el cambio social propiamente dicho -dando ahora a esta expresión un sentido
restringido-e- suele efectuarse despacio. Dentro de ese "despacio" caben desde
luego muy diversos grados de velocidad; pero incluso la mayor rapidez que se dé
en el cambio social resulta lentitud en comparación con los cambios humanos
individuales. Una persona humana individual, cuanto más persona es, suele ser
más rápida en su hacer -observa atinadamente Ortega y Gasset. "En un instante
se convence o se desconvence, decide que sí O decide que no; pero la sociedad es
tardígrada, perezosa, se arrastra despacio y avanza por la historia con lento paso
de vaca que a veces nos desespera por su morosidad. Y como la historia es, ante
todo, historia de las colectividades... -por tanto historia de los usos- de ahí
ese su carácter de extraña lentitud retardataria..... Hasta que la idea que tuvo
un individuo llega a convertirse en uso suele pasar algún tiempo, de ordinario
-aunque no siempre- un largo lapso de tiempo. Y sucede muchas veces que
cuando aquella creación individual llega a convertirse en uso, en modo colectivo,
ha empezado a ser ya anticuada, a perder el sentido que tuvo inicialmente. Los
modos colectivos de vida frecuentemente tardan en instaurarse y tardan en des-
aparecer. Por eso muy a menudo los nuevos modos colectivcs se nos antojan
viejos, anacrónicos, mirados desde la cronología de nuestra vida indívidual.»

B.-LOS INGREDIENTES DE· LA INVENCION


Reconocer que en toda creación o innovación, grande o pequeña, su agente es
siempre y necesariamente el individuo, no quiere decir que todos los ingredientes
de ella sean individuales. Por el contrario, en la producción de toda obra individual
por el individuo figuran otras muchas clases de ingredientes y de factores que no
son individuales, sino que son de carácter social-histórico.

19 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), El Hombre J la Gente (Obras Inéditas), Revista de


Occidente, Madrid, 1957. pp. 249·251.
800::1(11(111'''.-18.
274 LO INDIVIDUAL Y LO SOCIAL EN LA INV/!.NCION

Entre esos ingredientes y factores sociales figuran, por ejemplo, los siguientes:
lo que el sujeto ha asimilado precisamente por el hecho de su pertenencia a una
colectividad (naci6n, círculo de cultura, instituci6n de estudio, etc.); 10 que ha
aprendido de otros; las facilidades y ayudas que recibi6 de sus pr6jimos y de los
grupos a que pertenece, para hacer por su propia cuenta 10 que ha hecho, etc.
A este respecto, será oportuno recordar las atinadas observaciones de Tarde de
que la invención muy frecuentemente consiste en nuevas combinaciones de imita-
ciones preexistentes. Así, cuando en el siglo XVIII surgió la idea de emplear la
máquina de vapor -ya usada en las fábricas- para satisfacer la necesidad de
viajar por los mares, necesidad derivada de todas las invenciones navales anteriores
y de su propaganda, debemos ver en esta idea, nacida del genio individual, el
cruce de una imitación con otras; los mismo que en la idea que apareció después
de adaptar la hélice, que era también ya conocida, al buque de vapor, también ya
conocido. Asimismo, en la mayor parte de las grandes innovaciones sociales, se
puede advertir que su autor individual o sus autores individuales han trabajado
con una multiplicidad de ingredientes que eran ya modos colectivos, y con los cua-
les han formado una nueva combinación.
Mas "para innovar --dice con justeza Tarde-, para descubrir, ·para despertar
un instante de su sueño familiar o nacional, el individuo debe escapar momen-
táneamente a su sociedad. Es suprasocial, más bien que social, al tener esta rara
audacia". "Toda invención, lo mismo si se trata de un artefacto mecánico, de un
modo de cultivar la tierra, de una idea, de una constitución política, de una pieza
musical, de un mejor procedimiento para curar una herida, está compuesta a me-
nudo de ingredientes culturales que ya existían de antemano, es decir, de una
nueva combinación de elementos que habían sido ya inventados o descubiertos
previamente. La invención es una nueva síntesis de un número de esos ingredien-
tes culturales. El inventor del primer utensilio de bronce, por ejemplo, tomó el
método de moldearlo y la muestra de un utensilio de piedra y combinó todo eso
en una nueva forma que antes no había sido jamás intentada. El resultado fué la
nueva clase de utensilio, aunque los ingredientes de éste fuesen todos ellos an-
tiguos. El compositor de una canción popular toma pedazos de un número de can-
ciones previamente existentes, unos versos, palabras O refcanes corrientes y otros
elementos que tenga a mano, y combina todo eso formando una nueva canción. El
inventor O fundador de u1?-a nueva constitución o de una nueva ley toma elementos
de un vario conjunto de viejas leyes o de antiguos textos constitucionales y los amasa
formando con todo ello algo nuevo, que espera que será mejor que las leyes y
constituciones de donde sacó sus ingredientes" .20
Además, muchas veces los estímulos o la inspiración para inventar algo se re.
ciben de la situación social, de las necesidades del grupo a que se pertenece, de la
experiencia del fracaso sufrido por determinados modos colectivos, del deseo de in-
\fluir sobre otras gentes, de influencias producidas por otras personas. Así pues, el
i'í!vento individual está combinado e influído por muchos factores sociales. Que sea
asi.. no basta para que el invento, en tanto que tal, sea siempre obra del individuo.
20 Cfr. LA PIP.RE (Richard), Sociologv, MacGraw-Hill, New York, 1946, pp. 74 Y SS.;
GILFILLAN. The Sociology 01 Inoention, Follet, Chicago, 193'. Véase también: BARNETT (H.
G.), Innova/ion tbe Basis 01 Cu/tural Cbange, MacGraw-Hill. Nueva York, 1953.
'.

GRADOS Y VELOCIDAD DEL CAMBIO SOCIO·CULTURAL 275

Por otra parte, muchos inventos concebidos por un individuo, necesitan, para
ser llevados a cabo, del auxilio o cooperación de otras gentes.

9.-DIVERSOS GRADOS DEL CAMBIO HISTORICO


En toda época conviven tres generaciones: los jóvenes, las gentes maduras y los
viejos. En toda actualidad hay tres tiempos distintos, tres dimensiones vitales, ar-
ticuladas y a veces encontradas. No todos los contemporáneos son coetáneos, sino
s610 los de una misma generación. Si fuéramos todos coetáneos, la vida tendería a
estabilizarse, a petrificarse. La articulación de las tres generaciones es la causa de
los cambios históricos, 10 que da dramatismo al presente.o
Hay situaciones culturales y épocas históricas en las cuales las gentes suelen com-
portarse con mucha docilidad a lo que recibieron del pasado. Son esas unas épocas
gtises, en las que el cambio histórico sigue una línea evolutiva continua sin saltos
ni contrastes. Esto suele ser lo normal, la característica de los tiempos históricos
normales: que las diferencias entre los padres y los hijos sean pequeñas, y que éstos
se vean como continuadores de aquéllos. Hay, en cambio) otras épocas en que la nue-
va generación acentúa la actitud de rebeldía; la generación de los hijos se siente no
5610 en discrepancia sino en oposición con las convicciones de los padres. y trata
de crear revolucionariamenee un nuevo pensamiento y unos nuevos modos de conduc-
ta. Y hay épocas -las crisis- en las que la distancia es enorme, cual ocurre en
nuestro tiempo,

Io.-COLIjCTIVIDADES y SITUACIONES RELATIVAMENTE AL MARGEN


DE LA HISTORIA
La Filosofía contemporánea en la mayor parte de sus más destacadas manífes-
taciones subraya la historicidad como nota esencial de lo humano. Pero, de otro
lado, se ha hecho notar -por Gaos-c-w que "no toda sociedad humana, ni tampoco
todo individuo humano. en suma toda la Humanidad sería histórica") pues "Jos
pueblos salvajes son precisamente aquellos que no han mudado, que na se han di-
[ereruíedo a través de las edades. La vida salvaje se caracteriza por su inmutabilidad
milenaria. Las generaciones de los salvajes parecen tan iguales entre sí como las de
los animales. Los pueblos salvajes son los que hacen igual desde siempre, los que
no tienen historia"¡ "porciones cuantitativamente ingentes de Humanidad habrían
vivido, vivirían aún al margen de la historia. La historia habría pasado, estaría pa~
sando Jejas de ellos a su vera, incluso por encima de ellos, dejándolos, en definitiva,
intactos en su vertiginoso atropello", "La observación es seguramente generalizable
a otros hombres del pueblo. del campo, al pastor, al labrador, a ciertos artesanos,
que perviven en un estado relativamente cercano al llamado estado de naturaleza, en
el recinto de los llamados pueblos cuitas. Por tanto, todos estos hombres tampoco
tendrían historia", "Y) así, la historia acaba por parecer cosa privativa de los hom-
21 Cfr. ORTEGA y. GASSET (José). Curso público en el Teatro Beatriz de Madrid, sobre
¿Qué es la Pilosoiíai, en la primavera de 1929, primera conferencia. (Resúmenes en el diario
madrileño "El Sol".)
.:!:! Cfr. GAOS (José), Sobre Sociedad e Historia, en la Revista Mexicana de Sociología,
11·1940, pp. 15-21.
276. INCLUSO LOS PRIMITIVOS Y LOS RUSTICaS TIENEN HISTORIA

btes cultos de las ciudades. Estos, exclusivamente, la harían y la sufrirían ..... "La
identificación incluso de la historia, cultura y ciudad no parece, por 10 demás, ar-
bitraria, antes, por el contrario, tan fundada como sugestiva. La historia es ya
corrientemente la historia de la cultura. La cultura es obra de las ciudades, que
recíprocamente son la obra maestra de la cultura". .
Me parece que en esas agudas observaciones de Gaos hay mucho de acertado,
pero también una parte de exageración que resulta inadmisible.
Cierto que, prácticamente, con arreglo al ritmo de cambio a que está acosturn-
brada nuestra pupila mental de hombres urbanos cultos occidentales, puede pare-
cernos que los llamados grupos--primitivos permanecen inmutables, al margen de
la historia; y que algo similar les acontece a muchos núcleos rústicos incrustados en
los pueblos civilizados. Pero, ese juicio es debido a que es tan enorme la diferencia
entre el ritmo de cambio de la humanidad urbana- culta, cuya historia corre a gran
velocidad, y las lentísimas y pequeñísimas mutaciones de . los salvajes y de los rús-
ticos, que se nos antoja que estos dos últimos tipos se hallan estancados. Ahora bien,
en realidad se trata del contraste entre transformaciones de gran calibre con movi-
miento rápido, por una parte, y leves y muy lentas modificaciones, por otra parte.
Conservemos de los puntos de vista de Gaos, la verificación de que mientras
que hay una parte de la Humanidad, cuya historia es voluminosa' y de ritmo rápido
-la urbana culta-c-, hay en cambio otras porciones de humanidad, que varían tan
sóJo en una pequeñísima proporción y muy despacio. Pero, también los salvajes y
los rústicos, que nos producen la impresión de inmovilidad histórica. o mejor dicho
de ahistoricidad, varían, aunque muy poco y muy pausadamente, y tienen historia
aunque ésta sea minúscula 'e imperceptible.
Adviértase en primer lugar, que los llamados salvajes o primitivos, no están
propiamente en estado de naturaleza; si bien pueden hallarse próximos a éste, no
están en éste. En efecto, si se hallasen en puro estado de naturaleza, prácticamente
llevarían una vida exclusivamente animal; y sabemos que no es así, ya que tienen
una cultura, muy simplista, muy rudimentaria, elementalísima, pero la tienen: po.
seen una técnica (incipiente o mágica) de pastoreo, pesca o agricultura; poseen
también puntos de vista religiosos, toscos, burdos, de otro alcance, pero en definí-
tiva una visión sobre la dependencia en que el hombre está de poderes trascendentes
situados en el más allá; poseen una organización colectiva, desde luego embrionaria,
pero con usos, con ritos; producen algunas manifestaciones artísticas. Por lo tanto,
no están en puro estado de naturaleza. ¿De dónde les ha venido su cultura rudimen-
y
taria simplista? Pues ha tenido que venirles a través de un proceso histórico, que
contiene invenciones y transmisiones; proceso desde luego angosto, pobre, escaso,
lentísimo, pero existente; pues si no existiera, no habrían podido esos pueblos llegar
a donde han llegado, aunque ese punto a que han llegado sea de poco valor.
. Por otra parte, los estudios etnológicos contemporáneos han mostrado que la
cultura de los llamados pueblos primitivos no es tan simplista como antes se había
creído, antes bien presenta a veces grandes complicaciones.w
23 Cfr. LEVY BRUHL L., Les [onaions mentales dans les sociétés inférieure! (1910); La
mentalité primitioe (1922); Vame primitioe (1927); Le Jurnaturel et la 1lature flan! la pemée
p1'imitive (1931); GONZÁLEZ CASANOVA (Pablo), Sociología de un Error (Notas sobre la
Mentalidad Primitiva). en "Rev. Mex. de Soc.", XI, 2; GARdA ROSQJJELLAS, La Mentalidad
Primitiva, en "Rev. de Cienc. Juc. PoI. y Soc.", Oruro-Bolivia, ]·1, 1957.
INCLUSO LOS PRiMiTIVOS Y LOS RUSTICOS TIENEN HISTORIA 277

Además, hay que notar que, si bien en lo que resulta perceptible para la visión
histórica, a que nos "tiene habituados la contemplación del proceso de los pueblos
urbanos cultos, nos parece que los salvajes o los primitivos no cambian, que se
hallan estancados, no obstante no se puede decir con rigor que estén inmóviles. Lo
que ocurre es que las modificaciones que experimenta su existencia humana son
relativamente pequeñas y se producen pausadamente. Pero se dan modificaciones:
algunas. debidas a procesos internos propios de esos grupos; otras, debidas al con-
tacto con otras culturas. Así, por ejemplo, en muchos grupos negtos de Africa, la
Etnografía ha señalado notables desenvolvimientos en su organización jurídica, en
sus empresas comerciales, en la agricultura, que implican una evolución progresiva.
Por otra parte, el contacto de' grupos primitivos con otras culturas más adelantadas
ha determinado que éstos', aun conservando constantes muchos de los modos de vida
milenarios, han incorporado otros procedentes de las gentes civilizadas: han apren·
dido una lengua occidental que a veces incluso ha desplazado su idioma anterior,
usan productos Industriales de la civilización occidental, viajan en autobús, etc.
y las mismas observaciones, sólo que con un calibre muchísimo mayor, pueden
hacerse respecto de los núcleos rústicos. Cierto que ellos conservan invariables rnu-
chas formas de vida procedentes de un remoto pasado; pero cierto también que han
adquirido y van adquiriendo otras nuevas, aprendidas de los núcleos urbanos.
El hecho notorio de que la gran cultura es siempre producida en la· ciudad r
que la historia de gran alcance es hilada por gentes urbanas, no implica que los
grupos rurales carezcan de historicidad, ni que no participen en absoluto en el pro-
ceso histórico-cultural, si bien su intervención en éste sea muchísimo menor que el
de las gentes urbanas.>

II.-CARACTER TRADICIONALISTA DE LOS GRUPOS PRIMITIVOS


Se ha dicho que generalmente los pueblos primitivos son los más conservadores.
La costumbre primitiva indiferenciada ---que es a la vez regulación religiosa, moral,
jurídica, política, del trato social, técnica, etc.-, impera de hecho con un extraordi-
nario vigor. A veces ni siquiera se la siente como algo normativo, sino como un cauce
de vida forzoso, hasta el punto de que apenas llega a surgir la idea de que pueda ser
infringida, y mucho menos criticada. De esa suerte, tal costumbre del grupo primi-
tivo crea en la mente de sus miembros una especie de fuerte prejuicio contra el cam-
bio. Aparece como algo sacrosanto y definitivo. Si alguien se atreve -c-cosa rara-
a enjuiciar críticamente las reglas de esa costumbre. es considerado como impío, y
se expone o bien a la expulsión de la tribu o bien a la mucrtc.w
Claro que, a pesar de todo eso, el cambio es inevitable, tiene que producirse y
se produce, sólo que con mucha lentitud, según ya se ha expuesto. Ni siquiera la
mente primitiva puede permanecer en total inactividad. Por eso, aunque con un rit-
mo muy lento, se producen cambios. Estos aumentan en ocasión de los contactos
con otras tribus próximas y lejanas, sobre todo con las lejanas.

:14 Sobre los problemas del "atraso cultural" véase: OGBURN .(W. F.), SO&;"/ Change,
Viking, Nueva York, 1922.
:!5 Cfr. RADIN (Paul), Primitive Man al " Pbilosopber, Appleton, Nueva York. 1927,
pp. 48-49; SIM5 (Newell le Roy), Tbe Probl,m 01 Sodal Cbange, Crcwell, Nueva York,
1939. pp. 4·,.
278 DIFERENTES ACTITUDES RESPECTO DEL CAMBIO SOCIAL

12,--CONSERVADURISMO, PROGRESISMO y RADICALISMO


El cambio social y cultural depende, ante todo, como ya se expuso, de que
haya individuos que usen su mente para pensar por cuenta propia. al menos en
alguna medida. Claro que en toda sociedad siempre hay algunos individuos que
piensan por sí mismos. en mayor o menor proporción.· Ahora bien, el grado y la
velocidad del cambio histórico depende de dos factores: A) de qu~ haya un amo
biente que estimule el pensamiento individual; y B) de qu:e las innovaciones rea-
lizadas por algunos individuos sean aceptadas favorablemente y con facilidad, porque
domine en el grupo una actitud en pro de los cambios progresivos. Esos factores
se resumen en cuál sea la actitud preponderante en el grupo respecto del cambio.
Ahora bien, las varias actitudes pueden. clasificarse en tres tipos principales:
actitud ·con,¡ervdáora/ actitud progresista o reformiJta; y actitud radical. Claro que
esa clasificación" es demasiado simplista, porque caben 1110 solamente matices inter-
medios, sino además la combinación de varias actitudes diferentes, cada una res-
pecto de determinado aspecto de la vida, por ejemplo: conservadurismo en lo
político, y radicalismo en lo técnico; progresismo en lo político y conservadurismo
en lo económico-social; etc.
:La actitud conservadora es aquella que se muestra contraria, o reacia, o sus-
picaz, frente a cualquier proposición de cambio, tanto para adoptar algo nuevo,
como para regresar a algo viejo ya desplazado. En esto último se distingue de la
llamada actitud reaccionaria, o tradicionalista, la cual no solamente se opone a. lo
nuevo, sino que desea sustituir el presente por viejos modos ya arrumbados,
Algunos autores señalan dos tipos de actitud conservadora: la desinteresada
y la interesada. 26 Claro que esas caracterizaciones se refieren a tipos, los cuales rara
vez se dan pura y plenamente en la realidad. Lo que ocurre con mayor frecuencia
es que en las realidads humanas se den combinaciones --en diversa proporción-
de los dos tipos.
El conservadurismo" desinteresado puede ser debido a motivos varios: a una
sincera convicción; a la adaptación a las Circunstancias reinantes; a una especial
estima por lo segundad: al temor de que los cambios no aporten verdaderas me-
joras y puedan producir perturbaciones y malestares, o, por lo menos, impongan
demasiados esfuerzos para la readaptación; a una falta de vocación por la crítica;
a una carencia de imaginación constructiva; o a una plena docilidad a las insti-
tuciones y modos de vida existentes.

26 Cfr. WOLFE (A. B.), Conseroatism, Radicalism and SáenJific MeJhod, MacMiHan, Nueva
York, 1923; SIMS (N. L.), ob. cis., pp. 20 Y SS.; ORGAZ (Raúl), Ensayo sobre las Revoluciones,
Córdoba (Arg.), 1945. Sobre el cambio histórico social, véase también: CuVBR (Thomas
Nixon}, Tbe Essential Pactors 01 Social Evo/ulion" Harvard Univ. Press, 1935; GrrrLER (Joseph
P.), Social Dynamics, McGraw-HiIl, Nueva York, 1953; B,ARNBTT (H. G.), lnnovation: The
Basis 01 eu/JuraJ Change, McGraw-Hill, Nueva York, 1953; PRoESLBR (Hans), Hauptprobleme
Jet Sozialgeschichle, Krische, Nüremberg, 1951; WHITB (R. ].), The Conservalive Tradition,
Univ. Pr., Nueva York, 1957; BULLOCK (AJan) & SHOL (Maurice), The Liberal Trsdi-
tion, Univ. Pr .• Nueva York. 1!f57; MAC COBY (S.), The Radical Tradision, Univ. Pr., Nueva
York, "1957; SoROKIN (Pitirim), Social and CulluraJ Dynamics: A Sludy 01 Change in MajOf'
S1JJetnS DI Ar~, Trutb, Btbia, 1Aw, and So~iaJ RelaJionships. Portee Sargent, Boston., 1957.
DIFERENTES ACTITUDES RESPECTO DEL CAMBIO SOCIAL 279

El conservadurismo interesado se halla motivado principalmente por el deseo


de proteger las ventajas de que se disfruta en la situación presente, de salvaguardar
la posesión, los privilegios y los beneficios que se derivan del orden de cosas
dominante.
La actitud progresista o reformista ve con agrado y desea el cambio moderado
en la medida en que éste no corte la continuidad ni rompa tajantemente con el
pasado; quiere el cambio gradual de las instituciones y los modos de vida existen-
tes. Simpatiza con todo 10 que pueda significar un adelanto o una mejora, pero
teme que cambios bruscos y de gran envergadura puedan trastornar el orden social
y el desarrollo de la cultura. Se ha señalado que hay varios tipos de actitudes pro-
gresistas o ref0111nisldsJ por ejemplo: A) los que creen en una tendencia real que
se va separando de lo viejo, y marchando hacia 10 nuevo, tendencia que suponen
existe por sí misma; y miran con simpatía y esperanza los cambios, pero sin pre-
ocuparse de promoverlos activamente; B) los que trabajan activamente por la adop-
ción de determinadas reformas para mejorar el orden social.
En la base de la actitud progresista o reformista hay conciencia de que el
orden social existente tiene muchos defectos, que producen desajustes, injusticias,
lo cual suscita sentimientos de insatisfacción, de descontento, pe~o DO de desespe-
ración, ni de radical hostilidad. Simplemente abriga el deseo de que las cosas vayan
siendo mejoradas en la medida de lo posible, sin poner en peligro la paz social.
La actitud radical gusta de toda innovación a fondo en el orden social, incluso
por medio de procedimientos de violencia. Parece que sus motivos consisten sobre
todo en un sentimiento de malestar, de desajuste, de injusticia, de espíritu racio-
cionalista de tipo geométrico, el cual quiere lo perfecto y no acepta compromisos,
» transacciones, ni -percibe los matices variados y la gran complejidad de las realida-
des. Se apoya en un ilimitado optimismo sobre las posibilidades de la razón, y de
acción práctica dirigida por ésta. Se nutre de un espíritu hipercrítico, de una vehe-
mente afición por la novedad. Generalmente esta actitud radical comienza mes-
trándose como un deseo de innovación, pero cuando la realización de éste tropieza
con obstáculos, es entonces ruando se toma radical, y quiere demoler lo existente
para sustituirlo por la realización de unos planes construidos idealmente con el
intelecto racional. Esta actitud radical no se conforma con ir parchando O remen-
dando el orden social existente para introducir en él mejoras, sino que aspira a
una situación total de ese orden por otro nuevo. La actitud radical se diversifica
en dos posiciones en cuanto al procedimiento: la posición de aquellos que creen
que esa sustitución puede efectuarse sólo mediante un cataclismo, es decir, la po-
sición revolucionaria propiamente dicha desde el punto de vista formal, esto es,
no desde el punto de vista del contenido, sino desde el punto de vista del pro-
cedimiento;" y la posición evokiliva, la cual aspira desde luego a la sustitución
total del orden social existente, pero espera que esto pueda llevarse a cabo gradual-
mente por sucesivas etapas.
27 Sobre sociología de las revoluciones creo que el mejor libro es el de 01lGAz (Raúl A.),
EnJiJ]o Jobr6 las Rno/llc1ones, Córdoba (Arg.) , 194'. Cfr. tambiio POVJÑA (Alfredo), So~io·
logia de Id R'flolllcidnl Buenos Aires, 1933; GaoMPONB (Antonio N.), Filosofía de fas RfNJo.
luciones Sociales, Montevideo, 1932; MBNDIETA y NÚÑBZ (Lucio), T,orJa ¿" la Re.volllcMn,
Univer. Nal. Auto de Mésico, 19'9.
280 SOCIEDADES ESTATlCAS

13·~SOCIEDADES RELATIV AMENTE ESTATICAS


Naturalmente que el término "estática" aplicado a determinado tipo de so-
ciedades no puede significar de ninguna manera "quietud", porque toda sociedad
consiste en la combinación de series de procesos sociales, los cuales constituyen
desarrollos de conductas, por lo tanto constituyen movimiento. Consiguientemente,
el adjetivo de "estática" aplicado a una sociedad puede tener sólo un alcance re-
lativo, que expresa un grado pequeño y una marcha lenta en el cambio social.
Suele llamarse "sociedad estática" a aquella que está constituida por un corn-
plcjo de procesos que funcionan en recíproca interindepcndencia, de acuerdo con
pautas relativamente fijas y estables, en armonía con ciertos modos culturales, cuya
vigencia no se discute, y en la que no existen instituciones especiales o potentes
estímulos cuya función sea precisamente la de espolear, promover o llevar a cabo
cambios. Trátase de una especie de equilibrio móvil, como un mecanismo que fun-
dona normalmente según pautas preestablecidas. Los ejemplos reales más próximos
a este tipo 10s hallamos en algunas sociedades primitivas que han logrado una su-
tisfacroria adaptación al medio físico, la cual les permite atender fácil y adecuada-
mente a las necesidades perentorias de la vida, que han conseguido un buen ajuste
recíproco en sus miembros de manera que no surgen frecuentemente tensiones ni
conflictos, que se apoyan en un sistema cultural estrechamente integrado en todas
sus partes, y que son regidas por la fuerza de la costumbre, la cual se manifiesta
con la suficiente presión para mantener Uf). orden esrable.P
Es difícil encontrar en la historia del mundo occidental ejemplos equivalentes
o comparables a esas sociedades primitivas que .constituyen el tipo más estático
(relativamente). Tal vez se pueda considerar como próximas a este tipo en el
mundo civilizado de la Cristiandad medioeval algunas comunidades del siglo XIII, •
dentro del régimen feudal, donde había una jerarquía delimitada de clases y fun-
ciones, y donde sucedía que cada persona tenía y conocía su puesto, y parecía acep·
tarlo con cierto grado de satisfacción.

I4.-S0CIEDADES DINAMICAS. LOS FACTORES DEL CAMBIO SOCIAL


Se considera que una sociedad es dinámica, cuando en ella, además de las
fuentes habituales de cambio que SOn propias de todo grupo humano -incluso
de los más estáticos-, esto es, de aquellas fuentes propias del sistema que las rige,
hay también factores especial-mente generadores de cambios que afectan a la estruc-
tura colectiva y a las pautas culturales, factores que determinan habitualmente su-
cesivas modificaciones importante~ en los modos de vida.
Entre esos factores especialmente determinantes del cambio social figuran los
siguientes:
1. Factores externos de la naturaleza
Entre ellos figuran, verbigracia, cataclismos naturales, como por ejemplo: te·
rremotos, erupciones. volcánicas, inundaciones, etc., que alteran transitoria o per-
28 Cfr. SUoIS (N. L.),ob. cit., .pp; 22-240; ·DESCAMPS (P.), L',mlorili el J¡J hiuMchie cbez
les pu,p/e¡ non civilisés, en "Annales de I'Institut Internatíonal de Sociologie", 1928; Etat
sorial án peup/n sttllVagn, París, 1935"
DIVERSOS FACTORES DEL CAMBIO SOCIAL 281
manentemente la vieja estructura colectiva, suscitan emigraciones, borran viejas
comunidades e impelen a la fundación de otras nuevas.

II. Cambios en el número y en la COIffIposicián de la población


El rápido crecimiento de la población origina 'una serie de desajustes y de
desequilibrios de los cuales surgen movimientos de cambio en la estructura social,
en los procesos económicos, en la organización del trabajo, y. consiguientemente,
en los modos de vida. Un rápido descenso en la población ocasiona también sus-
tanciales cambios sociales, como por ejemplo sucedió en Europa en I358, a causa
de la epidemia de peste negra, la cual mató a la tercera parte de los habitantes
de Francia e Inglaterra y a la mitad de los de Italia, hecho que determinó que
muchos campos quedasen sin cultivadores; 10 cual a su vez hizo que se produjera
entre los terratenientes una competencia para conseguir agricultores asalariados, que
aumentase el monto 'de los salarios, que como reacción frente a esto se tomaran
medidas de represi6n, las cuales a su' vez dieron lugar a levantamientos de cam-
pesinos, etc.
El crecimiento de la población debido a corrientes inmigratorias ha determi-
nado un enorme aumento del dinamismo social en los países de las Américas, es-
pecialmente cuando la procedencia de los inmigrantes ha sido muy varia; pues
e~tonces cada grupo aportó algunos de sus modos de vida originarios."

III. Trastornos sociales


Entre esos factores figuran, por ejemplo: invasiones! conquistas (las cuales sus-
citan muchos cambios, tanto para los conquistadores tomo para. los conquistados),
gllerras, aunque éstas no produzcan el resultado de conquistas, pues las guerras
modifican el orden social, las estructuras colectivas y los modos de vida de los países
beligerantes, siempre, pero en grado y en extensi6n muchísimo mayores. en nuestro
tiempo; y tensión y lucha entre las clases sociales; etc.

IV. Determinantes culturales


Estos son sin duda los más importantes. En definitiva cada sociedad vive sobre
la base de su cultura, de acuerdo Con las valoraciones de ésta, según las normas
que de la misma manan, satisfaciendo sus necesidades con las obras y los procedi-
mientos creados en ella. Veamos algunos ejemplos:
A) Adopción de una te religiosa.
De ello son ejemplos, entre tantísimos otros, la influencia del Cristianismo en
la supresión (le la esclavitud; las transformaciones socio-culturales producidas en las
sociedades indígenas de las tierras americanas como mera consecuencia de la cristia-
nización; la influencia del Cristianismo sobre la organización familiar en las socie-
dades que antes eran musulmanas; la del credo mormón al introducir la poligamia
legal; la influencia de la fe calvinista-puritana en el desenvolvimiento del capita-
as Véase sobre estos temas: GANaN (Isaac), Resum~n d~ Sociologie General, tomo 11,
Montevideo, 1952, pp. 375 Y ss.
282 DIVERSOS FACTORES DEL CAMBIO SOqAL

Hsmo al dar a la riqueza la significación de premio al esfuerzo y al éxito;"? etc.


B) Desarrollo de la fi/oJofla.
El hecho de que se produzca una vocaci6n por la filosofía, es decir, un deseo
de elaborar una concepción intelectualmente justificada del mundo y de la vida.
constituye por sí solo --cualquiera que sea esta filosofía- un corrosivo del respeto
por la tradición, por la autoridad, un querer depender del propio juicio racional,
una irresistible tendencia a alimentar el sentido individual y la critica -posible.
mente el temor a todo eso es lo que impuls6 a los acusadores de Sócrates a pedir
su muerte, e influyó sobre sus jueces para decretarla.
Posiblemente, el hecho de que las sociedades occidentales por mucho tiempo
han sido muchísimo más dinámicas que las orientales, sea en parte debido a que en
las primeras ha prevalecido la vocación por la filosofía, mientras que en 1l!S segun-
das no existió propiamente filosofía, sino más bien una sabiduría de intención
práctica, fuertemente unida a la religión, a la política y a las costumbres tradicio-
nales. Por.el contrario, la filosofía en occidente ha sido hecha con el prop6sito de
ejercicio puramente racional, incluso cuando sus autores fueron personas profunda-
mente religiosas, así, por ejemplo, cuando Santo Tomás hace filosofía quiere de-
pender de las luces de su razón y no de argumentos de autoridad.
Los grandes cambios en la filosofía, como por ejemplo, el inicio y desarrollo
de la filosofía moderna, crean nuevas perspectivas para la ciencia, modelan una nue-
va sensibilidad espiritual, abren nuevas vías para la crítica de las instituciones exis-
·tentes, y se proyectan en el campo de los idearios sociales, políticos y jurldrcos.
Se ha dicho que la Revolución Francesa constituye el resultado de la aplicaci6n
del espíritu cartesiano a la política y al Derecho. Aunque Descart~ se ocuPÓ de
Filosofía moral, jurídica y política -habiendo en esto sido una- excepción -entre
los grandes fil6sofos-, su tipo de pensamiento matemático y ~ico influy6 sobre
todas las ramas de la cultura moderna, incluso las doctrinas éticas y jurídicas.
Es bien conocida la gran influencia que el positivismo ejerci6 en la política y
en la educación en el último tercio -del siglo XIX, en algunos países hispanoameri-
canos, especialmente en México, Brasil y Cuba.
El Romanticismo alemán -sobre todo en los campos jurídico y político: Es-
cuela Hist6rica del Derecho, concepci6n del Estado de Adam Mü1Jer-, y también
el pensamiento hegeliano contribuyeron decisivamente al sentido nacionalista, mili-
tarista, belicista, y colectivista de la política alemana, en 'su representación prusiana,
durante el siglo XIX y el xx.»
La filosofía de Hegel suscitó la reversi6n de esta filosofía por Carlos Marx,
quien trató de fundar sobre elIa su ideario y su acción socialista, cuya enorme in-
fluencia sobre tantos y tantos cambios sociales durante largo tiempo, hasta casi
nuestros días, es patente.

30 MAX WEBER, en su Sociología de la Religión [Gesammelte Aufsa/ze zus Retigionsozio-


Jogie, 3 vols., Tubinga, 1920-21) describe el tipo del piadoso burgués puritano que se consagra
a su negocio como a una vocación para la cual le ha elegido la Providencia, ahorra, trabaja hasta
el máximo, vive una especie de ascetismo mundanal, trata de no pensar en la. riqueza, pero
sabe que ésta. le vendrá por añadidura, como un premio a su esfuerzo; y de ese modo sienta. las
bases para el desarrollo del capitalismo.
Sl Véase: RECASÉNS SIa-IES (Luis). T,aJado General de Filosofía del Derecho, Edit.
Porrúa, 1959, pp. 352-353. 439·443.
DIVERSOS FACTORES DEL CAMBIO SOCIAL 283

Seguir la lista de ejemplos de influencias de nuevas filosofías sobre los cambios


sociales sería una tarea interminable, aunque se quisiera Iimitar esa lista a los casos
de mayor importancia.
C) Descubrimientos científicos.
Los descubrimientos científicos son de los factores que engendran un dina-
mismo social más potente. La ciencia en muchos aspectos ejerce en la producción
de cambios socio-culturales una influencia parecida a la de la filosofía. Crea nuevas
actividades espirituales, las cuales producen efectos en las actitudes básicas ante la
vida, en los idearios sociales y jurídicos, en la mentalidad crítica.
Por otra parte, los descubrimientos científicos son la condición que hace posi-
bIes los inventos técnicos y la fuente principal que los alimenta y produce. La técnica
moderna nació principalmente de la aplicación a la práctica de los descubrimientos
matemáticas y físicos de Ncwton. La nueva técnica que hoy empieza a elaborarse
es hija de la nueva física del siglo (Curie, Einstein, Planck, Weil, Schroedinger,
Eddington, etc.). .
La fabulosa industria química del presente es el efecto de los desarrollos en la
Química teórica.
Los enormes progresos de la medicina contemporánea son debidos en gran parte-
a las fantásticas conquistas de la Ciencia biológica.
D) Inventos técnicos.
Los nuevos inventos técnicos producen cambios en los modos de vida y suscitan.
ordinariamente transformaciones sociales de mayor alcance y profundidad que lo que·
supusieron los inventores y quienes empezaron a servirse de los inventos. Cuando se
inventó la máquina de vapor para que trabajase para el hombre, ni los inventores
ni los usuarios sospechaban que su empleo iba a provocar' enormes cambios sociales
que trastornarían viejas costumbres e instituciones. y que cambiarían regímenes po-
líticos y antiguas creencias. El teléfono, el automóvil y la radio han provocado
cambios sociales de gran envergadura en la política. la administración pública, los
usos mercantiles. La vida familiar, las comunidades locales -formación de más
grandes ciudades con extensas áreas suburbanas-, las diversiones habituales, algu-
nos hábitos de trabajo. la economía en casi todos sus aspectos.
Los progresos en las técnicas higiénicas y médicas han contribuido a deter-
minar una fabulosa velocidad en el crecimiento de la población del globo, con todas
las secuelas de cambios sociales que este aumento trae consigo.
Recuérdese también cómo la nueva técnica de los armamentos ha transfor-
mado el alcance y los efectos de las guerras, las cuales en el siglo xx ya no son
sólo combate entre ejércitos sino entre pueblos, y en las euales el factor tal vez.
más importante es la producción tecnológica en la retaguardia civil.
En el capítulo XXXII de este libro, "Sociología de la Técnica", me oeupo con
mayor extensión y de modo más minucioso de este tema.

V. factores económicos
Claro que los factores económicos están estrechamente ligados a los técnicos,
así como también a los naturales, y también a otros muchos de diversos tipos, p. e.,
de tipo politico. Sin embargo, aunque en lo económico intervengan en combina ...
284 DIVERSOS FACTORES DEL CAMBIO SOCIAL

oon determinantes de otros tipos, se puede hablar especialmente de factores


económicos en el cambio social. Así, por ejemplo: la existencia y el aprovecha-
miento de recursos naturales inorgánicos y orgánicos. el desarrollo de la industria-
lización, la mecanización de la agricultura, el desenvolvimiento de la ganader¡o,
el aumento de la demanda de ciertos artfculos, la inversión de capitales, el crecimiento
del consumo, etc.' Claro que esos hechos económicos, mencionados como ejemplos,
son ya hechos sociales, muchos de ellos muy complejos, los cuales de por sí repre·
sentan cambios sociales. Pero es que tales hechos socio-económicos a su vez cogen-
dran nuevos cambios sociales, no sólo en el campo estrictamente económico, sino
también en otras realidades sociales. Así, la movilización de la mujer en las fábricas'.
suscita cambios en la vida familiar, en la política, en las condiciones de trabajo, etc.;
las crisis económicas, con las masas de desocupados, alteran muchas estructuras so-
ciales, muchos modos colectivos, provocan cambios políticos, nuevas n~rmas jurí-
dicas; las épocas de prosperidad, a la inversa, favorecen la elevación del nivel de
"ida de todas las clases sociales, la aproximación entre ellas, el desenvolvimiento
de muchas actividades lujosas, el aumento de población de los centros urbanos, etc.

VI. Comunicación y contactos entre los varios pueblos y mi/liras


Muchos cambios sociales son debidos no a factores que originalmente hayan
actuado desde dentro del seno de una sociedad, sino al hecho de CJue los miembros
de ésta, al estar en contacto con otros grupos de dentro y fuera de su país, o recibir
informaciones sobre los modos de vida de éstos, se sienten inclinados a imitarlos. Así
ocurre con los idearios políticos y sociales, con·'los conocimientos científicos, con los
inventos técnicos, con los estilos artísticos, con los procedimientos económicos.
A este respecto dicen Maclver y Page: "Todas las grandes sociedades del pasado
revelan la acción normativa y estimulante del intercambio cultural. La civilización
<¡ue surgió en el Nilo llegó a penetrar hasta la .India. Los sistemas del pensamiento
de la India llegaron hasta la China, y más tarde proporcionaron algunos elementos
a las civilizaciones que empezaban a desarrollarse en Occidente. Los griegos cons-
truyeron su vida sobre la base de la herencia de Micenas, Creta y Egipto. Roma
desde sus más remotos tiempos empezó a sentir el impacto de las fuerzas culturales
que habían alcanzado ya su plenitud en Grecia. Y de modo similar ha seguido acon-
teciendo, can tadas las grandes sociedades °civilizaciones hasta nuestros días.":!:!

'5.-CORRELACIONES ENTRE LOS CAMBIOS SOCIALES


Un cambio en un determinado aspecto de la vida social de ordinario no perma-
nece limitado a ese aspecto, sino que por el contrario suscita cambios en otros
órdenes, los cuales a su vez engendran cambios en otros sectores, y así sucesivamente.
La máquina de vapor transformó la producción industrial; este hecho creó un prole-
tariado industrial, el aumento de las poblaciones urbanas, el crecimiento de ciertas
clases de minería, la aparición de idearios y movimientos políticos para la mejor",
,l:! Cfr. MAclvEH (R: M.) & P.... CE (Ch. H.), Sociery. An Introdaaory Ana/YJis, Rinchart,
Nueva York, 1950, pp. 596-97. Véase también: 5nwARD (J. H.), Tbeory 01 Csltureí Cbange,
The Methodology of Mulnlinear Evolution, Univ. of I1linois Press, 1955; Tuhnic,d Ednrotion
omd Social Ch{/Ilge, Essentia l Books, New Jersey City, 1958.

'.
DIVERSOS FACTORES DEL CAMBIO SOCIAL 285

de los operarlos, el nacimiento y el desarollo de leyes del trabajo, modificaciones en


la vida familiar, la producción en masa, el desarrollo de tendencias monopolistas, el
desenvolvimiento de los transportes, etc., etc. La afición a un nuevo deporte sus-
citó asociaciones para su fomento, la congregación de grandes multitudes que des-
arrollaron nuevos modos de vida, nuevas costumbres, etc. Un nuevo ideario polí-
tico estimula la formación de un partido; éste consigue prender en el campo de
la opinión pública; el programa de este partido comprende reformas en el campo
de la educación pública y del Derecho del Trabajo; dicho partido triunfa en unas
elecciones, y ya en el poder lleva a cabo su programa mediante medidas legislativas,
las cuales comprenden, entre otros puntos, un nuevo plan de estudios que concede
mucha atención a los estudios clásicos, por una parte, y facilidades para la especia-
lización técnica, por otra parte; lo primero suscita a la larga una producción huma-
nística que llega a influir sobre muchos modos de vida; lo segundo, el desarrollo
de técnicos, algunos de los cuales producen inventos notables, que, a su vez modi-
fican muchas estructuras sociales y muchos procesos colectivos; y así sucesivamente
va siguiendo la cadena de efectos y de acciones y reacciones entre los cambios socio-
culturales, de suerte que unos engendran otros, y reciben la reacción de éstos.

r6.-LA MODA
La palabra moda se aplica en dos sentidos, o mejor dicho a dos tipos de fenó-
menos socio-culturales. En un sentido se habla de modas intelectuales, filosóficas,
científicas. Así, por ejemplo, se dice que la ciencia de moda en la Edad Media era
la Teología; que las ciencias de moda en la Edad Moderna eran la Matemática y la
Física, y en el siglo XIX la Biología; que hoy en día las ciencias de moda son
la Psicología, la Sociología, la Historia y la Física nuclear; que la filosofía de moda
en el presente es la filosofía de la vida humana; etc. En el sentido de estas expre·
síones la moda intelectual no es nada frívolo, ni caprichoso, sino que, por el con-
trario, constituye algo muy serio, lo cual generalmente tiene muy fundada justifi-
cación. El hecho de que· una ciencia o una disciplina filosófica "esté de moda"
no añade nada a su valor intrínseco; así, como viceversa, el hecho de que una
ciencia "no esté de moda" no le resta nada a su valor propio y a su justificación.
Tales hechos indican sencillamente que, por razones que manan del desenvolví-
miento de la cultura, y de la evolución de las necesidades humanas, la mente en
un cierto período histórico se fija can especial atención en determinados temas.
Esto sucede precisamente entonces y no antes, bien porque hasta entonces no se
había recorrido todos los antecedentes que llevan a un problema con carácter
de urgente actualidad, bien porque ciertas necesidades humanas encaminan la atención
a determinado género de cuestiones, las cuales con ser de por sí muy importantes
no habían suscitado antes tan vehemente interés. Cuando una ciencia deja de estar
de moda esto no significa que ella haya perdido rango o importancia. De ninguna
manera. Puede esto ser debido o bien a que' tal ciencia ha conseguido ir dominando
con tanto éxito sus problemas, que sigue desen-otviéndose y progresando tranquila-
mente, sin dramatismo, ni sensacionalismo; o bien a que la urgencia de nuevas ne-
cesidades, o el modo nuevo de sentir añejas necesidades llaman más poderosamente
la atención hacia otros campos. cuyas cuestiones se presentan de modo más
286 LA MODA

apremiante, ya desde el punto de vista teórico, ya desde el punto de vista práctico.


La palabra moda, aplicada a ese cambio de la atención preferente hacia unos u otros
temas, apunta a uno de los hechos de cambio, que constituyen por decido así
el ritmo del desenvolvimiento cultural. Por lo tanto, no apunta a una forma espe-
cial .de cambio cultural. Pero es que en esas observaciones la palabra moda es usada
más bien en el sentido del "modo" de desarrollarse la cultura, poI 10 tanto en un
sentido figurado, traslaticio, o metafórico, y no en su sentido primario, el cual se
refiere a otro orden de hechos, que paso a describir a continuación.
Ordinariamente se llama moda. costumbres temporales cuya puesta en vigencia
y cuya sustitución por otras costumbres diferentes parecen ser arbitrarias O frívolas.
Observa Francisco Ayala 33 que "por su materia en nada se distingue la moda del
resto de las costumbres, usos y convenciones: involucra en su proceso elementos muy
variables de aquel ámbito¡ y con la misma versatilidad que los rocoge, vuelve a
abandonarlos en el seno común. Obedeciendo a la costumbre, la gente lleva un
determinado tipo de traje¡ pero ese traje puede ser de moda o pasado de moda;
puede también ser, sencillamente, ajeno a la moda (como el traje del campesino, el
del clérigo o el del soldado). La gente pasea; pero puede hacerlo por un paseo de
moda, o por uno que no lo sea. La gente se peina el pelo; pero puede hacerse
el peinado de moda u otro ... La moda, pues, está forjada con los mismos mate-
riales que el resto de las costumbres. Y ni siquiera se circunscribe a algún o algunos
sectores de tan ancho campo, por más que su historia nos señale. como centro
permanente de ella, el vestido y adorno individual. Tan pronto puede ponerse
de moda el concurrir a un determinado local, en un determinado día de la semana
y a una determinada hora, para ingerir alimentos, como recorrer un cierto trecho y
un cierto lado de una vía pública para ejercitar el aparato locomotor; tan pronto
decorarse las uñas con un color de barniz, como expresar los más diversos tonos
del asombro mediante una cierta locución. 5610 una cosa es segura: el mismo Jacal
no permanecerá de moda por mucho tiempo; no ha de transcurrir demasiado antes
de que sea evitada aquella acera que hasta ahora venía disfrutando de las prefe-
rencias; aquel arreglo de las uñas, aquella exclamación, habrían pasado de distingui-
dos a vulgares. Si así no ocurriera, la cosa de moda habría perdido este su carácter
específico, arraigando en costumbre",
"Quizá eso induzca a pensar que la moda fuera algo así como el estrato más I
superficial y movedizo de las costumbres, usos o convenciones sociales; que consis-
tiera tan sólo en ese punto de creación fl.úida, 'de tanteo, en que se ensayan nuevas
formas, la mayor parte de las cuales quedan desechadas . , . Pero, si bien se
considera, no es tal el caso ... Si las costumbres procedieran de la moda a la
manera indicada, el tránsito de la moda a la costumbre sería insensible, paulatino.
33 Cfr. AVALA (Francisco), Sistema de Sociología (tomo JI de Tratado de Sociología),
Losada, Buenos Aires, 1947, pp. 101 Y ss. Sobre la "moda", véase SPENCER. (Hcrbert}. Al..,,111ers
and Fashion, 1863; TARDE (Gabriel), Les lois de l'imitanon, Paris, 189D; VrBLEN (Tborstciu
B.), Theory 01 a leisure class, Nueva York, 1889; BOEHM (Max van), Die Mode: MeIlJt/}L'Io'
und Moden in neunzebnsen jahrunderl, Munich, 1919-20; SIMM'EL (Georg), Pbilosopbic de,
Mode, 2, ed., 1905 -hay trad. de Fernando Vela, Pitosoiía de /(1 Moda} Buenos Aires-c-, M¿··
xico, 3' ed., 1941; LALO (Charles), Les sentimenss etbétiqaes, París, 1910; KROEtJl;1{ (A. Lo),
On sbe Principies 01 Order in Cioiíizasion as Bxempíiiied by tbe ChallgeJ o/ Pmbioll, en
"American Anthropologtst", n. s. XXI, NI> 3, 1919; ALLPORT (F. H.) & HARTM.... NN (D. A.).
Melhods in Social Science, edited by A. RICE, Chicago, 1931.·
LA MODA 287

y la generalización aumentaría el crédito de una moda, conformando y ensanchando


su vigencia. Ocurre, sin embargo, todo lo contrario: una moda generalizada es ya,
por eso mismo, una moda desacreditada; el punto de su difusión es el de su muerte,
y señal que anuncia una nueva moda en perspectiva. Al extenderse, ha perdido
su novedad y ha quedado privada de sentido: pues éste, como se ha dicho, con-
siste en la constante renovación de las vigencias".
Sigo extractando a continuación algunas partes esenciales de las pagmas de Francisco
Ayala,3-l cuyo estudio sociológico sobre la moda me parece el mejor producido sobre este tema.
"La 'moda.' carece de una meta exterior y, en consecuencia, de una dirección marcada por la
finalidad orientadora, agotándose en la mera y formal variación, en 'el cambio por el cambio
mismo'. ¿Cuál será entonces el motor de éste? .. En la moda se realiza una peculiar lucha
de prestigio, inserta en el conjunto de la dinámica político-social y dentro de unas ciertas con-
diciones históricas. Revela, desde luego, el deseo de distinguirse; éste es tal vez el estímulo
psíquico más activo en el proceso moda: se quiere mediante ella ser una persona distingui-
Ja . . . El prurito de distinguirse aparece 'en la moda combinado con la tendencia imitativa que
le es opuesta. Ahí la persona no pretende distinguirse-en su individualidad -cosa que conse-
guida más bien por los caminos singulares de la extravagancia-c-, sino como miembro de' un
determinado grupo social privilegiado. De donde resulta el carácter colectivo de la moda,
no nacido como se ha supuesto de ninguna especie de instinto imitativo o gregario, sino de
una foraosídad derivada de la integración social que persigue. Al seguirla se imita, no por
mero espíritu de imitación, sino de una manera consciente y dentro de una orientación muy
definida; pues lo que se hace es observar ciertas vigencias del grupo privilegiado al que se
pretende pertenecer. Y con ello se presta obediencia a las prescripciones de un orden normativo".
"Estas prescripciones son de naturaleza análoga a las que constituyen cualquier otro sector
de la normaci6n consuetudinaria, en cuanto que hallan su única sanción' en una instancia de
asenso difuso, y carecen de la organización institucionalizada, que pertenece por excelencia
al orden jurídico; pero se distingue del resto de las normaciones consuetudinarias en algunos
rasgos que son peculiares de la moda. Podría decirse, ante todo, que el orden de su validez
está establecido en una dirección restrictiva, y que, por su efecto, siendo en ella tanto menos
fuerte la presión o coacción social, despierta una adhesión tanto más violenta. La moda, lejos
de pretender validez general, la esquiva, orientándose hacia el privilegio, y su violación está
lejos de acarrear sanciones serias impunemente, puede irse a todas partes exhibiendo una corbe-
ta neutra desde el punto de vista de la moda. Seguir ésta, en cambio, obtiene el premio de
una valoración positiva, da prestigio, califica como miembro del grupo de gente 'a la moda' .
Por analogía con el etbos de los estamentos privilegiados... ll'! impone obligaciones costosas
y a. veces penosísimas: se aspira al honor difícil, y la norma restrictiva es, aquí como siem-
pre, la más voluntaria y apasionadamente observada".

"Lo decisivo del fenómeno 'moda' es una tensión dinámica entre dos grupos
sociales: uno, activo, que la establece y fija frente a otro, ,pasivo, que la recibe y
trata de seguirla. En la tensión cardinal de estos dos grupos surge la moda y se ar-
ticula su movimiento. La velocidad de éste y, por así decirlo, el ritmo de la evolu-
ción de la moda, es algo que no puede medirse con criterios externos: podrán
extraerse de su observación comprobaciones de hecho, pero sus datos no permitirán
inferir a la postre nada esencial. El cambio de la moda se produce cuando se ha
desplegado su trayectoria pasando sus contenidos del dominio del grupo creador
al ámbito del grupo recipiendario: sólo entonces se habrá cumplido su fase y se
producirá la variación o giro, Y es evidente que esto puede acontecer con mayor
o menor velocidad según circunstancias, ligadas a la moda misma, sin duda, pero
no pertenecientes a su esencia, tales como la mayor. o menor fluidez del cuerpo
84 Cfr. AYALA (Francisco), oh cit., cap. IV.
LA IIfODA
288
social, la situación económica general, y las condiciones técnicas de difusión que
aceleran o retrasan su paso".
"Pero cabe decir que una moda ruyas fases evolucionen con tanta lentitud 'que
la gente pierda de vista su carácter de sucesión o serie, una moda que no ap:uezca
frente a la experiencia concreta y viva como algo efímero que puede esperarse de-
caído en plazo breve, no será ya una moda. Se requiere una correspondencia cal
entre el ritmo de la moda y el ritmo de la vida individual que los términos de
e[ímero, fugaz y tornadizo -aplicables desde otra perspectiva a todo contenido
histórico--, lo sean a ella de modo Intuitivo, e inmediato, y no como resultado de
meditadas inducciones".
"Crear la moda no es ni inventarla ni iniciarla. Un modelo ya concluido, puede r¡.o llegar
a ponerse de moda¡ y aun lanzado, puede morir como una extravagancia indecente. Es sólo su
adopción por el grupo de gente distinguida lo que va a convertirlo en moda, A ese grupo
habrá que lIamarle creador de la moda- en un sentido preciso, porque es él quien pone a la
moda tales o cuales contenidos, como es él quien los destituye una vez que han trascendido
de su círculo y se han derramado sobre el grupo pasivo".
CAPÍTULO XIV

LOS FACTORES FISICOS y LA VIDA SOCIAL


5UMARIO:-l. Ec%gia.-2. Alcance y papel en Sociología del estudio sobre
la influencia de la namraleza física en la existencia humana y en la oida colee-
tiva.-3. Tipos de factores iísicos que influyen en la sociedad.--4. Estudio
correcto de los jactares [ísicos; y monismo sociogeograiista.e-ó, Factores fi.
sicoqutmicos y su modo de acción sobre la vida humana.-6. Diferencia entre
[actores puramente físicos y [actores anlropofísicoJ.-7. Diferencia entre {11lIJ(t!
agentes directas y {iZUJdS agentes indirectas.-8. Di[erencia entre causas agentes
(de todas clases¡ y condiciones.r-ó, Diferencia entre "la saJisfauicín de las nece-
sidodes biológicas y los becbos culturales slIper;ores.-lO. Diferencia entre co-
munidades menos y mas civilizadas en cuanto al influjo de los jactares !ÍJi.
cOs.-11. Influencia inversa de los factores humanos sociales culturales sobre
el medio fÍJico.-12. Principales hechos colectivos influídos por Jaclores [lsi-
cos.-13. El influio de los [actores cósmicos en la vida humana 10cial.-14.
Factores geográficos.-15. Efectos sociales de /01 [actores C/inulticos.-16. La
influencia de la fauna y de la flora en las relaciones, la! estrucmras y los pro-
cesos socialese-eví, Influencia de 101 recurso! inorgánicos naturales en las re/a.
cienes. las estructuras y los procesos socia/eJ.-lB. Los factores físico.\' 'Y el
concepto de riqueza. .

r.-ECOLOGIA
Se llama. Ecología el estudio de las relaciones entre los organismos vivos r
su ambiente.' o contorno. Hay tres ramas de la Ecología: la botánica. la animal y la
humana.
La Ecología humana estudia las relaciones del hombre Con la tierra y con
todos los factores de su ambiente natural; y presta particular atención a la dis-
tribución de los seres humanos en el espacio y a sus relaciones con las fuentes de
subsistencia, y con los factores de adaptación social -trascendiendo en este punto
el campo de los meros hechos físicos.
Si durante un largo viaje en avión observamos 10 que se ve abajo en las tierras
por encima de las cuales volamos, advertiremos que hay comarcas deshabitadas.
regiones en las que figuran algunas casas esparcidas y a bastante distancia las unas
de las otras, pedazos de suelo en los que se acumulan densamente viviendas de
varios pisos habitadas por multitud de familias, sectores más pequeños con grupos
de casas de un solo piso, etc. Si nuestra visión pudiese atravesar los muros de lo:'
edificios que divisamos, advertiríamos que en algunos de ellos hay individuos tra-
bajando más o menos solos, mientras que en otros hay grandes aglomeraciones de
personas; percibiríamos que algunas personas pasan la mayor parte de su·s hW15
289
290 ECOLOGIA.

en casa, estando en contacto con pocas personas ajenas a su familia O casi con
ninguna, mientras que otras van de acá para allá y se relacionan cotidianamente
con docenas o centenares de gentes. Y si poseyésemos una videncia mágica, nos
daríamos menta de que algunos llevan viviendo en el lugar donde están años o
décadas; mientras que otros llegaron hace poco y se marcharán pronto.'
La Ecología humana se ocupa, entre oteos, de los siguientes temas:
A) Relaciones de los hombres .con el medio físico. las plantas, los animales y en suma
con todos los factores de la naturaleza; principalmente desde el punto de vista en que esos
factores influyen en la lucha por la vida, en la distribución de los seres humanos en el
espacio, en el tipo de existencia que llevan, en la formación y desenvolvimiento de las es-
tructuras colectivas.
B) La población en todos sus aspectos, influída tanto por factores biológicos y del medio
físico, como por factores humanos (culturales y sociales); proporción de nacimientos y de
defunciones; término medio de vida; matrimonios; diversos elementos (étnicos, culturales, eco-
nómicos, erc.), que la componen; distribución entre las diversas partes -de su área.
C) Organización territorial, es decir, la división del trabajo dentro y entre las diversas
colectividades en relación con el espacio que ocupan.
D) Relaciones de mutua dependencia e influencia entre las diversas zonas, entre las áreas
urbanas y las rurales, entre las varias comarcas.
La Ecología se ocupa de todos esos problemas y de otros similares, especialmente desde
el punto "de vista de las mutuas dependencias entre los hombres, y de éstos con los factores
físicos y culturales, en tanto que esas relaciones influyen sobre la distribución de los seres hu.
manos en el espacio.
Propiamente la Ecología humana no es una ciencia aparte ni siquiera un capítulo especial
sistemático de la Sociología, sino un conjunto de estudios diversos, articulados o combinados
desde los mencionados puntos de vlsta.e

2.-ALCANCE y PAPEL EN SOCIOLOGIA DEL ESTUDIO SOBRE LA


INFLUENCIA DE LA NATURALEZA FISICA EN LA EXISTENCIA
HUMANA Y EN LA VIDA COLECTIVA
La vida humana, en tanto que humana, es decir. empleando esta expreStOn no
en el sentido biológico. sino en la acepción que tiene la vida referida a la biografía
y a la historia. no es naturaleza. Constituye una realidad diferente de la naturaleza.
Pero el hombre, que no es naturaleza, posee ingredientes de naturaleza, y está en
la: naturaleza. Posee ingredientes de naturaleza: su cuerpo (naturaleza biológica)
y su alma (naturaleza psíquica). y está en la naturaleza cósmica, integrada por
hechos mecánicos, físicos, químicos, biológicos; y concretamente está en la tierra,
que es un complejo de factores geográficos, climáticos y de fiara y fauna.
1 Cfr. BOGt'RDUS (Ernoey S.), Sociology, Nueva York, 1945, pp. 25 Y ss.
2 Sobre problemas de" Ecología pueden consultarse las siguientes obras: HOLLINSHEAD,
f1umalJ Ecolog y, en An OUIJine of tbe Principies o/ Sociology, edited by Robert E. PARK, New
York, 1939; PARK (R. E.), Human Ecology, en "The American .lournal of Sociology" XLII
1936-1937; CARNElRO LE,AO CA.), Los [sndamentos de la Sociología, trad. del portuiués d~
M. J.. d.e Sosa, Editorial América de Buenos Aires, 194?, ~aps. 11 y In; BAKER (James),
Sym,blOSU: Prolegomenon lo the SIU~y' r;'f Ecology, ~n Pu~llcatlons of the American Sociological
Society, 1926; DURKHEIM, De la d,VIS/OIl du travaii SOCIal, 1893; MAUNIER (R.), L'origine el
la [onaion éronomiqae des oilles, 1910; QUEEN (Stuart A.) & THOMAS (L. P.), Tbe CiIY,
~cGraw-Hil1, Nueva York, 1939; HAWLEY (Amos H.), Human Ecology: A Tbeory of Commu-
mly Stmcture, Ronald P., Nueva York, 1950; QUINN (James A.), Human Ecology, Prentice-
Hall, Nueva York, 1950; PALERM (A.), WOLF (E. R.), WEDEL (W. H.), MEGGERS (E. ].),
MAY (J. M.) & KRADER (L.), Estudios sobre Ecología Humana, Unión Panamericana, Wash.
ington, D. c., 1958.
FACTORES PIS/COS 291
Como quiera que el habitáculo externo (lugar geográfico concreto. regido por
factores cósmicos), el cuerpo y la psique son ingredientes o componentes de la vida
humana, y actúan como factores o como condiciones en ésta, se trata ahora de deter-
minar' y esclarecer la acción de todos esos fenómenos naturales sobre la vida social.

3.-TIPOS DE FACTORES FISICOS QUE INFLUYEN EN LA SOCIEDAD


Los muchos factores de la naturaleza exterior que influyen en la vida humana,
por tanto en la existencia social y, consiguientemente, en el desarrollo histórico (o
sea en la civilización y en la cultura), son resultados directos O indirectos de fuerzas
cósmicas que actúan sobre la tierra.
Esos múltiples factores cabe tipificarlos en los siguientes grupos: a) cásmicos,
por ejemplo, inclinación del eje de la tierra, rotación de la tierra sobre su eje, mo-
vimientos de la tierra alrededor del sol, radiaciones del sol y otras radiaciones
astrales; b) geográficos, como son, verbigracia, la configuración y la situación del
terreno (llanuras, montáñas, mesetas, valles, riberas, ríos, costas, mares, desiertos,
oasis, altitud, etc.) , formaciones geológicas (minerales en el suelo .0 en el subsuelo,
fertilidad o aridez, recursos naturales inorgánicos), agentes geológicos (volcanes,
terremotos, erosiones, etc.); e) climáticos, tales como la temperatura, la constancia
o la variabilidad (regular o irregular) de ésta, el grado de humedad o de sequedad
de la atmósfera, las lluvias, las nieves, las granizadas, las tempestades, los vientos,
etc.; y d) fauna y flora.'

4.-ESTUDIO CORRECTO DE LOS FACTORES FISICOS; y MONISMO


SOCIOGEOGRAFISTA
En este tema hay que distinguir entre los estudios sobre cuál sea el influjo
de los factores físicos en la sociedad, lo cual constituye un capítulo obligado de la
Sociología- -aunque marginal, muy importante-, por una parte; y los trabajos
3 Cfr. BERNARD (L. L.), An Introduction Jo Sociology: A Natura/istic AuounJ 01 Man's
AdjustmenJ Jo His UVold (1942), pp. 218 Y ss.
4 Desde antiguo se ha observado el influjo- de la naturaleza circundante sobre la vida del
hombre y las sociedades, y al comienzo efe la Edad Moderna se hicieron estudios más amplios
sobre este tema, a los que sucedieron investigaciones más acuciosas en los siglos XVIII, XIX Y
xx. Así, el texto de HIPÓCRATES en el tratado De los Aires, de las Aguas y de 101 Lagares,
PLATÓN (libro V de Las Leyes), ARISTÓTELES (libros lV y VII de la PolUica),' POLIBIO PrOLO-
MEO, que escribió De ludiáis Astrologicis: LUCRECIO (libro IV de De Rerum Natura). BOOIN
en su Répub/ique (1576), cap. 1 del libro V, estudia- Jos cuadros terrestres habitados por las
sociedades humanas, pero sin incurrir en determinismo geográfico.
El abate DUBOS, en su libro RéflexiollJ critiques sur la Poesie el la Peinture (1719), estudió
las condiciones físicas del progreso literario y artístico. MONTESQUIEU, en su obra l/Esprit des
Lois muestra en el libro XXVIII "de qué manera la naturaleza del terreno influye sobre las
leyes jurídicas", VICO, en La Scienza Nuova, consagra también atención a este tema. MALEBRAN-
CHE. en su Recberche de la V erité, tiene un capítulo titulado: "Cómo el aire que se respira causa
también algún cambio en los espíritus". Hay que recordar también los nombres de Richard
~'{r:AD, John ARBUTHNoi, Bernhardus VARENIUS, CHARDIN, KAME, TEMPLE, lENGLET DU FRE-
¡"¡OY, TURGOT y CUVIER. Asimismo la obra de HERDER. El gran naturalista BUFFON señaló
algunos hechos de notoria importancia, seriamente estudiados. En el siglo XIX dedicaron especial
atención al factor geográfico los historiadores MfCHELET, DURUV; el geógrafo y polígrafo
Alcxandcr van HUMJWLDT; el pensador e historiador TAINE; los naturalistas LAMAIl.CK y
DARwIN; los geógrafos RI'ITER. (en su obra Allgemeine oergleicbende ErdkundeJ, RATZEL (en
sus tomos de Ambopogeograpbie, 1882 y 189l). VIDAL DE LA BL....CHE y otros muchos.
292 PRINCIPALES DIFERENCIAS METODOLOGICAS

orientados en UD sentido de monismo geografista, que pretenden reducir la Sociología


entera a simple proyección de los factores físicos sobre la vida colectiva y la historia,
lo cual constituye una exageración inadmisible y rayana en pintoresca monotonía. ~

5.-FACTORES FISICOQUIMICOS y SU MODO DE ACCION


SOBRE LA VIDA HUMANA
Los factores fisicoquímicos en 105 hechos que producen se manifiestan y actúan a través
de los fenómenos cósmicos, geográficos, climáticos y biológicos (fuera del hombre en la fauna
y flora, y en el hombre en cuanto a su cuerpo). Es pues pertinente estudiar, aunque sólo de
modo somero, la acción que esos varios fenómenos ejercen sobre los hechos sociales, a través
de Su influencia sobre la vida humana.

6.-DIFEREN(;IA ENTRE FACTORES PURAMENTE FISICOS y FACTORES


ANTROPOFISICOS
Para aquilatar en forma científica y no tan sólo de modo burdo y confuso
cuál sea la influencia de los diversos factores físicos sobre la sociedad, es preciso
equipararse previamente con una serie de conceptos instrumentales que permitan
un enfoque correcto de este estudio.
Hay que distinguir entre factores de carácter puramente natural, que san los
fenómenos de la naturaleza, tal y como ésta los presenta y produce, sin inter-
vención modificadora del hombre sobre ellos (montañas, valles, ríos, mares, costas,
corrientes marinas. tempestades, terremotos, flora espontánea, clima espontáneo, etc.):
y [actores físicos modificados r« 1" acción del hombre, como productos de la
combinación de la naturaleza con la actividad humana (por ejemplo: carreteras,
canales, puertos construidos con escolleras, presa~, túneles, zonas desecadas, cul-
tivos agrícolas, etc.).
Esta diferenciación tiene mucha importancia, porque con respecto a los se-
gundos factores ya no se puede hablar simplemente de la acción de la naturaleza
física, puesto que 10 que influye sobre, la vida social ya no es un medio P'"
ramente físico, sino naturaleza combinada con 'la obra del hombre, o sea cultura.

Uno de los mejores libros sobre este tema es el de FEBVRE [Lucien}, La Tierra y la EllO/U-
cián humana: nnoducción geográfica a ia Historia, trad. cast. publicada por Editorial Cervantes,
í

Barcelona, 1925. Cfr. también BRUNHES (J.), La Géograpbie bumaine, Paris, 24 ed., 1912; LA
Géograpbie de t'Histoire, Paris, 1921; KELSEY (C), Tbe PhYJifa/ Basis 01 Society, 1928; THO-
MAS (Franklin), The Enoirosmental Basis 01 Society; HUNTINGTON (E.), Civilization and Cti-
maje, 1915; KUEMER (1-:1.), Der Mensch und die Erde, 1905-1913 (hay trad. francesa por
Schalk de la Eaver¡e: L'Unioars es l'Humanité), VALLAUX (C.), Geografía Social .. el Suelo J el
Estado, trad. casto pub!. por Edit. Jorro, Madrid, 1914; BREBS, Geoxrl1jía Humana, trad. cast.
public . por Edir. Labor, Barcelona, 1931; BERoARD (1. L.), ob, cir.; HELLPACH (Willy),
Gcop!lque: El Alm~ Humana bajo el Inilujo de Tiempo, Clima, Suelo y Pahaje, Espasa-Calpe,
Madrid, 1940; GEORGE (Pierre), lntroduction a l'émde Geographique de la Potmlasion du
A1onde, Presses Universitaires, Paris, 1951; SORRE (M.) Les recontres de la géograpbie el la
sociologie, M. Riviere, París, 1957; GEORGE (Pierre), So;iologie géographique; en Traité de So-
cioJ~gie, publié $OUS la direction de Georges GLIRVITCH, vol. 1, Presses Universitaires de France,
París, 1958, pp. 255 Y ss.
. ,¡ Véase: MARGENAU (Henry}, El Nuef10 Concepto del Hombre, en su Ambiente Fi-
l/CO, en "Episteme: Anuario de Filosofía", Universidad de Caracas, 1957.
PRINCIFALES DIFERENCIAS METODOLOGICAS 293

7.-D1FERENCIA ENTRE CAUSAS AGENTES DIRECTAS Y CAUSAS


AGENTES INDIREcrAS
'Son causas o [undones agentes directas aquellos fenómenos que producen
efectos en la sociedad de manera inmediata -es decir, sin tener que pasar por una
cadena intermedia de otros hechos, hasta llegar por fin a resultados sobre la vida
colectiva; p. e., la tempestad que arruina ipso [acto un cultivo, la inundación que
destruye una aldea o una ciudad, la erupción volcánica que arrasa un caserío.
Son cansas o [unciones indirectas aquellos fenómenos físicos que influyen sobre
otros hechos naturales, los cuales a Su vez influyen sobre la sociedad. Por 10 cual,
tales causas indirectas pueden ser contrarrestadas en cuanto a sus efectos sociales
mediatos en virtud de una acción humana, que se interfiera en algún punto de
los eslabones intermedios, para desviar esa serie causal y que, de tal suerte, evite
la producción de cierto efecto en la existencia colectiva del hombre. Por ejemplo. la
temperatura gélida influye sobre la salud y la capacidad biológica y psíquica del
hombre y, a través de ellas sobre su trabajo, determinando consecuencias sociales;
pero ese frío puede ser contrarrestado mediante abrigo y calefacción; la insalubri-
dad del ambiente, verbigracia. por la presencia de mosquitos anofeles transmisores
de fiebres palúdicas. puede ser contrarrestada por la adopción de medidas higiénicas
(toma preventiva de quinina) o por la desecación de pantanos; la pobreza de la
tierra puede causar la miseria de los agricultores, pero cabe remediar este efecto
social mediante el uso de abonos.

S.-DIFERENCIA ENTRE CAUSAS AGENTES (DE TODAS CLASES)


Y CONDICIONES
Mientras que las fallJas agel1/n son hechos que producen efectos sociales (in-
mediatos y forzosos cuando son causas directas; mediatos y. por ende, evitables.
cuando son causas indirectas), en cambio, las condiciones son realidades o hechos
cuya existencia implica. una posibilidad para la vida humana, pero no la forzosid.rd
de que se tenga que producir ese hecho humano; y cuya ausencia envuelve una
cierta imposibilidad para el comportamiento humano, pero sin determinar po-, i-
tivarneute una cierta conducta. O dicho con otras palabras: las meras condiciones
positivas no producen forzosamente efectos sociales ni directos y forzosos. ni in-
directos e ioterferibles, sino que tan sólo hacen posible que ocurra algo. pero v.n
determinar ese algo necesariamente; y 12.:, condiciones negativas hacen que no pllt.·
da ocurrir algo, pero sin ocasionar i.ievitablerncnte otros hechos determinados. Por
ejemplo: la existencia de minerales en el subsuelo constituye Jo condición, pero 110
la necesidad, de que las gentes que viven en aquel terreno lleven a cabo una industria
minera, pues pueden desconocer la existencia de esos elementos o, aun conociéndola, no
sentir interés de explotarlos y, en cambio, experimentar el aliciente de otras empresas
(la agricultura, la caza, la ganaderí:, la manufactura de esto o lo otro). Y viceversa,
si no hay minas explotables, no podría darse la minería, pero con ello no se de-
termina, entre las otras actividades posibles, cuál sea la que vaya a florecer.
Esta diferencia tiene un alcance no tan sólo lógico, sino además una enorme
cantidad de verificaciones prácticas, que muestran cómo de las condiciones físicas,
294 PRINCIPALES D/FERENOAS METODOLOGICAS

por ejemplo de las geográficas, no se puede de ninguna manera inferir el género de


vida humana que en ellas se desarrolle. Así, se observa que dentro de la misma área
geográfica o en zonas geográficas análogas existen formas sociales y culturas muy
diversas. Y se observa también' que en sectores geográficos muy diferentes florecen
constelaciones sociales y culturas similares.

9.-DIFERENCIA ENTRE LA SATISFACCION DE LAS NECESIDADES


BIOLOGlCAS y LOS HECHOS CULTURALES SUPERIORES
La influencia de los factores físicos es mayor y más directa, o menor y menos
directa, según los diferentes fenómenos sociales.
Así, ese influjo es más fuerte e inmediato en aquellos hechos humanos relacio-
nados con la satisfacción de las necesidades perentorias, por ejemplo, alimentación,
habitación, vestido, aseo, transporte, etc.
Por el contrario, las formas humanas superiores no registran una acción intensa
ni directa de los factores físicos. Así, por ejemplo, apenas existe ninguna influencia
de los factores físicos y geográficos en- la organización de la familia, en -las grandes
estructuras sociales, en las formas políticas, en las creencias religiosas, en los ensayos
de conocimiento. en las obras de arte, y. en general, en todas las manifestaciones su-
períores de la cultura. Y en los casos en que pudiese advertirse alguna influencia
de esos factores geográficos y climáticos sobre esas manifestaciones superiores de la
cultura, tal influencia se mostraría solamente como indirecta, relativamente débil, y
sin fuerza decisiva --en todo caso mucho más pequeña que la 'acción que esos fac-
tares ejercen en las conductas encaminadas a la satisfacción simplista de las necesí-
dades materiales.
Obsérvese, además, que la muy limitada medida en que los factores físicos pue·
dan influir sobre las manifestaciones superiores de la cultura y de la sociedad no
hace posible formular regularidades generales en este campo. Por el contrario, la ex-
periencia muestra que, frente a iguales factores físicos, las varias gentes han reaccio-
nado y reaccionan de modo muy diverso, en virtud de su temperamento dispar, en
virtud de la tradición, en virtud de su situación cultural, en virtud de su economía,
en virtud de cada singular coyuntura histórica.

Io.-DIFERENCIA ENTRE COMUNIDADES MENOS Y MAS CIVILIZADAS


EN CUANTO AL INFLUJO DE LOS FACTORES FISICOS
Cuanto más alto es el nivel de civilización logrado en una colectividad, tanto
menor es el influjo de los factores físicos en todos los órdenes de la vida humana,
no s610 en los superiores, sino también en el de la satisfacción de las necesidades
materiales. El primitivo depende de la naturaleza circundante casi de modo forzoso.
En cambio, cuanto más avanzado está el hombre en civilización, tanto más inde-
pendiente va haciéndose de la naturaleza, en la medida en que ha aprendido a do-
minarla y utilizarla al servicie de sus fines humanos. Así, por ejemplo, cuando se
dispone de medios de transporte tan sólo rudimentarios, el hombre tiene que comer
y que vestirse con los recursos que le ofrece su habitáculo, tiene que realizar tan
sólo las actividades que son posibles en éste. En cambio, con el desarrollo de los
PRINCIPALES ACLARACIONES METODOLOGICAS 295

medios de comunicación y del comercio internacional tiene a su alcance los frutos


producidos en comarcas remotas; puede utilizar la fuerza de un río distante, en for-
ma de energía eléctrica transmitida desde una central alejada; puede vencer el frío
mediante calefacción, templar los rigores tórridos mediante la refrigeración; etc.

II.-INFLUENCIA INVERSA DE LOS FACTORES HUMANOS SOCIALES


CULTURALES SOBRE EL MEOlO FISICO
Los factores físicos actúan sobre el cuerpo humano y. a través de éste, sobre
los hechos psíquicos, y por la mediación de éstos sobre los fenómenos culturales y
sociales. Pero existe además un orden inverso de influjo, a saber: la acción de lo
cultural-social sobre los hechos anímicos, de éstos sobre las actividades corporales
y a través de ellas sobre los factores físicos, produciendo cambios en el medio geo-
gráfico. climático y órganico, es decir, creando un nuevo medio físico merced a
los resultados de las actividades humanas, esto es, un medio antropofísico (por
ejemplo, la construcción de un canal, de un salto de agua, la demolición de un cerro,
el saneamiento de una zona antes palúdica, etc.).

I2.-PRINCIPALES HECHOS COLECTIVOS INFLUIDOS POR


FACTORES FISICOS
La acción o el condicionamiento de los hechos sociales por los factores físicos
se refiere principalmente a los fenómenos siguientes:
A) Distribución y densidad de la población entre las diferentes zonas del glo-
bo, en lo cual influyen la altitud, la temperatura, la fertilidad del suelo, los recursos
naturales inorgánicos, y orgánicos, la salubridad del medio, etc.6
B) La salud, la cual, influída por los factores climáticos y por la abundancia
o la escasez de recursos naturales, afecta la capacidad y el rendimiento del trabajo
físico e intelectual.
C) La economía, en 10 relativo a la fertilidad del suelo, los recursos naturales
inórganicos, la fauna, la flora y las vías naturales de comunicación.

13.-EL INFLUJO DE LOS FACTORES COSMICOS EN LA VIDA


HUMANA SOCIAL
Los factores cósmicos en general no actúan directamente sobre la vida humana, sino casi
totalmente de modo indirecto a través de los factores climáticos.

14.-FACTORES GEOGRAFICOS
Ordinariamente, las grandes concentraciones de poblaáón se dan sólo en lugares donde el
organismo es capaz de desarrollarse en condiciones relativamente favorables. Notamos la ausen-

G Véase: ALBWACHS (Maurice), Morf%gie socia/e, París, 1938; $AUvY (Affred), Tbéo-
rie Générale de la Population, París, 19'2-19'4; CHEVALLER (louis), Démographie généri1/e,
Paris, 19:51; VILLEY (Daniel), Lecons de Démogropbie, París, 19:57; MACKENRODT (Gerhard),
BetloJk€lfungs/ehre, 19'3; THOMSON (Warren S.), Population Probíems, 2· ed., McGraw-Hill.
Nueva York, 193'; Symposium sobre el Censa de 1960, en "Ciencias Políticas y Sociales",
Universidad Nacional Autónoma de México, 111-9 y ID, Julio-Diciembre 1957.
296 FACTORES GEOGRAFICOS

cia o la escasez de población en la selva tropical. los desiertos y las zonas glaciales. Pero adviér-
tase que son muy amplios los límites en los cuales se ha desenvuelto la historia humana. El
hombre ha rehuido tan sólo las zonas extremadamente inhabitables.
Mientras no agobia la falta de espado, suelen poblarse primero los terrenos fácilmente
accesibles, cómodos para la vida y ricos en recursos.
Cabe registrar una serie de observaciones históricas concretas, con alcance sociológico, por
lo que respecta a la relación entre accidentes geográficos y cultura. He aquí algunos ejemplos:
Los valles a orillas de los dos fueron los primeros centros de las civilizaciones postneoH-
ticas; así de las orientales agrícolas en las riberas del Nilo, del Bufeates y del Tlgris, del
Indus y del Yangtze.
Los rlos sirvieron también como rutas de comunicación para el comercio, como Hneas de
defensa frente a otros pueblos hostiles, como fuente de alimentación por la pesca, y como cau-
dal para la irrigación.
Los litorales férli/el, como por ejemplo los del Mediterráneo, ejercieron también un gran
influjo favorable en el desenvolvimiento de las civilizaciones antiguas.
Las costas Y/al puertos se convirtieron en importantes factores pata la civilización cuan-
do se desarrolló el comercio marñimo, y a su vera o en sus cercanías brotaron grandes ciudades
{verbigracia, en la Antigüedad, Tiro, Sldón, Atenas, Roma; en tiempos medioevales y modernos
Barcelona, Génova, Marsella, Lisboa, Londres Amberes, Hamburgo, Nueva, York, La Habana,
Río de janeiro, Buenos Aires, San Francisco, Shanghai, Tokio).
En general, no se ha desarrollado un alto grado de-civilización en las cumbres de Jos mon-
tes m.uy elevados y abruptoJ, probablemente por las dificultades de comunicación y de trans-
porte, y porque los cultivos capaces de florecer en ellas no dan abasto a las necesidades de una
población densa. En cambio, han solido servir de refugio a grupos parasitarios como bandas de
ladrones. Por el contrario, en las altiplanicies se han desenvuelto importantes civilizaciones, por
ejemplo, en Castilla, México y Perú. Por otro lado, las altas montañas han servido y todavía
sirven -c-aunque en menor proporción- para la defensa frente a las invasiones, con lo cual
han influído en la exaltación del espíritu de independencia de los pueblos enmarcados por aqué-
llas (por ejemplo, los a-stures, los suizos, los escoceses). Ordinariamente, los montañeses con-
servan más intactas sus tradiciones; son rudos pero muy hospitalarios -tal vez por la falta de
posadas y porque desean las noticias que el viajero les trae del mundo exterior.
Los mares, antes del desarrollo de la navegación, constituyeron barreras para la difusión
de la cultura y del comercie, pero después se convierten en grandes rutas.
Ya se ha aludido a la dificultad de una vida sedentaria en los desiertos. Por eso, en afgu-
nos de ellos florece una existencia r::ómada (los beduinos de Arabia y del Norte de Africa),
La distancia es también considerada como un factor geográfico importante, aunque hoy la
haya perdido en gran parte, al igual que muchos otros condicionamientos geográficos, por
virtud del progreso técnico en las cornunicaclones. En etapas primitivas, una comunidad no
podía mantener su cohesión más allá de un territorio cuya extensión no fuese posible cubrir
en una jornada de viaje.
El ah/amiento constituye un factor condicionante de muchos fenómenos sociales. El aisla-
miento puede estar determinado, condicionado o favorecido par factores .geogréficos; pero, en
parte, puede resultar también por virtud de una política deliberada. Casos de aislamiento extre-
mo son los pueblos primitivos de Australia y de Nueva Zelandia.' China ha constituido un ejem-
plo de aislamiento entre los pueblos cultos. Hay otro tipo de aislamiento, el meramente relativo
o protector, como el de las Islas Británicas, para las cuales el Canal de la Mancha ha ccns-
tituído una eficaz defensa, hasta el punto de no haber tenido que implantar el servicio militar
obligatorio hasta el siglo xx, con la consecuencia de que la falta de un poderoso ejército residen.
te en el interior del país las ha librado del peligro de la nefasta influencia del militarismo.
He aludido ya a cómo fa importancia del influjo de los factores geográficos sobre la vida
social disminuye a medida que avanza la civilización, pues mediante ésta el hombre los supera.
En efecto, las barreras de las montañas son perforadas por túneles, circundadas por ferroca-
triles y autopistas. Los mares son surcados por Jos grandes buques de vapor. El aeroplano, el
telégrafo, el teléfono y la radio vencen la distancia y el aislamiento y han convertido a la tierra
casi entera en una comunidad dotada de una nutrida red de relaciones.t

r Cfr. BERNARD (L. L.), ob. ctt., pp. 224.260.


FACTORES CL/MATICOS 297

I5.-EFECTOS SOCIALES DE LOS FACTORES CLIMATICOS


La influencia del clima sobre los fenómenos sociales 110 opera directamente, sino de modo
indirecto a través de sus efectos sobre el cuerpo '1 el alma <le los hombres; y también a tra-
vés de los resultados que el clima produce en los seres vegetales y animales, que constituyen
recursos para la satisfacción de necesidades humanas. Los factores climáticos, en la medida en
que naturales (no reformados por la acción del hombre), son efectos de la combinación de los
factores cósmicos y de los geográficos.
Hay zonas climáticas en las cuales la naturaleza predomina sobre el hombre, de modo
que a éste le resulta dificil adaptarse a ella o controlarla. Estas zonas son cuatro: l°, la de las.
selvas vírgenes, caliente y húmeda; 2°, la de los desiertos tropicales, tórrida y seca; 39 , la de
las tundras o desiertos glaciales, fría y seca; y 4 9 , la de los bosques boreales, fría y húmeda.e
Las grandes concentraciones de población y, consiguientemente, el desarrollo de la civiliza-
ción y de la cultura se dan en las zonas templadas, a las cuales el hombre se adapta fácilmente,
y sobre las cuales puede ejercer su dominio. Los límites que encuadran este concepto de zona
templada son muy amplios; pues es muy grande la capacidad de adaptación de los hombres;
y también es importante la potencia neutralizadora de la técnica.
Hay un enjambre de estudios y de teorías sobre el il1flu;o del clima sobre la salud, sobre
la capacidad y el rendimiento del trabajo manual y espiritual. Algunos creen que, a través de
esos efectos, el clima ejerce una influencia importantísima en el rarécter, progreso y decadencia
de las civilizaciones. Resulta patente que esta acción es. muy fuerte en los climas extremos; pero,
en cambio, resulta harto discutible en los grados intermedios, que constituyen una rica "gama.
Se ha escrito mucho sobre la influencia del clima en la formación del temperamento y del
carácter psíquico. Pero también en este punto se' ha incurrido en notorias exageraciones y unila-
teralidades, olvidando que muchos de los hechos estudiados tienen su origen en factores histó-
ricos (sociales y culturales) y no en fenómenos de la naturaleza.
Cierto que cabe verificar una serie de observaciones, respecto de cómo algunos fenómenos
climáticos ejercen tipos característicos de acción bastante regular sobre la vida social. a través
de sus influjos sobre las condiciones corporales y psíquicas. Las estaciones operan sobre el or-
ganismo, sobre las posibilidades de trabajo a la intemperie, sobre la época de la siembra y de
la cosecha, sobre los períodos de caza y de pesca, sobre la clase de alimentos disponibles en cada
una de ellas; y donde hay una sucesión de estaciones con fuertes contrastes, el ritmo de muchas
actividades debe acomodarse a éstos, mientras que en las zonas tropicales, en las que apenas
existen aquellos cambios, la vida y el trabajo siguen un compás continuo.
No es posible la economía humana donde no hay el grado indispensable de humedad.
Los cambios climático! b.rUSCO! en sentido desfavorable para la salud, la comodidad, la
economía y el trabajo, determinan a veces grandes corrientes migratorias.
Se han estudiado los efectos que las oscilaciones del clima ejercen en la conducta de los
hombres. Y se ha verificado que ordinariamente los síntomas de demencia se presentan mis
agudos durante las tormentas y declinan con la bonanza. También durante el tiempo tranquilo
disminuye el número de delitos, e incluso mejora la conducta de los presos. Los fenómenos
vitales conectados con una menor energía -como faltas a la escuela, incumplimiento de los
deberes, errores de los empleados, enfermedades, fallecimientos-, son más nurnerosos en tiempo
calmado; y, en cambio, menos Frecuentes los hechos relacionados con una gran exaltación, como
las conductas violentas.
Varios autores" han querido establecer una correlación entre lo! [enómenos ciimáticas ).
Jos hechos económicos, conectando el ritmo de aquéllos con las olas de prosperidad y las de

s Cfr. BRUNHES, La Géograpbie Humaine, París, 1912; BERTOQUY (P.), Sociogeograiía.


Problemas de Geografía Humana, trad. casto de N. Domfnguez, Editorial América, México, 1944;
HUNTINGTON (Ellsworth), Civilization and Climte, 1924; The Climatic Factor, 1914; Tbe
Pulse 01 Progress, 1926; The Human Habitas, 1927; DRxTER (E. G.), lVeather íniluences, 1904;
WARD (R. de C), Tbe Clima/e, Considored Especially in Relation lo Man, 19.18;__OLllRITCH
(K.), Clima y Bvoluctán, Revista de Occidente, Madrid, tomo XXVII; RATZEL, Ansbropogeo-
grapbie, 2" OO., 1899-1912; DEXTER (E. G.), JPeather Influences, 1904.
9 Cfr. STANLEY ]EVONS (en sus obras: lnvestigations on Currency and Pinance, 1884; y
Tbe Causes 01 Unemployment, 1909), ha querido establecer una correlación entre los fenóme-
298 FAUNA Y FLORA

empobrecimiento. Pero la mayor parte de esos estudios, auo9ue contienen datos de interés, han
exagerado unilateralmente la interpretación de tales hechos.
En lo relativo al clima, como en todo Jo demás concerniente a la circunstancia natural,
aun cuando tengamos que reconocer la acci6n que esos elementos físicos ejercen sobre la vida
del hombre y la sociedad, no debemos olvidar que el obrar humano puede interferir y desviar
decisivamente los factores de la. naturaleza. mediante el dominio técnico sobre ésta. Entre el
hombre y la naturaleza se interponen siempre al sociedad y la cultura. El hombre es capaz
de reformar la naturaleza en la que vive; y de reformarla no de un modo automático, como lo
hacen algunos animales obedeciendo al mecanismo de sus instintos -c-verbigracia, el pájaro que
construye su nido, siempre de la misma manera-e, sino conforme su obrar netamente humano,
es decir, planeado por su imaginación. Y, además, adviértase que no es el individuo aislado-
quien vive en la naturaleza, sino los grupos sociales, de suerte que es en el seno de éstos donde-
el hombre trabaja sobr.e aquélla.

rG.-LA INFLUENCIA DE LA FAUNA Y DE LA FLORA EN LAS RELACIONES,


LAS ESTRUCTURAS Y LOS PROCESOS SOCIALES
La fauna y la flora constituyen las fuentes de recursos orgánicos naturales para satisfacer
muchas necesidades del hombre: alimentación, vestido, construcción, confección de trebejos, me-
dicina, etc. La fauna es además un instrumento auxiliar para el trabajo (tiro, transporte, etc.}.
Pero lo mismo que todos los demás recursos ofrecidos por la naturaleza. la flora y la fauna
no son resortes que actúen automáticamente como medios para remediar las urgencias humanas.
Por el contrario, Jos hombres han tenido que ir aprendiendo, a través de muchos ensayos y
experiencias, el aprovechamiento y la utilización de los productos vegetales y de los animales.
Adviértase, además, que la fauna y la flora que espontáneamente se dan en cada una de
las zonas de la tierra, forman parte del medio puramente natural. Pero, en cambio, la agrio
~lIl1l1ro y la ganaderJIl} son producto de la acción inteligente y deliberada del hombre sobre
aquellos ingredientes del contorno natural, y representan, por lo tanto, naturaleza reformada
por la cultura, medio ántropo-vegetal y ántropo-animal, ya no pura naturaleza, sino cultura.
Las comunidades primitivas están constreñidas a echar mano de las materias vegetales y
animales que tienen al alcance de su mano o al alcance de su técnica rudimentaria. Pero, con
el progreso de la civilización -c-comercio, aprendizaje de otros métodos de cultivo, que permi-
ten la siembra de especies distintas de las que se daban espontáneamente-e- los hombres se
emancipan de Ia pura fatalidad natural.
De otro lado, hay que observar también que la selección que el hombre realiza entre los
productos vegetales y animales, para la satisfacción de sus necesidades, no obedece exclu-
sivamente a consideraciones y experiencias utilitarias (aprovechar de las cosas disponibles y
producibles, aquellas que mejor parecen servir para la alimentación, el vestido, la construcción
de viviendas, etc.}, sino que muchas veces en la preferencia de unos productos sobre otros
intervienen motivos religiosos, supersticiones, tradiciones, modas, gUSJO!, que se han convertido
en hábitos y costumbres, es decir, [actores CU1/1I1·.ues. Así, en las comunidades primitivas la
preferencia por ciertos animales o algunas de sus' partes, o por determinadas plantas, obedece
a motivos mágicos; por ejemplo: se cree que comiendo las vísceras de un cierto animal se ad-
quiere la fuerza u otras de las características de éste; la prohibición impuesta. por algunas
religiones de tomar determinados alimentos (verbigracia, carne de cerdo, según el precepto
mahometano); la rutina de algunos indígenas próximos a las costas, quienes teniendo a su al-

nos climáticos determinados por las manchas solares y Jos ciclos económicos; BRUCKNER (Der
Eir¡.j/uu del' Klimouhwankunge11 all die Erdeerlráge und Getreidepreise, public. "Geographische
Zeitschrift", 1895), sostiene una tesis similar; SHAW (W. N.), abunda en la misma opinión
(véase su estudio: An Ap parent Periodiasy in the Yie/d 01 IVheaJ, pub!. en "Proceedings of the
Royal Soclery", 1906); CLA)'TON (H. H.>, trata de mostrar la correlación entre los pánicos
comerciales en los Estados Unidos y los reriados de insuficiencia de lluvias en el valle de Ohio
(en su trabajo The lnl/uence o/ Rain/al on Commerce and Poíitics, publ. en "Popular Science
Monthly", 1901); HUNTINGTON (E.) -en su libro World Power and Buolsaion 1919- y
MoaRE (H. 1.>, -e-Economic Cydes, Their Law Ilnd Cause, 1919, y Generating Economic Cycles,
1923-, desenvuelven la teoría de que los ciclos de los negocios están vinculados al ritmo de
los fenómenos meteorológicos.
FAUNA Y FLORA 299
canee pescado, con el que comercian, no lo comen, limitándose a la dieta tradicional a base
de maíz y de frijol. Algo semejante ocurre en 10 que atañe al vestido, en el cual no rigen
leyes puramente utilitarias, sino que con eIJas se interfieren motivaciones artísticas. de osten-
tación, y de costumbres tradicionales.
Por otra parte, muchas estructuras sociales dependen del género de trabajo a que están de-
dicados sus componentes. Así hay -o' mejor dicho, se supone que ha habido-- grupos primiti-
vos puramente recolectores <le plantas, raíces, conchas, insectos, gusanos, sin armas para cazar, y
sin instrumentos para pesca.. Otros primitivos, pero más adelantados, emplean armas de sílex,
pesadas mazas, y también trampas y fosas para cazar los animales de gran tamaño. Si la caza es
poco abundarite o se desplaza con las estaciones, se dan entonces incentivos para el nomadismo
(el cual, por otra parte, puede ser efecto de otros factores diversos, verbigracia, el pastoreo, pues
hay nómadas primitivo'), pero hay también nómadas con un grado elevado de cultura, como cier-
tos pueblos árabes}. La') comunidades integradas por cazadores suelen ser reducidas y frágiles.
los pueblos de pescadores se hallan más firmemente ligados al suelo. Son escasos los ejemplos
de comunidades dedicadas exclusivamente a la pesca. Esta requiere la solidaridad de esfuerzos
colectivos. Ahora bien, los pueblos puramente cazadores, o los pescadores, no han sido los pro-
tagonistas de la historia ni los promotores de la civilización. Las primeras grandes civilizacio-
nes, complejas, variadas, ricas en elementos de todas clases, fueron creadas y difundidas por
pueblos pastores o. agricultores.w Es notorio que la domesticación de un cierto número de ani-
moles transformó hondamente la vida de los hombres. Es curioso observar que la domesticación
de animales se originó muchas veces no por motivos económicos, sino por razones religiosas;
~s¡, por ejemplo, la de los bueyes a los que se capturaba y conservaba para sacrificarlos a la
diosa Luna, con la cual se les consideraba conectados, acaso por su semejanza entre sus cuernos
y los lunares.u El pastoreo. en determinadas condiciones (por ejemplo, en Asia y en Africa
del Norte), puede ser 'motivo de nomadismo; aunque en condiciones diferentes no conduzca
a él, verbigracia en muchas regiones de América. Asia, que fué el primer campo de desarrollo
de la ganadería, transmitió desde sus comarcas nórdicas al hombre de la Europa Septentrional
el caballo domesticado.
El hombre ganadero ya no se halla en una trabazón mágico-servil con la naturaleza, sino
en una relación de dominio sobre ella; pues, como poseedor de animales, sabe contar y calcu-
lar, es decir, inicia. una actitud racional y. ia creación de una estructura propiamente estatal.w
Ahora bien, según Alfredo Weber, el hombre plenamente dominador, con dinamismo ex-
pansivo, con sentido señorial, aparece con el nómada a cabal/o, quien, montando sobre el animal
más noble, se siente emparentado con los dioses, audaz y portador de grandes destinos.w
No es necesario explicar al detalle, pues se comprende globalmente a primera vista, la
influencia que la agricultura sedentaria, Con arado y después con otros utensilios, ejerce sobre
la configuración de las estructuras y de los procesos sociales.
Hay que mencionar, por. otra parte, la función de obstáculo o de dificultad que tienen
algunos aspectos de la flora y de la fauna, frente al desarrollo de muchas actividades humanas
sociales. El hombre lucha contra ciertas especies animales y vegetales en su progreso civilizatorio.

17.-INFLUENCIA DE LOS RECURSOS INORGANICOS NATURALES EN LAS


.RELACIONES, LAS ESTRUCTURAS Y LOS PROCESOS SOCIALES
Los recursos inorgánicos naturales san los más viejos en el mundo; pero la mayor parte
de ellos no han sido utilizados hasta muy tarde, sencillamente porque s610 se ha podido aprove-
charlos y dominarlos merced a los progresos de la ciencia y de la técnica.w

10 Cfr. FEBVRE (L.), La Terre e/ l'Bvoliaion Humaine, 1922, pp. 314 y ss.
11 Según H .... HN (E.), Demeter Imd Bando tVersucb einer Theorie der Entstebung enseres
Ackerbaus), 1896.
12 Cfr. WEBER (Alfredo), Historia de la Cultura, trad. de L. Recaséns Siches, México,
F. de C. E., 1941.
13 Véase la obra de A. WBBER, citada en la nota anterior, pp. 36 y ss.
H Véase el precioso libro de BERNARD (L: L.), Introduaion /0 Sociologv: A Naturalistit
Accoun/ 01 Man's Adiuslment to bis World, 1942, cuyo capítulo IV -pp. 314 a 342-, sobre
los recursos inorgánicos naturales, resumo en este tema.
300 LA RlQUEZA COMO CREACION HUMANA

Cabe clasificar en dos tipos los recursos .naturales inorgánicos: a) las fuentes de energía;
y b} las sustancias estructuradas.
La presencia de los recursos inorgánicos no influye por sí sola en la vida humana. Es
preciso que el hombre llegue a conocer su existencia y los aprovechamientos que pueda darles;
y además que disponga de los medios técnicos para extraerlos, transformarlos en caso necesa-
rio, y utilizarlos. Así, por ejemplo, los indígenas de América vivieron siglos en terrenos en cuyo
subsuelo había yacimientos de petróleo, sin que este hecho influyese para nada en su vida.
Cuando unas gentes descubren algunos de esos recursos naturales, por ejemplo minas. }' se
sienten interesadas en extraerlos y emplearlos, entonces las exigencias de los tipos congruentes
de trabajo, así como los efectos económicos, ejercen un poderoso influjo en la configuración de
las estructuras sociales y en la historia de los procesos de la colectividad. Hay comunidades
mineras transitorias y hay otras permanentes. Entre las primeras figuran los grupos de busca-
dores de oro, que presentan especiales rasgos (aventureros, primero van sólo los hombres sin
sus familias, etc.}.

IS.-LOS FACTORES FISICOS y EL CONCEPTO DE RIQUEZA


Se comete un craso error cuando se emite el juicio de que una comunidad es
rica, basándose para ello exclusivamente en los hechos de que habita sobre una tierra
.fértil, en un clima amable, con abundancia de flora y fauna aprovechable, con co-
rrientes de agua que pueden servir para la comunicación y como fuentes de energía.
y con un subsuelo de abundantes minerales. Y en igual error se incurre cuando se
reputa menos rico O pobre un pueblo, simplemente porque su circunstancia física
no contiene tantos ingredientes utilizables por el hombre. -
Claro es que para que haya riqueza es menester contar con elementos materia-
les. que constituyan bienes de consumo o sustancia transformable por el hombre, o
elementos o fuerzas para la producción de otros bienes. Pero la riqueza no consiste
puramente en la existencia de esas cosas, sino que se funda de modo principal en
la conducta humana que sabe encontrarlas, consumirlas, transformarlas y utilizarlas.
Por lo tanto, la riqueza no es un concepto perteneciente al mundo de la naturaleza,
sino al mundo de lo humano, propiamente dicho. La realidad de la riqueza es el
resultado del talento, del esfuerzo y de la tenacidad de los hombres actuando sobre
los elementos materiales de que dispongan o de los que se procuren por medio del
comercio. o de los sustitutos que inventen y produzcan.
En un mismo marco geográfico y climático, han habitado pueblos que llevaron
una existencia mísera, y otros que culminaron en prosperidad. En esto, como en
todo, siempre y cuando se trate de una circunstancia de tipo medio -es decir, !lO
de escasez agobiante o superlativamente hostil, que no ofrezca condiciones para el
desenvolvimiento de la acción humana o frustre todos los esfuerzos- los factores
decisivos son los humanos: el afán de superación, el espíritu' de iniciativa, el tao
lento y la aplicación, 'así como aquellas condiciones sociales que posibiliten y fo-
menten el éxito de las empresas concebidas.
También es erróneo suponer que la prosperidad y el grado de civilización ha-
brán de ser tanto mayores, cuanto más grande sea el número de facilidades que
of rezea la naturaleza circundante. Aunque en este punto no es posible formular
reglas de carácter general, pues el éxito no depende de los factores naturales•. sino
decisivamente de los humanos y éstos son muy varios, sin embargo, la experiencia
muestra que en la mayor parte de los casos que una ubérrima abundancia de fa-
cilidades, obsequiadas gratuitamente por la naturaleza, no representa la probabilidad
LA RIQUEZA COMO CREACION HUMANA 301

de un alto grado de prosperidad ni de una gran civilización. Cuando la naturaleza


es pródiga en sus dones, los hombres no se ven acuciados por las necesidades; pue-
den satisfacerlas mediante el mínimo esfuerzo de recoger los regalos que el con-
torno les brinda; y, por eso, no se sienten estimulados a la inventiva ni al trabajo
intenso. Claro es que un medio físico muy hostil y muy escaso en posibilidades
abruma tanto, que los esfuerzos que realizan los hombres para vencerlo apenas
obtienen recompensa, y entonces no hay margen para el progreso, pues todo el tra-
bajo no da casi abasto para satisfacer de mala manera las urgencias perentorias. Pero,
en cambio, una circunstancia de tipo .medio, es decir, ni superlativamente favorable
y abundante en dones gratuitos, ni hostil y escasa en grado extremo, sino capaz de
suministrar al hombre los elementos, si éste la trabaja con tesón, suele constituir
el marco más propicio para una gran civilización y para el progreso. Es así, porque
tal contorno, puesto que no ofrece de balde los medios para satisfacer las urgencias,
estimula la imaginación y el esfuerzo; y, como no es tan adverso ni ingrato, re-
tribuye proporcionalmente el esfuerzo que el hombre vierte sobre él.
En suma, cabría decir que el exceso de penuria del contorno natural abruma a
las gentes, sin darles posibilidad de amplio desenvolvimiento; que la abundancia
de facilidades embota a los hombres, sin proporcionarles los incentivos que llevan
al progreso; y que una circunstancia de término medio, que aprieta pero que no
ahoga, actúa como el más eficaz acicate para el progreso cultural.
CAPÍTULO XV

CONDICIONES Y FACTORES BIOLOGICOS y FACTORES


PSICOLOGICOS
SUMARIO:-l. Preliminares. La l/a1!l4lia' "naturaleza humand·.-2. Ejemplos
de factores bivlóg;cOJ.-3. L<I edad.-4. Diierenciacián sexual.-5. La fecundi.
dad.-6. La lucha biológica por la existencia.-7. La salud y /a enfennedad. La
morla/iJad.-S. La herencia.-9. Los instintos. Su diferenüa de JOJ bábitos-:-.
10. Los hábitoJ.-l1. Papel de los instintos y de los hábito! en la f,lida humana
y especialmente en la socia/.-I2. Los deseos o necesidades sociales fundamenta-
les del hombre. 1. Deseos de respuesta emocional por parle de otros ¡'Jdividuos.
U. Deseos de seguridad. IJI. 'Deseos de nuevas experiencias, IV. Deseos de
reconocimiento. V. Deseos de ayudar. Vl, Deseos de ser libre y de autoaiir-
marse.-13. Las actitudes.

r.-PRELIMINARES. LA LLAMADA "NATURALEZA HUMANA"


a
Los hechos sociales son hechos humanos y, fuer de tales, no SOn comprensibles
por las ciencias de la naturaleza; por tanto no caen bajo el ámbito de l. Biología.
Pero el hombre, que no es propiamente naturaleza, tiene naturaleza: en Su vida se
dan factores naturales biológicos' y psíquicos, con los cuales tiene que contar, quié-
ralo o no, y que, por tanto, condicionan su existencia y ejercen influjos sobre ésta;
y que, consiguientemente, proyectan repercusiones en la esfera de lo social y actúan
como factores de ésta.
Lo que motiva este estudio es la necesidad de atender a la influencia que los
factores biológicos ejercen sobre la vida social del hombre. Pero sucede en este
campo, al igual que en otros similares, que se da también un influjo inverso, es
decir, un influjo de lo social sobre lo órganíco, de suerte que a veces lo biológico
es modificado por la acción de faetores netamente humano-sociales (higiene. me-
dicina, vicios, etc.).
Urge, ante todo, percatarse de cuán errónea fué la idea, dominante en otros
tiempos, de una supuesta naturaleza humana concebida como una especie de rea-
lidad permanente, incambiable, constante, universal. A la cuenta de esa supuesta
naturaleza humana. se cargaban muchos comportamientos que eran adquiridos to-
mándolos del medio social, aprendidos, suscitados por factores históricos, confi-
gurados por la influencia de una particular cultura, fortuitos, contingentes, y,
por lo tanto, modificables.
Por tres caminos distintos en nuestro tiempo se ha---evldenciado el hecho de
que la supuesta naturaleza del hombre abarca una extensión 111!1chÍJimo menor
de lo que se había imaginado; y se ha evidenciado también el hecho -toduvÍ:l más
302
LA llAMADA NATURALEZA HUMANA 303

importante-- de que lo peculiarmente característico del hombre es que su


vida tiene una fabulosa plasticidad, tanto en su soporte bio-psíquico, como tam-
bién en su específica realidad humana, es decir, en lo efectivamente es y hace.
Estas tres vías son: la metafísica de la vida humana (en la obra de José Ortega
y Gasset principalmente, aunque no de modo exclusivo); los estudios biológicos.
antropológicos y psicológicos; y las investigaciones sociales.
El primero de esos tres aspectos aludidos, es decir, el filosófico, ha sido ya
presentado en este libro, en las páginas dedicadas a la vida humana, muy espe-
cialmente en aquellas en que se estudia el libre albedrío y en las que se examina
la extraordinaria plasticidad de lo humano.
El tercero de los aspectos mencionados, el de los estudios sociológicos, ha
sido tratado en el presente libro al examinar los ingredientes sociales de la perso-
nalidad del individuo. y al examinar la cultura como herencia y medio ambiente
sociales, que actúa como factores eonfigurantes de la existencia humana.
Invito, pues, al lector, que traiga a recordación lo dicho en esos otros lu-
gares de la presente obra. Pero juzgo oportuno ofrecer, aunque sea en breve resu-
men. la aportación paralela a las otras dos dichas, suministrada a la vez por los
trabajos biológicos, psicológicos y antropológicos, en los cuales se hace manifiesta
la variedad, fantásticamente grande, y los fabulosos cambios de 10 humano.
Por cuenta de los resultados de las investigaciones biológicas y antropológi-
-cas, Ashley Montagu censura el hecho de que haya habido una tendencia muy
extendida a confundir 10 que se ha adquirido de la cultura y se ha convertido en
habitual por el camino de la conducta humana, esto es, una especie de segunda
naturaleza --como suele decirse-, con lo que se supone que es innato, y pu·
diera llamarse naturaleza primaria. la expresión segunda naturaleza constituye un
reconocimiento del hecho de que gran parte de los modos de la conducta humana
son adquiridos, y por eso deben ser distinguidos de la "naturaleza primaria".
lo que suele llamarse -aunque impropiamente- naturaleza humana comprende
"la interacción de tres sistemas complejos, los cuales son los siguientes: a) la do-
tación de genes adquirida a través de las células genésicas de los propios padres;
b) el ambiente uterino; y c} el ambiente cultural".
La, llamada dotación genética consiste en las sustancias químicas llamadas
genes que son transmitidas en los cromosomas derivados del óvulo materno y del
espermatozoide paterno. Sobre los genes y los cromosomas se tratará con alguna
mayor extensión -aunque siempre sumariamente--, en capítulo dedicado al es-
tudio de las razas, en relación con la sociología. Aquí debe advertirse que los
genes, en tanto que tales no actúan en una especie de vacío, sino que, por el con-
trario, están en interacción con el ambiente en el que operan.
El ambiente uterino es aquel en el cual el organismo humano en formación
pasa un promedio de 256 días. Una alimentación inadecuada en la madre afectará
muy probablemente el crecimiento y el desarrollo del niño antes de nacer y más
tarde después de nacido. El uso de ciertas drogas (p. e. quinina) por l. madre
durante el embarazo puede producir sordera congénita en el hijo. Cuando la rna-
dre fuma durante el embarazo suele acelerarse el latir del corazón del feto.
I! El ambiente cultural -sigue exponiendo Montagu- constituye tanta parte
de la herencia del organismo como la constituyan su dotación genética y su amo
biente uterino... Cultura es el resto del pretérito humano que sigue actuando
304 LA UAMADA NATURALEZA HUMANA

en el presente para configurar el futuro del hombre." Conducta cultural es la con-


ducta aprendida. Ahora bien, ya mostré, al ocuparme de los diferentes modos de
vida, que una gran parte de esos modos, aunque practicados por individuos pues
éstos son los únicos sujetos auténticos de conducta, son modos no individuales;
ora son inter-individuales, ora son colectivos. Si bien los momentos más auténticos,
más genuinos. más interesantes, y los que pueden ser los más elevados --o los má::i
abyectos-, son los momentos de vida predominantemente individual, singularmen-
te única. privativamente peculiar, esos momentos, numérica o cuantitativamente
en la existencia humana suelen ser los menos, sobre todo en el común de las
gentes. Por otra parte. hay que excluir del concepto de conducta humana los he-
chos puramente reflejos en el organismo; pues esos son hechos que suceden en
el cuerpo humano, pero no son comportamiento humano. Resulta, pues, que la
mayor parte de lo que los seres humanos en tanto que humanos piensan y hacen
lo han aprendido de otros seres humanos, sea de otros individuos en tanto que
tales. sea de las pautas comunes que prevalecen en los miembros de un grupo.
Cuando la conducta aprendida se hace habitual entonces parece "natural", pero
en realidad no lo es; constituye por el contrario conducta cultural socializada.
A la luz de lo expuesto resulta claro que podemos hablar justificadamente
de la enorme variabilidad de la -mal llamada- naturaleza humana. Observa a
este respecto Ashley Montagu: "Decir que no se puede cambiar la naturaleza
humana es la más palmaria tontería." Si es verdad, como loes, que en gran parte
el hombre está configurado por las costumbres, confeccionado a la medida de las
pautas vigentes en la cultura en cuyo seno ha nacido y en la que ha sido socia-
lizado, entonces resultará que, cuando esas pautas cambien, cambiará también la
llamada naturaleza humana. "Pensemos, por ejemplo, en los navegantes escandi-
navos de la Edad del Bronce, indudablemente los antepasados de los escandinavos
contemporáneos: ¡cuán diferente es la conducta cultural de los actuales escan-
dinavos, relativamente sedentarios, de la conducta de sus remotos predecesores!
El clamoroso alborozo de la vida inglesa en la época de Isabel 1 es muy diferente
de las actitudes de los ingleses en e! reino de Isabel II. El libertinaje desorde-
nado de la Restauración contrasta agudamente con la mogigatería y los melindres
de la época victoriana. La 'naturaleza' del inglés en el siglo XVI era muy diferente
de la que mostró en el siglo XVJI. En los tiempos anteriores a mediados del
siglo XIX los ingleses figuraban entre los pueblos más agresivos y violentos de
la tierra, mientras que hoy figuran entre las gentes más escrupulosamente cum-
plidoras de la ley, y más civilizadas. Con respecto a los alemanes, nada mejor
ni más oportuno que citar los comentarios de un viajero escocés del siglo XVUI,
William Guthrie, quien escribió: 'Los alemanes son por naturaleza gentes honestas,
hospitalarias, apasionadamente enamoradas de la libertad, muy poco versadas en
disimulación y artificio ... Los alemanes son valientes, y cuando son dirigidos por
jefes capaces, especialmente por generales italianos, han realizado a menudo gran·
des hazañas: Este último punto, 'y cuando son dirigidos por generales capaces,
especialmente por generales italianos' es una observación que a la luz de las re-
cientes relaciones militares germano-italianas, suministra un comentario interesante
sobre la mutabilidad de la naturaleza humana. Además, compárese esos datos con
la agresividad de los alemanes en la segunda mitad del siglo XIX y en el xx. Y
¿qué habrá de docirse de las diferencias de comportamiento cultural entre los in-
LA LLAMADA NATURALEZA HUMANA 305
\
dios Pueblo de Nuevo México, sedentarios, y los nómadas Navajos, o el compor-
tamiento de los habitantes indígenas de muchas aldeas mexicanas. profundamente
hispanizados? ¿Qué le sucedió a la 'naturaleza guerrera' de los indios nortearne-
ricanos, quienes hoy en día viven en paz con sus 'enemigos' tanto blancos como
indios? El hombre tiene una gran capacidad doble: la de adaptarse al ambiente
y a los cambios de éste; y la de adaptar el ambiente a sus necesidades variables .....
Lo que mucha gente concibe como naturaleza humana, en realidad, es lo que se ex-
presa mucho más correctamente con la frase 'segunda naturaleza', es decir, una na-
turaleza que se ha adquirido en términos de las potencialidades para el ser huma-
no dentro de una determinada cultura. Eso que llama naturaleza humana es una
pauta de conducta, y sabemos que esa pauta de conducta es capaz de cambio no
sólo de generación a generación, sino dentro de la misma persona en una. gene·
ración." Lo que se llama incorrectamente "naturaleza humana" es una expresión.
de ht interacción entre la' dotación biológica y los ambientes en los cuales esa do-
tación es condicionada y socializada. En la ausencia de estímulos culturales al orga-
nismo hamo sapiens le sucede simplemente que falla en expresar ninguna natu-
raleza en absoluto -aparte de los fenómenos de mero funcionamiento físico; e
incluso el organismo humano para sobrevivir tiene que ser alimentado por otro.
Los casos de los niños semiaislados abonan copiosamente este hecho.">

2.-EJEMPLOS DE FACTORES BIOLOGICOS


Entre los varios factores biológicos, que condicionan la' vida social y actúan
sobre ella, se pueden citar los siguientes: la edad, la diferenciación sexual, la salud
o la enfermedad, la fecundidad mayor o menor, la mortalidad, la duración media
de la vida, la herencia, etc. 2

3.-LA EDAD
La distribución de la población en edades influye en la estructura de una so-
ciedad. Así, por ejemplo, hoy que el término medio de la duración de la vida
del hombre ha aumentado considerablemente, se da el hecho de que en muchas
sociedades el número de ancianos, los cuales ya no producen sino que viven a
1 Cfr. MONTAGU (Ashley), The Biosocial Nature 01 Man, Grove Press. 1956, pp. 71-80;
CASSIRIJ!R (Ernst), Antropología Filosófica, Fondo de C. E., México, 1945; WHITE (1. A.),
The Science of Culture, Parrar, Nueva York, 1949; GORER (Geoffrey), Bxploring En¡,/ish
Cbamaer, Critcrion, Nueva York, 19:5:5. Sobre estos temas se puede consultar también: lEN-
NINGS (H. S.), The Biological Basis of Human NaJure, 1930; CHILD (e. M.), The Pbysiologiral
Ponndation of Bebaoior, 1924; HOGBEN (Le}, Genetiss in Mediáne and tbe Social Sciences,
1932; EAST (E. M.), HerediJaJ'y and Human Aflairs," 1927; HUXLEY (J.), Man Stends
Alone, 1941; SOROKIN, ConJemporary Social Tbeories, 1928; UEXKULL, Ideas para tora con-
cepción biológka del mundo, Madrid, Calpe; jUST (G.), La herencia biológica (Barcelona.
labor, 1934); GUYAU (M.), La educación y la herencia (Madrid, España Moderna); NIKOLAI
(G.), FundamenJos reales de la Sociología (Santiago de Chile, Ercilla); AGItAMONTE (R.),
Sociología (La Habana, 1940), tomo 1, pp. 221·302; BERNARD (1. l.), An Lntroduction Jo
Socioíogy, 1942; The Field and Problems of Bioíogiral Society, en The Field and Methods
01 Soriology, edited by L. 1. BERNARD, 1934; TUDELA (J.), La Población en el Mundo, en
"Rev. de Occidente", mayo, 193:5; WEl.SS (Paul), Nature and Namre 01 Man, Holt, Nueva
York, 1947; CARELL (A.), La Incógnita de! Hombre.
50tlololl:la._20_
/ 306 PACTaREs BIOLOGICOS

expensas de las gentes activas, es mucho mayor que en épocas anteriores, lo cual
plantea problemas socio-económicos especiales."

4.-DIFERENCIACION SEXUAL
Aunque se trate de una observación perogmllesca, hay que verificar el hecho
de que la reproducción de la especie humana es bisexual; y que, por lo tanto, de-
pende de' la existencia de individuos de los dos sexos. Si el destino arrojase un
grupo de náufragos del mismo sexo a una isla incomunicada en donde quedasen,
esa sociedad se iría extinguiendo con la muerte de los individuos originarios.
Las diferencias entre los sexos han determinado en muchas sociedades una di-
visión de trabajos entre hombres y mujeres -la cual adopta distribuciones diferen-
tes y aun contrarias en las varias culturas-, aunque ello na constituya un hecho
forzoso e ineluctable, ya que hoy en día hay comunidades en las que individuos
masculinos y femeninos participan en las mismas labores.
Asimismo, la diferenciación sexual ha traído consigo en algunas culturas, sobre
todo en épocas pretéritas, una subordinación de la mujer al hombre en el campo
social propiamente dicho; aunque ese fenómeno de sumisión ha ido desapareciendo
o disminuyendo progresivamente en muchas regiones del mundo."

5.-LA FECUNDIDAD
Se ha definido la fecundidad como la proporción potencial en que puede acon-
tecer la reproducción, por virtud'del poder reproductivo heredado.
Fertilidad no es lo mismo que fecundidad. Mientras que ésta viene determinada
solamente por factores heredados, en cambio la fertilidad se halla sujeta a las limi-
raciones que imponen las situaciones individuales tanto somáticas como adquiridas,
en virtud del contorno ambiental de toda dase. La fecundidad se mide por el nú-
mero potencial de descendencia que es capaz de tener el individuo de la especie
(en este caso, es la especie humana). En cambio, la fertilidad se mide por el
número actual de descendencia que un individuo ha producido.
Los factores ambientales que limitan la fertilidad son de dos dases: involun-
tarios y voluntarios. Los involuntarios son en gran número, y entre ellos se pueden
citar: las enfermedades, los accidentes y la pobreza. Entre las causas voluntarias de
la hmitación de la fertilidad figuran: el aborto voluntario, el uso de medios anti-
conc.Gf~,tivos, el celibato voluntario, el matrimonio tardío.s

6.-LA LUCHA BIOLOGICA POR LA EXISTENCIA


La lucha primitiva del hombre por la existencia, o mejor dicho por los medios
de existencia, ha revestido varias formas, algunas de las cuales persisten, aunque
modificadas.

2 Véase sobre estos problemas el número especialmente dedicado a ellos (Enero de 1954)
del.American [oumal 01 Sociologv.
3 Cfr. BERNARD (L. L.), An ímroduaion lO Sociology, 1942, pp. 369 y 55.
4 Cfr. BERNARD (L. T.. ). ob. cit., pp. 380 y 55.
\
FACTORES BIOLOGICOS 307

En las situaciones primitivas se ha dado la lucha del hombre con otras especies
animales para poseer la tierra y utilizarla para los fines humanos, para obtener ali-
mento natural, para explotar la flora y la fauna, para conseguir cobijo. Después la
lucha sigue para conseguir también los recursos inorgánicos. Esta lucha produjo a
veces el desplazamiento de otras especies animales, el exterminio de algunas espe-
cíes de ciertas zonas, la sujeción de otras al poder del hombre, e"incluso en ocasio-
nes la esclavización de otos miembros del género humano.
Otra de las formas de lucha del hombre por la vida ha tenido lugar contra
sus propios prójimos, contra los forasteros, o ya en forma de guerra contra otros
grupos considerados como enemigos.

7.-LA SALUD Y LA ENFERMEDAD. LA MORTALIDAD


La salud del cuerpo y la enfermedad actúan respectivamente de modo favorable
y desfavorable sobre el temple de ánimo, sobre la capacidad de trabajo, y sobre
las aptitudes para las diversas labores manuales o mentales, teniendo por consi-
guiente notorios efectos en la existencia colectiva.
La enfermedad interviene además en los índices de mortalidad, .y. por lo tanto,
en el promedio de duración de la vida. La mortalidad puede ser sustantiva cuando
las defunciones se deben a la inanición en la lucha por los alimentos; y es no sus-
tantiva cuando se debe a alguno de los tres siguientes factores: a) clima al cual
el organismo no puede adaptarse; b) acción infecciosa de los microbios patógenos;
y e) deficiencias orgánicas o funcionales."
Dentro de esos fenómenos tienen especial importancia los de mortalidad infan-
til. Ahora bien, en ésta intervienen factores puramente naturales (debilidad, atrofia,
inanición, etc., del nonato, por causas uterinas); pero intervienen también factores
sociales, como la ignorancia de los padres sobre las reglas higiénicas elementales,
la pobreza, la alimentación insuficiente, o unilateral, o no equilibrada, etc.
También hay fenómenos de mortalidad en los cuales su' causa no es exclusiva-
mente orgánica, sino que en ella intervienen factores propiamente humanos y de
carácter social, como acontece, por ejemplo, en las defunciones debidas a los efectos
de vicios, tales como el alcoholismo, la prostitución, la toxicomanía, etc.
En los ejemplos citados -yen otros análogos-- se advierte que las influencias
entre lo biológico y lo social son reciprocas: no sólo los hechos biológicos influyen
sobre las realidades sociales, sino también, viceversa, hay factores sociales que con-
dicionan los fenómenos biológicos y actúan sobre ellos. A este respecto, los datos sobre
la mortalidad son muy significativos, y no sólo por virtud de los factores ya men-
cionados, sino también por otros.
Por una parte, tenernos el hecho del progresivo descenso de la mortalidad, es
decir, el hecho de que el término medio de duración de la vida humana se ha
alargado mucho, lo cual es una de las causas del formidable y rápido crecimiento de
población de la tierra. Y esto se debe a los progresos de la técnica médica e higié-
nica, as¡ como a la elevación del nivel de vida. El término medio de vida en los
países de civilización avanzada; desde conrnienzos del siglo XIX hasta el presente,
ha pasado de 30 a 70 años. Claro que todavía en el presente hay grandes difc-
., Cfr. AGRAMONTE (Roberto), Soviologia. tomo l. La Habana, 1940, pp. 26.7, y:>:>.
/
308 HERENCIA Y AMBIENTE

rencias entre los varios países, lo cual se debe a los diversos tipos de civilización,
de cultura, y de desarrollo económico."
Por otra parte, nos encontramos con que las diferencias en cuanto a mortalidad
se dan no solamente entre los varios pueblos según su respectivo adelanto, sino que
existen también entre los diversos grupos sociales de un mismo pueblo. No es ver-
dad- lo que .se había creído que en cuanto a la muerte no hay ninguna diferencia
social. La Demografía ha mostrado que en este respecto hay muchas diferencias
entre las gentes de la ciudad y las del campo, entre las personas cultas y las
ignorantes, entre los ricos y los pobres, entre los trabajadores manuales y los que
ejercen profesiones liberales. Por eso, Hersch ha hablado de una "desigualdad ante
la muerte." Esta desigualdad tiene todavía un mayor volumen en la mortalí-
dad infantil. En Francia, en 1951, la relación entre el número de defunciones entre
los niños de menos de un año nacidos de padres pertenecientes a las profesiones
médicas, y los hijos de mineros, fué la proporción de I a 5. Entre estos dos extre-
mos se' di6 una escala continua pasando de menos a más a través de los obreros, los
agricultores. los empleados, los profesionales. etc."

S.-LA HERENCIA
Los dos factores centrales en el desarrollo biológico u orgánico son "la herencia
y la variad6n.
La herencia es el factor estahilizante en la reproducción, el cual determina que
la prole se parezca a sus progenitores. La variación es el factor limitativo de la he-
rencia. el cual actúa modificando ésta de manera que la prole resulte más' apta para
adaptarse al medio ambiente.
En el capitulo XV sobre "Razas y Sociología" ofrezco un resumen, bastante
amplio, sobre los resultados a que ha Uegado la ciencia genética' del siglo xx en
el estudio de los fenómenos de la herencia y de su mecanismo.
Pero el problema que interesa aquí es saber cuál es la influencia que esos fenó-
menos ejerzan sobre la vida propiamente humana y, por tanto, sobre lo social.
Por una parte, ha habido algunos estudiosos, los cuales han sido Uamados
"heredítaristas", que han considerado al hombre corno una integración de capacida-
des heredadas. De otro lado, se ha mantenido por no pocos sociólogos, por los
denominados "ambientalistas", el influjo decisivo de los factores del contorno. Tam-
bién ha habido quienes han buscado un término medio entre dos posturas extremas Y
. Los hereJitat'istas extremos consideran que toda conducta y obra humana es
el reflejo de la estructura genética del sujeto; y que las .condiciones ambientales y
los influjos del contorno son de muy poca importancia, pues lo que prevalece es
siempre la proyección de los caracteres heredados, los instintos recibidos por la
constitución orgánica, "

. 6 Cfr. GIR....RD (Alain), Démograpbie Socia/e, en Traité de Sociologie publié :50US la


dírectíoa de. Georges GURVITCH, tome 1, Presses Universitaires de France, Paris, 19'8. pp.
281 Y ss.
'; Citado por Alain Gm.... RD, ob. y IUI:. cit, en la nota precedente.
s Cfr. ob. y /UI:. cit. en la nota 6.
9 efe. L.... PIERE (R), Y F ....RNSWORTH (P. R.), Soda/ PIyrh%I:Y, 1942, p. 29.
\
HERENCIA Y AMBIENTE 309

Los ambientalistas extremosos, tanto en Psicología como en Sociología, sostie-


nen que los factores biológicos pueden ser ignorados en el estudio de la conducta
humana, pues ésta se explica plenamente por la acción del contorno.
Algunos ambientalistas más moderados sostienen que tan sólo se heredan ras-
gos estructurales del organismo, pero no formas de conducta."
En oposición a la vez contra los dos puntos de vista de hereditaristas y aro-
bientalistas extremosos, hay la teoría de la interacción entre los dos tipos de factores.
Esa teoría niega ante todo que herencia, por un lado, y contorno y educación, por
otro, constituyan factores independientes que sumen sus respectivos efectos. No
se trata de descubrir qué porción de la conducta está influida por la berencia y
cuál otra Se halla afectada por el medio ambiente, como si se tratase de dos tipos
independientes de causas. Lo que sucede en verdad, sostiene esa teoría, es que los
dos tipos de factores se hallan en interdependencia recíproca. Así, el efecto de una
determinada herencia biológica dependerá del contorno social; y los efectos de éste
se hallarán influidos por los factores genéticos. No. nos hallamos ante dos tipos
separados e independientes de causas, que COncurran en la producción de efectos
combinados. antes bien, por el contrario, nos encontramos ante dos factores cada
uno de los cuales afecta al otro y es afectado por éste. Es decir. el resultado no es
la suma o combinación interferida de los tipos de causas. sino que cada una
de esas dos causas recibe sobre ella misma, antes de producir efectos, el influjo de la
otra causa; y, de esta suerte, los resultados de la conducta humana muestran la ínter-
acción de los dos factores. Los factores 'ambientales a veces abren el camino al des-
envolvimiento de caracteres heredados; y, otras veces, los reprimen, los dejan
latentes, sin efectos. De otro lado, los factores heredados contribuyen a la forma-
ción de circunstancias ambientales.
A este respecto dice Lundberg'" que nada hay que objetar al uso de la palabra
herencia para designar los influjos preconcepcionales en contraste con los post-
concepcionales. No hay inconveniente en designar como herencia los rasgos que
muestran un mínimum de variación, sometidos a un régimen de modificaciones de
crianza y educación. Pero, en cambio, no se debe dar al concepto "herencia" un
alcance extensivo, como una especie de causa superior, lo que es incompatible Con
la orientación actual de la ciencia y de la lógica. La noción de causa como relación
de dependencia unilateral entre dos o más fenómenos ha sido substituida por la
concepción de la interacción. de la interdependencia, de la correlación. Por eso es
imposible, en un determinado momento del desarrollo de un individuo, atribuir
una parte de sus caracteres neuromuseulares o de otros rasgos a cualidades inheren-
tes al plasma germinal, y otros rasgos a efecto de los factores ambientales, lo uno
y 10 otro de modo, neto y exclusivo.w
y Cooley'" resume este tema diciendo: "Nada de 10- que el individuo hace
puede ser adscrito a uno solo de los dos tipos de factores, pues todo ello se basa en
hábitos y experiencias. que implican mezclas inextricables de los dos. Los concep-
tos de herencia y ambiente aplicados a la situación presente de un ser humano son
meras abstracciones; lo verdaderamente real es un proceso orgánico total, que no
10 Cfr. BERNARD (1. L.), íntrodeaion to Soci%;:y, 1942, pp. 434 y. ss.
.11 Cfr. lUNDBERG (George A.), Poendations 01 Sociology. New York, 1939, pp. 223 Y ss.
12 Cfr. Sobre el concepto de correlación funcional, WEBER (Max), Economie y Soá~dad, 111.
u Cfr. COOLEY (Ch.), Humen N~lure t1nd Ihe Social Order, 1922, pp. 15 Y ss.
/
HERENCIA Y AMBIENTE

se puede separar en dos partes. ¿Cuál es más importante? Estas son preguntas
tontas, q~. muestran que quien las hace no tiene idea clara sobre esta materia."
y pJlecisando más en el mismo sentido, el ilustre antropólogo Ashley Montagu
dice: "La herencia no está constituida por una dotación genética (es decir, de genes),
sino por una dotación genética tal y como ésta se ha desarrollado bajo la influencia
modificaélora del ambiente. Lo que el organismo hereda es una dotación genética y
un ambiente: y el organismo representa la expresión de sus efectos interactivos."u
Aévserrase que reconocer el hecho de que los factores biológicos y los psí-
quicos ejercen un influjo sobre la conducta humana no implica de ninguna manera
una concepción determinista de ésta. Por el contrario, este reconocimiento de la
influencia de los factores biológicos y psíquicos es perfectamente compatible con
la tesis de que el hombre es esencialmente libre albedrío, tesis que justifiqué en el
capítulo VII (epígrafe 15) de este libro. No hay incompatibilidad entre el libre
albedrlo y el hecho de que los factores biológicos y anímicos condicionan la con-
ducta humana. El libre albedrío consiste en que el yo tiene que elegir, por propia
cuenta y riesgo y bajo su individual responsabilidad, entre alguna de las varias po-
sibilidades concretas, que el contorno o circunstancia le depara en cada uno de los
momentos de su vida. Ahora bien, recuérdese que de ese contorno o circunstancia
del yo, integrando su propia vida, forman parte .su alma y su cuerpo. En efecto, el
soma y la psique de cada hombre, en sus singulares concreciones, con sus particu-
lares caracteres, contribuyen a determinar el ámbito de las posibilidades de conducta
para cada sujeto en cada momento, es 'decir, determinan qué es lo que puede hacer
-y per lo tanroetambién qué es lo que no eslá a su alcance hacer. Entre esas posibi-
lidades concretas es entre las que el yo tiene que elegir por si mismo. En esto
consiste el albedrío. Pero muchas de esas posibilidades vienen determinadas pre-
cisamente por la realidad concreta del alma y del cuerpo de cada sujeto. Así como
otros comportamientos quedan excluídos de las posibilidades concretas, por virtud
del especial modo de ser de una psique o de un cuerpo. Por tanto, los "factores bio-
lógicos y los psíquicos contribuyen -junto con otros factores como los gecgrá-
ficos y los sociales- a determinar la serie de posibilidades para el comportamiento
de cada cual. Y tal cosa no anula el albedrío, porque éste consiste precisamente en
escoger entre alguna de las posibilidades que efectivamente se dan.
Por otra parte, hay en el hombre muchas actividades que no son propiamente
humanas, sino tan sólo biológicas O naturales. No todo lo que acontece en el horn-
bre es humano, en el sentido estricto de esta palabra. La enfermedad, los actos
reflejos, lo que el hombre hace por instinto, son hechos que OCUrren en el hombre,
pero que no son humanos, sino que son naturales, son producto de su naturaleza
biológica. Pero todo eso, a pesar de no constituir comportamiento humano propia.
mente dicho, influye en las posibilidades y en el ámbito de su vida propiamente
humana -y por tanto también en su existencia social. Por lo cual todo eso debe
ser estudiado en la Antropología filosófica y también en la Sociología.

9.-LOS INSTINTOS. SU DIFERENCIA DE LOS HABITOS


En sentido estricto, una forma instintiva de conducta responde siempre a una
estructura nerviosa específica, en virtud de la cual, un determinado estímulo pro·
u Cfr. MONTAGU (Ashley), Tbe Biosocial Nalu1'e 01 M(/n~ Grove Press, Nueva York,
1956, pp. 41 Y ss.
,
INSTINTOS Y HABITaS 3U

duce normalmente una determinada respuesta. Así, por "ejemplo. un objeto colo-
cado en la parte posterior de la lengua es tragado automáticamente. re
Se ha hablado mucho de instintos intelectuales, razonadores, calculadores de
manera automática. Así, se menciona una serie de comportamientos llamándolos
instintos, por ejemplo: el gregario, el de simpatía, el combativo, el de adquisición,
el de propia conservación, el de destrucción, el de autorrebajamiento, etc. Pero
cada uno de esos tipos de conducta no están formados por un sólo acto, sino que,
por el contrario, se componen de una _enorme multitud de pautas de comportamien-
to, cada una de las cuales requiere un diferente estimulo y produce una diferente
respuesta. Ciertamente que el conjunto de actos que integran cada una de esas
conductas llamadas instintivas' tiene una unidad funcional, pero, en cambio, no
tiene unidad estructural. Ahora bien, lo q'¡e caracteriza al instinto en sentido estric-
to, el la unidad estructurai. Ocurre que esas conductas complejas llamadas impro-
piamente instintos (en sentido lato) son combinaciones de instintos y de hábitos,
pues, contienen las más de las veces el producto .de la adaptación al medio. ~
Es un hecho que el hombre posee un número muchísimo menor de instintos
que los animales. Algunos biólogos y psicólogos de otros tiempos creyeron 10 con-
trario, porque confundieron los instintos genuinos con Jos hábitos automáticos. Lo
típicamente humano consiste en que el hombre tiene que resolver por su propia
cuenta la mayor par~e de los problemas de su vida; y durante su primera infancia
le son resueltos socialmente por los demás.
La doctrina de los instintos ha perdido hoy crédito, hasta el punto de. que la
mayor parte de estudios psicológicos contemporáneos disminuye mucho el número
de los supusetos instintos, e incluso, respecto de los que todavía admiten les
restan a éstos importancia. Sin embargo, todavía hay escuelas psicológicas que si-
guen atribuyendo gran alcance a los instintos. Así, la rama ortodoxa del psicoaná-
lisis, y las opiniones de Mac-Dougall, quien sostiene que hay una parte del coro-
portamiento humano muy parec~do a las acciones características de los animales. re
Mac-Dougall sostiene que todos los casos de actividad humana entrañan disposiciones es-
peciales, a través de las cuales las tendencias, la voluntad de vivir, cncáuzanse con el objeto de
incitar y sostener particulares modos de acción. Tales actividades son los instintos, los cuales
son enumerados y clasificados por Mac-Dougall en 13 principales y 7 secundarios, Los instintos
principales según dicho autor son: el paternal, el combativo o bélico, el de curiosidad, el de
caza o busca de alimentos, el de repulsión, el de hulda, el gregario, el de afirmación de sí pro-
pio, el de sumisión, el de emparejamiento, el de adquisición, el constructivo y el de atracción;
y los instintos secundarios son: el de la risa, el de escupir, el de estornudar, el de toser, el de
dormir, etc. Ahora bien, la mera enunciación de esos supuestos instintos según Mac-Dougall
pone de manifiesto que la mayor parte de ellos no constituyen propiamente instintos, sino
formas complicadas de conducta. en las cuales figuran componentes adquiridos. Observa el soció-
logo argentino Gino Germani que "~I problema de los instintivistas es el de ponerse de acuerdo
sobre cuáles y cuántos son realmente los instintos. Uun autor ... ha hallado hasta ~,648 instintos
diferentes en las 500 clasificaciones que ha examinado ... El uso, por decirlo así, literario del
concepto de instinto ha dado lugar a exgeraciones que rayan en el ridículo ... "17

15 Cfr. BERNARO (l. L.), lntrodurnon lo Sociology, New York, Cronwell Co., 1942,
pp. nI y ss. .
re Cfr. GERMANI (Gino), Estudios de Psicología Social, Instituto de Investigaciones
Sociales, Universidad Nacional, México, 19%, pp- 62 y ss.; MAc·DoUGALL (W.), In/lTodurrión
a la Psicoíogia, Paidés, Buenos Aires, 1948, cap. V.
1; Cfr. GERMANI (Gino), oh. y lug. cit. en la nota precedente.
I

312 INSTINTOS Y HABITOS

Se ha confundido muchas veces los instintos con los hábitos. j\sí, por ejemplo.
cuando un escritor dice: "Cogió instintivamente la espada" J hubiera debido decir:
"Cogió automáticamente la espada", es decir, por hábito.
Cierto que el modo de funcionar de los instintos y de los hábitos es semejante:
ambos funcionan automáticamente. Pero, mientras que el instinto es hereditario, no
adquirido, en cambio, los hábitos se han formado bajo el influjo de los factores
ambientales.
Aunque las conductas instintivas. y las habituales se pa[ezc~n mucho en el
modo de producirse, la diferencia entre ambas es muy importante: mientras que los
instintos son inmodificables --o lo SOn tan s610 en una pequeña proporción some-
tiendo su mecanismo al dominio (nada más que relativo) de un control consciente
o de un hábito--, en cambio, los hábitos, en lo que tienen de adquiridos, pueden
ser reformados.
Se ha definido el instinto como una reacción específica a un estímulo especí-
fico, en donde la configuración o estructura nerviosa, que sirve de mediadora
en la reacción, tiene carácter heredado. Si la estructura nerviosa, o sea el conjunto
de nexos nerviosos que la integran no es heredada, entonces la forma de conducta
es adquirida y no instintiva.w
Parece que incluso algunos de los instintos se han desintegrado bajo la presión
de nuevos ambientes, habiendo entonces cambiado la misma herencia del hombre.
Así, por ejemplo, en el niño no se desarrollan los instintos que le permitirían ir en
busca de alimento, de apropiárselo y de huir del peligro, porque nace en un medio
humano-social, en el que la madre y las diversas instituciones sustituyen mediante
sus servicios la función que desempeñarían los instintos, que a éste le faltan, o que
no se han desenvuelto en él porque el medio no le ofreció los estímulos adecuados.w
Según Ashley Montagu toda noción de "formas predeterminadas de conducta
en el hombre ha pasado de moda por completo, porque e! carácter único de! hom-
bre radica, entre otros puntos, en e! hecho de que se halla libre de todos esos fac-
tores predeterminantes que tanto condicionan la conducta de los organismos no
humanos. Las respuestas de conducta automática no refleja, (excepto el llorar en
condiciones de pena, la respuesta a la retirada repentina de apoyo, y la respuesta
a un lato ruido súbito) son aprendidas por e! hombre mediante e! aprendizaje, y
no heredadas por genotipo. El hombre no ha nacido con un sistema interior de
respuestas al ambiente, como les sucede a la mayor parte de los animales. Por el
contrario, el hombre ha nacido COn un sistema de interior de potencialidades plás-
ticas, las cuales, bajo los estímulos del ambiente, puede operar respondiendo a
esos estímulos de muy variadas rnaneras.w

Io.-LOS HABITaS
Los hábitos pueden ser comparados a los instintos O funciones fisiológicas, tales
como el respirar o el digerir --dice John Dewey. 21 Se diferencian en que las fun-
18 Véase BERNARD (L. L.), Psicologla social -versión castellana de Rubén Landa-c-,
Fondo de Cultura Económica, México, 1946, pp. 111-112.
1!1 Véase BERNARD (L.'L.), ob. cit. en la nota anterior, pp. 106 Y ss.
:.:0 Cfr. MONTAGU (AshlC'f). ob. cit., p. 42.
:H Véase DEWEY (John), Human Nature "'id Co/Uhm• .11.11 ImroaJJoioll Jo SOcill/ Psvcbo-
10lY, The Modero Library, cap. 1, pp. 14 Y ss.
HABITOS 313
cienes fisiológicas son involuntarias. mientras que los hábitos son adquiridos. según
quedó expuesto en el epígrafe anterior.
Mas a pesar de esa importante diferencia, los hábitos se parecen a los instintos en
muchos aspectos, y de modo especial en que requieren -al igual que éstos- de la co-
operación del organismo y del contorno a la vez. Así como el digerir es asunto del estó-
mago y de los alimentos, así también andar implica tanto las piernas como el suelo; y
el hablar necesita tanto de aire y. órganos vocales, como de la compañía del prójimo.
Los hábitos son artes. Comprenden disposiciones especiales de los órganos sen-
sitivos y motores y también materiales objetivos. De otro lado, los hábitos requieren
orden, disciplina y técnicas especiales. Y tienen, al igual que las artes, un comienzo,
un desarrollo y un fin.
. Nos produciría risa quien dijese que poseía una capacidad innata, propia y
debida exclusivamente a sí- mismo, para tallar la piedra, independientemente de las
piedras con que trabajase y de los instrumentos que empleara. Pues bien, muchos de
los hábitos morales y sociales constituyen efectos del contorno. Ahora bien, en ese
contorno figuran los demás hombres, figura la sociedad.
Si un individuo estuviese solo en el mundo, formaría sus hábitos (en el su-
puesto imposible de que fuese capaz de formarlos) en el vacío. Esos hábitos serían
exclusivamente efectos de sí mismo y de las fuerzas físicas del contorno. Pero en
la realidad efectiva sucede que la sociedad figura siempre en el contorno del hombre;
y suele figurar antes de la conducta de éste, como un conjunto de supuestos de ella,
y, después, como una serie de reacciones frente a ella.
Un hombre produce determinada conducta. Pues bien, esta conducta suscita reac-
ciones a su alrededor. Otros hombres la aprueban, la desaprueban, la estimulan, la
censuran, la comparten O se oponen a ella. Incluso el hecho de dejar a un hombre
solo constituye una respuesta definida. La envidia, la admiración y la imitación re-
presentan complicidades. Propiamente no existe la neutralidad. la conducta es siem-
pre compartida; en esto consiste la diferencia entre la conducta propiamente humana
y el proceso puramente fisiológico.
Ahora bien, como los hábitos se componen no sólo de lo que pone originaria-
mente el hombre, sino también de los ingredientes del contorno, de aquí que la Con-
ducta depende en gran parte de ese coritorno. Por eso, cuando se quiere cambiar los
hábitos de un. sujeto, es necesario modificar las condiciones del medio o circunstancia
en que se desenvuelve.
Muchas veces tenemos la impresión de que los hábitos se transmiten por heren-
cia. Pero no es así. Lo que ocurre es que persisten las mismas condiciones del con-
torno, las cuales siguen actuando o interviniendo de igual manera, que lo hicieron
respecto de los sujetos de antaño, en los de hoy.
Aunque los hábitos son disposiciones y técnicas adquiridas, llegan a convertirse
en integrantes de nuestro' propio ser. los hábitos son predisposiciones formadas por
un número de actos especiales; y una vez constituidos, se manifiestan como poderes
o fuerzas que se apoyan con propio dinamismo.
Es erróneo representarse las hábitos como meras instrumentos que, almacenados
en una caja, esperan ser usados por una resolución consciente. Son medios activos,
que se proyectan a sí mismos; son modos de actuar energéticos y dornínantes.w
::~ Cfr. DEWIiY (John), ob. cit., pp. 25 Y ss.
314 HABITOS

.Hábitos son también muchas conexiones de pensamientos, emociones y tenden-


cias a obrar de determinada manera. Muchas de esas conexiones mentales han sido
tenidas erróneamente como parte o manifestación de la naturaleza humana, y por
tanto como invariables. Pero tal concepción está equivocada: en realidad se trata so-
lamente de nexos mentales que se trabaron en determinado momento. bajo cierta
circunstancia, al conjuro de una especial necesidad, o sencillamente por azar, y que
después persistieron convirtiéndose en hábitos; y en, hábitos no sólo de-un sujeto,
sino de todos o casi todos los sujetos de un grupo. De esta suerte, transmitidos pri-
mero por imitación o por contagio. y habiendo llegado después a ser modos unifor-
mes de conducta, producen la falsa impresión de que constituyen proyecciones nece-
sarias de la naturaleza humana. Mas, por el contrario, se trata tan sólo de asociaciones
mentales circunstanciales, aunque muchas de ellas persisten largo tiempo, incluso a
través de los siglos. Ahora bien, cuando cambian las circunstancias, se produce la diso-
ciación de aquellos nexos mentales que se habían convertido en hábitos, y surge otro'
tipo de conexiones. O también se produce la disposición en virtud de una deliberada
acción reeducadora. A este respecto, observa Aldous Huxley'" que muchas asociacio-
nes mentales y de acción "que en su tiempo parecieron naturales e inevitables, no
han existido en otros lugares O en otros tiempos. " Hay sociedades en las cuales
casi todas las actividades', está asociadas a emociones negativas, y en las que so-
cialrnente está bien visto y es digno de loa sentir de modo crónico desconfianza,
I

envidia y malevolencia. Hay otras en las que no es menos legítimo sentir emociones
de carácter positivo". La mayoría de las asociaciones de tipos de comportamientos.
observadas ~n los grupos humanos, pueden ser disociadas, y sus componentes pue-
den volverse a unir de otro modo formando figuras diferentes de conductas.
Ahora bien, muchas formas adquiridas de conducta o hábitos llegan a integrarse
en el protoplasma nervioso bajo el influjo de las presiones del médico, de modo
similar a como están integradas las formas más fijas de conducta. Sólo que la inte-
gración de aquellos hábitos se produce en las zonas más flexibles de los protoplas-
mas nerviosos pertenecientes a los centros superiores cerebrales.w

I1.-PAPEL DE LOS INSTINTOS Y DE LOS HABITaS EN LA VIDA HUMANA


Y ESPECIAMENTE EN LA SOCIAL
Ahora bien, las formas automáticas de conducta -ya se trate de instintos, ya
se trate de hábitos-, juegan importantes papeles en la existencia humana, y dentro
de ella tienen largo alcance en la vida social.
La importancia de la diferencia entre los instintos propiamente dichos y los há-
bitos o mecanizaciones que se han adquirido -llamados por muchos autores'" im-
propiamente instintos-, radica sobre todo en el hecho de que los primeros son
inmodificables o difícilmente modificables, mientras, que los segundos, como quiera
23 Cfr. HUXLEY (Aldous), The Bnd and the Means, cap. lIJ, Londres, 1937 -c-hay tra-
ducción casto de ]. Bulrich (El [in y los medios), publicada por la Ed. Sudamericana, Buenos
Aires, 1939.
201 Véase BERNARD (L. L.), Psicología social -trad. casto de Rubén Landa-c-, Fondo de
Cultura Económica, México, 1946.
25 MAcDOUGAL, A'l Introdurtion ro Social Psychology (1908); TROITER, blJ/;l1C1J 01
the Herd in Peace and War (191:5); COLVIN (S. s.), The Learning Process, SMIr.LL (A. W.),
General Sociologv. 1905; GIVI.ER (R. G.), Psycbologv, the Sciences 01 Human Bebavior,
HABITOS y SOCIEDAD 315

que dependen en gran parte del ambiente social, son susceptibles de transformación?
mediante la modificación de los factores circundantes.
Entre los hechos sociales, hay muchos que, en gran parle, no son producto de
una conducta dirigida por la razón, sino que o bien son efecto de faetores instintivos
o bien de hábitos mecanizados, sobre todo de estos últimos, adquiridos en función de
la reacción psíquica frente al medio colectivo-cultural. Es decir, que en la determina-
ción de muchos hechos sociales intervienen poderosamente lo que podríamos llamar
genéricamente tendencias, impulsos o deseos.
Es necesario llamar la atención sobre el importantísimo papel que las emociones
tienen como suscitadoras o motivadoras de formas especiales de comportamiento. Mu-
chos de los hábitos han sido provocados por la reacción emocional frente a deterrni-
nadas hechos del medio. E incluso algunos instintos son también la automática res-
puesta innata a impresiones emotivas.
Obsérvese que, entre las emociones, tendencias, afanes, y hábitos, figuran pa-
rejas de contrarios. Es que en .el alma del hombre, 10 mismo que en la vida humana,
concurren esas tendencias contrarias. El hombre siente a veces irresistible afán de-
compañía; pero también a' veces tiende a la soledad. El hombre se inclina en OCa··
siones a mandar, y en otras ocasiones a obedecer. El hombre tiende a veces a la
tranquilidad, pero también otras veces experimenta el aliciente de la aventura. Hay
coyunturas en que actúa un impulso gregario, y otras en las que obra el afán de
destacarse.

I2.-LOS DESEOS O NECESIDADES SOCIALES FUNDAMENTALES


DEL HOMBRE
Tal vez sea mejor referirse no tanto a las meras tendencias y los meros hábitos,
como fuerzas psíquicas directamente actuantes en la vida social, sino más bien a fac-
tares psicológicos de mayor complejidad, tales como los deseos básicos o los afanes
principales experimentados por el hombre en su vida social. Esos deseos o afanes.
fundamentales son "a veces resultados muy complejos, en cuya formación intervienen
múltiples y diversos factores, entre los cuales figuran tendencias y hábitos.
Los deseos que aquí vienen en cuestión, son únicamente aquelIos que se refieren
a relaciones con el prójimo} y no los que apuntan a puros bienes materiales, ideales,
biológicos, etc.; -por ejemplo, no viene en cuestión el deseo del enfermo de estar
sano,. o el deseo de halIar a Dios; pero sí vienen en cuestión el deseo de someterse
al médico, en el primer caso, y el deseo de establecer una comunidad religiosa en el
segundo caso.2 6
21j El sociólogo norteamericano W. J. THOMAS (en la obra en colaboraci6n con el soció-
logo, también norteamericano, de origen polaco, Florian ZN.ANIECKI: The Polisb Peasant in
Europe and América, 5 vols., Boston, 1918-20) formuló la teoría de los cuatro deseos sociales
básicos: de nuevas experiencias, de seguridad, de reconocimiento y de respuesta. Cfr. También
de THOM.t\S: The Unadiusted Gir/, Boston, 1923; The Persistence o/ Primary-Group Norms in
Present-Day Sacie/y, en el vol. Suggestions o/ Modern Science Concerning Bdncaion, por lEN-
NINGS, W .....TSON, MEY'ER y THOM.....S. EL gran sociólogo alemán Leopold van WIESE adoptó y
reelaboró esta teoría de los cuatro deseos sociales básicos (Cfr. System d(»' allgemeinen Sozioíogie,
1933. pp. 167 Y ss.}. BECKER, el traductor, adaptador y adicionador de la obra anterior de-
WIESE (Cfr. Sistemasic Sociology On the Basis o/ the Beziebungslebre und Gehilde/ebre o/ Leo-
po/d von ¡Vieie, Adapted and Amplified, Wiley, Nueva York, 1932) desenvolvió y afinó esta
teoría, la cual ha sido objeto después de reelnboraciones y adiciones por otros varios sociólogos:
316 DESEOS SOCIALES BASICOS

Las necesidades, los afanes y los deseos del hombre son muy variados. Además
de las necesidades fisiológicas, como por ejemplo, de alimento, de sueño, de huida
del dolor, etc., tiene el hombre muchos otros afanes que pueden ser llamados psl-
quicos, Esos afanes psíquicos Son a veces más poderosos que las necesidades fisio-
lógicas. y, en ocasiones, llegan a prevalecer sobre éstas: ha habido huelguistas de
hambre que llegaron hasta el final; hubo gentes que perecieron bajo el tormento
antes que traicionar a un amigo, o renunciar a unas convicciones; y hay un proverbio
que dice "hay que sufrir para ser bella"."
Voy a mencionar algunos de los deseos sociales básicos que han sido estudiados
por varios sociólogos de nuestro tiempo:28
I. Deseos de respuesta emocional por parte de otros individuos. Es el deseo de
hallar simpatía personal, amistad, amor, en otras personas. Tal deseo no se satisface
con relaciones sociales del tipo de las colectivas, de las funcionales, de las que se
desarrollan sobre los carriles de los modos colectivos impersonales, como, por ejem-
plo, de la cortesía, del intercambio jurídico de servicios. Es bien conocido el terrible
sentimiento de soledad que se experimenta cuando se está dentro de una multitud
sin vínculos sentimentales con sus componentes. Este deseo apunta hacia- la respuesta
emocional favorable de otras personas. Tal ansia se experimenta ya. de modo es-
.pecialmente intenso. en la primera infancia. Parece que la falta de esta respuesta
afectiva es la única explicación para el hecho de que en los asilos, incluso en los
mejores, haya una gran proporción de mortalidad infantil, mayor que la que se
da entre los niños que viven en su hogar.
IJ. Deseos de seguridad. Debido al hecho de que el hombre se representa el
futuro y se preocupa por él, las satisfacciones presentes no son suficientes, mientras
que se perciba el porvenir como incierto. Este deseo incita a la creación y desarrollo
de técnicas para evitar el daño que los peligros de la Naturaleza puedan ocasionar,
para dominar las fuerzas de la Naturaleza con el fin de ponerlas al servicio regular
de las necesidades humanas, de asegurar unas buenas condiciones de vida. de pre-
venir enfermedades y de curarlas. Este deseo lleva a buscar el amparo del grupo
social. lleva a incorporarse a instituciones. El deseo de seguridad es también el mo-
tivo radical que lleva al hombre a producir Derecho positivo, gracias al cual pueda,
hasta cierto punto. estar cierto y garantizado respecto de la conducta de los otros y
sepa a qué atenerse respecto de lo que uno puede hacer en relación con ellos.
III. Deseos de nuevas experiencias. Estos son deseos de signo contrario, a los de
seguridad. Pero es que ocurre que en este aspecto, como en todos los demás, la vida
humana gravita hacia dos polos contrarios. Si, por una parte,' el hombre siente el
ansia de seguridad, por otra parte sieote también la curiosidad por las novedades,

BOGARDUS (Emory S.), Fundamental! 01 Social Psychology, 3' ed., Appleton, Nueva York,
1942, pp. 28 Y ss.; PETROFF (Louis), The Sixlh WiJh: For Preedom en "Sociology end Social
Research", XXV, 526-37; FIIRIS (Ellsworth), Tbe Na/un' o] Human Nesare, MaeGraw.Hill,
Nueva York, 1937, pp. 184 Y SS.; LIITTI!N (W), Gruppellleben in einem Perienlager, Külner
Vjh. für Soaiologie, XI, p. 206; PARK (R. E.) & BURGESS (E. W.), l ntrodnctiou lo tbe Scieuce
01 Sociology, Chicago, 1924; The City, Chicago, 1925; PARK (H. E.), Old lf/Oo..ld Tratts T"""J'
planted -en col. con H. A. Miller-, Nueva York, .1924; EUBIINK (E. E.), Tbe COTlCeIJI! vi
Sociology: .ti Treasise Presenting a SuggeIled Orgal1iztuiolJ 01 Sociologirel Tbeory in Temu
01 its M4jor C01](epJI, Boston, 1932, pp. 187 Y ss.; y LINTON (Ralph), Tbe Cnltaml Buvls-
ground 01 Personality, Appleton, Nueva York, 1945, pp. 6 Y ss.
:;¡ Cfr. LINTON (Ralph), oó, cit, en la nota precedente, p. 6.
es Cfr. noto N' 1H de este cap.
DESEOS SOCIALES BASICOS 317

la seducción de nuevas sensaciones, el aliciente de la aventura, el atractivo de fugarse


de la rutina y del aburrimiento que ésta produce, el anhelo de progreso y de mejora,
incluso la fascinación del peligro y de lo desconocido. Durante la primera infancia,
el individuo va teniendo constantemente nuevas experiencias, y como muchas son pla-
centeras, quizá esto lleva a asociar las cualidades de lo nuevo y de lo agradable.
IV. Deseos de reconocimiento. Consisten en los deseos de ser tomado en cuenta
por los demás; de que éstos reconozcan en uno determinadas cualidades; de ser acep-
tado en ciertos grupos o círculos; de tener prestigio, de ser estimado, de disfrutar de
una posición social satisfactoria. Estos deseos llevan a conductas valiosas, a esfuerzos
de trabajo, a exhibición de trajes y ornamentos lujosos, a formas de comportamiento
que llamen la atención de los demás y que les impresionen favorablemente..La vani-
dad, el orgullo, la pompa, el afán de poder, el anhelo de fama, son manifestaciones
diversas de esos deseos de reconocimiento.
V. Deseos de ayudar. Se trata de un deseo altruista. Lleva a una persona a obrar
prontamente cuando ve a otra en peligro. Un soldado en la Primera Guerra Mundial
dió hasta la última gota de agua de su cantimplora a un enemigo moribundo en las
trincheras. Una persona se echa a un río frío y de corriente vertiginosa para salvar
la vida de un extraño que se está ahogando.w Estos deseos llevan a hallar satisfac-
ción en la satisfacción que se proporciona a otros.
VI. Deseos de ser libre y de atlloafirmarse. Ya el infante lucha por mover libre-
mente sus brazos y piernas. Al avanzar en la vida va afirmándose en el adulto el
deseo de libertad, de no ser constreñido. Salvo en los casos de ·primitivismo, que
lleva hacia lo gregario, o en los casos de apocamiento, o en los casos en que una
educación monstruosa, como la nazi, inculca la regimentación, las personas de cul-
turas adelantadas tienden generalmente a desear la libertad y a autoafirmarse, cama
un ser individual, diferente de los demás.

13.-LAS ACTITUDES
Una actitud es una tendencia adquirida ---<amo resultado de muy diversos fac-
tares' concurrentes- a reaccionar favorable o desfavorablemente respecto de personas,
obj etos, situaciones, ideas, ocupaciones, modos de conducta, labores, etc.
Las actitudes pueden ser generales o especiales. Se puede hablar de actitudes
respecto de la gente, respecto de una clase social, respecto de un pueblo, respecto
de una vecindad, respecto de los abogados, respecto de una familia, o respecto del
señor Pérez; respect:o de la política; respecto de determinado partido, respecto de
un cierto estadista o líder; respecto de los deportes, respecto del fútbol; respecto
de la' vida urbana, respecto de una determinada ciudad; respecto de las transforma-
ciones sociales en general, o respecto de una determinada reforma legislativa; res-
pecto de los extranjeros, °
respecto de los chinos; etc. 30
2D Cfr. BOGARDUS (E,), ob. cit. en la nota N° 18 de este cap.
30 Cfr. SARGENT (S. Stansfeld), Social Psycbology: An Integratioe lnterpreration, Ronald,
Nueva York. 19~0, pp. 52 Y ss. Sobre las actitudes véase además: AGRAMONl'E (Roberto), So-
ciologia, La Habana. 1940, pp. 348 Y ss.; FARIS (E.), Are lnstincts Dala or Hypotbeses? en
"American journel of Sociology", 1921, 27, 193-194; }. f. BROWN, Psychology and tbe Social
Order, 5· ed., 1936, pp. 94 Y ss.; ALLPORT (F. H.); Social PsychoJogy, 1924, pp. 798 Y ss.;
BOCARDUS (E. S.), Sociology, 1945, pp. 84 Y ss.; PARK y BURGESS, Lnsroduction lo tbe Science
01 Socioíogy, pp. 438-439; EUBANK (E. E.), The Concepts 01 SocioJogy, 1932, pp. 187-188;


318 LAS ACTITUDES

Mientras que lo que se llama temperamento da color especial a todas o casi


todas las conductas de una persona, en cambio, las actitudes. están relacionadas con
objetos especiales. Claro que, como ya se indicó en el párrafo precedente, hay di-
versos grados de generalidad en las múltiples actitudes. Sucede que a veces es difícil
distinguir entre los rasgos generales de la personalidad individual concreta y las
actitudes generalizadas. Pero las actitudes están relacionadas con objetos concretos
en mayor medida que la están los rasgos de la personalidad individual.
Las actitudes son modos aprendidos. Pero en su formación y constitución in-
tervienen múltiples factores de diversas clases.
Intervienen en la formación de las actitudes algunos rasgoI de la personalidad
COncreta del individuo, por ejemplo. en las actitudes de retraimiento y timidez o en
las de comunicabilidad con la gente en general, en la de inferioridad, en la de supe-
rioridad o en la de llaneza. Intervienen también las preferencias innatas o adquiridas
del individuo por determinadas cosas;' situaciones, tipos humanos, 0, viceversa, las
aversiones.
Intervienen también los efectos que dejan en el ánimo de la persona determi-
nada experiencias placenteras, o desagradables, de individuos, grupos, situaciones,
cosas, etc., bien como recuerdo consciente o bien como rastro subconsciente. Las
experiencias pueden ser directas, es decir, propias} o indirectas, o. sea ajenas comu-
nicadas. Las experiencias directas son mucho más vigorosas, y, por tanto, más efi-
Caces. Pero las experiencias ajenas comunicadas socialmente son en número mucho
mayor, y ejercen una poderosa influencia en la configuración de las actitudes.
En la formación de las actitudes intervienen también muchos jactares sociales:
la influencia del grupo; el adoctrinamiento por los miembros de éste -v. gr.: cuan-
do inculcan un prejuicio respecto de 10s pertenecientes a otro grupo--.; la presión
de unos modos colectivos mentales, emotivos o prácticos; el ejercicio de muchas
funciones sociales (de responsabilidad, de representación, de mando, de sumisión);
el oficio o la profesión --que son en definitiva también funciones sociales.
La formación de las actitudes está influida poderosamente también por las opi.
niones que el sujeto se va formando sobre las gentes, sobre los miembros de los
diversos grupos y círculos sociales, sobre las ideas, sobre la política, sobre los ne-
gocios, sobre el deporte, etc.
En el fondo de muchas actitudes van encapsulados juicioJ de valor, estima-
ciones subjetivas, ora de carácter positivo O de índole negativa. las gentes aprueban,
buscan y promueven lo que estiman valioso, .Y censuran, eluden y combaten lo que
consideran como antivalioso. Pero hay muchas actitudes que frecuentemente no son
el fruto puro y limpio de valoraciones conscientes, sino que, por el contrario, cons-
tituyen el resultado de complicadas combinaciones de <múltiples [actores psicológicos
--en relación Can las circunstancias objetivas- entre los cuales hay elementos in-
conscientes ° subconscientes, complejos (en el sentido que esta palabra tiene en el
psicoanálisis), tendencias oscuras, apetitos inconfcsados, frustraciones, etc.

THOMAS (W. l) y ZNANIECKI (F.), The Polisb Peasant i11 Europa alld America (1927), J,
_pp. 10-12; NOVICOC (Y. A.), Conscience el Voíonté Socia/es (18~7), lib. JI, pp. 89 Y ss.;
YOUNG (K.), Socia/ Psvcbologv, 3' ed. (195:>), p. 123; GERMANI (Gino), Estudios do Psico-
/(}.~ía Social, Instituto de Investigaciones Sociales Universidad Nacional, México, 1956.
CAPiTULO XVI

RAZAS Y SOCIOLOGIA
SUMARIO:-l. Errores involucrados en el concepto f'u/gar de raza. Fallidos in-
tentos de la antropotogia pMa aclarar este cOrlcepto.-2. La ciencia genétha
contemporánea y les "razas".-3. Crítica de /01 vicios conceptos de raza a la luz
de la genética c.onlemporánea.-4. Cruces y variedades imermedias.-5. Círculos
socia/es o grupo! colectivos determinados por un criterio é/nico.-6. Influencia
del medio y de las funciones en las diferencias orgánüas.-7. Pueblos o necio-
nes y razas.-8. Paridad fundamental de sodos. los hombres. El problema de la
capacidad en las diferentes eSlirpeJ.-9. Razas y cultura. Raza y lengua.-lO.
Exposición de /as doctrinas racialistas: A) Doctrinas con pretensiones de una
Pilosoiía de la Historia. Gobineau y Chamber/ainj B) Doctrinas antropomé-
tricas: Lapouge y Ammon; C) Doctrinas racialistas de la herencia: Galton y
Pea-son; D) La ,fraudulenta concepción racista del nazismo alemán.-l1. Cri-
tica de las doctrinas racialista.I.-12. Conciencia racial! prejuicio y discrimina-
ción racial, como hechos reales.-B. Prejuicios y discriminación como [ormss
colectivas de comporlamiento.-14. Factores que generan prejuicios.-15. El
"círculo vicioso" en el desarrollo de los preiuicios.

l.-ERRORES INVOLUCRADOS EN EL CONCEPTO VULGAR DE RAZA.


FALLIDOS INTENTOS DE LA ANTROPOLOGIA PARA
ACLARAR ESTE CONCEPTO
El antropólogo y pensador norteamericano Asbley Mootagu" observa que la
idea común de raza representa uno de los errores más peligrosos de nuestro tiempo.
y uno de los más trágicos en sus consecuencias. Casi todo el mundo parece dar por
supuesto que sabe lo que la palabra "raza" significa, y que la ciencia desde hace
.mucho tiempo probó la existencia de diferencias físicas y psíquicas, muy importan.
tes. entre las llamadas razas. Ni lo uno ni lo otro es verdad.
1 MONTAGU (Ashley),Man's Dangerous MYlh: The Fallacy 01 Race, Columbia Unlversity
Press, Nueva York, 1945. Véase también: MONTORO (Octavio), Constitución! Herencia, Razas,
La Habana, 1936; MARnAL (René), Rsce, heredilé, folie, Paris, 1938; MOTANDON, L'état armel
4" l'Eihn%gie raciale, en "Scientie", 1939; HILOEBRANDT (Dietrich), Le mlthe des races en
"Archives de Philoscphle du Droit et de Sociologie juridique", 7e. année. N 1-2, 1937; BAlN
(Read), Biologicaí Sociology, en la obra Pields and Methods 01 Sociology, edited by 1. L.
BERNARD, 1934, p. 44¡ KEITH (Sir Arthur), Mano' A Hi story 01 the Human Body; HUXI.EY
(Julian), Man Stands Alone, 1941, cap. IV, pp. 106-126; BENEDICT (Ruth), Raza: Ciencia y
Política, trad. casto de E. Champourdn, México. 1941; PRENANT (Marcel) , Raza y Racismo,
trad. casto de Manuel Martínea Béea, México, 1939; BARZUM, L, Rece, A Study in Modem
Seperstition, 1937; LE5TER (P.), Y MILLoT (J.), LaJ razas humanas, trad. casto de Manuel
A1varez Ugena, México, 1945; LAKHOSVSKY. La civilisation et la folie racista, New York,
1941; BBRNARD (1. L.), lntrodaaion to Sociology: A Naturalislic Accoum of M(11/s Ad;uslment
Jo His World, 1942, pp. 528 Y ss.

319
320 ERRORES Y FRACASOS EN EL CONCEPTO DE RAZA

Al examinar esta cuestión de cerca. se advierte que no es fácil clasificar la


humanidad en razas rigorosamente diferenciadas, y muchísimo menos atribuir dife-
rentes capacidades mentales a las varias llamadas razas. La cuestión de la superio-
ridad de una determinada raza sobre las demás no ha sido nunca examinada cientí-
ficamente, ni mucho menos ha sido probada jamás.
El gran antropólogo y sociólogo cubano Fernando Ortiz" dice que "la raza
es un concepto humano tan histórica y científicamente convencional y cambiadizo
como social y vulgarmente altanero y despiadado. Pocos conceptos hay más confusos
y envilecidos que el de la raza. Confuso por lo impreciso, envilecido por los des-
preciables menesteres políticos y sociales en que ha sido empleado. El mismo vocablo
raza no tiene una pura generación y llega a nosotros manchado de infamia. Raza es
voz de mala cuna y de mala vida". Se discute sobre el origen del concepto que or-
dinariamente se tiene hoy de la raza. Algunos como Lord Bryce- creen que ese
concepto no adquirió su sentido presente sino hasta la Revolución Francesa. Otros
fijan su aparición allá por los siglos XVII o XVID, en la acepción de una caracteriza-
ción ostensible por cualidades diferenciales hereditarias de los seres humanos.'
Los antropólogos no han podido hallar un criterio inequívoco para definir el
concepto de raza; ni tampoco han podido encontrar una base firme para intentar una
clasificación de la humanidad en razas.s
En el lenguaje vulgar se suele confundir lo que más O menos vagamente se
apunta como caracteres raciales físicos (color de la piel, forma del cráneo, clase
de cabello, etc.) con el concepto de pueblo (los latinos, los germanos, los chinos,
etc.), que no denota un producto de la naturaleza, sino una configuración cultural
moldeada por la historia.
Los antropólogos no se han puesto de acuerdo en la formulación de un con-
cepto científico de raza. Con todo, durante mucho tiempo ha prevalecido el pensa-
/ miento de que la raza se determina por un conjunto de especiales caracteres físicos
que se transmiten por herencia.e
La mayor parte de los antropólogos y sociólogos, sin embargo, considera que
hay razones para partir del supuesto de un común origen de la humanidad entera.
En efecto, la mayorla de los antropólogos entienden que todos los hombres perte-
necen a la misma especie, Homo sepiens, y que muy probablemente todos derivan'
del mismo tronco ancestal de la humanidad.
Asimismo, aparte de ese problema sobre el origen común, que suele resolverse
en sentido afirmativo, todos los antropólogos auténticos, es decir, que no han aban-
donado el punto de vista científico para sustituirlo por malas pasiones políticas,
coinciden en afirmar rotundamente que, sea cual fuere el alcance de las variantes
raciales, en todo caso esas variantes caen dentro de una misma especie, la especie
humana, cuyos individuos son esencialmente homogéneos. '1'
Generalmente se ha tomado como base para intentar un concepto de raza, y
una clasificación en razas, caracteres superficiales, pero visibles, tales como los
2 Cfr. ORTJZ (Fernando), El Engaño de las Razas, La Habana, 1946, pp. 17 Y ss.
3 Cfr. BRYCE (J.), Race Sentimont as a Factor in History, Univ. of London Press, 1915.
'* Cfr. ORTIZ (F.), ob. cit.
á Cfr. ORTJZ (F.), ob, cir., pp. 24 Y ss.
G Cfr. HOOTON (E. A.), Up [rom tbe Ape, MacMillan, Nueva York, 1946.
7 Cfr. SOROKJN (P. A.), Contemporary Sociological Theories, 1923.
ERRORES Y FRACASOS EN EL CONCEPTO DE RAZA 321

siguientes: el color de la piel; el color y la forma de los ojos; la forma del


cráneo -alargado o dolicocéfalo, aplastado o braquicéfalo, y redondo o mesocé-
falo-i-, incluyendo los índices cefálico anceroposterior," el índice facial," y el In-
dice nasal;'? la forma de la nariz en cuanto al perfil, en cuanto a las alas (aplas-
tadas o estrechas) y en cuanto a las ventanas (anchas o angostas); la delgadez y
el grosor de los labios; el tamaño de las orejas; la estatura; las proporciones del
cuerpo y de los miembros; la clase de cabello (lacio, liso, ondulado y lanoso-ensor-
tijado), y el desarrollo del sistema piloso.
Ahora bien, según cuales sean las características diferenciales que se tomen
como base para la clasificación, se llega a las más variadas clasificaciones. Sucede
que no se ha logrado descubrir una correlación necesaria entre las varias caracte-
rísticas diferenciales, es decir, por ejemplo, una correlación entre el color de la
piel, la forma del cráneo, la estatura, etc. Si ocurriese, por ejemplo, que todos los
blancos fueran dolicocéfalos, altos, aguileños, y todos los negros fuesen braqui-
céfalos, bajos, chatos, entonces sería fácil proceder a una. clasificación sistemática
de la humanidad en tipos antropológicos. Pero las cosas son de otro modo: los
índices craneanos más dolicocéfalos que se conocen han sido encontrados en los ne-
gros, de los cuales, por otra parte, la mayoría es de tipo braquicéfalo. En cuanto
a la estatura, todas las modalidades se hallan en todas las razas. Aunque la calidad
del cabello suele estar en más regular correlación con el tinte de la piel, hay
negros australianos de cabello ondulado. Y, así sucesivamente, se podría enumerar
la falta de correlación entre todos los puntos de vista diferenciales. u El tamaño.
y la complejidad del cerebro, la forma de la cabeza, la estatura, las modalidades
en algunas funciones fisiológicas y las reacciones mentales varían enormemente
dentro del seno de un mismo grupo; y muchos de los rasgos que hallamos en un
mismo grupo, mal llamado racial, los poseen también no pocos individuos de otro
grupo en apariencia muy distinto.
Así, pues, las. incontables posibilidades que se dan para la dasificación, y la
falta de correlaciones forzosas entre esas posibilidades, determinan que los antro-
pólogos no hayan podido ponerse de acuerdo, ni remotamente.
Cuando el naturalista Cuvier (1769-1832) quiso clasificar a los hombres por sus estiro
pes, inspirándose en la Biblia. sostuvo que habla tres razas de hombres: itt/elislas, semitas y
camitas, nacidas respectivamente de Jafet, Sem y Cam. Pero este criterio no ha sido aceptado
como criterio antropológico.
Antes, Linneo; en su Sistema de la NaJMaJ8Zd (1735) crey6 que las estirpes humanas eran
cuatro: Europeo blanco, Asiático lívido, Americano bermeto y A/rüano negro.

1> El índice cefálico horizontal, imaginado por Retzius en 184'. es el porcentaje de la te-
lación del diámetro transversal máximo de la cabeza al diámetro anteroposterior. Este índice
se expresa por un número que es tanto más pequeño. cuanto más alargada es la cabeza. Son
considerados como dolicocéfalos los Indices entre 77 y 82; Y como braquicéfalos Jos superiores
a 82. El índice cefálico horizontal no sirve" para distinguir a los blancos de los mogoloides
ni de los negros, ni tiene validez constante para las estirpes primarias. Hasta cierto punto. y
nada más que relativamente --(on muchas variantes y excepciones-c-, sirve para distinguir
algunos grupos blancos.
9 Es la- relación centesimal de la anchura de la cara a su altura.
lO Es la relación de la anchura de la nariz a su altura. Llárnase leptorrino si es inferior
a 70; mesorrino, el comprendido entre·'70 y 8'; Y platirrino el superior a 8'.
11 Cfr. Hr:"'EDICT {Ruth}. Raza: Ciencia )' Política: LF.5TER, P, Y MILLOT, J., Las Razas
/Jllm'¡Jldi: BOAS. F., Race ami Dn}}(Jcmlic Slate,' UERNARD, 1. L., All l ntrodnction ro Sociologv,
cap. XXI.
322 ERRORES Y FRACASOS EN EL CONCEPTO DE RAZA

El naturalista Buffon, en el tercer volumen de su Historie Natural (1749), distinguió seis


razas humanas: la polar o lapona, la lá,It:N'4 o mogólica, la aJiáli~a m~riJionaJJ la europea.. la
e/iópica, y la americana.
En 1781, Blumenhach opin6 que las razas eran cinco: caucáJica, mogólica, eliópira. ameri-
atila y malaya. Esta clasificación fué aceptada por Nott y Giddon en 1854, pero añadiéndole
dos ralas más: la australiana y la ár¡ica.
Con el desarrollo de. los métodos científicos, del análisis anatómico de la exploración
geográfica, los antropólogos han hablado de más y más razas humanas. El biólogo alemán
Haeckel, en 1873. decía haber descubierto doce razas humanas; pero él mismo en 1879 rnani-
testó haber hallado treinta y cuatro razas. Topinard, en 1878. enumero dieciséis razas; y en 1885
llegó a hablar de diecinueve. En 1889. Deniker clasificó treinta y tres razas comprendiendo
treinta subdivisiones; pero en 1900 prefirió fijar el número de razas en diecisiete. englobando
veintinueve subdivisiones. Para Crawford las razas son sesenta; para Burke sesenta y tres; y
para Giddon llegan a ciento cincuente.w
En algunos congresos de Antropología se ha hablado hasta de unas cien razas, aunque no
se haya podido convenir sobre lo que una raza sea en reelldad.w

•.-LA CIENCIA GENETICA CONTEMPORANEA y LAS "RAZAS"


En nuestros días algunos de los cultivadores de la Ciencia de la Genética han
tratado de definir la palabra raza en un sentido muy diferente del que fué intenta-
do por los antropólogos, tomando como base las constelaciones de los genes y los
diferentes grupos sanguíneos.
la Gellética estudia los mecanismos de la herencia en general, y especialmente e! modo
de operar .de esos mecanismos en el hombre.te La Genética de nuestro tiempo ha partido de
una revaloracióa de los trabajos llevados a cabo por el fraile austríaco Gregario Mendel (1822.
1884) sobre experimentos de hibridizacién hechos con guisantes y otras plantas en el jardín
de su monasterio. a través de los cuales descubrió algunas leyes de herencia en variedades híbri-
das. Ya en el siglo pasado y en el comienzo del siglo xx fué desarrollándose una corriente de
estudios neo-mendelianos que dieron origen a la nueva Ciencia de la Genética. 1 5

A la luz de la nueva Genética han hecho crisis, o mejor dicho han hecho
quiebra, las nociones de raza que habían sido manejadas. tanto vulgarmente, como
por los antropólogos.
La tesis fundamental de la Genética contemporánea es que la constitución he-
reditaria de todo organismo esté formada por un gran número de unidades indepen-
dientes contenidas en los genes 'l"e se perpetúan por autorreproducción aá iniinítum.
Esas unidades hereditarias no son llevadas por la sangre, sino que están. conte-
nidas en los genes y son transmitidas por las células reproductoras, es decir. por
los espermatozoides y los óvulos.1 6
12 Cfr. ORTIZ (Fernando). ob. cir., pp. 42 Y es.
u Cfr. OIXON (R. B.), The Racial History 01 Man, Scribner's, Nueva York, 1923.
14 Cfr. BoYD (WiIliam C), Genetics and the Reces 01 Man: An Introduaion to MoJe,n
PhYJicaJ Antbropology, Little-Brown, Bastan, 1953. pp. 194-197.
15 TSCH'ERMAK, CORRENS y DE VRIES redescubrieron en 11900 las mismas leyes, a las que
1I.amar~n neo-mendelianas en honor del primero que las descubrió. Cfr. GoLDSCHMIDT R" Pbi-
IIO/ogUa} Gene~lCs, 1938; Cfr. HUXLEY (Julian), Mon Stonds Alone, 1941. pp. 106 Y ss.; BoYD
(W. C.), ob. at., cap. 11; DOBZH....NSKY (Th.), Genetics alld the Origin 01 Species, Nueva York.
1937; HALDANE (J. S.). New PathJ in Genetics, Herper, Nueva York, 1942; SOIEINFELD (Am-
raro), New Patbs in Genetics, Nueva York, 1937; MORGAN (Thomas Hunt), Tbe Tbeory o( the
Gene. Yale University Press, New Haven, 1926; DUNN (L. C.) & D08ZHANSKY (Th.},
H""'edity, Rau·and Societv, Mentor, Nueva York, 1950. .
18 Cfr. HUXLEY (Julian). MlIn Star:dJ Alone, 1941. pp. 106 Y ss.
LA HERENCIA SEGUN LA CIENCIA GENETlCA 323

El plasma germinal, es decir, los genes o unidades hereditarias, pasa de los progenitores
a su descendencia en forma de partículas sueltas, yo no cerno una porción de una fusión más o
menos uniforme de los plasmas germinales de la madre y del padre. Estas unidades heredi-
tarias o del"plasma germinal son precisamente lo que se conoce con el nombre de geneJ. l1

En las células reproductoras se ha observado la existencia de unas estructuras


como bastoncitos, llamados cromosomas, que se dan en pares. Se supone que esas
estructuras O cromosomas contienen los genes, y que el número de grupos de genes
es igual al número de pares de cromosomas. Así pues, parece que los cromosomas
son como estructuras ordenadas de series de genes, algo así como "super-moléculas"
formadas por genes, capaces de romperse en los espacios que hay entre los genes,
y conteniendo probablemente alguna materia no gecética.w
El equipo de genes de un organismo es doble, una colección procedente del
padre, y otro procedente de la madre. Las dos colecciones se suman en el momento
de la fertilización. "La expresión más simple y esencial del proceso genésico, de-
nominada zygos¡«, es la unión de dos células sexuales o gametos, una masculina y
otra femenina, para formar una nueva célula zygote, o sea el embrión de una nueva
criatura ... Al producirse la creación de un nuevo individuo humano por la acción
de dos diminutas células que chocan y se compenetran .. '. de cada una de esas
dos células surgen multitud de entidades (los genes) ... Cada célula embrionaria
es un mundo, porque ella, no obstante su pequeñez, es complicada y singular...
En medio de cada célula embrionaria el microscopio muestra una porción diferen-
ciada llamada núcleo ... ; dentro de cada núcleo una serie de bastoncillos. .. no
mayores de una milésima de pulgada. que son los cromosomas; y en cada cromo-
soma unas porciúnculas, denominadas genes", Esos varios millares de genes deter-
minan el patrimonio hereditario, "los genes son invisibles como los virus filtra-
bies o los átomos, pero su realidad, aunque inferida, no es menos cierta ... Se les
ha calificado de 'cápsulas químicas' ... Cada uno de esos invisibles genes encierra
un aparato químico de prodigiosa y singular complejidad. donde funcionan multitud
de elementos dispuestos a su vez en formas arquitectónicas peculiares ... Cada uno
de esos genes. dicho sea en términos sencillos. tiene una misión particular que
cumplir: la de cuidar de la perpetuación de talo cual carácter ... Así, por ejemplo.
unos genes cuidarán de la pigmentación del ojo, otros de la contextura del pelo.
otros de los perfiles de la nariz, otros de la estatura, otros del timbre de la voz,
otros de la longevidad ... , etc. Observando lo que los genes hacen y como tra-
bajan, Scheinfeld dice que ellos pueden ser considerados como 'obreros dotados de
personalidad'. No hay fábrica industrial que tenga tantos especialistas y con tan
perfecta organización. ni dotación de trabajadores que puedan hacer tan sorpen-
dentes cosas. Entre Jos genes se cuentan arquitectos, ingenieros, plomeros. albañiles,
carpinteros, decoradores. químicos, artistas, escultores... Cuando dos seres huma-
nos ofrecen semejanzas de talo cual rasgo de sus cuerpos es que en su anccsrrulidad.
común o diversa, tuvieron genes de la misma índole, los cuales operaron igual-
mente, cada uno por su lado, en el moldeamiento de sus respectivas formas ...
Análogamente, a la inversa, una disparidad somática entre dos individuos, aun ha-

11 Cfr. Boyo (W. C.), Genetics amJ tbe Races 01 AI.m, Litrle Brown. Itoston. l')~.~.
pp. 39 y ss.
15 Cfr. BOYD, ob. cit., pp 45 Y ss.; Y ÜRTIZ, ob. cir., pp. !j.j r xs.
324 LA HERJiNCIA SEGUN LA CIENCIA GENETlCA

biendo sido éstos engendrados por los mismos padres. supone siempre una dife-
rencia de los genes artífices- en el amasijo de los barros. Si uno cualquiera de los
genes similares que pudieron ser cooperantes fuese pasivo, destruido o alterado,
.el individuo resultante mostrada el correspondiente cambio en sus características:
quizá en el color de sus ojos, en la forma de su nariz, en su estatura o, según
pretenden algunos, hasta en su carácter o temperamento't.P
A este propósito observa Julian Huxleytv que las diferencias entre hermanos dentro de
la misma familia pueden ser debidas a la recombinaci6n O nueva mezcla de viejos genes, en las
que se formen nuevas constelaciones por la nueva distribución resultante después de un cruce.

Pero no todos los genes se convierten en actuantes. Unos actúan decisivamente,


mientras que otros quedan pasivos, y entre ellos se forman combinaciones varias
en cada célula embrionaria y por tanto en el resultado que es el correspondiente
individuo humano.
Se cree que los cromosomas de cada individuo humano son cuarenta y ocho.
Pero cada Cromosoma contiene innumerables genes, decenas, centenares y hasta mi-
llares de ellos. Lo que no está en esos cuarenta y ocho cromosomas no puede estar
en la herencia. Pero las combinaciones entre ellos, y sobre todo entre los genes
que contienen, pueden ser innúmeras.
El fenómeno hereditario de la producción de una nueva individualidad se ha
de producir por la cooperación de dos. Es posible que talo cual de sus caracteres le
provenga de unos genes paternos, y algún otro de ciertos genes maternos. Pero,
en general, parece que en la producción de cada uno de los caracteres corporales
contribuyen genes de ambos progenitores, "aunque cabe que sea en proporción y con
actuación diferentes, p. e., concurrente, pasiva o recesiva. El heredero hereda" de sus
progenitores, pero no hereda todo lo de ellos, sino sólo algo de cada uno.'
Toda herencia es mixta, pero se trata de una mezcla y no de una fusión. La
herencia --diCe Fernando Ortiz,21 al exponer los resultados de la nueva Genética-
es un tratado de paz entre dos ejércitos de genes que fueron movidos al encuentro
por su ímpetu de perpetuación.
Los genes de cada ser humano, a pesar de ser incontables, no son capaces de
producir todas las variantes posibles de la especie humana. El arsenal genético
de cada individuo es limitado; comprende la mitad de los cuarenta y ocho cromo-
somas o cuerpos de ejército de genes propios de cada uno de los dos individuos
de la pareja generadora -es decir, veinticuatro de los cuarenta y ocho del padre
y veinticuatro de los cuarenta y ocho de la madre. Serán .dos los ejércitos de genes
que i irán al impacto creador; en él morirán de uno y otro bando, y también de
ambos habrá supervivientes. Estos, los supervivientes, serán los que al fin se darán
el abrazo de transacción para reunirse y perpetuarse en una nueva vida.
Como quiera que cada uno de los progenitores transmite a su heredero sola-
mente la mitad, o sea veinticuatro, de sus cuarenta y ocho cromosomas, es muy
posible que los cromosomas donde se albergan los factores de las más destacadas
características paternas o maternas no figuren entre los "transmitidos en la genera·
19 Cfr. ORTIZ (F.), ob. cit., pp. 13'-138.
se Cfr. HUXLRY (J.), ob. cit., pp. 106 Y ss.
ar Cfr. OKTIZ. ob, cit.. pp" 142 Y ss.
LA HERENCIA SEGUN LA CIENCIA GENETICA 325

ción, y que, por tanto, el hijo resulte, por ejemplo. chato como la madre o alguno
de sus cuatro abuelos, en vez de ser narigudo como su padre.
Dada la cantidad d'e cromosomas que entran en cada generación. es fabulosa-
mente grande elnúmero de combinaciones cromosórnicas y embrionarias que puede
crear cada ser humano. Dice Scheinfeld'" que, en virtud de que. cada progenitor
puede crear, en cuanto a posibilidades teóricas, más de dieciséis millones de com-
binaciones de determinantes hereditarios, y que uno solo" de esos dieciséis millones
de espermatozoides ha de reunirse' con uno solo de los dieciséis millones de óvulos
posibles, prácticamente no hay probabilidad ninguna de que puedan resultar dos
individuos exactamente iguales.
Antes se creía que la base material de la herencia debía entenderse como una
substancia homogénea, la cual podría mezclarse cap. otra análoga, tal y corno se
mezcla café con leche; y así se creía que el matrimonio de una persona negra can
una blanca tenía que producir un mulato equidistante, en cuyo tinte se hubiese
mezclado el 50% de negro café y el 50% de blanca leche; y que si un mulato
casaba con una blanca, la descendencia saldría con su parda pigmentación diluida
de nuevo, con un 75% de-leche y un 25% de café. Pero la experiencia real no se
ajustaba a tales previsiones aritméticas. Mendel descubrió que la herencia no es una
simple mezcla de café con leche, ni un proceso diluente de sustancias, sino que
se trata de la transmisión en forma muy complicada de ciertas unidades en las cuales
están los factores determinantes de la herencia. Cada uno de los genes puede estar
o no presente en un cierto proceso hereditario, pero no puede ser dividido, no
puede estar en parte presente y en parte no. Si los padres poseen caracteres dife-
rentes, estos no. se funden en la criatura, sino que pueden combinarse ambos
en diversas proporciones, bien en casi paridad, o bien siendo uno de ellos domi-
nante sobre el otro, el cual queda como recesivo.
"Tras del abrazo embriogénico, unos genes con otros quedan otra vez enlaza-
dos en una célula nueva -la célula embrionaria- y sus enlaces son divcrsísimos,
de incalculables combinaciones; pero los genes nunca" se funden, ni confunden, ni
cambian su condición esencial, Con ellos se forman los más variados mestizajes,
pero no resulta mestizaje en ninguno de ellos El-que gana será el que imponga su
carácter a la venidera criatura. El que pierda quedará a la espera de otra opor-
tunidad ... y- ... podrá vencer en una de las sucesivas generaciones, en la del
hijo, en la del nieto, o en otra ... más tardía ... Todos los genes, artífices del nue-
vo ser humano, los cuales se cuentan por millares ... , por sí o en grupos ... , se
~prestan a la faena del nuevo engendro." Pero no todos pueden colaborar - en él.
Tan s610 una parte de ellos hallará empleo; la otra quedará en huelga forzada.
Pero, ¿cómo se determinará la selección de ·los genes, que han de colaborar en la
creación de la obra nueva? [Misterio!"
"Los determinantes hereditarios se ... suman unos a otros sin perder sus respec-
tivas individualidades ... Se pensó que una buena metáfora sería la de los frijoles
negros y el arroz blanco al ser revueltos en una vasija; pues en ella el color que
prevalezca en la superficie hará que la masa aparezca externamente como mixta,
más blanca o más negra, según fuera el azar en que hayan caído las semillas. Y
cuando una nueva generación exige que Se rehaga otro ayuntamiento de la mitad
22 Cfr. SCHEINFELD. ob. cit., J"lp .. 28 Y ss.
326 LA HERENCIA SEGUN LA CIENCIA GENETlCA

de las semillas de un lado con la mitad de las del otro (genes, frijoles O arroces)
el azar de la mezcla podrá hacer, y hará seguramente, que en el nuevo conjunto
aquéllas sean combinadas de otra manera que en las vasijas anteriores y ahora apa-
rezcan como una masa de diferente pigmentación". Claro que esta descripción
es tan s610 una metáfora, la cual, aunque útil, contiene alguna inexactitud.P
La Genética contemporánea distingue entre el genotipo que es el conjunto de
la constitución genética de un individuo, y el fenotipo que es su tipo corporalmente
visible. Johaosen y Dobzhansky" han formulado la observación de que entre el
genotipo y el fenotipo se da una relación dinámica. El genotipo determina la reac-
ción del organismo frente a su ambiente, pero no determinan el ambiente eterno.
En cambio, el fenotipo es siempre el resultado de la .interacción o influencia recí-
proca entre un cierto genotipo y un cierto ambiente, de suerte que el resultado
final depende de ambos factores. Diferentes genotipos pueden reaccionar en un cierto
ambiente produciendo fenotipos similares. Por eso, la semejanza de fenotipos den-
tro de un mismo ambiente no siempre constituye una prueba de identidad de geno-
tipos. Por otra parte, la diversidad de fenotipos no es necesariamente una prueba
de diversidad de genotipos.
Comentando estos descubrimientos, dice Fernando Ortiz que ellos ponen de manifiesto
que si bien la herencia significa una transmisión, ésta no se, hace siempre, ni toda ella) de
manera' ostensible, pues a veces se veriEiOl a escondidas. Por una herencia se transmiten tan sólo
ciertos caracteres somáticos de cada progenitor. Jos cuales están contenidos en su genotipo;
pero de esos caracteres no todos ellos pueden emerger visiblemente en el genotipo de la nueva
criatura. Por eso, es necesario distinguir en los fenómenos de herencia la integra individualidad
genética por una parte, y el cuerpo por otra parte, o sea, es necesario distinguir entre el ger·
moplasma y el somatop/aJmaJ~5
Observa Rcstands" que Jos profanos entienden por herencia la transmisión de ciertos ca-
racteres, mientras que, por el contrario, los biólogos entienden que la herencia es la transrni-
sión de ciertas sustancias, las cuales tanto pueden hacer que el descendiente o heredero se
asemeje a sus dos progenitores o a uno de ellos, como pueden también hacer que difiera de en-
¡rambos. Así, de un conejito blanco nacido de dos conejos grises podrá decirse, por muy para-
Clójico que ello parezca, que es blanco por herencia, porque ha recibido de sus progenitores
la condición de su blancura. Es el germen. el germoplasma, lo que forma el eslabón que une las
sucesivas generaciones, y no el cuerpo, que es el organismo ya desarrollado de ese germen bajo
el influjo del ambiente. Así pues, mientras que en otro tiempo la herencia se había conside-
rada como un factor de estabilidad, hoy, por. el contrario, además, es tenida también como
una función de variabilidad.

3.-eRITICA DE LOS VIEJOS CONCEPTOS DE RAZA A LA LUZ


DE LA GENETICA CONTEMPORANEA
La Antropología del pasado, tratando de purificar y aclarar el concepto vulgar
de raza, que tan turbio andaba rodando por el mundo, intentó definirlo como un
grupo de individuos con caracteres corporales semejantes, fijos y hereditarios. Pero
la Genética contemporánea ha mostrado:

23Cfr. ORTIZ (P.). ob. cir., pp. 147·151.


26Cír, DoBZHANSKY, Genetics ami lhe Origin "'1 Speciu, Columbia, Univ. Press, Nueva
York, 1941.
2.5 Cfr. ORTIZ (F.), ob, cit., pp. 156 Y ss.
20 Cfr. ROSTAND, La nout'elle Biologie, p. 47_
CRITIC/t DEL CONCEPTO DE RAZA POR LA GENETICA ~27

19 Que lo que se hereda no son los caracteres visibles, sino los genes.
2' Que la nueva criatura no hereda la totalidad de los genes de sus dos
progenitores. sino solamente la mitad de los que tiene cada uno de éstos, quedando
las otras mitades (una de cada uno) eliminadas en la lucha a través de la cual
se forma la célula embrionaria, es decir, el óvulo fecundado.
39' Que de todos los genes que la nueva criatura hereda de sus progenitores.
no todos ellos van a ser factores actuantes en la formación y desarrollo de su orga-
nismo, sino que entre ellos se entabla también una especie de combate por e~ pre-
dominio. Hay genes fuertes y los hay débiles; unos son más activos que otros y
otros parecen quedarse pasivos; unos son dominantes y otros 500 recesivos. Unos
logran imponerse con más frecuencia que otros, los cuales a v~ces suelen perma-
necer en la entrada del genotipo, inactivos a través de varias generaciones. y sólo
de tarde en tarde, favorecidos por contingencias favorables, consiguen reanimarse
y hacerse ostensibles en la externidad fenotípica.
49 Que en el proceso selectivo de cuáles, entre todos los genes presentes en
el genotipo del nuevo organismo, van a manifestarse en caracteres visibles, influye
considerablemente la acción del medio ambiente."
59 Que cabe que haya una gran cantidad de individuos con una herencia
genética semejante y, sin embargo, muy diversos entre sí en cuanto a los caracteres
visibles (fenotipo); así corno cabe también que muchas personas que presenten visi-
bles rasgos físicos semejantes no tengan una herencia común ni tengan tampoco
los mismos antepasados.
6 9 Que los rasgos corporales no vienen encapsulados dentro de unos deter-
minados genes.
79 Que cada uno de los caracteres corporales visibles no es producto de un
gene singular, sino que es más bien producto de la síntesis de una obra múltiple.
8 9 Que está comprobado que los genes experimentan mutaciones, aunque este
hecho no esté suficientemente explicado.w
A la luz de estos descubrimientos quedan hechas pedazos, totalmente arruina-
das, no sólo las nociones vulgares de raza, sino también todos los intentos que la
Antropología había hecho para definir científicamente este concepto y para obtener
una base de clasificación racial.
El famoso antropólogo Ashley Montagu dice que jamás tendrán éxito los
esfuerzos que se hagan para clasificar los seres humanos tomando como base sus
caracteres corporales visibles; porque no son esos conjuntos de caracteres los que
se fijan y se transmiten, sino unas singulares entidades genéticas. Y Montagu añade
que, por lo tanto, se debe considerar la raza no como estática, esto es, corno un
complejo de caracteres fijos en el individuo y en el grupo, sino que, por el con.
trario, se debe considerar la raza como algo dinámico, es decir, como expresión
del constante/ambio genético en una determinada zona. 29 -

El gran antropólogo Franz Boas hace ya muchos años había observado que hay
quienes cometen el grave error de confundir la herencia individual con la herencia
racial. Mientras que la herencia individual es una realidad científica, en cambio,
2, Cfr. Boro (W_ e). oh. cit., p. 88.
~'J cs« H¡;XLEY (J.), oh. cir., pp. 123·26.
29 Cfr. M01\TAGL: (A.), oh. cit., pp. 401 Y ss.
328 MEZCLAS ETNICAS

hablar de herencia racial carece de sentido. "Conocemos malamente lo que significa


la' herencia de padres a hijos. En una familia la herencia tiene gran importancia;
pero la herencia es un asunto de familia. Fuera de la familia. la herencia es sólo
mitología. En una pequeña y estática comunidad, como una aldea de esquimales,
la llamada "herencia racial" y la familiar de. padres a hijos son prácticamente equi-
valentes; pero aquel' concepto aplicado a grupos de seres esparcidos sobre una exten-
sa área, a los nórdicos, por ejemplo, carece de toda base en la realidad" .SO Y Boas,
en uno de sus últimos trabajos, apuntó que la única manera de expresar las dife-
rencias entre diversos grupos humanos sería el determinar la frecuencia con que
las formas se presentan en cada grupo.w

4.-CRUCES y VARIEDADES INTERMEDIAS


La última observación de Boas lleva a considerar otros hechos de decisiva im-
portancia para este problema: los hechos. de los efectos de los cruces, así como los
hechos de variedades intermedias éntre los mal llamados tipos raciales, variedades
intermedias que, unas veces pueden ser, y otras veces no ser, efecto de cruces.
julian Hux1ey, expresando la convicción científica de la inmensa mayoría de
antropólogos serios, dice que todos los grupos humanos son de origen mezclado.s"
Se puede .afirmar esto rotundamente por todo lo que la Genética y la Antropología
posrmendelianas nos ha enseñado. Además, se puede afirmarlo también por el
hecho probado de las grandes migraciones humanas en diferentes y opuestas tra-
yectorias, ya en la época prehistórica, así como las mezclas entre diversos pueblos
por conquista y anexión. Puede ciertamente haber ciertos tipos étnicos caracteris-
tices, pero son mucho más vagos y mucho menos definido? que lo que antes se
había creído gratuitamente. Dentro de cada tipo principal hay variaciones segúri las
áreas geográficas, así como hay también eslabones intermedios numerosos que co-
nectan entre sí los tipos más distintos. Aparte de los resultados de cruces recientes,
nos encontramos con que existen todas las variantes intermedias entre el negro y el
europeo, a lo largo de líneas diferentes, por ejemplo, por las vías hamita, semita
y mediterránea; que asimismo existen todas las gradaciones entre el hombre blanco y
el amarillo" a través de la Europa centro-oriental, y de Rusia, hasta Mogolia y Chi-
na; y que igualmente existen todas las gradaciones entre el hombre amarillo y el
mestizo asiático moreno oscuro. Incluso entre los esquimales y los pigmeos -que
ordinariamente habían sido considerados como tipos bastante PUl'OS- hay datos
evidentes de cruces con otros tipos.
Así, pues, no tiene sentido pensar en tipos raciales referidos a un tronco
ancestral común. El único residuo de verdad que tal idea pudiese contener sería
algo meramente cuantitativo, una mera magnitud estadística de carácter relativo,
pero no ninguna definición .cualitativa. Por ejemplo, es probable que dos ingleses
tengan un mayor número de _antepasados comunes que un inglés y un negro.
Ahora bien, una pura dimensión cuantitativa y estadística no puede suministrar
criterio alguno para una definición de raza.
:JU Cfr. BENEDICT (Ruth), Patlerns 01 CIIJ1urC, Boston, 1934, p. 15.
:n Cfr. BoAS (F.), Rece and Democretic State, 1945. Véase también: Boyo (W. C), ob.
cit., p. 197.
32 Cfr. HUXLEY (Julian), ob. cit., pp. 122 Y ss.
GENETICA y RAZA 329

Con carácter científico habría dos métodos que pudieran ser ensayados para la definición
genética de los grupos humanos.
Uno de esos dos métodos consistiría en definirlos mediante los caracteres que muestran
ostensiblemente. El otro método consistiría en definidos mediante los genes que contienen.
Ahora bien, en ambos casos los procedimientos serían principalmente cuantitativos. Sólo en el
caso de que en algún grupo ciertos caracteres o genes estuviesen totalmente ausentes -cosa
improbable, y por lo que respecta a los genes indemostrable-e- podría hacerse una distinción
cualitativa. Pero de hecho, generalmente, la distinción seria: puramente cuantitativa. Adviértase
que tanto los caracteres ostensibles como los genes se presentarán en diversas proporciones, así
como formando diversas combinaciones, en los diferentes grupos. La frecuencia de algunas com-
binaciones diferirá de un grupo a otro.
Algunos genetístas y antropólogos, como por ejemplo el profesor de la universidad de
Boston, William C. Boyd,BB han intentado formar una definición de raza sobre la base de los
descubrimientos realizados por la Genética de nuestro tiempo. Ahora bien. tal concepto de raza
difiere por completo de la noción que vino rodando 10 mismo entre el vulgo que entre los
antropólogos de otro tiempo. Boyd define la raza "como una población que difiere importan-
temente de otras poblaciones respecto de la trecuencía.de uno O más de los genes que posee".
Ahora bien, como existen tantos y. tan variados genes y tantas y tan variadas estructuras de
cromosomas, que pueden formar ·una enorme variedad de combinaciones, resultaría que indivi-
duos clasificados como pertenecientes a una raza por lo que respecta, v, g., al vgcnc F, en
cambio pertenecerían a otra raza en lo que 'arañe al gene G, y a otra desde el punto de vista
de gene H. Boyd se inclina a Creer que quizi la mejor base para una clasificación racial sería
tomar en cuenta los varios grupos sanguíneos, es decir, los genes determinantes de éstos.
No es este el lugar adecuado para discutir tal intento de Boyd y otros antropólogos. Pero
en todo caso es necesario llamar la atención sobre el hecho de que tanto ese concepto de raza,
como también la clasificación racial que se funda sobre los varios grupos sanguíneos no guar-
dan correspondencia con las nociones y las divisiones vulgares basadas en los caracteres diferen-
ciales visibles (color de la piel y de los ojos, forma del cráneo, etc.). .

El concepto genético de raza y los ensayos de clasificación científica sobre esta


base, nada tienen que ver con la noción vulgar de raza ni con las clasificaciones
que solían hacerse desde ese punto de vista. Así, por ejemplo, los estudios que
han tomado como base los porcentajes de los varios tipos de sangre muestran
que los indios braquicéfalos de Montana están más próximos a los ingleses de
Londres, que a los indios Ute de Montana; que los alemanes de Berlín están más cer-
ca de los turcos de Estambul, que los londinenses; que los pigmeos del Congo son
más afines a los chinos, que 10 que éstos 10 son a los japcneses.s-

5.-CIRCULOS SOCIALES O GRUPOS COLECTIVOS DETERMINADOS


POR UN CRITERIO ETNICO
Por una parte es un hecho que la Antropología ha fracasado en su propósito de establecer
un concepto científico de raza _que tenga correspondencia en la realidad, y todavía más, si
cabe, en el propósito de clasificar o dividir a la humanidad en razas.
Por otra parte, sin embargo, es también verdad, que el hecho de que en algunas zonas del
mundo una gran proporción de las gentes que viven juntas "formando grupos o círculos sociales,
por ejemplo, de tipo nacional o similar, posean características físicas comunes o similares, las
cuales constituyen rasgos diferenciales frente a una gran proporción de: los miembros de otros
grupos, "determina que se hable de grupos' étnicos. Ya sabemos que (os caracteres físicos (p. e.,
color de la piel, clase de cabello, etc.) que' se toman como base para delimitación de esos grupos

33 Cfr. Boyo (W. C.), ob. cit. pp. 202, 207 Y ss. .
H Cfr. CARA (Lowell )uilliard), tina/ytical Sociotogy, Harper, Nuera York, 19:5:5, p. 1:54.
330 GRUPOS ETNICOS

son meramente superficiales; además sabemos que son muy engañosos, pues no constituyen
prueba necesaria de una común ascendencia; sabemos que, debido al sinnúmero de mezclas, los
antecedentes génlcos son superlativamente complicados y varios; sabemos que no se puede hablar
propiamente de herencia biológica colectiva, sino tan s610 de herencia biológica individual. Sin
embargo, a pesar de todo eso, cuando a la coincidencia de unos determinados caracteres físicos
se añade el hecho de que, por causas históricas, los individuos que participan en esos caracteres
participan también en algunas modalidades culturales comunes, entonces se da la realidad de
un círculo colectivo con especiales rasgos los cuales son referidos -más o menos arbitraria-
mente-e- a aquellos caracteres.
A este respecto escribió el famoso autor judío-alemán Hermann Hel1er: "Si el pueblo no
es, pues, una comunidad originaria del tronco racial, llega a formar, sin embargo, en el correr
de los tiempos, una conexión física de generaciones. Los hombres unidos por vínculos: cultura-
les. _ llegarán a crear por medio de matrimonios repetidos, un aspecto físico unitario, una
comunidad de sangre que llamamos raza secundaria o cultural."s!S En el "pueblo" los factores
naturales y los culturales se entremezclan recíprocamente.

6.-INFLUENCIA DEL MEDIO Y DE LAS FUNCIONES EN LAS


DIFERENCIAS ORGANICAS
Se ha discutido mucho sobre la magnitud del influjo que los factores geográficos y climá-
ticos ejerzan en la formación de las diversas características raciales. Hay una teoría según la
cual la pigmentación de la piel es debida a la acción de los rayos solares (los negroides son
nativamente tropicales; los árabes y los habitantes de la India tienen rolar más ciara, porque
secularmente se vinieron protegiendo con turbantes y largos vestidos; las pieles amarillas, co-
brizas y roja~' se han originado en regiones donde cálidos veranos alternan con fríos inviernos;
Jos blancos en zonas en las que es menos fuerte el sol y éste queda mitigado por las nieblas y las
nubes); y considera que en un comienzo todos los hombres tenían pigmentación oscura, de
suerte que el color claro de los blancos obedecería a una mutación regresiva, la cual determinó
que para sobrevivir tuvieran que emigrar a comarcas donde los rayos solares son menos acñvos.ee
También se ha querido explicar las diferencias en cuanto a la forma de la cabeza, en viro
tud de factores de selección natural, basados en el contorno físico: dieta, herencia endocrina, etc.
. Esas teorías son tan sólo meras hipótesis, qli,e no han podido ser demostradas; y frente
a las cuales hay hechos que no encajan dentro de ellas: v. g., que los polinesios tengan color
más claro que los celanesios.
Lakhovskys" trata de explicar las diferenciaciones como producto de las radiaciones diver-
sas (en onda y velocidad) de los varios terrenos, y también como resultado de la distinta si-
tuación de éstos (por. causa de la diferente velocidad en el movimiento giratorio de la tierra
sobre su eje.. según la zona de .ella en que se viva). .
Hay otra teoría que atribuye menor importancia al medio y, en cambio, mayor alcance a
las mutaciones, las cuales una vez aparecidas permanecen ordinariamente constantes, incluso
a través de medios diferentes; y considera que todas las estirpes se originaron por mutaciones
en un mismo lugar, en el Asia Central. Pero tampoco esta teoría ha podido ser verificada; y
aun nada más que como hipótesis deja muchos hechos sin explicación suficiente.w
Que los sujetos de un grupo tengan determinados rasgos diferenciales -respecto de los de
otros grupos- no implica que todas esas características sean de origen hereditario. Muchas
de ellas son debidas al influjo de una misma tarea, de unos mismos hábitos, de un mismo
tipo de 'ijida, de una alimentación pareja. La plasticidad de las aptitudes funcionales del hombre
es tan .grande, que supera muchas veces diferencias orgánicas.w

35 Cfe. HELLER (Hermano), Teoría del Bssado, ed. y pool. de Gerhart Niemeyer, Trad. de
Luis Tobio, Fondo de Cult. Econ., México, 1942, pp. 180 Y 181. .
36 Cfr -. GOLDEWEISER (A.), Ansbropoíogy. 1937, cap. 2; KROEBER (A, L.), Antbropology,
1923.
3; Cfr. LAKI-IOVSKY (G.), Le sécret de la oie, 1929; La Terre el 110111, 1933.
sa Uno de los principales representantes de la teoría de las mutaciones es TAYLOR (Griffit),
Enoiroment a"d Race, 1927. .
S(I Cfr. BOAS (Feanz), Rece, Lmgllage and Culture, 1940; Rece and Drmocmtic 51..1/". 1945.
NACIONES COMO PRODUCTO HISrORlCO 331

7.-PUEBLOS O NACIONES Y RAZAS


Con muchísma frecuencia se incurre en la ccasa equivocación de confundir el
concepto de raza -que, por otra parte, se ha visto que ha fracasado desde el punto
de vista científico-e- con el de pueblo o nación. El pueblo y la nación son realidades
sociológicas, formadas en la historia. Ya me ocuparé en el momento oportuno, den-
tro de este libro, de la nación, que constituye un especial grupo social, determinado
por múltiples factores --casi todos ellos humanos, históricos- entre los cuales
acaso el principal sea la conciencia de una especial solidaridad activa, ya que ni
siquiera se puede definir la nación por la lengua. ni por la cultura solamente. Pero
aquí importa destacar el hecho de que las llamadas nacionalidades europeas (espa-
ñoles, italianos, franceses, ingleses, alemanes, suecos, daneses, noruegos, polacos,
rusos, etc.) y americanas (estadounidenses mexicanos, guatemaltecos, colombianos,
brasileños, argentinos, etc.) , no representan de ninguna manera, en absoluto, ni
grupos ni subgrupos raciales en el sentido (relativo) antropológico.
los' conceptos importantes para la Sociología son los de: pueblo, nación, círculo
cultural.

8.-PARJDAD RJNDAMENTAL DE TODOS LOS HOMBRES. EL PROBLEMA


DE LA CAPACJDAD EN LAS DIFERENTES EST1RPES
Las ciencias biológicas han demostrado que existe una fundamental paridad
anatómica, histológica y fisiológica entre todos los individuos humanos, los cuales
forman una misma especie.
los miembros de los varios grupos con caracteres étnicos diferentes (color de
piel y de los ojos, forma del cráneo, calidad de cabello, etc.) poseen el mismo
equipo de mecanismo psicológico -percepción, memoria, capacidad de abstracción,
impulsos y aptitud para cohibirlos, etc. No hay individuos de un grupo que posean
resortes mentales de los cuales carezcan los individuos de otro grupo. las dife-
rencias indiscutiblemente existentes son meramente individuales, y afectan cantidad
y cualidad, pero no presencia o ausencia. Las diferencias entre grupos representan
puramente diversas cifras estadísticas. Ahora bien, esas cifras estadísticas, aun siendo
diferentes para los varios grupos, prueban de modo decisivo que en todos los
grupos hay individuos con capacidades mentales diversas: altas, medias y bajas.
Si en conjunto un grupo puede a veces parecer superior a otro, esto consistirá
solamente en un diverso coeficiente de distribución de las varias capacidades. Y
aun en ese dato habría que descontar la influencia de los factores. históricos: opor-
tunidades de educación, estímulos sociales para el desarrollo, condiciones situa-
cionales favorables O desfavorables, etc. La calificación de superioridad o la de
inferioridad pueden ser aplicadas únicamente a individuos, pero nunca a grupos.
No hay ninguna prueba, que pueda ser válida desde el punto de vista ciencl-
fico, de que los diferentes mal llamados grupos raciales posean aptitudes o inca-
pacidades constitutivas (innatas) determinadas genéticamente (por herencia). En
todos los grupos raciales existen individuos de vigorosa capacidad mental, otros
mediocres, otros menos capaces y otros tontos; unos con gran fuerza de voluntad
y otros con menos. Es absolutamente falsa la creencia de que hay razas cuyos
332 LOS RASGOS F/S/COS NO AFECTAN LA CAPACIDAO

miembros estén irremisiblemente condenados a eterna inferioridad. Lis pruebas


psicológicas han puesto de manifiesto individuos con inteligencia destacada en to-
dos los grupos raciales. Si los rasgos biológicos diferenciales entre los varios tipos
raciales fuesen necesariamente causa de una mayor o de una menor capacidad mental,
sería. imposible que hubiera individuos de todos los colores con talento, carácter
enérgico, voluntad vigorosa, etc. Puesto que hallamos tales individuos en todas las
estirpes raciales, hemos de concluir que las diferencias de linaje DO determinan
necesariamente la capacidad mental. A lo cual hay que añadir la prueba inversa,
a saber, el hecho de que entre los blancos hay también .no pocos tontos.
Claro es que, por otra parte, nos -enconteamos con el hecho de diferencias muy
notorias de calidad y de rango entre diversos pueblos. A nadie se le, ocurrirá equi-
parar jerárquicamente al pueblo francés (o español. o inglés, o austríaco) con los
bosquimanos del Africa del Sur ni con los caribes de la selva del Amazonas;
pues el contraste en un sinnúmero de aspectos es enorme y notorio. Y aún se podría
afirmar, sin peligro de incurrir en temeridad, que es muy improbable -práctica-
mente imposible- que en los próximos cien. años brote una gran cultura en la
'Selva africana o en la amazónica. Ahora bien, esas diferencias extremas -lo mismo
que las de menor medida entre pueblos menos distantes en grado de civilización-
'no san producto fatal de diferencias biológicas, que den lugar forzosamente a dife-
rencias de capacidad mental, sino que son debidas al. distinto grado y a la distinta
modalidad de cultura. Y empleo la palabra cultura en el más lato sentido, es decir,
abarcando todos los factores que actúan como agentes o que representan condicio-
nes (positivas o negativas) en el proceso rultural: estímulos del medio físico, faci-
lidades 'O. dificultades que éste ofrece para las tareas del espíritu; salud y vigor
del cuerpo, por buena alimentación y vida higiénica; situación económica, la cual
no es un producto natural, sino que es un producto humano, debido en gran parte
a antecedentes de civilización; tradiciones; pasado cultural; educación; ideales vi-
gentes en las creencias colectivas; técnicas materiales y psicológicas; relaciones Con
otros pueblos; especial coyuntura histórica; etapas recorridas en el pasado para
poder. alcanzar cierto nivel -en muchos aspectos; hábitos sociales; costumbres; etc.
En términos de promedio, si se toma una masa de niños negros o de cualquier
otra estirpe de color oscuro y se les arranca en su primera infancia de su medio
nativo para educarlos en México, París, Madrid, Londres, Viena. Nueva York o
Buenos Aires, se obtendrá un resultado que en general no diferirá del conseguido
con los niños blancos de cualquiera de esas capitales. Lo mismo que si arrojáramos
niños blancos al seno de una tribu negra primitiva llegarían a ser mentalmente
parejos a las gentes de ésta. Ahora' bien, es mucho más difícil -aunque sea
posible, pero con gran esfuerzo y a largo plazo-- elevar el nivel' cultural y trans-
formar los hábitos de vida de una numerosa colectividad de civilización inferior
O simplemente diversa de la nuestra. Porque, independientemente de las posibles
aptitudes (innatas) de los individuos de esa comunidad, actúan poderosamente los
factores de ambiente social, el cual es muy fuerte y muy activo.
Adviértase, por otra parte, que muchas veces lo que es interpretado ---errónea-
mente- como caracteres biológicos raciales inferiores no es de ningún modo tal
cosa, sino que se trata de taras corporales adquiridas o heredadas por alimentación
defectuosa o unilateral, vida antihigiénica. tóxicos, estupefacientes, alcohol, etc.:
todo lo mal nada tiene que ver con 105- supuestos rasgos raciales.
LOS RASGOS F/S/COS NO AFECTAN LA CAPACIDAD 333

También hay que tener en cuenta que, muchas veces, gentes no blancas que
viven en un medio blanco, conservan en sus familias y en otros grupos sus tradicio-
nes, hábitos y usos originarios, que actúan como dificultad para que se "asimilen
a la civilización occidental y produzcan todos los frutos de que son individualmente
capaces. Es enorme el influjo que ejercen el medio social ambiente y las tradiciones
colectivas sobre el desarrollo o la frustración de las capacidades humanas."
Cierto que es un hecho que cada grupo étnico, al lado de determinados rasgos
físicos -desde luego muy variables- presentan peculiaridades de carácter, inteligen-
cia, emotividad, voluntad; diferencias que arrojan diversos coeficientes estadísticos
-diversa distribución cuantitativa de aptitudes-; y diferencias en cuanto al tipo
predominante de capacidades -en tal pueblo hay mayor número de artistas, en
otro 10 hay de pensadores, en otro de técnicos, en otro de políticos, etc. Ahora bien,
sin negar que en la determinación de esa diversidad puedan intervenir ingredientes
heredados (se puede recibir por herencia la vivacidad, la extroversión, ciertas ap-
titudes corno se puede recibir el color de los ojos) -y ya sabemos que en todos
los linajes hay inteligentes, mediocres y tontos-, es debido reconocer que muchí-
simas de esas variedades dependen de los factores del medio cultural social e histó-
rico en que se vive. Hay individuos que .poseen grandes capacidades (matemática,
bélica, mercantil, etc.), sin que las hayan manifestado y sin que ni siquiera ellos
mismos se hayan enterado de que las tienen, sencillamente, porque no recibieron del
medio el estímulo para desenvolverlas, ni hallaron la situación social para hacerlo.
Los procesos históricos tienen mecanismos muy intrincados, por lo que se re-
fiere a la creación de las grandes culturas y al ascenso y descenso de los pueblos.
Én la remota antigüedad fueron los chinos (amarillos), y las gentes de Egipto,
Mesopotamia, Asia Menor y la India (todas ellas de estirpes mixtas con pigmen-
tación oscura) quienes crearon las primeras grandes culturas; y después cayeron
en un estancamiento relativo. Otros pueblos, como el griego, después de haber
producido la mayor aportación cultural de la historia, pasaron a un segundo rango.
y hay pueblos que, tras una decadencia que sucedió a su esplendor, renacen vigo-
rosamente en la creación cultural, llegando a altitudes que· no habían alcanzado en
su primer florecimiento. Aunque esos mecanismos sean muy intrincados y hoy no
hayamos todavía conseguido un conocimiento científico suficiente de ellos, no cabe
duda de que se trata de mecanismos humanos sociales y no de procesos biológicos.

9.-RAZA Y CULTURA. RAZA Y LENGUA


En la exposición del epígrafe anterior se contienen varias consideraciones sobre
el hecho patente (10 hace bien patente la historia) de que no hay conexión forzosa
entre los caracteres físicos raciales y la cultura. Pero es oportuno añadir algunos
otros comentarios. .

so Bo.....s (Franz), {Rare and Demoonuic SJaJe, 1945, pp. '3·81) sostiene que no es legítimo
sacar consecuencias sobre la capacidad del negro tomando en cuenta sólo sus realizaciones en
América, durante la esclavitud y los progresos conseguidos después de la liberación -los cuales
son muchos. Observado en su propio medio, aunque éste sea atrasado, vemos que, por ejemplo,
en el Sudán realizó, a pesar de todas las dificultades. grandes avances en la agricultura, que sus
industrias son complejas y artísticas. y que es grande su capaci-dad de organización social.
334 CULTURA, IDIOMA Y RAZ.1

No puede escribirse la Historia de la cultura como proeza de una sola estirpe,


pues la civilización y la cultura universales se han e~aborado con aportaciones - 3
veces sucesivas y otras veces simultáneas- de muchos linajes y de muchos pueblos.
Por otra parte, tampoco las diferencias étnicas pueden servir como criterio para
distinguir entre los pueblos civilizados y los atrasados. Estirpes otro tiempo rudas
han sido después capaces de adoptar las más grandes civilizaciones existentes, e
incluso de adoptar nuevas creaciones. Y tenemos también ejemplos inversos: otros
linajes, antaño muy civilizados, han degenerado recayendo en situaciones de barbarie.
Conviene insistir en que la raza no puede de ninguna manera confundirse con
el idioma, pues no todos los que hablan árabe pertenecen a la misma estirpe -antes
bien, por el contrario, a Jos más variados linajes-; ni tampoco son de un mismo
grupo étnico todos los que hablan español o inglés, ni siquiera todos ellos son
blancos." De otro lado, hay pueblos del mismo tipo racial que hablan diversos
idiomas, que no pueden reducirse a una familia lingüística común.
La lengua pertenece a la cultura; y ésta es el conjunto de conocimientos y de
formas de vida que se han aprendido por comunicación social y que se han perfec-
cionado por cooperación colectiva. La cultura no es algo que se transmita por
herencia biológica. La cultura es lo histórico, lo propiamente humano, lo no animal,
lo que cambia y se modifica por obra ·de los hombres y no de la naturaleza. Los
que colaboran en la formación de la misma cultura no pertenecen forzosamente a
la misma rama -étnica; y los descendientes de una estirpe no siempre han participado
todos en la misma cultura. Por eso, cabe afirmar categóricamente que la cultura
no es función de la herencia biológica.

IO.-EXPOSICION DE LAS DOCTRINAS RACIALISTAS


Bajo la influencia el confusionismo vulgar sobre la noción de raza, y al impulso de pre-
juicios y de malas pasiones políticas, hubo algunos escritores que elaboraron doctrinas racialis-
tas, en las cuales se: trató de explicar las realidades sociales y el proceso de." la historia tomando
como base las diferencias raciales, y partiendo además del supuesto de que habías razas supe-
riores y razas inferiores, desde el punto de vista de su capacidad mental respectiva.
Después de todo lo que se ha expuesto en las páginas precedentes, en verdad no haría
falta ocupars~ aquí de tales devaneos intelectuales y fantasías urdidas al calor de bajos impulsos
y resentimientos inconfesados, máxime que además esas doctrinas incluyen notorios fraudes, Sin
embargo, como quiera que por desgracia sucedió que aquellas doctrinas obtuvieron desmesurada
resonancia -sobre todo en Alemania, aunque no exclusivamente en ella- y como quiera que
además la concepción racista del nazismo alemán provocó el pavoroso incendio de la Segunda
Guerra. Mundial, parece oportuno suministrar una información y una critica científicamente fun-
dada sobre el pensamiento racialista. Esto es tanto más conveniente, cuanto que si bien en ge.
nera.l aquellas doctrinas han caído en profundo y definitivo descrédito en todos los círculos
intelectualmente serios y honrados, sucede que en ciertos sectores -pocos-, Sil (:('0 e influen-
cia, aunque atenuados, todavía perviven.
Cabe clasificar las varias doctrinas racialistas en los siguientes grupos:

41 Po: ,lo que se refiere a .Ios españoles, figuran en la ascendencia de éstos: iberos, ligures,
~eltas, ~enJ~lOs, helenos, cartagineses, romanos, germanos [suevos, vándalos, alanos )' godos),
acabes, JUdlOS. bereberes, normandos, etc. Y después de Jos grandes descubrimientos geográficos
y co.lonizaciones,. habla~ castellano ~os indí$en;s americanos, los filipinos y los negros traídos
a Hispano-América; asr como también los ,udIOS de la rama sefardita.
DOCTRINAS RACIALISTAS 335

A) Doctrinas con pretensiones dr nna ·Pl!QSO!írl de la Historia: Gobine.m


, Chamberlai"
Las doctrinas con pretensiones de constituir una Filosofía de la Historia son principalmente
dos. la de Gobineau y la de Houston Chamherlain.
El escritor francés Arturo Conde de Gobineau (1816-1882), en su Ensayo sobre la desigual-
dad de las razas humanas (1853.1855);12 se pregunta cuáles son los factores que determinan
el ascenso progresivo y la decadencia de las sociedades. Examina. sucesivamente las diversas
hipótesis que se han formulado para explicar la decadencia de las grandes colectividades bisté-
ricas. y las va refutando. Rechazadas todas esas hipótesis, Gobineau pretende dar respuesta a la
pregunta planteada, valiéndose de la tesis que ~eguramente había ya concebido como prejuicio
desde el primer momento: afirma que la causa básica del progreso o de la decadencia. .de las
naciones es el factor racial. Según Goblneau, un pueblo decae cuando su raza se mezcla con
otra; y, por el contrario, un pueblo de raza pura es inmortal y posee infinita potencialidad, si
su raza es de carácter superior.
Gobineau afirma que las "arias razas son desiguales en cuanto a capacidad. Las superiores
son las capaces de progreso; y ellas progresan en la medida en que se mantengan puras. es
decir, sin contaminarse con otros. las inferiores son las ineptas para el progreso; las que han
permanecido milenios en situación de atraso y así seguirán, irremisiblemente perdidas. por ser
naturalmente estériles para cualquier tipo de creación: sin que nada pueda salvarlas, ni siquiera
el más favorable de los medios, pues su incapacidad es consustancial.
La diferencia y la correspondiente desigualdad entre las razas son efectos de tener orígenes
diversos, afirma Gobinéeu. No existe una especie humana. procedente de un tronco común, sino
que, en un comienzo, hubo tres troncos diversos: la raza bla.nca, la amarilla y la negra.
Según Gcbincau. la raza más elevada es la blanca, y dentro de ella su rama aria. Al co-
mienzo, la raza blanca hizo milagros, pues, en estado de pureza, creó seis' grandes civilizaciones:
la hindú, la egipcia, la asiria, la griega, la romana y la germánica; y, en otras ramas, mezcladas.
tcdavla produjo otras cuatro civilizaciones: la china, la maya, la mexicana y la peruana. Pero
al irse corrompiendo más y más por el mestizaje mayor con otras razas inferiores, entró irremi-
siblemente en la pendiente de 1.1 decadencia y se ha visto dominada por factores de disolución,
como son las ideas democráticas e igualitarias.
Nacido en Inglaterra, Houston Stcmart Chamberlain (1855-1927) renegó de su patria
británica para nacionalizarse alemán y ponerse al servicio de la mística del teutonismo, llegando
.. formular una extremosa doctrina de éste.
En su libro titulado Fundamentos del siglo XlX,43 afirma que han sido cuatro los fncrores
de la civilización universal: a) el griego, al que debemos la poesía, el arte y la filosofía; b) el
romano, que enseñó el Derecho, la política, el orden social, la familia y la propiedad; c) el [udío,
que aportó la religión (de carácter universal: la judaica primero y la cristiana después); y
d) el teutón (germanos, celtas y eslavos) creador de la civilización occidental.
También, según H. S. Chamberlain, hay razas superiores y razas inferiores. La superior es
la blanca, y, dentro de ella, méximamente la rama aria, representada en otra época por los grie-
gas y los romanos, y, en los tiempos modernos, por los teutones.
Ahora bien, H. S. Chamberlain no cree que haya razas puras. Las diversas razas que COA
nocernos constituyen productos de diferentes mezclas. Lo que sucede es que hay mezclas aforo
tunadas. que han producido resultados superiores, óptimos, como la raza aria; mientras que
hay otros mestizajes desdichados, que dan lugar a frutos inferiores. -
Como conclusión, canta apasionadamente las excelencias de los germanos o teutones (altos,
rubios, dolicocéfalos, de ojos azules, enérgicos e inventores), quienes después de haber recogido
la herencia. de las culturas pretéritas, han creado la nueva civilización, brillante, bella y pode-
rosa; y llega a afirmaciones tan grotescas como las de que Dante, Montesquleu y prácticamente
todos los grandes caudillos de la Edad Media y de la Moderna fueron teutones.

·n Cfr. Essai sur i'inégalilé des faces humanes, 1853·55. Escribió además Lecture des textes
cuneilormes, 18"8; Les religions el In pbilosopbies dans í'Asie Centrale, 1865; Hastoire des
perses, 1869.
63 Cfr. Publicado en alemán: Die Gl'lmd/agen de! nennzebntrn [abrnnd erts, 1899.
336 DOCTRINAS RACIAL/STAS

B) Doctrinas antropométricas: Lapouge y Ammon


Las llamadas doctrinas antropométricas no se refieren a estirpes raciales; tomadas como
gr~pos. sino que más bien toman en consideración desde el punto de vista de la Antropología
física los diversos tipos antropométricos. cuyos representantes se hallan dispersos entre muchos
pueblos. Todos los individuos poseen sangre superlativamente mezclada.· Un representante de
esta escuela calculaba que en el año 1900, el número de antepasados de cualquier individuo,
contándolos tan sólo a partir del año J de la era cristiana, seda no menor a la astronómica
cifra de 18,014,583,333,333,333. Sin" embargo, esas doctrinas sostienen la existencia de tipos
raciales. .
Los principales representantes de esas doctrinas antropométricas fueron el francés G. Vacher
de Lapougew y el alemán Otto Ammon. 4 S
Según G. Vacher de Lapouge, en la población de Europa hay tres tipos principales: a) el
nórdico, alto, dolicocéfalo, rubio, ambicioso, trabajador, audaz, progresivo, expansivo, liberal,
casi siempre protestante, que se eleva, pero que no oprime; b) el alpino, de estatura media,
braquicéfalo, laborioso, prudente, apegado al terruño, con talento pero sin genio, amante de la
uniformidad, de la igualdad y de recibir la protección del Estado; y c) el mediterráneo, de baja
estatura, dolicocéfalo, moreno.
. Según V. de Lepouge, la inteligencia y el vigor del carácter dependen de la longitud del
cráneo. Todas las realizaciones principales de la cultura han sido debidas a hombres nórdicos.
Dentro de una misma sociedad, las clases superiores están integradas en su mayoría par indivi-
duos de tipo nórdico.' Si aumentan Jos componentes nórdicos de una sociedad, ésta progresa;
y si disminuyen, entonces decae. La población urbana muestra una proporción dolicocéfala
mayor que la población rural.
f Hay une selección natural, en el sentido de Darwin (eliminación' de Jos ineptos ysuper-
vivencia de los aptos, en" la lucha por la vida); pero tiene mayor importancia la selección arti-
[icial, que puede ser progresiva o regresiva. De hecho, predomina la segunda, la cual destruye
los mejores y deja sobrevivir Jos peores.

C) Doctrinas raciaíistas de la herencia: Galton y Peenou


Esta escuela fué representada principalmente por los ingleses Francis Galton (1822-1911).ce
y Karl Pearson (1857-1936),47 quienes, fundándose en el estudio de los hechos hereditarios,
trataron de formular reglas para una política eugenésica, es decir, tendiente al mejoramiento
de la raza de un país. Subrayan las diferencias corporales y psíquicas de los individuos; creen
que las diferencias individuales son debidas al medio y a la .herencia, pero siendo ésta mucho
más importante que aquél; sostienen que el genio, el talento y, en general. las aptitudes meno
tales se heredan"; afirman que los diversos caracteres físicos y mentales de los individuos dentro
de una sociedad muy numerosa' se hallan repartidos según su esquema de distribución con in-
tervalos iguales; y aplican métodos Cuantitativos y matemáticos al análisis de los fenómenos
sociales. Esta escuela saca corno consecuencia que para mejorar la raza, Jos blancos tendrían que
expuJsar a las gentes inferiores. Sin embargo. se muestra pesimista, por observar el hecho de
que en las naciones civilizadas se produce un 'descenso' de la fecundidad, lo cual viene a frustrar
cualquier política de mejoramiento racial.

.§.'l Cfr. Sus obras principales san: Les séleaiom sociales, 1896; L'A.,yen; SO'1 róle social,
1899; Race el milieu social, 1909,
ss Sus principales publicaciones son: Antbropologiscbe Untersucbungen der Wehrpf/ichtigen
11f"Baden, 1890; Die nalü,r/iche Asslese beim Menschen, 1893; Die Gesellschtt/Jsordnung. 1895.
406 Her(!dilary Genias, 1869; Eng/ish Mm ·01 Science, 1874; lnqlli,ies iruo Human PacJlby
alld lts Deoelopmens, 1883; Nalural lnberitanre, .1889; NOJewo,lhy FamiJies, 1906 -esta última
obra en col. con E. SCHUSTER.
407 MaJhemalical Comributions lo Ihe Tbeory 01 Evolsaion (publ. en "Proceedings of the
Roya! Society" y en "Biometrika"); The Scope and lmportenre 01 Ihe SJale 01 tbe Scimce 01
Nntional Eugenics. 2' ed., 1909.
\
DOCTRINAS RACIAL/STAS 337

D) La fraudulenta concepción racista del nazismo alemáll


Las fuentes de esta exposición son todas ellas publicaciones nazis auténticas de Hitler,·s
del teórico oficial del nazismo Alfredo Rosenberg.!'' de Ludcndorf-" -identificado en les
últimos años de su vida con el régimen nacional-socialista-e- y de los pseudoantropólogos -e-tam-
bién oficiales- Gauch~H y Günthcr,52 todas ellas fuentes anteriores a septiembre de 1939. es
decir, anteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Según Hitler, las distintas razas constituyen especies biológicas diferentes por entero. Entre
ellas existe una raza superior, los arios o nórdicos -c-representada por los alemanes- mientras
que todas las demás son notablemente inferiores. como los negros, Jos cobrizos y los negroides
(franceses, españoles, italianos, ctc.}. La naturaleza quiere conservar rigidarncutc la separación
entre las razas, lo cual se muestra en el hecho de que los animales de cada especie zoológica se
unen sexualmcnte y conviven tan sólo con los individuos de su misma especie y jamás con otros
de especie diversa. Por eso, el primer deber del hombre es cooperar con esta voluntad de la
naturaleza, imitando lo que hacen las bestias en la selva. Es, asimismo, según Hitler, ley de
la naturaleza entre (as especies biológicas, inclusive entre las razas, el hecho de que triunfen las
más fuertes sobre las débiles.
Hitler y Rosenberg sostenían que Alemania, por la contaminación de su raza con especies
inferiores (latinos, eslavos y judíos) había visto frustrado su destino de dominar al mundo,
misión que le correspondía por la superioridad de su raza, llamada a aplastar y sojuzgar a los
demás pueblos -los cuales son propiamente infrahumanos; pero, como quiera que Alemania
conservaba suficiente abundancia de sangre nórdica pura. tenia todavía salvación, mediante el
Estado nazi, fundado sobre aquélla, a la cual le correspondía Conquistar la tierra entera por
medio del hierro y del fuego, en interés y para beneficio exclusivo de los germanos y no parn
ayudar a los pueblos sometidos, pues éstos, como razas inferiores, no tienen ningún derecho
a participar en la cultura, y deberían ser esclavizados no s610 colectivamente, sino también indi-
vidualmente cada uno de sus miembros.
Rosenberg añadía: no lucha de grupo contra grupo, sino de raza contra raza. de la raaa.
superior germana contra todas las demás, todas ellas inferiores, de modo implacable. La for-
mación' de la nación alemana y su subsistencia requieren no sólo una total y permanente separa-
ción frente a los demás pueblos, sino ademds un odio ejercitado constantemente contra éstos.
Afirmaban los sedicentes antropólogos Günther y Gauch (este segundo en forma todavía
más extremosa) que los no nórdicos apenas tienen derecho a la denominación de hombres; son
subhombres, intermedio" entre los animales y los germanos. Dice Gauch: "Podemos establecer
el siguiente principio: no existen características físicas ni psíquicas que justifiquen la distin-
ción entre 'el reino humano' y 'el reino animal'. Las únicas diferencias que pueden ser esta-
blecidas de modo cierto SOn las que median entre los hombres nórdicos, por un lado, y los
animales, por otro lado, incluyendo entre éstos a los hombres no nórdicos, o sea a los subhorn-
bres. que son una especie de transición," Y añadía, a continuación, que las diferencias anató-
micas y fisiológicas entre los hombres no nórdicos (o subhombres) y los animales son mucho
menores que las que separan al hombre nórdico frente al resto de los hombres. Por lo cual se
debe-la dividir radicalmente la zoología en dos partes: la primera que se ocupase de todas Lis
formas de animalidad (incluyendo los tipos de hombres no nórdicos), y la segunda de los hom-
bres nórdicos, Solamente los nórdicos poseen lenguaje articulado; los no nórdicos, cuando creen
hablar, no llegan sino a emitir un tartajeo indistinto; lo cual se comprende por razón de la
forma de la boca, ligada a la forma del cráneo; y así, por ejemplo, entre los pájaros sólo hablan
los loros, que son los que tienen el cráneo más alargado, como los dolicocéfalos.w'

-41\ HITLER, Mein Kampf, primera edición no expurgada, como lo fueron otras destinadas
al -extraniero.
,1:' ROSENBERG (Alfred), Der AiyJhus der zwanzigsten jahrhunderJJ, 1930.
eo LUDENDORF, E. V., Die überJlaali.he Miirhle,' LUDENDORF (Mathilde) I esposa del pri-
mero, Entlósung ron [esu-Cbristo, 1931.
!.¡ GAUCH, Neue Grundlage der Rassenjorscbnng, 1933.
,,2 GÜNrHER (HlOS). Ranenkunde des DeulJchen Volees.
!.:\ Günther y Gauch fueron los jefes del Servicio Oficial de Antropología del Tercer Reich
alem.in. Sus afirmaciones constituían la doctrina oficial enseñada en todas las escuelas de todos
los grados. Cfr. GAUCH, Neue Grundlage der Rasseiorscbung, 1933.
SoClolor;:ill,-22.
I
338 CRITICA DEL RACIALlSMO

Además del típico y notorio ingrediente de bestialidad que caracteriza al nazismo, perte-
nece también a la esencia de ésre una actitud satánica de odio máximo a la civilización cristiana
y a la cultura occidental. Los más. representativos nazis (Hitler,~ Roseoberg,55 Dietrich Eckart,56
Baldar ven SChirach,5T Ludeadorfw) afirmaron con machacona insistencia que uno de los fines
principales del nacional-socialismo racista era acabar de una vez y para siempre con los "repug-
nntes principios del Cristianismo y de la Civilización Occidental".

Ir.-CRITICA DE LAS DOCTRINAS RACIALISTAS


Después de la exposición que en resumen presenté de los descubrimientos de la
Génetica contemporánea, en realidad holgaría todo análisis crítico de las doctrinas .
racialistas, pues éstas evidentemente aparecen a los ojos de la ciencia como pura pa-
labrería barata. Sin embargo, acaso convenga, aunque sea brevemente, hacer un aná-
lisis crítico de los puntos principales contenidos en las varias tesis racialistas.
1) Es notorio a primera vista que esas doctrinas están inspiradas por meros pre·
juicios y por propósitos políticos. En efecto, Gobineau, diplomático y periodista de
la nobleza francesa, ultraconservador y tradicionlista, sentía una radical oposición
contra el sentimiento democrático; quería manifestar su hostilidad contra la impar.
tanela que iban adquiriendo la clase media y la clase obrera, y exaltar la conducta
de la aristocracia. Su doctrina no fué tomada en cuenta en los centros científicos
de Antropología y fué desdeñada en Francia. Por el contrario, suscitó un gran en-
tusiasmo en Alemania, donde en 1894 se fundó la "Asociación Gobieau" (Gobineeu
Vereinigung} y ha sido considerado corno- el primer pangermanista que apareció
.en la historia del siglo XIX, contribuyendo con su obra a la exaltación del mito teu-
tónico. Claramente responde a ese mismo propósito el libro de Chamberlain, en el
que destacan rasgos demenciales.
2) Tanto la tesis de Gobineau, como la tesis nazi, parten de la idea de que la
humanidad na tuvo un origen común, sino que los diversos tipos raciales tienen ori-
genes diferentes. Ahora bien, la ciencia contemporánea ha ido hallando más y más
indicios en favor de la hipótesis contraria, es decir, en favor de que la humanidad
toda procede del mismo tronco.
3) La noción de raza pura (empleada por Gobineau) es por entero fantástica,
pues la experiencia contradice en inmenso volumen, rotundamente este supuesto. Y
además también demuestra la experiencia que donde hay cultura hay mestizaje. Pu-
reza étnica (claro es nada más relativa, pues absoluta no existe en ninguna parte)
podríamos hallarla tan sólo en grupos aislados primitivos. Las rutas de la historia
de la cultura universal son los caminos del mestizaje.
4) El concepto de raza aria es simplemente una impostura, que no ha sido ad-
mitida naturalmente' por ningún "antropólogo serio.59 La Etnografía no conoce esa
:>4 Mein Kamp], edición primera alemana, no expurgada.
55 Dar MYlhuI der zwanzigsten fahrhtmderlJ.
58 Cfr. ECKART (Dietrich}, Der Bolscbevismus VOn Moses bis Lenin 2' ro.
192~.
57 En la revista dirigida y publicada por Baldur van SOORACH, ~gano d~ la juventud
nacional-socialista, Wi//e 1Jnd MachI.
58 Véase nota N9 48 de este cap.
sn Cfr. PRENANT, ob, cir.; Bl!.NEDICT, ob. cis.; SOROKIN, ob. cit.; MÜu.ER (Max) Lectores
on sbe Science 01 ~ngllageJ 1873; Biography 01 WordJ and tbe Home 01 the Aryans,' HOZE, E.•
L'Aryen el I'Anth~o~osociologie, 1906; REINACH (Salomon), LJorigine des Aryens J 1892; TAY-
LaR (l.). Tbe Origin 01 tbe Aryens, 1890; ZACHARIAS. ºui sont les 1'ériJables Aryens? (en la
"Yie intcllcctuelle", junio, 1934). .
\
CRITICA DEL RACIALISMO 339

supuesta raza aria de que hablaron Gobineau y Chamberlain y que propagó después
el nazismo. Lo ario es un concepto filológico fletado por William [enes, al des-
cubrir que la lengua sánscrita es la fuente del griego, del latín y de los ulteriores
idiomas europeos principales (neolatinos, germánicos y eslavos}."? Ahora bien, es
sabido que las áreas de distribución de las lenguas no coinciden con las áreas de
distribución de las estirpes étnicas. La "arianidad" expresa tan sólo parentesco lin-
giilstico: y, en la medida en que el idioma es archivo y a la vez instrumento de la
cultura, puede tener un alcance cultural; pero jamás puede constituir una designa-
ción etnográfica. La mayor parte de los idiomas europeos y también algunos asiá-
ticos (como el armenio, el persa y el iodustani) se llaman arios porque tienen en
común algunos rasgos, que hacen suponer que, !='O otro tiempo muy remoto, hubo
una lengua -a la que hoy se ha llamado hipotéticamente aria- la cual se difundió
a través de una zona amplísima, no sin asimilar muchos elementos lingüísticos ex-
traños, y que fué diversificándose en una múltiple y variada serie de idiomas (los
antes expresados j .?' Lo mismo sucede con el término semita que indica otra familia
lingüística. Ni siquiera puede hablarse de una raza judía en sentido antropológico•.
pues entre los israelitas del próximo Oriente se distinguen tres tipos muy dife-
rentes: armenio oscuro, kurdo de tinte claro, y dolicocéfalo meridional; y la dis-
persión de los judíos ha producido un sinnúmero de las más variadas mezclas.
5) La dolicocefalia y el color claro no están en correlación con la superiori-
dad en intelecto ni en iniciativa. Muy dolicocéfalos son los indígenas australianos,
los esquimales, los neo-caledonios, los hotentotes, los cafres y muchos negros del
Africa Occidental, entre los cuales no hallamos grandes hombres. Claro es que esa
ausencia de figuras eminentes no se puede interpretar como efecto de un tipo antro-
pológico. sino como determinada por causas históricas. De otro lado, en cada uno de
los procesos creadores de las grandes culturas han participado diversas estirpes y
tipos humanos muy variados. Al parecer, por los testimonios que poseemos, si bien
es cierto que muchos genios fueron dolicocéfalos, también lo es que un no pequeño
número fueron braquicéfalos, por ejemplo: Moisés, Arquímedes. Aristóteles, Ptolo-
meo, Virgilio, Tiberio, Mahoma, Miguel Angel, Napoleón, Pasteur y muchos más.
Ellis estudió los tipos de 424 figuras destacadas en las Islas Británicas y resultó que
.71 eran rubios; 99 castaño-claros; 54 castaño medio; 8S castaño-oscuros; y 115 mo-
renos.?" Nicéforo halló igual proporción de dolicocéfalos entre los niños de las cla-
ses superiores que entre los de las inferiores en Francia;63 Parsons encontró igual
proporción entre la aristocracia británica y la población penal.w y Oloriz verificó
observaciones análogas entre los escolares españoles.w
6) Está probado que no se ha podido establecer ninguna correlación general, ni
constante -ni siquiera relativa y aproximadamente- entre otros caracteres físicos

60 Las obras completas de WILLlAM (Jones) , fueron editadas en seis tomos, por su viuda,
Londres, 1799.
61 No se ha podido demostrar la. Hipótesis de algunos, respecto de que los pueblos que
habitaron el Noroeste de Europa en tiempos remotos hablaban la lengua "aria". antes de que ésta
se diversificase en la multitud de idiomas a que di6 lugar después. Cfr. BOAS (Franz), R,;Jce
and Democratic State, 194'. pp. 40-'3.
02 Cfr. ELLIS (Havelock}, .ti SllIdy of Britisb Gmius.
63 Cfe. NlCÉFORO (A.), Les cíesses pau1Jres, 190'.
1,1 Cfr. PARSONS (F. G.). The Cepbalie tudex 01 B,;liJ!J lsles (pub!. en "Men", febo 19:!~).
ea Mencionado por SOROKlN, COll/emporary Sociotogical Tbeories, 1928.
/ 340 CRITICA DEL RAClALlSMO

-por determinadas. aptitudes espirituales. Nadie ha probado que un ser humano


deba tener, por causa de su estirpe, unas determinadas características mentales.
7) La mezcla de estirpes, lejos de producir necesariamente resultados inferiores,
engendra en muchísimos casos tipos de mejor calidad y con nuevas excelencias.
8) La nación no es un concepto antropológico, sino un concepto sociológico.
La nación no es un producto de la naturaleza, sino que es una creación de la historia.
No se define desde el punto de vista zoológico, sino por sus creaciones culturales,
por las modalidades de vida, por la atmósfera espiritual que produce y de la que
se alimenta, y por las aspiraciones que la guían. 6 6
9) Dentro de una misma estirpe, se producen muy dispares caracteres somáticos
y mentales. Tanto es aSÍ, que los antopólogos proclaman que un individuo juzgado
desde el punto de vista del tamaño de su cerebro, o por el carácter de sus funciones
.fisiológicas o mentales, puede pertenecer a muy variadas estirpes."
10) La similitud de determinados rasgos no prueba una homogeneidad de as-
cendencia.w así como tampoco la divergencia de una serie de rasgos demuestra ior-
zosamente origen diferente.
II) Más del treinta por ciento de los grandes creadores de la cultura alemana
contemporánea son de ascendencia judía;61l y ellos- constituyen exponentes genuinos
del espíritu germano y glorias positivas de él.
Todas las afirmaciones nazis representaron tan sólo la expresión de un frenesí
demente de bestialidad. mediante el cual embriagaron a las masas alemanas con las
peores pasiones en paroxismo. El propio Rosenberg declaraba que se trata de un mito.
de algo con lo cual se puede exaltar la fe, la energía y la potencia combativa del pueblo.

r2.-CONCIENCIA RACIAL, PREJUICIO Y OISCRIMlNAClON RACIAL,


COMO HECHOS REALES
A través de las páginas anteriores se mostrado: primero, que el concepto de
raza no puede ser establecido científicamente; y, segundo, que todos los intentos de
explicar los fenómenos sociales y el proceso de la historia tomando como base los
caracteres étnicos diferenciales carecen de todo valor científico y son únicamente
Fantasmagorías urdidas al calor de malas pasiones políticas.
Pero. en cambio, la conciencia -racial. los prejuicios contra otros grupos étnicos
que se reputan diferentes del propio, y la discriminación ejercida en contra de los
individuos de esas otras estirpes. son hechos efectivos que se dan en algunas so-
66 Véase el cap. XXVI de este libro.
67 Cfr. BoAS (Franz}, Rece and Democnuic Stase, 1945, p. 24. En otro lugar de la misma
obra, pone de manifiesto que la variedad de tipos dentro de una misma estirpe puede ser debida
a algunos mestizajes anteriores. Puede ser ésta la causa, pero también puede ser que tales
diversidades no respondan a mezclas. sino que constituyan variantes muy diferentes de un mismo
tipo (pp. 23 Y 24).
60S El antropólogo alemán EUGEN FISCHER -c-antes del régimen hitlerista- llegó a afirmar
que cada individuo es una unidad racial.
69 Por ejemplo en Filosofía: Cohen, Cassirer, Husserl, Scheler, Lendsberg. En Filosofía
del Derecho: Starnmler, Kelsen, Schreier, Félix Kaufmann, Heller, Kantorowicz. En Sociología:
Gumplowicz, K. Mannheím, Albert Saloman. En Psicología: Freud, Adler, Rank, Wertheimer.
En Física: Einstein, Franc~. Weyl, Schrodingcr. En Química: Haber. En Biología: Ehrlich,
Hertz. Meyerhof, Goldschmidt. Y tantos y tantos otros más, pues aquí me he limitado a algunas
pocas menciones, 'hechas de memoria.
\
?RE/UICIO y DISCRIMINACION 341

ciedades, hechos que actúan en ocasiones como factores muy poderosos. Tales he-
chas, contemplados a la luz de una serena crítica, aparecen Como lamentables, como
injustificados, como carentes .de toda razón, como factores terriblemente perjudiciales
no sólo para las víctimas del prejuicio y de la discriminación, sino también en alto
grado para quienes tienen ese prejuicio y ejercen tales medidas discriminatorias. Pero
son hechos. hechos sociales, que, en tanto que tales, deben ser estudiados.
Los prejuicios y la discriminación como hechos de conducta social no se refieren
únicamente a diferencias raciales, sino que se producen también por otros pretextos,
tales corno los siguientes: sexo, idioma, religión, opinión política' o de cualquiera
otra índole, origen nacional, clase social, posición económica, nacimiento, étC. 10

'3.-PREJUICIOS y DISCRIMINACION COMO FORMAS COLECTIVAS


DE COMPORTAMIENTO
La antipatía que un individuo sienta por otro individuo, por virtud de particu-
lares caracteres de éste en tanto que individuo, no cae dentro de la noción socio-
lógica de "prejuicio". Así como tampoco pertenece al concepto sociológico de dis-
criminación el trato desfavorable que un individuo dé a otro individuo por virtud
del desagrado que éste le provoca, en tanto que individllo singular. Tales hechos
de prejuicio y de discriminación son relaciones interindividuales.
Aquí importa tratar de los fenómenos de prejuicio, antipatía, hostilidad, con-
flicto, discriminación, y odio, de una persona contra otra, basados únicamente en
el hecho de que la segunda pertenece a un determinado grupo étnico, O tiene cierto
color de piel, o pertenece al sexo femenino o al masculino, o habla un cierto idio-
ma, o mantiene cierta opinión política, O sustenta cierta opinión científica, o es
extranjero, o es tico.o pobre, o pertenece a cierta clase social, o es militar o abogado,
etc. Se trata de conductas que perjudican a otra persona, las cuales están inspiradas
no en en el juicio que tal persona merezca como individuo, sino en el hecho de que per·
tenece a una determinada categoría social por la que se siente una antipatía o
menosprecio, que cubre a todos los individuos comprendidos dentro de esa catego-
ría, independientemente de cuáles sean las características peculiares de cada uno,
Las bases psicológicas del prejuicio y las conductas discriminatorias no represen·
tan tendencias innatas. No es verdad <¡ue las gentes con piel de determinado matiz
sientan necesariamente recelo, miedo o antipatía por las gentes cuya piel es de otro
color. Observaciones y experimentos realizados en el kindergarten o en la escuela
primaria, con niños de corta edad pertenecientes a grupos étnicos muy diversos ha
puesto en evidencia que los infantes no sienten ningún prejuicio, recelo, ni hostili-
,Q Sobre prejuicio y discriminación, véase: el trabajo preparado por la División de Derechos
del Hombre de las Naciones Unidas: The MlZin Types and CIZUseS 01 Discrimination (Af~morlZn.
dum mbmittod by tbe Seuelary General), United Nations, New York, 1949. Es un excelente
estudio, el cual además contiene una rica y selecta bibliografía sobre estos temas. Cfr. LEV¡NSON
(Daniel ].), Poíisiro-Economir ídeology and Gronp Membership i n Relasion lO Etbnocentrism
en el libro: ADORNO (T. W., FRENKEL·BRUNSWICK (E.), LEVINSON (D. J.), SANFORt> (R.
N.), in collaboration with others, Tbe Autboritorian Personality, Harpcr. 1950, Nueva York.
p. 147; BETTELHEIM (Bruno) & ]ANOWJTZ (Morris), DYT1nm;u 01 Preju;dirc: A PJyrhological
aud. Sociologícel Sludy, Harper, Nueva York, 1949. A-demás: BARI'.OW (M. L.), American M;~
»orities, 19n; FRAZIER (E. Franklin), The Negro rn tbe United St.ues. ed. rcv., 1957; TUMIN
{Mclvin M.), Segrega/ion «nd Desegregation, J9";i7; HORMANN (B. L.) et al.. Sori.d Process
il! f!,.,wdi, 1958.
I 342 PRI!.IUICIO X D/SCRI!llINACION

dad contra sus compañeros de diverso color O de diferente grupo étnico. En cambio,
prejuicios. recelos y conflictos han sido observados entre niños de mayor edad en
las escuelas secundarias, sencillamente porque en sus hogares o en otros medios so-
ciales se les han imbuido tales actitudes. Esas actitudes de prejuicio y hostilidad
no son espontáneas, sino que son aprendidas.
Todas las formas de prejuicio han sido aprendidas. o se han engendrado artificialmente
por casualidad.
la fijación de un prejuicio depende de una serie de factores, entre los cuales uno muy
importante es la actitud de los adultos y de los niños mayores que figuran en el ambiente
social del infante. En efecto, la actitud de los adultos ejerce UDa gran influencia en el infante
para la adopción de hábitos de simpatía o de antipatía frente a determinadas gentes.
No hay ningún tipo de prejuicio entre grupos sociales diferentes que pueda ser conside-
rado como general, ni menos como natural, esto es, como debido a causas forzosas.
No obstante, hallamos que, en mayor o menor medida, en casi todas las sociedades se
desarrollan algunos prejuicios. Donde no los hay raciales, existen sin embargo otros prejuicios,
por ejemplo, contra la mujer, contra determinada clase social. contra los extranjeros, etc. Por
eso, el sociólogo debe investigar cuáles son los factores que engendran prejuicios.

14.-FACTORES QUE GENERAN PREJUICIOS


Tres son de ordinario los tipos de factores que engendran prejuicios:
1.· Los seres humanos tienen tanto la capacidad y la tendencia de amar como la capacidad
y la tendencia de odiar. La segunda, es decir, la tendencia a la hostilidad, busca consciente o
más bien inconscientemente un objeto, un determinado tipo de personas, en qué concretarse.
El prejuicio' nace cuando la antipatía o la hostilidad se concretan en 'una determinada categoría
colectiva, por ejemplo, en los negros, los [udfos, los extranjeros, etc. Por eso es fácil imbuir
prejuicios, enseñarlos por adoctrinamiento.
2. En la vida social siempre surgen conflictos, los cuales, si persisten, dan lugar a actito.
des de antipatía e incluso de hostilidad. Cuando los conflictos se producen entre individuos de
diferentes categorías sociales, entonces sucede a veces que la antipatía se proyecta sobre todo
el grupo social al que pertenece la persona detestada. A una determinada experiencia desagra-
dable, por sí misma intrascendente, se asocian sentimientos, e ideas generalizadoras, que producen
la lijaci6n o esterectipación de un prejuicio, que van a abarcar a. todos los individuos perte-
necientes a una cierta categoría colectiva.
3. La actitud etnocéntnca, la cual consiste en creer que los modos de vida, las costumbres,
la cultura, las creencias, las maneras, los sentimientos y la conducta práctica que rigen en el
grupo al cual pertenece un individuo son considerablemente superiores, mejores, o más verde-
deras, o más justas, 'que las que rigen en cualquier otro grupo. Esta creencia se manifiesta, bien
explícitamente, o bien las más de las veces de modo Implícito, en el caso de grupos étnicC\s
o nacionales. Sucede que a menudo los miembros de un grupo étnico o nacional creen de
buena fe, lo dan por supuesto, que sus pautas de conducta son superiores a las de otros grupos,
y en muchos casos experimentan un sentimiento de repulsión por las costumbres de otros pue-
blos. El etnccentrismo constituye una actitud de provincianismo. de angostura mental: se consi-
dera que todo lo perteneciente al propio grupo o Jo que se le parezca es bueno, y que todo lo
diferente es de menor calidad. Una de las principales características de 18, ideología etnocéntrica
es el carácter general de la repulsa al grupo extraño y a sus miembros. El etnocentrismo con-
tiene una serie de representaciones estereotipadas y depreciativas de los grupos extraños, inclu-
yendo en tales representaciones a todos los individuos de esos grupos extraños, sin tomar en
consideración las experiencias concretas que se tenga -de éstos, en tanto que personas indivi-
duales. Se les juzga no como el individuo concreto y singular que cada uno es, sino tan sólo
en su función de representantes de un grupo al que se ve con menosprecio, con miedo, con
hostilidad, o con antipatía, sencillamente porque sus modos de vida son diferentes de los modos
del grupo propio.
\,
PREJUICIO Y DISCRIMINI1CION 343

Muchos prejuicios albergan una complicada combinación de varios factores, habiendo. entre
esos componentes, algunos racionales y otros irracionales, pero entretejidos unos con otros. Por
ejemplo, hay prejuicios que pueden tener su origen en una experiencia desagradable que se
tuvo con una conducta antipática o reprobable de una persona que pertenece a otro grupo. Mas,
por otra parte, el juicio y sentimiento originados en aquella experiencia, que pueden estar ra-
cionalmente justificados, se generalizan irracionalmente, proyectándolos sin ninguna justificación
sobre todos los miembros de aquel grupo. Oteas veces sucede que la actitud adversa frente a los
miembros de un grupo puede estar justificada en un aspecto singular, pero al generalizarse a
todos los aspectos, se convierte en a.lgo irracional. Por ejemplo, puede estar justificado en deter-
minadas circunstancias, que suelen ser excepcionales, así, en .ciertos países superpoblados, el
miedo de que si se da amplias oportunidades de trabajo a los extranjeros venga una avalancha
de ellos y aumente la competencia. Pero cuando ese temor se generaliza irmcioneimente, como
sucede a menudo, engendra prejuicios totalmente estúpidos contra ese grupo, en otros aspectos
en los cuales no hay ni asomo del peligro de un aumento de la competencia.
En suma, hay gentes que han adquirido irracionalmente el hábito de considerar los miem-
bros de otras categorías sociales no como individuos, sino exclusivamente en tanto que rniembros :
de esos grupos o categorías: como blancos o negros, como morenos ° pálidos, como nacionales
o extranjeros, como hombres o mujeres, como ricos o como pobres, etc. Son vistos tan sólo a la
luz de las características -reales o supuestas, las más de las veces supuestas- de sus respec-
tivos grupos, con todas las deformaciones inspiradas, bien por un prejuicio, bien por unos
intereses.
los prejuicios raciales y las conduelas discriminatorias en contra de los miembros de otros
grupos étnicos, son casos particulares de prejuicio- y discrlminacién en el variado campo de
esas actitudes. Aunque en este tema interesa aquí principalmente referirse a los prejuicios y a
la discriminación de carácter étnico, sin embargo, parece oportuno aprovechar esta ocasión para
ofrecer una consideración general sobre el prejuicio y la discriminación en $eneral.
Aunque muchos prejuicios en un individuo pueden haberse desarrollado en él por causa
de una indebida e irracional generalización del juicio que le inspiré una desagradable expe-
riencia con una persona perteneciente a otro grupo, el tipo más importante y más pernicioso
de prejuicio es aquel que, una vez ya ccnstituldc, se difunde por adoctrinamiento, y llega a
convertirse en uso vigente dentro de un círculo social.
Tales prejuicios que han pasado a formar parte de las creencias dominantes en un cierto
grupo, contra los miembros de otro grupo, son habitualmente aceptados sin examen ni critica,
como normas vigentes que no se discuten, como algo que forma parte del ambiente coleen-
vo, como algo que se da por supuesto, sin hacerse cuestión de ello.
Me referí antes a algunos de los factores que engendran prejuicios y a los modos como
éstos se constituyen. Conviene ahora examinar las causas reales que -operan en la producción
y en el desarrollo de los prejuicios.
Aunque hay desde luego muchos tipos diferentes de causas que determinan la formación
de prejuicios, entre esa multitud de causas cabe señalar tres tipos muy importantes de ellas:
a) causas irracionales, reacciones emotivas que se producen en determinadas circunstancias;
b) conflictos interculturales; y () conflictos de intereses. Adviértase que en la. mayor parte de
los casos de prejuicio los tres tipos de causas se dan entremezcJados recíprocamente.
Frecuentemente, muchos prejuicios se producen por Causa de reacciones emotivas irracio-
nales ante cierto color, determinados olores, algunas leyendas terroríficas, etc., reacciones que
se cristalizan después en una actitud de recelo, de hostilidad o de antipatía, frente a las gentes
del grupo a quien pertenecía la persona que originariamente suscitó aquella reacción.

Uno de los factores irracionales más importantes en la producción de prejuicios


es el resentimiento, el cual puede surgir por causas muy varias. Entre esas causas
figura a menudo un complejo de inferior;dad, consciente o inconsciente, el cual
puede estar justificado o injustificado.
Al complejo de resentimiento suele asociarse muy frecuentemente -sobre todo,
aunque no exclusivamente, en los prejuicios raciales- la tendencia a atribuir a los
miembros del grupo detestado la culpa de todos los propios fracasos, frustraciones,
/
344 PREJUICIO Y DISCRIMINACION

desdichas e infortunios. Muchas personas, movidas por un complejo de resentimien-


to, o por un complejo de inferioridad, o por ambos a la vez, experimentan cons-
ciente o subconscientemente sentimientos. de ansiedad, de inseguridad, de amor
propio agraviado, de debilidad, O sea de vulnerabilidad; y para compensar tales sen-
timientos forman y fomentan un prejuicio contra las gentes de un grupo determinado,
los negros, los judíos. los extranjeros, ete., sobre cuyas espaldas echan la culpa
de todos los males que sufren y de todas las preocupaciones que Jos agobian; en suma,
convierten a las gentes de un determinado grupo en lo que se llama "chivo expia-
torio", Esa tendencia a encontrar un "chivo expiatorio" se producepor causas varias:
pereza mental: la necesidad de hallar un canal regular para el desahogo de sus
impulsos de hostilidad; una inclinación a simplificar excesivamente sus propios pro-
blemas; una incapacidad para percibir todos los ingredientes de las realidades huma-
nas, así como para entender la complejidad de éstas; el deseo de hallar un medio
para resarcirse de sus propias frustraciones y de su propia incompetencia.
Entre los tipos' de factores irracionales productores de prejuicios étnicos, des-
empeña un papel muy importante la injustificada generalización de ciertas expe·
riencias desagradables tenidas can un miembro o con algunos miembros de un
determinado grupo étnico, generalización que se convierte en un juicio de valor
negativo que abarca a todas las personas pertenecientes a ese .grupo. El hecho de
que una o algunas personas de un determinado grupo étnico sea sucia, perezosa,
malévola, se atribuye a sus caracteres étnicos; y se supone que sus defectos son co-
munes a todos los individuos de ese mismo grupo étnico. La tendencia a la crítica
se ceba en aquellos a quienes se considera como diferentes en virtud de sus carac-
teres étnicos. El recuerdo de una fechoría cometida por un individuo del grupo
étnico diferente se convierte en ~n estereotipo; y entonces todos los miembros de
ese grupo son considerados corno análogos al autor de aquella mala acción.
Otras veces el prejuicio se gesta también irracionalmente por asociaciones de
ideas que son generalizadas de modo indebido. Algunos grupos étnicos durante mu-
cho tiempo fueron relegados a una clase social muy baja, al desempeño de trabajos
serviles. Entonces sucede que los miembros de las clases superiores se acostumbraron
a considerar que todos 195 individuos de aquel grupo son inferiores por naturaleza.
De este modo se forma un estereotipo, que constituye un prejuicio, y que, es trans-
mitido como algo sobrentendido.
En cuanto al conflicto interculmral, se observa que es frecuente que un grupo cultural, o un
grupo étnico, o un grupo nacional, posea un sentido de propia superioridad, y que trate de re-
forzarlo manteniendo determinados prejuicios. Muchas veces se trata de imbuir y de cultivar
ese sentido de superioridad por medio de adoctrinamiento, en las escuelas, en propagandas púo
blicas. En otros tiempos, los varios grupos étnicos, culturales y nacionales, situado cada uno en
un lugar diferente de la tierra, tenían muchos menos contactos recíprocos que los que tienen
hoy en día gracias a los medios de fácil y rápido transporte y los portentosos instrumentos de
intercomunicación. Ahora bien, al aumentarse los contactos, las inter-relaciones y la interdepen-
dende; por una parte muchos prejuicios se desvanecen, mas por otra parte ocurre que se dan
más ocasiones de rozamientos, de tensiones y de conflictos, lo cual contribuye a intensificar
actitudes de recelo y de hostilidad. y cuando miembros de uno de esos grupos étnicamente
o culturalmente diferentes viven en el mismo territorio del grupo general dominante, entonces
aquéllos son consideradqs como inferiores, o como dignos de desconfianza, o como peligrosos, etc.
Las gentes del grupo dominante, es decir, el que disfruta de una posición más alta (social,
económica, cultural, política, etc.) se consideran a sí mismas como superiores y manifiestan su
prejuicio en conductas discriminatorias contra los individuos del grupo diferente. Ahora bien,
PREJUICIO l' DISCRI¡\IINAClON 345

éstes. precisamente POI" virtud de sentirse discriminados desfavorablemente. cobran también con-
ciencia de pertenecer a un grupo diferente sobre el cual recae una depreciación. y consieuiea-
temen te suelen desenvolver una actitud de resentimiento ':;0 contra del grupo fnvorccidn. Oc
esta guisa a veces se produce en ambos lados un temor y una desconfianza frente al otro g:"Uro.
Esto engendra prejuicios, o fortalece los prejuicios ya existentes en ambas partes.

Otra fuente importante en la gestación y en el mantenimiento de prejuicios


étnicos, y de conductas discriminatorias fundadas en éstos, es el conflicto de inte-
reses. Consciente o inconscientemente, los miembros del grupo dominante sienten,
con razón o sin ella, que los miembros de otros grupos pueden poner en peligro O
en dificultades su propio prestigio, poder, privilegios, posición ventajosa. o crearles
una concurrencia difícil, lo cual suscita en aquéllos una impresión -de inseguridad.
Ahora bien, el sentimiento de inseguridad suele ser una de las fuentes de hostilidad.
Algunos de los prejuicios étnicos más virulentos son de origen reciente y se
han formado por conflicto de intereses, desde que empezó la expansión europea en
otros continentes, y se fortalecieron sobre todo después de la Revolución Industrial.
Los mercaderes se lanzaron a la búsqueda de productos tropicales, de mano de obra
barata, e incluso de esclavos o siervos para trabajar en las minas y en las planta.
ciones de los países descubiertos y colonizados. Y entonces las partes interesadas
urdieron pseudoargumentos para justificar aquella explotación, entre ellos; sobre
todo el argumento de su superioridad racial sobre los pueblos de los nuevos países
dominados. Cuando en ellos se abolió por fin la esclavitud o la servidumbre, con
eso sin embargo no desapareció el interés de considerar como inferiores a los pueblos
antes subyugados, sino que incluso aumentó ese interés. Porque entonces se tenía
interés en mantener en situación social muy baja a los antiguos esclavos, ya liberados,
y a los descendientes de éstos, por razones económicas, y también de orgullo.
Cuando los nazis alemanes concibieron el propósito de esclavizar a todo el mundo no ger·
mana, reelaboraron y agudizaron el prejuicio de la superioridad germana sobre todos los demás
pueblos de la tierra, llegando [ncluso a negar a éstos condición humana.
Hay también otros casos en los cuales el conflicto de intereses se combina CO:1 algunas de
las reacciones emocionales ya explicadas. La envidia y el resentimiento, que algunos sienten por
ciertos individuos de otro grupo étnico que ha tenido éxito, se combina con la idea de que ese
éxito es debido a ciertas características que se supone propias de las gentes de ese grupo dife-
rente, como por ejemplo, la falta de escrúpulos, una especial solidaridad de grupo, etc.

Hay que mencionar, por fin, como causas agentes en la producción de prejuicios,
la propaganda deliberadamente emprendida por gentes interesadas en crear, intensi-
ficar y difundir prejuicios en contra de otro grupo étnico. El máximo ejemplo de
ello es la propaganda criminalmente desenvuelta por los nazis en contra de los
judíos, así como en contra de todos los otros pueblos, llamados por ellos especies
animales inferiores. Otros ejemplos son: la campaña de algunos partidos en la
Unión Sud- Africana en contra de los negros; y las actividades de la organización
clandestina e ilegal Ku-Kux-Klan en algunas regiones del Sur de los Estados Unidos.

IS·-EL "CIRCULO VICIOSO" EN EL DESARROLLO DE LOS PREJUICIOS


Hay una influencia recíproca entre las conductas discriminatorias inspiradas por
prejuicios y los efectos que tales conductas producen. Sin ninguna razón justificada,
los miembros de un grupo étnico o cultural o nacional empiezan a mostrar antipatía,
346 PREJUICIO. Y DISCRIMINACION

desprecio u hostilidad cootra los miembros de otro grupo diferente. Esto produce
como efecto que los miembros del grupo desfavorablemente discriminado reaccionen
mostrando resentimiento y recelo frente a los individuos del grupo discriminante.
Ahora bien, la conducta de resentimiento y desconfianza de las gentes del grupo dis-
criminado ofrece entonces motivos a las gentes del grupo discriminante para reforzar
e intensificar sus prejuicios adversos. Y, de tal suerte, se va estableciendo un círculo
vicioso, por virtud de cuyomecanismo se va fortaleciendo el prejuicio en ambos lados.
En los casos de prejuicio recíproco la antipatía puede no ser igualmente intensa
en ambas partes. Por ejemplo: 1) El grupo A desprecia al grupo B, pero no se
preocupa mucho de él; y el grupo B siente odio al grupo A. 2) El grupo A siente
hostilidad frente al grupo B, y a su vea el grupo B experimenta resentimiento
frente al grupo A, pero desearía ser similar a él y adquirir sus caracteristicas.
Generalmente los miembros del grupo discriminante disfrutan de algunas ven-
tajas, por ejemplo: mayor poder social o político, mejor posición económica. Por
eso, suelen estar en condiciones de discriminar contra. otro grupo sin sufrir, ellos
mismos un perjuicio directo con ello -indirectamente daro es que también resultan
dañados, por ejemplo, en su condición moral, en cuanto al envenenamiento que sufre
su espíritu. etc. En virtud de sus prejuicios, y especialmente de las conductas discri-
minatorias que ponen en práctica, excluyen a los miembros del otro grupo de muchas
oportunidades sociales y económicas. Esta exclusión aumenta la subordinación del
grupo discriminado desfavorablemente, y, por otra parte, refuerza el sentimiento
de supuesta superioridad asumida por el grupo dominante. El efecto de ese sen-
timiento de supuesta superioridad aumenta más por el hecho de que al grupo
discriminado se le han cortado muchas oportunidades. De ese modo, el prejuicio
y la discriminación crean situaciones que fomentan su continuación, e incluso su
intensificación.
CAPÍTULO XVII

LA INTERACCION SOCIAL. LAS RELACIONES SOCIALE~

SUMARIO:-l. Concepto de /a interacción humana.-2. La interacción y el


enfoque forma/isla de la misma, ugún Simme/.-3. Crítica de la doctrina for-
malista de Simmel sobre la inJeracción.-4. Estudio y análisis psicológico de
la interacción. Acciones 'ransilivds 1 acciones intransitivaJ.-5. La relación
Jociai.-6. La relación social según Wiese como fina situación de distan-
áa.-7. El carácter recíproco de la acción lociaJ.-S. lnteracción que produce
imiladón.-9. La imitación, la Jugeslión y /a propaganda.-10. Propaganda y
púcoanáliJi,r.-ll. Imitación consciente y deJibSTada.-12. La acción colectiva.
Cooperación por similitud y por división del "abaio.-O. LA múltiple variedad
de procesos de interacción.-14. Interacción en preuncia e interacción en amen-
cia.-15. Diferencias entre la interacción en presencia y la inleraúión a dis-
lancia.-16. Interacciones en presencia interferidas por la inf/uenáa de personas
o c,rupos 4usenles.-17. lmeracciones que producen facilitación e interacciones
que producen inhibición.-18. Algunos factores "inconscientes" en /a inter-
acción.-19. La compensatión.-20. La racionalización.-21. La idenlificación.
22. La regresión.-23. La proyección.

I.---CONCEPTO DE LA INTERACCION HUMANA


La palabra interacción denota el hecho de una influencia recíproca. Tal in-
fluencia recíproca puede darse y se da en diversos órdenes o reinos de fenómenos.
Se da, desde luego, en y entre todos los campos de la naturaleza: físico, químico,
biológico. Así, por ejemplo, entre los componentes del átomo, entre los átomos que
forman una molécula, entre cuerpos contiguos (que se sostienen el uno al otro) o
distantes (atracción magnética, gravitación, etc.), entre un organismo vegetal y su.
ambiente físico, entre los varios organismos vegetales, y entre los animales, etc.
Pero aquí no se trata de los hechos de interacción pertenecientes al reino de la na-
turaleza, sino de algo diferente: de los hechos de interacción humana, es decir, de
las reeíprocas influencias entre los hombres.
Algunos sociólogos dan de la interacción social un concepto muy restringido
que se limita a caracterizar los hechos en que se efectúan influencias recíprocas entre
dos o más personas, en presencia, esto es, la una ante la otra u otras y viceversa,
influencias recíprocas en las cuales los individuos dan una significación a los es-
tímulos a que responden.'
Creo que un concepto general de la interacción humana no debe limitarse a
comprender solamente las influencias recíprocas en presencia, sino que debe abarcar
1 Cfr. CARR (Lowell ]uilliard), Ana/y/ical Soci%gy: Social SilUalionJ and Social Probíems,
Harper, Nueva York, 19n, pp. 359 Y ss.; ELDRlDGE (Se1OO), BERRY (Brewton), Gl88ARD
(Harold A.), GlST (Noel P.), ROSENQUIST (Cert M.), WILEY (Malcolm M.), Fllndamenta/s
of Sodology: A Situltlional Analysis, Crowell, Nueva York, 1950, pp. 363 Y ss.

347
LA INTERACClON Hl!!I!.1N,1

también las infl~encias reciprocas en ausencia, es decir, a distancia, como por ejern-
pío, un intercambio de cartas. Y Croo que tampoco debe restringirse de modo que
sólo comprenda aquellas acciones recíprocas en las que los sujetos dan con plena
consciencia una significación a los estímulos frente a los cuales reaccionan. Creo
. que, en efecto, todos los hechos que se dan en las interacciones tienen sentido, por-
que son hechos humanos. De otro modo no caerían bajo el estudio de la Sociología,
sino bajo la consideración de una ciencia natural. Pero no es 10 mismo que tengan
un sentido, a que el sujeto esté plenamente consciente de ese sentido. El sujeto
puede tener sólo un barrunto de la significación; puede también percibirla de una
manera sub-consciente, y reaccionar de un modo congruente a esa significación, sin
comprenderla, no 'obstante, del todo.
Parece más adecuado caracterizar la interacción humana como hechos de influen-
cia recíproca entre dos o más conductas humanas con sentido, influencia recíproca
que puede producirse en presencia O a distancia, con conciencia más o menos clara,
pero siempre a través de fenómenos psicológicos.
La interacción es la esencia misma de lo social. Los hechos en los cuales varias
personas están en recíproco contacto, son procesos de interacción. Las llamadas re-
laciones interhumanas sociales, ya sean éstas interindividuales o ya sean colectivas,
san fenómenos de interacción, formas de interacción, constelaciones de influjos re-
d procos. Los procesos en que las gentes se acercan unas a otras O se separan entre
sí, son interacciones. Los grupos sociales, los entes colectivos (p. ej., la nación, el
Estado, las corporaciones, las asociaciones, etc.) son conglomerados de relaciones y
de procesos de interacción."

2.-LA INTERACCION y EL ENFOQUE FORMALISTA DE LA MISMA,


SEGUN SIMMEL
El gran sociólogo alemán Jorge Sirnmel (1858-1918) tomó la interacción como
base para su Sociología, proponiendo que ésta consistiera en el estudio de las formas
de acción recíproca entre los hombres.
"La sociedad existe --dice Simmel- allí donde varios individuos entran en
acción recíproca", "El hombre está determinado en todo su ser y en todas sus ma-
nifestaciones por la circunstancia de vivir en acción recíproca con otros hombres"."
La acción recíproca se produce siempre por determinados impulsos o para deter-
minados fines, por ejemplo, eróticos, religiosos, de defensa o de ataque, de juego
o de adquisición, de ayuda o de enseñanza, y de otros innumerables. Esos impulsos,
tendencias y fines hacen que el hombre quede inserto en una red de interacción
con otros hombres, es decir, que ejerza influencias sobre ellos y que a su vez las
reciba de ellos. Hay diversos grados de acción recíproca en cuanto a la clase de ésta
y en cuanto a su intimidad; desde la unión efímera para dar un paseo, hasta la

2 Cfr. SIMMJEL (G.), Sociología, trad. de ]. Pérez Bances, Revista de Occidente, Madrid,
1926, Fascículo 1, cap. l. Véase también: LAtOUP (J.), y NEI.IS (].), Communataé des Hommes,
Casterman, París, 1951: PIAGET (].), Pensée égocentrique el pensée sociocentrique, en "Cahiers
Intemationaux de Sociolcgie", 10, 1951; DUPRÉEL (E.), Socíologie Généra/e, Presses Univ. de
France, París, 1948, cap. 1; BOUTHOUL (Gaston), Traité de Sociologie, ze. ed., Payot, Paris,
1949; AsCH (Solomon), Social Psycbcology, Prentice Hall, Nueva York, 1952, caps. 4-9,
s SIMMEL, ob. cit. en la nota precedente. pp. 13 Y ss.
LA INTERACCION SEGUN SIMMEL 349

familia: desde las relaciones "a plazo", hasta la pertenencia a un Estado; desde la
convivencia en un hotel, hasta la unión estrecha de los gremios medioevales.
Ahora bien, según Sirnmel, en esos fenómenos de interinflujo o acción recí-
proca se puede distinguir entre el contenido (o materia) y la forma de los mismos.
El contenido o materia puede consistir en una tendencia (p. e.: erótica, de sim-
opatia, religiosa, etc.), o en una determinada finalidad (defensa, enseñanza, econo-
mía, juego, etc.); es decir, puede consistir en todo aquello que en los individuos es
capaz de originar la acción sobre otros o bien la recepción de sus influencias.
Pero estos móviles originan un influjo recíproco, que tiene lugar de determi-
nada manera, es decir, en cierta forma, verbigracia, en forma de intercambio, de
subordinación, de paridad, de competencia ..AI entrar en interacción dos o más
sujetos nace una sociedad, que consiste en una unidad empírica representada por
.la influencia recíproca de conductas. Tal unidad o socialización puede darse en
muy diversos grados: desde la convivencia efímera en un compartimiento de ferro-
carril, hasta la familia y el Estado.
la materia de la sociedad, aquello por lo cual y en lo cual se relacionan los
sujetos, no constituye todavía, por sí misma, sociedad. La sociedad, la socialización;
el proceso social, aparece sólo cuando la coexistencia aislada de los hombres cobra
formas determinadas de interacción o de influjo recíproco. Las Formas sociales son
,los modos de interacción, que engendran una unidad, en la cual se realizan aquellos
contenidos humanos.
Claro es que forma y materia social integran una realidad unitaria, cuyos dos
ingredientes no son separables de hecho; pero son, en cambio, separables mental-
mente por medio de un proceso de abstracción. Ni más ni menos que la forma
y la materia de un cuerpo no son separables en la realidad, pero son distinguibles
por la inteligencia.
Para que esta abstracción sea posible y para que se justifique, es preciso que,
por un lado, una forma· pueda albergar contenidos diversos; y que, por otro, un
mismo contenido sea susceptible de realización en formas varias. Así, por ejemplo,
la forma de subordinación, la de competencia, la de división del trabajo, la de
partidismo, la de representación, etc., pueden darse lo mismo en una materia polí-
tica, religiosa, económica, militar, artística, sexual, familiar, etc. Y, viceversa, un
mismo contenido, por ejemplo, el erótico-sexual, cabe que adopte muy diversas
formas: promiscuidad, poliviria, poligamia, monogamia; la interacción por interés
económico puede configurarse bajo la forma de libre concurrencia o bajo la orga-
nización cooperativa.

3·-CRITICA DE LA DOCTRINA FORMALISTA DE SIMMEL


SOBRE LA INTERACCION .
L1 diferencia entre la forma y el contenido es Jo/amen/e re/mil,o. Las llamadas formas so-
ciales son tales formas o tienen carácter formal, en comparación con otros hechos humanos mis
concretos: y -cnronces resultará que por encima de las llamadas formas sociales o de interacción
. podemos establecer otros conceptos más formales, por ejemplo, convivencia, comunicación, etc..
COI1 respecto a los cuales aquellas formas tendrían relativamente ya un carácter material, es
decir, una cierta dosis de contenido más concreto. Pero, a su vez, por debajo de las formas
sociales estudiadas, cabrá colocar otros hechos también sociales en sucesivas series de mayor
concreción; y cada una de estas series será material con respecto a la anterior, que tenga ma-
yor grado de generalidad, pero será formal en relación con las subsiguientes menos generales
350 CRlT1CA DEL FORMALISlI!o DE SllIlMEL

Ocurre que la diferenciación entre forma y materia, aplicada a los hechos de


la vida humana, se ha dejado influir demasiado por la metáfora geométrica. Cierto
que los formalistas insisten, cuando aluden a la diferencia entre forma geométrica
y. materia .corpórea, que se trata tan sólo de un símil, que con relación a lo social
no hay que tomar al pie de la letra, sino únicamente como mera comparación,
como pura imagen y no como conceptuaci6n rigorosa. Pero también es verdad que,
a pesar de esta sensata advertencia, ellos mismos se dejan llevar demasiado por las
derivaciones de tal metáfora, y por eso no se pueden dar cuenta de que en la
vida humana los contenidos de ésta se dan en una conexión esencial con las formas
en que se presentan; es decir, no caen en la cuenta de que hay una unión esencial
entre estructura y materia en el acto vital.
Una misma forma de recíproca influencia ínterhumana, verbigracia, la subor-
dinación o también la concurrencia, puede albergar muy diversos contenidos; así,
por ejemplo, puede darse en materia amorosa, en política o en economía. Pero ad-
viértase que aquello que tienen de común una subordinación económica y una
subordinación política es relativamente pequeño; y que, aparte de esto. cada una
de esas subordinaciones presenta un grupo de caracteres 'muy diversos. Lo mismo
cabría decir respecto de la competencia política, pues a todas luces es harto dife-
rente la rivalidad amorosa, de la competencia política y de la concurrencia mercan-
til. Ahora bien, lo que disingue entre sí a cada una de esas formas sociales de
subordinación o de competencia, con respecto a las otras, no es solamente la diver-
sidad del contenido, sino que además ocurre que ese contenido diferente en cada
una de ellas moldea de manera especial la forma misma. Es decir, la diferencia
que separa a cada una de esas formas frente a las demás· no se reduce a la que
mediaría entre vasijas iguales llenas de líquidos diversos; antes bien. resulta que.
por causa del contenido, la misma forma de la relación interhumana queda confi-
gurada de manera desigual en cada caso; y lo que las tres tienen de común es
s610 algún aspecto superficial, mientras que otros aspectos -también de forma de
la relación- presentan ya peculiaridades dispares en cada uno de los casos.

+-ESTUDIO y ANAUSIS PSICOLOGICO DE LA INTERACCION.


ACCIONES TRANSITIVAS y ACCIONES INTRANSITIVAS
Hay que hacer resaltar ante todo el hecho de que las acciones de los hombres
aparecen las de los unos como relevantes para las de los otros, y viceversa, Además
muchas de las conductas de los hombres son referidas por éstos a prójimos suyos,
orientadas hacia ellos, destinadas a ellos.
Hace notar Solomon Asch-t que cada persona es una fuente y un centro de
efectos psicológicos que se proyectan sobre las vidas de otras pers0'.las. Puede
suscitar interés, producir conocimientos en el prójimo; puede ejercer efectos viví-
ficantes, deprimentes o paralizantes sobre otros sujetos humanos. Las emociones, los
pesamientos, los motivos de una persona act4an como fuerzas que ponen en mo-
vimiento las actividades psicológicas de otras. Todas las relaciones sociales de
cooperación, aversión, etc., y todas las accionesi conjunras son productos de la in-
teracción. Todas las demás relaciones entre los wupos, o entre un individuo }' un
grupo. descansan sobre los hechos primarios de interacción entre persona}' persona.
-l Cfr. ASCH (50In01oo), ob. á/. en la Nota NI> 2, pp. 139 Y ss.
ACCIONES TRANSITIVAS y ACCIONES INTRANSITlV r1S 351

El hecho capital en .las interacciones humanas consiste en que éstas se hallan


psicológicamente en" cada uno de los participantes en la interacción. Mientras que
en .mi relación' con una cosa, que percibo, pienso o siento, esta relación es uni-
lateral, es decir, se verifica en mí, por el contrario, en las relaciones entre personas
esos procesos son bilaterales .0 mllltilateraJes, esto es, tienen lugar en ambas (o
varias) partes y en una recíproca interdependencia.
la interacción puede darse en actos transitivos, es decir, dirigidos a otra per-
sona, y en actos intransitiuos, conductas de un sujeto que no están referidas a otro
sujeto, pero que, sin embargo, ejercen un influjo sobre la conducta de otro sujeto
agente. Veamos ejemplos de todos esos tipos.
Llamo acciones transmitidas aquellas que. están dirigidas hacia otras personas,
por ejemplo, preguntar, informar, aconsejar, sugerir, criticar, ayudar, luchar, esti-
mar, alabar, despreciar, comprar, vender, sobornar, enseñar, vengarse, burlarse, etc.
Son acciones intransitivas aquellas que no se dirigen a otro, sino que recaen
sobre el mismo sujeto actuante, por ejemplo: reír, llorar, andar, meditar, etc.
Entre las acciones intransitivas, cabe hacer una _sub-clasificación: aquellas que
°
no están directamente influídas por la presencia el pensamiento de otra persona,
y que por tanto no se orientan ni siquiera íntimamente hada otra persona. por
ejemplo, llorar en silencio una propia pena, pensar una idea, soñar despierto,
etc.; y aquellas otras que aunque no recaen sobre otra persona, si se orientan por la
consideración de ella esperando producir en ella determinado efecto, por ejemplo,
acicalarse para gustar a otra persona, hacer algo que se supone merecerá la apro~
bación de esa otra persona, aunque' ello no esté relacionado. con ella, etc.
Pues bien, lo que importa mostrar aquí es que las interacciones humanas, es
decir, las influencias recíprocas entre las conductas de dos o varias personas, pue-
den darse entre todas las clases y subclases de acciones arriba mencionadas, lo
mismo entre obrares transitivos, que entre obrares intransitivos -yen cuanto a
éstos, igualmente entre los orientados y los no orientados hacia la otra persona.
En cuanto a los obrares transitivos, la interacción es obvia: el que pregunta
ejerce una influencia sobre la otra persona preguntada, y la reacción de ésta
--contestación o negativa a contestar- refluye sobre el preguntantc ejerciendo
efectos sobre él; p. e., satisfacción por la respuesta, enojo porque su pregunta
no fué tomada en consideración, etc.
Las conductas intransitivas no orientadas hacia otra persona pueden, sin em-
bargo, iniciar una interacción, por ejemplo: alguien llora en silencio una propia
pena; otra persona percibe ese llanto y se siente entristecida; la primera, al percibir
el efecto involuntario que 3U propio llanto produjo en la otra persona, se siente:
agradecida por esta simpatía -aunque el propósito de la segunda persona no fuese
suministrarle un consuelo, ni siquiera expresarle compasión.
Los obrares intransitivos orientados hacia otra persona pueden iniciar un pro~
c~so de interacción, siempre y cuando la persona tomada en consideración por quien
comienza a actuar responda en alguna manera a la acción de ésta. Una persona
se viste de cierto modo, se acicala, con el propósito de. producir una impresión
favorable en otra; si esa otra persona advierte el atuendo de aquélla, y reacciona
frente a ese hecho ---con agrado o con desagrado--, con eso se ha producido ya
una influencia recíproca, pues la primera persona se vistió o acicaló por virtud de
la influencia que sobre ella ejerció el pensamiento de que iba a encontrar :t la
352 ACCIONES TR.ANSITIV AS y ACCIONES lNTR.ANS1TIVAS

segunda, y probablemente tomando en cuenta lo que suponía gustó de ésta; y la se-


gunda persona experimentó una impresión de agrado (o desagrado) producida por
el- modo de presentarse la primera. La cadena de interacciones puede seguir: la pri-
mera persona notó el efecto (favorable O desfavorable) que su vestido babía produ-
cido en la segunda, y aprovechó esa ocasión para seguir incitando su admiración
mediante otros actos, O para seguir excitando su envidia; y así sucesivamente.
En las conductas transitivas, como también en la clase de las intransitivas que
se orientan hacia otro, la interacción no consiste solamente en .que el primer ac-
tuante hace algo, y ese algo funciona como estímulo para otra persona, produce
un efecto sobre ésta, y entonces ella reacciona en algún modo. Consiste en eso,
pero consiste también en algo más/ a saber: consiste en el hecho de que el primer
actuante ha anticipado en su conciencia la suposición del efecto que su propia con-
ducta va a producir sobre otra persona. Esto, en cambio, no sucede cuando la inter-
acción se inicia por el efecto que una conducta no transitiva ni orientada hacia
ningún prójimo produce sobre otra persona) como en el mencionado ejemplo, de
un llanto que por casualidad 'es visto por otro sujeto, que ni siquiera había sido
advertido por quien llora.
Se da también con frecuencia el caso de que el agente de una conducta transi-
tiva, por ejemplo, al conversar con otro) no calcula ni imagina el efecto que lo que
dice va a producir en el otro: así, manifiesta algo que él reputa innocuo, pero
que es juzgado por 'el otro como una indiscreción, o como una indecencia, o como
una grave equivocación. La conducta del que empezó a hablar produce efectos sobre
la conducta del otro) pero no los efectos que el primero podía sospechar, sino unos
efectos diferentes o incluso contrarios. Bajo este grupo de casos caen, entre otras,
las conductas sociales que se llaman "falta de tacto".
Asch hace notar que cuando dos personas, A y B, trabajan juntas o platican, cada una de
ellas simultáneamente incluye en su consideración y en su relación con la otra los siguientes
hechos: 1) A percibe la escena que incluye a B y a sí mismo; 2) A percibe que B está también
orientado hacia la misma escena que abarca a ambos; 3) A actúa hacia B y nota que B responde
a su acción; 4) A nota que B al responderle espera que A captará la respuesta de B como una
acción de B que está dirigida hacia A. Y lo mismo sucede en B respecto de A,5

5.-LA RELACION SOCIAL


Lo dicho lleva a establecer el concepto de relación social como una forma y
a la vez como un resultado del tipo de interacción <¡ue acaba de ser descrito.
·En su análisis sobre los fundamentos de la Sociología, Max WeberG definió
el obrar social como aquella conducta humana cuyo sentido subjetivo se refiere a
otra persona (u otras personas), y que se orienta efectivamente hacia ésta (o éstas).
Ahora bien, para que haya propiamente una relación social es necesario que la
acción social de una persona halle correspondencia en la persona destinataria (de
dicha acción) en otra acción social dirigida a la primera persona.
"Por relación social -dice Max Weber- debe ent~nderse una conducta plural (es decir.
de varios sujetos) que, en cuanto a su sentido, se presenta como recíprocamente referida. orlen-
tándose por esa reciprocidad". Para que se dé, pues, una relación social, es menester que: haya

5 Cfr. MCH {Solomon}, ob. cir., pp. D9.60.


G WEnF.R (M.), Er0110mín )' Sociedad, tomo J, cap. T. México, 19-14.
LA RELACION SOCIAL 353

un mínimo de recíproca bilatera1idad entre las conductas de dos o más sujetos; es decir. precisa
que la acción social de un sujeto suscite una respuesta en el otro hacia quien se orienta efec·
tivamente.

la "respuesta puede ser congruente o -incongruente; es decir, puede constituir


la correspondencia adecuada y positiva del sujeto B a la acción social del sujeto A;
o, por el contrario, puede representar una respuesta de B a la conducta de A, pero
una contestaci6n de sentido opuesto.
Tenernos; por ejemplo. una relación social congruente, cuando a la conducta
de José que declara su amor a María. ésta contesta correspondiendo con el mismo
sentimiento. Caben grados de mayor o de menor congruencia: una plena con-
gruencia, cuando, por ejemplo, a una declaración de amor se corresponde con otra
declaración de amor; de menor grado de congruencia, cuando a una declaración de
amor se responde con una demostración de simpatía. Por el contrario, se establece
una relación social, pero incongruente, cuando a la acción social de una persona,
la otra persona -hacia fa cual se encaminaba aquel obrar- responde con otro
obrar de signo contrario; por ejemplo: CU341do a una demostración de amor se con-
testa con una demostración de odio; a una manifestación de simpatía con una mani-
festación de antipatía, a una actitud de lucha con una de conciliación, a una de
solidaridad con una de insolidaridad, etc.
Podemos considerar una relación social en su realidad temporal puramente
actual, es decir, presente, en tanto en cuanto se están produciendo y duran de un
modo efectivo las acciones recíprocas que" la integran. Pero además de esa pura
consideración de presente, es decir, de contemplación de 10 que se efectúa en un
determinado momento, hablamos también de las relaciones sociales como de nexos
que existen prolongándose en el tiempo con una permanencia (mayor o menor) ~
por ejemplo, hablamos de que entre A y B hay una relación de amor o de amistad,
o de mando, o de gratitud, o de cooperación, o de lucha. Y nos referimos a esas
relaciones como constituyendo realidades durables. ¿En qué consiste la realidad
durable de tales relaciones? Weber contesta que la relación social consiste en la
probabiliddd de que los sujetos supuestamente implicados en ella actuarán recíproca-
mente en una determinada forma. Es decir, que al existir una relación de amistad
entre A y B significa que hay grandes probabilidades de que uno y otro actúen
recíprocamente de determinada maneta, por ejemplo. que si A pide un gravoso
favor a B éste se 10 otorgará; que ambos se sentirán a gusto en compañía, etc.
I

y lo mismo debe decirse respecto de los grandes complejos de relaciones.


AS-Í, que existe un Estado significa, desde el punto de vista sociológico, que juz-
gamos que hay una serie de probabilidades de que sobre la base de la actitud de
ciertos hombres, otros actuarán de determinada manera según un determinado sen-
tido; v. g.: que cuando el periódico oficial publique una ley, la mayor parte de los
ciudadanos afectados por ella. la cumplirán; los funcionarios encargados de velar
por su cumplimiento la aplicarán, etc.; que mañana y los días venideros, el Pre-
sidente de la República. los ministros. los demás funcionarios, los agentes ejecuti-
vos de la autoridad practicarán determinados comportamientos sociales conexos.
y que los ciudadanos seguirán conduciéndose de determinadas maneras, etc.
354 LA RELACION SOCIAL

6.-LA RELACION SOOAL SEGUN WlESE COMO UNA


SITUACION DE DISTANCIA
WieseT funda su doctrina en las siguientes observaciones: los hombres se in-.
fluyen" reclprocamente; están unos en relación con otros; guardan entre: sí determi-
nadas distancias, mayores o menores, formando constelaciones, estructuras, tramas;
lo cual es resultado deuo conjunto de 'procesos en que se aproximan o se alejan
los unos de los otros, desde varios puntos de vista: en ocasiones, se acercan desde
un punto de vista, y a la vez se alejan desde otro punto de vista.
Según Wiese, relaci6n social es la posici6n inestable de uni6n o de separación
entre seres humanos, originada por un proceso social. Esta posición o estado im-
plica relaciones de distancia entre los sujetos humanos. Adviértase que esas rela-
ciones de distancia, que son definidas, de modo elemental y simple, como grado .de
proximidad o de lej anía, se presentan en sus casos concretos muchas veces como
complicadas combinaciones de cercanías y lontananzas a la vez, desde diversos
puntos .de vista, formando, por así decirlo, una especie de figuras o constelaciones
mixtas, cada una de ellas con peculiar estructura.
Proceso social es el fen6meno O conjunto de Fenómenos dinámicos que origi-
nan. una determinada relación social; y consiste en modificaciones de la distancia
interhumana. Adviértase que las relaciones sociales no son algo fijo, sólido, firme,
antes bien, por el contrario, son situaciones inestables, es decir, modificables por
Tirtud de cualquier cambio en las dimensiones de distancia que las constituyen. Los
procesos sociales, por consiguiente, son aquellos hechos que producen determina-
das situaciones de distancia, o que modifican las ya previamente establecidas.
Wiese hace la observación de que el estar uno cerca de otro, o el estar lejos,
el aprcximarse o el apartarse, el guardar una distancia o el modificarla aumen-
tándola ¡o disminuyéndola, todo ello evoca la idea de un ámbito, en el que' se dan
y donde¡ ocurren estos fen6menos. Situaci6n de distancia y movimientos de aumento
o de merma de ésta son hechos que suponen un espacio, dentro del cual acontecen.
Claro que tal espacio no es el espacio geométrico, calibrable con medidas li-
neales, superficiales o de volumen. No es un espacio geográfico. Es. un espacio sin
dimensio?es ni medidas geométricas, lo que podríamos Hamar un espacio incorpóreo.
Pero es un ámbito que metaf6ricamente nos sucita la idea de espacio. Es el ámbito
en el cual se puede medir o establecer los grados de distancia de las relaciones
y los grupos, y el movimiento de aumento o de disminuci6n de ésta. El espacio
social no s610 no es el geométrico o geográfico, sino que puede estar en contra-
dicción con éste, por ejemplo: personas alejadas por muchos miles de kil6metros,
pueden hallarse muy próximas socialmente, ligadas por un amor. Y, viceversa,
se da el caso a que aludía un poeta, de "la soledad de dos en compañía".
':' Cfr. WIESE (Leopold von}, Syslem de, al/gemei"en Soziologie als Leh,e VOIl den sozia-
una
len. Prozessen sozi.tlen G:bilJen der Mmuhen, 19H¡ Sobre Wicsc, véase: RECASÉNS SleHES,
lPúu, Fondo de Cultura Económica, México, 1943. Véase también: KUHN,e (Otto), A/lg.cmdne
Soziologie, Lebenswiue"uh4jtli&h" AII/riSJ ¡brer Grllndprobleme, Erster Halband: Die Lebre
¡10m Sozialen Verhalttn una l'on dM Sozialen Prazessen, Duncker & Humblot, Berlín, 1955 s
pp. 281 Y ss.
IMITACION 355

7.-EL CARACTER RECIPROCO DE LA ACCION SOCIAL


En el obrar social, es decir, en el obrar que está referido a otros sujetos, las
acciones de una persona complementan 'las acciones de otra persona." El sujeto A
empieza lo que el sujeto B continúa o complementa; B, se opone a A, o lo aconseja
o le excita o requiere. Así, se desenvuelve un proceso de interacción: relaciones
de dar y recibir, de comprar y vender, de agarrar y defender, de preguntar y con- ,.
testar, de ayudar, de mandar y obedecer, de competir.

8.-INTERACCION QUE PRODUCE IMITACION


Un tipo especial de' interacción, que desde, luego se da en gran volumen, es
aquel en el cual la influencia de la conducta de un sujeto sobre la conducta de
otro sujeto consiste en que éste imita la conducta del primero. Claro que en este
caso, la conducta del segundo imitando la del primero no tiene necesariamente que
refluir sobre el primero, es decir, sobre el que inició un tipo de conducta que fué
imitado por la segunda persona, sino que así como puede refluir sobre aquél,
p. e., reforzando su comportamiento, de modo que lo reitere, puede también no
refluir sobre él; así como puede también influir sobre un tercero, formando así
una cadena por la que el proceso imitativo va extendiéndose.
El sociólogo francés Gabriel Tarde (1843'19°4)' quiso nada menos que fun-
damentar toda la Sociología sobre el estudio de los hechos de imitación, por entender
que la sociedad consiste precisamente en la imitación -mientras que lo individual
es la invención. Tarde entendía que. la sociabilidad es la tendencia psíquica que se
da en el individuo de imitar a los otros; y que un grupo social es un conjunto de
individuos que están dispuestos a imitarse entre sí o que se asemejan unos a otros
por ser copias del mismo modelo. En cambio, la invención, que es lo contrario a
la imitación, constituye lo propiamente individual.
Según Tarde, la imitación es una relación mental entre dos o más sujetos, uno
de los cuales influye sobre el otro u otros. La imitación es, por decirlo así, en npi-
oión de Tarde, una impresión o fotografía espiritual, consciente o inconsciente, vo-
luntaria o no, pasiva o activa.
Tarde entendía que todas las semejanzas de origen social, que se observan
entre los hombres, son resultado directo o indirecto de la imitación en cualquiera
de sus múltiples formas: costumbre, modo, simpatía, obediencia, instrucción, cdu-
cación. copia automática refleja o sugestiva, etc:",'Todos esos fenómenos constituyen
modalidades diversas del hecho fundamental de la imitación.
La imitación puede 'obedecer a motivaciones lógicas o a impulsos extralógicos.
Son lógicas las imitaciones cuando responden a motivos racionales, en virtud de los
que se considera verdadero o útil el comportamiento que se imita. Son extralógicas
e Cfr. AscH, ob. dI.. p. 170.
, Cfr. TARDI! (Gabriel), Les lois de í'imíteüon, 1890 (hay trad. casto 19(7); Les transo
[ormations du Droii, 1893; lA /ogiqNe sociele, 1893; SNt' I'idie d~ /'ot'/{.1niJm~ social. 1898·
L'opinion er /a íosle, 1901; LeJ rranJformdlionJ tiu poeooir, 189'; 1...d pJy(hO/OKi~ et /lf Jacio~
l().'<)~. 1903. Sobre Tarde, véase MAl'AGRIN (A.), La fJhiJoJofJhie Joti%gique de G. Tarde 1909'
BI.O;-./OH (Ch.), Psicología (o/erl¡'la~ trad. cast., Ed. América, México, 1945, pp. 85.108~ Bou-'
GLÉ (C), Bllla,¡u d~ la Socioíogíe frl1nu.ra conttmporlÍ,ulJ, Ed. América, México, 1945; y RF:-
c.... :-.11:\5 SlCHf.S (Luis), Lecciones di Sotiologia, Editorial Pcrrúa, Mé%i{'o, 19.fA. Cap. XVI.
356 IMITACION'Y SUGESTION

cuando no provienen de consideraciones que abonan la conducta imitada, sino de


resortes emocionales o de una especie de proceso de sugestión. Claro es que muchas
veces seme:z:dan --en diversas proporciones- los dos tipos de móviles, lógicos
y extralógicos, en el comportamiento humano.
Aunque las imitaciones lógicas son las que tienen más importancia para el pro·
greso, Tarde, sin embargo, parece que dedica un mayor interés a las extralógícas,
como prototípicas del hecho social mis elemental.
La. imitación extralógica es comparada por Tarde a un fenómeno de sonam-
bulismo, a un proceso de sugestión hipnótica, de contagio sugestivo. Y suele dar
origen a una especie de corriente que se propaga a través de un medio humano,
como la vibración de la luz.
La imitación puede ejemplificarse, según Tarde, en el hecho del hipnotismo,
que coloca frente al experimentador y a su sujeto, al sugestionador y al suges-
tionado, al modelo y a la copia. "El hipnotismo ... es el punto de unión experi-
mental de la Psicología y la Sociología; nos presenta la vida psíquica más simpli-
ficada ,que puede concebirse bajo la forma de la relación social más elemental".
"El estado social, como estado hipnótico, es una forma del sueño, un sueño de
mando y un sueño de acción. Tener tan sólo ideas sugeridas y creerlas espontáneas
es la ilusión del sonámbulo y también la del hombre social". Produce la ilusión en el
sujeto de que éste obra por propia cuenta, cuando en realidad obra por imitación.
Tarde estudia también un tipo de hechos --que desde luego son hechos de interacción-
contrarios a la imitación, a saber: la no imitación voluntaria, el antagonismo u oposición.
Los antagonismos u oposiciones se producen cuando una invención choca con la imitación
de otra invención diversa o contraria; y también cuando se han formado dos corrientes de imi-
tación de modelos diferentes o contrarios. Las formas sociológicas más importantes de oposición
son la guerra, la competencia y .la polémica. Estas son formas de oposición <le dos o más corrien-
tes simultáneas, es decir, formas de conilicto. Pero hay también oposiciones que se manifiestan
en forma sucesiva; es decir, a una conducta determinada, fundada en la Imitación de un modelo
anterior, sucede después otro comportamiento, fundado en una nueva invención.
La oposición simultánea, o sea el conflicto, actúa como fuerza de neutralización O equili-
. brio, y por tanto implica una energía mucho más conservadora que destructora.
En su teoría que compara el hecho elemental de una imitaci6n extcal6gica con los fenó-
menos de sonambulismo o sugestión hipnótica, a pesar de los muchos aspectos objetables que
ofrece -yen cuya consideración entraré- después-e, puede haber alguna verdad correctamente
vista pero toscamente desarrollada. Quizá lo 9ue Tarde barrunta y trata de expresar de esa ma-
nera pintoresca .es que al comportarnos socialmente nos descubrimos ya en una situación social,
sin darnos cuenta exacta de por qué lo .hacernos. Parece que Tarde tiene la intuición de que, en
la vida social, hay algo diferente y previo a las conductas conscientes y con reflexi6n, actos
elementales, permanentes y genéricos. q~ van incluidos en todos los demás.
De otro lado, aun habiendo reconocido el barrunto certero que late bajo esa tasca como
pareción de 10 social, ejemplificado en las imitaciones extralógicas, con lo hipnótico, hay que
poner de manifiesto 10 erróneo, lo peregrino y lo desconcertante que resulta el empleo de tal
analogía. Produce una impresión de rareza ese empeñe de explicar un hecho al parecer normal,
refiriéndolo a un fenómeno anormal; se trata de explicar nada menos que la sociedad -c-estadc
normal del hombre- como algo de índole similar a unos hechos excepcionales como los sonam-
búlicos e hipnóticos.

La Psicología social contemporánea ha analizado y ha aclarado con acuciosidad


los hechos de imitación. Ante todo, hay que destacar. el hecho de que, en las accio-
nes imitativas, el que imita actúa con referencia a la acción de otros, y por tanto
influído por ésta. Tal hecho no es esencialmente diferente cuando se produce lo
IMITACION y SUGESTlON 357

contrario a la acción imitativa, es decir, la acción del segundo sujeto que se desvía
de la del primero, o se le opone. En suma, tanto uno como otro hechos son el efec-
to reactivo en la conducta del segundo sujeto producido por la conducta del primero.
Cada ·vez se ha afianzado más la idea de que hay que diferenciar tajantemente
los fenómenos de imitación debidos a hechos de sugestión, frente a las imitaciones
propiamente sociales, es decir, aquéllas en las que interviene tanto el conocimiento
como la voluntad.
La sugestión consiste en el hecho de que un estímulo procedente de una persona
produce automáticamente en otra persona el efecto de iniciar en ésta una conducta
semejante a aquel estímulo, o relacionada COn él, sin que en todo ese proceso se dé
la intervención de ningún razonamiento.
Así, pues, en el caso de la imitación por sugestión, lo que se produce es la
copia automática de la conducta ajena que actuó como estímulo. Lo que se imita por
sugestión puede ser una opinión, un sentimiento o una forma práctica de acción.
Imitación de opiniones por vía sugestiva es lo que ocurre cuando un orador,
por el tono contundente o dramático que emplea. o por otros medios, induce en sus
oyentes la aceptación de una opinión, sin que en ·ello intervenga un convencimiento
intelectual, ni siquiera la aceptación, diríamos, a crédito por la influencia que ejer-
za el prestigio del-oradcr.ces.idecir, sin que cn todo ello juegue un papel lo que
podría llamarse dar un voto de confianza al orador, porque se le considera sabio.
justo, etc. La inducción de una opinión por sugestión no se produce por virtud de
ninguno de esos factores, ni por virtud de ninguna de esas consideraciones. Por el
contrario, se trata de un hecho de contagio automdiico, que tiene lugar sin la intcr-
vención del intelecto ni de la voluntad de quien es sugestionado.
También hay casos de imitación de sentimientos por vía sugestiva: el contagio
de la alegría de otros, o de' su tristeza, o de su indignación.
En cuanto a conductas prácticas imitadas por sugestión, se puede dar de ellas
numerosos ejemplos: la epidemia de bostezos que se produce en una reunión, como
reacción de bostezar de una persona; la gente que en un teatro no hubiera aplaudi-
do por su propia iniciativa, 'pero se une al aplaudir de un grupo que inició un frca
nético batir de palmas¡ los que al ver a otros que COrren empiezan a correr también.
desconociendo el motivo; etc.
En suma. la imitación por sugestión, consiste en un aceptar, sin ninguna crí-
rica la conducta de otros como modelo para la conducta propia, obrando de una
manera casi automática.
La sugestión e imitación constituyen tipos de interacción unilaterales. Claro está
9ue en ellas se da la acción de una persona, la 9uc produce el estímulo, y la res-
puesta reactiva de otra u otras que responden a aquel estímulo. Pero, puesto que
ésta o éstas, al dejarse sugestionar, y, consiguientemente, al copiar el comportamiento
de una persona, o de varias, se dejan llevar .simplemente por éste, sin aportar por
Su parte nada nuevo, cabe caracterizar este tipo de interacción como unildle,aJ. Sin
ernbargo,es posible que el efecto positivo que el estímulo lanzado por una persona
produzca en las otras personas que obedecen fielmente a ese estímulo, aunque de
modo automático y no deliberado, contribuya a- reforzar, a intensificar el compor-
tamiento del primer sujeto, el cual, después de haber producido su conducta inicial,
la sigue repitiendo. porque él a su vez ha quedado sugestionado por aquellos 3.
quienes él sugestionó inicialmente. Así, por ejemplo, hay quien trata de inducir por
358 IMITACION y SUGESTION

sugestión en otras personas una opinión que sabe es mentirosa O falsa; pero, al
obtener éxito en aquel empeño, él mismo acaba siendo sugestionado por la acepta.
ción que los demás prestaron, y llega a creer lo que antes sabía que era falso. O
también aquellos casos en que una persona hace deliberadamente algo, Jo .cual obra
como un estímulo sugestionante .,!obre otros, y después lo repite ya no deliberada-
mente, sino como efecto de una especie de reflujo de las conductas de los demás
que lo imitaron. Así, estas conductas a su vez actúan como reflujo sobre el com-
portamiento del sujeto que inició el proc,eso. En esos casos, y en todos los similares,
la interacción se convierte en bila/eral: el estímulo producido por el primer sujeto
actúa sugestivamente sobre el segundo, y el de ambos sobre el tercero, y. así, suce-
sivamente; pero la conducta imitativa del segundo, del tercero y de los demás, a su
vez refluye sobre el primero como un estímulo que le induce automáticamente a
seguir repitiendo, lo 'que inició, y quizá a intensificarlo O reforzarlo.

9.-LA IMITAClON, LA SUGESTION ¡y LA PROPAGANDA


He descrito aquí procesos de imitación por vía sugestiva, en los cuales la suges-
tión, el contagio automático, constituye el factor determinante, o, por lo, menos, el
factor decisivo. Sin embargo, en este campo, com? en la mayor parte de IQs campos
de la conducta humana, hallamos muy frecuentemente combinaciones entre formas
diversas, en este caso, entre hechos de sugestión y hechos en los que intervienen otros
factores: fondo emocional, deseos, pensamientos elementales, etc. Por ejemplo, la
propaganda política y comercial se sirve muchas veces adrede de mecanismos de su-
gestión, para obtener una aceptación de las opiniones predicadas, o de los productos
ofrecidos en venta. En ocasiones se utiliza un mecanismo puramente sugestivo. Por
ejemplo: se repite un lema en tono solemne, impresionante, una y otra vez, para que
ese lema quede grabado en la conciencia o en la subconsciencia de los destina-
tarios de la propaganda, de modo que llegue a instalarse automáticamente como una
opinión, sin pasar por el tamiz de ninguna crítica, y sin apoyarse tampoco en
ningún argumento; o el que ofrece determinada mercancía simplemente la anuncia
llenando el espacio ópticamente (letreros) y acústicamente {v. g., por radio) con
su nombre, y nada más, con 10 cual espera que cuando las gentes vayan a comprar
un objeto de la clase del anunciado, la marca de éste que les quedó grabada aflore
a su conciencia, y automáticamente sea ésta la marca que pidan.
Pero otras veces la propaganda utiliza no solamente la simple vía sugestiva, sino
la asociación de ésta con otros factores, por ejemplo, la excitación de la vanidad, el
miedo que se tiene a ciertas calamidades, la ambición de obtener determinadas ven-
tajas, el deseo de seguridad, etc.
El gran escritor Aldous Hux1ey, quien es también un agudo investigador de
los hechos sociales, en su novela Antic Hay/lO hace una análisis de la propaganda
comercial, en términos a la vez de fino humor y de certera visión sociológica. Uno
de los personajes de dicha novela ha tenido la idea de fabricar unos pantalones en
el reverso de cuya parte posterior haya una almohadilla de hule, que pueda ser in-
flada fácilmente a discreción, con el fin de proporcionar más cómodo asiento, cuando
las sillas o bancos no estén acojinados. El socio mercantil, can quien ese personaie
re HUXLEY (Aldous), Antic Ha)', The Modern Library, NQ 209. Nueva York. Véase tam-
blén: ALTH.AUS (P.), ZeilgeisJ und Reklame, Zürich, 1934.
SUGESTlON y PROPAGANDA· 359

se propone explotar su invento, apunta cuáles deben ser las líneas de la propaganda
que vayan_a emprender. Hay que excitar ante todo, dice. la tendencia a la -propia.
conservación y la tendencia gregaria. La propagaqda voceará la comodidad de ese
nuevo tipo de pantalones; comodidad, es decir, prevención del dolor y de las m;;)
lestias que una dura silla causa. Apelará además al aspeeto médico: hoy en dial
nadie se siente absolutamente bien, especialmente las gentes que habitan en las gran·
des ciudades y hacen un trabajo sedentario; por eso convendrá que la propaganda
aluda a la importancia de la médula espinal, la cual sufre cuando uno tiene que estar
sentado largo rato sobre la superficie dura, y que mencione también los grandes
ganglios lumbares -palabras que suenan impresionantes, aunque' la mayor parte
de la gente no tenga idea exacta de su significación. De paso, para exaltar la vanidad
de los oficinistas y de las demás gentes que laboran sentadas, la propaganda del
nuevo traje dedicará unas frases de elogio a las nobles funciones burocráticas, con
las cuales se gobierna al mundo. Se añadirá. una supuesta explicación científica de
cómo los nuevos pantalones resultarán beneficiosos' para los ganglios lumbares de
los nobles y tan sufridos empleados -sin que importe que muchos no la entiendan
ni remotamente, pues nadie quiere rechazar los descubrimientos de la ciencia, so
pena de aparecer como despreciablemente atrasado. Y el encargado de organizar la
campaña de anuncios sigue diciendo: "Usted conoce los excelentes anuncios sobre
las jóvenes cuyos noviazgos se rompen porque transpiran con demasiada .abundancia
o porque su aliento es desagradable. Tales anuncios hacen sentirse horriblemente
inquietas á quienes los leen. Hemos de hacer algo parecido para nuestros pantalo-
nes ... : encontrar una frase breve que sugiera un- irresistible impulso de ir a com-
prarlos, algo así como: 'Vestidos adecuados le hacen a Usted sentirse' bien', Y,
después, algunas advertencias hacen presente que- un traje adecuado puede significar
la diferencia entre obtener o no obtener el nombramiento que desea... Pero los
mejores ejemplos que recuerdo son aquellos anuncios de anteojos, en los ,cuales los"
fabricantes parten del supuesto de que hay una ley de diferenciación entre las clases
sociales, basada en el hecho de que posea uno o varios pares de anteojos. -Esos
anuncios le dicen a uno que para el deporte o para el descanso hay una norma
social que impone el uso de gafas de carey. Para los negocios, en cambio, se debe
usar arcos de carex pero soportes de níquel; mientras lo adecuado para fiestas de
tarde son los arcos de carey con montura dorada; mas para fiestas de etiqueta en la
noche los lentes sin montura son 10 correcto. Así, se imbuye en el ánimo del lector
o auditor del anuncio la convicción de que hay un convencionalismo social según el
cual cualquier miope o astígmata, que se respete a 'sí mismo, debe poseer por lo
menos cuatro .pares de gafas ... La gente que lee tales anuncios empieza a sentirse
incómoda; tienen sólo un par de anteojos, y temen que los menosprecien conside-.
rándolos como pertenecientes a una clase baja, o corno ignorantes, o como pro·
vincianos. Y como. son gentes que preferirán ser acusadas de cualquier cosa antes
que de provincianismo, corren a comprar cuatro pares de lentes, para cumplir con
aquella regla, Con lo cual el fabricante se hace rico ... Por otra parte, hay que ex-
plotar el deseo de novelería. Hay personas que se sienten superiores si poseen algo
nuevo que no tienen sus vecinos. El mero hecho de la novedad produce efectos em-
briagantes. Hay que estimular ese sentido de superioridad, fomentar esa embriaguez.
En los procesos de anuncio tan deliciosa y humorísticamente analizados por
Aldous Huxlcy hay factores de sugestión, a saber, aquellos estímulos que tratan de
360 LOS PERSUADlDORJ'.S OCULTOS

. producir -y frecuentemente producen- la adopción automática, sin crítica, de lo


sugerido; pero hay además la combinación de esos estímulos con factores mediante
los cuales se intenta poner en acción consciente y deliberada otros impulsos, deseos,
complejos y tendencias. Es decir, hay aspectos de imitación sugestiva, o por lo menos
al6gica, junto COn aspectos de otra imitación que se supone fundada en razonamien-
tos y en juicios de valor -aunque , éstos puedan ser erróneos.
h

Io.-PROPAGANDA Y PSICOANALISIS
Es un hecho que la publicidad mercantil y la propaganda política han aprove-
chado, innoblemente -en términos que suscitan incluso asco--, muchos descubri-
mientos de la Psicologia, de la Psiquiatría y de la Sociología, con el fin de manejar
a quienes desean como compradores o como partidarios, por medio de mover resortes
inconscientes. Vanee Packard ha escrito sobre este tema un libro muy serio y do-
cumentado, "Los Persuadidores Ocultos", cuya publicación ha producido a la vez
un gran escándalo, un aporte científico muy valioso, y descubrimientos sensacio-
nales. "Se están haciendo --<lice Packard- esfuerzos en gran escala, a menudo con
impresionante éxito, para canalizar nuestros hábitos no pensantes, nuestras .decisio·
nes de compra, y nuestros procesos mentales, mediante el empleo de conocimientos
proporcionados por la psiquiatría y las ciencias sociales. Tales esfuerzos se desen-
vuelven pqr. debajo de nuestro nivel consciente; de suerte que los estímulos que nos
mueven frecuentemente están "ocultos"... El uso del psicoanálisis de la masa para
guiar campañas de persuasión se ha convertido en la base- de una industria que rna-
neja muchos millones de dólares. La búsqueda a tientas de otros tiempos ha sido
sustituida por la labor de persuadidores. profesionales que hallan medios más efi-
caces para vendemos sus mercancías -trátese de productos, de ideas, de actitudes,
de candidatos, de metas, o de estados de ánimo."" Estas técnicas son usadas más
y más cada día por los comerciantes, por los hombres de negocios, por los recau-
dadores de fondos p~ra empresas culturales y benéficas, y por los políticos.
Los especialistas en establecer estas técnicas "investigan los porqués de nues-
tra conducta, para de ese modo poder manipular más eficazmente en su favor nues-
tros hábitos y preferencias. Esto les ha llevado a indagar el porqué tenemos miedo
de los bancos; el porqué nos gustan esos automóviles enormes e 'inflados; el porqué
compramos una casa para instalar en ella nuestro hogar; ... el porqué los hombrés
fuman puros; el porqué las amas de casa caen típicamente en una especie de trance
hipnótico cuando entran en un super-mercado; el porqué los varones .se sienten.
atraídos por los autos convertibles, peco acaban comprando un modelo sedán; el
porqué a los niños les gustan los cereales que producen sonidos de chasquido, esta-
llido o crujido ... Por ejemplo, algunos investigadores están averiguando nuestras
debilidades y flaquezas ocultas Con la esperanza de poder influir más eficazmente
nuestra conducta. En una de las más importantes agencias anunciadoras hay un cuer-
po de psicólogus que hace investigaciones sobre muestras humanas con el fin de
averiguar cómo se puede identificar, y persuadir, a las personas que sufren grave
ansiedad, aprensiones corporales, hostilidad, espíritu pasivo, etc. Una agencia anun-
11 Cfr. PACKARD (Vanee), Tbe Hidden Perssaders, Cardinal Edition, Pocket Brooks,
NC"W York, 1958, pp. 1 Y :;5.
LOS PERSUADIDORES OCULTOS 361
ciadora de Chicago h~ estado estudiando el ciclo menstrual y sus concomitantes psi-
cológicos en las amas de casa para encontrar los medios más atractivos que resulten.
más eficaces. en venderles ciertos productos alimenticios .. ' ... Pero ejemplos som-
bríos de los nuevos persuadidores están apareciendo no sólo en el campo mercantil,
sino también en el terreno político. " El presidente de un partido político nacional
(norteamericano) indicaba su actitud de comerciante respecto de la elección de
r956 hablando de sus candidatos como productos para vender .. , ... El presidente
de una sociedad de relaciones públicas decía: 'La materia con la Cual trabajamos
es el tejido de las mentes humanas.' ... Todo ese manipular e indagar tiene sus
aspectos constructivos y divertidos; pero tiene también ... implicaciones antihuma-
nistas muy graves. Mucho de esto parece representar más bien un retroceso y no un
prog~eso para el hombre en sus largos esfuerzos para convertirse en un ser racional
capaz de dirigirse por sí mismo".
y más adelante Vanee Packard nos cuenta que el jefe de una empresa de
investigación, de Chicago, que desarrolla estudios orientados por el psicoanálisis
para los vendedores, Louis Cheskin, resume lo que está haciendo en estos términos,
con harta candidez: "La investigación sobre las motivaciones es el tipo de indaga-
ción que trata de averiguar qué eS lo que induce o mueve a la gente a elegir,
a preferir una cosa a otra. Tal indagación emplea técnicas encaminadas a actuar
sobre la psique inconsciente o subconsciente, porque de ordinario las preferencias
vienen determinadas por factores de los cuales el individuo no se da cuenta ... De
hecho, en la situación de la compra, el consumidor por lo general. actúa emocio-
nalmente o compulsivamente, reaccionando de modo inconsciente a las imágenes y
a los diseños que en la zona subconsciente están asociados con el producto,"
"El procedimiento manipulador de las gentes en política no es una invención
de mediados dé! siglo xx, o ni siquiera de años anteriores de este siglo. Ya Na-
poleón estableció laque él llamaba, tal vez en momento de ingenio y de guasa,
su Oficina de Opinión Pública. La función de esta oficina consistía en fabricar
corrientes políticas a la orden, según pedido. Pero mucho antes, Maquiavelo pro-
dujo algunas contribuciones originales al pensamiento en este campo. La manipu-
lación del pueblo por un tirano en una sociedad controlada es un asunto bastante
sencillo; y en este punto, el tirano puede tener a su gusto mano dura o mano suave.
Ahorá. bien, a este respecto el problema enorme, el verdadero reto, consiste en
tratar con ciudadanos de una sociedad libre, los cuales pueden con sus votos
echar de su cargo a las autoridades que no les plazcan, o burlacse de la solicitud
de apoyo hecha por ciertos candidatos, si es que tienen mala opinión de éstos.
Pero la manipulación política eficaz y la persuasión masiva en este tipo de situa-
ciones (las democráticas) tuvo que esperar hasta que apareciesen los manejadores
de símbolos. Tales manejadores no dirigieron seriamente su atención a la política
hasta después de 1950:' Entonces se produjeron espectaculares cambios en la vida
política. los manipuladores llevaron a cabo tales cambios aprovechándose de los
descubrimientos. de Pevlov sobre los reflejos condicionados de sus perros, de Freud
sobre la influencia de la imagen del padre, de Riesman y su concepto de los vo-
tantes norteamericanos contemporáneos como consumidores a la espectativa de polí-
ticas, y de Batten, Barton, y Osborn y sus técnicas flara la venta en grandes masas."12
12 Cfe. ob. cit, en la nota precedente, p. 172.
362 LOS PERSUADIDORES OCULTOS

Adlai Stevenson, el candidato demócrata a la Presidencia de los Estados, pro-


clamó su asco hacia esos procedimientos de persuasión, diciendo: "La idea de qut"
se pueda vender candidatos a altos puestos públicos como si fuesen cereales para
el desayuno... es la máxima indignidad -en el proceso democrático." '

II.-IMITACION CONSCIENTE Y DELIBERADA


Ya bajo el epígrafe anterior he presentado hechos que implican, al menos par-
cialmente, una imitación consciente y deliberada, si bien tales hechos se producen
mezclados con factores de imitación por vía sugestiva. Voy a ocuparme ahora de la
imitación que se produce de una manera consciente y 'deliberada. Advierta, el
lector, sin embargo, que, aun cuando ahora voy a caracterizar ese tipo de imitación,
sucede muy a menudo que en la realidad tal tipo se produce mezclado con otros
tipos, por ejemplo, de carácter sugestivo.
. La imitación consciente y deliberada de una conducta ajena supone que el
observador ha entendido el sentido de la acción que imita. Cuando, por ejemplo, se
acude a la imitación corno medio de resolver un problema, esto implica que se ha
captado inteligentemente el sentido y el propósito de la conducta que se copia. lS
Sin embargo, hay casos en que si bien no se entiende el sentido y el alcance
de la acción que se copia, quien la' imita lo hace' por virtud de razones que a él
le parecen suficientes para justificar su imitación, por ejemplo: un individuo co-
pia 10 que en determinada situación o ante un cierto problema hace otra persona,
no por contagio sugestivo, pero tampoco con una plena comprensión de lo que
está imitando, sino porque tiene confianza en la persona a quien imita; cree
que-lo que esa persona hace', ante el mismo problema frente al cual él se encuentra,
tiene que estar acertado, porque esa persona es talentosa, .prudente, hábil. 'Entonces,
lo que se da es lo siguiente: el imitador comprende el problema; comprende que 10
que el otro hace es un intento de solución a ese problema; siente confianza en las
dotes de esa otra persona¡ y razonablemente decide hacer lo mismo, aunque no
llegue a comprender bien toda la significación de eso que está copiando.
En un gran número de casos, el hecho de que la conducta de una persona sea
imitada pÓr otra depende de que ésta, la que imita, se halle en determinadas condi-
ciones, ,por ejemplo, que tenga la misma necesidad que impulsó la acción de la
persona imitada, o los mismos medios o posibilidades, o los mismos gustos °pre-
ferencias. Si un amigo me dice que va a la" sastrería a comprarse un traje y yo decido
hacer 10 mismo, tal decisión está condicionada' por mi necesidad o mi deseo de
tener un traje nuevo, por el hecho de que tenga posibilidad de comprarlo, etc.
Así, pues. como observa Bogardusw aunque desde luego sigue reconocién-
dose la existencia de hechos de imitación, en cambio, la Sociología contemporánea
no se limita a poner sobre tales fenómenos esa simple etiqueta, sino que procede a
analizarlos en sus factores y componentes. Así, los sociólogos de hoy en día no se
limitan a caracterizar esos hechos simplemente como fenómenos de imitación, sea
consciente o sea sugestiva, sino que, por el contrario, proceden a explicarlos en tér-
13 Cfr. KOEHLER (Wolfgang). The Menla/¡Iy oj Apes, Harcourt, Nueva York, 192~L
14 Cfr. BOGARDUS (Emory S.), Social Psycbologv, 3' ed., Appleton, Nueva York, 1942,
pp. 289 Y ss.
ACCION COOPERATIVA 363

minos de ,estímulos y respuestas, de configuración de la personalidad individual


concreta, de la situación particular en que se encuentra cada uno de los sujetos, etc.

I2.-LA ACCION COUCfIVA. COOPERACION POR SIMILITUD


Y POR DIVISION DEL TRABAJO
Contemplada la acción social desde el punto -de vista de lo que sucede entre
los sujetos, hallamos los hechos de interacción, las relaciones recíprocas. En cambio,
contemplada desde fuera, desde el punto de vista de la actívidad del grupo de
participantes, considerados como. una totalidad, sin referir directamente el uno al
otro, sino con referencia a algo aparte de ambos, vemos el aspecto de la acción
colectiva. En mayor o en menor proporción los dos aspectos, el de la interacción
y el de acción colectiva, se dan en todo obrar social, como anverso y reverso del
mismo, como fases concurrentes y simulténeas.v
Ahora bien, la presencia en todo obrar social de esos dos aspect~s, el de la
interacción y el de la acción colectiva, no implica que los dos sean igualmente im-
portantes en cada uno de los casos. Por lo contrario, ocurre que hay procesos en
los cuales tiene mayor importancia la interacción: mientras que en ,otros es más
importante el aspecto de la acción colectiva. Prepondera 1':1 interacción en el proceso
de la moda; y prepondera la acción colectiva en los movimientos de un batallón.
Cabe decir que la interacción es lo preponderante en aquellos procesos en los
cuales la función principal consiste en el ajllJfe de quienes actúan a otro u otros;
mientras que cuando la función capital es el cumplimiento de determinada finalidad
externa, entonces predomina la fase de la acción colectiva.
El ajuste suele ser condición previa para el éxito del cumplimiento de una
acción colectiva. De aquí, que, aun cuando en todo obrar social se den los dos
aspectos, sin embargo, cronológicamente suele predominar primero la interacción,
y después la acción colectiva.
Aunque en todo proceso se den los aspectos mencionados, bien que en dife-
rentes proporciones, cabe abreviadamente denominar procesos de interacción aquellos
en los que prepondera ese aspecto; y procesos de aái6n colectiva aquellos otros en
los cuales prepondera esa fase.
Uno de los tipos principales de acción colectiva es la. acción cooperativa. Dos
muchachos acarrean un tronco de árbol. ¿Cuáles son los componentes de esta acción
conjunta? Cada uno de los dos muchachos tiene en su mente la finalidad de la
acción conjunta y de la parte que a él le corresponde en ella, así como de la parte
que le corresponde al otro. El uno armoniza su acción Con la del otro: no aplican
su fuerza sucesivamente o en dirección opuesta; por el contrario, los dos unen
sus respectivas fuerzas para acarrear el tronco; si uno se mueve más aprisa, el otro
adapta su movimiento a aquél. Esa acción conjunta es algo nuevo en comparación
con 10 que "cada uno de ellos haría en ausencia del oteo. No hay solamente una
adición de -fuerzas, sino una organización de éstas. Woodworth 1 6 ha formulado la
caracterización de esta situación como sigue: no se puede hablar de que cada uno
de los dos muchachos acarree la mitad del tronco, pues el tronco no está dividido
15 Cfr. EUBANK (E. E.), The Concetus 01 SoríoJogy, Boston, 1932, pp. 287-305.
16 Cfr. WOODWORTH (R. S.), "A review of Soúal PIychologl by f. H. Allport", en
)ouenal Qf Abnonnal Psychology, 1925, 20, 92.106.
364 ACCION COOPERATIVA

en dos partes. Ni se puede decir tampoco que cada uno de los dos muchachos medio
acarree el tronco, porque DO existe un hecho concreto que consista en medio acarrear.
Los dos muchachos,' coordinando sus esfuerzos, ejecutan una acción conjunta, que
no es divisible entre los miembros de este j grupo elemental. Insistir en que esa
pareja de muchachos consiste solamente en
dos individuos es una abstracción, pues
deja fuera el tronco. Actuando conjuntamente sobre el mismo objeto, los dos in-
divididos de ese grupo coordinan sus conductas, y la conducta total posee una
unidad análoga a la de un grupo de músculos en un- movimiento coordinado."
Pero hay otro tipo de cooperación en la que se produce una diversificación de
las {unciones que se realizan conjuntamente. Por ejemplo: una brigada de bomberos
actúa colectivamente; tres compañías de infantería y una compañía de ametralladoras
el fuego, etc. En este caso halIamos acciones diferentes y mutuamente complemen-
tarias que se ejecutan de modo simultáneo, las unas referidas a las otras.
Una gran rotativa, dice Eubank, contemplada desde fuera, aparece como una
complicada organización de múltiples partes, que trabajan coleaioamente para im-
primir la edición del periódico; pero vista desde dentro, aparece como una asombrosa
red de interaccione! entre esas partes. Dondequiera que hallamos una serie aseen-
dente de grados en la organización de una acción colectiva, sucede que cada gra·
do funciona como uno de los elementos actuantes en la interacción constitutiva del
grado superior, por ejemplor ocho soldados en interacción forman una escuadra que.
actúa colectivamente; dos o tres escuadras en interacción forman una sección, que ac-
túa colectivamente; de cuatro a seis secciones en interacción forman un pelotón,
que actúa colectivamente; tres pelotones en interacción forman una compañía, que
actúa colectivamente; tres compañías de infantería y una compañía de ametralladoras
en interacción forman un batallón, que actúa colectivamente; tres batallones en ínter-
acción forman un regimiento, que actúa colectivamente; etc.~8
En el hecho de la cooperación hay algo nuevo que no se da en la¡ conductas
meramente individuales. La acción conjunta y combinada de un grupo no se puede
predecir partiendo exclusivamente del conocimiento de los individuos que forman
el grupo. Hay ciertas relaciones y acciones que se producen solamente en la acción
conjunta del grupo: ayudar, dirigir, aconsejar, estimular, y comentar.!"
Hay varias fases importantes de la acción colectiva, que no están expuestas en
los conceptos ya examinados sobre la interacción, y que, por tanto, requieren un es-
tudio especial. Advirtamos que esas fases tienen que ver con la relación que existe
entre las partes que intervienen en la acción colectiva. Hay que notar que son tres
las bases sobre las cuales se puede emprender una realización conjunta: a) como
iguales; b) como desiguales reconociéndose uno COmo superior y el otro como
inferior; y e) formando una unidad, fundidos, integrados. Pues bien, las dos pri-
meras formas, la de igualdad y la de desigualdad, determinan la acción colectiva
que puede llamarse cooperacián; y la tercera forma, la de fusión o integración,
determina el tipo de acción que se llama corporasioa.
La cooperacián es la acción colectiva en la cual los participantes, tanto si actúan
en función de iguales como si 10 hacen en función de desiguales, mantienen sepa-
1. Cfr. AsCH (Solomon). ob. cit., p. 174.
18 Cfr. EUBANK (E. E.), ob. cit., pp. 304 Y ss.
i c Cfr. AsCii (Solomcn}. ob. cit., p. 177.
ACCION COOPERA't/VA 365

rada su propia identidad en la- obra conjunta. Operan juntos, pero cada uno distin-
tamente de los demás, combinando, reuniendo, aliando sus actos con los de otros.
En cambio, la acción corporasio», aunque a primera vista presenta caracteres
análogos a los de la cooperación, posee algo nuevo, que no figura en ésta, a saber:
el hecho de que el grupo de sujetos que actúan está de tal modo interrelacionado,
que el resultado de su actuación conjunta es una cosa que no se refiere a varios
combinados, sino a una unidad. Un tribunal compuesto de siete magistrados dieta
un fallo por cuatro votos contra tres; pues bien, la sentencia na es considerada
como la acción de cuatro magistrados, sino como la resolución de un tribunal. 20

r3.-LA MULTIPLE VARIEDAD DE PROCESOS DE INTERACCI9N


No es posible proceder aquí ni a una sumaria presentación de los muy variados
tipos de interacciones, además de los procesos de imitación. y de los procesos de ac-
ción colectiva, ni mucho menos a, un intento de clasificación de esos tipos,. porque
el campo de la "interacción humana" es tan amplio como la totalidad de la vida
social. En efecto. cualquier situación social, cualquier proceso social, cualquier grupo.
transitorio o duradero, pequeño o grande, espontáneo o deliberadamente, fundado,
en suma, cualquier hecho social, sea cual fuere su índole, puede reducirse a fenó-
menos de interacción, o bien de interacción en presencia o bien de interacción a
distancia (de la que vaya ocuparme después). Por tanto; aquí en esta sección, me
limitaré a presentar, algunos otros ejemplos de interacción social, solamente para
dar una idea de las grandes variedades que existen en tales hechos.
Son hechos de interacción eventual o efímera los siguientes: el cambio de salu-
dos, la pregunta que se hace a un transeúnte sobre una calle, la protesta al recibir
un pisotón, la petición de auxilio al ver a alguien que se acerca y de quien se cree
poder esperar ayuda, el signo que hace el policía de tráfico para detener un
automóvil, la risa que provoca el relato de un chiste, la admonición a otra persona
al ver una conducta suya que se considera errada O incorrecta, etc.
Las relaciones de amar constan de un tejido de interacciones, de recíprocas
influencias entre él y ella: Las relaciones de amistad consisten' en un conjunto de in-
teracciones en que se desenvuelve una mutua estimación, un deseo de reciproca
ayuda, un sentido de solidaridad, un intercambio de opiniones y de sentimientos,
un placer en ambas partes por la compañia.
La existencia de un grupo social, permanente o transitorio, grande o pequeño.
difuso y laxo. u organizado y estricto, ete., consiste en definitiva en un conjunto de'
procesos de interacción entre sus miembros, entre la mayoría y los miembros indi-
viduales, así como también entre los múltiples miembros del grupo. o entre el grupo
como una totalidad y los hombres ajenos al grupo. Las gentes, al seguir las cos-
tumbres y modos de vida de un grupo al cual pertenecen, están influyéndose recípro-
camente unas a otras, y siendo a la vez influidas. por la totalidad. Un grupo social,
en suma, consiste en un complejo de formas y procesos de conducta, cada una de
las cuales se produce y se desarrolla por interacción con otras: es un amplio y com-
20 Cfr. EUBANK (E. E.). ob, cit., pp. 304-5.
366 V ARlEDAD DE LA INTERACClON

plicado tejido de actividades reciprocas, que constituye ya una estructura y a la vez


"un sistema de acción conjunta o mutuamente referida."

l4.-INTERACCION EN PRESENCIA E INTERACCION EN AUSENCIA


Hasta aquí, al hablar de interacción, me he referido las más de las veces a las in-
teracciones que se desenvuelven entre dos o varios sujetos, el uno en presencia del otro.
Sin embargo, hay otros hechos de interacción que se desarrollan estando los su-
jetos de ésta situados a distancia, bien en el espacio, bien en el tiempo, o bien en
el espacio y en el tiempo. Algunos sociólogos contemporáneos -p. e., Carr- te-
servan el nombre de interacción para los procesos de influencia recíproca en presen·
cia, y, por tanto, de modo continuo en el tiempo; y llaman "comunicación" a la
interacción a distancia. Sin embargo, no veo que haya razón que aconseje no lla-
mar interacción a la influencia recíproca a distancia. .
Veamos algunos ejemplos de interacción a distancia. Una noticia o una perorilta
transmitida por un locutor de radio a distancia puede producir en algunos oyentes
un efecto importante en cuanto a sus opiniones en determinada materia, o en cuanto
a su conducta futura, en el instante inmediato o más tarde; y la reacción de algunos
radioyentes, directamente comunicada al locutor, o que le llegue a éste de un modo
eventual, puede influir sobre lo que él vaya a decir en una próxima emisión. Lo
mismo puede observarse respecto de lo que el periódico publique. O también del
efecto que "el pensamiento expuesto por un autor en un libro produce sobre las
ideas, los sentimientos e incluso las conductas de sus lectores; y del influjo de la
crítica sobre la conducta del autor mismo.
Otro caso típico de interacción a distancia es una correspondencia epistolar O
telegráfica. Recuérdese respecto de esta última cómo un telegrama desencadenó en
1870 la guerra franco-prusiana.
Hay incluso interacción entre personas muertas -por ejemplo, el autor falle-
cido de un libro-- y personas vivas, sólo que en este caso es una interacción uni-
lateral de las palabras cristalizadas del autor sobre la conducta mental, emotiva o
práctica del lector, pero no viceversa de la reacción del lector hacia el autor, pues
éste ya no existe; si bien.cabe que el autor, al escribir su libro, se sintiera influído
por la anticipación mental que él hizo sobre las reacciones de sus futuros lectores.
Otro caso típico de interacción a distancia- es la que se da entre el legislador
'1 su pueblo. El legislador va a dictar una ley sobre determinadas situaciones, porque
sobre él ha influido decisivamente la contemplación o la noticia de ciertos problemas
sociales -los cuales consisten precisamente en unos especiales procesos de interac-
ción, por ejemplo, conflictos, rozamientos, desajustes en la conducta reciproca de
ciertas gentes. Por lo tanto, la acción del legislador es su reacción frente a determi-
nadas conductas. Llevada a cabo la acción del legislador, una vez que su nueva ley
ha sido promulgada en el periódico oficial, va a influir vigorosamente la conducta
de muchísimas gentes: unas, por respeto a la autoridad, van a cumplir espontánea.
mente con la ley; otras, influidas por el temor. a las sanciones incluidas en la ley
2~ Cfr. PARK (R. E.) & BURGESS (E. W.), lnlrodMC"lion lo Ihe Seienr-e o/ Soány, Univ.
uf Chicago Press, 1921, pp. 521 Y ss.; KATZ (Daniel) & SCHANa: (Richard L.), Social Psvcbo-
¡egy, Wiley, 4' ed.• 1941.
JNTERACCION EN AUSENCIA 367

para caso de inobservancia, la obedecerán también aunque sea a regañadientes; otras


·.gentes -los funcionarios judiciales, y los agentes ejecutivos, por ejemplo-s- la
.aplicarán coercitivamente llegado el caso; otras gentes actuarán ingeniosamente para
infringir las normas de la ley burlando la acción de la justicia; etc.
J

. I5.-DIFERENCIAS ENTRE LA INfERACCION EN PRESENCIA


Y LA INTERACCION A DISTANCIA
La interacción en presencia es no selectiva: todos los ingredientes de una con-
-ducta y de una situación. visuales, acüstícos, incluso olfativos, etc., pueden influir
sobre la conducta del otro sujeto. El gesto, el tono de la voz, la apariencia aseada
'o mugrosa, la mirada amable u hostil, el azoramiento o la actitud agresiva -re- ~S.
veladas por signos intangibles o imponderables-, todo eso y mucho más puede ac- ?1
'tuar como factores que ejerzan una influencia sobre el otro.
Por el contrario. la interacción a distancia es selectiva: sólo pasan y llegan al
-otro u otros los ingredientes que el medio de comunicación transmite, carta, perió-
dico, libro, teléfono, telégrafo. cine, radio, televisión, etc.; quedando los demás in-
.gredientes sin poder ser percibidos por el otro u otros. Hasta la fecha, ningún medio
-de comunicación a distancia puede transmitir olores, temperaturas, sensaciones tácti-
les, ni la totalidad de los estímulos que· rodean a la persona del comunicante."
En una entrevista cara a' cara, por ejemplo, suele haber --como hace notar
Carr-23 un complejo de cuatro ingredientes: a) estímulo directo, como el que se
-da al estrechar las manos; b) comunicación verbal así como preverbal o circunverbal;
lo que se dice, la expresión facial, los gestos, el tono de la voz, la rapidez o lentitud
de la palabra, el tiempo en que se producen las reacciones, etc.; () el estímulo in-
-directo suscitado por la ropa, el mobiliario de la habitación, la puntualidad o el
retraso, etc.; y J) los estímulos periféricos, tales como 'el ruido circundante, la
1:emper~ra,.la luz, los olores, las presiones táctiles.
.Por el contrario, en la interacción a distancia, o sea por medios de comunica-
-ción, muchos ingredientes y factores de la situación real no son transmitidos. Por
-ejemplo, es muy diferente la impresión que produce contemplar una manifestación
-callejera directamente, hallándose uno en el lugar en que ésta acontece, de contem-
plarla a través de una pantalla de televisión o en cine. Quien está en la ca1le o en
-el balcón, viendo a la multitud reunida, se da cuenta de que hay algunos grupos que
.aplauden, pero también de que hay muchas gentes pasivas, incluidas en los grupos,
sólo como mirones. como meros espectadores; compara el ruido de los gritos con
-el número de personas reunidas --:-sólo son relativamente unas pocas las que pro·
fieren exclamaciones de entusiasmo-c-; se da cuenta de cuál es la verdadera tent-
peratur:a emocional. En cambio, quien contempla meramente los aspectos de esa
manifestación transmitidos por el cine o por la televisión, ve tan sólo precisamente
·esos aspectos, p. e., los grupitos entusiastas enfocados de cerca por la cámara, jus-
tamente en el momento en que aplauden, y luego en perspectiva de gran distancia
la multitud confusa, 'sin poder distinguir en ella las personas pasivas de las activas.
22 Cfr. CARR (lowell ]uilliard). AnalYIir'al Sociology: Social Sitsations afUi Social Pro-
blems, Harper, Nueva. York, p. 3'9. .
23 Cfr. CARR (L. T.). ob. cit., p. 3:57. .
368 INTERACCION EN AUSENCIA

El que recibe" una carta con frases amables y corteses no tiene un punto de
apoyo presente y directo para juzgar de larnayor o menor sinceridad de esas frases;
no sabe si "fueron inspiradas por un efecto vivo, o más bien por compasión bene-
volente, o tal vez sólo por unos convencionalismos: sociales. El juez que. en lugar
de escuchar en su presencia a un testigo, se limita a leer el acta donde se escribió
la declaración prestada por el testigo ante el secretario del juzgado, no puede percibir
una serie de elementos vivos concomitantes que le ayudarían a juzgar sobre la vera-'
cidad mayor O menor del testigo; no sabe si éste profirió su declaración aprendida
de memoria; si, por el contrario, tartamudeaba, bien por miedo, bien porque trataba
de ser muy exacto y de recordar con precisión detalles que no venían a su memoria
prontamente, si se ruborizó O no, si tenía expresión sincera o de caradura, etc.
A veces un negocio, privado, público O internacional, que no puede llegar a
resolverse satisfactoriamente por intercambio de notas escritas, llega a un resultado
favorable a través de una conversación, directa entre las partes interesadas, porque
a ello ayudan factores que el papel no podía transmitir, la confianza que produce
una actitud de sinceridad, manifestada en gestos y actitudes imponderables, que no
aparecen en una nota escrita. Puede ocurrir también lo contrario: que un conflicto
no pueda resolverse por negociaciones en presencia, porque los interesados son an-
tipáticos unos a otros y~ al conversar, esa antipatía mutua se hace patente, mientras
que las diferencias que no son de tipo personal pueden, ser zanjadas mediante un
intercambio de correspondencia, donde aparecen solamente los puntos objetivados
del problema, tratados con fríos razonamientos.

rG.-INTERACCIONES EN PRESENOA INTERFERIDAS POR LA lNFLUEN·


CIA DE PERSONAS O GRUPOS AUSENTES
Un ejemplo presentará de modo patente la interferencia de los ausentes en una
interacción. Para idear y tomar medidas contra la delincuencia juvenil, el gobernador
del Estado ha reunido a una serie de personas, cada una de las cuales representa
un grupo social, que razonablemente debe estar hondamente interesado en mejorar
ese problema social: un representante de la asociación de padres de familia; un
representante de la Iglesia; un representante del Ministerio de Educación; un .repre-
sentante de la Confederación de sindicatos obreros; un representante de la Cámara
de Comercio y un representante de la Federación de sociedades benéficas. El gober-
nador, que preside la reunión, expone los términos del problema, sugiere que todos
los presentes formen una comisión permanente para ocuparse de ese problema, y
ofrece líneas generales sobre los varios tipos de medidas coordinadas que podrían
ponerse en práctica con el concurso de los grupos allí representados. Las palabras
del gobernador parecen convencer ,4 todos los presentes, cada uno de los cuales
presta su asentimiento. Pero llegado el momento de la deliberación para planear
entre todas esas medidas y la acción 'conjunta, cada uno de los asistentes es requL"-
rido para que exponga su opinión en términos más concretos, y sobre todo, el tipo
de colaboración efectiva que su grupo podría prestar. Entonces ocurre que cuando
va a hablar el representante de los sindicatos, él querría exponer lo que se le había
ocurrido como pertinente y debido, pero antes de que 10 diga se imagina a su mujer
advirtiéndole: "no te comprometas demasiado; tú no sabes si la junta directiva de
LA INFLUENCIA DE LOS NO PRESENTES 369

la confederación obrera le agradará o no 9ue tú te pongas a colaborar con el cura,


con el representante de los comerciantes y con otra gente, y si no le agrada, entonces
tu empleo que tienes hace 20 años peligraría, y con ello el pan de tu familia; sé
prudente y limitare a salir del paso". El sacerdote, llevándose por su' propio sentir
personal, corno reacción a lo que se dijo en esta reunión, desea hacer una serie de
propuestas y asumir especiales responsabilidades en las medidas para prevenir o
disminuir la delincuencia infantil; pero, cuando va a hablar, titubea: se imagina
que el Obispo puede reprenderle por colaborar de lleno en una obra que segura-
mente el prelado considera debiera encomendarse principalmente a la Iglesia, puesto
que se trata fundamentalmente de una cuestión de educación moral, y. entonces, el
cura se reprime a sí mismo, en espera de recibir instrucciones concretas de su Obispo,
y se limita a manifestaciones intrascendentes que no le comprometan. El represen·
tante del Ministerio de Educación, hondamente impresionado por los datos que su-
ministró el gobernador sobre el aumento de la delincuencia juvenil,' piensa indivi-
dualmente en iniciativas que se le ocurren a él, pero antes de proponerlas anticipa
mentalmente lo que muchos maestros de primaria y secundaria van a.decir:: "at'~fin
y al cabo este es un problema social de índole substancialmente educativa, y debié-
ramos ser nosotros los encargados de afrontarlo y buscar los mejores métodos de
tratamiento, puesto que nadie puede competir con nosotros en capacidad para ha-
bérselas con cuestiones como éstas". Y resulta que también el representante del
Ministerio de Educación no expone lo que en realidad piensa, lo cual era su reacción
a los estímulos producidos por el gobernador }' los otros asistentes a la junta, y se
limita a expresar la buena voluntad de los educadores y así sucesivamente. ~-I
En el ejemplo que acabo de dar, se muestra claramente el hecho de qtlc a veces
en un proceso de interacciones en presencia, cara a cara, la reacción real y efectiva,
perceptible,' de los implicados en el proceso, a los estímulos que reciben de Jos otros
participantes no es ·la reacción que espontáneamente se habría producido, sino que
se da una interferencia por individuos o grupos ausentes, una. especie de- efectiva
intervención de lo que se ha llamado Ios "miembros invisibles". Claro que de hecho
éstos, los "miembros invisibles", no han actuado, nada hicieron; pero los presentes.
que se hallan conectados con esas gentes ausentes por determinados vínculos sociales.
anticipan mentalmente cuál sería la reacción de ellas. y como quiera que los pre-
sentes dependen en algún modo de esas gentes, aternperan su propia reacción in-
dividual a lo que suponen sería la reacción de los individuos o grupos ausentes,
A veces se produce la interferencia no por parte de personas ausentes, sino por
por parte de personas presentes, las males, sin embargo, no han actuado intervi-
niendo de hecho en el proceso de interacción. Pero sucede que los que intervienen
se sienten cohibidos por la anticipación mental que hacen de cuñl sería I:t rcaoión
de esas gentes frente a determinadas acciones de ellos. Por ejemplo: se está discu-
tiendo en un parlamento sobre un proyecto de ley, respecto del cual un cinto partido
político, en una previa reunión privada. tomó una postura hostil; uno de los diputado:'
de ese partido, después de escuchar un discurso de otro diputado oc distinto partido
en favor del proyecto de ley. se siente persuadido por los argumentos de ese otro
'" ;!-I Este ejemplo lo be tomado de una conferencia del sociólogo polaco Dr. Anhllli \'\'oi,·j.ki.
funcionario profesional de la Secretaría General de las Naciones Unidas. dada ante l.r Divisióu
de Hicncstar Social, en el año 19')4, en la sede central de Nueva York.
370 INFLUENCIA DE LOS AUSENTES
/
parlamentario; no sabe lo que haya ocurrido en el ánimo de sus compañeros dipu-
tados del mismo partido -tal vez algunos se hayan dejado convencer como él por
los argumentos expuestos, pero ignora si es así-; a él le toca ser el primer diputado
de su partido en emitir el voto, de buena gana lo emitiría en favor del proyecto,
pero teme lo que vayan a hacer los demás, teme que nadie se atreva a romper la
disciplina de partido; y. entonces, en contra de Su propio convencimiento, vota en
contra. Y bien pudiera suceder que eso que le pasó a este diputado le hubiese ocu-
rrido a la mayoría de los diputados de su mismo partido, y que cada uno de ellos
DO pudo de hecho reaccionar conforme a Su sentir, sino que por razón de la disci-
plina de partido, cada uno votó de modo opuesto a su propia opinión. Dicho sea
de pasada, el caso de este ejemplo OCUrre con alguna frecuencia.
La interferencia de los ausentes, en los procesos de interacción tiene muy varia-
dísimas manifestaciones. En definitiva, estos hechos constituyen tipos especiales de
interacci6n a distancia, con la peculiaridad de que uno de las factores actuantes en
la interacción es una conducta futura, por lo tanto aún no real, pero que produce
efectos en la medida en que es anticipada mentalmente por una o varias de las
personas que de hecho intervienen en un proceso de interacción. Asi, por .ejemplo,
un niño está molestando a otro; éste, el molestado, está a punto de reaccionar pro-
pinándole un golpe al primero, pero recuerda que sus padres le han ordenado, man-
dado categóricamente, que no debe vengarse de otro niño pegándole; 7, entonces,
el recuerdo de esa orden impide la reacción primaria que estuvo a punto de produ-
cirse, y determina que en lugar de esa reacción primaria, pegarle al otro niño, vaya
a quejarse de él ante los padres de éste, o ante el maestro. Cuántas veces, las per·
sonas reaccionarían de una determinada manera, pero no lo hacen porque hay un
código penal, hay jueces y policía, aunque ésta no se halle presente. .
Algo similar sucede cuando una reacción primaria de una persona frente a la
conducta de otra no se manifiesta en forma visible, por temor al qué dirán las.
gentes. En este caso, uno de los factores que intervienen en el proceso de inter-
acción es un convencionalismo, uso, costurnbreo modo colectivo de vida de un grupo.

'7·-INTERACCIONES QUE PRODUCEN FACILITACION E INTERACCIONES


QUE PRODUCEN INHIBICION
Hay mecanismos de interacción social que producen intensificación de la actividad de los
sujetos implicados en ellos a lo cual algunos sociólogos llaman fa(i/ild(ión.2~
En cambio;' hay otros mecanismos de interacción en los cuales la conducta o la mera pre-
senda de otras gentes produce sobre unas personas el efecto de suprimir o disminuir la activi-
dad de éstas, a lo cual se suele llamar inhibición social.
Pacílitación social es el término usado por F. H. Allport:6 para designar el aumento de
actividad de un individuo como efecto de las impresiones visuales y auditivas de las actividades
semejantes de otros. Los obreros de una fábrica suelen producir más cuando trabajan juntos
que cuando laboran aislados. Hay gentes que comen y beben más en compañía de otros que
estando solas. Sobre este tipo de hechos han sido realizados experimentos muy elocuentes en
laboratorios norteamericanos y alemanes.tt Además del estímulo que puede dimanar de la riva-
lidad o la emulación, actúan también otros factores, como p. e., los siguientes: 1) La vista y el

2S Cfe. KATZ (O,), & SCHANK (R. L.), oh. cit, en la nota N~ 18 de este cap., pp. 290 Y ss.
26 Cfr. AUPORT (F. H.), SOfÍal Ps)rh%gy, Houghton & Mifflin, Cambridge, Mass., 1924.
2. Cfr. GUERNSEY (M.), Bine genesiscbe Stedie über Nacbabmung, en "Zeitschrift für
Psychologie", 1928, pp. 107, 105·178.
INFLUENCIA DE LOS AUSENTES 371
sonido de Jos propios actos son para el sujeto un conjuntó de estímulos condicionados para
la prosecución de su actividad. La percepción visual y auditiva de la actividad similar de otras
gentes actúan de modo parecldo 'a la autcestimulacién, y por tanto intensifican la propia acti-
vidad. 2) El saber que los demás. que están junto a nosotros, van a hacer la misma tarea nos
dispone a trabajar más rápidamente desde el principio. 3) las gentes que trabajan juntas esfuér-
zanse en compensar con creces las distracciones que se producen por estar en compañIa.
Veamos ahora el efecto contrario que a veces produce la actividad de un grupo sobre la
actividad de un individuo, el efecto de inhibición social, En ocasiones. la actividad de un grupo
de gentes que están realizando la misma raree produce el efecto de cohibir la aec,ión de una
persona. Haygentes que sienten que pueden realizar mejor su actividad si se recluyen en soleo
dad. En efecto, generalmente el trabajo creador y la meditación critica requieren soledad.
¡
IB.-ALGUNOS FACTORES "INCONSCIENTES" EN LA INTERACCION'
La psicología social, y consiguientemente la sociología, se han beneficiado con-
siderablemente con muchos de los descubrimientos realizados por las escuelas psi-
coanalíticas, especialmente por aclaración de algunos de los factores inconscientes
o subconscientes que influyen en -una conducta humana. Claro es que este tema es
esencial y centralmente psicológico; pero tiene inevitablemente, como es· obvio,
importantes proyecciones sociológicas,
Voy a tratar, someramente, los siguientes factores, los cuales suelen actuar de
ordinario inconscientemente, al menos, en gran medida: a) la compensación; b) la
racionalización.: e) la identiíicación; d) la regreJión; y, e) la proJección.2S

I9.-LA COMPENSACION
Según Alfred Adler la compensación constituye un medio de llevar a cabo un
propósito muy acariciado cuando se tropieza al comienzo con obstáculos en el ca-
mino; se trata de realizar algo con lo cual se remedie o se sustituya una deficiencia
COn lo que se tropezó primariamente. Hay compensaciones directas e indirectas.
En las compensaciones directas (llamadas también supercornpensaciones) el
individuo trata de esforzarse en superar la deficiencia o dificultad ~on l~ que tro-
pezó primariamente. Ejemplos de ese tipo de compensacián directa; llamada tarn-
bién supercompensación, son los siguientes: el tartamudo que se propone como meta
llegar a ser gran orador, para lo cual se esfuerza en superar su defecto; el débil de
piernas 'que pretende vencer su flaqueza mediante ejercicio y llegar a ser destacado
futbolista; el que subconscientemente amargado por un sentimiento de debilidad.
o por un sentimiento feminoide, o por un factor homosexual larvado, hace alarde
de masculinidad y adopta actitudes de "valentón"; etc. La deficiencia, o la dificul-
tad, o la inferioridad puede darse real' y efectivamente -yen este caso cabe que
sea patente y, por tanto, observable-- O puede ser oculta. En este segundo caso,
puede resultar oculta para los demás, o incluso también para el sujeto que padece

~~ BRITr [Steuart Henderson}. Soda! Psycho/OKY of Modem Life, Revised Edition, 9th.
Printing. Rinehart & Company, Ine. Nueva York, 19)7; FREUD (S"}'m und), Vor/~su"g'n zur
Ei'lfiihl'1l1Jl{ in die Psycboanal yse. 1916-18; Mauenp.r)'rh%/{ie an /rh·Alla/)'se, 1921; Das
lrh umi das Es, 1923~ Hemmeng, Symp/om und AngJ/, 1926; ]UNG {Carl Gustav}, Psycbolo-
xisrhe Beb"achtungen, 1945; S,mho/ill des Geisus (Studium über psychische Phánomenologie},
1948; G~s/allunl:en des Unbewussten, 1950; Veuurh einer Darstellung der Ps,rhoana/ytisrhen
Tbeorie. 1955: AOLF.R (Alfred), Men.rrhenJunT1Jnis, 1927: De, Sinn des Lebens, ].933; Ol..lVf.R.
BR.... C.HFELD (f.), Los Sentimientos de Inferioridad, 1935.
fACTORES li'iCO¡';SCIEi\'TES El'.' LA INTERACClO!\

el defecto, si bien este defecto actúe como influencia en lo inconsciente disparando


y rigiendo la conducta compensadora. _
La (ollljJenJ.1ciólJ indirecta consiste en quC:' el individuo trata de descubrir, en
campos diferentes del afectado por su deficiencia, metas que pueda realizar con éxito,
gracias a lo cual disminuya el sentimiento de: inferioridad originado por aquella tara.
Sucede a veces, tanto en casos de compensación directa como de compensación
indirecta, qne el sujeto no tiene conciencia de la actitud compensatona que pone
en práctica. Hay personas que nos producen la impresión de ser muy presumidas.
y, sin embargo, ellas no tienen ni remota conciencia de que estén desarrollando una
actitud tal, es más, carecen de todo sentimiento intimo de presunción. Sucede sim-
plemente que de hecho y hacia el exterior presentan inconscientemente tal actitud,
p:1r:t comp<':I1~::r el sentimiento de inferioridad producido por algunos defectos.

2D.-LA RACIONAI.JZACION
Consiste: la racionalización en presentar C0l110 justificante de nuestra conducta
ante los demás unas razones, que en el fondo no son las que de h~cho han originado
efectivamente esa conducta.
Hace ya casi 45 años que el gran sociólogo italiano Vilfredo Pareto produjo una, contri-
bución importantísima a este tema. Parcroav dividía Lis acciones humanas en lógicas y no
lógicas o a.lógicas. y llamaba derivaciones a la pseudorracionaliaación de las aló~~icas.3(l

Los estudios psicol6gicos contemporáneos, sobre las base de observaciones em-


píricas y de análisis de ellas, han profundizado en este tema. Pero aquí importa
tan sólo dar una sucinta referencia a este tipo de hechos. Se ha dicho que en muchos
casos una persona tiene dos razones para las cosas que hace: la buena razón que
expone a los demás; y el motivo real que explica en verdad sn comportamiento. Una
persona que está trabajando afanosamente es interrumpida por un amigo que le su-
giere acompañarle al cine. Dicha persona accede porque en el fondo le gusta tal
sugestión; pero dice al otro, y se dice también a sí misma: "bien, después de todo
he estado trabajando muy intensamente y necesito algún descanso". Se puede ra-
cionalizar la bebida de alcohol diciendo que COn ello se combate un catarro. Si un
hombre es insultado por otro de menor estatura y músculos débiles, puede reaccio-
nar pegando a éste, y, entonces, racionalizar su conducta diciendo que era impera-
tivo de honor castigar la ofensa que sufrió; pero si es insultado por otro mucho
más alto y más fuerte, puede dar media vuelta y racionalizar este comportamiento
diciendo que las personas decentes no deben descender al nivel de los animales.
A menudo el ser humano racionaliza su conducta para mantener su propia
estimación."
:W Pareto es: Tranato de Sociología gene-ale {Florencia. 1916) hay ed. francesa y trad.
ingl. (1935). Además escribió: COI/N d'é(olJomie politique . Lausana, 1896-97; Les systemes
socielistes, París, 1902; Mal1uale di Economia politlú, Milán.. 1906; Fati; e teorie, Florencia,
1920; Transiormnzioni della democrazia, Milán, 1922. Sobre Vilfredo Pareto, puede consultar-
se: BOU8QUET (G. H.), Compendio de Sociologt« según VilfreJo Paresa, trad. casto de Carlos
Ecbánove Tcujillo. Ed. Botas, México, 1940; BORKENAU {Frena}, Pereta. Colección "Grandes
Sociólogos Modernos", Fondo de Cultura Económica, México, 1941.
ao Véase. en el presente libro, c. XXXI, epígrafe 2.
:;1 Cfr. l.IRITT {Steuart Henderson}, ob. cit., pp. 241 Y ss.
FACTORES INCONSCIENTES EN Li INTERACCION .,-.,
:.' "

2r.-LA IDENTIFICACION
Este es un mecanismo psicológico "de ordinario casi automático y subconsciente.
por medio del cual una persona se coloca o mejor dicho se siente en el lugar o
papel de otra. Las más de las veces, aunque esto no es forzoso que ocurra siempre
-pues hay casos opuestos-s-, este fenómeno se produce para elevar el sentimiento
del propio prestigio y de. la propia estimación, atribuyéndose a sí mismo valores
que se considera existen en otras personas o en grupos a tos cuales uno pertenece.
Por eso Freud se refirió a la identificación como un mecanismo inconsciente y erno-
ciorul gracias al cual deseos insatisfechos obtienen satisfacción mediante el logro
de los mismos por otras personas. .
Este mecanismo psicológico de la identificación se manifiesta en múltiples r
muy variados casos. Pongamos algunos ejemplos entre el sinnúmero de los que po-
drían ser presentados. Un caso de identificación es el del niño -o eventualmente
también del adulto-- que al seguir las hazañas o procsas de un héroe en ,una no-
vela, película, ctc., se siente enajenado fuera de su propia persona y desempeñando
el papel del autor de las proezas. Otro ejemplo de tipo distinto, muy característico.
es el de las gentes pobres de espíritu. sin un fuerte sentido de su propia individua-
lidad. renuentes 3- tomar decisiones por su propia cuenta, COn una cierta tendencia
al gregarismo, subcouscientemente amargadas por su flaqueza, las cuales gozan con
las conductas autoritarias de un dictador, como si a través de tales comportamientos
viviesen lo que (:1l~1'" son incapaces de vivir.

n-LA REGRESION
El mecanismo psíquico de la regresión consiste en adoptar modos infantiles de
conducta, mental, emocional o práctica. Aparte de las formas patológicas de este me-
canismo, hallamos también manifestaciones relativamente normales en determinadas
situaciones, por ejemplo, en ciertos espectáculos cómicos, en ciertas fiestas en las
que ese: modo de comportarse es precisamente lo que las da animación y lo que
se espera de los concurrentes; en ciertas formas de [ucgo, etc.

23.-LA PROYECCION
Según Freud el mecanismo de proyección consiste en el proceso de atribuir J.
otras personas los impulsos y complejos que pertenecen a uno mismo, especialmente
las equivocaciones y las. deficiencias. Se manifiesta en el hecho de vituperar a otros
por supuestas fnltns, las cuales existen precisamente en uno mismo. O, dicho con otras
palabras, se manifiesta sobre todo en la tendencia a dar la culpa al otro por las
propias faltas. Así Britt pone el siguiente ejemplo: después de haber pasado un
verano muy feliz lejos de su novio, una muchacha acusaba a éste de qucrer romper
el compromiso. Otros ejemplos: creer que en un accidente de automóvil la culpa
fué del ctro; creer que el reprobado en un examen fué debido a la malevolencia del
profesor: atribuir una falta de éxito propia a la iurornprensión de los demás; otc.~:.'

~~:: Cfr. BRITT (Steuurt Henderson}, oIJ. en.. pp. 245 y·s<;.; A¡.,: .... STA<:I (Anne) and FOtCX
(Joho P.) Dijfaolli.d P-f)c/.>fJ/f}KJ, Macrnillan Company, Ncw York, 195(í.
CApiTULO XVIII

RELAOONES y PROCESOS SOCIALES EN GENERAL


SUMARIO:-l. Concepto de relación soda/ y concepto de proceso social y
(onexi6n entre ambos.-2. Conceptos más restringidos y espe'ríjiros de rels-
dón Joritzl y d~ proceso soáa/.-3. Diversas r/aJijicaciones gené,iraJ de /al
relacionu Ioci"les.-4. Relaciones "¡nlerindividua/es" y relaciones "coleaioas",
5.-Re/«ioneI /Nimariai y relaciones JUllndtl'iaJ.~. Relaciones sociales 0"-
84nizaJas y ,.e/aciones sosiales re/aJivamenle espontáneas o ni plasliciJad.-7.
Re/aciones sociales por inlerpenetraeión o f1l1U" parcial 1 relaciones sociales
por convergenria.-8. Clasificación de las Relaciones sociales en relativamente
. paJiva! y en 4(1;1141.-9. Relaciones de dominación y relaciones de colabora-
rión en paridad.=-lO. Los procesos soeieles romo movimiento o cambio en
las relaciones sociales y como producción de esas relarionn.-ll. Análisis del
p,.o~eso social según Wiesl'.-12. Procesos asociatiuoI 1 p,.O('e/OI de oposisión.

I.-CONCEPTO DE RELACION SOCIAL y CONCEPTO DE PROCESO SOCIAL


Y CONEXION ENTRE AMBOS
En realidad, relación social ,y prQceso social son dos aspectos de una y la misma
cosa. Suele llamarse reJlKión social el aspecto estático en un determinado momento
de un proceso de interacción, o mejor dicho, una especie de fotografía en un de-
terminado instante de la forma o de la constelación de los ingredientes de un pro-
ceso social. La realidad de este proceso es siempre dinámica, es algo que consiste
en conductas, en influencias recíprocas entre esas conductas, por consiguiente, algo
que consiste en acciones relacionadas de dos o más personas.
Ahora bien, si contemplamos la forma, la figura, la combinación que en un
cierto instante presentan tales conductas y los elementos situacionales que las en-
marcan, tendremos lo que se llama relación social. Este concepto suele aplicarse
también' a las formas y constelaciones que a lo largo del proceso activo persisten
como notas relativamente permanentes.
En cambio, si lo que contemplamos es el movimiento activo, los hechos de in-
teracción, vemos la misma realidad en su desenvolvimiento dinámico.
Así. pues, la relación social 'es el resultado en un cierto momento, o el resultado
relativamente persistente, de un proceso de interacción. Y, viceversa, el proceso social
es la interacción en movimiento, que produce como resultado determinadas relaciones
sociales. En términos generales, la acción genérica del proceso social, es decir, de
social, es equivalente, como 10 consideran Simmel y Wiese, al concepto de ínter-
acción, es decir las influencias recíprocas que crean o modifican una relación inter-
humana.'
1 Cfr. WIESE (Leopold van), S]I/I'm dw allgemeinen Soztologie ah Lehre VOl1 den sozialen
Prozessen IIná lozia/en Gebilden ·de,. Menlchen, 1933; SlMMEL - (G.), Sociología, trad. de J.
Pérea Bances, Rev. de Occidente, Madrid, 1927.

374
RELACION SOCIAL Y PROCESO SOCIAL 375

2.-CONCEPTOS MAS RESTRINGIDOS Y ESPECIFICOS DE RELACION-


SOCIAL y DE PROCESO SOCIAL
Aunque en términos generales, proceso social es equivalente a interacción, sin
embargo, en la literatura sociológica de nuestros días, se suele usar esta palabra con
una significación más restringida, para designar determinados tipos de una serie
de acciones recíprocas los .cuales pueden ser identificados como formando una fi-
gura compleja con una cierta unidad. Es decir, suele llamarse froceso social a una
serie o combinación de interacciones, cuyo conjunto muestra una determinada di-
rocción y produce unos resultados específicos. V, así, se habla de procesos de aco-
modación, de asimilación, de competencia, de conflicto, de lucha, etc. Por ejemplo.
un proceso de asimilación, es el conjunto de una serie de interacciones.
Análogamente, se usa la expresión relación social p41ra denotar una determinada
consteladón o figura en que se hallan dos o más sujetos como resultados de un
proceso social específico. Y, así, se habla de relaciones por interpenetracián o [mión
parcial que suscitan la conciencia de un "nosotros" (las que existen, por. ejemplo, entre
los miembros de una nación), de relaciones por convergencia en que se articulan
complementariamente dos" más conductas (p. e., la del vendedor y comprador), de
relaciones activas (cooperación en un trabajo), de relaciones relativamente Pa.ÚV4J
(p. ej., participación en una misma cultura, el hecho de hablar la misma lengua),
de relaciones de dominación (mando autocrático), de relaciones de coordinación
(colaboración democrática}," de relaciones de antagonismo (p. e" enemistad, opo-
sición política), etc. Y, en un sentido más concreto, se habla de relaciones de amor,
de amistad, de camaradería, de vecindad, de rivalidad, etc.
Con estos conceptos más restringidos de relación social y de proceso social" j'
sobre todo con la clasificación tanto de las relaciones como de los procesos, se trata
de describir y de analizar en términos generales en qué consisten y cómo se pro-
ducen unas series de conductas sociales típicas.
Para evitar confusiones hay que notar que la Sociología contemporánea, a di-
ferencia de algunas doctrinas sociológicas del siglo XIX, no se preocupa de inquirir
sobre un proceso social total, omnicomprensivo, que abarque dentro de sí la tota-
lidad de los hechos sociales en su desenvolvimiento, sino que estudia las diferentes
clases de procesos sociales tí picos específicos. Los sociólogos de nuestro tiempo no
pensamos ---como lo habían pensado con más fantasía que fidelidad a los hechos
algunos sociólogos del siglo pasado-- en "el proceso social" como una magnitud
total, representada por ejemplo en un sentido evolucionista," sino que tratamos de
2 Cfr. GURVITCH {Georges}, EWriI de sociotogie, Paris, 1938.
3 Los evolucionistas consideraban el proceso social como un "devenir" unitario, que abar-
caba la totalidad de los fenómenos sociales a lo largo de la historia universal y en todas sus
manifestaciones: y consideraban que este proceso social era una parte del proceso cósmico total.
As!, por ejemplo, $PENCER. También Coxrru. aunque en otro sentido, en tanto en cuanto quiso
hacer de su Sociología una Filosofía de la Historia. W ARD, influido tanto por la ohm. de
COMTE como por la de SPENCER. considera el proceso social como una fase del "devenir uní-
versal": y sostiene que hay un proceso central y unificador de agregación. que preside la totalidad
del universo; y que ese proceso al manifestarse en lo humano cobra sentido teleológico (Cfr. prin-
cipalmente Dy",{mic S(}ri%,V'. 1883. nueva ed.. 1913). Eu.wooo desenvolvió también una
tCllría de un proceso universal que pasa por las fases: cósmica. orgánica. mental, social y ~·Ill·
lur.tI (PJydJl"o/ngy 01 Hom.m Societ], 192:5. pp. 40--44:5).
RELACION SOCIAL Y PROCESO SOC/,il.

forjar un concepto genencc de proceso social para aplicarlo al sinnúmero de proce-


sos sociales diferentes; y después _y esto es lo más importante- de establecer las
nociones particulares de cada uno de los tipos de procesos sociales.' Por eso. cabe
decir acertadamente que interesa estudiar las diversas clases de procesos sociales."
Con lo dicho queda también expresado que 10 que interesa conocer son los
diversos tipos de procesos sociales; y no proceder a una labor de Filosofía de la
Historia, de modo fantástico. como la hicieron muchos sociólogos de otros tiempos,
los cuales pretendían descubrir cuál era el proceso fundamental, origen, base}' clave
de todos los demás. Eso es lo que pretendían los darwinianos cuando sostenían
gue el proceso fundamental es la lucha por la seguridad, por la subsistencia, por
la adaptación y por el ajuste; y también otros autores de orientación similares."

,.--DIVERSAS CLASIFICACIONES GENERICAS DE LAS RELACIONES


SOCIALES
Hay múltiples maneras de estar relacionando el hombre con sus prójimos, con
los grupos sociales," y dentro de un grupo social. Claro es que no se trata aquí de
registrar todas las modalidades reales o posibles de relaciones sociales, sino tan sólo
de destacar entre ellas algunos de los tipos más importantes.
Ahora bien, de las relaciones sociales --o formas de sociabilidad como también
las llaman algunos sociólogos- pueden hacerse varias clasificaciones -cada una de
" ellas en diferentes géneros- desde diversos puntos de vista. O, expresando esto con
otras palabras: no se va a hacer una clasificación total de las relaciones sociales
-o formas de sociabilidad-c-, sino que por el contrario, se dará cuenta "de múltiples
clasificaciones de las relaciones en diferentes géneros, cada una de las cuales cla-
sificaciones se hace desde un determinado punto de vista, el que es diverso de los
puntos de vista que respectivamente sirven como criterio o base para las otras cla-
sificaciones. Puesto que las clasificaciones son varias, y puesto que cada una de
ellas se basa en un criterio o punto de vista diferente de los que sirven para las
otras clasificaciones, sucede a. veces que dos o más clasificaciones se interfieren entre
sí, son mutuamente secantes, y que distintos tipos pertenecientes a clasificaciones va-
rias concurren en unos mismos hechos de índole compleja. Así, por ejemplo, deter-
minada relación concreta, p. C., el paisanaje, puede a la vez ser "por interpcnetración
" Véase la nota precedente. Además, RATZENHOFER (Die soziologiscbe Erkemuniss, Is9s)
concibió el progreso de. la humanidad como una evolución gradual del conflicto a la cooperación.
KIWPOTKIN (Mullla Ayuda: U1/ [actor de eoolsrion) cree que la tendencia al auxilio mutuo
constituye el movimiento de la sociedad. SMALL, en la primera fase de su pensamiento socio.
lógico, habla del proceso sociat en singular, como de un devenir hacia una mayor perfección
y cooperación (Cfr. Genera/ Sociology, 1905). SUMMER (Polksu-ays, 1906, nueva edición, 1913),
KlDO (Social Evoíution, 1895), HOBHOUSE (AforaiJ i/¡ Bvoltaion, 1906; nueva ed., 1906), KEI.-
LEas (Societal Evo/u/ion, 1927) y CONKLIN (Tbe Direction o/ Human Euolsaion, 1922) están
orientados en una dirección análoga.
" Cfr- RoSS, Foundation 01 Sociolagy (t905) y Tbe Principies o/ Sociology (l9~0);
SM....LL --en la segunda fase de su pensamiento sociológico, abandonando la idea de un proceso
universal, se atiene al estudio de los procesos de los grupos- Origins 01 Sociotogy (19H),
y WIESE, System der aJigemeillell Soziologie, 1933.
. 6 GIDDINGS considera el hecho de la lucha como el más fundamental de todos los procesos
SOCIales y cree que se desenvuelve en seis etapas: por la existencia; por las ventajas; por la
situación; por la abundancia; por la eficiencia; y por la supremacía (Daru-iuism in tbr Tbeory
(JI Sodal Erolmion, en "Pop. Sci. Mon.", 1909).
iNTERFERENCiAS DE LAS CLiSIFlC/1ClONES DE LAS REI~ACIONES 377
parcial" y "pasiva". Ctra relación, por ejemplo, la "ccnnacionalidad", puede su
la vez por "interpenetración parcial", "pasiva" en algunos aspectos, y "activa" t:fl
otros aspectos, y además de "cooperación", Otra relación, por ejemplo un "mando",
puede ser "por convergencia", "activa", y de "dominación",
Más que de clasificar géneros típicos de relaciones sociales desde varios P'..rotos
de vista, lo que se va a hacer aqu! es clasificar "géneros de aspectos" de las relaciones
sociales, tomando como base criterios varios.

-l.-RELACIONES "lNTERINDIVIDUALES" y RELACIONES "COLECTIVAS"


Parece oportuno recordar aquí la clasificación fundamental, que Establecí en
el capítulo X de este libro, de las relaciones sociales en "interindividuales" y "co-
lectivas",
Son relaciones "interindividuales" aquellas que se establecen entre dos :o más
individuos, fundadas en lo que cada' uno de ellos tiene de característicamente
individual, como persona irreductiblemente singular que cada uno de ellos e'.
Ejemplos de relaciones interindividuales son las relaciones de amor, de amistad, de
simpatía, de odio; de enemistad, de antipatía, etc. Las relaciones ínter individuales
son establecidas y se mantienen precisamente entre las dimensiones individuales
de cada uno de los participantes en ellas.
Relaciones "colectivas" son, en cambio, las que se dan no por virtud de las
peculiares características individuales de los que en ellas participan, sino por virtud
de las funciones colectivas que los sujetos desempeñan dentro del grupo, es decir,
son relaciones no tanto entre los sujetos reales, como más bien entre los papeles
que esos sujetos representan y cumplen en la' existencia colectiva, Por ejemplo:
relaciones entre connacionales, .correligionarios, copartidarios, colegas; relaciones de
los ciudadanos con los funcionarios públicos; relaciones entre el comprador y el
vendedor; relaciones entre consocios en una institución o asociación; etc.
Hice notar también que esos conceptos se refieren a tipos puros de relaciones,
bien interindividuales, bien colectivas; pero que en la efectividad de la vida no
solemos encontrar realizados plenariamente ninguno de esos tipos de toda su pureza;
sino que, por el contrario, lo que hallamos son hechos mixtos, que contienen a
la vez ingredientes o aspectos de los dos. tipos. Por ejemplo: el colega simpático
o antipático, la amistad en parte convencional, etc.

5.-RELACIONES PRIMARIAS Y RELACIONES SECUNDARIAS


Aparte de recordar aquí esta clasificación, en interindividuales y colectivas, que
reputo básica y de gran alcance, es necesario mostrar cómo de ella se deriva otra
clasificación de las relaciones sociales, en primarias y secundarías, la cual en gran
parte está basada en la diferencia entre relaciones interindividuales y colectivas, y
llega a superponerse parcialmente a ésta. Cabe decir que esta clasificación en pri-
marias y secundarias es la proyección aplicada a las realidades complejas, tal y
como éstas son, de aquella otra clasificación en inrerindividualcs y colectivas,
En los grupos pequeños, en que sus miembros conviven y se relacionan entre si
en presencia mutua, cara 3. cara, las relaciones que se dan entre sus integrantes,
378 RELACIONES PRIMARIAS Y RELACIONES SECUNDARIAS

aunque sean en principio relaciones colectivas, llegan a cobrar una dimensión inter-
individual o personal. Aunque se trate de relaciones típicamente colectivas, por
ejemplo entre "convecinos", entre "colegas", entre "compañeros", etc., como quiera.
que sea, sucede que los implicados en relaciones se conocen bastante bien los unos
a los otros, se conocen no sólo en cuanto a la función colectiva que desempeñan o·
en la que participan, sino también además personalmente, es decir. como indivi-
duos, y resulta que tales relaciones colectivas están mezcladas con relaciones de"
simpatía o antipatía, de amistad o enemistad. Tales relaciones, que, a pesar de ser-
fundamentalmente colectivas, impersonales. incluyen además la consideración del
otro como ser humano total, como individuo, son llamadas relaciones primarias.
En cambio, las relaciones colectivas que predominantemente se quedan en co-
lectivas. porque los participantes en ellas apenas se conocen mutuamente cama seres.
humanos totales, como el individuo que cada uno de ellos es, reciben el nombre'
de relaciones secundarias. Por ejemplo: la relación de un ciudadano con el fun-
cionario postal que recibe su correspondencia registrada; la relación entre el com-
prador y el vendedor; la relación del automovilista con el agente de circulación o
tránsito; las relaciones entre los habitantes de una gran ciudad.
Las relaciones primarias se producen en grupos relativamente pequeños, por
ejemplo: en una comunidad local de pocos habitantes; en una vecindad chiquita;
en un taller donde trabajan pocos obreros; en una clase escolar poco numerosa; en'
la tienda donde se. compra siempre 'desde hace largo tiempo; en una reducida corpo-
recién profesional; en el casino o club; en la congregación religiosa; en la socie-
dad mercantil, que comprende unos pocos socios; etc.'

6.-RELACIONES SOCIALES ORGANIZADAS Y RELACIONES SOCIALES


RELATIVAMENTE ESPONTANEAS O EN PLASTICIDAD
Son relaciones sociales organizadas aquellas que están reguladas por normas co-
lectivas, cristalizadas en esquemas relativamente. rígidos, que son el fruto de una
creación reflexiva. Tales son, por ejemplo, las relaciones sociales que se rigen por
normas jurídicas, garantizadas por el Estado, por estatutos, constituciones o regla-
mentos de una asociación, o de una empresa colectiva, cristalizadas en esquemas o'
pautas de conducta: Tales esquemas pueden ser más o menos rígidos, o más o menos
flexibles. Entre los más rígidos figuran, por ejemplo, las normas jurídicas soste-
nidas y aplicadas por el Estado, los estatutos de las asociaciones, el reglamento de
una empresa industrial. Entre los relativamente menos rígidos o un poco máJ flexi-
bles figuran los modos consuetudinarios (costumbres, usos, hábitos sociales). los
cuales aunque también cristalizados son susceptibles de sufrir modificaciones e in-
novaciones graduales, por medio del comportamiento directo de sus sujetos. Aun-
que todo modo colectivo de conducta es algo objetivado y cristalizado, sucede que,
al ser vivido de nuevo una y otra vez por sus sujetos, va sufriendo modificaciones.
En efecto, los. sujetos de un modo colectivo, al seguir poniéndolo en práctica, no
siempre 10 copian con fiel exactitud. sino que a veces introducen' variaciones -ma-
yores o menores-o variaciones que son adoptadas por la totalidad o por la mayoría
, Cfr. MAcIvF.R (R. )M.) & PIlGR (Ch.) Soricly: An [nt,adulto,y AlIa/1Iif. Rinehart.
I

Nueva York. 1950, pp. '-i2.0 y ss., 231·32. .


RELACIONES ORGANIZADAS Y RELACIONES ESPONTANEAS 379

de esos sujetos, y de ese modo determinan modificaciones en las costumbres, bien


de una manera casi imperceptible, gradual, o bien, en algunas ocasiones -aunque
pocas- de una manera brusca. Muy a menudo la realidad viva de un uso, es decir,
en tanto que sigue siendo reiterado por 1as gentes, va experimentando una serie de
cambios, con lo cual va evolucionando de un modo casi continuo e imperceptible,
Frente a las relaciones sociales organizadas o estructuradas de acuerdo con
reglas de conducta, se distingue otro tipo diferente de relaciones sociales que se
denominan piáJticdJ o espontáneas, o relatíoamente sueltas, las cuales se dan dentro
de un ámbito de cierta libertad. Tales son, por ejemplo, las relaciones interhumanas
que he llamado 'interindividuales" (amor, amistad, simpatía, ete.). También una
serie de relaciones que surgen en procesos de interacción relativamente libres, como
por ejemplo, en una conversación, en una negociación para emprender una obra
conjunta o para zanjar dificultades surgidas entre dos o más personas. También
en la asamblea de una determinada organización, en la, cual se elaboran por el con-
curso de varios o muchos miembros nuevas líneas de acciÓn colectiva.
Estas relaciones sociales espontáneas o plásticas suelen darse muchas veces corno
una realidad subyacente a las relaciones organizadas o reguladas, sin llegar a expre·
sarse de modo total en éstas.
El carácter de las superestructuras organizadas dependen en gran parte del
grado de su arraigo en las infraestructuras espontáneas o plásticas; y depende tam-
bién de las formas de estas últimas.
La sociabilidad espontánea, suelta o plástica, tiene mayor movilidad y es más
dinámica que la organizada. Por eso, en la sociabilidad espontánea o plástica suelen
producirse estados de tensión y conflictos con los esquemas rígidos de las super-
estructuras organizadas.
Si las relaciones organizadas están dirigidas por regIas consuetudinarias, enton-
ces la acción de las relaciones espontáneas o plásticas sobre las costumbres y los usos
se abre camino sin dificultades y suele terier lugar, como ya expuse, en forma de
una evolución de esos usos o costumbres, por virtud de: las innovaciones que en
ellos van introduciendo sus sujetos al ponerlos en práctica.
En cambio, si la regulación es de tipo más rígido, por ejemplo, leyes jurídicas,
estatutos, reglamentos, ella no es susceptible tan fácilmente de modificación por
virtud de la acción directa de los sujetos afectados. Cierto que esta acción directa
puede también ejercer alguna influencia en la modificación de las estructuras rigi-
das, pues sucede a veces que las gentes van cambiando algunos matices en la
manera de cumplir una ley O un reglamento; cambia la interpretación espontánea
que dan prácticamente de esas normas al irlas cumpliendo sucesivamente a lo largo
del tiempo. Sin embargo, de ordinario las pautas rígidas de organización pueden
ser cambiadas, sobre todo sustancialmente, tan sólo a través de los cauces estable-
cidos en es~s mismas pautas para la reforma de las mismas. Así, por ejemplo, la
abrogación o derogación de una ley, en términos generales, no puede ser llevada
a cabo espontáneamente por sujetos obligados. -Digo "en términos generales",
porque como excepción a este aserto hay la muerte de una ley poe total desuso.
Pero, de ordinario, no sucede que un mero cambio de la opinión pública, o de las
convicciones de los sujetos a quienes afecta una ley o un reglamento, determine
automáticamente la modificación de esa regla. De ordinario las relaciones sociales
RELACIONES RlG/DAS y RELACIONES FLEX/lJ!-ES

organizadaJ rígidamenJé no son susceptibles de modificación por virtud de acción


directa de los sujetos a quienes afectan, sino que pueden cambiar solamente por
substitución de sus esquemas o reglas; por ejemplo, la abrogación o la derogación
de una ley o de un reglamento y su substitución por otras normas lluevas. Esto na
puede ser llevado a cabo por los sujetos de la ley o del reglamento espontáneamente,
sino que tiene que realizarse por los órganos establecidos como competentes para
ello, según lo determinado en la organización estatal. Un cambio en relaciones
espontáneas o flexibles, por ejemplo, en relaciones de opinión pública, podrá cons-
tituir un factor que mediara o indirectamente llegue a originar la modificación de
la regla; por ejemplo, tratándose de normas jurídicas, podrá suscitar una corriente
política que influya en el poder legislativo, o cree un nuevo poder legislativo
(verbigracia en las siguientes elecciones), el cual decrete la substitución de la
norma anterior por otra. Pero adviértase cómo todo ese proceso se verifica por los
cauces rígidos preestablecidos en la organización, al contrario de Jo que sucede
con una costumbre, que puede ser modificada directamente por el cambio de: la
conducta de sus sujetos.
Excepcionalmente ocurre alguna vez CJue cuando las relaciones y procesos es-
pontáneos o plásticos adquieren enorme fuerza y caen en conflicto con las relaciones
rlgidarnente organizadas y reguladas. lleguen a destruir y substituir éstas ror da
revolucionaria.
Ahora bien, adviértase que ese soporte social más plástico y flúido, en el yuc
puede florecer una espontaneidad, nunca obtiene plenamente entera expresión en
los esc\uemas de sociabilidad rígid::t. P. e.: Ia compleja y viva realidad de una un-
ción, no se traduce jamás por completo en su sistema jurfdico-estatal."

7.-RELAClONES SOCIALES POR INTERPENETRACION O FUSION


PARCIAL y RELACIONES SOCIALES POR CONVERGENCIA
Hay formas de relación con el prójimo en las cuales se efectúa una especie: de
fusión parcial o de interpenetracián entre los sujetos que participan en ellas. En
la conciencia de los sujetos de esas relaciones surge el sentimiento de un nosotros,
es decir, de una solidaridad homogénea, como mutua participación en
una unidad
plural, como una unión en algo común. Por ejemplo, lo que se expresa en las frases
"nosotros los occidentales", "nosotros los profesionales", "nosotros los univcrsita-
rios", "nosotros los mexicanos", de.
Entiéndase bien que la conciencia del "nosotros" es un fenómeno psíquico que
se da en la conciencia de los individuos. Ahora bien, el contenido de esa concien-
cía no es la propia individualidad, sino que es el hecho de que <:1 individuo
participa con otros en algo que les es común, intereses, ideas, sentimientos, formas
de vida, propósitos, etc., en 10_ cual se halla parcialmente interpeuctrado O fundido
con esos otros.?
Las relaciones sociales por fusión parcial o intcrpcnetración se dan ~ípic4. y
especialmente -aunque no de mojo exclusivo-e- en los grupos llamados cOI11!l1li-
tarios, como por ejemplo, la familia, la nación, el círculo de cultura, de. Aunque
3 efe. GURVITCH (G.), ob. cit., pp. 27 Y ss.
1, Cfr. Gt:¡(\'ITCH (G.)', fI/), cn., pp. 2-1 r ss.
REU(IONES COMUNITARIAS \' RELACIONES AS?C1ATlV.iS

más adelante voy a ocuparme de modo extenso y detallado de la caracterización de


la "comunidad" señalando las diferencias por las que se distingue de la "asocia-
ción", cuando trate de las varias clases de grupos, es conveniente anticipar aquí:
un somero esbozo de esta diferenciación. En el año 1887. el sociólogo alemán
Toennies" estableció el concepto de comemided (GemeiJlJcbajl) como diferente del
concepto de asociación (Gesellcb:ljt).. considerando que cada uno de ellos COI1:,ti·
tuve una categoría sociológica fundamental. .
la conrnnidad, de la cual son ejemplos típicos la familia y 1.1 nación, es UIl
grupo que no ha sido formado reflexivamente, por deliberadas decisiones de sus
componentes. en vista a la realización de unos fines preconcebidos y calculados.
sino (Iue, por el contrario, tiene un carácter originario, se constituye espontánea-
mente; los sujetos no ingresan en ella en virtud de una decisión, sino que se hallan
en ella independientemente de su voluntad, viviendo en ella y desde ella, desarro-
llándose dentro de ella, nutriéndose del espíritu de ella, y estando ligados por una
solidaridad de la cual ellos no son los autores deliberados.
En cambio, la asociacián se halla constituida libremente, por decisión de albe-
drío, de ordinario por procedimientos contractuales, en vista de fines que el indi-
viduo siente como propios de él, en los, (lue coincide o en los que concuerda, por'
articulación, con otros: y en la cual se ingresa y de la cual se sale voluntariamente.
Aunque las relaciones sociales por interpenetración se dan típicamente dentro
de Jos grupos comunitarios, sin embargo no son exclusivas de ellos. También se
dan de hecho en algunos grupos asociativos, en donde surge, se desarrolla y se man-
tiene un espíritu de solidaridad, que suscita en sus miembros la vigorosa conciencia
de un "nosotros", por ejemplo, en un equipo deportivo, en una fraternidad estu-
diantil, en un partido político, etc.
El otro miembro de esta clasificación bipartita de las relaciones sociales (enun-
ciada en el epígrafe), el cual se diferencia claramente de las relaciones por fusión
o interpenetración parcial, y el cual tiene hasta cierto punto características contra-
rias a las de éstas, es el tipo de las llamadas relaciones por convergencia. o por articu-
lación. En ese otro tipo de relaciones sociales, es decir, en las por convergencia o
articulación, cada una de las personas que participa ~n ellas desempeña una función
o 'papel propio, que es diverso del que cumple la otra O las otras personas, aunque
su papel se engarce, se articule y se complemente con el papel de la otr.i o las otras
personas. En este tipo de relaciones, en lugar de suscitarse la conciencia de un
"nosotros" St acentúa en la conciencia la distinción entre "yo", "tu", y "él". Así.
pues, en estas formas, los sujetos, lejos de interpenetrarse o fusionarse parcialmente,
quedan delimitados el uno frente al otro. Por ejemplo: las relaciones ccntractuale.•
entre vendedor y comprador, entre arrendador y arrendatario, entre mandante y mnn-
datar¡o. Esta forma de sociabilidad por convergencia se da también en algunas rcl.i-
cienes interindividuales, verbigracia, en los vínculos de amor, PU{'s en éste, por
intensa que sea la unión entre las dos personas, ninguna de ellas pierde el sentido
de su propia individualidad para fundirse en un nosotros; aunque cada una St: dé.
se entregue a la otra, no deja de ser y de sentirse ella misma.
382 SOCIAL/DAD ACTIVA y SOCIAL/DAD PASlVA

8.-eLASIFICACION DE LAS RELACIONES SOCIALES EN


RELATIVAMENTE PASIVAS Y EN ACTIVAS
Esta clasificación de las maneras de estar relacionado con otros 'en relativamente
pasivas y en activas, se entrecruza con la clasificación que se ha examinado en el
epígrafe anterior (entre relaciones por fusión o interpenetraci6n parcial y relacio-
nes por convergencia o articulación) pues dentro de cada uno de esos dos tipos hay
formas relativamente pasivas y formas activas.
\ Son relativamente paJiva! las relaciones que se fundan sobre la participación
en unos pensamientos y en unas emociones similares. Y son relaciones relasíoamente
activas aquellas en las que la conexión se establece predominantemente entre las
voluntades, en vista a la realización de una obra común que a todos interesa.
Relación relativamente p4Siva es la que existe por virtud de la coincidencia en
ciertas m~lneras de pensar y de sentir, en ciertos matices de vida mental y emotiva,
que constituyen una especie de unidad de estilo; es la que existe por virtud de la
común participación en un patrimonio espiritual con peculiares características. Pue-
den citarse como ejemplos de sociabilidad pasiva: la fundada sobre el hecho de la
coincidencia en la' adoración de determinada cosa sagrada, de la devoción a un
mismo jefe, de la fidelidad a una tradición, del uso de una misma lengua, de
la posesión de la misma cultura.
El ejemplo de la posesión del mismo idioma y de la misma cultura es uno
de los- más representativos de relaciones sociales pasivas. Como quiera que cada
idioma es un registro de ideas y de representaciones con peculiares matices, los
cuales jamás coinciden entera y exactamente con los matices cuajados en otras len-
guas, resulta que las gentes que hablan el mismo idioma tienen una cierta unidad
de estilo espiritual y constituyen una comunidad cultural con matices propios. Ahora
bien, del mero hecho de esa comunidad cultural no se sigue necesariamente que
tales gentes tengan que hallarse vinculadas activamente para la realización de des-
tinos y obras comunes. Así, por ejemplo, existe como sociabilidad pasiva una comu-
nidad de lengua germana y, por tanto, de cultura, formada por todas las gentes que
tienen el alemán cama idioma nativo, entre las cuales figura la mayor parte de la
población suiza. Pero, en cambio, los suizos de lengua germana no creen que tengan
que realizar en común con los alemanes ningún destino público, antes bien, por el
contrario, suelen sentir frente a éstos, una aversión notoria, porque los suizos esta-
blecen la afirmación primordial de la dignidad moral del individuo, de la libertad
y de la, democracia, y repugnaron el virus militarista y el gregarismo envilecedor
que mostraban los alemanes hasta que sufrieron total derrota militar y polltica en
mayo de 1945 (al tener que rendirse incondicionalmente a las Naciones Aliadas).
Las relaciones sociales predominantemente activas son, como ya se apuntó, las
que se producen entre los individuos que se sienten vinculados a la realización de
una tarea o empresa común, que a todos importa, interesa o entusiasma, sin que,
para que se dé esa forma de vinculación activa., haga falta que los trabados en ella
sean homogéneos y parejos O estén emparentados, puesto que puede producirse
entre sujetos de procedencias varias, de caracteres dispares.
Hallamos una solidaridad activa como el principal factor de la nación, pues,
aunque ésta contenga formas pasivas (tradiciones, estilo homogéneo. etc.). no
.SOCIAUDAD ACTIVA y SOCIALlDAD PASlVA 383

consiste de presente sólo en ese patrimonio tradicional, sino que su efectiva reali-
dad se apoya sobre todo en un programa de tareas comunes a cumplir.
Como ejemplos de formas activas, no por fusión parcial sino por convergencia.
se pueden citar las relaciones de cambio, los contratos, las coordinaciones de in-
·tereses de personas que no constituyen un "nosotros".
Toda relación social activa tiene que darse sobre la base 'previa de que entre
sus gentes, que van a vincular activamente sus voluntades y propósitos, haya alguna
forma de sociabilidad pasiva, aunque ésta sea mucho' más laxa y de área más extensa
·que la activa que se va a constituir.
En efecto, las gentes que deciden aunar sus voluntades y sus conductas pata
realizar juntas una, determinada finalidad, precisan hallarse con anterioridad a esto
-en conexiones relativamente pasivas, es decir, tener algo en común.· De 10 contra-
rio, no podrían entenderse, ni podrían avenirse. A este respecto, claro es que hay
que notar que la forma de relación pasiva comunitaria de máxima extensión, sobre
éuya base y dentro de cuyo marco se dan todas las formas activas concretas, es la
humanidad; es decir, la sociabilidad pasiva consistente en la comunidad radical de
todos los humanos, en la capacidad de poder entenderse y en el hecho de una convi-
vencia real o potencial entre todos los hombres sobre la tierra.
Otras veces las relaciones sociales activas se basan en un complejo de relaciones
pasivas de área más restringida, por ejemplo: pertenencia a un mismo círculo cultu-
ral, concordancia en intereses análogos, aspiraciones similares, etc.

. 9·-RELACIONES DE DOMINACION y RELACIONES DE COLABORACION


. EN PARIDAD
Las relaciones de dominación son relaciones de mando o de autoridad, en las que una pero
sana da órdenes a otra, la cual se considera sujeta a obedecerlas. Por el contrario, en las rela-
ciones de colaboración en paridad los sujetos en ellas implicados están, por así decirlo, en un
mismo plano: la relación es horizontal; hay un tomar y recibir recíprocos, sin que exista el
imperio de uno sobre el otro o los otros.
Las relaciones de dominación suponen la existencia de una base, por virtud de la cual el
mandado está supeditado al que manda, y le debe obediencia" Y para que se pueda establecer
de hecho la relación de mando, es preciso que el mandado reconozca su supeditación respecto del
mandante. Si falta esa base, no se produce propiamente un acto de mandar, ni. puede originarse
una relación de mando. Si un transeúnte débil e inerme se dirige a otro, desconocido, y le
·manda en tono imperativo que le cargue una maleta, realiza un acto sin sentido; es decir, un
acto cuyo sentido intencional (mandar) carece de base y, por tanto, un acto cuyo sentido se halla
truncado o mutilado, por ausencia de uno de sus ingredientes esenciales. Para que tenga sentido
mandar, es preciso que se parta (por quien manda) de que la persona a quien manda le está
supeditada; y para que la relación de mando se constituya, es necesario que el mandado se
considere efectivamente supeditado al mandante.
Ahora bien, esa base de supeditación, de que el mando precisa esencialmente, puede ser
de muchas y muy variadas clases: desde un título moral, que autoriza a( mandante a mandar"
y obliga al mandado a obedecer, verbigracia, la autoridad paterna;. un título jurídico, como el
de un funcionario público dentro de la esfera de su competencia legal; hasta la situación de pura
prepotencia física de que disfrute el mandante sobre el mandado, por ejemplo, la fuerza bruta
del secuestrador que ordena a su víctima que extienda un cheque. Desde un punto de vista va-
'lorativo; se puede diferenciar entre bases legítimas o jusli/iradas, que dan lugar a mandos debi-
dos, y bases ilegítimas o injllIlas que originan mandos indebidos.t!

11 Trato de este tema con mayor extensión y de modo más detallado en mi artículo Peno-
menologia de las Relaciones Inter-Hemanas: l. Ensayo sobre el Mando, en la "Revista Mexicana
-de Sociología", vol. IV, N' 2, 1942.
.'\84 RELACIONES DE !>IANDO

~ Así pues, la base del mandato confiere al que manda un poder sobre el mandado; es' decir.
m,JJ poder que éste, en lo que respecta a la. relación concreta entre ambos. El que manda es
mils, es magíster (en lo que decreta) con respecto a aquel a quien ordena. que es menos, que
C~ orinister. De aquí, el origen de la palabra magistratns, para designar las funciones del mando
iurldico-público. Significado análogo tienen los vocablos superior e inferior, respectivamente.
aplicados para denotar los diversos sujetos que intervienen en una relación de mando.
El acto de mandar implica esencialmente una pretensión en quien manda frente al mandado,
una pretensión de que éste le obedezca; pretensión que se apoya precisamente sobre la base en
que se funda quien manda. Y el contenido de la pretensión es cabalmente la obediencia del
mandado.
Paca que el acto ~..: mandar del mandante se convierta en efectiva relación de mando, es
preciso que el mandado obedezca. El mandato pretende ser cumplido automáticamente; pretende
que quien lo 'recibe lo cumpla precisamente porque se le ha mandado y como se le ha man-
dado, y no por otra consideración ni de otra manera. La palabra obedecer quiere decir salir
al encuentro de lo que se dí¡o, como patentiza su ctimologfa ob-audire,
Ahora bien. esta obediencia a la que el mandato aspira, es siempre una relación' intcr-
humana y no una conexión mecánica. Es decir. el mandato es un acto encaminado a que el
ordenado haga lo que se le manda, pero bien entendido, por su voluntad y no forzado de
modo material. O expresado lo mismo de otra manera: quien manda quiere que su voluntad
se convierta al instante y por virtud de ello en contenido de la voluntad del mandado, es
decir, que la voluntad del mandado renuncie a determinar su contenido y acepte como tal el
lit b voluntad del mandante. No se objete en contra de esta afirmación, por el hecho de que
pueda haber una relación de mando ilegítimo. cuya base consista en la prepotencia física
(musculatura o pistola) del que manda, porquc incluso en ese caso-se efectúa un libre juego
de la voluntad del mandado; pues. éste, amenazado por los dolores o desgracias inminentes'
que su negativa podría acarrearle, decide por propia voluntad ajustar su comportamiento a la
orden recibida. Ya los juristas romanos, al enfocar este GlSO, dijeron acertadamente que J::¡ vo-
luntad coaccionada es, sin embargo, voluntad (t'o!tmIaJ coacta lamen f.!OIUl1laJ ess, coactas tamen
1-o1uiO,. por Jo cual la justa nulidad. qu~ se debe declarar respecto de los negocios jurídicos con.
clufdos bajo el peso (le una coacción ilegal, no se funda en una carencia de voluntad, sino en.
otros motivos. a saber, en motivos de justicia.
Que el acto de mandar deje viva la voluntad del mandado, aunque quiera someterla, pre-
supone, pues, la posibilidad de que éste no reconozca la orden y se subleve.
Precisa, por tanto, que el mandado reconozca la base que lo supedita a quien manda ..
Este reconocimiento se refiere exclusivamente a la existencia de Ja base y no a su legitimidad;
así, por ejemplo, el secuestrado, que se halla indefenso, considera con razón absolutamente-
ilegal e injusto el mandato que recibe de extender un cheque para conseguir 'su libertad, y sin
embargo, reconoce la existencia de una base real en apoyo de dicha orden; pero, si, por el
contrario, cree que puede escapar, o hacer frente a la situación oponiendo una resistencia que
lo libere del secuestro, entonces cabe que opte por no reconocer la base y que decida sublevarse.
La sublevación puede producirse inicialmente contra una, pretensión de mando que no se
quiere aceptar; o puede producirse contra un mando que antes se había admitido, pero que a
partir de determinado momento ya no se está dispuesto a reconocer.
No es lo mismo sublevarse contra una pretensión de mando. que desobedecer una orden
de un mando con base reconocida. En el caso de: la sublevación se trata de negar el mando en sí:
mismo, ora cuando éste pretende manifestarse la primera vez, ora cuando habiendo existido
antes, el mandado entiende que ya no hay base para proseguir en lo sucesivo. En cambio la
mera desobediencia a una orden, sin sublevación, supone que el mandado reconoce la hase
dd. n~'ln~ll. pero que, por los motivos que sea, deja de cumplirla. En el primer caso hay una
rcsrstcncra acnva; en el segundo, una mera resistencia pasiva. •
Lis relaciones de mando pueden ser clasificadas desde diversos pumas de vista. A conti-
nuución ofrezco algunos ejemplos de clasificaciones.
Desde el punto de vista 'de cuál sea el fUl1ddmeJllo de la base, cabría distinguir los siguicn-
tc-, upos: (/) fundado sobre prepotencia material [v., g. secuestro o atraco); b) sobre un título
tll' juvtificariún (mural); e) sobre un fundamento de cnnlctcr mixto (el poder del Estado}.
MANDO l' PROMESA 38~

Desde el punto de vista de la procedencia u origen de la baJe, puede distinguirse mue:


a) las que tienen un origen objetivo, es decir, independiente de la voluntad previa del mano
dado (v. B., los apoyados en prepotencia fisica o en leyes imperativas, o en normas morales
o religiosas}; b) las de causa subjetiva. es decir, que se constituyeron por un acto de voluntad
del mandado de supeditarse al mandante, pero acto revocable, por ejemplo, servidumbre de
amor, o de amistad; e) las de origen mixto, es decir, establecidas por la voluntad del man-
dado, pero irrevocable (contrato).
Saliéndonos ya del campo de la puca fenomenología, para entrar en el de las observaciones
empíricas y en las generalizaciones de éstas, podríamos clasificar los mandos por su duración:
eiímeros: (Orlos (el dimanante de un arrendamiento de servicio); de largo plazo, pero limitado
(patria potestad); de duradón ilimilada (el del Estado, el de la Iglesia).
Podrían ser clasificados también los mandos según la div~rJa amplilud de ellos; es decir¡
según cuales sean los comportamientos sobre los que verse o pueda versar el mando: desde (a
situación de máxima servidumbre: hasta el caso de contenido más restringido en el cual una
persona pueda, por contrato, dar a otra una sola orden. sobre un solo asunto, por una sola vez.
Cabe otra clasificación atendiendo a la intensidad O forma de imperio: el mando jurídico-
estatal, caracterizado por la nota de impositividad inexorable, es decir, por no tolerar la des-
obediencia, y llegar, si fuere menester, a aniquilarla mediante la fuerza física; y otras formas
que. aun amenazando con sanciones al desobediente, éstas no consisten en la imposición del
comportamiento mandado.

Por el contrario, en las relaciones por colaboración horizontal los sujetos se


hallan, respecto de la colaboración que unos prestan a otros, en el mismo plano.
Nótese bien, que ese estar en el mismo plano se refiere única y exclusivamente a
la relación de colaboración y no a otros aspectos de las personas implicadas en
esa relación. Por ejemplo, un soldado raso en uso de licencia, que encuentra en la
carretera a un coronel luchando por sacar el coche que se le metió en la cuneta
y le presta su ayuda voluntariamente, se halla en cuanto a la relación de ayuda
que le presta al coronel en el mismo plano de éste, independientemente -de que en
el cuartel le esté subordinado.
Las relaciones de colaboración horizontal pueden establecerse por muy diversas
vías: por espontánea coincidencia y libre voluntad de las partes implicadas en la
colaboración; o por espontánea' y libre voluntad coincidente de las partes, pero con
la intención de obligarse por medio de un convenio; o también por virtud de un
ruego que uno hace a otro o a otros.
En el caso del convenio tenemos la relación socia.l de promesa, bien unilateral, o bien
bilateral. El hecho de que una persona prometa a otra algo, constituye algo enteramente distinto
de la mera comunicación de un propósito. La promesa crea un peculiar ligamen entre dos (o
más) personas, en méritos del cual el promisario puede reclamar algo determinado al promi-
rente y el otro está obligado a hacerlo o darlo o procurarlo. Este ligamen aparece como con-
secuencia y como producto de la promesa.
A este ligamen. le corresponde esencialmente una determinada duración. Por otra parte.
aparece en él la tendencia inmanente a tener un fin y disolución.
Este ligamen puede disolverse por los siguientes medios: a) cumplimiento de la promesa
por el promitente, con lo cual desaparece 'el vinculo, es decir. la pretensión del promisario y la
obligación del promitente: b) renuncia del destinatario de la promesa; y d revocación del pro-
rnitente, previa autorización del promisario.
Para que la promesa se constituya. no hasta con el acto de prometer por parte del promi-
rente. sino que precisa además la recepción y la aceptación por parte del destinatario de la
promesa.
tao: promesas y convenios pueden tener o no tener carácter jurídico. según los casos. Un
contrato sancionado por el Derecho da origen a deberes [uridicos y a derechos subjetivos. Pero.
386 RELACIONES DE RUEGO

en cambio, el convenio entre dos personas de reunirse determinado día Pl!1'~ almorzar juntas es un
convenio mesemente social, que no crea ninguna obligación jurídica, ni ningún derecho subje-
tivo. Crea en cambio una especie de pretensión de obligaciones sociales y de espectatives ce-
rrespondíentes.w
Veamos ahora sumariamente lo que es una relación de ruego. Llamamos ruego o rogar al
acto O manifestación en que una persona expresa a otra su deseo de que ésta haga o deje de
hacer algo, y se lo pide partiendo de una determinada base, pero reconociendo en la persona
rogada la facultad de resolver libremente sobre si accede o no a lo pedido.
Rogar a una persona .no es solamente expresarle un deseo de que ésta realice una determinada
conducta; es, además, dirigirse a esa persona con el fin de mover su voluntad para que lo haga.
Los dos sujetos que se relacionan en el ruego se hallan con respecto a éste en una situa-
ción de independencia, en un plano de paridad. Esta de paridad se refiere exclusivamente a su
situación con respecto al ruego y no a la relación que puedan tener en otro respecto.
Ahora bien, esa paridad no determina que el ruego se reduzca a ser una simple sugeren-
da -c-lanzar un pensamiento o un proyecto de conducta para que el otro haga 10 que mejor le
plazca-e-, ni tampoco una mera proposición (en la que el proponente se dirige al otro con
el propósito de mover su ánimo, en virtud de determinados argumentos, pero sin pedirle nada
por cuenta propia). En el ruego, por el contrario, hay una voluntad de que pese en el ánimo
del rogado el hecho de que el regante se lo pide.
El ruego implica esencialmente una bale, es decir, un título sobre el cual se apoya el hecho
de dirigir la petición. Por de pronto, contemplemos tan sólo el acto de rogar, dejando para des-
PUt)" el estudio sobre la relación del ruego cumplido. Para que el acto de rogar tenga sentido,
es preciso que quien lo hace suponga que hay o puede haber en el rogado un motivo de
complacencia, es decir, una base, por virtud de la cual el rogado se halle dispuesto a atender
la petición. Desde luego, el regante sabe que no le pertenece la conducta del rogado, porque
éste en tal respecto no se le halla sometido; pero parte del supuesto de que existe, o al menos
de que -es .posible que exista, algún motivo para que le complazca; por ejemplo: una amistad,
una gratitud, una camaradería, una inclinación de simpatfe, una esperanza de reciprocidad, un
sentimiento de solidaridad (profesional, de clase, de nacionalidad, de vecindad, o simplemente
humana). una regla del trato social (buena educación. cortesía, etiqueta), una norma moral
(de caridad, de mutua ayuda), etc. Ahora bien, en cualquiera de los casos, y tanto si el regante
cree que efectivamente existe la base para la complacencia, como si sólo cree que es verosímil
que exista, se trata de una mera suposición del regante: y por lo tanto la apreciación sobre
la base queda librada, por principio, al juicio del rogado. Es decir, se trata en principio de algo
que se espera conseguir no por disposición,' sinc por complacencia, por condescendencia.
Para que la relación de ruego, en tanto que ruego y nada más, quede constituída, basta
con que el rogado se entere de la petición, es decir, que la reciba.
Cuando la petición es concedída, entonces tenemos la relación interhumana de ruego csm-
plido. En esta situación, el regante recibe del rogado, por complacencia de éste, un don, un
obsequio, un favor, 'es .decir, algo que no pertenecía a aquél, sino que le ha sido dado como
regalo gratuitamente. Esto es así, aunque exista una máxima base para que el rogado otorgue
su complacencia, como puede ser, t verbigracia, u~. magno deber de gratitud. l s

lo.-LOS PROCESOS SOCIALES COMO MOVIMIENTO O CAMBIO EN LAS


RELACIONES SOCIALES Y COMO PRODUCCION DE ESAS RELACIONES
La relación social es un corte estático en la trama de lo interhumano. El proceso
social es un movimiento en dicha trama. El proceso social es el conjunto de conduc-
tas que dan origen a una relación social, o que la modifican. Los procesos sociales
12 Sobre este tema, con mayor extensión: RECASÉNS SICHES (Luis), Penomenologia de las
Relaciones ínter-Humanas: líí, en la "Revista Mexicana de Sociología", vol. IV, N'" 4, 1942_
13 Véase mi estudio: Fenomenología de las Relaciones lnter-Humsnas: 11. Enrayo sobre
el Ruego, la Súplica) la Exhortación, en la "Revista Mexicana de Sociología", vol. IV,
S''1 3, 1942.
PROCESOS SOCIALES COAIO AlOVl1lflENTO

se dan como movimientos entre los individuos, entre los individuos y los grupos,
y entre los grupos. Y, en términos de simplificación, podría decirse, como lo dice
Wiese,l1 que los procesos sociales son modificaciones de las distancias intcrhuma-
nas, entre individuos, así como entre individuos y grupos, y entre grupos. Aunque
esto es verdad, no basta para la cabal comprensión de los procesos sociales.
Las relaciones y estructuras sociales están sometidas incesantemente a cambio,
crecimiento, decadencia, renovación y acomodación a muy variadas circunstancias. El
estado de las relaciones y estructuras en un momento dado contiene-y ocuLta el se-
creto de su pasado. Para conocerlas en su verdadera realidad}' para comprenderlas
en su auténtico sentido, es necesario que las contemplemos en su desarrollo a lo
largo del tiempo, es decir, que tomemos en consideración el modo como se origina-
ron, y que descubramos las tendencias de su ulterior desenvolvimicnto.t-
Dentro de las relaciones, situaciones y estructuras sociales operan formidables
fuerzas, tales como, por ejemplo: necesidades humanas, deseos, aspiraciones, urgen-
cias, impulsos naturales y adquiridos, tendencias.
Los procesos sociales constan de una serie de interacciones. Un proceso social
es el modo característico como se producen una serie de hechos sociales.
.A veces los procesos sociales conducen e mantener un determinado estado de
relaciones y ~structura~, contrarrestando los hechos que tienden a disolverlas, Otras
veces hay procesos sociales que determinan la debilitación de ciertas relaciones y es-
tructuras sociales, o su modificación, o su ulterior desarrollo, o su innovación. etc.

1 r.-ANA LISIS DEL PROCESO SOCIAL SEGUN WIESE


\'\fiese expone un esquema de análisis del proceso social que sea aplicable ;11 estudio de
todos los procesos sin excepción; que sirva, inclu ...o, para explicar los mas complicados procc-
sos entre grupos sociales.
Cuando se trata de analizar un proceso, lo que viene siempre en cuestión es determinar
la manera como se verifican las modificaciones de la distancia interhumana y el grado que
ésta al canza.
Cahe explicar el proceso social como producto de la actividad subjetiva del yo por la si-
tuación flbJ~[I"a, en que te se halla encuadrado. En esta explicación se pone de manifiesto que
é ...

el proceso socia! es el producto de dos factores de índole distinta: un factor subjetivo y otro
factor obienvo. Precisamente, dice Wiese, el error de todos los otros en sayos, que anterior-
mente se hablan intentado para explicar el proceso social. consistía en insuficienci«. por c:tusa
dé su unilateralidad. Algunos incurrieron en el defecto de mero psicologismo, pues trataron de
e1rl icur el oroceso social atendiendo exclusivamente a 1M factores subjetivos. Otro... cayeron
en el e-rror contrario. queriendo explicarlo tan sólo en virtud de los factores del medio ambiente.
Y. si es cierto que también hubo quienes tomaron en cuenta ambos tipos de ingredientes. con-
sideraron que el proceso era la surna de éstos, cuando en verdad no constituye una adición. sino
un producto .h: esas dos especies de factores.
Si expresamos el proceso mediante la letra P: si designamos la actitud subjetiva comn A:
y llamamos S a la situación, es decir. a los factores objetivos extremos, entonces podemos esta-
blecer la fórmula siguiente: P = A X S.
Ahora bien. ninguno de los dos factores de este producto constituye una' magnitud simple.
antes bien, cicla uno héll.rsc integrado por la combinación de varios ingredientes. Es decir. cada
uno de los Jos términos es, a su vez. él producto de dos fnctores. Veamos primero de qué

Véase nota N9 1 de este cap.


Ji.
1~1
Cfr. M:\clvr.R (R. M.) & PACE (Ch.), Soáel)': A1I lnlrodllflor)" A':dlpiJ. Rincburt,
Nueva York, 1950, p. 509.
ANALlSIS DEL PROCESO SOCIAL SEGUN If/IESE

factores es producto la actitud subjetiva; y después examinaremos cuáles son los que determinan
la situación objetiva.
El factor A. es decir, la actitud subjetiva. constituye el producto de dos factures: el peo-
dueto del yo individual y del coniunro de experiencias adquiridas. Efectivamente, la actitud del
sujeto. lo que podríamos llamar orientación de Su conducta, es el resultado de combinar o mul-
tiplicar la peculiar disposición de su individualidad propiamente dicha con una suma de expe-
riencias del mundo, de sí mismo, y de los demás hombres, esto es, con .un conjunto de kuellas
y de C.1SgOS adquiridos en su trato con el medio ambiente total o contorno. A!'í, pues, si llama-
mos y a aquella disposición del yo o peculiaridad individual; y designamos como E el conjunto
de las mencionadas experiencias, improntas )' reacciones, podemos resumir lo expresado de la
siguiente manera: A = Y X E.
Veamos ahora cómo se halla integrada la situación objetiva externa. Por su part~, ella
constituye también un producto de dos clases de factores, el producto de las realidades o cir-
cuostancias no humanas (biológicas, geográficas, físicas, etc.} por el medio ambiente humano
(esto es, por el conjunto de realidades sociales en torno). O dicho con otras palabras. es el
producto del medio ambiente no humano por el medio ambiente humano; o sea, el producto
de la circunstancia natural por la circunstancia social. El primero de esos factores, el contorno no
humano 1) natural. está constituido por todas las realidades naturales que enmarcan al suieto:
por las realidades psicobiológicas de su propio ser, por las realidades naturales (terreno, altitud,
agua, humedad o sequía, calor o frío, flora, fauna, etc.), por las leyes físicas y químicas de la
materia. El segundo de los factores mencionados, el contorno humano o social, consiste en
la serie de condicionamientos y de influjos que dimanan de los demás hombres, de todos los
fenómenos y complejos sosciales, que circunscriben próxima o remotamente el proceso. Ahora
bien. el conjunto de fenómenos que integran este segundo factor (medio humano o social)
puede ser reducido a la actitud, o, mejor dicho, a la serie de actitudes de los demás hombres.
Pues bien, si recordamos que a la situación objetiva u externa la hemos llamado S; y denomi-
namos ahora M al primero de sus factores, esto es, al medio natural o no humano; y designamos
A' al medio humano o social (el cual se reduce a la actitud de los demás hombres), podremos
establecer la siguiente fórmula: S = M X A'. Pero adviértase que A', o sea. el medio ambiente
humano O social, se compone de las actitudes de los demás hombres. las cuales son similares a
la actitud del propio sujeto. y como esta actitud se compone, según vimos ya, de la disposición
individual del yo, conjugada con las experiencias adquiridas, podremos llamar Y' a la disposi-
ción del yo de los otros hombres, y E' a las experiencias propias de ello. Con todo esto a la
vista,. cabe establecer la fórmula siguiente: A' = Y' X P.
Después de todo lo explicado nos es ya posible desarrollar la primera fórmula indicada
como expresiva del proceso socia!.
P (proceso) = A X S (actitud por situación).
A (actitud) == Y X E (yo individual por experiencias).
S (situación) = M X A' (medio par actitud de los demás).
A' (actitud de los demás) = Y' X E' (yo de los demás por experiencia de los demás}.
Por lo tanto:
p = y X E X M X (Y' X P).
Es decir, el proceso social es igual al producto de la disposición individual del yo, por la'>
experiencias que éste ha adquirido, por el medio natural, por la actitud }' por las experiencias
de los demás hombres.t"

I2.-PROCESOS ASOCIATIVOS Y PROCESOS DE OPOSICION


Con respecto a la diferencia entre procesos asociativos y procesos de oposición
se ha recordado que el escritor satírico inglés Samuel Butler (1835-1902), observaba
que nuestras experiencias del pr6jimo participan bien de la naturaleza de una cuerda
o bien de la naturaleza de un cuchillo: es decir, o bien nos ligan más estrecharnen-
lfl Véase la nota N9 1 de este cap.
PROCESOS ASOCL1TIVOS. DlSOCl.1TfI!{)S y MIXTOS

te, o bien nos dividen o separan. Esta es una imagen para expresar que en la vida
social hay procesos que nos unen unos a otros y procesos que nos dividen y alejan.
las personas se asocian y se disocian, se casan y se separan, trabajan en cooperación
y se declaran en huelga. se congregan en un partido político O producen una. escisión,
se ayudan mutuamente o tratan de perjudicarse o destruirse unos a otros."
Por eso, una de las clasificaciones principales de los procesos sociales estable-
cida por Wiese distingue entre procesos asociativos y procesos disoci.uiros; y además
introduce en la clasificación un tercer miembro, los procesos mixtos. que son los
que están compuestos a la vez de movimientos ele unión y de separación, como,
por ejemplo, ciertas formas de rígida etiqueta social, las cuales por una parte COn-
tribuyen a acercar a dos O más individuos, pero por otra parte defienden la intimi-
dad de cada uno frente a la intimidad de los otros y recíprocamente, contribuyendo
de ese modo .1 mantener una distancia entre ellos.
Procesos de esos tres tipos fundamentales se desenvuelven en todos los hechos
de la vida social; y las especificaciones singulares que cobran en cada grupo deter-
minan importantes características de éste. La cooperación y la oposición no se dan
de la misma manera ni en proporción similar en todo.'; los grupos, ni siquiera
entre los grupos anáíogosren los varios países. Así, por ejemplo, en materia política
es mucho mayor el gr·;tdo y el área de cooperación entre los anglosajones que entre
los latinos. La oposición entre el capital y trabajo, a juzgar por el número de
huelgas y su gravedad, es mayor en Francia que en México y que en Jos Estados
Unidos. Las relaciones entre blancos y negros son mucho mis cordiales en Francia
que en los Estados Unidos. Los escandinavos cooperan en materia económica mucho
más que cualquier otro pueblo de la tierra.
Adviértase que son innúmeras las realidades en las cuales hallamos una mezcla
de procesos asociativos y de oposición, en proporciones diferentes; bien predomi-
nando un tipo sobre el otro, o bien en situación casi de equilibrio.
Si dos enamorados llegaran a pensar en sí mismos en términos de proceso
social, ambos indudablemente insistirían en 'lu<: su amor es cooperación pura y
armónica. Y, sin embargo, compiten entre sí, por lo menos cada uno trata de probar
que :lJTIa más de lo que es amado; disputan, por lo menos ..obre la pretensión de que
el otro o la otra no tiene: un amor tan intenso, Otro ejemplo en el cual se observa la
articulación de procesos de cooperación y de oposición, es el caso de un sindicato
obrero. dentro del cual sus miembros cooperan. para competir con la dirección
de la empresa en cuanto a la distribución de los beneficios de ésta. Las relaciones
entre el sindicato r la dirección de la <:mpresa son un típico ejemplo de combinación
de pro...esos a..ociativcs r de oposición.

1~ Cfr. ÜC,Bl:R:X (Willi:.lm F.) &. ~1!-IK.UfF (Meyer f.), Sn(j%1.)'. HOIIAhton' Mifflin,
Boston. t 946, p. 344.
CAPÍTULO XIX

PROCESOS ASOCIATIVOS
SUMARIO:-l. C01JlactOJ y procesos aJoda/ivos.-2. Procesos. asociativas: sns
[aaores iTJi';a4oreJ.~3. PM(eJOJ de aurt',nn;enlo o aproximadóf/.-4. Pro.
UIOS de ajUJle.-'5. Procesos de acomodación.-6. Procesos de 'ranuu//ura·
dón.-7. Procesos de asimi/adón.-8. AmalgamAdón o meslizaje.-9. ll11egr~
ción. unión o IUlión.-l0. Procesos de (ooperMión.

I.-CONTACTOS y PROCESOS ASOCIATIVOS


Todos los procesos, tanto los asociativos como los disociativos, comienzan por
contactos. Ahora "bien, el hecho de que exista un contacto no significa necesaria-
mente que vaya a producirse un proceso. Las frases' "muchas gracias", "¿qué camino
debo tomar para llegar a tal parte?", constituyen contactos, que pueden quedarse
en tales, ser puramente efímeros, o por el contrario, pueden iniciar un proceso aso-
ciativo. En sí mismo, el contacto es un hecho o una situación en la que se producen
interacciones. los contactos pueden limitarse a ser como una especie de chispas que
resplandecen un momento y después se extinguen, Pueden constituir el inicio de ul-
teriores interacciones que van a formar un proceso asociativo. O pueden también ser
el origen de procesos disociativos: al establecerse el contacto entre dos personas,
una o las dos experimentan un sentimiento de antipatía o de rivalidad.
Se distingue entre contactos primarios y secundarios, Los contactos primarios
son los que se establecen cara a cara, es decir, en presencia. Ejemplos de contactos
primarios son: mirar directamente, o mirar de reojo; reír, gritar, hacer una exclama-
ci6n, etc., para provocar una respuesta o reacción de otra persona; preguntar; hacer
una seña de saludo; proferir un comentario sobre el tiempo o cualquier otro he-
cho; etc. Son contactos secundarios los que se establecen a distancia, por ejemplo,'
mediante cartas, telegramas, recados, anuncios en el periódico, etc.
Otra distinción, que en parte concuerda con la anterior, pero en parte no,
clasifica los contactos en físiws, Psico·físicos y psíquicos. La base de los contactos
físicos es la percepción sensorial, principalmente la visual, pero también la auditiva,
la táctil y la olfativa. Ver a otro u otros, rozarse físicamente con ellos, oír sus
pasos O su ven, percibir sus olores, eec., constituyen la base del contacto físico. Claro
que las más de las veces esos contactos físicos dan origen a contactos fisico-psíquicos:
la mirada con la que se quiere expresar un sentimiento favorable o desfavorable; el
movimiento de la mano o de la cabeza para saludar; el apretón de manos; el beso;
el puntapié, etc. Los contactos primarios son habitualmente contactos físicos o psi-
ro-físicos. En cambio,· los secundarios suelen ser meramente psíquicos.'
1 Cfr. SYJlemdJi( So(i%gy on tbe Basis 01 the 'BeziehJlngJlehr~ ami 'Cebi/ddehre' 01
Leopold oon WIBSE, JapIU and Ifmp/ificd by Howard BECKER, Wile)', Nueva York, cap. IX;
390
FACTORES QUE PROMUEVEN PROCESOS ASOCIATIVOS 391

2.-PROCESOS ASOCIATIVOS: SUS FACTORES INICIADORES


Clasificando los procesos asociativos de menos a más, Wiese distingue los si-
guientes: a) acercamiento o aproximación; b) ajuste y acomodación; e] asimilación;
y J) amalgamación o unión. Esta clasificación gradual no quiere decir que para
llegar desde el mero contacto a la forma más perfecta. extensa e intensa de asocia-
ción, que es la amalgamación o unión, se tenga necesariamente que pasar por todos
los otros tres gtados intermedios. Por el contrario, se puede producir un proceso de
amalgamación patiendo directamente del nuevo contacto. Si lo que surge es un proceso
de adaptación, acomodación o ajuste no es forzoso que tal proceso vaya a evolucionar
convirtiéndose en otro de asimilación o de amalgamación: las cosas pueden perma·
necer en mera adaptación o acomodación, y nada más. Otras veces, en cambio, se va
pasando sucesiva y gradualmente de un proceso a otro.
Para que pueda iniciarse un proceso asociativo, es necesario que se supere el
sentimiento de extrañeza o de hostilidad frente al otro sujeto, en quien se ve un
extraño, en caso de que esto haya sucedido al establecer contacto con el otro.
Entre las fuerzas que impulsan y favorecen la iniciación de un proceso asociativo
hay las siguientes:"
A) So/id,,6ddd emocional, l. cual consiste en compartir la misma emoción con
otra u otras personas, por ejemplo: el gozo que simultáneamente sienten el padre y
la madre al contemplar el juego de su hijito, gozo que es el mismo y se produce al
mismo tiempo en los dos.
B) Participación emocional, la cual consiste en el hecho de que una persona,
habiéndose percatado del sentimiento de otra, participa simpáticamente en ese sen-
timiento: alegrarse de la alegría de otro; sentir lástima por el sufrimiento de otro.
e) Atracción emocional, es decir, sentir admiración, atracción hacia otra persona.
D) Internes, esto es, por propia conveniencia, o por razón de un ideal supe-
rior, se desea establecer una relación asociativa con otra persona, o con un determinado
grupo, estando dispuesto para ello a hacer concesiones, a llegar a un compromiso,
a establecer una mutua inteligencia.
E) Actit.ud de tolerancia. que permite establecer procesos asociativos, con gentes
de creencias, opiniones o modos de vida diferentes de Jos nuestros.

3·-PROCESOS DE ACERCAMIENTO O APROXIMACION


Algunos ejemplos harán fácilmente comprensible cuáles son los procesos sociales
llamados de acercamiento O aproximación:'
A) Adorar o cortejar a otra persona a la que, en algún aspecto, se reputa superior,
r de la quc se espera que condescienda a tomarle a uno en consideración.
B) Intenear ja.rán"r o alr"er a otra persona, para establecer las posibilidades de
un ulterior acercamiento.
KUHNE (Otto), Allgemeine Soziologie. Lebensu'iIseI7schtJ/JUrher Auiriss ibrer GrundprobJnn~,
Erster Halband: Die Lebre vom Soziale" V"hn!uIJ und ~'on den Sozittlell Prozasen, Duncker
&. .Humblot. Bcrlin, 1958, pp. 516 Y 55. "
. :: Cfr. SCIIHER (Max). ESCl1á.1. y FOTf7lt1J de l.i Simpnlí.l, trad. de jcsé Gaos. Buenos
AiJ"~, J944.
J Véase ob. sir. en la nota N' t de este cap.
392 PROCESOS DE ACERCAMIENTO O APROXlillACION

C) Admirar di traro socidi o intentar ser admitido a éste. Quien admite al otro
al trato social le permite un acercamiento. Quien intenta ser admitido se esfuerza
en establecer una aproximación con la otra o las otras personas.
D) Animar, entretener, inf,mdir confianza el'
algo por medio del ejemplo per-
sonal. brindar, dar tina serenata,' etc.
E) Mostrar fe en alguien o confiarle algo, por ejemplo, un secreto, constituye
un movimiento de avance para establecer una relación, de proximidad o de intimidad.
F) Acompañar, escoltar, rogar! dar las gracias, apkmdir, demostrar aprobaclán,
reconocer, confesar, interpelar. consultar, pedir, consolar, aren/ir, dedicar, etc.
G) Ser presentado a una persona por 1In "'·CI11·O.
tL)-Hacer una donación. Sobre este proceso dice Simmel que la donación es
una de las f unciones sociológicas más importantes. Sin el dar y el recibir constantes
-aparte y además de los cambios económicos- la sociedad no existiría. Pues dar
no es simplemente la influencia ejercida por una persona sobre otra, sino que es una
acción que suscita una influencia recíproca. Por cuanto la otra persona admite o
rehusa la donación ejerce una muy determinada influencia sobre el donante. Tiene
gran importancia la manera como la otra persona admite la dádiva, agradeciéndola
o no, esperándola o manifestándose sorprendida, contenta o insatisfecha, humillada
o elevada por ella. Todas esas varias reacciones ejercen, cada una de ellas, un efecto
muy determinado sobre el donante.'

4.-PROCESOS DE AJUSTE
Los procesos de ajuste consisten en obrar de tal modo que las diferencias de
opinión, de sentimiento, de modos de conducta entre una persona y otra u otras
queden atenuadas, es decir, reducidas en su influencia, y de tal modo <-lue las posibles
concordancias sean utilizadas para establecer vínculos asociativos.
) Hay que distinguir entre ajuste unilateral y ajuste 11111fuo. En el ajuste unilateral,
uno de los participantes, el sujeto A, se esfuerza en cambiar algunas a.e\sus propias
características para poder ajustarse mejor al otro participante, el sujeto B, mientras
que éste, el sujeto 8 1 permanece invariable en cuanto a sus propios rasgos, o a 10
sumo hace pequeñas concesiones sin importancia, o se limita a tolerar al sujeto A.
En la mayoría de los casos de ajuste unilateral, el más débil se adapta al más fuerte.
En el ajuste mutilo: se produce una recíproca influencia- por virtud de la cual
cada uno de los participantes hace concesiones al otro O a los otros, renunciando en
parte a algunas de sus propias características, para amoldarse a las del otro o los
otros. Esto ocurre con frecuencia no sólo entre dos o más individuos, sino también
entre los miembros de un grupo y los miembros de otro grupo. Casos de esto últi-
mo, es decir, de ajuste mutuo entre grupos, los tenemos, por ejemplo: entre los
varios pueblos que integraron el Imperio Romano en la etapa cumbre de su historia;
entre los varios grupos étnicos en las colonias británicas."
4 Cfr. SlMMEL, Sociología, trad. de J. Pérea Bances, Rev. de Occidente, Madrid, fascículo
V, pp. 109 Y·SS.
i'> Cfr. ob. cn.. en la nota N'" 1; EwiUDGE & AssoaATES, Fundamental 01 Sociology, A Si.
I"aliana! AnaJ)'Jj¡, Crowell, Nueva York, 1950, pp. 126·27; OGBURN (W. F.) & NIMKOI'i"
(M. F.), Soá%gy, Houghton Mifflin. Boston. 1946, pp. 911·22.
ACOMODACION 39:1

5.-PROCESOS DE ACOMODACION
La acomodación es un proceso similar al aj uste, pero COn una especial caracterís-
tica. En el ajuste se trata de limar fricciones definitivamente, se intenta un amol-
darse al otro o a los otros, bien unilateralmente o bien recíprocamente, para conseguir
una asociación que funcione armónicamente, de una manera suave. En cambio, la
acomodación es un proceso que entraña algo así como una tregua para hacer que un
conflicto pre-existence entre dos o más personas o entre dos o más grupos de perso-
nas quede reducido. limitado, o apaciguado, para hacer que la competencia o riva-
Iidad sea controlada hasta cierto punto.
Así pues, la acomodación es el proceso por. virtud del cual individuos o grupos
que están separados por diferencias u oposiciones --que pueden ser de muy varias
clases, por ejemplo: de creencias, de educación, de temperamento, de hábitos, 'de
intereses, de finalidades-, hallan una especie de compromiso, de modus vivendi,
de mutua tolerancia, para co-existir y convivir, e incluso para cooperar. Es decir,
sin dejar cada uno de ser quien es, diferente, y en ciertos aspectos divergente de los
demás, llegan a establecer puntos de contacto, de cooperación, de armonización, pero
sin renunciar propiamente cada uno a sus particularidades diferenciales. En muchos
casos de acomodación, cada una de las partes usa sus medios comunes al servicio de
sus fines diferentes o incluso opuestos. Resulta, pues, que por debajo de los pro-
cesos de acomodación existe un conflicto latente, que queda suspendido en tanto en
cuanto la acomodación se muestra ventajosa para las partes, pero que no queda su-
primido -queda sencillamente dejado inoperante, aunque con la posibilidad de
actualizarse de nuevo, cuando la acomodación deje de interesar a una de las partes.
La acomodación es, pues, el proceso social, por virtud del cual individuos, o grupos,
en competencia o en conflicto, arreglan sus mutuas relaciones de tal manera que
queden superadas las dificultades que de otro modo habría entre ellos.
L1 acomodación puede originarse en la superación de un previo proceso de
conflicto, contravención, o competencia. O puede también originarse sin haber exis-
tido previamente un proceso y situación de tal índole, por la voluntad precisamente
de evitar que un tal proceso se produzca.
Ejemplos de acomodación: la persona que cumple una ley o un~ costumbre que
la. parece injustificada, para evitarse las sanciones que le produciría el incumpli-
miento; el proceso de las relaciones entre el gerente de la empresa y la. junta di~ec'
riva del sindicato obrero, cuando hallan un modo de arreglar sus diferencias; dos
partidos políticos diferentes, que cooperan para derrotar a un tercer partido enemigo
de ambos; el extranjero, quien, disintiendo de determinados modos de vida del
país en que vive, se acomoda a ellos para congraciarse con las gentes que le brindan
hospitalidad; grupos religiosos discrepantes y aun opuestos, cada uno de los cuales
considera que le es más beneficioso convivir en régimen de mutua tolerancia, sin
que· t:~t3: impl~que renunciar a sus propias convicciones; etc.?
,; Cfr. GREF.N (Arnold W.), Sociotogy: An AIlaJyIiJ 01 Lite in MoJe,.» S(}(if'Jy, MacGraw-
Hil!, Nueva York, 1952, pp. 61 1 SS.; OGBURN (W. F.) & NIMKOFf (M. F.). ob, cit. en la
nota precedente, pp. 370 Y 5<5.; GILLlN (John Lewis ) &. GILUN (John Philip), /{,¡ 11111'0'
dUNion In SfJcioJo!O': Maclvñtlan, Nueva York. 1945, pp. (;5'5 y S~.
394 TRANSCULTURAC10N

6.-PROCESOS DE TRANSCULTURACION
La palabra .transculturación se usa en varios sentidos, pero el principal de ellos
es e! siguiente: e! proceso por virtud de! cual los dos grupos de diferentes culturas
son modificados a través de un contacto bastante estrecho y largo, pero sin llegar a
una completa mezcla e integración de las dos culturas."
Especialmente, aunque -no de modo exclusivo, se habla de transOllturación en
referencia a grupos de cultura inferior, que van siendo modificados por su convi-
vencia con otro grupo, el dominante; de cultura superior, por ejemplo, en países
coloniales, o que lo fueron, en los cuales los indígenas han ido adoptando muchas
formas culturales de los occidentales, pero sin llegar a una plena asimilación. En
estos casos, se piensa el proceso de transculturación como unilateral, es decir, como
proceso por e! que e! grupo de cultura menos adelantada o más débil va aceptando
formas de vida de la cultura de! otro grupo, más avanzado y más fuerte,
Pero, en realidad, el proceso de transculturación nunca suele ser exclusivamente
unilateral. Por el contrario, casi siempre se desenvuelve de un modo recíproco, en
las dos direcciones, si bien de ordinario predomine una de las dos, pues regular.
mente la cultura más adelantada y más vigorosa ejerce sobre la otra una influencia
mayor que la que recibe de ésta.
Para aquilatar bien el concepto de transculturación, es necesario distinguirlo
del de asimilación, de la que me ocuparé más adelante. En la- asimilación recíproca,
las do') (o más) culturas se mezclan, y llegan a integrarse y formar un resultado
nuevo, en el que hay elementos de las dos, pero cuyo conjunto es diferente de la
suma de sus componentes, porque al mezclarse los elementos de la una con los de
la otra suelen modificarse y adquirir nuevos matices. En cambio, en la ·transrul-
turaci6n hay combinación entre elementos de ambas culturas, pero sin que éstas
.hayan llegado realmente a mezclarse. En los casos de una perfecta integración en
que culmina un proceso de asimilaci6n, los elementos de las dos o más culturas se
presentan perfectamente incorporados a la mezcla, sin que ordinariamente se tenga
ya conciencia de cual es el origen de cada uno. En cambio, en la mera transrultu-
ración hay incorporación de elementos de una cultura a la otra (y viceversa), pero
se tiene conciencia de la procedencia de esos elementos.
Entre otros, se pueden citar los siguientes casos en que se produce un proceso de
transculturaci6n: A) Cuando dos pueblos contiguos están en contacto estrecho, y en
intercambio, durante largo tiempo. B) En la primera época después de que un grupo
numeroso de inmigrantes se establece en un lugar habitado por un pueblo de cultura
diferente. e) En los primeros tiempos después de una conquista, cuando el grupo
conquistador impone su propia cultura sobre el pueblo vencido."
Respecto del primer caso, transculturación amistosa: entre pueblos contiguos,
puede citarse como ejemplo lo que suele ocurrir en las poblaciones fronterizas ad-
yacentes. cuando las gentes de la una y la otra mantienen numerosas relaciones
recíprocas. Así, verbigracia. en Ciudad Juárez, aunque se conserve sustancialmente
1 Cfr. GfLUN & GILUN. ob. cit, en la nota precedente, pp. 672 Y ss.
8 Cfr. oIJ. rit. en la nota precedente. pp. 673 y S5.; BEALS (Ralph), Aa:tlluraliotl en la
obra Anlhropolog] Toda]: An Encyclopedic In,vet1/ory, prepared under rhe Chairmanship of
A. L. Kroeber. the Uníversity of.Chicago Presa, 1953, pp. 621 Y SS.
TR¡1NSCULTURAClON :ws
la cultura y la tradición mexicanas, sus habitantes han incorporado a su propia vida
muchos modos norteamericanos; así, como a la inversa, en El Paso, aunque imperen
y predominen las maneras norteamericanas, encontramos numerosas modalidades cul-
rurales mexicanas, que han sido adoptadas por los texanos de esa ciudad.
Generalmente la inmigración suscita un proceso de asimilación, el cual, según
~ los casos, es más o menos rápido. Pero antes de que realmente pueda hablarse de
que se ha producido la asimilación, o por lo menos de que el proceso de asimila-
ción esté en marcha, suele desenvolverse un proceso de transrulturación, es decir.
la adopción por un grupo de ciertas modalidades de la vida del otro y viceversa..
Otras veces parece que el proceso no va a pasar de la fase de transculturación. Así,
por ejemplo, las colonias menonitas en Chihuahua han tratado de mantenerse ais-
ladas y de conservar intacta su cultura germana, pero, los COntactos necesarios que
mantienen con la población mexicana han ido adquiriendo algunas formas de ésta
-aunque muy pocas--.; y los mexicanos de la ciudad de Cuauhtémoe han experi-
mentado la influencia de algunos menonitas -aunque también pocos- a través
de los contactos comerciales.
En términos generales, se puede decir que en México hay una situación de mu-
tua asimilación entre la inmensa mayoría de los grupos indígenas y las gentes de
cultura occidental. Pero respecto de unos pocos grupos indígenas, como por ejemplo,
los tarahumaras, la situación es más bien de transculturación.
Otro ejemplo de transculturación 10 hallaríamos en los grupos de braceros
mexicanos que han estado trabajando largo tiempo en los Estados Unidos. Siguen
siendo sustancialmente mexicanos; pero en su cultura mexicana se han incrustado
algunos modos norteamericanos.

7.-PROCESOS DE ASIMILACrON
El proceso de asimilación consiste en los cambios que se producen en las ac-
titudes, valoraciones, creencias y modos de vida de un individuo, como efecto de
una larga convivencia con un grupo de personas que pertenecen a un círculo cultural
diferente de aquel en que se formó y modeló anteriormente la personalidad de ese
individuo. Cuando un individuo se traslada 'de un ambiente cultural a otro diferente.
y permanece en el segundo durante un tiempo considerable, a menudo incorpora a
su propia personalidad muchas de las características de aquellos con quienes ha es-
tado conviviendo y en múltiples relaciones en ese nuevo contorno cultural."
Así, pues, la asimilación es un proceso de interpcnetración y fusión, en el cual
personas, o también grupos de personas, adquieren sentimientos, modos de conducta
y actitudes de otras personas O grupos, y llegan incluso a participar en las experien-
cias y tradiciones de éstas, incorporándose de tal manera a una vida cultural común.
Se habla principalmente de asimilación en referencia a los inmigrantes que con
el transcurso del tiempo llegan a compenetrarse con .los modos de vida, con los
sentimientos y con los ideales del país (diferentes del suyo de origen) en que se
establecieron. La asimilación se produce no sólo por la vía de la inmigración, sino
también a. través de otros tipos de hechos. Así, por ejemplo: cuando por conquista
9 Cfr. ELORJDGE AND AssocIATES, PllnJame1JtI of Sociolog-j, Crowell, Nueva York, 1950,
p. ·U2.
396 .15IMILAClO.'!

o colonización un grupo de gentes extrañas que se establece en una zona ya ocupada


por un pueblo de diferente cultura se convierte en dominante, de tal modo que, en
lugar de asimilarse a los nativos, sucede que éstos se asimilan a los colonizadores.
Hay otros muchos procesos de asimilación de diferentes clases. Por ejemplo.
los niños al ir creciendo van asimilándose gradualmente a la sociedad adulta y
aprendiendo los modos de conducta de ésta. Los hijos adoptivos se asimilan al ambiente
de su nuevo hogar. Los esposos, que al empezar su vida marital divergían en cuanto
a. formación, aficiones, etc., frecuentemente van asimilándose de modo mutuo, o
uno de ellos al otro. Los conversos a una fe religiosa se asimilan a las creencias,
valoraciones y normas de ésta.
El proceso de: asimilación se efectúa a veces unilateralmente, es decir, un indi-
viduo reemplaza algunos o muchos de sus anteriores modos de vida con los modos
de vida, valoraciones, sentimientos e ideales de otro individuo O de los miembros
del grupo al cual se incorpora. Cuando se trata de un proceso de asimilación entre
dos personas, aunque puede darse el caso de que, por el vigor y prestigio de una y
la docilidad de la otra, el proceso resulte unilateral, es decir, que sea la segunda
persona la. que se asimila a la otra, la mayor parte de las veces suele producirse un
proceso bilateral, es decir, de asimilación recíproca, de una. a la otra y de b otra"
a la una. Cuando se trata de la asimilación de un individuo a un grupo al cual se
incorpora, generalmente se trata de un proceso de asimilación unilateral, es decir,
es el individuo el que sustituye sus anteriores actitudes, valoraciones y hábitos, por
los modos de vida que prevalecen en el grupo.
El proceso de asimilación es bilateral, cuando una de las partes, A, es modifi-
cada por los modos de la vida de la otra, B; y B a su vez modifica también parte
de sus formas de conducta, de acuerdo con las de A. Sin embargo, en la mayorla
de procesos de asimilación bilateral suele preponderar una de las partes: es más
lo que una parte asimila de la otra, que lo que ésta asimila de aquélla,
La rapidez y el volumen de la asimilación dependen de varios factores.!v Uno
de esos factores es la capacidad personal para comprender las significaciones en-
carnadas en una cultura. Esta capacidad puede depender en parte de aptitudes in-
natas. Pero en parte depende también de la educación de la persona. Una persona
inteligente y educada puede asimilarse más rápidamente}" mejor a la cultura )' a
los modos de vida de otra persona o de otro grupo, que el individuo tonto e ignorante.
Los jóvenes se asimilan más rápidamente y mejor que las gentes maduras, y
éstas, a su vez, relativamente COn más facilidad que las ancianas.
Otro factor que favorece o dificulta la asimilación es la actitud, los deseos "
los intereses""de la persona. Si un individuo simpaciza con los modos de vida de
otro o de un grupo distinto del suyo de origen, conseguirá asimilarse fácilrnc.. nte
y aprisa. También el hecho dé que tenga interés de asimilarse y el deseo de hacerlo,
acelerará el proceso de asimilación, y determinará el éxito de éste. Por el contrario,
si él siente poca simpatía o repugnancia por los modos de vida de otro, O de un
grupo con el cual está en contacto, el proceso de asimilación se dificultad. mucho.
Esto no quiere decir que en tales casos no se produzca un proceso de asimilación
parcial, incluso en contra del propósito del individuo en cuestión. Porque sucede
10 Cfr. GIlLlN & GIl.UN, ob, cn., pp. 691-696; MAcIvl:Jl. (R. M.) & PACE (Ch.), Snciery:
."ÍiI ImrodurlOt'y A'Ja/yJiJ, Rinehart, Nueva York, 1950, pp. 127 Y ss.; ElDRJDGE & AssUCIATr.S,
ab. cit. en la nota N9 9, pp. 412-420.
FACILIDADES Y DIFICULTADES PARA L,l ASI"'ILACIOI\ 397
que el estrecho contacto con otra persona o con los miembros de un grupo, con quie-
nes se convive cotidianamente, con quienes se trabaja en común, y a cuyo destino
se está en cierto modo ligado. determina, quiérase o no, un proceso de asirnilsción,
el cual podrá no llegarse a perfeccionar, podrá quedarse a mitad del camino, pero
se producirá al menos en alguna medida, alinque sea parcial o pequeña.
Uno de los factores de gran importancia, que según los casos facilita o dificulta
la asimilación, es la actitud de la otra parte, es decir; si la otra persona o los rniem-
bros del otro grupo adoptan una actitud favorable hacia el "extraño", de simpatía,
de ayuda, de afecto, la asimilación del extraño podrá desenvolverse mejor y Con
mayor celeridad. Si, por el contrario, la actitud de la otra parte es de retraimiento,
impersonal, formularía, la asimilación será menos fácil, aunque posible. Si la otra
parte adopta con relación al "extraño" una actitud de superioridad, entonces los
contactos y la comunicación entre las dos partes son pocos, y por tanto escasean las
ocasiones para que el proceso de asimilación se desarrolle. Si la actitud de la otra
parte es de hostilidad, entonces también se dificulta la asimilación. Y cuando la
actitud de la otra parte no sólo es de hostilidad sino de persecución contra el ex-
traño, entonces esto no se limita a dificultar la asimilación, sino que prácticamente
la impide; porque la persecución hace que el perseguido se sienta más adherido' a
los valores y las características de su cultura de origen, hace que tienda a estrechar
la solidaridad con los miembros del propio grupo y a sentirse cada vez más distan-
ciado Jet grupo perseguidor. Claro que hay casos en los cuales a pesar de la hosti-
lidad o incluso de la persecución, se produce un proceso de asimilación, como por
ejemplo, el caso de los judíos en Alemania, los cuales a. pesar de todo ello estaban
sustancialmente asimilados a la cultura germana.
Independientemente de cual sea la actitud de la otra parte, el hecho- de que
los contactos entre las dos partes sean muchos o pocos favorece ti obstaculiza res-
pectiv amente el proceso de asimilación. Así, por ejemplo, en los Estados Unidos,
donde en general el pueblo y los funcionarios norteamericanos tienen una actitud
de simpatía, afecto y ayuda respecto de los inmigrantes y hacen todo lo que pue-
den para facilitar a éstos su plena asimilación a su nueva patria de adopción, y
además para incorporar a la vida noteamcricana algunas de la-s modalidades que
aportan los inmigrantes, se menciona el hecho de que algunas mujeres ancianas no
logran asimilarse, sencillamente por la escasez de los contactos sociales, es decir,
por no tener el suficiente número de ocasiones de convivir de hecho con muchas
gentes y en variados aspectos.
Otro factor que afecta desfavorablemente el proceso de asimilación de los in-
migrantes es el hecho de que éstos cultiven relaciones" muy estrechas con las gentes
de su mismo origen, formando grupos compactos, lo que suele llamarse "colonias"
extranjeras, en el país donde se establecen, las cuales a veces son como islotes
poco comunicados con la población de éste. El hecho de que, por el contrario, tra-
ten de sumergirse en la población del lugar donde se radican, y eviten el recluirse
dentro de los grupos de sus antiguos connacionales, facilita la asimilación.
La mayor o menor facilidad de asimilación de los inmigrantes depende también
del mayor o menor grado de semejanza entre su cultura originaria y la cultura del
país donde se establecen. No cabe duda de que en México, por ejemplo, es mucho
más fácil la asimilación de los inmigrantes que proceden de los otros países hispa-
noamericanos y de España 'lue la. de las personas que proceden de otras naciones
398 ETAPAS EN LA ASIMtL<iCtO"l

occidentales; y que en términos generales es más fácil la asimilación de los índivi-


duos procedentes de cualquier país europeo o de los Estados Unidos, que la así-
milación de los chinos.
La ausencia de prejuicios y de conductas discriminatorias contra Jos inmigrantes
por parte de las gentes del país al que éstos llegan, y consiguientemente el hecho de
que se ofrezca a los inmigrantes igualdad de oportunidades de trabajo y de educación
contribuye poderosísimamente a la asimilación.
Una de las primeras otapas de}" proceso asimilativo de los inmigrantes es la
adopción de ciertas formas externas propias del país en el que se establecen. por
ejemplo, estilos de indumentaria, modos sociales, pautas del trabajo, etc., y también
el aprender la lengua, en el caso de que ésta sea diferente de la suya materna, Sin
embargo, estos cambios, por sí solos, pueden ser puramente formas de ajuste, que
no impliquen aún modificaciones profundas en la personalidad. El proceso de asi-
milación avanza a medida que el inmigrante adquiere los hábitos mentales, las valo-
raciones y las actitudes de la nación de adopción; y a medida que siente una afectiva
solidaridad y afinidad con los modos de vida del grupo al que se ha incorporado.
Es posible, y ocurre ron frecuencia, que los individuos a quienes se puede con-
siderar como sustancialmente asimilados a su nuevo pueblo, conserven algunos rasgos
de su herencia cultural originaria, por ejemplo: ciertas prácticas culinarias, algunas
danzas y canciones populares del lugar de donde vinieron, la celebración de deter-
minadas fiestas, etc. La retención de tales modos originarios puede no afectar ni
rebajar el grado de asimilación perfecta que hayan logrado.

8.-AMALGAMACION O MESTIZAJE
Llámase amalgamación o mestizgje la fusión biológica entre lo; individuos de
distintos pueblos por matrimonios mixtos entre ellos. Esto sucede frecuentemente
en mayor o menor proporción cuando dos pueblos diferentes entran en contacto,
bien por movimientos migratorios, O bien por conquista y colonizaciónY
La amalgamación o mestizaje suele ser un factor de gran importancia para pro·
mover la asimilación, sobre todo cuando se efectúa por medio de uniones sexuales
lícitas, es decir, mediante matrimonio.
El llorado Maestro mexicano Antonio Caso escribió: "El problema del mestizaje interesa,
con especialidad, a los pueblos americanos; más aún a las naciones iberoamericanas. Los Estados
Unidos de América son ejemplo notorio de lo benéfico que resulta el cruzamiento ... ".1~ El
ilustre Maestro José Vasconcelcsw observa: "En Grecia se funda el desarrollo de la civilización
occidental o europea, ... que al expandirse llegó hasta las playas olvidadas del Continente Ame-
ricano para consumar una obra de recivilización y repoblación ... El europeo, después de
organizarse en Europa se ha convertido en el invasor del mundo, y se ha creído llamado a pre-
dominar ; ha puesto al mundo en situación de que todos los tipos y todas las culturas puedan
fundirse ; 11a puesto las bases materiales y morales para la unión de todos Jos hombres."..
La cultura europea es emigradora; pero no fué Europa en conjunto la. encargada de iniciar la
reincorporación del mundo rojo a las modalidades de la cultura preuniversal, representada desde
hace siglos por el blanco. la misión trascendental corresponde a las dos ramas más audaces
de la familia europea; a los dos tipos humanos más fuertes y más disímiles: el español y el
11 Cfr. WIESE-BECKER, oh. cit. en la nota N9 1, pp. 211-227.
12 Cfr. CASO (Antonio), Sociología, Edit. Porrúa, México, 1945, cap. X.
13 Cfr. VASCO!\CELOS (José), La R.IZd Cósmica. París, 1925.
_I\IESTIZAJE - 399

inglés. La colonización española creó el mestizaje. Es sorprendente observar que casi todos
los caudillos de la independencia latinoamericana se sintieron animados de un sentimiento hu-
mano universal que coincide .con el destino que hoy asignamos al continente latinoamericano.
Hidalgo, Morelos, Petión el Haitiano, los argentinos en Tucumán, Sucre, todos se preocuparon
de libertar a los esclavos, de declarar la igualdad de todos Jos hombres por derecho natural; la
igualdad social y cívica de los blancos, negros e indios. En un instante de crisis histórica, fcrmu-
laron la misión trascendental asignada a aquella zona del globo: misión de fundir étnica y
.esplritualmente a las gentes ... Los llamados latinos, tal vez porque desde un principio no son
propiamente tales latinos, sino un conglomerado de tipos... persisten en no tomar muy en
cuenta el factor étnico para sus relaciones sexuales ... Se ha producido y se sigue consumando
la mezcla de sangre. Y es en esta fusión de estirpes donde debemos buscar el rasgo fundamcn.
tal de la idiosincrasia iberoamericana."
Observa el Lic. Carlos A. Echénove Trujillot- que "como consecuencia de la falta de es-
-crúpulos raciales, el mestizaje proveniente de españoles e indígenas surgió desde el momento
del primer contacto entre ambos y continuó su secuela ... Todo parece demostrar que los pri-
meros mestizos mexicanos (empleando la palabra mexicanos en su sentido político actual)
nacieron de la unión matrimonial del soldado náufrago español Gonzalo Guerrero y de la hija
de un cacique maya de Cheturnal, población perteneciente hoya... Quintana Roo ... Cuando
llegado Cortés a. las costas de la península de Yucatán ofreció a Guerrero su liberación y la
vuelta con sus compatriotas españoles, el esposo de la maya declinó cortésmente la oferta y
prefirió seguir unido a su familia n:!.tiva.... Este primer caso de la conquista del blanco por
el indígena sugiere el nombre de guerrerismo para designar el fenómeno general ... , así como se
nombra a menudo con el vocabloma/iruhiJmo el caso contrario, o sea la entrega del aborigen
y del mestizo a lo extranjero, vocablo derivado de Malinche, nombre indígena españolizado de la
amante ehontal de Cortés. que tan decisivo papel desempeñó en la conquista de México Como
intérprete e intermediaria de los españoles".

9_---:JNTEGRACJON, UNJON O FUSJON


Llámase integración, unión o fusión al último resultado cultural del proceso
de asimilación recíproca o plurilateral entre múltiples y variados modos de vida.
Para ilustrar el grado complej isirno de integración de nuestra cultura, debido
a procesos de asimilación muy varios que llegaron a producir una integración, Lin-
ton 15 da los siguientes ejemplos. Nos despertamos en una cama hecha según un
patrón originado en el Cercano Oriente, pero modificado en la Europa Septentrional
antes de pasar a América. Dormimos cobijados con ropas de algodón, que fué
originariamente cultivado en la .India, o de lino, cultivado en el Cercano Oriente,
o de lana de oveja, domesticada igualmente en el Cercano Oriente, o de seda, cuyo
uso' fué descubierto en China. Al levantarnos nos calzamos unas sandalias de tipo
especial, llamadas mocasines, inventadas por los indios norteamericanos de los bos-
ques del Este; y nos dirigimos al baño, cuyos muebles son una mezcla de inventos
europeos y norteamericanos, de época relativamente reciente. Dormimos con pijama,
prenda inventada en la India; nos aseamos con jabón, que fué inventado por los
antiguos galos; nos afeitamos, lo cual es una práctica que parece haber tenido lugar
en Sumeria o en el antiguo Egipto. Al volver a la alcoba, tomamos la ropa que está
colocada en una silla, mueble procedente del Sur de Europa. Nos vestimos con
H Cfr. ECHÁNovE ThUJILLO (Carlos A.), Sociología Mexicana, Cultura, México, 1948,
pp. 88 Y ss.
15 Cfr. LINTON (Ralph), Estudio del Hombre, trad. de Daniel F. Rubín de la Borbolla,
Fondo de Cult. Econ., 1944. pp. 368·70.
400 INTEGRAClON, UNION y FUSION

prendas cuya forma originariamente se derivó de los vestidos de piel de los n6madas
de las estepas asiáticas; calzamos zapatos hechos de cueros, curtidos por un proceso
inventado en el antiguo Egipto. y cortados según un patrón derivado de las civi-
lizaciones clásicas del Mediterráneo. Nos anudamos alrededor del cuello una corbata
que es supervivencia de los chales o bufandas que usaban los croatas del siglo XVI.
Antes de desayunar nos asomamos a la ventana, hecha de vidrio inventado en
Egipto. Y. si está lloviendo, nos calzamos unos chanclos de caucho, descubierto por
los indígenas de Centroamérica, y eventualmente cogemos un paraguas inventado en
el Asia SudorientaI. El sombrero está hecho de fieltro, que es un material inventado
en las estepas asiáticas. Ya en la calle, nos detenemos para comprar un periódico,
pagándolo con monedas, una invención de Ja antigua Lidia. En el comedor, del
restarán o de nuestra casa, nos espera toda una serie de cosas adquiridas de muchas
y variadas culturas. El plato está hecho según una forma de cerámica inventada en
China. El cuchillo está hecho con acero, una aleación realizada por primera vez en
el Sur de la India. El tenedor es un invento de la Italia midioeva1. La cuchara es
un derivado de un original romano. Comenzamos el desayuno con una naranja, pro-
cedente del Mediterráneo, un melón de Persia, o quizá una tajada de sandía de
Africa. El café procede de una planta que se cultivó originariamente en Abisinia.
La crema o la leche procede de la vaca, que fué domesticada por primera vez en
el Cercano Oriente. El azúcar fué elaborado originariamente en la Jodia. Si torna-
mos 1(.J(tffles, una especie de barquillos suaves, nos estamos aprovechando de un
producto escandinavo, hecho con trigo, que fué cultivado primeramente en el Asia
Menor. El jarabe de arce derramado sobre esos barquillos fué preparado originaria-
mente por los indios norteamericanos de los bosques orientales. Si tomamos huevos,
estamos sirviéndonos de un ave que empezó a ser criada y domesticada en Indochina.
y si tomamos Carne fresca, eso se debe al hecho de que los animales de los que
procede fueron domesticados en otro tiempo en el Asia Oriental. Pero si la tomamos
salada y ahumada -por ejemplo, tocino--, nos estarnos aprovechando de un pro-
ceso inventado en el Norte de Europa. Si uno fuma, después de comer, ésta es una
costumbre aprendida de los indígenas americanos, consumiendo para ello una planta
cultivada primero en Brasil, ya sea en una pipa, copiada de los indios de Virginia,
o en un cigarrillo, inventado en México; y si fuma un puro, entonces aprovecha algo
transmitido de las Antillas, a 'fravés de España. Mientras fumamos. leemos las no-
ticias del día, impresas con caracteres inventados por Jos antiguos semitas, sobre
papel, que fué inventado en China, mediante un procedimiento inventado en Ale-
mania. Este catálogo de elementos que nuestra cultura ha tomado de otras cultu-
ras, dista enormemente de ser completo. Por el ronrrario, constituye tan sólo un
pequeñísimo número de muestras, con las cuales se trata de dar unos pocos ejemplos
de cómo múltiples aportaciones de diferentes culturas se han asimilado primero e
integrado después en nuestra propia cultura. .
Hasta aquí se ha ejemplificado la integración, unión O fusión de: elementos ma-
teriales en grandes grupos nacionales o en grupos todavía mayores, en un círculo
de cultura que rebasa las fronteras nacionales. Pero este proceso de integración y
su correspondiente resultado se dan también en gr.tU)os tic menor tamaño, incluso
en los muy pequeños: pareja. terceto, fraternidades. pa-ndillas, etc.
COOPER,iClON y SUS CLASES 401

lO.-PROCESOS DE COOPERACION
Cooperación es la actividad común de dos o más personas para realizar intere-
ses comunes, semejantes o complementarios. Estos intereses comunes pueden ser o
bien la consecución de un determinado fin, por ejemplo, organizar un festival,
construir una casa, derrotar a un enemigo, etc.; o bien cumplir una determinada
función. por ejemplo, promover el intercambio cultural, cultivar la música, etc.; o
bien, realizar una tarea en común, por ejemplo, trabajar juntos en un taller.
la diferencia entre cooperar para el logro de un fin, y cooperar para la reali-
zación de una función es la siguiente. En este respecto llámase fin, en singular, a
la representación concreta de una cierta obra a producir, o de un cierto resultado a
obtener, que, tan pronto como ha sido conseguido. deja de constituir una meta,
puesto que se ha logrado 'ya.1.6 En cambio. la [uncián es la puesta en práctica conti-
nuada de unas actividades que se consideran valiosas y que pueden y aun deben ser
proseguidas de modo continuado por tiempo indefinido. O. dicho con otras palabras:
la función es la realización sucesiva de una serie de- fines análogos. Ejemplo de
un proceso de cooperación en vista a un fin singular sería el conjunto de activi-
dades desarrolladas por un determinado número de personas para organizar y llevar
a cabo un concierto. Y, en cambio, ejemplo de cooperación para la realización de
una función sería el conjunto de actividades puestas en práctica por los miembros
de un grupo para cultivar y fomentar la música. organizando y celebrando perió-
dicamente. por tiempo indefinido. conciertos y otros espectáculos filarmónicos.
Los modos de cooperación son clasificados por Maclver'" en dos tipos prin-
cipales:
1) Cooperacíán directa, la cual consiste en todas aquellas actividades en las
cuales las gentes hacen juntas cosas semejantes. por ejemplo: jugar juntas, labrar
juntas un campo, cantar juntas en un coro, trabajar juntas en la misma faena ha-
ciendo cosas similares. cargar juntas un tronco, asaltar juntas una barricada. En es-
tos casos tenemos una cooperación por solidaridad, por semejanza.
2) Cooperación indirecta, la cual se da cuando dos o más personas ejecutan
actividades diversas, pero siendo cada una de esas actividades una parte·en el pro·
ceso para la realización de un mismo fin. En este caso se da la colaboración por
división del trabajo, cuyos hechos fueron magistralmente estudiados por el soció-
logo francés Emilio Durkheim."
Esta forma de cooperación por división del trabajo se revela dondequiera que
las gentes combinan sus diferencias y sus diversas actividades par:'!. la mutua satis-
Iaccíón de un fin común. La división del trabajo se diversifica tanto rn.is, cuanto
más adelantada se halla una sociedad, por ejemplo. una nación moderna altamente
industrializada. Sin embargo, la división del trabajo existe incluso en comunidades
primitivas. Una investigación sobre treinta tribus de gentes analfabetas ha mostrado
que en cada una de ellas habla --como promedio-- cincuenta casos de división del
trabajo. Dos tercios de esas funciones estaban desempeñadas por hombres. mientras
16 Cfr. GURVITCH {Georges), Essais d~ Sosiologie; París, Sirey, 1938, rr, ')9' y :'~,
J7 Cfr. MAClvER & P.... CE. ob, cit, en la nota N<¡ 10. pp. 63 Y ss.
18 Cfr. DURKHEIM (Emile), La división du Iral'ai/ Joda/.. Paris. 189,\ --Iu}' rr.rd. l'S!'
de Carlos G. Posada. Madrid. 1928. Véase: SIMPSON {George}. Emilv DlIrldJl'im 111: :,",- Pi:i·
11011 01 Labor, Nueva York. 1933.

:;O~I"I"¡::i,,,_:::r:;.
/

402 COOPERAGON y S/o'S CL/1S/óS

que el tercio restante pertenecía a las mujeres. En esos censos llevados a cabo en
los Estados Unidos en 1930 fueron registradas 20,000 ocupaciones diferentes, cada
una de las cuales implica una especialización de actitud y de cenducta.t''
Se produce cooperación por división del trabajo cuando se diversifican fun-
ciones cada una de las cuales ha de engranarse a su debido tiempo con otras, por
ejemplo: en una fábrica de automóviles, en la cual cada uno realiza determinada
tarea, relacionada y articulada con otras, el conjunto de las cuales determina la pro-
ducción de un vehículo; o en una escuela, donde los maestros, los estudiantes, el
director, el secretario, los funcionarios administrativos, los. bedeles, los porteros,
etc., realizan una variedad de tareas articuladas las unas con las otras.
Los procesos de cooperación pueden producirse entre pocos o muchos individuos.
Pueden producirse no sólo entre individuos, sino también entre grupos diferentes,
incluso, por ejemplo, entre naciones. Pueden desenvolverse espontáneamente, sin
seguir pautas rígidamente establecidas, o pueden desarrollarse según planes y de
acuerdo con una organización minuciosamente establecida.
La cooperación es el proceso social que se da en el mayor número de aspectos
de la vida humana. Todo individuo está inserto en un sinnúmero de procesos de
cooperación. Hora tras hora, estamos cooperando con otros en una incontable mul-
tiplicidad de maneras. Precisamente porque los procesos de cooperación impregnan
continuamente gran parte de nuestra vida muchas veces no pensamos en ellos.
Hay procesos de cooperación en el seno de la familia, en el grupo de juego, en
la escuela, en la comunidad local, en la vecindad, en la Iglesia, en la nación, en el
trabajo, en la diversión, en los movimientos políticos, en el tránsito pedestre y ro-
dado, en la adquisición de los bienes necesarios para la subsistencia, el vestido, el
alojamiento, en la amistad, en el ejercicio de todos los oficios y pr~fesiones, etc.

19 Cfr. ChRR (Lowell juillierd}, Alla/.ogical Sociotogv. Social Sisuations tli/d Social Pro-
blams. Harper, Nueva York, 1955, pp. 48 Y ss.
CAP[TUI.O XX

PROCESOS SOCIALES DE OPOSlC!ON y DISOCIAT1VOS


5UMARIO:-1. l mímlsos «ntisoctales, disociatil"f)J")' de o/JO.rición.-2 .• 1f/;/u·
de! de oposición y disaciativas. Aaimdes resl,iclit'dJ.-3. Compereucia, Rit''''
Iidad.--1. Oposicióll.-'5. Conilicto y Jucha.-6. Terminación de 1M <oHflíe-
trH.-7. Combinación entre procesos disoriaticos .1' procesos de coop eracion,

r.-IMPULSOS ANTISOCIALES, DISOCIATIVOS y DE OPOSICION


las- relaciones, los procesos y los hechos sociales no pertenecen todos -ellos úni-
camente a la especie de los fenómenos en que los hombres se asocian, sino que mu-
chos de ellos pertenecen a la especie opuesta, es decir, a los fenómenos que entrañan
oposición, antagonismo, conflicto, lucha y disociación.
Cierto que los hombres son en alguna dosis sociables, que tienen impulsos de
sociabilidad. "Pero -dice a este respecto José Ortega y Gasset-1 si una socioloaiu,
después de aceptar esto y antes de dar un paso más, no hace constar inmediatamen-
te, con la misma energía y dando al nneoo hecho el mismo rango. 'lue los hombres
son también insociables, que están repletos de impulsos antisociales, se cierra el
camino para entender de verdad la tragedia permanente que es la convivencia hu-
mana. ... En toda colectividad de hombres actúan tanto fuerzas sociales como fuerzas
antisociales". No hay que olvidar los componentes antisociales 'lUL: actúan en 1.1
convivencia humana. "La sociedad es tan constitutivamente el lugar de la sociabili-
dad como el lugar de la más atroz insociabilidad". "Lo que hay a la vista es 1.1
lucha permanente entre aquellas dos potencias y las vicisitudes propias de toda con-
tienda" .
También Wicse, combatiendo las visiones doradas que algunos han presentado
de la vida social, por lo menos refiriéndose a ciertas situaciones que fueron idcali-
zadas poéticamente. observa que no hay en absoluto ninguna prueba histórica de (]UC
haya habido una época o lugar donde los procesos asociativos hayan predominado
decisivamente sobre los disociativos. Por el contrario, la verdad es (llJC en todas LiS
situaciones históricas hallamos, en mayor o menor proporción, competencias. ant:l.~o·
nismo, conflicto, lucha. Los procesos disociativos van de la mano COn los procesos
asociativos. Los primeros engendran los segundos, y los segundos engendran los pri-
meros. Recíprocamente los unos son la condición y la fuente de los otros."
T. Cfr. ORTEGA y G .... SSF.T (José), Obras Completas, Revista de Occidente. Madrid. 1947.
torno V, pp. 72 Y ss.
~ Cfr. wress {Leopold von), SYItem der dJ/gemeiuell Sozsoíogie ats Lebre ¡'OH den sozi.de»
Prozessen tUld sozialen Gebildt'll der MellIchell, 1933. Véase también: B.... R!! ... (H,). 1-1 P.r,Y-
dJtltl'ie Socivle, Presses Univ. de Frunce, Par¡s, 19".
/

,¡O·l SIMPAT/A y AGRESIVIDAD

Sucede que por debajo de abundantes situaciones y procesos asociativos encono


tramos situaciones y procesos de signo opuesto, un nivel de oposición o lucha. Dice
a este respecto Ortega y Gassot: "la armonía ejemplar. en una familia ejemplar-
mente armoniosa, cuyos miembros están unidos por los más cálidos nexos de ternu-
ra, es sólo un equilibrio resultante, un buen acomodo y adaptación mutua a que
han llegado después de haber recibido cada uno los innumerables impactos y cho-
ques con el otro, todo lo menudos relativamente que se quiera, pero que son en
puridad una efectiva lucha, En esta lucha hemos aprendido cuáles son las esquinas
del modo de ser del otro, con las cuales tropieza nuestro ser, es decir, hemos ido
descubriendo la serie innumerable de pequeños peligros que nuestra convivencia
con él trae consigo, para nosotros y para él" .:1
No me planteo aquí el tema harto debatido de si en el ser humano existe con
el carácter de innata al lado o frente de impulsos sociales y de simpatía, una ten-
dencia de destrucción, agresividad, hostilidad. Freud así lo sostuvo: en el hombre
hay innatamente, en situación de perenne lucha el instinto del amor (Eros) el de
la muerte (Thanatos). Por el contrario, Adler considera que la evolución aporta
un mayor desarrollo de la bondad humana y de las tendencias sociales. Y Ashley
Montagu opina que la hostilidad y la agresividad son formas de comportamiento
adquiridas como efectos de la frustración en el deseo de ser amado y de ~mar."
La elucidación de este problema es tarea fascinante; pero no puedo entrar aquí
en la discusión de. este asunto. Lo único que importa .dejar establecido aquí es
que en la realidad humana social de la cual tenernos experiencia hay procesos aso-
ciativos y procesos disociativos; hay simpatías}' antipatías; hay suaves coordinacio-
nes y broncos rozamientos; hay amores y odios; hay avenencias y luchas; hay altruis-
mos y egoísmos; hay benevolencia y agresividad; hay deseos de paz y deseos de
pelea. Es así. aunque probablemente la hostilidad .y la agresividad sean aprendidas.

2.-ACTlTUDES DE OPOSIClON y DISOClATlVAS. ACTITUDES


RESTRICTIVAS
Parece fácil a primera. vista diferenciar entre las actitudes humanas que tienden
a promover procesos asociativos, y las actitudes opuestas que tienden a impedir aque·
llos procesos y a fomentar disociación, oposición, conflicto y lucha. Sin embargo,
debe tenerse en cuenta que muy frecuentemente en la realidad de la vida social
en una misma persona y en relación con otra u otras se entremezclan actitudes con-
tradictorias. En abstracto, se puede decir que amor y odio representan los polos dia-
metralmente opuestos; y, no obstante, se ha observado desde tiempos antiquísimos
que ambas pueden combinarse en una actitud perpleja hacia la misma persona. Re-
cientemente esta observación ha sido 're-elaborada por la psicología freudiana en los
a Cfr. ORTEG..... y GASSET (JOSé), El Hombre y la Gen/e (Obras Inéditas), Rev. de Occi-
dente, Madrid, 1957, p. 192.
.. Cfr. FREUD (S.), An Outline of P;y.hoanaly;i;, Ncrton, Nueva York, 1949; Civilization
ami lrs Discontents, 1930; Tbe Future 01 an Ilíusion, Hogarth Press. Londres, 1928; HARDING
(W. E.), Psyrbic Energy, Panteón, Nueva York. 1947; ADLER (Alfrcd), Social lmerest: A
Cha/lellge /0 Mallkind, Putnam, Nueva York, 1938; MARcusE (Herben) , Ero! and Civiliza/ion,
Beacon, Boston. 1955; MONTAGU (Ashley), Tbe Mean;n$! 01 Lave, Julian, Nueva. York, 19')3;
The Direaion o/ Human Dei-elopment, Harper, Nueva York, 1955; The Biosocisl Narsre of
M~Ul, Grove Press. Nueva York, 1956.
ACTITUDES ASOCJATll',15 y RE5TRICTIV,i5

términos de 10 que se llama principio de la ambivalencia. Así, advierte Maclver.e


amor y odio, pena profunda y exuberante pasión, intensa lealtad y repugnancia, y
muchas otras actitudes contradictorias o contrarias a menudo se dan entretejidas.
Llámase actitudes disociatíoas las que impiden los procesos asociativos; O las
que originan procesos disociativos o de oposición.
Se denomina actitudes restrictivas aquellas que ponen límites a los procesos aso-
dativos, es decir, que permiten que éstos se desenvuelvan sólo hasta cierto punto.
pero no más allá de él.
Tanto en las actitudes disociatluas como en las restrictivas, las hay que implican
una postura de superioridad; hay otras que constituyen una postura de inferioridad:
y hay además otras que no suponen necesariamente una diferencia de nivel. .
Como ejemplos de actitudes disocuüivas que implican una postura de inferio-
ridad, se pueden citar las siguientes: temor, miedo, terror, envidia, timidez.
Ejemplos de actitudes disociaivas con una postura de snperioridad son: disgusto,
repugnancia, burla, desdén, desprecio, altanería, intolerancia, arrogancia;
Las siguientes son ejemplos de actitudes disociatioos que 110 implican necesa-
riamente una di/el°encia de plano: odio, aversión, antipatía, desconfianza, sospecha.
rencor, malicia, crueldad.
Entre las aaimdes restrictivas en plano de inferioriddd cabe mencionar las
siguientes: reverencia, veneración, adoración, devoción, humildad, sumisión, subor-
dinación, modestia.
Son actitudes resttictiuas en plano de superioridad las de: orgullo, co~desccn.
dcncia protectora, tolerancia e .indulgencia.
Actitudes restrictivas sin difere1l(ia de trn-el lo son, por ejemplo, las de: tiva-
lidad, concurrencia y ~elos.

3.-COMPETENCIA. RIV AUDAD


La competencia. es un proceso en el que preponderan las dimensiones y las
fuerzas disociativas, pero en el que figuran también aspectos asociativos. O dicho
con otras palabras, la competencia es un proceso que comprende tendencias disc-
ciativas inseparablemente conectadas con esfurzos similares de los diversos sujetos
para alcanzar objetos iguales." Se produce un proceso de: competencia cuando sucede
(Iu(.' de una cosa apetecida por varios sujetos hay 11I1,l cantidad insuficiente pa-
rn satisfacer los deseos de todos. Por ejemplo. en nuestra sociedad, el número de
empleos disponibles es menor que la cantidad de gente que busca trabajo. Entre
las gentes que tienen ya empleo hay también competencia ,por lo~ mejores pu~
Hay menor cantidad de alimentos, que la precisa para J'at;;1<'tcer rodas las necesidades.
lo cual origina también procesos de competooa. El número de las posiciones de
poder e influencia es más pequeño que e1 número de los aspirantes a esas posicio-
nes. La cantidad de bienes para hacer c6moda y agradable la vida es menor que
el número de -l-Gs que harían falta para satisfacer todos los deseos.
-. Cfr. MAC[VF.R (R. M.) & P:\GE (Ch.), Sacie/y: AIl 11l/rndu<!(}/-y AIl.d)'JiJ. Rinehnn
;'\'~ll'\:1York. 1950, p. 27.
" Cfr. Ofit\(¡RN (D.) & j\."'MKoPP (M. F.), Soál)/I)KY. Houghtcn Mifffin. Be-ton. 1l),1r;.
p. 3·16.
406 COAIPETE/\CIA y R1J7AUDAD

Los procesos de pura competencia son impersonales, es decir, los esfuerzos de


cada uno de los competidores no se dirigen contra los otros 'competidores, sino hacia
la consecución de la (osa a que todos ellos aspiran, tratando cada uno de mostrarse
mejor, más apto, más listo, más eficaz, etc., que los otros. As], por ejemplo, en unas
oposiciones mediante ejercicios escritos para la provisión de determinados empleos.
Cada uno de los opositores se esfuerza en hacer sus ejercicios o pruebas todo lo bien
que pueda, con la esperanza y el propósito de superar a los demás, pero no dirige
ninguna acción contra sus competidores. a muchos de los cuales ni siquiera conoce,
ni individualiza.
En cambio, cuando la competencia se personaliza, entonces se convierte en un
proceso de rivalidad. En la rivalidad los competidores se conocen el uno al otro;
cada uno de ellos orienta su conducta teniendo en cuenta lo que el otro hace o lo
que cree que va a hacer; y trata de entorpecerlo o de opacarlo, si puede, para preva-
lecer sobre él. Generalmente, la rivalidad da origen a procesos que rebasan los H-
mites de la competencia, y se convierten en oposición, o llega hasta el conflicto, o
incluso conducen a la lucha entre los participantes.
En la mera competencia, sin rivalidad, al lado de los procesos disociativos, se
dan dimensiones asociativas, cuando, por ejemplo, la competencia se . ajusta a de-
terminadas reglas, y por lo tanto queda sometida a unos ciertos límites, como sucede,
po~ ejemplo, en los concursos deportivos, en los exámenes de oposición, en la
concurrencia mercantil, etc. Estos límites pueden ser morales, o pueden además
fundarse en reglas sociales, convencionalismos, costumbres, pautas de decencia, o
pueden además hallarse establecidas por normas jurídicas.
Cuando no existen tales limitaciones de "la. competencia, puede ocurrir que, ya
en un proceso de rivalidad, el carente de escrúpulos, el audaz, el más fuerte pero
no con mayores aptitudes, el intrigante, eliminen a los menos atrevidos, a los de-
centes, a los más honrados.
La competencia es uno de los procesos sociales más numerosos, el cual se da en
casi todos los campos de la vida social. Los individuos compiten recíprocamente por
la obtención de trabajo, honores, distinciones, dinero, posición social, mercados, di-
versiones, etc. Como miembros de grupos compiten can otros grupos por facilidades
económicas, expansión industrial y mercantil, por la obtención de afiliados a un
partido, por votos en las elecciones, por "poyo gubernamental, por prestigio, por
influencia etc.
Aun cuando los procesos de competencia se 'hallan en todas las sociedades, en
mayor o menor proporción, cabe distinguir entre dos tipos de sociedades: a) so-
ciedades estructuradas predominantemente de un modo tradicional, en las cuales la
distribución de ventajas y de posiciones se gobierna por un sistema de categorías
rígidas, las cuales no pueden ser vencidas por el esfuerzo personal, por ejemplo:
primogenitura, antigüedad, castas, clases (nobles, plebeyos), etc.; y b) sociedades
en las que no existen tales esquemas de cantonalismo, de privilegio, de comporta-
mientos tradicionales, írrebasables, sino que, por el contrario, rige en ellas la má-
xima de los caminos libres abiertos al talento y al esfuerzo y del triunfo de la
capacidad, del mérito y de la laboriosidad, de manera que en ellas existe una gran
movilidad vertical, la posibilidad de elevarse en todos los órdenes, gracias a la
aptitud, al trabajo, y a otras virtudes. En ese segundo tipo de sociedades, hay un
campo muchísimo más extenso para la competencia en todos los aspectos de la vida;
PROCESOS DE ANTAGONISMO 407

y es el triunfo en la competencia el que decide en la distribución de posiciones


sociales, ventajas económicas, honores, distinciones, poder, fama, influencia, etc.

4·-0POSICION
La OpOSICIOO se halla ya latente en Jos procesos de competencia, y. por otra
parte, cuando se agudiza y se manifiesta en forma definida lleva al conflicto. Pero
cabe hablar en. términos generales de procesos disociativos de oposición, los cuales
consisten en conductas movidas por actitudes de disentimiento, inconformidad, ano
tipatía, aversión, rencor, resentimiento, odio, y similares.
Hay procesos de oposición determinados principalmente por los [actores de la
Ji/Ilación, por ejemplo: contradecir, disentir, objetar, dimitir en señal de protesta,
formular una protesta de inconformidad, etc."
Otros factores que producen procesos de oposición son los siguientes: a) inte-
reses antagónicos: b) convicciones antagónicas; c) temperamentos antagónicos; d)
antagonismos imaginados por una de las partes.
El antagonismo de intereses suele ir acompañado por una comprensión racional.
más o menos clara, de su existencia y de sus fundamentos. Ejemplos de ese antago-
nismo los hallamos abundantemente en el campo de la economía, en el de la política,
en el de los esfuerzos por la conquista de poder o influencia social, etc.
Existe antayonismo de convicciones entre los partidos políticos de idearios
incompatibles, entre diversas fes religiosas, entre escuelas artísticas, entre escudas
filosóficas, etc.
Existe a11lagonismo de tem peranrentos entre dos personas, cuando el de una
produce sobre la otra unos efectos irritantes, lo cual se da a veces incluso cuando
las relaciones entre ambas son buenas. Un caso particular de este fenómeno es 10
que en los conflictos matrimoniales se llama "incompatibilidad de caracteres".
En ocasiones, se da un anttlgrmisJlJo real [andado sobre (mUIl.I 'file no son reales.
sino {Iue existen tan sólo en la imaginación de una de las partes o de ambas. Una
persona cree que ha sido insultada, humillada, menospreciada por otra, mientras que
un observador imparcial no halla base ninguna para esa creencia. De hecho, muchas
oposiciones son debidas a esos autoengaños, a malentendidos, que no tienen base
real, pero que dan lugar a un positivo envenenamiento de las relaciones sociales."
Hay procesos típicos de oposición que se dan entre los miembros de dos grupos,
cada uno con características divergentes del otro, por ejemplo: la oposición entre los
miembros de: la nueva generación y los de la anterior; la oposición entre las gentes
de diversas edades; la oposición entre los sexos, y consiguientemente entre marido
y mujer; la oposición entre la mayoría y la minoría en un parlamento.
Los procesos de oposición llevan muchas veces solamente a manifestar disentí-
miento, a formular protestas, a defenderse frente a una influencia, a tratar de con-
trarrestur esa influencia, a presentar objeciones. a reprochar, a cargar la responsabi-
lidad de algo sobre los hombros del oponente. a distanciarse, a' separars,:, a recelar.
Pero muy frecuentemente la oposición se desarrolla hasta producir conflicto y
hasta lucha.
r Cfr. WIESF. (Leopold von), oh. cit, en la nota NO) 2.
II Cfr. SIMMfL (G.), Soá%XY. trad. de ). Pérce Bances. Rev. de Occidente. Madrid.
Iasclculc HI; WIESE. ob. cit. en la Dota N° 2,
408 PROCESOS DE ANTAGONISMO

5.-CONFLICTO y LUCHA
Cuando los individuos o grupos en competencia para conseguir determinado
objetivo, O en oposición desde algún punto de vista, tratan conscientemente de ani-
quilar, derrotar o subordinar a la otra parte, o de defenderse frente a tales intentos
-de ésta, entonces surge y se desenvuelve un proceso de conflicto.
Oaro que no siempre es posible trazar una línea tajantemente divisoria entre
la competencia y la oposición de un lado, y el conflicto de otro. Pero hay ciertas
diferencias que distinguen el conflicto frente a los otros procesos disociativos.
Mientras que en la competencia puede ocurrir que los competidores no siempre
se conozcan individualmente y por tanto la competencia se desenvuelva en un plano
impersonal, teniendo a la vista principalmente el objetivo a que todos aspiran, en cam-
bio, en el conflicto la atención se centra en el adversario y en la derrota de éste.
La competencia es un proceso social de enorme extensión y que suele desenvol-
verse de modo continuo. Por el contrario, el conflicto se delimita claramente en su
comienzo, en su duración.. y en su término; y en lugar de ser algo continuo, es
más bien intermitente.v
La oposición muchas veces es sólo latente, sin que se manifieste en un conflicto.
Otras veces, la oposición se manifiesta tan sólo en forma de disentimiento, de pro-
testa, de acusación, de objeción, pero no tiende a derrotar o destruir al opositor. Por
el contrario, en el conflicto hay choque directo, en el cual cada una de las partes
trata de prevaleceesobre la otra.
Así, pues, cabe arácterizar el conflicto como aquel proceso de interacción en el
cual los hombres o los grupos contienden el uno contra el otro, Es una contienda en
la cual cada una de las partes mira a la otra como adversaria. En el conflicto la acción
tiene el propósito deliberado de atacar, de coordinar, de derrotar, a Ja otra parte.
Hay conflictos entre individuos, hay conflictos entre individuos y grupos, y hay
conflictos entre grupos.
Ejemplos de conflictos entre individuos SOn los Siguientes: los que en otra épo-
ca se manifiestaban en los duelos ó 'desafíos: las riñas a puñetazos, cualquiera que
sea el motivo; la lucha para eliminar a una persona de una' institución, de un cierto
círculo social, de un negocio, de un cargo, de un partido, mediante ataques verbales,
acusaciones, libelos, etc.; la lucha para poner en ridículo a un adversario de modo
que quede reducido a la impotencia; el litigio judicial; la lucha económica par.
arruinar al adversario; la lucha entablada entre el hijo que quiere casarse con deter-
minada muchacha contra el padre que se lo prohibe; la lucha entre los cortesanos
para obtener el favor exclusivo del magnate;' la lucha entre hermanos para des-
bancar el uno al otro en el apoyo paterno'; etc.
Hay conflictos entre un individuo y un grupo, de los cuales SOn ejemplos los
siguientes casos: la lucha del hereje con la iglesia de la cual era miembro, y que
termina o bien con una escisión --el hereje consigue sustraer a la confesión reli-
giosa otros fieles a quienes ha persuadido en favor de su heterodoxia- seguida
de un anatema por parte de la iglesia, o bien con la simple expulsión y excomunión
del hereje; la lucha del disidente de un partido con éste; la lucha del delincuente
con el Estado, que se manifiesta primero en la persecución policiaca, y termina en

l' Cfr. El.DR!DGE & AssOCIATf!5, Pundamcntals 01 Sociology: A Situalional Analysis, Crowell,
Nueva York. 1950, pp. 3H5 r ss.
CONFLICTO Y LUCHA 409

el proceso penal; la lucha que emprende el rebelde frente a determinados conven-


cionalismos de su grupo contra este grupo; la lucha entre el objetante de conciencia
y el Estado al que pertenece cuando éste trata de forzarle a empuñar las armas en
caso de guerra, y que termina en algunos países (p. e., en los anglo-sajones) Con
el desistimiento del Estado cuando éste cree que la autenticidad de los reparos mora-
les del objetante ha sido probada, y en otros países suele concluir encerrando en la
cárcel al objetante; el conflicto entre un patrono y sus obreros; la lucha entre un di-
rigente de una asociación y los miembros de ésta, lucha que puede terminar con la
destitución de aquél, o con el desistimiento de los asociados, etc.
Muchos conflictos estallan entre grupos, por ejemplo: entre naciones, en forma
de guerra efectiva, o en forma de lo que hoy se llama guerra fría, o guerra psicoló-
gira; entre partidos políticos en una contienda electoral, cuando éstos no se limitan
a competir para obtener el favor de sus electores, sino que además con ese fin se
lanzan uno al otro acusaciones, más o menos ciertas o más o menos calumniosas, o
tratan de obstruir el uno al otro las vías de la propaganda, o de coaccionar a los
electores; entre diferentes y antagonistas confesiones, como sucedió en las luchas
religiosas, o entre los cismáticos; entre el grupo revolucionario y el Estado cons-
tituído; entre el sindicato y el grupo patronal; entre clases sociales; entre grupos
étnicos hostiles; entre dos o más grupos de una misma vecindad; etc.
Muchas veces hay objetivamente serios motivos para el conflicto. Aparte de
que éticamente sea deseable evitarlo, en muchos casos la lucha aparece fundada en
razones de gran consideración. Pero otras veces se suscitan gravlsimos conflictos
que -no tienen en realidad un fundamento objetivo, o que por lo menos no lo tienen
suficiente para justificar la lucha. Esto se debe al hecho de que hay en la psique
humana al lado de tendencias de simpatía, tendencias de hostilidad. El hombre es
un ser capaz de amar, pero también capaz de odiar. Y, así sucede frecuentemente que
esas tendencias de hostilidad, ruando no hallan materia fundada en la cual concre-
tarse, buscan un pretexto, como una especie de válvula de escape. El gran soció-
logo alemán Jorge Simmel-? observa que parece inevitable reconocer la existencia de
un impulso de lucha, si se tiene en cuenta los motivos increíblemente nimios y hasta
ridículos que a veces originan luchas muy serias. Simmel relata que un historiador
inglés refiere que dos partidos irlandeses habían ensangrentado el país, a cense-
eueocia de una enemistad que surgió por el color de una vaca. En la India, en el
siglo XIX, ocurrieron peligrosas revueltas, a causa de la rivalidad entre dos partidos.
que no sabían uno de otro sino que el uno era de la mano derecha y el otro de la
mano izquierda. En las enemistades es frecuente que la causa y el objeto sean tan
incoherentes y desproporcionados, que no puede uno llegar a saber si lo que se
presenta en apariencia como objeto de la lucha es la causa de ésta o sólo la. rnani-
festación de una hostilidad preexistente. "La observación de determinadas anti-
patías y pugnas, intrigas y luchas francas, podria llevar sin duda a la creencia de
que la enemistad figura entre aquellas energías humanas primarias, que no se desen-
cadenan por la realidad exterior de sus objetos, sino que se crean a sí mismas dichos
objetos ... Con respecto al amor reconoce todo el mundo que, particularmente en
la juventud, no es una mera reacción de nuestra alma... producida por la cosa.
o la persona amada .. " sino que el alma siente la necesidad de amar y aprehende
una cosa o persona cualquiera que la satisfaga, vistiéndola a veces con aquellas cua-
H' Cfr. SIMMEL. ob. cis., fascículo 111, pp. 23 Y S5.
410 TENDENCIAS DE HOSTILIDAD

lidades que, al parecer, determinan el amor", Si existe en el hombre una tendencia'


de hostilidad, simétrica a la necesidad de simpatía, Simmel opina que probablemente
sea el residuo que en el alma han dejado todas las luchas dentro de la especie hu-
mana desde la aparición de ésta en la tierra, especialmente en épocas primitivas.
Pero esa tendencia a la hostilidad no es suficiente para explicar todas las mani-
festaciones de la lucha. La tendencia más espontánea ve limitado su alcance cuando
no puede verterse sobre un objeto que .Ie sea congruente. El hambre, observa Sim-
mel, surge sin duda, sin necesidad de objeto que la actualice; sin embargo. no se
precipita sobre la piedra o la madera, sino sobre objetos que sean en cierta manera
comestibles. Así también el amor y el odio; aunque sus impulsos no procedan
siempre de excitaciones externas, necesitan que en la estructura de sus objetos
haya algo adecuado a ellos, con cuya colaboración se produzca la relación total.
Reconocer que existen efectivamente impulsos o tendencias de hostilidad o
agresividad no implica que supongamos que tales impulsos o tendencias tengan un
carácter innato. De ningún modo. Tales tendencias o impulsos pueden ser adqui-
ridos: pueden ser el efecto reactivo a irritaciones o frustraciones. pueden ser la
respuesta deformada a determinadas situaciones desagradables, pueden ser resul-
tado del malhumor ---consciente o inconsciente- que haya sido provocado por una
circunstancia desagradable. por la distorsión de una espectativa deseada, por la pri-
vación de algo apetecido, según sostienen varios psicólogos de nuestro tiempo, entre
ellos, Erich Frornrn, Lauretta Bender y H. S. Sullivan, y por el antropológo Ashley
Monregu.' ' Según este último, de acuerdo con algunos biólogos.V la agresi-
vidad de los seres humanos tiene su origen en la misma fuente que suministra
la energía al amor, en el sistema total de energía del organismo. Amor y odio son
diversificaciones de la misma energía; de ordinario, odio es el efecto de amor frus-
trado. Esto permite concebir esperanzas de que una buena educación integral --que
se vierta no sólo sobre el sujeto. sino que trate también de modificar su medio
ambiente, su circunstancia o contorno-- pueda reducir los movimientos de hostili-
dad. Ahora bien, quien contemple la realidad social, tal y como ésta es observable
hoy, tiene que registrar la existencia jmp~lsos y tendencias de hostilidad y agresi-
vidad. aunguC.' representen comportamientos adquiridos, y por ende reformables.
En el conflicto y la lucha. unas veces prepondera el aspecto objetivo: se trata
por ejemplo sobre todo de ganar el pleito, de lograr que el ocupante de una casa
la desaloje, sin que este empeño implique necesariamente que se odie a dicho ocu-
pante; lo que interesa principalmente es desalojado, vencerlo, sin que tal propósito
tenga que ir teñido de una enemistad personal. Sucede sin embargo, que, aun en
los casos en que el sentido de la lucha es principalmente objetivo, a veces en el trans-
curso de la contienda, ésta se va tiñendo con matices de enemistad personal.
En otras ocasiones prepondera el aspecto subjetivo, de modo gue la lucha se
centra sobre todo en un sentimiento de hostilidad, de enemistad, y entonces más
11 Cfe. FROMM (Ecich), Mal! lo Hímseti. Rinehart. Nueva York, 1947; BF.KDER (bu-
retta] , Agg,.eJioll, Hostility, IJl/d Anxiety in Cbildeen, Tbomas. Springfield. 1953; Sn.I.lVAj\;'
(H. S.), The Interpersonaí Tbeory 01 Psychiatry, Norton. Nueva York, 1954; MONTIIGU (Ash.
ley}, The Direaion 01 Human Derelopmms, Harper, Nueva York. 1955; The Biosormi N,(I!:r~
01 MfW, Grove. Nueva York, 1956.
12 Cfr. RI:SSF.I.I. (E. S.). The Directireness 01 Orgenic Acúvities. Cambridge Univ. Prcss
NUl'V:l York. I 'Jel 'i ; SII'''OT (C B.). Ce/I «nd Psycbe, Univ. North Carolina P.. Chape! Hill
19'"iO; J\f',<i!(lw' tAo H.). ,\lo,'i'.ltifll; :/Ild Person.ditv, Harper. NU'::\':l York. Jl)'Itl,
DIVERSOS TIPOS DE LUCHA 411

que un resultado objetivo, los contendientes aspiran a la humillación de su adver-


sario, a su castigo, a su derrota por la derrota misma, a dejarlo excluído de un
círculo social, o incluso a aniquilado.
Hay, sin embargo, casos de lucha en los que ni se persigue ningún objeto
extrínseco, ni se pretende producir un mal al otro contendiente, sino que ambas
partes se mueven solamente por el atractivo que la lucha misma y la victoria en
tanto que tal les producen: los juegos de lucha en los que no hay ningún premio
para el vencedor fuera del mismo juego, del placer del movimiento adecuado y
logrado, y de la satisfacción del triunfo; los juegos de azar sin más premio que
el favor de la suerte, que otorga una especie de mística relación de armonía con
las potencias más allá del individuo.w Pero fuera de esos casos y otros similares,
ordinariamente el conflicto se produce por una causa objetiva, y se lucha para la
consecución de un objetivo, derrotando al adversario.
En cuanto a los medios usados en la lucha. éstos se clasifican en tres tipos:
a) medios verbales, como por ejemplo, insultos, polémicas venenosas, cambio de
notas diplomáticas acerbas; b) conductas no violentas, por ejemplo, terminar una
cooperación, declararse en huelga, amenazar con unas medidas de fuerza, incoar un
litigio judicial, crear obstáculos no físicos contra determinadas acciones del adver-
sario, cual sucede en ciertas formas de lucha económica consistente en privar al ene-
migo de oportunidades de venta, o de crédito, o de transporte, promoverle un boy-
cot, etc.; y e) acción violenta: golpes, tiros, bombas, incendio, asesinato, etc.
En cada sociedad hay medios de lucha, especialmente los medios violentos que
están prohibidos, ora por las costumbres, por las reglas de ética social, O por el
Derecho. Sin embargo, hubo sociedades en las que el duelo regulado conforme a
normas estrictas fué considerado durante mucho tiempo como un procedimiento
admisible o incluso recomendable para zanjar conflictos interindividuales. Por for-
tuna esta práctica salvaje ha desaparecido ya de las sociedades civilizadas. En la
vida internacional, hasta hace poco tiempo eran pocos los que negaban que la guerra
fuese un medio lícito de zanjar los conflictos entre Estados; y como observan los
profesores de la Universidad Católica de Forham (Nueva York), Dr. Nicholas
Tirnasheff, r P. Paul W. Facey, S. J.1-I todavín hoy las hazañas de los héroes mili-
tares siguen recibiendo alabanza.
En las sociedades que han alcanzado un alto grado de civilización. el uso de
la fuerza por los particulares para resolver los conflictos entre ellos está prohibido
y penado como delito. La fuerza puede ser usada sólo al servicio del Derecho
por el Estado, es decir, por sus órganos, salvo el caso de legítima defensa, pues en
ésta el individuo agredido, al emplear la fuerza para defender SU persona, sus
bienes, su honor en el mismo momento en que es víctima del ataque, adquiere el
carácter de órgano del Estado. Dentro de la vida nacional, por lo tanto, el uso
de la violencia está monopolizado por el Estado al servicio del Derecho, pero prohi-
bido por norma jurldico-penal a los particulares. Los conflictos que surjan entre
individuos o entre grupos con personalidad jurídica. en materia de derechos y de-
beres jurídicos deben ser sustanciados ante los tribunales de justicia.
ra Cfr. SIMMEL, oh. y f,IS~. tit., p. 27.
14 Cfr. TtMASHEFP (Nicholas S.) & FACEY (S. J. Paul W.). Sociologv: An t ntrodnrtion
to Sf:!{;~/og;cal Ana/y.!;s, Brucc, Mi1waukee, 19~O. p. 253.
412 DIFERENTES TIPOS Y CAUSAS DE LUUI.~

Observa Símmel'> que la contienda jurídica, es decir, el litigio, constituye un


tipo de lucha pura sin mezcla de otros elementos. porque las pretensiones de ambas
partes SOn defendidas con estricta objetividad, y empleando todos los medios permi-
tidos; y en esa lucha no entra nada que no pertenezca a ella y no sirva a su fin.
El hecho de que habitualmente en la mayor parte de contiendas juridicas no son
las partes, sino los abogados de éstas, quienes luchan, contribuye a limpia! la lucha
de los matices personales ajenos a ella. Por :otra parte, la contienda jurídica, a
pesar de la dimensión de conflicto que entraña, supone también desde ciertos
aspectos una unidad y dimensiones comunes entre las partes; la sumisión común al
Derecho; el reconocimiento de que la decisión ha de recaer según el valor de las
razones aducidas; el mantenimiento de formas inviolables para ambas partes; la
conciencia de encontrarse envueltos durante el proceso en un poder y orden sociales
que le prestan sentido y seguridad.
La prohibición jurídico-penal de usar la fuerza, e incluso otros medios coer-
citivos pero no violentos, que son considerados como ilícitos, no elimina otros mu-
chos tipos de conflicto y lucha que a veces revisten mucha gravedad, aunque algu-
nos de esos tipos sean sometidos a una regulación, por ejemplo, las huelgas que
surgen como agudización de un conflicto obrero-patronal.
A veces un conflicto se engendra en una situación que primero fué de com-
petencia. Por ejemplo: varios industriales compiten por el mismo mercado. Durante
algún tiempo, cada .uno de ellos trata de ganar el favor de los consumidores, por
medio del anuncio, de la mejora del producto, y de la rebaja de precios -hasta
donde lo permita el costo de producción y la obtención de un margen de ganancia.
Pero, después, dos o tres entre aquellos varios industriales llegan a un convenio
para unirse y expulsar del mercado a los otros, para lo cual disminuyen los pre-
cios por debajo de todo margen de ganancia e incluso por debajo del costo de
producción, con el fin de matar toda competencia y asegurarse un monopolio.
La existencia de confJietos y luchas es considerada como algo deplorable en
casi todas partes y siempre. Y, sin embargo, en todas partes y siempre se producen
conflictos muy variados entre individuos, entre individuos y grupos, y sobre todo
entre grupos. ¿A qué se debe esto? Se debe a causas múltiples, diversa.. y complejas.
Aparte de la influencia que a veces tiene la inclinación o tendencia de hosti-
lidad, de la que ya me he ocupado, hay otras varias causas. El hecho inexorable de
la competencia en pos de trabajo, riqueza, prestigio, honores, posición, influencia.
poder, placeres, ete., y el hecho de que muchas gentes no logren alcanzar esos
bienes o no los consigan en la medida en que los desean, suscitan resentimiento,
despecho, envidia, deseo de eliminar a los competidores o de arruinar a los vende-
dores en la competencia. Por ejemplo, se trata mediante la difusión de rumores
calumniosos, o mediante el descubrimiento de flaquezas privadas del competidor,
o del triunfador, de arruinar la carrera de un político, o de un hombre de nego-
cios, O de una actriz, minando su reputación.
A veces los conflictos nacen 'por un choque de intereses entre individuos o
entre grupos. La satisfacción del interés de uno requiere que el otro no pueda
realizar el suro. Y no hay normas sociales lo bastante claras, ni establecidas con
suficiente firmeza ni apoyadas por un consensus general, las cuales pueden servir
1:, Cfr. StMMFI. oh. y [ssr, cit.. pp. 1R Y ss.
DIFERENTES TIPOS Y CAUSAS DE LUCHA 413

como base para dirimir el conflicto. Las normas sociales -<ostumbres, creencias,
convencionalismos, etc.-, son fuerzas conservadoras. Aunque cambien, cambian más
despacio que las necesidades, los deseos, las esperanzas y las demandas de los
hombres. Entonces sucede que una de las partes en el conflicto invoca viejas
normas para la protección de sus intereses, mientras que la otra parte ataca esas
normas por considerarlas inadecuadas. y trata de justificar sus intereses propug-
nando reconocimiento para un proyecto de nuevas normas que amparan sus deseos.
Por otra parte, en ocasiones sucede que existen muchas normas sociales -no
siempre armónicas entre 51-, algunas de ellas ambiguas o equívocas, en relación
con determinados casos. Entonces. cada una de las partes invoca una norma dife-
rente, o una diferente interpretación de la misma norma. Por ejemplo: si los repar-
tidores de leche en una ciudad se declaran en huelga en demanda de jornales más
altos alegarán que los propietarios de los establos trataron de quebrantar el sindicato
obrero. Los propietarios insistirán en que el conflicto surgió por las intrigas y la
malicia de unos agitadores que pretenden arruinarlos. Si la huelga se prolonga,
los consumidores detestarán e inculparán tanto a repartidores como a los propieta-
rios: apedrearán a los grupos obreros que vigilan que no se haga ningún reparto
de leche, y apedrearán también las oficinas de los propietarios de los establos, invo-
cando para justificar ese ataque que unos y otros han violado normas más altas,
según las cuales no se debe dejar privados de alimento a los niños y a los invá-
lidos, cuyos intereses deben estar por encima tanto de los obreros como de los
patronos. Por la falta de normas sociales vigentes que sean unívocas para zanjar
esa oposición tridimensional de intereses, surge la lucha entre los tres bandos.>"
Otras veces la causa del conflicto es una diferencia de opinión, que en oca-
siones se produce incluso entre personas que colaboran estrechamente. Por ejemplo:
dos intelectuales que estaban colaborando armónicamente en la redacción de una
obra conjunta regañan por la cuesti6n de cual de los dos nombres debe aparecer
primero. En un matrimonio, hasta entonces bien avenido, surge una diferencia de
criterio a cuyo calor se produce un conflicto o incluso una lucha abierta. Dos parti-
dos políticos, que habían venido actuando en coalición, tropiezan frente a un prO'-
blema respecto del cual cada uno mantiene una opinión contraria a la del otro;
entonces na sólo la coalición se rompe, sino que surge una lucha abierta.
Cuando los conflictos se suscitan entre grupos, suelen producir como efecto
mientras dura la lucha el hecho de que aumente la cohesi6n interna entre los miem-
bros individuales}' colectivos de cada grupo. Esto se observa especialmente en las
guerras entre naciones-: cada naci6n logra una. mayor solidaridad, no s610 entre
sus componentes individuales, sino también entre los grupos dentro de ella, 105
cuales olvidan al menos provisionalmente sus diferencias y antagonismos, e incluso
sus conflictos, para formar un bloque compacto frente al exterior.

6.-TERM1NAe10N DE LOS CONFLICTOS


Los conflictos se terminan o resuelven de diferentes manerasit"
A) Por victoria decisiva de ~na .de las partes. La parte derrotada tiene que elegir entre la
aceptación de las condiciones impuestas por el vencedor o correr el riesgo de ser totalmente

10 Cfr. GREEN (Arnold W.), SocioJogy: An Analysis ot Lite in Modern Societ y. MeGr.:t .....•
Hil!, Nueva York, 1952, pp. 52 y ss.
17 Cfr.OcBuRN (D.) r¡ NIMKOFF (M. F.), oh, cit. en la nota N° 1, pp. 373·7ft
4l-1 MODOS DE RESOLlJOON DE LOS CONfLICTOS

eliminada, como por ejemplo, les ocurrió a Alemania y al Japón después de su total derrota.
militar en la Segunda Guerra Mundial. En ese tipo de casos la parte vencida sude aceptar la
derrota y, por consiguiente. una posición de inferioridad respecto del vencedor. Entonces el pro-
ceso de conflicto desembocó en una relación de supra-ordinación y snb-ordinncián entre las dos
partes respectivamente. '
B) Por compromiso, Esto suele suceder o bien cuando las partes en conflicto parecen ser
igualmente fuertes, de manera que ninguna puede prevalecer sobre la otra, o bien, cuando
sobreviene un cansancio de luchar, o bien cuando comprenden que una transacción incluso no
muy favorable sería menos mala que los estragos que se seguirían de proseguir en la lucha. I.3'i
partes renuncian a la actitud del "todo O nada"; cada una de ellas hace algunas concesiones a la
otra, y tal vez halla consuelo por aquello a Jo que tiene que renunciar pensando que la. otra
parte tuvo también que renunciar a algo.
e) POr decisiáu de roíerarse, como sucede. por ejemplo, cuando se termina un conflicto
religioso. En este caso no hay compromiso; ninguna de las partes hace una concesión a 1::. otra
u otras, ni cambia sus creencias; 'pero las partes deciden tolerarse recíprocamente. Aunque cada
grupo religioso conserva intacta su propia fe y sigue creyendo en lo mismo y tratando de hacer
prosélitos, decide tolerar al otro grupo o a los otros grupos y reconocerles los mismos derechos.
D) Pur conciliación, la cual consiste en que las actitudes de mutua hostilidad se sustituyen
por una recíproca disposición amistosa. Mientras que en el mero tolerarse mutuamente no hay
realmente una buena voluntad, sino tan sólo una aceptación a desgana de algo que es irreme-
diable, en cambio la conciliación implica el propósito de una disposición amistosa. Suele llegarse
a la conciliación por medio de disipar malentendidos, por medio de sincera renuncia a puntos
de amor propio, por un deseo de superar antagonismos de temperamentos, o de opiniones"
EJ Por ronrersián, la cual consiste en que una de las partes en conflicto resulta persuadida
de que estaba equivocada y de que quien tenía la razón era la otra parte; y entonces renuncia ~I
que había sido su propio punto de vista y se adhiere al punto de vista de la otra parte.
F) Por mediacián, 13 cual es un procedimiento o una técnica que "puede conducir al como
premiso, a la tolerancia, o a la conciliación. Este procedimiento o técnica consiste en que ter-
ceros, que no son parte c'! el conflicto, actúen cerca de las partes en éste, para aproxirnarlns e
inducirlas a limar sus diferencias llegando a un acuerdo, el cual puede ser un compromiso, un
modus vivendi de tolerancia, o a una conciliación. Caracteriza a la mediación, a diferencia del
arbitraje, el hecho de que las propuestas sugeridas por los terceros no tienen fuerza obl igator¡a
para las partes en conflicto.
G) Por tl/'hitra;e, el cual nm.,iste en que las partes en conflicto aceptan de antemano poner
fin a su contienda sometiéndose a lo que decida un tercero, nombrado precisamente 1'01' común
acuerdo de las partes.
H) POr i allo del órgano iunsdiccional oficial (judicial o administrativo}, competente para
resolver sobre la disputa.

7.--'--COMBINACION ENTRE PROCESOS D1S0CIATIVOS y PROCESOS


DE COOPERACION
Mientras que los procesos de cooperación son continuos, y en importante me-
dida lo SOn también muchos procesos de competencia, en cambio los procesos de
conflicto y lucha son intermitentes. Los individuos disputan y se pelean, pero llega
un momento en que la lucha Cesa. Los trabajadores huelgan, pero al fin se lIeg,
a una solución del conflicto. A la guerra sigue la paz. A veces los conflictos cesan
sólo cuando la lucha misma ha producido una solución: fa derrota física en una
riña a golpes; la decisión arbitral: la sentencia judicial; el triunfo militar en una
guerra; etc. Otras veces la lucha cesa antes de haber llegado a su término por algu-
na de las causas siguient<:s: Uno de los contendientes mide las probabilidades de
la lucha y temiendo gUt' pueda quedar vencido, o que aunque llegue a vencer al fin
el ('str:lgo sería mayor (Iu<: las ventajas de la victoria. desiste, )' .~cstion;l una transac-
MEZCLA ENTRE PROCESOS ASOCIATIVOS Y DISOCI,lTIVOS 415

ción o una tregua indefinida. O bien, una de las partes en la lucha o las dos. se
arrepienten, experimentan que pasado el primer momento pasional, la tenden-
cia de simpatía prevalece sobre los antagonismos, y se dan las manos.
De esa manera, sucede frecuentemente que después del conflicto surgen proce-
sos de ajuste, o de acomodación, o de asimilación, o de cooperación. Otras veces
sucede que al proceso de conflicto sigue una fase de acomodación, la cual sin em-
bargo no es definitiva, pues más tarde renace el conflicto.
Si bien es verdad que los conflictos no son continuos sino que son intermi-
tentes, en cambio. las relaciones y los procesos de oposición se dan con gran abun-
dancia y persistencia, también casi de modo continuo. La cooperación y la oposición
impregnan la vida social en la mayor parte de los aspectos de ésta, y muchas veces
se dan simultáneamente en el mismo campo. Pues sucede que, cuando las gentes
cooperan, sus intereses son armónicos tan sólo hasta cierto punto, más allá del
cual se producen relaciones o procesos de oposición, cuando no de conflicto. Incluso
en las relaciones más amistosas, y aun en las más íntimas, hay un punto o un
aspecto en el cual los intereses divergen, o en el cual las actitudes no son concordes.
La más estrecha cooperación dentro de la" familia no impide- que surjan desavenen-
cias e incluso peleas. La devoción a una causa común no excluye la posibilidad de
que entre quienes la sirven surjan fuertes diferencias de opinión, o ambiciones que
chocan unas contra otras. Parece que en nuestras relaciones con los demás, al lado
de la mutua ayuda se dan muy frecuentemente aspectos de oposición.
Por otra parte, los procesos de conflicto envuelven procesos de cooperación, no
sólo entre los que militan en un bando contra otro, sino también entre los dos
bandos, en la medida en que ambos se someten a unas normas que regulan el des-
arrollo de la lucha. Si quienes luchan no son dos individuos, sino que son dos
grupos, entonces la lucha exige una mayor cohesión entre los del mismo bando.
Por otra parte, las más apasionadas y extref!losas luchas están reguladas por
algunas normas, a excepción de la guerra total -y aun cabría discutir respecto de
ésta Sr hay O no normas, pues el hecho de que se haya castigado a los criminales
de guerra alemanes y japoneses parte del supuesto de que había normas que fueron
violadas por éstos. El mero reconocimiento de la existencia de esas normas, por las
partes en conflicto, implica un proceso asociativo entre éstas.
CAPiTULO XXI

FORMACIONES, COMPLEJOS O GRUPOS SOCIALES. SUS DIVERSOS


TIPOS. CLASIFICACIONES VARIAS
SUMARIO:-l. Nociones generales sobre las iormociones o /OJ complejos o
~mpoJ .locia1t:s.-2. El problema terminológico en esta tn,11t'r1{I.-3. Formaciones,
complejos o grupos sociales en re/ación ron las varias d($J€J de IJ/uraliJ.::des
humanas; de clase; de agregación; y de inJeraeti1IidaJ.--4. MalC1'iales de los
grupos JocialeJ.-'>. El problema de la clasiíicacion de los grupos o complejos
Jociales.--6. Clasificación de /OJ grupos en reamo al número de SU1 campo-
nentes: p:treja,' trío; grupos mayores.-7. Importancia del número en los como
piejos o grupos Jocia/n.-S. Cla.ri/icnciól1 desde el ptouo de 11ista de la dura-
ción.-9. ClasificaC'Íol1 desde el pufllO de vista de la proximidad en el espacio.s-:
tü. Clasificación desde el punto de vista del grado de intimidad en/re los
miembrose--Aí . Grupos primarios y grupos secundwioJ.-12. Clasiiiración bao
sada e11i-el grado de la distanda social entre el hombre individual miembro de
un grupo y este grupo.-13. La diferencia entre comunidad y asociación esta-
blecida por Toennies. Ulteriores desarrollos de es/a dislinrión.-14. Clasificación
/..'11 grupos no institucionalizados y grupos imtiJlIcionalizat1oJ.-O. La insru».
ción seglín Hauriou.-16. Gmpos suscitados por la naturaleza y grupos de
pura ere..icián humana.-17. Grupos totales O JuprafuJuionaleJ y grJIpos esne-
ciales O fmuionalcs.-IS. Clasificación de los grupos por JU tipo de ubicación
elJ el espacio.-19. Clesiíicarión estructural u orgánica de los grupos.-20. 111-
terierencias múltiples y combinaciones de las varies rlasijicaciones de los grupos
sociales.-21. Pertenencia de cada persona ti múltiples grupos sociales.

l.-NOCIONES GENERALES SOBRE LAS FORMACIONES O LOS


COMPLEJOS O GRUPOS SOCIALES
Hasta aquí, al tratar de las realidades sociales tal y como se dan en la expe~
riencia, las he contemplado en su aspecto de conductas humanas en interacción, y he
presentado el análisis de los tipos principales de relaciones y de procesos sociales..
Ahora bien, aunque ya sabemos que las únicas realidades humanas substantes
y las únicas que viven en el sentido genuino de la palabra vivir, son las personas
individuales, también es verdad que, al contemplar los paisajes de la vida social,
distinguimos en ellos figuras colectivas a las que nos referimos en el lenguaje
corriente como si tuvieran alguna unidad, al menos relativa: son como una especie
de conjuntos con alguna delimitación y poseyendo especiales características, las cua-
les diseingnen esos conjuntos frente a los individuos que los integran, y los distin-
guen además trente a otros .conjuntos colectivos. Así, por ejemplo, hablamos de la
familia, del grupo de juego, de la vecindad, de Ja aldea, de la ciudad, de la rnuche-
dumbre, de la clase profesional, de la clase social, de la nación, del Estado, de la
Iglesia, del círculo de los jóvenes, del círculo de -los-adultos, del de los ancianos.
GRUPOS SOCIALES 417

del círculo de la cultura occidental, del grupo de los que hablan el mismo idioma.
de las generaciones históricas, etc. Seguramente la realidad de esos conjuntos consta
de una serie de procesos y relaciones sociales combinados de tal manera que forman
una especie de configuración. Vistos desde fuera, esos conjuntos aparecen como con-
figuraciones integradas por unos ciertos hechos sociales, los cuales se presentan como
coincidencias, como articulaciones, como tejidos, como bloques o como racimos de
conductas formando alguna silueta} y que poseen alguna unidad.
Esos conjuntos son configuraciones de hechos sociales, los cuales se presentan
delimitados y con alguna unidad desde un punto de vista determinado, bien porque
consisten en lazos psicológicos especiales que unen a una pluralidad de personas
-p. e., la familia-; bien porque consisten en coincidencias o concordancias de
intereses materiales o espirituales que se dan en una pluralidad de sujetos -p. e.,
el grupo profesional-; bien porque consisten en una participación en unos ciertos
modos colectivos de vida -p. e., los que hablan el mismo idioma-; o bien pOfque
consisten en una mezcla de esos vínculos, esas concordancias de intereses, y esa
común participación en unas formas de vida -p. e., la nación, la clase social.
Esa caracterización de las formaciones, los complejos o los grupos sociales, co-
mo urdimbres o configuraciones de fenómenos de vida social, que forman -conjuntos
delimitados con mayor o menor precisión desde algún punto de vista, tal vez
parezca una caracterización demasiado vaga. Pero es que se debe tener en cuenta
que mediante este concepto se trata de cubrir realidades sociales muy diversas" muy
varias desde distintos puntos de vista. pero todas las cuales tienen algunos rasgos
comunes, a saber: el hecho de constituir a manera de configuraciones o conjuntos de
fenómenos sociales, que presentan un mínimum de unidad o de conexión real.
En efecto, dentro de ese concepto superlativamente general caben las forma-
ciones O complejos más diversos: desde las muchedumbres pacíficas, hasta el Estado.
Caben, por ejemplo, el auditorio de un teatro, la clase social, la tertulia, la pareja
conyugal, el complejo paterno-filial, la familia, la parentela, el cuerpo profesional.
las asociaciones culturales (religiosas, filosóficas, científicas, artísticas. deportivas.
políticas) t la empresa económica, el sindicato, la nación, el Estado, etc.
Entre esos conjuntos los hay que tienen algo así como una vida propia usando
esta expresión desde luego en sentido figurado, por ejemplo, la familia, el Estado.
la universidad, etc.; es decir, que consisten en una organización de interactividadcs.
cuyo conjunto estructurado tiene una unidad. Pero entre esos conjuntos hay otro;
que consisten más bien en meras delimitaciones por concordancia o coincidencia de
intereses, o participación en unos modos de conductas, sin que haya propiamente un.r
estrecha articulación u organización de esas conductas. Y hay desde luego muchas
otras modalidades intermedias, y otras combinadas o mixtas.'
1 Sobre los complejos o grupos sociales, puede consultarse, además de las obras que ir":'
indicando en el desarrollo .de este capítulo, las siguientes: SIMMEl. (G.), Sociologia. trad. de
]. Pérez Bances, Madrid. 1927; WIESE {Leopold van), System der allgemeinen Soziologie .ds
Lehre f,·on den sozialen PrOZCUef¡ und sozia/en Gebi/den der MellJchell, 1933; MAUNIER (Rcné}.
Essais sur les gronpements sociaax, Peris, 1929; OURKHEIM (Bmile}. Le(OfJJ de Sociotogie,
Presses Universitaires de Frence, París. 19'0; MENDIETA y NÚÑF.z (Lucio), Teoría dI! lo!
Agrupamientos Socia/es, Inst. de Invest. Soc.• México, 19'0; ORGAZ (Raúl A.). Sociología. Imp.
de la Univ. de Córdoba, 1946, 2· parte; DAVY (G.), et SOBRE (M.), Morpbologie Socialé en
"Année Sociologtque", 3e. serie, París, 1948-49; COOLEY (e. H.), Social Org.miznrion, Scrfbner.
Nueva York, 1929; SOROKIN (P. A.), Society, Culture al1d Personality, Harper, Nueva York.
1947. pnrtc 6'; LUNDBRRG (G. A.). Ponndations 01 Soriology. MacMillan, Nueva York. 19.\9.
:lorl"lol::l.~.-27 •
CLASES DE PLURALIDADES HUMANAS

2.-EL PROBLEMA TERMINOLOGICO EN ESTA MATERIA


En este tema, como en tantísimos otros, la Sociología, las ciencias sociales -e incluso
podría decirse que las Humanidades en general- tropiezan con la dificultad de que no hay
una terminología unívoca, que haya sido aceptada generalmente, ni siquiera por una. mayoría
de autores..Por eso parece' prudente advertir al lector sobre esa diversidad de nomenclatura.
y sobre el hecho de que unos mismos términos cobran significaciones diferentes en las varias
obras de Sociología.
Esos conjuntos o pluralidades sociales son denominadas [ormaciones o compleios sociales
por algunos autores (v. g., Wiese), quienes reservan el nombre de grupos. para un determinado
tipo de esos conjuntos; son llamados agrlJpamienún por otros autores {v. g., Maunier, Mendiete
y Núñez); son designados simplemente como grupos por muchos autores {v. g., Maclver,
Timasheff, Facey, Bogardus).
Para facilitar al lector la identificación de este tema, yo he preferido referirme a esas plu-
"ralidades humanas, usando las tres expresiones: formaciones, complejos o grupos. Sin embargo,
usaré preferentemente el término "grupos".

3.-FORMACIONES, COMPLEJOS O GRUPOS SOCIALES EN RELACION


CON LAS VARIAS CLASES DE PLURALIDADES HUMANAS.:
DE CLASE; DE AGREGACION; y DE INTERACTIVIDAD
Con la palabra plJlraJidad designamos una multiplicidad de cosas que consti-
tuyen un conjunto, a diferencia de las unidades singulares de las cuales se compone
este conjunto.' Ahora bien, desde el punto de vista de cuál see la índole de la
conexión (mental o real) entre las múltiples unidades que constituyen una plura-
lidad, podemos distinguir tres tipos de pluralidades -según muy oportunamente
formula Eubank-:' a) de categoría o clase; b) de agregación; y e) de interactividad.
A) La categoría o clase, que se basa en las similitudes que permiten incluir
múltiples cosas dentro de un- concepto unitario. Así, "árbol" es una noción con
que designamos cierta clase de objetos como diferentes de todos los demás.
B) La agrega;ión, la cual se basa en el hecho de la proximidad. Unos objetos
forman una pluralidad de este tipo, es decir, una agregación, por el hecho de
estar juntos; bien en virtud de un ligamen externo que determina su proxirni-
dad, por ejemplo, el saco que contiene un conjunto de naranjas, la cárcel que
encierra un número de presos; bien en virtud de algún centro de atracción sobre
cada una de las unidades, pero sin que éstas ejerzan entre sí una mutua atracción,
p. e., un i~án que atrae limaduras de hierro, o el farol que atrae a varios pájaros,
o el anuncio de un remate que atrae a una multiplicidad de compradores. La agre-
gación es una relación de hecho, y no una mera relación mental establecida por
el sujeto cognoscente, como el tipo anterior de pluralidad (la categoría o clase).
C) La interactioidad, la cual se basa en la interacción. Es decir, los objetos que
constituyen ese tercer tipo de pluralidad ejercen entre sí influjos recíprocos. Por
ejemplo: las gotas de agua que forman una corriente; las células de un tejido vivo
que intercambian actividades y se hallan mutuamente afectadas; la junta celebrada
por varias personas para tratar determinados asuntos. La interactividad constituye re-
laciones de hecho, que hacen de la pluralidad por ella determinada una realidad.
WILSON (Logan), 50áography 01 Grovps, en Twemieth Century Sociology, edited by Georges
Gurvitch & Wilbert E. Moore, The Phil. Library, Nueva York, 1945.
2 efe EUB.....NK (E. E.), The Concepts 01 Socioíogy 1931, pp. 116-168.
CLASES DE PLURALIDADES HUMANAS 419

Veamos ahora la explicación de estos tipos a l~ multiplicidades humanas.


Empleamos la noción de caiegoria o clase cuando denominamos pluralidades de
individuos humanos, en virtud de notas comunes que los hacen semejantes y permi-
ten incluirlos dentro de determinado concepto general, sin que sea necesario para
ello ni que estén juntos. reunidos, ni tampoco que se produzca interacción entre ellos
(aunque pueda suceder 10 uno y lo otro, peco no interviniendo ni 10 uno ni lo otro
en la denominación). Por ejemplo, cuando nos referimos a "los intelectuales", a
"los delincuentes", a "los operados". Al proferir simplemente esas denominaciones,
no apuntamos al hecho de su reunión (que tanto puede darse como no darse), ni
tampoco mentamos los influjos recíprocos que puedan '~~istir entre los iñsluldos
en alguno de esos conceptos; nos referimos sólo a que hay un número de individuos
que tienen algunas características similares. Tales pluralidades, tomadas exclusiva-
mente desde el punto de vista que acabo de explicar, cuando sean nada mas que
pluralidades de clase, sin contener interacciones, no constituyen propiamente grupos.
Claro que ordinariamente dentro de tales pluralidades como clase o categoría, hay
además pluralidades de agregación a veces, y casi siempre de interacción."
Hay una agregación humana, cuando se da el hecho de una relación de proxi-
midad en el espacio," de una aglomeración en determinado lugar, sin más, es decir,
sin que tomemos en" cuenta otros fenómenos, verbigracia, de interacción que pue.
den y aun suelen producirse.
La interacción es la que propiamente constituye el grupo humano. Existe donde-
quiera que dos o más -sujetos humanos están influyéndose recíprocamente por virtud
de contactos mentales, es decir, relacionados por mutuas' acciones psíquicas.
Claro es, que estos tres tipos de pluralidades humanas en la realidad pueden y suelen
entrecruzarse, dando lugar a diversos subtipos mixtos:
a) Clase de' individuos agregados sin estar en interaccián, De hecho es difícil que se dé,
porque si varios individuos similares se hallan reunidos o próximos, lo más probable o incluso
lo seguro es que se influyan los unos a los otros recíprocamente, en mayor o menor proporción.
Tal un ejemplo de esto sería una pluralidad de niños recién nacidos en la sala de una maternidad.
b) Clase de individuos agregados en interacción: una reunión de estudiantes en el estadio.
c) Clase de individuos que no están agregados, es decir, que no están reunidos, pero entre
JOS'(U(1Jn se dan aueracciones, verbigracia, por correspondencia, por las noticias indirectas que los
unos reciben de los otros; por ejemplo, los estudiantes del mundo (por ser estudiantes forman
parte de un concepto de clase, de una denominación genérica} quienes por unos u otros medios
saben los unos de los otros y de ese modo se influyen recíprocamente.
d) Clase de individuos que no están reunidos, ni agregados, ni tampoco ~n interacridn,
por ejemplo, los bebés del mundo.
e) Agregados de indioidaos que no forman una clase, 1111 concepto común, ni se ejercen
recíprocos inilnios, por ejemplo: multitud de sujetos heterogéneos reunida fortuitamente, tren-
sitando por un campo. Claro que este ejemplo puede valer nada más que como hipótesis mental,
porque de hecho apenas es posible que viéndose los unos a Jos otros no se produzcan entre ellos
influjos recíprocos.
f) Agregados de individuos que no [arman clase pero qll~ titán en interacción, verbigracia,
una multitud compuesta por gentes de diversas nacionalidades, de diferentes credos, etc., entre
las cuales se producen interacciones.
Adviértase bien que con las sumarísimas indicaciones que acabo de hacer dista mucho de
quedar agotado este tema, ni siquiera en sus perspectivas más generales. Las indicaciones que
anteceden tienen tan sólo por objeto suministrar una mayor claridad mental para contemplar
la enorme diversidad de Ioemnciones. complejos o grupos sociales.
420 CLASES DE PLURALIDADES HUMANAS

Claro es que el tipo de f'Iuralidad que es esencial para la existencia deun corn-
pIejo, formación o grupo social, es la pluralidad de interacción. Ahora bien, sucede
que hay grupos delimitados principalmente por constituir una pluralidad de clase
o categoría, y que sobre esta base se dan algunos fenómenos de interacción a dis-
tancia, aunque éstos sean pocos y débiles. El estudio de los complejos, grupos o
formaciones sociales' se fija sobre todo en las pluralidades humanas constituidas por
hechos de interacción, cuyos miembros tienen una efectiva conexión real entre sí,
mayor o menor, más o menos intensa o tenue, pero existente en alguna medida.
Puede suceder que en algunos tipos de complejos la interactividad viene determi-
nada principalmente porque los miembros de eUos constituyen una pluralidad de
clase, por ejemplo, profesional, o porque están agregados en un lugar, por ejemplo,
una muchedumbre reunida en una plaza. 0, expresándolo de modo más correcto, son
esos fenómenos de interacción los que constituyen la formación o el grupo sócial,
como una especie de haz de fenómenos sociales con una relativa unidad y con
una . relativa delimitación.
En esta caracterización a los rasgos de unidad y de delimitación antepongo el
adjetivo de relativa, por dos razones. Primero, porque no cabe aislar enteramente
un haz o complejo de fenómenos sociales del resto de los demás. En segundo lugar,
porque los grados de unidad y de delimitación de los complejos sociales son muy
diversos, según las diferentes formaciones de que se trate. Así, por ejemplo, la
unidad y la perfilada delimitación son muy precisas en el Estado; pero, en cambio,
se presentan menos rigorosos en una clase especial, cuyos criterios constitutivos son
a veces vacilantes, y cuyos perfiles se ofrecen como vagos, pero cuya .realidad es,
sin embargo, bien notoria e indudable.

4.-MATERIALES DE LOS GRUPOS SOCIALES


Hay que desechar en absoluto y definitivamente todo intento de considerar
cualquier complejo o grupo social como un ser substancial e independiente. Por
el contrario, la verdad es que todos los grupos sociales, incluso los más firmes,
fuertes y duraderos, se reducen a conjuntos combinados de procesos y de relaciones
sociales y de modos colectivos de conducta. Por tanto, su realidad consiste en un
complejo de interacciones humanas.

5·-EL PROBLEMA DE LA CLASIFICACION DE LOS GRUPOS


O COMPLEJOS SOCIALES
Si nos damos cuenta de ruán múltiple y variado es el paisaje de los grupos o
formaciones sociales. comprenderemos las grandes dificultades que presenta todo en-
sayo de clasificación sistemática.
Parece, en cambio, fácil proceder a múltiples y diversas clasificaciones, tomando
criterios diferentes.

6.-CLASIFICACION DE LOS GRUPOS EN CUANTO AL NUMERO DE SUS


COMPONENTES: PAREJA; TRIO; GRUPOS MAYORES
Desde el punto de vista del número de sus componentes se clasifican en parejas,
tríos, de un pequeño número superior a tres, y de un gran número.
CLASIFlCACION DE LOS GRUPOS POR LA CANTIDAD 421

i a) La pareja. Entre las parejas se establecen subclasificaciones:


A) Parejas típicas o genuinas, como la sexual; la de generación (padre-hijo,
padre-hija, madre-hijo, madre-hija, padre y madre, dos hermanos, adulto-niño; y
la de amistad.
B) Parejas atlpicas o derivadas, entre las que mencionaremos: a) Superior-sub-
ordinado (por ejemplo: profesor y ayudante; capitán y piloto; médico y enfermera;
etc.); b) El que ayuda y el ayudado (verbigracia: médico y paciente; párroco y
feligrés; servidor y servido; etc.); e) Maestro-discípulo; d) Parejas condicionadas
por las relaciones económicas (exempligratia: maestro-aprendiz; capataz-obrero; je-
fe-empleado; ama de casa-sirvienta; etc.) ,3
Se ha observado con respecto a la pareja que, si bien ésta aparece frente a un
tercero como una unidad independiente. en cambio, por regia general, no ocurre
esto para sus miembros, pues cada uno de ellos se siente colocado frente al otro,
pero no ante una colectividad superior a ambos. Y es que en la pareja la estructura
social descansa inmediatamente sobre el uno y el otro. Tanto es así, que la des-
aparición de uno de ellos destruiría ese complejo social. Esta es la causa de que
en la pareja no se llegue a aquella vida transpersonal que el individuo siente como
independiente de sí, tal y como se da en una asociación."
Con referencia a las parejas. se han estudiado los diferentes tipos de relación
entre sus dos integrantes, desde varios puntos de vista. Uno de esos criterios dife-
renciales consiste en distinguir si la relación es de mutua atracción, de mutua re-
pulsión, o de mutua indiferencia, o mixta de dos de esas direcciones. Otros de los
puntos de vista es el que se distingue entre dominación, igualdad y sumisión. ro
b) El trío. En cuanto a los tríos o triadas, cabe distinguir: a) el caso en que
el tercero es uno mis que se añade a la pareja; b) el caso en que es, en algún
respecto, el producto de la unión de los dos que integran la pareja; y e] el caso
en que se representa una superación de las deficiencias del grupo dual."
Según Simmel,? el número tres provoca tres formas de agrupación que, por
una parte no son posibles entre dos sujetos, y qHe, ·por otra parte tampoco pueden
darse entre más de tres. Estas tres formas son: a) la del imparcial y mediador; b)
la del tercero beneficiario; y c) la del tercero que impera dividiendo.
Ejemplos de la primera. forma, o sea del tercero imparcial o mediador: el hijo
o los hijos que, como tercer elemento, cumplen la función de mantener unidos a
los dos cónyuges; el árbitro independiente en un tribunal de tres, en el que los
otros dos miembros representan intereses en pugna; etc.
Ejemplos de la segunda forma O sea del tercero beneficiado: todas aquellas
coaliciones en 'lue el tercero resulta necesario y éste se aprovecha de su situación
sacando en su favor los mayores beneficios para sí.
La tercera forma, o sea la del tercero 'lllc impera dividiendo, se distingue de
la segunda tan sólo por un matiz. En la segunda, es decir, en el caso del tercero
beneficiado, éste se aprovecha .en propia ventaja de la escisión previamente exis-
tente entre los otros dos elementos. En cambio, en la tercera forma, es decir, en la

:1 Cfr. \VIESE (Leopcld ven), ob, cit, en la nota N° 1, J'P. 462 Y ss.
1 Cfr. SIMMI3L (G.), ob. cijo en la nota N° 1, fase. 1, pp. 93 y 5~,.
5 Cir. LUNDDERG (G. A.), ob. ti/o en la nota N° 1. pp. 352 y ss.
"'r, aro WIESE, ob. cu., pp. 473 Y ss.
~ $IMMEL, ob. Y !lIg. cn., pp. 115 Y ss..
422 CLASIFlCACION DE LOS GRUPOS POR LA CANTIDAD

de divide e impera, el tercero produce voluntariamente la desavenencia, para obtener


así una situación dominante.
e) Grupos complejos de número superior a tres.
Es patente que los grupos en número superior a tres pueden ser subclasíficados
en una gran variedad de tipos, en una variedad tan grande, que no es pertinente
recoger aquí. Hay grupos de número pequeño -aunque superior a tres- en los
cuales esta su limitación cuantitativa tiene una importancia decisiva, por ejemplo,
confraternidades, círculos de amistad, pandillas de juego, equipos deportivos, etc.
En cuanto a grupos territoriales, recordemos, a los efectos de la clasificación
por el número de sus componentes, algunos tipos: pequeñas aldeas, aldeas grandes,
pequeñas ciudades, ciudades de tipo medio, grandes urbes, y capitales enormes,
En cuanto a las diversificaciones de las comunidades políticas o cuasi-políticas
por el número de sus miembros, recuérdese las diferencias entre el clan, la tribu,
la confederación de tribus, la región, la nación y la organización internacional.

7·-IMPORTANCIA DEL NUMERO EN LOS COMPLEJOS O GRUPOS


SOCIALES
El número o cantidad constituye un factor muy importante en la determinación
de la estructura de los .grupos sociales.
Por ejemplo, para que se constituya una muchedumbre turbulenta, es preciso
qu~ se dé el hecho de una multitud, es decir, de la reunión de una cantidad suficien-
temente grande de gentes para que sea posible el fenómeno de desaparición de la
responsabilidad individual y del sentido personal de sus ingredientes.
Por otra parte, un complejo constituído como colectivo, cuando posee cierta
extensión, crea formas y órganos (paca la conservación, el fomento y el desarrollo
de sus funciones) que antes, cuando ~r1 más pequeño, no necesitaba. y viceversa,
los complejos de menor número tienen .cualídades y realizan acciones mutuas, que
desaparecen inevírabiemente al sobrevenir una ampliación cuantitativa. Así, pues,
según atinadamente observa Simrnel," la cantidad en los complejos sociales tiene una
doble importancia: A) Negativa: ciertas formas s610 pueden realizarse más acá O
más allá de determinado límite numérico de elementos. B) Positiva: ciertas formas
resultan directamente de las modificaciones cuantitativas que experimentan los com-
plejos.
Una corporación aristocrática sólo puede tener una extensión reducida. Los Ii-
mites son muy variables, pero tienen que existir forzosamente.
Las grandes masas sólo pueden ser movidas y dirigidas por ideas simples; pues
lo que es común a muchos, ha de ser a-sequible a los espíritus más primitivos.
Una suerte común, un acuerdo, una empresa, un secreto, cuando se limita a
dos, es distinto de cuando se extiende a tres; y más diferente cuando se extiende a más.
En la Historia del Derecho hallamos muchas disposiciones gubernamentales que
señalaban un máximum de miembros para determinadas reuniones o asociaciones.
Cuando se declara el estado de sitio o de alarma,.no se permite que se detengan
en la calle más de tres o cinco personas. Esta limitación de número responde a la
convicción de que para cometer determinados actos, que se trata de evitar, es pre·
8 Cfr. SIMMEL, ob. , lug. cit., cap. 11.
EFECTOS DEL NUMERO EN LOS GRUPOS SOCIALES 423

ciso que se integren grupos que rebasen cuantitativamente el número que se pone
como tope. Asimismo, encontramos preceptos que exigen ':In mínimum de copartí-
cipes para que se produzca un determinado efecto jurídico, verbigracia, para formar
una sociedad anónima, para constituir un tribunal O un jurado, para tomar acuerdos
en una asamblea. En tales casos, el Derecho prescribe un número mínimo, porque
confía en la pluralidad y desconfía de un número pequeño de individuos.

8.~CLASIFICACION DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA DURACION


Por la duración, los grupos pueden clasificarse en:
A) Grupos sociales pasajeros, que se producen una vez, sin que se reiteren;
por ejemplo, una multitud reunida fortuitamente y que después se disuelve, sin
darse cita para otra ocasión.
B) Grupos sociales pasajeros reiterados, es decir, los que se repiten de vez
en cuando, o con periodicidad, como una tertulia, una reunión de comensales, el
público de abonados a una funciones teatrales o a una serie de conciertos.
e) Grupos sociales que tienen una relativa permanencia, como las asociaciones.

9·-CLASIFICACION DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA


PROXIMIDAD EN EL ESPACIO
Desde el punto de vista de la proximidad física de sus miembros, la primera
clasificación que se debe hacer es la siguiente: a) grupos. cuyos miembros están en
interacción directa en presencia unos de otros; b) grupos cuyos miembros están
en interacciones, en su mayor parte indirectas, es decir, en ausencia.
Son grupos "en presencia": las muchedumbres, tanto las pacíficas como las
turbulentas; las asambleas, tanto las deliberantes, como las representativas; etc. En
esos complejos se da el contacto personal directo de un miembro co~ otro, sin la
intervención de intermediarios. El contacto directo es el medio por excelencia para
la comunicación de la conducta emoriva.v
Son complejos "sin presencia", esto es, ruyos miembros no están todos ellos
en presencia los unos de los otros: el público de lectores de un determinado perió-
dico, la nación, las clases sociales, las asociaciones, las instituciones, las corporaciones,
ete. Son grupos formados por contactos indirectos, porque la comunicación y la co-
nexión no se producen en virtud de presencia inmediata, sino por medio de transo
misiones, lenguaje escrito, símbolos abstractos, etc.
Claro es que hay muchos grupos que deben ser clasificados como mixto! desde
ese punto de vista, porque se componen de relaciones inmediatas en presencia y a la
vez de relaciones indirectas en ausencia. Por ejemplo, la nación, la comunidad muni-
cipal, cte., que siendo grupos sin presencia y de relaciones indirectas, constan sin em-
bargo de una enorme cantidad de relaciones directas en presencia, bien que ellas no
constituyan ni mucho menos la totalidad del complejo. Gran cantidad de asociacio-
nes, que son clasificadas como grupos de contacto indirecto, constan e-mpero de une
u Cfr. uoss (E. A.), FOUIldd.Úr¡IlS 01 Sociology, 190), pp. 133 Y ss.; 1l1.ACKM .... N (F. W-'.)
~"GJJ..L1N (Jallo L.), Outlines 01 Sociotogy, 191), p. 112; BERNARD (1. L), Psicologia Sociei,
t~¡1J. de R. Landa, Fondo de Cult., México, 1946, pp. ~90 y ss.
424 GRUPOS EN PRESENCIA Y GRUPOS EN AUSENCIA

multitud de contactos directos en presencia, por ejemplo, de un gran número de


miembros en las asambleas, en los salones del domicilio social, etc.
Es más, cabría decir, que casi todos los complejos "sin presencia" o de contactos
indirectos, son en realidad mixtos, pues constan también de relaciones en presencia,
de contactos diremos; a excepción de algunos casos límites, como por ejemplo. una
asociación de miembros que se comunican tan sólo por correspondencia.
Si bien son muy poderosos los grupos de contacto directo ---<!íee Beroard-« par,
organizar la opinión- pública y para iniciar tipos de conducta colectiva, su influjo
ha sido sobrepasado por el de los grupos de contacto indirecto. Los intereses se
extienden abarcando gran número. dC7 personas dispersas en amplios territorios. las
cuales integran complejos de contactos directos.w

ro.---CLASIFICACION DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL GRADO DE


INTIMIDAD ENTRE LOS MIEMBROS
Esta clasificación toma como criterio el grado de intimidad entre los compo-
nentes de un complejo.v Distingue fundamentalmente entre complejos interindivi-
duales y complejos propiamente colectivos.
En primer lugar, y como representativos de un grado de máxima intimidad, hay
que' registrar los complejos formados por aquel tipo de relaciones que yo llamo
interindividuales, es decir, las que se establecen entre individuos tomando en cuenta
lo que cada uno de ellos tiene de individual. A este tipo de relaciones pertenecen:
el amor, la amistad, la '-eje.mplaridad, la simpatía. Pues bien, hay complejos en que
predominan las relaciones de ese tipo. por ejemplo: la pareja amorosa, los cónyuges.
Ji familia, los grupos de amistad, los discípulos que libremente y por personal de-
voción forman un grupo con su maestro.
En segundo lugar, hay que registrar los grupos sociales formados por relaciones
propiamente colectivas, es decir, por aquellas en las que los relacionados -y por
tanto los componentes del grupo- no son tanto las singulares individualidades, si-
no más bien los faS sociales, es decir, las funciones desempeñadas por los miembros.
Ahora bien, dentro de ·Ia segunda clase, es decir, de ladase de los grupos
propiamente colectivos, cabe distinguir diferentes grados de intimidad o mejor di-
cho de proximidad entre los componentes de ellos.
Así, tienen un grado de harta proximidad, complejos que no han sido creados
por relaciones interindividuales, sino por determinantes netamente colectivos, pero
que producen relaciones bastante .intimas o cercanas, e incluso suscitan nexos in-
terindividuales. Tales son, por ejemplo: el grupo de la clase en una escuela; los
grupos de vecindad; la pandilla.
Tienen tan sólo una proximidad o intimidad de segundo grado (dentro de la
segunda clase) los complejos en los cuales, si bien hay relaciones de conocimiento
personal, los nexos entre sus miembros son muy limitados, sobre todo formalistas o
funcionales, y relativamente poco frecuentes. Por ejemplo, comités, asociaciones pro·
fesionales, culturales, económicas.
10 Cfr. BERNARD (L. L);··ob. di. en la nota precedente, pp. 415 Y ss.
11 Aunque en esta. clasificación hay puntos de vista de Ch. H. Cooley, no es, tal como la
expongo aquí, una. transcripción de su teoría, sino más bien de mi teoría sobre la diferencia
entre lo "interindividual" y lo "colectivo". según la he expuesto en el cap. X de este libro.
GRUPOS INTERINDIVlDUALES y GRUPOS COLECTIVOS 425

De tercer grado, en cuanto a la proximidad, pueden ser calificados, entre los


complejos de la segunda clase, aquellos en los cuales los miembros no se hallan
relacionados por un conocimiento personal, o en los que éste es muy superficial O
tenue y apenas juega papel; y en los que, por lo tanto, todos los contactos se re-
fieren exclusivamente a las funciones objetivas y se verifican impersonalmente y casi
siempre por medios indirectos. Por ejemplo: organizaciones económicas que actúan
sobre todo por correspondencia, asociaciones para el fomento de determinadas ac-
tividades, que se desenvuelven mediante contactos indirectos, etc.

II.-GRUPOS PRIMARIOS Y GRUPOS SECUNDARIOS


La mayor parte de los estudios sociológicos contemporáneos dan mucha im-
portancia a la clasificación de los grupos en primarios y secundarios. Esta clasifi-
cación está relacionada con las dos clasificaciones precedentes (con la que distingue
entre grupos "en presencia" y grupos "sin presencia"; }' con la que toma como cri-
terio clasificatorio el mayor o menor grado de intimidad entre los miembros del
grupo); pero no coincide exactamente con ninguna de las dos, aunque tome puntos
de vista de ambas, y se interfiera can ellas en alguna medida.
los grupos primarios son pequeños y se componen de relaciones personales entre
sus miembros. En cambio, los llamados grupos secundarios son grandes y están in-
tegrados principalmente por las relaciones impersonales.
Hay ciertas condiciones físicas que favorecen la formación de las actividades de
las que se componen los grupos primarios. Una de esas condiciones es la proximidad
en el espacio. Otras es el tamaño pequeño. Cuanto más juntos estén los miembros
y cuanto menor sea el número de éstos, tanto más probablemente se producirán re-
laciones de simpatía y de identificación. es decir, relaciones interindividuales o
personales que abarcan una gran parte del ser de cada una de las personas, incluso
de su intimidad -y no sólo aspectos funcionales de su conducta. En los grupos
primarios además suele darse la participación del interés de cada uno en el interés
de cada uno de los demás.
Son ejemplos de grupos primarios: la familia, la pandilla de juego, la camarilla,
un pequeño club, un pequeño círculo de amigos, una fraternidad local, etc.
El grupo primario constituye la forma primera, más simple y más universal de
complejo social en el que unas pocas personas se reúnen ¡"cara a cara" para campa·
ñerismo, mutua ayuda, práctica de actividades conjuntamente (de juego, de diver-
sión,. de estudio, de resolución de problemas comunes, etc.): El grupo primario ha
sido llamado metafóricamente Ia célula de la estructura social. En él se rnanifestan
los impulsos sociales, se incuban las costumbres. En él las gentes aprenden la lealtad
a la colectividad, y se entrenan en la cooperación.
Es característico de los grupos primarios que su estructura surja espontánea-
mente. Sus miembros se reúnen y actúan juntos no de acuerdo con un plan prees·
tablecido, ni llevando consigo ninguna representación colectiva, ni respondiendo a
órdenes superiores, sino de un modo espontáneo, por coincidencia de las iniciativas.
Un gran número de grupos primarios surgen como unidades colectivas inde-
pendientes, tales como los ejemplos mencionados. Pero hay también grupos pri-
marios que se forman dentro de la malla ° textura de una organización colectiva
reglamentada. Así, por ejemplo, dentro de la estructura formal reglamentada de una
426 GRUPOS PRlMARIOS y GRUPOS SECUNDARIOS

fábrica, estructura que comprende una estricta división del trabajo, una jaraquización
de las diversas funciones, se forman espontáneamente grupos particulares, carnari-
Has, palomillas de amistad, bloques de solidaridad, etc., que no sólo constituyen
círculos paca satisfacción de sus miembros, sino que llegan a tener en ocasiones
una influencia sobre la moral y la eficiencia del trabajo, y a influir decisivamente
sobre la vida de los sindicatos -los cuales son otra estructura rígidamente organi-
zada. Algo similar pasa en los partidos políticos organizados, en la estructura del
gobierno, en las escuelas, en los conventos, en los cuarteles, en las cárceles, etc. 1 2
Llámanse habitualmente grupos secundarios aquellos cuyos miembros se hallan
de ordinario dispersos en grandes espacios, de modo que nunca se reúnen todos, y
de modo que no hay un contacto directo entre la mayor parte de ellos. Las relaciones
y los procesos sociales entre sus miembros son impersonales, esto es, de índole neo
tamente colectiva, es decir, funcional, o lo que es lo mismo, de cumplimiento de
funciones, papeles o roles.
Sin embargo, la caracterización que antecede se refiere a un tipo puro, que na-
turalmente es difícil que exista en la realidad en ese estado químicamente puro.
Por el contrario, sucede -como ya se hizo notar-e- que dentro de los grandes grupos
secundarios se producen grupos primarios, los cuales tienen una gran importancia
para la subsistencia y sobre todo para el funcionamiento del grupo secundario. Un
ejército --que sería un máximo ejemplo de grupo secundario, impersonal, rígida-
mente organizado-- pelea con éxito debido muchas veces al hecho de que en las
pequeñas unidades de combate se han producido grupos primarios. Una fábrica
trabaja can mayor eficiencia, si en las unidades de labor,' incluyendo en ellas al
capataz. se han producido grupos primarios en los que reina espontáneamente un
sentimiento de identificación. Una clase universitaria produce mejores resultados si,
aparte de las relaciones oficiales, colectivas, funcionales, del profesor con los alum-
nos y de los alumnos entre sí, se ha formado una especie de grupo primario regido
por los sentimientos de mutuo afecto y confianza, de identificación personal."

12.--CLASIFICACION BASADA EN EL GRADO DE LA DISTANCIA


SOCIAL ENTRE EL HOMBRE INDIVIDUAL MIEMBRO
DE UN GRUPO Y ESTE GRUPO
Esta clasificación. que se debe al sociólogo alemán WiesC",14 toma como criterio
el medir el grado de distancia entre el individuo miembro del grupo )' el grupo.
Adviértase que aquí, desde este punto de vista, no se trata de la distancia inter-
humana que entre sí guardan los hombres que integran un determinado complejo
social. por ejemplo, los colegas que integran una asociación profesional, o los vcci-
nos que habitan en un mismo lugar. Desde luego, este es un punto de vista que
puede y debe ser tomado en consideración; y a él se refiere en parte la clasificación
examinada bajo el epígrafe número 9 de este capítulo. Pero éste no es el criterio
121 Cfr. MAcIvER (R. M.) & PAGE·. (Ch.), Soúely: An lnlrodJlf/ory Ana/pis, Rinehart,
Nueva York, 1950, pp. 220 Y ss.
u Cfr. GREF.N (Amold W.), SoúoJoCY: An AnalJIiI 01 Lil, in Afodern Soritl), MI,-Graw.
Hill, Nueva York, 1952, p. 47.
u Cfr. WII::SE (leopold ven}, ob. cis., pp. 385 y ss.
GRADO DE DISTANCIA ENTRE EL MIEA1BRO y EL GRUPO c~27

de la clasificación que expongo aquí. Se trata ahora de fijarse en el grado de


distancia que se da entre el sujeto humano y la colectividad a la que pertenece.
La mayor o menor distancia a que el complejo social se halla respecto del hom-
bre que forma parte de éste, es decir, la distancia a la cual el hombre se representa
el complejo colectivo respecto de sí propio, determina inversamente una menor o
mayor facilidad para que el sujeto individual actúe sobre el grupo. Esto es: cuanta
mayor es la distancia, menor es facilidad de que el individuo actúe eficazmente
sobre el complejo; y cuanto menor es la distancia, más fácil es la acción del indi-
viduo sobre la formación social.
Los tipos extremos en esta clasificación son, por un lado, las masas, y por otro
lado los entes colectivos dotados de una estricta y complicada organización; como el
Estado, la Iglesia, la universidad, etc.
En las masas, tanto en las concretas, es decir, en las reunidas en un lugar,
corno también en las dispersas o latentes --como, por ejemplo, la clase social-,
ocurre lo siguiente, respecto de la distancia entre el individuo y la masa. El indivi-
duo experimenta muy cerca de si mismo la colectividad de la masa; ésta determina
en un grado muy cercano la conducta de él; y, por otra parte, el individuo percibe
que la masa es influida por la acción que él ejerce sobre ella. Pensemos, por ejem-
plo, en las muchedumbres, tanto en las pacíficas, como en las turbulentas; y ad-
vertiremos que los procesos, que juegan en ellas y que las constituyen, actúan de
tal manera que las relaciones de los individuos con los' hombres hacinados en la
masa influyen en el obrar de ésta de modo inmediato y directo.
Las masas son amorfas, es decir, carecen de una estructura organizada. Esto cons-
tituye uno de sus caracteres principales, en contraste con otros tipos de complejos,
p. e., frente a las asociaciones, las cuales poseen una estructura organizada.
Una de las clasificaciones' de las masas distingue dos tipos: 1, masas concretas
o reunidas, actuantes, efectivas: y 2, masas latentes. Son masas actuantes, las multi-
tudés activas, por ejemplo, una manifestación, una muchedumbre turbulenta. Son
masas latentes, en cambio, aquellas formaciones más duraderas, p. e~, la clase social,
que se hallan constituidas por relaciones y procesos que no tienen una presentación
visible de modo inmediato.
Las masas reunidas O ejectíoas, es decir, las muchedumbres, se subclasifican
en pacíficas y turbulentas. Desde otros puntos de vista combinados, a saber, deli-
mitación, congregación deliberada o no deliberada, y foco de atención o p-ropósito,
se clasifican en: multitudes amorfas O causales (las gentes que llenan una calle);
desfiles o manifestaciones, y auditorios.
En los entes colectivos muy organizados, corno el Estado, las corporaciones o
instituciones (universidad, ateneo, cofradía religiosa, asociación filantrópica, etc),
el ente está en una situación de considerable lejanía respecto de cada uno de sus
miembros individuales. En efecto, la conducta de un miembro individual o incluso
de varios miembros no influye directa e inmediatamente sobre la corporación O ins-
titución. Esta se desenvuelve según reglas establecidas en unos estatutos o reglamento,
consiguientemente por cauces organizados. Generalmente sólo a través de esos cau-
ces las conductas de los miembros individuales influyen sobre el ente.
428 MASAS Y CORPORACIONES

13.-LA DIFERENCIA ENTRE COMUNIDAD Y ASOCIACION ESTABLECIDA


POR TOENNIES. ULTERIORES DESARROLLOS DE ESTA OISTINCION
El sociólogo alemán Ferdínand Toennies formuló en un famoso libro publicado
en 1887,1{i la diferenciación entre dos tipos de complejos o grupos sociales: la co-
munidad y la asociación, diferenciación que ha sido admitida por casi todos los
sociólogos contemporáneos, aunque sometida a algunas reelabóraciónes y afinamientós.
Son comunidades o grupos sociales comunitarios las colectividades basadas en
una previa unidad (sangre, convivencia cultural, proximidad, etc.), que se producen
como espontáneamente, como orgánicamente, sin que ninguno de los componentes
haya planeado de antemano la fundación ni la estructuración del ente social. Sus
integrantes forman parte del grupo independientemente de una decisión deliberada;
es decir, se hallan ligados no por un acto de voluntad libre y concreta encaminada
a un determinado fin, sino por lo que Toennies llama una voluntad esencial 11 orgá-
nica, esto es, por una simpatía de afinidad o de pertenencia al ente social. Son com-
pIejos comsnitenos: la familia, el círculo de compañerismo, el estamento, el grupo
de vecindad, la nación, la comunidad de los fieles.
Son complejos asociativos o societarios aquellos fundados en las preferencias o
deseos de los individuos que los integran, o sea, en la voluntad libre o de arbitrio de
éstos, y que se han formado como una asociaci6n deliberada por sus participantes
para llevar a cabo' ciertos fines.
Los individuos, en tanto que miembros de una comunidad, actúan espontánea-
mente, sin proponérselo de modo deliberado, como expresión de esa comunidad. Por
el contrario, los miembros de una asociación pertenecen a ésta, en virtud de una de-
cisión voluntaria, porque están de acuerdo con los fines y los medios de ella.
Pertenecen al tipo asociativo o societario todos los complejos nacidos de un
contrato: el partido político; las asociaciones creadas o fundadas por varios hombres
con un fin común a los mismos (religioso, político, económico, cultural, etc.).
Claro es que existen muchos complejos de carácter mixto, es decir, que par-
ticipan de ambos tipos.
El sociólogo francés contemporáneo Georges Gurvitch'" ha mostrado que en
la comunidad se da una fusión .0 interpenetracién parcial de pensamientos, senti-
mientos y conductas entre sus miembros, de manera que se forma en la interioridad
de éstos la conciencia de un "nosotros", es decir, de la participación en un caudal
común de formas de conducta mental y práctica, y la conciencia ·de una fuerte so-
lidaridad, de suerte que sus miembros se sienten formando una especie de unidad.
En la comunidad, las conciencias se entreabren unas a otras, y, al mismo
tiempo, se abren normalmente a la intuición de ideas y de valores colectivos.
La comunidad suele ser una forma estable, es decir, no es meramente eventual
o transitoria. La comunidad no se constituye ni existe en virtud de la conciencia
de una solidaridad puramente accidental o pasajera. Los miembros de la comunidad
se sienten ligados formando un nosotros, en tanto que personas, y no tan sólo en
tanto que participantes en una relación singular o momentánea. Aun cuando la.
conciencia de la vinculación a la comunidad no se manifieste en una serie de as-
u, Cfr. Gemein¡rha!J und .C:;nseluha!J, 1887. De Toennies véase también: Principio! de
Sa(i%gía, trad. de V. Llorens, Fondo de Cultura Eccn., México, 1942.
16 Cfr. GUIl.VlTQ{ [Georges}, Bssais d, Sociologie, Sirey, Paris, 1938, pp. 42 y ss.
COMUNIDAD Y ASOClACION 429

pectos de la vida, existe sin embargo de un modo latente, y condiciona incluso mu-
chas hechos de la vida, en los cuales no se piensa en la comunidad o no se tiene
explícitamente el sentimiento de ella.
Lo expresado anteriormente no quiere decir que la comunidad abarque todos
los aspeotos y dimensiones, de Jos individuos vinculados en ella. Por el contrario,
considero que cabe siempre distinguir entre los asuntos comunes, por un lado, y
los asuntos personales o individuales de. sus miembros, por otro lado. Es decir, las
relaciones comunitarias dejan al individuo siempre un espacio libre frente a la
comunidad: el espacio ocupado por asuntos ajenos a la comunidad. Esos asuntos no
incluidos dentro de una determinada comunidad pueden ser de dos clases: a)
asuntos propiamente individuales, personales, singulares del sujeto; y b) asuntos afec-
tados por otras relaciones sociales diferentes. Por ejemplo, la pertenencia a una
nación no absorbe -sobre todo en una situación de cultura y de civilización avan-
zadas-, la totalidad de aspectos y de asuntos de la vida de un individuo. Si éste
es realmente un ser hwnano en acto, hay en su vida muchas cosas que son privati-
vamente individuales de él; y hay también otras muchas cosas no incluídas en la
comunidad nacional o que aun dentro de ella trascienden a la vez de ella, y perte-
necen a. otras comunidades, por ejemplo, a una comunidad de intereses profesio-
nales, o a una comunidad ideológica, etc., o sencillamente a la comunidad universal
de lo humano. En las situaciones de primitivismo, la comunidad tribal o nacional
suele ser mucho más absorbente. Pero, a medida que el hombre progresa, que as-
ciende en cultura, sustrae a la comunidad sus asuntos personales, y sustrae a una
comunidad los asuntos relativos a su pertenencia a otras comunidades y asociaciones.
Max Weber caracteriza las relaciones de comunidad por el hecho de que los
partícipes se inspiran en el sentimiento de constituir un todo.!'
Vierkandt'" llama la atención además .sobre el hecho de que en la comunidad
hay una coincidencia de intereses de los partícipes. Por ejemplo, la prosperidad de
los hijos en la familia constituye también el interés de los padres. La prosperidad
nacional afecta a todos los componentes de la nación.
Ha trabajado también con gran finura de análisis y notorios aciertos en este
tema de la diferencia entre comunidad y asociación, el profesor norteamericano R.
M. Maclver.'? Por comunidad se entiende un área de vida común. Siempre que los
hombres viven en colectividad, desarrollan en algún grado características comunes
muy determinadas -comportamiento, tradiciones, modos de hablar, etc. Estos son
los signos y resultados de una efectiva vida común. Puede observarse que toda co-
munidad es parte de otra más amplia, y que toda comunidad es cuestión de grado.
Por ejemplo, los residentes ingleses en una ciudad extranjera viven en una íntima
comunidad propia, al mismo tiempo que viven en una comunidad más amplia, la
de la ciudad, al par que en comunidades de mayor extensión todavía, cuyo caso
extremo es el de la humanidad, es decir, el círculo de todos los hombres. Es una
cuest.ión de grado e intensidad de la vida común.
11 Cfr. WEBER (Max), Economía y Sociedad, trad. de ]. Medina Echavarrta , Fondo de
Culto Econ., México, 1944, tomo 1, pp. 40 Y ss.
18 Cfr. VmRKANIYr (A.), Gesellscbatssíebre, Stuttgart, 1928, pp. 248·315.
ro Cfr. MAcIvER. (R. M.), Comunidl1d, Ed. Losada. Buenos Aires, 1944, pp. 41 Y ss.,
177 y ss. y 435 Y ss.
·130 COMUNIDAD Y ASOClAClON

En cambio, una asocracron -dice MacIver- es una organización de seres so-


ciales (o un cuerpo de seres sociales organizados) para la persecución de un interés
o de intereses comunes. Es una unidad social determinada, que ha sido construída
sobre la base de un cierto propósito.
La comunidad -prosigue MacIver- es un foco de vida social, el vivir en
común de seres sociales. A diferencia de la comunidad, la asociación es una orga-
nización de la vida social establecida concretamente para el logro de unos ciertos
fines. La asociación es parcial; la comunidad es integral. Dentro de la comunidad
pueden existir asociaciones no sólo numerosas sino, incluso antagónicas. La comu-
nidad contiene un sinnúmero de asociaciones permanentes y transitorias de las más
diversas clases: políticas, económicas. religiosas, educativas, científicas, artísticas,
literarias, recreativas, filantrópicas, profesionales, que enriquecen la vida comunal.
"Los hombres pueden' asociarse para propósitos insignificantes o de importancia fun-
damental ; la asociaci6n puede significar para ellos mucho o poco; mientras que la
comunidad es algo más amplio y libre que las mayores asociaciones. Es la vida
en común más amplia dentro de la cual surgen las asociaciones, en la cual éstas
establecen un orden, pero que nunca es llenada completamente por ellas". Se
percibe claramente la diferencia entre la vida en común de los hombres en una
aldea, ciudad o nación, de un lado, y la asociación de los hombres en una cofra-
día, ateneo, colegio profesional, sindicato o Estado, de otro lado. El territorio de un
Estado no coincide a veces can el área efectiva de una comunidad nacional, como,
p. e., cuando un pueblo vencido e incorporado a otro Estado continúa su vida propia.
Observa además MacIver que hay atributos que se aplican a las comunidades
pero no las asociaciones y viceversa. Entre los primeros, es decir, los que se apli-
can a la comunidad, pero no a la asociación, figuran, por ejemplo: los expresivos
de grado social, situación o condición, como nomádíco, guerrero, civilizado, popu·
loso, etc. i también los expresivos de costumbres O modos de vida comunal. como
totérnico, organizado en castas, industrializado, feudalizado. Por el contrario, hay
atributos que pueden ser aplicados a las asociaciones, pero no a las comunidades.
Las asociaciones tienen una unidad definida y persistente y su actividad se enea-
mina hacia un fin determinado; mientras que las comunidades no persiguen propó-
sitos específicos. Por eso las asociaciones, pero 00 las" comunidades, pueden ser
sujetos de derechos subjetivos y deberes jurídicos. Por eso también las asociaciones
admiten una especialización de intereses mayor que la que se da en las comunidades.
El .sociólogo y jcsfilósofo colombiano Cayetano Betancur.v" comenta 9ae la
comunidad es un grupo auténtico: "existe la comunidad cuando, en el grupo hay
voluntad de ser, cuando la espontaneidad predomina sobre el concepto de obliga-
ción, cuando hay cierta inconsciencia en los medios para adquirir el fin, porque
ante todo lo que importa es conseguirlo Nace una comunidad sin normas, sin
leyes, sin reglamento para su constitución ..
Según Tocrrnies, en la evolución de los entes sociales. se da la tendencia a
pasar del tiro comunitario al asociativo o societario. Las formaciones sociales mis
antiguas -Suclen pertenecer al tipo comunitario; son grupos espontáneos. por así
decirla;' fortuitos. En etapas ulteriores de la evolución, los hombres empiezan a d¡s.
criminar sobre los fines y los medios sociales, y forman asociaciones sobre la base
::0 Cfr. BFTANclJll (Cayetano ) , Socíotogin d,' la AUJemicidad y la Simif,¡úúl/. Bibhot. de
Aul. Ccntemp.. Bogotá, 19~.5, p. 27.
COMUNIDAD Y ASOCIACION 431

de sus intereses solidarios. Así, los complejos comunitarios pueden transformarse en


el sentido de llegar a constituir entes asociativos O societarios.
Claro es que, muchas veces, el resultado de esa evolución es el entrelace de un
complejo comunitario (el anterior) con un nuevo complejo de carácter asociativo,
produciéndose de tal suerte un ente que cabe calificar como mixto.

I4.-CLASIFICACION EN GRUPOS NO INSTITUCIONALIZADOS


Y GRUPOS INSTITUCIONALIZADOS
Esta clasificacións! se funda en los diversos modos de unidad que determinan
los complejos sociales.
El complejo no institucionalizado es el que se halla constituido por individuos
en relación o acción recíproca, sin la explícita iruermediación de normas externas
obligatorias. Es el complejo formado por la interinfluencia inmediata de seres huma-
nos o el coajuste de sus actividades. sin la intervención explícita de una instancia
normativa u organización reguladora, por ejemplo. una multitud, una clase social.
El grupo institucionalizado, por ejemplo. la nación, una asociación. etc., es el
que resulta de la coexistencia de seres humanos que desenvuelven, además de rela-
ciones no reguladas, relaciones reguladas por normas establecidas, y que posee, en
cuanto a grupo, unidad funcional y estructural, o sólo la primera.
Mientras que el complejo no institucionalizado se forma tan sólo par los reci-
procas influencias de unos sujetos sobre otros, en cambio, el grupo institucionaliza-
do entraña relaciones que habitualmente derivan del grupo como unidad funcional
u organizada, Así, el grupo institucionalizado está compuesto por individuos do-
blemente socializados, es decir, recíprocamente influídos y, además, influidos por
la totalidad unitaria que es .el grupo mismo constituído por elles.
Sobre esta base, Raúl A. Orgaz establece la siguiente clasificación:
r ) El grupo no institucionalizado que posee simple unidad mental, como la
multitud.
2) El grupo no institucionalizado y que posee alguna unidad mental y comu-
nidad de modos prácticos y permanentes de vida como clases sociales.
3) El grupo institucionalizado, que se caracteriza por poseer unidad mental,
comunidad de reglas exteriores obligatorias (instituciones) y, a veces, diferenciación
de órganos y funciones; p. C., la nación, una academia, la Iglesia, el Estado, cte.
El tercer tipo, o sea el grupo institucionalizado, admite una subdivisión, según
que el grupo tenga o no diferenciación interna, es decir, estructura; en dos sub-
clases: a) grupo institucionalizado diferenciado; y b) grupo institurionalizado indi-
[erenciado, Ejemplo de esta segunda forma es una tribu, que no posca órganos
especializados Fara aplicar las normas del grupo.

'5.-LA INSTITUCION SEGUN HAURIOU


El famoso jurista francés Maurice Hauriou, también sociólogo, produjo impor-
tantes estudios sobre la "institución", especialmente sobre el proceso de la gestación
2l. Cfr. ORGAZ (Raúl A.), Sociología, 1. Introducción y teoría del grupo instimcionalicvdo,
Imp. Arg., Córdoba, 1942.
432 GRUPOS NO INSTITUCIONALIZADOS Y GRUPOS INSTITUCIONALIZADOS

y del desarrollo de las asociaciones fundadas voluntariamente." Define la "institu-


Clan como "una idea de obra (es decir, práctica. de acción, de empresa) que se
realiza y dura en un medio social".
Esta idea de empresa es lanzada por uno o varios sujetos en un medio social.
es decir, es comunicada a otros. Puede acaecer que éstos no le presten oídos, que
no se sientan interesados, en cuyo caso ha caído en un medio social estéril y allí
queda inoperante. Mas si por ventura los que la reciben se sienten estimulados
por ella, de suerte que la acogen, la propician y la sirven COn su entusiasmo, su
devoción y su actividad, podemos decir que ha caído en un medio social que la
fecunda y en el que fructifica. .
Entonces, "en virtud de la realización de esta idea, se organiza un poder, que
crea órganos; por otra parte, entre los miembros del grupo social interesado en -la
realización de esta idea. se producen manifestaciones de comunidad, dirigidas por
los órganos del poder y reguladas por determinados procedimientos". Intentaré
poner más en claro estos conceptos tan concisamente condensados en las palabras
transcritas de Hauriou.
La institución es un pensamiento de empresa, de un quehacer activo, que ha.
encarnado positivamente en una determinada realidad social, estructurándola y ade-
más encauzando efectivamente su acción de' modo unitario.
La idea. de una tarea a realizar, que se le ha ocurrido a una persona o a varias,
germina en un grupo de conciencias, impulsando a sus sujetos a poner en práctica
los comportamientos preliminares necesarios para la realización de ese propósito.
que sólo en común puede cumplirse.
La idea de una obra en común se convierte- en una directriz interior a la em-
presa, en una función de ésta, y posee reiteración y enriquecimiento constantes.
Esta idea, al germinar activamente en varios sujetos, determina que una serie
de actividades de éstos formen ya un grupo delimitado, en el cual surge un poder
y un principio de organización, de estructura y de reparto de labores.
Surgida ya esta organización y constituído un poder, sucede que Ja estructura
y la finalidad del grupo se rcinteriorizan en las conciencias de sus componentes. es
decir, se reflejan en las conciencias de los sujetos que integran el grupo, en el
sentido de suscitar en éstos un sentimiento y una representación de responsabilidad
colectiva. Tal sentimiento y tal representación de una. responsabilidad colectiva con-
sisten en el hecho de que los sujetos se consideran como miembros del grupo,
con ideas propias, del grupo. con tareas a realizar por cuenta de éste, como represen·
tativos de éste (honor corporativo) y desempeñando funciones que 1110 son propias
y singulares de sus vidas en tanto que individuos, sino específicas 'de la colectivi-
dad y necesarias para el cumplimiento de los fines de la misma. Cuando esto ocurre
y la vida de la colectividad ,consiste en el ejercicio de unas actividades conscientes y
responsables por los individuos integrantes de ella, las cuales no son actividades
individuales, sino que se desarrollan en virtud y por cuenta de ella, entonces, dice
Hauriou, la instímcián constituye una personalidad moral. Con esto se quiere expre·
22 Sobre la teoría de la institución véase: HAVRJOV, De la personalité comme éléml!l1l
de la "f:a/i/t: sociale (en Rev. G. d. D., 1898); Prócis de Droit adminiu"alij el Droit public,
1921; D1'Oi/ constínaionnel. La tbéorie de Finstitution el de la [onda/ion, 1925; RJ,NMD [Geor-
ges}, Tbéorie de J'l nttitution (J 930) ; La Pbilosopbie de l'Instinnion (1933); DELos, La tbéoric
de l'l nstiration. La soíntiou ,'f:aliste du probléme de la personeliré morato el le Droit á [onde-
111ml o!?icrlif (en "Arcb. de Phil. du D.'·, J, 72).
LA "INSTlTUCION" SEGUN HAURIOU 433

sar que, entonces, la institución representa un centro de actividad distinto de los


individuos que la forman. Claro está que la institución sólo puede obrar por medio
de las conductas de los hombres que la componen. Pero esos comportamientos, a
pesar de ser realizados por individuos, tienen como razón de ser la colectividad
y en ella encuentran Su orientación funcional y finalista, '
Añade Hauriou que no todas las instituciones que llegan a constituir persona-
lidades morales (en el antedicho sentido sociol6gico) tienen personalidad jurídica.
La personalidad jurídica de los entes colectivos, a los que el Derecho se la conceda.
constituye una pura construcción jurídica; representa tan s610 un procedimiento
creado PO[ el Derecho para unifica'! externamente, hacia fuera, el conjunto de rela-
ciones que integran el grupo. La personalidad jurídica es una especie de simple uni-
ficación construlda por el Derecho, algo así como uria especie de máscara que no
traduce ni expresa fielmente la realidad social que hay debajo y a la que se aplica.

r6.-GRUPOS SUSCITADOS POR LA NATURALEZA Y GRUPOS


DE PURA CREACION HUMANA
Claro es que todos los grupos sociales, en tanto que humanos, nunca son
puro efecto de la naturaleza, sino que aun en aquellos en' que intervienen factores
naturales (por ejemplo, biológicos) se presenta, además, la reelaboracióti humana
de esos factores; es decir, no se da la mera naturaleza, sino la modificación de la
naturaleza por la cultura. En todo lo social, en tanto que humano, hay siempre cultura.
Ahora bien, cabe distinguir entre: a) grupos sociales predominantemente na-
turales¡ los cuales, aunque humanos y en tanto que tales con un sello de lo cultu-
ral, han sido suscitados por factores de la naturaleza, y sobre ellos ejercen decisivo
influjo esas fuerzas naturales, por ejemplo: la pareja sexual, la familia, la parentela,
la fraternidad de la sangre, la gens, la generación, el circulo de los hombres, el
círculo de las mujeres, etc.; y b) grupos sociales, predominantemente ctrtificiaies
O culturales, como las asociaciones políticas, deportivas, artísticas, etc.

I7.-GRUPOS TOTALES O SUPRAFUNCIONALES y GRUPOS ESPECIALES


O FUNCIONALES
Hay grupos colectivos. como verbigracia, la familia, la horda, el clan, la
tribu, la nación, la comunidad internacional, dentro de los cuales se cumplen múl-
tiples y varias funciones, en número indeterminado, es decir, susceptible de ser
aumentado o disminuido según las circunstancias. A esos grupos cabe llamarlos
slIprafllncionaJes o totales. Son stl[n-ajlmciona/es porque no están dedicados a la.
realización de una O de varias funciones predeterminadas. sino que, por el contra-
tia, asumen el cumplimiento de todas las funciones principales de la. vida social,
o de las más importantes, sin adscribirse a un número fijo de ellas, ni a algunas
definidas de modo espccial.s" Son 10M/es, porque, en la historia, representan las
formas que la sociedad ha tomado como totalidad en sus sucesivas etapas.2<I
23 Esta clasificación constituye una aplicación a los grupos sociales de la división de las
formas de sociabilidad o relaciones sociales según el mencionado criterio, desarrollada por
GURVITCH {Essais de Soriologie, Sirey, Paris, 1938).
:!4 Cfr. 13ERNARD (L. L.), lnlrodllclion lo Sociolosv. 1942, pp. 853 Y ss.
434 OTRAS CLASIFICACIONES DE LOS GRUPOS

El grupo suprafuncional máximo, en extensión, es la humanidad, la socie-


dad humana universal. pues en definitiva la sociedad de todos los hombres consti-
tuye la base y el marco de todas las actividades y funciones.
En cambio, hay otros grupos colectivos dedicados cada uno a funciones espe-
ciales. Así, p. e., hay grupos determinados por el sexo o por la edad; y los hay
también que son el resultado de una libre elección de ocupación (religiosa, econó-
mica, política, artística, deportiva, etc.). Estos grupos pueden ser llamados /,/1/(;0-
nales " ocupacionales. Según que estén dedicados solamente a una función, o 'Iue
desempeñen varias, serán respectivamente mJifmuiona/es o p¡IIrif1i1lcionales.

18.~LASIFICACION DE LOS GRUPOS POR SU TIPO DE UBICACION


EN EL ESPACIO
Según que los miembros del complejo o grupo social .se hallen tan s610 en una localidad.
o se extiendan por varios lugares contiguos, o por un mayor territorio o por toda la nación, o
rebasen las fronteras de ésta, pueden ser clasificados en una serie de grados de áreas espaciales,
pOi" ejemplo: locales, como la comuna o municipio, ~: como cualquier asociación encuadrada
exclusivamente dentro de los limites de éste; comarcales, cuando se proyecten sobre varias loca-
lidades contiguas; vegioustes, cuando sus menesteres se desempeñen sobre el área de una región;
nacionales, cuando abarquen los confines de la nación; internacionales, cuando agrupen varias
naciones. Y. g., una" alianza, o cuando actúen en varias naciones, p. e., un instituto científico
compuesto por miembros d.~ diferentes países y ejerciendo actividades en éstos; «nirersales,
cuando cubran el mundo entera -e--Ia comunidad humana total- o sus actividades Heguen a
todos los países. cual sucede, por ejemplo, con la" Unión, Postal.
Esta clasificación se puede aplicar -c-segúrrseba mostrado ya implícitamente en los eiern-
pros presentados-e- tanto a los grupos totales "(1' suprafuncionales, corno a los especiales o [un-
cionales. En el primer caso, el área constituye el espacio que está cubierto, digámoslo así, por
el complejo colectivo; así, por ejemplo, (a comuna, la comarca, la región, la nación, etc. En el
segundo caso, el área en cuestión no está cubierta, pero representa el espacio donde habitual-
mente hay miembros del grupo so-ter. r donde éste realiza funciones.
En relación con ese criterio espacial del lugar, cabe también una clasificación de los grupos
en: de área fi;a o sedentarios: y de área móvil, como por ejemplo los grupos nómadas.
También en conexión con el criterio del espacio, cabe clasificar los grupos sociales en:
a) propiamente coniiundos en ti" ámbito erpar;a/,. que son aquellos cuya unidad principal
deriva de la influencia confíguredora que' ejerce" el ambiente local, así, por ejemplo, el ruuni-
cipio; y b) grupos IZO determinados por confines -espaciaíos, que o bien son los que están de-
finidos por modos colectivos de vida no ligados específicamente a la residencia. de sus miembros
integrantes, o bien aquellos en los que participan sectores de gentes situadas en diversos luga-
res; o bien 105 que están definidos principalmente por solidaridad de intercscs.s"

19.~LASIFICACION ESTRUCTURAL U ORGANICA DE LOS GRUPOS


El ilustre sociólogo mexicano Lucio Mendieta y Núiíez,21!1 aunque reconoce la importancia
de las varias clasificaciones.. desde diferentes puntos de vista, quiere completar el cuadro de las
clasificaciones producidas con una clasificación total, que no se base en tal o cual caractc-
rística, sino que trace de dividir la totalidad de la sociedad humana.
Dice el Dr. Mendieta y Núñez que "es evidente que la sociedad constituye un cuerpo
unitario integrado por diversas clases de agrupamientos; en consecuencia, la clasificación de éstos
ha de obedecer, necesariamente. a un criterio estructural y funcional; debe corresponder, en
otras palabras, a su colocación dentro del todo de que forma parte y a la función que en ese

:;;, Cfr. DERNARD (L L.), ob. cit. en la nota precedente, pp. 863-65.
26 Cfr. MENDIETA y Núi;EZ (lucio), ob, cit. en la nota N9 1 de este cap., pp. 48'S3,
OTRAS CLASIFICACIONES DE LOS GRUP05-- 435

todo desempeñan para que esa c1asificacilln tenga sentido '1 nos lIeve.8 la comprensión cabal
del conjunto".
"Al ex3.minlU' los agrupamientos sociales se advierte que unos son componentes del cuerpo
social mismo... en el que, además, cada uno de ellos tiene una organiucíoo Intrínseca indu-
dable relacionada con el todo de que forma parte. Porque están organizados y porque integran
la estructura social les llamaremos grupos estructurales de la sociedad.' Ejmplos: 1;1 familia. la
tribu, el Estado".
"Otros agrupamientos carecen de organización; pero ofrecen cierta coherencsa hasta desta-
carse dentro de la sociedad misma con propios perfiles como parte también de su estructura.
Porque no están organizados y porque son parte del cuerpo social, los designamos coo el nombre
de cuasi-grupos estructurales de la sociedad. Tales son la Nación, las clases sociales las comu-
nidades".
"Dentro del organismo social compuesto de grupos y cuasi-grupos estructurales. se forman.
ocasionalmente, agrupamientos transitorios sin organización alguna y por ello pueden llamarse
cuasi-grupos ocasioneles o circunstanciales. Ast, la multitud, el auditorio".
"Y por último, al lado de los 'agrupamientos naturales, que-con la relativa excepción del
Estado, se forman sin un previo consensu de sus integrantes. exislen en toda sociedad humana
otros artificialmente consrituldos y conscientemente organizados a los que daremos el nombre
de grupos artificiales: estatales, religiosos, poUticos, económicos, dentlñccs, culturales. depor-
tivos. filantrópicos, secretos, patolégtcos y mixtos".
"Esta clnslficaclén -c-dlce el Dr. Mendieta- obedece a un criterio orgánico, se basa en la
realidad social, en la naturaleza Intrínseca de cada uno de los agrupamiamos considerados, con
la sola excepción del Estado que es al. propio tiempo un grupo natural estructural de la socie-
dad v artificial. En efecto, su estructuración jurldica es artificial, obedece a la voluntad de sus
crgaalzadores; pero ella es posible porque descansa en una ptevia realidad soclal que ha ido.
surgiendo naturalmente a Jo largo del tiempo y merced a múltipln relcctones interhumanas
y acontecimientos históricos", .
"El criterio que fundamenta esta clasificación es orgánico no en el sentido organicista. sino
porque la sociedad aparece a nuestra experiencia como un todo organizado de partes y al clasi-
Hcar esas partes atendemos al lugar que les corresponde segón su na'luraleza dentro de aquella
organizaeién".

20.-INTERFERENCIAS MULTIPLES y COMBINAOONES DE LAS


VARIAS CLASIFICACIONES DE LOS GRUPOS SOCIALES
Es notorio que la mayor parte de las clasificaciones de los complejos colectivos,
puesto que cada una de ellas se inspira en un criterio diferente, pueden interftirirse
o cruzarse entre si. O dicho con otras palabras, la mayoría de las clasifiCaciones
expuestas son mutuamente secantes. Lo cual quiere decir que para el análisis y la
caracterización de cualquier complejo social, casi siempre hará falta acuflir a múlti.
pies calificaciones concurrentes, las cuales constituyen miembros de diversas clasi-
ficaciones. Así, por ejemplo, la familia es un grupo: a) de pequeño número de .
integrantes;, b} permanente; <len presencia y de contacto directo; d] con intimi-
dad; e) primario; fJ comunitario; g) institucionalizado; h) suscitado por la natu·
raleza; i) total O suprafuncional; i) local, ordinariamente: y k) estructural.
Otro ejemplo: una clase universitaria es un grupo: a) de número variable de
personas, pero dentro de ciertos límites -desde unas pocas hasta un millar-;:n
b) con duración limitada y con actuaciones reiteradas; e} en presencia; d) sin inti·
midad; e) secundario; f) asociativo; g) institucionalizado; b} de creación humana;
i) unifuncional; iJ'locaI; y k) artificial.
21 Aunque este número de un millar pueda parecer excesivo, debo recordar que a tal cifra
llegaban los alumnos de los cwsos de Simmel en la universidad de Berilo, ., los de Bühler en
la Universidad de Viena.
436 OTRAS CLASIFICACIONES DE LOS GRUPOS

Adviértase, además, que muchas veces al enfocar un complejo colectivo desde


el punto de vista de un~ de las clasificaciones estudiadas, no encaja puramente en
ninguno de los términos de ella, sino que con respecto a la misma tiene carácter
mixto. Nada de raro es que así ocurra; porque las clasificaciones antes analizadas
constituyen tipos que sirven para la ordenación, pero que no tienen una exacta
correspondencia en la realidad, pues ésta, las más de las veces, casi siempre, se
halla compuesta por hechos varios pertenecientes a diversos tipos.

2I.-PERTENENCIA DE CADA PERSONA A MULTIPLES GRUPOS SOCIALES


Ya se advirtió que los gropos no se componen propiamente de personas, sino
que se componen de conductas. 0, expresando lo mismo con otras palabras, se
puede decir que si bien, en cierto sentido, los grupos se componen de personas,
no se componen de los seres totales o enteros de esas personas, sino solamente de una
parte de dichas personas. Al fin y al cabo, Mead" dijo ya de modo certero que la
socialidad es "la capacidad de ser muchas cosas diferentes al mismo tiempo". En
efecto, una persona pertenece a tantos grupos cuantos son los aspectos sociales de
su vida o los intereses que tiene. Así, por ejemplo. la misma persona es miembro
de los siguientes grupos: su familia, su ciudad, su nación, el Estado. la comunidad
de idioma castellano, el círculo de la cultura occidental, la comunidad católica. la
clase social alta, la clase profesional de los banqueros, el círculo colectivo de los
hombres, el círculo de las gentes de edad madura, .una compañía mercantil, un club
de recreo, un ateneo literario, una sociedad deportiva, una institución filantrópica,
un partido político, etc. Ahora bien, nótese que entre todos esos grupos y otros
hay interferencias, es decir, los unos se cortan o son secantes con los otros. Así, por
ejemplo: dentro de una familia hay unos miembros de ella que' son conservadores
y otros liberales, los hijos pertenecen a un círculo de edad diferente del de sus
padres, los hijos son miembros de diversas sociedades deportivas, ete.; la clase so-
cial alta comprende gentes de diversas profesiones, de diferentes afiliaciones polí-
ticas, personas nacionales y personas extranjeras pertenecientes a otras comunidades
idiomáticas, católicos y IIlO católicos; dentro de la misma ciudad hay varias clases so-
ciales, varias clases profesionales,' diferentes grupos políticos; lo mismo sucede con
la comunidad nacional; en el ateneo literario hay miembros de muy diferentes pro-
fesiones, actitudes políticas, clases sociales, edades, hombres y mujeres, etc.

28 Cfe. MEAD [George H.), Mind¡ Se/I and Soriely from the Sla!1dpoim 01 a Social Bebavio-
rist, Chicago, 1934.
CAPÍTULO XXII

LAS MUCHEDUMBRES
SUMARlO:-l. Las muchedumbres. Sus diversas rlaJes.'-2. Características de
1.''tS muchedumbres en sentido esr.rttto.-3. Muchedumbres excitadas o dC/it·4S.-
4. La muchedumbre turbu/entlt.-5. Caracteres de /1.1 acción de las muchedum-
bres lurbuJentas.-6. Cambio de dirección en la condaaa de la muchedumbre
Im'bldenla.-7. Muchedumbres presa! de pánico.-8. Los va/ores y las maltitu-
del tutbu/enJas.-9. El auditorio o ptíb/ko.

l.-LAS MUCHEDUMBRES. SUS DIVERSAS CLASES


La muchedumbre es el más transitorio y el más inestable de todos los grupos
sociales no organizados. Con esta palabra se cubren yacios tipos de fenómenos
sociales que caen todos ellos dentro del concepto de muchedumbre.
En sentido lato¡ entiéndese por muchedumbre el hecho de la reunión o con-
gregación transitoria e inestable de una considerable pluralidad de sujetos humanos
en un lugar, en los cuales, por virtud de ese coincidir e~ un cierto sitio, ~e des-
arrollan fenómenos de interacción y algunas formas comunes de comportamiento.
sin que formen ninguna unidad colectiva. Así, 'p. e., las gentes que transitan por una
calle en un determinado momento, o que se hallan tomando el sol en un parque, etc.
En tales hechos de reunión de una multitud de gentes, se da tan sólo su estar
en el mismo lugar, sin que por eso formen unidad de ninguna especie. Pero esa
coincidencia de personas diversas, no conectadas entre sí, cada una de las cuales
va a su negocio, sin vinculación con las otras que están en el mismo lugar, suscita
procesos de interacción. En efecto, por ejemplo, unos ven a otros, y se apartan
para no tropezar con ellos; circulan siguiendo las reglas del tránsito para no entor-
pecerse mutuamente; porque advierten la presencia de los demás, no practican de-
terminados actos, cuya real ización en público no se considera decorosa. En todo esto,
y en otros comportamientos similares, advertimos la interacción, el influjo recí-
proco, siquiera sea en pequeño gradO l que se produce entre los transeúntes. o los
coincidentes en un parquc¡ y, también notamos ciertas conductas según modos Cv
lectivos. '
En sentido más estricto, enciéndese por muchedumbre la reunión de seres hu-
manos los cuales forman una unidad, siquiera ésta sea nada más que transitoria,
inestable, y relativa a determinados aspectos circustancialcs. Es decir, en ese scnrido
la muchedumbre es una multitud de personas que, por la causa que sea, diriifc: su
atención hacia una misma cosa, con lo cual empieza a surgir una cierta U¡"ildad
de comportamiento. Veamos unos ejemplos, y comencemos por el más tenue. Si
alguien en una calle muy concurrida comienza a mirar fijamente hacia la p3¡:~te más

·137
¡"ilCCHEDUlIISRES

alta de un edificio -tanto si hayo no algo de interés allí-, a los pocos momentos
tendrá junto a sí una pluralidad de gentes que miran hacia el mismo lugar, se hacen
preguntas mutuas, y se sienten animadas por igual curiosidad. Así. también, los
grupos que se forman entre los que contemplan un incendio, o las consecuencias
de un accidente; o los que se forman en torno a un vendedor callejero, etc.' En
estos casos, el foco de atención de los sujetos, que componen la multitud, actúa
claramente como un principio relativamente unificador de las conductas mentales,
emocionales y prácticas de los reunidos. En todos los casos de muchedumbre en ese
sentido más estricto, los fenómenos de interacción y las conductas según módulos
colectivos se dan can más' notoriedad e intensidad, así como, de ordinario, en
mayor número que en los casos de muchedumbres en sentido lato.
Cabe establecer todavía otras clasificaciones de las muchedumbres. Entre esas
clasificaciones, hay que mencionar, en primer lugar, la que distingue entre muche-
dumbres pacífiCa! y muchedumbres excitadas.
También hay que mencionar la clasificación entre muchedumbres con con-
ductor ° líder y muchedumbres sin él. Las muchedumbres excitadas siempre pre·
sentan un conductor O líder. Entre las pacíficas, en cambio, las hay que pueden
tener un líder; p. ej., una manifestación, pero las hay también sin él.

2.-CARACTERISTICAS DE LAS MUCHEDUMBRES EN SENTIDO ESTRICTO


Las muchedumbres en sentido estricto, es decir, aquellas en las que se percibe
alguna unidad aunque inestable, presentan una serie de caracteres. Examina breve-
mente los caracteres de las muchedumbres pacíficas, en el entendido de que muchos
de sus rasgos los hallamos también en las muchedumbres excitadas, bien que éstas
se distingan además por otras notas peculiares. Sus caracteres principales son:
A) Congregación o reunión en un determinado lugar.
B) Tmlpora/ o mejor dicho transitoria.
C) Inestable, es decir, puede disolverse en cualquier momento.
D) Tiene un foco común de atención.
E) Anónima, es decir, carece de identidad como tal muchedumbre; y además,
sus miembros tampoco actúan en. nombre propio, sino despersonalizados.
F) Sus componentes no poseen, por así decirlo, un título de. miembros de ella,
en virtud del cual participen en la misma.
G) Amorfa; no tiene organización ni estructura.s

3.-MUCHEDUMBRES EXCITADAS O ACTIVAS


La muchedumbre excitada o frenética se produce como una modificación de
una multitud preexistente, la cual en el primer momento se hallaba en estado paci-
fico O relativamente pasivo.
Hay que distinguir dos clases tí picas de muchedumbres excitadas:
--
Cfr. 1 GILLIN (J. L.) & GILLIN (J. Ph.), An.lnlroducl;OTl lo Sociologv, 1945, pp. 265
Y ss.; MAclvER (R. M.) & PAGE (Charles H.), Sociery: A11 lntroductory Ana/pis, Rineha rt &
Co., Nueva York, 1950, pp. 423 Y ss.
2 Cfr. YOUNG (K.), Social PJyth%gy, 3· ed., 1956, pp. 387 y ss.; GILLIN (] L) &
GILLlN (J. Ph.), A'1 lntrodnaion lo Sociology, 1945, pp. 264 Y ss.
MUCHEDUMBRES 439

l. La muchedumbre orgiástica, en la que se produce una frenética actividad


de sus componentes, de modo concorde, pero una actividad na dirigida hacia el
exterior, es decir, que no se proyecta ni en contra de algo ni en pro de algo, sino
que obra introvertidamente mediante una conducta que se satisface a sí propia
y que constituye algo así como la expresión de un éxtasis, Son ejemplos típicos de
esas multitudes orgiásticas los grupos mágicos o religiosos atacados de manía dan-
zante --COmo se dan en' algunos pueblos del norte de Africa-; las manifestaciones
de flagelantes en la Edad Media; algunas explosiones delirantes de entusiasmos P'"
pulares; fenómenos colectivos de posesos: algunas celebraciones de la noche de año
nuevo en las cuales las multitudes desfijan frenéticas por las calles, o se entregan
desenfrenadamente a una emoción de alegria desbordante en un local; etc."
2. La muchedumbre turbulenta, que arrolla, destroza, ataca, o aclama. Pero
ésta requiere un estudio aparte, que presento seguidamente.
3. La muchedumbre que es presa del pánico, de la cual me amparé después.

4.-LA MUCHEDUMBRE TURBULENTA


Desde luego. el estudio de la muchedumbre turbulenta pertenece a la Sociología,
porque se halla constituida por fenómenos de carácter colectivo, produci~os en reu-
niones de seres humanos. Pero la índole de los fenómenos integrantes de las rnu-
chedumbres turbulentas apenas tiene nada que ver con los caracteres esenciales de
lo propiamente humano y con los rasgos peculiares de los modos colectivos; pues
pertenecen más bien a resortes biológicos, a reacciones del sistema nervioso inferior
ya mecanismos de psicología animal. Tanto es así, que, para explicar los fenómenos
de las muchedumbres turbulentas, se acude casi siempre a la comparación con
procesos y ejemplos tomados del campo de la Psicología animal, verbigracia, las
reacciones del rebaño ante un peligro." Desde antiguo se han hecho observaciones
sobre la conducta arbitraria, irracional y violenta de las multitudes desenfrenadas,
que se comportan como salvajes apasionados; sobre su gregarismo; y sobre los re-
sortes simplistas que las mueven." Solón, el legislador griego, decía que los ate-
nienses, uno a uno, individualmente, eran astutos como zorras, y que reunidos
tenían espíritu mediocre y vulgar. Y Ariosto afirmaba: "Se asegura que hay hom-
bres que valen por cien; yo jamás he conocido cien hombres que valgan por uno."
Claro que esas observaciones no se refieren exclusivamente a las multitudes turbu-
lentas, Se aplican también a 10 que se llama espíritu de masa; y ponen de manifiesto
la mediocridad espiritual de la masa en contraste con el espíritu individual, que
suele ser superior al tono que predomina en una masa. Pero tales observaciones
cobran mayor relieve cuando lo que se contempla no es una simple masa, sino
una masa turbulenta. Los hechos de las muchedumbres turbulentas han sido objeto
de estudios especializados desde hace sesenta años, especialmente desde los famosos
trabajos del sociólogo y psicólogo francés Gustavo Le Bon." .
3 Cfr. AGRAMONTE (R.), Sociología, Cultural, La Habana, 1941, tomo 11, pp. 397 y ss.
BAROJA (Pío}, "EI Espíritu de las Masas", en Rapsodias (Obras Completas, vol. V, p. 935,
Madrid, Biblioteca Nueva, 1948).
1 Ve.lSC AGRAMONTE (R. ). Sociologta, tomo JI, 1941, pp. 390 Y es.
:; A~í, en HERODoro, en SOlÓN, en PLATÓN, etc.
o l.n HO:-l (Gustave) escribió una famosa. obra sobre este tema: La Psycbologie del fouJeJ
( UN(,); hay traducción casto L1 Psjcologla de las multitudes (Edil. Daniel Jorro. Madrid. 19~ 1).
440 MUCHEDUMBRES EXCITADAS

La multitud turbulenta suele constituirse por un proceso de transformaci6n de


una muchedumbre pacífica o pasiva, la cual se torna activa y violenta en virtud
de un hecho, que da lugar a que estallen sentimientos comunes, y a que se produz-
can conductas homogéneas en forma explosiva. La muchedumbre es lanzada a una
acción efectiva y enérgica, que se motiva por emociones' de cólera o de alegría.
Pueden obrar esos dos tipos de emociones. Ordinariamente pensamos la multitud
violenta como actuando en forma airada y de modo destructor. Pero hay también
multitudes tu'rhulentas motivadas por emociones de gozo, que emprenden acciones
exaltadas de tipo amistoso; por ejemplo, la que salta a la pista de un campo
de deportes para, cargar en hombros a los vencedores y llevarlos así por las calles.
Podrfa describirse la multitud turbulenta como muchedumbre cuyos componen-
tes, en virtud de determinado hecho, se sienten anegados en comunes emociones
elementales, los cuales actúan con máximo dinamismo. formando un bloque homo-
géneo, de manera pasional; con supresión de los sentires individuales, hallándose
inhibidos Iosrpensamienros reflexivos y los frenos habituales de la conducta.
Una muchedumbre pacífica puede tornarse activa y turbulenta, en virtud de
un incidente o episodio, que determina una especial ·concentración de la atención
sobre un hecho y, a la vez, una actitud emocional y una predisposición para la
acci6n. Por ejemplo, hay una multitud..de .gentes a la entrada de un teatro aguar-
odando que se abra la taquilla a la hora anunciada, para comprar los boletos corres-
pondientes a la segunda sesión; y cuando es la hora señalada, sale un empleado de
la empresa, manifestando que no hay boletos, porque la sala está llena con público
de la primera sesión, el cual, por no haberla presenciado totalmente, tiene derecho
a permanecer en la sala durante parte de la segunda; y esta noticia produce en la
muchedumbre que estaba esperando una concentración de la atención hacia tal
hecho, así como una emoción de disgusto y una actitud de protesta. Otro ejemplo:
hállase reunida una multitud de .ciudadanos paseando en la plaza de la ciudad;
de pronto llega alguien, dando la noticia de que la policía ha disuelto a tiros una
correcta manifestación de ciudadanos, que iban a entregar un pliego de peticiones
a las autoridades, y de que ha habido varios muertos y heridos.
Momentos después de haberse producido el incidente o episodio que concentra
hacia él la atención de los componentes de una muchedumbre pacífica, que además
provoca en ellos una actitud emocional y que los predispone a una acción enérgica,
suele surgir la intervención de uno o varios conductores o líderes (del inglés ieader;
10 que los franceses llaman meneun}, la cual provoca ya directamente la actuación
turbulenta, excitada, de la multitud y le imprime una determinada orientación.
Verbigracia, volviendo al primer ejemplo referido en el párrafo anterior: uno de
los que aguardaba frente a la taquilla grita "esto es intolerable, constituye una
burla, entremos por la fuerza", y a sus palabras, una multitud de gentes le sigue,
derriba al empleado, rompe las puertas y penetra en el salón. Y respecto del se-
gundo ejemplo: conocida la noticia del desmán perpetrado por la policía, uno o
Cfr. además: SIGHELE (S.), La delinquenza senaria, Milán, 1897; GEIGER (Th.), Die Alaue 1014
íbre Atuion, Stuttgart, 1926; ROSSI, Psicología colectiva morbosa, Edit. CarboneJI y Esteve. Bar-
celona; FREUD (S.), Psicoíogia de la! masas y análisis del yo, Obras Completas, Biblioteca Nue-
va, Madrid, tomo IX; RApER (A.), The Tragedy oi LYIIChil1g, 1933; MARTIN (E. D.), Tbe
Bebaoior 01 Crowds, 1922; CANTRlL (H.), The PJyehology o/ Social MOt'emel1IJ, 1941; YOUNG
(K.), Social Psycbology, 1945, cap. XVI; REINW,ALD (Paul), Vom Geiss der MaJJt'n, Pan-
Verlag, Zürich, 1946; BASCHWITZ, DII Iw4 die MaJJe, 2' ed., BrilJ, Leiden. 1951.
INTERESTIMULACION y CONTAGIO EMOCIONAL EN LAS MASAS

varios ciudadanos. movidos por incontenible indignación, gritan "esta brutalidad


-demanda reparación, venganza, vamos a atacar el cuartel de los gendarmes"; y tales
palabras enardecen y movilizan a una gran parte de la multitud, la cual desde aquel
momento avanza colérica y destructora.
Al líder o a los líderes, si su excitativa resulta eficaz, les suele seguir una parte
de la muchedumbre, antes congregada pacíficamente. Es corriente que otra parte de
esa muchedumbre quede rezagada y que, o bien se incorpore después o bien se se-
gregue.'
El tipo de fenómeno más característico en la formación de una muchedumbre
turbulenta es el hecho de una interestimulación e interreacción en los sujetos que la
componen. Ese hecho de interessimulacián e interreaccián no consiste solamente
en la coincidencia de las reacciones de una pluralidad de sujetos ante el mismo
incidente y ante la incitación del líder; sino que, además y sobre todo, consiste en
·que la reacción de cada uno de los sujetos obra como estímulo afectivo para las
reacciones similares de los demás, a la vez que éstas operan como estimulantes
sobre él. Es decir, se produce una interestimulación, una intersugestión, la cual
homogeneíza y unifica las reacciones sentimentales y las tendencias a obrar de
todos los componentes de la muchedumbre.
Como efecto o hecho solidario de aquella intcrcstimulación, surge un fenó-
meno de contagio emocional y activo, que hace que la muchedumbre turbulenta
se forme tan s610 con los elementos dinámico-sentimentales de sus componentes. Y
así quedan fuera de la multitud turbulenta las dimensiones individuales y los mó-
dulos intelectuales de los sujetos que la integran. Así la. muchedumbre agitada
forma un bloque, o, mejor dicho, una corriente impetuosa, en la cual cada uno de
los sujetos se siente llevado por la totalidad de los demás y reforzado por éstos.
A propósito de ese carácter de las muchedumbres, el gran novelista y pensador
inglés contemporáneo Aldous Huxley subraya que el tono emocional de las mul-
titudes es esencialmente orgiástico y dionisíaco. "Por virtud de su inclusión en una
.multitud, el individuo se encuentra liberado de las limitaciones de su propia perso-
nalidad y participa en el mundo subhumano, subpersonal, que es inherente a los
sentimientos desenfrenados y a las creencias no analizadas. Formar parte de una
multitud es algo muy semejante a la intoxicación alcohólica. La mayor parte de los
seres humanos ansían evadirse de las limitaciones de su propio ser y descansar
periódicamente de su personalidad escuálida, mezquina y, para cada cual, dcma-
siado conocida. Como no saben hacer lo necesario para ascender desde su propia
personalidad hasta una región suprapersonal, y como no tienen voluntad suficiente
para hacerlo, aunque sepan satisfacer las condiciones éticas, psicológicas y fisioló-
gicas necesarias para trascender dcl propio ser, se dirigen naturalmente hacia el
camino descendente, el camino que conduce desde la personalidad hacia las tinie-
blas del sentimentalismo subhumano y del pánico animal. De aqni el ansia persis-
tente por los narcóticos y estimulantes, y también la atracción infalible de las multi-
tudes. En gran parte, el éxito de los dictadores se debe a la mayor destreza con
que explotan esa necesidad de evasión de la personalidad que siente el hombre;
de cvasi6nde las limitaciones de su propia personalidad. Dándose cuenta de que la
'; Cfr. AGRAMONTE (R.), Sociología, 1941, tomo 11, pp. 390 Y ss.
142 COMPLEJOS DE INFERIORIDAD Y RESENl'IMIENTO EN LAS MASAS

gente ansía descansar de sí misma, en sentimentalismos subhumanos, les suminis-


tran sistemáticamente a sus súbditos oportunidades para que lo hagan","
Por de pronto, en la multitud actúa muchas veces una presión física, produ-
cida por el hecho de la aglomeración compacta, que impide los movimientos vo-
luntarios y, con ello, se contribuye a que sus componentes pierdan el sentido de la
propia personalidad. Es por eso que la persona de individualidad acentuada suele
experimentar horror a verse mezclada en una aglomeración, aunque ésta sea pací-
fica; pues el impedimento de moverse con holgura es experimentado como una
cohibición y como una despersonalización. .
El sujeto individual situado en una multitud turbulenta experimenta la sensa-
ción de avasallamiento por la prepotencia del número. Esta presión de un movi-
miento arrollador contribuye a facilitar el contagio emocional, a homogeneizar las
conductas y a suprimir el sentido de la propia individualidad de cada uno de. los
componentes de la muchedumbre turbulenta. El sujeto se siente como gota de agua
en un mar O en un torrente; percibe el comportamiento de los demás como consti-
tuyendo una universalidad arrolladora, .Claro que, en el fondo, esto constituye úni-
camente una ilusión o espejismo, porque de hecho cada uno de los individuos inte-
grantes de la muchedumbre parte del mismo, supuesto, y la multitud se compone
tan sólo de sujetos humanos, como el mar se compone de gotas,
Este hallarse avasallado por la multitud es experimentado por muchos de los
sujetos que la campaneó como un sentirse respaldado y fortalecido} lo cual contri-
buye a suprimir los frenos morales y a dar lIna imp.r(>5ii)u de c0!'!fi~!i!2> de eatisfac-
ción, y a acallar todo sentido de responsabilidad individual. Este fenómeno en mu-
chos 'sujetos obedece en parte muy decisiva a complejos de inferioridad y de
resentimiento. Efectivamente, en quienes actúan esos resortes psíquicos, sucede que
el hallarse formando parte de una muchedumbre activa y turbulenta constituye mo-
tivo de satisfacción y de intenso placer; porque apoyados por ella se sienten fuertes
--con la fuerza del bloque multitudinario-- compensando de ese modo la pobreza
de su individualidad; y porque, al amparo de la muchedumbre, dan salida a sus
malas pasiones, que habitualmente tienen reprimidas.
Sobre esto dice Pío Baroja .e "Tanto el hombre del proletariado como el con-
servador, al incorporarse a la masa, sienten la fuerza terrible que les da el número
y al mismo tiempo la conciencia de su poder. Navegan en una corriente que neutra-
liza su timidez natural, corriente hecha a base del anonimado y de la impunidad."
Ha habido sociólogos que sostienen la existencia de un espíritu colectivo: que
han querido precisamente apoyar esta tesis refiriéndose a las multitudes excitadas',
Pero es radicalmente falso suponer que haya un alma de la muchedumbre diversa
de las almas de sus componentes. Acertadamente dice a este respecto Macfver: "Si
cada hombre, piensa o actúa en forma diferente como miembro de una multitud, ..
continúa siendo cada hombre quien piensa o actúa: las nuevas determinaciones lo
son de los espíritus de los individuos influidos por la agregación. Cuando las ovejas
siguen a sus directoras de rebaño, no atribuirnos el movimiento de éste a ningún
espíritu de rebaño. 'Cuando los hombres se congregan, cada csplruu responde en
forma particular al medio ... Tornemos el ejemplo de una multitud. El medio
e Cfe. HlJXLEY (Aldous), El fin y los medios, Editorial Suramericana, Buenos Aires, pp,
101 Y ss. Sobre estos temas. véase también: AGRAMONTF., ob. .Y Ing. cit.
1) Cfr. B"ROJ ..\ (Pío), ob. y lug. cit., P. 936.
6..JjEZ/l DE UJ ACClON MULTITUDINARIA

cambia con la respuesta de cada uno de los que la constituyen, y el cambio ocasiona
una nueva respuesta de cada uno, y así sucesivamente. Oc esta manera, se realiza
un proceso peculiarmente rápido de cambios psíquicos entre los componentes de
una multitud. Cada uno se hace en cierto grado susceptible e imitativo, y el humor
de ceda cual se asimila al de los demás. El observador tiene la impresión de que
la multitud está recorrida por olas de agitación emotiva. Cada uno es menos que sí
mismo, no por haberse convertido en parte de un espíritu más grande, sino porque
los efectos de la agregación suscitan en cada uno respuestas emocionales a costa de
la racionalidad. No existe una estructura de organización, dentro de la cual cada
individuo pueda encontrar abrigo para su individualidad, contra la influencia cu-
mulativa y arrolladora de la sugestión y la imitación de masa. Pero esto es mera-
mente un grado extremo del hecho obvio de que todo espíritu está influído por
cualquier especie de medio ambiente. Establecer la existencia de un espíritu super-
individual, porque los espíritus individuales se modifiquen por sus relaciones mu-
tuas ... es seguramente gratuito ... Es interesante notar que este caso, que sugiere
en grado máximo un espíritu social no individualizado, constituye una de las rna-
nifestaciones sociales de menor, y no de mayor categoría. Es la influencia psíquica
contagiosa que saca un -hornbre de sí mismo, pero raramente lo eleva de nivel y
casi siempre lo rebaja. Es una influencia que casi todos los estudiosos de la sociedad
consideran un mal, al que debe hacerse frente mediante la educación para el auto-
dominio, para la connservación de la personalidad. La multitud es pasional, es-
túpida, despiadada e inmoral. Cuando su pasión es justa, actúa estúpidamente; si
es injusta, obra como una bestia enfurecida. Puede destruir pero no crear" .lO

j.-CARACTERES DE LA ACCION DE LAS MUCHEDUMBRES


TURBULENTAS
A) Las multitudes turbulentas actúan ha en virtud de ideas, sino al impulso
de sentimientos elementales, simplistas, primitivoi.
B) En las conductas homogéneas de los sujetos, que componen una multitud
turbulenta, desaparecen las inhibiciones y los [renos -intelectuales, de sentido crí-
tico, morales, consuetudinarios, de respeto social, de .tradición, de educación, etc-,
que son habituales en el comportamiento corriente de las mismas personas. Se cfcc-
túa lo que se llama la liberación de la afectividad reprimida.'>
e). La muchedumbre turbulenta se caracteriza por su unidad 11 homogenl>idad
mental¡ constituida por el 'total imperio de un estado emocional simplista de alta
temperatura, con entera independencia de cuáles sean la educación} 1" situación so-
cial, la profesión y la moralidad de los individuos que la componen. Y así ocurre
que las personas de más fina y elevada espiritualidad que se hallen formando ac-
tivamente parte de esa muchedumbre turbulenta, se comportan no según su nivel de
educación; de inteligencia y de moralidad, sino, por el contrario, en la forma brutal
y grosera que es peculiar de la acción multitudinaria.
D) Slf./gestionabi/idad. La sugestión ocurre cuando una persona, su creencia, su
sentimiento, actúa sobre otra persona sin apelar a razonamientos. La imitación,
\IJ Cfr. MACIvER (R. F.), Comunidad: Estudio Sociológico, trad. casto de Prados Arrarte.
Ed. Losada, Buenos Aires. 1944, pp. 97 Y ss.
t t Cfr. FREUD (S.), Psicología de las majas, Madrid, Obras Completas, Biblioteca Nueva.
tomo IX. También AGRAMONTE. ob, y lug, cit,
444 SUGESTIONABILlDAD y FANATISMO DE l.AS MUCHEDUMBRE¡

el mimetismo, tiene una fuerza inconsciente enorme. Se ve bailar a unas parejas


al son de la música y se siente el impulso de llevar el compás como ellas. Se oye
,llorar y se tiende a Ilorar; se ve reír y se tiende a reír; donde los demás insultan,
se tiende a insultar; donde los demás vociferan, se tiende a vociferar. A través de
un contagio de gestos y de movimientos se efectúa un contagio de emociones. L3
sugestión se verifica, con tanto o más éxito, cuanto mayor es la impresionabilidad del
sujeto pasivo. El hecho de la sugestión lleva aparejada una ausencia de sentido
crítico en la persona pasiva. Pues bien. las muchedumbres turbulentas son impre-
sionables en grado superlativo y se dejan sugestionar con pasmosa facilidad. Por
eso muestran una total carencia de sentido crítico y 111M. gran credulidad para los
dichos más absurdos e inverosímiles, los cuales son aceptados sin ninguna discri-
minación por los sujetos que componen una muchedumbre turbulenta. Probablemente
la mayor parte de los individuos que componen una multitud excitada, tomados
individualmente, fuera de la muchedumbre, rechazarían, considerándolo como pa·
traña o como disparate, lo que aceptan con rendida fe cuando están reunidos en
grupo turbulento.
E) Son rasgos de la conducta de los sujetos que integran la muchedumbre tur-
bulenta: la aptitud de irfitabilidúd y de entusiasmo; el gusto por las frases.. por
los símbolos, que centran la atención y dramatizan sus emociones; las cóleras, los
odios y las codicias elementales, en desbordamiento; y las acciones violentas, que
a veces adquieren- caracteres de bestialidad pavorosa.
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adamar o para afirmar una COsa o a una persona.
Pero el mayor número de casos de muchedumbres turbulentas están constituidos
por acciones vandálicas, para destruir aquello que se considera que constituye un
mal o un peligro; aunque naturalmente por debajo de esto exista un fondo de
adhesión a algo positivo.
F) La acción de las muchedumbres turbulentas suele ser de un [anatisnro snn-
plista. Ese tipo de mentalidad no distingue tonos intermedios, ve sólo blanco o negro,
y no percibe otros matices: procede por afirmaciones o por negaciones retundas.
G) La conducta de una multitud turbulenta se forma en virtud de y Con vistas
a una actualidad inmediata, momentánea. .Es decir, el comportamiento de unn mul-
titud excitada no planea acciones para mañana, y mucho menos para un futuro más
distante, sino que se limita a desenvolver una acción direcla e inmediasa.
H) Se da un proceso de amo-excisacián, En el estado de identificación }' de
unidad mental de la muchedumbre turbulenta, la. acción de ésra revierte sobre sí
misma como un excitante. Cuanto más grita, tanto mayor es su efervescencia emo-
cional; cuanto más avanza en su acción, tanto mayor es cada vez su impulso.

6.-CAMBIO DE DIR.ECCION EN LA CONDUCTA DE LA MUCHEDUMBRE


TURBULENTA
La dirección de la efectividad y de la conducta de la muchedumbre excitada es
en potencia ambivalente; es decir, puede desenvolver bien hacia un poto, bien hacia
el contrario. Debido a eso sucede a veces que, cuando ya se han suscitado las erno-
cienes, es posible cambiar los objetos que funcionan como centro de atención o
también cambiar el tipo de respuesta. Así, ocurre que ordinariamente el mejor
DIVERSAS DIRECCIONES DE LAS MUCHEDUMBRES 4~·5

modo de disipar las intenciones de una turbe violenta es distraerla con algún inci-
dente humorístico, cambiar la dirección de su agresividad hacia algún otro objeto
dándole una vía innocua de desahogc.w

7.-MUCHEDUMBRES PRESAS DE PANICO


Hay muchedumbres turbulentas en fuga, presas de un temor pánico. En esos casos, al calor
de una emoción de miedo, que se contagia y se multiplica por el proceso ya relatado de la ínter-
estimulación O interacción, se produce un fenómeno de fuga. colectiva en alocada dispersión.
Mientras que en las multitudes turbulentas de acción, se produce un movimiento de concentra-
ción hacia el punto de donde ha brotado el estímulo del líder, en cambio, en las multitudes en
fuga se produce el movimiento contrario, el de alejamiento en dispersión del centro de donde
brotó el pavor ante el peligro.
Este hecho suele producirse cuando las gentes tratan frenéticamente de escapar de un in-
cendio o de un barco que naufraga. Hay también casos de ejércitos que rompen toda disciplina
bajo el fuego al sentirse dominados por terror pánico~y se comportan como muchedumbres
amorfas en fuga.
Mientras que en las muchedumbres turbulentas se produce una fusión de los individuos en
la masa frenética, por el contrario, en las muchedumbres dominadas IJar el pánico, cada indio
viduo actúa por sí propio, es decir, para salvarse a si mismo. No hay pues comunidad de pro-
pósito, sino sólo coincidencia de los propósitos de cada uno; pero cada cual para realizar el
propio no titubea en impedir a otros que realicen los suyos.

8.-LOS VALORES Y LAS MULTITIJOES TURBULENTAS


Todo lo expuesto anteriormente sobre las características de la acción de las mu-
chedumbres turbulentas constituye. tan' sólo la descripción de sus mecanismos y de
los resortes de su funcionamiento; y no alude' a los fines hacia los cuales se puede
dirigir ese tipo de acción. Es decir, el mecanismo de las turbas excitadas puede ser
dirigido hacia la realización de finalidades buenas o de finalidades malas. Cierto: que
el tipo pe conducta de las muchedumbres turbulentas, por su misma naturaleza. cons-
tituye una acción elemental, violenta, movida por resortes primitivos, tosca. de pa-
sional brutalidad; y también es cierto que. por eso, la mayoría de las veces la
acción de las turbas es detestable, abominable, destructura irracionalmente. llegando
a extremos bestiales.
Pero, asimismo, es verdad que ese mecanismo de la muchedumbre turbulenta
puede originarse en una emoción suscitada por motivos nobles y encaminada ¡J, la
realización de metas valiosas. Esto es lo que ocurre en actuaciones revolucionarias
justificadas, por ejemplo) en las masas que se lanzaron a la toma de la Bastilla el
14 de julio de 1789, abriendo el camino para la Revolución Francesa.
Lo que sucede con frecuencia es que la emoción suscitada por el incidente. así
como la tendencia a la acción debida a aquélla, están justificadas de acuerdo con una
pauta de valores, por ejemplo. la repulsa frente a una injusticia. la consiguiente pro~
testa y el deseo de obtener reparación. Pero aun estando por demás justificadas la
indignación provocada por una injusticia y el ansia retributiva respecto de ella. que
son el" impulso ocasional de la acción, sin embargo, cuando se desenvuelve ya el
mecanismo de la conducta de una muchedumbre turbulenta, entonces ésta puede
incurrir en los mayores desmanes, por causas precisamente de las características de
la conducta multitudinaria excitada.
12 Cfr. YOUNG (K.), Social Psy(hology, 1945. p. 398.
446 OTRAS 1IIULTlTUDES

A este respecto, cabe observar la influencia que los líderes pueden ejercer para
elevar el nivel moral de la acción de una muchedumbre turbulenta.

9.-EL AUDITORIO O PUBLICO


; . -.
~.'.

El eminente sociólogo mexicano, Dr. lucio Mendieta y Núfíez, define el público o audio
torio como "un conjunto de personas que se reúnen, por su propia voluntad deliberada, en un
lugar previamente escogido, para asistir a un acto que les ha sido anunciado con ontenondcd'',""
así, por ejemplo, a una representación teatral, a una función de cine, a un concierto. 3" una
sesión de circo o de variedades, a un juego deportivo, a una conferencia, a un acto de propa-
ganda política, etc.
El auditorio o público constituye un caso especial de muchedumbre pacífica, con caracteres
especiales. Está circunscrito en un determinado lugar, cerrado o abierto, pero elegido de unte-
mano para la realización del acto de que se trate. Cada uno de los componentes del auditorio
como hace notar certeramente Mendieta J' Núñcz, los miembros que integran un auditorio "estén
ha ido allá deliberadamente. Los componentes del auditorio no están organiacdos entre sí; pero,
sujetos a cierto orden, se subordinan a la organización del acto al cual concurren. No es el
auditorio el que está organizado como tal, sino el espectáculo al que acuden sus miembros. Los
integrantes del auditorio no desempeñan ninguna función grupal diferenciada ni tienen jefe, ni
actúan con el propósito de realizar un fin de conjunto. "Pero los miembros del auditorio" cum-
plen los requisitos fijados para obtener su admisión, penetran en el recinto ordenadamente.
aceptando la. organización material; momentánea, impuesta por un grupo que les es extraño:
la empresa".
Mendieta y Núñez señala las siguientes características especificas del auditorio;
.-1) Está constituído por un número determinado de personas (que puede conocerse t:."::JC- •
'n_~~'~ n.~ H.~:_n \
.~ " .t' ~ ,. "
B) "Adquiere la apariencia objetiva de un conjunto perfectamente delimitado.
C) Es un conjunto ordenado.
D) El individuo que forma parte de un auditorio, en vez de sentirse despersonalizado en el
seno de una muchedumbre anónima, sin responsabilidad y sin frenos, tan sólo se siente hasta
cierto punto cohibido por la presencia de Jos otros circunstantes que ejercen sobre él una COJe-
ció:'! social, presionándole para que guarde alguna compostura.
E) Los individuos que componen un auditorio concuerdan en un propósito semejante, es
decir, en sentir un interés por el acto que V:IO a presenciar.
F) El auditorio es un excelente medio conductor de emociones, pero canalizadas por la
interacción de los circunstantes.
G) Entre los actores del espectáculo y el auditorio se establece una corriente rcclprora de
acciones y reacciones psicológicas. En una representación drumética o artística, los artistas suvci-
tan emociones en el auditorio y l;IS emociones de éste, a su vez. reobran sobre los artistas
exaltando sus facultades.
H) A cada espectáculo o acto corresponden características especlficns en el auditorio, tanto
en J,} que se refiere a la composición de éste, como en lo que atañe a su comportamiento. Asi,
son diversos los auditorios o públicos de una conferencia académica, un cspcct.icalo teatral de
alta calidad, una [unción de circo, una corrida de toros, o un partido de fútbol,
Los públicos de ciertos "a<:tos, por ejemplo, de juegos deportivos, corridas de toros r actos
de propaganda política, tienen la tendencia e convertirse ocasionolmcnre en muchedumbres tur-
bulentas, aunque muchas veces no se actualice tal tendencia.

13 Cfr. MENDIET:\ y ?'-:1'JÑl'Z (Lucio), ob. cijo en la nota Iv" 1, pp" J<)·1 }: ss.
CAPITULO XXIII

GRUPOS SOCIALES PERMANENTES NO ORGANIZADOS.


CIRCULOS y CLASES SOCIALES
SUMARIO:-l. Los viratlos sociales.e-a. Círculo social y UjOS y costmnbres.s-:
3. Concurrencia interierente o secante de oarios círculos socia/es.--4. Los es/ra-
los o capas sociales. clases, castas y eslamtmIOJ.-5, Dijicultades /'ara la defi-
nición y la delimitación de 1M clases Jociales.----6. Criterios determinantes de la
eJlrali/iración en clases socia/es.-7. Determinación y descripción de la clase
social.-S. Conciencia de c/ase.-9. Circelacián entre las clases y nwriJidad
ver/iral.

l.-LOS CIRCULaS SOCIALES


Se habla del círculo social de los niños, del de los adolescentes, del de los jó-
venes, del de los 'maduros. del de los ancianos. del de los varones, del de las mujeres,
del de las doncellas, del de las mujeres casadas. del de los creyentes de una fe rc1i-
glosa, del de los secuaces de un programa político, del de los abogados, del de los
médicos, del de los artistas, del de las personas de un mismo nivel de educación,
del de la clase media, del de los proletarios, del de los deportistas, del de los tu-
ristas, del de los compañeros, del de los universitarios, etc.
Bajo cada una de esas denominaciones -y de cualesquiera otras similares-,
se encubren determinadas realidades sociales, es decir, determinados grupos.
Se trata ciertamente de grupos laxos y a veces de confines difuminados, 01<15
no por ello menos reales. Podrá resultar dificil, muchas veces, proceder a una exacta
delimitación de los perfiles de esos grupos, porque en sus zonas fronterizas se
muestran entremezclados con otros, constituyendo zonas mixtas o de claro-obscuro.
El hecho de pertenecer a un determinado círculo de edad, o a una determinada
clase social, es percibido a veces claramente, o bien como una ventaja O facilidad
para la realización de cierta conducta, o bien como una dificultad o como un
obstáculo. Pertenecer a un determinado círculo social implica el hecho de estarse
comportando en cierta forma y además el deber de hacerlo así. No pertenecer a
determinado círculo social trae consigo muchas veces el tropezar con barreras o con
dificultades para hacer una cierta cosa.
Cabe decir que existe un Círculo colectivo o social allí y cuando un conjunte
de personas participan en algunas características comunes, pasivas o activas, con o
sin el concurso de su voluntad, en virtud de las cuales se establecen delimitaciones
frente a quienes no se hallan en ese caso, y se constituyen determinados modos dc
conducta (mental, emotiva o práctica).
Ese algo común que determina la realidad de un círculo social puede consistir
en ces...s muy diversas: la edad, el sexo, la pertenencia étnica, la vecindad. ti rfirm.

447
443 LOS CIRCULaS SOCIALES

la educación, la posición económica, la clase social, la profesión, las creencias po-


líticas, las aficiones, etc.'
Adviértase que es característico de los círculos colectivos, en tanto que tales y
nada más que tales, el hecho de que carecen de una. organización. Digo, en tanto
que tales y nada más que como tales, porque sobre o dentro del círculo social puede
darse, y de hecho se da muchas veces, una organización, la cual constituye un ente
colectivo estructurado; por ejemplo. en la clase proletaria una organización sindical,
en el círculo de los estudiantes una asociación escolar, en el de los fieles una Igle-
sia, etc. Ahora bien, el sindicato, la asociación escolar, la Iglesia, son realidades
colectivas de género distinto al de los meros círculos sociales; son entes colectivos
organizados. El puro círculo social carece de estructura organizada, carece de órga-
nos representantes de la colectividad, carece de normas procesales para la unifi-
cación de los comportamientos, etc. En cambio, el ente colectivo se caracteriza
precisamente por la organización, por su clara y tajante delimitación frente al
exterior, y por su actuación unificada. Puede suceder que un ente colectivo cubra
o coincida plenamente con un círculo social, por ejemplo, una Iglesia con el círculo
de todos los fieles de una religión. Pero 10 corriente es que dentro de un círculo so--
cial, por ejemplo una clase social, se constituya un ente colectivo de perímetro
más reducido, verbigracia, un sindicato, que sólo comprenda una parte de. los corn-
ponentes de ese círculo. Aquí estoy estudiando el círculo colectivo tan sólo en tanto
que tal, es decir, con abstracción de que dentro de él se dé o no un ente organizado
que coincida total o parcialmente con el área del círculo social.
Desde el punto -de vista de su duración, distinguimos círculos sociales perma-
nentes, como el de vecindad en 'una población; y otros de corto plazo, como los
veraneantes en un balneario.
Por lo que respecta a la mayor o menor rigidez y también en lo que atañe al
mayor o menor volumen de modalidades de comportamiento propias del círculo,
hallamos también muchas variedades. Hay círculos que prescriben rígidamente a
sus miembros un gran número de reglas de conducta; mientras que hay otros cuyos
modos de comportamiento para sus miembros son pocos y de relativa laxitud.

2;-ORCULO SOCIAL Y USOS Y COSTUMBRES


El hecho de la pertenencia a un círculo social determina para sus miembros
una serie de modos colectivos de comportamiento, que ordinariamente se manifiestan
en forma de flSOS y de COl/timbres. Es más, cabe, desde este punto de vista, definir
el círculo social por los modos O reglas sociales de comportamiento que origina.
En definitiva, la realidad sociológica de un grupo está determinada por una serie
de reglas o de modos colectivos de conducta; de conducta mental (intelectual, afec-
tiva) , O de conducta práctica (religiosa,. técnica, ética, del trato, etc.}.
La pertenencia a un círculo social determina que se tenga, según los casos, un
cierto repertorio de creencias, (lue se pongan en práctica unos especiales compor~
mientas y que se establezcan unas definidas relaciones interhumanas. Todo ello cons-
tituye una serie de modos de vida que no son referibles a la individualidad singular
y entrañable del sujeto que los practica, ni constituyen la expresión de' la raíz pro·

1 Cfr. SIMMEL (G.), Sociologla trad. de J. Pérez Bances, Rev. de Occidente, Madrid,
1927, fase. l. pp. 58·82.
LOS CIRCULOS SOCIALES 449

funda y de su persona, sino que representan la manifestación de formas típicamente


colectivas y el desempeño de funciones de vida social.
El repertorio de modos de conducta de cada círculo social, reputados como obli-
gatorios para sus miembros, suele ser diferente e incluso a veces contrario de las
reglas de comportamiento de otros círculos sociales. A veces, se dan semejanzas;
pero otras, las discrepancias son enormes, según apunté ya en el capítulo X (epígrafe
19) al ocuparme de los convencionalismos sociales.
El análisis del círculo social es uno de los estudios importantes para la Socio-
logía, precisamente porque los usos y las costumbres -forma..l; típicas de modo co-
lectivo- florecen abundantemente dentro de los círculos sociales. Claro es que hay
también costumbres adscritas a otros grupos más trabados, más estrechos, por ejem-
plo, dentro de comunidades que ,cuentan con una estructura organizada. Pero, acaso,
donde mejor puedan ser estudiados el uso y la costumbre, en sí mismos y sin com-
binación con otras formas, sea dentro del marco del círculo colectivo.

3.-CONCURRENClA INTERFERENTE O SECANTE DE VARIOS


CIRCULOS SOCIALES
Los círculos sociales no están colocados los unos al lado de los otros como dis-
tribuyéndose entre sí el área del "mapa de 10 social, ni constituyen compartimientos
separados unos con relación a otros por claras fronteras. Por el contrario, muchos
círculos sociales se superponen parcialmente, se cruzan, se cortan o se interfieren en
diversos planos. ASÍ, por ejemplo, una persona puede pertenecer a la vez al círculo
de los jóvenes, al de los varones, al de las personas educadas, al de la clase econó-
micamente pudiente, al de confesión religiosa, al de un credo político, al de
una determinada profesión, al de los deportistas, al de los aficionados a la música,
al de los vecinos de la localidad, etc.

4--LOS ESTRATOS O CAPAS SOCIALES: CLASES, CASTAS Y ESTAMENTOS


Las llamadas clases sociales constituyen uno de los círculos colectivos de mayor
volumen y relieve.
Algunos grandes grupos totales o suprafuncionales, como la comunidad local,
la nación, e incluso sectores más extensos, se hallan estratificados en varios niveles
o capas, cada uno de ellos diferenciado de los otros por características específicas
. -situación, posición, modos de vida y posibilidades de sus miembros.
Cuando la estratificación social es muy rígida, y la pertenencia a cada capa
está determinada de una vez y para siempre por el nacimiento, recibe el nombre de
castas, Ejemplos de estratificación en castas son: el de la sociedad hindú, antes de
la proclamación de la República de la India ('946) -cada hindú necesariamente
pertenecía a la casta de sus padres y permanecía en ella-; y la estructuración feu-
dal cerrada. El sistema hindú de castas consistía principalmente en un rígido orden
predeterminado de ocupaciones. El libro. de Manu, al describir la creación del hom-
bre, dice que para la prosperidad del mundo creó a los Brahmanes, a los Chatrias,
a los Vaysas y a los Sudras, como procedentes respectivamente de Su boca, sus bra-
zos, sus muslos y sus pies, y asignó a cada una de estas castas tareas y deberes dife-
rentes. Otros ejemplos de sistema de castas son la sociedad alemana desde ]933 a
S ....·loloC"¡;I.-~Il.
450 CLASES SOCIALES

1945. durante el aciago reglmen nazi, en que la diferencia entre los mal llamados
"arios" y ":"no arios" constituía una rígida e inzanjable estratificación social; y la
sociedad del la Unión Surafricana donde la estratificación en blancos, morenos y
negros es un sistema rígido. con barreras insalvables entre los tres grupos.
Los es/amentos .pueden definirse como estratos sociales relativamente rígidos,
cuyas respectivas posiciones están determinadas por el Derecho o poI una costumbre
muy vigorosa. Con esta palabra se designa la estratificación rnedioeval en tres es-
tamentos, la nobleza, el clero y el estado llano, estratificación que se prolongó du-
rante algún tiempo -vario según los diversos países- en la Edad Moderna, pero
que desde hace mucho ha desaparecido. Cada estamento tenía privilegios propios
(inmunidades, jurisdicción privada, exención de ciertos impuestos, etc.) j tenía tam-
bién una especial participación en el poder político; tenía asimismo una peculiar
estimación del "honor"; y poseía unos modos específicos de vida muy definidos."
Cuando la estratificación no es rígida, cuando las divisiones aunque importantes
no afectan esencialmente a los derechos individuales básicos del hombre, y sobre
todo cuando hay movilidad vertical, es decir, cuando hay posibilidad de pasar de
una capa a otra, entonces la estratificación se llama división en clases sociales.
La clase social implica unas formas comunes de vida, una coincidencia de in-
tereses, una conciencia de esas concordancias y de la diferencia colectiva frente a las
otras clases, pero no constituye un hecho de "comunidad" propiamente dicha en el
sentido sociológico de esta palabra. No es propiamente una comunidad, porque den-
tro de la clase social no se cumple un conjunto de funciones o de fines humanos
comunes: porque la clase social no constituye la condición para el desarrollo de
fines tales, ni tampoco ofrece medios para su cumplimiento."

5.-DIFICULTADES PARA LA DEFINICION y LA DELlMITACION


DE LAS CLASES SOCIALES
Por una parte, los círculos colectivos llamados clases sociales constituyen una
patente realidad, claramente perceptible. Por otra par-te, sin embargo, la definición
de esos hechos, y la delimitación precisa entre las varias clases sociales es muy di-
fícil, porque las clases pertenecen al tipo de los grupos laxos y relativamente difu-
minados, y porque la división entre ellas está determinada por varios puntos de vista,
las más de las veces interferenres.
Es difícil definir el contenido de la expresión "clase socia!", porque a menudo
estas palabras significan cosas diferentes para diferentes personas, en los varios
países y en las diversas épocas de la historia.
Generalmente suele hablarse de tres clases sociales: alta, media y baja. Sir!
embargo, en muchas sociedades, como por ejemplo, en las nuestras occidentales del
presente, las cosas son bastante más complicadas; y, así, ocurre que en algunos estu-
dios de sociografía referidos a zonas concretas se ha llegado a distinguir no menos
de seis clases sociales, por virtud del hecho de que cada uno de los tres estratos es
subdividido en dos capas. .
;¿ Cfr. POVIÑA (Alfredo), Cursos de Sociologia, Assandn, Córdoba, 1945, p. 289: WEBER
(Max), Economía y Sociedad, tomo IV, trad. de José Ferrater Mora, Fondo de Cult. Econ.,
México, 1944, p. 60.
3 Cfr. WEBER (Max), ob. cit., tomo IV, p. 85.
CLASES S O C / A L t S 1 5 1

Por otra parte, en comunidades locales simples y pequeñas, como algunas co-
munidades rurales, suele hallarse solamente una estratificación en dos clases.

6.-CRITERIOS DETERMINANTES DE LA ESTRATIFICACION


EN CLASES SOCIALES
La posición O rango social depende de múltiples factores en las varias socie-
dades, e incluso dentro de una determinada sociedad; frecuentemente depende de
más de un factor.
La posición O rango social se puede basar en diferencias de linaje, de riqueza,
de profesión' u oficio, de poder político. de pertenencia étnica, '0 de mérito personal.
Ahora bien, lo más frecuente es que el rango o posición esté determinado por
la concurrencia o combinación de más de uno de esos factores.
Nótese además que la significación y el matiz de cada uno de los factores
enumerados es vario en las diversas sociedades, y es cambiante a través de la
historia. Así, por ejemplo, el linaje puede estar basado en una mitología o concep-
"
ción religiosa --como ocurría en las castas hindúes-, o en tradiciones históricas, cual
sucedía en algunas sociedades feudales de los últimos tiempos de la Edad Media
y de los primeros tiempos de la Edad Moderna, o en criterios raciales según ocu-
rre en la Unión Surafricana. La jerarquía de prestigio entre las diversas profesiones
ha sido también varia en las diversas culturas y en la sucesión de las edades
históricas, Mientras que en las sociedades europeas y americanas el militar ha dis-
frutado de prestigio -mayor o menor según los diversos países y períodos históricos,
pero siempre considerabIc-, en cambio. en la China tradicional (antes de que en
ella se produjese el impacto de la civilización occidental) el militar profesional
estaba bien pagado, por estimarse necesarios sus servicios, pero distaba mucho de
disfrutar de una posición social de prestigio, y se hallaba más bien segregado frente
a las clases elevadas.' Actores y comediantes en otras épocas estaban excluídos de
las clases superiores, mientras (lue en nuestro tiempo tienen pleno acceso a ellas,
En la estratificación social muy tajante y definida de la Unión Soviética, la
clase superior, (Iue disfruta del mayor prestigio y de las mayores ventajas económicas,
est.i constituida ror los altos funcionarios del Estado y del partido comunista. i
los que les siguen en r:togo los científicos dedicados a las ciencias de la naturaleza
y a menesteres técnicos, r los ing<:niuos prácticos.
También ha variado ln forma principal de riqueza como base de estratificación
social. Bajo el si'\tc:nu fcud.rl. l.t propiedad inmueble era el factor principal. En
c.unbio. en las sociedades modernas y contemporáneas industrializadas, el dinero y
el crédito prevalecen sobre el control de la tierra.:;
También es divcrxa y ccmbi.mtc ('11 las varias situaciones y épocas la jerarquía
del mérito personal. En la sociedad guerrera de la Edad Media las hazañas bélicas
ocup;ln un plano muy alto y suelen ser la base para la concesión de títulos nobiliarios
y de propiedad territorial. En la China tradicional son los éxitos intelectuales los
que disfrutaban de favor preferente. En las sociedades occidentales modernas, se

I Cfr. WEHF.R (Alfredo), Histori. de /(1 Cultura, trad. <le Luis Recaséns Sicbes, Fundo de
CuJ t. Eron .. México, 1941.
.-, Cfr. M..v::IvF.R (R . .1\1.) & P"C,¡; (Ch.), Societ y: AIJ lntroductory AJJtl/J-fÍJ, Rinehart,
NUl'V:! York. 19'50. Pp ..~'5H-3R3.
452 CLASES SOCIALES

han cotizado 105 éxitos intelectuales (Descartes, Voltaire, Leibniz, Goethe); los m-
dustriales y mercantiles, y los técnicos, as~ como en nuestro tiempo, además, las
grandes realizaciones deportivas.

7.-DETERMINACION y DESCRIPCION DE LA CLASE SOCIAL


El egregio sociólogo mexicano Lucio Mendieta y Núñez considera que "la clase
social está determinada por una combinación de factores culturales y económicos.
Podríamos decir que las clases sociales son grandes conjuntos de personas, conjuntos
que se distinguen por los rasgos específicos de su cultura y su situación económica".
"Aun cuando el factor económico tiene una gran importancia para la determinación
de la clase social, en realidad el factor decisivo es el de la cultura, puesto que sólo
es posible el paso de los individuos de uno a otro circulo mediante la adaptación
cultural" .'
Las tres clases principales no están tajantemente delimitadas una frente a la
otra, sino que, por el contrario, en sus Zonas marginales están interpenetradas
la una con la otra, dando eso lugar a la existencia de clases mixtas. Mendieta se
representa las tres principales clases como círculos secantes. "Cada circulo tiene
un contenido cultural y económico que le es propio, diferente del contenido cultural
y económico de los otros dos. Esos contenidos los constituyen relaciones 'económi-
cas y un acervo de ideas, prejuicios. costumbres, necesidades, sentimientos, conoci-
mientos. formas ~e conducta. etc., etc .. que pueden señalarse. con cierta precisión.
en uña sociedad . dada y ~¿ 'un momento ~ dado, de tal modo que. ofrecen- induda--
ble permanencia, '\cuanclo menos en sus lineamientos fundamentales. Los indivi-
duos son los que se mueven' dentro y a través de los círculos, permaneciendo unos,
en el correspondiente círculo, durante toda su vida; otros, acercándose al contiguo
hasta penetrar en él en movimiento de ascenso o descenso, según el Caso. Pero
como dentro del círculo cultural y económico de cada clase siempre hay un número
de personas que se manifiesta en conjunto, en volumen, de ahí la estabilidad de
las clases por la continuidad y persistencia de los círculos culturales y económicos,
en el tiempo y en el espacio, concretados en un número indefinido de personas.
"En consecuencia, hay en las clases sociales muchos estados intermedios fun-
damentados en situaciones económicas y en transiciones de cultura".
6 Sobre el problema de las clases sociales, véase también: ALBRECHT (G.). Die sozialen
Klassen, Leipzig, 1926; MICHELS (Robert), Umscbicbtungen in den berrscbenden Klassen l1Mh
dem Kriege, Berlín, 1934; VEBLEN (Thorstein B.), Tbeory o/ a Leisure Class: An Economic
Study in tbe Boolution 01 lnstimtions, Nueva York, 1889 -hay trad. de Vicente Herrero,
"Teoría de la Clase Ociosa". México, 1944. GURVITCH (Georges), Croupement Sociaie et Classe
Sociale, en "Cahiers Inter. de Soc.", VII; TOURAlNE (Alan), Classe Sociale el Statut Socio-
Economique, en "Cahiers Int. de Soc.", XL, 195'1; WIESE {Leopold ven}, Gesel/;cha/tlifhe
Stande IInd Klassen, Prancke Berna, 1951; BENDIX (Reinhard) & LIPSET (Seymour M.), Edit.,
Class, StatNs and Power, Free Press, Glencoe, Jll., 1950; VITA {Luis Washington), Conceito
de C1asse Social e Papel da C/asse Media, en "Rev. Brasileira de Filos.", V-4, Sao Paulo, 1955;
PARSONS {Talcott}, A Reoised Allalitical Approacb to tbe Tbeory 01 Social Slratificatiotl,
Ratledge & Kegan, .Londres, 1954; NEBBIA (Federico), Una Introducción Analítica a la Teoría
de Estratificación Social según Telcou Persons, en "Universidad", publico de la Univ. Nac. del
Litoral, Santa Fe (R. A.), nO 35, 1957. .
7 Cfr. MENDJETA y NÚÑEZ (Lucio), LAs Clases Sociales, con prólogo de P. A. Sorokín,
Instituto de Investigaciones Sociales. Universidad Nacional, 'México, 1947, pp. 37 y ss. Véase
también: GARdA ROSQUELLAS (Rafael), Las Pirámides de Occidente, en "Rev. del Insto de Soco
Boliviana", N° 5, Sucre, 19:57.
CLASES SOCIALES 1_·'
."',1
"El peón que por azares de la fortuna se torna rico de la noche a la mañana, .
no por eso entra desde luego a la clase alta sino que se aproxima a ella a medida
que adquiere sus costumbres, su educación, su forma de vida hasta asimilar por fin
sus ideas, sus sentimientos, sus prejuicios. erc., ete., es decir, su cultura, llegando
así a una total identificación". Similarmente, sólo que a la inversa, se podría
recordar como ejemplo que hay sociedades en las cuales el aristócrata arruinado sigue
perteneciendo a la clase alta.

S.-CONCIENCIA DE CLASE
La clase social constituye, como ya se ha dicho, un círculo colectivo, definido
por unos modos de vida característicos, por la coincidencia de unos intereses, y por
el sentimiento de constituir un grupo diferente de las otras clasescsociales. Los
miembros de una clase social tienen uno. conciencia de' pertenencia a ella. Esta
conciencia comprende dos aspectos: comprende un darse cuenta de tener con los
demás miembros de su clase unas características comunes, por ejemplo, un tipo de
educación, de valoraciones, de actitudes, de formas de vida, una función social simi-
lar, una determinada situación dentro del complejo colectivo total; y comprende al
mismo tiempo un darse cuenta de que hay otras clases diferentes situadas a dis-
tintos niveles, es decir, un darse cuenta de que objetivamente hay una jerarquía
entre fas clases. Al calificar esta jerarquía de "objetiva" no se trata en modo
alguno de emitir un juicio de valor. De ninguna manera. Se trata de subrayar
una objetividad de hecho, la objetividad de unos hechos sociales, los cuales pue-
den ser estimados favorable o desfavorablemente. Pero independientemente de que
esos hechos puedan en algunos casos ser juzgados desfavorablemente por algunas
personas desde puntos de vista valorativcs, se presentan como hechos objetivos
-aunque objetados. Así pues, el darse cuenta de qut' hay diferencias entre la:
clases y una jerarquía objetiva entre ellas no implica necesariamente una plena
aceptación individual de esa jerarquía, ni una sumisión voluntaria a dicha jerarquía.
Pueden darse tal aceptación y tal sumisión; pero pueden también no darse. y. en
cambio, existir un disentimiento, un resentimiento, e incluso una protesta '1ue se
manifiesta en actitudes y en conductas que hacen patente la no aceptación del
esquema vigente de estratificación. Pero cuando sucede esto, en la misma protesta
va implícita la conciencia de pertenecer a una clase, que es dispar de las otras,
y que tiene un rango social superior o inferior a ellas: se tiene la conciencia de
esos hechos, aunque se les pueda en algunos casos estimar como indebidos.
A este respecto, Francisco Ayala formula las siguientes observaciones: "Tene-
mos representaciones intelectuales de la clase social como formación objetivamente
dada. .. Pero tanto cuando se piensa la idca abstracta de clase como cuando se
representa uno clases sociales concretas, históricas o actuales, en su contorno obje-
tivo, es evidente que tales operaciones mentales no están desprovistas de resonancias
subjetivas ni dejan de arraigar en vivencias personales. Detrás de la abstracción
'clase social' palpitará el hecho vivo de la experiencia que el sujeto tiene de su
-& propia clase y de las demás¡ detrás de la imagen de una clase histórica se ocultará
tal vez una toma de posición afectiva en que se reflejen las analogías del pa-,ado
histórico con el presente vivido; y detrás de la consideración de las clases que
componen la sociedad actual alentará la conciencia de que ti sujeto .rcrtem:<c: :l
454 CONCIENCIA DE CLASE

una de "ellas r es ajeno a las demás ... El miembro de una clase social sabe que
pertenece a ella, y al saberlo está perfeccionando la realidad de su pertenencia;
incluso, está creando, desde su perspectiva, la clase misma. Pero el hecho que a un
tiempo conoce y constituye es independiente de su voluntad -ya que no de su
saber- y, por más que le pese, no está en su mano el eludirlo. Es que el senti-
miento de clase (arraigado en la conciencia de clase) procede de los estratos más
hondos, de las profundidades del alma humana, toca a las paredes maestras de su
estructura misma. Pues el alma humana, el hombre, se configura dentro de los
cuadros sociales y situaciones a ellos correspondientes en que se va realizando
desde el nacimiento su ser concreto"."
Mientras que la conciencia de comunidad local, la de comunidad regional y la
de comunidad nacional albergan un sentimiento de unidad y de solidaridad que
comprende a todos los individuos y a todos los subgrupos incluídos en aquellas co-
munidades, por el contrario el sentimiento de clase contiene un acento diferencial
frente a las otras clases."
Las actitudes de unas clases respecto de las otras varían según las situaciones
históricas, en los diversos países y en las diferentes épocas. En situaciones estables,
y. en donde la estratificación social concreta no contiene grandes injusticias muy
irritantes, la actitud de las clases inferiores respecto de las superiores suele ser de
aceptación del estado de cosas, de respeto y de subordinación; y la actitud de las
clases altas con relación a las bajas suele ser de .condescendencia y de protección.
L? clase media situada entre -!~ otras des presenta, precisamente pur e51:0, pel::u·
liares actitudes, en relación con la superior y en relación con la inferior. Por una
parte, las gentes de la clase media, como tienden a imitar los modos de vida de
la clase alta y de aproximarse a éstos todo lo que puedan, se sienten próximas a
ésta,lO incluso cuando sus intereses sean contrarios a los de ésta en muchos aspectos;
y, de otra parte, como su cultura es del mismo tipo que la de la clase alta, O incluso
generalmente superior a la de ésta, se sienten muy dispares frente a la clase baja.
Adviértase que la caracterización que aquí se ofrece apunta solamente los rasgos
generales, y por eso no excluye que haya muchas excepciones individuales en
cuanto a esos modos de sentir el hecho de las clases sociales.
En cambio, en las situaciones sociales de tensión entre los estratos bajos}' los
elevados, por causa de que los segundos han cometido muchos y grandes abusos,
y los primeros sufren tremendas injusticias, o por causa de que una nueva ideología
que propugna un cambio radical en la estructuración social va ganando más y mis
adeptos, y empieza a producir ya resultados prácticos, entonces se desarrolla una
corriente de hostilidad en ambos sentidos, de abajo hacia arriba y de arriba hacia
abajo. Los de abajo sienten la estructura social imperante como una hiriente injus-
ticia, se sienten víctimas de los de arriba, }' aspiran a subvenir el orden social que
ellos puedan, ocupar una mejor posición colectiva. Y los de arriba se sienten
amenazados en sus ventajas por los vientos de fronda que corren entre los de
abajo, y adoptan una actitud hostil frente a éstos, sin perjuicio de que se aven-
gan a veces a hacerles concesiones como medida de autodefensa.
ti Cfr. AYALA (Francisco). Tratado de Sociologie, tomo J: Sistema de Sociología. Edit.
Losada, Buenos Aires, pp. 52·54.
'9 Cfr. WEBER (Max), oh. cir., tomo IV, pp. 55 }' 68; MAClvF.R & PAGE. oh. cir., p. 358.
10 Cfr. MENOIETA y NÚÑEZ (Lucio), oh. dt., p. so.
CONCIENCIA DE CLASE 455

Sin embargo, por otra parte, ha sucedido que los grandes adalides de las refor-
mas o de las revoluciones en favor de la clase baja, para la mejora de ésta, los
predicadores de la justicia social, han salido casi siempre del seno de la clase media
y de la clase alta (p. e., el Conde de Saint Simon, Lasalle, Rodbertus, Marx, el
prínripe Kropotkin, el príncipe Tolstoi, jaures, Lenin, Trotzki, Blum, Kcle, etc.)
-probablemente por influencia de la cultura moderna desarrollada en un ambiente
de libertad de espiritu-c-, sin cuya dirección la clase baja no habría sido capaz de.
organizarse en movimientos ideológicos. La clase baja --dice Mendieta-, a pesar
de su situación económica, y del poder latente que le da el número, ha solido
reaccionar sólo "ruando gentes de otras clases sociales, especialmente de la clase
media, la dirigen y le dan un programa y una banderav.r'
El sentimiento y la conciencia de clase son fenómenos casi universales en la
sociedad humana, como lo es el hecho de la estructuración en clases. Varían los
criterios sobre los cuales se basa la estratificación en clases; pero el hecho de la
estructuración, sobre una base u, otra, en una forma u otra, con estas o aquellas
características, podría decirse que es casi universal, sobre todo en las sociedades que
han pasado del estado primitivo y presentan alguna complicación. Así, el engañoso
lema comunista de "una sociedad sin clases" no se ha realizado de ninguna manera
ni remotamente en los países soviéticos, en los cuales hay diferencias muy tajantes
y notorias entre varias clases, las cuales están determinadas por la profesión, la
afiliación al partido y la posición política, a lo cual van anejas correspondientes
diferencias muy grandes en cuanto a ingresos económicos, prestigio y poder. Varían
Jos fundamentos de la estratificación en los diferentes países y los diversos períodos
históricos, pero el hecho de la estratificación se da de un modo casi constante; y
anejo a este hecho la conciencia de pertenecer a una clase determinada, diferente
de las demás en cuanto a situación social.
La conciencia de clase origina con frecuencia el nacimiento y el desarrollo de
prejuicios y de conductas discriminatorias -grave mal social- que consisten en
juzgar a las personas no en tanto que individuos, según sus méritos y sus demé-
ritos individuales, sino tan sólo en tanto que miembros de determinado 'grupo al
que se tiene en una valoración despreciativa.
La conciencia definida de clase se atenúa considerablemente en las sociedades
en las cuales las diferencias de modos de vida entre las clases son menores, en
donde de hecho la distancia entre los de abajo y las clases elevadas en la realidad
se ha acortado mucho. También se atenúa la conciencia definida de clase en las
sociedades en donde existe no sólo la posibilidad, sino además grandes facilidades,
para la movilidad vertical, es decir, para ascender de una clase a otra superior en
virtud de la capacidad y del mérito, del trabajo, del esfuerzo, de la aplicación.
de la perseverancia. Entonces son muchos los que aspirando a elevarse de clase,
y estando muy esperanzados en lograrlo, mediante su propio esfuerzo, se sienten
menos ligados a la clase de la que forman parte en un determinado momento y
más identificados con la clase superior que quieren escalar. Y en las clases supe·
rieres, siendo muy frecuente el caso de gentes hoy pertenecientes a ellas que vinic-
ron de otros estratos inferiores, disminuye el sentimiento de los límites difercn-
cialcs, precisamente por ser éstos muy movibles y muy flexibles. Cuando es (kil
saltar la barrera entre las clases, el sentimiento de clase se atenúa, Un ejemplo de
11 Cfr. MENUIETI\ y NlIÑEz (Lucio), ob, á/.. p. Sl{.
456 CONCIENCIA DE CLASE

esos dos aspectos lo ofrece la sociedad norteamericana, en especial en los medios


urbanos e industriales, hasta el punto de que es considerado como uno de los Casos
en que las fronteras entre las clases se han atenuado más considerablemente. Se
ha observado que en los Estados Unidos, con excepción de algunas de sus regiones
sureñas, hoy en realidad hay dos clases: la de los grandes magnates multimillona-
rios, y el resto de la población con un tipo de vida de clase media; pues si bien
es verdad que en: ese resto de la población hay muy varios niveles económicos.
sucede que incluso los bajos suelen permitir un notable bienestar y el disfrute
sustancialmente -aunque no cuantitativamente--- de las mismas ventajas que tie-
nen gentes más acaudaladas; y sucede que hay una gran homogeneidad en educa-
ción y en modos de vida. Claro que esta observación no implica que allí deje de
haber estratificación social, pues sin duda la hay, corno la hay en todas las socie-
dades. Significa que la distancia entre los estratos es menor; significa, por consi-
guiente, que las diferencias son de menos monta que en otras sociedades; significa,
además, que en las regiones industriales el nivel de la clase baja es bastante alto
en comparación con las clases inferiores de otros países; y trae consigo que los
prejuicios de clase sean menos en número y de menor rigidez. Por otra parte, la
sociedad norteamericana ofrece una gran movilidad vertical, hasta el punto de que
una gran parte de los potentados proceden originariamente de clases humildes.w
Parece ser que en la Unión Soviética existe también gran movilidad vertical para
quienes contraigan méritos con su talento y con su rendimiento en el trabajo, con
tal que se a.iu.~te~ estrictamente ~ las' n9~~~? f!gi.das ~~l dogmatismo-,,-~.tJ?u~sta.

9.-GRCULACION ENTRE LAS CLASES Y MOVILIDAD VERTICAL


El caso extremo de imposibilidad de circulación entre los varios estratos so-
ciales es el régimen de Castas: quien nació en una casta nada puede hacer para dejar
de pertenecer a ella y para ingresar en otra casta.
Hubo estratificaciones en clases, las cuales, ::mnque estrictamente no constitu-
yeran castas. estaban sin embargo próximas a ellas, como por ejemplo, la estruc-
tura feudal: en principio se podía pasar de una clase a otra, porque el re}' podía
premiar servicios otorgando títulos nobiliarios, y porque el acceso al clero y a la
cultura no Se negaba a los plebeyos; pelO generalmente' el paso' de una clase a otra
se daba solamente en casos excepcionales, y de ordinario tropezaba con muchos
obstáculos difíciles de superar. Donde el nacimiento constituye el criterio principal
para la estructuración en clases, apenas hay circulación entre ellas.
Ha habido en el pretérito -y por desgracia suele haber en el presente- 50-
ciedades en las que los prejuicios de clase han determinado que se estableciese
discriminación desfavorable contra los miembros de las clases inferiores, mediante
normas jurídicas. Tales normas son un obstáculo tremendo para la movilidad vertical.
Donde la estratificación, aunque basada en la cultura y medios económicos,
está definida sobre todo por tradiciones, y donde la sociedad local o nacional es
principalmente estática, se desarrollan vigorosamente los prejuicios de las clases
elevadas frente a las bajas, y es muy difícil para los miembros de éstas la movili-
dad vertical, porque tropiezan con aquellos prejuicios. Tales prejuicios y las formas
12 Cfr. 8nRN (Frederick Martin), Cepitalism ;11 Ame,i(a: A ClaJJ/eJJ Society, Nueva
York, 1951.
MOVILIDAD VERTICAL 457

discriminatorias por ellos engendradas les privan o les disminuyen oportunidades de


educación y de trabajo de calidad superior -aunque sean capaces de él. Pero es
más, hay sociedades donde imperan terribles prejuicios de clase, los cuales deter-
minan que en los casos en que individuos de gran talento y de extraordinaria labo-
riosidad logran acceso a la educación superior, contraen méritos notables y adquieren
riqueza, ni esos individuos suelen ser fácilmente admitidos por la clase elevada
dentro de su seno, ni participan en la vida de ésta¡ porque la clase social elevada
es un círculo generalmente anquilosado y cerrado, que vive cara hacia atrás, al
pretérito, y que ha perdido la capacidad de percibir "los auténticos valores.
Las facilidades de elevarse por el talento, por la iniciativa, por la laboriosidad
y por el mérito aumentan tanto más, cuanto más numerosos y más fuertes son los
factores de dinamismo y de cambios sociales: gran progreso industrial y mercantil,
desarrollo de la economía monetaria y disminución de la importancia de la propie-
dad inmueble, crecimiento de las poblaciones urbanas, proceso técnico, estímulo de
ambiciones, desarrollo del deseo de mejora, estimación social de la cultura, demanda
de especialistas competentes para nuevas labores, aumento e intensificación en las
relaciones entre gentes de varios países, orientación de la vida menos hacia la
contemplación del pasado y más hacia las realizaciones del presente y hacia las
empresas del futuro, sentido individualista en cuanto a la valoración del esfuerzo, etc.
El reconocimiento, el respeto y la fiel observancia de los derechos fundamen-
tales del hombre, de sus derechos individuales de libertad, de sus derechos demo-
crácicos y de sus derechos sociales, de educación y económicos, constituye un factor
de enorme alcance para favorecer la circulación entre las clases y el ascenso en
situación social. La libertad personal ofrece las condiciones necesarias para ele-
varse. Las funciones políticas democráticas crean contactos más estrechos entre las
clases y educan hacia el reconocimiento del mérito. La protección de los derechos
sociales, económicos y a la educación del individuo favorecen la movilidad vertical,
porque crean y garantizan mejores condiciones de trabajo: porque proporcionan se-
guridad material contra contingencias adversas (desocupación, enfermedad, invali-
dez, etc.) ; porque suministran un decoroso nivel mínimo de vida, desde el mal
se puede emprender el ascenso con mayores facilidades que desde una situación
mísera; y porque tienden a ofrecer más parejas oportunidades a todos.
Todos los hechos sociales que tienden a conmover, minar, dislocar y trans-
formar las estructuras establecidas alteran la estratificación social, y ofrecen oca-
siones de gran circulación entre las clases. Así, p. e., las guerras, sobre todo las
contemporáneas, que movilizan la totalidad de la población, determinan nuevos
trabajos, la adquisición de mayores ganancias, el estímulo para mayores esfuer-
zos, la necesidad nacional de aprovechar todos los talentos y todos los brazos,
y con todo ello anchas vías a la circulación entre las clases. Claro que tales bene-
ficios indirectos no compensan el precio en sangre, devastación y rebarbarización.
Las revoluciones son, durante su proceso, fuentes de gran movilidad entre las clases,
tanto hacia arriba, como hacia abajo.P
13 Sobre clases sociales, véase también: HALBWACHES (M.), EJquissl d'une psycbologie
del classes sociales, Riviere, París, 1955; BorrOMORE (Y. B.), Classes in Modern Sacie/y,
Ampersaod, Londres, 1955; BERTRAND SERRET (R.), Le mysbe msrxiste de! "classes", Cedro,
Pacis, 1955; BARBER {Bernard}, Social Strati/kation: A Comparaúoe Alta/YJÍ! of Strncmre and
Process, Harcourt, Brace, Co.• Nueva York, 1957; DAHRENDORF [Relf}, Saz/ale Klassen
und K/a.wmkonflikt in der induJ1riel/en Gesellscbait, Bnke, Stuttgart, 1957.
CAPÍTULO XXIV

LOS ENTES COLECTIVOS INSTITUCIONALES, EN GENERAL


SUMARIO:-l. Conceptos fumJame1Zla/es.-2. Dijerelleia entre instituciones COn
finalidades objetiva! y asociaciones de provecho personal.-3. Definición de los
g"upOJ o entes institucionales. Sil permanencia, sus funciones y JlJS ingredien-
lel.-4. La realidad no substame de los entes inSliluáonaJes.-5. Factores que
hall slIIrilado el error de pensar los entes instíturionales (OIlJO substantes.s-:
6. Ideales, deseos, experiencias técnicas, psko/ógkaJ y sociales, y estructuras
para la Juperaci611 de obstémlas, en /01 entes institucionales,

l.--CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Ya en el capítulo XX, epígrafe 13. de este libro, se ofreció la caracterización
general tic: les grupus institucionalizados en comparación diferencial con los com-
plejos "no institucionalizados".
Es oportuno recordar aquí que los grupos institucionalizados O institucionales
se caracterizan por estar estructurados, organizados, conforme a unas reglas que
prescriben a sus miembros conductas específicas en tanto que tales miembros, reglas
que dividen o distribuyen entre los varios miembros individuales o entre las diver-
sas clases de miembros las varias funciones propias del grupo.
Ejemplos de tales grupos o entes institucionalizados son: la familia, la comu-
nidad local (urbana o rural), la legión (en algunos casos), la nación, el Estado,
la Iglesia, las Naciones Unidas, las corporaciones públicas -verbigracia, provincias,
municipios, entidades administrativas autónomas, etc.-, las corporaciones culturales
como las universidades, Ias academias, los museos, ete., las asociaciones religiosas,
filantrópicas, científicas, literarias, musicales, etc., las corporaciones profesionales,
los sindicatos, etc.
En algunos casos las normas que rigen los entes institucionalizados, que orga-
nizan su estructura, y que prescriben ciertas conductas a sus miembros, son reglas
de carácter consuetudinario -valoraciones, principios, usos, costumbres, convenció-
nalismos. Esto es lo que pasa, p. e., con las comunidades locales, regionales y
nacionales.
En cambio, otros entes institucionalizados están regidos por normas explícita-
mente declaradas, tales como leyes jurídicas, estatutos, reglamentos, directrices o jos
trucciones, etc. Tal cosa sucede, por ejemplo, con Jos municipios, el Estado, la
Iglesia, las corporaciones, las asociaciones, etc.
Dentro de la clase de los grupos institucionalizados fi.guran tanto conmnidades
(pero no todas ellas), como también grupos asocianvos. Así, por ejemplo, figuran.
entre otros, Jos siguientes complejos comunitarios: la familia, la comunidad local r
ENTES INSTITUCIONALES 459

la nación. Pero figuran también muchos grupos asociativos, tales como el municipio,
el Estado, los entes públicos, las corporaciones y sociedades culturales, etc.
He advertido que dentro de la categoría de los grupos institucionalizados,
aunque hay comunidades, no caben todas las comunidades; pues hay complejos.
comunitarios no institucionalizados, como) por ejemplo, algunos círculos colectivos.
los grupos culturales, etc.
Tampoco todos los grupos asociativos entran en la categoría de entes institucio-
nales. No entran dentro de esta categoría, por ejemplo, los complejos meramente
contractuales y transitorios que persiguen el provecho personal de los socios. Sobre
este punto ofreceré a continuación algunas aclaraciones.

2.-DIFERENCIA ENTRE INSTITUCIONES CON FINALIDADES OBJliTIVAS


y ASOCIACIONES DE PROVECHO PERSONAL
Si tomásemos al pie de. la letra la caracterización de los entes institucionali-
zados, tal como quedó expuesta en el capitulo XX, y tal como se ha desenvuelto
en el epígrafe precedente, tendríamos que incluir dentro de este concepto las socie-
dades civiles -por ejemplo las de copropietarios, de aprovechamiento de pastos,
etc.- y las sociedades mercantiles (colectivas, comanditarias, de responsabilidad
limitada y anónimas). Ahora bien, tanto esas sociedades civiles como todas las so-
ciedades mercantiles, si bien tienen en común con los entes institucionalizados el
hecho de estar estructuradas conforme a determinadas reglas, y, por tanto, de estar
dotadas de una unidad de acción, en cambio, se diferencian de los llamados entes.
institucionales por la diversa calidad de los fines que pers:iguen. En efecto, aquellas.
sociedades civiles, como la de los propietarios de los varios departamentos de un
edificio, y las sociedades mercantiles tienen como fin la ventaja o el lucro personal
de sus socios. En cambio los entes institucionales mencionados en el epígrafe 1 de
este capítulo -p. e., la familia, el municipio, la nación, el Estado, la Iglesia, las
corporaciones culturales, las' asociaciones religiosas, artísticas, deportivas, etc.-, tie-
nen el propósito de cultivar de modo permanente unas funciones cuyo cumplimien-
to se considera valioso con independencia de quienes sean los miembros individuales.
Por eso, Wiese 1 clasifica los entes sociales organizados en dos categorías: a)
simples -dentro de los cuales figuran las asociaciones que persiguen tan sólo el
provecho personal de sus miembros. o las de carácter transitorio-c--; y b) entes
colectivos abstrae/os o corporaciones, se caracterizan porque su existencia no está
adscrita a unas personas individualmente determinadas, son permanentes, y cultivan
funciones valiosas en las que se ve un bien digno de ser promovido.
Esta clasificación de Wiese parece muy acertada, aunque tal vez la terminología
por él empleada no lo sea tanto. Pero, en todo caso, sí parece necesario aceptar
esta clasificación bimembre de los grupos organizados. en: a) grupos permanentes,
que actúan al servicio de una. función valiosa objetivamente, para los cuales pode-
mas reservar la denominación de ente! instítucíonales: y b) asociaciones de provecho
personal. Esta diferencia está justificada en principio y tiene aplicación en general.
Digo "en general" solamente, porque hay desde luego en la realidad algunos casos
mixtos, por ejemplo grandes empresas industriales, que si bien persiguen el lucro.
de sus socios, desenvuelven también valiosas funciones sociales, por ejemplo, la.
1 WIF.SIi (lcopold ven}, SY1Jem der allgemeinen Soziologie, 1933, pp. 3R5 Y ss.
460 CARACTERISTICAS DE LOS ENTES INSTITUCIONALES

investigación científica, el progreso técnico, el servicio al público, la difusión cul-


tural. y la asistencia filantrópica. Estos casos mixtos deben ser tratados precisamente
como mixtos, es decir, como combinación de los dos tipos.

3.-DEFINICION DE LOS GRUPOS O ENTES INSTITUCIONALES.


SU PERMANENCIA, SUS FUNCIONES Y SUS INGREDIENTES
Son entes institucionales aquellos grupos en los que: a) se cultiva con carácter
permanente una función o varias funciones que se reputan como un bien; b) inde-
pendientemente de cuáles sean los individuos que integren el grupo en cada mo-
mento; e) por lo cual. su duración indefinida tiene pleno sentido; d) que, además)
poseen una estructura organizada; y e) actúan unificadamente.
La nota de permanencia no implica perpetuidad. No es eso. Se trata de que
la institución no es creada para un determinado tiempo delimitado de antemano,
sino con el propósito de que dure indefinidamente. Algunas instituciones vienen
durando a lo largo de muchos siglos; otras desaparecen a los pocos meses de fun-
dadas; pero esto último es una especie de accidente que. troncha la vida de la insti-
tución, la cual de ninguna manera surgió con el propósito de una duración limitada.
La función propia de, una institución se inspira en el propósito de realizar
.reiteradarnente un fin o varios fines, en cuyo cumplimiento se reconoce un valor.
Se entiende que la realización de las funciones propias de un ente Institucio-
--- --:::.::1 puede _beaeficicr.a _quienesquiera que sean-sus miembros;' asl corno también qüe
aporta el cumplimiento de un valor objetivo el cual puede beneficiar además, fuera
·de la institución, a un conjunto indeterminado de personas. Así, por ejemplo. el
cumplimiento de las funciones de una organización musical beneficiará a los miem-
bros de dicha asociación elevando su nivel cultural, afinando su sensibilidad estética,
y proporcionándoles goce espiritual y entretenimiento; pero beneficiará también a
la comunidad local. a la nación y al círculo cultural. Por lo tanto, el ente institucio-
nal no queda subordinado al hecho de que sus integrantes sean unos ciertos indivi-
-ciuos. Por el contrario, pueden serlo cualesquiera capaces de actuar al servicio de
la finalidad y de las funciones que encarnan en el ente institucional.
Según se dijo ya antes -pero conviene recordarlo ahora- el ente institucional
está regido por normas, las. cuales organizan su estructura, y las cuales prescriben
a sus miembros determinadas conductas. Por virtud y a través de esa "organización se
elabora una voluntad, que vale como voluntad propia del ente institucional. Claro
-que esta expresión "voluntad del ente institucional" es meramente metafórica. Ya
sabemos que un ente colectivo, porque carece de subjetividad y de sustanciali-
dad, porque carece de un yo propio, no puede tener voluntad en el scnt ido autén-
tico de esta palabra. Pero con tal expresión se trata de mostrar otra cosa: el hecho
de que, mediante los procesos volitivos individuales de los componentes o de los
.directivos de la institución, se forman procesos sociales que desembocan en la resul-
tante de una decisión. que vale como propia del ente colectivo.
Generalmente, al hablar de los entes colectivos, se sude decir que éstos
constan de un conjunto de sujetos humanos; es decir, se incluye dentro del cote
colectivo a los individuos cuyas conductas 10 integran. Con esto, se confunden los
procesos y las relaciones sociales, que constituyen el ente colectivo, <.:00 los horn-
bres de quienes dimanan y entre quienes se realizan tales procesos}' relaciones.
MENTALIDAD l' VOLUNTAD EN LOS ENTES iNSTITUCIONALES 461

Es más correcto considerar que los entes colectivos no son el conjunto de los
hombres que los componen, sino que consisten tan sólo en la trama de los procesos
y de las relaciones sociales que los constituyen y que se dan entre aquellos hom-
bres. Es más correcta esta conceptuación) sencillamente por la razón de que ninguno
de los sujetos ,que componen un ente colectivo queda absorbido por éste en la tota-
lidad de su vida humana.
En efecto, una parte del ser de los individuos asociados en un ente colectivo
queda fuera de éste. ASÍ, la pertenencia a un determinado ente colectivo dista mu-
chísimo de agotar la realidad del sujeto. Adviértase, en primer término, que un
mismo sujeto pertenece a entes colectivos muy diversos. Por lo tanto, a cada uno
de esos entes sociales pertenece tan sólo una parte de la conducta de sus integrantes.
Pero hay más todavía y de mayor importancia, a saber: la entrañable intimidad
del individuo,' su singular e incajable raíz vital no pertenece a ningún ente colec-
tivo, antes bien constituye algo propio, personal, no socializado.
Como quiera que. el ente institucional carece de un yo propio, no puede
decirse que la institución renga conciencia y voluntad en el sentido estricto de estas
palabras. Pero sucede que muchos pensamientos, emociones y deseos de los indi-
viduos que integran una institución tienen -precisamente por virtud de su perte-
nencia a ésta- caracteres en armonía con los modos, las normas y los propósitos de
la institución. Los miembros de la institución adquieren un estado de ánimo por
virtud del cual se sienten identificados con los demás miembros y, sobre todo, con
el grupo como una unidad. Ese estado de ánimo consiste en un sentirse formando
un conjunto solidario que determina una serie de actitudes mentales y emotivas, asi
como de conductas prácticas, en los miembros de la institución.
Estas actitudes mentales se perfilan más todavía, cuando se las compara en
contraste con las actitudes diferentes que tengan los sujetos que no pertenecen a
una institución, O con las que posean los integrantes de instituciones diferentes."

4·-LA REALIDAD NO SUBSTANTE DE LOS ENTES INSTITUCIONALES


La realidad efectiva de las instituciones consiste en complejos de conductas
humanas homogeneizadas y articuladas ti organizadas. Son, en definitiva, única-
mente configuraciones estructuradas y unificadas de procesos y relaciones sociales.
Son complejos de interactividades.
En parte, esas interacciones o procesos se reiteran por cauces preestablecidos,
es decir, de 'acuerdo con los modos colectivos propios de la institución -c-estatutos,
reglamentos, costumbres, pautas.
Pero, .en parte, también las inceractividades, que forman la actuación de la
institución como tal, contienen innovaciones, porque el cumplimiento del propósito
del grupo se especifica renovadamente en la sucesión de nuevas circunstancias y de
nuevos 'problemas. Ahora bien, esas nuevas conductas son gestadas de acuerdo con
los nuevos propósitos de la institución, con su ideología, con sus valoraciones y
con su modo peculiar de concebir los valores a cuyo cumplimiento apunta.
La existencia de todo ente colectivo, incluso del más antiguo, del más extenso,
del más fuerte y del más complicado, se apoya en última. instancia sobre fenó-
2 Cfr. LAPIERE (Richard T.), Sotiotogy, MeGraw·Hill. Nueva York, 1946. pp. 406 Y ss.
0>62 LAS INSTITUCIONES COAl!) CO¡\1PLEJOS DE INTERACCIONES

menos de voluntad humana. Teda la realidad y toda la fuerza del ente colectivo se
componen exclusivamente de determinadas conductas de los hombres que forman;
por lo tanto, se componen tan sólo de energías humanas enlazadas. Por ende, cuan-
do faltan esas energías humanas, se acabó el ente colectivo. Si fuese posible -lo
cual es de hecho tan difícil, que prácticamente no resulta ·dabIe- que una ma-
ñana todos los sujetos que integran un Estado despertasen con la firme voluntad
de no aportar los comportamientos que forman parte de la realidad de este Estado,
y además, de poner en práctica las conductas negativas para borrar la existencia de
él, y se condujesen efectivamente de las maneras necesarias para la realización de
tal propósito, en el momento en que todo eso ocurriera, dicho Estado habría dejado
por completo de existir. Claro que de hecho no ser¡a posible esa súbita coincidencia
de todas las voluntades para hacer desaparecer un Estado; pero esto no quita nin-
guna validez al argumento. Pues si bien no cabe que tal cosa suceda en la reali-
dad, en cambio, es perfectamente pensable como suposición. Cierto que en el
Estado -como también en otros entes colectivos- hay ingredientes ideales, por
ejemplo, idearios y programas políticos. pero la mera presencia de esos pensamien-
tos no constituye la realidad del Estado, la cual sociológicamentc se compone de
conductas humanas.
y cuando se habla de la realidad de un ente colectivo, no refiriéndose exclu-
sivamente a su realidad presente en determinado momento, tal y como se da en la
experiencia actual de unos procesos sociales, sino refiriéndose a una realidad perma-
nente de él. entonces 10 que. Sof> hfl.('= es ~ama dic~ Msx "XTcbcr-~ CiiW"I(i,ll Ul1
juicio de probabilidad de que se sigan produciendo en el futuro los procesos socia-
les que integran ese ente colectivo. Es decir, se considera que hay indicios. tan
poderosos, que permiten prever con bastante probabilidad que mañana )' sucesiva-
mente se seguirán produciendo los comportamientos humanos sociales, que hoy
forman la realidad de ese ente colectivo.

S.-FACTORES QUE HAN SUSCITADO EL ERROR DE PENSAR


LOS ENTES INSTITUCIONALES COMO SUBSTANTES
Acabo de mostrar que la realidad de los entes institucionales se reduce 2-
combinaciones persistentes de procesos sociales al servicio permanente de: deter-
minadas funciones consideradas como valiosas, y bajo el imperio de unas normas
que crean una. organización; por lo tanto, su realidad consiste en peculiares racimos
o hacinamientos organizados de determinadas conductas humanas,
Consiguientemente es un m..í.ximo error el pensar que los entes institucionales
sean realidades substantes, esto es, independientes de la conducta de los individuos
(1u(.' los integran, y con existencia en sí por sí. Es un superlativo disparate concebir
los entes colectivos como cuerpos sólidos o como almas substantes. En ese mayúsculo
error. incurrieron varias concepciones: el organicismo, que considera Jos entes colee-
tivcs como cuerpos biológicos; el romanticismo alemán, que los define como almas
colectivas; y Hegel, que Jos identifica con las formaciones del espíritu objetivo.
En páginas anteriores de este mismo libro he expuesto ya las críticas, llll(' considero
pertinentes, contra esas doctrinas.
:1 Cfr. WEBER (M;IX), EC(/I!(Jlllíd y Sociedad, tomo I (trad. de .J. l\ft:.lin;l Echavarrf..),
Fondo de Culr. Econ., México, 1944, C:Ip. I.
FUENTES DEL ERROR DE SUBSTANCIAL/ZAR LAS INSTITUCIONES

Ahora bien, sucede que, independientemente de aquellas teorías que errónea-


mente substancializaban los entes sociales, con frecuencia incurre la mente vulgar
en la misma equivocación. En efecto, es corriente la tendencia -desde luego erró-
nea- de atribuir a los entes colectivos, y especialmente a algunos de ellos, como
por ejemplo la nación, una realidad sólida, substantiva, independiente, e incluso
inmortal. Para desvanecer este gravísimo equívoco conviene darnos cuenta de cuáles
han sido y son los resortes psíquicos que suelen conducir a tan enorme Falsedad.
Los principales estímulos para caer en ese error son los siguientes:
A) Frecuentemente incita a esa fantástica substancializadón de algunos entes
colectivos la fortaleza y la persistencia con que éstos se presentan. En contraste con
la debilidad del individuo y con lo efímero de su vida, la firmeza y la duración
de los entes colectivos ejerce una impresión de algo sólido y abrumador, frente a
lo cual nada o apenas nada pueden una o varias personas singulares. Los entes
colectivos acumulan una enorme cantidad de fuerza, por varias causas: a) por el
gran número de energías humanas amontonadas en ellos, las cuales, al reunirse,
no sólo quedan sumadas, sino más bien multiplicadas; b) por la inercia que des-
arrolla un conjunto coligado de energías, la cual constituye un formidable impulso
motor, o, en su caso, frente a cualquier acción contraria, una dura resistencia, difícil
de vencer; e) por la fuerza con que la organización dota al conjunto, pues las
estructuras articuladas aumentan el vigor y la eficacia de las energías que intervie-
nen en los procesos constitutivos del ente social; y. d) porque los entes sociales se
han formado y se desenvuelven al calor de motivos suscitados por necesidades hu-
manas, las cuales, por persistir, requieren constante satisfacción.'
B) Por el complejo de inferioridad de algunos sujetos, el cual se ve compen-
sado mediante la impresión de apoyo que se recibe al arrimarse a una colectividad
fuerte. Los sujetos que padecen ese complejo de inferioridad. o también un com-
plejo de resentimiento (en virtud de la impresión de su debilidad o de su inca-
pacidad), se sienten elevados y vigorizados al formar parte del conjunto. Hay
personas pobres de espíritu, de alma mezquina, atormentadas (en 10 subconsciente)
por su desvalimiento. las cuales, para contrarrestar esas impresiones, apetecen sen-
tirse insertas, e incluso disueltas, en un ente colectivo fuerte; y, entonces, se cKpe-
rirnentan vigorizadas por la energía que irradia de la colectividad. De esta guisa,
al percibir su propia individualidad como algo débil, y, por el contrario, el ente
colectivo como algo muy fuerte, tienden a desvanecer su propio ser individual y. en
cambio, a atribuir máxima realidad al ente colectivo.
C) Por el anhelo de consagrarse a algo más fuerte. considerado como superior,
y por creer que ese algo es precisamente una entidad colectiva. E~ el patológico pru-
rito, que desgraciadamente tanto ha florecido en nuestra época, de crear un dios
terreno, de individualizar las colectividades, al impulso casi siempre de la más baja
embriaguez pasional.
D) Por el influjo que sobre la conciencia ejercen los stmbclos con que suelen
expresarse dichos entes, como banderas, escudos, sellos, insignias. etc., lo cual crea
la impresión de que son realidades independientes y unitarias. A la mente vulgar
le ocurre a menudo que confunde el símbolo con lo simbolizado. A este respecto
dice Maclvcr que la mente vulgar "hace carne, sangre y alma de lo que el escultor
-l. Cfr. WIJ:SF. (Lcopold ven} ob, y lug, cit. 1:11 la nota N° 1.
4M FUENTES DEL ERROR DE SUBSTANCIAL/ZAR LAS INSTITUCIONES

simboliza en piedra, O el artista caricaturiza en el papel. El escultor representa en


piedra su concepción de Bretaña, y el artista dibuja en el papel su concepción de
john Bull, pero muchas gentes sin reflexionar, consideran esas concepciones no como
abstractas, simbólicas y representativas, sino como algo real ... Un agudo observa-
dor social ha comentado ese error (H. G. Wells, The Nel Mdchiavelli). Refiriéndose
a ciertas personas a quienes supone culpables de tal, error dice: Eran realistas en el
sentido escolástico (que contradice tan extrañamente al uso de la palabra). Creían
que las clases eran reales, e independientes de sus individuos. Este es el hábito
común de las personas llamadas cultas, pero que carecen de educación metafísica
y que no tienen aptitudes para ésta. Este error les conduce a una progresiva desinter-
pretación del mundo ... Una sociedad consiste en relaciones sociales ... Pues bien,
las gentes que cometen aquel error, piensan estas relaciones como lazos Jireral-
mente entre hombre y hombre, independientes en cierto modo de las COsas que
unen, al igual que los enganches de dos vagones son independientes de los mismos.
Es extraordinariamente difícil hablar de estas relaciones sin incurrir en esta impli-
cación falsa. El resultado es ... que los hombres se acostumbran a pensar la socie-
dad como algo mayor que el conjunto de sus partes y en cierta manera indepen-
diente de ellas. Pero esta falsa concepción de la sociedad desaparece con una esti-
mación justa del significado de las relaciones"."
,
6.-IDEALES: DESf.OS, EXPE!UE~rC!AS TECNICAS, PSICOLOGICAS ~ y-=-
SOCIALES, Y ESTRUCTURAS PARA LA SUPERACION DE OBSTACULOS,
EN LOS ENTES INSTITUCIONALES
Todo ente i~stitucional responde fundamentalmente al propósito de la realiza-
ción continuada de una. función o de varias funciones en que se ve algo valioso,
según se expuso ya en el epígrafe 3 de este capítulo. Inspira, pues, sus conductas en
un ideal, en el ideal que se trata de cumplir mediante aquellas funciones.
Además, según observa atinadamente Wiese,6 los entes institucionalizados son
como nidos de especiales fuerzas anímicas: de instintos, de anhelos, de afanes, de
tendencias, de deseos, de pasiones. Así, por ejemplo, en la familia se condensan, se
encauzan y se organizan el impulso de perpetuación de la especie, la satisfacción
regular del apetito sexual y el afán de hallar un refugio en el tráfago y labor
de la vida. En el Estado obtienen expresión determinadas inclinaciones varoniles
(ímpetus de actividad, apetitos de mando, deseos de reconocimiento, de considera-
ción, de explotación) por parte de los gobernantes; y tamhién los anhelos de segu-
ridad, de paz y de justicia de los gobernados. En otras corporaciones, se satisface el
. sentimiento de unidad con las gentes análogas.
Puede añadirse que, en general, en casi todos 105 entes institucionales se rna-
ni fiesta por parte de .sus componentes, así como también en el ethos que los inspira,
el deseo de perduración. más allá de la muerte de 105 individuos concretos que los
forman en cada' momento. Y al hilo de ese deseo se producen también otros afanes
5 Cfr. MAcIvER (H. M.), Comunidad: Estudio Sociológico, trad. de J. Prados Arrarte.
Ed. Losada, Buenos Aires, 1944, pp. 88 Y ss.
o Cfr. WmsE (Leopold van), ob, y lug. cit. Véase también RF.CASÉNS .Srcans (Luis),
lWit--.r...., Fondo de Cultura Económica, México, 1943, pp. 130-J66.
FACTORES PSIQUICOS EN LAS INSTITUCIONES 465
concomitantes: el anhelo de seguridad, el de orden, el de continuidad, y el de
aprovechamiento de las experiencias acumuladas. .
En las instituciones sucede que los deseos humanos ~que las engendran y con-
figuran se objetivan en forma de representaciones ideales. Así, por ejemplo, el
afán posesorio crea determinadas instituciones jurídicas; así también el anhelo de
seguridad. Y puede decirse que en el campo de 10 humano no hay anhelo, ni esperanza,
ni temor, ni experiencia, de veras importantes. que no actúen como impulsos hacia
la constitución de entes colectivos abstractos, o hacia el ingreso o la acción en
ellos. Ahora bien, para que esto suceda, es menester que tales afanes se hayan
generalizado en las conciencias; además se requiere que sean comunizados por el
uso; y, por fin, que sean representados por la fantasía.
Los entes colectivos institucionales contienen además un caudal común de ex-
periencias humanas, que se han convertido en patrimonio común de un conjunto de
gentes, y que pasan a formar parte de la institución. Estas experiencias son de varias
clases: a) experiencias técnico-materiales, es decir, conocimientos sobre la naturaleza,
sobre la manera de defenderse de sus fenómenos, sobre el modo de aprovecharlos
utilitariamentc, sobre las cosas y el modo de emplearlas o de lograrlas, etc.; b)
experiencias psicológicas, esto es, experiencias sobre la manera de ser de los hom-
bres, sobre sus mecanismos mentales y emotivos, sobre sus reacciones prácticas,
sobre sus impulsos, tendencias y apetitos, sobre sus pasiones, etc.; y e) experiencias
de carácter social; es decir, experiencias de situaciones y procesos sociales. de éxitos
y de fracasos en tales situaciones y procesos, experiencias sobre el modo de ejercer
un influjo sobre los demás, sobre la manera de articular una acción cooperativa, ete.
La formación, el desenvolvimiento y la peevivencia de un ente colectivo ins-
.titucional requieren que se haya superado precisamente aquellos instintos, apetitos
. o pasiones, que representarían un obstáculo para la realización de las finalidades
que se tratan de llevar a cabo en y mediante la entidad corporativa. Esta necesidad
de superar determinados tipos de obstáculos suscita una acumulación y una esta-
bilización de los procesos y relaciones sociales, que hacen falta precisamente para
vencer aquellas dificultades. Así, mediante la familia, se trata de vencer las vaci-
laciones del instinto sexual y de remediar el desvalimiento de los hijos. Mediante
[a gens, la estirpe o el pueblo, se intenta superar las dificultades de 10 convivencia
de hombres de igual origen, r sobre todo los estorbos procedentes de personas o
de grupos de origen diverso. Mediante el Estado, se pretende anular aquellas difi-
cultades con que tropiezan fa convivencia y la cooperación de sujetos diferentes,
y aminorar el desenfreno de los egoísmos. Las asociaciones de la vida espiritual
(científicas, artísticas, cte.), se proponen superar el peligro de la falta de solida-
ridad, y del desconocimiento o del desdén del mundo en torno. Los estamentos.
los gremios o colegios organizados constituyen complejos profesionales, que sirven
a una economía regida por el principio de división del trabajo; y apuntan a vencer
las singularidades, las conexiones y las antítesis entre los hombres que dentro del
mismo pueblo se dedican a iguales o parecidas tareas. Las organizaciones cconó-
micas quieren representar la esfera de la producción como relativamente indepcu-
diente de la del consumo. y pretenden vencer el peligro de <lllc los poderes públiros
desconozcan o desdeñen el fundamento material de su existencia.
CAPiTULO XXV

LA FAMILIA
SUMARIO:-l. Naturaleza y cultura en la !.atni/ia.-2. Tipos varios de [ami-
/ia.-3. La familia moderna en las sociedades oúidenla/es.-4. Características
generales de la lami/ia.-5. Comunidad y asociación en la familia. La reg«.
ladón ;urídica del matrimonio.--6. Formación y desenooloimiento de la familia
occidental contemporánea-c-r. La acción de la familia sobre /a personalidad
de 111S miembroJ.-8. Intimidad y JocialidaJ en la /amilia.-9. Evolución y
cambios de la familia monógama.

r.-NATURALEZA Y CULTURA EN LA FAMILIA


(Es obvio que la familia constituye el caso por excelencia de formación o grupo
social ..suscitado por la naturaleza,) por los hechos de la generación y los slIhsf'C'lIen t p$
a ésta,' Ahora bien, el hecho de que la familia se origine primariamente en tal Jenó-
meno natural no quiere decir de ninguna manera que la familia sea mero producto
de la naturalezaePor el contrario. hay que darse cuenta claramente que la familia
constituye una institución creada. y confi@lfada por la cultura (Religión, Moral,
costumbres y Derecho), para regular las conductas conectadas con la generación.
En este sentido, el escritor y profesor francés Emile Faguet ('847-'9,6) observa
que "de todas las victorias de la cultura .sob~e la naturaleza, el matrimonio mo-
nógamo es la más brillante, la más vigorosa y tal vez la. más fecunda".' Los hechos
del impulso sexual, de la procreación, del desvalimiento de los niños, del antago-
nismo de los sexos. y también de las generaciónes.ven lugar de quedar librados al
azar de los meros factores biológicos y psíquicos, por el contrario, merced a Jn
institución de la familia son encauzados y regulados."
(En la configuración y regulación moral, religiosa, social y jurídica de la familia
intervienen consideraciones sobre la moralidad de los individuos,)sobre los intereses
materiales espirituales de los niños, y sobre la buena constitución y el buen fun-
cionamiento de la sociedad. En una u otra forma, en casi todas las culturas y civili-
zaciones, ha dominado la idea de que la sociedad será como sean las familias. Si
las familias están bien establecidas, bien ordenadas y funcionan bien. ellas serán la
fuente de bienestar, grandeza y prosperidad sociales.
La motivación radical de la familia en todas las varias formas que ésta presenta
en la historia consiste en la necesidad de cuidar, alimentar y educar a la prole. Es
característico del ser humano el hecho de la lentitud con que llega a ser capaz de
1 Cfr. FAGUET (Emile), Les pré;lIgb Nécessaires, París, 1911, pp. 267 Y ss.
e Cfr. WIESE (Leopold von) & BECXER {Howard}, SYJlemaJic Sociology, Wiley, Nueva
York, ]932, p. 579. Véase también: PAZ (Luciano de la), El Fundamento Psicológico de la
Familia, Ediciones FiJosoHa y Letras, Univ. NaI. Aut. de México, 1957.'
466
NATl'R,1LEZ,./ y Cl.'LTUR/l L\' L.'¡ FAMILL1 ~67

valerse por sí mismo, tanto en lo que atañe al aprendizaje de dónde y cómo ob-
tener alimento y subvenir a las otras necesidades perentorias (habitación, vestido.
etc.) , como en lo que respecta al aprendizaje de abstenerse de los actos peligrosos
para sí mismo y para los demás."
Para colmar esas necesidades de los hijos se ha creado la institución de la. fa-
milia. Las formasde ésta son muy variadasaloIargo de la historia y en las diversas
civilizacio~.. Pero e~ todas ellas de-
hayO-de común- un esquema iristifuciónque im-
plica la uñió:-tstáble entre-los
progenitO'res:-fentre· éstos~Y los hijos hasta la ma-
durez. física e intelectual de los segundos."

2,-TIPOS VARIOS DE FAMILIA


fAquí me va)' a ocupar principalmente de la llamada familia conyugal rnonó-
gama, y especialmente de la familia moderna occidental, pues ésta es la que existe
en nuestra sociedad~arcce que la familia monógama tiene un origen rernotísimo,
en la misma cuna de la humanidad.raunque después en otros pueblos -sobre todo
de vida primitiva, pero también en otras culturas adelantadas, como p. C. , la musul-
mana- hayan aparecido y se hayan desenvuelto otros muy variados tipos de familia.)
Ahora bien, en muchas de las zonas donde nacieron y se desarrollaron esos tipos de
familia se manifiesta una tendencia hacia la vuelta a la familia conyugal monógama.
Sin embargo, parece oportuno mencionar -aunque sea sólo de pasada- algunos de esos
otros tipos de Iumilin, diferentes de la familia conyugal monógama:
A) Familia poliéndrica (una mujer con varios hombres), hecho que suele llevar al ma-
triarcado, forma de organización familiar en la cual la madre -por ser el progenitor indivi-
dualmente conocido-e- es el centro de la familia, y quien ejerce en ella la autoridad, y en la
cual la descendencia y los derechos de ésta se determinan por linea femenina.s Según Krische.s
el matriarcado se inició en algunos pueblos "cuando la cultura inestable de los cazadores se
'transformó en cultura sedentaria de los agricultores. Desde siempre la mujer había estado, como
recolectora de frutos, en estrecho contacto con la tierra y sus productos. Cuando los progresos
debidos a la mujer (cultivo de la tierra, tejido y alfarería) arrebataron poco a poco el predo-
minio económico al hombre y dieron a la mujer como elemento productor la preponderancia
, económica', tuvo lugar esta transformación ... que convirtió a la mujer en la clase directora de
" la sociedad humana y 'trajo por consecuencia una época de cultura femenina ... " Sin embargo,
según otros antropólogos, como, p. e., Müller-Lyer," el matriarcado fué sólo un fenómeno tran-
sitorio, al que precedió cierta forma de patriarcado, y al que sucedió un patriarcado inequívoco.

, 3 Cfr. COLLINGWOOD (R. G.), The New Levi.uban OT Man, Sociely, Cioilization and Bar-
barism, Clarendon, Oxford, 1944, p. 161-
-1 Cfr. HESSE (A.) & GLEYZE (A.), Notions de Socioíagie apli'll/ée a la Mo,.al el a /'Ed,,-
ciuion, 4'" ed., Peris, 1930, p. 77, citado por lEMO!'<NYER, O. P. (A.), TONNEAU, O. P. (J.)
& TROUDE (R.), Manual de Sociología Católica. Introducción del R. P. Deles, O. P., revisada
por Mariano Alcocer, Cía. Editora Nacional, México.
el Fué el jurista y profesor suizo BACHOFEN (Johann }akob) quien lanzó la hipótesis y la
teoría sobre el matriarcado en su famoso libro: Das MlIlIl'i'rechl eiee Unle,.suchung über G)'l1a/~
hJkrtttit: der alten Well nach ih,.er. religidsen una recbtlicben Natur, Stuttgart,' 1861. Esta rcor la
fu~ ulteriormente desarrollada por MaRGAN (Lewis Henry) , Systems 01 ConsallKuil1ily and
AJjillity 01 tbe Human Family, Washin$ton, 1870; The Ancient So.ciely. Nueva York. 1A77;
y por l.uBBOCK. (Sic ]ohn), The Orígin 01 Civilization, Londres, 1871. Sobre estas teorías
puede verse: LEMONNYER, TONNEAU y TROUDE, ob. cit. en la nota N9 4 .
•; KRISCHE (P.), El Enigma del Mat,.ia,.cado, trad. -de R. de la Serna, Revista de Occidente,
Madrid 1930.
~ ;WJ.r.I'R-J.VF:R (Praoe-Cart}, Die Pamitie, Münicb. 1912 -hay trad. casto de R. de la
Serna. Madrid. Rcv. de Occidente. 1930.
46B TIPOS VARIOS DE FAlIlIUA

y hay también antropólogos contemporáneos, entre ellos George P. Murdock, que consideran
el matriarcado como una mera hipótesis no suficientemente cornprobada.s
En tudo (3:;0. matriarcado y forma familiar polidndrica no son términos enteramente sinó-
nimos, puesto que puede existir una familia matriarcal monógama. Sucede empero que la
poliandria -allí donde haya existido-e" lleva a una familia basada en la maternidad y, por
[o tanto, sobre la autoridad de la madre. A este respecto dice el ilustre sociólogo cubano Roberto
Agramcnte!v que-en algunas "organizaciones primitivas se observa que la madre es siempre
conocida, con respecto al hijo, al paso que el padre es desconocido. El padre, cazador o gue-
rrero, cuando no deportista, es un ser errabundo, trashumante, y, por ello, al nacerle un hijo
a la madre. se sabe que ella es la madre, pero no se sabe quién es el padre. Esta situación se
presenta con caracteres muy vivos en la cultura taína de Cuba. . cuando el cacique tomaba
mujer, se echaban sobre ella todos los caciques que venían expresamente de lugares distantes
a la ceremonia nupcial; ... cuando se casaba un plebeyo tenían derecho a la doncella todos los
plebeyos. Esta situación -e-por repugnante que nos parezca- tenía su razón de ser en el propó-
sito de que la mujer, por causa del hombre, no quedase estéril ..., ya que el tener hijos -por
ser éstos ... brazos para el trabajo o guerreros- era esencial para la supervivencia del grupo".
B) Familia polígama. Ha existido o existe en algunas sociedades primitivas, temporalmente
en otras de la antigüedad israelita, en los musulmanes, y entre los mormones. Se ha dicho
que entre los pueblos cazadores y guerreros la poligamia puede haberse motivado por las bajas
del" contingente masculino producidas en los accidentes de la guerra o de la caza: sobran mu-
[e-res, debido a que perecen muchos hombres. En otras sociedades se ha motivado quizá también
por el hecho de que se desea multiplicidad de esposas para aumentar ··eC-nümero de hijos, los
cuales son importantes fuerzas de trabajo o de poder, o de prestigio.t!
C) F(/mili(l m(JllógtJma matriarrol, Aunque a veces se supone que el matriarcado estuvo
ligado a la. poliandria, esto no es necesario, como ya se hizo notar, Hay casos entre los pueblos
•• _,-__ "._._. __ ..• _t __ ._ • • • • • • _'-. ,._ •• .t. ".'. _ •• , .• '._ L' n .'r·. . • .
P'"",~, V"", J eH " ' o ' ' ' ' ' ' ; ) pUeUIV;) "'U\lo'"'V;) -;)VUJe·
~VUV VIICIU<1JCz> UCJ l-aLJJILV-- UC UIgi1ll1¿ll.-

ción familiar monógama, pero centrada alrededor de la madre y regida por la autoridad de ésta. U
D) Familia monógama paJriarepl, tal y como aparece en el Antiguo Testamento, en la
Polínca Je Aristóteles y en el Derecho Romano, especialmente en el arcaico. Según describió
vívidamente el historiador francés Fuste! de Coulanges, la familia patriarcal de la Antigüedad
clásica, sobre todo los primeros tiempos de ésta, se fundaba principalmente sobre el culto a los
muertos, a los antepasados, el cual se practicaba privadamente en el hogar sólo por cada familia
para sus propios muertos, Al dar el padre la vida a su hijo le transmitía su propio culto, esto
es. el derecho de mantener vivo el fuego sagrado del hogar. La familia romana formaba una
unidad religiosa, política y económica. El pater familias era el director del culto doméstico,
actuaba como magistrado para dirimir todos los conflictos que surgiesen en su seno, y era
adenuís el único dueño del patrimonio familiar. El nexo fundamental <Il;le une a Jos miembros
de la familia romana es el parentesco civil o agnación, que los vincula al patee familias. La
agnación comprende no sólo a los descendientes, sino también a la mujer -quien entra en
la familia por la meoms, es decir, por su sumisión a la potestad marital-, a Jos hijos adopti-
vos, e incluso a dependientes del hogar. Así, pues, eran aguados todos los que se hallaban bajo
la potestad del pater familias, o que estarían sujetos a tal autoridad si éste no hubiese muerto.
Los hijos de las hijas no estaban ligados al abuelo materno por este parentesco agnaticio -a
pesar del parentesco cognaticio o de sangre-- en virtud de que no se podía pertenecer a la vez,
dado el carácter religioso y político de la familia, a la rama paterna y a la materna,
E) La (/{/'iól1 del Cristianismo, El Nuevo Testamento exaltó el contrato matrimonial a la
dignidad de sacramento, elevó C'I nivel de la mujer, puso la institución familiar al servicio

8 En el D¡ctiollary of Sociology, publ. por Faircbild. '.


9 Probablemente sólo en zonas muy limitadas y por tiempo relativamente breve,
tu Cfr. AGRAMONTE (Roberto), Sociología, 4' ed., Cultural La. Habana, 1946, pp. 137
Y ss. Véase también CASO [Antonio}, Sociología, 4'" ed., Edit. Porrúa, México, 1945, pp. 297 Yss.
I I Cfr. CAso (Antonio), oh. cit., pp. 298-99, 301·304; FUSTEL DE COULANGES (N. D.),
La cilé antique, Paris, 1864; MENÉNDEZ y MENÉNDEZ (Emilio), El MaJrimonio, Molina y Cía.,
cap. 1; La Habana, 1938; Fz. UMUS (Emilio), Curso de Derecho Romano, tomo 11, Univer-
sidad de la Habana, pp. 88 Y ss. .
12 Cfr. AGRAMONTE (R.), ob. cn., pp. 126 Y ss., 137 y ss.
TIPOS V ARIOS DE FAMILIA 469
de 10$ hijos y para el beneficio de éstos. Las ideas mantenidas por el Cristianismo fueron el,
más serio freno a la corrupción de las costumbres que se desarrollaban en la Roma Imperial
contra la cual antes hablan resultado ineficaces las medidas de carácter puramente jurldico.w
F) Familia feudal. Hace notar Antonio Caso que en la estructuración de la familia feudar
intervinieron, entre otros, dos factores principales: el de particularismo de los antiguos germa-
nos, }" las ideas cristianas. En la organización feudal el poder del Estado, del rey, de hecho
es muy débil. En el interior de cada residencia o zona feudal fortificada se produce todo lo
que se ha menester para la subsistencia de sus habitantes. la familia feudal en realidad llevaba
a cabo en pequeño la mayor parte de las funciones estatales. La familia se convirtió en-el
feudo. en donde bajo la autoridad del señor y SU$ vasallos, vivían los siervos. los trabajadores
rurales consagrados ;1 ln gleba que cultivaban. Mientras los hombres guerrean o trabajan el
suc:o, las mujeres hilan o tejen.w
G) Pamili, conyuKa/ moderna -c-sobre la que se ofreced. un brc ....e estudio en las páginas
sucesiva5-, la cual no abarca varias generaciones {abuelos, padres, hijos. nietos}, sino tan
sólo a los progenitores y su prole. .~ .
"Nótese que los varios tipos de familia mencionados no son todos ni los únicos que han
existido. sino que son tan sólo los tipos más caracterizados. Adviértase también que se trata
tan sólo de tipos, los cuales se diversifican en una gran variedad de subtipos en los di vcrsos
lugares y períodos históricos.

3.-LA FAMILIA MODERNA EN LAS SOCIEDADES OCCIDENTALES


ILa familia tradicional en las sociedades occidentales fué durante mucho tiempo
la lfamada familia conyugal monógama extensa, originada en el antiguo Israel.j des-
envuelta a través de Grecia y Roma, de la Edad Media, e incluso de la Edad Mo-
derna y del siglo XIX, la cual solía comprender tres generaciones en un solo hogar
(abuelos, padres e hijos), V en relaciones muy estrechas con ¡"JS parientes colateraleg.
Esa familia conyugal extensa todavía persiste en considerable medida, sobre todo
en algunas ZOnas rurales. Pero en los últimos decenios ha ido cobrando más gene-
ralidad la familia conyugal restringida, la cual comprende solamente en un solo
hogar a los espo~os y a sus hijos,

4.-CARACrERISTICAS GENERALES DE LA FAMILIA


A pesar de que haya una variedad tan grande de tipos familiares, todos estos
tienen una especie de notas comunes, las cuales hacen posible hablar de la familia
en términos generales.
Expresada con unas y otras palabras, es unánime la afirmación de que la
familia constituye la institución social fundamental. En efecto, la socialización del
individuo comienza en la familia, y sigue desenvolviéndose bajo la influencia pre·
dominante de la familia durante 105 años infantiles y mozos en los que la impresio-
nabilidad y receptividad son mayores.v
Precisamente la motivación esencial de la familia consiste en el hecho de que
cuando los hijos han nacido necesitan ser cuidados, asegurados en su existencia y
educados, todo lo cual no pueden hacerlo ellos por su propia cuenta, ni siquiera
l~ Cfr. tECLERCQ (Abbé ]acques), Leccons de Droit Naturel, 111; La Famille, Wesmael-
Charlier, Namur, 1933, cap. 1; MENÉNDEZ y MENÉNDEZ (Emilio), ob. cit., pp. 29 Y ss.
H Cfr. CASO (Antonio), ob. cit., pp. 304-307.
15 Cfr. LEE (Alfred McCJung), SotiaJ;za/;on 01 /h~ 1l1diridud/ en Prinsiples 01 Sociology
edited by A. M. I.EF., Barnes & Noble, Nueva York, 19H, pp. 298 Y ss.
CARACTERISTICAS GENERALES DE LA FAMILIA

pueden pedido. puesto que aún no tienen conciencia· ni voluntad suficiente para
ninguno de esos menesteres.ts
El gran filósofo y sociólogo inglés del siglo xx, R. G. Collingwood, dice que
en esencia una familia consta de padres e hijos. Puede constar además de otros ele-
mentos, pero serán inesenciales, accidentales, Fortuitos."
Tratando de dar una definición general de Ja familia que abarque todas sus
formas •.M;:ch~er dice que "la familia es un grupo, definido por una relación sexual
suficientemente precisa y duradera, para proveer a la procreación y crianza de los
hijos".18 Puede incluir o no incluir. parientes colaterales, descendencia de segundo
y ulterior grado. -o miembros adoptados, pero esencialmente la familia está cons-
titulda por la vida conjunta de los esposos COn su prole, formando una unidad
colectiva definieb..fToennies define la familia como la relación de hombre y mujer
para procrear hijo~ de común voluntad; voluntad, tanto del hombre como de Ja
mujer, de reconocerlos como suyos y de cuidarlos, pero voluntad también, cuando
no se logra ningún hijo, de vivir juntos, de protegerse mutuamente y de gozar
los bienes comunes.w ~
La familia tiene en todas, o por lo menos en. la mayor parte de sus formas, las
siguientes características: 1) Una relación sexual continuada. "2) Una forma de ma-
trimonio, o institución equivalente, de acuerdo con la cual se establece y se mantiene
Ja relación sexual. 3) Deberes }' derechos entre Jos esposos y entre Jos padres y los
hijos. 4) Un sistema de nomenclatura que comprende modo de identificar a Ja
prole. 5) Dispcsicicces ~:;::6::-::::::.:; entre les ~po:;u~ y cea especial referencia d. las
necesidades relativas a Ja manutención y educación de Jos hijos. 6) Generalmente
un hogar aunque no es indispensablemente necesario que éste sea exclusivo.
~
La familia es la institución social" más universal. En una u otra forma existe
en todas Jas sociedades, lugares y épocas en el desenvolvimiento de Ja humanidad.
Incluso en muchas especies animales existe una forma en cierto modo equivalente a
la familia, aparte de la diferencia inzanjable entre lo humano y lo animal.
Considerable importancia sociológica tiene el hecho de que es muy frecuente
Ja consagración religiosa del marrimonio como comunidad de vida permanente y
exclusiva. La participación religiosa alcanza su cima cuando el matrimonio se ele-
va a la categoría de "sacramento". Así se eleva la familia a un rango de institución
sagrada en que se cumplen fines de alto valor, y se la dota de más permanencia.w
Es unánime el reconocimiento de que la familia constituye el más importante
de todos los grupos primarios, es decir, de los constituidos por relaciones e ínter-
acciones en presencia; cara a cara. u
Constituye Ja familia uno de Jos máximos ejemplos de comunidad total o supra-
funcional, con sociabilidad pasiva (participación en un patrimonio de creencias,
valoraciones, ideas, sentimientos, formas prácticas de conducta) y con sociabilidad
activa (procesos de cooperación deliberada, en vista a la realización de fines).
16 Cfr. COLLINGWOOD (R. G.), ob. cit., p. 162.
11 uu; p. 164.
18 Cfr. MACIvER (R. M.) & PAGE (Ch.) , SoáelJ: An lnlrodlJf/orJ AllaJyJis, Rinehart,
Nueva York, 1950, p. 238.
10 Clr. TOBNNIES (F.), Principios de Sociologia, trad. de V. Llorens, Fondo de Cultura
Económica, México, 1942, p. n.
20 uu.. pp. 75.77.
21 Cfr. MAcIvllR & PAGE, ob. cit, en la Dota N° 16. p. 238.
CARACTERISTlCAS GENERALES DE LA FAMILIA 471

La familia 9lmo institución es universal y permanente; pero cada familia en


particular tiene una duración limitada, que no va más allá de la vida de sus miem-
bros originarios (esposos y sus hijos). Cuando se habla de una familia a lo largo
de siglos, en realidad se refiere a una. sucesión de familias que llevan el mismo
nombre y que están en relación de descendencia unas de otras.

5.-COMUNIDAD y ASOCIACION EN LA FAMILIA. LA REGULACION


JURIDICA DEL MATRIMONIO
La familia ya constituida es una comunidad, precisamente uno de los ejemplos
típicos de comunidad. sobre todo para los hijos. pues éstos despiertan a la con-
ciencia dentro del seno de la familia e impregnados 'por -el. ambiente de ésta.
Respecto de los cónyuges, quienes entraron en su relación matrimonial por
un contrato de asociación, cabe sin embargo decir que hasta cierto punto, al correr
del tiempo, van llegando a formar una especie de cuasi-comunidad, pues en los
casos de buena avenencia va formándose un espíritu común, que configura. él
los dos. Se dice "hasta cierto punto", pues a pesar de la intimidad de las rela-:
ciones entre esposos y de la recíproca solidaridad que los une, acrecentada ésta
cuando se produce la prole, sin embargo, el tipo de relación matrimonial no sus-
cita la conciencia de un "nosotros", sino que él y ella conservan el sentido de
sus respectivas individualidades; y en todo caso se trata de una. relación interin-
dividual. Recuérdese a este respecto que el Apóstol San Pablo dijo para caracterizar
la relación entre los cónyuges "et eran duo in carne una", es decir, eran dos aunque
en la carne constituyesen una unidad.
Como se apuntó ya, para los hijos la familia constituye una verdadera comu-
nidad, porque se hallan en ella sin el concurso de su voluntad, y porque en su
crianza y educación ellos no ejercen el gobierno de esas funciones, las cuales son
desempeñadas por los padres.
Pero, en cambio, la pareja conyugal, que va a constituir el núcleo base de la
familia, es una asociacián en la cual los dos cónyuges entran voluntaria y libre-
mente por virtud de su consentimiento al celebrar el contrato matrimonial. Nótese
que para nuestra cultura occidental cristiana el acto de contraer matrimonio consti-
tuye un acto contractual. Incluso en la doctrina de la Iglesia Católica, desde el
punto de vista de su Derecho Canónico, aparte de la dignidad de sacramento que
el matrimonio tiene, es considerado jurídicamente como un contrato, en el cual los
ministros son los propios contrayentes, pues la función del sacerdote en el casa-
miento se parece simplemente a la de un notario autorizante.s?
Nótese que la institución del matrimonio está regulada no sólo por· preceptos
religiosos y por costumbres sociales, sino además y fundamentalmente por el Dere-
cho, tanto por el civil, como por el eclesiástico -en muchas confesiones religiosas.
¿Por qué el matrimonio está regulado jurídicamente? Hay muchas relaciones
sociales que no están reguladas por el Derecho. Especialmente no lo están muchas
relaciones interindividuales, aparte de que otras relaciones sociales están sólo regu 4

ladas por la costumbre y por los convencionalismos. Las amistades se hacen y se


Z2 El canon 1052, párrafo 1 del Codex [eris 'Canononici, promulgado por Benedicto XV
dice: "Christus Dominus ad sacramentui dignitatem evexit ipsum contractum matrimonialem
inrerbaptlzatos." El canon 1018, párrafo 1, dice: "Matcimonium fncit partium consensus inter
personas jure habites legitime manifestus, qui nuIla humana potcstate supplcri "aleto"
472 CONTRATO DE MATRIMONIO

deshacen libremente sin que la sociedad suela ocuparse de ello, y desde luego sin
que en ello tenga ninguna intervención el Derecho. Ni el Derecho se ha ocupado
de canalizarlas, ni apenas lo ha hecho la sociedad. Si el matrimonio fuese algo
que afectara exclusivamente a los dos esposos y a nadie más, seguramente ni la
sociedad, ni mucho menos el Estado, ni tampoco la religión, se habrían ocupado de
regularlo. Si la relación sexual permanente o estable de una pareja implicase sola-
mente un asunto de amor entce los dos participantes, nunca se habría producido
una regulación jurídica sobre ella. Pero como dicha relación implica la: perspectiva
del nacimiento y de la crianza de los hijos. y consiguientemente afecta a la vida
social en su conjunto, las instituciones sociales, el Estado, la religión, han emitido
normas muy estrictas sobre el matrimonio, para hacer de éste una institución
estable, con funciones definidas, con derechos y obligaciones para los esposos, así:
como para -los hijos.23
En el matrimonio se entra libremente -al menos en las sociedades civilizadas.
Todo individuo, con la capacidad que la ley requiera, es libre de contraer o de no
contraer matrimonio. Además, en los pueblos verdaderamente civilizados, todo indi-
viduo es libre de contraer matrimoriio con la persona del sexo opuesto que haya
elegido y que le haya prestado a su vez consentimiento para ello. En otras épocas
de la historia, y todavía en algunas zonas atrasadas, atrasadas sobre todo desde el
punto de v!~a ético, los hijos, y especialmente las hijas, eran dados o dadas en
matrimonio _por sus padres, sobre todo por su padre, en virtud derconvenio que
éste realizaba con el padre del oteo contrayente. Pero, la conciencia ética de los
pueblos adelantados rechaza esa concepción salvaje de entender que los padres
pueden disponer sobre el matrimonio de sus hijos, y recoooce como uno de los
derechos naturales del individuo, el derecho de toda persona mayor de edad de
contraer matrimonio y de fundar una familia, y el derecho de que el matrimonio se
contraiga solamente con el consentimiento pleno y libre de los futuros esposos.s-
Sucede empero que si bien el acto de contraer matrimonio es libre, y por lo
tanto constituye una asociación voluntaria, en cambio, el tipo de relación en la cual
se entre por medio de este contrato de sociedad está rígidamente regulado, social,
jurídica y religiosamente, y constituye una comunidad de vida que comprende na
un número determinado de funciones, sino por el contrario, un sinnúmero de fun-
ciones, es decir, .una comunidad total.
En suma, como dice Georges Renard, la familia es una institución -la primera
de las instituciones- y el matrimonio es el acto de su fundación por medio de un
contrato, si bien se trate de un contrato que, celebrado libremente, está regido por
normas que no son elaboradas por los contrayentes, sino que san impuestas por la
ley, y que tiene además la particularidad de producir múltiples efectos respecto de
terceros, sobre todo respecto de los hijos por venir, también respecto de los here-
deros presuntos de los contrayentes antes de contraer el matrimonio, de los acreedo-
res, etc. Se trata ciertamente de un contrato libre, pero que, por dar lugar al naci-
. 23 Cfr. Ross (Edward Alsworth), New-Age Socioíogy, Appleton, Nueva York, 1940, pp.
447 Y ss.
2. Véase por ejemplo, el arto 16, Declaración Universal de Derechos del Hombre . aprobada
y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948.
LA FAMILIA COMO INSTlTUCION

miento de la institución familiar, está regido por normas inspiradas en los fines de
esa institución."
En el seno de la familia se desarrollan múltiples procesos sociales: a) de con-
tacto recíproco (conciencia de la existencia, presencia y conducta, unos miembros
de otros); b) de intercomunicación recíproca (por actitudes, gestos, lenguaje, ctc.) :
c) de inlera.tividad (influencias reciprocas); d) de cooperacián por división del
trabajo (actividades para ganar los medios de subsistencia, faenas del hogar, ense-
ñanza y aprendizaje, etc.); e) de cooperación solidaria (padre y madre conjunta-
mente realizan funciones educativas, afrontan los mismos problemas, etc.); i) de
ainste (entre los cónyuges, y de los padres Con los hijos y viceversa); g) de sabor-
dinación (de los hijos a los padres); b) de servicio (de los padres para los hijos);
i) de mutuo apoyo y auxilio (entre los cónyuges y entre éstos y los hijos; y
muchos otros tipos de procesos sociales).2G
La familia cumple funciones morales, religiosas, económicas, educativas, cultu-
cales, técnicas, etc.
Los procesos y las funciones que se desenvuelven en la familia tienen carácter
continuo y exigen múltiples esfuerzos constantes. En tiempos de calamidades pú-
blicas los hombres pueden trabajar, luchar y morir ,por su país, pero se afanan
por su familia todos los días a lo largo de su vida. Las exigencias de la vida fami-
liar lleva a los hombres -y todavía más a las mujeres- a realizar los más penosos
esfuerzos y a asumir las más graves responsabilidades.
El hecho de que el matrimonio y la familia presenten muy diferentes estruc-
turas y características en las varias culturas y en las sucesivas épocas históricas,
muestra que son formas de vida humana, las cuales van siendo moldeadas por los
hombres mediante su imaginación, respondiendo a la presión de necesidades hu-
manas, es decir, muestra que son formas social-históricas, bajo la influencia de cada
situación cultural. Mas, por otra parte, en la fundación de la familia y el desarrollo
de la existencia familiar actúan, impulsos fundamentales y constantes de la natura-
leza y de la vida humana; atracción sexual, afán de procreación, devoción materna,
función paternal, deseo de seguridad; y rigen normas fundadas en valores perma-
nentes. Por eso, a pesar de las variedades, se puede hablar de características generales.

6.-FORMACION y DESENVOLVIMIENTO DE LA FAMILIA OCCIDENTAL


CONTEMPORANEA
En el desenvolvimiento de la familia conyugal restringida de nuestro tiempo
se distinguen cinco etapas:
A) Prenupcial: elección del futuro cónyuge, la cual es libre para el individuo
-a diferencia de lo que sucedía en otras sociedades (p. e., las primitivas, la feu-
dal, etc.), en las que era el grupo, p. e., el clan, o los padres, o los abuelos quienes
decidían sobre el acoplamiento; amor romántico; y noviazgo, como etapa de explo-
ración y de preparación.
B) Celebración del matrimonio, junto COn la cual se suele establecer la estruc-
tura económica de la sociedad conyugal.
25 Cfr. RENARD (Georges), La Tbéorie de l'Lnstinaian: Essai d'Ontologle /Ilridique.. Prc-
mier Volume: Penie [uridiqne. Sirey, París, 1930, pp. 124 Y ss. .
26 Cfr. TIMASHEFF (Nicolás S.) & FACF.Y, S. ]. (Paul W.), SocioJogy: /111 Lntrodnction 10
Sociological Analysis, Bruce, Milwaukee, pp. 22 Y ss.
ETAPAS EN EL DESARROLLO DE UNA FAMIliA

C) Nupcial: período de vida conjunta antes de tener descendencia, en el cual


se inicia la constitución del ambiente hogareño y familiar, el ajuste entre los esposos
y se va creando una cierta comunidad de vida entre éstos.
D) Crianza de /OJ hijo!, en la que se completa propiamente la familia, refor-
zando los vínculos entre los esposos a través de la prole, se constituye la comunidad
familiar, surgen nuevos alicientes e intereses, y se asumen mayores responsabilidades.
E) Madurez, o sea cuando los hijos llegan a la mayor edad, y no necesitan
ya el cuidado de sus padres. Llegado este momento pueden suceder dos cosas. O
bien los hijos se independizan, sea porque ellos contraen matrimonio, sea porque
abandonan el hogar; o bien siguen viviendo en el hogar hasta que se produzca
uno de los dos hechos indicados. En elsegundo caso, es decir, cuando los hijos que
tienen ya propia voluntad y capacidad siguen en el hogar familiar, su situación en
la familia cambia, porque entonces siguen incorporados a ella por su propia volun-
tad. Resulta, pues, que entonces les liga a la familia un vínculo asociativo. Aunque
la familia siga constituyendo una comunidad, entonces ya no se trata de una comu-
nidad pura, sino que, aunque sea una comunidad, ella está basada sobre un funda-
mento asociativo, puesto que la permanencia de los hijos mayores en la familia
se debe en definitiva a su voluntad. Claro es que esa incorporación asociativa de
los hijos mayores no se efectúa en un momento claramente delimitado, ni en un acto
formal, sino que cuando se da se va produciendo gradualmente. A este respecto
observa ColJingwood que esa incorporación del hijo mayor a la sociedad familiar
requiere una especial conducta por parte de quienes constituyen ya esa sociedad, .es de-
cir, por parle de sus padres. Esta conducta se desarrolla a través de una serie de fases.
La buena disposición de sus padres para aceptarlo como un igual debe hacerse pa-
tente al hijo desde una etapa anterior a su madurez, como una especie de promesa,
cuya realización se irá efectuando graduaímenee, a medida que el hijo vaya creciendo.
La iniciación en la vida adulta es un hecho que el hijo no puede realizar exclusi-
vamente por sí mismo. Claro que esa iniciación en la vida adulta es un hecho en
el que el hijo colabora en parte; pero en tal hecho colaboran -o debieran colabo-
rar- los padres. Si éstos no prestan tal colaboración, la entrada en la vida real-
mente adulta no llegará a producire plenamente; y el hijo, frustrado en su deseo
de madurar, permanecerá indefinidamente en una situación psicológica de infanti-
lismo. Este es, entre otros, uno de los aspectos de la educación del hijo, que los
padres no pueden delegar: son ellos mismos quienes deben contribuir activamente
a la independización del hijo, principalmente considerándolo a medida que va
creciendo como un miembro 'adulto de la familia --entonces ya no tanto comuni-
dad, sino más bien sociedad familiar en este aspecto-, cuya libertad e indepen-
dencia personal debe ser respetada.st

7.-LA ACerON DE LA FAMILIA SOBRE LA PERSONALIDAD


DE SUS MIEMBROS
Hay que prestar especial atención al hecho de que en el seno' de la familia
se desenvuelven vigorosos procesos configurantes de la personalidad de todos sus
miembros. Especialmente la personalidad individual concreta de los hijos se modela
inicialmente }' en una gran proporción dentro del seno de la familia, y es confi-
27 Cfr. COI.J.INGWOOD, ob. cir., pp. 171-172.
ACClON FAMILIAR CONFIGURANTE DE, LA PERSONALIDAD 475

gurada en muchísimos aspectos, a veces decisivamente, por el ambiente de la fami-


lia, y de modo muy acentuado por el espíritu de la madre.
Pero también puede observarse que la familia contribuye a rernoldear la perso-
nalidad de los cónyuges en múltiples aspectos. Por mucho y muy sincero que sea el
amor mutuo que llevó a él y a ella a unirse en matrimonio, la vida conyugal no suele
estar exenta. sobre todo en la etapa inicial, de malentendidos, competencias, oposi-
dones e incluso conflictos. Esas fricciones y tensiones pueden malbaratar el ma tri-
rncnio, convertirlo en un fracaso. Pero cuando tales razonamientos y oposiciones no
hacen naufragar el hogar conyugal, porque los puntos de contacto y de armonía son
en mayor número y más intensos que aquellos gérmenes de desavenencia, entonces se
producen procesos a través de los cuales las discordancias y .las oposiciones van
siendo superadas; procesos de acomodación, de ajuste, de asimilación, unilaterales
de uno de· los dos cónyuges al otro, O recíprocos entre ambos. Esos procesos produ-
cen como efecto modificaciones en la personalidad de los cónyuges.
Ahora bien, Ja familia es eJ molde principal de configuración concreta de la
personalidad de! hijo. No es posible, en el breve espacio que aquí puede dedicarse
a este tema, ni siquiera hacer una especie de sumario de todos los aspectos y de
todos los modos en los que la familia va contribuyendo con influencias a veces
decisivas a la formación de la personalidad de los hijos. Me limitaré a esbozar
tan sólo algunos de esos aspectos, por vía de ilustración.
Nótese que la primera transmisión social de la herencia cultural se efectúa en
los primeros años a través de la familia, a través de los padres, y eventualmente
de Jos hermanos mayores. AJ correr de Jos años, la familia deja de ser la fuente
exclusiva de esa transmisión, pues con ella empiezan a concurrir otros grupos,
como, por ejemplo, el grupo de juego, la escuela, los amigos, el vecindario, etc.
Por mimetismo biológico, el infante asimila posturas, gestos, movimientos y
sonidos de sus padres. Va; adquiriendo poco a poco el vocabulario de sus padres.
Si los padres tienen un vocabulario rico, las dotes intelectuales del niño se desarro-
llarán mejor y más aprisa que si el vocabulario de sus padres es limitado e imperfecto.
Uno de los factores más importantes en el desenvolvimiento de la personalidad
del niño, factor cuya influencia probablemente habrá de perdurar a Jo largo de
toda su vida, es el monto y Ja calidad de la respuesta emotiva y de la atención
que suscite en sus padres. El ambiente de afecto de que e! niño se halle rodeado
desde su primera edad, y las atenciones que se le prodiguen, constituyen formida-
bles estímulos biol6gicos para su salud, y factores de enorme importancia en la
configuración de su personalidad de por vida. .
Los padres van contribuyendo a modelar la personalidad del hijo mediante es-
tímulos y restricciones. El infante manifiesta de un modo espontáneo sus impulsos.
Los padres estimulan el desarrollo de algunos de esos impulsos, les proveen con
nuevas ocasiones de desenvolvimiento. Frente a otros impulsos, cuya manifestación
o desarrollo es reputado peligroso o indebido por los padres, éstos los restringen,
los cohiben o los reprimen. Del acierto o del error con que procedan los padres
se seguirá, como efecto. que, la personalidad del niño se, desenvuelva con éxito y
llegue a actualizar felizmente muchas de sus posibilidades, O que se forme en el niño
un sentido de frustración, que venga a mutilar, a cercenar o a deformar su perso-
nalidad futura. A veces, aunque no siempre, un complejo de frustración da origen
a actitudes agresivas, en cuyo fondo laten subconscientemente sentimientos de amar-
'.
476 ACCION FAhllL/All CONFlGUllANTE DE LA PERSONAL/O,lO

gura, rencor, resentimiento. Si el yerro de los padres consiste no en exceso de


restricciones y de represiones, sino en lo contrario. en exceso de complacencia y
de estímulos, entonces puede producirse el caso del niño mimado, del niño echado
a perder, en cuya personalidad se va formando subconscientemente la idea de que el
mundo entero está y debe estar a su servicio. 28
Si al niño se le priva de" toda espontaneidad, se le cohibe en todos sus impul-
sos, si se trata de dictarle todas, absolutamente todas las formas de comportamiento,
si se le educa en una obediencia rígida y automática, con ello se está amputando
desastrosamente su personalidad, moldeándole un alma de esclavo. un espíritu gre-
gario que cercena muchas de las posibilidades de su inteligencia y carácter, o, 10 que
también ocurre en otros casos, se le está incubando para el mañana una personalidad
de anarquía, de rebeldía, incapaz de toda adaptación al medio social.
Si, por el contrario, se deja vía libre a todas las tendencias que manifieste el
infante, se falla en darle la formación humana de la cultura, y se le deja en situación
más próxima a la animalidad.
Como éste no es un libro de pedagogía, sino que es un tratado de Sociología,
no se puede entrar aquí en el análisis ni en el desenvolvimiento de estos temas,
que han sido apuntados en estas páginas solamente para ofrecer algunos ejemplos
de cómo el ambiente y la conducta familiar contribuyen decisivamente a la confi-
guración de la personalidad de los hijos.
Añadiendo a los ya bosquejados otros ejemplos, hay que recordar que los
'. estudios .i~dvlógiLu::, )' p:>il:uiúgil·us especializados sobre estos hechos, han puesto de
manifiesto que otro de los factores de gran importancia en la configuración de la
personalidad es la situación de armonía o de desarmonía que se dé entre el padre
y la madre. Mientras que un ambiente de cordial entendimiento y de armonía entre
los esposos contribuye poderosamente a dar al niño o al adolescente un sentimiento
de seguridad, los hogares deshechos que sólo conservan la apariencia externa de
tales, pero que en la realidad quebraron. suscitan profundos desequilibrios en la
personalidad de los hijos.
Lo que un individuo cree que los demás piensan de él es un factor muy
importante en el desenvolvimiento de la personalidad. Por eso, a veces la conducta
del niño puede convertirse hasta cierto punto en un reflujo de la idea que él
imagina que los otros tienen de él. Si sus padres le dicen que él es un niño malo,
, probablemente será un niño que se porte mal.
Los primeros hábitos en muchas conductas se 'adquieren dentro de la familia
en la infancia y .la adolescencia, Yesos hábitos llegan a formar, como ya se expuso,
una especie de segunda naturaleza.
En la educación en todos los aspectos, especialmente en la educación moral,
mayor importancia que lo que sus padres predican al niño, tiene el ejemplo que
le dan con su conducta-real.
Claro que la familia, aunque constituye un microcosmos social, en realidad es
una unidad integrada en otros grupos más amplios, tales como la clase social, la
comunidad local, ,la nación, el círculo cultural, y además en interferencia can otras
instituciones, p. e.,. la escuela, la confesión religiosa, el partido político, etc.
28 Estos aspectos y también muchos otros están muy bien tratados en el estudio inédito del
ilustre sociólogo mexicano Lic. Esteban FLORES DÍ/lZ, La familia como Elemento 506(/1, 1953.
que he tenido a la vista.


ACCION FAMILIAR CONF.IGURANTE DE LA PERSONALIDAD 477
En general, la familia suele reflejar el ambiente social de aquellos grupos más
amplios: vecindario, pueblo, ciudad, nación.
En cuanto a los otros grupos .que están en interferencia COn la familia, como
por ejemplo, la esruela, pueden hallarse en armonía con el ambiente educativo fa-
miliar, o pueden. hallarse en desacuerdo, desacuerdo que puede ser de diferentes
tipos. En este último caso, cabe que surjan problemas de diversa índole. Si el am-
biente de la escuela es superior al de la familia, pero no incompatible con las
orientaciones fundamentales de ésta, la escuela ofrecerá un mejoramiento a la edu-
cación suministrada en el hogar, superará las deficiencias de éste. Si, por el contrario,
el desacuerdo implica oposición o conflicto, entonces se pueden producir disten-
sroncs en la personalidad del niño.w

S.-INTIMIDAD Y SOCIALIDAD EN LA FAMILIA


Dentro de la familia se desenvuelve una vida social la cual está empero saturada
de intimidad. En efecto, muchas de las dimensiones más íntimas del individuo hallan
expresión manifiesta o implícita en el seno de la vida familiar, la cual constituye
una especie de cálida intimidad, que permite a sus. componentes manifestar y rea-
lizac su fondo secreto fuera del alcance de las miradas indiscretas. La familia
auténtica es la zona donde todo se adivina. sin necesidad de expresarlo, donde todo
es común, sin dejar de ser individual. En la familia se combinan una especie de
socialidad con una especie de intimidad. Es sede de conductas típicamente ínterin-
dividuales, como son las de amor. pero al mismo tiempo es la sede en la que se
aprenden muchos modos colectivos de conducta."

9.-EVOLUClON y CAMBIOS DE LA FAMILIA MONOGAMA


Vaya referirme principalmente -aunque no de modo exclusivo-s- a los cam-
bios que se han efectuado en las funciones de la familia occidental monógama a
lo largo de [a historia humana.
(!. ,La familia en las situaciones primitivas, e incluso hasta cierto punto en
la Antigüedad y en la Edad Media, era una institución omnicomprensiva dentro
de la cual se realizaban casi todas las funciones sociales, religiosas -p. e.• culto
a los dioses lares en Grecia y Roma-. políticas, económicas, etc. Sigue en parte
conservando este carácter en muchas comarcas rurales. En el curso de la evolución
histórica la familia dejó de ser la institución social por antonomasia, para conver-
tirse en tina institución que ha seguido siendo total. r continúa siendo fundamental,
pero situada al lado de otras instituciones especializadas (Iglesia, Estado, escuela,
empres.l económica, grupos de recreo, etc.) .
z. Como ya se apuntó antes. en las sociedades urbanas se ha reducido su
tamaño considerablemente, desde las grandes unidades características de la Anti-
güedad clásica, pasando por el tipo conyugal extenso, hasta llegar al tipo restringido.
3. La condición social y jurídica de la mujer casada ha ido cambiando consi-
derablcmentc, desde su sujeción a la manus marital en el Derecho Romano, hasta
~ .. _-'-. ,
, eo Cfr. Br'CK.RR (Howard) & HILL (Reuben) --editares-. Family, Man'idge fI11d Paren-
tbood, Heath Bostcn, 1948; MEAD (Margaret), Male and Femnle: A Smdy 01 tbe Sexes in a
Ch(7nXiIlK Warld, Morrow, Nueva York. 1949.
:JO Cfr. LACROIX (Jéan) , Simple; Note S/Ir In RaNJol·t.r de Id Ellnillf' ('1 de l« Patrie. en
"Chaircs lntcrnntionnux de Sociologie", l l, 1947.
47S PRESENTE DE LA F.1MIL/A

la plena equiparación con el varón en la mayor parte de los' países más adelantados
del presente. Con ello la mujer ha tenido acceso a las fábricas, a las oficinas, a las
profesiones liberales, lo cual ha determinado cambios en la estructura social de la
familia -no es este lugar para discutir si favorables o desfavorables, o hasta qué
punto lo uno y hasta qué punto lo otro, o cuándo no y en qué condiciones-e-;
cambios también en la estructura económica de la familia; en la educación de los
hijos y de las hijas."

¡o.-LA DINAMICA HISTORICA EN EL SENO MISMO DE LA FAMILIA


En la familia hallamos la coexistencia simultánea de personas de diferente edad,
de personas pertenecientes a distintas generaciones históricas, a distintos niveles his-
tóricos, y esto le da, a la familia, aunque en diverso grado, siempre en alguna
medida, una especial dinamicidad, así como es, comprensiblemente, el origen de
conflictos inevitables -unas veces manifiestos y otras latentes-, entre padres e hi~
jos en la familia conyugal contemporánea -y entre abuelos, padres e hijos en la
familia extensa del pasado.
Debemos a Julián Marías el haber atraído la atención hada este punto. Dice:
"Aunque parezca increíble, la Sociología, cuando trata de la realidad familiar, pasa
obstinadamente por alto su componente histórico: estudia su carácter biológico -unión
sexual en el matrimonio, generación de los hijos-, económico, jurídico o con-
tractual, pero se .cl v ida de su-vcoudición histórica, patente en el hecho, de puro
elemental casi inadvertido, de que sus miembros tienen edades distintas, es decir,
proceden de diferentes niveles cronológicos, vienen de mundos históricamente diver-
sos, de distintas generaciones históricas. Este desnivel, esta simultaneidad en un presente
de tiempos distintos es él motor de la historia, y es la condición misma de todas las
estructuras, grandes y pequeñas, en que se articula y realiza la vida humana" ."
31 Cfr. CARR (Lowell ].), Ana/y/ica/ Sociology. Social Situations and Social Problems,
Harper, Nueva York, p. 399; GITTLER (Joseph B.), Social Dynamics, McGr;l.w·Hill, Nueva York,
1952, pp. 74 Y ss.; ME.... o {Margnret}, ob. cit. en la nota N9 27; LEFEBVRE (C), La [amille on
Franco dans le Droit et dans les moeers, Paris, 1920; NIEMEYER (A.), Zur SINlklllr der Pamiíie,
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Surceuful Pamily Liíc, 2~ cd., Runald Prcss, Nueva York, 1955. Véase uuubién: Gr:ll'.H';: ¡<o·
BU DA (J.), y D'ALO.1A {Ad.r}, La FamiJú y [a Casa, Inst. de Inv. Soc. Univ. Nal .. México.
1959.
;;2 efe MAHí..,s {juf iiin}, J:.~¡r:lct!:rtl dt' lo Social, Teoría J M,;todo, Sdad. J,: f:~l. y Pu-
bli~·.¡·:itlnt·s. Madri,i 1~'.i6. p. jI.
CAPÍTULO XXVI

LA COMUNIDAD LOCAL. SOCIOLOGIA RURAL y SOCIOLOGIA


URBANA
SUMARIO:-l. La comunidad local. S1IS varios tipos: aldea, vil/a, dudad, gran
ciudad. Sus características generales.-2. Ingredientes comunitarios, e ingredien-
les asociativos en la comunidad /oca/.-3. Con/ras/es en/re la vida rsml J la
v;da urbana: A) Menor o mayor población. B) Grado de menor o mayor den-
sidad de población. e) Dependencia predominante de la agrimítura o de la
induuria, comercio ti otras projesiones. D) Diferentes eieaos de las ompacio-
nes rurales y de las urbanas en la configuración 46 la personalidad. E) Rela-
tiva autarquía [rente a intensa interdependencia. F) Relativamente POCtl división
del trabaio frente a una gran diversif~cación de especializaciones, G) Vida t'e·
lativemente simple frente a vida muy compleja. H) Mayor número de relacio-
nes primarias o personales frente a mayor número de relaciones impersonales o
[sncionales. 1) Mayor presión colectiva frente a menor control social, ]) Estruc-
tura¡ estáticas frente a dinamismo. Monotonía y regularidad frente a variedad
y cambio. K) Mayor tolerancia en el ambiente urbano que en el rural. 1.) Pero
manencia de la población frente a mot'ilidad de ésta. M) Angosto horizonte
cultural [rente a amplias perspectivas. N) Rigidez o estabilidad en la estra-
tificación social frente a movilidad vertical. O) Tradicionalismo: frente a ;'1-
dividualúmo asociativo, P) Sentido conservador frente a sentido progresista.
Q) Sanas costumbres frente a focos y ocasiones de corrupción, R) Dioerso grado
en el sentimiento de comunidad.

J •..,---LA
COMUNIDAD LOCAL. SUS VARIOS TIPOS: ALDEA, VILLA,
CIUDAD, GRAN CIUDAD. SUS CARACTERISTICAS GENERALES
La comunidad local constituye un grupo intermedio entre la familia y otras
comunidades más amplias o extensas, como la comarca, la región, la nación, y
grupos supranacionalcs O internacionales.
Bajo el nombre de "comunidad local" se comprende los grupos que llamamos
aldeas, villas, ciudades y grandes ciudades. Claro que entre esos varios tipos median
enormes diferencias. Esas diferencias son tan grandes, que uno de los temas socio-
lógicos más importantes en este respecto consiste en estudiar una serie de rasgos,
-opuestos o antagónicos, que caracterizan respectivamente las comunidades rurales y
las comunidades urbanas, rasgos que influyen en casi todos los aspectos de la vida
social que se desenvuelven en esos dos tipos de marco colectivo. En un sinnúme-
ro de aspectos la vida rural y la vida urbana tiene caracteres de signo ccnrrario.v
1 véanse: INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONI>L AUTÓ-
NOMA DE MÉXICO, Estudios Sociológicos (Sociología Rural), Sexto Congreso Nacional de So-
ciología, México, D. F .• 1955; CUARTO CONGRESO LATINOAMERICANO DE SOCIOLOGíA, Organi-
zado por la Sociedad Chilena de Sociología, Santiago de Chile. 1957. Sección Tercera: Sociología

479
480 LA COMUNIDAD LOCAL
(

El ya famoso sociólogo suizo, René Konig, pro~esoc de la Universidad ale-


mana de Colonia, en un excelente libro sobre la comunidad local dice de ésta que
es una sociedad global del tipo de unidad local, que comprende dentro de si una
multiplicidad indeterminada de círculos funcionales, :grupos colectivos y otros fe-
nómenos sociales. que condicionan innumerables formas de interacción social y de
nexos comunes, así como de valoraciones; y que además tiene, al lado de muchas
formas de vinculaciones interiores, también aspectos externos de institución y or-
garuacción muy notorios."
Pero toda comunidad local consta de una serie de ingredientes. Claro es que,
estrictamente desde el punto de vista sociológico. lo que constituye una comunidad
local, al Igual que cualquier otro tipo de grupo, son un conjunto de relaciones y de
procesos sociales, y de unos modos colectivos de conducta Reculiares. Ya en otros
varios lugares de este libro se ha hecho notar que los' 'grupos, comunidades o socie-
dades, no son como vulgarmente suele decirse "un conjunto de seres humanos en
recíprocas relaciones ... etc.", sino que son un conjunto de interacciones, procesos,
J

relaciones y estructuras entre seres humanos.


Sin embargo, como quiera que muchas veces hay interacciones, procesos sociales,
relaciones y constelaciones o estructuras sociales que se producen por virtud de COn-
diciones o factores materiales, naturales, biológicos, etc., es necesario tomar en cuenta
esos factores. Por eso, al tratar de la comunidad local, se habrá de estudiar no so-
lamente los procesos sociales, las relaciones y las constelaciones sociales, y los modos
colectivos de conducta solidarios dp. Fsn~ pr0(t:505 y relaciones, sino también b:-.
condiciones y los factores que intervienen en alguna manera en la gestación, man-
tenimiento, desarrollo y cambio de esos procesos, relaciones, constelaciones y con-
ductas. A'de~ás de la realidad auténticamente social, hay que tomar en cuenta
al estudiar la comunidad local los siguientes componentes: r , el territorio o área
en que esa comunidad está establecida; y 2, la población de que consta.".
Es difícil determinar con cifras los límites diferenciales entre una aldea, un
pueblo grande, una villa, una. ciudad y una gran ciudad, pues dentro de cada una
de estas concentraciones caen comunidades locales de muy diverso número de habi-
tantes. Y, sin embargo, dejando a un lado los casos limítrofes, que puedan ofrecer
Rural, pp. 127·204. Véase también y sobre todo: PARK (Rcbert} --ed.-, A,¡ Omline 01 IÍN
Principies oj Sociology, Bames & Noble, Nueva York, 1939: SOROKIN (P. A.) & ZIMMI:RMAN
(C. C.), Prinripíes 01 Rsral-Urban Sociology, Nueva York, 1929; QUEI;N (Stuart Alfred) &
THOMAS (Lewls Francia}, The City, McGraw·Hill, Nueva York, 1939; QUEEN (Stuart A.),
Sociología de la Ciudad, en la "Rev. Mex. de Soc.", VI, 3; l\'luNFORD (Lewis), Tbe Culllm!
of Cities, Harcout-Brace, Nueva York, 1938; SMITH (T. Lynn), The Sociotogy oj Rural Lije,
Harpcr, Nueva York, 1953; ANDERSON (N.) & LINDEMAN (E. C.), Urban Sociology, Knopf,
Nueva York. 1930; WIKTH (Louis}, Urbnnism as a Tr/ay 01 Lije, en "American Jour03I of
Sociology"; HARRIS {Channey D.), ULl.MAN (Edward L.), Tbe Nat ure 01 Citivs. en "The
Annals of the American Aeademy of Politieal and Social Science", 1945; GROSS {Neal}, Vl1
esquema general para un análisis sociológico de las romsnidades agrícolas, en "Rev. Mcx. de
Soc. ... XlJ, 3; DEL.... SNJiIUE (Charles), L'économie el ia sociology el l'étude d'uno oilie. en
"Cahiers Inter. de Soc.", 10, 19')l; LOOMIS (c. P.) & BF.EGLE (J. A.), Rural Socia/ SysJeIRS,
Prcnticc-Hall, NUC:\'.l\ York. 1950; UNESCO, L"J conséouvnres sociales ti" !If()f,r,;s tecbniqne,
Bullcrin Int. de Scienccs Sociales, vol. IV, N'" 2, 1952; GEORGE (Pierre}, Sociotogic Géogva-
!,hiql/e, en Traité de Sociologie, publié sous la direction de Georges GURVITCH, tomo l, Pressc-
Univcrsitaires de France, París, 1958, pp. 255 Y ss.
2 CfE. KON!G (René}, Grsndiormen da Gesel!srh:I/I: Die Gemotnde, Rohwolt, Harnburgo.
1958, p. 28.
3 Cfr. GI8BAIW (Harold), "Ccogruphy, Scology nnd the Community", en el vol. EWRIDGE
A"f) ASSOCIATES, Sucjo/ng.l': A Si/fUl/ioll," AII:ll)'JiJ. Crowell. Nueva York, 1950, pp. 179 Y ss.
DIVERSiDAD DE COMUNiDADES LOCALES 481

alguna duda respecto de su conceptuación: en términos generales, las palabras men-


clonadas son suficientemente claras, corno expresivas de diversos tipos de comu-
nidades locales, diferenciados por su tamaño en cuanto a población.
En realidad, debe prestarse atención especialmente a los tipos extremos, aldea
y gran ciudad, porque ellos aparecen más claramente perfilados y con caracteres res-
pectivamente no sólo diferentes, sino opuestos. Así, por ejemplo. uno de los rasgos
de la vida social en la aldea consiste en que todo el mundo de ella conoce a todo el
mundo de ella, y por lo tanto, la vida de cada persona se desenvuelve, por así de-
cirlo. a la vista de las demás. Mientras que, por el contrario, es típico de la gran
ciudad que sus habitantes estén sumergidos en una especie de anonimato, y que
las funciones de la vida urbana. se desarrollen impersonalmente. Entre esos dos
tipos cst.in los demás intermedios. Una' villa, es decir, una pequeña dudad provin-
ciana, por una parte tiene de común con la ciudad o con la gran capital el nivel
urbano de vida, }' la elevación cultural, en contraste Con las formas rústicas de la
aldea; pero, en cambio, está próxima a ésta en cuanto al hecho de que en la comu-
nidad de la pequeña ciudad O villa hay un mutuo conocimiento de sus pobladores
parecido al que, se da en una .aldea,
El tamaño deIa población de las comunidades locales varia en una escala muy
extensa: desde pequeñas aldeas con un centenar de habitantes hasta grandes urbes
como Londres o Nueva York con cerca de diez millones de vecinos, pasando por
un sinfín de grados intermedios.
~s t~qt~ié...n¡ muy¡ varia~le" incluso ~ dentro: de c~da _ti ro~ de comunidades ~ locales,
el tamaño de su zona territorial. Hay aldeascon pocos habitantes, pero una extensa
zona de granjas adyacentes donde trabajan y aun viven muchos de sus habitantes.
Hay grandes capitales, con varios millones de' habitantes, 'como París. cuya zona o
área es relativamente pequeña -en comparación con su población-z-: porque toda
,ella' est.i densamente: edificada. Otras grandes' capitales, como por ejemplo México.
Nueva York; La Habána, 'etc.; tienen extensiones territoriales enormes: así; el
i

área de México es considerablemente mayqr:' que ef ',área de París. r ' ¡


Por otra pnrte.ves típico' delFabulosocrecimiento 'de las 'grandes ciudades en
nuestro tiempo,' qne"va}:~tn' ,c~ft:tpreridieild6' un' cinturón 'm'úy extenso, 'dc':'sübli,~hio~
o alrededores,' los cuajes de' hecho 'c,~tári incorporados a "la ciudad y forman parte
de Su vida,' constituyendo lo' que 'sude Ibmars'e la:' zo~á' metropolitano. I "-
, Por otra' parte, ocurre en muchos casos'lq.úc une ciudad 20nsta, di: un número 1

de sectores; 'ba'rrios,""Q distritos. d'entr~ de cada una d'elo~ cuales se dc:sc:¡{~u,clven


formas de vida semejantes a los de las pequeñas ciudades, p'or ejcmplo,~~l-~""mc-Jo~
conocimiento mutuo de sus gentes" una subcomunidnd local con una especial 'acciún
é8rcCt[(iduprÓ~¡a, y,e'on una particular solidaridad:· . .
w"i1 ""I'I:r eoconr ~I¡ Lrn:fJ..;¡? .1», ~_.' , ~'" ~-"" •
, El 'amano ce a zoca ,terrttonal. de las grandes .ciudades ha podido aumentar
":!i;'flJ)')(l 1(¡dl;~ HU O)lJ~l,l';}LJ.:;lJ;¡ .c\,IU.nl nu " '".c .
en rrncmcn c.eo· nuestra eoo.ca "cbldQ,a Ja>J.acilidades .de transporte
t)f "¡nurnQ"J ni ~ I utqorq }.L:;ll ')'0 UUJ~CJ ll>¡JJ~il"J Hu , ' . .
-c-ferrccarrilcs
. .
t
~:~~;n[~.~n,~t ~WJit'inC.i$.b¿;u8ltll¿r~!l!p~5
fD c~HYj~,90)IT'IJ~l}~~,m~viJ~~ autobuses; las. cuales
~~(e~'&JRgi~~lfi ~"Wuf(x'3~~~}~P'bf~!Plfr.,~~~ck tgFa!tFJ>jt~.Jtdj8aLe..rh ~P~l ~gy .grandes, con
g;nL~~1:J9uS Sq.~r4~q9~n:;'i9Jf c~r.im]J IBUa?~.5nffi\t0"tctF.º~I¡O ~ª~b~ :üJillca ~~J;1 9.Q,t;p~ción
r¡¡?tflBs Jjl?Jgs o~f)SJ v~~:.ll&b S?JTlPj¡§Hf~e21nOfJ:,c j~Jnw.l.o ~HbM~~i~,(h ~~'qpj~ge_St;x~~iend(j
S?J ,1·'/ ,y,\lJao¡je,,!ií\\~!ja!l\p;;l&if,r;>.~01~\!~ A~b.Qffi) L<:I! )J¡d~oná) deliJllIld regal;biSi"".coAba:~
con Jos que habitan fuera de la ciudad pero desenvuelven sus actividades en ésta.
HocIOlogi",-:JI,
-132 REALIDAD DE L1 COAll:NIDATJ LOCAL

La comunidad local, cualquiera que sea su tipo}' cualquiera que sea su tamaño,
no está constituida solamente por el hecho de que viven en relativa contigüidad un
cierto número de gentes. Eso no basta, Existe una comunidad local cuando, además
de las interacciones que se dan entre esas gentes, existe una coordinación entre sus
conductas sociales de modo que se puede hablar de una acción colectiva propia de
ese grupo, La más notoria expresión de esa unidad se halla en la organización ad-
ministrativa de la comunidad local, es decir, en el municipio. Pero si la organi-
zación del municipio es el exponente más visible, y uno de los factores más impor-
tantes de la comunidad local, no es lo único que constituye su existencia. Por el
contrario, cabría decir que, por virtud del hecho de que desde otros puntos de vista
de cooperación existe ya una comunidad local, por eso ha sido necesario organizar
ésta por medios jurldico-administranvos en un municipio.
La unidad social de la comunidad local no deriva solamente del hecho de
que haya muchas gentes haciendo cosas similares y sometidas a parejas influencias
-medio físico, necesidades económicas, tradiciones similares, intereses concordantes,
ete.-, sino también del hecho de que hacen muchas cosas diferentes, cada una de
ellas coordinada con las demás, cuyo conjunto contribuye a satisfacer sus necesi-
dades económicas, educativas, religiosas, administrativas, políticas y de recreo. La
escuela, el templo, la tienda, la farmacia, el casino, el café, la sala de espectáculos,
el campo deportivo, la oficina de correos, la casa o el palacio municipal, etc., son
concreciones y signos de algunos aspectos de esa vida en común.

;':'-IÍ\lGREDIENTES COMUNiTÁRIOS, E INGREDÍENTES -ASOCIATIVOS


EN LA COMUNIDAD LOCAL
En la comunidad local hay conjuntamente mezclados aspectos comunitarios y
aspectos asociativos.
Hay aspectos comunitarios, ·porque la convivencia en un mismo lugar, bajo pre-
siones ambientales parejas, bajo necesidades con matices coincidentes, crea un (;'jpe-
cial contorno colectivo, una atmósfera social peculiar-. Además, la comunidad local,
sobre todo en la gran ciudad, pero también aunque en menor proporción en las en-
tidades menores, constituye un marco dentro del cual se desarrollan casi todas las
funciones de la vida social, es decir, la comunidad local es de tipo supra·funcional
o global, esto es, comprende no un determinado número fijo de funciones. sino
que, por el contrario, constituye el campo donde se desenvuelve un sinnúmero de
funcio..nes sociales -en mayor grado que dentro de familia, aunque en menar grado
que dentro de la nación.
Además, hay comunidades locales de origen remoto, tanto aldeas como también
villas y ciudades provincianas, que se han desenvuelto con relativamente _l?o~.o~. c9B~)
tactos exteriores, en las cuales s~ ha ido forman.~? ~~J~Si!t~(~~al,p<:ilm2~erí;EplfStivos
de conducta con un sello especial, con ~It .m.ab.~,:·<;~ract~~{S~.lfR,', ..lJ/\,~a~~;.,.p,e~HH~(.;
Existe aunque sea en pequeño,.. ~.n espCf.~a! ~sti~o:,?~.:~i~~ri'~!op'¡?!.{?~ ~,~.a, '~?n~~N/9~,9)
.local. Sus gentes no solo pract-lcan· esevestilo de vida; sino" qu.e además. tienen una,
conciencia de él,' porvirtud- a¿)b,jcuaí" sé~ ~ieriieri~jl1~st~rdertó!~pu~'t:3d¡fer·erite~·:d~·
las gentes 'de .otras aldeas,' villás l··óntiiú~lides '.i dél! mismo ·pá'íS(i'ceic~',,,~~s; Ól:fen,dfa:.s'.'
Esto: existe-en. r propo-rcion-,.'múchb ,méñor., ::eñ{¡lás) ghlnder' ¿iudadés; • P.·e~h Í'.g*ti-st~ ?g¡\ [~l!
' ',e' h as' d e:e
gunn.me d I'd .a:.~,il-:,muc '11 as'.' 'A ' , ¡'1"
~,unque "'d: aa-d""'o"
ss un~Iifoormi '= e~mo oa"~ VI' a r!
ce t!"d" enfr~n-:
,.:-ln n'j (·Jbr.Í;11l1>t -ue (l")/brr:ll'P:>b 01';'1 brbuo r! 'J"
J;1')jJt n¡JIC:i.rl 'jl)!) %O{ no»
Dl,lIEN510NES DE LA COMUNIDAD I.OCAL '183

las grandes ciudades es 'mucho mayor que las semejanzas que pueda haber entre co-
munidades locales más pequeñas, sin embargo, también hay grandes ciudades que
forman modos peculiares de vida, eón matices diferentes de los que imperan en otras
grandes ciudades. Por ejemplo, la ciudad de México, París, La Habana, tienen cada
una de ellas un peculiar ambiente, un singular estilo de vida. A pesar de la tan
decantada uniformidad de la vida norteamericana, hay notorias diferencias en cuan-
to a estilo de vida entre Nueva York, Washington, Chicagc, Boston y San Francisco.
Hay notables contrastes entre Madrid y Barcelona; entre Berlín, Munich y Ham-
burgo; entre Roma, Nápolcs y Milán; entre Calcuta y Nueva Delhi. Si pasamos a
ciudades de menor tamaño, los contrastes entre el peculiar estilo de vida social de
cada una se hacen más notorios, por ejemplo: entre Guadalajara y Monterrey, entre
Veracruz y Chihuahua; entre Sevilla, Valencia, Zaragoza y Bilbao; entre Florencia
y Génova; entre Marsella y Lyon; entre Colonia y Brema; entre Montreal y Torcnto;
entre Nueva Orleans y San Antonio; entre Camagüey y Santiago de Cuba; etc.
Pero la comunidad local no es solamente una comnnidad, sino que es también
en gran medida una asociacián. En la comunidad local, la organización del muni-
cipio es de tipo asociativo, es una corporación libremente instituída por el poder
público, para cumplir un determinado número de funciones, precisamente todas las
establecidas por la ley municipal, pero nada más que ellas. Por otra parte, si
bien al nacer y durante la infancia y adolescencia, el individuo no elige por sí mis-
mo libremente la comunidad local en que vive, sino que esto depende de su familia,
en cambio, al llegar a la edad adulta, sucede que, con excepción de los países
donde exista una atroz tiranía que imponga una" residencia forzosa en determinado
lugar o restrinja la libertad de locomoción, toda pers.ona puede fijar .libremcntc su
domicilio donde quiera. Por lo. tanto, llegada laedad adulta, se puede salir al albe-
drío de una comunidad local y avecinarse en otra voluntariamente elegida.

3·-CONTRASTES ENTRE LA VIDA RURAL Y LA VIDA URBANA


Tal vez el tema general de mayor importancia en la Sociologla de la comunidad
local sea el estudio de las enormes diferencias entre la vida humana de tipo rural y
la vida humana. de tipo urbano. Para lograr claridad en este tema conviene tener
a la vista y comparar los tipos extremos: la aldea y la gran ciudad; y comprender
que los otros tipos -pueblo grande, villa, ciudad mediana- son tipos intermedios
entre aquellos extremos, y, por consiguiente, constituyen ccnfiuurucioncs mixtas. I,ls
cuales participan según los casos en diferente proporción en los rasgos de aquellos
Jos tipos extr~mos, o constituyen puntos más próximos a uno o a otro de didlOS
tipos extremos, pero sin coincidir con ninguno de los Jos.
Veamos en dicotomías antinómicas las caracterlsticas diferenciales entre 1.1 \¡,I.I
rural y urbana.
A) ,llt'llor () lJI/l)'Vr /)()/;/.láúll
En términos generales. ésta es una caractcristiru (llIt· salta a la \ iS1.1 l',ml cr.m
número de casos. Las entidades pcgueiias de población suelen ser .Ct'lH.·r.dlllcllll· [(.'11'
tras de vida rural: y. por el contrario, las formas de \'j&l urb.m.t rl..'.dllll..'llk elevada
suden darse en las entidades de gran población.
Aunque para un .cr:1I1 número de casos aquellas obsvrv.uioncs son corrcrr.is. sin
cfllh.lf,f1:0 hay que harcr .i1,l.:un,ls ft'SI..'r\":IS o formular .d.L:lI11.\S ('·Xi."lTl'ioncs.
480\ ViDA RURAL Y ViDA URBANA

Por ejemplo: adviértase que una gran mansión ubicada en un bosque o en la


cima de una montaña, o una Universidad aislada junto con residencias para profe-
sores, estudiantes y empleados, o un balneario o un gran hotel situados a mucha
distancia de todo otro núcleo de población, a pesar del pequeño número de gentes
que comprenden, constituyen centros de vida netamente urbana. En cambio, hay
pueblos grandes, incluso villas o ciudades de tamaño mediano ruyo tipo y nivel de
vida es predominantemente rural.
Estas excepciones ponen de manifiesto que los términos rural y urbano, más
que tamaño y localización en el espacio "indican sobre todo diversos modos de vida.
No obstante, OCurre que, por regla general, esos dos tipos de vida se hallan res-
pectivamente adscritos a comunidades locales pequeñas y comunidades grandes.

B) Grado 'de menor o mdyor densidad de población


Tal vez mayor importancia que las cifras absolutas de población tiene el grado
de densidad de ésta, como uno de los factores determinantes respectivamente del
tipo rural urb..tno de vida.

C) Dependencia predominante de la agriad/lira o de la industria, comercio


11 otras profesiones

-'-' _ El tipo rural de vida es aquel q~:: se dcscnvuclvc en las cvü)üüiJauc:), Luya~
gentes dependen predominantemente del cultivo de la tierra o de la crianza de
animales, y dé los demás menesteres relacionados con estas ocupaciones.
En cambio, las comunidades de tipo urbano de vida son aquellas cuya mayoría
de gentes dependen de ocupaciones diversas de la agricultura y la ganadería, por
ejemplo: de la industria, de la minería, del comercio, de las finanzas, de empleos
en la administración pública, de las profesiones liberales.

D) Diíerent«s efectos de las ocupaciones rurales )' de las ul'ba1JaJ en la


conjignración de la personalidad
Tanto el agricultor, corno el pescador o el cazador, están en contacto constante
con la naturaleza. Ven la naturaleza no como el artista que la goza en tanto que
espectáculo estético, o como el científico .que la estudia, sino corno el hombre
práctico que tiene que sacar de ella sus medios de vida. Por eso el hombre rural ve
a la naturaleza como un amigo o como un enemigo, según los casos, como el factor
madurante de sus cosechas, o como la que le trae sequía y granizo. Las fuerzas que
ha de utilizar están más allá de su control. Por eso tiende a la superstición. La con-
ciencia de la limitación de sus propios poderes personales configura sus carácter
en un' medio conservador y tradicionalista."
Por otra parte, independientemente de que sea el propietario del terruño o
asalariado, su trabajo y el modo de distribuirlo y de llevarlo a cabo no le están
impuestos por un superior, dueño o capataz o jefe, sino por las exigencias mis-
mas de la naturaleza.
.. Cfr. MAcIvER (R. M.) & PAGE (Ch.), Society, an ¡11ITOdflC/O,.y Aualysis. Rinehart, Nueva
York, 1950, pp. 317 Y ss. _
VID.1 RURAL Y VIDA URB,lN,1 435

El hombre rural tiende a mirar la tierra como la más importante de todas las
herencias y como la fuente primaria de toda riqueza. Aunque es conservador, puede
alinearse en movimientos revolucionarios si ve en peligro la propiedad de la tierra,
O si desea conseguir esta propiedad.
En contraste con esos rasgos típicos de la vida rural, las gentes de vida urbana
están mucho más distantes de la naturaleza, en menor contacto directo con ésta. El
carácter de sus ocupaciones les I lleva a conceder mayor importancia a otros aspectos
de la vida, a darse cuenta de que hay otras fuentes dinámicas de riqueza diferentes
del cultivo de la tierra; y les lleva o bien a tener que planear el trabajo por su
cuenta, cuando tienen funciones de responsabilidad, O bien a obedecer los esquemas
~razados por otros.

E) Relativa antarquia frente a intensa interdependencia


Claro que hoy en día sería inexacto hablar de autarquía económica de ninguna
comunidad, salvo las de carácter muy primitivo. Como sería un iluso sueño' la as-
piración a conseguir tal autarquía para ninguna comunidad. Pero en términos re-
lativos, la vida y la cconornía de las comunidades rurales se bastan mucho más a sí
mismas, aunque sea sólo parcialmente, que las de las ciudades.

F) Relatioemente poca división del trabajo frente a !11M gran )diversijicaciól1


de especializaciones
Ya se observó 'lue incluso en las sociedades rurales primitivas hay una con-
siderable división del trabajo. Hasta cincuenta ocupaciones diferentes se catalogaron
en algunas tribus primitivas. Pero aun así, esto signif~o muy poca diversificación
en contraste con la que se da en la vida urbana, la cual comprende varios centenares
o millares de trabajos diferentes.
Resulta, pues, que en virtud de que la ocupación de los rurales est.i menos
diversificada, a cada individuo le corresponde la realización de una variedad de ta-
reas. Son varias las labores que requiere el cultivo de la tierra y el levantamiento
de las cosechas, la crianza de animales y el aprovechamiento de sus productos, y
la elaboración de ciertos útiles empleados en esas faenas.
Por el contrario, las gentes de vida urbana suele cada una estar exclusiva o
al menos predominantemente consagrada a un tipo de ocupación, pues la compli-
cada organización de la ciudad provee a través de sus múltiples y variadas insti-
tuciones CO.l los artículos y con los servicios necesarios para satisfacer todas las
necesidades ajenas al propio trabajo.

G) Vid~l rel atirantente simple fr~úte tt ¡:id.t m"y compleja


Observan certeramente Maclver y Page~ que las recompensas del trabajador de
la tierra rara vez son superabundantes, especialmente del agricultor en pequeña es-
cala. Suelen fluctuar entre los límites de un modesto pasar y la penuria. Cuando el
labriego es el propietario de la tierra que cultiva, sigue siendo. trabajador manual.
Generalmente las actividades de los labriegos no se producen en' procesos de
competencia, que es el modo como se desenvuelven la mayoría de las. ocupaciones
urbanas. Algunas ocupaciones en la ciudad producen grandes ganancias.
-----
, ¡bid.
486 VIDA RURAL Y VIDA URBANA

H) l\faJor manero de relaciones primarias o personales frente a 1Jlayor ntimero


de relaciones impersonales o [nncionales
En la aldea todos sus habitantes se conocen los unos a los otros, }' hay entre
todos ellos numerosos contactos. Por el contrario, en la gran ciudad, cada uno des-
conoce personalmente a la inmensa mayoría de los habitantes. Mientras que en la
aldea es dificil hacer nada que no sea sabido al poco tiempo por todos, en cambio,
en la gran ciudad cada individuo y cada familia tiene una enorme zona de vida
privada, que no es conocida por los demás ni interesa a éstos. Cada quien vive
dentro del ámbi,tó de su- familia, de su círculo de amigos, de su vecindario -y aun
las relaciones con las gentes de éste son habitualmente escasas->, de su taller, oficina
y corporación profesional- Fuera de esos círculos, las demás relaciones sociales -des-
de luego en gran número-e- son puramente funcionales, impersonales.
Esa oposición de caracteres entre la vida rural y la vida urbana desde este pun-
to de vista trae consigo dos efectos: 1, en la vida rural los contactos entre todas
las gentes tienen una mayor dosis de dimensiones personales, interindividuales, un
mayor calor -de simpatía. o antipatía-; mientras que, por lo contrario, el ambien-
te social de la ciudad es mucho más frío; 2, en la vida rural hay una serie de
factores que ejercen un control social más vigoroso y más eficaz de la conducta de
cada uno, ya que ésta se desenvuelve ante los ojos y, por lo tanto, ante el juicio
de todos; mientras que el ámbito de independencia personal en la gran ciudad es
mucho mayor, puesto que una gran parte de la vida de cada cual se desarrolla
ante desconocidos que no se interesan por ella, ni siquiera pa)"a murmurar.

1) Mayo/' presián coíectím frente a mello!' control socia!


En parte esta antinomia se ha esbozado ya en el N'" 2 del último párrafo. El
control social de la opinión colectiva del g~.upo rural es incomparablemente mucho
más extenso, intenso, vigoroso y eficaz en las zonas rurales que en las urbanas. Cada
uno de los miembros de la comunidad rural --O de la pequeña villa- es una especie
de vigilante en cuanto al cumplimiento de los medos colectivos -usos, costumbres,
convencionalismos-, por parte de cada uno de los demás habitantes, 10 cual no
sucede ni remotamente en la gran ciudad.
Por otra parte, el carácter más homogéneo de la vida rural determina que sus
usos costumbres y convencionalismos sean más definidos, más estables.. y que estén
mejor integrados entre sí. Por el contrario, las dimensiones mucho más heterogéneas
de la ,gran ciudad --en cuanto a la diversa procedencia de sus pobladores, a la va-
riedad de niveles de vida, a la diferente educación, a la multiplicidad de ocupa-
ciones, cada. una con sus peculiares usos- determina que coexistan a veces modos
colectivos contradictorios, (u)'os límites no estén bien definidos.
Así, resulta que el individuo en una gran ciudad est:í. sometido al control social
de su familia, hasta donde ésta puede estar enterada de todas sus andanzas; al
control de su g:~po profesional, y al control del Derecho ejercido por sus órganos
-funcionarios administrativos, jueces. policías-c-, y sólo remotamente al control so-
cial de la gr¡¡11 comunidad urbana, tan remotamente, que en realidad éste no existe
. de hecho, como no sea para los individuos de vida pública patente que SOn (0110-
cidos por I:t mayor parte de las ge~tes.
1'/0,1 RVRAL 1" V/oA URBANA ·W7

y aún hay que añadir que el control ejercido por la familia es mucho más
extenso o intenso en la sociedad rural que en la urbana. En efecto, en la vida rural
el individuo suele tener su ocupación dentro del hogar, corno tiene dentro de él
sus principales expansiones, y recibe su principal educación en su seno. Por el con-
trario, en la sociedad urbana -c-donde el ciclo de instrucción es más largo- el
individuo debe mucha de su educación a las sucesivas escuelas a las que asiste; tra-
baja fuera de la casa, en talleres, oficinas, despachos, comercios, etc
El ambiente rural es el campo de las lealtades personales: al jefe de la familia,
al jefe de la tribu -cuando se trate de una sociedad de este tipo--, a los ancianos
del pueblo, al sacerdote, al patrón. Por el contrario, el ambiente II rbano, aunque en
él haya "también fidelidades personales, es en mayor medida el campo de devociones
y lealtades a. instancias objetivas, a normas generales, a principios de valor.

J) Estrnctnras estáticas frente' a dinamismo. Afono/Dní(t y reg/llariddd


frente a 'variedad y cambio
Es un hecho notorio quc en las sociedades rurales el ,graJo de cambio social
es enormemente menor <luC en las sociedades urbanas. Por eso, las estructura!
sociales de carácter rural presentan un alto gr;ldo de estabilidad.
Así, la estratificación en las varias clases sociales -muy frecuentemente sólc
dos-- en las sociedades rurales es mucho más estable que en las urbanas. Por otra
parte, sin embargo, los contactos entre los miembros de las diferentes clases socia-
les son mucho más extensos y frecuentes que en los círculos de vida urbana.
Hay también en las sociedades rurales una mayor estabilidad en cuanto a las
'ocur;¡ciones. Habitualmente un individuo labra el pedazo de tierra, <jue labró su
padre, el mismo que habicn labrado su abuelo y su bisabuelo; el albañil heredó
su oficio de sus mayores: el panadero es el descendiente de- varias generaciones
de panaderos; etc. Por el contrario, en los centros urbanos hay muchas gentes que
cambian de ocupación, SC~l porque ascienden en la escala social, es decir, porque
tienen ambiciones de mejorar y mejoran, sea porgue pierden el empleo y tienen
que buscar otro. sea porque tienen éxito en los negocios, o porque se arruinaron
en éstos, sea porque: se: sienten nrrnidos por nuevos tipos de trabajo recientemente
creados. sea por otras motivaciones.
Mientras que los diax de la vida rural corren monótonamente, y hay en su
horizonte pocos estímulos para el cambio, por el contrario, en [a vida de la. gran
ciudad cada dia suele aportar novedades, alicientes, y hay "un gran número de inci-
taciones para hacer COS:lS nuevas, para hacer de otro modo las que ya se venían
haciendo, para asomarse a ~tras perspectivas.

K) ¡Hayor tolerancia en el ambiente urbano qlfe en e] rnral


L<1.s creencias, las convicciones y las Formas colectivas de vidu en los grupos
rurales forman un (,,("rl,n, aUll<.luc: pequeño. (011 un grado de mayor coordinación.
r con un \'i.'~or mucho Illíis intcnxo, (/lIC' lo <jllt' suck aronterer en Jos medios
urbanos. En las ciudades sude producirse la cocxist cnriu de diferentes credos.
de variadas opiniones. de usos routr.u ics en ,grupos bctcrozénccs. J(.' actitudes di-
"ergentes. clt..' extremo" 'lllta,~úniro'i --cn Jo económico (polm...zn-riquczu ) de educa-
ció», de illt('r<.:~(:s. etc'. Ll.ni(:xi..,tcnci:l de ill,l.!r<:di<:ntcs tan var-ios, y a veces iru luso
~13S VID,j RURAL Y VID,j URLJAN/l

antagónicos, determina hasta cierto punto un clima de indiferencia, el cual propi-


cia las actitudes de tolerancia. A medida que la gente contempla extremos }' ra-
rezas de todas las especies, se siente menos impresionada por esos extremos. La
indiferencia surge en parte, por necesidad, en parte, por razón de la superficialidad
y brevedad de los contactos .y, en parte, por irse familiarizando con todas esas
diferencias. Si uno ve rarezas y anomalías muy a menudo, ellas dejan de parecer
cosas raras y anómalas. Todo eso engendra actitudes y hábitos de tolerancia, claro
que dentro de ciertos límites, porque la urbe demanda también un determinado
volumen de conformidad externa con las pautas que son reputadas decorosas r con-
venientes. Pero en la urbe los confines son mucho más extensos .que en una comu-
nidad rural, pues en ésta la afinidad. la coherencia, y la unidad de los modos
colectivos de vida son mayores, lo cual constituye una fuente de intolerancia."

L) Permanencia de la población [rente a movilidad de ésta


Mientras que la mayor parte de los que habitan en una zona rural nacreron
en ella y allí han vivido toda su vida, la mayor parte de los habitantes de los
grandes centros urbanos no vieron la luz en la ciudad en que ahora viven.
Aparte de la tendencia cada vez más fuerte y cuantiosa de emigración del
campo hacia la ciudad, la población de las aldeas suele estar compuesta principal-
mente por las gentes que allí nacieron, la mayoría de las cuales seguirá viviendo allí
hasta su muerte.
Por elcontrario, la población de casi todas las grandes ciudades está formada,
en' su mayor parte, por gentes que nacieron en otros lugares, y muestra una gran
movilidad, "Esto "trae 'consigo que las grandes ciudades tengan una población muy
heterogénea: 'concentran gentes _'de-todos los lugares del país, numero sísimas extran-
jeros. 'gentes de diversos modos 'de vida, creencias' diferentes, costumbres contrarias.
'! . ' ,. ..;\ .:;.r.:'I. ti ':'] , • '( ";.

M) Angosto: horizonte ~Ñltl;'~al f;-e';t~· a ',;~t!'P!id..s pe-rspev:lh.!(U. ,


~-" .~. , ' .''" ,," I >," ,', .. r _ ,': I ,',

" -No en balde .puede .deciese que la etimología de h:palabra "civilización't.ila


" t,

cual. procede. de- "ciudad'J.. {civitas}, es en .este caso una significación correcta,
porque la mayor parte de las grandes culturas han-nacido ·siempre dentro "de..am-
bientes de vida-urbana.' A este-respecto, 'comentando el.ipapel 'desempeñado por
Atenas y por Roma; dice ..José .Ortega y Gasser:" "la definición más-xerteravde
lo que es.Ia.urbe y.Ia polis se parece mucho aIa _que cómicamente se.dadel. cañón:'
toma .usted un agujero.To rodea' de alambré muy apretado, }' eso es' un cañón. Pues
lo mismo, la urbe o polis comienza por·. serun hueco:. el·Joro,. el ágora; r todo 10
demás es pretexto para asegurar ese hueco) para delimitar su dintorno. La polis
no es primordialmente un conjunto de .casas "habitables•.•. sino un'Jusar"de ayunta-
miento civil, un espacio acotado para funciones públicas. La urbe no cstd hecha,
como' la cabaña o la'·ca·sa; para cobijarse de 'la intemperie y 'e~gendrar, ,4ue ·son
menesteres privados y familiares, sino para discutir sobre la cosa pública ... Hasta
entonces s610 existía un espacio: el campo, y en él se vivía con todas .las cense-
___. _ . _ _ ' . . ' ' . .. ,1 '1·

G·Cfr. DAVIS' (Kingsley), Human Sociery, 9th 'Printing, Tbe ~fac:Milbn C1., New York.
19j.7. pp. }31 y " . '" '. . . ' . .. •.
. 7 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), La Rebelión de la! Ma!a!, en Obras Completas, Madrid,
Revista de Occidente, '1947, pp. 2~W y ss.' . .
VIDA RURAL Y VIDA URBANA 489

cuencias que esto trae para el ser del hombre ... La existencia del hombre campe·
sino, cuanto piensa, siente y quiere, conserva la modorra. inconsciente en que vive
la planta ... Pero el greco-romano decide separarse del campo. de la "natura-
leza", del cosmos geobotánico ... , limitando un trozo de campo mediante unos
muros que opongan el espacio incluso y finito al espacio amorfo y sin fin ... La
plaza, merced a los muros que la acotan, es un pedazo de campo que se vuelve
de espaldas al resto, que prescinde del resto y se opone a él. Este campo menor
y rebelde, que practica sucesión del campo infinito y se reserva a si mismo
frente a él, es campo abolido y, por tanto, un espacio JII¡ géneris, novísimo. en
que el hombre se liberta de toda comunidad con la planta y el animal, deja a éstos
fuera, y crea un ámbito aparte puramente humano. Es el espacio civil. Por eso
Sócrates, el gran urbano, ... dirá: 'Yo no tengo que ver con los árboles en el
campo; yo sólo tengo que ver con los hombres en la ciudad' ... At desparrama-
miento vegetativo por la campiña sucede la concentración civil en la ciudad."
Dejando ahora esta perspectiva hacia el origen de la ciudad, como frente de
cultura y civilización, y fijándose uno en observaciones verificables en el presente,
comparemos la estrechez del horizonte rural con la amplitud de las perspectivas
urbanas en materia cultural, en todas las ramas" de la; cultura.
En el mejor de los casos, la aldea ofrece, como toda posibilidad de instruc-
ción, la escuela primaria: como campo religioso, un pequeño templo; como infor-
mación, un periodiquillo semanal lleno principalmente de chismes locales, y 10 que
cuenten el médico, el secretario del ayuntamiento y el cura sobre lo (IUC han leído
en la prensa provinciana y capitalina -que probablemente sólo ellos recibcn-;
como recreo, un orfeón o una banda municipal; o acaso un campo de juego; como
oportunidad para adquirir bienes materiales, una tienda rudimentaria de carácter
misceláneo; como esparcimiento, un café y una taberna y el morboso placer de las
murmuraciones de vecindad; como campo político, la acción del presidente y del
consejo municipal, y tal vez la de un líder local; como asistencia sanitaria, la aten-
ción de un médico general y de una botica. Como preocupaciones y estímulos, los
cuidados cotidianos de las faenas campesinas y las intriguillas locales.
Compárese ese cuadro de vida aldeana o rural con el que ofrece una gmn
ciudad. Como posibilidades educativas y de información ésta brinda, además de
las escuelas primarias, las secundarias, las preparatorias, las de enseñanza superior
-universitaria o técnica-, los institutos, laboratorios y seminarios de investigación
científica, las bibliotecas', las conferencias, los teatros, los conciertos, las exposiciones
dc artes plásticas, la prensa diaria y la periódica, las tiendas de libros, etc. Como
recreo, diversión y entretenimiento: aparte de los teatros y conciertos, cines, espec-
táculos deportivos, emisiones de radio y televisión, numerosos locales de esparcí-
miento (cafés, salones de baile, etc.), Como asistencia sanitaria, numerosos médicos
especializados, dispensarios, sanatorios,' hospitales. Como oportunidad para adqui-
rir bienes materiales, un sinfín de tiendas y de almacenes, con múltiples diversifi-
caciones. Como proyección hacia el exterior, oportunidades de tratar a gentes de
otros países, de viajar. Como vida política, el contacto con las instituciones y los
círculos en donde se preparan y se toman las decisiones principales de la vida
pública. y en todos los aspectos: un sinnúmero de estímulos, de alicientes, de
incitaciones para aumentar el" campo de los intereses. para mejorar.
490 VIlJA RURAL l' VIDA UR8AI\',j

N) Rigidez o estabilidad en la estratificación social frente a llIozlilidad 1I eI1;ra/


En la vida rural es raro el caso de que una persona cambie de clase social;
generalmente se permanece en la clase social en la que se nació. Esto en parte
se debe al hecho de que los prejuicios de clase en las pequeñas poblaciones suelen
ser más vigorosos que en las grandes urbes. Pero se debe también y sobre todo al
hecho de que el ambiente rural ofrece pocas oportunidades para mejorar, para as-
cender en la escala social. Tanto es así, que el cambio para tener acceso a tales
.cportunidades suele consistir en emigrar de la aldea hacia grandes centros urbanos,
pues en éstos es donde abundan las ocasiones para mejorar y elevarse gracias al
esfuerzo y a la aplicación, y a veces gracias también a la audacia.

O) Tradicionalismo frente a indioidualisrno ssoriaioo


En la vida rural Cada individuo se mueve dentro de círculos colectivos rela-
tivamente fijos, dentro de los cuales le han colocado sus relaciones familiares, su
vecindad, )' la tradición. Realmente tiene pocas alternativas entre las cuales elegir.
Por el contrario, en la vida urbana cada persona tiene un amplio margen para
elegir sus relaciones sociales. En la vida. rural se pertenece a un círculo o a otro
por tradición. En cambio, en la ciudad se es admitido en uno en otros círculos °
en virtud principalmente de los méritos individuales."

P) Sentido conservador frente a sentido progresista


la vida rural se desenvuelve por los carriles preestablecidos, muchas veces tn-
memorial mente, de los modos colectivos de conducta: firmes creencias, por otra
parte bastante elementales, sobre todas las cosas; añejas costumbres; prejuicios hon-
damente arraigados; habituación a rutinas constantes, desconfianza frente a las gen-
tes forasteras y frente a las innovaciones; fuerte respeto por las tradiciones.
Por el contrario, la gente de la gran ciudad, incluso independientemente de su
actitud y de su ideario, está acostumbrada a presenciar variados modos de vida y,
por lo tanto, a respetarlos, o por lo menos a tolerarlos; está habituada a ver todos
los días cambios en la manera de hacer las cosas; está familiarizada con un tempo
rápido de vida, y con las transformaciones que éste trae inevitablemente consigo;
y está imbuida; quiéralo o no, por un afán de progreso.

Q) Sonas costumbres [rente (1 fOCOJ y ocasiones de cormpclán


El contraste de las características diferenciales entre la vida rural )' la "ida
urbana inevitablemente lleva a dar a la segunda una valoración rn.is alta que a la
primera, sin perjuicio de comprender y, por lo tanto, de estimar las funciones 9u~
se cumplen en la vida campesina, y las virtudes que en ésta se dan.
Ahora bien, a este respecto puede recordarse que de las ciudades se: ha hablado
lo mismo cnalreciéndolas (amo la "verdadera cuna y la verdadera f ucntc de la
civilización", como "la vanguardia del progreso", como "la escuela de la demo-
cracia", como las "auténticas fuentes de la nacionalidad" -todo lo cual parece
acertado-c. <llIe dcnigrándolas como "focos de vicio)' de corrupción", "corrosivos
de las buenas costumbres", lo cual contiene también alguna verdad.
11 Cfr. MACh'ER (R. 1'.1.) & P....GE (Ch.), (,b. cit. en la nota 1\:<> 3. rr. 3]/ '! ss.
VIDA RURAL 1° VIDA URBANA 491

El hecho de que .. eJ control propiamente colectivo, en comparaclon con las zonas


rumies, es menos intenso en las grandes ciudades, en donde la función de control
queda principalmente confiada a los órganos jurídicos, determina que en los centros
urbanos haya proporción mayor de inmoralidad en muchos aspectos.
Por otra parte, el hecho de que un gran sector de las grandes ciudades está
constituida por gentes de llegada reciente, muchas de ellas de origen rural, proce-
dentes de otras comarcas o de otros países con modos de vida diferentes, con creen-
cias y tradiciones distintas, trae consigo un gran número de desajustes sociales.
9ue -un fuente de dificultades para los venidos lo mismo que para los viejos resi-
dentes; v. g., desocupación, de lacras --tales como, p. e., abundantes neurosis, alcoho-
lismo, toxicomanía, delincuencia juvenil, pauperismo. condiciones de vida insalubre, etc
Las ambiciones que los estímulos de la gran ciudad provocan hacen que algu-
nos sujetos, sintiendo prisa por triunfar y por situarse ventajosamente, se salten las
barreras no sólo de la moral y de la decencia, sino también las normas jurídicas, y
Ilcguen a cometer crímenes en una mayor proporción que la habitual en las comar-
cas rurales. De aquí el porcentaje mayor de la delincuencia adulta en las ciudades.

R) Diverso grado en el sentimiento de comunidad


El sentido de constituir un "nosotros" es mucho más intenso en la aldea, y en
la villa, que en la gran ciudad. La diversidad de ocupaciones, la distancia inter-
humana, la menor fortaleza de los modos colectivos de conducta, y los rozamientos
entre las clases sociales debilitan el sentimiento de solidaridad entre los varios
sectores de la gran ciudad.
El hecho de que en la gran ciudad, a diferencia de lo que sucede en la aldea,
cada persona se siente depender más de su trabajo y de las gentes de quienes tal
trabajo depende, trae consigo que se aminore el sentimiento de dependencia frente
a toda la comunidad local, en contraste con 10 que ocurre en la aldea, donde la
totalidad de ella se hace presente de un modo más claro.
La enorme diversidad de ocupaciones de los habitantes de la gran ciudad trae
consigo un sentimiento de solidaridad menor que el que existe entre los miembros
de una comunidad rural, en la que casi todo el mundo está dedicado a trabajos
similares."

9 Sobre la Sociología de la vida rural, véase el mejor libro escrito sobre este tema: SlollTH
(T, Lynn}, Tbe Sociotogy o/ RUI'"I Li/e, Harper, Nueva York, 19'53. También de SMITH (T.
Lynn), sobre temas de sociología rural y de sociología urbana. así como cuestiones de población,
pueden consultarse con provecho sus siguientes trabajos publicados en portugués: llllrodu(ów
a Análise das Popelacoes, Univcrsidade do Brasil, Río de janciro, 19'50; Algunas Tendencias
Sociois 'cOrreJlle.r Tia Amerita Latina, en "Sociología", Escola de Sociología de Sao Paulo, agosto
19:>4. Para temas de sociología urbana, sigue siendo clásico el libro de QUEEN (Stuart Alfrcd)
& THOMAS (Lewis Francis}, The City, McGraw·Hill, Nueva York, 1939, Véase además sobre
Sociología Rural y Sociología Urbana: DuNCAN, DULEY (Otis), & REISS (Albert), Sodaí
Cbaracteristics 01 Urban and Rnral Communities. Census Monograph Series. Nueva York. 19'56;
LOOMtS (Charles) & BEEGLE (J. Alfan}. Rural Sociologv: The Strategy o/ Cbange, Prentice-
Hall, Nueva York, 1957; RIF.MER (Svend). The Modem Ciry: All mroduaion lo Urban 50-
í

ciologv, Pl'el1/icc-Hall, Nueva York, 195'5; Qt;INN (James A.), Tbe Grou-tb oi MeJrol'o/itd!1
S..iburb«, en "American Sociologicnl Review", Abril 1957; RURCHIN,\I. (Lec G.), HAWKES
(Clenn R.) & GARDNF.R [Brucc}. Ad;uslmen/ Cbwarteristirs o] Rural .nrd Rural Cbildren. en
"Amcr. Soc. Rev.", Feb. 19'57. Exrracrdinariamente buena es la obra del sociólogo suizo Kaxro
(Rene}, Grnndíormen del' Geseítsvbaír: Die Gcmeind«. Rowohlt. Hamburgo. 195R, T."pl."
MOORF. (Astolfo), Sociologin Jt'! Urbanismo, Universidad de Chile, Santiago, Chif-, 19':';;
Dijtri:JJlI:'S Condiciones de Vid., el} l.t Ci"ddd)' eN el COIII'u. en "Rcv. 1\1('x, ..1(.' Soc.". XX-.'.
19:>8,
CAPÍTULO XXVII

LA NACION
SUMARIO:-l. La Ilación pertenece al tipo de connmidades rOI.1ks.-2. La
horda, el dalJ, la gens, ln sippe.-3. La tribI¡.-4. Variedad de las realidades
empíricas cubiertas con el nombre de "1/ació,¡",-5. La nación no se constituye
JI; se define por la comunidad de sangre.-6. La nación tampoco es «(jlfiflJJidad
de lellgua.-7. Tampoco la configuració1l geográfica es constimtira de la na-
c¡óu.-S. Un pa,uu/o común como [actor de la nacióll.-9. Cultura y J1IfÚÓJl.-
10. Solidaridad en el presente y hacia el fu/uro como [actores determinantes
de /.1 nación.-ll. Nació" y EUftdo.-12. El Estado como [actor en /,1 fOl'111a-
ció}1 de la naciólI.-13. La conrieucia de [ormar parle de una nacián como
condirián de pertenencia 1I éJta.-14. Variedades en la (KliJud di! IOJ diversos
sectores de una nación respecto de ésta.-15. Comnnidndes snpranacionsles.

- r.-LA NAUON PERTENECE AL TIPO DE COMUNIDADES TOTALES


La nación, en el sentido en que hoy empleamos esta palabra, es una formación
social moderna. Aunque el nombre es conocido desde antiguo, hasta entrada la Edad
Moderna no se formó ninguna estructura nacional en el sentido que hoy damos
a esta expresión. Pero, en cambio, antes de que se formaran las modernas nacio-
nalidades, encontramos comunidades, las cuales desempeñaban un papel parecido
al que hoy le corresponde a la nación en los pueblos adelantados, y las cuales,
aunque can características diferentes, venían en el fondo a significar algo parecido
a lo que nación hubo' de significar después. Así, por ejemplo: la tribu, las confe-
deraciones de tribus; la ciudad-estado de la Antigüedad clásica; la Cristiandad por
una parte, el reino, por otra, en el Medioevo; etc.
El concepto común dentro del cual podrían quedar subsumidas la tribu. las
confederaciones de tribus, la ciudad, estado, etc., )' la nación sería el siguiente: una
comunidad total, es decir, donde se cumplen todas las funciones de: la vida social,
dotada de independencia, o por lo menos de una gran autonomía, dentro de ln cual
se desarrollan 1;1. conciencia de un mismo pasado, de una intensa solidaridad que
abarca todos los aspectos de la vida, y de un común destino en el presente}' en
el ·futuro. Este concepto, que desde luego es aplicable a la nación -aunque no
baste para definirla suficientemente-, comprende dentro de sí también las comu-
nidades que podrían ser llamadas sub-nacionales, es decir, de comunidades más
amplias que la nación, situadas por encima de ella, pero de índole parecida, como
por ejemplo, la Comunidad Británica de 'Naciones, la Liga Arabo, ctc.: y t,11 vez
en el futuro Paneuropa. }' otras formaciones similares que lleguen a desenvolverse.
En este punto es casi general el asentimiento de los sociólogos: el grupo social
que se llama propiamente nación en el sentido estricto de este vocablo, es :lIgo que
KAc/ON COMO COMUNID/ID TOTAL MODERNA 493

empieza a presentarse sólo desde comienzos de la Edad Moderna en Europa. Des-


pués, sucesivamente, comienzan a desenvolverse también en otros Continentes gru-
pos de carácter nacional, por virtud de la influencia ejercida por las realidades
europeas en otras regiones del globo, o también por virtud de haberse producido
en éstas desarrollos similares a los que habían acontecido en Europa. Ahora bien.
esos desenvolvimientos no han sido ni con mucho simultáneos, antes bien se han
ido operando en épocas diversas; y todavía en nuestro siglo, y bien recientemente
por cierto, hemos presenciado el surgir de nuevas nacionalidades -y me refiero
no sólo ni tanto a la aparición de nuevos estados independientes. sino sobre todo y
especialmente al hecho conjunto de la configuración de nuevas nacionalidades, en
grupos que antes no habían alcanzado la madurez de tales.
Ni siquiera en Europa todas las nacionalidades alcanzaron el mismo grado de
dcsarroJlo simultáneamente.' Por el contrario fueron constituyéndose unas más
pronto, y otras más tarde. Hans Kohn, quien por una parte ha tratado de hallar
algunos vestigios de la idea nacional en las civilizaciones hebrea y griega, por otra
parte, sin embargo, observa que de modo plenario "el sentimiento nacional, tal y
como Jo entendemos nosotros hoy en día" es un hecho moderno. Claro es que,
desde luego, y sin ninguna duda, nación y Estado son realidades diferentes -según
expondré más adelante en este mismo capítulo. No obstante esta esencial e impar.
tantísima diferencia, sucede que la unidad y solidaridad políticas constituyen vigoro-
sos factores en la formación y en el mantenimiento de la nacionalidad.
A este respecto dice Znaniecki que al comienzo del siglo XIX una común
cultura nacional era ya un poderoso vínculo de unión para los franceses, ingleses,
irlandeses, españoles, daneses, suecos, polacos, checos, rusos, húngaros, griegos. En
cambio, la solidaridad cultural italiana y la alemana, aunque ya muy fuertes, no
superaron las divisiones y los conflictos poHticos hasta después de mediados del
siglo XIX. La solidaridad cultural de Jos finlandeses, de los estones, de los letones,
de tos lituanos, de los ukranianos, de los eslovacos obtuvo plena manifestación
como solidaridad nacional sólo en el siglo xx.>

2.-LA HORDA, EL CLAN, LA GENS, LA SIPPE


Los grupo~ llamados horda, clan, gens, sippe y otros similares no tienen ninguna impor-
tancia para llegar a comprender la realidad de la nación. Tienen sólo algún alcance como an-
tecedentes o como futuras partes de integrantes de la tribu.
El antropólogo George P. Murdock considera que es muy dudoso el valor científico del
término horda, pues suele aplicarse indistintivamente y de modo vago a grupos sociales con
una organización laxa, de muy diverso tamafio, desde pequeñas bandas australianas hasta grandes
aglomeraciones de tribus en el Asia Central." Ralph Lintorrt al referirse a las hordas humanas
primitivas, supone que éstas debieron ser parecidas a las llamadas hordas de los monos sino-
céfalos, compuestas por una serie de familias. cada una con un macho dominante y una o más

1 Cfr. KOHN (Hans), The Idea 01 Nationalism, MacMiIlan, New York, 1944, p. 3.
2 Cfr. ZNANIECKI (Florían), Modern Nationalities: A Sociological Sttldy, The Univer-
sity of IIIinois Press in Urbana, 1952. pp. 23 Y ss.
J MUROOCK. (George P.), "The Processing of Anthropological Materials". en Antbro-
/101010 today, An Encyclopedic lnoentory, Prepared under the Chairmanship of A. L. Kroeber.
Thc University of Chicago Press, Chicago, 1953, pp. 477 Y ss.. Dirtionary 01 Socioíogy, edited
by H. P. FAIRCHILD. Philosophical Library, Nueva York. 1944.
4 Cfr. LlNTON (Ralph), Esmdio del Hombre. versión esp. de D. M. f. Rubín de la Bor-
bolla, Fondo de Cultura Económica, México, 1944, pp. 182 Y ss.
191 PEQIJEI'IAS COAlIJNID.iDES P¡IETRIBIlLE>

hembras con sus crías. El sociólogo cubano Roberto Agramonte'' considera que la horda es la
forma más simple de sociedad, porque no contiene otros grupos más sencillos, sino que se des.
compone inmediatamente en individuos; y dice que "las hordas actuales viven como verdaderos
rebaños de animales, sin residencia estable ... ; no tienen caudillos fijos, pues iguales entre
iguales, van errabundos y misérrimos ... , siendo el jefe. el individuo más apto en un mo-
mento dado para una determinada empresa".
El rl.m es un grupo de parentesco de sangre, O de aceptación social, con una organización
definida y permanente. el cual comprende un número considerable de personas -se ha dicho
que poco más o menos, según las diversas culturas, de treinta. a un millar-, y que practican
la cxcgamia. Hay clanes matrilineales y patrilineaícs." Su importancia es mas bien hi~tóf¡<·'1.7
La gens constituye una especie de clan patrilineal que fué una institución de los primeros
tiempos de los pueblos griego y romano, caracterizada por la autoridad política y religiosa del
!J(1JerjamHia.r, con vínculos no s610 de parentesco natural (cognación) sino también con otros
miembros unidos por parentesco civil (agnación), la cual llegó a ser lino de los elementos más
importantes en la estructuración de la ciudad. Roma se constituyó con tres tribus, cada una de
las cuales constaba de trescientas genres.s
La sippe es una forma germánica de dan la cual es menos rígida que otras formas de clan;
se manifiesta sobre todo por una recíproca fidelidad, y consta de múltiples familias, cada una de
la') cuales vive can relativa autonornfn.v

3.-LA TRIBU
Adviértase que en el campo de las definiciones de grupos tales como );1 tribu y otros aná-
logas, no se puede pretender una rigorosa exactitud, pues se trata de caracterizar en términos
de generalización formaciones históricas, las cuales en la realidad presentan muchas}' varias
diversificaciones. Aunque en muchos casos en la tribu se da un origen común. sin embargo,
t anro :":'5 ;>liLiúlu¿;:v:¡: como íos antropéiogos del siglo xx no suelen incluir esta nota como nc-
cesaria en el concepto de tribu; y más bien subrayan en ésta. como lo hace Mex Weber,lO el
hecho de que sus miembros tienen la conciencia. -dé formar una unidad política, sobre todo en
contraste, e incluso en oposici6n bélica, frente a otros grupos similares, Jo cual suscita un sen-
timiento de estrecha solidaridad entre sus componentes. Aunque el origen común no es un
carácter necesario de la tribu, suele suceder que cuando éste no existe sus miembros. corno resul-
tado del sentimiento de solidaridad, suelen tener la creencia de que poseen una común ascendencia.
El famoso antropólogo George P. Murdock, define la tribu como "un grupo social que
comprende un número de clanes y otros subgrupos, el cual se caracteriza ordinariamente por la
posesión de un territorio, de un determinado dialecto, de una cultura homogénea y diferenciad",
y una estructura política organizada, o por lo menos algún sentido de solidaridad común frente ;1
los extraños't.O Claro que si bien la adscripción a un determinado territorio es rasgo de muchí-
simas tribus, no obstante hay organizaciones tribales nómadas.
El profesor de la Universidad de La Habana Roberto Agramontcw caracteriza la tribu más
bien por vía de comparación negativa de ella con otros grupos superiores. Dice que "dcnomi-
n¡IITIOS organización tribal" -a diferencia de la organización feudal y de la organización 0:1-
ótln;tl. que son formas político-sociales más evolucionadas- a aquella forma social car:lCtcrí~t·il'l

e Cfr. AGRAMON"PE (Roberto), Sociologia, Cultural, S. A., La Habana, 4' W. Tomo J,


pp. 121-22.
6 Cfr. Lowm (Roberto), Traite de Soriologie Primitioe, Payot, Paris, pp. 129 r ss. Véase
también: MORG.. . N (Lewis Henry) , La Sociedad Primitiva, trad. esp. de Gregorío \X'einhcrg,
Buenos Aires, 1946. .
.. Cfr. MENDJET.. . y NÚÑEZ (Lucio), Teoría de /01 A~rllp(11JlielJrOI Sociales, Instituto de
Investigaciones Sociales.. Universidad Nacional, México, ]950, p- 96.
8 Ctr. Fusrnr, DI-: COUl...... NGES (N. D.). La ei'; (/J1Jique, Paris, lH64 (hay trad. esp. "1..1
ciudad antigua" de Domingo Vaca, MadriJ.)
9 Cfr. WF.RER (Max), Economía y Sod,'d.,d, tomo JI, Ti/IfJ.( de C'HlI/miJ.uI) SOl".:t'¡I.¡J,
Trad. de Juan Roma Parella, pp- 39 Y ss., Fondo de Culruru Económica. Ml·xico, 19·1-1,
1" WEIlER {Max ), ob, vir. (.'0 la nota precedente, pp. 73 )' :iS.
11 Cfr. MURDOf;K (G(·or,l.:l· P.). oh, cit. en b nota N° J. pp. 47"7 v ~~.
1:! Cfr. AGHAMONTI:, /JI). vit, en 1;1 nOr,1 N° 5. pp. ].ft)./"iJ.
TRIBUS

de los grupos sociales inferiores, que no han llegado a la fase de la ciudad ni al Estado, ~' que
corresponden a los orígenes de toda sociedad.
La confederación de tribus, según Bernard. es "una expansión de la organización social
en la que un número de tribus se une para la defensa frente a un enemigo común".13 Observa
Mcndicta y Núñez que "esta clase de uniones pueden ser permanentes o temporales; pero aun
en este caso. el tiempo y las relaciones internas de las tribus confederadas acaba por borrar
toda diferencia y por establecer la unidad lingüística y cultural". Hace notar Mendicta y
Nuñcz que en México "determinados pueblos indígenas conservan vestigios más (1 menos
acusados de organización tribal; pueden citarse entre ellos los Tarahurnaras y los Huicholes".ll
Como ejemplos de confederaciones de tribus, Roberto Agramontew cita: "L'l.S tribus kabHas
de Túnez y Argelia constituyen una confederación, e igualmente la integraron las tres tribus de
cura liga nació la ciudad romana. Los hebreos, los germanos y los celtas constituyeron confe-
deraciones de tribus. Una de las grandes confederaciones, todavía existente. y fundada en 14"iO,
es la célebre COl1f~deraciól1 [roqueta."

+-VARIEDAD DE LAS REALIDADES EMPlRICAS CUBIERTAS


CON EL NOMBRE DE "NACION"
Dice Max Weber que es difícil dar una definición unívoca de nación, que
cubra todas las realidades empíricas a las que suele aplicarse este nombre. Observa
asimismo que hay una gran indecisión en cuanto al empleo de esta palabra. Pero,
por otra parte, ocurre. que por debajo de todas las variedades sociales designadas
como naciones y aun .de las diferencias de sentido de ese vocablo, se destaca siem-
pre un significado común: "la posesión por ciertos grupos humanos de un sen-
timiento específico de solidaridad interna frente a otros grupos hurnanos't.t?
A pesar de que las diversidades a las que se refiere Max Weber son un hecho
real, }' a pesar de las imprecisiones de terminología con que se tropieza en esta
materia --como en ·tantos otros temas sociológicos-s-, creo que es posible destilar
un concepto tipo de nación, teniendo- a la. vista principalmente, pero no de modo
exclusivo, las naciones modernas de Europa y de las Américas. Claro que cada
nación en particular presenta características singulares propias, realiza en mayor o
menor grado el concepto típico, o diverge de él menos o más. No obstante, es po-
sible, y es necesario en Sociología, elaborar ese concepto genérico de nación, o al
menos de nación moderna, concepto que nos servirá mucho para la correcta aprehen-
sión y para la certera interpretación de uno de los tipos principales de comunidades.
Aunque el concepto de nación que formemos tenga principal aplicación a las na-
cionalidades modernas, nos servirá también para conocer y comprender realidades
sociales similares de otras épocas históricas, pues esas realidades se nos mostrarán
como especies de otro tipo, Ú' menos desarrolladas, de unas comunidades que en el
fondo pertenecen al mismo género de las naciones modernas.

S.-LA NAClON NO SE CONSTTWYE NI SE DEFINE POR LA


COMUNIDAD DE SANGRE
En el capítulo XV de este libro se mostró hasta qué punto el concepto antropo-
lógico de raza se considera como fracasado por la ciencia de nuestro tiempo. Por
1:'1 Cfr. Hf.Rt".... RO (r.. L.), An lntrodactíon Jo Socio/OKY' Crowell &. Co., Nueve York. 1942.
p. 133.
14 Cfr. Mr;NOtET/I y NÚÑr,z (Lucio), oh. cit. en la nota N° 5, pp. 99 Y ss.
J!iCfr. ACRAMONTll, ob, cit., p. t s t ,
re Cfr. Wf;BF.R (Max), Economía y Sociedad. tomo IV, Tipos de Dmnin.nió n, trad. dl'
José Fcrratcr Mura, Fondo de Cultura Económica, Méxio., 1944. pp- 49-"i:\.
496 PRELIMINARES SOBRE LA NAClON

lo tanto, mal podría servir una noción tan vaga y tan contradictoria como la de raza
paca constituir y definir a la nación.
Pero al rechazar que la nación puede explicarse por la comunidad de sangre
no se piensa solamente en el descrédito en que ha caído la idea de raza, sino
también en otros hechos mucho más concretos y directamente relacionados con la
formación de las naciones.
Esencialmente la nación es una comunidad de vida producida por la bistorio
y no por la nataraleza. Si la base de la nación fuera una comunidad de sangre,
en el mundo no se habría pasado de la tribu, si es que se hubiese llegado a ella,
pues ID más probable es que el desenvolvimiento humano no hubiese rebasado las
formas del clan primitivo.
Una pulcra sumisión a los hechos muestra el descomunal error de querer expli-
car la nación por la comunidad de sangre. Si repasamos la historia de cualquiera
nación moderna -España, Francia, México, etc,-, veremos que lo que en una
cierta fecha parecía constituir la nacionalidad aparece negado en una fecha posterior,
Primero, la nación propia aparece como la tribu, y la nación extranjera como la
tribu de al lado. Luego la nación se compone de las dos tribus, mástardc .es una
comarca. y poco después es todo un condado o ducado o reino. Primero la nación
es León, pero no Castilla, luego es León y Castilla, pero no Cataluña y Aragón;
luego es Castilla, León, Cataluña y Aragón.'> Primero está eonstituída por el Imperio
Azteca, pero no por otros grupos indígenas, ni después tampoco por los conquista-
dores j' primerus (01uui:ladores esparioies: pero luego se-va integrando con- esos gru~­
pos y con todos los demás grupos, cuya totalidad más tarde ya constituye la gran
nacionalidad mexicana.
¿De qué comunidad de sangre puede hablarse en España donde se mezclan a
lo largo de la historia linajes iberos, celtas, ligures, fenicios, helenos, cartagineses,
romanos, judíos, germanos,. árabes, bereberes, normandos, flamencos, etc.? ¿Cómo
puede hablarse de que la comunidad de sangre determine la nación francesa, pues
hay en Francia linajes nórdicos de tipo similar a los que se encuentran en los países
escandinavos, en el Este de Irlanda, en Escocia, en el Norte de Inglaterra y en las
costas del Báltico y en las del Mar del Norte; si hay elementos iberos en el litoral
Mediterráneo, similares a los que se hallan en España; si hay estirpes alpinas en
gran cantidad, como las hay en el Sur de Alemania; si figuran también en abun-
dancia elementos dináricos como los que habitan en torno del Adriático, en Bosnia,
en Croacia, en Suiza y en el Tirol; si hay estirpes subadriáticas muy semejantes a
las que habitan en Renania, en Baviera, en Bohemia y en Austeia P'"
Si con relación a las modernas nacionalidades de Europa y de las Américas
alguien insistiese en hablar que cada una de ellas forma una comunidad de sangre,
entendiendo entonces por tal comunidad de sangre un especial tipo de mezcla de
ingredientes heterogéneos, contra esto se tendría que objetar que tal comunidad
de sangre, así concebida como mixtura combinada, lejos de ser el factor determi-
nante de la nación, debiera por el contrario ser considerado como un efecto de la
existencia de la nación; es decir, como un efecto de una unidad de convivencia
íntima previamente realizada.

1; Cfr. ORTEGA y GASSF.T (José), La Rebelión de las Masas, en Obras Completas, Revista
,JI,.' Occidente. Madrid, 1947, tomo IV, p. 260.
18 Cfr. Dar.os (J. T.), LA Nation, 1, Sociologie de la Nation, Arbre, Montreal, pp. 51 Y ss.
NACION NO SE DETERMINA POR SANGRE NI 1D1O,\IA
, 497

lo que sucede es que a veces la comunidad de esa convivencia intensa qUt:


llamamos nación, y sobre todo la comunidad política, puede suscitar, como observa
Max Weber, la creencia mítica en un común origen. Frecuentemente la acción co-
munitaria política da origen a la falsa idea de una comunidad de sangre, cuando
no se opone a ello la presencia de visibles diferencias antropológicas muy marcadas.

6.-LA NACION TAMPOCO ES COMUNIDAD DE LENGUA


No puede explicarse tampoco la nación por la comuni,~ítd' de idioma. Cierto
que la comunidad de lengua constituye un poderosísimo fictor homogeneizante y
unificador de la cultura. Sin embargo, la comunidad de idioma no basta para engen-
drar el sentimiento nacional. Hay auténticas naciones con pluralidad de lenguas.
verbigracia, Suiza (alemán, francés, italiano y romanche), Finlandia (Finlandés y
sueco}, Bélgica (flamenco y francés}, Canadá (inglés y francés), etc. Los alsacianos
de lengua alemana no se sienten alemanes sino franceses. Ocurre, pues, también,
que un mismo idioma cubre multitud de naciones distintas, cada una de ellas con
su propia individualidad. Los norteamericanos por el hecho de hablar inglés no se
sienten ingleses. Tampoco los hispano-americanos se sien en españoles por el hecho
de que su lengua materna sea el castellano; ni los brasileños" se sienten portugueses
en virtud de que su idioma sea el portugués. Por otra parte, ¿no constituyen los
judíos en Israel una nación a pesar de la multiplicidad de lenguas (hebreo, j;¡dis(b~
inglés}? Las cosas se complican todavía mucho más "cuando salimos de Europa y
entramos a la Torre de Babel de los pueblos asiáticos" .19
No obstante, es indudablemente verdad que el idioma constituye un impor-
tante f.ictor en la formación del sentimiento nacional.' Pero no es el factor demar-
cante de la nacionalidad. Es solamente uno de los múltiples y varios factores que.
uno-; en combinación con otros, contribuyen a la constitución de la nacionalidad r
a la formación del sentimiento nacional.

7·-TAMPOCO LA CONFIGURAClON GEOGRAFICA ES'CONSTlTUTIVA


DE LA NACION
Cierto que, salvo algunas contadas excepciones -una nación nómada o una
nación en diáspora-c-, la nación arraiga y se desarrolla en un determinado territorio.
El espacio delimita unas naciones de otras. Las gentes de una nación dentro de su
territorio nacional se sienten "en casa". A esta conciencia del hogar común se vincula
también el sentimiento nacional. Cualquier pérdida de territorio por pequeña que
sea, y toda intromisión de otra nación dentro del propio sudo nacional son sentidas
como una amputación del alma.>" Sin embargo, tampoco el territorio es ni el factor
determinante de la nacionalidad, ni el factor decisivo en el sentimiento nacional.
Li engañosa tesis de que la geografía determina las nacionalidades ha sido
rertcr.imcntc combatida por José Ortega }' Gasset-' con los siguientes razonamientos.
Es una tergiversación querer fundar la idea de nación en una gran figura territorial,
buscando el principio de unidad. que sangre e idioma. no proporcionan, en el misti-
1:1Cfr. ROURA PARELLA (Juan), Formucián de la Conciencia Nacional, en "Revista Mcx. de
S()~·.· XVI, 1. 19')4. pp. 46·47.
~u Cfr. Rct.a.... PARELI.A (Juan), ob. cit. en la nota prcc., I1p. "i~-')3.
;1 Cfr. ORTEGA y G,"SSFT (José), nb, cít .. r. 2lí2.
:<o,·I ...I··I:j~·_:12.
498 \
CRITICA DE LAS "FRONTERAS ,VATURALES"

cisma geográfico de las "fronteras naturales". "El azar de la fecha actual nOS
muestra a las llamadas naciones instaladas en amplios terruños de los continentes
o en las islas adyacentes. De esos límites actuales se quiere hacer algo definitivo y
espiritual. Son, se dice, 'fronteras naturales'; y con Su 'naturalidad' se significa una
como mágica predeterminación de la historia por la forma telúrica. Pero este mito
se volatiliza en seguida sometiéndolo al mismo razonamiento que invalida la comu-
nidad de sangre}' de idioma como fuentes de la nación. También aquí, si retroce-
demos <!!g!10os siglos. sorprendemos a Francia y a España disociadas en naciones
menores, cori.~I.]S inevitables 'fronteras naturales' ... La 'naturalidad' de. las fronte-
ras es meramente-relativa. Depende de los medios económicos y bélicos de la época.
-La realidad .histórica de, la famosa 'frontera natural' consiste sencillamente en ser
un estorbo a la expansión del pueblo A sobre el pueblo B. Porque es un estorbo
-de convivencia o de guerra- para A, .es .una defensa para B ... Las fronteras
de ayer y de anteayer no nos parecen hoy fundamentos de. l,~ nación francesa o espa-
ñola', sino al revés: estorbos que la idea nacional encontró en su proceso de, unifi-
ci6n ... Las fronteras han servido para consolidar en cada momento la unificación
nacional política ya lograda. No han sido, pues, principio de la nación sino al revés:
al principio fueron estorbo, y luego, una vez allanadas, fueron medio material para
asegurar la unidad".
Sin embargo, es también verdad que, una vez que una nación se ha constí-
tuído sobre un territorio delimitado con fijeza, la idea de ese territ(lri0 complete
y las resonancias emotivas que ella proddce constituyen uno de los factores que
forman el sentimiento nacional. El profesor francés ]. T. Delos'" dice que tal vez
pudiera creerse que la nitidez de los perfiles del espacio habitado por los hombres,
la. precisión de su horizonte, el rigor de 'Ia idea de frontera han madurado en los
miembros de los grupos la conciencia de su individualidad colectiva, 9 han retra-
sado el desarrollo de esta conciencia si las fronteras eran menos acusadas.
Por otra parte, los rasgos completos del paisaje o de los paisajes, unos articu-
lados con otros, tienen en ocasiones efectos sobre el carácter de sus habitantes, dan
a éste peculiares matices; y, así, pueden en algunos casos convertirse en un fac-
tor del sentimiento nacional. Claro que la influencia de estos factores se produce
en mayor medida sobre la formación del sentimiento regional o comarcal.

8.-'UN PASADO COMUN COMO FACTOR DE LA NACION


La conciencia de un pasado común constituye un factor importante en la for-
mación de la nación, pero sobre todo del sentimiento nacional. Cierto que la nación
es principalmente la portadora de un destino histórico común; pero es también, en
alguna medida, el producto de ese destino. "Los recuerdos políticos, las guerras
ganadas y perdidas COn el entusiasmo y Con el tremendo dolor que producen, la
opresión, el mal trato, las invasiones, el miedo y el sufrimiento, contribuyen en gran
medida a la formación de esta conciencia solidaria ... De los mitos comunes y de
las leyendas heroicas arranca un fuerte sentimiento nacional... Los héroes legen-
darios y los hist6ricos mantienen la llama sacra de la conciencia nacional. No en
vano se USa la historia corno el elemento más importante en la educación del cíu-
dadano. El patriotismo se enciende con la vida de los mártires y los héroes naciona-
ae Cfr. DrLOS (J. T.), ob. cit., p. 105.
EL PASADO COAlUN 499

les. Un paso más y el sentimiento nacional se convierte en nacionalismo y la patria


se ve como un Dios a quien se adora y por quien se mucre. La personalidad
individual naufraga en esta conciencia colectiva. No es tampoco en vano que todo
intento de constitución de una sociedad mundial recomienda siempre la desinjeccián
de los manuales de Historia",:!3 En estas palabras citadas del profesor Juan Parella, se
pone claramente de manifiesto la gran importancia que en la constitución de la
nación y en el desarrollo del sentimiento nacional tiene la conciencia de un pretérito
común solidario; y, al mismo tiempo, se muestra cómo la exageración de ese
sentimiento lleva a una de las mayores y más funestas cQfl'i'flnedades sociales, el
nacionalismo, el cual empezando por exaltar la nación .~ Ji categoría de lo divino
acaba siempre por arruinarla irremisiblemente, l'0r angostar sus horizontes y por
caer inevitablemente en colisión con los intereses auténticamente humanos.
Ese sentimiento que se desenvuelve al calor de la conciencia de un común
pasado solidario, sentimiento que sin duda juega un gran papel en la formación
de la conciencia nacional, puede anquilosar la nación, cuando se desarrolla en un
culto excesivo del pretérito, y cuando no está acompañado de un sentimiento diná-
mico apoyado en el presente. En efecto, "el culto excesivo del pasado -dice Roura
Parella- puede conducir a una conciencia nacional quietista, pasiva e inoperante,
que compensa su ineficacia y su pobreza en un orgullo desmesurado, sin relación
con el verdadero valor .de sus actuales creaciones culru rales" _2·1 A este respecto )'
en el mismo sentido José Ortega y Gasset dijo: "Las glorias más o menos legen-
darias en los tiempos pretéritos, la belleza del ciclo, el garbo de las mujeres, la
chispa de los hombres que hallemos en torna. _. etc., componen una masa de
realidades más o menos presentes que es para muchos la patria. Esta noción de patria
engendra un patriotismo inactivo, espectacular, estético, en que el alma se dedica
a la fruición de lo existente, de lo que un hado venturoso le puso dclante,"25 Esas
gentes, en lugar de gozar del pasado como pasado, tratan de eternizarlo falsamente
como presente, intentan detener el curso de la historia de su propia nación. y viven
engañosamente sobre la base de algo que ya no existe en la actualidad presente.

9.-CULTURA y NACION
El haber convivido intensamente en el pretérito, el haber participado en ern-
presas comunes, el haber compartido un mismo destino, el haber pasado glorias y
penas juntos, el haber tenido que afrontar iguales problemas en una peculiar cir-
cunstancia, el vivir en el mismo marco territorial, son factores que configuran en
una determinada forma, que tiñen con un cierto matiz especial la. cultura de una
nación, mejor dicho, que por virtud de esto contribuyen poderosamente a constituir
la nación sobre la base de ese matiz cultural específico.
Adviértase que no hablo tanto... de una cultura, como de un especial matiz o
estilo cultural dentro de un círculo cultural mayor. Scría desproporcionado. desor-
bitado. y por tanto inexacto, hablar de una cultura española. de una cultura fran-
cesa, de una cultura inglesa, o de una cultura mexicana como entidades autónomas
e independientes. Si hoy hiciésemos balance de nuestro contenido mental -opinio-

:!:: Cfr. ROURA PARELLA (Juan), ob. cit., pp. 50·51.


~1 Ibid., p. 51.
2r. Cfr. ORTEGA y GASSET (josé}, Obras. PUSO/J.lS y COJuS, en Obras CompldJ1f. tomo J,
p. 496.
500 MATICES NACIONALES DE LA Ct:LTURA

nes, normas, deseos, presunciones, modos afectivos de vida, conocimientos, etc.-,


notaríamos que la mayor parte de eso no le viene al mexicano de su México, ni al
español de su España, ni al francés de su Francia, ni al norteamericano de sus
Estados Unidos, sino del fondo común occidental. Hoy, en efecto, pesa mucho más
en cada uno de nosotros lo que tiene de occidental, que su porción diferencial de
mexicano, de español, de francés o de norteamericano, etc. Si se hiciera el experl-
,mento imaginario de reducirse a vivir puramente con lo que somos como 'nacionales',
y en obra de mera fantasía se extirpase al hombre medio francés todo lo que usa,
piensa}' siente por recepción de los otros países ... , sentiría terror._ Vería que
no le era posible vivir de ello sólo; que las cuatro quintas partes de su haber íntimo
son bienes 'mostrencos' ,"26 bienes COmunes a la cultura occidental.
Pero aun dentro del mismo círculo de cultura, por ejemplo, la cultura occiden-
tal, cada una de las naciones que participan en dicha cultura la ha matizado con
ciertos tonos O modalidades peculiares, dándole una especial fisonomía o estilo.
Ese estilo o fisonomía nacional, que una cultura dé área más extensa cobra dentro
de una determinada nación, se combina y articula con otras modalidades de la vida.
Se combina con las relaciones recíprocas entre la gente y el suelo. Esas relaciones
son recíprocas, porque, por una parte, el paisaje y la estructura geográfica ejercen
una influencia sobre el carácter de la gente; más, por otra parte, el hombre ejerce
también una acción modificadora del medio físico en el cual habita: cultivos agríco-
las, crianza de ganado, red de caminos, obras de irrigación,. puentes, ..túneles, etc.
E~ : e! patrimonio cüli.uial concretamente matizado por una nación existen no
sólo la lengua, la fe religiosa, los conocimientos, las técnicas, las obras y actividades
artísticas, sino que figuran también las valoraciones vigentes, las actitudes predorni-
nantes, las normas, las costumbres, la economía, la organización política, las tradi-
ciones, todo 10 cual va configurando ciertos aspectos de alma individual r va
modelando las relaciones y los procesos de la vida social con un sello específico,
con un estilo propio. Este estilo propio, que caracteriza el matiz nacional de una
cultura, constituye uno de los factores principales en la formación de la naciona-
lidad, y una de las fuentes más importantes del sentimiento nacional.

ID.-SOLIDARIDAD EN EL PRESENTE Y HACIA EL FUTURO COMO


FACTORES DETERMINANTES DE LA NACION
El pasado común, el peculiar estilo cultural (incluyendo dentro de éste las
relaciones con el medio físico y las instituciones sociales) constituyen importantes
factores de la nación, pero no los únicos ni tal vez los de mayor alcance.
Ya Renan observó que si la participación en un común pretérito es un compo-
nente muy importante de la nación, la realidad de ésta comprende además y princi-
palmente el sentimiento de solidaridad para las ~mpresas del presente y el sentimien-
to de solidaridad para las empresas del porvenir. "Tener glorias comunes en ti
pasado, una voluntad común en el presente; haber hecho juntos grandes cosas,
querer hacer otras más; he aquí las condiciones esenciales para ser un pueblo ...
En el pasado una herencia de glorias y remordimientos; en. el porvenir, un mismo
programa a realizar ... La existencia de la nación es un plebiscito cotidiano".
26 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), La Rebeliól) de las MaJas, en Obras Completas, tomo
IV, p. 271.
xTAClON COl1l0 PLEBfSClTO COTIDIANO PARA EL AIAÑAN;1 501

Comentando. esos famosos párrafos de Renan, y especialmente el último -la


nación es un plebiscito cotidiano--, dice José Ortega y Gasset: "Esa idea de que
la nación es un plebiscito cotidiano opera sobre nosotros como una liberación.
Sangre, lengua y pasado comunes son principios estáticos, fatales, rígidos, inertes:
son prisiones. Si la nación consistiese en eso y en nada más, la nación sería una Cosa
situada a nuestra espalda, con lo cual no tendríamos nada que hacer. La nación
sería algo que se es, pero no algo que se hace. Ni siquiera tendría sentido defenderla
cuando alguien la ataca ... Si la nación consistiese no más que en pasado y presente,
nadie se ocuparía en defenderla contra un ataque. Los que afirman lo contrario
son hipócritas o mentecatos. Mas acaece que el pasado nacional proyecta alicientes
-c-reales o imaginarios- en el futuro. Nos parece deseable un porvenir en el cual
nuestra nación continúe existiendo. Por eso nos movilizamos; no por la sangre. ni
el idioma, ni el común pasado. Al defender la nación defendemos nuestro mañana
no' nuestro ayer. Esto es lo que reverbera en la frase de 'Renan: la nación cama
excelente programa para mañana. El plebiscito decide un futuro. Que en este caso
el futuro consista en una perduración del pasado no modifica lo más mínimo la
cuestión. " De hecho la idea nacional conserve no poco lastre de adscripción al
pasado, al territorio, a la raza; mas por 10"'i'i1¡'smo es sorprendente notar cómo en
ella triunfa siempre el puro principio de unificación humana en torno a un in-
citante programa de vida. Es más: yo diría que ese lastre de pretérito y esa rela-
tiva limitación dentro de principios materiales no han sido ni son por completo
espontáneos en las almas de Occidente, sino que proceden de la interpretación eru-
dita por el romanticismo a la idea de nación. De haber existido en la Edad
Media ese concepto diecinuevcsco de nacionalidad, Inglaterra, Francia, España y
Alemania, habrían quedado nonatas. Porque esa interpretación confunde 10 que
impulsa o constituye a una nación, Can lo que meramente la consolida y conserva.
No es el patriotismo -dígase de una vez- quien ha hecho las naciones. Creer lo
contrario es la gedeonada ... que el propio Renan admite en su definición. Si para
que exista una nación es necesario que un grupo de hombre:'> cuente con un pasado
común, yo me pregunto cómo llamaremos a ese mismo g-rupo de hombres mientras
vivía en presente eso que visto desde hoyes un pasado. Por lo visto era forzoso que
esa existencia común feneciese, pasase, para que pudiesen decir: somos una nación ...
La nación antes de poseer un pasado común, tuvo que crear esa comunidad, }' antes
que crearla tuvo que soñarla, que quererla, que proyectar!». Y basta 'lll\: tenga el
proyecto de sí misma para que la nación exista, aunque no se logre, aunqm: fracase
la ejecución, como ha pasado tantas veces ... Con los pueblos de Hispano-América
tiene España un pasado común .... lenguaje común, y, sin embargo, no forma
con ellos una nación. ¿Por qué? Falta sólo una cosa, que, por lo visto. es la csen-
cial: el futuro común. España no supo inventar un progr;lma de porvenir colectivo
que atrajese a esos grupos ... afines. El plebiscito futurista fué adverso a España.
y nada valieron entonces los archivos, las memorias, los antepasados. la ·p;l.tri~l·.
'Cuando hay aquello, todo esto sirve cama fuerzas de consolidación; pero nad.l m;is".:::
Una idea semejante ha sostenido después J. T. De10s, quien ha subrayado 1.1
importancia decisiva que en la formación de la nación tiene el deieuir. el enfoque
del porvenir sobre la base del presente y bajo la influencia del pretérito. Pero hace
::~ Cfr. tbid., pp. ::?h5-268.
502 LA NACION ORIENTADA HACIA EL FUTURO

. notar que esa consideración del futuro es' el hecho inicial, sin el cual no se explicaría
la formación del grupo nacional. ~6 Delos distingue además entre la comunidad de
conciencia }' el paso de ésta a la conciencia de formar nna comunidad, la cual implica
proyección hacia el futuro.

IL-NACION y ESTADO
Confundir el Estado con la Nación sería un gigantesco error que lleva a desco-
munales disparates teóricos, y a espeluznantes efectos en la vida práctica.
En primer lugar, adviértase que el contenido de la nación es muchísimo más
rico que el contenido del Estado. Mientras que la nación comprende un sinnúmero
de aspectos de la vida humana, ejerce una influencia sobre casi todas las activi-
dades del hombre, es una especie de atmósfera colectiva que circunscribe e impregna
un sinfín de conductas en nuestra existencia, ·en cambio, el Estado es sólo una or-
ganización pública, una armazón jurídica, el órgano formalmente establecedor del
Derecho, aplicador de éste, el Derecho en su vida dinámica, que comprende sólo
un cierto número de aspectos determinados de nuestra vida, y nada más.
En segundo lugar, dentro de la comunidad nacional, incluso bajo la presión
de su específica atmósfera, ha}' un enorme margen para la espontaneidad individual
y para la espontaneidad colectiva. Por el contrario, el Estado entraña la imposición
coercitiva de unas ciertas conductas específicamente determinadas; es, por lo tanto,
el reino de la coacción -e--latente o en act~ snhrp ciertos aspectos de la.Óv ida.
. Mientras que no es posible enumerar las funciones de la nación, porque la
nación es una comunidad total o suprafuncional, en cambio, es perfectamente posi-
ble enumerar can toda precisión las funciones del" Estado, las cuales están definidas
por.el Derecho. Y desde el punto de vista estimativo, es decir, desde el punto de
vista de la Axiología jurídica, se debe proclamar que hay en la vida humana as-
pectos, precisamente más importantes, que deben quedar exentos de toda regulación
taxativa por el Derecho, v. g.: la conciencia, la autonomía personal, etc. Respecto
de tales aspectos el Derecho debe limitarse a reconocer, proclamar y garantizar las
libertades fundamentales del hombre, es decir, el principio de la no intervención
dentro del sagrario de la personalidad individual, que es la sede de valores más al-
tos' que los q.ue pueden encarnar en ninguna institución social pública o privada.
También desde el punto de vista valorativo hay que proclamar que así como
el Estado no debe ser un fin, sino debe ser un medio al servicio de los individuos
-y nunca el individuo -ser degradado a un mero medio para el Estado-, así tamo
bien la Nación no debe ser para el Estado, sino al revés, el Estado debe ser para la
Nación. El Estado no es -no debe ser- más que una máquina situada dentro de
la Nación para servir a ésta.
Las varias figuras de Estado totalitario, todas ellas monstruosas y engendradoras
de las peores catástrofes, no sólo degradan al hombre, al individuo, que es el único
ser humano- substante•. privándolo de su dignidad y reduciéndolo a la condición de
pura pasta para alimento del Leviathan, sino que además aherrojan, oprimen J, la
nación, tratando de arrebatarle su espontaneidad y, por lo tanto, las fuentes de su
verdadera vida. Confundir la Nación -con el Estado no es sólo un tremendo
dislate teórico, sino' que es además una descomunal fechoría, un crimen.
28 Cfr. DELOS (J. T.), ob, cis., p. 85.
DIFERENCIAS ENTRE NACION y ESTADO 503

Aclaremos también que mientras que la nación es uno de los ejemplos máximos
de comunidad, en cambio, el Estado es una asot'i«ión.
Otra diferencia entre Nación y Estado. consiste en que, como certeramente co-
menta Hermann Heller, la nación no presenta por lo general una unidad total de
voluntad política, sino que" por el contrario suele contener varias direcciones políti-
cas. Por el contrario, el Estado, precisamente desde el punto de vista sociológico,
constituye una unidad de decisión política. El Estado, mediante la unidad del or-
denamiento normativo, que se obtiene en virtud de la organización de las instancias
o competencias estatales, según lo determinado en el sistema de Derecho, produce
prácticamente una unificación de la voluntad política. Ahora bien, esa unidad de
acción política producida por el Estado no tiene una correspondencia exacta en la
realidad de la nación; pues, aun en Jos casos de pleno apogeo nacional, existe siern-
pte, frente a la voluntad unitaria del Estado, un grupo en la nación que desiente
de aquélla en cuanto a los fines o respecto de los medíos.w

12.-EL ESTADO COMO FACTOR EN LA FORMACION DE LA NACION


Bajo el epígrafe anterior he ofrecido una serie de breves consideraciones en-
caminadas a mostrar las diferencias esenciales que median entre nación y Estado.
A ellas podrían añadirse, además, la observación de que mientras que hay muchos
Estados nacionales -un Estado para una nación-, hay en cambio también algu-
nos Estados multinacionales (como pol ejemplo, el imperio Austro-Húngaro -fe·
necido en 1918-) que contenía varias naciones, austríaca, húngara, checa, etc. j la
Unión Soviética que comprende varias nacionalidades; etc.}. Por otra parte, hay
también casos de una nación la cual está repartida entre varios Estados, como por
ejemplo lo estuvo la nación polaca, cuando estaba dividida entre Rusia. Prusia y
Austria antes de su reconstitución en 1919; los judíos antes de la fundación del
Estado de Israel que se efectuó en 1948."
Ahora bien, sin perjuicio de las muchas y claras diferencias entre la nación y
el Estado, hay que reconocer que, por otra parte, el Estado como organización de
mando político, ha constituido muy a menudo 1/110 de los [actores más importantes
en la formación de la nación. Frecuentemente el Estado ha sido no sólo la expre-
sión jurídica y el efecto de la solidaridad activa que es el factor esencial en la
nación, sino que, además, ha sido. también el factor más importante en crear y pro-
mover esa solidaridad activa. Se pueden citar muchos ejemplos de Estados que ini-
cialmente estaban compuestos de varias naciones, pero que, al correr del tiempo,
fueron promoviendo la fusión de esas varias naciones en una sola, como nueva
comunidad unitaria más amplia quc abarca las que antes fueron comunidades na-
cionales distintas. A veces este proceso de fusión O mezcla de dos o más comunidades
nacionales bajo el mando de un solo Estado trajo consigo la homogeneización cultural
entre ellas; otras veces, aunque se produjo la formación de una nueva comuni-
dad nacional, por la acción unificadora del Estado, esta nueva comunidad nacional
compuesta de otras comunidades distintas)' no borró las diferencias culturales entre
:::9 Cfr. HaLLER (Hermann), Teoría del Bstodo, trad. esp. de Luis Tobío, Fondo de Culto
Econ., México, 19'2, p. 186; RECASÉNS Srcnss (Luis), Vida Humana, Sociedad y Dcreci-o.
3- ed., Editori:ll Porrúa, México, 19'3. pp. 379 Y ss.
co Cfr. Deiinition a1Jd ClaJSific.:1/iMl 01 Afinorilies (Memoralldum submitrcd hy tbe Secr.,
tllry·General). United Nations. Lakc Succcss, 19'0.
501 EL ESTADO COMO UN fACTOR fOR..l IATlJTO DE LA NACION

ellas, sino que las respetó, integrándolas en una entidad más amplia, corno pJSÓ en
Canadá. Se llama Estado nacional al que impera sobre una sola nación, la cual en
cierto modo existía ya antes; y también al que ha conseguido fundir de hecho,
efectivamente, en una sola, varias naciones que antes tenían existencia distinta.
El Estado actúa como un factor dinámico en la formación de la nación. "El
Estado>' no es una forma de sociedad que el hombre se encuentre dada y en
regalo, sino que necesita fraguarla penosamente. No es como la horda o la tribu
)' demás sociedades fundadas en la consanguinidad, que la n,aturaleza se encarga
de hacer ... Al contrario, el Estado comienza cuando el hombre trata de evadirse
de la sociedad nativa dentro de la cual la sangre lo ha inscrito .... Originariamente el
Estado consiste en la mezcla de sangre y de lenguas ... Si observamos la situación
histórica que precede inmediatamente al nacimiento de un Estado, encontraremos.
siempre el siguiente esquema: varias colectividades pequeñas cuya estructura social
está hecha para que viva cada cual hacia dentro de sí misma. La forma social
de cada una sirve sólo para una convivencia interna. Esto indica que en el pasado
vivieron efectivamente aisladas, cada una por sí y para sí, sin más que contactos
excepcionales para las limítrofes. Pero a este aislamiento efectivo ha sucedido de
hecho una convivencia externa, sobre todo económica. El individuo de cada colee-
tividnd no vive ya sólo de ésta, sino que parte de su vida está trabada con indivi-
duos de otras colectividades con los cuales comercia mercantil e intelectualmente ...
En esta situación, el principio estatal es el movimiento qll~ lleva 2· aniquilar las
Jcnnas sociales de convivencia interna, sustituyéndolas por una forma social ade-
cuada a la nueva convivencia externa. El Estado es siempre, cualquiera que sea
su forma -c-primitiva, antigua, rnedioeval O modema-i-, la invitación (o la imposi-
rión)'2 que un grupo de hombres hace a otros grupos humanos para "ejecutar
juntos una empresa. Esta empresa, cualesquiera sean sus trámites intermediarios,
consiste a la postre en organizar un cierto tipo de vida ... Las diferentes clases de
Estado nacen de las otras maneras según las cuales el grupo empresario establezca
la colaboración con los otros. Así, el Estado antiguo no acierta nunca a fundirse
con los otros .. . Pero los pueblos nuevos traen otra interpretación del Estado ...
Si el Estado es un proyecto de empresa común, su realidad es puramente dinámica:
un hacer, la comunidad en la actuación ... No es la comunidad anterior, tradicional
o inmemorial... la que proporciona título para la convivencia .política, sino la
comunidad futura en el efectivo hacer. No 10 que fuimos ayer, sino lo que vamos
a hacer mañana juntos nos reúne en Estado. De aqui la facilidad con que la unidad
política brinca en Occidente sobre todos los limites que aprisionaron al Estado
antiguo". Entonces ha resultado que, sobre todo en el mundo occidental, el Esta-
do ha actuado en muchos casos como un factor formador de naciones.
Muchas veces la homogeneidad en el matiz o estilo cultural, las comunes tradi-
ciones, costumbres e instituciones, así cama la conciencia de un común destino,
de un común futuro, son resultados debidos en parte a la acción unificadora de un
31 efe. ORTEGA y GASSET (José), ob. cir., tomo IV, pp. 252·3.
32 Añado entre paréntesis "o la imposición", porque no siempre se: trata de una invitación
puramente libre. sino que en ocasiones se da una cierta presión más o menos fuerte. Claro que
una pura imposición por la fuerza, y nada más, no puede determinar la formación de una
nación. Es preciso que la invitación, aunque haya sido en algún modo impositiva, haya logrado
aquiescencia por parte de los invitados, si es que no de modo inmediato, al menos posterior.
mente.
EL ESTADO como UN FACTOR FORMATiVO DE LA NACTON 505

poder político, acción que ha unificado no solamente la decisión política, sino que,
al provocar una convivencia más intensa y al producir una solidaridad más estrecha,
ha contribuído a formar la realidad nacional y la conciencia nacional. Algunos Esta-
dos, como el francés, han tenido pleno éxito en contribuir decisivamente a la unidad
de lengua, a la homogeneidad de cultura. Otros Estados, aun cuando han creado
una sola nacionalidad con elementos dispares. no lograron unidad lingüística. ni
plena homogeneidad cultural. Otros Estados, como por ejemplo Suiza, Canadá,
contribuyeron vigorosamente con formidable éxito a la formación de una clara e
intensa conciencia nacional y de una fuerte solidaridad nacional, pero no se propu-
sieron en modo alguno hacer desaparecer las diferencias lingüísticas y culturales.
Las explicaciones que anteceden desvanecen aquella creencia ingenua que algu-
nos tenían- de que el guerrero galo "Vercingetorix o que el Cid Campeador querían
ya una Francia desde Saint-Malo hasta Estrasburgo -precisamente- o una Spanja
desde Finisterre a Gibraltar". Esos ingenuos. "Como el ingenuo dramaturgo, hacen
que sus héroes partan para la guerra de los Treinta Años. Para explicarse cómo se
han formado Francia y "España, suponen que Francia y España preexistían como
unidades en el fondo de las almas francesas y españolas. ¡Como si existiesen franceses
y españoles originariamente antes de que Francia y España existiesen! ¡Como si el
francés y el español no fuesen simplemente cosas que hubo que forjar en dos mil
'años de faena !"SS
Lo mismo se ve con toda claridad al estudiar la formación de las naciones del
Hemisferio Americano, las cuales van configurándose como tales naciones sobre
todo después de la Independencia, si bien empezaran ya a gestarse durante la etapa
colonial, en la que se fué iniciando una comunidad entre los pueblos indígenas
y los colonizadores por un proceso de' mutua asimilación y de amalgamación.
Un ejemplo de máximas dimensiones de hasta qué punto el Estado es un
factor integrante de la nacionalidad lo ofrecen los Estados Unidos de Norteamérica.
En ellos, el Estado actuó como un factor integrador y como un formidable factor de
expansión geográfica y étnica, hasta el punto de forjar una nacionalidad a base
de ir incorporando nuevos territorios con sus gentes y los más diversos linajes
inmigrantes de todas partes de Europa, de Africa, de otros lugares del Hemisferio
Occidental e incluso, aunque en pequeña proporción, de algunos lugares de Asia.
<UJIU ~ J:fG ~U~H -j ~ l-,~ ,

Tj.-LA CONCIENCíA,'DEIFORMARJPARTE DE UNA NACION


" ,COM9. C9.NDIC10N, DEPER1ENENCIA A liSTA ,)
.f'"' La~·· pertenencia a- un Estado "la define el- Estado mismo. El Estado determina
quiénes son sus .ciudadanos o sus súbditos.- Y ellos lo son en' virtud de lo determi-
nado' por el" Estado, tanto si tienen, una idea clara de 10 que es ese Estado como" si
no la tienen" --'-Comol'puede ociltrir',-por -ejcmplo, con los "grupos- de" analfabetos
rurales" que" vivanoen situación de aislamiento. sin comunicación normal Con los
otros "sectores "'de la. población.' Por el, contrario, la cosa es diferente respecto de la
nación: hablando en términos' científicos;' desde el punto de vista sociológico, no
se puede considerar que sean efectivamente partes de la nación aquellos individuos
qlie na tengan alguna "conciencia: de" l~ nación, es decir, que no tengan' alguna repre·
:1:'1 Cfr. ORrEGA y G.A5SET (José), ob. cit., torno IV, p • 260.
506 CONCIENCIA DE PERTENECER A LA NACION

sentacién de la nacron dentro de la cual están insertos. Esto es así, porque una
comunidad está en gran proporción constituida por el saber que sus miembros
tienen de esa comunidad, por el sentimiento de solidaridad que sienten con el grupo.
Pero eso supone tener alguna idea, aunque sea rudimentaria, de ese grupo.
Podrá decirse que esas gentes de la hipótesis que se formula, aunque no tengan
una idea de los perfiles de la nación, de hecho comparten los modos colectivos de
vida, de ésta, tienen las misma ideas y creencias que sus connacionales, siguen las
mismas costumbres, se alimentan de iguales tradiciones, están afectadas por las mis-
mas instituciones, etc., tanto si piensan en ello, como si no piensan en ello. Es
verdad. Pero esto significa solamente que participan en una comunidad cultural,
O étnica, porque comparten los modos de vida de ésta. porque tienen homogenei-
dades can los demás miembros de ella; pero na implica que formen parte de hecho,
de la comunidad nacional, porque ésta, que consiste desde luego en aquella cornu-
nidad de matices culturales, consiste además principalmente en la conciencia de
un destino común Con todos los demás integrantes. Ahora bien, no se puede tener
conciencia cabal de esa comunidad de destino si no se tiene una idea. aUnque sea
muy rudimentaria. pero por lo menos medianamente adecuada, de los demás ínte-
grantes de esa comunidad nacional.
Esta observación es el resultado de la aplicación de un resultado al que ha
llegado la Sociología contemporánea. Así, por ejemplo, Max Scheler" ha puesto
claramente de manifiesto que "un 'g~po' implica un saber, por vago que sea.
de su existencia y de un<?s valores y' 'fines reconocidos en ::c:r.~ n''. "El saber que
los miembros de un grupo tienen unos de otros y la posibilidad de su mutuo
'comprenderse' ... no es algo que se añada a un grupo social. sino algo que contri-
buye a constituir el objeto llamado 'sociedad humana', y, por 10 tanto, un deter-
minado grupo". Karl Mannheim sostiene que entre los varios factores que determi-
nan la pertenencia de una persona a un grupo figura ei descubrirnos insertos en él.
lo cual supone tener algún conocimiento de es~ grupO.M
Ahora bien, este requisito no plantea problema respecto de las comunidades te-
lativamente pequeñas, como la familia, o como la comunidad local; pero 10 plantea
ciertamente respecto de las comunidades muy extensas como las grandes naciones.

r+-VARIEDADES EN LA ACTITUD DE LOS DIVERSOS SECTORES


DE UNA NACION RESPECTO, DE ESTA,
• o , _'. ~, ./0 o ,

Observa' Max Weher que "existe una serie '...' de muy distintas y variables ac~
titudes dentro de las clases. respecto de la nación... Las capas feudales, los
funcionarios, la burguesía mercantil e industrial de diferentes categorías, las capas
intelectuales adoptan actitudes frente a la nación, que no son uniformes ni histó-
ricamente constantes. No sólo Son cualitativamente muy distintos los motivos en los
cuales se .apoya la creencia en la existencia de una 'nación' ,propia, sino también
la conducta empírica que resulta efectivamente de la pertenencia a la 'nación'. El
'sentimiento nacional' de los alemanes, de los ingleses, de los norteamericanos, de
Ji efe. SCHELER (Max}, Sociología del Saber, trad. de josé.Gaos, Revista de Occidente,
Madrid, 1935, p. 48. ~
:l~ Cfr. M""";"'HIlIM (Karl}. Ideolo¡;í.t y Utopía, trad. esp. de Salvador Echavarr¡a, Fondo
de Cult. Econ., México, 1941, p. 43.
OTRAS OBSERVACIONES SOBRE LA NAClON 507

los españoles, de los franceses y de los rusos no funciona del mismo modo ... Así,
pues" una casuística sociológica debería exponer todas las clases partirulares de
sentimientos de comunidad y solidaridad según las condiciones de su origen, y
según las consecuencias para la acción comunitaria de sus rniernbros'V"

15.-COMUNIDADES SUPRANACIONALES
La comunidad nacional constituye una etapa superior altamente integradora a
la que han llegado muchos pueblos. Ahora bien, la comunidad nacional no significa
necesariamente el grado último en un proceso de integración. Así como muchas
de las actuales naciones se formaron por la integración o fusión de otras varias
comunidades, las cuales antes tenían el carácter de naciones más pequeñas, así es
posible que con dos O más naciones de las que existen en el presente se forme una
comunidad más amplia, una comunidad supranacional, en la que queden integradas
varias naciones en una especie de super-nación más grande.
Un ejemplo de comunidad super-nacional es la Comunidad Británica de Nacio-
nes [Brítísh Commonwealth) en la que el Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva
Zelandia y otros pueblos forman una especie de nacionalidad más amplia. No me
refiero a la estructura jurídica del Bricish Commonwealth -estructura bastante laxa-,
sino al hecho social de que en efecto existe una comunidad supra-nacional británica,
con un fuerte sentimiento de solidaridad y de mutua pertenencia. Esa solidaridad
es tan fuerte. que, al estallar la Segunda Guerra Mundial, todas las Naciones Bri-
tánicas se alinearon al lado del Reino Unido, sin que las forzase a ello ninguna
obligación jurídica, simplemente por. virtud de la conciencia de una común misión.:"
Simón Bolívar concibió la idea de una supernacionalidad hispano-americana,
aunque por de pronto no fuese posible formar un solo Estado con todos los países.
"Yo deseo -decía Bolívar en la Carta de Jamaica-... ver formar en América
la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su
libertad y gloria... La Metrópoli, por ejemplo, sería México, que es la única
que puede serlo por su poder intrínseco, sin el cual no hay metr6poli ... Es una
idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación, con
un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo ... "38 Entendió que,
aun cuando no se pudiese formar un solo Estado Hispano-Americano, era necesario
promover esa super-nacionalidad con algunas medidas de organización jurídica.

ce Cfr. WEBER (Max), ob. cis., tomo IV, pp. 52·53. Sobre pueblos y naciones, véase tam-
bién: SIGFRIED (André), L'ame des peuples, Hachete, París, 1950; ZNANIECKI (Florian), Mo-
dem Nationalities, A Sociological Sludy, Urbana, 1952.
37 Cfr. GARciA PELAYO (M.), El Imperio Británico, Revista de Occidente, Madrid, 19'45.
38 Cfr. Antología de Bolívar, con prólogo de Francisco MONTERDE, ediciones de la Secre-
tarta de Educación Pública, México, 1942; RECASÉNS SICHE5 (Luis). El pensamiento Filo-
sófico, Social, Político y Jllridico de Hispano-América, en 1:1. obra "Filosofía del Derecho".
por Giorgio Del Vecch¡o, y "Estudios de Filosofía de Derecho". por Luis RECASÉNS SICHES.
tomo l l, Parte Histórica, U.T.E,H.A.. México. 1946. pp. i34-35.
CAPíTULO XXVIII

SOCIOLOGIA DE LA CULTURA Y DE LA HISTORIA


A) Introducción a la Sociología de la Cnímre
SUMARIO: 1. La! estrectur«s y los procesos socia/e! el¡ relación con JOJ
contenidos de la cu/tura.-2. CIIJ/IIra y oída. Relaciones entre las lom/d! de 1"
t'ida y ¡ttI obras culturales, Relaciones entro ln sociología )' las át!IJíi.lJ de
la cu/lura.-3. Sociología de 1tt Historia.
B) El monismo del idealismo absoínto de Hegel
.1. Resumen de ltl sociología y /iloso/Í:l de la historia de ¡.Jege/.-5. Critica de
la doctrino social e bistórira de Hegel,
C) El monismo Economicista O ¡\f.1Ierialista·Hisiórico de Carlos j\1fll'X
6. Resumen de la concepcio» oconomicist« de la saciedad, de la mítur, y de la
historia de MtJ"x.-7. Comentarios ¡J¡{fa la inter!lrp'I1l'i6!! de !:: ;-:;:;:~.I; e,:.;u
eronomica : o matcriatistu de 1;1 sociedod, la cultura y ItI bistorie de .i\f,lr.\".
D) Crítica sobre el monismo. Ecouomicista o AfateriaJisJno Histórico
8. Bnioque de C0l1jUIII0.-9. Defectos y en-ol'es qJ(e el monismo ecouomicista
beredó de Hege/.-IO. El error característico de lodos los monismos,--l1. Crío
tira del concepto de rciatión callJ,'¡ como [uerza eficiente ul1i1ateml,-12. Lm-
precisión del concepto de [actor econámico, ingredientes espi.ritu,¡/es elltre/'I-
zados eOI1 lo económ;eo.-13. Las [actores de creacion espiritual! oh..id'ldos
por la interpretacián económica de la 11iJloria,-14. El olvido del [Mllel :l~'1
illdit!iduo creador.-15. La prilll"ci., dr! lo humano propiamente dicho sobre
1:1 naturaleza es la oerdad, y uo lo es el determinismo econón/ieo,-Ir). 1\'0
todas las luchas son por moriros econámicos.s-A't. L:J bistoria univers.il ':0 es
solamente lucha.-18. El espeaácsdo de la historie contradice el determinismo
ecollómico.-19. Residuo positivo de la j¡Jle,prO:lcioll económica.

Al lNTRODUCClON A LA SOCIOLOGIA DE LA CULTURA


l.-LAS ESTRUCTURAS Y LOS PROCESOS SOCIALES EN RELACION
CON LOS CONTENIDOS DE LA CULTURA
En los capítulos anteriores de este libro, aunque no he partido de una premisa
(o más bien prejuicio) de formalismo, he atendido preferentemente a las formas,
estructuras, funciones y leyes de la vida social.
Ahora bien, el hombre, al poner en movimiento sus mecanismos psicológicos y
biológicos y al realizar las funciones de su existencia, lo hace siempre por algo. es
decir, en virtud de una necesidad vital, que funciona como motivo, y pd:ra algo con-
creto, esto es, encaminándose a un fin determinado, encaminándose hacia aquello
que ha imaginado. que puede satisfacer su necesidad; y para la consecución de
lo cual busca los medios oportunos y los pone en práctica. Esto VJIt' Jo mismo
LOS ,iC1'OS VITALES y SUS CONTENIDOS 509

para la conducta propiamente individual, creadora, que para la conducta social, es


decir, según" módulos colectivos.
Hay una relación reciproca entre "los actos vitales y sus contenidos o resultados.
Es decir, hay un infllJjo recíproco entre los procesos vitales y las obras llevadas a
cabo en ellos: el modo de ser de la estructura y del funcionamiento de los procesos
vitales influye sobre los resultados de éstos; y, también, a la inversa, la índole de
las tareas o de los temas de la nación humana influye sobre la estructura y el
funcionamiento de ésta. Tal relación se da lo mismo en los modos individuales
de conducta que en los modos colectivos, las relaciones y los procesos sociales.
Por 10 que se refiere al campo de lo social, el problema consiste:
1 9 En averiguar de qué modo las estructuras y los procesos sociales actúan
o influyen sobre el contenido y resultado de la acción colectiva, es decir, en qué
medida y de qué manera la obra realizada por una colectividad o en el seno de una
colectividad es afectada por la forma y por el funcionamiento de ésta.
2 9 En investigar de qué modo el carácter concreto de la obra realizada (religión,
política, paz, guerra, arte, ciencia, amor, ete.), influye sobre la constelación de las
relaciones sociales y sobre los procesos colectivos; esto es, cómo la índole especial
de la tarea que se lleva a cabo contribuye a configurar de un modo especial las
relaciones sociales y a orientar los procesos.

2.-CULTURA y VIDA. RELACIONES ENTRE LAS FORMAS DE LA VIDA


Y LAS OBRAS CULTURALES. RELACIONES ENTRE LA SOCIOLOGIA
y LAS CIENCIAS DE LA CULTURA
Ya en el capítulo V (epígrafes 18 y 19) de este libro examiné el tema de
las relaciones entre la Sociología y las ciencias de la cultura.
Es preciso darnos menta de que, sin perjuicio de reconocer que en la cultura
y mediante ella se trata de llevar a realización o cumplimiento valores que tienen
una validez ideal, la cultura por otra parte, y aun diría ante todo, constituye una
función de la vida humana. Los hombres 'producen el· lenguaje, se esfuerzan en
conocer, expresan artísticamente sus emociones, elaboran Derecho, fabrican utensi-
lios, ctc., sencillamente porque. tienen necesidad de todo eso en su vida. Con el
lenguaje, el conocimiento, el arte, la técnica, el Derecho, etc., los hombres satis-
facen o tratan de satisfacer necesidades que experimentan en su vida. La realización
de todas esas actividades y las obras producidas en ellas son funciones de la vida
humana: nacen al impulso de necesidades de la vida, se producen en la vida y
para la vida. Cierto que, según apunté ya -y desarrollaré más adelante, aquí
mismo-«, la cultura tiene además una dimensión trascendente en relación con los
valores. Pero, por de pronto, es preciso insistir en que esencialmente la cultura
es ;lIgo que el hombre hace en su vida; y que lo hace no por accidente o casualidad,
sino porque le viene impuesto por las necesidades de su vida. Claro que lo que
le viene impuesto es el hacerlo en tanto que funciones de su vida; y no el modo
concreto y singular de hacerlo en cada caso, ni lo particular que hace en cada caso.
1 Este problema se halla bien planteado, aunque no me parece que esté tratado con pleno
acierto, en la obra de FREYER (Hans), Sozioíogie ah lf/irklichk.eitJwiSJeltrh"ft. Leipzig y Berlin,
1930 -hay trad. de Francisco Ayala, La Soriologia. Cienci, de la Redlidad. Buenos Aires. 1944.
Freyer ve bien el problema, pero su pensamiento neo-hegeliano, lejos de ayudarle para resol-
verlo, lo} enturbia en muchos aspectos.
510 CULTURA COMO FUNCION VITAL y FINALIDAD VALlOS.,l

A este respecto José Ortega y Gasset hacía notar ya en una de sus primeras
obrass que "el pensamiento es una función vital, corno la digestión o la circulación
de la sangre". Cierto que estas últimas consisten en procesos espaciales, corpóreos, y
aquélla no, diferencia que. si bien es muy importante, no afecta a ese carácter
común de ser la una y las otras igualmente funciones de nuestra vida. "Un juicio
es una porciúncula de nuestra vida¡ una volición, lo mismo ... Pienso 10 que pienso,
como transformo los alimentos o bate la sangre en mi corazón. En los tres casos
se trata de necesidades vitales ... Mi pensamiento es un instrumento para mi vida,
órgano de ella, que ella regula y gobierna. Mas, por otra parte, pensar es poner
ante nuestra individualidad las cosas según ellas son. El hecho de que, por veces
erramos, no hace sino confirmar el carácter verídico del pensamiento. Llamamos error
a un pensamiento fracasado, a un pensamiento que no lo es propiamente. Su misión
es reflejar el mundo de las cosas, acomodarse a ellas de uno u otro modo; en suma,
pensar la verdad, como digerir es asimilar los manjares. Y el error no anula la
verdad del pensamiento, como la indigestión no suprime el hecho del proceso asi-
milatorio normal. Tiene, pues, el fenómeno del pensamiento doble haz: tor un
lado nace como necesidad vital del individuo y está regido por la ley de la utilidad
subjetiva; por otro lado consiste precisamente en una adecuación a las Cosas V le
impera la ley objetiva de la verdad".
"lo propio acontece con nuestras voliciones. El acto de la voluntad se dispara
del centro mismo del sujeto. Es una emanación enérgica, un tropetu 91..!e asciende de
las profundidades orgánicas... En las voliciones se manifiesta predaramente el
pulso vital del individuo. Por medio de ellas satisface, corrige, amplía sus necesi-
dades orgánicas. Pero analícese un acto de voluntad donde aparezca claro el carácter
de ésta. Por ejemplo, el caso en que, después de vacilaciones y titubeos, al través de
una dramática deliberación nos decidimos, por fin, a hacer algo y reprimimos otras
posibles resoluciones. Entonces notamos que nuestra decisión ha nacido de que,
entre propósitos concurrentes, uno nos ha parecido el mejor, De suerte que todo
querer es constitutivamente un querer hacer lo mejor que en cada situación pueda
hacerse, una aceptación de la norma objetiva del bien",
Este doble carácter, que hallamos en los fenómenos intelectuales y voluntarios,
se encuentra' con pareja evidencia también en las demás funciones culturales. "Es
decir, que existe toda una serie de fenómenos vitales dotados de doble dinamicidad,
de un extraño dualismo. Por una parte son producto espontáneo del sujeto viviente
y tienen su causa y su régimen dentro del individuo orgánico; por otra, llevan en sí
mismos la necesidad de someterse a un régimen o ley objetivos, Y ambas instancias
-nótese bien- se necesitan mutuamente. No puedo pensar con utilidad para mis
fines biológicos, si no pienso la verdad .. , La vida del hombre ... tiene una dimen-
sión trascendente en que, por decirlo así, sale de sí misma y participa de algo que
no es ella, que está más allá de ella, " Esas funciones vitales -por tanto, hechos
subjetivos. , . - , que cumplen leyes objetivas, que en sí mismas llevan la condición
de amoldarse a un régimen .transvital, son la cultura. Se ha hablado mucho de la
o •

cultura corno 'vida espiritual'. Pero vida espiritual no es otra cosa que ese repertorio
de funciones vitales cuyos productos o resultados tienen una consistencia trans-
vital", es decir, que se refieren a valores objetivos. Por ejemplo: entre 105 varios
:: Cfr. ORTEGA y GASSET (José), El Tensa de NII~S/I·o Tiempo. Madrid. 192~ Clp. IV.
Véase Obras Comtdesas, Revista de Occidente, Madrid, 1947, tumo Uf, Pp. J()·1·t6:':.
CULTURA COMO FUNCION y FINALIDAD VALIOSA 511

modos_ de comportarnos con el prójimo, nuestro sentimiento destaca uno donde


encuentra la peculiar calidad llamada justicia. Esta capacidad de sentir, de pensar
la justicia y de preferir lo justo a lo injusto, es, por lo pronto, una facultad de
que el hombre está dotado para subvenir a su propia e interna conveniencia. Sin
embargo, esa justicia, una vez que ha sido segregada por el sentimiento, adquiere
un valor independiente. Va en la idea misma de lo justo, incluso la exigencia de
que debe ser. Lo justo debe ser cumplido, aunque no le convenga a la vida. Justicia,
verdad, rectitud moral, belleza, son cosas que valen por sí mismas, y no sólo en la
medida en que son útiles a la vida. Consiguientemente, las funciones vitales en que
esas cosas se producen, además de su valor de utilidad vital, tienen un valor por sí.
Aquel valer por sí de la justicia y la verdad, esa suficiencia plenaria, que ~os hace
preferirlas a la vida misma que las produce, es la cualidad que llamamos espiri-
tualidad. Son, pues, vida espiritual o cultura.
Ahora bien, aun habiendo reconocido que las obras de la cultura (ciencia,
arte, Derecho, técnica. etc.) apuntan esencialmente a la realización de valores, ellas
no son en sí mismas valores puros, ideas puras, sino que son obras del hombre
mediante las cuales éste trata de satisfacer necesidades de su vida, bien que diti-
giéndose por criterios de validez trascendente.
Nótese que si bien en términos de generalización podemos hablar de tipos
varios de necesidades humanas -por ejemplo. las que motivan el hacer conoci-
miento, el elaborar Derecho, etc.-, en la realidad, todas las necesidades sentidas
por los hombres son concretas, nacen en una cierta situación, se manifiestan en
condiciones partimlares, tienen a su alcance medios determinados, etc. O expre-
sado en otros términos: todas las necesidades de los hombres, y consecuentemente
las actividades y obras que éstos producen para colmarlas, son históricas. Esas ac-
tividades y esas obras, aunque orientadas hacia valores objetivos, están condiciona-
das por la 'situación histórica singular de la cual surgieron y a la rual se dedican.
Así pues, las ciencias de la cultura tratan de obras humanas (Técnica, De-
recho, Arte, Lenguaje, etc.) que fueron elaboradas por unas gentes bajo la inci-
tación de determinadas necesidades sentidas en un cierto tiempo, y en una situación
histórica concreta. Esas obras humanas representan la consecución de una finalidad
con la cual dichas gentes intentaron satisfacer aquelIas necesidades; y esas obras
fueron llevadas a cabo utilizando ciertos medios que se estimaron como adecuados
y eficaces para la producción de tales obras. Toda obra cultural (p. e., una ley o un
reglamento) tiene una significación circunstancial, es decir, ha nacido en una situa-
ción histórica y vital conc~eta"para .obtener jrnediantej los .efectosvqué-iproduzcan
la. satisfacción dé unástoecesidades,:humanasdambiérbconcretas¡cCiefto, que.Jas.obras
culturales Ipuedén y},deberí. inspirarse."en .valoresuobjetivosrcpeeo r aqub-noo.se.restá
hablando de ideas puras devalor.. sino' ~e··~tra_cosa:':·de_·dbr~s,''huril.anasJendas::cuales
se trata-de "satisfacer: unas urgencias'.humarias ~.con ¡lrcfereríciaxa unos .válores«!No- se
trata de los valores ideales, sino de realizaciortesohliffiañ~s~¡qué~'apJÍitanl hacia. 'unos
valores.e.Por eso-digo ;quéJ otodos "los l'o-bj"e'tos"cuitlfrales·:'jsOI"}J ciNlliislir1ú:idie.s:,.,,-cs'to es,
-fueron: creados' porIa-tnñuencía' de 'una detenüin:ida~ cirfúristarieia, rpára,·~ef\';iVido's
o aplicados en esa circunstancia. Tienen ciertamente sentido, Pero, tal senti-do o
'.' .,., ,~o::1·.... ·'o·'.}j' -; ·0-.- ... :." .,,_ c, :'''r:')1>!.~'' ._o~!} ".-":'0' ]·1 )1r.':~ -,;~~")\I. ,.
s!gn~fIC"!'.tO,n .no es .unn., jdeu., pl;lra '.,con., \:,,"~Ide~,\n~c.e,s_~qa .., s,ln:o ".gu,~, ~~~, una., 51gln (1:.
cación .referida a' un-determinado problema en lauexistencia de' 'unos-hombrcs.o-c.t
; ,tlH~r 'Jlill »', íO : '¡t~i. IT).rJ-",-p. ',1"1.'») ¡., 1"
512 CIRCUNSTANCIAL/DAD DE LAS OBRAS CULTURALES

Por consiguiente, los productos culturales no deben ser tratados como entes
de razón pura, sino como productos del logos de lo humano, que es diferente de la
razón matemática. No puedo desenvolver aquí el estudio de la lógica de lo humano,
porque si lo hiciese me saldría del tema de este capítulo. Me limitaré a decir que
el logos de lo humano constituye la lógica de lo razonable a diferencia de la lógica
de lo racional. Ahora bien, mientras que la lógica de 10 racional, la lógica mate-
mática es abstracta, en :::ambio, la lógica de lo humano, además de estar referida a
valores y estructurada para la acción en relaciones de fines y medios, está también
ligada a la experiencia vital y a la experiencia histórica." De aquí que el racionalis-
mo matemático de la Escuela Jurídica Exegética francesa en el 9iglo XIX se haya
mostrado como algo monstruoso. En efecto, aquella escuela tomaba los artículos
del Código de Napoleón como verdades matemáticas, absolutas, y prendía de ellos
una cadena de silogismos para ir deduciendo consecuencias ilimitadamente, olvi-
dando con ello que el Derecho positivo no es un conjunto de verdades a priori,
necesarias y universales, como las de la matemática, sino tan sólo obra humana
circunstancial referida siempre a la situación histórica de la que nació y ,a la
situación histórica para la cual fué pensada. Estas consideraciones hacen evidente
que la Ciencia del Derecho, aunc¡uc vea en éste 1.1.0 conjunto de significaciones nor-
mativas y las estudie en tanto que tales, no puede sin embargo prescindir de referir
tales singificaciones al contexto social histórico en el cual y para el cual se gestaron;
por lo tanto, 00 puede prescindir de usar en el estudio del Derecho positivo puntos
de vista sociológicos. sobretos h~(h0~,-.po:o!" _los ,~:;:.!e:;, y p~.rii 1.0.0;;: ¡'::.\..liiJ9T:it:' elaboró ese-
Derecho; asf como sobre cuáles son los. efectos reales, que,. ese Derecho produce
en Ia. vida social de una ...determinada colectividad .en el tiempo-presente., Algo se-
mejantc pqdrla aplicarse .a-das demásxiencias de' la cultura. A~.í! pues~ a~ry9l!e las
ciencias de la t cultura no son. Sociologia, deben sin embargo usar puntos de vista
I

Y.' métodos sociológicos para.' iluminar algunos ~~pectos de, W,s _~~~as,:l)ropi9s.,
(r .L~ .Sociología ,~e la .cul~Qra habrá vde investigar: a] cpál . sea.. la influencin qll~
las situacionesy los. pr.oceso,~. sociales ejercen..509.re I,~..gestación:y, ~J desen~'o!yim¡~n!,o
de Ia .cultura en ge~,~,~al., '.y ,¡4~, cada l~.n.a de sus rumas ~sp~cial~;Lb) s~ilejbSQ.n)os
jpfluj~s . qU,e,. los, con~~n¡d,os cul~ura~es. es .d~ciI, ~~,~, sentidos ~xp[esa~dos,..y reali7.ado~
1

cn.Ias obras, humanas.ejercensobre las situaciones .y los procesos sociales; y e) cuál


~~~~:'e.l j,':lfluJo, de l~ c~Ltt,I·r.a 'ya '.e1\~borada sobre !~ \:iJ~ social. ".; ,.,. -i)'~' rr ~'" .
mr .s '::.I .• r.: ),,' ~,'IJJ;' ,( ',: '~'. "~',
~¡¡ijii<:: ~;nu ne obb~~ r2r(i~q&=Ic:9~2C?~.A PE ).~ J:I}?T0R..IA 1', "1.. I '1' '1¡!~:,í-
orm,;ufw!;qmistpos:ctCmhS de! la 1:l6ot[iologíaw.deJln ~lil'~ur;a;l~t:Tevéstu..estudia' en <términos
cgcrierí1'l:&s,'J zpandoi30n'.ccentemphidool fen~I1af,lpe:rs peet'i,.v.a.i¡~dín-ámk1JJ J d él raizimtedh1?Jl u~
manoJ¡concrd'Oflffi rebtjcg1pG;js{doonlJieiten en euestiopes d~ISóG¡0~og1abdeqla~Histdii.n
MJGUllGdb Idú:hosr.lcmÍls'lgeb.erlilesseo)esaJ,!,NÍyeGció"1Sobre,é1 ,¡lIt'q d",1La ú¡ci.dmsótial
wf1J¡,planJ~jJ.os ,CQ,¡} eXMQm""Í'~dimlidªdILYn~a:n,JIllá"'.!)IO ;;¡l,~Meod>i)¡;¡;>nJ!jeI~>'JlJ w
;;l}.l!<JlQi:!lJ;! Iª,L!\¡!9¡Qfi;¡,lsl~J.~;;.J¡¡;i,I!O[~~'ob"siJt" ob onie ,dtobi ecrolsv '01 ,h, "),,t 1
.'" OJUnq, ,.!le,1QM.e",M. <\\'c),SQGjJlJllg¡~)d~)h¡ cil:Ii,lQri,a¡, ¡Jjp<\aq.te~".¡gn o!.~ fcilºsQ.ijí¡¡¡l~~
#bjl;lí,t<nW,t:!l;cj' ,,y~lllJ,l'RIl'r ¡r} íf~';nmn~ll~> L~'U eb¡,sigY!fJ¡iJ'¡i, jl,!;l C\w¡tifubt<l'J i n¡ja.!l~)'
o ub,im'i2 f.si b015Cfl ¡.obdr:'J? ¡51/l')í!tSJ'b"lljJ nenei'I' .ti)o,61<:.nIoll) l¡G:,? .n:;¡ wbmiku:. o
~). a. VI;3se so fe e ogos de. o razona f"r. sus temas conexos: Rf.CASE1\"S SICl-IES .(.L\IlS).
"N h~P.J~ F;lóYu{¡:; ¡¡¿IRI 0/ dier IA+'!;tiüirqie'i:lI)t'~ti·Mj9:C(}lVééiún~rJ DmtH~i¡IY.? fWnJ(\O\l&)t!M'ttir~j
E({IOt)IDin:fm~[éxi.onlJ19.J-~(,. J;E.n1':J~;djhfJ{ roy UOJPiútt:1l1f Qt~n$iút}:.)~<;YbrdJt!J>!i: H.:ma,-;)Nr!(· núijb.1;,
('11 d texto. :q'afl·n.. n nmb m:ís que indicados.
~ .
EL SUJETO DE LA fIlSTORIA

quién es el sujeto o autor' efectivo y el protagonista auténtico de los acontecimientos


históricos.
A este respecto dice José Ortega y Gasset: " ... el hombre muere y otras vidas
suceden a la suya. La convivencia actual o sociedad de ahora se prolonga asimismo
en la de mañana, en la de dentro de un siglo, como viceversa es continuación de la
de ayer y de la de hace centurias y centurias. Es decir, que nos encontramos con un
nuevo tropel de hechos -los históricos- enormemente más .rico, multiforme, caó-
tico, que el atribuíble a la vida individual o a la sociedad de hoy. En suma, nos
encontramos con el rumor innumerable de la historia universal. Guerras y paces,
angustias y alegrías, usos, leyes. estados, mitos. ciencias: es la pululación superlativa.
el mare magnum de lo confuso e ininteligible. Al pronto, la mente se pierde en esa
selva indómita de hechos inconexos y dispares. La Historia es como el oído con que
oímos tales ruidos; nos cuenta esto y esto y esto. Pero con ello no hace sino incitar
nuestra incomprensión y movernos a demandar: ¿qué pasa en la historia y a quién
le pasa?.. ¿A quién le pasa la historia universal como a mí me pasa mi vida?
¿Quién es el alguien, el mismo de la historia, que pulsa y late bajo sus sucesos?
Ahora bien, ¿cómo sumergidos en el enjambre de los hechos históricos, podremos
descubrir su sustancia permanente, ese alguien o Mismo de que ellos son manifesta-
ción, variación, modificación incesante ?""
Se trata de saber quién produce de veras, auténticamente, los hechos de la
historia, tales como la formación de las múltiples sociedades, los procesos de opinión
pública, los usos, las costumbres, las situaciones jurídicas, los acontecimientos poli-
ticos, el nacimiento, el desarrollo y la caducación de los Estados, los mitos, los
dogmas, las guerras y las paces, las ciencias y las artes, las conquistas técnicas, etc.
¿Quién produce y padece todos esos hechos?
Respecto de esta cuestión de Sociología (yen parte de Filosofía) de la Historia
se han producido intentos de soluciones monistas, es decir, teorías según las cuales
en la sociedad y en la historia hay sólo un único factor verdaderamente protagonista
y decisivo, mientas que todos los otros hechos sociales, culturales e históricos son
un mero efecto de ese factor protagonista.
En primer lugar, hallamos el que puede llamarse monismo máximo y plenario,
el del idealismo universal y absoluto de Hegel. La concepción hegeliana, a pesar de
constituir un monismo pretende incluir dentro de sí la realidad toda, universal, ab-
soluta y única. La realidad única, absoluta y universal es, según Hegel, lo que él
denomina "Espíritu" y que mejor podría llamarse pensamiento o idea.
Otro monismo, íntimamente emparentado con el hegeliano, aunque de direc-
ción opuesta, es el de la concepción economicista de la historia de Carlos Marx.
quien creyó haber hallado la sustancia protagonista de la sociedad y de su acontecer
temporal en el proceso de la producción de los bienes materiales. Este monismo de
Marx, aunque de notoria raigambre metafísica hegeliana, trata además de justifi-
carse por comprobaciones empíricas como explicación de las cstrurtur.ts y de lo:'
cambios históricos.
Hay adema s otros monismos de menor importancia que pretenden explicar cl pro(t'~1l his.
tórico desde un único punto de vista exclusivo. Así, entre esas hipótesis rnonistus. h;lIl.lIlli'.~ la
interpremcián béliu d e /.1 historia. según la (U'II 10 decisivo en las tran~ft)rln:1Cit\IH'~ lH:m.llla~

·1 Cfr. ünTI::GA 'y GASSf.T {josé}, ¡de.u )" Crct'luú.f (Cll'. sobre "En el centen.vio de
Hegel"), Espesa Culpe Argentina. Buenos Aire.~·l\li·);iltl, 1o-to, pro (i(; y s~.
SocIOIOXil>._33.
514 DOCTRINAS MONISTAS EN PILOSOFlA DE LA HISTORIA

sería.~'el cambio en materia de armamentos y de organización militar: Grecia, que es el ante-


cedente y la condición de Roma, Roma misma, y consiguientemente Europa, fueron posibles
gracias a la derrota de los persas por Atenas, en virtud de haber ésta creado una poderosa
escjiadra. Mas tal organización naval obligó a la extensión del servicio militar y Consecuente-
~nte a la democratización, la cual a su vez implicó el .abandcno de lo tradicional y la apertura
del camino al racionalismo, a la ciencia y a la filosofía.5
Otra de las interpretacionescpropuestas ha sido la bidrológíca, a cuyo tenor se dice que
t<l civilización brotó entre dos ríos menores en Mesopctamia; pasó después a un gran río, el
Nilo, y sucesivamente a maces cada vez mayores, al Mediterráneo, al Atlántico, al Pacífico.
. QW¡ .posibilidad de interpretación es la siderCfI: el centro de la historia universal se ha
desplazado en la misma dirección en que marchan las estrellas: de Oriente a Occidente.

B) EL MONISMO DEL IDEAL/SAlO ABSOLUTO DE HEGEL


4.-RESUMEN DE LA SOCIOLOGIA y PILOSOFIA DE LA HISTORIA
DE HEGEL
Remito al lector interesado en una comprensión más a fondo del pensamiento
de Hegel, al capítulo V (epígrafe '7) de este libro, en donde esbozo los supuestos
)' fundamentos de la doctrina de Hegel sobre la sociedad, la cultura y la historia,
que resumo a continuación.
Para Hegel (1770-1831), el gran filósofo alemán del idealismo absoluto y de
la dialéctica, la realidad absoluta es el Espíritu, entendido como idea objetiv«. Todo
lo demás que, en apariencia, se preseo.te como algo diferente del Espíritu, en defi-
nitiva es reverberación, modalidad o efecto del Espíritu. Así, el mundo de las es-
tructuras sociales y el de los contenidos culturales, "en el curso de la historia, cons-
tituye una serie de momentos o de manifestaciones del desarrollo dialéctico del
Espíritu Objetivo. La realidad social y dentro de ella el proceso histórico de la
cultura son una realidad espiritual en proceso, son un desenvolvimiento del lagos.
O dicho con otras palabras, para Hegel, la historia es un proceso de la Idea, esto es,
de una real idad racional trascendente. O con otras palabras de Hegel: "La. razón es la
substancia del UIÜ\'erSo; ... la textura del mundo es absolutamente racional"."
Adviértase, pues ello es necesario para la correcta inteligencia de la concepción
hegeliana de la cultura, que el Espíritu Objetivo es un espíritu que está abl, que
no tiene sujeto. El mundo de lo social en todas sus' manifestaciones se halla ins-
crito en el Espíritu Objetivo.
En cambio, el Espíritu Absoluto es una síntesis del espíritu subjetivo (interiori-
dad o conciencia) y del Espíritu Objetivo. Se manifiesta en el arte, la religión y la
filosofía. \
El Espíritu, mejor dicho, la idea o razón, que es 10 absoluto, de 10 cual brota
todo cuanto \h ay1 -naturaleza, espíritu subjetivo, espíritu objetivo y espíritu abso-
luto-- es, según Hegel, una potencia dinámica, llena de posibilidades qu~ se van
desenvolviendo dialécticamente.
El proceso dialéctico es el desenvolvimiento dinámico del espíritu. La dialéc-
tica es una especie de lógica en movimiento. Mientras que la lógica tradicional había
á DELBRÜCK, Historia del arte de la guerra. efe. ORTEGA y GIlSSET. L'1 illterpretaci6n bélica
de la Historia, en El Bspeaedor. vol. VI.
6 efe. HEGEL, Lecciones sobre Pilosoiis de 1;1 Historia Untrerssl, ed. Rev. de Occidente,
y Universidad de Puerto Rico, 1954.
7 Cfr. ZUBIRI (Xavier}, Naturaleza, Historio, Dios, 1944, cap. "Hegel y el prohlem,¡ me-
tafísico".
SOCIED,1/J CI'LTURñ E HISTORI.1 EN HEGEL 515

considerado los dos conceptos como estáticos. corno perfilados y conclusos. en cam-
bio, Hegel sostiene que en toda posición mental, tesis: se contiene lo que ella cs.
pero al mismo tiempo también el germen de su negación, a 1<1 que nos vemos
impelidos cuando tratamos de apurar esa idea; pero, a la vez, cuando intentamos
asentarnos en esa negación, antítesis.. tampoco podemos "reposar tranquilamente en
ella, pues ésta contiene también la invitación para la negación de $Í propia, la cual
es, en cierto modo, una reafirmación, síntesis. de la primera postura, sólo que de
regreso, es decir, superándola; y, así sucesivamente, es decir, la síntesis funcionaré
corno tesis en una nueva tríada, etc." Veamos un ejemplo: cuando tratamos de
pcns;tf el ser.. 10 concebimos como 10 genérico propio de todas las cosas que son;
pero su contenido no es esto ni aquello, no es nada en concreto. He aquí cómo.
al pensar el ser (tesis), ha brotado "la invitación a pensar lo contrario: la nada
(intíntesis). Pero cuando intentamos estrujar esa noción de Ulula, vemos que no es
nada vacía; es un no ser esto o aquello, pero que en tanto que sea tendrá que
concretarse en algo determinado: un no ser pero tIllE ya a ser, o lo que es lo mismo,
un devenir (síntesis). En el devenir están superados el ser y la nada, en el doble
sentido de: !:I pnl.ibra supcr.ir, es decir, anulados y conservados <:11 forma corrcuidu.
"Y, así, continuamente, "a sacando la razón, de sí misma, merced a ese proceso
dinámico, un número infinitamente vasto de posibilidades racionales insospechadas.
La razón es la esencia y el germen de la realidad. Lo racional es real y 10 real es
racional; porque: no hay realidad que no tenga SlI justificación racional, ni hay
tal.l'poco posición racional que no esté, haya estado. o haya de estar en lo futuro,
realizada." Así, todo cuanto es, todo cuanto ha sido, todo cuanto será no b sino
la realización sucesiva}' progresiva de gérmenes racionales que están todos en la
razón absoluta. es decir, en el espíritu absoluto".
"Resulta, pues, que para Hegel, la última realidad del Universo es por sí
evolución y progreso; ... Sólo que la expresión propia de aquella evolución es la
cadena de la Lógica, la cual es una historia sin tiempo. La historia efectiva es
la proyección en el tiempo de esa pura serie de ideas, de ese pro(l:so lógico. Cada
uno de sus estadios adquiere al fijarse, al acaecer en un instante del tiempo. cierta
existencia aparte. Y la serie temporal de estos acontecimientos evolutivos del Espí-
ritu es la Historia universal. Cada etapa lúgicl (·S rioida, representada, ejecutada
por algún gran pueblo -Egipto, Pcrsia, Grecia, Roma, c:tc.-, que de este modo.
como momento necesario en el autoconocimiento del Espíritu Universal, adquiere
un sentido, un valor absoluto".
"Hay en la filosofía histórica de Hegel l.i ambición de jus-tificar cada época.
cada etapa humana, evitando la indiscreción del vulgar progresismo, que considera
todo el pasado como esencial barbarie ... Hegel quiere demostrar, por el contrario,
que lo histórico es emanación de la razón, 9uc: el pretérito tiene buen sentido o,
dicho de otro modo, que la Historia universal no es una retahila de inepcias. sino
que, en su gigantesca secuencia, ha pasado algo serio, algo que tiene realidad, es-
tructura, razón. Y para esto intenta mostrar que todas las épocas han tenido razón,
precisamente porque fueron diferentes y aun contradictorias ... -Conviene añadir
unas palabras sobre lo que: Hegel considera como pasado histórico .. ' Pasado. en
, Cfr. GARcíA MORE;\:TE (Manuel), Lecciones pTelimiJ/"~"J de Pilosoiía, Tucumán. 1')38,
lec. x 1. pp. 374 Y S".
~. Trunsrritu de jcsé ORTEGA y (j,'55fT, Hegel J .411/t:,ird, en El Espectador Lli." ',L
516 SOCIEDAD. CULTURA E HISTORIA Er-.' HEGEL

Hegel, son sólo aquellos pueblos que formaron claramente un Estado, La vida
pré-estatal es irracional, y Hegel, en su racionalización de la Historia, no llega
a la generosidad de salvarla}' justificarla toda ... Antes del Estado no hay historia,
sino s610 prehistoria, la cual se ocupa cid hombre naturaleza, sin auténtico pasado,
como no lo tienen los átomos. Los pueblos primitivos, continentes enteros, no en-
tran en la historia. Son pueblos -dice-- de conciencia turbia. Lo único propio
digno de consideración filosófica es recoger la historia alH donde la racionalidad
empieza a manifestarse en su existencia terrestre".'?
Adviértase que esa concepción de Hegel constituye propiamente un ensayo de
Filosofía de la Historia -uno de los más grandiosos-e- y que, por tanto, rebasa
en mucho los marcos de la Sociología de la cultura. Pero, contiene dentro de sí
• y en Su desarrollo una Sociología de la cultura, ya que las estructuras )' los pro-
cesos sociales se entretejen con la cultura y son manifestaciones del Espíritu Razón.°
5.-CRITICA DE LA DOCTRINA SOCIAL E H1STOR1CA DE HEGEL
Reconozcamos, ante todo, no sólo la formidable y genial grandiosidad del pen-
samiento hegeliano sobre la sociedad y la historia; reconozcamos también la ingente
cantidad de finas· y agudas interpretaciones que contienen sus Lecciones sobre la
Filosofía de la Historia Universal. Pero, una vez formulado este reconocimiento,
es preciso subrayar, asimismo, lo hiperbólico y desorbitado de su concepción. El
mon;c;mo rlp !~. idea se desborda imper ialistamcnte queriendo ~!beig.:.de tcdc dentro
de sí. Para eso, tiene que forzar a menudo los datos que no entran fácilmente
dentro de la construcción dialéctica, y desconocer lo que puede ser encajado en ella.
Así, la primera gran objeción de conjunto contra esa concepción de la historia
de la cultura consiste en reprocharle que ("11 vez de buscar la razón inserta en la
historia, es decir, la razón propiamente histórica, ha querido llevar a ella una ra-
zón forastera inyectándole el formulismo de su lógica. En efecto, Hegel trata de
encajar la historia dentro de su construcción dialéctica a priori, y, por lo tanto,
en vez de investigar la historia, la cons-truye por su propia cuenta.
Por otra parte -y esto constituye da segunda gran objeción- Hegel incurre
en el gravísimo error de no advertir que la Idea, Razón, por sí, exclusivamente,
carece de fuerza o de influencia para realizarse. No lo ve, porque Hegel ha ccn-
vertido místicamente la Lógica en la realidad absoluta y única. Pero lo cierto es
cabalmente lo contrario: es que el espíritu puro, es decir, la Idea o Razón, en sí
y nada más que por sí, es impotente para convertirse en realidad tcmpo-espacial.
Para ejercer una acción efectiva en la realidad, precisa encarnarse o alojarse en
factores reales, como son las tendencias, los impulsos, los apetitos, las urgencias,
los intereses, los entusiasmos, los temores, etc. Como acertadamente muestra Sche-
ler,» para que de las puras ideas brote algo en el campo de los hechos reales
-incluso en el campo de los hechos en que se manifiestan las ramas más elevadas
de la cultura espiritual- es preciso el concurso de la fuerza y de la acción selec-
cionadora que ejercen los factores reales, y es necesaria la libre causalidad volitiva
de los grandes directores de las actividades humanas.
10 efe. OB.TF.GA y G/l.SSET, ObTlJJ Completas, tomo JI, pp. 559 Y ss.
11 Cfr. SCHELER (Max), Sociología del Saber -trad. de José Gaos->, Biblioteca de la
Revista de Occidente, Madrid, 1935.
EL MATERIALISMO HlSTORICO 517

C) EL MONISMO ECONOMICISTA O MATERIALlSTA·/lISTOR1CO DE CARLOS MARX

6.-RESUMEN DE LA CONCEPCION ECONOMICISTA DE LA SOCIEDAD,


DE LA CULTURA y DE LA HISTORIA DE MARX
Marx sostiene que la realidad económica (procesos de producción de los bienes
materiales) es la base radical y la causa decisiva de toda situación social y cultural;
y que todo el proceso histórico y de la cultura es el efccto de 195 cambios que tienen
lugar en la estructura y funcionamiento de las fuerzas económicas.w Es en la eco-
nomía donde hay que buscar la anatomía )' la historia de la sociedad y de la
culture en todas sus ramas y en todos sus aspectos. Filosofía, ciencia, religión. arte,
ideas políticas, Derecho, etc., son tan sólo efectos, epifenómenos o superestructu-
ras que descansan en y van a remolque de la realidad principal, que es la realidad
económica; son meras consecuencias de lo que pasa en la realidad económica.
Según Marx, en el proceso concreto de la producción de los bienes materiales.
los hombres contraen relaciones independientes de su voluntad, necesarias, deter-
minadas. La totalidad de esas relaciones' constituye la urdimbre económica de la
sociedad. Sobre esta urdimbre se forma una superestructura jurídica y política, a
la cual corresponden, a su vez, determinadas modalidades de conciencia en todos los
órdenes (religioso, filosófico, científico, arrístico, etc.).
Así, pues, las fuerzas materiales de producción, según el momento de desarrollo
en que se encuentran, engendran unas determinadas relaciones de producción; las
cuales constituyen la base y el agente protagonista de todo el proceso social. culo
tural e histórico: De esta suerte, Jos instrumentos, las condiciones y las formas del
proceso de producción de los bienes económicos, determinan de una manera general
el proceso social, político e intelectual de la historia.
La economía, realidad social básica, y agente protagonista del proceso histórico,
es una realidad dinámica que se desenvuelve dialécticarnente, es decir, en la forma
de la dialéctica de Hegel. Sólo que. mientras gue en Hegel la realidad auténtica es
la Idea, en cambio, para Marx, la realidad social básica es la economía. Pero esta
realidad se halla en transformación según (:1 ritmo de las leyes dialécticas, es decir,
en sucesivas triadas de tesis, antítesis y síntesis. Cada situación en la base eco-
nómica, al irse desenvolviendo, crea las condiciones antitéticas que la niegan, sus-
citando el paso a la situación contraria. Mas con ésta (antítesis) ocurre lo mismo,
de suerte: que engendra su propia negación (síntesis). Ahora bien, la síntesis en
tanto 'lue negación de la primera (tesis), constituye una especie de reafirmaci6n
de esa primera (tesis), sólo que de otro modo, es decir, en forma de superación
de la oposición entre la tesis )' la antítesis. La síntesis rebasa, supera la tesis y
la antítesis, al mismo tiempo qut.: conserva y resuelve la oposición, entre ellas. Pero
esa síntesis, a su \'CZ prosiguiendo el movimiento dialéctico, funciona como tesis
j

de: una nueva tríada que inaugura; y, así, sucesivamente. De esta suerte se va
pasando, según tal ritmo dialéctico, a través de las sucesivas formas de propiedad,
que son a la voz formas de producción: la primitiva. comunal, la antigua (escla-
vista.) , la feudal y la capitalista; y a esta última la habrá de suceder la. socialista.

1 ~ 1':0 voy a ocuparme aquí de: la totalidad de: la obra de Carlos M.... RX, sino que estudiaré
tan sólo su concepción eccnomicista de la Historia, llamada materialismo histórico, pues es 13
tecrl.r que viene en nle~tión rara ti IC'T11i1 ahora examinado
5]:1 EL MATERIALISMO HlSTOR/CO

Así, cada época histórica lleva en su seno el germen de la socieded futura


que ha de sustituirla. El proceso de evolución se cumple necesariamente de 'acuerdo
con el movimiento dialéctico. A su vez, la nueva sociedad lleva en sí misma el
germen de otras nuevas contradicciones.
Cada nueva forma o constelación de fuerzas económicas crea una nueva for-
ma de organización social, promueve una clase social propietaria de los medios de
producción y otras clases subordinadas a ésta, y determina una nueva conciencia po-
lítica e intelectual. La moral, el Derecho, la filosofía, el arte y, en general, todas
las ideas, son los resultados de las relaciones de la clase social dominante. "Así,
la forma de producción de la vida material determina, en sus líneas generales, los
procesos sociales, políticos e intelectuales. No es la conciencia del hombre la que
determina la existencia de éste, sino que es su existencia social la que determina sus
formas de conciencia" .13
Cuando cambia la constelación de los procesos económicos, tiene que variar
también la superestructura jurídica, las ideas políticas r la conciencia intelectual.
Pero sucede muchas veces que la mutación de las formas jurídicas, políticas
e intelectuales se produce con un cierto retraso respecto del cambio de las fuerzas
productoras económicas, por la subsistencia. fosilizada de las superestructuras an-
teriores. Entonces, esas formas O superestructuras anticuadas se hallan en contradic-
ción con las relaciones de producción existentes de ese momento. "Esas formas de
propiedad, que constituían antes los modos de desarrollo de las fuerzas producto-
ras. se convierten en obstáculo P¡ila dichas fuerzas. Entonces nace una época de
revolución social. El cambio de la base económica arruina, con mayor o menor
rapidez, toda la enorme superestructura ... Hay que explicar el conflicto por las
contradicciones de la vida material, por la lucha. entre las fuerzas productoras de
que es capaz. Las nuevas formas de la producción, superiores a las precedentes, no
ocupan un lugar antes de que sus razones materiales de ser se hayan acabado de
desenvolver en el seno de la vieja sociedad". Pero, a la postre, cuando la super·
estructura no ha seguido a la estructura real de las fuerzas de la sociedad, es decir,
a la economía, }' el grado de tensión entre la nueva realidad económica y la "jeja
forma jurídica (correspondiente a la anterior realidad económica) llega a su ex-
tremo, entonces la vieja superestructura salta en pedazos al impulso de la nueva
realidad económica. Así ocurre, decía Marx refiriéndose a su época, que sobre
la economía contemporánea, que es acentuadamente cooperativa. perdura todavía
anqqilosadamente un inadecuado régimen individualista, el del capitalismo. Y Marx
anunciaba como predicción, descubierta por ras leyes de su dialéctica económico-
social, que el régimen capitalista se arruinaría por sí mismo, en virtud de las
contradicciones reales que estaba engendrando cada vez en mayor escala; y enton-
ces llegaría a su plenitud la nueva estructura económica, la cual determinaría f 01-
zosamente el derrumbamiento del sistema jurídico burgués y la formación de un
si-terna jurídico congruente con la nueva realidad económica, es decir, socialista.
Ahora bien, el régimen socialista es presentado por Marx, dentro del rigoroso rna r-
ca del sistema de la dialéctica económica, como un acontecimiento que forzosamente
tendrá que producirse. No se trata de una acción inspirada en un programa de jus-
ticia, sino que consiste en la predicción de un suceso, que forzosamente tendrá
tlue producirse: s~:gún las leyes de la dialéctica económico-social.

13 Cfr. M.... RX, C,ítica de Id Economía Política, Prefacio.


EL MATERIALISMO HISTORICO 519

Con la teoría del materialismo histórico o interpretación economicista -se co-


necta la doctrina de la lucha de clases. "La historia de toda la sociedad humana,
pasada y presente -dice Marx-, ha sido la historia de la lucha de clases. Hombres
libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y oprimidos, ban estado en aguda
oposición unos frente a otros".14 La historia es lucha, lucha entre dos clases: la
dase retardataria que trata de que subsistan las relaciones de producción que ya han
caducado, es decir. las superestructuras jurídicas de antaño, que la benefician y le
conceden la situación privilegiada de explotadora; y la clase progresista, que trata
de restablecer la rota armonía entre la base económica y las superestructuras, y hace
esto porque forma el grupo de los explotados. quienes esperan una situación mejor
para cuando advengan las nuevas relaciones de producción, es decir, el régimen,
que en realidad corresponda a la base económica del momento.'! Según esta doc-:
trina, el conflicto se da, porque, como la realidad económica varía, siempre en-
gendra nuevas formas de producción que no concuerdan con el contenido de las
anteriores superestructuras sociales; lo cual determina que por la lucha de clases
se restablezca nuevamente la armonía.
Entre explotadores y explotados se establecen relaciones económicas de sujeción,
que son, mantenidas por medio de la fuerza, el fraude, la persuasión, la tradición,
la costumbre de la mayoría de los explotados, quienes llegan durante algún tiempo
a considerar legítima tal organización. Adviértase que, durante determinado tiempo
y en cierto sentido, es legitima .en tanto que esté conforme con las cond iciones
técnicas de la producción existente. Así, la esclavitud y la servidumbre -aunque
fruto de la fuerza- estuvieron adecuadas a las condiciones de la producción antigua
y rnedioeval, pero desaparecieron cuando por la transformación de éstas se hizo
más útil el trabajo libre. Sin embargo, la oposición entre los opresores y los opri-
midos ha existido y existe por doquier: hay entre ellos una lucha constante, unas
veces enmascarada, otras veces abierta. Esta lucha termina invariablemente en una
revolución, que transforma toda la estructura social, O en la ruina de ambas clases
contendientes. Ahora bien, Marx considera que el conflicto entre la burguesía y el
proletariado es la etapa final de la lucha de clases, pues cuando se instaure la
organización socialista habrá desaparecido el antagonismo.

7·-COMENTARIOS PARA LA INTERPRETACJON DE LA CONCEPCION


ECONOMICA O MATERIALISTA DE LA SOCIEDAD, LA CULTURA
Y LA HISTORI,\ DE MARX

a) S,/(p"eJIOJ )' [nnd.rmentos bege/ianoJ


Para comprender correctamente esta doctrina de Marx, es preciso darse cuenta
de ()lIC toda la estructura de dicha teoría es de carácter hegeliano. En efecto, CS~l
concepción marxista parte de premisas a priori. 1.1 dialéctica. y constituye una
nucvn mcratrsrc.r de la cultura y de la historia. O dicho con otras pnlnbrus, (.'1
rnatcrialismo histórico no es, como algunos han creído frívolamente, un ensayo dr
CiCllli.l empírica. antes bien. ror el contrario, una construcción filosófica apoyada
sobre supucstos aprioristas. Pnru percatarnos de esto. bnst.r recordar el pape! que:
1-1 M . \HX, I\!.¡,:ifi¡'"f¡j (OIl.'lIlti.oI.l, C;lp. 1.
1:, efe. DO.\li\;Cl·jc:,. (Vir~jlil)). Ei f:l;/.'i'r':.ilhmo /:!.f/Jl'ilf'. l\f¿'Xil'(). l\).;~. 1'1'. 11" v ~.~
520 El. AiATERIALlSMO HISTORICO

juegan las ideas de fuerza substantiva y de GlUSa decisiva y central, aplicadas a


la producción económica, como explicación total y última de la sociedad y 'de la
historia. Son ideas de pura cepa metafísica y no resultados de la experiencia. Y,
sobre todo, a este rc-specto, urge tomar en consideración el papel esencial que el
método dialéctico desempeña en la construcción marxista. El método dialéctico es
un principio a priori de la. razón, gracias al cual se trata de hacer comprensible
la realidad; y no es en modo alguno un mero resultado de la experiencia.
Se ha dicho que Marx puso del revés, invirtió, el sistema de Hegel. En lugar
de aplicar, como 10 había hecho Hegel, la realidad social }' cultural histórica por
la Idea o corno Idea, Marx trató de aplicar las ideas por la realidad económico-
social, a cuyo proceso aplica el esquema dialéctico. Es más, el propio Marx se
manifiesta en estos términos, al decir: "Mi método dialéctico no sólo es distinto del
de Hegel, sino que es opuesto. Para Hegel, el proceso vital del cerebro humano)
esto es, el proceso del pensamiento, que él transforma bajo el nombre de Idea en
materia independiente, es el verdadero demiurgo del mundo real; y ese mundo es
tan s610 la forma externa) fenoménica de la Idea. Para mí, por el contrario) las
ideas no son más que el mundo material reflejado en el cerebro humano y tradu-
cido en formas de pensamiento.">" En este párrafo de Marx se hace patente la
diferencia entre la dialéctica idealista de Hegel y la suya economicista. Pero asi-
mismo es patente que, a pesar de esa oposición fundamental, persiste el esquema
de explicación dialéctica. En efecto) nótese que, a pesar de todo el cambio que su-
pone esa inversión re:lli7.~ri¡¡_ p0!' Marx, el sisrerna dialéctico PUé5tü del revés -es'
decir, descansando sobre la realidad económica en lugar de apoyarse sobre la
Idea->, sigue siendo sistema dialéctico con pareja estructura. En vez de ser el
Espíritu o, mejor dicho, la Idea el sujeto de la historia, es la historia real econó-
mica la productora del mundo espiritual, pero según una urdimbre dialéctica de
impronta hegeliana. Esto es 10 que ocurre, en el fondo) con el pensamiento de
Marx, a despecho de la ambigüedad y equivocidad de muchas de sus expresiones Y

b) El materialismo histórico es sólo un ensayo de teoría de la sociedad, de la cultura


)' de la historia, y 110 -una filqsofía materialista general
El hecho de que Marx usara eventualmente la expresión de "materialismo his-
tórico" .para denominar su teoría económica de la sociedad, de la cultura y de la
historia, ha inducido a una grave confusión en algunos intérpretes) por cierto muy
superficiales: la confusión de creer que esta doctrina marxista se halla conectada
Con la filosofía materialista, es decir, con el materialismo a la manera de los an-
tiguos, Demócrito, Lcucipo y Lucrecio, o a la manera de los modernos, Holbach,
Helvetius, Moleschott, Büchner, etc. Ese materialismo filosófico constituye una opo·
sición contra el dualismo y plur~lismo metafísicos. Frente a éstos, que sostienen que

ro MARX, prólogo a la segunda edición de El Capital.


11 Benedetto CROCE (MaJerialismo histórico y Economía marxista, trad. de la 5' ed. it.,
por Oberdan Caletti, Ediciones Imán, Buenos Aires, 1942, pp. 23 Y ss.}, trata de disminuir la
conexión entre Hegel y Marx. Ahora bien, el propio CROCE dice que esto lo expresa sólo
en forma dubitativa. Por mi parte, creo que aunque (ROCE tuviese razón, con dio se vendría
3. significar que la inversión o reversión del sistema hegeliano realizada por M~RX no fué total,
no llegó a concebir la historia como sistema de puras fuerzas, antes bien, el factor económico. en
tanto que protagonista de la dialéctica, si bien no es idea, tiene contextura racional. Y esto
es cabalmente lo que creo que sucede con MARX, que era todavía algo idealista.
EL MATERIAL/SAlO lIIS'fOIilCO 521

en el mundo no sólo hay seres materiales, sino otros seres (psíquicos, espirituales,
etc.), el materialismo filosófico afirma que los únicos seres substanciales son los
corpóreos, es decir, los extensos, y que todos los demás seres son nada más que
modos y relaciones de la materia; e insiste sobre todo en que 10 que se llama
espíritu es tan s610 una manifestación de lo corpóreo. Ahora bien, este problema
ontológico sobre la unidad o la pluralidad de los seres substanciales, al cual el
materialismo filosófico trató de dar una respuesta monista afirmando que el único
ser substantivo es el del ser corpóreo, es un problema que no cabe dentro del área
de las preocupaciones de Marx. O dicho de otro modo, Marx no se ocupó ceno
tralmente de esta cuestión ontológica. La obra de Marx ofrece una teoría sobre la
sociedad, la cultura y la historia; pero no una Filosofía general, en la que se trate
el tema básico de la ontología. Por eso, no hay vinculación esencial entre las viejas
doctrinas del materialismo filosófico y la concepción dialéctico-econornicista de- la
sociedad de Marx. Se trata nada más que de una fortuita y eventual coincidencia
verbal en el uso de la palabra materialismo. Pero que hay que advertir que ese
vocablo materialismo lo emplea Marx tan sólo metafóricamente para designar su
concepción, y aun nada más que de un modo eventual. Es bien significativo que
Federico Alberto Lange, en su famosa Historia del materialismo, no se ocupe de
Marx.v Esta omisión está perfectamente justificada, porque el materialismo his-
tórico dé Marx nada tiene que ver con el materialismo filosófico general.
Mas era necesario hacer esta aclaración, por obvia que ella sea, ya que ha habido
algunos autores que frívolamente, amparándose tan sólo en esa coincidencia pura-
mente verbal (del empleo de la palabra materialismo), han pretendido rcalizazr
una peregrina simbiosis de la teoría socio-cultural de Marx con el viejo materia-
lismo filosófico. Así, por ejemplo, Plejenov'v y otros autores rusos.

c) ivíoninno )' determinismo en la teoría economicista de la sociedad


y Id historia de Marx
Se ha discutido y sigue discutiéndose prolijamente si el materialismo histórico
de Marx implica o no una posición monista y además una posición determinista.
Si se atiende a los textos fundamentales de Marx y, sobre todo, al sentido y
la estructura esencial de su concepción de la sociedad y de la historia, parece indu-
dable que su doctrina es monista, puesto que quiere explicar totalmente la realidad
social y el proceso histórico de la cultura como meros efectos del factor económico.
Este desempeña, según la concepción de Marx, el papel de protagonista en la so-
ciedad y en la historia. Los demás ingredientes y resultados de la sociedad cons-
tituyen tan sólo efectos secundarios, reverberaciones O reflejos de lo que existe y
sucede en la entraña económica. Esto aparece clara e inequívocamente en los textos
en que Marx expone su tesis del materialismo histórico. Y esto constituye precisa-
mente el rasgo original de esa concepción, lo que la ha individualizado en la historia
del pensamiento, lo que ha hecho de ella tema de larga y minuciosa controversia.
Adviértase que el esquema de la historia socio-cultural se presenta, en la doc-
. trina de Marx, como trasunto de la dialéctica económica, la cual es la entraña
18 Cfr. 1.ANGE (Eriedrich Albert), Gescbicbte des MflJ('rú/ümuJ nnd Kritik seiner Bedl!lI-
JJmg in da Geeenwen, R· cd., sacada a luz por Hermana Cohen, dos tomos, Leipzig, 1908.
19 Cfr. PLEJANOV, l3eilraege zxr Gescbicbte del Ma/er;¡¡lúrnNJ. Stuttgart, 1896.
522 ALCANCE Y SENTIDO DEL MATERIALISMO lIlSTORICO

efectivamente real y la fuerza decisiva de la sociedad, de la cultura (mero epife-


nómeno, capa periférica superestructural) y de la historia.
Este monismo eccnomicista, articulado en el proceso dialéctico --el cual es
íncxorable-, implica una posición de determinismo social histórico. Es decir, im-
plica que quien teje los hilos de la politica y de la cultura y quien mueve el pro-
ceso histórico es el factor económico en movimiento dialéctico. Por tanto, el hombre,
con sus pensamientos y con sus ideales, con sus planes y programas, no es el pro-
tagonista que él cree ser ingenuamente; sino que es mero títere movido por los
hilos del factor económico, es hoja que lleva la corriente de la dialéctica econó-
mica. El hombre no puede configurar su vida, según proyectos que él se proponga,
sino que es la realidad económica la que se refleja en su mente, produciendo en
ésta sus pensamientos) y determinando sus acciones.
Tal es la concepción económica de la sociedad y de la historia de Marx: mo-
nista, determinista, duramente mecánica y naturalista, con una nota de frío fatalismo.
Ahora bien, muchos marxistas alegan que tal interpretación no es correcta, y pretenden
aducir que Marx, si bien llamó la atención sobre el influjo decisivamente determinante que la
economía tiene en la sociedad y en la historia, no negó que a su vez los demás factores (polí-
ticos, filosóficos, científicos, etc.) , puedan influir sobre la economía, ni negó que el hombre
con su acción pueda contribuir a la orientación de Jos acontecimientos históricos. Alegan que
hay que interpretar el pensamiento de Mane en el sentido de que la economía es el factor deter-
minante en última instancia de la historia, pero no el único determinante; es la base, pero sobre
ella actúan los otros factores, es decir. los factores de le superestructura (Formas jurídicas,
jJuií¡iI.:as, teocias fuosóñcas, intuiciones religiosas, etc.); de suerte que, aunque la estructura
económica es el factor principal, se producen influencias recíprocas entre ésta y Jos factores
de las superestructuras.w Todo esto ciertamente se acerca más a la verdad (o contiene menos
cantidad de errores) que el puro materialismo histórico -tal como ha sido expuesto más
arriba-, monista. determinista, unilateral, fatalista; pero no es la auténtica doctrina del ma-
terialismo histórico que Marx· construyó. Porque, en el momento en que se admita que en la
sociedad no actúa como configurante de ella solamente el factor económico. sino también otros,
aunque sea en menor cuantía, y en el momento en que se acepte que el hombre puede actuar
en la historia reformando su cauce, y que puede orientar el proceso de ésta, en ese momento
se ha abandonado ya la dialéctica económica.
Cierto que los que tratan de echar agua al vino, de aguar el material ismo histórico: re-
banándole su dimensión monista y su carácter de frío y mecánico determinismo, abonan esta
interpretación moderada o cercenada, presentando algunos textos de Marx en los cuales parece
que éste hace concesiones a ln realidad e influencia de otros factores diversos del económico
y a la Jibre acción de los ho.ubrcs. Ahora bien, sucede que esos textos, aunque escritos por
Marx, constituyen una conrrad.oión a su tesis fundamental del monismo económico y determi-
nista. Nada tiene de raro que asf sea, porque hay pensadores. incluso entre los geniales, que
incurren en contradicciones. Tal es el caso de Marx. Pero en Marx esos aspectos contradictorios
cobran una situación de especial dramatismo, tanto, que merecen una consideración aparte.

d) Contmdicción e111]1e el materialismo histórico y ia pq/ítira socia/isla


Marx, sin perjuicio de la genialidad de' su producción intelectual, fué en efecto un pero
sador con contradicciones. y la. contradicción tal vez más notoria y dramática es la que se d.l
entre sus tesis del materialismo histórico por una parte, y su personalidad humana, que alienta
un ideal socialista, por otra parte.
La tesis del materialismo histórico conduce a consecuencias negadoras de la axiolog¡a sn-
cial. La tesis economicista quiere constituir exclusivamente un ensayo de explicación causal de

20 Cfr. CU'·II.I.IER (A.), 11l1rr"Jd/lcciólI a [n So¡"iolo/!,íd. trnd .• h- R, Llnmosa. México, caro 3.


p:íl"J'afo IV.
CONTRADICCION ENTRE LA rEORIA y LA ACClON DE MARX 523
los fenómenos sociales. Ahora bien, no sólo no constituye ninguna estimación de justicia y
no Formula ningún ideal normativo. sino que además niega la posibilidad de ningún ideal,
lmcque deja al hombre supeditado necesariamente al juego dialéctico de las fuerzas económicas.
Mas de otra parte alienta la obra de Marx -y sobre todo, más que la obra, su vida de
politico-«, la atormentada preocupación de emancipar a le clase obrera, el afán de redimirla,
el anhelo de una situación más justa. Hay en la conducta de Marx un pasbos de redención, de
reforma o, mejor dicho, de revolución, que implica un ideal normativo. Así, pues, coexisten
en Marx la doctrina mecánica fría, deshumanizada, determinista de la dialéctica económica, por
una parte, y la vocación por la justicia social de otra.
Precisamente esa coexistencia de lo uno y de lo otro constituye una contradicción inaenjada
e Inzanjable: la contradicción entre una doctrina filosófica que niega la acción de todo prin-
cipio ideal y un movimiento animado por un afán de justicia social, con caracteres mesiánicos.
En eieao. de un lado, la dialéctica económica de la historia en la que hay una nota de frío
Fatalismo, de inexorable concepción mecánica, de dureza prusiana, que desconoce o aniquila
al hombre: y, de otro lado un sentido redentorista y apostólico, que aspira a una sociedad más
justa. Esta es una contradicción siempre presente e inevitable, que no puede ser eliminada por
las meras cabriolas de lenguaje o por las metáforas brillantes. que han sido urdidas para sal-
varla. No es suficiente decir que el partido socialista no se propone provocar por su acción
la subversión de la estructura social -pues ese cambio puede sólo verificarse por virtud de la
dialéctica econórnica-c-, sino que se propone tan sólo ilustrar al proletariado para que, cuando
se produzca la subversión, el parto del nuevo orden social se verifique del mejor modo y en
13.5 mejores condiciones posibles; es decir, que el partido socialista no va a ser el generador del
régimen socialista, sino tan s610 el partero que prepare y asista, para que el alumbramiento
se verifique con el mayor éxito. Esta es una imagen muy brillante, pero con la cual no se puede
eliminar la contradicción. La contradicción existe porque, para casi todos los socialistas -y
también para Marx- el socialismo es pensado o en todo caso sentido como una aspiración
de justicia, como un esfuerzo de acción puesto al servicio de ese afán, y no como el anuncio de
una forzosidad ineludible, acarreada por la dialéctica económica.
Para que se advierta que esta contradicción es insalvable, como no sea sacrificando uno de
sus términos, basta pensar en lo siguiente. Según el materialismo social estricto, ni las ideas,
ni la política, ni el hombre son fuerzas auténticas en la historia, sino que, por el contrario, esas
ideas y también la manera de actuar de los hombres son el resultado de la. realidad económica.
Así pues, desde el momento en que se hable de que el hombre puede. por su propia iniciativa
y por S'IIS propias fuerzas, actuar sobre el proceso de la. historia, reformadora o revolucionaria.
mente, en este momento se ha abandonado In tesis del puro materialismo social, porque, entono
ces, el hombre. de mera expresión de las fuerzas económicas pasa a ser agente actuante por su
propia cuenta en la historia. Pero siendo así, la economía ya no sería el factor determinante
de 1-,1 estructura social y el protagonista único de la historia, porque tendría que compartir- su
acción con la política. Entonces, la política ya no sería exclusivamente la sierva de la economía,
sino que podría actuar a su vez sobre ésta.
Según el materialismo histórico estricto. el socialismo no se presenta como un debtv ser,
sino como un inexorable tener que ser; es decir, no es un programa normativo, sino el anuncio
de una forzosidad, acarreada necesariamente por el movimiento de la dialéctica económica: esto
es. como un suceso que forzosamente, que fatalmente tendrá que OCurrir como parte de una
próxima etapa en el movimiento dialéctico de la economía; por lo tanto, corno un hecho natural
y no como un programa justo, pues la dialéctica económica no emite juicios de valor. Ahora bien,
el socialismo, incluso para Marx, es sentido como norma de acción. Mas ocurre que el actuar
según normas que se consideran inspiradas en un ideal de justicia, se sale uno de la órbita
fatal de la dialéctica económica exclusivn.O

n Adviértase que ha habido, hay, y probablemente seguirá habiendo, muchas orientaciones


socialistas (y algunas, por cierto, muy extremas) ajenas e incluso francamente contrarias a la
concepción materialista de la historia.' Así, p. c. en otros tiempos, antes de Marx: Saint Simon,
el cartlsmo, Fourier. Flchtc, Lasalle: y. después: Tugan Baranovsky. Radbruch. Heller, Mee-
Donnld, muchos fabianos ingleses, jaures. Blum, el solidarismo francés, Fernando de los Ríos,
y otros pensadores. partidos y movimientos, algunos de ellos de tendencia revolucionaria, pero
annmarxistas.
524 CONTRADICClON ENTlIE LA TEORIA y VI ACClON DE AH/iX

Cierto que Marx Iué a la vez una persona movida ror un afán redentorista de justicia
-tal vez, en él herencia cultural de la tradición israelita- y el autor de (a concepción económica
de la historia, en la que no se puede por menos de ver una nota de prusianisrno. Ahora bien,
aun reconociendo la importancia de la tesis del materialismo histórico, yo creo que lo capital
en Marx era su aspiración socialista, mientras que aquella doctrina del determinismo e.onóru¡«-
representa una. curiosa peripecia. Probablemente, en Marx, el afán insobornable animador de
toda su vida -y también de su obra teórica, bien consciente, o más bien subconscienterncnte c-,
fué el anhelo de una transformación social al servicio de la justicia distributiva, en un sentido
colectivista. Mas, en su época, la principal crítica que se dirigía contra el socialismo era la de
que constituía una bella utopía, pero irrealizable. Pues bien, probablemente Marx quiso buscar
para el socialismo una base muy firme, que resistiera sobre todo a tose reproche de ser un
ideal de imposible realización. Y, para destruir ese reproche, tuvo la ocurrencia de hacer menos
hincapié en un programa de deber ser, y quiso presentar el socialismo como una [orzosídsd,
que necesariamente tendría que producirse, independientemente de los designios voluntarios de los
hombres, como organización social adecuada a la nueva etapa del desenvolvimiento económico,
en la que el capitalismo habría perecido por las contradicciones engendradas en su sen').
Marx elaboró su obra teórica en una época en que lo que disfrutaba máximo prestigio en
el mundo era la ciencia, especialmente la ciencia de los laboratorios. Verosfnulmentc ese clima
intelectual ejerció sobre él un influjo poderoso, haciéndole derivar hacia una postura realista,
e inspirándole la denominación de científico para su socialismo basado en la economía. Pero
no fué esa Ia influencia principal recibida; por otra parte, en su concepción intervino muy
decisivamente una vocación metafísica fundamental, alimentada por las enseñanzas hegelianas.
De esta curiosa simbiosis entre metafísica hegeliana por una parte, y espíritu cientificisra de
la época, por otra, nació como extraño producto la concepción económica o materialista de la so-
ciedad y de la historia; teoría desconocedora de los valores humanos -en lo que tiene de clara
herencia hegeliana-; pero fraguada precisamente al calor de una aspiración humana de redención
do: lo:; humildes y cvu el propósito de servir a una aspiración de justicia -e-aunque teórica-
mente soterrada- real y operante en el ánimo de Marx. Y así, Hermann Heller, uno de los
más destacados pensadores socialistas de nuestro siglo, ha interpretado esta paradoja en el sen-
tido de ver en la obra de Marx una nueva manifestación camuflada de la creencia en un Derecho
natural, concebido en dinámica transformación, y entendido como un orden inmanente a la so-
ciedad, orden que no sólo sería un hecho, sino que además ser¡a valorado como bueno }' jus~o.~::!

e) Rectificaciones esenciales introducidas por los revisíoniv.u a las tesis


del materialismo histórico
Ahora me referiré a las rectificaciones sustanciales que introdujeron en Ja concepción eco-
nómica de la sociedad y la historia una serie de discípulos de Marx, quienes, queriendo j-vnua-
necer en apariencia fieles al socialismo de su maestro y e muchas de sus doctrinas económicas, sin
embargo sometieron a crítica y reformaron la teoría del materialismo histórico.
El padre de los neo-marxistas y revisionistas en Rusia fué Pedro Srruve, quien rechazo ti
fatalismo de Marx y se mostró francnrnente revolucionario. Considera '-1ue 1;1' (·\'olt;ci':lfI ;>¡).
cial y la dialéctica nada tienen en común. 2 3
Eduardo Bernstein (1850-1932) pensador y político socialista alemdn, :1mib"110 colnbo.ndor
de Engels, propuso en 1889 una labor de revisión de algunas doctrinas de Marx, y especial-
mente del materialismo histórlco.w Bernstein dió del materialismo histórico una interpretación
muy distinta de la que se desprende de las pdginans de Aba. Afirma Bcrnstein que en Ll
configuración de la sociedad y en el proceso cultural-histórico, influyen otra serie de factores,
que son diferentes del económico; si bien ha habido épocas -como aquella en que Marx

2::! Véase HELaR (Hermann}, Idearios políticos, Biblioteca de Manuales I.:lhor, EdiLrll·¡,t1
Labor, Barcelona.
23 Las obras principales de STIWV.E son: No/as criticas sobre las cuestiones del desl'.lll'{}l.
oimiento económico en Resta (1894), en ruso; Die M.arxJCht: Tboorie der sozisícn EntwhU/lIl.p,.
en Arcbio für Sozialgeseszgebung und Stalis/ik J Berlín, 1899; ldeas J politica ('11 1.1 Uus/a CIIII-
temporánea, en ruso, Moscú, 1906; La inteligencia y la revolución, en ruso, Moscú, 1908,
:z.l Cfr. BERt"Sl'EIN (Eduard}, Die VoraulsetzungeT1 des Sozialism«s end dio .iU¡g,:IVCJI do
Sozialdemolrntie, l l'l.lJ9.
RECTIFICAClOi';ES DE LOS REJlISIOl';¡STAS A MARX 525

escribía- en las que el factor económico actuaba prepondcranternentc. En cambio. luy otras
épocas, como la posterior a aquélla, en que habiendo los hombres adquirido conciencia de ese
factor económico han aprendido a dominarlo. Y, así. en esas nuevas etapas de la sociedad,
c) mayor }' más rico el conjunto de ideologías que no están determinadas por la economía
o por la naturaleza (en tanto que factor económico). las ciencias, las artes y un mayor nú-
mero de relaciones sociales son hoy mas independientes de la economía que en cualquier otro
tiempo pasado. Así, los factores ideales tienen hoy un (ampo mucho más libre y, por ende, 1.1
relación causal entre la economía, y el desarrollo de las instituciones es cada vea mas indirecta.
M. 1. Tugan Barenovski (186;-1919), sociólogo y pensador social ruso, perteneciente tam-
bién a la corriente del revisionismo, hace un agudo análisis crítico de la concepción materialista
de la historia, introduciendo en ella rectificaciones de largo alcance. 25 Las principales rectifi-
caciones a que llega Tugan Baranovski son las siguientes:
1 9 Amplía el concepto de factor económico, que había dado Marx. Mientras que éste había
Insistido sobre todo en los fenómenos de producción, Fugan Baranovski ensancha el concepto
de factor económico, incluyendo en él los procesos del cambio.
2'1 También amplía la noción de materia social, incluyendo dentro de ella no sólo las fuer-
zas económicas, sino también otra serie de intereses, necesidades y estímulos. Las necesidades-
de la vida no se agotan en las de inmediato apremio para la subsistencia.
Y' Muestra además que muchas de las obras y productos que hoy nos aparecen como'
medios utilitarios para satisfacer necesidades de carácter material (ciertas formas de vestido y
de alimentación} no tuvieron su origen en tipos de acción con finalidad inmediatamente utill-
tarta -c-romc Marx y otros pensadores habían supuesto. Por el contrario, derivaron de formas
de actividades lujosas, que en un principio estaban exentas de estímulo utilitario. La Etnología
contemporánea ha mostrado que muchas formas de vestido -hoy reputadas como utilitarias-
constituyeron sobre todo un adorno, con sentido religioso o político, para servir de distintivo
a los sacerdotes dc la tribu O de emblema a sus autoridades. Tampoco ciertas formas de la
producción, ni algunas fases de la alimentación, nacieron ni se organizaron para dar satisfacción
inmediata a una urgencia material. La ganadería, la domesticación de animales -quc hoy se
nos antojan formas necesarias de una producción regida por la idea de utilidad- tuvieron
su origen en algunos pueblos ora en prácticas deportivas o juegos, ora en ritos de carácter
religioso, lo cual todavía sucede en algunas comunidades primitivas.
4 9 Subraya que, al lado de las actividades económicas, hay otras que influyen poderosa-
mente en las estructuras sociales y en el proceso cultural-histórico. Entre esas otras actividades,
tendencias y motivaciones ajenas a lo económico figuran: las que responden al instinto sexual
en variadas y lujosas formas; las que brotan de sentimientos de simpatía; las inspiradas por
otros diversos móviles afectivos; las impulsadas por motivos egoaltrufstas (poder para el yo
y para los grupos con los cuales está identificado el yo); las encaminadas a bienes espirituales,
como el deseo de consideración por parte de nuestros prójimos y el temor a su reprobación, el
af.ln de gloria, etc.; las orientadas hacia fines propiamente desinteresados, como el juego, el de-
porte. el arte, la ciencia, la moral. Todo ello constituye una serie de incitaciones de gran fuerza,
que despiertan tendencias que pueden llegar a presidir de modo primordial la vida de no pocos
individuos e incluso de algunas coleen... idades.
A pesar de esas agudas críticas, Tugan Baranovsk¡ quiere salvar el fondo del materialismo
histórico. pero concibiéndolo de modo diverso de como lo hizo Marx; y a este efecto trata de
interpretarlo en una forma que considera más fina y más exacta -la cual desde luego consn-
tuye algo muy diferente de la tesis de Marx. Así, Tugan Baranovski reforma, o mejor dicho,
sustituye la concepción de Marx, en el sentido de tomar en cuenta la diversidad de factores
que actúan en el proceso socio-cultural y de determinar sus relaciones con el factor económico.
Para ello, procede a definir la actividad económica mediante dos notas diferenciales: a) es un
medio paru lograr un fin extrínseco a ese medio; es decir, satisface necesidades, pero no es ella,
en sí misma, satisfacción de las necesidades; b) actúa sobre la naturaleza exterior, sobre el
contorno, a diferencia de otras actividades que tienen por objeto la vida interior, como la re-
Jigión, la moral, la enseñanza, etc.; la actividad económica, pues transforma la naturaleza exte-
rior, transporta los productos de ésta, puros o reelaboradcs, y las personas, y modifica las
relaciones de propiedad entre los hombres y los bienes.

25 Cfr. TUGAN" BARANOVSKI (~L l.), Los [undamentos teóricos del marxismo, 1905, en
ruso; hay ed. cest. publicada por Editorial Reus, Madrid, 1915.
526 R.ECTIFICACIONES DE LOS R.EJlISIOSIS7'AS A MIll/X

Si bien la actividad económica no siempre preside ni determina decisivamente la conducta


humana ni los procesos de la sociedad, en cambio, interviene siempre de alguna manera )' en un
cierto grado, mayor o menor, tanto en la vida individual como en la colectiva. En cualquier
proceso de la vida humana tiene que darse una adaptación de los fines a las condiciones de la
vida material. Así, lo económico viene a ser una especie de centro, que condiciona una serie
muy numerosa de distintos radios de diversa índole y orientados en diferentes direcciones, que
equivalen a otras tantas actividades. Esos diversos radios s610 coinciden en el centro, es decir,
en aquello en que precisan de lo económico, dice Tugan Baranovski.
El influjo de lo económico varía mucho según las diferentes ramas y situaciones de la
vida. Las actividades humanas forman una especie de escalera. cuyos peldaños inferiores están
constituidos por la producción de Jos medios de vida más indispensables. Pero, a medida que
se asciende en la escalera, el trabajo económico representa una parte cada vez más reducida en c:I
complejo de la correspondiente actividad; esto es, cuanto más elevada es una necesidad, menor
es el papel que en su satisfacción desempeña el trabajo económico. La necesidad económica,
qué' no es otra cosa que una manifestación del poder fatal de la naturaleza sobre los hombres, va
cediendo parte de su imperio a la libertad condicionada y a la creación consciente de los requi-
sitos de existencia, a medida que los humanos progresan.
De esta suerte, la economía, que en la tesis de Marx era el factor decisivamente determi-
nante de todo el proceso social e histórico, en cambio, para Tugan Baranovski, queda reducida tan
sólo a un factor condicionante de todas las demás actividades.
Aparte de la corriente revisionista, entre los sedicentes marxistas ha habido muchos que
también se han esforzado en sustituir la tesis del puro y estricto materialismo histórico, por otras
concepciones rrnls moderadas. Veamos algunos ejemplos.
El propio Engels. el íntimo colaborador de Marx, hubo de excusarse repetidas veces de la
exageración que tanto él como Marx habían puesto en la afirmación polémica de la tesis Jd
materialismo histórico.w
Labnola, fumC'~0 mcrxlstc ¡~<i¡i.:i¡;v, reconoce que la pretendida reducción de la historia al
factor económico es una idea absurda; admite la complejidad de múltiples factores que inter-
vienen en la historia; y dice que en el materialismo histórico no se debe buscar una teoría que
pueda ser tomada en sentido rigoroso. Y afirma que la dependencia en que el hombre se halla
de las circunstancias no es, en el fondo, más que dependencia en que está de sí mismo.vt
Riazanov, antiguo director del Instituto Merx-Engcls, subraya que al lado de los influjos
de la naturaleza sobre el hombre, hay que reconocer que también el hombre actúa sobre la
naturaleza y, ul transformarla,' transforma las condiciones de su existencia y al mismo tiempo
se transforma a sí propío.ee
E incluso, muchos sedicentes marxistas. entre los autores soviéticos, tratan de eludir la
enorme contradicción entre la tesis del materialismo histórico y la revolución bolchevique. di-
ciendo que no se trata de una doctrina rígida, sino tan sólo de un método.w
Ahora bien. adviértase que en el momento en que se admite que, en las formaciones socia-
les r en el proceso de la cultura, el hombre puede actuar por propia cuenta, y que intervienen
otros factores diversos del económico, entonces se ha abandonado la pura concepción del rnate-
rinlismo histórico (que es e] monismo de la dialéctica económica), y se la ha sustituido por
una interpretación J!/JmdÍJld. Cierto que dentro de la pluralidad de factores que producen las
configuraciones sociales, los productos de la cultura y el proceso de la historia, se puede (r aun
se debe) señalar la importancia del factor económico. Sin duda que éste ejerce un influjo
muy poderoso en determinados aspectos. Pero como quiera que lo peculiar del materialismo his-
tórico es su propósito monista y su sentido determinista, resulta que tan pronto como se reconoce
la colaboración de otros factores y la acción libre del hombre, se ha salido ya de la estricta
tesis del materialismo histórico.

::6 Véase la revista de: Berlín, Der sozialistiscber Akademiker, núms. 19 (19 de oct. de 1895)
}' 20 (16 de oct. de 1895).
cr Véase l.AURIOLA (Antonio), Del materialismo storico, di/uriáaziolli p,ilimiuar¡ (Roma.
IH96); también: In memoria del "Mtl1lifiesto dei COI1JJlIlisli", Roma, 2' ed., 1895, Sobre Labr¡clu,
véase: CROCl\ (Bcnedetto}, j\falelúlismo bistárico y economía marxista, trad. casto Q. Caletti,
. Ediciones Imán. Buenos Aires, 1942.
:.:" Citado por CliVILLlER (A.). utroduaion n /,' Sociologie, París, Collin. 1936, p. R-1.
í

~v SHGH, Id '." (\. V ). Jli,',.,-i., de 1.1 FiJ',fljfí./, EJ. Paulov. México, rp· 10u r !-~.
CRITICA SOBRE EL MATERIALISMO H/STORICO 527
La incursión que antecede. a través de las criticas y modificaciones formuladas por los auto-
res del movimiento revisionista y por otros de tendencias relativamente análogas, frente al
materialismo histórico, constituye una buena preparación para entrar ahora ya en el enjuicia-
miento a fondo de esta tesis.

O) CRITICA SOBRE EL MONISMO ECONOMICISTA O MATERIALISIIIO H/STORICO

S.-ENFOQUE DE CONJUNTO
Tal vez nada más oportuno y ajustado que comenzar la crítica del materialismo
histórico, en su primera parte de valoración de conjunto, con unas palabras de José
Ortega y Gasset dedicadas a este temar" "La interpretación económica de la historia
es una de las grandes ideas del siglo XIX. Yo la he combatido ardientemente ...
Pero si la he combatido, claro es que la estimo altamente. No comprendo cómo se
puede combatir 10 que no se estima. Sólo los grandes errores incitan a ser debelados.
y una idea sólo puede adquirir el tamaño de grande error cuando arrastra consigo
una verdad de alto porte. De otro modo no podría tenerse en pie, ganar adeptos
y proliferar. Un gran error es siempre una gran verdad exagerada. Tuvo enorme
importancia la aparición de esta teoría histórica ... Reveló súbitamente que la ba-
lumba de los hechos humanos no era un meco ir y venir de acontecimientos suscitados
por el azar, sino que bajo esa apariencia de gota de agua, donde al capricho pululan
los vibriones, la vida histórica tiene una estructura, una ley profunda que la rige
inexorable. Bajo la escena intrincadisirna y mudable de los sucesos, gobierna rigo-
rosa la organización económica de cada época ... Era, sin embargo, excesivo el
papel que al ingrediente económico se daba, haciendo de él la única auténtica rea-
lidad histórica y desvirtuando el resto -c-derecho, arte, ciencia, religión- como
"mera superestructura, simple reflejo y proyección de la interna mecánica económica.
Aquí está la exageración cien veces demostrada. Pero merced a ella quedó para siem-
pre despierta la atención a los datos económicos de cada época, que antes rasaban
desapercibidos a la historiograf¡a."

9_-DEFECTOS y ERRORES QUE EL MONISMO ECONOMICISTA


HEREDO DE HEGEL
.En vez de indagar la razón de la historia, el proceso que en ella se da, Marx,
al igual que Hegel, lleva en ocasiones a la Historia una construcción metafísica qu~
le es ajena, a saber, el prejuicio del sistema dialéctico como trama de todo acontecer.
Hegel había convertido las categorías lógicas en sujetos del mundo cultural e his-
tórico, frente a los cuales los hombres en su actuación no eran más que su pre-
dicado. Marx adoptó la posición inversa: la realidad social en su base económica es
la substancia activa de la historia y la productora, mediante un proceso dialéctico
real, de la cultura y de sus formas. Pero en Marx se da la misma tendencia (aunque
quizá inconsciente) de construir metafísicamente el proceso de la historia.

Io.-EL ERROR CARACTERISnCO DE TODOS LOS MONISMOS


La interpetración económica de la historia de Marx sufre el grave error de
todo monismo: el ímpetu absorbente e imperialista que, queriendo abarcar todos
30 ORTEGA y GASSET (José), La interpretaci.án bélica de la Historia, en El Est-ea.ulor,
tomo VI. Véase Obras Completes, vol. 11, pp. 519 Y ss.
52R CRl'nCA SOBRE EL 1I1,iTERIALlSllfO HISTORICO

los hechos -por dispares que sean- dentro de un mismo concepto, deforma ar-
bitrariamente la variedad y la heterogeneidad de las realidades.
Con esa doctrina de Marx sucede lo que con todas las posturas monistas. Cual-
quiera de las interpretaciones monistas de momento nos impresiona, porque cada
una de ellas contiene una porción de verdad, constituye una verdad parcial. Todas
nos convencen un poco, lo cual sería imposible si no poseyeran alguna dosis de
verdad. Pero, ¿es posible que sean todas verdad siendo dispares? Evidentemente,
sólo de una manera: no siéndolo del todo ninguna. Son, en efecto, verdades par-
ciales, cuasi-verdades.i" Pero cabalmente por eso, todas las posturas monistas son
insuficientes y) por tanto, incapaces de aclarar plenariamente el tema estudiado.
La ciencia y la filosofía del siglo xx, en general, se han apartado de las rutas
monistas y, emprendiendo el camino contrario a éstas, acentúan las visiones plura-
listas, las integraciones y las correlaciones funcionales. Así, en nuestro tiempo: la
Ontología pluralista, la nueva Física (que implica el discontinuismo, la pluralidad,
la irreductibilidad de lo físico a pura matemática, el reconocer que constituye tan
sólo un conocimiento simbólico), la. Biología pluralista, discontinuista y neo-vitalista,
etc. Y, así, también hallamos direcciones parecidas en la Sociología contemporánea.

Il.-CRlTICA DEL CONCEPTO DE RELACION CAUSAL COMO FUERZA


EFICIENTE UNILATERAL
El m~tpriaF5mQ hi5tÓ!"!C0 parte de un concepto de J~ rcb.citn c<iüsa: (.Jíi1v
fuerza eficiente unilateral. Es decir, entiende I~ causa como único elemento genera·
dar del efecto, como creadora o productora del efecto. Se trata de una errónea
concepción antropomórfica y unilateral de la relación causal: la causa como ele-
mento activo, que es el creador del efecto. Y el efecto o resultado eS concebido
como cosa inerte y dependiente por entero de la causa. 3 2
Ahora bien, este concepto de la causalidad es insostenible hoy en día. La ciencia
contemporánea ha abandonado desde hace mucho tiempo esa idea mágica y turbia,
primitiva, de la causa como gener,xión o maternidad. El conocimiento científico,
ante los hechos de la experiencia, trata só19' de descubrir las correlaciones fun-
cionales entre ellos, su mutua dependencia -en su simultaneidad y sucesión-e-
sin establecer (porque no ruede hacerlo) vinculaciones creadoras unilaterales.
Esta concepción científica de la causalidad -tan diferente de la idea mágica
de Marx- vale para el estudio de la mayor parte de fenómenos; pero cobra mucho
mayor relieve en la Sociología, por la enorme complejidad de los hechos colectivos.
En correlación entre los distintos factores variables: el económico, el sexual, el poli-
tico, el religioso, el artístico, el científico, el filosófico, el técnico, etc.
Existe una correlación múltiple y recíproca entre la economía }' los otros fac-
tores de la vida humana .(individual y colectiva), como la hay dentro del sistema
solar entre los planetas Saturno y Neptuno, o como la hay entre los diferentes apa-
ratos y funciones del cuerpo. Pero no se puede convertir esa interdependencia, inter-
acción, acción recíproca o correlación funcional en una relación unilateral de causali-
dad eficiente. Así no está justificado hablar de una interpretación saturniana de
Neptuno, ní neptuniana de Saturno. Así, tampoco está justificada una interpretación
:\1 Cfr. ORTEGA y GAS-<;F.T (José), Hegel y la Filosofía de la n ntoria, Conferencia, 1931.
;\2 "fr. $OROKIN (P. A.), Contemporary Sociologiml Theori es, 192fl. cap. X.
\

CRITICA SOBRE EL MATERIAUS¡\1O HISTORICO 529


gástrica de toda la fisiología del cuerpo humano, a pretexto de que 10 que ocurre en
el aparato digestivo tiene sus repercusiones en las demás funciones, respiratoria,
nerviosa, renal, etc.; ni una interpretación nerviosa de nuestra biología, fundándose
en que los fenómenos nerviosos ejercen notoriamente un influjo sobre todas las
otras funciones. La verdad es otra: que todos los órganos y todas las funciones están
ligados entre sí por recíprocas influencias, por mutuas correlaciones. Todo fenó-
meno en cualquiera de las funciones tiene su correspondencia, su repercusión o
su correlación en todas las otras, y recibe a su vez influjos de todas ellas.
y esto que tiene aplicación a todas las ciencias, cobra todavía un mayor relieve
en Sociología. Es así, no sólo por la razón ya aducida, es decir, por la mayor
complejidad del objeto sociológico. Además, por otra razón: porque hay en la
vida humana una unidad en el sistema de sus funciones; y esta unidad se re-
fleja en la vida social y en el sistema de la cultura; el cual no se halla com-
puesto por una yuxtaposición de sectores (religión, filosofía, ciencia, arte, polltica,
tó-nica, economía, etc.), sino por un sistema de ramas en recíproca interdcpenden-
r¡a, y en mutuas correlaciones.
Cierto que la economía puede influir sobre las ideas y que lo material puede
determinar lo intelectual. Pero también es cierto la realidad de la influencia inversa:
la acción de las ideas, del pensamiento, sobre la economía y sobre lo material. "La
sociedad humana en su exquisita complejidad -dice Antonio Caso--, es el más
notorio ejemplo de acción recíproca. A obra sobre B; y B reobra sobre A. La
religión, por ejemplo, determina lo económico: el cambio de tribu a tribu, de
grupo a grupo humano no se practica, en un principio, porque lo veda un conjunto
de prohibiciones de orden mítico. Otro ejemplo: las COsaS religiosas se ponen
fuera dd comercio porque las ampara un tabú, un estigma. En éstos, como en otros
innumerables ejemplos, es la ideología la determinante y la cronomia la determinada.
Pero también es verdad que lo económico engendra aspectos históricos de la ('\'0-
lución religiosa. Ejemplo: la prédica de las indulgencias en Alemania fué, inconcu-
s.uncntc, parte de la. causa del movimiento protestante. Otra comprobación: el des-
arrollo del Cristianismo en la sociedad antigua, decadente, se debió, en parte, al
estado psicológico moral de las clases oprimidas por la. esclavitud ... Se: ve, por
tanto, clue lo económico explica en parte lo religioso; como se advierte que lo reli-
giuso determina aspe:ctos de: lo económico. O sea: ¡acción recíproca, no determina-
ción unilateral! No estructura y sn perest mctttras, sino concatenación y síntesis so-
cial ... No materialismo histórico, sino acción mutua y recíproca de lo material
sobre lo ideal y de lo ideal 'sobre lo material; y, en rigor, nada es material, ni el
orden económico en sí, porque está impregnado de mentalidad.">' Pero esta últiru..
afirmación, de que incluso lo material. o económico no es puramente: material.
porque está impregnado de espíritu, requiere especial explicación en párrafo aparte.

12.-IMPRECISION DEL CONCEPTO DE FACTOR ECONOMICO.


INGREDIENTES ESPIRITUALES ENTRELAZADOS CON
LO ECONOMICO
Adviértase. ante todo, que el concepto de factor económico (fuerzas y relaciones de la
producción} en Marx, resulta relativamente vago e impreciso. Marx se refiere fundamentalmente

:.13 Véase CASO (Antonio), La Filosoíía de la culmra J el materialismo bisrárico, 1936,


p. :25.
I

CRITICA SUBRE EL MATERIAL/SAlO HISTORICO

sólo :1 1::. producción. Otros marxistas, como Tugan Baranovski, incluyen el cambio. Otros, corno
Engcls. Seligman }' Cunow, sostienen que este concepto abarca el conjunto de las condiciones
generales de la producción. comprendiendo por tanto el medio geográfico, los recursos naturales,
los procesos de extracción, rrnnsformación. transporte. comercio. distribución -c-dentro de todo
],1 cual cabría indirectamente 1:1 ciencia- }' las instituciones políticas}' jurídicas. Ahora bien, al
aumentar de tal suerte el alcance de este concepto, se perdería el originario sentido monista
de la tesis del materialismo histórico.
Por otra parte, hny que notar -como acertadamente 10 subraya Anjoo¡o Coso- que no "e
puede hablar de factor económico puro, porque la economía se constituye en el entrelace de fuer-
zas materiales con procesos intelectuales }' también de otra índole. El factor económico está
impregnado de mentalidad.
En primer lugar, todas las nociones económicas giran en torno al valor. Ahora bien, el
concepto de valor no pertenece al mundo de la naturaleza, sino al mundo de la cultura. Producir
riqueza _es un acto esencialmente humano; es un fenómeno de cultura, profundamente diverso
de los hechos natumlcs.v- , .
Nótese, además. que "en el centro de la vida económica yace el factor intelectual: la in-
vención: cómo la invención y la imitación sociales se hacen posibles dentro de la estructura
económica y la división del trnbn]o social",::;:> "Las necesidades humanas sentidas como deseos,
sólo pueden satisfacerse por la inteligencia. La producción de la riqueza se funda en la invención;
los progresos de la técnica se deben a !:J. ciencia". Sobre todo hoy en día la producción está su-
perintelectualizada. La circulación. el valor económico. el precio, dependen de factores psicolégi-
coso En la distribución de los bienes se entrecruzan motivaciones religiosas, éticas y jurídicas. Los
hombrea no runnipulnn la materia, según puras leyes naturales, sino a través de 1:\. cultura.
Luego no hay factor económico que sea pum, pues el mismo factor económico está in-
{luido y condicionado por otros factores. }' entre ellos. por factores espirituales.

'3.-LOS FACTORES DE CREACION ESPIRITUAL, OLVIDADOS POR LA


INTERPRETACION ECONOMICA DE LA HISTORIA
La economía es ciertamente una gran rueda de la historia, pCl'O que gira engra-
nada con otras muchas. La máquina es muy compleja. La historia no ha sido siempre
gobernada autocráticarnente por la economía, ni ha consistido monótonamente en
una lucha económica de clases. Las clases sociales mismas no han sido en todo
momento clases económicas. Quizá lo hayan sido preponderantemente en los ' dos
últimos siglos; los cuales constituirían una excepción respecto del resto de la histo-
ria. Así, las clases indias no son económicas: la suprema, el brahmán, es pobre.?"
En efecto, la contemplación serena del proceso histórico muestra que muchos
momentos, muchas direcciones, muchas obras y muchos acontecimientos no obtienen
satisfactoria explicación por el exclusivo juego de factores económicos, Por el con-
trario, hallamos en un sinnúmero de casos la patente presencia de necesidades }' de
móviles intelectuales, morales, religiosos, de actitudes sentimentales de distintas to-
nalidades, de afanes diversos del económico (gloria, poder), de ideales altruistas
que, a veces, actúan con tanta O mayor fuerza que los egoístas.
Encontramos, como esclarece Alfredo Weber,:l; fuerzas que impulsan al hombre
hacia el sacrificio de sí mismo, hacia consagrarse a un círculo de prójimos {la fa-
:H Vé35..C CASO (Antonio), ob. cit. en la nota anterior, pp. 13-14; DEL VF.CCHIO (Giorgio )
Maleria/i.wlo e Psicologismo Storico, Roma, 1953. '
35 Véase CASO (Antonio), ob, cit. pp. 19-20.
so Cfr. ORUGA y GASSET (José), La interpretación bélica de la Historia, en El ESpe(/;l-
dor, \·01. Vi. Véase Obra! Completas, vol. JI, pp. 519 Y ss.
37 Cfr. WF.Blm (Alfred), Historia de 1,1 Cslturo, trad. de Luis Recaséns Siches, México,
fondo de Cultura Económica. 1941, p. 459.
\

CRITICA SOBRE EL M,ITERIALlSMO HlSTORICO

rnilia, la patria, (a clase), o la humanidad, o hacia la dedicación a tareas ideales


(religiosas, filosóficas, científicas. aetfsticas, morales). que están más allá de una
finalidad utilitaria para sus sujetos, O que, incluso, contradicen Jos fines utilitarios.
Tenemos experiencia de fuerzas a la vez inmanentes y trascendentes. que actúan en
el hombre; y que actúan, por así decirlo, a sus espaldas; fuerzas que lo impulsan
a conductas que, desde el punto de vista utilitario, resultarían inexplicables: el
sacrificio de sí mismo, para consagrarse al mundo, a sus prójimos, a realizar una
síntesis entre sí mismo y el mundo en conocimientos, obras artísticas, ideas morales,
más allá de toda Finalidad utilitaria, e incluso, a veces en contraposición con ella,

I4.-EL OLVIDO DEL PAPEL DEL lNDIVIDUO CREADOR


El materialismo histórico ha olvidado también el importante papel que en la
cultura y la historia juega el individuo creador. La obra de éste, en lo que tiene
de individual creación, es imprevisible, porque no se origina de modo forzoso
dentro y por virtud de un conjunto cerrado de previas determinaciones, que tengan
que conducir a un resultado único.
Al hombre le es dado un contorno, una circunstancia, un mundo concreto sobre
el cual ha de verter Su actividad. Pero cual sea la actitud que tome, cual sea la
manera como vaya a actuar sobre este contorno y transformarlo, es algo que depen-
de de su albedrío, de su capacidad de creación. El contorno, que abarca no sólo la
naturaleza en todos sus órdenes, sino también el medio ambiente cultural y la situa-
ción histórica concreta, determina las posibilidades para la acción humana; es decir,
determina un repertorio de posibilidades, Pero en la mera realidad del contorno,
por sí sola, no se halla predeterminada cuál de esas posibilidades vaya a ser
aprovechada por el hombre, ni el modo como éste vaya a manejarla. El contorno
depara las condiciones )' los estímulos para lJ. acción, pero no es la acción, pues
ésta la realizan los hombres. Y cuando surge un hombre con vigorosa personali-
dad y con potencia creadora, produce dentro del contorno una obra original.
El olvido del factor individual en la sociedad. en la cultura y en la .histcriu
implica un gravísimo error, A este respecto, dice atinada y brillantemente Antonio
C1S0: "De este modo, el determinismo económico, se convierte en un perezoso fata-
lismo. Sin la persona de Jesús llamado Cristo, no se concibe el Cristianismo. Su
Divino Ejemplo llena los Evangelios. Suprimid la 'individualidad histórica' del
Mesías y anonadaréis el Cristianismo. Como se anonadará el mahomctnnismc sin
Mahoma y" el cartesianismo sin Descartes. Haced abstracción de Marx, y el marxismo,
que por alguna razón así se denomina, se habrú también unonaclado. ¿Cómo podría
ser un mero accidente en la evolución de una doctrina social, moral o religiosa;
quien principal y eminentemente la engendró? Este absurdo desconocimiento del
individuo en la evolución histórica de la humanidad invalidad siempre las explica-
ciones 'colectivistas' del marxismo. Se responderá: el individuo explicase por su
ambiente social. Sí, en parte. Porque también él constituye un clemente de l.i c.ru-
salidad en el ambiente social. ¡Otra vez ;u.:ciún rcciproru! El individuo obra sobre
la sociedad y la sociedad reobra sobre el individuo ... Suprimid a Mnr¡o. a César.
a Pompeyo, a Octaviano, ;l Antonio, y cxrlicaJ. si os place, la historia romana.
Pascal sostiene que si la nariz de Cleopatra hubiese.' sido conformada por diverso
modo, otra habría sido. quizá, la evolución de la histeria europea. En conclusión:
I

532 CRITICA SOBRE EL MATERIALISMO l1lSTORICO

el héroe, que dijeron Gracián y Carlyle, no explica, sólo él, la evolución de la cul-
tura; pero, sin él tampoco es explicable, en ninguna forma, la historia. »ss
En efecto, ni Sócrates, creador de los cimientos de la cultura racional, ni San
Agustín, el gran forjador de la cultura cristiana, ni Descartes, orientador máximo
del espíritu de la Edad Moderna, ni los descubrimientos de Galileo y de Newton
en los que nace y se consolida la ciencia física, ni tantos y tantos otros hechos, que
han impreso rumbos decisivos a la historia, pueden ser explicados dentro de los
angostos }' unilaterales cauces de la interpretación económica.
Como todavía menos pueden ser explicadas por el determinismo económico las
ideologías sociales y políticas de carácter revolucionario, especialmente las socialistas,
la mayor parte de cuyos teóricos pertenecieron a las clases sociales acomodadas
(por ejemplo: el Conde de Saint, Fichte, Lasalle, Marx, Lenin, etcétera).
Adviértase, además, que ninguna explicación general puede explicar lo indivi-
dual. Y precisamente lo individual juega un gran papel en la historia y en la cultura.
Tanto lo individual humano, es decir, la acción de la persona que innova y crea,
como también lo individual en los acontecimientos, esto es, el azar, lo singular.
El hecho de que Julio César, al igual que todos los demás humanos, tuviese
que comer para vivir no explicaría suficientemente su gesta histórica, renovadora.

I5.-LA PRIMACIA DE LO HUMANO PROPIAMENTE DICHO SOBRE LA


_ NATURALEZA FS 1,A VERDAD, Y NO LO TIS EL DETEiUvíiNiSMO
ECONOMICO
No cabe explicar el proceso cultural unilateralmente por la economía; pero tam-
poco cabe explicarlo por ningún otro factor solo y aislado. La verdad es: la interde-
pendencia entre' todas las funciones "lue integran la vida humana, y la interacción o
influjo recíproco entre todos .los ingredientes de la sociedad en el proceso histórico,
que dan lugar a una correlación funcional entre todos los haceres sociales y, por
tanto, entre todas las piezas de la colectividad. Así, pues, ni monismo económico, ni
de ninguna otra especie. Ni primacía de lo económico. ni primacía de ninguna otra
rama de la cultura, sobre las demás.
Pero, en cambio, sí se puede afirmar con justificación la primacía de lo propia-
mente humano sobre la circunstancia. Es decir, cabe afirmar con plena razón que,
aun reconociendo, como es debido, el condicionamiento y el influjo que la círcuns-
rancia ejerce sobre los hombres y, por ende, sobre la sociedad, sin embargo, la bis-
toria no es el resultado de los factores de la circunstancia, sino que es -en sus
más importantes realizaciones-. el. producto de la acción humana, aprovechadora
y superadora del contorno.
En contra de lo que supuso el determinismo económico, no es primero la
economía y después todo lo demás. Se acerca mis a la verdad lo contrario: primero
se da una determinada actitud del alma, de la vida, una cierta postura del hombre,
}' en virtud de ella se produce un tipo de evolución de la situación económica.
En efecto, en los libros sobre Historia de la economía, se habla mucho de las
circunstancias prósperas, de las condiciones favorables. Pero muchas veces, esas
38 Véase CASO (Antonio), La Filosofía de la Cultura)" el materialismo histórico, México,
~936, pp. 25 Y ss.: S¡\LDANHA (Nelson Nogueira}, Ensaio sobre o M(J~xis1Jlo, en "Reviste
Brasileira de Eilosofia", VII-l, Sao Pauto, 1957.
,
CRITiCA SOBRE EL 1I1ATERIALlSll1O H/STORICO 5:·)3

circunstancias y condiciones han existido desde mucho tiempo antes. sólo que son
aprovechadas de diferente manera en las diversas épocas. Pero es más todavía:
son muchos los casos en los cuales aunque no existen esas condiciones favorables
O condiciones prósperas, la voluntad del hombre, cuando es lo suficientemente
fuerte, la crea: convierte, en virtud de su acción. en favorables las condiciones que
no lo eran, y en prósperas unas circunstancias antes bosrilcs.w

rG.-NO TODAS LAS LUCHAS SON POR MOTIVOS ECONOMICOS


Si repasamos la historia universal, sin prejuicios, con el limpio propósito de
enterarnos de lo que en ella hay, advertiremos que no todas las luchas que en su
CUrso se han producido respondieron a móviles económicos. Ha habido guerras, ex-
teriores y civiles, por ideas religiosas, por choque de culturas dispares, por senti-
mientos nacionales. Cierto que muchas otras luchas y muy importantes han sido
incitadas directa o indirectamente por estímulos económicos. Pero ellas no consti-
tuyen todos los capítulos de la historia bélica de la humanidad; en ésta figuran
también guerras que no tienen una raíz económica, y otras en (Iue si bien existie-
ron factores económicos no fueron únicos, y a veces ni siquiera los decisivos. Así,
p. e.: las guerras nacionales entre griegos y persas; las inspiradas por motivos de rei-
vindicación nacional, las Cruzadas, las suscitadas por el virus del nacionalismo, etc.

q.-LA HISTORIA UNIVERSAL NO ES SOLAMENTE LUCHA


La concepción económica de la historia tiene de común con otras interpretacio-
nes bélicas de la sociedad." el convencimiento de que la realidad histórica es funda-
mentalmente lucha. Que la lucha sea una de las dimensiones del proceso histórico
es algo indudable. Pero, en cambio, no es admisible, porgue: los hechos lo contra-
dicen, que la sustancia de la historia sea la guerra. Respecto de eS;IS concepciones,
que tienen mucho de morboso, dice certeramente José Ortega y Gasset: "Yo sospe-
cho que esa historia, para la cual la realidad es lucha, y sólo lucha, es una falsa
historia, que se fija sólo en el pathos y no en el etbos de la convivencia humana;
es una historia de las horas dramáticas de un pueblo, no de su continuidad vital; es
una historia de sus frenesíes, no de su pulso normal; en suma, no (-'5 una historia,
sino más bien un folletín. Pero es, claro está, de por sí revelador que en el siglo
pasado no hubiese oídos más que para las desafinaciones históricas. A decir verdad,
fué ese siglo- tan grandc como extremado-- el sumidero que recogió todo el
torrente de pesimismo que mana sin parar del Renacimiento... Recuerde el lector
que en el siglo XIX han escrito Byron, Schopenhauer, Flaubert y Dostoycwski. ¡Enor-
me, fabuloso vendaval de pesimismo !"U

IS.-EL ESPECTACULO DE LA HISTORIA CONTRADICE EL


DETERMINISMO ECONOMICO
Contemplemos el curso de la Historia universal y advertiremos que muchos
de los grandes acontecimientos que determinaron virajes muy importantes, que
.111 Véase el precioso libro de FRIEDELL (Egon), Kulturgescbicbte de, Nesaeit, tomo 1
(Munich, 1928), pp. 108 Y ss.
40 Como, por ejemplo, las de Saint Simón. Guiaot. etc.
H Cfr. ORTEGA y GASSET (José). LJ interpretación bélica d~ /u Historia, 'en El Espectndor.
5:H CRITICA SOBRE EL MATERIALISMO HISTORICO

inauguraron nuevas épocas. y muchas de las corrientes que han llenado decisiva-
mente SU!\ cauces, no pueden ser explicados únicamente por el factor económico.
Pensemos a este respecto en: la filosofía griega. la organización de la furnilia
romana, el Cristianismo, el Islamismo, la escolástica, las Cruzadas, el arte del Renací-
miento italiano, la Reforma protestante, el idealismo filosófico, la nueva ciencia
de la naturaleza en la Edad Moderna, la Ilustración, las guerras de Napoleón, cuyas
legiones difunden el espíritu de la Revolución francesa, la actitud de la clase burguesa
ilustrada en .los siglos XVIII, XIX e induso en parte del xx, que alienta los movimientos
revolucionarios por varios móviles distintos del económico, etc. Son muchos y diver-
sos los factores que intervienen en el proceso histórico-cultural y, consiguientemente,
en la anatomía y en el desenvolvimiento de la sociedad.

19.-RESIDUO POSITIVO DE LA INTERPRETACION ECONOMICA


A través de la extensa crítica a fondo que antecede, se ha formulado una serie
de objeciones perentorias contra el monismo y contra el determinismo de la inter-
pretación económica de la sociedad }' de la historia; se ha .púesro de manifiesto
la indebida exageración y el enfoque erróneamente tinilat'eral en que incurrió Marx.
Pero el rechazar esas dimensiones hiperbólicas de su doctrina no impide el darse
cuenta, pOi otra parte, de la positiva revelación que trajo consigo, y que ha
beneficiado a la Sociología. Es erróneo creer que. la sociedad esté; (armada, estruc-
turada y gobernada unilateral y decisivamente Dar los f:lct0r~~ eccnórniccs, j" -qü~
éstos sean la fuerza motriz que actúa como protagonista de la historia. "'Pero, en
cambio, es verdad, es un gran verdad, que la economía constituye uno de 105 fac-
tares más importantes en la organización de la sociedad, y que es uno de los pode-
rosos motores de la historia. No en todas las sociedades ni en todos los períodos
de la historia asume el factor económico la misma importancia. Hay situaciones y
etapas. como en el siglo XiX y en el presente, en que esa importancia alcanza un
alto grado. Hay. en cambio, otras constelaciones y épocas en que la importancia es
menor; pero siempre el factor económico desempeña una función de gran alcance.
CAPÍTULO XXIX

LA D1NAMICA SOCIO-CULTURAL-HISTORICA
SU;"IARIO:--l. El ¡Ift,bit-mil de Id relnción entre IdI /',/rús clases de fac/utt'J
que ;lllcrl"Í'!lh'U (f1J /./ 'Jrodlfcciólt )' en el desarrollo social bistórico de la ml-

l/lr::l.-2. ldeas y [uerzas rco!es en el proceso histórico-social de la (U/tUM.


Directrices de "fax ScheIer.-3. LI ftwci6// de los factores idea/es y la !ullción
de los [actores reales en el ¡¡TOeeJO di¡¡¡ímico de la mltura.-4. El problema
sobre ia tmiddd de ',1 bistovin unirersal de la cultura. Exposición critica de
Spellg/er.-': Desarrollo critico sobre Speng/a. El proceso nniuersal de la c;',j·
lización según Al/red IFeber.-tí. Les [nerz.n Immanm de trascendencia espiri-
Il:tl} se¡;Úl1 Alfr('d lf'dh'I'.-7. LI bistoria y el prnb/cm:l de nuestro destino.

l.-EL PROBLEMA DE LA RELAClON ENTRE LAS VARIAS CLASES DE


FACTORES QUE INTERVIENEN EN LA PRODUCCION y EN EL
DESARROLLO SOCIAL HJSTORlCO DE LA CULTURA
Recuerde el lector qlH: en el capítulo IXI me ocupé de las diversas clases
de elementos que 5(: dan en el patrimonio cultural de una determinada sociedad (los
ideológicos, los relativos a. la conducta )' los materiales). Me ocupé entonces tarn-
bién de las relaciones ~ entre esos varios elementos culturales, tanto de las relaciones
entre las diversas clases de: ellos. corno de las relaciones dentro de cada clase entre
los componentes de ella. Y traté asimismo de los problemas de integración entre los
elementos de cada clase, y entre las tres clases de elementos culturales.
Voy a ofrecer aquí un estudio sobre una cuestión emparentada con aquellas
cid capítulo IX, pero hasta cierto punto diferente. Me ocuparé aquí de cuál sea la
función ejercida por rad.i gruro de factores en la producción de los hechos socio-
culturales a través de la historia, es decir, voy a estudiar someramente cuál es el tipo
de papel cluC cada clase de factores desempeña en la dinámica de los hechos socio-
culturales. Así, p. e., se analizad. (lu<: es lo que las ideas hacen, y qué es lo qll~
realizan los apetitos e intereses, en I:t producción y desenvolvimiento de los hechos
sociales de: la cultu ra.
Puesto que se ha mostrado- el gravísimo error en que incurre todo intento JI:
interpretación monista (Hegel, Marx, cte.), hemos de partir del hecho de una plu-
ralidod de: factores en recíproca inffucncin en (..·1 proceso social-histórico de la cultura.
Esta conciencia de la pluralidad y diversidad de- factores en interacción qu~
cooperan en la creación y el desenvolvimiento histórico de la cultura ha suscitado
1 J..:j:'í¡;;;lil: 9.
~ Véase el capitulo precedente (XXVIII) JI: este lihro.
CLASES DE FACTORES EN LA DINAMICA SOClO·CULTUIi,iL

varios e importantes estudios, como los de Vilfredo Pareto,' Dilthey;'! Max Weber,"
Scheler," Alfredo \'«cber,: Mannhcim," Sorokin," y otros. 10

2.-IDEAS y FUERZAS REALES EN EL PROCESO HISTORICO·SOClAL


DE LA CULllJRA. DIRECTRICES DE MAX SCHELER
Aunque he adoptado la clasificación tripartita que Sorok¡n hace de los tipos
de ingredientes del patrimonio cultural de un pueblo --componentes ideológicos.
componentes relativos a la conducta, y componentes mareriales->," esto no impide
que al enfocar el problema de la dinámica socio-histórica de la cultura, podamos
en un plano de mayor radicalidad}' simplificación fijarnos en dos tipos de factores,
a saber: las ideas, y los impulsos o [nerzas reales.
A este respecto Max Scheler"> ha bosquejado unas directrices de estudio que
reputo muy fecundas. Sostiene Scheler que en todos los hechos humanos intervienen
dos clases de ingredientes: a) componentes espirituales o mejor dicho ideales, así,
p. e.: lógicos, éticos, religiosos, estéticos, etc.: y b) factores reales, como los instin-
tos, los impulsos; las tendencias, los apetitos, los intereses, por ejemplo: sexo, nutri-
ción, afán de poder, etc.
La proporción en que intervienen esos dos tipos de ingredientes es diversa en
las varias actividades humanas o sectores culturales. Hay unos hechos humanos pre-
dominantemente condicionados por ideas, y cuya intencionalidad se dirige hacia fines
espirituales, es decir, ideales, carpo por ejemplo, la fi1050fr?:,12 ciencia, 'e~ artc, etc.
Por -el contrario, hay otras conductas humanas predominantemente dirigidas por im-
pulsos, instintos, tendencias, apetitos, y cuya intención se orienta hacia el desarrollo
efectivo de realidades, como por ejemplo, las actividades económicas, las sexuales, etc. .
Y, entre esos dos tipos polares, hallamos innúmeros grados intermedios de combina-
ción, algunos de los cuales muestran una mezcla más equilibrada de, los tipos
de ingredientes, por ejemplo, la técnica, la evolución lógico-racional del Derecho.

8 Véase PARETO (Vilfredo), Trattato de Sociología gel/era/e, Florencia, '1916. Sobre Paretc,
puede verse: BOUSQUET (G. H.). Compendio de Sociología según Vilíredo Pareto, trad. por
Carlos A. Edulnove Trujillo, Ed. Botas, México, 1940.
4 Véase DILTHEY, El Mundo Histórico, trad. de E. Imaz, Fondo de Culto Econ., México,
1945. Sobre Dilthey: ORTEGA y Gxssur, Guillermo Diltbey )' la idea de la cidn (Rey. de Occi-
dente, XLU y XLIII, 1933-34); ROMERO (Francisco), Geittermo Dilthey (Humanidades, XXII,
1930); PUCCIAREI.LI (E.), Lntroduccidn a la Filosofía de Dilthey (Pub!. de la Univ. de La
Plata, XX .. 10,1937); IMAz (Eugenio), El Pensamiento de Dilthey: Ecolnrió» y Sistema. El
Colegio de México, México, 1946.
r. Véase WEBER (Max), Economía y Sociedad, trad. casto de Medinn Echa ...arría, García
Máynez, Roura, Parella y Ferrater Mora, Fondo de Cultura Económica, México, 1944; Gesammelte
.-4.ufsaetu zttr 1J7;ssenchafiJlehre, 1924.
6 Véase SCHELER (Max), Sociología del Saber, trad. de José Gaos, Bibl. de la Revista de
Occidente, Madrid, 1935.
r Véase WEBER (Alfred), Kultursoziologie, arto en el Handwoerterímcb der Soziologie,
por Alfred Vierkandt, Stuttgart, 1931.
8 Véase MANNHEIM (Karl) , ídeologia y Utopía, trad. de Salvador Ecbavnrría. Fondo de
Cultura Económica, México, 1941; )' Libertad y Pla1JijicaciOf1, 'trad. de R. Landa, Fondo de Cul-
tura Económica, México, 1942.
JI Véase SOROKIN (Pitirim A.), Society, Culture, and Personality: Thl'Ár S',uct1ll'" and
Dynamia, Harper, Nueva York. 19-17; Social and CU/¡IIra/ DY'/d.miCJ, 4 volúmenes, Nueva Yud.:,
1937.1941. 01

10 Con mayor extensión en mi libro: Luciones di' Snáo!'Jgía, Editor-ial Porrúu. México,
1948. C.:ID. XXXVI.
JI Véase el cap. IX (epígrafes 8 y 9) de este libro.
ra Cfr. SCHELER (Max), ob. cit. en la nota N9 6 de este capítulo.
IDEAS Y FUERZAS EN EL AiUNDO SOCIO·CULTURAL 537

Ahora bien, en todos los hechos socio-culturales cooperan ambos tipos de


factores: las fuerzas reales (del instinto. de la tendencia,· del impulso); y las ideas
o ingredientes espirituales. Hay diferencias en los varios tipos de hechos sccial-cultu-
cales en cuanto a la distinta proporción en que se combinan las dos clases de ingre-
dientes, los ideales y los reales. Los casos extremos o polares no están represen-
tados por conductas humanas en las que se dé exclusivamente un solo tipo de
ingredientes, sino por conductas en las que predomina muchísimo uno de lo'> tipos
de ingredientes. Toda conducta humana real es espiritual e impulsiva a la vez. Así,
cuando el físico hace experimentos, cuando el pintor pinta y cuando el músico
compone, son movidos por impulsos y modifican la realidad, pero la modifican
sólo para alcanzar un fin ideal -por ejemplo, para conseguir un saber verdadero
sobre la naturaleza, para intuir }' gozar ellos mismos y hacer intuir y gozar a los
demás un contenido Con sentido y valor artistico-c-: en esas actividades, son diri-
gidos predominantemente por ideas. Así, también, por otra parte, es cierto que
el director de empresa, el simple trabajador industrial, el político profesional, ope-
ran con un conjunto de previas actividades espirituales, dirigidas hacia y por algo
ideal, pero operan con ellas en vista de un fin real -esto es, para producir una
modificación en la realidad- y movidos preponderantcrnente por fuerzas reales.
y aún cabría hacer algunas consideraciones complementarias a las de Scheler.'>
La más espiritual de las actividades culturales, la regida de modo más predominan-
te por ideas y encaminada con mayor pureza hacia fines espirituales, está movida
por impulsos reales y condicionada por elementos reales. En verdad, cs.Sá movida por
impulsos reales, porque toda actividad humana, incluso la más espiritual, necesita
para realizarse de estímulos y alicientes, de intereses, de ilusiones, en suma, de
motores efectivos. Y, además, ciertamente está condicionada por factores reales, ya
que no es posible llevar a cabo las actividades espirituales, sin contar con elementos
biológicos (un mínimum de salud, de alimentación) y de otras condiciones mate-
riales (defensa contra las inclemencias de la naturaleza; disponibilidad de las COsaS
indispensables, p. e., libros, laboratorios, instrumentos, colores para el pintor, etc.).

3.-LA FUNClON DE LOS FACTORES IDEALES Y LA FUNClON DE LOS


FACTORES REALES EN EL PROCESO DINAMICO DE LA CULTURA
No basta con haber comprobado que, en todas las manifestaciones de la cul-
tura en su proceso histórico-social, intervienen los dos tipos de ingredientes: ele-
mentos ideales y fuerzas reales. Es necesario indagar también de qué manera se
combinan los factores ideales con los reales. Hay que averiguar cuál es la función
que cada tipo de factores cumple en la formación de la cultura: qué es Jo que hacen
las ideas y qué es lo que hacen las fuerzas reales: de qué modo se articula el influjo
de los factores ideales con la. acción de los impulsos; en qué forma se produce la
conjunción entre ambos, determinándose por virtud de ésta la figura y el contenido
de la cultura en cada momento del proceso histérico-social.
Así, pues, en primer lugar, la tarea más importante es la de descubrir el modo
O la ley Fundamental de cooperación entre los ingredientes ideales y los factores rea-

lJ Algunas ele esas consideraciones complcrnenta.ias van ya intercaladas t' implícitas cn


el párrafo anterior. porque Scheler se refiere solamente a. los fincs y a la modificación de 13
realidad )' yo be añadido lo que atañe a lo~ móviles reales y ~I las inspiraciones espirituales.
5~8 IDEAS Y FUERZAS EN EL MUNDO SOClO-CULTUR.1/.

les, es decir, entre la estructura espiritual y la estructura impulsiva O real. en el


proceso histórico-social de la cultura. A este respecto, Scheler examina tres temas:

A) Ley de articulación o cooperación en/re los [actores ideales y Jos reales


en el proceso de realización de la cultura
Se trata de saber cuál es el papel que desempeñan las ideas y cuál el que cum-
plen las fuerzas reales en el proceso de realización de la cultura. Max Scheler apun~
ta las relaciones que pueden servir de certera directriz para este estudio.
El espíritu, esto es, los ingredientes ideales determinan, en lbs contenidos de
la cultura, tan sólo su esencia, su manera de ser! su consistencia! aquello que son;
pero, en cambio, no determina el becbo de que eiectiuamente sean, esto es, el he-
cho de que se realicen efectivamente en la historia. Es decir, el espíritu configura
los posibles contenidos de la cultura; pero el espíritu, la idea como tal, no tiene
por sí el menor rudimento de fuerza. o de eficacia causal para dar existencia real
a aquellos contenidos suyos; carece de poder para determinar que su contenido ideal
se encarne corno un hecho existente de modo efectivo en la realidad de la historia.
La idea es un factor de configuración, pero no es una. fuerza de realización. Cuan-
do la idea ha encarnado ya en la realidad. entonces puede configurar a ésta. Pero
la idea. pura, por sí sola, es impotente para convertirse ella misma en realidad.
Ahora bien, ¿cómo se realizan las ideas en el curso histórico-social de la culo
t~r~? S.e ~:alia:lO .r0.l" vi.rtud de los factor<::s. reales. es decí.f: cl~ las ft!e!2~$ efectivas,
llt.: JUS IOsrJnCOS, de los Impulsos, del apremIO de las necesidades, de los mterescs, de
los apetitos, de los afanes.
Los factores de realización, unas SOn negativos }' otros positivos. Los negativos
son los que cierran determinados caminos. Los positivos SOl! los que actúan como
seleccionadores entre el ámbito objetivo de lo posible. Unos y otros son 125 actúa-
cienes vitales efectivas, condicionadas por impulsos. O sea, las fuerzas realizadoras
consisten en peculiares combinaciones de factores reales, por ejemplo, de las rclacio-
nes de poder, de los factores económicos y de las relaciones cualitativas}' cuantita-
tivas de población, más el contorno geogdfico. "Cuanto más puro es el espíritu,
tanto más impotente resalta para actuar dinámicamente sobre la sociedad }' sobre
la historia". Las ideas, de: cualquier índole que sean, tan sólo logran indirectamente
poder y eficacia, allí y cuando consiguen aliarse con intereses, impulsos, apetitos,
en suma, con fuerzas reales. Cabría decir que las ideas no pueden penetrar en sí
mismas y por sí solas en el escenario de la realidad histórica. Para convertirse en
realidades precisan ir cabalgando .1 lomos de las fuerzas efectivas, de las tendencias,
de los impulsos, de las pastones. La idea por sí misma <':5 fría; para convertirse en
realidad socio-cultural en la historia necesita calentarse por la acción de las »cccsi-
Jades, de los afanes, de los intereses. La idea par:l encarnar en 1.1 histeria Jebe ad-
quirir carne de realidad, apoyo C1C bs fuerzas efectivas. Ahora bien, ruando las ideas
comienzan a realizarse en virtud Je las fuerzas reales (:'0 que han encarnado, entonces
115 ideas determinan el contenido de los productos culturales. Es decir. entonces las
ideas actúan en la configuración de la reahd.td, según la propia lógica d¡; sí mismas.
1....'1 ley <le articulación expucsn en los párrafos anteriores, sobre la realización
de los contenidos id<..alcs por los ractores reales. se refiere a la acción selectiva
ejercida por los {;H"tOn.:S reales. Es <:·:cir. l..'"S;1 ley e,Xj'r("sa C¡l!C' son las fuerzas reales
IDEAS Y FUERZAS EN El. MeNDa SOClO.CULTURAI.

las que o bien cierran la vía de realización a determinados contenidos ideales, o bien
abren los caminos para que éstos penetren en la realidad y les presten efectividad.
Pero ahora hay que preguntar cuál es la manera como un contenido ideal
comienza a realizarse, cuál es el factor que inicia su entrada en la vida histórica. El
factor positivo de realización de un contenido ideal es siempre el acto libre y la volun-
tad libre de un pequeño número de personas -jefes, modelos, maestros, caudillos:
pioneros-e- las cuales logran ser imitadas por grandes multitudes.
Ahora bien, creo yo que debe entenderse que la primera ley de articulación ex-
presada -es decir, la de que las ideas consiguen poder de realización solamente
cuando se unen a intereses, impulsos o tendencias-, se aplica igualmente al mo-
mento inicial en que un pequeño grupo emprende su puesta en práctica, que J. los
momentos ulteriores de propagación entre" la masa. Es decir, para que un pequeño
número de personas se ponga en acción al servicio de unos determinados contenidos
ideales, es preciso que en esas personas tales ideas hayan encarnado en fuerzas o
factores reales, por ejemplo, en impulsos, afanes, ilusiones, intereses, pasiones. Por-
que, adviértase que esa ley, de que las ideas por sí mismas son frías y de que para
transformarse en realidades necesitan del calor de los impulsos, se aplica lo mismo
a la vida individual que a la social. Y la misma leyes la que rige después la am-
pliación o propagación en grandes grupos de la obra iniciada por un pequeño nú-
mero de personas. Pues, para que aquello que ya es realidad entre unos pocos se
convierta en realidad entre muchos, es preciso que halle en la situación de eses
muchos el apoyo de intereses, tendencias, impulsos, entusiasmos, etc.

B) Le)' de relación entre la realidad bistárico-social.. existente en mr determinado


momento y la acción ulterior del espíritu sobre ella
i Este es <.'1 segundo de los problemas estudiados por Scheler. Conviene distinguirlo con
toda precisión del problema anterior. En el caso anterior, se trataba de averiguar cómo se
puede convertir en realidad histórico-social un contenido ideal -y se vió que para ello precisa
aliarse con fuerzas reales. En cambio, el problema que ahora se plantea es otro: supuesto que
existen ya previamente unos determinados procesos históricos en germinación o en devenir. se
pregunta cuál sea la posible acción posterior del espíritu sobre éstos.
Imaginemos linos determinados procesos que están ya en curso de realización, bien ger·
minando, bien desenvolviéndose en la realidad histórica. Estos procesos se componen de facto-
res reales existentes y también de ingredientes ideales. Pensemos, verbigracia. en procesos políticos
internos o internacionales, o en procesos económicos. Por ejemplo, refiriéndonos al momento
ucrual, pensemos en el proceso de la creciente intervención del Estado. y aun de 105 poderes de
la comunidad intemaclonal, en la vida económica. Aunque en tales procesos hay. desde luego,
ingredientes ideales, en mayor o en menor cuantía, sin embargo, el ámbito de su posibilitución
objetiva y real 00 está determinado, en lo que respecta a su existencia. por los factores ideales,
sino sólo por-los factores reales. Pues bien, nos preguntamos ahora cuál es el papel o la acción
que el espíritu puede desempeñar respecto de esos procesos ya en curso de realización. A esta
pregunta contesta Scheler que, en ese C01S0 -a J¡¡ inversa de lo que sucede en las situaciones
examinadas en el problema antericr-c-. el espíritu tiene sólo un significado de "derivador"
negativo, es decir, desde el punto de vista causal le corresponde tan sólo una función de inccr-
polndor de obstáculos o de supresor de obstáculos. Con otras palabras: ca ese caso. ,::,1 l:spiritu
puede o bien dificultar aquello que quiere producirse, que tiende a renliaarsc. al impulso del
desarrollo causal. autómata y ciego: o bien facilitar, dejar suelto ese proceso, suprimiendo
los obstáculos espirituales que éste pudiese hallar en su camino. Esto es. d espíritu puede fnvo-
rcrcr el proceso, o ponerle dificultades para que llegue ~ ser: pero lo que no ruede es hacerlo
se; de otro modo. Cuando el cspiritu humano se empeña en ciertos fines sin contar con b cxis-
tencia efectiva de fuerzas rentes. en las cuales encarne la causalidad r:tra Icgrorlos. entonces
54ú IDE.1S y FUERZAS EN EL AtUNDO SOClO-CUl.TU/VIL

fracasa irremisiblemente-es corno si mordiese en granito y su "utopía" se desvanece en la nada.


Por si solo, el espíritu no puede modificar la estructura de Jos factores reales de Jos proC<:S05
efectivos, como no cuente Con otros factores de causalidad, por haber encarnado en ellos.
Mas. de otra parte, sería gravemente erróneo e imposible el intento de derivar el signifi-
cado y el contenido de un valor, de un arte, de. una religión, de una filosofía o de un derecho,
atendiendo sólo unilateralmente al complejo vital de los factores reales (geográficos, étnicos,
económicos o políticos) sin tomar en consideración los sentidos ideales o espirituales.
Tal intento está irremisiblemente condenado al más rotundo fracaso. En cambio, scria
hacedero, hasta cierto punto, el método inverso; es decir, mediante el examen de un prod uctl1
cultural, llegar a averiguar cuál fué efectivamente la constelación de factores reales que deter-
minaron que aquél fuese una efectivo realidad. De esta suerte, si tomarnos un producto cultural,
en su concreción histórica, y respecto de él distinguimos aquello que efectivamente ha sido, de
todo aquello otro que también hubiera podido ser en cuanto a las posibilidades albergadas
en su puro sentido ideal, entonces nos podremos explicar cuál fué la situación de las fuerzas
reales que condicionaron Su producción en la manera particular que de hecho adquirió. Por
ejemplo: Lutero, para salir adelante con su empresa reformadora, precisaba del apoyo de los in-
tereses de los príncipes, de los señores feudales y de las ciudades. Ahora bien, la mera presencia
de esos factores reales (los mencionados intereses) no basta ni remotamente para explicar la
doctrina protestante. Pero, en cambio, del hecho de hallar como una realidad histórica I;¡ difu-
sión de la doctrina protestante, podemos sacar la conclusión de que existieron aquellas fuerzas
'reales. Si, por el contrario, nos encontrásemos con que no había habido tal difusión, o que se
'había producido de otro modo, entonces Jlegaríarnos a la consecuencia de que dichos factores
uc se dieron en la realidad, o de que, aun habiéndose dado, hubo otras fuerzas interfercntes
que impidieron el desarrollo efectivo de la doctrina protestante.

C) L'! -re!,::{.;ó:: concreta t3i¡ cada sítnacion bistoru» entre las posibilidades ideales
y los [actores reales. LA bístoria que es y!a bistoria qlle pudo baber sido
Uno de los temas más fascinantes de la Sociología de la cultura -dice Schclcr-,-,
consiste en averiguar "en qué orden y según qué leyes influyen las instituciones rea-
les, objetivamente correspondientes a las estructuras de .impulsos de las élites direc-
toras. sobre la producción, la conservación, la promoción o la inhibición de aquel
mundo ideal de sentido que en todo momento de la historia real de las situaciones
y acontecimientos flota sobre esta historia de las realidades, pero además flota ante
la posible historia del futuro como proyecto, expectativa, fe o programa".
Hay una diferencia cualitativa y cuantitativa enorme entre la historia posible
del espíritu, esto es, la historia potencial y germinante en cada momento, por una
parte, y la historia que ha llegado a ser efectivamente acontecimiento real. por
otra parte. Pues bien, esta diferencia entre lo que puede efectivamente ser, }' lo que
de hecho resulta ser, señala el punto donde la actuación de los factores reales in-
terviene en la historia de las obras del espíritu, Ora excluyendo de toda realización
aquello que era de esperarse según la lógica de las ideas, ora desgarrando y haciendo
saltar su continuidad de sentido, ora fomentándolo, acelerándolo y ampliándolo.
Los factores reales no determinan los contenidos ideales de la cultura. Lo único
que pueden hacer es abrir O cerrar las compuertas para que las potencias espirituales
se abran camino efectivo en la historia, darles impulsos u oponerse a su realización.

4_--EL PROBLEMA SOBRE LA UNIDAD DE LA HISTORIA UNIVERSAL


DE LA CULTURA. EXPOSICION CRITICA DE SPENGLER
Por una parte, si contemplamos el paisaje total de la historia, advertimos mu-
chas}' enormes diferencias culturales en la diversifiClción del {.~pacio y en la sucesión
UNIDAD D PLURALIDAD EN LA HISTORIA UNIVERSAL 541

del tiempo. Las distintas áreas humanas constituyen círculos culturales diferentes.
y dentro de muchas de esas áreas humanas, percibimos mutaciones de formidable
calibre al correr de las épocas.
Mas de otra parte, advertimos el fenómeno del entrecruce y fusión de diversas
culturas, que forman nuevas síntesis. Así como también se registra el hecho de la
expansión de las culturas. A veces se produce también el hecho de la supervivencia
de una cultura con respecto a la colectividad que la gestó, por haber sido dicha cul-
tura recibida por otro pueblo. Por otra parte hay que advertir que de la coincidencia
de una determinada forma cultural o de una cierta institución en dos pueblos dis-
tantes, no hay que sacar como consecuencia forzosa que aquella entidad o analogía
sea debida a la comunicación. Puede que sea así, en el caso en que efectivamente
se pruebe que se introdujo un fenómeno de recepción de un modo de una colectivi-
dad por otra. Ahora bien, la coincidencia puede ser debida también al azar; y sobre
todo al hecho de que circunstancias análogas determinaron que los hombres de dos
o más pueblos hayan reaccionado en forma sirnilar.>'
Relacionada con los temas de Sociología dinámica de la cultura se presenta la
cuestión sobre si se puede hablar justificadamente o no de la unidad del proceso
histórico. Se trata de esclarecer si la historia humana ---con todas sus variedades,
con sus múltiples áreas geográficas, con sus sucesivos períodos, con sus diversas
corrientes, con sus muchas y grandes conmociones, y a pesar de todo ello- cons-
tituye un proceso con una línea dinámica de unidad. de suerte lllle con razón se
pueda hablar de tota historia universal; o si, por el contrario, constituye tan sólo una
multiplicidad de parcelas separadas, de compartimientos independientes, entre los
cuales no sea posible establecer un hilo de continuidad, en el que de algún modo
se ensarten las diversas bolillas o cuentas.
En general, en el pensamiento sobre la historia y la cultura ha regido casi siem-
pre el primer supuesto, es decir, el supuesto de que hay una historia universal que,
si bien presenta múltiples diversificaciones, tiene una linea dinámica central de uni-
dad. Pero algunos autores, especialmente Oswald Spengler, han negado este supuesto;
con 10 cual dicho tema ha adquirido una dimensión problemática. Sin embargo, a
decir verdad, la tesis de Spengler ha sido combatida justamente y rechazada como
arbitraria. Precisamente, merced a la critica contra la" doctrina spengleriana, se ha
afirmado con mayor solidez Ji). tesis de la unidad de la historia universal.
Oswald Spcnglcr (1880-1936), en su famosa obra La decadencia de Occidente
(1918-21) ,1J elaboró una nueva Filosofía de la historia, que se denomina concepción
lJI01fológictl de la cultura. Según esa teoría, las diversas culturas son los sujetos pro-
tigonistas de la historia. Cada una de las culturas sigue un ciclo vital de nacimiento,
desarrollo y muerte. Así, cada una de las culturas constituye una especie de unidad
vital (Iue en su existencia y desarrollo es independiente de las otras culturas.
La historia humana, según Spengler, no es sino el conjunto de enormes ciclos
vitales :""-culturas- cada cual. con una especie de personalidad, que el mismo

J·I Cfr. Sobre estos problemas: MAZ%:ARF.l.l.A (G.), Les 'ypel soci.mx et fe Drois, Paris,
1905; TRIMBORN (H.), DIe Me/hade der etbnologiscbon [nrisprudenz, en Zeitschrift Für verglcí,
cbende Rechtswiessenschaft, 43. 1948: TIM,\SHEfF (N. S.), An l ntrodurtion lo tbe Sociology 01
[stur, 1939.
1:", El título original de la ohm es: Der Unterg(fl!!: de! Abendlandes. Hay una putqué.
n-imu traducción castellana de Manuel Gnrcla Morcntc: La deftlden(ia de Occidente.
542 TEORIA DE SPENGLEII

lenguaje usual concibe como individuos de orden superior, activos y pensantes y


llama, po~ ejemplo, "la antigüedad clásica", "la cultura china", "la civilización
moderna", etc. Las culturas son ciertos modos orgánicos de pensar y sentir, que se
desarrollan como individualidades, como unidades biológicas (no materiales}, las
cuales desenvuelven las etapas del ciclo vital. No son seres materiales vivos; pero
sí son seres espirituales vivos, orgánicos, de superior cuantía. Por esa, a las culto-
ras tienen aplicación los conceptos fundamentales de todo lo orgánico: nacimiento.
muerte, juventud, vejez, duración de Ia vida. Esos seres vivos, que son las culturas,
crecen con una sublime carencia de fin, como las plantas y los animales: germinan,
nacen, se desarrollan, florecen, se: marchitan r mueren. La vida de las culturas es
independiente de la vida de los pueblos que las portan. Las culturas son indi-
vidualidades biológicas espirituales, independientes de los hombres y de los pueblos.
Por lo tanto, no hay una unidad en el proceso de la historia; o dicho con otras
palabras, según la tesis de Spcnglcr, no se puede hablar de 111M bistoria unírersaí,
cuyo sujeto sea Ir. humanidad. Por el contrario, la historia es un conjunto de histo-
rias, de las historias de carla una de les grandes culturas, de lo que él mismo llama
las biografías de las culturas. Independientemente de que pueda haber en una cultura
semejanzas o incorporaciones de elementos de otras culturas, la vida de cada una de
las culturas constituye un ciclo propio e independiente de las demás. Así, cuando una
cultura, como singular sujeto histórico, llega a su decadencia, no puede ser revi-
talizada de ningún modo. Esto es lo que Spcnglcr cree que le está sucediendo n In
culture c.:cid('iltJ.l.Alltc:S se creía, dice Speoulcr, que éramos libres de esperar del
futuro lo que quisiéramos; pero, después de la luz que vierte su teoría morfológica
de la historia, tendríamos que prcgunt:lr al porvenir qué es lo que puede suceder.
lo que sucederá con la invariable foraosidad de un sino, lo cual es algo que no cie-
pende de nuestros ideales privados, de nuestras esperanzas y deseos. El nacimiento
trae consigo le muerte, y la juventud la vejez. La vida tiene su forma y una duración
prefijada. Así, cada cultura constituye una especie de universo, aparte de las demás,
con su propia historia, con su carrera vital predeterminada.
Spenglcr enumera hasta nueve culturas: la primitiva, Ia egipcia, la babilónica,
la india, la china, la antigua, la arábiga, la mexicana y 'ti occidental.
Mientras que antes la Ciencia histórica se preocupaba de averiguar los hechos
humanos tangibles ocurridos en el tiempo, y de ordenarlos según nexos de rau-
salidad, Spengler CC<:e (¡li'.' Jebe hacer otra Cosa: interpretar los hechos Como ex-
presión, signo o forma \!L: un alma, del alma de una cultura: interpretar, por
consiguiente, los hechos como manifestaciones morfológicas afines. Así, por cjcm-
plo, existe una profunda conexión formal entre el cálculo diferencial y el principio
dinástico del Estado en la época de Luis XIV; y también entre la forma política
de Ja Ciudad antigua y la geometría euclidiana; y entre la perspectiva del espacio
en la pintura occidental y la superación del espacio por ferrocarriles, teléfonos y
aviones; y entre la música contrapunñsricn y el sistema económico del crédito.
Aunque las diversas culturas SOI1 independientes entre sí, cada una de cll.is.
según Spcngler, recorre cuatro fases, qu<.: corresponden a las épocas o edades de su
alma o espíritu: primavera, verano, otoño e invierno.
1. Primaoera. Es la época agreste, intuitiva, productora de las poderosas creaciones J l · un
alma que despierta cargada de ensueños. Se caracteriza llor una unidad y una plenitud supra-
personal. En csn etapa se engendra. primero, una mitolugía dl' grandioso estilo rOrllll la cxprc-
TEORIA DE SPENGLER 543

sión de un nuevo sentimiento de Dios; y se manifiesta un terror cósmicor un anhelo cósmico.


Luego, se desenvuelve una forma primitiva místico-metafísica de la nueva visión del mundo.
2. Verano. Es la época en que empieza :l madurar la conciencia, y se hacen patentes lo'>
primeros movimientos políticos, urbanos y filosóficos. Manifiéstasc en las siguientes etapas:
,1) reformas en la concepción religiosa, las cuales apartan al pueblo de las grandes formas pri-
mitivas; b) inicio de una concepción puramente filosófica del sentimiento cósmico, desenvol-
viéndose la oposición entre los sistemas idealistas y los realistas; e) formación de una nueva
matemática y concepción del número como copia y compendio de la forma cósmica; d) puri-
tanismo y empobrecimiento de la religión en sentido racionalista-místico.
3. Otoño. Es la época de la inteligencia urbana y de la culminación de los esfuerzos cspiri-
tuales. Apunta con el brote de 10 que se llama espíritu de la ilustración o ombicotc de las
luces. caracterizado por la fe en la omnipotencia del intelecto, por la religión racional r por
el culto a la naturaleza. Sigue esa etapa con la culminación del pensamiento matemático y le
depuración del mundo formal de los números. Y desemboca en la construcción de los grandes
sistemas finales (por ejemplo. Yoga, Platón. Aristóteles, Alfarabi, Avicena Goethe. Kant.
Eichte. Schelling. Hegel).
4. Invierno. Es la época de la civilización urbana y cosmopolita, en la que se extingue en
el espíritu su fuerza creadora. En ella. la vida misma se convierte en problema; y se desenvucl-
ven tendencias ético-prácticas de una humanidad cosmopolita, irreligiosa y amctaflsicn. En esa
época se van manifestando: a) una concepción materialista del universo y un culto de la ciencia,
de la utilidad y de la felicidad; b) ideales ético-sociales de la vida, filosofía sin matemáticas, y
escepticismo (p. c.: Ruda, helenismo, Epicuro, Zenón, Schopenbauer, Nietzsche, socialismo. anar-
quismo, Wagner, Jbsen}: e) plenitud interior del mundo de las matemáticas; d) filosofía como
ciencia especializada de cátedra y literatura de compendio (p. e.: Academia platónica, peripa-
réticos. escuela de Bagdad, kentianos ) ; e) etapa en la que se producen manifestaciones corno
el budismo indio, el estoicismo greco-romano, el fatalismo practico del Islam y el socialismo
ético de Occidente.
La última etapa se hace patente en el remate terminal que es la cinilizacián, Mientras que
en las etapas anteriores del ciclo cultural, la historia de un estilo da forma a toda la realidad
externa y responde a una profunda necesidad simbólica, por el contrario, en la fase de civili-
zación, la existencia no tiene una forma interior, y el arte de la urbe es una costumbre, un
lujo, un deporte, un excitante. De esta suerte, en la. etapa de civilización, los estilos se ponen
de moda y varían rápidamente (rehabilitaciones" inventos caprichosos, imitación) y carecen de
contenido simbólico. En esa fase de civilización, el pueblo, que ya en lo esencial se ha hecho
urbano, se disuelve en masas informes, cunde un sentido cosmopolita. En esta fase. primero
se manifiesta un predominio del dinero o de la. democracia, penetrando lo económico en 10
político. Después, surgen formas de cesarismo, la política. de la violencia vence al dinero.
se recae en modalida-des cada vez más primitivas. Por fin, en la última forma, hallamos 1(OS
siguientes fenómenos: política privada y familiar de Jos caudillos; el mundo como botín de gue-
rra; egipticismo, mandarinismo, bizantinismo, petrificación sin historia; incapacidad para oponerse
al pillaje de los pueblos jóvenes o de los conquistadores extranjeros; y lenta. submersión en
estadios primitivos, a pesar de vivir una vida civilizadísirna.
Este es el esquema de las edades o fases por las que pasa cada cultura, según Spccgler.
Como cada cultura es un ente vivo peculiar, una unidad espiritual, un alma singular, cada una
de las culturas vive de modo diverso esas fases, las rellena con manifestaciones diferentes,
que son las expresiones simbólicas de su propio espíritu. Pero cada cultura pasa por la sucesión
de esas fases, que constituyen el esquema del ciclo vital común. a. todas las culturas.
Puede ocurrir, sin embargo, que una cultura perezca accidentalmente por muerte violenta,
antes de haber pasado por todo el desenvolvimiento de su ciclo vital. Eso, por ejemplo, c:" la
que aconteció con la cultura mexicana precolombiana, la cual falleció por decaimiento, no por
haber sido estorbarla o reprimida en su desarrollo. Murió, en la plenitud de su evolución, como
una flor que un transeúnte decapita con su vara.

Como el ciclo que recorre cada cultura es ineludible, hay la posibilidad, según
Spengler, de predecir el futuro, en cuanto a la sucesión de fases de ese ciclo y en
cuanto a las posibilidades que dentro de él nene el alma peculiar de cada cultura.
544 TEORIA DE SPENGLER y CRITICA

En este sentido, Spengler anuncia la decadencia dé la cultura occidental y cree qut es


posible anunciar el probable ascenso de una nueva cultura eslava.
Lo que importa retener es la tesis fundamental de Spengler, para someterla
después a crítica, es decir, la tesis de que no hay propiamente una historia universal.
El grupo de las grandes culturas --dice- no constituye una unidad orgánica. la
aparición de ellas en ese número, en tales lugares y en tales épocas es un azar,
que carece de sentido profundo. Ahora bien, si no hay una línea de articulación
entre las diferentes y sucesivas culturas, en cambio, se ofrece clara y notoria la ar-
ticulación orgánica de cada cultura en particular, es decir, la íntima congruencia de
los elementos que forman cada una de las culturas."

5.-DESARROLLO CRITICO SOBRE SPENGLER. EL PROCESO UNIVERSAL


DE LA C1VILlZAClON SEGUN ALFRED WEBER
Tiene, sin duda, el libro de Spengler dimensiones geniales, algunos aciertos
de mayor cuantía, pero también errores superlativos, y notorias exageraciones.
Cabe decir en verdad que el más monstruoso de los errores de Spengler es
su tesis de parcelación de la historia, en varias historias independientes de las varias
culturas, y de negación de un proceso universal de la historia.
Hay además mucho de caduco en los supuestos de su obra. Principalmente, la
arbitraria concepción romántica de un espíritu transpersonal vivo, supuesto como
alma efr.rtjv~_ de !2. cultura. Asimismo, otros deleznables-temas heredados del ro-
mantícismo alemán, precisamente aquellos que figuran en el peso muerto de éste.
A despecho de los descomunales errores que lastran la obra de Spengler y que
invalidan su pensamiento fundamental, hay en ella ideas y realizaciones positivas
de alto valor. Así, representan aciertos: la insistencia en la correlación de estilo
que en una misma cultura se da entre sus diversos sectores (filosofía, ciencia, téc-
nica, arte, política, etc.); y la idea de la significación simbólica de los productos
culturales.
Además, se debe a Splenger una serie de síntesis históricas, en las que maneja
un sorprendente número de materiales con gran agilidad mental -allnque muchas
veces lanzándose a hacer piruetas y .aunque a menudo el"! tales síntesis haya no poca')
deformaciones arbitrarias.
En contraposición con la parcelación disgregante de la doctrina spenglenana,
Alfredo Weber17 muestra la unidad del proceso histórico-universal como un dato
de experiencia; y, además, la explica sociológicamente.
"La historia de las grandes culturas egipcia, sumero-ncadic-babilónica, china e
indostánica, los cuatro pilares de la historia, se concierta exteriormente en historia
universal, durante largo tiempo, gracias a la influencia homogénea que sobre todas
ellas ejercen las grandes llanuras del gigantesco bloque ecroasiático. influencia que
en el Oeste es de dirección concéntrica por la posición circundante de esas plani-
cies, mientras que en el Este es excéntrica, debido a la. posición dominante de las
altiplanicies ... Esas planicies van incorporando. como más tarde la Rusia meridio-
io Muy interesante sobre «Igunos ternas spcnglenauos son las consideraciones de Alberto
SENIOR, en su valiosa obra Ensayo de interpretecián estética Je /:1 historia, inédita, cuya pronta
puhliccción es de desear.
" Vense WHU'R (AlfH:d), Historia de ItI Cuhuru, trad. casto de Luis Rcc'lst-ns Sichcs,
rllndo de Cultura Económica, México. 1941.
UNIDAD DE LA HISTORIA UNIVERSAL 545

nal y la Europa central, pueblos de zonas del Norte o del Este, que por una u
otra causa resultaban demasiado estrechas, y los dirigen y sostienen en su desarrollo
ulterior. Mirando las cosas en un gran esquema de conjunto, podemos considerar
que, hasta la última irrupción de los mogoles en el siglo XIII y las sucesivas in-
vasiones de los turcos en los siglos XIV y XV, se trata del impulso migratorio, que
surge de nuevo una y otra vez, como característico de esas zonas que están alrededor
y más allá de dichos círculos culturales. Este impulso determina decisivamente la
conexión externa de la historia del bloque euroasiático-norteafricano, bloque en el
cual se hallan arraigadas las primeras grandes culturas. Estos círculos culturales, que
se hallan red procamente ligados en cuanto a lo físico, representan ya para aquel
. t-iempo el único ámbito en que se desenvuelve la totalidad del acontecer histórico.
Con este acontecer histórico no guardan en aquella época milenaria una relación
decisiva los destinos de América, del Africa continental, de los mares del sur y de
Australia, que no se insertaron en los referidos movimientos culturales".
'"EI bloque de la historia universal, así delimitado, constituye una demarcación
en cuya parte más oriental las continuas invasiones conducen a un destino cultural
muy diverso del que se opera en Occidente. En la China y en la India, esas inva-
siones dejan subsistir, a través de milenios, la construcción, la esencia y el estilo
de las áreas culturales primarias, hasta que se verifica la irrupción de las modernas
tendencias globales de unificación y disolución, Y podemos decir que, en esos
países orientales, se da tal subsistencia o pervivencia, a pesar de los cambios de
dominación y de los nuevos influjos que de los mismos se siguen. Por el contrario,
más al oeste del asentamiento hindú, ocurre que una serie de olas migratorias su-
cesivas crean continuamente cambios de escena. Ocurre, aquí. en esa zona más oc-
cidental, que no tan sólo son desplazados incesantemente los centros de gravedad
de las culturas, a causa de: las invasiones, sino que:. además. se implanta un nuevo
estilo, a manera de un nuevo sedimento, colocado sobre las capas anteriores a Lis
que destruye o amortigua. Así, sobre y tras las culturas primeras siguen otras cul-
turas segundas de" diverso jaez, Las grandes culturas segundas (es decir, las que se
producen después) -c-judia. persa, griega r romana- se edificaron sobre los ci-
mientos de las altas culturas primarias, siendo algunas de aquéllas de primer graJo
y otras de segundo (esto es, establecidas sobre las últimas) para expresarnos en
términos simplificados. Finalmente, después de la última gran irrupción mogólico-
turca. queda tan sólo el Occidente romano-germánico como la única instancia deci-
SiV;1 durante larjrc tiempo; y, entonces, esa rultura romano-germánica ... emprende
con rn.ixirua adi,"id;J.d su misión universal". "Mas hay 9ue tener igualmente a h
vista corrientes espirituales que van y vienen pacíficamente; y, asimismo, el comer-
cio, <ILlC no descuidó la espina dorsal de las cordilleras y quc muchas veces aca-
rreaba consigo aquellos movimientos espirituales".
Dentro del marco del acontecer histórico universal, expone Alfredo Weber el
crecimiento y la disolución de las diversas y sucesivas culturas. Cada una de esas
varias. culturas destaca frente a las demás, por su peculiar esencia y por su fiso-
nomía característica. Pero, a la vez, todas esas culturas se hallan solidarizadas
unitariamente, porque están insertas en una corriente nniversaí, que cruza el devenir
histórico entero, a manera de proceso ciuilrzador, Este proceso civilizador, que cons-
tituye algo así como el soporte: o trarna tI(· la corriente histórica, la serie de 5UC<:-
S·16 UNIDAD DE LA HISTORIA UNIVERSAL

sivas aportaciones de medios para la construcción social de la "ida humana. Repre-


senta un conjunto de medios físicos y espirituales para la total formación bumana."
Dentro de ese proceso cirilizadov tlnír.'e1',ra/.. Alfredo Weber ordena la multitud
de culturas en una clara visión concreta de la historia humana total. Demuestra
cómo esas varias culturas se han ido elaborando mediante una serie de engranes,
unas veces coetáneamente, por coincidencia, }' otras veces de mono sucesivo. Y
demuestra que el conjunto de ellas. interrelacionadas, constituye el camino de la
historia. de suerte que todas ofrecen sus respectivas aportaciones al proceso total.
Se va produciendo la sucesiva superposición de unas culturas sobre las anteriores.
Tras la prehistoria y las culturas primitivas, se producen las cuatro grrwde.r mlmres
primeras. que son las de Egipto. Babilonia. China y la Jndi a, Sobre el legado de
éstas, se edifican 'las grandes culturas segund»: de primer grado -es decir, aque-
llas que se construyen por primera vez sobre el cimiento de las grandes culturas
primarias-e-t. la judía, la persa, la griega, la romana, la de la Antigüedad cristiana.
A éstas las siguen las onltttras segfmdas de seonndo grddo, esto es, las que se for-
man sobre los fundamentos de las segundas de primer grado, y que son; la bizan-
tina, la islámica, la rusa y. por fin, la occidental, que llega a sobreponerse en la
totalidad de la tierra.
Las culturas mencionadas se presentan insertas en grandes cuerpos social-his-
tóricos, delimitados los unos frente a los otros y que constituyen como unidades
determinarlas ::'10! sus respectivos pru(f~u::; de vicia; pero, a la vez, también relariona-
dos entre st -más o menos-, por sus luchas, sus cooperaciones r sus transmigraciones ..
Cada uno de esos cuerpos históricos tiene su peculiar estructura social, Ia cual
sufre cambios mayores o menores. Esa estructura social y sus cambios constituyen la
realidad propia de cada una de esas colectividades o cuerpos históricos. Aunque unos
puedan parecerse a otros en algún aspecto, cada uno tiene su propia realidad, cons-
tituída precisamente por esa propia estructura social y su propio proceso evolutivo,
Corno ya se ha indicado, ese proceso civiliza torio se manifiesta sobre todo en
el caudal de saber, cada vez más aumentado, sobre la naturaleza y sus fuerzas. que
desemboca en' una serie de conocimientos técnicos. Mas por debajo de esos cono-
cimientos prácticos, hay un fondo de ilustración teórica sobre el mundo)' sobre el
hombre. Y cada uno de los grados de ese proceso de civilización descansa sobre los
resultados conseguidos anteriormente, como desenvolvimiento lógico de éstos.
El rasgo más destacado del proceso civilizatcrio es su carácter de validez uni-
versal. En él han cooperado y cooperan muy diversos cuerpos históricos, en mayor
o en menor proporción; su caudal se forma por aportaciones muy varias; pero sus
resultados tienen validez universal, sirven para todos los hombres, y, más tarde o
rnás ' temprano, penetran todos los pueblos y se vierten sobre toda la tierra.
Esta expansión del proceso civilizador no se verifica. solamente respecto de
sus resultados técnicos sobre la naturaleza. Se opera también en cuanto al saber
racional sobre el hombre.
Ahora bien, mientras que el proceso de civilización constituye un desenvolví-
miento ·progresivo e irreversible de dimensión universal, en cambio, el proceso de
cada una de las culturas tiene caracteres singulares.

18 Cfr. WEBER (Alfred), Ksltersoziologie, en el Handworterbu(h der Soziologie, 1931.


UNIDAD DE LA HISTORIA UNIVERSAL 547

6.-LAS FUERZAS HUMANAS DE TRASCENDENCIA ESPIRITUAL SEGUN


ALFRED WEBER
Existen en el hombre -muestra Alfredo Wcher- fuerzas que, si bien, por una
parte, son internas en él, por otra parte, tienen una dimensión de trascendencia
espiritual, que le impulsan a dedicarse a temas objetivos, a la realización de un

.. mundo de valores, más allá de propósitos utilitarios.


Por eso, la historia resulta imprevisible, precisamente porque en la voluntad de
cultura actúan esas fuerzas humanas que son psíquicas (es decir, emocionales) y a
la vez espirituales (esto es, dirigidas hacia un mundo ideal); que son a la vez
inmanentes al hombre y trascendentes a él, constituyen una fuente creadora.
Nos son conocidos los materiales frente, sobre y con los cuales va a trabajar el
hombre en una determinada situación; es decir, nos son conocidos el mundo físico-
geográfico-biológico y también la constelación histórico-sociológica, el agregado vital
humano. Pero no es posible prever las creaciones de la espontaneidad humana.
Así, pues, aunque la historia muestre grandes direcciones ineludibles, con una
irreversibilidad y una indetenibilidad -a la manera como las aguas de un río--
que corren a lo largo de milenios, cuya fuerza' y cuyas cualidades podemos indagar,
sin embargo, no nos es posible predecir el futuro, porque dicha corriente histórica
se halla en parte sometida a la intervención de la voluntad humana y de la decisión,
tanto de las colectividades como de los grandes individuos. Ahora bien, en estas
intervenciones, hay momentos en que se da el hecho de la libertad como creación.
Cierto que la libertad actúa dentro de un área limitada, es decir, dentro de
las condiciones determinantes y enmarcantes de cada situación concreta; pero dentro
de lo que ellas le permiten, la libertad puede obrar crcadoramente. Por eso. se
reconoce el hecho de la libertad dentro del marco de las condiciones de determi-
nación; y se reconoce, al mismo tiempo, el hecho de la sujeción en la libertad.

7.-LA HISTORIA Y EL PROBLEMA DE NUESTRO DESTINO


El interés apasionante que suscita en nosotros la historia universal -dice Al-
fredo Weber- consiste en que queremos que el conocimiento de ella nos haga
comprender nuestro destino presente. ¿Dónde nos hallarnos en la corriente de la
historia, no como pueblo singular, sino como humanidad quc es llcvada ror esa co-
rriente? Sentimos la necesidad de esclarecer la situación actual, que, como situación
de crisis. se nos presenta muy enmarañada. "Para ello debernos escrutar cuáles son
los factores impulsores de la corriente de la historia; contemplar su curso. 1.1
formación de sus estructuras y el proceso de su dinamismo. Y alentamos la esperan-
za de que de este modo podremos comprender algo de nuestro propio destino" )~l

l!' Cfr. \VrAfR (Alfred), nh. rit.. en ln nnt.r 17. Ff". ~)·ll).
CAPíTULO XXX

SOCIOLOGIA DEL LENGUAJE
5UMARIO:-1. Algo sobre la esencia del leJJ,,:uaje.-2. La Sociología del len-
guaje como iniciación a /a Sociología del conocimiento. Temas de la Sociologia
del lel1gJutje.-3. El lenguaje, fllnción obieiirante y enc(1rtutc/óu del~·f!sPírilll.­
4., El lengllaje, condición, [actor }' producto ,de /el 1-·jd.a locia/.-5. El lenguaje
,'// general J' las lenguas en particu/ar.-6. El h!!o!J1tl' (Omo sistema coordinado
de m/lut'a.-1. El leuf!.uaje como hecho social.~8. El idioma condicionado e
i/lf/uido IJo!' la sociedad y 1101' la rultura concreto de e//ti.-9. El idioma, ex-
presiáu de 11//,1 comu/liJad. El proceso de di!erenciaciólJ social manifestado en
/./ leng'''I.-lO. El idioma como reiíeia de [endmenos soáales.-l1. La difusión
)' la reducción dd área de los idiomas, trasuntos de fenómenos de poder so-
rial.--12. Soriologla del lel1gmt;e )' Sociología d;el tOno(imienlo.-_13. El len-
gJi;;¡;e como [actor de soda/ización.-14. El idioma como factor de integración
_. .)' (OIIJe!T1ciólf~del ~rupo.-15. El idioma. 'vehículo de repre.rentdciIHU!f k!;rll.f
-- - - - . - . J' políticas. 511 il/flujo sobre los [enómenos sociales.

l.-ALGO SOBRE LA ESENCIA DEL LENGUAJE


Todo idioma constituye una especie de estructura total y unitaria, algo así
como un tejido o contexto universal, que refiere y liga recíprocamente entre sí al
hombre, las cosas y el mundo.'
El lenguaje se da entre el hombre y las cosas, entre hombre y hombre, y entre
el hombre y el mundo. Separa y vincula a la vez. Sirve para todas las finalidades
de todos los hombres, varias y cambiantes, de los prudentes y de los chiflados, de
los buenos y de los malos.
La cuestión sobre qué cosa sea el lenguaje no queda contestada satisfactoria-
mente por ninguna teoría sobre el origen y las primeras aventuras del lenguaje,
temas que han fascinado a los historiadores, los antropólogos, los lingüistas y los
filésofcs.! Tampoco esta cuestión queda suficien-temente resuelta diciendo que el
1 Véase RIEZLER (Kurt] , Mal1 Mutable ltJ1d Immatable: Tbe Fundamental Structure 01
Sociel Life, Henry Regnery, Co., Chicago, 1950, pp. 94 y ss.
e Sobre este problema así como sobre otras cuestiones estudia-das por las ciencias del
lenguaje, se pueden consultar con provecho las siguientes obras: CASO (Antonio), Sociología,
5· ed., México, Porrúa Hnos., 1945, pp. 207-21; AGR....MONTE (Roberto), Sociología, 3' ed., Ed.
La Habana. Cultural, 1940, pp. 181-191; POVIÑ .... (Alfredo), CurSOJ de Sociología, Córdoba
(R. A.), Assandri, 1945, pp. 631-659; VENDRJES (J.), El Lenguaje. Introducción iingiiística a la
Historio, trad. casto de M. de Montolíu y J- M. Casas, Barcelona, Ed. Cervantes; MULLER (Max),
L., Ciencia del Lenguaje, Buenos Aires, EJ. Albatross, 1944; TERR.... CJNI (A. Benvenutto}, ¿Qué
e,' la Lingltistica? Univ. Nac. de Tucumén, Fac. de Filos. y Letras, 1942; VOSSLER {Karl}, Filo-
Jofía del Lenxuaje. trad. de Amado Alonso y R. Lida, Buenos Aires, Ed. Losada, 1943; REYES
(Alfonso), El Deslinde: Prolegómenos a la teoría literario. El Colegio de México, 1944. C"'SSIRER
(E.), Antropología filosófica; Introdsccián (J una Filosoiín de 1.1 cultura. trad. de E. lrnaz, Fondo

548
ESENCIA DEL LENGUAJE 549

lenguaje es una forma de expresión, aunque esto sea verdad¡ ni queda tampoco re-
suelta señalando que es un instrumento de comunicación, aunque esto sea' ciert~
Son también modos de expresión de un estado de ánimo el rugir del león y
el canto del ruiseñor, Tales modos de expresión pueden convertirse en formas
de comunicación, cuando el león o el ruiseñor no se limitan a expresar sus senti-
mientas, y a escuchar ellos mismos esta expresión, sino que además buscan con
Su rugido O su canto respectivamente una respuesta de parte de otros leones o rui-
señores. También a veces el hombre ruge al lanzarse contra su enemigo, con 10 cual
puede solamente expresar su cólera, o puede además proponerse asustar a su ad-
versario. Y, sin embargo, todo eso no es lenguaje. El ruiseñor que canta, el león
o el hombre que ruge solamente se alcanian a sí mismos --que oyen su propio
canto o rugid~ y alcanzan a otros sujetos de la misma especie; pero no se re-
fieren a las cosas- Por el contrario, es únicamente la palabra del hombre la que
alcanza no sólo a los otros hombres, sino también las cosas(Los hombres por
medio de la palabra se expresan y se comunican unos a otros respecto de cosas;
y expresan cosas unos a otros. Esto, y solamente esto, es lenguaje, dice el ilustre
filósofo y sociólogo -antes alemán, hoy. norteamericano-e- Kurt Ríealer."
Pero la palabra nunca se halla ligada en situación de pareja solidaria a la Cosa
que denota. Por el contrario, la palabra se da entre otras palabras, en compañía
con otras palabras. Y tampoco la cosa está sola, sino que es· una cosa entre otras
cosas. Siempre hay una especie de esquema, aunque sea nada más ql;le preliminar,
de un orden o una estructura de las palabras y de las cosas posibles, dentro del
cual orden cualquier palabra o cosa singular que pensemos tiene potencialmente su
propio lugar. El significado de las palabras y la índole de las cosas mentadas por
aquéllas, cobran actualidad y sentido sólo dentro de esa estructura; pues dentro
de e~a estructura es como las cosas y las palabras se relacionan unas con otras.
Las palabras se refieren a cosas, personas, acontecimientos, actividades, si-
tuaciones, y relaciones entre todo eso. Pero nunca se refieren a ninguno de los ob-
jetos mencionados, de un modo directo, antes bien, por el contrario, al modo
como esos objetos, sujetos, acontecimientos, etc, son percibidos, o manejados, al
modo de reaccionar ante ellos, y a lo que se piensa de los mismos.'

de Cultura Económica, 1944, pp. 205·254; LINTaN (R.), Estudio del hombre, trad. de D. F.
Rubín de la Borbolla, México, Fondo de Cultura Económica, 1942; WUNOT (G.), Psicología do
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cbologie dJl lasgage, París, Alean, 1933; MEILLET (A.), Lingnistiqne, en la obra De lamétbodc
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Amer. Libr." Nueva York. 1957; CHEST~R (Lawson), Lenguage, T!;vu.e,bt. <lmJ Ibe Hum.in
.'rli"d. Michigan State Univ. Press, 1958.
:'1 Véase RIEZLER (Kuet), ob. cit. pp. 95 Y ss.
-4 Cfr. NADEL (S. F.), Fundamentos de Antropolo¡,íll Sociat, Ir.1J. Je F. M. Temer, Fundo

de Culto Económ., México, 1955, p. 56.


·'

550 ESENCIA DEL LENGUAJE

Ahora bien, las palabras, aunque sean mediadoras entre los hombres y las
;'(05a5. no alcanzan directamente las cosas, porque las cosas no son capaces de oír,
ni de leer, sino que permanecen solitarias en silencio. La palabra alcanza al pró-
jimo y no la cosa. Solamente en la contextura de la frase puede la palabra unida
con otras palabras tejer una especie de ~ed alrededor de la cosa, y convertir a la
cosa en mía, y en suya de los demás con quienes hablo. Pero esto es posible única-
mente en la medida en "que mis palabras y tus palabras sean nuestras palabras.
He aquí la dimensión social que por esencia tiene el lenguaje.
Además, el lenguaje determina cada una de las varias modalidades en las re-
laciones de una persona con las demás personas, y consiguientemente en las ac-
titudes de una persona frente a otras. Por medios muy varios -palabras, in-
flexión. prefijos, sufijos. entonación, modulación- el lenguaje distingue el aser-
to, la pregunta, el ruego, el mandato, el deseo, la lamentación, la devoción, el
asombro, la ira; determina la relación del hombre con el tiempo diferenciando
las varias maneras como la persona mira desde el presente hacia el pretérito y el
futuro, desde e! pasado hacia el futuro, desde el futuro hacia el pasado; distingue
los varios modos posibles de su manera de actuar como sujeto, así como los varios
modos como los demás pueden actuar sobre él.
Puesto que las palabras se adhieren a las cosas mentadas por ellas y las or-
denan en grupos, y articulan sus relaciones, parece que elIenguaje abarque el uni-
verso.. Sin embargo, esto '9., hace solamente el! la. medida en que-articula las re-
laciones posibles del hombre con el hombre con la cosa y con con el mundo. Esto
es así, a pesar de que haya palabras que parecen constituir simplemente nombres
de cosas objetivas, independientemente de toda relación con la vida humana:. Pero
en el fondo no es así; en el fondo todas las palabras tienen plenitud de sentido
sólo dentco de una estructura que comprende a los hombres )' las cosas, }'. por
consiguiente, el lenguaje es esencialmente social.

2.-LA SOCIOLOGIA DEL LENGUAJE COMO INICIACION A LA


SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO. TEMAS DE LA SOCIOLOGIA
DEL LENGUAJE
El hombre conoce y piensa valiéndose del instrumento de! lenguaje: maneja
los conceptos acuñados en palabras: y cristaliza sus nuevos descubrimientos en
vocablos, nuevos giros o nuevas acepciones de antiguas palabras.
Para estudiar la influencia recíproca entre sociedad y conocimiento, habrá
que indagar primero las mutuas relaciones entre las sociedad }' el lenguaje. Por
eso, la Sociología del lenguaje constituye una introducción o preliminar ·a la So.
ciología del conocimiento .
. Los temas principales de una Sociología del lenguaje son los siguientes: ¿Cuál
es el influjo que la sociedad en general y las colectividades concretas en particular..
con sus peculiares estructuras y procesos, ejercen sobre la formación }' sobre la
evolución del lenguaje? Y, por otra parte, ¿cuál es el papel que en términos ge4
nerales el lenguaje desempeña en la vida social, y cuáles son la influencias que
el lenguaje ha ejercido r ejerce sobre las estructuras y sobre los procesos sociales?
LA PALABRA, FUNCION OB/ETlVANTE 5;:;1

3.-EL LENGUAJE, FUNCION OBJETIVANTE y ENCARNACION


DEL ESPIRlTU
Mediante la palabra el hombre logra dar perfil y consistencia a los objetos que
están presentes o aludidos en su conciencia. El lenguaje da objetividad, lucidez y
articulación a todas las cosas que están en el mundo del-sujeto. La palabra sirve
a la función objetivante del sujeto. Es el vehículo del tránsito de la vivencia pu-
ramente subjetiva a un mundo objetivamente articulado. La palabra se convierte
ella misma en una especie de objetividad, que se sitúa entre la conciencia del que
habla y las cosas aludidas. Participa de la índole del ser de ambas, es decir., par-
ticipa de las funciones de la conciencia y a la vez participa también de la cosa
significada." Incluso los estados de conciencia, p. C., los sentimientos, cobran per-
fil objetivo, en el momento en que son denominados con palabras.
Las palabras no son signos superpuestos al conocimiento previo de los ob-
jetos; sino que son los principales vehículos para formar los conceptos de las cosas.
Certeramente dice el gran poeta Juan Ramón Jiménez:

¡Inteligencia, dame
el nombre exacto de ItU cosas!
... Que mi pttlab,.,¡ sea
Id COJamisma,
creada por mi alma nuevamente.

Así, "cuando aprende o nombrar cosas, el niño no añade: una lista de signos
artificiales a su conocimiento previo de objetos empíricos acabados. Más bien, apren-
de a formar el concepto de estos objetos, a entendérselas con el mundo objetivo.
De este medo, el niño se halla en un terreno más firme. Sus percepciones vagas.
inciertas y oscilantes, y sus tenues sentimientos, empiezan a. cobrar una forma nueva.
Podemos dec'ir que cristalizan en torno al nombre como un centro fijo, como un
foco de pensamientos. Sin la ayuda del nombre, cada avance realizado en el proceso
de la objetivación correría el riesgo de perderse de nu~vo en el próximo momento.
Los primeros nombres dc que ti niño hace uso consciente pueden ser comparados
con un bastón, con cuya ayuda un ciego se Ya abriendo camino. Una lengua, to-
mada en conjunto, se convierte en la puerta de entrada a un nuevo mundo"."
Sabemos de las cosas)' aprendemos a pensar sólo a través del lenguaje. Gracias
al lenguaje convertimos en verdadera posesión nuestra las apercepciones, los te-
cuerdos, las relaciones entre IJ.s cosas; y gracias al lenguaje también podemos foro
mular cadenas de pensamientos.'

~ Cfr. STENZEL (Ju!io), Filosofía deí /eugJuje, trad. de R. de la Serna, Bibl. de la Rey.
de Occidente. Madrid, 1935, pp. 57 Y ss.
e Cfr. C....SSIRER (E.), Antropología jiloJójic{1.' hnroduccián a una Fi/oJo/í.l de la Cult ura,
trad. de E. Imaz, México, F. de C. E., pp. 46 Y S~.
7 Cfr. SOMB.'\RT (\X!ener), Vom Mnuchen: Versucb einer geisnoissenscbaíslicben Antbro-
/'ulo.r:ie, 1935, p. 74.
552 LENGUAJE Y SOCIEDAD

4.-EL LENGUAJE, CONDICION, FACTOR y PRODUCTO DE


. LA VIDA SOCIAL
Si bien el lenguaje es ante todo resultado de una íntima necesidad de la mente
humana, pues ésta no puede funcionar sin aquél,. constituye algo que se adquiere
o aprende sólo en sociedad.
Por otra parte" aunque es un hecho que los hombres pueden comunicarse entre
sí por medio de otros procedimientos diversos de la palabra (hablada, .escrita o
significada), es notorio que el lenguaje constituye el instrumento principal}' más
importante de comunicación.
Asimismo, es patente que el lenguaje constituye el sedimento de toda cul-
tura Y. a la vez, el medio para la creación y desenvolvimiento de toda cultura.
Ya se ha mostrado al comienzo de este capítulo que el 'lenguaje' es esencial-
mente social por su misma índole. A lo dicho entonces hay que añadir ahora que
el lenguaje es también un producto social. Resulta notorio que ningún idioma, pro-
piamente tal --esto es, que sea o haya sido vivo-e, constituye la obra de un solo
individuo ni de un pequeño grupo de individuos. Patentemente, el lenguaje es el
producto de una elaboración complicada y lenta en el seno de la vida social. Con
esto no se alude de ninguna manera a aquel arbitrario y erróneo pensamiento de
los románticos. que suponían la existencia de un alma colectiva gestadora del len-
guaje. El lenel1aje:; CnIT!(l toda .(lbr~ humane, tiene ,q:..:e haber sido producido por
hombres. Y los hombres son siempre individuos. Ahora bien, esos hombres autén-
ticos, viven insertos en relaciones y procesos sociales. Así pues, un idioma repre·
senta el resultado de una eomplejísima elaboración humana, condicionada e in-
fluida decisivamente por los factores sociales.
La .representación de los objetos y de la estructura del mundo inserta en un
idioma solamente puede producirse en la medida en que se aúnan en un proceso de
espontánea colaboración los pensamientos y las experiencias de muchos hombres.
La vida social y el Estado (la ciudad), decía Aristóteles, son posibles gracias
a que los hombres son cap""es de decir lo que es bueno y lo que .es malo, lo
que es justo y lo que es injusto; mientras que, por el contrario, los sonidos ani-
males expresan solamente las impresiones de lo agradable y lo desagradable. Dice
que el hombre es un animal.social porque posee el'don del lenguaje." Corrijamos
lo que hay de erróneo en este aserto, y subrayemos lo que hay de certero en él.
No es que el hombre sea social porque sabe hablar; la verdad es que, para la vida
social, el lenguaje es un instrumento indispensable. El hombre necesita estar en
sociedad, y la sociedad requiere el lenguaje.
La sociedad humana está constituída por una serie de relaciones y de procesos
entre los hombres, así como también por un conjunto de modos colectivos de vida.
Ahora bien, el instrumento indispensable para la objetivación de esas formas y de
esos modos de vida es el lenguaje.
Para seguir los modos colectivos de comportamiento. propios de una comuni-
dad, o para cooperar en el Estado o en una empresa económica, es necesario que
las gentes se entiendan las unas a las otras sobre sus formas de -vida, sobre sus
8 AlusT6TELBS, Polílica I. 2.
LENGUAJE Y SOCIED.1D 553

intenciones, sobre la distribución del trabajo. Todo ello es tan sólo posible por
medio del lenguaje.
Pero el lenguaje, que es expresión y vínculo de la comunidad espiritual, 'es a
la vez instrumento para que el individuo pueda enfrentarse a ésta. Mediante el len-
guaje puede el individuo colocarse en actitud crítica frente a la comunidad; y me-
diante el lenguaje cobra el individuo' auténtica posesión de su propia intimidad."
Por otra parte, el idioma es el vínculo de unión" de los hombres en el tiempo.
el lazo entre las sucesivas generaciones. A través del lenguaje se transmite el caudal
de conocimientos logrados por las generaciones anteriores; y se legan a las futuras
los conseguidos por la presente.
Claro es que a este respecto no basta con el lenguaje hablado. Hace falta ade-
más el lenguaje escrito. "La escritura ... -dice Schopenhauer- sirve para restable-
cer la unidad de la conciencia del género humano, interrumpiday desplazada ínce-
santemente por la muerte; sirve para que el pensamiento que brotó en un abuelo
sea pensado por el nieto hasta el final".lO
Hay pueblos que no están incorporados propiamente y en grande a la historia
de la cultura. Plenamente "sólo son históricos los pueblos que poseyeron el pensa-
miento escrito. Los monumentos que nos legaron podrán haber agotado muchas veces
la paciencia y el genio de los lingüistas; pero descifrada al fin su escritura, conviven
desde el pasado COn nosotros, forman parte del patrimonio común. La trascendencia
sobre el porvenir, venciendo el tránsito de los siglos es, principalmente, obra del
alfabeto. las gentes sin alfabeto son prehistóricas. sea cual fuere la época de su
vida. No pudieron salir de la noche del tiempo a la luz de la cultura. Viven dentro
de su incógnita subjetividad, no se incorporan en el seno de la civilización. Se
pierden, en suma, para los fines de la especie humana. Su existencia singular es
.un puro accidente leve y trágico' '.11 .

5.-EL LENGUAJE EN GENERAL Y LAS LENGUAS EN PARTICULAR


El lenguaje es un hecho universal humano. Como tal es estudiado por alguna>
de las ramas de la Lingüística. Pero el lenguaje, pura y simplemente como unidad,
es una abstracción. En la vida real de los hombres.. distribuidos en el "espacio y a
través de 1'" historia, hallamos una variada multiplicidad de lenguas.
Cabalmente en el proceso de diferenciación de las lenguas suele hallarse casi
siempre la acción de factores sociales: .formación de comunidades, procesos de dife-
renciación, situaciones de aislamiento o de comunicación, etc.
Desde este punto de vista, el idioma es no sólo la expresión de una especial
comunidad, sino su fuerza de integración más importante. Porque unas gentes for-
roan efectivamente una comunidad, hablan una misma lengua; pero, cabe decir
también y ello es todavía más importante, que forman una especial comunidad por·.
que hablan el mismo idioma. Sobre esto también habré .de volver más adelante.
D Cfr. STEN""LEL (Julio), Filosoiía de/ úngMaie, trad. de R. de la Serna, Madrid, Rcv.
de Occidente, 1935, pp. 62 Y ss.
10 Véase SCHOPENHAUER (Arthur) , We/I a/s Wil/e IInd Vorsleltung (El Mundo como
voluntad y .reprcsentación}, 2, 5, pp. 507 '1 se.
u Véase CASO (Antonio), Soci%g/tI, 5' ed., México, Porrúa Hnos.• 1945. p. 219.
554 LENGUAJE E lDIOMAS

6.-EL IDIOMA COMO SISTEMA COORDINADO DE CULTURA


El idioma constituye un sistema cultural concreto, que coordina dentro de sí
en una especial unidad las varias ramas culturales. Esta forma sistemática se mani-
fiesta en el carácter relativamente cerrado que tienen la morfología y la sintaxis
de cada idioma. Aparte de algunas reglas y formas gramaticales, que son semejantes
en todos los idiomas y responden a las necesidades comunes del lenguaje en gene-
ral, sucede que el margen de innovación que permite cada lengua es limitado. Mu-
chas veces acontece que un idioma no puede admitir determinadas formas nuevas,
que entran en oposición con el estilo propio, como no sea refundiéndose en nuevos
moldes.!" Cuando se verifica una intromisión de ese tipo, las otras partes del idioma
tienen que proceder a reorganizarse para lograr de nuevo unidad.'>
En determinadas circunstancias una persona al dirigirse a otra crea una nueva
palabra ° modifica un viejo vocablo, para denotar una nueva cosa, una nueva situa-
ción o un nuevo aspecto de algo. La supervivencia de esa nueva palabra o acepción
° de ese nuevo giro depende no solamente de la necesidad que satisface, sino que
depende también de que se adapte al espíritu del idioma concreto de que se trate.
Una palabra importada de otro idioma lleva al principio una vida solitaria.
Es tratada como algo extranjero. Pero en ocasiones, poco a poco, millares de hilos
invisibles van siendo tejidos en torno a e~a palabra. Así, tal palabra va cambiando
su fisonomía, y va siendo conquistada por el espíritu del idioma al cual había
sido incorporada. hasta Que oor fin lleva a oertenee-er nrnni::¡mpntt.:' ~ éste.
- No s~ pued-e aislar rina ~ palabra si~gular~ Cuando ~n~~.Lp~l~b~a es trasplantada
a otro idioma, ya no es la misma palabra que era antes en su idioma de origen.
Por virtud del espíritu del idioma al cual fué incorporada, la palabra adquiere un
nuevo matiz, }' a su vez matiza con una nueva modalidad la cos~ que trata de
designar. De esta suerte, la palabra no sólo es el agente mediador entre el ser
humano que la usa y la cosa .que denota, sino que lo es además entre la sociedad
que habla ese idioma y. la totalidad de su rnundo.>'

7.-EL LENGUAJE COMO HECHO SOCIAL


El individuo encuentra la lengua como hecho prcconstituído: no la inventa,
sino que la aprende. Este hecho, que es la lengua, presenta los caracteres típicos
del hecho social: no explicable en función del individuo; externo; y coactivo,
Ningún individuo ha creado ni puede crear efectivamente una lengua, se en-
tiende una lengua auténtica.t" Todas las lenguas son el producto de una complicada
elaboración cooperativa, en su mayor parte espontánea y lenta. Los individuos
pueden crear algunos vocablos y giros nuevos, dar nuevos sentidos a voces viejas;
12 Cfr. (G.), La logiqee soriaíe, 1895, p. 175.
TARDE
l3 Cfr. SOROKIN(Pitirim A.). Social and Cu/¡ural Dvnamics, vol. JV: Basic Problenu,
Principles acd Methods, 1941, American Book Company, pp. 110 Y ss.
H Cfr. RIEZLER, ob. cit., p. 102. .
H" No se arguya contra esto el hecho de que ha habido personas que han forjado lenguas,
por ejemplo. el esperanto, el volapuk, etc. Porque en realidad esas creaciones no han consti-
tuido lenguas efectivas, reales. Esta apreciación no impide el reconocimiento del generoso ideal
que ha inspirado a los autores y propagadores de esos intentos de Idioma universal. ni tampoco
impide la simpatfn que tajes ensayos merecen. Pero lo cierto es que: una lengua que nu se
habla o no se 113. hablado no es propiamente una lengua.
LENGUAJE COllfO HECHO SOCIAL 555

y si el grupo los recoge, entonces esas innovaciones se incorporan a la lengua. Pero


esas aportaciones de los individuos son de menor cuantía, en comparación con el
volumen total de la lengua; y en todo caso, para que lleguen a formar parte real
de la lengua requieren ser aceptadas por la colectividad que habla esa lengua.
La lengua constituye un hecho externo a la conciencia individual, que es apre-
hendido por ésta. Al despertar la conciencia del individuo, se halla con la lengua,
como .1lgo que existía antes que él, como algo que existe en torno a él, como algo
que seguramente seguirá existiendo después de él. Luego, se encuentra con el idioma
como con una realidad exterior.
La lengua es un hecho que ejerce una presián sobre el individuo. Adviértase,
en primer lugar, que el sujeto comienza a hablar en la lengua que se habla a su
alrededor. Es más, esa lengua, la llamada nativa O materna, constituye su principal
vehículo de contacto con el mundo, y configura las imágenes concretas que se forma
de éste. Por otra parte, el individuo experimenta la presión externa para hablar como
hablan los demás que tiene a su alrededor; si quiere hablar de diversa manera, por
ejemplo, evitando los modismos populares o 105 provincialismos, tiene que desple-
gar la energía necesaria para no dejarse llevar por la corriente que pasa a su vera.
Y, además, en todo caso, su capacidad de divergencia respecto del lenguaje hablado
por los demás es muy limitada, porque tiene que hablar en definitiva la misma
lengua -aunqu~ sea con algunas pequeñas modalidades diferenciales, las cuales
no pueden ir más allá de lo que los otros puedan entender-, pues en caso con-
trario ya no se podrá comunicar con ellos.

s.-EL IDIOMA CONDICIONADO E INFLUIDO POR LA SOCIEDAD


Y POR LA CULTURA CONCRETA DE ELLA
Con el aprendizaje del idioma el niño recibe el legado cultural básico de que
viven las gentes de su pueblo y en su tiempo. Con el idioma se recibe un peculiar
estilo mental, y aun cabe decir que un estilo de vida en general. El poeta francés
Paul Valery dijo con razón que el lenguaje constituye el máximo uso social de rarác-
ter intelectual. La lengua es la expresión de una cultura con sus matices especiales.
- El. examen comparativo de los diversos idiomas pone de manifiesto que, si
de una parte, hay categorías del pensamiento que son generales a muchos pueblos
y períodos históricos -y algunas a todos ellos-, de otra paite también hay formas
mentales peculiares de cada una de las diversas culturas históricas" y además ma-
tices espirituales mucho más concretos adscritos a colectividades más restringidas,
a épocas más limitadas y a situaciones más particulares.
Cada idioma refleja un especial modo de concebir las cosas, los sentimientos,
en suma, todos los objetos del mundo. Veamos algunos ejemplos, tomados al azar,
entre los muchos miles de ellos que podrian ser aducidos. Mientras que la palabra
"realidad" en castellano, o sus semejantes en otros idiomas ramánicos, es trasunto
de albO dado, yacente, fijo, sólido, en cambio su correspondiente alemana ··Wirkli·
chkeit", como derivada del verbo "wirken" (actuar, efectuar), presenta 10 real
°
como producto efecto de la acción. Cuando el que habla español dice "Usted. per-
done", pide disculpa al otro; en cambio, cuando el que habla inglés dice en situa-
ciones análogas "1 asn sorry" (lo siento) se limita a expresar su propia lamentación
por la molestia que involuntariamente ocasionó.
556 EL IDlOJ11A COAIO SISTEMA CULTURAL

Cuando aprendemos un idioma extranjero, adquirimos un nuevo matiz en la


concepción de las cosas. Nos sometemos a una experiencia similar a la del niño
que aprende a hablar, s610 que en nuestro caso, no se trata ya de cobrar un primer
contacto conceptual con las cosas, sino de adquirir de ellas una nueva visión. Y
sólo llegamos a este resultado cuando aprendemos a pensar en el nuevo idioma.
Cosa que no es fácil, cuando se aprende una lengua extranjera en edad adulta;
porque para el adulto el mundo objetivo tiene forma definida, la cual en gran
parte es precisamente el resultado del lenguaje materno que contribuye a modelar
todas nuestras actividades. Nuestras percepciones, intuiciones y conceptos se han fun-
dido con los términos y las formas lingüísticas de nuestro idioma materno. Por eso,
son menester grandes esfuerzos para comprender el vínculo entre las palabras y las
cosas. Ahora bien, precisamente es necesario realizar tales esfuerzos cuando nos po-
nemos a aprender un nuevo idioma. Y, así, al penetrar en el espíritu de un idioma
extranjero, tenemos siempre la impresión de irnos acercando a un mundo nuevo,
un mundo que posee una estructura intelectual propia. Y entonces aprendemos a
conocer nuestra propia lengua bajo una nueva luz, a la luz del idioma extranjero.
Quien n~ conoce idiomas extranjeros tampoco conoce el propio, dijo Goethe. Mien-
tras no conocemos idiomas extranjeros, ignoramos en cierto sentido el nuestro,
porque, faltándonos un término de comparación, no alcanzamos .3. ver su estructu-
ra específica y sus -rasgos distintos. Una comparación entre diferentes idiomas nas
_=-.{I1uestc":! que no existen sinónimos exactos.w El. dicho ..:: italiano ~'Trad~ttore~ ~ ~a~"
dittore" (traductor, traidor) tiene 'validez aunque el traductor sea muy apto:
Se comprende que así sea, porque la clasificación es una de las funciones pr¡n-
cipales de! lenguaje. En efecto, e! acto de designar depende de un proceso de cla-
sificación; es un subsumir la. casa bajo cierto concepto de clase. Si esta subsunsión
viniese determinada unívocamente por la naturaleza de las cosas, sería única y
uniforme. Mas ocurre que las denominaciones del lenguaje no pueden ser inter-
pretadas en esta {arma invariable, como referencias a entidades independientes que
existen por sí mismas. Más bien se hallan determinadas por los intereses y por los
propósitos humanos, los cuales no son fijos e invariables. Por otra parte, san varios
los puntos de vista para la combinación o la separación de los datos de la expe·
riencia aludidos en las denominaciones. Así, p. e., señala Humboldt, los términos
griego y latino para ~signar la luna, aunque se refieren al-mismo objeto, no ex-
presan la misma intención o concepto. El término griego "men" denota la función
de la luna para medir el tiempo; el vocablo latino "luna" (Iuc-na) denota su Íumi-
nosidad. La función de un nombre se limita a subrayar un aspecto particular de una
-cosa O situación. l.
Pero hay más todavía: muchas veces el proceso selectivo de la experiencia,
realizado por el idioma, se verifica dentro de un campo social y condicionado
por éste. Así, p. e., en una relación social, el nombre que un individuo da <1 la
interpretación de una conducta de otro, constituye el significado de ésta.te
re Cfr. CASSIRER, AIIJrojlologíll Pilosáiica, l ntroduccion a IJI1J Filosofía de 1.1 Cultura, trad.
de- Eugenio Imaz, México, Fondo de Cultura Económica, 1945. pp. 2472·49.
l. Cfr. C"'SSIRER (E.), ob. dt., pp. 249-2S0.
re Cfr. ME....O (George H.), Mil/d, SeI¡ tJlld Sacie/Y, 5' ed., 1946, Tbc Universitv t'1
Chicagc Press, p. 78.
EL IDIOMA, ARCHIVO HISrORICO y SOCIAL 557

9.-EL IDIOMA, EXPRESION" DE UNA COMUNIDAD. EL PROCESO DE


DIFERENCIACION SOCIAL MANIFESTADO EN LA LENGUA
La existencia de un idioma constituye la expresión de una comunidad cultural
entre las. gentes que lo hablan como nativo.
Un Idioma registra como archivo implícito la historia cultural de la comunidad
que se sirve de él. En el repertorio de sus palabras y de sus locuciones se hallan re-
gistrádas las cosas y las actividades que figuran en el mundo de esa comunidad. la
presencia de unos vocablos o de unos giros, denota que la comunidad correspondiente
cuenta con las cosas o las actividades designadas por esas formas verbales. Y, vi-
ceversa, la ausencia de" palabras para nombrar ciertas cosas prueba que ellas no
figuran habitualmente en la vida de esa colectividad. Por ejemplo: en las lenguas
primitivas, o también en' lenguas pertenecientes a grandes culturas orientales, no
figuran --o no figuraban antes del proceso de occidentalización universal- las
voces para designar los artefactos técnicos de nuestra civilización, ni las voces para
las instituciones democráticas. Pues bien, esa ausencia muestra que tales colectivida-
des desconocieron aquellos trebejos técnicos O aquellas instituciones de gobierno. Si
en. una lengua hallamos incorporadas palabras extranjeras para designar esas cosas
o instituciones, eso constituye el testimonio que dichas colectividades aprendieorn
de otros pueblos la fabricación o el uso de tales objetos o de tales formas de vida.
Así, pues, el idioma de un pueblo suele presentar testimonios sobre el origen
de ese pueblo, sobre las principales fuentes de su cultura, sobre los contactos e in-
terferencias con otras culturas.
las diferenciaciones lingüísticas dentro de un mismo idioma, por ejemplo, las
formas dialectales, constituyen casi siempre la expresión de diferenciaciones colee-
tivas y culturales de carácter local o regional.
En los dialectos se hace patente el proceso de diferenciación social de subgrupos
dentro de una comunidad más amplia. Es tan poderosa la tendencia que las par-
ticularidades regionales tienen a expresarse en el lenguaje que, si no fuese porque
al mismo tiempo hay factores sociales de unificación, las lenguas llegarían a des-
menuzarse en una serie de "dialectos cada vez más diferentes entre sí. Cuando no
existen o se debilitan los factores de unificación, una lengua madre desaparece en
la diversidad de múltiples dialectos que llegan a constituirse como idiomas indepen-
dientes, cual sucedió, p. e., con el latín y el nacimiento de las lenguas neo-románicas.
Dentro del ámbito de un mismo idioma, florecen también lenguas especiales,
sublenguajes, que son formas peculiares de entenderse, privativas de determinados
grupos sociales, de profesión, de clase, etc. Así, por ejemplo: el lenguaje forense,
la terminología médica, la jerga estudiantil, el argot de los barrios bajos, el caló
de los rufianes, etc. También hay que mencionar, en conexión con este tema, las
lenguas secretas de determinadas sectas y corporaciones, como por ejemplo, de algu-
nos gremios O fraternidades rnedioevales.'?

lO.-EL IDIOMA COMO REFLEJO DE FENOMENOS SOCIALES


Un idioma es la transcripción de la visión del mundo, formada en la cultura
de la cual sirve como expresión. Las cosas, acciones y relaciones, las ideas y los sen-
19 Véase sobre este punto: AGRAMONTE (Roberto), Sociologla, 3' ed., 1940, La Habana,
Cultural, pp. 187 Y ss.
558 EL IDIOMA, ARCHIVO HlSrORICO y SOCIAL

timientos "que figuran en el mundo de esa cultura, y la manera especial de represen-


tarse todo ello, tienen su reflejo en el idioma. Por tanto, en éste se espejan también
en alguna manera las convicciones, las estructuras y los procesos sociales de 13.
colectividad titular de esa lengua. Hay palabras especiales para denotar las particu-
lares instituciones sociales; y faltan vocablos para designar otras situaciones colectivas
no existentes en tal pueblo. En algunas acepciones de ciertas palabras se expresa
una peculiar concepción sobre realidades sociales.
Veamos algunos ejemplos, entre los muchos miles que podrían ser presentados.
El empleo de la palabra noble (que denota un rango social alto) como expresiva
de 10 bueno; y el de la voz villano (el siervo o el artesano que mora en la parte
baja de la villa) como denotante de lo malo, traslucen una conceptuación social. Para
los antiguos romanos, todo gasto superfluo era. una desviación de la regla de
rectitud de la vida, un desarreglo, un desorden; de aquí la palabra hosa, luxación,
tomada del lenguaje quirúrgico. El sustantivo francés gain (ganancia, provecho) ates-
tigua la vida agrícola de los antiguos pobladores de Francia: gagllcr esa apacentar;
un gtlgl1rtge era un pasto; el gaigm?llr era el labrador}' el gaiJl la cosecha." En l.i
Antigüedad clásica, etimológicamente el negocio, nec-otnon, no era más que la ne-
gación del ocio. El ocio era la palabra básica, el concepto positivo; el ocio era,
p;ua los griegos, el florecimiento de la vida que corresponde al hombre libre, el
ejercicio del cuerpo y del espíritu a fin de llegar a tener un alma hermosa en un
pecho fuerte, el cultivo del deporte, de la filosofía, de las bellas artes, sin provecho
material a]6'1.111O; r-l 0(";0 t:'!~ el p2.rJ.re de la cultura. El :10 ocie, el negocie, el trabaje,
era la función de los esclavos, al servicio de las finalidades utilitarias."

II.-LA DlFUSION y LA REDUCCION DEL AREA DE L05 IDIOMAS,


TRASUNT05 DE FENOMENOS DE PODER SOCIAL
La difusión de un idioma, o el fenómeno contrario de la reducción de su área,
son efectos de hechos sociales de poder. De poder, en las varias formas del poder
social, bien como mero prestigio, bien como influencia religiosa, bien COmo pre·
dominio cultural, bien como primacía, o bien como poder político.
Unas veces, un idioma va acrecentando su área, en virtud del prestigio de la
cultura de la cual es expresión. Así, por ejemplo, el toscano se convierte en Icrunu
general de Italia debido sobre todo al prestigio literario de Dante, Petrarca y Bocaccio.
Otras veces, juega papel preponderante un fenómeno de poder político. Así, en
España con el castellano, aunque en este caso hayan colaborado también otros factores
diversos. Así, también, con el castellano en América. ASÍ, también, el idioma de Ate-
nas en toda la Grecia antigua." Así, con el inglés en grandes zonas del mundo.

12.-SOCIOLOGIA DEL LENGUAJE Y SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO


En definitiva, un estudio a fondo de cómo las convicciones sociales, las estruc-
turas y los procesos colectivos influyen sobre el lenguaje y se reflejan en éste trascien-
eo Así Jo expone en su Emayo de Semám;(a, BREAL, citado y comentado por CASO [Amo-
nio), en su Sociología, ~. ed., 1945, Porrúa Hnos. y Cía., pp. 215·217.
21 Cfr. ZULUETA (Luis de), La NUef'tl Edad Heroica, Buenos Aires, Ed. Sudamericana,
1942, pp. 156-167.
~2 Cfr. POVIÑA (A.), Cursos de Sociologie, Córdoba (R. A.), Ed. Assandri. 19.1\ pp.
6H Y ss.
EL IDIOMA COMO FUERZA SOCIAL 559

de los límites de la mera Sociologia del idioma, y pertenece a los temas de Sociolo-
gía del conocimiento. Si la lengua constituye la expresión de las formas y modalidades
concretas en que se expresan los pensamientos de una cultura, sucede que de un
estudio de "las influencias que la vida social ejerce en la acuñación de palabras y
giros, resulta un estudio acerca de la acción de la sociedad sobre el conocimiento.
Así, p. e., caemos en la cuenta de que en muchas lenguas las regularidades del mun-
do físico son llamadas leyes, es decir, son denominadas con el mismo vocablo que
designa las normas jurídicas generales; 10 cual responde al hecho de que [os hombres
que fletaron esa expresión se representaron la naturaleza gobernada por el Ser Su-
premo, de modo análogo a como el Estado está regido por el poder que en él da
leyes. Ahora bien, este tipo de consideraciones rebasa el campo de la Sociología
del lenguaje y pertenece plenamente a la Sociología del conocimiento. Y es que,
en verdad, la Sociología del lenguaje se halla íntima y completamente entrelazada
Con la Sociología del conocimiento o del saber.

r3.-EL LENGUAJE COMO FACTOR DE SOCIALIZACION


El lenguaje, en general, es un poderoso agente de socialización. Todo fenómeno
social es un hecho de comunicación; y como quiera que el lenguaje es el medio más
importante de comunicación, de ahí se sigue la importancia que éste tiene para todos
los hechos sociales.
Si el lenguaje en general es uno de los 'más importantes medios de socialización,
el idioma concreto en particular constituye de hecho el vehículo más poderoso de
incorporación a una determinada comunidad. El aprendizaje de palabras y de frases
es un proceso de socialización concreta del individuo; es un proceso de incorporación.
al grupo que habla ese idioma, o, al menos, un proceso de alguna participación en
la vida mental, esto es, en el modo de pensar y de sentir de los miembros de la
colectividad en que se habla esa lengua. .
El idioma tiene una gran fuerza de integración y de homogeneización. Esto se
advierte claramente, .al contemplar el hecho de infiltración de un nuevo idioma
en el seno de un grupo desintegrado: entonces penetran en éste, a lomos del idioma,
las convicciones, las costumbres y la cultura de la comunidad victoriosa cuyo es
el idioma."

14.-EL IDIOMA COMO fACTOR DE INTEGRACION y CONSERVACION


DEL GRUPO
. La lengua ya formada constituye uno de los vínculos más fuertes de solidaridad
entre los integrantes de un grupo y, sobre todo, frente a otros grupos de diverso
idioma: Así. como también desempeñan análogo papel los dialectos, las jergas,
los argots, entre los componentes de sus correlativos grupos menores.
A veces, el hecho determinante de pertenencia a una comunidad consiste: en
tener como propio el mismo idioma de ésta, con todo lo que ello implica, es decir,
con todas las modalidades mentales que acarrea y con todas las formas de conducta
práctica que determina.
23 Cfe. AGRAMONTE (R.), Sociologia, 3' ed., La Habana Cultural, 1941, ap. 186 Y ss.
560 EL IDIOMA COMO FUERZA SOCIAL

En el idioma quedan objetivados los pensamientos sociales. "Ahora bien, esta


objetivación lingüística refluye sobre el cuerpo que la ha uniforrnado't.w Le imprime
una homogeneidad de conciencia, un desarrollo regular; sostiene la solidaridad entre
Jos individuos y la de cada individuo con el grupo; propaga las ideas eficaces de
cansen'ación y progreso. "Y no es difícil descubrir, en la vida de las instituciones,
el efecto de las coagulaciones lingüísticas. Este efecto puede ser positivo o nega-
tivo, puede impulsar O retardar". 26

I5.-EL IDIOMA, VEHICULO DE REPRESENTACIONES ETICAS


y POLITICAS. SU INFLUJO SOBRE LOS FENOMENOS SOCIALES
Todo lenguaje lleva implícita una interpretación del mundo; y en cierto modo
contiene juicios éticos que ejercen su influencia sobre la vida social. Ya Aristóteles
observaba la diferencia que media entre llamar a Orestes "el matador de su madre"
o "el vengador de su padre".
Las implicaciones del pensamiento y de la acción andan juntas. El significado
no sólo acarrea representación, sino también voluntad. La cápsula verbal no sólo
encierra aromas de intelección, sino también explosivos de intención... En el
campo ético y social ... , la intención irradiada por una palabra impulsa un juicio
o una acción; y, ya en la política, determina una prédica, propaganda o rarnpafia't.?''
En -efecto, en las acciones sociales y políticas, las palabras ejercen un enorme
influjo. Un determinado vocablo O una determinada frase. Que se usa como lema.
se carga:~~-condensadamente de una significación, que es capaz de i'ncitar a la acción:
de electrizar los ánimos y de lanzar las gentes a entusiasmos, a comportamientos
dinámicos, a sacrificios, a desmanes, etc. Un vocablo o una frase que se emplea para
definir al adversario se carga de negra significación, y de resonancias de adversa
pasión.
A veces hay palabras que en la vida crean falsas entidades; falsas y arbitrarias,
pero con extraordinaria eficiencia dinámica. Hay palabras o expresiones que ,tratan
de definir determinada situación. Hay otras que son empleadas para inspirar una
fe. Hay otras que se usan para velar una realidad.
Muchas veces hay luchas entre credos sociales o partidos políticos <IUf en el
fondo podrían ser reducidas a discrepancias verbales. Pero tal discordancia de pala-
bras Crea -por las resonancias emocionales de éstas- tajantes hostilidades o mal-
entendidos difíciles de salvar. Estos sólo son salvables mediante una rcacomodación
del lenguaje."

:::4 Cfr. REYES (Alfonso), El Deslinde: Prolegómenos a la Teoría Literaria, El Colegio de


México, 1944, p. 177.
::!. Cfc. REYES (Alfonso), ob. cit., pp. 177 Y ss.
::1;; íbid., pp. 180 Y ss. .
2, Sobre Sociología del lenguaje, es interesante consultar además los siguientes trabajos:
HOLLOWAY (John), L4nguage and Intelligence, MacMillan, Londres, 19)1; NORTHROP (F. S.
e) & MARGENAU (Henry), Co-Cbaimen, The Nature 01 Concepts: Tbeir lnterrelation .1I1d RI')I~
in 50(;111 Stmcmre. Proceedings of the Stillwater Conference. Foundation for Integrated Edu•
catión, Nueva YOrk, 1951.
\

CAPiTULO XXXI

SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO O DEL SABER


SUMARJO:-l. Noción sumaria sobre la tare" de la Sociología del conocimien-
10.-2. Brere resumen sobre los principales antecedentes y ATabaioJ de Sociolo-
gía del conocimiento. La teoría de los ídolos de Bacon. La teoría de las ideologías
de Carlos Marx. La superación ( r íticn de esta teoría. Algl1ll4s elaboraciones de
Nietzsche. La teoría social del pensamiento Jeglín Durkheim y JU escuela. La
.lpor/<:t(ión de otros sociólogos franceses. La teoría de los residuos y las derioa-
dones de Víliredo Farero. La Sociología del Saber de j\lax Scheler. La Sociolo-
gÍtl del conocimiento de Mannheim. B1f!1;e alusión a Jos estudios de Sorokin en
Sociología del Conocimiento. MellcióI¡ de la realización de Bertrand Russcll .. .-
3. Algunas consideraciones J algunos ejemplos de la influencia de la realidad
social hislórica en la filosofía jurídica y polílica.-4. La irtf/uenód del conoci-
miento sobre la sociedad. Lt inteligencia, el intelectual y la ciencia en la vida
colectiva,

l.-NOCíON SUMARIA SOBRE LA TAREA DE LA SOClOLOGIA


DEL CONOCIMIENTO
La Sociología del conocimiento trata de indagar cuál es la relación recíproca
entre la sociedad general, y especialmente las constelaciones, situaciones y estructuras
sociales concretas, así como los procesos colectivos, por una parte, y el pensamiento,
principalmente el conocimiento en todos los órdenes, por 'otra."
Como quiera que cabe distinguir entre varios tipos o formas de conocimiento,
el vulgar, el científico, el filosófico, el religioso, el político, etc., la Sociología del
conocimiento se tendrá que diversificar en distintas ramas correlativas a cada una de
esas modalidades.
Cuando proyectamos el problema de la Sociología del conocimiento al saber
vulgar o al mundo de los idearios políticos, advertimos a primera vista que-segura-
mente se dan importantes relaciones mutuas entre la realidad social concreta y esas
formas de pensamiento.
1 Sobre Sociología del Conocimiento, además de -las obras que se citan mds adelante, puede
verse las siguientes: lIEBER (Hans ]oachim), Wis1en und GeseJ/schafl: die Probíeme der Wi.r-
senssoziologie, Neumayer, 1952, Tubinga, 19"2; WEIPPERT (Georg), Bemerkllngen ~u ei,,"
noologischen Antbropologie, en "Kélner Zeitschrift üfr Soaiologie", 3 (3), 1950~H;- GaüNwALD
(Ecnst), Das Problem einer Soziologie del Wilsenl, Viena' y Lelpaig, 1934; MAQUET jacques}.
The Sociology of Knowledge, Introduction by F. S. C. NORTHROP, Beecon Press, Boston, 1951';
AYALA (Francisco), Sistema de Sociología, Ed. losada, Buenos Aires, 1947, pp. 445·')93; Po-
VIÑA- (Alfredo), Sociología, 3' OO., tomo Il, Assandri, Córdoba (R. A.), 1954, pp. 657-679;
TRBVES (Renato), Sociologia de//a Conoscenza e Polili~a deJla Cllilura, en Congreso Internacionu!
de Sociología, Sao Paulo, 1956, 2' Vol.; VITA (Luis Washington), Temas e Perfil. Daedalus, Sao
Bernardo do Campo, Brasil, 19"7, pp. 71-82; STARK (W.), The Sociology 01 Knowledge: AJI
E.rJay ;'1 Aid 01 a Deeper Understanding 01 tbe History 01 Ideal, Free Press, Glencoe, 1958.
·GUSMAO [Paulc Dorado de), llllrodu(ao a Sociología, Rio de }aneiro, 1959. rp. 196-207.
Boclololrfa.-3e.
561
/
562 TEMAS DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO

. Pero, en cambio, al enunciar el problema de esta rama concreta de la Sociología


de la cultura en relación con el conocimiento científico. se produce una impresión. de
asombro o de extrañeza. En efecto, se siente uno sorprendido, pues, por de pronto,
no se alcanza a ver cómo la ciencia pueda' ~hal!~~se en dependencia de las estructuras
sociales en cuyo seno ha sido elaborada¡ si bien:,' en cambio, el influjo inverso, es
decir, el del conocimiento sobre la sociedad resulte perfectamente comprensible. Pa-
rece que la mera enunciación de una Sociología del conocimiento científico contiene
una negación de las aspiraciones de éste, una negación de su pretensión de verdad.
la cual quedada reducida a una dependencia de determinadas realidades sociales.
Parece, por tanto, que la simple formulación del programa de la Sociología del
conocimiento constituye una invitación al escepticismo. Y, sin embargo, no es así:
habrá de verse cómo el reconocimiento ~jSritífiéo no tiene que implicar en modo
alguno suposiciones ni consecuencias escépticas, ni de relativismo nihilista.
El otro aspecto del problema <le la Sociología del conocimiento, en todos los
órdenes de éste, es decir, la influencia del saber, en todas sus formas, sobre la rea-
lidad social. se presenta mucho más daro, como ya indiqué.

2,-BREVE RESUMEN SOBRE LOS 'PRINCIPALES ANTECEDENTES y


TRABAJOS DE SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO
,< ".
LA TEORIA DE LOS !DOLOS' DE BACON
Tal vez el primer precedente, aunque remoto; de la Sociología del conocnrnento, sea. la
teoría del gran filósofo inglés Francisco Bacon (1561.1626), sobre los errores del espíritu, que
él llamaba "ídolos".2
Con la palabra ídolos, Bacon designa los fantasmas o espectros de la mente que conducen
al error. El hombre aspira de buena fe al conocimiento verdadero. Pero es engañado por los
fantasmas que surgen inconscientemente de la naturaleza individual y social del hombre y se
interponen entre el pensamiento y la realidad, produciendo oscuridades y deformaciones en el co-
nocimiento. Bacon muestra que los pensamientos de los hombres están sujetos a la influencia
de factores irracionales, algunos de carácter social, como son prejuicios, sentimientos, intereses,
sugestiones del ambiente, etc.

LA TEORIA DE LAS IDEOLOGIAS DE CARLOS MARX. LA SUPERACION


CRITICA DE ESTA TEORIA
Se considera que la teoría de las ideclcglas de Carlos Marx constituye uñ precedente pWX1·
mo de la Sociología del conocimiento contemporáneo. Esta, aunque ha hallado su incitación
inicial en dicha teoría, la ha superadoradicalmente, ofreciendo una crítica a fondo de ella.
Según esta teoría de Carlos Marx, el conocimiento humano se halla vinculado a las condi-
ciones de la existencia. material, económica; y la actitud intelectual está conectada con la estruc-
tura social del grupo al cual pertenece el sujeto pensante. De esta suerte, acontece que por debajo
de los pensamientos, que en apariencia pretenden encarnar verdades objetivas, late el motor de
unos especiales intereses, aunque muchas veces esto ocurra de un modo inconsciente. Así, pues,
las ideologías son el pensamiento de una clase social en relación inmediata con el hecho de ésta
y COn sus peculiares características.
Ahora bien. sucedió que esa misma teoría, que Marx y los marxistas habían utilizado sólo
para hacer la crítica del pensamiento de la burguesía, después fué utilizada asimismo por otros
escritores de diversas orientaciones políticas en contra de sus antagonistas, incluso en contra de

2 Su descripción la ofrece al comienzo de su gran obra, Novum Organon. Cfr. el excelente


libro del pensador boliviano FRANCOVICH (Guillermo), Los ídolos de 811(011, SUfre. 1942.
\
PRECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO 563

quienes habían fletado esa doctrina de las ideologías, para descubrir también en la aetutid mental
de éstos el complejo de intereses que la determinaba.
Con esto. la teoría de las ideologías (es decir. del condicionamiento socia! de las ideas)
dejó de ser algo parcial, es decir. de referirse meramente a una sola clase y situación sociales,
para quedar convertida en un. método general de estudio, aplicable a los pensamientos de todos
los grupos y de todas las épocas.e
Además. al operarse esa generalización de la teoría de la ideología, generalización que
implica una superación, se verificó también la importante corrección de suprimir en dicha doc-
trina marxista la unilateralidad y la exageración que su autor le había dado: el error de aplicar
unilateralmente esa interpretación nada más que al pensamiento de las clases privilegiadas. y el
error de hacer derivar la totalidad del pensamiento de los nexos económico-sociales de éste.

ALGUNAS ELABORACIONES DE 1'(!ETZSCHE


Nietzsche elaboró una teoría de los impulsos r Jc.-I conocimiento que tiene algún paralelo
con el pragmatismo. También atribuyó conexiones sociológicas ;E! pensamiento. Así, distinguió
entre culturas aristocrdricas y culturas democráticas. atribuyendo a unas y a otras ciertos modos
peculiares de pensar.

LA TEORL~ SOCIAL DEL PENSAMIENTO SEGUN DURKHEIM y SU ESCUELA.


LA APORTAC/ON DE OTROS SOCIOLOGOS FRANCESES
Según el gran sociólogo francés Durkhcim }' otros sociólogos de su escuela. los
conceptos y las categorías del conocimiento son productos que han sido modelados
ror factores sociales. El hombre no cst.i solo frente al mundo. La
sociedad se inter-
pone entre el sujeto}' los objetos. De la sociedad le llegan al hombre los medios
p.H,l captar r comprender 105 objetos.'
Lo que se expresa en el lenguaje, que es sin duda una elabcr.rción colectiva,
es !:I manera romo los objetos de 1<1 experiencia son representados dentro de un
grupo social. Las palabras resumen experiencias colectivas, b~ ru.th-, constituyen
precisamente los contenidos de los conceptos. Ahora bien, es nat ur.rl que si los
conceptos son de origen social. las categorías también lo sean.
El sistema cosmológico de las sociedades primitivas está calcado sobre su organización social.
LI tribu se divide en fratrfas e-confraternidades religiosas que representan la prolongación de la
í.rmilia-c-, las cuales a su vez se subdividen en clanes. Al igual que los miembros del grupo.
cada realidad natural, cada estación, cada región del espacio, cada especie animal o vegetal. ende
rrn.ntafia, cada do, cada fenómeno material pertenece a una fratrfa de la tri hu. y. dentro de
esa Irarrta, a un dan. La tribu abraza, pues, no sólo los individuos que componen el grupo, sino
el universo entero. Estos primeros marcos lógicos son el trasunto de los marcos sociales preexis-
tentes. La organización lógica comenzó por ser la misma que la organización social.
L.1 noción de casualidad es hija de los ritos de imitación, mediante los cuales el primitivo
trata de producir fenómenos naturales; p. e., derrama agua para hacer llover,
El tiempo y el espacio son definidos por la conciencia primitiva también en función de las
ceremonias religiosas que dividen el curso del tiempo, y según los clanes de la mbu.s
Levy-Bruhl, ilustre discípulo de Durkbeim. ha aplicado los principios de éste al estudio
de la mentalidad de los primitivos. Sostiene que no hay una. identidad permanente. absoluta e
inmutable del espíritu del hombre. A los diversos tipos de sociedades corresponden diferentes

:l Sobre este punto y otros relacionados, con extensión: M.hNNHEIM (Karl), Idt'%xi:l )'
U/opi,,! México, Fondo de Cultura Económica, 1941, pp. 67-95.
" Cfr. DURKHEIM (E.) y MAVSS (M.). De que/que! [onues primirn es de dassiiication.
COlllribulÍol1 tÍ fhllde des repret enrations collertire, en L'Alll1ce Soúf,/oj!.ique. 1903.
:; Cfr. BLONDEL (Ch.), Psicología rolectira. trad. de !\. ]. Dornfnguea. México. 194'5. pp.
101 Y ss.: HALBWACHS (Maunce}, L.I ,\UmfJin:: Coílectire, Presses Univ. de Franco, Pnns. 19~O,
/
5M PRECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIl>flENTO

tipos de mentalidad. No hay medida común.entre la mentalidad de los primitivos y la occidental


(es decir; la del "hombre blanco, adulto, civilizado"}. La diferencia no es sólo de grado; se
trata de mentalidades organizadas de modo muy diverso: la occidental es lógica. la del primitivo
es prelógica. Así. 1:1 mente del primitivo no se atiene al principio de identidad y de contradic-
ción; ni tampoco cree que el pensamiento necesite una base de experiencia.

Nos sería muy difícil de hallar en la mente de los primitivos la noción del
yo -pues el individuo se halla fundido en el grupo-, tal y como nosotros lo
entendemos, o la distinción entre alma y cuerpo, o la diferencia entre lo natural
y 10 sobrenatural. Asimismo, apenas pueden concebir un Dios distinto del universo.
Tampoco pueden distinguir tajantemente lo real de lo soñado, lo objetivo de lo
subjetivo. Para la mente primitiva todo se mezcla, todo participa en todo; admite
fácilmente que un ser se halle a la vez en otro sitio distinto del lugar donde vemos
que se encuentra." Y en muchas de las caracterizaciones que Levy-Bruhl hace de la
mentalidad primitiva; se contienen correspondencias entre ésta y la estructura social.

LA TEOR1A DE LOS RESIDUOS Y LAS DERIVAClONES DE


V1LFREDO PARETO
El gran sociólogo italiano Vilfredo Pareto (r848-1923), divide las acciones
humanas en lógicas y 110 lágicas o tllógicas.'
Las acciones lógicas se hallan presididas, por lo menos en su parte esencial, por
~n razonamiento, por ejemplo, la ciencia, las actividades económicas, las. operaciones
militares, las jurídicas.' Todas ellas suelen responder principalmente a conexiones'
entre fines y medios.
Las acciones no lógicas o aiógicds tienen su origen sobre todo en sentimientos,
impulsos subconscientes, instintos. A los sentimientos o instintos o impulsos íncons-
cientes, que rigen las acciones alógicas, y que constituyen factores psíquicos cons-
tantes, Pareto los denomina residuos.
Ahora bien. sucede muchas veces que las acciones alógicas·.se hallan interferidas
por manifestaciones de pensamiento, mediante las cuales los hombres tratan de ex-
plicarse O de justificarse esa .conducta no racional. Tales razonamientos o pseudo-
razonamientos reciben el nombre de derivaciones.
Las derivaciones responden al hecho· de que el hombre quiere explicar sus
acciones y, al mismo tiempo; disimular sus sentimientos. Por eso, el hombre trata
de dar a gran parte de esas acciones alógicas alguna explicación con apariencia
lógica, aun cuando en realidad tales conductas estén supeditadas a sentimientos. Así,
6 Cfr. LE\'y-BRUHL (Lucien}, Les [onrtions menta/es dcJlls les sociétés illjériemc; (1910);
La menJalilé primitive (1922) -hay trad. cese de G. Weinberg, publ. por Lautaro, Buenos
Aires, 1945-; L' áme prímitioe (1927); Le surnatarel el la nature dans la pensée primiti1Je
(1931); La Myth%gie primitivo (1936). Véase: GONZÁLEZ CASANOVA (Pablo), Sociología de
un E,TO" (Notas sobre la M~nJa1idad Primitiva}, en "Rev. Mex. de Social.", XI., 2.
1 La obra principal de Vilfredo PARETO es: Trasteto de Sociologia generale (Florencia,
1916) -hay trad. francesa y trad. mgl. (1935). Además escribió: COUfS d'économie politiqMe,
Lausana, 1896·97; Les sJstemes socielistes, París, 1902; Mal/Uale di Economía po/itiea, Milán,
1906; Fati e teorie, Florencia, 1920; Trausjormozioni della democrazia, Milán, 1922. Sobre Vil.
fredo Pareto, puede consultarse: BOUSQUET (G. H.), Compendio de Sociología Jegún Vil/redo
Pereta, trad. cast. de Carlos Echánove Trujillo, Ed. Botas, México, 1940; BORKENAU [Franz}, Pe-
reto, Colección "Grandes Sociólogos Modernos", Fondo de Cultura Económica, México, 1941.
Véase una exposición más extensa .y más detallada sobre Pareto en: RECASÉNS SICHES (Luis),
Lecciones de Sociología, Editorial Porrúa, México. 1948, pp. 636·640.
\
PRECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO 56$

son derivaciones muchos pensamientos de la filosofía política, de la jurisprudencla,


de la moral y de las creencias religiosas, sobre todo en las variantes y peculiaridades
especiales de cada pueblo y de cada situación.
Se observa muchas veces que existen -poderosos motivos subjetivos sentimentales
que llevan a la creaci6n o a la aceptación de una teoría, haciendo caso omiso de
su valor-tóglro experimental. Aunque posea esa validez lógica, la teoría es urdida
o aceptada no por tal motivo racional, sino por motivos sentimentales. Y viceversa,
aunque la experiencia contribuya a demoler ciertas teorías. éstas persisten en las
creencias y en, las prácticas sociales.
Las derivaciones son una especie de veletas que giran al impulso del viento de 105 residuos.
Las derivaciones cambian infinitamente, mientras que- los residuos- permanecen siempre los mis-
mos, aunque su intensidad varíe en las diversas situaciones históricas.
La teoría de Pateto sobre los residuos y las derivaciones ~ considerablemente los mér-
genes de la. Sociología del conocimiento, porque abarca la mayor parte de aspectos de la conducta
social. Pero comprende dentro de sI puntos de vista que pertenecen propiamente II la Sociologla
del conocimiento, y especialmente a la del saber vulgar, a la del filósofo, a la del moral y a la del
polltko. En realidad, esos estudios de Pareto versan sobre tuil sea la Intervencién de los factores
no racionales en la conducta humana. no sólo en la conducta práctica, sino tambien en ia mental
(convicciones, creencias, teorías, etc.}. Por tanto. este tema es más amplio que. el de la Socio-
logra del conocimiento; pero comprende dentro de sI algunas de las cuestiones de esa disciplina.

LA SOCIOLOGIA DEL SABER DE MAX SCHELER


Del gran filósofo contemporáneo judío-alemán Max Scheler ha recibido la
Sociología del conocimiento una de las principales aportaciones y uno de los más
poderosos impulsos."
La teoría de Scheler" así como los trabajos de sus discípulos, tienen un carácter
menos radical que las tesis de la escuela francesa de Emilio .Durkheim. Mientras
que Durkheim °llega a creer que la estructura misma de la razón constituye una obra
social -recuérdese la índole de las categorias--, en cambio Max Scheler se li-
mita a mostrar la influencia de los factores colectivos sobre el conocimiento, y la
acción de éste sobre la realidad colectiva.
La inf/IJencia de la estructura del grupo sobre el pensamiento. Todo saber,
todo pensar, todo intuir y todo conocer tienen' una dimensión sociología, es decir,
están condicionados por la estructura de la sociedad, en la que viven sus sujetos,
A veces, la realidad social condiciona solamente la elección de los objetos del
saber, de acuerdo con las perspectivas de los intereses predominantes en una sociedad
concreta.
Otras veces, la influencia de los factores sociales sobre el conocimiento no es
solamente extrínseca, de condicionamiento de la posibilidad de un determinado tipo
de conocimiento, sino que además llega a afectar en alguna medida el contenido
mismo de ese conocimiento.
Scheler prestó más atención al condicionamiento extrínseco del conocimiento por
los factores, los procesos y las estructuras sociales. Veamos en resumen -y un poco
en re-adaptación-s-, por vía de ejemplo, algunos de los análisis que Scheler llevó a
cabo sobre este punto.

Il Su principal obra a este respecto es: Die WiJSenJform~n und Jie GeuJlJfha!' (hay trad
casto por José Gaos, Soá%gí:t ¿el saber, Rev. de Occidente, Madrid, 193").
I
566 CONDICIONES SOCIALES DEL CONOCIMIENTO

Para que la mente humana se halle en condiciones de descubrir un determinado


hecho real, un cierto principio ideal, un cierto valor, etc., es preciso que se den dos
tipos de condiciones: 1 9, una situación vital que viene influída por el marco socialy
por las estructuras colectivas, en virtud de la cual el sujeto pueda sentirse atraído:
interesado, por un especial tema de conocimiento: 2 9, el hecho de que disponga de
los medios de toda clase (espirituales y materiales). que necesite como mínimo in-
dispensable para acometerlo; 3'. el hecho de que hayan sido recorridos. por los
antepasados o por los contemporáneos precedentes, todos los escalones mentales pre-
vios para que dicho tema pueda presentarse como objeto de consideración y de
descubrimiento.
Conviene ilustrar con ejemplos lo dicho en el párrafo anterior. Tal vez uno de
los más representativos pueda hallarse en la consideración del desarrollo de la ciencia
positiva. que comienza a florecer en los inicios de la edad moderna. El brote y el
desarrollo de la ciencia positiva se presentan condicionados por la existencia de dos
capas sociales interpenetradas y en cooperación: el sector de los hombres animados
a la vez por un espíritu libre y por afán contemplativo, es decir, por -gentes que
sienten la. seducción de la teoría; y el sector de los hombres dinámicos, llenos de
energía, ansiosos de dominio, anhelantes de proyectarse sobre la naturaleza y sobre
las nuevas zonas geográficas descubiertas, los magníficos burgueses occidentales, ac-
tivistas y ambiciosos, de comienzos de la Edad Moderna.
Sin una vocación por la teoría pura, la ciencia positiva habría sido imposible; no habría
florecido. ain :a filcsofta y 5;11 le -llI¡lleur.i.úca.: Pero con esto y sin nada más que esto, tampoco
se habría podido desenvolver. Así, por ejemplo, en la Grecia antigua, como igualmente en la
Edad Media, había supuestos espirituales de sobra para que hubiese florecido una ciencia y una
técnica mucho mayores que las que hubo allí. Pero hada falta, además, un medio social saturado
de determinadas condiciones. Eran esas condiciones las que faltaban en Grecia, y faltaban tamo
bién en la Edad Media. Entre esas condiciones figuraban algunas de carácter negativo (es decir,
suprimidoras de anteriores obstdculos) y otras positivas (esto es, activamente posibilitadoras}.
Entre las condiciones negativas, nos dice Scheler, figuraba el hecho de que el poder y Ja unidad
jerárquica del espíritu medioeval sufriera el menoscabo que en él produjo Ja Reforma. con lo
cual decayese 13. dogmática de la" metafísica antigua, realista en la cuestión de los universales,
de orientación ontológica y con otras limitaciones. Despejados esos obstáculos, quedó libre el
camino para el florecimiento de una serie de pensamientos que, según Scheler, muestran los
siguientes rasgos comunes: a) un modo de pensar nominalista en contraposición al mundo me-
dioeval de ideas petrificadas; b) primacía de los problemas de la conciencia r de la certeza
y de las meditaciones críticas en torno al método; e) la anteposición de la libertad de discu-
sión, al caudal de conocimientos logrados, es decir, un otorgar una mayor Importancia ;1 los
supuestos necesarios de libertad para una fecunda labor .intelectual: d) dualismos entre el espío
ritu y la carne, }' entre Dios)' el mundo; y e) el subrayar la importancia máxima de la voluntad
del hombre.

Los rasgos del nuevo pensamiento, que se producen en el 111100 de la edad


moderna y en los ulteriores desarrollos de ella, están en correspondencia con las ca-
racterísticas de la nueva clase social ascendente, formada por los hombres de empresa
de la burguesía, los cuales se oponían por una parte al espíritu de la clase rnonás-
tica contemplativa de la Edad Media, y,. por otra parte, se oponían también a la
aristocracia feudal de la sangre, estática y tradicional, en la cual la riqueza era una
consecuencia del poder.
La nueva ciencia, en contraste con la medioeval, que era tarea del cst.uncnto
monástico, sirve a la vida material, al propósito de dominio sobre la naturaleza. al
CONDICIONES SOCIALES DEL CONOCIMIENTO 567

nuevo ímpetu burgués de la voluntad dirigida hacia ei trabajo, y al llamado indivi-


dualismo de la nueva clase ascendente.
Y, de esta suerte, aconteció que coincidían los intereses de la nueva clase bur-
guesa y los de las minorías intelectuales selectas. Y sucedió también que los intereses
de dos clases sociales concordaban con los de los monarcas absolutos, los cuales
se apoyaban en el nuevo estamento burgués y en las nuevas ideas para secularizar su
poder, y para vencer la inercia de los obstáculos feudales, así como para afirmar
el sentido de la nacionalidad y la voluntad de expansión.
Correlación entre el conocimiento o saber con 10J demá.r su/ores culturales y con /OJ [eao-
res sociales. Se nota una correlación entre la labor de la ciencia, la proyección técnica de ésta, los
procesos económicos y las estructuras sociales. Es decir, se da una interacción recíproca entre
todos esos factores: cada uno actúa sobre todos los demás y recibe de éstos sus influencias. Así,
por ejemplo, la filosofía moderna abrió, con el idealismo, con el sentido de investigación crl-
tica, con las categorías funcionales de relación y causalidad, y con el sentido dinámico, el camino
para la nueva ciencia. Por otra parte, la nueva ciencia, a su vez, refluyó sobre la Filosofía
(homogeneidad física del universo, constitución dinámica de la materia, etc.}. Por otro lado, la
voluntad del dominio técnico estimulaba la ciencia; el capitalismo emergente fomentaba el im-
pulso de expansión y de dominio; los príncipes se apoyaban sobre la burguesía en ascenso, etc.

LA SOCIO LOGIA DEL CONOCIMIENTO DE MANNHEIM


Sin duda es a Karl Mannheim a quien se debe uno de los esfuerzos más fecun-
dos y decisivos para la constitución de la Sociología del conocimiento."
Lejos de implicar una actitud escéptica, la Sociología del conocimiento pretende
superar la forma vaga, torpe y estéril de relativismo, que ha dominado una parte
de la ciencia contemporánea. Si se consigue descubrir los factores sociales que con-
dicionan cualquier producto del pensamiento, entonces se podrá precisar con rigor
el alcance de nuestro saber. Por eso, la Sociología del conocimiento, como· teoría,
no sólo trata de descubrir y de analizar las vinculaciones entre el conocimiento y la
realidad social, sino que además se propone también auxiliar a la Teoría del cono-
cimiento. En efecto, intenta convertirse también, a la postre, en una indagación
que aquilate la influencia que los nexos sociales del pensamiento tengan sobre la
validez del conocimiento.

A) La vincnlacíón del conocimiento a la existencia bumana social J'eglÍl1 iH.lIJi:.';~i1'1

Hay ramas del saber en las cuales se puede comprobar qll<: el proceso del
conocimiento no se desarrolla sólo según leyes inmanentes, es decir. <jll<': no ~~.
o Karl Mannheim (ro. en 1947), sociólogo judío-germano, Fué profesor en 13 Universidad
de Colonia hasta 1933, en que la barbarie nazi lo expulsó. Acogido a la hospitalidad inglesa.
fué nombrado profesor de la Universidad de Londres y adquirió la ciudadanía británica. Sus
producciones principales son: Historismus (en el Arrbío jür Sozia1wiuenschtrjt und Sozia/polili~.
192~); Das Problem einer Saziologie des WisuJIJ. 1925; DtU conserratioe Denéen. 192-:": n./1
PMhfem der Geuerationen, en Kólner Vierleli(lhrJhf/~ ¡ür Soziologie, VII, 2 Y 3. 1927: Di,' /;,.
detltmlK de, Koninorenz in Gebiere des GeiJtigen, 19'29; Ideoiogie und Utopie. Leiden. 11)"::<1
(hay ed. inglesa, 1936; y trad. cast. de Salvador Echavarrla, Ideología y Utopía. Fondo de Cul.
tura Económica, México, 1941; Men.rch und Geu//.trbaft in Zeit des Umbass, Leiden. 1I).~"
(hay trad. cast. de F. Ayala, El hombre J la sociedad en la épora de Id crisis. MaJ.rid. Ed. de
la RC'\·. de Derecho Privado, 1936); W'úsensso::iologie, en el Handwórterburb der Soziotogiv,
Stuttgart. 1931 ~ The Place 01 Socioíogy. Londres, 1936; Libertad] Plani/irafió". trad. de R
Landa, México, Fondo de Cultura Económica, 1942; DiagnóJliro de Nuestro Tiempo, trad. J\
JO~l' Medina Echavarrfa, Fondo de Cultura Económica, México, 1944.
568 PACTORJiS SOCIALES EN EL CONOCIMIENTO

desenvuelve sólo por virtud de la naturaleza de la cosa estudiada ni sólo de acuerdo


con las puras posibilidades lógicas, sino que, por el contrario, en algunos puntos
experimenta la influenáa de factores extrate6ricos.
Esos factores ajenos a la pUta teoría influyen. sobre la aparici6n y sobre el desarrollo del
pensamiento en determinadas ramas del saber. Tal influencia no se limita siempre a una acción
externa sobre la génesis de las ideas, SiDO que en algunas ocasiones tiene también un alcance
mayor: afecta en cierta medida al contenido y a la forma del conocimiento.
La investigación acerca de los factores exttateóricos que influyen sobre el proceso del cono-
cimiento ha hecho patentes tres puntos muy importantes:
A) El planteamiento de un problema al pensar humano sólo es posible gracias a una previa
experiencia vital humana. en la cual se da ese problema.
B) Al hacer su elección entre una infinidad de datos, el sujeto cognoscente realiza un acto
de voluntad.
eJ En el tratamiento del problema juegan un importante papel las fuerzas que surgen de
la experiencia viviente. .
Ahora bien. esas investigaciones muestran que las fuen:as y las actitudes vivas y volunta-
rias. que actúan por debajo de lo te6rico, DO son únicamente de naturaleza individual, no tienen
su origen principal en la voluntad consciente del individuo. Por el contrarie, más bien proce-
den de los propósitos colectivos de un grupo que yacen bajo el pensamiento del individuo.
Ocurre que el individuo. con su pensamiento, se limita a participar en los aspectos previamente
dados de los propósitos del grupo.
Cierto que tan sólo el individuo es capaz de pensar. Pero no todos los pensamientos que
sirven de temas a un individuo tienen su origen en él mismo, ni pueden ser explicados tomando
únicamente como base su vida singular. El individuo habla el idioma de las gentes (contempo-
r.1n~!i: y ~ntf'ri~~ ..1,=, ~.~ pueblo. idioma en el 0.!2! .5~ han señalado Ias ~!2.!- qee lo peeec en
comunicación con- el mundo y las perspectivas mentales hasta entonces adquiridas. Hay, pues,
que estudiar el pensamiento dentro de la. situación social-histórica en que se ha producido, sobre
cuyo suelo brota. la doctrina individual diferenciada.
Los hombres que fonnan un grupo no están reunidos comoagcegaciones de individuos
inconexos, sino que se hallan entrelazados en comunidades y en organizaciones. Por eso, piensan
unos con otros; y también unos contra otros en algunos casos, o frente a otras colectividades.
Pertenecemos a un grupo no sólo porque nacimos en él, o porque nos adscribimos a él, o
porque nos descubrimos como insertos en él y así Jo confesamos, sino principalmente porque
vemos el mundo (y ciertas cosas del mundo) en una forma análoga a como lo ven las demás
gentes 'del-grupo. El conocimiento se desenvuelve como un proceso cooperativo del grupo, en el
cual cada sujeto desarrolla su actividad mental dentro de la trama del destino común, de una
actividad común, y de la superación de las dificultades comunes, sin perjuicio de que en todo
ello cada persona pueda tener una participación diferente y original.

Muchas veces es el impulso a la acción el factor que hace patentes en primer


plano o preferibles determinados objetos, j', de tal suerte, ese impulso obra como
aparato selector de los elementos de la realidad que entran en el pensamiento. Es
decir, los intereses, que incitan al obrar, actúan Como aparatos de selección entre
una infinidad de temas que ofrece el mundo; r. así, entre todos ellos, la conciencia
se fija especialmente en aquellos que en determinado momento ejercen sobre ella
un interés mayor suscitado por necesidades de la acción.l O
Un examen más cuidadoso muestra que existe no sólo una compleja experiencia colectiva,
con una sola tendencia, sino que, por el contrario, dentro de esa experiencia social, existen
muchas direcciones del pensamiento, simultáneas y opuestas. que constituyen diferentes 'interpre-
taciones de aquella experiencia común y que luchan entre sí. Las discrepancias y antítesis suelen

10 Nótese que esta formulecién de Mannbeim recuerda aJgunas de las proyecciones del
perspectivismo de Jo~ Ortega y Gasset, así corno de la doctrina de Scheler sobre la realidad
de los valores, y también algunos de los puntos de vista de Joho Dewey~
FACTORES SOCIALES EN EL CONOCIAlIENTO 569

presentarse en apariencia como oposiciones teóricas; peco muchas de esas diferencias. examina-
das a la luz del análisis sociológico, muestran antagonismos y competencias sociales entre grupos
concretos en pugna. Como un ejemplo, entre otros muchos posibles. del condicionamiento e in.
flujos sociales de las diferentes interpretaciones del mundo y de Jos varios modos del ccnoci-
miento, que se producen en Un determinado momento dentro de una misma colectividad, cabe
recordar el hecho de la concurrencia de las generaciones. La nueva generación, que convive COn
la anterior, pero que tiene una base social diversa y unos intereses diferentes a los de ésta,
defiende puntos de vista teóricos distintos, y en algunos casos opuestos, a los de la generación
anterior.

B) La penetración del proceso social en la estrnctnra del conocimiento


Sucede que, en algunas de las ramas del saber, el influjo social no se limita a esa mera
determinación extrínseca de su génesis, antes bien, penetra dentro del conocimiento mismo. Hay
ramas del saber en donde no advertimos ninguna penetración íntima de los factores sociales, por
ejemplo, en la matemática. Así, la afirmación de que dos por dos son cuatro, no proporciona
una indicación respecto del lugar donde fué formulada. Pero en cambio, en las ciencias cultura-
les, cada época tiene su modo particular de plantear el problema y su punto de vista especial. Así,
cuando decimos que una obra fué inspirada por la "escuela histórica", o poi' el "positivismo", o
por el "marxismo", estamos aludiendo a implicaciones de determinados nexos histórico-sociales.
En esos asertos va implícita una perspectiva histórico-social de quien los hace, así como también
una situación histórico-social conectada con aquellas manifestaciones culturales.
En esa perspectiva social-histórica, figuran las acepciones (distintas) en que se puede lomar
un concepto; también, las ideas previamente implicadas por éste; los supuestos de que se
parte, etc. Así, por ejemplo, cuando a comienzos del siglo XIX, los anticuados conservadores ale.
manes hablaban de "libertad", entendían el derecho de cada estamento a vivir según sus fueros
o privilegios ("libertades"). En cambio, si se trataba de conservadores influidos religiosamente
por el protestantismo y también en cierto modo por alguna tendencia romántica, daban a esa
palabra el sentido de "libertad interior", es decir, el derecho de cada individuo a desenvolver
su singular personalidad individual. En ambos casos, la libertad era pensada cualitativamente
como derecho a mantener un carácter distintivo; en el primero una diferenciación histórica, en
el segundo una diferencia intima. Pero, cuando un liberal de! mismo período usaba la palabra
"libertad", pensaba precisamente en la liberación de esos mismos privilegios que el viejo COIl-
servador reputaba como la base de su propia libertad. "El concepto liberal de libertad era pues
una concepción igualitaria de la libertad, en cuyo caso "ser libre" significaba que todos los
hombres tienen los mismos derechos fundamentales. Esos diversos sujetos contemplaban el pro-
blema desde ángulos diversos de visión, correspondientes a sus diferentes situaciones sociales
y a los correspondientes intereses sentidos respecto de ellas.
l\{uchas veces, los antagonismos entre dos personas que discuten se deben a que difieren
no sólo en cuanto a la concepción del objeto debatido, sino en toda su concepción del mundo:
Y. por tanto, se hallan en perspectivas diferentes. La Sociología del conocimiento se esfuerza por
descubrir las fuentes ocultas de los desacuerdos. Esas fuentes suelen pasar inadvertidas a Jos
que discuten, pues éstos se preocupan únicamente del tema controvertido, cuando la discusión
se origina por una disparidad de perspectivas, es decir, cuando la discusión no se verifica por
parte de los dos contrincantes dentro del mismo mundo discursivo. antes bien, por el contrario,
cuando parten de bases y supuestos diversos.

C) La Sociología del conocimiento no implica una derivación hacia el escepticismo


ni hacia el irracionalismo, sino tan sólo el programa de tilia gnoseología relacionista
La Sociología del conocimiento quiere proceder a un análisis de la conciencia
individual en tanto que en ésta se reflejan las condiciones y situaciones del grupo
social en el que se halla inserta. La Sociología del conocimiento quiere aquilatar la
influencia de la interrelación entre la realidad social y el pensamiento. No se pro-
pone suplantar la Teoría del conocimiento ni la Epistemología, sino completarla )'
570 LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO NO LLEVA AL ESCEPTICISMO

reformarla. Completarla y reformarla, porque la Sociología del conocimiento ha


realizado ciertos descubrimientos cuya importancia trasciende la de simples hechos,
pues imponen la necesidad de revisar las concepciones gnoseo16gicas contemporá-
neas. En efecto, se ha descubierto que el pensamiento se halla condicionado no sólo
por la serie de elementos y de perspectivas que ya habían sido estudiadas por la
filosofía moderna y contemporánea, tales como la actividad cognoscente del sujeto,
las condiciones del sensorio, el instrumento categorial, el ángulo de la existencia
de la persona. Además de todos esos condicionamientos, de los cuales había tomado
ya nota y razón la Teoría del conocimiento contemporánea. la Sociología del
conocimiento ha descubierto, mediante un análisis autocrltico, que en nuestro pensa-
miento hay motivaciones y proyecciones, de las que ordinariamente no tenemos clara
conciencia, que surgen por causa de la situación y de la estructura del grupo social
en que se halla inserto el sujeto pensante; y ha mostrado que esas motivaciones y
\ proyecciones ejercen un influjo sobre el conocimiento. Con lo cual, dice Mannheim,
en la medida en que se tome en cuenta esos factores y esas condiciones sociales
que influyen sobre el pensamiento, se tendrá que proceder a una revisión de la Teoría
del conocimiento para hacer que ésta considere la acción -que la realidad social
ejerce sobre las tareas y las obras intelectuales.
Tal Teoría del conocimiento relacionista, que tome cuenta y razón de los
factores sociales en el conocimiento, no implica una invitación al escepticismo.
Porque se logrará aquilatar mejor el grado de objetividad de un conocimiento,
cuando se haya descubierto las -limitaciones y-los condicionamientos que le han sido'
impuestos a éste por los factores sociales.
Yo, por mi parte, diría que es tremendo error poseer un conocimiento depen-
diente, limitado y parcial, )' creerlo independiente, absoluto, completo. Por el con-
trario, ruando poseo un conocimiento que es dependiente, limitado, parcial, y que está
influido por factores de perspectiva, entre ellos de perspectiva social, y tengo
clara conciencia de todo ello, entonces ese conocimiento es verdadero con las dichas
restricciones.' Así, pues, yo añadiría "que ser criatura y saber que el conocimiento
que poseo es tan sólo limitado, condicionado y parcial, y poder determinar y cali-
brar el alcance de esas dimensiones de parcialidad y de -limitación, lejos de Ilevar-
nos al escepticismo, nos libra de él. En efecto, sabemos hasta dónde y cómo podemos
conocer y, por tanto, calibramos con verdad el alcance de nuestro conocimiento;
'pero no renunciamos a él dentro de los Ilrnites y condiciones en que éste es posible
y explicable. El error gravísimo consistiría en ser criaturas y creernos ingenuamente
capaces de un conocimiento absoluto, sin perspectivas y sin condicionamientos, como
el que es propio nada más que de Dios.

D) El pensamiento político y social especialmente condicionado


por factores colectivos
Uno de 105 temas tratados con mayor extensión y detalle por Mannheim, es el
de cómo el pensamiento político de los hombres funciona en la vida pública a ma-
nera de un instrumento de acción colectiva. Para entender bien esto, es preciso
tener en cuenta los impulsos vitales)' emocionales en los que enraiza el pensamiento
político y, también sobre todo, examinar la situación social en que éste brota, }' que
éste trat.i ~!,~. resolver. E:-.!.l !:lrl".! ¡le 1;; Soriolout.. dr-l saber. que se puede r Jebe
"lDEOLOG1A" y "UTOPIA" SEGUN MANNHE1M 571

realizar con respecto a todos los sectores y tipos del conocimiento, tiene un relieve
y un alcance mucho mayores respecto del pensamiento político y social.
Aunque las crisis histórico-sociales, que afectan primordialmente al pensamiento
político. pueden también operar de manera indirecta sobre el conocimiento esencial-
mente científico, hay que notar que la discnsián políAiC{f tiene un carácter fundamen-
talmente diverso del que es propio de la discusión académica. En efecto, la discusión
política constituye directamente una forma de combate, en la cual el pensamiento se
halla vinculado a una determinada estructura de existencia, a una determinada situa- .
ción social. Esta situación social concreta plantea una serie de problemas prácticos.
los cuales influyen en la selección de los temas para el pensamiento político, en la
perspectiva Con que éste los enfoca y, acaso también, en la orientación y en el con-
tenido de este mismo pensamiento.
Así, se explica que la política fuese la primera zona que revela el método
sociológico aplicado al estudio de los temas intelectuales. Lo reveló mediante el
descubrimiento de los motivos situacionales (las más de las veces inconscientes o
subconscientes) del pensamiento producido y mantenido dentro de un grupo.

E) El concepto de ideología y el concepto de nto pla


Fué en el estudio sobre el pensamiento político, donde surgió el concepto de
ideologia. Por ideología, considera Mannheim que se debe entender el hecho de que
los grupos dominantes pueden estar ligados en su pensamiento a Jos intereses de una
situación social determinada, hasta el punto de que sean incapaces de percibir ciertos
fenómenos que. de ser comprendidos, vendrían a destruir su sentido de dominación.
De tal guisa, con la palabra ideología se trata de significar el hecho de que, en de-
terminadas situaciones, la trama vital inconsciente de ciertos grupos oscurece el
conocimiento del auténtico estado de la sociedad, tanto para C50S grupos como para
los demás, y que. por 10 mismo, estabiliza esa estructura social.
Al. lado o, mejor dicho, enfrente de la ideologia, hallamos la ntopla, vocablo
con el que Mannheim, denota un hecho similar a la de aquélla, sólo que de signo
inverso. La utopía consiste en el hecho de que algunos grupos oprimidos están tan
interesados intelectualmente en la destrucción o en la transformación de un deter-
minado orden social que, sin advertirlo, sufren la limitación de percibir tan sólo
aquellos elementos del mismo que tienden a negarlo. De esta suerte, tal pensamiento
utópico nunca constituye un diagnóstico de la situación, sino que más bien es una
directriz para la acción reformadora o revolucionaria. ~

El concepto de ideología fué esgrimido por determinados grupos políticos como arma con
la que se trataba de desenmascarar los intereses )' las motivaciones egoístas del sector social
dominante. Pero quienes así utilizaban el concepto de ideología, se encontraron pronto en incé-
moda situación, porque recibieron a su vez el mismo reproche que ellos lanzaban contra sus
adversarios, a saber, el reproche de que también su pensamiento social y político tenía carácter
de "ideología", es decir, raíces de motivación inconsciente, insertas en la estructura social del
grupo y determinadas por ésta. .
Así pues, cabe decir que el alcance de la teoría sobre las "ideologías" es muy restringido
mientras se limite a hacer unilateralmente el análisis del pensamiento del adversario. Pero, en
cambio. dice Mannheim, se convierte en fecundo instrumento cuando uno tiene el valor de so-
meter :J. este análisis todos los puntos de vista. incluso el suyo propio.
De este medo, la nueva teoría sobre la ideología deja de ser unilateral y se convierte en
S,'ci;llr.gia del conocimiento propiamente dicha.
572 OTRAS REALIZACIONES DE SOClOLOGIA DEL CONOCIMIENTO

Al principio, el descubrimiento de las motivaciones sociales inconscientes del pensamiento


constituyó, a veces, un estímulo hacia el escepticismo, y otras veces la incitación hacia una pos-
tuca de exaltación irracionalista. Ahora bien, lo primero, la tendencia al escepticismo, constituye
un gravísimo error. Y lo segundo" la exaltación irracionulista, es algo bárbaro e insensato.
No hay que considerar como testimonio de error, ni tampoco como signo de imposibilidad
de conocer, el hecho de que el pensamiento tenga raíces sociales. Todo lo contrario. En efecto,
un pensamiento, por el hecho de estar vinculado en alguna manera a determinada realidad so-
cial, en la cual y por incitación de la cual se produce, lo entenderemos. mejor en su auténtico
sentido cuando y en la medida en que adquiramos una mejor comprensión íntima de esa realidad.
Cierto que, ni lado de esta ventaja, hay que señalar, por otra parte, un inconveniente: que
no es posible, o al menos resulta muy difícil, que el pensador o el observador tenga una visión
completa de los problemas, si ocupa una cierta posición definida en la sociedad. Pero este incon-
veniente puede ser contrarrestado, en parte, mediante el esfuerzo para comprender la mezquindad
del punto de vista de cada individuo y de cada grupo, y para lograr de este modo una visión del
entrejuego de todas esas posiciones en el proceso social.
El joven profesor brasileño A. L. Machado Neto ha hecho el ensayo de aplicar estos con-
ceptos de Mannheim (ideología y utopía) para. una "Sociología de las diversas doctrinas de
Derecho Natural", A veces la doctrina de Derecho Natural es una ideología consolidante. Otras
veces se presenta como una utopía revolucionaria.t!

BREVE AlUSION A lOS ESTUDIOS DE SOROKIN EN SOCIOlOGIA


DEL CONOCIMIENTO
El gran sociólogo norteamericano Pitirim A. Sorokin [n. en 1889), en su obra acerca de la
dinámica sccicl ¡' cultural, ha contrjbuldo ':01' ¡'¡,¡:'0,;:"',IUL6 c;:.i.uJiu:s a la Sociología del conocí.
miento.w
En este libro, de carácter introductivo, no puedo dar cabida, ni siquiera en resumen. :1 la
teoría de Sorokin sobre los varios tipos de sistemas culturales, y sobre la correlación entre cada
uno de ellos y determinadas situaciones sociales históricas. Me limitaré a decir que Sorokin
aborda en su obra mu}' interesantes problemas, conectados con la Sociología del conocimiento,
como, por ejemplo, Jos siguientes: ¿Cuáles son las fluctuaciones' entre los diversos sistemas de
conocimiento en cuanto a su respectiva influencia en el curso de la historia? ¿Cuál es la razón
por la cual en unos períodos)' situaciones prepondera un sistema. mientras que en otras etapas
predomina otro sistema? ¿Se descubre por ventura en esas fluctuaciones Un:1. tendencia PCl'Il1;l,
nentc a la-desaparición de una de .las corrientes y hacia el aumento de otra? ¿Cu:iles son las
relaciones entre los sisterrus de conocimiento, por un lado, y las otras ramas de la cultura. por
otro, especialmente, la ética y el Derecho?

MENCION DE LA REALlZAClON DE BERTRAND RUSSELL


Bcrtrand Russcll (u. en 1871),· el eminente matemático y filósofo inglés «mtemporúnco,
que ha cultivado también temas sociales, nos ha ofrecido una grandiosa realización aplicada de
Sociología del conocimiento, en su Historia de la FiloJo]¡tl occidental en sus conexiones (01.' I./J
circuustauci«s políticas y sotia/eJ. 1 .1 "Mi propósito es -dice Russcll-c-, el mostrar la filnso[í:\
COl11<1 una parte integrante de la vida social y política: no como las, especulaciones aisladas de
notables individuos, sino como efecto y a la vez como causa del carácter de lns vanas COIllU-

11 Cfr. NETO (A. L. Machado), Sociologiu do Diroito Nntural, Livra ria Progreso. Sa'1v¡1dl1r,
Bahía, 1957; SAMPAIO (Nelson de Sousn}, Ideotogia e Cio]{';./ POiiJiC.1, Bahía 1953.
12 Véase: SOROKIN (Pitirim A.), Social and Cultur," D)II:tm':rJ, Amerhnn Boc,k C<lInpany.
New York, cuatro tomos, especialmente el segundo: FlIlCfua¡j(j!J 01 Systems o] Trutb, Etbics and
L!1U', 1937. También el libro: 'J'ht Crisis 01 Oto Age: Tl:e 50c;;:/1 aud CH/IUYaI Outlools. l'\(;'"
York, Dutton, 19·12. Véase también: MIl.I.AS (Jorge), Petra tora TelJI"¡,/ dI,! 8I1t"11"0 Ti¡,II.'!'o.
Rev. de Filosofía, Universidad de Chile, JI, 1 9 , 1952.
13 RUS..S EU. (Bertrand ), A History 01 lf/eJ1Crll Pbitosopby. And lis Conocaion tl"Í1,:' P.¡fi-
Jh.d .md SO(ÍtI/ Cirrunstnnces, Simún and Schuster, Ncw York. 19,15.
EJEMPLOS DE INFLUENCIA SOCIAL SOBRE EL CONOCIMIENTO 573
nidades en las cuales florecieron Jos diferentes sistemas. Este propósito requiere un mayor acopio
de Historia general del que suele ser habitual en las Historias de la Filosofía",

3·-ALGUNAS CONSIDERACIONES Y ALGUNOS EJEMPLOS DE LA


INFLUENCIA DE LA REALIDAD SOCIAL HISTORICA EN LA
FILOSOFIA JURIDICA y POLITICA
Para que el lector se forme una idea correcta del sentido y del alcance de la
Sociología del conocimiento, me parece conveniente ofrecerle una ilustración me-
diante las siguientes consideraciones e ilustraciones.
Ofrece gran interés la cuestión sobre las condiciones sociales que favorecen
y fomentan el desenvolvimiento de la tarea científica. Por ejemplo, el influjo de las
escuelas, las universidades, los laboratorios, etc.
Aun cuando la ciencia es siempre labor del individuo, pues sólo éste es capaz
de pensar por cuenta propia y originalmente, en cambio, en su conjunto y en la
organización de sus labores, es tarea cooperativa y obra colectiva. La labor del
individuo se desarrolla sobre la base de todas las producciones de la humanidad
precedente. Y la propia labor del individuo necesita del auxilio cooperativo de los
demás científicos, y de organizaciones sociales dedicadas a suministrar los medios
para el quehacer científico.
En este orden de estudios de Sociología de la ciencia hay que incluir la con-
sideración de las instituciones sociales dedicadas al fomento y al cultivo de estas
actividades, p. e.: las universidades, las academias, los centros oficiales de investiga-
ción, el apoyo }' el estímulo de las entidades industriales privadas y públicas, etc.
Otra de las cuestiones que estudia la Sociología del conocimiento con respecto
a la ciencia es la -de en qué manera las necesidades sociales obran como una especie
de aparato selector de los temas propuestos a la investigación y a la especula-
ción; de lo que se habló ya anteriormente.
A este respecto, ya se ha aludido -al tratar de las aportaciones de Max
Scheler-e- a cuáles fueron las condiciones y los estímulos que la sociedad de la edad
moderna ofreció para el desarrollo del conocimiento científico. Asimismo, otro de
los temas de la Sociología de la ciencia es el del examen de las fuerzas sociales que
se oponen al desenvolvimiento de la ciencia, o mejor dicho, que presentan una resis-
tencia a las conquistas de ésta. Así, p. c.: las fuerzas encastilladas en prejuicios;
también las gentes cristalizadas en una forma de vida y, por tanto, ultraconscrvadoras,
que ven en todos los cambios que suscita la ciencia un peligro para su rutina; etc.
Hay casos en los cuales la realidad social, con los problemas que ésta plantea,
es la que 'da nacimiento y especial configuración a los temas teóricos. Así, por ejem-
plo, una parte no pequeña del iusnaturalisrno de la Ilustración o Iluminismo es
consecuencia de los problemas planteados por la sociedad de la Edad Moderna.
En otros casos, el influjo es más profundo. Este llega a penetrar en el contenido
del conocimiento mismo. Veamos dos ejemplos, ambos muy representativos, aunque
de distinta índole. Sabido es que la noción de organismo, que se aplica a los cuerpos
biológicos, tuvo su origen en el concepto de organización que había sugerido antes
el estudio de los fenómenos administrativos de la vida social y de la vida política.
Resulta, pues, que esa noción de organismo está configurada, en parte, según la
imagen de una estructura social.
574 EJEMPLOS DE iNFLUENCiA SOCIAL SOBRE EL CONOClMiEI\TO

El otro ejemplo, a que quiero referirme, está tomado del campo de las doctri-
nas filosófico-jurídicas: se trata de la teoría del derecho de resistencia cantel el
poder político tiránico (ya contra del usurpador, ya contra del gobernante legitimo
pero apartado del camino de la justicia). Dicha teoría constituye una de las piezas
esenciales en las concepciones iusnaturalistas, tanto en las escolásticas de Ia edad
media (sobre todo de Santo Tomás) y del Renacimiento español (de Mariana, Soto,
Suárez, Báñez, ete.), como en las doctrinas de la escuela clásica (Althusio, Grocio,
Tomasio, Puíendorf, etc.). Tales teorías quieren ser puras construcciones racionales,
fundadas y desenvueltas deductivamente. Pero también contienen dentro de sí la
transcripción de muchos ingredientes emp¡ ricos. de muchos datos sociales de las
realidades políticas de los tiempos en que se pensaron. Así, por ejemplo, cuando
se propugna, por muchos iusnaturalistas, el derecho de resistencia activa contra el
gobernante tiránico que, aun siendo legítimo en cuanto a su origen, se desvió de
la recta senda, ese derecho no implica un retorno a la unidad indivisa del pueblo
en situación radicalmente constituyente, sino un procedimiento que refleja y con-
serva la base de la organización positiva. En efecto, se habla de la justa rebelión del
reino contra el rey. Ahora bien, el reino no es la comunidad pura y simplemente,
que al rebelarse rompe la anterior- organización jurídico-positiva, sino que el reino
es la reunión de los tres estamentos (nobleza, clero y representantes de los muni-
cipios), los cuales san los competentes para declarar al monarca fuera de la ley.
O sea, dicho con- otras palabras, en esas, teorías de Derecho natural se contienen'
elementos y formas pertenecientes a una determinada realidad sor-ial.

4--LA INFLUENCIA DEL CONOCIMIENTO SOBRE LA SOCIEDAD. LA


INTELIGENCIA, EL INTELECTUAL Y LA CIENCIA
EN LA VIDA COLECTIVA
El segundo grupo de los temas de la Sociología del conocimiento esté consti-
tuído por el estudio de cuáles son las influencias que el conocimiento -en sus
diversos tipos- ejerce sobre las realidades sociales. Entre esos temas figut.m los
siguientes: el papel que desempeña la inteligencia en la vida social; la alción
que cumple el intelectual en la colectividad y el influjo de la ciencia, (amo obra ya
fraguada, sobre los hechos y procesos sociales.t '
La inteligencia es un factor activo, de carácter finalista consciente, en h (0(';-
figuración del grupo y de los procesos sociales.
Aunque la inteligencia puede ponerse al servicio de Jos más diversos menes-
teres, ella, por su propia índole, tiende hacia lo objetive, hacia lo universal, en con-
traste con los hábitos y el sentimiento, que suelen representar lo particular."
Los intelectuales, o sujetos que se dedican predominantemente a las funciones
de la inteligencia (filosofía, ciencia, técnica, ctc.}, representan en la vida social una
'H Cfr. Gl:IGi:R {Tbeodcr}, Aufg4bell "ud Slel/unf, de, lntelligenz íu de' Gescllsciuit,
Enke, Sturtgart, ]949; ZNANIECKI (F.), T/Je Social Role of tbe ft-flw o/ Knou-lcdgc. Nueva
York, 1940: Rl;SSELL (Bertrand}, Tbe lmpecr el Science 0/1 Society, Columbia Univcrsiry Press,
Nueva York, ]951: MEniNA ECHAVAlI.RÍA (José), Responsabilided de ltl lIlU/i.e,U1Ci:l. fondo
de Cultura Econ .. México. 1943.
1:, Cfr. OIH;:\.'. (Raúl A.), .~"cifJlo.e,ía, Imprenta Argentina. Córdoba. 19-U. n'· ISR r l·l~;
P()\·I:S.... (Alfrl·"Il). Cnrsas de SOciO/'i)!.í.1. Ediciones Assandri, Córdoba (R. A.). ¡r)4'i. pp. 'io.1
v ss.: VIT\ (J.i1i~ \\':!'\hingtllO). () P.II,cl ;/'1 tntelecm.." no ¡""lIdo MQder/lo, en ti lihro O MilO
.' 11.' ~ " Panlo. icvo. rp. 13-3-1.
.iCCION DE LA CIENCIA SOBRE LA SOCIEDAD 575

selección cuya obra' se proyecta directa o indirectamente como función crítica y a


la vez orientadora y directriz, en la cual radica la auténtica fuente de progreso y,
por tanto, de los cambios socio-culturales. Los intelectuales constituyen una capa
social superior, unidos socialmente no por vínculos económicos ni políticos, sino por
la coincidencia en su función, que es la más noble entre todas. l 6
Sobre la ciencia, la Sociología del conocimiento tiene que plantearse varios te-
mas, respecto de los cuales me limitaré a meras alusiones.
La ciencia contribuye poderosamente, mediante sus derivaciones técnicas, a fa-
cilitar y mejorar la satisfacción de las necesidades humanas, lo cual trae consigo una
cantidad de efectos sobre las estructuras y los procesos sociales. De la mayor o menor
facilidad para colmar las necesidades humanas, las materiales y las espirituales, se
sigue la formación de entes sociales de uno u <?tro tipo encaminados a lograr esos
fines. Se sigue, además, el que los hombres tengan mayor O menor cantidad de ocio
para el cultivo de otras actividades. De cuál sea la índole de la técnica inspirada en
la ciencia se sigue la formación de determinadas estructuras sociales, por ejemplo,
la fábrica moderna, de la cual se ha dicho que ha esclavizado al hombre. Pero, se-
guramente, un proceso mayor en la técnica y un reajuste de las organizaciones
sociales llegarán a producir pronto un efecto social de signo contrario: probablemente
la máquina acabará por liberar al hombre.
La ciencia, que es un criterio racional, obra críticamente, muchas veces como
disolvente de creencias, de tradiciones, de usos poco lógicos, etc. Es, pues, la ciencia,
según cual sea el grado de su desarrollo y según cuales sean los temas que cultive
preferentemente, un factor que concurre positiva o negativamente en la configuración
de los modos colectivos de vida.
Por otra parte, según sean las conexiones que guarde la ciencia con la edu-
cación, así serán muchos de los efectos de aquélla en la vida social. Con relación a
este punto, tiene mucha importancia el hecho de cuales sean las ciencias que formen
la base principal de la educación. Por ejemplo, unos serán los efectos sociales si la
educación se funda especialmente sobre el cultivo de las humanidades; y otros efec-
tos asaz diversos serán si está cimentada sobre el entrenamiento de las ciencias na-
turales.
La ciencia constituye un poderoso factor de cambio en la existencia human¿ y•
.por tanto, en la vida social. La ciencia introduce descubrimientos, invenciones, nuevas
ideas, todo lo cual modifica la vida humana y transforma muchos de los aspectos
sociales de ésta. Los hombres de ciencia, Como observa atinadamente Sirns.v desean
emplear, aplicar sus descubrimientos, y son esencialmente revolucionarios: quieren
utilizar sus verdades para iluminar al mundo y aplicarle el resultado de sus inves-
tigaciones. Así, por ejemplo, al descubrir los microbios, iniciaron una nueva era en
la terapéutica; al descubrir las ondas hertzianas, transformaron las comunicaciones.
Los descubrimientos de la física atómica, en primer lugar tuvieron hondos efecto:'
social-históricos por las nuevas armas a que dieron lugar, por la influencia que ese
hecho ha ejercido sobre los pueblos (especialmente de las grandes potencias) y se-
guramente sobre el rumbo de la historia en el siglo xx -es posible que el miedo
a las armas nucleares llegue a desterrar la guerra, y en caso contrario, es posible 9ue
16 Cfr. POVIÑA (Alfredo), oh. cit. en la nota anterior, pp. 505 Y 55.
1; Cfr. SI~IS {Ncwell Le Rey}, The Probiern (JI Soci,d Science. New York, Crowclt. 1';W"
!'. "11.
576 LA ACCION DE LA FlLOSOFIA y CIENCIAS SOCIALES

la humanidad llegue a desaparecer de la faz de la tierra-,-, y por las enormes ven-


tajas técnicas que su aplicación a menesteres pacíficos habrá de aportar; etc.
Entre el conjunto de las diversas ciencias, hay que considerar aparte las ciencias
de lo humano, especialmente las llamadas sociales y políticas. En un principio. las
ciencias 'sociales contienen la máxima potencialidad para afectar directamente la oc-
ganización y los procesos colectivos.
Ha habido etapas históricas en las cuajes la filosofía social, política y jurídica
ha ejercido una influencia formidable, decisiva, en la organización colectiva y en
,los movimientos de la sociedad. Así, por ejemplo, las ideas de la filosofía escolástica
contribuyeron en gran medida a la organización de la Cristiandad Medioeval (Santo
Tomás, Dante, ete.) , determinaron con su doctrina de los dos poderes (espiritual
y material) la distribución de competencias entre el Papado y el Imperio.
Otros ejemplos nos los ofrecen la Revolución Norteamericana y la Revolución
Francesa, las cuales representan la apoteosis del espíritu moderno y la traducción
al campo de las instituciones jurídicas positivas de las doctrinas de la escuela ius-
naturalista clásica y en general del pensamiento de la Ilustración. Tambien los mo-
vimientos socialistas y de reforma social en el siglo XIX han recibido el poderoso
influjo de teorías de filosofía social y política, así como aportaciones de la ciencia
económica. Y ciertamente cabría aducir todavía muchos más ejemplos.
No cabe duda de que, normalmente, el papel de las ciencias sociales y políticas
_ debiera ser parecida al que las ciencias de. I~ naturaleza !"~F!'~~e!1t~l!- en ):::; técnicas
.. materiales. Pero hasta ahora no ha sido así. En la configuración efectiva de las es-
tructuras sociales y de los procesos colectivos, es un hecho que las filosofías políticas
y sociales han ejercido considerable influencia. Pero, en cambio, 'no ha sido tan gran-
de, ni mucho menos. la acción de las ciencias sociales. Cierto que hay ramas en las
cuales, sobre todo en nuestro tiempo, pero también anteriormente, se ha produci,do
un vigoroso influjo de las ciencias sociales sobre las realidades colectivas. Así, por
ejemplo, en la educación, en la penología, en la asistencia social, etc. Por otra parte,
cada día va siendo mayor el volumen de los conocimientos positivos sobre la socie-
dad, y el número de técnicos preparados sobre esta base. Pero este progreso se per-
cibe sobre todo en los sectores particulares, es decir, en las ramas especializadas;
'Y no tanto, en la que atañe a Jos grandes problemas sociales Y políncos.v
Con harto motivo se deplora que, en contraste con los espléndidos progresos
logrados por las ciencias de la naturaleza, que han engendrado las maravillosas
aplicaciones llevadas a cabo por la técnica presente, se echa de menos un corres-
pondiente progreso en las ciencias de lo humano, que haga posible una paralela
mejora de la vida social. .
Es un hecho que las ciencias de 10 humano no han progresado al mismo ritmo
que las ciencias de la naturaleza. Y es también cierto que especialmente en el campo
de 10 social es donde percibimos la falta de un avance correspondiente.
Ahora bien, sin perjuicio de hacer fervientes .votos para que la Sociología y
las ciencias sociales alcancen próximamente el maduro desarrollo que las ponga en
condiciones de encauzar con mayor éxito la vida humana y de poner en ello nues-
tras fundadas esperanzas, hay que darnos cuenta de la índole peculiar de la rea-
lidad social. Tal peculiaridad consiste, a este respecto, sobre todo en el hecho de
16 Cfr. LA PIÉRE (R.), Sociology, New York, MeGraw-Hill, 1946, pp. 312 y ss.
LA ACCION DE LAS CIENCIAS SOCIALES 577

que en. la vida humana y en la sociedad actúan una serie de factores que no son
racionales, sino sentimentales, de inercia tradicional: hábitos, prejuicios. pasiones, etc.
Cierto que un mejor conocimiento científico y filosófico del hombre podría
ayudar mucho a la acción práctica de mejora. Cabalmente uno de los problemas de
los cuales- se ha adquirido clara conciencia en nuestro tiempo es el de la necesidad
de la refo"croa' del hombre. Sin caer en viejas utopías inconsistentes, que en otro
tiempo soñaban que los hombres pudiesen llegarse a convertir en ángeles, cosa im-
posible, se puede no obstante establecer un programa perfectamente viable para re-
formar el ser humano actual. mediante procedimientos educativos y mediante la
creación de ambientes adecuados. Adviértase que este tema de la reforma del hombre,
que es muy actual, no representa, sin embargo, algo nuevo. La reforma del hom-
bre en el sentido de enseñarle los medios prácticos para su mejoramiento moral, para
el aprendizaje de virtudes y para la conservación de éstas, ha sido propósito de
muchas doctrinas morales y religiosas, especialmente de la acción de la ética cris-
tiana. Recuérdese en este punto las obras de los grandes moralistas medioevales en
el aspecto práctico, es decir, cuando se preocupaban de ofrecer medios eficaces
para el dominio de las pasiones y para la dedicación a ejercicios virtuosos.
Hoy en día este propósito, que sigue perteneciendo a la vida moral y religiosa,
ha trascendido las fronteras de ésta y es acometido conjuntamente también por una
serie de estudios psicológicos y sociológicos con vistas a la práctica.
Muchas veces se ha atribuído erróneamente a la naturaleza del hombre muchas
formas de conducta debidas sencillamente a creación histórica que ha originado há-
bitos, los cuales han venido siendo repetidos a lo largo de siglos. Ahora bien, esas
formas de conducta se han constituído por virtud de asociaciones mentales y emo-
tivas, de origen contingente. Por lo tanto, esas asociaciones pueden ser disociadas
mediante una inteligente acción dirigida a ese fin.w Para ello, hace falta ciertamente
que las ciencias de 10 humano alcancen un grado de adelanto muy superior al que
hoy tienen; especialmente la Antropología filosófica y la Sociología. Cuando esto se
logre, entonces la proyección práctica y el influjo efectivo de las ciencias de lo
humano y particularmente de las sociales, serán mucho mayores. Sin embargo, ad-
virtamos que no es descartable en la vida humana, y por 10 tanto tampoco en la
existencia social, el juego de factores impulsivos, instintivos y emocionales, los cua-
les no pueden ser dominados enteramente por la acción de la inteligencia aunque
quepa ciertamente conseguir algún condicionamiento y algún control sobre ellos.

19 Cfr. sobre esto mi libro: REC....SÉNS SICHES (Luis), Tratado General d~ Filo.fofi,¡ del
Derecho, México. 19~9, Editorial Porrúa, pp. 470·471. Y HUXLEY (Aldous). El fin, los medios,
trad. cast. de J. M. Bulrich, Ed. Surarncricana. Buenos Aires. 1939. cap. lit.
CAPÍTuLO XXXII

SOCIOLOGIA DEL DERECHO


SUMARI0:-1. Dijl?1'cllciaáóll entre la! siguientes disciplinas: A) Ciencia dog-
málictl o técnica del Derecho positivo; B) Filosofía del Derecho,' C) Historia
del Derribo; y D) Sociología del Dererbo.s-á, El Derecho como hecho social.
Temas ,de la Sociología del Derecho.-3. Tipo! de necesidades sociales que el
Derecho 'rala de satisfacer: A) Resolución de 101 coniliaos de intereses; B) O,.
galli::,aliólJ dt?/ poder político; C) Legitimación del poder político; D) Limita-
ció"- del poder polí/ico.-4. Los principales tipos de intereses que demand.nr
p1"o¡~uióll jurídiea.-5. El deseo de certeza y de seguridad como motivación
del Derecho POSiJil'O-, y la necesidad de cambio.-6. El "Derecho oigente' como
resultado del poder social predominante. El "hecho constituyente" como origen
del sistema formal del Derechovigel1Je.-7. La acción del, poder social en el
apoyo y desenvolvimiento ulteriores del Derecho.-B. El poder socia! no es re-
lacián de violencia material.-9. Análisis de los factores de la producción y trans-
[ormacián del Derechn.-l0. Ti.hnlnEíd rndnlñEit:d dI! lnr ffl1r;nr pntpr, (:l)lf('til1n.r
en relación con el Derecho.-ll. ílniionñidades sociales preexistentes y Dere-
cbo.-12. La lucha por el Derecho.-13. Fuerzas conservadoras y fuerzas re-
formadoras en el Derecbo.-14. Fuerzas sociales que actúen sobre la legislación:
A) Consideraciones generales. B) La acción de la opinión psiblica sobre la
legislación. e) Oposición entre los varios intereses. D) Acción de los grupos
organizados sobre la legislación. E) Acción de los partidos políticos sobre la
legislación. F) Medidas de hostilidad para influir sobre la legislacíóu, G). La
acción de los juristas sobre la /egisJación.-15. lniluencia de los factores sociales
en las sentencias judiciales y en las resoluciones admilliSJralivas.-16. El Dere-
cho positivo constituído actúa como una poderosa fuerza soelal.-17. El proble-
ma del reconocimiento o de la adhesión a las norma! ¡uridicas.

r.-DIFERENCIACION ENTRE LAS SIGUIENTES DISCIPLINAS: A) CIENCIA


DOGMATICA O TECNICA DEL DERECHO POSITIVO; B) FILOSOFIA
DEL DERECHO; C) HISTORIA DEL DERECHO; Y D) SOCIOLOGIA
DEL DERECHO
Para entender con claridad y precisión qué es lo que la Sociología del Derecho
estudia, conviene diferenciar rigorosamente el objeto de esta disciplina frente a los
respectivos propósitos de otras disciplinas que se ocupan también del Derecho, a
saber: la Ciencia jurídica dogmática o técnica, la Filosofía del Derecho y la Historia
del Derecho.
La ciencia iurídica dogmática o técnica estudia las normas de un determinado
sistema de Derecho positivo vigente, o de una rama de éste, por ejemplo: Derecho
civil mexicano, Derecho penal francés, Derecho procesal uruguayo.
Aunque no voy a ofrecer aquí una caracterización total de la Ciencia jllrídica
dogmática o técnica, importa destacar en ella los siguientes rasgos:
578
CIENCIA DqGMATlCA O TECNlCA DEL DERECHO 579
A) La Ciencia jurídica dogmática o técnica considera el Derecho vigente sobre
todo como un conjnnto de normas, es decir, como un conjunto de pensamientos
normativos que intentan regular una determinada realidad social.
Cierto que esas normas no se hallan flotando, d~sconectadas de la realidad so-
cial, antes bien se dan en estrechas relaciones con esa realidad: en primer lugar, han
surgido del seno de dicha realidad colectiva; y en segundo lugar, son normas cuyo
propósito es precisamente ordenar esa concreta realidad social, cuyos contenidos
responden a los problemas planteados por la vida social en una particular situación
histórica, y cuyo sentido se refiere a la realidad de esa situación histórico-social.
Pero aunque sea así, el jurista no trabaja directamente con realidades sociales,
sino con normas, esto es, con ideas normativas. Claro que el jurista debe aplicar esas
normas a las realidades sociales concretas, para lo cual tendrá que conjugar el sen-
tido de las reglas generales con la significación de los casos particulares. Sin ern-
bargo, en todo caso el objeto de la ciencia jurídica dogmática o técnica no está
constituido por puros hechos, sino por normas. No es enunciativa de realidades.
sino que es especificadora de preceptos. Y cuando el jurista tiene que habérselas
con realidades humanas, no las estudia como meros hechos, sino que las toma en
consideración desde el punto de vista normativo: toma en cuenta sólo aquellas rea-
lidades que son jurídicamente relevantes, y sólo en los aspectos 'lue vienen en
cuestión para el Derecho, y únicamente a los efectos prácticos de establecer las
consecuencias normativas que se derivan de aplicar las normas a tales realidades.
En suma, 10 que interesa a la ciencia jurídica dogmática o técnica es averiguar
cuál sea el deber ser jurídico respecto de determinadas realidades, según el derecho
positivo vigente. 0, dicho con otras palabras, al jurista, en tanto que tal, le interesa
averiguar los deberes jurídicos y los derechos subjetivos de las personas implicadas
en una determinada situación social -bien en términos abstractos e hipotéticos. como
lo hace por ejemplo, un tratadista qe Derecho civil, bien en relación con un caso
concreto y real, como 10 hacen el abogado y el juez.
B) Las normas jurídico-positivas vigentes tienen para el jurista -abogado o
. juez- un valor dogmático. Es decir, el jurista recibe del orden jurídico positivo
en vigor las normas con las cuales tiene que operar, -y las recibe del orden jurídico
vigente de un modo autoritario, es decir, como mandatos que deben ser obedecidos.
Nótese que he dicho que las recibe del "orden jurídico positivo vigente", y no he
dicho que las reciba de "la ley". Lo primero es lo concreto; decir lo segundo
sería un error, porque el orden jurídico positivo consta no solamente de leyes y
reglamentos, sino además de otra serie de fuentes normativas, L11es como son los
negocios jurídicos válidos, las sentencias judiciales, las resoluciones adminstrativds,
y consta además de las valoraciones positivas en que se inspiró el legislador, así
como también de ciertas reglas consuetudinarias. Por lo tanto, la autoridad dogmá-
tica no debe ser predicada de la ley en singular, sino de la totalidad del orden
jurídico positivo. La dimensión dogmática de la ciencia jurídica técnica consiste en
que al jurista no le corresponde criticar las norrnas vigentes, ni menos sustituirlas
con su personal criterio, sino que, para él, tales normas tienen el carácter de dog-
mas. Es verdad que el jurista, especialmente el juez, tiene una función creadora al
establecer las normas individuales o Concretas de la sentencia; pero en esa labor
creadora, el juez está siempre limitado y dirigido por el orden jurídico positivo.
Así, ruando tiene (lllC zanjar ronrradic'rioucs entre dos pn:ceptos kgalcs de igu.t1
580 CIENCIA DOGMATICA O nCN/CA DE~ DERECHO

rango formal, o cuando tiene que averiguar si una leyes aplicable a determinado
caso, o no lo es, a pesar de que a primera vista pareciese serlo, o cuando tiene que
llenar lagunas, y en suma, al jnterpretar, es decir, al determinar las consecuencias
individuales de una regla, aunque su valor es creadora en alguna medida, el juez
dehe atenerse a los criterios objetivados en el orden jurídico vigente.'
C) La ciencia jurídica dogmática o técnica tiene esencialmente un propósito
práctico, a saber, el propósito de averiguar qué es lo que el Derecho vigente deter-
mina pam una cierta situación social; es decir, indagar los deberes y derechos de
una persona, hallar la solución para un problema práctico, decidir sobre una centro-
versia o conflicto. Por lo tanto, la ciencia jurídica dogmática o técnica debe hallar
solución para cualquier cuestión que se le plantee. Está presidida por el principio
llamado de la plenitud hermética del Derecho, esto es, por el principio de que
el juez no puede negarse a fallar en un conflicto jurídico, cuando la ley u otras
fuentes del orden positivo resulten oscuras, insuficientes o contradictorias. Si tro-
pieza con oscuridades debe aclararlas; si advierte contradicciones debe zanjarlas;
si se halla ante lagunas o huecos debe proceder a llenarlos. Al juez le está prohibido
encogerse de hombros; por el contrario, el juez tiene el deber de resolver cualquier
cuestión que caiga bajo su jurisdicción. Dicho sea de paso, este deber de hallar
solución práctica no 10 tienen ni el sociólogo del Derecho --quien meramente
describe realidades- ni el historiador del Derecho, quien se limita a relatar cómo
era un cierto orden jurdico, con sus defectos y lagunas.
Veamos ahora cuáles ~0lJ L1S motiv;;,c10D.::::: j' ::~;:$¡~2!~nt'='!!1.pnte."los temas de
la Filosofía del Derecho.
La Ciencia dogmática o técnica del Derecho presenta dos órdenes de limita-
ciones. El jurista, al trabajar sobre las normas positivas vigentes, que recibe de
un modo dogmático, se vale de un instrumental de conceptos puros (es decir, no
empíricos), por ejemplo: el concepto universal de lo jurídico; la esencia del De-
recho pura y simplemente; el concepto de persona en sentido jurídico; el coricepto
de relación jurídica; los conceptos de supuesto y de consecuencia; etc." La expli-
cación de tales conceptos no puede ser dada por la Ciencia del Derecho, porque
precisamente esos conceptos constituyen los supuestos de esta ciencia. La explica-
ción de tales supuestos y conceptos corresponde a la disciplina llamada Teoría
fundamental del Derecho, la cual es una de las partes de la Filosofía del Derecho.
Así pues, la Teoría [nndamental de! Derecho, la cual tiene como misión el
esclarecimiento de la esencia de lo jurídico y de los conceptos jurídicos básicos,
cqnstituye una investigación sobre la esencia de lo jurídico, desde el punto de
vista lógico y ontológico.
1 Sobre las características de la Ciencia del Derecho, véase mis libros: RECASÉNS SICHES
(Luis), Tratado General de Filosojia del Derecho, Editorial Porrúa. México, 1959, pp. 5 Y ss.;
627-665; NUella Filosoiía de la l nterpreteción del Derecho, Colección Dianoia, Centro de Estu-
dios Filosóficos, Universidad Nacional Autónoma de México, Fondo de Cultura Económica,
México, 19%.
:J Véase REC....SÉNS SlCHES (Luis), Tratado Ceueml di' Filosoíio del Derecho, México,
3' ed., Editorial Porrúa, México, 1959, pp. 11-13; Estudios de Filosofía del Derecho (publicados
juntos con la Filosofía del Derecho de G. Del Vecchio}, 3' ed., U.T.E.H.A., México, 1945,
tomo J, pp. 28. 36, 37, 304-330; Los temas de la Filosofía del Derecho, en /Jersllutit'a bistárica
y visión de [uturo, Ed. Bosch, Barcelona, 1934, pp. 11·18; Nueva Filosoíia de ln ímerpret acián
del Dererbo. Colección Dianoia, Centro de Estudios Filosóficos, Univ. Nac. Autón. de México,
Fondo de Cultura Económica, México, 1956. En esos cuatro libros míos trato con mayor exren-
sión los temas 'apuntados en el texto.
OTRAS DISCIPLINAS S()BIIE rt. nERToCl/O sal
La otra meditación. a la (fue se consagra básicamente la Filosofía, es la estima-
tira: es decir, el estudio sobre los criterios situados más allá y por encima de las
normas positivas, para el enjuicimiento de éstas; y de los cuales, consiguientemente.
se recogen directrices para la corrección, p:ua la reforma y para la reelaboración
progresiva del ordenamiento jurídico positivo. Es, en definitiva. la investigación so-
bre la idea de la justicia y los valores por ésta implicados. la investigación sobre
el tema conocido tradicionalmente con la expresión de "Derecho natural",
La Historia del Derecbo. al igual que la Ciencia Dogmática o Técnica del De-
[echo. se Qrupa del derecho positivo. pero del Derecho positivo no vigente. del
que estuvo vigente en el pasado pero ya no lo está. Precisamente por esto, aunque
estudia Derecho positivo, como quiera que éste y,1 no esui vigente, lo estudia desde
un punto de vista diferente del adoptado por la Ciencia Dogmática o Técnica del
orden jurídico vi.~ente, A diferencia de: ésta, la Historia cid Derecho no tiene
ningún propósito práctico, es decir, no estudia unas normas positivas para sacar
de ellas consecuencias con las cuales dirimir los conflicto... que la vida social plan-
tea. Por lo tanto. la Historia del Derecho no tiene (jllC zanjar las contradicciones
que se puedan dar entre dos o más normas, no tiene que llenar los vacíos o lagunas.
porque el Derecho que estudia ya no está vig:ente: contempla las normas tal y como
fueron formuladas, pero ya no opera con esas normas, p:lra dictar sentencias.
Veamos ahora en qué consiste la Sociologia del Derecho, cuál es su objeto,
y cuál es su punto de vista.
Ahora bien, el Derecho, que para el jurista apuece como un conjunto de sig-
nificaciones normativas y que es estudiado como tal por la Ciencia jurídica senm
strictu, en cambio, ante el punto de vista sociológico se presenta como un becbo social,
como una forma colectiva real en sus vinculas de causalidad interhumana. Desde el
punto de vista de la consideración sociológica, el Derecho aparece como un hecho
social, que es efecto de otros hechos sociales. y (Iue se halla en interacción con otras
forma s colectivas; y, además, una \'CZ p constituido, el Derecho aparece como una
fuerza social que actúa ;1 modo de factor configuranrc de la colectividad y (¡ue F"?'
duce efectos sobre otras manifestaciones de la vida social.
Ya el gran sociólogo francés Emilio Durkheim había definido los temas de la
Sociología del Derecho, diciendo gue ésta debe invcstip:u: 1':', cómo las reglas jurf.
dicas se han constituído real y efectivamente. es decir. las Causas que las han susci-
tado, y las necesidades que tratan de satisfacer: y :2':'. la manera como funcionan en la
sociedad."

o.-EL DERECHO COMO HECHO SOCIAL. TEMAS DE LA


. SOCIOLOG1A DEL DERECHO
Acabo de mostrar que el Derecho, aparte de ser un conjunto de significaciones
normativas, es también, desde otro punto de vista, un conjunto de fenómenos que
se dan en 1<1 realidad de la vida soci a 1.
En efecto, el Derecho en su producción, en su desenvolvimiento, en su cumpli-
miento espontáneo, en las transgresiones que sufre, en su aplicación forzada, en sus
proyecciones prácticas, se muestra como un conjunto de hl':chos' sociales.

:'l Cfr. DI'RKHP.I),( (Emile), L~fO'IJ de Sociologie: PbJriqu~ dn Mot'fln t'1 dJl tsroit, Avant
Propos de Hüwyin Nail Kubali, Introducnon de Georges Ravy, Presses Universitaircs de Franco,
Pari~. 19~O.
582 EL DERECHO COMO HECHO SOCIAL

Hay gentes que dictan leyes, reglamentos, sentencias, etc. Todas esas cosas no
son actos de la vida individual. Son hechos sociales.
Hay también hombres que conciertan sus voluntades para determinar de ese
modo las normas que han de regir su conducta recíproca, p. e., mediante contratos.
Vemos que las gentes se afanan, en sus movimientos políticos, por la configu-
ración del Derecho en un determinado sentido. En esos procesos sociales encaminados
a la gestación y desenvolvimiento del Derecho pesan o influyen: las tradiciones de
unos determinados modos colectivos de la vida; las necesidades presentes; las creen-
cias religiosas; las convicciones morales; las ideas políticas; los intereses económicos;
las representaciones colectivas que los hombres tienen de la nación, de la región, de
la aldea, de la humanidad; los sentimientos familiares; los sentimientos colectivos
de reparación, de esperanza y de preferencia de que están animados, etc. Por lo tan-
to, todos esos fenómenos constituyen también hechos sociales.
Hay hombres que obran por su voluntad de determinada manera y no de otra,
precisamente porque el Derecho positivo vigente prescribe aquella conducta. Con eso
practican modos sociales de comportamiento'.
Gracias al Derecho, muchas personas' pueden realizar actos que serían incapaces
de cumplir, si tuvieran que contar exclusivamente con sus propias fuerzas 'naturales.
Por ejemplo: envían dinero a países lejanos mediante un cheque o una transferencia
bancaria; un teniente domina sob~e una compañía; un agente de tránsito detiene la
circulación; el propietanq de un terreno lo es aunque no esté asentado materialmente
en él; etc. En todos esos hechos, y en la innúmera multitud de otros similares, nus
hallamos con actos humanos que producen determinados efectos no por sí mismos,
sino en virtud de una organización jurídica.
Hallamos también el ingrediente jurídico efectivo, sólo que en otra forma, en
aquellas conductas ilegales, cuyos autores están dominados por la preocupación de
eludir las consecuencias que el Derecho prescribe para tales comportamientos.
En todos los aspectos presentados por las consideraciones anteriores, quedan cla-
ras dos cosas: A) El Derecho, que en un determinado momento, constituye el rC 4

sultado de un complejo de factores sociales. B) El Derecho, que desde un punto


de vista sociológico es un tipo de hecho social, actúa como una fuerza configurante de
las conductas, bien moldeándolas, bien interviniendo en ellas como auxiliar o como
palanca, o bien preocupando en cualquiera otra manera al sujeto agente.
Consiguientemente, cabe asignar dos series de ternas a la Sociología del Derecho:
l. El estudio de cómo el Derecho en tanto que hecho representa el producto de pro-
cesos sociales. 2. El examen de los 'efectos que el Derecho ya producido (de cualquier
índole que sea) causa en la sociedad. Estos efectos pueden ser de varias clases: po-
sitivos, de configuración de la vida social; negativos, es decir, de fracaso; de inter-
ferencia COn otros factores (económicos, religiosos, etc.) , produciendo combinacio-
nes muy diversas, e imprevistas algunas veces; de reacción, contribuyendo a formar
corri~ntes adversas 'contra las normas vigentes, para derogarlas y sustituirlas."¡

t Aparte de las obras ya citadas y de las que se mencionan después, puede verse en mate-
ria de Sociología del Derecho los siguientes trabajos: SENIOR (Alberto). Lo Social' C01l10 (01:-
tenido del Derecho, en "Rev. Mex. de Sociología", 1, NY 1; BARRAGÁN (René}, Ensayo de 1171a
Il eterminacián Sociotágica del Derecho, en "Rev. Mex. de Sociología", 11.. NI! 2; PoJible¡ Con-
t-osidos Sociales de la Forma Jurídica, en "Rcv. Mex. de Soc.", 11, NI' 3; RODRÍGUEZ DE L ..\ VEG,"
(Vinicio), Ei Ensayo Sociolágiro.luridico de Norisza JGralyet'itcb, en "Rey. Mex. de 50c:',
SOClOLOG1A y SOCIOGRAFlA DEL DERECHO 583

Las dos series de estudios enunciadas en el párrafo anterior pueden desenvol-


verse de dos maneras: o bien como monografía descriptiva respecto de determinada
situación; o bien como un estudio sociológico general. Se trata de la diferencia entre
los estudios sociográficos y los propiamente sociológicos. Así Como cabe una Histo- I
tia general sociográfica, cabe también una Histeria sociográfica del Derecho. Pero I
cabe también una Sociología general del Derecho que estudie los fundamentos, el I
proceso de gestación y de desarrollo sociales del Derecho, así como la reversión so-
cial de éste, es decir, sus efectos sobre la colectividad. considerando todos esos fenó-
menos en sus tipos y regularidades principales.
Como investigación sociológica general, la SOCiología jurídica no versará sobre
la sucesión de acontecimientos singulares en un determinado proceso histórico con-
creta, sino que estudiará en términos generales la realidad social del Derecho, anali-
zando la disposición y el funcionamiento de los f~ctores que intervienen en su gesta-
ción y en su evolución. No se ocupa, como lo hace la Historia, de relatar en su indi-
vidualidad y en su sucesión los hechos que han pasado, sino que estudia el funciona-
miento de los tipos de mecanismos productores de esos hechos; estudia las constela-
ciones típicas de factores que influyen en la génesis y en la configuración del Derecho;
estudia las formas y los complejos sociales en los cuales y para los cuales surge el
Derecho; la relación en la realidad social entre el Derecho y los otros contenidos de
la vida (religiosos, científicos, filosóficos, técnicos, económicos, sexuales, etc.).

3.-TIPOS DE NECESIDADES SOCIALES QUE EL DERECHO


TRATA DE SATISFACER
Antes de estudiar la mecánica de' producción del Derecho, lo cual haré en los
epígrafes siguientes, voy ahora a analizar los tipos de necesidades sociales que el
Derecho trata de satisfacer.
11, N'1 4; NAROI·GRECO (Nardi), Sociología f,iuridica, 1907; VACC.... RO (Michelangelo), Le b<JJi
del diriuo e dello stato, Tucín, 1893; POST (A. H.), Der UrJpruIlg des Recbts, Oldenburg. 1876;
Busteine fiir eine allgemeine Recbtswissenscbait, Oldenburg, 1880; Die C,.undlagen des Rerbtes
und die Grltlldziif,e seiner Enlwic/ulunf,Jgeschichle, Oldenburg, 1884; GIERK2 {Otro}, Da."
deutscbe Genossenscbaitsrecbt, Berlin, 1868, vol. 1; KOHLER (Josef) , Recbtspbitosopbie und
Universalrecbssgescbicbte, 6' ed., Leipzig -hay trad. de José Castillejo', Pitosoiía del Derecho e
Historia Universal del Derecho, Madrid, 1910; EHRLiCH (Eugen), Grund/egunlf der Soziologie
des Recbtes, Munich y Leipzig, 1913; HORVATH (Barna), Recbsssoziologie, Berlín, 1934; JERl:-
S:\LEM (Franz W.), Sociologie des Recbtes. jeoa, 1925; BaUGEILLES. Le Droit el /a Sociologie.
Paris, 1910; CARDOZO, The Growtb 01 tbe LaU', Yate University, Press. 1924; POUND (Roscoe}.
Sociology 01 Lau-, en Twensietb Cel1lnry Sociology, Edited by Georges GURVITCH and Wilhert E.
MOORE, The Philos. Library, Nueva York, 1945; GURVITCH (Georges), Elémems de Sorioíogie
j¡¡ridiqllt', Paris. 1940 -hay tred. casto de Angela Romera Vera, Rosario, 1945; MOR.UF.S (Eva-
risto), O problema de una Sociologio do Direito, Preitas Bastons, Río de janeiro. 1950; TULES
JUNIOR (Gofftedo), A Criacao do direito. Sao Paulo, 1953; LINS (Mario), Thc Sf)ci%x.;cal
Fonndation 01 Law, Istambul, 15th Intemational Congress oí Sociology. 1952; GEIGER {Tbcodor}.
Vorstndien zu einer Soziologie des Recbtes, Acta jutlandicn, Aarsskrift íos Aarhus Universitet,
Copenhague, 1947: HILDEBR .... ND (R.), Rechl und Sine aul den primitiveren wirsscbaitlicben Kul-
110'Jlllfcll, 2' ed., jena, 1907; VANDERB1LT (Arthur T.), Men and MeaJuye.r in tbe Law, Knopf,
Nueva York, CA1RNS (Huntington}, Law and Ihe Social Sciences, Hercourt-Brace. Nueva York,
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(;0 "Columbia Law Review, 51, enero. 1951; C I-lN (Edmond N.), Social MeaninR 01 Let.:!l
Concepts, New York, Univ. Press. 19'50; MAC Ls N y ESTENOS (Roberto), Derecho y Sociedad.
en "Cuadernos de los Institutos", Universidad Nacional de Córdoba, N9 4, 195R; INSTlTl:TO Dr.
}:-':Vr:STI(";.A,CIONrS SOcr."LES DI:: LA UNIVERSID....D NACION.... L AUTÓNOMA DE MÉXICO, Estudios
Sodolágicos: SrJ(iolo,~ía del Derecbo. Octavo Congreso Nacional de Sociologfn. México, 19'57
,. 19"\9; SC.... RO (Emile), Consideraciones acerca del Derecho de Clase. en "Rcv. Mex. de Snc."
XX. l. 195R.
NECESIDADES SOCIALES SATISFECHAS POR EL DERECHO

A) Resolución de los conflicto! de intereses


Cada persona tiene una multitud de deseos que anhela satisfacer. Como dice' el
refrán, cada quién desea poco menos que la tierra entera. Pero mientras que los Seres
humanos son muchos, en cambio, solamente hay una tierra. Así, los deseos de cada
uno, esto es, los intereses de cada cual frecuentemente caen en competencia o incluso
en conflicto con los deseos de sus prójimos. Hay competencia y conflictos entre los
intereses de 105 varios seres humanos. En este sentido se entiende por interés, la de-
manda o deseo que los seres humanos tratan de satisfacer, bien individualmente, bien
a través de grupos y asociaciones, bien en sus relaciones con los demás. Como la sa-
tisfacción de todos los intereses de todos los seres humanos no es posible, por eso
hay competencia entre los hombres en cuanto a sus varios intereses concurrentes; y esa
competencia da origen muy a menudo a conflictos. e
En principio no hay más que dos procedimientos para zanjar los conflictos de
intereses: o bien a la fuerza -c-trjunfo de quien sea más fuerte, por su vigor muscular,
o por las armas que tenga, o por su astucia-, o bien una regulación objetiva (es
decir, que no derive de ninguna de las partes en conflicto, sino que sea impuesta a
ellas por un igual) la cual sea obedecida por los antagonistas.
Las normas jurídicas positivas representan precisamente la adopción del segundo
tipo de procedimiento para resolver los conflictos de intereses, es decir, el omino
de una regulación objetiva, que se imponga por igual a las ,partes en oposición,
con el fin de evitar que sea la fuerza la que decida tales conflictos.
Para zanjar los conflictos de intereses entre los indrviduos -o entre los grupu:s,
el Derecho positivo obra de la siguiente manera:
A) Clasifica los intereses opuestos en dos categorías: 1, intereses que merecen
protección; y 2, intereses que no merecen protección.
B) Establece una especie de tabla jerárquica en la que determina cuáles intereses
deben tener prioridad O preferencia sobre otros intereses, y los esquemas de posible
armonización o compromiso entre intereses parcialmente opuestos.
e) Define los límites dentro de los cuales esos intereses deben ser reconocidos
y protegidos, mediante preceptos jurídicos que sean aplicados congruentemente por
la autoridad judical o por la administrativa, en Caso necesario, es decir, en caso de
que tales preceptos no sean espontáneamente cumplidos por sus sujetos.
D) Establece y estructura una serie de órganos O funcionarios para: a) declarar
las normas que sirvan como criterio para resolver los conflictos de intereses (poder
legislativo. poder reglamentario); b) desenvolver y ejecutar las normas (poder eje-
cutivo y administrativo); y e) dictar normas individualizadas -sentencias}' resolu-
ciones- en las que se apliquen las reglas generales (poder jurisdiccional).
En la realización de dichas tareas (esto es, en la clasificación de los intereses,
la determinación de los límites dentro de los cuales algunos intereses merecen pro-
tección, la especificación de las prioridades y preferencias de unos intereses sobre otros,
y la formulación de esquemas de compromiso o armonización entre intereses contra-
rios), operan muchos y variados hechos sociales. El modo de cumplimiento concreto
de esas tareas está influído por una serie de varios factores sociales.
Así', los conflictos concretos de intereses y su solución dependen de cuales sea.n
las situaciones sociales en que tales antagonismos surgen. Dependen de las nece-
s Cfr. Potrrcu (Roscoe), Social Control Tbrougb Loo, Yale University Press, 1942.
RESOLUCION DE LOS CONFLICTOS DE INTERESES

sidades que las gentes sientan. Dependen de la mayor o menor abundancia de medios
naturales O técnicos para la satisfacción de esos deseos. Dependen de las creencias
o convicciones sociales vigentes sobre lo que es justo, sobre lo que es decente y sobre
lo que es honesto. Dependen de la influencia que las ideas y los sentimientos reli-
giosos ejerzan sobre tales convicciones. Dependen de la acción de las tradiciones
tengan sobre tales creencias. Dependen de la intensidad mayor O menor con que las
gentes anhelan un progreso. O de la fuerza mayor o menor con que se sientan adhe-
ridas a los modos del pretérito. Dependen de las aspiraciones colectivas <lue vayan
prendiendo en el ánimo de la mayor parte de las gentes. Dependen de los peligros por
los que las gentes se sientan más inminentemente amenazadas, a la defensa contra los
cuales estén dispuestas a sacrificar otros deseos. Dependen de la respectiva influen-
cia que sobre la vida nacional ejerzan los varios estratos o clases sociales. En suma,
las pautas que se establezcan para la resolución de los conflictos de intereses de-
penden de una muy variada multitud de factores sociales, entre los cuales hay
factores de la naturaleza, hay factores espirituales, hay factores económicos, hay fac-
tores de situación y de dinamismo colectivo, hay factores políticos. Y entre todos
esos factores hay que distinguir entre aquellos que son los problemas que nacen
de determinadas realidades sociales, tal y como ellas SOI1 en '1In momento determi-
nado/ por una parte, y factores que consisten en fuerzas dinámicas propulsora! de
cambios sociales, por otra parte, p. e., ideales, aspiraciones y tendencias.
Todos esos factores actúan sobre la mente y la voluntad de quienes hacen el
Derecho: legislador, funcionarios administrativos, entes colectivos (en la medida
en que ellos fabrican auténomemente sus propias reglas para su vida interior),
particulares (quienes en uso de la competencia que se les conceda elaboran normas
contractuales) y jueces.
La tarea del orden jurídico consistente en reconocer, delimitar y proteger efi-
cazmente los intereses reconocidos, nunca llega a terminarse definitivamente, sino
que, por el contrario, está siempre en curso de reeIaboración. Es así, porque los
intereses hoy no reconocidos siguen ejerciendo_ constantemente una presión para
obtener mañana el reconocimiento que ayer no consiguieron. Los intereses hoy
reconocidos sólo parcialmente se esfuerzan por ampliar el ámbito de su protección.
Viejos intereses reconocidos en el pretérito, al cambiar las circunstancias, al mo-
dificarse las realidades sociales, pierden volumen e intensidad, o pierden título
razonable para seguir siendo protegidos. Al correr de los días, surgen nuevos
intereses, aparecen nuevas demandas, que presionan al legislador, al gobierno o a
los jueces. Al transformarse las realidades sociales, resultan a veces modificadas las
relaciones entre los varios intereses concurrentes; y sucede que esa modificación
afecta a las consecuencias que se siguen de aplicar los criterios de valoración para
.el reconocimiento de los intereses y para la recíproca delimitación de éstos,"
Por otra parte, suele acontecer con frecuencia que .la solución dada por el.
legislador, o por el gobierno, o por los jueces, a determinados tipos de conflictos,
al ser llevada a la práctica, produce resultados contrarios a los que se quedan,
o se muestra como ineficaz, lo cual plantea tanto al legislador como a los tribu-
nales el problema de rectificar los criterios antes establecidos.
Los órganos del Derecho (legislador, gobierno, jueces) se hallan también
.ante el conflicto entre las fuerzas sociales que desean conservar lo que ellas llaman
6 Ibid.
586 RESOLUClON DE LOS CONFLICTOS DE INTERESES

el orden social, el cual suele ser una especie de cuadro idealizado del orden del
pretérito, por una parte, y por otra parte, las fuerzas que pugnan por establecer
un nuevo orden social más de acuerdo Con' las necesidades del presente y con las
tareas a cumplir en el próximo futuro, y con las exigencias de la justicia.
Nótese que el Derecho trata de resolver o zanjar los conflictos de intereses
no de un modo teórico, sino de una manera práctica eficaz, es decir, de tal manera
que la solución que él da' a tales conflictos sea cumplida necesariamente, forzosa-
mente. Es decir, el Derecho impone sus soluciones, sus pautas, sus normas, de
un modo inexorable, irrefragable, sin admitir la posibilidad de rebeldia. O expre-
sado con otros términos, las normas jurídicas 50n coercitivas, no admiten en prin-
cipio libertad de dejarlas incumplidas; en caso de rebeldía, son impuestas, si fuese
menester, mediante la violencia Física. Por eso el Derecho es dictado y aplicado
por la organización social que quiere ser más fuerte que todas las más fuertes,
puesto que sus decisiones deben ser impuestas no s610 a los débiles, sino incluso a
los más fuertes" es decir, el Derecho es dictado y aplicado por el Estado, el cual
sociol6gicamente se define como la organizaci6n política que intenta' crear un po-
der capaz de imponerse a todos, incluso a los más Fuertes."
Que el Derecho sea dictado y aplicado por el Estado no quiere decir que
los contenidos del Derecho sean siempre efectivamente elaborados por los órganos
del Estado. Quiere decir -meramente que los contenidos de las normas jurídicas, los
cuales pueden ser elaborados no s610 por los órganos del Estado (legislador, go·
biernc, jueces) S:!10 también PO! 1?_ sociedad -!10rm:H: ronsuetudinarias-c-, por
los particnlares -c-normas contractuales-, por los entes colectivos -es.tatutos-)
son aceptados como Derecho por el Estado, es decir, por los órganos de éste, los
cuales hablan en su nombre."

B) Organización del poder politice


Acabamos de ver que el Derecho, para zanjar los conflictos de intereses, nece-
sita no solamente un criterio para resolver tales conflictos. sino que además necesita
estar apoyado por el poder social que quiere ser más fuerte que todos los demás
poderes sociales, es decir, por el poder político. o sea por el Estado. Ahora bien,
el Derecho satisface también la necesidad de organizar este poder político, esto es, el
poder del Estado," El Derecho precisamente organiza la serie de órganos campe·
ten tes que hablan y actúan en su nombre.
Desde un punto de vista sociológico, en uno de sus aspectos, el Estado consiste
en una diferencia entre gobernantes y gobernados, entre los que ejercen la autori-
dad jurídica y los que están obligados y forzados a obedecerla. 10 En este aspecto el
Estado es un grupo de funcionarios con características especiales --<J.ue no es del
caso definir aquí- los cuales elaboran representaciones y voliciones que obligan
a la colectividad. Ahora bien. si por una parte el Derecho positivo vigente es
realmente tal Derecho positivo vigente de un modo efectivo porque: lo apoya
.. Cfr. RECA.sí'NS SICHF.S (Luis), Tratedo G'eneral de Filosoiin dd Derecho. Edit. Porrúu.
Mé-oco, 195Y, pp. 187·192. 340·342.
8 Cfr. ob, cit. en la nota precedente, pp. 288·299.
o Cfr. RUSSELL (Bcrtrand), El Poder en lo! Hombre! )' en lo! Pueblos, trad. de -1. Echd-
varri, Edit. Losada, Buenos Aires. 1939. ,
10 Cfr. Dl;ltKHEIM (Emilc), ob. cit, en la nota N'" 3, pp. 52, 61 }' ss.
ORGANIZAClON DEL PODER POLlTlCO 587

el poder del Estado, por otra parte, acontece que el poder del Estado está orga-
nizado y ungido por el Derecho, o, dicho con otras palabras, el Derecho es uno
de los ingredientes más importantes del poder del Estado. En efecto, el poder del
Estado se apoya sobre una serie de hechos sociales; es poder estatal, precisamente
porque es el resultado de los poderes sociales más fuertes; pero, a su vez, el Dere-
cho da al poder del Estado su título de legitimidad y su organización.
En cierto aspecto el poder del Estado consiste en la obediencia habitual que
recibe por parte de sus súbditos. Pero precisamente la obediencia habitual de las
gentes se produce por virtud del Derecho, porque el Derecho se presenta como lo
legítimo, y de ese modo produce la organización de esa obediencia habitual. En
efecto, el Derecho es la objetivación social que produce la regularidad de las actitu-
des recíprocas entre gobernantes y gobernados. Sin esta organización jurídica de las
actitudes, el poder social supremo, es decir, el poder estatal, resultaría inconcebible,
sería solamente algo casual, fortuito, dependiente de las circunstancias de cada
momento. Es decir, el poder del Estado, el cual por una parte es la fuente formal
del Derecho, no puede surgir sin el Derecho. El Derecho es la forma del poder
estatal, es su organización, y es la forma que le da estabilidad, regularidad, perma-
nencia. El poder no es más que la probabilidad de que una actitud humana -la
actitud de quienes emiten unos mandatos- influya sobre la actitud de otras gentes
-en este caso, la actitud de los destinatarios de esos mandatos. Ahora bien, el
Derecho, apoyado por el Estado, cuenta con la probabilidad de que los destinara-
rios de sus normas las cumplan, y si no es así en caso contrario, con la probabilidad
de que otras gentes, a, saber, los funcionarios del Estado, impondrán una coacción
sobre los incumplidores de las normas jurídicas. Así, el poder del Estado cuenta
con esas probabilidades; es poder del Estado, precisamente porque es un poder ju-
rídico, porque es la expresión del Derecho, y porque está organizado por el Derecho}!
El Derecho es la forma organizadora del poder estatal. Esta organización se
efectúa por medio de la concentración de los poderes individuales -el Estado
constituye el monopolio del uso de la fuerza-; y por medio de la distribución
de funciones -el Estado representa un reparto de competencias entre sus órganos.

C) Legitimación del poder político


Apunté ya que el Derecho no sólo. organiza el poder político; además lo
legitima. A este respecto observa Francisco Ayala que "en el Derecho el puro
acto técnico de la dominación del hombre por el hombre queda cohonestado, ingre-
sando en la esfera de los valores espirituales: el Derecho legitima al poder político
en cuanto que lo organiza según criterios de justicia. El valor justicia es, pues, en
términos absolutos, el principio de legitimación del orden político-social, lo que ha-
ce de él un orden jurídico. Eso, en términos absolutos, y desde la perspectiva del
Derecho mismo. Mas, como la sistematización en que éste consiste tiene carácter his-
tórico y está respaldada en último término por aquella estructura de poder que ella
viene a organizar jurídicamente, el ingreso del hecho técnico de la dominación en la
esfera espiritual se cumple, no en la invocación directa de la Justicia según sus
11 Cfr. HORVATH (Barna), ob. cit, en la nota N'1 4, 'Y además: Sociologie ]ul'idique el
Tbéorio Processuelle du Droit, en "Archives de Philosophie du Droit et de Suciologie JllriJique".
,~. annéc, N'" 1·2.
588 LEGITIAI.1CION \' L1,\llTAC/ON DEL PODER POLTTICO

concepciones abstractas (que ya supone de por sí una actitud cultural contingente•


a saber, la actitud racionalista), sino en la intuición directa de lo espir.itual a partir
de una determinada conexión de realidad. Así, los principios de legitimación del
poder aparecen funcionando al mismo tiempo como principios inmediatos de la
organización del Derccho't.w

O) Linntorion del poder púlíliro


La organización del poder por medio del Derecho implica una [imitación de
ese poder. En efecto, un poder no organizado, no sometido a determinadas formas,
no especificado en una serie de competencias, seria un poder que llegaría tan lejos
como llegase la influencia efectiva que ejerciera en cada momento sobre sus súbdi-
tos. La existencia de ese poder no organizado y su alcance en cada momento depen-
derían exclusivamente "de cuál fuese la influencia qtH: de hecho ejerciese en cada
instante en la conducta de las gentes sobre las cuales tratase de imperar. El
alcance de tal poder no estaría limitado nada más que por los límites de su propia
fuerza: llegaría en cada instante hasta donde lleg'ase esa fuerza; en ocasiones sería
tal vez abrumador, y carecería de "límites; otras vece:" cuando fallase total o parcial.
mente su influencia efectiva, o llegarla a no existir en aquel momento, o su alcance
vendría a ser muy corto cuando fallara en parte. La organización jurídica del poder.
como ya se expuso, dota a éste de una mayor estabilidad, de una mayor regularidad;
pero al mismo tiempo limita el alcance de ese poder, porque tal alcance estd dct'i-
nido, determinado," delimitado por el Derecho, y, consiguientemente, no puedc Tr
más lejos de lo establecido en el Derecho, en tanto quiera permanecer como poder
jurídico y no quiera intentar ser un poder arbitrario.
La limitación del poder trae como resultado el reconocimiento y la protección
de la libertad, tanto de los individuos como de los grupos sociales. La libertad
jurídica consiste precisamente en la ausencia de una coacción que imponga un de-
terminado tipo de conducta, en ciertos aspectos o circunstancias de la vida, :HI:'¡CIl-
cia que por lo tanto determina <-]ue el individuo -o el grupo- quede COIl un
determinado ámbito de franquía para hacer lo que guste, para hacer O no hacer
una cosa, o para hacer otra. La libertad jurídica se piensa principalmente como un
estar libre de la intromisión de los poderes públicos dentro del campo que se
reputa como debiendo pertenecer a la decisión de la persona. La libertad jur idict
consiste en un estar exento de interferencia por parte de los poderes público,", (.'11
determinadas esferas de la conducta, por ejemplo, en las esferas: consnruíd», por
los derechos y libertades fundamentales del hombre. Toda limitación de los pode-
res públicos llevada a cabo por el Derecho constituye, explícita o implícitamente.
el reconocimiento y la protección de una esfera de libertad. En algunos regímenes.
en los regímenes de los países verdaderamente civilizados de Occidente, el poder
estatal está limitado, entre otras barreras jurídicas, por el reconocimiento y protcc-
ción de los derechos individuales, democráticos y sociales del hombre. En" otros
regímenes, tales derechos no están totalmente reconocidos ni protegidos. Pero donde
quiera que el poder del Estado está organizado )' limitado jurídicamente, las lirui-
raciones puestas a. dicho poder representan un ámbito de libertad -suficientt;.· o
insuficiente según los diversos casos- para los individuos.

1:: Cfe. AVALA (Francisco), ob. ÚJ. en la nota N' 4, p. 420.


/f,TERESES PROTEGIDOS POR EL DERECHO 589

4,-LOS PRINCIPALES TIPOS DE INTERESES QUE DEMANDAN


PROTECCION JURIDICA
La variadisima multitud de intereses que demandan protección jurídica podría
reducirse a dos tipos principales: intereses de liberted -estar libre de interferen-
cias, de obstáculos, de ataques, de peligros, en una serie de aspectos de la vida
material y espiritual, individual y social-; e intereses de cooperación -obtener
la ayuda o asistencia de otras personas, individuales o colectivas, privadas o públi-
cas, para la realización de varios fines humanos, que no pueden ser cumplidos, o
que al menos no pueden ser cumplidos suficientemente sin dicha- colaboración.
A estas dos categorías, libertad y cooperación, se reducen todos los variadi-
simas intereses humanos que demandan protección jurídica. Podría decirse que
el Derecho actúa a veces como tapia o cerca} que defiende el ámbito de la libertad
contra indebidas intromisiones, y otras veces corno visagra o engranaje! que articula
en obra de colaboración las actividades de dos o más individuos.
Pero a quienes deseen obtener un cuadro más detallado de los varios tipos concretos de
intereses humanos que claman por protección jurídica, tal vez sea oportuno ofrecerles un resu-
men de la clasificación más detallada que de esos intereses hace Roscoe Pound.ve
A) ¡ ntereses ;ndit¡iduale.r, los cuales comprenden los relativos a la personalidad (vida, inte-
gridad corporal, salud. libertad frente n la coacción y el engaño, libertad de domicilio, libertad
de locomoción; libertad de contratación, libertad de creencia y de opinión, libertad de trabajo,
reputación, etc.). Pero cada uno de esos intereses tropieza a veces con otros intereses también
reconocidos, y, por lo tanto, requiere limitación. Así, por ejemplo, los intereses de libertad de
contratación y de trabajo caen en competencia con las demandas de los obreros, mantenidas por
los sindicatos. De tal guisa, se han planteado problemas difíciles, tanto para el legislador como
para los tribunales de justicia. Entre los intereses individuales figuran también los concernientes
a las relaciones familiares (de ambos esposos, demandando que los extraños no se interfieran
en la esfera de sus relaciones; de un esposo frente al otro; de los hijos frente a los padres y de
los padres frente a los hijos; etc.}. Pertenecen también al grupo de los intereses individuales las
dem.mc..s o deseos de carácter económico (propiedad; cumplimiento de contratos; etc.}.
R) Intereses p,;blicos, por ejemplo, los intereses del Estado en tanto que tal, es decir, en
tanto que la organización política puede tener determinadas necesidades.
C) Intereses sociales. por ejemplo la paz y el orden, la seguridad general (la cual com-
prende también 1:1 seguridad en la eficacia de todas las normas jurídicas), el bien común (la
interpretación del cual plantea graves problemas cuando parece entrar en competencia con ciertos
intereses individuales, algunos considerados superiores al bien común, pero otros tenidos por
inferiores ;1 éste), progreso y difusión culturales, decencia pública, conservación de los recursos
sociales. existencia de un orden social que provea a todos con oportunidades en todos los cam-
pos. etc.

5.-EL DESEO DE CERTEZA Y DE SEGURIDAD COMO MOTIVACION


DEL 'DERECHO POSITIVO, y LA NECESIDAD DE CAMBIO
Mediante el Derecho positivo los hombres tratan de asegurar la realización de
los valores cuyo cumplimiento consideran indispensable en la vida social. Como
este libro es un tratado de Sociología y no de Filosofía del Derecho, no puedo
entrar aquí en el estudio de los valores que deben inspirar al Derecho.> Tengo
13 Cfr. POUND (Roscoe) , ob, cit. en la nota NI' 5, pp. 69-78,
14 Cfr. RECASÉNS SICHES (Luis), Tratado General de Pilosoiía del Derecho. Edit. Porrúc.
1959. pp. 220-226, 367-384, 461-478, 497-547. Nueva Filosoiia de la Interpretación del Derecho,
Colección Dianoia, Centro de Estudios Filosóficos, Universidad Nac. Aut. de México, .Fondo de
Cultura Económica, México. 1956.
590 CERTEZA Y SEGURIDAD

que limitarme a mostrar que todo orden jurídico positivo en general, y cada norma
jurídica en particular. se inspiran en determinadas valoraciones, esto es. tratan de
proteger efectivamente lo que los hombres de una cierta sociedad consideran como
justo. y todos los demás valores implicados por esa concepción de la justicia.
Ahora bien, en tanto que la protección y la realización de esos valores se in-
tenta mediante el orden jurídico positivo. con ello se trata de obtener alguna certeza
y alguna seguridad respecto de que una serie de relaciones sociales quedarían regu-
ladas de un modo definido y que tal regulación será garantizada efectivamente.
Así pues, resulta que, aunque el Derecho positivo se inspira en valores de
contenido (p. e., justicia, bien común, etc.) , y se considera que está justificado
en la medida en que cumpla las exigencias de tales valores hasta donde sea
humanamente posible, no obstante, el Derecho nace originariamente en la vida hu-
mana para colmar una urgencia de certeza y seguridad en determinadas relaciones
sociales, que son reputadas de máxima importancia.
Nótese que, desde un punto de vista formal, el Derecho no es 1111 fin, sino
que es un medio espocial, del que se sirven los hombres praa asegurar la realización
de ciertos fines, que reputan de urgente e indispensable cumplimiento. Entre los
múltiples quehaceres individuales y colectivos que se proponen los hombres de
una determinada sociedad, hay algunos que son reputados por éstos cama nece-
sacios, de ineludible realización, mientras que otros quehaceres, aunque sean con-
siderados como importantes, son dejados a la libre iniciativa de los individuos
}' los grupos. Los primeros, es decir, los fines reputados como de indispensable
cumplimiento. son perseguidos mediante el Derecho, eS decir, son convertidos en
cont~nido de una norrnación coercitiva, de imposición inexorable, precisamente para
establecerlos de modo cierto, y para asegurar de manera efectiva su cumplimiento.
La regulación jurídica es el medio especial con el cual se pretende dar certeza
y seguridad a la realización de unos determinados fines. Precisamente lo que el
Derecho tiene formalmente de Derecho -p. e., su nota de impositividad inexora-
ble- es lo que tiene de orden seguro, esto es, de cumplimiento garantizado.
El hombre no sólo experimenta el dolor de la inseguridad frente a la natura-
leza, sino que también se plantea análogo problema respecto de los demás hombres;
y siente la urgencia de saber a qué atenerse en relación con sus prójimos: la urgen-
cia de saber cómo se comportarán ellos respecto de él, y de saber qué es lo que él
debe y puede hacer frente a ellos; y precisa no sólo saber a qué atenerse sobre
lo que debe ocurrir, sino saber también que eso ocurrirá necesariamente; es decir,
necesita alguna certeza sobre determinadas relaciones sociales, y además seguridad
de que la regla se cumplirá a todo trance, porque, si fuese menester, habrá de ser
aplicada por la fuerza, esto es, inexorablemente.
Sin embargo, no debe entenderse esta función de certeza y seguridad en
términos absolutos. Por el contrario, hay que pensarla sólo con un alcance limi-
tado y relativo. Esto es así por las siguientes razones:
1 9 Aunque los hombres elaboran el Derecho positivo movidos por el deseo
de obtener alguna certeza y seguridad en determinadas relaciones sociales, lo que
les importa no es cualquier certeza y seguridad, sino precisamente certeza y scgu-
ridad en lo que entienden como pautas de justicia.
2'" Aunque el deseo de seguridad es uno de los afanes fundamentales de 1.1
vida humana, no es el único de éstos, sino que coexiste con otros 'deseos de tipos
de contrarios, tales (amo el anhelo de cambio, la aspiración de mejora y progreso.
SEGURIDAD Y CAMBIO 591
En efecto, sucede que si bien por una parte el Derecho sirve a un propósito
de certeza y seguridad, por otra parte sirve también a las necesidades suscitadas
por el cambio social y por los deseos de progreso. Así pues, el Derecho, por'
una parte pretende ser estable, mas por otra parte no puede permanecer invariable,
sino que, por el contrario, debe ir cambiando al compás de las nuevas circuns-
tancias y necesidades sociales. La seguridad perfecta equivaldría a la absoluta
inmovilidad de la sociedad. El cambio constante, sin ningún elemento y formas
estables, haría imposible la vida social.
ASl pues, aunque el Derecho se propone crear un orden cierto y seguro, hay
inevitablemente un margen de incertidumbre y de inseguridad en todo sistema
jurídico, para que éste pueda irse adaptando a los cambios de la realidad social,
y también para que pueda ir progresando en el sentido de un mayor acercamiento
a los valores que intenta realizar.
Ese margen de incertidumbre e inseguridad en el Derecho existe: A) A veces
y en alguna medida en cuanto al resultado del proceso jurisdiccional (judicial o
administrativo), en cada caso concreto. B) También en cuanto al hecho de que
la producción legislativa de normas jurídicas nunca cesa, sino que, por el contrario,
sigue siempre en movimiento, abrogando viejas reglas, substituyéndolas por otras
y dictando nuevas reglas.
Para comprender y explicar el proceso social de formación y de desenvolvi-
miento del Derecho, es preciso tener a la vista esos dos aspectos que acabo de
señalar: el hecho de que los hombres al producir Derecho tratan de dar certeza
y seguridad a determinadas relaciones interhumanas; y el hecho de que a pesar de
que el orden jurídico tiene una función estabilizadora de determinadas relaciones
sociales, sin embargo, no puede substraerse a las necesidades de cambio, suscitadas
por el cambio social, por el nacimiento de- nuevas necesidades, por la modificación
de antiguos menesteres, por la aparición de nuevas circunstancias.

6.-EL "DERECHO VIGENTE" COMO RESULTADO DEL PODER SOCIAL


PREDOMINANTE. EL "HECHO CONSTITUYENTE" COMO ORIGEN DEL
SISTEMA FORMAL DEL DERECHO VIGENTE
De modo directo e inmediato, el sistema del Derecho vigente en un determi-
nado pueblo y en un cierto momento, se apoya sobre un fenómeno de poder social.
Debajo del sistema jurídico-positivo hay, como cimiento de éste, un hecho de
poder, una re·alidad social, que, en la resultante de sus fuerzas, hizo nacer efecti-
vamente ese sistema de Derecho: el hecho constituyente, el poder constituyente.
No se malinterprete la observación que acabo de hacer en el sentido de que
el poder sea la fuente material del Derecho, muchísimo menos en el sentido de
que el poder, por el mero hecho de serlo, implique la legitimación de todos sus
mandatos. Por encima de la realidad bruta de los hechos, hay desde luego criterios
ideales, pautas axiológicas, principios éticos. Sólo esos principios o criterios pue:.
den servir como justificación intrínseca de las .normas jurídicas. Consiguicntcmcn-'
te, se puede y se debe juzgar los hechos, declarando legítimos o justos aquellos
que hallen fundamento en los. principios éticos, y tachando de injustos, de inde-
bidos> o incluso de monstruosos, aquellos otros hechos que constituyan una nega-
ción O una contradicción de los criterios de valor. El poder triunfante, por el
592 DERECHO VIGENTE, RESULTADO DEL PODER SOCIAl.

mero hecho de ser tal, no tiene necesariamente que ser considerado como bueno,
o como justo. Puede ser bueno y justo, si su conducta se amolda a los dictados
éticos. Mas, si, por el contrario, su comportamiento contradice aquellos princi-
pies éticos, habremos de considerarlo como malo o como injusto, aunque sea de
hecho el poder que prevalezca. Esto es verdad.
Pero es también verdad que una norma jurídica rige como vigente no por
razón de su justicia intrínseca, sino sólo cuando está efectivamente apoyada por el
poder social predominante, es decir, por el poder social que impera sobre todos
los demás, esto es, por el poder político efectivo. Lo que da justicia a un Derecho
es su concordancia con los valores, su adecuación a las pautas éticas. Pero 10 que
da realidad de orden vigente, de norma imperante efectivamente, a un Derecho, es
el hecho de que esté sostenido y apoyado por el poder social más fuerte. El mejor
esquema de Derecho ideal no obtiene vigencia simplemente por virtud de ser
muy valioso. La vigencia deriva del poder social que lo apoye y que, llegado el
caso, lo imponga contra los individuos remisos o rebeldes. No hay ninguna regla
jurídica que por virtud de su bondad intrínseca adquiera vigencia efectiva y sea
impuesta de un modo inexorable. Una regla jurídica se convierte en norma vigente,
cuando la apoya y la impone el poder social más fuerte.
Adviértase, por otra parte, que poder social no es sinónimo de fuerza bruta.
Nada de eso. Por el contrario, según expondré más adelante, todo poder social es,
en última instancia, un poder psicológico de influencia sobre las gentes. Y, por
le tanto, además, _en muchos 01:;0:;,_ 1a influencie qi..i~ las v-a10fal:i0ú.;-:o t:;tlúu t:11.1a
actitud y en la conducta de los hombres llega a constituir un ingrediente muy im-
portante del poder social.
Ahora bien, lo que importa subrayar ahora es el hecho de que la implantación
de las bases de un sistema jurídico-positivo se produce en virtud de un hecho
constituyente, por ejemplo: la fundación de un Estado; o, tras la ruina del régimen
anterior, mediante" un hecho revolucionario, la construcción de otro Estado nuevo,
que viene a sustituir al precedente.
Adviértase que si un sistema de ordenación jurídica no consigue ninguna
eficacia en la realidad, si no es apoyado por un hecho de poder como resultado
preponderante de las voluntades del pueblo, si no es aceptado y cumplido ordi-
nariamente por la inmensa mayoría de Jos ciudadanos, entonces esa ordenación
no puede ser considerada como Derecho vigente.
Lo expresado en el párrafo anterior se refiere a un sistema de ordenación
jurídica tomado en su conjunto; y no a la cuestión respecto de una cierta norma
singular, 10 cual constituye un problema diferente. Saber si" una determinada nor-
ma es o no Derecho vigente constituye una pregunta que debe ser contestada por
la Ciencia dogmática y técnica del Derecho positivo. Esta ciencia, para dar respuesta
a tal pregunta, operará: a) según los criterios lógico-formales que determinan si
esa norma en cuestión pertenece o no al sistema jurídico-positivo, es decir, averi-
guará si ha sido dietada o reconocida por el órgano que según ese sistema esta
autorizado para ello y dentro de la esfera de competencia de éste; y. b} según
los criterios de la interpretación, a la luz de la cual se esclarezca si una supuesta
norma. en apariencia vigente. es aplicable o 110 al caso planteado, y, si 10 fuese,
cu;íl es el alcance concreto que debe atribuírsele para dicho ,caso singular.
DERECHO VIGENTE, RESULTADO DEL PODER SOCIAL 593
\
Mas, por el contrario, si lo que se pregunta.no se refiere a la validez de una
norma singular, sino que se plantea la interrogación sobre la vigencia de la teta-
lidad del sistema de Derecho, entonces este problema no' puede ser resuelto acu-
diendo a criterios formales de lógica jurídica, ni tampoco a los esclarecimientos de
la interpretación, sino que tiene que ser solventado a la luz de la realidad social.
Es decir, un sistema de Derecho está vigente, porque se ha producido un hecho de
poder social que creó-sus bases, esto es, que creó su cimiento, y además porque
perdura el apoyo de ese poder."

7.-LA ACCION DEL PODER SOCIAL EN EL APOYO Y


DESENVOLVIMIENTO ULTERIORES DEL DERECHO
Pero la actuación de ese hecho de poder social la. hallamos no solamente er.
d momento de la fundación de un Estado o sistema de Derecho positivo, sino que:
además la encontramos también en todas las etapas posteriores. Para que el sistema
de Derecho positivo, que nació mediante un hecho de poder social, siga corno
vigente en etapas posteriores, es necesario que en éstas exista una realidad.' de
poder colectivo que siga apoyando dicho sistema. Cuando esa realidad falta, en-
tonces se derrumba o se disuelve la efectividad del sistema jurídico positivo: o se
entra en una fase de anarquía; O se produce un hecho revolucionario, a través
del cual aquel orden jurídico anterior, falto de apoyo, es' substituido por otro
nuevo, que consiga efectivo sostén.
La realidad de poder, que crea, mantiene, o, en su caso derriba el Derecho
positivo y engendra. la substitución de éste, se compone de una serie de hechos
sociales múltiples y varios. Fundamentalmente, ese fenómeno real de poder ron-
siste en el resultado efectivo de las voluntades o, mejor dicho, de las conductas de
los hombres que integran el Estado; y consiste además en la existencia de una
unidad efectiva de decisión supre.ma sobre la regulación jurídica de la vida común.
No se trata, de ninguna manera, de una voluntad colectiva en el sentida: literal de
estas palabras, entendida místicamente como una entidad aparte e independiente
de Jos hombres que componen el Estado y de sus voluntades propias. Por tI con-
trario, se trata solamente de una efectiva resultante unificada de la conjunción de:
factores que integran la. comunidad política. Entre todas las voluntades de los
hombres -mUCh¡lS veces diversas y aun contradictorias- surgen procesos gllC vienen
a desembocar en una determinada dirección unitaria, la cual aparece como resul-
tante decisiva, como producto último, formado a través de todos los mecanismos
que integran la colectividad política estatal.
Así pues, la norma básica de un sistema jurídico-positivo, el cimiento de un
Estado es la expresión normativa del hecho social de un poder predominante: el
cual, a su vez, es el resultado de un complicado conjunto de procesos sociales.
Todo el edificio jurídico- positivo descansa, en su base, sobre la realidad política
que constituye la instancia suprema de la decisión colectiva,
Tales realidades social-políticas son no solamente la fuente generadora origi-
naria del sistema jurídico-positivo, sino que son además la fuente, que después de
ya fundado O establecido éste, sigue dándole vigencia. No basta con que haya
15 Cfr. RECASF.NS. SICHF.S (I.uis), Tratado General de Filosotía dC'1 De-echo, Editorial
Porrúa, México, 19~9, pp. 297-30~.

Soch,to¡rfa.-38.
/ 594 INFLUENCIA SOCIAL SOBRE TODAS LAS NORMAS

sido creado un sistema de Derecho positivo. Para que éste siga existiendo como
realidad, es necesario que continúe teniendo el apoyo- de la resultante decisiva de
poder social.
Pero hay más todavía. Esos hechos político-sociales influyen en la configu-
ración de los ulteriores desarrollos normales del sistema de Derecho positivo. es
decir, operan sobre los sucesivos desenvolvimientos de éste dentro de los marcos
por él establecidos. Un orden jurídico-positivo no es, mientras está vigente, un
producto fósil, un cuadro invariable y estático; sino que, por el contrario, es un
sistema que se desenvuelve, es un mecanismo en movimiento, que va innovando y
reformando algunas de sus partes y creando nuevas formas. Estos desarrollos. estas
reformas e innovaciones, pueden explicarse desde el punto de vista formal de una
pura lógica jurídica, mediante la teoría de Kelsen de las delegaciones escalonadas
o jerarquía de los órganosw la constituci6n establece quién tiene la potestad legis-
lativa y dentro de qué márgenes; las leyes determinan quiénes poseen la facultad
de dictar reglamentos; aquéllas y éstos confieren competencia a las personas par-
ticulares para la creación de normas concretas en los negocios jurídicos, verbigracia
en los contratos; y las leyes y los reglamentos otorgan también facultades a los
funcionarios ejecutivos para dictar resoluciones administrativas y a los tribunales
para dictar sentencias. Ahora bien, nótese que este sistema de jerarquía de las
normas o de escalonamiento de las delegaciones de competencia jurídica para dic-
tar los diversos grados de normas -sistema que está muy bien visto por la teoría
puro. del Derecho-s- i10 ES, puf sí mismo, desde el punto de vista formal. un
sistema vivo que posea efectivamente dentro de sí propio la fuerza efectiva de
su dinamismo. Por el contrario, hemos de reconocer que este sistema se pone
en movimiento por la acción de fuerzas sociales efectivas. Esas fuerzas sociales
son las que, dentro de los cauces formales del sistema jurídico-positivo, deter-
minan y config-uran los contenidos de las nuevas normas que se van produciendo
en éste. Veamos un poco más de cerca este proceso.
Sucede que, en virtud de las normas positivas básicas, que son la clave del
sistema, los órganos del Estado tienen una esfera más o menos amplia de facul-
tades discrecionales para dictar las normas, cuyo establecimiento les está delegado.
Así. por ejemplo. el poder legislativo ordinario posee la facultad de dictar leyes.
en la forma preestablecida por la constitución y dentro de las directrices de contc-
nido trazadas por ésta ---en el caso de que la constitución señale orientaciones en
cuanto al contenido de las leyes futuras, lo cual sucede algunas veces. Pero adviér-
tase que, dentro de las formas prefijadas e incluso dentro de las orientaciones
prescritas por la constitución, cabe un amplio repertorio de contenidos posibles;
es decir, resulta licito dictar sobre una misma materia leyes de contenido diferente,
todas ellas de acuerdo con los requisitos constitucionales. Así pues, el legislador,
dentro del margen de discrecionalidad que le confiere la constitución, dicta una ley
con determinado contenido y no con otro, sencillamente por el hecho de que en la
constelación de .los factores político-sociales fué esta orientación la que triunfó
16 Cfr. KnSEN (Hans), La Teoría Pura del Derecho, trad. de J. C. Tejerina, Ed. Losada,
Buenos Aires, 1941; General Theory o/ Law and State, Harvard University Prcss, 1945 -hay
trad. de Eduardo Garda Máynez: Teoría General del Derecho y del Estado. Imprenta Univer-
sitaria, México, 1951. Sobre esta teoría, mis libros: RECASÉNS SlCHES (Luis), Direccione! COI/-
/t!mporfÍNear del pensamiouto iUfÍdico. Ed. Labor, Barcelona, 1929, pp. 154 Y ss.; Tntlado G~­
neral de Filosoiía del Derecho, Edit. Porrúa, 1959, pp. 301·304, 352·359.
INFLUENCIA SOCIAL SOBRE TODAS LAS NORAtAS

y no otra. Dentro de una misma constitución y siempre con estricto respeto de


595 \
ella, pueden gobernar igual un partido avanzado que un partido moderado: y
en cada uno de esos dos casos, la legislación que se produzca será diferente, aunque
ambas respeten los principios constitucionales. El hecho de <¡ue gobierne un partido
o que gobierne otro es algo .que no se puede explicar a la exclusiva luz de la teoría
formal cid Derecho. Tal hecho es simplemente el efecto de que en las elecciones
para el poder legislativo triunfó un partido o triunfó otro. Resulta, pues, (IUC los
contenidos de las leyes vienen" determinados -c-dentro del esquema formal del
Derecho--- por acontecimientos políticos, en los que se entrecruzan diversas nece-
sidades, múltiples y diferentes aspiraciones, varias fuerzas sociales y fenómenos de
poder de diversa Índole.
La acción de los hechos social-políticos en la determinación de los contenidos
de las normas jurídicas se manifiesta no solamente en el caso de las leyes dictadas
por el Parlamento, las cuales están influidas directamente por la constelación polí-
tica, sino que se produce también respecto de los reglamentos, de las resoluciones
administrativas y de I.1s sentencias judiciales. Así, el hecho de que entre los varios
reglamentos -que es posible dictar dentro de los cauces ordenados por la consti-
tución y por las leyes- un Ministro elija uno determinado y no otro se funda
y se explica por una cierta situación social-política.
los hechos social-políticos ejercen influencia también sobre las sentencias ju-
dicialcs. En efecto, sucede que el sentido de LIs leyes y reglamentos tiene que ser
integrado o completado mediante una articulación de esas normas con los modos
vigentes de vida colectiva. Así, por ejemplo, cuando la ley habla del pudo,", o de
la ganancia lícita, o de las exigencias de la econotuia nacional, o de la existencia
digutt del trabajador, muchas veces no contiene una definición de esos conceptos;
y entonces sucede que expresa o tácitamente se remite a las valoraciones sociales
que están vigentes sobre tales puntos' en un determinado lugar y en un cierto
momento. Esas convicciones colectivas sobre tales materias y sobre otras muchas
análogas son hechos sociales que están influyendo en la determinación de las nor-
mas jurídicas concretas que se dictan en las sentencias judiciales.
Por otra parte, sobre todas las fuentes productoras de normas jurídicas, lo
mismo sobre las que emiten leyes, reglamentos, como también sobre las que dictan
disposiciones concretas, influyen los procesos de la opinión pública, los cuales son
hechos sociales. El partido o la coalición de partidos que ocupa el poder puede
modificar su línea de conducta, por la presión de la opinión pública. Pero incluso
el juez que quiera ser m.is respetuoso de la ley positiva experimenta el influjo de lu
opinión pública sobre las operaciones interpretativas que ha de realizar.
Queda, pues, claro que, por debajo del ordenamiento jurídico-positivo vigente.
existe una realidad, que lo produce inicialmente, que lo mantiene después, que
10 V:1 rcclaborando en 10 sucesivo, y Cjuc lo condiciona en todo momento.
Así sucede que la Sociología del Derecho colinda con la Sociología del poder
y muy especialmente del poder político. Aún más, hay una especie de superposición
parcial entre la Sociología del Derecho y la Sociología del poder."
1; Cfe. RUSSELL (Bertrand), El Poder en 10J Hombre; y en lo; PIU·h/OJ, trad. de L.
Echdvurri. Losada, Buenos Aires. 193Q; ORTEGA y .G.o\SSET. La Rebeliá» de la; ""ft.M;: El Hombre
1 1.1 GI:Nh' (Obras Inéditas), Revista de Occidente, Madrid, 19~7; KIDO (Benjarnin). The Súen(c
1,; Poucr. 9~ cd., Methuen & Co., Londres, 1920; AVALA (Francisco), Ensayos de SncinlnKi,¡
P./litio; EN Qllé Mundo Vivimos, Inst. de Inv. Sor. Univ. Na!' Autón. de México, México. 1952;
/ 596 INFLUENCIA SOCIAL SOBRE TODAS LAS NORMAS

El Derecho aparece, por tanto, como resultado de una serie de procesos sociales.
Las normas jurídicas positivas son la cristalización de un conjunto de procesos colee-
tivos, de aquellos procesos que las han engendrado efectivamente y que les han da-
do no s610 su vigencia, sino también su contenido. Esto se 'advierte, como ya se ha
mostrado. no s610 en la base fundamental del sistema jurídico-positivo, sino también
en las leyes, en los reglamentos. en el Derecho particular gestado en la contratación
y en otros negocios jurídicos, en el de los entes autónomos, en el Derecho concreto
expresado en las resoluciones administrativas y en los fallos judiciales; y se advierte
también en las reglas consuetudinarias.

s.-EL PODER SOCIAL NO ES RELACION DE VIOLENCIA MATERIAL


Sería grave error interpretar el fenómeno de poder social predominante como
mera relación de violencia material. El poder social es cosa muy distinta de la fuerza
física. Aun cuando al poder jurídico le sea dada esencialmente la facultad de acudir
a resortes de fuerza material para imponer el cumplimiento de una norma al rebelde
individual, el poder jurídico no es fuerza física. Los resortes de fuerza corporal y
mecánica son meros instrumentos que maneja el poder jurídico, precisamente por ser
poder jurídico.
Ahora bien, normalmente, se tiene el poder jurídico, se'manda en" el Estado,
porque se tiene un efectivo poder social. No se manda porque se disponga de las ar-
mas, sino que se dispone de las armas porque efectivamente se-manda, es decir, por-
que efectivarnennte se tiene un poder .social máximo. La raíz del poder social está
constituida por los factores psicológicos. Todo poder social, normalmente ejercido,
se funda sobre el reconocimiento del mismo por parte de quienes a él se someten.
Dice a este respecto José Ortega y Gasset.w "Conviene distinguir entre un: he-
cho o proceso de agresión y una situación de' mando. El mando es el ejercicio normal
de la autoridad. El cual se funda siempre sobre la opinión pública -siempre, hoy
como hace diez mil años, entre los ingleses como entre los botocudos- ... La ver-
dad es que no se manda con los jenízaros. Así decía Talleyrand a Napoleón: 'Con
las bayonetas, Sire, se puede hacer todo, menos una cosa: sentarse sobre ellas.' Y
mandar no es gesto de arrebatar el poder, sino tranquilo ejercicio de él. En suma,
mandar es sentarse. Trono, silla, curul, banco azul, poltrona ministerial, sede ... El
Estado, en definitiva, es el estado de la opinión pública." Quien manda jurídicamen-
te dispone, como he di~o, de toda la fuerza para imponer SllS normas a los rebeldes.
LASSWELL (Harold) et. el., A Study of Poseer, The Free Press, Glencoe, 1950; SAMPAIO (Nelson
de Sousa), [de%gia e Ciencia Política, Babia, 19H; BEVERIDGE (W.), Power and lnfluence,
Beechhurst Press, Nueva York; MUELLER-DEHAM (Albert), Human Retaions and Power: So-
rio-Polisicel Anelysis and 5ynthesis, Philosophical Library, Nueva York, 1957; ROMERA VERA
(Angela), Justificación derRacer Político, en "Universidad", publ. de la Univ. Nac. del Li-
toral, Santa Fe (R. A.), NY 33, 1956; ROtJCEK (Joseph S.). Atgunos Aspectos de la Sociología
Político, en "Revista Mexicana de Sociología", XVII·2, Mayo-Agosto, 1956; BENDlX (Reinhard)
and r.n-ser (Seymour M.), Political Socioíogy. An Essoy and Bibliogropby, Unesco Publications
Centrer, Nueva York, 1957; MOORE Jr. (Berrington}, Political Power and Social POWeT: Six
Studiu, Harvard University Press, 1958; NETO (A. L. Machado), Sociología do Direiro Natural,
Liv. Progreso, Salvador, Bahía, 1957; RODRÍGUEZ ARIAS (Lino), La Opinión Pública y la Po-
lítica, en "Anuario de Derecho", IIJ, Panamá, 1958; KEY (V. O.), Politirs, Penies and Pressere
Groscns, Crowef Nueva York. 1958; GROSS (Feliks}, Poder, Sociedad y Cultura, en "Rev.
Mex. de Soc.", XX, 2, 1958.
18 Cfr. ORTEGA y GASSF.T (José), La RebeU';fJ de las Majal, en Obras Completas, Madrid,
1947, tomo IV, pp. 232 Y ss.
RAIZ PSICOLOGICA DEL PODER SOCIAL 597 \
Pero el hecho global de su mando, o lo que es lo mismo, el fundamento del sistema
jurídico, del régimen como totalidad, no puede ser la fuerza, sino que debe ser una
adhesión de la comunidad nacional. Para que las órdenes que emite un poder sean
normas jurídicas, no basta con que tengan la forma de tales y con que cuenten con
el apoyo de la fuerza bruta detentada por los que ocupan el poder. Es preciso, ade-
más, esencialmente, que esas normas en tanto que totalidad, es decir, en su conjun-
to, traduzcan una situación de normalidad. Un sistema jurídico para que sea tal re-
quiere una base de normalidad congruente.
El poder social es cosa muy distinta de la fuerza física. Aun cuando el poder
so~ia1 aparezca manejando resortes de la fuerza corporal y mecánica, éstos no consti-
tuyen la raíz del mismo, sino meros instrumentos que maneja el poder, por ser pre~
cisamente poder social, ya que de otro modo no los tendría a su disposición. En de-
finitiva, el poder social se funda sobre factores de conciencia. No consiste puramen-
te en la posesión de vigor corporal, de armas y de otros elementos materiales, sino
en la obediencia de las personas que manejen las armas y que acepten el dinero como
medio de pago.
Todo poder social se apoya, en último término, en el reconocimiento del mis-
mo por quienes a él se someten.
Sin embargo, hay que registrar que a veces ocurre por desgracia el hecho de
que el dominador político, explotando la fuerza que le proporciona una organización
rígida, logra la sumisión forzada de una colectividad cuyos componentes se le han
vuelto hostiles en su mayoría; y ocurre así, porque el dominador posee el resorte
de la diciplina, la fuerza de la inercia que se da en una organización, palancas de
las cuales carecen los individuos aislados, de modo que éstos son llevados a servir
de instrumento de aquel poder, que repudian en el fondo de su conciencia. Pero es-
tos casos de poder social no elaborado ni apoyado efectivamente sobre la auténtica
realidad social, sino logrado bien por la violencia, bien por la argucia de una or-
ganización que anula las oposiciones -en cuanto impide que éstas se ronccten-,--,
llevan dentro de sí el germen de su inevitable derrumbamiento. Cuando se da un ra-
dical divorcio entre el poder que triunfó por la fuerza - ( l que se mantiene artifi-
ciosamente- y el sentir auténtico de la comunidad nacional, entonces ese poder esté
condenado a marchitarse, cuando no a derrumbarse estrepitosamente.
Cuando el poder social se halla. fundado casi exclusivamente sobre la mera bru-
talidad de la fuerza física o sobre el terror inspirado por ésta, entonces, tal hecho no
constituye propiamente un mando jurídico, no es la expresión de un auténtico poder
social, sino que es un caso monstruoso de pura agresión contra un pueblo.
Cierto que a veces nos encontramos con hechos de poder social' fundado casi
exclusivamente sobre la mera brutalidad de la fuerza material o sobre el terror ins-
pirado por ésta. Pero tal hecho no constituye propiamente un mando jurídico, no es
la expresión de un auténtico poder social. Quien cuente exclusivamente con la bruta-
lidad de una fuerza material prepotente podrá dirigir una agresión contra un pueblo.
y aun sostenerla durante algún tiempo; pero propiamente no ejercerá un mando ju-
rídico sobre él. Y a la postre, su reinado sed efímero, ya c¡ue el mando no puede
apoyarse sobre las armas, ni siquiera cuando se dispone de ellas. pues incluso en es-
te caso el poder descansa en última instancia sobre el hecho psíquico de la obediencia
de quienes manejan esas armas.
/ 593 RAIZ PSICOLOGICA DEL PODER SOCIAL

Ahora bien, refiriéndonos a algunas realidades de nuestro tiempo. convendría


hacer la siguiente observación; esta ley de que a la postre se impone la opinión pú-
blica es siempre válida, pero puede variar considerablemente el plazo de su cum-
plimiento. En los tiempos actuales, ocurre que la realización de esa ley de gravitación
de la opinión pública- puede sufrir un considerable retraso en su cumplimiento. debi-
do a un nuevo hecho que ha irrumpido en nuestra época: la pavorosa potencialidad
de la técnica mecánica aplicada a las armas. Los efectos destructores de las arnetra-
Hadaras, ,tanques, gases asfixiantes, etc., son de tal calibre, que quien disponga hoy
de la posesión de estos instrumentos, podrá mantenerse en el poder sólo por la fuer-
za bruta un tiempo muchísimo más largo que el que habría aguantado en otros
tiempos. Aun cuando desde luego, a la postre, habrá de sucumbir bajo el imperio
de una situación de opinión pública auténtica.
Pero normalmente, mando significa prepotencia de una opinión; por tanto, de
un espíritu. El poder social es poder espiritual, predominio de un sistema de opinio-
nes, pensamientos, preferencias, aspiraciones, propósitos.
Claro es que los fenómenos de poder social suelen muchas veces ser muy com-
plicados. Pero no es éste el momento oportuno para detenernos en el estudio, DI
siquiera sumario, de los diversos hechos de poder y de sus complejidades. La Socio-
logla del Derecho conduce, por la vía que acabo de mostrar, a la Sociología del
poder. Aquí, lo que importa señalar es el hecho de que el Derecho positivo está
condicionando en el origen del sistema vigente, en su mantenimiento y en su des-
arrollo, pOI: un hecho de poder-social. Y para evitar erróneas interpretaciones, ha si-
do ,':vüveü;¡;ü"tC advertir aqui que poder social no significa fuerza, sino-que normalmen-
te" es sobre todo poder espiritual, aunque haya casos de agresión por la pura violen~ia,1l)

9.-ANALIsrs DE LOS FACTORES DE LA PRODUCCION


y TRANSFORMACION DEL DERECHO
Hemos logrado una visión de conjunto, a grandes trazos, de cómo el Derecho
constituye" un resultado de una serie de procesos sociales. Se trata de una visión
correcta, pero de los aspectos macroscópicos de esta relación entre la realidad social
}' el Derecho, cn ' tanto que" aquélla produce, sostiene y configura éste.
Pero de esas mismas relaciones cabe hacer un examen que podríamos llamar
microscópico, es decir, un estudio analítico de los factores, condiciones e ingredientes
que intervienen en la génesis y en las transformaciones del Derecho.
Ese estudio analítico debe comprender la consideración de los siguientes puntos:
A) Los [actores constantes de la realidad ;urídica. Se trata de un estudio em-
pírico de los factores y de las condiciones constantes que intervienen en el proceso
de gestación y de evolución del Derecho.
ID Cfr. WEBER (Max), Bconomíe y Sociedad, tomo I (trad. de J. Medina Echavarrla) , parte
111, tomo 111 {trad. de Eduardo Garcla Máynez y E. Imaz) , tomo IV (trad. de josé Ferrater
Mora), Fondo de Cult. Bcon., México, 1944; Schrijlel1 zur Tbeoretiscben Soziologie, znr Sozío-
IOKic der Politie Imd Veriasseng, eingeleitet un mit Anmerkungen von Max Graf zu Solms,
Francfort del Main, G. K. Schauer, 1947; RUSSELL {Bertrand}, ob. cit, en la nota N9 9; LASSWELL
(Harold D.) & Kaplan (Abraham), Power and Society, Ya le University Press, 19:;0; JOUVENEL
(Bertrand), On Power: lts Nature and tbe History of its Growth, Viking Press, Nueva York,
1949; KIDD (Benjamio), The Science 01 Power, with an Introduction by F. H. GIDDJNGS,
Putnam's, Nueva York, 1918; F.ERRERQ (Guglielmo), Poeooir. Les Génies Invisibles de la Cité,
Brentano's, Nueva York, 1942; MONTSERRAT (Santiago), Formas de Vida e ideas Políticas eu
la Historia de Occidente, Imprenta de la Universidad, Córdoba (R. A:), 19:;6.
FACTORES PSIQUICOS DE LA REALIDAD /URIDICA 599
Digo que se trata de un estudio de observación empírica, porque consiste en averiguar
cuáles son, de hecho, esos factores y condiciones. Ahora bien, esto s610 podemos saberlo en
virtud de la experiencia; en virtud de un análisis de los hechos. Urge en este tema huir de toda
construcción a priori, que, audazmente y sin los necesarios contactos con la realidad, pretenda
dar el esquema total de la .génesis y de la evolución del Derecho. Ejemplo de esas construcciones
a priori, en gran escala, es la de Hegel. Pero ha habido también otras teorías que, sin esa pre-
tensión de apriorismo, han tratado de dar precipitadamente un esquema de la formación y del
desarrollo del Derecho, formulando leyes Con pretensión de validez universal, urdidas tan sólo
sobre la endeble base .de la observación de UhOS pocos fen6menos. Así, por ejemplo, los ensayos
de Sociología jurfdlcaw que ha pretendido ambiciosamente establecer, sobre la evolución del
Derecho, las siguientes leyes supuestamente generales: que hay un desarrollo que va de la gue-
rra a la paz; que, en el régimen familiar desde la promiscuidad, pasando por el matriarcado, se
llega al patriarcado; que el desenvolvimiento jurídico lleva del régimen de la estructuración social
rígida al régimen de la movilidad por libertad contractual. Todas esas supuestas leyes y otras
análogas no son, como erróneamente lo habían creído quienes las formularon, de carácter general,
sino que a. lo sumo cubren tan sólo pequeñas áreas de la. evolución jurídica.
Es posible señalar que hay [actores constantes en la realidad jurídica: hay tipos
de hechos y de condiciones que hallamos presentes en todos los lugares, tiempos y
situaciones. Entre esos hechos constantes los hay que pertenecen a la naturaleza ex-
terior, los hay psíquicos, los hay estructurales, etc.
Aunque el hombre no es naturaleza, según ya he expuesto, tiene naturaleza
(tiene un cuerpo y tiene un alma) y vive en la naturaleza. Por eso, está influido
por los factorcs físico-química-biológico.geográficos de la naturaleza. El hombre tiene
también resortes psíquicos constantes: instintos, mecanismos emocionales, tendencias.
etc. Pues bien, la consideración de todos esos Factores puede venir en cuestión para
explicar las conductas humanas que gestan el Derecho, las que lo reforman, las que
lo cumplen y las que lo soslayan o lo infringen.
Ahora bien, urge advertir que no pocos fenómenos humanos persistentes a lo
largo de mucho tiempo no son, como se había creído, efectos de la naturaleza, sino
que, por el contrario, son tan sólo productos circunstanciales de la educación, del
medio socio-cultural, en suma, productos de la historia, los cuales pueden ser mo-
dificados cuando se transformen los hábitos suscitados por el contorno ambiental, o
cuando cambie éste. '
Además del estudio general de los factores pSLquicos en sus relaciones con los
fenómenos jurídicos, cabe hacer también una investigación de aquéllos aplicada al
Derecho, por ejemplo, un análisis de las representaciones mentales que intervienen
básicamente en la génesis y en el desenvolvimiento de la vida jurídica. Así, puede
y debe hacerse un estudio de la representación del derecho subjetivo o noción de
"estar autorizado a", de las de justicia y de injusticia, de la de culpa, del sentí-
miento de respeto a la norma, etc. Todas esas representaciones y emociones jurídicas
influyen, en menor o mayor medida, en la formación del Derecho, en los procesos
de organización jurídica, así como también juegan un papel en los comportamientos
de realización de aquél.
Entre esos sentimientos hay uno que tiene mucha importancia en la producción
y reforma del Derecho: el sentimiento de la injusticia. Sucede que muchas veces re-
:!O Tales son, por ejemplo, muchas de las construcciones de M .... INE (Andellt Law. 1861:
Earl, History 01 ínniuaions, 1875); PoST (Bausteine für eine vergleicbenae Rccbtswíssensrboís
auf i'erxleichend etbnologiscber Grundlage, 1880; Die Gruálaxen des Recbts: Leil/ttden lür don
Aufbau einer ailgemeinen Rechlswiuenschtt/I auf soxiologiscber Besis .. 1884; Grundriss einor
otbnologiscben /rrrispT/¡dellz. 1894-5); CHIRONI (Sociología e Diriuo civile. 1886); NARDI-GRECO
(La Sociologia xiNf'idic(/, 1907); Y otros.
600 TIPOLOGIA SOCIOLOGICO·/URIDICA

sulta difícil, pensando en términos abstractos y fríos, averiguar cuál sería la nor-
mación justa de determinada situación .social. Pero, en cambio, si tropezamos con
una regulación o con una resolución que nos hiere como injusta, entonces, anali-
zando esta reacción, podemos ponernos certeramente sobre la pista que nos lleve a
una resolución de justicia. De hecho muchas veces la reacción ante la injusticia ha
señalado directrices y ha abierto camino para producir Derecho más justo."
Ahora bien, la existencia de esos factores constantes de ningún modo da lugar
forzosamente a que en todas partes y en todos los tiempos se formen configuraciones
jurídicas homogéneas, ni a que haya leyes generales de evolución del Derecho que
cubran el panorama de la historia universal.
Por el contrario, sucede que a través de múltiples azares surgen las más variadas
configuraciones- jurídicas. Añádase a este hecho otro hecho de enorme alcance: la
intervención del libre albedrío humano, dentro de los límites en que éste se da.
B) Los daros de la materia social, La realidad social suministra una serie de
hechos, de ingredientes que ejercen influjos O tienen intervención en la génesis, el
desarrollo y la realización del Derecho. Veamos algunos ejemplos de esos datos
que hallamos en la materia social: '.
~ 1. La f'ea/idad de una serie de relaciones sociales, las cuales aún no están cegu·
ladas jurídicamente, o lo están pero de diverso modo a como van a ser normadas
después. Por ejemplo: las uniones sexuales; los hechos de paternidad y filiación;
las relaciones de trabajo aún no reguladas en la forma ~!1 que le serán ~é51JUe;:~.
2. En esa materia social no se da 'solamente -la realidad que está ya configurada,
sino que se albergan, además tendencias, corriente! que aJ,n no han cuajado, que to-
davía no han obtenido expresión normativa, pero que pugnan por lograrla. A veces,
en la realidad social advertimos una corriente o unitaria O preponderante. "Otras ve-
ces, nos hallamos ante una pluralidad de tendencias en pugna, todas ellas poderosas,
pero sin que ninguna de ellas haya prevalecido.
3. Como parte o ingrediente de la realidad social, se da también un conjunto de
representantes axiológicas que tienen las gentes que integran el grupo. Es decir, nos
hallamos con los hechos de una serie de convicciones profesadas por los hombres
respecto de los valores, de lo que creen como justo, de lo que reputan como injusto,
de lo que estiman conveniente, de lo que consideran como indeseable. Esas creencias
valoradas, esas convicciones axiológicas influyen en gran medida y muy poderosa-
mente en la configuración del Derecho posítivo.>
Entre esas convicciones y creencias hay que destacar especialmente aquellas que
ya han engendrado modos vigentes de vida colectiva, normas sociales que rigen -aun-
que no sean jurídicas-, como por ejemplo, reglas del trato, ética colectiva, costum-
bres, usos, etc. Muchas de las normas jurídicas constituyen la formulación como regla
de Derecho de normas análogas éticas, técnicas, patrióticas, etc. A esa clase perte-
necen las que el penalista M. E. Mayer llama normas de cultura y que constituyen el
supuesto del Derecho penal, pues éste tipifica y castiga las conductas que encarnen
uná infracción de la norma jurídica que ha traducido o recogido una norma de
ar Muy bien sobre este punto: C/l.HN (Edmond N.), The Sense 01 lniustice, New York.
Universitary Press, 1949.
22 A este respecto pueden ser aprovechadas algunas de las consideraciones de GNABUS
FLAVIUS (pseud6nimo de Hermano KANTOROWICZ), Der Kampf Nn die R,uhJIWiIIeluhaIJ, 1906;
Rech~JwiSl",uhtz/J IInJ Soziologie, 1911.
LOS DATOS DE LA MATERIA SOCIAL 601

cultura, es decir, una convicción ética colectiva.s! De ordinario, en tiempos normales


o de estabilidad. las normas jurídico-positivas suelen ser una especie de espejo de
la situación socio-cultural. En épocas de crisis o de transformación, en cambio, pue-
de darse un contraste entre las normas vigentes y las convicciones nuevas, que tra-
tan de abrirse camino y de conseguir expresión jurídica, pero que aún no la tienen.
4. En correspondencia con las recíprocas correlaciones que las varias funciones de la vida
humana guardan entre sí, la realidad socio-cultural suele mostrar una serie de mutuas correla-
ciones empíricas entre el Derecho y los otros productos, de /a cultura (religión, filosofía, arte,
técnica, economía. etc.).
5. Hay fenómenos de oranización espontánea. Es decir, se puede organizar.
una colectividad por virtud de mandatos dimanantes de un poder, o sea autorita-
riarnente por obra de un mando. Pero otras muchas veces sucede que la organización
no es producto de una acción de moldear, ejercida por un superior, sino que es
la forma que la misma materia social adopta espontáneamente. Y tanto 10 uno como
10 otro sucede lo mismo en el campo de las meras organizaciones sociales, las cua-
les no han asumido estructura jurídica, como también en el sector de las organi-
zaciones que tienen forma jurídica. Recordando una metáfora de Radbruch, que éste
aplica a otro problema, cabría manifestar que a diferencia de las formas que son
efecto de vaciar bronce fundido en un molde, es decir, que han sido dadas desdo
fuera, hay otras que constituyen la expresión de la contextura misma de la materia,
por ejemplo: los cristales en que espontáneamente cuajan algunas substancias.
Pues bien, cuando se trata de organizaciones sociales formadas espontáneamente,
que tienen carácter jurídico, sucede quc ellas producen sus propias normas de Dere-
cho de manera viva, natural," flexible, como una especie de secreción que fluye de
su mismo modo de ser. El ejemplo máximo de esto es el Derecho consuetudinario.
Breoe cOllsiderarión crítica sobre el llamado Derecho espontáneo. Algunos sociólogos del
Derecho, como Ehrlich Z4. y Gurvitch,ZiS han subrayado hasta el máximum la importancia de
las formas espontáneas de organización jurídica.
Ehrlich sostiene que el campo de la regulación jurídica es mucho más extenso que el campo
del Derecho formulado (leyes, reglamentos, decisiones judiciales, etc.). El centro de gravedad del
desarrollo del Derecho no radica en la legislación, ni en los fallos judiciales, ni en la ciencia
jurídica, sino en la sociedad misma. Hay hechos sociales que constituyen la base del Derecho.
Los encontramos por debajo de todo Derecho. Los tipos principales de esos hechos social-jurídicos
son los siguientes: uso, dominación, posesión y declaración de voluntad. De esos hechos se ori-
gina lo que él llama el "Derecho vivo del pueblo". Hay muchas normas jurídicas que no
han hallado expresión en leyes, ni siquiera en los sistemas más desenvueltos. El Estado, dice,
es tan sólo una entre muchas otras asociaciones jurídicas, como son la familia, la iglesia, las
corporaciones, "etc. Y el Estado como fuente material de Derecho, es decir, como órgano que
elabora contenidos jurídicos, representa un fenómeno relativamente tardío. Por otra parte, Ehr1ich
considera que los motivos de obediencia' a las normas jurídicas no son predominantemente los
que derivan de la coacción intimidatlva, sino que, por el contrario, son en gran parte los mis-
mas que inducen a seguir las otras normas sociales, tales como la lealtad a la familia, a le.
tribu, al grupo, a la religión" Y, además, muchas de las normas jurídicas formuladas por el Es-
tado constituyen la protección de normas que ya se han formado en la sociedad anteriormente.
Hay desde luego otras normas fabricadas por el Estado: las relativas a la ejecución forzosa, a la

23 Cfr. MAYER (Max Emst) , Recbtsnormen IJ.nd KlIllurnormen, 1903.


" Z4.La obra principal de EHRLICH (Eugen) es GrlJ.ndlegllng der Soziologie des Recbts (1913)
-hay trad. ingt. de Walter 1. Moll (FNnJamenJal Principies 01 tbe Sociology o/ J.Aw) con
prólogo de Roscoe Pcund, Harvard University Press, 1936.
211 GURVITCH (Gcorges), Elements de Sotiologie ]lIridiqlte, París, 1940 -h3Y trad. casto
publicada en Buenos Aires, 1946.
602 EL "DERECHO E5PONTANEO"

imposici6n de penas, a la protección de las instituciones políticas fundamentales, las adminis-


trativas, las militares, las financieras. '
Gurv~,ch distingue entre el Derecho organizado,. el cual es el que ha sido fijado de ante-
mano -leyes, reglamentos, estatutos, prácticas de Jos tribunales-e- y suele ser relativamente
inmóvil y rígido, y el Derecho VitIO, el espontáneo, el [lexible y el intuitioo. Ejemplos de diversos
tipos de esta segunda categoría son: el consuetudinario, el que brota de determinados hechos
revolucionarios, el que se manifiesta por concesiones que hacen las partes, verbigracia los patro-
nos, ante una nueva situación de las relaciones de trabajo, el que elaboran los interesados al
tejer nuevos tipos de cooperación, etc.
Los mencionados trabajos de Ehrlich y Gurvitch tienen importancia no sólo para la primera
parte de la Sociología jurídica -estudio del proceso social de gestación y desarrollo del Ocre-
cho--, sino también para la segunda, que considera la acción que el Derecho ya creado ejerce
sobre la colectividad. A este respecto, pensemos, par ejemplo, en la diferencia que se da entre
la vida jurídica de los pueblos latinos, que tienen códigos magníficos, pero realidades deficien-
tes, y la de los anglosajones, con Derecho formulado deficiente y realidades satisfactorias. Pero,
reconocida la importancia de esos estudios, es necesario también llamar la atención sobre lns
exageraciones en que han incurrido.
El error principal estriba en que, a veces, se confunde lo jurídico con otras formas de re-
gulación de la conducta, a saber, con formas religiosas, morales, de meras usos colectivos o
costumbres que aún no pertenecen al Derecho, es decir, que no se han convertido en normas
jurídicas. Cierto que esas farolas no jurídicas de normación de la conducta deben ser estudiadas
por la Sociología del Derecho, en tanto que se trata de factores que pueden influir en la con-
figuración del Derecho o que pueden llegar a tornarse en normas de Derecho. Pero es inadmisible
que sean confundidas con normas jurídicas, cuando todavía no lo son.
El segundo tipo de exageración proviene de no haberse dado cuenta de que hoy en día
cada vez es mayor 1"1 volumen de !_~ regulación impuesta por el E:olaJv. Es así, porque jo exigen
las complicaciones cada vez mayores de la existencia colectiva de nuestro tiempo.
Ahora bien, todo esto no obsta para que la Sociología del Derecho se ocupe de esas normas
sociales -no reconocidas todavía como juridicas- en tanto que ellas influyen en la gestación
y en los cambios del Derecho. Porque, una convicción social, una costumbre, que hoy todavía
no es Derecho, puede convertirse mañana en tal. Y, así, podemos observar cómo muchas de las
que hoy son normas jurídicas vigentes fueron ayer tan sólo normas sociales espontáneas, vivas.
Desde el punto de vista de la Teoría jurídica, el Estado es la única fuente formal del De-
recho positivo vigente, es decir, la única fuente de validez formal de las normas jurídicas en
vigor. Pero este punto de vista de la Teoría jurídica no quiere de ninguna manera significar
que el Estado de hecho sea la fuente que efectivamente elabora todos los contenidos de todas las
normas del Derecho vigente. Un estudio sociológico sobre la génesis real de los contenidos de
las normas jurfdiccs nos mostrará que éstos han ido formándose concretamente en la historia,
merced a múltiples procesos sociales, por ejemplo: decisiones judiciales no basadas en norma
legal ni en precedentes; costumbres; convicciones sociales, que son recibidas par el Derecho y se
jurifican; configuraciones colectivas espontáneas; movimientos ideológicos que van penetrando
en la legislación y en la jurisprudencia; etc. La misma unidad del Estado, la cual es determinada
por la unidad del orden jurídico, se apoya sobre una serie previa de fenómenos sociales, que han
preparado y hall hecho posible esa unidad que es culminada por el Derecho. En definitiva.
el Derecho aparece como un especial precipitado normativo de la realidad prejurídica.

6. Todo hacer humano responde a un porqué, es decir, a una motivación enrai-


zada en una necesidad y en el afán de satisfacerla; y, además, se encamina a un [in,
esto es, a la realización de aquello todavía no presente, imaginado por el hombre,
con lo que éste piensa colmar su necesidad. Pues bien, el Derecho, en tanto que
hacer humano y en tanto que obra humana, responde también a esa raíz de necesidad
y se orienta también hacia unos determinados fines. El Derecho surgió y surge
siempre en virtud de que los hombres sienten determinadas necesidades: la de cet-
teza y seguridad en sus relaciones sociales que más les afectan; la de que las nor-
mas ciertas y seguras que rijan esas relaciones estén inspiradas en la justicia; la de
MOTIVOS Y FINES EN LA ELABORACION DEL DERECHO 603

que en las relaciones sociales quede salvaguardada la libertad individual y a la vez


cumplida la cooperación colectiva indispensable o muy convcniente.ee
Pues bien. es claro que en el Derecho tienen que reflejarse esas necesidades hu-
manas y la realización de los fines, con los cuales los hombres han imaginado sa-
tisfacerlas. Por lo tanto, la Sociología jurídica habrá de tomar cuenta y razón de
esos tipos generales ,de necesidades de la vida humana, y de las orientaciones tcleo-
lógicas que ha fraguado la imaginación para resolverlas.
Pero no basta con ocuparse de esos tipos generales de motivos y. de fines. Es
necesario que la Sociología del Derecho se ocupe además de las concreciones espe-
ciales que se han manifestado de tales necesidades y de esos fines. Porque, si bien
es verdad que hallamos en todas las gentes la presencia de esas necesidades y de esos
fines, también es verdad que las unas y los otros se dan con especificaciones par~
ticulares en cada una de las situaciones social-históricas. No tienen los mismos ca-
racteres esas necesidades en las gentes de la antigüedad que en las del medioevo,
o que en las de los tiempos modernos, o que en nuestra época; ni son iguales en
un pueblo oriental que en uno occidental; ni en una comunidad civilizada y un
.pueblo primitivo; ni son similares en una colectividad nómada dedicada al pastoreo,
en una agrícola, y en una industrial; ni coinciden en una situación normal y en un
estado de crisis; ni siquiera hay identidad entre diferentes pueblos de parejo nivel
cultural en una época, por virtud de las diversas idiosincrasias, etc. El Derecho,
como forma o modo de vida humana, hállase en estrecha relación con las necesidades
y con las actividades concretas de los hombres.

Io.-TIPOLOGIA SOCIOLOGICA DE LOS VARIOS ENTES COLECTIVOS


EN RELACION CON EL DERECHO
Hasta aquí, he presentado principalmente una serie de consideraciones que mues-
tran cómo el Derecho es el resultado de una serie de factores y de procesos sociales,
y me he referido sobre todo a las relaciones entre el Derecho y la realidad social
del Estado. Pero es posible y debido hacer un estudio más detallado sobre las rela-
ciones entre los tipos de realidad colectiva y las especies de Derecho, correspon-
dientes, que en cada uno de aquéllos se gesta O se contribuye a gestar. Observa
Gurvirch'" que tan sólo los entes sociales dan nacimiento a cuadros jurídicos.
La tipología jflrídico-sodológica distingue entre grupos particulares, de un lado,
-familia, corporación, sindicato, etc.-, y sociedades globales -nación, círculo de'
cultura, comunidad internacional, etc.- de otro.
Entre los grupos, diferenciados por la función que cumplen, hay que estudiar
el complejo conyugal, la familia doméstica, las iglesias, las municipalidades, los en-
tes. económicos, los partidos, las corporaciones; etc. A este respecto, por .ejemplo,
cabe observar que los grupos territoriales, como el municipio, constituyen cuadros.
jurídicos relativamente rígidos, en tanto que los cuadros de los grupos extraterrito-
riales son más elásticos y flexibles. Otra observación, que puede servir de ejemplo.
de los estudios que lleva a cabo esa tipología sociológico-jurídica, es la siguiente:
26 RECASÉNS SrcHES (Luis), Vida Humana, Sociedad y Derecho: Fundamentación de la'
Pilosojía del Derecho, 3' ed., Edit. Porrúa, México, 1953, pp. 219·226, 385-396 Y 534-548j Nue-
ra Filosofía de la InJerpreJación del Derecho, Colección Dianoia, Centro de Estudios Filosóficos;
Universidad Nacional Autónoma de México, Fondo de Cultura Económica, México, 1956.
at Cfr. GURVITCH, Eiements de Sociologie !Jlridique, París, 1940, pp. 141 Y ss.
604 TIPOS DE PODER O DOMINAClON

en los cuadros del Derecho económico y del Derecho eclesiástico influyen más in-
tensamente que en otros las creencias y convicciones ajenas a lo específicamente
jurídico.
Tipología de las sociedades globales y [orntas de poder o dominación. En cuanto
a la tipología de las sociedades globales, Max Weber" la ha llevado a cabo desde
el punto de vista de las características de los diversos tipos de poder, que son tres:
a) Tradicional, que descansa sobre la creencia en la santidad de las tradiciones,
y en la legitimidad de las personas, autoridades establecidas por esa tradición ..
b) Catlismático, que se apoya en la entrega a la santidad, heroísmo o ejempla-
ridad de una persona (profeta, caudillo, guía, salvador).
e) Racional; que descansa sobre .determina~os principios, y en la legitimidad
de las personas llamadas por esos principios a ejercer la autoridad legal. Esta forma,
que es la predominante en las sociedades típicamente modernas, implica las siguien-
tes convicciones: I. Que el Derecho responde a' principios racionales. 2. Que quien
manda es el Derecho impersonalmente; y que las personas que ejercen la autoridad
son las representantes de ese Derecho. 3. Que hay una regla de jerarquía adminis-
trativa, con ámbitos de competencias delimitadas.w

Xl.-UNIFORMIDADES SOCIALES PREEXISTENTES Y DERECHO


E! estudio sociclógicc cid Derecho, Buc, eH su primera. parte, .considera éste:
corno producto o resultado de' hechos sociales, ha de atender además a cuantos y
cuales sean los miembros del grupo que, en los diversos C2505, desempeñen una :LC-
28 Cfr. WEBER (Max), Economía 1 Sociedad, trad. de José Medina Echaverrfa, tomo 1,
pp. 224 Y ss. (México, Fondo de Cultura Económica, 1944) .•
20 Cfr. WEBER (Max), Economía y Sociedad, tomo IIJ, trad. de Eduardo Garcla Máyncz,
México, Fondo de Cultura, Económica, 1944. Tales estudios de WEBER son aprovechados por
GURVITCH; pero éste trata de integrarlos y completarlos con otros 'puntos de vista, especialmente
con el examen sobre los tipos de combinación o de equilibrio de las sociedades particulares dentro
de la sociedad global. Y tomando en consideración todos esos puntos de vista GURVITCH esta-
blece siete tipos de Derecho correspondientes a otros tantos de sociedad global:
1. Sistema de Derecho sobre hase mágico-religiosa en las sociedades poliscgmentadas, es
decir, en las sociedades que están formadas por la repetición de segmentos idénticos v-por
ejemplo, tribus compuestas de clanes.
2. Sistema de Derecho en las sociedades homogeneizadas por el principio teocrátiro-caris-
máúco, por ejemplo: la tribu, que constituye una nueva unidad, representada por el jefe, quien
a la vez es sacerdote o una especie de semidios; o la constitujda por el predominio político-eco-
nómico de un grupo sobre base patrimonial; o la unificada sobre base territorial, verbigracia en
una ciudad, que'. se convierte en centro. . ,
3. Sistema de Derecho relativamente racionalizado de Id Jociedad bomogeneizada por Itl tire-
eminencia del Xmpo doméstico-politico; por ejemplo: el Derecho del sistema monárquico-patriar-
cal-patrimonial, en el Viejo Testamento, en la Jlíada, en los condados germánicos, etc.
4. Sistema de Derecho de la sociedad feudal, sobre base semi-mistica y semi-racionalizada.
5. Sistema de Drecho [sertemente racionalizado de las saciedades bomogeseizadas por [n
Preeminencia de la Ciudad o del Imperio; por ejemplo: la polis griega, la civitas romana, el Im-
perio romano. Este sistema de Derecho se caracteriza por un proceso de secularización. de dife-
renclación respecto de la religión y de la moral, de separación entre el Derecho público y el
privado, y de individualismo jurídico.
6. Sistema de Derecho enteramente secularizado y racionalizado de 14J sociedades cOllji¡,ur:l-
das por 1.:1 preeminencia del Estado ierrisoriai y de la autonomía de las I'OJu"",dt'J illdit'iduP/¡',r
(predominio de la ley y del contrato). Este es el tipo de Estado que comienza a formarse en el
siglo XVI y culmina en el XIX, en el régimen democrático constitucional.
7. Sistema transitorio deo Derecho de la socieded easal, en el que los grupos de actividades
económicas y el Estado territorial luchan por un nuevo equilibrio jurídico. Cfr. GliRVI'l·CH (Gcor-
ges}, Elements d~ Sociologie ]I/f'idíqlle.. París, 1940, pp. 212-242.
EL DERECHO COMO NORMA ETlCO-IMPOSITIVA 605

ción principal en la producción de las normas jurídicas. Es decir, debe distinguir


entre varios tipos de casos que se dan en la realidad del Derecho, según que éste
haya sido producido por todo! los sometidos a él, O solamente por tina parle de los
sometidos, o también con la colaboración de elementos. extraños.
Téngase en cuenta que el Derecho se caracteriza por ser norma de impositividad
inexorable.w Si nos hallamos ante normas de coordinación social, pero a las cuales
les falta ese carácter de la impositividad inexorable, tendremos que concluir que se;
trata de otras reglas colectivas de conducta (usos, costumbres, convicciones religio-
sas, máximas técnicas, etc.), pero no de reglas jurídicas propiamente 'dichas. Desde
luego es natural y debido quc al sociólogo del Derecho le interese el estudio dc
otras normas sociales no jurídicas, en la medida en que éstas constituyan el ante.
cedente de la formación de reglas de Derecho -por ejemplo: hay normas jurídicas
de hoy, que ayer eran tan s610 reglas sociales aún no jurídicas. También puede in-
teresar al sociólogo del Derecho el estudio de esas normas no jurídicas en tanto en
cuanto ellas contribuyan a inspirar los contenidos de las normas jurídicas. Final-
mente, el sociólogo del Derecho debe prestar su atención a esas normas no jurídicas
por otra razón y desde otro punto de vista: en lo relativo al apoyo de hecho que
la coincidencia entre las normas no jurídicas -religiosas, éticas, consuetudinarias,
etc.- y las jurídicas proporcione a la vigencia efectiva de éstas y a su habitual
cumplimiento. Pero del conocimiento de que el sociólogo del Derecho deba prestar
atención a las otras normas no jurídicas, desde los puntos de vista y por los motivos
expuesto~, no se debe seguir la confusión entre los diversos tipos de normas.
Ahora bien, el Derecho que es, cama se acaba de recordar, una norma de irn-
positividad inexorable, es también una regla ética. Esto puede ser entendido en dos
planos distintos: en el plano filosófico-jurídico, y en el plano sociológico.
En el plano filosófico-jurídico quiere decir que la norma jurídica aspira inten-
cionalmente por esencia a la realización de unos valores (que son éticos, aunque
distintos de los morales propiamente dichos). Podrá lograr con mayor o con menor
éxito ese empeño o fracasar en él; pero es siempre esencial a la norma jurídica el
querer ser justa, el apuntar a unos peculiares valores éticos; o dicho con otras pa-
labras, el Derecho no es puro mandato, sino mandato que quiere ser legítimo y
justo; no es puro poder, sino poder que intenta realizar unos valores." Y quiere
también decir, en el plano filosófico-jurídico, que el Derecho puede y debe ser so-
metido. a un enjuiciamiento estimativo, desde: el punto de vista de esos valores.:"
Que el Derecho es, además de norma de impositividad inexorable, también re-
gla ética, quiere decir asimismo, desde el punto de vista sociológico, que las normas
jurídico-positivas responden, en mayor o en menor medida pero siempre en un mí-
nimo, a las convicciones éticas del grupo. Unas normas basadas exclusivamente en
la brutalidad material o impuestas en conjunto y predominantemente por el terror
de ésta no son propiamente Derecho, es decir,. no reúnen los caracteres formales de
10 jurídico --dicho esto Con independencia del juicio estimativo sobre su contenido."
Así pues, el Derecho es norma ético-impositiva. Hay otras normas sociales que
tienen carácter ético, que cuentan con el apoyo de la convicción del grup~, que no
30 Cfr. Rr:CASÉNS srcaes (Luis), Tratado Gene~a/ de Pilosojía del Derecho, Edit. Porrúa,
México, 1959, pp. 184-186, 209-211, 223-224, 228-230.
'" Ibid. pp. 56-58; 187·192; 385·390.
32 íbid. pp. 38:5 y ss.
33 lbid. pp. 306-320.
606 GRADO DE PARTlC1PAC10N DE LOS SUBDlTOS

tienen impositividad inexorable, por ejemplo, las reglas del trato social, las convic-
ciones religiosas, las morales, etc. Por otra parte, puede haber -y de ello hay ejem-
plos trágicos- normas de mera imposición inexorable pero sin carácter ético y sin
apoyo en la convicción del grupo, como las emitidas por la tiranía.
Ahora bien, desde el punto de vista sociológico -y, por tanto dejando aparte
todo criterio estimativo-s-, se puede estudiar y clasificar las normas del Derecho
positivo, desde el punto de vista del volumen mayor O menor de quienes las pro-
ducen y de quienes se hallan identificados con las mismas.
El caso de plenitud extrema a este respecto estaría representado por un Derecho
que respondiese totalmente a las convicciones de todos los sujetos integrantes del
grupo. Es difícil que esto se produzca plenamente en la realidad, pues siempre,
por 10 menos, habrá algún individuo discrepante.
Otro caso, muy frecuente, es el de que las normas de Derecho correspondan
a las convicciones de la mayoría, la mal efectivamente determina la resultante de
poder social predominante.
Otro casa, también muy frecuente y que puede considerarse normal, es el de
que los que han producido las normas jurídicas sean una minoría, pero que esté
apoyada por el grupo mayoritaria o totalmente.
A veces se da también la intervención de elementos extraños al grupo, que han
participado en la gestación de las normas jurídicas y que contribuyen a apoyadas.
Tal ocurre en jos casos de intervención J~ J¡i, )iutoridad superior p~::l dar normas a
un grupo subordinado -p. e., la legislación del Estado que regula la vida interna
de una corporación o de un sindicato-e, o en los casos de intervención extranjera,
o en los casos de sumisión al Derecho internacional.v-

I2.-LA LUCHA POR EL DERECHO


El romanticismo jurídico, representado por la Escuela histórica alemana del De-
recho, ruya principal figura fué Savigny, había sostenido que el Derecho es pro-
ducido espontáneamente por el alma del pueblo o espíritu nacional, y que se va
desenvolviendo de un modo plácido insensiblemente y sin dificultad, en forma pa·
recida a lo que sucede con el lenguaje. Según esa escuela, el instinto certero del
alma colectiva avanza pausadamente, pero seguro y sin violentos esfuerzos, r se rna-
nifiesta a través de la costumbre jurídica, orgánica e intrínsecamente, como sucede
también en el Ienguaje.w
Contra esa tesis de la escuela histórica, que contiene tremendas exageraciones
y una. notoria unilateralidad, además de todo lo que en ella hay de fantasía poética,
carente de apoyo en los hechos, lhering formuló una afirmación contraria: la de
la lucha por el Derecho, es decir, el aserto de que los principales desenvolvimientos
del Derecho no se efectúan plácidamente, sino como efecto de una lucha. J G Muchas
de las grandes modificaciones, que representan patentes progresos en la historia del
34 Con un sentido y un alcance diferentes del que yo les doy en el texto, estudia la tipolo,gía
de todos esos casos TIMASHEF1' (N. S.), AIl lulrodtlcliolJ Jo tbe Soriology 01 LlU'¡ Cambridge
{Mass.}, 1939. pp. 10 Y ss.
J:; Cfe. RECASENS SICHES (Luis), Tratado General de Fi/oiUfi,¡ del Derecho, Edil. Porrúa.
México, 1959. pp. 439:443.
au Cfr. IHl:NJ~G (Rudolf van), Der Kan/III ¡mIS Recbt, Regensburu. lR72 -hay tr,nl. de
AJolfo Posada: Ll L"dl.l 11n, el Derecbo. Madrid, nueva (.'J. Lccort, Blt~nl)s·/\irl'~. 19)1).
LUCHA ENTRE EL DERECHO DE AYER Y EL DE MAfMNA 607

Derecho, tuvieron que producirse lesionando profundamente los intereses privados


que existían protegidos; lo cual sólo pudo ocurrir mediante una lucha en contra de esos
intereses y en pro de la implantación de un Derecho reputado como más justo. La lu-
cha en tales casos es fuerte, porque los intereses amenazados suelen oponer a todo tipo
de reforma la más violenta resistencia. "Cuando el Derecho existente es defendido de
tal modo por los intereses creados a su calor, el Derecho del porvenir no puede ven-
cer sino sosteniendo una lucha, que a veces dura más de un siglo; y mucho más si los
intereses han tomado el carácter de derechos adquiridos. Entonces hay dos partidos.
uno frente al otro, cada uno de los cuales lleva inscrito en su bandera el lema de la
santidad del Derecho. Pero uno de ellos llama santidad al Derecho histórico, al De-
recho del pasado; y el otro llama santidad al Derecho que se desenvuelve y se renueva
sin cesar, al Derecho primordial y eterno de la humanidad en el constante cambio ...
Todas las grandes conquistas que pueden registrarse en la historia del Derecho -la
abolición de la esclavitud, de la servidumbre, la libre disposición de la propiedad te-
rritorial, la libertad de la industria, la libertad de conciencia- no han sido logradas
sino después de vivas luchas, que a veces han durado varios siglos y que en no pocas
ocasiones han costado torrentes de sangre... Así pues, el Derecho, considerado
en su desenvolvimiento histórico, nos presenta la imagen de la investigación y de
la lucha, en una palabra, de los más penosos esfuerzos. El espíritu humano, al ir
formando inconscientemente el lenguaje no halla violenta resistencia; y el arte no
tiene otro enemigo que vencer que su pasado. Pero no ocurre así con el Derecho,
en tanto que es un fin: colocado entre los confusos engranajes donde se mueven
todos los esfuerzos y donde se ventilan todos los diversos intereses ... , el Derecho
debe estudiar y buscar incesantemente el verdadero camino, y cuando Jo ha encon-
trado, debe derribar todos los ·obstáculos que se oponen o impiden avanzar".
Claro es que la verdad no está en la tesis romántica y fantástica de Savigny, y
que Ihering tiene raz6n al subrayar la dimensión de lucha que se da en la evolución
progresiva del Derecho. Pero resultaría exagerado concebir el desenvolvimiento del
Derecho exclusivamente en función de la lucha; pues si bien ésta desempeña irnpor-
tante papel, también es cierto que hay muchos procesos pacíficos en el desarrollo
de las instituciones jurídicas.

'3.-FUERZAS CONSERVADORAS Y FUERZAS REFORMADORAS


EN EL DERECHO
El gran jurista francés Georgcs Ripert'" clasifica las fuerzas sociales actuan-
tes sobre el Derecho en dos categorías: [nerzas conservadoras, las cuales tratan de
mantener el Derecho existente; y [nerzas reformadoras tIlle tratan de rnodicarlo o
transformarlo. Resumo a continuación algunas de las observaciones de Ripert.
El carácter estático que el Derecho posee por sí mismo ofrece una excelente
situación a 105 defensores del orden existente. Las normas jurídicas, en tanto que
vigentes, tienden a conservar el. orden existente. De aquí que se haya hablado por
muchos autores del sentido conservador de la profesión [urldirn.:"
'J7 RIP13RT (Gecrges}, Les Forces Créatriccs dn Drois, Lihrairie Générule de Droit ct de
jurisprudcncc, Puns, 1955, pp. 86 Y ss.
:15 BODENHEIMER {Edgar}, T b e t nbere»tCOIlH'ITIIli.!"m ,,/ tbe
L(:.l!.tt! en "TI le
í'roí cssion,

Indiana Law journnl", vol. 2}, N'" 3, abril. 1948.


608 CONSERVACION y REFORMA

Las gentes que disfrutan de una poslclon privilegiada intentan conservarla, y


se convierten en sostenedores del orden existente mediante la defensa de los dere-
chas que les confiere el sistema en vigor. Presentan como necesaria la situación pre-
sente de la sociedad, y presentan como peligrosa toda reforma. Predican resignación
a los desheredados. Tratan de socorrer a los infortunados, poniendo en práctica un
paternalismo protector, que no excluye sentimientos de caridad, pero que contiene
también el miedo a la exasperación provocada por la miseria.
Ahora bien, una política puramente conservadora no es posible en las épocas
en que se producen grandes transformaciones económicas. El valor de los bienes
cambia; se crean nuevas riquezas; la depreciación monetaria transforma situaciones
que parecían sólidas. Entonces comienza la lucha entre los poseedores. La oposición
antigua entre agricultores y comerciantes es típica. La vida moderna ha creado otras
oposiciones. Los hombres se lanzan sobre las riquezas nuevas, que son susceptibles
de apropiación privada. Entonces resulta necesario repartir las ventajas procuradas
por la utilización de los nuevos bienes. El espíritu capitalista ha invadido la socie-
dad entera, y ha creado una nueva fuerza esencialmente conservadora en el sentido
de que pretenda la conservación del Derecho existente, sino que se ha convertido
en una fuerza renovadora de conquista.
Las clases no poseedoras se vuelven audaces en una sociedad de espíritu capi-
talista y de constitución democrática. El espectáculo de la lucha por la conquista de
-:-la riqueza anima a los no poseedores a partícipar en . esa .Iucha.: Suq:;t:ü h:h:vlogi.n
que presentan las desigualdades injustas como un producto del Derecho existen-
te, y que sostienen que esos males pueden ser remediados por un mejor Derecha
futuro.
A veces las reivindicaciones de los no poseedores adoptan una actitud revolu-
cionaria. Pero el régimen democrático liberal permite la acción de los reformadores.
Ya no es necesario recurrir a la violencia: basta con conquistar el poder político
que da el derecho de legislar.
"Este deseo de reforma -dice Ripert- tiene una. innegable nobleza en la me-
dida en. que está inspirado en el deseo de liberación del hombre. La defensa del
orden existente es difícil cuando está representada como la resistencia egoísta de
los poseedores. Pero hay que reconocer que c:n tanto en el espíritu de reivindicación
como en el de resistencia a las reformas se mezclan las sentimientos más turbios
con los más puros. Los celos, la venganza o el odio inspiran medidas lamentables"

14.-FUERZAS SOCIALES QUE ACTUAN SOBRE LA LEGISLAClON


A) Consideraciones genera/es
Ya se ha mostrado que en última instancia un auténtico poder social no se basa
sobre la fuerza física, sino que su principal raíz consiste en un fenómeno de opinión
pública. Consiguientemente, el sistema del orden jurídico positivo vigente, el cual
está en vigor por virtud del apoyo que le da el poder social preponderante. descansa
en última instancia sobre la opinión pública, y es influido decisivamente por (ficha
opinión, en cuanto a sus contenidos, en cuanto a su mantenimiento, y en cuanto a
su reforma y evolución. Esto es verdad en términos generales, pero lo es muchísimo
Ltl OPlNION PUBLICA EN LA DEMOCRACIA LIBERAL 609

más todavía, es decir, lo es en una mayor medida, por lo que respecta al Derecho
de 105 Estados de régimen democrático-liberal.w
En los regímenes democrático-liberales la leyes elaborada y díetada por los
representantes de los ciudadanos. En una democracia liberal lo mis importante, 3-
estos efectos, es el modo de organización de esa representación. La lucha de las
fuerzas sociales en el país se desenvuelve oscuramente. En cambio, dentro del peri-
metro del poder legislativo la lucha se desenvuelve entre los representantes de las
diferentes fuerzas políticas.
Las discusiones y las pugnas que se desarrollan en la asamblea legislativa entre
los varios representantes, ruando se trata de hacer una nueva ley, son la expresión
de las fuerzas que en la penumbra luchan para obtener la regla que se estima más
favorable a ciertos intereses. El régimen democrático- liberal permite a esas fuerzas
el manifestarse, y asegura hasta cierto punto entre ellas la posibilidad de un cierto
equilibrio y de arreglos de transacción, que suelen hacer la ley aceptable, o por
lo menos tolerable, para todos.
El libre juego de las fuerzas sociales dentro de un régimen democrático-liberal
da lugar frecuentemente a una gran abundancia de leyes, así como también a una
gran movilidad del Derecho.

B) La acción de Id opinión ptiblica sobre /11 Jegislaárín


!\ veces la opinión pública se manifiesta como una fuerza conservadora; se
acomoda fácilmente al Derecho existente y se confunde con la costumbre establecida.
Er.to sucede sobre todo en las épocas normales de la historia, y, en cambio, no suele
acontecer en tanta medida en los períodos de crisis."
En ocasiones se produce lo que se llama un "sobresalto de la opinión pública'
Un (¡¡SO particular Ilarna la atención sobre la injusticia de una ley establecida; y
entonces lo. opinión pública reclama una reforma de esa ley,
la opinión pública encaminada a actuar sobre la legislación se manifiesta de
diferentes maneras: desfiles, mítines, discursos, artículos de periódico, carteles, con-
versaciones privadas. cartas y telegramas a las autoridades y a los miembros del po-
der legislativo. etc, La formación de una corriente de opinión pública, sin embargo,
no suele ser siempre espontánea. En la mayor pute de los casos es provocada II or-
qucstada por algunos dirigentes.
Adviértase, por 01" parte, que la opinión pública es cambiante. Nuevo" hechos
l-i hacen a veces cambiar de dirección. En ocasiones una enérgica resistencia de parle
del peder político suele debilitarla. Pero cuando esa resistencia se ejerce contra un
Sobre 10<; hechos y la formación de la opinión pública y sobre sus efectos. véase: BOG.\R-
:'9
Dl1S (Emory). Tbe Making 01 Pablic Opinion, Association Press, Nueva York, 19H; MAcDou-
OALl. (Curtis D.), Understanding Publis Opinion, MacMil1ao, Nueva York, 19;;3; JRIUN
[Frederick}, Pub/k Opinion ana Propaganda, Crowcll, Nueva York, 19'0; SMITII (B. L.),
LASSW.::;LL (H. D.) & CASEY (R. D.), Propaganda, Communication 4nd Pub/ir Opinion, Peino
ccton. 19,16; BERELSON (Bemard) & )ANOMITZ (Mortis). editors, R~ader in Publ;, O/Iinion
and Communicotion, Free Press, Glencoe. JI\., 19')3; ROUCEK (Joseph S.), 1.f1. Sociología dv l.i
Opillión Pública, en "Rev. Mex. de Soc.". XVI.t, t9H.
·\0 Véanse las obras citadas en la nota. precedente. véase además» SIGFRIED (A,), Col1n'lUf
d~ sociologie eleaorale, Dolmat Monteresticn. París, t949; MOR.... ZP. (Ch.), et al., Elude! de
sociologie elt(I01'(/I~, Colin, Paris, 1947,
610
movimiento muy fuerte de opunon pública, lejos de atenuarlo suele exacerbarlo, y
llevarlo incluso a propugnar medidas de violencia.
La opinión pública, relativa a la mayor parte de materias, lejos de ser unitaria
suele" hallarse muy dividida. Y las relaciones "numéricas entre mayorías y minorías
suelen ser muy mudables, sobre todo en los países con un alto nivel de educación y
Con una fina sensibilidad política.
La sociolog.ía electoral muestra cómo se forma la opinión pública de diferente
manera en las diversas regiones territoriales, }' en las varias clases sociales, así como
en los varios grupos de intereses.

C) Oposición f!11I1'e los varios intereses


El ciudadano participa en el ejercicio del poder mediante la elección de aque-
llos a quienes intenta confiarlo, pero en general suele desinteresarse respecto de los
detalles de la creación del Derecho, porque esta labor tiene un carácter demasiado
técnico: De ordinario los ciudadanos no pueden comprender fácilmente el alcance ni
pre\'er los efectos de las reglas legislativas. La masa de los interesados suele carecer
de organización. Por eso suele mostrarse indiferente respecto de muchas reformas
que son reclamadas por algunos que desean sacar ventaja de tales reformas.
Para que los reclamantes sean escuchados, suele ser necesario que sean bastante
numerosos, Por lo general, los daños sufridos fortuitamente por unas pocas perso-
n~" ---
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de una inundación es enorme, entonces seguramente se votará una ley de socorro.
Cuando y donde haya organizaciones sociales para la def ensa de intereses gene-
rales o de grupo, la presentación de un proyecto de ley provoca la movilización de
dichas organizaciones en pro O en contra de ese proyecto, Tales organizaciones ponen
en estado de alerta, o en pie de lucha, a las masas cuyos intereses serían afectados
favorable ° desfavorablemente por la adopción de un determinado proyecto.
Por eso, el legislador que dicta una regla general de carácter abstracto debe
pensar en los centenares, millares O millones de las gentes que serán obligadas a
cumplir esa regla, y de aquellas otras cuyos intereses serán afectados por dicha regla.
Hay ocasiones en las cuales la mayoría de los miembros JeI poder legislativo
no sólo profesan la firme convicción de que un proyecto de ley representa la rea-
lización de exigencias de justicia, sino que además han contraído el compromiso de
servir fielmente al programa que presentaron ante el país; y, entonces, resisten [ir-
memente contra los movimientos hostiles de determinados grupos que se oponen
a la nueva medida legislativa, aun a riesgo de perder popularidad entre ellos, y
de perder votos en las próximas elecciones. Otras veces, sin embargo, algunos rniem-
bros del poder legislativo, o incluso el partido mayoritario, pueden sentirse cohibidos
por el temor de perder electores.

D) Acción de los grtlpos organizados sobre la legislación


Para hacer sentir su fuerza al legislador, las gentes que tienen intereses comunes
se asocian y :.se organizan. En muchos países existen organizaciones para la protec-
ción de los más variados intereses. Algunas organizaciones tienen por objeto la pro-
tección de los intereses materiales de sus miembros: asociaciones de propietarios de
bienes inmuebles, rurales y urbanos, de inquilinos, de arrendatarios rústicos, de agri-
INTERESES Y ORGANIZACIONES 611

cultores, de tenedores de valores. mobiliarios. Otras organizaciones tratan de defender


una combinación de intereses morales y de intereses materiales, por ejemplo una ac-
tividad profesional. Hay también muchas organizaciones que pretenden ayudar a las
autoridades públicas en la defensa de la familia, de las buenas costumbres, de la
historia, del arte, etc. Entre todas estas asociaciones, las hay insignificantes, pero
hay también otras fuertemente constituídas, que cuentan con 'un enorme número de
miembros o de adheridos, y que suelen ser escuchadas por los poderes públicos, y
que suelen ejercer eficazmente sobre .éstos una gran-influencia para conseguir las
reformas que desean o para evitar las innovaciones que juzgan peligrosas.
El poder de los sindicatos obreros y profesionales suele ser más grande que el
de las asociaciones, pues una asociación tiene de ordinario un objeto determinado,
mientras que el sindicato se crea para la defensa del oficio o de la profesión, cuyo
ejercicio constituye en realidad una gran parte de la vida del hombre.

E) Acción de lo! pal"/ido! político! sobre la legjsleción


El partido político es una organización para la conquista del poder del Estado,
con el propósito de dar al Estado una organización mejor y de hacer que el Derecho
se acerque más a las exigencias de la justicia y del bien común. El Dr. Lucio Meu-
dieta y Núñez define el partido político como "una agrupación temporal o perma-
nente de ciudadanos guiados por un líder y unidos por intereses comunes que tratan
de satisfacer, de acuerdo con un programa de principios y .mediante la retención o
la conquista del poder estatal o ejerciendo influencia en las orientaciones del mis-
rno";'! Frente a esta muy buena definición habría que formular tan sólo la reserva
que la existencia de ten Hder, si bien caracteriza muchos partidos políticos. no es
un hecho general; pues hay partidos políticos dirigidos por organizaciones colectivas
-esto es, comités, integrados por un número relativamente pequeño de personas.
No es el volumen de los militantes activos lo que cuenta en última instancia.
sino el influjo que un partido obtiene sobre la masa enorme de personas que no
actúan directamente en política, pero que votan en las elecciones y que contribuyen
a formar movimientos de opinión pública.
Observa Mendieta que un partido político consigue eficacia espiritual princi-
palmente por virtud de cinco factores: la doctrina; el programa -<]ue no se limita
a la defensa de los intereses del grupo que le. dió vida, porque su éxito depende
de la suma de voluntades que pueda ganarse fuera del partido-e: la orgdlliztláólI
y la disciplina. Pero en definitiva lo que tiene importancia más decisiva es la P":
p"laridad que alcance.
Los diversos partidos existentes dentro de un Estado viven en una lucha cons-
tante, dramática, que se desarrolla en distintas fases y de diferentes maneras, lucha
condicionada por el estado económico y cultural de los pueblos. Esta lucha tiene Jos
aspectos, uno político en publicidad, y otro secreto -intrigas, acuerdos, pactos. etc.
Muy importantes son las funciones que los partidos desempeñan, entre bs
cuales figuran: determinar mutuamente su existencia por contraste recíproco. pues
todo partido existe en función de otro; concretar las corrientes de la opinión púo
o blica; ser censares del poder público; impedir que la política se convierta en un
~1 Cfr. MENOIU,.\ y NlJÑI:Z (Lucio). Los P"YliJoJ Políticos, Instituto de 1000~sti!.:;t~·it\nc~
SnflaJes, Universidad Nacional, México, 1947.
6J2 PARTIDOS POLlT1COS

sistema rígido de poder; canalizar las presIones sociales; y actuar como órgano. de
transformación estatal y social.

F) Afedidas de hostilidad para influir sobre la legislaáón


Ordinariamente, ln /}/Il'lge: es un instrumento de lucha empleado por lo) obreros
contra el patrono, para obtener de éste mejores condiciones de trabajo. Cuando la
huelga cumple Jos requisitos establecidos por el Derecho laboral, es considerada den-
tro de los límites que éste establece como un medio legal de lucha. Pero, en ocasio-
ne:" se producen huelgas por motivos y con designios políticos, es decir, para coac-
cionar a las autoridades o al poder legislativo con el propósito de que dicten una
determinada ley, tomen unas ciertas medidas gubernativas, o no lleguen a promulgar
0('r.1 ley; o dejen de adoptar medidas C1ue habían anunciado O iniciado.
Además de la huelga obrera política, que se acaba de mencionar, hay otras
formas de revuelta que suelen ser llamadas también huelgas, aunque no sean lle-
vadas a cabo por obreros: cierre de .almaccncs y tiendas por los comerciantes paíl
protestar contra determinada medida. legislativa o gubernamental -ya dictada, O
simplemente anunciada-s-; embotellamientos de 1:1 circulación de automóviles pro-
vocados por los choferes con el propósito de que se derogue una ley que les afecta,
a de CIUt no llegue a convertirse en ley un cierto proyecto; huelga de contribuyentes:
Etc ,[5<15 conductas y otras similares pueden ser censurables desde el pü"to de v ista
axiológico, pueden ser tenidas como lamentables y como síntomas de descompo-
sición social y política. Sin duda. Pero al sociólogo, en tanto que puramente tal, le
corresponde registrar los hechos reales.
Hay manifestaciones mrix fuertes de coacción, en L-l'i qllC se llega a la violencia
material, por ejemplo, cuando se produce la ocupación de la fábrica por los obreros.
la toma de posesión de locales o terrenos no habitados por los que carecen de alo-
jamiento, el cierre de las calles o de las carreteras al tninsito rodado, etc. Eu la
mayor parte de países, actos de esa índole constituyen delitos según el Derecho
vigente; y, por lo tanto, pueden ser violentamente impedidos o reprimidos por la
fuerza pública. Pero el empleo de la coacción preventiva o represiva de p~l:l'e del
público depende algunas veces de las consideraciones políticos que se hag:ll1 los ti-
tulares de éste. Por lo que respecta a la persecución por la V¡,l juridico-pen.d, ésta
suele resultar difícil frente a tales revueltas, por GtuSJ del carácter colectivo dl.' los
actos cometidos, .es decir, en virtud del hecho de que esos delitos han sido cometidos
por un gran número de persollas.

G) LA accián de lOJ' ¡/lris/dS sobre la tegislacio»


En los países de Derecho predominantemente legislado --p. e., los del Con-
tinente Europeo y los de Hispano-América-e- la defensa de los intereses aFllnl~t a
la elaboración de reglas generales, esto es, de leyes. Ahora bien, sólo 105 jurispe-
ritos son capaces de redactar esas regL~s. Pero los juristas no son mentes m.iremá-
ticas y frías, sino que son seres humanos con determinadas convicciones, animados
de ciertos ideales, e influídos por ciertos intereses. Según los cuales sean f.SOS idea.
les yesos intereses, así será la concepción jurídica que sostengan. Hay múltiples
oposiciones entre diversos grupos de jurisperitos e ideólogos sociales: entre positi.
OTRAS INFLUENCIAS SOBRE LA LEGISLACION

vistas y cristianos, entre intervencionistas y liberales, entre socialistas e individua-


listas. Así, en nuestro tiempo u~os combaten en pro de la ética cristiana y otros en
contra de ella, unos a favor de la propiedad privada y otros en contra, unos' por la
libertad de contratación y otros por la dirección de la economía, unos por la ern-
pres:l. privada y otros por la nacionalización de las empresas industriales, etc.
Ahora bien, aunque los juristas estén afiliados a una determinada causa, por
su espíritu mismo de juristas se ven obligados a considerar el juego de las' fuerzas
sociales cuando ellos se enfrentan con la tarea de la creación de nuevo Derecho.
Por tanto, a los jurisperitos. les corresponde decir en qué medida se puede dictar-
una reforma, sin comprometer la estabilidad del Derecho existente, Poi otra parte,
los jurisperitos conocen las necesidades de la técnica jurídica. Por eso pueden ser
excelentes plenipotenciarios de las fuerzas rivales, y establecer las condiciones del
tratado de paz entre ellas, siguiendo en este menester las exigencias de la técnica
jurídica, la cual de ordinario contribuye a mitigar las reivindicaciones de los grupos
en conflicto, Por eso se ha observado que los juristas ponen término a la etapa tu-
multuosa y desordenada de las revoluciones, porque contribuyen a la reconstrucción
de un Derecho estable mediante la incorporación a él de nuevas valoraciones y nor-
mas. Así, se ha dicho que en Francia "la novela de la revolución" terminó en 1804.
cuando cuatro juristas dieron al país un código civil qu~ incorporaba al ordena-
miento jurídico las reformas ya introducidas."

'5.-INFLUENCIA DE LOS FACTORES SOCIALES EN LAS SENTENCIAS


JUDICIALES Y EN LAS RESOLUCIONES ADMINISTRATIVAS
Las reglas declaradas en la legalidad positiva constituyen la expresión de Ias
valoraciones establecidas por el legislador, es decir, no son exposición o narración
de hechos sino que son explícita o implícitamente estimaciones. Pero esas veloracio-
nes declaradas en las normas legislativas. reglamentarias o consuetudinarias 110 cons-
ti/uynl toda la raloracián Iq ll e es necesaria para decidir sobre caJOS concretos, para
aplicar las normas generales a las realidades particulares de la vida. Las valoraciones
declaradas explícitamente, o contenidas tácitamente <:0 una ley o reglamento, nece-
sitan complementación con otras valoraciones. Esas valoraciones complementarias no
contenidas en la ley o en el reglamento son de diversos tipos. Vamos a examinar
a continuación esos varios tipos de valoraciones complementarias."
La valoración incluida explícita o tácitamente en un precepto positivo, a veces
debe hallar su complemento en 10$ criterios axiológicos contenidos en las convicciones
que de hecho predominan y actúan efectivamente en la colectividad en una determina-
da situación histórica. Cierto que con respecto a estas valoraciones, cabe argüir que
tales convicciones o creencias pueden parecer \·agas, intangibles, de difícil delimita-
ción, y capaces de interpretaciones diversas, Acaso parezcan de tal manera alojo 'inex-
perto en la observación sociológica, Sin embargo, constituyen una realidad, una rea-
lidadsccial que puede ser captada por quien esté habituado a ese tipo de observación
sociológica. Pero independientemente de que su aprehensión sea más o menos difí.l,

'l~ Cfr. RIPERT (Georges}, oh. cit. en la nota N 9 34, pp- 92-114.
u Cfr. RECASÉNS SlCHBS (Luis), NII~lIa Filosofí.t d~ 1/1 lnurpuiaáó. J'} Derecho, ~tro
de Estudios Filosóficos de la Universidad Nacioflll A. de México, Fondo de Cultura Económica.
Méxi!:(), 19~6.
614. INFLUENCIA DE LOSFACrORES SOCIALES SOBRE EL JUEZ

de hecho actúan sobre el común de las gentes cuando éstas interpretan espontánea y
directamente el alcance de algunas normas jurídicas corno modeladoras de su con-
ducta; y actúan también sobre los jueces y sobre los funcionarios públicos encargados
de decidir sobre conflictos, o de resolver .sobre casos concretos. Las convicciones predo-
minantes en una sociedad son a veces como una especie de atmósfera que respiran
las gentes, incluso los jueces y los funcionarios administrativos, aunque na siempre
presten atención a ese respirar, y aunque no se hayan percatado exactamente de la
atmósfera que respiran. O, empleando otra atmósfera, se podría decir que son co-
mo una corriente de viento que ejerce una presión, independientemente de que se
tenga conciencia más o menos dara de este hecho. Esas convicciones constituyen tarn-
bíén, al igual que las insertas en la legalidad, estimaciones positivas, esto es, hu-
manas, históricas ---del presente histórico-c-, es decir, son la opinión que las gentes
tienen de que determinadas conductas· son buenas, mientras que sus opuestas son
malas; son la opinión predominante sobre lo que se debe hacer en ciertas condicio-
nes o circunstancias, y la opinión predominante sobre el sentido y el alcance de
determinados fines.
Claro que se puede objetar que una mera convicción social, que sea eso y nada
más que eso, no es aún norma jurídica vigente. Muy. cierto. No trato de njn.~una
manera de elevar irresponsablemente a normas jurídicas lo que sea solamente una
convicción social O una mera corriente poderosa de opinión pública. Ningún juez
consciente de los deberes de su profesión tomará como norma iurfdica lo Que sea =
tan sólo mera creencia predominante en la sociedad. Pero es que no se trata de eso.
I

Se trata de otra cosa: se trata de que a veces la letra del pre<~pto legal, o la fornu
consuetudinaria, o la regla declarada en un precedente jurispnidencial, no tiene sen-
tido completo, ni suficiente, a menos que se proceda a interpretar el alcance de
las estimaciones explícita o implícitamente contenidas en esta riorma, completán-
dalas con los criterios que nos suministran las convicciones colectivas predominantes.

16.-EL DERECHO POSITIVO CONSTITUIDO ACllJA COMO UNA


PODEROSA FUERZA SOCiAL
El Derecho, ya constituido, es un hecho social, que concurre con los demás
hechos sociales en la estructuración de la colectividad y en los procesos dinámicos
de ésta. Es decir, el Derecho no es sólo el efecto de una serie de hechos sociales,
sino que además, ya una vez formado, constituye una causa de otros muchos fcnó-
menos sociales.
Esta segunda parte de la Sociología del Derecho estudia las motivaciones psí-
quicas que inducen a los hombres al cumplimiento de. las normas jurídicas; así
como estudia también los varios factores objetivos que condicionan positiva o ne-
gativamente la realización efectiva de lo ordenado por el Derecho.
Cuando es promulgada una ley y publicada en el periódico oficial, desde ese
momento dicha ley se convierte en una fuerza actuante en el seno de la sociedad.
se convierte en un factor configurante de muchas conductas humanas.
Son muchas y muy diversas las motivaciones que pueden inducir a los hombres
a cumplir las normas jurídicas: desde el reconocimiento suscitado por una convicción
ética, hasta el puro miedo a las sanciones que las normas jurídicas señalan p:U:l sus
violaciones. Entre esos motivos figuran muchos otros de muy diferentes clases, p. e.:
un sentido ético fundado en la jusrifir.rciún del Derecho; la violación patriótica: la
ACClON DEL DERECI/O COMO FCERZA SOCIAL 61')

creencia religiosa de que las autoridades ejercen un poder delegado por Dios; el cfcc-
to de 1J. impresión GUc producen las formalidades solemnes de que suele ir acom-
pañada la creación del Derecho: los intereses en pro de !J. estabilidad y de la se-
guridad; el hábito de determinadas formas de conducta; las emociones favorables
que suscita el Derecho: la sugestión de la imituciún; el temor J. las sanciones; etc
Así, por ejemplo, muchos ciudadanos. una vez enterados de las disposiciones
de dicha ley. las cumplirán por su propia voluntad, obedeciendo en los diversas CJSOS
a diferentes motivos. Unos ciudadanos, percatados de su deber moral de obedecer
al Derecho positivo -porque éste constituye. una condición necesaria rara la con-
scrvación r la buena marcha de la soricdad-i-, adecuarán su conducta 3. la nueva
norma. en virtud de esos motivos éticos. Otros ciudadanos, que tengan una concien-
cia ética menos clara }' recta. pero que deseen paz}' tranquilidad. ajustarán su con-
ducta a la nueva le)'. impulsados por el deseo de verse libres (k las sanciones que:
ésta determina pHa los infractores. los sujetos en los glle recae la calidad de fun-
cionarios públicos. cncargados de velar por el cumplimiento de la ley y de imponer
las sanciones por ésta previstas en caso de incumplimiento, pondrán en práctica las
conductas necesarias para la realización de esos menesteres; unos, guiados por ti
sentido cid honor)' de la responsabilidad inherentes al cargo que desempeñan;
otros. movidos por el deseo de evitar lns sanciones disciplinarias O penales que sux-
citaría la infidelidad en el cumplimiento de los deberes de su cargo. Otras gentes,
cluC na quieren someterse a la nueva norma jurídica. pero que, a la vez, tampoco
quieren caer bajo sus sanciones, invcntnr.in sutilmente comportamientos para bur-
larla de manera que queden indemnes. Por fin, hay sujetos carentes del mínimo
necesario de sentido ético y. además. sobre los cuales na obran las intimidaciones
de la sanción. que tratarán de violar o violarán la ley y serán objeto de la impo-
sición de los actos coercitivos predeterminados por ésta. He aquí. pues, una serie de
fenómenos varios. en los cuales advertiremos la acción del Derecho como una fucrz.r
social, que produce una serie de: múltiples efectos. ,
Se hace patente este mismo tema de estudio. sólo que de modo inverso, en los
casos en que:: una regla jurídica elaborada formalmente -es decir, dictada por la
autoridad señalada como competente par.• ello r scjrún los trámites preestablecidos-o
no obtenga un reconocimiento y un cumplirnicutc normales. Este es el caso de las
normas rc::~rcdo de las cuales se dice que quedaron tan sólo en el papel, que queda-
ron como mera letra muerta, sin obtener efectiva realización. En esos casos, tales
normas jurídicas -que fueron como todas efecto de una serie de valores sociales-e-
resultaron ineptas como fuerzas efectivas par;) configurar realmente las relaciones
sociales (Iue quer inn regular. Estos casos plantean el problema de la in\'estig3ción dr:
cuáles son los ingredientes, cualidades r condiciones que las normas jurídicas han
de reunir para ser eficaces.
Así pues, uno de los temas de esta scgund., parte de la Sociolog¡« del Derecho
comiste en el estudio de las motivaciones psíquicas que inducen a la observancia
de las normas jurídicas. Esas motivaciones son muy vanas, como se ha podido ver
en 10.<; ejemplos aducidos. Entre ellas, Figuran desde el ruro miedo a la sanción
JIJ:.t.l el respeto al Derecho: }' también otras muchas de diferentes clases: la irn-
presión que producen las formalidades solemnes. la creencia rdigiosa de que la"
autoridades ejercen un poder delegado For Dios. los intereses en pro de la eqa·
hili,l.hl. cu-. Y f.¡o.¡ m.i, de 1.1" veces "e romhinun v.rrius de b" motivaciones.
616 ACC/ON DEL DERECHO CO"fO FUERZA SOCI.1L

Hay también ocasiones en las que una nueva ley ni es realizada ni queda
tampoco como mera letra muerta, sino que pro\'oGI. una reacción revolucionaria. Los
funcionarios tratan de imponerla; los sujetos que han de cumplirla no sólo no lo
hacen. sino que se rebelan activamente contra ella.
En virtud de lo expuesto, cabe afirmar que esta segunda parte de la Sociología
del Derecho estudia los hechos de la determinación y coordinación de la conducta
humana por virtud de la existencia de normas jurídicas. Trata de explicar la acción
del Derecho como una fuerza que moldea la conducta humana, y cuáles son las con-
diciones de su eficacia o de su ineficacia.
También por este lado, la Sociología del Derecho desemboca en la Sociología
del poder. Recuérdese que en la primera parte de la Sociología jurídica hice una
advertencia similar: el Derecho, como efecto de una serie de constelaciones y de
procesos sociales, constituye el resultado de unos fenómenos de poder colectivo; por
lo cual la Sociología del Derecho tiene que referirse a la Sociología del poder. Pues
bien, en esta segunda parte nos hallamos también con que el problema de la eficacia
del Derecho positivo es un problema de hasta qué punto éste consigue el poder
necesario para realizarse. Bien entendido que, cuando se habla de poder, no penS<!·
mas tan sólo ni principalmente en la coerción material, sino ante todo y sobre todo
en la fuerza de las convicciones, que es el ingrediente más importante del poder social.
A este respecto, Tímashcffe- observa arinadamcnte que las convicciones éticas,
que encarnan en conductas. se convierten en fuerzas sociales: por dos causas: pri.
mero, porque se trata de una relación no solamente intelectual, sino además emo-
tiva; y, además, también, porque se da similitud entre las convicciones de los
miembros de un grupo, lo cual multiplica la fuerza de éstas.

17.-EL PROBLEMA DEL RECONOCIMIENTO O DE LA ADHESION


A LAS NORMAS JURIDICAS
Llegamos ahora a una cuestión que tiene gran abolengo en la Ciencia jurídica
y en la Filosofía del Derecho, pero que en verdad no pertenece a ninguna. de las
dos, puesto que su lugar está en la Sociología del Derecho. Me refiero a la cuestión
llamada del "reconocimiento". El famoso jurisconsulto alemán Bicrling intentó fun-
dar -el deber jurídico en el hecho del reconocimiento tácito y general de las normas
jurídicas por la sociedad, en una especie de asentimiento o aceptación. Esta teoría,
en la medida en que pretenda ser encuadrada dentro de la ciencia jurídica y consti-
tuir una fundamentación del deber jurídico, es inaceptable. Pero, en cambio, contie-
ne un germen de verdad, si la miramos como una observación sociológico-jurídica.
No sirve para fundar la 'validez formal del Derecho, ni tampoco para justificar }'
explicar el deber jurídico; pt'co apunta a una verdad sociológica, cuando se refiere
al hecho de que se produce una especie de reconocimiento social de las normas
jurídicas. En efecto, ese hecho de reconocimiento o de aceptación de las normas ju-
ddico-positivas por parte de la mayoría de los componentes de la sociedad estatal
es precisamente lo que dota a ella de eficiencia, de realidad.s-

oH An Lntroduction lO Soaology 01 Law, Cambridge, Mass., 1939, pp. 72 Y ss.


ft. Cfr. BIERLlNG, Gnmdbex,.iffe, IV, pp. 39·53, 68·[06; Y también jJlrúr1Jcbe P"i/l,?i/lirff-
/eh,'s (1894), J. Véase también: EHRLICH, Grlmd/egllng des Soziologie des Rednes (1913).
RECONOCIMIENTO O ACEPTACION DE LAS NORMAS 617

La norma jurídica -al igual que las demás normas sociales- para que sea
cumplida, para que se convierta en fuerza efectivamente configuradora de las COn·
ductas requiere un reconocimiento, una adhesión de la comunidad, es decir, de la
mayor parte de los sujetos que integran el grupo. Gracias a ese reconocimiento,
la norma se incorpora a la vida del grupo; y se transforma en convicción de éste,
en el caso de que ya antes no lo hubiera sido.
Según Timasheff;'? este reconocimiento contiene una doble tendencia: (1) la
tendencia hacia configurar la propia conducta de acuerdo con la norma; y b) la de
querer que la conducta de los demás se configure también según dicha norma.
Adviértase que el reconocimiento o aceptación de una norma °
de un sistema
normativo no implica necesariamente una adhesión íntima a su contenido. Puede
darse esa intima convicción sobre el valor del contenido de la norma. Peco puede
también no darse esa íntima convicción y entonces basarse el reconocimiento en
otros motivos. Por ejemplo, se puede basar en el reconocimiento de que ha sido
dictada p.or una autoridad legítima, o en la consideración de que es mejor que haya
una norma, aunque ésta sea imperfecta, a que no haya ninguna, etc'!'
Desde el punto de vista de la singularidad o generalidad del reconocimiento,
éste puede ser de dos clases: directo o indirecto.
El reconocimiento directo es el que se refiere a una norma determinada. Puede
fundarse en las más diversas bases, a algunas de las cuales me he referido ya.
El reconocimiento indirecto es aquel que se refiere no a una norma determinada,
sino a un complejo de normas. Por ejemplo: reconozco todas las normas de un sis-
tema jurídico, por virtud de pertenecer a éste, cuya legitimidad fundamental Jcep·
to: o, también, reconozco las normas que reconocen los demás, v. g.: mis conciu-
dadanos, mi grupo religioso, mis colegas o las personas en cuyo juicio confío.
Desde el punto de vista cuantitativo, el reconocimiento indirecto tiene más
importancia que el directo, pues ni siquiera los abogados conocen todas las normas
vigentes, pero en cambio las reconocen todas ellas como obligatorias.
Ahora bien, el reconocimiento básico es el directo, pues sobre él se fundan
los reconocimientos indirectos. En efecto, para (lllC pueda darse el reconocimiento
indirecto de un conjunto indeterminado de normas, es necesario (lue haya el reco-
nacimiento directo de una norma por lo menos, es decir, de aquella norma sobre:
la cual se fundan o de la cual derivan las demás. Por otra parte, para que una masa
de gent(·s tribute reconocimiento indirecto a un complejo de normas, es menester
que éstas se hallen reconocidas directamente por alguien. Por ejemplo, por las auto-
ridades a quienes se repute COmo legltimss.o Si esas normas ya no son reconocidas
por dichas autoridades, tal vez pueda subsistir por algún tiempo el reconocimiento
indirecto de la masa, pero poco a poco se irá extinguiendo. Asimismo, si dichas
autoridades pierden el carácter de legítimas ante la conciencia de las gentes, des-
aparecerá el reconocimiento de las normas que se basaba' en el hecho de su acepta.
,ción por dichas autoridades, salvo el caso de que independientemente de la fuente
de su procedencia las normas en cuestión hubiesen sido objeto de un reconocimiento
directo en cuanto a su contenido.
-IRCfr. TiMASHEFF, An lntroduction Jo the Socioíogy ot 1Aw, 1939, pp. 86 Yss.
47 Cfr. RECASÉNS SICHES, Tratado General de Filosofía del Derecho, Edit. Porrúa, México,
1959, pp. 301·304; WEBER {Max}, Economia , Sociedad, tomo 1, pp. 29 Y 55.
48 Cfr. TIMASHEFF, oIJ. (;1., pp. 90·91.
618 RECONOCIMIENTO {) /lCEPT/lClON DE LAS SOIlM/lS

El hecho de saber que la norma está sostenida por una convicción colectiva
ejerce un poderoso influjo. Es la influencia que dimana de saber que todos los de-
más, es decir, los miembros del grupo, reconocen corno válida la norma, y qUt,
además, por lo tanto, reaccionarán probablemente contra el infractor.:"
Adviértase que, según ha puesto de manifiesto KeJsen, 1:J.s normas, en tanto
que normas y nada más que como tales, no son un factor activo o actuante en el
mundo de los hechos. Pero, en cambio, la representación de las normas que los horn-
bres se forman ensu conciencia, con todos los ingredientes intelectuales }' emotivos
anejos a ésta, constituyen fenómenos anímicos que en efecto actúan como Factores
reales en el mundo de los hechos. Lo que constituye un factor real y activo en la.
efectividad de los hechos es el influjo que en la conducta de los hombres ejerce
la conciencia que tengan de las normas.'?' Así putS, la norma en sí misma, como
pura significación ideal, no produce por sí sola efectos causales sobre la. conducta.
Actúa únicamente en la medida en que la representación psíquica de la norma se
convierte en una convicción. Uno de los factores. gUl;: a manera de motivos, jucg.m
un papel importante en el humano decidir de la conducta. es la representación qUt
los hombres se formen de la norma. Esta representación puede ser más o menos
clara o confusa, directa o indirecta, conocida por Su sentido o por sus sanciones, etc,
Las normas jurídicas tienen su especial título de validez, que es un título ju-
rídico. Pero su eficacia. es decir, el hecho de su cumplimiento depende en grao
par~e de ,c.¡ue exista una convicción ética general y lle: que. PoI Sllj{·tO Y=-l'[I, '1~!t::' dicha
convicción existe. Est.i convicción puede referirse a -b lq;:t¡mid:ld de la auton.lad
<-fue: dictó las normas; }' puede referirse también <:.1 contenido de esas normas.
El saber que existe una convicción colectiva en apo}'o de una norma ejerce
de ordinario un gran influjo sobre la conciencia de la,s gentes: suele actuar como
una especie de barrera o de ((;'IlSULl frente a h tentación de 1I1U conducta contr;ri:¡,:,¡
Ripert'" subraya la importancia del rcrooocirnicnto o ;lO"-Vtal'iún dl,." las normas
jurídicas por los sujetos que deben cumplirlas, observando a este resp<.:cto que cuando
no se da tal aceptación suelen producirse diversos tipos de hechos encaminados .t
eludir las leyes, por ejemplo: contratos al mar,¡;tn de LI le}"; rumplimicnto formu-
lario, pero sin dar vida auténtica al texto de 1:1 le}'; simulación (usi, v. g.: disfrazar
una donación prohibida bajo la apariencia de un atto oneroso); J,Ir vida a sirua-
cienes de hecho [concubiuuto. socied.ld.::s ele Jh:~ Lo. (:C(".) •

..:) Cfr. TIM:\.~:lI;I'F, AII ll.'t,·odllt/¡'J}I Jo tbe Soci%.!!,) /Jf Lau-, Carnbndgc (Harvard Lru.
versiry Commlttce on Reseerch in the Social Sciences), 1939. pp. 90-91.
su KEI.SEr.: (Hans). Compendio d.: T~()rÍ;1 /:':l1er," del Estado, con un extenso Prólogo de
Luis RECASÉNS SICIH'S. l' cd., Barcelona. Bosch, 193·1; KnSF.N (Hans), L Tcori-i t.ura dtl
Derecho: l ntrod ección 11 1;1 Problemática Cicmijic.'l Jei Dcrecba. trad. cast. de Jorge G. Teierina,
Edit. Losada. Buenos Aires, ion , General Tbeory uf Laur and Srate, Harvard University Press.
1945 -hay trad. de Eduardo García Mdynea: Teoría Gener.'l! d('1 Deruho y del EJ/,,JQ. Imprenta
Universitaria. México. 1950; TIMA5HEtT, AIJ lntroduction o/ tbe Socioíog y of Leu-, Cambridge
{Hnrvard Univcrs.ty Ccrnmince (In Rescarch in the Social Sciences}. 1939. pp. 91 y ss.
rol Cfr. TIM,\SHI!I'¡:, ob, cit.. pp. 93 f ss.
,',:. Cfr. Rll,'r:lI'l' (G<.1.Jr~l'''). nI,. ril, en 1:1 nota 1\') ~4. pp, 39'>..1](1,
CAPÍTULO XXXIII

TECNICA y SOCIEDAD
SUMARro:-l. La técnica en la! sociedades adelamedas de hoy en día,-2. Lit
¡'("jedad de las lémicds.-3. La esencia de Id técnica. Su raíz f1ital y J/¡ [ina-
lidad.-4. Tres etapa! de /1/ técnica: técnica del tizar: técnica del artesano;
técnica del tém;co.-'5. Técnica y eJpírillJ.~6. La técnica como factor de cam-
bios sociales.e-q, También el cfpírilU ¡uf/uye sobre la lémica.-R. Ejemplo de
Inl 11JfJCh-:tf y varias influencias ejercidas por un ;fI/'CflJO técnico: la radio.-
9. Téelrica y guerrn.-]O. E!CCIO,r socia/es de las téwicdS biológicas (higiene
)' medicina),

I.--LA TECNICA EN LAS SOCIEDADES ADELANTADAS DE HOY EN OlA


Desde hace más de tres generaciones -dice el filósofo r sociólogo suizo.
Brinkman-c- la vida humana en las sociedades adelantadas está condicionada e in-
tervenida por la técnica en una enorme proporción. desconocida en tiempos pre·
téritos. I .

Cierto que en toda vida humana de cualquier situación histórica hallamos la


presencia y la influencia de la técnict. Al fin y al cebo. la técnica es una de las
Funciones culturales que se ha producido siempre en todos los lugares y en todos
los tiempos. Es más, cabe decir que la técnica es una de 1:.15 funciones esenciales
en la humana existencia que tiene (¡ue producirse necesariamente.
Pero la extensión de la influencia de la técnica en las sociedades adelantada"!
de nuestro tiempo ha crecido de un modo gigantesco. Hoy en día en las sociedades
más civilizadas. la técnica se presenta 110 solamente corno una de las funciones del
. espíritu, coordinada armónicamente con las otras funciones, sino que invade. di-
ríamos imperialistamentc, más y más, nuevos y nuevos aspectos de la existencia del
hombre, y ejerce una influencia mayor )' mayor cada día. L'n sinnúmero de arte-
factos, procedimientos y empresas que hoy consideramos como obvios, habrían sido
[C'Pllt::;!os hace (ten años como di\agacioHf'S de una fnnta-Ia desenfrenada.
Casi constantemente en la inmensa mayoría de nuestras actividades IlOS valernos
de artefactos r de procedimientos técnicos, los ClI:J.1C."; consntuycn formidables faci-
lidades para muchos aspectos de nuestra vida, pcrn los cuales a -su vez configuran
en gr.in parte nuestra existencia.
Como ejemplo de hasta qué punto nuestra vida est.i sometida a la tccnificación,
podemos pasar revista a algunos de los aspectos en <-jLle un.r !,ersorü de una sociedad
occidental adelantada se sirve hoy en dÍJ de creaciones de la técnica.

1 Cfr. BRI¡"';K~f.-\¡";N {Donald}, AfelJJ(h Iwd Technil:: G."//fla';:¡'lge t'ilft'r Pbilosot-bie der
Tal,."ii.. fr:tn~-k(· VCrl:I,g. Berna. 1946. pp. 10 Y ss.

(, I <)
620 INTERVENCION DE LA TECN1Cl Di LA VIDA OCCIDENTAL PRESENTE

La persona del ejemplo aquí analizado despierta gracias a la acción de una


máquina: el reloj despertador, a cuya llamada obedece. Se levanta, y al entrar en
el cuarto de baño agarra otro artefacto mecánico: la rasuradora eléctrica, curo cot-
.dón enchufa en el contacto que está instalado en la pared, y procede a afeitarse
en unos pocos minutos. Después mueve otro mecanismo, una llave, con lo cual cae
agua caliente por una regadera, procediendo a bañarse, para lo <.]ue además utiliza
un producto químico, el jabón. Si todo esto sucede en invierno, antes ha procedido
a prender la luz eléctrica y a poner en acción un calentador (de gas, eléctrico, o
radiador de calefacción central). Terminado su aseo, la persona de nuestro ejemplo,
procede a tomar su desayuno, que ha sido preparado en una cocina de gas o de:
electricidad. El pan fué tostado con un tostador eléctrico, que le exime al' estar
calculando el tiempo necesario, pues automáticamente expele las rebanadas cuando
éstas han alcanzado su punto deseado. Alp,utloS de los alimentos que toma, adqui-
ridos tiempo atrás, se han conservado en una ref rigeradora eléctrica. Esta personJ.
tal vez ameniza su aseo y el tiempo de su desayuno poniendo en acción un radio
que le obsequia COn su música o que le da un resumen de las noticias del día: o
tal vez mientras desayuna lee el periódico que ha sido impreso en formidables má-
quinas, y repartido en camión. Tal vez antes de que salga de su casa en dirección
a su trabajo, oye ya en aquélla el ruido de la aspiradora eléctrica con la cual su es-
posa o la sirvienta inicia la limpieza doméstica. Para trasladarse al lugar de su tra-
bajo utiliza nn vrhíclll0 ;11,It0!!!0t0!", coche propio, taxi, autobús, tranvla.o tren _
metropolitano -de superficie, subterráneo o elevado-e, el cual se mueve gracias
al hecho de que hay plantas industriales que producen gasolina o electricidad. Mien-
tras viaja en ese medio de transporte, oye el zumbido de los aviones que cruzan
el cielo. Cuando ha llegado al edificio en cuyo piso octavo está situada su oficina,
utiliza un elevador para subir a ésta. Al abrir la puerta, escucha el ruido producido
por la máquina de escribir que maneja su secretaria, y tal vez también el ruido de
una máquina de calcular de que se sirve otro empleado. Pasa a su despacho, y una
vez allí, después de escribir unas notas valiéndose de una pluma estilográfica, pro-
cede a dictar a un dictáfono un informe, unas cartas o el capitulo de IIn libro,
máquina desde la que después transcribirá su secretaria. Después habla sucesiva-
mente COn varias personas, situadas en otros lugares, valiéndose para ello del telé-
. fono; despacha cartas quc serán transportadas en avión, mensajes que serán trans-
mitidos por telégrafo o por radio. Oc: vez en cuando fuma un cigarrillo que prende
con un encendedor. Dur,U1l'C todas esas labores lleva control del tiempo mirando
a otro artefacto, su reloj, del qlH: est:i pendiente para la distribución de sus queha-
ceres. Pasa después por un banco de donde recoge el dinero que necesitará Jurante
la semana, y en donde deposita sus ingresos. De re¡;rcso a su domicilio vuelve a
utilizar los mismos mecanismos de transporte quc usó por 1;1 mañana, Ya en su
casa, descansa leyendo libros 'lue fueron impresos mediante linotipos y prensas
mecánicas, u oyendo música de un tocadiscos, O de la radio, o mirando un espectáculo
de televisión; o decide ir al cine; ere." Creo que los ejemplos aducidos bastan y
aun sobran para hacernos recordar el sinnúmero de aspectos en que la técnica me-
cánica interviene en nuestra vida.

:l Cfr. CHASE (Stuart}, Afen «nd M(fch;'u.L Nueva York, 1929, Ci¡,ldll por BRINKM¡\NN
(D.), en la obra mencionada en la nota precedente, pp. 13-15.
INrERVENClO1' DE LA TECN/CA EN LA VIDA OCCIDENTAL PRESENTE 621

Nos darnos todavía mayor cuenta de la importancia que el manejo de meca-


nismos técnicos tiene en nuestra vida contemporánea, cuando alguno de esos mecanis-
mos se descompone, por ejemplo. cuando se interrumpe la corriente eléctrica, o
falta el gas, o se estropeó la máquina de escribir. La mera falla de la energía
eléctrica paraliza.el trabajo en la maror parte de las fábricas, de las oficinas, de los
bancos, de las escuelas, impide el acceso a los despachos situados en pisos altos,
limita nuestra alimentación, determina que se corrompan los alimentos almacenados
en refrigeración, y causa otra multitud de trastornos en la rutina de nuestra vida
cotidiana. La interrupción del teléfono o del telégrafo suspende muchas transacciones
mercantiles, para muchas actividades, disloca las funciones de gobierno.
La técnica contemporánea ha ido superando miles de dificultades materiales para
la vida humana; ha dado al hombre un formidable dominio sobre la naturaleza; ha
prolongado la duración media de la vida en más de un ciento por ciento; ha au-
mentado el repertorio de nuestras posibilidades de modo fabuloso: ha anulado
práetin!mente las dificultades del espacio, suprimiendo las distancias hasta el punto
de que l'a no hay diferencia sensible entre lo lejano y lo próximo, con lo cual el
factor tiempo ha experimentado hondas modificaciones. La técnica contemporánea
multiplica por cifras enormes la potencialidad de la acción humana. Pero, por otra
parte. la técnica de nuestros días ha creado varios peligros. "\

2.-LA VARIEDAD DE LAS TECNICAS


H •xstn aquí me he referido solamente a la técnica mecánica contemporánea,
creada por la civilización occidental, pero que: ha penetrado en mayor o menor pro-
porción en casi todas las regiones del globo. Pero esa técnica mecánica basada en
la utilización práctica de los descubrimientos llevados a cabo por las ciencias na-
turales no es toda la técnica. No es toda la técnica en la historia de la humanidad,
ni es tampoco toda la técnica en las sociedades adelantadas del presente.
En efecto, en otras épocas de la historia y en áreas culturales diversas de la
occidental, se desenvolvieron otros tipos de técnicas para tratar con la naturaleza
material: así. por ejemplo: técnicas basadas en creencias 1t1tÍgiea..r; técnicas basadas
en la larga sucesión de experiencia.r realizedas al buen tnnttin para la satisfacción
de: necesidades; la técnica del artesano; las técnicas del éxtasis, como son las de
los fakires y los yagas, las cuajes na consisten en reformar la naturaleza material,
sino en reformar el cuerpo y la psique del hombre; etc.
Por otra parte, incluso dentro de una misma sociedad se da la coexistencia de
técnicas diversas. Las varias técnicas que coexisten en una determinada soclcdad
pueden Ser de índole enteramente diferentes: ocurre a veces que en sociedades
indígc1l2s se utilizan técnicas mecánicas de tipo occidental y al mismo tiempo se
recurre a técnicas artesanas. y a técnicas mágicas.
Pero al hablar de la variedad simultánea de técnicas dentro de una cierta so-
ciedad no se menta solamente el hecho de que en ésta puedan coexistir tipos di ..
fcrcurcs de técnicas, como sucede en el ejemplo referido en el párrafo anterior.
Se piensa «demás en otra cosa: se piensa en el hecho de que existen tantas técnicas
cuantos son los aspectos o sectores de la naturaleza que se trata de dominar o
i.iodificar ; así, por ejemplo, dentro de la técnica occidental contemporánea, inspirada
en la ciencia, hay muchas ramas: hay técnica mecánica -de la que ya recordé aqui
622 V AR/EDAD DE LAS TECN1CAS

muchos ejemplos-; hay técnica agrícola; hay técnicas biológicas. es decir, higié-
nicas y médicas; técnicas psicológicas, tales cerno las destinadas a mejorar la memoria,
la capacidad de abstracción, a despejar preocupaciones, a vivir más feliz; técnicas
morales para facilitar el ejercicio de la virtud; hay técnicas psico-sociales para ad-
quirir don de gentes, para ejercer influencia sobre los demás. para conquistar poder
colectivo, etc.; hay técnicas económicas; hay técnicas para un mejor aprovechamiento
del tiempo, para obtener mejor rendimiento con el mismo o menor esfuerzo mental;
hay técnicas educativas; etc.

3.-LA ESENCIA DE LA TECNICA. SU RAIZ VITAL y SU FINALIDAD


Tanto los animales como los hombres tienen necesidades 'que han de satisfacer
para seguir viviendo. Pero en este aspecto --como en otros muchos- hay diferencias
esenciales entre el animal y el hombre. Observa certeramente José Ortega r Gassct"
que "el animal na puede retirarse de su repertorio de actos naturales, de la naturaleza,
porque no es sino ella y no tendría al distanciarse de ella donde meterse". "El ani-
mal, cuando no puede ejercer la actividad de su repertorio elemental para satisfacer
una necesidad -por ejemplo ruando no encuentra alimento que comer, cueva donde
refugiarse, o calor para 110 congeJarse- no hace nada más y se deja morir", Los
animales tienen un repertorio de instintos, pero estos son mecanismos naturales que
ejercitan siempre de la misma manera, son parte de su naturaleza. FI hombre, e!'!
cambio," cuando no halla a mano en-la naturaleza algo con qué satisfacer una ne-
cesidad --de comer, de calentarse, de trasladarse rápidamente y sin cansancio .1
otro lugar- "dipara un nuevo tipo de hacer, que consiste en producir lo que no
estaba ahí en la naturaleza, sea que absolutamente no esté, sea que no esté cuando
hace falta. Naturaleza no significa aquí sino lo que rodea al hombre, la circuns-
tancia. Así, hace fuego cuando no hay fuego, hace una caverna, es decir, un edifi-
cio, cuando no exista en el paisaje, monta un caballo o fabrica un automóvil para
suprimir espacio y tiempo. Ahora bien, nótese quC' hacer fuego es un hacer muy
distinto de calentarse, que cultivar un campo es un hacer muy distinto de alimentarse,
y que hacer un automóvil no es correr". Comer, calentarse, etc., son acciones me-
'diante las cuales subvenimos a las necesidades (satisfacer el hambre, evitar el frío,
etc.), aprovechando las cosas que están ahí y pueden prestarnos tales servicios. ¿Qué
quiere decir que el alimentarse, el calentarse, etc., son necesidades del hombre? Sin
duda, que son esos actos condiciones necesarias naturalmente par,a ui uir, No son
forzosidades físicas como el caer de la piedra o la lluvia. El hombre puede no aH·
mentarse y dejarse morir, como lo hicieron algunos que llevaron a cabo la huelg:t
del hambre. El alimentarse no es necesario por sí; es necesario par.1 rirlr, Ahora
bien, acontece que el hombre suele tener un gran empeño en vivir, en pervivir, tanto
que "cuando no puede satisfacer las necesidades inherentes a su vida, POflJllC 1.1
naturaleza en torno no le presta los medios inexcusables, el hombre no se resigna".
Por el contrario, "pone en movimiento una segunda línea de actividades: hace fuego.
hace un edificio, hace agricultura o cacería", monta a caballo, fabrica vehículos, <:~c.
3 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), Medú"ciól1 de 1" Técnica. ton Obres C011JplcluJ, M.ltll'id,
1947,' tomo V, pp. 316 Y ss. Véase también: DE!:SAl1llR (F.), KIJltu,.. TuhlliJ: //IId Ge,lcl/,fc/.;ajl,
Wolfshagen-Scharbeutz, F. Westphal., 1954; JASPERS (Karl), Vo'" U,.J!lrI"'!!. und Zicl d.r
Gescbicbte, Flscher, Hemburgo, 1956.
ESENCIA DE LA TECl\'/CA G23
"Todos esos actos tienen una estructura común. Todos ellos presuponen y llevan
en sí la invención de un procedimiento que nos permite, dentro de ciertos limites.
obtener COI) seguridad a nuestro antojo y conveniencia, lo que no hay en la natura-
leza, pero necesitamos". Estos actos modifican o reforman la naturaleza, produciendo
el efecto de que en ella haya lo que no hay -sea que no lo hay aquí y ahora,
cuando se necesita, sea que en absoluto no lo hay. El conjunto de los actos de ese
tipo es la técnica, la cual puede ser definida como "la reforma que el hombre im-
pone a la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades".
"Mientras que el animal, por ser atécnico, tiene que arreglárselas con lo que
encuentra dado ahí y fastidiarse o morir cuando no encuentra lo que necesita, el
hombre, merced a su don técnico, hace que se encuentre en su derredor lo que ha
menester; ---crea, pues, una circunstancia nueva más favorable, segrega, por decirlo
así, una sobrenaturalcza adaptando la naturaleza a sus necesidades. La técnica es
lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del
medio al sujeto".
Ahora bien, sucede que el hombre -ni siquiera el primitivo-- no se limita a
crear medios con los cuales pueda satisfacer las necesidades indispensables para vi-
vir, para sobrevivir biológicamente. Por el contrario, inventa cosas y procedimientos
cuya finalidad consiste en proporcionar al hombre situaciones y placeres que no son
necesarios para sobrevivir, pero que interesan sobremanera al hombre. Así pues,
las necesidades humanas abarcan 110 sólo lo obietioamente necesario, sino también
lo slIperfluo porque el empeño del hombre consiste no meramente en vivir, sino
en vivir bien, en tener bienestar. Por eso siente subjetivamente la necesidad de mu-
<has cosas superfluas que le dan bienestar, sin las cuales no quiere vivir. El animal
se las arregla perfectamente con su sistema de mecanismos instintivos, para
adaptar su vida orgánica al medio. En cambio, el hombre hace técnica, la cual sir-
ve a la buena vida, al bienestar, que implica la adaptación del medio a la vo-
luntad del sujeto, ÍI
Cuales sean las necesidades que el hombre sienta depende de lo que el hombre
entienda por su bienestar. Ahora bien, el hombre ha concebido de modos muy ·va-
riadas su bienestar. Para Pompeyo no era necesario vivir, pero era necesario navegar.
Como lo que el hombre sienta como necesidades depende de lo que él entienda
por bienestar, y puesto que "la técnica es el repertorio de actos provocados, susci-
tados por e inspirados en el sistema de esas necesidades" la técnica se presenta con
muchas variedades y en mutación. Cada modo o tipo de técnica depende en gran
parte de cuales sean las necesidades sentidas por unos hombres concretos.
Así pues, los deseos humanos, entre los cuales muchos llevan al hombre a
realizaciones técnicas, no pueden ser explicados en términos de "instintos" ni de
"impulsos naturales". "Aunque satisfaga completamente su hambre, su sed y sus
apetencias sexuales, el hombre no queda satisfecho, ---constata Erich Fromm. En
contraste con los animales, los problemas más apremiantes del hombre no quedan
resueltos con aquella satisfacción, antes bien es entonces cuando empieza. El hombre
se afana por poder, por amor. o por destrucción ... En efecto, 'no sólo de pan
vive el hombre' .".. La desarmonía de la existencia del hombre engendra necesidades
que trascienden mucho aquellas de su origen animal". 4
-1 Cfr. FROMM (Erich), Ma{l 101" Himsel]: An Illquiry hilo Ih~ PS),fholoJ:) 01 F.t!Jic.r,
Rinehart, New York, 1947, p. 46.
SEGURIDAD Y TEeN/eA

La técnica es muy variada, en grado sumo; pero no ha}' hombre sin técnica.
Actos técnicos SOn -dice José Ortega y Gasset- aquellos en los que el hombre
se esfuerza primero en inventar algo, y luego en ejecutar un plan de actividad que
le permita: a) asegurar la satisfacción de las necesidades elementales; b) lograr esa
satisfacción con el mínimo esfuerzo; y e} crear posibilidades completamente nuevas,
produciendo objetos que no hay en la naturaleza -así, el navegar, el volar, el
hablar con los ausentes mediante el teléfono o la radiocomunicación."
Se podría añadir además, que con la técnica el hombre trata de obtener alguna
seguridad en la naturaleza. En otros de mis libros? he expuesto que el deseo de se-
guridad es uno de los afanes fundamentales en la vida humana. En esta afirmación
coinciden los estudios hechos sobre la vida humana por Jos filósofos, los antropó-
logos, los psicólogos y los sociólogos. El hombre tiene deseo de alguna stgllridaJ
respecto de la naturaleza, de sus prójimos, de Su situación social y económica, de
su propia felicidad, de su destino. Para obtener alguna seguridad respt:cto de la na-
turatc-ao, hace técnica, para lograr alguna seguridad respecto de sus prójimos y
de su propia situación social y económica, hace Derecho; para obtener alguna se-
gunciad respecto de su propia felicidad, emprende meditaciones morales; para con-
seguir seguridad respecto de su destino trascendente se funda en la Religión; etc.
El hombre tiene el deseo de seguridad respecto de la naturaleza física y bic-
16g1C;1. porque se siente incierto e inseguro en ella. Quiere adquirir un conocimiento
sobre las cosas y las fuerzas a su alrededor, gracias al cual pueda ejercer :ügiin do- -:--.
minio o alguna intervención sobre ellas, que le permitan utilizar las aprovechables,
transformar otras a medida de sus propias necesidades, y defenderse frente a las
dañinas O nocivas. Ese anhelo de saber a qué atenerse respecto de la naturaleza, y
ese afán de adquirir un poder o control sobre ella son poderosos incentivos qu~
lanzan al hombre a la técnica.
Lo curioso es que, por otra parte, en la gestación de nuevos inventos, al lado
de ese afán de seguridad, intervienen también precisamente' anhelos contrarios al de
seguridad: el aliciente de la aventura, el deseo de escapar de la rutina establecida,
el placer de conquistar algo nuevo, el propósito de superación. Todo esto sin per-
juicio de que el resultado de la aventura, de la nueva invención, del proceso de
superación, sean el obtener un mayor grado de control sobre la naturaleza.
El mundo en el que vive el hombre se le presenta a éste como una intrincada
red tanto de felicidades como de dificultades. Acaso no hay en el mundo cosas "que
no sean en potencia lo uno o lo otro. La tierra es algo que le sostiene con su
solidez y le permite tenderse para descansar, o correr cuando tiene que huir ...
Pero la tierra es también distancia ... mucha tierra le separa de la fuente cuando
está sediento ... Nuestro existir consiste en estar rodeado tanto de facilidades (:0:.10
de dificultades"." Para el hombre, existir es tener que combatir incesantemente con
las dificultades que el contorno le ofrece ... El ser del hombre y el ser de la na-
turaleza no coinciden plenamente. Por lo visto, el ser del hombre tiene la extraña
t, Oc ORTEGA y GASSET (José), ob. cit. en la nota precedente, p. 329.
G Cfr. RECASf.... s SICHES (Luis), Tratado General de Pilosoiia del Derecho, 3' ed., Edit.
Porrúa, México, 1959, pp- 220-226, 618-622; Nueva Pilosojía de la lnterpretacién del Derecbo,
Centro de Estudios Filosóficos de la Universidad Nacional Autónoma de México, Fondo de
Cultura Económica, México, 1956.
: cfr. OU,Tl;i;A y GASSF.T (josé). oh. cit.. pp. 332 Y ss.
\
TECNICA y PROGRAMAS DE VIDA 625

condición de que en parte resulta afín con la naturaleza, pero en otra parte no,
que es a un tiempo natural y extranatural, que media porción de él está inmersa,
desde luego, en la naturaleza, pero la otra trasciende de ella", El hombre construye
con el material de la naturaleza la pretensión extranatural que él es, es' decir,
su mundo humano, que es un mundo artificial, el mundo re-creado por su artificio.
Ahora bien, la técnica es el medio para la realizacián del programa vitel qut
el hombre se trace; pero la técnica no define ese programa. A la técnica le es pre·
fijado el fin que ella debe conseguir. Así, observa José Ortega y Gasset que la técnica
tiene a su cargo inventar los procedimientos para satisfacer las necesidades del hom-
breo Pero las necesidades son también una invención: son lo que en cada época,
pueblo o persona el hombre pretende ser."
La técnica o reforma de la naturaleza para que ésta satisfaga al hombre tiene
un punto de partida y una meta. El punto de partida es la naturaleza tal y como
ella está ahí. Para modificarla, hay que fijar la meta hacia la cual va a ser recon-
figurada, Esa meta es el programa vital del hombre."
Ha habido y hay una gran variedad de programas vitales. El programa del
bodbistaua hindú, quien, diríamos, aspira a vivir lo menos posible: reducir su
alimento al mínimo, procurar la máxima inmovilidad para recogerse en la meditación .
. no sentir placer ni dolor; pero, en cambio, aspira al éxtasis, a ponerse en vida fuera
de este mundo. Para eso suscitará todas esas técnicas tan ajenas a nosotros occi-
dentales como son las de los fakires y los yogas, técnicas del éxtasis, las cuales
producen reformas en el cuerpo y en la psique. Muy diferentes de éste, pero tam-
bién diferentes entre si son otros programas vitales, por ejemplo: el del hombre
de la Grecia aristocrática del siglo VI, el del buen republicano de Roma y el es-
toico de fa época del Imperio, el- del asceta mediocval. el del hidalgo español del
siglo XVIi el del bomme de bonne compagnie de Francia en el siglo XVII, el del
poeta y pensador alemán de comienzos del siglo XIX, el del 'gentleman de 1850 en
Inglaterra, el del norteamericano de nuestro tiempo, etc,
Nuestra técnica científica del presente es pues solamente una de tantas en el
panorama vastísimo y multiforme de las humanas técnicas.
Pero ciertamente la técnica actual tiene algo muy peculiar, que hace que se
nos aparezca como la técnica por antonomasia, como la técnica por excelencia. Mas
para percibir esa peculiaridad de la técnica actual, convendrá antes dar una somera
descripción de otros tipos de técnica, como telón de fondo sobre el cual destaquen
los rasgos propios de nuestra técnica,
Entre otras observaciones sobre la técnica, Heidegger hace la de que la técnica
moderna .es' un modo del desocultar, un provocar que pone en la naturaleza la exi-
gencia de liberar energías, que pueden ser explotadas y acumuladas. El desocultar.
que domina a la técnica moderna, es una especie de provocación: se descubre las
energías ocultas en la naturaleza; lo descubierto es transformado. acumulado; lo
acumulado, a su vez es dividido; y lo dividido se renueva cambiado, Ejemplo:
una central hidroeléctrica en el valle de un rio: puesta en la presión del ag11\1.
que pone: a las turbinas para que giren, cuyo girar impulsa otras máquinas (UrO
IlIbiJ., pp. 337 Y ss.
o Véase: SIN{;F.R, (Charles), A fli.rtor.y nI Tecbnnlogv. Nueva York. JI)"i7.
/
626 LAS VARIAS ETAPAS EN LA HISTORIA DE LA TECNICA

engranaje elabora la corriente eléctrica, que es distribuída a través de las centrales


interurbanas y su red eléctrica. 10

4.-TRES ETAPAS DE LA TECNICA: TECNICA DEL AZAR; TECNICA


DEL ARTESANO; TECNICA DEL TECNICO
Para periodizar la evolución de la técnica y señalar en ella sus etapas princi-
pales, José Ortega y Gasset toma como criterio la idea que el hombre ha ido te-
niendo de su técnica.o Partiendo de este criterio, distingue tres estadios en la evo-
lución de la técnica; 1 9, la del azar; 2 9, la del artesano; 39 , la del técnico.
Llámase técnica del azar aquella en la cual es el azar el que proporciona el
invento. Es la técnica del hombre prehistórico y protohistórico, y de los primitivos
o semiprimitivos actuales. Tal tipo de hombre no sabe que puede inventar, y por-
que no lo sabe, su inventar no es un previo y deliberado buscar soluciones: "En
el manejo constante e indeliberado de las cosas circundantes se produce de pronto,
por azar, una situación que da resultado: nuevo y útil. Por ejemplo, rozando por
diversión o prurito un palo con otro brota fuego. Entonces el primitivo tiene una
súbita visión de un nuevo nexo entre las cosas ... ; siente como si la naturaleza ...
hubiese hecho penetrar en él uno de sus mi,*-rios ... El nuevo hecho, el palo que
hace fuego, se carga. .. de sentido mágico.' "~':" La invención le aparece cama una
dimensión más de Ia Í1ah..il¡J~á; el peder que Jés,ta.:. .~iene de proporcionarle ella a
él -y no al revés- ciertos poderes. Las invenciones del hombre primiti \'0 obe-
decen al cálculo de probabilidades ... : dado el número de combinaciones espon·
táneas que son posibles entre las cosas, corresponde a ellas una cifra de probabilidad
para que les presenten un día en forma tal que él vea en ellas preformado un ins-
trumento".
La técnica como artesanía (antigua Grecia, Roma pre-imperial, Edad Media)
tiene los siguientes caracteres:
A) El repertorio de actos técnicos ha crecido enormemente. Muchos de éstos
se han hecho tan complicados que no puede ejercitarlos cualquiera, sino que re-
quieren una persona especializada, el artesano. Pero a pesar del gran número de
actividades técnicas, la base principal sobre la que el hombre -se apoya sigue siendo
10 natural. Por otra parte, tNJnq/le el numero de actividades técnicas es ya muy gran·
de, se suele presentar como un repertorio limitado y fijo, como un tesoro definido,
para el que no se divisan ampliaciones sustanciales.
B) Los diversos oficios se presentan como técnicas ,'a configuradas, transmi-
tidas desde una insondable tradición, las cuales tienen que ser adquiridas por un
largo aprendizaje. Cierto que van produciéndose modificaciones y mejoras conti-
nuamente, pero de un modo casi insensible, y no como innovaciones sustantivas, sino
más bien como variaciones de estilo' en las destrezas.
e) El inventor en" las técnicas de artesanía ha llegado sólo a producir instra-
mentas y no máquinas. En la artesanía, el utensilio o trebejo es sólo un suplemento
del hombre,' quien sigue siendo el actor principal. Por el contrario. en la máquina
10 Cfr. HEIDEGGER (Martin) , Die Frage narhr der Terhnik, en Vorlráge und Aufiálu,
Günther Neske Pfullingen, 1954. Hay trad. castellana por Francisco Soler, en Ret'iJI.1 de Filo-
sofía, Universidad de Chile, V·1, 1958.
11 [bid. pp. 355 Y ss.
,
LA TEIi;SICA ARTESANA y LA TEeNleA DEL TECNleo (,27

el instrumento pasa a primer plano y no es él quien ayuda al hombre, sino al revés:


el hombre quien simplemente ayuda y suplementa a la máquina.
D) El artesano es a la vez quien determina el plan de actividad y quien le
ejecuta materialmente, es técnico y obrero al mismo tiempo'.
Sobre las bases de la técnica contemporánea, de la técnica del létuiro,' rccor-
demos que el hombre moderno descubrió que, para imperar sobre la naturaleza,
~ 10- que hay' que hacer~e5'-;-obedeceria.::":"-Frecisamcnte
- purque-' ia' naturaleza ,---'.' C'~- iÜipla- :~~~
cable. constante, por eso se presta a ese juego. El que quiera disciplinar un torren-
te, debe plegarse servilmente a las leyes de la gravedad y de la hidráulica, para
conseguir no todo lo 'lllc quiere, sino tan sólo aquello que la regla del juego le
permita obtener.t"
La técnica del técnico, la técnica contemporánea se presenta como un hontanal"
de aaí uidades bmnanns.. ['11 principio ilimitadas. Para caracterizarla, José Ortega
y Casscr escribía <:11 1931: "Cuando se nos ocurre la cosa más extravagante nos
sorprendemos en azoramiento porque en nuestra última sinceridad no nos atreve-
mos a asegurar que esa extravagancia ---el viaje a los astros, por ejemplo-e- es im-
posible de realizar. Temernos que, a lo mejor, en el momento de decir <:50 llegase
un periódico y nos comunicara que habiéndose logrado proporcionar J. un proyec-
til una velocidad de salida superior a la fuerza de la gravedad, se había colocado
un objeto terrestre en "las inmediaciones de lu luna" -lo cual está ya a punto de
realizarse en un próximo futuro. El hombre de hoy tiene conciencia de que sus
posibilidades técnicas son ilimitadas.
La técnica del técnico opera principalmente (f)}l JJ{ti(/uil1as. La primera máquina
propiamente tal fué el telar de Robert, creado en 1H2S: el primer instrumento que
actuaba por sí mismo y por sí mismo producía el objeto.
En la técnica contemporánea quedan septJJ'IIt1llS las funciones del técnico (inge-
niero) y el eiecntor (obrero). .
La técnica moderna so basa en ItU 61:11C;"'11 natnrales.. tal y como se desarrollaron
en la Edad Moderna, y han seguido desenvolviéndose en ti siglo XIX y en el xx.
Cierto que fué presentida mucho antes, ya en el siglo XIII, por algunos escolásticos.
Así, por ejemplo, S;U1 Alberto Magno, el famoso filósofo, adquirió también re-
nombre como diseñador }' constructor de aparatos y mecanismos automáticos, que:
infundían terror a sus ccntcmporáncos.v
Observa Alfred \X"<:ber H que en el Renacimiento italiano paralelamente con su
espléndido arte, surgió una de las raíces de la moderna ciencia matemática y expe·
rimental, bajo la forma de Geometría}' de Mecánica, Óptica y Estática, al mismo
tiempo teóricas r experimentales. Ya los primeros "maestros experimentadores" del
Renacimiento italiano eran unos conquistadores realistas de la naturaleza. Eran au-
ténticos artífices manuales, pero estaban además provistos de conocimientos ópticos
y
mcc.lnico-matemáticos. Leonardo da Vinci fué hombre de taller mecánico r rasó
mucho tiempo inventando "artificios" bélicos e hidráulicos.
La nueva ciencia física nace al conjuro de preocupaciones técnicas. El joven
Galileo anda por los arsenales de Venecia, entre gn'ws y cabrestantes. Olschki. un

1:: efe. SAUvY (Alfced), La Nature Socia/e, lntrodeaion 11 la Psycbologie Po/iJiqlle¡


eolio, París, 1957. p. 9.
13 efe. POUCHET (F. A.), Histoire des sciences ».uuretíes an moyen age, Paris. 1813, p. 263.
r t Cfr. \'(fEBJiR (AlfrN), Kubmrgescbivbtc oís K uímrosoziologiv, 1935 -hay trad. esp. de
Luis Recaséns Siches: Historia de la CulJura, Fondo de Cult. Econ., México, 19·11, ('Ip. 30'> y ss.
ú2B LA ClE:'iClA l' LA TECNICI MODERNAS

gran investigador sobre Galileo, llama la atención sobre el hecho de que cada uno
de los grandes descubrimientos de éste en el campo de la Física o de la Astrono-
mía está ligado con algún instrumento o con algún procedimiento de su propia in-
vención. S~ formidable talento técnico fué la base de sus trabajos cientlficos.'"
También en Leibniz, el gran filósofo, hallamos un maridaje estrecho entre su
pensamiento teórico y su creación técnica, pues construyó una máquina de calcular
--que no solamente sumaba y restaba, sino que también multiplicaba}' dividía-e- Y
elaboró innumerables planos, proyectos, rcntrucciones y dictámenes sobre temas téc-
nicos, por ejemplo: el modelo de un barómetro aneroide; un proyecto para la auto-
dirección de la bomba de vapor de Papín; otros para las instalaciones hidráulicas en
las minas del duque de Bruswick en el Harz ; y muchos otros varios instrumentos. lB
Todos los otros grandes creadores de la nueva ciencia -Bacon, Descartes,
Newtcn, etc.- se dieron cuenta de la íntima relación de ésta con la técnica.
Quizá los cuatro grandes inventos que en los albores de la Edad Moderna ejer-
cieron una influencia mayor en el cambio de las estructuras y procesos sociales y
en los rumbos de la historia, fueron: la pólvora (aunque ya conocida siglos antes
en China, había servido allí de muy poco), la imprenta, la brújula y el compás.
Esos cuatro inventos -dice Ortega y Gasset- obtienen la unión del hombre con lo
distante: el cañón pone en contacto a los enemigos lejanos; la brújula y el compás
el hombre con los astros y los puntos cardinales; la 'imprenta <1.1 individuo solitario ...
con la humanidad de posibles lectores".» _ __
los desenvolvimientos ulteriores y sobre todo los desarrollos' presentes 'de Ia
técnica, los cuales hn ido haciendo crecer en progresión geométrica, y en términos
de maravilla, el control del hombre sobre la naturaleza, están bien presentes en la
conciencia de todos, de modo que huelga insistir sobre ellos.
El hecho de que la técnica contemporánea requiere de sus creadores y mane-
jadores una aka preparación científica en conocimientos superiores, asequibles sólo
a los especialmente preparados, contribuye a que se vayan formando círculos o gru·
pos aparte, COn carácter cerrado, de los que está excluida toda persona no pnrti-
cularmente iniciada. El especialista rehuye tratar, ni siquiera incidental o somera-
mente, sus temas con los "profanos", que carecen del nivel de preparación reputada
necesaria, que plantean cuestiones impertinentes -desde largo tiempo ha resueltas-,
que emplean términos impropios, que confunden nociones que son muy claras, en
suma, que hacen perder de modo lamentable el tiempo a los entrenados. Para evitar
la irrupción de esos "bárbaros", de los profanos, los círculos técnicos especializados
no sólo se retraen del contacto con los legos, sino que crean -barreras para defen-
derse, tales como hermetismo de terminología, aislamiento, rechazo de debate, etc.
Todas esas medidas en tanto que se practiquen en una medida limitada pueden tener
justificación; pero es que sucede, con mucha frecuencia, que tales medidas son exa-
geradas más allá de toda conveniencia, hasta el punto de que la falta del contacto
indispensable con el exterior puede obstaculizar el progreso."
15 Cfr. OLSCHKI (L.), Gescbirbte der netaprarhlicben u.issescbeitlichen Lite-atar, tomo 111,
G"I¡/ei lItui seiner ZeÍl, Halle, 1927, pp. 139 Y ss.
16 Cfr. GERLAND (E.), Leibnizens Arbeiren iluf pb)'JicJ/iJch," und luhnichen Gebiel, "Zeits-
cheift d",s V. D. 1", tomo 53, 1909. pp. 1307 Y ss.
1, Cfr. ORTEGA y GASSF.T (José), ob. cit., p. 356.
111 Cfr. SAU'OY (Alfeed), La Nalure Socia/e: Introdaaion " la PJyeh%Xie Politique, Colín,
Parj~, 1957, pp. 22·23.
rECSICA y ESPIRITU

5.-TECNICA y ESPIRlTU
Por una parte resulta obvio llue la técnica es una creación del espíritu humano,
la cual guarda una íntima relación Con las otras ramas de la cultura, por ejemplo,
con la ciencia y COn la filosofía, como lo muestran los ejemplos citados en el epi-
=-=<><-~
grafe
- -
anterior
.,-' ..,
(San.....Alberto
:" ..
Magno, Galileo, Leibniz, ctc.}.
,-~

Por otra -p,irlesctnl:<;c-rlai"ado;sobrc todo -en -nut'stru -ticlll~!v. 'qüc' 4-.'-';::(;:::; :;C -plan ~...:.------ -=.=.::.:.:..::
tea una especie de drama o de conflicto entre el mero anhelo de adelantos técnicos
por uri lado, y otros valores de rango más alto, como por ejemplo los éticos, por otro
l.ido. 1\1 Este conflicto se ha presentado desde 1uct:0 en algulus orcvioncs, en las que
-como sucede en ciertas formas de Estado totalitario-e- se han inmolado valores
morales al afán de progreso técnico.
Pero ']ue a \TCCS haya sucedido así, no sig'nifica 9ue necesariamente tenga qut:
ser ast. La técnica por sí sola es neutral. Por lo tanto, el conflicto no puede nacer
simplemente entre la técnica y los valores superiores, sino entre dos concepciones
opuestas sobre lo que la vida humana deba ser: entre la concepción materialista
-c-represcntoda. por ejemplo. por fascistas. nazis y soviéticos-.-. según Id. cual todos
los demás valores se subordinan a los éxitos técnicos, y la concepción ']uc da pri-
macía a los valores éticos. Pero esta concepción gue da prioridad a los valores éticos.
no desdeña la técnica, ni trata de moderar sus adelantos. De ninguna manera. por
el contrario, la estima altamente, sólo <¡ue quiere ponerla al servicio del hombre.
Se opone únicamente a <"lllc el hombre sea esclavizado por sus propias creaciones
técnicas, convirtiéndose en una pieza más de un engranaje mecánico. Ama a la réc-
ruca )' su progreso, pero quiere que ésru siga siendo una sierva del hombre y no
viceversa. Por consiguiente, rechaza lo mismo la posición materialista, (IlIC los ade-
manes desdeñosos de los scdiccntcs idealistas.
LI irrupción de un desdén -mis fingido (jue rC:'al- contra la técnica moderna
no es nueva. Recuerda Oswnkl Spknger:':" (Illt..' los cpí¡:onos del clasicismo humanista
de lu época de Gocthc despreciaban LIS cosas técl1ic!s r las cuestiones económicas
considerándolas como ajel1Js y extrafias a la cultura. Pero (."11 cambio, Goc:the,. con su
pran sentido de lo real, intentó penetrar en las m.is hondas profundidades de ese
nuevo mundo técnico. A pesar del buen ejemplo dado por Gocthe. siJ.iuiú dcscnvcl-
viéndose una corriente de opinión entre algunos intelectuales, que menospreciaba la
técnica y le nc¡.!aba el papel que le corresponde como una de las principales ramas
de la cultura. Esas eran las gentes -c-dicc Spe::ngler- que consideraban insultante

1:' Cfr. RF.CASÉSS SICHES (Luis), Espíritn y T!:C11icú, en "El Sol", Madrid. 29·IX, IY2H;
P'¡Yú la Interpretación del "Record", en '·EI Sol", Madrid, ll-X·1928; El Reinado dd Hombre.
en "El Sol", Madrid, XI-1928; GIEDON (S.), Mechani~/ion Taées Command. NueV:1 York.
1948; RUSSELL (Bertrand}, New Hopes for a Cbanging Wo,ld, Unwio Londres, 19'51. cap. 111:
FOn'....STIÉ (Jéan). MdchiniJme el bien-étre. Minui/, París. 1950; FRIÉDMAN (Gt'(lr};:e~). Oú
l/a le trarai] humain, Gallimard, Pans, 19'0; RICHTER (J.). RAM'tJ7. (c. R.), Tniíle d,' t'bomnre.
París. 193'; LOMBRoso-fERRERO (Gina) La ranton du MdchiniJme, París. 1911; RICIlTER (J.).
Die Dsmonie del' T~chnik und ihre Uberwindung, Kleinschriíren Verlag, Frandort del Ma¡n.
1951: WIENF.R (Norbert) The Human Use 01 Human Beings, Eyre & Spotriswoode. Londres,
1951 VF.IT (O.), Die Tfallik d~s Jechniuhen Zei/alltlrS, Berfin. 1935; !5RYSON (Lyman). Tectmo-
IOI?Y I1nrJ Freedom; VITA (Luis Washington), O MilO de Heiestos, Clesp., Sao Paulo. 1959.
pp- ::::95-311: GONz..\l. F::I. CAS.... r-.:OVA (Pablo). Estudio d, /./ Thllic<I Soriel. t ·ni\'(·r~iJ¡ld Na-
(;on:11 de México. 19'5H
:':'1 Cfr. ~l"F.NGI.F.R {Oswald}. Der Men.lch »nd die Terhll!! -hay trad. esp. de M. G:lrlÍa
M"r:-rl:'·: FI 1I11~}""~ ) /.1 "(/01';:... ~tadr;d. 19~::::.
630 TECNIC/l y ESPllllTU

para la cultura verdadera el hecho de que se nombrase para una comisión a un gran
ingeniero o :1 un gran industrial junto a pOCt3S )' pensadores
Por otra par.te, en el mundo contemporáneo se ha desarrollado entre muchas
gentes una supervaloración de la técnica con olvido de otras bienes. p. e., morales
y artísticos. Se trata de esas gentes a quienes sólo entusiasma cada nuevo botón que
pone en marcha una máquina destinada a ahorrar trabajo o. a divertir.
Ni una ni otra de esas dos actitudes opuestas es correcta. La técnica es obra
del espíritu para el servicio del hombre, para la realización de las metas que se
propone. El problema radica no en la técnica misma, sino en los fines que el 110m·
bre se proponga. La técnica en sí misma es neutral. Puede 10 mismo servir a la
mejor realización de los más altos valores -por ejemplo los éticos- que para
frustrar o 'impedir su cumplimiento o incluso destruir al hombre mismo.
En nuestro tiempo este problema se hace más peligroso por el hecho de que
la complicación, cada vez creciente, de la técnica, o de las técnicas, hace perder
de vista a toda ,la masa de los no particularmente especializados las conexiones
entre 105 medios y 105 fines; y, de tal guisa, puede influir en que muchas gentes
se entreguen con incontrolado entusiasmo y sin discernimiento crítico a la utili-
zación de los medios, es decir, de una técnica, sin sabet· a ciencia cierta por qlJé ni
pdl'a qné. Aunque nuestra técnica occidental contemporánea sea una expresión su-
perlativamente racionalista, pues se basa en la ciencia, sucede empero que el entu-
siasmo y la devoción indiscriminada por la técnica no tiene una raíz predominante-
mente __racional, sino de otra índole, a saber; responde principalmente a un impulso
que lleva al hombre a querer extender su dominio y su control sobre la naturaleza.
Por eso la técnica occidental es aceptada con fervor por gentes de otras regiones
del globo que carecen de toda cimentación racionalista. Y, así, se produce la ado-
ración de los medios, con pérdida de conciencia de los fines; la exaltación de un
juguete que aumenta el poder el hombre, sin pensar qué utilización se vaya a dar
a ese poder. Esta es, en alguna medida, un efecto de la interferencia de una so-
ciedad de masas con los beneficios de la técnica.o

6.-LA TECNICA COMO FACTOR DE CAMBIOS SOCIALES


A primera vista se perciben los efectos a veces de enorme volumen que lluevas
inventos técnicos operan sobre las relaciones y los procesos sociales, determinando
en ellos cambios de gran importancia. El automóvil ha extendido el alcance de las
relaciones sociales y ha reducido considerablemente el carácter localista de las aldeas;
ha determinado 11 aparición de ZOnas suburbanas, las cuales quedan ligadas al cena
tro urbano por medio de transporte rápido y flexible; ha determinado en algunos
países la decadencia del tráfico Ferroviario; ha aumentado los contactos entre lis
gentes de varias poblaciones; ha creado el hábito de pasar los fines de semana en
el campo, en mayor medida de lo que antes existiese¡ ha hecho desaparecer casi
por entero el transporte de personas y cosas por carros de tracción animal; ha sus-
citado fabulosos desarrollos industriales, tanto para la fabricación de vehículos au-
tomotores, como para la fabricación de materiales y piezas usados en éstos; ha hecho
surgir la necesidad de una policía especial, la policía de circulación o tránsito; ha
21 Cfr. GEHlEN (AmoId), Die Sute im tecbniscben Zeitnlter, SOcialpsycho!ogiJrhl' pro-
b/eme in der industríellen Gase/lsrhaft, Rohwolt Verlag.: Harnburgo, 1957, pp. 23 Y 5$.
INVENTOS TECNlCOS PRODUCTORES DE CAMBIOS SOCIALES 631

hecho posible el surgimiento de centros de población industrial en comarcas antes


no ligadas por el ferrocarril a otras zonas del país, etc. El cinematógrafo ha con-
tribuido a informar sobre lugares y modos de vida lejanos, y ha contribuido tam-
bién a homogeneizar muchas formas de vida materiales y sociales (vestido, usos.
juegos, erc.). El cinematógrafo, los periódicos. las publicaciones gráficas, el gra-
=-::__ ~ó[~o~,,-Ia. _cadí,? la televisión, han p_~est~ _.~n contacto al, hombre contemporáneo
de las sociedades adelantadasccm 'unsiíuiúmeró de personas;d-e-tugares-, '-y--'-de- modos =-= -;--- ':;';;';'"
de vida. que nunca han visto personalmente en su realidad, pero con los que se
han familiarizado a través de esos medios de comunicación mecánica.
Los rápidos cambios, que en mayor o menor proporción han experimentado
y experimentan las sociedades contemporáneas, guardan relación en alguna medida,
en ocasiones importante, con el desarrollo de nuevos inventos, de nuevas técnicas,
de nuevos modos de producción, y con la elevación de los niveles de vida. Uno
de los fenómenos más típicos de nuestra época es la mecanización, de la cual eanto
el capitalismo como el socialismo son hasta cierto punto derivados.w
Los efectos sociales de este proceso de mecanización se perciben en muy di-
versos órdenes.» Así, por ejemplo, este fenómeno ha debilitado mucho, cuando no
desterrado, la significación e influencia sociales que en otro tiempo tenían el pres-
tigio de la cuna, la estratificación rígida de las cla~es sociales, la importancia de los
artesanos, el aislamiento de las comunidades locaIe ; y ha modificado las relaciones
sociales entre los sexos -desde que la mujer ha tenido acceso en gran número a
las fábricas y a las oficinas. El proceso de mecanización técnica ha determinado una
enorme diversificación en la especialización, un esquema cronometrado del trabajo,
la aceleración en el lempo de la vida en general y de muchas labores en particular,
la intensificación de la concurrencia, la expansión de las fronteras económicas, y
el crecimiento de la intervención estatal en muchas esferas que antes estaban exen-
tas de ella. Ha traído consigo además la elevación. de los niveles materiales de vida
para todas las clases sociales; ha producido grandes cambios en la estructuración de
la sociedad en cIases; ha debilitado las formas tradicionales de vida; ha afectado
la vida familiar; ha aumentado enormemente la importancia efectiva de la ciudad
y de sus modos de vida, restringiendo mucho la significación del campo; ha evolu-
cionado los procedimientos agrícolas -aportando mejoras en la cría de ganado,
el uso de abonos, y el empleo de máquinas para el cultivo-; ha provocado grandes
corrientes migratorias del campo a los centros urbanos e industriales.
El desarrollo exuberante de la técnica mecánica ha afectado también las creen-
cias, convicciones, valoraciones f costumbres -tal vez de un modo desfavorable,
desde ciertos puntos de vista. Así, se observa que las gentes· en muchos aspectos-
se interesan más por la cantidad que por la cualidad. valoran más las ventajas.
materiales que las excelencias espirituales, están dominadas por un afán de veloci-
dad, buscan éxitos inmediatos, andan tras diversiones y excitaciones superficiales;
y pierden de vista la unidad de la vida, porque, desde la perspectiva del rnecanis-

:l~ efe. MUNFORO (Lewis), Tecbnics and Cirilization. Nueva York) 1934.
23 Cfr. MAcIvER (R. M.) & PAGE (Ch.), Society: An Illtrodu'lory Ana/YJiJ, Rinehart, Nue-.
va York, 1950, pp. '52 Y SS.; MBADOWS (F.), La Temotogia y el Ord~ Social, lnst. de lnv.
Soc., Univ. Na!' Aut6n. de México, 1956. Sobre temas de Sociolcqta ce 111 Técnica, véase
también: Dr:SSAUI::R (F), KIt/l/U, T(!(hnik Iwd Gnr/luhdfl, 1954; GF.HLEN (Arnold), Di«
Seele rm tecbniscben ZeifaJlel': Sozi,:!jIJ)Cf;(,!o.'"':i.u!:c Probleme in der indu.f/.ri.e//f:JI GodJ.¡d,,¡It.
Rohwolt, Hnrnhurgo. 1.957.
632 ABUNDANCIA DE FINES Y CRISIS DE MEDIOS

mo, todas las cosas aparecen como medios al servi...io de otros medios, y no al
servicio de últimos y supremos Fines.s-
Respecto de ese hecho, de que muchas gentes pierden de vista las finalidades
y andan sumergidas en la utilización de medios, José Ortega y Gasset" observa
que acaso la enfermedad básica de nuestro tiempo sea una crisis de Jos deseos, y
por eso la fabulosa potencialidad de nuestra técnica parece como si no nos sirviera.
El repertorio de medios con que hoy cuenta el hombre para vivir no sólo es in-
comparablementc superior al que nunca había gozado, sino que es superabundante;
y. si-o embargo. la desazón es enorme. Y es que parece que el hombre actual no
sabe qué ser, le falta imaginación suficiente para inventar el argumento de su pro·
pia vida. La técnica actual. al aparecer como capacidad ilimitada, hace que al hom-
bre, que se ponga a vivir de fe en la técnica y en ella, se le vacíe la vida. Porque
ser técnico, pero nada más que técnico, es poder serlo todo y consecuentemente no
ser nada determinado.
Con las observaciones anteriores se trata tan sólo de señalar algunos hechos
sociales en los que se advierte los impactos que la técnica contemporánea ha pro·
ducido sobre la vida humana. Algunos de los efectos son notoriamente beneficiosos.
En cambio. otros. como los apuntados últimamente, parecen ser desfavorables. Sin
embargo, a nadie se le ocurre que por eso se tenga que renunciar a los beneficios
que- nos ha proporcionado la técnica actual, ni a los que seguramente nos propor·
cionará la rll?I r!Ó~üno !TI2!!2..! !2. Tiene qt:e haber remedies p"i"" contrarrestar la
dimensión perniciosa de aquellos efectos. Probablemente, remedios que consistan
en técnicas psicológicas adecuadas, pues la vida humana no es sólo lucha con la
materia, sino también lucha del hombre con su propia alma.

7.-TAMBlEN EL ESPIRITU INFLUYE SOBRE LA TECNICA


El hecho de que, en las consideraciones desenvueltas bajo el epígrafe precedente,
se haya señalado las muchas e importantísimas influencias ejercidas por la técnica
sobre la existencia humana y sobre la vida social no significa de ninguna manera
que la técnica sea el factor exclusivo y verdaderamente determinante de las realidades
colectivas y del proceso histórico --como lo pretendía la angosta y unilateral doc-
trina de Carlos Marx-, ni siquiera que la técnica tenga que ser el factor más
importante. Si bien es notorio que la técnica ejerce una poderosa. influencia sobre
muchos aspectos de la vida humana, y de las estructuras y procesos sociales, tamo
bién es verdad que otros factores humanos, entre ellos algunos predominantemente
espirituales. actúan con vigor y con largo alcance.
Al fin y :11 cabo, precisamente la técnica contemporánea es ante toda una obra
del espíritu, nacida de los desarrollos científicos que requieren una actitud contem-
plativa, tales como los de la matemática, propiciada por la filosofía moderna; y
además la técnica moderna fué posible por virtud de las nuevas condiciones socia-
les que se produjeron al despuntar la Edad Moderna. Por otra parte, el hecho de
que la técnica por sí misma y en sí misma sea sólo un repertorio de medios im-
Jllica que ella normalmente tiene una dimensión servicial, esto es, (lue está al ser-
vicio de los propósitos del hombre.
~(Cfr. lbid., p. 5:54.
u Cfr. ORTEGA y GASSET (Jo!o>é) , oh. cit; pp. 340 }', ss.
INFLUENCIA DEL ESPI/<ITU SOBRE LA TECNtCA

Claro que se produce una influencia recíproca entre los fines y los medios. Pero
precisamente si esta acción es red proca, ello quiere decir que no puede pensarse
-a la manera del misticismo marxista- en una acción unilateral de la técnica.
El hecho de que hoy se perciba una crisis de finalidades, una especie de azoramiento
respecto de. los propósitos, y de que ese hueco se llene por una devoción a los
procedimientos técnicos, sin tener clara conciencia respecto de las metas, es un fe-
nómeno histórico peculiar de la época presente, época de crisis,::'¡ que no invalida
la ley general de la influencia recíproca entre la técnica y los demás factores de
la vida humana, entre ellos, los espirituales.
En definitiva esa peculiar situación actual, descrita unas líneas más arriba,
constituye la expresión de un especial estado en esas recíprocas relaciones: la réc-
nica hoy tiende a imperar más allá de los límites debidos, probablemente porque
el espíritu del hombre contemporáneo pasa por una honda crisis.

S.-EJEMPLO DE LAS MUCHAS Y VARIAS INFLUENCIAS EJERCIDAS POR


UN INVENTO TECNICO, LA RADIO
Los sociólogos norteamericanos Ogburn y Nimkoff," por vía de ejemplo de
cómo un solo invento técnico puede ejercer múltiples y muy variadas influencias
sobre hechos sociales de muy diferentes géneros, ofrecen un análisis de la acción
que la radio ha tenido en diversos campos sociales. Parece interesante y aleccionador
resumir ese análisis. Transcribo algunos de los efectos sociales más importantes de
la radio en diversos órdenes de fenómenos sociales, según el citado análisis:
:!G Cfr. BABEL (Antuny), Le Lerain dans la Pete, Libraire de l'Université, Ginebra, 1952;
BRINTON {Crane}, Notre MalaiJe Aauel, en "Revue Internationale d'Histoire Politique et Ccns-
titutionelle", Ncuvelle Serie 1-2, enero-junio, 1951; ROPKE (Wilhem). Die Geseltsrbajtsérisis
der Gegentuarl, Rentsch, 1942, Zürich; NEERGAARO (K. v.), Die Aufgabe des 20, [abrbnnderts,
Zürich, 1940; JASPERS (K.), Die geistige Situatíon der Zeit, Leipzig, 1332; HUI2'JNGA (J.),
Lnrertitudes: Essai de diaglloJIÍ( du mili de 110Ire temps, Préface de Gabriel Mnrcel, traduit du
néerlandais par J. Roebroek, S. ]., Mcdicis. París, 1939; ORTEGA \' GA$SF.T (José), Esquema
de las Crisis, Madrid, 1942; SCHAPIRO (J. Salwyn), The ¡Parid in Crisis, MeGraw-Hill, Nueva
York, 19~O; SoROKIN (P. A.), Tbe Crisis 01 OUT Age, Dutton. Nueva York, 1941; TOYNBEE
(Arnold J.), Civilizotion 01l Trial, Oxfcrd University Press. Nueva York, 1948; MUMfORD
(Lewis}, The Condítion 01 Mall, Harcourt-Brace, Nueva York, 1944; In tbe Name 01 Saniry,
Harcourt-Brace, Nueva York, 19'4; }UNGK (Robert), Tomorrow is Ah'cady Here, trad. del ale-
mán al inglés por Marguerite Waldman, Simon & Schuster, Nueva York, 1954; MANNHEIM
(Karl), Menseb u1ld Gesetlscbait im Zeiiaíter des Umbaus, Leiden, 1935 -hay cd. inglesa re-
visada y ampliada: Man and Society in an Agc Reconstruction, Nueva York. 1940; de la P ed.
alemana hay trad. cast. por Francisco Ayala: El Hombre y la Sociedad en Epoctl de Cri.ri.r.
Madrid, 1936; y de la 2' ed. inglesa hay trad. de R. Landa: (Libertad y PlaniliCdcioll, Fondo de
Cult. Econ., México, 1942); BROWNELI (Baker). Tbe Human Communisyr IIJ Pbilosotibv and
Praaire [or a Time 01 Crisis, Harper, Nueva York, 19"0; BRYSON (Lyman), FINK:El.STEIN
(Loúis ) & MAcIvER (R. M.) -c-edits.c--, Perspecüoes 0/1 a T.roublead Decade. Nueva York;
STANTON (Alfred H.) & PERRY (Stewart}. PerJo111l1it.'V and Politic.d Crisis: Ncw Perspcctires
[rom Social Science and PJychialry [or tbe Stud} 01 War and Polisics, Free Prcss, Glencoc. I1J..
1951; CARR (E. H.), Tbe Neu- Society, MacMülan, Londres, 1951; GAOS (José), Un Método
para Resolver los Problemas de Nuestro Tiempo (La Pilosoíía del Proi, Nortbrop] . Cuadernos
Americanos, México, 1949. Véase tarnhién el N'1 11-12 (Mano-Junio 19%) de la revista Jrnago
Mundi, Buenos Aires. especialmente dedicado a la crisis, con colaboraciones de Goerz, SPR.... NGER,
WAHL, ROMERO, AYAlA, SOLER, GERMhNr, TREVES, BABINI, DE TORRE, HAlPF.RrN-Do:-JGHI.
MANTOVANI, BEYHAUT, y otros varios.
'.!i Cfr. OGBURN (William F.) & NIMKOfF {Mcyer F.), Sociology. Houghton Mifflin Bos-
ton, 3' ed., 1955. Véase también la excelente colección de estudios: UNESCO, Lei Conséqeeuces
sociales du progres tecbniqne, Bul letin lnternational des Sciences Sociales, Vol. IV. NI' 2, 1952;
AUI!.N (Franeis R.). B .... s-r {Hornell}. MILLER (Delbcrt C.), OGBURN (Wil1iam f.) &. NIMKorr
(Mescr F.), Tuhllolol:J 1f1?d Social CbartJ!e. Appleton. Nuet a York. 1957.
6.34 CAMBIOS SOCIALES PROVOCADOS POR LA RADIO

A) 50b,.. J/T!.iformidad y dijllsión


1. Aumento en la homogeneidad de la gente por virtud de estímulos iguales.
2. Disminución de las diferencias regionales en cultura.
3. Penetración de la cultura artística y musical urbanas en las aldeas.
4. Difusión de las costumbres urbanas en comarcas rurales.
5. Difusión de las noticias sobre los acontecimientos mundiales en comarcas aisladas.
6. Apertura de un nuevo mundo para los analfabetos.
7. Favcrecimiento de la dicción general y. por lo tanto, debilitación de las formas dia-
lectales.
8. Mayor contacto entre los diversos pueblos que hablan una misma lengua, por ejemplo,
entre los hispanoamericanos.

.8) Sobre las diversiones y entretenimientos


9. Un nuevo modo de diversión.
10. Mayor difusión de la música, y de la buena música en las comarcas rurales.
11. Posibilidad de ofrecer diversión a los inválidos, los ciegos, etc.
12. Acrecentamiento del interés por los deportes.
13. Posibilidad de bailes en pequeñas reuniones donde no hay piano u otro Instrumento.
14. Entretenimiento en trenes, vapores y automóviles.

e) Sobre el tmnsporse
1.5. Posibilita o facilita los vuelos permitiendo a los pilotos rHihir información ~ uscr Ú':.:;.
trumentos para las maniobras oportunas.
16. Auxilio prestado a los buques.
17. Piloto automático en los aviones, o sea navegación aérea por medio de aparatos.

D) Sobre la edm'ación
18. Radiodifusión de conferencias sobre temas científicos, artísticos, etc.
19. Educación sobre higiene.
20. Clases de idiomas.
21. Conversaciones de mesa redonda sobre asuntos nacionales e internacionales.
22. Infcrrnacióu dada por el gobierno sobre sus actividades o sobre problemas candentes.
23. Estímulos para participar en concursos.

E) Sobre la difusión de la injormación


24. Informes meteorológicos importantes para actividades varias, y para medidas de defensa
en caso de huracanes, etc.
25. Periódicos. del aire.
26. Facilidades para la labor policíaca (evitar que crirnmales fugitivos crucen las fronteras,
)' alarma transmitida a las patrullas en automóvil).
27. Transmisión de discursos, alocuciones, celebraciones y actos importantes, tanto del país
cama del extranjero. .
28. Mensajes telefónicos importantes entre los continentes, o con pasajeros de barcos J
aviones.

F) Sobre la industria y el comercio, y sobre 1m projesiones


29. Adelantos en la fabricación de discos fonográficos.
30. Abaratamiento de las tarifas de cablegramas.
31. Posibilidad de comunicación con regiones donde no ha.y telégrafo o teléfono.
32. Mayor núme.ro de oportunidades para actores, cantantes y músicos.
CAAl610S SOCIALES PROVOCADOS POR LA RADIO 635

33. Disminución en la venta de pianos.


34. Nuevas formas de anuncio.
35. Desenvolvimiento de las profesiones de radlolocutores, radioanunciantes, y radiotécnicos.
36. Un factor importante en crear mercado para nuevos productos.
37. Aparición de nuevas revistas sobre cuestiones de radio.

G) Sobre el Derecho)' la Política


,S. Legislación "r reglamentación nacionales sobre transmisiones, censura, concesión de
tiempo igual a los diversos partidos en campañas electorales, etc.
39. Convenios internacionales sobre la distribución de ondas O frecuencias y canales y sobre
otros problemas de coexistencia y de coordinación.
40. Problemas político-internacionales por los juicios emitidos en un país sobre la política
de otros países (derecho de rectificación, etc.). -
41. Nuevas cuestiones y normas sobre propiedad intelectual o derecho de autor.
42. Un poderoso medio de propaganda política. puesto que hace llegar los discursos a
enormes multitudes.
-B. Acortamiento de la distancia entre los al tos funcionarios y el pueblo.

H) Sobre' otros inventos


44. Los tubos usados en la radio se emplean en otros varios menesteres, como por ejemplo.
en controles para elevadores, en aparatos de célula fotoeléctrica, etc.
45. El invento y el desarrollo de la televisión fueron estimulados por la radio.
46. Nuevos perfeccionamientos y adaptaciones en el fonógrafo.
47. Nuevas modificaciones en el teletipo.
4R. Esterilización de la leche por ondas cortas que permiten mantenerla fresca por una
semana.
'19. Exterminio de insectos por ondas cortas.

1) Sobre O'YOJ varias al1'UIOJ


50. Un nuevo tipo de oportunidad de aparecer en público para los aficionados.
~ J. Irritación cantea ciertos excesos en el anuncio.
Sl. Auxilio para localizar personas desaparecidas.
:'13. Facilidad para realizar en el hogar ejercicios gimnásticos dirigidos.
54. Enfrenamiento de amas de casa en economía doméstica.
~5. Disminución de la lectura.
56. Distracción para horas de soledad.

9.-TECNICA y GUERRA
No es necesario tratar en detalle la influencia enorme que los adelantos de
la técnica han ejercido en la guerra, pues son bien notorios y conocidos de todos.
Baste recordar los siguientes aspectos: la destrucción en masa; la guerra total que
suprime la distinción entre combatientes y ·no combatientes, y, por lo tanto, en-
vuelve a las poblaciones civiles; el hecho de que los ingenieros, los técnicos en la
retaguardia adquieren más importancia que los militares combatientes en el frente,
pues la eficacia r el éxito de éstos depende de la labor de aquéllos; la movilización
total de la industria y de la economía al servicio de la guerra; el costo fabuloso
de la guerra (el costo promedio de matar a un hombre en la época de Julio Cesar
era, calculado en dólares norteamericanos, de 75 centavos; en la Primera Guerra
Mundial (1914'1918) fué de 21,000 dólares; y en la Segunda Guerra Mundial
636

de 75,000 dólares);la la movilización de las mujeres para el trabajo en las industrias


bélicas; el aumento pavoroso de la delincuencia en los períodos de postguerra, so-
bre todo. de la delincuencia juvenil; el crecimiento de la desmoralización social en
todos los órdenes; el alza del costo de la vida.
La invención de las armas atómicas ha traído como efectos, aparte de los re-
sultados inmediatos que su empleo produjo a finales de la Segunda Guerra Mundial
(Hiroshima }' Nagasaki ) : el aumento fabuloso de los presupuestos para la defensa
nacional. en las grandes potencias; el surgimiento de grandes laboratorios de inves-
tigación }' de experimentación, así como gigantescos establecimientos industriales
del Estado para la fabricación de tales armas. incluso de nuevas ciudades dedicadas
exclusivamente a estos menesteres; y, sobre todo, una terrible inquietud en las gen·
tes del mundo entero producida por el justificado temor de que una nueva guc~ra
global pudiese traer consigo el exterminio biológico de la humanidad, o en todo
caso de la mayor parte de ella.~!)
En los momentos en que escribo estas páginas (septiembre de 1955) p:ln:(~
qllt' precisamente el hecho de yue los dirigentes de las grandes potencias hayan
comprendido que una guerra can armas de energía nuclear implicaría la aniquilación
de: las dos partes contendientes, pueda alejar el peligro de que una catástrofe tal
llegue a estallar. y pueda abrir el camino para buscar modos de coexistencia, esto
es, de acomodación entre el mundo libre de Occidente y el mundo del totalitarismo
soviético, acomodación 9ue no puede significar coociliación. .~: ,p~~·d::=.:.pvi lo tanto
significar la "supresión de conflictos entre ambos, pc.:ro que sí puede traer consigo
la renuncia a desenvolver esos conflictos por las vías militares. Tal vez la invención
de las armas más terribles vaya a producir como efecto el hecho de que la gUl"rra
quede desterrada como medio para resolver las pugnas entre las grandes potencias.
Nótese. por otra parte, el hecho de que las necesidades de. la guerra han es-
timulado poderosamente muchos inventos técnicos, (Uyo alcance se ha proyectado
a campos de. actividades pacíficas. Con la observación de este hecho no se trata.
de ningún modo de disculpar el crimen imperdonable de la guerra, cuyos' estragos
son siempre mucho mayores (Iue los beneficios ocasionales y marginales que pu('-
dan traer consigo nuevos inventos suscitados al calor de aquélla. Se trata tan sólo
de registrar un hecho, aparte de que el precio (Iue se haya pagado en vidas, en
brutalización y desmoralización sea infinitamente más alto que el valor de aquellos
beneficios eventuales.

lo.-EFEO·OS SOCIALES DE LAS TECNICAS B10LOGICAS (HIGIENE


y MEDICINA)
La población del mundo en ]830 era de 850 millones de habitantes. Poco más
de un siglo después, en 1938, la cifra total de los habitantes del globo había subido
a 1,885 millones de almas. Solamente quince años más tarde. en ]953, el número
de habitantes de la tierra llegaba a 2,487 millones.w Ese fabuloso lempo ace!c-
~¡) GREEN (Arnold \XI.), Sociology: 1111 I1llu/)'JiJ ()j Lilt' in Moderll Socit'lJ', M(Graw·Hill,
Nueva York, p. 2.53.
:.'1¡ Cfr. HF.ISENllERG (Werner), Phil{JJvphi~ Prohlems (JI /'\lft"!I!:JI" Scn occ. Faber. Londres,
1952.
:"J Cfr. Preliminar] Repon ()JJ tbe Soci.d Si.'u;lIi"fI. United Narions, Departrnenr hf ~Il(i:tl
Affairs, Nueva York, 1952. Asimismo las publicaciones estadísticas de las Naciones Unid;ls.
trecros SOClALF.S DE LA H/G/ENE Y LA MEDICINA

rado de crecimiento de la población de la tierra, que nunca tuvo nada parecido


en toda la historia humana anterior al siglo XIX de nuestra era, se debe a múltiples
y variadas causas y condiciones, pero entre ellas sobre todo al hecho de los avances
prodigiosos realizados por la ciencia biológica occidental, que han originado nuevas
técnicas de higiene y medicina, las cuales han sido llevadas por los pueblos occi-
dentales a otras zonas de la tierra.
Cierto que hay otras causas y condiciones que han favorecido ese enorme creo
cimiento de la población del globo desde el siglo XIX, entre ellas, el. desarrollo
del transporte ferroviario y de la navegación de vapor, Antes de tales desarrollos el
hombre dependía para su subsistencia sólo de los alimentos que se produjesen en
la región que habitaba. Cuando la población de una ciudad o de una aldea crecía,
pero los alimentos producidos en el área circundante no aumentaban, sobrevenían
períodos de hambre, muchas gentes morían de inanición, se desarrollaban graves
enfermedades y epidemias, la mortandad infantil alcanzaba cifras pavorosas. Pero
la aplicación del vapor al transporte terrestre y marítimo contribuyó a cambiar mu-
cho aquella situación.
Al aumento de la población contribuyó también mucho otro hecho, en parte
concomitante del anteriormente señalado, el hecho de la distribución de las indus-
trias en grandes regiones de la tierra y el hecho de la especialización en la produc-
ción. También: el empleo de maquinaria en la producción de alimentos; el uso de
abonos en la agricultura; la utilización como alimentos de sustancias que antes se
desperdiciaban.
Sin embargo, probablemente el factor más importante en el crecimiento de la
población ha sido y sigue siendo los adelantos de la higiene y de la medicina. EJ
promedio de duración de la vida humana ha aumentado considerablemente en todas
las regiones del mundo, aunque las diferencias entre éstas sigan siendo grandes.
Tanto el aumento como las diferencias se deben al grado diverso de extensión y de
intensidad en que se hnn difundido las nuevas técnicas higiénicas y médicas.
CAPÍTULO XXX¡V

SOCIOLOGIA DEL ARTE


SUMARIO:-l. T/;'IJl,1J' de l a !(~ci(jl{}¡:ía d,,! ,11'/('.--,7.. !1II1/1'id,(;¡/id"d j' .fOrJ.'d.:tI
el! In creaci án ar/ÍJlictt.-3. El eote re.r/10},'(ü (1 tt ca necesidad de l.; rida ha-
m:mn.-4. Clasi/ic.1ción de las arles.-5. AfIe y jU"RO.-6. !mplicaúón de creador
}' espectedor e1l el arte. Relación social entre amhoJ.-7. Presencia del arte t'11
rodas las loáedadcJ.-8. La influencia sociat en la ¡¡,.aducción artistice: indiri-
dll.didr:d creadora y contorno .wd.1!.-9. liJflll~'"cit1J del erre sobre las renlid.uírs
sociales. El "Público de! Arte".-lO. Ejecros Sociales de! arte. A) Arte )' di-
rersiáu: B) Arle y educación; e) Arte y ,f¡I'"p:;?dnda; D) Desconiianza de /01
"egimrll(,J cerrados frente trI arte: E) Ff/I!'";O'1C$ e instituciones sociales .rtUcJl,l-
das por el srte.

SOCI0LOGIA DEL ARTE


Respecto de! arte, la Sociología se plantea dos cuestiones, las cuales son análoga,
.i1 las preguntas (lue se formula sobre otras r¡U1US de la cultura: la Soriolonia del
arte inquiere sobre cuáles sean las influencias de los factores sociales, tanto de los
. genéricos como de los concretos peculiares de cid» situación histórica, sobre la obra
de arte; y además indaga Ius formas de acción del arte sobre las realidades sociales.

2.-INDIVIDUALIDAD y SOCIEDAD EN LA CREAcrox ARTlSnCA


La obra de arte es siempre y necesariamente creación individual, pues es crea-
ción de algo que previamente no existía. Sólo el individuo es capaz de crear. porque
toda creación es obra de pensamiento: r únicamente los sujetos individuales piensan.
Recuérdese gue nadie ha visto jamás ni podrá ver nunca un grupo pensante.
No obstante, el hecho de que sólo el individuo es capaz de crear, y, por tanto
el hecho de que toda creación artística es necesariamente la obra de un individuo,
no quiere decir de ninguna 111J.J1cnt que todo') los ingredientes de la obró artística
sean individuales, no significa que todos los componentes de esta obra procedan
de su autor como individuo. Por el contrario, "es mur claro que muchos de esos
ingredientes el artista los ha recibido del medio socio-cultural en que vive. En eiec-
to, de su contorno socio-cultural ha recibido ideas, pensamientos, experiencias. es-
tímulos, matices, motivos peculiares, sugerencias. etc. Todas esas cosas son como
parte de los materiales con los cuales el artista realizará su creación. Posible y se-
guramente, si se trata de un gran artista. él añade a lodos esos ingredientes en
rama, que recibe de su medio social, otros componentes que son privativamente su-
yo:" 'lIJe son ocurrencia individual propia. Añade además siempre su individual ac-
ción confígurante. modclantc, expresiva, en sum:i. la obra rroria de articular en
INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL ARTE 639

una forma suya individual todos esos materiales, lo mismo los que recibió del me-
dio socio-cultural en que vive, que aquellos otros que él aportó por su propia cuenta.
En definitiva, con la obra de arte pasa algo semejante a lo que sucede con los
otro') géneros de creaciones humanas, por ejemplo, con las científicas, con las filo-·
sóficas, con las técnicas, etc. Todas ellas son siempre creaciones individuales; pero
esas creaciones individuales contienen variados ingredientes sociales; y están además
condicionadas e influídas efectivamente por muchos y diversos factores sociales de
diversa índole.
Aquí se trata no tanto de catalogar los elementos sociales de las variadas crea-
ciones artísticas, sino sobre todo de averiguar de qué manera las realidades sociales
condicionan la obra de arte, y además en qué forma y en qué medida influyen
sobre la realidad concreta de la obra artística. Y esta averiguación se encamina,
después de haber apuntado al denominador común que la obra de arte tiene con
las obras de la ciencia, de la técnica, etc., a esclarecer las modalidades que esa in-
fluencia tiene precisamente en el área del arte. Para ello convendría prestar atención,
siquiera sea de modo somero, a algunos aspectos del sentido de la obra artística.

3.-EL ARTE RESPONDE A UNA NECESIDAD DE LA VIDA HUMANA


El hombre lleva consigo, y aun pudiera decirse que es él mismo, u~ problema
dramático. "Sus actividades todas no son sino funciones de ese problema, pasos que
da para resolver ese problema. Es éste de, tal calibre, que no hay manera de darle
batalla campal: siguiendo la máxima divide el impera, el hombre lo secciona y lo
va resolviendo por partes y estadios".' La religión }' la moral son la solución a
unas partes de ese problema. La ciencia es la solución a otras partes de tal pro-
blema. El arte es el ensayo para resolver otro rincón del problema.
Las artes son manifestaciones sensibles .por medio de las cuales el hombre
expresa a sí mismo lo que no puede formular de otra manera. Pero sucede ade-
más que el problema propio del arte no puede ser resuelto de un modo general.
Por eso el hombre para abarcar ese problema separa sus diversos aspectos en las
varias artes, Cada arte particular es la expresión de un aspecto auténtico del pro-
blema general del arte en su conjunto. "Cada arte, pues, responde a un aspecto
radical de lo más íntimo e irreductible que encierra en sí el hombre"."
No hay posibilidad aquí, en este libro, de tratar, ni siquiera de plantear, el
problema filosófico sobre la esencia del arte. Es ésta una cuestión de demasiado
volumen y complicación para que pueda ser abordada tangencialmente aquí.
Por una parte es verdad que el arte trabaja con elementos de la realidad, pero
nunca es copia de ésta, ni siquiera cuando parece proponerse ser tal copia, pues aun
en esos casos el artista ve las cosas desde su propia perspectiva, las selecciona y
las organiza según su propia sensibilidad. Por otra parte, el arte es siempre obra
de imaginación, construcción, creación, aunque. opere con elementos reales. El arte
enfoca el problema de la realidad por caminos diferentes de 105 de la ciencia, de
los de la religión, de los de la filosofía y de los de la acción. El arte intenta pe.
netrar en la realidad de la vida humana, en la realidad de las relaciones entre el
hombre y su mundo por la vía de la expresión de sentimientos estéticos.
1 Cfr. ORTF.:GA y GII.SSET (José), Obras Comnlems. Madrid. Revista de Occidente. 19·1;,
tomo I, p. 475.
~ ORTEGA y Gessrrr (José), op. el JO(. cit.


ALGUNOS CARACTERES ESENCIALES DEL ARTE

Las fórmulas científicas parecen comprender }' explicar toda la estructura de


nuestro universo material. "Pero -dice Ernst Cassircr-c-" tan pronto como nos acer-
camos al campo del arte vemos que se trata de una ilusión. Porque los aspectos de
las cosas son innumerables y varían de un momento a otro. Sería vano cualquier
intento de abarcarlos con una fórmula simple. El dicho de Heráclito de que el sol
es nuevo cada día es verdad para el sol del artista si no lo es para el sol del cien-
tífico. Cuando el científico describe un objeto lo caracteriza COn una serie de nú-
meros) COn sus constantes físicas y químicas. El arte no sólo tiene un propósito
diferente, sino también un objeto diferente. Si decimos que dos artistas pintan el
mismo paisaje, con esto describimos nuestra experiencia estética muy inadecuada-
mente. Desde el punto de vista del arte, esa pretendida igualdad es ilusoria. No
podernos hablar de una misma cosa como asunto de los dos pintores. Porque el
artista no retrata O copia un cierto objeto empírico, un paisaje con sus colinas y
montañas, con sus ríos r escarpadas. Lo que nos ofrece es la fisonomía individual
y momentánea del paisaje ... Nuestra percepción estética muestra una variedad mu-
cho mayor }' pertenece: a un orden mucho más complejo que nuestra percepción
sensible ordinaria ... ; eS incomparablemente más rica que ésta. La experiencia
estética está preñada de infinitas posibilidades, que quedan sin realizar en la ex-
ponencia sensible ordinaria. En la obra del artista estas posibilidades se actualizan;
salen a la luz }' tornan una forma definida. El pintor Ludwig Richtcr nos -cuenta ...
que una vez, en Tlvoli, él y tres amigos suyos salieron a pintar el mismo paisaje.
._- T'JJ~~; estaban decididos ~ nv desviarse de Ia. naturaleza deseando reproducir lo-
que veían con la mayor fidelidad posible. No obstante, el resultado fué cuatro cua-
dros totalmente diferentes, tan diferentes entre sí como las personalidades de los
cuatro artistas". Ni siquiera los campeones más resueltos de un naturalismo rlgoroso
y sin compromisos pueden ignorar o negar este factor. Uno de ellos define la obra
de arte. como "un rincón de la naturaleza visto a través de un temperamento".
"Cuando estamos absortos en la contemplación de una gran obra de arte no sen-
timos una separación entre el mundo subjetivo }' el objetivo. No vivimos en la
realidad habitual de las cosas físicas, ni tampoco vivimos, por completo, en una
esfera individual. Más allá de esas dos esferas descubrimos un nuevo reino, el
de las formas plásticas, musicales o poéticas".'
Según Antonio Caso, "el arte significa el desinterés, la proyección sentimental
de la conciencia sobre las cosas que incitan o admiran al espíritu. Toda creación
artística procede de una exteriorización de la conciencia sobre lo que incita o con-
mueve .. '. de la proyección sentimental, que no halla cabida en las situaciones
ordinarias de la vida. ",o,

4.-CLASIFICAClON DE LAS ARTES


Muchísimas son las dasificaciones de las artes, que Jos filósofos y los teóricos
de la estética han propuesto. Pero, hágase la clasificación desde el punto de vista
que se quiera, el cuadro clasificatorio será siempre una abstracción, "porque en
concreto ni existe el arte, ni existen las artes particulares, sino que lo que realmente

3 Cfr. CASSUtEIl (Ercst}, Antropologla Filosófica, Introducción a una Filosofía de /IJ Culo
'UI",1, versión esp. de EUgl'oio Irnax, Fondo de Cultura Económica, México, 1945, pp. 267 Y ss.
i Cfr. CA..<¡'''IKEn (Ernst), otr. el loe. cit.
t, Cfr CASO (Antonio), Sorinl/"J/!.Ítt. 4- ed., Editorial Porrúa, S. A., México. 194~, p. 164.
OTROS TEMAS DE TEORIA DEL ARTE 641

existe son sólo las diversas producciones artisticas'L'' Después de paMr revista a
las principales iclasificaciones presentadas por los más destacados filósofos del arte.
el gran teórico español del arte y de la estética, José Jordán de Urdes y }¡zara,
propone la clasificación siguiente, que adopta cuatro puntos de vista. El punto
de vista primero y fundamental es el que distingue entre las artes dos grandes
grupos: las del diseño (pintura, escultura, arquitectura; decoración. jardinería)
y las de las Musas (mímica, música y poesía). Otro punto de vista, en parte inter-
ferente con el anterior, es el que distingue entre artes del espacio (las del diseño).
las del tiempo (música y poesía), y las del espacio y tiempo (la música, cuando
ella incluya la danza y el drama). Otro puntg de vista consiste en distinguir entre
artes abstractas (por ejemplo, la arquitectura, la música pura, etc.) y concretas, por
ejemplo (ciertos ti-pos de pintura, de escultura, la épica, la novela, el drama, etc.j
Las. clasificaciones que anteceden abarcan principalmente las-llamadas bellas aro
tes por excelencia. Pero en términos amplios el arte rebasa los limites de las bellas
artes, y se proyecta sobre otros campos, p. e., combinándose con obras utilitarias,
en las artes de artesanía o industriales, mediante las cuales se intenta dar una di-
mensión artística a productos que tienen un propósito de utilidad: muebles, cerárni-
ca, vestido, etc. Otra combinación entre el arte y una finalidad diferente la hallamos
en el intento de embellecer el estilo de la literatura científica y de la didáctica.

5.-ARTE Y JUEGO
Varios sociólogos y también algunos teóricos de la' cultura han puesto en rela-
ci6n el arte con el juego, por advertir que ambos implican un excedente de. energías,
una especie de superabundancia vital." En este sentido se ha señalado que juego y
arte representarían actos que llevan implícito, en sí mismos, su objeto. El verda-
dero jugador jugaría por jugar, no para ganar; y el auténtico artista crearía por
placer de crear, y no para cumplir fines extrínsecos.
Aunque tales observaciones san correctas, sin embargo no justifican una equi-
paración entre arte y juego. A pesar de que el arte presente algunas características
comunes con el juego, no se puede considerar que sean actividades humanas del
mismo género. Este es así por varias- razones. En primer lugar, el juego es un tjpo
de actividades más amplio que el concepto de actividad artística. Tampoco puede
considerarse la actividad artística como una especie del género "juego". Antonio
Caso sostenía que "actividad práctica, juego y arte son tres cosas diferentes"."
Sin ernbargp, aunque esa diferenciación trimembre esté justificada en alguna
medida, es preciso que nos percatemos de que no debe interpretársela como una
división del campo de" las actividades humanas en tres provincias separadas por
claras fronteras. Más bien se dan interferencias y combinaciones muy varias entre
los tres tipos de actividades, Y es necesario también advertir que el juego es uno
de los tipos -de actividad más- importante en la vida humana, en el cual se engen-
dran muchas de las creaciones más decisivas en las varias ramas de la cultura.
6 Cfr. JORDÁN DE URRíES y AzAR.A (José), Estudios sobre Teoría de las A,tes, Casa Edi-
torial Bcsch, Barcelona, 1936, pp. 13 Y ss.
1 Cfr. CASO (Antonio), op, cit., p. 263; WBLLS (H. G;), The Work, WealJh, and Hap-
piness 01 ManJúnd, landres, William Heinemann, 1932, p. 708.
e Cfr. CASO (Antonio), op. cit., p. 263. .
642 ARTE Y JUEGO

En efecto, tomando en cuenta el alto valor que encarna en muchas producciones


culturales (cientlficas, artísticas, técnicas, etc.). algunos pensadores de la segunda
mitad del siglo XIX tendían a considerar dichas obras como algo mllY serio, que
había sido elabora?o en una postura espiritual muy grave, con ademán adusto,
respondiendo claramente a propósitos muy bien determinados y calculados meticu-
losamente. Pero nuevas investigaciones más imparciales y más completas pusieron
de manifiesto ya desde fines del siglo pasado que tanto ~a biología, como la psi-
que, como el mundo de los fenómenos sociales, presenta primariamente energías
espontáneas, lujosas, superfluas y exuberantes. Así, por ejemplo, lo mostró el men-
delismo en el campo de la biología. Así también en el campo de la Etnología y
de la historia de la cultura se patentizó que muchas de las cosas elaboradas por el
hombre, que hoy sirven para satisfacer necesidades utilitarias, como por ejemplo
ciertas formas de vestido y de alimentación, tuvieron su primer origen en actividades
exentas de móviles utilitarios. las cuales estaban impulsadas más bien por motivos
lujosos; e incluso en algunas situaciones históricas primitivas, la ganadería, que hoy
está regida por un propósito utilitario, comenzó por ser práctica deportiva.
Hace poco menos de cuatro lustros el eminente y malogrado profesor holandés
Huizinga,v gran teórico de la cultura y de la historia. afirmó que la cultura 'hu-
mana brota del juego y se desarrolla en el juego. Según Huízinga, el juego es más
viejo y más general que la cultura, pues el juego no es privativo de los seres
humanos. También los animales juegan, antes de que les hayan enseñado 105 hom-
ores. Ahora bien, el juego en sus formas. más sencillas y dentro de la misma vida
animal traspasa los límites de 10 puramente biológico, pues trasciende las necesi-
dades de autoconservación. Observa Huizinga que del juego se habían dado varias
explicaciones, cada una de las cuales puede tener algún elemento de verdad, pero
sin llegar ninguna a la verdadera esencia del juego. Según algunos, el juego es
una descarga de un exceso de energía vital; otros 10 consideraron como un impulso
congénito de imitación; otros lo vieron como el medio de satisfacer una necesidad
de relajamiento; y, por fin, según otras opiniones, se ha reputado el juego también
como expresión' de un .impulso de poder, o de un deseo de competencia, o como
un entrenamiento para otras actividades. Huizinga considera que ninguna de esas
explicaciones, aunque ellas apunten a determinados aspectos reales, llega a tomar
en debida cuenta el elemento de broma y alegría que es esencial al juego, y que
resiste todo análisis lógico. Advierte asimismo que mientras que también los ani-
males juegan -<on lo cual-trascienden el campo de lo puramente biológico--. los
hombres jugamos pero además sabemos que jugamos.
Según Huizinga, el ¡llego existe previamente a la cultllra; pero cuando la cul-
tuca nace, la acompaña y la penetra desde sus comienzos hasta sus últimos desarro-
llos. Así, por ejemplo, en el lenguaje, debajo de una expresión abstracta hay una
metáfora y tras de ellas un juego de palabras. El juego es una función que no es
posible determinar por completo ni lógica ni biológicamente. El juego es una
actividad libre, realizada no por _mandato sino por gusto. En segundo lugar, el
9 Cfr. HUIZINGA (J.), Homo Ludens: El Hombre 1 la Cultura, versión esp. de Eugenio
Imaa, Fondo de Cultura Económica, México, 1943. Huizinga, uno de los más eminentes historió-
lagos y teóricos de la cultura en el siglo xx, fué vilmente asesinado por los alemanes nazis, In-
vasares de su patria, pocos días antes de que Holanda fuese liberada. por los ejércitos anglo-
americanos. Puede verse sobre el mencionado libro de Huizinga mi nota en "Cuadernos Ame·
ricanos", México, 194'.
ARTE Y JUEGO 643

juego representa algo superfluo; es decir, no constituye una tarea necesaria o for-
zosa, sino algo que se realiza en tiempo de ocio. En tercer lugar. constituye una
actividad provisorio o temporera, que se desarrolla dentr-o de sí misma, practícán-
dose en razón de la satisfacción que produce y como una especie de intermedio
de recreo en la vida cotidiana, y que está "encerrada dentro de sí misma", en-su
propio campo de tiempo y espacio (estadio, mesa, tablero. escenario. circulo' má-
giso, etc.), con unas reglas especiales que lo convierten en un mundo aparte., En
cuarto lugar, en el juego se, da un elemento de tensión, que significa azar, incer-
tidumbre, poner a prueba las facultades del jugador: su inventiva, ·SU capacidad'
espiritual, su fuerza corporal, sus resistencia, su arrojo, su aguante.
Hujzi~ga analiza las relaciones entre el juego y todas las ramas de la cultura. Pero aquí
resumiré solamente lo relativo a las conexiones entre el juego y las varias artes,'
En III poesía, el espíritu juguetón celebra espléndidamente su fiesta. la poesía se- desen-
vuelve en un campo de juego del espíritu, en un mundo propio que el espíritu se crea: en él
las cosas tienen otro aspecto que el que tienen en la vida corriente, y están unidas' por vínculos
muy diferentes de. los lógicos. Varias formas antiguas de poesía se suscitan en las fiestas de
primavera o similares, en los juegos de aproximación de los sexos en alegres manifestaciones
oteas, en forma de acertijos; otras, como expresión de mitos. La formación poética, ~a estructura1
simétrica del discurso hablado o cantado, la coincidencia. de rimas, el ocultamiento del sentido,
la construcción artificiosa de la frase pertenecen a la esfera del juego. El lenguaje poético figu-
rada ofrece a los oyentes o lectores un enigma, que -éstos resdelven fácilmente, con 10 cual se
sienten participantes en una especie de juego, en un juego de palabr'as. Y entre llis metáforas,
aquellas que desempeñan una función personificad ora encarnan uno de lo... tipos característicos
de juego: la representación o figuración, o sea, el representar o expresar por figura.
En la música, lo mismo que en el juego, la validez de sus formas y de su función se halla
determinada por normas <tue están más aflá del concepto lógico y de la esfera visible o palpable.
Ritmo, armonía, retozo dél espíritu, diversión, virtuosismo, fuga de la real idad ordinaria, rons-
tituyen elementos característicos del juego.
Menos clara resulta la conexión entre las artes plásticas y el juego. pero con todo Huiainga
trata de descubrir algunos vinculas entre éste y aquéllas. Cierto que apenas hay elementos de
juego en la producción de obras plásticas, pues éstas están regidas por el espíritu del trabajo
creador y. en parte, por su finalidad práctica; ni tampoco destacan aspectos de juego/en la eme-
ción estética que provocan. Sin embargo. en ciertas obras plásticas será. a veces difícil sustraerse
a la idea de un juego de la fantasía, de una creación del espíritu y de la mano en forma de
juego: la fantasía desorbitante de las máscaras de los pueblos primitivos, la complicación de las
figuras en las estatuas totémicas, el intrincado mágico de algunos temas decorativos, las defcr-
maciones caricaturescas de hombres y animales, todo eso sugiere la idea de juego.
Todas esas observaciones de Huiainge parecen muy atinadas; y ponen de manifiesto las
relaciones entre el juego y el arte, así como las combinaciones entre ambos. Pero tales obser-
vaciones no deben ser malentendidas: esas observaciones no pretenden explicar ni remotamente
la esencia del arte, sino tan sólo mostrar el influjo que el juego tiené en-el arte. Ahora bien, la
influencia del juego no se produce exclusivamente en el campo artístico, sino que, por el con-
trario, se ejerce en ~das las ramas de- la cultura. Así pues, la j~vestigación de Huiainga xobre
este tema versa sobre las relaciones entre el juego y la cultura.
Hay en el arte dimensiones privativas de él, que no pueden ser suficientemente
explicadas y comprendidas tomando en cuenta sólo sus elementos de juego.
Una de las diferencias más importantes entre la actividad artística y la acti-
vidad del juego, a pesar de las relaciones entre ambas, consiste en que mientras
que la actividad artística está orientada hácia la creación de IJn objeto (cuadro.
canción, poema, estatua, etc.) , el juego halla satisfacción en sí mismo, en el ejercicio
de su propia actividad, y ordinariamente no deja una obra como resultado. 10
10 Cfr. GEIGER (Moritz), Estética, Editorial Aigos, Buenos Air.es, p. 9'.
J¡ELACION SOCIAL ENTI?E CREADOR Y ESPECTADOR

6.-IMPLlCAClON DÉ CKEADOR y ESPECTADOR EN EL ARTE. RELACION


SOCIAL ENTRE AMBOS
"Una. estética torpe nos ha habituado a reservar el nombre de artista para el
que produce la obra --dice Ortega y Gasset-, como si el que la goza adecuada-
mente no tuviese también que serlo".» .
Muy similar a ésta es la tesis sostenida por el gran filósofo norteamericano
Joho Dewcy.'> quien a tal respecto lamenta que no haya en inglés -tampoco la
hay en español- palabra que sin ambigüedad incluya Jo significado .por las voces
"artístic9" y "estético". Habitualmente se suele usar la palabra "artístico" para
designar el acto o la obra de creación; y suele emplear el vocablo "estético" para rnen-
tar la percepción y el goce de, la obra de arte. Ahora bien, hay una relación muy
estrecha entre el proceso de creación artística }' la experiencia de disfrute estético
de la obra de arte. La "experiencia estética" -al igual que todas las otras expe-
riencias- no es solamente un mero percibir pasivamente. Por el contrario, implica
una respuesta activa a tiempo por parte del observador, implica una especie de energía
que se enfoca precisamente en las energías '<lue el artista concentró en su obra. La
experiencia estética del espectador es una actividad que consiste en una participación
placentera, en una especie de unión con el proceso creador del artista. Por otra
parte, algo similár vale para el proceso de creación artística: "para ser verdadera-
mente artística, una obra debe ser estética, es decir. debe ser hecha. I" r~ ser go-
zada en Ia percepción receptiva ... En suma, el arte, en su forma, une la rcleción
misma de hacer y padecer, la energía que va y viene; 10 que hace que una experiencia
sea una experiencia". "El hacer o crear es artístico, cuando el resultado percibido
es de tal índole que son precisamente sus cualidades, en. tanto que percibido, las
que han controlado la producción de ese resultado. El acto de producción artística,
es decir, el acto de producir por el intento de hacer algo que se goce en la expe-
riencia inmediata de la percepción, tiene cualidades específicas de las cuales ca-
rece la actividad meramente espontánea o sin control. El artista encarna en sí mismo.
mientras elabora, la actitud del observador que disfruta la obra".
Así pues, en la obra de arte hay esencialmente una relación social entre 'J
artista y el contemplador. Esta relación existe ya implícitamente en el proceso crea-
dor del artista, pues éste, al crear, funciona a la vez como 'hacedor y como espec·
tadcr. Y existe también cuando el contemplador goza la obra 9(: arte, porque en
ese disfrutarla hay hasta cierto punto una re-creación de lo que el artista hizo,
es decir, un vivir lo que éste vivió al elaborar su obra, al menos en alguna medida.
El gran sociólogo mexicano Lucio Mendieta y Núñee'> observa que "la re-
lación estética está condkion'ada por: a) el valor intrínseco de la obra de arte¡ y
b) por, la capacidad de comprensión y la aptitud receptiva del sujeto. Si la obra
es magnífica•... y quien la contempla está dotado de la máxima sensibilidad zr-
tística correspondiente (plástica, musical, literaria, .etc.) , la relación estética es
perfecta, la creación realiza plenamente su fin; el admirador, además de recibir
___. . I

11 Cfr. ORTEGA y GASSET (José), ObraJ Completas, Revista de Occidente, Madrid, terno 1I,
p. 544.
12 Cfr. DEWfY (Joh,Q), El Arte como Experiencia, prólogo y versión esp. de Samuel Ra-
mos, Foado de Cultura Económica, México, 1949, pp. 44 Y ss.
13 Cfr. MENDIETA y NÚÑEZ (Lucio), Sociotogia del Arte, Revista Mexicana de Sociología,
año IX.
REL.¡(LOS SOCl/IL ENTRE CREADOR Y ESPECTADOR 645
el regalo estético que le proporciona, será desde ese momento un propagandista
de sus excelencias en el medio social en el que pueda tener influencia (círculo fa-
miliar,. círculo de amistades, público en el caso del crítico, erc.):"

7.-PRESENCIA DEL ARTE EN TODAS LAS SOCIEDADES


"Ninguna sociedad, por rudimentaria que jhaya sido, ignoró el arte -dice el tfurnosc his-
toriador francés de la cultura. Salomón Reinach.t- Existe en germen en el tatuaje estrambótico
con que los primitivos cubren su cuerpo. así como en el esfuerzo que éstos hacen pdra dar una
determinada. forma al mango de su hacha o de su cuchillo". Existe también en raanifestacicncs
poéticas y musicales, muchas de las cuales se perdieron, peco algunas de las cuales han llegado
hasta nosotros en los pueblos que siguen hoy en situación de primitivisrno. "El elemento artís-
tico, ya ... a.ya unido a la utilidad, ya exista él de por sí, es siempre un producto de la actividad
del hombre". Así, dice el ilustre sociólogo cubano Roberto Agramonte, que "es raro el grupo
social, por primitivo que sea, en el que no exista alguna manifestación artística, yal dentro de'
las bellas artes ... , ya dentro de las artes útiles o industriales, como en los bellos ejemplos
de cestería india, de tejidos, de cerámica, que aunan ... lo bello con el valor práctico".
Se han presentado muchas teorías sobre el origen primero del arte, pero ninguna de ellas
parece satisfactoria. Con acierto el Dr. Meadieta y Núñez dice que "el arte, como todo fenó.
meno social. es esencialmente complejo".' s Según Mendieta, el arte surge en las sociedades
humanas por wirtud de una feliz conjunción. a través de múltiples experiencias, del medio
externo sobre la conciencia del hombre, cuya superabundancia vital en momentos ,11' ocio, dex.
piertn en él la intuición creadora que se expresa en los diversos modos del arte.

8.-LA INFLUENCIA SOCIAL EN LA PRODUCCION ARTISTlCA:


INDIVIDUALIDAD CREADORA Y CONTORNO SOCIAL
\
El estudio del arte, desde el punto de vista sociológico, fué propugnado ya a
fines del siglo XIX por dos autores franceses: Hipólito Taine y ]. Guyau.
Tainet" sostuvo que el arte estaba determinado por factores sociales: "Entre
las obras humanas parece la obra de arte la más fortuita; creeríase que nació a la
ventura, sin regla ni razón, entregada a lo occidental,' imprevisto y arbitrario,
Efectivamente, cuando el artista crea, lo hace según su fantasía personal; y si el
público aprueba, es conforme a su gusto pasajero. Invenciones del autista y simpatía
del público, todo ello parec.e espontáneo, libre, y tan caprichoso como el viento
que sopla. No obstante, como el viento que sopla, todo tiene sus condiciones pre-
cisas y sus leyes fijas,"
En este pensamiento de Taine hay parte de verdad -el hecho de que la ac-
tividad artística está condicionada e influida por las realidades sociales concretas
que la enmarcan-c-, así como hay un tremendo error: el desconocer el papel deci-
sivo de la individualidad creadora.
Según Jean-Marie Guyau (I854-I888)" el arte halla en la vida sus principios;
lo bello es lo que acrecienta nuestra vitalidad; por lo cual, la emoción estética es
11 efe. RfilNACH (Salomón), Anoto, Versión esp. de Rafael Dornenech, Madrid, Ruiz
Hnos., p. 2.
lli Cfr. MENDIETA y NÚÑEZ (Lucio), Sociología del Arte. Revista Mexicana de Sociología,
año IX, Nq 3, p. 371.
IG Cfr. TAIl\'E (Hyppolite), Pbilosopbie de "Art. cuatro vols., 186:5·IS69 -hay trad. esp.-,
prefacio. Véase: POVIÑA (Alfredo), Sociología, 3- ed., 1. 11, Assandri, Córdoba (R. A.). 1954,
pp. 685-694.
17 Cfr. Guv.vu [jean-Marie}, L'ar' au point de rue sociologiqne, 1889 -hay trad. esp.
publicada por la Editorial Jorro de Madrid.
646 INFLUENCIA SOCIAL EN LA PRODUccioN ART/STICA

una emocion social, -ya que el arte intenta agrandar la vida individual para hacerla
coincidir con la vida universal.
Sin perjuicio de reconocer lo que la obra artística debe a la creación individual
del artista -y Jo que debe a ésta es mucho y es 10 principal-, emperemos aquí
por ocuparnos de las influencias que las realidades sociales ejercen sobre el arte.
Estas influencias, aunque no basten ni remotamente para explicar la obra de ar-
te, son muchas y muy poderosas. A este respecto observa el sociólogo francés del
siglo xx, Celestino Bouglé, que en las obras maestras del arte se percibe claramente
el reflejo de las formas sociales de la situación en que se produjeron: "el estado
social de nuestras pequeñas cortes del Mediodía explica por qué apareció en ellas
la poesía del amor noble y caballeresco en la Edad Media; el estado social de
nuestras ciudades del siglo xv explica por qué en ellas prosperó d teatro; el es-
tado social de. nuestros salones en el siglo XVII explica por qué floreció en ellos
el género 'moralista', Los 'factores sociológicos' aparecen más y más claramente
cada vez como influyendo en la 'evolución de los géneros literarios' ... Burckhart
ha mostrado todo 10 que las artes plásticas deben al establecimiento de las ciuda-
des italianas, a sus revoluciones, que mezclaron las varias capas de la población, a
sus tiranos, que se apoyaban sobre el talento a falta de la runa. Más recientemente,
se ha: aplicado a la historia de la música las ideas que tan a menudo$ habían sido
ya aplicadas a la historia de las otras artes. En un oratorio de Haendel, con va-
riaciones regulares, con un ritmo impecablemente sostenido, se nos invita a rece-
~. nccer la. ima.gt:"lI .. de una sociedad tranquila, organizada en una jerarquía aceptada
por todos;- en una 'suite' de Schumann, con tema más áspero, con ritmo más irre-
gular, en la qtse cada variación se abre' camino y sale adelante, percibimos la irna-
gen de una sociedad más dividida, que tiende casi a la desorganización. Al principio
italiano del individualismo, padre de la 'cantata' y del .recitado, se opone el prin-
cipio alemán de la pluralidad, padre de la fuga, de la sinfonía, del drama popular:
es la música de la muchedumbre que reemplaza a la música del individuo, como
la democracia a la aristocracia. Aunque quizá se consideren exageradas esas afirma-
ciones, sin embargo no se puede por menos de confesar, cuando se considera en su
secuencia la. monodia antigua, la polifonía medioeval, la melodía de ·los grandes
siglos italianos, la sinfonía moderna, que la sucesión de esos modos musicales re-
vela ciertas correspondencias entre las formas sociales y las categorías estéticas". 18
. Adolfo Salazar ha estudiado las relaciones entre las varias formas musicales y
las situaciones histórico-sociales. Analiza la función -nmsical dentro de las sociedades
primitivas, distinguiendo a tal respecto en éstas -tres grandes estructuras sociales, a
las cuales corresponden tres estructuras musicales: el templo, lugar abierto de encan-
tación o sacro recinto; el teatro, escena donde se representa un drama ritual; y el
pueblo, escena e intérprete a la vez de su propio drama; y estudia las relaciones
entre música y sociedad en el siglo XX. 1 9
18 Cfr. BOUGLÉ (Celestin), Qn'est-ce qJie la sociologie? París, Alean, 1907, Pp- 20 Y ss.
-hay trad. esp. de Nazarino ]. Domínguez, Editorial América, México, 1945. ¿Qué e'.r la
Sociología?
19 Cfr. SALAZAR (Adolfo), Las Grande! Estructuras de la Música: El Temido, Id Escena.
El Pueblo, Fondo de Cultura Económica, México, 1940; Jtftísfra y Sotiedttd en el siglo XX, Fon-
do de Cultura Económica, México, 1940; La Rosa de los Vientos en la Músi91- Europea: Los
Conceptos Fundamentales en la Historia del',Arle Musical, Ediciones de la Orquesta Sinfónica
de: México, México, D. F., 1940. Sobre Sociologfa de la música véase también: SILBERMANN
INDIV(DUO y SOCIEDAD EN EL ARTE 647

El Dr. Mendieta y Núñez, refiriéndose al hecho de que el arte cambia en rela-


ción con las mutaciones sociales, observa que "en México, por ejemplo, el arte es-
cultórico prccolonial es, como el ambiente público y privado de las sociedades indí-
genas. casi exclusivamente religioso. También la pintura mural, si bien en ella se
nota, por la mayor amplitud de sus posibilidades, el interés que el artista pone en
los grandes acontecimientos del momento en que vive. Durante la época colonial, el
arte indígena decae visiblemente. Flor de una cultura, muere con ella, y al entro-
nizarse otra, los artistas le rinden inmediato homenaje y responden al espíritu del
tiempo que era predominantemente religioso católico. Así, la pintura y el arte lite-
rario de la época de la Colonia tienen ese sello indeleble. A partir de la Indepen-'
ciencia, México trata de organizarse como los países de cultura europea, y entonces
la vida social de las clases dirigentes es una constante imitación de esa cultura.
El arte. a su vez. tanto en sus motivos como en sus técnicas. se alimenta en las
fuentes de Europa. Es el arte culto; pero al propio tiempo, nace y se desarrolla
un arte popular, que se adentra en las humildes realidades de una .socíedad disím-
bola, heterogénea, y trata-de expresar los sentimientos, los resentimientos, los pro-
blemas y los gustos de las' clases económicamente inferiores. Estas dos formas del
arte mexicano responden a la división cultural de la sociedad. Son un fiel reflejo
de ella. Después del gran movimiento revolucionario de 1910, se-opera~n México
una transformación social profunda: el indio olvidado y las clases obrera y carn-
pesina se colocan en el primer término de la vida pública. y el arte culto de la
época inmediata anterior es substituído -por un arte realista y de tesis. la pintura mu-
ral adquiere gran importancia. y en otras expresiones artísticas se nota la vuelta a
lo aborigen, a lo humilde y a una indudable exaltación nacionalista't.w
No cabe duda de que el arte en la mayor parte de sus manifcenciones está hcn-
damente influido por la realidad social, por las estructuras colectivas, por los pro-
cesos sociales, por las costumbres y las convicciones imperantes, por los ideales sen-
tidos, y por los problemas planteados en la situación histórica concreta.
El. reconocimiento de esta influencia no implica que tengamos que considera-
la obra artística como el mero producto de esos factores sociales. Aunque .la obra
artística esté influida por esos factores sociales, ella es esencialmente siempre crea-
ción de un individuo, incluso cuando éste se presenta como vocero o intérprete
de su pueblo y de su tiempo -lo cual no sucede siempre, pues en ocasiones, gran-
des artistas, lejos de ser empujados por el gusto que predomina en su ambiente,
se presentan como innovadores audaces, que crean nuevas rutas.
A este respecto observa el. Dr. Lucio Mendicta y Núñez que "la verdad es
que, en materia de gusto, entre el artista y el público hay una serie de acciones y te-
acciones tan complejas, que es difícil determinar si es creador, de arte quien forma
el gusto de la sociedad, o es la sociedad quien impone el gusto a los artistas". 21 Se-
guramcnte hay siempre un intercambio en ambas direcciones. A veces predomina la
influencia social; otras veces, por el contrario, es el individuo genial quien logra
modelar a semejanza de sí propio el gusto del público.

(A.), ímroduaion ti une sociologie de la musique, Presses Univ. de Franpe, Paris, 195~; fARNS-
WORTH (Paul R.), The Social Psyehology o/ Musí., Drydcn Press. Nueva York, 1958.
20 Cfr. MENDIETA y NÚÑEZ (Ludo), op, cit., Revista Mexicana. de Sociología, año XI.
N'I 3, pp. 414 y ss.
21 Cfr. MIlNDIETA y NÚÑEZ (Lucio), op, cit., Revista Mexicana de Sociología, año Xr.
N'I 3; p. 416.
648 INDIVIDUO Y SOCIEDAD /iN EL ARTE

Aunque esté bajo la influencia de factores colectivos, el artista, si 10 es en


verdad, construye siempre su propia obra, la cual tiene algo individualísimo y único.
La personalidad del artista realmente creador tiene un fondo de indeterminación
perenne, que nunca puede ser reducido ni explicado por las influencias sociales.
El ingenio creador, la intuición poética, cuando son algo genuino, tienen una
dimensión personalísima y única en cada artista.
El gran crítico alemán Woe1fIin dice que los modos individuales precisamente
se hacen más visibles cuando el tema tratado por varios artistas recae sobre un
mismo objeto. Así Boticelli y Lorenzo di -Credi, contemporáneos, son artistas que
se diferencian- de las postrimerías del siglo xv; "pero cuando Boticelli dibuja un
cuerpo femeninc.vlo que resulta es tan suyo, tan peculiar como interpretación de la
forma' y como creación, que se diferencia de un desnudo femenino de Lorenzo di
Credi, tan inequívoca y fundamentalmente, corno una encina de un tilo"."
Sobre este problema Antonio Casa 23 escribió páginas muy inspiradas. "La di-
ferencia, la personalidad, es la esencia. La personalidad humana, 10 más individual,
10 más diferente del universo; y el arte, es la apoteosis de esa diferencia suprema.
Todo sería único en la creación artística, si los artistas no destacaran su origi-
nalidad, sobre el fondo común de ideas y sentimientos de la comunidad espiritual
a la que pertenecen. Si este fondo común no existiera, la obra dI arte sería un
puro estado místico, hermético e inefable". "La raza, el medio, el momento, las
escuelas, las tradiciones artísticas y los progresos de la técnica, son Jirnitacicnes
de ias posibilidades del ingenio creador. ~. Puras Jirnitaciones de posibilidades son
la raza y las tradiciones españolas del siglo XVII para un Lope, un Calderón, un
Tirso. Sus dramas y comedias expresan la diferencia esencial estética en el seno
de la comunidad a que pertenecen. 'EI comendador de Ocaña. El alcalde de Zala-
mea y Don Gil de Las Calzas Verdes demuestran; la universalidad del arte dramá-
tico en España, la comunidad de las costumbres y tradiciones españolas, el sentí-
miento exaltado del honor, o la verba satírica dramática; pero son tres creaciones
inconfundibles, que unen lo individual y 10 colectivo en realizaciones concretas ... ".
Pero por otra parte, aun cuando sin personalidad genuina no hay obras de arte,
el genio verdaderamente' creador es excepcional... y entre el hombre de genio,
que inicia una revolución artística, y el público que al fin la acepta, hay una serie
de poetas menores que forman el eslabón de enlace entre la comunidad espiritual
y la elaboración genial. En torno de Lope y Calderón, por ejemplo, existe un con-
junto de grandes espíritus consagrados, como ellos, a la elaboración dramática; y
la comedia y el drama calderonianos de capa y espada son ... lo que llamaríamos
hoy comedias de la dase media", No tienen razón ni Carlyle, quien todo lo atri-
buía al héroe individual, al que reputaba plenamente original, ni Taine que todo
10 cargaba en la cuenta de los factores sociales. "Ni el puro individualismo del
místico inglés, ni el colectivismo del filósofo francés agotan la historia del arte.
El genio y su comunidad espiritual concurren en la elaboración artística. Señalar
hasta dónde alcanza la aportación común y en qué consiste la singularidad del ar-
tista es una de las tareas más complejas' y difíciles de la crítica".
22 Cfr. WOHFLlN, Conceptos F¡.md.71Ju'l1tales en la Historia del Arte, Espesa Calpe, Ma-
drid, p. 3.
23 Cfe. CA.."O (Antonio), Principios de Estética. Dramma Per MtlJic4¡ Editorial Porrúa,
S. A., México, 1944, pp. 169-176; Sociología, Editorial Pcrrúa, S. A., México, ]94', pp. 268-273.
EL "PUBLICO" DEL ARTE 649

9.-INFLUENCIAS DEL ARTE SOBRE LAS REALIDADES SOCIALES.


EL "PUBLICO DEL ARTE"
Ya expliqué que en la misma obra artística hay una unidad, una especie de
implicación recíproca esencial entre el artista y el contemplador. Voy ahora a exa-
minar las relaciones entre la obra de arte y el "público".
A este respecto es oportuno referirse aquí a una clasificación en cuatro gran-
des grupos de arte, propuesta por Lucio Mendieta y Núñez: 2-1' 1 ) Gran Arte; 2) Arte
popular; 3) Arte Folklórico; y 4) Arte industrial. Mendieta dice que par. esta
clasificación se fija ante todo en la técnica de expresión; pero es obvio que dicha
clasificación es importante también desde el punto de vista de los varios "públicos".
Gran arte es aquel que se lleva a cabo con arreglo a técnicas superiores: el
artista no se limita a usar su don innato, sino que además emprende una serie
sistemática de estudios y se somete a un largo entrenamiento. Cabria añadir que el
público de tal "gran arte" necesita hasta cierto p~nto para disfrutarlo de una~ ca-
pacitación o entrenamiento.
"El arte popular es el destinado a las masas, el que se inspira en ternas gratos
a la mayoría. del público y los realiza sin excesivas complicaciones. En música, por
ejemplo, mientras que una ópera, una sinfonía, pertenecen al gran arte, indepen-
dientemente de su valor intrínseco ... , en cambio, un bolero, un tango, un vals de
motivos que se captan fácilmente son obras que corresponden al arte popular, tam-
bién con independencia de su mérito. En la literatura el drama pertenece al gran
arte, y el sainete y la revista lírica al arte popular".
El arte folklórico es el arte del pueblo, Aunque desde luego ha tenido su
origen inicial en la creación de un autor individual, éste "no hizo sino dar forma
a sentimientos e ideas de las clases populares; y una vez creada la obra, ésta sufre
adiciones y modalidades por parte de sus intérpretes, de tal modo, que cuando llega
a plasmarse en la expresión definitiva es ya el resultado de múltiples aportaciones
individuales", y llega por fin a presentarse como algo anónimo.
"El arte industrial es la aplicación, por la industria, de motivos artísticos a
los objetos que produce .. : para satisfacer las necesidades sociales, y se concre-
ta a las artes plásticas".
La diferenciación entre esas cuatro categorías de arte es independiente del
valor de las obras que en elIas se produzcan.

ro.-EFECTOS SOCIALES DEL ARTE

A,) Arte y diversión


Arte y diversión no son conceptos equivalentes, puesto que hay muchísimas
formas de diversión que ni rer,notamentl: pertenecen al arte ni tienen contacto al-
guno con él. Pero el arte en sus ·muy variadas manifestaciones suministra múltiples
medios de diversión o entretenimiento, ofreciendo satisfacción a la necesidad de
recreo, la cual es universal, puesto que es una necesidad humana básica.
2-1 Cfr. MENDlETA y NÚÑEZ (Lucio), Sociología del Arte, Revista Mexicana de Sociolcgl.r.
año X, N'" 3, p. 341.
650 EL ARTE EN RELAC/ON CON OTRAS ACTIVIDADES

Hay formas de diversión que consisten en manifestaciones artísticas, como,


por ejemplo, los conciertos, las representaciones dramáticas, los espectáculos de
danza y ballet, los recitales de canto, etc. Pero hay también muchos otros espec-
táculos, los cuales, aunque no puedan ser considerados plenamente como "arte", con-
tienen en alguna medida, mayor o menor, dimensiones o cualidades artísticas:
cantantes callejeros, trovadores, danzantes, acróbatas, amaestradores de animales, pa·
yasos, recitadores de romances, corridos, leyendas, espectáculos de variedades, cir-
cos, etc. Tanto los espectáculos plenamente artísticos, como aquellos otros con ele-
mentas artísticos ofrecen satisfacción a las necesidades humanas de recreo o diver-
sión, en armonía COn los diversos ambientes socio-culturales. u,
Hoy en día, los nuevos medios técnicos de reproducción y comunicación, como
por ejemplo, el cine, el radio, la televisión, amplifican formidablemente el área
de acción de los espectáculos de diversión. Cine, radio y televisión pueden ser
vehículos de auténticas obras de arte (de "gran arte" o de "arte popular", o de
"arte folklórico") en el campo del teatro, de la ópera, del ballet, etc., o pueden cons-
tituir nuevos espectáculos de otros ti pos pero esencialmente artísticos, o pueden
ofrecer espectáculos que sólo en algún aspecto tienen ciertas dimensiones artísticas,
o pueden ser vehículo de comunicación en campos diferentes del arte, flor ejem-
plo, del deporte, de la política, de la enseñanza, etc.

B) Arte y educación
El a-rte es- una de las .ramas primarias y más importantes de la cultura. Es una
de las ramas primarias, porque el arte es uno de los campos propios del espíritu
creador, y generalmente el campo en donde suelen anunciarse nuevas formas de
sensibilidad, acciones espirituales genuinamente creadoras, las cuales, además de 10
que aporten en el terreno artístico, se proyectan hacia otros campos en la medida en
que constituyen nuevas actitudes espirituales que van a producir consecuencias en
otras varias zonas de la vida humana, incluso en las de carácter práctico, como por
ejemplo, la política, el comercio, etc. Así pues, las grandes innovaciones en ma-
teria artística no se limitan a constituir acontecimientos artísticos sino que llevan
el espíritu, que en ellas encarna, a otros campos.
La capacitación y el entrenamiento para el goce estético es uno de los factores,
educativos de mayor alcance. Siendo esto il~í, resulta que la existencia de produc-
ción artística en una sociedad ofrece la ocasión para el cultivo de los emociones
estéticas, y con ese cultivo anchurosas y eficaces vías de educación.
Si' en una sociedad, aparte de las obras artísticas que en ella se produzcan,
hay colecciones de arte' de otros tiempos y lugares (museos, galerías, etc.) , con
esto se suministra importantes condiciones y facilidades de educación de las gentes
en el cultivo de nobles dimensiones del espíritu.
Entre las varias ramas de "la cultura, el arte suele ser la que tiene acaso maror
perdurabilidad y la que viene a resumir su espíritu. Así, mientras que la mitología
y muchas instituciones sociales y políticas de la Antigüedad clásica constituyen algo
periclitado ante la conciencia moderna, en cambio sus creaciones artísticas sobre-
~r; Sobre las relaciones entre arte y diversión, véase: WnlS (H. G.), o/,. cit, en la nota
NI' 7, pp. 703 }' SS.; LA PIERE (Richard T.), Sociology. McGraw·HiII Book Co., Nueva York.
1946, pp. 322 y ss.
EL ,iRTE EN RELAClON CON OTRAS ,iCTlVIDADES' 651

viven en cuanto a su poder de suscitar emoción estética en nosotros y de educar


nuestro espíritu. Además. la gloria de Grecia y Roma aparece como resumida para
nosotros en su grandeza artística. Para todos, excepto para el especialista en egipto-
logia, el antiguo Egipto es en sus monumentos, templos y literatura.
La convicción de que el goce de las artes constituye une de los mejores medios
de educación ha determinado el hecho de que se tienda en muchos países a incluir
instrucción de teoría e historia del arte en los programas de enseñanza.

C) Arte J propaganda
Por una parte es un hecho que los móviles interesados de propaganda de una
determinada" ideología. de una cierta causa, suelen frecuentemente -aunque no de
modo necesario-- achabacanar el arte, disminuir su valor estético, pervertirlo.
Sin embargo, por otra parte, también es un hecho verdadero que en todas
las épocas y culturas, aunque en grado muy diferente y en maneras muy varias, se
ha usado el arte al servicio de múltiples causas -unas muy nobles, otras menos
nobles, otras viles- con notoria eficacia. Y hay que reconocer, que si bien la ma-
yor parte de las veces en que se utilizó el arte deliberada e intencionalmente como
instrumento de propaganda, las obras artísticas urdidas con tal fin tuvieron baja
calidad, en otras ocasiones el arte logró convertirse, sin perder categoría, en eficaz
medio para mover el espíritu, imbuyéndole ideas o sentimientos religiosos, patrió-
ticos, humanitarios, etc. A este respecto recordemos las obras cumbres producidas
por el arte de temas religiosos, las novelas de Ibsen Con tesis sociales, los frescos
de grandes pintores mexicanos del siglo xx, y otros ejemplos innumerables.
Es notorio cómo los himnos nacionales contribuyen a exaltar la emoción pa-
triótica, cómo las marchas militares a acrecentar el espíritu combativo y adormecer
el sentido de peligro de las tropas.

D) Desconfianza de los regímenes cerrados frente al arte


Ya Platón, al trazar en su República el proyecto de un Estado cerrado y dog-
mático, manifestó marcada desconfianza y franca hostilidad frente a los artistas
libres, especialmente frente a los poetas, y propugnó el establecimiento de una censura
para impedir las obras que desviasen a los ciudadanos.
Comentando esa desconfianza, observa el sociólogo cubano Roberto Agramonte
que Jos mantenedores de un orden social cerrado y sin crítica temen que el arte seo
un vehículo propicio para minarló y derrocarlo. pues toda obra de arte -especial-
mente la literaria- presenta una vida allende esta vida; hace volver la vista del
público hacia un mundo más deseable y justo, convirtiendo al artista en el "legisla-
dor recóndito del mundo" como afirma el gran poeta inglés Shelley. Un arte con-
i
trario a un régimen tiende a desacreditarlo,"? y por eso los sistemas totalitarios .le
I
gobierno, donde la forma de pensar, de sentir}' ee actuar está preestablecida coercí-
tivamcnte, imponen la censura, a' fin de controlar el arte y evitar .el debilitamiento
\ del sistema imperante. Esto explica la decadencia del arte y especialmente de la
I literatura en los pueblos sometidos al yugo de un r¿:gimen totalitari_~.
Z6 Cfr. AGRAMONTE (Roberto), Socioíogia, 4' cd. revisada. Cultural. la Habana. tomo 1,
p. 270.
\
652 EL ARTE EN RELAClON CON OTII,1S ACTWIDAIJES

E) Funcione; e instimciones sociales NlicitadaI por el arte


La misma actividad artística contribuye a modelar la personalidad del artista
dentro de la sociedad. Los caracteres de la personalidad y función sociales del ar-
tista dependen en parte de los caracteres de su misma actividad, pero también en
parte de las relaciones concretas que en cada situación social-histórica tiene con ]05
grupos a los que pertenece y en los que actúa. En parte, el artista, en tanto que
creador, en tanto que inventor, es quien se sustrae y se emancipa de forma< sociales
preestablecidas, es un inconforme con éstas, par!! crear con sus obras nuevas formas,
las cuales, si son aceptadas por Jos grupos sociales en los que participa, }r aun por
otros, constituirán un cambio.w
Por otra parte, el artista en alguna medida actúa como vocero de: sentimientos
colectivos que yacen en la .conciencie o en subconsciencia de los demás. En este
aspecto, el artista puede ser una especie de portavoz o de amplificador de lo
que sienten y prefieren las gentes.
Por virtud de sus relaciones con las demás gentes o funciones sociales, el
artista en ciertas situaciones aparece como un individuo que principalmente depende
de sí mismo -tiene que ganarse la vida con el ejercicio de quehaceres diferentes
de su arte--; o depende de los mecenas que le protejan, como ha ocurrido ton
frecuencia en varias épocas, p. e., en los siglos de oro españoles, en el Renaci-
miento italiano; o entra en competencia en el mercado .libre de obras de arte, como
p. e., ~ los pintores {'TI el París .le fines del sigio XIX y comienzos del xx, de-
pendiendo para ello en gran' medida del juicio de los críticos de opinión reconoci-
da; o es protegido en virtud de sus méritos por instituciones oficiales o privadas,
mediante becas, estipendios, etc.; o convierte el ejercicio de su actividad artística
en una profesión libre dependiendo de la clientela que obtenga; etc.
Mencionaremos de pasada que las actividades artísticas suscitan en el seno
de la sociedad otros tipos, además del tipo del artista, tales como por ejemplo:
el aficionado, el crítico, el mecenas, el coleccionista, el comerciante de obras de: arte.
El interés social provocado por las actividades artísticas origina la constitución
}' el desenvolvimiento de instituciones para el cultivo, la protección, la colección,
la difusión y la enseñanza del arte: academias, galerías, museos, fundaciones, so-
ciedades musicales, etc. Este interés social por el arte da lugar también a la orga·
nización y celebración de acontecimientos sociales, tales como exposiciones de pin~
tura, o de escultura, certámenes literarios, juegos florales, concursos, conciertos, etc.
Las obras decorativas }' las artes industriales ejercen cada día una mayor in-
fluencia sobre la manufactura y la fabricación de elementos decorativos, y de objetos
útiles de todas clases. La ejercen por ejemplo de un modo muy notorio, y en gran
escala sobre ciertas obras de ingeniería, por ejemplo, hoy en día, en ciertos países
los grandes puentes y las grandes carreteras, además de su función técnica, po-
seen genuinas dimensiones artísticas de primera categoría, tanto en cuanto a su
concepción como en cuanto a su realización.

ar Cfr. WEBER (Alfrcd), EinjührunK In aso Soziologir. Piper Verlug. Munich, 195).
INDICE ALl'ABETICO DE AUTORES
A Beals, 394
Bccker, 105, 124, 390, 477
Ahel,-ns Beegle, 480, 491
Agramcnte, .. o, 222, 305, 306, 439. 441, .142, Bender, 410
443, 548, 557, 559, 645, 651 Bendix, 452', 596
Aguirre Beltrán, 24 Bcnedict, 180, 319, 321, 328, 338
Albrechr, 452 Berelscn, 609
Alfarabi, 543 Bernard, 222, 225, 291, 293, 296, 299. 305,
Althaus 358 309, 310. 314. 319, 320, 423. 124.
Althusio, 38, 39, 574 ·134. 494
Alvnrez Andrcws, 19, 25 Bcrnstcin, 524
Allengry, 42 Bertoquy, 297
Alíen (f.>' 633 Berry, 347
Alíport, 123, 141, 286, 291, 347 Betancur, 430
Ammon, 336 Bettelheim. 341
Anastasi, 373 !:kyhaut,633
Andcrson, 480 Bicrfing, 616
Angell, 80 Hlackmnn, 423
.Arapesh, 179 Hlondel, ::!, 102, 104. zm , 252, 564
Arbutbnot, 291 Blum, 455
Arendt. :)1 Btumcnbach, 32.2
Ardigu, 68 Bluntschfi, 68
Argyris, 123 Boas. 17R. 321, 328"331, 333, 339, 340
Ariosto, 439 Bodenhcimcr, 60f'l
Aristóteles 4, 33, 158, 261, 468, 543, 552 Bodin, 39, 291
Amold, 2n Bochrn. 286,
Asch, SR, 124, 127, 128, D7, 178, 350, 364
Bogardus. 55, 2,9ll, 3L6. 317. 318, 363, 41H,
l\sh {Maunce}, 29 609
Aublc. 25
Bolívar. 507
Avicena. 543 Bonald, 48
Ayulu {Francisco), 3. 6, B, 12, 22, 41, 104,
Borch. 123
15J, 2~6, 45J, 561, 587, 595, 633
Borkenau. 372, %4
l~nskoH. 105
11 Boticelli. 648
Bottomore, '457
babel. 6':"3 Bouglé, 34, 55, L04. 197, 256, 257, 35'). 64"
Beber. '177
Bousquet. 178, 372, ')64
lsabini. (,.33 Bouthoul. 197
Bacon. ~61, 562, 629 Bord, j21. 322, 323, 324
!;;l~hoft:n 467 Hraudel , 9
Haker. ~')1l Hreal, 557
Bales. 47¡.{ Hrehier. 9
Báñcz , 574 Brentano, 75
üurber. Vi7 Briffnult, 478
Hnrcetó, 6] Brinkmann. 619, 620
Barnctt. 'U4, 278 Brjnton, 633
Burrow. 341 Britt. 372
Baruk, 403 Bryson, 630, 6H
Buroju, '139, 44::! Brown, 317
Barragán, 582 Brownel, 633
Barzum. 319 Bruckner, 298
Baschwitz. <138 Brugeilles. ~83
Bayle. 166 Brunhes, 292, 297

613 .
654 lND1CE ALFABETlCO DE AUTORES

Bryce, 329 Child, 305


Buckle, 68 Chironi, 599' .
Buda, ~43 Chrisienson, 478
Buffon, 291
Bullock, 278
Bunce, 19 D
Burchinal, 491
Burgess, 316, 317, 366 Dahrcndurf, 457
Bury, 262 D'Aloja, 478
Burke, 40, 90 Dante, 576
Burlcr, 388 Dardel, 9
BYfOn, 533 Darwin, 62, 293, 336
da Vinci, 627
Davis, 260, 261, 488
C Davy, 223, 417"
De Greff, 67
Cabrera Macié, 151 Delacroix, 548, 549
Cahan (E.), )B3, %0 Delbrück, 514
Cairns, 583 De Laguna, 549
Caldera, 19 Delasneric, 480
Calderón, 649 Delos, 431, 497, 498, 502
Cantril, 440 Del Vecch¡o, 112, 266. 580
Carcll, 305 De Maistre, 41
Carey, 67 Demol ins. 68
Carlyle, 531; 649 Deniker, 321
Carneiro Leeo, 290 Denney, 235
Cm (E. H.), 633 Deseamos, 280
C"" (L. J.), B1, 329, 347, 366, 367, 402, 47B Descartes, 282, 531, 629
Carver, 279 Deutsch, 24
Caso, 398. 468, 4fí9, '(\7. ~29, seo, ~}l. :'40, Dessauer, 622, 631
553, 557, 640, 641, 64B De Vries, 322
Cassirer, 111, 222, 305, 549, 550, 552, 557. Dewey, 3, 111, 166, ,217,255, 313, (;44
640 Dexter, 297
Castro (A.), 11 di Credi, 648
CatteH. 123 Diebold, 31
Celerier, 68 Di Pilippo, 237
Cicerón, 38, 26 Dilthey, lB, 66, 75, B7, 144, 155, 536
Civitas, 488 Dixon, 322
Clayton, 298 Dobu, '180
Cole, 4B2 Dobzhansky, 322, 325
Colvin, 314 Dodd, 66, 69, 70
Collingwood; 3, 111, 144, 467, 469. 473. 474 Domfnguez (Virgilio), 5]9
Comte, 1, 2, 8, 16, 21, 37, 41, 42, 47, 67, Donación, 392
101, 166, 222, 262, 375 Donoso Cortés, 41
Condorcet, 40, 41, 166, 262 Dorsey, 29
Conklin,.376 Doroszewki, 549
Cooley, 3, SO, 111, 319.417 Dostoyewskl, 533
Correos, 322 Dubas, 291
Cook, 24 Dufrenne, 14
Coser. 105 Duley, 490
Crawford, 322 Duncan, 491
Croce, 520, 527 Duprat, 47
Cunow, 529 Dunn, 322
Curie, 283 _Durkheim, 66, 208, 209, 251, 267, 290, 401,
Cuvier, 291, 331 417, 563, 5BI, 5s6
Cuvillier, 47, 522, 527 Duruy, 291
Duvall, 418
CH
E
Chamberlain, 335, 336, 338
Chardin, 291 East, 310
Chasc, 620 Ebenstein, 195
Chcster, 549 Echánove Trujillo, 19, 3~9
Chevalier, 3, 295 Eddington, 283
INDICE ALFA8ETICO DE AUTORES 655

Ehrlich, 583, 601, 602 Gehlen, 30, 6..10, 631


Einstein, nI, 283 Geiger, 440, 574, 583, 644
Eldridge, 347, 392, 395, 396, 408, 480 Genes, 322, 326
Elliot, 25 Gentile, 91, 94
Ellis, 339 George, 293, 4S0
ElIwood, 376 Gcrland, 629
Engets, 526, 529 Germani, 24, 311, 31S, 633 .
Elmer, 24 Gerrnoplasma, 326
Epicuro, 543 Gibrerd, 347, 4S0
Erdmann, 151 Giddings, 2. H6
Erro, 31 Giddon. 321, 629
Espinas, 67 Gicrke. 583
Esquilo. 261 Gilver, 314
Eubaok, .HG, 363, 364, 365, 418 Gillette, 25
Gillin, 124. 394, 396, -423 438
Ginsbcrg, 104
f Gi re rd (A.), 306
Gist, 347
Facey, 411, 418, 472 Gittler, 105, 477
Paguet, 466 Gliddon, 321
Falrchild. 493 Gnaeus Flavius, 600
Faris, 25. 124, 316, 318 Gobineau, 335, 336. 338
Farnsworth, 213, 646 Goethe, 543, 555, 630
Febvrc. 102, 292, 299 Goetz, 633
Fennlason, 24 Goldcweiser, 331
Perguson. 261 Goldschmidt, 322
Pcméndez Camus.. 468 Gómcz Robleda, 181, 183, 478
Perrero, 598 Gonaélez Casanova, 276, 564, 62!)
Fiebre. 523, 532, 543 González Pineda, 181, 183
Finkelstein. 633 Gorer, 305
Fischer, - 340 Gracián, 531
Fisher, .24, 34 Grecn, 119, 121, 393. 413, 426, 635
Eiske, 24 Gracia. 38, 39, 574
Flaubert. 533 Grompcne. 280 .
Flores Dlaa, 476 Gross, (f.), 2(j5, 59ft
Foley. 373 Gross. (N.), 340
Fourastié, 630 Grünfeld, 47
Fourier, 41, 523 Grúnweld, 561
Francovich, 562 Guernsey, 370
Fraaier, 341 Gumplowicz, 68
Frenkel-Brunswik, 341 Günther, 336, 337
Frenay, 291 Gurvitch, 12, 22, 223, 250, 375, 3RO, 381.
Freud, 151, 184, 371, 404. 410, 440, 443 401, 434, 452, 480, 583, 601, 602.
Freyer, 95. 509 603, 604
Friedell, 532 Ouemeo. f>61
Friedmann, 31, 630 Guyau. 305, 645
Frischeisenkóhler, Hí6
Fromm, 118, 127, 137, 161, 238-240, 244, H
246, 25!J, 623
Erondiai, 3, 111 Haberlin, 124
Furfey, 25 Haecleel, 67
Fuste! de Coulanges, 46R. 493 Hahn, 299
G Halbwachs, 295, 457, 564
Haldane, 322
Galileo. 531, 629 Halpering-Donghi, 633
Galton, 6R, 336 Hall (Calvin), 123
Ganan. 14, 223. 272, 2Bl HaJlowell, 124, 184
Gaos:.......,1¡, 112, 159, 27(.,. C; 15 Harding, 404
Garcla Baca. 110 Haret, 67
Garcla Morente, 14, 10'5, 265, 515 Haring, 478
Garcfa Pelayo¡ 507 Hart. 633
Garcla Rosquellás. 27(... 452 Hartmann, (Ni"-olai), 72; 166, 287
Gardincr, 549 Hatt. 24
G a rdner, 491 Haushofer, 68
Gauch. 336, 337 Harris, 480
Ilart, 633
656 INDICE ALFABETlCO DE AUTORES

Hauriou, 43) jcrdéo. '49


Hawley, 290 Jordán de Urrles, 640
Hawkes. 491 jcuvenel, 5%
Hegel, 41, 89, 90, 91, 92, 94, 95, 96, 166, Julio César, '32
261, 283, 514, 517, 519. 520, 527, jung, 121, 371
543 junck, 633
Heidegger, 3, 626 just. 303
Heisenberg, d3;;
Helvetius, 262
Heller, 331, 503. 523, 524 K
Hellpach. 293
Hcrsch, 307 Kamt', 291
Herder, 40. 41, 291 Kant, 261, '43
Herodoto. -139 Kontorowicz, 600
Hesíodo, 261 Kuhn. 24
Hertwig, 67 Kardiucr, 180
Hildebrandt, 262, 319. SS> Karz, %6, 370
HiH. 477 Keuh, 319
Hipócrates, 291 Kelsen, 194, 594, 618
Hlrícr, 336 Kelscy, 292
Hobbcs. 39 Kellcrs. n6
Hobhcuse, 376 Kendnlt. 2'Í
Hockett. 549 Kcyserhng, 477
Hogben. 30S. Kidd, 376, 59'. 596
Hollinsbead, 290 Kiru, 169
Holloway, 560 Kluckhon, lll, 123, 137, 140, ISO, 184
Hooton , 321 Koehler, 362, 583
Hnrmunn, 341 Kuhn, 493
HO'Ü'Il. 2~ Kilni,'::, ·180, 491
Horvath, 5R3, ~B7 r:uu.s, 'tT7
Hoze. 338 Krader. 290
H.'AO. 41 Kracmer, 292
Huiainna. 633, 642. {,·13 Koos. 4.77
Humboldt. 293, 549, 5:57 Krctschmer, 121
Hume, 40. 261 Kriscbe, 467
Hunnngton. 68, 293, 297, 29H Kjel1en, 67
Husserl, 75 Kroebcr. I~O, 184, 288, 330
Huxley (A), 313, 360, 361. 441, 442, 577 Kropotkin, 376, 454
Huxtcy (Ju1i:In), 30S. 319 322, 323, 328, 329 Kubali, 208
Kii hne, 226, 354, 389
Knnz, 195

Jbsen, 543 I.
Ihenng. 606, 607
Irnaz, 536 Labriolu. 52(j, 527
Ir ion, 609- Laird. 54Y
Tucombe 12
Lacroix, '42, 477
J Lelhowsky, 331 .
Lulo, 286
jahn, 90. 91 Lamarck, 293-,
Jahoda, 34 Landberg. 124
james, 166 Landis, 25, 22', 477
]anowitz, 341. 609 Lange, 521
Jaspees, 3, 11, 622, (;33 La Piere, 2Uí, 249, 267, 268, 271, 309, 461,
James, 4'4 577. 649
jennings, 305 Lapouge, 336
jerusalem, 583 Lasalle, 454, 523, 532
jerpersen, 549 Lasswell, 36, 598, 609
jesús, 531 Laserson, 618
jevons, 298 Latten, 316
Jiménez (Juan Ramón}, ,n Lazarsfeld; 24
Leao, 19
johansen, 325
jones, 338 Le Bon, 439
INDICE ALFABETICO DE AUTORES 651
Ledercq, 469 Mareel, 3 1 110
Lec, 469 Mareuse, 405
Lefebvre, 477 Margenau, 293, ')(i('l
Legas Lacambra, 194 Mariana, n4
Leibniz, 261, 629 Martas (J.), 3, 112, 156, 211
Lenglet, 291 Martial, 318
Le Masters, 477 Martin, 440
Lemonnyer, 467 Macvin, 42
Len,", 454, 533 Macx, 47, 91, 261, 283, 454, 514, 517, 531,
Letaer, 36 532, 562, 563, 632
Lest;e (G. R.). 25 Maslow, 410
Lessing, 165 Matagrin, 355
Lestcr, 319. 320 Maunier, 222, 290, 417, 418
Letorneeu, 180 Maus, 102, 198, 563
Levene, 19 May, 290
Levinson, 335 Mayer, (Max Ernst}, 600
Lévi-Bruhl, 180, 276, 564 Mazzerelle, Ho
Lewin, 24 McGill, 127
Lleber, 561 McGinnis, 477
Litienfeld, 67 Mead, 111, 123, 178, 291, 4%, 477, 632
Lindeman, 480 Meadows, 25, 631
Linclzey, 123 Medina Bchavarrla, 3, 14, .22, 24, 574
Linneo, 321 Meggers. 290
Lins, 24, 75, 583 Meillet, 549
Linton, 124, 172, 180, 184. 316, 368, 493, . Mendel, 322, 325
H8 Meadieta. y Núñee, 40, 280, 411. 418, 434,
Lipsct, 452. 595 446, 452, 454, 4JJ, 493, 494, 611,
Locke, 38 645, 648, 649
Lombroso-Fcrrero, 630 Menéndea y Menéndez, 468. 469
Loomis, 480, 491 Merleau-Ponty, 13
Lope, 649 Merril, 21
López de Mesa, 19 Merton, 24
López Rosado, 477 Meyer, 316
Lowie, 493 Michcls, 452
Lubbock, 467, 548 Michelet, 291
Lucrecio, 261, 291 Michelson, 131
Lundberg, 33. 67, 69, 70, 114, 418, 420 Millas, 572
Ludendorf, 336, 337 M;lIet (G.), 549
Millar, (D. C.), 633
Millot, 319, 321
M Millert (D.), 633
Miró Quesada, 111
Mac Coby, 278 Mises, n, 80, 81, 82
MacOougalI, 187, 331, 314, 609 Moliérc, 128
Maclver, 2, 5, 60, 73. 74, 75, SO, 81, 101, Molnar, 127
104, 187, 222, 284, 285, 378, 387, Mondoifo, 166
396, 401, 404, 41 ij, 426, 430, 438, Montagu, 23, 110, 145, 229, 305, 312, :319,
442, 443, 451, 464, 469. 471, 484, 328, 404, 410
485, 490, 631, 633 Monterde, 507
Macf.ean, 583 Montesquieu, 40, 166, 261
Mackenrodt, 295 Montoro, 319
Mackinder, 68 Montserrat, (Santiago), 598
Madariaga, 180, 181 Moore (W:), 293, 583
Maier (N.), 24 Mame (B.), 595
Maine, 598 Morales, 583
Malebranche, 291 Moreae, 609
Malinowski, 118, 417 Margan, 322, 467, 493
Mandeville, 261 Morsley, 131
Mann, 652 Móser, 40, 41
Mannheim, 22, 1?l, 383, 384, 506, 536, 563, Mctandon, 319
567, 571, 633 Mukerjee, 105
Mantoux, 12 Müllet (Max), 338, 548
Mantovani, 633 Müllet (Adam), 41, 90, 91, 283
Maquet, 561 Müller-Dehem, 595
Maquiavelo, 39 Müller-Lyer, 467
Münch, 166
.65:> lNDlCE ALFABETlCO DE AUTORES

Munfcrd, 479, 6,0. 6H Pavlow, 268


Muntersberg, 151 Paz, 466
Murdock, 124. 468, 49" 494 Pearson, 68, 337
Mucphy, 124, 141 Petroff, 316
Murcay, 111, 123, 137, 140, 198 Pinto Ferreira, 97
Pirandello, 128
Planck, 283
N Platón, 19, 21, 38, 86, 261, 291, 439, ·543.
6~1
Naciones Unidas, 29, 503. 636 Plauto.. 121; 128
Nadel, SO, 83,. 114, 549 Plessner, 124
Nardt-Greco, :583, 599 Poblere Trcncoso, 19
Neergaard, 633 Polibio, 261, 291
Nebbie, 452 Posada, 14, 48
Neto (A. M.l. ~72, ~9~ Post, 583, 598
Neumeyer, 25 Pcviña, 19, 40, 104, 450, 558, 561, 575, 583
Neurath, 67, 69 Pouche, 627
Newcomb, 124 Pound, 584, 589
Newton, Hl, 629 Prenant, 319. 338
Nicéforo, 3'9 Proesler, 279
Niemeyer, 477 Proudhon, 47
Nieto Arteta, 195 Ptolomeo, 291
Nietzsche, 54"3, 56'3 Pucciarelli, 536
Nikolai, 305 Puchta, 41
Nimkoff, ,88, ,9,. 40~. 41>, 6" Puffendorr, 38, 39, 574
Norsdock, 25
Northeop, 29, 560, 561.
Nott, ,21 Q
Novicov, ,67, 31J1
Queen: ·290; 479
Quinn, 290, 491

Ogburn, 278, ,89, ,92,


° 40~, 413, 6" R
Olbritch, 297
Olíver-Brachfeld, 371 Radhruch, 523
01o<iz. H9 Radin, 277
Olschlr.i. 629 Ramfrea (S.). 160. 181
Oppeeheimer, 2 Ramos (S.). 124. 182
Oe8U. 104. U6,. 279. 280, 417. 431. )74 Ramuz..630
O"es> y Ga..... ,. 14. !l. 16, 23. 27. 40, Rank, 271
84, 101. 104. 108. 111. In. rrs, Raper, 440
124. 12~. IH. In. ns, !l8. 162. . Ratzel, 68
166.188.193.198,205.211.217.258. Ratzenhofer, 68, 376
26~.267. 2n, 27', 403. 448, 497. Ray, 24
499. 503. 505. HO. 512. 516, 527. Recaséns Siches, 2, 5, 6, 17. 38, 39, 41, 61,
HO. ~H. H6. ~68. ~95. 596. 622, 75, 86, 87. 89. 97. 103, 104, 112,
. 625. 626..627. 628. 6H. 639,
0"... ,19. ,21. 323, 324. ,25. 326
640 113, 119, 125, ]26, 131. 140. 155,
162,165,178, 179,194,203,282, 2HH". ,•
,54. ,55. 384, ,8~, ,86, ~07,
Owee. ,8
Ostwald, 67
536. 564, ~77, 580. ~86, ~89,
594. 604, 606. 613. 618. 62"
HI.
~9'.
629
Reinach, 338, 645
P Renán, 500
Renard, ]7, 431, 472
Peckard, 231, 360-362 Reparaz, 68
Pedover, 3'
\ Pase, 5, 75. 225. 283. 284. 377. 387. 396.
Reyes (A.). 112, ~48, 559
Riazanov, 527
405, 425. 438. 471. 485. 490. 6>1 Richard, 137
Palerm, 2.90 Richter, 630. 6;9
Rareto. 17~. 37Y, H6. 564. 631 Rickert, 166
Park, 290.316, 318. 366. 479 Riesman, 237-23ü, 241
-Paesons. 7~. 80. 83, 104. 124. 339. 452 Riealer, 114. 115 146. 185, 548, ~49. ~s4
Parten, 24 Ríos, 533 '
Paulhan, 181 Ripert, 607, 608, 613, 618
fNDICE ALFABETiCO DE AUFORES 659
Ritter, 293 Serret, 457
Robertson, 336 Sicard, 583
Robles (O.), 124 Sigfried, 507, 609
Rodbertus, 454 Sighele, 440
Rodríguez Arias, 595 Silbermann, 646
Rodríguez de la .Vega, 582 Sirnmel, 2, 6, 58, 96, 103, 188, 286, 348,
Romagnosi, 42 3~0, 374, 392, 407, 409, 411 .. 41,7,
Romane Muñoa, 3. 111 420, . 422, 436, 448
Romera-Vera, 595 Simpson, 64, 402
Romero (F.), 3, 14.. 72. 111, 147, 148, 154, Sims, 278, 280, 57'5
O~, 1~9, 633 Singer, 625
Ropke, 633 Sinot, 410
Rosenberg, 336, 337, 340 Sismondi, 42
Rosenberg (M.). 24, 10) Small, 314 376
Rosenquist, 347 Smith (Ad1tm), 261
Ross, 104, 188, 376, 423, 472 Smith (B. L.'), 609
Rosrand, 326 Smith (Il. C,), 124, 261
Rothwell, 36 Smith (T. Lynn), 479, 491
Roucek, 225, 595, 609 Sobre. 417
Roma Parella, 124, 497 •. 498 Sócrates, 19
Rousseau, 37, 39. 159. 266 Soler (Sebastién, 633
Royce. 128 Sol6n, 439
Rumey, 48 Salvar, 67
Russell (Bertraod}, ~72, ~74, ~86, ~9~, ~98, Sombart, 124, '552
629 Sorokin, 72. 124, 131, 1'7.7, 229, "321, 339,
Russell (E: S.), 410 417, 4~2, 479, ~28, ~36, ~~4, ~72
Soto, 574
Spann, 91, 94
s Spencer, 2, 48, 50, 101, 296, 286, 3n
Spengler, 543, H7, 630
Saint Simon, 41, 454, 523. 532 Spranger, 166, 633-
Salazar, 646 Stahl, 90 .
Sampaio, 570, 595 Stammler, 11
Salillas, 67 Stein, 21, 22, 37, 47
Saldanha, ;;31 Stenzel, '5'51, 553
Salomen, 265 Stern {Frederick Martín), 4'56
San Agustín, 38, 262, 531 Stewerd, 284
San Alberto Magno. 627, 628 Stoltenberg, 1'52
San Isidoro de Sevilla, 17 Struve, '524
Santo Tomás, 17, 38, 39. 261, 282, 574, 576 Sturza,.223
San Vicente de Lerins, 261 Suárea, 17, 38, '574
Sanford, 341 Sullivan, 410
Sapir, 549 Summer, 376
. Sargent, 124, 180. 217, 318
Sauvy, 295, 627
Savigny, 41, 90, 95, 607 T
'sch.effle, 2, 67
Sch.nck, 124, 366, 370 Talne, 293, 64~, 648, 649
Schepiro, 633 Talleyrand, '596
Scheinfeld, 322, 324 Tapia Moore, 491
Scheler, 3, 75, 114, 139, DI, D2, 166, 173. Tacde, 103, 188, 275, 286, 3~~, 3.", ~~4
391, ~07, 517, 536, 540, ~6~, ~67, Taylor, 331, 3~8
~73 Teggart, 261
Schelling, 41, 90, 543 Telles Junior, '583
Schirach, 337 Terracini.! '548
Schopenhauer, 533, 543, 553 Thomas. 290, 316, ~18, 479
Schroedinger, 283 Thomdike, 141
Scbuster, 68, 336 Timasheff, 412, 418, 472, ~4Q, 606, 616, 618
Shew, 298 Thorpe, 123
Shclley, 651 Tirso, 649
Shgbegfov. 527 Toennies. 381, 428,·431, 469
Schütz, 75, 80, 82 Tolstoi, 4'54
Séneca. 261 Tomasio, 38, 39, '574
Seligman, '529 Toneeau, 467
Senior, 54', 582 Topinard, 321
660 INDICE ALFABETlCO DE AUTORES

Torre (G. de). 63> WahI. 633


Touraine, 452 ·Walsh, 25
Tournier, 124 Ward, 2, 297. 375
Toynbee, 62> Watson, 316
.Treves, ~61 Weber (Alfred). 123. 173. 299. 4l1, l30,
Trimborn, 540 536. 544, 547. 628, 652
Trotzki, 482 Weber (Max); 75. 80, 81, 83. as, 96. 104,
Tschermak, 322 136. 188. 218. 232. 249. 268. 281,
Tucldides, 261 427, 429. 450. 454. 462. 493. ~9~.
Tudela. 306 536. 598, 603. 604. 618
Tugan Baraaovskj, 523. 524, 525, 529 Wedel. 290
Turnio, 341 Weil, 283
Turgot, 166, 291 Wells. 464. 649
Whitmough, 549
White. 278, 303.
u Whyte, 235'
Wiener, 63D
Ullman, 480 Weippert, 561
UNESCO. 28: 480. 633 Wicsc, 2, 6, 97, 103, 188, 203, 204, 205.
Uranga, 180 316. 354. 375. 376. 387. 390. 391.
Uribe "illegas, 159 403. 407. 420, 452,_459. 463. 466
Wiley. 347
v Wilson, 418
Winch, 477
Vaccaro, 583 Windelband, 166
,Valery, 201, 555 Wirth, 480
.Valencia, 19 WoelHin, 648
Valentie, 283 Wojcicki, 369
~:~~~f!~~!~~: ~~~
Wolf. 290
, Woife, "1.7';)-
Vanderbildt, 583 Woodworth, 364
Vareréus, 291 Worms, 2
Veit,/ 630 Wundt, 16(í
Venten, 288, 452
Vendries, 548
Venturino, 19 y
Vico, 40
Victoria, 413 Young, 24. 249. 318. 438. 440. 445
Vidal de La BI:LChe, 292
Vierkendt, 256. 429
Villey, 295 z
Vincent, 25
Vita. (L. W.).124. 452. 533. 561. 571. 574 Zacharias, 338
-Voronof, 67 Zea, 180, 183
Vossler, 54R Zenón, 543
Zirnmerman, 477, 479
w Znaniecke, 75. 80, 81. 104, 316, 318, 492,
l07. 480
Wagner, 5013 Zubiri, 515
·V("l1l"f. 477 Zulueta, 559
INDICE ALFABETICO DE MATERIAS
A Aproximación, 391
Arbitraje, 4U
Aburrimiento, 161 Argo~ lj7
Academia platónica, 543 Arianidad, 338
Acción colectiva, 363 Armas atómicas, 635.
Acción cooperativa, 363 Arte, 171, ,231, 638-613
Acción corporativa, 363, 365 Arte (efectos sociales del), 649
Acción social, 52, 57-59, 77. 350-352 Arte (Jrnplicación de creador y espectador en
Acción teleológica, 85-86 el), 644-64j ,
Acciones alógicas, 565 Arte (Individuo y sociedad en. el), 645-649
Acciones intransitivas. 351-352 Arte (Influencia socia! en el), 645·649
Acciones lógicas, 565 Arte y educación, 651
Acciones transitivas, 351, 352 Arte y juego, 641·644
Acercamiento O aproximación, 391·392 Arte de la política, 39
Acomodación, 391, 393 Arte y políticas, 652
Actitud subjetiva, 387, 388 "Arte y propaganda, 651-652
Actitudes, 317-318 Artes (clasificación de las), 641
Actitudes de oposición y disociativas, 404 Artesano, 627
Actitudes restrictivas, 404 Asimilación, 391, 395-398
Actividad económica, 537 Asociación, 381, 428-431
Acto vital, 112 Asociaciones, 434
Actos vitales y sus contenidos (Influencia recio Asociaciones de provecho personal, 459
proca entre los), 509-512 Asombro, 551
Adhesión a los modos colectivos, 204·205 Asténico, 117
Adorno, 341 Atracción emocionad, 391
Afinidades, 51, 55·56 Auditorio, 428, 434, 446
Agregación, 418-419 Ausentes (Influencia de los), 368-370
Ajuste. 363. 391-392 Autobiografía, 79, 88
Albedrío, 115-116, 123 Y SS., 227, 310 Autocontrol, 226-227
Albedrío y leyes sociológicas, 135-137 Auto-excitación, 444
Aldea, 480, 483-490 Automatización, 29·30
Alimentación, 537 Automóvil, 595
Alimentos, 636 Autoridades. 49-58
Alma colectiva, 2%-257 Autoridades anónimas, 245
Alma colectiva (crítica del), 187 Autoridades racionalizadas, 232
Alma nacional, 94 Autoridades tradicionales, 232
Alteración. 117 Axiología, 6
Altruismo, 46 Ayuda. Técnica, 28
Amalgamación, 398-399
Ambiente, 145. 298-308
Ambiente cultural, 303 B
Ambiente natural, 303
Ambiente uterino, 303 Belicismo, 74
A[flistad, 150. 205, 377, 379 Biogra fía, 111
Amor, 194, 205, 228-229, '377, 379, 410 Biología, 4
Anarquismo, 543 Biológicos (factores), 302-310
Anexión política, 173 Biolcgismo organicista, 67
Animal, lÓ9, 159, 623 Brújula, 629
Ant~onismo, 407-408 Burguesía moderna, 566
Anticipación mental del futuro, 119-120
Antisociabilidad, 53, 403-415
Antropología cultural, 4 e
Antropología filosófica, 6-10. 109-140,576.578
Antropología y razas, 319-323 Caló, 557
Anuncio, 230-231, 317, 320 Camarilla, 425

661
662 INDICE ALFABETlCO DE MATERJAS

Cambio-cultural, 172-173 Comprensión recíproca como factor social, 156-


Cambio histórico, 271.284 157
Cambio humano. 270 . Comprensión del sentido, 8, 75-88, 155
Cambio y seguridad, 591 Compromiso, 414-41'
Cambio-social, 271-284, 386·387 Comunicabilidad, 147-155
Cambio -socíel (factores del), 2Rl.284 Comunicación, 549
Cambio social y técnica, 630·635 Comunicación y contactos entre los varios pue-
Cantonalismo. 407 blos y culturas, 28
Capitalismo, 608 Comunidad, 5, 153, 380,382, 428-431, 434,
Carácter dirigido por la tradición, 239-240,242 450, 458, 490, 501
Carácter .autodirigido, 243 Comunidad y asociación, 428·431
Carácter dirigido por otros, 239 Comunidad internacional, 62
Carismático, 226-232 Comunidad local, 479-492
Carne. 152 Comunidad local (Aspectos comunitarios y as-
Castas, 449·450 pectos asociativos), 482·483
Categoría o clase, 418-419 Comunidades rurales, 2' (véase COMUNID....D
Categorías, 106 Loc.... l)
Causalidad, 527-529. 542 Comunidades supra-nacionales, 492, 506-507
Causas agentes directas y causas agentes [ndi- Comunidades urbanas, 25
rectas, 292·293 Comunismo, 230, 234 .
Ceremo~as. 222 Concepción del mundo, %9
"Chico expiaotorio", 344 Conceptos, básicos para la, acción, 23
Cibernética, 30 Conciencia de dase,453-456
Ciencia, 574 Conciencia colectiva. 256-258
Ciencia jurídica dogmática o técnica, 6, 578-580 Conciencia Divina, 113
Ciencia política, 5, 39, 40 Conciencia de formar parte de una nación, 506-
Ciencia: su acción sobre-la sociedad, 575-576 - 507
Ciencia y la técnica moderna, 629
Ciencias de la; cultura, " 6, 8', 86, 94, 9'-9S, ,.,
Conciencia del "nosotros", 154.156, 256-258,
.M
J"7 • Conciencia racial, 3<to y ss."
Ciencias de lo huma.no, :l76 Conciliación, 415
Ciencias naturales. 65-66 Condiciones. 293-294
Ciencias de las políticas, 34,36 Conducta humana Influída por la mreracción,
Ciencia positiva, %'-'66 188-"\89
Ciencias sociales y políticas, 576 Conducta social, n, 57·58
Ciencias teóricas: su servicio práctico, 16 Conductas colectivas, 2H·2,B
Cinematógrafo, 631, 6'1 Conductas subconscientes, 83-85
Circulación entre las clases, 456-457 Conductas transitivas, 57
Círculo vicioso en el desarrollo de los prejui- Conductas no transitivas, 57
cios, 345 Conductismo. 67, 69-71, 82
Círculos sociales, '6, 81, 447-449 Confianza en 10 colectivo, 222-223
Circunstancia, . 112-121, 532 Conflicto, 3%, 390, 408-415
Ciudad, 483-491 Conflicto íntercultural, 344
Civilización, 263, 542 Conflicto de intereses, 344, 584-586
Clan, 452 Conocimiento (condiciones sociales del), '65-
Clase (Conciencia de), 453-4'6 567
Clase universitaria, 436 Conocimiento (ejemplos de influencia social
Clases sociales, 41, 155, 43~ 449·4H sobre el), 573-574
Clases sociales en México, 457 Conocimiento (factores sociales en el), 556·570
Club, 425 Conocimiento (penetración' del proceso social
Coacción, 612 en el); 568-569
Codex Juris Cenonici, 472 COnocimiento (Sociología del), 562-5i7 I
Código de Napoleón, 511 Conquista militar. 173 I
Coexistencia, 147 "Consensus", 44, 222 1
Colectivización de la conducta, 247 y ss. Conservadurismo, 278·279, 490
Colectivo (Lo), 189, 192-223, 261,,271
Compensación, 371
Conservadurismo de los primitivos, 27A
Conservadurismo y reformismo en el Derecho, I
Competencia, 393. 404-407
Complejo de resentimiento, 442
Complejos en la acepción del psicoanálisis, 84
606-608
Constitución, 595
Contactos, 390-391
Contagio automático. 356
I
Complejos de inferioridad, 442
Complejos interindividuales y complejos colec-
tivos, 429
Complejos sociales, 416-436
"Comprensión", 8, 87-88
Contagio emocional, 441
Contorno, 50, 113-121
Control social, 225-234, 486
Convencionalismos, 180, 225-239
I
<:
I
INDICE ALFABETlCO DE MATERIAS 663
Conversión, tBI, Derechos fundamentales del hombre. 28
Convicciones colectivas, 1l9. 216·217.613·614 Derivaciones, 56'-567
Convivencia, 51, 53-54, 147, D9 Desarrollo biológico, 121
Cooperación. 61-62, 400-402, 415. 589, 602 Deseo de ayudar. 317
Corporaciones. 459 Deseo de' ser libre y autoafirmarse, '317
Correlaciones entre los cambios sociales, 285 Deseo de. respuesta emocienal, 316
Correlación funcional, 528-529 Deseos de' nuevas experiencias, 317
Costumbres, 52, 217-218, 448·449 Deseos de reconocimiento, 317
Creación espiritual, 530·531 "Deseos de seguridad, 316·317. 590·~91
Creencias, 595 Deseos sociales fundamentales del hombre. 31,5-
Ciencias o convicciones sociales, 216-217 316
Cnsts.. 2, 3. 572. 633 Desfiles, 428
Cristianismo, 282, 529. 531, 533 Desigualdad económica, 26
Cromosomas, 323 Destino e Historia, 547
Cruzadas, 533 Destino individual y la vida social, 258
Cualidad, 106 Determinismo, 134
Cultura, 98, 164-18'5, 509-513 Determinismo económico de Marx, 520-524
Cultura (categorías universales' de la), 187·188 Dialéctica hegeliana, 51 5-' 16. 518'
Cultura: su dinámica, 535-H8 Diferencias' entre los hombres, 139-142
Cultura (evolución de la), 167·173 Dinámica socio-cultural-histórica. 44, 535-547
Cultura como función vital y finalidad valiosa, Discriminación. 25, 340·346, 455
509-512 Distancia social, 354- 35 ~
Cultura como herencia social, 171·173 División del trabajo, 47. 290, 401-402
Cultura {integración de la), 174·178 Doctrinas recialístas (crítica de las). 338-340'
Cultura y juego, 642·644 Domesticación de animales. 299
Cultura y nación, 499-500 Dominación carismática, 232
Cultura y naturaleza, 532 Dominación raclonalieada, 232
Cultura: su proceso dinámico, 536-540 Dominación tradicional. 232
Cultura como sistema de funciones de la vida
humana. 170-171
Cultura como vida humana objetivada, 165·166 E
Cultura vivida en la sociedad. 166-174
Culturas primeras, 546 , Ecología, 289·290
Culturas segundas de primer grado, 546 Economía, ;'-6, 284, 295, 518, 52'·526
Culturas segundas de segu.ndo Arado, 547 Economía. y factores flslcos," 299-300
Ectornorfo, 121
Edad, 306
D Edad de oro, 259
Educación, 202, 477
Darwinismo social, 68-69 Emigraciones. '06
Declaración Universal de Derechos del Hom- Enciclopedismo sociológico, 1, 6
bre.4n Endomórfico. 121
Democracia, 608 Enemistad, ÚO
Democracia liberal, 609 Enfermedades, 636
Derecho. 52. 171, 195, 220-221, 230, 366-367, Ensimismamiento. 117
411, 472, 486, 503, 624 Entes colectivos, 348, 426, 448, 458·46'
Derecho canónico. 472 Entes colectivos abstractos, 459
Derecho (Ciencia del). 6. 578-580 Entes institucionales: su mentalidad y voluntad.
Derecho (cumplimiento del), 614-618 461
Derecho espontáneo•....600-601 Entes institucionales (su realidad no substante},
Derecho Y. Estado, 593-595 461.464
Derecho (factores de la producción y transfor. Episodio, 440
mación del), 598-603 Epistemología. 569
Derecho como Fuerza social, 614-616 ' Escolástica, 533
Derecho como hecho social, 581 y ss. Escritura, 553
Derecho e intereses, 584-586, 589-591 Escuela Histórica Alemana del Derecho. o~,
Derecho (Lucha por el), 606-608 Escuela Jurídica Exegética Francesa, 97, nI
Derecho natural, 17. 574 Españoles, 180 y ss.
Derecho como norma ético-impositiva, 604-605 Esperanto, 554
Derecho de resistencia contra la tiranía, 573- Espíritu Absoluto, 51'
574 Espíritu colectivo, 442
Derecho {Sociología del). 578 Y ss. Espíritu y Fuerzas, 536-540
Derecho subjetivo, 599 Espíritu Objetivo. ~15
Derecho del Trabajo, 27 Espíritu y técnica, 629-633
Derecho vivo, 601 Esquizotímico, 121
664 INDlCE ALF/!BETICO DE MATERIAS

Estado, 47, 54, 462, 502·505, 587·593 Filosofía de la Historia, 89. 512
Estado y Derecho, 595 Filosofía de la Historia, de Hegel, 514-517
Est r -lo e individuo, ,lOS Filosofía moderna, 567
Estado y Nación, 502-505 Filosofía política de lal contrarrevolución, 41
Estado y sociedad, 47 Filosofia en la revisión crítica, 105
Estamentos, 450, 574 Filosofía social antigua, 3S
Estática y Dinámica sociales, 44 Filosofía social moderna, 39
Estimativa jurfdice, 581 Fines, 24, 32·36, 86, 401, 508, 602 .
Estratificación en clases sociales, 448-457. 490 Fines y medios, 32-36, ss
Ética e investigación social, 33-34 Fisicismo, 67
Etnocentrismo, 342 y ss. Pisicismo (crítica del), 71·72
Evolución, 48, 169 Flora, 290
Evolución y transformaciones de la cultura, Furma y materia social. 349·350
166·173 Formaciones sociales, 416·436
Evolucionismo, 49 Formalismo sociológico, 5, 348·350
Expansión de las culturas, 540 Formas y contenidos sociales, 97-98, 349-350
Experiencias, 464-465 Franceses, lS1 y ss.
Experiencias adquiridas, 387 Fraternidad local. 425
Experiencias de 10 social, 51·63 Fraudes, 230
Expresión, sentido e inteligibilidad, 84-85, 87. Frenos y limitaciones, 52
1.52, 549 Fronteras naturales, 497-498
Extrovertido, 121 Fuerza física, '97
Fuerzas y Espiritu, 536·540
Función, 401
F Funciones transitivas, '7-58
Funciones de la vida humana, 138-142
Facilidades y ayudas sociales, 50, 61-62 Fusión, 399·400
Facilitación, 370-;71
Factores biológicos "constitucionales". 121
Factores cósmicos, :!~,
Facto.r9 fisicoqufmlcos, -293
Factores físicos y la vida social, 289·301 Gemeinscbaít, 381, 428
. Pacte-es psíquicos adquiridos, 122 Generaciones, 161, 275
~actores psíquicos "constitucionales", 121 Genes, 303, 322-323
Factores sociales y culturales de la personali- Genética contemporánea y "Razas", 322-328
dad, 122·123 Genotipo, 325
Factores sociales de la personalidad individual, Gens, 493
129·130 Geografía social, 295·298
Fair play, 181 Geografismo, 69
Pakíres, 626 Gesselscbait, 381-382
Pamilía, 54, 425, 435, 466·477, 603 Gran ciudad, 469
Familia (comunidad y asociación en la), 471- Gremio, 603
473 Grupo (pertenencia a un), 568
Familia conyugaJ moderna, 469 Grupos, 51, 54·56, 58, 254·258, 348, 416·436
Familia conyugal monógama extensa, 469 Grupos (clasificación de Jos), 420-435
Familia conyugal restringida, 470 Grupos, clasificación por la cantidad, 420-423
Familia feudal, 469 Grupos, clasificación por la duración, 423
Familia moderna en las sociedades occidentales, Grupos, clasificación estructural u orgánica,
469·477 434-435
Familia monógama matriarcal, 468 Grupos, clasificación por el grado dé la distan-
Familia monógama patriarcal, 468-469 cia entre el homhre y el grupo, 426-
Familia: naturaleza y cultura, 466 428
Familia y personalidad, 474·477 Grupos, clasificación por el grado de intimi-
Familia poliándrica, 467 dad entre los miembros, 424·425
Familia polígama, 468 Grupos. clasificación por la proximidad en el
Familia (tipos varios de), 467·469 espacio, 423·424
Fanatismo, 444 Grupos de creación humana, 433
Fascismo, 33, 234 Grupos, clasificación por su ubicación, 434
Fauna y flora, 290, 298·299 Grupos determinados por un criterio étnico.
Fecnndided, 306 329·331
Fenotipo, 326 Grupos funcionales, 434
Fertilidad, 306 Grupos intitucionalizados, 431-433
Eiloloaía, 6 Grupos no institucionalizados, 431·432
Filosofía, 171, 282 Grupos (materiales de los), 420
Filosofía del Derecho, 578 Grupos: múltiples entrecruces, 43'·436
INDICE ALFABETlCO DE MATERIAS 665

Grupos naturales, 433 Idioma extranjero, 555


Grupos (número en los), 422 Idioma, factor de integración y conservación,
Grupos de número superior a tres, 422 ~~9
Grupos permanentes no organizados,. 447·4~6 Idioma, influklo por la sociedad, 555
Grupos primarios y grupos secundarios, 425· Idioma, reflejo de fenómenos sociales, 557.558
426 Idioma y representaciones éticas y políticas,
Grupos suprafuncionales, 433·434 ~~9·S6()
Grupos totales, 433-434 Idioma como sistema de cultura, 553-554
Guerra y Técnica, 63:5-636 Idolos, 562
Guerrerismo, 399 Igualdades y desigualdades entre los hombres,
137, 142
Iluminismo, 21, 533
H Ilustración, 21, :>33
Imitación, 57, 355. 363
Hábitos, 118, 129. 310-314·315, 477 Impositívidad inexorable. 229·230, 234, 604
Hábitos sociales, 217·220 Impulso a la acción, 568
Hecho constituyente, 591-593 Impulsos disociativos y d~ oposición, 403, 415
Hecho social según Durkheim, 208·209 Imputación normativa, 192.193
Hechos sociales. 1·8 Incidente, 440
Hechos sociales de carácter no racional, 79 Indeterminismo, 133
Helenismo, 543 Individualidad y ambiente en la personalidad,
Hereditarísmo. ('l8 184·18~
Herencia, 306-310, 322·328 Individualidad y sociedad en el Arte, 639·640
Herencia socio-cultural, 159·160, 172-184, 474 Individuo, 189
Hidrológica (interpretación). 514 Individuo como agente del progreso, 268-269
Higiene, 636-637 Individuo creador, 531·532
Historia, 5. 6, 8, 66, 142-144. 260 Y SS., 27'5, Individuo y Sociedad, 258·259
278, 5l0·~1l, ~33, ~40·~47 Inferioridad (complejo de), 343
Historia del Derecho, 581 Influencia recíproca entre formas y contenidos,
Historia que no fué pero pudo ser, 540 98·99
Historia y nuestro destino, ~47 Influencias sociales, 51
Historia potencial y gcrminante, 540 Ingleses, 18l y ss.
Historicidad, 8, 142-145, 260 Y ss., 215·277, Inhibición, 370-373
~lO·Hl , Inmigración, 395·398
Historicidad de los ideales jurídicos, 17-18 Inseguridad económica, 27
Historicidad y progreso, 260·284 Instintos, 84, 310·311, 314-3U
Historicidad y socialidad, 1~9 Instituciones, 431-433, 458·465, %')
Historicidad y sociedad, 161.162 Instituciones según Hauriou, 431-432
Hombre (estudio del) como base de la socio- Integración, 399
logía, 109-140 Integración de 13s pautas culturales, 174-178
"Hombre histórico", 266 Intelectuales, 574
Hombre natural, 266"
Intclectualismo, 19-21
Hombre y naturaleza, 599
Hombre}' sociedad, 109-110, 258-2~9 Inteligencia, 574
Honor, 179, lS0-1S1 Inteligibilidad de lo humano, ~7-88, 155-1)6
Hojda, 493 Interación, 52, 58-60, 136, 1~6, 188-189, 347·
Hostilidad, 409·411 372
Huelgas, 412, 612 Interacción en ausencia, 366-368
Humanidad, 45 Interacción en presencia, 366-36;
Humano (plasticidad y variedad de lo), 142. Interacciones en presencia interferidas por la in-
144 fluencia de personas o grupos ausen-
tes, 36B·370
Intcractlvidad. 419
Intereses, 391
Intereses y Derecho, 584-586, 589·591
Ideales jurídicos y sociolog¡a, 19 Intereses individuales, 589
Idealismo, 21, 114, ~67 Intereses y legislación, 610
Idealismo sociológico, 4Cl Intereses de libertad. 589
Ideas y fuerzas reales en el proceso histórico- Jnrercses públicos, 589 .
social, 536, 540 Intereses sociales, 589
Ideología, 47,570-571 Intercstirnulnción emocional, -1·10--141
Ideologías según Marx, 562·563 Interpretación. 593
Idioma, 57, 201, 554, 560 Interpretación cconomicista de la historia, 47
Idioma, archivo histórico y social, 557-')58 lnrcrprcración de los datos, 24
Idioma, expresión de una comunidad, 557·558 Interpretación del sentido, 75·8R
666
Interpretación social del mundo como ingre- Masas, 426
diente de la- vida humana 119·120 Masas concretas, 426
Introvertido, 121 Masas latentes, "426
Invención, 27, 268-271, 283-284, 531-')32 Masas reunidas, 427
Investigación social concreta, 23-24, 32·36 Materialismo filosófico, 520
Investigación social y Ética, 33·34 Materialismo histórico, 47', 517-527
Islamismo, 533 Materialismo histórico (crítica del), 521-537
Matriarcado, 467
Materia social, 595
J Matrimonio, 466, 473-474
Mecanización, 631
Juego y arte, 641-642 Mediación, 415
juego y cultura, 642·644 Medicina, 284, 636·637
Juez (influencia de los factores sociales sobre Medio antropofísico, 292.295
el), 613-614 Medios, 35
Juristas: su influencia sobre la legislación, 609- Menonitas en Chihuahua, 395
610 Mensura cuantitativa, 82
justicia, 50, 581-582 Mentalidad colectiva, 252-255
Metafísica; del "tú", 151
Método sociológico, 2, 64
K "Miembros invisibles", 369
Migraciones, 545
Kwakiutl (cultura}, 181 Mimetismo biológico, 437
Moda, 284·287
Moda intelectual, 3
L
Modos, 189
Modos colectivos, 182, 223-225
Lamentación, 550
. Legislación, 6ÜtH5i i :r-.f,-,d ll ¡; Lula..iivvs (cambio o .transrormación de
Legislación y grupos organizados, 610-611 los), 271-272
Legislador, 16 Modos colectivos intelectuales y emocionales,
Lenguaje, 57, 198, ·201, 548-560 214-21'
Lenguaje. condición, factor y producto de la Modos colectivos (su origen). 247-2)4
vida social, 552-553 Modos colectivos (presión ejercida por los),
Lenguaje escrito, 552-553 210-211
Lenguaje (esencia del), 548-551 Modos colectivos (rasgos de los), 249-251
Lenguaje, factor de socialización, 558-559 Modos de conducta aprendidos de los demás,
L!;n~uaje, función. obietivante y encarnación del )6-57
espíritu. 551 Modos individuales, 189·190
Lenguaje como hecho social, 554,557 Modus individuales mezclados con modos no
Leyes, 59) individuales, 197 -198
Leyes sociológicas, 44, 135·137 Modos no individuales, 191.199
Leyes tendcncialcs. 137 Modos interindividuales, 191·192, ]97-199
Libertad, 50, 569, 589. 602 Monismo fisiciste, 67 y ss.
Libertad académica, 27 Monismos 67 y ss., 521 y ss.
Libertad jurídica, 588 Monismos (crítica de los), 527
Libre albedrío. 115-116. 131 Y ss., 309 Morfología de la cultura, 547·'49
Libre discusión. 27 Mortalidad, 307
Líder, 232, 440-441 Motivación; 313 - -
Literatura, 231 Motivos, 86, ] 66, S08
Lógica de lo humano, 156 Motivos y fines en la elaboración del d(,IC'.:'1IO,
Lucha, 408-415, 533 602-603
Lucha de rieses, 47, 518 Movilidad vertical, 456-4S7, 490
Lucha por el derecho. 395, 606,608 Muchedumbre orgiésjica, 439
Lucha por la existencia. 306 Muchedumbres, 434, 437, 446
Muchedumbres: diversas clases, 437-438
Muchedumbres excitadas O activas, 438-439
M Muchedumbres páclficas, 438
Muchedumbres presas del pánico," 439-445
Mandatos, 60-61 Muchedumbres turbulentas, 439-446
Mando, 383-3R4, 551 Mundo, ] 18·f19
Mundo como imperio de la opinión pública, Mundo en sí, 114
596-598 Mundugumor ' (cultura), 179
Máquinas, 627 Música, 643
U,DlCE ALFABETICO DE MATERIAS 667
N Partidos políticos y legislación, 611·612
.1 Nación. :>4, 15:5, 383. 492·:507
Pecado original, 261
Pensamiento político y social condicionado por
Nación no es configuración geográfica, 497·498 factores colectivos, 571
Nación no es comunidad de lengua, 497 Percepción del prójimo, 147·155
Nación no es comunidad de sangre, 495-497 Peripatéticos, ;¡43
Nación y Cultura, 499·500 "Personalidad" concreta individual, 121-131.
Nación v Estado, 502·505 180, 183-185, 199-204, 318
Nación 'y pasado común, 498·499 Personalidad (diferentes tipos socio-culturales) >
Nación corno plebiscito cotidiano, 500-502 178·183
Naciones y Razas, '330-331 Personalidad (factores individuales de la}, 200
Naciones Unidas. 28, 29, 341 Personalidad y Iamil¡a, 474-477
Naturaleza y cultura, 532 Personalidad funcional, 192-197, 206
Naturaleza del hombre, 302 y SS., ~ 76 Personalidad individual (componentes colecti-
Naturaleza y hombre. 625 vos de la), 199-204
Naturalismo sociológico, 65 y ss. Personalidad individual (unidad de), 199
Naaisrno alemán, 230, 336-338 Personal idad {Individualidad y ambiente en la),
Necesidades humanas, 85-86, 622-623 184-186
Neurosis, 134 Personalidad jurídica, 433
Niño, t 58, 476 Personalidad moral, 433
"NiJitiS difíciles", 2') Personalidad del niño y medio social, 131·132
Nomadismo, 29» Personalidad social del individuo, 203-204
Norma h:ísica de un sistema jurídico, 594 Personalidad (tipo básico de), lRO
Normas 60·61. 225. 228, 579 Perspectivismo, )68
Normas de cultura, 600 Persuadidores ocultos, 231
Normas jurídico-positivas, 579 Pícnico, 121
Normas soja tes, 601 Pluralidades humanas, 418·420
Nosotros, 154-D~, 1'9 Población. 281, 290, 295
Nosotros (conciencia del}, 380-382 Población del mundo, 636
Número en los grupos, 422 Poder constituyente, 588-593
.Podcr o dominación (tipos de), 603
Poder del Estado, 5S7
o Poder legislativo, ;¡94
Poder político {legitimación del), 587·;¡H8
Objetos culturales, 164·165 Poder político (limitación del), 588
Objetos culturales (su clasificación), 173·174 Poder político' (organización del}. ;¡S{¡-5Sg
Obrar colectivo. 191 Poder social, 211·212, 556 Y ss. 5%-;¡98
Obrar social. 52, 57-5fl, 76, 350-352 Poesía, 643
Odio, 377 "Policy scienccs", 34-36
Ofi<:i(ls, 627 Polis 582
Ontologfa de lo social, 12, L05 Política positiva de Ccmte, 46
Ontologfu de la vida humana, 6 Políticas (ciencias de las), 34-35
Opinión Pública, 595, 597, 609-610 "Políticas" (formulación de las), 35
Opinión pública sobre la legislación, 609·610 Pólvora, 629
Oposición, 403·404 PositivismC] 42
Orden social, 44 Pregunta, )51
Organicismo, 49. 72-74 Prejuicios, 26, 340-346. 455
Orgnnivno, 573 Prejuicios y discriminación, 298-30;¡
Organización, 6l·ó2 Presión de los modos colectivos, 60, 209·2'11,
Orcnniaacién para la Al imcntaci6n r 1:"1 Aj::ri. 234. 244, 486
cultura. 28 Primitivos, 275-277, 280, 603
Organización espontánea, 600 Problemas administrativos y de ejecución, 31
I Organización Mundial de la Salud, 28
Organimcioncs, (i01
Problemas educativos, 26
Problemas internacionales, 28
"ütn'" (el), 14X·149, 15~ Problemas sociales, 3. 24-29
I Problemas social cs. Clasificación <:D: A) De
Administración; B) De Política () Le-
p gislación; 7 C) Relativos ;1J los su,
\ Palabra. función obictivante. 551-552
puestos humanos, 29
Proceso civilizador uni versal, 546
Pandilla de juego, 425 Proceso dinámico de la cultura, ;i,36·)-10
Pangolismo, 91 Proceso social. 7, 374·388
Pareja, 420 Procesos de acercamiento o aproximación. 391.
Participación emocional. 391 392
Partidos Políticos. (¡II Procesos de acomodación, 394
668 INDlCE ALFABETICO DE A1ATERIM

Procesos de ajuste, 393 Relación, 106


Procesos de asimilación, 395-398 Relación causal, 528·529
Procesos asociativos, 388, 390·402 Relaciones activas, 375, 382-383
Procesos asociativos y disociativos (mezcla en- Relaciones por articulación o convergencia, 380-
tre),414·41'5 382
Procesos de cooperación, 401-402 Relaciones asociativas, 380·382
Procesos sociales en la familia, 472 Relaciones de colaboración en parida-d, 383-
Procesos sociales de oposición y disociarivos, 386
388, 403·41j Relaciones de coordinación, 375
Procesos de transculturación, 393-395 Relaciones comunitarias, 380-382
Profesiones, 202, 451 Relaciones por convergencia, 375
Progresismo, 279. 490 Relaciones por dominación, 375, 382-385
Progreso, 40, 44, 261-268 Relaciones familiares, 25
Progreso ético, 264-265 Relaciones industriales, 27
Progreso (ideal del), 263·265 Relaciones intertndividuales, 205·206, 2DR, 377
Progreso (individuo, agente del), 268 Relaciones por interpretación o fusión parcial,
Progrese (principios sobre el). 265·266 37j, 380·382
Progreso {sociedad como condición del), 266· Relaciones organizadas, 378·380
268 Relaciones primarias, 378
Promesa, 385 Relaciones relativamente espontáneas, 378·380
Propaganda, 231, 358-362 Relaciones relativamente pasivas, 375, 382·383
Pruebas verbales, 564 Relaciones secundarias 378
Psicoanálisis, °129 Relaciones sociales, 7, 58, 205·207, 352·355,
Psicología, 4, 6, 65. 97, 111 374-386, 600
Psicología animal, 439 Rdigi6n, 281, 625
Psicología comprensiva, 88 Religión positiva de Comte, 46
Psicológicos (factores), 310 'f ss. Renacimiento, 21, 533
Psiquismo colectivo, 252·255 Resentimiento. 343
Püblico. 446 Residuos, 5~1-~~}
Púhl ¡CO, del arte, 649 Resoluciones administrativas, 595
Pudor, 595 Revisión crítica en sociología, 2, 103·105
Revisionismo, 524·527
Reviviscencia. 76
R Revolución Francesa, 21-22, 281, 533, 576
Revolución Norteamericana, 576
Raciulisrno, 68 Rcvofucionarismo. 280
Racinlistas (doctrinas), 334-340 Riqueza, 300
Rucialistas de la he-rencia, 336 Ritos, 221·222
Racionalismo matemático, 511 Rivalidad, 406
Radicalismo, 280 Romanticismo alemán, 41, S?, 283
Radi,), 633-635, 651 RuC'J.;o, 385-386, 551
Raza (Errores y fracasos en el concepto de}, Rústico, 275-276
319·322
Razas y Antropología, 319-322
Razas y cruces. 328-329 s
Razas y capacidad. 331·333
Rnznx y cultura, 333·334 S:lbiduría Universal. 45, 47
Razas y Genética, 322·328 S;t111·d 295, 306, 537
RaI.a~ y lcnguu. 333·334 Sanciones. 222·223
R;lZ;\$ y Naciones, 330·331 St"greg¡tción. 26
Razas}' soóoloJ;Í;l. 319-346 Seguridad. 602, 624·626
Razón histórica. 162 St:gllridad y cambio, 591
Razón vital. 162 Seguridad económica, 27
R;lzon:thle {lógica de lo), 87, 155 Seguridad corno motivación del derecho, 589·
Reaccionarismo. 279 j90
Recolectores, 298 Seuundad y técnica, 623·624
Reconocimiento u adhesión a las normas, 61(.· Sentencias judici;hles. 415, 595
618 Scntidn, H, 7 t, 74, 88, 96
RI:CL1rsns inorg.inicos naturales, 299'300 Sentido típico, 77·RO
Reforma protestante, 533 Sentimiento de la injusticia, ')99
Reformismo y ronservatismo en el Derecho, Sl.'XO, .306
606-(jOS Sideral (interpretación), 514
Rt',L:iones ontológicas. 10(i Símbolos. 121, 222-:223, 444
Rr',c:lanwntns, '19,1-')95 Sil11patÍJ, 205, 377, 379
Reglas Jel traro social, 219-220 SipJX', 493
INDICE ALFABET/CO DE MATERIAS 669

"Sociabilidad", 53 Sociología del lenguaje y sociología del cono-


Social (Lo), 51-53. 71, lOO-lOS, 146·155, 158· cimiento, S:i8
160. 166-173, 186-224 Sociología naturalista, 65 y ss.
Social (dificultades para la definición de lo), Sociología naturalista (crítica de la), 71·75
100-101 Sociología: su objeto propio, 6
Social (lo) como homogeneidades y diferencia- Sociología (precedentes de la), 38-42
ciones. 55-56 Sociología y Psicología, 43
Social (El problema de la definición de Jo), Sociología para la reforma social. 22
lOO-lOS . Sociología del romanticismo alemán, R9·91
Social en la vida humana: (Esencialidad de lo), Sociología rural, 479·491 .
157·161 Sociología. {tardía fundación de la), 37-;8
Sociaf idad, 6, 146 Y ss. Sociología urbana, 477-491
Socialidad e historicidad, 159·161 Sociología y valores, 33-34
Socialismo, :520-:524, H3 Soledad, 156
Socialización de la conducta, 247-258, 349 Solidaridad, 46, 401-402
Sociedad, '51·62. 71, 100-108, 146·1Y5, 158· Solidaridad activa, 383
lGO, 166-173. 186-224 Solidaridad emocional, 391
Sociedad como condición del progreso, 266- Subdesarrollados (grupos), 27
26R Substancia, 106
Sociedad y Estado. 22, 47 Substancialiaeción de la sociedad, 107
Sociedud y evolución, 48 Sugestión, 357
Sociedad e historicidad, 161·162 Sugestionabilidad, 444
Sociedad e Individuo, 25R.259 Sujetos y objetos. 112
Sociedad industrial, 49 Supervivencia de una cultura, 540
Sociedad militar, 49
Sociedades animales, 109
Sociedades dinámicas. 281-284 T
Sociedades relativamente estáticas, 280-2Rl
Sociogeografisrno, 291-292 Tchambul¡ (cultura), 179
Sociología.. 1-13, 23, 6;5 Técnica, 171, 283-284, 619·637
Sociología del arte, 638-6;53 Técnica artesana, 626-62R
Sociología no es una ciencia de la cultura, Técnica del azar, 626
Técnica y cambio social, :i43-635
94·95 Técnica (Esencia de la), 622·62(Í
Sociología no es una ciencia del espíritu. 88-91
Técnica y espíritu, 619
Sociología y ciencia jurídica, 41 Técnicas del éxtasis, 626
Sociología no es ciencia natural, 6:i y ss. Técnica y guerra, 63:i-636
Sociologfn en la ciencia política. y en la his-
Técnica moderna y ciencia, 629
tórica, 40 Técnica y programa de vida, 625-626
Sociología y ciencias de la cultura, 9;5·9R, ~09 Técnica y Seguridad, 623-625
Sociología y otras ciencias, 4 Técnica y sociedad, 619-637
Sociología del conocimiento, 551, 561-:i77 Técnica en las sociedades adelantadas. 619·611
Sociologfa del conocimiento (Antecedentes de Técnica del Técnico, 628-631
la), 562·577 Técnica (tiranía de la), 23:i
Sociología del conocimiento en Durkheim, 563- Técnicas (variedad de las), 621-6~2
564 ' Tedio. 161
Sociclngla del conocimiento no implica escep- Temple, 291 .
ticismo, :')69-S7b Tendencia a la hostilidad. 409-411
Sociología del conocimiento de Mannheim, :i67· Tendencias antisociables. 53
571 Tendencias e ideas en el mundo socio-cultural.
Sociología del conocimiento de Scheler, 565- 53(\.540
567 Teoría del conocimiento %9
Sociología' de la cultura, 98-99, 535·540 Teoría dt=1 conocimiento <le lo social 12
Sociología de la cultura y de la historia. ')08- Teoría fundamental del Derecho. 580
534 Teoría Jurídica, 41
Sociología del Derecho, 578 y ss. Tertulia, 54
Sociología y Etica, 43 Tiempo. 550
Sociología y filosofía, 13 . Tipo básico de personalidad, 180
Sociología y filosofía social, 12, 32 Tipología sociológico-iurfdica. 602-603
Sociología: sus funciones prácticas, t 5' Tipos, 76-80', 136, 435
Sociología general, 23 Tipos bio-psicológicos, 12 t
Sociología de la historia, :i12-:i14 Tiranía. 597
Sociología e historia, 8 Tolerancia, 391, 415
Sociología e ideales jurídicos, 18-19 Tradiciones, 240
Sociología del lenguaje. :i48-560 Tradicionalismo de los primitivos, 278
670 INDICE ALFABETlCO DE MATERIAS

Tradicional ista (Escuela), 41 Valores sociales, 107-]08


Trnnsculturación, 394-395 Valores y Sociología" 33·36
Trascendencia espiritual, 547 Variedad de la vida humana, 142-144
Trato social (reglas del}, 220-221 Vegetativo, 258
Tribu, 494-495 Vida colectiva, 192·223
Trío, 420-422 Vida humana, 3, 111-121
Totalitarismo, 33, 239, 240 Vida humana individual, 191
Tú (el), 154 Vida humana (inteligibilidad de la), I:i5-156
Vida humana objetivada, 166
Vida interindividuaf, 191-192
u Vida (programa de), 625-626
Vida rural y vida urbana, 483,491
Unicidad de cada personalidad individual, 137- Vida urbana, 480
142 Violencia, 612
Unidad de la Historia Universal, 540-547
Uniformidades sociales prexistenres y el De- y
recho, 511-512
Unión, 399-400 Yo, 112, 124-129, 155, 156-I:i7, 245, 387
Universo, 106 ··Yo ajeno", 1%-157
Usos, 52, 218, 448-449 Yo y la circunstancia, 124
Utilitarismo, 526 Yo y mundo, 112
Utopía, 570-571 Yo y el tú, o el otro (El), .157-158
Yoga, 543

v
z
Valoraciones, 226, 600
Valores, 33. 35, 265·266, 511, 581 Zonas ontológicas, 106
Valores jurídicos, 16-17. 584·586 Zuñi {cultura}, 17')
Valores y muchedumbres, 445-446- Zy~ote, 323

,
L
PUBLICACIONES ORIGINALES
DE
LUIS RECASllNS SICHES

. a) LIBROS EN ESPAAOL

/ l. lA Filosofía del Derecho de Prancisco Suáre~, con un Bstsdio Previo sobre sus Anltee·
dentes en /a Palriálica y en la Escolástica. Victoriano Suárez, Madrid, 1927 (libro de
212 páginas), 2~ ed., Editorial Jus, México, 1947 (un libro de 219 páginas).
2. Direcciones contemporáneas del pensamiento ;urídico. La Filosofla del Derecho en el
siglo XX, Manual núm. 198 de la Colección Labor, Barcelona, 1929 (libro de 238 pé-
glnas, reimpresiones, 1932, 193' Y 1939).
3. Y 4. Extensas Adiciones Origina/es (Co/euiones de Monogratlas Fi/os6fico·furJdkas) a
la Filosofía del Derecho de Giorgio del Vecchio, 2 tomos. Bosch, Barcelona, 1929 y 1930.
j. E/ Poder Constituyente. Su teoría aplicada al momento español, Morare, Madrid, 1931.
(Libro de 200 páginas.)
6. Los temas de la Filosofía del: Derecho en PerJpediva Histórica y Visión de Futuro,
¡ Boscb, Barcelona, 1934. (Libro de tSO páginas.) Traducido al italiano por el profesor
T. Castiglia, y publicado con el título Assento e ProJpeuiva de la Filoso!ia del Diritto,
Roma, 193~.
7. Bstedios de Pilosoiía del Derecho, publicado primero como Nuevas Adi(iones a la se-
gunda edición de la Filosojía del Dereebo, de Del Vecchio; y después en volumen
\ aparte, Bosch, Barcelona, 193' y 1936. (Libro de ~SO páginas, la edición aparte.)
8. Bases para la EJtimativa !uridi(a, Versi6n taquigráfica del ciclo de conferencias profe-
sadas en la Universidad de La' Habana, Departamento de Publicaciones de Ia F~,ultad de

,
..
'.'.¡
Derecho, La Habana, 1939. (Libro de 215 páginas.)
9. Vida Humana, So(iedaJ y Derecho. Fundamentaúón de la ,Filosofía del Derecho, im-
preso y distribuido por el Fondo de Cultura Económica, México, 1939. (Libro de 386
páginas.) Segunda edición reelaborada y considerablemente aumentada, Fondo de Cultura
.Económica, México, 194'. (Libro de 615 páginas.) Tercera edición, corregida y aumen-
tada, Editorial Porrúa, México, 19S2. (Libro de 620 páginas.) .Esta obra fue traducida
al inglés por el profesor Gordon Ireland y publicada con el título de Human Liie, So.
del') and Law: Legal Phi/oJophy, with an Introduction by Josef L. Kuna, 20th Century
Legal Philosophy Series, Harvard University Press, Cambridge, Massachausetts, 1948.
10. La Filosoiía del Derecbo en el siglo XX. "EI Nacional", México, 1941. (Libro de 141
páginas.)
11. WieJe, Colección "Grandes Sociólogos Modernos", Fondo de Cultura Económica, Méxi-
co, i943. (Libro de 199 péginas.}
12. y 13. Estudios de Filosofía del Deretbo, como extensas adiciones a la Filosofía del
Derecho, 3'! ed. corregida y muy aumentada y con un nuevo apéndice sobre "EI Pensa-
miento Hispanoamericano", UTEHA, México, 1946.
14. Lecciones de Sociologia, Editorial Porrúa, S. A., México. 1948. (Un volumen de 703
páginas.)

6'73
674. OBRAS DE L tns RECASÉNS SICHES

15. Nueva· Filosofía de /a lnle,p"etaúón del Derecho, Publicaciones Diénoie, Centro de Es-
tudios Filosóficos. U.N.A.M. Fondo de Cultura Económica, México, 1956. (Un tomo
de·304 páginas.)
16. Tratado General de Sociología. Editorial Porrúa, S. A., México, 1956. (Un volumen de
636 páginas.) Décima edición, 1970.
17. Tratado General de Filosoiia del Derecho, Editorial Porrúa, S. A., México, 1959. (Un
volumen de XX·718 páginas.) Cuarta edición. 1970.
18. Y 19. panorama del Pensamiento Jurídico en el siglo XX. Editorial Porrúa, S. A., Mé-
xico, 1963. (Dos tomos con un total de 1,174 páginas.)
20. Lecciones de Sociología, Escuela Nacional de Administración Pública, Alcalá de Henares
. (Madrid), 1969. (Un volumen de 130 páginas.)
2,1. l usnaruralismos Actuales Comparados, Universidad de Madrid, Facultad de Derecho,
Madrid. 1970. (Un volumen de 142 páginas.)
2~. Introducción al Estudio del Derecho, Editorial Porrúa, S. A., Méxioo.. 1970.
23, Experiencia Jurídica, Naturaleza de la COJa y Lógica Razonable, Colección Diénoia, Ins-
\ titutc de Investigaciones Filosóficas, U.N.A.M., Fondo de Cultura Económica -en pren·
1. sa, aparecerá a fines de 1970 o comienzos de 1971.
\ b) LIBROS EN INGLES

24. Human Lije, Society and 1Aw: Fundame11la/s of the Philosopby of the 1Aw, Translated
by Gordon Ireland, Visiting Proffessor of Law in the Catholic University of Americe,
School of Law, Washington, en el volumen Latin American Legal Pbilosopby, Harvard
University Press, Cambridge, Massachusetts, 1948. (Páginas 1-341 de dicho volumen.)

\ e) LIBROS EN ITALIANO

25. Asu¿J!o e Prospenioa .del/a Filosofía del Dirillo, trad. de T. Castiglia, Arti Grafiche
Ugo Pinnero, Roma, 1935 (loo páginas).
j
d) LIBROS EN PORlUGUES

26. TraJaao de Sociología. Traduceo do Prof. loaoBaptista Coelho Aguiar, Editora Globo.
Rio de janeiro, Porto Alegre, 1965. (Dos volúmenes, con un total de 800 páginas.)

.MONOGRAFIAS, FOLLETOS, ARTICULaS DE REVISTA,


/. PONENCIAS, ETC.

a) EN ESPAÑOL
,
27. El Sistema FiloJófico-Jurídico de Platón. Síntesis ). Comentario, Casanovas, Barcelona,
1922. (Folleto de 32 páginas, reproducción de un estudio publicado en la "Revista juri-
dica de Cataluña".)
28. Concepto lógico-genérico del Derecho. La nota de coactividad. Editorial Reus, Madrid,
1924. (Folleto de 48 páginas; reproducción de un estudio publicado en la "Revista
General de Legislación y jurisprudencia".')
29. El Profesor Mario Sáenz en Madrid. Su personalidad. Sus doctrinas jiloJófiro-;urídicas.
Carranciolo y Plantié. Buenos Aires, 192:5. (Folleto de 10 páginas, reproducción de un
artículo 'publicado ~.en la "Revista General de Legislación y Jurisprudencia" de Medrid.}'
;0. Aspectos de la vida académica y científica germana en la posguerra. Conferencia. Centro
de Inte rcambic '~\"" _"O·Españo ,. M"'" , . , {Folleto k ID pági nas.)
OBRAS DE LUIS RECASÉNS SICHES . 675

31. Prólogo a la Iradu"ión tspañola del Compendio ESljuemátko de una Teoría General del
I Estado, de Hans Kelsen, Publicaciones de la Facultad de Derecho de Barcelona, Nú-
ñez, 1928.
32. En lomo al Subsuelo Filosófico de las Ideología¡ Políticas, Biblioteca de la "Revista
General de Legislación y Jurisprudencia". vol. 39, Editorial Reus, Madrid, 1928. (Fo-
lleto de 24 páginas.}
33. El actual Viraje del Socialismo Germánico, Jiménez, Madrid, 1929. (Folleto de 21 pá-
ginas, reproducción de un artículo aparecido en la "Revista de Pollrica Social".
34. El Sentimiento y la Idea de lo JUSto (Psicologismo y Obietioismo en la Piíosoiía del
Derecho). Conferencia, Centro de Intercambio Intelectual Germano-Español, Madrid.
1929. (Folleto de 32 páginas.)
35. Estudios de Filosofía del Derecho Internacional. La unidad de. la construcción jurídica,
l' el Derecho Internacional, Miscelénea-Patxot, Barcelona; 1930. (Folleto de 65 páginas.}
36. Estado 1 Derecho. El problema acerca de si son distintos o bien una sola e idéntica enti-
dad, Médena, 1931. (Folleto-extracto de los "Studi filosoficigiuridici .dedicati al Pro-
fessore Giorgio del vecchíov.)
37. Las teorías políticas de Vitoria, con un Estudio sobre el desarrollo de la idea del con·
trato social, Madrid, 1931. (Folleto-extracto del "Anuario de la Asociación Francisco de
Vitoria", 62 páginas.)
38. Prólogo al libro de Luis Legaz Lacambra, Kelsen, Editorial Bosch, Barcelona, 1933.' (El
Prólogo comprende pp. 7-13.)
. 39. Estudio sobre la Teoría PUra del Derecho 1 del Estado, como extenso prólogo a la segunda
edición del Compendio de Teoría General del Estado, de Hans Kelsen, Bosch, Barcelona,
1934. (El Prólogo, 101 páginas, de la 4 a la 105.)
40. La misión de una auténtica Filolofía del Derecho, en el FestJehrift zum SO-len Geburtslag
Rudolf Stammlers, Berlín, 1936,' Archiv für Rec~lJ-und Soziolpbilosopbie, Band XXIX
Heft 2, pp. 287·294.
41. Economía, Derecho y Sociología, .articulo en "El Trimestre Económico" (pp. 338 a 372),
México, 1937.
42. La actual revisión crítica de la Sociología, artículo en la "Revista Mexicana de Sociolo-
gfn", núm. 1, págs. 19 a 43, 1939.
43. Lo colectivo, artículo en la "Revista Mexicana de Sociología", núm. 2, pp. 18 a 28, 1939.
44. La Seguridad como Motivo Radical en lo Jurídico, artículo en la "Revista d~ la Escuela
Nacional de Jurisprudencia", T. 1, núm. 3, pp. 218 a 258, México, 1939.
45. Historia de las Doctrinas sobre el Contrato Social, artículo en la "Revista de la Escuela
Nacional de Jurisprudencia", T. 111, núm. 12, pp. 331 a 360, México, 1941.
<16. La Sociología Formalista de WieIe, artículo en la "Revista Mexicana de Sociología",
vol. IV, núm. 1 (pp. 23 a 48), 1942.
47. Prólogo a la traducción castellana del libro de Fritz Schreier, Conceptos y Forma.r Pan-
damentales del Derecho, Editorial Losada. Buenos Aires, 1942. (Prólogo de 10 págs.)
48. El Derrumbamiento de la Cultura Alemana (Ensayo de Interpretación), artículo en "Cua-
dernos Americanos", año 1, núm. 3 (pp. 7 a 28), México, 1942.
49. Libertad y PlanifiCación (El Tema Central de Nuestra P.pocaj, artículo en "Cuadernos
Americanos", año 1, núm. 4 (pp. 100 a 1.20), México, 1942.
50, 51 Y 52. Fenomenología de la¡ Relaciones lnterbumanas.Óí, Ensayo sobre el Mando.
11. Ensayo sobre el Ruego, la Súplica y la Exhortación. 111. Ensayo sobre la Pregunta,
tres artículos en la "Revista Mexicana de Sociología", vol. IV, núms. 2, 3 Y 4, 1942.
(pp. 35''3·50; 43·59).
53. Destino y Misión del Jurista, artículo en la "Revista de la Escuela Nacional de- Juris-
prudencia", núms. 18-20, 1943 (pp. 6-16).
54. Notas para la delimitación de los temas sociológicos, artículo en la "Revista Mexicana
de Sociología", vol. V, núm. 4, 1943 (pp. 449-472).
OBRAS DE LUIS RECASÉNS SICHES

~,. Prólogo a la traducción castellana de Hans Kelsen Derecho y Paz en lal Relecioees In.
temacionales, Fondo de Cultura Económica, México, 194;. (El Prólogo, pp. 4-12.)
'6 y 57. El Pensamiento Filosófico, Social, Político y Jurídico en Hispanoamérica, dos aro
tículos en la "Revista Mexicana de Sociología", vol. VI, núms. 1 y 2, 1944.
58. Prólogo al libro del Dr. Emilio Femández Camus Lecciones de Filosofía del Derecho,
Editorial Lex, La Habana, 1945 (El Prólogo, pp. 6·10).
59. Algunas Notas sobre el Pensamiento Jurídico Contemporáneo en NOf'teamérka, artículo
en la Revista "Orientación Jurídica", Órgano de la Asociación Nacional de Abogados,
tomo l. núm. 1, México (pp. 40·54). .
60. El Romanticismo Alemán y el Romanticismo Francés, artículo en "Cuadernos America-
I
nos", VI, 6 (pp. 83-106).
61. Prólogo al libro del Dr. Emilio Menéndez El Nuevo Derecho, Editorial Lex, La Habana.
1946 (El Prólogo, pp. VII-XIV). I
62. El Contrato, Su Ubicación en el Derecho y JU Fuerza de Obligar. Un folleto de 34 pp., \
separata de un artículo en la "Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia", de la "
Universidad Nacional Aut6noma de México, núm. 29, 1946 (pp. 83·124).
63. Exposición y Crítica de la Teoría del Obrar Social y de JU Comprensión ugún' Max
Weber, artículo en la "Revista Mexicana de Sociología". vol. VIII. núm. 1, 1946
(pp. '9-78).
64. Sinopsis de Humanismo Trascendental, artículo en la "Revista de la Universidad Nacio-
nal de Colombia". núm. 7, Bogotá, 1946 (pp. 19·37).
65. La Sociología de la Imitación de Gabriel Tarde, artículo en "Lex", Revista Jurídica.
México, 1946 (pp. '-18).
66. Prefacio al libro del Lic. Ernesto Flores Zavala, Elementos de Finanzas Príblica! Mexi-
canas, México, 1946 (El Prefacio, pp. III-VII) .
. 67. Prólogo al libro del Dr. Jorge Villag6mez Yépez, Introducción a la Pilosojia del Dere-
cho, Imprenta de ia Universidad, Quito. 1946.
68. Prólogo al libro del Dr. Miguel F. Márquez y de la Cerra L4 Persona Humana frente
aJ Derecho, Editorial Montero, La Habana, 1946 (El Prólogo, pp. 7-12).
69. LA Teoría del Hecho Social según Durebeim, artículo en "El Foco", Órgano de la Barra
. Mexicana, tomo 3. núm. 3, México, D. F., 1946 (pp. 345·348).
70. Antonio Caso, Sociólogo, artículo en la Revista de "Filosofía y Letras", núm. 25. Mé-
xico, 1947 (pp. IH2).
71. El Monista 1:.conomicista de Carlos Marx, Glose Crítica, artículo en "El Foro", Órgano
de la Barra Mexicana, tomo 4, núm. 2, 1947 (pp. 181·211).
72. LA Filosofía Social de Antonio Caso, contribución al volumen Homenaje a Antonio Caso,
por el Centro de Estudios Filosóficos, Editorial Stylo, México, 1947 (pp. 289-311).
73. Prólogo al libro de Josef 1.. Kunz L:: Filosofía del Derecho Latinoamericano en el Ji-
glo . XX, Edítorial . Losada, Buenos ..Aires,_1951 .(ELPrólogo, ..pp. 7-l0L _ ..
74. Nuevas Perspectivas del Derecho Comparado en "Revista de la Facultad de Derecho
de México", número especial, tomo 111, abril-junio, 1953, núm. 10 (pp. 227-253).
n. ¿O/iáo Noble o Diabólico?; LaJ Antinomias de la Profesión Jurídica, en "Revista de la
Facultad de Derecho de México", tomo V, enero-junio, 1955, núms. 17·18 (pp. 59-95).
76. Prólogo al libro del Dr. Agustín Basave Femández del Valle, Teoría del Estado: Pen-
damentos de la Filosofia Política, Editorial Jus, México, 1955.
77. Sociología, Pilosojía Social y Política en el Pensamiento de Jos; Ortega y Gasset, en
"Cuadernos Americanos", año XV, 1956, núm. 1 (pp. 86·119).
78. Prólogo al libro del Dr. Francisco González Díaz Lombardo, lnsroducción a IOJ Proble-
mas de la Pilosojía del Derecho, Ediciones Botas, México, 1956 (El Prólogo, pp. 1-8).
79. El Lagos de "lo razonable" como base para la interpretación jurídica, en "Diénoia:
Anuario de Filosofía", Centro de Estudios Filosóficos. U.N.A.M., Fondo de Cultura
Económica, México, 1956 (pp. 24·54).
OBRAS DE LUIS RECASÉNS SICHES 677

~O. José Oruga y GaJIet: Algunos Temas Cepisales de su Filosoíie, en "Diánoia: Anuario
de Filosofía", Centro de Estudios Filosóficos, U.N.A.M., Fondo de Cultura Económica.
México, 19% (Año Il) (pp. 352-368).
81. Nuevo Existencialismo en México (La Filosofía de José Romano Nli;iez), en "Cuadernos
Americanos", año XV, 1956, mayo-junio, núm. 3 (eo. 75·89).
82. Situación Presente y Proyección de Futuro .de la P;Josofía Jurídica, en "Revista de la
Facultad de Derecho de México", tomo VI, abril-junio 1956 (pp. 1H-267), núm. 22.
83_ Prólogo al libro de Leandro Azuara Pérez, El Formalismo Sociológico, Biblioteca de
Ensayos Sociológicos, Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional, Mé-
xico, D. F., 19% (pp. 267-295).
84. La Contribución Alemana a la Sociología, en "Revista Mexicana de Sociología", año
XVIlI, núm. 2, 1956 (pp. 267-295).
8S. José Ortega y Gasset: Su MetafiJica, m Sociología y su Filosofía Social, en "la Torre".
Revista General de la Universidad de Puerto Rico, núms. U-16, julio-diciembre, 1956
(pp. 305-336).
86. Algunas Aclaraciones sobre el "Contrato Sociaí" de Rousseoa, en "Diánoia: Anuario de
Filosofía", Centro de Estudios Filosóficos, U.N.A.:M., Fondo de Cultura Económica,
México, 1957 (pp. 30-%).
87. El Problema de la Adaptación de las Gentes de Origen Rural que Inmigran en las Gran-
des Ciudades o Centros Industriales, en "Estudios Sociológicos (Sociología Rural)", tomo 1,
Sexto Congreso Nacional de Sociología, 195'5, Asociación Mexicana de Sociología, Mé-
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(pp. 14-31).
98. Algunas Directrices de Axiología JUrídi~a y Política. "Diánoia: Anuario de Filosofía".
México, 1959 (pp. 14-37).
99. Equidad, artículo en la "Enciclopedia Jurídica Omebn", Buenos Aires, 1959, tomo X
(pp. 423-437). .
6'it-: OBRAS DE LUIS RECASÉNS SICHES

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103. La Objetividad Intraflital de los Valores, en "Hwnanitas: Anuario del Centro de Estu-
dios Humanísticos de la Universidad de Nuevo León", Monterrey, 1959 (pp. 205-216).
104. Naturaleza y Cultura de Rouueau, en "Diánoia: Anuario de Filosofía", Centro de Estu-
dios Filosóficos, U.N.A.M., Fondo de Cultura Económica, México, 1960 (pp. ;-21).
105. Filosofía del Derecbo, artículo en la "Enciclopedia Jurídica ameba", Buenos Aires,
1960, tomo XIII (pp. 224-236)_
106. Uniádad ,en el Método de lnterpreteción del Derecho, en el Volumen Homenaje oíse-
cido al Prof. Luis Legaz Lecambra, en ocasión de sus Bodas de Plata con la Cátedra,
Universidad de Santiago de Compostela, 1960, tomo 1 (pp. 212-243).
107. Renacimiento IusnaturaliJta ell Normas de Derecho Internacional,' en el Volumen de
Conmemoración del X Aniversario del Doctorado en Derecho, U,N.A.M., 1960.
108. Finalidad jurídica, artículo en la "Enciclopedia Jurídica Omeba", Buenos Aires, 1960,
lomo XX (pp. 236-257)_
109. Pormalismo jurídico, artículo en la "Enciclopedia Jurídica Omeba", Buenos Aires, 1960,
tomo XII (pp. 463-475).
110. Hacia una Sociología del Derecho. Ponencia presentada al Congreso Internacional de So-
ciología celebrado en la Ciudad de México, 28 de agosto a 5 de septiembre de 1960.
111. El Concepto de Política: Preliminares de Sociología Política. Ponencia presentada al XIl
Congreso Nacional de Sociología, celebrado en Ciudad Victoria, Tamaulipas, 7·12 no-
viembre, 1960, en "Estudios Sociológicos", México, 1960.
112. Palabras Preliminares} al libro de Víctor Manzanilla Schaffer, Agustín Arias Lazo, Lean-
dro Azuara y Alfonso López Aparicio, La Proyección de México en Latinoamérica} Uni-
versidad Nacional Autónoma de México, 1960.
113. Meditaciones y Análisis sobre el Albedrío, artículo en "Diánoia: Anuario de Filosofía",
1961 (p. 22-44).
114. El Artículo 30 de la Declaración Universal de Derechos del Hombre: No debe haber li-
bertad contra libertad, artículo en la "Revista jurídica de la Universidad de Puerto
Rico", vol~ XXX, núms. 3-4, 1961 (pp. 205-222).
115. La concepción humanista de la Sociedad y el Estado, en "Universidad de San Carlos",
Guetemalc, 1961.
116. Las Presiones Sociales de Nuestro Tiempo, Universidad Nacional de El Salvador, 1961.
117. Igualdad jurídica: artículo para la "Enciclopedia Jurídica Omeba", Buenos Aires, 1961,
tomo XIV.
118. Iusnaturalismo, artículo. para ..Ia. "Enciclopedia _Jurí_dica ameba", Buenos AJre~, _~961,
lomo XV (pp. 968-1053).
119. Interpretación del Derecho} artículo para la "Enciclopedia Jurídica Omeba", Buenos Ai-
res, 1961, lomo XVI (pp. 534-573).
120. Teoría y Práctica de las Relaciones entre Capital 1 Trabajo, ponencia (de 7S páginas),
para el Congreso Organizado por el Consejo Panamericano de la Comisión para la Oro
ganizaci6n Científica del Trabajo, México, 6-11 de marzo de 1961 (mimeografiado).
121. Balance sobre la Teoría Pura del Derecho, en el Volumen de homenaje a Kelsen, en
"Estudios de Derecho", Universidad de Antioquía, Medellln, Colombia, 1961 (pp. 311-
324).
122. Introducción a la Sociología Política y a la Sociología Electoral. Ponencia en el VI Con.
greso Latinoamericano de Sociología celebrado en Caracas, en abril de 1961. Trabaios
y Memorias de dicho Congreso, Caracas, 1961, tomo 1 (pp. 359-396).
123. Teoría y Práctica de las Relaciones entre Capital .Y Trabajo. Ponencia en el 11 Congreso
f
OBRAS DE LUiS RECASÉNS SICHES 1)79

Interamericano Extraordinario de Filosofía celebrado en San José, Costa Rica, julio de


1961. Acta! (pp. 223-237).
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julio-diciembre 1961, núms. 43-44 (pp. 663·714).
12'. EJquema de Filosofía del Derecho. Ponencia en el 11 Congreso Interamericano Extra-
ordinario de Filosofía, celebrado en San José,- Costa Rica, julio 1961. Actas (pp. 323·
l' 332).
126. Jurisprudencia Alemana de Intereses, artículo en la "Enciclopedia Jurídica Omeba", Bue-
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de Droit Comparé, Université Chuo, Tokio, 1962 (pp. 327-368).
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I
630 OBRAS DE LUIS RECASÉNS SICHES

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Instituto de Investigaciones Filosóficas de la U.N.A.M., México, 1968 (pp. 163·181).
156. Pilosoiía de la Técnica Jurídica, en "Diánoia: Anuario de Filosofía", Instituto de Inves-
tigaciones Filosóficas de la U.N.A.M., Fondo de Cultura Económica, México, 1969
(pp. 146-168) ..
1:57. La Educac..ió'l y el Desarrollo del Derecho en la "Revista de la Facultad de Derecho de
México", U.N.A.M., 1969.
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,
¡.
b) EN ITALIANO

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160. La Filoso[ia 'del Diritto in Germanía. Suo stsra al/a fine del primo quarlo del secolo XX,
Roma. ]928, Estrato dalla "Rivista Internaaíonale de Filosofia del Diritro". (Folleto de
28 páginas.)
OBRAS DE LUIS RECASÉNS SICHES 681

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bre, 1957, Giuffre Editore, Milán.
162. Riooluúone reoria e praJica ne/fInlerpreltZZione del Díriuo, en la "Rivista Intemacionale
de Filosofia del Diritto", Anno XXXIX, Fase. 4, Luglio-Agosto 1962, Giuffre Editore,
Milán.
163. La Sociologia del Diritto neJ/a Spagna, nel Portogallo, en neli'Amerita Latina, en el vo-
lumen "La Sociologia del Diritto Probleme e Ricerche", a cura di Renato Treves, Edi-
aioni di Comunitá, Milano, 1966 (pp. 215-232).

c) EN FRANcÉS

164. Les usages sociaux el leur dillerenJialion d'tltJec In normes juridiques, en "Ltéme Annunire
de l'Institut Intemational de Philosophie du Droit et de Sociologie", Sirey, París, 1935.
165. Le Bur du Droits Le Bien Comen, La [estice, La Süurité, en "rzeme Annuaire de
l'Institut de Philosophie du Droit ee de Sociolcgie juridique", Sirey, París, 1938.
166. La Science Politique en Espagne depuis Trente Ans, en el volume "La Science Poli tique
Contemporaine", UNESCO, Paris, 19~;o.
167. Quést-ce que la Phi/osophie dI/. Droit i, en los "Archives de Philosophie du Droit", Pa-
rís, 1961.

d) EN INGLÉS

168. Ideas and Historical Conditioning in tbe Realization oi the ]Nridical Values, contribu-
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Boscos Pound", Oxford University Press, New York, 1947 (pp. 611-641).
169. The Social Sciences in Argentina, dos artículos en la revista "The Social Sciences in
Mexico and South and Central Americe", vol. 1, núms. 1 (pp. 60-90) Y 2 (pp. 78-99),
México, D_ F., 1947.
170. Individual Freedom under tbe Law, en Preedom and AUlhority, Tweloe SymposiNm DI
the Conjerenee on Science, Phi/osoph, and ReJigion, Edited by Lyman Bryson, Louis
Finkelstein, R. M. Maclver, and Richard McKeen. Harper Brothers, New York, 1953,
pp. 109·118.
171. Po/itica/ Súence in Spain, in the /tlIl Thirly YearJ, en el volumen "Contempocary Political
Science", UNESCO, París, 1950.
172. Juridica/ Axi%gy in lbero-America, en "Natural Law Fcrum", vol. 3, núm. 1 (1958),
Notre Dame Law School, Notre Dame, Indiana, pp. 135-169.
173. Constínaional Refliew un the GroundJ 01 Social We/fare and Changing Slandards. en el
volumen "Intemational Seminar on Constitutional Review", New York University School
of Law, November 28-December 2, 1960, edited by Julius J. Marke and John G. Lexa,
New York University, 1963.
174. The Logic 01 tbe Reasonable as Diflerentiated [rom tbe Logis al the Rational (Human
Reason in the Making and the lnterpretaion 01 the Law), en el volumen "Bssays in
Jurisprudence in Honor of Roscoe Pound", Bcbbs-Merril Company, Indianapolis and
New York, 1962.
1n. Ostlines of the Sociology 01 Knowledge within the Prame al General Sociological Tbeory,
mimeografiado (1000 ejemplares), ponencia presentada en el "Fifth World Congress of
Sociology", Washington, D.C., Sept. 2-8, 1962.
176. The Material Logic 01 tbe Law: A New Philosophy 01 ]uridical Interpreta/ion, en el
"~chiv für Rechts, und Sozialphilosophie", Herausgegeben im Aufrage der "Internatio-
nale Vereinigung für Rechts, und Sozialpbilosophie" (IVR), Hennan Luchterhand
Ver!aA', Neuwied aro Rhein (República Federal de Alemania, vol. 1965).
\
682 OBRAS DE LUIS RECASÉNS SICHES
I
177. Tbe Sod%gy 01 Law in Spain, Portugal and Lalin America, en el volumen "Norms and
Actions: National Reports en Sociology of Law", Edited by Renato Treves, Marrinus
Nijhoff 'Ihe Hague; 1968.

e) EN ALEMÁN

178. Der Sinn der Ohjeptivúiit der Werte," lbre Lebens- sns SiluaJionsbedinglheit, en el vo-
lumen "Sinn und Sein: ein Philosophisches Symposion", herausgegeben von Richard
Wisser. Fritz-joechim ven Rintelen gewidmet, Max Niemeyer Ve'rlag,. Tübingen, 1960.
119. Eine rechtspbilosopbiscbe Reihe Herausgegeben in Argensinien, en "Archiv für Rechts-
und Sozialpbilosophie -ARSP", XUX/4, Herman Luchterhand Verlag, Neuwied aro
Rhein, Berlín, Bundesrepublik Deutschlands, 1963 {pp. 575-576).

i) EN PORTUGUÉS

180. Comentario a una Obra Póstuma de Ortega (Ortega y Gasset, José, O Homen e a 'Gente,
Trad. al portugués de J. Carlos Lisboa), liVIO Ibero-Americano, Río de janeíro, 1960
(pp. 40).

TRADUCCIONES

a) DEL /lLEMÁN AL ESPAÑOL


·'r·'
A Pischer y. P. Rlchter, Los presocráticos. Sócrates, Editorial Revista de Occidente, Madrid,
1925.
Hans Kelsea, Compendio de Teoría General del Estado, primera edición. Imprenta Núñez.
Publicaciones de la Facultad de Derecho de Barcelona, Barcelona, 1928; segunda edición,
Editorial Bosch, Barcelona, 1934.
Slebeck, Aristóteles, Editorial Revista de Occidente, Madrid, 1930.
G. Radbruch, Introducción a la Ciencia det Derecho, Editorial de la Revista de Derecho Pri-
vado.. Madrid, 1930.
A. Weber, Historia de la Cultura, Fondo de Cultura Económica, México, 1941.
Emil Brunner, La Justicia: Los Principios de un Orden Social Justo. Centro de Estudios Filo.
sóficos de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1961.1

b) DEL ITALIANO AL ESPAÑOL

G. del Vecchio, Filosofía del Derecho, Editorial Bosch, Barcelona, 1929-1930¡ segunda edición,
Editorial Bosch, Barcelona, 1935; tercera edición, UTE~ México, 1946. .~ _.

e) DEL INGLÉS AL ESPAÑOL

Josef L. Kunz, La Filosofía del Derecho Latinoamericano del siglo XX, Editorial Losada,
Buenos Aires, 1951.

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La impresión de este libro tué terminada el


mes de Noviembre de 1991. en los talleres
de E. Penagos, S. A., Lago Wetter 152, la
edición consta de 3.000 ejemplares
más sobrantes para reposición.

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