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3/6/2018
Iglesia “Nueva Jerusalén II”
LA PIEZA FUNDAMENTAL
(Rom. 2:17-29)
Introducción. - Pablo anteriormente muestra que los tanto judíos como griegos, así mismo
los gentiles y todo el mundo son pecadores (2:11-13; 3:9; 23) Pablo había notado que Roma
estaba en una situación muy agobiante, pues los hombres habían desconocido a Dios y se
envanecieron en sus razonamientos (1:21) fueron entregados a pasiones vergonzosas (1:26)
complaciéndose en todo lo que ellos hacían (1:32) es por eso que el hombre no tenía excusa
(2:1). Todos pecadores sin remedio. Y en esta sección el Apóstol Pablo está tratando
específicamente con el judío, pues empieza de esa manera el v2:17.
1. Se apoyaban en la ley
Dios había dado la ley en el monte Sinaí al pueblo de Israel, después de la división
que hubo, con el reino del norte y del sur, cualquiera que pertenecía al pueblo de
Israel, era llamado judío. La ley no fue dada como instrumento de salvación, sino
para conducir al pecador al Salvador. Pero los judíos pensaban eran salvos porque
tenían la ley, o porque vivían en el entorno de la ley.
2. Se gloriaban en Dios
Ellos se sentían orgullosos del monoteísmo, pero pablo les muestra más adelante
que Dios no solo es Dios de los judíos, sino también de los gentiles (3:29)
Existe mucha hipocresía en la vida del creyente y vamos verla a la luz de lo que estaba
sucediendo con los judíos a los cuales Pablo estaba exhortando.
Es por esa causa que el nombre de Dios es blasfemado al igual que todos nosotros
hacemos muy mal. Es muy necesario aplicar la enseñanza a nuestra vida
primeramente y después enseñarla, en muchas cosas fallamos. Nuestro testimonio
es el que va hablar a las personas que no conocen a Cristo. Si nosotros estamos
como los judíos lo estaban, ¿qué diferencia hay?
CONCLUSION. – Todos los que somos maestros, y todos los que somos creyentes, tenemos
que demostrar una vida piadosa no solo de manera externa, sino que es en el corazón que esta
el agradarle a Dios. Ten cuidado maestro de cómo estás viviendo pues a la vida de los que
estas enseñando eres de mucha influencia. Dios te dio el privilegio de compartir su palabra,
honrémosle a Dios en lo que nos encomendó, siendo hacedores primero de su palabra y
después enseñadores de ella misma.