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LOS ONCE CONSEJOS DE

ESTUDIANTES SOBRESALIENTES
I.ESTABLECER TUS PRIORIDADES
Los estudiantes sobresalientes no admiten intromisiones mientras estudian. Una vez que abren los libros o
encienden la computadora, ya no contestan llamadas telefónicas, ni se distraen con la televisión, ni van a
buscar algo para comer.

II.ESTUDIAR EN CUALQUIER SITIO...O EN TODOS


1
A pesar de que te aconsejaremos vivamente la regularidad en los horarios y lugares para estudiar, también
es importante que vayas formando el hábito de estudiar ‘en cuentagotas’. Mientras haces cualquier otra
cosa, puedes aprovechar unos minutos para leer fragmentos de material que necesitas asimilar, o, sobre
todo, para hacer breves pero frecuentes repasos.

III.ORGANIZARSE
Procura no perder ningún minuto en buscar elementos que dejaste en algún lugar sin prestar atención. Un
estudiante de la enseñanza media sigue, por ejemplo, este sistema: archiva de inmediato los trabajos
escolares del día en carpetas de distintos colores, según la materia, para poder encontrarlos fácilmente en
tiempo de exámenes y repasarlos sin dilaciones.

IV.APRENDER A LEER
‘La mejor clase que he tomado fue la de lectura veloz’, dice el estudiante Christopher Campbell. ‘No sólo
llegué a leer más palabras por minuto, sino que aprendí también a mirar primero el índice de los libros, así
como sus gráficas y sus ilustraciones. Entonces, cuando comenzaba a leer ya me había formado una idea
general de su contenido y retenía mucho más’. El secreto de la buena lectura’, explica un experto, estriba
en ser ‘un lector activo, una persona que continuamente formula preguntas conducentes a la plena
comprensión del mensaje del autor’.

V.PROGRAMAR TU TIEMPO
Cuando un profesor les asigna un trabajo largo, los buenos estudiantes elaboran un programa, dividiendo la
tarea en partes pequeñas, para que no les resulte tan abrumadora. En este sentido, recuerda la frase que
dice: ‘No es posible comerse un elefante... Salvo que se lo haga progresivamente, pedazo a pedazo...’

VI.TOMAR BUENOS APUNTES... Y USARLOS


‘Leer el libro de texto es importante, pero también es cierto que un profesor tomará examen en base a
aquello en lo que hizo hincapié, y eso lo que encontrarás en tus apuntes’. Los estudiantes sobresalientes
también toman notas mientras leen el libro de texto. El universitario David Cieri, por ejemplo, utiliza su
propio sistema: traza una línea vertical en el centro de la hoja de su cuaderno y escribe, en un lado, las
notas sobre el texto, y en el otro, las de la lección impartida por el maestro. Así puede revisar ambas
facetas de la asignatura simultáneamente.

VII.ENTREGAR TRABAJO PROLIJOS


Los trabajos limpios pueden ayudarte a obtener calificaciones más altas. ‘El alumno que entrega un
trabajo pulcro tiene más posibilidades de conseguir una buena calificación’, asegura uno de los profesores
consultados. ‘Es como si a uno le sirvieran una comida deliciosa. Por suculento que sea el manjar, no
resulta apetecible si viene en un plato sucio’.

VIII.EXPRESARSE Y CONOCER EL ESTILO DEL PROFESOR


‘Si no entiendo el concepto que el profesor está explicando, le pido que lo repita. Sin embargo, la
participación en clase consiste en algo más que en hacer preguntas; se trata de mostrar curiosidad
intelectual. ¿Por qué es tan importante conocer el estilo que tiene el profesor para diseñar las pruebas?.
Algunos suelen repetir los temas y hasta las preguntas. Por eso será una ventaja si considera ciertas
preguntas con anticipación para tener las respuestas prontas cuando el tiempo apremia durante el examen.
2 Aun si no es posible anticipar las preguntas, trata de conocer qué métodos emplea cada profesor. Por
ejemplo, unos se inclinan por la narración, mientras que otros por las preguntas con posibilidades o por
completar espacios en blanco. Al familiarizarte con cada uno, sabrás si debes concentrarte en la
generalidad de un tema o sólo en hechos específicos.

IX.ESTUDIAR EN GRUPO
La importancia de estudiar en grupo se puso de manifiesto en un experimento llevado a cabo en la
Universidad de California. Cuando era estudiante de post-grado en esa institución, Uri Treisman observó
una clase de cálculo para alumnos de primer año en la que los estadounidenses de origen asiático
obtuvieron, en promedio, mejores calificaciones que otros alumnos de grupos étnicos minoritarios e
historiales académicos similares. Treisman descubrió que los primeros analizaban juntos las dificultades
que planteaban sus tareas escolares, aplicaban enfoques diferentes y compartían las soluciones. Los
otros, por el contrario, estudiaban solos, pasaban la mayor parte del tiempo leyendo y releyendo el texto,
e intentaban el mismo enfoque una y otra vez, aun cuando no les diera resultado. Apoyándose en sus
hallazgos, Treisman propuso que en ese curso se enseñaran métodos de estudio en grupo. Cuando esto se
hizo, los grupos alcanzaron los mismos buenos resultados.

X.EXAMINARSE
Cuando toma apuntes, la estudiante DomenicaRoman subraya los puntos que, en su opinión, podrían
incluirse en los exámenes. Después formula preguntas tentativas basadas en esos puntos y se examina sola
por escrito antes del día de la prueba. ‘Si no puedo responder la pregunta satisfactoriamente, vuelvo a
repasar mis apuntes’, explica.

XI.HACER MÁS DE LO QUE TE PIDEN


Si el profesor de matemáticas le plantea cinco problemas, la estudiante Christi Anderson resuelve diez. Si el
profesor de historia le encomienda leer ocho páginas, ella lee 12. ‘Parte del aprendizaje es la práctica’,
asegura Christi. ‘Y cuanto más se practica, más se aprende’
15 claves para ser un estudiante
exitoso

1. Pensamiento positivo. Lo que quiere decir que hay que estar motivado y decidido a cumplir
las metas y objetivos.
2. Organización. Fundamental para alcanzar el éxito en cualquier proyecto que llevemos
adelante. Traducido al estudio esto implica planificar el periodo de estudios, armar
calendarios ya sean calendarios reales o calendarios virtuales, organizar los apuntes y
materias.
3. Aplicar técnicas de estudio. El desarrollo de la memoria, la lectura veloz, acostumbrar a
hacer resúmenes, subrayar y armar cuadros sinópticos son algunas de las herramientas que
van a hacer que aprender sea más sencillo.
4. Descansar y dormir bien. Hay que tener las energías al máximo para poder rendir de la
mejor manera. Hablamos en notas anteriores sobre el insomnio en estudiantes y otros temas
vinculados. Recordar que el café en exceso es perjudicial.
5. Tener un grupo de estudio. Vimos como formar un equipo de estudio y como hacer
trabajos prácticos en grupo. También el valor que tiene poder mantenerse cursando con las
mismas personas a lo largo de la carrera y qué hacer si hay conflictos grupales.
6. Desarrollar hábitos de estudio y disciplina. La responsabilidad y la exigencia propia son
los rasgos que mejor definen a un estudiante exitoso.
7. Enfocarse en los exámenes. Siempre decimos que está muy bueno aprender, pero de poco
sirve si no aprobamos los exámenes. Cómo armar un temario, cómo resolver un examen de
opción múltiple, como encarar las preguntas complicadas, como hacer un examen largo,
como hacer un examen contra reloj, en fin, todas esos temas de los que venimos hablando en
este sitio.
8. Estudiar de los libros. Los libros nunca pasarán de moda, puede que cambien el formato,
pero un estudiante siempre dependerá de ellos.
9. Fortaleza y paciencia. Porque a veces las cosas pueden no salir bien y eso no debe influir
en el resto de las cosas. Asimilar los errores y levantarse tras un fracaso son también
características de un estudiante exitoso.
10. Tomar buenos apuntes en clase. Fundamental. Al igual que con los libros, la tecnología
puede avanzar, pero un lapicera un bloc de hojas y un cerebro concentrado son más que
suficientes para sacarle todo el jugo a una clase.
11. Constancia. Que se traduce a poner el mismo empeño de siempre todos los días desde que
tu carrea empieza hasta que termina.
12. Preguntar en clase y sacarse las dudas. Un estudiante no puede irse de una clase con
demasiadas dudas. Todas aquellos grandes interrogantes deben ser contestados por los
docentes. Para ello, solo hay que levantar la mano y preguntar.
13. No dejar todo para último momento. Algo que resulta complicado para muchos
estudiantes.
14. Estudiar más allá de lo que te enseñan y convertirse en autodidacta. De esta forma no será
necesario depender de docentes. Esto no quiere decir que haya que faltar a clases, pero sí
sentirse más independiente de ellas.
4 15. Llevar las materias al día. Para eso habrá que dedicarle unas horas al estudio de forma
diaria.

http://jovenes-de-exito1000.blogspot.com/2012/10/15-claves-para-ser-un-estudiante.html

APUNTES DE LOS CONSEJOS


1. La importancia de tener un pensamiento positivo

Se trata de motivación, de saber que siempre se puede, de tener


esperanza. Una carrera universitaria te va a llevar muchos años.
Algunas, más de lo que está establecido por tu centro de estudios.

Para poder pasar por todo esto es necesario constancia, esfuerzo e


inteligencia. Pero no bastará con todo esto si tenemos una mirada
pesimista de la realidad. A no confundir el pesimismo con imaginar
los peores escenarios, porque a veces conviene pensar en qué es lo
peor que puede pasar para estar listo para enfrentarlo.

Cuando hablamos de pesimismo estamos diciendo por ejemplo:

Quedan pocos días para un examen pero elegís no presentarte porque crees que de todas
formas te va a ir mal.
Cuando estudiás para un examen pero desanimado porque creés que de todas formas no va a
alcanzar tu nivel para superarlo.
Cuando una mal resultado en un examen te cambia por completo el plan que tenías para el
semestre y empezás a desconcentrarte en clase cuando se empiezan a dictar temas que
corresponden a unidades posteriores al examen que te fue mal.

Contrarrestar este efecto negativo puede ser complicado para personas que ven el vaso medio vacío
todo el tiempo. Como en todos los aspectos de la vida, la gente que cree en sí misma y mantiene un
pensamiento positivo alcanza sus metas y logra sus objetivos.

Algunas muestras de pensamiento positivo las encontramos cuando.


Considerás el tiempo antes de un examen o de una entrega como “tiempo para aprovechar”
en lugar de “tiempo que queda”.
Cuando ves los exámenes como chances de sacarse de encima las materias y avanzar en la
carrera en vez de verlas como instancias de sufrimiento.
Cuando los resultados empiezan a ser buenos y no crees que sea por rachas, sino que se lo
adjudicás a un plan bien diagramado, esfuerzo y confianza.

Y así hay muchos más ejemplos.

Cambiar la forma de pensar de una persona no es nada fácil. Pero debe ser uno de tus objetivos
5 volcar los pensamientos al lado del vaso medio lleno para que la adversidad se convierta en un
desafío y no una tragedia. Y para tomar los éxitos con felicidad y entusiasmo y no como una
excepción.

Motivate para estudiar mejor

Una de las claves para rendir mejor en los estudios es la actitud que
ponemos. Cuánto más positiva sea, mejor. Vamos a conocer unos tips
muy simples para mantenerse bien motivado.

Estudiar en equipo. La motivación se puede contagiar por eso


es muy bueno estudiar en equipo. Juntáte con personas con mentalidad
positiva y que busquen superarse.
Competir. Aprovechá tu grupo y competí, pero siempre de
forma amistosa y para jugar. Tiene que ser una manera de mejorar
nuestras capacidades, no para pelearse.
Pegar textos en tu ambiente de estudio. Pueden ser poemas estoicos, o frases motivadoras.
El nombre del título que vas a tener cuando te recibas, por ejemplo “doctor”, “licenciado” o
“ingeniero”. Te puede ayudar tener el plan de carrera que estás llevando adelante y donde
figuran tachadas las asignaturas que ya rendiste.
Escuchá música positiva. Justo antes de empezar a estudiar y también durante tu día, por
ejemplo cuando vas en el transporte público hacia tu centro de estudios. Tu estado de ánimo
puede influenciarse por el tipo de música que escuchás.
Mirá videos motivadores. Está lleno de ellos en internet. Los mejores momentos para
hacerlo es al arrancar tu jornada de estudio, en algún intervalo, o la noche antes de rendir un
examen.
Visualizá la meta. Cerrá los ojos e imaginate el momento en que te entregan el examen con
la nota de aprobado. O aún más allá, imaginate el momento en que te dan el título final de tu
carrera. Los ejercicios de visualización ayudan a mantenernos motivados, a no perder el
rumbo y recordar por qué hacemos lo qué hacemos.
Premiarse por cumplir metas. Una meta simple puede ser “estudiar dos capítulos del libro
en el día de hoy”. Si cumplís, te ganás un chocolate, o una hora de televisión, o lo que más
quieras. Si no lo cumplís, te privás de ese placer.
Hay que entender que tanto en el estudio como en cualquier otro ámbito de la vida, el pensamiento
optimista y las ganas que pongas van a ser determinantes para lograr tus metas y así alcanzar tu
objetivo.

2. Cómo planificar el cuatrimestre o semestre de estudio

Empieza otro periodo de cursada para muchos universitarios. Veamos


algunas claves para organizarlo y hacer que nos resulte lo más productivo
y fácil posible.
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Fijarse metas y prioridades. Tan simple como determinar cómo
vamos a querer terminar el periodo de clases. En algunos casos nos
conformaremos solo con aprobar todas las asignaturas. Pero sabemos que
a veces algunas materias son muy difíciles, entonces tal vez nos
conformemos con llevarla adelante lo mejor que podamos y darle
prioridad a otras que sabemos podemos aprobar. Cualquiera sea el caso, hay que anotar las
metas y tenerlas presente todo el tiempo porque en base a ellas determinaremos las
prioridades.
Elegir cátedras de acuerdo a nuestra capacidad. En algunas facultades es posible elegir
cátedras, distintos cursos para una misma materia. Algunas son difíciles, otras muy fáciles.
Los alumnos muchas veces se terminan inscribiendo por una cuestión de horario. Lo ideal es
elegir la cátedra que mejor se ajuste a nuestro nivel. Para saber cuál elegir lo mejor es
consultar con gente que ya las haya cursado.
Imprimir temarios y calendarios de las asignaturas. En la primer semana de clases nos
darán los temas que trata cada materia y también, en algunos casos, un cronograma de
dictado de clases y hasta quizás las fechas de examen. En general todo este material está
alojado en una página de internet y es recomendable imprimirlo.
Separar en carpetas cada asignatura. Esta es una muy buena costumbre que se deriva en
parte de la metodología GTD. Conviene conseguir una carpeta de cartulina por materia, de
esas que no tienen ganchos y meter apuntes, fotocopias, textos impresos, guías de ejercicios
o cualquier cosa vinculada.
Insumos de librería. El comienzo de la cursada es una buen momento para chequear como
estamos con los insumos de librería. Lapiceras, lápices, hojas no pueden faltar. Si hay que
comprar algo, podemos hacerlo pensando en que alcance para el final del periodo.
Fijarse horarios de cursada y estudio. Cada cuatrimestre o semestre hacen cambiar
nuestra vida no solo por las materias que nos tocan, sino por los horarios que tienen. Hay
que organizarse bien para tener tiempo de cursar, estudiar, descansar, dormir y divertirnos.
Si nos quisiéramos fijar un cronograma, el comienzo de la cursada es el mejor momento
para armarlo.
Chequear días hábiles y feriados de todo el periodo. Para planificar mejor el tiempo hay
que ver de cuánto disponemos. Tomamos el calendario y vemos cuántos días hábiles habrá y
lo más importante: cuántos feriados y cuándo caen. Esos días en que no tenemos clases
pueden llegar a ser vitales para estudiar en el futuro.
Hacer compañeros en cada asignatura. En la primer semana conviene buscar compañeros
que cursen las mismas materias así juntos pueden llevar adelante las asignaturas de mejor
manera. Si no hay, entonces es preferible buscar al menos un compañero en cada materia.
Conseguir bibliografía. En cuanto sepamos que libros nos van a servir, podemos ponernos
en su búsqueda. Buscar gente que haya aprobado la materia que hacemos y ya no necesite
los libros es una buena idea. No olvidarse de los sitios de compra y venta por internet donde
a veces podremos conseguir manuales a precios muy bajos.
Buscar información en internet. Sitios webs especializados, blogs, textos, videos y
documentos de lo que vamos a estudiar. Todo puede llegar a servir en muy poco tiempo.
Recomiendo tomar el temario de la materia y empezar a buscar información en internet,
incluso de temas que falta tiempo para verlos en clase.

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Consejos para organizar todos tus apuntes

Te presentamos una forma simple y efectiva de organizar tus apuntes, fotocopias, guías de
ejercicios y demás papeles.

Si el desorden es uno de esos aspectos que tenés que mejorar, entonces una buena forma de
empezar es por organizar lo más básico de todo. Vamos a ver una manera de ordenar el material de
la escuela o universidad para que no pierdas nada y para que encuentres todo muy rápido.

1. Separar material por materia: Para eso vamos a utilizar carpetas sin solapas u hojas de
cartulina dobladas en dos. Cuanto más grandes sean mejor porque ahí adentro vamos a
meter hojas de carpeta y tal vez también fotocopias y todas pueden tener distinto formato.
No te preocupes que todo quede suelto, lo importante es que esté separado. Podemos tener

una de estas carpetas por cada asignatura.


2. Rotular la carpeta: No hace falta disponer de un rotulador, pero si lo tenemos, mejor. En
mi caso, recomiendo armar un documento en un procesador de textos, escribir los rótulos
ahí, imprimir, recortar y pegar, como vemos en la imagen. El rótulo puede llevar el código y
el nombre de la asignatura y lo podemos pegar horizontalmente, aunque recomiendo que sea
vertical para leer más rápido el nombre si tenemos muchas carpetas una encima de otra.

3. Abrochar hojas: A veces tenemos muchas hojas sueltas. Tal vez juntas constituyen un
único apunte. En ese caso, hay que abrocharlas. Tenemos que evitar que se nos pueda llegar

a perder alguna.
4. Usar folios: Además de abrochar, una buena forma de proteger los apuntes y fotocopias es
utilizar folios. Son muy económicos y duran mucho tiempo. Cada vez que terminamos una
materia podemos reutilizarlos. Recomiendo comprar los que vienen de a 100.

5. Anillar o espiralar guías o apuntes: Si tenemos muchas fotocopias teóricas para leer o una
guía de ejercicios, antes que abrocharlas, conviene mandarlas a espiralar. El costo no es tan
alto y el resultado va a hacer que no se nos rompan o salgan hojas y luego las perdamos.

Estos consejos que para algunos parecen muy tontos, para otros pueden ser la piedra angular de un
nuevo sistema de organización. Muchos creen que una vez en la universidad, ya no es necesario
invertir dinero en artículos de librería y que no es importante organizar nada. Grave error; por
contrario, la organización pasa a ser un factor vital para poder desarrollar una carrera a lo largo de
varios años.

Archivar las materias aprobadas de la escuela o la universidad

Nada es más gratificante que guardar y deshacerse del material de una asignatura que acabamos de
aprobar. Al ir viendo qué guardar y qué no, recordamos el esfuerzo que estuvimos haciendo y nos
ponemos a pensar cuánto tiempo tuvimos en la mano ese apunte que ahora parece no tener valor.

Vamos a ver algunos consejos que pueden resultarles útiles a más de uno.

1. En el artículo sobre organizar los apuntes de la universidad dijimos que una buena idea es
separar cada materia en carpetas grandes de cartulina y rotularlas. Bueno, aquí la idea es
que esas carpetas sigan existiendo y conserven parte del material.
2. Recuperar folios, clips, hojas no usadas y carpetas de entrega. Cuando se termina una
materia podemos liberar recursos que nos estaba consumiendo, como por ejemplo los folios
o incluso los clips. La recomendación que les doy es que todo lo que deba ir junto se
abroche. En última instancia conviene dejar algún folio para organizar.
3. Armar una pila con material descartado. Todo aquello que va quedando afuera lo
dejamos a un lado puesto que luego deberemos ver qué hacer con eso. Quizás la mayoría de
las cosas convenga tirarlas, pero puede haber algunas que valga la pena guardar o que sirvan
para otra materia, como por ejemplo una tabla periódica, una tabla de integrales, derivadas o

10 algo por el estilo.


4. Descartar borradores. Hay mucho material que puede no ser tan útil, incluso, hay mucho
que generamos las semanas previas de estudio que son sólo hojas de repaso y borradores.
Todo eso, que puede ser una pila entera de papeles, directamente hay que tirarlo.
5. Guardar los temarios y los resúmenes. Ambos son de vital importancia si necesitamos
volver a consultar algo en algún momento.
6. Conservar contenido digital. En estos últimos años los apuntes digitales han ido
desplazando a las clásicas fotocopias. Mi consejo es que de todo lo que se tenga en ambos
formatos, es decir duplicado, se conserve solo el digital porque no ocupa espacio.

7. Grabar un CD o DVD del material digital. Para que la información que tenemos en la PC
esté también junto al material. Esto no quiere decir que borremos lo que tenemos en el disco

rígido. Para nada, cuantas más copias mejor.


8. Conseguir cajas archivadoras. Generalmente son cajas de color azul o de cartón y se usan
mucho en las oficinas. Son amplias y aunque es cierto que pueden resultar un poco caras
también es verdad que en una sola nos pueden entrar dos o tres carpetas de asignaturas. Por
fuera, conviene rotularlas al igual que las carpetas, para que cuando tengamos muchas
materias aprobadas no tengamos que estar abriendo caja por caja para buscar lo que
necesitamos. Desde ya, no hay que sellarlas.

Como ven, archivar las materias aprobadas no es ninguna ciencia ni algo que va a cambiar el curso
de sus carreras. Pero algo de organización no viene mal. Espero que estos consejos les hayan
servido, especialmente a los que estaban pensando en hacer una fogata con todo el material
estudiado.
3. Memorizar utilizando la imaginación

En esta oportunidad presentamos una técnica de estudio para memorizar.


Usar la imaginación puede resultar eficaz y también divertido.

Memorizar es para algunos estudiantes lo peor que puede existir. La


manera tradicional de hacerlo es repitiendo muchas veces un texto hasta
quedar hartos de hacerlo. Pero la memoria del ser humano funciona
también de otras maneras. Veamos de qué trata esto.

11 Arranquemos con un ejemplo. Supongamos que vamos caminando por la


calle y al cruzar la calle vemos que uno de los vehículos que está esperando en el semáforo está
conducido por un bebé. Sí, un bebé, con chupete y todo que sonríe cuando lo miramos. El día
seguirá y a la noche cuando vayamos a dormir seguramente aún recordemos el llamativo episodio.
Incluso a las semanas, cuando nos juntemos con amigos, les contaremos con lujo de detalles como
vimos a un bebé conduciendo un automóvil. Pueden pasar años y aún recordaremos la anécdota.

¿Por qué ocurre esto? Porque nuestra memoria tiene facilidad para recordar sucesos y datos
extraordinarios. Lo común, lo cotidiano no le llama la atención. ¿Alguno recuerda lo que cenó hace
exactamente tres meses? Por supuesto que no. Y eso ocurre porque cenar es un hecho cotidiano
(para la mayoría de nosotros que somos privilegiados en este mundo).

La pregunta es ¿De qué manera esto nos puede ayudar a estudiar de memoria? La respuesta es:
creando imágenes mentales extravagantes, ridículas o absurdas y asociarlas. Pero veamos un
ejemplo práctico.

Tenemos que aprendernos algunas ventajas del reciclado. Son las siguientes

Se ahorra energía.
Se reducen los costos de recolección.
Se reduce el volumen de los residuos sólidos.
Se alarga la vida útil de los sistemas de relleno sanitario.
Hay remuneración económica en la venta de reciclables.

En primer lugar destacamos una palabra de cada ítem. Tiene que ser una palabra que, en primer
lugar, nos recuerde la oración que tenemos que aprender y que por otro lado podamos utilizar para
armar una imagen. Aquí hemos destacado (energía, recolección, volumen, contaminación, sanitario
y remuneración)

Ahora viene la parte donde debemos usar nuestra imaginación y empezar a crear imágenes
absurdas. Voy a permitirme modificar la palabra “recolección” por “recolector” para poder armarla
mejor.

Entonces, dando rienda suelta a la creatividad, imagino la siguiente escena

Un recolector de residuos va colgado de su camión mientras hace el recorrido. La radio del


vehículo está a todo volumen. Al recolector se lo ve con mucha energía, va y viene corriendo
llevando muchas bolsas de basura, como si estuviera poseído. Llega a destino, el camión deja las
bolsas y el recolector va directo a ver al jefe que le paga su remuneración muy contento por el
excelente trabajo que hizo. El recolector aún sigue moviéndose apurado y ahí nos damos cuenta
que en realidad, lo hacía tan rápido porque quería llegar lo más rápido posible al sanitario.

Una vez generada la escena mental, es casi imposible olvidarla. Incluso por semanas.
Por supuesto que hay que saber vincular las palabras sueltas con las oraciones, pero de esta manera
es casi imposible olvidarnos de un ítem.

La memoria trabaja de una forma un tanto curiosa. En este caso es ayudada por la imaginación. En
12 siguientes notas vamos a profundizar en descubrir como aprovechar mejor nuestra capacidad para
memorizar.

Lectura veloz, aumentar la capacidad para leer

Desde niños nos enseñan a leer de una manera determinada que nos
acompaña toda la vida. Pero existen técnicas para mejorar la velocidad y
comprensión de los textos. Veamos en qué consiste la lectura veloz.

En la escuela primera nos enseñan a silabear, es decir a separar las


palabras en sílabas. Luego, aprendemos a juntar las sílabas para armar las
palabras. A continuación, comenzamos a interpretar las palabras como
unidades de lectura. Es decir, nos enseñan a leer palabra por palabra.Este
proceso no está mal para la educación primaria, pero ¿qué hay luego? ¿Es
este el nivel máximo que se puede alcanzar para leer? Por supuesto que no. Si seguimos agrupando
ahora las palabras en frases y oraciones, podemos de un vistazo interpretarlas. De esto se trata la
lectura veloz.

Para ser más claro en la explicación, podemos usar este mismo ejemplo ahora mismo mientras lees.
Si sos (o si eres) un lector convencional irás saltando con tus ojos de palabra en palabra. ¿No es
así? Ahora, un lector entrenado en lectura veloz, pega saltos más grandes. Digamos tres por línea.
Entonces, requiere mover sus ojos sólo tres veces cuando otro lo haría exactamente la cantidad de
palabras que hay. Incluso, los más experimentados pueden detenerse únicamente dos veces en la
línea y los hay aquellos que pueden interpretar la línea entera. Estos últimos, leen por línea, en lugar
de leer por palabra.

¿Cuál termina siendo el resultado en comparación? Muy simple, un lector entrenado puede leer
seis o siete veces más rápido que uno no entrenado. Como su concentración debe necesariamente
ser mayor para utilizar este método, su capacidad para comprender estará al máximo, por lo tanto
retendrá más el texto leído.

La lectura veloz es una gran herramienta para el estudiante universitario. En especial para aquellos
que necesitan procesar grandes cantidades de información en poco tiempo. Resulta clave en carreras
como derecho o medicina, pero también en muchas otras.
Las mayores ventajas de la lectura veloz son:
Mayor velocidad de lectura, se puede reducir de forma impresionante el tiempo necesario
para cubrir todo un texto.
Mayor comprensión. Debido a que se requiere mucha concentración para aplicar el
método, un lector veloz recuerda mejor lo leído que uno convencional.
La reducción del tiempo de estudio hace que la vista y el cerebro trabajen menos,
reduciendo la posibilidad de dolores de cabeza.

Hay cursos para aprender lectura veloz y también libros. Aquí les dejamos algunos títulos para que
puedan explorar más a respecto.

13 El libro de la lectura rápida – Tony Buzan


Lectura rápida – Antonio Blay Fontcuberta
Desarrolla una mente prodigiosa – Ramón Campayo

4. Consejos para estar descansado y evitar el cansancio

Si cuando llega el momento de tomar los apuntes, los libros y ponerse a


estudiar estás muy cansado, puede que haya algo que revisar sobre nuestros
hábitos. Veamos, entonces, unos consejos para tener las energías al máximo.

Dormir lo necesario: ¿Y cuánto es lo necesario? Lo que tu cuerpo te


dice. Si te levantás y tenés muchas ganas de seguir durmiendo, está claro que
no estás descansando al máximo. Si te faltan horas de sueño, habrá que agregarlas, ¿cómo?
acostándote más temprano, claro. Otra forma es incluir una siesta en tu rutina, pero breve,
no vaya a ser cosa que duermas más a la tarde que a la noche.
Mantener una dieta equilibrada. Porque pueden ser que te estén faltando vitaminas. Eso
lleva a la falta de fuerzas y cansancio. No hace falta recurrir a un nutricionista, todos
sabemos qué es comer bien.
Hacer actividad física. Nada mejor que estar en forma para evitar el agotamiento. Si
llevamos adelante una rutina que incluya hacer ejercicio varias veces a la semana, vamos a
notar en poco tiempo que tenemos mayor energía. Y nada mejor para dormir que esta
cansado físicamente.
Desayunar. Es increíble pensar que mucha gente no lo hace. El desayuno es la comida más
importante del día, la que te mantiene activo durante gran parte de la jornada. Si te levantás
muy tarde, desayuná igual y postergá el almuerzo.
Objetivo claro. Nada ayuda más que saber cuál es la meta. Todos los días tenemos que
levantarnos motivados para trabajar y lograrla. Si no tenemos en claro para qué estamos
haciendo lo que hacemos, entonces estaremos perdidos y desmotivados. El cansancio y la
falta de motivación a veces se confunden, y muchas veces uno ayuda al otro a manifestarse.
Descansar la vista. Nada mejor que dormir para ello. Pero también hay que evitar estar
desmasiadas horas frente a pantallas, que emiten luz, o forzando la vista leyendo o
escribiendo.
Reducir las obligaciones. ¿No das más y te preguntas por qué? ¿Será porque estás cursando
demasiadas materias al mismo tiempo? ¿Será porque trabajás 9 horas por día y después te
internás en la facultad? Y… es muy probable que si tu respuesta es afirmativa a alguna de
esas preguntas, entonces el cansancio se deba a un exceso de actividades. Pero solucionarlo
es fácil, al igual que un avión muy cargado, lo mejor es aminorar el peso. Dejar algunas
actividades puede ayudar. Si no podés hacerlo, mirá el siguiente punto.
Bajar la intensidad. Hay que tratar de repensar lo que hacemos día a día para intentar
manejarlo de otra manera. Si tenemos demasiadas actividades, entonces replantearlas con el
objetivo que no nos consuman puede ser una solución.

Insomnio en estudiantes: cuando dormir se vuelve imposible


14
La ansiedad ante un examen o el sobre esfuerzo diario pueden llevar a un estudiante a no poder
pegar los ojos a la hora de dormir. Aquí, unas recomendaciones para poder dormir plácidamente por
las noches.

Antes de continuar, una aclaración: en esta nota hablaremos exclusivamente del insomnio típico
que padecen los estudiantes de carreras universitarias de alta exigencia. Para el caso del insomnio
como enfermedad referirse a sitios más especializados.

Es muy común que los estudiantes universitarios se queden despiertos hasta altas horas de la
noche para terminar un trabajo práctico, para preparar un examen o simplemente para llevar al
día sus materias. Pero a veces ocurre que los horarios se invierten, el día se convierte en noche y la
noche en día. Esto, sumado a la ansiedad y el estrés que producen las instancias límite de
aprobación, puede ocasionar que cuando uno quiera dormir, no pueda.

El insomnio afecta a mucha gente en el mundo, no sólo estudiantes. Pero es en los estudiantes
(especialmente universitarios) donde las principales causas son el estrés, el cambio de horarios y el
consumo de bebidas estimulantes antes de dormir.

El estrés aparece cuando las tareas y obligaciones a cumplir superan la capacidad del individuo de
manejarlas. El cambio de horario, como dijimos antes, se hace progresivo a medida que avanza el
período de estudio, hasta que llega un momento que se está más despierto a las 3:00 AM que a las
3:00 PM. El consumo de bebidas que estimulan, como el café, conspiran contra el sueño, y en
grandes proporciones son causantes de insomnio.

Aquí algunos tips útiles que pueden ayudar a combatir el insomnio.

Evitar las bebidas estimulantes. El café y cualquier otra bebida que contenga cafeína,
como los energizantes estimulan el sistema nervioso por horas. Tener en cuenta que el té
clásico también contiene cafeína, aunque en menor cantidad. Lo mejor es no tomar nada de
esto al menos tres horas antes de ir a dormir. Por el contrario, algún otro tipo de infusión,
como el té de tilo, puede ayudar a dormir mejor.
Cenar horas antes de ir a dormir. Para que el cuerpo pueda hacer la digestión lo mejor es
que la última comida del día se tome un par de horas antes de ir a dormir.
Hacer actividad física. Este es el mejor consejo que se puede seguir. No hace falta ir a un
gimnasio. Con tan solo caminar un poco todos los días las piernas se sentirán tan pesadas a
la noche que lo único que va a querer hacer el cuerpo será dormir. La clave aquí es hacer
ejercicio y cuando estemos cansados, hacer un poquito más. A tener en cuenta que nunca
hay que hacer actividad física antes de dormir.
Evitar la siesta. Porque en ese caso, lo que no se duerme de noche, se termina durmiendo a
la tarde. Si se toma una siesta lo mejor es que sea lo más corta posible.
Cortar el ciclo de horario invertido. Si el horario de sueño que se lleva es de 5:00 AM a
1:00 PM, lo mejor va a ser interrumpir ese ciclo. Así que la próxima vez conviene acostarse
a la misma hora pero levantarte a las 9:00 AM. Sí, se sentirá cansancio y se tendrá sueño,
pero esa misma noche el sueño será profundo.
Rutina de horarios. Hay que intentar, por más difícil que sea, mantener una rutina de
horarios que incluya la mañana. Lo ideal es cortar el estudio a la noche llegada determinada
15 hora sin importar en qué parte de nuestras tareas nos hayamos quedado.

Si siguiendo estas pautas el insomnio persiste, es probable que tenga su origen en algún problema
psicológico o alguna enfermedad. En ese caso, desde ya, hay que consultarlo con un médico.

Para los estudiantes universitarios evitar trasnochar es casi imposible. Carreras como medicina,
derecho, ingeniería, entre otras, siempre requerirán un esfuerzo sobrehumano para llevar al día la
carrera. No obstante, hay que intentar cuidarnos y luego llevar adelante las obligaciones. Primero, la
salud, después el estudio.

Ventajas y desventajas de estudiar de noche

Tenemos 24 horas todos los días para elegir qué momento dedicarle
al estudio. Hoy vamos a ver qué ventajas y desventajas hay de
estudiar por la noche.

Los especialistas históricamente recomiendan no estudiar de


noche. La mayoría de los estudiantes universitarios no tiene
horarios fijos para estudiar y de alguna manera terminan siempre
dedicando horas por la noche.

Si bien la noche comienza a las 20 hs. ó a las 8 PM, cuando hablamos


de estudiar de noche nos referimos al período que va desde las 22:00 PM hasta las 5:00 AM. Y en
este caso no nos referimos a días previos a instancias de evaluación donde el estudiante
generalmente extiende el horario de trabajo, sino en general cuando lleva las materias al día durante
el desarrollo del semestre o cuatrimestre.Veamos las desventajas de estudiar de noche. Algunas son
muy conocidas.

Se supone que de noche el cerebro está más cansado y por lo tanto el rendimiento que se
puede tener no es tan alto como se necesita para estudiar.
Si se acompaña la noche con bebidas estimulantes como café, gaseosas cola o
energizantes, se hará muy complicado dormir luego ya que todos estos líquidos contienen
cafeína.
El mundo se da vuelta. Porque por la mañana y la tarde habrá que dormir y la noche
quedará para estar despierto. Así que al trasnochar se vivirá al revés que el resto de las
personas.
La noche no es eterna. Si se estudia a la mañana o a la tarde y se requiere un poco más de
tiempo para completar alguna tarea, se puede estirar unas horas. Pero si se estudia de noche,
ya se hace de mañana y el sueño termina venciendo.
Insomnio. En algunos casos se puede llegar a tener algún trastorno del sueño producto de
invertir las horas.

Ahora veamos algunas de las ventajas

Silencio. De noche la ciudad duerme. No se escuchan vehículos circular por las calles ni los
cantos de los pájaros.
16 Menos distracciones. La televisión abierta termina antes. El cable de madrugada sólo
repite. Las grandes noticias no suelen darse en ese horario. Tus amigos que te mandan
mensajes de textos están durmiendo. Los que se conectan por chat también. No hay
distracciones.
Creatividad. Muchos creen que por la noche se tiene más pronunciada esta virtud que en el
resto del día. Muchos artistas, entre ellos los músicos, eligen componer por las noches.

Las recomendaciones de los especialistas son claras. Estudiar de noche no es recomendable. ¿Pero
quién no está tentado a estudiar durante la noche en compañía de una deliciosa taza de café? ¿Cuál
es tu opinión? ¿Estudiar de día o de noche?

Problemas por el consumo excesivo de café

El café es un gran aliado de los estudiantes para largas jornadas de estudio. Sin embargo, su
abuso puede traernos problemas. En esta nota, enterate por qué es preferible postergar la próxima
taza de café para otro momento.

Muchos estudiantes solemos tomarnos una taza de café para acompañar el día de estudio. Y como
nos tomamos una, también nos tomamos otra, y luego otra, ¿y por qué no una más?.

Como seguramente ya sabrás, el café contiene un alcaloide llamado cafeína que tiene la propiedad
de estimular nuestro sistema nervioso. Por eso lo tomamos cuando a pesar de estar de pie a la
mañana, no podemos despegarnos la almohada de la cara. O a la noche, cuando necesitamos un
poco de energía extra para terminar un trabajo práctico o estudiar un tema más para el examen.

Esta rica bebida tiene algunas propiedades benéficas para la salud. En primer lugar y como ya
dijimos, estimula nuestro organismo y nos permite concentrarnos mucho mejor. Según algunos
estudios, también previene algunas enfermedades como el Parkinson y el cáncer. Gracias a sus
efectos vasodilatadores, también ayuda a combatir el dolor de cabeza, motivo por el cual muchos
estudiantes también suelen consumirlo.

Pero claro, como todo, el exceso de café trae complicaciones, principalmente por contener cafeína.
Conocidos son los efectos del café sobre el estómago, provocando acidez y gastritis. Además, el
exceso de café puede traer insomnio. Esto es muy común en estudiantes con problemas para dormir.
Se sabe también que en algunos casos, el exceso de cafeína puede llegar a generar adicción aunque
el grado de dependencia de esta sustancia no se compara con el de la nicotina del cigarrillo o
algunas drogas más fuertes. Por el lado estético, el consumo de café, al igual que el té deja los
dientes amarillentos con el tiempo.

Pero bien, este no es un blog sobre salud. Así que si quieren saber más les dejo unos enlaces sobre
el café y sus efectos nocivos.

Y ya saben para la próxima. Cuando vayan por su siguiente taza de café piensen si ya no han
tomado suficiente por hoy.
17
5.Cómo formar un grupo de estudio

Estudiar puede ser más fácil si lo hacemos en grupo. Pero cómo formar un buen grupo de estudio.
A continuación, algunas claves para tener en cuenta. Vamos a ver qué aspectos hay que tener en
cuenta para seleccionar a cada uno de los integrantes de un equipo.
Geografía. Porque la idea es reunirse en persona. Todos tienen que vivir lo suficientemente
cerca como para poder juntarse. En general, si concurren al mismo establecimiento, se
supone que están cerca, pero muchas veces no es así. Hay estudiantes que recorren grandes
distancias para llegar todos los días a su escuela o universidad.
Mismas prioridades. Si no trabajás lo mejor es juntarte con gente que tampoco lo hace. El
objetivo primordial de todos será únicamente el estudio. En cambio, si trabajás, lo ideal es
juntarte con gente que también lo haga. Las reuniones serán seguramente más cortas e irán
directo al grano. Se sabe también que mezclar personas con distintas prioridades puede
ocasionar algún tipo de problemas. Imagínense: una persona que además de estudiar debe
mantener una familia no podrá participar tanto y puede generar el resentimiento de alguien
que está abocado tiempo completo al estudio
Gente solidaria. Tal vez sea lo más importante. Antes de seleccionar un candidato o
candidata, lo primero que hay que detectar no es si sabe mucho de las asignaturas, sino si es
una buena persona que puede estar dispuesta a brindarse por el grupo. ¿Cómo nos damos
cuenta? Observando pequeños detalles de su conducta y a veces por intuición. Fuera los
egoístas, los ventajistas y los vagos. Buscá siempre gente que trabaje y se preocupe.
Evitar personalidades opuestas. Especialmente con temas sensibles como puede ser la
política. A veces es fácil prestarle atención a dos personas para darnos cuenta que son el
agua y el aceite.
Nivel parejo. Si sos de los mejores alumnos, buscate a los mejores. Si sos de los que luchan,
buscate luchadores como vos. Siempre se va a dar alguna diferencia de nivel entre los
integrantes del grupo, pero que no sea abismal o no van a poder trabajar como equipo.
No cerrarse por género. Vieron que siempre ocurre que los chicos se juntan por su cuenta
y que las chicas hacen los mismo. Si bien no hay nada malo, es recomendable mezclarse un
poco. Está claro que los hombres y las mujeres pensamos de forma distinta; vemos el mundo
de una forma diferente. Entonces, ¿por qué no incorporar distintos puntos de vista?
Consensuar la inclusión de los integrantes. Estamos hablando de armar un grupo, pero
nunca lo arma una persona sola. Cuando te pongas de acuerdo con la primer persona para
armar el grupo, hay que consensuar para ir agregando integrantes. De esta forma, si luego
hay un problema nadie podrá acusar a nadie de haber armado el grupo a puro capricho.
En siguientes notas vamos a ver cómo trabajar en equipo para que este te sea de ayuda y no sea una
carga o una molestia durante tus cursadas.

10 ventajas de integrarse a un grupo para hacer tu carrera universitaria

Una de las claves para avanzar a paso firme en una carrera universitaria es formar parte de un
grupo. Vamos a ver las ventajas de enfrentar las materias de la universidad en compañía.

1. El mismo equipo para todas las materias. Si hay que formar grupo, obviamente te vas a
18 juntar con tus compañeros de carrera, de esta forma va a ser más fácil la comunicación y la
organización que si tenés un grupo distinto por cada materia que hacés.
2. Eficiencia. Con el tiempo te vas conociendo. Esto hace que trabajar en grupo pase a ser una
tarea muy eficiente. Cuando pase un tiempo determinado y el equipo se aceite bien,
empezará a funcionar como una pequeña máquina, una máquina de aprobar materias.
3. Te permite hacer más materias. Claro, con todo un equipo apoyándose es importante
exigirse aún más. Mantener un grupo a lo largo de la carrera va a permitir poder cursar más
materias por cuatrimestre.
4. No es tan grave faltar. Porque ahora tenés compañeros que te van a cubrir curses la materia
que curses y que de ser necesario te van a poner al día con los temas que te hayas perdido
los días que no pudiste asistir. Es más, si se organizan bien, pueden turnarse a cursar ciertas
materias con la posibilidad de hacer dos que se superpongan en día y horario.
5. Ayuda en las malas. Tus compañeros pueden ser tu soporte en aquellos momentos
complicados de la carrera. Te pueden ayudar con un examen en el que te hayas atrasado o
simplemente darte ánimos cuando te haya ido mal.
6. Motivación. Una de las mejores ventajas de tener un grupo es que te mantiene motivado. El
entusiasmo de cada uno se suma y hace que todos estén comprometidos con los objetivos
del equipo.
7. Competencia. La cual se genera de forma natural entre las personas. Hablamos de una sana
y hasta divertida competencia que te ayuda a dar lo mejor simplemente para ganarle a tu
amigo que vive mofándose cada vez que obtiene una calificación mejor que la tuya.
8. Se amplían los contactos porque cada uno conoce gente distinta y esto hace que conseguir
material y que aparezcan oportunidades sea mucho más fácil.
9. Sesiones de estudio en grupo. Bueno, desde ya que formar parte de un equipo durante
varios años te va a dar la oportunidad de estudiar en grupo y sacar el máximo provecho.
10. Ayuda Memoria. Estar en equipo hace que sea muy difícil que se te pase una entrega de un
trabajo, una fecha de examen, o algún trámite de la universidad. Siempre habrá uno que te
haga recordar todo eso.

¿Qué hacer si tus compañeros de grupo no colaboran?

Pasa muy seguido que en los trabajos en equipo, un miembro del grupo no colabora en nada. En
esta nota, enteratecomo manejar esta situación.

Desde la educación inicial nos enseñan a trabajar en equipo y llegada la educación superior, ya
sea en la escuela secundaria o en la universidad, esto se profundiza aún más. Y no es para menos,
los seres humanos somos seres sociables y no importa que profesión elijas, vas a tener que tratar
con la gente.

Pero ocurre muchas veces que luego de formar un grupo de trabajo, hay un integrante que no
colabora con las tareas. Veamos que conviene hacer.

En primer lugar hay que determinar si su falta de colaboración se debe a que no entiende los temas,
a falta de sociabilidad con el grupo, o lo peor, que sea un ventajista.

Veamos cada caso.


19
Si tiene menor nivel que los demás integrantes y le cuesta asimilar los temas de la
materia, aquí, lo correcto es hacer lo que haría un soldado con un compañero herido en
medio de la batalla. Es decir, hay que ser solidario. Dedicá algo de tiempo para explicarle
aquellos conceptos que no entiende. Por último, el equipo debería asignarle tareas en
consonancia con el nivel que tiene. Esto no quiere decir que le encarguen pasar en
computadora el trabajo una vez terminado. No debe ser así, hay que involucrarlo en las
tareas del equipo.
Si su falta de colaboración se debe a una carencia de aptitudes sociales, no hay nada más
fácil para resolver. Se puede arreglar eso entrando en confianza. Una reunión de grupo fuera
del ámbito educativo en el que se desarrollan puede servir. Combinar un poco de estudio
con algunos momentos de distensión puede hacer que encuentren mucho en común y gane
confianza. Cuando se quieran acordar, ya va a ser parte del grupo y no tendrá miedo en
levantar la voz para hacer sus aportes.
El peor de los casos es que el compañero de grupo que no colabora sea un ventajista. Si ves
que no hace nada para provecho de él, o si notas que siempre se queda con el trabajo más
fácil, estás ante un ventajista y mal compañero. Si ves que encima de no hacer nada, te
enterás que le va bien en otras materias, o que en el caso de la universidad cursa muchas
más que vos con éxito, ponele un freno. Nunca dejes que nadie haga su carrera a costa de tu
trabajo. Llegado el caso, en la secundaria podés hablar con tus profesores para aclarar la
situación, pero en la universidad no, estás solo (hay universidad que son la excepción).

Como dice el dicho, más vale prevenir que curar. Por eso, es conveniente elegir tu grupo e
integrarlo con personas que compartan los mismos valores que vos a la hora de estudiar.

6. Los 10 mejores hábitos de estudio

En esta nota una guía con los puntos más importantes a tener en cuenta para
aprovechar al máximo tu tiempo de estudio.

1. Horario de estudio. Tener un horario fijo todos los días o


determinados días de la semana ayuda mucho. Es como que tu mente ya sabe
que determinados días a determinada hora es tiempo de estudio.
2. Anotar los tiempos de estudio. A veces uno empieza y se interrumpe a
sí mismo, o es interrumpido. Lo ideal es anotar en un papel cuánto tiempo se le dedicó en
cada sesión de estudio. En base a esos tiempos y a los resultados podremos determinar si
hay que estudiar más o menos.
3. Estudiar todos los días. Es mejor ir llevando las materias al día dedicándole un poco de
tiempo en cada jornada que intentar estudiar todo a último momento.
4. Determinar prioridades. No sirve dedicar horas de estudio a temas que no tienen peso en
el programa. Tal vez hayan aspectos más importantes en los cuales concentrarse. Hay que
determinar prioridades teniendo en cuenta la regla 80/20 que nos dice que el 80% de
nuestros resultados estarán dados por el 20% de nuestro esfuerzo.
5. Cumplir objetivos por jornada. No sirve estudiar todos los días una determinada cantidad
20 de horas fijas. Hay días en los cuales se estudiará más y otros menos. ¿Cómo determinarlo?
Haciendo un plan de estudios que contemple semanas y jornadas. En cada jornada podemos
anotar cuánto debemos avanzar con cada asignatura para luego cumplirlo durante el día.
6. Estudiar de los libros. Un libro de texto tiene los conceptos que estudiamos. Más allá de
que en algunas materias pueda haber distintos enfoques, en general, cualquier libro va a ser
una fuente de consulta confiable. Es por eso que es tan importante estudiar de los libros.
7. Resumir las guías de ejercicios. Anotar cuáles ejercicios se pudieron hacer, y cuáles no.
Sacar estadísticas de qué tan bien estamos resolviendo. En Mentes Liberadas ya vimos 10
consejos para encarar una guía de ejercicios.
8. Silencio al estudiar. Los ruidos externos distraen, la música también. Lo ideal es estudiar
en silencio, pero sabemos que a veces puede ser aburrido. Entonces, lo mejor es tener un
equilibrio. Aquellos temas más fáciles podemos estudiarlos con música de fondo y los más
difíciles en silencio para poder concentrarnos mejor. Pueden repasar el artículo Estudiar con
Música.
9. Repetir en voz alta. Si tenemos que estudiar algún texto, una buena manera de aprenderlo y
asimilarlo es repetir en voz alta como si le explicáramos los conceptos a otra persona.
10. No quedarse con dudas. Es muy común que a veces algo no quede claro. Esas cuestiones
hay que anotarlas en algún apunte y conseguir aclararlas antes de los exámenes. Se puede
preguntar en clase y solventar las dudas con los profesores, con compañeros o de los libros,
pero hay que resolverlas antes de los exámenes o no estaremos haciendo un esfuerzo del
100%.

Disciplina al estudiar

Este tip que explicaremos a continuación está tomado del libro Como
Estudiar y Aprender Más y Mejor en Menos Tiempo, de Richard
Fenker, un libro del que ya hablaremos más adelante en otros
artículos.

Consiste en una teoría de reforzamiento psicológico que se conoce


como Principio de Premack. Básicamente lo que explica es que de
dos actividades a realizar, las personas tienden a preferir más una que
la otra. Y que se puede utilizar la menos preferida como condicionante
para realizar la otra.
Expliquémoslo mejor con un ejemplo. Pensemos en un estudiante con poca disciplina para estudiar.
Debe elegir entre estudiar o mirar la televisión. Por supuesto que la segunda será la más preferible.
Lo que el Principio de Premack afirma es que si se impone sólo mirar televisión luego de haber
estudiado, entonces, con el transcurrir de las jornadas irá incrementando el tiempo que dedicará al
estudio.

En otras palabras, usamos la actividad que más nos gusta para reforzar la que menos nos gusta,
que es estudiar.

Entonces, para llevar adelante esta técnica, primero debemos identificar cuál es la actividad que
21 más nos gusta. Según este mismo principio, debería ser aquella a la que más tiempo dedicamos o
dedicaríamos en caso de poder. Puede ser mirar la televisión, navegar por internet, salir, comer
determinada comida, tomar determinada gaseosa, etc.

Luego debemos tener la suficiente disciplina como para cumplirlo. Al principio costará, por
supuesto. Si no llevamos adelante nuestras obligaciones de estudio, debemos castigarnos
privándonos de aquello que más nos gusta.

Vale aclarar que la mayoría de los estudiantes experimentados y con cierto grado de éxito tienen
incorporado este principio y lo llevan adelante de forma intuitiva sin darse cuenta.

¡Pruébenlo y nos comentan cómo les fue!

Estudiar como una profesión

Si estudiás y no trabajás, entonces tenés la chance y la responsabilidad


de convertirte en un estudiante full time. Acá te contamos qué
aspectos tener en cuenta para lograrlo.

Algunos estudiantes tienen la oportunidad de dedicarse de lleno al


estudio sin necesidad de conseguir un empleo. Esta ventaja debe
tomarse con responsabilidad. Generalmente son los padres los que
hacen el sacrificio para que esto pueda ser así, entonces lo mínimo que
el joven debe hacer es tomárselo en serio. Los resultados pueden no
ser los mejores, pero la actitud y la responsabilidad no pueden fallar.

Veamos algunos aspectos que hay que considerar para ser un estudiante profesional.

Horario de estudio. Así como una persona que trabaja tiene su horario, un estudiante
también debe tenerlo. Si un trabajador se dedica 8 horas diarias, entonces el estudiante
debería hacer lo mismo. No quiere decir que tenga que estar 8 horas sentado estudiando
porque podría explotarle la cabeza, pero sí hacer alguna actividad relacionada al estudio.
No faltar a clase. Es tal vez la mejor medida para darse cuenta si se está haciendo todo el
esfuerzo. Mantener la responsabilidad de ir a todas las clases demuestra un compromiso
asumido.
Cursar la cantidad de materias que corresponda. Depende de la universidad en la que se
esté, pero cada uno sabe cuántas materias debería cursar una persona que no trabaja. Bajar la
intensidad de la cursada puede generar acostumbramiento, lo cual es muy peligroso porque
luego puede derivar en un detrimento del nivel académico.
No tener mucho tiempo libre. Si sobra tiempo, entonces hay que sumar otra materia a la
cursada. La cantidad de tiempo ocupado que debe tener un estudiante profesional debe ser
igual o mayor a la de un trabajador.
Disciplina y auto exigencia. La única manera de lograr los objetivos es exigiéndose al
máximo. Esto se traduce a que no pueden quedar temas sin estudiar, no se puede ir a un
examen habiendo estudiado un sólo un día antes, no se puede entregar un trabajo práctico
22 que no esté en condiciones.

7. Cómo preparar un temario para un examen

Hay que rendir un examen y son demasiado los temas para estudiar. El primer paso para encarar
este desafío es organizar un temario. En esta nota, unos tips básicos para hacerlo de la mejor
manera.

1. Determinar qué temas entran en la prueba. En algunos casos serán muy puntuales y en
otros, demasiado ambiguos. Se debe reunir toda la información disponible respecto a lo que
se toma, para poder descartar todo el resto.
2. El segundo paso será recorrer tus apuntes, libros de texto y todo aquél material que
dispongas de la asignatura y hacer una lista con todos los temas que entran en el examen.
3. Puede que encuentres dudas de algunos temas o incluso partes incompletas. Por lo tanto, lo
siguiente a hacer es evacuar tus dudas y completar los agujeros de información.
4. Asignarle a cada tema un peso, o relevancia respecto de los otros. Esto sirve para
identificar cuáles son los temas más difíciles o más importantes.
5. Asignarle a cada tema un tiempo estimado de estudio. Cuánto puede llevar estudiar algo
puede llegar a servir para planificar luego un cronograma de estudio.
6. Asignarle a cada tema una prioridad. Porque sabemos que muchas veces no llegamos a
estudiar todo porque no nos da el tiempo. Entonces, definimos qué temas son los más
importantes para estudiarlos primero.
7. Aparte de la lista de temas, conviene tener una lista de tips o posibles preguntas de
examen. A veces, el mismo profesor las comenta en clase, otras veces nos enteramos de
ellas por los que nos cuenta algún compañero que ya dio el examen. Surjan de donde surjan,
cualquier información sobre las posibles preguntas deben estar en esa lista.
8. Si además de responder preguntas teóricas, en el examen debemos resolver algún tipo de
ejercicio práctico, conviene armar una lista aparte con los tipos de problemas que tenemos
que dominar.

Bien hasta aquí algunos tips para armar un buen temario y no dejar que nada quede afuera. Lo que
sigue es armar un cronograma y luego no queda más remedio que empezar a estudiar.
Consejos para resolver un examen de opción múltiple

Te enseñamos algunos tips para tener en cuenta a la hora de resolver estos famosos exámenes
también conocidos como MultipleChoice.

Los exámenes de opción múltiple se suelen utilizar en instancias eliminatorias, donde se tiene un
alumnado numeroso y se necesita filtrarlo. Cada pregunta del examen consiste en un breve
enunciado y dos o varias alternativas de respuesta. El alumno siempre debe marcar una única
opción para responder. En algunas pruebas, es necesario adjuntar hojas escritas donde se justifiquen
las respuesta, pero en la gran mayoría, no.
23
Veamos algunos consejos para encarar este tipo de exámenes.

Descartar opciones. Cuando nos enfrentamos a una pregunta, podemos ir descartando


aquellas respuestas que estemos seguros que no pueden ser correctas, de esta forma,
aumentamos la probabilidad de responder bien.
Respuestas incorrectas que restan. ¡Cuidado! Algunos exámenes de opción múltiple
penalizan al estudiante que contesta mal para evitar que pueda responder correctamente al
azar. Por eso, hay que ver qué tipo de examen estamos haciendo para determinar si conviene
o no arriesgarse a contestar cuando o estamos del todo seguros.
Sospechar de las respuestas fáciles. Recordemos que muchos de estos exámenes buscan la
eliminación del alumno (en el sentido académico, por supuesto). Es por eso que se suelen
ingresar respuestas o preguntas señuelos que buscan confundir al estudiante. Hay que tener
cuidado cuando vemos alguna pregunta con respuesta muy fácil.
Contestar primero lo que estamos seguros que está bien. Luego, es importante calcular la
nota que estaríamos obteniendo. Ver si ya estaríamos aprobados o si necesitamos contestar
más. Esto está relacionado con el punto 2, donde dijimos que podía haber respuestas
incorrectas que resten nota. Debemos decidir si conviene seguir respondiendo o no.
Tapar las opciones y pensar la respuesta. Lo malo de ver las opciones es que puede
influenciarnos sin que nos demos cuenta. Una buena idea para evitarlo es tapar las opciones
cuando leemos la pregunta e intentar responderla. Luego, miramos las opciones y vemos
cuál está más cerca de nuestra respuesta.
Responder lo que queda al azar. Si no hay respuestas incorrectas que puedan restar o
porcentajes mínimos de respuestas correctas o incorrectas, entonces toda aquella pregunta
que no sepamos debemos responderla al azar porque puede haber alguna posibilidad de que
lo hagamos bien.
Probar las opciones como si fuera un rompecabezas. Cuando no sabemos bien la respuesta,
podemos tomar cada opción e incluirla en el contexto de la pregunta, ¿cómo se relaciona?
¿cómo encaja? Eso puede ayudar a encontrar la respuesta correcta.
Cuidado con las palabras del enunciado. Si la pregunta dice “cuál de las siguientes
opciones NO es…” hay que prestar atención en ese “NO” que está negando la proposición.
De la misma manera, hay que tener cuidado con las generalizaciones.

Consejos para hacer un examen contra reloj


A lo largo de los años que dura una carrera podemos encontrarnos con algún examen en que hay
que resolver ejercicios en tiempo récord como el mejor velocista olímpico. Veamos un poco cómo
prepararnos y cómo enfrentarnos a él.

Obtener información del examen. Como decimos siempre, recopilar


todos los datos que podamos sobre la prueba a la que nos vamos a enfrentar. En
este caso, si sabemos que disponemos de poco tiempo, conviene enfocarnos en
reunir información de cuánto tiempo es y cómo deberíamos, según los
profesores, disponerlo; es decir, averiguar cuánto deberíamos tardar con cada
problema.
24 Simulacros de examen. Ya vimos cómo hacerlos en el artículo Autoevaluación: simular un
examen de verdad. Lo ideal es tomarnos el tiempo y ver qué tan rápido podemos resolver los
problemas. Nuestro objetivo será el mismo que el de un corredor: bajar el tiempo.
Lograr cierta mecanización al resolver. Hay que pensar los problemas, pero es muy
seguro que tengan alguna parte bastante repetitiva. En ese caso, hay que lograr que eso salga
con facilidad.
Llevar reloj al examen. Siempre hay que hacerlo, pero en este examen más que en ningún
otro. Nos servirá para saber qué tan rápido estamos resolviendo y si nos estamos atrasando.
Sentarse adelante. O donde creamos que recibiremos primero el examen cuando se
repartan. La lógica dice que si el profesor entrega los temas de adelante para atrás, entonces
debe recogerlos luego de la misma forma. Pero uno nunca sabe. Así que lo mejor en estos
casos es recibir el examen lo antes posible.
Asegurar el aprobado. Muchas veces, el docente que prepara este tipo de prueba no espera
que el alumno resuelva todo, sino que resuelva lo que sepa, eligiendo bien los ejercicios a
hacer. Entonces, la idea es encarar la parte del examen que nos parezca más fácil y que más
rápido creamos que podemos resolver. El resto, lo hacemos únicamente si vemos que nos da
el tiempo.
Que los nervios no te ganen. Es probable que en algún momento nos trabemos al resolver.
Que tengamos que pensar un momento antes de continuar. Es común que en ese momento,
mientras pensamos, sintamos que los segundos se nos están escapando, como si tuviéramos
que desactivar una bomba. A no desesperarse; esa pausa puede ser importante para hacer
bien el ejercicio. Recordemos que lo que buscamos no es solo hacer los ejercicios, sino
hacerlos bien.

8. 8 motivos para estudiar de los libros

Avanza la tecnología, pero los estudiantes seguimos estudiando de libros.


En esta nota, enterate por qué conviene seguir estudiando como en los
viejos tiempos.

1. El libro está escrito por un experto en la materia o, al menos,


por alguien que entiende mucho. Es mejor que algunos sitios en Internet o
que tu docente, que por supuesto en algunos casos puede llegar a saber
mucho, pero en otros, no tanto.
2. Antes de ser publicado, un libro se somete al proceso de edición
donde varios profesionales arreglan y mejoran lo que el autor o autores originales
escribieron. Con esto, el resultado final resulta ser una obra pulida y de mayor calidad.
3. Certeza absoluta. Decir que los libros contienen la verdad absoluta es demasiado. Pero
podemos decir que su contenido suele ser incuestionable, al menos en los conceptos más
básicos, dejando de lado los casos en los que se expresan puntos de vista y, por supuesto, las
erratas.
4. Claridad en la explicación. Las definiciones y los conceptos están construidos de manera
de poder entenderse. Los gráficos e ilustraciones son claros y están hechos, en muchos
casos, en computadora. Mejor que el gráfico a mano que puede hacer un profesor en un
pizarrón.
25 5. Vocabulario profesional. El libro está redactado por profesionales para estudiantes.
Acostumbrarse a leer este tipo de vocabulario es también una forma de prepararse e
instruirse.
6. Posibilidad de releer. Si la explicación no se entiende, se lee de nuevo. Muchas veces en
clase podemos perdernos de algo. Leyendo un libro podemos perdernos mil veces, pero
también podremos releerlo la misma cantidad de veces si es necesario.
7. Cansancio visual. Esta ventaja es si estudiamos de una PC o algún dispositivo con pantalla.
Con un libro de papel nunca nos cansaremos tanto los ojos que con dispositivos que irradian
luz.
8. Conocimiento más abarcativo. Si vas a clase y estudiás únicamente lo que te da tu
profesor vas a aprender suficiente para pasar el examen. Pero si estudiás del libro, vas a
aprender muchísimo más y tener un entendimiento más general del tema.

Estos tips no tratan de decir que no hay que ir a clases a tomar apuntes y consultar con los docentes.
Nada de eso. Se debe mantener el equilibrio, como en todos los aspectos de la vida. Pero sí
podemos afirmar que estudiar de los libros es un requisito indispensable del buen estudiante.

9. Asimilar los errores antes de volver a rendir un examen

Vemos el mal resultado en el final y nos damos cuenta de todo lo que nos
equivocamos. Queremos una revancha inmediatamente. ¡Pero cuidado! Acá unos consejos antes de
volver a presentarse a rendir.

A veces ocurre que hacemos exámenes y al momento de entregarlo ya sabemos que no nos fue bien
y hasta conocemos los errores que cometimos. Cuando nos entregan el examen con la nota de
reprobados que esperábamos creemos que ya aprendimos de nuestros errores y queremos volver a
rendir ya mismo.
Si se trata de un parcial o de esos exámenes que tienen fecha prefijada, aunque queramos rendir
antes, no podremos. Pero con los finales es distinto, ya que somos nosotros los que decidimos
cuando rendirlos y tal vez no nos demos cuenta que aún no estamos preparados.La sed de revancha
nos puede complicar. Es mejor analizar a fondo el examen antes de volver a presentarse. Hay que
estar seguro de cómo responder los puntos en los que cometimos los errores y ver si efectivamente
nos equivocamos donde pensábamos que nos habíamos equivocado.

Si es posible, conviene hacer una revisión con el docente que nos corrigió, no para reclamar nada,
sino para tratar de entender los errores que cometimos.

26 También puede ser útil dejar pasar unas fechas para que nuestro espíritu se calme y dejemos de
pensar el final como una revancha. Ese sentimiento a veces funciona para sacar lo mejor de
nosotros, pero también nos ciega y no nos deja ver las cosas del modo en que son en realidad.

La prudencia es la virtud que debe salir a relucir en estos casos porque si no, puede que
tropecemos dos (o más) veces con la misma piedra.

Levantarse tras un fracaso en los estudios

Terminó un periodo muy duro y tal vez los resultados fueron malos. O tal
vez estudiaste muchísimo para ese examen, pero todo salió al revés. Esta
entrada buscará hacerte entender que fallar es parte del proceso de
aprendizaje.

Ves la nota del examen y pensás en un segundo todo lo que estudiaste las
últimas semanas. “No lo merezco”, pensás. Pero en el ámbito universitario
el esfuerzo y la dedicación poco importan a la hora de los resultados. Por
supuesto que sin ellos es casi imposible llevar adelante una carrera. Pero
con ellos, tampoco nada está asegurado.

Hay de todo tipo de reacciones en cuando alguien se encuentra desaprobado. Echarle la culpa al
profesor por la exigencia en el examen, por su rigurosidad al corregir, por haber tomado algo que no
estaba en el temario o por cualquier otro motivo. Otra es tirarse abajo uno mismo. “No sirvo para
esto”, o “me equivoqué de carrera” o “esta universidad es demasiado difícil para mí”.

Si bien esas reacciones son naturales, en realidad no tienen fundamento razonable. ¿Qué importa el
motivo del fracaso? Lo importante es el fracaso en sí mismo. Hay que entender que fallar es una
asignatura más del programa de tu carrera. Sí, equivocarse es importante y es parte del proceso
de aprendizaje. Por supuesto que duele cuando uno lleva meses haciendo un trabajo duro y
esforzado.

Pero es mejor que un cirujano falle en la facultad de medicina y no operando a un paciente; que un
ingeniero civil se equivoque en un examen y no que se venga un puente abajo; o que un
farmacéutico equivoque la dosis en el papel de una prueba y no al entregar una medicina a un
paciente.
Muchas veces se dice que el primer paso para resolver un problema es admitir que se lo tiene.
Bueno, en el caso de los fracasos en el estudio, el primer paso para superarlos es reconocer que son
parte del proceso de aprendizaje. No hay que venirse abajo, todos los exámenes se pueden volver a
dar; sí, lleva tiempo y habrá que hacer todo de nuevo, pero así es como se hace una carrera
universitaria. Uno tiene que avanzar esquivando los golpes lo mejor que pueda. Alguno se recibirá.
Pero a levantarse y seguir estudiando, que no se ha perdido nada. Al contrario, lo que no te mata te
hace más fuerte o como dijo Nelson Mandela “La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse
siempre”

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(10) 12 consejos para tomar apuntes en la universidad

En la facultad el profesor explica y el alumno anota lo que considera


importante. Parece fácil, pero a veces por llevar malos apuntes se obtienen
pésimos resultados. Aquí 12 consejos para mejorar tus apuntes de clase.

1. Usar hojas sueltas. Lo típico es conseguir un cuaderno de hojas


espiraladas, pero lo mejor para estudiar es poder desprender hojas del
apunte entero. Por eso es una gran ventaja disponer de hojas sueltas. De
todos modos esto es más bien una cuestión de gustos.
2. Numerar las hojas. Si usamos hojas sueltas es para que, en caso
de que se mezclen, se puedan reordenar con facilidad.
3. Información administrativa en la primer hoja. Todos los datos del curso, horario,
temario, datos de contacto con la cátedra, se anotan en la primer hoja y los temas propios de
la materia arrancan en la hoja siguiente
4. Escribir con las palabras de uno. Las notas son para que uno las entienda, si se anota algo
que se escucha de forma literal pero no se entiende, no tiene sentido alguno.
5. Prolijidad. No como si fuera a entregarse el apunte, pero hay que tener un mínimo de
respeto por uno mismo, que luego deberá estudiar desde allí. Usar una regla para subrayar,
evitar los tachones y los agujeros en las hojas es una buena manera de llevar una carpeta
prolija.
6. Poner la fecha al principio de cada clase. Porque en algún momento quizás necesites
recordar en qué clase se dio un determinado tema. No alcanza con poner sólo el día y el
mes, hay que poner el día de la semana y también el año. Uno nunca sabe cuándo puede
llegar a necesitar esa información y agregarla no cuesta nada.
7. Poner quién da la clase. En la universidad no siempre el docente titular da la clase, en
muchos casos hay ayudantes que son alumnos avanzados quienes toman el control de la
clase. Es evidente que existe una diferencia de nivel entre un docente y un ayudante.
También puede existir entre distintos docentes. Por eso, es mejor dejar en claro quién da la
clase, para saber qué grado de confiabilidad tienen los apuntes que se toman. Si en medio de
la clase otra persona empieza a explicar, debe quedar anotado en los apuntes para identificar
quién dio cada tema.
8. Usar al menos dos colores. Si se toman apuntes en un solo color de tinta no hay forma de
resaltar algún concepto. Con dos colores es visualmente más fácil. Recomiendo usar negro
para el texto común y rojo para destacar aspectos.
9. Usar símbolos. Así como los libros tienen sus representaciones para destacar conceptos,
consejos, agregar información ó bibliografía, también es posible aplicar esto a los apuntes.
No hace falta nada sofisticado. Un símbolo de admiración puede ser el símbolo de algo
importante. Unas líneas sinuosas pueden significar algún concepto que parece fácil pero
genera confusión. Cualesquieran sean los símbolos, se pueden estandarizar para las carpetas
de todas las asignaturas.
10. Destacar lo que puede aparecer en el examen. Los profesores suelen dar tips para los
exámenes mientras dictan la clase. Cuando dice por ejemplo “esta pregunta es típica de
parcial” entonces hay que anotarla y destacarla de alguna forma diferente en el apunte. Se
puede usar algún símbolo como en el punto anterior. Antes de preparar el examen, se hará
un repaso por los apuntes recopilando todos esos tips que se hayan anotado.
11. Separar los apuntes por temas y unidades. No sirve anotar todo junto, un tema atrás del
28 otro. Cuando se empieza una unidad o un tema que tiene su peso en el programa de la
materia, entonces conviene empezar en una hoja nueva. Será mucho más cómodo después
para repasar por unidades.
12. Nunca prestar los apuntes personales. Copiar en el momento sí, sacar fotocopias, sí; pero
prestar los apuntes para que se los lleven y después te los traigan, nunca. Ni siquiera una
hoja. Esto ya lo deberían saber de la primaria, pero hay gente que no lo aprendió.

11. Constancia, la clave para recibirte

Mantener el nivel de compromiso y esfuerzo a lo largo de años es


vital para alcanzar el objetivo de terminar una carrera. En esta
entrada hablaremos al respecto.

Una carrera universitaria dura años. Durante ese tiempo,


tendremos altibajos, momentos en los que nuestro nivel descenderá
y otros en los que hasta nos luciremos. Esto es normal, es decir, los
resultados pueden variar, pero lo que no debe modificarse nunca es
nuestra conducta con respecto a la carrera.

La constancia es clave para llegar a la meta de recibirse. Estudiar fuerte para un examen una vez, lo
puede hacer cualquiera; pero estudiar con regularidad todos los días durante cinco, seis o aún más
años, no.

La constancia se manifiesta de muchas maneras. La más comunes son cuando vamos a cursar y no
faltamos a clases, o cuando mantenemos el hábito de estudiar todos los días o determinados días
preestablecidos a la semana a pesar de tener otras actividades. También al presentamos a los
exámenes aunque no estemos en las mejores condiciones.

Para mantener esta regularidad de la que hablamos es crucial estar comprometido con el objetivo
final de recibirse. Y esto es importante que lo entiendan quienes están aún eligiendo una carrera.
No va a ser posible mantenernos concentrados en una carrera durante años si lo que elegimos no
nos gusta lo suficiente. Podemos tener momentos en nuestra vida en los que algunos temas nos
interesan más que otros, por eso a la hora de elegir una carrera hay que pensar que deberemos pasar
años estudiando eso.
En síntesis, no podremos ser constantes si la carrera nos parece aburrida, debemos mantener el
entusiasmo en todo momento.

Juntarse con gente que mantenga regularidad al estudiar es una buena manera de permanecer
conectado con nuestra carrera. Formar un grupo de estudio en el que todos estén más o menos en el
mismo año es lo más recomendable.

En los momentos más difíciles, cuando veamos todo cuesta arriba hay que tener confianza en
revertir la situación. A lo largo de los años estén seguros que van a pasar por períodos así y tener
esperanza puede evitar que nos derrumbemos.
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Además de todo esto es también necesaria fuerza de voluntad. Aquí no hay mucho que decir, es
imposible que alguien nos la transmita. Debe partir de uno mismo y al igual que en cualquier otro
aspecto de la vida, la voluntad de querer algo es el argumento más importante para alcanzar
nuestros objetivos.

12. Preguntar en clase para sacarse las dudas

Durante las clases hay un tiempo para escuchar pero también otro para
hablar. La mayoría se calla la boca y no dice nada. Acá vamos a ver por
qué es tan importante participar en clase y sacarte las dudas.

“¿Se entendió?” pregunta el profesor al terminar una explicación. Nadie


dice nada y el docente, ya acostumbrado a esa situación sigue con otro
tema. Esto ocurre todo el tiempo en la escuela primaria, secundaria y
también en la universidad.

Está claro que no todos entienden lo que se explicó, sin embargo no hay ninguno o son muy pocos
(y siempre los mismos) los que participan en clase.Las razones de esto son generalmente dos:
timidez y miedo a equivocarse.

Con respecto a la timidez, es natural sentirla porque cuando en un aula se hace un pregunta, todos
te miran y pasás a ser el centro de la escena. Sin embargo hay que entender que hablar va a ser parte
de nuestra profesión sea cual sea y que en algún momento tendremos que ser el centro de la escena.
¡Qué mejor forma que practicarlo en las clases que vamos teniendo!

El miedo a equivocarse también es natural. Preguntar algo ridículo y que todos se rían nos hace
callarnos la boca, aunque tal vez tengamos una duda producida por alguna omisión del profesor que
no sólo nos ayudaría a nosotros, sino a todos los demás. En este caso lo mejor es perder el miedo a
equivocarse, algo que no nos enseñan en tantos años de educación formal y que debemos aprender
por nosotros mismos.

Quedarse con dudas luego de una clase no tiene sentido. Debemos evacuarlas todas. Tal vez si son
demasiadas, tengamos que acudir a un libro para poder entender mejor los conceptos, pero ese es
otro tema; siempre que tengamos al docente disponible y ansioso de responder dudas tenemos que
aprovecharlo.
La participación es lo que diferencia una clase de una charla o una conferencia, es la
retroalimentación (también llamada feedback) que los docentes necesitan para saber si están
haciendo bien su trabajo y para ver qué nivel están teniendo sus estudiantes en la comprensión de
los temas.

Vinculado a esto último y para cerrar quiero recordar una frase que nunca me voy a olvidar y que
me la dijo un profesor de la universidad luego de ir a hacerle una pregunta junto a un compañero
para hacer un trabajo práctico: “Yo no conozco el nivel de mis alumnos por lo que responden, sino
por lo que preguntan”

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13. No dejes todo para último momento

Una mala costumbre de muchos estudiantes es dejar todo para el


último momento e intentar realizar en horas lo que lleva semanas.
Vamos a explicar por qué está mal y cómo evitarlo.

A todos nos ha pasado que vamos postergando la realización de un


trabajo práctico o el estudio de una determinada asignatura, hasta que
ya es demasiado tarde y llega en momento que si no lo hacemos,
ponemos en riesgo nuestra regularidad en la cursada o la aprobación
de la materia.

Muchos dirán que a pesar de ser arriesgado, este método funciona. Yo diría que “a veces” funciona.
Es en realidad un arma de doble filo. Pero justifiquemos esto:

El resultado de hacer algo en pocas horas y a las apuradas nunca va a estar al nivel de algo
hecho con tiempo. Y no siempre da resultado.
Se omite la planificación. Porque se supone que cada una de las actividades que uno realiza
en la escuela o universidad debe llevar una organización por parte del alumno. Es decir,
aprendemos no sólo a rendir exámenes y entregar trabajos prácticos, sino también a
organizarnos para que cuando seamos profesionales podamos planificar proyectos.
Genera stress. Porque estamos en una situación límite. Alguno puede pensar que esto en
realidad es lo que nos lleva a realizar el trabajo como una especie de estímulo a presión.
Pero yo digo, ¿para qué sentirse mal a último momento si podemos planificar todo con
tiempo y estar la noche anterior a la entrega o al examen mirando la tele o navegando por
internet tranquilos sabiendo que ya hicimos todo antes?

Ahora veamos cómo podemos evitar caer en la tentación de hacer todo a último momento,

Si es un trabajo práctico, empezar desde el día que nos lo asignan. Esto no es para ganar
tiempo, sino para tener una idea de cuánto nos puede tomar completarlo. A lo mejor ocurre
que vemos que es muy fácil y que puede ser postergado. Pero en otros casos tal vez nos
demos cuenta que va a ser muy largo y que vamos a tener que dedicarle tiempo varios días a
la semana.
Si es un examen hay que ir incorporando los temas día a día. Es de lo que hablamos
cuando decimos que tenemos que llevar las asignaturas al día.
Planificar. Armar un cronograma si es necesario. En él pondremos por día que es lo que
tenemos que hacer y alguna meta que puede tener plazos por semanas. Así podremos llevar
el control de cómo estamos avanzando.

14. Aprendé más allá de lo que te enseñan

Uno de los aspectos que nos va a destacar como profesionales será


nuestro sentido de la curiosidad y capacidad investigativa. Vamos a ver
por qué es tan importante y como aprender más de lo que nos enseñan.
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En la facultad recibimos la instrucción básica que un profesional de
nuestra especialidad tiene que tener. Existen asignaturas optativas que
sirven para dar una orientación específica a nuestra carrera. Pero, ¿eso es
todo? ¿Debemos creer que alcanza con lo que nos exigen?

Los planes de carrera de las universidades son resultado de un debate pedagógico y técnico sobre
qué enseñar, de qué manera y en qué momentos. No están excentos de aspectos burocráticos que los
engrosan sin necesidad o, por el contrario, de puntos de vista de parte de quienes los diseñan que
ocasionan que muchas cosas queden afuera o que queden desactualizados.

Por eso, lo importante es entender que los conocimientos que adquirimos en la facultad son solo una
parte que nos sirven para alcanzar la meta de recibirnos, pero que en realidad hay mucho más por
aprender.La capacidad de investigar por cuenta nuestra y la curiosidad de saber con profundidad
mucho más nos hace realmente especiales. Si es una cualidad que aún no has desarrollado, te
aconsejamos lo hagas, aunque la curiosidad de aprender más es natural de cada uno y no es fácil de
cultivar.

Algunas formas de aprender más de los que te enseñan son:

Hablar con los docentes: Si notás que algún tema se dio con poca profundidad, entonces es
bueno acercarse a los profesores y plantearlo, tal vez puedan orientarte de alguna forma
mejor
Acudir a los libros: Las clases de los docentes son filtros que ellos hacen de los manuales y
libros de texto. Si queremos ver la información sin ningún tipo de filtro, entonces debemos
ir directo a la fuente. Los libros tienen concentrado todo el conocimiento.
Investigar en internet: Podemos encontrar investigaciones nuevas sobre temas que
estudiamos o la opinión de referentes de la materia. Internet es un universo inmenso de
información. Además el conocimiento está en forma de texto como en los libros, pero
también en formato multimedia (imágenes, audio y video).
Unirse a grupos especializados: Seguramente en tu universidad hay grupos de personas
(alumnos y docentes) que forman una comunidad aparte sobre algún tema específico que les
interesa. Empezar a participar en ella es un gran paso para extender tus conocimientos en
algún área.
Suscribirse a noticias. Puede ser a un sitio web en internet o a una publicación editorial.
Recibir noticias sobre los temas que nos interesan nos va a mantener actualizados y a la
vanguardia de todo.
Asistir a seminarios y eventos. Cada tanto se hacen reuniones de algún grupo especializado
donde alguien con mucho conocimiento expone. Si bien, estos eventos suelen ser pagos,
también son una manera de aprender más.
Cursos complementarios. Ya se por fuera o por dentro del centro de estudios en el que
curses, siempre un curso te puede ayudar a mejorar en algún área.

Conviértete en autodidacta

La capacidad de aprender solo alguna materia es una cualidad que te


32 ayudará muchísimo a lo largo de tu carrera profesional y también de tu
vida. Veamos cómo convertirnos en un autodidacta.

Un autodidacta es aquella persona que tiene la capacidad de aprender


por su cuenta sin necesidad de acudir a escuelas, cursos, o servirse de
tutores. Es decir, es una persona que no necesita a otra para que le
enseñe.

Aprender por cuenta de uno es una gran ventaja que podemos aprovechar en nuestro trabajo, pues
podríamos desarrollar más actividades a medida que pasa el tiempo, o incluso en los estudios,
aprendiendo algo que no nos enseñan.

Observemos cuáles son las características de un autodidacta para poder convertirnos en uno y
algunos consejos para aprender solos.

Tener curiosidad. Al autodidacta le llaman la atención variados temas. No espera que


alguien le proponga algo para observarlo, él solo se ocupa de hacerlo.
Investigar temas de interés. Cuando encontremos algo que nos guste o nos llame la
atención, entonces debemos investigarlo. Ir a los libros, internet, o cualquier lugar donde
encontremos información al respecto.
Llevar apuntes o un blog sobre lo que aprendemos. Es una buena forma de armar una
especie de carpeta, como en la escuela, sobre todo aquello que vamos conociendo. En el
caso del blog, además nos otorga la posibilidad de comunicarnos con otras personas que
están aprendiendo el mismo tema, lo que nos lleva al siguiente punto.
Juntarnos con gente como nosotros. Podemos buscar grupos de personas con ganas de
aprender el mismo tema. El intercambio entre iguales favorece el aprendizaje, no es cuestión
de salir a buscar un profesor, porque así no seríamos autodidactas, pero sí gente que tenga
las mismas inquietudes que nosotros.
Llevar adelante un proyecto. Por ejemplo, si nos interesa la geología, podríamos pensar en
armar un pequeño museo. Empezar, mantener y concluir un proyecto produce un
aprendizaje inmenso en la persona que lo lleva adelante.
Buscar un trabajo vinculado a lo que nos interesa. Si tanto nos gusta el tema que
queremos aprender, ¿por qué no conseguir un empleo que esté relacionado? Aprenderemos
mucho día a día al ligar nuestras obligaciones con nuestros intereses.
15. Llevar las materias al día

Llevar las materias al día es una de los (no tan)


secretos de los mejores estudiantes. Implica
mucha dedicación, pero también inteligencia.
Sabemos que si cursamos muchas materias juntas
el tiempo no alcanza para hacer todo lo que cada
una de ellas exige. Entonces, hay que aprender a
equilibrar las tareas.
A muchos les pasa que creen que están llevando las
33 materias al día, pero resulta que no es así y se dan
cuenta a la hora del examen. Veamos qué es lo que
hay que hacer para lograrlo.

Repasar los apuntes el mismo día. Luego de explicada la clase, aunque no nos sentemos a
estudiar realmente. Aunque no estemos dispuestos a subrayar ningún texto, aunque no
pensemos ni en plantear ningún ejercicio, igual hay que tomar los apuntes de clase y leerlos.
¿Cúanto tiempo puede llevar eso, 15 minutos, 20? No más que eso seguro.
Cumplir con lo que se pide de una clase a la otra. Y acá es donde entra en juego la
inteligencia del estudiante. Cada profesor de cada materia cree que el estudiante tiene toda la
semana para su materia y esto no es así. Por lo tanto, puede exigir mucho. Entonces, el
estudiante debe identificar aquello que es más importante hacer, tratar de no perder tiempo
en tareas repetitivas y cubrir todos los conceptos.
Leer los apuntes antes de ir a clases. Es decir, tener una idea de lo último que se vio la
última clase para poder seguir con lo que se empezará a dar, salvo que sea un tema
completamente nuevo.
Estudiar todos los días o tener días fijos. Lo decimos siempre, lo ideal es todos los días
hacer algún tipo de actividad, pero si no es posible, entonces distribuir esa carga horaria en
algunos días puntuales de la semana.
Calcular imprevistos. La vida no es solo estudiar, hacemos también otras cosas, muchas de
las cuales aparecen de golpe sin avisarnos. Entonces, hay que tener un tiempo de sobra
cuando planificamos para la clase siguiente porque sabemos que puede que algo ocurra que
nos saque tiempo.
Cubrir las guías de ejercicios. Para los que estudian materias vinculadas a la matemática o
en la que hay que resolver ejercicios de algún tipo. Está claro que muchas veces esas guías
son enormes y no se pueden hacer todos y cada uno de los puntos. Entonces, lo que hay que
hacer es cubrir la guía. Es decir, identificar cuáles son los conceptos a aprender, seleccionar
aquellos ejercicios que los incluyan y resolver sólo esos.
Determinar prioridades. Muchas materias al mismo tiempo y todas exigen demasiado.
Hay que determinar qué es más importante día por día. Algunas jornadas se dedicarán a una
materia y luego esa quedará en segundo plano para darle paso a otra.
Ir enfocándose en el examen. De a poco, al acercarse la fecha del examen, hay que
empezar a pensar en todo lo que se necesita saber para rendirlo y qué tipo de preguntas
pueden aparecer.

Si logramos mantener la constancia y seguir estos puntos que describimos, es realmente probable
que podamos llevar realmente las materias al día.

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